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En primera instancia, cabe destacar que uno de los aportes que más resonó en el
campo científico es la reconstrucción del signo lingüístico que propone Hjemslev. En este
sentido, lo que el autor plantea es que el signo lingüístico está conformado por el
contenido y la expresión (a diferencia de Saussure que los planteaba como significado y
significante)1 y que a su vez cada uno de estos elementos están compuestos por una forma
y una sustancia. Esto quiere decir que el plano del contenido estará constituido una forma
del contenido y una sustancia del contenido, como ocurre también con el plano de la
expresión. Esto quiere decir que hay una complejización respecto del análisis del signo lo
que implica que se le adhiere al contenido, por ejemplo, además de la forma, se le agrega
también lo que se denomina sustancia y lo podríamos graficar pensando por ejemplo en la
palabra “mesa” entendiendo que el contenido mesa, el concepto mesa, constará de dos
caras. La primera tendrá relación con la representación semántica, a lo que se llamará
forma, y la segunda, tendrá que ver con todas las abstracciones que se puedan realizar a
través del pensamiento. Lo mismo ocurre con el plano de la expresión con la
representación de fonemas y los sonidos del habla.
1-
La naturaleza del signo lingüístico se compone por: el signo, el significado y el significante. La concepción de
esta teoría simplista refiere a la idea que la unidad lingüística es una cosa doble, producto de la unión de dos términos. El
signo lingüístico une una imagen acústica y un concepto. Cabe aclarar que la imagen acústica no es un sonido, sino que es
la representación natural de la palabra, es decir una imagen sensorial. En cuanto al signo lingüístico, el autor refiere que su
composición se debe a la unión del concepto (significado) y la imagen (significante); ambos están unidos inmanentemente
y se reclaman de manera recíproca. Uno de los principios del signo lingüístico se debe a la arbitrariedad del signo. Se
entiende a este principio como la unión del significante y el significado. La palabra símbolo se ha utilizado para
denominar al significante, cuyo carácter es no ser completamente arbitrario. Lo que daría por resultado la convención
entre el significante y el significado. Un ejemplo claro sería el del símbolo de la justicia, que no podría ser reemplazado
por otro objeto cualquiera. Además, es preciso aclarar que cuando hablamos de arbitrariedad, nos referimos al carácter
inmotivado del signo, es decir, arbitrario con relación al significado. El segundo principio del significante es su carácter
lineal. Por su naturaleza auditiva se desenvuelve en el tiempo únicamente y posee los caracteres que posee del mismo: “a)
representa una extensión y b) esa extensión es mensurable en una sola dimensión; es una línea (…) los significantes
acústicos no disponen más que de la línea del tiempo; sus elementos se presentan uno tras otro; forman una cadena”. Este
carácter se ve representado en la sintaxis, en donde la sucesión en el tiempo es sustituida por la línea espacial de los signos
gráficos.
(Saussure:1945: p,91 a p,95).
De este modo, Hjemslev propone que el plano de la expresión está compuesto por
una forma que se corresponde con los fonemas relacionados al campo de la fonología.
Mientras que la sustancia es todo lo que un humano puede emitir como sonido. En el
plano del contenido se encuentra la forma, que es el rasgo semántico distintivo para un
morfema, por ejemplo: pez. La sustancia del contenido son aquellos rasgos semánticos
posibles que hay en la realidad, es decir, todo lo pensable. Entonces, las formas de ambos
planos, conforman el signo lingüístico.
Por otro lado, Hjemslev realiza una descripción exhaustiva de este recorte para así
poder explicar que el signo mantiene relaciones solidarias con sus funtivos que serían,
justamente, el contenido y la expresión. Lo que se busca es poder entender que un signo
es signo de algo pero que no necesariamente ese algo está fuera del signo mismo, como
se ha explicado, el signo tiene dos caras, una hacia afuera y otra hacia dentro, por eso
aunque la idea más difundida por epistemólogos sea que un signo es fundamentalmente
un signo de algo, en la nueva reconstrucción del objeto se muestra que esa idea tiene
muchas limitaciones. Según la primera articulación, el signo es una expresión que señala
hacia un contenido que hay fuera del signo mismo, mientras que para la articulación
siguiente el signo es una entidad generada por la conexión entre la expresión y el
contenido. En algún punto se establece que la función del signo está colocada entre dos
entidades una expresión y un contenido, y que a partir de este análisis se puede decir si la
función es externa o interna al signo. (1971: p,85)
Las relaciones solidarias son necesarias para esta concepción del signo, porque
solamente de esta manera se puede entender que los funtivos no tienen función en el
signo, sino con el signo, y a su vez, es aplicable a todos los funtivos. Es decir, si no
hubiera solidaridad entre el signo y sus funtivos, no se podría encontrar la función del
signo debido a que el signo necesita de estos dos elementos para constituirse; entonces,
son elementos que se presuponen necesariamente. Una expresión solo es expresión en
virtud de que es expresión de un contenido y el contenido sólo es contenido en virtud de
que es contenido de una expresión. La falta de contenido a su vez, no debe confundirse
con falta de significado, una expresión claramente puede presentar un contenido pero que
este no presente significado alguno en un contexto determinado. Saussure(1945) intentó
analizar la expresión y el contenido por separado por lo que de esa manera nunca llegaría
al plano de la función del signo, y ese es uno de los aspectos a los que Hjemslev le otorga
importancia.
Hjemslev,L. (1971). Prolegómenos a una teoría del lenguaje. Madrid. Editorial Gredos.
Saussure, F. (1945) Curso de lingüística general. 14ª ed. Buenos Aires: Editorial Losada.