Todos percibimos y afrontamos las pérdidas de maneras diferentes, y está bien,
no dejamos de preguntamos por lo general el ¿por qué? ¿Qué vamos a hacer? ¿Cómo vamos a poder seguir adelante? A medida que el tiempo pasa esto no cambia, siempre queda el vacío de esta persona, nuestros recuerdos de ellos, sus rutinas diarias y la esencia de esta persona. Yo pienso que el dolor nunca se va, se trasforma y va siendo más llevadero con el paso del tiempo, es un proceso natural y necesario ante la pérdida de algún ser querido, los primeros días son los peores, me atrevo afirmar que si es alguien que quisimos mucho o es muy cercano deseamos o llegamos a pensar que nos queremos morir igual, con el paso de los días popo a poco vamos aceptando que no va volver y que tenemos que aprender a vivir sin ellos. La adaptación implica ajustarse a una nueva realidad, aprender a vivir sin la presencia física de esa persona especial y encontrar formas saludables de seguir adelante. Este proceso puede ser doloroso y desafiante, y no existe una fórmula única para enfrentarlo es conforme a como nosotros nos sintamos. Durante el periodo de adaptación en el duelo, es común experimentar una amplia gama de emociones que van desde la tristeza profunda hasta la rabia, el miedo, la soledad y la confusión. También es normal que los patrones de sueño y alimentación se vean afectados, así como la motivación y la concentración. A medida que avanzamos en el proceso de duelo y nos adaptamos a la pérdida, es esencial permitirnos sentir todas las emociones y vivir el duelo a nuestro propio ritmo. Es importante buscar apoyo emocional, ya sea a través de amigos, familiares, grupos de apoyo o incluso profesionales de la salud mental, quienes pueden ayudarnos a comprender y gestionar las emociones y desafíos que surgen durante este periodo. La adaptación en el duelo es un camino que requiere tiempo, paciencia y autocompasión. No hay una línea de tiempo predeterminada para superar el dolor, y cada persona necesita encontrar su propio camino hacia la aceptación y la reconstrucción de su vida. Desarrollo El duelo es una experiencia inevitable en la vida de cualquier individuo, ya que tarde o temprano sufrimos la pérdida de un ser querido. El proceso de duelo implica una serie de reacciones emocionales y psicológicas que nos permiten adaptarnos a la realidad de la ausencia. Como sabemos la psicología es la ciencia que estudia el comportamiento humano, y en el caso del duelo, nos ayuda a entender las diferentes etapas y manifestaciones que se pueden presentar es por eso muy importante que en medio de estos acontecimientos contemos con ayuda de estos profesionales de la salud emocional que precisamente entienden por lo que estamos pasando y nos ayudan a que esta inmensidad de emociones que estamos sintiendo no nos ahoguen entre las etapas del duelo encontramos la negación, la ira, la negociación, la depresión y finalmente, la aceptación esto fue propuesto por la psiquiatra y escritora Elisabeth Kübler-Ross, una mujer brillante que por sus estudios se convirtió en un referente de la psiquiatría, Estas etapas no son lineales ni exclusivas, cada persona puede experimentarlas de forma diferente y en diferentes momentos. El sistema nervioso es fundamental en el proceso del duelo, ya que es el encargado de recibir y procesar las señales del entorno y del cuerpo. El duelo puede tener un impacto significativo en el sistema nervioso, especialmente en los lóbulos frontales del cerebro los cuales están involucrados en la regulación emocional y en la toma de decisiones, por lo que su funcionamiento puede verse alterado durante el duro proceso. En si todo nuestro cuerpo y lo que lo compone se ve afectado por estas emociones fuertes, otro de los casos es el sistema límbico, el cual es una estructura del cerebro responsable de regular nuestras emociones, también se ve afectado en situaciones de duelo en esta parte del cerebro incluye la amígdala, el hipocampo y el hipotálamo, que desempeñan un papel crucial en la forma en que percibimos y respondemos emocionalmente a la pérdida. Durante el duelo, el sistema límbico puede generar respuestas emocionales intensas, como tristeza, ansiedad y miedo lo que puede generar un estado como de trance emocional bastante severo. Seguimos con los neurotransmisores que son sustancias químicas que permiten la comunicación entre las células nerviosas en este mismo contexto, los neurotransmisores pueden verse alterados, lo que puede generar cambios en nuestro estado de ánimo y en nuestra capacidad para manejar las emociones. Por ejemplo, la disminución de los niveles de serotonina, un neurotransmisor asociado con la regulación del estado de ánimo, puede contribuir a la aparición de síntomas depresivos. El apego, por su parte, juega un papel fundamental en estos procesos esto se refiere a los vínculos emocionales profundos que establecemos con nuestros seres queridos. Cuando perdemos a alguien con quien tenemos un apego fuerte, experimentamos un dolor intenso y una sensación de vacío. El proceso de duelo implica aprender a vivir sin la presencia física de la persona, pero manteniendo el vínculo emocional. Es algo bastante fuerte saber y pensar que jamás volveremos a ver aquella persona que tanto queremos con la que no volveré a pasar tiempo ni contar cuando la necesitemos, pero parte del querer es soltar y a saber que todo tiene un ciclo y que si creemos en un DIOS o alguna fuerza apegarnos a ello y saber afrontar mejor este duro momento, además los recuerdos y momentos vividos con nuestra persona especial jamás desaparecerán y quedaran grabados en nuestra mente y corazón. Existen diferentes tipos de duelo que pueden variar en función de la relación con el ser querido, las circunstancias de la pérdida y las características personales de cada individuo. Algunos tipos comunes de duelo incluyen el duelo anticipado, que se refiere a la preparación emocional previa a la muerte de alguien enfermo, y el duelo complicado, que implica la presencia de síntomas prolongados y graves que dificultan la adaptación a la pérdida. Para cada uno de ellos hay tratamientos y procesos diferentes que pueden ser guiados por profesionales y en compañía de personas allegadas. En conclusión, el duelo y la pérdida de un ser querido son procesos complejos que involucran aspectos psicológicos, neurobiológicos y emocionales. La psicología nos ayuda a comprender las etapas y manifestaciones del duelo, mientras que el sistema nervioso, los lóbulos frontales, el sistema límbico y los neurotransmisores juegan un papel en las respuestas y adaptaciones físicas y emocionales. El apego, por otro lado, nos permite entender la profundidad del dolor y la necesidad de seguir manteniendo vínculos emocionales, incluso sin la presencia física del ser amado. El proceso de duelo es único para cada individuo y es importante recordar que cada uno lo vive y maneja de manera diferente. Existen infinidad de material que ayuda en estos procesos, algo que me parece muy beneficioso es leer y nutrirse no dejarnos llevar y envolvernos por pensamientos negativos que no nos van a dejar seguir adelante por el contrario tomar fuerzas y pensar que esta persona que ya no nos acompañara físicamente más desearía y estaría feliz que siguiéramos con nuestras vida y que entendamos que la muerte es un proceso natural de la misma vida, y que todo a nuestro alrededor tiene un propósito, tenemos que cuidar nuestra salud mental y emocional aprender a ser felices y saber que en algún momento no vamos a estar en forma física pero que nuestra esencia y lo que fuimos en vida siempre será recordado por aquellas personas que fueron nuestros seres queridos.