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1.

Explicar la crítica de Wittgenstein en las investigaciones filosóficas a la imagen


agustiniana del lenguaje.
2. Explicar el criterio de traducibilidad para el significado cognoscitivo como
criterio empirista de significado propuesto por Hempel e indicar su diferencia
con el criterio de comprobabilidad de refutabilidad propuesto por el
positivismo ló gico.
3. ¿Có mo describe Kripke la aparente contingencia de enunciados como
‘agua=H20’ que, segú n él, son verdades necesarias?
4. Explicar la noció n de juego del lenguaje y su relació n con las nociones de forma
de vida y parecido de familia, mencionando qué utilidad encuentra
Wittgenstein en tales nociones para explicar el significado.
5. Explicar la teoría de la figuració n del Tractatus.
Desarrollo.
1. En la concepció n agustiniana de la imagen se revelen las ‘raíces’ de la idea, una
figura de la esencia del lenguaje humano; esto es, a saber, que cada palabra
tiene un significado y al nombrar señ ala objetos. En consecuencia, hay una
coordinació n entre el elemento que nombra, la palabra, y el significado que
encarna tal figuració n.
No obstante, Wittgenstein critica de Agustín el que ponga su acento
principalmente en los nombres sustantivos y los nombres propios, dejando en
un segundo plano el género de nombres de ciertas acciones y sus propiedades
que, segú n éste, se irá n acomodando en la significació n. El no establecer una
diferencia entre los géneros de palabras es el problema central que le
cuestiona el austriaco.
Para Wittgenstein lo importante es el uso o el empleo que se le da al recurso
lingü ístico, puesto que el significado, como concepto filosó fico, mora en una
imagen primitiva del modo en que funciona el lenguaje. Esto es, su cará cter
ostensivo: aquello que se muestra, su capacidad de aparecer como imagen del
mundo. En otras palabras, hay una capacidad significativa de la imagen por su
uso.
Ahora bien, Agustín describe un sistema de comunicación el cual es cuestionado
por Wittgenstein al ver la debilidad misma de tal acepció n; esto es, que al
presuponer tal sistema se reduce la amplitud y magnitud con que el lenguaje se
manifiesta en sus modos de uso, razó n por la cual es imposible sustraer y
delimitar la comunicació n como dominio exclusivo suyo. Grosso modo, no todo
lo que se llama lenguaje es comunicable tal como lo entiende Agustín, ya que la
pretensió n del nombrar estaría supeditada a un espacio reducido, limitado y
difícilmente abarcable de la totalidad de lo que se busca representar. El
problema de la fundamentació n en Agustín es que se olvida de las funciones del
lenguaje má s allá de la simple relació n entre signo y palabra como referencia
del nombrar; siendo apenas una concepció n general del significado de la
palabra.
Segú n Wittgenstein para poder superar tal problema, habría que estudiar los
fenó menos del lenguaje en géneros primitivos de su empleo puesto que en tales
predomina la visió n, es decir, tal uso del lenguaje aparece como modulació n
primera de la vista, pues es quien domina la finalidad o el funcionamiento que
tienen las palabras aprehendidas con el adiestramiento, y no, como en el caso
de Agustín, con la explicació n relacional entre los nombres.

2. Para poder dar cuenta de la propuesta de Hempel, esto es, del criterio de
traducibilidad para el significado cognoscitivo como criterio empirista de
significado, en necesario atender la discusió n previa emanada desde el círculo
de Viena y que, bajo el positivismo ló gico, tuvo la forma de un criterio de
comprobabilidad de refutabilidad.
Basta con decir que el criterio de completa refutabilidad es la característica
definitoria del significado empírico, es decir, una oració n tiene significado
empírico só lo si es capaz de ser completamente refutada por un número finito
de datos observacionales. De lo anterior se sigue que tal criterio califica a una
oració n como empíricamente significativa si su negación satisface el requisito
de completa verificabilidad. No obstante, Hempel hace notar las dificultades que
trae interpretar de esta manera tal criterio.
En palabras suyas afirma, a saber, que “las interpretaciones del criterio de
comprobabilidad en términos de completa verificabilidad o completa
refutabilidad son inadecuadas por ser excesivamente restrictivas en una
direcció n y excesivamente amplias en la otra, y porque ambas requieren
cambios importantes en los principios fundamentales de la
ló gica”(Hempel,1991, p. 206)
A pesar de que personas como Ayer han llevado varios intentos por salvar tales
dificultades al interpretar el criterio de comprobabilidad como requisito de
confirmabilidad parcial de las hipó tesis empíricas por medio de la prueba
observacional, Hempel presenta una salida distinta a tal dilema ló gico.
Este autor se propone establecer un criterio de comprobabilidad de oraciones
individuales en términos de sus relaciones ló gicas con oraciones
observacionales y, por otra parte, realizar una caracterizació n del criterio de
traducibilidad para el significado cognoscitivo.
La tesis del autor descansa en la siguiente proposició n, a saber: “una oració n
tiene significado cognoscitivo si y só lo si es traducible a un lenguaje empirista”
(Hempel, 1991, p. 208). Tal premisa sugiere una explicació n ulterior, a saber,
que el lenguaje empirista puede caracterizarse indicando su vocabulario y las
reglas que determinan su ló gica, esto es, reglas sintá cticas que forman
oraciones mediante su uso de vocablos dados.
Ampliando aú n má s la tesis de Hempel, tal criterio de traducibilidad tiene un
rasgo fundamental, el de caracterizar las oraciones cognoscitivamente
significativas por medio de principios sintá cticos que le construyen. Aquellas
reglas que dan forma a los predicados observacionales estipulan que un
lenguaje es empirista si todas sus oraciones son expresables mediante
locuciones ló gicas usuales, en términos de características observables de los
objetos físicos (lenguaje-cosa). Tales predicados parecen describir mejor el tipo
de prueba intersubjetiva que se requiere al momento de corroborar hipó tesis
científicas (Hempel, 1991). En estos casos se toma en cuenta la cuantificació n
universal y existencial, es decir, el uso de “todos” y “algunos”, de manera que
no se excluye ningú n enunciado cuantificado dentro de los discursos
significativos.

3. Kripke describe la aparente contingencia de enunciados en tanto verdades


necesarias porque casos tales como “Hesperus es Phosohurus” o “Agua es
H2O”, evocan nombres que no son puramente referenciales, es decir, que el
hecho de su contingencia (o sustituibilidad) dependerá del contexto al que se
refiera la predicació n suya; es decir, pueden utilizarse nombres ‘propios’ que
tengan la pretensió n de etiquetar el mismo objeto pero en realidad só lo
alcanzan el nivel de abreviació n descriptiva por su familia de propiedades,
luego entonces no obedecen a una misma referencia directa y dependen
enteramente de su contingencia.
Para Kripke, el nombre no sería sinó nimo de descripció n plenamente, sino que
es usado para nombrar a un objeto x por el hecho contingente de que satisface
una determinada descripció n. Tales enunciados contingentes de identidad nos
producen tal ilusió n por el hecho de haber sido identificados con una
descripció n previamente verdadera.
En otras palabras, la funció n de los nombres es la de hacer referencia,
señ alarnos algo, no atribuirle propiedades que pueden ser contingentes a
aquello que nombra. Así como se entiende el significado desde la referencia
indirecta, donde hay una mediació n por la descripció n de atributos, para
Kripke, por el contrario, es el referenciar directo el que permite significar, esto
es, que el significado es la referencia directa de los términos singulares y no sus
descripciones.
Así pues entendido, el significado es la referencia y no el fijar la referencia. El
significado solo podría ser entendido dejando a un lado las descripciones
contingentes que se le atribuyen.
Finalmente podría caracterizarse a los designadores rígidos y a los no rígidos
para comprender bien la referencia directa en Kripke y el uso contingente de
nombres propios como verdades necesarias. Los designadores son palabras o
expresiones lingü ísticas que señ alan, designan o nombran, de manera que se
distinguen por su rigidez ante situaciones contrafá cticas. Es así como los
designadores rígidos obedecen a aquellas expresiones que designan una y la
misma cosa en todos los mundos posibles; por consiguiente, los no rígidos
asumen un rol contingente y variable.
Es por ello, en conclusió n, que enunciados como H2O=Agua es só lo en
apariencia contingente, puesto que su rigidez demuestra lo contrario, que es,
en efecto, una verdad necesaria, que el agua es H2O en todo mundo posible
dada su verificabilidad y posibilidad ló gica. Es decir, dar cuenta de que en el
mundo la naturaleza del agua es hidró geno y oxígeno sin posibilidad de que sea
otra cosa, por lo tanto, si el enunciado H2O es ló gicamente posible (como en
efecto lo es) cada vez que alguien se refiere al agua en este mundo, o respecto
al de cualquier otro mundo (ló gicamente posible), será nada má s que una
verdad necesaria expresada en un designador rígido.

4. El pensamiento en Wittgenstein en las investigaciones se remonta a una


figuració n de imá genes. Es decir, su propuesta es a partir del contraste de
imá genes. Claramente no se refiere a la representació n mental, sino al
compromiso de las creencias con lo que aparece como un mundo. Para Ludwig
nosotros tenemos una imagen del lenguaje en el que éste opera como si pusiera
‘parches’ sobre las cosas, como si hiciera aparecer aspectos sobre lo percibido,
esto es, la definició n ostensiva del lenguaje. ¿A qué se debe esto? A la manera
en como se nos enseñ a el lenguaje, a creer que la imagen es la representació n
de los objetos del mundo, y que por tanto, se ha generado una capacidad
significativa de la imagen sobre nosotros expresada en distintos juegos del
lenguaje. Esta acepció n de juego es vital para entender al lenguaje, puesto que
Wittgenstein nos muestra el modo en que lo hemos usado para significar, es
decir, que el lenguaje es como un juego y que, nuestro material o medios para
poder jugarlo es él mismo.
Ademá s de esto, nos muestra que el todo formado por el lenguaje y las acciones
(pues tales está n intrínsecamente ligados) produce diversos juegos del
lenguaje; éstos nacen, crecen y se reproducen en nuestras formas de vida, pues
dentro de ellas lo que se presenta son conceptos no definibles, que
Wittgenstein les llamará conceptos de parecido de familia; aquellos usos
comunes y compartidos del lenguaje en donde se aprende a ver aspectos que
para nosotros son relevantes. En otras palabras, nuestras formas de vida son
un uso constante de los juegos que teje el lenguaje, en la manera en que lo
usamos para significar a través de imá genes aprehendidas por el uso
compartido de los parecidos de familia. La utilidad que Wittgenstein ve en tales
nociones para entender el significado tiene que ver, sobre todo, con la manera
como creamos el mundo a partir de nuestro propio uso del lenguaje, en nuestra
producció n de imá genes que hacen mundo en el juego constante con el de
otros.
6. Explicar la teoría de la figuració n del Tractatus.

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