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INTRODUCCIÓN
La comunicación política desde esta perspectiva puede ser definida como «el espacio
en que se intercambian los discursos contradictorios de los tres actores que tienen
legitimidad para expresarse públicamente sobre política, y que son los políticos, los
periodistas y la opinión pública a través de los sondeos".
2. OPINIÓN PUBLICA
¿Por qué comparar comunicación con opinión pública? En primer lugar, porque no hay
democracia masiva sin consideración de la opinión pública y porque ésta es inseparable
de un proceso comunicacional, tanto en su constitución como en su expresión. En
efecto, la opinión pública no existe de por sí, pero resulta de un proceso social
1
Dominique Wolton El Nuevo Espacio Público La comunicación política: construcción de un modelo Pág.
28 a 43
permanente de construcción/destrucción, en relación con el modo como ciertos temas
surgen o no en el campo social y político y son objeto de interés político. Por eso, es
inseparable de una interacción social que de alguna manera la constituye. Pero además
no existe y no cobra sentido sino a través de la comunicación de los sondeos que son
su megáfono y que le aseguran su publicidad en el espacio público, sin la cual "no
existe". Históricamente, pues, la más reciente lógica es la de la opinión pública y de la
comunicación, pero hoy en día las tres características son inseparables.
3
y los sondeos son los retrovisores de la opinión pública. La comunicación, pues, es
indispensable para el funcionamiento de la democracia masiva en el sentido
"descendente" -del poder político al electorado por medio de los medios-, y en el
sentido "ascendente"- de la opinión pública a los políticos, mediante los sondeos-.
Existen, pues, dos causas distintas de la importancia cada vez mayor que se le da a la
comunicación. Por una parte, el crecimiento de los medios de comunicación masiva,
relacionado con el modelo democrático y las necesidades de funcionamiento de la
sociedad masiva; por otra parte, la aparición de una comunicación con la opinión
pública mediante los sondeos.
3. CARACTERÍSTICAS
Para los periodistas, en cambio, la legitimidad está vinculada con la información, que
tiene una categoría evidentemente frágil puesto que se trata de un valor, por cierto
fundamental, pero deformable, que permite que se relaten los acontecimientos y se
ejerza cierto derecho de crítica. Observan y relatan los hechos de la política sin que
nunca, por sí mismos, puedan hacerlos. Son los "cara a cara" de los políticos.
Respecto de los sondeos, "representantes» de la opinión pública, la legitimidad es de
orden científico y técnico. El objetivo es reflejar lo mejor posible una realidad que no
tiene existencia objetiva sino a través de la elaboración que de ella hacen. La política
constituye la principal causa de su éxito, por la anticipación que a veces brindan a las
conductas del cuerpo electoral.
4
4. PAPEL Y FUNCIONES
Para dirigir esta doble función de apertura y cierre, la comunicación política asegura
tres funciones. Primero, contribuye a identificar los problemas nuevos que surgen: en
este caso, los políticos y los medios de comunicación masiva desempeñan un papel
fundamental. En segundo lugar, favorece su integración en los debates políticos del
momento, al garantizarles una especie de legitimidad. El papel de los sondeos y de los
políticos en este caso es notable. Por último, facilita la exclusión de temas que han
dejado de ser objeto de conflictos o respecto de los cuales existe un consenso
temporario. Aquí también es importante el papel de los medios, por la trascendencia
que dan a los temas debatidos en la plaza pública.
Estas tres funciones se consolidan de manera simultánea, sin que -por otra parte- nadie
los controle. Lo que asegura esta triple función son la especificidad y la fuerza de la
comunicación política: de alguna manera es "el pulmón" de la democracia. Sin
embargo, tal papel fundamental varía según los contextos históricos, dado que las
situaciones normales, en política, son relativamente raras... En cada una de las tres
más características, una de las tres lógicas del discurso resulta privilegiada.
5
Siguiendo los criterios del sociólogo alemán Niklas Luhman2, existen básicamente tres
principios de transmisión
2
Niklas Luhman, en Josef Thesing y Frank Priess “Globalización, Democracia y Medios de
Comunicación” Konrad- Adenauer- Stiftung A. C. CIEDLA. Centro Interdisciplinario de Estudios sobre el
Desarrollo Latinoamericano.1999
6
político contemporáneo.3
• Los medios masivos elaboran para la población el informe sobre los procesos
y resultados de la política (transmisión de la realidad política). Contribuyen de
ese modo a generar un mayor grado de consenso a favor de las medidas
adoptadas e incrementan la base de legitimación del sistema. Al mismo
tiempo pueden movilizar nuevos intereses y estimular el deseo de
participación.
3
Frank Marcinkowski: La Transmisión de la realidad política por televisión . En Josef Thesing y Frank
Priess “Globalización, Democracia y Medios de Comunicación” Konrad- Adenauer- Stiftung A. C. CIEDLA.
Centro Interdisciplinario de Estudios sobre el Desarrollo Latinoamericano.1999
7
Gráfico: Los medios de comunicación en el proceso de transmisión de la realidad
política
Otras Instituciones
Intermedias
Transformación de
la realidad política
Información en los
Intereses Sociales medios de Política
comunicación
Transformación de
los intereses
Otras Instituciones
Intermedias
8
sólo interesa a unos pocos (comprensión), es decir que sólo tiene un éxito limitado4.
Pero en definitiva todas las formas de organización política se presentan como
"mobilization of bias" y en consecuencia el pluralismo social aparece en el sistema
político siempre como "biased pluraIism
En otras palabras: por más perfecta que sea una democracia, nunca podrán
organizarse, comunicarse y transmitirse todos los intereses de la misma manera. Como
ocurre en toda comunicación selectiva, la transmisión de intereses es una fuente de
múltiples distorsiones y asimetrías. La transmisión ideal de intereses, la inclusión o
consideración total de los intereses necesariamente es una ficción. No obstante, de
ninguna manera puede inferirse por eso que los esfuerzos por transmitir la realidad
política y los intereses sociales deberían suspenderse por completo al constituirse en
un objetivo inalcanzable. Precisamente porque la transmisión de intereses no puede ser
perfecta, la legitimación del sistema político y sus decisiones siempre es frágil y
requiere ser reproducida constantemente. Por más incompleta que sea la transmisión,
es indispensable para la legitimación de las sociedades democráticas. La transmisión
de intereses no puede ser llevada a un plano objetivo, tampoco puede ser maximizada,
ni puede prescindirse por completo de ella. Siempre será problemática
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traducida en medidas que satisfacen esos intereses, alentando así a otros a participar
del proceso político. La lista de ejemplos puede ser engrosada infinitamente, e incluye,
obviamente, ejemplos de casos en los que la transmisión de la realidad política provoca
desilusiones, reproduce preconceptos existentes y genera en ese sentido más
desmotivación que movilización.
8. LA POLÍTICA MEDIATIZADA
Antes del desarrollo de los media, la propiedad pública de los individuos y de los
acontecimientos estaba vinculada a la idea de compartir un espacio común. Un
acontecimiento se convertía en acontecimiento público al presentarse ante una multitud
de individuos físicamente presentes en el momento en que acontecía, a modo, por
ejemplo, de una ejecución pública en la Europa medieval, realizada ante espectadores
reunidos en la plaza del mercado. Describiremos esto como la «propiedad pública
tradicional de la co-presencia». Este tipo tradicional de propiedad pública recurría a (y
estaba constituido por) la riqueza de las pistas simbólicas características de la
«interacción cara a cara». Se trataba de una propiedad pública que implicaba tanto la
vista como el sonido, la apariencia visual así como la palabra hablada: el
acontecimiento público era un espectáculo que podía ser visto, oído, y quizás incluso
olido o sentido de alguna manera, por los pocos individuos que presenciaban el hecho.
Además, dado que la «propiedad pública de la co-presencia» implica la reunión de
individuos en un lugar común, posee un carácter esencialmente dialógico. Los
individuos que hablan o actúan en tales ocasiones hacen esto ante otros que pueden
en principio contribuir al acontecimiento, ya sea hablando o mostrando los tipos propios
de conducta del espectador (abucheando, silbando, aplaudiendo, vitoreando, etc.),
aunque no tengan costumbre de hacerlo como práctica habitual5.
5
John B. Thompson: Los Media y la Modernidad, una Teoria de los Medios de Comunicación. Editirial
Paidos
10
de las sociedades modernas, tal y como lo atestigua la importancia que continúa
concediéndose a los mítines públicos, las demostraciones masivas, los debates
políticos en los encuentros cara a cara de las sesiones parlamentarias, etc. Sin
embargo, y en la medida en que los nuevos medio de comunicación se hacen más
omnipresentes, las nuevas forma
de propiedad pública van gradualmente complementando, y posteriormente extienden,
transforman y desplazan, las formas tradicionales de propiedad pública. Permítasenos
considerar breve mente algunas fases de este desarrollo y algunas de sus forma;
características de propiedad pública mediática.
Una tercera diferencia tiene que ver con lo que podríamos llamar la «direccionalidad»
de la visión. En los contextos cara a cara, los individuos, en principio, pueden verse
unos a otros. Incluso en grandes reuniones en las que el orador se dirige a una
audiencia de miles de personas, los espectadores son visibles al orador, que a su vez
es visto por ellos. En el caso de la televisión, sin embargo, la dirección de la visión es
esencialmente unidireccional. Los individuos que aparecen en la pantalla de la
televisión pueden ser vistos por telespectadores a los que no pueden ver; los
telespectadores, a su vez, pueden ver a los individuos que aparecen ante ellos, pero los
telespectadores no pueden ser vistos por éstos. El tipo de propiedad pública creado por
la televisión se caracteriza, entonces, por un contraste fundamental entre productores y
receptores en términos de visibilidad e in visibilidad, capacidad de ver y de ser vistos. El
desarrollo de la televisión ha creado, en consecuencia, una nueva forma de propiedad
pública, comprometiendo un tipo de visibilidad distintiva, completamente diferente de la
propiedad pública tradicional basada en la co-presencia. También difiere, en cierta
medida, de la forma de propiedad pública mediática creada por la palabra escrita. Si
tenemos en mente las distinciones entre estas diversas formas de propiedad pública,
podemos evitar la confusión que procede de utilizar un modelo simple de vida pública
para valorar los tipos de propiedad pública creados por los nuevos medios de
comunicación. Para calibrar el significado de esta confusión, permítasenos volver por
un momento sobre los argumentos de Habermas relativos al surgimiento y
transformación de la esfera pública burguesa.
Con el desarrollo de los nuevos medios de comunicación, como las primeras imprentas,
los gobernantes políticos se interesaron de manera progresiva en su autopresentación
ante audiencias que no estaban físicamente presentes. Los nuevos medios de
comunicación sirvieron no sólo como vehículo para promulgar decretos oficiales, sino
también como medio para fabricar una autoimagen que podría ser transmitida a otros
en lugares lejanos, Los monarcas de principios de la Europa moderna, como Luis XIV
de Francia o Felipe IV de España, estaban bien versados en las artes de la
construcción de la imagen.17 Sus imágenes eran construidas y celebradas no sólo en
medios tradicionales, como la pintura, el bronce, la piedra y los tapices, sino también en
los nuevos medios de impresión, incluyendo grabados en madera, aguafuertes,
panfletos y periódicos. Bajo el remado de Luis XIV, por ejemplo, periódicos como la
Gazette de Franco, que se publicaba dos veces por semana, y el Mercare Galante de
aparición mensual, dedicaban un espacio regular a lo que hacía el rey. 18 Aunque las
monarquías de principios de la Europa moderna eran sociedades basadas
12
fundamentalmente en las cortes, en actividades de autopresentación centradas en
lugares diseñados para este propósito (el Louvre, Versalles, etc.), la imagen de los
monarcas y los relatos de sus actividades modificaron su disponibilidad gracias a la
imprenta. Sin embargo, la imprenta era también un medio con el que otros podían
construir imágenes y explicaciones que divergían de las que los gobernantes trataban
de proyectar de sí mismos. Se publicaban panfletos en los que los monarcas eran
descritos como vanidosos, arrogantes, carentes de escrúpulos e injustos, circulando
asimismo un amplio número de imágenes satíricas. La imprenta permitió ampliar la
comunicación no sólo a quienes pretendían celebrar la imagen del rey, sino también a
sus detractores.
En el trascurso de los siglos XIX y XX, la tarea de administrar la visibilidad de los líderes
políticos a través de los media ha asumido un significado cada vez más importante.
Aunque existen algunas similitudes entre las estrategias empleadas por gobernantes
como Luis XIV, las condiciones políticas y sociales de la administración de la visibilidad
a finales del siglo XX son bien diferentes de aquellas que habían prevalecido a
principios de la Europa moderna. Se dan tres diferencias especialmente relevantes. La
primera es que, desde principios del siglo XIX, el tamaño de las audiencias capaces de
recibir mensajes mediáticos ha experimentado una ampliación sin precedentes. De aquí
que todos los interesados, en la actualidad, en la administración de la visibilidad tengan
que vérselas con un número de receptores cada vez mayor -en términos tanto
numéricos como de difusión geográfica- que cualquier otro líder político a principios de
la Europa moderna. Segundo, el desarrollo de la televisión ha re-enfatizado la
importancia de la visibilidad en el sentido estrecho de visión (esto es, capaz de ser visto
con los ojos), aunque la visibilidad se encuentra ahora separada del hecho de compartir
un lugar común, De ahí que la apariencia visual de los líderes políticos -la manera de
vestir, de comportarse, etc.- se convierta en una característica importante de su
autopresentación ante audiencias alejadas en el espacio, que pueden ver sin ser vistas.
Por otra parte, la televisión permite a los individuos aparecer ante audiencias lejanas
dando la sensación de que son acontecimientos «en vivo», resaltando entonces el
grado de vigilancia y de control reflexivo requerido por los líderes políticos y por todos
aquellos confiados en la administración de su visibilidad.
Hasta aquí me he ocupado de analizar algunas maneras en las que los individuos
emplean los medios de comunicación a su voluntad, con el fin de gestionar su
visibilidad ante otros que, en la moderna era de la televisión, están espacialmente (y
quizá también temporalmente) alejados. Sin embargo, la visibilidad mediática es una
espada de doble filo. A la vez que los nuevos medios de comunicación han creado
nuevas oportunidades para la gestión de la visibilidad, permitiendo a los líderes políticos
14
aparecer ante sus electores de una manera y una escala que antes jamás había
existido, también han creado nuevos riesgos. La arena mediática de la política moderna
está abierta y es accesible de modo, inimaginable para las tradicionales asambleas y
cortes. Además, dada la naturaleza de los media, los mensajes producidos por los
líderes políticos se reciben y comprenden de manera que no pueden percibirse y
controlarse directamente. Por lo tanto, la visibilidad creada por los media puede
convertirse en una nueva y distintiva fuente de fragilidad. Por mucho que los líderes
políticos traten de administrar su visibilidad, no la controlan completamente; el
fenómeno de la visibilidad puede salir de su cauce y, en ocasiones, actuar en contra de
ellos.
Las indiscreciones y los arrebatos aparecen entre las causas más comunes de
problemas para los líderes políticos. Representan un fracaso, en la medida en que el
individuo pierde el control sobre su conducta y aparece entonces como alguien que no
tiene el control total de la situación o de sus emociones, acciones o expresiones. Desde
luego, las indiscreciones y los arrebatos ocurren con relativa frecuencia en contextos de
interacción social cotidiana, y sin duda fueron absolutamente frecuentes dentro de las
élites dirigentes del pasado. Lo que resulta nuevo en la actualidad no es la aparición de
indiscreciones y arrebatos entre líderes políticos, sino más bien el que, con los nuevos
medios de comunicación electrónica (y especialmente la televisión), pueden ser
grabados en directo, vistos y oídos por millones, y retransmitidos incontables veces
ante un casi infinito círculo de receptores. De aquí que indiscreciones y accesos se
conviertan en muestras públicas de incompetencia y ausencia de autocontrol ante
audiencias que no tienen precedente en cuanto a escala y capacidad de visionar (y
revisionar) en detalle el acontecimiento. Además, tales muestras pueden tener
consecuencias tanto para las acciones de los otros distantes como para las carreras de
los individuos que tiene la mala fortuna de ser vistos actuando de semejante modo.
¿Qué significa escrutinio global? Utilizamos este término para referirmos al régimen de
visibilidad creado por un sistema de comunicación cada vez más globalizado y en el
que la televisión juega un papel central. Este sistema permite a los receptores ver a
individuos situados en otras partes del mundo, y verlos de manera no recíproca (esto
es, sin que ellos mismos sean vistos). Ello permite a los receptores presenciar
acontecimientos ocurridos en lugares alejados y presenciarlos de manera virtualmente
simultanea (esto es, como y en el momento en que están ocurriendo). Desde luego, los
receptores no poseen el pleno control de su propio campo de visión; no son libres de
mirar en una dirección u otra y de enrocar a diferentes individuos u objetos, como
pueden hacer en situaciones de cara-a-cara. El campo de visión está estructurado por
las organizaciones mediáticas y por procesos de filmación, reportaje, edición,
sindicación, transmisión, etc., que constituyen parte de la actividad habitual de estas
organizaciones. Sin embargo, la creación de campos globales de visión, a pesar de su
estructuración, representa un significativo desarrollo histórico, ya que eso significa no
sólo que los líderes políticos ahora deben actuar en una arena abierta a las miradas a
escala global, sino también que los receptores son capaces de ver / tener experiencias
que suceden a individuos distantes y de vivir acontecimientos de manera imposible
anteriormente. En un capítulo próximo estudiaré las implicaciones de este desarrollo
para la naturaleza de la experiencia y del yo. Sin embargo, primero debemos analizar
más cuidadosamente el proceso de globalización que han creado estos nuevos campos
de visión.
Los medios de comunicación masiva y los sondeos, obligaron a los políticos a modificar
sus relaciones con la prensa y a tener más en cuenta las reacciones, y las aspiraciones,
de la opinión pública6.
6
Dominique Wolton El Nuevo Espacio Público Los medios, eslabón débil de la comunicación política Pág.
183 a 199
17
De este modo se ha pasado de una actuación de a dos (políticos-medios) a una de a
tres (políticos-medios-sondeos), y una de las cuestiones más interesantes se refiere a
las consecuencias de esa ampliación de las relaciones entre estos tres actores y de sus
papeles respectivos en la comunicación política.
Frente a este cambio de hecho, el razonamiento más clásico consiste en ver en los
medios y los sondeos el contrapeso indispensable para la acción de los políticos, que
en la información y las reacciones de la opinión pública encuentran recíprocamente los
elementos necesarios para su reflexión. Acaso se establezca entre los tres una especie
de complementariedad natural: la acción, para los políticos; la información, para los
medios, y el conocimiento de] estado de la opinión, para los sondeos. Cada uno de los
tres componentes de la política moderna no puede existir sin el otro y constituye, en
cierto modo, su contrapeso mutuo.
18
9.1. Medios, sondeos y Políticos
Durante medio siglo, los medios se dirigieron a la opinión pública, que es a la vez la
destinataria de su trabajo y una legitimación de su existencia. El desarrollo de los
sondeos no ha hecho más que fortalecer esta relación, al tiempo que los periodistas
encontraban junto a ellos, sobre todo en período electoral, los recursos necesarios para
obligar a los políticos a alejarse un poco de la Iangue de bois».
Tal es el desfase estructural entre medios y sondeos. Los primeros, cualesquiera que
fueren sus defectos, casi siempre está motivados por el deseo de desenredar la madeja
de la realidad, lo que los conduce por fuerza a una posición crítica tanto respecto de los
políticos como respecto de la opinión pública y de los grupos sociales. Los sondeos,
según se ha visto, están más ligados a una preocupación puntual.
La oposición entre ambos tipos de información amenaza con ser tanto más fuerte
cuanto que la información periodística pasa siempre por un trabajo personal, mientras
que la información mediante sondeos es representativa, y quien sondea se conforma
con interpretar datos «objetivos».
19
Esta legitimidad que se da con cierta ligereza a cualquier fenómeno «representativo"
puede competir en forma directa con el papel del periodismo, puesto que la opinión de
"algunos" siempre vale menos que "la opinión representativa”. No dejará de haber
divergencias entre la percepción de la realidad por parte del periodismo y la de la
opinión pública, pero sí aquél deberá tener mucha entereza para oponerse a lo que
escoja "la opinión pública democratice”.
La mayor distancia a la que los medios hoy deben permanecer, frente a los sondeos y a
la opinión pública, es el resultado paradójico del doble fenómeno de democratización y
del mejor conocimiento de la opinión pública. Esta "sociografización" de la opinión
pública los obliga a mantener su concepto de la opinión pública y a reafirmar su
legitimidad independiente de un proceso de representatividad, pero vinculada con un
valor, la información, dentro de la teoría democrática occidental. Lamentablemente, este
valor es más frágil que la representatividad electiva en nombre de la cual actúan los
políticos, o que la representatividad estadística en nombre de la cual se supone que los
sondeos aportan en la actualidad un "conocimiento" de todos los problemas sociales y
políticos. Esta distancia que hay que poner frente a la opinión pública y a la política es
tanto más paradójica cuanto que en la realidad ambos parecen unirse, gracias a los
mismos medios...
En cierto modo es la situación opuesta y simétrica. Si bien los sondeos son aliados de
los políticos ante el liberalismo "excesivo" e "irresponsable" de los medios, lo mismo
pueden convertirse en un peso para los políticos cuando la acción de éstos marcha en
sentido inverso a la opinión pública. En este caso, mucho más frecuente que lo que se
imagina, los políticos hallan en la existencia de sondeos falsificados otros tantos
elementos que los disuaden de una acción impopular. Ahora bien, toda acción política
de gran amplitud corre el riesgo de ser impopular; llegado el caso, de no ser compren-
dida, ya que rompe con costumbres e intereses. Cuanto más confiable y fiel es la
representación de los estados de la opinión pública, más dificil es para los políticos
actuar "sin conocimiento de cause, es decir, sin conocer los riesgos de las reacciones
políticas. Entonces requieren más energía para mantener el proyecto.
En ambos casos hay un desplazamiento de sentido respecto del papel de los sondeos.
Así como éstos son significativos en el campo político, pues los ciudadanos, más tarde,
decidirán y resolverán mediante el voto, del mismo modo no tienen el mismo valor
respecto de los problemas de sociedad, valor y religión, pues en tal caso se trata de la
expresión de opiniones que pueden variar con el tiempo y, sobre todo, no conducen a
una decisión como en el caso del voto. El sondeo tiene sentido en el campo político,
pues la política es asunto de todos y el voto, en definitiva, es la respuesta en tamaño
real. En cambio, el empleo de los sondeos en todos los demás campos, en los que no
hay esa igualdad de estatuto y en los que en especial el voto no da una respuesta
objetivamente representativa, es peligroso. Pero hoy, la ideología de la
representatividad es tal que esa diferencia entre los dos tipos de sondeos resulta
barrida al estar ambos en posesión de la misma fuerza, mientras que no tienen ni la
20
misma veracidad ni el mismo estatuto. La distinción de la diferencia de índole entre los
dos tipos de sondeo permite relativizar el peso de la opinión pública en el proceso
global de la información.
Los medios, en realidad, son "la otra cara" de la opinión pública, la que no tiene
expresión legítima u oficial y que sin embargo es capaz de desempeñar un gran papel.
"La opinión pública", cuyo interlocutor son los medios, es una unidad compuesta, muy
distinta de la de los sondeos. Evidentemente se vincula con la opinión pública “oficial”,
pero también guarda relación con una opinión pública más imprecisa, compuesta de
actitudes disponibles; por último, es sensible a la opinión pública de los movimientos
sociales que surgen de manera no oficial, incluso violenta.
Ante tal diversidad "de las opiniones pública?, los periodistas desempeñan un gran
papel en la interpretación y la valorización de ciertos datos con respecto de otros, y en
esto los periodistas no son simples informadores. Tienen un evidente y necesario papel
de interpretación.
El papel eminentemente positivo de los medios está ligado con su capacidad de elevar
hacia el espacio político los problemas sociales que surgen, con lo que de un modo
implícito sugiere la fragilidad de la legitimidad política del momento. La fuerza de los
medios reside en que son receptivos a una opinión pública ni legítima ni representativa
Lo arbitrario con lo cual amplifican o reducen esta otra cara de la opinión pública es, en
realidad, un factor de flexibilidad, esencial para la comunicación política. Si bien los
medios anticipan un movimiento de opinión no visible «estadísticamente», permiten a
los políticos, llegado el caso, adivinar ciertos fenómenos y, en especial, asombrarse
menos de que haya movimientos sociales que -como suele ocurrir- perturben de
repente el ejercicio político legal. Los movimientos sociales, así como los
acontecimientos, nunca son representativos, pero son a la vez una posibilidad para los
medios y la justificación de su razón de ser en el espacio de la comunicación política.
9.2. Las dos caras de la opinión pública o la apuesta de la relación entre medios y
sondeos
¿Qué hay que entender cuando se dice que ambas referencias a la opinión pública son
radicalmente distintas? No sólo que no hay relación directa entre la representación
sociográfica de los sondeos y el concepto transmitido por los medios, sino sobre todo
que los medios serían poco oportunos en querer asemejar "su" opinión pública con
esos datos sociográficos omnipresentes y seductores. Dicho de otra manera, cuanto
más la opinión pública -que fue la referencia histórica común a los medios y a los
políticos- se encarna en cifras y datos hasta convertirse en auténtico actor de la
comunicación política, más necesario es mostrar que la misma palabra abarca
realidades diferentes según sea pronunciada por los políticos, los institutos de sondeos
21
o los periodistas. Si bien los políticos distinguen la opinión pública del electorado, los
medios mismos tienen mucha dificultad para comprender que "su" opinión pública no es
la de los sondeos y que les es muy necesario, tanto para ellos como para el
funcionamiento de la opinión pública, sostener esta diferencia de índole entre la opinión
pública sociográfica de los sondeos y la opinión pública como concepto político de los
medios. La encarnación de la opinión pública en las cifras no aproxima la opinión
pública de los medios a la de los sondeos sino, paradójicamente, quizá la aleja un poco
más...
A los medios les basta una determinada representación cualitativa de la opinión pública,
aun cuando ésta en parte sea falsa, pues permite la libertad y la dosis de descuido,
incluso a veces de inconciencia, necesaria para el trabajo de la prensa. Un conoci-
miento exacto de esta opinión pública amenaza con paralizarla más de lo que la
moviliza.
No tiene existencia real, sino que presenta la ventaja de ser representativa, al brindar
una fotografía del estado de la opinión pública en un momento dado. En cambio,
apenas ofrece elementos interpretativos para comprender el antes o el después, a
menos que disponga de series estadísticas precisas, lo que requiere una elaboración
de preguntas con la perspectiva de un uso reiterado, y es un caso raro. En todo caso,
necesita una interpretación que siempre depende de los acontecimientos y del contexto
político.
La presión del calendario político suele permitir "enmarcar" los retos y, por lo tanto, dar
cierta forma no a la opinión pública sino al modo como se plantean los problemas. La
política, según se dijo, impone su "agenda" a la opinión pública, lo que parcialmente
reduce la parte inesperada, pero siempre que no se olvide, no obstante, que en todo
momento pueden sobrevenir acontecimientos que trastornen cierto equilibrio de las
relaciones entre la opinión pública y los políticos. En especial es el caso de las crisis,
intestinas o externas, en las que se observa un hundimiento de los puntos de referencia
clásicos, que abren el camino a una situación política incierta. El interés de la
información representativa es secundario respecto de la información-acontecimiento. La
diversidad de la situaciones que llegan a modificar el calendario político normal basta
para mostrar que no hay que identificar demasiado opinión pública con sondeo.
El papel fundamental que desempeñan los medios en el equilibrio entre opinión pública
y político, así como su contrapeso natural ante la información-representativa, permite
22
adivinar sus puntos fuertes y sus debilidades. En una palabra, todo lo que es “news” no
está en sí ni naturalmente del lado bueno del contrapoder de la información, frente al
mal poder de la opinión pública o de los políticos.
Los medios de comunicación masiva están en las mejores condiciones para iniciar un
debate cuando el consenso político y el conformismo impiden la percepción de una
parte de la realidad o para organizar la confrontación de los puntos de vista durante una
controversia política electoral o no electoral.
Suelen ser muy poco competentes para iniciar una reflexión sobre un tema poco
manifiesto, aun cuando sea importante. Por el contrario, curiosos de todo lo que
aparece, tienen una tendencia natural a subestimar lo que no es "manifiesto". El
acontecimiento los estimula, sobre todo si lo sustituyen ruidosamente.
En resumen, podemos decir que los medios tienen la iniciativa en la comunicación
política, cuando un acontecimiento quiebra la lógica de la información representativa o
cuando evitan el autorrecogimiento de la comunicación política mediante el peso de los
discursos de los políticos. Su existencia es garantía de que la informa-
ción-acontecimiento seguirá permitiendo la reapertura del ejercicio político. Su energía
radica en que pueden reaccionar ante situaciones inesperadas, para desplegar muchas
veces la quintaesencia de su arte, a la vez que les brindan a los ciudadanos -pero sobre
todo a los actores políticos- los elementos informativos y de apreciación indispensables
en una situación crítica.
Los medios, pues, se encuentran en una situación curiosa. Su triunfo, a veces hasta
molesto en el ejercicio de una política cada vez más mediática, acentúa las críticas de
las que son objeto y corre el riesgo de culminar en una especie de contrasentido
respecto de los lances de la situación: temer a su poder excesivo en momentos en que
en realidad es su jerarquía lo que no se amenaza sino se ataca, tras los progresos del
ejercicio democrático y de la actividad de la comunicación.
23
10. LA COMUNICACIÓN FRENTE A LOS PROCESOS ELECTORALES
Los medios son esenciales para transmitir la realidad política. En tal sentido, Brian
McNair distingue entre comunicación política intencional y no intencional. En el primero
de los casos se refiere a la clásica comunicación electoral escenificada por los propios
partidos y difundidos en diferentes formas y medios (por ejemplo afiches, cortos
publicitarios, volantes, folletos, etcétera)7. Esto es lo tradicionalmente utilizado por los
partidos políticos u otros actores políticos para alcanzar ciertas metas (imagen,
persuasión, captación de votos)8.
Debido a que los partidos mismos financian estas formas de comunicación se las
denomina también paid media9. Frente a esta forma intencional de comunicación debe
distinguirse la información política definida como información sobre política (noticias,
programas políticos, etcétera), que Rüdiger Shmitt-Beck y Barbara Pfetsch denominan
free media. En época de campaña los políticos utilizan esta forma de comunicación
(información cotidiana sobre acontecimientos políticos) como recurso estratégico, para
transportar contenidos políticos, objetivos e imágenes, sin incurrir en costos. Los free
media aparecen como una forma más adecuada para llegar a los votantes que los paid
media.
7
McNair, Brian: An introduction to political communication, Londres 1995
8
ULI Gleich: Importancia de la comunicación política en los procesos electorales, En Josef Thesing y
Frank Priess “Globalización, Democracia y Medios de Comunicación” Konrad- Adenauer- Stitftung A. C.
CIEDLA. 1999
9
Schmitt-Beck,Rüdiger/Barbara Pfetsch: "Politische Akteure und die Medien der Massenkommunikation.
Zur Generierung von Óffentlichkeit in Wahikämpfen", en: Neidhardt, Friedhelm (Ed.): Óffenllichkeit,
offentlichen Meinung, sovale Bewegungen, Opladen 1996, págs. 106-138.
10
Compárese Bertelsmann Stiftung (nota 2). En Josef Thesing y Frank Priess “Globalización, Democracia
y Medios de Comunicación” Konrad- Adenauer- Stitftung A. C. CIEDLA. 1999
24
5. Campaña negativa con mensajes agresivos y acentuación de la competencia entre
los candidatos ("negativo campaigning" y "horse race")12.
Ante estas nuevas tendencias, la televisión adquiere relevancia por sus criterios
específicos de selección y calidad de presentación en la transmisión de la realidad
política13. En ese sentido, las posibilidades que brinda la televisión para entrar en
contacto con los electores, no es el único motivo por el cual los partidos y políticos se
muestran interesados en aparecer con frecuencia ante las cámaras de la televisión. Al
margen de ser el medio más popular, resulta más fácil llegar a través de la televisión a
sectores menos interesados en la política. Además, la televisión goza de alta
credibilidad en la transmisión de la información. Una de las principales ventajas de la
televisión es su carácter visual. Las informaciones visuales refuerzan el grado de
realidad que se concede a los contenidos presentados y aumenta al mismo tiempo la
credibilidad de lo visto (el receptor se convierte en testigo ocular). Además, los estudios
efectuados revelan que las imágenes se memorizan mejor y al mismo tiempo están
acompañadas de un mayor compromiso emocional de los receptores. Por lo tanto, las
imágenes refuerzan la percepción de intimidad y actualidad (en particular respecto de
los candidatos), aunque poco contribuyen a incrementar los conocimientos políticos14.
Finalmente las tendencias descritas como americanización se compadecen con los
criterios con los que trabaja la televisión para captar la atención de la audiencia. Beata
Plonka presume, por eso, que los medios recibieron de buen agrado la personalización
y la consiguiente tendencia a la escenificación de pseudoacontecimientos, dado que de
este modo pueden responder mejor a las preferencias del público como lo demuestra el
estudio.
El público prefiere noticias que tienen por protagonistas a personas en lugar de una
información detallada acerca de los procesos políticos de trabajo y decisión15.La
dinámica simbiosis formada entre la política y la televisión hizo que "la campaña
electoral de partidos se transformara en una campaña televisiva"16Esta relación
simbiótica entre política y medios de comunicación social no se desarrolla sin tensión.
Por un lado, la política y los políticos dependen de los medios para poder comunicar
11
Véase también los análisis de afiches de Marión G. Müller que ilustran como la comunicación electoral
no se limita a trabajar con argumentos racionales, y en cambio contiene también manifestaciones
emocionales, simbólicas y mitológicas. Compárese Müller, Marión G.: "Visuelle
Wahlkampfkommunikation. Eine Typologie der Bildstrategien im amerikanischen
Präsidentschaftswahlkampf", en : Publizistik 42,2/ 1997, págs. 205-228.
12
Schulz (nota 2), pág. 186 s. En Josef Thesing y Frank Priess “Globalización, Democracia y Medios de
Comunicación” Konrad- Adenauer- Stitftung A. C. CIEDLA. 1999
13
Jarren, Otfried/ Markus Bode: “Ereignis- und Medienmanagement politischer Parteien.
Kommunikationsstrategien im “Superwahljar 1994”, en: Bertelsmann Stiftung (nota 2), págs. 65-114.
14
Graber, Doris A.: “Say it with pictures”, en: may Jamieson, Kathleen (Ed.): The media and politics. The
Annals of the American Academy of Political and Social Science, Vol. 546, Thousand Oaks.CA.1996,
págs. 71-84.
15
Plonka, Beata: “Show-politics: pseudo-events on the European political scene, en: Communications 23,
2/1998, págs. 227-238.
16
Radunski, Peter: “Politisches Kommunikationsmanagement. Die Amerikanisierung der Wahlkämpfe”,
en: Bertelsmann Stiftung (nota2) págs. 33-52. aquí pág. 36. En Josef Thesing y Frank Priess
“Globalización, Democracia y Medios de Comunicación” Konrad- Adenauer- Stitftung A. C. CIEDLA. 1999
25
sus mensajes a los votantes y simultáneamente intentan utilizarlos para sus fines. Por
otro lado, surgen siempre nuevos conflictos acerca de una información tendenciosa y
parcial (supuesta o real) con las correspondientes denuncias de parte de los políticos17.
Los periodistas no sólo tienen posibilidades de influir a nivel temático (en el sentido de
la agenda-setting), así como de organización de la entrevista, sino que en parte pueden
asumir un rol activo con intervenciones valorativas (dichos o comentarios que respaldan
la posición del candidato). Si bien estos análisis de contenido permiten sacar
conclusiones sobre la tan mentada (supuesta o real) orientación política de los medios y
de los periodistas que allí trabajan, sería un error deducir un efecto directo sobre la
audiencia. Tampoco es procedente suponer que existe una relación lineal causal entre
la violencia en los medios y la agresividad. Sin embargo, podemos asumir que
determinados medios constituyen, para partidos de extracción política afín, una suerte
de "caja de resonancia", que puede contribuir a reforzar y cimentar posiciones políticas
propias19.
17
Una recopilación de estos conflictos en el año electoral de 1994, ofrece Jarren/ Bode (nota 14), pág.
85.
18
Matera, Frances R. / Michael B. Salwen: “Unwieldy questions? Circuitous answers? Journalists as
panelists in presidential election debates”, en: Journal of Broadcasting & Electronic Media 40.3/1996,
págs. 309-317.
19
Voltmer: Medien und Partenien...(nota 19), pág. 186. En Josef Thesing y Frank Priess “Globalización,
Democracia y Medios de Comunicación” Konrad- Adenauer- Stitftung A. C. CIEDLA. 1999
26
elecciones de las variables independientes y dependientes. Seguidamente se hará un
análisis más bien selectivo de ciertos aspectos escogidos de este complejo mecanismo
de acción. Se asigna especial importancia a la forma en que la audiencia llega a los
juicios y valoraciones que influyen en su voto.
27
fehacientemente a la influencia de los medios, un déficit que se constata a menudo en
relación con estudios sobre la función del agenda-setting en los medios.
Actualmente resulta más importante tener en cuenta las necesidades de una amplia
mayoría de electores con escaso compromiso político e ideológico. Se los divide en
determinados segmentos y se busca llegar a ellos con diferentes contenidos y medidas
en función de sus intereses específicos.
El término modernización expresa mejor las causas que provocaron el cambio en las
contiendas electorales que el concepto de americanización, A lo largo de las últimas
décadas se han ido modificando toda una serie de condiciones sociales y políticas, en
parte en forma paulatina y en parte en forma brusca. En general, estas condiciones
aparecieron primero en los Estados Unidos para luego propagarse hacia Europa, de
modo que la modernización se inició primero en el Nuevo Continente. Otros países
simplemente optaron por copiar las soluciones americanas o las tomaron como modelo
para sus propios desarrollos.
Las campañas electorales tienen que reaccionar ante los cambios sociales. Los
cambios en su imagen son también una reacción ante el cambio social. Tendencias
sociales traducidas en conceptos de moda como mayor complejidad social y
diferenciación social, cambio de valores y secularización, se corresponden con la
modernización de las campañas electorales.
29
Existen dos cambios sociales que influyen fuertemente en la conducta del electorado y
que son el mayor nivel educativo y el debilitamiento de los vínculos partidarios.
Frente a estas tendencias positivas en la conducta del electorado se perfilan otras más
desfavorables. Existe toda una serie de indicadores que reflejan un creciente
distanciamiento respecto de las instituciones políticas. Las instituciones más afectadas
son los partidos. En la medida en que se iba incrementando el nivel educativo en la
sociedad se operaba una lenta pero constante erosión en la identificación del
electorado con los partidos políticos.
El votante independiente, es decir el votante que opta una vez por impartido y otra vez
por otro, es una figura cada vez más difundida. Muchos de estos votantes se muestran
indecisos hasta pocos días antes de las elecciones y modifican varias veces sus
preferencias partidarias a lo largo de una campaña electoral
Tipología de Dalton
Según la tesis del desalineamiento elaborada por Russell Dalton, entre ambos
indicadores existiría una estrecha relación. La educación proporciona un mayor nivel de
30
conocimientos políticos. Al mismo tiempo, las posibilidades de informarse sobre temas
políticos aumentan debido a la fuerte expansión del sistema mediático y el menor costo
que demanda obtener información. En razón de ello, un creciente segmento de votantes
está en condiciones de manejar por sí mismo la situación compleja de las elecciones y
tomar su decisión en función del juicio personal que se ha formado. Estos votantes no
dependen ya de una vinculación partidaria cuya función era reducir el grado de
complejidad de la situación electoral25.
Sobre la base de estos supuestos Dalton desarrolla una sencilla tipología de votantes.
Combina las dos dimensiones: movilización cognoscitiva e identificación partidaria y las
desdobla luego en dos pares conceptuales (dicotomía), formando finalmente cuatro
grupos de votantes.
Los independientes y los apolíticos que juntos hacen a casi las dos terceras partes del
electorado constituyen el potencial de indecisos hacia el que se dirige una parte
sustancial del esfuerzo de los partidos durante las actividades de la campaña electoral.
Más de un 20 por ciento de estas personas siguen mostrándose indecisas hasta poco
antes de las elecciones en comparación con el 7 por ciento de cada uno de los otros
25
Dalton, J. Russell: “Cognitive mobilization and partisan dealignment in advanced industrial
democracies”, en: Journal of Politics 46, 1984, págs. 264-284. Josef Thesing y Frank Priess
“Globalización, Democracia y Medios de Comunicación”
Konrad- Adenauer- Stiftung A. C. CIEDLA. Centro Interdisciplinario de Estudios sobre el Desarrollo
Latinoamericano.1999
26
En la operacionalización de esta tipología para el análisis en función de datos proporcionados por
encuestas. Dalton forma el índice "movilización cognoscitiva" de la sumatoria entre el máximo nivel
educativo alcanzado y el grado de interés político. "Identificación con el partido" se evalúa con una
pregunta acerca de la preferencia partidaria a la que antecede una pregunta acerca de la preferencia por
un cierto partido. Una descripción más detallada de la metodología ofrecida: Schmitt-Beck, Rüdiger /
Peter Schrott: "Dealignment durch Massenmedien? Zur These der Abschwächung von Parteibindungen
als Folge der Medienexpansion", en: Klingemann, Hans-Dieter/ Max Kaase (Eds.): Wahlen und Wähler.
Analysen aus Anla der Bundestagswahl 1990, Opladen 1994, pág. 551 . Para los resultados de los
análisis efectuados y presentados seguidamente se utilizó esta operacionalización.
31
dos grupos27. En los restantes aspectos surgen diferencias importantes entre estos dos
tipos de votantes.
Entre los independientes existe una mayoría de votantes jóvenes, al igual que
habitantes de grandes ciudades, funcionarios y empleados en cargos altos o ejecutivos.
Estas características resultan, fundamentalmente, a partir del rasgo constitutivo de este
tipo de votante que es el elevado nivel educativo.
La función de líder de opinión que cumplen muchos votantes por convicción ideológica
justifica que los partidos canalicen una parte considerable de sus esfuerzos hacia estos
partidarios. No sólo refuerzan los vínculos con el partido sino que indirectamente
influyen también en la población a través de los llamados contactos sociales de sus
seguidores, incluida una influencia indirecta de la campaña electoral mediática.
27
Encuesta de la primera semana de octubre de 1994, es decir una o dos semanas antes de los
comicios. Josef Thesing y Frank Priess “Globalización, Democracia y Medios de Comunicación”
Konrad- Adenauer- Stiftung A. C. CIEDLA. Centro Interdisciplinario de Estudios sobre el Desarrollo
Latinoamericano.1999
32
11.3. Cambios en el sistema mediático
El ejemplo revela que la forma tradicional de dirigirse a los votantes (direct mailing y
publicidad en la vía pública) no han perdido su vigencia, pese a la enorme expansión de
la televisión y las posibilidades de diversificación en función de canales específicos y
emisoras de radio local, volantes, revistas especializadas y los nuevos medios28.
El éxito de las campañas electorales de Clinton en los Estados Unidos revela que el
direct mailing es parte de una moderna campaña electoral en ese país.
28
"Die Partei, das etwas andere Produkt. Wahiwerbung unter medialplanerischen und marke-
tingstrategischen Gesichtspunkten". en: Media Spektrum 1/1994, pág. 40-43; Radunski, Peter "Direct
Marketing für Parteien", en: Dallmer, Heinz (Eds.): Handbuch des Direct Marketing, Wiesbaden 1990,
págs. 831-841.
29
De una documentación recopilada por Otfried Jarren y Markus Bode se desprende que la CDU emitió
durante su campaña publicitaria de 1994 en la televisión comercial 254 cortos. El SPD llegó a sumar 355
cortos. En las emisoras públicas en cambio, cada uno de los partidos apenas accedió a 16 emisiones.
Compárese Jarren. Otfried/Markus Bode:"Ereignis-und Medienmanagement politischer Parteien.
Kommunikationsstrategien imSuperwahljahr l994",en:Bertelsmann Stiftung (Ed.);Potitik uberzeugend
vermitteln. Wahlkampfsstrategien in Deutschland und den USA, Gütersloh 1996, pág. 69.
33
Además de su importancia como medio publicitario, la televisión se constituye a la vez
en el objetivo y el medio de la campaña política. El objetivo de la campaña es obtener la
mayor resonancia mediática posible (en términos positivos) desplegando actividades
políticas, difundiendo política mediatizada y pseudo- acontecimientos hábilmente
escenificados. Para el ciudadano se trata de trabajo político rutinario sobre el que los
medios informan en ejercicio de su deber de cronistas. Peter Radunski definió la
campaña televisiva como el "corazón" de la campaña política. Es tanto más exitosa
cuanto menos el observador desprevenido la interpreta como acto electoral30.
Aun dotado con un gran talento actoral, la televisión desnuda hasta el más mínimo
matiz en la expresión y pone al descubierto cualquier intento de simulación.
30
Radunski, Peter: "Strategische Überlegungen zum Femsehwahlkampf”, en: Schulz, Winfried / Klaus
Schönbach (Eds.): Massenmedien und Wahlen. Munich l983,pág. 136. Josef Thesing y Frank Priess
“Globalización, Democracia y Medios de Comunicación”
Konrad- Adenauer- Stiftung A. C. CIEDLA. Centro Interdisciplinario de Estudios sobre el Desarrollo
Latinoamericano.1999
31
Frey, Siegfried: "Medienwirkungen non verbaler Kommunikation im interkulturellen Vergleich: Eine
Untersuchung zur visuellen Präsentation politischer Funktionsträger in Nachrichtensendungen aus der
Bundesrepublik, Frankreich und den USA. Schlu bericht an die Deutsche Forscliungsgemeinschaft",
op.cit. 22.09.1993 (manuscrito).
34
Una pregunta que se renueva cada vez que se celebran elecciones es la de la
influencia de la T.V. sobre el resultado de las mismas.
35
usa en forma regular o con frecuencia; otro 43 por ciento mira en forma regular de tres
a cinco canales. Ambos grupos distribuyen sus preferencias entre canales abiertos y
canales privados de cable. No se ha producido la tan mentada fragmentación del
público, al menos no por el momento. Sólo una minoría de los televidentes se limita a
un pequeño repertorio de entre uno a dos canales como en tiempos del monopolio de la
televisión abierta de derecho público. Estos espectadores se han mantenido fieles a las
emisoras públicas y no aceptaron la oferta que presentó la televisión privada por cable.
A lo sumo en esta franja se puede observar una influencia específica de la televisión de
derecho público.
Como la activación puede no ser sólo una consecuencia de contactos con la campaña,
y por el contrario depender de factores socioestructurales y de la competencia política,
en un análisis multivariante se incluyeron simultáneamente siete de estos factores como
variables de control.
34
En principio podría pensarse que pueden manifestarse efectos de activación unilaterales, que ciertos
contactos mediales activan o desactivan de diferente modo el potencial electoral de los partidos. De ser
ése el caso, el resultado electoral se ve influenciado según se ha movilizado el potencial electoral.
36
tampoco surgió ninguna relación con los cuatro soportes publicitarios estudiados: avisos
en los medios gráficos, afiches, cortos publicitarios por T.V. y direct mailing.
Por otra parte, el análisis prueba que conversaciones sobre el tema de las elecciones
promueve la voluntad de concurrir a las urnas. Además, la activación depende de otras
cuatro condiciones, a saber: edad, nivel educativo, interés en política e interés en
acontecimientos relacionados con la campaña electoral.
Los objetivos y efectos de una campaña electoral son más diversos que lo que puede
parecer a primera vista. Para el votante, la campaña constituye una base informativa y
una ayuda para tomar su decisión, Pone de manifiesto las alternativas políticas, los
programas y candidatos entre los que se puede elegir. Desde la perspectiva de un
partido político lo esencial es reunir votos y alcanzar el poder. La campaña electoral
sirve a los efectos de persuadir a los electores de que el partido es el que más
capacitado está para asumir el gobierno y solucionar los problemas políticos
pendientes. Analizado en un nivel general, las elecciones y las campañas electorales
cumplen la función de legitimar el poder político y brindar respaldo popular al sistema
político.
Esta descripción se parece a uno de esos pasajes idílicos que se encuentran en los
libros de texto escritos para la materia formación cívica. La realidad se diferencia en
varios aspectos. Por lo pronto, un objetivo prioritario de la campaña electoral es llamar
la atención y activar a seguidores y simpatizantes. Es importante encontrar un eco
positivo en los medios de comunicación para poder llegar a potenciales votantes y
persuadirlos. En ese proceso compiten con otros acontecimientos importantes o
sensacionalistas por alcanzar un espacio en la limitada capacidad de publicación de los
medios y la atención limitada del público.
Una explicación podría ser el cambio que ha sufrido la relación entre medios masivos y
política, en particular entre los medios y los partidos políticos. Esta evolución ha traído
aparejado un cambio de estilo en el periodismo y en la política. Ambas cosas están
implícitas en la tesis de la americanización o modernización y cuando se lo analiza más
de cerca tiene su origen en la expansión y comercialización del sistema mediático,
además del cambio socioestructural y de la transformación que ha sufrido la cultura
política.
Los partidos y políticos compiten con los medios de comunicación por la atención de los
ciudadanos. Igual relación se presenta también respecto de otras instituciones, entre
cuyos objetivos figura la interpretación de la realidad y la influencia social. Son las
Iglesias y los sindicatos, por ejemplo. En esta competencia existen diferentes
posibilidades para obtener o procurarse márgenes de acción, y en lo posible, ventajas
estratégicas frente a los medios, por ejemplo mediante patronaje, infiltración o
management comunicacional.
35
Inglehart (nota 3), pág 406 ss., así como Schulz (nota2), pág. 149.
38
En virtud de esta realidad, la imagen de la política en los medios presenta ciertas
distorsiones y un déficit estructural que no sólo se manifiesta durante la campaña. Las
falencias serán tanto mayores cuando la política intente influir sobre los medios, lo que
ocurre con particular frecuencia en épocas de campaña electoral y cuanto más arrecie
la competencia entre los medios. A lo largo de las últimas décadas se incrementó en
forma permanente la necesidad de los partidos (y la de todos los grupos de interés) de
influir sobre los medios a través de una adecuada gestión de relaciones públicas y
management por acontecimientos. En tal sentido, la liberalización y comercialización del
sistema mediático en los años '80 desencadenaron una ola particularmente intensa.
Desde que existe una mayor competencia entre los diferentes medios, que incluye
aspectos tales como competencia de los periodistas por la noticia de último momento,
por la noticia más sensacionalista, la crítica más aguda, el escándalo más espectacular,
los partidos y políticos pueden aprovechar esta competencia en beneficio propio.
Siempre existe un medio que estará dispuesto a hablar de temas poco comunes,
propuestas curiosas, imputaciones y críticas. Qué medio va a perderse la oportunidad
de difundir una jugosa historia exclusiva.
A su vez, los medios reaccionan con una forma especial de periodismo de investigación
cuyo propósito es hacer ver al público que ciertas declaraciones o medidas no están
dirigidas a cumplir ciertos objetivos sino a lograr resonancia pública y a impresionar a
los votantes. El distanciamiento del periodismo de la política, de la "clase política", no
sólo se traduce en la denuncia explícita del populismo y la política simbólica, sino que
muchas veces sólo puede interpretarse a partir de la elección de las palabras, las
observaciones al margen que se incluyen y el tono irónico utilizado36.
Dadas estas condiciones, es posible sustentar la tesis de que además de una cierta
influencia (más bien escasa) que pueden ejercer algunos medios sobre el voto, se
manifiesta un efecto mucho mayor del sistema mediático en sí y su desarrollo. En el
corto plazo, este efecto se traduce en una activación de los electores o, al menos, en
una movilización cognoscitiva de los mismos. En el más largo plazo, sin embargo, la
forma específica de los medios de presentar la realidad política termina por sobreexigir
a los apolíticos y sus escasos conocimientos y de esta forma realimenta el hartazgo
político y fomenta la abstención. Los electores de elevada movilización cognoscitiva
descubren el juego relacional y reaccionan en parte con desalineamiento. Es muy
probable que una campaña americanizada con su sofisticada gestión comunicacional
refuerce tanto el efecto positivo como el negativo.
36
En un estudio de reciente aparición, Kepplinger presenta pruebas contundentes del desmantelamiento
de la política: Kepplinger, Hans Mathias: Die Demontage der Politik in der Informationsgesellschaft,
Friburgo/ Munich 1998: Respecto de la evolución en los EEUU compárese: Patterson, Thomas E.: Out of
Order, Nueva York, 1993.
39
Existe un problema adicional. La televisión permite que el hombre eluda de manera muy
sencilla la información ofrecida, y no hay ningún medio que pueda hacerle sombra en
este aspecto. En primer lugar, esta “percepción selectiva” se apoya en la decisión de
aceptar o rechazar la oferta de los diferentes medios o programas. En segunda
instancia, es muy probable que los televidentes no comprendan parte de la información
brindada. Y si alcanzan a comprender el tema tratado, aún subsiste la duda acerca de
cuánto es realmente lo que pueden retener37.
Esta última cuestión no es sólo una cuestión referente a la memoria retentiva, sino que
también guarda relación con la protección inconsciente que suele actuar como
resguardo frente a todo aquello que contradice la opinión propia. Paul Lazarsfeld
analizó este mecanismo de protección en el ámbito político y hace ya décadas llegó a la
conclusión de que el votante sólo toma debida nota de la propaganda con la cual de
alguna manera está de acuerdo, pero ofrece resistencia frente a los avisos que se
oponen a sus puntos de vista. Esta investigación de Lazarsfeld estaba basada en
campañas electorales positivas, es decir que se remitía a intenciones, logros y objetivos
de un partido. Todo indica que se presta muy escasa atención a las noticias positivas
sobre el sector político adversario, mientras que sí se procesan las noticias negativas
sobre el sector con el que simpatiza. Sintetizando: Las noticias que hablan a favor de
los políticos se registran cuando el receptor se siente reafirmado en sus propias ideas.
Tal selección no ocurre con las noticias negativas. Este comportamiento repercute
sobre la forma de llevar adelante las contiendas electorales, debido a que las noticias
negativas pueden penetrar en el campamento político adversario y crear inseguridad en
sus filas.
40
a la gente, si conspira contra su natural inclinación emocional respecto de respecto de
las candidatos más encumbrados. Este principio también es válido para los temas
clave: Si un tema no logra transmitirse por medio de las emociones, conectándolo a
sensaciones, a conductas humanas o a categorías lindantes con la modernidad, el
futuro o la paz, no tendrá buena receptividad en la gente y estará condenado al fracaso.
12.1. Introducción
Al conjunto de los medios empleados en todos los tiempos por los hombres políticos
para hacer triunfar su causa, y que se relacionaban con la elocuencia, la poesía, la
música, la escultura y, en suma, con las formas tradicionales de las bellas artes,
sucedió una técnica nueva que emplea medios puestos a su disposición por la ciencia,
42
para convencer y, dirigir las masas formadas en el mismo tiempo; es una técnica de
conjunto, coherente, que puede ser sistematizada hasta cierto punto. El vocablo con
que se la designa es contemporáneo del fenómeno. La palabra propaganda es uno de
esos términos arbitrariamente extraídos de las fórmulas del latín pontifical; fue
empleado por la Iglesia en los tiempos de la Contrarreforma (de propaganda fide) y casi
no rebasó los límites del vocabulario eclesiástico (Colegio de la Propaganda) hasta que,
a fines del siglo XVIII, irrumpió en la lengua laica. Pero aun entonces conservó su
resonancia religiosa, que solo en el siglo xx perdió definitivamente. Las definiciones que
de ella hoy pueden darse poco tienen en común con su primer sentido apostólico: "La
propaganda es una tentativa para ejercer influencia en la opinión y en la conducta de la
sociedad, de manera que las personas adopten una opinión y una conducta
determinadas" 38. Según otra definición, "la propaganda es el lenguaje destinado a la
masa. Emplea palabras u otros símbolos a los cuales sirven como vehículo la radio, la
prensa y la cinematografía. La finalidad del propagandista es ejercer influencia en la
actitud de las masas en puntos que están sometidos a la propaganda y que son objeto
de opinión."39
38
BARTLETT, Political Propaganda.
39
Propaganda, communication and public opinion, Princeton.
40
Jean- Marie Domenach: “La propaganda política” EUDEBA, Buenos Aires, 1993
43
La propaganda es polimorfa y cuenta con recursos casi ilimitados. Como dijo Goebbels:
"Hacer propaganda es hablar de la idea en todas partes, hasta en el tranvía". El
verdadero propagandista,, el hombre que quiere convencer, aplica toda suerte de
fórmulas, según la naturaleza de la idea y la de sus oyentes; pero actúa principalmente
por contagio de su fe personal, por sus cualidades propias de simpatía y de elocución.
Estos elementos no son: fácilmente mensurables, y, sin embargo, la propaganda de
masas no tendría efecto si no fuese sostenida por un esfuerzo tenaz y múltiple de
propaganda individual.
Material impreso. El libro, costoso y de larga lectura, sigue siendo a pesar de todo un
instrumento básico. Piénsese en la importancia del Manifiesto comunista y de las obras
de Lenin y Stalin en la propaganda comunista, y en la tirada de Mein Kampf en
Alemania.
El panfleto, arma predilecta de la propaganda en el siglo XIX, es hoy utilizado por los
comunistas, pero se destina sobre todo a los intelectuales.
Y por fin el affiche y el volante, que deben ser redactados en forma breve y
contundente. El volante tiene la ventaja de ser poco engorroso y de fácil distribución
anónima. Cuando el volante se reduce a un slogan o a un símbolo, toma el nombre de
mariposa.
3
TH. PLIEVIER, Stalingrad, Robert Marin. En Domenach: op.cit.
45
En todos los campos, la propaganda se esfuerza en primer lugar por lograr la
simplicidad. Se trata de dividir su doctrina y sus argumentos en algunos puntos que
serán definidos tan claramente como sea posible. Toda una gama de fórmulas está a
disposición del propagandista: manifiestos, profesiones de fe, programas,
declaraciones, catecismos, los que, bajo una forma generalmente afirmativa, enuncian
una cierta cantidad de proposiciones en un texto breve y claro.
Concentrar en una sola persona las esperanzas del campo al cual se pertenece o el
odio que se siente por el campo adverso es, evidentemente, la forma de simplificación
más elemental y más beneficiosa. Los gritos de “¡Viva Fulano!” o “¡Abajo Zutano!”
pertenecen a los balbuceos de la propaganda política y le proporcionaron siempre
buena parte de su lenguaje de masas. Reducir la lucha política a una rivalidad de
personas, es subsistir el difícil enfrentamiento de tesis, el lento y complejo mecanismo
parlamentario, por una suerte de juego del cual los pueblos anglosajones aman el
aspecto deportivo, y los pueblos latinos el lado dramático y pasional.
La propaganda exige una expresión que sea comprendida por la mayoría. En primer
lugar deberá presentarse la idea en términos generales y de la manera más
contundente, tratando de matizar y detallar lo menos posible. No se le creerá a quien
comienza por establecer límites a sus propias afirmaciones. Para quien busca el favor
de las muchedumbres vale más no decir "Cuando yo esté en el poder, los funcionarios
ganarán tanto, el salario familiar será aumentado en tanto, etc., sino más bien Todo el
mundo será feliz'."
Gallup cuenta una leyenda que ilustra muy bien esta habilidad elemental. Es la historia
de tres sastres de Londres que, otrora, dirigieron una petición al Rey, firmándola:
"Nosotros, el pueblo inglés". Todas las proclamaciones, todos los manifiestos
comienzan así, con una afirmación de unanimidad: "Las mujeres de Francia exigen...",
"el pueblo de París reunido en el Velódromo de Invierno". Es divertido ver, algunas
veces, dos partidos políticos de tendencias opuestas reunir, con pocos días de intervalo
y en la misma sala, al "pueblo parisiense", o dirigirse igualmente al gobierno en nombre
del "unánime sentimiento popular". Esa misma preocupación lleva a los partidos a inflar
la cantidad de sus manifestantes en proporciones increíbles, y a veces absurdas. Se
trata siempre de crear ese sentimiento lleno de exaltación y de miedo difuso, que lleva
al individuo a adoptar las mismas concepciones políticas que parecen compartir la casi
totalidad de las personas que lo rodean, sobre todo si de esas concepciones se hace
una ostentación no desprovista de amenaza. Crear la impresión de unanimidad y
utilizarla como un medio de entusiasmo y terror al mismo tiempo es el mecanismo
básico de las propagandas totalitarias, como ya hemos podido entreverlo cuando
examinamos el manejo de los símbolos y la ley del enemigo único.
La unanimidad es, al mismo tiempo, una demostración de fuerza. Uno de los fines
esenciales de la propaganda es manifestar la omnipresencia de los adeptos y su
superioridad frente al adversario. Los símbolos, las insignias, las banderas, los
uniformes, los cantos, forman un clima de fuerza indispensable para la propaganda. Se
trata de mostrar que "uno está allí" y que "se es el más fuerte". No podrían explicarse
de otra manera los esfuerzos que realizan los partidos para imponer sus oradores, sus
gritos o sus cantos, y "quedar dueños del terreno", a veces a costa de sangrientas
disputas. Los uniformes los graffiti y los himnos producen una impresión de presencia
difusa que afirma a los simpatizantes y desmoraliza a los adversarios. Sin embargo, la
demostración de fuerza, frecuentemente útil, se vuelve algunas veces contra quienes la
organizan, si una contrapropaganda eficaz sabe explotar la indignación naciente contra
las brutalidades o los entorpecimientos de la libertad de expresión. Las demostraciones
de fuerza no son, por otra parte, siempre violentas. Recordemos la manifestación
organizada por el Frente Popular en ocasión del suicidio de Roger Salengro. La
consigna era de silencio absoluto, y esos millares de hombres que marchaban sin ruido
producían una impresión de recogimiento, pero también de poderío, mucho más
convincente que lo que hubiera sido una manifestación con cantos y gritos.
El formato del espacio quizá lo destine más al segundo modo que al primero; sin
embargo, algunos especialistas, tales como D. Garth, consideran que su contenido en
información puede transgredir el principio publicitario clásico de la proposición única.
So1o en un tercer tiempo los candidatos acaso lleguen, por lo general, a dar un giro
más agresivo a su comunicación, empleando los recursos de la publicidad negativa. La
descalificación de los rivales puede ocurrir mediante el uso de distintas estratagemas:
intensificación de los defectos de la personalidad, denigración de las propuestas,
sospecha de su competencia, descrédito de una conducta política... Por último, la
campaña acaba con una vuelta a la calma, merced al encuentro simbólico de dos
destinos -el de una comunidad y el de un hombre- en un clima de confianza y hasta de
euforia. Este el el principio activo del “fee1 good spot”. El análisis de Diamond y Bates
hace hincapié en el tiempo como variable explicativa de la estrategia del contenido. Se
han considerado muchas otras variables, tales como la índole de la elección, el sexo y
el origen partidario del candidato o la duración del espacio mismo. Pero lo que hoy
constituye la variable mejor descrita es la posición de poder que ocupa el candidato. En
especial a Wadsworth y Kaid (1987) se debe el estudio más reciente y detenido. Se
refiere a un corpus de 805 espacios publicitarios difundidos durante campañas
presidenciales norteamericanas, entre 1952 y 1984. Los autores, en primer lugar, ponen
de manifiesto que los que salen victoriosos suelen aplicar estrategias que señalan las
41
Fuente: El Nuevo Espacio Público La propaganda política: Algunas enseñanzas de la experiencia
norteamericana Jacques Gerstlé Pág. 224 a 236
50
capacidades que exige la función presidencial, las realizaciones llevadas a cabo
durante su mandato, la importancia de la función presidencial e invocan la legitimidad
que se le atribuye.
Cada una de estas formas se relaciona con un criterio de decisión electoral diferente.
La eficacia del spot alusivo implica que el elector necesita información para determinar
qué candidato está más cerca de sus preferencias en términos políticos o psicológicos.
El espacio comparativo supone que el elector pone en práctica una racionalidad, por lo
menos limitada, para efectuar la elección. El spot ofensivo, por último, procede de una
concepción en que la decisión electoral se halla más dictada por la eliminación que por
la elección. Wadsworth y Kaid han comparado en forma sistemática las estrategias de
los candidatos salientes y de los challengers, en esta dimensión de la publicidad
televisada. En ambos grupos, la dominante está ampliamente a favor de la publicidad
positiva, puesto que los spots negativos representan menos de un tercio del corpus de
los mensajes. En un orden decreciente, la recriminación se refiere a las posiciones
tomadas en cuanto a las posturas, a características personales y, raras veces, a
pertenencias a grupos, quizá para no contrariar a ciertos sectores del electorado.
51
HUNT HMMS
Declaración de
13 31.7 3 5.6
política pública
Ataque:
Para los candidatos, reduce en forma considerable la obligación de tiempo que imponen
los medios clásicos de comunicación política. Esta aceleración de los intercambios
implica, asimismo, al público, puesto que con los "tracking po11s" los que consultan
pueden evaluar en una noche la repercusión del mensaje publicitario y decidir los
ajustes necesarios. La segunda ventaja importante para los candidatos reside en la
reducción del papel de la prensa y cuenta los puntos a la vez que comenta la evolución
del duelo telefónico en lo que se ha convenido en llamar «metacampaña». Como la pu-
blicidad política está íntegramente controlada por el candidato, éste dirige la campaña
con más soltura, centrando la atención en posturas o perfiles simbólicos y
combinándolos.
Una de las críticas que con más frecuencia se le hacen a la publicidad está dirigida a su
aparente vocación por valorizar más las imágenes que por debatir problemas de la
comunidad de los ciudadanos. Quizá sea más capaz de manipular a la audiencia que
de instruir a los electores acerca de las opciones posibles. Esta cuesti6n, pues, también
ha sido objeto de investigaciones empíricas.
En primer lugar, la elección es ocasión para elegir, entre las propuestas de los
candidatos, las que deban orientar el curso de las futuras políticas públicas. En
segundo lugar, la elección permite a los ciudadanos evaluar los desempeños de las
autoridades públicas y sancionarlas negativa o positivamente según la orientación y la
intensidad de la satisfacción retrospectiva. En tercer lugar, la elección es más el
momento en que se revelan los líderes cuyos atributos corresponden más a las
52
expectativas de los ciudadanos respecto de las funciones políticas que el momento en
que la gente se pronuncia sobre el curso pasado o futuro de la política pública. Por
último, la elección es el rito político en el cual lo fundamental se relaciona con la
campaña y la participación más que con el resultado.
Resulta significativo ver que el análisis de la publicidad política se desarrolle hacia una
dirección interpretativa... Dicha evolución da pruebas de la conciencia de que la
comunicación es una forma básica de producción y de reafirmación de las identidades
colectivas. Trátese de comunidad nacional, cultural, partidaria, o de intereses en sentido
estricto, la lógica de la identificación resulta aplicada, tanto en el espacio televisado
como en el discurso clásico. Si la racionalidad estratégica del candidato quiere tener
una posibilidad de expresarse con éxito, debe entregarse a las exigencias del rito social
de la campaña electoral.
En los Estados Unidos, la cuestión del papel de los medios en los procesos de decisión
política (en especial las campañas electorales) se reconsideró partiendo de la aparición
de los medios audiovisuales de comunicación masiva, planteamiento que con angustia
formularon, en el plano de la propaganda, P. Lazarsfeld y los investigadores de su
equipo,' desde la década de 1940, y que de manera progresiva se fue resolviendo en la
teoría de los efectos limitados: los efectos de los medios en los cambios de posiciones
políticas y de conducta de los ciudadanos, lejos de corresponder al modelo de la jeringa
hipodérmica, resultan limitados por el poder de la identificación partidaria y de los
procesos de exposición, de percepción y de memorización selectivas. De ahí, la teoría
53
del "two-step flow of communication» en la cual desembocan las conclusiones de las in-
vestigaciones acerca de las campañas electorales42.
Se debe señalar otro aspecto «genealógico», que marca ya una doble dimensión en el
estudio de lo que en adelante se quiere llamar "procesos de agenda»: por un lado
existe la "función de agenda de los medios de comunicación masiva en la “opinión
pública" (agenda-setting) y, por otro lado, la "anotación en agenda de las políticas
públicas» (policy agenda- building). En efecto, ese mismo año (1972) se publicaron el
artículo de Mc Combs y Shaw, “The Agenda setting Function of Mass-Media", y la obra
de Cobb y Elder, Participation in American Politics: the Dynamics of Agenda- building,
que marcan conjuntamente el primer empleo del término. Pero ambas problemáticas no
se interesan por el mismo tipo de procesos y, sobre todo, desde el punto de vista
analítico, no reconocen la misma jerarquía a las variables que ellas integran.
42
Fuente: El Nuevo Espacio Público La función de agenda: una problemática en transformación Dorine
Bregman Pág. 210 a 221
54
Lo que en realidad constituye el núcleo de la función de agenda es la agenda de la
opinión pública, y conforme esta etiqueta se sitúan las posiciones, las conductas y las
acciones políticas de los ciudadanos de las cuales se presupone que son estructuradas
por los medios, este es precisamente el sentido de la famosa frase: «The press may not
be successful much of the time in telling people what to think, but it is sturmingly
successful. in telling its readers what to... think about". De ahí, la hipótesis central de la
problemática: "The mass media have little influence on the direction or intensity of
attitudes, it is hypothesized that the mass media set the agenda for each political
campaign, influencing the salience of attitudes toward the political issues”
El análisis de la «agenda- building» tiene por objeto estudiar el proceso por el cual la
agenda de las minorías políticas en el manejo de las políticas públicas resulta influido
por la agenda de los medios y la de los ciudadanos Las preocupaciones de la opinión
pública.
En esto nos damos cuenta de que el estudio de los procesos de agenda se basa en la
localización de las interacciones recíprocas que rigen las relaciones entre tres tipos de
agenda: la agenda de los medios, la de los ciudadanos y la de los actores políticos. Tal
como lo muestra claramente el presente cuadro, los enfoques actuales de la función de
agenda y de asentamiento en agenda sólo tratan algunos tipos de interacción: la
primera sitúa la agenda de la opinión pública como variable dependiente y, además, se
pregunta muy poco por el "retorno" de esta interacción. La segunda coloca como
variable dependiente las políticas públicas y estudia la repercusión conjunta de los
medios y de la opinión pública en éstas.
BIBLIOGRAFÍA:
Dowse, Robert E. / Rohn A. Hughes: “Sociología Política” Alianza Universidad. Madrid 1975
Almond, Gabriel y otros: “Diez textos básicos de Ciencia Política”. Editorial: Ariel. Ciencias
Políticas. 1992.
55
Gerstlé, Jacques: “El Nuevo Espacio Público” - La propaganda política: Algunas enseñanzas
de la experiencia norteamericana - Editorial: Gedisa. 1992.
len Ang Universidad de Murdoch, Australia. “Cultura y Comunicación”. Hacia una crítica
etnográfica del consumo de los medios en el sistema mediático Transnacional. Maestría de la
Universidad de Lieja y Daniel Dayan. España.
INDICE
1. INTRODUCCIÓN ............................................................................................................... 2
3. CARACTERÍSTICAS .......................................................................................................... 3
56
4. PAPEL Y FUNCIONES ........................................................................................................ 5
41
11.10. Acción de la comunicación Política ........................................................................
12. PROPAGANDA POLÍTICA ................................................................................................ 42
12.1. Introducción ............................................................................................................. 42
12.2. Reglas y Técnicas .................................................................................................... 44
57
14. LA FUNCIÓN DE AGENDA DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN ........................................
14.1. Breve genealogía de una problemática ................................................................... 53
14.2. Una agenda o agendas ........................................................................................... 53
54
BIBLIOGRAFÍA ................................................................................................................
56
58