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I. PETITORIO:
III. ANTECEDENTES:
IV. 7. Por otro lado, la testimonial de la señ ora Elisa Alvarado Chá vez,
quien sería la ú nica testigo presencial del momento en que se habría
llevado al agraviado José Ferná ndez Estela, segú n lo señ alado por la
sala en la sentencia, no constituye una prueba que permita crearles
certeza sobre el hecho objeto del proceso, pues han verificado su
interés personal como acreedora del agraviado, lo que no permite
tomarla como un argumento de fuerza en contra de los acusados; es
má s, la valoració n de la prueba realizada por la sala penal, se
encuentra limitada y no expresa vá lidamente los motivos por los que
decide tener como ú nica fuente de prueba determinadas versiones de
só lo tres acusados, sin efectuar un real aná lisis de la prueba en su
conjunto, vulnerá ndose así el derecho a la prueba derivado de un
derecho al debido proceso; inclusive, contradictoriamente a la
variedad de diligencias e indicios relatados en la sentencia, al momento
de establecer la responsabilidad penal de los recurrentes condenados,
se ha tomado como ú nico elemento de prueba la instructiva de Nilson
Vá squez Díaz, sin tener en consideració n que ésta no ha sido coherente
ni uniforme a lo largo del proceso, má s aú n si la misma Sala ha
declarado que su manifestació n policial ha sido obtenida vulnerando
principios y garantías procesales. La disimilitud má s evidente entre las
declaraciones de los recurrentes, esta en la supuesta ruta de
conducció n del agraviado desde Chota a la costa, esto es mientras
Nilson Vá squez Díaz, habría referido que fue por la ruta Bambamarca-
Cajamarca, para llegar a Ciudad de Dios y Carretera Chiclayo-
Batangrande, otros recurrentes fuimos obligados a referir que se
condujo al agraviado por la ruta Chota-Montan-Provincia de Santa Cruz
y Carretera Chiclayo-Batangrande.
V.- DOCTRINA:
Es Justicia.