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¿Qué es un estado de ánimo?

Los estados de ánimo son parte de nuestra experiencia subjetiva, al igual que las emociones. Ambas
son sensaciones que nuestro cuerpo genera en respuesta a determinados estímulos y factores
ambientales, pero las emociones tienen un carácter más transitorio, ocurren y se desvanecen con
rapidez.

Los estados de ánimo se mantienen en el tiempo, influenciando nuestra conducta y forma de


pensar. Estos, a su vez, están influenciados por nuestras necesidades y características biológicas,
como la nutrición, el sueño, la actividad física o el nivel de estrés. Pueden durar minutos, pero
también pueden durar horas, semanas o incluso más.

Según científicos expertos como Robert E. Thayer, se trata de una suerte de “ruido blanco”, que
experimentamos en relación a una serie de factores internos y externos, según dos sistemas de
excitación biológica subjetiva, dos variables del estado de ánimo a las que se refiere como nivel de
tensión y nivel energético.

¿Qué tipos existen?

Existen una multitud de estados de ánimo, ya que son causados por una complicada combinación de
factores. La mayoría de la población se encuentra en un estado de ánimo “normal” -en el sentido de
no producir problemas para la vida de la persona-, denominado eutímico.

Es un estado de ánimo calmado, de baja intensidad, que se caracteriza por no estar especialmente
elevado o deprimido. Se encuentra en un espectro entre dos extremos, la distimia -depresión
anímica- y la hipertimia, la activación anímica

Según las teorías científicas actuales, los estados dependen de la interacción de dos sistemas
biológicos de respuesta emocional. Por un lado, estaría el que se encarga de generarnos tensión, por
otro lado, estaría el que se encarga de generar energía. Estos irían respectivamente de tenso a
relajado, de activo a cansado y viceversa.

Esto genera varias combinaciones según el estado de cada una de las variables del estado de ánimo
que, como hemos comentado previamente, dependen de factores psicofisiológicos como el hambre
o el estrés. Podemos explicarlas alrededor de 4 estados de ánimo que van fluctuando:

1. Calmado-Activo

El estado de ánimo calmado-activo se considera uno de los más beneficiosos y agradables. Es el


óptimo para mantener una actividad productiva y suele presentarse por las mañanas, en parte por la
acción de los ciclos circadianos, que afectan a nuestro estado emocional.

2. Calmado-cansado

El estado de calma y cansancio está relacionado con la relajación. Es como nos sentimos
especialmente por las noches, antes de dormir. El punto de “cero energías, cero tensiones” sería el
que alcanzamos justo antes del sueño.
3. Tenso-Activo

Este estado también está caracterizado por una alta productividad, pero a la vez por el nerviosismo y
la urgencia, manifestada también a nivel fisiológico, por ejemplo, en la actividad cardíaca o la
liberación de hormonas como el cortisol y la adrenalina, relacionadas con el estrés.

4. Tenso-Cansado

El estado de tensión y cansancio es habitual cuando nuestras energías están muy bajas. El estado
físico se encuentra afectado u agotado, lo que genera emociones negativas y nerviosismo. Está
promovido por el atardecer.

Estados de ánimo patológicos

Los cambios de humor son naturales, ocurren de manera constante en relación con nuestra vida. A
pesar de que nos condicionan, su intensidad no supone un problema para la población general, pero
sí lo es para aquellas personas que los experimentan con mayor intensidad.

Cuando estos estados de ánimo se “radicalizan”, pasan a afectar el funcionamiento normal del
individuo, en ocasiones de manera patológica, tanto de sus emociones como de sus interacciones
sociales.

Un estado excesivamente elevado, más allá de la hipertimia, es considerado un estado de manía. Por
el contrario, un estado excesivamente distímico puede acabar derivando en estados de ánimo
depresivos. Este tipo de estados de ánimo están asociados a enfermedades psicológicas y
psiquiátricas, como la depresión o el trastorno bipolar.

Depresión

La depresión es un trastorno mental que provoca un estado anímico bajo, de infelicidad. La duración
e intensidad de las emociones se incrementan en relación a los estímulos negativos. Es decir, una
intensificación de los sentimientos de tristeza.

Las causas de la depresión son varias, pero su explicación fisiológica no está todavía definida de
forma sólida, ni tampoco sus causas. Las personas con sentimientos depresivos crónicos presentan
en muchas ocasiones factores genéticos que los predisponen a estos síntomas, como mutaciones en
importantes receptores neurotransmisores -por ejemplo, los de la serotonina-. Recomendamos:
"Serotonina (neurotransmisor): qué es y funciones en el organismo"

Manía

La manía se refiere a un estado excesivamente elevado de sentimientos eufóricos o de irritabilidad -


con tendencia a la irritabilidad ante los estímulos negativos-. En casos extremos, los estados de
manía pueden provocar alucinaciones o delirios, pero está caracterizada por la excitación, la
aceleración del pensamiento, la -. Recomendamos y la locuacidad.
Los estados de manía pueden ser utilizados positivamente, como demuestran algunos actores y
artistas - por ejemplo, Stephen Fry-, pero también pueden ser increíblemente destructivos, ya que
las personas en episodios de manía tienden a no poder controlar su energía desmedida.

Otras patologías asociadas

La labilidad del estado de ánimo, también conocida como inestabilidad anímica o emocional, es
relativamente común. Es una parte importante de varios desórdenes psiquiátricos, afectando a
aproximadamente el 14% de la población.

La gran mayoría de personas con inestabilidad anímica se relaciona con la depresión, los trastornos
de ansiedad, los trastornos de estrés postraumático. También son parte importante de los síntomas
con desórdenes como el trastorno bipolar, algunos casos de trastorno del déficit de atención e
hiperactividad o las adicciones.

Referencias

Thayer, R. (1990). The Biopsychology of Mood and Arousal. Philpapers.org.

Distimia: síntomas, diagnóstico y tratamiento. (2018)Trastornolimite.com

Broome, M., Saunders, K., Harrison, P., & Marwaha, S. (2015). Mood instability: Significance,
definition and measurement. British Journal Of Psychiatry, 207(4), 283-285.
doi:10.1192/bjp.bp.114.158543.

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