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Existen dos percepciones de la misma, las cuales son complementarias entre sí,
estás son la científica y la filosófica.
La percepción científica
Unidad y pluralidad
Lo natural posee una estructura espacio temporal, y que en la naturaleza tienen una
especial importancia las pautas, donde el orden natural gira entorno a las mismas
que se repiten en casos numéricamente diferentes. Está variabilidad en las pautas
forma lo que conocemos como pluralidad, pero al ser repetitivas también se
consideran pautas unitarias es decir pueden ser consideradas una unidad, en
conclusión, las pautas que forman una unidad pueden tener realizaciones concretas
que pueden ser múltiples.
Dinamismo e interacción
La ciencia experimental por tanto alcanza conocimientos que se refieren a las cuatro
causas aristotélicas la composición de la materia los elementos y estructuración en
sistemas y también acerca de la actividad de la materia a través de la ley que rigen
los procesos. Y acerca de la direccionalidad de las entidades y procesos, en su
doble aspecto de tendencias y de cooperatividad. Mientras que, por su parte, la
reflexión filosófica examina temáticamente esa causalidad, determinando el
concepto de causa, los distintos tipos de causa y la modalidad de su actuación.
Todo lo material posee una extensión y, por tanto, una magnitud. En consecuencia,
lo material es divisible; puede ser dividido indefinidamente y las partes que se
obtengan siempre tendrán una extensión. Es importante señalar qué los diferentes
modos de ser de lo natural se encuentran asociados a magnitudes típicas: los
átomos, las moléculas, las células y todo enanismo que posea una magnitud
determinada o que se encuentre dentro de ciertos límites fuera de los cuales no
pueden existir las respectivas entidades.
Luego tenemos que lo material implica duración, es decir, una extensión o
dispersión temporal. Rápidamente podemos decir que los procesos naturales tienen
una duración y por tanto una magnitud temporal. Al igual que lo antes mencionado
son divisibles en partes, aunque los procesos unitarios se encuentran asociados a
duraciones típicas, y en ellos existe una continuidad; son procesos que se
desarrollan desde un término inicial a una final de acuerdo con tendencias naturales
y dependen en esta ocasión de pautas temporales definidas.
Por último, tenemos movimiento. Cualquier ser material puede cambiar y,
ordinariamente, se encuentra sometido a continuos cambios por muy imperceptibles
que sean, estos cambias pueden ser en aspectos accidentales o substanciales,
debido a que todo lo natural está sometido al devenir siempre se ha considerado la
mutabilidad como característica fundamental de los seres materiales.
El concepto de materia
En el caso de la materia segunda podemos decir que los cambios sean de manera
accidental, la sustancia cambia, pero solo accidentalmente.
La materia segunda es una sustancia natural, que posee un modo de ser y unas
virtualidades específicas que no se reducen a las condiciones materiales, puesto
que no existen sustancias pura mente materiales, la materialidad no es un modo de
ser completo, estás conclusiones se dan si se divide el concepto en dos
compartimientos completos en sí mismos y que se excluyen, pero si la materia se
reduce a pura exterioridad, el espíritu solo podría actuar sobre ella exteriormente
porque no habría otra posibilidad: en ese caso, la acción de Dios no afectaría a la
interioridad de lo natural (porque no existiría esa anterioridad), y la acción del alma
FATIMA MADERA COSMOLOGÍA RESUMEN
humana sobre el cuerpo sería semejante a la del jinete o el timonel que solo puede
actuar y dirigir de un modo externo. Dando esto como resultado a serias dificultades
en la antropología y en la teología natural. En la filosofía de la naturaleza también
resulta poco satisfactoria porque despoja a las sustancias naturales de las
dimensiones relacionadas con su interioridad.
A pesar de que puede confundirse con un pan de ismo o panpsiquismo tenemos
que recordar que la interioridad si fuera un atributo exclusivo del espíritu deberíamos
olvidar que los seres naturales poseen un dinamismo propio, qué, de modo
enigmático pero real conocen su propio modo de ser y el de otros seres y saben
cómo comportarse en cada circunstancia, formando en muchas ocasiones la
existencia de procesos morfogenéticos en los que se producen nuevos modos de
ser.
Características de la materia
En esta parte se analizarán las dimensiones formales y los significados del concepto
de forma.
Hemos visto a lo largo de este capítulo la distensión exterior, así como medidas de
dimensión exteriores. En cambio, las dimensiones formales se refieren a la
coherencia interior, a una unidad: la configuración refleja la unidad espacial de los
componentes, la consistencia se relaciona con el mantenimiento de la unidad a
través de los procesos temporales, y la sinergia expresa la cooperatividad de los
diferentes componentes y procesos.
También podría llamarse que existe una asimetría, pero en un sentido mucho más
amplio, ya que mientras las condiciones materiales son genéricas y en cierto modo
comunes a todos los seres humanos, las determinaciones formales son particulares
y específicas, diferentes en cada tipo de seres, y las accidentales también expresan
distintos modos de ser.
Las formas sustanciales y accidentales de los entes materiales no son entes
completos, no posee una subsistencia propia, no son sujetos en sentido estricto.
Materia y forma nos completos ni partes físicas; son principios, qué se comportan
como potencia y acto: la materia prima es el principio potencial e indeterminado, y la
forma substancial es el principio actual y determinante.
Las formas relacionadas con el ser: la forma es un ens quo, o sea, un ente por el
cual algo es o tiene ser o tiene un determinado modo de ser. Esta terminología
sigue siendo substantiva, ya que se habla de las formas como «entes»; pero
subraya expresamente que se trata de entes en un sentido especial: no son entes
completos, sino determinaciones del ente.
Sin duda, la estructura de los entes materiales tiene estrecha relación con el
concepto clásico deforma. Es conveniente, no obstante, precisar dos aspectos de
esa relación. En primer lugar, cuando hablamos ahora de «estructura», nos
referimos a la «organización» de un sistema, que incluye no sólo la estructura
espacial (configuración) sino también las dimensiones temporales (procesos
cooperativos de los componentes del sistema). En segundo lugar, esa
«organización espacio-temporal» no se identifica con la «forma»; es como el «plan»
al que responde el conjunto de las relaciones espaciales e interacciones que existen
en el sistema. En tercer lugar, las formas se relacionan con los fines. En la
producción artificial, existe un «modelo» de acuerdo con el cual se construye el
producto.
La estructura hilemórfica
Materia y forma son conceptos correlativos: algo es materia con respecto a una
forma, y algo es forma con respecto a una materia. Se entiende que la correlación
perfecta sólo afecta a los seres materiales, y que nada impide que existan seres
espirituales cuya esencia consistirá en una forma sin materia.
Por tanto, en el mundo físico (entes materiales), materia y forma se exigen
mutuamente y se complementan.
Materia y forma constituyen una auténtica unidad: son como dos caras de la misma
moneda, que corresponden a la «exterioridad» y a la «interioridad» de los seres
naturales.
Por consiguiente, materia y forma no se unen, como si se tratase de dos entidades o
partes físicas. El modo de ser esencial se refiere a unas determinaciones formales
(forma substancial) que existen en condiciones materiales (materia prima), y los
modos de ser accidentales se refieren a determinaciones formales (formas
accidentales) que afectan a una substancia (materia segunda); pero la substancia
FATIMA MADERA COSMOLOGÍA RESUMEN
Racionalidad materializada
Estos tres niveles explicativos se refieren al mundo físico y se relacionan entre sí.
Podemos considerar, en cuarto lugar, otro nivel que se refiere a la relación entre el
mundo físico y el metafísico. Bajo esta perspectiva, el hilemorfismo refleja la
existencia de una gradación de perfecciones en función de los distintos grados de
inmaterialidad. Y, a la luz de una metafísica creacionista, la naturaleza apa¬ rece
como la realización, a través de condiciones materiales, de un proyecto racional. La
información puede ser considerada como racionalidad materializada, y los diferentes
grados de ser, como escalones que hacen posible la existencia de una naturaleza
cuya cima es un ser propiamente racional: la persona humana, que existe en
condiciones materiales, pero trasciende, al mismo tiempo, esas condiciones.