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Autor:
Lic. Carla G. Balderrama
Carranza
Noviembre 2022
Justificación
Actualmente la Educación Inicial es una realidad mundial, indispensable para
garantizar el desarrollo de los niños y las niñas, la importancia que tienen los
primeros años de vida en la formación del individuo, requiere que los agentes
educativos que trabajan en favor de la niñez, cuenten con conocimientos,
habilidades y actitudes adecuados para elevar la calidad del servicio que se
ofrece.
A partir de las teorías y definiciones del juego, se puede afirmar que este es
una actividad que realiza el infante para alcanzar su desarrollo integral, entonces
considero que la conducta lúdica presenta variaciones según la edad y las etapas
evolutivas del niño, el juego propicia una serie de beneficios en el estudiante que
ha de potenciar la inteligencia del niño permitiéndole el desarrollo de sus
habilidades sociales de una manera adecuada, brindándole la oportunidad de
tener una adecuada convivencia, una relación social con sus compañeros y su
integración.
De este modo, el menor socializa con el entorno e indaga sobre el mundo a través
del juego. Para Vigotski (1984), el juego es una actividad guiada internamente, a
partir de la cual el niño crea por sí mismo un escenario imaginativo en el que
puede ensayar respuestas diversas y situaciones complejas sin temor a fracasar,
actuando por encima de sus posibilidades de ese momento. Esta situación
imaginada le permite al niño desprenderse del significado real de los objetos,
suspender la representación del mundo real y establecer una realidad alternativa
posible en la construcción del como sí.
Estructuralmente el juego está estrechamente vinculado a las cuatro
dimensiones básicas del desarrollo infantil: psicomotor, intelectual, social y
afectivo-emocional. Desde el punto de vista psicomotor, el juego potencia el
desarrollo del cuerpo y de los sentidos, la fuerza, el control muscular, el equilibrio,
la percepción y la confianza en el uso del cuerpo, sirve para su desenvolvimiento
de las actividades lúdicas.
Desde el punto intelectual, jugando los niños aprenden porque obtienen nuevas
experiencias, ya que es una oportunidad para cometer aciertos y errores, para
ampliar sus conocimientos y para solucionar problemas. El juego crea y desarrolla
estructuras de pensamiento, origina y favorece la creatividad infantil; es un
instrumento de investigación cognitiva del entorno.
Por otro lado, las emociones ocupan un lugar central en el proceso de la vida,
resaltando las vivencias, impulsando o apartando a la persona hacia el desarrollo
de su propio proyecto. Aprender a conocer y gestionar las propias emociones y a
desenvolverse en un mundo social en el que están presentes los demás, se
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convierte en una herramienta que la ludoteca tiene la responsabilidad de
desarrollar.
Es importante que el niño conozca sus sentimientos, que comprenda que a los
demás también les pasa, generar la empatía y ponerse en el lugar del otro para
saber que también sienten y que lo que pasa en su entorno también les afecta,
reconocer que esas personas con las que convive también sientes, reconocerse
como persona o tener inteligencia emocional;
“La habilidad para percibir, valorar y expresar emociones con exactitud, la
habilidad para acceder y/o generar sentimientos que faciliten el
pensamiento; la habilidad para comprender emociones y el conocimiento
emocional y la habilidad para regular las emociones promoviendo un
crecimiento emocional e intelectual” (Pacheco N. y Fernández P. 2004, p 1)
La inteligencia emocional es por lo tanto un conjunto de destrezas, actitudes,
habilidades y competencias, entendiendo por competencia que determinan la
conducta de un individuo, sus reacciones, estados mentales, etc., y que puede
definirse. Para Goleman D. (1996), es la capacidad de reconocer nuestros propios
sentimientos y los de los demás, de motivarnos y de manejar adecuadamente las
relaciones.
Por ello, en la primera infancia, los niños están constantemente asimilando
nueva información y experiencias, cierta información se incorpora a los esquemas
existente, a través del proceso de asimilación mientras que otra información
conduce al desarrollo de nuevos esquemas de ideas existentes a través del
proceso de acomodación.
Con relación a esto, la Ludoteca es un espacio estimulante donde los niños y
niñas pueden jugar con libertad, son seguras, con la función de mejorar el ámbito
socioeducativo del infante, por medio de la comunicación social y el desarrollo
cognitivo, realizando actividades con apoyo de juguetes, dinámicas y apoyo.
Una ludoteca sin dinámicas, juegos y juguetes no es una ludoteca, porque es el
juego en sí mismo el que conciba la lúdica, a través del juego y sus múltiples
facetas se pueden imaginar nuevas realidades, creatividad que permite la
innovación.
La educación dentro de la ludoteca contribuye a una formación equilibrada y
armónico de los niños de 2 a 5 años de edad, mejorando y apoyando el proceso
del desarrollo de sus capacidades de aprendizaje del infante, desde sus hábitos
de higiene, salud, alimentación; del desarrollo de las habilidades de convivencia, la
participación social y sobre todo, de la formación de valores actitudes y
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responsabilidad en los diferentes ámbitos la vida social, proporcionándoles una
preparación para su estancia en el preescolar.
En resumen, la educación es un proceso más amplio que incluye la enseñanza,
estando esta última más referida a la instrucción, al proceso de transmisión de
conocimientos. Así decimos que educamos en valores, el sentido estético, las
normas de convivencia y no decimos que educamos las matemáticas, la
lectoescritura, etc. estas las enseñamos.
¿Por qué desde la infancia?
Es un proceso continuo que abarca desde que se nace hasta el ocaso del
hombre. Varían los métodos, los objetivos y contenidos, pero es, en definitiva,
educación. Existe el cuidado temprano y la educación inicial de la infancia, lo que
puede conseguirse mediante medidas a la familia, la comunidad o las
instituciones, según convenga. El niño cuando nace es un ser prácticamente
indefenso, al que sin duda hemos de educar en los siguientes cuatro pilares de la
infancia que Delors (1994) señala:
“aprender a ser”, aprender a ser uno mismo, a alcanzar la suficiente
autonomía personal dentro de una sociedad donde todos hemos de
“aprender a convivir”. Si no aprendemos a vivir juntos desde la primera
infancia, estaremos construyendo o reinventando la ley de la jungla, donde
solo sobrevive el más fuerte. Los otros dos pilares son: “aprender a
conocer”, “aprender a hacer” que vendrán como consecuencia: un niño
perfectamente adaptado en su entorno (vivir juntos), con un nivel de
autonomía personal (aprender a ser) tendrá la suficiente curiosidad y
voluntad para conseguir fácilmente aprender a hacer y emprender.
Es imprescindible, para que el niño desarrolle todas las potencialidades que le
ha transmitido su carga genética al nacer, se desenvuelva en un ambiente
adecuado y reciba los estímulos precisos. Si las condiciones son favorables y
estimulantes esto tendrá repercusiones inmediatas en el aprendizaje y desarrollo,
si son desfavorables o limitadas, actuaran de manera negativa, perjudicando dicho
aprendizaje y desarrollo, a veces de forma irreversible.
Dice Woolfson (2003) está claro que nacemos con unas determinadas
potencialidades y el que las capacidades se desarrollen, en mayor o menor grado,
depende, sobre todo, de los estímulos que el niño y la niña reciban, tanto del
adulto como de su entorno. Evidentemente los adultos aprendemos cosas,
aprendemos nuevas habilidades, sin duda, pero las aprendemos utilizando las
conexiones neuronales que ya se establecieron en la infancia.
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Los padres de familia en el hogar generalmente carecen de las posibilidades y
conocimientos para poder ejercer de manera consiente y técnicamente dirigida
una acción de esta naturaleza, por lo que se requiere la intervención de otros
agentes educativos para poder realizar esta función, la cual se materializa en los
centros de educación infantil.
El proceso educativo de los niños y las niñas intervienen diferentes ámbitos y
agentes educativos; la familia constituye el principal agente educativo, porque
dentro de ella tiene lugar una acción formativa informal pero continua, es por esta
razón que:
"Los padres sólo pueden educar a los hijos en función de sus propias
posibilidades educativas, a veces muy limitadas por el grupo social al que
pertenecen. Situaciones carenciales de la familia que inciden en el proceso
de socialización (lenguaje, aprendizaje temprano, estímulos...) suponen una
falta de capacidad socializada de la familia" (Peralta, 1998: p 30).
Por tal motivo la familia es parte fundamental para el logro escolar, ellos serán
los encargados de motivar a sus hijos, además de que influyen en la formación y
desarrollo de la personalidad, por la importancia de las experiencias infantiles en
los primeros años de vida, lo cual influirá en sus futuras relaciones sociales.
Por otro lado, se encuentra el centro de educación infantil, en este caso la
Ludoteca es otro gran agente educativo y socializador de primer orden, es donde
realmente el niño encuentra el grupo de pares, algo que le permitirá aumentar los
entornos en los que se desenvuelve y que incrementara progresivamente, hasta la
inclusión total como ciudadanos que aportan a la sociedad.
Para que todo se lleve a cabo de manera completa es necesario que desde la
Ludoteca establezca una comunicación confiable con la familia, siendo clara y
directa que favorezca el conocimiento del niño o niña y ayude a detectar las
posibles dificultades, por lo cual deben estar en constante colaboración. El
intercambio y enriquecimiento mutuo para el desarrollo integral del niño,
ofreciendo diversos estímulos.
Jean Piaget afirmaba que:
“como consecuencia de la insuficiente acción de estímulos, podrá ocasionar
que no se culmina la etapa de periodización del desarrollo psicológico. Esto
es que, como consecuencia de no recibir los estímulos en el momento
adecuado, la etapa de la formación de las operaciones formales del
pensamiento que permite el alto razonamiento y la realización de
operaciones lógico-abstractas complejas, no llegue a formarse nunca”
(Piaget, 1985: p 7).
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Es significante la gran importancia del cuidado temprano y la educación inicial
de la infancia, en el cual los niños y las niñas puedan recibir aprendizajes
significativos, reiterando que es necesario que existan instituciones y centros de
educación infantil como lo son las Ludotecas que correspondan con el nivel de
especialización con acorde al sector más desprotegido que son los infantes de 1 a
5 años de edad, quienes no tienen un nivel escolar como lo es el preescolar,
existiendo la necesidad de un centro infantil que proporcione aprendizajes,
preparación y estímulos que los preparen para su siguiente etapa educativa.
La evaluación
La evaluación la definimos como un proceso continuo, sistemático y flexible
que se orienta a seguir la evolución de los procesos de desarrollo de los niños, y a
la toma de decisiones necesarias para adecuar el diseño del proceso educativo y
la acción educativa a las necesidades y logros detectados en los niños.
Es un instrumento que permite establecer el grado del cumplimiento de los
objetivos plasmados, y en consecuencia esperados, con lo realmente conseguidos
y sobre su base determinar las acciones a seguir o corregir, tanto en lo relativo al
desarrollo de los propios niños como del proceso educativo. La actividad
evaluadora, así entendida, contribuye de manera decisiva a la mejora de nuestra
actividad educativa, asimismo, nos sirve como observatorio permanente del
desarrollo del niño.
Evaluar no solo supondrá a mejorar el desarrollo de los niños, sino que
también afectará a los educadores, a la organización de la ludoteca, a los métodos
y al mismo proceso educativo. En el centro de educación de la primera infancia el
concepto evaluación va más allá de la simple evaluación de los logros. Hay que
considerar que el proceso de evaluación siempre debe implicar de una forma
comprensiva, a todos los elementos y procesos.
La estancia a evaluar:
1. Los procesos del desarrollo de los niños y niñas.
2. El proceso educativo en su conjunto
3. La propia practica del educador y de la comunidad en la ludoteca
Ha de existir siempre una evaluación inicial que posibilite hacer un diagnóstico
de cada niño y por extensión de todo el grupo, y una evaluación final, las formas
de control de la consecución de los objetivos, puede hacerse de varias formas:
1. La observación: constituye el medio principal en estas edades mediante el
cual el educador detecta y comprueba los resultados de la acción
pedagógica.
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2. Las preguntas: se realizan en todo momento de la actividad pedagógica, el
juego, la realización de los procesos de satisfacción de necesidades
básicas (alimentación, aseo, cambio de ropas).
3. La revisión de los trabajos de los niños: en el dibujo, el modelado, la
construcción, el trabajo manual, entre otros productos de la actividad.
4. La creación de situaciones pedagógicas: dirigidas a comprobar un rasgo, un
comportamiento, la formación de un valor, lo cual exige determinar a priori
los objetivos a evaluar, la organización de condiciones que respondan
realmente a dicho objetivo, y el propiciar el comportamiento que se desea
evaluar.
5. La aplicación de instrumentos y pruebas especiales: en la evaluación final
siempre y cuando se considere necesario
El currículo de la primera infancia requiere, para una eficaz puesta en práctica
y la consecución de los logros que pretende alcanzar en los niños, de una
atmósfera propia, y de las posibilidades de que el educador pueda atender a todo
el grupo, y a cada niño en particular, durante la realización de las actividades
pedagógicas.
Para una adecuada educación se debe contar con un pedagogo (el pedagogo
se enfocará a lo educativo) y un asistente (se enfoca a necesidades básicas:
sueño, aseo, cambio de ropas, alimentación).
A la educación de la primera infancia le corresponden dos tareas u objetivos
generales y fundamentales que constituyen la base esencial sobre la que puede
lograrse todo el posterior desarrollo. Estos son:
1. Lograr en cada niño el máximo desarrollo que su naturaleza le permite.
2. Alcanzar, como consecuencia de lo anterior, la maduración necesaria para
un aprendizaje escolar exitoso.
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NIDUK
“Formando seres humanos íntegros y competentes”
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