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INTRODUCCIÓN
La primera etapa del reinado de Alfonso XIII estuvo marcada por el espíritu regeneracionista y de cambio que, tanto
dentro del sistema (regeneracionismo y revisionismo del turnismo) como fuera del mismo (regeneracionismo crítico
como el de J. Costa) se había extendido tras el Desastre del 98, como respuesta alternativa al turnismo caduco de una
España “sin pulso”. No fue una corriente de pensamiento unitaria sino más bien un planteamiento ético que
cuestionó los principales problemas buscando una renovación.
Esta actuación desde el poder se denomina revisionismo ya que pretendía revisar el sistema modificando lo
necesario para superar sus viejos vicios y ajustarlo a las nuevas demandas políticas y sociales. Tras el fallecimiento de
los líderes de los dos partidos de la Restauración (Cánovas y Sagasta), se inicia esta revisión política protagonizada por
Maura (Conservador) y Canalejas (Liberal).
Por su parte, Alfonso XIII tendrá un papel controvertido. Convencido del protagonismo que la Constitución de 1876 le
otorgaba, su principal defecto fue probablemente su espíritu castrense favoreciendo al ejército sobre el poder civil,
manifestado visiblemente a partir de la crisis y quiebra definitiva del sistema político de la Restauración (1914-1923).
DESARROLLO
1. INTENTOS DE REGENERACIÓN INTERNA DEL SISTEMA
Las Juntas Militares de Defensa eran asambleas de jefes y oficiales de infantería que surgieron para defender los intereses
de sus miembros debido al malestar provocado por:
- la pérdida de su poder adquisitivo por los efectos económicos de la Primera Guerra Mundial en España
- el favoritismo del Ministerio de la Guerra en su política de ascensos hacia los militares destacados en Marruecos.
En la primavera de 1917 el movimiento “juntista” se extendió a todo el Ejército desencadenándose el conflicto:
1. En abril dimitió el presidente del Gobierno Romanones ante la incapacidad de disolver las juntas.
2. En mayo el capitán general de Cataluña (Primo de Rivera) arrestó a los cabecillas porque se negaban a disolverse.
3. En junio se inició la rebelión militar con la presentación al Gobierno del Manifiesto de las Juntas.
El apoyo de Alfonso XIII fue determinante y el Gobierno acabó reconociéndolas, destacando la propensión del monarca a
inclinarse a favor de los militares.
b) Asamblea de Parlamentarios
La crisis del sistema bipartidista favoreció el aumento de la oposición política. La iniciativa vino de la Lliga Regionalista que
convocó a los parlamentarios catalanes a una asamblea ilegal en Barcelona. En ella se acordó solicitar al Gobierno la
convocatoria de unas Cortes Constituyentes con dos objetivos: acabar con el sistema político de la Restauración y definir
una nueva organización del Estado que reconociera la autonomía de Cataluña. El Gobierno no atendió esta petición.
En una segunda convocatoria conocida como Asamblea de Parlamentarios, se ratificaron los acuerdos de la anterior
mediante una moción firmada por catalanistas, republicanos y socialistas.
c) Huelga general
En los primeros meses de 1917 la socialista Unión General de Trabajadores (UGT) y la anarquista Confederación Nacional
del Trabajo (CNT) preparan una huelga general contra el régimen político y el deterioro del nivel de vida de los
trabajadores. La huelga general se convocó antes de lo previsto ya que una huelga de ferroviarios de Valencia precipitó los
acontecimientos. La respuesta del Gobierno fue muy enérgica: detuvo al comité de huelga y sacó las tropas a la calle. A
finales de agosto la huelga estaba acabada y los miembros del comité de huelga fueron sometidos a consejo de guerra.
CONCLUSIÓN
Tras el espíritu revisionista del inicio del reinado de Alfonso XIII y la breve bonanza económica propiciada por la
neutralidad de España en la PGM, a partir de 1917 el declive del sistema político de la Restauración fue imparable: a
la inoperancia de los gobiernos turnistas se sumaron la creciente oposición política al régimen, la conflictividad social
(acrecentada con los ecos del bolchevismo) y el colofón del desastre de Marruecos.
Era inaplazable buscar una salida “con o sin constitución”, democrática o autoritaria.
En esta grave situación, el 13 de septiembre de 1923 Miguel Primo de Rivera protagoniza el golpe de Estado que
pone fin al sistema político de la Restauración imponiendo una dictadura que contó con la aprobación de Alfonso
XIII. La oposición al sistema derivó en gran medida en un rechazo a la persona del Rey, que acabaría arrastrando a la
propia institución monárquica en 1931 (II República).