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UNIVERSIDAD CRISTIANA DE HONDURAS.

DOCENTE:

LIC. MARVIN BRUNI.

ALUMNA:

YILIAN YADIRA MARTINEZ FIGUEROA.

N.º DE CUENTA:

22315030001

ASIGNATURA:

FILOSOFIA.

TEMA:

ENSAYO SOBRE EL POSITIVISMO.

LUGAR Y FECHA DE ENTREGA:

CATACAMAS, OLANCHO, 04/07/2023.


INTRODUCCCION.

Usualmente se denomina “positivismo lógico” a la corriente filosófica interesada


en aclarar el problema de la significación, valiéndose del análisis lógico del
lenguaje. Los orígenes de esta tendencia presentan dos hitos importantes
dignos de considerar. Por una parte, podemos hablar del origen más inmediato
de esta escuela, la cual se sitúa en las primeras décadas del siglo XX; más
exactamente, en el año 1923. En efecto, en este mismo año, en Viena, Moritz
Schilck funda el denominado Circulo de Viena, una agrupación de intelectuales
de distintas disciplinas, tanto científicas como humanistas, que utilizan
principalmente el análisis formalizante como método de trabajo.

Y este es justamente el punto de contacto con la lógica simbólica.  Por otra, es


posible hablar de la raigambre decimonónica del positivismo lógico; esto es, los
antecedentes que se remontan a la obra Cours de Philosophie positive (1830-
1842) y a otros trabajos de Augusto Comte, en Francia, fundador del
positivismo, como una corriente filosófica, cultural y científica, que se
caracteriza por enfatizar la importancia del método y del conocimiento
científico. Comte es el fundador de la sociología científica y uno de los más
grandes impulsores de la idea del progreso, como télos de la ciencia y como
instrumento de regeneración moral de la sociedad.

La tónica del positivismo clásico o positivismo comtiano, es su peculiar visión


de la historia individual y social, como una marcha ascendente hacia la
consolidación de una mentalidad definitivamente científica. Así, Comte divide la
marcha histórica en tres grandes estadios: el teológico, el metafísico y el
positivo. En el primero, el hombre se caracteriza porque busca una explicación,
tanto de su propia conducta como también acerca de los procesos físicos y
naturales, en base a la acción de ciertas deidades o entes afines. En el estadio
metafísico el ser humano concentra sus explicaciones acerca de la realidad en
entidades metafísicas; tales como la idea, la substancia, fuerzas inmanentes y
otras.
ENSAYO POSITIVISMO.

Desde el punto de vista de la Teoría del Conocimiento, es posible observar que


la tarea del positivismo lógico, se enmarca en las preocupaciones de la filosofía
kantiana. Esto significa que los exponentes del mismo, abordan el problema de
la aprehensión cognitiva y la relación entre el sujeto y el objeto en dicho
proceso; con la salvedad de que en Kant el interés se centra en la experiencia
y en las características del entendimiento. Y en la corriente del positivismo
lógico, el foco de interés gnoseológico se plantea como una confrontación entre
la lógica y la experiencia.

En cuanto a la manera de organizar la comprensión del mundo, en Kant


depende de nuestra subjetividad, y en cambio en el caso de los neopositivistas,
depende de la construcción racional; es decir, de una formalización lógica de
las nociones epistemológicas que dan cuenta de la realidad.

Wolfe Mays, en una ponencia presentada al primer Simposio Internacional de


Epistemología Genética, en Ginebra, en 1956, clarifica otros elementos propios
de la confrontación entre Kant y los positivistas lógicos: “Ha habido un
desplazamiento desde los antiguos tipos de epistemología  – como por ejemplo
la contenida en la obra de Kant, con su interés en la naturaleza del tiempo y del
espacio, las categorías del número, de la causalidad, etc.-  hasta los
problemas  de índole bastante diferente, como la identidad de significación
(sinonimia), la analiticidad y la sinteticidad, la comprensión y la extensión, la
verdad semántica, los modos material y formal del discurso, etc. En suma, este
tipo de filosofía se ocupa más bien de la epistemología, de la lógica formal y de
la naturaleza del lenguaje”.

El fundamento teórico del positivismo lógico es el mismo del empirismo clásico,


sostenido por Hume, Mill y otros; cuyas tesis hacen descansar la ciencia en la
experiencia sensible. Uno de los intentos del empirismo inglés, fue, por
ejemplo, delimitar estrictamente lo que es el lenguaje científico y lo que
corresponde al lenguaje metafísico. El positivismo lógico del siglo XX continúa
este esfuerzo, pero ahora, con el auxilio del método del análisis lógico del
lenguaje, que es utilizado por autores como Carnap (La Construcción lógica del
mundo), Whitehead y Russell (Principia Matemática), Frege (lógica y
semántica) y Wittgenstein (Tractatus lógico-philosophicus).

Lo anterior, deja de manifiesto que los simpatizantes del positivismo lógico,


enfatizan el análisis formalizante para estudiar los discursos científicos. Para
esta tarea que podríamos llamar de “supervisión metodológica”, recurren al
auxilio de la lógica matemática, en especial en lo referente a delimitar cuales
discursos son científicos y cuales son metafísicos. Para ello, parten del hecho
de que las proposiciones de las ciencias formales son tautológicas y que, por
tanto, en sí mismas no expresan ningún conocimiento sobre la realidad, pero
posibilitan el conocimiento del mundo al proporcionar el rigor y la claridad para
la verificación de los enunciados provenientes de la experiencia.  Así, el
conocimiento científico, sería aquel que viene dado por las proposiciones
lógicas o por proposiciones que son verificables por la experiencia. Esto es lo
que se denomina el Principio de la exigencia de la verificación, o Significación
por la verificación.

A su vez, el conocimiento metafísico, vendría dado por aquellas proposiciones


que no pueden ser consideradas ni como verdaderas ni como falsas. Las
mismas son denominadas proposiciones sin sentido, porque carecen de toda
significación y no explicitan algo del mundo; son pseudoproblemas. El análisis
lógico de las proposiciones metafísicas, continúa buscando la significación
incluso hasta en los componentes estructurales últimos del discurso, esto es,
en las palabras. Así, los positivistas lógicos observan que también muchas de
estas estructuras básicas, carecen de sentido porque no tienen un referente
que soporte la exigencia de la verificación; v. gr., conceptos como “nada”, “dios”
y otros similares; serían pseudoconceptos. Y lo propio sucede con
aseveraciones como por ejemplo “los ángeles están en el cielo” o “la belleza es
dulce”; serían enunciados inverificables y por tanto corresponderían a la
metafísica.
Los seguidores de esta escuela, sostienen que la tarea de la filosofía no es la
de solucionar los problemas científicos, sino más bien analizarlos, para lograr
una elucidación de los mismos. En este sentido, la labor filosófica  resulta
equivalente a un análisis semántico y sintáctico de la prosa científica; a un
sostenido análisis de las vinculaciones entre lo que expresa el lenguaje y la
realidad. Es el triunfo de la filosofía del lenguaje y una instancia de
presentación en sociedad de los filósofos de la ciencia.

El sentido de una proposición sobre el mundo descansa como hemos visto, en


el procedimiento de verificación; así, si hay un procedimiento experimental para
verificar un enunciado cualquiera, entonces es posible determinar su verdad o
su falsedad, y de este modo, puede quedar incluido en la prosa científica; de lo
contrario, se trataría de proposiciones sin sentido.

El positivismo, al igual que otras corrientes filosóficas como el psicologismo y el


sensualismo, comparte la opinión que sostiene que las ciencias empíricas se
reducen a percepciones sensoriales; lo cual significa que las ciencias darían
cuenta de los acontecimientos del mundo, a través de nuestras experiencias
vitales. Por ello, por ejemplo, Carnap, en su libro La construcción lógica del
mundo, argumenta que el conocimiento que podemos adquirir sobre la
naturaleza y la sociedad, es reductible a las experiencias elementales del
sujeto cognoscente. Esto es equivalente a sostener que la base del
conocimiento radica en un fenomenalismo del sujeto. Inserto en esta
perspectiva, el conocimiento científico, mediante sus enunciados, solo podría
sostener algo acerca de los hechos del mundo, a través de nuestras
experiencias sensoriales.

Esta base empírica, fenomenalística, del conocimiento científico, centraría los


criterios de validación de los enunciados en la experiencia individual del sujeto,
en su propio aparataje perceptivo. Al respecto Popper señala más tarde: “Por el
sentimiento inmediato de convicción que lleva consigo podemos distinguir el
enunciado verdadero -aquél que está de acuerdo con la experiencia- del falso -
que no lo está-. La ciencia no es más que un intento de clasificar y describir
este conocimiento perceptivo, estas experiencias inmediatas de cuya verdad no
podemos dudar: es la presentación sistemática de nuestras convicciones
inmediatas.”

CONCLUSIONES.

El Positivismo, es una doctrina filosófica en donde se acepta como


conocimiento válido, el saber científico obtenido a través de la experimentación,
es decir, con la utilización del método científico, se estudian los hechos y a
partir de estos, se deducen las leyes que los hacen valederos.
BIBLIOGRAFIA.

1. Cf. Estrella, Jorge: “Cosmovisión del positivismo”, Rev. de Filosofía, U.


de Chile, Stgo., Vol. XV, Nº1, 1977, pp. 80-81.
2. Cf. Malherbe, J.F.: “Le scientisme du Cercle de Vienne”, Revue
Philosophique de Louvian, Louvain, Aôt, 1974, p. 563.
3. Mays, Wolfe: “Lógica y lenguaje en Carnap”, en: Piaget, Jean et al.:
Psicología, lógica y comunicación, Ed. Nueva  Visión, Bs. Aires, 1957, p.
127.
4. Cf. Malherbe, J.F.; op. cit., p. 566.
5. Popper, Karl: La lógica de la investigación científica, Ed. Técnos, Madrid,
1971; p. 90.
6. Cf. Estrella, Jorge: “Cosmovisión del positivismo”; op. cit., p. 88.
7. Cf. Wittgenstein, L.: Cuadernos azul y marrón. Ed. Técnos, Madrid,
1976; pp. 44-45 y 54-56.
8. Cf. Popper; op. cit., p. 91.
9. Ibidem.; p. 92.
10. Cf.  Popper, op. cit.; pp.27-28 y 90.
11. Ibidem.; p. 90.
12. Trevijano E., Manuel: “El Círculo de Viena”, En torno a la ciencia, Ed.
Técnos, Madrid, 1994; p. 44.

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