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Nombre: Daniella Fernanda Solórzano Elías

El video nos explica de una forma muy didáctica y con ejemplos cotidianos, cómo
funcionan nuestras emociones y sentidos. La felicidad o la tristeza, dependen del sentido
que le damos a nuestra vida, también cómo es nuestra percepción y sensación ante
situaciones que nos pone el día a día, y cómo nosotros conectamos con cada una de ellas.
Una de las premisas para la salud mental, es el amor y el sentirse amado, cuando
nosotros tenemos un motivo por el cuál luchar y seguir adelante, esa persona que esta a
nuestro lado y nos brinda apoyo emocional y físico, nos mantiene con una felicidad
constante, y ayuda mucho a la producción de hormonas como la serotonina y oxitocina. Al
descubrirnos a nosotros mismos y cultivar el amor propio, creamos una base de
entendimiento personal. Es importante señalar que la afectividad no solo se fundamenta en
el individualismo, sino en aprender a apreciar a quienes nos rodean. Al explorar más allá en
el crecimiento personal y emocional, podemos asumir una responsabilidad sentimental, en
sintonía con nuestro ser. De este modo, aprendemos a querernos personalmente, extrayendo
lecciones de los errores y buscando la dicha.
La soledad voluntaria, es nuestros momentos más íntimos y más preciados, ya que
en ese proceso conectamos con nosotros mismos, nos autoevaluamos de modo que nuestra
salud mental pueda mejorar. La soledad involuntaria, nos afecta la mente y el corazón ya
que nosotros no decidimos estar en esa condición, por lo tanto se desencadenan un
sinnúmero de problemas con nosotros mismos.
Marián menciona algo muy interesante en el video, y es la situación de alerta ante
una emergencia. El hipotálamo envía una señal a las glándulas suprarenales y se activan
dos hormonas, llamadas adrenalina y cortisol, también se envía más oxígeno al cuerpo para
que las células puedan funcionar mejor.
La corteza prefrontal es donde ocurre el razonamiento y el pensamiento, nos ayuda
a resolver problemas. El hipocampo en cambio, es el encargado de almacenar nuestros
recuerdos. Cuando estamos en estado de alerta ocurre una elevación de cortisol, y el
hipocampo es sensible al cortisol por lo tanto se inhiben nuestros recuerdos en ese
momento. Sin embargo, hay personas que ya están familiarizadas sobre como reaccionar
ante estas situaciones y lo hacen sin necesidad de recurrir a los recuerdos, netamente por
inercia.
La conciencia puede analizar mucho sobre nosotros mismos, puede determinar
cómo nos sentimos y cómo queremos dominar y cambiar el estado de ánimo, ya sea
tristeza, dolor o felicidad, sin duda está regulado. Físicamente, ya que ambos están
conectados, es decir, si tenemos dolor de estómago o fatiga, se puede interpretar como
consecuencia del estrés, haciendo de este malestar una estrategia para potenciarlo y así
evitar factores que puedan provocar un aumento negativo del estrés.
El cortisol es una hormona cíclica, que desempeña un papel crucial en varias
funciones del cuerpo humano. El cortisol esta asociado principalmente al estrés y la
regulación del metabolismo. Sigue un ritmo circadiano, por las noches es baja y en las
primeras horas de la mañana es alta, juega un papel importante en la regulación del ciclo
sueño-vigilia y ayuda a mantener la vigilia durante el día para poder realizar nuestras
actividades diarias. Aunque el cortisol es esencial para diversas funciones, un desequilibrio
en sus niveles, ya sea demasiado alto o demasiado bajo, puede tener efectos negativos en
nuestra salud. Estrés crónico, trastornos endocrinos o el uso prolongado de corticosteroides
pueden afectar a los niveles de cortisol y tener implicaciones para la salud. El cuerpo
generalmente regula cuidadosamente la liberación de cortisol para mantener un equilibrio
adecuado.
Un tema muy importante y muy común que se menciona en el video, es el estado de
estrés. Hay ocasiones en que nos estresamos tanto que se ven afectados otros sistemas del
cuerpo, y se van desencadenando otras enfermedades. Muchas de las situaciones que nos
mantienen en estado de estrés ni siquiera suceden. Luego está la depresión, que provienen
en su mayoría de un estado de alerta constante, a diario existen situaciones que no nos
permiten conciliar el sueño, como por ejemplo los ruidos fuertes, las luces encendidas, y
por más que durmamos, no logramos descansar, ya que la melatonina no se libera
correctamente.
Considero que cada persona es un mundo y cada persona tiene una forma de
comportarse dependiendo con quién está tratando, en cierto modo, somos igualmente
diferentes, para que haya igualdad, debe haber diferencia.
Las emociones son una parte fundamental de la experiencia humana, posee un rol
importante en nuestra vida cotidiana y en la toma de decisiones. Desde la felicidad a la
tristeza, el miedo y la ira, están presentes de forma fisiológica y psicológica. Estas
respuestas son impulsadas por diferentes factores, como por ejemplo las experiencias
pasadas o las interpretaciones cognitivas afectan en cómo actuamos y respondemos ante
diferentes situaciones.
La inteligencia emocional, la capacidad de reconocer y gestionar nuestras propias
emociones, así como comprender y responder a las emociones de los demás, es crucial para
el bienestar emocional y las relaciones interpersonales saludables.
La práctica de la atención plena, también conocida como mindfulness, es una
actividad que requiere extrema concentración y conciencia en la actividad que estamos
realizando, ya sea a través de ejercicios respiratorios, o realizando ejercicios de meditación,
esta práctica es muy importante ya que podemos reducir el estrés, podemos potenciar la
conciencia o percepción de las cosas (sonidos, sabores, olores, tacto) y también nos ayuda a
mejorar la concentración y los resultados en nuestra toma de decisiones. No es
recomendable que a los niños les hagan usar aparatos electrónicos, ya que no les permite
una atención plena a lo que verdaderamente deben aprender, Marián recomienda la lectura
como ejercicio de concentración, sin embargo, debe ser con libros físicos, porque no
producen el mismo resutado que la lectura virtual, debido a la pantalla de luz azul que nos
afecta a la producción de melatonina, que es fundamental para regular el sueño y también
nos puede alterar el estado de ánimo.
El sistema nervioso simpático, mencionado por Marián, es una de las dos divisiones
principales del sistema nervioso autónomo, y es el encargado de controlar las funciones
involuntarias del cuerpo. Es el encargado de regular los procesos automáticos, como el
sistema respiratorio y el sistema digestivo, y permite que el cuerpo funcione de manera
consciente y correcta.
Este sistema, se activa en situaciones de estrés y emergencia, como ya lo
mencionabamos anteriormente, a esto se lo conoce como “respuesta de lucha”. De manera
fisiológica suceden varias reacciones, como por ejemplo el aumento de nuestra frecuencia
cardiaca, esto nos ayuda a que bombee más la sangre y exista oxigenación, nuestras pupilas
se dilatan para mejorar la visión periférica, entre otras. Estas reacciones preparan a nuestro
cuerpo para responder de manera eficiente ante una amenaza.
También es mencionado el “secuestro de la amígdala”, que es una región del
cerebro, vinculada con las respuestas emocionales y toma el control de nosotros de manera
abrumante, en otras palabras, es una emoción intensa que percibimos ante una situación,
como el miedo o la ira, y lleva a menudo a reacciones impulsivas.
Este término es más frecuente en situaciones de estrés extremo o amenaza
percibida, donde la “respuesta de lucha” del sistema nervioso simpático, mencionado
anteriormente, se activa de forma intensa. Durante este proceso, la amígdala influye en el
comportamiento antes de que la cortaza prefrontal de forma significativa, la misma, es
responsable del razonamiento y la toma de decisiones.
El concepto de “secuestro de la amígdala” se ha hecho común en situaciones que
abordan la gestión emocional y la inteligencia emocional, exaltando la importancia de
aprender a regular las emociones y evitar reacciones compulsivas en contextos
emocionalmente cargados. Es muy importante saber desarrollar con efectividad la
inteligencia emocional, ya que implica la capacidad de reconocer, comprender y gestionar
nuestras propias emociones.
La normalización de las emociones es muy esencial, sin embargo, el enfoque que
adoptamos para regularlas es fundamental. Podemos optar por el autocontrol, cultivando la
habilidad de gestionar nuestras emociones internamente. También podemos aprender de las
experiencias, extrayendo lecciones positivas o negativas que influyen en nuestra regulación
emocional.
Es fundamental reconocer que nuestro cerebro es un aprendiz incansable. Hora tras
hora, absorbe nuevas experiencias y conocimientos, incluso aquellos que contribuyen a
mantener un equilibrio en los niveles de las emociones negativas. Este proceso contínuo de
aprendizaje nos brinda la oportunidad de adaptarnos y evolucionar emocionalmente a lo
largo del tiempo.
No obstante, la efectividad de esta normalización emocional depende en gran
medida de la estrategia que elijamos. Es necesario considerar de cerca nuestras necesidades
emocionales específicas y determinar la estrategia más apropiada para abordarlas. Al
comprendernos mejor a nosotros mismos, podemos identificar las herramientas y enfoques
necesarios para regular de manera efectiva nuestras emociones.
La auto reflexión y la conexión con nuestras emociones regulatorias son pasos
cruciales en este proceso. Al adoptar una perspectiva consciente, podemos elegir
conscientemente las estrategias que mejor se alineen con nuestras metas emocionales y
nuestras necesidades individuales. En última instancia, la normalización de las emociones
se convierte en un viaje personalizado, donde la comprensión de uno mismo y la elección
consciente juegan un papel fundamental.

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