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Grecia

Para comprender el mundo artístico griego, hay que partir de la culturas desarrolladas en las

Islas Cícladas y en torno a Troya en el tercer milenio antes de Cristo y que se denomina creto-

micénica, debido a que es en la isla de Creta y en el Peloponeso, en Micenas concretamente

donde alcanza su mayor desarrollo ya en el segundo milenio antes de nuestra era. El arte
griego propiamente dicho se inicia a principios del primer milenio a. C., momento en el cual los
dorios se asientan en la Península y provocan paralelamente el desplazamiento de anteriores

emigrantes hacia las islas del Egeo y el Asia Menor (la Jonia).

Los nuevos habitantes de este territorio vivirán compartirán la vida en ciudades-Estado

independientes (polis), muchas veces rivales entre sí, con diversas características comunes:
una estructura social jerarquizada, con importante base esclavista, un desarrollo económico y

comercial, y un sistema de pensamiento basado en el racionalismo, el antropocentrismo y la

búsqueda de la belleza ideal. Estos aspectos se van a manifestar en el arte en lo referente al

equilibrio de proporciones tanto en la arquitectura —los órdenes clásicos— como en las artes

figurativas —aparición del canon o modelo perfecto, el estudio de la anatomía y la


preocupación

por el carácter narrativo de las historias narradas en frisos o frontones.

El arte creto-micénico

La cultura cretense está en estrecha relación con las culturas orientales, en especial con la

egipcia y la mesopotámica, y es patente su influencia recíproca, sin duda por la relación

comercial existente entre estos pueblos. Entre sus manifestaciones artísticas, destacan los

palacios cretenses y las construcciones micénicas de carácter defensivo y funerario. Entre


obras de esta época podríamos citar el palacio cretense de Knossos, que representa la
plasmación de la forma de vida de los primeros habitantes de la isla, las casas de Akrotiri en
Thera, en la cerámica como la de Pithos en Cnosos o la escultura y orfebrería con el saltador de
toros y las Diosas de las serpientes.

Arcaico

Del siglo VII a.C HASTA 480 a.C. En relación al contexto histórico-cultural, este periodo artístico
deriva del asentamiento de la cultura doria, de la organización de las polis, del transito de un
régimen monarquico hacia los modelos de aristocracia o tirania, incluso pre-democracias; en lo
cultural, al ser la aristocracia la única cliente de obras de arte en las obras su moral
aristocrática y su sentido agonístico de la vida; reflejo de ello son las heroicas esculturas de los
Apolos o Kuros, la oposición entre lo apolíneo y lo dionisiaco y la atención prestada a los
principios de la filosofía milesia, relacionada con la búsqueda del orden. En esta época se
desarrollara el orden dorico en Grecia Continental y Magna Grecia, mientras que el jonico se
reduce a Asia Menor, el dorico se aplicaría a templos sencillos Destacan los templos de
Segesta, Agrigento, Paestum y Selinunte. Con respecto a la escultura las dos características
principales de esta etapa serian el predominio de la figura humana y el mantenimiento de los
convencionalismos del arte egipcio. Los jóvenes o kouroi aparecerán desnudos mientras que
las muchachas o korai se presentaran vestidas, podríamos citar el Moscoforo, el Kuros de
Sunion, el Jinete Rampin o el Kroisis de Atenas.

Clásico

En relación al contexto histórico-cultural entre el 450 y el 430 a.C. Atenas vive un momento de
esplendor con Pericles a la cabeza, que se manifesta en el plano político con la democracia,
dándose cita en Atenas los mas importantes, filósofos, intelectuales y artistas. La posterior
Guerra del Peloponeso acabara con ello, y culminara con la ocupación espartana en el 404 a.C.
Influiran en el arte el nuevo racionalismo sofista y la idea protagorica de que el hombre es la
medida de todas las cosas. En la arquitectura podríamos destacar el Partenon, gran obra del
primer periodo clásico, edificio-simbolo del triunfo de la democracia ateniense de Pericles y de
la concentración de grandes artistas como Ictinos, Calicrates, Mnesicles y Fidias. Templo
octástilo, peristilo y dorico en su mayoría, se concentraba en la acropolis junto a las
monumentales puertas de Mnesicles o propileos. Además podríamos citar los otros dos
templos mas característicos que completaban la acrópolis que fueron el templo de Atenea
Nike y el Erecteion. Con respecto a la escultura podríamos citar el Friso de las Panateneas que
ocupa el borde alto de la pared externa de la naos y en que se represento a los propios
atenienses en un espacio tridimensionalmente destinado a los dioses y semidioses. También
de Fidias fueron distintas estatuas dedicadas a Atenea. Policleto seria el mas destacado de los
escultores del s. V, siendo recordado como el maestro de la Symmetria, tanto el Doriforo como
el Diadoumenos son clara muestra de su canon y de su sentido del ritmo. Por ultimo,
citaríamos a escultores como Scopas (Menade, Meleagro), Praxiteles (Hermes con el niño
Dionisos, el Apolo Sauroctono y la Afrodita de Cnido) o Lisipo (Apoxiomenos).

Helenistico

La aparición del Imperio de Alejandro Magno, y mas tarde la instalación de los grandes reinos
helenísticos, trastornaron el orden político y económico en el que había surgido la civilización
griega, pero a cambio se instauro en todo el mundo conocido una comunidad cultural sin
precedentes, la Koine, en la que se fundiran las aportaciones de todas las grandes civilizaciones
asiaticas bajo el signo de la cultura helénica.

El arte griego va a fragmentarse en este momento en multitud de escuelas y focos cada uno de
los cuales con características propias que rompen definitivamente con la unidad que había
caracterizado a las manifestaciones artísticas del clasicismo. Con respecto a la arquitectura
podríamos destacar que permanece fiel a la tradición y los ordenes, aunque estos pierden su
rigidez canonica tradicional y pueden mezclarse superpuestos en un mismo edificio. Gran parte
de las manifestaciones artísticas de la ciudad helenística obedecían a un propósito político: la
exaltacion de la gloria y el poder del monarca, esto es visible en las obras de los Monarcas de
Pergamo Atalo II, Atalo IV y Eumenes. Además podríamos citar la Linterna de Lisicrates o el
Mausoleo de Halicarnaso. La escultura alcanza una de sus cumbres de todos los tiempos
dominando el naturalismo. En los temas abunda el desnudo y el retrato. Las obras son
anónimas porque se trabaja en equipo, dando origen a la formación de escuelas, cuyos rasgos
comunes son una composición con predominio de las formas piramidales y los movimientos
desarrollados en espiral, que obligan al espectador a girar en torno para poder apreciarla en su
totalidad, una temática naturalista perdiendo interés los antiguos dioses y ganando el tema de
la presencia de la vida cotidiana. Como obras podríamos el monumento a Atalo I con sus galos
moribundos, la Victoria de Samotracia, el grupo de Toro Farnesio o el Torso Belvedere.

Roma

El arte romano, entendido como producto de la mentalidad romana estaba ya plenamente

formado a finales del siglo I a. C. y se mantuvo hasta finales del siglo IV con la llegada de las

invasiones bárbaras. Se asienta sobre dos grandes pilares en un ejercicio de perfecto

sincretismo, de tal manera que el legado romano constituirá una base cultural uniforme entre
los pueblos de Europa hasta el desarrollo del arte románico.

Los dos pilares culturales que constituyen el sustrato del mundo romano son

El mundo griego: del cual toman la estatuaria (tanto temas como técnicas) y la

arquitectura. En especial, los tres órdenes clásicos (a los que añadirán el toscano y el

compuesto), la estructura de los templos y el teatro como edificio principal relacionado

con el espectáculo.

Etruria: imprime el culto a los antepasados, la estatuaria de bronce o la utilización del

Arco de medio punto en la arquitectura. Por lo que a aspectos plásticos se refiere en torno a

finales del siglo V a.c. hace sus aparición en el seno del arte funerario el relieve

conmemorativo, con acercamiento a la personalidad de los difuntos, lo cual le aproxima a

otro de los grandes temas escultóricos del mundo romano: el retrato

A estas aportaciones, los artistas romanos añaden una serie de elementos propios que

convierten el arte romano en original y lo alejan de las concepciones simplistas que lo

consideran en una mera copia del arte griego. En primer lugar, el carácter militar de Roma hará

prevalecer en sus construcciones la utilidad frente a la belleza abstracta y formal que había

caracterizado al arte griego. En segundo lugar, la estrecha relación que va a existir entre la
obra

de arte y el grupo de poder, la clase dominante que la encarga, la financia, la utiliza y la pone a

su servicio para, con ella, exaltar su poder y mostrar su magnificencia. Se explican así los

grandes edificios para espectáculos, los arcos de triunfo y las columnas conmemorativas que

exaltan y recuerdan al mundo el poder de los emperadores.

Entre obras del arte romano podríamos citar la Columna Trajana de Roma, el Ara Pacis, el
Acueducto de Segovia, la estatua ecuestre de Marco Aurelio o la cabeza de Constantino.

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