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NEUROEDUCACIÓN

NEUROGENÉTICA EN LA EDUCACIÓN

KINDFULNESS | NIVEL BÁSICO | MÓDULO 5


I. INTRODUCCIÓN

La neurogenética estudia el rol que desempeña la genética en el funcionamiento


del sistema nervioso. Considerando características neurales, como los fenotipos, y
basándose principalmente en la observación de que el sistema nervioso de los
individuos, incluyendo aquellos que, perteneciendo a la misma especie, pueden no ser
iguales.
La neurogenética es la unión de la neurociencia y la genética. En esta unidad, nos
centraremos en cómo esta ciencia puede afectar y ayudar a la neuroeducación. Cómo
las mutaciones genéticas podrían ocasionar una serie de efectos colaterales sobre lo
que es la calidad de vida del individuo. Las enfermedades neurológicas que afectan a
niños y adolescentes, en áreas como su comportamiento y su personalidad, son
estudiadas dentro de la neurogenética, ciencia que aparece a mediados del siglo XX y
que hoy en día es un campo muy avanzado en la investigación.
¿Qué debemos saber cómo docentes, padres, profesores y educadores sobre el
cerebro que todavía no hemos aprendido? ¿Qué nos permitirá poder enseñar de
manera eficaz? En esta unidad vamos a abordar el estudio de las 11 claves
fundamentales que nos permitirán mejorar nuestra labor educativa.
Hablar de claves del cerebro en materia de neurociencia es hablar de inteligencia,
de comportamiento, de cómo actúan nuestras hormonas, emociones y problemas
para interactuar, de cómo resolvemos los problemas y de cómo estos afectan a
nuestros procesos cognitivos (los traumas).
A veces, a un cerebro inmaduro se le pide que actúe con madurez. Es interesante
conocer qué partes del cerebro están maduras en cada etapa, y tomar consciencia de
que estudiar las funciones del cerebro es imprescindible para ser un buen docente y,
por extensión, un buen padre.
Existe toda una ciencia, la neuroeducación, que se encarga de enseñarnos esto.
Teniendo en cuenta la pedagogía, la psicología y la neurociencia, aprenderemos a
conocer el cerebro ya que lo vamos a ir desarrollando a lo largo de este máster, ya sea
desde la inteligencia, memoria, atención o genética. Porque las propiedades de la
neuroplasticidad del cerebro nos permiten sacar conclusiones para nuestras aulas.
Toda esta unidad forma parte del marco teórico de las neurociencias, una materia
fascinante, pero también contiene una parte de aplicación práctica que busca
averiguar autocuestionándonos cómo enseñamos. Todo ello buscando lo que en
neurociencia se conoce como un aprendizaje centrado en las competencias aplicado
a los procesos.
En el aula no se aprende, solo se enseña. El aprendizaje se hace fuera del aula.

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1.1. Objetivos

a) Conocer la neurogenética.
b) Saber la relación entre neurogenética y neuroeducación.
c) Aprender y aplicar las 11 claves para el aprendizaje según la neurociencia a la
hora de modificar conductas.

Figura 1. ¿Qué necesita el cerebro para aprender?

Fuente: www.Mindweb.com
Inclusión en este contexto se refiere a un sentido de pertenencia a un grupo en el
que un estudiante se siente valorado y comienza a construir resiliencia. Estudiantes
recipientes tienen mayor éxito, competencia social, empatía, capacidad de respuesta
y habilidades de comunicación. También demuestran una mayor flexibilidad,
autorreflexión y capacidad de conceptualizar de manera abstracta en la resolución de
problemas.

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II. NEUROGENÉTICA EN LA EDUCACIÓN

La neurogenética surge gracias a los descubrimientos aportados desde la biología


molecular y la genética y la necesidad de comprender qué relación existe entre los
genes, la conducta, el cerebro, los trastornos neurológicos y ciertas enfermedades.
Esta ciencia, que comenzó poco a poco en 1960, ha llegado a nuestros días gracias a
la investigación de Seymour Benzer, considerado el padre de la neurogenética.
S. Benzer fue uno de los científicos más reputados en el ámbito de la genética
comportamental. (Simon Benzer. Time, love, memory Pullitzer Laureate 1999)
Pese a encontrarse una gran oposición científica en sus inicios, supo hallar la
manera de superarse y avanzar. Fue biólogo en el California, en el Institute of
Technology y realizó hallazgos sobre las claves de la estructura y función de los genes
que hoy se consideran fundamentales. Nunca ganó el Premio Nobel, pero fue
premiado múltiples veces a nivel internacional.
Cuando inició su camino en la investigación, los genetistas creían que los genes eran
unidades ensartadas en los cromosomas como si fuesen cuentas de una pulsera. Pero
S. Benzer sostuvo que cada gen tenía segmentos diferenciados y que estos podían
reunificarse con muchas combinaciones cuando dos individuos procreaban. Llego a
probarlo científicamente. Años más tarde, se demostró que el gen consiste en
múltiples pares de nucleótidos.
Su trabajo más conocido es “Cómo afectan los genes a la conducta”, en el que usó
la mosca de la fruta drosophila melanogaster como prototipo. Él y sus estudiantes
llegaron a aislar los genes de conducta de las moscas. S. Benzer fue famoso por su
frase: “Si haces preguntas estúpidas, a menudo obtienes respuestas increíbles”. La
neurogenética del comportamiento estudia los avances en neurociencia, en
tecnología de biología molecular y, sobre todo, en el proyecto genoma, que ha
permitido trazar el genoma completo del individuo. No solo los factores genéticos o
ambientales son los principales agentes responsables de la personalidad de una
persona. Por todo esto, la neurogenética puede ser de gran ayuda en la
neuroeducación, así que los investigadores continúan mapeando los genes para poder
abordar una cuestión sencilla de cómo se puede correlacionar los diferentes rasgos de
la personalidad con los genes.
Casi no tenemos evidencias de que la presencia de un solo gen sea el responsable
de expresar un estilo determinado en la conducta de un ser pero podríamos decir que
hay genes específicos que nos hace tener más predisposición a la visualización de un
tipo de comportamiento. Parece bastante evidente que los comportamientos o
conductas que tienen una base genética se deben más a las causas o los efectos de
múltiples genes, además de otros factores que regularían los niveles de los
neurotransmisores.

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La rabia, la ira o la agresión se deberían al menos a dieciséis genes diferentes,
muchos de ellos tienen influencia directa sobre los niveles de serotonina, dopamina y
otros aspectos de la estructura bioquímica de nuestro cerebro. Se han probado
resultados idénticos en alcoholismo, dependencias o impulsividad.
Ya que muchas características se han conservado a través de las especies de
generación en generación, ahora muchos laboratorios pueden determinar qué genes
específicos se relacionan con el comportamiento tanto en humanos como en
animales.
La neurogenética es un campo increíble dentro de la educación, sus áreas de
investigación no paran de crecer. Tratan tanto de procesos moleculares como del
estudio de las proteínas, neurotransmisores y plasticidad neuronal. Como resultado
de todo esto, ahora podemos llegar a tener una mayor comprensión de los trastornos
neurológicos y fenotipos específicos que están directamente relacionados con la
correlación directa de ciertas mutaciones genéticas.
Trastornos graves como la epilepsia, malformaciones, retrasos o el autismo, por
ejemplo, están vinculados a un gen mutado. En todo ser vivo, la neurobiología y su
neurogenética es muy importante, hemos de ser muy conscientes de que hay partes
en nosotros que no podremos modificar (como la genética) y que el aprendizaje es un
proceso de construcción consustancial vinculado con el mundo en el que vivimos.
Estudios clínicos muy recientes demuestran como niños autistas que han sido
diagnosticados e intervenidos tempranamente sufren menos y aprenden mejor
(Richard Davidson. On Children with Autism. Brain World Magazine. Agosto 2016) Por
tanto, es clave que el entorno sea consciente de la genética del sujeto para seguir
trabajando con el sujeto. El aprendizaje depende mucho del entorno y de las
memorias que tenemos asociadas a este desde tan solo unas horas después de nacer.
Porque los primeros años del acelerado proceso de las neuronas se crean grandes
cadenas de memorias de emoción, sentimiento, conocimiento, información y
procesos de sinapsis en nuestro cerebro.
Está claro que durante ese periodo se sientan las bases sólidas del aprendizaje y,
por tanto, independientemente de la neurogenética a la que nos estemos
enfrentando, nada está escrito definitivamente por los genes porque, dentro de esa
escritura, está también la posibilidad de modificar pautas y patrones de conducta,
aprendizaje y visión de la experiencia. El periodo que mayor atención tenemos que
prestar es los primeros años, en los que se sientan las bases para una educación
óptima. Si estamos viendo que hay rasgos diferentes en la conducta, hay que
investigar, intervenir (no hay que temerle a la palabra) y prevenir, reducir, mitigar,
promover o activar las consecuencias proactivas o negativas de un entorno que podría
dañar al sujeto. Esto es fundamental para detectar síntomas que pudieran expresar
algunas alteraciones en los procesos cerebrales y mentales neurológicos que
impedirían el proceso normal del aprendizaje o la memoria.

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El medio o el contenedor donde el sujeto habita es todo. Si es estable, estimulante,
protector, constructivo y asertivo, el cerebro crece con unos pilares sólidos. Pero, si el
contenedor es castigador, adverso, estresante, etc., impedirá un normal desarrollo del
niño.
Por ejemplo, los mecanismos del estrés y la ansiedad disminuyen los procesos de
atención y motivación en el aprendizaje. Pero también perjudican los mecanismos
corticales neuronales de inhibición y su deterioro o retraso pueden generar
agresividad, impulsividad o ira reprimida. Más tarde, a lo largo de la vida, si el medio
los activa, estos se activarán, pero, si el sujeto logra identificarlos y trabajar sobre
ellos, podría revertirlos fácilmente.
La idea de esta unidad en neurogenética de la neuroeducación es remarcar la
necesidad de detectar en el sujeto los déficits que pudiera haber y que afectaran a su
proceso de aprendizaje, e intervenir cuanto antes en esas conductas para modificarlas
en la medida de lo posible lo más temprano que se pueda. Un niño de cuatro o cinco
años ya no es temprano. Muchas sintomatologías se expresan antes de ser detectadas,
por eso es muy importante intervenir. Sabemos que existen tratamientos
conductuales que permiten revertir casos graves de ansiedad, estrés, déficits de
atención, hipermotilidad o autismo no severo y otros síntomas que se están
investigando.
Por tanto, los déficits potenciales que la neurogenética nos apunta no tienen que
ser un escollo para no tratar de rectificarlos a tiempo con tratamientos conductuales.
Si un niño ha nacido con bajo peso, o antes de tiempo, puede ver afectado su
rendimiento en el aprendizaje.
El cerebro guarda la información porque las hormonas salen en su ayuda, y se
encargan de grabar ese hecho. De esa forma, actúan con eficientes agentes del
aprendizaje. Se podrían inyectar a los alumnos unas hormonas determinadas para
aprender algo, pero es tremendamente peligroso. Esas hormonas también se inyectan
cuando se genera miedo. Recuerdo a mi profesor de matemáticas, era terrible. Solo
con entrar en el aula, yo me estremecía. Consiguió que de no gustarme nada las
matemáticas y las ciencias fuesen mis materias mejor puntuadas, pero a fuerza de
miedo. Mi cuerpo era un mar de sudor, contaba cada minuto de esa larga hora.
No estamos diciendo que os transforméis en eso. El cuerpo somatiza los procesos
de aprendizaje, cuando tiene miedo aparecen dos funciones: huir o rendirse. Como
los perros, cuando tienen miedo, se orinan. En estados de estrés o miedo muy
extremo, muchos niños se orinan, porque sienten terror.
La parálisis es un bloqueo del sistema simpático. Un alumno que directamente se
paraliza de miedo no encuentra más respuesta que rendirse. Lo normal es el ataque,
no la entrega. La entrega es un error del sistema, es mostrar lo más débil. Nadie lucha
así, cuidas de tu parte más débil. Cuando un alumno entrega lo más débil, es que está
dañado. Lo normal es que el alumno luche por su supervivencia, que proteste. Eso es
un signo de buena salud.
El cerebro está filtrando todo el tiempo, nos sirve, lo vemos, lo necesitamos. Y
todo ese proceso de consolidación lo realiza por la noche. Aprendemos durante el día

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y lo fijamos por la noche, por eso el sueño es tan importante en el aprendizaje. Un
alumno que no duerme, no aprende. Mientras dormimos, consolidamos, procesamos.
Si es muy fuerte, también puede hacerse durante el día, pero se necesita la noche.
Volvamos a las claves del aprendizaje, ¿cómo convencemos al cerebro de que la
información es importante? ¿Cómo logramos captar la atención de sus funciones
primarias fundamentales para aprender materias, asignaturas o conceptos? ¿Qué
hacer? No podemos quitar energía a la supervivencia, pero podemos hacer muchas
más cosas.

2.1. Las 11 claves para captar la atención en el aula

1. Haciendo el aprendizaje muy llamativo

¿Cuánto puedes hacer de llamativo un aprendizaje de matemáticas o ciencias? Esto


es muy importante porque necesitas atención para empezar a aprender. Nuestra
generación tecnológica es de colores, con sonidos, vibrante. Si el docente es un poco
antiguo y no comprende este fenómeno, va a ser más difícil. La naturaleza utiliza todas
las estrategias para llamar la máxima atención. Vemos muchas especies que hacen
todo tipo de estrategias para sobrevivir.
Llamar la atención de un alumno en el aula, especialmente si es un adolescente,
es agotador. Porque son seres que están tremendamente estimulados, llenos de
hormonas, con unas ganas tremendas de descubrir y explorar. Las clases clásicas no
les interesan mucho y, si les interesan al inicio, pronto dejan de interesarles. Porque
su cerebro tiene otros planes para ellos. La segunda función del cerebro era:
sobrevivir. La atención en el aula dura quince minutos en alumnos universitarios, en
jardín de infancia mucho menos. Cada quince minutos el cerebro de un alumno hace
introspección, revisa todos sus contenidos internos, sale al externo. Como un fiel
vigilante que guarda cualquier estimulo que pueda atentar contra la supervivencia.
Esto es un cerebro haciendo introspección. Si tienes un MP3 a todo volumen, no
puedes ver un coche en la carretera.
Si lo aferente es muy intenso, no hay introspección. Y la introspección es
imprescindible en el aprendizaje. La atención es cíclica, no es estable, tiene ondas.
Por eso hay que rescatarlos de donde se han ido. Porque como docentes también nos
estamos yendo del aula. Si no miramos directamente a los ojos del alumno, no lo
tocamos ni sentimos, también nosotros nos vamos. No duramos más de quince
minutos. Lo que hacemos con la clase es ponerla en modo automático. Ya la
conocemos porque la hemos dado mil veces. No estamos enseñando, estamos
lanzando información durante una hora. Eso no es aprendizaje.

Sabemos que no es fácil mirar a cincuenta alumnos a los ojos, tendemos a mirar al
que nos cae bien, al colaborador. Necesitamos conocer ese cerebro que se va cada
quince minutos, le preguntamos cosas, cambiamos el tono de voz. El profesor tiene
que ser muy participativo. Dejen como docentes de ser el centro, sean parte del
círculo. Porque si no van a fracasar, su tiempo será inútil. El culpable no es el alumno,

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es nuestra responsabilidad captar su atención. Su cerebro no puede guardarlo todo,
no tiene espacio y, si además está en una época en que sus hormonas viven un
momento intenso, es más difícil.
Hacer llamativo algo, hay que rescatar permanentemente al alumno. Preguntas,
visuales, auditivas…, usar todos los canales. Todo esto que estamos tratando es muy
lógico, al final nuestra motivación también está regulada por nuestros miedos. Cuando
tenía diez años, me encantaban las clases de gimnasia rítmica: daba saltos mortales,
anillas, potro, barra de equilibrio. Había ganado algunas medallas y creía sinceramente
que de mayor sería una gimnasta. Años más tarde, mi hija también se aficionó a la
gimnasia rítmica. Recuerdo un día que fui a verla saltar al potro y dar mortales, algo
que yo también había hecho de su misma edad. Pero mi lóbulo frontal había
madurado. No podía soportar que le pudiese pasar algo, pasé mucho miedo, viéndola
hacer algo que justamente yo mismo había hecho sin experimentar miedo.
¿Qué niño va investigar con miedo? El lóbulo frontal tiene que estar inmaduro para
que el alumno investigue todo y aprenda. Y esto no solo es aplicable como profesores,
sino también como padres. Tenemos que permitir que nuestros hijos investiguen y
aprendan porque así graban en su cerebro. Su capacidad de recuperarse es mayor a
la nuestra. El lóbulo madura en el momento que el cuerpo madura.
Para captar la atención en el aula necesitamos atención y motivación. La
motivación es cosa del alumno. Porque el adulto no estará en casa para decirles que
tienen que estudiar. Los padres trabajan y casi siempre no están, o no ponen límites.
Si la motivación no es fuerte, no avanzan. En nuestra generación, ni se nos ocurría
insultar al profesor, ni cuestionarle. Porque sencillamente nos echaban de la clase.
Pero primero ya hemos dicho, que ni se nos ocurría. De nosotros depende que presten
atención. Y, sobre todo, muchas veces estamos explicando una asignatura o materia
y no somos capaces de explicar en qué le beneficiará aprender esto, como cambiará
su vida si lo hacen. El cerebro recuerda lo que le conviene para su supervivencia, por
lo tanto, hay que hacer un trabajo de plantear las cosas de manera diferente.
El alumno busca motivación y nuestra pasión. Pasión que surge cuando contamos
para que te sirvió estudiar neurociencias o matemáticas, entonces nos convertimos
en un ejemplo motivador. Ellos comprenden que el esfuerzo tiene su premio, porque
somos la prueba. Esto es importante, el docente tiene que ser una fuente de recursos
vivientes, no tiene que temer usar ejemplos de su vida, que favorezcan la motivación.
Lo poco que aprendes va al hipocampo y, si es fundamental, lo sube a la corteza y
lo hace definitivo. El saber ocupa lugar, casi dos años. El primer aprendizaje está
entrecortado, se tiene que ir fijando.

2. Que involucre el cuerpo

Los trabajos prácticos son sagrados. Nunca es tarde para jugar. Si pasa el director y
nos ve jugando puede pensar qué estamos haciendo en clase. Estamos haciendo que
aprenda, aunque se rían. Estarse sentado la mañana no vale de nada y es hasta cruel.

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Vamos a tener que jugar con el aprendizaje, jugar implica cuestionar y
cuestionarse. Al cuestionarse, hay llamada de atención e involucración, y el cuerpo
responde. Eso es lo que queremos que pase. Tomar notas es sagrado, es obligatorio,
no optativo, porque cerramos el circuito del cerebro: aferente, eferente, respuesta.
Debemos mover las manos, caminar mientras se estudia, hacer ejercicios sencillos
de relajación (expansión de brazo, manos y dedos) ... Si la parte consciente presta
atención al cuerpo, fija mejor. La conciencia se fija donde hay atención, la mejor forma
de estudiar es caminando con el libro. Sé que es muy radical lo que proponemos, pero
se ha demostrado en muchos estudios clínicos que los estudiantes que practican
deporte y estudian tienen mejores rendimientos académicos que los que no practican
deporte. También se ha demostrado que aquellos estudiantes que fijan el aprendizaje
kinestésicamente tienen más probabilidades de acceder a él rápidamente.
La concentración es más baja sentados que en movimiento, caminar hace
mantener la atención. En la parte posterior del cerebro hay neuronas pequeñas que
irradian a todo el cerebro hacia la medula (encéfalo). Estas activan o modulan para
que te duermas. Se conectan con el oído y con este escuchamos y detectamos el
equilibrio, relación de la cabeza con el cuerpo. En el momento en que el alumno está
cansado, empieza a inclinarse y se acuesta. Cuando el órgano se inclina, se desconecta
y duerme. Por eso, no se puede estudiar en la cama o en el sofá. Dentro de esta región,
están estas conexiones con el oído que regulan el equilibrio, cuando estamos
saturados hacemos un apagón por saturación. Desde una posición sentada o estirados
es más fácil dormirse o dejar de prestar atención.
Si queremos que los alumnos presten atención, tienen que moverse cuando la
atención baja. Es mejor un alumno presente y estirándose que uno dormido. Por eso,
es bueno caminar o estar de pie, hacer pequeños estiramientos.
Expresar todo con el cuerpo, teatralizar, mimificar, dejar de darles clases, que se
pregunten unos a los otros. Las respuestas motoras son también preguntas. Por eso
hacer una serie de preguntas es muy bueno para mantener la atención del aula. Todo
eso son respuestas motoras. No estamos diseñados para estar más de una hora
sentados. Es un esfuerzo. Somos muy primates. El trabajo en grupo, por tanto, es
imprescindible porque implica movimiento y libera dopamina, un neurotransmisor
imprescindible para la fijación del aprendizaje.

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Figura 2. Minutos de atención durante la instrucción.

Fuente: Presentación de la unidad.


Somos seres empáticos, el trabajo grupal hace que el avance sea grupal. Los
trabajos científicos grupales han demostrado que aumenta la motivación, disminuye
el estrés y la ansiedad. Tiene un efecto enorme, somos seres sociales, todo es grupal.
Un cerebro se multiplica cuando está con otros. En el momento en el que enseñas algo
a otro, te queda para siempre porque hay un esfuerzo de supervivencia, te estoy
pidiendo tu afecto, tu atención. Eso es lo que hacemos los docentes, pedir que nos
presten atención, una ley de supervivencia, al fin y al cabo.
El aprendizaje no es unilateral, es empático, una experiencia emocional de las
neuronas espejo. En ese esfuerzo quieres triunfar, está sobreviviendo. Por ejemplo,
podemos hacer que cada uno de los alumnos trabaje una parte de un tema y luego lo
ensamblen conjuntamente. Cada uno ha trabajado separadamente, pero lo han hecho
juntos al final. Aprenden juntos. El estudio es personal pero el aprendizaje es grupal.
Somos seres sociales, pero hay que fomentarlo cuanto antes. La ciencia lo avala.

3. El engaño de la bioquímica

Se llevó a cabo un experimento neuropedagógico en Argentina (Fernando


Nottebohm, 2009) Se trataba de una escuela donde, una hora antes de iniciar la clase
ordinaria, se cogió a un grupo de alumnos y se les llevó a un lugar del colegio que no
conocían con una profesora que nunca habían visto, a aprender algo que nunca habían
aprendido.
El primer ejercicio fue enseñar música con instrumentos autóctonos de Australia,
con una profesora que era de origen africano y que no hablaba siquiera su lengua.
Cuando volvieron al aula normal su rendimiento aumento el 200 %. A nivel visual,
kinestésico… fue tan llamativo que generó un estado bioquímico que consiguió que la
experiencia inmediatamente después fuera grabada en la memoria intensamente. Lo

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más interesante es que también se experimentó igual, pero haciendo la actividad
llamativa una hora más tarde del aprendizaje. Es tan fantástico comprender cómo el
cerebro graba el aprendizaje. Lo que hacemos inmediatamente antes e
inmediatamente después condiciona la calidad de la grabación y la memoria. Así,
cuando hay temas complicados, es interesante usar este tipo de métodos.

4. Repitiendo

Si quiero que algo se mantenga en el cerebro, lo voy a repetir. Hemos repetido


muchas veces conceptos en esta unidad para grabar en su memoria algo importante.
Está comprobado científicamente que no conviene ir por unidades, conviene partir los
temas un día, dejar algo para otro día, volver a los temas iniciales. Hay que romper lo
que sería la secuencia lógica lineal de aprendizaje porque el cerebro no aprende
lógicamente. La repetición no secuencial. Hay que cambiar el esquema, pero está claro
que conviene el espaciado y fragmentado, pues dan continuidad. Es como un tejido
encadenado, mezclando y fragmentando los temas. Hay que coger las unidades y
cambiar el modo en que las presentamos.
No hay que repetir solo, también promover la autoexaminación del alumno, todo
ha de ser participativo. Es mejor pedirle a él que lo explique porque lo va a guardar al
contarlo o al enseñarlo, ya que implica su supervivencia.
Si os decidís por repetir, hay que cambiar el enfoque: hoy texto, mañana imágenes,
audio…, diferentes campos de aprendizaje. Esa división de que un alumno es
kinestésico, otro lingüístico…, no es significativa científicamente. Por tanto, no válida.
Tenemos diferentes tipos de memoria, a corto plazo (segundos o minutos, como
un eco hoy) y a largo plazo (puede durar años). Pensad qué cenasteis anoche. Lo
tienes que buscar en el hipocampo. Cuando el cerebro se para en una clave, la clave
es siempre la misma. Si hay olvido, hay que cambiar el recorrido.
Cuando encontramos que un código de entrada está bloqueado, hay que entrar por
otra entrada del cerebro. La mayor parte de nosotros no recordamos lo que hicimos
esta mañana. La memoria intermedia dura un día o dos. La memoria que más se usa
en el aula es esta. Al día siguiente no se recuerda el trabajo del día anterior. Por tanto,
el segundo examen o trabajo debe incluir conocimientos del primer examen. Si
realmente quiero que mis alumnos aprendan, no debo de preguntarles solamente lo
que deben saber en esa unidad, también lo que deben saber en la asignatura y que
sea fundamentalmente práctico.
Cada examen tiene que ser de diez preguntas al menos. El que estudia al último
momento hace una espina con sus neuronas y luego no lo usa. Eso es tremendamente
peligroso. Las células son iguales, se mantienen si se usan, no se mantienen si no se
usan. Para evitar la memoria intermedia, hay que repasar la de largo plazo. Si solo lo
usaste una vez, se borra.
5. Si alguien quiere aprender algo, que lo escriba

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Está demostrado que todo aquello que hacemos con las manos se graba más rápida
e intensamente en nuestra memoria a largo plazo. Es imprescindible realizar un
trabajo con las notas del alumno.
En el aula no se aprende, se entiende. Solo se aprende lo que llamó mucho la
atención, salvo que involucres el cuerpo. Nosotros, que somos cerebros docentes
maduros, hemos descubierto que la única memoria a largo plazo es el apunte. Por lo
tanto, si no les animamos a tomar notas, estamos impidiendo que hagan
abstracciones, respuestas motoras. Otra cosa es ver las notas de los alumnos, una
forma muy interesante de evaluación en neurociencia es a través de los apuntes.
Mediante los apuntes podemos ver si un alumno está quedándose con lo
fundamental o se está abstrayendo haciendo dibujos. Si hace gráficos o esquemas, o
simplemente se va por las ramas. Meditar cómo evaluáis al alumno. ¿Habéis probado
a evaluar por sus notas? Hay que enseñarles a tomar notas, a subrayar, a hacer
gráficos. Es una forma de estar más atentos y llevarte la clase contigo. Aunque hay
profesores mediocres que son igual que leerte un libro. Pero nosotros creemos que
vosotros sois mentores, docentes que incitan al dialogo, a la reflexión, no profesores
que repiten el libro y el currículo año tras año. Tomar notas es necesario, que el
alumno descubra que aprende más si lo hace, le das ejemplos de tu vida, le das
modelos.

Figura 4. Áreas del cerebro.

Fuente:
El cerebro hace abstracciones, entrewww.Mindweb.es
un dibujo y un texto, la memoria genera
abstracciones e inventa. En un experimento que se realizó sobre la atención (El
lenguaje y el cerebro. K.Loraine Akal 2003) En, se les enseñó a los sujetos 2.600

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diapositivas y luego dos más. Se tenía que preguntar al sujeto cuál de las dos últimas
recordaban más. Muchas personas intentan quedarse con las diapositivas totales.
Cuando preguntamos a los alumnos cuánto crees que recordarás de este momento,
se atreven a decir el cinco, el diez, el veinte... Pero no es para nada así, es mucho más
bajo.
Somos animales visuales, ópticos, nuestros cuadernos tienen que estar llenos de
colores. Hay que decorar los apuntes, subrayar, hacer recuadros. Todo lo que se pueda
transformar en mapas de conocimiento, el cerebro lo va a recordar mucho mejor. En
otro experimento, se mostraron 10.000 imágenes de alto impacto visual. El porcentaje
de éxito fue un 99,9%. Por lo tanto, si nos impacta, lo recordamos
No hay que hacer fotocopias, hay que poner color, texturas, resumen, cuadros… El
color es sagrado para el cerebro, si no tenemos color, lo ponemos. Los libros de texto
norteamericanos están llenos de color y dibujos, lo hacen por esto. Así tiene que ser
también en nuestra educación. Es muy importante enseñar a los alumnos a hacer
mapas mentales, se puede hacer desde primaria hasta la universidad.

6. Aprendizaje basado en el desarrollo de una actividad

No se puede fijar en el cerebro si no se aprende la utilidad de lo aprendido. Hemos


hablado de la plasticidad, la importancia de la supervivencia en el cerebro.
Aprendemos activamente solo aquello que consideramos que nos puede servir en el
futuro. Tenemos que ser lo suficientemente hábiles como para convencer al cerebro,
esa clase que hoy estamos enseñando les interesa para su futuro. Una clave
fundamental es que el docente lo haya experimentado en términos de supervivencia.

7. Efecto de generación

El aprendizaje es mejor si no se da todo hecho, el alumno tiene que digerir, masticar


y elaborar textos, gráficos, ejercicios, reflexiones… Porque nada que ha sido
fundamental en nuestra existencia como especie ha sido grabado porque otro nos lo
haya dicho, sino porque lo hemos experimentado. Esa es la clave, generar o facilitar
una parte del aprendizaje y que el alumno mastique el resto.

8. Enseñar a enseñar

El cono del aprendizaje de Edgar Dale (Métodos de Enseñanza Audiovisual.


Lanzamiento 1962) nos enseña, que cuando más aprendemos es cuando tenemos que
enseñar a otro algo que sabemos. Aquí se llega a adquirir hasta el 90 % de la capacidad
del aprendizaje puro.

9. La imagen y el color son la clave de los recuerdos en nuestra memoria

Así que ser esquemáticos, pero ponerles color a vuestros mapas mentales, es
fundamental para recordar.

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10. Trabajen en grupo

La inteligencia social es la clave del desarrollo pleno de la educación. Las


habilidades aprendidas se refuerzan si se trasladan a competencias prosociales.

Figura 5. Cono del aprendizaje.

Fuente: www.sabiduria.com
11. Disfruta siendo profesor

Tenemos la increíble suerte de ser docentes, apasionados, mentores y facilitadores


de aprendizaje de otros seres humanos que otro más adelante también serán
mentores, profesores y docentes apasionados. Estamos ayudando a aprender, no
enseñando.

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III. LECTURA COMPRENSIVA

3.1. La era del aprendizaje, por J.A. Marina

Disponible online en [Miércoles, 26 de febrero de 2014 (El Mundo)]


http://www.joseantoniomarina.net/noticias/la-era-del-aprendizaje-2/
Y en video https://www.youtube.com/watch?v=eyG2fQBkW7c

A través de las experiencias cotidianas, todos aprendemos continuamente,


queriendo o sin querer; pero este aprendizaje no será suficiente para sobrevivir en el
mundo acelerado, cambiante y competitivo, en el que irremediablemente vamos a
vivir y van a vivir nuestros hijos. Durante milenios, el periodo de formación terminaba
al aprender un oficio o acabar una carrera. Lo demás eran lentos acomodos a las
circunstancias. Las técnicas cambiaban lentamente y la realidad social, económica y
personal también.
Todo eso ha cambiado. Estamos sometidos a una ley de la aceleración histórica y
el futuro está cada vez más cerca del presente. Basta comprobar el brevísimo tiempo
que han tardado en incorporarse a la vida social los ordenadores personales, la web,
los móviles, las aplicaciones de estos… Se dice que en este momento está trabajando
el 90% de los científicos que han existido en la historia de la humanidad. Tal vez el
cálculo sea exagerado pero lo cierto es que la ciencia y la tecnología avanzan
vertiginosamente.
Ray Kurzweil, inventor y jefe de ingenieros de Google, calcula que un cerebro
humano realiza 10 elevado a 16 computaciones por segundo y que, por lo tanto, una
población de 10.000 millones de seres humanos produciría 10 elevado a 26
computaciones por segundo. Pues bien, antes del 2050 podremos comprar por menos
de 1.000 dólares un ordenador personal con la capacidad de computación y con el
conocimiento de la humanidad entera. Pongo este ejemplo para ilustrar la velocidad
del cambio que vamos a tener que afrontar.
El aprendizaje nos permite adaptarnos a las exigencias del entorno o a nuestras
propias exigencias, y la situación actual nos obliga a aprender continua y
aceleradamente. Desde el punto de vista laboral, el aprendizaje es una necesidad
obvia. En España, no sabemos cómo absorber la mano de obra no cualificada que
trabajaba en la construcción. Una economía productiva necesita formación. Las
empresas también necesitan aprender continuamente, por eso se habla tanto de
Iearning organizations y proliferan las universidades corporativas, creadas por las
grandes empresas para formar a sus empleados. Se repite que hay que investigar,
innovar, reinventarse, como si estas actividades surgieran por generación espontánea.
No es así. Para poder inventar, primero hay que aprender a hacerlo, y para ello hace
falta crear un entorno de aprendizaje eficaz y estimulante.
Con este panorama no es extraño que aumente la industria del coaching y la revista
Forbes prevea que el próximo negocio del billón de dólares será la industria del
cociente intelectual y de la educación. Como señalan la OCDE y la UNESCO, vamos a

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vivir en una sociedad del aprendizaje, que impone un lifelong learning, y que tiene que
organizar estructuras privadas o públicas para hacerlo posible. Es fácil detectar esa ola
de fondo. El lema es claro: o aprender o marginarse.
Dicho así, el futuro parece una condena, porque presuntamente nos obliga a seguir
estudiando de por vida si queremos sobrevivir. He aquí una tremenda equivocación
que puede amargarnos y debilitarnos. Convierte en un castigo lo que podría ser un
premio. Estudiar puede ser duro, pero aprender es hermoso. Es una de las
experiencias cumbres de la condición humana. Somos curiosos y activos por
naturaleza. Nuestros sistemas educativos olvidan con frecuencia que hay que
fomentar la satisfacción de aprender, de descubrir, de explorar, de conocer. Hay un
momento triste en la evolución educativa de todos los niños cuando sustituyen el
deseo de saber por el deseo de aprobar. El primer paso para constituir una sociedad
del aprendizaje es recuperar la «pasión de aprender» con la que nacemos.
Pero, además, debemos reivindicar la universal capacidad de aprender. La ciencia
nos dice que nacemos con un cerebro que (si no está afectado por alguna enfermedad)
es una colosal máquina de aprendizaje. El talento no está antes, sino después de la
educación, que es, a todos sus niveles, generadora de talento. Necesitamos generar
talento porque es el fundamental recurso económico de nuestro tiempo. Antes, la
riqueza de las naciones estaba determinada por sus materias primas, su territorio, o
su potencia financiera. Ahora, el talento es la gran riqueza y, afortunadamente, se
puede generar en cualquier lugar. Además, sabemos que es posible aprender
capacidades que antes se suponían innatas, como la creatividad, el emprendimiento,
el optimismo o la valentía.
Ya tenemos identificados dos factores que van a determinar nuestro futuro: la
pasión de aprender y la ampliación de nuestra capacidad de aprender. Hay un tercer
factor importante: saber lo que hay que aprender. Este es un tema de gran relevancia.
En este momento, la economía y la tecnología tienen una presencia absorbente en
nuestra cultura, y corremos el peligro de pensar que ellas deben determinar el
contenido del aprendizaje. Sería peligroso un sistema educativo que no se preocupara
de la empleabilidad de sus alumnos, pero sería igualmente peligroso si solo se
preocupara de la empleabilidad.
En este momento, los vientos soplan en esa dirección. Robert Schank (genio
informático que colabora en España con la Universidad La Salle) propone que los
alumnos solo estudien lo que esté de acuerdo con sus preferencias. Un programa de
ordenador diseñará su currículum absolutamente individual y la tarea del profesor
será ayudar al niño a seguir su currículum personal. El programa evolucionará con el
niño y definirá su currículum desde la guardería hasta la secundaria, y después hacia
el empleo, ayudándole a tomar decisiones. Por su parte, IBM prevé que en cinco años
el centro educativo creará un programa individual basado en los estilos de aprendizaje
individuales y en el ritmo de estudio individual, programa que irá controlando sus
progresos, aprenderá de ese progreso y le ayudará a desarrollar las destrezas para
conseguir sus objetivos.
Como ocurre siempre con las nuevas tecnologías, estas producen oportunidades y
peligros. Con la invención del tren aparecieron los accidentes ferroviarios, pero no

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hubiera sido sensato prohibir los trenes para evitar los accidentes. Un currículum
absolutamente individualizado según los intereses de los alumnos, puede provocar un
estrechamiento toscamente utilitario de la enseñanza. Pero para contrarrestarlo,
tendremos que saber justificar la importancia de ampliar los objetivos. No es este el
único reto educativo que plantean las nuevas tecnologías. Se están generalizando los
sistemas de realidad expandida que complementan la percepción real con
información virtual, lo que supone la creación de una inteligencia expandida que
emergerá de la interacción continua y directa del cerebro y el ordenador. En uno de
sus libros, Bill Gates se preguntaba: “¿Dónde está la inteligencia, en el usuario o en el
sistema informático?”. La tecnología piensa que en el sistema. Aceptarlo es cómodo,
pero renueva la imagen del esclavo feliz.
Así estamos, iniciando una era donde las cosas pueden ocurrir con tanta rapidez
que no tengamos tiempo de reflexionar sobre lo que nos pasa. Por eso, quienes nos
dedicamos a la educación deberíamos ser los mejor informados, los más alerta, los
que negociáramos mejor con la novedad, sin miedo, pero sin complejos, los que
fuéramos capaces de desarrollar el pensamiento crítico necesario para orientarnos en
una realidad que está inventándose. Los sistemas educativos formales son demasiado
lentos para estar en la vanguardia. Las empresas tecnológicas lo están, pero no tienen
criterios educativos fiables. Por eso, desde la Fundación UP hemos fundado una
revista online que pueda informar a la ciudadanía de ese dinamismo fascinante y
ambiguo que agitará nuestra vida y la de nuestros hijos. ¿Qué hay que aprender,
cómo, dónde? Se llama UNIVERSO UP. Es gratuita y creo que le conviene leerla
(http://www.universoup.es/).

3.1.1. Ejercicios

d) Atendido al texto, desarrolla una reflexión de 150 palabras.

3.2. Las 11 claves para el aprendizaje

Consultar el texto de Neurociencia y neurogenética en la educación. Explorando la


mente y la educación (VVAA; 2015).

3.2.1. Ejercicios

e) Atendiendo a las preguntas que plantea la siguiente figura, desarrolla un texto


de 500 palabras.
f) Desarrolla una unidad didáctica atendiendo a las 11 claves de aprendizaje en
la neuroeducación.

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Figura 6. ¿Qué le pedirías como alumno a tus docentes?

Fuente: Centro de Orientación Integral.

3.3. El gen egoísta, de R. Dawkins

3.3.1. Ejercicios

g) ¿Qué es el gen egoísta?


h) ¿Cómo lo relacionas con el aprendizaje?
i) Como relacionarías el concepto de “máquina de supervivencia” con ciertos
mecanismos de defensa de los estudiantes en el aula.
j) Redacta un texto argumentado de 100 palabras sobre la obra de Dawkins.

IV. RESUMEN

La neurogenética estudia el rol que la genética juega en el funcionamiento del


sistema nervioso. Se la conoce como la unión de la neurociencia y la genética. Esta
ciencia puede afectar y ayudar a la neuroeducación debido a que las mutaciones
genéticas puedan tener una serie de efectos colaterales sobre lo que es la calidad de
vida del individuo. Muchas de las enfermedades neurológicas que afectan a niños y
adolescentes, a su comportamiento y su personalidad, son estudiadas dentro de la
neurogenética.
La neuroeducación nos enseña a entender y conocer el cerebro, sea desde la
inteligencia, la memoria, la atención o la genética. Conocer estas propiedades de la

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neuroplasticidad del cerebro nos permite sacar conclusiones increíbles para nuestras
aulas: cómo aprenden los niños, cómo imitan conductas o cómo adquieren hábitos.
En el aula no se aprende, solo se enseña. El aprendizaje se hace fuera del aula ya
que el cerebro está filtrando todo el tiempo aquello que le sirve, lo que necesita,
rechaza lo que no le es necesario. Durante la noche, realizará el ensamblamiento de
lo aprendido. Aprendemos durante el día y lo fijamos por la noche, por eso el sueño
es tan importante en el aprendizaje.
Tenemos diferentes tipos de memoria: a corto plazo (segundos o minutos, como
un eco hoy) y a largo plazo (puede durar años). Es importante conocer las 11 claves
fundamentales que nos permitirán mejorar nuestra labor educativa: hacer el
aprendizaje muy llamativo, involucrar el cuerpo, no dejarse engañar por la bioquímica,
repetir, escribir para aprender, hacer un aprendizaje basado en el desarrollo de una
actividad, enseñar a enseñar, la imagen y el color son la clave de los recuerdos en
nuestra memoria, trabajar en grupo y disfrutar siendo profesor.

V. GLOSARIO

APRENDIZAJE: Llamamos al proceso mediante el que el ser humano es capaz de


entender, aprender y modificar destrezas, aptitudes, conocimientos, conductas,
valores y habilidades como resultado del estudio, la observación y la comprobación
de su eficacia. Existen diferentes teorías del aprendizaje, tanto en humanos, animales,
vegetales y sistemas de inteligencia artificial.

ATENCIÓN: Llamamos aquella capacidad que tenemos de comprender lo que pasa,


como pasa y como nos afecta. También nuestra capacidad de atender a una variedad
de fenómenos. Abarca desde el campo de la percepción, intención, motivación,
intuición, hasta la conciencia.

INCLUSIÓN: acto de juntar personas, animales u objetos porque existe relación entre sí.

NEURONA AFERENTE:. Residentes en el sistema nervioso, también denominadas neuronas


receptoras o sensoriales. Son las responsables de transportar impulsos nerviosos desde
los órganos sensoriales hasta el sistema nervioso central. Se comunican entre ellas por
un sistema de interneuronas especializadas.

VI. BIBLIOGRAFÍA

Dawkins R. El gen egoísta. Salvat Editores, 2014, Barcelona,

Marina JA. El cerebro infantil: la gran oportunidad. Ariel; 2011.

Marina JA. Inteligencia, talento y motivación. Ariel; 2013.

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Marina JA. Los secretos de la motivación. Ariel; 2011.

Edgar Dale Métodos de Enseñanza Audiovisual. Lanzamiento 1962

Benzer, S . Time, love, memory. Pullitzer Laureate ; 1999


Davidson Richard, el perfil emocional de tu cerebro. Destino, 2012

Loraine, K El lenguaje y el cerebro. Akal 2003

Nottebohm, F. Neuroplasticidad Humana y el canto de los pájaros; 2009

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