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Energías naturales: su influencia emocional 

Por: Clarissa Grimaldo.  

La energía emocional en teoría es lo que nos mantiene vivos. Es la vitalidad entre lo que nos
motiva, la manifestación de emociones hacía nuestra realidad, lo que nos impulsa a transformar
nuestra vida y a mantenernos alerta de todo nuestro entorno. 

Si nos trasladamos cientos de años atrás, donde las culturas antiguas mantenían filosofías en base
a la naturaleza de nuestro alrededor, ¿es considerable tomar en cuenta que como seres vivientes
en la tierra también recibimos energías cósmicas? ¿Somos conscientes de las energías naturales
que nos rodean? Desde un punto analítico, la arrogancia de la mente humana, la inconsciencia o el
simple desinterés debido a las nuevas tecnologías nos hace plantearnos el primer punto; hoy en
día no se tiene en cuenta la influencia de los factores ambientales, especialmente los
cosmológicos. Tomando en cuenta la influencia gravitacional de la luna, quién es la que provoca
las mareas y la duración del día. Hay que pensarlo por un momento: nuestro cuerpo está
conformado por alrededor del 75% de agua. Y retomando que no es ningún secreto que la luna
afecta directamente a las mareas, ¿por qué los fenómenos lunares no tendrían un impacto
energético en nosotros?  

A lo largo de nuestra vida hemos escuchado comentarios como, “¿Escuchaste sobre el eclipse que
habrá esta noche?” “Mira la luna, está muy brillante” “Hoy habrá luna llena, cuidado” Incluso,
consideremos el término “Lunático”, que proviene del latín “Lunaticus” donde se les adjunta a
personas con problemas mentales, debido a que Tomando se decía que el equilibrio psíquico es
afectado en las noches de luna llena. Entonces te pregunto, ¿En algún momento nos han
enseñado el poder e influencia que este fenómeno tiene? Se trata de despertar un interés en
encontrar un balance entre la naturaleza y las energías que desprende, para así, conseguir un
estilo de vida armónico. Mark Filippi, neurocientífico, doctor y autor del Método Somático,
adoctrinó que hay una conexión entre las fases lunares y cuatro de los neurotransmisores que
tenemos.  “El cuatro es una constante en la forma en la que las cosas se organizan en la naturaleza
y en cómo absorbemos información, dividiéndola en grupos de cuatro”, así mismo dijo Filippi. Esto
porque contamos con cuatro estaciones, cuatro fases lunares, cuatro elementos, cuatro fases de
respiración, etc.  

El sistema somático que Mark empleó decía que los efectos podían impactar de distintas maneras
emocionales dependiendo las fases de la luna. Lo que da a entender los variables
comportamientos al cambiar entre una fase y otra.

La primera fase lunar, conocida como Luna nueva, se relaciona con el neurotransmisor
denominado acetilcolina, el cual se encarga de modular el funcionamiento de la motivación,
excitación y la atención. “Cuando estamos surcando en acetilcolina, nos volvemos más sensibles,
más aptos a actividades grupales y más receptivos emocionalmente”, dice Filippi. Ya que este
neurotransmisor tiene un funcionamiento que trabaja la memoria y el aprendizaje, la luna nueva
puede ser aprovechada para darle inicio a proyectos o metas, irradia bastante energía por lo tanto
es ideal para proyectar e imaginar nuevas ideas u objetivos.  Por otro lado, tenemos la segunda
fase lunar que va del cuarto creciente a la luna llena, la cual tiene relación con la serotonina. Se
caracteriza por ser bastante energética, en esta semana adquirimos un grado de concentración
alto, por lo que ejecutar lo que tenemos en mente es esencial y puede que tenga mayor efectividad
que en otras fases. Durante esta etapa es normal generar emociones de satisfacción y plenitud.  
De la luna llena al cuarto menguante tenemos la dopamina, neurológicamente proporciona el placer
y la relajación, es la hormona que estimula al ser humano mediante actividades o experiencias
placenteras. Por lo que es el lapso de tiempo en el que te puedes distraer, llevar a cabo actividades
que te satisfagan y librarte de cualquier preocupación.  
Del cuarto menguante a la Luna nueva, tenemos la noradrenalina, es el neurotransmisor que
interviene en situaciones de estrés. Por lo tanto, esta semana experimentamos esa sensación de poca
inspiración. Por lo general cuando algo termina con fines de un nuevo comienzo, es una etapa que
se caracteriza por bastante reflexión y análisis. Y dónde solemos estar en estado defensivo. “Es un
estado hiperbinario, unidireccional y agresivo”, esto según Filippi. 

Una grande influencia a su vez es el sol. Siendo que está comprobado por científicos que los rayos
ultravioletas del sol tienen un impacto directo en los químicos de nuestro organismo, por lo tanto,
tomar un poco de sol puede elevar nuestros efectos de vitamina D, una de las vitaminas con
mayores nutrientes para permanecer fuertes, y que, a su vez eleva nuestros estados de ánimo debido
a que nos genera serotonina, que es el neurotransmisor que controla las emociones, por lo tanto,
genera la hormona de la felicidad. Y todo esto toma algo de sentido cuando encontramos
terapéutico el hacer actividades como caminar descalzos en césped, el cual está cargado de energía
solar, nos es vital para nuestra salud y es normal sentir una sobrecarga de energía. Es ahí donde es
para cuestionarse de esos días en los que no salimos de nuestros hogares, donde no experimentamos
la simple sensación de sentir los rayos solares. Sentir el oxígeno de los árboles. Caminar bajo la luz
de la luna. Rodearse de plantas. ¿Es realmente sano dejar de lado la naturaleza que nos rodea por
energías ultravioleta de las nuevas tecnologías como lo son los celulares o televisores? Creo que esa
es una de las principales razones por las que estas nuevas generaciones nos sentimos apáticos y sin
energías. ¿Quieres entonces seguir siendo uno más de la multitud?  
 
 
 
 

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