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Asesor/a:
Rita Evelin Díaz
Asignatura:
Historia de la Lengua Española
Asignación:
Ensayo académico (proyecto de investigación)
Sustentante:
Ana Bárbara Díaz (20221-0061)
Los dominicanos tenemos una forma de hablar muy especial y es que podemos construir una
frase completa a partir de palabras especiales que quizás solo nosotros entendamos. Lo cierto
es que aunque somos bastante especiales, al menos lingüísticamente, no somos los únicos que
usamos nuestra creatividad para ampliar nuestro vocabulario, pues cada grupo social se
manifiesta según sus tradiciones y las relaciones de sus componentes.
El propósito de este ensayo es exponer sobre la identidad de la seductora forma de lengua de
Latino América que se habla en la República Dominicana, los fenómenos lingüísticos del
español dominicano, los aspectos políticos que afectaron el español - 1492, así también, el
elemento filológico y su impacto en la lengua, 1492; Elio Antonio de Nebrija, Cambios
lingüísticos de la época, los cambios morfológicos, en especial los rasgos marcados del caribe
y los cambios sintácticos, asegurando que el lector obtenga una visión general del habla del
país desde una perspectiva sociolingüística. Tomando como referente el libro de Pharies;
Breve historia de la lengua española, escritos de Orlando Alba; Fenómenos lingüísticos y
Cómo hablamos los dominicanos de Alba, siendo Alba uno de los investigadores modernos
más activos.
Tras once años de guerra, consiguen conquistar Granada, acabar con la presencia tributaria
musulmana en España y culminar la tarea de reconquista iniciada casi ochocientos años antes.
Rechazando la presencia política de elementos no hispanos, los acertadamente llamados
Reyes Católicos deciden acabar con la presencia de todas las demás religiones, excepto la
católica, ordenando la expulsión de judíos (1492) y musulmanes (1502) que se nieguen a
convertirse al cristianismo. Estos mismos eventos son importantes para la historia de la
lengua. Por ejemplo, la expulsión de los judíos abre un capítulo muy interesante en la
dialectología española, porque los deportados llevan su español del siglo XV a los más
diversos destinos, como el norte de África, los Balcanes y Oriente Medio. Aunque se deja
influenciar mucho por las lenguas con las que se encuentra, el “sefardí”.
Aparecen dos tendencias importantes: Por un lado, aparecen las lenguas clásicas, lo que
supone el rechazo de las formas medievales del latín y el griego y un intento de imitar más
fielmente los modelos clásicos. Por otro lado, se planteó un proyecto de renovación y
enriquecimiento de la lengua vernácula mediante la imitación estilística de modelos clásicos
y la adopción y adaptación de muchos cultos latinos y griegos.
El primer gran representante del estilo renacentista en España es el prolífico escritor Juan de
Mena, entre cuyas obras destaca El laberinto de la Fortuna, que Cano Aguilar considera "el
mayor ejemplo de poesía humanista y latina, tanto en la forma como en el contenido.’’ Juan
Luis Alborg también menciona algunos de los aspectos más llamativos de Mena, como el uso
frecuente del hipérbaton latino, figura retórica que imita la libertad de orden de las palabras
característica del latín en español. Durante la época de los gobernantes católicos se publicó
una de las obras más relevantes del Renacimiento español, a saber, La Celestina de Fernando
de Rojas, publicada en 1499.
En la morfología nominal, en el siglo XVI, vemos el abandono del antiguo pronombre doble
ge lo (ge la, etc.) en favor de se lo, etc. El factor que lleva a este ajuste es el aislamiento
gramatical y semántico de la palabra ge. A diferencia de todos los demás pronombres clíticos
(se, te, nos, etc.), ge no puede emplearse solo, sino que tiene que ir seguido de otro
pronombre. También en el siglo XVI se abandonó la práctica de usar el sustantivo femenino,
‘ el ’ antes de todos los sustantivos femeninos con vocal inicial. De ahora en adelante ya no
diremos ‘el espada, el corte, el segunda parte’, sino la espada, la corte, la segunda parte.
El uso de vos (ahora analizado fonéticamente /bos/) en lugar de ‘ tu ’ se denomina hoy en día
voseo, y el fenómeno se encuentra frecuentemente en competición con el tuteo (menos en la
Argentina y en América Central), en casi todos los países hispanoamericanos, con la
excepción de Cuba, Puerto Rico y la República Dominicana.
Hay cambios relativamente menores en la morfología verbal que van dando a España su
fisonomía moderna. Las terminaciones de segunda persona del plural —ades, —edes, —ides
cambian a —ais, —eis, —is (es decir, hablades > habláis).
Dos de los aspectos más importantes de la morfología de las palabras del español medieval
son el futuro de subjuntivo y el pluscuamperfecto en —ara / —iera. Ambas formas continúan
existiendo en la España moderna, aunque sólo en los estilos más arcaicos.
Durante el español del Renacimiento y Siglo de Oro, se finaliza el proceso de
gramaticalización del verbo auxiliar auer/ haber.
Finalmente, se van estableciendo las reglas actuales para la colocación de los pronombres
clíticos. En el medievo el contexto del verbo determina la colocación de los clíticos: se
colocan antes del verbo (conjugado) si este va precedido de palabras fundamentales, después
del verbo en otros casos. Este sistema va convirtiéndose paulatinamente en el actual, en el
que la colocación de los clíticos depende exclusivamente de la forma del verbo, con un verbo
conjugado (le halló), con un infinitivo (hallarle), etc.
Hay varios tipos de variación lingüística: una es la que se da a través del tiempo o de la
historia, llamada diacrónica. Algunos ejemplos de carácter fonético son la conversión de /p, t,
k/ en /b, d, g/, respectivamente, cuando estaban situadas entre vocales (la forma lupu se
transformó en lobo, latu en lado, lacu en lago); la que se da por un contexto geográfico de una
región a otra, donde se habla la lengua, llamada diatópica. Es normal que las distancias
geográficas dificulten la comunicación entre personas que viven en lugares distantes. Esta
falta de contacto promueve la diferenciación lingüística. Con respecto a la pronunciación es
bien conocido el caso de la /r/ final de sílaba, por ejemplo, que en muchos sitios se convierte
en una /l/ (puelta por puerta); en otras zonas, sin embargo, puede transformarse en i (pueita);
en otras se mantiene; la que sucede a través de la estructura social de una comunidad entre los
miembros de los diversos grupos que la forman, llamada diastrática. Las personas hablan por
el nivel de formación que tienen. Es fácil decir que en la sociedad en general, un abogado y
un mensajero, un ingeniero y un albañil, o un maestro de escuela y un limpiador no hablan de
la misma manera. Lo cierto es que, es natural que así sea, porque cada una de estas personas
se desenvuelven en entornos diferentes, realizan tareas diferentes y tienen necesidades
diferentes.
Entonces puede decirse que cada grupo sociocultural se diferencia de los demás en cuanto a
su forma de hablar; la que aparece a través de las situaciones cambiantes de la ejecución del
discurso, según las circunstancias específicas del hablante, diafásica. La forma de hablar en la
que las personas se adaptan a la situación, es decir, a lo que están haciendo en ese momento,
es un estilo o registro. Nadie habla con sus hijos en privado como el director en medio de una
conferencia de padres y maestros. Todos estos tipos de variación pueden ocurrir en diferentes
niveles de análisis lingüístico, es decir, pronunciación, estructuras morfosintácticas y
vocabulario. Los cambios que se producen en la lengua dependen en buena parte de la
influencia de variables como el sexo, la edad, el nivel sociocultural de los hablantes.
Cada lengua nativa, en nuestro caso el español, tiene diferentes dialectos que son usados por
ciertos grupos y se pueden observar en una determinada región. Aquí es donde entra el
español dominicano, que es una expresión en español que describe a todas las personas que
viven en la República Dominicana y no es tan fácil de agrupar o definir. Esto se debe a que
cada región del país tiene sus propias peculiaridades, las cuales son atendidas por la
sociolingüística y la dialectología.
Una forma de hablar no debe ser catalogada como buena o mala porque solo tiene ciertas
características como sucede en otros países. Hablar bien o mal no está relacionado con la
diversidad lingüística que utilizamos, sino con las oportunidades y el entorno social en el que
crecemos. Muchas palabras que decimos o escribimos “incorrectamente” tienen una
explicación detrás. Por ejemplo, no que mezclemos “S” y “C”, sino que proviene de un
proceso fonético medieval llamado seseo, que también se hace en muchos otros países.
Todas estas líneas no las inventamos en República Dominicana, y no son, como dicen, “la
juventud de hoy”. Pertenecen a la historia de España porque sólo históricamente seguimos
desarrollando estos rasgos antes de venir a América.
Bibliografía