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Paradigma del signo lingüístico

Plano de la expresión y plano del contenido

Sección: Lengua y Literatura

Cátedra: Modelos Teóricos lingüísticos

Gustavo Wilhelem- M.C


El objetivo del siguiente escrito es poder desarrollar algunos conceptos
fundamentales, con el fin de comprender el cambio de perspectiva de la teoría
lingüística, a partir de los aportes de Louis Hjemslev (1971). En este sentido, el énfasis
estará puesto en algunos de los conceptos desarrollados, pero cabe dejar en claro que el
estudio consta del desarrollo de otra gran cantidad de conceptos que son igualmente
relevantes para los estudios lingüísticos posteriores. Para ampliar los postulados teóricos
del autor, primeramente, se tiene que entender que desde esta perspectiva se busca
elaborar una comprensión inmanente del lenguaje, y que la lingüística comienza por
limitar y reelaborar su campo de estudio. A partir de Saussure (1945) se ha afirmado
frecuentemente que existen interdependencias entre los elementos que configuran una
lengua determinada, tal que una lengua no puede disponer de determinado elemento sin
hacerlo también del otro, y este concepto al igual que otros como el contenido y la
expresión serán desarrollados en este trabajo.

En primera instancia, cabe destacar que uno de los aportes que más resonó en el
campo científico es la reconstrucción del signo lingüístico que propone Hjemslev. En este
sentido, lo que el autor plantea es que el signo lingüístico está conformado por el
contenido y la expresión (a diferencia de Saussure que los planteaba como significado y
significante)1 y que a su vez cada uno de estos elementos están compuestos por una forma
y una sustancia. Esto quiere decir que el plano del contenido estará constituido una forma
del contenido y una sustancia del contenido, como ocurre también con el plano de la
expresión. Esto quiere decir que hay una complejización respecto del análisis del signo lo
que implica que se le adhiere al contenido, por ejemplo, además de la forma, se le agrega
también lo que se denomina sustancia y lo podríamos graficar pensando por ejemplo en la
palabra “mesa” entendiendo que el contenido mesa, el concepto mesa, constará de dos
caras. La primera tendrá relación con la representación semántica, a lo que se llamará
forma, y la segunda, tendrá que ver con todas las abstracciones que se puedan realizar a
través del pensamiento. Lo mismo ocurre con el plano de la expresión con la
representación de fonemas y los sonidos del habla.
1-
La naturaleza del signo lingüístico se compone por: el signo, el significado y el significante. La concepción de
esta teoría simplista refiere a la idea que la unidad lingüística es una cosa doble, producto de la unión de dos términos. El
signo lingüístico une una imagen acústica y un concepto. Cabe aclarar que la imagen acústica no es un sonido, sino que es
la representación natural de la palabra, es decir una imagen sensorial. En cuanto al signo lingüístico, el autor refiere que su
composición se debe a la unión del concepto (significado) y la imagen (significante); ambos están unidos inmanentemente
y se reclaman de manera recíproca. Uno de los principios del signo lingüístico se debe a la arbitrariedad del signo. Se
entiende a este principio como la unión del significante y el significado. La palabra símbolo se ha utilizado para
denominar al significante, cuyo carácter es no ser completamente arbitrario. Lo que daría por resultado la convención
entre el significante y el significado. Un ejemplo claro sería el del símbolo de la justicia, que no podría ser reemplazado
por otro objeto cualquiera. Además, es preciso aclarar que cuando hablamos de arbitrariedad, nos referimos al carácter
inmotivado del signo, es decir, arbitrario con relación al significado. El segundo principio del significante es su carácter
lineal. Por su naturaleza auditiva se desenvuelve en el tiempo únicamente y posee los caracteres que posee del mismo: “a)
representa una extensión y b) esa extensión es mensurable en una sola dimensión; es una línea (…) los significantes
acústicos no disponen más que de la línea del tiempo; sus elementos se presentan uno tras otro; forman una cadena”. Este
carácter se ve representado en la sintaxis, en donde la sucesión en el tiempo es sustituida por la línea espacial de los signos
gráficos.
(Saussure:1945: p,91 a p,95).

De este modo, Hjemslev propone que el plano de la expresión está compuesto por
una forma que se corresponde con los fonemas relacionados al campo de la fonología.
Mientras que la sustancia es todo lo que un humano puede emitir como sonido. En el
plano del contenido se encuentra la forma, que es el rasgo semántico distintivo para un
morfema, por ejemplo: pez. La sustancia del contenido son aquellos rasgos semánticos
posibles que hay en la realidad, es decir, todo lo pensable. Entonces, las formas de ambos
planos, conforman el signo lingüístico.

En el siguiente gráfico se intentará desarrollar de un modo sencillo el nuevo


paradigma del signo lingüístico propuesto por Hjmeslev. El lingüista señala para cada
uno de los planos lo siguiente:

Por otro lado, Hjemslev realiza una descripción exhaustiva de este recorte para así
poder explicar que el signo mantiene relaciones solidarias con sus funtivos que serían,
justamente, el contenido y la expresión. Lo que se busca es poder entender que un signo
es signo de algo pero que no necesariamente ese algo está fuera del signo mismo, como
se ha explicado, el signo tiene dos caras, una hacia afuera y otra hacia dentro, por eso
aunque la idea más difundida por epistemólogos sea que un signo es fundamentalmente
un signo de algo, en la nueva reconstrucción del objeto se muestra que esa idea tiene
muchas limitaciones. Según la primera articulación, el signo es una expresión que señala
hacia un contenido que hay fuera del signo mismo, mientras que para la articulación
siguiente el signo es una entidad generada por la conexión entre la expresión y el
contenido. En algún punto se establece que la función del signo está colocada entre dos
entidades una expresión y un contenido, y que a partir de este análisis se puede decir si la
función es externa o interna al signo. (1971: p,85)

Las relaciones solidarias son necesarias para esta concepción del signo, porque
solamente de esta manera se puede entender que los funtivos no tienen función en el
signo, sino con el signo, y a su vez, es aplicable a todos los funtivos. Es decir, si no
hubiera solidaridad entre el signo y sus funtivos, no se podría encontrar la función del
signo debido a que el signo necesita de estos dos elementos para constituirse; entonces,
son elementos que se presuponen necesariamente. Una expresión solo es expresión en
virtud de que es expresión de un contenido y el contenido sólo es contenido en virtud de
que es contenido de una expresión. La falta de contenido a su vez, no debe confundirse
con falta de significado, una expresión claramente puede presentar un contenido pero que
este no presente significado alguno en un contexto determinado. Saussure(1945) intentó
analizar la expresión y el contenido por separado por lo que de esa manera nunca llegaría
al plano de la función del signo, y ese es uno de los aspectos a los que Hjemslev le otorga
importancia.

La función es la dependencia que satisface las condiciones del análisis; función


encontramos en una clase y sus componentes (o un paradigma y sus miembros) y entre
los componentes entre sí. Entonces, ya se dijo que los funtivos son objetos que tienen
función con otros objetos, mientras que a los funtivos que no cumplen funciones se los
denomina entidad o variables. Por constante se entiende a un funtivo cuya presencia es
necesaria para la presencia del otro funtivo con el que tiene función; la constante está
compuesta por uno o más términos, en los que son fijos estrictamente y necesarios para
que exista. Por variable se entiende a un funtivo cuya presencia no es necesaria para la
presencia del funtivo con el que tiene función. Sobre esta base se define la
interdependencia como una presunción mutua entre dos términos, que deben existir para
que se genere un funtivo. Aquí se encuentra una dualidad en la que existe un binario, por
ejemplo: si existe un término masculino (gato) deberá existir un término femenino (gata);
si existe aquello que se considere falso, también habrá una concepción sobre aquello que
se considere verdadero, como relaciones de complementariedad, es decir relaciones entre
los términos. La solidaridad entre los términos debe existir; uno no pude decir: lo gatos o
los gato, se ve en ambos ejemplos la falta de solidaridad entre uno de los funtivos con el
otro.
La siguiente categoría es la determinación como función entre una constante y una
variable, es decir, A se corresponde a B pero no viceversa. En el caso de un funtivo X se
puede complementar solo con A sin necesidad de la presencia de B. En esta categoría se
encuentran subcategorías como la de selectividad: los adjetivos califican o especifican
otorgándole un valor a un sustantivo, sin embargo, un sustantivo no puede darle un nuevo
valor al adjetivo porque sería incorrecto desde la perspectiva idiomática. Otra
subcategoría sería la de especificación con un mayor grado de complejidad. En el caso de
del español cuando queremos diferenciar un término en cantidad o número se utiliza el
singular o plural. En cambio, existen otras lenguas como las semíticas, pertenecientes a
algunos países orientales o de europea del norte que para definir el número de algún
objeto utilizan el dual como un valor numeral, agregado entre el singular y el plural.

La tercera categoría que nos explica la glosemática se corresponde a la


constelación como función entre dos variables, en la que cada término se corresponde a
un funtivo independiente, y no posee subcategorías. Además, En ciertos casos es
necesario tener un nombre común para interdependencia y determinación, y es lo que se
denomina: cohesiones. Por otro lado, para los términos de interdependencia y
constelación se denomina: reciprocidades. Y, en cuanto a la constante de una
determinación, se llamará funtivo determinado, y a la variante de una determinación
funtivo determinante.(1971; p,86,87)

Hoy en día se ha extendido mucho en la ciencia lingüística moderna, la práctica de


llamar correlación a la función entre los miembros de un paradigma. A los funtivos que
contraen dichas funciones los llamaremos correlatos y relatos. Sobre esta base, al sistema
lo podemos definir como una jerarquía correlacional y al proceso como una jerarquía
relacional. El proceso se trabajará en esta corriente bajo la denominación de TEXTO y al
sistema bajo la denominación de LENGUA, y quedará expuesto, en todo caso, que es el
proceso el que determina el sistema.

Al momento de pensar en el análisis es necesario destacar que el objeto se


llamará clase (cadenas), el cual es sometido al análisis, y los otros objetos son los
componentes (partes) de la clase. Además, se debe definir al término clase dentro de
diferentes jerarquías donde se hallan dos tipos: procesos y sistemas. Dentro de un sistema
lingüístico, a las clases las llamaremos paradigmas y a los componentes del paradigma,
sus miembros. De acuerdo con la distinción entre partes y miembros, cuando sea
adecuado especificar podremos al análisis de un proceso: partición, y al análisis de un
sistema: desmembración.

El análisis puede hacerse por: deducción: análisis/ conclusión lógica.

Inducción: por síntesis/ la descripción de un objeto.


En el contenido lingüístico se reconoce, en su proceso, una forma específica, la
forma del contenido, que es independiente del sentido y mantiene relación arbitraria con
el mismo y que le da forma en una sustancia del contenido. La investigación propone que
las dos entidades que contraen la función del signo (la expresión y el contenido) se
comportan del mismo modo en relación con ella. La significación más adecuada de la
palabra signo se puede ver con mayor claridad en la controversia entre la lingüística
tradicional y la lingüística moderna. Parece cierto que un signo es un signo de algo, y que
ese algo reside fuera del signo mismo. El signo es sustancia del contenido y sustancia de
la expresión: es una entidad con dos caras, con dos direcciones, -hacia afuera, hacia la
sustancia de la expresión, -hacia adentro-, hacia la sustancia del contenido. Cualquier
lengua contiene en sí una forma de la expresión y una forma del contenido.

En definitiva los aportes de Louis Hjemslev como la reconstrucción del objeto, y


del signo lingüístico, como la nueva conceptualización respecto de las solidaridades y las
interdependencias, constelaciones, fueron de importantes para seguir reforzando los
estudios en un área que por su complejidad suele ser muy difícil de abordar.
Bibliografía

Hjemslev,L. (1971). Prolegómenos a una teoría del lenguaje. Madrid. Editorial Gredos.

Saussure, F. (1945) Curso de lingüística general. 14ª ed. Buenos Aires: Editorial Losada.

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