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FILOSOFÍA DE LA NATURALEZA

1.1 Definición

La filosofía de la naturaleza busca el conocimiento de las primeras causas y principios del mundo

natural, es decir, de la realidad natural. 1

1.1.1 Objetos material y formal.2

El objeto material (aquello que estudia) es el conjunto de cuerpos materiales, es decir, la totalidad

de los seres que constituyen el universo físico y que son accesibles al conocer sensitivo

directamente o por medio de instrumentos. Este objeto recibe diversas denominaciones, que

señalan matices peculiares:

- Cuerpos. Generalmente llamamos cuerpos a las realidades extensas, observables, que

poseen cierta unidad que los diferencian de otros cuerpos numéricamente distintos designa

a un todo concreto, independiente y no a sus propiedades (color o línea no es un cuerpo,

sino algo de un cuerpo).

- Ente material. Ente es cualquier cosa que es, es decir, que tiene la propiedad de ser. existe

un tipo de entes que llamamos materiales porque poseen materia.

- Ente físico o natural. Es el ente del mundo material, es la realidad corpórea.

- Ente sensible. Indica la propiedad que tienen los cuerpos de ser perceptibles por los

sentidos.

- Naturaleza. Conjunto armonioso de los entes físicos o naturales. El mundo de la naturaleza

se contrapone a las realidades espirituales o inmateriales.

El objeto formal (desde la perspectiva que lo estudia) es el ser de las cosas corpóreas (el ser de lo

material); pero no estudia el ser mismo, lo cual es objeto de la metafísica, sino en su realización

corpórea, considerando a los cuerpos en cuanto entes, es decir, en cuanto a modos de ser en el

FILOSOFÍA DE LA NATURALEZA

1
Cf. Mariano ARTIGAS-Juan José SANGUINETI, Filosofía de la Naturaleza, EUNSA, Pamplona 19892

, 18.
2
Cf. Ibidem, 19-20.
contexto de la realidad. El objeto formal de la filosofía de la naturaleza, por lo tanto, es el mismo

que el de la filosofía, la cual busca, en sus diversos análisis, la determinación de la esencia o el ser

de las cosas. A la filosofía de la naturaleza le interesa conocer la esencia de los cuerpos, es decir,

determinar qué son, qué tipo de realidad tienen, qué puesto ocupan en el contexto de toda la

realidad.

1.1.2 Relación con las demás disciplinas de la Filosofía sistemática.

La filosofía de la naturaleza se relaciona con la metafísica. Desde un punto de vista lógico, la

filosofía natural depende de la metafísica, pues para determinar el sentido del ser material, es

necesario aclarar antes el sentido del ser. Sin embargo, atendiendo a nuestro modo de conocer,

análogo e imperfecto, que comprende lo más profundo comenzando por las cosas sensibles y

exteriores, la filosofía natural precede a la metafísica y por esto, conviene estudiarla antes que
ésta, pues la filosofía de la naturaleza tiene un valor propedéutico para la metafísica que aborda el
ser como tal y desborda los límites del ser móvil.

La filosofía de la naturaleza, por lo tanto, es una sólida base para el conocimiento metafísico. Al
saber que las cosas tienen un orden y una naturaleza propia, el hombre adquiere una primera
experiencia del ser trascendente, es decir, de algo independiente de su inteligencia y de su
voluntad.

Con la antropología filosófica. La filosofía de la naturaleza aporta una contribución positiva

para la antropología y para la ética, pues da una imagen del cosmos material en el que vive el

hombre, y le permite orientarse en él con discernimiento, sin caer en errores como el


materialismo, el naturalismo u otros. La filosofía de la naturaleza sirve como apoyo lógico,
antecedente

gnoseológico para la explicación de la realidad. La antropología tiene una base lógica porque los

vivientes materiales son también entes físicos y preparan para la comprensión de los entes con

alma. De esta manera, primero conocemos objetos sensibles y de acá nos elevamos a los
animados.

Con la teología natural, porque la filosofía de la naturaleza tiene un valor preparatorio en orden

al conocimiento natural de Dios. El estudio de la naturaleza lleva a descubrir en ella ciertas

características, que implican la existencia de una Causa primera inmutable, necesaria e inteligente.

La filosofía de la naturaleza prepara los llamados argumentos cosmológicos de la existencia de

Dios. Además, la contemplación de las maravillas del cosmos mueve a la inteligencia y al corazón

humano a reconocer a un Dios creador. Además, el recto conocimiento de las cosas materiales
impide ciertos errores en el conocimiento de Dios.

1.2 La corporeidad.3

La noción de materialidad expresa que los cuerpos son entes materiales, y, por tanto, que tienen

las características que se atribuyen a la materia en general: extensión, divisibilidad, localización,

duración, mutabilidad tanto accidental como substancial. Los cuerpos tienen esas características

en cuanto son cuerpos reales que tienen determinaciones actuales; sin embargo, la materialidad

pura no existe aislada: sólo existen entidades que tienen un ser realizado en condiciones
materiales.

Puede decirse, que todos los cuerpos materiales tienen condiciones de extensión, duración,

y movimiento. Todo lo material posee una extensión y, por tanto, una magnitud. En consecuencia,

lo material es divisible y puede ser dividido indefinidamente, las partes que se obtengan nunca

serán inextensas. Es importante señalar, por otra parte, que los diferentes modos de ser de lo
natural

se encuentran asociados a magnitudes típicas: los átomos, las moléculas, las macromoléculas

biológicas, las células y los organismos poseen una magnitud determinada o, al menos, su

magnitud se encuentra dentro de ciertos límites fuera de los cuales no pueden existir las
respectivas

entidades.

Además, en los sistemas unitarios existe una continuidad entre sus partes, al menos una

continuidad mínima que es necesaria para la existencia del sistema. Por ello, lo material implica

duración, o sea, un principio y un fin, una magnitud temporal.

Asimismo, la materialidad implica movimiento. Cualquier ser material se encuentra

sometido a continuos cambios, aunque a veces resulten casi imperceptibles; y no sólo puede

cambiar en aspectos accidentales, sino también puede cambiar también substancialmente, si

desaparecen las condiciones necesarias para su existencia. Todo lo natural está sometido al

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devenir. Por este motivo, siempre se ha considerado la mutabilidad como característica

3
Cf. Mariano ARTIGAS, Filosofía de la Naturaleza, EUNSA, Pamplona 20035

, 130-137.
fundamental de los seres materiales.

Es necesario aclarar que no existe ningún ser puramente material. Cuando se habla de seres

materiales, no quiere decir que se reduzcan completamente a las condiciones materiales: esa

reducción es imposible, porque esas condiciones no pueden substancializarse, no pueden existir

de modo independiente. La extensión, la duración, la mutabilidad y las demás condiciones que se

relacionan con ellas, sólo pueden existir como aspectos del modo de ser. Las entidades naturales

poseen modos de ser que incluyen esas condiciones, pero no se reducen a ellas.

En el ámbito filosófico, el concepto de materia conduce, con frecuencia, a equívocos,

porque se le suele atribuir un significado que depende del mecanicismo cartesiano: se identifica la

materia, por una parte, con las condiciones materiales y, además, con las substancias naturales; se

despoja, por tanto, a lo natural de su dinamismo propio. Esa materia empobrecida viene a ser un

sujeto pasivo e inerte, que se reduce a pura exterioridad: ésta es la idea que el mecanicismo
propone

para las substancias naturales

En la filosofía aristotélica, el concepto de materia significa, en general, aquello de lo cual

algo está hecho. Se suelen distinguir la materia primera y la materia segunda. Se habla de materia

primera (o materia prima) para designar un substrato común a todos los cuerpos, que permanece

incluso en los cambios substanciales; y de materia segunda para designar las substancias
naturales,

que vienen a ser el substrato que permanece a través de los cambios accidentales.

La materia prima es concebida, por analogía, con el substrato de los cambios accidentales.

No posee determinaciones propias y tiene un carácter potencial, es pura potencialidad,

precisamente porque carece de determinaciones y puede ser sujeto de diferentes actos. Es posible

interpretar la materia primera como equivalente a la materialidad de los cuerpos, pues no es un

componente físico determinado, sino que expresa el carácter básico que tienen en común todos
los entes materiales.

La materia segunda, se refiere al substrato de los cambios accidentales, o sea, a la

substancia. Esto no significa, en modo alguno, que ese sujeto sea inmutable, por el contrario, los
accidentes son determinaciones del sujeto y por tanto, cuando se da un cambio accidental, el
sujeto
cambia, pero no cambia esencialmente su modo de ser, no se transforma en otro tipo de
substancia:

cambia accidentalmente La materia segunda es una substancia natural, una entidad que posee un

modo de ser y unas virtualidades específicas que no se reducen a las condiciones materiales, pues

ya se vio que no existen substancias puramente materiales, porque la materialidad no es un modo

de ser completo: sólo expresa algunas dimensiones del modo de ser de lo natural. Al hablar de la

materia como principio de individuación, suele añadirse que se trata de la materia señalada por la

cantidad (materia quantitate signata). Así se subraya que no se trata de las condiciones materiales

indeterminadas, sino determinadas en una cantidad concretada espacial y temporalmente.

Las condiciones materiales se relacionan con la potencialidad, porque todo lo material es

mutable: puede transformarse no sólo accidentalmente sino también substancialmente. En este

sentido, se pueden identificar ciertas características en los cuerpos materiales: 1) La materia es

principio de pasividad porque es potencia; implica la posibilidad de recibir determinaciones

nuevas. 2) Es principio de individuación (materia signada), es la materia signada por la cantidad,

es individuación numérica. 3) La materialidad implica contingencia, falta de necesidad; por una

parte, porque lo material es cambiante y, de hecho, está sometido a circunstancias que pueden

provocar cambios. Y por otra, porque esa mutabilidad se extiende incluso a la esencia de los seres

materiales, que pueden dejar de ser lo que son y transformarse en otros seres diferentes. 4) Es

principio de azar dentro de la naturaleza, no hay regularidad perfecta, se puede producir un salto,

no es algo programado. 5) Existencia de límites en el conocimiento. Conocemos solo lo que nos

es manifiesto por la materia. La materialidad tiene sentido positivo en el conocimiento de la

naturaleza porque hace posible el estudio cuantitativo y experimental como base para las ciencias,

sin embargo, existen límites en nuestro conocimiento.

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1.3 La apariencia (cualidad) y sus manifestaciones. 4

Las cualidades son modos de ser accidentales, porque no tienen una existencia propia

4
Cf. M. ARTIGAS, Filosofía de la Naturaleza, 205-207.
independiente, ni se identifican con la esencia de las substancias. Son modos de ser que se

relacionan con la forma substancial, porque vienen a ser determinaciones particulares que

corresponden al modo específico de ser de cada substancia. Determinan a la substancia a través


de

la cantidad, porque son modos de ser que se realizan en las condiciones cuantitativas. Las

condiciones cuantitativas imponen unos límites a lo cualitativo, que existe dentro de los límites de

esas condiciones.

Las cualidades son accidentes intrínsecos, porque se refieren a modos de ser propios de la

substancia. Aunque se trate de modos de ser accidentales, expresan determinaciones de las

substancias en sí mismas, no en relación con otras. Sin embargo, algunas cualidades se encuentran

más estrechamente relacionadas con la esencia de las substancias que otras. Además, aunque se

admita su carácter intrínseco, las cualidades se manifiestan mediante interacciones con otras

substancias y con el sujeto que las conoce.

En cuanto que son modos de ser, suelen distinguirse dos tipos básicos de cualidades: las

propiedades, que no forman parte de la esencia, pero la acompañan necesariamente, y las


cualidades

puramente contingentes que pueden darse o no en una substancia concreta. Las propiedades se

emplean para definir las substancias. No conocemos las esencias de modo directo ni completo y,

por tanto, determinamos su modo de ser y su definición a través de sus propiedades. Se


distinguen

también las cualidades activas y las pasivas. Las primeras se refieren a las modalidades de la

actividad, y las segundas a la recepción de acciones de otros sujetos.

Existen muchos tipos de cualidades, y no todas se encuentran en todas las substancias. Ya

se señaló que existen cualidades que acompañan necesariamente a una esencia y se llaman

propiedades, y otras que pueden darse o no en un determinado tipo de substancia y son, por
tanto,

cualidades contingentes.

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Para Aristóteles, la naturaleza tiene características cuantitativas y cualitativas, y ambas son

reales. Lo cuantitativo es la primera determinación de lo material, y lo cualitativo determina a los


entes a través de la cantidad. Lo cuantitativo posee una cierta primacía, porque los demás

accidentes afectan a la substancia a través de la cantidad. Sin embargo, lo cualitativo es real, pues

expresa los modos de ser de los entes. Según Aristóteles, el modo primero y más propio como se

dice la cualidad es la diferencia de la substancia, que suele denominarse la diferencia específica.

Aristóteles distinguió, que hay en general, cuatro especies de cualidades: el estado y la

disposición; la capacidad y la incapacidad; las cualidades afectivas y las afecciones; la figura y la

forma.

Las cualidades de la primera especie son el estado (o hábito) y la disposición, que difieren

por ser más o menos estables: son más estables los estados o hábitos, y menos estables las

disposiciones. Los estados son también disposiciones, mientras que las disposiciones no son

necesariamente estados. Aristóteles habla de “poseer un cierto estado” y de “hallarse en una

disposición”.

Las cualidades de la segunda especie son la capacidad y la incapacidad naturales (o

potencia e impotencia). Estas cualidades consisten en tener capacidad natural para hacer algo. Por

ejemplo, en antropología se habla del entendimiento, la voluntad y los sentidos como potencias

del alma, ya que son capacidades intelectuales o volitivas para actuar que posee el ser humano.

Las cualidades de la tercera especie son las cualidades afectivas y las afecciones o pasiones.

Aquí, los términos “afectivo” y “afección” toman su significado del verbo «afectar», y se refieren

a las cualidades que afectan a los sentidos y cambian en las alteraciones naturales. Las cualidades

que se estudian en filosofía de la naturaleza pertenecen, por lo general, a este tipo: son cualidades

materiales o corpóreas, relacionadas con los cambios físicos, tales como el color, el peso o la

densidad.

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Las cualidades de la cuarta especie son la figura y la forma: triangular, recto, curvo. Estas

cualidades también entran dentro de la consideración de la filosofía natural, y es fácil advertir que

ocupan un lugar muy importante, ya que se refieren a la estructuración espacio-temporal de lo

natural.

1.4 La integración y sus modos.5

5
Cf. M. ARTIGAS, Filosofía de la Naturaleza, 52-54.
En la naturaleza existe una gran variedad de sistemas con características peculiares que poseen
una

unidad y organización que los hacen posibles; con base en esta nota de unidad es que los sistemas

pueden clasificarse en función de la capacidad de integración y unidad efectiva de sus

componentes.

En sí, la integración se refiere al carácter de organización de porciones elementales

perfectamente interrelacionadas entre sí que forman una totalidad. Ésta puede ser Esencial, según

se refiera a todo aquello constituido de lo cual resulta un ser completo, total e independiente, de

una determinada especie y que, además, todo lo que está en él manifiesta una sola razón de ser; o

bien, puede ser Accidental, cuando la finalidad es común pero sus elementos conservan su

esencialidad independiente.

Así mismo, podemos agregar que la Integración puede darse de diversos modos:

Según su estructura, donde la disposición y el ensamblaje de partes, buscan conjuntamente

como finalidad una perfección extra en la totalidad, es decir, forman patrones estructurales como

consecuencia de las interacciones de los componentes, sin reducirse a una mera agregación o
suma

de sus componentes; dicho modo es propio de los sistemas unitarios.

Según su funcionamiento, donde la suma de operaciones elementales concurre a un

movimiento especial y general en un tiempo.

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Por su organización, cuando el ensamblaje e interdependencia controlada que dispone

metódicamente los movimientos particulares son para el bien del conjunto. Propio de los sistemas

de orden, donde los componentes se encuentran bien diferenciados pero ordenados mediante

relaciones estables que tienen como resultado aspectos estables, como lo es, por ejemplo, el

sistema solar.

De acuerdo a su finalidad, puesto que su tendencia es cumplir un papel especifico en la

naturaleza y engalanar con ello el misterio del ser, poseyendo una dinámica propia con relaciones

de interdependencia, como sucede en los ecosistemas.

1.5 El movimiento.6
6
Cf. M. ARTIGAS, Filosofía de la Naturaleza, 80-82.
Los aspectos dinámicos de la Naturaleza suelen designarse con diversos términos que, si bien
están

relacionados entre sí, suelen definirse de distinta manera; entre ellos encontramos el devenir, el

cambio, el movimiento, la transformación, la mutación y el proceso. Sin embargo, el termino

movimiento suele ser una propiedad común e intermedia entre todos ellos, según lo atestigua la

historia misma del término. Además, la presencia del problema del devenir y el cambio que se da

dentro de la Naturaleza, ha acompañado a la filosofía a lo largo de la historia.

1.5.1 Definición

La definición clásica de movimiento la encontramos en Aristóteles, que admite la

existencia del movimiento y la pluralidad en los entes físicos; y lo define como, el acto

del ente en potencia en cuanto está en potencia. En términos generales, es el paso de la potencia
al

acto. Aquí, cabe aclarar que el acto es se define como cualquier perfección de un sujeto, es un

modo de ser que afecta al ente, y puede ser de dos tipos: acto primero ( ), que es

estable, acabado y punto de llegada; o acto segundo ( ), la operación propiamente dicha.

Mientras que la potencia por su parte, se define como la capacidad de un sujeto de recibir un acto

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en tanto que carece de una perfección y tiene la capacidad de recibirla; la potencia puede ser
pasiva,

en tanto capacidad de recibir, o puede ser activa, en tanto la capacidad de actuar.

Una segunda definición la encontramos en Santo Tomás de Aquino, quien define al movimiento

como un acto imperfecto y propio de lo imperfecto; es decir, un acto que está haciéndose, en vías

de completarse pero que aún no es plenamente, porque carece de alguna perfección.

En una definición más moderna, encontramos que el movimiento se refiere a todo cambio que

pueda registrarse en el mundo material, donde las cosas naturales pueden moverse o pueden ser

movidas, designando generalmente un cambio de lugar o posición. Para tal motivo se necesita, por

tanto, un AD QUE, o comienzo, un momento de carencia, y un AD QUEM, o punto de llegada.

Por último, el movimiento contiene tres principios intrínsecos: sujeto, forma y privación. El sujeto,
es aquel que gana o pierde ciertas determinaciones. La forma es aquella que se adquiere en todo

cambio, una perfección. La privación, es el punto de partida de todo movimiento, y el movimiento

por tanto, consiste en el paso a un nuevo modo de ser.

1.5.2 Especies

En Aristóteles podemos atestiguar dos especies de movimiento o tipos de cambio: el

accidental (que a su vez puede ser cuantitativo, cualitativo o local) y el substancial.

Cuantitativo, es el acto por el cual se divide, disminuye o aumenta, en tamaño o volumen,

un ser extenso.

Cualitativo, se trata primordialmente de una alteración, en la cual se da un cambio por el que se


pierde o se adquiere una nueva cualidad.

Local, que se refiere al acto de pasar de un lugar a otro, implica un simple desplazamiento

y es el único que puede darse sólo, mientras que el resto de los movimientos necesariamente
exigen un cambio local.

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Substancial, es el movimiento o cambio más profundo, y designa el cambio de la esencia, cuando


una sustancia deja de ser lo que es y se transforma en otra distinta, la sustancia cambia
radicalmente dejando de existir y comienza a existir otra.

1.6 Estructura metafísica del ser corpóreo. 7

El ente corpóreo está constituido por la substancia y los accidentes. Es así como se llega a una

estructura más profunda que afecta a la misma substancia, según la cual, consiste en dos
principios

esenciales: materia prima (que posee una potencia substancial, que hace existir al ser corpóreo) y

forma substancial (que actúa como principio de especificación, es decir, lo que determina y

concretiza su ser).

1.6.1 Co-principios del ser (materia y forma)

La teoría del hilemorfismo, pugnada por Aristóteles, explica que los dos co-principios del ser

(materia prima y forma substancial) son soporte el uno del otro, conceptos correlativos, pues la
7
Cf. M. ARTIGAS, Filosofía de la Naturaleza, 131-135, 145-148.
materia prima es el sujeto de la forma substancial, y algo es materia con respecto a una forma, y

algo es forma con respecto a una materia.

En este sentido, los co-principios del ser guardan una estrecha relación con los componentes del

ente, a saber, la sustancia y los accidentes, pues actúan como binomios paralelos, así como lo son

la potencia y el acto, la materia y la forma, la sustancia y los accidentes, la esencia y el ser, que se

corresponden en ese orden los primeros con los segundos, respectivamente.

Esta diferenciación es únicamente propia del ente corpóreo, puesto que existen formas separadas

que pueden subsistir independientemente de la materia como lo son los ángeles y el alma, según

la doctrina tomista; además, cabe mencionar al ser divino (Dios), en quien se identifican su ser y

su esencia, es acto puro y subsiste por sí mismo.

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La materia, actúa como principio de individuación; es aquello que hace posible que se concretice,
aparezca y llegue a existir el ser corpóreo. En concreto, se habla de materia primera o materia

prima para designar un sustrato común a todos los cuerpos, que permanece incluso en los
cambios substanciales, el sujeto o sustrato último del que se componen todas las cosas.

La forma, en cambio, actúa como principio de especificación; es aquella que hace que la materia

se constituya tal cosa, es decir, la forma “informa” a la materia, determinándola y actualizándola.

Además, de la forma dependen todas las características que distinguen a un ser, ya sea

esencialmente o individualmente.

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