Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
A finales del siglo XIX, después del desastre del 98, los fundamentos del sistema de la
Restauración fueron puestos en cuestión por el Regeneracionismo, un movimiento intelectual y
social crítico con el sistema y sus prácticas políticas, (denunciaba el bipartidismo, el turnismo y fraude
electoral, entre otras cosas). Estas teorías fueron asumidas por los dos grandes partidos de la época,
que se encontraban en un proceso de renovación, tras la muerte de sus principales líderes (Cánovas y
Sagasta). Es lo que se conoce como regeneracionismo político o revisionismo político, donde los
propios políticos sugerían la necesidad de establecer cambios. Son intentos de “regeneración” o
“renovación” desde dentro del propio sistema, pero manteniendo las bases del sistema de la
Restauración. En la primera etapa del gobierno de Alfonso XIII se concretan dos ensayos de gobierno
que plantean dos sólidas propuestas regeneradoras del sistema político desde el propio gobierno.
Desde el Partido Conservador, comienzan con políticos como Silvela, aunque será Antonio Maura el
que haga el primer programa amplio de reformas durante su “Gobierno largo” (1907-1909). Su
intención es hacer una Revolución desde arriba, es decir, realizar reformas desde el poder, para evitar
que se produjera una revolución desde debajo de manera violenta.
- Intenta formar una nueva base social, las “masas neutras” para desbancar la vieja casta caciquil.
Llevó a cabo una reforma electoral en 1907 para establecer el voto masculino obligatorio, aunque no
consiguió modificar la situación
- Intentó mejorar la situación económica con leyes de protección a la agricultura y a la industria.
-Promulgó algunas leyes de carácter social, creándose el Instituto Nacional de Previsión
(antecedente del sistema de Seguridad Social), y laborales como la Ley de Descanso Dominical etc.
- Incorporar otras fuerzas políticas al sistema, como el catalanismo conservador de la Liga. Para ello,
Maura proyectó la Ley de Administración Local que permitía las mancomunidades, asociaciones de
diputaciones de una región con cierta capacidad de autogobierno, que no pudo llevarse a cabo.
A pesar de todo mantuvo una actitud muy intransigente en el mantenimiento del orden público,
especialmente en los sucesos de la Semana Trágica (julio de 1909) de Barcelona. La brutal represión
que siguió a la revuelta, fue la causa principal de la caída del gobierno conservador.
Con todas estas medidas se pretendía terminar con la corrupción y el sistema caciquil,
haciendo que la población volviese a confiar en estos partidos, pero las cosas cambiaron muy poco
en la vida política. El fracaso del revisionismo político llevará a la crisis y el fin del sistema de la
Restauración y de la propia monarquía.
LOS REPUBLICANOS
El republicanismo fue la principal fuerza de oposición a principios del siglo XX. El
republicanismo se renueva ideológicamente y en él ganan peso, junto al carácter democrático,
planteamientos anticlericales y aspiraciones de reforma social. Arraigará entre intelectuales y las
clases medias más progresistas, pero tuvo siempre el problema de la fragmentación en diversos
grupos.
Con la finalidad de dar homogeneidad al republicanismo, en 1903 nació la Unión Republicana, una
coalición de grupos republicanos liderados por el veterano político Nicolás Salmerón y por Alejandro
Lerroux, que consiguió gran éxito electoral. La falta de entendimiento entre los grupos que
conformaban esa coalición condujo a la escisión y en 1908 surgió en Barcelona un nuevo grupo
político, el Partido Republicano Radical, dirigido por Alejandro Lerroux. Era un partido con un discurso
populista, radical, demagógico, y anticlerical. Logró atraerse a una buena parte de las clases medias y
de los trabajadores, sobre todo inmigrantes, que llegaban a Barcelona y su cinturón industrial,
disputando así el espacio político tanto a la Lliga Regionalista como al PSOE.
También apareció el Partido Reformista, fundado por Melquiades Álvarez de tendencia más
moderada con implantación menor, que atrajo sobre todo a intelectuales.
LOS NACIONALISTAS
Los nacionalismos periféricos experimentaron un importante desarrollo a comienzos del siglo XX:
➢ Desde los primeros años del siglo, Cataluña vivió un importante auge de las movilizaciones
políticas. En 1901 se había fundado la Lliga Regionalista, partido liderado por Prat de la Riba y
Francesc Cambó. Su crecimiento electoral fue rápido y en 1905 ganó las elecciones municipales
en Barcelona de forma aplastante. Defendían la regeneración de la vida política, la autonomía para
Cataluña y una política proteccionista. No contó con el apoyo de la clase obrera por su carácter
conservador y opuesto a reformas sociales. Paralelamente se fue consolidando un catalanismo de
adscripción republicana y se creó el Centre Nacionalista Republicà,
Como reacción a la política anti-catalanista del gobierno liberal (Ley de Jurisdicciones de 1906),
se constituyó la coalición electoral Solidaridad Catalana, que agrupaba a catalanistas y
republicanos, que obtuvieron un gran éxito en las elecciones de 1907 (41 diputados del total de
44). Pero el catalanismo republicano fue derrotado electoralmente por la Lliga hasta 1931, cuando
se unió en un nuevo partido, Esquerra Republicana de Catalunya, lograría el triunfo en las
elecciones.
➢ El nacionalismo vasco, a la muerte de Arana en 1903, el PNV moderó sus aspectos más radicales
y fue ganando influencia. Apareció entonces una tensión interna entre los partidarios de la
independencia y los que buscaban un objetivo más práctico y viable, la autonomía dentro del
Estado español. El partido encontró un relativo equilibrio entre ambas posturas, aunque hubo
algunas escisiones. A pesar de la fragmentación política, el nacionalismo vasco se extendió desde
Vizcaya a otras provincias vascas y ampliar sus bases sociales incorporando a la burguesía industrial
(importante fuente de financiación) con ello se convirtió en el principal partido del País Vasco. En
1911, el PNV creó su propio sindicato de confesionalidad católica, Solidaridad de Obreros Vascos
(el actual ELA-STV), para atraer a los obreros hacia un sindicalismo nacionalista y apartado de los
sindicatos socialistas y anarquistas.
MARÍA ÁLVAREZ - IES VIRGEN DE LA CALLE
6 ESTÁNDARES BLOQUE IX: LA CRISIS DEL SISTEMA DE LA RESTAURACIÓN Y LA CAÍDA DE LA MONARQUIA (1902-1931)
En 1917 estalló una crisis militar, política y social que incidió decisivamente en la descomposición del
sistema de la Restauración. Fue la consecuencia de una situación inestable que se venía gestando desde 1913,
provocada por el desprestigio de los partidos dinásticos, y que se intensificó con el impacto de la Primera
Guerra Mundial. La posición de neutralidad favoreció cierto auge económico, pero provocó una fuerte subida
de precios que perjudicó a las clases bajas que generó una fuerte conflictividad social que afectó
profundamente al sistema. El turnismo también entró en crisis, la división interna en los partidos aumentó la
inestabilidad política, los gobiernos erran cada vez más inestables lo que agudizó las críticas de la oposición.
En 1917, confluyeron en el tiempo tres conflictos de consecuencias fatales para la pervivencia de la monarquía
constitucional.
La Dictadura de Primo de Rivera fue el régimen político que hubo en España desde 1923 hasta 1930.
La inestabilidad política, el descontento del ejército, el auge de los nacionalismos y el movimiento obrero, unido
a derrota de Marruecos, y la incapacidad de los sucesivos gobiernos para afrontar los graves problemas del país,
hicieron que el 13 de septiembre de 1923, el general Miguel Primo de Rivera, capitán general de Cataluña,
diera un golpe de estado, declaró el estado de guerra y suspendió la constitución. El golpe militar fue pacífico,
ya que la oposición política y social fue muy escasa. El rey accedió al golpe y la opinión pública acogió con
agrado o indiferencia al nuevo Gobierno, que parecía hacerse eco de un clamor general contra la vieja política
caciquil y una clase política fracasada. Sin embargo, muchos líderes de los partidos tradicionales acusaron al
rey de anticonstitucional y se fueron decantando hacia las ideas republicanas.
Durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera (1923-1930) se distinguen dos etapas: el Directorio Militar
(1923-1925) y el Directorio Civil (1925-1930).
FINAL DE LA DICTADURA
La oposición al régimen fue creciendo progresivamente, (movimientos obreros, nacionalismos,
movimientos intelectuales etc) a lo que ayudó la crisis del 29 que reaviva la conflictividad social. Ante esta
situación Miguel Primo el 28 de enero de 1930 presentó su dimisión al rey y se exilió a París donde murió poco
tiempo.
MARÍA ÁLVAREZ - IES VIRGEN DE LA CALLE
10 ESTÁNDARES BLOQUE IX: LA CRISIS DEL SISTEMA DE LA RESTAURACIÓN Y LA CAÍDA DE LA MONARQUIA (1902-1931)
En el primer tercio del siglo XX, con varias décadas de retraso con los países de la Europa
Occidental, se desarrolló en nuestro país la transición demográfica.
La tasa de mortalidad cayó de forma importante (pasó de 29‰ en 1900 a 17‰en 1930), como
consecuencia de la mejora de la alimentación y de las infraestructuras urbanas higiénico-sanitarias. La
reducción del número de muertes se debió fundamentalmente a la menor incidencia de las
enfermedades infecciosas, gracias a las mejore de los servicios de limpieza y alcantarillado, al control
de la potabilidad del agua, a la higiene de los alimentos, etc. La mortalidad infantil también conoció
un notable retroceso y, en consecuencia, la esperanza de vida media al nacer aumentó entre 1900 y
1930 de 34,8 años a 50.
El descenso de la natalidad se inició más lentamente, a partir de la segunda década del siglo
XX, y fue consecuencia de unos mayores niveles de urbanización y de racionalidad en la planificación
familiar. La natalidad pasó de una tasa de 33,8% en 1900 a situarse en el 30,3% hacia 1930. Sin
embargo, este descenso fue irregular y en ese último año más de la mitad de las provincias españolas
aún sobrepasaban la tasa de 30% anual.
Como resultado de la evolución de estas variables, la población española creció
considerablemente: en 1900, España contaba con 18,5 millones de habitantes y en 1930 alcanzó los
23,5 millones. Sin embargo, la modernización de la demografía española tuvo un retraso considerable
en comparación con la de otros países europeos y no llegaría a completarse hasta la segunda mitad
del siglo XX. Tan sólo algunas zonas más industrializadas, como Cataluña, Levante y norte cantábrico,
conocieron unas tasas demográficas similares a las europeas en la primera mitad del siglo.