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La competencia en el mercado beneficia a los consumidores de tres maneras: 1) Fomenta que las empresas ofrezcan precios más bajos, mejor calidad y una mayor variedad de productos ajustados a las necesidades de los consumidores; 2) Estimula la innovación e impulsa el crecimiento económico y el empleo; 3) Perjudica especialmente a los colectivos más desfavorecidos cuando se restringe la competencia y los precios son más altos.
La competencia en el mercado beneficia a los consumidores de tres maneras: 1) Fomenta que las empresas ofrezcan precios más bajos, mejor calidad y una mayor variedad de productos ajustados a las necesidades de los consumidores; 2) Estimula la innovación e impulsa el crecimiento económico y el empleo; 3) Perjudica especialmente a los colectivos más desfavorecidos cuando se restringe la competencia y los precios son más altos.
La competencia en el mercado beneficia a los consumidores de tres maneras: 1) Fomenta que las empresas ofrezcan precios más bajos, mejor calidad y una mayor variedad de productos ajustados a las necesidades de los consumidores; 2) Estimula la innovación e impulsa el crecimiento económico y el empleo; 3) Perjudica especialmente a los colectivos más desfavorecidos cuando se restringe la competencia y los precios son más altos.
Es un sistema de ordenación de mercado en el que diversas empresas ofertan bienes o servicios de similares características, que pueden sustituirse entre sí, y en el que el precio ofertado es el elemento básico, aunque no el único, de competencia entre los oferentes. En un mercado competitivo, donde no hay empresas dominantes, los consumidores pueden comparar y elegir entre varias opciones y las empresas rivalizan y se esfuerzan para que los consumidores escojan sus productos, bajando sus precios, mejorando la calidad o desarrollando nuevas variedades que se ajusten mejor a las necesidades y a los gustos de los consumidores. Por el contrario, cuando se producen situaciones de escasa competencia, aparecen empresas con cierta posición de dominio que pueden aprovecharse de su poder de mercado, perjudicando a los consumidores, que reciben productos más caros, de peor calidad y menos ajustados a sus necesidades. La competencia estimula a las empresas a esforzarse y trabajar para que los consumidores seleccionen sus productos. Una empresa que quiera atraer a consumidores puede hacerlo de distintas formas: • Ofreciendo sus productos a menores precios. • Ofreciendo una mayor gama de productos o ajustando sus productos a las necesidades y gustos de los consumidores. • Ofreciendo una mayor calidad o incorporando estrategias de sostenibilidad en sus procesos (por ejemplo, empresas que hacen sus procesos productivos más “verdes”, porque saben que esto importa a los consumidores que adquieren los productos). • Ofreciendo mayores y mejores servicios relacionados con sus productos (como la forma de entrega, la información del producto, la garantía o las posibilidades de devolución). Si hay competencia, cuando alguna empresa tenga la tentación de subir sus precios o empeorar la calidad para obtener mayores beneficios, se encontrará con que los consumidores cambiarán a otra empresa. Por eso, la competencia “disciplina” e incentiva a las empresas a mejorar continuamente. Y, así, los consumidores salimos beneficiados. La competencia beneficia al conjunto de la sociedad. Nos beneficia a todos de manera directa como consumidores y usuarios de productos más baratos, de mejor calidad y más ajustados a nuestras necesidades. Pero también indirectamente beneficia a las empresas y al sector público al favorecer el crecimiento económico, el empleo y la innovación por el contrario, las restricciones de la competencia solo benefician a unos pocos y perjudican a todos los demás. Son, además, los colectivos más desfavorecidos quienes resultan más perjudicados por los altos precios, la peor calidad y la menor variedad que producen las restricciones sobre la competencia.