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El juicio de los 7 de Chicago.

Carla Patricio. 10141477

La película El juicio de los 7 de Chicago rebobina al espectador a la 2da. Mitad del siglo XX donde
Estados Unidos, se encontraba en una posición vulnerable a nivel político, social y judicial. Fueron 151
días destinados a juicio, los que dieron al grupo revolucionario una sentencia insensata e injusta que
manchó la identidad y las funciones del gobierno estadounidense durante la época. Abby Hoffman, David
Delinger, Tom Hayden, Jerry Robin, Reenie Davis, John Froines, Bobby Seale y Lee Weiner encabezaron
grupos joviales aguerridos que mostraban indignación ante la poca, o más bien indiferente, protección
gubernamental hacia los militares destinados a la Guerra de Vietnam en donde llegaron a fallecer 4752
civiles jóvenes. Las revoluciones realizadas (que tuvieron lugar en Chicago) fueron masivas y sangrientas
pues se observó el inhumano trato de los policías ante los jóvenes en resistencia pacífica. Este fue el
detonante para iniciar los numerosos juicios y sancionar la ideología progresista juvenil tan marcada. En
República Dominicana, existe la Carta Magna que en su art. 69 refiere a la tutela judicial efectiva y debido
proceso, que puede perfectamente asociarse con el desenvolvimiento del juicio del grupo de los 7
imputados pues, si el caso acaece en el territorio dominicano, se hubiese cuestionado su desenvolvimiento
en cuanto a las garantías procesales que otorgan. En primer lugar, en todos los juicios se observa una
flagrante violación a los numerales 1 (Derecho a una justicia asequible), 2 (derecho a ser oída, dentro de
un plazo razonable y por una jurisdicción competente), 3 (el derecho a que se presuma la inocencia y a
ser tratado como tal), el 4 (el derecho a un juicio público, oral y contradictorio, en plena igualdad y con
respeto al derecho de defensa), el 7 (ninguna persona podrá ser juzgada sino conforme a leyes
preexistentes, ante un juez o tribunal competente y con observancia de la plenitud de las formalidades de
cada juicio) y por supuesto el numeral 10 (las normas del debido proceso se aplicarán a toda clase de
actuaciones judiciales y administrativas). Citamos los primeros 4 numerales debido a que a medida que
se iba desarrollando la audiencia era muy notable la violación al derecho de gozar de una justicia. Booby
Seale, por ejemplo, fue un revolucionario de tez negra acusado sin evidencia de asesinar, por razones
ideológicas revolucionarias, a un agente policial, fue a un juicio sin representación de un abogado y,
exigiendo sus derechos constitucionales, el juez ordenó que lo amordazaran y la ataran a una silla mientras
que el mismo continuaba el juicio con los otros 7 imputados. También, a los otros 7 revolucionarios no se
les presumió inocentes a pesar de las pruebas y sustanciosos alegatos presentados sin embargo nunca se
les escuchó ni se trató el caso de manera consciente e igualitaria. El numeral 7 nos sumerge en la
competencia del juez y del tribunal. En este factor, el juez Hoffman careció de imparcialidad porque desde
un principio denotó su inclinación de la parte demandante, dígase la fiscalía representante del gobierno
estadounidense que alegaban en contra del comportamiento pacífico pero revolucionario de los imputados.
Si se violaron los anteriores numerales es deducible que el 10 está perjudicado porque el juicio no sigue
un curso procesal efectivo. Si se le hubiese dado el seguimiento a este caso con la implementación del
debido proceso, los imputados presumirían a lo alto su inocencia porque si se les aplicaba esa tutela
judicial efectiva, se garantizaban que sus derechos de ambas fuesen ejercidos y nunca se vieran
irrespetados. El juez, en este juicio se deslegitimó con sus acciones, por lo que puede ser considerado
como incompetente frente al mismo tribunal y, en esta manera, es que podríamos considerar que se
modificase la persona que se coloca ante la posición de juez y que se integre una figura que
verdaderamente represente la justicia y a los tribunales de manera procedimental. Con las anteriores
consideraciones, se hubiese asegurado un juicio transparente que dieran un veredicto de inocencia a los
imputados y que evidenciara las fallas políticas que se presentaban en el gobierno estadounidense que
conspiró contra su misma ciudadanía.

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