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LA PSICOMOTRICID RELACIONAL

EN LA ESCUELA INFANTIL (NIVEL INICIAL)


Autores: Inmaculada Espinal Gómez y Rocío Regueiro Gómez.
MADRID. ESPAÑA.

RESUMEN:

Pelotas, telas, cajas, bloques, colchonetas, etc. son algunos de los objetos con los
que los niños se actúan en psicomotricidad relacional. Cuando los pequeños
no tienen adquirido el lenguaje, la forma de comunicarse es a través de su
cuerpo, de sus movimientos. La psicomotricidad relacional permite que se
expresen en un entorno seguro, potenciando su expresividad corporal. Bernard
Aucouturier define la expresividad motriz como el "modo de ser de cada
uno”, la manera particular de la persona de relacionarse con los demás y
con el mundo que les rodea. Este es el pilar del que partimos para llevar
a cabo nuestro proyecto, cuyos objetivos son que el niño/a descubra su
cuerpo y su capacidad de movimiento; aprenda a relacionarse de diversas
maneras con los objetos tiene a su disposición y desarrolle su capacidad
para comunicarse.
Partimos de la premisa de que es importante disfrutar del placer del
movimiento para luego
poder disfrutar del placer de pensar y aprender. La psicomotricidad es
una técnica que facilita un espacio y un tiempo a los niños y niñas
donde poder ser ellos mismos y potenciar así su desarrollo global (motor,
cognitivo y emocional), a través del movimiento libre y siempre respetando
sus propias capacidades y ritmos.

PALABRAS CLAVE: Expresividad motriz, descubrimiento del cuerpo, relación


con los objetos y el entorno, libertad, pensamiento, creatividad y
comunicación.

I. INTRODUCCIÓN
¿Por qué la psicomotricidad relacional y no la dirigida? Simplemente porque se
trabaja de forma global el cuerpo y no de manera analítica. No se parte
de ideas preconcebidas, obtenidas mediante evaluaciones, sino que se deja al niño
actuar para conocer sus necesidades más profundas y hacerlas evolucionar desde el
placer sensorio motriz. La acción tiene un carácter
expresivo dando importancia a la creatividad, no se trata de dirigir y mecanizar el
movimiento hasta hacerlos eficaces Son los niños y niñas los que deben descubrir
sus potencialidades corporales, concebir nuevos movimientos y expresar sentimientos y
emociones. El cuerpo está al servicio del movimiento y de la expresión corporal. Se
desarrollan las nociones espaciales y temporales para la construcción de ideas más
abstractas y complejas. Los contenidos motrices se convierten en el medio para
lograr el desarrollo de la comunicación, del pensamiento y la creatividad. Convencidos
de que la psicomotricidad relacional ayuda al desarrollo global del niño, nosotros
llevamos a cabo el desarrollo de este proyecto en los tres niveles educativos del
Primer Ciclo de Educación Infantil y a lo largo de todo el curso escolar.

II. DESARROLLO DE LA EXPERIENCIA


Para realizar los encuentros de psicomotricidad relacional, contamos con un espacio único, la
sala de psicomotricidad, un espacio seguro y de proporciones adecuadas para la
actividad. En ella se encuentran dispuestos todos los materiales que serán utilizados
por los niños, tales como, pelotas, cajas, cuerdas, colchonetas, módulos de diferentes formas
y tamaños, bloques, etc. y que previamente disponemos aquellos que se van a utilizar
en cada sesión antes de que los niños y niñas lleguen a la sala y de ellos
depende que las sesiones se prologuen en el tiempo. La psicomotricidad relacional es una
actividad que realizamos sistemáticamente en nuestro horario semanal. Las sesiones
se desarrollan semanalmente, con un tiempo estimado de treinta minutos
aproximadamente, aunque, como es natural, todo depende de los más pequeños, en realidad son
quienes van a disfrutar de ese tiempo.
Por ello cuidamos con mimo cada una de los encuentros que diseñamos y llevamos a cabo cada
vez que nos encontramos la

El educador prepara el material de la sesión de psicomotricidad relacional antes


de que lleguen los niños y niñas. Su labor es fundamental en el correcto desarrollo
de la actividad porque su intervención ayuda a la evolución global del niño.
El educador debe ser “un espejo de placer”. Los acompaña y reproduce las
acciones de los niños y niñas con la palabra o su propio cuerpo. Mediante esta
expresividad reconoce lo que los pequeños hacen. Su mirada debe ser periférica,
todos tienen que sentir que son observados.
En este caso presentamos el material para un grupo de 14 niños y niñas de
1---2 años.

Se trata de parte de la actividad, en la que el niño a través del juego manifiesta


libremente su expresividad psicomotriz. Su actividad es espontánea, es la manera de
formar su imagen corporal y su identidad. El niño vivirá situaciones de equilibrio,
desequilibrio, tensión, distensión, caída, balanceos, giros, ruptura tónica... todo ello libera su
emoción y ayuda a su coordinación global y a su maduración tónico---emocional. Vive
con plenitud su expresividad y se manifiesta sin miedo a ser rechazado. Se mueve
simplemente por el placer del movimiento. Son los niños los que deciden lo que
van a realizar con los materiales que se encuentran dispuestos a su alcance.
En la última parte de la sesión, el educador irá anunciando a los pequeños de
la cercanía del final de la actividad y esperará a que poco a poco los niños
y niñas vayan ayudando a recoger los elementos empleados y se vayan situando
en corro. Una vez concluida, se dará paso a la asamblea final. Es el momento de
la representación de lo que han vivido mediante cuentos y canciones, en el caso de este
grupo de niños y niñas de 1---2 años, al no contar todavía con la comunicación
verbal necesaria para hacerse entender de forma. A partir de los 2---3 años, se hace
de forma gráfica y oral, entre otras, al tener ya suficientemente desarrollado el lenguaje
oral, pudiendo ellos mismos contar sus vivencias y experiencias de la propia sesión
tales como situaciones de juego, de conflicto, de cooperación, etc.
III. CONCLUSIONES
En todos los encuentros se ven progresos de los niños en su evolución motriz, y cada
día de sesión los niños nos sorprenden con nuevos movimientos u otras creaciones
diferentes a sesiones anteriores. Por otro lado, por sí mismos aprenden a vencer sus
miedos y a proponerse diferentes retos en cada sesión, como: subirse a la estructura
fija, saltar de una colchoneta a otra, mantener el equilibrio...
Como educadora, es muy gratificante observar en cada una de las sesiones cómo
los niños progresan en su desarrollo, mejorando su autonomía, su autoestima, su pensamiento
operatorio, la cooperación que se crea en el grupo. El papel del educador es el de
acompañar, asegurar y nombrar las acciones, seguridad su desempeño, favorecer la iniciativa
respetando al niño y sus procesos sin forzarle, nunca juzgar sus acciones y fomentar
el autocontrol y la espera.
La psicomotricidad relacional aporta a los niños un mundo de sensaciones y vivencias que
supondrán “un granito de arena” en su desarrollo y, por lo tanto, su maduración.

Por ello nos parece una actividad vital y que debe estar incluida de manera
inamovible en el horario semanal de una escuela infantil como en la que nosotros
llevamos a cabo nuestra labor educativa.

IV. BIBLIOGRAFÍA

Aucouturier, B. (2004): Los fantasmas de acción y la practica psicomotriz. Editorial Graó.


Barcelona.
Pinker, E. (1984): Moverse en libertad. Editorial Narcea.

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