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Este es un ejemplo, pero así como yo le hice, así le haces tú por 7 días.
Adjunto una lista de emociones, quiero que la revisen
EMOCIONES.
¿Qué es la emoción?
Se entiende por emoción el conjunto de reacciones orgánicas que experimenta un
individuo cuando responden a ciertos estímulos externos que le permiten adaptarse a
una situación con respecto a una persona, objeto, lugar, entre otros.
La palabra emoción deriva del latín emotio, que significa “movimiento”, “impulso”.
La emoción se caracteriza por ser una alteración del ánimo de corta duración pero, de
mayor intensidad que un sentimiento.
Tipos de emociones
Existen las emociones primarias y ellas tienen emociones secundarias
La ira
La ira es una emoción primaria que siempre aparece en situaciones de conflicto con
otras personas o con nosotros mismos. La sensación de decepción, de frustración o de
injusticia suele ser el detonante para que la ira se haga con las riendas de nuestros
pensamientos y nuestros actos. La ira nos provoca una primera respuesta corporal que
nos prepara para la batalla, defensa o ataque: nos acelera el corazón y la respiración, y
tensa nuestros músculos. La segunda respuesta es cognitiva y depende de cómo
sepamos gestionar ese primer impulso de ira. Cuando la ira nos domina, nuestros
pensamientos se vuelven negativos por anticipado y muy agresivos.
La tristeza
La tristeza es una emoción primaria que aparece cuando sentimos que hemos perdido
algo o a alguien. Cuanto mayor sea nuestro vínculo con lo que hemos perdido, más
profunda será la emoción de tristeza y más nos costará desprendernos de ella. Es una
emoción que se refleja en el cuerpo y que puede llegar a provocarnos dolor, de ahí que
sintamos la necesidad de llorar para vaciarnos de él. Pero también se refleja en el alma.
Se caracteriza por que absorbe toda nuestra energía y elimina nuestros deseos y
nuestros sueños. A menudo justificamos los momentos de tristeza como buenos
maestros de vida por las lecciones que nos enseñan. Su primera lección es siempre
demostrarnos que aquello que perdimos fue importante para nosotros.
De la tristeza provienen las emociones secundarias como la aflicción, la pena, el
desconsuelo, el pesimismo, la melancolía, la autocompasión, la soledad, el desaliento,
la desesperación y, en casos patológicos, la depresión grave.
El miedo
El miedo es una emoción primaria que surge como medida de prevención ante cualquier
peligro, real o ficticio. Puede ser la emoción más determinante para la supervivencia del
ser humano desde sus orígenes. Si bien es cierto que hoy en día nuestro cerebro ha
desarrollado una gran capacidad de crear sus propios miedos que poco o nada tienen
que ver con el factor de supervivencia. El miedo también nos genera una respuesta física
que entre otras cosas conlleva una “inyección” extra de adrenalina que nos prepara para
huir. Nuestro cuerpo también deja aparcadas todas las funciones que no son básicas
para no consumir más energía de la necesaria y estar listos para escapar del peligro
(repito: real o ficticio). Cuando tenemos miedo sufrimos distorsión en la percepción,
sentimos frío, nos cuesta identificar las distancias y los tamaños, etc. Sentimos miedo
cuando sentimos que no tenemos el control sobre algo, por lo que la autoestima y el
autoconcepto que tenemos sobre nosotros mismos son determinantes.
Del miedo surgen las emociones secundarias que son la ansiedad, la aprensión, el
temor, la preocupación, la consternación, a inquietud, el desasosiego, la incertidumbre,
el nerviosismo, la angustia, el susto, el terror y, en casos patológicos, la fobia y el pánico.
El asco
La alegría
La alegría podría definirse como la emoción primaria que todos querríamos mantener
siempre. Como todas las demás, tiene su función, pero sí que podemos afirmar que es
la más positiva de todas. Cuando la sentimos nos sentimos felices, con ganas de hacer
muchas cosas y nos apetece compartirla con los demás. La alegría surge desde lo más
profundo de nuestro corazón y nos aporta paz, salud y amor. La alegría nos impulsa a
movernos, nos invita a la acción y nos sirve de recompensa por nuestros logros y
nuestras buenas acciones. A nivel fisiológico, sentirnos alegres nos provoca una
inyección de endorfinas y dopamina que ensalzan aún más la sensación de bienestar.
La alegría se contagia con facilidad a través de la sonrisa.
Nos ayuda a tomar decisiones, porque por mucho que analicemos y pensemos
sobre los pros y contras de las cosas, al final, lo que sentimos como resultado de
dicho análisis, nos lleva a elegir.
Permite que las otras personas nos conozcan mejor y nos puedan entender con
mayor facilidad.
1. La persona adecuada,
5. Ser claros y concisos para que los demás entiendan lo que expresamos.