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LALI MASRIERA

¡Un café,
E Frapuchino
Juan F. Barrera

l mundo del café tiene tantas face- una lejana comunidad cafetalera de la sie-
tas como existen formas de prepa- rra. A pesar de los ingresos procedentes de “¡Un café por favor!” Era la segunda vez
rar la amarga y aromática bebida. Sin la venta del café, la pobreza en que vivía que, sin éxito, Horacio pedía una taza de
embargo, puedo asegurar que el mexi- su familia fue la causa de que a tempra- café al ocupado mesero, mientras escucha-
cano promedio desconoce lo que hay de- na edad emigrara a la ciudad en compa- ba a su socio hacer las proyecciones de las
trás (¿o debería decir adentro?) de una ñía de sus hermanos mayores, en busca de ventas del negocio que pronto –argumen-
taza de café. Lo cierto es que café significa mejores horizontes. Antes de ser mesero taba– habría de generarles jugosas ga-
más que una bebida: es un modo de vida trabajó de todo: vendedor de periódicos, nancias. Las cuentas eran muy alegres: Si
y vida misma; es alimento, historia y cul- cigarros, dulces y otras chucherías; bole- compraban diez kilogramos de café tostado
tura; café es montaña, río y gente. Las si- ro, niño-payaso en cruceros de calles cén- y molido a mil pesos, y si vendían a veinte
guientes historias breves son ejemplos de tricas, mensajero de ocasión y párele de pesos cada una de las al menos 750 tazas
esta aseveración; espero que después de contar. Andar entre tazas de café todo el que esperaban obtener, tendrían una ga-
su lectura, la frase “¡Un café, por favor!” no día le traía recuerdos gratos de su infan- nancia bruta de quince mil pesos. Las ga-
sea escuchada o dicha con banalidad. cia; como cuando ayudaba a su viejo en nancias serían mucho mayores, concluyó el
las labores de la parcela, donde –recordaba socio frotándose las manos, si compraban
Café con leche como si fuera ayer– crecían grandes ma- el grano de café directamente al productor,
“¡Un café, por favor!” Por enésima vez en tas de café de verde follaje, de cuyas ra- para luego tostarlo y molerlo ellos mismos.
el día, Agripino escuchó a un cliente solici- mas él cortaba cerezas brillantes y rojas, El entusiasmo de su socio era conta-
tar una taza de café. Desde que trabajaba que en sus juegos de niño aplastaba con gioso, pero Horacio no se convencía del
como mesero en la cafetería “Fina Estam- sus dedos para extraer las semillas y luego todo. Había razones de peso para dudar
pa”, había servido miles de tazas del oscu- chupaba hasta quitarles el mucílago dulzón del negocio. Sabía, por ejemplo, que los
ro y humeante líquido, que amenizaba la que las recubría. Ahora, muchos años des- mexicanos no apreciaban el buen café, el

por favor!
charla de una junta de negocios o acom- pués, Agripino conocía el paradero final de de grano, pues la mayoría, incluidos mu-
pañaba un postre. Antes de llegar a la esas semillas, de esos granos que su padre chos cafeticultores, preferían el café solu-
ciudad, unos 10 años atrás y recién cum- cultivaba con esmero y paciencia en aque- ble. Aun así, el consumo interno de café
plidos los siete, él vivía con sus padres en lla lejana y apartada montaña. en México era muy bajo: Había leído que

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NELO MIJANGOS

Sabía que los mexicanos no apreciaban el buen café, el de gra- y sin azúcar –les había dicho ella– para no

no, pues la mayoría preferían el café soluble. Por si fuera poco, la fomentar la obesidad ni la diabetes.

proliferación de cafeterías de empresas trasnacionales no era el


mejor escenario para invertir en una cafetería. Café con piquete
El precio del café anda mal, la plaga de
el consumo per cápita del aromático era las sustancias antioxidantes (polifenoles) la roya sigue incrementándose,1 el cambio
de 1.200 kilos al año, muy por debajo de eran una especie de recolectores de ba- climático es una amenaza todos los días,
Finlandia, el mayor consumidor de café sura que limpiaban el cuerpo de impure- los cafeticultores están desanimados… ¿A
en el mundo con cerca de 12 kilogramos zas dañinas (radicales libres), y que por lo dónde vamos a llegar?, se preguntaba
por habitante. Por si fuera poco, la proli- tanto, retrasaban el envejecimiento y mu- José Manuel mientras conducía la pick up
feración de cafeterías de empresas tras- tación de las células. Además –continua- montaña abajo, rumbo a la ciudad. Como
nacionales no era el mejor escenario para ba con su perorata– el café nos mantiene técnico de un programa gubernamental,
invertir en una cafetería. despiertos y concentrados para estudiar a José Manuel le correspondía monito-
o trabajar mejor. Les decía que en Brasil rear las plagas y enfermedades en los ca-
Café negro sin azúcar se incluyó esta bebida en los desayunos fetales de la región. También capacitaba
“¡Un café por favor!” Tres tazas, ni una escolares, contraviniendo la postura de a los productores participantes en el pro-
más, era su ración diaria de café. Si que- la vieja guardia médica, que como en su grama y les llevaba cuando había dispo-
ría gozar de los beneficios del café en la tiempo lo hizo la Iglesia, había sataniza- nibilidad, algunos insumos agrícolas como
salud, Carolina no debía abusar en su do al café. Para remachar su proselitismo, fungicidas contra la roya o atrayente para
consumo. Tan solo las propiedades anti- Carolina recomendaba tomar café orgáni- el trampeo de la broca. Era consciente de
oxidantes de esta bebida habían sido ra- co, pues se certificaba libre de los residuos que para las enormes y urgentes necesi-
zón para que ella fuera una de las miles tóxicos de plaguicidas que tanto se usan dades de los cafeticultores, estos apoyos
de personas que engrosaban la fila de hoy en la agricultura. En animada char-
1 Ver Ecofronteras 49: “La roya del café, crónica de
los amantes del café. Siempre que tenía la estaban, cuando el mesero arribó con
una devastación anunciada”, Juan Francisco Barrera,
oportunidad, les decía a sus amigas que sendas tazas de café, por supuesto, negro p. 22-25. http:revistas.ecosur.mx/ecofronteras

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gubernamentales no eran más que “mejo- Café: el que lo produce y el que lo consume... placeres desigualmente distribuidos.
ralitos”, pero peor es nada, se decía.
La situación del sector cafetalero para
Producción de cafe * Consumo de café **
este año se veía grave, sobre todo porque
País Toneladas / año Tazas / persona / año
la cosecha había sido severamente diez-
Vietnam 1,536,000 12.41
mada por la roya. Otra realidad lo sumía
Indonesia 630,000 14.97
en un mar de preocupaciones: ellos eran
solo un puñado de técnicos que apenas
México 270,000 77.38
atendían a una ínfima cantidad de produc- Guatemala 252,600 114.25
tores. Se estacionó frente a la cafetería de Colombia 595,500 174.84
doña Tere, y antes de tomar asiento excla- Brasil 3,366,000 176.66
mó “¡Un café por favor!” Rusia 0 201.48
España 0 204.04
Capuchino Francia 0 253.31
Eran las nueve de la noche y en el Palacio Costa Rica 100,500 289.45
Legislativo la discusión no pintaba bien, Estados Unidos (Hawai) 6 339.82
lo que daba mucho que pensar a la joven Alemania 0 449.32
diputada. La negociación entre los repre-
Finlandia 0 674.52
sentantes de los partidos políticos se había
Países Bajos 0 881.11
tornado ríspida, altisonante, muy agresiva
por parte de algunos legisladores. Y no era * Variedades Robusta + Arábiga. Según datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos. 2013.
** De acuerdo con Ferdman, R. A. 2014
para menos, se discutía la “reforma ener- El café muestra de manera nítida los riesgos de la producción agrícola orientada fundamentalmente hacia los
gética”. En caso de aprobarse dicha refor- mercados internacionales. Latinoamérica es la región productora más importante del mundo, pero su consumo
es muy pequeño en comparación con Estados Unidos y los países europeos, que controlan el mercado y regulan
ma, ¿cómo impactaría en el desarrollo del los precios, dejando en desventaja y la pobreza a los productores que requieren comprar la mayor parte de
país y de la entidad federativa que represen- los alimentos que consumen.
taba? ¿Mejoraría o empeoraría el bienestar tores, las madrugadas suelen ser fres- naba el quiquiriquí del primer gallo cuan-
de la población? ¿Votaría a favor para ser cas, pero aquella mañana de enero, el frío do Lencha se colocaba la canasta con los
recordada como “vende-patrias” o en con- calaba hasta los huesos. En una de esas productos para la venta en la cabeza; con
tra para ser criticada como antiprogresista? comunidades vivía Lencha, una robusta destreza encontró el punto de equilibrio,
La posición de su partido era conocida, productora de café. En su calidad de ma- y a paso firme y veloz emprendió la mar-
pero comprendía que ante el momento his- dre soltera, los ingresos del hogar depen- cha por la vereda. Lupe, su hija de 11
tórico que le había tocado vivir, debía pensar dían de ella, por eso había madrugado. La años, cargando otros bultos la seguía me-
y responder solo por México, la Nación. En crianza de sus cuatro hijos no había sido tros atrás. La pick up de redilas de tres to-
esas estaba cuando recordó las palabras de fácil desde que Jacinto, su esposo, se ha- neladas ya debía estar esperándolas en el
aquel viejo ejidatario que conoció en la zona bía ido al “norte” para no regresar jamás. centro del poblado y si no se apuraban,
cafetalera de su estado, y que todavía hacían Tras años de vana espera, finalmente el Abigail se iría sin ellas, pues tenía instruc-
eco en su cabeza: “Señora candidata, no se ejido le había traspasado la parcelita de ciones de partir a las cuatro de la maña-
olvide de nosotros los productores de café; café de Jacinto, de donde provenían sus na en punto. “¡Un café por favor!” escuchó
no se olvide que tenemos hambre. Confia- magros ingresos. casi al llegar y aminoró el paso, pues sa-
mos en usted”. La hora de votar se acerca- En el último año, su vida había cam- bía que Abigail siempre disponía de unos
ba. Sabía que muchas vidas serían afectadas biado para bien, pues desde que era socia minutos para acabar de despertar bebien-
por su voto; esperaba no equivocarse. “¡Un del tianguis orgánico sus ingresos habían do el café de olla bien caliente que ella,
café por favor!” pidió justo antes de escuchar mejorado. Ubicado en la ciudad, kilóme- solo ella, preparaba antes del quiquiriquí
su nombre por el altavoz, urgiéndola a votar. tros abajo en la planicie, el tianguis les del gallo más madrugador de la comarca
brindaba la oportunidad de trato directo cafetalera.
Café de olla con los consumidores urbanos, y era un
En los pueblitos ubicados en las faldas de espacio de convivencia que a ella la hacía Juan F. Barrera es investigador del Departamento de Agricultura,
la montaña, donde habitan los cafeticul- sentir más satisfecha con la vida. Reso- Sociedad y Ambiente de ECOSUR Tapachula (jbarrera@ecosur.mx).
Ecofronteras, 2014, vol.18, núm. 51, pp. 12-15, ISSN 2007-4549. Licencia CC (no comercial, no obras derivadas); notificar reproducciones a llopez@ecosur.mx

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