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TEMA 1. EL CONTRATO Y SUS REQUISITOS.

1. CONCEPTO DE CONTRATO.

Es un negocio jurídico que consiste en un acuerdo de voluntades del que


surgen obligaciones para las partes, lo que las convierte en acreedor y deudor
entre sí. El contenido principal del contrato será dar alguna cosa o prestar
algún servicio. Esta es la definición general del contrato.

Una de las características principales de los contratos es que genera


obligaciones. El CC no establece como tal una definición de contrato. Para
establecer una definición, hay que prestar atención a tres artículos que son:
1089, el cual establece que: “las obligaciones nacen de la ley, de los contratos
y cuasicontratos, y de los actos y omisiones ilícitos o en que intervenga
cualquier género de culpa o negligencia”. El 1091 establece que: “las
obligaciones que nacen de los contratos tienen fuerza de ley entre las partes
contratantes, y deben cumplirse a tenor de los mismos”. El último artículo de
estos es el 1254, establece que: “el contrato existe desde que una o varias
personas consienten en obligarse, respecto de otra u otras; a dar alguna cosa
o prestar algún servicio”.

El contrato en sentido estricto tiene incidencia tanto en el derecho de


obligaciones como en el derecho civil patrimonial. Esta última rama se encarga
de regular las actividades económicas del hombre, se dedica a la distribución
de los bienes de una sociedad y básicamente regula las operaciones que las
personas realizan respecto de los bienes económicos.

Derecho civil patrimonial se divide en dos ramas derecho de obligaciones y


derecho reales. El derecho civil patrimonial es la base del tráfico económico.

El contrato es un cauce que permite el libre desarrollo de la personalidad, que


es un principio constitucional.

Los contratos no solo generan efectos obligacionales, sino también efectos


reales. Es el ejemplo de la compraventa donde se transfieren efectos reales, la
compraventa es un contrato que tiene efectos obligacionales, pero a la vez la
compraventa es un efecto de transmisión de la propiedad. A través de la
compraventa se transfieren efectos reales. Una de las fuentes de los derechos
reales son los efectos traslativos de la compraventa.

La doctrina desde hace unos años hasta la actualidad habla de la crisis del
contrato, esto se debe a varias razones: la concentración empresarial (donde
hay que tener en cuenta que nuestro CC data de 1889, por lo que nos
encontramos con un cuerpo legislativo de más de 100 años que regula una
paradigma contractual refiriéndose a una situación socioeconómica muy
concreta, que es la de España a finales del S.XIX). La economía en este siglo era
autárquica, de pequeños productores, donde el comercio existía, pero a niveles
imposibles de comparar con la actualidad. En España a finales del S.XIX nos
encontramos que la burguesía que nace como clase predominante, empieza a
no querer verse como antes, por lo que quiere que aquellos principios que
desea se instauren en el Código Civil. El CC es la constitución de la burguesía en
ese momento, la burguesía se dedicaba al comercio en su mayor parte, y lo que
hace es establecer un esquema contractual en el que las partes son libres e
iguales para establecer aquello que desee en el contrato.

La regulación que tiene el CC es difícil de aplicar en determinadas ocasiones a lo


que sucede hoy en día. Esto ha tenido dos consecuencias fundamentales: en
primer lugar, la creación de leyes sectoriales, que son leyes que están fuera de
lo común, no están codificadas. Es importante saber, que muchos contratos
están regulados, pero no se encuentran en el CC. En segundo lugar, la creación
de nuevas normas del derecho. Cuando se regula el CC, los contratos de
trabajo se realizan a través del CC, pues no había derecho laboral, no había
contratos de trabajo. Es con la industrialización, con la introducción de las
maquinas en las fábricas, cuando se producen una serie de cambios que da
lugar a que los trabajadores se movilicen (hagan huelgas, luchen por sus
derechos…) ya que sus contratos estaban regulados por el CC que presupone
que las partes son iguales y libres para autorregular sus intereses. Un
trabajador no tiene la misma libertad que el empleador, entonces esto dará
lugar a que se establezcan una serie de derechos a una parte que se
encontraba en posición de inferioridad, pues esto dio lugar a la creación de una
rama jurídica que es el derecho del trabajo, que está fuera del Código Civil.

A mediados del S.XX entramos en la sociedad de consumo, donde el contrato


sigue adaptado a las estipulaciones del CC y sigue asumiendo que las partes son
Iguales y libres para contratar. Los consumidores no van a tener poder de
negociación ni de información en el contrato, debido a esto se ha dado paso a
una subcategoría del derecho civil y en concreto el derecho de contratos.

Uno de los retos del derecho de contrato es la internacionalización, la


globalización hace que sea mucho más fácil adquirir productos u otros servicios
fuera del territorio nacional. Existen, cada vez más instrumentos tendentes a
homogeneizar las normas de derechos de contratos, una de las instituciones
que tiende a homogeneizar las normas de derechos de contratos es la Unión
Europea.

Se debe hacer referencia también, a los principios UNIDROIP que son los
principios internacionales comerciales que hacen una labor de
homogeneización importantes.

Otro reto del derecho de contrato es el desarrollo del derecho tecnológico.


Alexa por ejemplo podría celebrar contactos, en el que las personas físicas
serían los beneficiarios.
El último reto del derecho de contrato es la regulación del derecho de
contratos en el CC español.
La regulación del derecho de contrato en el CC está desfasada, y además, existe
una diferenciación entre contratos civiles y entre contratos mercantiles. Esta
diferenciación obedece a razones históricas y lleva presente la diferenciación
desde hace mas de 100 años.

2. EL CONCEPTO DE AUTONOMIA PRIVADA.

No puede entenderse el contrato sin el concepto de autonomía privada, ya que


el texto del articulo 1255 establece que: “los contratantes pueden establecer
los pactos, cláusulas y condiciones que tengan por conveniente, siempre que
no sean contrarios a las leyes, a la moral, ni al orden público”. Esto quiere
decir, que las partes pueden contratar realmente aquello que consideren,
siempre que el objeto/contenido del contrato no sea contrario a la ley, ni a la
moral ni al orden público.

En el derecho romano los contratos tenían una forma concreta, existían


solamente cuatro o cinco contratos, y fuera de ello no se podía contratar
nada por lo que el tráfico se veía muy reducido.

Con el derecho canónico empezó a tener relevancia el principio de respeto a


la palabra dada, donde ya no era tan importante la forma que tenía el contrato
ya que simplemente las partes que intervenían como no podían mentir y tenían
que respetar aquello a lo que se habían comprometido pues ya no era
necesario hacer una forma concreta o lo que sea por lo que se flexibilizó. Esta
flexibilidad se potencia con la activación del comercio en los S.XVIII Y S.XIX.

En este principio toda persona es libre para autorregular sus intereses y


beneficiarse de la forma que le resulte más provechosa. Este principio no solo
tiene efectos en la esfera obligacional, sino que en la medida de lo posible en
otras áreas también tiene efecto. Por ejemplo, el matrimonio no es un
contrato ya que le falta ese elemento patrimonial. Pero a pesar de que en el
matrimonio hay una serie de normas imperativas, que son de obligado
cumplimiento, es cierto que tiene eficacia el resto de la autonomía de la
voluntad.

¿Cómo?

Pues en primer lugar las personas son libres de decidir si se casan o no se


casan, y luego dentro del matrimonio existen diversas áreas donde el principio
de autonomía de la voluntad tiene eficacia como por ejemplo en la posibilidad
de hacer capitulaciones matrimoniales. Lo mismo pasa en el derecho de
sucesiones que tiene un régimen similar al derecho de familia, al final tiene
cuestiones de derecho imperativo que no se pueden modificar pero si existe la
posibilidad de estar o no estar, o como se reparten los bienes. Hay una serie de
ámbitos donde el legislador decide que se aplique el principio de autonomía de
la voluntad.

Además de las normas imperativas, existen las normas dispositivas, son


aquellas de obligado cumplimiento a no ser que las partes hayan dispuesto otra
cosa.

Normas imperativas: obligado cumplimiento SIEMPRE.


Normas dispositivas: obligado cumplimiento, a no ser que las partes hayan
establecido otra cosa, y lo que dispongan las partes deben respetar los límites
de la ley, moral y orden público.

Los contratos no solo obligan a lo pactado, sino que los contratos obligan al
cumplimiento de las consecuencias de la naturaleza del contrato sean
conformes al uso, a la buena fe y a la ley. Si conforme a los usos en la venta de
un vehículo de segunda tiene que entregarse con el depósito lleno aunque no
figure en el contrato será exigido. No pueden incluirse en el contrato cláusulas
que sean contrarias a la ley,moral y orden público.

3. ELEMENTOS ESENCIALES, NATURALES Y ACCIDENTALES DE LOS CONTRATOS.

ESENCIALES: hacemos referencia a los elementos que nombra el art. 1261 CC,
sin las cuales el contrato no se perfecciona, la perfección del contrato es
cuando se dan los elementos necesarios para que este se venga negligente.
Consentimiento, objeto, causa, sin estos elementos el contrato no existe, y si
no se perfecciona ni existe, no se puede exigir el cumplimiento, no es eficaz,
con lo cual no despliega efectos y es nulo desde el origen, con lo cual si ha
desplegado algún efecto se tiene que deshacer.
NATURALES: son aquellos que se establecen en la regulación normativa del
contrato. Son contratos que por contener una regulación normativa,
estaríamos ante contratos típicos, en virtud de esa regulación tienen un
elemento que es característico natural de ese contrato: ejemplo, contrato de
préstamo o mutuo es de conformidad es naturalmente gratuito, de acuerdo
con su regulación del CC no deviene ningún interés.
ACCIDENTALES: Son aquellos elementos que forman parte del contrato
porque asi lo han decidido las partes mediante su acuerdo de voluntades, no
son necesarias para que el contrato sea válido, pero una vez se perfeccionan
son obligatorios. El modo es una figura donde se ha de cumplir una prestación
por parte de una persona que ha sido por una atribución patrimonial.

4. El consentimiento, objeto y causa.

CONSENTIMIENTO.
Es la declaración de voluntad contractual de las personas que intervienen en el
contrato. La expresión del consentimiento es cuando existe una declaración de
voluntad de ambas partes, tendente a obligarse. Es esencial para entender que
existe consentimiento y que las partes lo hagan de manera racional, consciente
y libre (voluntario), lo cual tiene una serie de implicaciones. Existe un requisito
de capacidad, si no existe esa capacidad para obligarse y expresar ese
consentimiento se puede poner en duda la existencia de las obligaciones.

¿Qué sucede con los menores?


Las personas necesitan una persona que complemente su capacidad, un
representante o personal de apoyo.

¿Pero que ocurre si un menor presta sin consentimiento sin una persona que la
represente?

La nulidad. Si un menor o mayor discapacitado perfecciona un contrato sin su


representante, esa persona se entiende que protegen a una persona que está
en situación de vulnerabilidad. El ordenamiento jurídico lo que hace es no darle
importancia a ese contrato pero solo si la persona o su representante insta,
porque puede ser que con la declaración de la nulidad en estos casos la
persona en situación de vulnerabilidad se queda en mayor vulnerabilidad.
Otro supuesto es el de las prohibiciones de contratar del art. 1264CC. Es
cuando existe un determinado precepto que impide a una determinada
persona contratar por encontrarse en una situación concreta. Art. 1459 CC.
Sancion de incumplimiento: art 6.3 CC. Tienen limitaciones en su capacidad la
persona declarada ausente o en concurso de acreedores. Cuando hablamos de
error, dolor, violencia o intimidación hablamos del vicio del consentimiento. El
consentimiento se emite, pero está viciado. ¿Cuáles son los efectos del vicio del
consentimiento? Va a ser nulo el consentimiento prestado por error violencia o
dolo. Cuando la violencia se aplica una fuerza y se da el consentimiento, ahí no
hay un vicio, no hay consentimiento, no hay contrato. Con la excepción de la
violencia que exista con fuerza irresistible.
Primer vicio del consentimiento: error. Es cuando se emite una declaración de
voluntad y se emite sobre una falsa creencia o representación de la realidad,
que emite una declaración de la voluntad que no hubiese emitido de no haber
existido ese error. No todo error va a provocar la invalidez del contrato.
Art.1266CC. establece que para el error invalido el consentimiento ha de recaer
sobre la sustancia de la cosa u objeto de prestación o sobre las condiciones de
la misma que hubiese dado lugar a la celebración del contrato.

¿Que pasa si el error es sobre la persona?


Solo valida el consentimiento cuando la consideración de la persona hubiese
sido el motivo para la celebración del contrato que ocurre cuando el contrato
se basa en relación de confianza con una determinada persona o cuando el
contrato se perfecciona con esa determinada persona en atención con sus
actitudes llamado personalísimas.

Tipos de error: error propio, vicio o motivo.


- Error propio: falsa representación de realidad donde el consentimiento se
forma sobre una creencia inexacta, el consentimiento nace viciado, y puede ser
de dos tipos: de hecho o de derecho. De hecho es cuando la falsa
representación de la realidad afecta a la realidad fáctica. De derecho es cuando
afecta a la falsa realidad jurídica.

¿En este caso, es invalidante del consentimiento? No es lo mismo utilizar el


error iuris como excusa para decir que no cumplió como motivo para
incumplimiento a la ley que supuesto que se perfeccionan contratos creyendo
que son obligatorios cuando no lo son, entonces está a favor, de admitir el
error de derecho como invalidante del consentimiento en estos casos, sino
admitirlo cuando se han firmado contratos que no se deberían haber hecho
porque se piensan que son obligatorios.

- Error impropio: hay una manifestación de la voluntad diferente a la real. La


voluntad es correcta pero a la hora de expresarla se manifiesta una cosa
diferente a la que se quiere.

Error objeto y sustancia es relevante cuando la consideración al objeto del


contrato haya sido determinante para la celebración del contrato.
Error en la persona, que tiene lugar cuando las cualidades de la persona fueron
determinantes para la celebración del contrato.
El error es una manera de invalidar el consentimiento y una manera de
invalidad el contrato, se tieen que interpretar de forma restrictiva porque va en
contra del derecho. El error tiene que ser esencial, determinante de la voluntad
declarada. El conocimiento defectuoso debe afectar a las circunstancias que
tenia que recurrir al correcto consentimiento. Haya relación de causalidad
entre el desconocimiento inexacto de la realidad y la emisión del
consentimiento, porque puede ser que aunque la persona que ha sufrido el
error hubiese emitido el consentimiento aun teniendo una exactitud de la
realidad.

El dolo que sufre una de las partes va a ser consecuencia de la manipulación de


la otra parte que lleva que su contraparte firme el contrato. El articulo 1269 CC
establece que: “hay dolo cuando, con palabras o maquinaciones insidiosas de
parte de uno de los contratantes, es inducido el otro a celebrar un contrato,
que sin ellas, no hubiera hecho”.

Requisitos del dolo:


1) tiene que ser cualificado, animo de engañar de una parte a la otra;
2) tiene que ser grave y no haber sido empleado por las dos partes
contratantes.
3) El dolo incidental no va a dar lugar a la nulidad del contrato, sino que solo
obliga al que lo empleó a indemnizar daños y perjuicios.
4) Si una parte engaña a la otra para formalizar el contrato y la otra parte
igual, ninguna de las dos partes va a poder instar la nulidad del contrato.
5) El dolo tiene que ser probado por la parte que lo padece, y puede hacerlo
por la guía de acción o por la guía de excepción.

INTIMIDACION

Hay intimidación cuando se inspira a uno de los contratantes el temor inspirado y


fundado de sufrir un mal inminente y grave en su persona o bienes, o en la persona o
bienes de su cónyuge, descendientes o ascendientes. Para calificar la intimidación
debe atenderse a la edad y condición de la persona.

La amenaza del mal futuro sea inequivoco, depende única y exclusivamente de la


voluntad de quien infiere la amenaza que puede hacerla por si mismo o a través de
terceros.

En este caso y a diferencia de lo que ocurre en el dolo, para que exista intimidación la
puede llevar a cabo la otra parte o el tercero. El mal tiene que ser inminente y grave.

El temor referencial no puede considerarse intimidación. El articulo 1267.4 establece


que: “el temor de desagradar a las personas a quienes se debe sumisión y respeto no
anulará el contrato”.

Hay violencia cuando para arrancar el consentimiento se emplea una fuerza


irresistible.

OBJETO DEL CONTRATO

Puede entenderse como las obligaciones que nacen del contrato, pero también puede
entenderse como objeto del contrato el contenido de la prestación. Las obligaciones
pueden ser de hacer, dar y no hacer.

Requisitos del objeto del contrato:

1) Pueden ser objeto de contrato todas cosas que no están fuera del
comercio de los hombres, aun las futuras.
2) El objeto tiene que ser lícito, no puede ser contrario a la ley o a las buenas
costumbres.
3) No podrán ser objeto de contrato las cosas o servicios imposibles , siempre
que la imposibilidad sea inicial.
4) El objeto de todo contrato debe ser una cosa determinada en cuanto a su
especie. La indeterminación en la cantidad no será obstáculo para la
existencia del contrato, siempre que sea posible determinarla sin necesidad
de nuevo convenio entre los contratantes.

TE VENDO UN COCHE: INDETERMINADO EN CUANTO A SU ESPECIE, DIME


SU AÑO, SU MARCA ETC ETC.
CAUSA DEL CONTRATO

Hay diversas posturas doctrinales en cuanto a la causa del contrato. El art.1274


establece que. “en los contratos onerosos se entiende por causa, para cada parte
concreta, la prestación o promesa de una cosa o servicio por la otra parte; en los
remuneratorios, el servicio o beneficio que se remunera, y en los de pura
beneficiencia, la mera liberalidad del bienhechor”.

Todo traspaso patrimonial en nuestro ordenamiento debe tener algo que lo justifique.

La causa es el fin que las partes consiguen con la perfección del contrato, esto
dependerá del contrato que se perfecciona. En la permuta la causa va a ser
intercambio de unos bienes por otros. Hay tantas causas como contratos. Causa y
objeto no van a coincidir, pero si que van a ir de la mano.

La causa podrá ser ilícita en determinadas ocasiones.

El ordenamiento juridicio reconoce tantas causas típicas como contratos regula. A


mayores reconoce las causas genéricas del artículo 1274.

El artículo 1277 establece que: “aunque la causa no se exprese en el contrato, se


presume que existe y que es licita mientras el deudor no pruebe lo contrario”.

En cuanto a la simulación contractual hay dos tipos: la absoluta y la relativa. En la


absoluta, nos encontramos que una de las partes formaliza un contrato que realmente
no desea y cuyos efectos jurídicos no desea. Por ejemplo, una persona que simula una
compraventa para evitar un embargo. En esta simulación hay lo que se llama voluntad
disimulada que es la voluntad que esta oculta pero que es la que se quiere, y la
voluntad simulada es la que se exterioriza pero no se quiere. En la relativa hay
voluntad disimulada y simulada, se manifiesta una voluntad que no se quiere y cuyos
efectos jurídicos no se desean, sino lo que se quiere es otros efectos jurídicos.

FORMA CONTRACTUAL.

No es un elemento esencial de contrato, existe un principio de libertad de forma.

El articulo 1261 CC hace referencia a los requisitos esenciales para la validez de los
contratos que son los siguientes:

- CONSENTIMIENTO DE LOS CONTRATANTES.


- OBJETO CIERTO QUE SEA MATERIA DEL CONTRATO
- CAUSA DE LA OBLIGACION QUE SE ESTABLEZCA.

Si estos tres requisitos son incumplidos dará lugar a la nulidad contractual.

La forma de contrato es el cauce de expresión del consentimiento contractual, que se


puede expresar de forma oral o de forma escrita. Cuando se está pulsando un botón
de una maquina se está perfeccionando un contrato. Cuando se habla de la forma del
contrato, se puede crear una confusión.

Los contratos serán obligatorios, cualquiera que sea la forma en que se hayan
celebrado, siempre que en ellos concurran las condiciones esenciales para su validez.

En determinadas ocasiones, se admite el silencio como causa de contrato contractual.

El tribunal supremo entiendo que si el silencio genera confianza ajena en que se ha


transmitido la voluntad considera que si puede interpretarse que se ha consentido.
Hay una sentencia que dice el que calla pudiendo hablar se presume que consiente.

PRINCIPIO DE LIBERTAD DE FORMA

En relación con la forma ad probationem el articulo 1880 tiene un listado de actos


jurídicos respecto de los que tienen una forma juridicaque tienen que constar en
documento público con una cláusula de cierre con un valor superior a nueve euros.

Tiene eficacia frente a terceros ya que los contratos tienen que tener condición de
documento público, tiene que someterse a un federatario publico, tiene que ir a un
notario.

En cuanto a la forma ad solemnitatem, esto son contratos que requiere una forma
concreta para poder perfeccionarse. Si el contrato no tiene la forma que se requiere,
no genera obligaciones, no nace jurídicamente. Esta forma puede venir dada por la ley,
que es la norma quien exige una forma concreta; o puede ser por acuerdo de las
partes, de que no quede válidamente perfeccionado hasta que cree una forma
concreta.

En relación con la forma hay que tener en cuenta que el Derecho de Consumo lo que
ha supuesto es una vuelta al formalismo, no deja de ser una excepción al principio de
libertad de forma. Los contratos con consumidores deben constar por escrito, o bien
en papel o bien en soporte duradero. Los contratos deben constar por escrito, ya que
el consumidor así puede tener acceso al contrato.

LA AUTOCONTRATACION

La autocontratación se produce cuando un mismo sujeto actúa simultáneamente como


las dos o más partes de un contrato. Ello puede producirse cuando, actuando en
representación de otro, contrata consigo mismo. La doctrina establece que no hay dos
declaraciones de voluntad.

Para el ordenamiento la autocontratación es algo que genera desconfianza, ya que no


es posible que una misma persona defienda los intereses contrapuestos. La
autocontratación está prohibida en los siguientes casos:
- SE PONE EN RIESGO EL INTERÉS DEL SUJETO REPRESENTADO.
- TANTO EN SUPUESTOS DE REPRESENTACION LEGAL COMO VOLUNTARIA.

A pesar de esa prohibición de la autocontratación, doctrina y jurisprudencia han


venido a señalar algunos casos a los que aquella no debe extenderse, que serian los
siguientes casos:

- LA PROHIBICIÓN NO AFECTARÁ A LOS AUTOCONTRATOS EN LOS QUE, DADAS


LAS CIRCUNSTANCIAS, NO EXISTE UNA OPOSICION DE INTERESES ENTRE LAS
PARTES.
- LOS RIESGOS SE HAYAN ELIMINADO.
- CASOS EN LOS QUE HAYA UNA AUTORIZACION EXPRESA PARA
AUTOCONTRATAR.

La sanción de la infracción de la prohibición de autocontratacion es la nulidad del


contrato. Semejante sanción puede ser contraria al propio interés del representado,
que es lo que se pretende proteger.
TEMA 2: FORMACIÓN DEL CONTRATO.

1. LOS TRATOS PRELIMINARES

Es frecuente que la formación de un contrato se produzca en un único


momento o que incluso su formación y su cumplimiento tengan lugar
instantáneamente, al mismo tiempo. En los contratos de importancia
económica, sobre todo si esa importancia va acompañada de complejidad,
suele llegarse a su celebración u otorgamiento previo la existencia de contactos
anteriores o tratos preliminares entre las partes.

Los tratos preliminares corresponden a una fase en la que todavía no hay


contrato, esto es, no existe vinculación contractual entre las partes. De una
manera u otra la ruptura de los tratos preliminares no da lugar a
responsabilidad alguna. Las reglas de mercado garantizan plena libertad para
contratar con quien se llegue a un acuerdo conveniente y no contratar con
quien no se alcanza tal acuerdo.

La falta de protección de las partes con respecto a su actuación en los tratos


preliminares no impide que durante los mismos sea exigible para ambos una
conducta acorde con la buena fe. Al tener que actuar con una conducta acorde
a la buena fe, la ruptura de los tratos preliminares o desistimiento de
celebración del contrato previsto debe tener alguna justificación; además la
ruptura debe cumplimentarse, en cualquier caso, de acuerdo con la buena fe,
si no se quiere incurrir en responsabilidad por los daños causados con dicha
ruptura a la otra parte.

Se trata de una responsabilidad extracontractual, que no comprende el


beneficio que podría haber alcanzado la parte perjudicada si se hubiese
terminado celebrando el contrato, sino únicamente el daño patrimonial
sufrido. Esa responsabilidad deriva de una conducta contraria a la buena fe. Se
habla en la doctrina de una responsabilidad por culpa in contrahendo, esto es,
por una conducta contraria a la diligencia exigible en el momento de la
contratación.

En ocasiones, para evitar estas situaciones en las que no se actúa de buena fe,
se recurre a otorgar contratos ad hoc: los acuerdos de intenciones. Son
contratos normativos que tratan de establecer un marco concreto de
protección para la información suministrada (ruptura de confidencialidad) -
invenciones y creaciones secretas, ideas, información financiera o comercial-
para los gastos en los que se haya incurrido, así como en su caso, para
compensar la pérdida de otras oportunidades de contratación. Lo que se
consigue mediante el acuerdo de unas pautas de conducta, así como de una
responsabilidad patrimonial cuando dichas pautas no han sido respetadas o
cuando los tratos no hayan dado lugar a la celebración del contra, según las
circunstancias en las que se hayan producido los contactos entre las partes.
2. OFERTA Y ACEPTACIÓN.

El consentimiento se manifiesta por el concurso de la oferta y de la


aceptación sobre la cosa y la causa, objeto que han de constituir el contrato.
Oferta y aceptación son pues declaraciones de voluntad recepticias, solo tiene
efecto cuando son conocidas por el destinatario. Las mismas quedan recogidas
en un único documento, firmado por ambas partes al mismo tiempo. Sin
embargo, puede ocurrir que las mismas se emitan en momentos y lugares
distintos, tanto si ello queda reflejado en varios documentos, como si no es asi.
La forma no constituye un requisito esencial del contrato, y ello significa que
tanto la oferta como la aceptación no están sujetas a forma alguna.

La oferta va normalmente dirigida a un sujeto concreto (con el que se desea


contratar). Solo es tal la declaración de voluntad que contiene todos los
elementos esenciales del contrato (cosa u objeto y causa, además de la
determinación de los sujetos implicados, que son quien declara y aquel a quien
se dirige), puesto que con la misma el oferente propone un contrato a otra
persona. La falta de especificaciones, además de esos elementos esenciales,
serán sustituidas por los usos, la publicidad, la buena fe y las normas
dispositivas aplicables al caso.

Solo es oferta aquella declaración de voluntad que pueda generar la


perfección del contrato con el mero asentimiento de la otra parte
contratante. Lo que no se produce cuando ese asentimiento va acompañado
de alguna variación significativa. La parte que emite la oferta es el oferente.

El límite de la vigencia temporal de la oferta viene dado o bien por el rechazo


de la misma por aquel a quien ha sido dirigida, o bien por el transcurso del
plazo establecido en ella a tal efecto, o bien por los usos, la naturaleza o
características del contrato, o la buena fe. También pierde eficacia la oferta
cuando la misma es revocada a tiempo por el oferente, esto es, antes de que la
aceptación de lugar a la perfección del contrato.

Los contratos producen efecto entre las partes y sus herederos, pero
semejante extensión a los causahabientes mortis causa no tiene lugar en el
caso de la oferta. El fallecimiento del oferente pone punto final a su eficacia o
vigencia si en ese momento no se ha perfeccionado el contrato por la
aceptación de aquella.

La oferta dirigida al público se caracteriza por no ir dirigida a nadie en


concreto, sino a un colectivo más o menos amplio. Como consecuencia de esa
peculiaridad, su revocación únicamente será eficaz si tiene también el mismo
carácter público que la oferta. Debe tener un similar alcance publico a la
oferta, pero la publicación de la revocación no se tiene porque producir por el
mismo medio.
La aceptación es precisamente la declaración de voluntad por la que el
destinatario de la oferta asiente a la misma. Debe ser tempestiva y sin
variaciones con respecto a la oferta. Es tempestiva aquella aceptación que
tenga lugar antes de que pierda vigencia o eficacia la oferta. Si contiene
variaciones relevantes, no podrá ser considerada como una aceptación, sino
como una contraoferta, cuya eficacia para la perfección del contrato dependerá
de la aceptación del oferente inicial. Cuando la aceptación recoja alguna
variante menor, de escasa importancia, podrá considerarse como tal, dando
lugar así a la perfección del contrato.

La aceptación, como declaración recepticia que es, puede ser también


revocada, siempre que ello se produzca antes de que la misma de lugar a la
perfección o nacimiento del contrato. Esa revocación es igualmente una
declaración de voluntad recepticia. También pierde eficacia la aceptación si,
antes de que fuese perfeccionado el contrato fallece el aceptante o en la
medida en que se quede modificada su capacidad. No obstante, en el tráfico
empresarial también la exigencia de seguridad, relacionada con la confianza en
la apariencia, puede excluir esa ineficacia o caducidad en la aceptación.

La determinación del momento y lugar del perfeccionamiento del contrato


tiene especial importancia cuando oferta y aceptación se emiten en distintos
momentos o en distintos lugares. De esto se ocupan los artículos 1262.II y III
CC como el artículo 54 CCo. (Los actos de comercio como los contratos
mercantiles se rigen supletoriamente por el Derecho Común, y que ese
Derecho común no es otro que el contenido en el Código Civil).

Hay que tener en cuenta que el momento de perfección del contrato


determina, en principio, el momento hasta el que oferente y aceptante
pueden revocar unilateralmente sus respectivas declaraciones de voluntad,
esto es el momento hasta el que cualquiera puede arrepentirse o echarse atrás
del contrato.

El artículo 1262. II CC establece que: “Hallándose en lugares distintos el que


hizo la oferta y el que la aceptó, hay consentimiento desde que el oferente
conoce la aceptación o desde que, habiéndosela remitido el aceptante, no
pueda ignorarla sin faltar a la buena fe”.

El contrato se entiende en el lugar en el que se hizo la oferta.

En cuanto al lugar de los contratos electrónicos, va a depender si es de


consumo o no.

Contratos de subasta y concurso, se caracteriza porque una de las partes de


manera unilateral va a seleccionar un proceso de selección de la otra parte.
Este proceso de selección va a estar reflejado en las bases de concurso o de
subasta. En la subasta el contrato se adjudica al mejor postor, mientras que en
el concurso al que responde de mejor manera a lo previsto en las bases.
3. CONDICIONES GENERALES DE LA CONTRATACION.

Hasta 1998, aparte de la posible aplicación de esos artículos 1258 y 1288 CC, las
condiciones generales de la contratación se encontraban regulados en el
artículo 3 de la Ley del Contrato de Seguro y en el artículo 10 de la Ley General
para la Defensa de los Consumidores y Usuarios. A pesar de la minuciosa
regulación contenida en este último precepto, procedía su modificación para la
adaptación de nuestro Derecho a la Directiva del Consejo 93/13/CEE, sobre
cláusulas abusivas en los contratos celebrados con consumidores. Se trata de
una directiva que establece una protección mínima para los consumidores
frente a las cláusulas abusivas susceptibles de ser incrementada por los estados
miembros.
La ley 7/1998, sobre condiciones generales de la contratación, transpuso dicha
Directiva a nuestro Derecho y, previamente, estableció una regulación general
para las condiciones generales de la contratación, que comprende todo tipo
de contratos, cualesquiera que sean las partes de los mismos, con la
excepción de los contratos administrativos, los contratos de trabajo, los de
constitución de sociedades, los que regulan relaciones familiares y los contratos
sucesorios.

Las cláusulas y las condiciones generales de la contratación en los contratos de


consumo están sometidas a esa regulación del TRLGDCU. Cuando se trate de
condiciones generales de la contratación, quedan sometidas también a la
regulación contenida en el LCGC.

Las condiciones generales de la contratación deben quedar sometidas a un


doble control, de incorporación o inclusión y de transparencia, que permita
considerarlas como cláusulas contractuales, y un control de contenido, que
permita considerarlas como cláusulas contractuales no abusivas.

Las condiciones generales de la contratación carecen de propia eficacia


normativa. Solo vinculan a las partes porque forman parte de un contrato,
esto es, porque han sido consentidas por la parte adherente. Cierto que se
trata de un consentimiento forzado, puesto que sin su aceptación no cabe
contratar con la parte predisponente. No obstante, puede ser considerado y
valorado como consentimiento contractual siempre que hayan podido ser
previamente conocidas y entendidas por la parte adherente. Solo así cabe
hablar de consentimiento contractual, y quedan consecuentemente justificadas
las obligaciones asumidas por dicha parte adherente a través de ese
consentimiento. De ahí que puedan considerarse como cláusulas contractuales
inexistentes o ineficaces por no incorporación aquellas que el adherente no
haya podido conocer, o no haya podido entender.

Son condiciones generales abusivas aquellas que, en contra de la buena fe,


establezcan un desequilibrio injustificado entre los derechos y deberes de las
partes en perjuicio de la parte adherente. La comparación con el art 8 LCGC
puede inducir al error de creer que la LCGC ha venido a reducir la apreciación
como abusiva únicamente para las condiciones generales de la contratación
contrarias a normas imperativas o prohibitivas, salvo cuando se trata de
condiciones utilizadas en contratos de consumo. Para apreciar ese desequilibrio
tiene una especial importancia la naturaleza del contrato, y,
consecuentemente, la referencia que nos puede suministrar en su caso la
regulación de los contratos típicos, aunque la misma sea básicamente
dispositiva. Tales condiciones generales abusivas deben ser sancionadas con
su nulidad si se quiere proteger adecuadamente los intereses de la parte
adherente.

El contenido de las condiciones generales de los contratos afecta al equilibrio


de los derechos y deberes contractuales de las partes, pero no pretende
garantizar el equilibrio de las prestaciones pactadas. Ese es un tema
relacionado con el principio de libertad de precios, esencial para la subsistencia
de una economía de mercado, en el que el legislador no puede intervenir. El
contenido del contrato no puede hacerse sobre los elementos esenciales del
contrato solo sobre las directrices y obligaciones que hacen las partes.

Los ordenamientos suelen exponer junto a un concepto general de condición


abusiva, listas de tipos concretos de condiciones generales que se consideran
abusivas. Esas listas, tienen una doble utilidad. Facilitan la calificación de
abusivas, y la aplicación de la correspondiente sanción de nulidad o ineficacia
de las condiciones generales en ellas enumeradas.

La sanción de las condiciones generales abusivas que mejor se adecua a la


protección de la parte adherente es la de nulidad parcial del contrato: la
condición general abusiva es nula, pero el resto del contrato subsiste. La
dificultad se plantea en aquellos casos en los que la subsistencia del contrato
sin la condición general abusiva afecte en mayor o menor grado al sentido del
mismo.

Un contrato de adhesión, es que está redactado de manera unilateral con una


de las partes del contrato que se llama predisponente y la contraparte
denominada adherente no tiene la posibilidad de influir en el contenido del
contrato. Lo único que va a poder hacer el adherente es contratar o no
contratar, aceptarlo o no aceptarlo, pero no tiene la posibilidad de cambiar el
contenido del contrato.

Estos contratos están sometidos al principio de autonomía de voluntad, sin


embargo, la particularidad que tienen estos contratos es que pueden ser el
medio para realizar determinadas practicas abusivas, ya que el contenido del
contrato viene dado por una de las partes que tiene asesoramiento jurídico y
redactado por un tiempo ilimitado.
Articulo 1258 CC: habla de la integración del contrato por los usos de la buena
fe

TEMA 3: CLASIFICACION DEL CONTRATO

Los criterios de clasificación aplicables a los contratos pueden ser muy variados.

1. CONTRATOS CONSENSUALES , REALES Y FORMALES.

Son consensuales aquellos que se perfeccionan con el mero


consentimiento de las partes sobre un objeto y por una causa. En nuestro
derecho esa es la regla general (arts. 1254 y 1258 CC). Como son el caso del
arrendamiento, de la sociedad o del mandato.

El artículo 1254 CC establece que: “el contrato existe desde que una o
varias personas consienten en obligarse, respecto de otra u otras, a dar
alguna cosa o prestar algún servicio”.

El articulo 1258 CC establece que: “los contratos se perfeccionan por el


mero consentimiento, y desde entonces obligan, no sólo al cumplimiento
de lo expresamente pactado, sino también a todas las consecuencias que,
según su naturaleza, sean conformes a la buena fe, al uso y la ley”.
Son reales aquellos contratos que, además del consentimiento de las
partes, necesitan de la entrega de alguna cosa para que queden
perfeccionados. Tal es el caso del préstamo y del depósito en la
configuración que da a dichos contratos el código.

Son formales aquellos contratos en los que, excepcionalmente (en contra


de lo previsto con carácter general en los arts. 1278 y 1279 CC), el
consentimiento debe prestarse en determinada forma que condiciona su
perfección o su validez.

2. CONTRATOS UNILATERALES, BILATERALES Y PLURILATERALES

Los contratos son negocios jurídicos bilaterales o plurilaterales, puesto


que en ellos intervienen siempre al menos dos partes o sujetos. No todos
los contratos son por ello bilaterales o plurilaterales, los hay también
unilaterales.

En los unilaterales la obligada a realizar una prestación es solo una de las


partes, mientras que en los bilaterales las obligadas son ambas partes
respectivamente, constituyendo frecuentemente (contratos
sinalagmáticos) la obligación de una parte causa de la obligación de otra. En
los contratos plurilaterales existe frecuentemente un fin común en el que
confluyen los intereses de todas esas partes. En los contratos bilaterales
cada una de las partes puede defender sus respectivos derechos frente al
incumplimiento de la otra parte mediante las acciones y excepciones del
art. 1124 CC

3. CONTRATOS ONEROSOS Y GRATUITOS.

El artículo 1274 CC distingue tres causas generales de los contratos en base


a las cuales se refiere a los contratos onerosos, remuneratorios y los de
pura beneficencia.

Onerosos: aquellos en los que el beneficio que espera obtener una parte
como consecuencia de su cumplimiento o perfección se produce a cambio
de un propio sacrificio previo, simultáneo o posterior en el tiempo. Asi
ocurre en los contratos bilaterales; pero también en algunos unilaterales. La
doctrina habla también a veces de contratos sinalagmáticos, aunque no den
lugar siempre a obligaciones recíprocas; con la consecuencia de entender
que pueden quedar sometidas en todos los supuestos a la acción de
resolutoria del art. 1244 CC.

A los contratos onerosos se contraponen los lucrativos, de (pura)


beneficencia, o a título gratuito, en los que el beneficio que espera obtener
una de las partes no va acompañado de sacrificio alguno, porque es a
cambio de nada. Son ejemplos los contratos de mandato, comodato,
mutuo y depósito, tal como los mismos aparecen configurados en el
Código.

Un tercer género en esta clasificación está constituido por los contratos


remuneratorios, en los que el beneficio que obtiene una parte está
encaminado a compensarla por alguna prestación ya realizada por ella
libre y espontáneamente, o simplemente a compensarla por una carga que
se le impone junto con aquel beneficio. Un ejemplo de esta tercera
categoría o género lo encontramos en la donación remuneratoria.

Según que se trate de contratos onerosos o de contratos gratuitos, una


regla de interpretación residual, aplicable para resolver dudas no
despejadas por las demás reglas de interpretación, nos dice que en estos
(los contratos gratuitos) “la duda se resolverá a favor de la menor
transmisión de los derechos e intereses”, mientras que en aquellos (los
contratos onerosos) se resolverá a favor de la mayor reciprocidad de los
intereses.

4. CONTRATOS CONMUTATIVOS Y ALEATORIOS

Solo los contratos onerosos pueden ser conmutativos o aleatorios.

Son contratos conmutativos aquellos en los que desde un principio aparece


determinada la relación existente entre los beneficios y sacrificios que las
partes asumen. Así ocurre en la compraventa y en el arrendamiento. Ello
no queda contradicho por el hecho de que la libertad de precio y las
fluctuaciones de mercado puedan dar lugar a que se haya contratado a
buen precio ( con un equilibrio satisfactorio entre la prestación que cada
parte recibe y la prestación que cumple), o que el al día siguiente la
prestación pactada o recibida valga mucho mas o menos.

Son contratos aleatorios aquellos en los que dicha relación no está


determinada, no está fijada de antemano, al depender de alguna
circunstancia desconocida por las partes o imprevisible; por lo que las
partes corren riesgo de ganancia o de pérdida: seguro, renta vitalicia,
juego, apuesta. Esta categoría de contratos es relevante básicamente
dentro de los contratos onerosos.

Con carácter general, los contratos de ejecución instantánea son cuando los
contratos se realizan en un acto temporal único. Los contratos de ejecución
duradera, el contrato conlleva una continuidad temporal en su ejecución.
5. CONTRATO DE OPCION

El derecho de opción, es el derecho que se le concede a una de las partes


de celebrar el contrato durante un periodo de tiempo determinado y de
forma unilateral. Por un lado está el concedente de la acción y por otro el
beneficiario de la acción. El concedente y el beneficiario han elaborado un
contrato con todos los elementos esenciales, y el beneficiario de la acción
se le concede el derecho de realizar el contrato de forma unilateral. El
beneficiario de la acción puede durante un periodo de tiempo determinado
celebrar este contrato.
TEMA 4: LA EFICACIA DEL CONTRATO

1. OBLIGATORIEDAD.

La realización del contrato determina una serie de obligaciones entre las


partes. Los contratantes van a quedar obligados con cumplir el
contenido del contrato, a cumplir aquella prestación que habían
acordado. En virtud del art. 1258 las partes van a deber actuar a la
buena fe, al uso y a la ley.

2. IRREVOCABILIDAD

Una vez que el contrato se perfecciona ninguna de las partes pueden


desvincularse del contrato. No obstante, si son las dos partes deciden
dejar sin efecto el contrato eso si es posible. Si existe la voluntad de las
dos partes de desvincularse del mismo, eso es posible, se llama mutuo
disenso. El articulo 1256 CC establece que: “la validez y el cumplimiento
de los contratos no pueden dejarse al arbitrio de uno de los
contratantes”.

Sin embargo, hay excepciones, excepciones a la regla de que una de las


partes no puede desvincularse del contrato, las excepciones serían:

1) Incumplimiento grave de la contraparte. (1124 CC)


2) Haya tenido lugar una rescisión por lesión, en cuyo caso la persona que
sufre la lesión, puede desvincularse del contrato. (art 1291)
3) Determinados supuestos en los que la ley permite a una de las partes
desvincularse del contrato, como ocurre de sociedad, contrato de obra. Hay
disposiciones legales que permiten la desconexion unilateral de una de las
partes.
4) El derecho de desistimiento a favor de los consumidores regulado por los
artículos 68 y siguientes del texto refundido. El derecho de desistimiento de
un contrato es la facultad del consumidor y usuario de sin efecto el contrato
celebrado, notificándoselo así a la otra parte contratante en el plazo
establecido para el ejercicio de ese derecho, sin necesidad de justifica su
decisión y penalización de ninguna clase.

3. RELATIVIDAD DE LOS CONTRATOS

Los contratos subsistirán efectos entre las partes que los otorgan y sus
herederos. Si existe una cesión contractual el contrato surtirá eficacia
directa respecto del cesionario.

Los contratos solo producen efecto entre las partes que los otorgan y
sus herederos; salvo, en cuanto a éstos, el caso en que los derechos y
obligaciones que proceden del contrato no sean transmisibles, o por su
naturaleza, o por pacto, o por disposición de la ley.
4. EFICACIA INDIRECTA DE LOS CONTRATOS
Los contratos son oponibles frente a terceros que no pueden
desconocer la eficacia del contrato y de su eficacia.

5. ESTIPULACION A FAVOR DE TERCERO

Podemos definir la estipulación a favor de tercero como el contrato por


el que el deudor, denominado promitente, se compromete frente a otra
persona, denominada estipulante, a ejecutar una prestación en
beneficio de un tercero.

Si el contrato contuviere alguna estipulación en favor de un tercero,


este podrá exigir su cumplimiento, siempre que hubiese hecho saber su
aceptación al obligado antes de que haya sido aquella revocada.

El beneficiario al admitir la declaración de voluntad de la prestación, esa


manifestación es unilateral.

Si el contrato contuviere alguna estipulación en favor de un tercero,


éste podrá exigir su cumplimiento, siempre que hubiese hecho saber su
aceptación al obligación antes de que haya sido aquélla revocada.

Contrato a favor de tercero: la relación contractual de dos personas, el


estipulante y el promitente, que obliga al promitente a cumplir frente a
un tercero. De este vínculo se deriva para el tercero un derecho de
crédito que le permite exigir, en su nombre, la prestación de que se
trate. Características del contrato en favor de tercero:

- Se trata de un contrato, es decir, la estipulación o estipulaciones dan


lugar al nacimiento de un derecho en favor de un tercero.
- La falta absoluta de intervención por parte del tercero en el
otorgamiento del contrato.
- Se le atribuye al tercero un derecho propio adquirido en virtud del
contrato.
- El estipulante puede exigir el cumplimiento de la obligación asumida
por el promitente, pero el estipulante lo que no puede hacer es exigir
la prestación para sí mismo, sino que tiene que
exigir la prestación para el tercero.
TEMA 5: LA INTERPRETACION DEL CONTRATO

Es posible que durante la vigencia del contrato tengan alguna


discrepancia de como deben cumplir las prestaciones a las que se han
comprometido.

1. LOS PRINCIPIOS GENERALES EN LA INTERPRETACIÓN.

El objetivo que tiene la persona es intentar averiguar lo que querían


las partes, digamos que es una primacía con carácter subjetivo. A la
hora de interpretar un contrato, la interpretación que prima es la
subjetiva, sin embargo, la interpretación de la norma es objetiva.

En la interpretación de los contratos tenemos una cuestión de


hecho y una de derecho. En primer lugar, debemos de ver todos los
hechos y circunstancias que rodean al contrato en si, que es lo que
está sucediendo en el ámbito fáctico. Luego tenemos otra cuestión
de derecho que es lo que se denomina la calificación del contrato, y
como consecuencia de la calificación el régimen jurídico que le
corresponde.

Cuando hablamos de cuestiones de derecho, nos referimos a la


actividad que realiza el sujeto tendente a determinar cual es la
naturaleza jurídica del contrato, y sabiendo que naturaleza jurídica
tiene, lo califica (le pone un nombre al contrato).

Una cuestión en cuanto a la determinación de los hechos, los


tribunales de instancia tienen plena autonomía para concretar
cuestiones de hecho. Es decir, el TRIBUNAL SUPREMO, por norma
general no va a entrar en estas cuestiones que haya hecho el
tribunal de instancia a no ser que la sentencia sea muy absurda o en
caso de alguna norma imperativa.

REGLAS DE INTERPRETACIÓN

1281: “Si los términos de un contrato son claros y no dejan duda


sobre la intención de los contratantes, se estará al sentido literal
de sus cláusulas.”

REGLA DE INTERPRETACIÓN SUBJETIVA 1281.2: “Si las palabras


parecieren contrarias a la intención evidente de los contratantes,
prevalecerá ésta sobre aquéllas.”

2 REGLA DE INTERPRETACIÓN SUBJETIVA 1282: “Para juzgar de la


intención de los contratantes, deberá atenderse principalmente a
los actos de éstos, coetáneos y posteriores al contrato.”
3 REGLA DE INTERPRETACIÓN SUBJETIVA 1283: “Cualquiera que sea
la generalidad de los términos de un contrato, no deberán
entenderse comprendidos en él cosas distintas y casos diferentes de
aquellos sobre que los interesados se propusieron contratar.”

INTERPRETACIÓN OBJETIVA

1284: “Si alguna cláusula de los contratos admitiere diversos sentidos,


deberá entenderse en el más adecuado para que produzca efecto.”

1285, que es lo denominado INTERPRETACIÓN SISTEMÁTICA, establece que:


“Las cláusulas de los contratos deberán interpretarse las unas por las otras,
atribuyendo a las dudosas el sentido que resulte del conjunto de todas.”

1286, lo que se denomina interpretación FINALISTA, establece que:” Las


palabras que puedan tener distintas acepciones serán entendidas en aquella
que sea más conforme a la naturaleza y objeto del contrato.”Una palabra
con distintas aceptaciones se interpretará como la acepción que resulte mas
coherente de acuerdo a la naturaleza y el objeto del contrato.

1287, “El uso o la costumbre del país se tendrán en cuenta para interpretar
las ambigüedades de los contratos, supliendo en éstos la omisión de
cláusulas que de ordinario suelen establecerse.”

1288, La interpretación de las cláusulas oscuras de un contrato no deberá


favorecer a la parte que hubiese ocasionado la oscuridad. Es una traslación
del principio de buena fe. La buena fe integra el contrato en principio de
este artículo.

1289, establece una clausula de cierre cuando acudiendo a los criterios


interpretativos previos no sea posible entender el sentido del contrato, es
decir resolver las dudas interpretativas del contrato. Las reglas que
establecen este artículo son distintas si se tratan de elementos accidentales
o esenciales del contrato. Si las dudas interpretativas se refiere a
accidentales del contrato, va a depender si es gratuito o oneroso, si es
gratuito se va a optar por una interpretación que suponga la menor
transmisión de derechos, sin embargo, si es oneroso se va a optar por un
equilibrio entre las contraprestaciones.

Si las dudas interpretativas se refieren a elementos esenciales, y no pueden


resolverse las dudas, el contrato seria nulo
TEMA 6: LA INEFICACIA DEL CONTRATO.

Todas aquellas situaciones en el que el contrato no van a desenvolver los


efectos que le son propios.

En cuanto a la nulidad el contrato no produce efectos.

¿En que supuestos el contrato es nulo?

- SI FALTA UN SUPUESTO ESENCIAL EN EL CONTRATO


- SI ES CONTRARIO A UNA LEY IMPERATIVA, A LA MORAL Y AL ORDEN PUBLICO
(1258)
- CUANDO EL CONTRATO NO REUNA LA FORMA ESTABLECIDA SI SE TRATA DE UN
REQUISITO AB SOLENITATEM, QUE SON AQUELLOS QUE PARA SU PERFECCIÓN
NECESITAN UNA FORMA ESTABLECIDA.

¿Qué características tiene la nulidad?

1) La nulidad tiene carácter ipso iure, que significa que la nulidad es


automática. Eso conlleva que la sentencia que declare la nulidad del
contrato, tiene únicamente efectos declarativos.
2) Puede apreciarse de oficio por los tribunales, esto es una excepción a la
regla general, en la jurisdicción civil otorga el principio de justicia rogada, es
decir las partes tienen que pedirlo.
3) La nulidad es ABSOLUTA, es decir, se produce frente a todos y afecta a
todos los efectos o consecuencias del negocio, ya sean directos o indirectos,
asimismo, implica una eficacia en cadena de todos los negocios declarados
nulos. Puede ocurrir, que en determinadas ocasiones, los negocios puedan
respetar los efectos de los mismos. Existen situaciones que a pesar de ser
declarado nulo, hay algunos casos en los que hay que respetarse los efectos
que produjo el negocio, son pocos casos
4) La nulidad es DEFINITIVA. La acción de nulidad no está sometida ni a
prescricpción ni nulidad, y no es susceptible de confirmación. Cabe la
posibilidad de convalidar el negocio, en casos muy excepciones. Por
ejemplo cuando falta un elemento esencial y se le añade a posteriori.

La acción de nulidad, se puede instar sin ningún tipo de plazo.

¿Cuáles son los efectos de la nulidad?

1) La reestructuración de las contraprestaciones que da el contrato.


ART.1303. “Declarada la nulidad de una obligación, los contratantes
deben restituirse recíprocamente las cosas que hubiesen sido materia
del contrato, con sus frutos, y el precio con los intereses, salvo lo que se
dispone en los artículos siguientes”.
2) “Siempre que el obligado por la declaración de nulidad a la devolución
de la cosa no pueda devolverla por haberse perdido, deberá restituir los
frutos percibidos y el valor que tenía la cosa cuando se perdió, con los
intereses desde la misma fecha.

Hay dos excepciones el articulo 1305 y 1306.

1305 la nulidad proviene de la ilicitud de la causa o del objeto, si la


ilicitud es común a ambos contratantes, carecen de acción entre si (no
puede reclamarse el uno al otro).

Si esa ilicitud solo proveniese de uno de los contratantes, el no culpable


no estará obligado a dar aquello que hubiese prometido.

1305: “Cuando la nulidad provenga de ser ilícita la causa u objeto del


contrato, si el hecho constituye un delito o falta común a ambos
contratantes, carecerán de toda acción entre sí, y se procederá contra
ellos, dándose, además, a las cosas o precio que hubiesen sido materia
del contrato, la aplicación prevenida en el Código Penal respecto a los
efectos o instrumentos del delito o falta.”

El 1306 se refiere a supuestos de causa torpe, es decir, la causa no es


válida pero no es constitutiva de delito. Este articulo establece que
cuando la invalidez de la causa sea consecuencia de ambos
contratantes, ambos contratantes sean participes de la invalidez,
ninguno de ellos podrá revertir lo que hubiese dado en virtud del
contrato, y tampoco podrán exigir que el otro cumple.

En los casos en que la inavlidez, sea culpa de uno de los contratantes, la


persona responsable no va a poder repetir lo que hubiese dado, sin
embargo, la parte no responsable si que podrá reclamar lo que hubiese
dado sin obligación de cumplir.

Por último, nos vamos a referir a la legitimación de interposición de la


acción, que podrá interponerla cualquier persona con interés legítimo
en instar la nulidad del contrato, y podrá demandar a cualquier persona
que se esté negando a reconocer la nulidad del contrato.

ANULABILIDAD DE LOS CONTRATOS.

Es una creación doctrinal que se ha emitido por la jurisprudencia.

En que supuestos procede la anulabilidad

1) Cuando se ha llevado a cabo por un sujeto que necesita un apoyo


que complementa la capacidad, pero lo hace sin ello
2) Vicios de la voluntad: dolo, error, violencia irresistible e
intimidación.
3) En los que falta el consentimiento de uno de los conyuges, cuando
sean necesarion en relación al régimen económico matrimonial.

La diferencia entre nulidad y anulabilidad, es que en la anulabilidad el


contrato es válido y eficaz hasta la interposición de la acción, y siempre
que la acción tenga éxito, pero esta validez y eficacia es claudicante.

El éxito de La acción de anulabilidad, por un lado declara la nulidad del


negocio y además tiene efectos restitutorios. Si se declara la nulidad, se
hace entonces la restitución recíproca de las contraprestaciones.

Hay que hacer referencia al 1304 que si la nulidad procede de una


persona menor de edad, la restitución por parte de la persona menor
no tiene que restituir aquello que recibió, sino aquello en lo que se
hubiese enriquecido. Por ejemplo si un menor mete 1000 euros en el
banco, restituirá los intereses no los 1000 euros.

La acción de anulabilidad está sometido a un plazo, y es de caducidad,


que es de 4 AÑOS. Una vez que estos cuatro años finalizan el contrato
deviene plenamente válido y eficaz. (1301 leerlo)

Respecto a la anulabilidad es posible la confirmación del contrato (1309)

El régimen jurídico de las rescisión se encuentra del 1200-1299 CC. La


rescisión es un supuesto de ineficacia, donde el negocio está correcta,
pero es ineficaz. (LEER ARTICULOS DEL 1290 – 1299)

Los artículos 1290 y 1292 enumera una serie de supuestos, en los que
los contratos van a venir ineficaz ya que suponen una perdida
económica para las partes que al generar ese efecto negativo para una
de las partes van a ser declarados ineficaces,

La solicitud de rescisión, tiene que ir de una manera subsidiaria, tiene


un carácter excepcional. Los supuestos de negocios rescendidos son un
numerus clausus.

La acción de rescisión está sometida, al igual que anulabilidad, a un


plazo de caducidad de cuatro años. Los efectos de la acción es la
restitución que es transofrmable en ciertos casos en una indemnización
de daños y perjuicios.

La acción de RESOLUCION se contiene en el artículo 1124, que establece


la posibilidad para la parte cumplidora de exigir que no ha cumplido el
cumplimiento o bien la resolución del contrato. “El perjudicado podrá
escoger entre exigir el cumplimiento o la resolución de la obligación, con
el resarcimiento de daños y abono de intereses en ambos casos.
También podrá pedir la resolución, aun después de haber optado por el
cumplimiento, cuando éste resultare imposible.”

La parte perjudicada podrá escoger entre exigir el cumplimiento o la


resolución de la obligación, con el resarcimiento de daños y abono de
intereses en ambos casos. Además, si el perjudicado opta por exigir el
cumplimiento podrá pedir la resolución mas tarde si el cumplimiento
resulta imposible.

El plazo de prescricpcion para la resolución es de 5 años.

Efectos de resolución de los contratos (1303) sino el 1123


TEMA 8: NORMAS GENERALES SOBRE LAS OBLIGACIONES MERCANTILES.

1. INTRODUCCIÓN

Las obligaciones mercantiles derivan de los contratos mercantiles, por lo que


algunas de las peculiaridades de las obligaciones mercantiles se regulan en el
Código de Comercio al lado de las peculiaridades de los contratos mercantiles,
artículos 50 y siguientes del Código de Comercio.

Concepto de obligación: "las obligaciones comerciales son los vínculos


jurídicos que se derivan de los actos de comercio objetivos o subjetivos".

Las obligaciones mercantiles no sólo dominan el ámbito del Derecho Mercantil,


gozan de una absoluta preponderancia en todo el ámbito de la contratación
privada, ya que, en la práctica, el número de los contratos civiles del mismo
nombre y naturaleza de los mercantiles es muy reducido.

Así, por ejemplo, los contratos de sociedades, depósitos, préstamos,


transportes que pudieran tener carácter civil son escasísimos.

A la hora de determinar la exacta naturaleza jurídica de un contrato la cuestión


ha enfrentado a la doctrina:

TRADICIONALMENTE

Se entendía, de forma mayoritaria, que los contratos mercantiles contenidos


en el Código de Comercio, se diferencian de los civiles de su mismo nombre y
naturaleza contenidos en el Código Civil:

- Por la presencia de un comerciante en una de sus partes .


- Porque su fin es la industria o el comercio.
- Por el carácter mercantil del objeto sobre el que recaen .

A DIA DE HOY.

Hoy no puede defenderse una concepción tan rotunda de la mercantilidad de


los contratos, aunque la intervención en ellos de un comerciante determina la
mercantilidad de muchos de ellos; hay otros muchos ejemplos de contratos
que, pese a celebrarse en el marco de la actividad de empresa, no son
mercantiles. Es el caso de la compraventa al consumidor.

Artículo 325 CCOM: “Será mercantil la compraventa de cosas muebles para


revenderlas, bien en la misma forma que se compraron o bien en otra
diferente, con ánimo de lucrarse en la reventa”. Es importante tener en
cuenta que, en los contratos de compraventa, no aplica el criterio general que
atribuye el carácter mercantil a aquellos contratos en los que interviene un
empresario, sino que la compraventa mercantil quedará reservada a los
comerciantes que compran productos para revenderlos.

2. EVOLUCIÓN Y CONCEPTO DE LAS OBLIGACIONES MERCANTILES.

El concepto de obligación se ha formulado fuera del Derecho Mercantil, es


una noción formulada en normas positivas contenidas en los Códigos
Civiles.

Se concibe como un vínculo jurídico; como una relación jurídica entre dos
personas o, para ser exactos, entre dos o más personas que ocupan dos
posiciones jurídicas distintas pero complementarias, de las cuales, una,
llamada Deudor, está comprometida o constreñida a realizar una
prestación a favor de otra (u otras) llamada Acreedor.

La obligación hace referencia a una relación interpersonal entre dos


sujetos: acreedor y deudor.

Según el profesor García Pita, el concepto de obligación es el: “Vínculo


jurídico, por virtud del cual una persona, el Acreedor, tiene derecho a
exigir de otra, Deudor, un determinado comportamiento, la prestación,
consistente en dar, hacer o no hacer alguna cosa, quedando el deudor
constreñido a su realización y respondiendo, si así no lo hiciere, con todos
sus bienes presentes y futuros”.

Lo esencial es la conducta del deudor, ya que se trata de una conducta


debida, razón por la que el Código Civil tiende a determinar el contenido de
la prestación, es decir, el deber del deudor, y por otro a destacar que es el
patrimonio del deudor lo que constituye el objeto de su responsabilidad.

El objeto de las obligaciones es la prestación, pudiendo consistir en una


dar, un hacer o una abstención (Artículo 1808 del Código Civil). Lo que
permite distinguir obligaciones positivas o negativas.
Entre las primeras destacan las pecuniarias, y la responsabilidad civil lo es y
posee una causa indemnizatoria, cuya cuantía viene determinada por el
valor del daño. Esta responsabilidad civil se define como el deber de
indemnizar los daños causados por un sujeto en la persona o los bienes de
otro.

DEFINICIÓN DE LA OBLIGACIÓN BASADA EN EL CÓDIGO CIVIL EN LOS


ARTÍCULOS 2, 50 Y SIGUIENTES DEL CCOM.

Vínculo jurídico surgido de una fuente mercantil y sometido al sistema de


fuentes del Código de Comercio, por el que uno o más acreedores tienen el
derecho a exigir de otro u otros deudores la realización precisa, íntegra y
oportuna de una prestación positiva o negativa, debiendo éstos cumplirla –
y pudiendo ser compelidos judicialmente a ello- con diligencia y buena fe,
respondiendo de ello, por regla general, con todo su patrimonio.

Destacamos la necesidad jurídica de cumplir, ejecutando precisamente, la


prestación debida.

ESPECIALIDADES EN EL RÉGIMEN DE LAS OBLIGACIONS MERCANTILES

Las obligaciones mercantiles, tienen como característica, al ser típicas o


uniformes, su tendencia hacia la objetivación, es decir, a no tener en
cuenta la personalidad de las partes que en ellas intervienen, y la
necesidad de un exacto cumplimiento.
Las especialidades de las obligaciones mercantiles las establece el Código
de Comercio respecto de las que establece el Código Civil con carácter
general. Y son las siguientes:

1) EXIGIBILIDAD DE LAS OBLIGACIONES PURAS.

Son obligaciones puras las que no están sometidas a condición ni plazo.


En el tráfico económico son importantes la celeridad y los riesgos
generados por el incumplimiento de los contratos que lo organizan.

Por ello, el Código de Comercio establece normas más estrictas que las
del Código Civil en cuanto a la exigibilidad de las obligaciones puras.

La regla general para el caso de incumplimiento en Derecho Civil es


que el juzgador puede conceder, siempre que haya causas justificadas,
un plazo suplementario al deudor/incumplidor para que cumpla.

Artículo 1124 del CC: "La facultad de resolver las obligaciones se


entiende implícita en las recíprocas, para el caso de que uno de los
obligados no cumpliere lo que le incumbe.”

El perjudicado podrá escoger entre exigir el cumplimiento o la


resolución de la obligación, con el resarcimiento de daños y abono de
intereses en ambos casos. También podrá pedir la resolución, aun
después de haber optado por el cumplimiento, cuando éste resultare
imposible.

El Tribunal decretará la resolución que se reclame, a no haber causas


justificadas que le autoricen para señalar plazo".

El rápido cumplimiento y exigibilidad de las obligaciones puras es


importante para el tráfico económico ya que su incumplimiento
genera mayores perjuicios al acreedor:
1.- Prohibición de conceder plazos de gracia, artículo 61 del Código de
Comercio relacionado con el artículo 1124.3 del Código Civil. El juez de
lo mercantil no dispone de la facultad de establecer un plazo adicional
para que el deudor cumpla. No puede conceder al deudor plazos de
gracia o cortesía.

2.- Determinación del plazo de pago en las relaciones mercantiles: Se


trata de determinar el momento a partir del cual el acreedor está
facultado para exigir el cumplimiento de la obligación de su deudor,
cuando nada se ha convenido sobre ello y la ley no lo establece
(obligación pura).

La cuestión está prevista, con carácter general en el artículo 62 del


Código de Comercio y en los artículos 1113 y 1128 del Código Civil. Así
el Código de Comercio concede un plazo de diez días a favor del
deudor para el cumplimiento de sus obligaciones ordinarias que se
explica por la gran influencia que el crédito tiene en las relaciones
mercantiles, con el que es incompatible la exigibilidad inmediata del
artículo 1113 del Código Civil.

Art. 62 del Código de Comercio.


"Las obligaciones que no tuvieren término prefijado por las partes o por
las disposiciones de este Código, serán exigibles a los diez días después
de contraídas, si sólo produjeren acción ordinaria, y al día inmediato,
si llevaren aparejada ejecución".

Artículo 1113 del Código Civil.


"Será exigible desde luego toda obligación cuyo cumplimiento no
dependa de un suceso futuro o incierto, o de un suceso pasado, que
los interesados ignoren.
También será exigible toda obligación que contenga condición
resolutoria, sin perjuicio de los efectos de la resolución".

La normativa civil también permite al juez o tribunal que tenga que


juzgar el incumplimiento resolutorio, siempre que haya causas
justificadas, conceder al incumplidor un plazo supletorio para que
cumpla.

Artículo 1128.
Si la obligación no señalare plazo, pero de su naturaleza y
circunstancias se dedujere que ha querido concederse al deudor, los
Tribunales fijarán la duración de aquél.
También fijarán los Tribunales la duración del plazo cuando éste haya
quedado a voluntad del deudor.
Artículo 33. Modificación de la Ley 3/2004, de 29 de diciembre, por la
que se establecen medidas de lucha contra la morosidad en las
operaciones comerciales.
Uno. Se modifica el artículo 4:
«Artículo 4. Determinación del plazo de pago.
1. El plazo de pago que debe cumplir el deudor, si no hubiera
fijado fecha o plazo de pago en el contrato, será de treinta
días naturales después de la fecha de recepción de las mercancías o
prestación de los servicios, incluso cuando hubiera recibido la
factura o solicitud de pago equivalente con anterioridad.
3. Los plazos de pago indicados en los apartados anteriores podrán
ser ampliados mediante pacto de las partes sin que, en ningún caso, se
pueda acordar un plazo superior a 60 días naturales".

El artículo 62 del Código de Comercio veda que los Tribunales puedan


establecer el día del vencimiento de la obligación.

Art. 62.
“Las obligaciones que no tuvieren término prefijado por las partes o por
las disposiciones de este Código, serán exigibles a los diez días después
de contraídas, si sólo produjeren acción ordinaria, y al día inmediato,
si llevaren aparejada ejecución.”

Sin embargo, La Ley 11/2013, de 26 de julio, de Medidas de Apoyo al


Emprendedor y de Estímulo del Crecimiento y de la Creación de Empleo;
fija el plazo máximo de pago en treinta días, ampliable por pacto entre
las partes hasta un máximo de sesenta días naturales.

Por último añadir que en la redacción actual de la Ley resultan nulas las
cláusulas pactadas entre las partes que alarguen el plazo de treinta
días que, con carácter subsidiario se ha establecido en el artículo
33,cuando tenga un contenido abusivo en perjuicio del acreedor.
Además, sería nulo siempre y en todo caso el acuerdo por el que se fije
un plazo de pago superior a los sesenta días naturales.
Si la relación es con el sector público, el plazo se reduce a treinta días.
Ello por ser el legislador plenamente consciente de que la situación de
estrangulamiento financiero por la que atraviesan muchas empresas es
debida, no sólo a la morosidad privada, sino a la propia lentitud de la
Administración Pública a la hora de hacer frente a sus pagos.

B) LA MORA MERCANTIL.

La especialidad del régimen mercantil de la mora consiste en que el


deudor incurre en mora automáticamente cuando desatiende, al no
cumplirlas, las obligaciones que tengan día señalado para su
cumplimiento por las partes o por la Ley, sin necesidad de que el
acreedor interpele al deudor.
Cuando la obligación tiene fecha para su cumplimiento y dicho plazo
se incumple, el solo hecho del vencimiento coloca al deudor en mora
desde el día siguiente, y con ella se produce el devengo de intereses
en favor del acreedor.

C) LA PRESCRIPCIÓN MERCANTIL.

Al igual que en las obligaciones civiles, las acciones para exigir el


cumplimiento de las obligaciones mercantiles prescriben por el mero
transcurso del tiempo, acompañado de la inactividad del acreedor.
El Código de Comercio incluye normas especiales en materia de
prescripción. Las normas generales las recogen los artículos 942,943 y
944; para ciertos tipos de acciones hay otras normas que incluyen
plazos concretos más breves. Las acciones que no tengan un plazo
determinado se regirán por las disposiciones del Derecho común.
Como regla general, los plazos de prescripción previstos en el Código
de Comercio suelen ser más cortos que los civiles, sin duda por la
mayor celeridad exigida por el tráfico económico.

El artículo 944 establece una norma especial en materia de interrupción


de la prescripción, esta se interrumpirá:
- por la demanda u otro cualquier género de interpelación judicial
hecha al deudor;
- por el reconocimiento de las obligaciones
- o por la renovación del documento en que se funde el derecho del
acreedor.

Se considerará la prescripción como no interrumpida por la


interpelación judicial,
- si el actor desistiese de ella,
- caducara la instancia,
- o la demanda fuese desestimada.

Y empezará a contarse nuevamente el término de la prescripción:


a) en caso de reconocimiento de las obligaciones, desde el día en que
se haga;
b)en el de su renovación, desde la fecha del nuevo título;
c)si en él se hubiere prorrogado el plazo del cumplimiento de la
obligación, desde que éste hubiere vencido.

A diferencia del Derecho Civil, en el artículo 944 del Código de


Comercio no se reconoce efecto interruptivo a la reclamación
extrajudicial. Sin embargo, el Tribunal Supremo ha reconocido que la
reclamación extrajudicial también produce los efectos interruptivos en
las relaciones mercantiles, ya que no se aprecian razones válidas para
seguir manteniendo que la reclamación extrajudicial no pueda
interrumpir la prescripción también en el ámbito mercantil. SSTS de 4
de diciembre de 1995, RJ 9157; 31 de diciembre de 1998, RJ 9769; 21 de
marzo de 2000, RJ2022.

Los argumentos que emplea son:


- la reclamación extrajudicial fue introducida ex novo por el Código Civil
por lo que entiende que la regla del Código Civil se aplica como ley
posterior al Código de Comercio;
- que no se aprecia razón de especialidad por la que deba prevalecer el
principio de lex specialis derogat generalis;
- la infracción del principio de igualdad proclamado en el artículo 14 de
la Constitución que se produciría en caso contrario, al tratar peor al
acreedor mercantil que al acreedor civil cuando ambos están en la
misma situación.
STS de 4 de diciembre de 1995, RJ9157; 31 de diciembre de 1998,
RJ9769; 21 de marzo de 2000, RJ2022.
TEMA 9: EL CONTRATO MERCANTIL.

FUENTES DE LAS OBLIGACIONES MERCANTILES

Las fuentes de las obligaciones mercantiles son los hechos que les dan
nacimiento: los hechos generadores de los mismos, acontecimientos
capaces de producir a cargo de un sujeto-deudor y a favor de otro
acreedor, el nacimiento de vínculos jurídicos patrimoniales de
prestación.
En el ámbito de las obligaciones mercantiles es aplicable la enumeración
de fuentes que recoge el artículo 1089 del Código Civil: "Las
obligaciones nacen de la Ley, de los contratos y cuasicontratos y de los
actos u omisiones ilícitas o en las que intervenga cualquier género de
culpa o negligencia".

Artículo 1887.
"Son cuasi contratos los hechos lícitos y puramente voluntarios, de los
que resulta obligado su autor para con un tercero y a veces una
obligación recíproca entre los interesados."
Actos ilícitos: que a su vez son de dos tipos: los delitos y los cuasi-
delitos.
Los primeros son actos u omisiones que sancionan las leyes penales.
Los segundos son actos contrarios a la ley penal que causa daño a una
persona, pero que se realizan sin intención de ofenderla. La ley ordena
que quienes los cometen deberán reparar el daño causado.

una obligación es mercantil cuando su fuente también lo es, podemos


hablar de tres tipos de fuentes de las obligaciones mercantiles:
- el negocio jurídico,
- la Ley,
- además de las obligaciones legales y negociales tenemos las
obligaciones nacidas de un acto ilícito que cause daño a un tercero.

DETERMINACIÓN DE LA MERCANTILIDAD DE LOS CONTRATOS.

Tradicionalmente, un sector muy cualificado de la doctrina


mercantilista ha entendido que son necesariamente mercantiles todos
los contratos de empresa, es decir, aquellos contratos que se realizan
en el marco de la actividad organizada de una empresa y que
constituyen, precisamente, el objeto de la empresa (como son los
contratos de compraventa, de seguros, transporte) aunque la otra
parte contratante no sea empresario.

Sin embargo, el Prof. Broseta considera que no puede defenderse,


sobre la base del Derecho Positivo, una concepción tan rotunda de la
mercantilidad de los contratos.
Así es cierto que, en la práctica, son bastantes los contratos cuya
mercantilidad se hace depender de la intervención en ellos de un
comerciante; sin embargo hay muchos ejemplos de contratos que,
pese a celebrarse en el marco de la actividad de empresa, no son
mercantiles.

Hay supuestos en los que, para determinar la mercantilidad de un


contrato tendremos que atender a otros criterios como el de la
inclusión o mención de una figura contractual en el Código de
Comercio o la analogía respecto de otras figuras que sí regula
la legislación mercantil. Incluso cabría una interpretación finalista de las
normas, adecuándolas al tiempo en que han de ser aplicadas.

El mayor problema surge a la hora de determinar la naturaleza de los


actos mixtos, es decir, los que ponen en relación a un empresario y a
un consumidor; actos que no debemos calificar a priori, sino analizar
cada caso concreto.

AUTONOMÍA TRASCENDENTAL: ÁMBITO, TRASCENDENCIA Y LÍMITES.

Uno de los principios básicos que rigen el derecho de la contratación


privada es el de la libertad de contratación o, en términos más
generales, el de la autonomía negocial privada. Y esto es así porque el
Derecho de Contratos, que forma parte del Derecho de Obligaciones,
tiene que ver con las obligaciones patrimoniales privadas.
La esencia de la libertad contractual o autonomía contractual privada
es que se trata de un verdadero derecho subjetivo; en cuanto a su
contenido y objeto, la libertad de contratación se manifiesta y
reconoce respecto a todos y cada uno de los elementos y aspectos del
negocio jurídico.

Cuando hablamos de autonomía contractual o negocial privada, hay que


incluir en esa noción:

a) la libertad de contratar, es decir, la libre opción del individuo entre


celebrar o no el contrato o negocio jurídico de que se trate;
b) libertad también de elegir a la persona de la contraparte, es decir,
determinar con quién se quiere contratar;
c) libertad de elección del tipo contractual, incluso salirse de los
límites del tipo legal;
d) libertad de forma;
e) libertad de elección del derecho y el fuero aplicables, desde la
perspectiva del Derecho del comercio internacional.
Todas estas posibilidades responden a una concepción liberal del
contrato. En este sentido, el comerciante o empresario, exactamente
igual que cualquier otro individuo privado, es fundamentalmente libre
de decidir si desea celebrar un contrato, con quién, con qué contenido,
a qué ordenamiento jurídico desea someterlo y a qué jurisdicción, y de
qué manera desea expresar su voluntad contractual.

La libertad contractual no es ilimitada, llegándose a afirmar que su


fundamento se haya en la justicia. Así la libertad de contratación está
limitada por la cláusula del estado social, limitando todos los derechos
contenidos en nuestra Constitución en base a la solidaridad. No sólo hay
límites sino que es posible poner limitaciones al ejercicio de estas
libertades.

RÉGIMEN GENERAL DE LOS CONTRATOS MERCANTILES

Nuestro Código de Comercio posee una Parte General de los contratos


formulada por los artículos 50 a 59. Así el artículo 50 establece que en
defecto de normas mercantiles escritas hay que aplicar el derecho
común, es decir, el Derecho Civil.
Artículos 2 y 50 del Código de Comercio.
Con independencia de esa remisión a las disposiciones generales del
ordenamiento civil, el Código de Comercio recoge determinadas reglas
especiales en relación con la perfección, la forma, la prueba y la
interpretación de los contratos mercantiles, y el régimen de las
obligaciones nacidas de los mismos.
1.- La perfección de los contratos mercantiles. El encuentro de la oferta
y la aceptación determina la perfección del contrato pero el proceso
de formación del consentimiento presenta ciertas particularidades.

A)Así si el empresario utiliza la publicidad y los reclamos para ofrecer


al público sus productos, queda vinculado en los términos de la
promoción publicitaria; aunque al celebrar el contrato no se haya
hecho ninguna referencia a esa vinculación.
B)La contratación entre ausentes. La nueva regulación establece
"hallándose en lugares distintos el que hizo la oferta y el que la aceptó
hay consentimiento desde que el oferente conoce la aceptación, o
desde que, habiéndosela remitido el aceptante, no puede ignorarla sin
faltar a la buena fe". Disposición Adicional cuarta de la Ley 33/2002 de
11 de julio, de Servicios de la Sociedad de la Información y de Comercio
Electrónico.

C)Supuestos especiales de perfección de los contratos mercantiles:


a) contratación por medio de agente o corredor, en este caso el
artículo 55 dice que los contratos quedarán perfeccionados cuando los
contratantes acepten sus propuestas. El corredor es un mediador que
aproxima a las partes sin poder alguno de representación;
b) subastas voluntarias utilizadas por el empresario para vender sus
productos, el anuncio de subasta es una oferta pública e irrevocable, la
declaración de los postores es una declaración de voluntad contractual
y el remate o adjudicación al mejor postor es un acto de ratificación
del contrato perfeccionado cuando se hizo valer la mejor postrura.

2.-La forma de los contratos mercantiles. El sistema de contratación


mercantil se inspira en el principio de libertad de forma. Artículo 51.
Salvo que, artículo 52, aquellos contratos sometidos a una
determinada forma o solemnidad. Aunque en la realidad del tráfico
actual se advierte un creciente reconocimiento del requisito de la forma
en beneficio de la seguridad jurídica.

3.- La prueba del contrato mercantil. Tienen enorme importancia los


libros de comercio y la factura.

4.- Interpretación de los contratos mercantiles.


Rigen las normas generales establecidas en el Código Civil, artículo 50
del Código de comercio, pero atemperadas. Así los contratos han de
interpretarse de buena fe dando a las cláusulas contractuales el sentido
que tienen en la vida del tráfico, artículo 57; en segundo lugar, si en la
interpretación de los contratos se originasen dudas que no pueden
resolverse aplicando las normas interpretativas legales o de los usos de
comercio, si los hubiere, se deberá decidir la cuestión a favor del
deudor, artículo 59.

En el caso de contratos celebrados con consumidores, por un lado


tenemos que decir que forma parte del contenido del contrato, aunque
no figure expresamente en él, el contenido de la oferta, promoción y
publicidad de los productos y, en caso de duda, y conforme al principio
de buena fe objetiva, el contrato se interpretará en beneficio del
consumidor.

CONTRATACIÓN FUERA DE ESTABLECIMIENTO MERCANTIL.

La Ley de Consumidores ha incorporado el contenido de la Ley 26/1911


en sus artículos 107 a 113 para proteger a los consumidores que
celebren contratos fuera del establecimiento del empresario. Así la
iniciativa del empresario y la imposibilidad del consumidor de
comparar la calidad y el precio de la oferta pueden determinar la
existencia de prácticas abusivas por lo que se dictan normas que dan
al consumidor derechos irrenunciables, aunque son válidas las
cláusulas que le sean más beneficiosas. Estas normas se aplican a los
contratos celebrados por un empresario y un consumidor fuera del
establecimiento de aquel.

Este tipo de contratos deben documentarse por escrito y el


consumidor tiene el llamado derecho de desestimiento
De su cumplimiento responden solidariamente el empresario y sus
comisionistas o agentes que hayan actuado en nombre propio.
OTRAS ESPECIALIDADES DE LOS CONTRATOS MERCANTILES EN MATERIA DE
CUMPLIMIENTO Y ALTERACIÓN DE LA ECONOMÍA DEL CONTRATO.

Las normas sobre la interpretación de los contratos mercantiles están dirigidas


a establecer ciertos criterios objetivos para descubrir cuál ha sido la intención o
voluntad común de las partes.

El artículo 57 del Código de Comercio ordena que los contratos se interpreten


de buena fe, de manera que el contrato ha de ser aplicado pensando que los
contratantes han actuado de forma leal y con confianza recíproca. Así los
contratos han de cumplirse según los términos en que fueron hechos y
redactados; teniendo en cuenta la finalidad económica que las partes han
querido alcanzar y lo que es usual en el ambiente o medio comercial o
industrial en el que se desenvuelven las mismas.

El artículo 59 establece que si se originasen dudas que no puedan resolverse


con arreglo a lo estipulado en el Código de Comercio ni en el Código Civil, se
decidirá la cuestión a favor del deudor, a diferencia de lo que al respecto
establece el artículo 1289 del Código Civil que opta por resolver la duda en
favor de la mayor reciprocidad de intereses. No obstante, no está del todo
claro el alcance y frecuencia de la aplicación de esta regla del "favor debitoris".
Relacionando ambos artículos podemos razonablemente dudar de que la
norma mercantil vaya a ser muy utilizada. En puridad debe resevarse para la
interpretación de las dudas que afecten a circunstancias accidentales en
contratos mercantiles onerosos.
En el caso de que nos encontremos ante un contrato que cuente con
condiciones generales de contratación tenemos que tener en cuenta en artículo
6 de la Ley 7/1998, de 13 de abril, sobre condiciones generales de contratación.

Así cuando exista discrepancia o contradicción entre las cláusulas generales y


las especiales o particulares de un contrato, deben prevalecer estas sobre
aquellas, salvo que las condiciones ganerales resulten más beneficiosas para
el adherente que las condiciones particulares. De otra parte, la interpretación
de las cláusulas oscuras no debe favorecer a la parte que las hubiera redactado,
sino que las dudas que susciten se resolverán a favor del adherente.
En cuanto a los contratos celebrados con consumidores habrá que ver el Real
Decreto Legislativo 1/2007, de 16 de noviembre, por el que se aprueba el texto
refundido de la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios y
otras leyes complementarias, especialmente el artículo 80.2 que sienta el
principio de la interpretación más favorable al consumidor en caso de duda
sobre el sentido de una cláusula contractual.

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