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Apuntes fútiles, prescindibles

Huelga decir que esto no es un blog con autoridad académica ni mucho menos. Esto es un
pozo de esquizofrenia, de la peor posible, de la pretenciosa.

El cinismo helénico y el entrenamiento


físico
mayo 15, 2021

 El cinismo helénico y el entrenamiento físico

Se suele contar que el nombre de la escuela


cínica viene de la palabra griega  κυνικός
(kynikós), que querría decir "similar a los
perros". Mas esto no es verdad. El nombre
de la escuela viene dado por el gimnasio
ateniense de  κύων ἀργό, (el cynosargues,
literalmente "perro ágil"), donde el que es
considerado como el padre de la escuela,
Antístenes, solía predicar sus lecciones cerca
de él. Esta localización no era casualidad, y
revela la curiosa relación que existe entre esta escuela filosófica y el ejercicio físico. 

Antístenes formulo las primeras máximas de la doctrina cínica; "demostrar que la virtud es
enseñable [...] suficiente en sí misma para la felicidad, sin necesitar nada a no ser la fortaleza
socrática. Que la virtud esta en los hechos" (Diógenes Laercio). La búsqueda de la felicidad es la
máxima de todas las escuelas helénicas, y es un camino que se toma de forma exclusivamente
individual. Las instituciones publicas, como la polis  y otras empresas colectivas, han quedado
desprestigiadas ante una agresividad que ha transfigurado el sentido del equilibrio de estas
sociedades. En el caso cínico, la critica a estas instituciones empieza por una critica
radicalmente cultural, y en algunas ocasiones políticas, aunque definitivamente no tienen un
objetivo político (el régimen político de la Politeía  de Diógenes de Sinope es una sátira hacia
todo objetivo político). Uno de los aspectos que se critican del régimen político, sobre todo  en
Antístenes, es la concepción  del prestigio  innato de los nobles; "Los nobles no son sino los
virtuosos". La búsqueda de la virtud es una búsqueda que pasa inevitablemente por el esfuerzo.
La doctrina ética de Antístenes es única en su huida del placer ("prefiero someterme a la locura
antes que al placer") y su tendencia al ponos, que no será tan recurrente en cínicos posteriores.
Así pues, anteponiéndolo todo al cuidado del alma por medio de la virtud, Antístenes fundamenta
el camino 'ascético' de los cínicos, ampliamente desarrollado por Diógenes. Este es un
ascetismo individual, que abraza la "mala fama", que critica los valores colectivos por basarse en
una ley 'no natural' y por tanto, inauténtica  (concepto muy interesante y recurrente en toda la
filosofía moral y hasta ontológica, que a mi parecer realmente empieza con este filosofo). Aquel
que siga este camino será el sabio. 

Algo muy interesante de este ascetismo es su apartado practico. Contrariamente a los


ascetismos posteriores, las penalidades de sus practicantes no tienen un objetivo plenamente
espiritual. Antístenes  no plantea una escatología  de forma directa para la cual haga falta el
cuidado del alma, y de hecho en alguna ocasión se nos relata sus parodias a los mitos
convencionales del Hades. La felicidad reside en este mundo, y las leyes y culturas artificiales
del hombre le apartan de esa felicidad natural. Así pues, una ética para el mundo se basara en
aquello que ocurra en el mundo, y sus resultados se reflejaran "en los hechos". Los hechos son
el medio y el fin, y todos ellos van orientados a la autosuficiencia del hombre, puesto que el resto
de relaciones, tanto con el mundo como las sociales, son inherentemente inauténticas. "El sabio
es autosuficiente, pues los bienes de los demás son todos suyos". 

Dentro de esta búsqueda interna de la virtud y la salud pero enfocada en el mundo presente, se


enmarca la curiosa relación que mantiene el cinismo con el deporte (aunque sería más correcto
de relacionarlo  con el entrenamiento o el ejercicio, ya que el deporte griego llevaba una carga
social y cultural atribuida a la polis, que es objetivo de la critica cínica). El primer hilo conductor
es la admiración hacia la figura mítica de Heracles. Héroe  en ocasiones solitario, que nada
construye para sí en el mundo, si no que lleva a cabo una empresa de dimensiones divinas, por
medio del esfuerzo y el sufrimiento. Heracles, como patrón de los gimnasios, muestra el camino
para el entrenamiento del alma. Ya en Platón se muestra la relación entre el control del cuerpo
por el ejercicio junto con el control del alma, pero la dimensión  material cínica  del asunto es
original. Aquí  se incorporaran las doctrinas aristotélicas de la virtud como habito, como
repetición y esfuerzo. El entrenamiento va muy ligado con el esfuerzo, aspecto muy presente con
la doctrina de Antístenes; "Y sostuvo que el esfuerzo es un bien con el ejemplo del gran Heracles
[...] que la impopularidad es un bien y otro tanto el esfuerzo". Esto es también una muestra más
de la transvaloración de los valores de la cultura. Aquí, el filosofo demuestra su saber más allá
de la teoría, lucha contra el mundo, mediante hechos, contra su naturaleza misma. El
componente personal, intimo e individual del esfuerzo, del ejercicio y del dolor son piezas claves
para comprender el camino solitario de la virtud. El ejercicio es también muestra de la ética como
recorrido y como constancia, de la educación, la paideia, aunque en este ultimo ejemplo
volvemos a caer en la dualidad mente-cuerpo, donde el cuerpo es dominado, aunque aquí desde
una nueva perspectiva, donde el sujeto es más que la suma de alma-cuerpo; es un ente que se
esfuerza para perseverar en su senda, en su ser, y lo hace mediante la lucha; "Al preguntarle
qué había sacado de la filosofía, dijo; 'El ser capaz de hablar consigo mismo". De hecho, tanto
Diógenes  como Antístenes  comprendían  la educación  dentro de unos marcos esencialmente
convencionales, pese a ser una parte importante de la teoría cínica. EL control del cuerpo es una
reafirmación del ser en el mundo, fuera del nous    i del nomoi, de la inautenticidad de las
instituciones "burguesas". Al oír que un éleata decía que movimiento era imposible, Diógenes de
Sinope se levanto y echo a andar. Ningún  argumento más contundente que un puñetazo en la
faz, para realizarse de que la realidad es y será  una lucha, de la cual el código  cínico  intenta
defenderse entendiéndola y luchando positivamente con ella, y se enfatiza esa visión de la vida
como lucha ("Es mejor combatir con unos pocos buenos contra todos los malos que con muchos
malos contra unos pocos buenos. Prestar atención a nuestros enemigos, por que son los
primeros en percibir nuestras faltas"). Hay una doctrina política intrínseca  a esa lucha y a ese
'hacerse a uno mismo', que me gustaría tratar más profundamente en otra ocasión. 

El otro gran cínico, sino  el más grande, fue Diògenes  de Sinope, el cual también muestra una
visión del ejercicio y de la lucha como parte inseparable del camino ético. La perseverancia es
importante, incluso en el dolor, cuando se trata del conocimiento útil  (como muestra su
perseverancia para seguir a Antístenes, quien le echaba golpeándolo  con un palo, al que
Diógenes ofrecía la cabeza). Diógenes siempre busco la forma más directa de romper las leyes
convencionales. En el ámbito del deporte, Diógenes muestra otra vez más la diferencia entre el
ejercicio personal y el social, repitiendo varias veces a los vencedores olímpicos  que mientras
ellos "ganaban a esclavos", Diógenes  "vencía  a los hombres", mostrando la artificialidad del
deporte griego a diferencia del ejercicio personal. Aun así, y de la presentación apriorística de la
realidad, sigue presentando el ejercicio físico como un equilibrio del ejercicio mental, que ambos
forman parte de un mismo entrenamiento constante para la virtud, pues dan al sujeto "buena
disposición  y el vigor". El entrenamiento  abre todas las puertas, junto con la perseverancia. La
perseverancia es clave en la concepción del mundo de Diógenes, siempre acechada por el azar
de la ley natural, ley que debe ser la única que rija la vida de los hombres. Diógenes aquí alude a
la libertad como lo que se debe anteponer a todo, y para conseguirlo es necesario adquirir los
medios que hacen a uno libre. La vida como lucha es para Diógenes sobre todo una lucha para
la libertad, en la cual gran parte de esa lucha va dirigida contra uno mismo, y aquí  es donde
entra la importancia del entrenamiento  físico. Para Diógenes, pues, el poder es lo único  que
determina la libertad (otra concepción  extrapolable al campo político), y ese poder no es
traducible a la civilización y a la ley humana, si no que esta meramente aparenta no ser natural
mediante el engaño y el lujo. Dentro de esta visión  del mundo, la figura de Heracles también
sirve como modelo de la perseverancia de la fuerza contra el mundo mediante la ley natural.
Esto se identifica con el camino ascético de la vida, en un endurecimiento perseverante mediante
el habito, que Diógenes  demuestra en su repetitiva lucha contra la sociedad  mediante lo
inmoral y lo vergonzante. A todo esto se le suma el identificar el ideario filosófico con el cuerpo,
llegando a ser las necesidades vitales parte de la expresión de esta.

En conclusión, las doctrinas cínicas  sobre el ejercicio físico, exhortándolo  como medio para
adquirir la libertad y la autosuficiencia hacia la virtud, fue un el primer planteamiento original de
esta idea, desarrollada en mayor medida en El sol y el acero  de Yukio Mishima, como mayor
obra filosófica acerca del ejercicio físico. 

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