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Pero ¿qué pasa cuando una persona tóxica amenaza nuestro rendimiento, nuestra
rutina de trabajo? ¿Cómo lidiar con esos compañeros que, con su negatividad,
victimismo o conflictividad, generan un clima laboral malsano? A continuación,
ofrecemos las claves para detectar a una persona tóxica y varios trucos para lidiar
con ella en un entorno laboral.
El trabajo es un ámbito que nos obliga a tratar con personas con las que,
probablemente, no tendríamos ninguna relación en otro entorno. Esa es una de las
principales paradojas del trabajo: conjugar diferentes temperamentos, a
menudo sin más afinidades que cobrar una nómina a nombre de la misma empresa.
Pero, así como dentro del entorno laboral surgen grandes amistades, también se
producen choques entre personalidades que pueden terminar perjudicando el ritmo
adecuado trabajo. Esos conflictos laborales se pueden complicar peligrosamente
cuando uno o más de los contendientes son personas tóxicas. ¿Y cómo detectar
esta clase de personalidad tóxica dentro del ámbito profesional?
De cualquier forma, una persona tóxica es algo más que un compañero que no te cae
bien, que no soportas o con el que no tienes ninguna afinidad. El carácter esencial
del individuo tóxico es que logra, con su sola presencia, perjudicar el
rendimiento laboral y el equilibrio emocional de una o más personas a su
alrededor. Si es así, conviene ponerse en guardia.
Desde luego que compartir oficina con personas tóxicas puede convertirse en un
verdadero infierno que no conviene minimizar, pero ante todo nunca debemos
perder de vista que estamos en un entorno laboral y que los problemas derivados
del mismo siempre deben ser relativizados. Al fin y al cabo, no es ni más (ni
menos) que trabajo.
Aplica tu inteligencia emocional
Trata de empatizar
Sabemos que en determinados casos es difícil, por no decir imposible, pero antes
de dar por perdida una batalla ante una persona tóxica, debemos intentar la vía
del diálogo y la empatía. En más ocasiones de las que creemos ese compañero que
creíamos tóxico no es más otra persona superada por sus propias frustraciones
que busca un poco de comprensión, atención y cariño.
Marca la distancia
Hemos intentado construir puentes hacia el compañero tóxico, pero han sido
volados con artillería pesada. Cerrada la vía del diálogo constructivo, no nos
quedan más opciones que la defensa. Y esta defensa pasa en primer lugar
por establecer unos límites claros y una distancia emocional. Dicho de forma
coloquial, que corra el aire, tanto literal como metafóricamente.
Como decíamos, se trata de una estrategia dura que requiere implementar un buen
número de pequeñas rutinas, desde evitar acudir a la máquina de café a la hora a
la que lo hace el compañero hasta establecer una ruta alternativa al autobús para
eludir media hora extra de toxicidad en el transporte público de camino a casa.
Pero más relevante que estas rutinas prácticas es la distancia emocional, construir
un muro simbólico entre tus emociones y los intentos de contagio tóxico por
parte del compañero.
Sé asertivo
Tal vez el peor efecto colateral de la toxicidad laboral sea la falta de desconexión.
Si seguimos dándole vueltas al conflicto que tenemos en el trabajo durante los
fines de semana es que tenemos un problema. Y es un problema cada vez más
común, personas que viven 24/7 envueltas en el trajín laboral, enganchados a la
adrenalina de la oficina y que son incapaces de poner tierra de por medio.