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Ciclo de complementación: Lic.

En Psicopedagogía

Cátedra: Psicopedagogía y Aprendizajes tempranos

Docentes: 

●  Lic. Costa, Julieta  


●  Lic. Rivas Jordán, José María
●  Lic. Piaggio, Leonela
●  Lic. Capoluongo, Luisina
●  Lic. Volken, Melody

Alumnas: Grupo N° 3

● Arancibia, Natalí Nazarena. DNI:35928724

E-mail: arancibianatali@hotmail.com

●    Arévalo Valeria Florencia. DNI: 39536412

 E- mail: flor.arevalo2@gmail.com

● Canavidades, Lorena Soledad. DNI: 30.634.334


 

E-mail: canavideslorena@gmail.com

●    Roca, María Belén. DNI: 35134556

E-mail: belenroca90@gmail.com

●    Salvi Parisi Rocío Guadalupe DNI: 41448761 

E- mail: parisirocio9@gmail.com

Año: 2023 “Segundo cuatrimestre” Cohorte X


Consigna:

Los/as estudiantes deberán recuperar las categorías conceptuales centrales de los


diversos módulos elaborando una interrelación que dé cuenta de la construcción de los
saberes teóricos trabajados y puestos en juego durante el cursado de la cátedra, las
reflexiones profesionales que puedan ir realizando y la mirada psicopedagógica en
intervenciones tempranas. La producción puede devenir en una argumentación sobre
la importancia y pertinencia de las intervenciones psicopedagógicas en la primera
infancia. La misma deberá recuperar como mínimo una categoría de cada módulo,
estableciendo relaciones entre ellas y la práctica psicopedagógica. El objetivo del
trabajo atiende a la posibilidad de reflexionar a partir de un posicionamiento crítico,
ético y profesional.

Desarrollo

Como profesionales psicopedagógicos que nos especializamos en los procesos de


aprendizaje, podemos hacer mención de lo fundamental que es a la hora de aprender
la figura presencial de un Otro. Si pensamos en las etapas evolutivas del desarrollo
humano y partimos desde el nacimiento, el bebé nace inmaduro y necesita de un Otro,
una persona que sea capaz de cuidarlo, de brindarle amor y de satisfacer sus
necesidades básicas lo cual será una base fundamental sobre la cual se dará el
posterior desarrollo del niño, en cualquier esfera de su crecimiento ya sea biológica,
social o emocional.

El desarrollo infantil es un proceso complejo, que comprende diversos aspectos de


cada individuo tanto físicos, como cognitivos, del lenguaje, y socio-emocionales que se
encuentran en plena relación entre sí; tienen que ver con los procesos biológicos,
psicológicos y de un cambio social permanente, que van desde el embarazo hasta la
etapa escolar. (Rowenstein, 2015).

Siguiendo con el desarrollo infantil, la primera infancia se caracteriza por ser una
etapa de maduración y de mayor plasticidad, en donde cada situación vivida dentro y
fuera del seno familiar condiciona (favorable o desfavorablemente) el desarrollo y las
diferentes funciones del niño/a. El aprendizaje adquiere gran relevancia en esta
primera etapa, ya que la plasticidad decrece significativamente en los años
posteriores. Es por esto que la estimulación temprana adquiere tanta relevancia
debido a que puede ayudar a realizar cambios muy favorables en la vida de las
personas si se empieza a trabajar con ellas desde que son pequeñas. Cuando
pensamos en estimulación temprana hacemos referencia a las diversas actividades o
técnicas que aplicamos en la primera infancia para favorecer el desarrollo mediante
estímulos puntuales en un momento determinado de acuerdo a los hitos del desarrollo
que tengan que presentar los niños según su edad cronológica, basándose
específicamente en el trabajo de estímulo-respuesta.

Los padres son los primeros agentes educadores en la vida de los niños y como tal,
es mediante ellos que los niños reciben los primeros estímulos y establecen los
primeros vínculos afectivos y sociales, donde aprenden los valores y normas que
serán fundamentales en su desarrollo y posterior inserción en la sociedad. Los niños
dependen de estos cuidados y atención por parte de sus padres para satisfacer sus
necesidades básicas de alimentación, higiene y protección.

Si tenemos en cuenta a Silvia Schlemenson, ella sostiene que la figura materna es la


que proporciona la primera relación de amor y cuidado del niño y que esta relación es
esencial para su desarrollo emocional y afectivo. La madre es la principal cuidadora y
proveedora de seguridad y protección del niño y su presencia y atención son
fundamentales para que el niño pueda desarrollar una base de apego seguro. Por otra
parte, considera que la figura paterna cumple un rol importante en el desarrollo, ya que
proporciona una figura de autoridad y protección y ayuda a establecer los límites y las
normas en la vida del niño. Ambas figuras cumplen un papel fundamental en el
desarrollo infantil ya que estos cuidados por parte de la familia, son esenciales para el
desarrollo emocional, afectivo y cognitivo; y proporcionan una base sólida para el
crecimiento, bienestar y aprendizaje.

García Sánchez (2014) destaca la importancia de la atención temprana centrada en


la familia, que implica trabajar de manera conjunta con los padres y cuidadores para
mejorar el desarrollo integral del niño desde su temprana edad y en su entorno natural,
pretendiendo que la familia sea un agente activo en el proceso de intervención, lo que
genera mayor motivación y compromiso por parte de los padres, así como un aumento
en las posibilidades del niño de tener una vida plena y satisfactoria al reforzar junto a
su familia el trabajo que esté realizando con los profesionales que lo estén tratando.
Cabe señalar también que otro requerimiento necesario, para la implementación de un
enfoque centrado en la familia en Atención Temprana, es el desarrollo en los
profesionales, de un conjunto de competencias que van más allá del conocimiento
específico de la disciplina y sus habilidades. Nos referimos al necesario desarrollo de
cualidades personales como la empatía, conciencia de sí mismos, autorreflexión,
autocontrol, y capacidad de comunicación con otras personas. Estas competencias
son necesarias tanto para el desarrollo de un trabajo cooperativo en equipo
transdisciplinar, como para el adecuado desarrollo de las interacciones requeridas con
la familia del niño.

Por otra parte, podemos mencionar al juego como una parte fundamental para poder
conocer, acompañar e intervenir en la primera infancia. Partimos de que el jugar es la
actividad central en la vida de todos los niños. Como mencionamos anteriormente, el
aprendizaje se da a partir de una relación con otro; el juego por su parte se va a
construir en y para la relación con los otros. En los primeros años de vida se construye
un periodo de suma importancia para el desarrollo del cerebro, ya que el crecimiento
de este y la formación de nuevos circuitos y sinapsis neuronales ocurren a ritmos muy
intensos; y el juego ocupa un lugar destacado, teniendo efectos directos e indirectos
en el cerebro.

A través del juego, los niños nos dan a conocer su universo interno al incluir en el
mismo los temas y aspectos que los conmueven, perturban e inquietan. Al jugar, los
niños construyen su propio mundo, expresan sus fantasías, elaboran psíquicamente
los acontecimientos y circunstancias que los rodean, así como asimilan usos,
costumbres y otros aspectos propios de la comunidad en la que viven.  Es una
actividad fundamental ya que mediante él pueden descubrir habilidades y destrezas,
desarrollar su creatividad, además de esto, es una actividad que permite desarrollar la
coordinación motora, la imaginación, la memoria, la concentración, la socialización,
etc. Por todos estos motivos y porque es algo llamativo, y que se da de forma natural,
decimos que el juego es de suma importancia para las intervenciones tempranas con
niños ya que estas condiciones hacen que sus aprendizajes sean más significativos y
duraderos.

A la hora de acompañar y/o intervenir como psicopedagogas, debemos tener en


cuenta en qué etapa evolutiva del juego se encuentra el niño con el que vayamos a
trabajar, ya que según esto podremos planear de mejor manera nuestras
intervenciones.

A modo de síntesis, podemos afirmar que para los niños el jugar es esencial para su
bienestar y desarrollo integral dado que favorece la expresión de su creatividad e
imaginación, la constitución de su identidad y personalidad, la construcción de su
cuerpo en el espacio, el conocimiento de los objetos y del mundo que lo rodea, la
autonomía respecto del adulto (principalmente de sus cuidadores), a la vez que
posibilita la simbolización y el pensamiento abstracto. Asimismo, a través del juego
incorporan hábitos y valores propios de su cultura, y se favorece el desarrollo
emocional, del lenguaje, de la socialización, la atención, la concentración, la
autorregulación y el aprendizaje.

Referencias

Esquivel, V., Faur, E., Jelin, E., (2012). Hacia la conceptualización del cuidado: familia,
mercado y estado. Las lógicas del cuidado infantil.

García-Sánchez, F.; Escorcia, C.; Sánchez-López,M.; Orcajada,N. & Hernández-


Pérez,E. (2014). Atención temprana centrada en la familia. Siglo Cero, 45(3) 6-27.

Rowensztein, E. (2015). Juegos y Juguetes.

Schlemenson, S. (1998). El aprendizaje un encuentro de sentidos. Kapelusz.

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