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Referente Teórico
Clima y Gestión Escolar
Clima Escolar
Antes de dar una definición del clima escolar, es necesario comprender que la
escuela es un ambiente de aprendizaje, porque es un espacio intencionado para el
desarrollo de competencias interacciones y colaboración con todos las personas que
hacen vida en ella, por esta razón se puede mencionar, que la primera dimensión del
clima escolar es logra una escuela constructora de paz. Así López (2014), señala que el
clima escolar incide en la construcción de ambientes propicios para el intercambio de
ideas y saberes, la formación ciudadana y el desarrollo de las prácticas educativas
escolares coherentes con el contexto.
En este ambiente, los estudiantes ocupan el lugar más relevante no por ser los más
importantes visto desde la perspectiva del clima, sino que por razones semejantes a las
que nos llevan a denominar los procesos anteponiendo el aprendizaje. Tiene que ver con
que las comunidades escolares se organizan en virtud de aquello que debe suceder en las
niñas, niños y jóvenes.
Algunos autores sostienen que el clima escolar se valora por la calidad de las
relaciones entre sus miembros y los sentimientos de aceptación y de rechazo entre ellos.
Un buen clima escolar induce a una convivencia más fácil y permite abordar los
conflictos en mejores condiciones. Es un factor que incide en la calidad de la enseñanza
que imparte.
Para lograr un buen clima escolar, cabe preguntarse ¿cómo mejorar el clima escolar
actual?, sin lugar a dudas esto nos conduce de manera directa a los procesos de
aprendizaje, a los cuales son sometidos los alumnos a lo largo de su vida estudiantil, y a
plantear reflexiones e interrogantes con respecto a que si los procesos de enseñanza-
aprendizajes se adecuan a las realidades históricas que vive la nación.
En efecto el currículo en nuestro sistema educativo incluye todos estos aspectos, una
muestra de ello, son las consultas que se realizan a nivel nacional para adecuarlo
tomando en cuenta las experiencias significativas de nuestros maestros y maestras y las
situaciones sociales, económicas, políticas y culturales por las que atraviesa el país, con
incidencia directa en nuestro sistema educativo.
Las experiencias del aula nos muestran que cuando el docente observa dificultades
de aprendizaje en sus alumnos y alumnas por falta de motivación, con dificultades para
acatar órdenes, padres y representantes que no acompañan el proceso de enseñanza-
aprendizaje de sus hijos pero que en reiteradas oportunidades se preocupan por que
estos aprueben sus exámenes pero no necesariamente que aprendan. Toda esta carga
muestra un panorama de frustración para los y las docentes que dificulta la enseñanza y
genera proceso de estrés y de deterioro de su calidad de vida.
Gestión Escolar
Algunos autores sostienen que la gestión escolar debe entenderse como un proceso
complejo caracterizado por múltiples interrelaciones de variados nexos con aspectos
dinámicos y de diferente naturaleza que frente a las nuevas exigencias de la educación
implica mezcladas y variadas formas de satisfacer sus demandas. Las cuales deben estar
centradas en el éxito de los estudiantes para su formación integral, es allí donde el
gerente debe promover la participación activa de todo el colectivo para cumplir y actuar
en pro de los objetivos que permita la formación cónsona de los estudiantes y el realce
institucional.
Del análisis anterior se derivan como competencias (Ruiz, 2000; Alvarado, 1990;
Álvarez y Santos, 1996): la capacidad para proporcionar dirección a la gestión de la
escuela con una visión de conjunto y desarrollar un ambiente y cultura de trabajo en
equipo que favorezca la participación creativa y la innovación, habilidad para obtener y
procesar información relevante para planificar y solucionar problemas, capacidad de
negociación y generación de compromiso, liderazgo centrado en el modelaje,
disposición a aprender, habilidad para formar y asesorar en los procesos docentes y
administrativos y capacidad de establecer vínculos de colaboración con la comunidad y
su entorno, entre otras.
El rol del gerente educativo es gerenciar el sistema que representa la escuela que
dirige, a fin de satisfacer las necesidades de los diferentes actores internos o vinculados
a la institución y así contribuir a cubrir la demanda cuantitativa y cualitativa de la
educación. Todo directivo al gerenciar la escuela aplica, de manera continua, en
conjunto con los demás actores, el ciclo planificar-ejecutar-revisar-actuar (Deming,
1989a; Guédez, 1998).
En mi opinión, los elementos que utilizan Molins y Lanz, para definir la Gestión
Escolar son tan precisos que dan luces del verdadero significado y la importancia que
para el proceso educativo representa la gestión escolar.
En pocas palabras, los componentes a los que hacen referencia Deming y Guédez,
planificar-ejecutar-revisar-actuar funcionan como un sistema o encadenamiento; uno
que falle conduce la gestión escolar al frascaso.
Las experiencias de aula nos muestran que educar nunca ha sido fácil y dirigir un
centro educativo tampoco, especialmente en nuestro país, donde todo se ha convertido
en una carrera de obstáculos. Dirigir una escuela, del tamaño que sea, es un cargo de
mucha responsabilidad y enormemente importante, pues a veces en muchas
comunidades en las más pobres e incluso en las no tan pobres, la escuela es la única
institución que queda para gestionar ayudas, organizar, formar.
Se puede inferir que quienes asuman el reto de conducir los destinos de una escuela
deben sentir amor por su profesión de docencia, conocerse muy bien a sí mismo, cuáles
son sus fortalezas y sus debilidades, que sean inteligentemente humilde, capaz de ver lo
bueno que tienen los demás y los aspectos en los cuales requieren ayuda. Este equipo de
dirección no debe erigirse en jefes que se imponen a trocha y mocha; por el contrario se
obligan a ser líderes que inspiran, animan, tienden la mano, escuchan y consultan.
Por consiguiente, he de subrayar que una gestión como la descrita debe ser
impulsada por un equipo de trabajo, no de forma individual por quien dirige los destino
de la institución educativa, en este equipo lo saberes y haceres deben complementarse
en un ambiente de trabajo donde reine la confianza, el respeto, la tolerancia, el valor por
el otro y en suma el amor.
Hoy en día la gestión escolar que demandan las instituciones educativas debe estar
en consonancia con las transformaciones del pensamiento del siglo XXI, donde los
actores sociales educativos posean un perfil transformador de la acción, docentes y
directivos con una mente flexible, amplia y verdaderamente humanista.