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Los tiempos verbales y sus denominaciones en las gramáticas españolas desde


el siglo XVII hasta el siglo XX

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Gerda Haßler
Universität Potsdam
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Los tiempos verbales y sus denominaciones en las


gramáticas españolas desde el siglo XVII hasta el
siglo XX
RESUMEN:
En esta contribución estudiaré las denominaciones de las formas verbales españolas, focalizando la
atención en las formas del así llamado pasado y la relación de su potencial conceptual a la función de
las formas respectivas. Las denominaciones de las formas verbales en las gramáticas españolas desde
el siglo XVII hasta el siglo XX se determinan por la tradición gramatical latina, pero también por
posiciones teoréticas de sus autores.

ABSTRACT:
In this paper, the names of the Spanish verb forms are examined with emphasis on the forms of the so-
called past tense and the relationship of their conceptual potential to the function of these forms. The
names of the verb forms in Spanish grammars from the 17th to the 20th century are determined by
Latin grammar, but also by theoretical positions of their authors.

1. Las fuentes de las denominaciones de las formas verbales en las


gramáticas españolas
Las denominaciones de los tiempos verbales parecen ser significantes, con los cuales
se pueden transmitir significados correctos incluso cuando la composición de los
términos no sea propicia. Sin embargo, los términos gramaticales pueden sugerir
ciertas ideas que no corresponden a la realidad lingüística y tampoco a conceptos
gramaticales adecuados. Pueden sobre todo descaminar a estudiantes de una lengua
que deducen de las denominaciones el comportamiento de las unidades lingüísticas
denotadas.

1. 1. Las denominaciones de las formas verbales en la tradición latina


Empezamos por la descripción de las formas verbales en el Ars minor de Donato que
representa un texto de referencia importante en la grammaticografía latina y también
en las primeras gramáticas de las lenguas vernáculas europeas (cf. Holtz 1981,
Schönberger 2008 y 2009). Donato define el verbo como una parte de la oración sin
caso que lleva tiempo y persona. Tiene siete accidentes, la cualidad, la conjugación, el
género, el número, la composición llamada figura, el tiempo y la persona. La cualidad
de los verbos consiste en los modos (indicativo, imperativo, optativo, conjuntivo,
infinitivo, impersonal) y en formas. Bajo la denominación de formas se consideran
cuatro accidentes que se asemejan a los modos de acción (perfecto, meditativo,
frecuentativo, incoativo).
Empezando con los modos y cualidades aspectuales del verbo, Donato continúa
con la descripción de los tiempos verbales subordinados a los modos. Distingue tres
tiempos, presente, pretérito y futuro que se expresan en el cambio del verbo por cinco
formas: presente, pretérito imperfecto, pretérito perfecto, pretérito pluscuamperfecto y
futuro.
Esta doctrina gramatical influenció también a Antonio de Nebrija y sus
Introductiones latinae (1481, 21485) que fueron la primera obra en España introducida
por la nueva gramática humanista desarrollada en Italia. Estas Introductiones latinae
tenían éxito y su autor efectuó alteraciones en las ediciones posteriores, así en la
última edición antes de su muerte aumentó a seis el número de los tiempos del
indicativo (cf. Baldischwieler 2004: 11).
Ya antes de su Gramática castellana, Nebrija tradujo su gramática latina y observó
en una glosa marginal la determinación de la descripción en español como metalengua
por el latín que consiste en la denominación en castellano de categorías lingüísticas
que no existen en esta lengua (Nebrija (1996 [1488]), cf. Baldischwieler 2004: 26).
Para la traducción de formas verbales Nebrija utiliza sobre todo el calco del esquema:
praeteritum imperfectum = passado & no acabado (Nebrija 1495: f. 14ro et passim)
praeteritum perfectum = passado & acabado (Nebrija 1495: f. 14ro et passim)
praeteritum plus quam perfectum = passado & mas que acabado (Nebrija 1495: f.
14ro et passim)
En otros casos utiliza un lexema castellano y le atribuye el significado de un lexema
latín:
futurum = venidero (Nebrija 1495: f. 7vo et passim)
genus (verbi) = genero (Nebrija 1495: f. 40ro et passim)
modus = manera (Nebrija 1495: f. 7ro et passim)

1.2. Las denominaciones de las formas verbales en las gramáticas españolas


hasta el siglo XVII
La definición del verbo en la Gramática castellana de Nebrija parece estar apoyada en
la tradición latina (Baldischwieler 2004: 101):
Verbo es una de las diez partes de la oración, el cual se declina por modos &
tiempos, sin casos. E llámase verbo, que en castellano quiere dezir palabra, no por
que las otras partes de la oración no sean palabras, mas por que las otras sin ésta no
hazen sentencia alguna, ésta, por ezcelencia, llamóse palabra. (Nebrija 1980 [1492]:
184)
Ethimologizat deinde hoc nomen ‘verbum’ ut dicat ‘verbum’ dici a ‘verberatu aeris’
et hoc antonomasice, id est, per excellentiam. Licet enim quamlibet orationis partem
proferendo verberemus aera lingua, frequentius tamen fit hoc in verbo quia
frequentius utimur verbo et cum nomine et sine eo quam alia parte orationis. (Helias
1993: 450, 65-69)
Nebrija podía orientarse en dos trabajos anteriores que ya contenían descripciones de
formas verbales, el Compendium grammatica de Juan de Pastrana y un tratado
gramatical de Andrés Gutiérrez de Cerezo (Ridruejo 1977: 56-58). Es interesante que
estos autores atribuyen tres formas al perfecto latín: el aoristo, el perfecto compuesto y
el aoristo pluscuamperfecto.
En comparación con el latín, para los gramáticos orientados en las gramáticas
latinas, las nuevas formas perifrásticas del español levantaron el problema de su
integración en el sistema. Nebrija se decidió por la descripción de cinco formas
verbales (presente, passado no acabado, passado acabado, passado mas que acabado,
venidero), pero tenía también en cuenta los tiempos que existen en latín y que faltan
como formas verbales en castellano. Describe su composición a partir de los tiempos
del auxiliar haber, al cual se añade el nombre verbal infinito que Nebrija (1492: 83-84)
había introducido como una nueva parte de la oración y que expresa el sentido de la
acción verbal. Nebrija describe un passado acabado por rodeo que existe en dos
maneras: “una por el presente del indicativo; y otra por el mesmo passado acabado;
diziendo io e amado, y ove amado” (Nebrija 1492: 79).
Además en las primeras gramáticas no se distinguía el tiempo cronológico y el
tiempo gramatical, por eso se utilizó la denominación pasado. Pero se puede constatar
desde Nebrija la distinción entre un tiempo acabado (perfecto) y no acabado
(imperfecto). Esta distinción fue rechazada por Villalón quien suponía solo tres
tiempos. Nebrija habría añadido dos pretéritos, pero estos serían necesarios para
describir la elegancia de la lengua latina. El castellano no tendría necesidad de esta
multiplicación de tiempos (Villalón 1558: 36).

forma Nebrija Villalón Correas Jiménez Patón Villar 1651


verbal 1492 1558 1626 1614

CANTÉ pasado passado pasado preterito preterito


acabado cumplido i perfeto perfeto
acabado
pretérito
perfecto
CANTABA pasado no ---------- pasado no- preterito preterito
acabado cumplido ni imperfeto imperfeto
acabado
pretérito
imperfecto
Tabla 1: Las formas verbales hasta el siglo XVII.

Correas (1626: 156) seguía otra orden distinta a la de Nebrija en la descripción de las
categorías del verbo. Empezó por los tiempos, seguidos de las personas, los números y
los modos, distinguiendo entre 5 tiempos y utilizando la doble característica cumplido
i acabado:
Presente, qe demuestra lo qe ahora se haze; pasado no-cumplido ni acabado, que
muestra lo qe se hazía i no se acabó; pasado cumplido i acabado, qe muestra lo que
se hizo i acabó; pasado mas que cumplido, qe muestra qe algo se hizo antes qe otra
cosa, i antes qe otro hiziese; venidero, qe muestra lo qe se ha de hazer adelante.
(Correas 1626: 156)
Menciona también las denominaciones latinas y justifica su uso por su notoriedad
desde el estudio del latín:
A estos cinco tiempos en la Gramática Latina llaman Presente, pretérito imperfecto,
pretérito perfecto, pretérito pluscuamperfecto, futuro imperfecto, los cuales
términos usaremos alguna vez como notorios á los qe estudian. (Correas 1626: 156)
Utilizando las denominaciones castellanas en su forma extendida y las latinas como
equivalentes, Correas considera los sistemas de las dos lenguas como similares y no
problematiza su descripción con los mismos términos.
También en gramáticas escritas para extranjeros los tiempos de la lengua española
se consideraban como análogos a los del latín. En este contexto es interesante la
descripción de los dos perfectos en la introducción al español de John Sanford (1611)
en la cual se distingue entre un aoristo que significa solamente que la acción pasó sin
rasgo temporal, y el perfecto compuesto que expresa que el proceso ha pasado
recientemente e indica el tiempo (Sanford 1611: 25).

2. Los tiempos verbales en las gramáticas del siglo XVIII


Esta tradición de denominación continuaba en el siglo XVIII, pero las formas
compuestas se integraron paulatinamente en el paradigma del verbo. Martínez Gómez
Gayoso distingue solamente seis tiempos y los refiere a un contenido temporal no
precisado. Denomina las formas verbales según la tradición de las gramáticas latinas:
El Tiempo es la vária inflexión del Verbo, según el tiempo que denota. Los Tiempos
son seis: Presente, Pretérito imperfecto, Pretérito perfecto, Pretérito plusquam
perfecto, Futuro imperfecto, y Futuro perfecto. (Martínez Gómez Gayoso 1769:
124)
Además de los tiempos verdaderamente dichos, Gómez Gayoso trata de los verbos
auxiliares que “ayudan à la conjugación de los demás Verbos” (Martínez Gómez
Gayoso 1769: 126). Integra las formas del pretérito perfecto compuesto (he
consumido) y del pretérito anterior (hube consumido) en el paradigma del verbo, pero
no implementa diferencias funcionales entre estas formas y el pretérito perfecto simple
(consumí). Las tres formas verbales aparecen bajo la denominación pretérito perfecto
(por ejemplo Martínez Gómez Gayoso 1769: 179).
En la gramática del Padre Benito de San Pedro las formas compuestas del verbo
están integradas en el paradigma de la conjugación, el pretérito perfecto compuesto
aparece bajo la denominación de pretérito indefinido. No justifica este uso
terminológico, pero lo introdujo probablemente porque esta forma verbal se
consideraba sin valor temporal definido, pero relacionado con el presente (San Pedro
1769: II, 56).
En el siglo XVIII el pretérito perfecto compuesto ya no se consideraba
simplemente como el presente de haber con participio o nombre verbal infinito. La
Real Academia lo introdujo en los tiempos del pasado bajo la denominación pretérito
perfecto próximo.
forma verbal Martínez Gómez San Pedro 1769 RAE 1771 RAE 1796
Gayoso 1769
CANTÉ pretérito pretérito pretérito lo pretérito
perfecto perfecto perfecto remoto perfecto remoto
CANTABA pretérito pretérito pretérito pretérito
imperfecto imperfecto imperfecto imperfecto
HE CANTADO pretérito pretérito pretérito pretérito
perfecto indefinido perfecto perfecto
próximo próximo
Tabla 2: Las formas verbales en el siglo XVIII.

Desde la Gramática de la Real Academia de 1771 se distinguían los tiempos simples o


propios del verbo de los compuestos e impropios (RAE 1771: 74).1 En la justificación
del término impropios los autores se apoyaban en su incapacidad de expresar un
tiempo con solo una palabra y en la comparación con la lengua latina. Sin embargo se
introdujo también el término compuesto (RAE 1771: 74).
La integración vacilante de las formas compuestas en la conjugación de los verbos
españoles y curiosidades en la denominación de formas verbales hasta el siglo XVIII
parecen ser debidas a dos causas:
(1) Los autores de las gramáticas transpusieron la gramática latina y sus términos
a la lengua española. Las formas perifrásticas no cabían en el sistema a pesar de su alto
grado de gramaticalización.
(2) Los gramáticos trataban los términos exclusivamente de una manera
semasiológica y deducían de su significado la función de las formas verbales
designadas. No tomaron en cuenta las características semánticas y el uso de estas
formas para buscar – de una manera onomasiológica – denominaciones adecuadas.

3. La variación de los términos en el siglo XIX


En el siglo XIX algunos autores empezaban a reflexionar sobre el uso y las funciones
de las formas verbales. Estas reflexiones condujeron a teorías diferentes y a una
variación de términos (cf. Esparza Torres 2009).
Juan Manuel Calleja,2 un autor influenciado por los ideólogos, distinguía en sus
Elementos de gramática castellana (1818) los tiempos gramaticales del tiempo
ontológico, 3 denominando ambos por el mismo término, pero utilizando para los
diferentes tiempos ontológicos palabras españolas, en vez de denotar los tiempos
gramaticales por términos derivados del latín. Concede ocho tiempos gramaticales al
modo indicativo:
El modo indicativo admite ocho tiempos, que son: presente, pretérito imperfecto,
pretérito perfecto remoto simple, pretérito remoto compuesto, pretérito próximo,
pretérito pluscuamperfecto, futuro imperfecto y futuro perfecto. (Calleja 1818: 25)

1
Sobre la categorías verbales en las gramáticas de esta época cf. Gómez Asencio (1981).
2
Cf. Haßler (2009) y (2012b)
3
Sobre la expresión del tiempo cf. Calero Vaquera (2011).
En esta serie de denominaciones destaca la del pretérito perfecto remoto simple que
consiste de cuatro palabras, cada una de las cuales denota una característica de esta
forma verbal:
El pretérito perfecto remoto simple manifiesta ya pasada la significación del verbo,
v.g. fui, estuve, escribí. Se llama simple, por que su terminación lo es, y remoto por
que para usarle no basta que la cosa de que se habla haya pasado, sino que es
menester que haya algun tiempo que pasó. (Calleja 1818: 26)
Describe también el significado aspectual del imperfecto:
El pretérito imperfecto manifiesta en su significacion que se estaba haciendo una
cosa, cuando ocurriò otra, v. g. escribia, cuando llegaste. Se emplea para expresar
acciones habituales en un tiempo pasado que no se determina […] (Calleja 1818:
26)
Andrés Bello inventó su terminología innovadora que redujo las formas verbales al
punto de vista temporal y que subraya el desarrollo de un proceso en el mismo tiempo
de otro (copretérito; por ejemplo cantaba) o después de otro (pospretérito; por
ejemplo cantaría). Admite cinco formas compuestas del indicativo (he cantado, hube
cantado, habré cantado, había cantado, habría cantado). La denominación ante-
presente del perfecto compuesto destaca la relación de la forma HE CANTADO al
presente: “[…] he cantado es un ante-presente, hube cantado un ante-pretérito, habré
cantado un ante-futuro, habia cantado un ante-co-pretérito, i habria cantado une
ante-pos-pretérito” (Bello 1859 § 289, 149).
Como ya hemos visto en el ejemplo de San Pedro fue esta forma que condujo a
más innovaciones terminológicas. La denominación del pretérito compuesto como
pretérito indefinido, la encontramos también en la gramática de Noboa que razona que
esta forma verbal denota una época mas indeterminada que los otros pretéritos y que
no ha acabado de pasar, sino que está pendiente ó relacionada con el presente. Llama
al pretérito perfecto simple pretérito definido y al imperfecto pretérito actual:
2.° Pretérito actual. Se llama pretérito porque espresa la significación como pasada
respecto del presente, pero como presente ó coexistente con otra época anterior, v.g.
yo entraba cuando tú salias.
3.° Pretérito definido. Se llama definido este pretérito porque se refiere á una época
fija, determinada, i enteramente concluida, haga poco ó mucho que se concluyó, sin
embargo de que se le mire como mas remoto que el indefinido.
4.° Pretérito indefinido. Se llama indefinido porque la época á que se refiere es mas
indeterminada ó no ha acabado de pasar, sino que está pendiente ó relacionada con
la presente; por cuya razon se le considera mas inmediato al presente, que el
definido.
Ejemplos de los dos: El año ó el siglo pasado hubo hambres, este año ó este siglo ha
habido guerras. Ayer se marchó el criado, i no ha venido hasta ahora. (Noboa
1839: 84)
Otra reflexión sobre la naturaleza de las formas verbales incitó a Vicente Salvá a
distinguir entre el pretérito coexistente – denominación por la cual se subraya el
desarrollo simultáneo de dos procesos (Salvá 1852: 172) – y el pretérito absoluto
designando el pretérito perfecto simple. En la parte sintáctica de su gramática Salvá
dice que para el uso del pretérito coexistente “siempre se necesita otro miembro con
verbo, ó un adverbio ó alguna frase que designen la segunda accion, para que se
realize la coexistencia de los dos sucesos” (Salvá 1852: 172). En esta propiedad
aspectual el pretérito coexistente se distingue fundamentalmente del pretérito absoluto
(Salvá 1852: 172).
Salvá utiliza en esta parte de su gramática también el término indefinido con dos
atributos: absoluto y condicional. El indefinido condicional “tiene que ir siempre
después de una partícula conjuntiva o después de un adjetivo relativo, que se reliera á
algun nombre regido por otro verbo anterior, v. g. Aunque fuese tarde, determinó
entrar en el teatro; No le daba cuidado que yo lo notase; […]” (Salvá 1852: 183).
Introduce la bipartición del pretérito indefinido, pero en realidad llama al pretérito
perfecto simple siempre pretérito absoluto. El nombre pretérito próximo para el
pretérito perfecto compuesto lo justifica por su contraste al pretérito absoluto: este
expresa un tiempo enteramente pasado, en vez que el pretérito próximo manifiesta
“que ha sucedido ya la cosa; pero que esta ó la época á que aludimos, todavía duran, ó
bien que no ha cesado la práctica, la esperanza, ó por lo menos la posibilidad de que
vuelva á repetirse lo que la frase significa” (Salvá 1852: 186).
Los términos pretérito absoluto e imperfecto fueron utilizados también en la
gramática filosófica de Benot quien además agrupó los tiempos según el criterio
morfológico en simples y compuestos (Benot 1910: 70).

forma Calleja Noboa Bello Salvá Benot


verbal (1818) (1839) (1847) (1852) (1910)

CANTÉ pretérito pretérito pretérito pretérito pretérito


perfecto definido absoluto (el absoluto
remoto perfecto de
simple los
gramáticos)
CANTABA pretérito pretérito copretérito pretérito imperfecto
imperfecto actual coexistente
(imperfecto
de los
gramáticos)
HE pretérito pretérito antepresente pretérito pretérito
CANTADO próximo indefinido próximo compuesto
Tabla 3: Las formas verbales en el siglo XIX hasta el inicio del siglo XX.

La Real Academia vuelve a la tradición terminológica e introduce una innovación en


el siglo XIX, utilizando un criterio morfológico en vez de la proximidad del pretérito
(que es difícil de determinar). Para el uso del pretérito perfecto simple y del pretérito
perfecto compuesto se da una regla basada en la referencia temporal (RAE 1854: 49).

forma verbal RAE 1854 RAE 1858 RAE 1870 RAE 1920
CANTÉ pretérito pretérito pretérito pretérito
perfecto simple perfecto simple perfecto simple indefinido
CANTABA pretérito pretérito pretérito pretérito
imperfecto imperfecto imperfecto imperfecto
HE CANTADO pretérito pretérito pretérito pretérito
perfecto perfecto perfecto perfecto
compuesto compuesto compuesto
Tabla 4: Las formas verbales en las Gramáticas de la Real Academia Española.

Se pueden encontrar elementos de una distinción entre el tiempo ontológico y el


tiempo gramatical en la Gramática de la Real Academia Española que distingue, por
ejemplo en la edición de 1870 entre el presente, el pasado y el venidero y los tiempos
gramaticales, llamados presente, pretérito y futuro (RAE 1870: 52-53).

4. El problema de la denominación del pretérito perfecto simple


Cuando el perfecto compuesto había puesto hasta entonces la mayoría de problemas de
denominación, en el siglo XX el pretérito perfecto simple ocupó este rol. En la
gramática de 1917 y sus ediciones siguientes 4 se destaca la denominación pretérito
indefinido para la forma verbal denominada anteriormente (y posteriormente) como
pretérito perfecto simple que no seguía la tradición de las gramáticas castellanas. San
Pedro y Noboa la habían utilizado para el pretérito perfecto compuesto y Salvá la
había aplicado al pretérito perfecto simple, pero solamente del subjuntivo. No se da
una explicación detallada de este cambio, pero de la frase siguiente podemos deducir
que se trata de una superposición del sistema morfológico a las funciones de las
formas verbales:
La diferencia que existe entre la significación de los tiempos simples y la de los
compuestos, estriba en que éstos denotan la significación del verbo como verificada,
terminada o cumplida, y los simples no. (RAE 1920: 48)
La base de esta explicación era la identificación de la oposición morfológica simple /
compuesto y de la oposición aspectual cumplido / no cumplido. Al inicio del siglo XX
se difundió en Europa la descripción del sistema verbal en términos de aspecto (cf.
Haßler 2012a). Este proceso se relacionó con la divulgación del estructuralismo y sus
oposiciones binarias.
No hubo problema de integración del aspecto como tercera categoría al lado del
tiempo y del modo porque la distinción entre terminado y no terminado ya estaba antes
presente. Se trataba de “desgajar lo que antes era un rasgo que formaba parte de algo
más amplio (el tiempo) y convertirlo en categoría independiente” (Rojo 1990: 20). El
cuadro 5 representa la organización del verbo en las Gramáticas de la Academia desde
1917 hasta el Esbozo:

Tiempos que representan la acción Tiempos que representan la acción


como no terminada como terminada
Modo Indicativo
Presente digo Pretérito perfecto he dicho
Pretérito imperfecto decía Pretérito pluscuamperfecto había dicho
Pretérito indefinido dije Pretérito anterior hube dicho
Futuro imperfecto diré Futuro perfecto habré dicho
Modo Potencial
Potencial simple Potencial compuesto

4
Para las ediciones de los diferentes modelos de la RAE ver Gómez Asencio 2011: 23.
o imperfecto diría o perfecto habría dicho
Modo Subjuntivo
Presente diga Pretérito perfecto haya dicho
Pretérito imperfecto dijera Pretérito pluscuamperfecto hubiera dicho
dijese hubiese dicho
Futuro imperfecto dijere Futuro perfecto hubiere dicho
Tabla 5: El verbo en las Gramáticas de la Academia desde 1917 (Rojo 1990: 20).

Aparece un problema más grande en la consideración del pretérito perfecto simple que
está en este cuadro con la denominación de pretérito indefinido. En las gramáticas
europeas el término indefinido se utilizaba varias veces para designar el aspecto
imperfectivo, y eso con cierta justificación porque los verbos imperfectivos no tienen
marcación del inicio o del fin del proceso, indican solamente que sucede algo con
cierta duración. Así por ejemplo, en su retórica, Bernard Lamy describe al imperfecto
como un tiempo del pasado, pero que marca la presencia de una acción en relación a
otra que sucede. Uno puede considerar las acciones pasadas de dos maneras, una
definida y otra indefinida, es decir marcar precisamente cuando ocurrió una acción o
decir simplemente que esta acción tenía lugar. La palabra francesa indéfini que
corresponde a indefinido se utilizaba para designar el imperfecto:
Nous pouvons considerer le temps passé en deux manieres, ou comme défini, ou
comme indéfini: marquer precisement, quand une action s’est faite, ou dire
simplement qu’elle s’est faite. (Lamy [1675] 1688: 27)
El pretérito perfecto simple no dice simplemente que una acción tenía lugar. Además
esta forma se encasilla por la gramática de esta época entre los tiempos que
representan la acción como no terminada. Hay dos razones que explican esta
clasificación: Primero, la Academia “confunde la perfección de un acto con su
terminación en el tiempo” (Gili Gaya 1961: § 119). Segundo, el criterio formal de la
oposición simple / compuesto se revela como dominante. La consideración del
perfecto simple como forma perfecta rompería por completo la simetría del sistema al
ser simple pero perfecta y no poder oponerse luego a su compuesta correspondiente
(Rojo 1990: 21). La Academia justificó esta clasificación del así llamado indefinido
basándose en que “expresa unas veces el hecho o acción como incipientes, y otras
como terminados, según la significación del verbo” (RAE 1931: § 294b). Con esta
justificación se juzga mal el carácter general del aspecto que puede aparecer en varias
significaciones que corresponden también a las características léxicas de los modos de
acción.
Este error fue corregido por Gili Gaya quien llegó a una visión global de la
estructura del verbo que es el punto de arranque de la mayor parte de los enfoques
ulteriores. En esta visión son perfectivas todas las formas compuestas y leí, y las
imperfectas son todas las simples salvo leí:

Imperfectos Perfectos
Absolutos Relativos Absolutos Relativos
Presente Leo
Pretérito Leía leí había leído
he leído hube leído
Futuro leeré leería habré leído
habría leído
Tabla 6: El verbo en Gili Gaya 1961: § 120 (Rojo 1990: 23)

En el Esbozo de una nueva gramática (1973) se ha abandonado el uso del término


pretérito indefinido y se utiliza el término pretérito perfecto simple, para el cual se da
la explicación que no siempre el concepto de perfección gramatical coincide con el
término de la acción en el tiempo (Esbozo 1985 [11973]: 462).
El término indefinido ha dejado sus traces en manuales del español para
extranjeros e impide la comprensión del aspecto a hablantes de lenguas que no tienen
aspecto gramatical. Incluso en la Nueva gramática de la lengua española la
explicación de la compatibilidad del aspecto morfológico perfectivo con predicados
atélicos se podría leer como una justificación para no llamar a esta forma verbal
indefinido: incluso los verbos atélicos admiten límites por el hecho de que no perduran
de forma indefinida (RAE 2009: 1691).

5. Conclusión
La denominación de los tiempos verbales es un proceso que sufría varios cambios en
la historia de las gramáticas españolas. Hasta el siglo XVIII fue sobre todo la fidelidad
a la tradición latina que condujo a dificultades, visto la incongruencia de los tiempos
latinos y españoles. La vacilación en introducir los tiempos compuestos en la
descripción gramatical regular es uno de sus resultados. En el siglo XIX hubo algunas
innovaciones apoyadas en reflexiones teoréticas sobre las funciones de los tiempos
verbales que continuaron en el siglo XX. El término indefinido es el mejor ejemplo de
las perturbaciones en las denominaciones de tiempos verbales.

Referencias bibliográficas

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