Está en la página 1de 13

Universidad UNIVER MILENIUM

Plantel: Ciencias de la Salud

Actividad:
Aprendizaje 2

Materia:
Seminario de Tesis

Profesora: San Juan Reyes Nely


Alumna: Contreras Martinez Ana Arleth
Grupo: VLQFB – 1102

05 de Marzo 2022
Título:

Terapia de Fagos para eliminar la bacteria Clostridium Difficile de la Microbiota


intestinal post tratamiento con antibióticos.

Preguntas:

¿Cómo funciona la Terapia de Fagos?

¿Qué causa la bacteria Clostridium Difficile en la Microbiota Intestinal?

¿Qué ventajas le otorga la Terapia de Fagos a la regeneración de la Microbiota


Intestinal post tratamiento con antibióticos?

Planteamiento del Problema:

Eliminar la bacteria Clostridium Difficile de la Microbiota Intestinal


Explicar los beneficios de la terapia de fagos.
Explicar qué es lo que sucede cuando la microbiota intestinal busca regenerarse
posterior a un tratamiento con antibióticos.
Explicar qué causa la bacteria Clostridium Difficile y porque es beneficioso
expulsarla de la Microbiota Intestinal.

En el año 2020 solo en España se estimaba que un 32.4 % de la población


consumía antibióticos, cuando se tiene un tratamiento con antibióticos de amplio
espectro para combatir las infecciones bacterianas, las bacterias beneficiosas del
intestino son también destruidas, dejándonos en riesgo de contraer una infección
por bacterias dañinas, al ser de las primeras en regenerarse en la Microbiota
Intestinal. Clostridium difficile es una de estas bacterias dañinas, una de sus
principales características es que sus toxinas segregadas son transmitidas
fácilmente por las heces fecales, provocando diarrea.

Justificación:

Los bacteriofagos son virus que lisan a bacterias específicas, al utilizar a la familia
de fagos Myoviridae en combinación con el fago específico CD119 , el cual fue uno
de los primeros en ser secuenciados de C. Difficile; Con esta terapia se conseguirá
que las bacterias beneficiosas puedan proliferar de mejor modo a la vez que la
microbiota intestinal tendrá una regeneración más rápida.
En la utilización de antibióticos, la microbiota intestinal se ve perturbada,
permitiendo que la superbacteria Clostridium Difficile sea de las primeras en
establecerse durante el proceso de regeneración, esta bacteria comienza a producir
toxinas causando diarrea, deteniendo el proceso regenerativo de la microbiota o en
casos significativos colitis pseudomembranosa la cual puede ser mortal. Al ser una
bacteria resistente a antibióticos, optar por una terapia que incluya los virus
bacteriofagos CD119 que son capaces de lisar al modificar su genoma sin perjudicar
la presencia de bacterias que benefician al cuerpo y no afectan la microbiota
intestinal suena a una opción viable, y con un impacto positivo sin ser tan agresiva
como los antibióticos de alto espectro, a su vez permite la proliferación de la
microbiota intestinal de manera más rápida.
Marco Teórico

1. Explicar de qué se compone la microbiota intestinal.


2. Explicar qué es lo que sucede cuando la microbiota intestinal busca
regenerarse posterior a un tratamiento con antibióticos.
3. Explicar qué causa la bacteria Clostridium Difficile y porque es beneficioso
expulsarla de la Microbiota Intestinal.
4. Explicar que son los bacteriofagos
5. Explicar que bacteriofagos son especificos de la bacteria
6. Explicar los beneficios de la terapia de fagos.
7. Explicar función de la terapia de fagos en la microbiota

La palabra microbiota hace referencia al conjunto de microorganismos vivos


asentados en un nicho ecológico determinado. La microbiota que reside en el
intestino humano es considerada como una de las comunidades más densamente
pobladas.
La microbiota intestinal contribuye en la evolución inmunitaria, nutrición y el
desarrollo somático del ser humano. Su composición es única, variando en función
de diferentes factores tales como la genética, constituyente anatómicos del tracto
intestinal, consumo de antibióticos, la edad gestacional, el modo de nacimiento, la
edad, y el estilo de vida (Álvarez et al. 2021).
En el ser humano adulto, el 90% de las bacterias presentes en la microbiota
intestinal pertenecen a 2 filos: Bacteroidota y Firmicutes. Las Pseudomonadotas,
Actinobacterias, Fusobacterium y Verrucomicrobia están integradas en el 10%
restante junto con levaduras, fagos y protistas y pocas especies del dominio Arquea
(Arumugam et al, 2011).
Estas comunidades tienen un comportamiento de mutualismo y simbiosis en las
células eucariotas humanas, son indispensables para el correcto desempeño de
nuestro organismo, conserva un necesario diálogo con el sistema inmune y tienen
funciones homeostáticas que podrían comprometer la salud.

La microbiota intestinal se ve participe en el desarrollo y realización de funciones


fisiológicas necesarias del sistema inmune presente en la mucosa intestinal,
permitiendo establecer respuestas inmunes junto a la microbiota comensal y en
contra de los microorganismos patógenos. La actuación inmunosensorial de la
inmunidad intestinal da acceso a una respuesta bidireccional diferencial, teniendo
una clasificación entre la comunidad de microorganismos residentes o aborígenes, y
la aparición de patógenos impropios, que pueden potencialmente presentar una
actividad impetuosa (Hernández et al, 2014). Este modo de respuesta inmune
puede variar en funcionalidad con sujetos genéticamente susceptibles, en quienes
se podrían desarrollar distintas afecciones intestinales o extraintestinales.
La resistencia a la dominación se aplica a las bacterias oportunistas que pueden
presentes,incluso si su crecimiento sea restringido. Se ve efectuada por
mecanismos de competición y mediante modificaciones de la microbiota, la
utilización de articulos obtenidos del metabolismo bacteriano, como las
bacteriolicinas, posibles efectos sobre el pH y desarrollo de ácidos orgánicos
(Devaraj et al, 2013).
El efecto de barrera da como resultado una función trascendente, al producir
oposición bacteriana o resistencia a la subyugación, a su vez siendo expresión de la
capacidad de protección que es ejercida por especies comensales conquistantes de
la microbiota intestinal, de ser antagonista a la implantación y proliferación de
bacterias exógenas, al integrar nichos ecológicos que incapacitan la implantación de
bacterias extrañas, o la penetración de antígenos perjudiciales(Rosas - Romero et
al, 2021). Las bacterias huésped de la microbiota contienden por los sitios de
adhesión en el borde con forma de cepillo de las células epiteliales propiedad de la
mucosa del intestino, cuya adherencia previene el acto de adhesión, y consecuente
penetración de los microorganismos patógenos enteroinvasivos en la parte interna
de las células epiteliales.

Clostridium Difficile es una bacteria anaerobia estricta Gram positiva, generadora de


esporas, siendo transmitida vía fecal-oral, ocasionalmente por contacto con
personas infectadas sintomáticas o asintomáticas, asociado por primera vez a un
padecimiento en humanos en 1978, al ser identificado como un agente causal de la
colitis seudomembranosa.
C. difficile forma parte de la flora fecal normal en el 1-3% los residentes de la
comunidad y en más del 20% los adultos hospitalizados.
La mayoría de las formas vegetativas de C. Difficile ingeridas son eliminadas en el
estómago y sólo un 1% del inóculo llega al intestino delgado. La infección por C.
difficile es causada por la ingestión de esporas provenientes de C. difficile toxigénico
las cuales presentan resistencia a la acción del ácido gástrico, desarrollándose en
el intestino delgado y colonizando el colon, es donde elaboran diversas toxinas que
iniciaran una sucesión de fenómenos que finalizarán con la pérdida de la función en
forma de barrera que presentan las células epiteliales, la presencia de diarrea y la
formación de seudomembranas.

La totalidad de cepas identificadas de C. difficile con capacidad toxigenica cuentan


con un locus de patogenicidad (PaLoc) el cual mide aproximadamente 19,6 kb. Este
tipo de locus está conformado por 5 genes principales (tcdA,tcdB,tcdC,tcdE y tcdR).
Los dos primeros genes tcdA y tcdB tienen la capacidad de codificar dos toxinas, las
cuales son TcdA y TcdB12 (toxinas A y B, respectivamente), ambas siendo
responsables de la patogenicidad que tiene C. difficile. El gen continuo tcdR es
capaz de actuar como un regulador positivo de la expresión de tcdA y tcdB, en tanto
que tcdC actúa siendo un regulador negativo, evitando así la expresión de todo el
PaLoc. Finalmente, tcdE codifica una holina que se encargará de hacer poros en la
membrana citoplasmática que permite la liberación de las toxinas
(Hernández-Rocha et al, 2011) . algunas cepas de C. difficile pueden portar una
transferasa (C. difficile transferase: CDT) la cual es denominada como toxina
binaria, conformada por 2 subunidades principales (CDTa y CDTb), las cuales estan
implicadas en una mayor toxicidad de la cepa, así, las cepas portadoras de toxina
binaria se han asociado a una mayor virulencia.
Posterior a la exposición del individuo a C. difficile toxigénico, la respuesta que
tienen los anticuerpos IgG en el suero a la toxinaA de C. difficile perteneciendo al
hospedador se convierte en el factor que determina qué pacientes manifestaron
diarrea y cuáles serán solamente un tipo de portadores asintomáticos.

Las toxinas son capaz de generar aumento en la permeabilidad epitelial, producción


más alta de citoquinas, una infiltración de neutrófilos, como la producción de
intermediarios reactivos del oxígeno, activación de mastocitos, producción de
sustancia P y daño directo a la mucosa intestinal. Esta pérdida de integridad del
epitelio favorece la migración de neutrófilos al lumen intestinal, lo que contribuye en
forma significativa a la formación de pseudomembranas (Meyer et al, 2014). Este
tipo de seudomembranas se manifiestan como unas placas amarillo-blanquecinas
que tendran de 1-2 mm de diámetro que al evolucionar la enfermedad se uniran
hasta converger en toda o la mayor parte de la pared del colon. En el estudio
microscópico que se realiza, las seudomembranas tienen la capacidad de contener
leucocitos necróticos, fibrina, moco y restos celulares, y la mucosa subyacente
puede estar infiltrada por neutrófilos (Rodríguez-Pardo et al, 2013).
C. difficile compone una de las causas más recurrentes y relevantes de diarrea
desde el punto de vista clínico. Se le ha ido asociado de manera importante, más no
exclusiva, con el entorno ambiental hospitalario. La infección suele ocurrir después
de la administración de antibióticos en el 90% de los casos, todos los antibióticos
—y especialmente aquellos que tengan una acción anaerobicida— son capaces de
presentar riesgo en desencadenar la enfermedad por C. difficile. El riesgo va en
aumento cuando se tiene la combinación de diferentes antibióticos y con
tratamientos más largos. El tiempo que se presenta entre la exposición al antibiótico
y la presencia de síntomas puede ir desde un día a 10 semanas, infiriendo el
sistema inmune del paciente.

Su cuadro clínico:
El cuadro clínico de la infección por C. Difficile puede ir desde portadores
asintomáticos pasando por diarrea leve, colitis o una colitis pseudomembranosa y
puede empeorar a un megacolon tóxico con riesgo vital. La diarrea es síntoma
fundamental en este padecimiento, tiende a aparecer coincidiendo con un
tratamiento antibiótico, aunque algunas veces puede hacerlo incluso semanas
después del retiro del tratamiento, e incluso en diversas ocasiones no existe este
antecedente (Bush, 2023). La manifestación básica de la infección es la diarrea, las
evacuaciones suelen ser abundantes, líquidas, con moco y sangre y acompañadas
de dolor abdominal. En la mayor parte de los pacientes no hay manifestaciones
sistémicas, ni hallazgos positivos a la exploración física, excepto la hiperestesia de
la parte inferior del abdomen. Un dato que puede orientar en el análisis clínico hacia
la presencia de la enfermedad es la leucocitosis no explicada (superior a 15.000 ×
109 células/l) con una aparición de neutrófilos no segmentados. Los pacientes que
se encuentren en esta situación pueden estar expuestos a un elevado riesgo de
complicaciones, tal como una perforación intestinal y megacolon tóxico que puede
ser capaz de evolucionar a sepsis grave y fallecimiento del paciente.
La colitis grave no seudomembranosa suele presentarse con una diarrea profusa
debilitante, dolor y distensión abdominales. El cuadro clínico suele incluir fiebre,
náusea, anorexia y deshidratación. El cuadro clínico de la colitis seudomembranosa
consta fundamentalmente de los mismos síntomas que la colitis simple, aunque
todas las manifestaciones están exacerbadas.
La colitis fulminante por esta bacteria es de pronóstico grave, se acompaña de un
cuadro de abdomen agudo que pone en peligro la vida. El paciente con colitis
fulminante por C. difficile tiene gran ataque al estado general, letargia, fiebre,
taquicardia y dolor abdominal. El tono muscular del colon puede estar ausente,
causando megacolon por dilatación. El íleo paralítico y la dilatación colónica pueden
provocar una paradójica disminución de la diarrea (Portillo - Lopez, 2002).

Los bacteriófagos, como su nombre lo expresa, son virus que tienen la capacidad de
infectar exclusivamente a las bacterias, cuyo material genético puede estar
compuesto de RNA o DNA, el cual se encuentra rodeado por una envoltura proteica.
Este tipo de fagos necesitan de un huésped viable (bacteria) en cuya parte interna
se replican usando su equipo metabólico y de este modo pueden sintetizar su propio
material genético y las proteínas presentes en la envoltura. Existen dos tipos de
bacteriófagos, los líticos o virulentos, que son capaces de infectar a las bacterias y
de matarlas, por otra parte los lisogénicos o temperados, que pueden establecer
una relación simbiótica con la bacteria que ataca, que tienen un ciclo replicativo no
lítico, estos pueden ser capaces de convivir con ella e incluso podrían causar
cambios fenotípicos en estas. Estos fagos se han ido aislando de muchas especies
bacterianas, incluyendo de clamidias. Existe una extensa gama de hospederos,
morfología, tamaño (20-2000nm) y estrategias presentadas de replicación son muy
variadas (Domínguez, 2020).
Tienen la capacidad de ser específicos, significa que cada uno reconoce un receptor
diferente el cual le permite adherirse a estas; tienen un tropismo únicamente por
bacterias, no pueden ser capaces de unirse ni infectar células eucariotas. Los
bacteriófagos que son utilizados en la terapia fágica, se replican utilizando el ciclo
lítico, esto siendo una referencia a que el bacteriófago primero se adhiere a un
receptor específico presente en la célula bacteriana, y a continuación, inyecta su
DNA o RNA en la bacteria mediante la liberación de una lisozima proveniente del
fago a través de su cola, la cual tienen la capacidad de que degrada una porción de
la pared celular, esto da paso a permitir que la vaina de la cola entre en contacto y
así empiece su introducción mediante la membrana bacteriana, mientras tanto el
ácido nucleico es liberado y es cuando empieza la biosíntesis del ácido nucleico
viral por parte de la bacteria hospedera. El DNA de la bacteria hospedera se es
degradado y detiene la síntesis de proteínas bacterianas, esto debido a que el DNA
o RNA del fago obtiene el control de la célula bacteriana, mediante la utilización de
los nucleótidos y enzimas de replicación de la bacteria, esto funciona para replicar
su genoma.
Posterior a esto, el fago utiliza el equipamiento que contiene la célula para así poder
producir las proteínas virales, que sucede del mismo modo como si la célula
bacteriana estuviera produciendo sus propias proteínas, pero solo el RNA viral se
transcribe, y no el de la bacteria. El genoma existente del fago y la cápside del virus
se unen, las lisozimas sintetizadas que se encuentran dentro de la célula bacteriana
finalmente rompen la pared y es así como permite la liberación y esparcimiento de
los nuevos virus.
La célula bacteriana concluye su ciclo funcional para los fagos y muere, por tanto
los virus recién producidos pueden infectar otras células.

Se utilizara a la familia de fagos Myoviridae en combinación con el fago específico


CD119 , el cual fue uno de los primeros en ser secuenciados de C. Difficile.
Myoviridae es una familia de virus con capacidad infectiva exclusiva para bacterias
(bacteriófagos) pertenecientes al Grupo I de la Clasificación de Baltimore. Se
caracterizan principalmente porque poseen un genoma con ADN de cadena doble
como un ácido nucleico y por la capacidad de albergar dicha información genética
en una cápside carente de una envoltura viral y estructuralmente esta definida por
una simetría binal, poseyendo una cabeza icosaédrica o elongada y con una cola
helicoidal
Los bacteriofagos CD119 son capaces de lisar al modificar su genoma sin perjudicar
la presencia de bacterias que benefician al cuerpo y no afectan la microbiota
intestinal.

La fagoterapia hace referencia a la utilización de bacteriófagos o fagos para así


poder tratar infecciones por bacterias sin utilizar antibióticos, principalmente es
aplicada en seres humanos, aunque también se puede adaptar para animales y en
plantas.
Su uso permite disminuir y controlar la dispersión de bacterias resistentes a los
antibióticos en ciertos ambientes como las granjas de animales, la cadena
alimentaria y el ámbito hospitalario y de la comunidad.
La sencillez del genoma que contienen los fagos permite que se puedan realizar
innumerables alteraciones mediante ingeniería genética. Así se han modificado para
disminuir el desarrollo de resistencia bacteriana a ciertos antibióticos; la
administración de fagos con genes presentados de resistencia dominantes influye
en una disminución de la resistencia que puedan expresar las bacterias receptoras.
En los nuevos estudios para su aplicación se han elaborado fagos genéticamente
modificados que incluyen el sistema de edición génica CRISPR Cas9 para que
detecten los genes bacterianos de resistencia y los inactiven.

Uno de los beneficios que nos otorgara la terapia de fagos es que podemos
caracterizar a C. difficile adaptando la terapia a lo que nuestro paciente necesita con
base en el análisis de como se encuentra su microbiota intestinal, esto permitirá que
al eliminar a C. Difficile, la regeneración de la microbiota sea más rapida, yendo de
la mano con evitarle al paciente una complicación de salud o incluso poder
ocasionar la muerte.
Hipótesis

La administración de una Terapia de Fagos permite la eliminación de Clostridium


Difficile de la Microbiota Intestinal después de un tratamiento con antibióticos.

Objetivos Generales

Evaluar la Terapia de Fagos para eliminar C. Difficile de la Microbiota Intestinal


ulterior a un tratamiento con antibióticos para otorgarle una regeneración más
favorable.

Objetivos Específicos

● Analizar la morfología bacteriana de C. Difficile y las patologías que causa


● Examinar la estructura viral de los bacteriofagos de la familia Myoviridae y al
fago específico CD119.
● Evaluar el estado de la Microbiota intestinal subsiguiente a un tratamiento con
Antibioticos.
● Determinar la efectividad de la Terapia de Fagos aplicada a la microbiota
intestinal para expeler a C. Difficile
Referencias
1. Álvarez, J., Fernández Real, J. M., Guarner, F., Gueimonde, M., Rodríguez, J.
M., Saenz de Pipaon, M., & Sanz, Y. (2021). Microbiota intestinal y salud.
Gastroenterología y Hepatología, 44(7), 519-535.
https://doi.org/10.1016/j.gastrohep.2021.01.009
2. Arumugam, M., Raes, J., Pelletier, E. et al. Enterotypes of the human gut
microbiome. Nature 473, 174–180 (2011).
https://doi.org/10.1038/nature09944
3. Bush, L. M. (2023, 1 febrero). Colitis inducida por Clostridioides
(antiguamente Clostridium) difficile. Manual MSD versión para público
general.
https://www.msdmanuals.com/es-mx/hogar/infecciones/infecciones-bacterian
as-bacterias-anaerobias/colitis-inducida-por-clostridioides-antiguamente-clostr
idium-difficile
4. Consejo General de Enfermería de España. (2022, enero). Virus para
combatir bacterias.
https://www.consejogeneralenfermeria.org/actualidad-y-prensa/sala-de-prens
a/noticias/item/6584-virus-para-combatir-bacterias
5. Devaraj, S., Hemarajata, P., & Versalovic, J. (2013). La microbiota intestinal

humana y el metabolismo corporal: Implicaciones con la obesidad y la

diabetes. Acta Bioquimica Clinica Latinoamericana, 47(2), 421-434.

https://www.redalyc.org/pdf/535/53529348019.pdf

6. Domínguez Navarrete, N. (2020). Bacteriófagos. Revista de la Facultad de

Medicina Humana, 20(1), 164-165. https://doi.org/10.25176/rfmh.v20i1.2554

7. Hernández-Rocha, C., Naour, S., Álvarez-Lobos, M., & Paredes-Sabja, D.

(2012). Infecciones causadas por Clostridium difficile: una visión actualizada.

Revista Chilena De Infectologia.

https://doi.org/10.4067/s0716-10182012000400011

8. Meyer, S. L., Espinoza, A. R., & Quera, P. R. (2014). Infección por clostridium

difficile: epidemiología, diagnóstico y estrategias terapéuticas. Revista Médica

Clínica Las Condes, 25(3), 473-484.

https://doi.org/10.1016/s0716-8640(14)70064-1
9. Rodríguez-Pardo, D., Mirelis, B., & Navarro, F. (2013). Infecciones producidas

por Clostridium difficile. Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica,

31(4), 254-263. https://doi.org/10.1016/j.eimc.2012.12.010

10. Rosas-Romero, R., & Covarrubias-Gómez, A. (2021). El efecto de la

microbiota sobre la fisiología de las barreras hematotisulares. Revista médica

del Instituto Mexicano del Seguro Social, 58(4).

https://doi.org/10.24875/rmimss.m20000073

También podría gustarte