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Marco Teórico.

Cuando se comienza un proyecto de educación, es importante tener claro cuales son los
cimientos que se van a establecer para educar. Pienso que educar es un proceso donde
niños/niñas, adultos y docentes están conviviendo de manera simultánea en un espacio,
donde el educar se vuelve un recíproco, el docente enseña y aprende del estudiante, como
asimismo el estudiante absorbe lo que se enseña y a su vez le muestra una versión de ese
aprendizaje al docente, una versión propia del estudiante, por su experiencia y vivencia.
Esta nueva versión hace que el docente aprenda también de ello.  

El educar ocurre, por lo tanto, todo el tiempo; de manera recíproca, como

una transformación estructural contingente a una historia en el convivir en el que

resulta que las personas aprenden a vivir de una manera que se configura según el

convivir de la comunidad donde viven. (Maturana, 2001, pp 18) 

A raíz de esto, nace la pregunta ¿Que se quiere lograr educando? ¿Que se quiere
transformar?, son preguntas difíciles de responder, puesto que todas las realidades de
todos los niños a lo largo del país son distintas, tienen diferentes necesidades.

Se puede tener un objetivo al educar, y anhelar transformar al estudiante, pero hay cosas
que son base; el cariño, el amor, el respeto. Necesidades que no siempre están cubiertas.
Al identificar esto, se toma partido de cómo llevar a cabo lo que quiero realizar como
docente, entonces ocurre la necesidad de construir un espacio donde niños y niñas se
sientan seguros/seguras, y logren desenvolverse y junto con eso: aceptarse, este punto es
muy importante, puesto que aceptándose así mismo, pueden aceptar a un otro.

Si decimos que un niño es de una cierta manera: bueno, malo, inteligente o

tonto, estabilizamos nuestra relación con ese niño de acuerdo a lo que decimos, y

el niño, a menos que se acepte y respete a sí mismo, no tendrá escapatoria y caerá


en la trampa de la no aceptación y el no respete a sí mismo porque sólo podrá ser

algo dependiente de lo que surja como niño bueno, o malo, o inteligente, o tonto,

en su relación con nosotros. Y si el niño no puede aceptarse y respetarse a sí

mismo, no puede aceptar y respetar al otro. (Maturana, 2001, pp 19)

Es por esto que el proyecto tiene como enfoque, hacer que los niños y niñas puedan
adquirir la habilidad de reconocerse y aceptarse, sin etiquetas que lo estigmaticen (bueno,
malo, mateo o porro), reconocer sus propias emociones y junto con este trabajo
individual; desarrollar empatía.

Volviendo al tema de que un docente puede querer lograr algo y transformar a sus
estudiantes, y que esa transformación no ocurrirá si no existen ciertas necesidades que un
niño/niña requiere para poder desarrollarse correctamente como es el cariño y el respeto.
Trabajar desde el AMOR se vuelve pilar fundamental para el docente y el estudiante,
puesto que, sin saber la vida de cada estudiante, podemos (medianamente) cubrir esa
necesidad, si es que fuera del aula esa necesidad no estuviera cubierta. Entonces creo que
radicalmente se tiene que determinar que el trabajo será desde el cariño, amor y respeto.
El comportamiento de los niños y niñas dentro del aula, dependerá de qué tan seguros se
sientan. “No hay acción humana sin una emoción que la funde como tal y la haga posible
como acto” (Maturana, 2001, pp 13). 

El amor es la emoción que constituye el dominio de conductas donde se da

la operacionalidad de la aceptación del otro como un legítimo otro en la

convivencia, y es ese modo de convivencia lo que connotamos cuando hablamos

de lo social. Por esto digo que el amor es la emoción que funda lo social; sin

aceptación del otro en la convivencia no hay fenómeno social. (maturana, 2001, pp

14)
El proyecto se desarrolla desde el arte dramático aplicado, los juegos dramáticos
son el conducto donde los estudiantes tendrán la experiencia de hacer un otro y desde ese
lugar reconocer(se) una emoción o sentimiento, y en lo posible ponerle un nombre a
aquello. “Se proponen crear mundos imaginarios con los niños, que pueden resultar
complejos y sostenibles, en los mundos compartidos, la agenda de juegos de los niños y la
agenda educativa de los docentes se sintetizan en la práctica” (Baldwin, 2014, pp 14).

El drama aplicado es la herramienta para poder llevar a cabo el proyecto, se habla


de drama aplicado, porque es un espacio para hacer juegos teatrales que no tienen un fin
representativo, es decir, no se hará un obra o espectáculo de lo trabajado en el aula. “El
arte dramático es una forma de aprendizaje multisensorial, visual, auditiva, cinestésica,
táctil, multi-inteligente y ligada a la emoción. El arte dramático aplicado a toda una clase
es un método social y depende de la cooperación” (Baldwin, 2014, pp 17).

El juego teatral ayuda a situarnos en distintos contextos, provoca al imaginario


donde es posible ser un otro, y desde ese lugar es posible desarrollar la empatía. La
capacidad de desarrollar empatía con el otro (que al final es uno mismo), nos guiará a que
los estudiantes puedan observarse. 

El ser humano es inherentemente social, es algo que se hace durante todo el día,
tiene la capacidad de entenderse a través de las acciones que hacen otros. Una persona
puede comprender que hará otra persona al ver lo que está haciendo, puede imaginar lo
que va suceder, sin que esa otra persona complete la acción. Esta “premonición” que
tenemos las personas, antes no se podía comprender, hoy con más información se sabe
que “existen ciertos grupos de células especiales en el cerebro denominadas neuronas
espejo que nos permiten lograr entender a los demás: algo muy sutil” (Iacoboni, 2009, pp
14). 

Así mismo, cuando presenciamos algo que se está sucediendo o algo que se está
representando (como en los juegos teatrales), sentimos empatía porque literalmente
sentimos lo mismo que ellos a través de las neuronas espejos. “Cuando vemos que alguien
sufre o siente dolor, las neuronas espejo nos ayudan a leer la expresión facial de esta
persona y, en concreto, nos hace sentir ese sufrimiento o ese dolor” (Marco Iacoboni,
2009, pp 14).

Las Neuronas Espejo, son las encargadas de que “yo” como persona independiente,
me sienta identificado con un otro al observarle. Si una persona hace o recrea una
situación, yo, como observador estoy en sincronía con esa persona y puedo llegar a sentir
lo mismo que esa persona, aunque yo no esté haciendo lo mismo que esa persona. Las
neuronas espejo tienden a imitar internamente lo que están viendo en un otro y eso hace
que la persona neuronalmente esté en conexión con otro y así generar empatía, intuyendo
cómo puede sentirse esa persona. Es por eso que podemos aprender desde la experiencia
de primera persona, y aprender desde la experiencia del observar. (PREGUNTA HECTOR:
ESTA REFLEXIÓN NACE A PARTIR DEL LIBRO QUE LEÍ DEL AUTOR MARCO IACOBONI, LO
TENGO QUE CITAR, O YA ES UNA REFLEXIÓN MÍA??, AVISAME POR FAVOR)

  El juego teatral cobra protagonismo en este punto, puesto que podemos


comprobar neurocientíficamente, que cuando un estudiante mira a otro hacer una
actividad, está aprendiendo de igual manera como el que está realizando la actividad, sólo
que, desde otro punto de vista, pero neuronalmente están compartiendo la misma
activación cerebral.

Haciendo el cruce de que ambos estudiantes tienen la misma activación cerebral,


podemos también definir y reforzar el hecho de que cuando un niño/niña se acepta y
respeta así mismo, es capaz de aceptar y respetar a un otro, de esta manera, podemos
llevar a cabo la propuesta del proyecto, que es generar habilidades que ayuden a los
niños/as a reconocerse y aceptarse y, de ese modo, trabajar la empatía y como
consecuencia, prevenir los malos tratos entre compañeros en el aula (Bullying)

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