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EL ESTATUTO DEL CONTRIBUYENTE

JOSÉ J. FERREIRO LAPATZA *

En la exposición que hoy me honro en Es sabido que en nuestro Derecho la


realizar ante Uds. no intento, desde palabra Estatuto se ha utilizado con muy
luego, llegar a conclusión alguna en torno diversos significados. Desde aquél que la
al posible contenido de un pretendido Es- equipara a Ley, Reglamento o, en gene-
tatuto del Contribuyente que se pide en ral, norma escrita que regula una determi-
España de forma insistente por un amplio nada materia (así, el Estatuto de Re-
sector de profesionales ligados a la apli- caudación) a aquél con que se designa
cación de los tributos, por organizaciones una determinada técnica de localización
empresariales, prensa, publicaciones es- de fuentes del derecho (así, en las llama-
pecializadas, etc., y que se ha incorpora- das “teorías estatutarias” y en sus concep-
do incluso, como eco de este verdadero tos base de estatuto personal, real y
clamor social, al programa de partidos formal). En un sentido similar al primero
políticos con un indudable peso y signifi- de estos significados, con la palabra Es-
cado en mi país. tatuto se señala también el conjunto de
derechos y deberes o, lo que es lo mismo,
Por el contrario, lo que pretendo con las normas en que éstos se establecen o
mi intervención es denunciar, una vez reconocen a los ciudadanos en tanto rea-
más, la situación que origina y justifica la lizan una determinada actividad (así, el
petición de un Estatuto para el contribu- Estatuto del comerciante o de los trabaja-
yente; que es lo qué o quienes, a mi dores) lo que equivale a señalar las nor-
juicio, han conducido a esta situación; y mas que regulan esta actividad.
la dirección que, siempre en mi opinión,
se ha de tomar para salir de ella; recha- Pero con esta palabra se indica tam-
zando ya desde ahora la expresión Es- bién el conjunto de reglas internas, singu-
tatuto del Contribuyente por lo confuso lares y particulares que rige la vida de
de la misma y por los graves equívocos, una asociación o corporación (así, los
jurídicos y políticos, a los que su uso estatutos de una sociedad mercantil o de
puede conducir, creando así problemas un Colegio profesional); se señalan las
tan o más graves que aquellos que con su normas que regulan la situación de deter-
empleo se pretenden solucionar. minadas personas unidas al Estado por

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Catedrático de Derecho Financiero y Tributario.

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una relación especial o singular (así, el libre de ataduras jurídicas, y, en cuanto
estatuto de los funcionarios al que alude tal, potencialmente arbitrario. Arbitrario y
el art. 103 de la Constitución Española desproporcionado en cuanto a los poderes
que en igual sentido emplea la palabra en que la ley concede a la Administración y
los arts. 98, 122, 124 y 165); o se indica, en cuanto a la reacción prevista en el pro-
en fin, un conjunto de normas singulares, pio ordenamiento cuando los ciudadanos
especiales o particulares que reconocen al no atiendan a las exigencias que de tales
pueblo de un determinado territorio o poderes se derivan. El Estatuto se entien-
ciudad un ámbito de autonomía, de liber- de así como un círculo de garantías que
tad, de posibilidades de hacer o de dere- protegen al ciudadano contribuyente frente
chos que no puede ser invadido o violen- a los abusos del poder estatal. Como un
tado por ningún otro poder (en este senti- conjunto de normas que fijan el “status”
do fue utilizada en la historia reciente en del ciudadano en cuanto contribuyente.
España la palabra al sancionarse el Es-
tatuto Municipal que reconocía el ámbito Pues bien, en mi opinión, el empleo
válido de actuación del Municipio “fren- del término Estatuto en cualquiera de los
te” o “ante” el Estado, y se utiliza ahora dos sentidos indicados es gravemente
en los Estatutos de Autonomía). perjudicial para el logro de los objetivos
que con él se pretenden conseguir.
No parece muy arriesgado decir ya
aquí que cuando la palabra Estatuto se Pues, de un lado, la petición de certeza
utiliza ahora en España, “en defensa” del y claridad debe ser dirigida al Ordena-
contribuyente se hace atribuyéndole, en miento como un todo; y al ordenamiento
esencia, dos sentidos muy concretos y tributario, o, si se quiere, a las leyes tri-
determinados. Dos sentidos que no se butarias como parte inescindible de tal
contradicen sino que, por el contrario, se Ordenamiento.
complementan y tienen un arranque u
origen complejo y diversificado, pero, en La pretendida construcción de com-
su mayor parte, común. partimentos exageradamente diferencia-
dos o especializados dentro del Ordena-
De un lado, entiendo, con la petición miento no puede sino aumentar el grado
de un Estatuto del Contribuyente se pide de incoherencia y de contradicciones
un conjunto de normas inteligibles y entre tales distintas partes y, en conse-
abarcables que fijen de forma clara, cierta cuencia, en todo el conjunto.
y comprensible para el común de los ciu-
dadanos los derechos y deberes que en No debemos olvidar en este punto que
cuanto contribuyentes les incumben. De la incidencia exagerada en la idea de tales
otro, se pide un equilibrio entre los dere- grupos de normas, en cierto sentido sepa-
chos y deberes del Estado que exige los radas, fue la causa fundamental del fraca-
tributos y del contribuyente que, como so y posterior abandono de las “teorías
ciudadano, ha de soportarlos. estatutarias” que los juristas de este siglo
consideraron contradictorias con la idea
Un equilibrio que se entiende roto por de un ordenamiento jurídico inescindible
el uso y el abuso de un poder demasiado en su unidad (idea que, paradójicamente,

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las doctrinas estatutarias ayudaron decisi- rada” que exige una normativa garantista
vamente a consolidar). igualmente separada.

Pues no debemos olvidar nunca las Y no resulta ocioso recordar aquí, por
ideas y conceptos fundamentales elabora- los ecos que nos pueden llegar del dere-
dos por la Ciencia jurídica occidental cho alemán o norteamericano, que la rela-
sobre las que se asientan nuestros siste- ción feudal de vasallaje forma parte con-
mas jurídicos. Y, sin duda, la idea de la sustancial del Derecho germánico y, por
unidad del ordenamiento es una de estas ende, de la conformación histórica del
ideas basilares o fundamentales a las que Derecho alemán y, aún en mayor medida,
no se debe debilitar en su aplicación con como con magistral sencillez ha explica-
el empleo de términos jurídicamente do Pound, del Derecho angloamericano.
inadecuados.
No debiera ser preciso aclarar en este
De otro lado, entiendo, la normación punto, en fin, que siendo jurídicamente
de un “status” de contribuyente distinto al impensable, ni en nuestro ordenamiento
de ciudadano contraría las bases jurídicas, ni fuera de él, por encima o al lado de él,
organizativas, de nuestro Estado demo- tal tipo de relación; tampoco cabe, dentro
crático. Ya que ni el Estado democrático de él, calificar la situación del ciudadano
alienta, antes bien rechaza, la existencia contribuyente frente al Estado como algo
y el reconocimiento de grupos clases o distinto a la situación de sujeción general
categorías singulares, especiales y dife- que caracteriza la situación de todo ciuda-
renciadas de ciudadanos dotados de un dano frente a él. Situación en modo al-
Estatuto asimismo singular, sino que, por guno equiparable a la “sujeción especial”
el contrario, se basa en el reconocimien- (un concepto perfectamente claro en
to y potenciación de la idea de la igual- nuestro Derecho administrativo) en que
dad de todos ante la Ley. se encuentran ciertos ciudadanos en vir-
tud de la especial relación que les liga a
Ni el Estado democrático permite, la Administración: funcionarios, conce-
desde luego, el desdoblamiento de la per- sionarios, etc. Atribuir a los sujetos pasi-
sonalidad jurídica de tales ciudadanos vos de obligaciones y deberes tributarios
iguales, de una parte ante la Ley y some- una situación tal de “sujeción especial”
tidos, lo mismo que el propio Estado, en significa, pura y simplemente, someter a
el mismo plano que el Estado a la Ley; y tal situación, para justificar poderes más
unidos y sometidos, de otra parte, como intensos de la Administración, a toda la
contribuyentes, al Estado por una relación población, con lo cual la propia distinción
especial de sujeción situada más allá de supremacía (sujeción) general-suprema-
la Ley. Más allá de la Constitución y del cía (sujeción) especial se vería privada de
resto del ordenamiento. Unidos y someti- todo sentido.
dos al Estado por una relación de corte
feudal que precise definir en un Estatuto Los sujetos pasivos de obligaciones y
los derechos deberes y garantías del con- deberes tributarios lo son en cuanto que,
tribuyente frente a un Estado que actúa al como ciudadanos, “todos contribuirán al
margen de la Constitución y el resto del sostenimiento de los gastos públicos” rea-
ordenamiento. Con una actuación “sepa- lizados en interés de todos y no de la

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Administración, que no protege, al apli- la utilización frecuente del término y la
car los tributos, su organización y orden petición reiterada del Estatuto debe
interno, y que, por tanto, tampoco puede, hacernos comprender con claridad las
invocando una pretendida autoprotección, causas y razones, todo menos que
exigir poderes especiales y excepcionales superficiales, que explican y justifican
para recabar de los ciudadanos el cumpli- ahora en España tal utilización y dicha
miento del deber general de contribuir al petición.
sostenimiento de las cargas públicas.
Razones que encuentran su base en
La utilización de la palabra Estatuto una situación cuyos trazos fundamentales
para definir la situación jurídica del con- pueden ser dibujados, sin riesgo de exa-
tribuyente es contraria al reconocimiento gerar, haciendo hincapié en un ordena-
a este contribuyente de su situación como miento jurídico tributario altamente con-
ciudadano sometido y protegido a y por fuso, ayuno en su formación de las más
todo el Ordenamiento jurídico, forzosa- elementales enseñanzas de la técnica jurí-
mente uno. Introduce frente a la idea de dica, encomendado en su aplicación, bá-
unidad del Ordenamiento una idea de sicamente, al contribuyente y en el que la
fraccionamiento que, lejos de aclarar su Administración tributaria se reserva úni-
situación, sólo empuja a aumentar la con- camente el papel de represor. De un
fusión en torno a ella. represor que goza de todas las facultades
interpretativas que generan las normas
La utilización de la palabra Estatuto confusas tanto en su texto como en su fin.
para definir la situación del contribuyen- De un represor que goza de las más
te debe ser frontalmente rechazada en amplias facultades, de ejercicio no pocas
cuanto trae los ecos de una situación y veces discrecional, para exigir de los con-
relación con el Estado especial y distin- tribuyentes, y aún de los que no lo son,
ta de la situación y relación que ocupa y todas las “informaciones” o toda la “cola-
une al ciudadano con el Estado democrá- boración” que considere necesaria; y que
tico del que forma parte y que encuen- puede castigar la negativa, también con
tra en el conjunto de todos los ciudada- amplia libertad, siguiendo el esquema
nos, como pueblo, la fuente última de típico del delito de desobediencia. De
todo su poder dentro de una idea de una Administración facultada para dilatar
pacto, de contrato, de igualdad, que está a su antojo los plazos en que ha de dictar
en la médula de nuestra mejor tradición sus resoluciones burlando con un mínimo
romano-continental. movimiento todos los plazos prescripti-
vos. De una Administración que goza de
La utilización del término Estatuto amplias, y en gran medida discrecionales,
sólo puede ser grata a los oídos de un facultades sancionadoras. De una Admi-
poder político o, más exactamente, de una nistración “tutelada” por Tribunales ad-
burocracia siempre ávida de aumentar su ministrativos que pueden dilatar por un
poder frente al ciudadano reduciéndolo, si largo espacio de tiempo el acceso a los
ello fuera consentido, a la categoría del Tribunales de Justicia. De unos Tribu-
súbdito. nales de Justicia con graves carencias en
la formación especializada necesaria para
Pero, lejos de hacerse incomprensible, entender y aplicar un ordenamiento tribu-

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tario tan confuso que más que como ins- la actualidad, es preciso que nos pregun-
trumento de resolución de conflictos temos por las causas o circunstancias que
puede ser en buena parte entendido como han conducido a esta situación. Sin que
un instrumento de provocación de con- la diversidad y complejidad de las
flictos sociales. mismas puedan excusarnos de señalar las
que, a nuestro juicio, han configurado los
Ciertamente, los trazos que acabo de cauces fundamentales que a ella han
dibujar pergeñan un esquema de relación conducido.
entre contribuyente y Estado que se ase-
meja más al esquema de la relación de En esta línea debemos apuntar, en
poder acuñado por la dogmática alemana primer lugar, a las circunstancias políticas
de la primera mitad de este siglo que al que vivió España tras la extinción de la
esquema de la relación que, a mi juicio, dictadura. El Estado democrático necesi-
debe unir al ciudadano contribuyente con taba desde un principio poner el acento
un Estado democrático de Derecho. en aquellos aspectos de la realidad social
menos atendidos por el régimen anterior.
Y ello tanto porque, como dijera En este sentido el reconocimiento y pro-
Nawiasky, en ella se concede al Estado tección de los derechos fundamentales y
acreedor un margen de libertad demasia- la lucha contra el fraude fiscal en el
do amplio en la aplicación de la Ley, marco de un sistema fiscal al servicio de
cuanto porque la Ley, como acabo de fines redistributivos o de nivelación so-
decir, es extremadamente confusa y otor- cial cobraron un pronto protagonismo.
ga a la Administración facultades absolu- Pero la reforma fiscal se convirtió tam-
tamente desproporcionadas, en mi sentir, bién muy pronto en la muestra fundamen-
con su fin. tal de una política socialmente progresiva
y, dentro de ella, la lucha contra el fraude
Una esfera de libertad demasiado am- fue utilizada, como la cara más visible de
plia otorgada a la Administración para la esta política, también con fines propagan-
interpretación y aplicación de unas nor- dísticos y no pocas veces demagógicos.
mas demasiado confusas transforman una La mayoría absoluta que respaldó al eje-
relación jurídica en una relación de cutivo a partir de 1982 no hizo sino acen-
hecho, es decir, al margen de toda atadu- tuar la tentación de esta utilización,
ra jurídica; o, al menos, en una relación robusteciendo los poderes de la Admi-
diferente a lo que normalmente debe de nistración Tributaria, siempre con el alibí
entenderse por relación jurídica: una rela- de la lucha contra el fraude, hasta extre-
ción disciplinada por normas abstractas y mos no demasiado compatibles con el
generales, suficientemente claras y preci- espíritu de la Constitución a la que con
sas, que establezcan un equilibrio consti- ella se decía servir.
tucionalmente adecuado entre los intere-
ses contrapuestos de las partes unidas por A este proceso político se unió pronto
esta relación. otro proceso burocrático que se había ini-
ciado ya al comienzo de los años setenta.
Llegados a este punto, y descrita así la Me refiero a la “inspectorización” progre-
relación que une a los contribuyentes con siva de la Administración Tributaria y, a
la Administración Tributaria española en través de un legislativo plegado a los pro-

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yectos del ejecutivo a partir de 1982, tam- Ni quiere decir tampoco que el acreedor-
bién de la legislación. administración ocupa la misma posición
del acreedor en otras relaciones obli-
Los cuerpos inspectores que habían gacionales. Sólo quiere decir que acre-
asumido ya antes las funciones de gestión edor y deudor deben de estar sometidos,
de los tributos pasaron a ser los inspira- en el mismo plano y con el mismo rigor
dores fundamentales de toda la política a la Ley.
fiscal y de toda la legislación tributaria.
E inspiraron en ésta última, desde su El análisis jurídico del tributo que
particular y natural óptica inspectora, una centra en la obligación ex lege, como
progresiva atribución de facultades y de forma jurídica del tributo, su atención se
poder a la Administración Tributaria en abre paso y consolida, como es sabido,
detrimento de toda noción de equilibrio precisamente en Alemania, en la primera
en las relaciones entre la Administración mitad de este siglo y de la mano de nom-
y los contribuyentes. bres señeros entre los que los de Hensel y
Nawiasky merecen una mención especial,
Los dos procesos, político y burocráti- como reacción ante los teóricos de la
co, que hemos descrito no encontraron relación de poder; y se abre paso y se
en frente suyo, como hubiera sido de consolida en Italia unida a los nombres
esperar quizás, una doctrina jurídico- fundamentales de Vanoni, Publiese y
tributaria sólida, clara, firme y unida en Giannini, y en España unida al nombre de
la idea de que el ciudadano, en un Estado Sáinz de Bujanda y de una parte de su
democrático de Derecho, está unido al escuela en la que me honro en militar. Y
Estado, como contribuyente, por una coetaneamente en Latinoamérica con la
relación entre iguales, en cuanto que obra de Jarach, de Fonrouge y de Valdés,
ambos, Estado y contribuyente, están inspiradores estos dos últimos fundamen-
sometidos a la Ley. tales del Modelo de Código Tributario en
el que el análisis obligacional del tributo,
Igualdad, conviene repetirlo ante el unido a la tradicional distinción entre
cúmulo de confusiones con que una bue- Derecho tributario material y Derecho tri-
na parte de la doctrina española actual butario formal o procedimental, se refle-
nos regala, que se refiere al plano en que jan con toda claridad, de la misma forma
Estado y contribuyente se relacionan. en que, también con toda claridad, se han
Un plano inferior a la Ley. A una Ley reflejado en las Ordenanzas Tributarias
que, como con absoluta precisión dijera Alemanas y en la Ley General Tributaria
Alessi, se sitúa por encima y por fuera de española.
la relación. Sin que ésto quiera decir
obviamente, y causa rubor la necesidad Nadie puede desconocer los dos logros
de recordarlo, que acreedor y deudor, fundamentales de la teoría obligacional
Estado y contribuyente, ocupan la del tributo.
misma, igual, posición jurídica. Pues,
como sucede en toda relación obligatoria De un lado la creación, en cuanto a su
la posición jurídica de poder que el aplicación al tributo, de un lenguaje jurí-
ordenamiento otorga al acreedor no es la dico claro, preciso y sencillo que entron-
misma que la situación jurídica de deber, ca con la más profunda y mejor tradición
que, en esencia, la Ley otorga al deudor. jurídica continental. Que hace posible al

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mismo tiempo la progresión de una cien- primero en Italia y después en España, de
cia jurídica tributaria entendida, en pala- las doctrinas de la función tributaria que,
bras de Bobbio, como un conocimiento de una parte, crearon un lenguaje esotéri-
intersubjetivo “perfectamente comunica- co, ininteligible para la inmensa mayoría
ble intersubjetivamente sin graves peli- de los ciudadanos y sólo apto para los
gros de malentendidos”, y la elaboración sacerdotes de esta “nueva” religión; y, de
de un derecho positivo fácilmente inteli- otra, elevan de nuevo al Estado, en sus
gible por el conjunto de ciudadanos a relaciones concretas con los contribuyen-
quienes va dirigido. Un lenguaje perfec- tes, al plano superior en que lo había
tamente asimilado ya por contribuyentes, colocado la teoría de la relación de poder,
profesionales, funcionarios y tribunales de la que la teoría de la función tributaria
que hoy, puede decirse, forma parte ya no es sino, como reconocen incluso sus
del lenguaje común, reduciendo así, co- más serios defensores, una reverberación,
mo no se había hecho nunca antes, la a mi juicio, extemporánea y perjudicial.
indeterminación inherente a la naturaleza (Así, dice Rodríguez Bereijo, “lo cierto
del lenguaje, lo que Hart llama “la textu- es que mucha de sus intuiciones” (de la
ra abierta del Derecho”. teoría de la relación de poder) “y aporta-
ciones resultaron decisivas en la evolu-
De otro lado, y este es un logro que ción posterior de la dogmática jurídico
nadie puede negar, la teoría obligacional tributaria e, incluso, mutatis mutandis, se
del tributo responde como ninguna otra a encuentran en el centro del debate de la
la idea de igualdad que está en la base del Ciencia del Derecho Tributario actual:
Estado democrático, colocando al poder, Relación jurídico tributaria compleja ver-
en el ámbito tributario, entre el pueblo sus procedimiento de imposición”. Y así,
del que surge. Colocando al poder en el dicen Pérez de Ayala y González García,
mismo plano de igualdad que el contribu- “esta característica” (la desigualdad ad-
yente, en cuanto, como ya antes había ministración-administrado) fue glorifica-
dicho, ambos se encuentran por debajo de da por parte de la doctrina germánica clá-
la Ley y sometidos a ella. En este sica, con la llamada teoría de la relación
sentido debemos recordar con Valdés que tributaria como relación de poder. Luego
la idea de igualdad, para ser efectiva, ha fue oscurecida por la reacción doctrinal
de ser entendida no sólo en su significado posterior “(de la relación obligatoria)...”
más amplio de igualdad ante la Ley sino “Y con la tesis que hemos venido exami-
en el más concreto de igualdad de las nando” (de la función tributaria) “vuelve
partes que exigen y soportan los tributos. de nuevo al primer plano...”.
Igualdad de las partes que las coloca en
un plano igual ante la Ley y que viene En efecto, frente a un lenguaje, el de la
exigida asimismo por la aplicación teoría obligacional, que responde con
efectiva de los principios de legalidad y exactitud al “conocimiento intuitivo o
de protección jurisdiccional. vulgar que del tributo se tiene” (lo que
lejos de ser un defecto como parece apun-
Estos dos logros, fundamentales, de la tar quien ésto dice (Pérez Royo) no puede
teoría obligacional del tributo se han sino ser considerado como una altísima
visto afectados gravemente en los últimos virtud que permite una fluida interpene-
treinta años por la aparición y desarrollo, tración del lenguaje jurídico y del lengua-

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je usual, y, por tanto, una mejor y mayor los instrumentos técnico-jurídicos para
inteligencia de las normas tributarias por conseguir el ingreso” (Fantozzi).
aquellos a quienes van dirigidas) y según
el cual la ley establece un tributo creando Los efectos jurídicos concretos de la
en quien realiza un hecho la obligación de realización del hecho imponible que, en
pagarlo, los cultores de la función tributa- mi sentir, forman el núcleo, como nos
ria nos dicen que “la norma de Derecho enseñó Jarach, de todo estudio jurídico
Tributario se dirige a regular la potestad riguroso del presupuesto de hecho pasan
de imposición la cual puede ejercitarse en así a un segundo plano: “No es pues, dice
relación con los hechos más variados de la Fantozzi, en el plano de los efectos, con-
vida, que por lo tanto adquieren una rele- sistentes en producir una determinada si-
vancia específica como hechos generado- tuación subjetiva pasiva en lugar de otra,
res de situaciones jurídico-tributarias, es como puede cualificarse el presupuesto,
decir, en vista de la consecución de un sino más bien en el plano del único efecto
ingreso tributario por el ente impositor” que, aún con distintos instrumentos, debe
(Micheli); o que “la norma tributaria no producir: el de legitimar la adquisición ya
regula directamente relaciones o situacio- obtenida o que debe de obtenerse de
nes intersubjetivas de los particulares en- sumas de dinero a título de tributo”.
tre si o entre los particulares y el Estado,
sino que lo hace en función de la regula- Tan doctas palabras causarían desde
ción de la prestación coactiva patrimonial luego una absoluta perplejidad a cual-
debida por el particular al ente público y quiera de los ciudadanos a los que la
que este tiene derecho a exigir en virtud norma tributaria va dirigida, pues cual-
de su poder de supremacía (potestad de quiera de ellos sabe que el único efecto
imposición)” (Rodríguez Bereijo). significativo que para él se deriva de la
realización de un hecho sujeto a un
Frente a la teoría obligación al que, en impuesto es la obligación de pagar, como
coherencia con su antedicha posición de tributo, una suma de dinero.
partida, ve en el hecho imponible un
hecho cuya realización produce, como Como se sabe y entiende que con tal
efecto jurídico fundamental, el nacimien- pago se extingue su obligación. Y no
to de la obligación de pago en que el tri- entiende que, como se dice en la jerga de
buto, jurídicamente, consiste (sin olvidar, las tesis dinámicas, “el pago es un acto de
obviamente, el significado que la elección un sujeto pasivo que se inscribe dentro de
por el legislador de los distintos hechos una serie procedimental, dentro de la cual
imponibles tiene en cuanto al reparto cuenta con unos determinados anteceden-
constitucionalmente adecuado de los tri- tes y presenta unos determinados efectos,
butos), los creadores de las “nuevas” siendo unos y otros distintos según el
“tesis dinámicas” de la función tributaria concreto procedimiento en que se inscri-
nos dicen que: “en una construcción que ba el acto de pago” (Pérez Royo).
esté inspirada en una moderna acepción
del principio de capacidad contributiva el Cualquier ciudadano sabe, entiende y
presupuesto del tributo constituye el comprende, en fin, que una cosa es la
centro de la instrumentación tributaria; es obligación que, como tributo ha de sopor-
decir el criterio en base al cual se aplican tar y otra cosa el procedimiento que la

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Administración ha de observar para apli- tributos, pero entiende que es su análisis
car los tributos o, simplemente, para con- concreto y separado, sea dentro del dere-
trolar el cumplimiento de las obligacio- cho tributario material, sea dentro del
nes tributarias que, en consecuencia con procedimiento de imposición, lo que dis-
los hechos realizados, han de soportar los tingue un análisis jurídico riguroso de un
diferentes ciudadanos. “tótum revolútum” en el que los aspectos
materiales y formales del tributo, los dis-
Tales ciudadanos, por el contrario, tintos vínculos y relaciones a los que el
difícilmente pueden entender “que la tributo da lugar, lejos de “integrarse”
prestación de dar en que consiste el pago (Pérez Royo) como sostienen los mento-
del tributo no es, siempre y necesariamen- res de la teoría de la función, se confun-
te, contenido u objeto de una obligación den en un análisis, el de función tribu-
tributaria, la conocida (¡y tanto! nos per- taria, incapaz de ir más allá del propio
mitimos apuntar nosotros) deuda tributa- concepto de función (que nadie ignora y
ria, sino que pueden darse casos en que al que nadie niega su utilidad) en la
aquella prestación de dar solo sea conteni- búsqueda de soluciones concretas a los
do de un deber jurídico de pagar el tributo problemas concretos de organización
sin carácter obligacional” (Pérez de Ayala social que la teoría obligacional había
y González García). Puesto que, como analizado y a los que ha buscado, y en no
mantiene también la doctrina de la fun- pocos casos encontrado, solución; sobre
ción (Maffezzoni), de los hechos imponi- la base de la configuración jurídica en la
bles realizados no surge la obligación de que se trata de establecer un equilibrio
pagar un tributo sino únicamente una entre los intereses contrapuestos de Fisco
etérea potestad o poder de imposición que y contribuyentes sin caer en la ingenua
se actúa a través de un procedimiento creencia, puesta en primer plano por al-
“concebido como serie de actos y de guno de los mentores de la teoría de la
situaciones no correspondientes entre sí función tributaria, de que la obligación
(a diferencia de la relación crédito deuda) tributaria no es asimilable a la obligación
que se unifican por su fin típico que es la de derecho privado porque aquella no
obtención de un tributo” (Martín Queralt). encierra la contraposición de intereses
típica de ésta; ya que con ella se defiende
Procedimiento, así concebido, que el interés general de todos, también de
debe de ocupar, en opinión de los los sujetos obligados al pago, en que los
teóricos de la función tributaria, el centro tributos se cobren para hacer posible la
de atención primordial en los estudios vida del Estado (Pérez Royo). Creencia
jurídico-tributarios, en detrimento de lo que, a mi juicio, parte de la confusión en-
que, a mi juicio debe ocupar tal lugar: la tre el interés general al que todo el Orde-
obligación tributaria y, en función de namiento jurídico, y todas las situaciones
ella, el resto de las relaciones y vínculos y relaciones jurídicas que él regula y
jurídicos que de las normas tributarias se protege sirven, y el interés personal de
derivan. todas las personas físicas y jurídicas que
el Ordenamiento asimismo reconoce; in-
La teoría obligacional no ha descuida- tereses personales muchas veces contra-
do nunca, por el contrario, el estudio de puestos, que el Ordenamiento, también
los vínculos y relaciones distintos de la en interés de todos, trata de conjugar y
obligación tributaria a que dan lugar los hacer compatibles.

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No hace falta, en efecto, exponer tan esferas en que tal arbitrio puede, todavía
ingenua como bienintencionada creencia, aunque no debe de, manifestarse a la
para expresar la idea, expresada con sin esfera del derecho tributario formal o
igual maestría por Ihering, de que “el procedimental.
hombre lucha por el Derecho todo defen-
diendo su derecho personal en el pequeño Curiosamente la pretensión de situar el
espacio en que lo ejerce”. De que tanto procedimiento administrativo de imposi-
el Estado como el contribuyente defien- ción en el centro de los estudios tributa-
den el sistema jurídico en su conjunto rios coincide en España con una época en
cuando defienden sus intereses contra- que, por aplicación de la técnica de auto-
puestos en el marco de la obligación tri- liquidación, las obligaciones tributarias
butaria que constituye el centro de estu- nacen y se extinguen, en su inmensa ma-
dio del Derecho tributario que los facto- yoría, completamente al margen de cual-
res de la teoría de la función llaman, con quier actividad administrativa.
un cierto deje minusvalorativo, Derecho
tributario “tradicional”; sin percatarse, Pero al romper, o al menos al debilitar
quizás, de que tal adjetivo revela también enormemente, las relaciones de bilaterali-
las virtudes de la teoría obligacional en dad, es decir, las relaciones entre las
cuanto se entiende a ésta como la más situaciones de poder concreto en que las
consolidada no sólo en el seno de la lite- normas colocan a la Administración con
ratura especializada sino también en el las correspondientes situaciones de deber,
seno de toda la sociedad. obligación o sujeción concretas del admi-
nistrado, liberan a los poderes concretos
De una sociedad y de una literatura ejercidos por la Administración de sus
especializada (basta la obra de Hensel ataduras jurídicas y del necesario equili-
para demostrarlo) que no han perdido brio que la protección de sus intereses
nunca de vista ni han descuidado la aten- debe siempre guardar con la protección
ción que el procedimiento administrativo de los intereses de los administrados con
de aplicación de los tributos merece, los que se relaciona; y elevan el poder de
contra lo que muchas veces han dicho los la Administración al plano inconcreto,
detractores de la teoría obligacional. genérico o abstracto del poder político.

Pero, ciertamente, lo que no ha hecho Al decir, por ejemplo, que “la función
la teoría tradicional es confundir el adje- que cumple el concepto dogmático de
tivo con el sustantivo, lo formal con lo procedimiento de imposición es la de
material desviando su atención de lo que unir, armonizar, y unificar el poder de
el tributo jurídicamente es: una obliga- imperio del ente público y los deberes
ción ex lege que debe de estar regulada jurídicos de los sujetos pasivos” (Ro-
en toda su extensión y en sus más míni- dríguez Bereijo); que tal concepto “en-
mos detalles por la ley. La distinción cuentra su empleo más adecuado en
derecho tributario material derecho tribu- cuanto dogma o categoría jurídica en el
tario formal revela, así, también, su utili- campo del Derecho público, donde las
dad al señalar un terreno, el del derecho situaciones jurídicas predominantes son
tributario material, ya definitivamente ga- la potestad y la sujeción, las cuales están
nado al arbitrio del poder, reduciendo las fuera de la relación jurídica y están regu-

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ladas por normas instrumentales”; y que, claramente estatalista y estatalizadora, un
en fin, obligación tributaria y poder de apoyo sostenido a los excesivos deseos
imposición son dos situaciones jurídicas de un poder “más allá de la Constitución
que “no están unidad por una relación y las leyes” de un ejecutivo respaldado
jurídica por tratarse de situaciones autó- por la mayoría absoluta en los órganos
nomas de contenido no correspondiente” del legislativo e inspirado en la
se desata a los poderes concretos de la perspectiva forzosamente sectorial, al
Administración de relaciones jurídicas servicio naturalmente de las ideas de
concretas y se la eleva al plano superior control y represión, de la Inspección de
del poder político, induciendo a la confu- los Tributos.
sión, sobre la que, como nadie, llamó la
atención Kelsen, en la persona del Estado La acción del legislativo y del Go-
del ejercicio del poder político que bierno, inspirados por una burocracia que
encuentra su máxima expresión en la Ley buscó afanosamente, de un lado, atribuir a
con el ejercicio por los órganos del Estado los ciudadanos en la mayor medida posi-
de poderes “jurídicos” concretos que se ble las tareas de gestión y, de otro, la
desarrollan en el mismo plano, en idénti- mínima capacidad de resistencia de los
co plano jurídico, que aquel en que se administrados ante su actuación; apoyada
desarrollan, en el ámbito del Derecho pri- por una doctrina confusa y, en parte signi-
vado, los poderes concretos de un acre- ficativa, arrodillada ante el poder, han di-
edor. bujado, como ya hemos dicho, un cuadro
de relaciones entre el Estado español y sus
Esta idea de igualdad, consustancial ciudadanos que se asemeja más al esque-
hoy día con los esquemas jurídicos funda- ma de la relación de poder que a la rela-
mentales sobre los que descansa el Estado ción igualitaria en su sumisión a la ley y al
democrático de Derecho se ve oscurecida Derecho que debe caracterizar las relacio-
en unas doctrinas, las de la función tribu- nes entre el Estado y sus contribuyentes en
taria, que centran su atención en este con- todo Estado democrático de Derecho.
cepto, desligándolo de las relaciones con-
cretas a través de las cuales la función se El círculo del poder se cerró, en fin, en
realiza. La función permanece así limita- mi país, cuando, tras la reacción suscita-
da y aislada como un poder superior que da por la Ley de reforma de la L.G.T. de
se niega a relacionarse; a relacionar al 1985, una ley de corte claramente autori-
Estado en un plano de igualdad con los tario, el Tribunal Constitucional, lejos de
administrados. La idea de función como frenar los excesos del poder, los alentó
un poder superior queda, así, incólume, diciendo en su, a mi juicio, tan célebre
como idea de un poder superior que se como desafortunada Sentencia 76/90 (FJ
relaciona con los administrados en cierta 4) que el deber constitucional de contri-
forma especial y separada de las relacio- buir al sostenimiento de los gastos públi-
nes jurídicas normales entre sujetos so- cos según la capacidad económica de
metidos con todo rigor y precisión a la cada contribuyente “implica, más allá del
Constitución y al resto del Ordenamiento genérico sometimiento a la Constitución
jurídico. y al resto del Ordenamiento jurídico, que
el art. 9.1 de la norma fundamental im-
Las teorías de la función tributaria pone, una situación de sujeción y de cola-
brindaron son así, desde una ideología boración con la Administración Tribu-

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taria en orden al sostenimiento de los la relación de poder se ha presentado en él
gastos públicos cuyo indiscutible y esen- confundiendo primero la palabra y después
cial interés público justifica la imposi- la propia acción que en él se desarrolla.
ción de limitaciones legales al ejercicio
de los derechos individuales”. Una doctrina que encuentre su base y
su fuerza en una dogmática tradicional
Con esta frase que, como la teoría de basada a su vez en la idea de igualdad
la función, bebe, quizás, en sus antece- que inspira al Estado democrático y que
dentes jurisprudenciales italianos (Agua- permita repetir una y mil veces la frase
llo) se consolida una situación que, como de Jarach según la cual las tesis que
ya antes he dicho, hace perfectamente apuntan a una relación de poder no
comprensibles y justificables las conti- responden ni “a los principios jurídicos
nuas peticiones de un Estatuto del Con- que gobiernan la tributación en el Estado
tribuyente que ponga coto a los excesos de Derecho, ni a la dogmática del
del poder. Derecho tributario”.

Pero ya he dicho igualmente antes que Una doctrina que no niegue a la


tal petición no me parece conveniente ni Administración las armas necesarias para
en los términos en que se hace ni por el luchar contra el fraude, pero que recuerde
trasfondo ideológico que conlleva. Pues con igual insistencia a los funcionarios al
me parece puede decirse que un Estatuto servicio de esta Administración que en sus
concedido por el poder no hace sino con- relaciones con los contribuyentes están
sagrar la situación del poder que lo con- colocados, bajo la ley, en el mismo plano
cede. Una situación que, desde luego, no que ellos, recordando cuantas veces sea
refleja con total exactitud la idea de una necesario que, como había subrayado
Administración sometida en sus actuacio- Hensel, “en la práctica es de la mayor
nes concretas, en el mismo plano que los trascendencia que un funcionario crea
administrados, a la ley y al Derecho. habérselas, en sus contactos con el contri-
“Con sometimiento pleno”, como dice de buyentes, con un subordinado al poder
modo expreso la Constitución Española, tributario o que se sienta vinculado a una
“a la ley y al Derecho”. relación obligacional”.

La reversión de la situación creada no Una dogmática tradicional, consolida-


requiere, a mi juicio, un Estatuto. Re- da, que centre su atención, obviamente,
quiere, claro está una acción política de en lo que el tributo es, una obligación ex
signo contrario a la desplegada en los lege, sin descuidar los demás vínculos y
últimos años. Una acción política que, a relaciones que las normas tributarias
través de la legislación adecuada, ponga crean y regulan entre el Estado y los ciu-
orden y clarifique la actual situación de dadanos, pero sin olvidar tampoco que
confusión y desorden que presenta nues- tales vínculos y relaciones, distintos a la
tra normativa tributaria actual. obligación tributaria, se establecen para
conseguir la plena efectividad de tal obli-
Y requiere el apoyo de una doctrina gación, en función de la obligación tribu-
que aparte cuanto antes del escenario la taria. Una dogmática que acepta la uni-
máscara de la función tributaria con que versalmente aceptada distinción entre

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conducta normada y procedimiento, entre trados. Que, en la lucha contra el fraude,
derecho formal y material aún insistiendo prime la política preventiva frente a la
en la unidad esencial del ordenamiento. represiva. Que sujete a plazos razonables
Sin desconocer que, como con toda sen- y proporcionados las actuaciones de con-
cillez ha indicado Ross: “La apreciación trol y represión de la Administración,
de política jurídica debe dirigirse, por lo estableciendo sanciones igualmente pro-
tanto, a investigar de que manera pueden porcionadas en los supuestos de contra-
servirse mejor los objetivos sociales por vención. Que posibilite, en fin, un rápido
medio de la interacción entre el derecho acceso a la tutela judicial efectiva que
sustantivo y el derecho procesal. El pen- impida los efectos previos irreparables
samiento político corriente está de acuer- de la actuación administrativa y que sea
do con esta idea”. proporcionada por unos Tribunales de
Justicia a su vez dotados de los conoci-
Una dogmática que ha de seguir pres- mientos especializados precisos para
tando una singular atención a la elabora- resolver de modo adecuado las contro-
ción de los elementos teóricos que per- versias entre Estado y contribuyentes.
mitan al legislador una precisa delimita- Abriendo, en lo posible, cauces distintos
ción del hecho imponible que prescinda al judicial, de transacción o arbitraje,
en lo posible de la ayuda de presuncio- para la resolución de tales conflictos.
nes y ficciones contrarias por definición
al principio de capacidad económica, así En esta tarea la doctrina española
como a los principios de igualdad de las puede contar sin duda con la inestimable
partes en el proceso y de tutela judicial; ayuda de una doctrina latinoamericana en
y que procure reducir a un campo obje- la que, por ventura, no se ha dejado sentir
tivo y preciso la utilización de los con- con tanta intensidad como en España el
ceptos de fraude de ley y simulación. ruido vacío y las luces de un artificio típi-
Que sirva para determinar los sujetos camente mediterráneo como, a mi juicio,
pasivos sin perder nunca de vista que es conforman las doctrinas de la función tri-
el contribuyente, realizador del hecho butaria.
imponible, quien debe soportar el pago
del tributo y que todos los demás suje- La necesaria glorificación del hecho
tos no pueden estar sino colocados por la imponible a la que tanto han contribuido
ley al servicio de esta finalidad. Que Jarach y Ataliba; la obra de Fonrouge y
permita objetivar al máximo posible las de Valdés que se refleja en el Modelo de
bases imponibles dictando normas claras Código Tributario Latinoamericano, las
y precisas sobre valoración, utilizando obras de De la Garza y Villegas, en fin,
incluso magnitudes medias o presuntas no son más que hitos de una dogmática
que no pueden confundirse con presun- que tiene en la tradición, su mejor aval y
ciones o ficciones singularizadas y dis- su mayor fuerza. Una dogmática que ha
criminatorias. Que objetive y precise los de servir de nuevo en el futuro, como ya
deberes de información y colaboración. demostró servir en el pasado, de freno al
Y que objetive y precise igualmente poder, profundizando en la idea de igual-
deberes de información y colaboración, dad y democracia y haciendo inútil, por
efectivamente exigibles y significativos, innecesaria, toda petición de un Estatuto
de la Administración hacia los adminis- del Contribuyente.

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