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Mauricio L Montes.
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Aristóteles, Acerca de la generación y la corrupción, I, 7, 324 b 18.
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Aristóteles, Física, VIII, 4, 255 b 30-31.
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Aristóteles, Metafísica, VII, , 1036 a 8-9
Emmanuel Orosco B.
Mauricio L Montes.
Lo formal y lo material son correlativos; por este motivo podemos distinguir el uso
adjetivo y el substantivo de la forma, al igual que lo hicimos en el caso de la
materia, y en el mismo sentido. Una diferencia importante: en el ámbito de la
naturaleza material, lo formal siempre existe en condiciones materiales, pero nada
impide que puedan existir seres que carezcan de materia, o sea, seres
espirituales.
Evidentemente, no nos ocuparemos de esos seres, porque lo natural es material;
pero deberemos referirnos a la espiritualidad humana: la persona humana
pertenece a la naturaleza pero, al mismo tiempo, la trasciende.
Así como la «materialidad» expresa que algo existe en condiciones materiales, o
sea, que es algo «material» (uso adjetivo del concepto de «materia»), de modo
semejante la «formalidad» se refiere a las determinaciones peculiares del modo de
ser: ser átomo, proteína, planta, animal, blanco y buen conductor eléctrico.
En los entes naturales, esas determinaciones no existen fuera de las condiciones
materiales. No subsisten de modo independiente, ni se unen a la materialidad de
modo exterior: lo formal y lo material se encuentran interpenetrados, entrelazados,
formando una realidad unitaria. No se trata de una simple yuxtaposición de dos
realidades completas y diferentes. Sólo existe una realidad completa que subsiste
con un ser propio: la substancia individual, que posee determinaciones formales
que existen en condiciones materiales.
Las formas substanciales y accidentales de los entes materiales no son entes
completos, no poseen una subsistencia propia, no son sujetos en sentido estricto;
si se tiene esto presente, no hay inconveniente en hablar de «la forma» o «las
formas» en sentido substantivo. Pero conviene no olvidar que el lenguaje
substantivo fácilmente conduce a olvidar el verdadero significado de las formas.
Por estos motivos, parece preferible utilizar, siempre que sea posible, un lenguaje
que evite el peligro de substancializar las formas.
C) Forma Substancial Y Accidental
El concepto de forma ocupa un lugar central en la filosofía aristotélica. El término
«forma» suele referirse a la apariencia exterior de una cosa, y se relaciona con su
«figura»; este sentido de la forma corresponde a una de las especies del accidente
«cualidad». Pero tiene también un sentido mucho más amplio, ya que designa
cualquier determinación de los modos de ser: si se trata de un modo de ser
substancial, se habla de «forma substancial», y si se trata de accidentes, de
«forma accidental».
En el nivel físico, la forma es correlativa a la materia, ya que es lo que la
determina; por consiguiente, a los diferentes tipos de materia corresponden
diferentes tipos de forma.
Emmanuel Orosco B.
Mauricio L Montes.
Las substancias materiales poseen una esencia o modo de ser fundamental que
diferencia los distintos tipos de substancias (perro, acacia, agua, etc.).
Esas esencias no son simples, sino compuestas: existen en condiciones
materiales (materia primera), e incluyen las perfecciones que determinan el modo
de ser específico (forma substancial). Materia y forma no son entes completos ni
partes físicas; son principios, que se comportan como potencia y acto: la materia
prima es el principio potencial e indeterminado, y la forma substancial es el
principio actual y determinante.
La forma substancial se refiere al modo de ser unitario de la substancia y al
conjunto de posibilidades de actuar que corresponden al modo de ser. Es acto,
energía, naturaleza activa.
Es importante advertir que la forma substancial sólo se da en los entes naturales
(que son substancias). Una agregación no posee una unidad esencial, un modo de
ser unitario, y por tanto no posee forma substancial.
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Las formas accidentales se comportan como acto con relación a la substancia, que está en potencia
respecto a ellas. Son determinaciones, modos accidentales de ser, y por tanto, se refieren a ser en acto.
Emmanuel Orosco B.
Mauricio L Montes.
En esta misma línea, debe advertirse que, cuando se afirma que la forma es causa
(la «causa formal»), esto no significa que la forma cause al modo de la causa
eficiente o agente. 7La causa formal es la determinación del modo de ser.
La forma existe cuando comienza a existir el ente al que corresponde, y deja de
existir cuando ese ente se transforma en otro diferente. Se dice que las formas
materiales se «educen» de la potencialidad de la materia; esto significa que no
poseen un ser propio independiente: se «producen» a partir de las
transformaciones que tienen como substrato la materia, son el resultado de esas
transformaciones.
Cuando consideramos el caso del alma humana espiritual, deben añadirse nuevas
consideraciones que reflejen las dimensiones espirituales y sus implicaciones. En
segundo lugar, la forma se relaciona con la estructura. La estructura se relaciona
con el modo de ser de los entes naturales, y es un factor en cierto modo
«inmaterial», porque se refiere a la organización de los componentes.
En tercer lugar, las formas se relacionan con los fines. En la generación de los
vivientes, la forma del generante es el principio de la generación, de acuerdo con
pautas determinadas, y a la vez es el fin de la generación, porque se produce un
ser que posee la misma forma específica del generante. En la producción de
substancias no vivientes, la forma del producto es también el fin, el término hacia
el cual tiende el proceso.
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se trata de una determinación real, de un modo de ser real.