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Modulo III
Flujo de Caja
Alumna:
Profesora:
Jacaida Maraisa Medina
Isaac Morales
C.I 14.551.757
Subproyecto:
Administración Financiera
Definición:
Si el flujo de caja neto es positivo, esto significa que los ingresos han sido
mayores que los egresos. Por el contrario, si es negativo significa que los egresos
han estado por encima de los ingresos.
Los resultados de un flujo de caja permiten tener una visión de los recursos
en efectivo en el corto y largo plazo. Esta información es esencial cuando
queremos afrontar una oportunidad de inversión o no queremos tener problemas
para pagar una obligación que hemos contraído.
De modo que un flujo de caja saludable permite “tener todo bajo control”,
pues disponemos de una visión macro de las finanzas de la empresa y contamos
con información de carácter estratégico que permitirá -por ejemplo- realizar
compras a los proveedores de manera inteligente o cumplir con los compromisos
dentro de los plazos estipulados, entre otras cosas.
Atendiendo a lo anterior, es importante considerar que un flujo de caja
negativo significa que los denominados activos corrientes están disminuyendo. Y
aunque un informe positivo es lo que más nos conviene -porque eso genera
confianza en los acreedores o inversores para seguir poniendo más dinero en
nuestro proyecto, o para otorgar facilidades al momento de pedir créditos-, ambos
estados permiten tomar decisiones sobre el futuro de la empresa.
El flujo de caja tiene una serie de filas y columnas que deberás llenar para
obtener los resultados financieros. Los elementos que deberás llenar son:
Definición:
El flujo de caja proyectado sirve para tener mayor visibilidad respecto de las
entradas y salidas de efectivo que vienen, determinar cuándo, cuánto y por cuánto
tiempo existirán déficits o excedentes de efectivo en el negocio durante un período
de tiempo futuro y, por lo tanto, tomar acciones de forma anticipada evitando así
no contar con el tiempo suficiente para resolver potenciales problemas que
pongan en riesgo al negocio.
Por ejemplo, las ventas de los próximos meses que esperamos generar
pero que aún no se facturan, o los sueldos de los próximos meses de nuestros
colaboradores que todavía no son una obligación real para nuestro negocio y que
en su debido momento lo serán. Este componente nos da la posibilidad de
construir distintos escenarios (negativo, base, positivo) que sean la mejor
estimación de lo que viene.
Tener claridad del saldo que nuestro negocio tiene en caja y si es que hay
inversiones muy líquidas que tengamos y que puedan transformarse
rápidamente en caja, como por ejemplo, potenciales dineros que tengamos
en fondos mutuos. Este dato, será el punto de partida de nuestra
proyección de caja, y cambia constantemente.
Mantener al día todas las obligaciones a favor de nuestro negocio. Es decir,
tener siempre muy claro que clientes le deben dinero a nuestra empresa,
qué garantías hemos dejado a contrapartes y que podríamos recuperar,
qué potenciales impuestos hemos pagado y podríamos recuperar a futuro,
entre otros. Para ello, es clave tener un adecuado control diario de estas
obligaciones que diversas contrapartes tienen con nuestra empresa.
Mantener al día todas las obligaciones en contra de nuestro negocio. Esto
quiere decir, tener claridad en todo momento del dinero que debemos a
proveedores y otros colaboradores, qué obligaciones financieras tenemos
con entidades bancarias, qué impuestos tendremos que pagar a futuro,
entre otros. Es clave mantener esta información actualizada en todo
momento.
Hacer un pronóstico de ventas nuevas que lograremos generar en el futuro,
pero que aún no se han facturado. Para ello, es importante que sepamos en
qué tipo de negocio estamos operando. Nuestras ventas futuras son
recurrentes o no, están asociadas a contratos por proyectos puntuales o no.
Tener claridad de esto nos permitirá realizar una proyección de ventas más
acertada. De la misma forma, es importante tener clara la velocidad con la
que esas ventas ingresarán a nuestra caja una vez que se realicen en el
futuro. Es recomendable también considerar distintos escenarios de ventas
e irlos actualizando al menos una vez por mes. Nota: Es importante tener
en cuenta que las cifras de ventas siempre cambian porque dependen de
varios factores, como los tipos de clientes a los que vende, la rapidez con la
que tienen que pagar, la marcha de la economía (por ejemplo, aumentos en
las tasas de interés o tasas de desempleo) y la evolución de la
competencia.
Construir un pronóstico de los costos, gastos e inversiones futuras que hará
nuestro negocio, pero que aún no representan una obligación real. Por
ejemplo, asociados a sueldos de nuestro equipo, nuevas contrataciones,
compras específicas a proveedores, inversiones en activos fijos. Estas
componentes dependerán mucho del tipo de negocio en el que nos
encontramos, ya que esto influirá directamente en si los costos y gastos son
fijos o variables, si nuestro negocio tiene mayor o menor componente de
personas para generar y mantener las ventas que estamos proyectando. Es
clave que el pronóstico de costos, gastos e inversiones haga sentido con la
proyección de ventas que estamos realizando, ya que implícitamente
estaremos proyectando márgenes y rentabilidades.
Con todos estos detalles a la vista ya puede estimarse el flujo de caja
proyectado y, por tanto, la posición de caja futura para nuestro negocio. Al
principio, se determinará el período que debe cubrir el pronóstico. Dado que
los flujos de efectivo tienen que ver con el tiempo, se necesitará tener un
saldo bancario de apertura (es decir, efectivo real disponible). A él se
agregarán después todas las entradas de efectivo y deducirán las salidas
de efectivo para cada período, generalmente por mes, pero también puede
hacerse diario.
El número que resulte al final de cada mes, que se conoce como el saldo de
efectivo de cierre, se convertirá en el saldo de efectivo de apertura para el próximo
mes.
Ejemplo
Resultado final