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Integrantes:
Enfermedad: Se define como cualquier estado en que haya deterioro de la salud del
organismo humano.
Agente Patógeno: Microorganismo que puede causar una enfermedad.
Patogenicidad: Potencial de un microorganismo infeccioso de producir una enfermedad.
Invasidad: Proceso a través del cual las materias, parásitos, animales, hongos y virus
penetran en la célula o tejidos del hospedador y se diseminan dentro del organismo.
Toxicidad: Capacidad inherente de una sustancia química de producir efectos adversos
en los organismos vivos.
Virulencia: Grado de capacidad de un microorganismo para producir una enfermedad.
Asociaciones Positivas:
Ejemplo: Maíz infectado por el hongo Ustilago maydis (U. zeae). El hongo absorbe del
maíz agua, dextranas y dextrinas y el hongo le otorga aminoácidos y vitaminas.
Simbiosis (mutualismo): La relación mutualista entre poblaciones puede considerarse
una extensión del sinergismo. El mutualismo es una relación obligada entre dos
poblaciones, de la ambas se benefician. Es un tipo de relación altamente específica;
normalmente un miembro de la asociación, no puede ser sustituido por ninguna otra
especie relacionada.
Asociaciones Negativas:
Competencia: Tiene lugar cuando dos poblaciones tienen un mismo recurso, ya sea el
espacio o un nutriente limitante. Tiende a producir separaciones ecológicas de
poblaciones estrechamente relacionadas.
Por lo, general el útero de las hembras de los animales y de las mujeres no contiene
microbios. Justo antes de que una mujer dé a luz los lactobacilos de la vagina se
reproducen con rapidez. El primer contacto del recién nacido con los microorganismos
suele darse con estos lactobacilos, que se transforman en los gérmenes predominantes
en el intestino del neonato. Otros microorganismos se introducen en el cuerpo del recién
nacido desde el ambiente cuando comienza la respiración y se inicia la alimentación.
Estos microorganismos permanecen allí toda la vida y en respuesta a los cambios de las
condiciones ambientales pueden aumentar o disminuir en cantidad y contribuir a la
enfermedad.
Los miembros del microbiota natural del aparato digestivo sintetizan vitamina K y ayudan
a la absorción de nutrientes. En las mucosas y piel, la microbiota natural impide la
colonización por microorganismos patógenos y quizá las enfermedades a través de la
“interferencia bacteriana”. La supresión de la microbiota normal crea un vacío local parcial
que tiende a ser llenado por microorganismos del ambiente o de otras regiones del
cuerpo. Estos microorganismos se comportan como oportunistas y se pueden convertir en
patógenos.
Es probable que la flora normal total del organismo contenga más de 1 000 especies
distintas de microorganismos.
Cuando se trata de una persona sana, la sangre, los líquidos corporales y los tejidos son
estériles. Algunos organismos pueden desplazarse a través de las barreras epiteliales
como resultado de traumatismos o durante el parto; es posible que se les pueda recuperar
brevemente del torrente sanguíneo antes de que se filtren por los capilares pulmonares o
sean eliminados por células del sistema reticuloendotelial.
Microorganismos en la piel
En la piel habita una abundante flora que varía en cierto grado según la cantidad y
actividad de las glándulas sebáceas y sudoríparas. La flora es más abundante en las
áreas cutáneas húmedas (axilas, periné y entre los dedos de los pies). Los estafilococos y
los miembros del género Propionibacterium se encuentran a lo largo de toda la piel y los
difteroides facultativos (corinebacterias) se encuentran en áreas húmedas. Las
propionibacterias son bastones delgados, anaeróbicos o microaerófilos grampositivos que
crecen sobre el sebo superficial y que descomponen los lípidos de la piel en ácidos
grasos. De este modo, son más numerosas en los conductos de los folículos pilosos y de
las glándulas sebáceas que drenan hacia ellos. Incluso con una fricción con antiséptico,
es difícil eliminar las bacterias de ciertos sitios de la piel, en particular aquellos que tienen
unidades pilosebáceas. Los organismos de la flora cutánea son resistentes a los efectos
bactericidas de los lípidos y ácidos grasos de la piel, que inhiben o matan muchas
bacterias extrañas. Las conjuntivas tienen una flora muy escasa derivada de la flora
cutánea. El alto contenido de lisozimas de las secreciones lagrimales y los efectos de
lavado de las lágrimas mantienen bajo el número de bacterias.
El primer centímetro externo de las narinas está recubierto de epitelio escamoso. Las
fosas nasales tienen una flora parecida a la de la piel, excepto que son el sitio primario de
portación de un patógeno, Staphylococcus aureus. Cerca de 25 a 30% de las personas
sanas tienen este organismo como flora residente o transitoria en cualquier momento
dado. La nasofaringe tiene una flora similar a la de la boca; sin embargo, a menudo es el
sitio de portación de organismos con potencial patógeno, como neumococos,
meningococos y especies de Haemophilus. Las vías respiratorias por debajo del nivel de
la laringe están protegidas en estado sano por la acción de los cilios epiteliales y el
movimiento de la cubierta mucociliar; en consecuencia sólo se encuentran organismos
transitorios inhalados en la tráquea y los bronquios más grandes
Las vías urinarias son estériles en condiciones normales arriba del primer centímetro
distal con respecto a la uretra, que presenta una flora escasa derivada del perineo. Por
ende, la orina en la vejiga, los uréteres y la pelvis renal es estéril en una persona
saludable. La vagina tiene una flora que varía de acuerdo con las influencias hormonales
en las distintas edades. Antes de la pubertad y después de la menopausia es mixta,
inespecífica y relativamente escasa y contiene organismos derivados de la flora de la piel
y del colon. Durante los años reproductivos la flora está formada en su mayoría por
miembros anaerobios y microaerófilos del género Lactobacillus, con cantidades menores
de bastones anaerobios gramnegativos, cocos grampositivos y levaduras que pueden
sobrevivir bajo las condiciones ácidas que producen los lactobacilos. Tales condiciones se
desarrollan porque el glucógeno se deposita en las células del epitelio vaginal bajo la
influencia de los estrógenos, y los lactobacilos lo convierten en ácido láctico. Este proceso
da lugar a un pH vaginal de 4 a 5, que es óptimo para el desarrollo y supervivencia de los
lactobacilos, pero inhibe los de muchos otros organismos.
Entre los patógenos existen grados de potencia denominada virulencia, que a veces hace
que sea difícil trazar la línea divisoria entre microorganismos benignos y virulentos. Otros
patógenos casi siempre se asocian con enfermedad de diversa gravedad. (VIH)
Epidemiología
La epidemiología es el “quién, qué, cuándo y dónde” de las enfermedades infecciosas. La
importancia de la epidemiología como ciencia fue algo que demostró inicialmente
Semmelweis, quien a través sólo del análisis cuidados de los datos, determinó cómo se
transmite la fiebre puerperal causada por estreptococos. Incluso estableció un medio para
prevenir la transmisión (es decir, el lavado de las manos) décadas antes de que se
descubriera el organismo en sí. Desde entonces, cada organismo ha formado su propio
perfil de estadísticas vitales. Algunos agentes se transmiten por vía aérea, otros a través
de la comida y otros por medio de insectos; algunos se dispersan a través del contacto
entre personas.
Patogénesis
Una vez que el patógeno potencial alcanza a su huésped, las características del
organismo determinan si ocurrirá o no una enfermedad. La razón primaria por la que los
patógenos son tan pocos en relación con el mundo microbiano es que ser un patógeno
exitoso es muy complicado; se requieren múltiples características, denominadas factores
de virulencia, para persistir, causar enfermedad y escapar para repetir el ciclo. Las
variaciones son muchas, pero los mecanismos que emplean muchos patógenos se están
analizando ahora a nivel molecular.
Inmunidad
De hecho, uno de los atributos más importantes de la virulencia que puede tener cualquier
patógeno es su capacidad para evadir la respuesta inmunitaria. Algunos patógenos
atacan las células efectoras inmunitarias y otros atraviesan por cambios para confundir a
la respuesta inmunitaria. La vieja observación de que parece no haber inmunidad para la
gonorrea resulta ser un ejemplo de este último mecanismo: Neisseria gonorrhoeae,
agente causal de la gonorrea, presenta variaciones antigénicas de estructuras
superficiales importantes con tanta rapidez que los anticuerpos dirigidos contra la bacteria
se vuelven irrelevantes. Cada patógeno, el interés principal es si existe inmunidad natural
y, en tal caso, si ésta se basa en mecanismos mediados por células (TH1, IMC) o
humorales (TH2, anticuerpos). Las respuestas humorales y la IMC se estimulan en gran
medida con la mayoría de las infecciones, pero en general la respuesta específica a una
estructura molecular determinada es dominante en cuanto a mediar la inmunidad a la
reinfección. Por ejemplo, la naturaleza repetitiva de las infecciones en la garganta
(estreptococo grupo A) durante la infancia no se debe a la variación antigénica, como se
describe para la gonorrea. El antígeno contra el cual se dirigen los anticuerpos protectores
(proteína M) es estable, pero existe de manera natural en más de 80 tipos y cada tipo
requiere su propio anticuerpo específico. Conocer la molécula contra la cual se dirige la
respuesta de protección inmunitaria es de particular importancia para crear vacunas
preventivas.
(Sherris, 5ta ed. Cap. 1, pág 8-9)
FACTORES DE VIRULENCIA:
Cápsula: Bloquean la fagocitosis; estos microorganismos son más virulentos que las
cepas no encapsuladas.
(Larry M. Bush , MD, FACP, Charles E. Schmidt College of Medicine, Florida Atlantic
University)
EXOTOXINAS
Son proteínas (a menudo enzimas) solubles, termolábiles, que el agente patógeno libera a
su ambiente próximo durante su crecimiento. A menudo pueden desplazarse desde el
lugar de infección a otros tejidos corporales o células diana, donde se manifiestan sus
efectos.
Diversos microorganismos sintetizan moléculas de proteína que son tóxicas para sus
hospedadores y que se secretan al interior de su ambiente o se encuentran asociadas con
la superficie microbiana. Por lo general, estas exotoxinas poseen cierto grado de
especificidad para la célula hospedadora y está dictado por la naturaleza del enlace de
uno o más componentes de la toxina a un receptor específico de la célula hospedadora.
Con frecuencia, la distribución de los receptores de la célula hospedadora determina el
grado y extensión de la toxicidad. Estan constituidas por un dímero “AB”.
✓ Modelo Estructural AB
Las toxinas AB se componen de una subunidad o fragmento enzimàtico (A) que es
responsable del efecto tóxico una vez dentro de la célula huésped y de una unidad o
fragmento de unión (B). Las subunidades A aisladas son enzimáticamente activas y
carecen de capacidad de unión y entrada a la célula, mientras que las subunidades B
aisladas se unen a las células diana pero no son tóxicas y son biológicamente inactivas.
La subunidad B interacciona con receptores específicos en la célula o tejido diana, como
los gangliósidos, GM para la toxina del cólera, GT1 y/o GD1 para la toxina del tétanos, y
GD1 para la toxina bolulínica; además facilita la apertura de un poro, que promueve el
paso del lípido A en la célula.
•Corynebacterium dihtheriae
•Staphylococus aureus
•Vibrio cholerae
•Clostridium perfringens
•Escherichia coli
•Clostridium tetani
ENDOTOXINAS
Las endotoxinas producen una gran variedad de efectos tóxicos en el cuerpo humano:
Fiebre, Aumento o descenso en el número de leucocitos, Diarrea, Shock, Abatimiento o
debilidad extrema, Muerte. Estos efectos tóxicos se producen cuando la endotoxina
estimula ciertas células humanas para que decreten determinadas proteínas mensajeras
Ejemplo:
• La fiebre se produce cuando la endotoxina estimula los glóbulos blancos para que
produzcan una proteína llamada Interleucina-1 (IL-1)
• El shock endotoxico o séptico se produce cuando la endotoxina provoca que los
fagocitos decreten una proteína llamada Factor de Necrosis Tumoral (TNF), El
cual causa la perdida de líquidos de la circulación sanguínea. Esto provoca que no
llegue cantidad suficiente de sangre a los órganos vitales, lo que produce un
colapso
Las endotoxinas pueden activar el factor Hageman (XII factor de la coagulación) que a su
vez activa 4 sistemas humorales: coagulación, complemento, fibrinolítico y sistema
cininógeno.
•Salmonella spp
•Enterobacter cloacae
•Escherichia coli
•Kiebsiella pneumoniae
•Proteus mirabilis
•Yersinia enterocolítica (No forma parte de la flora habitual, pero es un bacilo gram
negativo que puede ingresar en el huésped).