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DERECHO PRIVADO III: CONTRATOS

UNIDAD 1:

Teoría General de los Contratos

La noción de contratos reposa, en los ordenamientos posteriores al Código Francés, en el acuerdo de voluntades de las
partes, que están facultadas para establecer las normas a que someterán su futura relación jurídica patrimonial de
derecho privado. Es decir, que nace de la libre e independiente voluntad de las partes, que están facultadas para
establecer sus relaciones privadas patrimoniales.

El desarrollo de las personas en un contexto social supone un proceso de intercambio de bienes y servicios. La vida en
relación se ha nutrido de la colaboración, utilizando como eje del vínculo el contrato, aún sin demasiada consciencia.
Entonces, el contrato es un vehículo de desarrollo social, su utilización es universal y espontánea.

También el contrato es un vehículo de intercambio económico, la economía en rigor funciona gracias a los contratos, a
partir de la adjudicación de riesgos e incentivos. También revela la adscripción a un modelo de políticas públicas
apegadas a las libertades personales, a la tutela del derecho de propiedad y el orden público.

Esa realidad social y económica fue capturada por el ordenamiento jurídico desde distintos enfoques. Pero la
imposibilidad de acaparar todas las vicisitudes de las relaciones negociables ha impuesto la necesidad de establecer
reglas generales para integrar las reglas que se dan las partes del intercambio o las que derivan de su naturaleza.

Allí se esboza la teoría general del contrato inscripta dentro de la teoría general del derecho.

Contratos civiles y comerciales

Este tema plantea 2 cuestiones: si existe diferencia conceptual entre el contrato civil y el contrato comercial; si existe la
necesidad de su diferenciación, atento sus consecuencias prácticas y jurídicas.

Según Gastaldi, la dificultad radica en establecer un criterio general para distinguir entre ambos. Es menos dificultoso,
en cambio, determinar en cada contrato en particular las características que lo califican como civil o comercial.

El derecho de los contratos comerciales se identifica con el derecho de los actos mercantiles. Por otra parte, si el acto
comercial, como materia propia del derecho comercial, provoca la inquietud de determinar si con él se agota esta rama
del derecho privado, y si, como sistema, resulta óptimo para resolver jurídicamente los fenómenos que normalmente
caen bajo su órbita.

Existe una tendencia doctrinaria y legislativa que propicia la unificación de ambos derechos en materia de obligaciones y
contratos; ya sea en un Código separado (Código Suizo de las Obligaciones), o en una normativa única (Código Civil
Italiano de 1942).

Antecedentes nacionales

Proyecto en Diputados: la Comisión de Legislación General, en 1993 elevó a la consideración el Proyecto de Ley de
Código Único Civil y Comercial. El proyecto fue aprobado en diputados, pasando a Senadores. El texto proponía la
modificación del Código Civil y la derogación del Código de Comercio; además, que el PE disponga de las medidas
conducentes para que se realice una edición oficial modelo del Código Civil, con la debida integración a su texto de las
normas propuestas en el proyecto. Se agrega que dicha edición contendrá las notas del codificador. También se
menciona que el PE creó en 1989 una Comisión para realizar un Proyecto de Código Civil, y posteriormente en 1991
designó a una nueva Comisión para para insistir en los intentos de unificación. Por lo que la Honorable Cámara consideró
que no debía declinar su iniciativa, con mayor razón porque se trata del ejercicio de las facultades asignadas por la CN
(actualmente art. 75 inc. 12). La derogación era inevitable, por lo residual del proyecto y para concretar la unificación.

Proyecto en Senadores: la Comisión consideró que lo más aconsejable era una reelaboración del Libro Segundo del
Código Civil, una sistematización acorde con las pautas de unificación, intercalando todos los contratos hasta ahora

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considerados de raigambre comercial, que deben incorporarse al CC. También se reelaboró lo relativo a la
responsabilidad civil, unificándose los regímenes de responsabilidad contractual y extracontractual. Al pie de cada una
de las normas del proyecto, se exponen notas explicativas y las fuentes de las que ha surgido su elaboración.

La Comisión de Reformas al Código Civil creada por decreto en 1995: el resultado fue el “Proyecto de Código Civil de la
República Argentina unificado con el Código de Comercio”.

La vetada Ley 24.032: el Proyecto de Unificación de la Legislación Civil y Comercial fue convertido en ley a fines de 1991
por el Senado, que contaba desde 1987 con media sanción de Diputados (Cámara de origen). El proyecto proponía la
modificación del Código Civil y derogación del Código de Comercio. Dicha ley fue vetada por el PE por decreto en 1991.

Actual CCYC: años después, surge el Código Civil y Comercial de la Nación, que es el cuerpo legal que reúne las bases del
ordenamiento jurídico en materia civil y comercial en la Argentina. Fue redactado por una comisión de juristas
designada por decreto 191/2011 y promulgado en octubre de 2014, entrando en vigencia el 1 de agosto de 2015.
Reemplazó al Código Civil de 1869, redactado por Dalmacio Velez Sarsfield, y al Código de Comercio de 1862, redactado
por Eduardo Acevedo y Velez Sársfield.

Nuestro derecho positivo

Aspectos unificados

Función económica e importancia del contrato

Fue el propósito de nuestro codificador hacer del contrato un elemento idóneo para asegurar la posibilidad fáctica de su
ejecutabilidad por vía judicial. Era necesario asegurar la plena libertad contractual de las partes, como también crear un
vínculo que fuese, a la vez, obligatorio en el cumplimiento de las prestaciones convenidas, e idóneo como elemento de
exigibilidad en su etapa de cumplimiento.

Los hombres de la generación de Vélez tenían claro que el propósito que aseguraba el Preámbulo de la CN sólo podía ser
cumplido si las normas del derecho privado se ajustaban positivamente a presupuestos que respetasen la voluntad de
los participantes, así como les asegurasen, la posible exigencia mediante vía judicial de lo que había sido pactado
libremente. Era necesario dotar de instrumentos jurídicos idóneos para su completo y eficaz desarrollo del libre
comercio. Un contrato fuerte, seguro y eficaz que impulsase el desarrollo económico, debía ser el propósito del
legislador.

El propósito de Vélez se cumplió a partir de la sanción de su Código, y el contrato, sirvió como instrumento idóneo para
posibilitar el crecimiento de la actividad comercial, para promover la radicación de capitales extranjeros y a personas de
otras nacionalidades, que resultaron tentadas ante la seguridad e igualdad jurídicas que les brindaba el nuevo
ordenamiento.

Metodología del CCYC en materia de contratos

Dentro del Libro de los derechos personales y a continuación de las obligaciones en generales, el Código se ocupa de la
principal fuente de las obligaciones: de los contratos como una especie de los actos jurídicos.

Se concluyó que corresponde regular los contratos de consumo atendiendo a que no son un tipo especial más (por
ejemplo, la compraventa), sino una fragmentación del tipo general de contratos, que influye sobre los tipos especiales
(por ejemplo, compraventa de consumo), y de allí la necesidad de incorporar su regulación en la parte general.

El código ha establecido un sistema que quedó ordenado de la siguiente manera:

 Contratos discrecionales: en ellos hay plena autonomía privada.


 Contratos celebrados por adhesión: cuando se demuestra que hay una adhesión a cláusulas generales
redactadas previamente por una de las partes existe una tutela basada en la aplicación de este régimen.

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 Contratos de consumo: cuando se prueba que hay un contrato de consumo, se aplica el Título III, sea o no
celebrado por adhesión, ya que este último es un elemento no tipificante.

Al tratar los contratos en general, el Código establece disposiciones comunes a todo el género, que ya no responden a
categorías tradicionales, sino a criterios económicos y jurídicos con especial referencia a los procesos de cambio, de
producción y de consumo de bienes y servicios.

Allí se regulan tanto los contratos civiles como los comerciales.

Para los contratos en general se establecen: disposiciones generales, clasificación de los contratos, formación del
consentimiento, incluyendo los contratos celebrados por adhesión a cláusulas generales predispuestas como expresión
diversa del consentimiento clásico, la incapacidad e inhabilidad para contratar, objeto, causa, forma, prueba, efectos,
interpretación, subcontrato, contrato conexo, extinción, modificación y adecuación del contrato.

Luego los contratos de consumo, como una fragmentación del tipo general de contratos que influye sobre los tipos
especiales que se regulan después.

Los contratos en particular: compraventa, permuta, suministro, locación, leasing, obra y servicios, transporte, mandato,
consignación, corretaje, depósito, bancarios, factoraje, celebrados en bolsa o mercado de comercio, cuenta corriente,
asociativos, agencia, concesión, franquicia, mutuo, comodato, donación, fianza, renta vitalicia, juego y apuesta, cesión
de derechos, cesión de la posición contractual, transacción, arbitraje y fideicomiso.

De estos, los contratos bancarios y los contrarios asociativos se ordenan con disposiciones generales para luego tratar
los contratos en particular, de modo de describir un funcionamiento sistémico para cada grupo.

Finalmente, se establecen las disposiciones de DIP para los contratos en general y para los contratos de consumo.

Legislación comparada

1. Código Francés:
Tras la Revolución Francesa (1789) hubo una enorme transformación política que daría inicio al Imperio de
Napoleón.
El emperador entendió la necesidad de fortalecer sus conquistas mediante la promulgación de códigos de
derecho privado. El Código Civil se dictó en 1804, y en 1807 se promulgó el Código de Comercio, dando origen a
un sistema de duplicidad de códigos en materia de derecho privado que aún subsiste en muchos países que no
han logrado la unificación.
El Código de Napoleón resumía el propósito de los revolucionarios que pretendían sustituir en definitiva el
antiguo derecho civil. El documento tiene un estilo preciso, por otra parte, la influencia de la revolución se hizo
notoria en el apogeo de la libertad individual y en la eliminación del feudalismo, hecho que se manifestó en el
carácter absoluto dado al derecho de la propiedad individual y a la voluntad de las partes.
Este Código ha ejercido una notable influencia en las demás codificaciones de casi todos los países civilizados.
Ello porque un código de derecho privado resulta material idóneo para lograr una efectiva unificación de todas
las normas que se deben aplicar, haciendo factible la consolidación de un Estado organizado.
2. Código Alemán:
Se promulgó en 1896 y entró en vigencia en 1900. Su creación fue políticamente una consecuencia de la
fundación del Imperio alemán en 1871, hasta ese momento el derecho privado se encontraba profundamente
fraccionado.
La primera comisión legislativa constituida trabajó hasta 1887, procediendo con extrema minuciosidad. Agrupó
primero las disposiciones jurídicas vigentes en las diferentes zonas de Alemania, con el propósito de separar las
más aprovechables; y en lo sustancial se tomaron de la doctrina del derecho común los conceptos generales que
subsistían, generando la cohesión del conjunto. En 1888 se publicó el primer proyecto elaborado por esta
comisión, pero fue muy criticado, entre otras cuestiones, por no tener en consideración las necesidades
prácticas, ser torpe y poco vital.

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En 1890 se constituyó una segunda comisión, encargada de corregir el primer Proyecto. El resultado de la
reelaboración fue el segundo Proyecto (1895), fue aprobado por Diputados en 1896 y aplicado como Código Civil
en 1900.
Al surgir de la necesidad de unificar la legislación del derecho privado, se distingue en el Código un estilo legal
casuístico (se buscaba una reglamentación lo más completa posible, que llegue hasta los últimos pormenores y
que en todos los casos permita una decisión que no deje lugar a dudas), abstracto-generalizador (se buscaba un
alto grado de seguridad jurídica así como de justicia global), y de líneas de orientación (para mitigar los
inconvenientes del abstracto-generalizador, se acogen cláusulas generales que tienen el carácter de líneas de
orientación).
En el Código se distingue entre conceptos generales y especiales. En la Parte General (Libro I) trae una serie de
disposiciones que resultan válidas fundamentalmente para toda clase de negocios jurídicos; allí se incluyen
disposiciones sobre la forma de concluir un contrato.
3. Código Federal Suizo de las Obligaciones:
En 1892 el Departamento Federal de Justicia y Policía encargó a Eugenio Huber que redactase un anteproyecto
de Código Civil. El jurista redactó, de 1893 a 1898 tres proyectos parciales relacionados con los efectos del
matrimonio, con los derechos sucesorios y con el derecho hipotecario.
Revisado y corregido sobre las deliberaciones de la Sociedad Suiza de Juristas, los textos fueron publicados como
proyectos y luego reunidos en un anteproyecto completo que el Departamento publicó en 1900, y fue pasado al
Parlamento, donde se le incorporaron numerosas enmiendas y cambios de detalle, quedando definitivamente
sancionado en 1907, y comenzando a regir en 1912.
El Código Civil Suizo es de los más liberales y adelantados de las legislaciones modernas. Actualmente, existe una
Ley Federal Complementaria: Libro V “Derecho de las Obligaciones”, compuesto por 5 partes, la segunda de ellas
está dedicada a los contratos.
4. Código italiano de 1942:
Se dictó en reemplazo del Código sancionado en 1865, consta de 6 libros, es aplicable no sólo a la materia civil,
sino también a la comercial y a la laboral.
Los contratos están regulados en el Libro de las Obligaciones (no todos, ya que las donaciones y las sociedades
se tratan en otros Libros).
La doctrina ha entendido necesaria la actualización.
5. Código de Freitas:
En 1855 el emperador Pedro II encargó al jurisconsulto Teixeira de Freitas una recopilación del derecho privado
vigente. La obra fue concluida en 1858.
En 1859 se le confió al mismo jurisconsulto la preparación de un proyecto de Código Civil, Freitas publicó
entonces en 1860 su “Esboço”, del cual quedó sin publicar el último libro.
Freitas no pudo concluir su obra ya que, preocupado por encontrar el mejor método para reunir en un solo
cuerpo todas las leyes de Brasil, terminó por abandonar la división legislativa por materias, creyendo preferible
hacer un solo Código general. La muerte lo sorprendió sin que pudiese realizar su idea.
En el Esboço, la Parte Especial se trata en el Libro Segundo, que se divide en 3 secciones: de los derechos
personales en general, de los derechos personales en las relaciones de familia, y de los derechos personales en
las relaciones civiles. Las secciones, a su vez, se dividen en títulos.
El Título I trata los contratos en general en su primer capítulo (consentimiento, vicios del consentimiento,
capacidad para contratar, objeto de los contratos, especies y modificaciones de los contratos, forma, prueba y
efectos). El capítulo 2 trata de los contratos en particular (compraventa, permuta, donación, cesión de créditos,
el mutuo, contrato oneroso de renta, perpetua y vitalicia, contratos aleatorios, el juego, apuesta y suerte, la
locación, comodato o préstamo de uso, depósito, locación de servicios, mandato, sociedad y fianza).
Esta obra fue la base adoptada por Vélez para su propio trabajo.

Proyectos de reforma argentinos

1) Proyecto de 1936

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Adoptó un método vinculado al sistema alemán, incluye la siguiente división:

1. Parte General (personas, cosas, hechos, ejercicio de los derechos, prescripción).


2. Familia.
3. Obligaciones (en general, clasificación, transmisión, extinción, concurso de acreedores y privilegios, fuentes de
las obligaciones en general, contratos en particular).
4. Derechos reales.
5. Sucesión hereditaria.

En materia contractual se ha indicado que ha debido prescindirse en lo posible de las normas doctrinarias, por lo
cual quedan suprimidos los textos que definen a los contratos, lo mismo que los referentes a la clasificación.

2) Anteproyecto de 1954

También incluye una Parte General en 4 secciones, referidas: a las personas, a los bienes, a los hechos y actos
jurídicos, y a la tutela de los derechos. Y un Título Preliminar, constituido por 5 libros: parte general, de la familia, de
la herencia, de las obligaciones, y de los derechos reales e intelectuales.

El Libro IV de las Obligaciones, Llambías lo ha dividido en 5 secciones: obligaciones en general, traslación de las
obligaciones, extinción, fuentes, y contratos en particular.

Noción de contrato

Doctrina

Según Manuel Ossorio en su Diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales; el contrato es el pacto o convenio
entre partes que se obligan sobre materia o cosa determinada y a cuyo cumplimiento pueden ser compelidas. Esta
definición es la que se asienta en la Real Academia Española.

Opina Mosset Iturraspe que el contrato presenta las siguientes características:

a. Es bilateral, por requerir o necesitar el consentimiento de 2 o más personas.


b. Tiene que realizarse entre vivos, ya que no depende del fallecimiento de aquella persona de cuya voluntad
emana.
c. Tiene que tener contenido patrimonial, o tener un objetivo susceptible de apreciación pecuniaria.
d. Debe ser causado, por ser la causa fin un elemento estructural.

Agrega también, que el contrato regla exclusivamente de un modo inmediato o directo, las relaciones jurídicas
patrimoniales obligacionales, es decir, las propias del derecho creditorio.

Según Videla Escalada, hay elementos uniformes y cambiantes.

Los elementos uniformes son:

1. La pluralidad de partes dotadas de voluntad.


2. La licitud.
3. El acuerdo entre aquellas.
4. La ubicación dentro del ámbito jurídico.
5. El reflejo de los efectos, básicamente sobre la esfera de los sujetos en la relación jurídica.
6. La aptitud suficiente para engendrar derechos creditorios.

Los elementos variables son:

1. La amplitud de las consecuencias jurídicas del acto.


2. El ámbito dónde esta pueda aplicarse.

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Para Messineo, el significado más auténtico del contrato es aquel por el cual el mismo se presenta como una subespecie
(la principal) del negocio jurídico bilateral patrimonial; en cuanto a él, debe tenerse siempre presente la doctrina general
del negocio jurídico. Agrega que en el contrato, las dos declaraciones de voluntad de las cuales él es resultante, se
presuponen mutuamente, de manera que una sola de ellas no es un negocio jurídico unilateral, sino un fragmento del
negocio jurídico bilateral.

Concluyen Garrido y Zago que, el contrato es un acto jurídico bilateral destinado a reglar los derechos de las partes en el
ámbito patrimonial.

Legislación comparada

Para el Código Civil Italiano, el contrato es el acuerdo entre dos o más partes para constituir, regular o extinguir entre
ellos una relación jurídica patrimonial.

El Código Francés expresa que el contrato es una convención por la cual una o varias personas se obligan, hacia una o
varias otras, a dar, a hacer o a no hacer alguna cosa. De esta definición resulta:

1) Que el contrato es una convención (un acto jurídico formado por el acuerdo de 2 o más voluntades individuales).
2) Pero que toda convención (todo acuerdo con vista a producir un efecto jurídico), no es un contrato en el sentido
estricto de la palabra.
3) El concepto de este código es restrictivo, la noción de contrato refiere al contrato obligatorio (al destinado a
crear obligaciones).

Entonces el contrato, para el derecho francés, es una convención que tiene por finalidad hacer nacer una o varias
obligaciones. Admite también la consideración de que la voluntad unilateral no puede hacer nacer una obligación.

Código Civil y Comercial Argentino

El CCYC define contrato en su art. 957, y luego incorpora algunos principios jurídicos que constituyen la base sobre la
cual reposa la noción dogmática: la libertad de las partes para celebrar y configurar el contenido del contrato dentro de
los límites impuestos por la ley y el orden público; la fuerza obligatoria mediante la cual el contrato válidamente
celebrado es válido para las partes; y la buena fe en la celebración, interpretación y ejecución del contrato.

 Art. 957 CCYC: Definición


Contrato es el acto jurídico mediante el cual dos o más partes manifiestan su consentimiento para crear, regular,
modificar, transferir o extinguir relaciones jurídicas patrimoniales.

En el Código de Vélez decía “entre dos o más personas”, no tenía en cuenta a las personas jurídicas plurales.
Actualmente, el CCYC establece “entre dos o más partes”.

Los principios enumerados anteriormente, se alinean con el método y el contenido general del mismo CCYC cuando
enuncia, en el título preliminar, los principios generales fundamentales del derecho privado en línea con la CN y los
Tratados de DDHH. Se encuentran en el Título para el ejercicio de los derechos:

 Art. 9 CCYC: Principio de buena fe


Los derechos deben ser ejercidos de buena fe.
 Art. 961 CCYC: Buena fe
Los contratos deben celebrarse, interpretarse y ejecutarse de buena fe. Obligan no sólo a lo que está
formalmente expresado, sino a todas las consecuencias que puedan considerarse comprendidas en ellos, con los
alcances en que razonablemente se habría obligado un contratante cuidadoso y previsor.
 Art. 10 CCYC: Abuso del derecho
El ejercicio regular de un derecho propio o el cumplimiento de una obligación legal no puede constituir como
ilícito ningún acto.

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La ley no ampara el ejercicio abusivo de los derechos. Se considera tal el que contraría los fines del
ordenamiento jurídico o el que excede los límites impuestos por la buena fe, la moral y las buenas costumbres.
El juez debe ordenar lo necesario para evitar los efectos del ejercicio abusivo o de la situación jurídica abusiva y,
si correspondiere, procurar la reposición al estado de hecho anterior y fijar una indemnización.
 Art. 11 CCYC: Abuso de posición dominante
Lo dispuesto en los artículos 9° y 10 se aplica cuando se abuse de una posición dominante en el mercado, sin
perjuicio de las disposiciones específicas contempladas en leyes especiales.

Convención, convención jurídica y contrato

Convención simple: cuando las partes han acordado y han prestado su consentimiento, sin que de ese acuerdo, de ese
consentimiento válidamente prestado, se derive o tenga origen una coacción jurídica. Habrá un derecho subjetivo, pero
carente de pretensión accionable. Es decir, no produce efectos jurídicos. Por ejemplo: acuerdo encontrarme con alguien
y me deja plantada, yo no puedo iniciar acciones por ello.

Convención jurídica: cuando existen consecuencias en el derecho, pero que sólo recibe el nombre de contrato cuando
para la mayoría produce, modifica o extingue obligaciones de contenido patrimonial. Es decir, tiene un efecto jurídico
obligacional que permite el reclamo judicial. Por ejemplo: el matrimonio, existe evidentemente un acuerdo y tiene
efectos jurídicos; pero no es un contrato porque no decide respecto de obligaciones de contenido patrimonial.

Entonces, cuando la convención jurídica se desenvuelve en el campo de lo patrimonial, estamos frente a un contrato.

El contrato civil y comercial

Naturaleza jurídica del contrato

El contrato es una especie de acto jurídico bilateral y con contenido patrimonial.

El CCYC define al acto jurídico como el acto voluntario lícito que tiene por fin inmediato la adquisición, modificación o
extinción de relaciones o situaciones jurídicas (art. 259).

Ello sirve para determinar que existe contrato cuando proviene de un acto lícito que por su bilateralidad debe reunir las
mismas condiciones para las respectivas partes que lo celebran y con fines patrimoniales.

Limitar el ámbito del derecho patrimonial ha creado dificultades, pero Garrido y Zago entienden que cuando se habla de
derecho patrimonial, se hace referencia al que comprende los derechos reales, los creditorios y los intelectuales.

Comparación con la ley, la sentencia y los actos administrativos

1. Distinción de la ley

Algunos autores opinan que la similitud entre el contrato y la ley estaría en que ambos son actos jurídicos o especies
dentro del género más amplio de los negocios jurídicos, ya que se sostiene que la ley es un acto voluntario del
Estado, evidentemente lícito y con fines jurídicos. A esta opinión se opone la que entiende que la ley, en su
naturaleza jurídica, no es otra cosa que un mero hecho del Estado. Además, el hecho de que si bien el contrato se
impone a las partes como la ley misma, ello no significa que sea una ley propiamente dicha.

En síntesis, las diferencias esenciales son:

1) Por su origen:
La ley formal emana de los órganos del Estado con facultades para sancionarla, y la ley material se origina en
todo supuesto en que un órgano del Estado puede establecer una regulación general donde no es parte y que se
establece para regular la conducta de los individuos de la sociedad.
El contrato, en cambio, tiene su origen en el acuerdo de las voluntades que forman el consentimiento.
Entonces, el origen de la ley está más allá de la voluntad individual y rige en general; el contrato depende de la
voluntad individual y rige en particular.

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2) Por sus efectos:
El efecto general de la ley es un requisito para su validez constitucional cuando tiende a regular conductas con
carácter general, no pudiendo establecer privilegios que violen el sentido de igualdad reconocido en la CN (art.
16).
3) Por su extensión:
En general, la ley regula los derechos de todos los habitantes del país, aun cuando se dan supuestos limitados en
lo espacial y temporal.
En cambio, el contrato está limitado a un lugar de ejecución específico y a relaciones determinadas, que se
agotan en la medida en que se satisfacen los intereses patrimoniales de carácter privado.
4) Por su vigencia:
La ley rige desde el momento en que adquiere obligatoriedad según las disposiciones de la CN o de las
provincias respectivas, cuando tiene carácter formal. Respecto a la ley material, cuando la misma se ha
establecido conforme a las normas reglamentarias pertinentes.
La vigencia del contrato está librada a las partes, que pueden apartarse del cumplimiento por mutuo disenso
(distracto), siendo ellos exclusivamente quienes así puedan disponerlo.
5) Por la necesidad de su prueba:
La ley, por imperio de la normatividad vigente, no necesita ser probada salvo el supuesto de aplicación de una
ley extranjera.
La existencia de una relación contractual para reclamar su cumplimiento, en cambio, debe acreditarse en las
formas en que establezca el CCYC.

2. Distinción del acto administrativo


Si bien se dan supuestos en el derecho administrativo de creación de relaciones obligatorias (el Estado como
poder público actúa como una parte y una persona física o ideal como titular de determinados derechos como la
otra), ello se desenvuelve en el plano del derecho público, donde no rige el principio de igualdad entre partes
(sustancial en el derecho privado).
Está siempre el poder del Estado que se impone a la voluntad individual, en contratos administrativos.
Respecto al tema de la designación en empleos públicos y la posibilidad de asignarle un carácter contractual, se
concluye que la aceptación del nombramiento no constituye un elemento esencial de la relación de empleo
público; sólo significa que el individuo no rechaza la investidura. La aceptación es la condición que jurídica que
hace posible ese status, pero si no hay aceptación no por eso el nombramiento es inexistente, solo no tendrá
efectos prácticos. Además, para el nombramiento no es necesario acuerdo alguno del individuo designado
(indispensable en un contrato).

3. Distinción de la sentencia
Según Gastaldi, es necesario señalar:

1) Requisitos necesarios:

Los requisitos respecto de la sentencia se encuentran enumerados en el art. 163 CPCYCN:

 Art. 163 CPCYCN: La sentencia definitiva de primera instancia deberá contener:


1 La mención del lugar y fecha.
2 El nombre y apellido de las partes.
3 La relación sucinta de las cuestiones que constituyen el objeto del juicio.
4 La consideración, por separado, de las cuestiones a que se refiere el inciso anterior.
5 Los fundamentos y la aplicación de la Ley.
Las presunciones no establecidas por ley constituirán prueba cuando se funden en hechos reales y probados y
cuando por su número, precisión, gravedad y concordancia, produjeren convicción según la naturaleza del juicio,
de conformidad con las reglas de la sana crítica.

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La conducta observada por las partes durante la sustanciación del proceso podrá constituir un elemento de
convicción corroborante de las pruebas, para juzgar la procedencia de las respectivas pretensiones.
6 La decisión expresa, positiva y precisa, de conformidad con las pretensiones deducidas en el juicio, calificadas
según correspondiere por ley, declarando el derecho de los litigantes y condenando o absolviendo de la
demanda y reconvención, en su caso, en todo o en parte.
La sentencia podrá hacer mérito de los hechos constitutivos, modificativos o extintivos, producidos durante la
sustanciación del juicio y debidamente probados, aunque no hubiesen sido invocados oportunamente como
hechos nuevos.
7 El plazo que se otorgase para su cumplimiento, si fuere susceptible de ejecución.
8 El pronunciamiento sobre costas y la regulación de honorarios y, en su caso, la declaración de temeridad o
malicia en los términos del artículo 34, inciso 6.
9 La firma del juez.

Respecto a los contratos, el CCYC en el art. 958 establece la libertad de contratación:

 Art. 958 CCYC: Libertad de contratación


Las partes son libres para celebrar un contrato y determinar su contenido, dentro de los límites impuestos por la
ley, el orden público, la moral y las buenas costumbres.

2) Formas de concretarse el acuerdo:

En las sentencias de tribunal colegiado (las únicas que podrían asimilarse, porque debe haber por lo menos la
manifestación de voluntad de más de una parte) puede resultar que el fallo sea la voluntad unánime de todos
los jueces, o que se resuelva el caso por simple mayoría de votos, no contando sino como aspecto doctrinario la
opinión en disidencia.

Por el contrario, en el contrato no importan ni la mayoría ni la minoría, y el acuerdo debe ser absoluto.

3) Diferentes relaciones:

Las sentencias deben decidir las cuestiones que se han presentado ante el tribunal, cualquiera sea su
importancia y con o sin relación con aspectos patrimoniales.

El contrato, al contrario, es básicamente un acto jurídico bilateral con contenido patrimonial,


independientemente de la necesidad de su posible apreciación o su valor pecuniario.

4) Alcance de los efectos:

El contrato tiene efectos entre las partes y quienes se asimilan a ella. Libremente, las partes se crean un vínculo
jurídico al que se obligan y deben respetar y cumplir.

Los jueces no crean vínculo patrimonial alguno respecto de ellos, que son los que han prestado el acuerdo y
tampoco se crea una relación patrimonial entre los jueces y las partes, ya que el poder jurisdiccional se limita a
resolver las cuestiones derivadas del cumplimiento del contrato celebrado y que ha dado nacimiento a una
relación preexistente al juicio.

Ámbito de aplicación del contrato

Ubicación del contrato en las fuentes de las obligaciones

Comparación con el llamado cuasicontrato

Prelación normativa

La caracterización del contrato como expresión de la autonomía de la voluntad (art. 958 CCYC) y el carácter de las
normas legales, en cuanto “son supletorias a la voluntad de las partes, a menos que de su modo de expresión, de su

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contenido, o de su contexto, resulte de carácter indisponible” (art. 962 CCYC), revelan las facultades de autorregulación
de las partes y, al propio tiempo, la existencia de límites.

 Art. 958 CCYC: Libertad de contratación


Las partes son libres para celebrar un contrato y determinar su contenido, dentro de los límites impuestos por la
ley, el orden público, la moral y las buenas costumbres.
 Art. 959 CCYC: Efecto vinculante
Todo contrato válidamente celebrado es obligatorio para las partes. Su contenido sólo puede ser modificado o
extinguido por acuerdo de partes o en los supuestos en que la ley lo prevé.
 Art. 960 CCYC: Facultades de los jueces
Los jueces no tienen facultades para modificar las estipulaciones de los contratos, excepto que sea a pedido de
una de las partes cuando lo autoriza la ley, o de oficio cuando se afecta, de modo manifiesto, el orden público.
 Art. 962 CCYC: Carácter de las normas legales
Las normas legales relativas a los contratos son supletorias de la voluntad de las partes, a menos que de su
modo de expresión, de su contenido, o de su contexto, resulte su carácter indisponible.

Las partes pueden autorregularse, al propio tiempo pueden dejar de lado las normas que con carácter general diseñó el
legislador para contratos de la especie que las partes deciden ordenar según lo que ellos mismos establezcan. Pero, en
efecto, el carácter supletorio de la autorregulación se limita a las disposiciones a las que el propio legislador otorga ese
carácter. Subsisten, en consecuencia, las normas legales hiperactivas, o las dispositivas en protección del orden público.
De igual modo prevalece la aplicación de las normas que aun siendo supletorias de la voluntad de las partes éstas no las
descartan.

El CCYC establece un orden de prelación normativa:

 Art. 963 CCYC: Prelación normativa


Cuando concurren disposiciones de este Código y de alguna ley especial, las normas se aplican con el siguiente
orden de prelación:
a) normas indisponibles de la ley especial y de este Código;
b) normas particulares del contrato;
c) normas supletorias de la ley especial;
d) normas supletorias de este Código.

Integración del contrato

Hay contratos completos, y otros que adolecen alguna carencia, son estos últimos los que el juez debe integrar.

 Art. 964 CCYC: Integración del contrato


El contenido del contrato se integra con:
a) las normas indisponibles, que se aplican en sustitución de las cláusulas incompatibles con ellas;
b) las normas supletorias;
c) los usos y prácticas del lugar de celebración, en cuanto sean aplicables porque hayan sido declarados
obligatorios por las partes o porque sean ampliamente conocidos y regularmente observados en el ámbito en
que se celebra el contrato, excepto que su aplicación sea irrazonable.

Clasificación de los contratos: criterios y su aplicación a los contratos civiles y comerciales

Garrido Zago:

1. Derecho romano

Corresponde recurrir a las Institutas de Gayo (161 d. C), un manual para la enseñanza del derecho, donde hace una
clasificación de los contratos en 4 categorías: 1) re; 2) verbis; 3) litteris y 4) solo consensu.

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Una obligación es contraída por la cosa (re), por ejemplo, por la dación de un mutuo. Ocurre en el caso de las cosas
que constan de peso, número y medida. Cuando contamos, medimos o pesamos tales cosas, las damos para que
sean de aquel que las recibe y nos devuelva después, no las mismas cosas, sino otras de igual naturaleza.

Respecto de los contratos verbis y litteris, cabe indicar que eran solemnes, ya fuera por las palabras sacramentales,
por las anotaciones en un libro especial llamado “codex” (que debían llevar los ciudadanos romanos y que probaban
en juicio).

Los contratos romanos celebrados solo consensu, son aquellos en los cuales se contraían las obligaciones por el
mero consentimiento en el caso de las compraventas, de las locaciones, de las sociedades y de los mandatos. No se
requerían palabras solemnes ni escrituras especiales, sino que era suficiente que quienes hacían el negocio hubieran
convenido hacerlo.

2. Por la finalidad económica

Esta manera de clasificar corresponde a la utilidad del contrato, y se distinguen las siguientes categorías:

1) Contratos relativos a las cosas:


Algunos son para transferir o para obligarse a transferir la propiedad de una cosa (renta vitalicia, compraventa);
otros aseguran la transferencia con una finalidad distinta, como lo es el disfrute temporario de una cosa
(locación, comodato); o imponen la custodia de una cosa (depósito).
2) Contratos relativos a servicios:
Se refiere a la locación. Contrato, en general, por el cual una persona trabaja para otra. se particuliza en distintos
tipos contractuales, como ser el contrato de trabajo, la locación de obra, la locación de servicios.
3) Contratos de créditos y de seguros:
En ciertos contratos el objeto es el compromiso de garantizar el pago de cierta suma, estos son llamados
contratos accesorios porque se agregan a uno principal (en general un préstamo de dinero).
También es posible por vía contractual, asegurar a una persona tanto por los daños que pueda sufrir como por
los que pueda causar; son los contratos de seguros, cuya aplicación es infinitamente variada.
4) Contratos de unión:
Son típicos de la sociedad, y se diferencian de los contratos cuya base es la existencia de intereses antagónicos.
Su finalidad es reunir aportes para obtener una utilidad común.
La situación jurídica que se trata de crear está reglamentada estatutariamente y vela también un acto colectivo.
Crea una personalidad moral, ya sea una asociación o una sociedad.

3. Contratos típicos y atípicos

Esta clasificación surge para superar la receptada ya desde el derecho romano de nominados e innominados; es más
científica y más amplia.

Más científica porque no se detiene en el simple aspecto de si el contrato está nominado en la legislación local, sino
que procura desentrañar si es simple aproximación de tipos contractuales o si marca el surgimiento de nuevas
formas de contratación. En su mayor amplitud permite el examen de supuestos en los cuales la restricción a la
libertad contractual supera los límites de la mera reglamentación de los derechos.

Respecto de los contratos atípicos, hay dos tipos:

a. Contrato atípico puro: no encaja en ninguna de las figuras con específica regulación, y tampoco responde a una
combinación de elementos correspondientes a figuras contractuales típicas.
b. Contrato atípico mixto: combina elementos que corresponden a formas típicas de la ley.

Clasificaciones jurídicas y legales

En el Capítulo 2 del Título II del Libro Tercero del CCYC, se enuncian 5 criterios taxonómicos legales.

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Todos los contratos en la regulación actual son consensuales (su celebración es perfeccionada por el consentimiento de
las partes). No existe ya la categoría de los contratos reales del anterior Código (aquellos que quedaban concluidos
recién con la entrega de la cosa).

1. UNILATERALES Y BILATERALES
 Art. 966 CCYC: Contratos unilaterales y bilaterales.
Los contratos son unilaterales cuando una de las partes se obliga hacia la otra sin que ésta quede obligada. Son
bilaterales cuando las partes se obligan recíprocamente la una hacia la otra. Las normas de los contratos
bilaterales se aplican supletoriamente a los contratos plurilaterales.

Distinción con los actos jurídicos unilaterales y bilaterales: es preciso tener cuidado de no confundir la unilateralidad
o la bilateralidad del acto jurídico con la unilateralidad o la bilateralidad del contrato. Los actos jurídicos son
unilaterales (como la declaración unilateral de voluntad) o bilaterales (contrato). El contrato, como acto jurídico, es
siempre bilateral, pero el contrato puede obligar sólo a una de las partes (contrato unilateral, como la donación) u
obligar a ambas partes (contrato bilateral, como la compraventa). Entonces, si bien todo contrato es un acto jurídico
bilateral (para su formación debe siempre concurrir el consentimiento de 2 o más partes); en razón de la existencia o
no de contraprestaciones el vínculo puede ser unilateral o bilateral.

Los efectos son diferentes en cada caso:

a. Contratos bilaterales:
1. Pacto comisorio: facultad que corresponde a la parte que cumple, de resolver el contrato (art. 1083 CCYC).
2. Doble ejemplar: debe haber tantas copias como partes intervengan.
3. Excepción de incumplimiento contractual: en los contratos bilaterales una de las partes tiene derecho a
rehusar su propio cumplimiento hasta que la otra cumpla la contraprestación a su cargo, a no ser que ella
misma esté obligada a cumplir anticipadamente. Actualmente también se da respecto del cumplimiento
defectuoso, es decir, la parte que cumplió “mal”, no puede exigirle el cumplimiento adecuado a la otra.
4. Aplicación del instituto de la lesión (art. 332 CCYC).
5. La posibilidad de suspensión de cumplimiento (art. 1031 CCYC).
6. La posibilidad del ejercicio de la tutela preventiva (art. 1032 CCYC).
7. La extinción por declaración de voluntad de una de las partes (arts. 1079, 1080, 1081 CCYC).

Ejemplos de contratos bilaterales en el CCYC: compraventa, permuta, suministro, locación, leasing, contrato de
obra o de servicios, transporte, consignación, corretaje. Fuera del CCYC: contrato de seguro, medicina prepaga.

Contratos bilaterales imperfectos: ¿Hay una categoría intermedia entre los contratos bilaterales y los
unilaterales? Se trataría de los contratos bilaterales o sinalagmáticos imperfectos, en los cuales, al momento de
formarse el contrato nacen obligaciones para una sola de las partes, pero ulteriormente surgen obligaciones
para la otra. Un caso de aplicación resultaría del mandato gratuito. El mandato gratuito obliga solamente al
mandatario, pero el mandante también puede quedar obligado si el mandatario sufre daños como consecuencia
de la ejecución del mandato, no imputables al propio mandatario (art. 1328 CCYC). Según Piter, el
incumplimiento de estos no resuelve el contrato, como sí ocurre en los bilaterales perfectos.

b. Contratos unilaterales:
No se dan estos efectos, ya que son derivados de la relación de intercambio de prestaciones.

Ejemplos de contratos unilaterales en el CCYC: donación, mandato gratuito, fianza, depósito gratuito, mutuo
gratuito, comodato.

Contratos PLURILATERALES: nacen por la concurrencia de la manifestación negocial de tres o más partes, quienes
comprometen obligaciones dirigidas a la obtención de un fin común.

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La doctrina de los contratos plurilaterales fue receptada en nuestro país por la Ley 19.550 de Sociedades
Comerciales.

Se ha clasificado a estos contratos en:

a. Contratos plurilaterales con causa asociativa: presentan un interés común de las partes, y se subdividen en:
1. Contrato asociativo societario: se da origen a una persona jurídica distinta de los socios.
2. Contrato asociativo no societario: también hay una finalidad común pero no da lugar a la constitución de un
ente distinto.
b. Contratos plurilaterales con causa de cambio: son menos frecuentes, no dan lugar al nacimiento de una persona
jurídica.

Ejemplos de contratos plurilaterales en el CCYC: agrupaciones de colaboración, unión transitoria, consorcio de


cooperación.

En estos contratos, la afectación del vínculo de una de las partes no conlleva necesariamente la del contrato todo, y
el incumplimiento de una no excusa el de las otras, excepto que la prestación incumplida o el vínculo nulo sean
necesarios para la realización del objeto del contrato.

La colaboración entre las partes es coordinada, no subordinada; no existe reciprocidad, interdependencia u


homogeneidad entre las obligaciones asumidas por las partes, pero sí coordinación para la obtención del fin común.
Los contratos plurilaterales suelen ser de tracto sucesivo o de ejecución diferida en el tiempo.

2. A TÍTULO ONEROSO Y A TÍTULO GRATUITO


 Art. 967 CCYC: Contratos a título oneroso y a título gratuito.
Los contratos son a título oneroso cuando las ventajas que procuran a una de las partes les son concedidas por
una prestación que ella ha hecho o se obliga a hacer a la otra. Son a título gratuito cuando aseguran a uno o a
otro de los contratantes alguna ventaja, independiente de toda prestación a su cargo.

Importancia de esta clasificación: el sistema jurídico argentino organiza un régimen distinto para los actos jurídicos
otorgados a título gratuito y los celebrados a título oneroso, por razones vinculadas con la protección de derechos
de 3ros (acreedores o herederos), la necesidad de asegurar que quien realiza una liberalidad haya reflexionado
adecuadamente sobre ello y no se vea expuesto a la indigencia, entre otros factores.

Comparación con los unilaterales y bilaterales: en este criterio clasificatorio no se tienen en cuenta el número ni la
reciprocidad de las obligaciones, sino la relación entre las ventajas y los sacrificios, en esa perspectiva de valor de
intercambio radica la onerosidad, criterio adoptado para la diferenciación.

Si solo una de las partes tiene interés en celebrar el contrato, este será gratuito, y si lo tienen todas, será oneroso.
Por ello son onerosos los contratos bilaterales; pero también pueden serlo algunos unilaterales como la donación
remuneratoria (art. 1561 CCYC).

Todo contrato bilateral es oneroso, pero no todo contrato unilateral es gratuito. La gratuidad es una liberalidad, un
beneficio que se otorga sin tener en consideración una contraprestación.

Contratos a título oneroso: el contrato es oneroso cuando impone sacrificios y ventajas recíprocos. La noción de
onerosidad está integrada por el provecho que las partes esperan obtener de la ejecución del contrato, sobre la base
de una relación de equivalencia que no necesariamente se expresa en términos de equivalencia de valoración
económica del intercambio, a menudo intervienen otros factores en la determinación del interés negocial de una de
las partes (un coleccionista puede estar dispuesto a pagar una suma mayor a la de mercado por una pieza faltante
en su colección). La valoración de los términos de la onerosidad debe hacerse caso por caso.

En los contratos onerosos, las atribuciones patrimoniales se hallan en relación de causalidad; el sacrificio de una
parte tiene como contraprestación un beneficio que no necesariamente tiene que ir dirigido a la contraparte, pues
puede ser concedido a favor de un 3ro (en el contrato de seguro, por ejemplo).

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La relación de onerosidad debe mantenerse en etapa funcional durante la ejecución del contrato. Por ello el sistema
establece mecanismos para regular la alteración que esta puede sufrir por razones ajenas a las partes (por ejemplo
la imprevisión, en el art. 1091 CCYC).

Nuestro sistema resuelve las dudas que puedan existir sobre la naturaleza gratuita u onerosa de un acto a favor de la
onerosidad (arts. 2135, 2170, etc CCYC).

Efectos de los onerosos:

1. Doble garantía: en favor del adquirente, si de saber del vicio oculto no hubiera comprado o hubiese dado
menos. Hay 2 acciones:
1) Acción redhibitoria: acarrea la nulidad del contrato.
2) Acción estimatoria (quanti minoris): para que siga vigente en contrato, pero modificando el precio.
2. Garantía de evicción: el transmitente a título oneroso está obligado al saneamiento (art. 1033 CCYC), que
garantiza por evicción y por vicios ocultos (art. 1034 CCYC).

Contratos a título gratuito: el legislador decidió establecer el régimen del contrato de donación como el paradigma
para la regulación de los actos jurídicos a título gratuito, como se establece en el art. 1543 CCYC.

El fin perseguido por las partes debe ser el beneficio o la ayuda a una de ellas y no debe encubrir actos en fraude de
los intereses de terceros; pero puede ocurrir que la finalidad perseguida no sea tal, sino que quienes lo celebren
procuren sustraer bienes de la acción de los acreedores de alguno de ellos, por lo que la ley establece determinados
mecanismos para limitar los alcances de los contratos a título gratuito con relación a los legítimos intereses de 3ros.

En estos contratos, la persona de la parte beneficiada es esencial, porque a quien realiza una liberalidad no le da lo
mismo quien sea en beneficiario. Por ello, en cuanto al error de identidad del cocontratante puede acarrear la
nulidad del acto (art. 267 inc. e CCYC).

3. CONSENSUALES Y REALES

El CCYC ha suprimido esta clasificación, porque desaparece de plano la categoría de contratos reales.

Los contratos consensuales "quedan concluidos para producir sus efectos propios desde que las partes hubiesen
recíprocamente manifestado su consentimiento" (art. 1140, Cód. Civ.). Los contratos reales, "para producir sus
efectos propios, [sólo] quedan concluidos desde que una de las partes haya hecho a la otra tradición de la cosa
sobre que versare el contrato" (art. 1141, Cód. Civ.), esto es, cuando se ha realizado la datio reí (entrega de la cosa).

Importancia de esta clasificación: La clasificación es importante en cuanto exige que la cosa sea entregada para que
se perfeccionen los contratos reales.

4. CONMUTATIVOS Y ALEATORIOS
 Art. 968 CCYC: Contratos conmutativos y aleatorios.
Los contratos a título oneroso son conmutativos cuando las ventajas para todos los contratantes son ciertas. Son
aleatorios, cuando las ventajas o las pérdidas, para uno de ellos o para todos, dependen de un acontecimiento
incierto.

La aleatoriedad es una cualidad del vínculo que se verifica cuando al tiempo de la celebración del contrato no es
posible establecer con certeza cual habrá de ser el contenido prestacional efectivo a cargo de al menos una de las
partes contratantes.

El alea no debe ser confundido con el riesgo propio de cada contrato ni con los factores de incertidumbre que
pueden provenir de las oscilaciones económicas extrínsecas al vínculo.

Es posible distinguir entre:

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1) La aleatoriedad por la naturaleza del acto (alea propia del contrato art. 1091 CCYC). Por ejemplo, el contrato de
seguro (ley 17.418).
2) Alea por decisión de las partes (alea convencional). Por ejemplo, compraventa a riesgo (art. 1131 tercer párrafo
CCYC).

Importancia de esta clasificación: se trata de una clasificación de contratos onerosos. El encuadre en una u otra de
las categorías tiene especial relevancia de cara a la aplicación de institutos como la lesión, el abuso de derecho, la
imprevisión y la frustración del fin del contrato.

a. Imprevisión: está regulada en el art. 1091 CCYC, y se aplica a los contratos conmutativos de naturaleza fluyente y
a los contratos aleatorios “si la prestación se torna excesivamente onerosa por causas extrañas a su alea
propia”. La cuestión relativa a la determinación del alea propio de un contrato debe ser establecida con relación
a cada vínculo.
b. Lesión: ante la falta de mención expresa en el CCYC, la doctrina argentina mayoritaria se inclina por la admisión
de la posibilidad del planteo de un supuesto de lesión con relación a un contrato aleatorio.

Contratos conmutativos: las obligaciones a cargo de cada una de las partes pueden ser determinadas con cierto
grado de certeza cualitativa y cuantitativa al tiempo de la celebración. Por ejemplo, la compraventa de un auto.

Contratos aleatorios: las pérdidas o ventajas para una o todas las partes involucradas dependen de un
acontecimiento futuro e incierto, como pueden serlo el tiempo de vida de las personas designadas en el contrato
oneroso de renta vitalicia. Se trata de contratos puros y simples, no de negocios subordinados a alguna condición.

5. FORMALES Y NO FORMALES
 Art. 969 CCYC: Contratos formales.
Los contratos para los cuales la ley exige una forma para su validez, son nulos si la solemnidad no ha sido
satisfecha. Cuando la forma requerida para los contratos, lo es sólo para que éstos produzcan sus efectos
propios, sin sanción de nulidad, no quedan concluidos como tales mientras no se ha otorgado el instrumento
previsto, pero valen como contratos en los que las partes se obligaron a cumplir con la expresada formalidad.
Cuando la ley o las partes no imponen una forma determinada, ésta debe constituir sólo un medio de prueba de
la celebración del contrato.
 Art. 1015 CCYC: Libertad de formas
Sólo son formales los contratos a los cuales la ley les impone una forma determinada.

La formalidad exigida para la celebración del contrato rige también para las modificaciones que luego puedan
introducirse; salvo disposición legal en contrario o que se trate de una modificación referida a un aspecto
claramente accesorio (art. 1016 CCYC).

Las formas y solemnidades de los actos jurídicos, su validez o nulidad y la necesidad de publicidad, se juzgan por las
leyes y usos del lugar en que los actos se hubieren celebrado, realizado u otorgado.

Las formas pueden ser:

1. Ad solemnitatem (solemnes): la forma puede ser exigida para dar validez al negocio.
2. ad-probationem (no solemnes): o bien, meramente a los fines de su prueba.

Importancia de esta clasificación: el derecho impone formas para determinados actos jurídicos por razones diversas.
Las escritas refuerzan la importancia social de ciertos actos, que se traducen en los efectos de su observancia y en la
necesidad de prueba de su existencia, permiten una mayor y mejor determinación del objeto del acto, de los
móviles de las partes, y mejor comprensión del sentido y alcance de lo acordado en el texto. Aseguran que todos los
involucrados puedan acceder a los términos del contrato siempre que lo necesiten. También (en caso de escrituras
públicas) para que puedan ser verificados por el Estado o por 3ros que puedan considerarse afectados.

6. PRINCIPALES Y ACCESORIOS

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Un contrato es principal cuando existe por sí solo (venta, locación, donación). El contrato accesorio es aquel que se
realiza para asegurar el cumplimiento de otro (contrato de fianza, de prenda, de hipoteca).

El interés práctico de esta distinción consiste en que los contratos principales tienen una existencia independiente
de cualquier otro, en tanto que los accesorios dependen del contrato principal al cual se vinculan (si este último es
nulo, aquel también lo es).

7. CAUSADOS Y ABSTRACTOS

8. DE EJECUCIÓN INSTANTÁNEA, DIFERIDA Y DE TRACTO SUCESIVO


 Art. 1011 CCYC: Contratos de larga duración
En los contratos de larga duración el tiempo es esencial para el cumplimiento del objeto, de modo que se
produzcan los efectos queridos por las partes o se satisfaga la necesidad que las indujo a contratar.
Las partes deben ejercitar sus derechos conforme con un deber de colaboración, respetando la reciprocidad de
las obligaciones del contrato, considerada en relación a la duración total.
La parte que decide la rescisión debe dar a la otra la oportunidad razonable de renegociar de buena fe, sin
incurrir en ejercicio abusivo de los derechos.

En los contratos de ejecución inmediata, la ejecución no está sometida a modalidad alguna que la demore, pues la
obligación es pura y simple. Debe ser llevada a cabo ya.

En los contratos de ejecución diferida, un plazo inicial o una condición suspensiva, postergan, aunque por razones
distintas, la exigibilidad de la obligación. Debe ser llevada a cabo después.

Cuando el tiempo opera como duración respecto de las obligaciones de las partes, los contratos pueden ser:

a. de ejecución única (o instantánea): la ejecución se da en un solo acto. Debe ser llevada a cabo en un solo
momento.
b. de duración (o de ejecución permanente): la ejecución perdura en el tiempo. Debe ser llevada a cabo durante un
cierto tiempo. La duración, a su vez, puede ser:
1) continuada (cuando la ejecución se realiza ininterrumpidamente)
2) periódica (o de tracto sucesivo, cuando la ejecución se realiza en tiempos separados entre sí).

9. NOMINADOS E INNOMINADOS
 Art. 970 CCYC: Contratos nominados e innominados.
Los contratos son nominados e innominados según que la ley los regule especialmente o no. Los contratos
innominados están regidos, en el siguiente orden, por:
a) la voluntad de las partes;
b) las normas generales sobre contratos y obligaciones;
c) los usos y prácticas del lugar de celebración;
d) las disposiciones correspondientes a los contratos nominados afines que son compatibles y se adecuan a su
finalidad.

Importancia de esta clasificación: la libertad negocial que nuestro ordenamiento reconoce posibilita que las partes
creen contratos que no se ajusten a los moldes, tipos o matrices preestablecidos por la ley. Ellos son válidos en tanto
no violen normas indisponibles, de orden público, la moral o las buenas costumbres.

Lo relevante para saber si un contrato es nominado o innominado es su ajuste a alguno de los tipos contractuales
regulados en el ordenamiento vigente, con independencia de la denominación que pudieron haberle otorgado las
partes.

10. CONTRATOS TÍPICOS Y ATÍPICOS

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La tipicidad "es una característica temporal y espacial": lo típico hace algunos años puede no serlo ahora, y volver a
ser acogido por el ordenamiento jurídico con posterioridad, y lo que es típico en un país puede no serlo en otro.

Durante la vigencia del código anterior, se establecía "Los contratos son nominados o innominados, según que la ley
los designa o no, bajo una denominación especial". Y, por otra parte, una corriente del derecho más moderna sugirió
que se reemplace este método por la noción de contratos típicos y atípicos. Así lo hicieron el Proyecto de Código
Único de 1987 (art. 1143), el Proyecto de la Cámara de Diputados de 1993 (art. 1143) y el Proyecto del Poder
Ejecutivo de 1993 (art. 855). Estos proyectos pusieron el acento en la circunstancia de que la ley regule a los
contratos, o no los regule, reemplazando de ese modo el criterio del Código Civil, que atiende a que los denomine o
no los denomine.

Podían darse incluso, contratos con denominación expresa pero que no son regulados: el hospedaje es, de tal modo,
nominado pero atípico.

El CCYC resuelve estableciendo la clasificación del art. 970.

Especies de contratos atípicos:

1. Contrato atípico puro. El contrato atípico puro (o sui generis) no coincide con ninguno de los
contratos regulados. Por ejemplo, franchising, factoring, sponsoring.
2. Contrato atípico complejo. El contrato atípico complejo (o mixto) incluye algunas prestaciones
propias de contratos típicos, o una mezcla de elementos nuevos con elementos conocidos.

Unión de contratos: se da cuando las partes los celebran con alguna vinculación temporal o funcional. Hay distintas
subcategorías:

1. Unión meramente externa. La unión de contratos es meramente externa cuando varios contratos
completos son celebrados conjuntamente, sin relación entre ellos. Por ejemplo, si dos personas
celebran, simultáneamente, la compraventa de un inmueble y la locación de un automóvil. Esta
categoría carece de relevancia jurídica especial.
2. Unión con dependencia bilateral o unilateral. La unión de contratos se da en relación de dependencia,
bilateral o unilateral, cuando dos con tratos completos, y unidos externamente, son queridos por las
partes como un todo único. Ese modo de unión se da: 1. En los contratos recíprocos, por ejemplo, si en
el mismo acto dos personas se venden entre sí, la casa de una, y la quinta de la otra; 2. En las
operaciones financieras back to back, en las cuales una persona suministra fondos dando instrucciones
para que les sean prestados a otra (préstamo dirigido); etcétera.
3. Unión alternativa de contratos. La unión de contratos es alternativa cuando la conclusión de uno o de
otro de los contratos depende de que cumpla, o fracase, cierta condición. ENNECCERUS ejemplifica con
el contrato por el cual alguien conviene la compra de un caballo si se cumple el hecho condicionante de
ser designado oficial de caballería dentro de un plazo y, de no ser así, su alquiler.

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