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Geométrico (siglos IX y VIII a. n. e.); hay muy pocos datos del periodo
anterior, conocido como Edad Oscura, a la que precedió el arte de
las civilizaciones prehelénicas (arte cicládico, arte minoico y arte micénico)
Orientalizante (final del siglo VIII y comienzos del VII a. n. e.)
Arcaico (siglos VII y VI a. n. e.), en la decoración pictórica de la cerámica se
caracteriza por las figuras negras.
Severo (finales del VI y comienzos del V a. n. e.), en la decoración pictórica
de la cerámica se caracteriza por los vasos bilingües.
Clásico (siglos V y IV a. n. e.), de las Guerras Médicas al reinado
de Alejandro Magno, en la decoración pictórica de la cerámica se caracteriza
por el uso de las figuras rojas, que se prolonga en el periodo posterior.
Helenístico (final del siglo IV y siglos III y II a. n. e.), prolongado por el arte
romano a partir de la conquista romana de Grecia (146 a. n. e.).
Arquitectura
La arquitectura griega fijó las formas del templo, que se fue desarrollando en
las acrópolis o ciudadelas elevadas de cada ciudad; así como en los santuarios
panhelénicos. Los propiamente panhellénikós "de todos los griegos",
celebraban juegos "contienda", "desafío", "disputa", donde competían atletas y aurigas
en representación de sus polis, en una sublimación de la violencia en lo sagrado que
convertía a los vencedores en héroes o semidioses, por lo que adquirían el derecho a
ser representados en estatuas; y acumulaban riquísimas ofrendas, guardadas en
lujosos edificios, levantados a costa de cada polis (los thesaurós).
Aunque había muchos otros juegos en honor de otras divinidades o en otras polis
(como los Panatenaicos de Atenas), se destacaban cuatro, no por el premio ofrecido
(unas olivas, o una corona de hojas de laurel), sino por el prestigio que daba la
concurrencia periódica (cada dos o cuatro años) de gentes de toda la Hélade: el de
Apolo en Delfos (donde se celebraban los oráculo de Dodona), el de Zeus en
Olimpia (del que solo quedan ruinas, donde se celebraban los Juegos Olímpicos), el
de Poseidón en Istmia (del que solo quedan los cimientos, donde se celebraban
los Juegos Ístmicos) y el de Zeus en Nemea (del que quedan unos restos de época
helenística, donde se celebraban los Juegos Nemeos). Sin ser
estrictamente panhelénicos, también alcanzaron un enorme prestigio en toda la
Hélade otros santuarios: el de Hera en Samos (Heraion, el primer gran ejemplo
de orden jónico -Reco y Teodoro de Samos, donde se celebraba
la eclesiástica hierogamia) o el de Artemisa en Éfeso (Artemision, el segundo gran
ejemplo del orden jónico, que entró en el catálogo de las siete maravillas del mundo.
La lista de los templos importantes (templo de las Musas en Helicón -de hecho, todo
el monte Helicón estaba dedicado a ellas, al igual que el monte Parnaso, pero de un
modo más tangible a la forma en que el monte Olimpo lo estaba a los principales
dioses-, templo de Démeter en Eleusis, templo de Apolo en Dídima, templos de
Poseidón -en Halicarnaso, en Ege, en Calauria, en Atenas-, templo de Artemisa -en
Carje, en Esparta-, templos de Afrodita -en Cnido, en Lindos, en Citerea-, templos de
Hermes -en Imbros, en Samotracia, en Lemnos-, templos de Hera -en Micenas, en
Argos, en Figalia, en Esparta-, templo de Ares en Esparta, templos de Dionisos -en
Naxos, en Chios, en Atenas-, templos de Asclepio -en Cos, en Epidauro, que
alcanzarían mucho mayor prestigio en épocas posteriores-), algunos de ellos formando
una relación espacial definida, como el "Triángulo Sagrado" entre el Parthenón (templo
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Triglifos y metopas del friso del Templo C de Selinunte, dedicado a Poseidón. Hacia 580 a. C. Las
esculturas representan el carro de Helios, la decapitación de Medusa por Perseo
Los tres órdenes clásicos. Los órdenes son estilos arquitectónicos canónicos con los que, en la
arquitectura griega y romana clásica, se intentaba lograr edificios de proporciones armoniosas en
todas sus partes.
Escultura
Influenciada por la egipcia, se caracterizó por rasgos originales, como la sonrisa
eginética o arcaica (llamada así por exhibirse en la figura de un famoso guerrero
moribundo del Templo de Afaia en Egina); que se fueron transformando, al final del
periodo (últimas décadas del siglo VI y primeras del V a. C.), en un estilo de transición
al clasicismo denominado estilo severo, estimulado finalmente por la necesidad de
renovar la decoración escultórica de los templos destruida durante la invasión persa.
Las figuras masculinas (kuroi) y femeninas (korai) podían representar tanto a seres
humanos como a dioses, muestra de la antropomorfización de estos y de la elevación
al rango semidivino o heroico de aquellos (particularmente, del prestigio que
alcanzaban los vencedores en los juegos panhelénicos).
Las primeras esculturas eran de madera, representaciones muy simplificadas del
cuerpo humano adaptadas a la forma cilíndrica del tronco de un árbol. Fueron
sustituyéndose por figuras talladas en mármol (especialmente prestigiosa fue la
cantera del Pentélico) y las fundiciones de bronce. Dada la posibilidad de reutilizar
este material tan caro, han sido muy pocas las que se han conservado. De mucho menor
coste eran las figurillas de terracota, que se producían a escala industrial, mediante
moldes.
Además de las posibilidades texturales que ofrecen los distintos materiales y técnicas
de acabado, aprovechadas de forma limitada en la época arcaica, fue
la policromía aplicada sobre las esculturas la que las dotó de luminosidad y sensación
de vida. Los antiguos griegos no hubieran concebido que una escultura se dejase sin
pintar, la considerarían imperfecta o inconclusa. Incluso la inevitable pérdida de los
colores por el paso del tiempo, que el gusto romántico considera un incremento del
interés estético, era considerada como un deterioro esencial
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Kuros hallado en Merenda. Hacia 540-530 a. C. Al fondo, una figura de esfinge similar, pero a escala
reducida, a la que como ofrenda de Naxos se levantaba sobre una monumental columna jónica en el
santuario de Delfos
Cerámica y pintura
Tras un inicial periodo geométrico (siglos IX y VIII a. C.), al que siguió un período
orientalizante (siglos VII y primera mitad del VI a. C.) en el que se detecta la
influencia asiria y de otras civilizaciones del Antiguo Oriente (por la importancia y
difusión que alcanzaron en esta época los talleres de Corinto se habla de estilo
protocorintio); la cerámica griega fue evolucionando sus formas, que hacia el final del
siglo VI a. C. alcanzaron un alto grado de refinamiento expresivo, respondiendo a un
amplio conjunto de necesidades refinadas de la vida cotidiana de las clases altas, y a
la demanda de productos de lujo fácilmente exportables a todo el espacio
mediterráneo, e incluso a lejanos lugares en el centro de Europa.
La producción en muchas de las colonias fundadas en esos siglos fue tan importante
como la de las metrópolis. Además, la influencia de la cerámica griega se dejó notar en
la producción local de los pueblos indígenas, especialmente en la cerámica
etrusca (que tiene tipologías verdaderamente sincréticas, como es el caso de la hidria
ceretana o hidria de Caere) o en la cerámica ibérica.
Se aprovecharon extensamente las posibilidades que las distintas tipologías de
vasos daban en ciertas partes de su superficie (fondos de las copas, vientres y cuellos
de las ánforas, etc.) para ejercer como soporte para la pintura griega, que se expresó
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Fresco que representa un simpósion, en la Tumba del nadador. Hacia 480 a. C. Los concurrentes, sin
abandonar su posición reclinada, se dedican al juego, consistente en acertar a un blanco lanzando vino
con el kílix) o a los placeres de la paiderastía
Pintura
Los griegos, como la mayoría de las culturas europeas, consideraban la pintura como
una de las formas más altas de arte. Las obras de Polignoto de Tasos, que trabajó en
el siglo V a. C., seguían siendo admiradas incluso 600 años después de su muerte,
como después ocurrió con las de Leonardo da Vinci o Miguel Ángel, sin embargo en
este caso no solo no se han conservado ninguna de sus obras sino tampoco ninguna
reproducción.
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El Arte Romano
Arco de Tito, construido en el siglo I para conmemorar las victorias de este emperador sobre Judea.
En general, fue utilitario. Tendía a expresar la idea de Roma como centro del
mundo y a exaltar el poder del Estado romano.
Su gran influencia griega, que se inició a partir del contacto de Roma con las
ciudades griegas instaladas en el sur de Italia, se intensificó con la conquista
de los reinos macedonios.
La mayoría de los artistas que trabajaban en Roma eran griegos y los
coleccionistas adquirían o hacían copiar esculturas de ese origen.
Alcanzó su máximo desarrollo a partir de la constitución del Imperio, bajo el
reinado de Augusto, en el año 27 a. C. Entre las clases altas se desarrolló un
intenso consumo de obras que estimuló el comercio artístico.
Se destacaron de su arte la arquitectura y la escultura. En ambas disciplinas los
romanos introdujeron nuevas tipologías y géneros.
Simultáneamente al arte estatal y monumental, existió un arte popular que se
manifestó en los relieves de las tumbas. Estos relieves muestran un gusto por
la representación minuciosa de situaciones de la vida cotidiana.
Arquitectura romana
La arquitectura romana es la disciplina en la que mejor se manifestó el poder del
Estado, a través de la construcción de grandes obras para uso público. También es la
que ha quedado mejor documentada. No solo perduraron numerosas construcciones,
sino que se conserva un tratado teórico, De architectura, escrito por Vitruvio en el siglo
I a. C.
La arquitectura romana se caracteriza por:
El uso del arco de medio punto y, como derivación, la bóveda de cañón
corrido y la cúpula.
El empleo de hormigón (también llamado mortero) y el elaborado uso de
ladrillos de distintas formas.
La incorporación del diseño de amplios espacios interiores.
La planificación del espacio urbano.
El desarrollo de nuevas tipologías arquitectónicas.
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Tipologías arquitectónicas
Algunas de las tipologías arquitectónicas que introdujeron fueron las siguientes:
Anfiteatro: edificio cerrado de planta elíptica, ideado para realizar
espectáculos públicos, como las luchas de gladiadores.
Basílica: amplio espacio cerrado ubicado en los foros de las ciudades
importantes, donde se realizaban actividades judiciales y comerciales. Luego
de la caída del Imperio romano, esta tipología dio lugar a las iglesias
cristianas.
Circo: pistas para carreras de carros de caballos, con graderías para el
público. Son los antecedentes de los hipódromos actuales.
Termas: edificios con una función similar a la de los clubes actuales. Tenían
baños públicos, salones para realizar deportes, bibliotecas y salas de
reuniones.
Arcos de triunfo: estos arcos, cubiertos de relieves conmemorativos,
reproducían las puertas de acceso a las ciudades y recordaban las hazañas de
los generales victoriosos.
También fueron característicos de la arquitectura y la ingeniería romanas la red de
caminos, los puentes y acueductos que se construyeron por todo el territorio del
Imperio.
Escultura romana
La escultura romana, especialmente a partir del Imperio, importó los modelos griegos,
pero los adaptó a su propia concepción del mundo, más concreta, realista y práctica.
Se caracterizó por la introducción de dos géneros: el retrato y relieve narrativo.
El retrato escultórico atravesó diversas etapas estilísticas: en el período republicano
eran más rígidos y austeros; luego, tendieron a la idealización de los personajes en
los primeros años del imperio y hacia el final adoptaron rasgos más expresivos. A
pesar de esas diferencias, los retratos siempre buscaron reproducir de manera
naturalista los personajes que representaban.
Los relieves narrativos son verdaderas descripciones históricas realizadas sobre la
piedra. En general, representaban las glorias militares de los emperadores y generales
y se desplegaban en altares, arcos de triunfo, columnas conmemorativas y tumbas.
Pintura romana
La mayor parte de la pintura que sobrevivió de la antigua Roma es mural y procede
de la ciudad de Pompeya. Estos frescos quedaron preservados cuando la ciudad fue
sepultada por las cenizas de la erupción del Vesubio, en el 79 d. C.
A partir de esos hallazgos, los investigadores establecieron cuatro estilos de pintura
mural pompeyana:
Primer estilo: las paredes se pintaban imitando placas de mármol de colores.
Segundo estilo: se simulaba un espacio exterior, como si la pared no existiera.
A veces también se incluían personas o escenas.
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Representación del rey Penteo a punto de ser destrozado por las ménades, fresco romano de la casa de
los Vetti.