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DISCAPACIDAD

La mayoría de las personas con discapacidad no consiguen empleo, ya que las empresas
deben contar con algún programa de apoyo o responsabilidad social.

En México, según el INEGI, hay 7.8 millones de personas con discapacidad, lo que equivale
al 6.3% de la población.
En palabras del IMCO, este sector social, “es uno de los más marginados, pues padece más
la exclusión social que las propias limitaciones físicas intrínsecas a una discapacidad”.
En el plano laboral, con base en datos del INEGI, el IMCO encontró que solo 4 de cada 10
personas con discapacidad realizan alguna actividad económica, cifra muy inferior al resto
de la población (siete de cada 10 personas).
En cuanto a los ingresos aquellos que laboran ganan un 33.5% menos que el resto de la
Población Económicamente Activa (PEA). Mientras que 1 de cada 3 personas con
discapacidad es dependiente económica de la familia o de un tercero. Las personas con
discapacidad que no laboran ni dependen de alguien más obtienen sus ingresos de: algún
programa social del gobierno (39%) o de alguna pensión (22%).

Dentro del contexto laboral hace que estas personas sean más vulnerables a la pobreza, a
no recibir la atención médica necesaria, a una mayor tasa de desempleo y a tener ingresos
inferiores. Las personas discapacitadas tienen grandes problemas para conseguir un
trabajo, desde que las empresas creen que no realizan correctamente su tarea hasta que
deben buscar una adecuada.

Ante las mayores barreras que enfrentan para su inserción en el trabajo remunerado,
muchas personas con discapacidades se han desalentado de la búsqueda de empleo y se
dedican a contribuir a las labores de reproducción doméstica en el hogar. La participación
de las personas con discapacidad es también significativamente menor en las ocupaciones
no manuales de rutina y asalariadas manuales en el sector formal.

El déficit en condiciones laborales que enfrentan las personas con discapacidad se asocia a
la acumulación de desventajas previas en logros educativos, así como a su inserción
laboral en ocupaciones de menor jerarquía.

Las principales y más eficaces medidas para eliminar barreras en el acceso y en la


integración laboral de las personas con discapacidad en contextos no segregados
consisten en un mayor compromiso por parte de la alta dirección en el diseño y aplicación
de políticas y práctica eficaces; la implantación de programas de formación y cualificación
del empleado, pero lamentablemente en ocasiones la realidad a la que se enfrentan las
personas con discapacidad en su proceso de integración laboral es el resultado de una
lotería, es decir, que el supervisor o el responsable de la organización tenga a bien
negociar individualmente con el empleado las medidas de adaptación y acomodación
necesarias, en lugar de tomar las decisiones pertinentes a las que le obliga la ley.

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