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Módulo 1: Sistema Cardiovascular

Enfermedades Cardiovasculares: Problema socio-sanitario mundial

Este tipo de enfermedades se engloban


dentro de las enfermedades no transmisibles,
junto con las respiratorias o la diabetes, entre
otras.

Las enfermedades cardiovasculares son


la principal causa de muerte en todo el mundo.
Cada año mueren más personas por ECV que
por cualquier otra causa. En 2018 murieron por
ECV 17,9 millones de personas, lo cual representa un 31 por ciento de todas las
muertes registradas en el mundo; 9,3 millones de esas muertes se debieron a la
cardiopatía isquémica y 6,7 millones, a los accidentes cerebrovasculares. Las muertes
por ECV afectan por igual a ambos sexos, y más del 85 por ciento se producen en
países de ingresos bajos y medios. Se calcula que en 2030 morirán más de 25 millones
de personas por ECV (sobre todo por cardiopatías y ACV) y se prevee que sigan siendo
la principal causa de muerte. Los hábitos de vida son determinantes en el desarrollo de
enfermedades cardiovasculares, como el consumo de alcohol y tabaco, el
sedentarismo o una dieta desequilibrada. Hay que decir además que gran parte de los
fármacos controlan los síntomas, pero no curan la enfermedad.

Diversos fármacos afectan al sistema cardiovascular, los cuales veremos en este


módulo.

Tema 1: Diuréticos

Los diuréticos son fármacos que favorecen la eliminación de orina

Introducción: Mecanismo de producción de la orina

Diuresis significa “producción de orina”. Los fármacos diuréticos incrementan la


eliminación renal de agua y electrolitos por la modificación del transporte de iones a lo
largo de la nefrona, la cual tiene capacidad por sí misma de producir orina. Estos
fármacos se emplean para el tratamiento de edemas o acumulación de líquido en el
espacio extracelular. Estos fármacos son útiles para el tratamiento de ciertas
enfermedades cardiovasculares, como son la hipertensión arterial, la insuficiencia
cardíaca, glaucoma, intoxicaciones o hipercalcemias.

La producción de orina tiene lugar en los riñones. Cada riñón tiene una corteza
externa y una médula interna, ambas constituidas por nefronas, que producen orina.
La orina va al uréter y llega a la vejiga. La nefrona, siendo la unidad funcional del riñón,

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recibe sangre procedente de la arteria renal, con la arteriola aferente o ramificación
más fina de los vasos arteriales. La arteriola se introduce en la llamada Cápsula de
Bowman, formando una red de capilares que son el glomérulo renal. El ovillo renal se
reúne después en una arteriola única, la eferente, que irriga al resto de componentes
de la nefrona y es más estrecha que la aferente. A continuación se va a producir un
filtrado debido a la presencia de fuerzas presentes entre el intersticio y en los vasos
sanguíneos. La arteriola aferente suministra nutrientes a los túbulos, y mediante las
fuerzas originadas anteriormente nombradas se forma la orina, gracias además a la
diferencia de calibre en los vasos sanguíneos. La nefrona por tanto presenta dos
funciones, los cuales son la filtración glomerular y las funciones englobadas dentro de
los mecanismos del transporte tubular (reabsorción y secreción de las sustancias).

En el mecanismo del transporte tubular se ven implicados diversos iones que


son determinantes y cuya concentración se verá afectada debido a los fármacos
diuréticos. Uno de esos iones es el sodio, que pasa del túbulo al parénquima, para
luego pasar a la sangre. Con el movimiento del sodio, se mueve además el agua.
Además el sodio eliminado constituye menos del uno por ciento del sodio filtrado. Si se
retiene más sodio del organismo, retiene más agua, dando lugar a la producción de
edemas. Podemos decir así que la cantidad de orina depende de la concentración de
sodio. La retención de sodio es posible gracias a la estructura particular de las células
que conforman los túbulos. En todas las células de los túbulos renales, en cualquier
tramo del túbulo, hay una enzima que es la ATPasa Na/K, la cual genera un gradiente
electroquímico que produce la entrada de 3 Na en la célula y la salida de 2 K fuera de la
célula.

El túbulo proximal recupera un 65% de lo que se filtró de sodio; las paredes no


son muy herméticas, pasando electrolitos y agua sin problema, y el líquido no cambia
su concentración. En el asa de Henle descendente hay células que permiten el paso de
agua. La médula es hipertónica; está más concentrada que el plasma, ya que hay
sistemas que acumulan determinados compuestos en la misma y conforme hay más
profundidad en la médula, se
encuentra más concentrada. Hay
sistemas de recuperación de sodio,
entre otros, que favorecen que el agua
salga y haya mayor concentración. Al
subir por el asa de Henle ascendente,
las células no permiten el paso del
agua, y se produce recuperación de
sodio en el túbulo (se recupera el 25 %
del sodio filtrado). Hay canales de
sodio que recuperan sodio en el final
de la porción ascendente del asa de

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Henle. Con la aldosterona se activan los sistemas de recuperación de sodio, haciendo
que el túbulo se cargue negativamente. Esa electronegatividad se compensa con
sistemas de entrada de potasio. En la parte final del túbulo hay acuaporinas, que
producen la difusión de agua desde el túbulo hacia la médula. Con esas acuaporinas se
recupera mucha agua y se concentra la orina, en presencia de vasopresina.

Tipos de fármacos diuréticos


Dentro de los tipos de diuréticos, se encuentran los natriuréticos, que actúan
aumentando la eliminación de sodio y los acuaréticos, antagonistas del receptor de
vasopresina V2, los cuales promueven la secreción de agua.

Dentro de los natriuréticos, se encuentran los de eficacia máxima o diuréticos


del Asa (actúan sobre el Asa de Henle), de eficacia intermedia o tiazidas y los de
eficacia ligera.

Los natriuréticos de eficacia máxima o diuréticos del Asa provocan la


eliminación de un 15-20% del sodio filtrado, y dentro de este grupo se encuentran la
bumetanida, la furosemida y la torasemida.

Los natriuréticos de eficacia intermedia o tiazidas eliminan desde el 5 al 10%


del sodio filtrado y se dividen en tres subgrupos; los que presentan acción corta (12-18
horas), los que presentan acción intermedia (24-36 horas) y los que presentan acción
larga (24-72 horas). La hidroclorotiazida presenta acción corta, la indapamida acción
intermedia y la clortalidona acción larga.

Los natriuréticos de eficacia ligera se dividen en ahorradores de potasio,


osmóticos e inhibidores de la anhidrasa carbónica. Los fármacos osmóticos y los
inhibidores de la anhidrasa carbónica tienen una acción indirecta, mientras que todos
los anteriores tienen una acción directa. Dentro de los ahorradores de potasio se
encuentran los antagonistas de la aldosterona (espironolactona y eplerona) y los
inhibidores de los canales de sodio (amilorida y triamtereno). Los ahorradores de
potasio eliminan un porcentaje igual o inferior a 2 del sodio filtrado. Por otro lado, los
fármacos osmóticos producen una menor reabsorción de agua, fármacos entre los que
se encuentra el manitol. Por último, los inhibidores de la anhidrasa carbónica producen
una mayor excreción de bicarbonato, fármacos
entre los que se encuentra la acetazolamida.

Los acuaréticos son antagonistas del


receptor de la vasopresina V2, entre los que se
encuentra el tolvaptán. Retienen mayor
cantidad de sodio en el organismo, lo que

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puede ser beneficioso para ciertas enfermedades que cursan con hiponatremia.

Diuréticos del Asa


Su sitio de acción es la rama ascendente gruesa del Asa de Henle. El
cotransportador extrae sodio y potasio, así como cloruro (2 de cloro). Este
transportador es el responsable de que la médula sea hipertónica respecto al túbulo.
En el movimiento de iones producido por la ATPasa se genera una diferencia de
potencial, que hace que los iones con carga positiva se retengan, siendo reabsorbidos
habiendo además un transporte paracelular. Gracias a la ATPasa, entra sodio, cloruro,
calcio y magnesio en sangre y sale potasio a la luz del túbulo.

Diuréticos del Asa: Mecanismo de acción

Los diuréticos del Asa se administran vía parenteral u oral y se unen a proteínas
plasmáticas de la sangre, aumentando su tamaño. Su actuación sobre el
cotransportador se realiza desde la luz del túbulo, y para ello se unen a una parte
determinada del cotransportador, impidiendo la reabsorción de sodio y cloro,
impidiendo que haya diferencia de potencial y por tanto además la reabsorción de
calcio y magnesio. Con ello, hay una gran eliminación de sodio y cloro, de forma rápida
e intensa. La hipertonicidad de la médula desciende por ello, de modo que habrá
menor paso de agua hacia la médula en el último tramo del túbulo, provocando mayor
formación de orina. La diuresis se forma de manera rápida, intensa y breve; el
organismo interpreta esto como algo patológico, de modo que se activan mecanismos
de compensación, tales como el Sistema Renina Angiotensina Aldosterona o el
mecanismo de hipersensibilización del receptor del cotransportador, bien sea
aumentando el número o la sensibilidad del mismo. Con el bloqueo del
cotransportador se produce una mayor eliminación de potasio, que es mínima porque
después se reabsorbe. Los canales de potasio contribuyen a equilibrar la pérdida de
sodio en los túbulos, sodio que llega a la porción distal ya que no se ha reabsorbido por
el bloqueo de los cotransportadores. También aumenta la eliminación de sodio y
magnesio.

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Este tipo de fármacos producen además una ligera reducción de la presión
arterial (en tratamiento crónico), y producen venodilatación, uso muy útil en el edema
de pulmón. Sobre todo, la furosemida es un fármaco que produce esa venodilatación,
por la natriuresis que produce.

La bumetanida es lo suficiente liposoluble para entrar en el túbulo, a diferencia


del resto de los fármacos. Los ácidos orgánicos emplean un transportador con el cual
entran en la célula epitelial y llegan al túbulo. Este proceso de los ácidos orgánicos es
igual que el que siguen los diuréticos del Asa.

Es digno de mención que los diuréticos se secretar a la luz por la secreción de


ácidos orgánicos. Entran por la arteriola aferente donde se produce de forma
secuencial la separación del mismo de las proteínas plasmáticas, se une ese diurético
al transportador de los ácidos orgánicos, y llegan a la luz tubular. El diurético, unido a
proteínas plasmáticas, presenta un tamaño muy grande, de modo que no se puede
filtrar en el glomérulo, y pasa directamente a la arteriola eferente. Esa arteriola
eferente irriga a toda la nefrona, contactando con las células epiteliales presentadoras
del sistema transportador citado anteriormente. Se prevee que el diurético puede
interferir con ligandos endógenos de los
transportadores, algo que se verá posteriormente.

Todos los fármacos, a excepción de la


bumetanida, necesitan de esa proteína plasmática
para su transporte. El diurético está unido a la
proteína plasmática en un 95%, siendo el 5% del
diurético en forma libre, que será el que ejerza la acción. Continuamente se está
liberando diurético y uniéndose el mismo a proteínas plasmáticas, buscando un
equilibrio fisicoquímico.

Diuréticos del Asa: eficacia y potencia


En general los diuréticos del Asa
presentan una eficacia similar; todos tienen
la misma capacidad de eliminar orina. No
obstante, difieren en potencia y en la
duración de efecto. La furosemida, el primer
comercializado, tiene potencia 1, mientras
que otros como la torasemida (2), la
piretanida (4) y la bumetanida (40)
presentan mayor potencia. Esto quiere decir
que, por ejemplo, se necesitaría 1/4 de
piretanida para tener la misma potencia que
1 de furosemida. Siendo la duración

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prolongada, los efectos adversos pueden mantenerse en el tiempo, estando
acumulados y difíciles de eliminar. En función de la duración del efecto, hay fármacos
de duración breve, como la furosemida o la bumetanida (4-6 horas y 2-3 dosis al día) y
de duración intermedia como la torasemida (12 horas, 1-2 dosis al día). Por último,
estos fármacos se pueden administrar vía oral e intravenosa. La vía intravenosa está
asociada con mayores efectos adversos que la vía oral, aunque la vía intravenosa es
más rápida.

Diuréticos del Asa: Efectos adversos

Los efectos adversos condicionan el uso de un fármaco u otro, y en su mayoría


están relacionados con el efecto diurético, dando lugar a alteraciones metabólicas y
electrolíticas. Esos efectos adversos son:

 Hiponatremia, con descenso del líquido corporal, dado en tratamientos muy


prolongados con diuréticos del Asa. Se va a perder además mucha agua
(hipovolemia aguda, dada en poco espacio de tiempo). Esa hipovolemia puede
dar lugar a una caída de la presión arterial, con pérdida del conocimiento. Con la
hipovolemia, llega menos sangre al resto de órganos, tales como el riñón, donde
hay una disminución de la Tasa de Filtración Glomerular. La sangre se tornará
por tanto más viscosa, dando lugar a la formación de trombos y a arritmias.
 Hipopotasemia, dado en el 30-35% de los pacientes. Es un efecto adverso
además acentuado; se pierde mucho potasio. Se produce por un aumento en la
expulsión de potasio por inhibición del cotransportador y por la cantidad de
sodio aumentada que llega a la
parte final del túbulo distal. La luz
se queda cargada negativamente
por la salida de sodio desde el
túbulo y entra potasio desde las
células al túbulo para compensar
esa negatividad.

La intensidad de la hipopotasemia depende de la dosis de diurético, de la


duración del efecto y de la ingesta de sodio y potasio. Con la ingesta de mucho
sodio, se filtra mucho sodio y la carga distal de sodio aumenta, de modo que
mayor será la pérdida de potasio. Al ingerir menos potasio, va a unirse al déficit de
potasio ocasionado por el diurético del Asa.

La hipopotasemia acarrea diversos síntomas; puede no haberlos incluso, o si los


hay, son de distinta gravedad. Los hay leves, como son la debilidad, fatiga o
calambres, o graves, como son las arritmias. Las arritmias se agravan por beta
agonistas, estrés o digitálicos.

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En cuanto a la prevención, se dan dosis bajas, el tratamiento es preferible que sea
intermitente (da tiempo a que se recupere la nefrona por la pérdida de iones), se
recomienda una menor ingesta de sodio y alta de potasio y asociar estos fármacos
con ahorradores de potasio. Para la recuperación de potasio, se administran
fármacos de cloruro de potasio o ahorradores de potasio.

 Hipocalcemia e hipomagnesemia. El calcio y el magnesio se eliminan por


orina. En condiciones extremas se puede producir tétanos. La hipocalcemia es
más acentuada en mujeres postmenopáusicas. Por otro lado, la
hipomagnesemia se presenta en problemas como las arritmias.
 Alteraciones metabólicas:
o Hiperglucemia, producida por menor liberación de insulina, dado en
personas predispuestas. La glucosa entra en las células beta
pancreáticas mediante un transportador, cuyo metabolismo en estas
células hace posible la creación de ATP. El ATP inhibe los canales de
potasio inhibidos por ATP, provocando que el potasio no pase a sangre.
Las células en reposo están polarizadas, es decir, tienen un diferencial
de potencial electronegativo entre el interior y el exterior. La célula
debe pasar de ese diferencial de potencial negativo a positivo para
activarse, de modo que se despolariza. Con el aumento de potasio
dentro de la célula por la inhibición de canales gracias al ATP, se
produce una despolarización de la célula. Si hay hipopotasemia, sale
potasio por los canales de potasio de “goteo”, de modo que se produce
una hiperpolarización. La hipopotasemia hace que la célula se
hiperpolarice más de lo habitual; dando lugar a que se abran menos los
canales de calcio, dando lugar a una menor liberación de insulina.
o Aumento de triglicéridos y el colesterol LDL, dando lugar a una menor
cantidad de HDL.

En resumen, el diurético produce natriuresis, dando lugar a


hipopotasemia, lo que dará lugar a una menor liberación de insulina,
menor uso de glucosa y en última instancia, una hiperglucemia. Hay que
decir que la pérdida de sodio es captada por una serie de receptores en la
nefrona, dando lugar a la activación del sistema-renina-angiotensina-
aldosterona. Con ese efecto, se produce retención de agua y sodio y
eliminación de potasio, acentuando la hipopotasemia. Por otro lado, con
menor liberación de insulina, hay mayor lipólisis, afectando al perfil
metabólico de la persona (mayor
triglicéridos, mayor colesterol LDL y
menor colesterol HDL.

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o Hiperuricemia, en el 40 por ciento de los pacientes. Se debe a que el
ácido úrico compite con el sistema de secreción de ácidos en el túbulo
proximal. El ácido úrico tiene una estructura tal que no puede filtrar;
vuelve a salir por la arteriola eferente y accede al túbulo proximal por
el sistema del ácido úrico, el mismo que emplean los diuréticos del asa.
Si el diurético está en cantidad suficiente, sustituye al ácido úrico, de
modo que disminuye la cantidad de ácido úrico en el túbulo proximal.
En otras palabras, mayor será la cantidad del ácido úrico en sangre,
hecho producido de la competencia dada entre los diuréticos y el ácido
úrico por el transportador. La hiperuricemia no suele acarrear
síntomas, de modo que no requiere tratamiento, a no ser que se den
casos extremos (gota o litiasis renal).
 Alteraciones acústicas y del equilibrio. No sólo hay cotransportadores sodio-
cloruro-potasio en el riñón, sino en otras partes del organismo a donde pueden
acceder los diuréticos. Hay cotransportadores sodio-cloruro-potasio en la
perilinfa, que son inhibidos por los diuréticos, produciendo acúfenos (tinnitus),
vértigos y en casos extremos, sordera. Estos son síntomas no siempre
reversibles (dosis altas, vía IV, insuficiencia renal,
uso con con otros fármacos ototíxicos son factores
que contribuyen a que los síntomas sean
irreversibles).
 Reacciones alérgicas. Se produce enrojecimiento en
forma de flor (exantema) y fotosensibilidad.
 Resistencia al efecto diurético. Se produce una
diuresis muy marcada, de modo que se produce el
freno diurético por diversos mecanismos, como son activar el SRAA,
desensibilizar los cotransportadores o disminuir el número de los mismos, etc.
El freno diurético es responsable de la resistencia al efecto diurético, así como
el uso conjunto de AINEs, la COX se estimula por la administración de
diuréticos. Los diuréticos disminuyen la cantidad de sodio, lo que activa a la
COX. La COX producen prostaglandinas, las cuales producen una
vasodilatación en la arteriola aferente, lo que da lugar a una mayor filtración,
dando lugar a mayor diuresis. Así, la administración de AINEs, fármacos que
inhiben la COX, da lugar a una resistencia al efecto diurético.

Tiazidas

Recordamos que las tiazidas son diuréticos que actúan eliminando la cantidad
de sodio y presentan una eficacia intermedia (el sodio eliminado es del 5 al 10 % del
sodio eliminado). Las tiazidas, accediendo mediante la luz, se unen al cotransportador
de sodio-cloruro. Hay una parte de las tiazidas que filtra, y otra parte que está unida a
proteínas.

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Tiazidas: mecanismo de acción

En la membrana basolatareral hay ATPasas sodio-potasio, que intercambian


potasio con sodio, en parte gracias a un cotransportador que facilita la entrada de
sodio y cloro, este último situado en la membrana luminal. Con unos canales que
existen en la membrana luminal, se produce la entrada de calcio y magnesio.

Las tiazidas no unidas a proteínas plasmáticas filtran libremente en el


glomérulo gracias a la presión hidrostática. Gran parte se filtra en el glomérulo, y la
otra parte emplea el mecanismo de transporte de los ácidos orgánicos, empleado
como ya sabemos por los diuréticos del Asa de Henle. Una vez unidas al
cotransportador, las tiazidas ejercen una serie de acciones.

Tiazidas: acciones

Las acciones de las tiazidas son las siguientes:

 El aumento de la eliminación de sodio y cloro es moderado y progresivo,


siendo la eliminación de agua moderada. La diuresis es moderada, porque el
sodio se elimina de forma moderada. El cotransportador de sodio cloruro está
preparado para recuperar entre 5 y 10 unidades de sodio que se filtraron.
Inhibiendo este cotransportador, se impide que se recuperen esas unidades de
sodio, claramente inferiores a las unidades que se inhiben con los diuréticos
del Asa. Además, la diuresis es sostenida; el organismo no interpreta esta
salida de orina como algo patológico, de modo que no se frena, a diferencia de
lo que pasaba con los Diuréticos del Asa. Por su efecto mantenido en el
tiempo, es recomendable para tratamientos para la hipertensión.

 Hay un aumento de la eliminación de potasio muy marcado, incluso más que


la producida por los Diuréticos del Asa. El paso del sodio por el túbulo provoca
un aumento de la carga distal de sodio, provocando una mayor entrada de
potasio a la porción distal y su consecuente excreción. Se ven implicados otros
mecanismos que hacen que se elimine mayor cantidad de potasio que con los
Diuréticos del Asa, mecanismos que no son mencionados en clase.

 Hay una mayor eliminación de magnesio.

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 Hay una menor eliminación de calcio; disminuyen su eliminación ya que
parece que facilitan la expresión de canales de calcio que provocan que no se
elimine en tanta cantidad como lo hace el magnesio.

 Hay menor eliminación de ácido úrico. Hay competencia entre ácido úrico y el
diurético, provocando que el ácido úrico se acumule en sangre.

 Disminuyen la presión arterial de forma marcada, más incluso que los


diuréticos del Asa, debido a que no se produce freno diurético.

Tiazidas: reacciones adversas

En cuanto a los efectos adversos, podemos citar los siguientes:

 Alteraciones electrolíticas
o Hiponatremia
o Hipopopotasemia
o Hipomagnesemia
o Hipercalcemia
 Alteraciones metabólicas
o Hiperuricemia
o Hiperglucemia
o Hiperlipidemia
 Disfunción eréctil

Ahorradores de potasio
Recordemos que los ahorradores de potasio son diuréticos de eficacia ligera;
consiguen eliminar menos o igual del 2 % del sodio filtrado. Los ahorradores de potasio
actúan en la parte final del tubo distal y principio del colector.

Ahorradores de potasio: mecanismo de acción


En la membrana basolateral se encuentra la ATPasa sodio-potasio; esta junto
con canales en la membrana luminal producen la entrada de sodio en contra de
gradiente por los canales y para luego ser extraído por la ATPasa. Para compensar la
pérdida de carga positiva existen canales de potasio, que introducen potasio en la
célula, que luego son introducidos por la ATPasa en la luz tubular. Entran 3 de sodio y 2
de potasio por la ATPasa a las células. Los ahorradores de potasio se unen a los canales
de sodio. El sodio no reingresa en la célula, de modo que no es necesario la reentrada
de potasio, pudiendo ahorrarse además.

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Otro mecanismo es la actuación sobre la
aldosterona. La aldosterona puede pasar de la
sangre a las células del parénquima renal. La
aldosterona, unido a su receptor, interfiere en
las proteínas que expresan ciertos genes en el
núcleo de las células; se induce la expresión de
las proteínas inducidas por aldosterona (PIA). Las
proteínas inducidas por aldosterona son varias,
entre ellas la ATPasa. La ATPasa se produce en el citoplasma, y necesita de otras
proteínas para migrar a la membrana y para que se active. Se necesita además ATP
para que funcione la ATPasa; hay proteínas que inducidas por aldosterona que
provocan la formación de ATP en la mitocondria. Se necesitan además proteínas
inducidas por aldosterona para que las uniones estrechas por las que pasa el agua en
la reabsorción sean las adecuadas. Estas proteínas inducidas por aldosterona forman
los canales de sodio, y asimismo, ciertas proteínas inducidas por aldosterona provocan
la translocación y la colocación de los canales de sodio en la membrana. Los
antagonistas de la aldosterona bloquean el receptor por el cual se une la aldosterona,
disminuyendo la formación de las proteínas inducidas por aldosterona y bloqueando el
amplio abanico de acciones anteriormente descritas. Todo esto hace que el sodio no
entre a la célula principal, dando lugar a su excreción. Cuanto mayores sean los valores
de aldosterona en el sujeto, mayor efecto tendrán los ahorradores de potasio.

Ahorradores de potasio: acciones y efectos

Las acciones que producen los ahorradores de potasio son las siguientes:

 Con el aumento de la eliminación de sodio en el túbulo distal y porción


inicial del tubo colector, dando lugar a:
o Menor intercambio con potasio, dando lugar a menor
eliminación de potasio y de hidrogeniones.
o Diuresis escasa.
o Efecto antihipertensivo leve.

La mayor consecuencia de las acciones de este tipo de diuréticos es la


capacidad para disminuir la pérdida de potasio, dando lugar a la hiperpotasemia. Esta
hiperpotasemia puede dar lugar a graves
consecuencias, como el paro cardíaco que puede
llevar a la muerte.

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Ahorradores de potasio: reacciones adversas

Los efectos adversos son distintos dependiendo del fármaco del que estemos
hablando:

 La espironolactona presenta los siguientes efectos adversos:


o Tienen lugar alteraciones sexuales, como impotencia y
ginecomastia, trastornos menstruales y efectos virilizantes. Esto
se produce ya que estos fármacos tienen afinidad, además de
por los receptores de la aldosterona, por los receptores de las
hormonas sexuales, que son la testosterona y progesterona.
Estos efectos no se dan con la eplerenona, otro antagonista de la
aldosterona.
o Hiperpotasemia
o Acidosis metabólica
 La amilorida y triamtereno presentan los siguientes efectos adversos:
o Hiperpotasemia (arritmias)
o Acidosis metabólica (confusión, coma, convusiones y arritmias).
o Reacciones de hipersensiblididad (erupciones cutáneas,
molestias digestivas).

Diuréticos osmóticos

Como ya sabemos, los diuréticos osmóticos se


encuentran dentro de los diuréticos de eficacia ligera, y el
efecto que tienen es producir una menor reabsorción de
agua. Tienen, por tanto, una acción indirecta en la
producción de orina.

Diuréticos osmóticos: mecanismo de acción

Dentro de este grupo, el representante es el manitol, que filtra en el glomérulo


y no se reabsorbe. La presencia del manitol disminuye la reabsorción de agua en el
túbulo proximal.

Se administra vía intravenosa, aumentando la presión osmótica del plasma y


extrayendo agua del ojo y del cerebro; sale agua de estos compartimentos para igualar
las presiones hidrostáticas entre ambos compartimentos.

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Diuréticos osmóticos: aplicaciones

Se usan los diuréticos osmóticos en el tratamiento del glaucoma y en el edema


cerebral.

Inhibidores de la anhidrasa carbónica


En este grupo se incluye la acetazolamida.

Inhibidores de la anhidrasa carbónica: mecanismo de acción

En el túbulo proximal es donde ejercen su acción los inhibidores de la anhidrasa


carbónica. Hay un transportador que extrae protones y entran sodios en el túbulo
proximal. Con la salida de protones a la luz, se produce bicarbonato. Como ya
sabemos, el bicarbonato es un compuesto sumamente inestable, de modo que se
divide en agua y CO2. Ambos compuestos difunden a la membrana donde se vuelven a
unir en bicarbonato, que pasa al parénquima renal por otro transportador. Estos
transportadores son muy importantes por tanto para recuperar bicarbonato y sodio y
eliminar protones. El responsable de la formación del bicarbonato, así como de su
división, es una enzima, la anhidrasa carbónica, diana de los fármacos que estamos
tratando en este apartado.

Con los inhibidores de la anhidrasa carbónica, se produce una menor división


del bicarbonato y su consecuente eliminación mayor. Con ello, se produce una mayor
eliminación de sodio (poco, porque después se reabsorbe en asa de Henle y en el
túbulo distal). Es por tanto su eficacia diurética ligera, y presentan estos fármacos
además una menor formación de humor acuoso en las células ciliares del ojo. Esa
menor formación del humor acuoso hace posible que estos fármacos sean empleados
para el tratamiento del glaucoma.

Aplicaciones terapéuticas de diuréticos

Se emplean estos fármacos para las siguientes patologías o alteraciones del


organismo:

 Edemas, ya sea de pulmón (se emplea la furosemida vía IV como ya


vimos), cerebral (se emplean diuréticos osmóticos, inertes, con función
indirecta, quedándose en los vasos sanguíneos por su tamaño, y
produciendo el transporte de agua por ósmosis), y edemas de otra
índole.
 Insuficiencia cardíaca
congestiva. Es congestiva, ya
que determina que se
acumule líquido en los tejidos.

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 Insuficiencia renal. En esta situación, la función de filtrar sangre del
riñón no se lleva de forma adecuada. En esta patología no se prefiere
para su tratamiento tiazidas, que llegan a la luz del túbulo distal, en
parte filtrando y por otra parte usando el mecanismo de transporte de
los ácidos orgánicos. Se prefieren los diuréticos del Asa, ya que usan el
sistema de transporte de ácidos orgánicos, sin filtrarse en el glomérulo.
 Hipertensión arterial. Sobre todo las tiazidas son muy eficaces para esta
patología, son fármacos antihipertensivos de elección.

Las siguientes patologías son tratadas con diuréticos, pero no con tanta
frecuencia como las anteriores.

 Intoxicaciones. Al tomar sustancias tóxicas que se eliminan por orina y


que no se unan a proteínas plasmáticas, se va filtrando solo la parte
que no queda sin unir. Con un diurético se forma mayor orina, y por
tanto se elimina mayor cantidad de tóxico.
 Hipercalciurias y osteoporosis. Las tiazidas se pueden administrar
justamente con otros fármacos para patologías como la hipercalciuria u
osteoporosis.
 Hipercalcemia. Se trata con los Diuréticos del Asa (furosemida)
 Glaucoma. Se emplean la acetazolamida y osmóticos.

Nota: los fármacos empleados como diuréticos son los diuréticos del Asa y las
tiazidas. El resto se emplean para otras patologías, como puede ser el glaucoma,
edemas o hipertensión arterial, ya que el aumento de la producción de orina que
generan no es tan acentuado como la producida por los diuréticos del Asa o las
tiazidas.

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