Es un concepto de gran importancia en el proceso de comercialización y venta del
producto, ya que el comportamiento del mercado, la situación del entorno y la competencia cambian a lo largo del tiempo. Estos cambios condicionan el diseño y afectan al desarrollo de la estrategia del producto; ya sea productiva, de mercadotecnia, de publicidad, operativa, etc. Llevar un nuevo producto al mercado representa incógnita, incertidumbre, y frecuentemente muchos riesgos desconocidos. Generalmente la demanda debe de ser creada durante los inicios de esta etapa. Que tan largo puede ser la etapa depende de la complejidad del producto, su grado de novedad e innovación, si se ajusta las necesidades de los clientes y la presencia de substitutos que presentan competencia al nuevo producto. La cura para el cáncer virtualmente no necesitaría desarrollo del mercado por cuestiones implícitas por ejemplo. El ciclo de vida de un producto es el proceso por el que pasa un artículo comercial desde su concepción hasta su salida del mercado. El ciclo determina las 5 etapas de un producto: desarrollo, introducción, crecimiento, madurez y declive.La mayoría de los productos y servicios experimentan en algún momento de su existencia una caída de ventas o una pérdida de fuerza en el mercado. No podemos pensar que los gustos o preferencias de los consumidores son invariables y por eso es tan importante diversificar nuestra oferta y prepararnos para afrontar las fases de declive de los que hoy son nuestros productos estrella. Esta caída puede llegar de forma lenta y gradual o como un golpe brusco y seco, producido por la entrada de la competencia, cambios radicales en el mercado, avances tecnológicos, modificaciones en las condiciones de importación, políticas de precios, agotamiento de modas… en cualquier caso es muy probable que llegue el momento de preguntarnos «¿Cómo debo actuar ante un producto en declive? “Nunca deberíamos considerar que un producto está entrando en declive por meras cuestiones sentimentales (fáciles de salir a la luz cuando se trata de productos que han impulsado a la empresa en sus orígenes) o de «corazonadas», ni tampoco por bajones puntuales causados por la temporada o por la comparación puntual de unos resultados con los del año pasado. Debemos poseer una buena organización del departamento de marketing para que sus responsables puedan determinar el estado de las cuotas de mercado, la evolución de la competencia, la rentabilidad de ventas, los resultados comerciales (en esto nos podemos apoyar en los datos contables), etc. Lo normal es que el departamento conozca la evolución de las ventas y adecuen sus objetivos a las mismas, a la vez que se intenta potenciar el producto sacando versiones con inversiones en i+D, realizando mejoras (con la colaboración del departamento de producción) o diversificando respecto al mercado objetivo. El agotamiento de un producto o servicio debería verse venir si contamos con una buena organización, a no ser que se produzca un bajón repentino, en cuyo caso puede que solo estemos ante un gran bache, según las circunstancias elagotamiento de un producto o servicio debería verse venir si contamos con una buena organización, a no ser que se produzca un bajón repentino, en cuyo caso puede que solo estemos ante un gran bache, según las circunstancias. En definitiva, tenemos que estudiar datos objetivos y dejar los sentimientos en casa. Reunirnos con los responsables de marketing, del departamento comercial, de producción y de contabilidad/departamento financiero puede ser una buena manera para descubrir si realmente estamos ante el declive de un producto, prestando mucha atención al periodo de tiempo que lleva en el mercado dicho producto y si se han aprovechado las posibilidades del mismo.