Está en la página 1de 13

Las Categorías Filosóficas

Definición, características e importancia de las categorías


Para la dialéctica materialista las categorías son aquellos conceptos muy generales que reflejan
las propiedades fundamentales de la realidad objetiva.
Las categorías tienen lo que se denomina carácter o valor objetivo, ya que no son productos
arbitrarios de la conciencia. Solo reflejan las características más importantes que constituyen el
fundamento y esencia de la misma realidad objetiva.
Esa realidad, al existir fuera de la conciencia, impresiona nuestros sentidos y se inicia el proceso
de conocimiento. En este hay dos grados:
Grado sensorial o sensible: Nuestros sentidos al ponerse en contacto con la realidad objetiva,
elaboran formas simples y primarias de conocimiento.
Grado racional: Mediante la abstracción, se descubren y analizan características comunes y
esenciales, rasgos internos que se interpretan y convierten en conceptos.
Las categorías y la práctica social: Las categorías aparecen como uno de los resultados del
proceso cognoscitivo. Además, sirven de instrumento necesario para la actividad de este, la cual
nos permite una más efectiva transformación de la realidad neutral y social. El marxismo plantea
que el proceso del conocimiento se da como parte inseparable de la practica social.
Son las propias necesidades de la practica social en cada momento histórico determinado las que
exigen, provocan y hacen posible el conocimiento de la realidad objetiva como única manera de
poder transformarla, ya que no hay practica sin conocimiento.
Carácter histórico de las categorías: Las categorías no están fijadas como concepto estático de
forma definitiva. Son productos históricos, surgidas en un determinado momento, sometidas a
cambios constantes y capaces de ser superadas definitivamente para dar paso a otras nuevas. El
carácter histórico de las categorías se basa en el cambio constante de la realidad natural y social.
Dado que las categorías reflejan la realidad objetiva, el cambio de ésta condiciona
necesariamente el cambio del contenido de las categorías.
Aún si algún objeto no experimenta, en un periodo corto de tiempo cambios fundamentales en
sus propiedades, nuestro conocimiento sobre él si cambia, porque avanza descubriendo nuevos
aspectos y propiedades antes desconocidos. Esto causa una elaboración de nuevas categorías
para reflejar lo descubierto e incluso para eliminar viejas categorías.
Carácter metodológico de las categorías: El carácter metodológico de las categorías consiste
en que ellas forman parte de lo fundamental del método de investigación de una ciencia. Las
categorías permiten captar las relaciones existentes entre los objetos. Mediante las categorías la
realidad objetiva toma una forma menos caótica y desconocido para encontrar en ella sus leyes
de funcionamiento.
El valor de las categorías filosóficas es indirecto, ya que sin ellas no se puede estructurar una
metodología para las ciencias particulares.
Cualquier objeto tiene causas y efectos, tiene su propio contenido y forma, es una unidad de
contrarios, es una unión de rasgos necesarios y casuales, presenta aspectos cuantitativos, existe
en el espacio, el tiempo y en movimiento. De manera que en cualquier metodología de cualquier
ciencia intervienen y está constituida indirectamente por categorías filosóficas. Por lo tanto,
cualquier error en la comprensión de algunas categorías filosóficas se traducirá en multitud de
errores en las ciencias particulares.
Las categorías delimitan el objeto de estudio de una ciencia: Las categorías, en la medida en
que son reflejo de las propiedades fundamentales de la realidad objetiva, nos expresan o revelan
el contenido objetivo de una ciencia, el tipo de objetos por ella estudiados. Sirven para delimitar
ese objeto de estudio de él de otras ciencias y, por tanto, nos permiten distinguir entre sí las
diversas ciencias particulares y estas de la filosofía.
Cada ciencia tiene su propio y especifico aparato categorial. Incluso cada rama de una ciencia
elabora sus propias categorías específicas, adecuadas para reflejar su objeto concreto.
Materia, Movimiento, Espacio y Tiempo

Materia: Esta categoría es una de las mas importantes de toda la dialéctica materialista ya que
ella caracteriza el materialismo de esta dialéctica y de su comprensión dependerá la
interpretación de las demás categorías.
Una definición filosófica: La categoría de materia supone un alto grado de abstracción de
generalización, es, por tanto, ilimitadamente amplia ya que comprende todas las especies y
formas existentes de la realidad objetiva. Sería un error pensar o buscar una materia en sí, una
especie de sustancia primera invariable, un sustrato común fuente de todas las realidades
materiales concretas.
La categoría de la materia se elabora precisamente a partir de esa infinitiva variedad de sus
formas de existencia, prescindiendo, mediante el proceso de abstracción, de sus diferencias
cualitativas y seleccionando una nota o propiedad común: su existencia objetiva fuera de la
conciencia.
Una definición gnoseológica: Para el marxismo solo es posible definir la materia en relación
con la conciencia, indicando la independencia, la objetividad y el carácter primario de la
existencia de la materia con respecto a la consciencia. La materia se define con relación a la
conciencia que la conoce. Ese tipo de definición ontológica conduce a ver la materia
metafísicamente, como una especie de sustancia corporal, física e inmutable, sustrato o fuente de
todas las realidades materiales.
Esa visión metafísica, habitual en el pensamiento cotidiano cuando hablamos de la materia, no
resiste el avance de la física contemporánea.
Una definición polémica: Frente al idealismo, la definición leninista de la materia rechaza la
dependencia de la realidad objetiva con respecto a la conciencia. Porque, aunque el idealismo
objetivo admite la existencia de la materia frente a la conciencia habitual, acaba subordinando y
haciendo depender la realidad objetiva de algún tipo de idea, conciencia o espíritu superior que la
ha creado de una u otra manera. El materialismo niega cualquier tipo de dependencia o creación
de la materia.
Frente al idealismo subjetivo, con todas sus variantes, Lenin plantea que la materia es la fuente
de las sensaciones, pero que no se reduce a ellas, ya que existe independientemente de ellas.
Frente al agnosticismo que había negado la posibilidad de conocer la realidad objetiva, o plantear
la posibilidad del conocimiento. Lenin dice tajantemente que la materia es dada, fotografiado,
etc. por las sensaciones.
Movimiento: La categoría filosófica de movimiento no se limita solamente a lo que
comúnmente se entiende por esa palabra, el cambio en la posición o lugar que ocupa una
realidad. El movimiento es una categoría de tipo filosófico de manera que comprende todo tipo
de cambio o transformación de la realidad objetiva.
Desde el simple cambio en la posición o movimiento local hasta transformación de una realidad
en otra distinta hay toda una gama variada de cambios o transformaciones que pueden afectar a
una realidad. Todas esas formas de variación son movimientos en sentido filosófico.
El movimiento como propiedad de la materia: El movimiento es una propiedad esencial de la
realidad objetiva o materia. Es un estado inseparable de la materia. Sobre esta tesis no hay dudas
ya que las creencias particulares son categorías al respecto.
El reposo y su carácter relativo: La imagen cotidiana que tenemos sobre la realidad objetiva es
contraria a la tesis marxista. Normalmente consideramos que la mayoría de los objetos están en
reposo y de vez en cuando algunos de ellos cambian. De manera que pareciera que el estado
esencial y permanente de la materia fuera el reposo, y lo accidental y temporal el movimiento.
Pero esta imagen es falsa y las ciencias particulares lo demuestran. En realidad, lo esencial,
absoluto y constante de la realidad material es el movimiento y lo temporal y relativo es el
reposo.
En primer lugar, el estado de reposo es relativo a algunas de las formas del movimiento de una
realidad, pero no a todas las formas del movimiento de ese objeto. Es frecuente que al considerar
el movimiento de un objeto nos limitemos a su movimiento local y consideramos que no cambia,
pero hay que contar también su otra serie de movimientos, entre los que están, el movimiento de
sus partículas elementales, átomos y moléculas, el movimiento energético, el electromagnetismo,
el químico, el biológico, etc.
En segundo lugar, el estado de reposo es relativo a algún objeto, pero no a todos o a un periodo
concreto, limitado en su existencia, pero no a toda su existencia.
Y, en tercer lugar, el reposo es con frecuencia algo relativo a la apariencia, a la superficie de la
realidad y a sus aspectos accidentales, pero no a la verdadera naturaleza de la realidad que la
ciencia capta.
Las formas del movimiento: El movimiento no es una realidad en sí, absoluta, sino una
propiedad de la realidad objetiva o materia. La categoría filosófica de movimiento la elabora el
pensamiento para reflejar lo común a todas esas formas de movimiento de la realidad objetiva.
Existe una relación entre las diversas formas de movimiento y las diversas formas de existencia
de la materia. Cada cosa es lo que es en virtud de la concreta y especifica forma de movimiento
que posee. La estructura o esencia de cada realidad material viene determinada, por la especifica
forma de movimiento que tiene esa realidad.
Se da, por tanto, una correspondencia absolutamente precisa y definida, una relación esencial e
interna, entre cada forma de movimiento y la naturaleza de las realidades materiales de las que
dicha forma constituye su manera de existencia.
El espacio y el tiempo como propiedades de la materia: Es falso que el espacio tenga un
carácter absoluto. Es solamente una propiedad de la materia. En efecto, los objetos materiales
tienen todos dimensiones, extensión. Precisamente por presentar esta propiedad es que el
pensamiento puede elaborar la categoría de espacio como abstracción, como generalización de
esa característica de la realidad objetiva. Y para medir con precisión esa extensión se utilizan las
medidas espaciales. Pero no se deben confundir las medidas convencionales con el espacio
De manera que no existe el espacio como una realidad, independientemente de la materia, es una
propiedad de la materia.
Igualmente hay que negar que el tiempo exista como una realidad absoluta. Es solamente una
propiedad de la materia. Los objetos materiales existen en desarrollo y a través de el duran,
permanecen en su existencia. Por tener esa propiedad de duración es que el pensamiento elabora
la categoría de tiempo como abstracción, como generalización de esa característica común a la
realidad objetiva.
La relatividad de las representaciones del espacio y el tiempo: Hay dos cuestiones sobre el
espacio y el tiempo que es necesario no confundir. Por un lado, su existencia objetiva como
propiedades de la materia, al margen, por tanto, de la conciencia. Y, por otro lado, el problema
de las formas concretas, históricas y transitorias como los hombres toman conciencia y se
representan el espacio y el tiempo.
Esas representaciones son relativas, propias de cada etapa histórica, limitadas por el grado de
desarrollo del conocimiento humano y de la practica social y sometidas a cambios y
perfeccionamientos constantes.
Carencia de limites del espacio y el tiempo: La carencia de limites o de medida en la extensión
de la materia en su conjunto o universo se denomina infinitud. Y la ausencia de límites en la
duración de ese universo se denomina eternidad.
Tanto la infinitud como la eternidad son conceptos contradictorios. Pensar en un universo
infinito cuando vemos que las realidades concretas son infinitas es una contradicción. Pero
pensar en un universo finito es también contradictorio porque después o fuera de los limites no
habría nada. Lo que sucede es que nuestros conocimientos, los productos del pensamiento, están
formados a partir de realidades limitadas en sus dimensiones y en su duración, espacial y
temporalmente. Por lo tanto, resulta contradictorio pensar en la eternidad y en la infinitud.

Singular, Particular y Universal

Definición:
En la realidad objetiva, lo singular o individual es el objeto concreto, especifico, único e
irrepetible que se diferencia de todos los demás.
En la realidad objetiva, lo universal o general es el conjunto de características y relaciones
comunes a un determinado grupo de objetos singulares.
En la realidad objetiva, lo particular es un grupo de objetos singulares que forma parte de otro
conjunto mayor o universal.
Dialéctica objetiva de lo singular y lo universal: Lo singular es el objeto concreto, este no
existe en forma aislada e independiente de otros objetos. No puede surgir, conservarse,
evolucionar y cambiar desvinculado de los otros.
Esa comunidad de relaciones y de propiedades comunes de un objeto singular con otros de su
misma naturaleza es lo que denominamos universal. Tanto lo singular como lo común, la unidad
entre ellos son algo inherente a todo objeto, son aspectos que se dan unidos en él. Cada uno es
una unidad de lo singular y lo universal, ya que contiene tanto lo propio y peculiar como los
rasgos comunes a todos los objetos de un conjunto dado.
De manera que lo universal no existe antes o al margen de lo singular, sino que existe y se
manifiesta a través de lo singular. Pero tampoco existe lo singular al margen de lo universal, sino
que es un aspecto, un momento de lo universal. Lo singular y universal son contrarios, pero en
unidad.

Fenómeno y Esencia

Pluralidad del fenómeno y unicidad de la esencia: Un aspecto de suma importancia que hay
que destacar es la multiplicidad, variedad y riqueza que presenta el fenómeno frente a la
unicidad, el aspecto único de la esencia y hasta su cierta pobreza ya que solo refleja las
propiedades necesarias de la realidad.
Incluso es frecuente que una misma esencia presente manifestaciones o fenómenos tan variados e
incluso opuestos entre si que el investigador no vea ninguna relación entre esos fenómenos y
piense equivocadamente que responden a esencias distintas.

Esencia y fenómeno en el proceso cognoscitivo: Entender la relación dialéctica entre esencia y


fenómeno es importante para comprender el proceso cognoscitivo. Si la esencia y el fenómeno
coincidieran plena y directamente no seria necesaria la ciencia. Bastaría con captar
sensiblemente el fenómeno para inmediatamente haber captado la esencia o naturaleza de la
realidad.
Es a través del fenómeno que captamos la esencia, de manera que en el hay ya elementos de la
verdad científica. Además, aplicando lo ya señalado a propósito de la dialéctica de lo singular y
lo universal, hay que concluir que en el fenómeno ya está contenida la esencia, aunque es
necesario descubrirla mediante la investigación. Cada objeto en concreto es una unidad de
esencia y fenómeno, de los elementos necesarios y fundamentales junto a los superficiales y
accidentales que lo componen.
Las apariencias y la esencia: En la relación dialéctica entre esencia y fenómeno también hay
que destacar frecuentemente entre ambos se da una contradicción tal que el fenómeno, mas que
contribuir a manifestar la esencia, lo que hace es enmascararla, de tal forma que se convierte en
una apariencia engañosa que dificulta su conocimiento. Por ese motivo el trabajo científico
resulta casi siempre arduo y riesgoso.
Los objetos sociales son fácilmente manipulables en su manifestación, la clase dominante
elabora toda una red de apariencias que dificultan el descubrimiento de la verdadera esencia de
esos objetos. Esa red es tan sólida, repetida, apoyada y legitimada por todos los medios
institucionales e ideológicos de que dispone la clase dominante, que fácilmente se acepta como
la verdadera naturaleza de los objetos sociales, cuando solo es una apariencia engañosa.

Contenido y Forma

Definición
Contenido es el conjunto de elementos que constituyen el fundamento de la existencia de un
objeto especifico. Forma es la organización o estructura de tales elementos. En el análisis de la
forma hay que distinguir entre la interna y externa. La externa es la forma geométrica, espacial
que presentan exteriormente. En cambio, la interna es parte esencial de toda realidad y está
ligada al contenido.

Relación dialéctica entre contenido y forma: El contenido y la forma actúan en el curso del
desarrollo de la realidad como una unidad de contrarios. No hay forma sin contenido, ni
contenido sin forma. Son aspectos contrarios, pero se dan en unidad y se condicionan
mutuamente.

Papel determinante del contenido: El contenido desempeña un papel determinante en su


relación con la forma, pues es el fundamento mismo de los objetos. Primero cambia el contenido
y luego la forma. La forma presenta una mayor estabilidad que el contenido.
Sin embargo, no debe entenderse el papel determinante del contenido sobre la forma de una
manera mecánica sino dialéctica, ya que la forma tiene su influencia, y a veces decisiva, sobre el
contenido.
Desfase de la forma con respecto al contenido: Como una consecuencia del aspecto anterior
hay que destacar el frecuente desfase de la forma con respecto al contenido. La forma tiene cierta
autonomía, es más estable, más reacia al cambio.
Pluralidad de formas y formas de transición: Como consecuencia de los dos aspectos
anteriores, nos encontramos con que un contenido nuevo puede presentarse temporalmente bajo
formas viejas, incluso crearse formas de transición, que combinan elementos viejos con nuevos
elementos. Estas formas de transición se presentan con poca estabilidad y ofrecen una gran
complejidad para su estudio.

Causa y Efecto

Definición
Causa es todo objeto que provoca o produce directamente un cambio en otro. Efecto es el cambio
provocado por la causa. Y causalidad o relación causal es el proceso mediante el cual de la causa
produce el efecto.
Uno de los elementos es la condición, la cual no produce directamente el efecto, como lo hace la
causa. Sin embargo, su concurso es importante y muchas veces necesario para que la causa actúe
y una variación en las condiciones determinada una variación en el proceso de causalidad, en el
efecto producido. De manera que una causa produce el mismo efecto, pero solo bajo las mismas
condiciones.
Otro elemento importante que acompaña a determinadas causas es la ocasión. No es causa ni
condición, pero va unida a la actuación de la causa favoreciéndola o entorpeciéndola.
Otro elemento que hay que distinguir de la causa es el motivo. Este aparece cuando la causa es
tipo humano.
La sucesión temporal: La causa procede temporalmente al efecto, este viene después que la
causa ha comenzado a actuar.
Pero de lo anterior no debe concluirse que cuando entre dos objetos se da en forma constante y
objetiva una sucesión temporal exista entre ellos una relación causal. Este es un error frecuente
en la investigación científica. En la tradición filosófica se ha acuñado una expresión para
designar este tipo de error, que dice “después de eso, pero no a causa de eso”. Indica que un
hecho X puede suceder después de otro Y, pero que eso no significa que el X sea causado por el
Y.
El nexo genético: El factor que hay que descubrir objetivamente y probar para poder afirmar la
existencia de una relación causal es lo que se denomina el nexo o vinculación genética que
permite afirmar con objetividad que un objeto, el efecto ha sido generado a partir de otro, la
causa. De manera que el nexo genético es el factor necesario y suficiente para afirmar la
existencia de una relación causal. En cambio, la sucesión temporal es un factor necesario, pero
no suficiente.
La trama o red causal: La relación causal es compleja y multiforme y la imagen que mas se le
asemeja es la de una trama o red en la cual cada elemento está relacionado causalmente en forma
múltiple con lo demás. Y precisamente esta complejidad de los procesos causales es lo que
dificulta su investigación científica.
Causas esenciales y no esenciales: En un proceso de causalidad en el cual intervienen diversas
causas no todas actúan de la misma forma ni ejercen el mismo tipo de influencia sobre el efecto.
La causa esencial es determinante y decisiva en la producción de efecto porque es la que produce
los rasgos esenciales de este. En cambio, la causa no esencial no es decisiva ya que solo
determina los rasgos accidentales del efecto. Lo frecuente es que en un proceso de causalidad se
den unidos y combinados ambos tipos de causas.
Causas objetivas y subjetivas: Causas objetivas son aquellas que no dependen de la conciencia,
de la voluntad de los hombres, los grupos, los partidos o las clases sociales, sino que brotan de
las características de la base económica, en una palabra, del ser social.
Causas subjetivas son las que surgen de la actividad política de las personas, grupos, partidos y
clases sociales. Dentro de estas causas subjetivas se ha dado mucha importancia a la acción
social de determinadas personalidades históricas, lideres, etc. En general, se puede decir que las
causas subjetivas ejercen su influencia causal, pero dentro de los limites y posibilidades dadas y
fijadas por las causas objetivas.
Carácter objetivo de la relación causal: La cuestión verdaderamente central y decisiva en la
relación causal es saber si en el desarrollo de la realidad objetiva todos los fenómenos están
sometidos a la relación de causalidad y, por tanto, que las categorías de causa y efecto son
objetivas, o si, por el contrario, dichas categorías carecen de objetividad porque los fenómenos
no están sometidos a la relación causal.
El determinismo mecanicista: Plantea que conociendo la causa se puede prever de una manera
exacta, univoca y rígida el efecto. De forma que todo lo que existe y acontece esta rígidamente
determinado, no existe lo casual.
El indeterminismo cuántico: El indeterminismo se apoyará sobre todo en la física cuántica y en
otra serie de descubrimientos hacia la década de 1920. La conclusión indeterminista a que
llegaba la física cuántica se apoyaba fundamentalmente en dos razones, su carácter probabilístico
y las relaciones de incertidumbre de Heisenberg.
El indeterminismo empirista, positivista y funcional: Existe una similitud de fondo en estas
tres posiciones idealistas ya que coinciden, por caminos distintos, en negar la relatividad de valor
causal y, por tanto, derivan hacia formas mas o menos extremas de indeterminismo.
Lo que en realidad sucede con estas posiciones positivistas y neopositivistas es que siguen presas
del determinismo mecanicista clásico y se limitan a rechazar enérgicamente este tipo de relación
causal, ese mecanicismo ciego y dogmático. Pero con ello acaban negando todo tipo de
causalidad y de determinismo. Como veremos más adelante, sólo la dialéctica materialista supera
el determinismo mecanicista sin caer en el indeterminismo.
Otras tendencias idealistas quieren sustituir la relación causal por una relación de tipo funcional
expresable en términos de funciones del tipo y = ((x), donde el efecto (y) es función de la causa
(x). Pero estas tendencias están olvidando lo fundamental, que la causa es un fenómeno real,
objetivo, que genera, produce otro también objetivo, el efecto. Y argumentan que lo importante
para la ciencia es establecer relaciones entre diversas variables, con fórmulas matemáticas
precisas, como si la ciencia pudiera desentenderse de la objetividad de sus formulaciones.
La concepción teleológica: La causalidad teleológica se apoya en una determinada ontología o
concepción del ser de la cual forma parte. De acuerdo con esa ontología, cada objeto tiene una
esencia inmutable, fuente de todas sus manifestaciones y desarrollos posteriores. Es en esa
esencia donde ya están fijados y predeterminados los fines para los cuales existe. El resto de su
existencia y desarrollo ya está fijado, determinado en esos fines. De manera que, en el caso
concreto de causalidad, los efectos que un objeto produzca ya están preestablecidos y, por tanto,
precontenidos en la causa, en su esencia inmutable.
La concepción dialéctico-materialista: La concepción marxista de la causalidad rechaza
abiertamente las diversas variantes del indeterminismo y plantea la objetividad de las categorías
de causa y efecto y el carácter universal y necesario de la relación causal.
La interacción universal: La dialéctica materialista interpreta la relación causal como una de
las formas de la interacción o conexión universal existente entre la totalidad de objetos y
procesos que constituyen la realidad objetiva o universo.
La teoría de la causalidad que expone el determinismo mecanicista clásico ignora esta
interacción universal. Su interpretación no es válida para los procesos causales reales sino para
una falsa idealización de ellos. En efecto, sólo en un proceso causal simple y totalmente aislado
de los demás procesos que componen la realidad objetiva, tendría aplicación esa relación lineal y
mecánica entre causa y efecto y el rígido determinismo. Pero es evidente que ese tipo de proceso
causal es una idealización totalmente ajena a los verdaderos procesos causales.
Dialéctica de la causa y el efecto: La dialéctica materialista rechaza y supera el carácter lineal
con que el determinismo mecanicista concebía la relación causal. Para ese mecanicismo la
relación causal va en una sola dirección, de la causa al efecto, y ahí termina toda relación entre
ambos.
Pero la dialéctica materialista concibe esa relación causal en forma dialéctica. La causa provoca
el efecto al cual antecede temporalmente. Pero el efecto, una vez producido, repercute sobre la
causa, influye sobre ella modificándola, siendo causa con respecto a ella. Se trata, por tanto, de
una interacción.
Esta concepción dialéctica de la causalidad tiene una extraordinaria importancia metodológica
para el análisis de todo tipo de procesos tanto en las ciencias particulares como en la filosofía. Es
especialmente importante cuando se trata de sistemas o tramas causales muy complejas.

La conjunción de necesidad y casualidad: La dialéctica materialista supera el determinismo


mecanicista en base también a entender la dialéctica de la necesidad y la casualidad, que los
procesos causales pueden ser necesarios o casuales. Es precisamente esta relación dialéctica
entre lo necesario y lo casual lo que permite a la dialéctica materialista rechazar también el
indeterminismo, especialmente el que se refuerza a raíz de la física cuántica.

Necesidad y Casualidad
Definición
Necesario es el objeto o proceso cuya existencia se debe a la propia esencia, a los nexos internos
de la causa que lo ha producido. De ese tipo de fenómeno decimos que ha sido producido
necesariamente. De manera que, bajo las mismas condiciones, debe ocurrir obligatoriamente así.
Casual es el objeto o proceso cuya existencia no se debe a la naturaleza esencial de la causa que
lo ha producido, sino a determinados nexos externos, accidentales o a circunstancias concretas
que accidentalmente acompañan a la causa. De manera que el fenómeno casual, incluso bajo las
mismas condiciones puede tener lugar o no.
Relaciones dialécticas entre necesidad y casualidad: Hay dos formas básicas y que
históricamente se han dado de entender la relación entre necesidad y casualidad: la metafísica y
la dialéctica.
La dialéctica: Concibe la necesidad y la casualidad en estrecha unidad dialéctica, como una
unidad de contrarios. Tres aspectos se pueden destacar en esa relación dialéctica, la unidad de
cada objeto y proceso de lo necesario y casual, sus transformaciones mutuas y como la
casualidad sirve de manifestación a la necesidad.
Unidad de la necesidad y la casualidad: En el seno de cada objeto o proceso causado la
necesidad y la casualidad se dan en unidad, simultáneamente, ya que de cualquier objeto se
puede afirmar que es casual y que es necesario. Solo mediante el análisis se puede determinar la
que tiene de casual y lo que tiene de necesario.
Mutuas transformaciones entre lo necesario y lo casual: La dialéctica de lo necesario y lo
casual se manifiesta en que, en el curso del desarrollo de un proceso, al cambiar determinadas
condiciones, lo que era casual se hace necesario y lo necesario, casual.
La casualidad como expresión de la necesidad: La necesidad se manifiesta a través de la
casualidad y nunca lo hace en forma pura, solamente expresa la tendencia general de un proceso
causal determinado. Pero esa tendencia general se manifiesta a través de multitud de formas
casuales. De manera que la casualidad complementa la necesidad, diversifica las manifestaciones
de lo necesario.

Lo Histórico y Lo Lógico

Definición
Lo histórico es la realidad objetiva desde el punto de vista de que está sometida a continuos
procesos de transformación. Lo que esta categoría destaca es el aspecto cambiante, del mundo
objetivo. De manera que ningún objeto se debe analizar al margen del proceso histórico.
Lo lógico es el reflejo de lo histórico en la conciencia del hombre. La misión del pensamiento es
reproducir el proceso histórico en toda su objetividad, complejidad y contradicción.
Relaciones dialécticas entre lo lógico y lo histórico: Para la dialéctica materialista lo histórico
y lo lógico están en unidad dialéctica, donde lo primario y determinante es lo histórico, la
realidad objetiva.
Lo lógico como reflejo de lo histórico: Esto es solo una conclusión de la posición que el
marxismo adopta frente al problema fundamental de la filosofía. El marxismo es un materialismo
y, por lo tanto, lo histórico, la realidad objetiva en desarrollo es lo primario y determinante.
Lo lógico como reflejo corregido: La dialéctica materialista se sitúa dentro de la corriente
materialista. Pero frente al problema de la relación entre lo lógico y lo histórico, como frente a la
mayoría de los problemas, plantea una posición original que la diferencia de las demás
posiciones materialistas que la han precedido.
Tres elementos se pueden destacar en la manera como la dialéctica materialista concibe lo lógico
con respecto a lo histórico.
En primer lugar, que lo lógico es un reflejo activo y social de lo histórico. La dialéctica
materialista insiste en el carácter activo que tiene el reflejo frente al carácter pasivo, la especie de
reproducción fotográfica con que el materialismo anterior concebía lo lógico. Además, se trata
de un reflejo que surge y se comprueba en la práctica social. Sobre estos aspectos ya se ha
insistido en repetidas ocasiones. El propio carácter cambiante de lo histórico obliga a que su
reflejo en lo lógico siga su proceso de surgimiento y su desarrollo, a que cambie el reflejo
conforme cambia la realidad objetiva, etc.
En segundo lugar, que lo lógico es reflejo de los elementos esenciales de lo histórico. Lo lógico
recoge, en forma de abstracciones, lo fundamental del proceso histórico. Al desarrollo histórico
de una realidad cualquiera le son inherentes muchos elementos casuales, accidentales, y otros
secundarios y superficiales. Lo lógico no se detiene en reflejar todos esos elementos, no es una
simple descripción pormenorizada y detallista que se pierda en aspectos insignificantes. Por ese
camino no se pasa del conocimiento descriptivo, que es la manera en que las corrientes
burguesas en las ciencias sociales pretenden hacer ciencia en la actualidad. Lo que se busca es
captar lo esencial de un fenómeno histórico, la lógica interna del objeto de forma que se entienda
por qué surgió, cómo se presentó así y no de otra manera, cómo evolucionó de tal forma y no de
otra, etc.
Y en tercer lugar que lo lógico implica un reordenamiento de lo histórico. Lo lógico puede
incluso invertir el orden cronológico de lo histórico al reproducirlo en su forma teórica. Esto no
significa, claro está, que se cambie realmente la historia del objeto estudiado. Lo que el
marxismo plantea es que la forma científica de investigar un proceso histórico es comenzar
analizando ese sistema social en su fase ya madura y clásica, en el siglo XIX, y no comenzando
por sus orígenes, varios siglos antes. Porque en su forma madura es que se presentan sus rasgos
esenciales, no ocultos por una multitud de rasgos superficiales y casuales con los que aparecía
ese sistema en sus orígenes y de los cuales se fue desprendiendo en su desarrollo histórico.
De esta manera se puede captar científicamente la verdadera esencia del capitalismo, su lógica
interna. Y después se puede analizar su surgimiento y evolución histórica.
Es que la teoría sobre el objeto proporciona la clave para el estudio de su surgimiento y
evolución, de su historia, y la investigación de su historia enriquece la teoría, la completa y
corrige.
Apoyado en estos aspectos el marxismo elabora los métodos lógico e histórico, no como
procedimientos opuestos sino complementarios.
Hasta el surgimiento del marxismo todas las concepciones filosóficas, tanto las materialistas
como las idealistas entendieron en forma metafísica lo lógico y lo histórico, contraponiendo en
forma excluyente ambas categorías.
Los materialistas metafísicos no comprendieron el carácter histórico de la realidad y lo lógico fue
entendido como un reflejo pasivo y estático de la realidad interpretada ahistóricamente.
Los idealistas crearon un abismo entre la realidad objetiva y su reflejo lógico. Lo lógico fue
interpretado como algo independiente y autónomo frente al mundo objetivo, obtenido de manera
innata, apriorística o de cualquier otra forma extraña y siempre impuesto a la realidad, con
primacía sobre ella. Así nunca lo lógico podía ser el reflejo del proceso histórico.
Un caso extremo dentro del idealismo es el neopositivismo actual en el cual lo lógico es ajeno a
la realidad. La filosofía, para el neopositivista, no dice nada del mundo objetivo, sólo se limita a
estudiar el conocimiento y su expresión lingüística, especialmente el lenguaje de la ciencia.
Solamente Hegel es quien inicia la forma dialéctica de comprender la relación entre lo lógico y
lo histórico, pero lo hace en forma idealista, de manera que lo histórico es una expresión o
manifestación de lo lógico convertido en Idea o Logos supremo.

Alunmo: Yojanly Miledys Mártir Mercedes


Matricula :100696477

También podría gustarte