Está en la página 1de 2

ORDENAMIENTO TERRITORIAL: ¿A DÓNDE VAMOS?

Por: William Postigo De la Motta*

Recientemente el Ministerio del Ambiente ha transferido a la PCM sus competencias sobre


Ordenamiento Territorial – OT y ha reservado para sí el Ordenamiento Territorial Ambiental –
OTA. En otro artículo he señalado que el OT en el Perú se encuentra estancado y es objeto de
mucha confusión. La idea de que la rectoría sobre el OT pase a una entidad multisectorial
como la PCM es buena en principio, sin embargo, ya que se trata de un instrumento de
planificación sería mejor que se asigne al CEPLAN, y no como parece, que se crearía otro
órgano en la PCM para ello. Esto sólo tendería a generar nuevas duplicaciones de funciones y
competencias, con los correspondientes costos innecesarios para el estado, es decir todos
nosotros.

Esta situación de duplicación de funciones y competencias es mucho más común de lo que se


cree, y sin embargo no se han realizado estudios que analicen el problema y nos hagan saber
los costos innecesarios y la ineficiencia que representan para el estado peruano. En el tema del
OT, no se ha resuelto la duplicación entre éste y el Acondicionamiento Territorial - AT, dos
nombres diferentes para el mismo instrumento. La rectoría sobre el AT le corresponde al
Ministerio de Vivienda. Aunque todavía algunos insisten en sostener que son instrumentos
diferentes, basta una revisión rápida de las normas que dan contenido a estos instrumentos
para darse cuenta que el OT y el AT se ocupan exactamente de lo mismo, es decir de la
planificación física del territorio. Si bien existe una diferencia en el ámbito de su aplicación, la
duplicación aún subsiste en el nivel provincial.

Como decíamos, es buena idea que la rectoría sobre el OT se transfiera a la PCM, lo que ya no
es tan buena idea es que ahora se ha creado un nuevo instrumento, el OTA, respecto del cual
la rectoría le corresponde al MINAM. Y no es tan buena idea porque resulta poco claro qué es
el OTA y obviamente en el MINAM ya han empezado a teorizar y desarrollar enfoques sobre
un instrumento que no existe en otros países. En la escasa literatura disponible sobre OTA se le
atribuye a éste la característica de incorporar las consideraciones ambientales en las
decisiones sobre planificación del territorio, pero esto es lo mismo que aplicar la Evaluación
Ambiental Estratégica - EAE a los planes de OT. La legislación en el Perú ya incorpora la
obligación de elaborar una EAE para las políticas, planes y programas gubernamentales, donde
sin duda se incluyen los planes de OT. Sin embargo, su aplicación se viene retrasando no se
sabe bien por qué; aunque muy probablemente esto tiene que ver con la obligación dispuesta
por la normativa de que la EAE sea aprobada como requisito previo para aprobar las políticas,
planes y programas públicos, lo cual inevitablemente genera resistencia de las autoridades
sectoriales.

El riesgo de introducir un nuevo instrumento cuyo propósito es el mismo, es decir incorporar


las consideraciones ambientales en los planes de OT, es entrar nuevamente en una duplicación
de instrumentos y un mayor desperdicio de los escasos recursos públicos. Hay que tener en
cuenta que ya existe una normativa sobre Zonificación Ecológica Económica - ZEE, y que dicho
instrumento tiene precisamente por objeto zonificar el territorio en base a sus potenciales y
limitaciones de naturaleza físico-biológica.

Frente a las decisiones tomadas sobre el OT, la mejor respuesta sería simplificar los
procedimientos, en particular eliminar la obligatoriedad de hacer una ZEE y los siete Estudios
Específicos como requisito previo indispensable para formular planes de OT. Y respecto del
OTA, no debería desarrollarse como un instrumento nuevo y diferente, sino que convendría
integrarlo en los procedimientos de la ZEE a fin de evitar la evidente duplicación. Sobre el
particular, y como dice el título de un libro de reciente publicación, REPENSANDO LAS REGLAS
DE JUEGO1, cuya lectura recomiendo por lo interesante de los otros artículos que contiene,
necesitamos repensar nuestro marco normativo para hacerlo más eficiente y eficaz, porque
sólo así se cumplirá el objetivo esencial del estado que es viabilizar y promover el bien público.

* Profesor de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya


Las opiniones del artículo son estrictamente personales

1
Ronnie Farfán, Santiago Mariani, Cecilia O’Neill. Fondo Editorial Universidad del Pacífico

También podría gustarte