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“Bienvenida primavera y los cambios en el estado de ánimo”

Por Monserrat Pizarro Rodas

Con la llegada de la primavera damos paso al sol y a la luz y dejamos atrás el frío
y la oscuridad característica del invierno. El organismo debe readaptarse a los
procesos de luz actual frente a la oscuridad del invierno que está dejando atrás.

Las emociones en ésta época suelen estar más vivas, sentimos que se conectan
unas con otras y explotan después de haber estado dormidas durante aquellos
meses fríos de invierno. Y no es una casualidad.

Los cambios de ánimo en ésta época se relacionan con las horas de luz a las que
nos encontramos expuestos; también debemos sumar el cambio de las
temperaturas que comienzan a aumentar. Todos estos fenómenos hacen que se
comiencen a fabricar mayor cantidad de sustancias que alteran el estado de
ánimo, sin embargo no sucede igual en todas las personas.

Podemos diferenciar dos tipos de cambios a nivel anímico que se presentan con la
llegada de la estación primaveral. El primero es un estado de ánimo más positivo,
nos sentimos más vivos, más enérgicos y alegres. Dedicamos menos tiempo a
dormir y realizamos más actividades tanto individuales como en grupo.

Todo esto, es debido a que la luz natural de ésta época estimula ciertas partes del
cerebro que se relacionan con los estados de ánimo. Los niveles de serotonina, la
sustancia del bienestar, tienden a aumentar por lo que se puede esperar que el
estado de ánimo positivo aumente, llegando a un bienestar general, una euforia
espontánea; y esto junto con el aumento de la temperatura favorece la realización
de actividades al aire libre.

No obstante, la serotonina no incide de la misma forma en todas las personas


pues las variaciones en cada uno modifican los estados de ánimo, por lo que
algunos tienden a sentirse débiles, agobiados o tristes. Es así como llegamos al
segundo tipo de consecuencia anímica que se presenta con la llegada de la
primavera y se le conoce como depresión primaveral. Al contrario de lo que ya se
ha descrito, en este caso las personas que lo sufren se sienten con menos energía
y más cansadas, incluso para la realización de sus actividades cotidianas. Suelen
tener dolor de cabeza y falta de memoria. Necesitan más horas de sueño, y a esto
se le suma un posible sentimiento de soledad, al que no pueden darle una
explicación. Es una sensación de fatiga y decaimiento general.

Es posible que se agraven algunas situaciones personales que solemos arrastrar


del pasado pero la duración del cuadro no es mucho. En unos días o algunas
semanas las personas que lo sufren suelen remontarlo.
Cabe destacar que no solo existen variaciones entre una persona y otra, sino
también con uno mismo; es así como debemos entender que durante esta época
podemos iniciar decaídos y posteriormente tener un estado de ánimo más positivo,
y por el contrario, estar alegres y positivos en ésta época y al siguiente año
encontrarnos tristes. Consideremos que esto se ve afectado por las enfermedades
que podamos tener, así como las situaciones personales a las que nos estemos
enfrentando.

Por todo lo anterior las emociones que se pueden presentar en la estación


primaveral suelen ser muy distintas, tanto por las variaciones entre personas así
como con uno mismo. Sea como sea, es favorable saber gestionar las emociones
para así poder encontrar el equilibrio en nuestras vidas. Tener una vida equilibrada
para poder ser más conscientes y así tomar decisiones sin basarnos en los
impulsos ni en las emociones pasajeras, sino de la forma más objetiva que nos
sea posible.

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