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BRUCKNER

SINFONIA NO. 6 EN LA

La sexta sinfonía no sufrió las revisiones y alteraciones


a las que algunas otras fueron sometidas.
Es una obra maestra más breve y concisa.

La sinfonía tiene una belleza contemplativa, teñida no


solamente de una cálida coloración emocional, sino
también, en algunos lugares, con una indescriptible
calidad de objetividad.

Hay un aire de autoridad en el sonido de los


compases iniciales. Los tresillos, continúan en el
movimiento, acompañando a un tema filosófico
presentado más grave en las cuerdas.
Obsérvense las alteraciones cromáticas – sol natural,
si bemol y fa natural.

Son pistas importantes para los desarrollos


posteriores de la obra, y evolucionan a través del
desarrollo armónico del primer movimiento a través
del principio de la relación napolitana.
Es en el principio de la reexposición y en la coda,
donde Bruckner revela su especial maestría.
En el desarrollo de una forma, los grandes
compositores, y especialmente Beethoven, muestran
a menudo una profunda perspicacia en la relación
entre tonalidad y estructura. Es la creación de la
expectación combinada con el elemento de sorpresa
lo que provoca el suspense estético.

Bruckner, acercándose a la reexposición, se mueve en


un breve espacio de mi bemol, a través de acordes de
sol bemol a LA BEMOL, hacia la dominante de la
tonalidad principal.
Los bajos tonienen un la bemol en el ritmo básico de
tresillo cuando los timbales entran en mi natural
(compás 207).
La bemol cambia enarmónicamente a sol sostenido y
regresamos a la tonalidad principal. En la coda,
Brucker usa el tremendo ímpetu gravitatorio del tema
principal para cambiar a través de una inmensa
variedad de modulaciones antes de regresar a la
principal sin divagar por medio de una masiva
cadencia plagal.
Los bellos temas del Adagio, a veces pesados con un
fuerte énfasis subjetivo, son fácilmente
indentificados.
Este movimiento, uno de los mejores del compositor,
y uno de los pocos que se adhiere a la forma sonata,
establece una intensidad concentrada de sentimiento.

Las inflexiones napolitanas del primer movimiento


revelan su influencia aquí en una textura armónica
que despliega una riqueza de relaciones tonales.
Bruckner trabaja con un calidoscopio ricamente
coloreado de sonidos dentro de la estructura primaria
fa-do-fa, y en otras palabras I-V-I en fa mayor; pero
esta forma armónica subyacente es casi siempre
ocultada por cambios velados de relaciones
subarmónicas.

El primer tema, con su sexta bemol, está cargado con


toques de si bemol menor, y la melodía quejumbrosa
del oboe enfatiza el efecto melancólico (compás 5).

El segundo sujeto, un complejo contrapunto lírico, es


presentado en mi mayor y evoluciona hacia do mayor.
A lo largo de todo el movimiento, Bruckner teje un
tapiz de subrelaciones armónicas, y es un misterio
musical cómo un movimiento puede evolucionar a
través de regiones y subregiones y no obstante
aparecer expresado en un simple marco que
difícilmente se hace explícito, excepto en el sereno,
contemplativo final en fa mayor.

Las sutilezas rítmicas y armónicas son marcas del


poético scherzo, que empieza en la menor.
Su delicadeza es brutalmente ensombrecida por el
poderoso final fff de la sección principal.
El trio está lejos en estilo de los primeros LANDLER, y
abunda en sauves intercambios contrapuntísticos
entre los instrumentos de viento de madera y las
cuerdas. Las trompetas tienen un papel distintivo, y
han sido consideradas distantemente relacionadas
con las de Beethoven en la Sinfonía Heróica.

Para sentirse en casa en el espacio armónico del final,


es necesario mirar de nuevo hacia el tema principal
de la sinfonía y observar la fuerza estructural de fa
natural, y si bemol. Consideradas como polaridades
armónicas, son otra vez retomadas en el final, que
lucha masivamente con sus implicaciones en una
tonalidad central de la, anunciada por el tema inical:
Muy pronto, un ritmo de marcha irrumpe en la
mayor, seguido por esta significativa figura del bronce
(compás 37):

Nótese la orientación V-I de fa-si bemol en si bemol


menor). Después de esta Gesansperiode, presentada
en do mayor, los sonidos no se alinean serenamente.
El completo almacén de temas es redondeado con un
motivo en notas punteadas en el compás 130. El
desarrollo necesita ser seguido con especial
concentración puesto que se despliega con gran rigor.
La tonalidad se contiene de gran manera en las
relaciones napolitanas del tema inicial de la sinfonía.

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