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Con la llegada de la primavera damos paso al sol y a la luz y dejamos atrás el frío
y la oscuridad característica del invierno. El organismo debe readaptarse a los
procesos de luz actual frente a la oscuridad del invierno que está dejando atrás.
Las emociones en ésta época suelen estar más vivas, sentimos que se conectan
unas con otras y explotan después de haber estado dormidas durante aquellos
meses fríos de invierno. Y no es una casualidad.
Los cambios de ánimo en ésta época se relacionan con las horas de luz a las que
nos encontramos expuestos; también debemos sumar el cambio de las
temperaturas que comienzan a aumentar. Todos estos fenómenos hacen que se
comiencen a fabricar mayor cantidad de sustancias que alteran el estado de
ánimo, sin embargo no sucede igual en todas las personas.
Podemos diferenciar dos tipos de cambios a nivel anímico que se presentan con la
llegada de la estación primaveral. El primero es un estado de ánimo más positivo,
nos sentimos más vivos, más enérgicos y alegres. Dedicamos menos tiempo a
dormir y realizamos más actividades tanto individuales como en grupo.
Todo esto, es debido a que la luz natural de ésta época estimula ciertas partes del
cerebro que se relacionan con los estados de ánimo. Los niveles de serotonina, la
sustancia del bienestar, tienden a aumentar por lo que se puede esperar que el
estado de ánimo positivo aumente, llegando a un bienestar general, una euforia
espontánea; y esto junto con el aumento de la temperatura favorece la realización
de actividades al aire libre.