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Diferencia entre emoción y estado de ánimo

Emoción: Hay un quiebre, me emociono. Es reactiva está sujeta al modelo mental. Yo me siento

Estado de ánimo: No hay evento detonador, me invade, no lo veo venir, nos predispone para la
acción. Yo estoy

Por ejemplo, si alguien lo trata con descortesía usted se enojará. Ese sentimiento intenso de ira es
probable que llegue y se vaya con rapidez, quizá en cuestión de segundos. Puede ser que cuando
se encuentre de mal humor se pueda sentir mal por varias horas. Las emociones son reacciones
hacia una persona (ver a un amigo en el trabajo lo hace sentir bien) o un evento (tratar con un
cliente grosero le provoca enojo). Usted manifiesta emociones cuando está “feliz por algo,
enojado con alguien y temeroso de algo”. Por el contrario, los estados de ánimo por lo general no
se dirigen a una persona o evento. Pero las emociones se convierten en estados de ánimo cuando
se pierde la atención del evento u objeto que suscitó el sentimiento. Además, de la misma
manera, los estados de ánimo buenos o malos hacen más emocional su respuesta a un evento. Por
eso, cuando un colega critica la forma en que usted habla a un cliente, se enoja con él. Es decir,
muestra emoción (enojo) hacia un objeto específico (su colega). Pero conforme la emoción
específica se disipa, por lo general usted se siente desalentado.

Ahora vamos a hablar de los 4 estados de ánimo básicos. Es un concepto que


trajo Rafael Echeverría en su libro Ontología donde tenemos.
Resentimiento - Resignación
Aceptación (Paz) - Ambición
 
Está puesto el pasado, las cosas que pasaron, no lo podemos cambiar y después
tenemos la flecha del futuro, de las cosas que sí podemos cambiar y accionar.
El estado de ánimo del resentimiento: Lo sentimos hacia una persona o hacia un
grupo, básicamente lo sentimos porque no se cumplió con una promesa. Frente a
eso nosotros nos sentimos resentidos. En silencio podemos pensar en venganza,
querer hacer justicia. Es muy común en el resentimiento.
Después tenemos la aceptación. Cuando hablamos de la aceptación decimos,
bueno lo que sucedió ya pasó y no lo podemos cambiar. Por lo tanto, yo estoy
eligiendo aceptar esa situación. Si perdí algo, lo perdí (no tengo manera de
cambiarlo), eso me trae paz. Algo importante, la aceptamos, pero no la borramos.
Trataremos estar en paz y ahora sí, estaremos atentos a que no ocurran en un
futuro.
En resumen, podemos ver el pasado, desde el resentimiento o desde la
aceptación.
¿Cómo podemos ir del resentimiento hacia la aceptación?
Ahora pasaremos a la resignación, no vemos algún cambio o acción en el futuro,
estamos cerrados, no lo vemos. En el futuro no se ve espacio para el cambio.
De la mano tenemos la ambición, es lo contrario, cuando en el futuro vemos
muchas posibilidades de acción y cambio. Entendemos el presente como una o
varias posibilidades para construir ese futuro.

¿Como podemos ir de la reasignación a la ambición?

Porque pienso que no se puede

Pasando al siguiente tema: Reconstrucción lingüística de las emociones y los


estados de ánimo.

RECONSTRUCCIONES LINGÜÍSTICAS De las Emociones y Los Estados de Ánimo

Aprendemos a través de la observación, el lenguaje, las emociones y el cuerpo son distinciones


fundamentales que hemos desarrollado para posibilitar la observación: El lenguaje nos permite
distinguir y desarrollar narrativas (historias, explicaciones, interpretaciones) Las emociones en
cuanto nos predisponen a mirar y actuar de cierta manera. El cuerpo, nos permite percibir a través
de los sentidos y también a los hábitos de observación que desarrolla desde una predisposición al
movimiento determinada. A través de nuestra vida, mientras actuamos en las cosas cotidianas,
podemos observar el desarrollo de coherencias entre estos tres dominios. Si observamos,a ciertos
mundos interpretativos los siguen determinados mundos emocionales y a esto ciertas
disposiciones al movimiento que se “ven” en nuestro cuerpo. Nuestras emociones “gatillan”
mundos interpretativos y tienen efecto en nuestra salud. Cambios en nuestra corporalidad son
seguidos por cambios en nuestro mundo emocional. Aprender a generar cambios en esas
prácticas, significa alterar esas coherencias en algún grado. Por lo tanto, “leer” esas coherencias es
una competencia clave que facilita el diseño de las acciones de coaching. La lectura de las
coherencias entre nuestras emociones y el lenguaje es lo que llamamos “reconstrucción
lingüística de emociones y estados de ánimo”.. Digamos brevemente que interpretamos los
estados de ánimo y las emociones como predisposiciones para la acción: los estados de ánimo
como las predisposiciones recurrentes para actuar en las que nos encontramos antes de
ocuparnos en cualquier acción específica y las emociones como los cambios temporales en nuestra
predisposición para actuar, que resultan como consecuencia de un quiebre.

Ejemplo: Sofía, quien habitualmente interpreta el futuro como positivo y lleno de posibilidades
(podemos decir que su estado anímico es el optimismo), recibe la noticia de la muerte de su
querido profesor de canto. Este le estaba ayudando a desarrollar una nueva carrera como
cantante profesional. Sofía recibe la noticia con gran tristeza. No ver más a su profesor, no tener
más su guía y su aliento, le parece devastador. Piensa que esto puede ser el fin de su incipiente
carrera. Aquí tenemos el caso de alguien que habitualmente interpreta el futuro como positivo y
que, sin embargo, en un momento determinado y gavillado por un evento particular, en este caso
la muerte de alguien, cambia temporalmente su predisposición a la acción. Distinguimos así un
estado anímico, el optimismo, de una emoción, la tristeza. Desde el punto de vista del aprendizaje
del coaching y la ontología, la práctica de la reconstrucción lingüística nos permite penetrar en las
sutilezas de la experiencia emocional de una manera inusual y experimentar, por ejemplo, el
poder de distinguir culpa de vergüenza, indignación de rabia, aceptación de resignación, y de
descubrir juicios que son centrales en nuestros estados anímicos, hasta ahora poderosos
fundamentalmente por desconocidos. Quiero insistir en un punto: la práctica de la reconstrucción
aquí propuesta, el proceso de realizar reconstrucciones lingüísticas de las emociones, es
fundamental en el desarrollo de la capacidad de “leer”coherencias del que hablamos
anteriormente.

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