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Presentación

Nombre yissel
Apellido suliz
Sección 482
Matrícula 21-mpss-6-018
Materia psicología del desarrollo 2
Profesora maría angelina castro
Tema la construcción del yo y la identidad
Género, sexualidad, desarrollo moral,
Valores y religión.
La Construcción Del Yo & La Identidad Del Niño
Resumen
La construcción del autoconcepto se basa en la parte
cognitiva, afectiva y social en los niños por lo que les ayuda a
la formación de su personalidad, el autoconcepto se define
como la percepción sobre sí mismo, además se comienza a
formar a una edad muy temprana donde principalmente
influye la relación con la familia y su entorno en la escuela,
por consiguiente las personas que se encuentren incluidas en
la formación y aprendizaje de los niños deben saber lo
importante que es, que ellos se desenvuelvan en un entorno
emocional seguro, positivo y lleno de mucho afecto el cual
les genere seguridad y confianza para poder desenvolverse
con mayor facilidad ante los demás.
El hecho de que el niño comience a identificarse que es
diferente tanto en sus habilidades como en sus rasgos físicos
y sea capaz de conllevar una relación con los demás es un
indicio que su construcción de identidad está surgiendo
adecuadamente (Loperena, 2008). Esta intención de
búsqueda definido como el yo, será un proceso de encuentro
hacia la identidad del niño que se verá a lo largo de su vida y
dependerá relevantemente de los cambios que se presenten,
sin embargo, siempre es primordial dar a conocer al niño sus
capacidades, como deseos que aflorar cada vez que el infante
va experimentado y creciendo enfocándose en lo más
llamativo y relevante para su propio crecimiento y formación
tanto cognitivo, psicológico, como físico, así sus focos
atencionales cambiarán para un mayor desempeño y
maduración a futuro.
Introducción
Una de las etapas más importantes en el desarrollo de los
niños es dentro de sus primeros años de vida, esto se
caracteriza así ya que durante esta etapa es donde se
estructuran y se afianzan elementos esenciales en el
desarrollo de la creación de su personalidad. Al incursionar
en el tema de autoconcepto, debemos tener claro que es la
base que nos permite tener un conocimiento sobre nosotros
mismos el cual nos ayuda a saber nuestras destrezas,
debilidades, cuáles pueden ser nuestros logros o en que
podemos llegar a fracasar, y de esta forma permitiendo la
habilidad de percibir e interpretar al momento de la
interacción social, es decir, las características que sobresalen
al verse implicados en acciones que las hagan destacar y lo
que las personas saben de sí mismos, sin embargo, estas
características van evolucionando a lo largo de nuestras vidas
dependiendo primordialmente de las interacciones sociales
que se van entablando durante su desarrollo (Ternera, 2019).
Un elemento fundamental es el autoconcepto infantil, el cual
en otras palabras se podría llegar a decir que será una
representación del sujeto a nivel cognitivo, que incorpora
todas las formas de autoconocimiento, de cómo se evalúan
así mismos, así como también, cuál debe ser el modo de
comportarse ante una situación específica que le sea
presentada (Ternera, 2019). Una característica esencial de
este proceso que va desarrollando el niño, es que se trata de
un conocimiento que no es innato, sino más bien, es un
proceso activo de construcción personal que se da por el
sujeto a lo largo de todo su desarrollo evolutivo (Fernández y
Goñi, 2008).
La interacción social cumple un papel fundamental en la
formación del autoconcepto, el cual nos recalca que la
familia, así como la escuela, son entornos que influyen de
manera directa en el desarrollo emocional y afectivo del
niño, siendo que a partir de ellos se va configurando su
identidad ante cualquier entorno (Ternera, 2019). Es
importante recalcar que cuando este formador central de la
identidad del niño no cumple el rol para lo que fue creado, el
único afectado es el niño, efecto que se percibe de inmediato
o en su vida futura, debido a esta marcada influencia se hace
necesario analizar los entornos donde se desarrolla el niño,
tanto familiar, como social y cultural (Zapata, 2012).
Marco teórico y empírico
El proceso de autoconcepto se desarrolla de la siguiente
manera, primero los niños empiezan a hacer una apreciación
del mundo mental interno, es decir que piensan sobre ellos
mismos, el cómo han venido actuando ante las situaciones
que se les han presentado, como son las reacciones que ha
presenciado y relazado en determinados casos, así el cómo y
de qué manera logró aprender todos sus conocimientos
incorporados hasta entonces. Conocer el autoconcepto tal y
como se desarrolla en los niños, será una tarea fundamental
para ayudarlos a aceptarse y poder de esta forma
desenvolverse en su entorno de manera adecuada y
razonable (Sánchez, 2015). Posteriormente, aparecen las
características concretas, como nombres, apariencia,
conductas, rasgos de personalidad, etc., y es aquí donde los
niños empiezan a realizar una comparación con los otros,
enfocándose y relacionando sus conductas con la de los
demás dejándose en claro que todos tenemos diferentes
puntos de vista y acción. Por último, podemos ver que, en la
adolescencia, estos colocan un mayor énfasis en las
conductas y virtudes sociales, con el fin de ser un sujeto
considerado y cooperativo, es decir, necesidad de ser
tomado en cuenta, la aceptación por los demás, el ser
querido, obtener su propia aceptación, y finalmente
aceptado de manera positiva y no altruista (Fernández y Goñi
2008).
El autoconcepto será entonces la representación del yo que
va obteniendo el niño, que lo conforma y por qué. Es decir,
una niña de 10 años se definirá como una estudiante de sexo
femenino, a la que le atrae jugar con sus amigos y amigas y el
ballet, una niña que es parte de una familia y amante de la
música. Esta comprensión de su identidad se basa
específicamente por su entorno familiar, social, y en los
diversos roles que va desempeñando a lo largo de su vida las
cuales han logrado llamar su atención de alguna forma para
investigar a fondo si eso es lo que le gustaría ser y así su
autoconcepto se irá construyendo paso a paso según sus
propias experiencias, aunque en cierta forma esto no
contendrá todos los elementos esenciales para identificarse
como alguien, teniendo en cuenta que la sociedad es
cambiante y por lo tanto los intereses y cambios de su
personalidad también (Sánchez, 2015).
De esta manera, su autoconcepto se ira formando en parte a
lo largo de toda su infancia por medio de estas experiencias
tanto sociales como de su propia evolución llevadas de la
mano de su propia autoevaluación y de parte de los demás
acatadas por las reacciones que se den ya sean de manera
verbal o no. A este punto, la forma del apego que entabla el
niño con sus figuras paternas desde sus primero años de
vida, serán los que determinen su calidad de autoconcepto
llegándose a definirse de manera positiva o negativa, pero no
toda esta formación de su identidad se basará y se construirá
en su familia, también contribuye la parte académica, los
docentes y compañeros de escuela la cual llenarán esas
expectativas e incógnitas que no se resuelven o simplemente
no pueden ser interpretados por sus padres. La escuela
cumplirá la función esencial del desarrollo infantil y su
construcción de autoconcepto teniendo la oportunidad que
sea desfavorables o favorables para los niños (Ternera,
2013). El término autoconcepto es, sin embargo, una de las
cuantas variables más reconocidas de nuestra personalidad,
formada por aspectos tales como cognitivos, socio
conductuales y afectivos, este proceso del autoconcepto se
llevará a cabo de toda una vida humana (Sánchez, 2015).
Para Alan García la familia es uno de los principales sujetos
que intervienen en la construcción de la identidad del niño,
más allá de ser personas que comparten genes, pueden ser
consideradas como una comunidad, una muy peculiar por así
decirlo, ya que esta comunidad tiene una característica
específica que se diferencia de los demás, que es la
afectividad que existen entre sus miembros. Esta comunidad
está encargada de moldear a sus hijos dentro del sistema de
normas que han sido creadas en la sociedad donde se vive
actualmente, con el fin de que con el paso de los años se
vayan adaptando de manera adecuada a su nuevo ambiente
social. Para lograr esta adaptación se utiliza una dinámica
familiar, la cual va variando dependiendo de la familia, esta
se estructura por ciertas reglas y tareas, es decir que cada
miembro de esta, tiene un rol específico el cual debe ser
cumplido (2016).
Así como la familia es de gran relevancia, el ámbito educativo
dentro de la institución también es muy importante dentro
de la identidad del niño, ya que en este espacio se crean las
significaciones sociales, el cual ayuda a que se empiece a
desarrollar la vida social de ellos, es decir, que el ámbito
educativo es uno de los principales facilitadores para que el
niño empiece su proceso de adaptación social, donde
posteriormente se dará lo que se conoce como pertenencia
de grupo, sintiéndose parte de un grupo específico donde se
encuentre a gusto. Si juntamos ambas interacciones, tanto
familiares como escolares, podemos llegar a lo que se llama
autoconcepto, es decir el conjunto de las experiencias vividas
anteriormente con su entorno (García, 2016).
Referencias

https://revistaselectronicas.ujaen.es/index.php/reid/arti
cle/view/991

https://psicoeducativa.iztacala.unam.mx/revista/index.p
hp/rpsicoedu/article/view/22/74
• https://uvadoc.:
http://revistas.unisimon.edu.co/index.php/psicogente/a
rticle/view/1470

http://bibliotecadigital.academia.cl/bitstream/handle/1
23456789/701/ttraso%20374.pdf

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