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Directora

Y E LE N A M EZA TORRES
Coordinador
MANUEL BERMÚDEZ TAPIA

COMENTARIOS AL CÓDIGO DE
RESPONSABILIDAD PENAL
DE ADOLESCENTES

J urista E ditores E . I . R . L
Directora:
Yeíena M eza T orres
Coordinador:
M anuel B e rm ú d e z Tapia

COMENTARIOS AL

CÓDIGO DE
! RESPONSABILIDAD
PENAL
DE ADOLESCENTES

POR LOS MEJORES ESPECIALISTAS


EN DERECHO DE LOS NIÑOS Y ADOLESCENTES
© COMENTARIOS AL CÓDIGO DE RESPONSABILIDAD PENAL
DE ADOLESCENTES
© Yelena Meza Torres
Editado por:
Jurista Editores E.LR.L.
Jr. Miguel Aljovín N° 201 - Lima - Perú.
Teléfono: 4276688 / 4266303 / 4281072

Primera edición: .Agosto 2019


Tiraje: 1000 ejemplares

Diseño y diagramación: José L. Rivera Ramos


Diseño de cubierta: Marco A. Arcos Paredes

© Derechos de Autor Reservados conforme a Ley


Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca
Nacional del Perú N° 2019-07400

ISBN: 978-612-4366-79-6

Impreso por:
JURISTA EDITORES EIRL
Petit Thouars N° 1207 - Lima - Perú.
Agosto 2019
“Si no corregís esos daños alabaréis inútilmente
esa justicia tan experta en reprimir el robo, pues
es más aparente que benéfica y justa. Permitís que
se eduque tan deficientemente a los niños y que
sus costumbres se corrompan desde pequeños,
pero después los condenáis, al llegar a hombres,
por faltas que en su niñez ya eran previsibles.
¿Qué otra cosa es esto más que hacerles ladrones y
condenarlos después?”.

Tomás M o r o . U t o pía , 1518.


PRESENTACIÓN

La Convención sobre los Derechos del Niño cristalizó el deseo de la comu­


nidad internacional de reconocer a los menores como plenos sujetos de derecho.
A partir de entonces, la consideración de un especial estatus jurídico de los me­
nores de edad implicó el reconocimiento, por parte de los Estados suscriptores de
dicho instrumento internacional, de especiales reglas jurídicas que guíen su vida
cotidiana.

De esta forma, en nuestro país, el Código Civil, el Código Procesal Civil, el


Código Penal y el Código Procesal Penal se adaptaron a la especial condición de
sus destinatarios, en tanto su condición de niños y adolescentes. Luego, ello ori­
ginó que el legislador expida una normatividad especial, particular y orgánica, to­
mando en cuenta el contexto interdisciplinario y transversal en el que se desen­
vuelven los conflictos jurídicos propios de los menores de edad.

En el ámbito penal, la reforma de la legislación de los menores infractores ha


sido reformuiada a través del Decreto Legislativo N° 1384 (07/01/2017), la cual
se caracteriza por ser integral, sistemática, autónoma, orgánica y especializada. La
condición “integral” de este sector del ordenamiento jurídico permite establecer
un mecanismo jurisdiccional especializado, el cual reconoce que los menores se
encuentran revestidos por un haz de derechos fundamentales y garantías procesales
equivalente al de los adultos. El carácter “sistemático” se complementa con el
carácter “autonómico” de la norma que procura desvincularse del uso de normas
supletorias, factor que genera la condición “orgánica” detallada previamente.

En suma, la nueva legislación penal juvenil resulta ser idónea para atender
la compleja realidad en la que se desenvuelven sus destinatarios, la cual se ve
condicionada a una serie de factores que van desde lo económico, cultural, social
a lo político, respecto de la implementación de políticas públicas.

El grado de especialidad de esta disciplina y la diferente naturaleza jurídica de


las normas que conforman el Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes
justifica la convocatoria a los principales especialistas de las áreas del Derecho
Constitucional, Derecho Penal, Derecho Procesal Penal, Derecho Civil, Derecho
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

de Familia, Criminología y Derecho Probatorio para que realicen un análisis


detallado de cada uno de los preceptos normativos que conforman la nueva
legislación penal juvenil.

Precisamente el estudio completo de la cada una de las disposiciones jurídicas


contenidas en el Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes hace que la
presente obra se erija como la primera fuente de consulta en la literatura nacional,
necesaria e indispensable para los operadores jurisdiccionales y profesionales
vinculados a la especialidad.

La directora
El coordinador
CRÉDITOS DE AUTORES

TITULO PRELIMINAR

■ Marcos Iván Galván Ramos

Abogado por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Ma-


gíster en Criminología por la Universidad para la Cooperación Internacional - Cos­
ta Rica. Master en Sociología Jurídico-Penal por la Universidad de Barcelona. Es­
tudios de doctorado en la Universidad de Buenos Aires. Asesor de Gabinete de
Alta Dirección Minjus.

■ María Consuelo Barletta Villarán

Abogada por la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). Profesora


de la especialidad de Derecho de la Niñez y Adolescencia en la Facultad de Dere­
cho de la PUCP. Asociada fundadora de la ONG Cometa.

■ Rita Arleny Figueroa Vásquez

Abogada graduada en la Universidad Particular San Martín de Porres. Post


grado en Derecho Penal, Procesal Penal y Criminalística en la Universidad Na­
cional Mayor de San Marcos. Estudios concluidos de maestría en Derecho Penal
en la Universidad Nacional Federico Villarreal, en maestría en Derecho Civil con
mención en Derecho de Familia en la Universidad Femenina del Sagrado Cora­
zón. Representante del Ministerio Público ante la Comisión de Reforma Legisla­
tiva del Código de los Niños y Adolescentes. Representante del Ministerio Públi­
co ante la Comisión Interinstitucional de elaboración del Proyecto del Código de
Responsabilidad Penal de Adolescentes. Miembro de la Comisión del Ministerio
Público para la implementación del Código de Responsabilidad Penal de Adoles­
centes. Fiscal Superior de Familia de Lima.

■ Manuel Bermúdez Tapia

Abogado por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Magister en Dere­


cho Civil y Comercial por la Universidad Privada Antenor Orrego. Docente de
Pregrado y posgrado en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Profesor
Investigador en la Universidad Privada San Juan Bautista. Especialista en Derecho
de Familia y de Niños y Adolescentes.
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

■ Pedro Pablo Arévalo Rivas

Abogado por la Universidad Nacional de Piara. Maestro con mención en De­


recho Constitucional y Administrativo por la Universidad Nacional de Tumbes.
Autor de diversos artículos relacionados con el Derecho de los Niños y Adoles­
centes. Juez Provisional del Juzgado de Investigación Preparatoria de la Provincia
de Zarumilla de la Corte Superior de Justicia de Tumbes.

SECCIÓN I

■ Bersabeth Revilla Corrales

Abogada por la Universidad de San Martín de Porres (USMP). Egresada de


la maestría en Ciencias Penales de la USMP, de la maestría en Derecho Civil con
Mención en Familia de la Universidad Femenina Sagrado Corazón. Egresada del
doctorado en Derecho de la Universidad Nacional Federico Villarreal. Ex Fiscal
Provincial Provisional del Niño y del Adolescente en el Distrito Judicial de Lima
Norte y Fiscal Provincial de Familia de Lima. Actualmente es Fiscal Suprema Ad­
junta Titular designada a la Primera Fiscalía Suprema en lo Penal del Ministerio
Público-Fiscalía de la Nación.

■ Gustavo Zavala Juica

Bachiller en Derecho por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Ha


sido ayudante de cátedra en los cursos de Derecho Penal I y III en la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Miembro principal del Taller de Dog­
mática Penal de la UNMSM. Asistente en Función Fiscal de la Primera Fiscalía
Suprema en lo Penal del Ministerio Público-Fiscalía de la Nación.

■ Sissi Villavicencio Ríos

Abogada por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Consultora en temas


de Justicia Penal, Derechos Humanos y Gestión Pública. Ha sido magistrada de
la Corte Superior de Justicia de Huaura. Gerente General de Justicia & Garantías
empresa de servicios jurídicos y académicos.

Sfe. 12
Créditos de autores

■ Elisa Nalvarte Mendoza

Bachiller en Derecho por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.


Consultora en temas de Derecho Penal, Procesal Penal y Derechos Humanos.
Miembro principal del Taller de Dogmática Penal de la Universidad Nacional Ma­
yor de San Marcos.

SECCIÓN II

■ Elvira Álvarez Olazabal

Abogada por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Ma-


gister por la UNMSM. Egresada del doctorado en la misma casa de estudios. Do­
cente en la maestría de Derecho de Familia de la Unifé. Integrante de la Comisión
Nacional de Acceso a la Justicia del Poder Judicial. Ex jueza especializada de fa­
milia en la Cote Superior de Justicia de Lima. Jueza Superior titular en la Cote Su­
perior de Justicia de Lima.

■ Manuel Bermúdez Tapia

Abogado por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Magister en Dere­


cho Civil y Comercial por la Universidad Privada Antenor Orrego. Docente de
Pregrado y posgrado en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Profesor
Investigador en la Universidad Privada San Juan Bautista. Especialista en Derecho
de Familia y de Niños y Adolescentes.

■ Carla Melissa Lip Zegarra

Abogada por la Universidad de Piura. Egresada de la maestría en Derecho


con mención en Derecho Constitucional y Gobemabilidad de la Universidad Na­
cional Pedro Ruíz Gallo. Cursos, especializaciones y talleres en Derecho Consti­
tucional, Derecho de Familia (Violencia Familiar, Tenencia, Tutela, Adolescen­
tes infractores, etc) y Derecho Contencioso Administrativo. Fiscal Provincial
(T) de la Segunda Fiscalía Provincial Mixta de Tumbes (Civil-Familia) desde
enero del 2015.
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

SECCIÓN III

■ Elvira Álvarez Olazabai

Abogada por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Ma-


gister por la UNMSM. Egresada del doctorado en la misma casa de estudios. Do­
cente en la maestría de Derecho de Familia de la Unifé. Integrante de la Comisión
Nacional de Acceso a la Justicia del Poder Judicial. Ex jueza especializada de fa­
milia en la Cote Superior de Justicia de Lima. Jueza Superior titular en la Cote Su­
perior de Justicia de Lima.

■ Pedro Pablo Arévalo Rivas

Abogado por la Universidad Nacional de Piura. Maestro con mención en De­


recho Constitucional y Administrativo por la Universidad Nacional de Tumbes.
Autor de diversos artículos relacionados con el Derecho de los Niños y Adoles­
centes. Juez Provisional del Juzgado de Investigación Preparatoria de la Provincia
de Zarumilla de la Corte Superior de Justicia de Tumbes.

■ Beyker C ham orro López

Abogado por la Universidad Peruana Los Andes Sociedad Anónima Cemada.


Acreditado como capacitador en interoperabilidad en temas de justicia, ex Defen­
sor Público y ex Director de Política Criminológica del Ministerio de Justicia y
Derechos Humanos. Actualmente es miembro del Equipo Técnico de la Estrate­
gia Multisectorial Barrio Seguro del Ministerio del Interior, beykerl@gmail.com

■ Elky Alexander Villegas Paiva

Abogado por la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo. Estudios concluidos


de la maestría con mención en Ciencias Penales de la Universidad Privada Ante-
nor Grrego. Consultor externo en Derecho Penal, Procesal Penal y Ejecución Penal
de la Defensoría del Pueblo. Profesor visitante de la Universidad José Carlos Ma­
ri átegui de Moquegua, profesor de la Universidad de la Universidad de San Mar­
tín de Porres-Filial Norte, profesor de la Facultad de Derecho y Ciencias Política
de la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo. Colaborador permanente de las re­
vistas Gaceta Penal & Procesal Penal, Diálogo con la Jurisprudencia, Actualidad
Jurídica y Gaceta Constitucional & Procesal Constitucional. Director del Estudio
Villegas Paiva-Abogados.
Créditos de autores

M Sissi Villavicencio Ríos

Abogada por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Consultora en temas


de Justicia Penal, Derechos Humanos y Gestión Pública. Ha sido magistrada de
la Corte Superior de Justicia de Huaura. Gerente General de Justicia & Garantías
empresa de servicios jurídicos y académicos.

■ Elisa Nalvarte Mendoza

Bachiller en Derecho por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Consul­


tora en temas de Derecho Penal, Procesal Penal y Derechos Humanos. Miembro prin­
cipal del Taller de Dogmática Penal de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

■ Jearsinéo Yarlequé Montero

Abogado por la Universidad de San Martín de Porres. Estudios de maestría en


Política Criminal por la Universidad de Salamanca - España. Estudios concluidos
en la maestría en Derecho Penal por la Pontificia Universidad Católica del Perú.
Curso de Posgrado en Crimen Organizado y medios de comunicación en la Uni­
versidad Complutense de Madrid - España. Miembro principal del Centro de Es­
tudios de Derecho Penal USMP. Ex asesor en el Despacho de la Fiscalía de la Na­
ción. Gerente en la Oficina de Proyectos y Cooperación Técnica Internacional del
Ministerio Público.

■ Juan Carlos García Huayama

Abogado por la Universidad Nacional de Piura (UDEP). Magíster en Dere­


cho Civil y Comercial y doctor en Derecho y Ciencias Políticas UDEP. Estudios
de doctorado en Derecho Civil y Empresarial en la misma casa de estudios. Autor
de diversos artículos en su especialidad. Fiscal Provincial Titular de la Segunda
Fiscalía de Familia de Chiclayo-Distrito Fiscal de Lambayeque.

■ Manuel Bermúdez Tapia

Abogado por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Magister en Dere­


cho Civil y Comercial por la Universidad Privada Antenor Orrego. Docente de
Pregrado y posgrado en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Profesor
Investigador en la Universidad Privada San Juan Bautista. Especialista en Derecho
de Familia y de Niños y Adolescentes.
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

SECCIÓN IV

■ Claudia Fiorella Félix Pacheco

Abogada por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM).


Egresada de la Maestría en Derecho con Mención en Ciencias Penales por la
UNMSM. Estudios concluidos de la carrera de Educación en la misma casa de es­
tudios. Becaria por la Universidad Phillipps de Marburg- Alemania (2012). Miem­
bro honorario del Taller de Ciencias Penales de la UNMSM. Ex abogada de la Se­
cretaría Técnica de la Comisión Multisectorial de Implementación del Código de
Responsabilidad Penal de Adolescentes (2018-2019). Abogada del Equipo Técni­
co de la Coordinación de Enlace del Programa de Prevención Estratégica del De­
lito del Ministerio Público.

m M anuel JBermúdez Tapia

Abogado por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Magister en Dere­


cho Civil y Comercial por la Universidad Privada Antenor Orrego. Docente de
Pregrado y posgrado en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Profesor
Investigador en la Universidad Privada San Juan Bautista. Especialista en Derecho
de Familia y de Niños y Adolescentes.

SECCIÓN V

ffl Carolina Jazm ín Huamán Chinaco

Abogada por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Egresada de la


maestría en Ciencias Penales por la Universidad San Martín de Porres. Autora de
diversos artículos publicados en revistas nacionales y extranjeras en temas de su es­
pecialidad. Abogada de la Procuraduría Pública Especializada en delitos de Tráfico
Ilícito de Drogas, Lavado de Activos y Pérdida de Dominio - Ministerio del Interior.

. SECCIÓN VI

■ Daniel Pisfil Flores

Abogado por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Ma-


gíster en Derecho Procesal por la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP).

k !6
Créditos de autores

Maestría en Ciencias Penales por la UNMSM. Especialización en Derechos Fun­


damentales en la PUCP y Universidad Complutense de Madrid. Becario por la
Fundación Carolina, Fundación de la Universidad Complutense y Pontificia Uni­
versidad Católica del Perú. Docente universitario e investigador. Actualmente se
encuentra cursando el máster en Razonamiento Probatorio en la Universidad de
Girona (España).

19 Maholy Andreina Sánchez de M agri

Criminologo-egresada de la Universidad de los Andes. Especialidad en De­


rechos Humanos por la Universidad Nacional abierta (en curso). Ex docente de la
Universidad Experimental de la Seguridad de Venezuela. Investigadora del Insti­
tuto Latinoamericano de Criminología y Desarrollo Humano. Equipo técnico del
Observatorio de Política Criminal Indaga Ministerio de Justicia y Derechos Hu­
manos. Consultora de Unicef.

■ Orí ana A lejandra Vogt Vera

Criminólogo por la Universidad de Los Andes, Mérida (Venezuela). Estudios


culminados en la maestría de Ciencia Política del Centro de Estudios Políticos y
Sociales de América Latina (CEPSAL) - Universidad de Los Andes, Mérida (Ve­
nezuela). Diploma en estudios superiores: Componente Docente Básico en Edu­
cación Superior por la misma casa de estudios. Actualmente desarrollando Tesis
sobre Política Criminológica. Ex docente en la Escuela de Criminología de la Uni­
versidad de Los Andes, Mérida (Venezuela). Asesora de tesis en temas relacio­
nados con delincuencia juvenil, asesoría criminológica, estudios motivad onales,
atención a la víctima, fenómeno criminal. Consultora del Fondo de las Naciones
Unidas para la Infancia - Unicef, participante del proceso de actualización de la
Política Nacional y Tratamiento de los Adolescentes en Conflicto con la Ley Pe­
nal - PNAPTA, del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la República
del Perú.

■ Manuel Bermúdez Tapia

Abogado por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Magister en Dere­


cho Civil y Comercial por la Universidad Privada Antenor Orrego. Docente de
Pregrado y posgrado en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Profesor
Investigador en la Universidad Privada San Juan Bautista. Especialista en Derecho
de Familia y de Niños y Adolescentes.
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

■ Carlos Senisse Anampa

Abogado por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Miembro hono­


rario del Taller de Derecho Penal Económico y de la Empresa de la misma cada de
estudios. Asociado del estadio Payet, Rey, Cauvi, Pérez & Abogados.

■ Juan Jesús Wong Abad

Abogado por la Universidad de Lima. Con estudios concluidos en la maestría


de Derecho Civil y Comercial y en el doctorado de Derecho en la en la Universi­
dad Nacional Mayor de San Marcos. Fiscal Adjunto Superior Civil y de Familia
de Chincha.

SECCIÓN VII

■ M aría Consuelo Barletta Villarán

Abogada por la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). Profesora


de la especialidad de Derecho de la Niñez y Adolescencia en la Facultad de Dere­
cho de la PUCP. Asociada fundadora de la ONG Cometa.

■ Sandy M artínez Ja ra

Sociología en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Con estudios en


temas de género y especialización en Gestión Pública, Gobemabilidad y Gerencia
Política. Se ha desempeñado como especialista en materia de seguridad ciudadana
y ha participado en la elaboración del nuevo Plan Nacional de Seguridad Ciuda­
dana del Ministerio del Interior, ha sido investigadora del Observatorio Nacional
de Política Criminal - INDAGA del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos.
Ha sido parte del equipo de coordinación del Plan Nacional de Prevención y Tra­
tamiento del Adolescente en conflicto con la ley penal del Consejo Nacional de
Política Criminal, y ha integrado el Grupo de Trabajo Multisectorial para la elabo­
ración del proyecto de Reglamento del Código de Responsabilidad Penal de Ado­
lescentes. Cuenta con investigaciones publicadas en temas de violencia, justicia
juvenil, trata de personas, homicidios, entre otros.
Créditos de autores

■ Fernando Lizárraga Girón

Licenciado de la carrera de sociología por la Universidad de Buenos Aires,


Argentina con el título profesional en trámite. Con amplia experiencia en investí-
gación académica y con interés en temas vinculados a violencia y cultura, delito y
sociedad, discursos sociales, relaciones comunitarias, salud y población.

SECCIÓN VIII

M Manuel Bermúdez Tapia

Abogado por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Magister en Dere­


cho Civil y Comercial por la Universidad Privada Antenor Griego. Docente de
Pregrado y posgrado en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Profesor
Investigador en la Universidad Privada San Juan Bautista. Especialista en Derecho
de Familia y de Niños y Adolescentes.

El Cecilia Caparachín Puente

Antropóloga por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Maestría en


Política Social, con mención en proyectos sociales en la misma casa de estudios.
Diplomado en Políticas de Juventud por la Uni versidad Nacional Autónoma de
México y la especialización en gobemabilidad, gerencia política y gestión pública
por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Ha realizado investigaciones en
tópicos de salud, mujer, juventud, discriminación, violencia y crimen. Se ha de­
sempeñado como investigadora para la Universidad Peruana Cayetano Heredia y
como especialista en investigación en la Secretaría Nacional de la Juventud del
Ministerio de Educación. Ex coordinadora del Observatorio Nacional de Política
Criminal del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos.
TITULO PRELIMINAR
TÍTULO

PRELIMINAR

g K M IÜ H RESPONSABILIDAD PENAL ESPECIAL

1. El adolescente entre catorce (14) y menos de dieciocho (18)


años de edad, es sujeto de derechos y obligaciones, responde
por la comisión de una infracción en virtud de una respon­
sabilidad penal especial, considerándose para ello su edad y
características personales.
2. Para la imposición de una medida socioeducativa se requiere
determinar la responsabilidad del adolescente. Está prohibi­
da toda forma de responsabilidad objetiva.

Marcos íván Calván Ramos

► Comentario

La esencia del presente artículo radica en reconocer la responsabilidad in­


dividual como un sustrato construido intersubjetivamente para brindar realidad
a la autonomía integral del sujeto en el marco de un determinado orden social y
sus reglas de convivencia. En este caso, se la resalta como una atribución per­
sonal propia de los adolescentes con una edad entre los catorce (14) y dieciocho
(18) años de edad, identificándolos como sujetos capaces y dignos de un trato
horizontal conforme a las características que presentan.

23 A
ART I Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

De esta forma se busca refundar la situación jurídica de las personas m e­


nores de edad como sujetos de derecho, desacreditando la etiqueta de indivi­
duos inimputables y dependientes que requieren ser tutelados para poder parti­
cipar de la convivencia social. La asunción de una categoría de responsabilidad
supone atribución efectiva de facultades y exigencias, generando una condi­
ción de posicionamiento igualitario. La precisión de una responsabilidad “es­
pecial”, en todo caso, sugiere considerar como variable imprescindible las im­
plicancias bio-psicosociales que suelen caracterizar a las personas pertenecien­
tes a dicho grupo etario.

Tal distinción normativa posee un enfoque de derechos que tiene como


génesis la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN)1; instrumento que
unlversalizó la protección integral del niño como una doctrina institucional en­
cargada de alinear el abordaje jurídico de las personas menores de edad, pre­
cisando que las mismas deben ser reconocidas como destinatarias de derechos
y obligaciones.

En cuanto al sistema penal, el artículo 40.1 de la CDN dispone diversos


alcances sobre la responsabilidad de personas menores de edad ante un con­
flicto con la ley penal:

“40.1 Los Estados Partes reconocen el derecho de todo niño de quien se ale­
gue que ha infringido las leyes penales o a quien se acuse o declare culpable
de haber infringido esas leyes a ser tratado de manera acorde con el fomento
de su sentido de la dignidad y el valor, que fortalezca el respeto del niño por
los derechos humanos y las libertades fundamentales de terceros y en la que
se tengan en cuenta la edad del niño y la importancia de promover la reinte­
gración del niño y de que este asuma una función constructiva en la sociedad”.

Esta disposición sirve de marco para afirmar que la responsabilidad penal


especial del adolescente debe comprenderse como un principio que fundamen­
ta el establecimiento de un sistema de justicia especializado en todas las fases
del procedimiento y de la ejecución de la sanción12. Por ello, coincidimos con

1 Vid. GARCÍA, M'. E. y BELOFF, M. (comps.). “Infancia, ley y democracia. Análisis crítico del
panorama legislativo en el marco de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño
(1990-1998)”. En: Temis. Depalma, Bogotá, 1998.
2 Vid. COUSO, Jaime. “Notas para un estudio sobre la especialidad del Derecho penal y procesal
penal de adolescentes: el caso de la ley chilena”. En: Justicia y Derechos del Niño. N° 10, Unicef,
2008, p. 98.

k 24
Título Preliminar ART. f

Couso al vincular el desarrollo de dicho principio con el reconocimiento de


un tratamiento diferenciado de carácter transversal que, entre otros aspectos,
deriva en: i) una sanción cualitativamente diferente a la de ios adultos; ii) una
sanción menos aflictiva; iii) garantías especiales durante la ejecución de la san­
ción; y iv) un límite de edad debajo de la cual no se impondrá sanción alguna3.

El modelo de tratamiento penal privilegiado a partir de la condición perso­


nal del adolescente es un precepto ampliamente aceptado en el derecho com­
parado; muestra de ello son los más de ciento noventa (190) países que ha ra­
tificado la CDN. En cuanto al desarrollo de la denominada doctrina penal, se
advierten pronunciamientos de academias penales, usualmente autorizadas en
el medio peruano, a favor de una tendencia estrictamente educativa en el sis­
tema de justicia juvenil. Así, desde Alemania, Strobel destaca que el derecho
penal juvenil tiene una función de ofrecer un trato privilegiado a.1 joven bajo
una premisa de “prioridad de la educación”4. De similar postura es la profesora
española Cruz Márquez al establecer el “principio educativo” como un linca­
miento general del sistema penal juvenil5.

Sin duda, nos encontramos ante una ideología político-crimino lógica


que alinea y brinda sentido a los diversos niveles de abordaje institucional de
los adolescentes en conflicto con la ley penal, los mismos que deben resultar
vinculantes y prioritarios para los operadores que intervienen en el sistema es­
pecializado. Desde la creación e interpretación de normas hasta los modelos de
orientación conductual durante el procesamiento y los fundamentos de la con­
clusión de la gestión del conflicto criminalizado (remisión, sentencia, prescrip­
ción, etc.), cada instancia debe ser protagonizada por una reflexión y una labor
empáticas que se correspondan con las características y requerimientos de este
grupo vulnerable. Así, cualquier regulación o desempeño disfuncional a la sen­
sibilidad innata que se exige debe comprenderse como un acto de sabotaje que
desnaturaliza el modelo de tratamiento diferenciado.

3 COUSO, Jaime. “La política criminal para adolescentes y la Ley N° 20.084”. En: VV.AA., Estudios
de derecho penal juvenil I. Centro de Documentación, Defensoría Penal Pública, Santiago, 2009,
pp. 54 y ss.
4 STROBEL, Sonja. Verhdngung und Bemessung der Jugendstrafe - Bine Analyse unter besun derer
Berücksichtigung der Slrafzwecke. Shaker Verlag, Aachen, 2006, p. 14.
5 CRUZ MARQUEZ, Beatriz. Educación y prevención general en el Derecho Penal de menores.
Marcial Pons, Madrid-Barcelona, 2006, pp. 23 y ss.
ART. 1 Comentarios aí Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

En este margen, resulta desdeñable toda manifestación de sobre-crimina-


lización que busque aumentar la severidad de las medidas ya delimitadas en
el actual sistema normativo, siendo necesario generar más bien una tenden­
cia de descriminalización que aleje a las personas menores de edad deí con­
trol penal. Asimismo, urge neutralizar malas prácticas punitivas, enfatizando
en la contención de eventuales excesos por parte de las fuerzas del orden y/o
de reclusión, y contrarrestar orientaciones privativas de libertad que priorizan
el uso de internamientos preventivos, medidas socioeducativas cerradas y ne­
gación de beneficios de egreso anticipado de los recintos cerrados (Centros
juveniles).

Además de representar una directriz fundamental del sistema penal ju ­


venil, la responsabilidad especial del adolescente cumple una función con­
ceptual como parte de la técnica de imputación penal (la denominada “teoría
jurídica del delito”); en rigor, constituye un filtro de evaluación compues­
to por criterios que permiten identificar condiciones personales suficien­
tes para hacer valer la exigencia normativa de la ley penal presuntamente
transgredida.

La responsabilidad especial consiste, entonces, en evaluar la posibilidad


de imputación personal conforme a las peculiaridades de la situación del ado­
lescente; en particular, tomando en cuenta las evidencias aportadas por diversas
disciplinas conductuales (Psicología, Psiquiatría, Psicoanálisis, etc.) acerca de
su capacidad de razonamiento, de comprensión, de autocontrol y otras varia­
bles individuales en situaciones potencialmente conflictivas. En esta revisión
deben involucrarse también factores como entorno, identidad, socialización,
cultura, vulnerabilidad y demás componentes de interacción permanentes o
circunstanciales que aseguren un análisis integral debidamente personalizado.
Para ello, los operadores deben acudir a disciplinas como la Sociología, la An­
tropología, la Zemiología o la Epidemiología, de tal forma que la información
recabada resulte funcional a los fines de evaluación personal y, sobre todo, a la
solución del conflicto gestionado.

Es necesario interpretar que una persona constituye una personalidad en


tanto pertenece a una comunidad, e incorpora las instituciones de dicha comu­
nidad a su conducta. De este modo, las diversas actitudes, incluyendo las con­
cebidas como desadaptadas, son producto de un enfrentamiento constante entre
la sociedad y el individuo. A decir de Castillo Castillo, existiría una hostilidad

k 26
Titulo Preliminar ART 1

recíproca que diseña un sujeto receptor activo condicionado por el entorno so­
cial y su modelo cultural de convivencia6.

A esta circunstancia se vincula la referencia del presente artículo (inciso


1) sobre la edad y las características personales del adolescente como factores
de necesario análisis para valorar su responsabilidad ante una eventual infrac­
ción penal. Así, es necesario renunciar a un concepto de imputación personal
“despersonalizado” que restrinja su radio de evaluación a componentes indi­
viduales meramente subjetivos (motivación, comprensión, conocimiento, etc.)
u objetivamente estáticos (edad, nacionalidad, ascendencia, etc.)7, pues tal re­
ducción conceptual individualiza arbitrariamente al sujeto, aislándolo de una
realidad intersubjetiva de la que forma parte y que explica mejor su condición
personal frente a las exigencias normativas y frente al sistema penal en toda su
dimensión. En tal sentido, la alusión a “características personales” debe enten­
derse holísticamente, buscando comprometer la realidad integral del adoles­
cente y acudiendo, por lo mismo, a la labor del equipo multidiscíplinario asig­
nado a los fiscales y a los jueces.

Esta valoración integral cobra mayor relevancia cuando advertimos que


las actividades ilícitas perpetradas por autores adolescentes se encuentran nor­
malmente identificadas con la denominada delincuencia común (homicidios
y agresiones, despojo patrimonial, violencia sexual, tráfico de drogas, etc.)8,
la misma que suele tener como grandes protagonistas a jóvenes provenientes
de los barrios más precarios9. Al parecer, la violencia estructural a la que co­
múnmente están sometidos juega un rol determinante en su proceso de

6 Vid CASTILLO CASTILLO, José.-“Sociedad alienadora y juventud delincuente” . En: VV AA.,


Delincuencia Juvenil. Universidad de Santiago de Compostela, Vigo, 1973, pp. 108 y ss.
7 La doctrina penal peruana, en su mayoría, admite conceptos normativos de culpabilidad o respon­
sabilidad que se conforman con la valoración (reproche) de elementos subjetivos. Vid. NOGUERA
RAMOS, Iván. Fundamentos del Derecho Penal (parte general). Ediciones jurídicas, Lima, 2007,
p. 167; REYNA ALFARO, Luis. Derecho Penal II. Universidad Inca Garcilaso de la Vega, Lima,
2009, pp. 39 y 99; ALCOCER POVIS, Eduardo. Introducción al Derecho Penal parte general.
Instituto de Ciencia Procesal Penal, Lima, 2014, pp. 121 y ss.
8 Conforme a las cifras brindadas por la Gerencia de Centros Juveniles del Poder Judicial a abril 2018,
más de! 65% de adolescentes ubicados en medio abierto y cerrado se encuentra en tratamiento debido
a infracciones por hurto, robo, tráfico ilícito de drogas o tenencia ilícita de armas.
9 Corroborando in situ el contexto precario de la violencia juvenil. MANTECON SANCHO, José
Ignacio. (Padre Chiqui). “Asociación Martin Luther King: una experiencia de trabajo desde las
pandillas”. En: ¿Qué hacer con las pandillas? Costa, Gino y Carlos Romero (editores), Ciudad
Nuestra, Lima, 2009, p. 197.

27 .A
AfiT.i Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

a c u ita m ie n to , permitiendo redefinir los actos de desadaptación como sínto­


mas o expresiones sociales101. En este margen es posible identificar adolescen­
tes socioculturalmente alineados con una proyección personal que se caracte­
riza por mantener ciertas lógicas de transgresión de reglas (pandillas, barras
bravas, drogopendencia, colaboración con bandas, pertenencia a crimen orga­
nizado, etc.).

En el caso de participación de personas menores de edad en violencia ar­


mada organizada, mediando un estudio realizado en diez (10) países (inclu­
yendo Ecuador, Colombia y El Salvador), Dowdney señala que los factores de
riesgo preponderantes para el temprano involucramiento, además del proceso
de surgimiento y permanencia del grupo armado, la ausencia del Estado, las
economías ilícitas y el acceso a armas, son los escenarios de pobreza, la poca
escolaridad, el poco empleo y una demografía con alto porcentaje de población
joven. A saber, incluso en los escenarios más complejos de violencia se corro­
bora los contextos de precariedad y carencia de oportunidades como elementos
fundamentales para el impulso de carreras transgresoras'1.

Al tratarse de un proceso de formación y adopción permanente de códi­


gos de actitudes y comportamientos que compromete el acatamiento del siste­
ma de valores inmersos en las normas penales; es posible, incluso, encontrar
subculturas con tal nivel de consolidación colectiva, que neutralizan e impi­
den internalizar la esencia de las prohibiciones o restricciones. Como distin­
gue Baratía al analizar la teoría de las subculturas criminales de Albert Cohén,
“en realidad, son las condiciones sociales, las estructuras y los mecanismos
de comunicación y aprendizaje los que determinan la pertenencia de los indi­
viduos a subgrupos o subculturas, y la transmisión a ellos de valores, normas,
modelos de comportamiento y técnicas aún ilegítimas” 12. Evidentemente, este
planteamiento desestabiliza las bases del concepto tradicional de responsabi­
lidad individual basado en la capacidad subjetiva del imputado para acceder
al mensaje de la norma.

10 KVARACEUS, William C. La delincuencia de menores. UNESCO, París, 1964, p. 31.


11 Cfi\ DOWNEY, L, Ni guerra, ni paz. 'Comparación de internaciones de niños yjóvenes en violencia.
Instituto de Estudos de Religiao, Río de Janeiro, 2002.
12 BARATIA, Alessadro, Criminología crítica y crítica del Derecho Penal. Traducción de Alvaro
Búnster, Siglo XXI editores, México D. F., 1986, pp. 71 y s.

k 28
Título Preliminar ART.l

La complejidad de la valoración del sujeto deja ver que el análisis perso­


nalizado resulta ajeno al análisis de la conducta ilícita, a saber, que la respon­
sabilidad en sí misma no es una característica de la acción (tal cual lo son la
tipicidad y la antijuridicidad), sino más bien un espacio de revisión autónomo
que podría realizarse, incluso, antes de la evaluación del injusto penal13. De esta
forma damos cuenta de la diferenciación necesaria entre una teoría del injusto
penal y una teoría del sujeto responsable. En lenguaje de la teoría tradicional
del delito, mientras en la primera se analiza la tipicidad/antijuridicidad, en la
segunda se hace lo propio con la culpabilidad o responsabilidad14.

Retomando al análisis personal, cabe precisar que la precariedad como


una variable usual en las infracciones cometidas por adolescentes exige que el
concepto de responsabilidad atienda a la vulnerabilidad social como elemento
clave, focalizando en aspectos como nivel de instrucción, situación laboral, ca­
pacidad de adquisición, exposición a violencia, condiciones familiares, entre
otros. Se trata de un imprescindible escenario de descarga de imputación que
hace legítima -a l menos transitoriamente- la inteivención penal. No tomarla en
cuenta supone habilitar irracionalmente la represión ante expresiones sociales
de marginación, lo cual sobreexpone al control penal como un medio de con­
trol social ilegítimo.

De esta forma, resulta adecuado acudir a un concepto de responsabilidad


que, además de involucrar evaluaciones estáticas de idoneidad mental, conoci­
miento de la norma o ausencia de contextos límite, opte por variables sociales
para definir y sincerar el nivel de imputación que realmente merece la persona.
Una alternativa, en ese sentido, es el concepto de culpabilidad por vulnerabili­
dad de Zaffaroni el cual prioriza el nivel de sobrexposición social que tiene el
sujeto para ser captado o seleccionado por el control penal15. Si este postula­
do resulta aplicable para el caso de adultos, resulta aún más pertinente para el

13 En el Perú, el profesor Meini postula la necesidad de evaluar al sujeto responsable (capacidad penal)
antes que al delito. MEÍNI MENDEZ, iván Favio. Lecciones de Derecho Penal —parte general.
Teoría jurídica del delito. Fondo editorial de la PUCP, Lima, 2014, pp. 115 y ss.
14 Esta diferenciación fue planteada originalmente por los profesores chilenos Bustos y Hormazábal.
Vid. BUSTOS RAMIREZ, Juan y HORMAZÁBAL MALARÉE, Hernán. Lecciones de Derecho
Penal. Parte general. Trotta, Madrid, 2006, p. 443.
15 Vid. ZAFFARONI, Raúl. “Culpabilidad y vulnerabi lidad social”. En: En torno de la cuestión penal,
Ia edición, BdeF, Argentina, 2005. En el Perú, el profesor Villavicencio opta por esta postura. Vid.
VILLAVICENCTO TERREROS, Felipe. Derecho Penal. Parte general. Ia edición, Grijley, Lima,
2006, p. 565.

29
/iHI Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

caso de adolescentes, los cuales son reconocidos como un grupo innatamente


vulnerable.

En base a este modelo de responsabilización, resulta adecuado abordar


también el denominado “principio de culpabilidad” regulado en el inciso 2 del
artículo en análisis, el cual prohíbe expresamente toda forma de responsabili­
dad objetiva. Conforme a los postulados tradicionales, lo que se busca con este
principio es exigir que la imputación penal radique en un vínculo mínimo de
subjetividad del presunto transgresor con la conducta desplegada, esto es, que
medie la existencia de dolo o imprudencia para poder sustentar la imputación
penal.

Sin duda, nos encontramos ante un enfoque reduccionista de la responsa­


bilidad, pues la misma, integralmente comprendida, atiende a la existencia de
múltiples variables que deben corresponderse con la realidad socio-personal
del sujeto. En este sentido, el principio no debe restringirse a la proscripción
de las imputaciones carentes de vínculos subjetivos, sino más bien aperturarse
a proscribir aquellas valoraciones que obvian la realidad integral del sujeto. Es
por ello que el artículo dispone expresamente que “para la imposición de una
medida socioeducativa se requiere determinar la responsabilidad del adoles­
cente”. La determinación de dicha responsabilidad, conforme se ha analizado,
resulta mucho más compleja que la sola identificación de la presunta autono­
mía individual para actuar conforme a la norma penal.

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

« ALCOCER POVIS, Eduardo. Introducción al Derecho Penal parte general. Instituto de Ciencia
Procesal Penal, Lima, 2014.
« BARATÍA, Alessadro. Criminología crítica y crítica del Derecho Penal. Traducción de Alvaro
Búnster, Siglo XXI editores, México D. E, 1986.
- BUSTOS RAMÍREZ, Juan y HORMAZÁBAL MALARÉE, Hernán. Lecciones de Derecho Penal.
Parte genera!. Trotta, Madrid, 2006.
■ CASTILLO CASTILLO, José. “Sociedad alienadora y juventud delincuente". En: VV. AA.,
Delincuencia Juvenil. Universidad de Santiago de Compostela, Vigo, 1973.
■ COUSO, Jaime. “ La política criminal para adolescentes y la Ley 20.084” , En: W. AA., Estudios
de derecho penaljuvenil I. Centro de Documentación, Defensoría Penal Pública, Santiago, 2009.
- COUSO, Jaime. “ Notas para un estudio sobre la especialidad del Derecho penal y procesal
penal de adolescentes: el caso de la ley chilena” . En: Justicia y Derechos del Niño. N° 10,
Unicef, 2008.

k30
Título Preliminar

■ CRUZ MÁRQUEZ, Beatriz. Educación y prevención general en el Derecho Penal de menores.


Marcial Pons, Madrid-Barcelona, 2006.
■ DOWNEY L. Ni guerra, ni paz. Comparación de internaciones de niños y jóvenes en violencia.
Instituto de Estudos de Religiáo, Río de Janeiro, 2002.
■ GARCÍA MENDEZ, Luke y BELOFF, Emitió (comps.). “ Infancia, ley y democracia. Análisis crítico
del panorama legislativo en el marco de la Convención Internacional sobre los Derechos del
Niño (1990-1998)” . En: Temis. Depalma, Bogotá, 1998.
■ KVARACEUS, Wiliíam C. La delincuencia de menores. UNESCO, París, 1964.
■ MANTECÓN SANCHO, José Ignacio. (Padre Chiqui). “Asociación Martin Luther King: una
experiencia de trabajo desde las pandillas” . En: ¿Qué hacer con las pandillas? Costa, Gino y
Carlos Romero (editores), Ciudad Nuestra, Lima, 2009.
■ MEIN! MENDEZ, Iván Favio. Lecciones de Derecho Penal - parte general. Teoría jurídica del
delito. Fondo editorial de ía PUCP Urna, 2014.
■ NOGUERA RAMOS, Iván. Fundamentos del Derecho Penal (parte general). Ediciones jurídicas,
Lima, 2007.
■ REYNA ALFARO, Luis. Derecho Penal II. Universidad Inca Garcilaso de la Vega, Lima, 2009.
■ STROBEL, Sonja. Verhangung und Bemessung der Jugendstrafe - Eine Analyse unter
besonderer Berücksíchtigung der Strafzwecke. Shaker Verlag, Aachen, 2006.
■ VILLAVICENCIO TERREROS, Felipe. Derecho Penal. Parte general. 1a ed,, Grijley, Lima, 2006.
■ ZAFFARONl, Raúl. “ Culpabilidad y vulnerabilidad social” . En: En torno de la cuestión penal. 1a
edición, BdeF, Argentina, 2005.
ART. il Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

PRINC IPIO DE INTERÉS S U P E R IO R D E L A D O L E S C E N T E

1. A l adolescente se le debe brindar la máxima satisfacción inte­


gral y simultánea de derechos durante el proceso de responsa­
bilidad penal El desarrollo y ejercicio de sus derechos deben
ser considerados como principios rectores. Ningún derecho
debe ser perjudicado por una interpretación negativa del in­
terés superior del adolescente.
2. Es obligación de la autoridad que adopte una medida, eva­
luar las posibles repercusiones de las decisiones adoptadas
en el adolescente, debiendo justificar expresamente la forma
como se ha considerado el interés superior, así como los cri­
terios utilizados para dicha decisión y la ponderación efec­
tuada frente a otros derechos e intereses. El adolescente debe
ser escuchado en toda oportunidad que establezca el Código,
en cualquier situación en la que se defina alguna decisión que
pueda afectarlo y cuando así lo solicite.
3. Esta disposición es de cumplimiento por todo funcionario o
servidor público durante el desarrollo del proceso, así como
durante la ejecución de alguna medida socioeducativa.
4. La protección alcanza también a la víctima o testigo menor
de edad.

María Consuelo Barletta Villarán

► Comentario

El principio jurídico del interés superior del niño adoptó un efecto vincu­
lante y un carácter obligatorio para el Estado peruano desde su incorporación
genérica en el artículo 3 de la Convención sobre los Derechos del Niño y su
posterior ratificación. Sobre el particular, el Comité del Derecho del N iño1 in­
dica las obligaciones que se desprende de su interpretación:

i Observación N°14 del Comité de Derechos del Niño, “Sobre el derecho del niño a que su interés
superior sea una consideración primordial5’.
Título Preliminar ART, II

1. Deberá integrarse de manera adecuada a las decisiones que afecten direc­


tamente o indirectamente a ios niños.
2. Las decisiones que se adopten, sean judiciales o administrativas, dejen ex­
plícitamente establecido que el interés superior del niño ha sido una con­
sideración primordial, explicando cómo se ha examinado y evaluado, así
como la importancia que se le ha atribuido.
Al precisar en la especialidad penal juvenil la valoración jurídica del inte­
rés superior del adolescente, debemos situar al “adolescente en conflicto con la
ley penal” en su condición primera de “adolescente”, en base a ello este prin­
cipio debe ser interpretado para brindar contenido a lo afirmado en el artículo
4 de la Constitución Política del Perú, cuando refiere que la comunidad y, el
Estado protegen especialmente al niño y adolescente. En consecuencia, debe
entenderse que el contenido de este principio es el resguardo de derechos y por
ende, será ésta la finalidad de su aplicación en todos los ámbitos y cuestiones
que se resuelvan a favor de los mismos, y en la protección que corresponde pro­
digarles cuando existen víctimas o testigos menores de edad.

Así es entendido tanto el artículo 3 de la Convención sobre los Derechos


del Niño como en el artículo IX del Título Preliminar del Código de los Niños
y Adolescentes que se han referido explícitamente a este principio y han deter­
minado que las instituciones públicas y privadas están obligadas a darle vigen­
cia como “una consideración primordial” en todas las decisiones que se adop­
ten con respectos a éstos.

Es así como la Observación General N° 14 del Comité de Derechos del


Niño indica que el Interés Superior del Niño es definido como un derecho, un
principio y una norma de procedimiento. La obligatoriedad de su aplicación ha
favorecido a su calificación como un “derecho” al entenderse que no cumple
una finalidad “orientadora” , sino que es exigióle para los operadores del siste­
ma penal juvenil, adicionalmente se le atribuye la naturaleza de un “principio”
puesto que es inspirador para la interpretación de cualquier norma referida a los
derechos y garantías de los adolescentes en conflicto con la ley penal y asimis­
mo es una norma de procedimiento puesto que se asemeja a una ponderación
en el campo del derecho constitucional. Posteriormente, al incorporarse este
principio en la normativa nacional2 se establece que la ponderación es aplicada

2 Ley N° 30466 “Ley que establece parámetros y garantías procesales para la consideración primordial
del Interés Superior del Niño” y su respectivo reglamento D.S. N° 002-2018-MIMP.

33 j$
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

mediante un “(. ■.)adecuado análisis de relación de preferencia entre los dere­


chos que entran en conflicto (.. .)”3.

Adicionalmente, se refiere al interés superior del niño como un “concep­


to dinámico”, que se adecúa a cada contexto o situación concreta para el res­
guardo de la consideración de sujeto de derechos del adolescente en conflicto
con la ley penal. El Tribunal Constitucional peruano ha entendido su dinámi­
ca y contenido de esta manera: “El contenido del principio son los propios de­
rechos e intereses, en este caso, se identifican. Todo “interés superior” pasa a
estar mediado por referirse estrictamente al “declarado derecho”; por su parte,
solo lo que es considerado derecho puede ser “interés superior”. Una vez reco­
nocido un amplio catálogo de derechos, no es posible seguir sosteniendo una
noción vaga del interés superior del niño”4. Es decir, dependerá de cada situa­
ción en concreto para determinar los derechos a relievar y aquellos derechos
sujetos a afectación.

En esa misma línea de interpretación debe entenderse que la aplicación


del interés superior del niño debe estar debidamente motivada, justificada y
explicada, por lo tanto, no bastara con su sola mención para justificar una de­
cisión en uno u otro sentido. Sobre el particular, se ha pronunciado el Tribunal
Constitucional5 al señalar que: “Dicho interés, como es obvio suponer, no se
traduce en una simple concepción enunciativa, sino que exige, por sobre todo,
la concretización de medidas y decisiones en todos los planos. (...)”. Cuestión
fundamental para generar un sentimiento de justicia y de legitimidad del sis­
tema en el adolescente cuya responsabilidad y sanción ha sido impuesta, en la
medida que se ha favorecido a garantizarle una justicia accesible a su entendi­
miento o comprensión.

En consecuencia en aplicación de la normativa nacional6 se exige seña­


lar explícitamente: todas las cuestiones de hecho referidas al adolescente, los
elementos pertinentes para la evaluación, el contenido de ios mismos en cada
caso concreto y la manera en que se han ponderado para determinar su interés
superior. Adicionalmente, si la decisión se hubiera apartado de lo opinado por

3 Artículo 8.3 del 'Decreto Supremo N° 002-2018, Reglamento de la Ley N° 30466.


4 STC Exp. N° 03247-2008-PHC7TC del 14 de agosto de 2008.
5 STC Exp. N° 04509-2011-PHC/TC del 11 de julio de 2012
6 Artículo 12.6 del D.S. N° 002-2018, Reglamento de la Ley N° 30466.

k . 34
Título Preliminar ART lí

el adolescente sobre su responsabilidad penal, se deberá esclarecer los mo­


tivos o consideraciones que sustentan tal decisión, a fin de lograr evidenciar
que ésta tuvo como consideración el interés superior del adolescente. En re­
sumidas cuentas se coloca en el supuesto que otras consideraciones pudieran
prevalecer al interés superior del adolescente, lo que deberá estar explicado
explícitamente. Esta exigencia ha sido incorporada en la normativa a pesar
de haber sido contemplada como un garantía constitucional7 consistente en
la motivación escrita de las resoluciones judiciales.

Al referimos al ámbito penal juvenil debe quedar esclarecido el contenido


de la motivación de las sentencias o dictámenes. Para dicho efecto, resulta de
sumo interés verificar cómo podría considerarse el juicio de ponderación, en
la medida que estamos haciendo referencia a derechos y garantías contenidas
en la Convención sobre los Derechos del Niño, que al tener carácter constitu­
cional favorece a esta valoración jurídica. En consecuencia, será posible plan­
tear los siguientes juicios y preguntas que deberá responderse para favorecer
a su motivación judicial o fiscal.

Juicio de adecuación: se busca corroborar que la decisión judicial (u opi­


nión fiscal) se ajuste al contenido de los principios del ámbito penal juvenil in­
corporados en la normativa constitucional. En consecuencia, la pregunta que
deberá responderse es: ¿Cómo la decisión/ propuesta se ajusta a los principios
contenidos en la Constitución Política del Estado pemano y a la Convención
sobre los Derechos del Niño?

Juicio de necesidad: se explica la afectación del ejercicio de derechos (fun­


damentalmente en relación a la libertad), no existiendo otra alternativa para so­
lución del caso. De esta manera, la pregunta que deberá absolverse es: ¿Por qué
la decisión contenida en la sentencia es necesaria para favorecer a la reintegra­
ción social del adolescente infractor?

Juicio de proporcionalidad: se refiere a cómo la decisión adoptada ha po­


dido ponderar los distintos derechos o intereses involucrados. En base a ello,
se responderán las siguientes preguntas: ¿Cómo valorar los derechos de los
adolescentes como una “consideración primordial? ¿Cómo se han valorado
las circunstancias personales y sociofamiliares del adolescente, así como sus

7 Artículo 139.5 de la Constitución Política del Perú.


Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

necesidades? ¿Cómo se han tenido en cuenta los intereses de la víctima y de


la sociedad?.

Al responder estas preguntas estaremos contribuyendo a motivar las deci­


siones adoptadas en relación al adolescente en conflicto con la ley penal y, asi­
mismo, determinar la proporcionalidad de la respuesta penal estatal, la valora­
ción de los intereses de la víctima y de los intereses sociales podrán plantear
distintas exigencias, las cuales serán ponderadas con las necesidades criminó-
genas del adolescente, es decir, con las medidas que mejor garanticen su rein­
tegración social. Sobre el particular el Tribunal Constitucional peruano ha afir­
mado que las decisiones basadas en el interés superior del adolescente: "(...)
gozarán de plena legitimidad o sustento constitucional en tanto sean adoptadas
a favor del menor y el adolescente, no en su perjuicio, lo que supone que de
presentarse casos en los que sus derechos o intereses tengan que verse afecta­
dos por alguna razón de suyo justificada deberá el Estado tratar de mitigar los
perjuicios hasta donde razonablemente sea posible.

Otra cuestión fundamental es la predictibilidad del impacto de las decisio­


nes como una cuestión a valorar. Sobre el particular, Zermatten8 señala que es
necesario vincular la noción de interés superior del adolescente con la noción
de predictibilidad. En efecto, este autor considera que la predicción de los efec­
tos de la sentencia es una cuestión a valorar, es decir, la valoración del interés
superior del adolescente, no solamente en el momento en el que la decisión
debe ser tomada, sino también en la perspectiva de una evaluación previsible
de la situación de las partes concernidas.

Sobre el particular, es necesario vincular la aplicación del interés superior


del adolescente con la valoración de su perfil, a fin de determinar la medida so-
cioeducativa que contribuiría a afianzar factores protectores y disminuir facto­
res de riesgo, mediante la intervención programada. De esta manera, se evita­
rán los efectos criminógenos en la vida del adolescente, esto ha sido nominado
en la normativa nacional como la evaluación del impacto de la decisión tomada
en consideración de los derechos del adolescente9.

8 ZERMATTEN, Jean. “El interés Superior del Niño. Del Análisis literal al Alcance Filosófico”. En:
Informe de Trabajo. N° 3-2003, pp. 1-30, especialmente, p. 14. Recuperado de http://www.cliilds-
rights.org/html/documents/wr/ 2003-3_es.pdf.
9 Artículo 12,8 del Decreto Supremo N ü 002-2018, Reglamento de la Ley N° 30466.

k .3 6
Título Preliminar ART It

Adicionalmente, en relación al interés superior del adolescente en conflic­


to con la Ley Penal, la normativa nacional ha señalado la protección especial
que corresponde prodigarle, y que se manifiesta mediante: 1. Acceso a una jus­
ticia especializada; 2, Aplicación de medidas alternativas a la privación de li­
bertad. 3. Respeto de los derechos y garantías del debido proceso.

En relación a la ejecución de la medida de internamiento se deberá garan­


tizar que esta se brinde en espacios adecuados que favorezcan la protección, la
reinserción social y el desarrollo integral de los adolescentes en conflicto con
la ley penal, mediante el ejercicio de sus derechos. Por último, se agrega que
el sistema penal juvenil ha establecido una finalidad educativa y de reinserción
social.

^ REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

■ ZERMATTEN, Jean, “ El interés Superior del Niño. Del Análisis literal al Alcance Filosófico” . En:
Informe de Trabajo. N° 3-2003. Recuperado de http://www.childsnghts.org/html/documents/
wr/ 2003-3_es.pdf.
ART ill Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

PRINCIPIO PRO ADOLESCENTE

1. En la interpretación y aplicación de toda norma se debe pri­


vilegiar el sentido que optimice el ejercicio de los derechos
del adolescente. Ante un conflicto entre dos o más normas
aplicables a un adolescente imputado de la comisión de un
hecho tipificado como delito o falta en el Código Penal, debe
optarse por la norma que más favorezca a sus derechos, o la
más amplia o la interpretación más extensiva.
2. Cuando exista conflicto entre el interés superior del adoles­
cente y otros intereses o derechos, la autoridad competente
analiza y pondera los derechos de todos los interesados, te­
niendo en cuenta que el derecho del adolescente es un interés
superior y una consideración primordial.

Rita Arleny Figueroa Vásquez

► Comentario

Los “principios” en el Derecho en general y aún más en el Derecho juvenil,


resultan enunciados normativos que plantean un j uicio deontológico respecto a
la conducta a seguir en determinadas circunstancias o sobre la interpretación de
ciertas disposiciones del ordenamiento jurídico; es decir, que los “principios”
le dan “sentido” a una específica actuación, así como también a la clarificación
del “corpas ju ris”1sustancial de la materia, en consonancia con las demás nor­
mas de menor rango legal. Precisamente ese “sentido”, es el que cobra singular
relevancia en el caso de la adopción de determinadas decisiones, así como en
el supuesto de la aplicación de normas que regulan la conducta típica de ado­
lescentes que están en conflicto con la ley penal.

Ahora, si bien todos los “principios” conceptualizados y definidos en el Tí­


tulo Preliminar del Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes resultan
básicos y orientan la actuación de los operadores de justicia en el marco de sus

1 Al que me he referido al comentar el artículo V del Título Preliminar del Código de Responsabilidad
Penal de Adolescentes, relativo al principio de “Justicia especializada” .

k38
Título Preliminar ART ifl

competencias, cobra singular importancia el “Principio pro adolescente” defi­


nido en los alcances del artículo III del citado cuerpo legal.

A efecto de brindar mayor análisis y comentario respecto al citado princi­


pio vale señalar que el artículo III del Título Preliminar del Código de Respon­
sabilidad Penal de Adolescentes guarda armonía con el principio “Pro Homi-
ne” previsto en los alcances del artículo 25 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos*12, y está orientado a que toda interpretación legal siempre
debe estar orientada al mayor beneficio del ser humano; en tal sentido, en el
supuesto de una interpretación normativa se debe recurrir a la disposición legal
más amplia o a la interpretación más extensiva del ejercicio de derechos prote­
gidos. De otro lado, se acudirá a la norma o a la interpretación más restringida,
cuando se pretenda imponer límites a dicho ejercicio.

La citada disposición también guarda concordancia con el artículo 5 del


Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos3, debiéndose recordar en
este estado que conforme a la Cuarta Disposición Final y Transitoria de la
Constitución Política del Perú “Las normas relativas a los derechos y a las li­
bertades que la Constitución reconoce se interpretan de confonnidad con la De­
claración Universal de Derechos Humanos y con los tratados y acuerdos inter­
nacionales sobre las mismas materias ratificados por el Perú”; en consecuencia,
tanto el contenido del artículo 25 de la Convención Americana sobre Derechos

2 Artículo 29.- Normas de Interpretación


Ninguna disposición de la presente Convención puede ser interpretada en el sentido de:
a) permitir a alguno de los Estados Partes, grupo o persona, suprimir el goce y ejercicio de los de­
rechos y libertades reconocidos en la Convención o limitarlos en mayor medida que la prevista
en ella;
b) limitar el goce y ejercicio de cualquier derecho o libertad que pueda estar reconocido de acuerdo
con las leyes de cualquiera de los Estados Partes o de acuerdo con otra convención en que sea
parte uno de dichos Estados;
c) excluir otros derechos y garantías que son inherentes al ser humano o que se derivan de la forma
democrática representativa de gobierno, y
d) excluir o limitar el efecto que puedan producir la Declaración Americana de Derechos y Deberes
del Hombre y otros actos internacionales de la misma naturaleza.
3 Artículo 5.-
1. Ninguna disposición del presente Pacto podrá ser interpretada en el sentido de conceder derecho
alguno a un Estado, grupo o individuo para emprender actividades o realizar actos encaminados a
la destrucción de cualquiera de los derechos y libertades reconocidos en el Pacto o a su limitación
en mayor medida que la prevista en él.
2. No podrá admitirse restricción o menoscabo de ninguno de los derechos humanos fundamentales
reconocidos o vigentes en un Estado Parte en virtud de leyes, convenciones, reglamentos o cos­
tumbres, so pretexto de que el presente Pacto no los reconoce o los reconoce en menor grado.
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Humanos como el artículo 5 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Po­


líticos deben ser ponderados para el efecto de adoptar una decisión o interpre­
tar y aplicar una norma en el caso de adolescentes en conflicto con la ley penal;
máxime, si en aplicación del principio de “doble garantía”, aquellos tienen los
derechos de los que gozan los adultos, más el que les corresponde en su condi­
ción de “sujetos de derechos” en proceso de desarrollo.

En este orden de ideas vale también resaltar que cuando hablamos de apli­
car una ley a un caso concreto, ésta resulta la consecuencia de un proceso ló­
gico de interpretación para alcanzar el significado de la norma, el cual tiene
como punto de partida la regla general hasta el acogimiento de una decisión
específica, en el entendido de que el supuesto de hecho que describe aquella es
siempre de carácter general, con relación al supuesto de hecho en el que será
empleada, por ello la importancia de la interpretación, la cual es lo más impor­
tante de todo ese proceso.

Interpretar jurídicamente una norma o un conjunto de normas aparece


como una respuesta a la necesidad de aplicar el derecho a un caso en concreto
de la realidad diaria, en el entendido que las normas jurídicas las plantea el le­
gislador de modo abstracto y bastante general; por tanto, es básico establecer
cuál es el verdadero “sentido” de aquellas antes de ser invocadas y utilizadas.

Frente a lo indicado y conforme a las disposiciones relativas a los trata­


dos de derechos humanos que hemos citado, ante un conflicto entre dos o más
normas aplicables a un adolescente imputado de la comisión de un hecho tipi­
ficado como delito o falta en el Código Penal, reiteramos que debe optarse al
momento de su interpretación por la norma que más favorezca la promoción de
sus derechos, en atención al principio del “interés Superior del Niño”, el cual
opera en este caso como un “criterio de control”. El legislador también plantea
en el citado artículo III del Título Preliminar del Código de Responsabilidad
Penal de Adolescentes que además se puede optar por un tipo de interpretación
más amplio, el cual se refiere a cualquier atribución de significado a una for­
mulación normativa, con independencia de que existan dudas o controversias4;
o por una interpretación extensiva5, la cual se define como aquél tipo de inter­

4 MORESO, José Juan y VILAJOSANA, Joseph M, Introducción a la Teoría del Derecho. Marcial
Pons, Madrid, 2004, p, 146.
5 Las formas de Interpretación jurídica son básicamente la literal y la correctora. Esta a su vez puede
ser extensiva o restrictiva. En este orden de ideas, se denomina interpretación restrictiva a la fornia

ík 40
Título Preliminar AP7 111

pretación que subsume supuestos de hecho que conforme a la interpretación


literal no serían incluidos.

Paralelamente, en los alcances del inciso 2 del artículo Til del Título Pre­
liminar, bajo comentario, el legislador señala además lo siguiente: “Cuando
exista conflicto entre el interés superior del adolescente y otros intereses o de­
rechos, la autoridad competente analiza y pondera los derechos de todos los in­
teresados, teniendo en cuenta que el derecho del adolescente es un interés su­
perior y una consideración primordial” . Lo indicado implica reconocer que si
bien todas las personas son sujetos de derechos y objeto de protección legal, lo
cierto es que cuando aparezca una circunstancia en la que tengan que ponde­
rarse derechos o intereses de varias personas, entre las que aparezca un adoles­
cente en conflicto con la ley penal, la autoridad tendrá que morigerar aquellos
y decidir en base al principio del “interés superior” de éste.

Ahora bien, en el citado párrafo lo gravitante es reconocer los alcances del


principio del “Interés superior del niño”, el cual ha merecido la formulación
de la Observación General N° 14 del Comité de los Derechos del Niño (2013),
desarrollada en base al análisis del artículo 3, párrafo 1 de la “Convención de
los Derechos del Niño”.

En la citada Observación el “Comité subraya que el interés superior del


niño es un concepto triple:

a) Un derecho sustantivo: el derecho del niño a que su interés superior sea


una consideración primordial que se evalúe y tenga en cuenta al sopesar
distintos intereses para tomar una decisión sobre una cuestión debatida, y
la garantía de que ese derecho se pondrá en práctica siempre que se tenga
que adoptar una decisión que afécte a un niño, a un grupo de niños concreto
o genérico o a los niños en general. El artículo 3, párrafo 1, establece una
obligación intrínseca para los Estados, es de aplicación directa (aplicabili-
dad inmediata) y puede invocarse ante los tribunales.

b) Un principio jurídico interpretativo fundamental: si una disposición jurí­


dica admite más de una interpretación, se elegirá la interpretación que sa­
tisfaga de manera más efectiva el interés superior del niño. Los derechos *41

de interpretación que excluye de límite de aplicación a supuestos de hecho específicos, que desde la
perspectiva de la interpretación literal se incluirían en dicho campo de acción.

41 A
ART. IH Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

consagrados en la Convención y sus Protocolos facultativos establecen el


marco interpretativo.

c) Una norma de procedimiento: siempre que se tenga que tomar una deci­
sión que afecte a un niño en concreto, a un grupo de niños concreto o a los
niños en general, el proceso de adopción de decisiones deberá incluir una
estimación de las posibles repercusiones (positivas o negativas) de la deci­
sión en el niño o los niños interesados. La evaluación y determinación del
interés superior del niño requieren garantías procesales. Además, la justifi­
cación de las decisiones debe dejar patente que se ha tenido en cuenta ex­
plícitamente ese derecho. En este sentido, los Estados partes deberán ex­
plicar cómo se ha respetado este derecho en la decisión, es decir, qué se ha
considerado que atendía al interés superior del niño, en qué criterios se ha
basado la decisión y cómo se han ponderado los intereses del niño frente a
otras consideraciones, ya se trate de cuestiones normativas generales o de
casos concretos. (Lo resaltado es nuestro).

Siendo conceptualizado de dicha manera el principio del “Interés superior


del niño” por el citado comité, contribuirá junto al principio “Pro adolecente”
a optimizar la toma de decisiones respecto a quienes siendo menores de edad e
imputables penalmente, infrinjan la ley. Vale señalar en este estado que los ci­
tados principios constituyen “principios jurídicos explícitos”6*I, en el entendido
que han sido incorporados a una fuente de elementos de producción jurídica;
por tanto, deben ser observados, como lo sostiene Dworkin, en atención a que
se trata básicamente de una exigencia de la justicia y de la equidad; máxime,
en casos tan sensibles como cuando un adolescente está en conflicto con la ley
y también con su propia vida.

6 “Los “principios implícitos”, por su parte, son razones para la acción ni perentorias ni independientes
del contenido; no son perentorias por la misma razón por la que no lo son los principios explícitos,
y no son independientes del contenido porque si deben entrar a formar parte del razonamiento de
los órganos jurisdiccionales no es por virtud de su origen en fuente alguna, sino por cierta cualidad
de su contenido”.
RUIZ RUIZ, Ramón. “La distinción entre reglas y principios y sus implicaciones en la aplicación
del derecho”. En: Derecho y Realidad. Núm. 20 z, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, UPTC,
II semestre de 2012, p. 152.

k .4 2
Título Preliminar ART. IV

f iiÜ S iill PRINCIPIO EDUCATIVO

La medida aplicada a un adolescente debe fortalecer su respeto


por los derechos humanos y libertades fundamentales de terce­
ros. Ha de promoverse la reintegración del adolescente a fin que
asuma una función constructiva en la sociedad.

María Consuelo Barletta Villarán

► Comentario

El artículo refiere explícitamente a lo indicado en el artículo 40 de la Con­


vención sobre los Derechos del Niño, y en consecuencia se alude a una finali­
dad educativa de la intervención penal juvenil, que se manifieste en “(...) for­
talecer el respeto por los derechos humanos y las libertades fundamentales de
terceros” y que fija como aspiración que el adolescente se reintegre a la socie­
dad y cumpla una función constructiva.

El Comité de Derechos del Niño se ha pronunciado indicando que la re­


ferencia al respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales de
terceros se encuentra en armonía con lo indicado en el preámbulo de la Con­
vención sobre los Derechos del Niño y se señala que “(...) el niño debe ser edu­
cado en el espíritu de los ideales proclamados en la Carta de las Naciones U ni­
das” y, adicionalmente, el Comité de Derechos del Niño lo que plantea como
una exigencia mayor: “Si los principales agentes de la justicia de menores, a
saber los policías, los fiscales, los jueces y los funcionarios encargados de la li­
bertad vigilada, no respetan plenamente y protegen esas garantías, ¿cómo pue­
den esperar que con ese mal ejemplo el niño respete los derechos humanos y
las libertades fundamentales de terceros?”1.

Por otro lado, las Naciones Unidas recalcan el carácter educativo de la in­
tervención con adolescentes, al indicar que: “La capacitación y el tratamien­
to de menores confinados en establecimientos penitenciarios tienen por objeto

1 COMITÉ DE DERECHOS DEL NIÑO. “Los derechos de los niños en la Justicia de Niños, Niñas
y Adolescentes”. En: Observación General N° 10. Fundamento N° 13, CRC/C/GC/10, 25 de abril
de 2007.

43 _ é
ART IV Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

garantizar su cuidado y protección, así como su educación y formación profe­


sional para permitirles que desempeñen un papel constructivo y productivo en
la sociedad”2. Aquí se visualiza el carácter protector y sancionador que tiene la
respuesta penal juvenil, al no desconocerse en el adolescente su condición de
minoría de edad para prodigarle el resguardo de derechos que garantice míni­
mamente su desarrollo integral (la no afectación de sus derechos) y, asimismo,
la reacción estatal penal que le corresponde por haber trasgredido la ley penal,
y que autoriza a la privación de libertad como última ratio o medida extrema.

Sobre el particular, la Comisión de Derechos Humanos indica que “(...)


existe dentro del Derecho Internacional de los Derechos Humanos una cla­
ra tendencia a darles a los niños una protección mayor que a los adultos, li­
mitando el papel del ius puniendi”3, esto origina que el proceso penal juvenil
tenga una finalidad educativa, en la medida que el adolescente logra identifi­
car los objetivos de la intervención judi cial y la función de los distintos actores
que interactúan en su implementación, de esta manera reconocerá el origen y
finalidad de las consecuencias que se derivan de la autoría de su trasgresión a
la ley penal.

Asimismo, este principio educativo se encuentra vinculado con el derecho


a la información que los actores del sistema de administración de justicia debe­
rán garantizar, como por ejemplo, le corresponde a la policía brindar informa­
ción al adolescente sobre sus derechos y garantías4 y el detalle de los motivos
de la detención, y por otro lado, la relevancia del aporte de la justicia restau­
rativa que busca confrontar al adolescente con su víctima y que su reparación
se constituya en un mecanismo de información y aprendizaje sobre los efectos
de su actuar ilícito.

Asimismo, este principio impacta en la nominación de las sanciones que


se imponen a los adolescentes, al ser conocidas como medidas “socioeducati-
vas”, puesto que refieren a la educación que es necesario brindar a los adoles­
centes para que estos se inserten en la sociedad. Se busca que los adolescentes

2 NACIONES UNIDAS. “Reglas Mínimas para la Administración de la Justicia de Menores (Reglas


de Beijing)”. En: Adoptada en su Resolución N° 40/33. Regla N° 26, 28 de noviembre de 1985.
3 CIDH, Informe N° 41/99, Caso 11,491, Admisibilidad y Fondo, Menores detenidos, Honduras, 10 de
marzo de 1999, párr. 113.
4 Artículo 44.3 del Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes.

k 44
Título Preliminar ART IV

afronten las consecuencias legales de su actuar, luego de conocer los bienes ju ­


rídicos socialmente tutelados y los efectos legales de su trasgresión.

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

■ COMITÉ DE DERECHOS DEL NIÑO. “ Los derechos de los niños en la Justicia de Niños, Niñas
y Adolescentes” . En: Observación General N°10. Fundamento N° 13, CRC/C/GC/10, 25 de
abril de 2007.
» NACIONES UNIDAS. “Reglas Mínimas para la Administración de la Justicia de Menores (Reglas
de Beijíng)” . En: Adoptada en su Resolución N° 40133. Regia N° 26,28 de noviembre de 1985.

45 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

PRINCIPIO DE JU S TIC IA ESPECIALIZADA

1. El proceso de responsabilidad penal del adolescente es un sis­


tema distinto al de adultos por protege)' en mayor medida los
derechos y garantías de los adolescentes. La aplicación del
presente Código está a cargo de funcionarios especializados
en la materia, capacitados en Derechos Humanos, especial­
mente en la Convención de los Derechos del Niño, en los ins­
trumentos internacionales ratificados por Perú, que consti­
tuyen la doctrina de la protección integral del adolescente y
demás estándares internacionales en materia de justicia penal
juvenil, así como en Ciencias Penales.
2. La especialización abarca tanto a los servidores civiles in­
volucrados en el desarrollo del proceso, como aquellos en­
cargados de la ejecución de toda medida socioeducativa
dispuesta.

Rita Arleny Figueroa Vásquez

► Comentario

Históricamente del proceso de universalización de los derechos humanos


pasamos a través de los años a un proceso de especificación de aquellos; y, al
reconocimiento que los niños, niñas y adolescentes también tienen los dere­
chos de todos y además aquellos que surgen de su proceso de desarrollo. Los
citados derechos se encuentran en una serie de instrumentos internacionales
que deben ser interpretados en su conjunto a efecto de reconocer, garantizar
y promover su ejercicio. Lo importante en este caso es identificar cual es el
“corpas inris” de aquellos, sobre todo cuando están en conflicto con la ley
penal.

Ahora bien, conforme al Derecho Internacional relacionado a la interpre­


tación de los tratados internacionales, la Convención Americana y la Con­
vención de los Derechos del Niño constituyen un conjunto de normas vincu­
ladas, las cuales deben ser conceptualizadas como el “corpus inris” de los
derechos de las personas menores de edad, el que debe ser ponderado para
el efecto de interpretar la trascendencia del artículo 19 de la Convención

k46
Título Preliminar ART. V

Americana1, así como el artículo VII déla Declaración Americana de los De­
rechos y Deberes del Hombre12, normas que en su conjunto garantizan el dere­
cho de los niños, niñas y adolescentes a la adopción de medidas “especiales”
por parte de su familia, la sociedad y el propio Estado.

Sobre el concepto del “corpus inris” de la infancia, la Comisión Interame-


ricana de Derechos Humanos ha señalado lo siguiente:

“Para interpretar las obligaciones del Estado en relación a menores, además


de las disposiciones de la Convención Americana, la Comisión considera im­
portante acudir, por referencia, a otros instrumentos internaciones que con­
tienen normas más específicas con respecto a la protección de la niñez, entre
las cuales cabría citar la Convención sobre los Derechos del Niño, y las di­
versas Declaraciones de las Naciones Unidas sobre el tema. Esta integración
del sistema regional con el sistema universal de los derechos humanos, a los
efectos de interpretar la Convención, encuentra su fundamento en el artículo
29 de la Convención Americana y en la práctica reiterada de la Corte y de la
Comisión en esta materia”3.

Frente a lo indicado, el m arco jurídico de protección de los derechos


hum anos de niños, niñas y adolescentes no se limita a las normas m encio­
nadas, sino que implica para el efecto de su interpretación, las Reglas M í­
nim as de N aciones Unidas para la Administración de Justicia de M enores
(“Reglas de Beijing”), las Reglas M ínimas de las N aciones Unidas sobre
las M edidas N o Privativas de la Libertad (“Reglas de Tokio”), las Reglas
para la Protección de M enores Privados de Libertad (“Reglas de La H aba­
na”) y las D irectrices de Naciones Unidas para la Prevención de la D elin­
cuencia Juvenil (“Directrices de Riad”), debiéndose ponderar en tal con­
texto los dem ás instrumentos internaciones sobre derechos humanos que
tengan un alcance general.

1 Artículo 19,-
Todo niño tiene derecho a las medidas de protección que su condición de menor requieren por parte
de su familia, de la sociedad y el Estado.
2 Artículo VII,-
Toda mujer en estado de gravidez o en época de lactancia, así como todo niño, tienen derecho a
protección, cuidado y ayuda especiales.
3 COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Informe N° 41799, caso 11.491,
Admisibilidad y Fondo, Menores detenidos, Honduras, 10 de marzo de 1999, párr. 72.
APT J Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Ahora bien, entrando ya en la m ateria del análisis del artículo que nos
ocupa, corresponde indicar que en el sistem a de justicia juvenil aplicable
a personas menores de edad, el “corpus inris” al cual hemos hecho refe­
rencia establece “principios” fundamentales los cuales constituyen crite­
rios orientadores, entre ellos tenemos el principio de “legalidad” , “excep­
ción ali dad”, “especialización” , “igualdad y no discriminación” ; y, el de “no
regres ividad” .

Sobre el principio de “especialización”, que en el marco del artículo V


del Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes ha sido conceptuali-
zado como “Principio de justicia especializada”4, marca uno de los sellos
más distintivos entre la justicia de adultos imputados y la de adolescentes en
conflicto con la justicia, como lo explicaremos a continuación.

Efectivamente, el artículo 5.5 de la Convención Americana de Dere­


chos Humanos señala que los niños que sean acusados de infringir leyes
penales deben ser sometidos a un sistem a especializado de justicia, corres­
pondiendo ser separados de personas adultas y conducidos a “tribunales es­
pecializados”, con la m ayor celeridad posible, para su tratamiento. Al res­
pecto el artículo 40.2 de la Convención sobre los Derechos del N iño señala
lo siguiente:

“Los Estados Partes tomarán todas las medidas apropiadas para promover el
establecimiento de leyes, procedimientos, autoridades e instituciones especí­
ficos para los niños de quienes se alegue que han infringido las leyes penales
o a quienes se acuse o declare culpables de haber infringidos esas leyes”.

Desde la perspectiva de las indicadas normas debemos tener claro la


necesidad de contar con un tipo de justicia especializada en m ateria de *12

4 Artículo V,- Principio de justicia especializada


1. El proceso de responsabilidad penal del adolescente es un sistema distinto al de adultos por proteger
en mayor medida los derechos y garantías de los adolescentes. La aplicación del presente Código
está a cargo de funcionarios especializados en la materia, capacitados en Derechos Humanos,
especialmente en la Convención de los Derechos del Niño, en los instrumentos internacionales
ratificados por Perú, que constituyen la doctrina de la protección integral del adolescente y demás
estándares internacionales en materia de justicia penal juvenil, así como en Ciencias Penales.
2. La especialización abarca tanto a los servidores civiles involucrados en el desarrollo del proceso,
como aquellos encargados de la ejecución de toda medida socioeducativa dispuesta.

k 48
Título Preliminar ARTV

adolescentes en conflicto con la ley penal5, en tanto se trata de personas que


son “sujetos de derechos”6 y que además se encuentran en un proceso de
maduración a nivel físico y emocional; en tal sentido, tienen necesidades
específicas, las que deben ser atendidas por personal jurisdiccional y no ju ­
risdiccional calificado. Sobre el particular la Regla N° 81 de la “Reglas de
la Habana” señala lo siguiente:

deberá ser competente y contar con un número suficiente de especialis­


tas, como educadores, instructores, profesionales, asesores, asistentes sociales,
siquiatras y sicólogos. Normalmente, esos funcionarios y otros especialistas
deberán formar parte del personal permanente, pero ello no excluirá los auxi­
liares a tiempo parcial o voluntarios cuando resulte apropiado y beneficioso
por el nivel de apoyo y formación que puedan prestar”.

La idea básica que se condensa en el principio de “especialización” es que


en un sistema penal juvenil no solo se debe contar con normas en materia sus­
tantiva y procesal, sino además con operadores jurisdiccionales y no jurisdic­
cionales sensibilizados y capacitados en la materia, así como también con enti­
dades que evidencien una infraestructura conforme a las necesidades específi­
cas de la población que atiende, posibilitando su activa participación.

Un aspecto clave está constituido por la necesidad de diseñar programas


de capacitación sistemáticos y constantes que incluyan, además temas de na­
turaleza jurídica, el conocimiento de los derechos humanos en general y de

5 Artículo L- Responsabilidad penal especial


1. El adolescente entre catorce (14) y menos de dieciocho (18) años de edad, es sujeto de derechos y
obligaciones, responde por la comisión de una infracción en virtud de una responsabilidad penal
especial, considerándose para ello sn edad y características personales.
2. Para la imposición de ima medida socioeducativa se requiere determinar la responsabilidad del
adolescente. Está prohibida toda forma de responsabilidad objetiva.
6 Considerar a un niño como “sujeto de derechos” implica estimarlo como persona. Es entender a la
niñez y a la adolescencia no sólo como un tema de carácter cronológico, sino también como una
manera particular de ser persona, que vive y que se expresa en un contexto histórico, político y
cultural de acuerdo a un momento y unas características específicas y dinámicas; máxime, si tales
etapas de la vidas están en continuo desarrollo. Siendo persona, como bien lo indica Miguel Cillero
Bruñol, tiene “derecho a tener derechos”, lo que implica que niños, niñas y adolescentes pueden
ejercer sus atributos legales conforme a la evolución progresiva de sus facultades. En este sentido,
la responsabilidad de los padres, de la sociedad y del Estado a través de sus operadores de justicia,
debe orientarse hacia la protección, promoción y al desarrollo de las capacidades de aquellos, para
el efecto que ejerzan sus derechos con autonomía; es decir, con conciencia de los derechos de los
demás, lo que en definitiva como señala dicho autor, constituye una forma de autonomía vinculante
o relaciona!.

<49
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

aquellos que corresponden a la infancia, sin dejar de abarcar la psicología del


desarrollo de la adolescencia y los demás que aseguren a los operadores la ad­
quisición de capacidades y competencias para una atención diferenciada de ca­
lidad, entre ellos, lo que respecto a la delincuencia juvenil señalan contempo­
ráneamente las neurociencias. El proceso de capacitación debe contar con un
sistema de supervisión y evaluación a efecto de optimizar el servicio de justicia
en todo el territorio nacional.

Conviene indicar en este estado que conforme señala Jaime Couso7, “La
validez general de esos principios exige también a los tribunales tenerlos en
cuenta al resolver cuestiones más concretas que las que contempla el legisla­
dor, o incluso al interpretar el alcance y validez de las reglas legales. De he­
cho si se examina la doctrina y la jurisprudencia de los países que cuentan con
legislaciones penales de adolescentes, puede constatarse, que buena parte del
desarrollo de estándares de juzgamientos diferenciados que configuran la es­
pecialidad del sistema penal de adolescentes en esos ordenamientos, no está
dada por la existencia de reglas legales explícitas, diferentes de las que rigen a
los mayores de edad, sino por decisiones judiciales que aplican estándares di­
ferentes a los adolescentes, en aplicación de aquellos principios especiales, en
su caso, para resolver una cuestión general (la culpabilidad, o la proporciona­
lidad entre la severidad de la pena y la gravedad del delito) teniendo en cuenta
la diversa situación fáctica en que se encuentra el adolescente, en comparación
del mayor de edad” . De ahí la importancia de la existencia de una justicia es­
pecializada en la materia.

Por último, consideramos que para el éxito de la implementación del Códi­


go de Responsabilidad Penal de Adolescentes; y, específicamente para el efec­
to de la materialización del principio de “especialización”, el sistema de ad­
ministración de justicia debe contar con recursos presupuestarios suficientes,
pues caso contrario, aquél quedará en una mera declaración lírica. Dada la en­
vergadura y trascendencia de dicho cuerpo normativo, nuestra particular vi­
sión es que el nuevo sistema de justicia penal de adolescentes que el citado
código comprende, se erija como el modelo de justicia del país; y, además, un
verdadero indicador de desarrollo.

7 COUSO, Jaime, “La especialidad del Derecho Penal de Adolescentes” . En: Fundamentos empíricos y
normativos, y consecuencias para la aplicación diferenciada del Derecho Penal Sustantivo. Revista
de Derecho de Pontificia Universidad católica de Valparaíso XXXVIII, 1er semestre, Valparaíso,
2012, pp. 267-322.

kso
Título Preliminar APT'

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

■> COUSO, Jaime. “ La especialidad del Derecho Penal de Adolescentes” . En: Fundamentos
empíricos y normativos, y consecuencias para la aplicación diferenciada del Derecho Penal
Sustantivo. Revista de Derecho de Pontificia Universidad católica de Valparaíso XXXVIli, 1er
semestre, Valparaíso, 2012.
ART. VI Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Ü M g PRINCIPIO DE DESJUDICIALIZACIÓN 0 M ÍN IM A
INTERVENCIÓN

De acuerdo a las disposiciones del presente Código y en tanto se


considere necesario, deben adoptarse medidas que eviten someter
al adolescente a un proceso judicial o se ponga término al mis­
mo sin necesidad de recurrir al juicio oral Para ello debe respe­
tarse los derechos del adolescente y considerar en lo pertinente
el interés de la víctima.

Marcos Iván Galván Ramos

¥ Comentario

El principio de desjudicialización o mínima intervención encuentra sus­


tento normativo en diversos instrumentos jurídicos internacionales referidos a
justicia penal juvenil1. Bajo su amparo se busca limitar la intervención penal,
restringiendo su injerencia a aquellas infracciones con gran impacto en las ex­
pectativas sociales, y cuya complejidad requiera una proporción significativa
de censura pública. Para la Defensoría del Pueblo este principio se condice con
el “uso de figuras que eviten la intervención penal en los casos de escasa rele­
vancia social o cuando, por las condiciones del adolescente, sea innecesario o
perjudicial para su desarrollo”12.

Montero Hernanz señala que existen dos niveles de limitación penal en


el sistema de justicia juvenil: la subsidian edad y el carácter fragmentario. La
primera postula que “el derecho penal debe ser el último recurso a utilizar a
falta de otros menos lesivos” (última ratio); por su parte la fragmentariedad
considera que el “derecho penal no ha de sancionar todas las conductas lesivas
de los bienes que protege, sino solo las modalidades de ataque más peligrosas

1 Ver arts. 40.1 40.3.b y 40.4 de la Convención sobre ios Derechos del Niño; Reglas N° 11,13.1,13.2,
17.1, 18.!, 19 de las “Reglas de Beijing,5; Regla N“ 2 de las Reglas de las Naciones Unidas para la
Protección de Menores Privados de Libertad.
2 Vid. Adjuntía para los Derechos Humanos y las Personas con Discapacidad y Programa de Asuntos
Penales y Penitenciarios. El sistema penal juvenil en el Perú: Análisis jurídico social. Informe N°
51. Serie de Informes Defensoriales, Lima, p. 50.
Título Preliminar

para ellos”3. Dichos principios brindan sentido a la desjudicialización preten­


dida; como señala Tiffer, “este principio de la desjudicialización, que tam­
bién proviene del acervo del sistema de Naciones Unidas, realmente favorece
a todos, al adolescente, a la comunidad, a la víctima y a la administración de
justicia. Por esto, debería de ser un principio rector no solo de la política cri­
minal, sino de la política de la persecución del delito en cualquier Estado de
Derecho”4.

La desjudicialización no puede comprenderse como una mera simplifica­


ción benevolente del control penal frente a los adolescentes en conflicto con
la ley, en realidad responde a un sinceramiento de esfuerzos en base a la ido­
neidad de otras medidas que pueden resultar más impactantes en el tratamien­
to transversal de este grupo humano, y que pueden contribuir con mayor efi­
ciencia a dosificar el clima hostil generado por el conflicto criminalizado. En
este margen, la conciliación, la justicia restaurativa, la intervención comunal,
la prioridad en la reparación, el diálogo directo, entre otros espacios más hori­
zontales que logran conectar' con mayor precisión con los requerimientos del
tejido social dañado y con las expectativas involucradas.

La desjudicialización de la resolución de conflictos, a su vez, evita so­


breexponer a los adolescentes a las irrupciones del proceso penal. Además de
los plazos que generan incertidumbre sobre la condición jurídica y temor al
encierro, los cuestionarios o pronunciamientos que reproducen el cuestiona-
miento en diversas instancias y el reforzamiento de un imaginario de rechazo
institucional entre defensas y acusaciones con lenguaje jurídico poco amiga­
ble, resultan variables contraproducentes al pretendido tratamiento diferen­
ciado que indisponen al adolescente como protagonista del conflicto. Así, los
canales alternativos se descubren como variantes con mayor empatia y con
mayor capacidad de impulso del capital humano que caracteriza a esta pobla­
ción vulnerable.

3 MONTERO HERNAN Z, Tomás. “El principio de intervención mínima en la legislación juvenil


española”. En: II Congreso Internacional sobre justicia restaurativa y mediación penal. Burgos,
2012, p. 2.
4 TIFFER, Carlos. “Justicia penal juvenil y política criminal”. En: Revista Digital de ¡a Maestría en
Ciencias Penales. Número 6, RDMCP-UCR, Ponencia en la Inauguración del Congreso Internacional
de Política Criminal, Colegio de Abogados y Abogadas de Costa Rica, 2012, p. 15.
apt vi Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Resulta pertinente, entonces, apostar oportunamente por canales de admi­


nistración de conflictos que atiendan los intereses de la víctima, de la sociedad
y del propio victimario, siempre con la consigna de fortalecer las relaciones
humanas. Como punto inicial, es necesario generar disposiciones de acerca­
miento en cuanto resulte viable, inclinando el diálogo hacia la rehabilitación
de la víctima, sin abandonar la generación de reflexión por parte del agresor, a
la vez de alternativas de reparación que, incluso, pueden ser progresivas y con
alineamiento a las necesidades de la víctima y su entorno. Debidamente ejecu­
tado, el énfasis en la reconstrucción del tejido social podría satisfacer -en gran
m edida- los intereses de la colectividad, logrando sellar un verdadero escena­
rio de restauración social.

Esta capacidad de solución de conflictos integral, transversal y horizontal,


expone a Injusticia penal como un despropósito cuyo margen de reparación se
restringe únicamente al ajusticiamiento aflicti vo el adolescente agresor. La víc­
tima y la sociedad se satisfacen desde los instintos vindicativos, pero no existe
una real reparación del tejido social. En todo caso, como bien señala Hulsman:
“No hay que apresurarse a decir que sólo el sistema penal permite canalizar los
sentimientos vindicativos de la gente. Un sistema de tipo compensatorio puede
muy bien cumplir este papel”5.

Aquí es menester reflexionar que el desenlace de la justicia penal conlleva


a escenarios nítidamente disfuncionales al abordaje empático y humanista que
requieren los adolescentes, y las personas en general. En estricto, nos referimos
a la privación de libertad y sus implicancias punitivas, las cuales deberían ser
agresivamente neutralizadas (desde lo conceptual hasta lo estructural) si se de­
sea considerar al apartamiento social como una alternativa real de apoyo per­
sonal a los seres humanos.

Es necesario tomar en cuenta que la aflicción que representa la justi­


cia penal no se reduce, en ningún caso, a la mera privación de libertad am­
bulatoria, según lo regulan formalmente las normas penales6. Por el contra­
rio, su desarrollo representa un deterioro permanente e integral que transforma

5 HULSMAN, Jacqueline. y BERNAT DE CFL1S, Louc. Sistema penal y seguridad ciudadana. Hacia
tma alternativa, ti-aducción de Sergio Politoff, Ariel, Barcelona, 1984, p. 121.
6 Vid. FOUCAULT, Michel. Vigilar y castigar, nacimiento de la prisión. Siglo XXI, México D. F.,
2009, p. 25.

k54
Título Preliminar ART VI

la perspectiva humana, provocando -in clu so - la reproducción de compor­


tamientos y actitudes criminalizables. Este fenómeno -concordamos con
Zaffaroni- no puede imputarse a características coyunturales de alguna pri­
sión determinada, sino que son el resultado de la estructura misma de la pri­
sión. El inminente sostenimiento del orden disciplinario deriva en ese con­
texto de alienación7.

En palabras de Ferrajoli, “Inevitablemente ella (la prisión) ha conservado


múltiples elementos de aflicción corporal manifestada en las formas de vida y
de tratamiento y diferenciadas por las penas corporales antiguas sólo en cuanto
no se concentran en el tiempo, sino que se prolongan por toda la duración de
la pena. Además, a la aflicción corporal la pena carcelaria agrega la aflicción
psicológica: la soledad, el sometimiento disciplinario, la pérdida de sociabili­
dad y de afectividad y por tanto de identidad, además de la aflicción específica
ligada a la pretensión reeducativa y en general a cualquier tratamiento dirigido
a doblegar y transformar al prisionero. De hecho, en consecuencia, la reclusión
posee un contenido aflictivo que va mucho más allá de la privación de la liber­
tad personal, resultando afectada la mayor parte de los otros derechos vitales
de la persona”8.

El control punitivo se hace más controvertido aún si observamos la diver­


gencia del discurso en la justicia penal y su aplicación práctica. En vez de con­
tribuir al bienestar y a la integridad social a partir de su modelo de resolución
de conflictos, presenta incoherencias operativas que sabotean y resultan con­
traproducentes a los objetivos de pacificación. Al hacer esta revisión se con­
cluye que la selectividad, la reproducción de la violencia, el condicionamiento
de mayores conductas lesivas, la corrupción institucional, la concentración de
poder, la verticalización social y la destrucción de las relaciones horizontales o
comunitarias resultan siendo características estructurales del ejercicio del po­
der de todos los sistemas penales9.

7 ZAFFARONI, R aúl La filosofía del sistema penitenciario en el mundo contemporáneo. Cuadernos


de la Cárcel, Buenos Aires, 1990, p. 41
8 FERRAJOLI, Luigi. Garantías y Derecho Penal. Recuperado de http://www.joridicas.unam,mx/
publica/líbrev/rev/jurid/cont/3 l/pr/prll.pdf, p. 204.
9 ZAFFARONI, Raúl. En busca de las penas perdidas, deslegitimación y dogmática jurídico-penal.
AFA editores, Lima, 1989, p. 17.
ART VI Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

En dicho marco, una contribución directa para fortalecer la eficiencia orga-


nizacional del Estado será la reducción cuantitativa y cualitativa de judicializa-
ción penal Tal limitación no solo debe restringirse a la reducción de la crimina-
lización de conductas y la promoción de la descriminalización (criminalización
primaria), un aspecto discursivamente cubierto por el principio de ultima ratio,
sino que debe consistir también en la neutralización del poder de captación y
aflicción que acontece en la operad vi zación de la justicia penal (criminaliza-
ción secundaria y terciaria).

No cabe duda, entonces, de que el tejido social dañado por el conflicto cri­
minalizado no se resuelve efectivamente con la justicia penal. La incidencia en
el sufrimiento humano se transforma en violencia gratuita, reproduciendo una
cultura socio-estatal represiva que admite la agresión como relación social ne­
cesaria y útil.

De esta forma, resulta necesario acudir a modelos de resolución de conflic­


tos que restauren materialmente el daño ocasionado. La atención de la conmo­
ción social debe equilibrarse bajo lincamientos de una cultura pacifista. Antes
que acudir a referencias represivas como la '‘impunidad”, habrá que orientar­
nos en el abordaje eficiente y concreto del conflicto. De este modo, la víctima
y el perjuicio se convierten en los protagonistas reales. Su rehabilitación, la
restauración del objeto dañado, la compensación idónea, etc. deberán manifes­
tarse conforme a los intereses involucrados. Asimismo, el agresor tendrá los
canales o alternativas necesarios para reparar su agresión eficaz y lo más opor­
tunamente posible.

El rol de los agentes públicos, en este contexto, consistirá en habilitar espa­


cios de resolución de conflictos y facilitar los canales de diálogo y/o reducción
de hostilidades; para ello será fundamental acudir a estructuras institucionales
con conceptos no punitivos; procedimientos y funciones restaurativas, y capital
humano especializado para ejercer una labor de enlace. Así, la tercerización de
la actividad resolutiva, pasa a ser un filtro productivo para el tejido social, antes
que un canal de violencia que solo aumenta su espiral.

Por último, es necesario recalcar que el retroceso de la justicia penal debe


comprenderse como un programa progresivo que debe ejecutarse estratégica­
mente. En este sentido, ante contextos complejos de violencia no resulta con­
veniente el uso indiscriminado de la desjudicialización con el fin de resolver
conflictos, y más aún cuando se advierte clara desigualdad de poder e imposi­
bilidad de rastreo ante eventuales coacciones u hostilidades fácticas entre las

V 56
Título Preliminar

partes10. Sin embargo, tal advertencia no debe debilitar el impulso de una ten­
dencia descriminalizadora que busque, en todo caso concreto, priorizar un mo­
delo de resolución de conflictos no punitivo en cuanto resulte posible.

10 REFRENCIA BIBLIOGRÁFICA

- FERRAJOL!, Luigi. Garantías y Derecho Penal. Recuperado de http://www.juridicas.unai7i.mx/


publica/librev/rev/jurid/cont/31/pr/pr11.pdf.
■ FOUCAULT, Michet. Vigilar y castigar, nacimiento ele la prisión. Siglo XXI, México D. R, 2009.
- GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Antonio. Tratado de Criminología. Valencia, 1999.
» F1ULSMAN, Jacquellne. y BERNAT DE CEUS, Louc. Sistema pena! y seguridad ciudadana.
Hacia una alternativa, traducción de Sergio Politoff, Ariel, Barcelona, 1984.
■ MONTERO HERNANZ, Tomás. “ El principio de intervención mínima en la legislación juvenil
española” . En: // Congreso internacional sobre justicia restaurativa y mediación penal. Burgos,
2012 .
- TIFFER, Carlos. “Justicia penal juvenil y política criminal” . En: Revista Digital de ia Maestría
en Ciencias Penales. Número 6, RDMCP-UCR, Ponencia en la Inauguración del Congreso
Internacional de Política Criminal, Colegio de Abogados y Abogadas de Costa Rica, 2012.
■ ZAFFARONI, Raúl. La filosofía del sistema penitenciario en el mundo contemporáneo. Cuadernos
de la Cárcel, Buenos Aires, 1990.
■ ZAFFARONI, Raúl. En busca de las penas perdidas, deslegitimación y dogmática jurídico-penal.
AFA editores, Lima, 1989.

10 GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Antonio. Tratado de Criminología. Valencia, 1999, p. 1010.


ART Vil Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

j j f l l I liB DEBIDO PROCESO

2 . Todo adolescente tiene el derecho inviolable e irrestricto a que


se le informe de sus derechos, a que se le comunique de inme­
diato y detalladamente la imputación formulada en su contra
y a ser asistido por un abogado defensor de su elección o, en su
caso, por un defensor público desde que es citado o detenido
por la autoridad competente, También tiene derecho a que se
le conceda un tiempo razonable para que prepare su defensa; a
ejercer sil autodefensa material; a intervenir, en plena igualdad,
en la actividadprobatoHa; y, en las condiciones previstas por
la Ley, a utilizar los medios de prueba pertinentes. El ejercicio
del derecho de defensa se extiende a todo estado y grado del
procedimiento, en la forma y oportunidad que la Ley señala.
2. Ningún adolescente puede ser obligado o inducido a declarar
o a reconocer responsabilidad contra sí mismo o los miembros
de su grupo familiar, compuesto por los cónyuges, ex cónyuges,
convivientes, ex convivientes; padrastros, madrastras; as­
cendientes y descendientes; los parientes colaterales de los
cónyuges y convivientes hasta el cuarto grado de consangui­
nidad y segundo de afinidad; y a quienes, sin tener cualquiera
de las condiciones antes señaladas, habitan en el mismo hogar,
siempre que no medien relaciones contractuales o laborales; y
quienes hayan procreado hijos en común, independientemente
que convivan o no, al momento de producirse la violencia.
3. El proceso de responsabilidad penal del adolescente garan­
tiza, también, el ejercicio de los derechos de información y
de participación procesal al agraviado o perjudicado por la
infracción. Las autoridades de la Administración de Justicia,
están obligadas a velar por su protección y a brindarle un tra­
to acorde con su condición.

Manuel Bermudez Tapia*


1

► Comentario

1. El acceso al sistema judicial

Uno de los grandes puntos centrales en todo sistema de impartición y ad­


ministración de justicia en un Estado Constitucional de Derecho democrático

k58
Título Preliminar

y social está vinculado a la accesibilidad al sistema, tanto para defender un de­


recho afectado, plantear la tutela de un interés o de intervenir en el mismo, en
base al respecto de sus derechos por parte de las entidades jurisdiccionales.

En el ámbito de los menores infractores, el acceso al sistema judicial cons­


tituye una referencia que ha estado sometida a un proceso de constitucionali-
zación, principalmente a raíz de la valoración de la condición de “sujeto de de­
rechos” del menor infractor.

Por tanto, esta condición le permite participar en un proceso judicial, una


investigación fiscal o un procedimiento de investigación preliminar a cargo de
la policía sobre la base de la tutela absoluta de sus derechos, entre ellos el de
presunción de inocencia, debido proceso, juez imparcial, plazo razonable, en­
tre otros.

La accesibilidad al sistema judicial, sin embargo, implica un contexto teó­


rico mucho más amplio que el sólo hecho del “seguimiento del proceso o pro­
cedimiento de investigación”, toda vez que implica, entre otros factores:

a) El reconocimiento de la condición de vulnerabilidad de un menor de edad.

Frente a cualquier situación, el menor no puede ser tratado en forma simi-


liar a la de un adulto y esto en función no sólo a condiciones normativas,
sino también porque el contexto psicológico y físico del menor limitan esta
condición, la cual debe ser considerara en forma general.

b) La determinación de pertenencia a un grupo vulnerable, principalmente


porque en el ámbito legal y procesal los derechos de una persona menor de
edad están limitados en forma fáctca y, por ello, la recurrencia a represen­
tantes procesales es una referencia objetiva y necesaria.

La capacidad legal si bien puede ser relativizada, por acción directa del le­
gislador, por ejemplo, en el caso de los menores de edad que reconocen un
hijo, conforme al Decreto Legislativo N° 1377, debe entenderse en forma es­
pecial en aquellos casos en los cuales participen menores de edad en rangos
de edad entre los catorce (14) hasta una edad previa a la mayoría de edad.

El potencial conflicto que implicará la aplicación del Decreto Legislativo


N° 1377, respecto de las concepciones de “capacidad” y “ejecución de ac­
tos dolosos”, merecerá un pronunciamiento formal que defina cómo es que
el legislador ha identificado dos formas de valorar la “capacidad legal”.

59 ,S .
ART -Vil Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

c) La accesibilidad al sistema judicial debe entenderse tanto en términos de


seguimiento de un proceso judicial (i), como respecto de un potencial resul­
tado tanto del procedimiento de investigación preliminar como del mismo
proceso judicial (ii), conforme detalla Natalia Gherardi en su artículo “No­
tas sobre acceso a la justicia y servicios jurídicos gratuitos en experiencias
comparadas: ¿un espacio de asistencia posible para las mujeres?1.

d) Conforme al punto precedente, por tanto, debe entenderse que un menor de


edad al verse sometido ante el sistema judicial, los órganos jurisdicciona­
les deben actuar no sólo en forma diligente, sino también en forma eficaz,
por cuanto la aplicabilidad y vigencia de los principios de orden procesal
y constitucional, aplicables al procedimiento de investigación y del propio
proceso judicial, no puede verse relativi zafia.

Factores como la propia evaluación de la responsabilidad penal, la evalua­


ción de un procedimiento de investigación y un proceso judicial en el tiem­
po, así como las condiciones económicas que eventualmente deba asumir
la familia del menor, deben ser tomados en cuenta respecto de la propi a le­
gitimidad del sistema judicial, porque las consecuencias negativas podría
provocar un problema social significativo en el tiempo.

Una situación que permite detallar el ineficiente sistema de imposición de


sanciones a menores infractores en la actualidad, que genera un hecho ob­
jetivo en los menores infractores, quienes en gran mayoría, no logren ser
parte productiva de nuestra sociedad12.

e) Las condiciones particulares en el tratamiento de un problema familiar, so­


cial y humano que exige al Estado una atención especial.

En este punto, se debe tener presente que la problemática de los menores


infractores implica una acción especial y programática del Estado, no sólo
en el ámbito jurisdiccional porque ello no sería suficiente.

1 GHERARDI, Natalia. “Notas sobre acceso a la justicia y servicios jurídicos gratuitos en experiencias
comparadas: ¿un espacio de asistencia posible para las mujeres?”. En: E l acceso a la justicia como
garantía de igualdad: instituciones, actores y experiencias comparadas. Biblos. Birgin, Haydée y
Roben, Beatriz, Buenos Aires, 2006, p. 131.
2 PEREZ SOTOMAYOR, Sofía Micaela. Desarrollo socio-emocional de los menores infractores.
2017. Recuperado de http://digibuo.uniovi.eS/dspace/bitstream/l 0651/43819/1 l/TFM_Sof¡aMicae-
laPerezSotomayor.pdf.
Título Preliminar ART VI

Las acciones que el Estado deba ejecutar para atender este problema social
implican una serie de mecanismos que deben ser articulados para así po­
der atenuar el impacto negativo de la delincuencia ejecutada por menores
de edad3, que en nuestro país ha llegado a niveles de sicariato y que a la
fecha no permite apreciar un resultado positivo, en términos generales4.

2. La complementación de principios sobre la base del debido proceso

En complementación con el punto precedente, la atención al debido pro­


ceso constituye una referencia ineludible para el Estado, a través del Ministe­
rio Público, Poder Judicial en complemento con el Ministerio de Justicia, M i­
nisterio de la M ujer y Ministerio del Interior, principalmente porque son estas
entidades las que ejecutarán las acciones posteriores al desarrollo del proceso
judicial contra el menor infractor.

En el ámbito jurisdiccional, el menor infractor deberá tener acceso a los


siguientes derechos:

a) Todo adolescente tiene el derecho inviolable e irrestricto a que se le infor­


me de sus derechos.

La comunicación de sus derechos no sólo deben estar vinculados al segui­


miento de un proceso judicial o un procedimiento de investigación en su
contra, sino también debe estar relacionado con todos los derechos que pu­
dieran generarse respecto de la imputación ejecutada en su contra.

b) A una comunicación en forma inmediata y detallada sobre la imputación


formulada en su contra.

Conforme a la condición de sujeto de derechos, toda limitación de un dere­


cho debe estar fundamentado sobre un elemento objetivo que ejecute una
entidad pública: Policía Nacional, Ministerio Público o Poder Judicial.

3 ALCALÁ, Martín. “Estallamientos de goce y violencia en el cuerpo social. Locura astuta del discur­
so capitalista”. En: Estremecimientos de lo real: ensayos ps ico analíticos sobre cuerpo y violencia.
Cúrate Martínez, Ignacio, Marinas, José-Miguel y Orozco Guzmán, Mario, Universidad Michoaeana
de San Nicolás de Hidalgo. México. 2012, p . 234.
4 YONG MENDOZA, Eduardo Alonso. El sicariato y los menores de edad. Tesis para optar el grado
académico de Magister en Derecho Penal en la Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima,
2017, p. 55. Recuperado de http://tesis.pucp.edu.pe/repositorio/bitstream/handle/123456789/9972/
Yon g_M en doza_S i cari ato_men ore s_edad 1.pd f? sequ ene eM &í sA i Iow ed=y.
ART.VH Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

c) A ser asistido p o r un abogado defensor de su elección o, en su caso, por un


defensor público desde que es citado o detenido por la autoridad competente.

d) También tiene derecho a que se le conceda un tiempo razonable para que


prepare su defensa.

e) A ejercer su autodefensa material, el cual debe entenderse en forma flexible


respecto de lo que es idóneo y útil para la defensa y no como un mecanis­
mo de auto limitación procesal.

f) A intervenir, en plena igualdad, en la actividad probatoria; y, en las condi­


ciones previstas por la Ley, a utilizar los medios de prueba pertinentes.

g) A no ser obligado o inducido a declarar o a reconocer responsabilidad contra


sí mismo o los miembros de su grupo familiar, compuesto por los cónyuges,
ex cónyuges, convivientes, ex convivientes; padrastros, madrastras; ascen­
dientes y descendientes; los parientes colaterales de los cónyuges y convi­
vientes hasta el cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidad; y
a quienes, sin tener cualquiera de las condiciones antes señaladas, habitan
en el mismo hogar, siempre que no medien relaciones contractuales o la­
borales; y quienes hayan procreado hijos en común, independientemente
que convivan o no, al momento de producirse la violencia.

H|| REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

= ALCALÁ, Martín. “ Estalíamientos de goce y violencia en el cuerpo social. Locura astuta del
discurso capitalista” . En: Estremecimientos de lo reai: ensayos psicoanaiíticos sobre cuerpo y
violencia. Gárate Martínez, Ignacio, Marinas, José-Miguel y Orozco Guzmán, Mario, Universidad
Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, México, 2012.
» GHERARDI, Natalia. “Notas sobre acceso a la justicia y servicios jurídicos gratuitos en
experiencias comparadas: ¿un espacio de asistencia posible para las mujeres?” . En: El acceso
a la justicia como garantía de igualdad: instituciones, actores y experiencias comparadas.
Bibios. Birgin, Haydée y Kohen, Beatriz, Buenos Aires, 2006.
« PÉREZ SOTO MAYOR, Sofía Micaela. Desarrollo socio-emocional de ios menores infractores.
2017. Recuperado de http://digibuo.uniovi.es/dspace/bitstream/10651/43819/11/TFM_
SofiaMicaelaPerezSotomayor.pdf.
■ Y0NG MENDOZA, Eduardo Alonso. El sicariato y los menores de edad. Tesis para optar el grado
académico de Magister en Derecho Penal en la Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima,
2017. Recuperado de http://tesis.pucp.edu.pe/repositorio/bitstream/hand!e/123456789/9972/
Yong_Mendoza_Sicariato_menores_edad1.pdf?sequence=1&isAllowed=y.

k62
Título Preliminar AHT.VItl

ARTÍCULOl l i PRINCIPIO DE PRESUNCIÓN DE INOCENCIA

Se presume la inocencia del adolescente sometido al proceso de


responsabilidad penal hasta que no se demuestre lo contrario por
los medios establecidos en el presente Código.

Q Manuel B erm údez Tapia

► Comentario

La presunción de inocencia, desde una perspectiva constitucional y penal,


implica:

a) Determinar un conjunto de reglas de investigación (i), de procesamiento (ii),


de juzgamiento (iii) y de imposición de sentencia (iv) que deben garantizar
el ejercicio de una defensa material al imputado que pudiere cuestionar y
rechazar objetivamente la imputación formulada por el Ministerio Público.

En tal sentido, todas las acciones que ejecute el Ministerio Público deben
quebrar la condición de “inocencia” del imputado, demostrando de modo
objetivo, fehaciente y con elementos probatorios la ejecución de una con­
ducta delictiva en el imputado. Esta función está enmarcada en el onus
probandi.

En el mismo sentido, el Poder Judicial deberá evaluar la acusación (i), los


medios de defensa expuestos por el imputado (ii), los medios probatorios
que pudieren actuar en forma autónoma [medios de prueba de oficio] (iii)
para fundamentar su decisión y ello sobre la base de lo estipulado en el in­
ciso 3) del artículo 139 de la Constitución de 1993.

b) La presunción de inocencia es un principio inris tantum y por tanto puede


ser cuestionada con una actividad probatoria en la defensa.

c) La presunción de inocencia, de conformidad a la facultad de un menor so­


metido a investigación o proceso judicial, de ejercer una autodefensa, pue­
de provocar una severa limitación de sus derechos sobre la base de la poca
evaluación o pericia y, en tal sentido, las negociaciones que eventualmente
puedan desarrollarse con el Ministerio Público, respecto de una imputación

63 A
AHT.VHI Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

o imposición de pena, deben ser ratificados en el Poder Judicial, donde se


deberá evaluar la racionalidad de lo actuado.

Complementariamente a lo detallado, la evaluación del menor sometido


a investigación o proceso judicial debe ser evaluado en función a una pericia
psicológica, por cuanto es posible ubicar en la bibliografía especializada que
uno de los elementos que provoca la participación criminal de menores, está
vinculado a condiciones de pobreza y cultura delictiva en la cual se desarrolla1.

Un contexto que indefectiblemente incidirá en el comportamiento anti so-


cial del menor y que eventualmente podría determinar un camino hacia una
vida delictiva o mi tratamiento rehabilitador eficiente.

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

« CANO SORIANO, Leticia. Pobreza y desigualdad social. Ediciones Díaz de Santos. Madrid, 2015.

I CANO SORIANO, Leticia Pobreza y desigualdad social. Ediciones Díaz de Santos. Madrid, 2015,
Título Preliminar ART 1*

ÍS Í^ M I PRINCIPIO ACUSATORIO

En el proceso de responsabilidad penal del adolescente rige el


principio acusatorio, siendo el titular de la acción persecutora de
la infracción elMinisterio Público, exceptuándose la persecución
por los delitos de ejercicio pñvado de la acción penal.

Pedro Pablo Arévalo Rivas

► Comentario

Todo código que desarrolla aspectos procesales se sustenta en un título


preliminar, no siendo la excepción el comento, siendo importante resaltar los
principios que desarrolla el mismo, como se esperaba ei principio del interés
superior del adolescente, así como el principio pro adolescente, educativo, de
justicia especializada, desjudicialización o mínima intervención, debido proce­
so, acusatorio, confidencialidad, proporcionalidad y razonabílidad.

Antes de entrar al desarrollo de los contenidos del principio acusatorio, es


necesario indicar las diversas formas que puede adoptar el proceso penal, como
son el “sistema inquisitivo” y “sistema acusatorio”, debiendo señalar para ello
las diferencias básicas entre ambos:

1. El principio acusatorio como fundamento del Código de Responsabilidad


Penal de Adolescentes

El artículo ÍX del Título Preliminar del Código de Responsabilidad Pe­


nal de Adolescentes señala que el proceso se rige por el principio acusatorio,

65 A
ART. IX Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

siendo el titular de la acción persecutoria de la infracción el Ministerio Públi­


co, exceptuándose la persecución por los delitos de ejercicio privado de la ac­
ción penal.

Ello guarda estrecha relación con la atribución del Ministerio Público, re­
conocida en el artículo 159 de la Constitución, entre otras, de ejercitar la acción
penal, siendo exclusiva la potestad del Ministerio Público de incoar la acción
penal y de formular acusación.

Situación que aparece reafirmada cuando se señala en su artículo 13, que


el Ministerio Público es el titular del ejercicio de la acción penal para perseguir
los hechos que revistan carácter de infracción. Actúa de oficiosa instancia de
la víctima, por acción popular o por noticia policial.

El fiscal conduce desde su inicio la investigación de la infracción que se


le impute a un adolecente. Con tal propósito, la Policía Nacional del Perú está
obligada a cumplir con los mandatos del Ministerio Público en el ámbito de
su función; y, además, en el inciso 1) del artículo 73, al señalar que en las in­
fracciones de persecución pública, corresponde al fiscal. La ejerce de oficio,
a instancia del agraviado por la infracción o por cualquier persona, natural o
jurídica, mediante acción popular, detallada en función en lo signado en el ar­
tículo 15 al señalar que el fiscal durante la investigación de la presunta infrac­
ción debe obtener los elementos de convicción necesarios para la acreditación
de los hechos, así como identificar a los autores o participes en su comisión.

Nuestro Tribunal, en el Expediente N° 20G5-2006-PHC/TC, caso Manuel


Enrique Umbert Sandoval, señala su postura respecto al principio acusatorio:
la vigencia del principio acusatorio imprime al sistema de enjuiciamiento de­
terminadas características:

a) Que no puede existir juicio sin acusación, debiendo ser formulada ésta por
persona ajena a l órgano jurisdiccional sentenciador, de manera que si ni el
fiscal ni ninguna de las otras partes posibles formulan acusación contra el
imputado, el proceso debe ser sobreseído necesariamente;

b) Que no puede condenarse por hechos distintos de los acusados ni a persona


distinta de la acusada;

c) Que no pueden atribuirse al juzgador poderes de dirección material del pro­


ceso que cuestionen su imparcialidad.
Título Preliminar ART. IX

Siendo que en los Expedientes N° 1939-2004-HC, caso Ricardo Ernesto


Gómez Casafranca y Expediente N° 3 3 90-2005-HC, caso Jacinta Margarita
Toledo Manrique, reconoce la constitucionalidad del principio acusatorio, que
informa el enjuiciamiento en el proceso penal. A lo cual se debe agregar que el
antes mencionado tiene su sustento en el debido proceso, reconocido en nues­
tra Constitución del Estado, en el literal 3) del artículo 139.

Una de las primeras características del principio acusatorio guarda direc­


ta relación con la atribución del Ministerio Público, reconocida en el artículo
159 de la Constitución, entre otras, de ejercitar la acción penal, siendo exclusi­
va la potestad del Ministerio Público de incoar la acción penal y de acusar, de
modo tal que la ausencia de acusación impide cualquier emisión de sentencia
condenatoria.

Al respecto, esta regla derivada del principio acusatorio podría encontrar


supuestos en los que resulte relativizada. Y es que, si bien el ejercicio de la ac­
ción penal es una competencia otorgada por el Constituyente al Ministerio Pú­
blico, en tanto se trata de un órgano constituido, y por lo tanto, sometido a la
Constitución, esta facultad de decidir si se ejerce o no la acción penal no puede
ser ejercida de modo arbitrario1.

Así pues, se puede afirmar que el principio acusatorio presupone que la ac­
ción sea previamente formulada y conocida, así como el derecho del imputado
a ejercer su defensa y, consiguientemente, la posibilidad de contestar o recha­
zar la acusación12.

Para Alberto Bovino, el principio acusatorio es “el desdoblamiento de las


funciones de perseguir y de juzgar en dos órganos estatales diferentes. El prin­
cipio acusatorio no sería suficiente para separar los roles persecutorios y de­
cisorios, sino se asegura una efectiva separación entre el Ministerio Público y
Poder Judicial, así se mantiene el principio de oficialidad, pero juez y acusador
no son la misma persona”3.

1 STC Exp. N° 6204-2006-HC, FJ 7).


2 El Tribunal Supremo español en la sentencia 83/92, de 28 de mayo Fundamento Jurídico 1
3 BOVINO, Alberto. Principios Políticos del Procedimiento Penal. Del Puerto, Buenos Aires, 2005,
p. 37.

67 A
ART IX Comentarios al Código dé Responsabilidad Penal de Adolescentes

Finalizando con la opinión de Montero Aroca, el cual “delimita el princi­


pio acusatorio a la no existencia de un proceso sin acusación diferente a la del
órgano jurisdiccional; proceso en el cual no puede condenarse ni por hechos
distintos ni a persona distinta de la acusada y donde no pueden atribuirse al juz­
gador poderes de dirección material que cuestionen su imparcialidad”4.

Gimeno Sendra aclara que “el principio acusatorio se fundamenta en una


atribución de la instrucción y juicio oral a órganos judiciales diferentes, donde
se distribuyen las funciones de acusar y juzgar, estableciendo una correlación
necesaria entre el fallo y la acusación, además de establecer como manifesta­
ción de este principio la prohibición de reformatio inpeius”5.

2. Características del principio acusatorio

Para el profesor José María Ascencio Mellado, el principio acusatorio tie­


ne tres notas esenciales:

a) Ejercicio y mantenimiento de la acusación por un órgano distinto al juez,


así como el ejercicio de una acción publica. Rige la máxima ne procedat
iudex ex officio6.

b) La división del proceso en dos fases y las tareas propias de cada una de
ellas, de investigación y decisión respectivamente, han de ser conferidas a
órganos diferentes, con el fin de evitar un probable y posible prejuzgamiento
por parte del juez sentenciador; rige, entonces, la máxima de la prohibición
de la identidad entre instructor y decisor.

c) Relativa vinculación del órgano jurisdiccional a las pretensiones de las par­


tes, en atención a la acusación fiscal. La vinculación del órgano jurisdiccio­
nal es de carácter temático, es decir, al hecho penalmente antijurídico, de
suerte que sobre él, el órgano jurisdiccional tiene facultad para completarlo
y resolverlo en toda su extensión. El juez no está obligado a aceptar el tipo
de condena ni la petición de pena, aunque la desvinculación no alcanza a los

4 MONTERO AROCA, Juan. La garantía procesal penal y el principio acusatorio. La ley, España,
1994, pp. 979 y ss.
5 GIMENO SENDRA, Vicente. Manual derecho procesal penal. Editorial Colex, Madrid, 2008,
pp. 78 y ss.
6 SAN MARTÍN CASTRO, César. Derecho Procesal Penal. Tomo 1, segunda edición, Grjjley, Lima,
2003, p. 620.

k68
Título Preliminar ART. IX

hechos imputados, que han de permanecer inmutables, sino a la calificación


jurídico penal siempre que respete el bien o interés jurídico vulnerado7.

Gimeno Sendra señala una cuarta nota característica del principio acusatorio:

d) La prohibición de la reformatio in peius o reforma peyorativa. El juez re­


visor que conoce de un grado concreto no puede agravar más la situación
de un apelante de lo que ya estaba por la resolución o sentencia recurrida,
salvo que el apelado impugna también dependientemente la sentencia o se
adhiera a la apelación ya iniciada. El juez ad quem está vinculado por los
límites objetivos y subjetivos de la impugnación que de rebasarse afectaría
irrazonablemente el derecho de defensa8.

Por ello se asume además que el principio acusatorio como directriz tiene
relación directa con haber diseñado una nueva estructura del proceso penal de
adolescentes, introduciendo la orali dad910, como nota característica del siste­
ma acusatorio, persiguiendo la instauración de por sí de un sistema procesal
penal similar al que rige con el código procesal penal del 2004, con sus pecu­
liaridades como por ejemplo, la prevalencia del principio del interés superior
del adolescente y la aplicación de una justicia por operadores especializados y
capacitados en la materia, tal como se exige en el artículo V del Título Prelimi­
nar de la nornia en comento.

Anotado ello, se establece la existencia del Juez de Investigación Prepara­


toria del Adolescente, a cargo de ésta etapa y de la etapa intermedia, y del Juez
de Juzgamiento, con las competencias determinadas en los artículos 9 y 1.0 del
referido código, ello en primera instancia; otorgando competencia a las Salas
Penales de las Cortes Superiores de Justicia, respecto del trámite en segunda
instancia, la cual con el sistema vigente se encuentra su resolución a cargo de

7 STC Expediente N° 2005-2006-PHC/TC.


8 R.N. N° 1062-2004-Lima, Sentencia del 22 de diciembre de 2004, S.P.P. en SAN MARTÍN CASTRO,
César. Jurisprudencia y precedente penal vinculante. Selección de ejecutorias de la Corte Suprema.
Palestra, Lima, 2006, p 98.
9 “Artículo 32.1. Las audiencias de cada una de las etapas del proceso de responsabilidad penal de los
adolescentes son orales, bajo pena de nulidad (...)”.
10 Inciso 7) del artículo 19. Derechos del adolescente: A que las decisiones sobre medidas cautelares,
salidas alternativas al proceso y audiencias sean resueltas en audiencia oral con la presencia de su
abogado defensor.

69 J
ART. IX Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

las Salas Civiles o M ixtas de las Cortes Superiores de Justicia, según el caso,
fijando finalmente como última instancia la Sala Penal de la Corte Suprema.

Por otro lado, el Código le otorga otro status a la víctima “-agraviado- do­
tándole de derechos, entre los cuales resalta, en importancia, la de recibir asis­
tencia legal y patrocinio del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, y la
posibilidad de su constitución en actor civil, con la finalidad del ejercicio de la
acción civil derivada del hecho infractor.

Estando a lo detallado, a todas luces, se puede establecer que se ha fijado


el mismo esquema procesal, que rige el Código Procesal Penal para adultos, es
decir: el Ministerio Público, que investiga como titular de la acción penal; el
juez que juzga y sanciona y el agraviado - actor civil, en igualdad de armas que
los demás actores del proceso todo ello teniendo como fundamento el princi­
pio acusatorio.

^ REFERENCIA BIBLIO GR ÁFICA

■ BOVINO, Alberto. Principios Políticos del Procedimiento Penal. De! Puerto, Buenos Aires, 2005.
» GIMENO SEÑORA, Vicente. Manual derecho procesal penal. Editorial Coiex, Madrid, 2008.
■ MONTERO AROCA, Juan. La garantía procesal penal y el principio acusatorio. La ley, España,
1994.
» SAN MARTÍN CASTRO, César. Derecho Procesal Penal. Tomo I, segunda edición, Grijley,
Lima, 2003.
« SAN MARTÍN CASTRO, César. Jurisprudencia y precedente penal vinculante. Selección de
ejecutorias de la Corte Suprema. Palestra, Lima, 2006.

k70
Título Preliminar ART K

® ÍÍ8 1 ¡ 1 PRINCIPIO DE CONFIDENCIALIDAD

Las actuaciones judiciales y fiscales son reservadas. Las auto­


ridades que intervienen en el proceso de responsabilidad penal,
así como los sujetos procesales, no pueden difundir el contenido
de las actuaciones o diligencias procesales ni proporcionar da­
tos que permitan la identificación del adolescente, su familia o
circunstancias particulares.

Manuel Bermúdez Tapia

► Comentario

El presente artículo detalla dos ámbitos complementarios entre sí:

La reserva del contenido del proceso judicial o investigación seguida con­


tra un menor.
Esta condición obliga a que toda autoridad jurisdiccional, autoridad poli­
cial, defensa y toda persona que intervenga en un procedimiento de inves­
tigación o proceso judicial no pueda divulgar los contenidos desarrollados
en los mismos.
Contenidos que puedan estar en documentos de carácter judicial como
también respecto de la comunicación que se pudieran ejecutar a terceras
personas.
La complementación del principio de inocencia y el seguimiento del interés
superior del niño resultan esenciales para validar la limitación de toda per­
sona a divulgar una información que por su propia naturaleza procesal es
reservada y que en el caso particular de menores de edad debe ser especial.
La tutela del desarrollo psicológico y social de un menor de edad sometido
aú n a investigación o proceso judicial.
En particular respecto de las condiciones de desarrollo personal, educati­
vo, social y económico de un menor de edad, por cuanto la difusión de una
situación negativa en el ámbito jurisdiccional en la especialidad penal po­
dría provocar una situación de inestabilidad emocional desproporcional, la
misma que la propia familia no podría atender de modo directo y eficaz.
UPT ¿I Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

PRINCIPIO DE PRO P0ÜCS O Ñ A U DAD Y RACIONALIDAD

La decisión adoptada ante la comisión de una infracción por un


adolescente debe ser proporcional no sólo a las circunstancias
y gravedad de la misma, sino también a su particular situación
y necesidades.

Manuel Bermúdez Tapia

► Comentario

1. La proporcionalidad y racionalidad en ía punición

El gran elemento en evaluación en el presente punto está centrado en el


ámbito de la punición y así la “pena” está vinculado al contexto represivo del
delito en el caso de mayores de edad, pero en el caso de “menores de edad”, que
está centrado en todo aquel que tiene una edad inferior a los dieciocho años, el
contexto de evaluación es diferente.

En primer término, surgen algunas condiciones:

a) La descripción y denominación que emplea el CREA está centrado en “ado­


lescentes” , que van en un vatio de edades entre 1.4 a 17 años.
No se toma en cuenta que los “niños” también pueden cometer una acción
típica y eventualmente pueden tener una verdadera capacidad de compren­
sión de sus actos respecto de las consecuencias.
Doris Cooper, en este punto detalla que los niños tienen una condición di­
ferenciada de los adolescentes para incursionar en una coníracultura (de­
lictiva) que va especializándolos y que detalla qué acto es “una acto espo­
rádico, sujeto a una condición de necesidad” y que “acto es propio de una
actividad ordinaria” que es influenciada por la necesidad del niño, influen­
ciado por carencias económicas o condición propia de su desarrollo en una
pandilla, cuando no está en un hogar1.
Un comportamiento que parece no haber sido observado por los legislado­
res del CRPA, pero que merece ser tomada en cuenta.

1 COOPER MAYR, Doris. Delincuencia y desviación juvenil. LOM Ediciones, Santiago de Chile.
2005, p. 174.

k72
Título Preliminar APT '!

b) La punición está centrada en la imposición de una sanción, que en los adultos


es una “condena” por la ejecución de un “delito” y en el ámbito de adolescen­
tes infractores es considerada “infracción”, detallándose que no hay diferen­
cia alguna entre el resultado que produce un delincuente (agente activo de un
delito, sujeto mayor de edad) con un adolescente infractor (agente con capa­
cidad relativa, inimputable en el ámbito penal, sujeto menor de edad).

El resultado típico ejecutado permite detallar una observación: hay una di­
ferenciación entre la “necesidad de imponer una pena” y “la imposición de
la pena respecto de un delito”2y ello nos permite detallar que la proporcio­
nalidad está vinculado al modo de desarrollar una sanción que esté acorde
a dos variables distinta que se relacionan: la “pena” (i) y el “delito” (ii).

En tal sentido, la pena al ser impuesta por medio del ius puniendi del Es­
tado está en función a una capacidad abstracta del juez, que deberá ajustar
la evaluación de los hechos en función a lo determinado por la legislación,
que en el presente caso se agudiza negativamente porque el sancionado no
tiene una perspectiva positiva y a futuro de su propia realidad.

La racionalidad de la sanción impone un límite a la capacidad punitiva del


Estado3, porque ello afecta directamente al principio de proporcionalidad,
dado que limita derechos fundamentales y no cumple el efecto de protección
de bienes jurídicos, vinculado a un ámbito de proyección del Derecho Penal
ante la comunidad, que en el caso de adolescentes infractores exige que las
sanciones estén más vinculadas al contexto de mejoramiento del proceso
de formación del ser humano en lo personal, en lo social, en lo productivo
y no en un confinamiento, como lamentablemente suele producirse.

c) El Derecho Penal, de características siempre punitivas, no logra visualizar


el contexto de la víctima, como sujeto de derechos que sufre en doble di­
mensión un daño, respecto del mismo acto cometido por el agresor y res­
pecto del trámite judicial en el cual es un “agente” sin muchos derechos y
condicionado a un rol secundario.

2 PRAT WESTER LINDE, Carlos. Las consecuencias jurídicas del Delito (análisis de la doctrina del
Tribunal Constitucional). Dykinson, Madrid, 2003, p. 47.
3 ARROYO ZAPATERO, Luis; NIETO M ARTÍN, Adán y SCHABAS, William. Pena de muerte: una
pena cruel e inhumana y no especialmente disuasoria. Universidad Castilla La Mancha, Cuenca,
2014, p. 49.

73 ^
ART. XI Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

d) En el ámbito de las actividades de los adolescentes infractores, la evaluación


de las consecuencias de sus actos es comprensible y por ello bien se podría
equiparar un nivel de punición drástico, pero a la misma vez, se debe vin­
cular el contexto de formación en lo personal, social y productivo de dicho
adolescente, el cual condiciona la obligatoriedad de un trato preferencial y
diferenciado en lo punitivo, respecto del Derecho Penal.
Recuérdese que un adolescente, en conductas contrarias al ámbito norma­
tivo penal, puede tener una condicionalidad proveniente de:

- Factores familiares, producto de una situación de crisis en la relación


de los progenitores o de una condición negativa en el ámbito familiar.

La incidencia de factores económicos y de sostenimiento es también


un factor que incide en el ámbito de las actividades de adolescentes in­
fractores y ello exige el nivel de racionalidad de una sanción, porque el
resultado puede ser mucho más nefasto para la sociedad.

- Factores de desarrollo psicológico personal.

Situación que se genera sobre todo por el propio contexto personal ante
el ámbito familiar, social o de relaciones afectivas, el cual provoca una
condición referencial del comportamiento violento en el adolescente.

En este punto, es posible explicar que en situaciones de ausencia de ca­


rencias económicas, un adolescente puede ejecutar acciones contrarias
a la ley penal.

- Factores de incidencia social.

El entorno social incide negativamente en el comportamiento del ado­


lescente y esta condición se amplía cuando se registran problemas en
el ámbito de las relaciones familiares.

Por tales motivos, al analizar la proporcionalidad y racionalidad de la san­


ción debemos tomar en cuenta que el contexto de la “rehabilitación y resocia­
lización” que usualmente se asocia a sujetos mayores de edad debe ser mucho
más humana en el ámbito de la jurisdicción penal que evalúa comportamientos
antisociales de adolescentes, porque el factor criminológico en la incidencia
del acto típico no siempre está presente.

En este punto, debemos resaltar el hecho de que en el mismo tratamien­


to penitenciario a sujetos mayores de edad, las penas desproporcionadas

k74
Título Preliminar ART, Xt

conllevan un peligro superior: la inobservancia y la disminución de la influen­


cia del Sistema Penal en la moral colectiva, como detallan Luis Arroyo Zapa­
tero, Ulírid Neumann y Adrián Nieto Martín4, sobre la base de la influencia de
Claus Roxin.

2. El problema del ser humano en formación en el ámbito criminológico,


social, familiar y humano

Conforme a lo detallado en la parte Anal del anterior punto, el contexto de


punición de actos típicos en el caso sea cometido por un adolescente, se debe
tener en cuénta su propio proceso de formación humana y ante ello se debe in­
cidir en el ámbito de una jurisdicción y sistema punitivo estatal.

Ante este punto, podemos sostener algunas observaciones personales:

a) El sistema no debería buscar una resocialización o una rehabilitación porque


el adolescente que ha cometido una infracción aún no se ha desarrollado
como una persona, en forma equivalente al modelo psicológico y personal
que desarrolla un agente activo de un delito (delincuente).
El adolescente aún no logra ejecutar de modo objetivo y real una proyec­
ción de su vida en el tiempo y en función a ello, ¿de qué se le podría reha­
bilitar o resocializar si aún no es un sujeto sociaímente apto?
b) El contexto socio familiar y las condiciones de vida de un adolescente in­
fractor inciden sobre manera en su comportamiento, razón por la cual la
evaluación pericial preliminar a la emisión de una sentencia debe ser el
factor preponderante para poder analizar el mejor método de tratamiento
humano a dicho adolescente.
En este punto, sin embargo, debemos manifestar que si el contexto socio
económico familiar o social sigue siendo el mismo, el resultado futuro será
negativo y el sistema, en su conjunto, se vuelve ineficiente y disfuncional.

c) La realidad de los adolescentes infractores es sólo una muestra de cómo


se comporta la sociedad5, en su conjunto, razón por la cual la condición

4 ARROYO ZAPATERO, Luis; NEUMANN, Ulírid y NIETO MARTÍN, Adán. Crítica y justificación
del derecho penal en el cambio de siglo. Universidad Castilla La Mancha, Cuenca, 2003, p. 129.
5 DUPRET, Marie-Astrid. Delincuencia juvenil. Hacia una política de rehabilitación. Abya Yala,
Quito, 2005, p. 10.
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

causalidad del comportamiento antisocial y próximo a lo punible de un


adolescente no puede ser considerado un factor excluyante, dado que eso
limita la evaluación de un comportamiento particular, especial y condicio­
nado a dicho adolescente.

Un punto de evaluación que permite detallar que se puede detallar una con­
dición correlacional de un comportamiento antisocial a factores absoluta­
mente individualizados en un adolescente infractor.

Este punto permite relacionar el hecho de que situaciones donde se regis­


tra condiciones socio económicas familiares y sociales limitadas o de mar-
ginalidad no siempre genera una condición directa a la ejecución de actos
delictivos6.

d) El tratamiento represivo y condicional que se prevé con el CRPA en esen­


cia está vinculado a un método tradicional de observar al que comete una
infracción como un sujeto ajeno al contexto social que perjudica el desarro­
llo del bien común, y no toma en cuenta que en el presente caso, los ado­
lescentes no pueden tener un tratamiento que los condiciona negativamente
en su propio proyecto de vida, porque no son conscientes de ello.

^ REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

■ ARROYO ZAPATERO, Luis; NIETO MARTÍN, Adán y SCHABAS, William, Pena de muerte:
una pena cruel e inhumana y no especialmente disuasoria. Universidad Castilla La Mancha,
Cuenca, 2014.
- ARROYO ZAPATERO, Luis; NEUMANN, Ulfrid y NIETO MARTÍN, Adán. Critica y justificación
del derecho pena! en el cambio de siglo. Universidad Castilla La Mancha, Cuenca, 2003.
- C00PER MAYR, Doris. Delincuencia y desviación juvenil. LOM Ediciones, Santiago de Chile,
2005.
■ CRAIG, Grace y BAUCUM, Don. Desarrollo psicológico. Pearson Educación, México, 2001.
■ DUPRET, Marie-Astrid, Delincuencia juvenil. Hacia una política de rehabilitación. Abya Yaia,
Quito, 2005.
* PRAT WESTERUNDH, Carlos. Las consecuencias jurídicas del Delito (análisis de la doctrina
del Tribunal Constitucional). Dykinson, Madrid, 2003.

6 CRAIG, Grace y BAUCUM, Don. Desarrollo psicológico. Pearson Educación, México, 2001, p.
399.

k76
Título Preliminar

H i VIG ENCIA DE LA NORMA

Los aspectos sustantivos y de ejecución de la presente norma,


se rigen en cuanto a su vigencia temporal por la normativa de
la materia.
El presente Código, en lo que corresponde a los aspectos proce­
sales, es de aplicación inmediata, incluso al proceso en trámite,
y es la que rige al tiempo de la actuación procesal Sin embargo,
continúan rigiéndose por la Ley anterior, los medios impugna-
torios ya interpuestos, los actos procesales con principio de eje­
cución y los plazos que hubieran empezado.

Manuel Bermúdez Tapia

► Comentario

1. Sobre la vigencia de la ley penal en el tiempo

El análisis de la aplicabilidad de una ley está siempre supeditada a la fecha


de su promulgación y las condiciones normativas de la “ley” que desarrolla un
sistema punitivo, en particular para el presente caso.

En tal sentido, cuando se analiza la vigencia, se deben evaluar elementos


de vigencia, como:

a) Aplicatoriedad inmediata, a la acreditación de su promulgación o cumpli­


miento de la vacatio legis impuesta en la misma ley por parte del legislador.

b) Aplicación ultraactiva, en particular cuando detalla elementos de mejor


condición al sancionado, tomando en cuenta que en este contexto se aplica
una equivalencia entre el condenado y el adolescente infractor.

c) Aplicación retroactiva, sobre las condiciones que la propia norma detalla y


se ajusta a un criterio complementario con normas de carácter constitucional.

Complementariamente, el detalle de nuestro sistema normativo, al ser


complejo y muchas veces incoherente, permite detallar dos elementos de
evaluación:
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

a) Aplicación de la norma especial sobre la general.

b) Aplicación de la ley de mayor jerarquía normativa.

En ambos casos, el juez es el competente para optar por una de ellas, co­
rrespondiendo todo a la casuística que se desarrolle en función a la evaluación
de cada expediente judicial en particular.

Inclusive en este punto, se podría complementar el análisis e incidencia de


los tratados internacionales en el ámbito del juzgamiento de adolescentes más
aún cuando sobre ellos recae el principio de inocencia (en lo legal) y el contex­
to de inimputabilidad en función a su condición en proceso desarrollo.

2. La complementariedad de la legislación civil que regula la capacidad de


menores de edad

Sobre la evaluación de un registro estadístico, del año 2016 (el más actua­
lizado), el Ministerio de Justicia no ha tomado en cuenta que los adolescentes
infractores de su estudio1:

a) Pueden tener hijos, y el análisis del caso no permite observar este punto.

Inclusive, el estudio es tan detallado, focalizando el aspecto criminológico


del comportamiento antisocial del adolescente, que detalla un panorama
negativo, sin tomar en cuenta el contexto personal, humano y familiar del
sujeto de estudio.

b) En el caso particular del registro de algún hijo de un adolescente infractor,


ya con sanción impuesta, surgen preguntas que planteamos:

- ¿Corresponde la imposición de una sanción drástica?

- ¿Corresponde un tratamiento represivo de internamiento?

- ¿Corresponde un régimen de semi libertad automática? Y ¿Podría tener


acceso a una semi libertad si está inmerso en la comisión de actos tipi­
ficados como graves?

1 MINISTERIO DE JUSTICIA. Adolescentes infractores. Minjus, Lima, 2016.

k78
Título Preliminar ART. XU

Tomamos en cuenta el contexto de las obligaciones económicas, mo­


rales y personales del adolescente infractor con respecto de otro sujeto
de derechos.

c) En el caso el adolescente sea el agente familiar proveedor en la familia,


¿Qué sucede?

En zonas andinas y amazónicas, esta es la realidad más común en adoles­


centes infractores y ello en base a la necesidad de alcanzar una provisión
de recursos que satistaga las necesidades de la familia.

En este contexto, la misma familia incide en la comisión de actos delicti­


vos, aún estos sean contrarios al desarrollo psicológico y humano del ado­
lescente, como suele suceder en el caso de la prostitución de niñas y ado­
lescentes en zonas próximas a centros de minería informal, o el ejercicio de
labores de alto requerimiento de esfuerzo y bajo margen de beneficios.

El contexto humano no ha sido correctamente analizado por el legislador


y merece ser resaltado.

Q REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

- MINISTERIO DE JUSTICIA. Adolescentes infractores. Minjus, Lima, 2016.


ART. Mil Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

ENFOSQUES PARA LA AP LIC A C IÓ N DEL CÓDIGO

En la aplicación del presente Código, deben considerarse los si­


guientes enfoques:
1. De género. - Durante el proceso y la ejecución de las medidas
socioeducativas, el tinto a los adolescentes no debe generar
forma alguna de discriminación por razón de sexo, identidad
de género u orientación sexual. En el diseño e implementación
de cualquier decisión o medida, se debe atender sus necesida­
des específicas, reconociéndoseles como personas con idén­
ticos derechos y asistírseles para superar la discriminación
que puedan haber sufrido anteriormente. Particularmente se
tendrá en cuenta la situación de las adolescentes madres in­
fractoras de la ley penal
2. Enfoque de derechos. - Durante el proceso y ejecución de las
medidas socioeducativas se reconoce a los adolescentes como
sujetos de derecho, por ello la actuación de los servidores
civiles deben orientarse a garantizar la realización de sus
derechos.
3. De interculturalidad. - Durante el proceso y el tratamiento
debe respetarse la identidad étnica y cultural, adoptando las
medidas necesarias para evitar todafortna de discriminación.
4. Restaurativo. - Se debe promover durante el proceso, en me­
dida de lo posible, la participación de la víctima para lograr
su reparación adecuada, así como la aceptación de respon­
sabilidad del adolescente por el daño causado, como forma
para superar los efectos negativos de la infracción y prevenir
la comisión de otras futuras.
5. De discapacidad. - Durante el proceso y el tratamiento deben
atenderse las necesidades del adolescente con discapacidad,
evitando toda forma de discriminación y garantizándose el
respeto de su dignidad.

k 80
Título Preliminar ART. Xill

Manuel Bermúefez Tapia

► Comentario

1. El tratam iento especial y particular en Sa atención de adolescentes

La asunción de valores aplicables al contexto jurisdiccional penal sobre


adolescentes infractores, como:

Una condición de sujeto de derechos.

Una condición de vulnerabilidad por ser adolescente.

Una condición de vulnerabilidad adicional por razón de género, discapaci­


dad, etnicidad.

Una condición jurisdiccional tendiente a lo restaurativo y a la promoción


de un desarrollo humano ajeno al contexto antisocial.

Permite identificar el nuevo modelo del CRPA, sin embargo, estos postu­
lados son normativos y su vinculación con el ámbito jurisdiccional al evaluarse
el resultado de la incidencia punitiva del Estado en cada adolescente infractor
deberá permitir detallar que ese sujeto de derechos podrá tener una perspecti­
va de vida diferente y ello permite proyectar que en el futuro, a mediano plazo:

Las sanciones no incluyan, como valor influyente, el intemamiento del ado­


lescente, porque este método no funciona.

La necesidad de políticas estructurales mucho más orgánicas y sostenibles


en el tiempo, tanto a nivel de participación de entidades como de presu­
puesto, para que se tenga en cuenta que el factor socioeconómico familiar
y social debe ser atendido para así condicionar la disminución de los actos
antisociales provocados por adolescentes infractores.
ART XIV Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

FUENTES DE INTERPRETACIÓN

En la interpretación y aplicación del presente Código se deben


tener en cuenta todos los derechos y garantías reconocidos por la
Constitución Política del Perú, en las Leyes especiales sobre la
materia, en la Convención sobre los Derechos del Niño, y en los
demás instrumentos internacionales vigentes y ratificados por
el Perú, así como en los estándares internacionales en materia
de justicia penal juvenil

Manuel Bermúdez Tapia

► Comentario

El artículo desarrolla la complementación de dos ámbitos específicos:

La vinculación de la legislación nacional aplicable al seguimiento de un


proceso judicial o ejecución de un procedimiento de investigación prelimi­
nar en el ámbito penal contra un menor de edad.

El desarrollo de una interpretación y aplicación de normas y principios es­


peciales, contenidos en documentos vinculantes (tratados internacionales)
como en leyes especiales, en particular respecto de lo desarrollado en el
Código de los N iños y Adolescentes.

Por tanto, lo que plantea el presente artículo es:

La ejecución de una interpretación instrumental de las leyes aplicables a la


evaluación de derechos en el ámbito penal de un menor.

La ejecución de una interpretación flexible de las leyes aplicables a la eva­


luación de una responsabilidad penal de un menor de edad.

La ejecución de una interpretación finalista de la ley, en el sentido de que


el legislador ha procurado brindar garantías al menor sometido a una in­
vestigación o u n proceso judicial y no para criminalizar su comportamiento
antisocial.
Título Preliminar ART XIV

Una interpretación sistemática de la legislación nacional, por cuanto el De­


recho Penal debe evaluarse en función a parámetros de naturaleza consti­
tucional, procesal, civiles y a favor de la tutela del menor.

83 A
SECCIÓN I
DISPO SICIO NES GENERALES
SECCIÓN í

D ISPO SIC IO N ES GENERALES

Í1 1 ÍÜ § ¡ ¡ OBJETO DE LA NORMA

1.1. El presente Código regula el proceso de responsabilidad penal


que se sigue a los adolescentes por la comisión de infraccio­
nes, que constituyen hechos tipificados en el Código Penal
o en las leyes especiales como delitos o faltas. Comprende
desde las medidas para intervenir sin recurrir al proceso ju ­
dicial, así como las actuaciones a nivel policial, la investi­
gación del hecho infracvtor, la atribución de responsabili­
dad en el proceso judicial, la determinación de las medidas
so ció educativas y su ejecución.
1.2. Desde el inicio de la investigación, durante el desarrollo del
proceso y en la ejecución de la medida socioeducativa im­
puesta, se respetan todos los derechos y garantías procesales
reconocidos a las personas adultas, así como los que les son
conferidos por los instrumentos internacionales específicos
sobre la materia por ser menor de edad.

© Bersabeth Revilla Corrales


© Gustavo Arturo Zavala Juica*
1

► Comentario

1. Una modalidad especializada del Derecho Penal: el Derecho Penal Juvenil

El inciso 2 del artículo 20 del Código Penal señala que los menores de edad
se encuentran exentos de responsabilidad penal. Sin embargo, la lectura aislada
de dicho dispositivo legal no debe llevamos al equívoco de concluir que toda

87 A
Comentarios al Código de Responsabi lidad Penal de Adolescentes

persona menor de dieciocho años puede cometer cualquier delito sin incurrir en
responsabilidad alguna1. En efecto, junto al derecho penal “común” de adultos,
recogido en el Código Penal, coexiste, paralelamente2, un derecho penal “es­
pecializado” para los adolescentes mayores de catorce y menores de dieciocho
años, regulado en el Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes,

La disciplina jurídica encargada del estudio de la responsabilidad penal de


adolescentes, esto es, el derecho penal juvenil3, en modo alguno, debe enten­
derse como la simple conjunción del derecho penal para adultos y el derecho
de menores, sino que presenta plena autonomía45, dado que los principios jurí­
dicos derivados de los instrumentos internacionales que lo informan -com o la
Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del N iño- obligan a los
Estados a reconocer a los adolescentes como plenos sujetos de derecho y, cuan­
do se les encuentre responsables por haber participado en la comisión de una
infracción a la ley penal, como consecuencia jurídica, se les aplique sanciones1

1 Una interpretación sistemática, por comparación, entre el inciso 2 del artículo 20 del Código Penal
(Está exento de responsabilidad penal [...] el menor de dieciocho años) y el inciso 1 del artículo 2
del Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes (“Este Código se aplica a todo adolescente,
cuya edad oscila entre catorce (14) y hasta antes de alcanzar los dieciocho (18) años edad [...]) nos
permite concluir válidamente que los adolescentes mayores de catorce y menores de dieciocho años
se encuentran -únicam ente- exentos de la responsabilidad penal prevista bajo las reglas del Código
Penal. Cfr, MEINI MENDEZ, Iván. Lecciones de derecho penal parte general: teoría jurídica del
delito. Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 2014, pp. 145 y 146.
2 Las disciplinas paralelas al derecho penal se caracterizan por erigirse sobre legislaciones que prevén
consecuencias jurídicas de naturaleza distinta a la penal, no obstante, se encuentran conectadas, en
muchas oportunidades, a las disposiciones jurídico-penales, aun cuando se encuentren dirigidos a
alcanzar- objetivos diferentes. En el caso del derecho penal juvenil, la referencia que la vincula al
derecho penal [de adultos] se encuentra en que, debido a que el Código de Responsabilidad Penal
de Adolescentes no contiene un catálogo propio de delitos de menores, los delitos tipificados en el
Código Penal o leyes penales especiales son los mismos para adolescentes y adultos. Cfr. ZALEA­
RON!, Eugenio Raúl. Tratado de derecho penal: parte general. Tomo I, Ediar, Buenos Aires, 1998,
p. 192.
3 La denominación “derecho penal juvenil” es la que encuentra mayor respaldo en la doctrina especia­
lizada. Al respecto, véase JESCHECK, Hans-Heinrich y WE1GEND, Thomas. Tratado de derecho
penal: parte general. Vol. 1, traducción de la 5.a edición alemana, renovada y ampliada por Miguel
Olmedo Cardeneíe, Instituto Pacífico, Lima, 2014, p. 15.
4 Cfr. Hurtado Pozo, José. El sistema de control penal: derecho penal general y especial, política
criminal y sanciones penales. Instituto Pacífico, Lima, 2015, p. 150.
5 “No por el ámbito de las normas tratadas, sino por la especial clase del autor, el derecho penal juvenil
se convierte en un campo del derecho propio. Trata de los delitos de los jóvenes (14 a 18 años) y
sus consecuencias (solo parcialmente penales)”. Vid. ROXIN, Claus. Derecho penal: parte general.
Tomo I, traducción de la 2.a edición alemana (1994) por Diego-Manuel Luzón Peña, Miguel Díaz
y García Con 1ledo y Javier de Vicente Remesa!, Cívitas, Madrid, 1997, p. 46,

88
Sección I hR T I

distintas a las previstas en el Código Penal para adultos -com o la pena privati­
va de libertad- las cuales podrían generar efectos perniciosos irreversibles so­
bre el menor infractor6, y, en cambio, previo informe técnico interdisciplinario,
se les impongan sanciones más adecuadas a su proceso de formación, atiendan
a una función pedagógica en beneficio de la formación del menor, faciliten su
reinserción a la sociedad y eviten el inicio de una carrera delictiva: nos referi­
mos a las llamadas “medidas socioeducativas” .

La imposición de una medida socioeducativa dependerá de la realización,


por parte del adolescente, de un hecho tipificado en el Código Penal o en las
leyes especiales como delitos o faltas. De ello se deriva que el Código de Res­
ponsabilidad Penal de Adolescentes no establece un catálogo propio de delitos
realizables por menores, sino que se remite a los hechos punibles tipificados
en el Código Penal o leyes penales independientes. En este sentido, para que
un adolescente sea considerado responsable deberá haber cometido una infrac­
ción constitutiva de delito -entiéndase un hecho ilícito, vale decir, típico y an­
tijurídico, realizado por un autor culpable-, siempre y cuando no concurra en
ellos ninguna causa de exoneración7 o extinción8 de la responsabilidad penal.

Efectivamente, el Código le permite al adolescente beneficiarse con toda


la gama de eximentes de responsabilidad penal que contempla el derecho pe­
nal de adultos9, como las causales de ausencia de acción (actos reflejos, fuer­
za física irresistible, estados de plena inconsciencia), atipicidad de la conducta
(error de tipo en el adolescente o porque el resultado no le es objetiva o subje­
tivamente imputable), justificación (legítima defensa, estado de necesidad jus­
tificante, cumplimiento de un deber, ejercicio legítimo de un derecho, oficio o

6 “La prisionización de niños y adolescentes, llevada a cabo con eí nombre que sea, provoca deteriores
irreversibles, pues no tiene un efecto regresivo, como en el adulto, sino directamente impeditivo de ia
evolución más o menos común de la persona”. Vid. ZAFFARON1, Eugenio Raúl; ALAGÍA, Alejandro
y Slokar, Alejandro. Derecho penal: parte general 2aedición, Ediar, Buenos Aires, 2002, p, 187.
7 Artículo 23.1 del Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes: “Se encuentra exonerado de
responsabilidad el adolescente que tenga anomalía psíquica, grave alteración de ía conciencia o
que sufra alteraciones en la percepción que afectan gravemente su concepto de la realidad, que no
posea la facultad de comprender el carácter delictuoso de su acto o para determinarse según esta
comprensión”.
8 Por prescripción de la acción penal contra el adolescente {inciso 1 del artículo 74 del Código de
Responsabilidad Penal de Adolescentes) o de la ejecución de las medidas socioeducativas (por muerte
del adolescente infractor, prescripción, cumplimiento de la medida socioeducativa o decisión judicial
debidamente motivada, de acuerdo al inciso 2 del Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes).
9 Cfr. ZAFFARONI; Alagia y SLOKAR. Alejandro. Ob. cit., p. 189.

89 A
ART 1 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

cargo), inculpabilidad (anomalía psíquica, grave alteración de la conciencia o


alteración de la percepción, error de prohibición, estado de necesidad excul­
pante, miedo insuperable, cictio libera in causa) o no punibilidad (por ausencia
de una condición objetiva de punibilidad o la verificación de una excusa abso­
lutoria): la verificación de cualquiera de estas eximentes impedirá que el menor
sea sometido a c ualquier reacción jurídica y pondrá fin al proceso de responsa­
bilidad penal del adolescente101. Excepcionalmente, para el caso de adolescen­
tes con anomalía psíquica, grave alteración de la conciencia o alteración de la
percepción, el Código prevé la aplicación de consecuencias jurídicas análogas
a las medidas de seguridad aplicables a los adultos, tales como el tratamiento
ambulatorio o intemamiento en centros de salud mental (artículo 23 del Códi­
go de Responsabilidad Penal de Adolescentes).

2. Estructura form al del derecho penal juvenil: el Código de Responsabilidad


Penal de Adolescentes

El Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes destaca por la inte­


gridad y sistematicidad de las disposiciones jurídicas que lo componen. Así,
debido a la naturaleza jurídica de sus preceptos, dentro del código podemos
distinguir tres partes: procesal, sustantiva y de ejecución.

En la parte procesal , por un lado, la adopción del modelo acusatorio justi­


fica la inclusión de preceptos especiales dirigidos a delimitar los roles de cada
uno de los sujetos procesales intervinientes en el proceso (Sección II), así como
a destacar a las audiencias como el medio a través del cual se realicen las di­
versas actuaciones procesales, ya sea a nivel del requerimiento de medidas de
coerción procesal (Sección III) o durante el desarrollo de las etapas del proce­
so de responsabilidad penal de adolescentes —investigación preparatoria, eta­
pa intermedia y juicio oral- (Sección IV). Por otra parte, en virtud al princi­
pio de desjudicialización11, el Código prevé el proceso especial de tenninación

10 Artículo 93 del Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes: “El sobreseimiento procede


cuando: 1. El hecho objeto de la causa no se realizó o no puede atribuírsele al adolescente. 2. El hecho
imputado no es típico o concurre una causa de justificación, de inculpabilidad o de no punibilidad
(...)”.
11 Principio reconocido por la Convención sobre los Derechos del Niño (literal b del inciso 3 del artículo
40; artículo 41); Reglas mínimas de las Naciones Unidas para la administración de la justicia de
menores (“Reglas de Beijing”) (reglas 11 y 18) y el Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes
(artículo VI del Título Preliminar).

k 90
Sección I mHT 1

anticipada (Sección V) y diferentes salidas alternativas al proceso (Sección


VI), como la remisión, el acuerdo reparatorio y el mecanismo restaurativo.

En cuanto a la parte sustantiva, el Código regula los presupuestos de apli­


cación de las medidas socioeducativas no privativas de libertad12, privativas de
libertad13 y las medidas accesorias14pasibles de ser impuestas a los adolescen­
tes a los que se les hubiera hallado responsables de haber infringido la ley pe­
nal (Sección VII).

Respecto a la etapa de ejecución, el texto normativo prescribe el cumpli­


miento, a través de un plan de tratamiento individual y bajo supervisión del
juez de juzgamiento, de las medidas socioeducativas impuestas al adolescente.
Del mismo modo, promueve la aplicación de incentivos por formación educa­
tiva o profesional, o beneficios de semilibertad a favor de los adolescentes in­
ternos, así como regula las condiciones de ingreso y egreso de los centros ju ­
veniles (Sección VIH).

3. El reconocimiento expreso de los derechos fundamentales y garantías


constitucionales procesales del adolescente

La finalidad de las consecuencias jurídicas del derecho penal juvenil es


prioritariamente educativa positiva, no obstante, dada la naturaleza sanciona-
dora -al fin y al cabo- de sus disposiciones y la especial condición de sus des­
tinatarios, el Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes prescribe, de
manera explícita, que a los menores se les respetarán cada uno de los derechos
fundamentales y garantías constitucionales procesales reconocidos a las perso­
nas adultas, como los principios acusatorio, de contradicción e igualdad de ar­
mas procesales o las garantías del debido proceso, tutela jurisdiccional, presun­
ción de inocencia o defensa procesal, entre otros, los cuales deben ser dotados

12 Amonestación, libertad asistida, prestación de servicios a la comunidad y libertad restringida (inciso


1 del artículo 156 del Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes).
13 Internación en un centro juvenil (inciso 2 del artículo 156 del Código de Responsabilidad Penal de
Adolescentes).
14 Fijar un lugar de residencia determinado o cambiar de lugar de residencia al actual ; oo frecuentar a
determinadas personas; no frecuentar bares, discotecas o determinados centros de diversión, espec­
táculos u otros lugares señalados por el juez; matricularse eu una institución educativa; desempeñar
una actividad laboral o fonnativa laboral; entre otros (mciso 2 del artículo 157 del Código de Res­
ponsabilidad Penal de Adolescentes).
AHT 1 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

de eficacia por el Juez de Responsabilidad Penal del Adolescente, el Ministerio


Público y la defensa del menor.

Como no podía ser de otro modo, los documentos internacionales suscritos


por el Estado peruano exigen el respeto de aquellos derechos reconocidos a los
adolescentes en los instrumentos internacionales específicos sobre la materia,
tales como la Convención sobre los Derechos del Niño15, las Reglas Mínimas de
las Naciones Unidas para la Administración de la Justicia de Menores (“Reglas
de Beijing’5)16, las Directrices de las Naciones Unidas para la Prevención de la
Delincuencia Juvenil (“Directrices de Ryad”)17 y las Reglas de las Naciones
Unidas para la Protección de los Menores Privados de Libertad18.

Finalmente, conviene destacar que la inclusión de un dispositivo legal


que reconozca a los adolescentes el pleno respeto de los derechos y garantías
reconocidos a las personas adultas, de modo alguno, puede considerarse
superfino: por citarun ejemplo, el texto normativo derogado, es decir, el Código
de los Niños y Adolescentes, Ley N° 27337, adoptó un modelo inquisitivo
mixto19, a través del cual, el mismo juez que dirigía la instrucción era el que
juzgaba e imponía las medidas socioeducativas al adolescente, con lo que
se vulneraba abiertamente la imparcialidad judicial, uno de los contenidos
esenciales de la garantía del debido proceso20.

15 Adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, en su Resolución 44/25, del 20 de
noviembre de 1989.
16 Adoptadas por la Asamblea General de las Naciones Unidas, en su Resolución 40/33, del 29 de
Noviembre de 1985.
17 Adoptadas y proclamadas por la Asamblea General de las N aciones Unidas, en su Resolución 45/112,
del 14 de diciembre de 1990.
18 Adoptadas por la Asamblea General de las Naciones Unidas, en su Resolución 45/113, del 14 de
diciembre de 1990.
19 Cfi\ MINISTERIO DE JUSTICIA Y DERECHOS HUMANOS. Código de Responsabilidad Penal
de Adolescentes: Decreto Legislativo N° 1348. Minjus, Lima, 2018, p, 39.
20 “[E]l único proceso con todas las garantías (...) es el modelo acusatorio, aunque sin olvidar que
ese supuesto ‘modelo’ no es más que una derivación de una sola de esas garantías: la del derecho
al juez imparcial. Y el ‘modelo’ inquisitivo no es más que la negación, precisamente, de esa misma
garantía”. Vid. NIEVA FENOLL, Jordi. Fundamentos de derecho procesal penal. Edisoíer, Madrid,
2012,p. 13.

k 92
Sección I apt

g ) REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

- HURTADO POZO, José. El sistema de control penal: derecho penal general y especial, política
criminal y sanciones penales. Instituto Pacífico, Lima, 2015.
- JESCHECK, Hans-Heinrich y WEIGEND, Thomas. Tratado de derecho penal: parte genera!. Vol.
i, traducción de la 5.a edición alemana, renovada y ampliada por Miguel Olmedo Cardenete,
Instituto Pacífico, Urna.
■ MEINI GONZÁLES, Iván. Lecciones de derecho penal parte general: teoría jurídica del delito.
Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 2014.
- NIEVA FENOLL, Jordi. Fundamentos de derecho procesal penal. Edisofer, Madrid, 2012.
» ROXIN, Ciaus. Derecho penal: parte general. Tomo I, traducción de la 2.a edición alemana
(1994) por Diego-Manuei Luzón Peña, Miguel Díaz y García Conlledo y Javier de Vicente
Remesa!, Civitas, Madrid, 1997.
- ZAFFARONl, Eugenio Raúl; Alagia, Alejandro y Siokar, Alejandro. Derecho penal: parte general.
2a edición, Ediar, Buenos Aires, 2002.
« ZAFFARONl, Eugenio Raúl. Tratado de derecho penal: parte general. Tomo I, Ediar, Buenos
Aires, 1998.

93 A
rtRT. 2 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

H iÜ l S W ! ÁM BITO DE APLICACIÓN

2.1. Este Código se aplica a todo adolescente, cuya edad osci­


la entre catorce (14) y hasta antes de alcanzar los diecio­
cho (18) años edad, al momento de la comisión de un hecho
tipificado como delito o falta por el Código Penal o Leyes
especiales sobre la materia, sin discriminación por motivo
de origen, raza, religión, sexo, orientación sexual, identidad
de género, factor genético, discapacidad, idioma, identidad
étnica y cultural, opinión, condición económica o de cual­
quier otra índole.
2.2. Si se establece la minoridad del adolescente al momento de
los hechos, el Juez Penal se inhibe, asumiendo competencia
el Juez de Responsabilidad Penal del adolescente, aunque el
infractor haya alcanzado la mayoría de edad.

© Bersabeth Revilla Corrales


Gustavo Arturo lavada Juica

► Comentario

I. La imputabilidad del adolescente mayor de catorce y menor de dieciocho


años

Nuestro ordenamiento jurídico fija a los dieciocho años como el límite


mínimo para alcanzar la mayoría de edad en el ámbito político1, civil12 y penal
(común)3, adaptándose a las disposiciones fijadas en los instrumentos inter­
nacionales como la Convención sobre los Derechos del Niño4 y las Reglas de

1 Artículo 30 de la Constitución Política del Perú: “Son ciudadanos los peruanos mayores de dieciocho
años. Para el ejercicio de la ciudadanía se requiere ía inscripción electoral”.
2 Artículo 42 del Código Civil: “Tienen plena capacidad de ejercicio de sus derechos civiles las per­
sonas que hayan cumplido dieciocho años de edad (..
3 Artículo 20 del Código Penal: “Está exento de responsabilidad penal (léase conforme al Código
Penal): 2, El m enor de dieciocho años” .
4 Artículo 1 de la Convención sobre los Derechos del Niño: “Para los efectos de la presente Conven­
ción, se entiende por niño todo ser humano menor de dieciocho años de edad (...)”.
Sección I ART.

las Naciones Unidas para la Protección de los Menores Privados de Libertad5.


Sin embargo, ello no significa que los menores de dicha edad no respondan pe­
nalmente, sino que lo harán en un régimen especializado, de conformidad a lo
regulado en el Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes.

En efecto, por un lado, el ordenamiento penal juvenil establece que, dentro


de su ámbito de aplicación, se encuentran comprendidos todos los adolescentes
mayores de catorce y menores de dieciocho años. Las edades indicadas siem­
pre se encuentran referidas al momento de comisión de los hechos tipificados
como delitos o faltas en el Código Penal o leyes especiales, siendo totalmente
indiferente e irrelevante si el adolescente adquirió la mayoría de edad antes del
inicio del proceso o durante su desarrollo.

Por otra parte, la norma es clara al señalar que el Código de Responsabi­


lidad Penal de Adolescentes será aplicable sin discriminación por motivo de
origen, raza, religión, sexo, orientación sexual, identidad de género, factor
genético, discapacidad, idioma, identidad étnica y cultural, opinión, condi­
ción económica o de cualquier otra índole. Como se recuerda, el ordenamien­
to penal juvenil se encuentra informado por los enfoques de género, intercul-
turalidad y discapacidad, los cuales deben ser tomados en cuenta durante el
proceso de responsabilidad penal adolescente y la ejecución de las medidas
socio educativas.

En concordancia con lo anteriormente expuesto, el Reglamento del Códi­


go de Responsabilidad Penal de Adolescentes ha previsto las especiales condi­
ciones que se deben tener en cuenta durante el intemamiento de adolescentes
pertenecientes a poblaciones vulnerables. Así, en caso se trate de un adolescen­
te integrante de una comunidad campesina, nativa o pueblo indígena, se deben
adoptar las medidas necesarias para preservar su derecho a la identidad étnica
y cultural, evitar alguna agresión a su integridad física o mental, y garantizar
su derecho a ser asistido por un intérprete (artículo 128); en caso el interno sea
un adolescente extranjero, se le facilitará la comunicación con sus familiares y
sus autoridades consulares o diplomáticas (artículo 129); de tratarse de un ado­
lescente con discapacidad o deficiencias en la estructura corporal o funcional
o discapacidad definida, se realizarán los reajustes necesarios para facilitar su

5 Regla N° 11 de las Reglas de las Naciones Unidas para la Protección de los Menores Privados de
Libertad: “a. Se entiende por menor toda persona de menos de 18 años de edad

95 J
ART 2 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

desplazamiento por las instalaciones del Centro Juvenil (artículo 130); y, si se


trata de una adolescente embarazada o con prole, se garantizarán las condicio­
nes para proteger su salud física y psicológica, recibiendo la atención de profe­
sionales especializados y un ambiente adecuado para el cuidado y alimentación
de sus menores hijos (artículo 131).

II. La competencia de la jurisdicción especializada

El dispositivo bajo comentario señala una causal de competencia objetiva


por razón del sujeto pasivo de la imputación penal. En efecto, si, al interior de
una causa, se determina la minoría de un adolescente al momento de los he­
chos, corresponde que la jurisdicción ordinaria se inhiba, a través del corte de
la secuela del procesó6, y asuma la competencia el juez de la jurisdicción es­
pecializada. Debe quedar claro que no interesa que el menor infractor haya ad­
quirido la mayoría de edad durante el proceso penal seguido bajo la jurisdic­
ción común: lo determinante es que se acredite su minoridad de edad al tiempo
de ocurridos los hechos imputados, sea a través del Documento Nacional de
Identidad (DNI), pasaporte, Acta de Nacimiento, ficha del Registro Nacional
de Identificación y Estado Civil, entre otros.

En la jurisprudencia penal nacional podemos advertir de un caso7 en el


que un adolescente de diecisiete años fue sentenciado, como autor del delito de
violación sexual de menor de edad, a veinte años de pena privativa de libertad.
En dicha oportunidad, la Primera Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema
de Justicia de la República verificó la minoría de edad del imputado a través de
su ficha Reniec, por lo que declaró la nulidad de la sentencia condenatoria por
indebida apreciación de los hechos, ordenó el corte del proceso y remitió los
actuados a la jurisdicción especializada.

6 Artículo 18 del Código de Procedimientos Penales: “Siempre que en una instrucción por delitos o
faltas, aparezcan complicados menores de dieciocho años, acreditada la edad, se cortará el procedi­
miento respecto de ellos y se les pondrá a disposición del juez de menores”.
Artículo 74 del Código Procesal Penal: “ 1, Cuando en el curso de una Investigación Preparatoria se
establezca la minoría de edad del imputado, el fiscal o cualquiera de las partes solicitará al juez de
la investigación preparatoria corte la secuela del proceso y ponga al adolescente a disposición del
fiscal de familia 2. Si la minoría de edad se acredita en la Etapa intermedia o en el juicio oral, el
Juez, previa audiencia y con intervención de las partes, dictará la resolución correspondiente (..
7 PRIMERA SALA PENAL TRANSITORIA (ponente: Sr. Juez Jorge Luis Salas Arenas). Recurso
de NulidadN° 526-2017-Junín. Lima, 5 de abril de 2018.

k 96
Sección 1

S iS I S B APLICACIÓN POR EXCEPCIÓN

Quedan comprendidos en el proceso de responsabilidad penal


del adolescente, aquellos que hubieran cometido la infracción de
acuerdo a lo previsto en el artículo anterior, pero adquieran la
mayoría de edad durante el desarrollo del proceso judicial, así
como a quienes únicamente se les pudiera haber iniciado proceso
judicial luego de haber cumplido la mayoría de edad.

© Bersabeth Revilla Corrales


e Gustavo Arturo Zavala Juica

i Comentario

El artículo bajo comentario precisa la situación de aquellos imputados que,


al tiempo de desarrollarse el proceso de responsabilidad penal adolescente, hu­
bieran adquirido la mayoría de edad, pero sí eran menores de dieciocho y ma­
yores de catorce años cuando cometieron hechos infractores de la ley penal, o
en las que un retraso en la iniciación de los procesos de responsabilidad penal
adolescente (no distingue si fue por causa externa o propia de la administra­
ción de justicia) impidió su encausamiento hasta cuando alcanzaron la mayo­
ría de edad.

En estos supuestos resulta evidente que los imputados no podrían ser pro­
cesados conforme al derecho penal de adultos (debido a que al momento de
infringir la ley penal aún eran menores de edad) y que no podría dejárseles sin
sanción (por contravenir abiertamente al principio de igualdad1). En ambos ca­
sos, el criterio adoptado por el ordenamiento penal juvenil es atender al mo­
mento de comisión de los hechos infractores y, aun cuando el imputado ya sea
un mayor de edad, será procesado y sancionado bajo las reglas previstas en el
Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes “por excepción”.

1 Cfr. CASTELLÓ NICÁS, Nuria. “La responsabilidad penal del menor de edad y la aplicación de
las causas de exención de la responsabilidad criminal”. En: El menor como víctima y victimario de
¡a violencia social (estudio jurídico). MORILLAS CUEVA, Lorenzo (dir.) y José María SUAREZ
LÓPEZ (coord.), Dykinson, Madrid, 2010, p. 176.
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

- CASTELLÓ NICÁS, Nuria. “ La responsabilidad penal del menor de edad y ia aplicación de las
causas de exención de la responsabilidad criminar’. En: El menor como víctima y victimario
de la violencia social (estudio jurídico). Morillas Cueva, Lorenzo (dir.) y José María Suárez
López (coord.), Dykinson, Madrid, 2010.
Sección l ART. 4

A R T É C U L0'4 PRESUNCIÓN DE MINORIDAD

En tanto no se acredite deforma fehaciente la edad del imputado,


se presume su minoridad de edadf quedando sujeto a las dispo­
siciones establecidas en el presente Código. En caso exista una
duda sobre el cumplimiento de los catorce (14) años de edad del
imputadOf se presume la minoridad de edad en tanto no se acre­
dite lo contrario de manera fehaciente.

Q Bersabeth Revilla Corrales


© Gustavo Arturo Zavala Juica

► Comentario

La administración de justicia de menores debe guiar sus actuaciones te­


niendo en consideración los probables efectos positivos o negativos que sus
decisiones puedan ocasionar sobre los adolescentes o niños. En este sentido, la
justicia especializada en menores debe procurar realizar cada una de sus actua­
ciones procesales en aras de promover y garantizar el bienestar de los adoles­
centes o niños, eligiendo siempre, ante una disyuntiva, aquella alternativa que
sea más favorable a la promoción de sus derechos.

En este sentido, nuestro ordenamiento penal juvenil ha optado por la inclu­


sión de una norma de presunción {inris tantum) de minoridad, a efectos de que
los órganos de persecución del delito, ante la duda de si un imputado es menor
de dieciocho años o no, opten por guiar sus actuaciones prácticas bajo las dis­
posiciones previstas en el Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes.
De igual manera, en el caso de que la administración de justicia especializa­
da no se encuentre segura de que un adolescente haya contado, como mínimo,
con 14 años de edad al tiempo de cometidos los hechos imputados, deberá ex­
cluirlo de los alcances del Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes
y, en consecuencia, guiar su accionar de acuerdo a los alcances del Código de
los Niños y Adolescentes.

Naturalmente, la presunción de minoridad quedará enervada cuando se


acredite de manera indubitable la mayoría de edad del adolescente al tiempo
de acaecidos los hechos infractores o delictivos imputados, ya sea a través del

99 A
ART. H Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Documento Nacional de Identidad (DNI), pasaporte, Acta de Nacimiento, ficha


del Registro Nacional de Identificación y Estado Civil, entre otros. En conse­
cuencia, las actuaciones de los órganos de administración de justicia se guiarán
bajo las disposiciones del Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes o
el Código Penal o Procesal Penal, según corresponda.

k .10 0
Sección I

Í¡ ÍtIllli¡ NORMAS VINCULANTES

El proceso de responsabilidad y especialmente la privación de li­


bertad respecto del adolescente se regula por el presente Código,
respetando los derechos y garantías establecidos en la Consti­
tución Política del Perú, así como en los Tratados Internaciona­
les de Protección de Derechos Humanos, tales como la Conven­
ción sobre los Derechos del Niño u otros instrumentos interna­
cionales que el Estado peruano haya suscrito o suscriba y sean
de aplicación.

@ Síssi Villavicencio Ríos


© Elisa Nal varíe Mendoza

► Comentario

El proceso de responsabilidad y la privación de la libertad de los adoles­


centes se rigen por el principio de justicia especializada, lo cual implica la apli­
cación de un tratamiento diferenciado. Que además deberá contar con funcio­
narios que estén capacitados en los tratados internacionales de derechos huma­
nos que el Perú ratificó, los estándares internacionales en materia de justicia
penal juvenil, doctrina y en ciencias penales.

Dicho tratamiento diferenciado responde a que en la Convención sobre


los Derechos del Niño se resaltó la necesidad de realizar una sustitución de la
“doctrina de la situación irregular” por la “doctrina de la protección integral”,
lo que significó pasar de la convención de los “menores” como objeto de tute­
la y represión a considerar a niños y jóvenes como sujetos plenos de derecho1.
Ello responde a que debemos entender las finalidades de las medidas socioedu-
cativas dentro de un concepto eminentemente educativo, porque los adolescen­
tes están en proceso de formación, por lo que no puede manejarse desde un en­
foque que este dirigido a un derecho penal para adultos12.

1 C1DH. Tercer informe sobre la Situación de los Derechos Humanos en Paraguay. 9 de marzo de
2001, capítulo VII, párr. 11.
2 Exposición de motivos del Código de Responsabilidad Penal de adolescentes, p. 36.

101 J
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Es así que, el tratamiento que se les debe brindar a los adolescentes infrac­
tores de la ley penal en un proceso debe de ser distintas a las que se les brinda a
un adulto, pues si se desconociera la adopción de dichas medidas especiales se
les ocasionaría un grave perjuicio3. Debido a que para eliminar las condiciones
de desigualdad se deberán adoptar medidas de compensación que contribuyan
a reducir o eliminar los obstáculos que impidan o reduzcan el ejercicio de una
defensa eficaz, pues si no existieran dichos medios de compensación, no se po­
dría decir que quienes se encuentran en condiciones de desventaja disfrutan de
un verdadero acceso a la justicia y se benefician de un debido proceso leal en
condiciones de igualdad con quienes no afrontan esas desventajas4.

Así tenemos el caso del Instituto de Reeducación del Menor vs Paraguay


donde la Corte Interamericana de Derechos Humanos resalta la importancia de
atender en forma diferenciada y específica las conductas penalmente típicas y
el procedimiento especial por el que los órganos de administración de justicia
conozcan dichos casos que estén vinculadas a menores5.

En ese sentido, todo funcionario cuando se encuentre ante un caso de res­


ponsabilidad penal del adolescente estará obligado a realizar un proceso de in­
terpretación convencional de las normas procesales y sustantivas en materia
penal6*lo.De tal manera que exista un estándar alto de protección de los derechos
y garantías de todo adolescente. Se entiende por interpretación convencional:

3 CIDH. Condición Jurídica y Derechos Humanos del Niño. Opinión Consultiva N° 17/02, 28 de
Agosto de 2002. párr. 96.
4 CIDH. E l Derecho a la Información sobre la Asistencia Consular en el Marco de las Garantías del
Debido Proceso Legal. Opinión Consultiva No 16/99, del 1 de octubre del 1999, párr, 119.
5 Corte 1DH. Caso Instituto de Reeducación del Menor Vs Paraguay. 2 de septiembre de 2004, párr.
210.
6 A continuación citaremos casos en los que se aplicó el control de convencionalidad en materia
penal. Caso Ley de Amnistía 26479, Ponente: Antonio Saquicuray Sánchez, (16 de junio de 1995):
“ (• ■•) Que>atendiendo a la aplicación de la Ley veintiséis mil cuatrocientos setentinueve ya glosada
es necesario advertir que esta resulta incom patible con las Normas Constitucionales y Tratados
Internad onales ya citados, toda vez que conforme al artículo primero punto uno de la Convención
Americana se establece que los Estados parte, -entre ellos el Perú- tiene la obligación de investigar
las violaciones de los Derechos Humanos y de castigar a los responsables; principios y normas de
las cuales el Estado [p]emano no se encuentra aislado y que se contravienen con el citado dispositivo
legal, al desconocer derechos que el propio texto constitucional consagra (...). I Pleno Jurisdiccional
Casatorio de las Salas Penales Permanente y Transitorias, Sentencia Plenaria Casatoria No 1-2017/
CU-433 “8. En todos estos esfuerzos hermenéuticos, desafotunadamente, se omitió tomar en cuenta
lo regulado por el Reglamento Modelo sobre Delitos de Lavado de Activos Relacionados con el
Tráfico Ilícito de Drogas y Delitos Conexos, de la Comisión Interamericana para el Control del Abuso

k 102
Sección I

“ (.. ■) cu an d o u n E stado h a ratificad o u n tratad o in tern acio n al com o la C o n ­


v e n c ió n A m erican a, sus ju e c e s, co m o p a ite del aparato d el E stado, tam bién
está n so m e tid o s a ella, lo que les o b lig a a v elar po rq u e los efecto s de las d is­
p o sic io n e s de la C o nvención no se v ean m erm ad as p o r la aplicació n de leyes
co n trarias a s u objeto y fin, y que d esd e u n inicio carecen de efectos juríd ico s.
E n o tras p a la b ra s, el P o d e r Ju d ic ia l debe ejercer u n a esp ecie de “control de
co n v en cio n al i d a d ” entre las n o rm a s ju ríd ic a s internas que ap lican en los casos
concretos y la C o nvención A m e ric a n a sobre D erechos H u m an o s. E n esta tarea,
el P o d e r Ju d ic ia l debe te n e r e n c u e n ta no solam ente el tratad o , sino tam b ién
la in te rp re ta c ió n que del m ism o h a h ech o la C orte in teram erican a, intérprete
ú ltim a de la C o n v en ció n A m e ric a n a ” . (C aso A lm o n acid A rellan o y otros Vs.
C hile. E x cep cio n es P relim in ares, F o n d o , R ep aracio n es y C ostas. S entencia de
26 de se p tie m b re de 2 0 0 6 , párr.124. C aso L a C antuta V s. P erú. Fondo, R ep a­
ra c io n e s y C o stas. S entencia de 29 de n oviem b re de 2006, párr.173).

Por ello, respecto a las normas en materia de Derecho Penal sustantivo será
obligatorio que todo órgano de administración de justicia realice una interpre­
tación convencional de cada elemento normativo de un delito, es decir, durante
el proceso de determinación de la responsabilidad penal del adolescente, debi­
do a que se deberá aplicar un criterio de justicia diferenciado y así evitar que
sea un ámbito en el que se afecten de manera gravosa derechos fundamentales.

de Drogas, de la Organización de Estados Americanos, cuya redacción original data de 1992. Esto
es, se obvió considerar un instrumento regional importante por su eficacia vinculante para el Perú,
dada su condición de miembro activo del Grupo de Expertos a cargo de su redacción y actualización.
Pero, además, porque se trata de un instrumento técnico que lúe elaborado para operar como un
referente insoslayable al que deben acudir los Estados de las Américas para diseñar e implementar
sus políticas preventivas y represivas a fin de promover la armonización legislativa penal hemisférica
en materia de lavado de activos. / Asimismo, porque el Reglamento Modelo demandó expresamente,
desde su versión original, el reconocimiento político criminal y la criminafización de las conductas
representativas del lavado de activos como un delito autónomo”. (El resaltado es nuestro).
Caso indulto humanitario de Alberto Fujimori, juzgado Supremo de Investigación Preparatoria, Ex­
pediente N° 00006-2014-4-5001 -SU-PE-01. Juez: Hugo Núñez Juica (3 de octubre de 2018): “ 164.
Siendo así, el Control de Convencionalidad presupone la interrelación de ios tribunales nacionales
y los tribunales internacionales en materia de derechos humanos (...). Puede darse dos niveles (.,.):
Internacional [consistente en juzgar en casos concretos si un acto o una normativa de derecho intemo
resulta compatible con la Convención Americana de Derechos Humanos, disponiendo la reforma,
abrogación o inaplicación de dichas prácticas o normas....) e Interno (se realiza en se nacional y se
encuentra a cargo de los magistrados locales. Consiste en la obligación de verificar la adecuación
de las normas jurídicas internas que aplican en casos concretos, a la Convención Americana de
Derechos Humanos y oíros instrumentos internacionales en el área de los derechos humanos; y, a
los estándares interpretativos que la Corte ha formulado a través de su jurisprudencia)”.

103 A
w s Comentarios ai Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Así también, será necesario que durante el proceso de determinación de la


medida socioeducativa que debe ser aplicada se realice un proceso de interpre­
tación que esté en consonancia con las obligaciones internacionales a los que
el Estado peruano se obligó.

Es así que desde la perspectiva del derecho interno la obligación de rea­


lizar una interpretación de nna norma interna conforme a las obligaciones del
derecho internacional se da en razón a los artículos 557, 578, inc. 4 del artículo
2009 y a la cuarta disposición ñnal y transitoria101de la Constitución Política
del Perú.

Y desde la. perspectiva del derecho internacional, todo Estado integrante


del Sistema Interamericano de Derechos Humanos tiene la obligación no solo
de respetar, obligación que consiste en la abstención de violar los derechos y
libertades estipulados (deber de respeto)11; sino también esta obligado a garan­
tizar el libre y pleno ejercicio (deber de garantizar), el cual consiste en que todo
Estado debe adecuar su aparato gubernam ental, y en general, todas las estruc­
turas a través de las cuales se manifiesta el ejercicio del poder público, de ma­
nera tal que cumplan con su deber de prevenir, investigar, sancionar y reparar
toda violación de los derechos reconocidos por la Convención12, Ambas obli­
gaciones generales se encuentran reconocidas en el artículo 1.1 de la Conven­
ción Americana de Derechos Humanos.

7 Constitución Po) ítica del Perú, artículo 55: “Los tratados celebrados por el Estado y en vigor forman
parte del derecho nacional” .
8 Constitución Política del Perú, artículo 57: “Cuando el tratado afecte disposiciones constitucionales
debe ser aprobado por el mismo procedimiento que rige la reforma de la Constitución, antes de ser
ratificado por el Presidente de la República”.
9 El inc. 4 del artículo 200 de la Constitución Política del Perú señala que la Acción de Inconstitucio-
nalidad “procede contra las normas que tienen rango de ley: leyes, decretos legislativos, decretos de
urgencia, tratados, reglamentos del Congreso, normas regionales de carácter general y ordenanzas
municipales que contravengan la Constitución en la forma o en el fondo”.
10 Constitución Política del Perú, Cuarta Disposición final y transitoria: “Las normas relativas a los
derechos y a las libertades que la Constitución reconoce se interpretan de conformidad con la De­
claración Universal de Derechos Humanos y con los tratados y acuerdos internacionales sobre las
mismas materias ratificados por el Perú”.
11 Corte IDH. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Fondo. Sentencia del 29 de julio de 1988, párr.
165.
12 Corte IDH, Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Fondo. Sentencia del 29 de julio de 1988. párr.
166.

Ék104
Sección I ART 5

Dichos deberes nacen a partir de una norma madre que obliga a cada Esta­
do a cumplir con sus obligaciones internacionales en materia de derechos hu­
manos, como es el artículo 26 de la Convención de Viena sobre el derecho de
los tratados, el cual reconoce los principios del pacta sunt servanda y el prin­
cipio de buena fe13.

Por ello, durante el proceso de interpretación convencional debemos de


considerar las normas que forman parte del corpus iuris en materia de respon­
sabilidad penal del adolescente. Las cuales son el conjunto de normas funda­
mentales que se encuentran vinculadas con el fin de garantizar los derechos
humanos de los adolescentes.14 Así tenemos el artículo 19 de la Convención
Americana de Derechos Humanos15, el artículo 7 de la Declaración Americana
de los Derechos y Deberes del Hombre16, la Convención sobre la protección
de los Derechos del Niño, y las diversas Declaraciones de las Naciones Unidas
como las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para la Administración de
Justicia de Menores, las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas sobre medi­
das no privativas de la libertad y las Directivas de las Naciones Unidas para la
Prevención de la Delincuencia Juvenil17.

Es así que en la Convención sobre la protección de Derechos del Niño,


respecto al ámbito sustantivo, se señala que ningún niño deberá ser sometido
a tortura ni a otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes, ni se les
impondrá pena capital ni prisión perpetua sin posibilidad de excarcelación por
delitos cometidos por menores de 18 años. Y respecto al ámbito procesal que
ningún niño será privado de su libertad ilegal o arbitrariamente, por lo que su
detención deberá ser conforme a la ley y se utilizará tan solo como medida de
último recurso y durante el periodo más breve18.

13 El articulo 26 de la Convención de Viene sobre el Derecho de los Tratados señala que “Todo tratado
en vigor obliga a las partes y debe ser cumplido por ellas de buena fe”.
14 CÍDTI. Justicia juvenil y derechos humanos en las américas. Párr.l 6.
15 El artículo 19 de la Convención Americana de Derechos Humanos tiene la siguiente redacción: “Todo
niño tiene derecho a las medidas de protección que su condición de menor requieren por parte de su
familia, de la sociedad y del Estado”.
16 El artículo séptimo de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del hombre tiene la
siguiente redacción: “Toda mujer en estado de gravidez o en época de lactancia, así como todo niño,
tienen derecho a protección, cuidados y ayuda especiales”.
17 C1DH. Menores Detenidos Honduras. 10 de marzo de 1999, párr. 72. CIDH. Justicia juvenil y
derechos humanos en las américas. Párr. 18.
18 Conforme ai articulo 37 de la Convención sobre los Derechos del Niño.

105 A
ART. 5 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Por tanto, en aplicación de los estándares de protección de los derechos


humanos de los adolescentes que infringieron o son acusados de infringir leyes
penales no solo debe recibir las mismas garantías que los adultos, sino además
una protección especial; por ello, los principios y garantías aplicables a los ca­
sos de los menores infractores deben ser observados por todo el sistema de jus­
ticia y autoridades policiales, Ministerio Público y las dependencias que actúen
en el ejercicio de las medidas y sanciones19.

19 C1DH. Justicia ju ven il y derechos humanos en las américas. Párrafos 12-14.


Sección í ART 6

ARTÍCULO S EXCEPCIONAL!DAD DE LA PRIVACIÓN DE LIBERTAD

La privación de libertad del adolescente, aun cuando sea preven­


tiva , tiene carácter excepcional y debe estar debidamente funda-
da/ es aplicada como medida de último recurso. La fundamenta-
ción de la medida debe señalar el motivo por el cual no es posible
aplicar una medida alternativa. La duración de la privación de
libertad debe ser la más breve posible.

© Síssf Villavicencio Ríos


© Eliza Nalvarte Mendoza

► Comentario

El Derecho Penal de Adolescentes presenta caracteres propios que lo dis­


tinguen del Derecho Penal de adultos. En efecto, uno de los rasgos diferencia-
dores del sistema de responsabilidad penal adolescente es la especialidad, la
cual deriva de la aplicación de ciertos principios jurídicos consagrados en ins­
trumentos internacionales destinados a proteger a niños y adolescentes proce­
sados o internados en un centro juvenil1.

Estos principios especiales pueden ser ordenados teóricamente en dos


grandes grupos. En un primer grupo encontramos a los principios básicos, es
decir, aquellos destinados a servir como guías tanto al legislador en el proce­
so de creación de normas, como a los órganos de administración de justicia de
responsabilidad adolescente. Entre estos se encuentran el principio de respon­
sabilidad penal especial, el principio de especial protección del desarrollo y de­
rechos del adolescente frente a los efectos perniciosos de la intervención penal
y el principio de especial orientación del derecho penal de adolescentes hacia
la prevención especial positiva.

1 Cfr. COUSO, Jaime. “La especialidad del derecho penal de adolescentes: fundamentos empíricos
y normativos, y consecuencias para una aplicación diferenciada del derecho penal sustantivo”. En:
Revista de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. N° 38, Valparaíso, primer
semestre de 2012, p. 269.

107 A
Comentarios ai Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

De otro lado encontramos a los estándares de juzgamiento diferenciado,


los cuales se encuentran dirigidos a aplicarse durante el procesamiento de me­
nores infractores. Los estándares de juzgamiento diferenciado son expresiones
más específicas de los principios básicos anteriormente señalados: del principio
de responsabilidad penal especial se desprenden los estándares de juzgamiento
diferenciado de juzgamiento diferenciado de ciertos aspectos del injusto penal,
culpabilidad disminuida del adolescente y tratamiento penal diferenciado, juz­
gamiento diferenciado de los elementos de la culpabilidad y procesamiento di­
ferenciado de la coautoría y complicidad; del principio de especial protección
del desarrollo y derechos del adolescente frente a los efectos perniciosos de la
intervención penal brotan los estándares de juzgamiento diferenciado de inter­
vención mínima y despenad zación, la excepcionalidad de la privación de la li­
bertad y mayor brevedad posible de la privación de la libertad; y del principio de
especial del derecho penal de adolescentes hacia la prevención especial positiva
dimana el estándar de juzgamiento diferenciado de proscripción de justificacio­
nes puramente utilitarias en la determinación judicial de las medidas socioedu-
cativas privativas de libertad2.

En la disposición jurídica bajo análisis observamos que el legislador


nacional ha consagrado, en el Código de Responsabilidad Penal de Adolescen­
tes, a dos estándares de juzgamiento diferenciado derivados del principio bási­
co de especial protección del desarrollo y derechos del adolescente frente a los
efectos perniciosos de la intervención penal: nos referimos a la excepcionali­
dad de la privación de la libertad y mayor brevedad posible de la privación de
la libertad del adolescente. Estos principios encuentran recogidos en la Con­
vención sobre los Derechos del Niño3, las Reglas de las Naciones Unidas para
la Protección de los Menores Privados de Libertad4 y, de manera especial, en

2 Cfr. COUSO, Jaime. Ob. cit., pp. 286 y 287, 291 y 292.
3 Artículo 40 de la Convención sobre los Derechos del Niño: “(...) 4. Se dispondrá de diversas me­
didas, tales como el cuidado, las órdenes de orientación y supervisión, el asesoramiento, la libertad
vigilada, la colocación en hogares de guarda, los programas de enseñanza y formación profesional,
así como otras posibilidades alternativas a la internación en instituciones, para asegurar que los
niños sean tratados de manera apropiada para su bienestar y que guarde proporción tanto con sus
circunstancias como con la infracción”.
4 Regla N° 17 de las Reglas de las Naciones Unidas para la Protección de los Menores Privados de
Libertad: “(...) En la medida de lo posible, deberá evitarse y limitarse a circunstancias excepcionales
la detención antes del juicio. En consecuencia, deberá hacerse todo lo posible por aplicar medidas
sustitutorias

108
Sección I

las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para la Administración de la Justi­


cia de Menores (“Reglas de Beijing”)5.

El estándar de excepcionalidad de la privación de la libertad se explica


en los potenciales efectos desocializadores y criminógenos que la restricción
a la libertad ambulatoria6 puede ocasionar sobre los adolescentes, máxime
cuando se tiene en cuenta que son ciudadanos en proceso de desarrollo, por
lo que los órganos jurisdiccionales especializados deberán priorizar el recur­
so a medidas no privativas de la libertad. De este modo, el uso (siempre ex­
traordinario y mediante resolución debidamente motivada) de medidas priva­
tivas de la libertad únicamente estará justificado en los siguientes casos: a) de
tratarse de la medida de coerción procesal de internación preventiva, cuando
sea la estrictamente necesaria para evitar el peligro de fuga u obstaculización
del proceso, no se pueda recurrir a otra medida cautelar y la internación sea
la medida socioeducatíva aplicable al hecho infractor imputado (artículo
52 del Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes); y b) en caso de
una medida socioeducativa privativa de libertad, cuando se trate de hechos
infractores graves o el adolescente infractor haya incumplido injustificada y
reiteradamente las medidas socioeducativas diferentes a la de internación que
se le impuso o haya sido reincidente en la comisión de hechos infractores de la
ley penal (artículo 162 del Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes).

Por su parte, el estándar de juzgamiento diferenciado de mayor brevedad


posible de la privación de la libertad del adolescente extiende su radio de
acción en dos situaciones: a) en el análisis de duración de una medida de
coerción procesal de internación preventiva o en la determinación judicial de
la medida socioeducativa de internación, el órgano jurisdiccional especializado
deberá fijar la privación de libertad por la menor extensión de tiempo posible;
y b) luego de haber dispuesto la procedencia de una medida de internación o

5 Regla N° 13 de las Reglas de Beijing: “ 1. Solo se aplicará la prisión preventiva como último recurso
y durante el plazo más breve posible (...) b) Las restricciones a la libertad personal del menor se
impondrán soló tras cuidadoso estudio y se reducirán al mínimo posible; c) Solo se impondrá la
privación de libertad personal en el caso de que el menor sea condenado por un acto grave en el
que concurra violencia contra otra persona o por la reincidencia en cometer otros delitos graves, y
siempre que no haya otra respuesta adecuada (...)”.
Regla N° 19 de las Reglas de Beijing: “El confinamiento de menores en establecimientos peniten­
ciarios se utilizará en todo momento como último recurso y por el más breve plazo posible”.
6 HASSEMER, Winfried y MUÑOZ CONDE, Francisco, Introducción a ¡a criminología y a la política
criminal. Tirant lo Blanch, Valencia, 2012, p. 181.

109
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

durante la ejecución de la medida de internación, la administración de justicia


especializada debe considerar la posibilidad de variar o cesar y sustituirla por
otra medida cautelar menos gravosa (artículo 60 del Código de Responsabilidad
Penal de Adolescentes), o reducir la duración del intemamiento, darlo por
concluido o variarlo poruña medida socioeducativa de menor intensidad7 como
la libertad asistida, prestación de servicios a la comunidad, libertad restringida
(artículo 163 del Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes).

£ REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

■ COUSO, Jaime. “ La especialidad del derecho penal de adolescentes: fundamentos empíricos y


normativos, y consecuencias para una aplicación diferenciada del derecho penal sustantivo".
En: Revista de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. N° 38, Valparaíso,
primer semestre de 2012.
» HASSEMER, Winfried y MUÑOZ CONDE, Francisco, Introducción a la criminología y a ia política
criminal. Tirant lo Blanch, Valencia, 2012.

7 Regla N° 28 de las Reglas de Beijing: “ 1. La autoridad pertinente recurrirá en la mayor medida


posible a la libertad condicional y la concederá tan pronto como sea posible”.
Sección I

ff ADULTOS Y ADOLESCENTES

Cuando en un mismo hecho tipificado en el Código Penal o Leyes


especiales sobre la materia como delitos o faltas, se encuentren
implicados adolescentes y adultos, las causas se separan y tra­
mitan en forma paralela ante las autoridades correspondientes.

© Bersabeth Revilla Corrales


© Gustavo Arturo lavada Juicas

► Comentario

La disposición jurídica bajo comentario se coloca ante el supuesto de una


pluralidad de intervinientes (adolescentes y adultos) en un mismo hecho infrac­
tor de la ley penal y establece criterios de competencia objetiva por razón del
sujeto pasivo de la imputación penal: los procesos se tramitarán, en paralelo,
ante la justicia especializada y bajo los alcances del Código de Responsabilidad
Penal de Adolescentes, en el caso de imputados adolescentes, y ante la justicia
común y conforme al Código Penal y el Código Procesal Penal, de tratarse de
imputados mayores de edad.

Un ejemplo permitirá graficar mejor los sectores del derecho aplicables y


las consecuencias jurídicas aplicables, de acuerdo a la condición etaria de los
imputados intervinientes: Anthony, de 13 años; Oscar, de 16 años; Luis, de 18
años; y Javier, de 22 años, acuerdan sorprender a Daniel y golpearlo como escar­
miento por haber hablado mal de ellos. Producto del violento ataque recibido,
la víctima resultó con el rostro desfigurado, de manera grave y permanente. En­
tonces, corresponde preguntarse si todos los intervinientes responderán penal­
mente y cuáles serían las consecuencias jurídicas aplicables a cada uno de ellos:

a) Anthony, debido a tener 13 años, se encuentra fuera de los alcances del Có­
digo Penal y del Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes1, sin

1 De esta manera el Estado peruano cumple con la normativa internacional a la cual se encuentra
obligada. Artículo 40, inciso 3, de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del
Niño: “a) El establecimiento de una edad mínima antes de la cual se presumirá que los niños no
tienen capacidad para infringir las leyes penales (.,

m A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

embargo, ello no significa que su accionar no tendrá consecuencias jurídi­


cas. En efecto, cuando un menor de catorce años comete un hecho previsto
en el Código Penal o leyes especiales como delito, si bien no responde pe­
nalmente, sí podría recibir una de las medidas de protección2previstas en el
artículo 242 del Código de los Niños y Adolescentes, tales como el cuidado
en el propio hogar, la participación en un programa oficial o comunitario,
la incorporación a una familia sustituta o colocación familiar, o la atención
integral en un establecimiento de protección especial.

b) A Oscar, de 16 años, le será aplicable el Código de Responsabilidad Penal


de Adolescentes, en concreto, recibiría una medida socioeducativa priva­
tiva de libertad (inciso 1 del artículo 162 del Código de Responsabilidad
Penal de Adolescentes), toda vez que participó en un hecho tipificado como
delito doloso, sancionado con una pena privativa de libertad superior a los
6 años (artículo 121 del Código Penal) y que puso en grave riesgo la inte­
gridad física de Daniel. La duración de la medida de internamiento socio-
educativa se encontrará entre los 4 a 6 años, debido a que Oscar tiene 16
años y el delito en el que intervino se encuentra expresamente señalado en
el catálogo de delitos previsto en el numeral 5 del inciso 2 del artículo 163
del Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes, No obstante, debe
señalarse que, en pleno respeto a los principios educativo e interés supe­
rior del niño, así como los fines de la medida socioeducativa, una vez cum­
plida la tercera parte del plazo de internación impuesto y con el informe
favorable del Equipo Técnico Disciplinario del Centro Juvenil, el órgano
jurisdiccional especializado podrá, de oficio o a pedido de parte, reducir la
duración del internamiento, darlo por concluido o variarlo por una medida
socioeducativa de menor intensidad (libertad asistida, prestación de servi­
cios a la comunidad, libertad restringida), de acuerdo a lo previsto en el ar­
tículo 163 del Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes.

c) Luis, de 18 años, es un mayor de edad, por lo que posee plena responsa­


bilidad penal y responderá conforme a lo previsto en el Código Penal. Sin

2 Artículo IV del Título Preliminar del Código de los Niños y Adolescentes: “En caso de infracción a
la ley penal, el niño y el adolescente menor de catorce (14) años será sujeto de medidas de protección

Artículo 184 del Código de los Niños y Adolescentes (actualmente derogado): “El niño o adolescente
infractor menor de catorce (14) años será pasible de medidas de protección previstas en el presente
código”.

k 112
Sección I

embargo, dada su condición de joven adulto (o semiadulto) al tiempo de


ocurridos los hechos, se verifica una causal de disminución de punibilidad3:
la responsabilidad restringida por la edad prevista en el artículo 22 del Có­
digo Penal. En consecuencia, el juez podrá aplicar una pena por debajo del
límite mínimo legal de 4 años de pena privativa de libertad con la que el Có­
digo Penal sanciona al delito de lesiones graves en el artículo 121. Conviene
destacar que, para la aplicación del efecto atenuante de la responsabilidad
restringida por la edad, bastará la mera acreditación de la edad cronológi­
ca del imputado4, es decir, que al momento de los hechos haya tenido una
edad comprendida entre los 18 y menos de 21 años, no siendo necesaria la
actuación de una pericia específica que acredite el grado de inmadurez del
joven adulto procesado5.

d) Javier, de 22 años, también es un mayor de edad, por lo que ostenta plena


responsabilidad penal y le será aplicable las reglas previstas en el Código
Penal. Al haber superado los 21 años, no le es aplicable ¡a responsabilidad
restringida por la edad, por lo que será pasible de recibir una pena privativa
de libertad no menor de 4 ni mayor de 8 años, es decir, la correspondiente
por la comisión de un delito de lesiones graves previsto en el artículo 121
del Código Penal.

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

■ MEiNÍ GONZÁLES, Iván. Lecciones de derecho penal parte general: teoría jurídica del delito.
Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 2014.
» PRADO SALDARRIAGA, Víctor Roberto. Consecuencias jurídicas dei delito: giro punitivo y
nuevo marco legal. Idemsa, Urna, 2016.

3 La razón de la eficacia de la disminución de punibilidad de las causales imperfectas de exculpación


(como la responsabilidad restringida por la edad o el error de prohibición vencible) se encuentra
en los alcances dei principio de culpabilidad, esto es, a una menor culpabilidad le corresponde una
menor punibilidad. Cfr. PRADO SALDARR1AGA, Víctor Roberto. Consecuencias jurídicas del
delito: giro punitivo y nuevo marco legal. Idemsa, Lima, 2016, p. 247.
4 Véase al respecto, SALAPENAL PERMANENTE (ponente: Sr. Juez Aldo FIGUERO A. NAVARRO),
Casación 1662-2017-Lam.hayeque. Lima, 21 de marzo de 2019, f. j. N° 13.
5 Corno sí sugiere MEEN1 GONZÁLES, Iván. Lecciones de derecho penal parte general: teoríajurídica
del delito. Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 2014, p, 146.

113 JÉ
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

APLICACIÓN SUPLETORIA
En lo que no se encuentre regulado por esta norma, es de aplica­
ción supletoria las normas del Código Penal, Código Procesal
Penal u otra norma que lo sustituya y el Código de Ejecución
Penal cuando se trate de los aspectos sustantivos, procesales
y de ejecución de la norma, respectivamente; asimismo, son de
aplicación las demás nomtas de nuestro ordenamiento jurídico
en lo que resulte pertinente y siempre que no sea contrario a los
derechos y garantías reconocidos a los adolescentes; interpretán­
dose sistemáticamente de conformidad con el principio de interés
superior del adolescente. En caso existir discrepancia entre una
norma nacional e internacional se aplica la que garantice de me­
jor manera los derechos del adolescente.

Bersabeth Revilla Corrales


© Gustavo Arturo Zavala Juica

► Comentario

El Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes consagra, en el artículo


bajo comentario, al principio de supletoriedad. De este modo, los problemas de
integración o interpretación podrán solucionarse recurriendo al Código Penal, Có­
digo Procesal o Código de Ejecución Penal, en tanto se trate de una norma sus­
tantiva, procesal o de ejecución, respectivamente, del ordenamiento penal juvenil.
De igual manera, esta disposición jurídica también prescribe que serán
aplicables las normas de diferentes sectores del ordenamiento jurídico nacio­
nal, en tanto sean pertinentes, no sean incompatibles con los derechos y garan­
tías reconocidas a los adolescentes, y se interpreten de manera sistemática bajo
los parámetros del principio de interés superior del adolescente.
Por último, el dispositivo bajo análisis consagra una regla general de efi­
cacia supletoria: ante la incompatibilidad de una norma nacional y otra de ca­
rácter internacional1, siempre se preferirá aquella que optimice mejor los dere­
chos del adolescente.

1 Las normas internacionales de derecho penal juvenil se encuentran contenidas en los siguientes
instrumentos: Convención sobre los Derechos del Niño, las Reglas Mínimas de las Naciones Uni­
das para la Administración de la Justicia de Menores (“Reglas de Beijing”), las Directrices de las
Naciones Unidas para la Prevención de la Delincuencia Juvenil (“Directrices de Ryad”) y las Reglas
de las Naciones Unidas para la Protección de los Menores Privados de Libertad.

k HR
SECCIÓN II
JURISDICCIÓN Y COMPETENCIA»
SUJETOS PROCESALES
Y ÓRGANOS AUXILIARES
TÍTULO I

JURISDICCIÓN Y CO M PETEN CIA

CAPITULO I

JURISDICCIÓN ESPECIALIZADA

JUEZ DE INVESTIGACIÓN PREPARATORIA DEL


ADOLESCENTE

Durante la Investigación Preparatoria y la Etapa Intermedia,


el Juez de Investigación Preparatoria del Adolescente, es com­
petente para:
- Conocer las cuestiones planteadas por los sujetos procesales
durante la Investigación Preparatoria
- Imponer, modificar o hacer cesar las medidas limitativas de
derechos impuestas al adolescente durante la investigación
preparatoria
- Realizar el control del plazo de la detención policial quefuera
requerido por el adolescente o su abogado defensor, cuando
se trate de los delitos de Tráfico ilícito de drogas, terrorismo
y espionaje;
- Realizar el procedimiento para la actuación de la prueba
anticipada
- Aplicar la remisión judicial o el acuerdo reparatorio como
salidas alternativas al proceso
- Llevar a cabo el procedimiento especial de Terminación
Anticipada
~ Conducir la Etapa Intermedia
- Conocer de los demás casos que este Código y las Leyes
determinen

Concordancias: art. 35 del Reglamento d e l CRPA; arts. 321 a l 323 CPP

n? A
ART, 0 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

© Elvira Álvarez Olazábal


► Comentario

Acorde al artículo 321 del Código Procesal Penal, la finalidad de esta eta­
pa procesal de investigación preparatoria (en adelante IP) es la de acopiar to­
dos los elementos de convicción que posibiliten al representante del Ministerio
Público que se encuentra a cargo de su desarrollo, el definir según el caso si
corresponde la formulación o no de la acusación, e igualmente el correlato de
preparación de la defensa técnica del imputado, en nuestro caso la del adoles­
cente en conflicto con la ley.
Dicha normativa establece que tal finalidad, la cooperación tanto de la Po­
licía Nacional del Perú, así como de las diferentes entidades públicas, las priva­
das vía convenio, las cuales deberán contribuir con su aporte científico, técnico
o especializado, para el propósito antes señalado.
El CRPA ha establecido por ello las obligaciones del juez especializado
(en adelante IIP), para asumir el conocimiento de todas aquellas cuestiones que
puedan ser planteadas por los sujetos procesales durante esta etapa, por lo que
deberá atender, a requerimiento del fiscal o a solicitud de las partes, la consti­
tución de las partes en el proceso, pronunciarse sobre las medidas limitativas
de derechos, o las medidas de protección en su caso, e igualmente resolver las
excepciones o cuestiones previas así como prejudiciales que pudieran plantear­
se durante su desarrollo.
Dentro de las facultades otorgadas al JIP están las de delimitar la posibili­
dad de imponer, o en su caso variar o cesar, cualquier medida limitativa de de­
rechos al adolescente, respecto a quien por especificidad de derechos en cuan­
to a los seres humanos en proceso de desarrollo, existen obligaciones previstas
tanto en la legislación internacional, la jurisprudencia vinculante de órganos
contenciosos internacionales, al igual que de la legislación nacional vigente,
que desarrollan los postulados de la doctrina de la protección integral que le
resultan aplicables. En efecto, desde hace casi 30 años, la Convención Interna­
cional sobre los Derechos del Niño1 estableció claramente que en cuanto a las
limitaciones de derechos para los adolescentes en conflicto con la ley penal,

1 Convención sobre los Derechos del Niño, adoptada y abierta a la firma y ratificación por la asamblea
general en su resolución 44/25, de 20 de noviembre de 1989; entrada en vigor: 2 de septiembre de
1990, de conformidad con el artículo 49.

¡kT18
Sección II

como por ejemplo, la internación preventiva, éstas sólo pueden ser aplicadas
como última vatio, es decir, se debe asegurar que el JIP la asuma como última
consideración, en cuanto a las medidas limitativas de derechos que pudiera im­
poner al adolescente, como aquellas que pudieran ocasionarle desarraigo fami­
liar, conforme ai artículo 40 de dicha convención.

Tal limitación a las facultades de la autoridad judicial, en cuanto al caso de


adolescentes en conflicto con la ley penal, ha sido establecida claramente por
la Corte Interamericana de Derechos Humanos:

“228. L a C o rte co n sid era in d isp en sab le destacar que la p risió n p re v e n tiv a es
la m e d id a m ás sev era que se le p u ed e aplicar al im p u tad o de u n d elito , m o tiv o
p o r el cu al su ap licació n d eb e ten er un carácter ex cep cio n al, en v irtu d de que
se e n c u e n tra lim itad a p o r el derech o a la presunción de in o c e n c ia , así com o
p o r los p rin c ip io s de n e c e sid a d y p ro p orcionalid ad , in d isp e n sa b le s en u n a so ­
cied ad d em o c rá tic a.

230. E n el c a so de p riv ació n de lib e rta d de niños2, la re g la de la p risió n p re ­


v e n tiv a se d eb e aplicar co n m ay o r rigurosidad, ya que la n o rm a debe ser la
ap licació n de m e d id a s su stitu to rias de la prisió n p rev en tiv a. D ic h a s m ed id as
p u ed en ser, Ín ter alia, la su p e rv isió n estricta, la cu sto d ia p e rm a n e n te , la a sig ­
n a c ió n a u n a fam ilia, el traslad o a u n h o g ar o a una in stitu ció n ed u cativ a, así
co m o el c u id a d o , las ó rd en es de o rien tació n y supervisión, el aseso ram ien to ,
la lib e rta d v ig ila d a , los p ro g ra m a s de enseñan za y fo rm ació n p ro fesio n al, y
otras p o sib ilid a d e s altern ativ as a la internación en in stitu cio n es. L a a p lica­
ción de estas m ed id as su stitu to rias tien e la finalidad de ase g u ra r que los n i­
ñ o s sean tra ta d o s de m a n e ra adecu ad a y prop o rcio n al a sus c ircu n stan cias y
a la in fra c c ió n . E ste p recep to está reg u lad o en diversos in stru m e n to s y reg las
in te rn a c io n a le s” 3.

A tal. propósito contribuye igualmente el principio de objetividad incorpo­


rado en el nuevo modelo procesal, como una pauta interpretativa de la labor
fiscal, esto es, le posibilita incluir tanto el trabajo de la carga probatoria, e igual­
mente respecto a las pruebas de la inocencia del imputado4. Es por ello que al

2 En terminología de organismos del Sistema Universal ONU, el término “niño” involucra también a
los adolescentes,
3 Caso “instituto de Reeducación del Menor Vs. Paraguay”, niños internos en el Instituto de Reedu­
cación del Menor “Coronel Panchito López”, sentencia del 02 de setiembre de 2004.
4 RODRÍGUEZ EKJRTADO, Mario; UGAZ ZEGARRA, Angel Femando; GAMERO CALERO,
Lorena; SCHÓMBON, Horst. Manual de la Investigación Preparatoria del Proceso Penal Común.

119 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

emitir cualquiera de las medidas limitativas durante esta etapa procesal, el JIP
debe asumir el principio del interés superior del adolescente consagrado en el
artículo II del Título Preliminar del CRPA.

En cuanto a la actuación de la prueba anticipada, es necesario concordar


los supuestos establecidos en el artículo 242 del CPP, esto es, la posibilidad de
actuar una testimonial o examen de perito, incluso un debate pericial, así como
el careo entre determinados sujetos procesales, al igual que el reconocimiento,
inspección o reconstrucción, siempre que la urgencia del caso así lo amerite,
dada la existencia de un motivo fundado de que no podrán producirse en el ju i­
cio oral (por razones de enfermedad, o grave impedimento), o por haber sido
expuestas las personas a violencia o amenaza, extorsión o chantaje para que se
declare de manera distorsionada.

Es de destacar por ello que, siendo de conocimiento público por las es­
tadísticas publicadas por la Gerencia de Centros Juveniles del Poder Judicial
como del Sistema Indaga del Minjus, que los actos contra la libertad sexual
constituyen el tercer ilícito con mayor incidencia en el caso de adolescentes en
conflicto con la ley*5, sobre la prueba anticipada de la declaración para NNAs
víctimas de cualquiera de este tipo de delitos en especial, la misma está pre­
vista como una prueba anticipada, a ser realizada en Cámara Gesell o sala de
entrevista, con el propósito de evitar su revictimización, conforme a la recien­
te Ley N° 30920, mediante la cual se ha declarado de interés público y prio­
ridad nacional, la instalación de cámaras Gesell en todas las fiscalías del país,
para evitar la revictimización en casos de violencia sexual, familiar o de trata
de personas6.

Asimismo es de destacar que el informe presentado por el Instituto de De­


fensa Legal IDL, sobre seguridad ciudadana correspondiente al año 2018, rea­
firma que este tipo de delitos, después de los ilícitos contra el patrimonio en

Edición Ambero Consulting Gesellschaft m bü, Cooperación Alemana al Desarrollo Internacional


- Giz . Proyecto Apoyo a la consolidación del sistema procesal penal y de la Administración de la
Justicia en el Perú. Segunda edición, Noviembre 2016, Lima, p. 38.
5 https://indaga.minjus.gob.pe/sites/default/files/BOLETlN%20N6%20Adolescentes%201nfracto-
res%202017, pdf.
6 Ley N° 30920, publicada el 07 de marzo de 2019 en el Diario Oficial El Peruano.

kl2G
Sección II

todas sus variantes7, penosamente es el más recurrente, y por ello la necesidad


de que en el país se extienda el uso de estos instrumentos, para asegurar los de­
rechos de las personas afectadas, privilegiando la prueba anticipada como for­
m a de evitar mayor aflicción a la víctima, y que ésta sea su única declaración.

El inciso e) del artículo bajo comentario define específicamente otra res­


ponsabilidad para el JIP, en cuanto a la aplicación de la remisión judicial, a la
cual debe dar prioridad como salida alternativa al proceso, en concordancia
con la Regla N° 11 de las Reglas de la Administración de Justicia para Meno­
res de edad (Reglas de Beijing). Igualmente se establece en su caso la posibili­
dad del acuerdo reparatorio, siendo que en cuanto a ambas salidas alternativas,
debemos resaltar que por especificidad de los derechos de los que gozan los
adolescentes, esta es una pauta obligatoria para la autoridad judicial, esto es,
determinará la posibilidad de aplicación de salidas alternativas, atendiendo a
la naturaleza y gravedad de los hechos del caso, así como a la responsabilidad
del adolescente, conforme a las previsiones legales contenidas en la sección VI
del mismo CRPA.

En su aplicación se establece la obligatoriedad de los presupuestos intro­


ducidos por el legislador: necesidad de contar con los informes de los Equipos
Técnicos Interdisciplinarios (ETI), el asentimiento informado del adolescente,
así como el tiempo de duración de la medida, debiendo tomarse en considera­
ción, la finalidad educativa y resocializadora de todo proceso instaurado para
definir sobre la responsabilidad penal del adolescente.

Debe resaltarse, por ello, conforme establece el artículo 35 del Reglamen­


to del CRPA, que el compromiso asumido y la participación del adolescente en
los programas de orientación, no implican la aceptación de la responsabilidad
por la presunta infracción, resultando necesario por ello que se involucre a los
padres, tutores o responsables del adolescente, para definir la conveniencia del
posible acuerdo.

El literal f) del artículo bajo comentario otorga igualmente al juez es­


pecializado la facultad de llevar a cabo el procedimiento especial de termi­
nación anticipada, previsto en la Sección V del propio CRPA. Dicha salida

7 Fuente: IFJPE. informe estadístico penitenciario. Elaboración propia (ÍDL - Seguridad Ciudadana),
Lima, junio del 2018, https://drive.google.eom/file/d/lViGrt0qm5ZLNPZUvRsvdmpf4oilDTeE/
view.

121 A
-ifU u Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

alternativa puede llevarse a cabo a instancia, tanto del representante del M i­


nisterio Público, com o del propio adolescente, una vez que se haya formali­
zado la ÍP o durante la continuación de esta, pero hasta antes de formularse
la acusación fiscal. Así, la judicatura deberá convocar a audiencia con este
propósito, por una sola vez, formando cuaderno aparte -p ara no impedir la
continuación de la 1P-, siendo factible igualmente que se presente una solici­
tud conjunta por arabas partes procesales ante la judicatura, debiendo acom­
pañar el acuerdo provisorio, el cual debe contener tanto la posible medida
socio educativa a imponer, así como la reparación civil, el que se pondrá en
conocimiento de las partes para que emitan su opinión. Será en la propia au­
diencia convocada con tal propósito, conforme establece la citada normati­
va, que se presentarán los cargos por el fiscal, debiendo el juez explicar los
alcances, así como sus posibles limitaciones, y de llegarse a un acuerdo, den­
tro de las 48 horas emitir sentencia, acorde a los requisitos que el citado ar­
ticulado determina.

Debe tomarse en consideración que la consecuencia de tal acuerdo, así


como la efectividad de su ejecución, conllevan la abstención del fiscal de la
persecución penal, tal como ha señalado la Corte Suprema en el Acuerdo Ple-
nario N° 5-2009/CJ-116, emitido por las salas penales con calidad de doctrina
legal, el cual preconiza la realización de la audiencia en forma reservada, por
lo que consideramos es de resaltar en este punto el principio de reserva estable­
cido en las Reglas de Beijing antes citadas, específicamente la N° 8, que pro­
pugna el evitar la publicidad indebida, o el proceso de difamación que perjudi­
que a los menores, respetando su derecho a la intimidad, evitando igualmente
la publicación de información que pueda dar lugar a su individualización, tal
como de manera concordante establece el artículo 190 del Código del Niño,
denominándolo principio de confidencialidad y de reserva del proceso, por lo
que de ser vulneradas tales restricciones, los autores pueden ser pasibles de un
proceso de contravención e imposición de sanción, por atentar contra los de­
rechos de los adolescentes, conforme establece el artículo 69 y siguientes del
citado Código del Niño.

El legislador establece además la voluntariedad del acuerdo, esto es, se


debe asegurar que el adolescente se vea libre de presiones o amenazas al expre­
sar su voluntad, contando con la asesoría técnica del caso, a fin de que conoz­
ca de sus alcances y obligaciones, precauciones que resaltamos en el caso de
los adolescentes dada la etapa formativa que atraviesan, por su su poca o nula
formación en muchos casos, por situaciones como retraso escolar o deserción,

k l 22
Sección II

o por falta de atención de sus familias, pues debe evitarse lleguen a acuerdos
desventajosos en caso no comprendan la extensión de sus alcances, dada la ve­
hemencia que caracteriza al ser humano en esta etapa del desarrollo.

Al respecto, es bueno resaltar tal como ha señalado la Corte Suprema en


el Acuerdo Plenario N° 5-2009/CJ 116, y conforme determina el artículo 468.7
del CPP, la sentencia anticipada puede ser apelada por los demás sujetos pro­
cesales, y además, en caso de desaprobación del acuerdo, igualmente puede ser
apelado por tratarse de una resolución que pone fin a la instancia.

El literal g) del artículo determina que sea el propio JIP quien también
conduzca la etapa intermedia, esto es, tendrá a su cargo la secuencia de la acu­
sación o del sobreseimiento en su caso, y dictará el auto de enjuiciamiento así
como la citación previa al juzgamiento. Al respecto, el ya citado Acuerdo Ple-
nario N° 5-2009/CJ 116 establece esta etapa como imprescindible, pues co­
rresponderá realizar el control de ios resultados de la IP, al examinar el mérito
de la acusación, de los recaudos de la causa, y poder decidir si procede o no la
apertura del juicio oral.

Sobre el tipo de controles que deberá realizar el juzgador, la Sala Penal


Permanente de Huaura, en el Expediente N° 546-2006, citando al juez supre­
mo César San Martín Castro, señaló:

a) “ so b re la calificació n ju ríd ic a del h e c h o punible, trascen d en te en el caso de


los ad o le sc e n te s e n conflicto con la ley, respecto al títu lo de im p u tació n .

b) D el c o n tro l de la m e d id a y de la rep a ra ció n civil: p u es en efecto es n e c e sa ­


rio to m a r e n c o n sid eració n que p a ra el caso de los ad o lescen tes, e n cu an ­
to a la m e d id a a im p o n er y rep a ra ció n civil, existe n o rm ativ id ad esp ecí­
fica: R eg las n ú m e ro 17 y 18 de las R eg las de B eijin g , sobre la p lu ra lid a d
de m e d id a s e n cu a n to a ad o lescen tes en conflicto, así com o la flex ib ilid ad
c o m o p rin c ip io e n cuanto a la correspond ien te al hecho.

c) Del fundamento probatorio de la imputación”8.

De otro lado, el literal h) del artículo comentado faculta al JÍP a conocer


de los demás casos que establezca el CPRA así como las normas complemen­
tarias, fórmula abierta que entendemos ha dispuesto el legislador, a fin de no

8 SAN MARTÍN CASTRO, César. “Búsqueda de pruebas y restricción de derechos”. En: Actualidad
Jurídica. N° 144, Gaceta Jurídica, noviembre 2005, pp. 249/259.

123 A
ART. 9 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

restringir las posibilidades de actuación como juez de garantías, respecto a


otras incidencias que se susciten durante el iter procesal. Con ello, al ser el pro­
pio JIP quien dicta el auto de conclusión de la IP, en caso el fiscal decida for­
mular acusación o si decide por el sobreseimiento, los artículos contenidos en
el Capítulo I del Título III del propio CRPA, determinan que proseguirá ade­
cuando el trámite a la normatividad específica: desde las diligencias prelimi­
nares, la formalización misma de la IP, la realización de los actos de investiga­
ción, y finalmente la conclusión de la IP, pues aunado a la actuación diligente
y acuciosa del fiscal, quien acorde al nuevo modelo procesal como titular de la
acción tiene a su cargo la actividad persecutoria, el JIP debe supervisar el éxi­
to de esta etapa inicial en cuanto a la determinación de la pretensión punitiva,
respecto del adolescente investigado.

El juzgador ejerce entonces una labor de supervisión respecto de la acti­


vidad fiscal, precisamente por el respeto a las garantías de los derechos fun­
damentales de los adolescentes, existiendo más de 60 tipos de audiencias a
ser realizadas durante la IP, las cuales incluyen tanto los asuntos incidentales,
como los de tutela de derechos, conforme al artículo 10 del Reglamento Ge­
neral de Audiencias bajo las normas del Código Procesal Penal, aprobado me­
diante RA N° 096-2006 del Consejo Ejecutivo del Poder Judicial9, a saber:

“ A rí. 2.5: A u d ie n c ia p a ra a p ro b a r ab sten ció n en caso s en que ex iste interés


p ú b lic o

A rt. 2 .7: A u d ie n c ia p a ra aplicar p rin c ip io de o p o rtu n id a d lu eg o de p ro m o v id a


la acció n p e n a l.

A rt. 8: A u d ie n c ia para re so lv e r m ed io s de d efen sa

A rt. 15.2: A u d ie n c ia de actuación de p ru eb as en n u lid a d de tra n sfe re n cia s de


b ien es

A rt. 34.2: A u d ie n c ia so b re d ec lin a to ria de co m p e te n c ia

A rt. 71.4: A u d ie n c ia de tu tela sobre m ed id as de c o rre c c ió n o p ro te c c ió n

A rt. 7 5 .2 y 76.1: A u d ien cias p a ra re so lv e r c u estio n es de in im p u ta b ilid a d

9 http://sistemas3.minjus.gob.pe/sites/default/files/documentos/cpp/normatividad/Reglamentos-
definitiv05.pdf

k 124
Sección II ART

A rt. 91.2 A u d ie n c ia p ara reso lv er p ed id o de in co rp o ració n de p e rso n a ju ríd ic a

A rt. 102.2, y 112.1; A u d ien cias p ara re so lv e r p edido de co n stitu ció n e n actor
c iv il y en tercero civil

A rt. 203.2 y 203.3: A u d ien cias p a ra re so lv e r req u erim ien to de re stric c ió n de


d erech o s fu n d am en tales, y confirm ación de m edidas ya ejecutadas

A rt. 204.2; A u d ien cia de reex am en de m ed id as restrictiv as

A rt. 2 2 4 .2 y 224.3: A u d ien cias sobre solicitud es de incau tació n o e x h ib ició n


de actu acio n es y d o cu m en to s p ro teg id o s p o r secreto pro fesio n al, o secreto de
E stado

A rt. 225.5 A u d ie n c ia p a ra verificar a fe c ta ció n irrazonable de d erech o s

A rt. 228.2; A u d ien cia de reex am en de d ilig en cias de in tercep tació n e in c a u ­


tació n postal

A rt. 229: A u d ie n c ia p a ra reso lv er en tre g a de co rresp o n d en cia de la c u a l se


ale g u e secreto de E stado.

A rt. 2 3 1 A y 234.2: A udiencias de re e x a m e n de in tervención de co m u n ic a c io ­


n e s te le fó n ic a s y de in sp ecció n de d o cu m en to s co n tab les y ad m in istrativ o s.

A rt.2 4 5 : A u d ie n c ia de p ru e b a a n ticip ad a

A rt. 254.1: A u d ien cia p a ra el dictado de m e d id a s de coerció n p ro cesal

A rt. 255.3: A u d ie n c ia de refo rm a de m e d id a de coerción p erso n al y re a le s

A rt. 266.2: A u d ien cia de co n v alid ació n de detención p relim in ar

A rt. 271.1 y 274.2: A u d ien cias p a ra d eterm in ar p ro ced en cia de p risió n p re ­


v en tiv a, así com o la p ro lo n g ació n de la m ism a

A rt. 276: A u d ie n c ia p a ra d eterm in ar la re v o c a to ria de la lib ertad

A rt. 2 7 9 .2 A u d ie n c ia p a ra re v o c a r la c o m p a re c e n c ia y o rd e n a r p ris ió n
p re v e n tiv a

A rt. 283: A u d ie n c ia de cese o su stitu ció n de prisió n p rev en tiv a

A rt. 290.4: A u d ien cias p a ra d ecid ir p ro lo n g ació n de d etención dom iciliaria,


y e n su caso la re v o c a to ria de la lib e rta d e n caso de d etención d o m iciliaria.

A rt. 293.2: A u d ie n c ia p a ra d eterm in ar la inim p u tab ilid ad e in tern ació n

125 j é
ART 9 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

A rt. 294.1: A u d ien cia p a ra d e te rm in a r in te m a m ie n to e n h o sp ita l p siq u iátrico


p ú b lic o .

A rt. 2 9 6 .1 , y 296.2: A u d ie n c ia p a ra d e te rm in a r la p ro c e d e n c ia de im p e d im e n ­
to de sa lid a del país, del d o m icilio o lugar q u e se le fije al im p u tad o , y la p ro ­
lo n g a c ió n d e l prim ero.

A rt. 296.4: A u d ie n c ia p a ra d e te rm in a r el lev a n ta m ie n to de m ed id as cu an d o el


afe c ta d o es u n testig o de im p o rta n c ia

A rt. 299.2: A u d ie n c ia p ara d e te rm in a r la c esació n de la su sp en sió n p rev en tiv a


d e d erech o s

A rt. 301: A u d ie n c ia p a ra d e te rm in a r la su stitu ció n , ac u m u la c ió n e im p u g n a ­


c ió n de la su sp en sió n p re v e n tiv a de d erech o s co n o tras m ed id as.

A rt. 305.2: A u d ie n c ia p a ra d e te rm in a r la su stitu ció n del b ie n em b arg ad o y su


le v a n ta m ie n to

A rt. 319.3: A u d ien cia p ara v a ria r o re e x a m in a r la in c a u ta c ió n

A rt. 334.2: A u d ie n c ia p a ra d e te rm in a r el exceso de d u ra c ió n de las d ilig en cias


p re lim in a re s o plazo irrazo n ab le

A rt. 3 4 3 .2 A u d ie n c ia de co n tro l del p lazo de la IP

A rt. 345.3 A u d ie n c ia p re lim in a r p a ra d e b a tir lo s fu n d a m e n to s d el p ed id o de


so b re se im ie n to

A rt. 351 A u d ie n c ia p re lim in a r

A rt. 451.1 A u d ie n c ia p a ra p ro c e d e r a la fo rm u la c ió n de la d e n u n c ia co n stitu ­


c io n a l d irig id a por el Ju ez

A rt. 4 5 3 .2 A u d ie n c ia p a ra e lev ar los a c tu ad o s del im p u ta d o al P re sid e n te de


la C o rte S u p erio r

A rt. 468.1 A u d ie n c ia de te rm in a c ió n an tic ip a d a

A rt. 477.3 A u d ie n c ia de a p ro b a c ió n del A cu erd o de B en eficio s y C o lab o ració n

A rt. 478.3 A u d ie n c ia p a ra c o n c e sió n de re m isió n de p en a, su sp e n sió n de eje­


c u c ió n de p en a, lib eració n co n d icio n al, co n v ersió n de p e n a p riv a tiv a de lib er­
ta d p o r m u lta , p restació n de serv icio s o lim ita c ió n de d ías libres.

A rt. 480.1 A u d ie n c ia p a ra re v o c a to ria de b e n eficio s

Ék 126
Sección II ART.

A rt. 491.2 A u d ie n c ia p a ra decid ir la p ro ced en cia de p edidos de co n v e rsió n de


la p en a y otros.

A rt. 491.3: A u d ie n c ia p a ra d eterm in ar la p roced en cia de libertad a n tic ip a d a

A rt. 492.2: A u d ie n c ia p a ra re so lv e r la cesación o co n tin u ació n de m e d id a de


internación.

A rt. 493.3; A u d ie n c ia p a ra re so lv e r in cid en tes derivados de la e je c u c ió n d e la


rep aració n civil y d em ás co n secu en cias accesorias

A rt. 521.3 A u d ie n c ia de control de la extradició n p asiv a d irig id a p o r el JIP

A rt. 523.6 A u d ie n c ia de control de arresto p ro v iso rio

A lt. 539.2 A u d ie n c ia p a ra re so lv e r la so licitu d de las autoridades ex tra n je ras


p a ra la p rá c tic a de d ilig e n c ia s en el P erú

A rt. 557.4: A u d ie n c ia de control de e n treg a de personas d irig id a p o r el IIP

A rt. 563.2: A u d ie n c ia p a ra reso lv er so licitu d de cooperación de d ilig en cias de


in v e stig a c ió n del Fiscal de la C orte P en al In tern acio n al” .

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

■ RODRÍGUEZ HURTADO, Mario; UGAZ ZEGARRA, Angel Fernando; GAMERO CALERO, Lorena;
SCHOMBON, Horst. Manual de la Investigación Preparatoria del Proceso Penal Común. Edición
Ambero Consulting Gesellschaft mbH, Cooperación Alemana al Desarrollo Internacional - G iz,
Proyecto Apoyo a la consolidación del sistema procesal penal y de la Administración de la
Justicia en e¡ Perú, segunda edición, Urna, noviembre 2016.
» SAN MARTÍN CASTRO, César. “Búsqueda de pruebas y restricción de derechos” . En\Actualidad
Jurídica. N° 144, Gaceta Jurídica, noviembre 2005.

127 A
ART ;iQ Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

iá r i: t # b á ; ll COMPETENCIA MATERIAL Y FUNCIONAL DE LOS


JUZGADOS DE JUZGAMIENTO

10.1 Durante el Juicio Oral, el Juez del Adolescente, conoce ma­


terialmente del juzgamiento que se realíce por la comisión
de una infracción penal
10.2 Los Juzgados de Juzgamien to pueden ser colegiados o uniper­
sonales. Los colegiados, están integrados por tres (03) jueces
y conocen materialmente de aquellos casos en que el Fiscal
requiere la medida socioeducativa de internación.
10.3 Los Juzgados de juzgamiento unipersonales, conocen mate­
rialmente de todos los casos en que el Fiscal requiere cual­
quiera de las demás medidas socioeducativas contempladas
en el presente Código.
10.4 Compete funcionalmente a los Juzgados de juzgamiento del
adolescente:
a) Dirigir la etapa de juzgamiento
b) Resolver los incidentes que se promuevan durante el cur­
so del juzgamiento
c) Ejercer los actos de control de la ejecución de las medi­
das socioeducativas que estipula este Código, y en lo que
no fuere reglado, se aplica subsidiariamente las normas
del Código Procesal Penal u otra norma que la sustituya
(Decreto Legislativo N° 957). En los casos de juzgados co­
legiados, la sentencia establece el Juez que estará a cargo
del control de la ejecución.
d) Resolver las solicitudes de variación de la medida y la
semi libertad.
e) Conocer de los demás casos que este Código y las demás
Leyes determinen y/o se apliquen en forma subsidiaria
10.5 Los Juzgados de Juzgamiento conocen de las solicitudes so­
bre el recurso de queja en los casos previstos por la ley.

k l2 8
Sección Ií APT. 10

Elvira Álvarez Olazábal

► Comentario

Dada la competencia material y funcional que establece esta norma, con­


sideramos necesario hacer hincapié en la especialización como una de las ga­
rantías del sistema de administración de justicia de adolescentes en conflicto
con la ley, consagrada en la regla 1.6 de las Reglas Mínimas de las Naciones
Unidas para la Administración de la justicia de menores o Reglas de Beijing:

“ 1.6 L o s serv icio s de ju s tic ia de m enores se p e rfeccio n arán y co o rd in arán sis­


te m á tic a m e n te co n m iras a elev ar y m an ten er la c o m p e te n c ia de sus fu n c io ­
n a rio s, e in c lu so los m éto d o s, enfoques y actitu d es ad o p tad o s” .

Igualmente la Convención Internacional para los Derechos del Niño, en el


inciso 3) del artículo 40, obliga a los Estados Parte a adoptar las medidas apro­
piadas para que junto con leyes y procedimientos específicos como el CPRA,
se establezcan también autoridades e instituciones específicas para el procesa­
miento de los adolescentes. No obstante, es causa de preocupación que, si bien
en cuanto a la competencia de los juzgados especializados tal como establece la
norma bajo comentario, corresponderá instaurar el número suficiente de órga­
nos fiscales como judiciales a nivel nacional, para el conocimiento de estos ca­
sos respecto a la aplicación del CPRA, el nuevo Código determina igualmente
que la autoridad que resolverá las apelaciones o quejas, respecto a lo decidido
en primera instancia, sean las salas penales de las cortes superiores, y ya no las
salas civiles o mixtas como hasta la fecha.

En efecto con las normas del CNA y el antiguo CPP correspondía a las sa­
las civiles o mixtas, al igual que a las salas civiles de la corte suprema, cuando
se elevaban en recurso de nulidad, el conocimiento de los casos de adolescentes
en conflicto. Existiría a nuestro entender una modificación que efectuar, pues
no obstante que esta disposición legal, otorga competencia material y funcio­
nal a órganos especializados en primera instancia, estimamos que ello debería
tener su correlato en cuanto a las salas revisoras o a nivel de casación.

Son por tanto los juzgados de juzgamiento los facultados por la norma bajo
comentario, a dirigir esta etapa, en la cual podrán resolver todo tipo de inciden­
tes que sean promovidos durante el curso del mismo, ejerciendo asimismo actos

129 A
|! ||j ||! j |______ Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

de control sobre la ejecución de las medidas dispuestas. Se les faculta para ello
a aplicar de manera supletoria, en todo lo que no esté previsto por la norma es­
pecial, el CPP o norma sustitutoria, al igual que en los casos de variación de la
medida que se impusiera, así como a otorgar el beneficio de la semilibertad.

Conforme es de conocimiento público, no existe un número de juzgados


especializados suficientes para la instalación de los juzgados colegiados a ni­
vel de las cortes superiores, y como ejemplo, señalaremos que en la Corte Su­
perior de Justicia de Lima sólo existen dos juzgados con competencia en ma­
teria penal juvenil. Ello pone en evidencia que se requiere acompañar de un
presupuesto idóneo y suficiente, la implementación del CPRA, a fin de contar
no sólo con número de órganos jurisdiccionales suficientes, sino para brindar
la capacitación suficiente, a todos los operadores, incluidos los integrantes de
los equipos técnicos especializados.

Es en esta etapa de juzgamiento que corresponde a los jueces por ser la eta­
pa principal del proceso, aplicando las garantías del debido proceso, tomar en
consideración los principios de oralidad, publicidad, inmediación y contradic­
ción, al igual que los de concentración, continuidad de la audiencia. La norma
procesal penal establece sobre la publicidad del juicio y restricciones, por lo
que debe tomarse en cuenta el principio de reserva y de protección a la identi­
dad del adolescente que tanto el Código del Niño como la normativa interna­
cional prevén para evitar la estigmatización en su caso. Es interesante la previ­
sión de la presencia ininterrumpida de los jueces, fiscales y partes, precisamen­
te para asegurar que todas estén involucradas con los actuados en cada sesión,
pues no olvidemos que rige el principio de oralidad, por lo que instalada la au­
diencia, seguirá en sesiones continuas, no pudiendo suspenderse la audiencia,
sino en casos determinados, y sin exceder los 08 días hábiles, documentándose
siempre en un acta, y de ser posible en un medio técnico.

El juez especializado o el juez presidente del colegiado, en su caso, diri­


girá el j uicio y ordenará la secuencia de actos durante su desarrollo, garanti­
zando el ejercicio pleno de la acusación y de la defensa de las partes, estando
facultado a impedir que las alegaciones se desvíen hacia aspectos impertinen­
tes o inadmisibles, sin coartar el pertinente ejercicio razonable de la acusación
y la defensa, fijando límites de uso de la palabra igualitarios. Asimismo, se le
concede poder disciplinario y discrecional (art. 364) para mantener el orden y
el respecto en la sala de audiencias, pudiendo resolver cuestiones no regladas
que surjan en el juicio.

k l3 0
Sección II ART. 10

Tal como se detalla en los Titulo III a VI, de la Sección III del CPP, el de­
sarrollo del juicio está normado de manera pormenorizada en cuanto a las po­
siciones de las partes, la actuación probatoria, los alegatos finales, la delibera­
ción y la sentencia, pero en el caso del j uez de adolescentes, le corresponderá
igualmente resolver las posibilidades de variación de la medida y la semiliber-
tad. No olvidemos que la variación de la internación que establece el propio
CPRA, en el artículo 164, se dará una vez cumplida la tercera parte del plazo
de la internación impuesto, con informe favorable del equipo técnico interdis­
ciplinario, teniendo en cuenta al efecto, el respeto al principio educativo, del
interés superior del adolescente.

Por el contrario en el beneficio de semilibertad conforme establece el ar­


tículo 174 del CPRA, en caso el adolescente haya cumplido las dos terceras
partes de la internación, puede solicitarla para concurrir al trabajo o al centro
educativo, considerado paso previo para el egreso definitivo. En este punto es
bueno recordar lo que señala el comité de evaluación de la reforma de la justi­
cia penal juvenil del consejo de investigación académica, de las academias na­
cionales de Estados Unidos de Norteamérica:

“Los ofensores adolescentes son diferentes a los ofensores adultos, y el


riesgo asumido en sus conductas, incluyendo la actividad ilegal, es siem­
pre una predictible y transitoria característica de la adolescencia misma. El
conocimiento acerca de las características adolescentes tiene implicancias
importantes para las políticas de justicia juvenil, proveyendo el marco de
referencia para un sistema justo para ofensores adolescentes, efectivo en
promover su socialiación y la reducción del crimen de j óvenes”1.

0 ) REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

■ CONSEJO NACIONAL DE INVESTIGACIÓN DE LAS ACADEMIAS NACIONALES. “Reformando


la Justicia juvenil, un acercamiento a! desarrollo” . En: Oficina de Prensa de las Academias
Nacionales. Comité de Evaluación de ía reforma de Justicia Juvenil, Estados Unidos de
Norteamérica, Washington DC, 2013.

1 CONSEJO NACIONAL DE INVESTIGACIÓN DE LAS ACADEMIAS NACIONALES, “Refor­


mando la Justicia juvenil, un acercamiento al desarrollo”. En: Oficina de Prensa de las Academias
Nacionales. Comité de Evaluación de la reforma de Justicia Juvenil, Estados finidos de Norteamérica,
Washington DC, 2013, p. 321 (traducción propia).

131 A
ART.1t Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

SALAS PENALES SIME CONOZCAN DE PROCESOS PARA


ADOLESCENTES INFRACTORES DE LAS CORTES
SUPERIORES

Compete alas Salas Penales de las Cortes Superiores en los ca­


sos suscitados en el proceso de responsabilidad penal del /la
adolescente:
a) Conocer del recurso de apelación contra los autos y las sen­
tencias expedidos por los Jueces de la Investigación Prepara­
toria y los Jueces de Juzgamiento.
b) Dirimir las contiendas de competencia de los Jueces de Res­
ponsabilidad Juvenil del mismo o distinto distrito judicial,
correspondiendo conocer y decidir en este último caso, a la
Sala Penal del Distrito Judicial al que pertenezca el Juez que
previno .
c) Resolver los incidentes que se promuevan en su instancia
d) Conocer del recurso de queja
e) Conocer los demás casos que este Código y las leyes especia­
les determinen.

Elvira Álvarez Olazábal

► Comentario

Reiteramos la preocupación esbozada en comentario al artículo anterior,


respecto al órgano competente para los procesos en etapa de revisión o para la
dirimencia de competencia, pues hasta la fecha vienen siendo asumidos por las
salas civiles o mixtas de las diferentes cortes superiores, y sus integrantes han
venido aplicando los postulados de la doctrina de la protección integral desde
la dación de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño, aplica­
bles al caso de los adolescentes en conflicto con la ley por especificidad de de­
rechos, no así los integrantes de las salas penales que como se conoce, por su
especialidad, no han tenido implicancia alguna en cuanto a la aplicación de los
postulados de dicha doctrina o normas conexas, salvo para casos de NNAs en
condición de víctimas o testigos en sede penal.

k t3 2
Sección II ART. 11

Ante ello consideramos necesario tomar en consideración que las facul­


tades de estas autoridades como las salas de familia, están establecidas en
el artículo 43-A del TUO de la Ley Orgánica del Poder Judicial, como en el
artículo 134 del CNA, tanto para resolver los procesos resueltos por la judi­
catura de familia en apelación, o las contiendas de competencia promovidas
entre juzgados de familia del mismo distrito judicial, o entre éstos y otros de
distinta especialidad de la misma jurisdicción territorial, así como de las que­
jas de derecho por denegatoria del recurso de apelación.

Es de tomar en consideración que el CPRA no establece norma procesal al­


guna para el trámite de la apelación, por lo tanto, se remite en forma supletoria
a las normas del CPP, tal como se determina en el artículo 121: “la aplicación
de los recursos se rige por lo dispuesto en lo que resulte pertinente por el Libro
cuarto del CPP u otra norma que lo sustituya”.

De ello se desprende que en lo que se refiere a las apelaciones, dirimencia


y quejas previstas en el artículo bajo comentario, el legislador estimó derivarlas
a las autoridades de la especialidad penal, no pudiendo entenderse por técnica
legislativa, como se señala en el Reglamento del CPRA : artículos 3 y 4, que
la competencia en segunda instancia corresponde a salas y fiscalías superiores
de familia, pues evidentemente no puede asumirse efectuada una modificación
a la norma sustantiva, en vía reglamentaria. Por ello, se hace especial hincapié
en la idoneidad profesional y en la capacitación de los expertos como un me­
dio valioso para asegurar el ejercicio prudente de las facultades discrecionales
en materia de delincuencia de menores, tal como señala la regla 1 de Beijing
antes citada, en concordancia con la 2.3:

“2.3 En cada jurisdicción nacional se procurará promulgar un conjunto


de leyes, normas y disposiciones aplicables específicamente a los meno­
res delincuentes, así como a los órganos e instituciones encargados de las
funciones de administración de la justicia de menores (...)”.

En este contexto, se pone de relieve la formulación de directrices concre­


tas acerca del ejercicio de dichas facultades y el establecimiento de un sistema
de revisión y de apelación u otro sistema análogo, a fin de permitir el examen
minucioso de las decisiones y la competencia. Siendo esto así, la remisión al
CPP determina que las normas contenidas en el Libro Cuarto de dicho cuerpo
legal, la impugnación, resulten de aplicación imperativa al trámite y, por lo tan­
to, comprende los siguientes recursos:

133 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

1. Recurso de reposición (art. 415 CPP)

Contra los decretos para que el propio juzgador examine nuevamente la


cuestión, en auto que resulta inimpugnable. Si interpuesto, se advierte que el
vicio o error es evidente, o si es manifiestamente inadmisible el recurso, así
será declarado sin mas trámite. En caso no se trata de una decisión dictada en
audiencia, se interpondrá por escrito, y conferido el traslado se resolverá.

2, Recurso de apelación (art. 416/417 CPP)

Contra sentencias y autos, sea que fueren emitidos por el JIP, o por el juz­
gado penal unipersonal o colegiado, los cuales serán resueltos en audiencia
oral. En cuanto a las apelaciones de sentencia, es factible la admisión de me­
dios de prueba, en caso se impugne el juicio de culpabilidad o de inocencia,
y se efectuará igualmente una audiencia de apelación, con las especificidades
del contradictorio que la normativa procesal introduce para llevar a cabo di­
cha audiencia, así como para la deliberación y expedición de la sentencia de
segunda instancia.

Es de resaltar que tratándose de sentencias absolutorias se faculta al ór­


gano revisor a dictar sentencia condenatoria, facultad que ha originado crite­
rios discrepantes en cuanto a la imposición de dicha condena, como se expre­
sa en la ejecutoria suprema expedida por la sala penal permanente: R.N. N°
454-2014-Arequipa, en cuya sumilla se destaca:

“El tribunal de apelación no puede condenar al absuelto en primera instan­


cia. Si detecta un error en la aplicación del derecho objetivo y/o procesal que
ameritarían una condena, sólo podrá anular el tallo de primera instancia a fin
que emita un nuevo pronunciamiento acorde a derecho”.

Al igual que pronunciamientos del Tribunal Constitucional, como en el


Expediente N° 00861-2013-PHC/TC-Arequipa (caso Ghisela Rosario Quijan-
dría Elias), del Pleno del Tribunal el 23 de enero del 2018, en el cual señala:

“En efecto, en el supuesto de la condena del absuelto, la Corte asume que, en


tanto las garantías judiciales buscan que quien esté incurso en un proceso no sea
sometido a decisiones arbitrarias, “(...) el derecho a recurrir el fallo no podría
ser efectivo si no se garantiza respecto de todo aquél que es condenado, ya que
la condena es la manifestación del ejercicio del poder punitivo del Estado”.

Resulta contrario al propósito de ese derecho específico que no sea garantizado


frente a quien es condenado mediante una sentencia que revoca una decisión

Ik134
Sección II art n

absolu toria. Interpretar lo contrario, implicaría dejar al condenado desprovisto


de un recurso contra la condena (cfr. Corte IDH. Caso Mobamed vs. Argen­
tina. Sentencia de 23 de noviembre de 2012, párrafo 92). Este recurso debe
posibilitar un control amplio de los aspectos impugnados de la sentencia con­
denatoria (cfr. Corte IDH. Caso Mohamed vs. Argentina, párrafo 100)”.

Al respecto, el TC ha recogido las propuestas efectuadas en la Casación N°


385-2013 por la Corte Suprema:

Habilitar las salas revisoras en cada distrito judicial para que realicen el
juicio de hecho y de derecho del condenado por primera vez en segunda
instancia;

Habilitar un medio impugnatorio adecuado para la condena del absuelto.

De ahí la necesidad de un debate amplio respecto a esta facultad de la nor­


ma procesal, atentos a la especificidad de derechos de los adolescentes, con­
forme se señala en la Observación General N° 20 (2016) del Comité Monitor1,
sobre la efectividad de sus derechos:

“88. Se insta a los Estados partes a que introduzcan políticas generales de jus­
ticia juvenil que hagan hincapié en la justicia restaurativa, la exoneración de
ser sometidos a procedimientos judiciales, las medidas alternativas a la reclu­
sión y las intervenciones preventivas, para hacer frente a los factores sociales
y las causas fundamentales, de conformidad con los artículos 37 y 40 de la
Convención, y las Directrices de las Naciones Unidas para la Prevención de
la Delincuencia Juvenil. La atención debe centrarse en la rehabilitación y la
reintegración, para, entre otros, los adolescentes involucrados en actividades
clasificadas como terrorismo, en consonancia con las recomendaciones de la
observación general núm. 10 (2007) sobre los derechos del niño en la justicia
de menores”.

Por lo que compartimos la preocupación de lo expresado por el alto tribu­


nal en cuanto a la exhortación efectuada al Poder Judicial, así como a la revi­
sión de tal dispositivo legal, dada la finalidad del sistema penal juvenil y los
principios establecidos en el Título Preliminar del CPRA, entre ellos el de in­
terés superior del adolescente, por lo que en la aplicación de toda norma, ha de
privilegiarse el sentido que optimice el ejercicio de sus derechos.

1 CRA/C/GC/20 del 06 de diciembre de 2016, Observación General N° 20, sobre lá efectividad de


los derechos del niño durante la adolescencia.

135 A
ART n Comentarios ai Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

3. Recurso de casación (art. 427 CPP)

Procede contra sentencias definitivas, autos de sobreseimiento y autos que


pongan fin al proceso, extingan la acción penal o la pena, o lo denieguen, así
como la reserva o suspensión de la pena. La desestimación del recurso (art.
428 CPP) se determina por no cumplir los requisitos y causales previstos en
los artículos 405 y 429 de dicho cuerpo legal, o por referirse a resoluciones no
impugnables en casación o si quien recurre, hubiere consentido previamente la
resolución adversa de primera instancia, o si invoca violaciones de la ley que
no fueron esgrimidas en el recurso de apelación.

4. Recurso de queja (arts. 437/438 CPP)

El cual procede contra la resolución del juez que declaró inadmisible el


recurso de apelación, y la sala superior que declaró inadmisible el de casación
en su caso. Interpuesto ante el órgano jurisdiccional superior de aquél que de­
negó el recurso, no se suspende ni la tramitación ni la eficacia del principal ni
de la denegatoria, aplicándose supletoriamente las normas del artículo 403 del
CPC, para que sin trámite alguno, se resuelva su admisibilidad, y en su caso
su fimdabilidad.

5. La acción de revisión

Este es uno de naturaleza especial, pues sólo procede contra sentencias


condenatorias firmes, sin limitación temporal, en caso se haya dictado senten­
cia que impuso medida, existiendo una previa que impuso sanción por el mis­
mo delito a persona distinta, es decir, en caso de error judicial demostrado con
la documentación pertinente. Es procedente igualmente cuando se haya dicta­
do sentencia contra otra precedente con calidad de cosa juzgada. Igualmente
si se demuestra que un elemento de prueba apreciado como decisivo, luego se
comprueba que carecía de valor probatorio sea por falsedad, invalidez, adulte­
ración o falsificación.

El recurso es igualmente procedente en caso se descubren hechos o medios


de prueba en fecha posterior a la sentencia, que solos o en conexión con las
pruebas anteriormente apreciadas, sean capaces de establecer la inocencia del
condenado. Asimismo, cuando se demuestre que la sentencia fue determinada
por delito cometido por el juez, ó grave amenaza contra su persona o familia­
res, siempre que en los hechos no haya intervenido el condenado, o cuando la

k l3 6
Sección II ART n

norma que sustentó la sentencia hubiera sido declarada inconstitucional por el


TC o inaplicable en un caso concreto por la Corte Suprema.

Al respecto la sentencia plenaria N° 1-2015-301-A-ACPP establece que


determina la revocación de pronunciamientos firmes, basándose en hechos o
elementos de prueba que no se conocieron antes, de tal entidad que de haber
sido conocidos, se hubiera obtenido un resultado totalmente diferente.

137 j d
AHT..12 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

S A LA PENAL DE LA CORTE SUPREMA

Compete a la Sala Penal de la Corte Suprema en los casos sus­


citados en el proceso de responsabilidad penal del adolescente:
a) Conocer del recurso de casación interpuesto contra las sen­
tencias y autos expedidos en segunda instancia por las Salas
de las Cortes Superiores
b) Conocer del recurso de queja por denegatoria de apelación
c) Conocer de la acción de revisión
d) Resolver las cuestiones de competencia previstas en la ley
e) Resolver la recusación planteada contra sus Magistrados

Elvira Álvarez Olazábal

► Comentario

Regla N° 6 de las Reglas de Beijing, frente a las diversas necesidades espe­


ciales de los adolescentes (inmadurez, desarraigo, situación de calle, consumo
de sustancias tóxicas, pobreza, víctimas de violencia, escaso nivel formativo,
deserción escolar etc), determina que debe facultarse un margen suficiente a la
autoridad judicial, para el ejercicio de facultades discrecionales, esto es, a cada
uno de los órganos jurisdiccionales que intervienen en cada una de las etapas
del proceso, en los distintos niveles de la administración de justicia, procuran­
do por ello garantizar la debida competencia para la autoridad especialmente
preparada o capacitada.

En concordancia a ello, el Plan Nacional de Acción por la infancia y la


Adolescencia 2012-2021 PNAIA ha determinado que las políticas represivas
en cuanto a adolescentes involucrados en conflicto con la ley penal, no van a
lograr un resultado acorde a los postulados de la CNA, sino que se debe actuar
tanto en el plano preventivo, y contar igualmente con servicios adecuados para
la rehabilitación y reinserción social del adolescente. Así, el objetivo estraté­
gico N° 3 del PNAIA: consolidar el crecimiento y desarrollo integral de las y
los adolescentes de 12 a 17 años de edad, involucra como resultado N° 11, el
disminuir la tasa de adolescentes en conflicto con la ley penal, siendo el indi­
cador la tasa de expedientes ingresados a las fiscalías de familia y/o mixtas por

k .1 3 8
Sección II ART. 12

presunta infracción a la ley, por cada 100 mil habitantes entre 14 y 17 años de
edad1.

Asimismo, en cuanto a las recomendaciones efectuadas por el Comité de


Derechos del Niño al Estado peruano, respecto a los informes periódicos cuar­
to y quinto combinados del Perú12, específicamente se señaló en cuanto a la es­
pecialidad de los órganos a cargo de la justicia penal juvenil:

“e) aumentar el número de tribunales de menores especializados y dotarlos


de recursos humanos, técnicos y financieros suficientes, designar a jueces de
menores especializados y garantizar que dichos jueces reciban una educación
y una formación apropiadas”.

De manera concordante, el plan nacional de prevención y tratamiento del


adolescente en conflicto con la ley penal PNAPTA 2013-2G183, en el objetivo
estratégico N° 12, establece la necesidad de tener profesionales con sólida ex­
periencia y especialización en esta materia, detallando ello comprende tanto
la oferta suficiente de profesionales especializados, y el fortalecimiento de las
instituciones involucradas en el tema, junto con la oferta de actualización per­
manente. Junto con ello, el objetivo estratégico N° 13 del PNAPTA prevé con­
tar con un modelo de administración de justicia eficaz y con enfoque garantista,
que permita satisfacer los intereses de los adolescentes que infringen la ley, la
víctima y la sociedad, para construir un consenso que subsane los daños emo­
cionales, materiales y simbólicos causados por el conflicto.

Por ello, dado que el legislador en el artículo bajo comentario ha otorgado


la competencia a la sala penal de la corte suprema para estos recursos, a dife­
rencia de la determinación de competencia a la sala civil como hasta la fecha,
con la legislación aún vigente, se deberá aplicar el trámite que establece el CPP
tal como establece el artículo 121 del CPRA.

1 Plan Nacional de Acción por la Infancia y la Adolescencia 2012-2021, aprobado mediante Decreto
Suprema N° 001-2012-MÍMP del 14 de abril de 2012, elevado a rango de ley por el Congreso de
la República mediante Ley N° 30362, declarado de interés nacional y preferente atención para la
asignación de recursos públicos que garanticen su cumplimiento, publicada el 14.11.2015 en el
Diario Oficial El Peruano.
2 CRC/C/PER/CO/4-5, de 02 de marzo de 2016, aprobadas en su 71 periodo de sesiones del 11 al 29
de enero de 2016,
3 Plan Nacional de Prevención y Tratamiento del Adolescente en Conflicto con la Ley Penal, Decreto
Supremo N° 014-2013-JUS, Consejo Nacional de Política Criminal Conapoc, Ministerio de Justicia
y Derechos Humanos.

139
f ART. 12 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Dicha normativa determina la procedencia del recurso de casación, res­


pecto a las sentencias definitivas, al igual que en cuanto a los autos de sobre­
seimiento, los que pongan fin al proceso, declaren extinguida la acción penal o
la pena, así como los que denieguen la extinción, conmutación, reserva o sus­
pensión de la pena expedidos por las salas superiores penales. Asimismo, el
conocimiento del proceso por la sala penal suprema, está determinado por las
causales expresamente invocadas, sin perjuicio de aquellas cuestiones que re­
sulten declarables de oficio en cualquier estado y grado del proceso, y está su­
jeta a los hechos legalmente comprobados y establecidos en la sentencia o auto
recurridos (art 432 CPP).

Se determinan igualmente como causales para interponer este recurso (art.


429 CPP):

Si la resolución ha sido expedida con inobservancia de alguna garantía de


orden constitucional, sea material o procesal, o por una indebida o errónea
aplicación de las mismas.

Se incurre o deriva de inobservancia de normas legales de carácter proce­


sal sancionadas con nulidad.

Si importa una indebida aplicación, errónea interpretación o falta de apli­


cación de la ley penal o de otras normas necesarias para su aplicación
Si se ha expedido con falta de o manifiesta ilogicidad de la motivación.

Si se aparta de doctrina jurisprudencial establecida por la corte suprema o


en su caso por el tribunal constitucional
Una vez concedido el recurso, se dará oportunidad a los interesados para
examinarlo y de ser el caso ampliar sus alegatos, con lo cual se señalará día y
hora para la audiencia de casación, en la cual intervendrán las partes e informa­
rán los abogados de las partes recurridas, e igualmente se concederá al impu­
tado el uso de la palabra, expidiéndose sentencia en 20 días

Sobre el contenido de la sentencia casatoria, el artículo 433 CPP determi­


na que de declararse fundado el recurso, además de la nulidad de la recurrida,
podrá decidir el caso en tanto no resulte necesario un nuevo debate, u ordenar
el reenvío del proceso. En caso se opte por la nulidad sin reenvío, emitirá pro­
nunciamiento en la misma sentencia, emitiendo el fallo que reemplaza al re­
currido. Caso contrario, si se determina el reenvío, determinará el juez o sala
competente y el acto procesal que renovará.
Sección II ART.12

Conforme se ha venido dando en cuanto a la aplicación del CPP en sede


penal de adultos, la sala suprema de oficio o a pedido del Ministerio Público,
podrá decidir atendiendo a la naturaleza de la decisión, doctrina jurisprudencial
vinculante para los órganos jurisdiccionales de la especialidad lo cual resulta
relevante pues ello permitirá asumir criterios uniformes en cuanto a las medi­
das a imponer a los adolescentes y la dosimetría de las mismas. Ello resulta
trascendente, pues debe recordarse que acorde a las observaciones finales sobre
los informes periódicos cuarto y quinto combinados del Perú, ante el Comité
de los Derechos del Niño4, recibió recomendaciones específicas en cuanto al
sistema penal juvenil, en especial la N° 70:

“Habida cuenta de su Observación General N° 10 (2007) sobre los derechos


del niño en la justicia de menores, el Comité insta al Estado parte a que adap­
te totalmente su sistema de justicia juvenil a la Convención y a otras normas
pertinentes. En particular el Estado parte debe:
a) Derogar urgentemente el Decreto Legislativo N° 1204 y asegurarse de que
su legislación esté plenamente en consonancia con los principios y dispo­
siciones de la Convención, particularmente las salvaguardias consignadas
en los artículos 37 y 40.
b) Promover siempre que sea posible medidas extrajudiciales y alternativas
al encarcelamiento, como la libertad vigilada, la mediación, la asistencia
psicológica o el servicio a la comunidad, y asegurarse de que el encarce­
lamiento se utiliza como último recurso y durante el periodo más breve
posible;

4 CRC/C/PER7CO/4-5, de 02 de marzo de 2016, aprobadas en su 71 periodo de sesiones del 11 al 29


de enero de 2016,

Mjá
TÍTULO!!

SUJETOS PROCESALES

CAPÍTULO I

EL MINISTERIO PÚBLICO

I8 # K IS ¡ FUNCIONES

13.1 El Ministerio Público es el titular del ejercicio de la acción


para perseguir los hechos que revistan carácter de infracción.
Actúa de oficio, a instancia de la víctima , por acción popu­
lar o por noticia policial.
13.2 El Fiscal conduce desde su inicio la investigación de la
infracción que se le impute a un adolescente. Con tal
propósito, la Policía Nacional del Perú está obligada a cum­
plir los mandatos del Ministerio Público en el ámbito de su
función.

© Manuel Bermúdez Tapia

► Comentario

1. La acción persecutoria dei delito

En el ámbito de la evaluación de los roles del Ministerio Público se deben


resaltar los siguientes puntos referenciales:

a) La titularidad de la acción penal, en particular porque este ha sido uno de


los elementos más característicos de la reforma procesal penal del país.

143 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

b) La delimitación de la infracción constituye un elemento diferenciador del


juzgamiento penal que se ejecuta a personas mayores de edad, respecto de
adolescentes infractores.

c) La actuación a. la notitia criminis constituye una referencialidad para la


toma de conocimiento de un hecho de naturaleza negativa a un bien jurídL
co tutelado por el Estado y valorado por la sociedad y un individuo.

d) La relación del Ministerio Público con la Policía Nacional del Perú está
vinculado a un contexto de competencias y niveles de función desarrollados
por la misma ley, razón por la cual este detalle en el artículo en evaluación
sólo garantiza dicho ámbito.
Sección II ART 1

|g |f ||ll¡ ¡ ATRIBUCIONES Y OBLIGACIONES DEL FISCAL

Entre las atribuciones y obligaciones del Fiscal se tiene las


siguientes:
1. Actúa en el proceso de responsabilidad penal del adolescente
con independencia de criterio. Adecúa sus actos a un criterio
objetivo, rigiéndose por la Constitución Política del Perú, la
Ley y los tratados internacionales sobre la materia; sin per­
juicio de las directivas o instrucciones de carácter general que
emita la Fiscalía de la Nación,
2. Conduce la Investigación Preparatoria. Practica u ordena
practicar los actos de investigación que correspondan, inda­
gando no sólo las circunstancias que permitan comprobar la
imputación, sino también las que sirvan para eximir o atenuar
la responsabilidad del adolescente imputado y en función de
su interés superior.
3. Solicita al Juez las medidas que considere necesarias.
4. Interviene permanentemente en todo el desarrollo del proce­
so. Tiene legitimación para interponer los recursos y medios
de impugnación que la Ley establece.
5. Está obligado a apartarse del conocim iento de una
investigación o proceso cuando esté incurso en las causales
de inhibición establecidas en el artículo 53 del Código Proce­
sal Penal u otra norma que la sustituya.
6. Decide respecto a la promoción de la persecución penal, pu-
diendo desistirse de ella o abandonar la ya iniciada cuando
considere que ello es más conveniente al interés superior del
adolescente y resulta conveniente para la mejor solución del
conflicto penal o para el futuro del adolescente.
7. Solicita pruebas, aporta y las lleva adelante conforme a sus
funciones procesales y solicita las que estime pertinentes como
adelanto de prueba.
8. Cuando proceda so licita el cese, la modificación o sustitución
de las medidas de coerción que pesen sobre el adolescente.
9. Promueve el uso del mecanismo restaurativo en el marco de
sus funciones.
10. Interpone los recursos procesales pertinentes.
11. Solicita el sobreseimiento provisional o definitivo ante el Juez
competente del adolescente.
ART. 1A Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

12. Finaliza la investigación en tiempo y forma, y continúa con


la siguiente etapa procesal
13. Vela por la efectiva satisfacción de los derechos del adoles­
cente imputado, promoviendo tanto las medidas judiciales
como las extrajudiciales correspondientes.
14. Solicita el auxilio y colaboración de la Policía y los auxilia­
res de justicia y del resto de los servicios de salud, educación,
asistencia social público yfo privado afin de hacer efectiva la
satisfacción de los derechos vulnerados del adolescente impu­
tado de la comisión de un delito y en el marco de lo estable­
cido en el presente Código.
15. Toma contacto en forma personal con los operadores de jus­
ticia, así como con los directores y responsables de los cen­
tros juveniles y/o los Servicios de Orientación al Adolescen­
te, con elfin de coordinar todas las intervenciones necesarias
para cumplir con la finalidad del proceso de responsabilidad
penal del adolescente y articular estrategias de abordaje.
16. En todos los casos debe considerar el abordaje individual de
trabajo con cada adolescente, atendiendo al informe del Equi­
po Técnico Interdisciplinario del Programa Nacional de Jus­
ticia Juvenil Restaurativa del Ministerio Público u otros de­
bidamente autonzados conforme al Reglamento del presente
Código.
17. Procura la solución alternativa al proceso del adolescente, en
especial la remisión, mediación, conciliación y las prácticas
restaurativas.
18. Recibe la declaración del adolescente en presencia de su abo­
gado defensor dentro del módulo especializado de atención al
adolescente en conflicto con la ley penal.

© Manuel Bermúdez Tapia*1


► Comentario

1, El fiscal y el ámbito de sus competencias

El desarrollo taxativo de las competencias, funciones, obligaciones y de­


rechos del fiscal permite detallar la impronta del legislador en dotar a la ley en

k.146
Sección II ART.1

evaluación en el presente texto una condición próxima al cumplimiento de las


reglas del debido proceso y tutela jurisdiccional efectiva.

El análisis de los diferentes incisos del artículo resultan sumamente precio­


sos, factor que exime su evaluación detallada.

147 A
AHT. 15 Comentarios ai Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

0 ,1 1 INVESTIGACIÓN DE LA INFRACCIÓN

15.1 El Fiscal durante la investigación de la presunta infracción


debe obtener los elementos de convicción necesarios para la
acreditación de los hechos, así como para identificar a los
autores o partícipes en su comisión.
15.2 El Fiscal al tener conocimiento de una presunta infracción,
realiza, si correspondiere, las primeras diligencias prelimi­
nares o dispone que las realice la Policía Nacional del Perú
~PNP.
15.3 El Fiscal, entre otras indicaciones, al ordenar la intervención
policial, precisa su objeto y, de ser el caso, las formalidades
específicas que deben reunir los actos de investigación para
garantizar su validez. La labor de investigación de la PNP
está sujeta a la conducción del Fiscal.
15A Corresponde al Fiscal decidir la estrategia de investigación
adecuada al caso. Asimismo, programa y coordina con
quienes corresponda el empleo de pautas, técnicas y me­
dios indispensables para la eficacia de la misma. Garanti­
z a d derecho de defensa del imputado y sus demás derechos
fundamentales, así como la regularidad de las diligencias
correspondientes.

Manuel Bermúdez Tapia

^ Comentario

La acción fiscal a la toma de conocimiento de la infracción

El artículo detalla las acciones a ser ejecutadas a la formulación de una de­


nuncia (i), a la toma de conocimiento de un hecho de naturaleza criminal (ii),
que es categorizada de “oficio”, por acción detallada por ley (iii) en las accio­
nes populares o por noticia policial.

En tal sentido:

a) El fiscal podrá valorar en primera oportunidad el alcance de la “presunta


infracción”, pudiendo desestimarla en forma inmediata.

k l4 8
Sección II

Caso contrario inicia la investigación, procurando detallar a los “sujetos”


que han participado en los hechos.

b) Las diligencias preliminares, tomando en cuenta su naturaleza jurídica, pue­


den ser ejecutadas directamente por el fiscal o por la Policía Nacional del
Perú.

c) Las acciones que se ejecutan deben ser predeterminadas para así garantizar
su validez o resultados posteriores y deben tener un objetivo: acreditar los
hechos materia de investigación.

149 A
CAPÍTULO íi

LA PO LICÍA ESPECIALIZADA

« iW S - li PO LICÍA ESPECIALIZADA

16.1 Es un órgano especializado dependiente de la Policía Nacio­


nal del Perú ~PNP, que interviene exclusivamente en aque­
llas causas en las que el imputado es un adolescente. Debe
estar capacitada para el tratamiento de adolescentes, en
base a los principios de la protección integral de derechos y
el enfoque de género.
16.2 Todo el personal policial debe recibir la instrucción y
capacitación especial correspondiente dentro de diferentes
programas deformación y perfeccionamiento.

Carla Melissa Lip Zegarra

► Comentario

E 1Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes (en adelante CRPA),


a diferencia de la normatividad anterior, prevé una policía especializada y de
intervención única y exclusiva cada vez que se produzcan detenciones de ado­
lescentes, señalando que el personal policial deberá encontrarse capacitado de
manera suficiente e idónea para tratar con aquéllos, lo cual deberá ser realizado
desde el inicio de los estudios, y luego con los respectivos cursos de perfeccio­
namiento una vez concluida su formación profesional.

Al respecto, el artículo 153 del Código de los Niños y Adolescentes seña­


laba que el personal de la policía especializada deberá tener formación en las

¡k.150
Sección II ART. 1!

disciplinas propias del derecho del niño y el adolescente y en derecho de fa­


milia, así como una conducta intachable y carecer de antecedentes judiciales
y/o disciplinarios. De los requisitos mencionados - y que válidamente podemos
aplicar en el CRPA, señalamos que el primero de ellos- sin dejar de lado los
otros dos es sumamente importante para realizar una adecuada protección de
los niños, niñas y adolescentes, esto en razón a que no sólo basta conocer las
normas que los protegen, sino también es indispensable que los miembros de
la policía especializada presenten algunas habilidades especiales (paciencia,
empatia, calidez) para poder llegar de una manera adecuada a los niños, niñas
y adolescentes, brindándoles confianza.

A nivel de la escuela de sub oficiales de la Policía Nacional del Perú, den­


tro de la malla curricula!, señalamos que se imparten los siguientes cursos es­
pecializados: “Código de los Niños y Adolescentes”, “Abordaje a las víctimas
de Violencia Familiar y Sexual”, “Derecho Civil”. Respecto a la escuela de ofi­
ciales de la Policía Nacional del Perú, los futuros oficiales reciben los siguien­
tes cursos especializados: “Código de los Niños y Adolescentes”, “Abordaje a
las víctimas de Violencia Familiar y Sexual”, “Derecho Civil” , “Derechos Hu­
manos”, “Derecho Penal”, “Desarrollo de la Inteligencia Emocional” así como
otros relacionados con los ya mencionados y que ambas escuelas imparten de
manera común: “Accionar de la PNP en el Orden Público”, “Técnicas y Pro­
cedimientos Policiales contra el Delito de Trata de Personas”, “Victimología” .

La capacitación de la policía especializada no sólo es a cargo de su propia


institución, sino también el Ministerio Público y el Poder Judicial coadyuvan
en la capacitación de la mismos, por ejemplo, las fiscalías de familia y/o mix­
tas imparten charlas de formación a los efectivos policiales de comisaría en co­
misaría, en temas como los derechos y obligaciones de los niños, niñas y ado­
lescentes, así como en temas de Derecho Civil y que inciden en los mismos:
alimentos, tenencia, régimen de visita, autorizaciones de viaje, autorizaciones
para disponer de los bienes de los menores, etc. Asimismo, se brinda capaci­
tación en la prevención de los delitos contra la trata de personas y los de con­
tenido sexual, sea a través de las fiscalías de familia, de prevención del delito,
penales y/o de trata de personas.

151 A
ART 17 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

^ lÉ A Il FUNCIÓN DE INVESTIGACIÓN DE LA PO LICÍA

17.1 La PNP en su función de investigación debe; inclusive por


propia iniciativa, tomar conocimiento de las presuntas in­
fracciones y dar cuenta inmediata al Fiscal, sin perjuicio de
realizar las diligencias de urgencia e imprescindibles para
impedir sus consecuencias, individualizar a sus autores y
partícipes, reunir y asegurar los elementos de prueba que
puedan servir para la aplicación de la ley penal. Similar
función se desarrolla cuando se trata de infracciones suje­
tas al ejercicio privado de la acción.
17.2 El personal policial que realice funciones de investigación
está obligado a apoyar al Ministerio Público para llevar a
cabo la Investigación Preparatoria.
17.3 Ante la captura del adolescente, la Policía debe dar avi­
so inmediato a sus padres, tutores o responsables, según
sea el caso; seguidamente al Fiscal y al abogado defensor,
indicándoles el motivo de la captura, el lugar donde se en­
cuentra el adolescente y la dependencia policial o módulo
especializado donde es conducido, en caso de no haberlo lle­
vado directamente a dicho lugar.
17A Una vez ubicados en el módulo especializado o el que haga
sus veces, debe asignar un efectivo especializado en adoles­
centes para las labores de custodia, redacción del acta poli­
cial y reconocimiento médico legal.

Carla Melissa Lip Zegarra

► Comentario

Es menester señalar que la Policía Nacional del Perú, por mandato expreso
de nuestra Constitución (artículo 166), tiene dentro de sus finalidades no sólo
el garantizar, mantener y restablecer el orden interno, sino también el prestar
protección y ayuda a las personas y a la comunidad, garantizando el cumpli­
miento de las leyes. Por otro lado, el inciso 4 del artículo 7 de la Ley de la Po­
licía Nacional del Perú (Ley N° 27238) prescribe que una de las funciones de
esta institución es brindar protección al niño, niña y adolescentes, al anciano y
a la mujer que se encuentren en situación de riesgo de su libertad e integridad

Ík152
Sección II ^RT 1

personal; resaltando que la educación, prevención y protección del niño y ado­


lescente se encuentra a cargo de la Dirección Ejecutiva de Seguridad Ciudada­
na a través de sus distintas divisiones.

La Policía Nacional de Perú tiene como visión ser una institución moder­
na, eficiente y cohesionada al servicio de la sociedad y del Estado, comprome­
tida con una cultura de paz, con vocación de servicio y reconocida por su res­
peto irrestricto a la persona, los derechos humanos, la Constitución y las leyes,
por su integración con la comunidad, por su honestidad, disciplina y liderazgo
de sus miembros.

La noticia criminal puede ser puesta en conocimiento de diversas formas


al Ministerio Público, por ejemplo, de manera directa en cada despacho fiscal
de tumo, por medios de prensa escrita, televisiva, radial y redes sociales, por
cualquier ciudadano, autoridad e institución y por intermedio de la PNP, que
tiene la obligación de dar cuenta inmediata al fiscal, sin perjuicio de realizar
las diligencias de urgencia e imprescindibles, individualizando e identificando
a sus autores y partícipes, así como reunir y asegurar los elementos de prueba.

Como bien lo señala el artículo en comento, el personal policial que reali­


ce funciones de investigación está obligado a apoyar al Ministerio Público para
llevar a cabo la investigación preparatoria pues, como es sabido por todos los
operadores de justicia, éste es el director del proceso.

153
ART. 16 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

RESERVA DE I A ID EN TID AD DEL ADOLESCENTE

El personal policial no puede informar a los medios de comuni­


cación acerca de la identidad de los adolescentes imputados o de
cualquier menor de edad involucrado en la presunta infracción.
En ningún caso el adolescente puede ser identificado o expuesto
en los medios de comunicación u otras personas ajenas al proce­
so. Para estos fines se considera información referida a la iden­
tidad: el nombre, apodo, filiación, parentesco, residencia y cual­
quier otra forma por la que se le pueda individualizar.
La obligación de reservar la identidad del adolescente es de cum­
plimiento para todo servidor civil, así como para los medios de
comunicación durante el desarrollo del proceso o el cumplimien­
to de algunas de las medidas socioeducativas.
La misma reserva se debe guardar respecto a los menores de edad
que fueren testigos o víctimas del hecho investigado.

© Carla Melissa Lip Zegarra

► Comentario

El articulo es m ás que claro pues, bajo ninguna circunstancia, la PNP pue­


de poner en conocimiento de cualquier medio de comunicación y/o persona ex­
traña a la investigación, la identidad de los adolescentes y/o menores de edad
que intervinieran en alguna forma dentro de la misma. Dicha prohibición se
aplica también para los servidores civiles, los ciudadanos que se desempeñan
como auxiliares de la PNP en las comisarías.
CAPÍTULO i f

ADO LESCENTES Y DEFENSA LEGAL

IM S » » DERECHOS DEL ADOLESCENTE

Son derechos del adolescente:


1. Ser asistido por un defensor especializado desde su deten­
ción policial, durante la investigación y a lo largo de todo el
proceso, así como durante el cumplimiento de alguna medida
socioeducativa.
2. Hacer valer por sí mismo, o a través de su abogado defensor,
los derechos que la Constitución Política del Perú y las leyes
le conceden, desde el inicio de las primeras diligencias de in­
vestigación hasta la culminación del proceso.
3. Ser interrogado por la Policía únicamente en presencia de su
abogado defensor. Es nula toda declaración que no cuente con
la presencia de su abogado defensor. Asimismo, está prohibi­
do dejar constancia de las manifestaciones que hubiere efec­
tuado el adolescente de manera espontánea y en ausencia de
su abogado defensor.
4. Acudir en vía de tutela al Juez de la Investigación Prepara­
toria, cuando considere que durante las diligencias prelimi­
nares o en la Investigación Preparatoria, sus derechos no son
respetados o que es objeto de medidas limitativas de derechos
indebidos o de requerimientos ilegales, afin de que se subsane
la omisión o se dicte las medidas de corrección o de protección
que correspondan. La solicitud se resuelve inmediatamente,
previa constatación de los hechos y la realización de una au­
diencia con intervención de las partes.
5. A que no se genere ningún antecedente policial, penal o judi­
cial en su contra, durante o como consecuencia del proceso de
responsabilidad penal del adolescente.

155 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

6. A ser ubicado en un ambiente adecuado y distinto al de los


adultos, durante su detención en una dependencia policial y
durante su conducción a la misma. En caso de adolescentes
infractoras de la ley penal su ubicación es diferenciada del
resto de adolescentes infractores, teniendo en cuenta un en­
foque de género.
7. A que las decisiones sobre medidas cautelares, salidas alter­
nativas al proceso y audiencias sean resueltas en audiencia
oral con la presencia de su abogado defensor.
8. A que la privación de libertad sea una medida de aplicación
excepcional de último recurso y deba durar el período más
breve posible.
9. A ser acompañado y evaluado por el Equipo Técnico Interdis-
dplinario dentro del módulo especializado en la dependencia
policial correspondiente o en el que haga sus veces.
10. A ser oído en todas las etapas del proceso y a efectuar libre­
mente sus peticiones en forma directa ante el juez en una au­
diencia oral.
11. A que cuando no comprenda el idioma castellano o no se ex­
prese con facilidad, se le brinde la asistencia necesaria para
que se garantice dicha comprensión y el adolescente pueda
expresarse adecuadamente; en caso contrario es nula toda di­
ligencia realizada en esas circunstancias.
12. A que en caso no tenga al castellano como idioma de origen,
se le provea un intérprete, garantizándose que pueda expre­
sarse en su propio idioma. La misma atención debe brindarse
a los adolescentes con discapacidad auditiva y/o del habla y
a quienes tengan algún impedimento para darse a entender.
Los documentos y las grabaciones en un idioma distinto al
castellano deben ser traducidos cuando sea necesario.
13. A ser interrogado en idioma castellano o por intermedio de
un traductor o intérprete, cuando corresponda. El Juez puede
permitir expresamente el interrogatorio directo en otro idio­
ma o forma de comunicación. En tal caso, la traducción o la
interpretación preceden a las respuestas.
14. A presentar, mediante su abogado defensor, los medios im-
pugnatorios que la legislación le pennifa.
15. A comunicarse con las autoridades consulares respectivas.
16. A recurrir a cualquier decisión tomada por autoridad admi­
nistrativa o judicial.
Sección II

Pedro Pablo Aré va í o R/vas

► Comentario

El derecho de defensa es el primer derecho que se reconoce al adolescen­


te, el cual encuentra fundamento en lo señalado en el inciso 14 del artículo 139
de la Constitución que reconoce: “El principio de no ser privado del derecho
de defensa en ningún estado del proceso. Toda persona será informada inme­
diatamente y por escrito de la causa o razones de su detención. Tiene derecho
a comunicarse personalmente con un defensor de su elección y a ser asesorada
por éste desde que es citada o detenida por cualquier autoridad'”.

La norma constitucional resalta el derecho de defensa como garantía de la


administración de justicia, con respecto del no ser privado del derecho de de­
fensa en cualquier estado del proceso. Implicando, asimismo, en las compe­
tencias derivadas al Estado de proveer la defensa gratuita a las personas de es­
casos recursos o cuando se prescribe el derecho del imputado a comunicarse y
a ser asesorado por un defensor de su elección desde que es citado o detenido
por la autoridad.

El derecho de defensa configura una amplia gama de garantías que cuen­


ta el adolescente en materia penal. Estas se pueden sintetizar en las siguientes:

Derecho del detenido a ser comunicado sobre la imputación.

Derecho al tiempo y las facilidades necesarias para la defensa. En cuanto


a tener el tiempo necesario para la preparación de la defensa; y de los me­
dios adecuados para preparar la defensa.

Derecho a contar con un intérprete.

La asistencia del imputado por un abogado defensor.

El derecho a la autodefensa.

El derecho a confrontar la evidencia presentada por la acusación.

El derecho de no ser obligado o inducido a declarar contra sí mismo o a


declararse culpable.

157 A
ART. 19 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Acceso a un defensor de oficio-defensor público.

La autodefensa:

8 El derecho al conocimiento de la imputación o intimación.

a La incoercibilidad del imputado como órgano de prueba.

8 El derecho a que se informe al imputado sobre los beneficios legales


que puede obtener si coopera al pronto esclarecimiento de los hechos
delictuosos.

• El derecho a no declarar (inciso 2 del art. 87 del CPP), por lo que se le


advertirá al imputado que tiene derecho a abstenerse de declarar y que
esa decisión no podrá ser utilizada en su perjuicio.

A tenor de ello se irroga al adolescente del ejercicio de su derecho de de­


fensa material el cual según el Tribunal Constitucional peruano en reiterada ju­
risprudencia ha señalado que se encuentra referido al derecho del imputado o
demandado de ejercer su propia defensa desde el mismo instante en que toma
conocimiento que se le atribuye la comisión de determinado hecho (.. -)1.

Por otro lado, además se establece como derecho del adolescente ser asis­
tido por un defensor especializado -derecho a una defensa técnica- desde su
detención policial, en la investigación e incluso durante el cumplimiento de al­
guna medida socioeducativa (etapa de ejecución). Se habla de un defensor es­
pecializado, ello en relación directa con lo que persigue el código de responsa­
bilidad penal de adolescentes propugnar una justicia especializada a razón que
todos los operadores jurídicos -en este caso la defensa- también se encuentre
inmersa en dicha forma de ver a la justicia juvenil de forma particular y bajo
sus propias normas sustantivas y procesales.

Por ello un aspecto fundamental a considerar es que el Derecho Penal ju­


venil no se trata simplemente de una mixtura entre el Derecho Penal y el De­
recho de los Niños, sino que se trata de un derecho autónomo y especializado.
Así lo indica, por ejemplo, Jaime Couso para el caso chileno. “En realidad, la
especialidad del sistema de responsabilidad penal de adolescentes, más allá de
esas reglas explícitas, deriva de la aplicación de principios jurídicos especiales,

1 Exp N° 02114-2014-PHC/TC. Fundamento 4.

k 158
Sección U ART 1

establecidos por los instrumentos internacionales que protegen derechos de los


adolescentes imputados o condenados (por ejm, el principio de excepciona-
lidad de la privación de libertad), sin perjuicio de su base -en ciertos casos-
constitucional (por ejm., el principio de especial orientación de la justicia ju ­
venil a la re socialización, reconocido por la CIDN, puede verse como un re­
forzamiento del principio establecido en las constituciones de ciertos estados,
de que esa debe ser la orientación principal de las penas, en general). Así, si
el legislador ha establecido reglas diferenciadas explícitas, es precisamente en
aplicación de esos principios especiales”2.

El no cumplimiento de lo señalado acarrea la nulidad de la declaración,


ello en concordancia con lo señalado en el inciso d) del artículo 150 del Códi­
go Procesal Penal3 de aplicación supletoria según lo señalado en el artículo 8
de la norma en comento.

Se reconoce como mecanismo procesal, ante el hecho de considerar el ado­


lescente que durante las diligencias preliminares o en la investigación prepa­
ratoria, sus derechos no son respetados o que es objeto de medidas limitativas
de derechos indebidos o de requerimientos ilegales, a la tutela de derechos, la
cual según el fundamento doce y trece del Acuerdo Plenario N° 4-2010/CJ-
116, “es un mecanismo eficaz tendiente al restablecimiento del statu quo de los
derechos vulnerados (...), y que debe utilizarse única y exclusivamente cuando
haya una infracción -y a consumada- de los derechos que asiste al imputado”.
Como puede apreciarse, es un mecanismo o instrumento procesal que se cons­
tituye en la mejor vía reparadora del menoscabo sufrido, y que incluso pue­
de funcionar con mayor eficiencia y eficacia que un proceso constitucional de
hábeas Corpus. Es un instrumento idóneo para salvaguardar las garantías del
imputado y, a su vez, regular las posibles desigualdades entre perseguidor y
perseguido. Esta institución procesal penal es por tanto uno de los principales
mecanismos para realizar el control de legalidad de la función del fiscal, quien
deberá conducir y desarrollar toda su estrategia persecutoria, siempre dentro

2 COUSO, Jaime. “La especialidad del Derecho Penal de Adolescentes. Fundamentos empíricos y
normativos, y consecuencias para una aplicación diferenciada del Derecho Penal sustantivo”. En:
Revista de Derecho, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, XXXVIII, Valparaíso, 1er se­
mestre, Chile, 2012, pp. 267 - 322.
3 Artículo 150 del CPP.- No será necesaria la solicitud de nulidad de algún sujeto procesal y podrán
ser declarados aun de oficio, los derechos concernientes: (...) d) A la inobservancia del contenido
esencial de los derechos y garantías previstos por la constitución.

159 A
ART. 19 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

del marco de las garantías básicas, siendo consciente que cualquier acto que
traspase el marco de los derechos fundamentales podrá ser controlado por el
juez de la investigación preparatoria.

Por otro lado, nótese que existe prohibición expresa de la norma en el


sentido de la implementación de cualquier registro de antecedentes policial,
penal o judicial en su contra, durante o como consecuencia del proceso de
responsabilidad penal del adolescente. Lo cual ha sido mantenido en rigurosi­
dad en el sentido que a la fecha solo es accesible, por ejemplo, para conocer los
hechos anteriores en que habría participado el adolescente infractor, el llamado
reporte de casos del sistema fiscal y, en caso judicial, realizada la indagación
respectiva, no obra registro de la imposición de las medidas impuestas más que
la búsqueda que se podrá hacer vía el sistema integral de justicia de los posibles
procesos de infracción en que se haya procesado al adolescente.

Como derecho, además, se le reconoce un trato diferenciado de los mayo­


res de edad inmersos en una investigación penal, lo cual de forma adicional se
encuentra plasmado incluso para la tramitación del proceso mismo al señalar­
se, por ejemplo, en el artículo 7 que cuando en nn mismo hecho tipificado en
el Código Penal o leyes especiales sobre la materia como delitos o faltas, se
encuentren implicados adolescentes y adultos, las causas se separan y trami­
tan en forma paralela ante las autoridades correspondientes, es decir, se realiza
una diferenciación incluso procesal y plasmada incluso en su tratamiento por
diferentes órganos persecutores y juzgadores (fiscal de familia J u e z de familia,
fiscal penal, juez penal)

Se le garantiza al adolescente la estructuración del sistema de audiencias


en aplicación del principio de oralidad4, conjugado obligatoriamente con la ga­
rantía de su derecho de defensa, ello en mérito a la reformulación del sistema
procesal para adolescentes, basado en el principio acusatorio, siendo la orali­
dad una de sus principales características.

4 El Acuerdo Plenario N° 6-201 l/CJ-116, respecto a la oralidad establece que está referida, primor­
dial mente, a la forma de los actos procesales. Estos han de ser realizado verbalmente; predomina lo
hablado sobre lo escrito. Además, vista su importancia y sí se insta su incorporación cardinal en las
actuaciones procesales, como lo hace razonable, que no radicalmente, se erige en un modo de hacer
el proceso, pues facilita la aplicación de los principios de investigación, inmediación, concentración
y publicidad, aunque, como es obvio, situación que no puede desconocerse en modo alguno, no
condiciona la estructura del proceso la formación del material láctico y valoración de la prueba.

k l6 0
Sección JI

Por otro lado, como derecho fundamental de todo ciudadano y, no por su


condición de ser adolescente, se le reconoce como regla el ser investigado en
libertad en el proceso penal que se instaure y de forma excepcional restringir la
misma como último recurso, ello en razón que la medida de detención preven-
tiva es muy cuestionada. El TC señala respecto a la prisión preventiva como úl­
timo recurso lo siguiente: (...) Si bien la detención judicial preventiva (prisión
preventiva) constituye una medida que limita la libertad física, por sí misma,
esta no es inconstitucional. Sin embargo, por el hecho de tratarse de una medi­
da que restringe la libertad locomotora, dictada pese a que, mientras no exista
sentencia condenatoria firme, al procesado le asiste el derecho a que se presu­
ma su inocencia; cualquier restricción de ella siempre debe considerarse la úl­
tima ratio a la que el juzgador debe apelar, esto es, susceptible de dictarse solo
en circunstancias verdaderamente excepcionales y no como regla general. Ese
pues es el propósito del art. 9.3 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos, según el cual la prisión preventiva de las personas que hayan de ser
juzgadas no debe ser la regla general (...) (STC Exp. N° 1091-2002-HC de 2
de agosto «Caso Vicente Ignacio Silva Checa»).

En correlato con lo establecido en la Constitución Política del Perú, en el


segundo párrafo del inciso 19) del artículo 2, se le reconoce al adolescente el
derecho a usar su propio idioma ante cualquier autoridad mediante un intérpre­
te. Los extranjeros tienen este mismo derecho cuando son citados por cualquier
autoridad. Y precisamente lo establece para asegurar el respeto de los derechos
culturales y las garantías mínimas de los procesados a fin de que puedan ejercer
sus derechos fundamentales, como es el caso del derecho de defensa5.

Más aún, se desprende de lo expuesto que el ejercicio del derecho de de­


fensa no es posible si al adolescente no se le designa traductor o intérprete, y
-acorde a la Convención Americana sobre Derechos Humanos- que este dere­
cho es una garantía mínima del procesado para el respeto de su derecho al de­
bido proceso y a su identidad cultural, en consecuencia, para su validez, así lo
ha señalado la Comisión Interamericana de Derechos Humanos: “(■•■) l°da de­
claración de una persona que no comprenda o no hable adecuadamente el idio­
ma en el cual ésta es tomada, carece de valor”6.

5 Exp. Nü 4719-2007-PHC/TC. Shaid Hussein Bl. Fundamento 14.


6 Informe sobre la situación de los Derechos Humanos de un sector de la población nicaragüense de
origen Mismito, 1983. Arte 11, sec, D, párr. 17 d.

161 A
ART. 19 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Finalmente, se le reconoce el derecho a la pluralidad de instancias a través


de su abogado defensor y a comunicarse con cualquier autoridad no solo judi­
cial, sino también administrativa en salvaguarda de sus derechos, destacando
que en el caso del extranjero se le reconoce como derecho a recurrir a las enti­
dades consulares para los fines respectivos.

0 ) REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

■ COUSO, Jaime, “La especialidad del Derecho Penal de Adolescentes. Fundamentos empíricos
y normativos, y consecuencias para una aplicación diferenciada del Derecho Penal sustantivo” .
En: Revista de Derecho. Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, XXXVIII, Valparaíso, 1er
semestre, Chile, 2012.

k .1 6 2
Sección II ART. 20

ilg f liS 'B OBLIGACIONES DE JUECES, FISCALES Y POLICÍAS DE


INFORMAR SOBRE LOS DERECHOS DEL ADOLESCENTE

20.1 El Juez, el Fiscal o la Policía Nacional del Perú, en las dili­


gencias que desarrollen, deben hacer saber al adolescente de
manera inmediata, comprensible, clara y precisa que tiene
derecho a:
1. Solicitar la presencia y comunicación inmediata de sus
padres, tutores o responsables.
2. Conocer los cargos formulados en su contra y, en caso de
detención, a que se le exprese la causa o motivo de dicha
medida, así como la duración de la misma.
3. Ser asistido desde los actos iniciales de investigación por
un abogado defensor.
4. Abstenerse de declarar y, si acepta hacerlo, tiene derecho
a que su abogado defensor esté presente en su declaración
y en todas las diligencias en que se requiere su presencia.
5. Que no se empleen en su contra medios coactivos, inti-
midatorios o contrarios a su dignidad.
6. Que no se le someta a técnicas o métodos que induzcan
o alteren su libre voluntad.
7. No sufrir urm restricción no autorizada ni permitida por Ley.
8. Ser examinado por un médico legista o en su defecto por
otro profesional de la salud, cuando su estado de salud
así lo requiera sin perjuicio del reconocimiento médico
legal que se le efectúa en el módulo especializado de aten­
ción al adolescente en conflicto con la ley penal, o en las
dependencias policiales que hagan sus veces.
9. El cumplimiento de lo prescrito en los incisos anteriores
debe constar en acta, que es firmada por el adolescente y
la autoridad correspondiente. Si el adolescente se rehúsa a
firmar, se hace constar la abstención y se consigna el mo­
tivo si lo expresare. Cuando la negativa se produce en las
primeras diligencias de investigación, previa intervención
del Fiscal se deja constancia de tal hecho en el acta.
10. El juez, el Fiscal, la PNP o cualquier otro servidor civil
está prohibido de proporcionar información que permita
establecer la identidad del adolescente, salvo en los casos
que ello se requiera para la protección de sus derechos en
el proceso. En caso se desarrollen investigaciones acadé­
micas, la información proporcionada no debe permitir la
identificación del adolescente.

163 A
ART. 20 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

P e d ro P a b lo A r é v a lo R iv a s

V Comentario

El artículo en comento establece como derecho del adolescente que toda


actuación policial, judicial o fiscal debe contar con la presencia de alguno de
sus progenitores, tutores o responsables con la finalidad de otorgar eficacia a
las actuaciones que se desarrollen, siendo nulas éstas en caso se restringa di­
cho derecho.

Asimismo, es exigióle el conocimiento por parte del adolescente de los


cargos que se le imputan a razón de hacer valer su derecho de defensa, ya que
nadie puede ejercerlo sin que previamente le hayan sido puesto de su conoci­
miento como imputación, siendo que dicho derecho de defensa debe ser ejer­
cido a través de su defensa técnica, reiterando la norma el reconocimiento de
dicho derecho al adolescente.

Se le reconoce al adolescente también el derecho a la no autoincrimina-


ción, es decir, a no ser obligado a declarar o a reconocer culpabilidad contra sí
mismo.

El Tribunal Constitucional peruano ha tenido la oportunidad de pronun­


ciarse en el Expediente N° 03-2005-PIITC señalando lo siguiente:

“(...) El derecho a no auto incriminarse no se encuentra reconocido expresa­


mente en la Constitución, sin embargo, se trata de un derecho fundamental
de orden procesal que forma parte de los derechos implícitos que conforman
el derecho al debido proceso penal, este último reconocido en el inciso 3) del
artículo 139 de la Constitución. Su condición de derecho implícito que for­
ma parte de un derecho expresamente reconocido, también se puede inferir
a partir de la función que los tratados internacionales en materia de derechos
humanos están llamados a desempeñar en la interpretación y aplicación de las
disposiciones por medio de las cuales se reconocen derechos y libertades en
la Ley Fundamental (IV Disposición Final y Transitoria)

Así por ejemplo el artículo 8 de la Convención Americana de Derechos Hu­


manos, que reconoce expresamente como parte de las “Garantías judiciales”
mínimas que tiene todo procesado, el “g) derecho a no ser obligado a decla­
rar contra sí mismo ni a declararse culpable ( ... )”. Lo mismo sucede con el

kl6 4
Sección II rtRt. 20

ordinal “g” del artículo 14.3 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos, que establece que entre las garantías mínimas que tiene una persona
acusada de un delito, se encuentra el derecho “g) A no ser obligada a declarar
contra sí misma ni a confesarse culpable”.

Dicho derecho garantiza a toda persona no ser obligada a descubrirse con­


tra sí misma {memo tenetur se detegere), no ser obligada a declarar contra sí
misma {nenio tenetur edere contra se) o, lo que es lo mismo, no ser obligada a
acusarse a sí misma {nenio tenetur se ipsum acensare). Sin embargo, su ámbi­
to normativo no se agota en garantizar la facultad de no ser obligado a declarar
contra sí mismo o a confesar su propia culpabilidad, de modo que pueda enten­
derse que, respecto a sus co-inculpados, el imputado sí tenga la obligación ha­
blar o acusar. La incoercibilidad del imputado comprende ambos supuestos y,
en ese sentido, debe indicarse que este derecho garantiza la potestad del impu­
tado o acusado de un ilícito penal a guardar silencio sobre los hechos por los
cuales es investigado o acusado penalmente, tanto en lo que le atañe como en
lo que incumbe a terceros.

La no autoincriminación constituye un derecho humano que permite que


el imputado no pueda ser obligado a declarar contra sí mismo ni a declarar­
se culpable. El inculpado, protegido por la cláusula de no auíoincriminación,
conserva la facultad de no responder, sin que pueda emplearse ningún medio
coactivo ni intimidatorio contra éste y sin que quepa extraer ningún elemento
positivo de prueba de su silencio1.

El derecho a la no incriminación deriva del respeto a la dignidad de la


persona, que constituye una parte esencial del proceso en un Estado de Dere­
cho12; se configura como una de las manifestaciones del derecho de defensa, y
en particular, es el deber que impone la norma de no emplear ciertas formas de
coerción para privar al imputado de su libertad de decisión como informante
o transmisor de conocimientos en su propio caso; reside, por último, en evitar
que una declaración coactada del imputado pueda ser valorada como elemen­
to de cargo en su contra. Si resultara externo y coactivo el estímulo que con­
siguiera afectar y forzar la declaración del imputado, éste adolecerá de nuli­
dad absoluta. Puede decirse que el derecho a no autoincriminarse tiene como

1 SAN MARTÍN CASTRO, César. Derecho procesalpenal. Vol II, Grijley, Lima, p. 614
2 Bacigalupo citado por REYNA ALFARO, Luis Miguel. El Proceso penal aplicado. Gaceta Jurídica,
Lima, 2006, p. 231.

165
ART. 20 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

fundamento el derecho natural que toda persona posee de intentar ocultar sus
faltas, pues no podría exigírsele al ciudadano que vulnere su propia esfera ju ­
rídica a través de la declaración en su contra3.

El derecho a la no autoincriminación cuenta con diversas expresiones:


La exhortación como salvedad al derecho a la no autoincriminación
Antes de comenzar la declaración del imputado se le advertirá que tiene
derecho a abstenerse de declarar y que ésta decisión no podrá ser utilizada
en su perjuicio. Lo dicho concuerda con lo señalado en el inciso 2 del ar­
tículo 71 del Código Procesal Penal, referido al nemo tenetur se ipso ac­
ensare (derecho a no auto inculparse) que impli ca la facultad del imputado
de abstenerse de declarar; esto quiere decir que la voluntariedad de la
declaración del imputado no puede ser eliminada por medio alguno, y que
su libertad de decisión durante su declaración no puede ser coactada por
ningún acto o situación de coacción física o moral, por la promesa ilegítima
de una ventaja o por el engaño4.

Prohibición de realización de preguntas capciosas


En el interrogatorio, las preguntas tienen que ser claras y precisas, no podrán
formularse preguntas ambiguas, capciosas o sugestivas; no podrá coactarse
de modo alguno al imputado, ni inducirlo o determinarlo a declarar contra su
voluntad, no se le harán cargos o reconvenciones tendientes a obtener la con­
fesión, tal como lo prohíbe el inciso 4 del artículo 88 del Nuevo Código Pro­
cesal Penal. Las preguntas que se dirijan al imputado deben ser pertinentes,
relevantes o importantes, esto es, referidas exclusivamente al hecho punible;
en otras palabras, al objeto del procedimiento y sus circunstancias concomi­
tantes, de conformidad con los fines del proceso penal. En tal medida, la de­
claración del imputado debe prestarse en un ambiente de plena libertad, pues,
su declaración no puede ser objeto de presión, coacción o de cualquier otro
método vedado que perturbe su normal desarrollo, y si el imputado se niega
a declarar total o parcialmente, se hará constar en el acta correspondiente5.

3 Ibídem. p. 231.
4 Ver MAIER, Julio B . J. Derecho procesal penal argentino. Tomo l.b (Fundamentos), Hammurabi,
Buenos Aires, 1996, pp. 435-436,
5 PEREZ LOPEZ, Jorge. A. El derecho a la no autoincriminación y sus expresiones en el derecho
procesal penal. En: Derecho y cambio social. Recuperado de https://www.derechoycambiosocial.
com/reví staO 17/auto incriminacion.htm.

Ik 166
Sección II

El derecho a guardar silencio

Otra manifestación del derecho a la no autoincriminación es el derecho a


mantenerse silente. El imputado tiene derecho a no declarar sin que de aque­
llo puedan extraerse consecuencias negativas en su contra; esto constituye
un derecho razonable que se colige de la prohibición de autoincriminación;,
nacida originalmente para evitar la tortura. Si el imputado decide guardar
silencio, no puede, a partir de ello, concluirse su culpabilidad, puesto que
lo que ejerce es un derecho6.

El denominado derecho a mentir

Si bien la declaración es expresión del derecho de defensa, también lo es el


guardar silencio y ambas posibilidades son igualmente legítimas, inclusive,
matizar entre las dos, o sea responder algunas preguntas y no otras podría
ser admisible; la mentira, en cambio, aparece como algo torcido y malsano,
fundamentalmente atentatorio contra el modelo, pues destruye la confianza
en el mismo e introduce el descreimiento en la buena fe. Por ello mal pue­
de hablarse de un derecho a mentir y, peor aún, que sean los magistrados
quienes sacralicen tan incoherente posibilidad7.

El denominado derecho a mentir derivado del derecho a la no incrimina­


ción es defendible fundamentándose esta postura en el derecho a la inviolabi­
lidad de la personalidad, a la defensa y a la libertad8.

Aunque la existencia de un “derecho a mentir” es problemática y su ad­


misión es discutida en la doctrina; sin embargo, puede constituir una forma a
través de la cual el imputado puede tratar de exculparse o también de no de­
clarar contra sí mismo; el único límite que tendría el derecho a mentir vendría
conformado por el interés de terceros, ya que el imputado no puede -sobre la
base del derecho a m entir- emitir declaraciones auto exculpatorias calumnian­
do a terceros9.

6 ANGULO ARANA, Pedro. La investigación del delito en el Nuevo Código Procesal penal. Gaceta
Jurídica, Lima, 2006, p. 309.
7 Ibidem, p. 311.
8 Ibidem, p. 309.
9 Ibidem, p. 232.

167 A
ART.20 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Po otro lado, no siendo menos importante el derecho del adolescente al re­


conocimiento médico con la finalidad prima face de salvaguardar su integridad
física y además de verificar que no haya sido sujeto de su menoscabo a tenor de
la restricción de su libertad ambulatoria a través de la retención en las depen­
dencias policiales, señalando la norma que se deberá realizar en el módulo es­
pecial de atención del adolescente a implementar una vez que entre en vigencia
progresivamente la aplicación del Código de Responsabilidad Penal del Ado­
lescente, siendo que por lo general a la fecha dicho reconocimiento médico le­
gal es realizado p or la unidad de medicina legal adscrito al Ministerio Publico,

Finalmente, se reconoce como obligación del juez, fiscal, Policía Nacio­


nal o cualquier otro servidor civil, de salvaguardar información respecto a
la identidad del adolescente, en mérito al principio de protección de reserva
de identidad, es decir, la conveniencia a proteger la identidad para evitar la
estigmatización.

Ello también h a sido ya recogido en el artículo 6.4 del Código de los Niños
y Adolescentes, modificado por el Decreto Legislativo N° 1377, el 24 de agosto
de 2018, que señala que cuando un niño, niña o adolescente se encuentren in­
volucrados como autores, partícipes o testigos de una infracción, falta o delito
o sean víctimas de los mismos, no se publicará su identidad ni su imagen a tra­
vés de los medios de comunicación. La prohibición se extiende al padre, ma­
dre, tutor/a o a las personas que vivan con él/ ella. Los medios de comunicación
tienen la obligación de garantizar la reserva de los datos personales y cualquier
información que permita identificarlos, salvo que, en el caso de las niñas, niños
y adolescentes, exista una autorización escrita de los padres o representantes
legales, y siempre que no se atente contra su interés superior.

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

■ ANGULO ARANA, Pedro. La investigación del delito en el Nuevo Código Procesal penal. Gaceta
Jurídica, Lima, 2006.
■ MAIER, Julio B. J. Derecho procesal penal argentino. Tomo 1 ,b (Fundamentos), Fíammurabi,
Buenos Aires, 1996,
■ PÉREZ LÓPEZ, Jorge. A. “El derecho a ¡a no autoincriminación y sus expresiones en ei
derecho procesal penal". En: Derecho y cambio social. Recuperado de hítps://www.
derechoycambiosocial.com/revista017/autoincriminacion.htm.
* REYNA ALFAR0, Luís Miguel. B Proceso penal aplicado. Gaceta Jurídica, Lima, 2006.
- SAN MARTÍN CASTRO, César. Derecho procesal penal. Voi íl, Grijley, Lima.

¡k 1 6 8
Sección II ART. 21

ARTICULO a ID EN TIFIC AC IÓ N DEL ADOLESCENTE

21.1 Desde el primer acto en que intervenga el adolescente, es


identificado por su nombre, datos personales, señas particu­
lares. La edad se comprueba mediante la Partida de Naci­
miento, Documento Nacional de Identidad, Pasaporte o por
sus impresiones digitales a través de la oficina técnica res­
pectiva. En caso de extranjeros se solicita la colaboración
de los organismos correspondientes. En caso de adolescentes
que pertenezcan a un pueblo indígena, se debe consignar esta
información, así como la comunidad nativa o campesina a
la que pertenece y, de ser el caso, su lengua originaria.
21.2 El adolescente debe suministrar los datos que permitan su
identificación. Si se abstiene de proporcionar esos datos o
lo hace falsamente, se le identifica por testigos o por otros
medios útiles. Son aplicables las disposiciones establecidas
en el numeral 205.5 del artículo 205 y en el artículo 211 del
Código Procesal Penal u otra norma que la sustituya.
21.3 La duda sobre los datos obtenidos no altera el curso de las
actuaciones procesales y los errores sobre ellos pueden ser
corregidos en cualquier oportunidad.

Pedro Pablo Arévalo R iva s

► Comentario

A efectos de poder actuar frente a un adolescente, previamente se le debe


identificar facilitando la norma que se realice por cualquier medio que importe
ello como es su partida de nacimiento, documento de identidad e incluso a tra­
vés de sus impresiones digitales en caso lo amerite.

En la actualidad es básico para la actuación de la autoridad policial, el juez


y el fiscal de forma previa establecer si se está frente a un adolescente infractor
de la ley penal o ante un mayor de edad quien tendría otro tratamiento, a ra­
zón por ejemplo de la intervención de las autoridades competentes, a través de
los mecanismos procesales diseñados en su caso y sobre todo respecto al tra­
to diferenciado que se hace respecto a los últimos de los mencionados, siendo
de vital importancia prima face su debida identificación. Por ello, la política

169 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

criminal del Estado y el control social del adolescente en conflicto con la ley
penal requieren un tratamiento especializado y diferenciado al de los adultos;
no solo en atención a los compromisos internacionales asumidos por el Perú
en la materia, sino también por la importancia que reviste la etapa de la adoles­
cencia (etapa de formación y desarrollo en los aspectos biológico, psicológico
y social), en la vida de una persona

En caso de extranjeros, resulta importante la colaboración de los organis­


mos consulares respectivos para que brinden la información filiatoria que per­
mita la identificación del adolescente. Siendo que en el caso de adolescentes
que pertenezcan a un pueblo indígena, se debe consignar esta información, así
como la comunidad nativa o campesina a la que pertenece y, de ser el caso,
su lengua originaria, en mérito a su derecho a su identidad étnica y derecho al
respeto de su lengua originaria con la presencia de ser el caso de un intérprete
para la realización de cualquier actuación en la investigación en relación ade­
más con su derecho a la defensa.

El Ministerio Público tiene acceso a la ficha Reniec de los adolescentes


para su debida identificación, pero ello solo será de los que se encuentren re­
gistrados y cuenten con un documento de identidad, el problema radica cuando
no aparece en la base de datos del registro civil lo cual muchas veces ha sido
subsanado tal como lo autoriza la norma con la partida de nacimiento o en su
defecto a falta de ésta por el registro de impresiones digitales a través de la ofi­
cina respectiva.

La principal fuente para la identificación del adolescente es él mismo a tra­


vés del otorgamiento de sus datos filiatorios ante la autoridad competente, pero
en caso se abstenga o lo haga falsamente la utilidad de los testigos, personas
que conozcan al adolescente y puedan brindar datos certeros de su identifica­
ción deberán ser utilizados con tal fin.

De forma adicional, la norma ha previsto la aplicación del control de iden­


tidad establecido en el inciso 5) del artículo 205 del Código Procesal Penal que
autoriza la toma de fotografías, sin perjuicio de las huellas digitales, incluso
contra la voluntad -e n cuyo caso se requiere expresa orden del Ministerio Pú­
blico- y efectuar en él mediciones y medidas semejantes, lo cual constará en
un acta.

Y de ser el caso, incluso se autoriza la intervención corporal conforme al


procedimiento establecido en el artículo 211 del Código Procesal Penal que

k l 70
Sección II ART. 21

especifica que el juez de la investigación preparatoria, a solicitad del Ministe­


rio Público, puede ordenar un examen corporal del imputado para establecer
hechos significativos de la investigación, siempre que el delito esté sancionado
con pena privativa de libertad mayor de cuatro años. Con esta finalidad, aun
sin el consentimiento del imputado, pueden realizarse pruebas de análisis san­
guíneos, pruebas genético-moleculares u otras intervenciones corporales, así
como exploraciones radiológicas, siempre efectuadas por un médico u otro
profesional especializado. La diligencia está condicionada a que no se tema
fundadamente un daño grave para la salud del imputado, para lo cual, si resulta
necesario, se contará con un previo dictamen pericial.

Como se advierte, el Código de Responsabilidad Penal del Adolescente es­


tablece nuevos mecanismos procesales acordes con la realidad social existente,
y que tienen como único fin la dilucidación de los hechos que son materia del
proceso penal (identificación del adolescente). En este sentido, las interven­
ciones corporales, como parte de esta gama de instrumentos innovadores di­
señados por el legislador, constituyen actos de investigación que toman como
objeto de análisis el cuerpo de la persona humana, a fin de adquirir convicción
sobre un hecho controvertido necesario para la solución del caso. Asimismo,
en la medida que dichos actos suponen la afectación de derechos fundamenta­
les, es necesario que sean autorizados por el órgano jurisdiccional y emitidos
en estricto respeto del principio de proporcionalidad.

Finalmente, en caso se verifique de forma posterior errores en los datos fi-


liatorios no acarrea la nulidad de las actuaciones, ni altera el curso de las inves­
tigaciones, por ejemplo, en caso haya existido error en la edad del adolescente
y resulte siendo mayor de edad, ello solo genera el corte en la secuela del pro­
ceso y la remisión a la autoridad competente y viceversa de ser el caso.

171 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

ARTÍCULO 22¡ PADRES, TUTORES O RESPONSABLES

22.1 Se entiende por responsable del adolescente a todo adulto


que aún sin ser su representante legal, lo tiene bajo su cui­
dador debiendo acreditar previamente; dicha circunstancia.
22.2 Los padres, las madres, tutores o responsables de los ado­
lescentes tienen derecho a acceder a la información del pro­
ceso, salvo disposición de reserva conforme lo establecido
por este Código y en forma supletoria, por el Código Proce­
sal Penal u otra norma que la sustituya.
22.3 Son notificados de toda decisión judicial que afecte al ado­
lescente, excepto cuando sea contrario a su interés superior.
22.4 Pueden participar en todas las etapas del proceso, acompa­
ñando al adolescente.

© Pedro Pablo Arévalo R iva s

► Comentario

Resulta indispensable en el proceso penal instaurado contra un adolescen­


te, el padre, madre, tutor o responsable de éste, sea inmiscuido en el mismo, es
decir, participe conjuntamente con él en dicha secuela, siendo exigencia que de
forma inmediata tras su retención le sea comunicada a quien haga las veces de
su responsable, sustentado ello en el hecho que son éstos los que deberán sal­
vaguardar el respeto de sus derechos y además el cumplimiento de ser el caso
de las medidas a imponerse y, por ende, de forma adicional al pago de la repa­
ración civil a favor de los agraviados.

Por ello tendrían todas las prerrogativas para actuar dentro del proceso pe­
nal en representación del adolescente, ya que por ejemplo, serán ellos, si el caso
lo amerita y por disposición del Ministerio Público a quién se le entregue como
medida respecto a las resultas de su situación j urídica tras su intervención por
la presunta comisión de una conducta delictiva.

En caso contrario, se disponga la solicitud ante el órgano jurisdiccional de


una medida de internación serán los llamados a actuar en dichas actuaciones
judiciales orales como ya se indicó en su representación, ya sea, a través de la

k l7 2
Sección II *R T . 22

defensa técnica aportar medios de prueba, interponer los mecanismos proce­


sales en defensa del interés del adolescentes, interponer los recursos impugna-
torios respectivos, etc, todo ello en su calidad de responsable del adolescente
presunto infractor de la ley penal.

Como es de verse existe participación del padre, madre, tutor o responsa­


ble del adolescente en el proceso penal desde la etapa inicial (diligencias preli­
minares) con la comunicación imnediata de la restricción de la libertad ambu­
latoria de éste hasta la ejecución de la sanción impuesta (etapa de ejecución).

Además se obliga al órgano jurisdiccional que toda decisión emitida les


sea notificada en defensa de los intereses del adolescente.

Lo establecido en la norma en comento tiene su sustento en el caso de la


participación de los padres en su deber de velar por el desarrollo integral del
adolescente de conformidad con lo señalado en el inciso a) del artículo 74 del
Código de los Niños y Adolescentes.

173 A
ART. 23 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

ARTÍCULO 2 § EXONERACIÓN DE RESPO NSABILIDAD PENAL

23.1 Se encuentra exonerado de responsabilidad el adolescente que


tenga anomalía psíquica, grave alteración de la conciencia
o que sufra alteraciones en la percepción que afectan grave­
mente su concepto de la realidad, que no posea la facultad
de comprender el carácter delictuoso de su acto o para de­
terminarse según esta comprensión.
23.2 En caso el Fiscal considere que el adolescente se encuentra
inmerso en alguno de los citados supuestos, solicita al Juez
de la Investigación que convoque a audiencia. De compro­
barse dicha situación, se dicta sentencia disponiéndose el
tratamiento ambulatorio o intemamiento en un centro de
salud mental
23.3 Si durante el desarrollo del Juicio Oral se determina la exis­
tencia de alguno de los citados supuestos, el Juez de Juzga­
miento dicta sentencia disponiéndose el tratamiento ambu­
latorio o intemamiento en un centro de salud mental.

P e d ro P a b lo A r é v a lo R iva s

► Comentario

El artículo 7 de la Constitución Política del Perú declara que todos tienen


derecho a la protección de su salud, la del medio familiar y la de la comunidad,
así como el deber contribuir a su promoción y defensa. La persona incapacita­
da para velar por si misma a causa de una deficiencia física o mental tiene de­
recho al respeto de su dignidad y a un régimen legal de protección, atención,
readaptación y seguridad. El Tribunal Constitucional precisó que la protección
a la salud reconoce el derecho de alcanzar y preservar un estado de plenitud
física y psíquica y toda persona tiene el derecho de que se le asignen medidas
sanitarias y sociales relativas a la alimentación, vestido, vivienda y asistencia
médica, correspondiente al nivel que lo permiten los recursos públicos y la so­
lidaridad de la comunidad

En cuanto al derecho a la integridad psíquica, el Tribunal Constitucio­


nal ha precisado además que se expresa en la preservación de las habilidades
motrices, emocionales e intelectuales y por tanto se asegura el respeto de los
Sección ÍI m 23

componentes psicológicos y discursivos de una persona, tales como su forma


de ser, su personalidad, su carácter, así como su temperamento y lucidez para
conocer y enjuiciar el mundo interior y exterior del ser humano1.

El artículo 11 de la Ley N° 26842, Ley General de Salud, señala que toda


persona tiene derecho a la recuperación, rehabilitación y promoción de su sa­
lud mental. El alcoholismo, la farmacodependencia, los trastornos psiquiátri­
cos y los de violencia familiar se consideran problemas de salud mental. La
atención de la salud mental es responsabilidad primaria de la familia y del Es­
tado, por lo que es obligación ineludible del Estado proteger y tutelar la salud
de las personas.

La norma en comento tiene relación directa con lo que se conoce como


la anomalía psíquica permanente la cual está contemplada en la ley penal (art.
20.1) y la doctrina en el Perú como: eximente de responsabilidad penal; y den­
tro de ellas, las oligofrenias (retrasos mentales), las demencias, las esquizofre­
nias y otros trastornos psicóticos.

Las circunstancias eximentes de responsabilidad penal han sido tratadas


por la doctrina penal; comparativamente, en una referencia no exhaustiva, a
partir de las Sentencias del Tribunal Supremo de España12, se hallan por ejem­
plo el trastorno psicótico de tipo paranoide o esquizofrenia paranoide (mani­
festado en una interpretación delirante de la realidad que da lugar a reacciones
violentas); las oligofrenias profundas -id io cia- (en cocientes intelectuales in­
feriores al 25 o 30 por 100 que corresponde a una edad mental por debajo de
los 4 años de edad). Para Alonso Peña Cabrera Freyre, el tipo penal requiere
que la anomalía psíquica sea permanente, quedando descartadas aquellas per­
turbaciones psicológicas temporales, que vayan a cesar después de un tiempo3.

La grave alteración a la conciencia es un estado que lesiona profunda­


mente la conciencia de sí mismo y del exterior, originando así la imposibili­
dad de comprender que las conductas que realiza en ese momento devienen en

1 Sentencia emitida en el Exp. N° 2333-2004-HC/TC. Fj. 2.3. Recuperado de www.tc.gob.pe/


jurisprudencia/2004/02333-2004-HC%20Resolucion.html.
2 IGLESIAS RÍO, Miguel Ángel. “La Eximente de “Anomalía o Alteración Psíquica”. Una proble­
mática abierta hacia el futuro científico” . En: Dialnet. 2003. Recuperado de https://dialnet.uni- rioja.
es/descarga/a.rticulo/.1.2.1.7115.pdf
3 CFR. PEÑA CABRERAFREYRE, Alonso Raúl. Derecho Penal Parte Especial. Tomo 1,2“edición,
IDEMSA, Lima, 2013, p. 281.

175 A
ART. 23 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

delictuosas4, a diferencia de la anomalía psíquica. La grave alteración a la con­


ciencia es un estado transitorio.

La grave alteración a la conciencia solo alude a una de las varias activida­


des anímicas o psíquicas que desarrolla el sujeto: la conciencia; mientras que
la anomalía psíquica que desarrolla el sujeto: la conciencia; mientras que la
anomalía psíquica po r su misma formulación generalizadora abarca todas las
demás actividades, como la afectividad, el pensamiento, la emotividad, la ima­
ginación o la capacidad de interacción social

Cuando se alude al término conciencia se refiere a la de uno mismo en su


relación con la conciencia del mundo exterior5. Este trastorno causa que el
agente tenga una realidad diferente a la original, esta no limita en toda la capa­
cidad reflexiva y discernimiento de sujeto. Decimos que es exigióle un mínimo
de participación anímica6.

Por lo general la grave alteración de la conciencia se da por la ingesta de


sustancias psicotrópicas o de alcohol, siendo que en éste último caso se ha es­
pecificado que debe adquirir tal profundidad que afecte la facultad de compren­
der el carácter delictuoso del acto, para que constituya causa legal de exención
de responsabilidad penal, situación que también podría ser formulada en el
caso del primer supuesto.

La norma en el extremo que señala la exención de pena en los supuestos


que no posea la facultad de comprender el carácter delictuoso de su acto o para
determinarse según esta comprensión, específicamente se estaría refiriendo al
error de prohibición y error de comprensión culturalmente condicionado esti­
pulados en los artículos 14 y 15 del Código Penal.

Como es de verse, de darse cualquiera de los supuestos detallados, la nor­


ma indica que el ju e z de la investigación deberá convocar a audiencia y, de
comprobarse dicha situación, se dicta sentencia disponiéndose el tratamiento

4 PÉREZ LÓPEZ, Jorge. Las 15 eximentes de responsabilidad penal, lera edición. Gaceta Jurídica,
Lima, 2016, p. 30.
5 Asi GUNTER, Jakobs. Derecho Penal. Parte General. Fundamentos y teoría de la imputación.
Trad. Joaquín Cuello Contreras y José Luis Serrano Gonzales de Mundo, 2da edición. Marcial Pons,
Madrid, 1997, p. 639.
6 CASTILLO ALVA, José Luis. “Anomalía Psíquica, grave alteración a la conciencia y alteraciones
de la percepción”. En: Código Penal comentado. Tomo I. Gaceta Jurídica, Lima, 2004, p. 645.

¡k 176
Sección II

ambulatorio o intemamiento en un centro de salud mental. Si dicha situación


se verifica en el desarrollo del juicio oral, el juez de juzgamiento dicta senten­
cia en el mismo sentido.

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

“ CASTILLO ALVA, José Luis. ‘Anomalía Psíquica, grave alteración a ia conciencia y alteraciones
de la percepción". En: Código Penal comentado. Tomo I, Gaceta Jurídica, Lima, 2004.
» IGLESIAS RÍO, Miguel Ángel. “ La Eximente de “Anomalía o Alteración Psíquica” . Una
problemática abierta hacia el futuro científico” . En: Dialnet. 2003. Recuperado de https://
dialnet.uní- rioja.es/descarga/articulo/1217115.pdf.
■ GUNTER, Jakobs. Derecho Penal. Parte General. Fundamentos y teoría de la imputación.
Trad. Joaquín Cuello Confieras y José Luis Serrano Gonzalos de Murillo, 2da edición, Marcial
Pons, Madrid, 1997,
■ PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso Raúl. Derecho Penal. Parte Especial Tomo I, 2a edición,
IDEMSA, Lima, 2013.
■ PÉREZ LÓPEZ, Jorge. Las 15 eximentes de responsabilidad penal. 1aedición, Gaceta Jurídica,
Lima, 2016,

177 jd
CAPÍTULO IV

DEFENSA TÉCNICA

¡1 1 1 1 1 1 1 1 1 DERECHO A LA DEFENSA TÉCNICA

El Ministerio de Justicia y Derechos Humanos provee la defen­


sa gratuita especializada a todos los adolescentes que, por sus
escasos recursos no puedan designar un ahogado defensor de su
elección, o cuando resulte indispensable el nombramiento de un
ahogado defensor de oficio para garantizar la legalidad de una
diligencia y el debido proceso.

© Beyker Chamorro López

► Comentario

I. El defensor público en el marco del proceso penal peruano

Dentro de lo que actualmente conocemos como modelo acusatorio-adver­


saria! en el cual nuestro proceso penal se ve inmerso, se resaltan diversos prin­
cipios y garantías que irradian toda instancia judicial, en especial, la penal. Es
así que, entre tantos otros, el principio de igualdad de armas cobra una especial
relevancia para el tema que pasaremos a tratar. El principio citado, en palabras
de San Martín, “garantiza que ambas partes procesales gocen de los mismos
medios de ataque y de defensa” 1; esto es, que las partes procesales de un pro­
ceso penal que serían la parte acusatoria y la parte acusada -sin desmedro que

1 SAN MARTÍN CASTRO, César. Derecho Procesal Penal. Segunda ed.}VoL I, Grijley, Lima, 2003,
p. 127.
Sección II

se instauren otros como lo puede ser la constitución de actor civil o de tercero


civilmente responsable- se encuentren en igualdad de posibilidades de actúa-
ción entre ellas, así como también que les ampare la igualdad de tratamiento
por parte del juez o colegiado.

Así, tanto el fiscal como el abogado defensor pueden exigir que los medios
probatorios presentados por cada uno, sean valorados de manera objetiva y con
los estándares que estipula el Código Procesal Penal. Sin embargo, el ejemplo
esbozado anteriormente no es el único en el que se puede manifestar el princi­
pio de igualdad de amias, y es que en vista que el ciudadano sindicalizado por
algún delito o falta, a comparación de todo el respaldo estatal que tiene como
base el Poder Judicial ius puniendi, y el Ministerio Público como persecutor
del delito, merece una especial protección. En esa línea, el derecho de defensa
como garantía del proceso penal resulta de vital importancia ya que, en pala­
bras de Binder, “si no está garantizada la defensa en juicio, el imputado pier­
de la posibilidad de utilizar todas las facultades que el proceso penal le otorga,
junto con la de vigilar para que, efectivamente, exista un juicio previo, que res­
pete el principio de inocencia, etc”2.

En ese sentido, Vicente Gimeno Sendra mencionaba que “el derecho de


defensa no consiste el proveer al imputado de cualquier abogado, sino que
guarda un orden sucesivo: el imputado tiene derecho, en primer lugar, a ele­
gir su abogado de confianza para que le defienda en el proceso (...) y s o l o
cuando no quiera ejercitar dicho derecho, o sencillamente reclame expresa­
mente el nombramiento de un abogado del tumo de oficio, es cuando interven­
drá dicho defensor”3.

Así, el derecho de defensa admite dos modalidades:

a) “La defensa material que realiza el propio imputado ante el interrogatorio


de la autoridad fiscal, policial o judicial (...);

b) La defensa técnica que está confiada a un abogado que asi ste y asesora ju ­
rídicamente al imputado y lo representa en todos los actos procesales no
personales. Los pactos internacionales y el Código Procesal Penal también
regulan la defensa oficial, como “el derecho irrenunciable” del imputado

2 BINDER, Alberto. Introducción al Derecho Procesal Penal. Ad Hoc, Buenos Aires, 1993, p. 30.
3 GIMENO SENDRA, Vicente. Derecho Procesal Penal. Thomson Reuters, Navarra, 2012, p. 271.

179 J f
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

a ser asistido gratuitamente por un defensor proporcionado por el Estado,


cuando no designare defensor”4.

Y es justamente sobre esta última modalidad en la que profundizaremos


más, especialmente sobre la labor del defensor público. Por lo general, cuando
un ciudadano se encuentra dentro de un proceso penal, lo que hace es designar
a un abogado defensor que le ayude con la estrategia del caso que lo beneficie
lo mejor posible; sin embargo, ya sea por cuestiones económicas dado que no
puede costear los honorarios de un abogado privado, sea por incumplimiento
de este mismo, entre otros motivos, es que el Código Procesal Penal establece
el servicio de defensa pública.

Para ello, Cubas Villanueva indicaba que “es necesario dejar constancia
que, siendo el ejercicio del derecho de defensa uno de los pilares del sistema
acusatorio, con fecha 14 de mayo del año 2009 se ha promulgado la Ley N°
29360 -L ey del Servicio de Defensa Pública"- estableciendo que tiene como fi­
nalidad asegurar este derecho proporcionando asistencia y asesoría técnico le­
gal gratuita a las personas que no cuentan con recursos económicos”5.

Asimismo, la citada ley indica en su Título Preliminar lo siguiente:

“Art. 2.- El Servicio de Defensa Pública tiene la finalidad de asegurar el de­


recho de defensa proporcionando asistencia y asesoría técnico legal gratuita,
en las materias expresamente establecidas, a las personas que no cuenten con
recursos económicos y en los demás casos en que la ley expresamente así lo
establezca”.

Por lo tanto, como se puede advertir hasta el momento, el rol que desem­
peña el defensor público es de gran importancia en el desenvolvimiento del
proceso penal, m ás aún cuando de discusiones sobre la libertad de una perso­
na se trata, puesto que este deberá, además de cumplir con las garantías que la
normatividad señala, cumplir con las expectativas de su patrocinado, así como
también instruirlo con la mayor diligencia posible.

Sin embargo, esta temática se torna un tono más serio y de extremo cuida­
do cuando ya no hacemos referencia a aquellas personas que -según, el Código

4 CUBAS VILLANUEVA, Víctor. El nuevo proceso penal peruano. Palestra Editores, Lima, 2015, p. 71.
5 CUBAS VILLANUEVA, Víctor Ob. cit, p. 259.

kia o
Sección II

Penal- tendrían la capacidad suficiente para ser consideradas como sujetos ac­
tivos de un determinado delito. Hacemos referencia a los adolescentes, tema
que abordaremos en el siguiente capítulo.

II. El defensor público en la justicia juvenil diferenciada

Decíamos que la defensa a un adolescente que se vea involucrado en con­


flicto con la ley penal requiere de un nuevo estándar, trazado precisamente por
el nuevo modelo de justicia diferenciada o justicia juvenil diferenciada que im­
pone el Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes (CRPA). Conviene
por ello referimos a las siguientes categorías o dimensiones que en conjunto
explican y sustentan este principio.

1. Desde un punto de visto normativo-sustantivo, tenemos a la doctrina de


protección integral (jurídico-garantista), adoptada por el Perú a partir de la
ratificación de la Convención sobre los Derechos del Niño en el año 1990,
que establece.

- Se dirige a los niños, niñas y adolescentes.

- El sistema de investigación y juzgamiento es acusatorio.

- El niño y el adolescente es sujeto de derechos y garantías.

- La privación de la libertad solo opera como medida excepcional para el


adolescente en conflicto con la ley.

- Son considerados imputables. Los adolescentes en conflicto con la ley


deben responder de acuerdo con su grado de desarrollo6.

Este nuevo sistema, también promueve la reintegración del adolescente y


de que éste asuma una nueva función constructiva en la sociedad.

2. Desde la criminología (postura científica), tenemos la necesidad de reconocer


los perfiles criminógenos de los adolescentes basados en la edad y el nivel
de compromiso con las conductas antisociales e infracciones (episódicos
o persistentes), a partir de aproximaciones interdisciplinarias con la utili­
zación de instrumentos de valoración del riesgo de violencia o reiterencia.

6 MINJUS. Justicia Juvenil Diferenciada. Observatorio Nacional de Política Criminal y Programa


Conjunto de las Naciones Unidas para la Seguridad Humana, Lima, 2017, p. 18.

"181 J¡$
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Todo ello con el propósito de proporcionar un adecuado servicio de justica


al adolescente -según su perfil- durante las diferentes instancias o etapas
del proceso, que apunte a su reintegración.

3. Desde una visión de política criminal (política pública de seguridad ciu­


dadana), tenemos que, con una justicia juvenil diferenciada, la reintegra­
ción de un adolescente involucrado en conflicto con la ley penal es viable
(prevención efectiva), dándose oportunidad para la concreción del enfoque
restaurativo, el que a su vez promueve la reparación eficaz de la víctima y
comunidad.

4. Desde un punto de vista empírico, se resaltan las condiciones actuales ina­


decuadas que proporciona el modelo procesal vigente en nuestro país para
los adolescentes involucrados en conflicto con la ley penal (Código de N i­
ños y Adolescentes), según el siguiente raciocinio.

- La justicia procesal vigente para adolescentes genera inconvenientes


desde la detención de un adolescente (trato inadecuado al adolescente).
- Los procesos son largos (20% de adolescentes en centros cerrados no
tienen sentencia, y un 40% con sentencia cumplen medidas socioedu-
cativas menores a 2 años).
- El populismo real que se refleja en el incremento temporal de las medi­
das socioeducativas (ejm. de 6 años a 10 años de medida socioeducati-
va con el D. Leg. N° 1204 del 2015).
Se generan gastos ineficientes en recursos humanos y otros, que se ve
reflejado en intemamientos innecesarios.
- Las partes -víctim a y adolescente infractor- se ven afectadas en sus
expectativas.
- El incremento de la desconfianza en el sistema de justicia penal.

- El incremento de la cifra negra de las infracciones a la ley penal.


- La percepción de la inseguridad ciudadana se incrementa (miedo al delito).

- El incremento de los conflictos a la ley penal cometidos por adolescen­


tes (impunidad).

Tenemos entonces que, para un desenvolvimiento adecuado de la defen­


sa del adolescente en el marco de esta nueva justicia diferenciada, se requiere

¡Ék T82
Sección II

comprender a cabalidad el contenido del mismo. Por ello, el defensor públi­


co de un adolescente, en el marco de este nuevo modelo, deben incorporar en
su bagaje un marco teórico, práctico y científico de mayor amplitud según las
siguientes líneas, las cuales a su vez orientan la formalización de un Derecho
Penal juvenil en nuestro país:

Derecho Penal.

Derecho de Familia.

Derecho de N iños y Adolescentes.

Derecho Procesal Penal, Litigación oral y Criminalística.

Criminología del desarrollo.

Justicia juvenil restaurativa.

Sistema nacional de reinserción social del adolescente en conflicto con la


ley penal.

Derecho Constitucional.

En términos operativos, el diseño y despliegue de una estrategia de de­


fensa (teoría del caso) respecto de un adolescente involucrado en conflicto
con la ley penal, observa no solo los aspectos relacionados con la infracción
(hechos) y la vinculación de estos con la conducta del adolescente (grado de
participación); sino también, incorpora el reconocimiento del perfil criminó-
geno del adolescente (con el apoyo de equipos interdisciplinarios), así como
la comprensión de los factores de riesgo y de protección que se encuentran
presentes en su persona, a efectos de procurar la emisión de disposiciones y
medidas pertinentes.

Con todo ello, hacemos referencia a la necesidad que el Ministerio de Jus­


ticia y Derechos Humanos, prevea la incorporación y especialización sosteni­
da de defensores públicos quienes además tendrán la capacidad de reconocer
a priori la importancia de su papel, delimitado ahora por nuevos estándares y
principios. Este reto, alcanza sin duda a las universidades, institutos de forma­
ción profesional, colegios profesionales, etc.; así como a todos los operadores
jurisdiccionales.

183
ART. l ‘-\ Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

III. Normatividad de! derecho de defensa y la justicia juvenil diferenciada

Como se había mencionado, la labor de no solo el defensor público, sino


que además de todos los operadores judiciales en la administración de conflic­
tos en el cual se vea inmerso un adolescente, cobra un carácter especial a com­
paración al de un adulto en lo que a criterios de edad conocemos. Para ello, en
primer lugar y a efectos del no tan reciente Decreto Legislativo N° 1348 que
contiene el Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes, se comprende
a estos últimos como aquellos que tienen entre catorce y menos de dieciocho
años de edad, que en este caso responderán por la comisión de una infracción
en virtud de una responsabilidad penal especial (esta característica resultará
también importante para comprender aún más la justicia especializada que se
pretende dar a este sector de personas).

Así, sobre la responsabilidad del adolescente, la Defensoría del Pueblo


(2017) señala que:

“Aceptar la responsabilidad de los niños (menores de 18 años) ante una in­


fracción de la ley penal, es un avance respecto a posiciones anteriores, que
tradicionalmente lo consideraron irresponsable, pues solo a partir de tal afir­
mación se le puede reconocer todas las garantías que debe tener una persona
al ser sometida aun proceso judicial (p. 21)”.

Ahora bien, como punto importante a abordar para una mejor comprensión
de cómo es que se ha estado interpretando el tratamiento especializado a los ado­
lescentes, se tiene además de la doctrina de la protección irregular -y a explica­
da-, la doctrina de la situación irregular (jurídico tutelar), cuyas premisas eran:

Solo se dirige a los menores en situación de riesgo o vulnerabilidad.


El sistema de investigación y juzgamiento es inquisitorio.
Los menores son sujetos pasivos de intervención jurídica.
La internación como carencia de recursos materiales (privación de la
libertad).
Los menores de edad que se encuentren en conflicto con la ley son inimpu­
tables, pero son sometidos a procesos de investigación y juzgamiento7.

7 MÍNJUS. Justicia Juvenil Diferenciada. Observatorio Nacional de Política Criminal y Programa


Conjunto de las Naciones Unidas para la Seguridad Humana, Lima, 2017, p. 18.

k 1S4
Sección ÍI

Como se puede advertir, la postura adoptada por el Perú a partir de la ra­


tificación de la Convención sobre los Derechos de Niño (setiembre de 1990)
hasta la actualidad, es la doctrina de la protección integral (jurídica-garan-
tista); lo cual permite potencializar más y concretizar la protección que de­
mandan los adolescentes como grupo especial de vulnerabilidad en la que se
encentran.

En esa misma línea, la llamada “Justicia especializada” direccionada ex­


clusivamente al adolescente, si bien tiene su fundamentación en la edad, así
como en las dimensiones antes referidas; esta afirmación además tiene un tras­
fondo, y es que justamente esa edad resulta especial para proveer un tratamien­
to efectivo que aspira a un modelo preventivo y restaurativo, punto que se de­
sarrollará más adelante (artículo 25). Pero antes, resulta menester conocer cuál
es el tratamiento legislativo en el plano internacional y local sobre la justicia
diferenciada (especializada), y el derecho de defensa del adolescente.

1. Normativa en eí ámbito internacionaí

La normativa internacional referida a adolescentes es amplia, por lo que en


lo que sigue a las siguientes líneas, se mencionarán a aquellos que hagan espe­
cial énfasis al trato diferenciado del adolescente en el marco de la administra­
ción de justicia, vinculado con el derecho de defensa.

Y así, por ejemplo, y empezando con el más conocido, la Convención so­


bre los Derechos del Niño (CDN) indica respecto a la administración de justi­
cia de menores:

“Art. 40.-
1. Los Estados Partes reconocen el derecho de todo niño de quien se alegue
que ha infringido las leyes penales (...) a ser tratado de manera acorde
con el fomento de su sentido de la dignidad y el valor, (...) en ía que se
tenga en cuenta la edad del niño y la importancia de promover la rein­
tegración del niño y de que éste asuma una función constructiva en la
sociedad,
(...) todo niño del que se alegue que ha infringido las leyes penales o a
quien se acuse de haber infringido esas leyes se le garantice (...) que se le
presumirá inocente mientras no se pruebe su culpabilidad conforme a la
ley; que será informado sin demora y directamente o, cuando sea proceden­
te, por intermedio de sus padres o sus representantes legales, de los cargos

185 j í
ART. 24 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

que pesan contra él y que dispondrá de asistencia jurídica u otra asisten­


cia apropiada en la preparación y presentación de su defensa; que la causa
será dirimida sin demora por una autoridad u órgano judicial competente,
independiente e imparcial en una audiencia equitativa conforme a ley, en
presencia de un asesor jurídico u otro tipo de asesor adecuado (...)”.
En la misma línea, la Convención Americana sobre Derechos Humanos
(CADH), indica lo siguiente:

“Art.5.-

Derecho a la integridad personal (...) inc.5 Cuando los niños puedan ser pro­
cesados, deben ser separados de los adultos y llevados ante tribunales espe­
cializados, con la mayor celeridad posible para su tratamiento”.

Así también, en las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para la Ad­
ministración de la justicia de Menores (Reglas de Beijing) se resalta la postura
de, además de operadores especializados, una defensa jurídica especializada8,
y esto último, claro está, engloba a la defensa pública.

Otro instrumento normativo internacional es la Resolución 1997/30 del


Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (Directrices de Viena)
en el cual también llama la atención los tribunales especializados, así como la
capacitación de jueces, abogados, policías, fiscales, asistentes sociales, etc9.

2. Ámbito Nacional

Empezando y respetando la jerarquía de normas, nuestra Carta Magna, en


su artículo 4, indica que:

“La comunidad y el Estado protegen especialmente al niño, al adolescente

Por lo que dicho precepto, de manera obligatoria, debe irradiar en toda la


normatividad local, muy particularmente cuando se trata del adolescente.

8 MINISTERIO DE JUSTICIA Y DERECHOS HUMANOS. Plan Nacional de Prevención y Trata­


miento del Adolescente en Conflicto con la Ley Penal. Lima, 2017, p. 31.
9 MINISTERIO DE J U STIC!A Y DERECHOS HUMAN O S. Plan Nacional de Prevención y Trata­
miento del Adolescente en Conflicto con la Ley Penal. Lima, 2017, p. 31.
Sección II

Ya haciendo referencia a la frontera que existe con el Derecho Penal, en el


artículo 20.2 del Código Penal, se hace mención a que cualquier persona me­
nor de 18 años se encuentra exenta de responsabilidad penal, disposición que
concordada con el decreto legislativo que aprueba el Código de Responsabili­
dad Penal de Adolescentes, tenemos que, si un adolescente infringe la ley pe­
nal, tendrá una responsabilidad penal especial.

Pero, antes de ello, el Código del Niño y Adolescentes (CNA), en su ar­


tículo 184 indica que:

.“(•••) el adolescente infractor mayor de catorce (14) años, será pasible de me­
didas socioeducativas previstas en el presente código. El niño o adolescente
infractor menor de catorce (14) años, será pasible de medidas de protección
previstas en el presente código”.

Nuevamente, a todo lo mencionado debe darse una lectura concertada con


el ahora Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes, el cual establece
las garantías propias de este particular proceso.

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

« B1NDER, Alberto. Introducción al Derecho Procesal Penal. Ad Hoc, Buenos Aires, 1993,
■ CUBAS VILLANUEVA, Víctor. El nuevo proceso penal peruano. Palestra Editores, Lima, 2015.
■ GIMENO SEÑORA, Vicente. Derecho Procesal Penal. Thomson Reuters, Navarra, 2012.
■ MINJUS. Justicia Juvenil Diferenciada. Observatorio Nacional de Política Criminal y Programa
Conjunto de las Naciones Unidas para ia Segundad Humana, Lima, 2017.
■ MINISTERIO DE JUSTICIA Y DERECHOS HUMANOS. Plan Nacional de Prevención y Tratamiento
de! Adolescente en Conflicto con la Ley Penal. Lima, 2017.
* SAN MARTÍN CASTRO, César. Derecho Procesal Penal. Segunda ed., Vol. I, Grijley, Lima, 2003.

187 j á
AflT. 2S\ Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

DERECHOS DEL ABOCADO DEFENSOR DEL ADOLESCENTE

E l abogado defensor goza de todos los derechos que el Código


le confiere para el ejercicio de su profesión, especialmente de los
siguientes:
1. Prestar asesoramiento desde que el adolescente fuere citado
o detenido por la autoridad policial y/o llevado al módulo
especializado de detención para su declaración.
2. Interrogar directamente a su defendido, así como a los demás
procesados, testigos y peritos.
3. Recurrir a la asistencia reservada de un experto en ciencia,
técnica o arte durante el desarrollo de una diligencia, siem­
pre que sus conocimientos sean requeridos para defender me­
jor al adolescente, El asistente debe abstenerse de intervenir
de manera directa.
4. Participar en todas las diligencias, excepto en la declaración
prestada durante la etapa de Investigación por el adolescente
que no defienda.
5. Aportar los medios de investigación y de prueba que estime
pertinentes.
6. Presentar peticiones orales o escritas para asuntos de simple
trámite.
7. Acceder a l expediente fisca l y judicia l para informarse del pro­
ceso sin más limitación que la prevista en el Código, así como
obtener copia simple de las actuaciones en cualquier estado o
grado del procedimiento.
8. Ingresar a los establecimientos y centros de internación de
adolescentes y dependencias policiales, previa identificación
para entrevistarse con su patrocinado.
9. Expresar con amplia libertad en el curso de la defensa, oral­
mente y por escrito, siempre que no se ofenda el honor de las
personas, ya sean naturales o jurídicas.
10. Interponer cuestiones previas, cuestiones prejudiciales, excep­
ciones, recursos impugnatorios y los demás medios de defensa
permitidos por el Código.
11. Propiciar las soluciones y salidas alternativas al proceso del
adolescente en miras a su interés superior de acuerdo al pre­
sente Código.

k . IBS
Sección II

© Beyker Chamorro López

► Comentario

El artículo 24 antes analizado, nos ha permitido identificar el carácter espe­


cial de la justicia diferenciada de un adolescente respecto de la justicia común
de adultos, así como el desafio que ello representa para disponer de un servi­
cio de defensa pública fortalecido y ad hoc para adolescentes bajo un nuevo
estándar; destacándose además el tratamiento legislativo desarrollado sobre la
temática.

El presente artículo del Código de Responsabilidad Penal de Adolescen­


tes desarrolla las facultades procedimentales inherentes al derecho de defensa,
pero lo que hace, no es más que señalar algo que ya se conoce sobre las labores
de un abogado defensor de un adulto que vulnera la ley penal, y una lectura rá­
pida del mismo devendría en identificar una carencia de alguna particularidad
resaltante. Es por ello que, para una mejor comprensión del artículo citado, se
debe efectuar una nueva lectura, pero acompañado de la información que pro­
porciona el enfoque restaurativo y la criminología del desarrollo.

I. Enfoque de justicia juvenil restaurativa

En primer lugar, cabe hacer la precisión que durante los últimos años exis­
te una tendencia de cuestionar los fines de la pena tales como la retribución,
la rehabilitación, la inocuización, entre otros que la doctrina haya desarrolla­
do; sin embargo, como propuesta alternativa a estos cuestionamiento aparece
la justicia restaurativa, entendiendo a esta como aquella “que busca, ante todo,
que se repare el daño social causado por el crimen -antes que ejecutar una ven­
ganza o imponer un castigo sobre el victim ario-” 1.

Esta propuesta se puede comprender a mayor cabalidad, en palabras de


Mir Puig, “(...) el rasgo tal vez más llamativo de la evolución de los sistemas
penales actuales es la previsión de mecanismos tendientes a evitar la aplicación
de penas privativas de libertad no absolutamente necesarias. A consecuencia

1 BRAITHWAITE, Jhon, & PETTIT, Philip. No solo su merecido, por una justicia penal que vaya
más allá del castigo. Siglo Veintiuno Editores, Buenos Aires, 2015, p. 1.

189 Á
ART. 25 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

de la progresiva humanización de las ideas penales, paralela al aumento del ni­


vel económico de los países desarrollados, la privación de libertad aparece ya
como una pena excesiva en muchos casos (.. ,)”2.

Regresando al punto, lo que la justicia restaurativa propone es, a diferencia


del retribucionismo, enfocarse en la reparación del daño y el restablecimiento
de las relaciones, en lugar del castigo. “La justicia restaurativa puede imponer
sanciones reparativas que pueden constituir una carga penosa para quien co­
metió el delito; sin embargo, no constituye un castigo; de igual modo, puede
censurar y reprobar un acto criminal sin necesidad de imponer un castigo”3.

Conectándolo con la legislación actual, tenemos que, en el Título Prelimi­


nar del Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes, inciso 4 del artículo
XIII, menciona lo siguiente:

“En la aplicación del presente Código, deben considerarse los siguientes


enfoques:
4. Restaurativo.- Se debe promover durante el proceso, en medida de lo po­
sible, la participación de la víctima para lograr su reparación adecuada, así
como la aceptación de responsabilidad del adolescente por el daño causa­
do, como fonna para superar los efectos negativos de la infracción y pre­
venir la comisión de otras futuras”.

Así, podemos percibir que este renovado enfoque que se le pretende dar a
una justicia especializada va más allá del hecho de colocar una medida al ado­
lescente infractor, sino que a lo que se aspira es a la intemalización del hecho
cometido por el mismo, la comprensión de la dañosidad de su conducta, así
como también la búsqueda de soluciones al daño ocasionado a través de la re­
paración directa al agraviado.

II. Im portancia de la criminología del desarrollo

La criminología es considerada como ciencia empírica e interdisciplinaria,


que se ocupa del estudio del crimen, de la persona del infractor, la víctima y el

2 CID MOLINÉ, José. “¿Un derecho penal sin pena de prisión?” En: Estudios de Derecho Penal.
Homenaje al profesor Santiago MirPuig. J.-M. S. (coord.), BdeF, Buenos Aires, 2017, pp. 41-54.
3 WALGRAVE, Lode. “Restoration in Youth Justice” . En: Why Punich? How Much? A reader on
Punishment. 2011, p. 17.

k .1 9 0
Sección II ART 2'

control social del comportamiento delictivo4 mediante el cual no se direcciona


a responder las preguntas ¿Quién cometió el acto ilícito? ¿Cómo pasó?, sino
por el contrario de enfoca en la pregunta ¿Por qué se cometió un determinado
delito?, y para ello toma en cuenta para sus análisis los factores de riesgo (pro­
pio de cada uno).

A manera de reforzar la idea anterior, Hassemer y Muñoz-Conde indicaron


que la criminología es la “ciencia que estudia la delincuencia y los sistemas so­
ciales empleados para su control”5.

Dentro de esta disciplina podemos advertir una diversidad de tipos de lí­


neas de investigación dentro de la criminología, entre ellas está la criminología
del desarrollo cuyo enfoque es integrador y dinámico. Este modelo requiere
una mayor explicación.

Frente al determinismo estático y atemporal de las teorías criminológicas


tradicionales, que fijan en una edad temprana del individuo la influencia de los
factores etiológicamente relevantes y suponen, además, inalterable dicha in­
fluencia, la criminología del desarrollo estima, por el contrario, que tales fac­
tores cobran o pierden interés según las etapas del individuo, experimentan­
do cambios sustanciales por el paso del tiempo o las vivencias personales de
aquel6.

Asimismo, la criminología del desarrollo rescata un sentido estratégico en


cuanto se alude a los fines de la pena, más aún cuando de prevención hace alu­
sión: “La Criminología del desarrollo se interesa también por la problemática
de la prevención del delito y de la intervención en el infractor. Aunque no re­
chaza, desde luego, el tratamiento del delincuente, opta sin embargo por una
estrategia preventiva que actúe lo antes posible en la vida del individuo neutra­
lizando los factores del riesgo. Mejor, pues, prevenir que tratar”7.

4 GARCIA-PABLOS DE MOLINA, Antonio. Criminología. Fundamentos y principio para el estudio


científico del delito, la prevención de la criminalidad y el tratamiento del delincuente. 1NPECCP,
Lima, 2008, p. 1.
5 HASSEMER, Winfried, & MUÑOZ-CONDE, Francisco. Introducción a la Criminología y al De­
recho Penal. Tiran! lo Blanch, Valencia, 1989.
6 GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, A. Ob. c it, p. 498.
7 Ibídem, p. 500.

191 A
ART. 25 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Lo resaltante de valorizar esta nueva perspectiva de analizar factores cri-


minógenos, como la edad lo menciona Morales Córdova cuando precisa que
“La investigación h a demostrado que frente a la condición de delinquir, exis­
ten notorias diferencias entre quienes presentan un comportamiento antisocial
de tipo delictivo limitado a un periodo de vida (como la adolescencia) o, por el
contrario, persistente a lo largo de la vida (de inicio precoz y de duración pos­
terior a la adolescencia) y caracterizado por delitos más violentos, de mayores
proporciones y de nulas probabilidades de reparación real de los daños ocasio­
nados. (...) En ese sentido, la edad de inicio en la infracción es una variable
importante para predecir el posible riesgo de reincidencia delictiva juvenil”8.

En relación a la importancia de esta rama de la criminología, es que resalta


la correlación positiva entre la edad y la comisión de delitos; asimismo, analiza
la correlación negativa entre dichas variables, y la mirada en conjunto de am­
bas es lo que denomina “Curva de la edad”, la cual ayudará a que, en términos
estadísticos, se pueda predecir el comportamiento criminal en el futuro, o para
valorar el riesgo puesto que, como ya habíamos mencionado, la criminología
del desarrollo se centra más en el valor de una prevención efectiva del delito,
proyectándose a futuro.

Como máximos representantes podemos mencionar a Patterson, Loeber y


Moffitt, y lo que más caracteriza a la posturas de los tres citados es que desa­
rrollan una clasificación de delincuentes, siendo la más esclarecedora la desa­
rrollada por Moffitt, puesto que “distingue dos clases o tipos de delincuentes:
aquellos cuya conducta infractora se constriñe a la adolescencia, dado que des­
pués abandonan la conducta delictiva; y aquellos otros (los llamados persisten­
tes) que delinquen a lo largo de la vida. El comportamiento delictivo tiene en
uno y otro caso una explicación distinta”9.

Ahora bien, la importancia de esta distinción, esto es, entre episódicos y


persistentes, como dato que arroja el perfil psicológico del adolescente, será
vital para guiar el desarrollo adecuado de las actividades de los operadores de
justicia, como más adelante resaltaremos.

8 MORA LES CÓRDOVA, Hugo. Comportamiento antisocial persistente y limitado a la adolescencia


entre infractores institucionalizado.’}. Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 2013, p. 8.
9 G ARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Antonio. Criminología. Fundamentos y principio para el estudio
científico del delito, la prevención de la criminalidad y el tratamiento del delincuente. INPECCP,
Lima, 2008, p. 501.

ik. 192
Sección II

Retomando a la autora antes mencionada y relacionándolo a los modernos


enfoques que se le da a la criminología del desarrollo, se detalla que “(■•■)
propuesta de esta autora [Moffitt] se inscribe de lleno en la criminología del de­
sarrollo en el sentido de que reconoce que las tendencias delictivas no quedan
fijadas de forma más o menos determinista, o sea, de una vez por todas en los
primeros años o incluso en el nacimiento, sino que acontecimientos de la vida
de las personas son decisivos para las carreras delictivas”101.

Aquí, los factores de riesgo, así como los factores de protección (elemen­
tos imprescindibles para la comprensión del porqué se comete un detenninado
delito), obtienen gran importancia para el análisis personalizado de cada caso;
así tenemos, por ejemplo, los relacionados al individuo (actividades favora­
bles hacia el uso de drogas, etc. / religiosidad, destrezas sociales, etc.), familia
(inadecuada supervisión familiar, etc. / adaptación familiar, etc.), pares (com­
portamiento delictivo de los pares, etc. / asociación con pares involucrados en
actividades sociales positivas), escuela (fracaso académico, etc. / oportunida­
des para participar en acciones sociales positivas, etc.), comunidad (bajo nivel
de adaptación social, etc. / oportunidades para participar en acciones sociales
positivas, etc.), y sociedad-ambiente (pobreza, etc. / correspondencia entre la
edad cronológica legal límite para consumir sustancias legales y la edad en que
se alcanza la madurez social)11. Todos estos factores permitirán tener un mar­
co de referencia para que a partir de ello se puedan analizar las variables que
predisponen una conducta denominada antisocial del adolescente y deben ser
abordadas desde el punto de vista de la prevención12.

Este enfoque criminológico que resulta elemental para tener una visión in­
tegral de la problemática que rodea la responsabilidad penal especial del ado­
lescente, debe ir emparejado, además, del enfoque de justicia restaurativa an­
tes descrito.

10 SERRANO M AÍLLO, Alfonso. “La Teoría Criminológica y sus críticos” . En: Revista de
Derecho. Núm. 19, UNBD, 2016, p. 13, Recuperado de http://e-spacio.uned.es/fez/eserv/
bibliuned:RDUNED-2016-19-7060/pag_20Lpdf.
11 MINISTERIO DE JUSTICIA Y DERECHOS HUMANOS. Plan Nacional de Prevención y Trata­
miento del Adolescente en Conflicto con la Ley Pena\. Lima, 2017, p. 51.
12 MINISTERIO DE JUSTICIA Y DERECHOS HUMANOS, Ob. cit, p. 50.

193 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

III. Otra mirada al desenvolvimiento de las funciones del abogado defensor

Habiendo comprendido la importancia del rol diligente de los operadores


de justicia en el m arco de la responsabilidad del adolescente infractor, es que
cabe precisar algunos puntos. Para empezar, con todo lo desarrollado anterior­
mente se advierte que, en el caso en específico, el defensor público si bien debe
velar por el respeto de las garantías del proceso para con su patrocinado, dicha
labor no se estanca allí, sino que el defensor público debe también ser conoce­
dor de los enfoques que respaldan esta justicia diferenciada. Esto es, durante el
proceso, el defensor público debe dejar de ser un mero intérprete literal de la
normativa, sino que también debe capacitarse para tener una visión interdisci­
plinaria de la problemática. Por lo tanto, acudirá a las bases de la criminología,
siendo capaz de recoger los factores de riesgo y de protección en cada caso en
concreto al cual se aboque, promoviendo la aplicación del enfoque restaurativo
dada su coherencia teórica y práctica con aquella ciencia, y en su caso, procu­
rando la dación de una correcta medida soeioeducativa al adolescente.

Siendo así, el correcto análisis y comprensión del perfil criminógeno del


adolescente por parte del abogado resulta fundamental para ejercer una defen­
sa técnica adecuada, acorde con las necesidades individuales del adolescente
como sujeto de derecho; pues ya habiendo identificado los factores de riesgo y
de protección presentes en él, y el nivel de prevalencia de estos y dinámica; el
defensor público y demás partes procesales podrán promover la aplicación de
diversas figuras que encuentran respaldo en nuestra normatividad, tales como
la remisión -e n caso se esté frente a algún caso en especial como el de “episó­
dico”- y así promover la justicia restaurativa, o por otro lado, centrar la discu­
sión en la medida soeioeducativa que se pretende imponer, así como la dura­
ción de esta.

Cabe precisar, además, que a pesar de que mediante la resolución admi­


nistrativa N° 292-2016-CE-PJ, se aprobó la aplicación del instrumento de va­
loración clínica estructurada del riesgo de violencia en jóvenes (Structured As-
sessment o f Violence Risk In Youth- SAVRY), -e l cual consiste en analizar
la interrelación entre los factores de riesgo de violencia que intervienen en el
adolescente para la comisión de un delito11—, la misma que aún en nuestro país13

13 BORLA!, Randy; B ARTEL, Patríck; FORTE, Adelle. “SAVRY (Structured Assessment o f Vio­
lence Risk in Youth)”. En: CRIMINA. Recuperado de http://crimina.es/crimipedia/wp-content/
uploads/2015/07/SAVRY.pdf, 2014.

h . i9 4
Sección II ART 25

no ha sido validado empíricamente, colocándonos en desventaja frente a la de­


manda de un desarrollo de la criminología del desarrollo en la praxis en el Perú
y velar tanto por la aspiración de una justicia restaurativa en el país en los su­
puestos que lo merezca, así como la protección del adolescente en el marco de
este especial proceso judicial.

IV. Comentarios finales

Hacemos un comentario final respecto de los numerales del artículo 25 del


CRPA, agrupados convenientemente según las líneas teóricas que hemos que­
rido resaltar.

Así, los numerales 1), 4) y 11) del artículo 25 del CRPA, rescatan la
orientación del modelo para promover la aplicación del enfoque restaurativo
y vigencia práctica de la justicia diferenciada, cuando por ejemplo el nume­
ral 1) hace referencia al módulo especializado de detención para su declara­
ción policial.

Dicho ambiente será destinado de modo exclusivo a la toma de declaración


inicial -e n sede policial- del adolescente que sea citado o detenido, iniciándo­
se con un abordaje diferenciado y práctico (separado de los adultos detenidos),
posibilitándose la aplicación del enfoque restaurativo vía remisión conforme a
los informes interdisciplinarios elaborados por el Ministerio Público, aunados
a aquellos que sean promovidos por su defensa de ser el caso.

En el mismo sentido, como correlato, tenemos lo dispuesto por el nume­


ral 4) cuando señala que el abogado defensor goza del derecho de participar
en todas las diligencias, excepto en la declaración prestada durante la etapa de
investigación por el adolescente que no defienda; lo cual creemos resulta con­
gruente con la posibilidad de procurar la aplicación del enfoque restaurativo,
cuando se tenga un caso con participación de más de un adolescente.

A tenor del numeral 11) advertimos una regla que propicia la aplicación
de soluciones y salidas alternativas al proceso en miras al interés superior del
adolescente; la cual refuerza lo establecido por los numerales 1) y 4). Así, lo
que más caracterizará a la labor de no solo la defensa pública, sino toda aquella
que englobe el derecho de defensa, será el rol de propiciar soluciones y salidas
alternativas el proceso del adolescente, ello en respaldo del interés superior,
máxima recogida en normativa nacional e internacional.

195
>\RT. ¿ b Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Frente a todo ello, resulta inevitable no referirse a la remisión judicial, lo


cual implica que '‘antes de iniciarse el procedimiento judicial, el fiscal podrá
conceder la remisión como forma de exclusión del proceso. Una vez iniciado
el procedimiento y en cualquier etapa, el juez o la sala podrán otorgar la remi­
sión, y corresponde en este caso la extinción del proceso” 14.

Lo anteriormente citado será el ideal que debe buscar, tal como se detalla,
el juez y el fiscal, sin embargo, la labor del defensor resultará vital pues tam­
bién impulsará a través de escritos, solicitudes y su desenvolvimiento durante
todo el proceso (entre otros roles que se citan seguidamente), la búsqueda de la
remisión en los supuestos que corresponda; todo ello de la mano con el acuerdo
reparatorio para así concretizar el mecanismo restaurativo cuya finalidad será
lograr intercambios emocionales significativos del adolescente independiente­
mente de las medidas que se le vayan a imponer.

Respecto de los numerales 2), 5), 6), 7), 8), 9) y 10) diremos en forma
general, que son aquellas reglas básicas que facultan la preparación, diseño y
aplicación de una estrategia de defensa, pero como hemos señalado a lo largo
del presente, esta podrá ser estructurada solo a partir de una sólida formación
del abogado defensor (que a su vez defina su nuevo perfil), que sea capaz de
conectar contenidos de las disciplinas y técnicas ya mencionadas líneas arri­
ba (derecho penal, derecho procesal penal, criminología, criminalística, litiga­
ción oral, enfoque restaurativo, etc.), en favor de su patrocinado. El defensor
del adolescente, desde el primer contacto con este, debe priorizar el interés de
su defendido, cautelando que toda actuación observe un fin reintegrador y edu­
cativo acorde con su perfil criminógeno, informándole que la justicia busca su
beneficio y el de la sociedad.

El numeral 3) por su lado, abona en que la defensa acuda y plantee peri­


cias destinadas no solo de orden criminalístico, sino también, complementa­
rias para aproximarse al perfil de su patrocinado, a efectos de rescatar y resal­
tar la presencia de factores de protección, que sin duda fortalecerán su teoría
del caso, por ejemplo.

14 MINJUS. Justicia Juvenil Diferenciada. Observatorio Nacional de Política Criminal y Programa


Conjunto de las Naciones Unidas para la Seguridad Humana, Lima, 2017, p. 27.

k . 196
Sección II ART. 25

REFERENCIA BIBLIOGRAFICA

■ BORUM, Randy; BARTEL, Patrick; FORTH, Adelle, “ SAVRY (Structured Assessment of Violence
Risk in Youth)’', En: CRIMINA. Recuperado de http://crimina.es/crimipedia/wp-content/
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Homenaje al profesor Santiago MirPuig. J.-M. S. (coord.), BdeF, Buenos Aires, 2017.
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científico del delito, la prevención de la criminalidad y el tratamiento del delincuente. INPECCR
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■ WALGRAVE, Lode. “ Restoration in Youth Justice” . En: Why Punich?How Much? A reader on
Punishment. 2011.

137 A
CAPÍTULO V

LA V ÍC T IM A - EL A G R A V IA D O

DEFINICIÓN

Se considera agraviado a toda persona que resulte directamente


ofendido por la infracción o perjudicado por las consecuencias
del mismo. Tratándose de menores de edad, incapaces absolutos,
personas jurídicas o del Estado, su representación corresponde a
quienes el Código Procesal Penal u otra norma que la sustituya
lo designe. La afectación de bienes jurídicos colectivos se regula
de acuerdo a la legislación sobre la materia.

© Elky Alexander Villegas Paiva

► Comentario

L Concepto de víctima o agraviado

Empecemos señalando que el Capítulo V del Título II de la Sección II


del Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes, se denomina “víctima-
agraviado”, lo cual implica que para dicho código resultan sinónimos o equi­
valentes los términos ‘Víctima” y “agraviado” .

Ahora bien, en cuanto al concepto de víctima de un delito, encontramos


que a nivel doctrinario existen concepciones restrictivas y, otras que podemos
llamar amplias sobre el concepto de víctima.

Sin embargo, para entender dichas concepciones es menester recordar


ciertas categorías como lo son: sujeto pasivo del delito, sujeto pasivo de la ac­
ción, ofendido, agraviado y perjudicado. Veamos:

k is s
Sección II ART 26

Sujeto pasivo del delito es la persona titular del bien jurídico afectado por
la acción delictiva; mientras que sujeto pasivo de la acción típica aquel sobre el
que recae eventualmente la acción punible y, que puede ser diferente de quien
ve lesionados sus intereses o bienes por el delito.

Por otra parte, el concepto de ofendido o agraviado -términos que se sue­


len utilizar como equivalentes—se hace coincidir generalmente con el término
de sujeto pasivo del delito, reservando el término perjudicado para los terceros
que también soportan las consecuencias perjudiciales más o menos directas del
hecho típico, cuya relevancia se conecta con el ámbito de la responsabilidad
civil ex deliciox.

Bajo esas ideas, la concepción restrictiva del concepto de víctima, consi­


dera que por víctima se debe entender solamente al sujeto pasivo del delito12, es
decir, a la persona que goza de la titularidad del bien jurídico que ha sido vul­
nerado; para esta postura víctima y sujeto pasivo del delito se tratarían de ex­
presiones sinónimas3.

Por su parte los defensores de la concepción amplia del concepto de


víctima, sostienen que dicho concepto debe abarcar no solo al directamente

1 BA AMONDE, Xulio. La víctima en el proceso penal. Marcial Pons, Madrid, 2005, p. 123.
2 Así CARAM’UTI, Carlos. '‘Dogmática y política criminal de la víctima en relación a la titularidad
y ejercicio de la acción penal”. En: Ciencias Penales Contemporáneas. Revista de Derecho Penal,
Procesal Penal y Criminología. N° 1, Ediciones Jurídicas Cuyo, Mendoza, 2001, p. 32. En la misma
línea: QUERALT, Joan. “Víctimas y garantías: algunos cabos sueltos. A propósito del proyecto
alternativo de reparación”. En: Anuario de Derecho Penal y Ciencias Penales. Tomo XLIX, fase.
I, Ministerio de Justicia, Madrid, enero-abril de 1996, pp. 141-142, para quien víctima, en Derecho
Penal, es el titular del bien jurídico-penalmente protegido que ha sido dañado o puesto en peligro, es
decir, el sujeto pasivo; junto a la víctima se hallan los perjudicados, es decir, aquellos otros sujetos
que se ven directamente afectados por el delito, pero que no son titulares del bien jurídico lesionado
o puesto en peligro. Para este autor la distinción entre víctima y perjudicado tiene trascendencia dog­
mática, político-criminal y procesal. Por un lado, la relación del bien jurídico penalmente protegido
con la victima permite establecer la gravedad del ilícito por parte del legislador; de esta suerte la
esencialidad del bien y la consecuente intensidad de la punición de la conducta lesiva del mismo se
determinarán a la vista de la relación entre bien y titular del mismo. De otro lado, procesalmente, y
con independencia de la acción popular, la existencia de una víctima jurídicamente capaz de actuar
impide el ejercicio de la acción penal y lo civil por parte de los perjudicados en sentido estricto. El
caso del padre de familia que, por las razones que fuere, no desea perseguir judiciaímente a quien
le ha estafado, cierra el paso a sus hijos para ejercer cualquier acción penal o civil al respecto por
considerar que tal ilícito ha menguado, no ya su patrimonio, sino el contenido de su derecho de
futuro sobre el mismo.
3 En esta línea, entre otros, BOBINO, Alberto. “La víctima en el procedimiento penal”. En: Problemas
de Derecho Procesal Penal contemporáneo. Editores del Puerto, Buenos Aires, 1998, p, 80,

199 aÚ
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

ofendido por el delito, sino también a los terceros perjudicados4. Nosotros coin­
cidimos con esta ultima postura por lo que el concepto de víctima del delito,
sobre el cual se debe basar el contenido y tratamiento de sus derechos huma­
nos, debe cobijar a los titulares del bien jurídico protegido por la norma, pero
no exclusivamente a ellos, pues hay otras personas o grupos que se ven per­
judicados directa o indirectamente con la conducta criminal y que tienen los
mismos derechos de quienes han sufrido la agresión directa para ser atendidos
en sus necesidades y expectativas con independencia de la relación que tengan
con los victimarios y del enjuiciamiento, acusación o condena que se produzca
en contra de estos últimos.

Conforme a ello, el concepto de víctima que adoptamos en el presente tra­


bajo es desde una perspectiva amplia, de modo que son víctimas, además del
sujeto pasivo del ilícito penal (solo se requiere que la conducta del victimario
sea típica y antijurídica, no siendo necesario que haya actuado culpablemente)5,
todas las personas físicas y jurídicas que directa o indirectamente sufren un
daño notable como consecuencia inmediata o mediata de la infracción6, y que,
en justicia, son acreedoras de importantes nuevos derechos que deben ser

4 Así, entre otros, FERNÁNDEZ PÉREZ, Rafael. “Elementos para la efectiva protección de los
derechos de las víctimas en el proceso penal”. En: Boletín Mexicano de Derecho Comparado.
N° 82, UNAM, México D.F, enero-abril de 1995, p, 114; ABREU Y ABREU, Juan Carlos. “La
Victimología a la luz de los derechos humanos”. En: Prolegómenos. Derechos y Valores. Vol. XII,
N° 23, Universidad Militar Nueva Granada, enero-junio de 2009, p. 101; BERISTAIN IP1ÑA,
Antonio. “Evolución desde el crimen al delincuente y a la víctima, (aproximaciones diacrónicas
y sincrónicas a la Política Criminal”. En: Anuario de Derecho Penal y Ciencias Penales. Vol. LIT,
1999, Ministerio de Justicia, Madrid, 2002, p. 79, quien sostiene que: “En política criminal de sesgo
jurídico-penal se dice que hay un sujeto pasivo del delito. Pero en Política criminal victimoiógica
se afirma que hay cinco o diez víctimas directas del crimen (los familiares más íntimos de ese
único sujeto pasivo del delito) y muchas más víctimas indirectas del delito: los muchos amigos del
lesionado o asesinado. Estos no entran en el concepto de sujeto pasivo del delito; no entran en el
campo del Derecho Penal; quizás tampoco en el de la Criminología. Pero sí en el de la Victimología
y de su Política criminal”.
5 La Directiva 2012/29/UE del parlamento europeo y del consejo de 25 de octubre de 2012 señala
que se debe considerar que una persona es una víctima independientemente de si se ha identificado,
detenido, acusado o condenado al infractor y con independencia de la relación familiar que exista
entre ellos.
6 En la misma línea el recordado profesor español Berístaín ipíña, ha dejado dicho que: “A la luz de la
actual doctrina victimoiógica, por víctima ha de entenderse un círculo de personas naturales y jurídicas
más amplio que el sujeto pasivo de la infracción. Lo incluye, pero también lo rebasa. Víctimas son
todas las personas naturales o jurídicas que directa y/o indirectamente sufren un daño notable (...)
como consecuencia de la infracción”. (BERISTAIN IPIÑA, Antonio. Hueva Criminología desde el
Derecho Penal y la Victimología. Tirant lo Blanch, Valencia, 1994, p. 359).

200
Sección 11 ART, 2G

reconocidos, tanto formal como materialmente. Del concepto esbozado se des­


prende que todo sujeto pasivo de un delito es víctima, pero no toda víctima es
sujeto pasivo del mismo7.

Como muy bien explica Sampedro-Arrubla, “El concepto de víctimas


del delito incluye al sujeto pasivo de la infracción, entendido como aquella(s)
persona(s) sobre la(s) cual(es) recae la acción del delincuente; los perjudica­
dos directos, que son quienes, sin ser los titulares del bien jurídico protegido,
reciben directamente los efectos del delito, como los familiares de la persona
asesinada; y los peijudicados indirectos, quienes sin ser los titulares del bien
jurídico ni perjudicados directos, deben soportar las consecuencias indirectas
del delito, tales como los familiares o dependientes imnediatos del sujeto pasi­
vo que sufran daños al intervenir para asistir a la víctima en peligro o para pre­
venir la victim ización’8.

Los instrumentos internacionales sobre la materia también acogen un cri­


terio amplio sobre el concepto de víctima. Por ejemplo, la Declaración sobre
los Principios Fundamentales de Justicia para las Víctimas del Delito y del
Abuso de Poder, define a la víctima del delito, de la siguiente manera9:

7 Como señala Forero Ramírez: “Este concepto (de víctima) no puede identificarse con el sujeto
pasivo, propio de la dogmática jurídica, en la medida en el término víctima engloba además el
sujeto perjudieado, es decir, aquel que sin ser titular de! bien jurídico respectivo sufre algún tipo
de perjuicio con la comisión de una conducta punible”. (FORERO RAMÍREZ, Juan Carlos. “ Los
derechos de las víctimas en el nuevo sistema acusatorio”. En: Sistema Penal acusatorio. Centro
Editorial Universidad del Rosario, Bogotá, 2006, p. 167).
8 SAMPEDRO-ARRUBLA, Julio Andrés. “Los derechos humanos de las víctimas: apuntes para la
reformulación del sistema penal” . En: Internacional Law. Revista Colombiana de Derecho Interna­
cional. N° 12, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, enero-junio de 2008, p. 359.
9 A partir de 1945, el principal concepto de víctima gira alrededor de la macrovíctima, o de la víctima
del abuso del poder, concretamente del nazismo, con su genocidio de seis millones de judíos. Esta
macrovictimización explica, en parte, las naciones Unidas, en la declaración que citamos, dediquen
un apartado, el B, a las víctimas del abuso del poder, y las defina como “las personas que, individual
o colectivamente, hayan sufrido daños, inclusive lesiones físicas o mentales, sufrimiento emocional,
pérdida financiera o menoscabo sustancial de sus derechos fundamentales, como consecuencia de
acciones u omisiones que no lleguen a constituir violaciones del derecho penal nacional, pero que
violen normas intemacionahnente reconocidas relativas a los derechos humanos” . Posteriormente
se extiende ele Studío y el concepto acerca de las víctimas de los delitos comunes, con especial y
mayor atención a las mujeres y los niños, a personas más vulnerables. (BERISTAINIPIÑA, Antonio.
“El nuevo Código Penal de 1995 desde la Victimología”. En: Eguzkilore. Número extraordinario 10,
Instituto Vasco de Criminología, San Sebastián, octubre de 1997, p. 59).

201 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

1. Se entenderá por “víctimas” las personas que, individual o colectivamen­


te, hayan sufrido daños, inclusive lesiones físicas o mentales, sufrimiento
emocional, pérdida financiera o menoscabo sustancial de los derechos fun­
damentales, como consecuencia de acciones u omisiones que violen la le­
gislación penal vigente en los Estados miembros, incluida la que proscribe
el abuso de poder.

2. Podrá considerarse “víctima” a una persona, con arreglo a la presente de­


claración, independientemente de que se identifique, aprehenda, enjuicie o
condene al perpetrador e independientemente de la relación familiar entre
el perpetrador y la víctima. En la expresión “víctima” se incluye además,
en su caso, a los familiares o personas a cargo que tengan relación inme­
diata con la víctima directa y a las personas que hayan sufrido daños al in­
tervenir para asistir a la víctima directa y a las personas que hayan sufrido
daños al intervenir para asistir a la víctima en peligro o para prevenir la
victimización.

De esta definición elaborada por la ONU, se puede sostener que la conside­


ración de “víctima” a una persona podrá realizarse con independencia, por una
parte, de que se identifique, aprehenda, enjuicie o condene a los victimarios, y
por otra, de la relación familiar entre el perpetrador y la víctima. Esta idea re­
sulta de particular importancia si se tiene en cuenta que hay quienes piensan
que de la misma forma en que no se puede tener como autor del delito al impu­
tado hasta que exista una sentencia que así lo declare, tampoco es posible afir­
m ar la condición de víctima hasta la misma oportunidad procesal. Así mismo
se incluye a los familiares o dependientes inmediatos de la víctima directa y a
las personas que hayan sufrido daños al intervenir para asistir a la víctima en
peligro o para prevenir la victimización, dejando en claro que, además de los
perjudicados directos con la comisión del hecho criminal existen otros -peiju-
dicados indirectos- que también deben ser tenidos en cuenta a la hora de aten­
der sus necesidades y expectativas.

Como se observa, la mencionada declaración elabora un concepto amplio


de “víctima”, que engloba tanto a los titulares de los derechos vulnerados por
el ilícito penal así como a las personas que se hallen en relación de dependencia
con ella. Asimismo, señala que las disposiciones de la declaración serán apli­
cables a todas las personas sin distinción alguna, ya sea de raza, color, sexo,
edad, idioma, religión, nacionalidad, opinión política o de otra índole, creen­
cias o prácticas culturales, situación económica, nacimiento o situación fami­
liar, origen étnico o social, o impedimento físico.

k 202
Sección II ART. 26

Por su parte la Corte Interamericana de Derechos Humanos101ha sosteni­


do que también pueden ser consideradas como víctimas las personas más cer­
canas de la víctima directa, así por ejemplo los familiares de las víctimas de
violaciones de los derechos humanos pueden ser, a su vez, víctimas11. En esa
perspectiva, en la sentencia del caso Bámaca Velásquez vs. Guatemala12, se
acogen los criterios de la Corte Europea de Derechos Humanos para señalar
lo siguiente:

“La jurisprudencia de la Corte Europea de Derechos Humanos también ha


aceptado que cuando se violan derechos fundamentales de una persona hu­
mana, tales como el derecho a la vida o el derecho a la integridad física, las
personas más cercanas a la víctima también pueden ser consideradas como
víctimas. Dicha Corte tuvo la oportunidad de pronunciarse sobre la condi­
ción de víctima de tratos crueles, inhumanos y degradantes de una madre
como resultado de la detención y desaparición de su hijo, para lo cual valoró
las circunstancias del caso, la gravedad del maltrato y el hecho de no contar
con información oficial para esclarecer los hechos. En razón de estas consi­
deraciones, la Corte Europea concluyó que también esta persona había sido
víctima y que el Estado era responsable de la violación del artículo 3 de la
Convención Europea”.

En la citada sentencia, el juez Sergio García Ramírez emite voto razonado,


mediante el cual analiza la evolución del concepto de víctima, lo que resulta
fundamental para identificar al sujeto pasivo de la lesión y, por sus consecuen­
cias procesales, para determinar la legitimación y capacidad de actuación en
las diversas etapas del proceso. El juez en mención, sostiene que “Es proba­
ble que la Corte vuelva a examinar este tema en futuras resoluciones. Para ello
podría considerar como víctima directa a la persona que sufre menoscabo de
sus derechos fundamentales como efecto inmediato de la propia violación: en­
tre ésta y aquél existe una relación de causa a efecto (en el sentido jurídico del
vínculo), sin intermediario ni solución de continuidad. En cambio, víctima in­
directa sería quien experimenta el menoscabo en su derecho como consecuen­
cia inmediata y necesaria, conforme a las circunstancias, del daño que sufrió la

10 En adelante Corte IDH.


11 Cfr. CORTE IDH. Caso Villagrán Morales y otros (Caso de los "Niños de la Calle ’’) vs. Guatemala.
Sentencia de fondo, del 19 de noviembre de 19.99, párr. 175.
12 Véase CORTE IDH. Caso Bámaca Velásquez vs. Guatemala. Sentencia de fondo, del 25 de noviembre
de 2000, párr. 162,

203 A
ART. 26 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

víctima directa. En tal hipótesis, la afectación ocasionada a ésta última sería la


fuente del menoscabo que experimenta la víctima indirecta. La distinción téc­
nica entre ambas categorías no implica que alguna de ellas revista mayor jerar­
quía para los fines de la tutela jurídica. Ambas se hallan igualmente tuteladas
por la Convención y pueden ser atendidas en la Sentencia, tanto para conside­
rarlas, sustantivamente, como sujetos pasivos de una violación, acreedores a
reparaciones, como para atribuirles legitimación procesal, de manera genérica
e indistinta” 13.

El Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes se adhiere a esta


postura amplia, así en primer lugar -com o ya hemos dicho- se aprecia, que
para este código “agraviado” es lo mismo que “víctima”, y por lo tanto, “actor
civil” y “querellante particular” son dos especies de agraviado. Si bien algu­
nos autores consideran que “agraviado” es un concepto más restringido que el
de “víctima”, en tanto —como hemos indicado antes- se suele considerar que
“agraviado es sinónimo de “sujeto pasivo del delito”; sin embargo, debemos
entender que de la redacción del código en comento, este le otorga un concepto
amplio a la expresión “agraviado”, que podría ser equiparable a “víctima”, en
tanto prescribe que se considerará agraviado a todo aquel que resulte directa­
mente ofendido por el delito (hasta aquí sujeto pasivo del delito), pero además
también podrá ser considerado agraviado, según el citado código, a aquel que
resulte perjudicado por las consecuencias del mismo.

Así, el artículo 26 de este cuerpo normativo, señala textualmente que “Se


considera agraviado a toda persona que resulte directamente ofendido por la
infracción o perjudicado por las consecuencias del mismo. Tratándose de me­
nores de edad, incapaces absolutos, personas jurídicas o del Estado, su repre­
sentación corresponde a quienes el Código Procesal Penal u otra norma que la
sustituya lo designe. La afectación de bienes jurídicos colectivos se regula de
acuerdo a la legislación sobre la materia”.

13 Véase CO RTE IDH. Caso Bámaea Velásquez vs. Guatemala, Sentencia de fondo, del 25 de noviem­
bre de 2000. voto razonado concurrente, juez Sergio García Ramírez, párr. 3. Cfr., también sobre
los conceptos de víctima directa e indirecta y los beneficiarios de ellas: Corte IDH. Caso Villagrán
Morales y otros (Caso de los “Niños de la Calle”). Sentencia de fondo, del 19 de noviembre de 1999,
serie C, núm. 63, párrs. 173-177. Caso Blalce vs. Guatemala. Sentencia de fondo, dei 24 de enero de
1998, serie C, núm. 36, párrs. 97 y 116.

k 204
Sección II ART. 26

Desde nuestra perspectiva resulta adecuada la definición hecha por el Có­


digo de Responsabilidad Penal de Adolescentes, por cuanto al reconocer un
concepto amplio de víctima (o agraviado) se busca dar una mayor protección
a toda persona que sufra las consecuencias, ya sean directas o indirectas, de
un ilícito penal, con los cual a su vez sigue los lincamientos trazados a nivel
supranacional.

Si bien podemos observar que el citado código hace alusión a un ofendi­


do por el delito (que sería equivalente al sujeto pasivo del delito) y aun per­
judicado, que es aquel que también sufre las consecuencias del evento delic­
tivo, lo cierto es que tal distinción a efectos prácticos no genera consecuen­
cias, por cuanto a ambos lo incluye dentro del genérico término de agraviado,
por lo que ambos (ofendido y perjudica do) gozan de los mismos derechos.
Aunque podríamos recodar lo que ha dicho la Corte ÍDH sobre la existencia
de una víctima directa y otra indirecta, lo que no afecta en nada los derechos
de ellas.

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205 A
ART. 26 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

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la reformulación del sistema penal” . En: Internacional Law. Revista Colombiana de Derecho
Internacional. N° 12, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, enero-junio de 2008.

W 206
Sección II ART. 27

iftiflH ® DERECHOS DEL AGRAVIADO


27.1 El agraviado tiene los siguientes derechos:
1. Ser informado de los resultados de las actuaciones en que
haya intervenido; así como del resultado del procedimiento,
aun cuando no haya intervenido en él, siempre que lo solicite;
2. Ser escuchado antes de cada decisión que implique la ex­
tinción o suspensión de la acción persecutora de la infrac­
ción, siempre que lo solicite;
3. A recibir un trato digno y respetuoso por parte de las au­
toridades competentes, y ala protección de su integridad,
incluyendo la de su familia.
4. Si es menor de edad, a que se preserve su identidad, bajo res­
ponsabilidad de quien conduzca la investigación o el proceso.
5. Si se trata de delito contra la libertad sexual, que se adop­
ten las medidas dispuestas en la Constitución Política del
Perú, la legislación procesal y la vinculada a violencia de
género; respecto a la reserva de su identidad, las medidas
de protección durante el proceso y la de prueba anticipa­
da, para evitar su revictimización durante el proceso.
6. Impugnar el sobreseimiento y la sentencia absolutoria.
1. Ser atendido por las Unidades deAsistencia y Protección del
Ministerio Público en los casos que el Fiscal lo requiera.
8. Recibir asistencia legal y patrocinio del Ministerio de
Justicia y Derechos Humanos, cumpliendo los requisitos
establecidos en la Ley.
27.2 El agraviado es informado sobre sus derechos cuando inter­
ponga la denuncia, al declarar preventivamente o en su pri­
mera intervención en la causa.
27.3 Si el agraviado fuera menor de edad o incapaz, tendrá dere­
cho a que durante las actuaciones en las que intervenga sea
acompañado por una persona de su confianza.
27.4 Cuando el adolescente detenido es llevado a una dependencia
policial en el módulo especializado, la víctima agraviada
de la infracción, ingresa a la sala de víctimas y es atendi­
do por un equipo interdisciplinario de atención a víctimas
y luego procede a hacer su declaración independientemente
del adolescente.
27.5 Ser reparado en el daño ocasionado privilegiando el empleo
del mecanismo restaurativo.

207 A
ART. 2 7 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Eíky Aiexander V ille g a s P a iv a

► Comentario

I. Los derechos de la víctima o agraviado en ei Código de Responsabilidad


Penal de Adolescentes

El Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes, recogiendo los li­


ncamientos establecidos en el Código Procesal Penal de 2004 le da un adecua­
do lugar a la víctim a dentro del proceso1, así esta nueva normativa le da el sta­
tus de sujeto procesal y además, le amplía eí reconocimiento de derechos en
contraste con la normativa adjetiva anterior, en suma, se revaloriza a la víctima
en el nuevo sistema procesal penal.

Ya no se le considera más como un simple medio de prueba o que en el


mejor de los casos solo sea pasible de indemnización económica, sino que se le
reconocen una serie de derechos buscando la mejor solución al conflicto penal,
de modo que todas quienes tengan legítimo interés en el proceso vean tutelados
sus derechos y satisfechas sus expectativas.

Al reconocer que el papel del Estado en la administración de justicia no se


concibe solo como el de uno que se convierte en instrumento de persecución
y castigo para el delincuente, sino más bien en un Estado que debe tanto a la
víctima como al delincuente nn trato justo, respetuoso, seguro y solidario. En­
tonces, el proceso penal debe encaminarse cada vez más hacia ía tutela efectiva
de los derechos y libertades fundamentales de ambos. El proceso penal debe,
en tal sentido, desarrollar las garantías procesales contempladas en la Constitu­
ción, considerando a todas ias partes por igual, atendiendo las particularidades
de cada una de ellas dentro del juicio, bajo esos parámetros deben ser interpre­
tadas tales garantías para incluir a todas las partes y que estas sientan que ob­
tienen justicia del proceso penal12.

1 Así MACHUCA FUENTES, Carlos. “El agraviado en el nuevo proceso penal peruano”. En: Actua­
lidad Jurídica. Tomo 168, Gaceta Jurídica, Lima, 2007, p. 120.
2 Del mismo parecer FERRER, María Josefina. “La víctima y la justicia procesal penal venezolana
desde la perspectiva victimo lógica”. En: Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura. Vol. Vil, N°
1, Universidad Central de Venezuela, Caracas, 2001, p. 202.

k 208
Sección II ART 2 1

Tanto en el Derecho Internacional, como en el Derecho comparado, los


derechos de las víctimas por un hecho punible gozan de una concepción am­
plia -no restringida exclusivamente a una reparación económica- fundada en
los derechos que ellas tiene a ser tratadas con dignidad, a participar en las de­
cisiones que las afecten y a obtener la tutela judicial efectiva del goce real de
sus derechos, y que exige a las autoridades que orienten sus acciones hacia el
establecimiento integral de sus derechos cuando hayan sido vulnerados por un
hecho punible3.

El sistema de garantías jurídicas genéricas, recogidas tanto en el plano in­


ternacional como intemo, es bilateral, es decir, le pertenecen tanto al imputado
como a la víctima o agraviado por el evento delictivo. Así, por ejemplo, la tu­
tela judicial efectiva está hecha tanto para el acusado, como para la víctima. En
este sentido, resultan equivalentes para ambas partes la igualdad ante los tribu­
nales, el acceso a la justicia y la defensa en juicio y la imparcialidad e indepen­
dencia de los jueces, entre otros tantos derechos.

Asimismo, debe tenerse en cuenta que en los casos en que la víctima sea
una persona menor de edad, entonces todos los derechos deben interpretarse en
el sentido de su interés superior del niño o adolescente. Recordemos, lo que ya
hemos dicho, que este principio del interés superior no es privativo del adoles­
cente infractor de la ley penal, sino que tal interés superior debe reconocerle a.
cualquier menor de edad, al margen de la condición en la que encuentre dentro
de un proceso, es decir, si el adolescente se encuentra en la situación de inves­
tigado, gozará del principio de interés superior, pero si se encuentra en la situa­
ción de víctima, también goza de este principio del interés superior.

Entonces, bajo esta consideración, todos los derechos que se le reconoce a


la víctima en el Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes, deben in­
terpretarse conforme al principio del interés superior del niño, y conforme a los
parámetros constitucionales y convencionales, de acuerdo a lo expuesto en el
capítulo anterior de este mismo trabajo.

3 Así lo ha reconocido la Corte Constitucional colombiana en la sentencia C-228 de 2002.

209 A
ART 27 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

1. El derecho a un trato digno y respetuoso

Brindar a la víctim a un trato digno y respetuoso es esencial para evitar que


caiga en la victimización secundaria y terciaria4, y con ello consecuentemente
evitar que se vulneren otros derechos tales como, y -solo por citar algunos- a
la información, a la intimidad, a su derecho de defensa, e inclusive a que no
puedan ser reparados adecuadamente los daños que se le infirieron con la con­
ducta delictiva.

Solo con un trato digno a la víctima es que se podrá avanzar en el reco­


nocimiento, respeto y protección de sus demás derechos fundamentales, pues
la dignidad de la persona*5 es el presupuesto ontológico para la existencia y

4 De este parecer FERRER, María Josefina. “La víctima y la justicia procesal penal venezolana des­
de la perspectiva victimo lógica”. En: Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura, Vol. VII, N°
1, Universidad Central de Venezuela, Caracas, 2001, p. 214. “Brindar a la víctima un trato digno
y respetuoso es fundamental para evitarle lo que se conoce en la doctrina victimo lógica como la
victimización secundaria y terciaria, es decir, los inconvenientes, sufrimientos que la víctima padece
después del delito o de la violación de sus derechos humanos por la falta de atención adecuada y
oportuna a su condición particular por los medios de control formal: policía, administración de justicia
(victimización secundaria); o por el trato inadecuado de quienes conforman su contexto histórico y
cotidiano de vida: familiares, amigos, compañeros de trabajo, de comunidad, de escuela, la asistencia
médica, psicológica y social (victimización terciaria)”.
5 El concepto de dignidad humana ha conocido varias fases en su formulación histórica. Durante la
época premodema, dicho valor derivaba del parentesco uniendo el hombre con Dios y hacía del pri­
mero un ser excelente por ser creado a la imagen del primero. Gracias a las cualidades que le fueron
atribuidas (pensamiento, lenguaje, etc.) el ser humano podía demostrar su grandeza y superioridad
sobre los demás animales: el hombre era el único ser valioso puesto que Dios le otorgó sólo a él las
capacidades más nobles para ejercer su predominio y perfeccionar su conocimiento. El concepto de
dignidad era así un concepto religioso y las razones de su aparición deben buscarse en el antropo-
centrismo fomentado en gran parte por la religión judío-cristiana. En la época moderna, el concepto
de dignidad fue reformulado: la dignidad del hombre deriva de su naturaleza humana, pero dicha
naturaleza se desvincula progresivamente de cualquier origen divino. Como en la época premoderna
se hace un elogio de las capacidades humanas, pero esta vez deduciendo de éstas mismas la digni­
dad del hombre, sin acudir a ningún parentesco religioso. El antropocentrismo está así preservado,
puesto que se insiste en la singularidad de la especie humana en relación con los demás animales. A
esta reformuiación parcial del concepto se ha añadido una más profunda: el hombre es nn fin en sí
mismo y debe ser tratado como tal y no meramente como un medio. Esta nueva formulación de la
dignidad se plasmará en el ámbito jurídico con la aparición de los derechos humanos. Desde ahora,
la dignidad humana no sólo tiene un alcance vertical (la superioridad de los seres humanos sobre
los animales), sino también un alcance horizontal (la igualdad de los seres humanos entre ellos sea
cual sea el rango que cada uno pueda desempeñar en la sociedad). A pesar de sus diferencias, las
dos versiones de dignidad tienen una misma consecuencia: otorgan un valor absoluto al ser humano.
Tanto el fundamento como la amplitud de este valor es distinto según estas dos perspectivas. Sin
embargo, coinciden en el otorgar una excelencia al ser humano. En cuanto la perspectiva premoderna:
el ser humano es un ser excelente y superior puesto que ha sido creado por Dios. En caso contrario,

k 210
Sección II

defensa de los demás derechos fundamentales*6, y es que los distintos derechos,


aun cuando poseen un significado específico cada uno, tutelan un bien jurídico
unitario: los rasgos concretos de la personalidad humana; de suerte que aun re­
sultando autónomamente enjuiciables, son reconducibles a la más general ex­
presión de la dignidad humana7. De este modo al atentar contra la dignidad de
una persona irremediablemente se están a la vez vulnerando sus demás derechos.

La importancia del pleno reconocimiento de la dignidad de cualquier per­


sona ha hecho que esta aparezca, expresa o implícitamente tanto en las legisla­
ciones de los distintos Estados, especialmente en sus leyes fundamentales8, así
como también en la normativa internacional sobre la materia9.

la “indignidad” de) ser humano hubiera limitado o contradicho la excelencia (creadora) de Dios. En
cuanto la perspectiva moderna: el ser humano es un ser excelente por los rasgos que derivan de su
única naturaleza humana. Esos rasgos eran también identificados por la primera perspectiva, pero aquí
se los desvincula de su parentesco divino para considerar que pueden otorgar en sí mismos dignidad
al ser humano. La naturaleza humana llevaría razones suficientes para otorgar un valor supremo al
individuo; un valor tan supremo que se lo considera como el prius del orden jurídico del Estado de
Derecho. (PELÉ, Antonio. “Una aproximación al concepto de dignidad humana” . En: Uníversitas.
Revista de Filosofía, Derecho y Política. N° 1, Instituto de Derechos Humanos Bartolomé de las
Casas de la Universidad Carlos III de Madrid, Madrid, 2005, pp. 9 y 10).
6 En este sentido Fernández Sessarego sostiene que “Los derechos fundamentales de la persona tienen
como finalidad la protección unitaria e integral de la persona en cuanto es un ser que posee dignidad.
Esta dignidad es la que justifica y explica los derechos fundamentales de la persona y le sirve de
fundamento”. (FERNÁNDEZ SESSAREGO, Carlos. “Defensa de la persona” . En: La Constitución
comentada. Tomo I, Ia edición, Gaceta Jurídica, Lima, 2005, p. 11).
7 Así lo entiende, por ejemplo el Tribunal Constitucional español cuando afirma que los derechos reco­
nocidos en el artículo 18 de la Constitución española (al honor, a la intimidad, a la propia imagen, al
domicilio, al secreto de las comunicaciones) son “derechos fundamentales estrictamente vinculados
a la propia personalidad, derivados, sin duda, de la “dignidad de la persona (...) y que implican la
existencia de un ámbito propio y reservado frente a la acción y conocimiento de los demás, necesario
-según las pautas de nuestra cultura- para mantener una calidad mínima de la vida humana” ( STC
español 231/88).
8 Así, la Constitución de Brasil de 1988, artículo 1 señala que la República Federal de Brasil tiene como
fundamentos “la dignidad de la persona humana”; la Constitución de Colombia de 1991, artículo 1,
prescribe “Colombia es un estado social de derecho [...] Lindado en el respeto de la dignidad humana,
en el trabajo y la solidaridad de las personas que lo integran y en la prevalencia del interés general”; la
Constitución Chilena, en su artículo 1 determina: “Las personas nacen libres e iguales en dignidad y
derechos” la Constitución de Honduras de 1982, artículo 5, precisa: “la personahumana es el fin supremo
de la sociedad y del Estado. Todos tienen la obligación de respetarla y protegerla”; la Constitución de
Guatemala de 1955 establece en su artículo 1 “Protección de la persona. El Estado de Guatemala se
organiza para proteger a la persona y a su familia; su fin supremo es la realización del bien común”.
9 El artículo 1 de la Declaración Universal de Derechos Humanos de Naciones Unidas de 10 de diciem­
bre de 1948, determina que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos.
Dotados de razón y de conciencia, deben actuar irnos con los otros en un espíritu de fraternidad.

211 A
ART 27 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Nuestra ley fundamental en el artículo 1 del capítulo I “Derechos funda­


mentales de la persona”, y del título I “De la persona y de la sociedad”, pres­
cribe que: “La defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el
fin supremo de la sociedad y del Estado”. Este precepto constitucional —como
menciona Lauda Arroyo*101- constituye la piedra angular de los derechos funda­
mentales de las personas, y por ello es el soporte estructural de todo el edificio
constitucional, tanto del modelo político como del modelo económico y social.
La dignidad se configura en el minimun inalienable que todo ordenamiento
debe respetar, defender y promover11.

Entonces, para la Constitución Política peruana la dignidad del ser huma­


no no solo representa el valor supremo que justifica la existencia del Estado y
de los objetivos que cumple, sino que a su vez se convierte en el fundamento
esencial de todos los derechos que, con la calidad de fundamentales, habilita
el ordenamiento12.

En ese sentido, la dignidad de la persona es el punto de partida13, funda­


mento14y horizonte de nuestro sistema jurídico, puesto que se constituye en el

A su vez. ei Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 19 de diciembre de 1966. en


su preámbulo afirma que “el reconocimiento de la dignidad inherente a todos los miembros de la
sociedad humana [...] constituye el fundamento de !a libertad, la justicia y la paz mundial, en el
reconocimiento que esos derechos derivan de la dignidad inherente a los hombres” . Asimismo, la
Convención de Naciones Unidas contra la Tortura, de 1984, se precisa en el preámbulo el “recono­
cimiento que esos derechos derivan de la dignidad inherente a los hombres”. En el mismo sentido
se expresa la Convención sobre Derechos del Niño de 1989, la que explícita la “dignidad inherente
a todos los miembros de la comunidad humana”.
10 LANDA ARROYO, César. “Dignidad de la persona humana” . En: Cuestiones Constitucionales. N°
7, UNAM, México D.F., 2002, p. 110,
11 STC Exp. N° 0010-2002-A1/TC, f.j. 218.
12 CANALES CAMA, Carolina, “La dignidad de la persona humana en el ordenamiento jurídico
constitucional peruano”. En: SOSA SACIO, Juan, (coord.). Los derechos fundamentales. Estudios
de los derechos constitucionales desde las diversas especialidades del Derecho. Gaceta Jurídica,
Lima, 2010, p. 29.
13 Para Habennas siempre ha existido -aunque inicialmente de modo implícito- mi vínculo conceptual
interno entre los derechos humanos y la dignidad humana, de modo que esta última no sería sim­
plemente una característica común a tales derechos, sino antes bien la fuente moral de la que todos
los derechos fundamentales derivan su sustento. (HABERMAS, Jiirgen. “El concepto de dignidad
humana y la utopía de los derechos humanos” . Traducción de Javier Aguirre Román, revisada por
Eduardo Mendieta y María Herrera. En: Diánoia. Vol. LV, N° 64, Fondo de Cultura Económica,
México D.F, mayo de 2010, p. 6 y ss.).
14 Pérez Luño enseña que la dignidad es el “valor básico fundamentador de los derechos humanos (...).
La dignidad humana ha sido en la historia, y es en la actualidad, el pimío de referencia de todas

k 212
Sección II

umbral mínimo sobre lo que debe contener un ordenamiento justo, siendo su


realización la aspiración máxima de los Estados constitucionales*15.

Por lo tanto, como acertadamente sostiene González Pérez, “La dignidad


humana es una cualidad intrínseca, irrenunciable e inalienable de todo ser hu­
mano, constituyendo un elemento que cualifica al individuo en cuanto tal, sien­
do una cualidad integrante e irrenunciable de la condición humana. Ella es ase­
gurada, respetada, garantizada y promovida por el orden jurídico estatal e in­
ternacional, sin que pueda ser retirada a alguna persona por el ordenamiento
jurídico, siendo inherente a su naturaleza humana; ella no desaparece por más
baja y vil que sea la persona en su conducta y sus actos”16.

En síntesis, la dignidad se constituiría en un valor superior constitucional,


de lo cual se deriva que tenga como funciones: i) fundamentar o dar sustento
valorativo a las demás normas y a las actuaciones del poder público -incluso
de la sociedad y los particulares, en general17-; ii) orientar los fines, alcances e
interpretación de las normas y las políticas públicas, iii) frenar toda norma o ac­
tividad que los contravenga abiertamente, o que se aparte de ellos trasgredien­
do su sentido, y también, iv) ser fuente de producción normativa18.

Ahora bien, la realización de la dignidad humana constituye una obliga­


ción jurídica, que de ningún modo queda satisfecha con la mera técnica de po-
sitivización o declaración por el Derecho, sino que los poderes públicos y los
particulares deben de garantizar el goce de garantías y niveles adecuados de

las facultades que se dirigen al reconocimiento y afirmación de la dimensión moral de la persona”.


(PEREZ LUÑO, Antonio Enrique. “Sobre los valores fimdamentadores de los derechos humanos”.
En: El fundamento de los derechos humanos. Muguerza. Javier et ál._ Debate, Madrid, 1989, pp.
280 y 281.
15 GUTIERREZ CAMA CEO, Walter y SOSA SACIO, Juan Manuel. “Dignidad de la persona (comen­
tario al artículo 1 de la Constitución)””. En: La Constitución comentada. Tomo 1,2a edición, Gaceta
Jurídica, Lima, 2013, p. 25.
16 GONZÁLEZ PÉREZ, Jesús. La dignidad de la persona. Civitas. Madrid, 1986, p. 25.
17 El Tribunal Constitucional ha señalado que: “(e)l principio de dignidad (...), en cuanto el valor
central de la persona impone que sus derechos fundamentales proyecten también su efecto regulador
al ámbito de la sociedad y de la propia autonomía privada. La dignidad de la persona trae consigo
la proyección universal, frente a todo tipo de destinatario, de los derechos fundamentales, de modo
que no hay ámbito social que se exima de su efecto normativo y regulador, pues de haber alguno,
por excepcional que fuese, significaría negar el valor normativo del mismo principio de dignidad”.
(STC Exp. N° 00048-2004-A1/TC, f.j. 37).
18 GUTIERREZ CAMACHO, Walter y SOSA SACIO, Juan Manuel. “Dignidad de la persona (comen­
tario al artículo 1 de la Constitución)”. Ob. eit., p. 36,

213 A
APT 27 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

protección a su ejercicio; y es que la protección de la dignidad es solo posible


a través de una definición correcta del contenido de la garantía19. Asimismo,
la dignidad se convierte en límite infranqueable de la primacía de los intereses
colectivos sobre los individuales20.

El Tribunal Constitucional peruano fia formulado el criterio de entender


a la dignidad humana como principio-derecho, lo cual produce las siguientes
consecuencias21: primero, en tanto principio, actúa a lo largo del proceso de
aplicación y ejecución de las normas por parte de los operadores constitucio­
nales, como: a) criterio interpretativo22; b) criterio para la determinación del
contenido esencial constitucionalmente protegido de determinados derechos,
para resolver supuestos en los que el ejercicio de los derechos deviene en una
cuestión conflictiva, y c) criterio que comporta límites a las pretensiones le­
gislativas, administrativas y judiciales, e incluso extensible a los particulares.
Segundo, en tanto derecho fundamental se constituye en un ámbito de tutela y
protección autónomo. En ello reside su exigibilidad y ejecutabilidad en el or­
denamiento jurídico, es decir, la posibilidad de que los individuos se encuen­
tren legitimados a exigir la intervención de los órganos jurisdiccionales para su
protección, en la resolución de los conflictos sugeridos en la misma praxis in­
tersubjetiva de las sociedades contemporáneas, donde se dan diversas formas
de afectar* la esencia de la dignidad humana, ante las cuales no podemos per­
manecer impávidos.

En tal línea dicho artículo también se constituye en la base del sistema pe­
nal, por lo cual todas las personas que intervengan en un proceso penal deben
gozar del respeto a su dignidad, pues esta forma parte de todas las personas, y
no cabe hacer algún tipo de distinción sobre ello23.

19 STC Exp. 2273-2005-PHC/TC, f.j. 8.


20 SILVESTRE, Gaetano. Considerazione sul valore costituzionale della dignitá umana. En www.
associazionedeicostituzionaliti.it (consulta: 14 de septiembre de 2012).
21 STC Exp. 2273-2005-PHC/TC, f.j. 10.
22 Como criterio general de interpretación, el reconocimiento del valor de la dignidad humana requiere,
por un lado, que una disposición susceptible de asumir varios significados sea interpretada en el
sentido más acorde al principio de la dignidad; y por otro lado, excluye, que pueda ser legítimamente
acogida una interpretación contraria o que entre en conflicto con tal valor. Cfr. ROLLA, Giancarlo.
LeB asi del Diritto Pubblico Italiano. Giappichelli, Torino, 2005, p. 114 y ss.
23 Como lo reconocen diversos Instrumentos supranacionales sobre derechos humanos. Así, por
ejemplo, la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre de 1948 que estableció que
“Todos los hombres nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón

m. 214
Sección II

Entonces se puede concluir que no solo el imputado merece recibir un trato


digno, sino también, y en el mismo plano, la víctima del ilícito penal. Y es que
es esa a la única conclusión a la que podemos llegar, pues si la dignidad es un
atributo que todos y cada uno de los hombres y se pregona que el inculpado, esto
es, el que realizó la conducta descrita en el tipo penal respectivo, posee y debe
resguardársele su dignidad al interior del proceso penal pues con mayor razón
la víctima, es decir, la persona que sufrió las consecuencias del evento delictivo,
también posee dignidad y debe garantizarle su protección en el proceso penal.

Por ello, debe garantizarse una efectiva protección de los derechos de la


víctima, que en mucho superan al derecho de recibir una indemnización eco­
nómica. Así, los Principios Fundamentales de las Naciones Unidas establecen
en su apartado cuatro que “las víctimas serán tratadas con compasión y respe­
to a su dignidad”, sin embargo, a este enunciado tan bonito no se introduce al­
guna especificación más concreta al respecto que enumere, ni siquiera con ca­
rácter abierto, qué actuaciones deben llevarse a cabo para hacer efectiva dicha
previsión.

Sin embargo, lo concreto es que se vulneraría gravemente la dignidad de


las víctimas de hechos punibles, si la única protección que se les brinda es la
posibilidad de obtener una reparación de tipo económico. El principio de digni­
dad impide que el ser humano, y los derechos y bienes jurídicos protegidos por
el Derecho Penal para promover la convivencia pacífica de personas igualmen­
te libres y responsables, sean reducidos a una tasación económica de su valor.

El reconocimiento de una indemnización por los perjuicios derivados de


un delito es una de las soluciones por las cuales ha optado el legislador ante la
dificultad en materia penal de lograr el pleno restablecimiento de los derechos
y bienes jurídicos violentados en razón a la comisión de un delito. Pero no es
la única alternativa ni mucho menos la que protege plenamente el valor intrín­
seco de cada ser humano. Por el contrario, el principio de dignidad impide que
la protección a las víctimas y perjudicados por un delito sea exclusivamente de
naturaleza económica24.

y de conciencia, deben conducirse fraternalmente los unos con los otros”; así como la Convención
Americana de Derechos Humanos de 1969, que estableció en su artículo 11.1. que “Toda persona
tiene derecho al respeto de su honra y al reconocimiento de su dignidad”.
24 Corte Constitucional colombiana. Sentencia C-228/02, de 3 de abril. Líneas antes la cita corte dejó
establecida que el derecho de las víctimas a participar en el proceso penal, se encuentra ligado al

215 A
ART. 1 1 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

De ello resulta que la indemnización es sólo uno de los posibles elementos


de la reparación a la víctima y que el restablecimiento de sus derechos supone
más que la mera indemnización.

En busca de lograr ese respeto a la dignidad de las víctimas se deben adop­


tar las medidas necesarias para minimizar las molestias causadas a las víctimas
derivadas del proceso, y proteger su intimidad, conforme lo establece la De­
claración sobre los Principios Fundamentales de Justicia para las Víctimas del
Delito y del Abuso de Poder, en el acápite c del principio 6.

En ese norte, resulta notable el reconocimiento que hace de este derecho


el Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes, cuando en el artículo
27.1.3, establece que:

“27.1. El agraviado tiene los siguientes derechos:

1. A recibir un trato digno y respetuoso por parte de las autoridades compe­


tentes

La expresa mención de este derecho demuestra la intención del legislador


de indicarles a los organismos participes del proceso (Policía, Ministerio Pú­
blico, Poder Judicial), eviten la victimización secundaria25.

Lo que se busca con ello es cambiar radicalmente la situación de neutrali­


zación de la víctima, y de provocación de mayores sufrimientos al interior del
proceso. Asimismo, la víctima tampoco puede ser vista como un simple medio
de prueba, sino que merece la mayor atención y respeto, teniendo en cuenta su
condición de víctima.

respeto de la dignidad humana. Al tenor de lo dispuesto en el artículo 1 de la Constitución Nacio­


nal, que dice que Colombia es un Estado Social de Derecho fundado en el respeto de la dignidad
humana, las víctimas y los perjudicados por un hecho punible pueden exigir de los demás un trato
acorde con su condición humana.
25 Vale la pena recordar lo dicho anteriormente, acerca de que cuando una víctima acude a los órganos
de justicia -Policía, Fiscalía, Poder Judicial- a efectos de sentar denuncia muchas veces no recibe
un trato o una atención adecuada, no recibe una asistencia inmediata, no es informada debidamente
sobre el proceso y pasos a seguir, no recibe un trato respetuoso y mucho menos equitativo, no cuenta
con información efectiva sobre sus derechos y es maltratada por el sistema legal, todo lo cual evi­
dentemente vulnera su dignidad.

k216
Sección II ART 21

La Directiva 2012/29/UE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 25 de


octubre de 2012, y por la que se sustituye la Decisión marco 2001/220/JAI del
Consejo establece que:

“El delito constituye un injusto contra la sociedad y una violación de los de­
rechos individuales de las víctimas. Por ello, las víctimas de delitos deben ser
reconocidas y tratadas de manera respetuosa, sensible y profesional, sin discri­
minación de ningún tipo por motivos como la raza, el color, la etnia o el origen
social, los rasgos genéticos, la lengua, la religión o las creencias, la opinión
política o de otro tipo, la pertenencia a una minoría nacional, la propiedad, el
nacimiento, la discapacidad, la edad, el sexo, la expresión de género, la iden­
tidad de género, la orientación sexual, el estatuto de residente o la salud. En
todos los contactos con una autoridad competente que actúe en el contexto de
procesos penales, y cualquier servicio que entre en contacto con las víctimas,
como los servicios de apoyo a las víctimas o de justicia reparadora, se deben
tener en cuenta la situación personal y las necesidades inmediatas, edad, sexo,
posible discapacidad y madurez de las víctimas de delitos, al mismo tiempo
que se respetan plenamente su integridad física, psíquica y moral. Se ha de
proteger a las víctimas de delitos frente a la victimización secundaria y reite­
rada, así como frente a la intimidación y las represalias; han de recibir apoyo
adecuado para facilitar su recuperación y contar con un acceso suficiente a la
justicia”.

El derecho a recibir un trato digno, que asiste a las víctimas, proviene del
deber de considerarlas como un fin en sí mismas. La normativa procesal penal
anterior que la concebía poco más que un objeto de prueba, son reemplazadas
por otras que la aprecian como.un sujeto de derechos, capaz de participar en la
resolución de su conflicto26.

La obligación de tratar con respeto a la víctima acorde son su dignidad,


recae en las instituciones estatales, por lo que estas deben velar por que aque­
llos de sus miembros integrantes que estén en contacto directo con las víctimas
reciban una formación adecuada a estos efectos y además deben procurar las
condiciones necesarias para resguardar las situaciones de las víctimas durante
las actuaciones.

26 En este sentido PIEDRABUENA RICHARD, Guillermo, Ob. c ít, p, 23.

217 ,J¡
ART. 21 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

2. Derecho a Sa tutela jurisdiccional efectiva y al debido proceso

Uno de los mayores problemas para las víctimas de delitos ha sido el acce­
so a la justicia con el objeto de lograr una tutela adecuada de sus derechos. Este
problema presenta perfiles diferentes según se trate de acceder a los órganos
jurisdiccionales del orden civil con el objeto de reclamar la restitución, repara­
ción o indemnización por los daños y perjuicios sufridos como consecuencia
del hecho ilícito, posibilidad reconocida generalmente en los distintos ordena­
mientos jurídicos, o de acceder a los órganos jurisdiccionales del orden penal,
bien para llevar a cabo un papel activo en las causas penales, bien simplemente
para tener conocimiento del desarrollo del enjuiciamiento de los hechos delic­
tivos de que ha sido objeto y conocer el resultado del mismo, bien para partici­
par en el mismo en su condición de testigos, pero con la seguridad de que van
a recibir la adecuada protección y tutela, posibilidades no siempre reconocidas
en los diversos ordenamientos y, desde luego, reguladas de forma muy diversa
y con distinta extensión27.

El nuevo sistema de justicia penal, tanto en los procesos penales de adultos


como ahora en el seguido contra adolescentes, busca dar solución a esta proble­
mática, para lo cual se pretende determinar cuáles son los cauces o los medios
más adecuados para otorgar a las víctimas una mayor protección y, en su caso,
participación en el proceso penal.

En busca de lograr ese objetivo, uno de los primeros derechos que debe re­
conocerle es el derecho a la tutela jurisdiccional efectiva, el cual según García
Morillo28, es un derecho de todas las personas a tener acceso al sistema judicial
y a obtener del mismo ima resolución fundada en derecho - y por tanto, moti­
vada- que pueda ser de inadmisión cuando concurre una causa legalmente pre­
vista. A ello hay que añadir el derecho a no sufrir indefensión, eso es a poder
ejercer en el proceso, en apoyo de la propia posición, todas las facultades le­
galmente reconocidas.

El derecho a la tutela jurisdiccional efectiva, reconocido en el inciso 3 del


artículo 139 de la Constitución Política, implica que cuando una persona pre­
tenda la defensa de sus derechos o intereses legítimos, ella tenga la posibilidad

27 SANZ HERMIDA, Ágata. Ob. cit., pp. 63-64.


28 GARCÍA MORILLO, Joaquín. Derecho Constitucional. AA.VV., Vol. 1,3a edición, Tirant lo Blanch,
Valencia, 1997, p. 324.

k .2 1 8
Sección II ART 2

de ser atendida por un órgano jurisdiccional, pero que además ello ocurra me­
diante un proceso dotado de un conjunto de garantías mínimas y efectivas para
la protección de tales derechos29. En ese sentido, la tutela jurisdiccional efecti­
va comprende una serie de derechos, entre los que destacan el acceso a la jus­
ticia30, es decir, el derecho de cualquier persona de promover la actividad juris­
diccional del Estado, sin que le obstruya, impida o disuada irrazonablemente,
y, el derecho a la efectividad de las resoluciones judiciales31.

La posibilidad de poder acceder a los órganos jurisdiccionales ha sido en­


tendida como el derecho que tiene toda persona a un recurso sencillo y rápido32
ante los jueces o tribunales competentes, el cual debe sustanciarse de acuerdo
a las normas del debido proceso. Cuando se hace uso del término “recurso”,
este debe ser entendido en un sentido amplio y no limitado al significado que
esta palabra tiene en la terminología jurídica de las legislaciones procesales de
los diversos países, debe entenderse como “acceder al tribunal”, sinónimo de
vía judicial o proceso33.

29 Esía definición contiene la doble dimensión que se ha dicho que presenta la tutela jurisdiccional
efectiva. Así, ALVAREZ PEREZ, Víctor. “Debido proceso y tutela jurisdiccional”. En: Gaceta
Constitucional. Tomo 54, Gaceta Jurídica, Lima, junio de 2012, p. 368. Sostiene que “El derecho a
la tutela jurisdiccional efectiva presenta una doble dimensión: por un lado, ía posibilidad de acceder
a los órganos jurisdiccionales para la protección de los derechos para hacer valer una pretensión,
y, por el otro, como un conjunto de reglas dirigidas a cautelar que toda persona, en el ejercicio o
defensa de sus derechos e intereses ante los órganos jurisdiccionales, cuente con garantías mínimas
y efectivas para su realización. En otras palabras, es el derecho a la justicia, el cual solo será posible
a través de un procedimiento eficaz, con las debidas garantías”.
30 Véase la STC Exp. N° G4080-2004-AC/TC, f.j. 14.
31 Véase la STC Exp, N° 015-2001/TC, f.j. 16.
32 Convención Americana sobre los Derechos Humanos
Artículo 25. Protección Judicial
1. Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro recurso efectivo
ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos
fundamentales reconocidos por la Constitución, la ley o la presente Convención, aun cuando tal
violación sea cometida por personas que actúen en ejercicio de sus funciones oficiales.
2. Los Estados Partes se comprometen:
a) a garantizar que la autoridad competente prevista por el sistema legal del Estado decidirá sobre
los derechos de toda persona que interponga tal recurso;
b) a desarrollar las posibilidades de recurso judicial, y
c) a garantizar el cumplimiento, por las autoridades competentes, de toda decisión en que se haya
estimado procedente el recurso.
33 BIDART CAMPOS, Germán. Tratado elemental de Derecho Constitucional argentino. Tomo III,
Ediar, Buenos Aires, 1995, pp. 517 y 526.

213 A
ART. 21 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

■ Ahora bien, el citado derecho no se agota en el libre acceso a ese recurso, es


decir, en la mera posibilidad de acceder al tribunal, sino que requiere que el ór­
gano intervi ni ente produzca una conclusión razonada sobre los méritos del recla­
mo, en que establezca la procedencia o improcedencia de la pretensión jurídica
que le da origen, y también que se garantice el cumplimiento, por las autoridades
competentes, de toda decisión en que se haya estimado procedente el recurso. El
recurso debe ser efectivo, por lo que no alcanza su mera existencia formal34, pues
la efectividad exige que sea adecuado (que la función del recurso en el sistema de
derecho interno sea idónea para proteger la situación jurídica infringida) y eficaz
(capaz de producir el resultado para el que ha sido concebido)35.

Como se observa el derecho a la tutela jurisdiccional guarda una íntima


relación con el debido proceso36, en tanto si se obtiene acceso al proceso, pero
este' resulta arbitrario por vulneración de las garantías constitucionales, no

34 En este sentido la Corte TDH ha señalado que: lcNo basta con la existencia formal de los recursos,
sino que estos deben ser eficaces, es decir, deben dar resultados o respuestas a las violaciones con­
templados en la Convención. Este tribunal ha señalado que no pueden considerarse efectivos aquellos
recursos que, por las condiciones generales del país o incluso por las circunstancias particulares de
un caso dado, resulten ilusorios. Ello puede ocurrir, por ejemplo, cuando su inutilidad haya quedado
demostrada por la práctica, porque el órgano jurisdiccional carezca de independencia necesaria para
decidir con imparcialidad o porque falten los medios para ejecutar sus decisiones; por cualquier
otra situación que configure un cuadro de denegación de justicia, como sucede cuando se incurre en
retardo injustificado’' (Corte IDIi. Caso Las Palmeras vs. Colombia. Sentencia de fondo, del 6 de
diciembre de 2001, párr, 58).
35 CAFFERATA ÑORES, José. Derecho de la víctima a la tutela judicial efectiva. Astrea, Buenos
Aires, 2004, p, 2.
36 Diferentes convenciones internacionales ratificadas y sancionadas por los Estados, consagran y
reconocen nuestro principio entre los cuales cabe destacar: a) La Declaración Universal de los
Derechos Humanos, consagra entre los derechos inherentes a todos los miembros de la familia
humana el de tener un recurso ante los tribunales competentes independientes e imparciales, para
el amparo de los derechos reconocidos por la Constitución y la Ley, con acceso a los mismos en
condiciones de igualdad y enjuicio público (arts. 8 y 10); b) El Pacto Internacional de los Derechos
Civiles y Políticos reconoce y sanciona entre ios derechos inherentes a la dignidad humana, iguales
e inalienables el de concurrir en condiciones de igualdad ante el tribunal competente, independiente,
imparcial y establecido por la ley para, en un juicio público y con las debidas garantías, obtener
la sustanciación de todo proceso civil o penal (art. 14); c) Literal y análogamente se pronuncia la
Convención Europea de Derechos Humanos (art. 6); d) Por su parte, la Declaración Americana de los
Derechos y Deberes del Hombre consagra el derecho de justicia como uno de los derechos esenciales
del hombre, que consiste en aquel de concurrir a los tribunales para hacer valer sus derechos (art.
18); e) Y, por último, la Convención Interamericana Sobre Derechos Humanos consagra como uno
de los derechos esenciales del hombre, por ser un atributo de la persona humana que transciende
sn nacionalidad, el de ser oído con las debidas garantías y plazo razonable por una jurisdicción
competente, independiente, natural e imparcial en toda contestación de orden penal, civil, laboral,
fiscal o de cualquier otro carácter (art, 8, párrafo 1).

k 220
Sección II

podrá decirse que la tutela jurisdiccional ha sido efectiva, al menos no en tér­


minos de justicia. Y es que el derecho al debido proceso es la base para la pro­
tección de cualquier otro derecho. En este norte, los Estados tienen la obliga­
ción de suministrar recursos judiciales que deben ser adecuados y efectivos a
las personas que son víctimas de algún delito, siendo sustanciados de confor­
midad con las reglas del debido proceso legal.

Tal es la relación entre ambos derechos que nuestro Tribunal Constitucio­


nal al referirse a tal relación ha señalado que la tutela judicial efectiva es el mar­
co y el debido proceso una expresión específica, por lo que:

“[L]a tutela judicial efectiva supone tanto el derecho de acceso a los órganos
de justicia como la eficacia de lo decidido en la sentencia; es decir, una con­
cepción garantista y tutelar que encierra todo lo concerniente al derecho de
acción frente al poder deber de la jurisdicción; el derecho al debido proceso,
en cambio, significa la observancia de los derechos fundamentales esencia­
les del procesado, principios y reglas esenciales exigióles dentro del proceso
como instmmento de tutela de los derechos subjetivos”37.

Tomando como base lo dicho (toda persona debe tener acceso a adminis­
tración de justicia cualquiera sea la situación jurídica en que se encuentre) y
recordando la construcción bilateral de las garantías, la tutela judicial efectiva
y su correlato lógico de acceso a la administración de justicia implican, para el
procesado, la posibilidad efectiva de ejercer su derecho de defensa obligato­
rio, incluso con la intervención estatal que deben proveer los medios para que
el acusado se defienda adecuadamente. En el mismo sentido, para la víctima el
fundamento de igualdad implica que el acceso a la justicia supere el plano for­
mal y se le permita una intervención efectiva en el proceso, el cual debe presen­
tar toda una serie de garantías en tanto que debe tratarse de un debido proceso,
al mismo tiempo que una representación gratuita, asesoramiento y patrocinio38.

Bajo esta línea argumentativa, la titularidad del derecho a la tutela juris­


diccional efectiva de la que goza la víctima se traduce para las víctimas en su
efectividad entendida como su “posibilidad práctica”. Es decir, la víctima es­
pera del proceso penal no una efectividad abstracta, sino una eficacia referida

37 STC Exp. N° 08123-2005-PHC/TC, f.j. 6.


38 GUERRERO PERALTA, Oscar Julián. “Las víctimas en el contexto del Derecho Procesal Penal
colombiano (perfiles comparativos)”. En: Anuario de Derecho Penal 2004:■ la reforma del proceso
penal peruano. Universidad de Friburgo-Fondo Editorial de ia PUCP. Lima, 2004, p, 433,

221 ¿íff
ART.27 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

a su problemática concreta, aquella que permita comprobar si la tutela judicial


ha cumplido o no con su función. En este sentido, los operadores del sistema
de justicia penal deben aplicar, de manera creativa y efectiva las garantías, de
modo que dejen de ser postulados abstractos o teóricos para convertirse en rea­
lidades de obligado acatamiento.

El derecho a la tutela judicial efectiva de la víctima comprende la facultad


de deducir una acción o pretensión penal (querella) o civil, en su caso, en con­
tra del supuesto responsable del ilícito, el deber de los órganos jurisdicciona­
les de resolver la pretensión formulada, la facultad de recurrir en contra de la
decisión y, por último, la facultad de solicitar la ejecución de la resolución. Lo
anterior podría resumirse como el derecho a activar el proceso.

También tiene derecho a que se investigue adecuadamente y agotando to­


dos los medios, la presunta comisión del delito que afectó sus bienes jurídicos.
Por ello, tiene el derecho a impugnar el auto de sobreseimiento o la sentencia
absolutoria, cuando estas sean arbitrarias, tal como lo veremos más adelante.

Esto ha sido tomado en cuenta por el legislador nacional, así en el V1I.3


del Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes establece como princi­
pio rector que el proceso penal garantiza, también, el ejercicio de los derechos
de información y de participación procesal a la persona agraviada o perjudi­
cada por el delito. Igualmente la autoridad pública está obligada a velar por su
protección y a, brindarle un trato acorde a su condición.

El Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes, en aras de tomar en


verdaderamente efectiva la tutela jurisdiccional y la participación de la vícti­
ma en un proceso, con todas las garantías, que tiene la víctima o agraviado (ya
señalamos que para nuestro código adjetivo son lo mismo) ha ampliado la par­
ticipación de la misma al interior del proceso regulando una serie de derechos
que puede ejercer en cada etapa del proceso.

3. Derecho a la intim idad

El reconocimiento del derecho a la intimidad39 supone que el Estado se


comprometa a adoptar medidas tendientes a minimizar las molestias causadas

39 El derecho a la intimidad se encuentra recogido en diversos tratados internacionales. Así, el Artículo


17 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos establece:

k 222
Sección II ART 2

a las víctimas y proteger su intimidad, de tal forma que en todas las fases del
proceso (etapa preparatoria -diligencias preliminares e investigación prepara­
toria propiamente dicha-, etapa intermedia y juicio oral) las relaciones con el
público se desarrollen con la máxima consideración por las víctimas, garanti­
zando la protección contra cualquier información que atente contra su vida pri­
vada o su dignidad40.

De esta forma se puede apreciar la íntima relación existente entre el dere­


cho a la intimidad y el derecho a la dignidad de las personas, en específico de
las víctimas, de acuerdo al objeto de nuestro estudio.

En tal sentido, un primer aspecto a tomar en cuenta para el resguardo de


este derecho es que se deben adoptar las medidas necesarias para restringir la
publicidad que los medios de comunicación dan de los distintos asuntos pena­
les cuando se entienda que puede afectar la vida privada o dignidad de la víc­
tima y/o su familia.

Entre las medidas que adopta el Código de Responsabilidad Penal de Ado­


lescentes, para resguardar la intimidad de las víctimas, podemos hacer mención
a las siguientes:

En el artículo 18 se prescribe la reserva de la identidad para los menores


de. edad que se encuentren en la situación de víctimas o testigos dentro de
un proceso penal contra adolescentes.

En el artículo 27.1.4 se prescribe que, si la víctima es menor de edad, a que


se preserve su identidad, bajo responsabilidad de quien conduzca la inves­
tigación o el proceso.

1. Nadie será objeto de injerencias arbitrarias o ilegales en su vida privada, su familia, su domicilio
o su correspondencia, ni de ataques ilegales a su honra y reputación.
2. Toda persona tiene derecho a la protección de la Ley contra esas injerencias o esos ataques.
40 Resulta apropiado traer a colación la Recomendación (85)11, adoptada por el Comité de Ministros
del Consejo de Europa de 28 de junio de 1985, en su artículo 11 establece que: “La política de infor­
mación y de relaciones con el público en el marco de la instrucción y el juicio de las infracciones
deberá tomar debidamente en cuenta la necesidad de proteger a la víctima de toda publicidad que
implicara un ataque a su vida privada o a su dignidad. SÍ el tipo de información, el estatuto particular,
la situación o la seguridad personal de la víctima requieren de especial protección, el proceso penal
anterior a la sentencia debería tener lugar a puerta cerrada o la divulgación de los datos personales
de la víctima debería ser objeto de restricciones adecuadas”.

223 ^
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

En el artículo 27.1.5 se dispone que, si se trata de delito contra la libertad


sexual, que se adopten las medidas dispuestas en la Constitución Políti­
ca del Perú, la legislación procesal y la vinculada a violencia de género;
respecto a la reserva de su identidad, las medidas de protección durante el
proceso y la de prueba anticipada, para evitar su revictimización durante
el proceso,

En el artículo 33.2. se establece que está prohibida la publicación de las


generales de ley y de imágenes de testigos o víctimas menores de edad.

Ahora bien, el derecho a la intimidad de la víctima no solo puede ser vulne­


rado por dar a conocer cierta información de carácter personalísimo de la vícti­
ma al público, si no que tal afección también se puede dar en el mismo seno del
proceso penal, por ejemplo, en el marco de la investigación penal es frecuente
la realización de una serie de diligencias de investigación que pueden afectar el
aludido derecho; por ejemplo, el personal médico puede requerir información
de carácter confidencial y e inclusive hacer investigaciones de carácter intrusi­
vo en el cuerpo de la víctima.

En este punto, si bien es cada fiscal quien tiene la obligación de esclarecer


el hecho delictivo, también tiene la obligación a ponderar el impacto que las
diligencias de investigación ocasionarán en la víctima y, por lo que debe tomar
las medidas adecuadas para minimizarlas molestias y las repercusiones que
pueda tener la diligencia de investigación en la integridad física, y/o mental, en
la intimidad o en la vida privada de la víctima.

Para la realización de los actos de investigación cada fiscal tiene un poder


coactivo, el cual encuentra algunas limitaciones: cuando se requiere la vulne­
ración de derechos constitucionales debe acudir al juez para que autorice la di­
ligencia, siendo este último un juez de garantías, por cuanto controla las acti­
vidades de investigación.

Es común que la víctima sea objeto de prueba, realizándose sobre ella ins­
pecciones, pericias diversas, como una identificación del cadáver, exámenes
médicos sobre el cuerpo, verificación de edad, etc.

Entre las principales diligencias que la defensa del imputado suele pedir, o
que igualmente el fiscal que se efectúe sobre las víctimas se encuentran exáme­
nes a las partes íntimas de las víctimas de delitos sexuales, extracciones de san­
gre, tomas de muestras de piel para pruebas de ADN, extracciones de cabellos

k .2 2 4
Sección ÍI

y vellos, etc. La defensa también puede solicitar que se proceda a hacer una in­
vestigación sobre el pasado de la víctima, su vida privada y otros aspectos que
afectan su intimidad.

Las Oficinas de Atención a las Víctimas y Testigos juegan un valioso papel


en este punto, dado que son las encargadas de ganar la confianza de la víctima,
persuadiendo la de la necesidad de realizar la diligencia y garantizándole que
éste se efectuará con el respeto inherente a su dignidad, contando para ello con
personal médico y de apoyo psicológico adecuado.

4. Derecho a la información veraz

Como una manifestación de los mecanismos que posibilitan un verdadero


acceso a la administración de justicia, en un sistema penal enmarcado dentro de
un Estado Constitucional de Derecho, tenemos el derecho a recibir una infor­
mación veraz41. Y es de suma importancia, si tenemos en cuenta que en gran
parte el debido ejercicio de los derechos de las víctimas en el proceso penal,
dependerá de la información que a ella se le brinde sobre el rol que pueden de­
sempeñar en el proceso, del desarrollo del mismo, del contenido y alcance de
las decisiones fiscales y judiciales que se tomen sobre el proceso.

Ahora bien, la información y las orientaciones brindadas por las autorida­


des competentes, los servicios de apoyo a las víctimas y de justicia reparado­
ra deben ofrecerse, en la medida de lo posible, a través de una diversidad de
medios y de forma que pueda ser entendida por la víctima. La información y
las orientaciones deben proporcionarse en términos sencillos y en un lengua­
je accesible. Asimismo, debe garantizarse que la víctima pueda ser entendida
durante las actuaciones. A este respecto, debe tenerse en cuenta el conocimien­
to que tenga la víctima de la lengua utilizada para facilitar información, su
edad, madurez, capacidad intelectual y emocional, alfabetización y cualquier

41 La función esencial del sistema penal de Administración de Justicia en un Estado Social y Demo­
crático de Derecho debe ser la de atender las necesidades de las víctimas, tratarlas con comprensión
y respeto a su dignidad, salvaguardar sus intereses así como aumentar la confianza en la justicia
penal y alentar su cooperación; para ello, es preciso diseñar los mecanismos para suministrarles
información suficiente acerca del rol que pueden desempeñar en el proceso, del desarrollo del mis­
mo, del contenido y alcance de las decisiones judiciales, además de garantizar que sus opiniones y
solicitudes serán tomadas en cuenta y decididas, sin dilaciones, en las etapas adecuadas de la ac­
tuación (SAMPEDRO-ARRUBLA, Julio Andrés. “Los derechos humanos de las victimas: apuntes
para la reíormulación del sistema penal” . En: International Law. Revista Colombiana de Derecho
Internacional. N° 12, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, enero-junio de 2008. p. 363).

225 A
ART. 27 Comentarios a) Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

incapacidad mental o física. Deben tenerse en cuenta, en particular, las dificul­


tades de comprensión o de comunicación que puedan ser debidas a algún tipo
de discapacidad, como las limitaciones auditivas o de expresión oral. Del mis­
mo modo, durante los procesos penales deben tenerse en cuenta las limitacio­
nes de la capacidad de la víctima para comunicar información42.

El artículo 6 de la Declaración sobre los Principios Fundamentales de Jus­


ticia para las Víctimas de Delitos y del Abuso de Poder impone la necesidad de
que las leyes nacionales adecúen los procedimientos judiciales y administra­
tivos a las necesidades de las víctimas, incluyendo en esa adecuación la nece­
sidad de que las víctimas sean informadas de cuál es su papel y el alcance del
mismo, así como del desarrollo cronológico de las actuaciones, de su marcha
concreta y particularmente de la decisión de sus causas.

El Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes, en coherencia con


la normativa supranacional, en su artículo VIL3 de su Título Preliminar pres­
cribe que el proceso penal garantiza el ejercicio de los derechos de información
y de participación procesal de la persona agraviada o perjudicada por el delito,
en suma, de la víctima del ilícito penal, según el concepto que hemos adoptado
sobre “víctima” en este trabajo.

Asimismo, en el artículo 27.1.1 se prescribe que el agraviado tiene derecho


a ser informado de los resultados de las actuaciones en que haya intervenido,
así como del resultado del procedimiento, aun cuando no haya intervenido en
él, siempre que lo solicite.

Además, se establece en el artículo 27.2 que el agraviado debe ser infor­


mado sobre sus derechos cuando interponga la denuncia, al declarar preventi­
vamente o en su primera intervención en la causa.

Al prescribir que la víctima debe ser informada de sus derechos cuando


interponga la denuncia o en su primera intervención en la causa, debemos en­
tender que con ello se quiere decir que a la víctima se le debe brindar toda la
información que necesita desde el primer momento que entra en contacto con
las autoridades. Este aspecto resulta esencial, si consideramos que el primer as­
pecto que abarca el derecho a una información veraz para la víctima -general­
mente lega en D erecho- es el relativo a que se le informe de los derechos que

42 Directiva 2012/29/UE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 25 de octubre de 2012,

226
Sección II ART. 2 7

tiene al interior del proceso, pues de muy poco sirve que tenga tales derechos
si no sabe que los tiene, ni cuáles son las garantías que existen para proteger
tales derechos.

La Corte Constitucional colombiana43, sobre este aspecto, sostiene que no


se precisa de una intervención en sentido procesal para que las autoridades de
investigación asuman los deberes que imponen la garantía de comunicación
(entiéndase, para nosotros, información) que se proyecta en dos ámbitos: i)
información acerca de los derechos que el orden jurídico establece para garan­
tizar sus intereses en el proceso penal, y ii) acceso a la información acerca de
las circunstancias en que se cometió el delito, que forma parte del derecho, que
forma parte del derecho “a saber”, el cual se materializa con la posibilidad de
acceso al expediente o a las diligencias desde sus primeros desarrollos. La in­
terconexión e interdependencia que existe entre los derechos a la verdad, a la
justicia, y a la reparación exige que la garantía de comunicación se satisfaga
desde el prim er momento en que las víctimas entran en contacto con los órga­
nos de investigación. Los derechos a la justicia y a la reparación pueden verse
menguados si se obstruye a las víctimas las posibilidades de acceso a la infor­
mación desde el comienzo de la investigación a efecto de que pueden contri­
buir activamente con el aporte de pruebas e información relevante sobre los
hechos44.

Las víctimas deben ser informadas oportunamente y detalladamente45sobre


las principales etapas del proceso. Como se ha indicado, la falta de información
sobre el progreso del caso es uno de los aspectos que causa mayor frustración
e insatisfacción a las víctimas. Es deber de quienes fungen como miembros de
la policía, fiscales y jueces mantener un contacto permanente con las víctimas e

43 Ante la ausencia de pronunciamientos por parte de nuestra judicatura, recurrimos una vez más a
la jurisprudencia colombiana que desde hace ya algunos años viene sentando importantes criterios
sobre los derechos de las víctimas de ilícitos penales.
44 Cfr. Corte Constitucional colombiana. Sentencia C -1154 de 2005.
45 En esta perspectiva en la Directiva 2012/29/U.E del Parlamento Europeo y del Consejo, de 25 de
octubre de 2012 se ha señalado que: “Cuando se facilite información, se debe ofrecer el grado de
detalle suficiente para garantizar que se trata a las víctimas de manera respetuosa y permitirles adop­
tar decisiones con conocimiento de causa sobre su participación en ios procesos. A este respecto,
es especialmente importante la información que permite a la víctima conocer la situación en que
se encuentra cualquier procedimiento, así como la información que permita a la víctima decidir si
solicitará la revisión de una decisión de no formular acusación. A menos que se exija de otro modo,
la información comunicada a la víctima debe poder facilitarse verbalmente o por escrito, incluso
por medios electrónicos”.
£RT ¿7 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

informarles inmediatamente de las actuaciones procesales que se piensa tomar


incluyendo, especialmente, las decisiones negativas para las víctimas, como
pueden ser las decisiones de archivo, peticiones de sobreseimiento, entre otros.
Consideramos que la víctima debe ser informada, aun cuando no lo haya soli­
citado, sobre cualquier resolución judicial, sobre el cual se configure el menor
indicio de que la seguridad de las víctimas o sus allegados pueda verse afectada
por el contenido de la resolución. Por ejemplo, en el caso que se resuelva por el
cese de la prisión preventiva, lo cual podría ocasionar que el imputado al estar
libre busque acercarse a la víctima para intimidarla, amenazarla, etc.

En esta perspectiva cuando se establece que el agraviado debe ser infor­


mado de los resultados de las actuaciones en que haya intervenido, y del resul­
tado del procedimiento aun cuando no haya intervenido, siempre que lo soli­
cite, debe ser entendido como la obligación que tienen las autoridades que ad­
ministran justicia de comunicarles a las víctimas, cuando ellas lo pidan, sobre
la inadmisión de la denuncia, el archivo de las diligencias46, el sobreseimiento
de la causa, el fallo de la sentencia, etc. Es más, tratándose del pedido de so­
breseimiento, consideramos que el juez debe ordenar que tal requerimiento sea
comunicado a la víctima, aun cuando ella no lo haya solicitado, esto con la fi­
nalidad de que ella pueda objetar tal pedido del fiscal. Y en todo caso, aun sir
ser solicitado, se le debe comunicar sobre el sobreseimiento otorgado y la re­
solución del fallo de la sentencia, para que de esa manera al ser de su conoci­
miento pueda ejercer su derecho a impugnar el sobreseimiento y la sentencia
absolutoria, derecho reconocido en el artículo 27.1.6 del Código de Responsa­
bilidad Penal de Adolescentes.

Ahora, si bien es cierto que el citado código refiere que el resultado del
procedimiento debe ser informado solo si la víctima lo solicita, entonces cree­
mos que una forma de compatibilizar esto con lo dicho en las últimas líneas
del párrafo anterior, sería el de determinar un momento procesal en el que
la víctima sea ilustrada de cuál es el alcance de su derecho a la información,

46 Al respecto la Corte Constitucional Colombiana en la Sentencia C-1154 de 2005 ha dicho: “La


decisión de archivo puede tener incidencia sobre los derechos de las victimas. En efecto, a ellas
les interesa que se adelante una investigación previa para que se esclarezca la verdad y se evite la
impunidad. Por lo tanto, como la decisión de archivo de una diligencia afecta de manera directa a las
víctimas, dicha decisión debe ser motivada para que estas puedan expresar su inconformidad a partir
de fundamentos objetivos y para que las víctimas puedan conocer dicha decisión . Para garantizar sus
derechos la Corte encuentra que la orden de archivo de las diligencias debe estar sujeta a su efectiva
comunicación a las víctimas, para el ejercicio de sus derechos”.

¡fes,. 228
Sección II ART. 21

preguntándole además para que indique si en el futuro quiere ser informada o


no de aquellos extremos del proceso que el Código de Responsabilidad Penal
de Adolescentes le reconoce tal facultad de opción (v. gr. decidir si es informa­
da o no del resultado del procedimiento).

Otra manera por la cual pueda garantizarse el derecho a una información


veraz a favor de la víctima es que, tanto desde las diligencias preliminares,
como en la investigación preparatoria, pueda tener acceso a la carpeta fiscal
de modo que ella misma o a través de su abogado pueda acceder a los actua­
dos del proceso, siendo esta una de las mejores formas de estar informado so­
bre el mismo.

5. Derecho a ser escuchado en el proceso

Es imprescindible que los puntos de vista de la víctima sean tomados en


cuenta en el transcurso del proceso, dado que no es simplemente un objeto de
protección, sino un ser humano que tiene derecho a expresar sus sufrimientos,
ansiedades, emociones, intereses y expectativas.

Por tal razón se ha reconocido el derecho de la víctima a ser escuchado u


oído, el cual viene a concretizar la posibilidad de acceder a un tribunal de justi­
cia47, pues si una persona reclama que se le permita acceder a los órganos juris­
diccionales, es precisamente para que sea escuchada, para que manifieste pre­
ocupaciones, las afecciones que viene sufriendo y solicite la tutela de sus de­
rechos que se encuentran siendo vulnerados, asimismo sustentar la reparación
que pretende como resarcimiento a los daños causados a sus bienes jurídicos.

Ello determina que la Declaración de la ONU sobre los principios funda­


mentales de justicia para las víctimas de delitos y del abuso de poder recoja que
las opiniones y preocupaciones de las víctimas deban ser presentadas y exami­
nadas en las etapas apropiadas de las actuaciones, siempre que estén enjuego
sus intereses, y siempre y cuando se hagan con el debido respeto al resto de

47 En este sentido, la Corte IDH ha conceptualizado el derecho a ser oído o escuchado coino aquel
que exige que toda persona pueda tener acceso al tribunal u órgano estatal encargado de determinar
sus derechos y obligaciones. Cf. Corte IDH. Caso Apitz Barbera y otros vs. Venezuela. Excepción
Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia del 5 de agosto de 2008, párr. 72; Caso Bayarri
vs. Argentina. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia del 30 de octubre de
2008, párr. 101; y Caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia del 26 de noviembre de 2010, párr. 140.

229 A
ART. 27 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

partes procesales. El proceso debe dejar cabida a que la victima manifieste su


opinión en consideración a su vivencia personal y única del delito cometido,
de las consecuencias que reportarán en su futuro y de la satisfacción que pueda
brindarle o no la respuesta procesal iniciada. El juez podrá después desatender
tal consideración, si bien sobre la base de un juicio exteriorizable que ponga en
evidencia su legalidad y conveniencia.

Por su parte, el Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes prescri­


be que el agraviado debe ser escuchado antes de cada decisión que implique la
extinción o suspensión de la acción persecutora de la infracción, siempre que
lo solicite.

Sobre el derecho de la víctima a ser escuchado en el proceso, la Corte TDH


ha manifestado este derecho no solo exige que la víctima sea oída por un juez
o tribunal, sino que pueda participar ampliamente del proceso. Así, en el Caso
Tribunal Constitucional vs. Perú, la Corte señaló que, debido a una serie de vi­
cios apuntados, no se permitió a los magistrados contar con un proceso que re­
uniera las garantías mínimas del debido proceso, y se limitó el derecho de las
víctimas a ser oídas por el órgano que emitió la decisión y, además, se restrin­
gió su derecho a participar en el proceso48.

Asimismo, la citada Corte, a través de su jurisprudencia, ha establecido


que el derecho a ser oído se relaciona con otros derechos de la Convención
Americana, tales como el derecho de defensa y el deber de motivación de las
decisiones, por ejemplo. De esta manera, la Corte ha establecido que el deber
de motivación constituye una prueba de que las partes han sido oídas. Así, en
el caso Tristán Donoso vs. Panamá, afirmó que la ausencia de una debida fun-
damentación origina decisiones arbitrarias. Por tanto, la argumentación de un
fallo debe mostrar que han sido debidamente tomados en cuenta los alegatos de
las partes y que el conjunto de pruebas ha sido analizado. En esa línea, la corte
ha indicado que en los casos en los que las decisiones son recurribles se ofrece
a dichas partes la posibilidad de criticar la resolución y examinar la cuestión
ante instancias superiores49. Resulta importante el razonamiento que ha elabo­

48 Cf. Corte IDH, Caso del Tribunal Constitucional vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
del 31 de enero de 2001, párr. 81.
49 Cf. Corte IDH. Caso Tristán Donoso vs. Panamá. Excepción preliminar, fondo, reparaciones y costas.
Sentencia del 27 de enero de 2009, párr. 153. Tales criterios han sido acogidos igualmente en los
casos Chocrón Chocrón vs, Venezuela. Excepción preliminar, fondo, reparaciones y costas. Sentencia

k230
Sección II ART 27

rado la corte pues esta interrelación propuesta entre los derechos mencionados
corrobora que el deber de motivación es intrínseco al artículo 8.1; y que en los
casos en los que dicho deber no haya sido garantizado por el Estado, las vícti­
mas podrán ofrecer como prueba una decisión carente de una debida motiva­
ción y así demostrar que el derecho a ser oído fue violado.

Por otro lado, la Corte TDH en el caso Barbani Duarte y otros vs. Uru­
guay señaló que el derecho a ser oído consagrado en el artículo 8.1 presenta
dos ámbitos:

“ [...] p o r u n lado, u n ám bito fo rm al y p ro cesal de a se g u ra r el acceso al órgano


c o m p e te n te p ara que determ ine el derecho que se re c la m a en apego a las d e­
b id as g a ra n tía s p ro c e sa le s (tales com o la presen tació n d e alegatos y la ap o r­
ta c ió n de p ru e b a ). P o r otra p arte, ese derecho abarca u n ám b ito de p ro tecció n
m a te ria l q u e im p lica que el E stado g aran tice que la d e c isió n que se p ro d u zca
a tra v é s d e l p ro ced im ien to sa tisfag a el fin para el cu al fu e concebido. E sto ú l­
tim o n o sig n ifica que siem pre d eb a ser acogid o sino q u e se debe g a ran tizar su
c a p a c id a d p a ra p ro d u c ir el resu ltad o p a ra el que fue c o n c e b id o ”50.

6. Derecho a la defensa

Si una persona tiene el derecho de acceder a los tribunales de justicia es


para que esta, en defensa de sus derechos, pida protección para los mismos, y
si el desarrollo del proceso al que se ha accedido debe ser uno con todas las
garantías donde se tutele adecuadamente sus derechos vulnerados, entonces es
una necesidad imperiosa que ella misma pueda ejercer la defensa de sus dere­
chos en el proceso. Es desde esta perspectiva que se entiende que las víctimas
también gozan del derecho de defensa.

Si bien desde un enfoque tradicional, en el ámbito del proceso penal51, el


derecho de defensa generalmente es entendido como solamente uno que le

del 1 de julio de 2011, párr. 118 y Caso López Mendoza vs, Venezuela, fondo, reparaciones y costas.
Sentencia del 1 de septiembre de 2011, párr. 148.
50 Cf. Corte IDR. Caso Barbani Duarte y otros vs. Uruguay. Fondo, reparaciones y costas. Sentencia
del 13 de octubre de 2011, párr. 136.
51 El derecho de defensa alcanza a todas las personas que se vean sometidos a cualquier clase de proceso
(civil, penal, administrativo, laboral, etc.), sin embargo, por la naturaleza propia de nuestro trabajo
nos limitamos a su estudio en el campo del proceso penal.

231 A
AHT 2 i Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

asiste al imputado a l interior del proceso52, consideramos que ello no es correc­


to, pues este derecho es uno de carácter fundamental que le pertenece a toda
persona sin excepción - y no solo a aquella que se le atribuya la comisión de un
hecho punible-' que acude (voluntariamente u obligatoriamente) ante el Estado,
para la tutela de sus intereses y pretensiones.

Como dice M aier “el derecho de defensa no solo se limita a la protección


del imputado, sino también a otras personas que pueden intervenir en el proce­
so, como el actor civil o el tercero”53. A lo dicho por el citado autor, nosotros
agregaríamos, que no es necesario que la víctima se constituya en actor civil
para que pueda ejercer el derecho de defensa, pues ella por el solo hecho de
ser víctima tiene u n a serie de derechos al interior del proceso penal que deben
ser debidamente resguardados, por lo que se hace patente que pueda ejercitar
el derecho de defensa.

En ese sentido, el derecho de defensa es aquel derecho fundamental54 atri­


buido a todas las partes del proceso y que debe ser respetado por el tribunal que
conoce del mismo, y tiene como presupuesto mínimo la necesidad que estas
sean oídas, en el sentido de que puedan alegar y demostrar para conformar la
resolución judicial, y que se conozcan y puedan rebatir sobre los materiales de
hecho y de derecho que puedan influir en la resolución judicial.

Como se sabe este derecho de defensa comprende dos aspectos: por un


lado, una defensa material, que en el caso en específico de la víctima se dará

52 Asi por ejemplo Salas Beíeta, cuando sostiene que “Limitando el análisis del derecho de defensa al
ámbito del proceso penal, lo podemos definir como el derecho público constitucional que le asiste
a toda persona física a quien le pueda atrib u ir la comisión de un hecho punible, mediante cuyo
ejercicio se garantiza al imputado la asistencia técnica de un abogado defensor y se le concede a
ambos la capacidad de postulación necesaria para oponerse eficazmente a la pretensión punitiva y
poder hacer valer dentro del proceso el derecho constitucional a la libertad del ciudadano.
Existiendo una im putación nace el derecho de defensa, lo que importa reconocer que el imputado
tiene, en cuanto posibilidad procesal, el derecho de acceder al proceso o a la investigación, esto es,
a ser oído por la autoridad en todas y cada una de las instancias en que la causa se desenvuelva”.
(SALAS BETETA, Christian. El proceso penal común. Ob. cit., p. 52). (El resaltado es nuestro).
53 MAIER, Julio, Derecho Procesal Penal argentino. Tomo I, Vol. B, 2a edición, AEA editores, Buenos
Aíres, 2001, p. 307.
54 El derecho a la defensa se encuentra en el inciso 14 del artículo 139 de la Constitución Política de
1993, igualmente se halla regulado en el inciso 1 del artículo 11 de la Declaración Universal de los
Derechos Humanos; el parágrafo d), inciso 3 del artículo 14 del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos; el parágrafo d), inciso 2 del artículo 8 de la Convención Americana sobre Dere­
chos Humanos.

k 232
Sección II ART. 27

cuando sea ella misma la que ejerza su defensa, ya sea declarando la forma en
que ocurrieron los hechos, o sustente la pretensión de la reparación, y por otro
lado, una defensa técnica, lo que implica que deba ser asesorada por un aboga­
do, el mismo que debería proveerle el Estado, por ello se ha implementado por
el Ministerio Público —dentro de su unidad de asistencia a víctimas y testigos—
a unos profesionales del derecho que deberían asesorarlos en todo lo que las
víctimas necesiten; sin embargo, ello hasta el día de hoy se ha mostrado muy
tímidamente, debiendo los abogados ejercer más activamente estas funciones
asignadas.

Y es que, si sostenemos que los derechos de la víctima deben ser equiva­


lentes a los del inculpado, quien desde la averiguación previa tiene derecho a
asistencia jurídica, entonces la víctima también debe contar con un verdadero
asistente legal, que lo ilustre, lo aconseje, y lo patrocine gratuitamente, pues de
lo que se trata es de una defensa procesal eficaz.

El encargado de asesorar a las víctimas del delito -q u e en nuestro medio,


tal como acabamos de señalar, lo hace el Ministerio Público a través de los abo­
gados pertenecientes a la Unidad de Asistencia a Víctima y Testigos- no sólo
les debe informar sobre sus derechos, sino que también debe explicar las for­
mas y mecanismos para que los mismos se hagan efectivos y de proceder, lo
gestione como corresponda. La asesoría jurídica debe implicar comunicación
constante entre víctima y Ministerio Público, quien deberá mantenerles infor­
mados en todo momento de las actuaciones y sus alcances dentro del procedi­
miento; en suma, tenerles al tanto de los pormenores del procedimiento penal.

Igualmente, a las víctimas que por carencias económicas no puedan pagar


un abogado particular, podrá acceder a uno a través de la Defensoría Pública,
ello dado que el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos cuenta con la Di­
rección de Asistencia Legal y Defensa de Víctimas. Serán los abogados de esta
unidad los que pueden ejercer la defensa técnica del agraviado.

Entre los mecanismos de reconocimiento al derecho de defensa que le asis­


te a la víctima, tenemos que el Código de Responsabilidad Penal de Adolescen­
tes le reconoce la facultad de impugnar al auto de sobreseimiento o la sentencia,
absolutoria (artículo 27.1.6).

Debe entenderse que esta facultad se le reconoce al agraviado por su sola


condición de agraviado, es decir, no depende que se haya constituido en ac­
tor civil o no, y es que la constitución en actor civil solo tiene como finalidad

233
AHT. 27 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

obtener una reparación civil; sin embargo, el derecho de la víctima de impug­


nar el auto de sobreseimiento o la sentencia absolutoria, no está dirigido a cues­
tionar el objeto civil del auto de sobreseimiento o de la sentencia absolutoria.
Expliquemos este aspecto.

El agraviado, no constituido en actor civil, no puede impugnar el objeto ci­


vil del auto de sobreseimiento o de la sentencia absolutoria, pero sí puede im­
pugnar el objeto penal, referido a la absolución del procesado, ya sea del auto
de sobreseimiento o de la sentencia absolutoria, pero no en el extremo de solici­
tar una pena. Y en e l caso de que el agraviado se haya constituido en actor civil,
entonces también podrá impugnar el objeto civil, pues debemos tener presente
que dicha constitución no le quita aquellos derechos que ya detentaba por su
sola condición de agraviado, sino que por el contrario la constitución de actor
civil le adiciona la facultad de ejercer derechos en torno a su pretensión civil.

Nuestra postura parte por entender que el nuevo sistema procesal penal no
solo le reconoce el derecho a la reparación civil a la víctima, sino también una
serie de derechos como la tutela jurisdiccional efectiva, igualdad de armas, de­
bido proceso, derecho a la verdad, derecho a ser oído, y la debida motivación
de las resoluciones judiciales, entre otros.

Pues ¿Cómo quedan estos derechos si se limita el papel del agraviado a


solo velar por una reparación civil? ¿Acaso la víctima puede invocarlos, o los
órganos de j usticia aplicarlos, solamente cuando se trate de reclamar una repa­
ración civil?

Si fuera así, lo único que cabría suponer es que para la víctima se sigue
aplicando un proceso inquisitivo o mixto, en donde únicamente tenía la posibi­
lidad de participar reclamando una reparación civil Al margen, claro está, de
que sea llamada como medio de prueba. Quizá con respecto a ello se diga que
no es así, porque el trato que recibe hoy la víctima es diferente al que recibía
con el antiguo sistema procesal, es decir, ahora se le reconoce un derecho a un
trato digno y respetuoso. Pero si le siguen recortando sus demás derechos, no
puede hablarse de un trato digno y respetuoso a cabalidad.

Partiendo de u n mal entendimiento del principio acusatorio, se piensa que


el agraviado no puede impugnar el auto de sobreseimiento ni la sentencia abso­
lutoria en el extremo de la calificación de los hechos materia del proceso como
delictivos o no. Lo que sí podría impugnar el agraviado con respecto a tales re­
soluciones, se dice, es en lo referente a la reparación civil.

Ék 234
Sección II ART.27

Se sostiene que aceptar lo contrario sería vulnerar el principio acusatorio,


arrogándose el agraviado funciones que no le competen, y con ello a su vez ir
en contra de lo establecido en la propia carta fundamental. Se afirma, por ejem­
plo, que, si el agraviado impugna la sentencia absolutoria, y la Sala Penal de
Apelaciones revoca la sentencia de instancia, ello implicaría la imposición de
una pena, como consecuencia de la petición del agraviado impugnante, lo que
a su vez significaría reconocer al agraviado una legitimidad para solicitar una
sanción penal, lo cual le está vedado a todas luces.

Ante ello, se ha pretendido entender que la facultad del agraviado de im­


pugnar el auto de sobreseimiento o la sentencia absolutoria, estaría delimitada
a cuestionar la reparación civil.

Sin embargo, si el agraviado no se ha constituido como actor civil en el


periodo establecido para hacerlo (para lo cual debe tomarse en cuenta las re­
glas que estipula el Código Procesal Penal de 2004, de aplicación supletoria
en este aspecto que no desarrolla el Código de Responsabilidad Penal de ado­
lescentes), entonces pierde la posibilidad de actuar como actor civil, pues de
lo contrario carecería de sentido establecer toda una regulación de requisitos y
oportunidad para constituirse en actor civil, por cuanto el agraviado aun cuan­
do no se haya constituido como tal tiene las mismas facultades de quien sí lo
ha hecho.

Por lo tanto, creemos que el agraviado solo podrá impugnar lo concernien­


te a la reparación civil cuando se haya constituido en actor civil, en el momento
que le confiere la ley procesal penal para tal proceder.

Por ello, consideramos que no resulta adecuada la interpretación restrictiva


que se realiza respecto del artículo 95.d) del CPP de 2004 (que prescribe exac­
tamente lo mismo que el artículo 27.1.6 del Código de Responsabilidad Penal
de Adolescentes, y por lo mismo puede verse sometido a la misma interpreta­
ción), pues la finalidad de esta norma no encuentra asidero en tal interpretación.
Y no solo por lo dicho, sino también por las siguientes razones:

El derecho a la tutela procesal efectiva, el derecho al debido proceso, el


derecho a la información, el derecho a ser oído, el derecho de defensa, el de­
recho a la pluralidad de instancia, el derecho a la verdad y el derecho a la de­
bida motivación, aconsejan que el agraviado pueda impugnar el auto de sobre­
seimiento o la sentencia absolutoria en lo referente a si los hechos constituyen
delito o no. Lo cual no implica que siempre que se realice tal apelación se le

235 jé
;'HT u Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

deba dar la razón, sino que deberá verificarse las razones y argumentos que ha
expuesto en su recurso.

De modo que en base a dichos derechos puede impugnar el auto de sobre­


seimiento o la sentencia absolutoria con la finalidad de que dichas resoluciones
se encuentren, por ejemplo, debidamente motivadas. Es decir, si el auto de so­
breseimiento o la sentencia absolutoria con respecto al objeto penal consideran
que no se configura ningún ilícito penal o que el imputado no ha intervenido
en los hechos de relevancia penal, y por lo tanto, proceden al sobreseimiento
o a emitir un fallo absolutorio, dichas decisiones deben encontrarse suficien­
temente motivadas, de modo que si no lo están y solo se limitan a señalar que
sobreseen la causa o absolver al imputado, pero sin dar razones justificadas de
ello, la víctima podría impugnar ese auto de sobreseimiento o la sentencia ab­
solutoria por vulneración a su derecho a la debida motivación de las resolucio­
nes judiciales.

Además de ello, si existe el derecho a la verdad, la víctima en base a di­


cho derecho, podrá impugnar el auto de sobreseimiento o la sentencia absolu­
toria, cuando dicho derecho (el derecho a la verdad) pueda verse afectado por
vulnerarse aquel otro derecho a la debida motivación de las resoluciones judi­
ciales. Todo ello no implica que la víctima pueda solicitar una pena contra el
imputado, pues dicha solicitud está reservada para el titular de la acción penal,
es decir, el fiscal, sino simplemente a que las resoluciones emitidas por la au­
toridad competente se encuentren suficientemente justificadas, esto es, debida­
mente motivadas. Igualmente, para esta posición se debe tomar en cuenta el
principio de interdicción de la arbitrariedad de los actos del Ministerio Público.

En esta postura se podrían incluir algunas decisiones del Tribunal Consti­


tucional, que de modo implícito parecen adoptar la postura de que el agravia­
do en base a su derecho a la verdad, a la pluralidad de instancia y a la debida
motivación, aquel tendría derecho a impugnar el auto de sobreseimiento o la
sentencia absolutoria, particularmente las resoluciones del Tribunal Constitu­
cional se enfocarían más específicamente a la posibilidad de impugnar el auto
de sobreseimiento por parte del agraviado o víctima.

Así, tenemos la STC Exp. N° 02171-2012-PA/TC en donde se señala que


se debe diferenciar entre las nociones de agraviado y parte civil. La diferen­
cia operativa entre estos radica básicamente en que el primero gozaría de dere­
chos de carácter general: a impugnar el auto de no ha lugar a abrir instrucción,
a impugnar el sobreseimiento o la sentencia absolutoria, a ser informado del

lk 236
Sección II

resultado del proceso penal, etc.; mientras que el segundo además de estos go­
zaría de derechos de carácter específico: deducir la nulidad de actuados, a parti­
cipar en los actos de investigación y de prueba, etc. Así, bien entendidas las co­
sas no existe una justificación razonable para exigir como requisito indispensa­
ble el inicio del proceso penal, mucho menos la constitución en parte civil para
que el agraviado pueda impugnar los actos procesales que de modo general le
afectan sus derechos. Esta parece ser la lógica del CPP de 2004.

Igualmente tenemos la STC N° 02171-2012-PA/TC, en donde el Tribunal


Constitucional sostiene que el problema se presenta en relación a quienes pue­
den cuestionar el auto que emite el juez declarando no ha lugar a abrir instruc­
ción. Conforme a lo establecido en el tercer párrafo del artículo 77 del CPP, en
una interpretación restrictiva y que además ha sido acogida por a doctrina y ju­
risprudencia nacional, pueden apelar los fiscales cuando les ha correspondido
a ellos el ejercicio de la acción penal, o lo agraviados, cuando el ejercicio de la
acción ha correspondido a estos.

Sin embargo “ Sostiene el Tribunal Constitucional- nada de ello se deriva


de la Constitución, sino que así ha sido establecido en una norma, que por su
origen es preconstitucional, de modo que corresponde analizar si la interpre­
tación que se hace de dicha disposición, es acorde o no con la Constitución, y
si es el caso, si afecta o no los derechos fundamentales de los presuntos agra­
viados o víctimas.

Agrega el Tribunal Constitucional que nada impide que el agraviado, en


caso se rechace la denuncia, pueda interponer conjunta o individualmente el re­
curso respectivo, dado que, al tener interés en el resultado del proceso, no se le
puede denegar o impedir que acceda a los órganos jurisdiccionales competen­
tes, ni limitar su derecho a la instancia plural. En base a ello, el TC declara fun­
dando la demanda de amparo y nula la resolución que declaró improcedente el
recurso de apelación interpuesto contra el auto no ha lugar a abrir instrucción.

Si bien en el caso anotado se trató de un auto de no ha lugar a abrir instruc­


ción, este puede ser considerado como equivalente al auto de sobreseimiento
en los términos del CPP de 2004, por lo tanto, los argumentos del TC para con­
siderar que la víctima puede apelar el auto de no ha lugar a abrir instrucción
pueden ser extrapolados a cuando se emita un auto de sobreseimiento.

Debe enfatizarse que esta posibilidad de recurrir no vulnera el principio


acusatorio, ni afecta la calidad del fiscal como titular de la acción penal, sino

231 A
ART. 27 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

que por el contrario garantiza que esta sea sometida a control, y no sea una de­
cisión caprichosa de él. Esta posibilidad de impugnación se configura como la
posibilidad de control de la resolución del juez, y asimismo del requerimiento
del fiscal. Pues el ejercicio de la acción penal por parte del fiscal debe seguir
ciertos parámetros para su legitimidad, tales como su objetividad, imparciali­
dad, etc.

Si bien es el juez de control de garantías quién controlará la acusación,


pero en los casos de requerimiento de sobreseimiento, una de los mejores ins­
trumentos con los que contará para ver si la solicitud del fiscal no es parciali­
zada, y no generará impunidad es contar precisamente con los argumentos del
agraviado. Y dado que precisamente este sujeto puede dar luces sobre lo acon­
tecido, y dada la nueva orientación del sistema procesal penal de resguardar los
derechos de la víctima, es que se le faculta a ser escuchado antes de cada deci­
sión que implique 1a. extinción o suspensión de la acción penal, siempre que lo
solicite55. Pero para que pueda solicitar ser escuchado cuando se trate de alguna
de estas implicancias se le debe hacer de su conocimiento, por lo tanto, cuando
no se ponga en conocimiento del pedido de sobreseimiento realizado por el fis­
cal y por ende no en la audiencia para hacer escuchar su voz, puede legítima­
mente impugnar el auto de sobreseimiento. Igualmente podrá impugnar, cuan­
do a pesar de ser escuchado, y contando con medios probatorios que acrediten
su palabra, el juez no lo toma en cuenta para emitir el auto de sobreseimiento.

Así, y en garantía a la doble instancia, es que se le debe admitir su apela­


ción para que la sala superior emita nuevo pronunciamiento. Igual sucede con
la sentencia absolutoria, donde la sala puede confirmar, declarar la nulidad o
revocar el fallo de instancia (art. 425.3 del CPP de 2004, de aplicación supleto­
ria al proceso sobre responsabilidad penal de adolescentes).

Con lo cual no se legitima a que el agraviado pueda pedir una sanción pe­
nal, pues él no podrá solicitar una pena determinada, o una pena mayor o menor

55 Como ya hemos hecho mención cuando hacíamos referencia acerca de los derechos de la víctima,
el CPP de 2004 prescribe que, en la etapa preparatoria, la víctima debe ser escuchada en las audien­
cias en donde se discuta la suspensión o extinción de la acción penal, siempre y cuando lo solicite
(artículo 95,l.b).
Igualmente, en la etapa intermedia deberá ser escuchada en la audiencia de control de requerimiento
fiscal de sobreseimiento, siempre que lo solicite (artículo 95.1 .b). Igualmente, y sin perjuicio de poder
ser citada e interrogada en el juicio oral, el agraviado tiene derecho a exponer sus alegatos finales,
así no haya intervenido en el proceso y no se haya constituido en actor civil (artículo 386.3).

k 238
Sección II ART. 27

que la solicitada por el fiscal, sino simplemente que se evalué la razonabilidad


y debida motivación del fallo de la instancia inferior. Si por ejemplo, la sala
decide revocar, será ella la que imponga la sanción que considere adecuada y
conforme a lo actuado en el proceso y que obra en el expediente.

Además, debemos tener en cuenta que la facultad de recurrir que tiene el


agraviado se muestra desde las primeras etapas del proceso. Así tenemos, que
el artículo 334.5 del CPP de 2004 dispone que el denunciante o el agraviado
tiene derecho a interponer un recurso de queja contra una disposición fiscal de
archivo. El referido artículo estipula que “el denunciante o el agraviado que no
estuviese conforme con la disposición de archivar las actuaciones o de reser­
var provisionalmente la investigación, requerirá al fiscal, en el plazo de cinco
días, eleve las actuaciones al fiscal superior”. Si bien se puede decir, que aquí
se recurre ante el propio Ministerio Público, lo cierto es que ello solo obedece
a la etapa de proceso en la que se encuentra.

Es aquí donde entra a tallar nuevamente los derechos aludidos de tutela ju ­


risdiccional, derecho de defensa, derecho a la debida motivación, y pluralidad
de instancias, pues la decisión de archivo puede tener incidencia sobre los de­
rechos de las víctimas. En efecto, a ellas les interesa que se adelante una inves­
tigación previa para que se esclarezca la verdad y se evite la impunidad. Por lo
tanto, como la decisión de archivo de una diligencia afecta de manera directa
a las víctimas, dicha decisión debe ser motivada para que estas puedan expre­
sar su inconformidad a partir de fundamentos objetivos y para que las víctimas
puedan conocer dicha decisión. Para garantizar sus derechos la orden de archi­
vo de las diligencias debe estar sujeta a su efectiva comunicación a las víctimas
(o agraviado como lo llama el CPP de 2004), para el ejercicio de sus derechos.

Por lo tanto, los derechos que tiene el agraviado de impugnar una dispo­
sición fiscal de archivamiento o de reserva provisional del proceso, de pro­
nunciarse sobre la extinción o suspensión de la acción penal y de impugnar el
sobreseimiento y la sentencia absolutoria, no pretenden, a primera cuenta, in­
miscuirse en la facultad persecutora del delito que tiene como cargo el Minis­
terio Público, porque al fin y al cabo en ninguna de las facultades otorgadas
podrá pedir sanción o proponer alguna pena privativa de la libertad, sino más
bien el nuevo sistema procesal penal desea que el agraviado se involucre en
las decisiones que adopten las instituciones del Estado que tengan que ver con
la impartición de justicia y ya no mantener un rol pasivo de víctima, sino que
debe involucrarse en el proceso como participante activo coadyuvando con el

239
ART 2 f Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Ministerio Público en la investigación; y a pesar de que no puede perseguir el


delito como titular de la acción penal, sí puede intervenir en las decisiones ju ­
diciales o fiscales, como las mencionadas, que de alguna manera extinguen,
suspenden o ponen fin al proceso56.

Esperemos que pronto haya un cambio en el panorama jurisprudencial, y


pueda reivindicarse todos los derechos que posee la víctima en el proceso pe­
nal. Mientras tanto, debemos seguir reclamando desde nuestra tribuna, por ello,
con la finalidad de que la justicia penal sea efectivamente una justicia para to­
dos los sujetos que intervienen en el proceso penal, claro está para el imputado
o procesado, pero también para el propio agraviado, el derecho al debido pro­
ceso para ambos sujetos procesales así lo exije.

Además de todo lo dicho, se tiene que el Código de Responsabilidad Penal


de Adolescentes parece que condiciona la posibilidad de discutir la imposición
de una reparación civil solo a los casos en que previamente se haya determi­
nado la responsabilidad penal del adolescente. Así, su artículo 116.3 establece
que en caso de declararse la responsabilidad del adolescente en la audiencia del
juicio oral, se convocará a una segunda audiencia en las siguientes veinticua­
tro (24) horas para debatir y determinar la medida socioeducativa a aplicarse,
así como la reparación civil. Y el artículo 117.1 prescribe que esta segunda au­
diencia tiene por objeto determinar la medida socioeducativa, su duración y la
reparación civil de ser el caso, respecto del adolescente que hubiera sido decla­
rada responsable de una infracción.

Si de acuerdo a esta normativa, la reparación civil solo se debatirá des­


pués de haberse declarado la responsabilidad de una infracción por parte del
adolescente, de lo cual se entiende que si no se acredita su responsabilidad con
respecto a la infracción, entonces no se llevará a cabo ninguna audiencia para
debatir la reparación civil, y lo que ello implica, que es que al final de cuentas
en los casos de absolución no se podrá imponer una reparación civil, entonces
que aspectos podrá impugnar el agraviado en los casos de autos de sobresei­
miento o sentencias absolutorias, si como se acaba de decir, en tales casos no
resulta posible imponer una reparación civil. Bajo este panorama, solo puede
concluirse que el agraviado puede impugnar el objeto penal de los autos de

56 BURGOS ALFARO, Jasé. “Los derechos del agraviado en el proceso penal”. En: Principios funda­
mentales del nuevo proceso penal. Revilla Liaza, Percy (coordinador), Gaceta Jurídica, Lima, 2013,
p. 514.

k. 240
Sección II

sobreseimiento o de la sentencia absolutoria, conforme a los argumentos y lí­


mites ya expuestos.

7. Derecho a la protección integral

La Declaración sobre los principios fundamentales de justicia para las víc­


timas del delito y del abuso de poder prescribe en el principio ó.d que en caso
necesario se deberán adoptar las medidas que eliminen las molestias causadas a
las victimas, así como la de sus familiares y la de los testigos en su favor, con­
tra todo acto de intimidación y represalia.

El Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes, sobre este aspecto,


estipula en su artículo 27.1.7 que el agraviado tiene derecho a ser atendido por
las Unidades de Asistencia y Protección del Ministerio Publico en los casos que
el fiscal lo requiera.

Por su parte el Reglamento del Código de Responsabilidad Penal del Ado­


lescente, prescribe textualmente lo siguiente:

“A rtícu lo 5. P ro tecció n y a sisten cia de víctim as y testig o s.

5.1. E l/la fiscal o eh'la ju e z /a c o m p eten te dispone el p ro c e d im ie n to de asisten ­


cia in teg ral a ia v íc tim a de u n a p re su n ta infracción pen al, a cargo de las U n id a­
des de P ro te c c ió n y A siste n c ia de V íc tim a s y Testigos del M in isterio P úblico.
L a asiste n c ia in te g ra l consiste e n ía ate n c ió n por p ro fesio n ales de P sico lo g ía,
T rabajo S o cial y D erecho.

5.2. L a a siste n c ia legal no im p lica el p a tro c in io por p arte de e l/la ab o g ad o /a de


la U n id ad de P ro tecció n y A sisten cia en la investigación o el p ro ceso ju d ic ia l.

5.3. P re v ia e v a lu a c ió n de la situ ació n de riesg o ex isten te, el/la fiscal dispone


la ap licació n de alg u n a de las m edidas d e protecció n estab lecid as en el C ó d i­
go P ro cesal P en al o en la no rm ativ a d e l P rogram a de P ro te c c ió n y A sisten cia
de V íc tim a s y T estig o s del M in isterio P ú b lic o ” .

“ A rtícu lo 6. A siste n c ia legal.

E n caso que la v íc tim a considere n ecesario acceder a la defen sa leg al para ser
re p re se n ta d a e n el p roceso y c o n stitu irse en actor civ il, p u ed e acu d ir a la D i­
recció n de A siste n c ia Legal y D efen sa de V íctim as d el M in isterio de Ju sticia
y D erechos H u m an o s, debiendo cu m p lir con los req u isito s estab lecid o s p o r
le y ” .

241 A
ART 27 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

“A rtíc u lo 7. Im p le m e n ta c ió n de los m e c a n ism o s de aten ció n de v íctim as.

E l P ro g ra m a de P ro tecció n y A siste n c ia de V íctim as y T estigos del M in isterio


P ú b lic o y la D irecció n de A siste n c ia L egal y D efen sa de V íc tim a s d el M in is­
terio de Ju stic ia y D e re c h o s H u m an o s co o rd in an p erm a n e n te m en te p a ra g a­
ra n tiz a r la ate n c ió n a la p re su n ta v íc tim a de u n a in fra c c ió n pen al. A sim ism o ,
re a liz a n las g estio n es y c o o rd in a c io n e s p a ra que lo s re c u rso s n e c e sa rio s que
d em an d e d ic h a aten ció n sean co n sid erad o s en el p ro c e so de im p lem en tació n
del C ó d ig o a n iv el n a c io n a l” .

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

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Tomo 54, Gaceta Jurídica, Lima, junio de 2012.
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fundamentales del nuevo proceso penal. Revi lia Liaza, Percy (coordinador), Gaceta Jurídica,
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Sección II

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243 J
ART 28 Comentarios ai Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

DEBER DEL AG R AVIAD O

La intervención del agraviado como actor civil no lo exime del


deber de declarar como testigo en las actuaciones de la investi­
gación y del juicio oral.

Q S issi V illa v ic e n c io Ríos


Q E liza NaSvarte M e n d o z a

► Comentario

El Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes -a l igual que el Có­


digo Procesal Penal de 2004 vigente para adultos- adopta el modelo acusato­
rio, el cual atiende a la diferenciación y delimitación de funciones y roles de
cada uno de los sujetos procesales1 intervinientes: en el caso del proceso de
responsabilidad penal del adolescente nos referimos al Ministerio Público, la
policía especializada, los adolescentes imputados, la defensa legal y técnica, la
víctima-agraviado y los órganos auxiliares.

El agraviado, en la mayoría de oportunidades, es el más importante - o in­


cluso el único- “testigo histórico presencial”12 del hecho infractor, razón por la
cual, durante mucho tiempo, diversos sistemas y ordenamientos procesales,
pese a que le negaron el reconocimiento de derechos, paradójicamente, le im­
pusieron la obligación de concurrir a informar en las diversas etapas del pro­
cedimiento3. En efecto, la regla general4 era que el agraviado, toda vez que era

1 “Son las personas que actúan en el proceso penal conforme a las atribuciones y sujeciones que les
asigna la ley para hacer valer, oponer o satisfacer directamente las pretensiones fundamentadas en
el proceso penal”. Vid. CLARIÁ OLMEDO, Jorge A. Derecho procesal penal. Tomo I, Rubinzal-
Culzont, Buenos Aires, 1998, p. 262.
2 La nomenclatura le corresponde a Franz VON LISZT, conforme refiere ROXIN, Claus. “La repa­
ración en el sistema de fines de la pena”. En: De los delitos y de las víctimas. MAIER, Julio B. J.
(comp.), Ad-Hoc, Buenos Aires, 1992, p. 150.
3 MAIER, Julio, “La víctima y el sistema penal”. En: De los delitos y de las víctimas. MAIER (comp.),
Ad-Hoc, Buenos Aíres, 1992, p. 220,
4 ESER, Albin. “Acerca del renacimiento de la víctima en el procedimiento penal: tendencias nacionales
e internacionales”. En: De los delitos y de las víctimas. MAIER (comp.), Ad-Hoc, Buenos Aires,
1992, p . 16.
Sección ií ART. 28

testigo de los hechos o sus consecuencias, debía concurrir al proceso penal en


calidad de informante5.

La concepción actual de los sistemas procesales penales permite compren­


der que la constitución del agraviado en actor civil lo convierte en pleno su­
jeto procesal6, es decir, adquiere el haz de derechos descritos en el artículo 27
del Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes y, como lógico correla­
to, obligaciones en el marco del proceso de responsabilidad penal adolescen­
te. En efecto, el agraviado, aun cuando se encuentre constituido en actor civil,
conserva el deber de concurrencia y contribución al esclarecimiento del hecho
infractor, el cual encuentra raigambre constitucional y comprende a todos los
ciudadanos, independientemente de su calidad al interior del proceso como
víctimas, testigos o peritos7. De este modo se explica su obligación de declarar
como testigo cuando sea citado8 en el marco de las actuaciones de investiga­
ción y en las audiencias que se desarrollen durante el juzgamiento, en aras de
no perturbar la actividad probatoria ni perjudicar a los fines del proceso de res­
ponsabilidad penal del adolescente.

^ REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

» CIARIA OLMEDO, Jorge A. Derecho procesal penal. Tomo 1, Rubinzal-Culzoni, Buenos Aires,
1998.
■ ESER, Albín. “Acerca del renacimiento de la victima en el procedimiento penal: tendencias
nacionales e internacionales”. En: De los delitos y de las víctimas. Maier (comp.), Ad-Hoc,
Buenos Aires, 1992.
■ MAiER, Julio, "La víctima y el sistema penal” . En: De los delitos y de las víctimas. Maier
(comp.), Ad-Hoc, Buenos Aires, 1992.
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■ ROXIN, Claus, “La reparación en el sistema de fines de la pena” . En: De los delitos y de las
víctimas. MAIER, Julio B. J. (comp.), Ad-Hoc, Buenos Aires, 1992.
« SAN MARTÍN CASTRO, César. Derecho procesal penal: lecciones. Inpeccp, Lima, 2015.
■ SÁNCHEZ VELARDE, Pablo. El nuevo proceso penal. Idemsa, Lima, 2009.

5 MATER, Julio. Ob. cit., pp. 241 y 242.


6 NEYRA FLORES, José Antonio. Tratado de derecho procesal penal. Tomo I, Idemsa, Lima, 2015,
p. 415.
7 Cfr. SAN MARTÍN CASTRO, César. Derecho procesal penal: lecciones. Inpeccp, Lima, 2015,
p. 231.
8 SÁNCHEZ VELARDE, Pablo. El nuevo proceso penal. Idemsa, Lima, 2009, p. 82.

245 4
ART. 29 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

ACCIÓN CIVIL

2 9 .1 El ejercicio de la acción civil derivada del hecho infractor


corresponde al perjudicado por la infracción, debiendo cons­
tituirse como actor civil para ello durante el desarrollo de
la investigación preparatoria. En caso no se realice dicha
constitución en actor civil, el Ministerio Público interviene.
29.2 Su ámbito comprende las acciones establecidas en el artículo
93 del Código Penal e incluye, para garantizar la restitución
del bien, siempre que sea posible, la declaración de nulidad
de los actos jurídicos que correspondan, con citación de los
afectados.

Elky Alexander Villegas Paiva

► Comentario

Esta es la única norma referida a los alcances de la constitución del agra­


viado en actor civil, por lo tanto, debe acudirse a los diversos cuerpos norma­
tivos pertinentes sobre dicho aspecto. En tal sentido, estudiaremos la figura
del actor civil, conforme a la normativa del Código Procesal Penal de 2004
y el Código Penal de 1991, así como el Código Civil de 1984 en lo que fuera
pertinente.

1. Concepto

Actor civil es el sujeto procesal (agraviado) que dentro del proceso penal
enfoca su rol principalmente en el ejercicio de la acción civil para demandar
una reparación por los daños que se le causó con la conducta ilícita de aparente
relevancia penal. Es el daño sufrido y la búsqueda de su resarcimiento lo que
legitima al agraviado para constituirse en actor civil1.

1 En base a ello se dice que: “La parte civil activa es el perjudicado, es decir, quien ha sufrido en su
esfera patrimonial o moral los dafíos producidos por la comisión del delito, siendo titular, frente al
responsable civil, de un derecho de crédito, bien (supuesto más normal) nacido de culpa, bien por la
simple existencia de una responsabilidad civil objetiva que pudiera surgir con ocasión de la comisión
de un delito”. (El resaltado es nuestro). (GIMENO SEÑ ORA, Vicente. Manual de Derecho Procesal
Penal. T edición, Colex, Madrid, 2010, p. 104).

k 246
Sección II ART. 2

Esa calidad de actor civil, como titular de la acción civil emergente del
acto ilícito de aparente relevancia penal, se adquiere cuando este se presenta
en el proceso penal para constituirse como tal. Para hacerlo el titular debe ser
persona capaz civilmente, por cuanto si no lo fuere debe actuar con las repre­
sentaciones que la ley civil impone para el ejercicio de las acciones civiles2.

Ahora bien, para que el agraviado tenga legitimidad de solicitar, al interior


del proceso penal, su constitución en actor civil y por ende reclamar una repa­
ración debe haber sido primero perjudicado por el actuar ilícito del agente3,
es decir, la conducta presuntamente delictiva debe haberle ocasionado un daño
ya sea de naturaleza patrimonial o extrapatrimonial. Solo hay idoneidad jurí­
dico material y aptitud procesal, o lo que se conoce como interés para accio­
nar, cuando quien pretende constituirse en actor civil acredita primero el daño
o peijuicio producido por el delito.

Así el CPP de 2004 en su artículo 98 prescribe que:

“La acción reparatoria en el proceso penal solo podrá ser ejercida por quien
resulte perjudicado por el delito, es decir, por quien según la ley civil esté le­
gitimado para reclamar la reparación y, en su caso, los daños y peijuicios pro­
ducidos por el delito”.

El perjudicado puede ser una persona física o jurídica que ha sufrido algún
tipo de perjuicio por el accionar ilícito que se investiga en sede penal. Actor es
el propio agraviado o sujeto legitimado (caso de los herederos del agraviado
en los delitos de homicidio), que ha comparecido en el proceso penal ejerci­
tando la acción civil sustentada en la pretensión resarcitoria surgida del deli­
to. Asimismo, pueden constituirse en parte civil las asociaciones en los delitos
que afectan intereses colectivos o difusos, cuya titularidad lesione a un número
indeterminado de persona, o en los delitos incluidos como crímenes interna­
cionales según los tratados internacionales aprobados y ratificados por el Perú,
siempre que el objeto social de las mismas se vincule directamente con esos

2 MORAS MON, Jorge. Manual de Derecho Procesal Penal. 6a edición, Abeíedo-Perrot, Buenos
Aires, 2004, p. 49.
3 Como anota CASTILLO ALVA, José Luis. Las consecuencias jurídico-económicas del delito.
Idemsa, Lima, 2001, p. 109. “Sólo la calidad de peijudicado habilita para reclamar la reparación
civil. El perjudicado puede ser tanto una persona natural o jurídica que ha sufrido algún tipo de daño
o perjuicio por la comisión de una daño ilícito”.

247 A
ART 2 9 | Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

intereses y haya sido reconocida e inscrita con anterioridad a la. comisión del
delito objeto del procedimiento.

Igualmente, también puede constituirse en actor civil cualquier persona


que ha sufrido u n daño como consecuencia del acto delictivo, como el ase­
gurador de un riesgo de responsabilidad civil; los que sufren un daño como
consecuencia de un vínculo jurídico que lo unía con la víctima del hecho, por
ejemplo, el que mantenía un contrato, cuya prestación a cargo de la víctima del
delito constituía una obligación intuito personas, y el hecho delictivo pone a la
víctima en la imposibilidad de cumplir dicho contrato; siempre que se trate de
un contrato en que la parte que se considera perjudicada ya hubiese realizado
la contraprestación a su cargo, y no exista la posibilidad de obtener un resarci­
miento fuera del proceso penal. Esta afirmación se sustenta en el artículo 101
del CP, en cuanto nos remite al Código Civil, conforme al cual se viabiliza la
legitimación de estos terceros4.

2. ¿P ara qué constituirse en actor civil?

La principal razón por la cual el agraviado o agraviados, de ser el caso, se


constituyen como actor civil es para poder demandar la reparación civil, pero
aparte de ello, y conforme a los artículos 104 y 105 del CPP de 2004, puede
ejercer las siguientes íacultades:

Deducir nulidad de actuados.

O frecer m edios de investigación durante la etapa de investigación


preparatoria.

Ofrecer medios de prueba en la etapa intermedia.

Participar en los actos de investigación y de prueba.

Intervenir en el juicio oral, por intermedio de su abogado.

Interponer los recursos impúgnatenos que la ley prevé.

4 GÁLVEZ VILLEGAS, Tomás Aladino. “Posibilidad de recurrir a la vía civil luego de concluido el
proceso penal. Cuando el agraviado se ha constituido en actor civil y su pretensión ha sido amparada”.
En: Actualidad Jurídica. Tomo 227, Gaceta Jurídica, Lima, octubre de 2012, p. 39.

k . 24 B
Sección II ART 29

Intervenir en el procedimiento para la imposición de medidas limitativas


de derechos, cuando corresponda.

Formular solicitudes en salvaguarda de su derecho.

Colaborar con el esclarecimiento del hecho delictivo, de la intervención del


autor o partícipe, y

Acreditar -com o ya hemos dicho- la reparación civil que pretende.

El actor civil, a parte de los derechos que tiene por haberse constituido en
tal, conserva los derechos que posee por el solo hecho de ser agraviado.

3. Requisitos y oportunidad p ara constituirse en actor civil

El agraviado, para ser considerado como actor civil en el proceso penal,


deberá reunir ciertos requisitos formales, temporales y de fondo, bajo sanción
de inadmisibilidad. Por lo tanto, actor civil es un sujeto formalmente constitui­
do en el proceso penal con la finalidad de aportar la prueba e impulsar la acti­
vidad probatoria necesaria para acreditar su pretensión resarcitoria y coadyuvar
a la acreditación de la responsabilidad penal del procesado.

El CPP de 2004 en su artículo 100 prescribe las exigencias legales que


debe contener la solicitud de constitución en actor civil:

1. La solicitud de constitución en actor civil se presentará por escrito ante el


juez de la investigación preparatoria.

2. Esta solicitud debe contener, bajo sanción de inadmisibilidad:

a) Las generales de ley de la persona física o la denominación de la per­


sona jurídica con las generales de ley de su representante legal;

b) La indicación del nombre del imputado y, en su caso, del tercero civil­


mente responsable, contra quien se va a proceder;

c) El relato circunstanciado del delito en su agravio y exposición de las


razones que justifican su pretensión; y;

d) La prueba documental que acredite su derecho conforme ai artículo 98.

En lo referente a una posible concurrencia de peticiones de constitución en


actor civil, el inciso 1 del artículo 99 del CPP de 2004 establece que:

249 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

“La concurrencia de peticiones se resolverá siguiendo el orden sucesorio pre­


visto en el Código Civil. Tratándose de herederos que se encuentren en el
mismo orden sucesorio, deberán designar apoderado común, y de no existir
acuerdo explícito, el juez procederá a hacerlo”.

Esta prescripción se aplicará cuando más de un persona solicite constituir­


se en actor civil, respecto de un único daño. Pero ¿Qué sucede en los casos en
que una única conducta atribuida al imputado pueda haber perjudicado a más
de una persona, natural o jurídica? En este caso, el juez debe admitir la consti­
tución de dos o más actores civiles, si se logra acreditar que existen igual can­
tidad de perjudicados, pues, por ejemplo, puede suceder que ante un delito de
robo agravado exista alguien perjudicado en su patrimonio, pero otra persona
perjudicada en su integridad5.

Por otro lado, el artículo 96 del CP prescribe que el derecho a exigir la re­
paración civil se transfiere a los herederos del agraviado. Prescripción que se
aplica al caso de que el agraviado haya muerto antes, durante o después del pro­
ceso penal sin haber logrado el pago de la reparación civil. En este supuesto,
los herederos del agraviado pueden iniciar o continuar la acción encaminada a
lograr el pago. Sin embargo, situación distinta se presenta cuando se trata de un
caso de homicidio, aquí no habrá ninguna transferencia del derecho de exigir
la reparación civil, sino que este derecho lo tendrán los herederos por ser per­
judicados directos por la comisión de ese delito, tal como lo señala el artículo
94.2 del CPP de 2004.

Con respecto a la oportunidad de constituirse en actor civil, de acuerdo al


artículo 101 del CPP de 2004, el pedido para aquello deberá efectuarse hasta
antes de la culminación de la investigación preparatoria, de forma que si dicho
pedido se efectúa una vez concluida esta, no podrá ser amparado.

Ahora, consideramos que lo determinante para considerar como finalizada


la investigación preparatoria es la fecha de notificación y no la fecha que apa­
rezca en la disposición de culminación de la investigación. Así, si el agravia­
do solicita constituirse en actor civil, cuando aún no ha sido notificado de la
culminación, entonces deberá aceptársele su constitución. Esto es lo más ade­
cuado, pues en ocasiones la disposición de cuhninación de investigación tiene

5 V éase , así, G U I L L E R M O B R IN G A S , L u is Gustavo. La reparación c iv il en p ro c e so p e n a l. A spectos


su sta n tivo s y p ro cesa les. P a cifico Editores, L im a , 2 0 1 1 , p. 114 .

k250
Sección il ART. 2'

una fecha determinada, sin embargo, se les notifica a las partes, mucho tiempo
después, habiendo pasado semanas o meses inclusive, en perjuicio de quien se
quiera constituir en actor civil. Esto mismo, debería regir para la constitución
del tercero civil responsable.

Ahora bien, el artículo citado señala hasta que momento puede solicitarse
la constitución en actor civil, pero no desde cuándo se puede plantear dicha so­
licitud. Entonces, con respecto a esto último cabe preguntarse si la petición de
constitución en actor civil puede hacerse en la fase de diligencias preliminares
-que integra la investigación preparatoria-, o si resulta necesario que se haya
formalizado la continuación de la investigación preparatoria.

Los jueces penales de la Corte Suprema, mediante acuerdo plenario, han


descartado la primera posibilidad al considerar que al momento que se vienen
realizando las diligencias preliminares el Ministerio Público aún no ha formu­
lado la inculpación formal a través de la respectiva disposición fiscal; esto es,
no ha promovido la acción penal ante el órgano jurisdiccional, por lo que mal
podría acumularse a ella una pretensión resarcitoria en ausencia de un objeto
penal formalmente configurado. Por ello se decantan por sostener que recién
se podrá plantear el objeto civil luego de que se haya sido notificada la forma-
lización de la investigación preparatoria al juez de garantías6.

^ REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

« GÁLVEZ VILLEGAS, Tomás Aladino. "Posibilidad de recurrir a la vía civil luego de concluido el
proceso penal. Cuando el agraviado se ha constituido en actor civil y su pretensión ha sido
amparada” . En: Actualidad Jurídica. Tomo 227, Gaceta Jurídica, Lima, octubre de 2012.
■ GUILLERMO BRINGAS, Luis Gustavo. La reparación civil en proceso penal. Aspectos
sustantivos y procesales. Pacifico Editores, Lima, 2011.

6 Salas Penales Permanente y Transitoria de la Corte Suprema de Justicia. Acuerdo Plenario N 3 5 -2 0 11 /


C J -1 1 6 , f.j. 17 .
TÍTULO lli

ÓRGANOS AUXILIARES

EQUIPOS TÉCNICOS INTERDISCIPLINARIOS

El proceso de responsabilidad penal del adolescente cuenta con


cuerpos técnicos auxiliares especializados en adolescentes, a fin
de brindar un enfoque interdisciplinario que permita asistir y
orientar profesional y exclusivamente tanto a los jueces como a
los fiscales y defensores, debiendo estar integrado por médicos,
psicólogos, educadores y trabajadores sociales. Durante el pro-
ceso, intervienen los siguientes equipos:
a. El Equipo Técnico Interdisciplinario del Ministerio Público.
b. El Equipo Técnico Interdisciplinario del Poder Judicial, que
asiste a los Jueces de Responsabilidad Juvenil en infracciones
penales.
c. El Equipo Técnico Interdisciplinario del Centro Juvenil

Caria Melissa Lip Zegarra

► Comentario

Respecto al primer literal, señalamos que hasta ía fecha, si bien es cierto


se ha publicado el CRPAy su Reglamento, que entrarán en vigencia en nuestro
país progresivamente, el Ministerio Público a nivel nacional aún no cuenta con
dicho equipo, salvo los distritos fiscales donde se aplica el Programa de Justi­
cia Juvenil Restaurativa.

En lo que concierne al literal b), manifestamos que el Poder Judicial cuen­


ta desde varias años atrás con un equipo multidisciplinario que efectúa las in­
dagaciones ordenadas por los jueces, sea a través de los licenciados psicólogos

253 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

(peritajes psicológicos volcados en informes), asistentes sociales (informes so­


cioeconómicos) y personal médico (informes de salud).

Finalmente, señalamos que el equipo multidisciplinario de los centros ju­


veniles a cargo de la Gerencia de Centros Juveniles del Poder Judicial se en­
cuentra conformado generalmente por psicólogos, trabajadores sociales, edu­
cadores sociales y/o promotores sociales, profesores de taller, docentes y per­
sonal de salud, quienes se encargan del tratamiento y educación de los adoles­
centes en conflicto con la ley penal, de acuerdo a su especialidad, a efecto de
rehabilitarlos y reinsertarlos a la sociedad mediante el desarrollo de activida­
des encaminadas a asistirlos en sus necesidades emocionales, corporales, fa­
miliares y sociales, hasta conseguir su auto gobierno como expresión de su
readaptación.

Se trabaja esencialmente con los factores protectores tanto en el ámbito


individual, grupal y familiar, incidiendo en los aspectos del desarrollo socio-
personal como: autoestima, autonomía, responsabilidad, competencia para las
relaciones interpersonales, otros. En el espacio terapéutico, una de las estrate­
gias es hacer al adolescente más autónomo y responsable de la construcción de
su propio estilo de vida saludable, ayudándolo a darse cuenta de la importancia
del autocontrol ante situaciones adversas y aprender a solucionar sus proble­
mas con los medios a su alcance, estimularlos a la toma de decisiones en forma
autónoma, razonada y responsable. Esta función se realiza en forma sostenida,
firme y focalizada, teniendo en cuenta la singularidad de cada programa en el
cual está inmerso el adolescente.

k .2 5 4
Sección II AKT i

INFORMES TÉCNICOS INTERDISCIPLINARIOS

31.1 Los informes de los equipos técnicos interdisciplinanos no


excluyen los efectuados por los peñtos que se convoquen du­
rante el proceso de responsabilidad penal del adolescente,
los que pueden trabajar articuladamente y de modo com­
plementario, ni a los efectuados por los equipos interdisci­
plinarios del programa de justicia juvenil restaurativa y/u
otros existentes siempre que coadyuven al interés superior
del adolescente y a la finalidad del proceso de responsabi­
lidad penal del adolescente y se encuentren trabajando por
derivación en orden a lo prescripto en el presente Código.
31.2 Los informes técnicos interdisciplinarios son obligatorios
y bajo sanción de nulidad, previos al dictado de cualquier
resolución respecto al adolescente durante todo el proceso
de responsabilidad penal.
31.3 El contenido de los informes se elabora en base a criterios
estandarizados para los equipos interdisciplinarios de todas
las instituciones. Para ello se elabora un Protocolo Único
Interinstitucional.

Carla Melissa Lip Zegarra

► Comentario

Como bien lo señala el artículo en comento, advertimos la suma importan­


cia de toda clase de informes técnicos que deben ser integrales pues se contem­
plan el área socio familiar, psicológica, educacional y de salud, emitidos no sólo
por los equipos multidisciplinarios, sino también los peritos que sean convo­
cados para cada caso en particular, resaltando manifiestamente que el objetivo
de los mismos es -adem ás de garantizar la satisfacción integral y simultánea
de derechos durante el proceso de responsabilidad penal- ayudar a la recupe­
ración del adolescente en conflicto con la ley penal.

Es así que se sanciona con nulidad la emisión de cualquier clase de resolu­


ción en ausencia de los mismos, lo cual significa la materialización del princi­
pio de interés superior del adolescente contemplado en el artículo II del Título
Preliminar del CRPA, el cual señala que 2. Es obligación de la autoridad

255 A
ART. 31 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

que adopte una medida, evaluar las posibles repercusiones de las decisiones
adoptadas en el adolescente, debiendo justificar expresamente la forma como
se ha considerado el interés superior, así como los criterios utilizados para di­
cha decisión y la ponderación efectuada frente a otros derechos e intereses

k 256
SECCIÓN III
L A A C T IV ID A D PROCESAL
TÍTULO I

PRECEPTOS GENERALES

CAPÍTULO I

LAS ACTUACIONES PROCESALES

5U B CAPÍTULO \

LAS FORMALIDADES

A U D IEN C IAS

32.1 Las audiencias de cada una de las etapas del proceso de res­
ponsabilidad penal de los adolescentes son orales bajo pena
de nulidad , y se practican con la presencia obligatoria de
todos los sujetos procesales, de acuerdo a los principios de
continuidadinmediación, contradicción y concentración,
formalizándose por medio de las correspondientes actas en
orden a lo establecido en los ariículos 120 y 121 del Código
Procesal Penal u otra norma que la sustituya.
32.2 Rigen en su desarrollo los principios de oralidad, inmedia­
ción y contradicción en la actuación probatoria. Asimismo,
en su desarrollo se observan los principios de continuidad del
juzgamiento, concentración de los actos, identidad física del
juzgador y presencia del adolescente imputado y su defensor.

© Elvira Álvarez Olazábal

► Comentario

Conforme se ha señalado en comentario anterior, la remisión expresa del


CPRA al CPP en cuanto a las formalidades procesales, permite determinar que,
con arreglo a los así mencionados artículos 120 y 121, y los preceptos generales

259 A
ART. 3; Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

establecidos en el Libro II de éste último cuerpo legal, permite priorizar las


garantías de la administración de justicia, para el caso de los adolescentes en
conflicto con la ley. A sí la previsión de intérpretes o traductores, y la posibilidad
de actuaciones procesales a cualquier hora y día cuando resulten indispensables,
la form a de los interrogatorios es diferenciada para los imputados, y los peritos,
en razón de las condiciones o la naturaleza de los hechos, siendo obligatoria la
presencia física del imputado en la audiencia del juicio, pudiéndose utilizar la
video conferencia en caso que se encuentre privado de la libertad o su traslado
entrañe dificultades específicas.

Los principios señalados en el artículo bajo comentario son base del


modelo acusatorio garantista, así la oralidad está reflejada en el número de
audiencias a realizar en cada una de las etapas procesales, privilegiando este
escenario principal, y la definición de roles entre los sujetos procesales, pues
el fiscal dirige la investigación, el IIP se encarga de controlar la legalidad de la
misma, y el juez del juicio oral lleva a cabo el juzgamiento.

Es importante destacar como se señala en la Exposición de Motivos del


CPRA, guarda coherencia con el marco de política pública prevista en la
Política Nacional Puedo, el Plan Nacional de Prevención y Tratamiento del
Adolescente en conflicto con la ley penal 2013-2018, asi como con el Plan
Nacional de Acción por la Infancia y la Adolescencia 2012-2021. Tales
disposiciones coinciden plenamente con los principios recogidos en el numeral
bajo comentario, en la búsqueda de reafinnar que el nuevo modelo es mas
garantista para las partes involucradas, lo que deseamos para los adolescentes,
pues recordemos que en muchos de los casos de adolescentes en proceso de
investigación, sus proyectos de vida se truncaron por multiplicidad de factores
de riesgo presentes en una sociedad como la actual, para la cual ellos tampoco
están preparados:

“(...) ha sido la falta de una oferta sociocultural para integrarse y de una opor­
tunidad laboral que de reconocimiento social que permita proyectarse hacia
el futuro, hacen que en la adolescencia se opte por la satisfacción inmediata.
Asimismo propone que la rapidez de los progresos científicos-tecnológicos y
los constantes cambios que obligan a reconsiderar las habilidades para la vida,
sumado al cuestionamiento de la familia y la escuela como agentes socializa-
dores que se ven cada día mas desplazados por los medios de comunicación
masiva, hacen que se ponga énfasis en el futuro vocacional (...) Podemos afir­
mar entonces que existe mas de una manera de construir un proyecto de vida.
Carballo y otros describen al menos dos maneras de caracterizar el proyecto

260
Sección III ART. 32

de vida en la adolescencia. Una que contribuiría al desarrollo e integración


adecuada del adolescente al mundo adulto y otro, que por sus características,
genera mayores dificultades para acceder a la autonomía con la autenticidad
y proyección que se requiere al alcanzar la etapa adulta”1.

Recordemos que el nuevo modelo procesal preconiza, además, la tenden­


cia adversarial o adversativa, respecto a un proceso contradictorio de búsque­
da de la verdad, y que precisamente es acusatorio pues como señala el profesor
Mario Rodríguez Hurtado, “el código contiene un tipo de proceso que integra
de modo redoblado garantías procesales o escudos protectores del justiciable,
quien no por estar sujeto a imputación, deja de ser persona o pierde su digni­
dad; distanciándose de las posiciones inquisitivas o mixtas para las cuales de
manera explícita o sobreentendida el imputado es solo un objeto al servicio
del proceso que, por ejemplo, puede permanecer indefinidamente bajo prisión
preventiva”12.

Dado que las partes procesales tienen un rol determinado, a todos ellos co­
rresponde que los principios precisados en el artículo bajo comentario: conti­
nuidad, inmediación, contradicción y concentración, para que se determine la
duración del trámite, sin perder una secuencia inmediata, en la cual no se re­
pitan etapas o se retrotraiga el trámite innecesariamente, sino que se otorgue
celeridad al mismo, para definir los hechos y la presunta responsabilidad atri­
buida al adolescente.

Asimismo, la continuidad del juzgamiento, concentración de los actos,


concuerdan plenamente con tales propósitos de realizar un proceso célere y
en el que se eviten repeticiones o se ralentice el trámite, por acción de alguno
de los funcionarios o partes, perjudicando el cumplimiento de los plazos que
dentro de cada procedimiento establece la norma procesal. Así el plazo de la

1 GALLÍNO VARGAS MACHUCA, Giuliana y MARTÍNEZ REYES, Joel. P royecto de vida y ado­
lescen tes infractores: experiencias y aprendizajes. Publicación realizada en el marco del Programa
Niñez sin Rejas, coordinado por la Oficina Internacional Católica por la Infancia BICE, financiada por
la Agencia Francesa para el Desarrollo AFD, y desarrollado en el Perú por COMETA-Compromiso
desde la Infancia y Adolescencia, OPA-, Observatorio de Prisiones Arequipa, junio 2015, p. 10; ci­
tando a AMATO, Ramiro. “Proyecto de vida como categoría básica de interpretación de la identidad
individual y social”. En: Revista C ubana de P sicología. V. 17, N° 3, La Habana Cuba, 2006.
2 RODRIGUEZ HURTADO, Mario. “La constitucionalización del proceso penal: principios y modelo
del Código Procesal Penal”. En: A ca d em ia de la m agistratura. P rogram a de capacitación p a ra el
a scen so . Curso de Formación Especializada en el Nuevo Modelo Procesal Penal, Módulo 1, Lima,
2006, p. 150.

261 A
AKT 32 Comentarios ai Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

investigación formalizada en el CPP es de 120 días, prorrogables hasta por 60


días más (art. 342.1), y en los casos complejos, dada la necesidad de realizar
mayor número de diligencias o pesquisas, el número de imputados o agravia­
dos, de peritajes, etc, su duración es de ocho meses y requiere resolución de
pórroga.

En cuanto a la identidad física del juzgador se busca evitar que el princi­


pio del juez natural pueda verse perj udicado, pues el adolescente conocerá a la
persona a cargo de su juzgamiento, y conforme al artículo 356 del CPP, en el
juzgamiento se involucran: la preparación del debate, el desarrollo del juicio,
la actuación probatoria, los alegatos finales y la deliberación y emisión de pro­
nunciamiento final.

Existe la posibilidad, además, de concluir anticipadamente el juicio, en


caso el imputado reconozca su responsabilidad y esté dispuesto a asumir la
reparación civil del caso, con lo cual no habrá debate contradictorio y se emi­
tirá pronunciamiento en la misma sesión de audiencia o no mas allá de las si­
guientes 48 horas, pero este procedimiento rápido, para el caso de adolescentes
en conflicto con la ley, asumimos debe tener una especial consideración, pues
como se ha señalado en. comentario anterior, dada la fácil manipulación que se
puede hacer de seres humanos en proceso de desarrollo, la influencia de terce­
ros interesados en perjudicar su situación, para excluir a los verdaderos respon­
sables, o en su caso la actuación inadecuada de operadores del sistema, puede
perjudicar la decisión de los adolescentes así convocados al juicio.

||!| REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

- GALLINO VARGAS MACHUCA, Giuliana y MARTÍNEZ REYES, Joel. Proyecto de vida y


adolescentes infractores: experiencias y aprendizajes. Publicación realizada en ei marco dei
Programa Niñez sin Rejas, coordinado por la Oficina Internacional Católica por la Infancia
BiCE, financiada por la Agencia Francesa para el Desarrollo AFD, y desarrollado en el Perú
por COMETA-Compromiso desde la infancia y Adolescencia. OPA-Observatorio de Prisiones
Arequipa, junio 2015.
» RODRÍGUEZ HURTADO, Maño. “ La constifucionalizacíón de! proceso penal: principios y modelo
del Código Procesal Penal”. En: Academia de la magistratura. Programa de capacitación para
el ascenso. Curso de Formación Especializada en el Nuevo Modelo Procesal Penal, Módulo
1, Lima, 2006.

^ 262
Sección III ART. 33

¡ÍH!H1Í1 PROHIBICIÓN DE PUBLICACIÓN DE LA ACTUACIÓN


PROCESAL

33.1 Está prohibida la publicación de las actuaciones procesales


realizadas durante la Investigación Preparatoria o laEtapa
Intermedia. Asimismo está prohibida la publicación, incluso
parcial de las actuaciones del juicio oral.
33.2 Está prohibida la publicación de las generales de ley y de
imágenes de testigos o víctimas menores de edad.
33.3 Cuando los sujetos procesales y demás participantes en las
actuaciones procesales infrinjan esta prohibición, el Eiscal
o el juez, según el caso, están facultados a imponerles una
multa y ordenar, de ser posible, el cese de la publicación in­
debida. Rige en lo pertinente, los artículos 110 y 11 del Có­
digo Procesal Civil.

Elvira Álvarez Olazábal

► Comentario

Reproducimos las consideraciones de reserva, protección a la imagen e


intimidad que respecto a adolescentes en conflicto con la ley, establecen tanto
las Reglas de Naciones Unidas para el procesamiento de adolescentes o Reglas
de Beijing, así como el propio Código de los Niños que han sido señaladas en
comentario anterior.

Reiteramos que, quienes así infrinjan tales principios pueden ser pasibles
de procesos sobre contravenciones a los derechos de los adolescentes, confor­
me a las normas del Código de los Niños, pero además debemos añadir especí­
ficamente los compromisos de la prensa respecto a casos en los que se debatan
los derechos de los NNAs en general y de adolescentes en conflicto con la ley
en particular. El PNAPTA 2013-2018 destaca al respecto:

“la manifestación de conductas antisociales y la comisión de infracciones a


la ley penal no constituyen fenómenos aislados del entorno social; por el con­
trario son consecuencias de la inestabilidad que presenta una realidad social

263 A
AR r. 33 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

determinada, sumado a factores individuales con que cuenta la persona para


interactuar en sus distintos ámbitos de desarrollo”1.

Atendiendo precisamente a este diagnóstico del PNAPTA, se trata de evi­


tar que se pueda estigmatizar al o los adolescentes involucrados en la investi­
gación, por una indebida filtración de su identidad, vulnerando la reserva esta­
blecida a las actuaciones procesales tanto por el CPP como por el Código del
Niño. Si bien tales previsiones legales tienen por objeto además, garantizar la
eficacia del proceso, resulta doblemente necesario en el caso de los adolescen­
tes en conflicto con la ley, pues como se conoce, dada la influencia de la prensa
en cuanto a los así denominados “juicios mediáticos”, la sociedad generaliza
sin conocer las problemáticas de los adolescentes en su caso individual, y con­
tribuye a su estigmatización, creando barreras que harán más difícil el proceso
de resociaíización posterior al proceso, o incluso en caso de salir absuelto de
la acusación.

Podemos, en cuanto a este punto, dar a conocer como hecho infausto que
se ha venido repitiendo en varios casos y que ejemplifica la necesidad de esta
reserva en cuanto a identidad y actuación procesal, la filtración de información
sobre las identidades de jóvenes que cuando fueron adolescentes, estuvieron
involucrados en procesos judiciales e incluso que fueron absueltos, y que al
momento de lograr insertarse al mercado laboral, se ven luego despedidos, al
haberse conocido su condición de procesado o investigado en sede fiscal o ju ­
dicial por parte de sus contratantes, lo cual perjudica sus posibilidades de dar
sostenibilidad al esfuerzo que involucra su reinserción social, posterior a la re­
solución del caso.

De manera concordante con esta norma del CPP bajo comentario, el ar­
tículo 6 del Código de los Niños y Adolescentes establece como parte del De­
recho a la Identidad (6.4), que en caso un adolescente se encuentre involucra­
do como autor, partícipe o testigo de una infracción, sea falta o delito, o si es
víctima de los mismos, no se publicará su identidad ni su imagen a través de
los medios de comunicación. Esta prohibición se extiende además a los padres,
tutores o personas que vivan con él/ella. Consagra igualmente la obligación de
los medios de comunicación de garantizar precisamente la reserva de los datos

1 Plan Nacional de Prevención y Tratamiento del Adolescente en Conflicto con la Ley Penal, Decreto
Supremo N° 014-2013-JUS, Consejo Nacional de Política Criminal Conapoc, Ministerio de Justicia
y Derechos Humanos.

Ik 2 6 4
Sección III ART. 33

personales o cualquier otra información que posibilite la identificación del/la


adolescente.

Ello es igualmente concordante con las disposiciones de confidencialidad


y reserva, establecidas en el artículo 190 del Código del Niño, precisamente
para evitar la filtración de la identidad de los jóvenes encausados, preservado
su derecho a la imagen e identidad.

265 A
TÍTULO II

M E D ID A S DE COERCIÓN PROCESAL

CAPÍTULO I

PRECEPTOS GENERALES

íH Ü iP H DISPOSICIONES GENERALES

34.1 Los derechos fundamentales del adolescente reconocidos por


la Constitución Política del Perú y los Tratados relativos
a Derechos Humanos ratificados por el Perú, sólo deben ser
restringidos, en el marco del proceso de responsabilidad pe­
nal, si el Código lo permite y con las garantías previstas en
el presente Código.
34.2 Las medidas restrictivas de libertad personal tienen carác­
ter excepcional, como último recurso y por el menor tiempo
posible. La restñcción de un derecho fundamental requiere
expresa autorización legal, y se impone con respeto al prin­
cipio de proporcionalidad y siempre que existan suficientes
elementos de convicción.
34.3 Siempre que el peligro de fuga o entorpecimiento de la in­
vestigación pueda ser evitado razonablemente por la aflic­
ción de una medida menos gravosa para el adolescente que
la solicitada por el Fiscal, el Juez debe imponer alguna
otra de las previstas en el presente Código, previo informe
multidis cip linario.
34.4 En la elección de una medida de coerción procesal, debe te­
nerse en cuenta la edad del adolescente, sus capacidades y
circunstancias personales, así como el interés superior del
adolescente.
34.5 Previo a la imposición de cualquier medida de coerción pro­
cesal, debe haberse recibido la declaración del adolescente o

267 A
ART. 34 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

contar con constancia de que se hubiere negado a rendirla,


o en su defecto> constancia de que se le notificó debidamen­
te para recibir su declaración y no concurrió oportunamen­
te a hacerlo.

© Pedro Pablo Arévalo Rivas


► Comentario

Las medidas coercitivas son restricciones al ejercicio de derechos perso­


nales o patrimoniales del imputado o de terceros, impuestas durante el trans­
curso de un proceso penal con la finalidad de garantizar el cumplimiento de los
fines del m ism o1.

Pablo Sánchez Velarde señala que “las medidas cautelares o de coerción


procesal (...) son aquellas medidas judiciales que tiene por finalidad asegu­
rar la presencia del imputado a la sede judicial y la efectividad de la sen­
tencia, tanto en el ámbito punitivo como resarcitorio. Las medidas cautela­
res o coercitivas cumplen función de aseguramiento de los objetivos del pro­
ceso penal, que se aplica para casos taxativamente revistos en la ley y bajo
determinados principios, principalmente los de necesidad, provisionalidad y
proporcionalidad12.

San Martin Castro las denomina “medidas provisionales, y las define como
los actos procesales de coerción directa que, recayendo sobre los derechos de
relevancia constitucicualidad, de carácter personal o patrimonial, de las per­
sonas, se ordenan a fin de evitar determinadas actuaciones prejudiciales que
el imputado podrá realizar durante el transcurso del proceso de declaración3.

Son de dos tipos:

1 CUBAS VILLANO EVA, Víctor. Las medidas de coerción procesal en el proceso penal. Gaceta
Jurídica, Lima, 2018.
2 SÁNCHEZ VELARDE, Pablo. El Nuevo Proceso Penal. Idemsa, Lima, 2009, p. 324.
3 SAN MARTIN CASTRO, Cesar. Derecho Procesal Penal. Volumen II, Grijley, Lima, 2003, p. 1072.

k26S
Sección III ART. 34

a) Medidas de coerción real

Imponen limitaciones a la libre administración o disposición de los bienes


del imputado como son el embargo, la orden de inhibición, el desalojo pre­
ventivo, las medidas anticipadas, las medidas preventivas contra personas
jurídicas, la pensión anticipada de alimentos, la incautación.

b) Medidas de coerción personal

Imponen limitaciones del derecho a la libertad personal (ambulatoria) como


son la detención, la prisión preventiva, la comparecencia, la internación pre­
ventiva, el impedimento de salida, la suspensión preventiva de derechos.

1. Características de las medidas de coerción procesal

a) Legalidad

La principal garantía que debe observarse en la limitación de un derecho


fundamental es el principio de legalidad, en virtud del cual es necesaria la
previsión y habilitación legal de la medida limitativa como condición de su
legitimidad4. En el caso del derecho a la libertad, así lo dispone el artículo
2.24 de la constitución peruana, que luego de reconocer la existencia del
derecho a la libertad y seguridad personales dispone que toda restricción
de la libertad debe estar prevista en una ley.

b) Jurisdiccionalidad

La restricción de un derecho fundamental requiere expresa autorización le­


gal, por ende, las medidas de coerción procesal solo pueden ser adoptadas
por el órgano jurisdiccional competente en mérito al principio del juez le­
gal y exclusividad jurisdiccional y a través del procedimiento establecido.

c) Instrumentalidad

Calamandrei sostiene que la medida cautelar nunca constituye un fin en sí


mismo, sino que está pre ordenada a la emanación de una ulterior resolu­
ción definitiva (principal), con el propósito de preparar el terreno y de apor­
tar los medios más aptos para su éxito. La tutela cautelar es con relación al

4 GUTIERREZ DE CABIEDES, Pablo. La prisión provisional. Thomson Aranzadi, Navarra, 2004,


p. 64.

269 A
ART. 34 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

derecho sustancial, una tutela mediata: más que hacer justicia contribuye a
garantizar el eficaz funcionamiento de la justicia. Si la resolución definitiva
(o principal) es un instrumento del derecho sustancial; en la medida caute­
lar se encuentra una instmmentalidad cualificada, elevada por así decirlo,
al cuadrado, es con relación a la finalidad última de la función jurisdiccio­
nal, instrumento del instrumento5.

d) Provisionalidad

Este principio supone que básicamente (...) debe subsistir durante el tiem­
po estrictamente necesario y no puede ser definitiva. Tiene además carácter
instrumental y provisional, dado que, en cuanto desaparecen los presupues­
tos o motivos que llevaron a su adopción, se procederá a su revocación. La
temporalidad ofrece una garantía de seguridad jurídi ca, al informar al inves­
tigado que la limitación a su derecho fundamental tiene un inicio y un térmi­
no temporal predeterminados por la ley. Ello evitará dilaciones indebidas6.

e) Excepcionalidad (ultima vatio)

El Tribunal Constitucional en consolidada jurisprudencia ha sido particu­


larmente enfático en sostener la prisión preventiva es una regla de última
vatio. Así, desde la naciente jurisprudencia constitucional en materia de
restricción de la libertad personal, se ha considerado que la prisión pre­
ventiva es una medida que restringe la libertad locomotora, dictada pese a
que, mientras no exista sentencia condenatoria firme, al procesado le asis­
te el derecho a que se presuma su inocencia; cualquier restricción de ella
siempre debe considerarse la última vatio a la que el juzgador debe apelar,
esto es, susceptible de dictarse solo en circunstancias verdaderamente ex­
cepcionales y no como regla general (STC Exp. N° 01091 -2002-HC/TC,
fundamento 7, criterio reiterado en: STC Exp. N° 01014-2011-PHC/TC,
fundamento 2; STC Exp. N° 03567-2012- PHC/TC, fundamento 12; STC
Exp. N° 00872-2007-PHC/TC fundamento 2; STC Exp. N° 5100-2006-
PHC/TC, fundamento 3; STC Exp. N° 09809-2006-PHC/TC, fundamento

5 CAÍ .AMAN DRE 1, Fiero. Introducción ai Estudio sistemático de las Providencias Cautelares. ARA
Editores, Lima, 2005, pp. 44-45.
6 C ACERES JTJLCA. Roberto y LUNA HERNANDEZ, Luis. Las medidas cautelares en el proceso
penal. Jurista Editores, Lima, 2014, p. 119.

k 270
Sección III ART 30

2; STC Exp. N° 03567-2012-PHC/TC, fundamento 12; STC Exp. N° 02357-


2008-PHC/TC, fundamento 3; entre otras).

f) Prueba suficiente

Hace referencia a que deben existir suficientes elementos probatorios que


vinculen al imputado como autor del delito que se le atribuye (fumus bonis
inris) y que, a partir de esa suficiencia probatoria de responsabilidad penal,
emerja la posibilidad latente de que el imputado, ante una inminente senten­
cia, pueda obstaculizar la averiguación de la verdad (periculum in mora).

g) Proporcionalidad

El principio de proporcionalidad es un principio general del derecho ex­


presamente positivizado, cuya satisfacción ha de analizarse en cualquier
ámbito del derecho. En efecto, en nuestro ordenamiento jurídico, éste se
halla constitucionalizado en el último párrafo del artículo 200 de la Cons­
titución. En su condición de principio, su ámbito de proyección no se cir­
cunscribe sólo al análisis del acto restrictivo de un derecho bajo un estado
de excepción, pues como lo dispone dicha disposición constitucional, ella
sirve para analizar cualquier acto restrictivo de un atributo subjetivo de la
persona, independientemente de que aquel se haya declarado o no. Y las
penas, desde luego, constituyen actos que limitan y restringen esos dere­
chos de la persona7.

Como afirma Haas, el principio de proporcionalidad significa que el sí y


el cómo de una persecución penal de parte del Estado debe por principio
encontrarse en una relación adecuada con la gravedad y la importancia del
delito. La intensidad de la sospecha debe justificar las medidas respectivas y
estas últimas, a su vez, deben ser indispensables y, en general, razonables8.

Se indica que para que una medida que afecta un derecho fundamental
-com o la libertad- debe superar los tres juicios que componen dicho principio:
juicio de idoneidad, juicio de necesidad y juicio de proporcionalidad.

7 Véase la STC Exp. N° 0010-2002-AI/TC, fj. 195.


8 HASS, Evelyn. “Las garantías constitucionales en el procedimiento penal alemán”. En: Justicia
constitucional. Año li, N° 3, Revista de jurisprudencia y Doctrina, Palestra Editores, Lima, enero
-junio de 2006, p. 207.

271 Á
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

El juicio de idoneidad

Implica que toda intervención de derecho fundamental debe ser adecuada


para contribuir con un fin constitucionalmente legítimo. De la definición
esbozada se puede inferir que tiene dos exigencias, primero que toda medi­
da de intervención tenga un final legítimo y así mismo como segundo que
esta sea idóneo para favorecer la obtención de dicha finalidad. A la primera
dimensión del juicio de idoneidad hizo mención el TC cuando manifestó
que se “exige que la medida restrictiva se justifique en la necesidad de pre­
servar, proteger o promover un fin constitucionalmente valioso. Es la pro­
tección de fines constitucionalmente relevantes la que, en efecto, justifica
una intervención estatal en el seno de ios derechos fundamentales”910. A la
segunda dimensión de este primer juicio refirió el TC cuando declaró que
“[e]l principio de idoneidad comporta que toda injerencia en los derechos
fundamentales debe ser idónea para fomentar un objetivo constitucional­
mente legítimo"510,

El juicio de necesidad

El Tribunal Constitucional ha señalado que “el principio de necesidad im­


pone al legislador adoptar, entre las diversas alternativas existentes para
alcanzar el fin perseguido, aquella que resulte menos gravosa para el dere­
cho que se limita. Como tal, presupone la existencia de una diversidad de
alternativas, todas aptas para conseguir el mismo fin, debiendo ser la esco­
gida por el legislador aquella que genera menos aflicción sobre el derecho
fundamental11.

El j uicio de proporcionalidad en el sentido estricto

En este extremo el Tribunal Constitucional anota que el principio de pro­


porcionalidad, strictu sensu, para que una injerencia en los derechos fun­
damentales sea legítima, el grado de realización del objetivo de ésta debe
ser, por lo menos, equivalente o proporcional al grado de afectación del
derecho fundamental, comparándose dos intensidades o grados: el de ía

9 Exp. N° 2235-2004-AA/TC, fj. 6.


10 tbídem.
11 Ibídem.
Sección III ART 3

realización del fin de la medida examinada y el de la afectación del dere­


cho fundamental12.

Es importante resaltar que para la imposición de una medida de coerción,


ello se encuentra supeditado al análisis que deberá realizar el juzgador del ca­
tálogo de todas existentes e imponer la menos gravosa atendiendo principal­
mente de los efectos colaterales que implica el cumplimiento de una prisión
preventiva,13 siendo que todo juez debe tener mucho cuidado, que resulta inevi­
table que la cárcel tiene efectos colaterales, tanto para el penado mismo, como
para terceros, sus familiares normalmente próximos a él. Estos puede ser se­
cundarios consustanciales vinculados a la noción de cárcel como institución to­
tal. Otros efectos vinculados insustancialmente a la privación de libertad, sino
a las deficiencias del Estado.

Nótese que la norma en comento adiciona como pre-requisito la emisión


de un informe multidisciplinario, el mismo que su no valoración según el tri­
bunal constitucional acarrea la vulneración del derecho a la motivación de las
resoluciones judiciales en el supuesto de motivación insuficiente14.

En el mismo sentido se exige al juzgador que valore la edad del menor, de­
bido que es diferente la connotación de la imposición de una medida de coer­
ción a menor edad que presente el presunto adolescente responsable, asimis­
mo, se debe tener en cuenta las circunstancias personales principalmente si por

12 Tbidem.
13 Item VIII. Recurso de Nulidad N° 415-2015/Lima Norte.
14 En primer lugar, se aprecia que si bien el juzgado aludió al informe técnico multidisciplinario
incluido en e! expediente, que calificaba al investigado / como “primario en intemamiento” asi
como la evaluación psicológica, que concluyó respecto al menor infractor que “refiere cursar-
estudios superiores observando interés por continuar en carrera profesional {profesor de educación
física) serio, preocupado, tranquilo, emocionalmente estable, animoso, persistente (...) se proyecta
hacia su futuro, con metas de superación persona!”, no se aprecia en el éter argumentativo de la
resolución judicial cuestionada ponderación alguna de estas pruebas, cuyo mérito ha sido excluido
inexplicablemente del razonamiento judicial expuesto en la sentencia, cuando lo cierto es que tal
información era absolutamente relevante, si no para determinar la responsabilida d penal del infractor
en el hecho denunciado (lo que no se discute), sí lo era para determinar la medida socio educativa que
iba imponérsele al menor como consecuencia de los hechos acreditados. Tal sentido, la conclusión a
la que arriba el juzgado en el fallo de la sentencia, que impone al infractor la medida socio educativa
de internación por el plazo de cuatro (04) años, al estar desprovista de la necesaria justificación en los
términos aquí señalados, constituye un supuesto de motivación insuficiente, al no haberse brindado
los argumentos que respaldan la imposición de la sanción impuesta al menor infractor (F.j 21.1. a)
de la sentencia Exp. N° 00804-2013-P.H.C/TC-Arequipa).

273 A
ART 34 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

ejemplo desarrolla alguna actividad laboral dentro de lo permitido legalmente,


ello sin perder de vista el principio rector del interés superior del niño del cual
cada autoridad es responsable de su salvaguarda, más aún cuando se dilucida
el objeto de la imposición de una medida de coerción procesal

Finalmente, se prevee el derecho de ser escuchado -ser oído—al presun­


to adolescente que será objeto de imposición de alguna medida coercitiva, lo
cual implica - a decir nuestro- el respeto de su derecho a la defensa, siendo que
incluso se prevee como pauta final del ejercicio del derecho antes indicado, el
hecho que exista la notificación válida al presunto adolescente -p o r ende- que
se le brinde la posibilidad para dichos fines.

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

■ CÁCERES JULCA, Roberto y LUNA HERNÁNDEZ, Luís. Las medidas cautelares en el proceso
penal. Jurista Editores, Urna, 2014.
■ CALAMANDREI, Piero. Introducción ai Estudio sistemático de las Providencias Cautelares.
ARA Editores, Lima, 2005.
■ CUBAS VILLANUEVA, Víctor. Las medidas de coerción procesal en el proceso penal. Gaceta
Jurídica, Lima, 2018.
■ GUTIERREZ DE CABIEDES, Pablo. La prisión provisional. Thomson Aranzadi, Navarra, 2004.
■ HASS, Evelyn. “ Las garantías constitucionales en el procedimiento penal alemán’'. En: Justicia
constitucional. Año II, N° 3, Revista de jurisprudencia y Doctrina, Palestra Editores, Lima,
enero-junio de 2006.
- SÁNCHEZ VELARDE, Pablo. El Nuevo Proceso Penal. Idemsa, Lima, 2009.
» SAN MARTIN CASTRO, Cesar. Derecho Procesal Penal. Volumen !l, Grijley, Lima, 2003.

k 274
Sección III

lÜ iiÜ iB l e g it im a c ió n y v a r ia b il id a d

35.1 Las medidas establecidas en este Título, sólo se imponen


por el Juez a requerimiento delFiscal competente quien debe
fundamentarla debidamente; no obstante, el Juez puede dis­
crecionalmente elegir, entre las establecidas en el presente
Código, aquella que mejor se adecúe al interés superior del
adolescente y a los fines del proceso.
35.2 Los autos que se pronuncien sobre estas medidas son refor­
mables, aún de oficio, cuando varíen los supuestos que moti­
varon su imposición o rechazo, en beneficio del adolescente,
debiendo para ello convocarse a una audiencia oral previa.
35.3 Corresponde al Ministerio Público y al adolescente solici­
tar al Juez la modificación, revocatoria o sustitución de las
medidas de carácter personal, quien resuelve en el plazo de
dos días, previa audiencia oral con citación de las partes.
35.4 El Juez de la investigación preparatoria puede ordenar la
libertad o cese de la medida restrictiva de libertad respec­
to del adolescente, aún de oficio, no obstante la oposición
del Fiscal, sin cumplir ninguna formalidad, siempre que no
encuentre motivos para que el adolescente continúe bajo la
medida restrictiva de derechos, bajo resolución fundada.

© Pedro Pablo Arévalo Rivas


► Comentario

Las medidas de coerción procesal se encuentran supeditadas -~su imposi­


ción- al principio rogatorio, es decir, a pedido de parte, no pudiendo imponer­
se de oficio por el órgano jurisdiccional, debiendo ser correlato de un reque­
rimiento fiscal debidamente fundamentado, siendo exigencia no solo del juz­
gador motivar la decisión que resuelva dicho requerimiento, sino que además
éste debe cumplir también con la misma exigencia, lo cual denota el traslado
de dicho deber también al Ministerio Público, ai ser un órgano constitucional-
mente constituido, le es exigióle que el desarrollo de sus actividades las des­
pliegue dentro de los mandatos normativos contenidos en la propia Constitu­
ción, por ende sus requerimientos deben cumplir con respetar el principio de
la motivación.

275 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

El requerimiento fiscal de medida de coerción procesal no es vinculante al


órgano jurisdiccional, el cual puede dictar otra en base al interés superior del
niño1o a los fines del proceso, verbigracia, ante solicitud de embargo en forma
de depósito puede optar por embargo en forma de inscripción, ello en relación
a los fines y objeto del proceso.

Sin embargo, las medidas coercitivas se encuentran sometidas a la cláusu­


la rebus sic stantibus, lo que significa que su permanencia o modificación a lo
largo del proceso estará siempre subordinada a la estabilidad o cambio de los
presupuestos que posibilitaron su adopción inicial, por lo que es plenamente
posible que, alterado el estado sustancial de los presupuestos fácticos respecto
de los cuales la m edida se adoptó, la misma sea variada12.

La medida de coerción puede ser objeto de modificación por la autoridad


jurisdiccional, sea a pedido del fiscal o las partes o de oficio por el mismo juez,
cuando a) varíen los supuestos que motivaron su imposición; y b) por desobe­
diencia a los mandatos judiciales, es1decir, cuando se incumplen las reglas de
conducta emanadas del juez. La variabilidad de las medidas puede ser de ma­
yor a menor intensidad y viceversa3.

Como ha señalado Calamandrei, las medidas cautelares, como resolucio­


nes que dan vida a una relación continuativa, construida, por decirlo así, a me­
dida, por el j uez, según las exigencias del caso particular valorado, pueden es­
tar sujetas, aun antes de que se dicte la resolución principal, a modificaciones
correspondientes a una ulterior variación de las circunstancias concretas, todas
las veces que el juez, a través de una nueva resolución, considere que la medi­
da cautelar inicialmente ordenada no está adecuada a la nueva situación de he­
cho creada durante ese tiempo. Agregando que las providencias cautelares se

1 Dicho principio se encuentra reconocido en la Convención sobre los Derechos del Niño, aprobada por
la Asamblea Genei'al de las Naciones Unidas, y ratificada por el Estado peruano mediante Resolución
Legislativa .N° 25278, cuyo artículo 3 establece: “En todas las medidas concernientes a los niños
que tomen las instituciones públicas o privadas de bienestar social, los tribunales, las autoridades
administrativas o los órganos legislativos, una consideración primordial a que se atenderá será el
interés superior del niño. Los Estados Partes se comprometen a asegurar al niño la protección y el
cuidado que sean necesarios para su bienestar, teniendo en cuenta los derechos y deberes de sus pa­
dres, tutores u otras personas responsables de él ante la ley y, con ese fin, tomarán todas las medidas
legislativas y administrativas adecuadas”.
2 Exp. Nü 03693-2007-PPIC/TC. f.j, 2.
3 SÁNCHEZ VELAR DE, Pablo. El Nuevo Proceso Penal. Editorial Idemsa, Lima, abril 2009, p. 327.

k276
Sección IIJ

pueden considerar como emanadas con la clausula (rebus sic stantibus), puesto
que las mismas no contienen la declaración de certeza (accertamentó) de una
relación extinguida en el pasado y destinada, por esto, a permanecer a través de
la cosa juzgada, estáticamente fijada para siempre, sino que constituyen, para
proyectarla en el porvenir, una relación nueva (relación cautelar), destinada a
vivir y, por lo tanto, a transformarse si la dinámica de la vida lo exige4.

Siendo importante destacar que la norma en comento incluso establece la


posibilidad de la reforma de las medidas de coerción personal de oficio, por
el propio juzgador ante el hecho de la variación de los supuestos que se tuvie­
ron en cuenta para su emisión, validada la reforma sea de oficio, a solicitud del
adolescente (a través de su defensa) o ante requerimiento fiscal motivado en
audiencia oral con citación de las partes (defensa del adolescente y Ministerio
Público) a mérito del principio de oralidad que irroga el nuevo modelo del pro­
ceso penal de responsabilidad de adolescentes debiendo emitirse pronuncia­
miento en el plazo de dos días.

Por otro lado, señala los modos para la reforma de la medida de coerción
personal como son: la modificación, la revocatoria o sustitución de ésta. La mo­
dificación se encuentra circunscrita, por ejemplo, a establecer un plazo menor
de la medida, es decir, variar alguna de sus características sin alterar su cua­
lidad o característica esencial; en el caso de la revocatoria, se debe entender
como la posibilidad de dejar sin efecto la medida ordenada (anular); y, final­
mente la sustitución se manifiesta a través de la posibilidad de cambiar una me­
dida de coerción personal por otra que cumpla con la misma finalidad.

Finalmente lo novedoso en el artículo diseñado se da en el último supues­


to que autoriza al juzgador, sin ninguna fonnalidad, es decir, sin contradictorio
-sin celebración de audiencia- incluso de oficio, la posibilidad de disponer la
libertad del adolescente a través del cese de la medida siempre y cuando no se
encuentren motivos para que el adolescente continúe con la medida, por lo que
dada esta situación, el juzgador, sin embargo, debe preveer dictar una medida
que asegure la presencia del antes mencionado en el proceso, a fin de dilucidar
su responsabilidad o no, quizás a través de una medida menos gravosa como la
comparecencia con restricciones.

4 CALAMANDREI, Piero. Introducción al estudio sistemático de las providencias cautelares. Tra­


ducción al castellano de Santiago Sentís Melendo, Ara Editores, Lima, 2005, p. 90.

271 A
Ü B _ Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

© REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

- CALAMANDREI, Piero. Introducción al estudio sistemático de las providencias cautelares.


Traducción al castellano de Santiago Sentis Melendo, Ara Editores, Lima, 2005.

= SÁNCHEZ VELARDE, Pablo. El Nuevo Proceso Pena!. Editorial Idemsa, Lima, abril 2009.

K 278
Sección III ART.3

S liillís M SUSTITUCIÓN O ACUMULACIÓN

La infracción de una medida de coerción procesal impuesta por


el Juez permite, previa audiencia oral, a solicitud de la parte le­
gitimada, la sustitución o la acumulación con otra medida más
grave, teniendo en consideración la entidad, los motivos y las
circunstancias de la trasgresión, así como la entidad de la infrac­
ción imputada, previa audiencia oral con la presencia del ado­
lescente, su defensor y el Fiscal, solo si resulta imprescindible y
no existe otro recurso.

© Pedro Pablo Arévalo Rivas

► Comentario

Todo incumplimiento acarrea una sanción, por ende, dicho efecto-conse­


cuencia se encuentra también especificado ante la imposición de una medida
de coerción procesal sujeta a estricto cumplimiento.

De modo que, la infracción (incumplimiento) de una medida de coerción


procesal autoriza la sustitución o acumulación de otra medida más grave, es­
tando al carácter de variabilidad de éstas, por ende de ser el caso presenta el
supuesto exigido por la norma.

Un supuesto de sustitución de la medida se encuentra desarrollado en el


artículo 62 del Código de Responsabilidad Penal que señala, por ejemplo, en el
caso de haberse producido la variación de la internación preventiva ésta puede
ser revocada si el adolescente infringe las reglas de conducta o no comparece
a las diligencias del proceso injustificadamente, debiendo realizarse una au­
diencia en donde se permitirá al adolescente explicar el motivo de su conducta.

De forma adicional, también se enmarca dentro de dicho supuesto la revo­


catoria de la medida de comparecencia con restricciones amparada por el ar­
tículo 64.2, el cual señala que si el adolescente no cumple con las restricciones
impuestas, previo requerimiento realizado por el juez, se revocará la medida y
se dictará mandato de internación preventiva. Para ello, se convoca a una au­
diencia y también el supuesto de la revocatoria de la internación domiciliaria
estipulada en el 70.1 de la norma en comento, la cual puede revocarse por la

279 A
ART se Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

internación en nn centro juvenil en el supuesto de conductas del adolescente


que afectan la ejecución de la misma.

Como es de verse el incumplimiento de la medida impuesta al adolescente


generaría la posibilidad de la imposición de una medida más gravosa, la cual
en los supuestos descritos implicaría la internación preventiva; sin embargo,
ello solo sería posible en el caso de ser imprescindible y no existir otro recur­
so, debido que no debemos olvidar el carácter excepcional -ultim a ratio - de
la medida de coerción procesal de internación, entonces debemos establecer
por ende que no todo incumplimiento per se acarrea la internación preventiva.

En el caso de acumulación de una medida más gravosa también se encuen­


tra sujeto a la infracción, ello puede darse, por ejemplo, ante la existencia de
una medida de comparecencia con restricciones que se dicte de forma adicio­
nal, una medida de impedimento de salida o en el caso de medidas coercitivas
reales que, por lo general, se encuentran dirigidas ai aseguramiento del pago
de la reparación civil, ante una medida de embargo en forma de inscripción de
un bien inmueble, se acumule un embargo en forma de retención o secuestro
conservativo con desposesión.

Para sustituir o acumular una medida coercitiva procesal se debe tener en


cuenta la entidad, los motivos y las circunstancias de la trasgresión, es decir, el
j uzgador debe valorar las circunstancias del caso en concreto.

Un aspecto importante es detallar si resulta necesario que exista un re­


querimiento previo al adolescente que infringió la medida para su sustitución,
consideramos que ello no es exigible, lo único que se debe cumplir para vali­
dar dicha posibilidad es la debida notificación del adolescente con la medida
de coerción procesal que debió cumplir y se encuentra sujeto con la finalidad
de no causarle indefensión, en mérito que solo es posible cumplir un mandato
cuando se conoce el mismo conforme a lo establecido por la norma procesal
comentada.

Estando al principio de oralidad, la. sustitución o acumulación de la medida


de coerción procesal debe ser materia de contradictorio en una audiencia con la
presencia del Ministerio Publico, el adolescente y su defensa.

k 280
Sección III

:S'!Ü!IS im p u g n a c ió n

Los autos que impongan, desestimen, reformen, sustituyan o acu­


mulen las medidas previstas en esta Sección son impugnables por
el Fiscal y el adolescente.

Pedro Pablo Arévalo Rivas

► Comentario

Toda decisión se encuentra sujeta a la revisión por el superior en grado en


base al derecho constitucional a la pluralidad de instancia, no siendo la excep­
ción las decisiones emanadas por el órgano jurisdiccional relacionadas con las
medidas de coerción procesal.

El derecho a la pluralidad de instancias forma parte del debido proceso ju ­


dicial y goza de reconocimiento a nivel internacional en la Convención Ame­
ricana de Derechos Humanos, la cual en su parágrafo h), inciso 2 del artículo
8 ha previsto que toda persona tiene el "‘derecho de recurrir del fallo ante juez
o tribunal superior (..

El Tribunal Constitucional tiene expuesto, en uniforme y reiterada juris­


prudencia, que el derecho de acceso a los recursos o a recurrir a las resoluciones
judiciales, es una manifestación implícita del derecho fundamental a la plura­
lidad de la instancia, reconocido en el inciso 6 del artículo 139 de la Constitu­
ción, el cual, a su vez, forma parte del derecho fundamental al debido proceso,
reconocido en el inciso 3 del artículo 139 de la norma fundamental1.

El derecho a la pluralidad de la instancia tiene por objeto garantizar que


las personas naturales o jurídicas que participen en un proceso judicial tengan
la oportunidad de que lo resuelto por un órgano jurisdiccional -incluso en la
etapa de ejecución- sea revisado por un órgano superior de la misma naturale­
za, siempre que se haya hecho uso de los medios impugnatorios pertinentes y
formulados dentro del plazo legal.

1 Cfr. STC Exp. N° 1243-2008-PHC, fundamento 2; Exp. N° 5019-2009-PHC, fundamento 2; Exp.


N° 2596-20I0-PA, ínndamento 4.

281 J
ART. 37 Comentarios ai Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Con relación al contenido del derecho a la pluralidad de la instancia, tie­


ne establecido que se trata de un derecho fundamental que “tiene por objeto
garantizar que las personas, naturales o jurídicas, que participen en un proce­
so judicial tengan la oportunidad de que lo resuelto por un órgano jurisdiccio­
nal sea revisado por un órgano superior de la misma naturaleza, siempre que
se haya hecho uso de los medios impugnatorios pertinentes, formulados den­
tro del plazo le g a r’2. En esa medida, el derecho a la pluralidad de la instancia
guarda también conexión estrecha con el derecho fundamental a la defensa, re­
conocido en el inciso 14 del artículo 139 de la Constitución.

Ahora bien, cabe señalar que el tribunal ha advertido que el derecho sub exá-
mine, también denominado derecho a los medios impugnatorios, es uno de con­
figuración legal conforme lo ha establecido en la STC Exp. N° 4235-2010-HC/
TC: “(...) el derecho a los medios impugnatorios es un derecho de configura­
ción legal, mediante el cual se posibilita que lo resuelto por un órgano jurisdic­
cional pueda ser revisado por un órgano jurisdiccional superior”3.

Ha precisado también que, “(...) El hecho de que el derecho a la pluralidad


de la instancia ostente un contenido esencial, y, a su vez -e n tanto derecho fun­
damental de configuración legal-, mi contenido delimitable por el legislador
democrático, genera, entre otras, una consecuencia inevitable, a saber, que el
referido derecho “no implica un derecho del justiciable de recurrir todas y cada
una de las resoluciones que se emitan al interior de un proceso”4.

El derecho que contiene la norma comentada.se encuentra relacionado con


el principio rogatorio, es decir, resulta exigidle la formulación del recurso im-
pugnatorio por parte del Ministerio Publico o la defensa del adolescente para
habilitar el pronunciamiento del superior en grado.

Sin embargo, no se señala, el plazo para impugnar ni lo requisitos a satis­


facer del medio impugnatorio por lo que de conformidad con lo señalado en el

2 Cfr. RTC Exp. N° 32Ó1-2005-PA, fundamento 3; Exp. N° 5108-2008-PA, fundamento 5; Exp. N“


5415-2008-PA, fundamento 6; y STC Exp. N° 0607-2009-PA, fundamento 51.
3 Cfr. STC Exp. N° 5194-2005-PA, fundamento 4; Exp. N° 10490-2006-PA, fundamento ] 1; Exp, N°
6476-2008-PA, fundamento 7.
4 Cfr. STC 1243-20O8-PHC, fundamento 3; Exp. N° 50I9-2009-PHA fundamento 3; Exp. N°2596-
2010-PA, fundamento 5, STC Exp. N° 4235-2010-PHC, fundamento 13.

¡k 2 8 2
Sección III AflT 3**

artículo 8 del mismo cuerpo normativo debemos recurrir a los parámetros fija­
dos en el Código Procesal Penal.

A decir de ello, se debe establecer que el recurso a interponer es de apela­


ción (inciso l.d del artículo 416 del C.P.P) teniendo el plazo de tres días para
su interposición (inciso 1.c del artículo 414 del C.P.P) contados desde el día si­
guiente de su notificación (inciso 2 del artículo 414 del C.P.P).

Los requisitos para su admisión del recurso serán:

a) Que sea presentado por quien resulte agraviado por la resolución, tenga in­
terés directo y se halle facultado legalmente para ello. El Ministerio Público
puede recurrir incluso a favor del imputado;

b) Que sea interpuesto por escrito y en el plazo previsto por la Ley. También
puede ser interpuesto en forma oral, cuando se trata de resoluciones expe­
didas en el curso de la audiencia, en cuyo caso el recurso se interpondrá en
el mismo acto en que se lee la resolución que lo motiva; y,

c) Que se precise las partes o puntos de la decisión a los que se refiere la im­
pugnación, y se expresen los fundamentos, con indicación específica de
los fundamentos de hecho y de derecho que lo apoyen. El recurso deberá
concluir formulando una pretensión concreta. (Artículo 405 del CPP).

En trámite en segunda instancia conforme a la competencia establecida en


el artículo 11.a) del Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes ante la
Sala Penal que conozcan de procesos para adolescentes infractores se encontra­
rá diseñado de la siguiente forma (artículo 420 del CPP): recibidos ios autos, la
sala conferirá traslado del escrito de fundamentación del recurso de apelación
al Ministerio Público y a los demás sujetos procesales por el plazo de cinco
días. Absuelto el traslado o vencido el plazo para hacerlo, si la Sala Penal Su­
perior estima inadmisible el recurso podrá rechazarlo de plano. En caso con­
trario, la causa queda expedita para ser resuelta, y se señalará día y hora para
la audiencia de apelación.

Antes de la notificación de dicho decreto, el Ministerio Público y los de­


más sujetos procesales pueden presentar prueba documental o solicitar se agre­
gue a los autos algún acto de investigación actuado con posterioridad a la in­
terposición del recurso, de lo que se pondrá en conocimiento a los sujetos pro­
cesales por el plazo de tres días. Excepcionalmente la sala podrá solicitar otras

283 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

copias o las actuaciones originales, sin que esto implique la paralización del
procedimiento. E l auto en el que la sala declara inadmisible el recurso podrá
ser objeto de recurso de reposición.

A la audiencia de apelación podrán concurrir los sujetos procesales que lo


estimen conveniente.

En la audiencia, que no podrá aplazarse por ninguna circunstancia, se dará


cuenta de la resolución recurrida, de los fundamentos del recurso y, acto segui­
do, se oirá al abogado del recurrente y a los demás abogados de las partes asis­
tentes. El acusado, en todo caso, tendrá derecho a la última palabra.

En cualquier momento de la audiencia, la sala podrá formular preguntas al


fiscal o a los abogados de los demás sujetos procesales, o pedirles que profun­
dicen su argumentación o la refieran a algún aspecto específico de la cuestión
debatida. La sala absolverá el grado en el plazo de veinte días.

Estando dentro de las competencias de la sala revisora solamente resolver


la materia impugnada, así como para declarar la nulidad en caso de nulidades
absolutas o sustanciales no advertidas por el impugnante. Los errores de dere­
cho en la fimdamentación de la decisión recurrida que no hayan influido en la
parte resolutiva no la anulará, pero serán corregidos. De igual manera se pro­
cederá en los casos de error material en la denominación o el cómputo de las
penas. La impugnación del Ministerio Público permitirá revocar o modificar
la resolución aún a favor del imputado. La impugnación interpuesta exclusiva­
mente por el imputado no permite modificación en su perjuicio (artículo 409
del CPP).

Ski. 284-
Sección III ART. 35

^ É tS & J ¡¡ INFORME DEL EQUIPO TÉCNICO INTERDISCIPLINARIO


DEL MINISTERIO PÚBLICO

38.1 Para requerir una medida de coerción procesal, el Fiscal debe


contar con el informe del Equipo Técnico Inferáisciplinario
del Ministerio Público que oriente su decisión respecto de
cuál de las medidas resulta ser la más adecuada a la situa­
ción personal y socio familiar, así como al interés superior
del adolescente; el informe debe ser acompañado al reque­
rimiento que presentará al Juez. De ser el caso, sise presen­
tara algún cuestionamiento al informe, el Juez puede orde­
nar al Equipo Técnico Interdisciplinario del Poder Judicial,
elaborar el informe complementario correspondiente.
38.2 El informe debe contener un análisis integrado de aspectos
psicológicos, sociales y familiares del adolescente, así como
de sus circunstancias personales, tales como su trayecto­
ria escolar y experiencia educativa y/o laboral. El informe
debe incluir tanto los factores de riesgo como los factores
de protección.

© Pedro Pablo Arévalo Rivas

► Comentario

Con la finalidad de formular requerimiento de medida de coerción proce­


sal por parte del Ministerio Publico y de imponer en el caso del órgano juris­
diccional, el informe del equipo técnico interdisciplinario cobra importancia
como un requisito previo.

Según el artículo 13 del reglamento del Código de Responsabilidad Penal


de Adolescentes, los informes que elaboren los equipos técnicos interdiscipli­
narios en el marco del ejercicio de sus funciones constituyen opiniones técni­
cas que informan, orientan y contribuyen en la toma de decisiones de el/la fis­
cal o de el/la juez/a.

Es importante señalar que el equipo interdisciplinario estará formado por


los siguientes profesionales: un/a profesional en psicología, un/a profesional en
trabajo social, un/a educador/a social, y de forma adicionalmente, puede tener

235 .A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

personal de apoyo administrativo, profesional o técnico para el mejor cumpli­


miento de sus funciones.

Los/las integrantes pueden asistir a las diligencias o audiencias, previa no­


tificación de el/la fiscal o juez/a para explicar o sustentar el informe elaborado.
Para la elaboración de los informes técnicos interdisciplinarios se aplican he­
rramientas de evaluación que permitan establecer las condiciones personales,
familiares y sociales de el/la adolescente, así como los factores de protección
y de riesgo.

El equipo técnico interdisciplinario desarrolla las siguientes funcio­


nes: evalúa y desarrolla un informe de apreciación inicial de el/la adolescente,
destinado a que el/la fiscal a cargo de la investigación preliminar decida sobre
su situación jurídica; realiza una evaluación psicosocial integral a el/la adoles­
cente y elabora un informe técnico interdisciplinario que contribuya con el/la
fiscal a determinar la aplicación de la remisión o la medida que corresponda.
En el caso se considere conveniente la remisión, el informe propone el pla­
zo del programa de orientación a seguir; diseña los programas de orientación
aplicables a el/la adolescente al que se otorgó la remisión. Dicho programa es
puesto en conocimiento de el/la fiscal competente para los fines correspondien­
tes; mantiene estrecha coordinación con el/la fiscal y participa, a disposición
de éste, de las diligencias que se requieran; ejecuta, supervisa y elabora los in­
formes de seguimiento del programa de orientación de la remisión aplicada a
el/la adolescente. El informe debe ser remitido al cumplirse la mitad del plazo
del programa de orientación y al concluir éste; informa de manera inmediata a
la autoridad fiscal o judicial que haya dispuesto la remisión, del incumplimien­
to injustificado de el/la adolescente o cualquier otra incidencia que considere
relevante; elabora un infórme, cuando el/la fiscal lo disponga, que le permita
contribuir en determinar cualquier medida a adoptar respecto de el/la adoles­
cente; realiza el seguimiento del acuerdo reparatorio aprobado por el/la fiscal o
el/la juez/a; y realiza el seguimiento de las medidas accesorias, establecidas en
el acuerdo reparatorio, elaborando los informes sobre el cumplimiento de las
mismas por el/la adolescente.

Conforme a lo señalado en el artículo 33 del reglamento antes menciona­


do el informe debe contener lo siguiente: a) indicación de la metodología y/o
herramientas de evaluación, protocolos que hubieren sido utilizados por la ins­
titución o entidad correspondiente; b) análisis de las condiciones de el/la ado­
lescente en relación con la medida socioeducativa a aplicar y c) conclusiones,

k 286
Sección III ART. 3i

las mismas que deben ser claras, precisas y debidamente fundamentadas. En


ningún caso se puede emitir juicio respecto a la responsabilidad o no respon­
sabilidad de el/la adolescente investigado/a en relación con el hecho infractor
materia del proceso.

De forma adicional se exige para el caso en concreto que contenga un aná­


lisis integrado de aspectos psicológicos, sociales y familiares del adolescente,
así como de sus circunstancias personales, tales como su trayectoria escolar y
experiencia educativa y/o laboral incluyendo los factores de riesgo para el ado­
lescente como los factores de protección que deberás ser objeto a propuesto de
los especialistas.

287 A
CAPITULO n

LA DETENCIÓN

DETENCIÓN POLICIAL

39.1 La Policía detiene, sin mandato judicial, al adolescente que


sorprenda en una infracciónflagrante, conforme lo establece
la Constitución Política del Perú y el artículo 259 del Códi­
go Procesal Penal u otra norma que la sustituya.
39.2 Si se trata de una falta o delito sancionado con una pena
no mayor de dos años de privación de libertad en el Código
Penal o una ley penal especial, luego de los interrogatorios
de identificación y demás actos de investigación urgentes,
el adolescente debe ser puesto en libertad y/o ser entregado
a sus padres, tutores, o adultos responsables.

Alicia Isabel Valdivieso Roque

► Comentario

La detención policial impide el libre ejercicio del derecho a la libertad am­


bulatoria, en su vertiente de líbre desplazamiento, a efectos de impedir una po­
sible sustracción o fuga, o que perturbe los actos iniciales de averiguación1.

De acuerdo a lo señalado en eí presente artículo, se prevén dos supuestos


en los cuales se puede aplicar la detención policial: 1) en caso de flagrancia de­
lictiva y 2) cuando se trata de una falta o delito con una pena no may or de dos
años o una ley especial.

1 Definición recogida del Protocolo de Actuación Inter institucional para la aplicación del Decreto
Legislativo N° 1298 que regula la detención preliminar judicial y la detención judicial en caso de
flagrancia aprobado por Decreto Supremo N° 009-2017-JUS.

k 288
Sección III

Para el primer supuesto, se requiere de la existencia previa de una situa­


ción fáctica en la que se haya cometido un presunto delito en forma flagrante
y que vincule al presunto infractor en calidad de autor, coautor, cómplice, etc.

Respecto a la flagrancia, la Constitución Política del Perú, señala en su li­


teral f), numeral 24 del artículo 2 (modificado por el artículo único de la Ley
N° 30558, publicada el 09 mayo de 2017), que “Nadie puede ser detenido sino
por mandamiento escrito y motivado del juez o por las autoridades policiales
en caso de flagrante delito”; conforme a lo regulado en esta norma constitucio­
nal, faculta a los miembros de la Policía Nacional, detener a todo sujeto en un
caso de flagrancia.

Debemos entender la “flagrancia” como un concepto que, por un lado,


abarca el momento en que el autor o los partícipes están cometiendo el delito,
lo que incluye a todos los actos punibles del iter criminis. De ahí que los actos
de inicio de ejecución (aquellos posteriores a los actos de preparación y con
los cuales empieza la tentativa) son actos que también quedan abarcados por el
concepto de flagrancia.

Para entender en qué casos o momentos nos encontramos en una situación


de flagrancia, debemos remitimos al artículo 259 del Código Procesal Penal
que precisa la existencia de flagrancia cuando:

“ 1. E l a g e n te es d e scu b ierto en la realizació n del h ech o punible. 2. E l ag en te


acab a de c o m e te r el h ech o p u n ib le y es descubierto. 3. El agente h a h u id o y
h a sid o id en tificad o d u ran te o in m ed iatam en te después d e la p e rp e tra ció n del
h ech o p u n ib le , sea p o r el ag rav iad o o p o r o tra p erso n a que haya p resen ciad o
el h e c h o , o p o r m ed io au d io v isu a l, d ispositiv o s o eq u ip o s con cu y a te c n o lo ­
g ía se h a y a reg istrad o su im a g e n , y es encon trad o d en tro de las v e in ticu atro
(24) h o ras de p ro d u cid o el h e c h o punible. 4. El ag ente es encontrado d en tro
de las v e in tic u a tro (24) h o ra s desp u és de la perp etració n del delito con e fe c ­
tos o in stru m e n to s p ro c e d e n te s de aquel o que h ubieren sido em p lead o s p ara
c o m eterlo o con señales en sí m ism o o en su vestido que indiquen su p ro b ab le
a u to ría o p a rtic ip a c ió n en el h e c h o d e lictu o so ” .

De ello podemos extraer tres tipos de flagrancia: i) flagrancia en sentido


estricto, que verifica en los previstos en los incisos 1) y 2) del artículo 259 del
Código Procesal Penal; ii) cuasiflagrancia, en el supuesto previsto en el inciso
3) del artículo 259 del Código Procesal Penal y iii) flagrancia presunta o pre­
sunción de flagrancia en el supuesto previsto en el inciso 4) del artículo 259 del
Código Procesal Penal.

289 Jh
ART. 39 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

De esta manera, será en estos supuestos que la policía está autorizada para
detener al adolescente infractor. Una vez detenido el adolescente, la Policía
debe proceder conforme a lo señalado en el artículo 44 del presente código.

En el caso que la detención no se produzca en flagrancia (ni tampoco por


mandato judicial escrito y debidamente motivado) y cualquier otra hipótesis,
que no sea la privación de libertad como pena impuesta en una sentencia con­
denatoria, deviene en inconstitucional y, por ende, queda expedito el camino
para interponer una demanda de hábeas corpus, de acuerdo a lo establecido en
el artículo 25.7 del Código Procesal Constitucional.

Ahora bien, lo regulado en el segundo párrafo de la presente norma resulta


novedoso, pues en el caso de la detención en flagrancia, al determinarse que la
falta o delito es sancionado con una pena no mayor de dos años de privación
de libertad en el Código Penal o una ley penal especial, luego de los interroga­
torios de identificación y demás actos de investigación urgentes, el adolescen­
te debe ser puesto en libertad y/o ser entregado a sus padres, tutores, o adultos
responsables; para la determinación de ello, será el fiscal quién deberá delimi­
tar la imputación o hecho atribuible al adolescente, para a continuación proce­
der a la subsunción en el tipo penal correspondiente y contando con los actos
de investigación necesarios, efectivamente el delito o falta la pena a sancionar
no supere el rango antes señalado, obligatoriamente debe darse libertad al ado­
lescente; sin perjuicio de proseguir con la acción penal.

k290
Sección IVI ART. 4 0

ARTÍCULO 40 ARRESTO CIUDADANO

40.1 Toda persona puede proceder al arresto de un adolescente


cuando se encuentre en estado de flagrancia.
40.2 En este caso, se debe entregar inmediatamente al adolescente
y los objetos que constituyan el cuerpo de la infracción, a la
dependencia policial más cercana, interviniendo la Policía
especializada. Se entiende por entrega inmediata, el tiempo
que demanda el dirigirse a la dependencia policial más cer­
cana o al efectivo policial que se halle en las inmediaciones
del lugar. En ningún caso el arresto autoriza a encerrar al
adolescente o mantenerlo privado de su libertad en un lugar
público o privado hasta su entrega a la autoridad policial.
La Policía redactará un acta donde se haga constar la en­
trega y las demás circunstancias de la intewención.
40.3 Durante el arresto ciudadano, se deben respetar los derechos
y garantías reconocidos al adolescente, señaladas en el ar­
tículo 45, en lo que corresponda.

Alicia Isabel Valdivieso Roque

► Comentario

Ei arresto ciudadano es una facultad que asiste a todo ciudadano a privar de


la libertad ambulatoria del [adolescente] en los casos de delito flagrante, dando
cuenta inmediatamente de dicha detención a la autoridad policial y poniéndole
a disposición de ella -ese es su objeto-1.

Asimismo, la misma norma establece el tiempo de su duración de la de­


tención, pues en el artículo 40.2 indica que se debe entregar inmediatamente
al adolescente junto a los demás objetos que constituyan la comisión de la in­
fracción penal, a la dependencia policial más cercana, donde debe intervenir la
policía especializada; dicha inmediatez consiste en el tiempo que demanda al

1 ORE GUARDIA, Arsenio. Manual de Derecho Procesal Penal. 2“ edición, Ed. Alternativas, Lima,
1999.

291 A
ART. AO Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

ciudadano de dirigirse a la dependencia policial más cercana o al efectivo po­


licial que se halle por inmediaciones del lugar de los hechos.

Dicho arresto no obliga al ciudadano encerrar al adolescente o restringir su


libertad locomotora en lugar público o privado hasta ser entregado a la autori­
dad policial. Al ser entregado el adolescente infractor a la policía, este tiene la
obligación de redactar un acta donde se haga constar la entrega del detenido y
de los demás objetos relacionados al delito.

Cabe resaltar que el ciudadano que no procede a la detención del adoles­


cente quien realiza un acto delictivo en flagrancia no le genera ninguna con­
secuencia de carácter penal, pero de ejecutar dicha detención, deberá respetar
los derechos y garantías reconocidos al adolescente, señaladas en el artículo 45
del presente código, durante el tiempo que tome su conducción del infractor a
la dependencia policial más cercana o su puesta a disposición del efectivo po­
licial que se halle por inmediaciones del lugar.

^ REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

■ ORE GUARDIA, Arsenlo. Manual de Derecho Procesal Penal. 2o edición, Ed. Alternativas,
Lima, 1999,

k 292
Sección III ART. 41

lif iB c t ll DETENCIÓN PRELIM INAR JUDICIAL

41.1 El Juez de la Investigación Preparatoria competente, a soli­


citud del Fiscal, sin trámite alguno y teniendo a la vista las
actuaciones remitidas por aquél, dicta detención preliminar
judicial, cuando:
1. No se presente un supuesto de flagrancia delictiva, pero
existan razones plausibles para considerar que un ado­
lescente ha cometido una infracción sancionada por el
Código Penal, con pena privativa de libertad superior a
cuatro años y, por las circunstancias del caso, puede des­
prenderse cierta posibilidad de fuga;
2. El sorprendido en flagrante delito logre evitar su deten­
ción; o,
3. El adolescente se hubiere jugado de un módulo especia­
lizado de atención de una dependencia policial.
41.2 Para cursar la orden de detención se requiere que el adoles­
cente imputado se encuentre debidamente individualizado
con la siguiente información: nombres y apellidos comple­
tos, edad, sexo, lugar y fecha de nacimiento.
41.3 El Fiscal, previo a requerir la detención preliminar judicial,
debe contar con el informe del Equipo Técnico Interdiscipli-
nario del Ministerio Publico. Dicho informe es acompañado
al requerimiento de detención que presentará al Juez.

© Alicia Isabel Valdivieso Roque

► Comentario

Además de ía detención en caso de flagrancia, existe otra, la medida que


puede privar la libertad personal del adolescente, nos referimos a la detención
preliminar judicial, la cual es dictada por el juez de investigación preparato­
ria, a solicitud del fiscal y para dicho requerimiento, obligatoriamente, deberá
adjuntar al pedido de detención el informe del Equipo Técnico Interdiscipli-
nario del Ministerio Público. Este informe debe contener un análisis integra­
do de aspectos psicológicos, sociales y familiares del adolescente, así como de
sus circunstancias personales, tales como su trayectoria escolar y experiencia

293 ^
AflT. *U Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

educativa y/o laboral. El informe debe incluir tanto los factores de riesgo como
los factores de protección (art. 38 del C.R.P.A).

Esta medida procederá cuando no se den los supuestos de flagrancia de­


lictiva, siempre y cuando se presenten los siguientes presupuestos materiales:
a) Existan razones plausibles para considerar que un adolescente ha cometido
una infracción sancionada por el Código Penal, con pena privativa de libertad
superior a cuatro años y, por las circunstancias del caso, puede desprenderse
cierta posibilidad de fuga; b) El sorprendido en flagrante delito logre evitar su
detención; o, c) El adolescente se hubiere fugado de un módulo especializado
de atención de una dependencia policial.

Es necesario para cursar la orden de detención que el adolescente impu­


tado se encuentre debidamente individualizado con la siguiente información:
nombres y apellidos completos, edad, sexo, lugar y fecha de nacimiento.

Cabe señalar que además de estos presupuestos para la procedencia de la


detención preliminar judicial, también se deberá acompañar al requerimiento
los suficientes elementos de convicción que corroboran el hecho delictivo, los
mismos que se generarán con los actos de investigación que se recaben duran­
te las diligencias preliminares, para que de esta forma contar con los elementos
que motiven la solicitud de esta medida.

Por otro lado, como se aprecia, esta norma no regula la detención cuando el
adolescente está inmerso en la presunta comisión de los delitos de terrorismo,
tráfico ilícito de drogas y espionaje; sin embargo, estando a lo establecido en el
artículo 46, donde regula el plazo de 07 días que durará la detención cuando el
infractor este implicado en mención, no hay objeción que pueda solicitarse la
medida de detención siempre y cuando cumpla con los supuestos establecidos
en la presente norma.

k. 294
Sección IM ART. 42

iis | p U I Í :® MOTIVACIÓN DEL AUTO DE DETENCIÓN

42.1 El auto de detención preliminar debe contener los datos de


identidad del adolescente; la exposición sucinta de los hechos
objeto de imputación, los fundamentos de hecho y de dere­
cho, con mención expresa de las normas legales aplicables.
42.2 La orden de detención debe ser puesta en conocimiento de
la Policía a la brevedad posible, quien la ejecutará de inme­
diato. Cuando se presenten circunstancias extraordinarias
puede ordenarse el cumplimiento de la detención por correo
electrónico, facsímil, telefónicamente u otro medio de comu­
nicación válido que garantice la veracidad del mandato ju ­
dicial. En todos estos casos la comunicación debe contener
los datos de identidad personal del adolescente, conforme a
lo indicado en el numeral dos del artículo anterior.

© Alicia Isabel Valdivieso Roque

► Comentario

Como bien prescribe nuestra Constitución en su literal f), numeral 24 del


artículo 2 [modificado por el artículo único de la Ley N° 30558, publicada el
09 mayo de 2017], que “Nadie puede ser detenido sino por mandamiento es­
crito y motivado del juez”, ello en razón de que al tratarse de una medida que
restringe la libertad personal del adolescente, el pronunciamiento que lo limita
debe estar debidamente motivada.

Asimismo, el auto que decida la detención, necesariamente debe contener


los datos de identidad del adolescente, la exposición sucinta de los hechos ob­
jeto de imputación, los fundamentos de hecho y de derecho, con mención ex­
presa de las normas legales aplicables, esto como parte del derecho a la moti­
vación (inciso 5 del art. 139 de la Constitución), que establece que toda resolu­
ción judicial debe contener una motivación escrita de la decisión que adopte el
juez, esto con el objeto de evitar decisiones arbitrarias o ilegales.

Además, esta misma norma regula que una vez dictada la orden ésta debe
ser puesta en conocimiento de la policía en la brevedad posible para su ejecu­
ción, incluso de presentarse circunstancias extraordinarias puede ordenarse el

295 aÍ
ART. 42 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

cumplimiento de la detención por correo electrónico, facsímil, telefónicamente


u otro medio de comunicación válido que garantice la veracidad del mandato
judicial, y la facultad de usar estos medios de comunicación, se debe, por ejem­
plo, que el lugar de la captura del adolescente donde se ubica la comisaria para
ejecutar esta m edida resulta un lugar alejado a la sede judicial, que el usar los
conductos regulares el plazo de comunicación se extendería de ahí esta facili­
dad de usar otros medios que faciliten y agilicen el cumplimiento de la orden.

Por otro lado, con lo señalado en el artículo 42.2 del presente Código, don­
de señala que “La orden de detención debe ser puesta en conocimiento de la Po­
licía a la brevedad posible, quien la ejecutará de inmediato” (El resaltado es
nuestro), al respecto, este precepto regula el tiempo que tendrá para ejecutarse
esta medida una vez dictada por el juez, es decir, que la vigencia para el cum­
plimiento de la orden de detención regirá solamente a la primera oportunidad
que tendrá la policía para su ejecución, y de lograrse la captura o detención del
adolescente, se habría cumplido su finalidad por el cual fue dictada.

No obstante lo indicado, se plantéa el supuesto que la policía recibe la or­


den y no llega a capturar al adolescente, ¿podrá seguir vigente esta orden? Al
respecto, de acuerdo a los principios de interés superior del adolescente y pro
adolescente, recalca la obligación que cualquiera sea la decisión que se adopte
al adolescente sometido a un proceso penal debe considerarse siempre el “in­
terés superior”, es decir, que la solución a adoptar resulte más beneficiosa al
adolescente sometido a un proceso penal, en el reconocimiento expreso de su
derecho a vivir en el seno de su familia y mantener con sus padres con quienes
convive las relaciones interpersonales necesarias a fin de asegurar su desarrollo
integral; por lo tanto, cuando la policía procede a ejecutar la medida y no logra
detener al adolescente infractor, la vigencia de esta orden deberá quedará sin
efecto, sin peijuicio que el fiscal prosiga con la acción penal correspondiente.

k 296
Sección III ART. 43

LUGAR DE DETENCIÓN

La detención policial se realiza en los Módulos Especializados de


Atención al Adolescente en Conflicto con la Ley Penal, ubicados
en las dependencias policiales que permiten la atención especia­
lizada de los adolescentes, debiendo ser tratados en condiciones
de segundad y dignidad, respetando sus derechos.

© Alicia Isabel Valdivieso Roque


► Comentario

Ante todo, debemos citar que en el Caso Bulacio Vs. Argentina1, en su


considerando 136 señala que:

“Para salvaguardar los derechos de los niños detenidos, especialmente su de­


recho a la integridad personal, es indispensable que se les separe de los dete­
nidos adultos. Y, como lo estableciera este Tribunal, las personas encargadas
de los centros de detención de niños infractores o procesados deben estar de­
bidamente capacitadas para el desempeño de su cometido. Finalmente, el de­
recho de los detenidos de establecer comunicación con terceros, que les brin­
dan o brindarán asistencia y defensa, se corresponde con la obligación de los
agentes estatales de comunicar inmediatamente la detención del menor a esas
personas, aun cuando éste no lo haya solicitado”.

Como vemos, la Corte Interamericana recalca el trato especial que debe


tener un adolescente al de un adulto, sometido a un proceso penal, y eso se ini­
cia, desde el lugar donde estará detenido el infractor, que no será la carcele-
ta, sino un módulo que tiene que ser muy distinto al lugar de retención donde
está el adulto, y ello tiene como fin el no alterar el desarrollo físico y psico­
lógico del adolescentes infractor; de ahí, que uno de los derechos del adoles­
cente (art. 19.6), es que debe “ser ubicado en un ambiente adecuado y distinto
al de los adultos, durante su detención en una dependencia policial y durante
su conducción a la misma. En caso de adolescentes infractoras de la ley penal

1 http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/artjculos/seriec_100_esp.pdf
ART. 43 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

su ubicación es diferenciada del resto de adolescentes infractores, teniendo en


cuenta un enfoque de género”.

Este tipo de trato especial radica en que los niños se diferencian de los
adultos tanto en su desarrollo físico y psicológico, como por sus necesidades
emocionales y educativas. Esas diferencias constituyen la base de la menor cul­
pabilidad de los niños2 que tienen conflictos con la justicia. Estas y otras dife­
rencias justifican la existencia de un sistema separado de justicia de menores y
hacen necesario dar un trato diferente a los niños3.

2 Cabe precisar que si bien el Comité del Derecho del Niño hace referencia al “niño”, no obstante en
nuestro Sistema Penal, los niños son objeto de medidas de protección y el adolescente (mayor de
14 años) sólo puede infringir ía ley penal y pasible de medidas socioeducativas.
3 Comité de los Derechos del Niño, Observación General N° 10, Los derechos del niño en la justicia
de menores, CRC/C/GC/10, 25 de abril de 2007, párr. 10.

fev 2 9 8
Sección III ART. 4 4

lip S I i® DEBERES DE LA PO LICÍA

La Policía al efectuar la detención, sea en flagrante delito o por


orden del Juez, debe cumplir obligatoriamente y bajo responsa­
bilidad los siguientes deberes:
1. Conducir inmediatamente al adolescente detenido al Módulo
Especializado de Atención al Adolescente en Conflicto con la
Ley Penal o al que haga sus veces.
2. Mantener a l ado lescente en un lugar adecuado y seguro hasta
que se realice su traslado al Módulo de Atención al Adoles­
cente, cuando no fuere posible su conducción inmediata. En
caso de adolescentes infractoras de la ley penal su ubicación
es diferenciada del resto de adolescentes infractores, teniendo
en cuenta un enfoque de género.
3. Informar al adolescente la infracción que se le atribuye, así
como los derechos y garantías que le asisten.
4. Entregar la papeleta de detención que indicará detalladamen­
te el motivo de la misma.
5. Comunicar inmediatamente el hecho a sus padres, tutores o
responsables, al Fiscal, y Juez de la Investigación Preparato­
ria competentes, así como al abogado defensor.
6. Cautelar la seguridad, así como la integridad física y emo­
cional del adolescente.
7. En caso de concwrencia con adultos en el hecho punible, el
adolescente permanece separado de estos.
8. Los demás establecidos en la Constitución Política del Perú,
el presente Código y los tratados internacionales que acoge
nuestro país.

© Alicia Isabel Valdivieso Roque

► Comentario

Los presentes enunciados regula los deberes de la policía que deben efec­
tuar en los casos de detención en flagrancia y mandato judicial, aunque si bien
no lo precisa la norma, también aplicaría en los casos de arresto ciudadano.
Realizada la detención, debe ser ubicado el infractor en el módulo de atención,

299 A
ART. V * Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

asimismo, informar al adolescente la infracción que se le atribuye, así como


los derechos y garantías que le asisten, así como entregar la papeleta de deten­
ción que indicará detalladamente el motivo de la misma, no estará demás que
el efectivo policial a cargo de la captura pueda explicar al adolescente, de ma­
nera sencilla y entendióle el motivo de su detención y la infracción que habría
incurrido, al igual de sus derechos que le asiste, para que de esta forma, garan­
tizar los derechos y deberes que le asiste al adolescente durante el proceso de
responsabilidad penal que será sometido.

Asimismo, luego de lo antes referido, la policía comunicará inmediata­


mente a los padres, tutores o responsables del adolescente y seguidamente al
fiscal y al juez de la investigación preparatoria competentes, así como al abo­
gado defensor de su elección o en su caso el defensor público; indicándoles el
motivo de la captura y el lugar donde se encuentra el infractor; sin peijuicio de
ello, puede realizar las diligencias de urgencias e imprescindibles para impedir
sus consecuencias, individualizar a sus autores y partícipes, reunir y asegurar
los elementos de prueba que puedan servir para la aplicación de la ley penal
(art.17.1 del Código).

En caso de incumplimientos de estos, el efectivo policial podrá incurrir en


las sanciones administrativas y penales que corresponda.

Ik.300
Sección III ART. 45

g f É í g Í $ lÍ ¡ ¡ DERECHOS Y GARANTÍAS DEL ADOLESCENTE DURANTE


LA DETENCIÓN

Durante su detención, se respetan los siguientes derechos y ga­


rantías que corresponden al adolescente:
1. Ser informado del motivo de su detención.
2. Contar con un abogado de su libre elección y cuando esto no
fuere posible, con un defensor público, desde los primeros ac­
tos que se realicen durante su detención.
3. Ser atendido en el módulo especializado para el adolescente.
4. A guardar silencio.
5. A que elpersonal policial que realice la detención se identifique.
6. A permanecer detenido en un espacio físico separado de los
adultos, dentro de los módulos especializados o en comisarías
especializadas. En caso de adolescentes infractoras de la ley
penal, su ubicación es diferenciada del resto de adolescentes
infractores, teniendo en cuenta un enfoque de género.
7. A l reconocimiento médico.
8. A no sufrir daño alguno en su salud e integridad. Es obliga­
ción de la autoridad protegerlo de cualquier tipo de violencia.
9. A l registro y devolución de sus pertenencias.
10. A comunicarse con susfamiliares, tutores o adulto responsable.
11. A ser anotado en el libro o registro de denuncias en forma
inmediata.
12. A que no se empleen en su contra medios violentos.
13. A la no autoinculpación.
14. A expresarse libremente, en su propio idioma y, de ser nece­
sario, disponer de un intérprete.
15. A no permanecer detenido más allá del tiempo previsto en el
presente Código.
16. A ser puesto a disposición de la autoridad fiscal o judicial en
el término de ley.
17. A no ser incomunicado, salvo los casos previsto por ley, siem­
pre que se garantice plenamente su derecho defensa y el respe­
to a su integridad.
18. Los demás reconocidos por la Constitución Política del Perú,
el presente Código y por los tratados internacionales que aco­
ge nuestro país.

301 j i
AHT. ‘*5 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

© Alicia Isabel Valdivieso Roque

► Comentario

Como parte del cumplimiento del principio de interés superior del adoles­
cente (art. II del TP del presente código), al adolescente se le debe brindar la
máxima satisfacción integral y simultánea de derechos durante el proceso de
responsabilidad penal; es así que en el presente articulado, desarrolla los dere­
chos que deben respetarse y aplicarse al infractor desde el momento y durante
el tiempo que es detenido, por parte de la policía, además será el fiscal quien
deberá velar por la efectiva satisfacción de estos derechos (literal m) del art. 14
del presente código); en caso que estos derechos no sean respetados, el adoles­
cente infractor podrá recurrir en vía tutela al juez de investigación preparato­
ria, a fin de que se subsane la omisión de estos (art. 19.4 del presente código).

Este artículo guarda bastante similitud con los derechos y garantías que
para el imputado (mayor de edad) prevé el artículo 71 del Código Procesal
Penal; habiéndose precisado algunos derechos que no se encontraban recogi­
dos textualmente en el Código de los Niños y Adolescentes, como el registro
y devolución de sus pertenencias, a comunicarse con sus familiares, tutores o
adulto responsable, a ser anotado en el libro o registro de denuncias en forma
inmediata, ser atendido en el módulo especializado para el adolescente, entre
otros, lo cual contribuye a que su cabal cumplimiento, básicamente por su tex-
tualidad y por no estar sujeto a interpretaciones.

k 302
Sección III ART 4b

ARTÍCUL0 46¡ PLAZO DE LA DETENCIÓN

46.1 La detención policial de oficio o la detención preliminar, no


puede exceder de las veinticuatro horas, a cuyo término el
Fiscal decide si ordena la libertad del adolescente, aplica la
remisión o comunica al Juez de la Investigación Preparato­
ria la continuación de las investigaciones y solicita la in­
ternación preventiva o una medida alternativa.
46.2 Se excluyen del numeral anterior las detenciones con motivo
de terrorismo, tráfico ilícito de drogas y espionaje, que no
pueden exceder de siete días, a cuyo término el Fiscal deci­
de si ordena la libertad del adolescente, aplica la remisión
o comunica al Juez de la Investigación Preparatoria la con­
tinuación de las investigaciones y solicita la internación
preventiva o una medida alternativa.

Alicia Isabel Valdivieso Roque

► Comentario

El plazo de 24 horas, fijado como duración de la detención del adolescen­


te, si bien resulta similar al límite fijado a la persona adulta procesada (art. 264
del CPP), sin embargo, resulta razonable y prudencial, para que el fiscal com­
petente realice todos los actos de investigación necesarios con el apoyo judicial
de manera inmediata y así determinar el grado de participación del menor y los
elementos probatorios que lo incriminan o no con el evento delictivo, para que
de esta forma decida lo siguiente: a) Ordena la libertad del adolescente, se apli­
cará esta medida, por ejemplo, cuando se determina que el adolescente no re­
sulta responsable del hecho o resulte aplicable otras instituciones de resolución
de conflictos que eviten consecuencias negativas que puede originar el proceso
judicial al adolescente; b) Aplica la remisión, la cual se encuentra regulada en
los artículos 129 al 136 del presente código, la misma que consiste en promo­
ver la abstención del ejercicio de la acción penal o la separación del proceso
del adolescente que ha cometido una infracción que no reviste mayor grave­
dad, promoviendo el fiscal o el juez, que el infractor sea sometido a programas
de orientación con enfoque restaurativo que permitan estimular y promover el
desarrollo personal y de integración social del adolescente; c) Comunicar la
continuación de las investigaciones y solicita la internación preventiva o una

303 A
ftRT 46 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

medida alternativa, es decir, si el fiscal decide formalizar con la investigación


preparatoria a su vez solicitará la internación u otra medida (como la compa­
recencia), que permita al infractor sea sometido durante el tiempo que dure el
proceso investiga torio, debiendo dicha medida dictarse por un período mínimo.

Igualmente este precepto, que regula los casos de los delitos de terroris­
mo, tráfico ilícito de drogas y espionaje en que esté involucrado el adolescen­
te, en cuyo plazo de detención es de 07 días, si bien no precisa el supuesto en
que el infractor resulta ser parte o integrante de una organización criminal; sin
embargo, de presentarse, debe entenderse que el plazo de detención no deberá
exceder en modo alguno los 07 días; por lo que culminado el mismo, el fiscal
decidirá si ordena la libertad del adolescente, aplica la remisión o comunica al
juez de la investigación preparatoria la continuación de las investigaciones y
solicita la internación preventiva o una medida alternativa.

k 304
Sección IÍI ART 47

PLAZO PARA REQUERIR INTERNACIÓN PREVENTIVA

47.1 A l requerir el Fiscal la internación preventiva del adoles­


cente, la detención preliminar judicial se mantiene hasta la
realización de la audiencia, la misma que se llevará a cabo
en el plazo de 24 horas de requerida la medida ante el Juez.
47.2 En caso haberse dictado comparecencia, el Fiscal puede soli­
citar al juez la internación preventiva cuando considere que
se dan los supuestos materiales establecidos en el artículo
52. El juez resuelve previa audiencia.

Alicia Isabel Valdivieso Roque

► Comentario

En este caso, el fiscal al adoptar la decisión de continuar con la investi­


gación y solicitar la medida de internación, deberá ser puesto dentro de las 24
horas que dura la detención (por flagrancia o judicial) ante el juez de investiga­
ción preparatoria, quien deberá desarrollar la audiencia dentro de las 24 horas
siguientes, mientras tanto el adolescente continuará detenido.

Llevado a cabo la audiencia de internación preventiva, el juez decidirá


aceptar esta medida de internación solicitada por el fiscal o variar por una me­
dida menos gravosa; sin perjuicio de esto, el fiscal durante el plazo de la inves­
tigación preparatoria podrá solicitar la internación preventiva del adolescente
siempre que se cumpla con los presupuestos del artículo 52. Como vemos, se
establece que el juez resuelve previa audiencia, en donde las partes, por un lado
el Ministerio Público, oralizará su requerimiento y el adolescente infractor, por
intermedio de su abogado defensor tendrá la oportunidad de refutar los argu­
mentos del Ministerio Público, dejándose de lado que el juez resuelva en méri­
to a los actuados recibidos, sin escuchar a las partes, lo cual representa un avan­
ce acorde al nuevo modelo garantista que se ha adoptado en la implementación
del nuevo modelo procesal penal, cuya característica principal es la oralidad.

305 A
TÍTULO III

SU SPEN SIÓ N PREVENTIVA DE DERECHOS

I S t lÜ U li SUPUESTOS DE APLICACIÓN

48.1 El juez, a solicitud del Fiscal competente, dictará las medi­


das de suspensión preventiva de derechos que hubiere soli­
citado el Fiscal, cuando resulte necesario para evitar la re­
iteración en el hecho punible.
48.2 Para imponer estas medidas se requiere:
1. Peligro concreto de que el adolescente, en atención a las
específicas modalidades y circunstancias del hecho o por
sus condiciones personales, obstaculizará la averiguación
de la verdad.
2. Suficientes elementos de convicción de la comisión de
una infracción que vincule al adolescente como autor o
partícipe de la misma.

© Jearsinéo Yarlequé M on tero

► Comentario

1. Definición

La figura de la suspensión preventiva de derechos no aparece con el Có­


digo de los Niños y Adolescentes de. 2000, tiene su antecedente próximo en el
Proyecto del Código Procesal Penal de 19951y su materialización en el Código
Procesal Penal de 2004 (artículos 297-301). Debe precisarse que en este último,

1 E n el proyecto fueron consideradas “m edidas interdictivas, siguiendo al Código Procesal Penal Ita­
lian o ” . S A N M A R T ÍN C A S T R O . César, D erecho P ro cesa l Penal. 3aedición, G rijle y, L im a , 20 14,
pp. 1030 y 1 0 3 1.

307 A
ART. 43 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

la suspensión preventiva tiene como exigencia normativa que se circunscriba


a los delitos sancionados con pena de inhabilitación sea principal o accesoria.

Este instituto surge como una medida restrictiva de derechos, destinado a


garantizar la averiguación de la verdad o evitar la reiteración delictiva. Cumple
una función de aseguramiento y prevención; toda vez que, protege a la víctima
y a la sociedad de futuras agresiones.

En la doctrina nacional son pocos los autores que han analizado la suspen­
sión preventiva de derechos, Gálvez Villegas2, Del Río Labarthe3, Oré Guar­
dia4, San Martín Castro5, Verapinto Márquez6, entre otros.

Previo a analizar los componentes de su configuración, es necesario dete­


nemos en su naturaleza, dado que, en algunos casos se le considera, como: hí­
brido, medida anticipatoria, medidas con fines de prevención, incluso refieren
que no son medidas cautelares.

En principio, en el ámbito del proceso penal, existen varias denominacio­


nes para expresar al instrumento que limita derechos personales o patrimonia­
les con el objeto de alcanzar las finalidades del proceso. Estas son: medidas
de coerción procesal, medidas cautelares, medidas provisionales, entre otros.

Para el caso que nos convoca, consideramos que la denominación más


adecuada es la medida de coerción procesal ; toda vez que, este instrumento en
el Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes no solo tiene una finali­
dad procesal (asegurar o cautelar los fines del proceso), sino que también se
ha comprendido otros fines, como “evitar la reiteración en el hecho punible”
(artículo 48.1). Por lo que, puede decirse, que la denominación de medida de
coerción procesal engloba un concepto más amplio que el de medida cautelar,

2 G Á L V E Z V I L L E G A S , Tomás A ladino. Medidas de Coerción Personales y Reales en el Proceso


Penal, l a edición, Ideas Solución, L im a , 2 0 17 .
3 D E L R IO L A B A R T H E , Gonzalo. Prisión Preventiva y Medidas Alternativas. R e d ic ió n , Instituto
Pacífico , 20 16 .
4 O R E G U A R D I A , A rsen io . Derecho Procesal Penal Peruano. R e d ic ió n , Gaceta Jurídica, L im a,
2 0 16 .
5 S A N M A R T ÍN C A S T R O , César. Lecciones de Derecho Procesal Penal. 1 aedición, T N P E C C P , Lim a,
2 0 15 .
6 V E R A P IN T O M A R Q U E Z , Otto Santiago. “L a Suspensión Preventiva de Derechos en el Código
Procesal Penal”. E n : Instituto de Ciencia Procesal Penal Recuperado de http://www.incipp.org.pe/
archivos/publicaciones/otto_santiago_verapinto_m rquez.pdf (visto: 12 de m arzo de 20 19 ), pp. 1 a 13.

k 308
Sección III 6PT 4

debido a que en esta primordialmente se evita el peligro de fuga y la obstruc­


ción de la actividad probatoria.

No debe perderse de vista que la medida de coerción procesal tiene tres


funciones: cautelares (garantizan la eficacia de la eventual sentencia conde­
natoria impidiendo la fuga del imputado), de aseguramiento (persigue evitar
acciones obstrucciones del imputado que perturben la investigación o la prácti­
ca de medios de prueba) y tuitiva coercitiva (impide que el imputado incurra en
ulteriores hechos punibles-reiteración delictiva; además impiden que se reali­
cen determinadas actuaciones perjudiciales a la víctima o a terceros). Los prin­
cipios que la rigen: legalidad (no está permitida forma alguna de restricción,
si no se encuentra prevista en la ley), jurisdiccionalidad (la limitación de cual­
quier derecho fundamental, le compete a los órganos jurisdiccionales), propor­
cionalidad (debe existir equivalencia, entre la afectación derechos, la cual no
debe ser mayor a la finalidad buscada), prueba suficiente (cuando más grave
sea la medida mayor será la exigencia de elementos probatorios).

Debe quedar claro que dos son los presupuestos materiales que aparecen
en los instrumentos coercitivos-cautelares: fum us comissi delicti (apariencia o
razonada atribución del hecho punible) y pericuhim in mora (peligro de obs­
taculización y peligro de fuga). Siendo este último el presupuesto más impor­
tante para declarar la medida.

Ahora bien, es correcto afirmar que la suspensión preventiva de derechos


tiene tintes de medida cautelar o comparte presupuestos con las medidas caute­
lares (fumus comissi delicti y periculum in mora). Sin embargo, no es una me­
dida cautelar pura; toda vez que, el peligro en la demora no se basa en evitar la
fuga, sino en la reiteración delictiva.

En consecuencia, consideramos que la figura de la suspensión preventiva


de derechos es una medida preventiva (tuitiva coercitiva), entendida como una
aplicación anticipada de los efectos de la futura pena y de la peligrosidad del
agente de cometer nuevos delitos de la misma índole. Por eso, en ese extremo,
San Martín considera que son medidas auto satisfactorias porque buscan la pro­
tección de la sociedad7.

7 C itad o por D E L R ÍO L A B A R T H E , Gonzálo: P risió n P reventiva y M edidas Alternativas. I a edición,


Instituto Pacífico, L im a , 2 0 16 , p. 476.

309 A
Comentar ias al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Por lo descrito, se puede indicar que la reiteración delictiva en sede caute­


lar, antes de una sentencia firme, viola el principio de presunción de inocencia.
Sobre todo porque se disfraza de un manto de medida cautelar, a una institu­
ción preventiva; además, se asevera que las medidas preventivas deben estar
ubicadas en un lugar específico, tener un procedimiento autónomo y responder
a presupuestos distintos, de los que se asigna a las medidas cautelares8.

2. Presupuestos

Para imponer la suspensión preventiva de derechos del artículo 48, se


requiere:

Suficientes elementos de convicción de la comisión de una infracción que


vincule al adolescente como autor o partícipe de la misma (fumus comissi
delicti).

Peligro concreto de que el adolescente, en atención a las específicas moda­


lidades y circunstancias del hecho o por sus condiciones personales, obs­
taculizará la averiguación de la verdad (periculum in mora).

En el primer caso, no nos encontramos ante una mera sospecha, sino ante
una circunstancia probable que implica al adolescente haber actuado como au­
tor o partícipe de la comisión de una infracción. En el segundo supuesto, nos
situamos ante el peligro de obstaculización, cuya finalidad sería un peligro real
de que el adolescente ocasionará la desaparición de fuentes de prueba, o en su
caso la alteración de su veracidad. Para determinar este peligro es necesario si­
tuarse en el artículo 54, que prescribe el riesgo razonable de que el adolescen­
te: i) destruya, modifique, oculte, suprima o falsifique elementos de prueba;
ii) influya para que los coimputados, testigos o peritos informen falsamente o
se comporten de manera desleal o reticente en el desarrollo del proceso, iii) in­
ducir o pueda ser inducido por otros a realizar los comportamientos descritos
en los literales anteriores, y; además, no debe perderse de vista que influye en
este peligro la pertenencia o posible pertenencia a una organización delictiva o
su integración a la misma.

8 D E L R ÍO L A B A R T H E , G on zalo . Ob. cit., p. 476.

310
Sección .1.11 ART. /ti

3. Procedimiento
La suspensión preventiva de derechos procede a petición del representan­
te del Ministerio Público (principio rogatorio), la imputación deberá precisar la
vinculación existente entre el hecho objeto de investigación y el grado de parti­
cipación del adolescente (principio de imputación necesaria). El juez al momen­
to de determinar la medida, deberá justiñcar su decisión desde los principios de
necesidad y proporcionalidad (artículo 34.2), con el mismo criterio expresa Nie­
va Fenoll al indicar que se tendrá que tomar en consideración las circunstancias
sociales y ambientales del “adolescente”, de manera que de las mismas pueda
desprenderse concretamente el riesgo de reiteración delictiva, explicitando cuá­
les son esas circunstancias9, además del peligro de obstaculización, interés supe­
rior del adolescente (artículo 34.4), declaración del adolescente (34.5).

El auto que dispone o rechaza esta medida es impugnable por el represen­


tante del Ministerio Público y el adolescente (artículo 37). De las normas es­
pecíficas de la suspensión preventiva de derechos (artículos 48-50) no se des­
prende la revocatoria de la medida; sin embargo, conforme al principio rebús
sic stantibus, ello sí es posible cuando los presupuesto materiales que habilita­
ron su aplicación han variado (artículo 35.2).

0 REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

■ DEL RÍO LABARTHE, Gonzalo. Prisión Preventiva y Medidas Alternativas. 1aedición, Instituto
Pacífico, 2016.
- GÁLVEZ VILLEGAS, Tomás Aladino. Medidas de Coerción Personales y Reales en el Proceso
Penal. 1a edición, ideas Solución, Lima, 2017.
» ORÉ GUARDIA, Arsenio. Derecho Procesal Penal Peruano. 1aedición, Gaceta Jurídica, Lima, 2016.
■ SAN MARTÍN CASTRO, César. Derecho Procesal Penal. 3aedición, Grijiey, Lima, 2014.
» SAN MARTÍN CASTRO, César, Lecciones de Derecho Procesal Penal. 1aedición, iNPECCR
Urna, 2015.
■ VERAPINTO MÁRQUEZ, Otto Santiago, “La Suspensión Preventiva de Derechos en el Código
Procesal Penal". En: Instituto de Ciencia Procesal Penal. Recuperado de http://www.incipp.org.
pe/archivos/pubiicaciones/otto_santiago j/erapi ntojrirquez.pdf (visto: 12 de marzo de 2019).

9 Citado por GÁLVEZ VILLEGAS, Tomás Aladino. Medidas de Coerción Personales y Reales en el
Proceso Penal. Pedición, Ideas Solución, Lima, 2017, p. 645.

311 A
AHT. ó 9 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

MODALIDADES

Puede imponerse una (01) o más de las siguientes medidas sus­


pensivas de derechos al adolescente:
1. Orden judicial de impedimento de salida del país, localidad
o ámbito territorial.
2. Prohibición temporal de ejercer determinadas actividades la­
borales, si fuera el caso.
3. Suspensión del derecho a asistir a determinados recintos pú­
blicos o privados, espectáculos públicos o reunirse o visitar
determinados lugares o personas, señalados por el Juez.
4. Prohibición de aproximarse al agraviado o víctima u otras
personas, según la necesidad del caso en concreto.
5. Otras que se consideren necesarias para el adecuado desarro­
llo del proceso.

Jearsinéo Yarlequé Montero

► Comentario

En este artículo se hace mención a la figura de la acumulación, la cual se


impondrá cuando se den las circunstancias del caso y las necesidades de pre­
vención. El juez para la aplicación de las modalidades deberá hacer un juicio
de ponderación y proporcionalidad.

La acumulación (artículo 36) en el Código de Responsabilidad Penal de


Adolescentes se establecerá debido a la infracción de una medida de coerción
procesal, aplicando otra medida más grave impuesta por el juez, previa audien­
cia oral, a solicitud de la parte legitimada.

Dentro del catálogo que puede acumularse “otra medida más grave”, se
aprecia la internación domiciliaria (artículo 66) y la internación preventiva (ar­
tículo 51); se impondrán siempre que cumplan mayores intensidades en los ele­
mentos de convicción.

Anuestro juicio, consideramos que el postulado del artículo 49 nos permite


aplicar más de una modalidad de suspensión preventiva de derechos, teniendo

k 312
Sección III ART.' 4

en cuenta las circunstancias descritas en el artículo anterior, distinto es el caso


del artículo 298 del Código Procesal Penal de 2004, en el que si bien es cierto,
no lo establece expresamente, pero se puede inferir de su lectura,

1. Clases

a) Orden judicial de impedimento de salida del país, localidad o ámbito


territorial

El juez impone límites a la capacidad de desplazarse y esa limitación pue­


de comprender la imposibilidad de salir del territorio nacional, del domicilio;
no obstante, el término “ámbito territorial” es muy amplio, incluso puede en­
tenderse que acapara (país y localidad). Es claro que la suspensión en este caso
se fundamenta con el objeto de garantizar la investigación.

b) Prohibición tem poral de ejercer determinadas actividades laborales, si


fuera el caso

Esta restricción entra en juego cuando el adolescente tenga una actividad


laboral; sin embargo, debe tenerse en cuenta que no es una privación definiti­
va, sino una prohibición temporal, toda vez que es posible que se haya tenido
en cuenta que dicha actividad pueda servir para sustento personal o familiar.

c) Suspensión del derecho a asistir a determinados recintos públicos o p ri­


vados, espectáculos públicos o reunirse o visitar determinados lugares
o personas, señalados por el juez

En este caso, el juez dispondrá a qué lugares asistirá el adolescente, porque


cabe la posibilidad que pueda ser influenciado, persista en su conducta y se re­
úna con personas que pueden empeorar su situación jurídica.

d) Prohibición de aproximarse al agraviado o víctima u otras personas, se­


gún la necesidad del caso en concreto

Se concibe como una medida que persigue la protección del agraviado y


de personas que puedan brindar información al proceso. En este caso, el ado­
lescente puede influenciar en el agraviado para que informe falsamente o se
comporte de forma inadecuada. Este supuesto indica que no puede aproximar­
se a otras personas, los cuales pueden ser terceros; empero, hubiese sido mejor
delinear en el texto a la familia del agraviado, porque también pueden ser agra­
viados de intimidación o agresión.

313 .„#!
ART, A9 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

e) O tras que se consideren necesarias para el adecuado desarrollo del


proceso

El legislador amplía la gama de restricciones que puedan ser impuestas


por el juez, siempre y cuando sean adecuados y se fundamenten en el desarro­
llo del proceso.

tk 314
Sección III ART. 50

I f É ¡ & # 0 |iS SOLICITUD Y OTORGAMIENTO

50.1 El Fiscal solicita la imposición de estas medidas en la dispo­


sición de formalización y continuación de la investigación
preparatoria y las sustenta en la audiencia correspondiente.
50.2 Para el otorgamiento de cualquiera de las modalidades des­
critas en el artículo anterior, el Juez debe contar con el infor­
me técnico del Equipo Técnico Interdisciplinario del Minis­
terio Público. En caso no se hubiere adjuntado o se presente
algún cuestionamiento respecto de la solicitud del Fiscal,
el Juez dispone la realización del informe correspondiente
a cargo del Equipo Técnico Interdisciplinario del Poder Ju­
dicial, a fin de orientarlo en la necesidad de imponer esta
medida.

© Jearsinéo Yarlequé M ontero

► Comentario

El representante del Ministerio Público requiere las suspensiones preven­


tivas de derecho mediante la formalización y continuación de la investigación
preparatoria, cuando aparezcan indicios reveladores de la existencia de una in­
fracción, la acción penal no ha prescrito, se ha individualizado ai adolescente
y se han satisfecho los requisitos de procedibilidad.

En el artículo 82.2 se dispone cuáles son los requisitos esenciales para la


disposición de formalización y continuación de la investigación preparatoria,
el cual debe ser notificado al juez de la investigación preparatoria, al adoles­
cente y al denunciante. Además, debe precisarse, que si en esta situación el fis­
cal considera que las diligencias establecen suficientemente la realidad de la
infracción y la intervención del adolescente imputado en su comisión, puede
formular directamente acusación.

Para efectivizar las modalidades descritas en el artículo 49, se requiere el


informe del equipo técnico interdisciplinario. Esta entidad es un órgano auxi­
liar que cumple una labor orientada a proporcionar información confiable y ob­
jetiva, a pedido del juez o fiscal, a partir de la aplicación de técnicas especiali­
zadas y en base a criterios estandarizados. Los equipos técnicos que participan

315 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

son del Ministerio Público, Poder Judicial y del centro juvenil. Se caracterizan
por evaluar, asistir, intervenir y acompañar.

Estos informes técnicos contribuyen en la toma de decisiones del fiscal


o juez; los integrantes de dichos equipos pueden asistir a las diligencias o au­
diencias previa notificación para explicar el informe elaborado. Su contenido
permite establecer las condiciones personales, familiares y sociales del adoles­
cente, así como los factores de protección y riesgo.

Los equipos técnicos están compuestos por un profesional en psicología,


en trabajo social y educadores. El aporte que se emiten en los informes técni­
cos es preponderante, dado que, influirá en la decisión para otorgar la medida
coercitiva. En caso existiere algún cuestionamiento, el juez puede recurrir al
equipo interdisciplinario del Poder judicial para absolver o concretar sus in­
quietudes a fin que pueda decidir.

k316
TÍTULO IV

IN TER N A C IÓ N PREVENTIVA

CAPÍTULO I

DISPOSICIONES GENERALES

P liy L Q í H I CARACTERÍSTICAS DE LA MEDIDA

Son características de la internación preventiva:


1. La excepcionalidad: Solo puede otorgarse por un período mí­
nimo y necesario para evitar el peligro de fuga u obstaculi­
zación del proceso y cuando no resulte suficiente para tales
fines, la aplicación de otra medida cautelar; y cuando la me­
dida socioeducativa que pudiera aplicarse al infractor fuera
de la internación.
2. La variabilidad: La medida es pasible de ser modificada por
el Juez poruña medida menos gravosa, en el momento que sea
requerida, previa evaluación del Equipo Técnico Interdiscipli-
nario del Centro Juvenil.

© Juan Carlos Garda Huayama*1


► Comentario

1. Concepto y finalidad de la internación preventiva

La medidas de coerción son medios jurídicos procesales cuyo fin u obje­


tivó es que se realicen actos que impidan o dificulten la efectividad de la sa­
tisfacción de la pretensión, llevándose a cabo mediante una incidencia en la
esfera jurídica del imputado. Las medidas de coerción pueden recaer sobre el

317 J
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

patrimonio y reciben el nombre de medidas coercitivas reales o pueden afectar


la libertad personal del imputado surgiendo así las llamadas medidas de coer­
ción personales.

Las medidas coercitivas de carácter personal son aquellas cuya finalidad es


asegurar a la persona del imputado para la celebración de los actos del procedi­
miento, o para la ejecución de la sentencia condenatoria que eventualmente pu­
diera dictarse, afectando la libertad ambulatoria y personal del procesado; por
su parte, las medidas coercitivas reales, tienen por misión asegurar un conjunto
de bienes en los cuales posteriormente se hará efectiva la responsabilidad pecu­
niaria que se derive del delito, afectan la libre disposición sobre el patrimonio.

Entre las medidas de coerción procesal que contempla el CRPA se encuen­


tra la internación preventiva (artículos 5 1 a 62), que puede definirse como una
medida de coerción de naturaleza personal que consiste en la privación de li­
bertad temporal al adolescente imputado en un centro juvenil, con la finalidad
de asegurar su presencia en el proceso y de ser el caso, ejecutar la medida so-
cioeducativa que pudiera corresponderle1. En analogía corresponde a la figura
de la prisión preventiva en los procesos penales seguidos contra adultos, regu­
lada en el artículo 268 y siguientes del Código Procesal Penal.

Durante la ejecución de esta medida coercitiva se debe garantizar al ado­


lescente, privado de su libertad, todos sus derechos y las protecciones acordes
a su edad, sexo y características individuales, en particular el derecho a estar
separado de los adultos, así como también de los adolescentes que hayan reci­
bido una condena.

La internación preventiva tiene estrictamente como finalidad garantizar:


i) el desarrollo del proceso evitando el peligro de destrucción, ocultación o al­
teración de los medios de pmeba, y ii) posibilitar la ejecución de la futura y
eventual medida socieducativa que se pueda imponer al adolescente procesa­
do, para lo que se hace necesario evitar el peligro de fuga. Esta finalidad está
reconocí da en el artíc ulo 51.1 del CRPA, donde textu almente se indica que di­
cha medida sólo se decretará para evitar “el peligro de fuga u obstaculización
del proceso”, siempre que no resulte suficiente para tales fines, la aplicación
de otra medida de coerción menos lesiva. Si se admitiera que la internación 1

1 El Código de los Niños y Adolescentes denominó a esta medida cautelar como intemamiento pre­
ventivo (Art. 209).

Ufe 31S
Sección III mRT i

preventiva pretende fines distintos a los de índole proce sal-cautelar como los
antes indicados, y que se asienta en razones de Derecho Penal sustantivo, u
otros que versen sobre el fondo del hecho investigado; se pervierte su finalidad
y naturaleza2.

En ningún caso puede perseguirse con la medida de coerción privativa de


libertad fines punitivos o anticipación de la pena, tampoco fines de impulso
de la instrucción, propiciando la obtención de pruebas o declaraciones de los
imputados3. Para estar justificada, la aplicación de la privación de la libertad
como medida cautelar debe estar destinada a asegurar finalidades estrictamen­
te procesales. Esto es, los únicos fundamentos legítimos de la internación pre­
ventiva es evitar el peligro de que, adolescente, el imputado eluda el accionar
de la justicia u obstaculice la actividad probatoria.

A efecto de comprender la legítima finalidad de la internación preventiva,


es importante entender que no se trata de una medida socioeducativa o sanción,
que ambas figuras son dos institutos distintos, con un régimen jurídico diverso.
En este sentido, la medida cautelar privativa de libertad busca asegurar el normal
desarrollo del proceso, neutralizando el riesgo de fuga y el riesgo de obstaculi­
zación de la actividad probatoria. En tanto que las medidas socioeducativas tie­
nen como finalidad sancionar la infracción a la ley penal, disuadir a quienes pre­
tender cometerla y reeducar al adolescente para su reintegración a la sociedad4.

2 DEL RIO LABARTHE, Gonzalo. Prisión preventiva y medidas alternativas. Instituto Pacífico, Lima,
2016, pp. Í49 y 150.
3 GUERRA PEREZ, Cristina. La decisión judicial de prisión preventiva. Análisis jurídico y crimino­
lógico. Tirant Lo Blanch, Valencia 2010, p. 150. Como veremos más adelante, la medida cautelar de
internación preventiva no debe ser utilizada con el propósito de que el adolescente procesado diga
la verdad, colabore con el esclarecimiento de los hechos, pues, al proceder de esta forma se estaría
vulnerando el principio de presunción de inocencia, el derecho a guardar silencio y el derecho a la
no autoincriminación.
4 Desde una simple amonestación hasta la privación de la libertad por aplicación del internamiento
en un centro juvenil, son sanciones aplicadas al adolescente que infringe una norma penal. Entender
ello resulta aconsejable y hasta beneficioso a efecto que se conozca sin subterfugios que estamos
ante una justicia penal que, con todas sus especialidades, le va exigir al adolescente en conflicto
con la ley penal -en caso de acreditarse su participación en los hechos imputados- responder ante
la sociedad por la comisión de un hecho punible a través de una sanción. Además, si reconocemos
la naturaleza penal de este proceso le estamos imponiendo al sistema los límites y controles propios
del ordenamiento jurídico en un Estado de Derecho, en caso contrario, al no tener en claro esa natu­
raleza, la exigencia de derechos y garantías puede soslayarse, conforme se ha hecho en el pasado con
la legislación tutelar, donde “en materia de infracciones penales, el menor de edad era considerado
irresponsable penalmente e inimputabie, y se le trataba como una persona incapaz, incluyéndolo
así en una categoría de personas diferentes a las normales, siendo la base de una discriminación y

319 A
ART. 51 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

También se deben desechar todos los esfuerzos por fundamentar la prisión


preventiva, por ejemplo, en fines preventivos como los basados en la peligrosi­
dad del imputado, la posibilidad de que cometa delitos en el futuro o la repercu­
sión social del hecho, porque estos aspectos se apoyan en criterios de derecho
penal material, no procesal, propios de la respuesta punitiva. Esos son criterios
basados en la evaluación del hecho pasado, no responden a la finalidad de toda
medida cautelar, y vulneran el principio de presunción de inocencia. Este prin­
cipio impide aplicar una consecuencia de carácter sancionador a personas que
aún no han sido declaradas culpables en el marco de una investigación penal5.
La privación de libertad durante el proceso no puede residir en fines preventi­
vos generales o preventivo especiales atribuidles a la pena, sino sólo se puede
fundamentar en un fin legítimo, a saber: asegurar que el procesado no impedirá
el desarrollo del procedimiento ni eludirá la acción de la justicia6.

Considerar el Apeligro de la realización de nuevos hechos punibles” como


finalidad degenera el instituto, transformándolo de un instrumento exclusiva­
mente procesal en instrumento de prevención y de defensa social, en abier­
ta vulneración al principio de presunción de inocencia. Al hacer recaer sobre
el imputado una presunción de peligrosidad basada únicamente en la sospe­
cha del delito cometido, equivale de hecho a una presunción de culpabilidad.
Estas finalidades atribuidas a la prisión preventiva distintas a las del proceso,
están en contradicción con los principios de inocencia, de culpabilidad y de
proporcionalidad.

Asimismo, la internación preventiva no tiene como finalidad “proteger


al adolescente frente a influencias nocivas para su desarrollo”, esto sería en­
cubrir realidades. Fundar la imposición del intemamiento preventivo con la
intención de resguardar a los menores de la criminalidad, de la adicción a

marginación expresada en la pérdida de garantías personales, reforzando el rol paterna) del juez.
De esta forma se afirmaba que las normas aplicables en estos procesos no correspondían al derecho
penal al tener una naturaleza distinta, lo que no era cierto debido a que la lógica sancionadora era
idéntica, de manera tal que al menor se le aplicaba la severidad del derecho penal, pero sin ninguna
garanda que lo protegiera. Al afirmarse que la sentencia no contenía una sanción, sino una medida
de seguridad, la misma podía ser de duración indeterminada (en razón al criterio de peligrosidad d la
conducta del menor) y para su fundamentación no se requería demostrar la culpabilidad del menor sino
sólo la peligrosidad”. (DEFENSORÍA DEL PUEBLO. “La situación de los adolescentes infractores
de la ley penal privados de libertad” . En: Informe Defemorial. N° 123, Lima, 2007, pp. 18 y 19).
5 Comisión ínteramericana de Derechos Humanos. Informe 35/07, párrafo 84.
6 Caso Chaparro ÁSvarez y Lapo íñiguez vs. Ecuador, párrafo 108.

tk 320
Sección III ART. SI

drogas o consumo de bebidas alcohólicas, es utilizar a la inversa el principio


de subsidiariedad.

Resulta igualmente peligroso atribuir a la internación preventiva el propó­


sito o finalidad de “garantizar las prestaciones necesarias para el sustento del
menor de edad procesado”, pues sería nuevamente la situación de indigencia o
simple carencia económica o social la causa de privación de libertad del ado­
lescente. En este caso retrocederíamos al concepto que se tenía de la medida
cautelar privativa de libertad durante la doctrina de la situación irregular, donde
ésta medida adquiría el carácter de una respuesta inmediata ante la situación de
riesgo o peligro social en que se encontraba el menor, como forma de sacarlo
del entorno social en que se desenvolvía cuando se estimaba que éste no era
conveniente. Para la doctrina de la situación irregular, la presunción de inocen­
cia no era relevante, de modo que dicho principio no actuaba como límite para
dictar la privación de libertad como medida cautelar; más bien existía una des­
vinculación del hecho, siendo lo relevante la situación de riesgo social en que
se encontraba el menor.

2. Principios informadores de la internación preventiva

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos en su informe “Jus­


ticia Juvenil y Derechos Humanos en las Américas” sostiene que la medida
cautelar privativa de libertad que se imponga a los niños7 acusados de infrin­
gir leyes penales, para ser legítima deben cumplir todos los requisitos y princi­
pios mínimos aplicables a las personas adultas privadas de su libertad sin que
exista una sentencia de por medio. Adicionalmente a estos principios mínimos
generales, la prisión preventiva de menores de 18 años, también debe cumplir
con requisitos especiales para precautelar su derecho a la protección especial
en virtud a su edad.

A su vez, el Tribunal Constitucional ha indicado que para reconocer


como constitucionalmente legítima la aplicación de la prisión preventiva, di­
cha medida coercitiva “debe ceñirse al irrestricto respeto de los principios de

7 Conforme a lo dispuesto por la Convención sobre los Derechos del Niño, se entiende por niño a todo
ser humano menor de dieciocho años de edad, salvo que, en virtud de la ley que les sea aplicable,
haya alcanzado antes la mayoría de edad.

321 A
ART. 51 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

proporcionalidad, necesidad, subsidiariedad, provisionalidad, excepcionalidad


y razonabilidad”8.

En efecto, es debido a la incidencia de la internación preventiva sobre el


derecho a la libertad que resulta forzoso que la configuración y aplicación de
dicha medida esté regida por diversos principios o requisitos comunes a la afec­
tación de todo derecho fundamental: jurisdiccionalidad, legalidad y proporcio­
nalidad, así como la motivación, exigencia emanada o relacionada con todos
ellos. De la especial gravedad de sus efectos se derivan otras notas, las cuales
son la excepcionalidad, subsidiariedad y duración limitada. Y, a su vez, deben
predicarse de ella otras características, comunes a las medidas cautelares, que
son de instrumental i dad, provisionalidad y variabilidad9.

Si bien en el artículo 51 del CRPA solo se indica como características de la


internación preventiva la excepcionalidad y variabilidad, corresponde señalar
que del análisis de otros dispositivos del mismo texto legal así como también
de los diversos instrumentos internacionales ratificados por nuestro país, se lo­
gra extraer las siguientes normas rectoras o principios mínimos que se deben
tener presente para decretar esta medida de coerción en el sistema de justicia
penal juvenil:

2.1. Excepcionalidad

La privación de la libertad durante el proceso constituye una de las afecta­


ciones más significativas a los derechos de las personas sujetas a una investi­
gación criminal y, po r lo mismo su aplicación debe tener un carácter excepcio­
nal, en virtud que se encuentra limitada por el derecho a la presunción de ino­
cencia. En otros términos, el principio de que los adolescentes solo deben ser
privados de su libertad mediante internación preventiva como último recurso
es especialmente importante, porque todavía no han sido responsabilizados y,
por ende, se debe presumir su inocencia.

En tal razón, el principio de la excepcionalidad de la medida cautelar pre­


ventiva de libertad se encuentra presente tanto en el derecho internacional de
los derechos humanos en general como específicamente en el corpus inris

8 STC-Exp. N° 03812-20U-PHC/TC .
9 GUERRA PEREZ, Cristina. La decisión judicial de prisión preventiva. Análisis jurídico y crimino­
lógico. Tirant Lo Blandí, Valencia, 2010, p. 72.

ik. 3 2 2
Sección III ART. 51

internacional en materia de niñez. En éste ámbito, el inciso b) del artículo 37


de la Convención sobre los Derechos del Niño señala que “(...) sólo se aplicará
la prisión preventiva de último recurso”; con similares términos la regla 13 de
las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para la Administración de la Jus­
ticia de Menores señala: “Sólo se aplicará la prisión preventiva como último
recurso y durante el plazo más breve posible” 10.

Los instrumentos internacionales específicos para menores de edad a efec­


to de garantizar la excepcionaíidad de la medida de coerción privativa de li­
bertad establecen que los Estados tienen la obligación de instaurar sistemas de
medidas cautelares alternativas que disminuyan el uso de la internación pre­
ventiva, de modo que ésta solo se utilice como último recurso cuando no exista
otra opción igualmente eficaz, pero menos lesiva, durante el plazo más breve
posible y debe ser objeto de revisión periódica. Así, el Comité de Derechos del
Niño en la Observación General N° 10 señala que los Estados “(...) deben con­
templar un conjunto de medidas alternativas eficaces para dar cumplimiento a
la obligación que les incumbe en virtud de la disposición de utilizar la prisión
preventiva como último recurso”; igualmente, en las reglas mínimas de las N a­
ciones Unidas para la Administración de la Justicia de Menores se estipula que
“siempre que sea posible, se adoptarán medidas sustitutorias de la prisión pre­
ventiva, como la supervisión estricta, la custodia permanente, la asignación a
una familia o el traslado a un hogar o a una institución educativa”.

Siguiendo esta línea, la Corte interamericana en el caso Instituto de Ree­


ducación del M enor Vs. Paraguay, enfatiza que en virtud al principio de excep-
cionalidad no procederá la internación preventiva cuando existan otras alter­
nativas menos restrictivas de los derechos fundamentales que resulten igual­
mente idóneas para evitar el peligro de fuga o la obstrucción de la justicia. Al
respecto indica:

“E n el ca so de p riv a c ió n de lib e rta d de n iñ os, la reg la de la prisió n p re v e n tiv a


se debe a p lic a r con m ay o r rig u ro sid ad , ya que la n o rm a d eb e ser la ap licació n
de m e d id a s su stitu to rias de la p risió n preventiva. D ich as m ed id as p u ed en ser,
ínter alia, la su p e rv isió n estricta, la c u sto d ia p erm anente, la asignación a u n a
fam ilia, el tra sla d o a un h o g a r o a u n a institución ed u cativ a, así co m o el cu i­
dad o , las ó rd e n e s de o rien tació n y supervisión, el aseso ram ien to , la libertad

10 Igualmente la regla 6 de las Reglas Mínimas sobre medidas no privativas de la Libertad establece
que “en el procedimiento penal sólo se recurrirá a la prisión preventiva como último recurso”.

323 A
ART. 51 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

v ig ila d a , lo s p ro g ra m a s de e n se ñ a n z a y fo rm a c ió n p ro fe sio n a l, y o tras p o s i­


b ilid a d e s a lte rn a tiv a s a la in tern ació n en in stitu cio n es. L a a p lic a c ió n de estas
m e d id a s su stitu to ria s tien e la fin alid ad de a se g u ra r que lo s n iñ o s se a n tratad o s
de m a n e ra a d e c u a d a y p ro p o rcio n al a sus c ircu n stan cias y a la in fra c c ió n ” 11.

El CEPA destaca en reiteradas ocasiones el carácter excepcional de la pri­


vación de libertad, sea impuesta como sanción o medida cautelar. Así, tene­
mos que el artículo 6 establece que la privación de libertad del adolescente,
aun cuando sea preventiva, tiene carácter excepcional y debe estar debidamen­
te fundada, por tanto, debe ser aplicada como una medida de último recurso;
agrega incluso que la fundamentación de la decisión que declara fundada la
privación de libertad debe precisar el motivo por el cual no es posible aplicar
una alternativa menos lesiva. Es más, el artículo 51.1 se indica que la excepcio-
nalidad es un rasgo característico de la internación preventiva, por tanto, sólo
puede decretarse % ..) por un período mínimo y necesario para evitar el peligro
de fuga u obstaculización del proceso y cuando no resulte suficiente para tales
fines, la aplicación de otra medida cautelar; y cuando la medida socio educativa
que pudiera aplicarse al infractor fuera la de internación” .

Sin embargo, en la realidad se observa que en nuestro país, la excepciona-


lidad de la privación de la libertad de adolescentes en conflicto con la ley pe­
nal (sea como medida cautelar o medida socioeducativa) no es la regla general.
Esta situación inclusive obligó al hoy ex Presidente del Poder Judicial, César
San Martín Castro, a expedir la Resolución Administrativa N° 081-2011-P-PJ,
publicada el 09 de febrero de 2011 en el Diario Oficial El Peruano, donde se
precisó:

“ Q ue de la re v isió n de n u m ero so s asu n to s re fe rid o s al tra ta m ie n to ju risd ic c io ­


n a l a los a d o le sc e n te s in fracto res m ay o res de 14 añ o s de e d ad (artícu lo 184
p rim e r p á rra fo d e l C ódigo de los N iñ o s y A d o le sc e n te s - en ad elan te C N A )
se h a d e te c ta d o que, aún en supuestos de ev id en te fa lta de g rav ed ad del in ­
ju s to atrib u id o , no se está re c u rrie n d o a la im p o sic ió n de m e d id a s cau telares
m e n o s g ra v o sa s - in sistién d o se m a siv a m e n te e n la m e d id a de in tem am ien to
p re v e n tiv o (artícu lo 209 del C N A ). T ales d ecisio n es, q u e n o están p reced id as
e n m u ch o s caso s de u n a suficiente ju stific a c ió n d esd e las ex ig en cias e sta b le ­
cidas e n el artícu lo 209 del C ódigo de los N iñ o s y A d o le sc e n te s y lesio n an
lo s p rin cip io s de n ecesid ad , a d e c u a ció n y e stricta p ro p o rc io n a lid a d , v u ln eran

11 Caso Instituto de Reeducación del Menor Vs. Paraguay. Excepciones Preliminares, Fondo, Repara­
ciones y Costas. Sentencia de 2 de septiembre de 2004, párr. 230.

k324
Sección iII ART, 51

ad em ás las n o ta s características de to d a m ed id a lim itativ a d e derechos con


fines p ro c e sa le s, e n e sp e c ia l la d e excepcionalidad, y las que con esp ecial
én fasis in fo rm a el C ódigo de los N iñ o s y A d o lescen tes y los tratad o s sobre la
m ateria, a la vez que infringe la fu n c ió n preventivo e sp e c ia l que caracteriza
la ju s tic ia d e l adolescente in fracto r (artícu lo 191 C N A ) y las m ed id as socio-
e d u c a tiv a s (artícu lo 229 C N A )” . (E l resaltad o es n u estro ).

Conforme a las estadísticas del Ministerio de Justicia, en diciembre de


2015, era un total de 3256 adolescentes que se encontraban cumpliendo senten­
cia al haber sido hallados responsables de infracción a la ley penal. El 59,7% que
equivale a 1943 adolescentes, se encontraban internados en un centro juvenil,
sólo el 40,3% (1313 adolescentes) estaban siendo atendidos en medio abierto12.

Libertad
asistida
59 ,7 % " 40,3 %
157
1.9943
L ib e rta !313
restringida
Privación de 913
la libertad
1.943 Se mi libertad
- 97
Remisión
TOTAL DE A
45
INFRACTORES
ATENDIDOS Prestación de
3.256 servicios a la
-comunidad
101

2.2. Variabilidad

El carácter provisional de la prisión preventiva encuentra su fundamen­


to en la regla rebus sic stantibus, que implica que la adopción o el manteni­
miento de la privación cautelar de libertad, su contenido y alcance, está supe­
ditada a la subsistencia de las circunstancias fácticas que constituyen su pre­
supuesto. En tal sentido, únicamente debe mantenerse en la medida que per­
manezca inalterada la situación que constituye el soporte respecto del cual se
adoptó, si los presupuestos varían, o se confirma en un determinado estadio

12 Fuente: Consejo Nacional de Política Criminal del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos.
Disponible en pdf, en: <https://indaga.minjus.gob.pe/sites/default/files/boletin-ii-adolescentes%20
ok.compressed.pdf>.

325 A
/\FÍT 51 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

procesal que la información hasta el momento obtenida ha quedado desvir­


tuada, es obligatorio que se disponga su cese inmediato, independientemente
que se reemplace con otra medida cautelar que responda a presupuestos me­
nos exigentes1314.

La Corte Xnteramericana, enfatizando la importancia del principio de va­


riabilidad de la medida cautelar privativa de libertad, establece que sólo será
legítima y estará justificada en tanto subsistan o persistan las razones que con­
llevaron a su aplicación; el límite prudencial tiene que estar constituido a par­
tir de que todo menor investigado que se encuentre detenido preventivamente
aún es considerado inocente. Así, dicho tribunal arguye que la internación pre­
ventiva “(...) no puede durar más allá de un plazo razonable, ni más allá de la
persistencia de la causal que se invocó para justificarla. No cumplir con estos
requisitos equivale a anticipar una pena sin sentencia, lo cual contradice prin­
cipios generales del derecho universalmente reconocidos” ,4.

Es en virtud a este principio que el artículo 51.2 del CRPA establece que
la internación preventiva es pasible de ser modificada por el juez de investi­
gación preparatoria por una medida de coerción menos gravosa, previa eva­
luación del Equipo Técnico ínterdisciplinario del Centro Juvenil. La varia­
ción procederá cuando nuevos elementos de convicción, demuestren que no
concurren los motivos que determinaron su imposición y resulte necesario
sustituirla por otra medida cautelar o disminuir su duración (artículo 60.1 del
CRPA).

A consecuencia del carácter variable o provisional de la internación pre­


ventiva no se tiene que esperar hasta el momento en que se dicte la sentencia
absolutoria para que el adolescente detenido recupere su libertad, sino que el
juez - a pedido del fiscal o del adolescente-, debe proceder a valorar periódica­
mente si las causas y fines que justificaron la privación de libertad se mantie­
nen, si la medida cautelar todavía resulta necesaria para la consecución de esos

13 DEL RIO LABARTHE. Gonzalo: “La prisión preventiva en la jurisprudencia del Tribunal
Constitucional”. En: Derecho Penal. Recuperado de < http://perso.unifr.ch/derechopenal/assets/files/
anuario/an_2008_04.pdl>.
14 Caso Instituto de Reeducación del Menor Vs. Paraguay. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 2 de septiembre de 2004, párr. 229 y 231.

k 326
Sección 10

fines y si es proporcional. En cualquier momento que la medida cautelar carez­


ca de alguna de estas condiciones, deberá decretarse la libertad15.

Es más, el artículo 35.4 del CRPA faculta al juez de investigación prepara­


toria para que ordene de oficio el inmediato cese de la medida restrictiva de li­
bertad (incluida la internación preventiva), sin fonnalidad alguna y no obstante
la oposición del fiscal, siempre que no encuentre motivos para que el adoles­
cente continúe bajo la medida restrictiva de derechos.

2.3. Jurisdiccionalidad

En virtud a este principio la medida de internación preventiva únicamen­


te puede ser decretada por el órgano jurisdiccional competente, por medio de
decisión judicial debidamente fundamentada y pronunciada en audiencia. Esta
norma rectora se encuentra implícita en el numeral i), inciso 24 del artículo 2
de la Constitución en cuanto indica que nadie puede ser detenido si no por man­
dato escrito y motivado del juez.

Cabe advertir que el juez no puede decretar de oficio la internación preven­


tiva o cualquier otra medida restrictiva de la libertad, sino que necesita siempre
de una previa solicitud o requerimiento del fiscal, así lo establece de manera
textual el artículo 35.1 del CRPA, cuando proclama que “todas las medida de
coerción procesal sólo se imponen por el juez a requerimiento del fiscal com­
petente quien debe fundamentarla debidamente”.

Entonces, la imposición de las medidas de coerción, está presidida por el


principio de justicia rogada (principio de rogación). El juez no puede imponer
de oficio una medida de coerción, sino que necesita previamente de la petición
del Ministerio Público. La petición no vincula al órgano jurisdiccional que po­
drá desestimarla, pero para el caso de estimación no podrá imponer otras me­
didas más graves que las solicitadas.

2.4. Legalidad

En términos generales se puede señalar que conforme a este principio nin­


guna persona puede ser sometida a un proceso ni sancionada, sino por un hecho

15 Caso Chaparro Álvarez y Lapo íñiguez Vs. Ecuador, Excepciones Preliminares. Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 21 de noviembre de 2007, párr. 117.

327 A
AR7. 51 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

que al tiempo de su ocurrencia, se encuentre expresamente tipificado como de­


lito en la ley (aspecto material), pero además, con estricta sujeción a los proce­
dimientos objetivamente definidos en la misma (aspecto formal). En garantía
de este principio es que el artículo 34.2 del CRPA establece que “la restricción
de un derecho fundamental requiere expresa autorización legal”.

En la sentencia recaída en el caso Hermanos Landaeta Mejías y Otros Vs.


Venezuela, la Corte ínteramericana remarcó que cualquier requisito estableci­
do en la ley nacional que no sea cumplido al privar a un niño o adolescente de
su libertad, generará que tal privación sea ilegal y contraria a la Convención
Americana. En tal razón expone:

“ L a p riv a c ió n de libertad en el ám b ito de la ju s tic ia p e n a l ju v e n il solo p o d rá


e x c e p c io n a lm e n te ju stificarse en los caso s p re v isto s e n la ley. la cu al d eb erá
e sta b le c e r c o n claridad sus cau sas y co n d icio n es, así co m o de la co m p eten cia
e in sta n c ia s e sta ta le s esp ecializad as e n la m a te ria , tan to a n iv e l p o lic ia l com o
ju d ic ia l y de las institu cio n es e n carg ad as de h a c e r c u m p lir las m e d id a s p riv a ­
tiv as de lib e rta d , con el o b jetiv o de a rtic u la r u n a “ju s tic ia se p a ra d a ” p a ra ad o ­
lescen tes, q u e sea claram ente d ife re n c iad a del siste m a de ju s tic ia p e n a l de los
ad u lto s, ta n to a nivel n o rm ativ o com o in stitu c io n a l (...)” '6.

Específicamente en el tema de las medidas de coerción, el principio de le­


galidad se manifiesta en que el juez únicamente puede conceder medidas coer­
citivas de carácter típico, es decir, que el órgano jurisdiccional solo puede apli­
car aquellas medidas que se encuentren previamente reguladas e indi vidualiza­
das por ley. Es más, este principio exige que cuando se ordena una medida de
coerción procesal se debe atender de manera estricta los requisitos que la ley
establece para su imposición. Así, se inobservaría el principio bajo comenta­
rio si el juzgador impone la internación preventiva sin que concurran todos los
presupuestos materiales que exige el artículo 52 del CRPA*17.

íó Caso Landaeta Mejías y Otros Vs. Venezuela. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de
agosto de 2014, párr. 163.
17 Artículo 52.- Presupuestos materiales
Son presupuestos materiales para la imposición de la internación preventiva:
1. La existencia de fundados y graves elementos de convicción de la comisión de una infracción
que vincule al adolescente como autor o participe de la misma.
2. La posibilidad de que el hecho sea sancionado con la medida socioeducativa de internación.
3. El que se pueda colegir razonablemente que el adolescente, en razón a sus circunstancias personales
y las def caso particular, tratará de eludir la acción de la justicia u obstaculizar la averiguación de
la verdad.

328
Sección ÍÍ1 *RT. 51

Entonces, se infringe ei principio de legalidad cuando se procede a privar


de libertad a un menor de edad por actos no delictivos, sino sencillamente por­
que se encuentra en situación de abandono social, riesgo, orfandad o vagancia.
El Estado no puede, invocando razones de tutela del menor, privarlo de su li­
bertad o de otros derechos inherentes a su persona. Los menores que se encuen­
tran en situación de riesgo, esto es, que deben trabajar para ganar su sustento
o que viven en la calle por carecer de un hogar, no pueden ser sancionados por
esta situación. Mas allá de sancionar a los menores por su supuesta vagancia, el
Estado tiene un deber de prevención y rehabilitación y está en la obligación de
proporcionarles medios adecuados para que puedan desarrollarse a plenitud18.

Igualmente, se vulnera también este principio cuando se decreta la inter­


nación preventiva no obstante que se trata de una infracción calificada como
leve o de bagatela, exponiendo como única justificación de la medida la caren­
cia de soporte familiar del adolescente, incluso por encima de la gravedad de
la infracción que da origen al proceso penal.

2.5. Interés superior del niño

El interés superior del niño es un derecho, un principio y una norma de


procedimiento que por su amplitud puede ser adaptado a las diversas medidas
que adopta el Estado así como la sociedad en general, que involucren directa
o indirectamente a los niños y adolescentes (artículo IX del Título Preliminar
del CNA).

En el específico ámbito de la justicia penal juvenil, el interés superior del


niño constituye uno de los principios rectores pues orienta la interpretación y
aplicación de todas las disposiciones normativas, en concordancia con los con­
venios y tratados internacionales ratificados por el Estado que ingresan a for­
mar parte del ordenamiento jurídico nacional19.

Reconociendo este innegable vínculo inescindible entre el interés supe­


rior del niño y el sistema de justicia penal juvenil, la Corte lnteramericana en
el caso Hermanos Landaeta Mejías y Otros Vs. Venezuela, ha manifestado que

18 La Comisión lnteramericana en el Informe N° 41/99, párrafos 109 y 110,


19 LENIS SANTIN, Karyn. El sistema de responsabilidad penal de menores. Un estudio de las
legislaciones de España y Colombia desde la teoría del derecho penal del emmido. Editorial Ibañez,
Bogotá, 2014, p. 50.

329 j i
ART. 51 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

en todos los “(■■■) casos donde menores de edad se encuentren involucrados, el


contenido del derecho a la libertad personal no puede deslindarse del interés
superior del niño y del carácter que reviste la posición de garante del Estado
respecto de los niños (...)”20.

No obstante, cuando se pretende concretar los contenidos del interés su­


perior del niño, no dejan de surgir interrogantes, ya que es evidentemente un
principio caracterizado por su ambigüedad, abstracción, amplitud e indetermi­
nación21. El CRPA no especifica criterios que coadyuven a delimitar el conte­
nido o alcance del principio del interés superior del niño en el concreto ámbito
de la justicia juvenil22, pero sí se refiere en reiteradas ocasiones al mismo, re­
conociéndolo como una norma rectora del proceso seguido contra los adoles­
centes en conflicto con la ley penal, estableciendo en el Título Preliminar que
“(...) es obligación de la autoridad que adopte una medida, evaluar las posibles
repercusiones de las decisiones adoptadas en el adolescente, debiendo justificar
expresamente la forma como se ha considerado el interés superior, así como
los criterios utilizados para dicha decisión y la ponderación efectuada frente a

20 Caso Landaeta M ejías y Otros Vs. Venezuela. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de
agosto de 2014, párr. 161.
21 LENIS SANTÍN, Karyn. E l siste m a d e re sp o n sa b ilid a d p e n a l d e m enores. Un estu d io de las
leg isla cio n es de E sp a ñ a y C olom bia desd e la teoría del derecho p e n a l d e l enem ido. Editorial Tbañez,
Bogotá, 2014, p. 51.
22 Mediante Ley N° 30466, publicada en el Diario Oficial el 17 de junio de 2016, se ha establecido
algunos parámetros que sirven para especificar su contenido en los procesos y procedimiento en los
que estén inmersos los derechos de los niños y adolescentes. Así, el artículo 3 del citado texto legal
establece que para la consideración primordial del interés superior del niño, se toman en cuenta los
siguientes criterios: 1) el carácter universal, indivisible, interdependiente e interrelacionado de los
derechos del niño, 2) el reconocimiento de los niños como titulares de derechos, 3) la naturaleza y
el alcance globales de la Convención sobre los Derechos del Niño, 4) el respeto, la protección y la
realización de todos los derechos reconocidos en la Convención sobre los Derechos del Niño, 5) los
efectos a corto, mediano y largo plazo de las medidas relacionadas con el desarrollo del niño a lo
largo del tiempo.
Agrega el artículo 4 de la Ley N c 30466, que para la consideración primordial de! interés superior
del niño, se tomarán en cuenta las siguientes garantías procesales: 1) el derecho del niño a expresar
su propia opinión, con los efectos que la ley le otorga, 2) la determinación de los hechos, con la
participación de profesionales capacitados para evaluar el interés superior del niño, 3) la percep­
ción de! tiempo, por cuanto la dilación en los procesos y procedimientos afecta la evolución de los
niños, 4) la participación de profesionales cualificados, 5) la representación letrada del niño con la
autorización respectiva de los padres, según corresponda, 6) la argumentación jurídica de la decisión
tomada en la consideración primordial del interés superior del niño, 6) los mecanismos para examinar
o revisar las decisiones concernientes a los niños, 7) la evaluación del impacto de la decisión tomada
en consideración de los derechos del niño.

Ük 3 3 0
Sección ÍIÍ APT 51

otros derechos e intereses” (artículo TI) y, que “(...) cuando exista conflicto en­
tre el interés superior del adolescente y otros intereses o derechos, la autoridad
competente analiza y pondera los derechos de todos los interesados, teniendo
en cuenta que el derecho del adolescente es un interés superior y una conside­
ración primordial (artículo III). Igualmente en el artículo 34.4 indica que al mo­
mento de elegir alguna medida de coerción procesal se deberá tener en cuenta
“la edad del adolescente, sus capacidades y circunstancias personales, así como
el interés superior del adolescente”.

El Tribunal Constitucional ha brindado algunas pautas acerca de cómo ac­


túa el interés superior del niño en supuestos de privación de la libertad a me­
nores de edad acusados de haber infringido la ley penal. El máximo intérpre­
te constitucional en el Exp. N° 03386-2009-PHC/TC alega, por ejemplo, que
ordenar que la privación de libertad de un adolescente, sea como medida cau­
telar o como sanción, en un centro juvenil situado en una localidad ubicada a
una distancia considerable de su domicilio, ocasiona que las visitas que sus fa­
miliares realicen sean escasas, rompiendo de esa forma, el mantenimiento del
vínculo familiar. Esta situación “(...) no solo afecta los derechos del niño reco­
nocidos en la Constitución y los tratados internacionales, sino que demuestra la
inexistencia de una política pública específica sobre la materia que sea acorde
con la doctrina del interés superior del niño”23.

23 Asimismo, el Tribunal Constitucional estableció como doctrina jurisprudencia) vinculante en la


sentencia recaída en el Expediente IM° 01665-2014-PHC/TC, que en aplicación del principio del
interés superior del niño el plazo de tres días a que se refiere el artículo 219 del Código de los Niños
y Adolescentes para formular recurso de apelación contra la sentencia que impone la sanción de
internamiento, solo empezará a computarse cuando la notificación documental de la sentencia al
menor coincida en el tiempo con la realizada a los padres y a su abogado, dado que los menores se
encuentran en estado de vulnerabilidad por razón de su edad, desconocimiento y la indefensión que
presentan naturalmente, esta circunstancias desfavorables imposibilitan que en la realidad pueda
recurrir por sí mismos con los argumentos necesarios ante una autoridad judicial superior para que
revise toda decisión que les afecte. A criterio del Tribunal Constitucional, si bien las reglas antes
expuestas no se infieren a partir de una interpretación literal del artículo 219 del Código de los Niños
y Adolescentes, su identificación es consecuencia de la obligación de interpretársela de conformi­
dad con el principio pro infante, pues detrás de la determinación de la fecha que debe empezar a
computarse el plazo para apelar, en buena cuenta, se halla la identificación de una de las condiciones
con ¡as cuales el menor podrá (o no) ejercer su derecho a los recursos y su derecho a la pluralidad
de la instancia, esta identificación no puede realizarse prescindiendo de identificar el supuesto que
mejor posibilita el goce y ejercicio de ambos derechos. Su propósito es asegurar que estos cuenten
con el mayor margen de posibilidades en el goce y ejercicio los derechos fundamentales de carácter
procesal y, en ese sentido, se trata de una medida legislativa compatible con el principio del interés
superior del niño y la obligación del Estado de dispensar a los menores de una protección especial.

351 A
Comentarios al Códjgo de Responsabilidad Penal de Adolescentes

2.6. Motivación suficiente y razonada

La necesidad que las resoluciones judiciales sean suficientemente motiva­


das es un principio que informa el ejercicio de la función jurisdiccional y, al
mismo tiempo, un derecho constitucional de los justiciables. Mediante la mo­
tivación, por un lado, se garantiza que la administración de justicia se lleve a
cabo de conformidad con la Constitución y las leyes (artículo 138 de la Consti­
tución Política) y, po r otro, que los justiciables puedan ejercer de manera efec­
tiva su derecho de defensa24.

El artículo 35.1 del CRPA establece que tanto la disposición fiscal como la
resolución que ordena una medida de coerción deben encontrarse debidamente
fundamentadas. Ello implica analizar con base objetiva y razonable todos los
presupuestos exigidos para la admisión de esta medida cautelar, indicándose,
además, porqué motivos no resultaría aplicable una alternativa menos gravo­
sa a la restricción de la libertad física del adolescente investigado. Esto debido
a que en el caso de adolescentes “los criterios de procedencia de la detención
preventiva deben aplicarse con mayor rigurosidad, procurándose un mayor uso
de otras medidas cautelares o el juzgamiento en libertad”25.

Cuando se trata de la privación de libertad de un adolescente mediante me­


dida cautelar de intemamiento, la exigencia de motivación en la adopción o el
mantenimiento de la medida debe ser más estricta, pues sólo de esa manera es
posible despejar la ausencia de arbitrariedad en la decisión judicial, a la vez que
con ello se permite evaluar si el juez ha obrado de conformidad con la natu­
raleza excepcional, subsidiaria y proporcional del intemamiento preventivo26.

El juez debe motivar la resolución que dispone el intemamiento preventi­


vo pronunciándose por los siguientes aspectos: a) descripción de la imputación
atribuida al menor de edad, b) normas legales en las que se apoya, c) debe ex­
teriorizar cuáles son las razones que llevan al juzgador a considerar que existen
suficientes elementos de convicción que vinculen al adolescente como autor o
partícipe de la comisión del acto infractor; describir las razones y elementos

24 STC Exp. N° 0896-2009-PHC/TC.


25 CIDH. Informe sobre el uso de la prisión preventiva en las Amérieas.
26 STC Exp. N° 37 84-2008 - PHC/TC.

fet 3 3 2
Sección III ART 51

de convicción que lo conducen a considerar un alto grado de probabilidad que


el adolescente investigado eludirá el proceso u obstaculizará la averiguación
de la verdad y d) adicionalmente, el j uez debe establecer porqué considera que
la privación de libertad resulta indispensable en el caso concreto, alegando los
motivos por los cuales estima que las otras medidas coercitivas menos gravo­
sas son incapaces de cumplir el mismo objetivo. La ausencia o insuficiencia
de motivación convierte a la medida de intemamiento preventivo en ilegítima
e inconstitucional.

En cuanto a las características de la motivación de la internación preven­


tiva, el supremo intérprete constitucional ha establecido que: “en primer lugar,
tiene que ser “suficiente”, esto es, debe expresar, por sí misma, las condiciones
de hecho y de derecho que sirven para dictarla o mantenerla. En segundo tér­
mino, debe ser “razonada”, en el sentido de que en ella se observe la pondera­
ción judicial en tomo a la concurrencia de todos los aspectos que justifican la
adopción de la medida cautelar, pues de otra forma no podría evaluarse si es
arbitraria por injustificada”27.

No bastará entonces para motivar el mandato de detención consideracio­


nes genéricas de alarma social, o únicamente aludir a los elementos probatorios
que vinculan al investigado como presunto partícipe del delito imputado, sino
que adicionalmente es indispensable ahondar en qué consistirían las razones
que hagan presumible la existencia de un peligro procesal de fuga por parte del
procesado, esto es, resulta necesario analizar “(...) por ejemplo, factores como
el arraigo del accionante en el país, la gravedad de la pena a imponerse, la im­
portancia del daño resarcible, el comportamiento del actor durante la investi­
gación preliminar, entre otros”28.

Cabe destacar la resolución de vista expedida por la Sala Mixta de la


Corte Superior de Justicia de Madre de Dios, recaída en el Expediente N°
00013-2010-10-2701-SP-FP-01 seguido contra el adolescente de iniciales
A.S.H y otros por violación de la libertad sexual de menor de edad, que revo­
ca la impugnada por vulnerar la motivación suficiente y razonada, señalando
al respecto lo siguiente:

27 STC Exp. N° 5I00-2006-HC/TC.


28 STC Exp. N" 4184-2009-HC/TC.

333 A
ART. 51 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

“D el estudio d e autos se d esprende que la re so lu ció n m ateria de cu estio n am ien -


to u tiliz a n d o u n a in d e b id a m o tiv ació n fu n d a m e n ta so la m e n te en u n c o n sid e ­
ra n d o su d e c is ió n final y ta l co m o se tran scrib e te x tu a lm e n te , en aten ció n a la
g ra v e d a d del c a s o que se in v e stig a com o es el de in fra c c ió n a la ley p e n a l en
la m o d a lid a d d e V io lació n sex u al de m enor: “re su lta im p re sc in d ib le c a u te la r
el re su lta d o d e las in v estig acio n es que se h an d isp u e sto en el p ro ceso 2 0 1 0 -
27-F, p o r lo q u e es m e n e ste r d ictar en este e sta d o .la ord en de in te m a m ie n to
p re v e n tiv o en c o n tra de lo s m en o res in fracto res” ; p a ra el señ o r ju e z de in fe rio r
je ra rq u ía este es el fu n d a m e n to valido p a ra v a ria r u n a situ ació n ju ríd ic o p r o ­
cesal de los m e n o re s presu n to s infractores al de in te m a m ie n to p re v e n tiv o en
el C en tro Ju v e n il de M a rc a valle del C uzco; craso error, p o r c u an to se h a v u l­
n e ra d o lo e sta b le c id o p o r el artículo 139 inciso 5 de la C o n stitu c ió n P o lític a
del P erú. S ie n d o así la re so lu c ió n núm ero d iecio ch o no c u m p le los p ará m e tro s
se ñ a la d o s en l a ca rta su p re m a p o r cuanto no h a fu n d a m e n ta d o los h e c h o s v á ­
lid a m e n te ni c o n sig n a d o la n o rm a ju ríd ic a p e rtin e n te q u e am p a ra el m ism o ” .

2.7. Necesidad

Mauricio Duce sostiene que a grandes rasgos, la legislación y jurispruden­


cia internacional han establecido entre los principios rectores en el uso de la
prisión preventiva a la necesidad, conforme al cual “(...) para que pueda pro­
ceder una prisión preventiva es requerido la existencia de un supuesto material
(indicios de que un delito se ha cometido y que la persona imputada ha tenido
algún grado de participación en el mismo) y la necesidad de cautela (una justi­
ficación específica acerca de la necesidad de procedencia de esta medida para
resguardar algún fin de cautela procesal)”29.

Cafferata Ñores expresa al respecto que “(...) la privación de la libertad


procesal sólo puede autorizarse cuando sea imprescindible, y por lo tanto, no
sustituible por ninguna otra medida de similar eficacia, pero menos gravosa. El
criterio de necesidad influye tanto en la imposición como en el mantenimien­
to de la medida de coerción. En cuanto aquella desaparezca, por desaparición
de las razones que la determinaron (v. gr., la prisión preventiva dura el tiem­
po previsto como pena máxima para el delito imputado -ejem plo extremo-), o
por su atenuación (v. gr., la disminución de la amenaza penal por el transcurso

29 DUCE, Mauricio. “El Derecho a un juzgamiento especializado de los jóvenes infractores en el Nuevo
Proceso Penal Juvenil Chileno”. En: Política Criminal. Recuperado de www.politicacriminal.cl/
Vo 1_0 5/n_ 10/Vol5N 10A1 .pdf.

k 334
Sección III ART. 51

del tiempo de encierro), la prisión preventiva deberá cesar o ser sustituida por
otra medida más leve”30.

La preferencia por las alternativas menos gravosas que la internación pre­


ventiva es una consecuencia del principio de necesidad. Así cuando existan
otras medidas menos restrictivas de los derechos fundamentales del adolescen­
te que resulten igualmente viables para evitar el peligro de fuga o la obstruc­
ción de la justicia, deberá acudirse a dichos mecani smos. Ello implica tener en
cuenta que la internación preventiva es un instrumento que “coexiste” con otras
medidas de coerción destinadas, también, a proteger el desarrollo y resultado
del proceso penal (comparecencia simple y restringida, detención domicilia­
ria, suspensión preventiva de derechos) por lo que sólo se podrá recurrir a la
internación preventiva en forma subsidiaria a estas; es decir, cuando las otras
medidas coercitivas no resulten idóneas, en un caso concreto, para neutralizar
el peligro procesal existente, recién se deberá emplear la medida cautelar pri­
vativa de libertad.

Sin embargo, como alega Miranda Estrampes, “en algunos países se ob­
serva un verdadero fenómeno de inffautilización de las medidas cautelares al­
ternativas. Infrautilización que responde aúna generalizada desconfianza hacia
este tipo de medidas alternativas, que es fruto, a su vez, de la pervivencia de
la cultura inquisitiva de prisión, basada en el principio de que “sin prisión del
imputado no hay proceso” o “sin preso no hay proceso”. Se alega como justi­
ficación que la adopción de medidas alternativas genera impunidad e inseguri­
dad ciudadana. Alegación que no puede si no denunciarse, pues carece de toda
base empírica y que no es más que una concepción desnaturalizada del carácter
cautelar de la prisión preventiva”31.

En síntesis, el internamiento preventivo única y exclusivamente es aplica­


ble cuando resulte indispensable y no sustituible por otra medida menos gra­
vosa, a efectos de asegurar que el proceso seguido contra el adolescente por in­
fracción a la ley penal se pueda desarrollar sin obstáculos hasta su culminación
y garantice el cumplimiento de la medida socioeducativa a imponerse.

30 CAJFFERATA ÑORES, José. Proceso penal y derechos humanos. Editores del Puerto, Buenos Aires,
2000, p. 189.
31 MIRANDA ESTRAMPES, Manuel. “Usos y abusos de la prisión preventiva”. En: Actualidadpenal.
N° 36, Lima, junio de 2017, p. 173.

335 J f
ART. 51 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

2.8. Proporcionalidad

Este principio, denominado también principio de “prohibición del exceso”


exige que se lleve a efecto un balance de intereses para determinar si el sacrifi­
cio de los intereses individuales que representa la medida cautelar guarda rela­
ción proporcionada con la importancia del interés estatal que se trata de salva­
guardar. Bajo esta tesitura, se considera a este principio como un presupuesto
esencial en la regulación del internamiento preventivo en todo Estado de Dere­
cho, ya que se presenta como solución al conflicto entre el derecho a la libertad
personal del adolescente y el derecho a la seguridad dada por las necesidades
ineludibles de persecución penal eficaz.

Conforme al principio bajo comentario la privación de libertad de un ado­


lescente infractor debe estar justificada en la proporcionalidad entre la conduc­
ta y la lesividad de la infracción respecto de los bienes jurídicos protegidos. La
violencia que se ejerce como medida de coerción nunca puede ser mayor que la
violencia que se podrá eventualmente ejercer mediante la aplicación de la me­
dida socioeducativa, en caso de probarse la infracción a la ley penal

La regla 5.1 de las Reglas de Beijing en cuanto al principio bajo análisis es­
tablece que “El sistema de justicia de menores hará hincapié en el bienestar de
éstos y garantizará que cualquier respuesta a los menores delincuentes será en
todo momento proporcionada a las circunstancias del delincuente y del delito”.

En este misma línea, el CRPA establece en el artículo XI del Título Pre­


liminar que toda decisión adoptada ante la comisión de una infracción por un
adolescente debe ser proporcional no sólo a las circunstancias y gravedad de la
misma, sino también a su particular situación y necesidades. A su vez, en el ar­
tículo 32.2 indica que la restricción de un derecho fundamental se impone con
respeto al principio de proporcionalidad.

(g p REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

■ CAFFERAIA ÑORES, José. Proceso penal y derechos humanos. Editores del Puerto, Buenos
Aires, 2000.
■ DEFENSORÍA DEL PUEBLO. “ La situación de ios adolescentes infractores de la ley penal
privados de libertad” . En: Informe Defensorlal. N° 123, Lima, 2007.
h DEL RÍO LABARTHE, Gonzalo. Prisión preventiva y medidas alternativas. Instituto Pacífico,
Urna, 2016.

k .3 3 6
Sección III ART

■ DEL RIO LABARTHE, Gonzalo: “ La prisión preventiva en la jurisprudencia del Tribunal


Constitucional” . En: Derecho Penal. Recuperado de < http://perso.unifr.ch/derechopenal/
assets/files/anuario/anJ!008J)4.pdf> .
* DUCE, Mauricio. “ Ei Derecho a un juzgamiento especializado de los jóvenes Infractores
en el Nuevo Proceso Penal Juvenil Chileno". En: Política Criminal. Recuperado de www.
pol iticacrim inal. cl/Vo í 05/n_10/Voí5 N10A1.pdf.
“ GUERRA PÉREZ, Cristina. La decisión judicial de prisión preventiva. Análisis jurídico y
criminológico. Tirant Lo Blanch, Valencia 2010.
■ GUERRA PÉREZ, Cristina. La decisión judicial de prisión preventiva. Análisis jurídico y
criminológico. Tirant Lo Blanch, Valencia, 2010.
■ LENÍS SANTÍN, Karyn. El sistema de responsabilidad pena! de menores. Un estudio de las
legislaciones de España y Colombia desde ia teoría de! derecho penal de! enemido. Editorial
Ibañez, Bogotá, 2014.
■ MIRANDA ESTRAMPES, Manuel. “ Usos y abusos de la prisión preventiva". En: Actualidad
penal. N° 36, Lima, junio de 2017.

337 A
AHT. bZ Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

a a ü ia a B PRESUPUESTOS m a t e r ia l e s

Son presupuestos materiales para la imposición de la interna­


ción preventiva:
1. La existencia de fundados y graves elementos de convicción
de la comisión de una infracción que vincule al adolescente
como autor o partícipe de la misma.
2. La posibilidad de que el hecho sea sancionado con la medida
socioeducativa de internación.
3. El que se pueda colegir razonablemente que el adolescente, en
razón a sus circunstancias personales y las del caso particu­
lar, tratará de eludir la acción de la justicia u obstaculizar la
averiguación de la verdad.

© Juan Carlos García Huayama

► Comentario

Hemos indicado que el intemamiento preventivo tiene como finalidad ase­


gurar el éxito del proceso. No se trata de una medida punitiva, por lo que, me­
diante ella, no se adelanta opinión respecto a la culpabilidad del adolescente
investigado, por cuanto ello implicaría quebrantar el principio constitucional
de presunción de inocencia. Se trata de una medida cautelar, cuyo objetivo es
resguardar la eficiencia plena de la labor jurisdiccional.

En general, para aplicar el intemamiento preventivo han de concurrir los


presupuestos típicos de las medidas cautelares, que son el fiimus boni inris y el
periculum in mora. En palabras de Pabón Parra, para decretarse el intemamien­
to preventivo “( ,..) se debe exigir que de los elementos probatorios obrantes se
pueda inferir, por lo menos a nivel indiciario, que el adolescente haya sido au­
tor o partícipe de la conducta delictiva, ya que sin este adecuado soporte fácti-
co-probatorio es imposible justificar la medida como “último recurso”(-..); en
segundo término la medida debe responder a fines determinados por el ordena­
miento superior en defensa de la Administración de Justicia y de la sociedad,
vale decir, que se deba orientar a la necesidad de evitar o neutralizar determi­
nados riesgos para el adecuado desarrollo del proceso o para la ejecución de la
sanción y que tiene su origen en el propio adolescente imputado, como son la

k 338
Sección III ART

posibilidad de evasión del proceso, la obstrucción de la investigación penal por


destrucción u obstaculización de pruebas o la colocación en grave peligro a la
víctima, el denunciante, el testigo o la comunidad”1.

El artículo 52 del CRPA establece que para para decretar la internación


preventiva deben concurrir los siguientes presupuestos materiales:

“ 1. L a ex isten cia de fu n d ad o s y graves elem entos de co n v icció n de la c o m isió n


de u n a infracción que v in cu le al adolescente com o autor o partícipe de la m ism a.

2. L a p o sib ilid a d de que el hecho sea sancionado c o n la m ed id a so cio ed u ca-


tiv a d e internación.

3. E l q u e se p u e d a c o le g ir razo n ab lem en te que el ad olescente, en ra z ó n a sus


circ u n sta n c ias p e rso n a le s y las del caso particular, tratará de e lu d ir la a cció n
de la ju s tic ia u o b sta c u liz a r la averiguación de la v e rd a d ” .

El artículo 47 CRPA establece que el juez de investigación preparatoria,


dentro de las veinticuatro horas del requerimiento fiscal, realizará una audien­
cia para, a través de debate oral y contradictorio, analizar la concurrencia de
los presupuestos materiales, permitiendo así a las partes sustentar sus posicio­
nes, discutirlas y llevar al juez a un convencimiento sobre la procedencia o no
de esta drástica medida coercitiva.

Con la realización de una audiencia refuerza el derecho de defensa del


imputado, pues no hay defensa sin contradicción, y ello implica estar en ca­
pacidad de rebatir los argumentos que puedan justificar una medida limitativa
de derechos fundamentales tan grave como es el internamiento preventivo. La
presunción de inocencia se defiende mejor en una audiencia de internamiento
preventivo, donde se someterá a debate la concurrencia de los requisitos mate­
riales exigidos por el artículo 52 del CRPA, ya que promueve investigaciones
más eficientes al someter a contradictorio la verosimilitud de la imputación y
la necesidad de la medida cautelar.

Concuerdo con Hernández Alarcón en cuanto acertadamente alega que en


la audiencia de internamiento preventivo es fundamental la aplicación de la
sentencia casatoria N° 626-2013-Moquegua, no sólo porque establece criterios

I PABQN PARRA, Pedro Alfonso. Comentarios al nuevo sistema de responsabilidad penal para
adolescentes. Ediciones Doctrina y Ley, Bogotá, 2007, pp, 383-384.
ART 52 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

que son aplicables al momento de la adopción de la medida cautelar privativa


de libertad, tales como suficientes elementos de convicción, prognosis de san­
ción, peligro procesal, proporcionalidad y plazo; sino también porque señala el
modo en el que deberá conducirse la audiencia2. La citada sentencia casatoria
menciona que el debate se dividirá necesariamente en cinco partes, referidas a:
i) los fundados y graves elementos de convicción; ii) la prognosis de pena ma­
yor a cuatro años (en el caso de adolescente la prognosis de aplicarse la sanción
de intemamiento); ni) el peligro procesal; iv) la proporcionalidad de la medida
y v) la duración de la medida.

Estos ejes temáticos también deben ser fundamentados exhaustivamente


en el requerimiento escrito presentado por el representante del ministerio Pú­
blico. Esto posibilitará que la defensa lo examine antes de la audiencia, se pre­
pare y pueda pronunciarse sobre cada punto y que el juez analice y resuelva
cada uno. El debate en la audiencia respecto a los ítems indicados, se realizará
punto por punto, dando lugar a la contradicción por parte de la defen sa, el juez
podrá hacer preguntas al respecto para recabar el máximo de información en
cuanto a ios presupuestos procesales que sustenten la medida cautelar personal,
garantizando que al final de la audiencia se encuentre en mejores condiciones
para tomar una decisión correcta. El juez evitará desvíos en la discusión de de­
rechos que no corresponden a la naturaleza de la audiencia, tales como aceptar
que se discuta exclusión de la prueba prohibida o vulneración de la imputación
necesaria, que se protegen a través de la tutela de derechos, atipicidad o causa
de justificación, garantizados por las excepciones de improcedencia de acción.

1. La existencia de fundados y graves elementos de convicción de la comisión


de una infracción que vincule al adolescente como autor o partícipe de la
misma

La apariencia de comisión delictiva (fumus comissi delicti) es el primer


presupuesto que exige el artículo 52 del CREA para dictar la internación pre­
ventiva. Existirá apariencia de comisión delictiva cuando, a partir de las inves­
tigaciones y actuaciones practicadas en el seno del proceso penal y como resul­
tado de las mismas, aparecen contra el encausado, suficientes elementos como

2 HERNÁNDEZ ALARCÓN, Christian. “El principio de proporcionalidad o prohibición de exceso


en ia determinación de la sanción penal juvenil en el Perú”. En: Estudios sobre justicia penal juvenil
en el Peni. Coordinador: Juan Carlos García Huayama, Editorial lex&íuris, diciembre de 2016, p.
234.

¡k 340
Sección III

para atribuirle, razonable y fundadamente, la comisión del delito por el que se


procede3. Significa que debe valorarse la existencia de una alta probabilidad de
que el fallo que pondrá fin al proceso sea uno de carácter condenatorio.

Se debe rechazar prácticas ilegítimas consistentes en decretar la medida de


coerción privativa de libertad del imputado, para luego recién investigar; por
el contrario, para demostrar la existencia de este requisito material es indispen­
sable que el fiscal realice un conjunto de actos de investigación, bajo los cua­
les sustenta la existencia de verosimilitud de la comisión de una infracción a
la ley penal en la que se encuentra vinculado un determinado adolescente, sea
en condición de autor (inmediato, mediato o coautoría) o partícipe (cómplice
o instigador), en consecuencia resulta irrefutable que “primero se investiga y
después se detiene”.

La apariencia de comisión delictiva se compone de dos elementos que son:


a) el elemento de carácter normativo que informa que el hecho imputado debe
ser constitutivo de delito, es decir, la afirmación fáctica alegada por el fiscal
debe tener carácter típico, antijurídico, culpable, y en ciertos casos, punible.
De allí que la internación preventiva no proceda en caso de faltas o de infrac­
ción administrativa y b) el elemento de carácter probatorio, que advierte que
la internación preventiva únicamente podrá decretarse si se reúnen fundados y
graves elementos de convicción para estimar razonablemente la comisión de
una infracción a la ley penal que vincule al adolescente como autor o partíci­
pe de la misma4.

La norma exige la existencia de “fundados y graves” elementos de con­


vicción de la comisión de una infracción a la ley penal, por tanto, no basta para
dictar la internación preventiva la concurrencia de meros indicios escasamen­
te contrastados o simples sospechas genéricas. Se exigen, pues, elementos de
convicción, pruebas directas o indirectas que sean plurales, coincidentes en un
mismo resultado y fundadas. Esto tampoco significa que haya de concurrir la
misma certeza y datos objetivos que los necesarios para producir una condena,
entre otras cosas porque, en un momento inicial del proceso no existen pruebas

3 GUERRA PÉREZ, Cristina. La decisión judicial de prisión preventiva. Análisis jurídico y crimino­
lógico. Tirant Lo Blanch. Valencia, 2010, p. 134.
4 ORE GUARDIA, ARSENIO. Manual de Derecho Procesal Penal. Las medidas de coerción en el
proceso penal. Tomo 11, Editorial Reforma, julio de 2014, pp. 139-141.

34i ¿é
ART. 52 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

en sentido estricto. Pero sí, en definitiva, un juicio de probabilidad razonable y


asentado en criterios objetivos suficientes5.

La Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de la República, en la Ca­


sación N° 626-2013-Moquegua, establece como jurisprudencia vinculante que
“para la adopción de la prisión preventiva no se exige que se tenga certeza
sobre la imputación, solo que exista un alto grado de probabilidad de la ocu­
rrencia de los hechos, mayor al que se obtendría al formalizar la investigación
preparatoria”6. A su vez, en la Sentencia Plenaria Casatoria N° 1-2017-CIJ-
433 indica que para decretar la prisión preventiva se exige sospecha grave, que
es la “sospecha m ás inerte a momentos anteriores al pronunciamiento de una
sentencia”. Esta sentencia, específicamente en el literal d) del fundamento 24,
a la letra señala:

“ D . L a s o sp e c h a grave, p ro p ia p a ra d ic ta r m a n d a to de p risió n p re v e n tiv a - e l


g ra d o m ás in te n so de la sospecha, m ás fu erte, e n té rm in o s de n u e stro C ódigo
P ro c e sa l P e n a l, q u e la sospecha suficiente y que re su lta n e c e sa ria p a ra la acu­
sación y el e n ju ic ia m ie n to -, req u iere de u n alto grad o de p ro b a b ilid a d de que
el im p u ta d o h a com etido el h ech o p u n ib le y de que están p re se n te s to d o s los
p re s u p u e s to s de la p u n ib ilid ad y de la p e rse g u ib ilid a d (alto g rad o de p ro b a b i­
lid ad de u n a co n d en a) (...). E sta e x ig e n c ia p ro b a to ria , sin duda, será su p erio r
que la p re v is ta p ara inicio de a c tu a c io n es p e n a le s, p ero in ferio r al están d ar de
p ru e b a e sta b le c id o p a ra la condena: d e sc a rte de d u d a ra z o n a b le (..

2. La posibilidad de que el hecho sea sancionado con la medida socioeducativa


de internación

No es necesario aplicar la internación preventiva cuando existe la pro­


babilidad de que el proceso culmine con una sentencia condenatoria que im­
ponga una medida socioeducativa menos grave que el intemamiento, es decir,
una sanción no privativa de libertad (amonestación, prestación de servicios
a la comunidad, libertad asistida o libertad restringida). En otras palabras, se
debe tener en consideración el principio de proporcionalidad de la sanción, de
forma tal que no se podrá aplicar la internación preventiva cuando la medida

5 MELLADO, Ascencio. “La regulación de la prisión preventiva en el Código procesal Penal del
Perú”. En: El nuevo proceso penal-peruano. Estudios fundamentales. Palestra Editores, Lima, 2005,
p. 512.
ó Casación N° 626-2013 Moquegua, fundamento 27.

k. 3 4 2
Sección III ART.5;

socio educativa que en concreto correspondería para la infracción imputada no


sea privativa de la libertad.

En este sentido, la Corte Suprema ha indicado que resultará desproporcio­


nal dictar una medida cautelar privativa de libertad, cuando la prognosis acon­
seje una pena privativa de libertad suspendida7. Del mismo modo, la Corte In-
teramericana de Derechos Humanos en el Caso Barreto Leiva Vs. Venezuela
ha establecido:

“ U n a p e rs o n a in o cen te no d eb e re c ib ir igual o peor trato que u n a p e rso n a c o n ­


denada. E l E stado debe ev itar q u e la m ed id a de co erció n procesal sea ig u al o
m ás g ra v o sa p a ra el im p u tad o que la pena que se e sp e ra en caso de co ndena.
E sto q u ie re d ecir que no se d eb e au to rizar la p rivación c a u telar de la lib ertad ,
en su p u e sto s en los que no se ría p o sib le aplicar la p en a d e prisión, y que a q u é ­
lla debe c e s a r cu an d o se ha excedido la duración ra z o n a b le de d ich a m e d id a ” .

Para la prognosis de la sanción no se deberá tomar como referencia en


abstracto la pena fijada en el tipo penal, sino la concreta que, atendiendo a las
características particulares del caso analizado, eventualmente se impondrá en
sentencia.

A efectos de conocer cuándo, en principio, correspondería aplicar una m e­


dida socioeducativa privativa de libertad, debemos acudir al artículo 162 del
CRPA, donde se señala que la medida socioeducativa de intemamiento se apli­
cará en cualquiera de los siguientes supuestos:

“ 1. C u a n d o se tra te de h e c h o s tipificados com o delito s do lo so s y sean sa n c io ­


n a d o s e n el C ódigo P enal o L eyes especiales, con p e n a p riv ativ a de lib ertad
no m e n o r de seis (06) añ o s, siem pre que se haya p u e sto d elib erad am en te en
g rav e rie sg o la v id a o la in te g rid a d física o p sico ló g ica de las personas;

2. C u a n d o el ad o lescen te in fra c to r h ay a incum plido in ju stificad a y re ite ra d a ­


m en te la s m e d id a s so cio ed u cativ as distintas a la de intern ació n ; o,

3. L a re ite ra c ió n en la p e rp e tra c ió n de otros hechos d elictiv o s, cu y a p en a sea


m a y o r a se is (06) años de p e n a p riv ativ a de libertad e n el C ódigo Penal o le ­
y es e sp e c ia le s, en un lapso q u e no ex ced a de dos a ñ o s” .

7 Casación N° 626-2013-Moquegua.
ART. 5Z Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

En el todavía vigente artículo 235 del CNA se establece que para imponer
la sanción de intemamiento, el hecho punible atribuido al menor de edad debe
estar tipificado como delito doloso, sancionado con pena privativa de libertad
no menor de seis (06) años. A su vez, el inciso b) del artículo 209 del mismo
texto legal, menciona que para admitir la medida cautelar privativa de liber­
tad basta con que el hecho punible imputado al adolescente sea sancionado
con pena privativa de libertad no menor de cuatro (04) años. Esto conllevaría
a concluir que, por ejemplo, si un adolescente comete una infracción sancio­
nada con pena privativa de libertad no mayor de cinco años, sí cabría despo­
jarlo de su libertad durante el proceso, pero finalmente en el momento de la
sentencia no resultaría posible imponer la sanción de internación, ya que para
esto se exige el ilícito sea castigado con pena privativa de libertad no menor
de seis años.

Esto resulta absurdo y atenta contra el principio de proporcionalidad, pues


no será justificado el intemamiento preventivo cuando, en el caso concreto, no
se espere la imposición de una sanción privativa de la libertad, contrariamen­
te, se estaría brindando un trato más gravosos a un menor de edad que aún se
le presume inocente respecto de aquél ya sentenciado y hallado responsable.
Una correcta interpretación sistemática de los artículos 209 y 235 del CNA
conllevaría a concluir que la internación preventiva sólo procede ante la co­
misión de un hecho punible que se encuentre sancionado en el Código Penal
con pena privativa de libertad mayor a seis años y siempre que se haya puesto
deliberadamente en grave riesgo la vida o la integridad física o psicológica de
las personas.

3. El peligro procesal

El periculum in mora constituye un presupuesto de toda medida cautelar


que hace referencia a los riesgos que se deben prevenir para evitar la frustra­
ción del proceso derivados de 1a. duración de su tramitación. Si la sentencia se
dictara de modo inmediato, es evidente que las medidas cautelares carecerían
de fundamento y justificación.

El peligro procesal constituye el requisito más importante de la interna­


ción preventiva, el requisito legitimante de la cautela. En este sentido se pro­
nuncia el Tribunal Constitucional cuando sostiene que “El principal elemento
a considerarse de una medida cautelar debe ser el peligro procesal que com­
porte que el procesado ejerza plenamente su libertad locomotora, en relación

k 344
Sección III ART 5*

con el interés general de la sociedad para reprimir conductas consideradas


como reprochables jurídicamente. En particular, el peligro de que el procesa­
do no interferirá u obstaculizará la investigación judicial o evadirá la acción
de la justicia”8.

Sobre el tema Alberto Bovino destaca que la existencia de peligro procesal


es importante destacarlo, no se presume. Si se permitiera una presunción tal,
la exigencia quedaría vacía de contenido, pues se ordenaría la detención aun
cuando no existiera peligro alguno. No basta entonces con alegar, sin consi­
deración de las características particulares del caso concreto, o sin fundamen­
to alguno9. En el mismo sentido, el máximo intérprete de la Constitución10
sentenció:

“ ( ...) la e x iste n c ia o no del p e lig ro p ro c e sa l debe d eterm in arse a partir del an á­


lisis de u n a serie de circu n stan cias q u e p u ed en ten er lu g a r antes o d urante el
d e sa rro llo del p ro ceso y que están ligadas, fu n d am en talm en te, a las actitudes
y v a lo re s m o rales del p rocesado, su o cu p ació n , sus b ien es, sus vín cu lo s fam i­
liares y c u a lq u ie r otro facto r que p e rm ita concluir, con u n alto grado de o b je ­
tiv id ad , q u e la lib ertad del incu lp ad o , p re v ia a la d e te n n in a c ió n de su ev en tu al
resp o n sa b ilid a d , pone en serio riesgo el correcto d esen v o lv im ien to de la la b o r
de in v e stig a c ió n y la eficacia del p ro ceso . L a ausen cia de u n criterio ra z o n a ­
b le en to m o a la p ertu rb ació n de la in v estig ació n ju d ic ia l o a la evasión de la
ju s tic ia p o r parte del p rocesado, te rm in a n con v irtien d o el dictado de la d eten ­
ción ju d ic ia l p rev en tiv a o, e n su caso, su m an ten im ien to , en arbitrario por no
e n c o n tra rse razo n ab lem en te ju stific a d o ” .

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

■ ANGULO ARANA, Pedro Miguel. “ La prisión preventiva y sus presupuestos materiales” . En:
Gaceta Penal. Tomo 25, Gaceta Jurídica, julio de 2011.
■ DEL RÍO LABARTHE, Gonzalo. Prisión preventiva y medidas alternativas. Instituto Pacífico,
Lima, 2016.
« GUERRA PÉREZ, Cristina. La decisión judicial de prisión preventiva. Anáiisis jurídico y
criminológico. Tiran! Lo Blanch, Valencia, 2010.

8 STC Exp. N° 1091-2002-HC/TC


9 Citado por ANGULO ARANA, Pedro Miguel. “La prisión preventiva y sus presupuestos materiales”.
En: Gaceta Penal. Tomo 25, Gaceta Jurídica, julio de 2011.
10 STC Exp. N° 0298-2003-HC/TC.

3A5 jjj
ART 52 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

« HERNÁNDEZ ALARCÓN, Christian. “El principio de proporcionaiidad o prohibición de exceso en


la determinación de la sanción penal juvenil en eí Perú” . En: Estudios sobre justicia penal juvenil
en el Perú. Coordinador: Juan Carlos García Huayama, Editorial lex&iuris, diciembre de 2016.
- MELLADO, Ascencio. “ La regulación de la prisión preventiva en el Código procesal Penal
del Perú” . En: El nuevo proceso penal peruano. Estudios fundamentales. Palestra Editores,
Lima, 2005.
■ ORE GUARDIA, ARSENSO. Manual de Derecho Procesal Pena!. Las medidas de coerción en
el proceso penal. Tomo II, Editorial Reforma, julio de 2014.
■ PABÓN PARRA, Pedro Alfonso. Comentarios a! nuevo sistema de responsabilidad penal para
adolescentes. Ediciones Doctrina y Ley, Bogotá, 2007.

k 346
Sección MI ART 53

p p te § g ¡ ¡ ¡ ¡ PELIGRO DE FUGA
Para calificar el peligro de fuga, el Juez tendrá en cuenta:
1. El airaigo determinado por la existencia de un domicilio o
residencia habitual, centro de estudios al que asista regular­
mente; centro laboral o la convivencia con un entorno fam i­
liar. Asimismo, las facilidades para abandonar el país o per­
manecer oculto;
2. La importancia del daño resarcible y la actitud que el adoles­
cente adopta, voluntariamente, frente al mismo;
3. El comportamiento durante el proceso o en otro anterior, en
la medida que indique su voluntad de someterse a la persecu­
ción penal; y,
4. La pertenencia del adolescente a una organización criminal
o su reintegración a las mismas.

© Juan Carlos García H u a y a m a

► Comentario

El CRPA a diferencia de lo que sucede con el Código de los Niños y Ado-


lescentes, incorpora en los artículos 53 y 54 algunas pautas necesarias para
valorar el peligro de fuga y el peligro de obstaculización probatoria. Estos
criterios no tienen naturaleza taxativa, por consiguiente nada impide que el
juzgador incorpore en su análisis otros criterios que justifiquen o no aconse­
jen la aplicación de la internación preventiva (como por ejemplo, el estado
de salud del adolescente procesado o la gravedad de la sanción que se espe­
ra), siempre que respeten la legalidad, proporcionalidad y la razonabilidad
de la decisión.

Esperamos que esta guía -sin duda flexible o abierta- sirva para que la ju ­
risdicción utilice índices específicos para justificar la imposición de una me­
dida procesal tan grave como es la internación preventiva, éstos lincamientos
tienen como objetivo evitar la justificación de la misma sobre la base de resolu­
ciones estereotipadas o con escasa motivación en el ámbito nuclear del peligro-
sismo procesal1. Ojalá las mencionadas “tipologías referenciales”, destinadas a

1 Circular sobre prisión preventiva. Resolución Administrativa N° 325-201 l-P-PJ, fundamento 3,


AffT 53 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

guiar el análisis del riesgo de fuga u obstaculización (peligro procesal), coad­


yuve a desterrar una indebida práctica de algunos órganos jurisdiccionales que
interpretando inadecuadamente el fundamento así como los presupuestos ma­
teriales que sustentan la aplicación de la internación preventiva, fundamentan
ésta medida cautelar personal en criterios equivocados tales como las carencias
de los adolescentes (“falta de control por parte de sus padres”, “ser consumidor
de drogas”, “dedicarse a la vagancia”, “carencia de soporte familiar”, “no en­
contrarse estudiando”, entre otros) o con la finalidad de obtener la colaboración
activa del investigado durante el proceso.

Es verdad -com o sostiene Hernández Alarcón-, que en nuestro país exis­


te una inadecuada práctica judicial muy arraigada, que consiste en sustentar la
privación de libertad en las condiciones personales, familiares o sociales del
adolescente más no en razón a los hechos imputados2. Así, cita, a modo de
ejemplo, una resolución que impone una medida de intemamiento preventivo,
expedida por el Juzgado Mixto de Castilla-Distrito Judicial de Piura, donde
para fundamentar el peligro procesal se alegó lo siguiente:

“ ( ...) a u n a d o a que no se a d v ierte que el ad o lescen te c u en te con p e rso n a que


se re sp o n sa b ilic e p o r sus actos, pues si b ie n v iv e con sus p a d re s y h erm an o s,
h a sta la fe c h a n o estudia en el p re se n te año y h a sido re tira d o de sus estudios
en el año 2 0 1 4 , co n fo rm e al certificad o de estu d io s a d ju n ta d o a la fech a, h a ­
b ie n d o sólo aprobado h a sta el te rc e r grado de p rim aria, ello ev id en cia q u e no
e x istiría p e rs o n a que controle sus activ id ad es y lo co rrija, p o r lo q u e en tal
sen tid o sí se ev id en cia la ex isten cia de riesg o ra z o n a b le de que el ad o lescen te
elu d a la a c c ió n de la ju stic ia y o b stacu lice la av e rig u a c ió n de la v erd ad , m ás
aú n cu an d o se n ie g a a re c o n o c e r que h a p a rtic ip a d o co n d o s o m ás p e rso n a s” .

A diario encontramos resoluciones que como la antes citada, decretan la pri­


vación de libertad de los adolescentes utilizando indebidamente argumentos que
en realidad no se encuentran vinculados a los presupuestos materiales que exige
la ley, sino razones tales como “carencia de soporte familiar”, “no cursar estu­
dios”, “falta de control de sus padres”, omitiendo invocar razones que en ver­
dad conduzcan a creer que el adolescente evadirá la acción de la justicia o que
destruirá o alterará elementos probatorios. Miranda Estrampes advierte que ésta

2 HERNÁNDEZ ALARCÓN, Christian. “El principio de proporcionalidad o prohibición de exceso


en la detennin ación de la sanción penal juvenil en el Perú”. En: Estudios sobre justicia penaljuvenil
en el Perú. Coordinador: Juan Carlos García Huayama, Editorial lex&iuris, diciembre de 2016,
p, 234.

348
Sección III

es una práctica totalmente censurable, pues implica mal utilizar el concepto de


peligro procesal “(■■-) para focalizar ía persecución penal de aquellas personas
que pertenecen a las capas sociales más desfavorables y vulnerables, esto es, a
los excluidos sociales. La ausencia de un trabajo estable, de una vivienda per­
manente, o la situación de destrucción familiar son utilizadas como argumentos
sería más adecuado decir como “coartadas” para justificar la falta de arraigo,
cuando resulta obvio que en estos casos las opciones de sustracción a la acción
de la justicia por parte del imputado son prácticamente nulas o inexistentes”,
cuando por el contrario, “(...) resulta evidente que a mayor capacidad econó­
mica del imputado, mayores serán las posibilidades que tiene de abandonar el
país a la acción de la justicia. La interpretación va en dirección opuesta a la que
suele aplicarse en la práctica, en donde la precariedad económica, laboral y so­
cial de una persona es utilizada, en muchas ocasiones como indicativo de fuga”3.

Resulta pertinente traer a colación la resolución de vista expedida por la


Sala Superior de Justicia de Puno en el Expediente N° 99-295, donde con im­
pecable argumentación se revocó un auto que decretó el internamiento preven­
tivo únicamente en base a situaciones extra procesales, como son las carencias
económicas y familiares del adolescente imputado, inclusive se recomendó al
A quo que en lo sucesivo procediera con mayor cuidado en el desempeño de
sus funciones. Se expone correctamente en la indicada resolución lo siguiente:

“Quinto.- Que, la pobreza, la miseria y la falta de educación deben combatir­


se por medio de la escuela y de la ayuda social; y, no por medio de prisiones;
y teniendo en cuenta que el grupo familiar es el único medio educativo real­
mente eficaz para readaptar al adolescente infractor en la sociedad. La modifi­
cación de la conducta del adolescente infractor, solo él la puede lograr si se le
brinda la oportunidad de ser reconocido como persona humana, como sujeto
de derecho, con dignidad, sensibilidad, ávido de afecto y protección, con ca­
pacidad y potencialidades susceptibles de desarrollarse. Sexto.- Que, por otro
lado, se tiene que la resolución impugnada no se sustenta en pruebas objetivas
que hagan presumir peligro procesal; y, la pena probable; pues, si el intema-
miento máximo que prevé el Código de los Niños y Adolescentes es de tres
años, la pena probable no puede pronosticarse que será mayor”4.

3 MIRANDA ESTR A M'PES, Manuel. “Usos y abusos de la prisión preventiva”. En: Actualidad penal.
N ü 36, Lima, junio de 2017, p. 180.
4 El texto completo de la resolución se puede encontrar en: <http://sistemas.amag.edu.pe/publicaciones/
dere_pen_proce_penal/serieJursiprud3/491-512.pdí>.

343 Jh
Afir. 53lSL Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

El riesgo de fuga, que es el primer elemento conformante del peligro pro­


cesal, está referido a la posibilidad que el adolescente, en razón a sus circuns­
tancias personales y las del caso particular, tratará de eludir, burlar o no some­
terse a la acción de la justicia.

Se indica que garantizar la presencia física del imputado en el proceso pe­


nal es la finalidad principal de la medida cautelar privativa de libertad, dado
que la fuga o huida del adolescente procesado impediría no sólo la ejecución
de la medida socio educativa a imponer, sino también la continuación del pro­
ceso penal seguido en su contra.

El artículo 53 del CREA establece que al decidir sobre la existencia del


riesgo de fuga se debe tener en cuenta los aspectos siguientes:

a) El arraigo en el país del adolescente imputado

El arraigo debe ser entendido como el establecimiento de una persona en


un lugar determinado por su vinculación con otras personas o cosas5. El arrai­
go tiene tres dimensiones: 1) la posesión, 2) el arraigo familiar y 3) el arraigo
laboral. El primero está referido a la existencia de un domicilio conocido o bie­
nes propios situados dentro del ámbito de alcance de la justicia. El segundo, se
circunscribe al lugar de residencia de aquellas personas que tienen lazos fami­
liares con el imputado. El tercero se expresa en la capacidad de subsistencia del
imputado, que debe provenir de un trabajo desarrollado en el país6. En el caso
de adolescentes en conflicto con la ley penal, se debe adicionar el arraigo edu­
cativo, constituido por los estudios básicos o superiores que se encuentre cur­
sando el imputado. Todos estos aspectos, evaluados de modo conjunto, acre­
ditarían el establecimiento de una persona en un determinado lugar. Es claro
que la posesión de un domicilio conocido o residencia habitual, el encontrarse
cursando estudios exitosamente, desempeñar una actividad lucrativa que es un
medio de subsistencia así como la existencia de lazos familiares, dificultan o
desincentivan significativamente la huida del adolescente imputado.

Al momento de evaluar el arraigo no se debe considerar en forma aislada


ninguno de los aspectos antes mencionados, sino que deberá hacerse de manera

5 DEL RÍO LABARTHE, Gonzalo. DEL RÍO LABARTHE, Gonzalo. Prisión preventiva y medidas
alternativas. Instituto Pacífico, Lima, 2016,, p. 197.
6 Casación N° 631-2015-Arequipa.

k 350
Sección III

conjunta. Así, se deberá tener en cuenta las relaciones personales del imputado,
en particular, sus vínculos familiares, la asistencia regular a un centro educati­
vo, las facilidades para abandonar el país o permanecer oculto, para esto últi­
mo resulta indispensable analizar algunas circunstancias personales del impu­
tado tales como estado de salud, conexiones con otros países, disponibilidad
de medios económicos para tal fin, pues es una máxima de la experiencia que
aquellas personas que tienen mayor facilidad para abandonar la localidad o in­
clusive el país, por lo general, son aquellas que cuentan con recursos económi­
cos, quienes por demás, suelen tener domicilio, propiedades, trabajo, residen­
cia habitual, etc.

En la práctica, para acreditar el arraigo y tratar de descartar el peligro pro­


cesal, usualmente se presentan constancias domiciliarias, actas de matrimonio,
certificados de trabajo, partidas de nacimiento de hijos, certificados de estudios
de los hijos o del propio procesado, con la finalidad de demostrar al juez que el
imputado tiene motivos suficientes para no evadir la acción de la justicia, pues
esto importaría salir del entorno familiar y social en que se desenvuelve, lo que
resultaría altamente perjudicial en términos afectivos, familiares, económicos
y sociales7. Sin embargo, la Resolución Administrativa N° 325-2011-P-PJ, pre­
cisa que no se debe considerar que la supuesta existencia de arraigo, descarta
apriori, la utilización de la internación preventiva. La citada resolución admi­
nistrativa precisa que:

“Que no existe ninguna razón jurídica ni legal -la norma no expresa en nin­
gún caso tal situación- para entender que la presencia de algún tipo de arraigo
descarta, a priori, la utilización de la prisión preventiva. De hecho, el arraigo
no es un concepto o requisito fijo que pueda evaluarse en términos absolutos.
Es decir, la expresión “existencia” o “inexistencia” de arraigo es, en realidad,
un enunciado que requiere de serios controles en el plano lógico y experimen­
tal. Toda persona, aun cuando se está frente a un indigente, tiene algún tipo
de arraigo. El punto nodal estriba en establecer cuándo el arraigo -medido en
términos cualitativos- descarta la aplicación de la internación preventiva. Esto
es algo muy distinto a sostener que la presencia de cualquier tipo de arraigo
descarta la prisión preventiva.

7 GALVEZ VILLEGAS, Tomás Aladino. Medidas de coerción personales y reales en el proceso penal.
Ideas Solución Editorial, Lima, junio de 2017, p. 388.

351 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Por ejemplo, es un error frecuente sostener que existe arraigo cuando el impu­
tado tiene domicilio conocido, trabajo, familia, etcétera. Tal razonamiento no
se sostiene desde la perspectiva del Derecho Procesal, pues la norma no exige
evaluar la existencia o inexistencia de un presupuesto -que no lo es- sino im­
pone ponderar la calidad de arraigo. Es perfectamente posible aplicar la pri­
sión preventiva a una persona que tiene familia o domicilio conocido, cuando
dicha situación, evaluada en términos de ponderación de intereses, no es su­
ficiente para concluir fundadamente que el desarrollo y resultado del proceso
penal se encuentra asegurado

Entonces, conforme a lo indicado en la citada resolución administrativa,


la comprobación de que el imputado tiene, por ejemplo, domicilio conocido, o
un trabajo estable, no implica la denegación automática del requerimiento de
internación preventiva, pues puede darse la situación que efectivamente tenga
algún tipo de arraigo; sin embargo, no asista a las citaciones o notificaciones
que le hagan llegar, o haya amenazado a las víctimas o testigos de la infracción
a la ley penal, con lo cual, a pesar de contar con arraigo, se estaría frustrando
el éxito del proceso.

b) La importancia del daño resarcible y la actitud que el adolescente adopta,


voluntariamente, frente al mismo

Se ha criticado este criterio señalando que “la importancia del daño resar­
cible o la magnitud del daño causado es un elemento relevante para las me­
didas cautelares de orden patrimonial, que pretenden evitar la insolvencia del
imputado y el acuitamiento de sus bienes. Si el imputado es insolvente, poco
aporta su privación de libertad para satisfacer la reparación civil solicitada”8.

En esta línea, San Martín Castro opina que este criterio resulta desacerta­
do, pues condiciona la valoración de la conducta del procesado frente a un he­
cho futuro e incierto como es el pago de la eventual reparación civil y, además,
adopta un canon para la determinación de la pena como es el hecho de analizar
el comportamiento frente a la víctima. Es claro que se puede salvaguardar la
futura reparación de la víctima mediante la adopción de otras medidas idóneas
mediante el embargo o la incautación9.

8 DEL RÍO LABARTHE, Gonzalo. Ob. c it, p, 210.


9 SAN MARTÍN C ASTRO, César. Derecho procesal penal. Lecciones. Instituto Peruano de Crimi­
nología y Ciencias Penales, noviembre de 2013, p, 461.

k 352
Sección III ART.5

En la Casación N° 626-2013-Moquegua se establece, con carácter de ju ­


risprudencia vinculante, que la alusión a la “magnitud del daño causado” no se
debería entender como una referencia a la forma de realización del ilícito pe­
nal, a la especial violencia o gravedad con que se ha cometido, pues de consi­
derarse así directamente supondría un criterio que quiere evitar el riesgo de una
posible reiteración delictiva, lo que es inaceptable en una medida cautelar, que
no se orienta a fines preventivos propios de la pena, sino en el peligro procesal.
Tampoco se puede entender como una referencia a la reparación civil, pues la
importancia del daño civil, está ligada a la pretensión civil, y su riesgo (pericu-
¡um in mora) tiene diversos medios de protección de esa naturaleza (embargo,
incautación, desalojo preventivo, etc.), que no tiene que ver con el peligro pro­
cesal de esta medida cautelar personal.

Por consiguiente, la única forma de interpretación no lesiva a los derechos


del imputado es la que hace referencia a la gravedad del ilícito, vinculado a las
circunstancias que agravarían la pena a imponer. Agrega la comentada senten­
cia casatoria que la propia redacción de la segunda parte de este criterio “au­
sencia de una actitud voluntaria del imputado para reparar el daño”, implica
que no estamos ante circunstancias del hecho, sino ante un criterio de repara­
ción inaceptable. La reparación del agraviado poco tiene que ver con el peligro
procesal; sin embargo, atendiendo a una correcta interpretación, la actitud del
imputado luego de cometido el delito, ayudará a acreditar su buena conducta
en el proceso penal.

c) El comportamiento durante el proceso o en otro anterior, en la medida que


indique su voluntad de someterse a la persecución penal

Es decir, corresponderá evaluar la conducta que el adolescente imputado


adopta en el proceso o la que ha tenido en otros anteriores, de los que se pue­
da concluir razonablemente que puede intentar sustraerse a los alcances de la
justicia. Así, por ejemplo, si en un proceso anterior el adolescente protagonizó
una huida o permaneció oculto sin concurrir al llamado de la autoridad judicial.

Algunas circunstancias que resultan útiles para inferir la aptitud del ado­
lescente de someterse al proceso penal, están en función a las mayores o me­
nores posibilidades de control sobre su identidad o paradero. Entre aquellas se
podría evaluar que en muchas ocasiones el adolescente es detenido luego de
una tenaz persecución policial, luego una vez intervenido niega a identificarse,
o brinda un nombre que en realidad no le corresponden, señala una dirección
domiciliaria falsa, aunado a que luego los padres o responsables se niegan a

353 A
ART. 53 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

presentar el documento nacional de identidad o acta de nacimiento del adoles­


cente, todo esto puede ser un indicador sobre la existencia de peligro de fuga.

d) La pertenencia del adolescente a una organización criminal o su reintegra­


ción a la m ism a

Autorizada doctrina sostiene que la pertenencia del imputado a una organi­


zación criminal o su reintegración debe ser valorada junto con el resto de crite­
rios o circunstancias, pues su sola existencia no es requisito sine qua non para
la aplicación de la prisión preventiva, aunque esta integración como criterio de
prisión sería más sólida si el imputado está en la posibilidad de servirse de la
organización criminal para eludir la acción de la justicia, esto es, si sería líder
o cuadro regional o con algún nivel de mando y responsabilidad dirigente101.

En la Resolución Administrativa N° 325-2011-P-PJ se indica que es obvio


que la pertenencia o integración de un imputado a una organización delictiva
o banda es un criterio clave en la experiencia criminológica para atender a la
existencia de un serio peligro procesal, tanto en el ámbito de la fuga como en
el de la obstaculización probatoria. Las estructuras organizadas (independien­
temente del nivel de organización) tienden a generar estrategias y métodos para
favorecer la fuga de sus pares y para contribuir en la obstaculización probato­
ria (amenaza, “compra”, muerte de testigos, etcétera). Si bien no es una regla
general ni obligatoria, evaluado el caso concreto, es posible sostener que en
muchos supuestos la gravedad de la pena y la pertenencia a una organización
delictiva o banda es suficiente para la aplicación de la prisión preventiva, por
la sencilla razón que la experiencia demuestra que son recurrentes los casos en
los que estos imputados se sustraen a la acción de la justicia durante años, apo­
yados en la organización que los arropa.

Empero, para fundamentar este extremo no basta con indicar que existe
una organización criminal, sino acreditar por lo menos sus componentes (or­
ganización, permanencia, pluralidad de imputados e intención criminal), así
como la vinculación del procesado. Asimismo, se deberá indicar qué peligro
procesal se configura al pertenecer a esta organización11. De ahí que resultará
legítimo recurrir a este criterio sólo en la medida que se demuestre que existen

10 SAN MARTIN CASTRO, César. Derecho procesal, penal. Lecciones. Instituto Peruano de
Criminología y Ciencias Penales, noviembre de 2013, pp. 461 y 462.
11 Casación N° 326-2013-Moquegua, párrafo 58.

k 354
Sección 111 ART 53

elementos suficientes para considerar que la organización criminal a la que per­


tenece el adolescente pueda coadyuvar proporcionando los medios para la fuga
o para contribuir en la obstaculización probatoria.

En el estudio “Justicia Juvenil” en el Perú se establece que una de las con­


sideraciones -en ocasiones la más importante- para privar de libertad al ado­
lescente (sea mediante sentencia o como medida cautelar), es la ausencia de
familiares. El 70% de los jueces y fiscales entrevistados manifestaron que en
más de una oportunidad solicitaron o aplicaron internación por falta de sopor­
te familiar. Agregando que en algunos casos la carencia de soporte familiar se
convierte en el factor más importante para determinar la privación de libertad
del adolescente, incluso por encima de la gravedad de la infracción que origi­
na el proceso judicial.

Al percibir la falta de apoyo familiar para determinar la privación de liber­


tad, se convierte en la práctica en un argumento que impulsa el intemamien-
to, por lo tanto, desfavorece al adolescente de la misma forma que lo hace un
agravante, a pesar de ser una condición que no está vinculada directamente al
hecho infractor. Además, se ha podido comprobar que la falta de autoridad de
los padres, la ausencia de uno de ellos, la falta de tiempo para compartir con
sus hijos por horarios exigentes de trabajo, entre otros, son considerados como
parte de la carencia por soporte familiar'2.

Observamos con preocupación que “en aras de la protección al menor, los


tribunales “disponen” de ellos, privándolos de su libertad. Forma parte de lo
que Platt menciona en su obra “Los Salvadores del Niño”. La sociedad se sien­
te tranquila y segura sin ellos. El niño recibe tratamiento de objeto de derecho
que debe ser tutelado. La medida excepcional de internación es muchas veces
la primera respuesta posible ante los problemas de vivienda, educación, salud
y desamparo. En definitiva, lo que se logra con esto es penalizar la pobreza y
vulnerar el principio de legalidad y de inocencia. De esto poco importa el delito
cometido, sino que pone énfasis en cambiar la “situación irregular” del joven1213.

12 Ver estudio “Justicia Juvenil en el Perú” elaborado por elaborado por la UNODC por pedido de la
Mesa Interinstitucional sobre Adolescentes en conflicto con la ley penal. En: http://www.unodc.org/
do c ura ents/p eru and ecu ador//!n forme s/Ju Sticia_Ju ven i 1_Peru _2013_Finai.p d f.
13 ANTIQUEIRA, María, “La aplicación de la prisión preventiva en relación a los procesos de los
menores de edad”. En: Estudios sobre prisión preventiva Perú y América Latina. BLG Ediciones,
Trujillo, noviembre del 2010, p. 147.

355
ART. 53 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Con frecuencia los órganos jurisdiccionales -d e manera errónea- toman


en cuenta aspectos extraprocesales como las situaciones antes mencionadas, a
efectos de justificar el peligro de fuga y, pór tanto, imponer la medida caute­
lar de intemamiento preventivo. Veamos algunas decisiones judiciales en este
sentido.

La Segunda Sala Especializada Civil de Piura en el Expediente N°


00122-2012-69-2001 -SP-FR-02 estableció: “(...) es evidente que no existe
control por p a rte d e sus progenitores, dado que los hechos se produjeron
a las 01:20 del día dos de julio del año en curso y además tampoco se pre­
ocupan por las amistades que frecuenta el menor. Finalmente, en lo concer­
niente al tercer agravio, no es cierto que haya colaborado, pues ha negado y/o
disminuido su participación, pese a que existen elementos de convicción que lo
sindican como uno de los adolescentes que arranchó las pertenencias al agra­
viado”. (El resaltado es nuestro).

En el mismo sentido la Primera Sala Civil de Piura en el Expediente N°


0188-2012-24-2001 -SP-FP-01 seguida contra los adolescentes G.M.E.G.C y
B J.Z .Y por la infracción de robo seguido de muerte, indicó: “Sin perjuicio de
lo antes señalado, y siempre en relación ai segundo presupuesto (peligro de
fuga), a criterio de este colegiado, tal como también lo ha señalado el A quo,
no llega a la certeza que la madre del adolescente apelante ejerza el debi­
do control sobre las actividades de su hijo; pues, de los propios hechos in­
vestigados, en los q u e el adolescente admite haber participado, se advierte
que sucedió aproximadamente a las 11:30 de la noche, horario no adecua­
do para que un menor de 16 años de edad se encuentre fuera de su hogar
y más aún en compañía de sujetos que el mismo menor sostiene no cono­
cer; por lo que cabría la posibilidad de que pese a que sostiene en el recurso
que el investigado en referencia tiene domicilio conocido, éste a raíz de esta
investigación y por el poco control de la madre y del tío que no individualiza,
con quienes dice vive, puede darse a la fuga para evadir el presente proceso” .
(El resaltado es nuestro).

En el Expediente N° 0G008-2013-24-2001-SP-FP-01 seguida contra los


adolescentes E.E.R.A y V.A.E.C por la infracción de robo agravado, la Primera
Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Piura indica: “Respecto al riesgo
razonable de eludir el proceso, es de considerar que respecto del adolescente
V.A.E.C., este en su declaración indagatoria sostiene que ha dejado de estudiar
por problemas en su hogar y, cuando su madre sale a trabajar no hay persona

k 356
Sección III ART. 53

adulta que ejerza su control, pues su mamá sale a las 5:00 de la mañana y re­
gresa a las 7:00 de la noche y, que, sale sin el permiso de su madre; en conse­
cuencia, con esta declaración está acreditado que éste adolescente infrac­
to r al no tener persona alguna que ejerza su control sobre él mismo, pue­
de eludir el proceso. En cuanto al menor infractor E.E.R.A, tenemos que a la
fecha no se encuentra realizando actividad laboral ni educativa alguna y
si bien es cierto ha señalado que en el año 2012 ha concluido sus estudios; sin
embargo, éste hecho no lo ha acreditado en forma alguna, como tampoco ha
acreditado que se haya inscrito para estudiar en Academia alguna como alega,
consecuentemente existe riesgo razonable de que pueda eludir el proceso (...)”
(El resaltado es nuestro).

Las resoluciones analizadas para admitir el intemamiento preventivo uti­


lizan indebidamente argumentos que no se encuentran vinculados a los presu­
puestos materiales que exige la ley (tales como carencia de soporte familiar, no
cursar estudios, falta de trabajo, entre otros), omitiendo invocar razones que en
verdad conduzcan a creer que el adolescente evadirá la acción de la justicia o
que destruirá o alterará elementos probatorios.

(0 REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

» ANTIQUEIRA, María, “ La aplicación de la prisión preventiva en relación a los procesos de los


menores de edad” . En: Estudios sobre prisión preventiva Perú y América Latina. BLG Ediciones,
Trujillo, noviembre del 2010.
- DEL RÍO LABARTHE, Gonzalo. Prisión preventiva y medidas alternativas. Instituto Pacífico,
Lima, 2016.
- GALVEZ VILLEGAS, Tomás Aladino. Medidas de coerción personales y reales en el proceso
penal, ideas Solución Editorial, Lima, junio de 2017.
■ HERNÁNDEZ ALARCÓN, Christian. “ El principio de proporcionalidad o prohibición de exceso en
la determinación de la sanción penal juvenil en el Perú”. En: Estudios sobre justicia penaljuvenil
en el Perú. Coordinador: Juan Carlos García Huayama, Editorial íex&iuris, diciembre de 2016.
« MIRANDA ESTRAMPES, Manue!. “Usos y abusos de la prisión preventiva” . En: Actualidad
penal. N° 36, Lima, junio de 2017.
« SAN MARTÍN CASTRO, César. Derecho procesal penal. Lecciones, instituto Peruano de
Criminología y Ciencias Penales, noviembre de 2013.

357 A
ART 54 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

PELIGRO DE OBSTACULIZACIÓN
54.1 Para calificar el peligro de obstaculización se tiene en cuen­
ta el riesgo razonable de que el adolescente:
a. Destruya, modifique, oculte, suprima ofalsifique elemen­
tos de prueba;
b. Influya para que los coimputados, testigos o peritos in­
formen falsamente o se comporten de manera desleal o
reticente en el desarrollo del proceso; e
c. Induzca o pueda ser inducido por otros a realizar los
comportamientos descritos en los literales anteriores.
54.2 Para valorar este peligro se considera la pertenencia o posi­
ble pertenencia del adolescente a una organización delictiva
o su reintegración a la misma

© Juan Carlos García Huayama

► Comentario

1. ES peligro de obstaculización de la actividad probatoria


El peligro de obstaculización de la actividad probatoria que es el segun­
do elemento conformante del peligro procesal, se encuentra constituido por
comportamientos del imputado tendientes a impedir o dificultar la búsqueda
de fuentes de prueba o la incorporación de medios de prueba al proceso penal.

El peligro de destrucción u obstaculización de medios probatorios también


debe identificarse de un modo nítido y obj etivo a través de los antecedentes del in­
fractor y otras circunstancias del caso concreto (posibilidad de destrucción u ocul-
tamiento de medios probatorios, amenazas a testigos, intimidación a los agravia­
dos, acuerdos fraudulentos entre el investigado y otros partícipes del ilícito, etc.).

Como sostiene Guerra Pérez, se trata en definitiva, de evitar que la libertad


sea aprovechada por el imputado para obstruir la investigación y el eventual en­
juiciamiento del caso, actuando de modo fraudulento sobre las pruebas del he­
cho punible que pudieran obtenerse. Se pretende evitar que el imputado destru­
ya huellas o vestigios del ilícito, o que altere documentación que pueda relacio­
narlo con su comisión, o que se concierte con terceros o que los intimide para
que no declaren la verdad sobre los hechos en su contra1. Por ejemplo, se podría

I GUERRA PÉREZ, Cristina. La decisión judicial de prisión preventiva. Análisis jurídico y crimino­
lógico. Tirant lo blach, Valencia, 2010, pp. 161 y 162,

k358
Sección III ART. 54

obstaculizar las pruebas testimoniales utilizando no sólo la amenaza, sino tam­


bién mediante ofrecimiento de dinero u otro beneficio, recurriendo a razones de
amistad o parentesco para intentar convencer al testigo que falte a la verdad. En
lo relativo a la prueba documental, se tendría como obstaculización, por ejem­
plo, el esconder, destruir, adulterar o falsificar dichos medios de prueba2.

La norma exige que el adolescente imputado “obstaculice la averiguación


de la verdad”, esto nunca debe interpretarse en el sentido que aquél tiene el de­
ber u obligación de descubrir las fuentes de investigación y de prueba que pu­
dieran incriminarlo3. En tal sentido, no procede la internación preventiva sólo
para obtener una declaración autoincriminatoria del adolescente inculpado o
conseguir un comportamiento determinado del mismo, ya que esto devendría
en ilegítimo y arbitrario.

No puede incluirse dentro del concepto de obstaculización “la mentira, la


contradicción o el silencio del imputado (tampoco la existencia de versiones
diversas); porque de lo contrario, tal valoración lo obligaría a autoincriminar-
se para evitar la prisión preventiva, lo que constituye una sanción que vacía de
contenido al derecho a no autoincriminarse y a guardar silencio”4.

El artículo 54 establece que para calificar el peligro de obstaculización se


tiene en cuenta el riesgo razonable de que el adolescente:

a. Destruya, modifique, oculte, suprima o falsifique elementos de prueba

Está referido a las distintas formas como el imputado que se encuentra en


libertad puede atentar contra los elementos materiales útiles para el debi­
do esclarecimiento de los hechos obstruyendo o dificultando el acopio o
entrega de dichos elementos de prueba, esto es, genera un peligro procesal
fundado; ante ello, si el imputado evidencia este riesgo y concurren los de­
más presupuestos, se debe declarar fundada la prisión preventiva, a fin de

2 LLOBET RODRÍGUEZ, Javier. P risión P reventiva. L ím ites constitucionales. Grij ley, Lima, febrero
de 2016, p. 207.
3 GUERRA PÉREZ, Cristina. L a decisión ju d ic ia l de p risió n preventiva. A n á lisis ju r íd ic o y crim ino­
lógico. Tirant lo blach, Valencia, 2010, pp. 161 y 162.
4 DEL RÍO LABARTHE, Gonzalo. DEL RÍO LABARTHE, Gonzalo. P risión p re v en tiv a y m edidas
a ltern a tiva s. Instituto Pacífico, Lima, 2016. p. 227,

359 A
APT. 54 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

cautelar el aseguramiento de las fuentes, los medios y en general todo ele­


mento de prueba5.
“Para el cumplimiento de este presupuesto, en primer lugar se debe tener en
cuenta que las fuentes de prueba que se quiere asegurar sean relevantes para
el enjuiciamiento, pues, por exigencias del principio de proporcionalidad, se
excluyen los elementos probatorios que no sean determinantes de la culpa­
bilidad o inocencia, así como los referidos a otros tipos de responsabilidades
(civil, administrativa, etc.). En segundo lugar, que el imputado tenga auténtica
capacidad, por sí solo o por medio de terceros, para influir u ocasionar el me­
noscabo a las fuentes de prueba, fundamentalmente cuando se trata de objetos
que están en poder del imputado o terceros en los que tenga cierta influencia”6.
b. Influya para que los coimputados, testigos o peritos informen falsamente o
se comporten de manera desleal o reticente en el desarrollo del proceso
La forma de influir puede ser mediante actos violentos, amenazas, ame­
drentamientos o también a través del uso de dádivas.
c. Induzca o pueda ser inducido por otros a realizar los comportamientos des­
critos en los literales anteriores
“En este caso, el peligro de obstaculización considerado está referido a la
posibilidad de que el imputado en libertad pueda influir o concertar con
terceros (más allá de los coimputados, agraviados, testigos o peritos) para
que destruyan, modifiquen, oculten, supriman, sustraigan o falsifiquen los
elementos probatorios a fin de favorecer al imputado y perjudiquen la ac­
tividad procesal o probatoria”7.

(g | REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

■ GALVEZ VILLEGAS, Tomás Aladino. Medidas de coerción personales y reales en el proceso


penal. Ideas Solución Editorial, Lima, junio de 2017.
a GUERRA PÉREZ, Cristina. La decisión judicial de prisión preventiva. Análisis jurídico y
criminológico. Tirant lo bíach, Valencia, 2010.
= LLOBET RODRÍGUEZ, Javier. Prisión Preventiva. Límites constitucionales. Grijley, Lima, febrero
de 2016.

5 GALVEZ VILLEGAS, Tomás Aladino. Medidas de coerción personales y reales en el proceso penal.
Ideas Solución Editorial, Lima, junio de 2017, p. 401.
6 Ibídem, p. 402,
7 Ibídem, p. 405.

k360
Sección III

§ |Í|ÍÍ1 B DEL LUGAR DE CUMPLIMIENTO DE LA INTERNACIÓN


PREVENTIVA
55.1 La internación preventiva se cumple en los Centros Juveni­
les, en donde se les debe tratar considerando la presunción
de inocencia.
55.2 El Juez de la Investigación Preparatoria, a pedido de parte,
puede ordenar la internación en un establecimiento de salud
o asistencial del adolescente, cuando a los requisitos estable­
cidos en el presente Código para el dictado de la internación
preventiva se agregue, previo informe médico forense, que el
adolescente sufre una grave alteración de sus facultades men­
tales, que lo ponen en peligro para sí mismo o terceros cum­
pliendo la internación preventiva en dicho establecimiento.

© Juan Carlos García Huayama

► Comentario

El Estado al privar de libertad a una persona sea mediante sentencia o me­


dida de coerción, asume la obligación de garantizar el respeto de sus derechos
fundamentales, particularmente la vida e integridad personal, que son básicos
para el ejercicio de todos los otros derechos y constituyen mínimos indispen­
sables para el ejercicio de cualquier actividad1. Cuando la persona detenida es
un menor de edad, la posición de garante debe ser asumida con mayor diligen­
cia y responsabilidad.

La Corte Interamericana en la sentencia expedida en el caso Instituto de


Reeducación del Menor Vs. Paraguay12, establece los lineamientos centrales

1 La Corte Interamericana ha establecido que “en los términos del artículo 5(2) de la Convención, toda
persona privada de su libertad tiene derecho a vivir en condiciones de detención compatibles con
su dignidad personal y el Estado debe garantizarle el derecho a la vida y a la integridad personal.
En consecuencia, el Estado, como responsable de los establecimientos de detención, es el garante
de estos derechos de los detenidos” (Vide. Caso Neira Alegría y otros Vs, Perú, Sentencia del 19 de
enero de 1995, párrafo 60).
2 En cuanto a los hechos del caso, se informa que el Instituto “Pánchito López”, destinado a albergar
adolescentes en conflicto con la ley penal que se encontraban privados de libertad, estaba ubicado
inicialmente en la ciudad de Emboscada, situada a 50 km de Asimcióny era de difícil acceso. Luego,
el Estado decidió convertir el lugar en un centro de máxima seguridad para adultos, por lo que los
adolescentes recluidos en el Instituto fueron trasladados a lo que era originalmente una vivienda
particular en Asunción, destinada a ser una casa habitación.

361 J
ARL 5! Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

respecto a la obligación que dimana de esta posición de garante en que se en­


cuentra el Estado en relación a los adolescentes privados de libertad, dispo­
niendo lo siguiente:

“(•..) cuando el Estado se encuentra en presencia de niños privados de liber­


tad, como ocurre mayormente en el presente caso, tiene, además de las obli­
gaciones señaladas para toda persona, una obligación adicional establecida
en el artículo 19 de la Convención Americana. Por una parte, debe asumir su
posición especial de garante con mayor cuidado y responsabilidad, y debe
tomar medidas especiales orientadas en el principio del interés superior del
niño. Por otra, la protección de la vida del niño requiere que el Estado se pre­
ocupe particularmente de las circunstancias de la vida que llevará mientras se
mantenga privado de libertad, puesto que ese derecho no se ha extinguido ni
restringido por su situación de detención o prisión (...)”.

Las instalaciones del Instituto, al haber sido diseñadas para ser una casa habitación, no contaban con
una infraestructura adecuada como centro de detención. La población de intemos, integrada mayor­
mente por niños que provenían de sectores marginados, fue creciendo de manera que se originaron
serios problemas de hacinamiento e inseguridad entre los internos, por lo que entre agosto de 1996
y julio de 2001, la población en el instituto superó la capacidad máxima alcanzando así un nivel de
sobrepoblación de alrededor de 50%, dando lugar a que muchos adolescentes internos no tuvieran
camas, frazadas y colchones, viéndose obligados a dormir en el suelo, hacer tumos con sus compa­
ñeros, o compartir camas y colchones. La falta de camas y colchones, junto con el hacinamiento,
facilitaron que hubiera abusos sexuales entre los internos. Asimismo, los intemos en el Instituto
estaban recluidos en celdas insalubres con escasas instalaciones higiénicas, eran mal alimentados y
carecían de asistencia médica, psicológica y dental adecuada.
El Instituto no contaba con un número adecuado de guardias en relación con el número de intemos,
quienes tampoco contaban con una capacitación idónea para responder de manera satisfactoria a
situaciones de emergencia, por lo que recurrieron frecuentemente aluso de castigos violentos y crueles
con el propósito de imponer disciplina en la población de internos, es más, llegaban al extremo de
vender sustancias estupefacientes a los internos.
Con posterioridad a la presentación del presente caso ante la Comisión Interamericana, en 1996,
ocurrieron tres incendios en el Instituto. En el primer incendio sucedido el 11 de febrero de 2000,
fallecieron nueve internos y otros veinticinco sufrieron heridas o quemadura; el 5 de febrero de
2001 se produjo un segundo incendio, en el cual resultaron heridos nueve intemos y finalmente, el
25 de julio de 2001 hubo otro tercer incendio, originado en un amotinamiento propiciado por uno
de los internos, Benito Augusto Adomo, quien resultó herido por un disparo de un funcionario del
Instituto, hecho que desencadenó el levantamiento de diversos internos que iniciaron el fuego en el
Instituto. Como consecuencia de este último incendio el joven Benito Augusto Adomo murió el 6
de agosto de 2001 y el incendio causó heridas o quemaduras a ocho internos.
Después del incendio de 25 de julio de 2001 se cerró definitivamente el Instituto y los internos
fueron trasladados masivamente a centros penitenciarios regionales para adultos, donde compartían
espacio físico con mayores de edad, como el baño, el comedor y el patio, ya que estas instituciones
no contaban con la infraestructura diferenciada por edad, lo que en la práctica resultó peor para sus
derechos. En tal razón y conforme a los sucesos antes narrados, la Corte declaró la responsabilidad
internacional de Paraguay.

k362
Sección III ART. 55

Igualmente, en el caso B ulado Vs Argentina3 reitera que corresponde al


Estado, como responsable de los establecimientos de detención, ser garante de
los derechos de las personas detenidas, por tanto, está obligado a prevenir si­
tuaciones que pudieran conducir, por acción u omisión, a la afectación de los
derechos fundamentales del individuo bajo su custodia y, adicionalmente tie­
ne el deber de proveer la información así como las pruebas relacionadas con lo
que suceda al detenido. Subrayando que cuando la persona privada de libertad
es un menor de edad debe garantizar sus derechos con mayor diligencia y res­
ponsabilidad. Así, el Tribunal indica:

“La forma en que se trata a un detenido debe estar sujeta al escrutinio más es­
tricto, tomando en cuenta la especial vuln erabilidad de aquél, función estatal de
garantía que reviste de particular importancia cuando el detenido es un menor de
edad. Esta circunstancia obliga al Estado a ejercer su función de garante adaptan­
do todos los cuidados que reclama la debilidad, el desconocimiento y la indefen­
sión que presentan naturalmente, en tales circunstancias, los menores de edad”4.

Es incuestionable que a los menores de edad privados de libertad se les


debe reconocer todos los derechos y garantías aplicables a las personas adultas
privadas de libertad, pero adicionalmente se deben agregar protecciones espe­
cíficas en virtud de su edad. “El adolescente privado de su libertad tiene dere­
cho al pleno ejercicio de sus derechos civiles, políticos, religiosos, económicos

3 En este caso se establece como hechos probados que, el 19 de abril de 1991, la Policía Federal de
Argentina realizó una detención masiva o “razzia” de más de ochenta personas en la ciudad de Buenos
Aires, en las inmediaciones del estadio Club Obras Sanitarias de la Nación, lugar en donde se iba a
realizar un concierto de música rock. Entre los detenidos se encontraba el adolescente Waíter David
Bulacio, que contaba con 17 años de edad, quien fue trasladado a una comisaría del sector donde
fue golpeado por agentes policiales; no se notificó de la privación de libertad a sus familiares ni al
Juez Correccional de Menores de tumo conforme lo exigía la ley.
El 20 de abril de 1991, el adolescente Walter David Bulacio, tras haber vomitado en la mañana, fue
llevado a un nosocomio, sin que sus padres o un Juez de Menores fueran notificados. El médico que
lo atendió en ese hospital señaló que el joven presentaba lesiones y diagnosticó im “traumatismo
craneano”, además, informó que el adolescente le confesó que había sido golpeado por la policía. El
26 de abril siguiente Walter David Bulacio murió. Los responsables de la muerte de Walter David
Bulacio nunca fueron sancionados.
En razón a lo expuesto el 26 de febrero de 2003, ante el reconocimiento por parte del Estado de su
responsabilidad internacional por la violación a los derechos de Walter David Bulacio y su familia,
se firmó el acuerdo de solución amistosa entre Argentina, la Comisión y los representantes de los
familiares de la victima,
4 Caso Bulacio Vs, Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 18 de septiembre de 2003,
párr. 126 y 127.

363 A
ART. 5j Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

y culturales de que es titular, salvo el caso de que el mismo sea incompatible


con el objeto y finalidad de la reclusión o con el cumplimiento de la condena”56.

El artículo 55 del CRPA ordena que la internación preventiva se cumpla en


los centros juveniles, que son centros de reclusión destinados exclusivamen­
te para aquellos que contaban con minoría de edad al momento de ocurrido el
hecho punible que le fue imputado0. Esto resulta de fundamental importancia
en el sistema penal juvenil, pues de esa forma no solo se garantiza la vida, in­
tegridad y otros derechos fundamentales de los adolescentes privados de liber­
tad, sino que también se hace posible cumplir con los objetivos centrales del
sistema de responsabilidad penal espacial y diferenciado al que están sujetos
los menores de edad en conflicto con la ley penal. Las penas privativas de li­
bertad en el caso de menores de edad tienen como finalidad esencial la reforma
y readaptación social, este objetivo sería absolutamente imposible de alcanzar
en establecimientos penales donde los menores deben convivir con los adul­
tos. Es que, como advierte la Comisión Interamericana de Derechos Humanos,
“un niño privado de su libertad no deberá estar en establecimientos de adul­
tos. El sistema carcelario es hoy un factor fundamental para el inicio de una
carrera delictual, puesto que así como la prisión aplica programas para corre­
gir a los infractores, también pone en práctica mecanismos que solidifican la
delincuencia”7.

En el caso Bulado Vs. Argentina, la corte también destaca la necesidad de


mantener a los adolescentes privados de libertad en ambientes separados de los
detenidos de los adultos. Así, la sentencia establece:

“Para salvaguardar los derechos de los niños detenidos, especialmente su de­


recho a la integridad personal, es indispensable que se les separe de los dete­
nidos adultos. Y, como lo estableciera este Tribunal, las personas encargadas

5 PABÓN PARRA, Pedro Alfonso. Comentarios al nuevo sistema de responsabilidad penal para
adolescentes. Ediciones Doctrina y Ley, Bogotá, 2007, p. 406.
6 El 30 de diciembre de 2016, se publicó el Decreto Legislativo N° 1299 que dispone transferir la Ge­
rencia de Centros Juveniles del Poder Judicial y sus órganos desconcentrados al Ministerio de Justicia
y Derechos Humanos. Esto confórme se precisa en el artículo 2, implica que el Poder Judicial traspasa
el acervo documentario, el patrimonio mobiliario e inmobiliario, los recursos presupuestarios y el
personal que corresponda a la Gerencia General de Centros Juveniles, así como los Centros Juveniles
de Diagnóstico y Rehabilitación a nivel nacional y los Servicios de Orientación al Adolescente.
7 COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Informe Anual de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos. 1991,p . 326.

k .3 6 4
Sección III ART. 55

de los centros de detención de niños infractores o procesados deben estar de­


bidamente capacitadas para el desempeño de su cometido

Del mismo modo, el CRPA exige que los adolescentes con internación pre­
ventiva deben recibir un trato considerando la presunción de inocencia que aún
les asiste. Para efectivizar esta norma, sería ideal que los adolescentes que se en­
cuentran con intemamiento preventivo sean ubicados en lugares distintos a los
ocupados por los adolescentes que están sentenciados. Es que en el caso de los
adolescentes privados de libertad a consecuencia de la medida cautelar, el princi­
pio a la presunción de inocencia se encuentra incólume y por tanto no se desvirtúa
la posibilidad de una sentencia absolutoria, consecuentemente, resulta consecuen­
te que no compartan ambientes con aquellos cuya culpabilidad está demostrada.

En este sentido, hubiera resultado adecuado que el CRPA establezca lite­


ralmente que los adolescentes sujetos a la medida de intemamiento preventivo
deben ser ubicados en un ambiente separado de los adolescentes sentenciados.
Más aún cuando en nuestro país observamos que en los centros de reclusión
para adolescentes los menores con mandato de intemamiento preventivo com­
parten los mismos ambientes con adolescentes sentenciados, ello debido a la
sobrepoblación y deficiente infraestructura que imposibilitan contar con am­
bientes adecuados y suficientes para garantizar dicha separación entre menores
sentenciados y aquellos que se encuentran internados preventivamente.

En los centros juveniles los adolescentes internos deben estar divididos en


módulos adecuados donde se los clasifique de acuerdo a la edad, madurez, pe­
ligrosidad, entre otros factores. Sin embargo, una dificultad que se encuentra
para cumplir con estas medidas es el hacinamiento existente en los nueve Cen­
tros juveniles que albergan a adolescentes privados de libertad89.

En general, el lugar de detención debe garantizar condiciones adecuadas


de habitabilidad (higiene, espacio, acondicionamiento, iluminación, etc.) que
posibiliten una convivencia digna y segura. En todo momento se debe asegurar

8 Caso Bulado Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 18 de septiembre de 2003,
párr. 136.
9 La Gerencia de Centros Juveniles del Poder Judicial ha informado que “la capacidad máxima de
albergue en los 9 CJDR es de 1.473 internos; para el mes de diciembre del 2015 se atendió a 1.943
jóvenes infractores a nivel nacional. El centro juvenil más sobrepoblado en el Perú es el CJDR Tru-
jílio - con 88% de hacinamiento, seguido del CJDR Marcavalle - Cusco con 68%. Fuente: Consejo
Nacional de Política Criminal del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. Disponible en pdf,
en: <https://indaga.minjus.gob.pe/sites/default/files/boletin-ii-adolescentes%20ok.compressed.pdf>.

365 A
ART 55 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

el contacto del adolescente con su familia mediante visitas, llamadas telefóni­


cas y correspondencia; también se le debe permitir asistencia jurídica así como
el acceso a actividades educativas, laborales, culturales, deportivas, religiosas,
recreativas y atención médica. Sin embargo, la Defensoría del Pueblo, a través
de la Nota de Prensa N° 136/OCII/DP/2Q1810, del 11 de abril de 2018, ha rei­
terado la necesidad de que el Poder Judicial declare en emergencia los centros
juveniles existentes a nivel nacional para implementar mejoras urgentes en las
condiciones de intemamiento, medidas de seguridad, servicios básicos de luz,
agua, desagüe y aumentar el personal especializado para el tratamiento, pues:

“Tras algunas visitas inopinadas a diversos Centros Juveniles se evidenció que


las áreas destinadas a los programas de atención Intensiva (PII), carecen de
las mínimas condiciones de habitabilidad permitidas: espacios reducidos, ilu­
minación insuficiente, malas condiciones de aseo y -en algunos casos- sobre­
población. Esta situación configura un trato inhumano y degradante (...) Los
resultados de las visitas arrojan que en todos los centros visitados -Arequipa,
Piura, Chiclayo, Huancayo, Pucallpa, Cuzco y Lima (2)- se registran severos
problemas de hacinamiento dado que se ha superado la capacidad de albergue
en 50%. Este hecho, además de provocar el acelerado desgaste de los ambien­
tes (servicios de agua y desagüe en mal estado de conservación) genera pro­
blemas de convivencia entre los adolescentes”.

El juez de la investigación preparatoria, a pedido de parte, puede orde­


nar la internación en un establecimiento de salud o asistencial del adolescente,
cuando a los requisitos establecidos en el presente código para el dictado de la
internación preventiva se agregue, previo informe médico forense, que el ado­
lescente sufre una grave alteración de sus facultades mentales, que lo ponen en
peligro para sí mismo o terceros cumpliendo la internación preventiva en di­
cho establecimiento.

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

- COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Informe Anual de la Comisión


Interamericana de Derechos Humanos. 1991.
» RABÓN PARRA, Pedro Alfonso. Comentarios al nuevo sistema de responsabilidad penal para
adolescentes. Ediciones Doctrina y Ley, Bogotá, 2007.

10 Disponible en: https://www.defensoria.gob.pe/modules/Downloads/prensa/notas/2018/NP-l36-18.


pdf. (fecha de consulta: 16 de abril de 2018).

k366
Sección III ART. 56

i i p i l i l SEGUIMIENTO

El Equipo Técnico ínterdisciplinario del Centro Juvenil lleva a


cabo un seguimiento de la medida adoptada por el Juez con elfin
de evaluar el desarrollo y cambio que se produzca en el adoles­
cente durante el periodo de la internación, analizando la necesi­
dad y la idoneidad en el tiempo de la misma y recomendar desde
un punto de vista técnico su continuidadmodificación o cese.

Juan C a rlo s G arcía H u a y a m a

► Comentario

El Equipo Técnico Ínterdisciplinario del Centro Juvenil debe realizar un


conctante seguimiento del adolescente contra quien se ha decretado la medida
de internación preventiva con el objetivo de evaluar el desarrollo y cambio que
se produzca en el mismo durante la ejecución de la medida de coerción, ana­
lizando la necesidad y la idoneidad en el tiempo de la medida cautelar, lo que
resulta fundamental para emitir los informes correspondientes al momento de
resolver el cese, modificación o prolongación de la medida.

367 A
CAPÍTULO II

DURACIÓN DE LA INTERNACIÓN PREVENTIVA

DURACIÓN DE LA INTERNACIÓN PREVENTIVA

57.1 La internación preventiva no dura más de ciento veinte (120)


días.
57.2 Tratándose de procesos complejos, el plazo límite no excede
de ciento cincuenta (150) días.

Juan Carlos García H u a y a m a

► Comentario

La privación de la libertad durante el proceso, conocida normalmente


como prisión o detención preventiva, constituye una de las afectaciones más
significativas a los derechos de las personas sujetas a una investigación crimi­
nal y, por lo mismo, es objeto de preocupación especial tanto en las normas in­
ternas de los Estados como en los tratados internacionales de derechos huma­
nos. Dicha preocupación se ve intensificada cuando se utiliza esta medida cau­
telar privativa de libertad en casos de niños o adolescentes en conflicto con la
ley penal, por lo que se establece exigencias más estrictas que se traducen en
deberes adicionales de los Estados, pues se señala que los menores de edad por
su estado de desarrollo se encuentran en mayor situación de vulnerabilidad que
ios adultos, conllevando a que los efectos negativos de la privación de libertad
sean más profundos y tengan consecuencias que se extienden por un periodo
más largo en el tiem po1-

1 DUCE, Mauricio: “E l Derecho a un juzgamiento especializado de los jóvenes infractores en el Nuevo


Proceso Penal Juvenil Chileno” . En: Política criminal. Recuperado de www.politicacriminal.cl/
Vol_05/n_10/Vol5N 10Al.pdf.

k368
Sección III

Son diversas las normas del corpus inris internacional en materia de ni­
ñez2, que exigen que la medida cautelar privativa de libertad se imponga por el
“plazo más breve posible”, sin excepción. Así, tenemos la regla 13.1 de las re­
glas mínimas de las Naciones Unidas para la Administración de la Justicia de
Menores (“Regías de Beijing”) que dispone que en los procesos seguidos con­
tra menores de edad sólo se aplicará la prisión preventiva durante el plazo más
breve. Igualmente, la regla 17 de las reglas mínimas para la Protección de los
Menores Privados de Libertad (“Reglas de La Habana”) establece que cuando
se recurra a la detención preventiva, los tribunales de menores y ios órganos de
investigación deberán atribuir máxima prioridad a la más rápida tramitación de
esos casos a fin de que la detención sea lo más breve posible.

Como se observa, la duración de la medida de coerción privativa de liber­


tad en caso de niños y adolescentes, en los casos excepcionales en que sea pro­
cedente, sólo debe durar “el plazo más breve posible”, esto es, corresponde im­
poner restricciones temporales muy estrictas a su extensión. Los instrumentos
internacionales antes mencionados ponen énfasis en la idea del “plazo lo más
breve posible” , que resulta un lenguaje mucho más estricto que la noción de
“plazo razonable”. Entonces, esta mayor rigurosidad de lenguaje debiera tener
un impacto significativo al evaluar los casos concretos de duración de la prisión
preventiva de los adolescentes3.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el caso Instituto de


Reeducación del menor vs. Paraguay, refiriéndose a la aplicación de la prisión
preventiva en casos de personas menores de edad señala que dicha medida es
la más severa que se puede aplicar al imputado de un delito, por tanto, su apli­
cación debe tener un carácter excepcional, pero adicionalmente impone como
exigencia que la medida “(...) no puede durar más allá de un plazo razonable,
ni más allá de la persistencia de la causal que se invocó para justificarla. No

2 El concepto de corpus jitris en materia de niñez significa el reconocimiento a la existencia de un


conjunto de normas fundamentales que se encuentran vinculadas con el fin de garantizar los derechos
humanos de los niños, las niñas y los adolescentes. Entre este conjunto de normas fundamentales se
encuentran la Convención sobre los Derechos del Niño, las reglas mínimas de las Naciones Unidas
para la Administración de Justicia de Menores (“Reglas de Beijing”), las reglas de las naciones Unidas
para la protección de menores privados de la libertad (“Reglas de La Habana”), las directrices de las
Naciones Unidas para la Prevención de la Delincuencia Juvenil (“Directrices de Riad”), etcétera.
3 DUCE, Mauricio y RIEGO, Cristian. La Prisión Preventiva en Chile: Análisis de los cambios legales
y su impacto. Universidad Diego Portales, agosto de 2011, pp. 205 y 206.

369 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

cumplir con estos requisitos equivale a anticipar una pena sin sentencia, lo cual
contradice principios generales de derecho universalmente reconocidos”.

El mantener a una persona bajo régimen de detención preventiva por un


período prolongado, puede crear una situación de hecho en la que los jueces
sean mucho más propensos a dictar sentencias condenatorias para, en cierta
forma, avalar su decisión de haber encarcelado ya al acusado durante el juicio.
Así, una eventual sentencia absolutoria sería un reconocimiento de que se pri­
vó de libertad por m ucho tiempo a un inocente. Desde esa perspectiva, la pro­
longada detención sin juicio de una persona constituye, en cierta forma, una
presunción de culpabilidad4.

El Código de los Niños y Adolescentes en el artículo 221 establecía que


“el plazo mínimo (sic) e improrrogable para la conclusión del proceso, estan­
do el adolescente interno, será de cincuenta días y, en calidad de citado, setenta
días” . Con fecha 23 de septiembre de 2015 se publicó el Decreto Legislativo
N° 1204, que modificó diversos dispositivos del Código de los Niños y Ado­
lescentes, entre los que se encuentra el artículo 209, disponiendo éste dispositi­
vo que “la internación preventiva tiene una duración máxima de cuatro meses,
prorrogables, a solicitud del Ministerio Público, hasta por dos meses, cuando
el proceso sea complejo o concurran circunstancias que importen una especial
dificultad”. Es evidente que ambos artículos resultan incompatibles, resultando
por ende evidente que el artículo 221 del Código de los Niños y Adolescentes
fue derogado tácitamente.

Ahora el artículo 57 del CREA establece dos supuestos respecto al plazo


legal máximo de duración de la prisión preventiva:

a) En los procesos que no sean calificados como complejos la internación pre­


ventiva tendrá una duración máxima de ciento veinte días. Unicamente en
este supuesto, el artículo 59 del CRPA otorga la posibilidad de prorrogar la
internación preventiva por quince días adicionales, siempre que concurran
circunstancias que importen una especial dificultad o prolongación de la
investigación y, el adolescente procesado pudiera sustraerse a la acción de
la justicia u obstaculizar la actividad probatoria.

4 CIDH. Informe sobre el uso de la prisión preventiva en las Américas.

k 370
Sección III ART. 5'

b) Tratándose de procesos complejos, el plazo límite no excederá de ciento


cincuenta días. El CRPAno indica taxativamente los supuestos que permi­
ten calificar como complejo un proceso, por lo que supletoriamente se debe
acudir al artículo 342.3 del Código Procesal Penal56.

En anterior oportunidad nos pronunciamos en el sentido que cumplir con


el plazo razonable de la medida cautelar privativa de libertad dependerá fun­
damentalmente de la actitud de los operadores de derecho, pues si bien la nor­
ma vigente en la actualidad (art. 209 del Código de los Niños y Adolescentes)
como el artículo 57 del CRPA establecen un plazo legal máximo de cuatro me­
ses, con la posibilidad de prórroga para ciertas circunstancias, nada impide que
el juzgador emita sentencia con anterioridad al vencimiento del referido plazo
legal. Es también factible que la resolución judicial que decreta la internación
preventiva indique un lapso de duración menor al plazo máximo legal, siempre
que resulte adecuado a las circunstancias y complejidad del caso en concreto,
dentro del cual el juez deberá sentenciad.

Señalo esto por cuanto el supremo intérprete constitucional con carácter de


precedente vinculante ha subrayado que:

“Los parámetros legales, si bien son válidos para el enjuiciamiento de un caso


concreto en el que haya sido dispuesta la medida, sin embargo, no agotan el

5 “3. Se considera proceso compiejo cuando: a) requiera la actuación de una cantidad significativa de
actos de investigación; b) comprenda la investigación de numerosos delitos; c) involucra una cantidad
importante de imputados o agraviados; d) investiga delitos perpetrados por imputados integrantes o
colaborares de bandas u organizaciones delictivas; e) demanda la realización de pericias que compor­
tan la revisión de una nutrida documentación o de complicados análisis técnicos; Ij necesita realizar
gestiones de carácter procesal íuera del país; o, g) deba revisar la gestión de personas jurídicas o
entidades del Estado”.
6 Es que salvo excepciones, en nuestro país los menores de edad no incurren en hechos punibles
que puedan dar lugar a procesos judiciales calificados como complejos o donde se encuentren cir­
cunstancias especialmente difíciles que impidan emitir sentencia antes del término legal indicado
en las normas citadas (209 CNA y 57 CRPA), tan es así que con anterioridad a la modificatoria
efectuada por el Decreto Legislativo N° 1204, los procesos judiciales con adolescentes internados
preventivamente, sólo de manera excepcional excedieron el plazo máximo de cincuenta (50) días
que establecía el artículo 221 CNA vigente en aquél momento, Al respecto, el Informe “Justicia
Juvenil en el Perú” elaborado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito,
indica que en el 2009, solamente en un caso se excedió el plazo de intemamiento preventivo en el
Centro Juvenil de Diagnóstico y Rehabilitación de Lima (ex Maranguita), asimismo, durante el año
2010, existieron a nivel nacional, únicamente nueve casos de exceso de internación preventiva. En
tal sentido, se puede decir que antes de la reforma el nivel de cumplimiento de los plazos para la
conclusión del proceso judicial con adolescentes internados preventivamente era de 99.4%,

371 ¿4
ART 57 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

contenido de dicho derecho fundamental, de modo que ni todo el plazo máxi­


mo legal es per se razonable, ni el legislador es totalmente libre en su labor de
establecer o concretar los plazos máximos legales. Aunque no haya transcu­
rrido todavía el plazo máximo legal, puede lesionarse el derecho a la li­
bertad personal si el imputado permanece en prisión provisional más del
plazo que, atendidas las circunstancias del caso, excede de lo razonable.
Su duración debe ser tan solo la que se considere indispensable para conse­
guir la finalidad con la que se ha decretado la prisión preventiva; por lo tanto,
si la medida ya no cumple los fines que le son propios, es preciso revocarla
de inmediato”. (El resaltado es nuestro).

|g| REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

■ DÜCE, Mauricio. “ El Derecho a un juzgamiento especializado de los jóvenes infractores


en el Nuevo Proceso Penal Juvenil Chileno". En: Política criminal. Recuperado de www.
po Iitlcac ri m inal.c |/Vol_05/n_10/Vol5N10A1 .pdf.
- DUCE, Mauricio y RIEGO, Cristian. La Prisión Preventiva en Chile: Análisis de los cambios
legales y su impacto. Universidad Diego Portales, agosto de 2011.

k 372
Sección III

VENCIM IEN TO DEL PLAZO

A l vencimiento del plazo establecido en el presente Código para


la internación preventiva sin haberse dictado sentencia de pri­
mera instancia, el Juez, de oficio o a solicitud de las partes decre­
ta la inmediata libertad del adolescente, sin perjuicio de dictar
concurrentemente las medidas necesarias para asegurar su pre­
sencia en las diligencias judiciales.

© Juan C arlos G arcía Huayama

► Comentario

Vencido el plazo decretado para la internación preventiva sin haberse dic­


tado sentencia de primera instancia, el juez, de oficio o a solicitud de las partes
debe decretar la inmediata libertad del adolescente imputado, sin perjuicio de
dictar las medidas necesarias para asegurar su presencia en las diligencias ju­
diciales (artículo 58 CRPA). En otras palabras, los presupuestos materiales que
configurarían la libertad procesal del adolescente serían los siguientes:

Vencimiento del plazo de duración de la internación preventiva;

Inexistencia de una sentencia en primera instancia;

No se haya decretado la prolongación de la medida cautelar.

373 A
CAPÍTULO 111

PROLONGACIÓN DEL PLAZO


DE LA INTERNACIÓN PREVENTIVA

m sm m m PROLONGACIÓN de l a in t e r n a c ió n p r e v e n t iv a

59.1 Cuando concurran circunstancias que importen una especial


dificultad o prolongación de la investigación, y que el ado­
lescente pudiera sustraerse a la acción de la justicia u obs­
taculizar la actividad probatoria, la internación preventiva
puede prolongarse por un periodo de quince (15) días adicio­
nales al previsto en el numeral 1 del artículo 57. El Fiscal
debe solicitaría al juez antes de su vencimiento.
59.2 El Juez de la Investigación Preparatoria se pronuncia, previa
realización de una audiencia, dentro del tercer día de presen­
tado el requerimiento. Ésta se lleva a cabo con la asistencia
del Fiscal, del imputado y su defensor. Una vez escuchados los
asistentes y ala vista de los autos, decide en ese mismo acto.
59.3 La resolución que se pronuncie sobre el dictado de la inter­
nación preventiva o su prolongación puede ser objeto de re­
curso de apelación por parte del adolescente.

© J u a n Carlos G a rc ía H u a y a m a

► Comentario

La prolongación de la internación preventiva se configura como un ins­


tituto de naturaleza procesal que permite extender la ejecución de la medida
cautelar privativa de libertad, siempre que no hayan variado los motivos que
conllevaron a declararla fundada, a su vez, se prevea que la causa no podrá ser
juzgada dentro del plazo inicialmente decretado y subsista el peligro procesal.
Al respecto el artículo 59 del CRIA establece que la prolongación de la inter­
nación preventiva procede:

k 374
Sección III ART.

“59.1 Cuando concurran circunstancias que importen una especial dificultad


o prolongación de la investigación, y que el adolescente pudiera sustraerse a
la acción de la justicia u obstaculizar la actividad probatoria, la internación
preventiva puede prolongarse por un periodo de quince (15) días adicionales
al previsto en el numeral 1 del artículo 57. El Fiscal debe solicitarla al Juez
antes de su vencimiento.
59.2 El Juez de la Investigación Preparatoria se pronuncia, previa realización
de ima audiencia, dentro del tercer día de presentado el requerimiento. Esta se
lleva a cabo con la asistencia del Fiscal, del imputado y su defensor. Una vez es­
cuchados los asistentes y a la vista de los autos, decide en ese mismo acto (...)”.
En la Casación N° 147-2016-Lima se establece que la prolongación de
la medida de coerción privativa de libertad requiere acumulativamente de los
siguientes presupuestos: i) una especial dificultad o prolongación de la inves­
tigación o del proceso. Se entiende por especial dificultad la concurrencia de
circunstancias que obstaculizan la realización de determinada diligencia, la
práctica de alguna pericia o alguna circunstancia propia de la conducta del
imputado, elementos de juicio objetivos posteriores al dictado de la prisión
preventiva primigenia y su impugnación. La ley no establece que deban existir
nuevos elementos o actos que sustenten este requisito, pues el juez al momen­
to de determinar el plazo de prisión preventiva pudo no tener en cuenta en su
real dimensión estas particularidades que le dan complejidad al caso y ii) que
el imputado pueda sustraerse a la acción de la justicia u obstaculizar la activi­
dad probatoria, lo que no requiere un reexamen de lo ya resuelto en la prisión
preventiva a propósito del peligro procesal, sino sobre la base del análisis sobre
si dichas condiciones subsisten o se mantienen.

Confórme a los lineamientos referidos en el artículo 59 del CRPA, y si­


guiendo las pautas señaladas en el Acuerdo Plenario Extraordinario N° 1-2017/
CIJ-116, la prolongación de la internación preventiva exige la concurrencia de
ciertos presupuestos tanto materiales como formales. Entre los primero se en­
cuentran los siguientes:

La concurrencia de “circunstancias que importen una especial dificultad o


prolongación de la investigación”, esto es, que en el curso del proceso se
presentan sucesos, incidencias, eventualidades, escenarios o inconvenientes
que obstaculicen o enreden seriamente la actuación normal de determina­
dos actos de investigación o de prueba u otro acto procesal, y que, por con­
siguiente, impiden conseguir o ejecutar en el tiempo previsto dichos actos
de aportación de hechos o de ordenación y concreción del trámite procesal.

375 A
AHT. 59 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Debe tratarse de eventualidades que por su propia naturaleza se diferencian


de lo común o general, que están por encima de lo normal o habitual, de
suerte que traen como consecuencia una tardanza o demora en la práctica
de tales actos procesales y la necesidad de su reprogramación o de una ac­
tividad procesal adicional no prevista.
En tal razón, no se puede aceptar una prolongación de la internación pre­
ventiva cuando el proceso quedó paralizado sin causa de justificación al­
guna que la legitime y sin que pueda atribuirse a la defensa una conducta
obstruccionista, dolosa o negligente, que hubiera generado la dilación in­
debida o paralización del procedimiento.
La subsistencia del peligro procesal, que no se establece en función a un
reexamen de lo decidido en el momento que se decretó la internación pre­
ventiva, sino en cuanto al análisis sobre si dichas condiciones subsisten o
se mantienen.
El plazo límite de prolongación: 15 días adicionales.
Dentro de los presupuestos formales que se requiere para decretar la pro­
longación del intemamiento preventivo, tenemos:

El requerimiento expreso del fiscal, que necesariamente debe presentarse


antes que culmine el plazo inicialmente otorgado, pues una vez vencido di­
cho plazo sin que se haya dictado sentencia de primera instancia ni solici­
tado prolongación de la medida cautelar privativa de libertad, corresponde
disponer la inmediata libertad del adolescente imputado conforme se indica
en el artículo 58 del CRPA.

La realización de una audiencia previa al pronunciamiento del juez de la in­


vestigación preparatoria, que se llevará a cabo dentro del tercer día de pre­
sentado el requerimiento fiscal, con la asistencia del fiscal, el adolescente
imputado y su abogado defensor.

El juez de inve stigación preparatoria resuelve mediante una resolución fun­


dada dictada en la audiencia, contra la cual procede recurso de apelación.

Consideramos que la norma debió indicar que para prolongar la interna­


ción preventiva debe acreditarse no solo la concurrencia de circunstancias que
importen especial dificultad o prolongación de la investigación, sino también
“del proceso”, pues la dificultad no solamente está referida a la investigación,
sino que también incluye a la etapa intermedia y juzgamiento.

k 376
Sección III ART.

Con relación al juez competente para decretar la prolongación de la inter­


nación preventiva, la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema en la Casa­
ción N° 328-2012-Ica, estableció que:

“(...) nuestra nonnatividad legal le otorga facultad y competencia para resol­


ver los requerimientos de prolongación de prisión preventiva, estrictamente al
juez de la investigación preparatoria, no estableciendo límites a dicha potestad,
esto es, no restringe en modo alguno a que dicha facultad la realice únicamente
a nivel de la investigación preparatoria; por lo que no existiendo prohibición
legal en concreto, se puede entender, en principio, que es permisible que siga
realizando esta función como Juez de Garantías, aún si la causa se encuentra
en etapa intermedia, juicio oral o cuando se haya dictado sentencia condena­
toria de primera instancia, que se encuentre recurrida vía recurso de apelación.
Al respecto, el inciso dos del artículo veintinueve del Código Procesal Penal,
establece como competencia de los Juzgados de Investigación Preparatoria:
“Imponer, modificar o hacer cesar las medidas limitativas de derechos durante
la investigación preparatoria (...)”, de lo que se colige que no hay una prohi­
bición expresa a que realice dicha actividad en otros estadios del proceso”.

La alegada sentencia casatoria fundamenta su posición en la salvaguarda


del principio de imparcialidad y pluralidad de instancias, pues lo que se procu­
ra es que la dilucidación sobre la prolongación de la prisión preventiva se rea­
lice vía una audiencia específica, la misma que se encuentra normativamente
vinculada a la actuación del juez de la investigación preparatoria.

Por tanto, debe entenderse que es este magistrado el competente para pro­
nunciarse sobre las medidas cautelares que se solicitan con posterioridad a la
conclusión de la etapa de investigación preparatoria, a fin que no exista el ries­
go que lo decidido pueda influir en el futuro del proceso, toda vez que es otro
órgano jurisdiccional el que se va a encargar del juzgamiento: juez de juzga­
miento unipersonal y/o colegiado, que no realizaría un prejuzgamiento de los
hechos materia de investigación si tuviera que pronunciarse sobre la medida
cautelar de naturaleza personal solicitada, tanto más, si uno de los presupuestos
de la prisión preventiva se refiere a la presencia de elementos de convicción,
que vinculen razonablemente al procesado con los hechos que se le imputan,
pues solo se prevé excepcionalmente que se pueda decidir ía admisibilidad
de la prueba penal rechazada por el juez de la investigación preparatoria en la
etapa intermedia o cuando se haya descubierto con posterioridad, debiéndose
formar convicción sobre la base de la prueba producida en el juicio oral. Ga­
rantía de imparcialidad que también se busca resguardar y se extiende en los

377 A
ART. 59 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

supuestos en que el caso de fondo se encuentre con sentencia condenatoria en


grado de apelación ante la Sala Penal Superior; que además no permitiría que
haya derecho al recurso, por ser esta la última instancia.

Cabe mencionar que el máximo intérprete constitucional en la sentencia


recaída en el Exp. TM° 784-20G6-PHC/TC, entendió que una circunstancia que
justifica la prolongación del intemamiento preventivo se configura cuando la
dilación o demora de la investigación resulta atribuible a una circunstancia pro­
pia de la conducta procesal del adolescente procesado o su abogado defensor.
En el caso concreto, se declaró infundado el hábeas corpus no obstante que el
juzgador había excedido el plazo máximo e improrrogable de 50 días que en­
tonces establecía el artículo Código de los Niños y Adolescentes, el Tribunal
Constitucional alegó al respecto que: “(...) existió por parte de la defensa del
imputado una conducta obstruccionista consistente en la reiterada ausencia del
abogado y/o de los padres del menor que hizo necesaria la reiterada reprogra­
mación de la audiencia y que se decrete una prórroga por veinte días lo que ju s­
tificaría la prolongación de la detención”.

De otro lado, el artículo 59.3 del CRPA señala que contra la resolución
que se pronuncie sobre el dictado de la internación preventiva o su prolonga­
ción se puede interponer recurso de apelación, para lo cual se cuenta con el
plazo de tres días hábiles a efecto de formular su dicho recurso impugnatorio
con el objetivo que la Sala Superior revise la decisión del juez de investigación
preparatoria.

Es indudable que el menor de edad procesado debe gozar del derecho a


que un tribunal superior revise la medida que le ha sido impuesta, para contro­
lar así el poder punitivo de las autoridades1. Dicha garantía debe estar vigente
en cualquier procedimiento en el que se determinen los derechos del niño, y en
especial cuando se apliquen medidas privativas de libertad. En este sentido, la
Convención sobre los Derechos del Niño en el inciso d) del artículo 37 estable­
ce que “todo niño privado de su libertad tendrá derecho a un pronto acceso a la
asistencia jurídica y otra asistencia adecuada, así como derecho a impugnar la

1 En la Opinión Consultiva OC-17/2002, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha establecido


que “el niño debe gozar del derecho a que un tribunal revise la medida que le ha sido impuesta, para
controlar así el poder punitivo de las autoridades. Dicha garantía debe estar vigente en cualquier
procedimiento en el que se determinen los derechos del niño, y en especial cuando se apliquen
medidas privativas de libertad” .

^37B
Sección III ¡\KT 5<J

legalidad de la privación de su libertad ante un tribunal u otra autoridad com­


petente, independiente e imparcial y a una pronta decisión sobre dicha acción”.
Del mismo modo, las Reglas de Tokio en el punto 6.3 expresamente disponen
que adolescente en conflicto con la ley penal “(...) tendrá derecho a apelar ante
una autoridad judicial u otra autoridad independiente y competente en los casos
en que se imponga prisión preventiva”.

Al respecto, se debe tener en consideración que el Tribunal Constitucio­


nal estableció como doctrina jurisprudencial vinculante en la sentencia recaída
en el Expediente N° 01665-2014-PHC/TC, que el plazo para formular recur­
so de apelación contra la resolución que impone la medida cautelar o sanción
privativa de libertad, empieza a computarse sólo desde que la notificación al
adolescente procesado coincida en el tiempo con la efectuada a los padres y a
su abogado, cuestión que resulta de particular importancia dado que los ado­
lescentes se encuentran en estado de vulnerabilidad por razón de su edad, des­
conocimiento y la indefensión que presentan naturalmente, esta circunstancias
desfavorables imposibilitan que en la realidad pueda recurrir con los argumen­
tos necesarios ante una autoridad judicial superior para que revise toda decisión
que les afecte, razón por la cual correctamente el alto tribunal estableció que el
cómputo para impugnar la sentencia condenatoria empieza desde que se noti­
fica a los padres o abogado defensor, quienes tienen derecho a participar en el
proceso en defensa de los intereses del adolescente.

f i:"-'■■'■X ATE '-E-T A é .E v E '- . ó


Solo puede prolongarse Solú‘MIÜLfcíÚtí Aiulioiluü'.üó! Fí¿ldl
hasta por 15 días adicionales ■y (antes del vencimiento) ■

379 A
C A P ÍT U L O IV

VARIACIÓN OE LA INTERNACIÓN
PREVENTIVA

V A R IA C IÓ N D i L A IN T E R N A C IÓ N P R E V E N TIV A

60.1 La variación de la internación preventiva procede cuando


nuevos elementos de convicción demuestren que no concu­
rren los motivos que determinaron su imposición y resulte
necesario sustituirla por otra medida cautelar o disminuir
su duración.
60.2 El Fiscal o el adolescente, a través de su abogado, puede so­
licitar al Juez la cesación de la internación preventiva y su
sustitución por una comparecencia u otra medida cautelar,
las veces que lo desee, siempre que considere que se cumple
lo establecido en el numeral anterior.
60.3 El Juez de la Investigación Preparatoria decide la variación
del intemamiento preventivo, previa audiencia, debiendo ci­
tar a los sujetos procesales que corresponda, y solicitar al
Centro Juvenil el informe del equipo técnico interdisciplina­
rio, a fin de orientar su decisión.
60.4 Adicionalmente a lo dispuesto en el numeral 1 del presente
artículo, el Juez tiene en consideración las características
personales del adolescente, el tiempo transcurrido desde la
privación de libertad y el estado de la causa.
60.5 El Juez impone la suspensión preventiva de derechos pre­
vistas en el artículo 49 o las restricciones establecidas en el
artículo 65, que considere necesarias para garantizar la pre­
sencia del imputado o para evitar que lesione la finalidad
de la medida cautelar.
Sección III

© J u a n C arlos García H tia y a m a

► Comentario

Conforme hemos indicado anteriormente, la variabilidad o provisionali-


dad es una característica de la internación preventiva en particular y, en gene­
ral de todas las medidas de coerción procesal. Es decir, dichas medidas se fun­
damentan en la regla rebus sic stantibus, lo que significa que su permanencia
o modificación a lo largo del proceso estará siempre subordinada a la estabili­
dad o cambio de los presupuestos que posibilitaron su adopción inicial, por lo
que es plenamente posible que, si ha cambiado el estado sustancial de los pre­
supuestos fácticos respecto de los cuales la medida se adoptó, puede esta ser
variada1. Es decir, el juez no solo debe elegir una medida necesaria o indispen­
sable para variar el peligro procesal, sino que también deberá variar la inter­
nación preventiva por otra menos intensa en el mismo instante procesal en el
que se verifique que los presupuestos que justificaron la privación cautelar de
libertad del adolescente han variado12.

El artículo 60 del CREA regula la variación de la internación preventiva en


los siguientes términos:

“60.1 La variación de la internación preventiva procede cuando nuevos ele­


mentos de convicción demuestren que no concurren los motivos que determi­
naron su imposición y resulte necesario sustituirla por otra medida cautelar o
disminuir su duración.

60.2 El Fiscal o el adolescente, a través de su abogado, puede solicitar al Juez


la cesación de la internación preventiva y su sustitución por una comparecen­
cia u otra medida cautelar, las veces que lo desee, siempre que considere que
se cumple lo establecido en el numeral anterior.

60.3 El Juez de la Investigación Preparatoria decide la variación del interna-


miento preventivo, previa audiencia, debiendo citar a los sujetos procesales

1 GALVEZ VILLEGAS, Tomás. Medidas de coerción personales y reales en el proceso penal, ideas
Solución Editorial S.A.C, junio de 2017, p. 440.
2 VILLEGAS PAIVA, Elky. Ob. cit., p, 285.

381 A
ART. 60 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

que corresponda, y solicitar al Centro Juvenil el informe del equipo técnico


interdi scíplinario, a fin de orientar su decisión.

60.4 Adicionalmente a lo dispuesto en el numeral 1 del presente artículo, el


Juez tiene en consideración las características personales del adolescente, el
tiempo transcurrido desde la privación de libertad y el estado de la causa.

60.5 El Juez impone la suspensión preventiva de derechos previstas en el ar­


tículo 49 o las restricciones establecidas en el artículo 65, que considere ne­
cesarias para garantizar la presencia del imputado o para evitar que lesione la
finalidad de la medida cautelar”.

El CREA establece que procederá variar la internación preventiva cuan­


do nuevos elementos de convicción demuestren que no concurren los motivos
que inicialmente determinaron su imposición y, resulte necesario sustituirla
por otra medida cautelar menos gravosa o disminuir su duración. En otras pa­
labras, corresponderá la variación de la internación preventiva cuando se ad­
vierta cualquiera de las siguientes situaciones:

Nuevos elementos incorporados al proceso con posterioridad al punto ini­


cial desvirtúen la estimación primigenia que permitía vincular al adoles­
cente imputado con el hecho ilícito.

Que los nuevos elementos de convicción permitan formular una califica­


ción jurídica m ás benigna para el adolescente imputado que la que se tuvo
al dictarse la medida, por ejemplo, que producto de esta calificación favo­
rable la prognosis de pena no sea la aplicación de la medida socioeducativa
de intemamiento.

Que razonablemente se pueda inferir que el adolescente imputado no eludi­


rá la acción de la justicia o perturbará la actividad probatoria3. Entonces,
quien postule el pedido de variación de la internación preventiva tiene la
carga de probar, con nuevos elementos de convicción, que alguno o todos
los presupuestos materiales que inicialmente se tuvieron en cuenta para
dictarla ya no concurren.

Estos nuevos elementos de convicción que sustentan la solicitud de va­


riación de la m edida deben tener fuerza suficiente como para incidir en la

3 GALVEZ VILLEGAS, Tomás. Ob. cit, p. 441.

k 382
Sección III AfiT. hi

modificación de la situación preexistente. La Corte Suprema ha establecido


con carácter de doctrina jurisprudencial vinculante lo siguiente:

“La cesación no implica una nueva reevaluación de los elementos propuestos


por las partes al momento en que el Ministerio Público solicitó inicialmente
la prisión preventiva y se concedió por el Juzgado de Investigación Prepara-
toria. Dicha reevaluación se configurará al momento de la impugnación de la
impugnación de la prisión preventiva. La cesación de la prisión preventiva re­
quiere una nueva evaluación pero en base a la presencia de nuevos elementos
que deberán ser legítimamente aportados por la parte solicitante, elementos
que deben incidir en la modificación de la situación preexistente y con ello
posibilitar su aplicación. Por tanto, si no se actúan nuevos elementos o los
que se actuaron no fueron de fuerza suficiente para aquel propósito no podrá
cesar la prisión preventiva. Ello lógicamente implica que la evaluación se de­
berá efectuar teniendo en cuenta los requisitos generales para la procedencia
de esta medida de coerción personal, temporal y mutable”4.

En este sentido, la defensa del adolescente imputado debe intentar desvir­


tuar, a través de evidencia nueva o recién conocida -tales como declaración
de nuevos testigos, de coimputados, pericias o nueva prueba documental que
lo favorezcan-, que los elementos de convicción que conllevaron a decretar
la internación preventiva, ya no existen en el momento en que se solicita la
variación.

En principio corresponde al adolescente procesado, a través de su aboga­


do defensor, solicitar al juez de investigación preparatoria la variación de la
internación preventiva, petición que puede realizarla cuantas veces lo consi­
dere pertinente y durante cualquier etapa del proceso. Inclusive el propio fis­
cal como defensor de la legalidad y actuando bajo el principio de objetividad,
también se encuentra legitimado para requerir la variación de la medida caute­
lar privativa de libertad.

Es más, el artículo 35.4 del CRPA faculta al juez de la investigación prepa­


ratoria para ordenar de oficio el inmediato cese cualquier medida restrictiva de
libertad (incluida la internación preventiva), sin formalidad alguna y no obstan­
te la oposición del fiscal, siempre que no encuentre motivos para que el adoles­
cente continúe bajo la medida restrictiva de derechos. Señala Del Río Labarthe
que la solicitud del fiscal es vinculante, pues no cabe duda que “una petición

4 Casación N° 391-2011-Piura,

383 J
ART. 60 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

que tenga por objeto mejorar la situación personal del imputado, es vinculante
para el juez, que deberá decretar la libertad o dictar la medida menos gravosa
interesada por el fiscal”5.

El juez de la investigación preparatoria se pronunciará previa realización


de una audiencia, que se realizará con presencia del fiscal, adolescente impu­
tado y su abogado defensor. Para resolver su decisión deberá tener en cuenta
el informe expedido por el equipo técnico interdisciplinario del centro juvenil,
las características personales del adolescente imputado, el tiempo transcurrido
desde la privación de la libertad y el estado de la causa.

Con la finalidad de garantizar la presencia, del adolescente imputado du­


rante el restante del proceso, el juez podrá imponerle cualquiera de las medi­
das suspensivas de derechos a que se refiere el artículo 496 o las restricciones
establecidas en el artículo 65 del CRPA7.

El adolescente y el fiscal pueden interponer recurso de apelación dentro


del tercer día de notificados con el auto correspondiente. La interposición del

5 DEL RÍO LAB A RTHE, Gonzalo. Pri sión preventiva y medidas alternativas. Instituto Pacífico, Lima,
20! ó", p. 283.
ó Artículo 49.- Modalidades
Puede imponerse una (01) o más de las siguientes medidas suspensivas de derechos al adolescente:
í . Orden judicial de impedimento de salida del país, localidad o ámbito territorial.
2. Prohibición temporal de ejercer determinadas actividades laborales, si fuera el caso.
3. Suspensión del derecho a asistir a determinados recintos públicos o privados, espectáculos públicos
o reunirse o visitar determinados lugares o personas, señalados por el Juez.
4. Prohibición de aproximarse ai agraviado o víctima u otras personas, según la necesidad del caso
en concreto.
5. Otras que se consideren necesarias para el adecuado desarrollo del proceso.
7 Artículo 65.- Las restricciones
Las restricciones que e! Juez puede imponer son las siguientes:
1. La obligación de someterse al cuidado y vigilancia de una persona o institución determinada,
quien informará periódicamente en los plazos designados.
2. La obligación de presentarse a la autoridad en los días que se le fijen.
3. La prohibición ele comunicarse o frecuentar a personas determinadas, siempre que no afecte su
derecho de defensa.
4. La prestación de una caución económica, si las posibilidades del adolescente lo permiten. La
caución puede ser sustituida por una fianza personal idónea y suficiente.
5. Fijar un lugar de residencia determinado o cambiar de lugar de residencia al actual.
6. Matricularse en una institución educativa (pública o privada) o en otra cuyo objeto sea la gene­
ración de un oficio o profesión,
7. Las demás que el Juez considere pertinentes, adecuadas y necesarias al caso en concreto, entre
ellas las establecidas en el artículo 49.

384
Sección III ARf 61

recurso impugnatorio formulado por el fiscal contra la resolución que declara


procedente la variación de la medida de internación preventiva no impide el
egreso del adolescente beneficiado con dicha medida.

En la justicia penal juvenil peruana es la primera ocasión que se introduce


una norma que faculta expresamente al juzgador la posibilidad de cese o va-
riación del intemamiento preventivo. Con anterioridad frente ausencia de nor­
ma expresa, los abogados defensores no la solicitaban y tampoco los jueces la
concedían, las escasas ocasiones en que fue solicitada esta figura se acudía su­
pletoriamente a las normas que regulan el proceso penal de adultos, específi­
camente al artículo 283 Código Procesal Penal que indica: “El imputado podrá
solicitar la prisión preventiva y su sustitución por una medida de comparecen­
cia las veces que lo considere pertinente La cesación de la medida pro­
cederá cuando nuevos elementos de convicción demuestren que no concurren
los motivos que determinaron su imposición y resulte necesario sustituirla por
la medida de comparecencia”.

Ptoeede;:;áá3ádp'-existán:.'- jAisoíi qítu cfde I E is p s frió li


adolescente
tren que no concurren ios motivios
que determinaron su imposición (han
¿ív^áíjb
- Se puede solicitar “ las veces que se
considere pertinente” y en “ cualquier
estado del proceso” .
No basta que la privación - El juez puede decretarla aún de oficio,
de libertad sea legítima sin form alidad alguna, no obstante la
al adoptarse, debe oposición fiscal (35.1 COPA).
legitimarse a lo largo del - Se dedice previa audiendcia (inform e
proceso. técnico interdisciplinario).

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

■ DEL RÍO LABARTHE, Gonzalo. Prisión preventiva y medidas alternativas. Instituto Pacífico,
Lima, 2016.
- GALVEZ VILLEGAS, Tomás. Medidas de coerción personales y reales en el proceso penal.
Ideas Solución Editorial S.A.C, junio de 2017,

385 A
ART. bl Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

ARTÍCULO 61 IM P U G N A C IÓ N

E l adolescente y el Fiscal pueden interponer recurso de apelación,


dentro del tercer día de notificados. La apelación no impide el
egreso del adolescente a favor de quien se dictó auto de cese de
la internación preventiva.

Juan Carlos Garda Huayama

► Comentario

Tanto el adolescente como el fiscal pueden interponer recurso de apelación


contra lo resuelto por el juez de investigación preparatoria, dentro del tercer
día de notificados.

La apelación no impide el egreso del adolescente a favor de quien se dictó


auto de cese de la internación preventiva.

k386
Sección III ART. 62

lÜ iiiiil REVOCATORIA DE LA VARIACIÓ N

La variación de la internación preventiva puede ser revocada si


el adolescente infringe las reglas de conducta o no comparece a
las diligencias del proceso injustificadamente o cuando nuevas
circunstancias exijan que se dicte auto de internación preventi­
va, debiendo realizarse una audiencia en donde se pennítirá al
adolescente explicar el motivo de su conducta. A esta audiencia
son citados los demás sujetos procesales.

Q Juan Carlos García Huayama

► Comentario

De otro lado, el artículo 62 del CRPA establece que el juez procederá a re­
vocar la variación de la internación preventiva en cualquiera de los supuestos
siguientes:

1. Si el adolescente infringe las reglas de conducta que le fueron impuestas;

2. Cuando el adolescente no comparece a las diligencias del proceso injusti­


ficadamente, y;

3. Cuando nuevas circunstancias exijan que se dicte auto de internación


preventiva.

A efecto de revocar la variación o cese de la internación preventiva es ne­


cesario que exista una solicitud fiscal en ese sentido (artículo 35.3 del CRPA)
y la realización de una audiencia previa, donde el juez solicitará al adolescente
que explique el motivo de su conducta.

387 J
t ít u l o v

LA COMPARECENCIA

PRESUPUESTOS

El Juez de investigación dicta mandato de comparecencia sim­


ple si el Fiscal no solicita internación preventiva al término del
plazo previsto en el presente Código. También lo hará cuando,
de mediar requerimiento Fiscal, no concurran los presupuestos
materiales para el dictado de la internación preventiva en caso
que sea atendible para los fines del proceso de responsabilidad
penal del adolescente.

Q Pedro Pablo Arévalo Rivas

► Comentario

En el sistema de Derecho Procesal Penal las medidas cautelares procesa­


les se dividen en tres:

Prisión preventiva.

Comparecencia con restricciones.

Comparecencia simple.

En palabras de Cesar San Martín Castro, la comparecencia “(•••) es una


medida provisional personal que presupone una mínima constricción posible
de la libertad personal. (...) La Corte Superior de Lima ha establecido al res­
pecto que la comparecencia es un estado procesal de sujeción al proceso y no
simplemente un emplazamiento a concurrir a la instructiva. La libertad de m o­
vimiento y ambulatoria está afectada ligeramente, pues cuando se le cita está

389 A
ART. G3 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

obligado a comparecer, sea para que preste declaración o para que intervenga
en alguna diligencia procesal”1.

Señala el Tribunal Constitucional al respecto que si el hecho punible de­


nunciado está penado con una sanción leve o las pruebas aportadas no la jus­
tifiquen, se podrá prescindir de tales alternativas -e s decir de la medida con
restricciones- lo que configuraría un supuesto de mandato de comparecencia
simple.

Por ende, la comparecencia simple solo impone la obligación de concurrir


al juzgado todas las veces que el juez lo considere pertinente durante el desa­
rrollo del proceso, y a sea citado para su declaración o para otra diligencia. Su
incumplimiento determinará la orden de ser conducido compulsivamente por
la autoridad policial.

1. Presupuestos

Cuando el fiscal no solicita medida preventiva de internación del adoles­


cente presunto responsable penal.

Es el M inisterio Público tras el análisis del caso en concreto en su condi­


ción de titular de la acción penal y estando sujeto al principio rogatorio
decide no solicitar ninguna medida de restricción de libertad, por ende, el
adolescente presunto responsable penal será investigado será investigado
bajo esta medida.

Ante ello, en la comunicación de la formalización de la investigación pre­


paratoria el órgano jurisdiccional asumirá su aplicación en la investigación
para el adolescente materia de los hechos de investigación.

De mediar requerimiento fiscal, no concurran los presupuestos materiales


para el dictado de la medida de internación.

En este caso, y a no es el Ministerio Público quien decide la medida a im­


poner, será el órgano jurisdiccional ante el análisis de un requerimiento de
internación, decide la imposición de la medida de comparecencia simple,

1 DE LA JARA, Era esto; CHÁVEZ-TAFUR, Gabriel; RAYELO, Andrea; GRANDEZ, Agustín; DEL
VALLE, Oscar y SÁNCHEZ, Liliana. “La Prisión preventiva en el Perú: ¿medida cautelar o pena
anticipada?”. En: Themis. Revistas PUCP, Lima, 2013, pp. 36-37.

k390
Sección III ART. 63

siempre que no concurran los presupuestos para su dictado, es decir, cuan­


do no existan elementos de convicción, no se cumpla con la posibilidad de
la imposición de una medida socioeducativa de internación o la elusión de
la acción de la justicia o obstaculización de la averiguación de la verdad.

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

■ DE LA JARA, Ernesto; CHÁVEZ-TAFUR, Gabriel; RAVELO, Andrea; GRANDEZ, Agustín; DEL


VALLE, Oscar y SÁNCHEZ, Liliana. “ La Prisión preventiva en el Perú: ¿medida cautelar o pena
anticipada?” . En: Themis. Revistas PUCR Lima, 2013.

391 A
ART Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

ARTÍCULO M i
c;•-. -. -VV.V.-.• : ^ i•.VAiSVi'•' ' ftWíü'S
tví i í líi
L A COMPARECENCIA RESTRICTIVA

64.1 El Juez de investigación puede imponer una de las restric­


ciones o combinar varias de ellas, según resulte adecuada
al caso concreto y a la finalidad que se persigue. Asimismo,
ordenará las medidas necesarias para garantizar el cumpli­
miento de las restricciones impuestas al adolescente.
64.2.SÍ el adolescente no cumple con las restricciones impues­
tas, previo requerimiento realizado por el Juez, se revocará
la medida y se dictará mandato de internación preventiva.
Para ello se convoca a una audiencia.

Pedro Pablo Arévalo Rivas

► Comentario

La comparecencia con restricciones fue incorporada a nuestra legislación


procesal en 1991, cuando se promulgó el Código Procesal Penal de ese año y
desde entonces tiene vigencia en nuestro país. En virtud de la comparecencia
con restricciones, el adolescente queda obligado a comparecer ante el despacho
fiscal o judicial las veces que sea citado para practicar las diligencias propias
de la investigación y del proceso, pero, además, queda sujeto a cualquiera de
las restricciones expresamente establecidas en el código.

Por su naturaleza y gravedad la comparecencia restrictiva se ubica entre la


prisión preventiva, que es la más grave restricción de la libertad personal del
imputado, y la comparecencia simple es la más benigna. Esta condición de in­
termedia permite que, por un lado, se eviten los efectos perniciosos de la pri­
sión preventiva en el logro de los fines de la sujeción y aseguramiento que ella
persigue; y, por otro lado, se consigna sujetar al imputado al proceso mediante
la imposición de ciertas restricciones que limitan su libertad de acción1.

Dicha medida se sustenta en la medida que el peligro de fuga o de obstacu­


lización de la verdad pueda razonablemente evitarse.

1 GÁLVEZ VILLEGAS, Tomás Al adino y otros. El Código Procesal Penal, Comentarios descriptivos,
explicativos y críticos. Jurista Editores, Lima, 2008, p. 576.

Ik 392
Sección III ART. G4

La imposición de las restricciones se encuentra sujeta al caso concreto y a


la finalidad que se persigue, por ende, el juzgador debe analizar las circunstan­
cias personales, familiares y económicas del adolescente para ello y adoptar las
restricciones adecuadas.

Por otro lado, de forma adicional a las restricciones debe preveer que el
adolescente tenga la posibilidad de cumplir lo ordenado dictando medidas
acorde a dicho fin.

I. Presupuestos

Requerimiento fiscal de comparecencia con restricciones cuando no concu­


rran los presupuestos materiales para el dictado de la medida de internación.

El ministerio público ante el hecho de no concurrencia de los presupuestos


materiales en el caso concreto y a fin de salvaguardar los fines del proceso
podrá -e n base al principio de rogación- solicitar ante el órgano jurisdic­
cional la imposición de la medida de comparecencia con restricciones.

El juez de investigación preparatoria ante dicho requerimiento debe convo­


car a una audiencia para resolver dicho pedido con la presencia del fiscal
y la defensa del adolescente, en la cual en base a la contradicción se resol­
verá el asunto sometido.

Por imposición del juez de investigación preparatoria ante requerimiento


de internación preventiva, cuando no concurran los presupuestos materia­
les para su dictado.

La imposición de una medida de comparecencia con restricciones puede


imponerse debido al rechazo de un requerimiento fiscal de medida de in­
ternación preventiva por el juez de investigación preparatoria.

El juzgador imponga las restricciones que considere idóneas conforme a lo


establecido en el artículo 65 de la norma en comento.

Evitar el peligro de fuga o peligro de obstaculización de la verdad en el


proceso.

Todo proceso penal para que cumpla con su finalidad debe culminar en un
pronunciamiento por la responsabilidad o la inocencia del adolescente con
el respeto de sus derechos fundamentales, por ende, lo que se busca directa­
mente mediante la imposición de la medida con restricciones es justamente

393 J
ART. 6 4 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

que el antes mencionado sea sujeto al proceso penal desde su inicio hasta
su culminación, evitando que el mismo se frustre por la no presencia del
adolescente o po r la obstrucción que se pueda generar en el proceso.

Finalmente, el incumplimiento de la medida impuesta al adolescente aca­


rrea la revocatoria de esta, por mandato de internación preventiva, sujeto
al requisito de haberse cumplido con requerirle de forma previa el cumpli­
miento de la m edida en el extremo incumplido, a fin de reconducir la con­
ducta del adolescente al estándar impuesto y obligatorio.

{g ) REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

■ GÁLVEZ VILLE G A S , Tom ás A la din o y o tro s. El Código Procesa!Penal. Comentarios descriptivos,


explicativos y críticos. J u ris ta E ditores, Lim a , 2 0 0 8 .

k 394
Sección III ART. 65

Ü l i l LAS RESTRICCIONES

Las restricciones que el Juez puede imponer son las siguientes:


1. La obligación de someterse al cuidado y vigilancia de una
persona o institución determinada, quien informará periódi­
camente en los plazos designados.
2. La obligación de presentarse a la autoridad en los días que se
le fijen.
3. La prohibición de comunicarse o frecuentar a personas deter­
minadas, siempre que no afecte su derecho de defensa.
4. La prestación de una caución económica, si las posibilidades
del adolescente lo permiten. La caución puede ser sustituida
por una fianza personal idónea y suficiente.
5. Fijar un lugar de residencia determinado o cambiar de lugar
de residencia al actual
6. Matricularse en una institución educativa (pública o privada)
o en otra cuyo objeto sea la generación de un oficio o profesión.
7. Las demás que el Juez considere pertinentes, adecuadas y ne­
cesarias al caso en concreto, entre ellas las establecidas en el
artículo 49.

© Pedro Pablo Arévalo Rivas


► Comentario

Las restricciones que el juez puede imponer son las siguientes:

La obligación de someterse al cuidado y vigilancia de una persona o institu­


ción determinada, quien informará periódicamente en los plazos designados.

No se especifica quien, entonces puede ser cualquier persona que tenga


vínculo parental o no con el adolescente, pudiendo además ser también una
institución pública o privada, debiendo tener en cuenta que no se habla de
autoridad.

Una institución llamada a cumplir dicho cuidado o vigilancia es el sistema


de orientación al adolescente (SOA).

395 ,J
ART. GS Comentarios a] Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

La obligación de presentarse a la autoridad en los días que se le fijen.

Es criterio del órgano jurisdiccional señalar el plazo que debe cumplir el


adolescente para apersonarse al órgano jurisdiccional, el cual en todo caso
debe ser razonable.

Sin embargo el adolescente se encuentra obligado ante requerimiento fis­


cal o judicial apersonarse con la finalidad, de ser el caso, de participar en
las diligencias en las que sea necesaria su presencia.

La prohibición de comunicarse o frecuentar a personas determinadas, siem­


pre que no afecte su derecho de defensa.

Esta restricción tiene por finalidad evitar que el adolescente perturbe la


actividad probatoria la cual tiene relación con el hecho que el juzgador se
encuentra habilitado para imponer al adolescente la prohibición de aproxi­
marse al agraviado o víctima u otras personas (testigos), según la necesidad
del caso en concreto.

La prestación de una caución económica, si las posibilidades del adoles­


cente lo permiten. La caución puede ser sustituida por una fianza personal
idónea y suficiente.

La caución es una suma de dinero que se fija por el juez de investigación


preparatoria, en cantidad suficiente para asegurar que el adolescente cum­
pla con las obligaciones impuestas y las órdenes de la autoridad. El monto
de la caución debe ser depositado en el banco de la nación y este otorgar un
certificado de consignación que deberá presentarse ante la autoridad para
que sea agregado.

El monto se deberá fijar teniendo en cuenta la naturaleza del delito, la con­


dición económica, personalidad, antecedentes del adolescente, el modo de
cometer la infracción y la gravedad del daño, así como las demás circuns­
tancias que pudieren influir en el mayor o menor interés de este para po­
nerse fuera del alcance de la autoridad fiscal o judicial1.

Fijar un lugar de residencia determinado o cambiar de lugar de residencia


al actual.

1 C U B A S V I L L A N U E V A , Vícto r. Las m edidas d e coerción én e l p ro c e so p e n a l. Gaceta Jurídica,


L im a , 2 0 18 , p. 275 .

t%, 3 9 6
Sección III ART. 65

Esta restricción resulta indispensable para la concretización del proceso con


las garantías mínimas, debido que ello resulta necesario para cumplir con
la notificación de todas las actuaciones fiscales o judiciales en el desarrollo
del proceso.

Matricularse en una institución educativa (pública o privada) o en otra cuyo


objeto sea la generación de un oficio o profesión.

La restricción impuesta al adolescente de seguir estudios se encuentra diri-


. gida a crear espacios intelectuales que el adolescente deba aprovechar para
reconducir su actuar y que de forma posterior pueda utilizar.

Si bien la norma señala de forma taxativa seis restricciones a consideración


del juzgador para imponer, sin embargo, no son las únicas, debido que se
habilita al antes mencionado poder imponer entre otras las establecidas en
el artículo 49 del código como son: orden judicial de impedimento de sali­
da del país, localidad o ámbito territorial, prohibición temporal de ejercer
determinadas actividades laborales, si fuera el caso, suspensión del derecho
a asistir a determinados recintos públicos o privados, espectáculos públicos
o reunirse o visitar determinados lugares o personas, señalados por el juez,
prohibición de aproximarse al agraviado o víctima u otras personas, según
la necesidad del caso en concreto y otras que se consideren necesarias para
el adecuado desarrollo del proceso.

( |j| REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

■ C U BAS VSLLANUEVA, Víctor. Las medidas de coerción en eiproceso penal. G aceta Jurídica ,
Lim a , 2 0 1 8 .

397 A
TÍTULO VI

IN TE R N A C IÓ N D O M IC ILIA R IA

ARTÍCULO S* INTERNACIÓN D O M IC ILIAR IA

66.1 Consiste en cumplir la internación fuera del centro juvenil,


permitiéndole su permanencia en el ámbito familiar bajo el con­
trol establecido en el presente Código.
66.2 El procedimiento y ejecución de esta medida se rige de acuerdo
a lo dispuesto para la detención domiciliaria en el Código Proce­
sal Penal u otra norma que la sustituya, en lo que corresponda.

© Manuel Bemúdez Tapia

► Comentario

1. La internación domiciliaria en el ámbito familiar y la detención


domiciliaria

La imperiosa necesidad de hacer equivalencias en el ámbito legislativo


es un defecto que se ubica en la mayoría de las legislaciones, sobre todo en el
ámbito penal, principalmente porque se asumen niveles de equivalencia entre
“elementos” que tienen naturaleza jurídica diferente1.

En este sentido, la “detención domiciliaria” tiene una naturaleza jurídica


totalmente distinta a la “internación domiciliaria” detallado en el presente ar­
tículo, por las siguientes condiciones:

1 C A R R A N Z A , E ls a . Justicia p e n a l y so b repoblación penitenciaria: respuestas posibles. San José


de C osta R ica , IL A N U D , 2 0 0 1, p. 2 13 .

399 A
ART 65 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

a) La detención domiciliaria está asignada a una persona sindicada como agen­


te activo en un delito, mientras que un menor de edad en situación de eje­
cución de hechos de naturaleza penal no puede ser asignado con una con­
dición de “responsabilidad”, razón por la cual la internación domiciliaria
está vinculada a otros elemento de evaluación.

Hacer la equivalencia podría generar un error sistemático en el ámbito de


la justicia penal juvenil, principalmente porque se asume que al menor se
le podrá “rehabilitar” o “resocializar” y ello es un error porque el menor
aún está en proceso de formación tanto psicológica como física.

b) La detención domiciliaria implica el cumplimiento de determinadas condi­


ciones que exigen que el juzgador evalúe las condiciones en las cuales se
podrá ejecutar dicha acción por parte no sólo del agente activo de un delito,
las mismas que deberán ser corroboradas tanto por el Ministerio Público
como también por los órganos administrativos de control de las decisiones
judiciales, en este caso el Instituto Nacional Penitenciario.

En el ámbito de lajusticia penal juvenil, la evaluación de estas condiciones


resulta una condición sumamente imprecisa y abierta, por cuanto la propia
jurisdicción especializada en derecho de familia y también la jurisdicción
penal no pueden dar abasto a todos los requerimientos a los cuales se les
exige una acción inmediata.

c) La relación común entre la internación domiciliaria y la detención domici­


liaria está vinculada al contexto de ubicar al actor penal (presunto agente
activo y menor infractor) en un ambiente ajeno al ámbito de una institución
a cargo del Estado.

d) El legislador no ha tomado en cuenta que el domicilio de las personas,


como elemento normativo, en nuestra legislación, es sumamente amplia y
permite una interpretación sumamente extendida que se extiende negativa­
mente en el ámbito de las acciones judiciales por cuanto existe un compor­
tamiento malicioso y temerario de quienes son partícipes en dicho ámbito
j urisdiccional, principalmente porque con ello evaden una responsabilidad
penal, (agente activo de un delito) o una evaluación de un comportamiento
penal (menor infractor).

En tal sentido, en la mayoría de cortes superiores de justicia del país, don­


de hace falta un equipo de apoyo a la labor jurisdiccional en el ámbito pericial,

¡k 4-00
Sección III •Aírr b1

de asistencia social e inclusive a nivel penitenciario, esta norma resulta ser un


error material del legislador que ha optado por considerar que la ley soluciona
un problema material, sin tomar en cuenta la realidad nacional.

0 R EFE R EN C IA B IB L IO G R Á F IC A

» C AR R AN ZA, Elsa. Justicia penal y sobrepoblación penitenciaria: respuestas posibles. San


Jo sé de C o s ía R ica, ILANU D , 2 0 0 1 .

401 A
ART 67 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

K ft S I PRESUPUESTOS DE APLICACIÓN

67.2 Se puede dictar en caso se presenten los supuestos de una in­


ternación preventiva, siempre que el adolescente se encuentre
en alguna de las siguientes circunstancias:
a) La adolescente que esté embarazada o tenga un hijo me­
nor de cinco (05) años o uno mayor de dicha edad que
sufra una enfermedad grave o discapacidad que requie­
ra la atención por parte de su madre. De igual forma, el
adolescente padre de un niño menor de cinco (05) años o
uno mayor de dicha edad que sufriera una enfermedad
grave o discapacidad que requiera la atención parpar­
te de su padre.
b) El adolescente sufre de una enfermedad grave que no pueda
ser atendida de manera adecuada en el centro juvenil o su
permanencia en dicho lugar afecta su salud o dignidad; o,
c) El adolescente tiene una discapacidadfísica que le impide
valerse por sí mismo en el centro juvenil o su permanen­
cia en dicho lugar afecta su salud o dignidad.
67.2 Verificada alguna de las circunstancias previstas en el primer
párrafo, el Juez analiza si la internación en el domicilio que
señale el adolescente para dicho fin, garantiza que no exista
peligro de fuga ni de obstaculización.
67.3 En caso considere que el peligro persiste, el Juez ordena la
internación preventiva, disponiendo que el Centro Juvenil
adopte las medidas necesarias para garantizar la salud, se­
guridad y dignidad del adolescente.

Manuel Bemúdez Tapia*


1

► Comentario

1. Las condiciones personales en el ámbito familiar

A raíz de los procesos de desarrollo social en nuestro país, durante los úl­
timos años, las familias han adquirido nuevos elementos de identificación, ge­
nerándose situaciones en las cuales jovenes y adultos de temprana edad asumen

k 402
Sección III

una paternidad y/o maternidad que resulta ser evaluada en forma particular en
el presente ámbito normativo.

La razón de esta sitaución parte del hecho de asumir la evaluación de las


condiciones personales y familiares del menor infractor y ante esta situación
resulta necesario enfatizar algunos elementos:

a) Las familias monoparentales son ampliamente visualizadas en el entorno


juvenil, principamente porque se identifican a jóvenes y mujeres de tem­
prana edad asumiendo una maternidad en forma autónoma, generalmente
debido a una situación relacionada a una crisis de pareja con el progenitor
del hijo.

Sin embargo, esta situación no excluye situaciones en las cuales jóvenes


infractores han ejecutado o han participado en situaciones criminales, princi­
palmente al hecho de ejecutar:

- Acciones próximas a la prostitución o al proxenetismo.

- Acciones de venta o comercialización de estupefacientes.

- Acciones vinculadas al transporte de estupefacientes, principalmente al


exterior.

- Acciones relacionadas a la comisión de delitos contra el patrimonio.

Situaciones que bien pueden detallar una referencia pocas veces analizada
objetivamente y que podría variar el contexto jurisdiccional penal en contra de
una madre juvenil porque se podría tratar de delitos famélicos o delitos condi­
cionados a la supervivencia económica.

En este sentido, se debe analizar el verdadero contexto en el cual una me­


nor de edad, con una maternidad acreditada, ha ejecutado la comisión de un
hecho punible porque los niveles de responsabilidad no pueden ser evaluados
sin una apreciación del contexto de la realidad en la cual se registra el hecho
típico y antijurídico.

Situación contraria a la de varones, quienes a pesar de tener una opción de


desarrollar una actividad económica positiva, pueden incidir en la comisión de
un delito.

403 A
ARf, G7 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Eventualmente la tasa de réferencialidad de jóvenes padres solteros haría


inviable la aprobación de un interaamiento en el domicilio familiar porque ello
implicaría que no podría ejecutar acciones de carácter laboral que le permitan
un acceso a una fuente económica de supervi vencia.

La crianza de un hijo, sin embargo, sí podría ser considerada un factor de


referencia válido, pero ello exige que deba ser demostrado y para ello se re­
quieren de asistentes sociales que ejecuten dicha labor de evaluación, situación
que en la mayor parte del país no se presenta.

2. La atención clínica anula la acción punitiva del estado en caso de persona


con incapacidad

Tomando en cuenta la condición del menor infractor se debe señalar que


si ocurre una situación en la cual se genera una limitación a la condición física
o psicológica, la atención médica limita la función punitiva del Estado, prin­
cipalmente porque el menor infractor debe ser atendido de manera especial y
preferente por los órganos jurisdiccionales, dado que existe una responsabili­
dad de carácter internaci onal sobre la administración pública que es la respon­
sable por el menor.

k404
Sección III ART. 6.

E § É É Ü ftÍS CUMPLIMIENTO

68.1 La internación domiciliaria debe cumplirse en el domicilio


del adolescente o en otro que el Juez designe y sea adecuado
con la finalidad de propender a la permanencia en su medio
familiar y comunitario, pudiendo solicitar el control de la
autoridad policial o de una institución pública o privada/ o
de una tercera persona designada para tal efecto.
68.2 El Juez, al imponer esta medida establece las condiciones
necesarias para su control y cumplimiento.

Manuel Bemúdez Tapia

► Comentario

1. El contexto socio familiar que incide en la comisión de delitos

La referencia más usual en el ámbito de la delincuencia juvenil es la condi-


cionalidad de la realidad socio económica negativa que rodea al menor infrac­
tor, la cual permite la ampliación del factor delictivo en su perfil personal1.

Es una referencia negativa que resulta ineludible porque el menor infractor


no puede ser ajeno a su realidad, a diferencia del adulto y, por ello, es que su
comportamiento puede ser manipulado o condicionado para hacerlo propenso
a la comisión de actos de naturaleza penal.

En forma complementaria a este punto, las condiciones en las cuales se


desarrollan las relaciones familiares en la actualidad, limitan la posibilidad de
que un menor infractor sea atentido o acogido en un hogar diferente al de sus
progenitores, por que ello implica la asignación de una responsabilidad que es
evadida por familiares próximos.

Por tanto, la evaluación de la viabilidad de una internación domiciliaria


exige la evaluación pericial y de la asistencia social de los ámbitos próximos*

] ECOBAR ROCA, Guillermo; AGUILAR, Nidia y ARAUJO, Eduardo. Niñez y adolescencia: III
sobre derechos humanos. Madrid, Trama, 2005, p. 186.

405 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

en los cuales se identifica una “referencia domiciliaria” para así poder evitar
una situación negativa en el futuro, principalmente porque el menor infractor
podría verse mucho más perjudicado en su propia realidad personal, familiar e
inclusive en su propia seguridad.

De cumplirse estos elementos, resultaría viable la aprobación de un ínter-


namiento domiciliario porque los programas de atención de régimen flexible
pueden permitir un mejor tratamiento a un menor infractor, conforme detalla
la Defensoría del Pueblo2,

^ REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

■ DEFENSOR ÍADELPUEBLO. La situación de ¡os adolescentes infractores de la ley privados de


libertad: supervisión de los centros juveniles. Defensoría del pueblo, Lima, 2007.
■ ECOBAR ROCA, Guillermo; AGUiLAR, Nidia y ARAUJO, Eduardo. Niñez y adolescencia: III
sobre derechos humanos. Madrid, Trama, 2005.

2 DEFENSORÍA DEL PUEBLO. La situación de los adolescentes infractores de la ley privados de


libertad: supervisión de los centros juveniles. Defensoría del pueblo, Lima, 2007, p. 77.
Sección III ART. 69

M im li p r o h ib ic io n e s

De considerarlo necesario, el Juez impone límites o prohibicio­


nes a lafacultad del adolescente de comunicarse con personas di­
versas de aquellas que habitan con él o que lo asisten. El control
de la observancia de las obligaciones impuestas conesponde al
Poder Judicial, cuenta con la colaboración de la autoridad poli­
cial. Se puede acumular a la detención domiciliaria una caución
de considerarse necesario.

© Manuel Bemúdez Tapia


► Comentario

1. El control administrativo de una decisión judicial

En el ámbito de la evaluación de la eficiencia y eficacia de los órganos


jurisdiccionales, la función judicial es evaluada en forma excluyente a otras
acciones complementarias y derivadas de una decisión judicial.

Una situación que se observa mucho en el ámbito de todo el contexto judi­


cial donde la legislación y la propia actividad judicial perciben que las decisio­
nes judiciales se cumplen en forma objetiva, inmediata y oportuna.

No se toma en cuenta el hecho de que la emisión de una sentencia, como


última decisión judicial, al cumplimiento de dicha decisión no suele ser evalua­
da porque la propia legislación no ha sido detallada en ese ámbito.

De este modo surge un contexto cuasi administrativo-penal que detalla el


seguimiento y evaluación de una disposición judicial que en el caso jurisdic­
cional requiere de la implementación no sólo de dependencias complementa­
rias a la labor judicial, con una autonomía presupuestaria y administrativa para
poder cumplir sus funciones.

La observación indicada, sin embargo, no es apreciada en nuestro con­


texto institucional jurisdiccional principalmente porque las limitaciones pre-
supustarias y económicas no logran ampliar la mayor exigencia de personal y
condiciones económicas vinculadas al contexto laboral, con lo cual las otras

407 A
ART. G9 Comentarios ai Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

necesidades institucionales son relativizadas o son ubicadas en un ámbito refe­


rencia! que no es valorado correctamente.

Esto se puede apreciar con mayor nitidez en el ámbito de la justicia penal


juvenil en particular con la regulación del presente artículo porque no se logra
detallar el modo en el cual se cumplirá esta disposición.

Reiteramos el hecho particular de que la mayoría de cortes superiores de


justicia del país no cuentan con especialistas, peritos y asistentes sociales para
la evaluación y ejecución de las disposiciones judiciales con lo cual se debe
asumir un rol mucho más objetivo en la crítica a la legislación, porque el que
una norma “detalle’5un ámbito regulatorio, no se debe asumir que este se cum­
plirá en la realidad.

Ik. 4 0 8
Sección III

Ü Í1 B IÍ REVOCATORIA

70.1 La internación domiciliaria puede revocarse por la interna­


ción en un Centro Juvenil en los siguientes supuestos:
a) Indicios razonables de la. persistencia de peligro de fuga
u obstaculización durante la internación domiciliaria.
b) Conductas del adolescente que afectan la ejecución de la
internación domiciliaria.
70.2 El Fiscal, de considerarlo necesario, solicita al Juez la revo­
catoria de la internación domiciliaria, quien decide previa
audiencia.

© Manuel Bemúdez Tapia

► Comentario

1, L a evaluación del cumplimiento de una decisión judicial y su evaluación


pericial

En forma complementaria al comentario del artículo precedente, se debe


tener en cuenta que la evaluación de la viabilidad, mantenimiento y elimina­
ción de la condición de internación domiciliaria debe hacerse a través de una
evaluación pericial y de un informe de asistencia social.

Obsérvese que:

a) El peligro de fuga.

b) La obstaculización.

c) Las conductas del adolescente que afectan la ejecución de la internación


domiciliaria.

Resultan ser sumamente amplios, difusos, inconsistentes en un contexto


penal, donde el principio de legalidad y de taxatividad exigen que la limita­
ción de un derecho sea a través de un mecanismo objetivo, formal y verificable.

409 A
ART. 10 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Así, el “peligro de fuga” ¿cómo debe evaluarse?; la “obstaculización” ¿en


que sentido se debe acreditar? O ¿cómo evaluar las “conductas”, que detalla
el artículo?

En tal sentido, la ausencia de instituciones o dependencias de carácter ad­


ministrativo que coadyuven la labor jurisdiccional es un síntoma negativo en
las entidades que conforman el sistema de impartición de justicia en el país y
permite cuestionar la poca acción que desarrollan tanto el gobierno nacional
como el Congreso de la República, quienes siendo conscientes de las necesi­
dades que se registran en el ámbito judicial no ejecutan una ación mucho más
coherente en el ámbito de la planificación económica y presupuestaria que re­
quiere tanto el Poder Judicial como el Ministerio Público.

k410
Sección III

P Ü I I ii® DURACIÓN Y VARIACIÓN

El plazo de duración de la internación domiciliaria como medida


coercitiva, es el mismo que el fijado para la internación preven-
tiva, rige al respecto lo pertinente para su variación.

© Manuel Bemúdez Tapia

► Comentario

1. La temporalidad de la decisión

La excepcionalidad de la internación domiciliaría se sujeta a una condición


temporal (i) y del propio contexto personal del menor infractor (ii), lo cual ge­
nera la principal característica de la justicia penal juvenil.

Igualmente corresponde evaluar la propia naturaleza jurídica de la imposi­


ción de limitaciones a los derechos de un menor en el ámbito penal por cuanto si
la viabilidad de una internación domiciliaria resulta positiva ello implica que el
propio hecho denunciado no revista un elemento de peligrosidad significativo.

La racionalidad de esta institución procesal de naturaleza penal, por tanto,


bien puede quedar relativizado, tanto por su propia naturaleza jurídica respecto
de los hechos evaluados como también respecto de su funcionalidad preventi­
va como condicionante represivo en el ámbito social.

De este modo, los límites procesales y procedimentales en el ámbito de la


justicia penal juvenil detallan elementos muy especiales y particulares que no
logran determinar límites objetivos y sustanciales entre diferentes ámbitos nor­
mativos1 a diferencia del contexto procesal aplicable a mayores de edad.

^ REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

■ CRUZ MÁRQUEZ, Beatriz. La medida de íntemamiento y sus alternativas en e! derecho penal


juvenil. Dykinson, Madrid, 2007.

1 CRUZ MARQUEZ, Beatriz. La medida de Íntemamiento y sus alternativas en el derecho penal


juvenil. Dykinson, Madrid, 2007, p. 171.

411 A
SECCION IV
EL PROCESO DE RESPONSABILIDAD
PENAL ADOLESCENTE
TÍTULO

DISPO SICIO NES GENERALES

;IÜ Í< Í¡ Í1 IB FIN ALID AD DEL PROCESO

72.1 El proceso penal de responsabilidad penal del adolescente


tiene como finalidad:
a) Establecer la comisión de una infracción penal, determi­
nar quién es su autor o partícipe y ordenar la aplicación
de las medidas correspondientes;
b) Permitir al adolescente comprender el daño ocasionado
por la comisión del hecho punible y los motivos que lo
han llevado a realizar la infracción, haciéndolo respon­
sable por sus actos dentro de un proceso respetuoso de
los derechos y garantías específicas que le conesponden
en su calidad de sujeto de derechos y obligaciones; y,
c) Lograr la reinserción del adolescente en su familia y en la
sociedad, según los principios establecidos en este Código.
72.2 El proceso privilegia la noción de integración social a la de
rehabilitación institucional, instando aluso de medidas al­
ternativas, así como el mecanismo restaurativo.

© Manuel Bermúdez Tapia*


1

► Comentario

1. El poder punitivo del Estado

El Estado es el único ente en la sociedad que tiene la facultad coercitiva y


punitiva y usualmente aplica estas medidas en el ámbito penal (i) y a personas
adultas (ii)
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Sin embargo, en el caso de adolescentes infractores debemos detallar que


el artículo en evaluación detalla:

a) Evaluar penalmente un hecho en particular para determinar al autor/partí-


cipe del mismo y así aplicar las medidas correspondientes.

En este contexto se debe entender que la ley actúa como un ente orgánico
sobre el cual se determinan los niveles y condiciones en los cuales se pueda
desarrollar la evaluación de la responsabilidad penal generada por el hecho
ejecutado.

b) Al detallar el término “permitir”, el legislador ha considerado que el ado­


lescente infractor no llega a conocer la verdadera incidencia negativa del
acto ejecutado, pero que a la vez le exige al Estado tratarlo como sujeto de
derechos, principalmente en la evaluación de una responsabiidad penal.

c) El eufemismo de la rehabilitación social es un error reiterativo del legis­


lador que asume que la condena penal logra tener un efecto positivo en la
conducta antisocial de un sujeto.

Si bien, se registran situaciones excepcionales, la generalidad del caso per­


mite detallar que esta observación constituye un error del legislador y que
puede ser grave en el caso de adolescentes infractores.
Sección IV ,RT 73

ACCIÓN PENAL CONTRA EL ADOLESCENTE

La acción penal contra el adolescente es pública, debiendo te­


nerse en cuenta las siguientes consideraciones para su ejercicio:
1. En las infracciones de persecución pública, corresponde al Fis­
cal La ejerce de oficio, a instancia del agraviado por la in­
fracción o por cualquier persona, natural o jurídica, mediante
acción popular.
2. En las infracciones de persecución privada, corresponde ejer­
cerla al ofendido ante el órgano jurisdiccional competente,
para ello se requiere de la presentación de una querella.

© Claudia Fiorella Félix Pacheco

$ Comentario

Para el análisis del presente artículo es preciso desarrollar en primer tér­


mino la definición de acción penal, para lo cual tomaremos como referencia
las definiciones que se han establecido al respecto en la doctrina jurídico penal
y procesal penal nacional. Seguidamente estableceremos ciertas particularida­
des que cobra la naturaleza de esta institución en la justicia penal juvenil y más
precisamente en el marco del CEPA.

Si centramos la mirada en nuestra doctrina nacional, encontraremos de­


finiciones de acción penal como la planteada por Peña Cabrera, para quien la
acción penal es el poder-deber que detenta el Estado en base a una propiedad
inherente a su propia soberanía, poder que se ejercita a través de las agencias
estatales competentes y que pone en funcionamiento todo el aparato persecu­
torio del Estado, a fin de promover la acción de la justicia y que finalmente re­
caiga una sanción sobre aquel que cometió un hecho constitutivo de un delito
según la norma penal sustantiva1.

Por su parte, Cubas Villanueva afirma que, en la perspectiva del Derecho


Procesal Penal actual, respecto de la acción penal, pueden advertirse dos di­
mensiones: una primera que coloca a la acción como la única vía para que las

1 PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso R aúl Nuevo Código Procesal Penal, Exégesis. Tomo II,
Editorial Rodhas, segunda edición, febrero, 2009, pp. 193-194,

417 J
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

pretensiones de justicia penal de una persona puedan materializarse (...) y en


esta dirección afirmamos que toda persona tiene derecho de acceder a la justicia
en todas sus manifestaciones (...). Pero al mismo tiempo, la acción penal es la
manifestación clara del poder estatal que se expresa en el mandato constitucio­
nal que establece que es el Estado el único llamado a administrar justicia penal
e imponer la pena luego de un debido proceso. Como poder entonces, la acción
penal es coerción estatal, porque sin ella el proceso no tendría la autoridad de que
goza, sin que ello signifique, por supuesto, maltrato o trato indigno al imputado2.

Tal como se h a concebido la acción penal, en ambos casos puede apreciar­


se de manera patente una característica de dicha institución, cual es la de ser
una acción pública.

Efectivamente, de acuerdo con Maier, la acción penal reviste tal carac­


terística porque es el Estado quien administra el proceso penal, que va desde
la potestad de perseguir el delito hasta el hecho monopolizado por el Estado
de la ejecución de la sanción penal materializado en la pena. Estas funciones
las cumple a través de sus órganos. “Es una obra enteramente estatal”, señala
Maier. Por ello, cuando hacemos la distinción entre acción penal pública y ac­
ción penal privada, solo nos referimos a la facultad de ir tras del delito hasta
lograr una sanción actuando con titularidad en el ejercicio de la acción penal3.
Asimilando esta referencia al contexto del CRPA, podemos afirmar que la ac­
ción penal es pública, toda vez que es el Estado quien efectivamente adminis­
tra el proceso de responsabilidad penal de adolescentes, a través de sus insti­
tuciones (Fiscalía, Poder Judicial) y es quien se encarga de ejecutar las medi­
das socioeducativas otorgadas a los mismos (Ministerio de Justicia y Derechos
Humanos y demás sectores e instituciones que brinden oferta de servicios para
ejecución de medidas socioeducativas).

De acuerdo con otras posiciones, como la de Peña Cabrera, la acción pe­


nal es pública, en la medida que surge ante una pretensión de derecho público,
el ejercicio persecutorio y sancionatorio del delito se le confiere en exclusiva

2 CUBAS VI LANCHEVA, Víctor. El nuevo proceso penal peruano. Teoría y práctica de su implemen-
tación. Palestra Editores, Lima, 2009, p. 102.
3 MAIER, Julio. “El Ministerio Público: ¿Un adolescente?” . En: El Ministerio Público en el proceso
penal. A.A.V.V. Editorial Ad Hoc, Buenos Aires, 1993, pp. 20 y ss. En CUBAS VILANUEVA,
Víctor. E l nuevo proceso penal peruano. Teoría y práctica de su implementación. Palestra Editores,
Lima, 2009, p. 103.

kA 18
Sección IV jjf f lll

al Estado, que se configura en sus relaciones con los ciudadanos a partir de un


orden jurídico y político sostenido en el contrato con consenso social. El ejerci­
cio de la pretensión punitiva manifiesta una de las funciones más esenciales del
orden jurídico, cuya potestad pertenece al Estado, y que se materializa a través
de la actuación de los órganos constitucionalmente predispuestos a realizar esta
esencial función en el marco del Estado de Derecho, esto es, la realización de
la justicia. La naturaleza pública de la acción penal se sostiene en el interés so­
cial en la persecución del delito, en la medida que la conducta criminal genera
ámbitos insoportables de convivencia social, lo que desencadena una alarma
social justificada4. Cursiva nuestra.

Sobre lo afirmado en el párrafo precedente, en relación con la naturaleza


de la acción penal en un sistema penal de adultos, es preciso establecer una di­
ferencia con las reales dimensiones de la naturaleza que posee o debiera poseer
la acción penal en la justicia penal juvenil y más específicamente en relación
con las disposiciones del CRPA. Para tal efecto nos plantearemos la siguiente
interrogante ¿Cuál es el sustento de la naturaleza pública de la acción penal en
la justicia penal juvenil regulada en el CRPA?

Para dar respuesta a esta interrogante, debemos prestar atención al enfo­


que restaurativo establecido en el artículo XIII del Título Preliminar del CRPA,
en cuyo numeral 4 se ha reconocido al enfoque restaurativo, según el cual se
debe promover durante el proceso, en medida de lo posible, la participación de
la víctima para lograr su reparación adecuada, así como la aceptación de res­
ponsabilidad del adolescente por el daño causado, como forma para superar
los efectos negativos de la infracción y prevenir la comisión de otras futuras.

Tomar como base al enfoque restaurativo, nos permite asumir los princi­
pios y lineamientos que trae consigo la justicia restaurativa para dar respuesta a
la pregunta planteada. Una de las primeras cuestiones de la que debemos partir
para este análisis es la concepción de delito que se asume en la justicia restau­
rativa. Al respecto, de acuerdo con Zehr5, en la justicia restaurativa:

El crimen se define como un acto dañino contra las personas y las relacio­
nes interpersonales.

4 PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso Raúl. Ob. cit., pp. 194-195.


5 ZEHR, Howard. El pequeño libro de la Justicia Restaurativa. Traducción al español, Good Books,
2010, p . 25.

419
ART. 73 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Las ofensas conllevan obligaciones.

La obligación principal es la de reparar el daño causado.

Bajo estas premisas, el crimen es un problema porque representa una he­


rida en la comunidad, una ruptura en la red de relaciones. Un crimen repre­
senta relaciones dañadas. En realidad, las relaciones dañadas son tanto una
causa como un efecto del crimen. Muchas tradiciones tienen proverbios que
nos recuerdan que al dañar a uno se daña a todos. Un daño como el ocasiona­
do por un crimen se extiende como una onda, trastornando toda la red. Ade­
más, el delito muchas veces es un síntoma de que algo se ha desestabilizado
en la red6.

En consecuencia, las relaciones sociales implican obligaciones y responsa­


bilidades mutuas. N o debe sorprendernos, entonces, el hecho de que este con­
cepto del mal resalte la importancia de reparar o enmendar el daño causado.
Más aún, reparar el daño es una obligación. Aunque inicialmente cobren prio­
ridad las obligaciones correspondientes a los ofensores, la importancia otorga­
da a la red de relaciones abre la posibilidad de que otros -especialmente la co­
munidad en general- puedan tener obligaciones también. Lo que es aún más
fundamental, este concepto del delito supone una preocupación por la sana-
ción de todos los involucrados: las víctimas, pero también los ofensores y las
comunidades*7.

Con ello podemos tentar la respuesta a la interrogante planteada, pues,


siendo que para la justicia restaurativa el concepto de la interdependencia como
elemento básico en las relaciones sociales, es fundamental, la naturaleza de la
acción penal en el CRPA es pública porque la conducta infractora del adoles­
cente daña la red de relaciones interpersonales en la sociedad; este daño al ser
efecto, pero además causa de la conducta infractora del adolescente, abre la
posibilidad para que la sociedad tenga también obligación de reparar el daño.
Consideramos entonces, que el sustento para la naturaleza pública de la acción
penal en el CRPA se encuentra estrictamente relacionada con el interés y obli­
gación de la sociedad en la reparación del daño ocasionado con la infracción.
Esta es, a nuestro criterio, una de las principales diferencias entre el por qué se

ó ZEHR, Howard. Ob. cit., p. 26.


7 Ibídem.

k 420
Sección IV ART 7

persigue la infracción en la justicia penal de adultos y por qué se persigue la


infracción en Injusticia penal juvenil en nuestro país.

Así, podemos afirmar que la acción penal es el ejercicio de la potestad per­


secutora del Estado (acción pública) en la búsqueda por reparar los daños oca­
sionados con la infracción. El ejercicio corresponderá al ofendido con la infrac­
ción (acción privada) cuando se trate de infracciones de ejercicio privado; por
ejemplo: injuria, calumnia, difamación.

Es preciso resaltar además que la acción penal no deviene en obligatoria


para todos los casos, por el contrario, siempre en la justicia penal juvenil, debe
considerarse como primera opción, “la adopción de medidas para tratar a los
niños. si[n] recurrir a procedimientos judiciales en el entendimiento de que se
respeten plenamente los derechos humanos y las garantías legales” (artículo
40, inciso 3,b) del C.D.N).8

Así se asumió en la elaboración del proyecto de CREA y de su reglamen­


to, de modo tal que, la premisa general es que la acción penal sólo debería
ejercerse para casos graves que realmente ameriten la intervención judicial.
En muchos casos la no intervención judicial es la mejor respuesta. Por ello,
existen mecanismos establecidos en el CREA que facultan al fiscal a abstener­
se de ejercitar la acción p en al Estos mecanismos son las salidas alternativas
reconocidas en la Sección VI del CREA, tales como la remisión y el acuerdo
reparatorio.

Resulta preciso que los operadores del Sistema de Justicia Penal Juvenil
interioricen aquella premisa general, no solo quienes ostentan la titularidad de
la acción penal (los fiscales), sino en general todos aquellos que intervienen
ante el caso de un adolescente en conflicto con la ley penal. Así, los efectivos
policiales, los jueces, los abogados defensores, los procuradores, la autoridad a
cargo de los centros juveniles y la sociedad misma, deben tener en cuenta esta
premisa de actuación fiscal y abstenerse de efectuar cuestionamientos o críti­
cas por el hecho de que un adolescente en conflicto con la ley penal no resulte
procesado pese a haber sido incluso detenido en flagrancia.

Asimismo, al interior del Ministerio Público es necesario que los órganos


de control interno de cada sede fiscal y autoridades administrativas comprendan

8 lbídem.
ART. 73 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

que, si un fiscal se abstiene de ejercitar la acción penal, no está faltando a sus


deberes o funciones; por el contrario, la primera actuación del fiscal ante el
caso de un adolescente en conflicto con la ley penal del que hubiere tomado
conocimiento, debe estar orientada a evitar el ejercicio de la acción penal y pro­
pender la aplicación de salidas alternativas. Así ha sido dispuesto como atribu­
ción y obligación del fiscal en el artículo 14 del CRPA:

“Artículo 14.-Atribuciones y obligaciones del Fiscal

Entre las atribuciones y obligaciones del Fiscal se tiene las siguientes:

(...)

i. Promueve el uso del mecanismo restaurativo en el marco de sus funciones.

(...)
q. Procura la solución alternativa al proceso del adolescente, en especial
la remisión, mediación, conciliación y las prácticas restaurativas”.
(Resaltado nuestro).

Claro está que, para la aplicación de las salidas alternativas existen supues­
tos claramente establecidos en el artículo 130 del CRPA, de modo que estos
mecanismos de desjudicializaciónno resultan aplicables en todos los casos. No
obstante, toda vez que sea posible su procedencia, dentro de los supuestos pre­
vistos por ley, es preciso el impulso del fiscal y por qué no, de los demás ope­
radores con legítimo interés.

Comprender ello resulta de vital importancia para el éxito en la implemen-


tación de esta norma.

(g ) ¡REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

- CUBAS VILANUEVA, Víctor. El nuevo proceso penal peruano. Teoría y práctica de su


implementación. Palestra Editores, Lima, 2009.
■ MAIER, Julio. "El Ministerio Público: ¿Un adolescente?” . En: El Ministerio Público en el proceso
penal. A.A.V.V. Editorial Ad Hoc, Buenos Aires, 1993. .
■ PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso Raúl. Nuevo Código Procesal Penal, Exégesis. Tomo !l,
Editorial Rodhas, segunda edición, febrero 2009.
■ ZEHR, Howard, El pequeño libro de la Justicia Restaurativa. Traducción ai español, Good
Books, 2010.

k^22
Sección IV

IS ifc iftiM PRESCRIPCIÓN

74.1 La acción penal prescribe:


1. A los cinco (05) años para los siguientes delitos:
a. Parricidio
b. Homicidio calificado
c. Homicidio calificado por la condición de la víctima
d. Feminicidio
e. Sicariato
f Lesiones graves (segundo y tercer párrafo)
g. Lesiones graves cuando la víctima es menor de edad,
de la tercera edad o persona con discapacidad
h. Lesiones graves por violencia contra la mujer y su en­
torno familiar
i. Lnstigación o participación en pandillaje pernicioso
j. Secuestro
k. Trata de personas
1 Formas agravadas de la trata de personas
m. Violación sexual
n. Violación de persona en estado de inconsciencia o en
la imposibilidad de resistir
o. Violación de persona en incapacidad de resistencia
p. Violación sexual de menor de edad
q. Violación sexual de menor de edad seguida de muerte
o lesión grave
r. Robo agravado
s. Extorsión
t Promoción ofavorecimiento al Tráfico ilícito de Dro­
gas y otros
u. Tráfico Ilícito de Insumos Químicos y Productos
Fiscalizados
v. Comercialización y cultivo de amapola y marihuana
y su siembra compulsiva
w. Formas agravadas de tráfico de drogas

423 A
ART. 74 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

x. Asimismo, cuando se trate de los delitos previstos en


el Decreto Ley N° 25475 y cuando el adolescente sea
integrante de una organización criminal actúe por
encargo de ella o se encuentre vinculado a la misma,
conforme a las consideraciones de la Ley N° 30077, así
como conforme a lo dispuesto en los artículos 317 y
317-B del Código Penal
2. A los tres (03) años en los demás delitos.
3. A los diez (10) meses cuando se trate de faltas
74.2 La ejecución de las medidas socioeducativas se extingue por
la muerte del adolescente infractor, por prescripción, cum­
plimiento de la medida socioeducativa o decisión judicial
debidamente motivada de conformidad con lo previsto en
este Código.
74.3 Para la prescripción de las medidas socioeducativas se apli­
can los mismos plazos fijados previstos para la prescripción
de la acción penal, los que se cuentan desde el día en que la
sentencia quedó firme.
74.4 El adolescente contumaz o ausente está sujeto a las normas
previstas en el ordenamiento procesal penal.

Claudia Fiorella Félix Pacheco

► Comentario

El artículo en comentario trae consigo una diferencia considerable en re­


lación a la prescripción establecida en el artículo 222 del Código de Niños y
Adolescentes, según el cual la acción judicial prescribe a los dos años de co­
metido el acto infractor y tratándose de una falta señalada en el Código Penal
prescribe a los seis meses1.

1 Artículo 222 del Código de Niños y Adolescentes.-


La acción judicial prescribe a los dos años de cometido el acto infractor. Tratándose de una falta
señalada en el Código Penal prescribe a los seis meses. El plazo de prescripción de la medida socio-
educativa es de dos años, contados desde el día en que la sentencia quedó ñrme. El adolescente
contumaz o ausente estará sujeto a las normas contenidas en el ordenamiento procesal penal.

k 424
Sección IV ART. 74

Debemos atribuir esta variación al establecimiento de un plazo mayor para


el desarrollo del proceso de responsabilidad penal de adolescentes, regulado en
el CRPA. Así, mientras que el procedimiento establecido en el Código de Ni­
ños y Adolescentes tiene una duración de cincuenta días, si el adolescente se
encontrara en calidad de interno y de setenta días, si se encontrara en calidad
de citado. En cambio, tan solo para el desarrollo de la etapa de investigación
preparatoria regulada en el CRPA, se ha previsto el siguiente plazo de duración:
Un total de treinta días para las diligencias preliminares, salvo que se produz­
ca la detención del adolescente en cuyo caso las diligencias preliminares duran
24 horas o 7 días.

Para la investigación preparatoria formalizada o propiamente dicha se ha


previsto un plazo de sesenta (60) días naturales, pudiendo esta ser prorrogada
por única vez hasta por un máximo de treinta (30) días naturales. Mas cuando
se trate de investigaciones complejas, el plazo de la investigación preparatoria
es de noventa (90) días naturales, pudiendo prorrogarse por única vez hasta por
un máximo de treinta (30) días naturales.

Si estuviésemos ante un caso que no reviste complejidad, el plazo mínimo


de duración de la etapa de investigación preparatoria es de 90 días. En cambio,
frente a un caso complejo, el periodo de duración total de la investigación pre­
paratoria, incluyendo la prórroga prevista es de 150 días.

Al plazo de la investigación preparatoria debe adicionarse el del desarrollo


de la etapa intermedia, seguido del de juicio oral.

Por tal razón, resultaba imperioso establecer un plazo de prescripción de la


acción penal más amplio que el regulado en el Código de Niños y Adolescen­
tes, a fin que guarde correspondencia con la duración del proceso de responsa­
bilidad penal de adolescentes.

Así, el artículo 74 del CRPA establece los siguientes plazos de prescripción


de la acción penal y de la medida socioeducativa: tratándose de hechos cons­
titutivos de infracciones graves, cinco años; tratándose de hechos constituti­
vos de infracciones simples, tres años; y tratándose de hechos constitutivos de
faltas, diez meses. Como es evidente, el plazo considerado para las infraccio­
nes graves resulta ser considerablemente más acortado que los previstos por el
artículo 80 del Código Penal, para los delitos cometidos por adultos, según el
cual “La acción penal prescribe en un tiempo igual al máximo de la pena fijada
por la ley para el delito, si es privativa de libertad. En caso de concurso real de

425
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

delitos, las acciones prescriben separadamente en el plazo señalado para cada


uno. En caso de concurso ideal de delitos, las acciones prescriben cuando haya
transcurrido un plazo igual al máximo correspondiente al delito más grave. La
prescripción no será mayor a veinte años. Tratándose de delitos sancionados
con pena de cadena-perpetua se extingue la acción penal a los treinta años. En
los delitos que merezcan otras penas, la acción prescribe a los dos años”2.

Como es sabido, la figura de la prescripción se encuentra estrictamente


vinculada al paso del tiempo. Así, de acuerdo con Meini Mendez, parece en­
tonces recomendable aceptar que lo que el paso del tiempo extingue es en rea­
lidad la obligación del Estado de investigar y pronunciarse sobre un hecho pe­
nalmente relevante, ya sea condenando, absolviendo o simplemente archivan­
do; en otras palabras, la obligación de valorar formal y jurídico-penalmente un
hecho. Está claro que lo que se extingue es solo la obligación de iniciar o con­
tinuar la persecución penal y no el derecho estatal de hacerlo que el artículo 91
del CP reconoce que “el imputado puede renunciar a la prescripción de la ac­
ción penal”; o lo que es lo mismo, si éste renuncia a la prescripción el Estado
sigue estando obligado a iniciar o continuar la persecución3.

El paso del tiempo en el desarrollo de un proceso de responsabilidad pe­


nal de adolescentes, como el regulado en el CRPA, demanda por parte de los
operadores mayor proactividad y naturalmente una actuación oportuna y en el
menor tiempo posible. De modo tal que se actúe en respeto del derecho al pla­
zo razonable.

Al respecto, es preciso tener en cuenta que el artículo 40.2 de la Conven­


ción sobre Derechos del Niño dispone en su literal b, lo siguiente:

“ (...)

b) Que a todo niño del que se alegue que ha infringido las leyes penales o a
quien se acuse de haber infringido esas leyes se le garantice, por lo menos,
lo siguiente:

(...)

2 Artículo 80 del Código Penal.-


3 MEINI MENDEZ, Ivan, “Sobre la prescripción de la acción penal”. En: Poro jurídico. Recuperado
de: http://revistas.pucp.edu.pe/mdex.php/forojuridico/article/viewFile/l 8517/18757.

§k426
Sección IV ARE

iii) Que la causa será dirimida sin demora por una autoridad u órgano judi­
cial competente, independiente e imparcial en una audiencia equitativa
conforme a la ley, en presencia de un asesor jurídico u otro tipo de asesor
adecuado y, a menos que se considerare que ello fuere contrario al interés
superior del niño, teniendo en cuenta en particular su edad o situación y a
sus padres o representantes legales;

Lo anterior se ve decisivamente reforzado con lo dispuesto en las Re­


glas Mínimas de las Naciones Unidas para la administración de la justicia de
menores, conocidas como las “Reglas de Beijing”, cuyo punto 20.1 reconoce un
principio de “prevención de demoras innecesarias” en los siguientes términos:

“Todos los casos se tramitarán desde el comienzo de manera expedita y sin


demoras innecesarias”.

El comentario explicativo de su sentido y alcance, incorporado inmedia­


tamente a continuación de la formulación de la regla, resulta especialmente
ilustrativo:

“La rapidez en la tramitación de los casos de menores es de fundamental im­


portancia. De no ser así, peligrarían cualesquiera efectos positivos que el pro­
cedimiento y la resolución pudieran acarrear. Con el transcurso del tiempo, el
menor tendrá dificultades intelectuales y sicológicas cada vez mayores, por
no decir insuperables, para establecer una relación entre el procedimiento y
la resolución, por una parte, y el delito, por otra”.

El sentido del comentario citado se ajusta particularmente bien al funda­


mento que la Defensoría Penal Pública chilena ha desarrollado en relación con
el principio de celeridad de la materialización de la reacción punitiva. En efec­
to, lo decisivo resulta ser la referencia que el comentario hace a la relación que
el imputado ha de poder establecer entre el juzgamiento (“el procedimiento y la
resolución”), por un lado, y el hecho delictivo que se le imputa, por otro. Justa­
mente aquí se encuentra la clave que sustenta el desiderátum de que la distancia
temporal entre el hecho delictivo y su juzgamiento sea la menor posible: mientras
más diferido en el tiempo sea el juzgamiento, menor será la probabilidad de que la
eventual reacción punitiva sea interpretada por la persona eventualmente conde­
nada como la respuesta jurídicamente adecuada al hecho que se le imputa, (.. .)4.

4 D E F E N S O R Í A P E N A L P Ú B L IC A D E C H I L E , “ informes en Derecho”. En: E studios d e D e re ch o


P e n a l J u v e n il IV. Centro de Docum entación Defensoría Penal Pública, Santiago de C h ile , 2 0 13 , p.
224 . Sobre el principio de celeridad de la m aterialización de la reacción punitiva, señala el documento

A27 A
ART. V i Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

^ REFERENCIA BIBLiOCRÁFICA

- DEFENSORÍA PENAL PÚBLICA DE CHILE. “ Informes en Derecho” . En: Estudios de Derecho


Pena! JuvenilIV. Centro de Documentación Defensoría Penal Pública, Santiago de Chile, 2013.
■ MEINI MENDEZ, Ivan. “Sobre la prescripción de i a acción penal” . En: Foro jurídico. Recuperado
de: http;//revistas.pucp.edu.pe/sndex.php/forojuridico/article/viewFile/18517/18757.

que: “( ...) así fundamentado, se hace reconocible en el diseño del régim en procesal al cual queda
sometida la com probación de la eventual responsabilidad ju ríd ico -p e n a l de una persona por un hecho
de sig nificación d e lictiv a perpetrado con anterioridad a su adquisición de la m ayoría de edad. Muestra
de ello son la fija c ió n de un plazo m áxim o de seis meses para la investigación, según lo establecido
en el art. 38, así com o la exigencia de que la eventual audiencia de ju ic io oral h a ya de tener lugar
no antes de quince días n i después de treinta días desde la n otificación del correspondiente auto de
apertura, tal como dispone el art. 39.29” .

k , 428
TÍTULO n

LA INVESTIGACIÓN PREPARATORIA

CAPÍTULO I

LOS ACTOS INICIALES DE LA INVESTIGACIÓN

S ftiíe Ü tftS M FORMAS DE INICIAR LA INVESTIGACIÓN

75.1 El Fiscal, inicia los actos de investigación cuando tenga co­


nocimiento de la sospecha de la comisión de un hecho que
reviste los caracteres de infracción. Promueve la investiga­
ción de oficio o a petición de los denunciantes.
75.2 La inicia de oficio cuando llega a su conocimiento la comi­
sión de un delito de persecución pública.

C la u d ia F io re lla F é lix P a c h e c o

► Comentario

El medio en base al cual el Ministerio Público tiene conocimiento de


la comisión de un hecho constitutivo de delito, será determinante para que
se establezca la forma como la autoridad competente iniciará los actos de
investigación.

En ese sentido, Angulo Arana señala que, puede decirse conforme a los
estudios comparados, que se accede a conocer el delito (caso de la perse­
cución pública), hasta por cinco modos, los cuales son: modos informales,
por acciones funcionales, por denuncia formal, por delación o por confesión

429 A
ART 75 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

sincera1. Sin embargo, estos cinco modos han sido condensados en dos espe­
cíficas formas de iniciación de la investigación preparatoria: 1. De oficio y 2.
A petición de los denunciantes o (lo que vale decir), por denuncia.

Así, el inicio de los actos de investigación por el fiscal puede ser de oficio
-siem pre que se trate de delitos de acción pública- o a pedido de parte, cuando
existe denuncia de por medio, en cuyo caso habrá de tenerse en cuenta las dis­
posiciones previstas en los artículos 326 al 32812 del Código Procesal Penal de
2004, norma de aplicación supletoria del CRPA.

A continuación estableceremos algunas precisiones en tomo a cada una de


las formas reconocidas por la norma para el inicio de los actos de investigación .

En primer lugar, respecto del inicio de los actos de investigación de oficio;


resulta obligatorio para el fiscal, cuando éste tenga conocimiento de la sospe­
cha de la comisión de un hecho que reviste los caracteres de infracción a la ley
penal. Esto se traduce en la llamada “noticia criminal”.

Sobre este punto se cuestiona Saneáis Crespo3 ¿cuándo estamos ante una
“noticia criminal”?, es sólo suficiente el vago rumor de que se ha cometido un
delito, o es necesario que exista una cantidad significativa de gente que pre­
suma la realización del presunto hecho delictuoso. La misma autora contesta
esta pregunta, citando para ello a Aragoneses4, quien establece la siguiente
distinción:

a) Voz pública y notoriedad: cuando en un determinado lugar se difunde la


noticia que se ha cometido un delito, ya sea que se individualice o no a su
autor. Y, los habitantes de ese lugar admiten como cierta la realización del
hecho delictuoso.

1 A N G U L O A R A N A . Pedro. La Investigación del Delito en el Nuevo Código Procesal Penal. \°


edición, E d ito ria l G aceta Jurídica, L im a , 2006, p. 76. En N E Y R A F L O R E S , José A ntonio. Manual
del Nuevo Proceso Penal & de Litigación Oral. E d ito ria l 1 D E M S A , L im a , 2 0 10 , pp. 2 8 0 -2 8 1.
2 Tales artículos del C P P , regulan lo concerniente a “L a D e n uncia” .
3 S A N C H IS C R E S P O , C a ro lin a. El Ministerio Fiscal y su A ctuación en el Proceso Penal Abreviado.
E d ito ria l C O M A R E S , G ranada, 1995, p. 6 1. E n N E Y R A F L O R E S José Antonio. Manual del Nuevo
Proceso Penal & de Litigación Oral. Ob. cit., p. 2 8 1.
4 A R A G O N E S E S , A lo nso P. Instituciones de Derecho Procesal Penal I. M adrid, 19 79 , p. 262. E n
N E Y R A F L O R E S José Antonio. Ob. cit., pp. 2 8 1-2 8 2 .

Ü&. 0-30
Sección IV ART. ;s

b) Flagrancia: cuando el Ministerio Público o la Policía Nacional conocen


del hecho porque prestan asistencia a la perpetración de ese mismo hecho
(flagrancia delictiva) o imnediatamente después de haberse consumado el
delito (cuasi flagrancia).

En ese sentido, concluye el autor, que cuando se trate de voz pública y no­
toriedad, quedará a discreción del fiscal si inicia o no investigación; para ello,
no debe basarse en simples rumores, sino que debe hacer una previa consta­
tación de los dichos de la ciudadanía. En cuanto a la flagrancia delictiva, está
demás señalar que constituye efectivamente una obligación del Ministerio Pú­
blico iniciar los actos de investigación pertinentes para el acopio de prueba5.

Por otro lado, la investigación podrá iniciarse de oficio, cuando la policía


tiene conocimiento de la comisión de un delito y debe realizar actos urgentes
con la finalidad de conservar los elementos materiales de la comisión del mis­
mo, comunicando de ello inmediatamente al fiscal a fin que disponga los actos
de investigación que considere.

En relación con la segunda forma establecida para dar inicio a los actos
de investigación: la denuncia, ésta puede ser definida como una declaración de
conocimiento por la que se transmite al fiscal o a la policía la noticia de un he­
cho que constituye delito6. Desde el punto de vista objetivo, como anota Clariá
Olmedo7, la denuncia es el acto de transmisión de la notitia criminis cumplido
por el denunciante, que éste puede realizar verbalmente bajo su firma en el acta
correspondiente, o efectuar directamente por un escrito complementado por la
identificación del denunciante o, en su caso, de quien lo represente.

Una primera nota esencial es que la denuncia es concebida como un dere­


cho ciudadano o facultad de toda persona de poner en conocimiento de la auto­
ridad pública la comisión de un hecho presuntamente delictivo. Esto es lo que
se denomina acción popular8.

5 N B Y R A F L O R E S José A ntonio. Ob. cit., p. 282,


6 G IM E N O S E N D R A , Vicente y otros. D erecho Procesal. Tomo II, Proceso Penal, 4a ed., Tirant lo
B lan ch , V ale n cia, 1992, p. 254. En S A N M A R T IN C A S T R O , César Eugenio. E studios de D erecho
P ro cesa l P e n a l G rijle y , L im a , 2 0 1 2 , p. 2 13 .
7 C L A R I A O L M E D O , Jorge A . E l P ro ceso Penal. Editorial De Palm a, Buenos Aires, 1985, pp. 7 2 -7 3 .
E n S A N M A R T IN C A S T R O , César Eugenio. Ob. cit., Lim a, p. 2 14 ,
8 S A N M A R T IN C A S T R O , César Eugenio. Ob. cit., p. 2 13 .

431 A
ART. 75 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Otra característica es que esta facultad se convierte en deber jurídico en


quieres están obligados a hacerlo por expreso mandato de la ley y en los fun­
cionarios que, en el ejercicio de sus atribuciones, o por razón del cargo, tengan
conocimiento de la realización de algún hecho punible9. Sobre este aspecto, el
artículo 326 del CFP ha recocido que: “Cualquier persona tiene la facultad de
denunciar los hechos delictuosos ante la autoridad respectiva, siempre y cuan­
do el ejercicio de la acción penal para perseguirlos sea público. No obstante, lo
expuesto deberán formular denuncia:

a) Quienes están obligados a hacerlo por expreso mandato de la ley. En espe­


cial lo están los profesionales de la salud por los delitos que conozcan en
el desempeño de su actividad, así como los educadores por los delitos que
hubieran tenido lugar en el centro educativo.

b) Los funcionarios que en el ejercicio de sus atribuciones, o por razón del


cargo, tomen conocimiento de la realización de algún hecho punible”10.

Un ejemplo de quienes estarían obligados a denunciar un hecho delictivo


del que hayan tomado conocimiento en el marco del desempeño de su activi­
dad, en su calidad de profesionales de salud, es el caso de los psicólogos de ios
equipos técnicos interdisciplinarios, sea del MP, del PJ o de los centros juveni­
les, quienes al evaluar al adolescente y/o algún miembro de su familia, es infor­
mado o advierte que alguno de ellos es o ha sido víctima de violencia (sexual,
física o psicológica). Tal situación debe ser puesta en conocimiento inmediato
de la autoridad fiscal, a fin de que se proceda conforma a ley.

Por su parte, respecto del contenido de la denuncia, el artículo 328 esta­


blece los datos que ésta debe contener. En ese sentido, los elementos constitu­
tivos son:

,-, La identidad del denunciante.

Una narración detallada y veraz de los hechos, de ahí que la comunicación


de un hecho delictivo de modo abstracto o impreciso no constituye una
verdadera denuncia y, a lo más, podría constituir un indicio para que luego

9 Tbídem.
10 A rtícu lo 326 del C ó d ig o Procesal Penal.

k^32
Sección IV

de una indagación se concrete o no una denuncia formulada por el propio


órgano policial11.

Siempre que sea posible, la individualización del presunto responsable y,


demás datos que sirvan para su identificación como el alias por el que es
conocido, la información sobre sus características físicas, tamaño, contex­
tura, cabello, color de piel, cualquier defecto, tatuaje o cicatriz o signo por
el cual se le pueda identificar.

Si la denuncia ha sido formulada por persona a la víctima, se debe identi­


ficar a esta última, si la conoce, o en la medida de lo posible, sus rasgos fí­
sicos, etc.

Finalmente, la denuncia debe contener, siempre que sea posible, la firma


del denunciante y, en su defecto se colocará la impresión digital.

Respecto del tipo penal que se indique en la denuncia que, aunque en la


denuncia de parte que se presente ante la policía o ante la fiscalía se invoque
un tipo penal errado, la denuncia debe admitirse; pues, es el Ministerio Público
quien ostenta la exclusividad del ejercicio público de la acción penal y como
tal le corresponde la calificación jurídica de los hechos que va investigar y de
ser el caso la posible corrección de la calificación a efecto de proceder a la rea­
lización de la investigación preliminar112.

Es preciso advertir que, tratándose de una denuncia contra personas menores


de edad ante el Ministerio Público, ésta debe ser también el último recurso y solo
debería ser para casos graves que ameriten la intervención del Ministeri o Público
cuando no fuera posible aplicar cualquier otra solución. (...). También el Minis­
terio Público debe siempre considerar en primer lugar la posibilidad de archivar,
desestimar o aplicar el criterio de oportunidad, especialmente en casos de delitos
leves y sobre todo en contravenciones. Para dejar los procedimientos judiciales,
solo para los casos que realmente lo merecen. No solo por razones teóricas el
Ministerio Público debía actuar de esta forma (principio de intervención míni­
ma), sino también económicas y de mayor efectividad del sistema de justicia13.

11 D U C E , M a u ric io y R IE G O , Cristian. Proceso Penal. Editorial Jurídica de C h ile , Santiago de C h ile ,


p. 1 3 1 .
12 N E Y R A F L O R E S , José Antonio. Ob. c it , p. 285.
13 T I F F E R , C a rlo s. Ley de Justicia Penal Juvenil comentada y concordada con Exposición de Motivos
del Proyecto de Ley. Tercera edición, Ed ito ria l Jurídica Continental, A gosto, 2 0 11, p. 266,

433 A
ART, 75 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

» DÜCE, Mauricio y RIEGO, Cristian. Proceso Penal. Editorial Jurídica de Chile, Santiago de Chile.
» NEYRA FLORES, José Antonio. Manual del Nuevo Proceso Penal & de Litigación Oral. Editorial
IDEMSA, Lima, 2010.
■ SAN MARTÍN CASTRO, César Eugenio. Estudios de Derecho Procesal Penal. Grijley, Lima, 2012.
» TIFFER, Garios, Ley de Justicia Penal Juvenil comentada y concordada con Exposición de
Motivos del Proyecto de Ley. Tercera edición, Editorial Jurídica Continental, agosto 2011.

k 434
iw ft lp lll DIRECCIÓN DE LAS DILIGENCIAS PRELIMINARES

76.2 El Fiscal es el encargado de llevar a cabo las diligencias


preliminares; bajo su dirección, puede requerir el apoyo de
la Policía especializada o realizar por sí mismo diligencias
preliminares de investigación para determinar si debe for­
malizar o no la Investigación Preparatoria.
76.2 El Fiscal, al tener conocimiento de un delito de ejercicio pú­
blico de la acción persecutora de la infracción, puede consti­
tuirse inmediatamente en el lugar de los hechos con el perso­
nal y medios especializados necesarios y efectuar un examen
con la finalidad de establecer la realidad de los hechos y, en
su caso, impedir que la infracción produzca consecuencias
ulteriores y que se alteren las circunstancias materiales que
rodean la infracción.

© C la u d ia F io re lla Félix P a c h e c o

► Comentario

Conforme al numeral 76.1 del artículo 76, el fiscal es el encargado de lle­


var a cabo las diligencias preliminares, de modo que, analizaremos en primer
término el sentido de esta disposición, así como los antecedentes en nuestro
ordenamiento jurídico nacional, para la determinación de dicho deber a la au­
toridad fiscal.

Para este análisis debemos hacer referencia en primer término a la disposi­


ción constitucional que establece las atribuciones del Ministerio Público. Así,
el artículo 159*1 de la Constitución Política establece en su numeral 4 que “le

I Artículo 159 - Atribuciones del Ministerio Público


Corresponde al Ministerio Público:
1. Promover de oficio, o a petición de parte, la acción judicial en defensa de la legalidad y de los
intereses públicos tutelados por el derecho.
2. Velar por la independencia de los órganos jurisdiccionales y por la recta administración de justicia.
3. Representar en los procesos judiciales a la sociedad.
4. Conducir desde su inicio la investigación del delito. Con tal propósito, la Policía Nacional está
obligada a cumplir los mandatos del Ministerio Público en el ámbito de su función.
5, Ejercitar la acción penal de oficio o a petición de parte.

435 A
AHT 76 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

corresponde al M inisterio Público conducir desde su inicio la investigación del


delito. Con tal propósito, la Policía Nacional está obligada a cumplir los mam
datos del M inisterio Público en el ámbito de su función”.

Si bien en el m arco del CRPA no nos encontramos propiamente frente a


delitos, sino frente a infracciones a la ley penal cometidas por adolescentes; la
referencia hecha en el párrafo precedente nos sirve para recordar que se trata
de una disposición constitucional y no solo legal, por la cual, en nuestro or­
denamiento jurídico peruano se ha encomendado al Ministerio Público el de­
ber de conducir la investigación en el marco de los procesos penales seguidos
contra personas adultas. Siendo que la investigación constituye también parte
del proceso de responsabilidad penal de adolescentes, era preciso encomendar
también al fiscal la responsabilidad de conducir la investigación preparatoria
y, naturalmente, las diligencias preliminares, de conformidad con nuestra car­
ta magna.

Así, en la citada disposición constitucional hallamos pues el fundamen­


to para el encargo conferido al fiscal de conducir desde su inicio la investiga­
ción preliminar, asumiendo plenamente la titularidad de la investigación, tarea
que debe realizar con plenitud de iniciativa y autonomía, para el desarrollo de
la investigación preliminar cuenta con el auxilio de la Policía como órgano de
apoyo técnico. (...), en nuestro país las funciones y atribuciones del Ministerio
Público han evolucionado desde una intervención puramente pasiva, que esta
limitada a emitir dictámenes ilustrativos previos a las resoluciones judiciales,
conforme al Código de Procedimientos Penales de 1940; pasando por la de su-
pervigilar la investigación del delito desde la etapa policial, que le asignó la
Constitución de 1979 hasta la de conducirla investigación del delito con pleni­
tud de iniciativa y autonomía, que le impone la Constitución vigente y el Có­
digo Procesal Penal de 2004 correspondiente al Decreto Legislativo N° 957,
convirtiendo así al fiscal en investigador. Con esto se ratifica la voluntad del
legislador de ímplementar un nuevo modelo procesal penal acusatorio2.

6. Emitir dictamen previo a las resoluciones judiciales en los casos que la ley contempla.
7. Ejercer iniciativa en la formación de las leyes; y dar cuenta a) Congreso, o al Presidente de la
República, de los vacíos o defectos de la legislación.
CUBAS V1LANUEVA, Victor. El nuevo proceso penal peruano. Teoría y práctica, de su implemen-
tación. Palestra Editores, Lima, 2009, p. 424.

k 436
Sección IV APT

Ciertamente, con la creación de la institución del Ministerio Público como


órgano constitucional autónomo, se sentó las bases para establecer un nuevo
sistema procesal en el que las funciones de persecución y de decisión sean lle­
vadas a cabo por órganos diferentes. Al Ministerio Público le corresponde la
persecución del delito, la investigación, en tanto que los órganos jurisdiccio­
nales se encargan exclusivamente de la etapa decisoria, del juzgamiento. Con
ello se convirtió al fiscal en investigador, para sustituir al juez instructor y de­
saparecer la instrucción escrita, reservada y burocrática3.

En ese mismo sentido, el Código de Responsabilidad Penal de Adolescen­


tes, bajo el principio acusatorio establecido en el artículo IX del Título Preli­
minar, ratifica y delimita con precisión la titularidad de la acción persecutora
de la infracción del Ministerio Público, exceptuándose la persecución por los
delitos de ejercicio privado de la acción penal.

Como titular de la acción persecutora de la infracción o acción penal, re­


gulada en el artículo 73 del CRPA, el fiscal -en el marco de un proceso acusa­
torio-, debe abandonar toda actitud pasiva y burocrática, debiendo por el con­
trario incentivar la proactividad en su actuación, procurando durante toda la
investigación y propiamente durante las diligencias preliminares, el empleo de
salidas alternativas para evitar someter al adolescente a un proceso de respon­
sabilidad penal.

Un segundo aspecto regulado en el numeral 76.1. del artículo 76 del CRPA,


bajo comentario, es la posibilidad que tiene el fiscal de requerir el apoyo de la
Policía especializada o realizar por sí mismo diligencias preliminares de inves­
tigación para determinar si debe formalizar o no la investigación preparatoria.

Así, la función de la Policía Nacional, en el marco de las diligencias preli­


minares, se traduce en una función de apoyo, que estará sujeta a la conducción
del fiscal, siendo éste quien debe encargarse de decidir la estrategia de actua­
ción y, por tanto, programar y coordinar con quienes corresponda el empleo de
pautas, técnicas y medios indispensables para la eficacia de las mismas. Asi­
mismo, garantizará el derecho de defensa y demás derechos fundamentales del
adolescente, así como la regularidad de las diligencias correspondientes.

3 CUBAS V1LANUEVA, Víctor. Ob. c it pp. 423-424,

437 A
ART. 76 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Al respecto, el artículo 17 del CRPA regula la función de investigación de


la policía y le faculta para que inclusive, por propia iniciativa, pueda tomar co­
nocimiento de las presuntas infracciones, pero establece la obligación de dar
cuenta inmediata al fiscal, sin perjuicio de realizar las diligencias de urgencia e
imprescindibles para impedir sus consecuencias, individualizar a sus autores y
partícipes, reunir y asegurar los elementos de prueba que puedan servir para la
aplicación de la ley penal. Similar función se desarrollará tratándose de delitos
sujetos a ejercicio privado de la acción penal. El personal policial que realice
funciones de investigación está obligado a apoyar al Ministerio Público para
llevar a cabo la investigación preparatoria.

En ese sentido, dentro de las diligencias urgentes que puede realizar la po­
licía, en esta etapa preliminar, están las referidas a las manifestaciones del de­
nunciante, del denunciado, testigos, así como, los referidos a la identificación
personal, las diligencias referidas a las pericias y las referidas a las actas4.

Finalmente, en relación con el numeral 76.2 del artículo 76 del CRPA, que
establece la potestad del fiscal de constituirse inmediatamente en el lugar de los
hechos con el personal y medios especializados necesarios y efectuar un exa­
men con la finalidad de establecer la realidad de los hechos y, en su caso, im­
pedir que la infracción produzca consecuencias ulteriores y que se alteren las
circunstancias materiales que rodean la infracción.

Al respecto, de acuerdo con Peña Cabrebra, podemos señalar que, si he­


mos convenido que es el fiscal quien dirige desde sus inicios todos los actos
investigad vos, de conformidad con la lege lata, hemos también de entender,
que la primera actuación a efectuar es [la] de trasladarse de forma inmediata al
lugar donde sucedieron los hechos (...), mediando los métodos e instrumen­
tos necesarios de criminalística, que le permitan recoger de primera mano las
evidencias físicas del hecho. Por otro, al poner a buen recaudo los elementos
relacionados con el cuerpo del delito, permite a su vez que los presuntos invo­
lucrados en la comisión del delito no procedan a borrar las huellas o a desapa­
recer las fuentes de incriminación, escondiendo o destruyendo el material tácti­
co, sea material y/o de naturaleza inmaterial. Con todo, las primeras diligencias

4 NEYRA FLORES, José Antonio. Manual del Nuevo Código Procesal Penal & de Litigación Oral.
Editorial IDEMSA, Lima, 2010, p, 292.

k438
Sección IV ART, 7

de investigación deben ser efectuadas con rapidez, de no ser así, se estaría per­
diendo material informativo de importancia, para los fines mismos de la ÍP5.

Siendo así, resulta importante anotar y tener en cuenta esta posibilidad,


que se toma casi un deber en la mayoría de los casos, de modo que se tomen
las previsiones correspondientes para la implementación de esta norma, que las
fiscalías de familia cuenten con el apoyo logístico necesario que permita su rá­
pido desplazamiento al lugar de los hechos o escena de la presunta infracción.

(0 REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

« CUBAS VIL ANU EVA, Víctor, El nuevo proceso penal peruano. Teoría y práctica de su
implementación. Palestra Editores, Lima, 2009.
» NEYRA FLORES, José Antonio, Manual del Nuevo Código Procesal Penal & de Litigación Ora!,
Editorial IDEOSA, Urna, 2010.
■ PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso Raúl. Nuevo Código Procesal Penal, Exégesis. Tomo II,
segunda edición, Editorial Rodhas, febrero 2009.

5 PEÑA CABRERA FREYRE. Alonso Raúl. Nuevo Código Procesal Penal, Exégesis. Tomo II,
Editorial Rodhas, segunda edición, febrero 2009, pp. 243-244.

439 ,A
4PT / / Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

A Ü IltiS FIN ALID AD DE LAS DILIGENCIAS PRELIMINARES

Las Diligencias Preliminares tienen porfinalidad inmediata lle­


var a cabo los actos urgentes o inaplazables destinados a deter­
minar si han tenido lugar los hechos objeto de conocimiento, así
como asegurar los elementos materiales de su comisión, indivi­
dualizara las personas involucradas en su comisión, incluyendo
a los agraviados, y, dentro de los límites de la Ley, asegurarlas
debidamente.

C la u d ia F io re lla Félix Pacheco

& Comentario

Analizar este artículo implica interpretarlo holísticamente atendiendo a los


fundamentos del Código de Responsabilidad Penal, para lo cual es preciso te­
ner muy presente los principios y enfoques reconocidos en el Título Prelimi­
nar de esta norma, que irradian a todos y cada uno de los artículos reconocidos
en ella.

En ese sentido, corresponde emitir opinión en tom o a los fines de esta


fase de la investigación preparatoria, en tomo a dos aspectos: el primero de
ellos relacionado estrictamente con el impulso del proceso de responsabili­
dad penal de adolescentes y el segundo relacionado, en cambio, con la nece­
sidad de evitarlo.

En relación con el primer aspecto anotado, debemos señalar primero que


en una estructura similar a la del CPP de 2004, el CRPA, las diligencias preli­
minares constituyen una sub-etapa o fase dentro de la investigación preparato­
ria del proceso de responsabilidad penal de adolescentes; como tal desempeña
una finalidad que ha sido expresamente detallada en el artículo bajo análisis,
siendo la de practicar los actos urgentes o inaplazables destinados a:

Determinar si han tenido lugar los hechos objeto de conocimiento;

Asegurar los elementos materiales de su comisión;

k 440
Sección IV

Individualizar a las personas involucradas en su comisión, incluyendo a los


agraviados y dentro de los límites de la ley1.

Con ello, de acuerdo con Peña Cabrera Freyre, podemos definir a las dili­
gencias preliminares como todos aquellos actos de investigación que el fiscal
concretiza ni bien toma conocimiento de la noticia criminal, cuyo cometido
responde a la necesidad de acopiar evidencias suficientes, que permitan a dicho
funcionario formalizar la IP y, así dar inicio formal al proceso penal12.

Así, en esta etapa preliminar, el fiscal, contando con un plazo en realidad


breve, debe acopiar toda la información necesaria, que le sirve desde un doble
baremo a saber: primero, poner a buen recaudo el material de probanza, que le
pueda servir para la elaboración de su estrategia acusatoria, conservando y pre­
servando la fuente de prueba y, segundo, garantizar la presencia de los sospe­
chosos de haber cometido el delito en los primeros actos de investigación, para
tales efectos tiene a su disposición todo mi abanico de medidas restrictivas de
derecho, cuya materialización requiere de una autorización jurisdiccional, pre­
via solicitud de aquél3.

En el marco del CPP de 2004, estos actos iniciales tienen como objetivo
verificar si el conocimiento que se tiene de la sospecha de un delito, ya sea de
oficio o por la parte denunciante, tiene un contenido de verosimilitud y ver si
existen elementos probatorios suficientes para continuar con la persecución de
delitos y sus autores, se funda en la necesidad de determinar los presupuestos
formales para iniciar válidamente la investigación judicial y por ende el pro­
ceso penal4. En el marco del CRPA, se puede también afirmar que estos actos
iniciales de investigación permiten verificar la sospecha de la presunta comi­
sión de una infracción de lo cual se desprenderá la necesidad de continuar o no

1 AI respecto en sentencia emitida por el Tribunal Constitucional en Exp. N° 6167-2005-PHC/TC-


Lima. En el Caso: Femando Cantnarias Salaverry, se señala: “respecto a )a actividad probatoria y
el grado de convicción al que debe arribar el fiscal en el transcurso de esta investigación previa al
proceso penal, la doctrina ha señalado lo siguiente: “(...) no se requiere que exista convicción plena
en el Fiscal ni que las actuaciones estén completas, solo se necesita que las investigaciones arrojen
un resultado probabilístico razonable, en orden a la realidad de un delito y de la vinculación delictiva
del imputado o imputados” . En: NBYRA FLORES, José Antonio. Ob. cit., p. 290.
2 PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso Raúl. Nuevo Código Procesal Penal, Exigesis. Tomo II,
Editorial Rodbas, segunda edición, febrero 2009, p. 243.
3 ibídem.
4 SÁNCHEZ VELARDE, Pablo. Introducción a! AYevo Proceso Penal. Editorial Tdemsa, Lima, 2005,
p. 43.

Ydl j i
ART.7/ Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

con la persecución de la infracción y de su autor o autores. Asimismo, como se


comentará líneas adelante, un posterior requerimiento de acusación demanda
la configuración de ciertos presupuestos formales, los cuales deben recabarse
en esta etapa de investigación.

Ciertamente, el fiscal parte de esta etapa para poder construir la teoría del
caso, que tendrá que formular de forma acabada en la etapa intermedia; que
ahora garantiza su plena unidad5, pues con el procedimiento regulado en el
Código de los Niños y Adolescentes, una vez que el juez declaraba promovida
la acción era quien tomaba la conducción de los actos que se realizaban, con
lo cual se tenía una estructura investigativa que no era acorde con el principio
acusatorio.

Para que el fiscal pueda obtener los resultados esperados en estas diligen­
cias primeras, no sólo se requiere una actuación proactiva, impronta y decidida,
sino también que esté apoyando en dichas tareas con el personal especializado
de la Policía, experta en las diversas áreas de la criminalística.

No olvidemos que el persecutor público, si bien es el conductor de la in­


vestigación, no es un funcionario que todo lo sabe, por lo que las estrategias de
coordinación con la policía son indispensables6, tal como se ha previsto en el
artículo 76.1 del CRPA.

Por otro lado, es preciso resaltar que, al formar parte las diligencias preli­
minares de la investigación preparatoria, las actuaciones realizadas en ella no
podrán repetirse una vez formalizada la investigación, sin embargo, procede su
ampliación si dicha diligencia resultase indispensable, siempre que se advierta
un grave defecto en su actuación o que ineludiblemente debe complementarse
como consecuencia de la incorporación de nuevos elementos de convicción7.

En cuanto al segundo aspecto al que se hizo mención en las primeras lí­


neas del presente comentario, es preciso mencionar que, las diligencias preli­
minares tienen también una finalidad que se relaciona estrictamente con cier­
tas funciones que se han asignado al fiscal. A saber, de acuerdo con el artículo
14 del CRPA:

5 PEÑA CABRERA EREYRE, Alonso Raúl. Ob.cit., pp. 242-243.


6 Ibídem, p. 244.
7 Asi se encuentra dispuesto en el artículo 84.2 del CRPA.' -
Sección IV

“A rtículo 14.- A tribuciones y obligaciones del Fiscal

Entre las atribuciones y obligaciones del Fiscal se tiene las siguientes:

(...)

i. P ro m u e v e el uso del m ecanism o re sta u ra tiv o en el m a rc o de sus funciones.

(...)

q. P r o c u r a la solución a lte rn a tiv a a l p roceso del ad o lescen te, en esp ecial la


re m isió n , m ed iació n , conciliación y las p rá c tic a s re sta u ra tiv a s.

( . . (El resaltado es nuestro).

Funciones éstas que se relacionan con principios y enfoques reconocidos


en el Título Preliminar del CRPA, a saber, el principio de desjudicializacíón
e intervención mínima, regulado en el artículo VI8 del Título Preliminar; así
como el enfoque restaurativo, establecido en el numeral 4 del artículo XIII9,
del Título Preliminar del CRPA.

Por su parte, de acuerdo con el artículo 131 del CRPA, que establece la
oportunidad para la disposición de la remisión, tenemos que:

“ A rtíc u lo 131. - O p o rtunidad

131.1 L a re m isió n puede ser d isp u esta o req u erid a p o r el F iscal d u r a n te la s


d ilig e n c ia s p r e lim in a r e s y du ran te la investig ació n p rep arato ria fo rm alizad a,
de a c u erd o a las siguientes reglas:

8 Artículo Vi. - Principio de desjudíciabzación o mínima intervención


.De acuerdo a las disposiciones del presente Código y en tanto se considere necesario, deben adoptarse
medidas que eviten someter al adolescente a un proceso judicial o se ponga término al mismo sin
necesidad de recurrir al juicio oral. Para ello debe respetarse los derechos del adolescente y considerar
en lo pertinente el interés de la víctima.
9 Articulo XIII.- Enfoques para la aplicación del Código
“En la aplicación del presente Código, deben considerarse los siguientes enfoques:
(...)
4. Restaurativo. - Se debe promover durante el proceso, en medida de lo posible, la participación
de la víctima para lograr su reparación adecuada, así como la aceptación de responsabilidad del
adolescente por el daño causado, como forma para superar los efectos negativos de la infracción
y prevenir la comisión de otras futuras.

943 ^
ART. 77 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

1. E l F is c a l p u e d e d is p o n e r la re m is ió n durante la e ta p a d e d ilig e n c ia s
p r e lim in a r e s , e m itie n d o la d is p o s ic ió n q u e c o r r e s p o n d a .

( . . (El resaltado es nuestro).

Asimismo, la aplicación del acuerdo reparatorio se sujeta a los supues­


tos de oportunidad establecidos para la remisión, según lo dispone el artículo
137.3 del CRPA.

Con ello, queda claro que las diligencias preliminares constituyen un es­
pacio por excelencia para la aplicación de las salidas alternativas al proceso
de responsabilidad penal de adolescentes. Ciertamente, luego de la evaluación
inicial que practique el equipo técnico interdisciplinario del Ministerio Públi­
co al adolescente, que es una de las primeras actuaciones que se debe dispo­
ner al tener contacto con éste, el fiscal se encontrará en condiciones de deter­
minar si procede o no remitir al adolescente o aplicar un acuerdo reparatorio,
según sea el caso y si se presentan los supuestos de procedencia previstos en
la norma.

Cuando a pesar de presentarse los supuestos de procedencia establecidos


en el artículo 130 o 137 del CRPA, para la aplicación de la remisión o del acuer­
do reparatorio, respectivamente, pero el equipo técnico interdisciplinario en su
informe advierte que no se presentan las condiciones en el adolescente y/o en
su familia, para la óptima aplicación de ésta; el fiscal evalúa la pertinencia o no
de su aplicación10. Si se decanta por la no aplicación de alguna salida alterna­
tiva, debe entonces continuar con el desarrollo de las diligencias preliminares
o, de ser el caso, formalizar la investigación preparatoria, si es que al momento
de evaluar la pertinencia de la aplicación de alguna salida alternativa ya ha re­
unido los elementos de convicción necesarios para formalizar la investigación
y si, además -naturalm ente- luego de calificar la denuncia, había determinado
que no procedía archivar la denuncia.

10 Así se ha establecido en el artículo 36 del Reglamento del CRPA, aprobado por D.S. N° 004-2018-
JUS:
Artículo 36.- Informe del Equipo Técnico Interdisciplinario.
Si se presentan los supuestos'dél artículo 130 del Código, el/la fiscal solicita al Equipo Técnico Inter-
disciplinario un informe sobre las condiciones personales, familiares y sociales de el/la adolescente
que le permita evaluar la pertinencia o no de la aplicación de la remisión.

k 444
Sección IV AflT 7

Siendo así, en un orden de actuaciones, podríamos establecer que el fis­


cal luego de calificar la denuncia, si considera que es preciso abrir diligencias
preliminares, emite la disposición correspondiente con el fin de realizar los ac­
tos pertinentes que le permitan determinar la verosimiltud de los hechos y res­
guardar los elementos de convicción (de cargo y descargo). Mientras se llevan
a cabo las diligencias preliminares dispuestas, el equipo técnico interdiscipli­
nario realiza el trabajo con el adolescente, tendiente a verificar las condiciones
que éste presente a fin de advertir si resulta posible aplicar o no con él una re­
misión o un acuerdo reparatorio. Con el informe del equipo técnico interdisci­
plinario, de darse el caso que sea posible aplicar alguna de las dos salidas alter­
nativas, el fiscal prioriza la aplicación de éstas, por encima de la continuación
de los actos de investigación iniciales o diligencias preliminares. Es preciso
recordar que, de revocarse la remisión o acuerdo reparatorio dispuestos por el
fiscal, debe éste retomar la investigación preliminar desde donde la dejó al mo­
mento de disponer la salida alternativa que fuere.

Lo expresado en el párrafo precedente se relaciona, además, con la aplica­


ción del principio de proporcionalidad y racionalidad, reconocido en el artículo
XI del Título Preliminar, de acuerdo con el cual, la decisión adoptada ante la
comisión de una infracción por un adolescente debe ser proporcional no sólo a
las circunstancias y gravedad de la misma, sino también a su particular situa­
ción y necesidades.

Así, el Ministerio Publico y los órganos policiales constituyen el primer


órgano de control con que tienen contacto los involucrados en un delito. El Mi­
nisterio Público, como ente encargado de la persecución penal, es el llamado,
en una fase inicial, a considerar la aplicación del principio de la proporciona­
lidad. Para ello tiene que considerar los postulados o presupuestos en los que
se fundamenta, en este caso, la justicia juvenil. (...), no se trata de la justicia
penal de adultos, sino más bien de una justicia especializada y más benigna11.

Se justifica un[a] justicia penal más benigna para los jóvenes y adolescen­
tes con base en los siguientes argumentos1112:

11 TIFFER Carlos y LLOBET Javier. La Sanción Penal Juvenil y sus Alternativas en Costa Rica con
Jurispmdencia Nacional. UNICEF-ILANUD-CE, primera edición, San José, C.R., 1999, p. 56.
12 TIFFER Carlos y LLOBET Javier. Ob. c it, pp, 56-57.

445 jé
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

La mayoría de la delincuencia juvenil se refiere a conductas de bagatela o


de mínima afectación de los bienes jurídicos.

La justicia tradicional de adultos es cara, selectiva, estigmatizante e incon­


veniente para los adolescentes que se encuentran en proceso de formación.

El delito en los jóvenes, en la mayoría de los casos, constituye un episodio


de juventud y el reflejo de un periodo de crisis en el desarrollo.

Un argumento ético: ¿Por qué responder al delito en forma drástica y vio­


lenta, si es posible y conveniente utilizar otras formas?

Por lo anterior el Ministerio Público debería analizar, en todos los casos


que se le someten, la conveniencia o inconveniencia de iniciar la persecución
penal, máxime tratándose de personas jóvenes, en quienes en muchos casos
esta intervención producirá efectos negativos13. Precisamente para que la inter­
vención estatal se dé únicamente en los casos donde resulte estrictamente ne­
cesario, el CRPApone a disposición de la autoridad fiscal, durante las diligen­
cias preliminares, la posibilidad de aplicar la remisión o el acuerdo reparatorio.
Esto es, desde los primeros actos de investigación que se desarrollen, es posible
evitar que el adolescente sea participe de los actos de investigación formaliza­
da y posteriores etapas del proceso de responsabilidad penal de adolescentes.

(g } REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

» PEÑA CABRERA FREYRÉ, Alonso Raúl. Nuevo Código Procesal Penal, Exégesís. Tomo II,
segunda edición, Editorial Rodhas, febrero 2009.
- SÁNCHEZ VELARDE, Pablo./nfroórac/ón a//Vravo Proceso Pera/. Editorial Idemsa, Lima, 2005.
= TIFFER Carlos y LLOBET Javier. La Sanción Penal Juvenil y sus Alternativas en Costa Rica
con Jurisprudencia Nacional. UNICEF-ILANUD-CE, primera edición, San José, C.R., 1999,

13 TIFFER Carlos y LLOBET Javier. Ob. cit., p. 57.


Sección IV ABT 7|

Ü Ü 9 PLAZO DE LAS DILIGENCIAS PRELIMINARES

78.1 El plazo de las diligencias preliminares es de treinta (30) días


naturales, salvo que se produzca la detención del adolescen­
te. El Fiscal puede fijar un plazo distinto según las caracte­
rísticas, complejidad y circunstancias de los hechos objeto
de investigación, el que debe ser el menor posible en función
del principio de interés superior del adolescente.
78.2 Quien se considere afectado por una excesiva duración de
las diligencias preliminares, solicita al Fiscal le dé término
y dicte la Disposición que corresponda. SÍ el Fiscal no acep­
ta la solicitud o fija un plazo irrazonable, puede acudir al
Juez de la Investigación Preparatoria en el plazo de cinco
días naturales instando su pronunciamiento. El Juez resuel­
ve previa audiencia de control de plazo, con la participación
del Fiscal y del solicitante.

Claudia Fiorella Félix Pacheco

► Comentario

El Proceso Penal, por su propia naturaleza, está compuesto de una serie de


actos denominados “procesales’' cuya función es lograr, a través de un conjuró
to concatenado lógico y jurídico, la obtención de un pronunciamiento jurisdic­
cional que decida un determinado conflicto y que, eventualmente, promueva
su ejecución1. Uno de los requisitos para que los actos procesales sean válidos
es que se realicen dentro de determinado plazo12.

La doctrina ha establecido que plazo es el espacio de tiempo dentro del


cual debe ser realizado un acto procesal. Es decir, es toda condición de tiem­
po puesta al ejercicio de una determinada actividad procesal. Este concepto se
debe diferenciar del término que indica el momento concreto en que se rea­
liza una actuación, con expresión de día y hora en que debe verificarse esta.

1 GABRIEL TORRES, Sergio. Nulidades en el Proceso Penal. Ad Hoc, Buenos Aires, 1993, p. 28.
En NEYRA FLORES, José Antonio. Manual del Nuevo Código Procesal Penal & de Litigación
Oral. Editorial IDEMSA, Lima, 2010, p. 148.
2 Ibídem.

447 J
ART. 73 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Ejemplo: el 16 de noviembre a las 3.30 es la vista de la causa. Entonces con re­


lación con el plazo razonable esto quiere decir que todo el proceso, como con­
junto máximo de la actividad procesal, debe y sólo puede ser realizado en un
tiempo fijado como razonable (.. ,)3.

Es preciso advertir que, el plazo razonable se encuentra reconocido a nivel


de instrumentos internacionales. Así, por ejemplo, en el artículo 8.1 de la Con­
vención Americana Sobre Derechos Humanos que señala: “toda persona tiene
derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable” .
Asimismo, en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos se señala
en su artículo 14. 3 que “durante el proceso, toda persona acusada de un delito
tendrá derecho, en plena igualdad, a las siguientes garantías mínimas: c) A ser
juzgado sin dilaciones indebidas”.

En ese sentido, se ha concebido al plazo razonable como un derecho sub­


jetivo constitucional, que asiste a todos los sujetos que hayan sido parte en un
procedimiento penal, de carácter autónomo aunque instrumental del derecho a
la tutela, y que se dirige frente a los órganos del poder judicial (aún cuando en
su ejercicio han de estar comprometidos todo los poderes del Estado), creando
en ellos la obligación de actuar en un plazo razonable el iuspuniendi o de reco­
nocer y en su caso restablecer inmediatamente el derecho a la libertad4.

El Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes ha previsto un pla­


zo de treinta días naturales para el desarrollo de las diligencias preliminares,
encontrándose facultado para fijar un plazo distinto, atendiendo a las caracte­
rísticas, complejidad y circunstancias de los hechos objeto de investigación, el
que deberá ser el menor posible en función del principio de interés superior del
adolescente.

Con esta disposición, el CRPA ha marcado una gran diferencia con la re­
gulación del Código de los Niños y Adolescentes, toda vez que, de acuerdo con
el artículo 221 de esta última norma, se tenía previsto un plazo mínimo e im­
prorrogable de cincuenta días, para la conclusión del total del procedimiento
(fiscal y judicial) ante el caso de un adolescente en conflicto con la ley penal.
Si el adolescente se encontraba con internación preventiva, el plazo sería de
cincuenta días y, en calidad de citado, de setenta días.

3 NEYRA FLORES, José Antonio. Ob. cit., p. 149.


4 NEYRA FLORES, José Antonio. Ob. cit., p, 148.
Sección IV

En efecto, esta es una de las principales modificaciones que salta a la vis­


ta respecto de los plazos previstos en el Código de los Niños y Adolescentes.
Modificación que fue bastante discutida durante las mesas de trabajo para la
elaboración del proyecto de Código de Responsabilidad Penal de Adolescen­
tes. Ciertamente, en la lógica de un proceso de responsabilidad penal de ado­
lescentes, ceñido a un modelo acusatorio, resultaba necesario establecer etapas
claramente definidas para el proceso, con distribución clara y específica de ro­
les entre los operadores, así como determinar plazos de duración para cada una
de las etapas previstas.

Con ello, era preciso dotar a cada una de las etapas del proceso, del con­
tenido suficiente para permitir concretizar o aterrizar en la práctica, los princi­
pios reconocidos en el Título Preliminar, los estándares internacionales sobre la
materia, como los reconocidos en la Convención sobre los Derechos del Niño,
así como las garantías necesarias para el respeto de derechos fundamentales de
los sujetos procesales.

Partiendo de esa premisa, llegado el momento de establecer el plazo para


las diligencias preliminares, el grupo de trabajo conformado para la elabora­
ción del CRPA, se planteó la siguiente interrogante: ¿Qué actuaciones se desa­
rrollan durante esta subetapa o fase de la investigación preparatoria?, listando
pues no solo aquellas diligencias preliminares con carácter de investigación,
sino también los mecanismos de desjudicializacion cuya aplicación debe ser
priorizada durante las diligencias preliminares. Nos referimos a la posibilidad
que tiene el fiscal de aplicar las salidas alternativas al proceso, tales como la
remisión y el acuerdo reparatorio, para lo cual es preciso que el equipo técnico
interdisciplinario del Ministerio Público despliegue todo un trabajo de evalua­
ción del adolescente y su entorno familiar, social, educativo, etc. que le permita
orientar adecuadamente al fiscal sobre la pertinencia de aplicar o no una salida
alternativa al adolescente.

El trabajo del equipo técnico interdisciplinario, al ser holístico y por estar


orientado a interactuar con personas involucradas en el conflicto, a fin de sensi­
bilizarlos en la adopción de una solución bajo el enfoque restaurativo, deman­
da cierto tiempo para su desarrollo, lo cual debía ser considerado al momento
de señalar en el proyecto del CRPA, un plazo de duración para las diligencias
preliminares. Máxime si el fiscal, luego de la evaluación del informe técnico
interdisciplinario, considera favorable la posibilidad de aplicar la remisión o
el acuerdo reparatorio, desarrolla una serie de actos que pueden pasar por el

449 A
ART. 7S Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

empleo del mecanismo restaurativo, que se compone también de una serie de


procedimientos, los cuales toman también cierto tiempo5. De esta manera, se
ponen en práctica el principio de justicia especializada, el de desjudicialización
y mínima intervención, el de proporcionalidad y racionalidad, así como el en­
foque restaurativo.

Claro está que, si de la evaluación inicial del equipo y de la calificación de


la denuncia, se advierte que no existen legalmente los presupuestos para apli­
car una salida alternativa al adolescente, la estrategia del fiscal debiera decan­
tarse por recabar dentro del plazo previsto o incluso uno menor, los elementos
de convicción de cargo y descargo para decidir si formaliza o no la investiga­
ción preparatoria.

Con ello, era evidente que el plazo para las diligencias preliminares y para
las demás etapas del proceso, no podría ser el mismo al que se previo en el Có­
digo de los Niños y Adolescentes (cincuenta o setenta días, según corresponda,
para el total del proceso), estableciéndose en treinta días naturales el plazo para
la duración de las mismas.

Aun así, el CRPAha previsto para el fiscal, criterios discrecionales para ex­
ceder el plazo de treinta días, por ejemplo, cuando las circunstancias concretas
del caso así lo requieran. Así, por ejemplo, si se tratara de la investigación de
una organización criminal de la que el adolescente formare parte, dada la plu­
ralidad de agentes que la integran, así como la pluralidad de hechos materia de
investigación, para lo cual lógicamente se necesita más tiempo. Aún en estos
casos, el plazo de la investigación debe ser el menor posible en función del in­
terés superior del adolescente.

Si alguno de los sujetos procesales se considerase afectado por una exce­


siva duración de las diligencias preliminares, solicita al fiscal le dé término y
dicte la disposición que corresponda. Si el fiscal no acepta la solicitud o fija
un plazo irrazonable, puede acudir al juez de la investigación preparatoria en
el plazo de cinco días naturales instando su pronunciamiento. El juez resuel­
ve previa audiencia de control de plazo, con la participación del fiscal y del

5 De acuerdo con el artículo 38 del Reglamento del CRPA, en caso ei desarrollo del mecanismo
restaurativo exceda el plazo de la investigación preliminar o cuando resulte necesario culminar
la evaluación de eL'la adolescente para la elaboración del informe señalado en el artículo 36 del
Reglamento, el/la fiscal puede optar por ampliar el plazo de dicha investigación o formalizar la
investigación preparatoria.

k . 450
Sección IV ART. 7tí

solicitante. El juez es el ente contralor de las agencias de persecución, por lo


que en el marco de una audiencia, podrá decidir su culminación, luego de ha­
ber escuchado a las partes6.

En relación a lo expresado en el parágrafo anterior, cabe señalar que cier­


ta jurisprudencia ha precisado que el control de plazo de las diligencias preli­
minares, en el CPPO de 2004, procede solo cuando estamos ante un exceso en
el plazo. Así, el fiscal es el que fija un plazo, que debe ser razonable para que
el investigado pueda defenderse. En el Exp. N° 2008-01670-25-230 l-JR-PE-2
JIP-Tacna, se señaló lo siguiente:

‘‘E l p lazo de cinco d ías estab lecid o p o r el fiscal p ara la realizació n de las d i­
ligencias p re lim in a re s no es razo n ab le p a ra que las m ism as p u e d a n lle v a rse
a cabo, p o r lo q u e se d e c la ra fu n d a d a la solicitud de control del p lazo p la n ­
te a d a p o r el a g ra v ia d o y se dispone q u e el M in isterio P ú b lico señ ale un p la z o
suficiente. E s fu n c ió n d e l j uez de la In v estig ació n P rep arato ria g a ra n tiz a r que
los actos de in v e stig a c ió n que re a liz a el fiscal respeten las g aran tías m ín im a s
del d ebido p ro c e so ” .

En este mismo caso el Exp. N° 2008-01670-25-2301-JR-PE-2, que fue


apelada la decisión por el fiscal y la Sala de Apelaciones de Tacna, se señaló
que:

“ E l control de g a ra n tía d e l plazo ra z o n a b le durante la etap a de in v e stig a c ió n


só lo p u e d e ser in v o cad o o solicitado cu an d o ocurra una excesiv a d u ra c ió n de
d ic h a etapa. S iendo e l M in iste rio P ú b lico el titu lar del d irecto r d e la in v e sti­
gación, solo p u e d e s e r m a te r ia d e l c o n tr o l el exceso d e l p la z o 7. (E l re s a l­
tad o es nu estro ).

Por su parte, respecto del plazo máximo de las diligencias preliminares


en el CPP de 2004, cabe mencionar que mediante la Casación N° 02-2008-La
Libertad se estableció una regla para poder establecer el máximo plazo de las
diligencias preliminares que no está determinado en las normas del CPP. Así,
como regla jurídica, se señala que:

6 PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso Raúl. N u evo C ódigo P rocesal Penal, E xégesis, Tomo tí,
segunda edición, Editorial Rodhas, febrero 2009, pp. 253-254.
7 ARBULÚ MARTÍNEZ, Víctor Jirmny, L a Investigación P reparatoria en el N uevo P roceso P enal.
Primera edición, Instituto Pacífico, 2014, p. 104.

451 A
ART. 78 Comentarios ai Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

“ L o s p la z o s p a r a las d ilig en cias prelim inares, son de d ías n a tu ra le s; y el que se


c o n c e d e al fis c a l p a ra fijar u n o distinto se g ú n las c aracterísticas, c o m p le jid a d
y c irc u n sta n c ia s de lo s hech o s objeto de in v e stig a c ió n , so n d ife re n te s y n o se
h a lla n c o m p r e n d id o s en los cien to v e in te d ía s n a t u r a l e s m á s l a p r ó r r o g a
a la q u e a lu d e la n o r m a p e r tin e n te , q u e c o r r e s p o n d e n a la in v e s tig a c ió n
p r e p a r a t o r i a p r o p ia m e n te d ic h a ” . (E l re sa lta d o es n u estro ).

Esta regla fue importante, porque permitió unificar a la judicatura en tor­


no a esto, pues antes de la emisión de la doctrina jurisprudencial, se resolvía de
forma distinta como en el Expediente N° 374-2007, del 21-11-2007, Sala de
Apelaciones de la Libertad que señaló:

“ E l p lazo de las d ilig e n c ia s prelim inares: está co m p re n d id o d en tro d e l p lazo


de la in v e stig a c ió n p rep arato ria. En el nuevo m o d elo p ro cesal p en al existe solo
u n a fase de in v e stig a c ió n que es la in v estig ació n p e n a l p re p a ra to ria a carg o del
M in iste rio P ú b lic o , ex istien d o adem ás u n id ad de p ru e b a y u n id a d de p lazo s.
P o r lo tanto, el p la z o de la in v estig ació n p re p a ra to ria es ú n ic o y co m p ren d e
tan to al p la z o que la fisc a lía h ay a am p liad o en las d ilig en cias p re lim in a re s,
así co m o al p la z o d e la investigación y a fo rm a liz a d a ” *.

De modo que, la Corte Suprema ponderó el derecho al plazo razonable para


desarrollar la investigación y también la necesidad de la fiscalía de contar con
plazos que le permitieran realizar adecuadamente la investigación preliminar89.

1. Del plazo de duración de las diligencias preliminares cuando el adolescente


se encuentre detenido

Por otro lado, existe dentro del artículo en comentario, una excepción al
plazo de treinta (30) días naturales, previsto para el desarrollo de las diligen­
cias preliminares, referida a la detención del adolescente. Con esta disposición
debiera entenderse que, cuando se produzca la detención del adolescente (po­
licial o preliminar), el fiscal cuenta únicamente con el plazo que dure la deten­
ción para el desarrollo de las diligencias preliminares.

Al respecto, es preciso citar el artículo 46 del CRPA, que regula, precisa­


mente, el plazo de detención:

8 ARBULÚ MARTÍNEZ, Víctor Jimmy. Ob. cit., p. 105.


9 Ibídem.

k .« 2
Sección IV ART. 78

“ A rtícu lo 4 6 .- P lazo de la detención

46.1 L a d eten ció n po licial de oficio o la d eten ció n p relim in ar, no p u e d e e x ­


c ed er de las v ein ticu atro horas, a cuyo térm in o el F iscai d ecide si o rd e n a la
lib e rta d del ad o lescen te, a p lic a la re m isió n o co m u n ica al Ju ez de la In v e sti­
g a c ió n P re p a ra to ria la c o n tin u ació n de las in v estig acio n es y so licita la in te r­
n a c ió n p re v e n tiv a o una m e d id a alternativa.

46.2 Se excluyen del n u m eral anterior las deten cio n es con m o tiv o de te rro ris­
m o, tráfico ilícito de drogas y espionaje, que no p u ed en ex ced er de siete días,
a cu y o té n n in o el F iscal decide si ordena la lib ertad del ad olescente, ap lica la
rem isió n o co m u n ica al Juez de la Investigació n P rep arato ria la co n tinuación de
las investigaciones y solicita la internación preventiva o una m edida alternativa” .

Como se aprecia, el CRPA ha establecido en 24 horas el plazo máximo de


detención de un adolescente, sea que se trate de una detención policial (en fla­
grancia) o preliminar. Salvo que se trate de detenciones por la presunta comi­
sión de una infracción a la ley penal por terrorismo, tráfico ilícito de drogas y
espionaje en cuyos casos la detención tiene un plazo máximo de siete días. Con
ello se entiende que aparecen dos nuevos plazos de duración de las diligencias
preliminares. Veinticuatro (24) horas si estamos ante un adolescente detenido y
siete (07) días, si la detención ha tenido como motivo la presunta comisión de
las tres infracciones a la ley penal mencionadas (terrorismo, TID y espionaje).

Se advierte que los presupuestos contenidos en el artículo 46 del CRPA se


ciñen a la disposición constitucional que regula los plazos de detención (lite­
ral f ), inciso 24 del artículo 2), que rigen para cualquier persona peruana. No
obstante, como se evidencia, el plazo de duración de la detención, tratándose
de las tres infracciones resaltadas es menor, en comparación con el establecido
para los adultos pues por regla general, en casos de adolescentes, debe procu­
rarse en toda medida someter al adolescente al menor tiempo posible de priva­
ción de libertad.

No obstante, es preciso advertir que la citada disposición constitucional


ha sufrido una reciente modificación, mediante el artículo único de la Ley N°
30558, publicada el 09 mayo 2017, cuyo texto es el siguiente:

“A rtíc u lo ú n ic o . M o d ificació n del literal f) del in ciso 24 d el artícu lo 2 d e la


C o n stitu c ió n P o lítica del P e rú

M o d ifíc a se el literal f) del inciso 24 del artículo 2 de la C o n stitu ció n P o lític a


del P erú , co n fo rm e al tex to siguiente:

453 J
f\R J 18 Comentarios ai Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

A rtíc u lo 2 - T o d a p e rso n a tien e derecho:

[ ...] 24. A la lib e rta d y a la seg u rid ad p e rso n a le s. E n co n secu en cia:

f. N a d ie p u e d e se r d eten id o sino p o r m a n d a m ie n to escrito y m o tiv ad o del ju e z


o p o r las a u to rid a d e s p o liciales en caso de flag ran te d elito . L a d e te n c ió n no
d u ra rá m ás d e l tie m p o estrictam en te n e c e sa rio p ara la re a liz a ció n de las in ­
v e stig a c io n e s y e n to d o caso, el d eten id o d eb e ser p u e sto a d isp o sició n del
ju z g a d o c o rre sp o n d ie n te , d en tro del p la z o m á x im o de cu aren ta y o ch o h o ras
o en el té rm in o d e la distancia.

E sto s p la z o s n o se a p lican a los casos de te rro rism o , esp io n aje, tráfico ilícito
de d ro g as y a los delitos co m etid o s p o r o rg a n iz a c io n es crim in ales. E n tales
caso s, las a u to rid a d e s p o lic ia le s p u e d e n e fe c tu a r la d e te n c ió n p re v e n tiv a de
los p re su n to s im p licad o s p o r un té rm in o no m a y o r de q u in ce d ías n atu rales.
D e b e n d a r c u e n ta al M in iste rio P ú b lico y al ju e z , q u ien p u ed e a su m ir ju r is ­
d ic c ió n a n te s de v en cid o d ich o té rm in o ” .

Como se aprecia, el plazo máximo de detención que puede sufrir una per­
sona ha quedado establecido en 48 horas, antes de la modificatoria era de 24
horas. El plazo para los delitos de terrorismo, espionaje y TID, se mantuvo en
quince dias.

Es preciso advertir que la modificación al texto constitucional se produjo


en mayo de 2017, siendo posterior a la fecha en que se publicó el Código de
Responsabilidad Penal de Adolescentes (07 de enero de 2017), de modo que
tenemos ahora una divergencia entre el plazo máximo de 24 horas para la de­
tención regulada en el artículo 46 del CRPA y el plazo máximo de 48 horas
para la detención, regulada en el artículo 2 de la Constitución Política del Perú.

Dadas las condiciones actuales, cabría formularse una interrogante referi­


da a ¿cuánto debieran durar como máximo las diligencias preliminares frente
a la detención de un adolescente, 24 o 48 horas? La respuesta, evidentemen­
te, dependerá de si atendemos a la disposición legal (CRPA) o a la disposición
constitucional.

Siendo la Constitución una norma de mayor jerarquía, esto es, se encuen­


tra por encima del Decreto Legislativo N° 1348, podría concluirse que lo que
corresponde es atender al plazo constitucional de 48 horas. Sin embargo, exi­
gen estándares internacionales que nuestro país acoge, tal como la Convención
sobre los Derechos del Niño, que establece, en su literal b) del artículo 37 que
“ningún niño sea privado de su libertad ilegal o arbitrariamente. La detención,

k454
Sección IV ART. 7S

el encarcelamiento o la prisión de un niño se llevará a cabo de conformidad con


la ley y se utilizará tan sólo como medida de último recurso y durante el perío­
do más breve que proceda” . Esta exigencia de nivel constitucional nos conduce
al reconocimiento del menor plazo de detención para el adolescente, que sería
de 24 horas y no de 48 horas.

Como tal, el tiempo máximo con el que cuenta el fiscal para el desarrollo
de las diligencias preliminares, cuando el adolescente se encuentre detenido,
es de 24 horas.

^ REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

■ ARBULÚ MARTÍNEZ, Víctor Jimmy. La Investigación Preparatoria en el Nuevo Proceso Penal.


Primera edición, instituto Pacífico, 2014.
■ GABRIEL TORRES, Sergio. Nulidades en el Proceso Penal. Ad Hoc, Buenos Aires, 1993.
■ NEYRA FLORES, José Antonio. Manual del Nuevo Código Procesa! Penal & de Litigación Oral.
Editorial IDEMSA, Lima, 2010.
« PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso Raúl. Nuevo Código Procesal Penal, Exégesis. Tomo II,
segunda edición, Editorial Rodhas, febrero 2009.

455 A
dFT /9 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

i,® CALIFICACIÓN
79.1 Si el Fiscal al calificar la denuncia o después de haber rea­
lizado o dispuesto realizar diligencias preliminares, consi­
dera que el hecho denunciado no constituye infracción, no es
justiciable penalmente, o se presentan causas de extinción
previstas en el Código, declara que no procede formalizar y
continuar con la Investigación Preparatoria y ordena el ar­
chivo de lo actuado. Esta Disposición se notifica al denun­
ciante y al denunciado.
79.2 En caso que el hecho constituya infracción y la acción penal,
no hubiere prescrito, pero faltare la identificación del autor o
partícipe, el Fiscal ordena la intervención de la Policía para
tal fin.
79.3 Cuando el denunciante ha omitido una condición de proce­
dimiento que depende de él, el Fiscal dispone la reserva pro­
visional de la investigación, notificando al denunciante
79.4 El denunciante que no estuviese conforme con la Disposición
de archivar las actuaciones o de reservar provisionalmente
la investigación, requiere al Fiscal, en el plazo de cinco (5)
días, que eleve las actuaciones al Fiscal Superior, quien tie­
ne cinco días para pronunciarse.
79.5 El Fiscal Superior se pronuncia dentro del quinto día. Puede
ordenar seformalice la investigación, se archiven las actua­
ciones o se proceda según corresponda.

0 Claudia F io re U a Félix Pacheco


► Comentario

La calificación de la denuncia cobra importancia no sólo porque mediante


ella se puede evitar dar inicio a todo un proceso de investigación, para aquellos
supuestos en los que la veracidad de la denuncia puede ser desvirtuada fácil­
mente, sino que, además, la facultad del fiscal de archivar los actuados sólo se
puede dar hasta antes de la formalización de la investigación preparatoria1. En
efecto, formalizada la investigación preparatoria, el fiscal pierde la potestad dei

i CÁCERES JULCA, Roberto; IPARRAGUIRRE N. Ronald. Código Procesa! Penal comentado.


Jurista Editores, Lima, 2005, p. 381.

Ik.456
Sección IV

disponer el archivo de la investigación unilateralmente, debiendo concluirla en


el plazo previsto y como resultado de ésta, requerir una acusación o el sobre­
seimiento de la causa, ante el j uez de la investigación preparatoria.

Es preciso advertir en este comentario - a propósito de la calificación de la


denuncia- que, tratándose de una denuncia contra personas menores de edad
ante el Ministerio Público, ésta debe ser también el último recurso y solo debería
ser para casos graves, que ameriten la intervención del Ministerio Público cuan­
do no fuera posible aplicar cualquier otra solución. (.,.). También el Ministerio
Público debe siempre considerar en primer lugar la posibilidad de archivar, de­
sestimar o aplicar el criterio de oportunidad, especialmente en casos de delitos
leves y sobre todo en contravenciones. Para dejar los procedimientos judiciales,
solo para los casos que realmente lo merecen. No solo por razones teóricas el
Ministerio Público debía actuar de esta forma (principio de intervención míni­
ma), sino también económicas y de mayor efectividad del sistema de justicia2.

En suma, frente a una denuncia por la presunta comisión de una infracción,


el fiscal se encuentra en la imperiosa obligación de realizar un análisis que le
permita disponer la medida que se adecúe en mayor medida al principio de in­
terés superior del adolescente, aun cuando la medida se trate de archivar la de­
nuncia (siempre que esta no reúne alguno de los elementos para que el fiscal
decida abrir una investigación preliminar).

Así pues, el Tribunal Constitucional ya se ha pronunciado sobre este pun­


to, considerando que, en los delitos públicamente perseguidles, la determina­
ción inicial de si una conducta constituye o no un delito a efectos de formular
la denuncia penal, le corresponde al titular de la acción penal. Por ello, en el
caso de autos, lo decidido por el Ministerio Público no vulnera derecho consti­
tucional alguno, pues en el Estado Constitucional de Derecho no existe un de­
recho fundamental a que todas las denimcias que se presenten sean penalmente
perseguibles3.

2 TIFFER, Carlos. L e y de Ju sticia P en a l J u v e n il com entada y concordada co n E xposición de M otivos


d e l P ro yecto de Ley. Tercera edición, Editorial Jurídica Continental, agosto 2011, p. 266.
3 Exp. N° 02262-2010-PA/TC-PUNO. Caso Isabel QuiIcaño Quispe. 17 de agosto de 2010. En AVALOS
RODRIGUEZ. Constante Carlos; ROBLES BRICEÑO, Mery Elizabeth. Jurisprudencia reciente
del n u evo C ód ig o P rocesal P enal. Primera edición, Gaceta Penal & procesal penal, Gaceta Jurídica,
Lima, 2012, p. 309.

457 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

En ese sentido, el Código de Responsabilidad Penal faculta plenamente al


persecutor público a dejar de lado aquellos hechos que no cumplen con las mí­
nimas condiciones, para poder ser sometido a una persecución penal, sea por
cuestiones de atipicidad objetiva (riesgo permitido), atipicidad subjetiva (au­
sencia de dolo o culpa, error de tipo invencible), concurrencia de alguna causa
de justificación prevista en el artículo 20 del Código Penal (legítima defensa,
estado de necesidad justificante, ejercicio legítimo de un derecho, etc.), la pre­
sencia de causas suspensoras legales de punibilidad (excusa absolutoria) o la
negación de una condición objetiva de punibilidad. Debiéndose añadir aquellas
condiciones que se contemplan en el artículo 78 del Código Penal, que poseen
la virtualidad de dar por extinguida la acción penal (prescripción de la acción
penal, muerte del imputado, amnistía, cosa juzgada, derecho de gracia)4. Lo
cual puede advertirse desde recibida la denuncia o incluso después de haber
dispuesto la realización de diligencias preliminares.

Claro está que, si el denunciante no estuviera de acuerdo con la disposición


de archivar las actuaciones o de reservar provisionalmente la investigación, re­
quiere al fiscal, en el plazo de cinco (5) días, para que eleve las actuaciones al
fiscal superior, quien tiene cinco días para pronunciarse.

De modo que, si por requerimiento del denunciante y elevados los actua­


dos al fiscal superior, este se pronunció dentro del quinto día, decidiendo que
se archiven las actuaciones, este archivo tiene la calidad de cosa decidida, no
juzgada. Sin embargo, se ha previsto como excepción, si es que se aportan
nuevos elementos de convicción que obligara el reexamen de los actuados
por el fiscal que previno. Si se demuestra que la denuncia anterior no fue de­
bidamente investigada, el fiscal superior que previno designará a otro fiscal
provincial5.

4 PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso Raúl. N u e vo C ódigo P ro cesa l P enal, E xé g esis. Tomo TL
segunda edición, Editorial Rodhas, febrero 2009, p. 252.
5 AEBULÚ MARTÍNEZ, Víctor Jimmy. L a Investigación P rep a ra to ria en e l N uevo P roceso P enal.
Primera edición, Instituto Pacífico, 2014, p. 108.

h , 458
Sección IV ART 79

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

■ ARBULÚ MARTÍNEZ, Víctor jimmy. La Investigación Preparatoria en el Nuevo Proceso Penal.


Primera edición, Instituto Pacífico, 2014.
■ CÁCERES JULCA, Roberto; iPARRAGUIRRE N. Ronald. Código Procesal Pena! comentado.
Jurista Editores, Lima, 2005.
- PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso Raúl. Nuevo Código Procesal Penal, Exégesis. Tomo II,
segunda edición, Editorial Rodhas, febrero 2009.
» TiFFER, Carlos, Ley de Justicia Pena! Juvenil comentada y concordada con Exposición de
Motivos del Proyecto de Ley. Tercera edición, Editorial Jurídica Continental, agosto 2011.

459 A
ART. SO Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

ARTÍCULO 8$ ARCHIVO DE LA INVESTIGACIÓN

Luego de que el adolescente haya prestado declaración en el Mó­


dulo Especializado de Atención al Adolescente en Conflicto con la
Ley Penal, efectuados los informes interdisciplinarios por parte
del Equipo Técnico Interdisciplinario del Ministerio Público, el
Fiscal puede conceder al adolescente la remisión archivando la
investigación y derivándolo al Programa respectivo del Minis­
terio Público. Rige al respecto lo establecido en el Titulo corres­
pondiente a la Remisión, del presente Código.

© Manuel Bermúdez Tapia


► Comentario

1. Finalización de la investigación

En los casos en los cuales la investigación del Ministerio Público no logre


demostrar la responsabilidad penal del adolescente, se deberá generar el proce­
dimiento del “archivo” de la misma.

Este trámite permite evaluar algunos aspectos tanto institucionales como


procesales, como:

a) Si se ejecutó una investigación, la misma ha generado un costo económico


al Ministerio Público, dado que en la misma han participado: i) Un fiscal, ii)
Equipo de apoyo fiscal, iii) Personal del Equipo Técnico Interdisciplinario
del Ministerio Público, iv) personal administrativo del Ministerio Público.

Corresponde determinar si el trámite de dicha investigación se sujeta a una


evaluación objetiva de la responsabilidad penal del adolescente sometido a
la misma y la correspondiente referencialidad con el costo económico que
implica “evaluar” una denuncia.

b) En el ámbito de la investigación, correspondería determinar la proporcio­


nalidad entre el tiempo de evaluación de los hechos por parte del Ministe­
rio Público (i) y la consecuencia generada por el hecho ejecutado por un
adolescente infractor.

k 460
Sección IV ART. 80

Una observación que nos permite detallar un aspecto poco usual en el con­
texto jurisdiccional que es la gestión de recursos públicos en la evaluación
de un expediente judicial.

c) Dado que estamos en una etapa de investigación, la evaluación del núme­


ro de informes interdisciplinarios o la suficiencia de elementos evaluativos
para generar un informe interdisciplinario no siempre es la correcta por la
falta de insumos y recursos, hecho similar a lo que se observa en el ámbito
jurisdiccional penal para adultos.

Elementos que nos permiten detallar que la ley no sólo debe tener una con­
dición de validez legal, sino debe también tener una condición de legitimi­
dad, y la mención de varios artículos de la presente ley nos permiten deta­
llar un elemento propio del simbolismo penal.

461 Á
CAPÍTULO II

INVESTIGACIÓN PREPARATORIA

ARTÍCULO ü FIN A LID A D

La Investigación Preparatoria tiene por finalidad determinar si


la conducta incriminada constituye una infracción, las circuns­
tancias o móviles de su perpetración, la identidad del autor o
partícipe, su situación personal y socio-familiar, el motivo y las
circunstancias de la infracción, la identidad de la víctima o agra­
viado y la existencia y magnitud del daño causado. Para ello,
el Fiscal lleva a cabo las actuaciones necesarias que le permitan
reunir los elementos de convicción, de cargo y de descargo, para
decidir si formula o no acusación; y, en su caso, al adolescente
imputado preparar su defensa.

Claudia Fiorella Félix Pacheco

¥ Comentario

Podemos afirmar que la investigación preparatoria es una de las institucio­


nes que en gran m edida se ha visto fortalecida con el CRPA, si la comparamos
con la casi nula regulación que se le daba en el Código de los Niños y Adoles­
centes. De ahí que podríamos aseverar incluso que esta es una etapa del proce­
so, al igual que la intermedia, que se ha visto implementada novedosamente en
el proceso de responsabilidad penal de adolescentes.

Una vez que el Ministerio Público ha determinado que los hechos denun­
ciados ameritan ser investigados, debe iniciarse la investigación (...) del Mi­
nisterio Público, esta investigación debe regirse por el principio de imparciali­
dad, que obliga al Ministerio Público a velar por una correcta aplicación de la
ley, lo que se refleja en una doble labor. Primero en la obligación de aportar las
pmebas, lo cual debe realizarse con el único fin de esclarecer los hechos inde­
pendientemente de que estos demuestren la culpabilidad o la inocencia de la
Sección IV

persona menor de edad. Segundo, al aportar las pruebas, el fiscal debe hacer a
un lado cualquier creencia o perjuicio, sea política, social, económica o técnica,
etc. Que tenga respecto al hecho o al adolescente. El fin que debe guiar la labor
del Ministerio Público ha de ser la búsqueda de la verdad real1.

Según lo señalado por el artículo bajo comentario, la investigación prepa­


ratoria tiene por finalidad determinar si la conducta incriminada constituye una
infracción, las circunstancias o móviles de su perpetración, la identidad del au­
tor o partícipe, su situación personal y socio-familiar, el motivo y las circuns­
tancias de la infracción, la identidad de la víctima o agraviado y la existencia
y magnitud del daño causado. Para ello, la investigación preparatoria persigue
reunir los elementos de convicción, de cargo y de descargo, que permitan al
fiscal decidir si formula o no acusación y, en su caso, al imputado preparar su
defensa.

Al respecto, Montero Aroca12 refiere que la finalidad de la investigación


preparatoria no es preparar sólo la acusación, sino que (...) debe servir tan­
to para lo que determina la inculpación como para lo que la excluye, es decir,
debe servir para preparar tanto la acusación como la defensa. Así, la investiga­
ción preparatoria persigue dos finalidades principales: preparar el juicio oral3
y/o evitar juicios innecesarios4, a través de una actividad investigativa, esto
es, indagando para tratar de llegar al cabal conocimiento de los hechos y de las
personas que en ellos participaron, consignando todas las circunstancias tanto
adversas como favorables al imputado.

1 TIFFER Carlos. Ley de Justicia Penal Juvenil comentada y concordada con Exposición de Motivos
del Proyecto de Ley. Tercera edición, Editorial Jurídica Continental, agosto 2011, p. 267.
2 MONTERO AROCA, Juan. Sobre la Imparcialidad del Juez y la Incompatibilidad de Funciones
Procesales. Tirant lo Blanch, Valencia, 1999, p. 286. En: NEYRA FLORES. Manual del Nuevo
Código Procesal Penal & de Litigación Oral. Editorial Idemsa, Lima, 2010, p. 270.
3 En el mismo sentido, MONTERO AROCA, Juan. Ob. cit., p. 286. y SÁNCHEZ VELARDE, Pablo.
El Nuevo Proceso Penal. Editorial Idemsa, Lima, 2009, p, 126.
4 En igual sentido se manifiesta ROMERO ERADAS, Isabel El Sobreseimiento. Editorial Tirant lo
Blanch, Valencia, 2002, p. 60. Cuando señala que: “en consecuencia, y como no en todo caso será
necesario celebrar el juicio oral, no puede reducirse la función de la instrucción a la preparación del
juicio, sino que también en función de esta fase procesal la de evitar precisamente la celebración
de juicios que resulten innecesarios, en ambos casos la instrucción habrá servido para determinar el
devenir del proceso: su continuación con la apertura y celebración del juicio, o su terminación sin
necesidad de que este se celebre, mediante el sobreseimiento”.

R63 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

De acuerdo con Neyra Flores, las actuaciones del Ministerio Público se ri­
gen por el principio de objetividad; es decir, que el fiscal investiga “los hechos
constitutivos del delito, los que determinen la participación culpable y los que
acrediten la inocencia-del imputado”. En conclusión, no sólo está obligado a in­
dagar aquellos hechos relacionados con su propia estrategia de investigación5,
sino también los solicitados por el imputado y su abogado defensor con el ob­
jetivo de excluir su responsabilidad penal6.

En ese sentido, puede afirmarse que la racionalización de la carga de tra­


bajo es un objetivo que debe cumplir la etapa de investigación preparatoria,
entendiéndose por ello la necesidad de seleccionar casos más complejos y más
variados que un sistema moderno pueda investigar razonablemente y en donde
se hace necesario el proceso penal para dirimir el conflicto y cuando no es po­
sible adoptar salidas alternativas de solución de conflictos compatibles con el
nuevo modelo procesal penal. En conclusión, esta finalidad no es más que, una
exigencia del modelo acusatorio para que pueda funcionar razonable y eficaz­
mente un sistema penal7.

Esta fue, precisamente, una de las premisas de las que los grupos de tra­
bajo conformados para la elaboración del proyecto de CRPA y su Reglamento
partieron para determinar la lógica que debía orientar la regulación de dicha
norma. Así, resultaba imperioso que las disposiciones reconocidas en el CRPA
nos lleven a deducir que, ajuicio oral deben llegar únicamente aquellos casos
que realmente ameritan serjudicializados. Más aun, solo deben ser procesados
aquellos adolescentes respecto de los cuales no es posible aplicar alguna de las
salidas alternativas (remisión, acuerdo reparatorio).

De modo que, la investigación preparatoria en el CRPA funge de embudo a


través del cual solo deben pasar al recipiente aquellos respecto de los cuales no
ha sido posible evitar el proceso. Con ello, la investigación preparatoria cons­
tituye un verdadero filtro, necesario e importante para constituirse en un autén­
tico sistema de justicia penal juvenil, especializado, diferenciado y garantista,
acorde con los lincamientos de la doctrina de protección integral.

5 HORVITZ LENON, María Inés y LOPEZ MASLE, Julia. Derecho Procesal Penal Chileno. Tomo II,
Editorial Jurídica de Chile, Santiago de Chile, p. 453. En NEYRA FLORES, José Antonio. Ob.
cit., p. 271.
6 NEYRA FLORES, José Antonio. Ob. cit., pp. 270-271.
7 NEYRA FLORES, José Antonio. Ob. cit, p. 271.
Sección IV AHT 81

En ese sentido, debemos ser conscientes que si bien el juicio oral represen­
ta la etapa estelar del proceso penal acusatorio, el sistema no puede pretender
que todos los casos que lleguen van a subir a esa instancia, pues pretender sos­
tener ello va contra 1a. capacidad del sistema, además que resultaría un costo ex­
cesivo para el Estado y un sufrimiento innecesario para el imputado, si existen
casos en los que se puede legítimamente acceder a otros medios alternativos de
solución de conflictos, (.. .)8.

El otro objetivo que se pretende alcanzar con esta etapa está encaminada a
la protección de las víctimas, es decir, proteger sus intereses en el delito y, esto
solo será posible mientras más se la deje participar en el proceso, lo que co­
rresponde principalmente a los fiscales porque si bien ellos tienen el ejercicio
de la acción penal en los casos de delitos perseguidles públicamente, esto no
quiere decir que las víctimas no participan en el proceso, en este nuevo sistema
la víctima tiene derecho a estar informada de los avances de la investigación, a
constituirse en parte civil y participar en todas las actuaciones e impugnar las
resoluciones que le causen agravio9.

En cuanto a la participación de la víctima, ésta tiene que estar debidamente


garantizada a lo largo de todo el proceso y más aún en la etapa de investigación
preparatoria. Recordemos que durante la investigación preparatoria, regulada
en el CRPA, es posible la aplicación de las salidas alternativas al proceso (re­
misión y acuerdo reparatorio), las cuales tienen un enfoque marcadamente res­
taurativo; en ellas se traducen los lincamientos de la justicia restaurativa, que
precisamente tiene como uno de sus principios la atención de necesidades de
la víctima, con el fin de reparar el daño ocasionado a ésta.

La justicia restaurativa tiene un especial interés por aquellas necesidades


de las víctimas, que no son atendidas adecuadamente por el sistema de justi­
cia penal. Es frecuente que las víctimas se sientan ignoradas, abandonadas e,

8 NEYRA FLORES, José Antonio. Ob. cit, pp. 271-272.


9 En este mismo sentido señala BINDER, Alberto M. ¿Qué Significa Cambiar la Justicia Penal? (en)
BINDER, Alberto M; PÉREZ GALIMBERTI, Alfredo; MIXÁN MASS Florencio y MARINOS
BURGOS VÍCTOR. Reforma del Proceso Penal en el Peni. 1° edición. Ediciones BLG, Trujillo,
2005, p. 29, que: “la participación de la víctima empuja al sistema hacia sus formas adversaria ies
(...) uno de los mejores instrumentos para parar la burocratización del Ministerio Público es el
contacto de los fiscales con las víctimas y que ellos asuman claramente un rol de defensa de sus
intereses. Cuanto más estrecha es la relación víctima-fiscal más se puede contrarrestar las tendencias
inquisitoriales de la persecución penal”.

465 ,4Í
ART. 81 Comentarios a) Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

incluso, hasta atropelladas por los procesos judiciales. Esto se debe, en parte, a
la definición legal de “crimen”, la cual no considera a las víctimas. El crimen
es definido como un perjuicio contra el estado, de modo que éste toma el lugar
de la víctima. Sin embargo, las verdaderas víctimas tienen necesidades especí­
ficas que la justicia debe satisfacer10.

La justicia restaurativa concibe el crimen, antes que nada, como un daño


ocasionado a las personas y a las comunidades. Nuestro sistema legal, con
su preocupación por las leyes y los reglamentos y con su visión del estado
como víctima, muchas veces pierde de vista esta realidad. Al preocuparse*1

10 Debido a la definición legal del crimen y a la naturaleza del proceso de justicia penal, hay cuatro
tipos de necesidades que suelen quedar desatendidas:
1. Información. Las víctimas necesitan que sus preguntas acerca del crimen sean respondidas (¿Por
qué sucedió? ¿Qué ha sucedido con posterioridad a la ofensa?). Las víctimas necesitan información
real, no especulaciones ni tampoco las informaciones legalmente restringidas que se entregan en
un proceso jurídico o en un acuerdo judicial. Para conseguir información real, generalmente es
necesario tener acceso directo o indirecto a los ofensores que posean dicha información.
2. Narración de los hechos. Un elemento importante en el proceso de recuperación después de un
crimen, es tener la posibilidad de relatar la historia de lo que sucedió. De hecho, es importante
que la víctima tenga la oportunidad de narrar los hechos repetidas veces. Píay buenas razones
terapéuticas para ello. Parte del trauma causado por el crimen se debe a que trastorna el concepto
que tenemos de nosotros mismos y de nuestro mundo, asi como nuestra historia de vida. Trascender
a estas experiencias implica “re-escribir la historia” de nuestras vidas al relatar estos hechos en
espacios que sean significativos para nosotros, especialmente si estos relatos reciben reconoci­
miento público. Muchas veces, también es importante que las víctimas tengan la oportunidad de
ñamar los acontecimientos a aquellas personas que Ies causaron el daño y, así, puedan hacerles
entender el impacto que tuvieron sus acciones.
3. Control. Es frecuente que las víctimas sientan que los delitos sufridos íes han arrebatado el con­
trol de sus vidas (el control sobre sus propiedades, sus cuerpos, sus emociones, sus sueños). La
oportunidad de involucrarse en su propio caso en el transcurso del proceso judicial puede seT un
aporte importante para que las víctimas recuperen un sentido de control.
4. Restitución o reivindicación. Muchas veces la restitución por parte de los ofensores resulta ser
importante para las víctimas, lo que a veces se debe a las pérdidas materiales en sí. Sin embargo,
el reconocimiento simbólico representado en la restitución es igualmente importante. Cuando el
ofensor hace un esfuerzo para reparar el daño causado, aunque sea de manera parcial, en cierto
modo está diciendo: “Reconozco que yo soy responsable y que tú no tienes la culpa”.
De hecho, la restitución es un signo o síntoma de una necesidad más básica: la necesidad de
reivindicación. Aunque una revisión detallada del concepto de reivindicación iría más allá de
los contenidos de este libro, estoy convencido de que se trata de una necesidad básica que todos
tenemos cuando sufrimos ana injusticia. La restitución es sólo una de muchas formas de satisfacer
esta necesidad de “quedar a mano”. El acto de pedir perdón también puede aportar a satisfacer
esta necesidad de que se reconozca el daño sufrido por la víctima.
El compromiso de considerar seriamente estas necesidades de las víctimas ha influido profun­
damente sobre la teoría y la práctica de la justicia restaurativa, tanto en su origen como en su
evolución. En ZEHR, Howard, El pequeño libro de la Justicia Restaurativa. Traducción al español,
Good Books, 2010, p. 19.

466
Sección IV

principalmente de que los ofensores reciban su justo merecido, el sistema legal


les otorga a las víctimas un interés secundario, en el mejor de los casos. Por el
contrario, centrarse en el daño ocasionado implica una preocupación inherente
por las necesidades y roles de las víctimas. Para la justicia restaurativa, enton­
ces, la justicia parte de una preocupación por las víctimas y sus necesidades.
Procura reparar el daño dentro de lo posible, tanto de manera concreta como
simbólica. Esta perspectiva centrada en la víctima requiere que la justicia se
ocupe de las necesidades de las víctimas aun cuando no se haya identificado ni
detenido a ningún ofensor11.

Finalmente, podemos traducir a la investigación preparatoria como la eta­


pa de preparación del juicio y de la defensa para lo cual debemos de obtener
pruebas suficientes que permitan sostener una acusación o de lo contrario un
sobreseimiento, es la etapa donde se debe recopilar toda información que per­
mita acreditar la acusación en el juicio oral y la correspondiente defensa del
imputado, es más que nada una etapa que prepara a los actores para el juicio
oral, sin olvidar también otros objetivos centrales de esta etapa como son la se­
lección de casos que van a permitir funcionar al sistema dentro de los paráme­
tros de eficiencia y calidad mínimamente razonable.

Los actos materiales que se ejecutan, en el marco de la investigación pre­


paratoria, deben ser entendidos desde un doble baremo a saber: primero, en or­
den a la eficacia y la eficiencia de la estrategia de la investigación, que permi­
ta a su conductor contar con elementos de prueba que le permitan construir su
hipótesis de incriminación, para lo cual ejecuta conjuntamente con la policía,
una serie de medidas que restringen, limitan y afectan derechos fundamentales
(“búsqueda de pruebas”) y, segundo, de que todas las actuaciones que realicen
los órganos de persecución, deben ir premunidas con un máximo de legalidad,
de sujetar la función encomendada a los parámetros definidos en la ley proce­
sal y, así también, al contenido esencial de los derechos fundamentales (“prue­
ba prohibida”). Si bien en esta etapa los órganos de persecución se encuentran
legitimados para efectuar actos que restringen derechos fundamentales, no es
menos cierto que aquellos deben materializarse conforme a los principios de
proporcionalidad y necesidad, de no ser así, estaríamos construyendo una in­
vestigación inquisitiva1112.

11 ZEHR, Howard. Ob. cit., p. 29.


12 PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso Raúl. Ob. cit., pp. 218- 219.

467 J t
ART. SI Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

REFERENCIA B IB L IO G R Á F IC A

■ HORVíTZ LENON, María Inés y LOPEZ MAS LE, Julia. Derecho Procesal Penal Chileno. Tomo II,
Editorial Jurídica de Chile, Santiago de Chile.
- MONTERO AROCA, Juan. Sobre la Imparcialidad del Juez y ia Incompatibilidad de Funciones
Procesales. Tirant lo Blandí, Valencia, 1999.
» NEYRA FLORES. Manual del Nuevo Código Procesal Penal & de Litigación Oral. Editorial
iDEMSA, Urna, 2010.
■ SÁNCHEZ VELARDE, Pablo. El Nuevo Proceso Pena!. Editorial Idemsa, Lima, 2009.
■ TiFFER Carlos. Ley de Justicia Penal Juvenil comentada y concordada con Exposición de
Motivos del Proyecto de Ley. Tercera edición, Editorial Jurídica Continental, agosto 2011.
■ ZEHR, Howard. Ei pequeño libro de la Justicia Restaurativa. Traducción al español, Good
Books, 2010.

k. 468
Sección IV ART. S2

IM t iliH FORMALIZACIÓN Y CONTINUACIÓN DE LA


INVESTIGACIÓN PREPARATORIA

82.1 Si de la denuncia, del informe Policial o de las Diligencias


Preliminares, aparecen indicios reveladores de la existencia
de una infracción, que la acción penal no ha prescrito, que
se ha individualizado al adolescente imputado y que, si fue­
ra el caso, se han satisfecho los requisitos de procedencia el
Fiscal dispone la formalización y la continuación de la In­
vestigación Preparatoria.
82.2 La disposición de formalización contiene:
1. Datos de identificación plena del adolescente;
2. Los hechos y la tipificación específica correspondiente.
El Fiscal puede, si fuera el caso, consignar tipificaciones
alternativas al hecho objeto de investigación, indicando
los motivos de esa calificación; 3 . El nombre del agravia­
do, si fuera posible;
4. Las diligencias que de inmediato deban actuarse; y, 5. Las
medidas de coerción procesal personales o reales, que, de
ser el caso, se requiere para el adolescente, contando para
ello con el informe del Equipo
82.3 El Fiscal notifica, adjuntando la copia respectiva, la Dispo­
sición deformalización al Juez de la Investigación Prepara­
toria, al adolescente y al denunciante.
82.4 El Fiscal, si considera que las diligencias actuadas prelimi­
narmente establecen suficientemente la realidad de la in­
fracción y la intervención del adolescente imputado en su
comisión, puede formular directamente acusación.

© Claudia Fiorella Félix Pacheco

► Comentario

En la etapa de las diligencias preliminares, rige el principio de “investiga­


ción oficial”, en virtud del cual, el fiscal es el dueño de las actuaciones que allí
se realizan, como ente persecutor del delito, que debe realizar la comprobación
del delito y la identificación de los presuntos sospechosos, por lo que la cesa­
ción de la misma se encuentra sujeta a una decisión enmarcada en la función

469 A
APT 32 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

fiscal, sea para archivar la investigación o para declararla abstención del ejerci­
cio de la acción penal, conforme a los criterios de oportunidad. Empero, cuan­
do el persecutor publico formaliza la IP, desencadena el inicio formal del pro­
ceso, por lo que el juez de la IP asume jurisdicción, de tal forma que toda de­
cisión que implique el fin de la instancia o del procedimiento, requiere de una
decisión que implique el fin de la instancia o del procedimiento, requiere de una
decisión exclusivamente “jurisdiccional”. Ello en el caso, de que el juzgador
convalide los criterios de oportunidad, cuando dicta el auto de sobreseimiento,
previa solicitud del fiscal, cuando ampara un medio de defensa técnico1.

En ese sentido, se puede afirmar que la formalización de la investigación


preparatoria es el acto por el que se inicia la investigación bajo control jurisdic­
cional12. Lo que no implica que el juez estará a cargo de la investigación, pues
como ya ha quedado ampliamente establecido, el director y conductor de esta
etapa del proceso es el fiscal. De modo que el control jurisdiccional del juez
está estrictamente referido al control por el respeto de las garantías y derechos
de los sujetos procesales al interior del proceso.

Este acto procesal guarda marcadas diferencias con la formalización de la


denuncia establecida en el artículo 207 del Código de Niños y Adolescentes,
derogado por el Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes, el mismo
que regulaba que “ la denuncia del Fiscal debe contener un breve resumen de
los hechos, acompañando las pruebas reveladoras de la existencia de la infrac­
ción por parte del adolescente y los fundamentos de derecho. Asimismo, el Fis­
cal debe solicitar las diligencias que deban actuarse”.

En base a esta formalización de denuncia que realizaba el fiscal, “el Juez,


(...), expedirá la resolución motivada declarando promovida la acción y dis­
pondrá que se tome la declaración del adolescente en presencia de su abogado
y del Fiscal determinando su condición procesal, que puede ser: la entrega a
sus padres o responsables o el intemamiento preventivo. En este último caso,
la orden será comunicada a la Sala Superior”. Conforme lo disponía el artículo
208 del Código de Niños y Adolescentes.

1 P E Ñ A C A B R E R A F R E Y R E , A lo nso R aú l. N u evo C ódigo P ro c esa l P enal, E xégesis. Tom o II,


segunda edición, E d ito ria l Rodhas, febrero 2009, p. 269.
2 A R B U L Ú M A R T I N E Z , V ícto r Jim m y. L a In vestig a ció n P rep a ra to ria en e l N uevo P roceso P enal.
Prim era edición, Instituto Pacífico, 2 0 14 , p. 108.

k470
Sección IV ¿RT 32

Como es de apreciar, esta regulación guarda marcadas diferencias con la


formalización de la investigación preparatoria, cuya dirección -com o ya se ha
afirm ado- no deja de estar a cargo del fiscal; asimismo, el juez de la investi­
gación preparatoria, de acuerdo a la regulación del CRPA, no puede ordenar o
disponer acto alguno de la investigación durante esta etapa.

Por otro lado, la formalización de la IP, no sólo implica la formulación de


cargos criminales sobre una determinada persona (imputado), sino también la
legitimidad de las agencias de persecución de solicitar la imposición de me­
didas de coerción, así como la constitución de partes a instancia de los suje­
tos legitimados. Empero, la lege lata ha previsto otras consecuencias jurídicas
importantes3.

El nivel de precisión de los hechos, de acuerdo a la propia naturaleza jurí­


dica de la disposición de formalización de investigación preparatoria y del mo­
mento procesal de ejercicio o promoción de la acción penal por el fiscal, debe
ser compatible con el grado de sospecha inicial simple, propia de la necesi­
dad de abrir una instancia de persecución penal. Debe estar fundada en puntos
de partida objetivos y asentada en la experiencia criminalística que evidencia
la existencia de un hecho de apariencia delictiva perseguible de oficio y atri­
bulóle a una o varias personas con un nivel de individualización razonable y
rigurosa4.

Es preciso tener en cuenta que, si la formalización de la investigación es


remitida al juez, sin reunir los presupuestos básicos para continuar con la in­
vestigación, puede ser recurrida por el adolescente imputado, a fin de disponer
que se subsane la omisión en que se hubiere incurrido. Así, siguiendo a Salinas
Siccha, quien refiriéndose a la formalización de la investigación preparatoria
en un proceso penal de adultos, afirma que, queda claro que si se formaliza in­
vestigación por meras presunciones, omisiones fácticas patentes, por hechos
materialmente irreales, hechos evidentemente inaceptables por genéricos, va­
gos o gaseosos, o cuando no se precisa el aporte presuntamente delictivo del
imputado, se podrá recurrir vía tutela, al juez de investigación preparatoria,
quien luego de realizar la audiencia correspondiente solo se limitará a disponer

3 P E Ñ A C A B R E R A F R E Y R E , A lo nso Raúl. Ob. cit., p. 268,


4 Precedente vinculante establecido en el Acuerdo Plenario Extraordinario N ° 2 -2 0 1 2 / C J - 116 , del 26
de m arzo de 2 0 1 2 , p ublicado en E l Peruano, 26 de ju lio de 2 0 12.

471 J
ART. 82 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

la subsanación que corresponda. Bajo ningún concepto, el auto judicial puede


ser anulatorio y, menos de archivo o sobreseimiento anticipado de la investiga­
ción como al inicio de la reforma procesal penal venía sucediendo5.

(fó ) REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

- A R B U LÚ MARTÍNEZ, V íc to r Jimnny. ta Investigación Preparatoria en ei Nuevo Proceso Penal.


P rim e ra e d ic ió n , In stitu to P acífico , 2 0 1 4 .

- PEÑA C ABR ER A FREYRE, A lo n s o Raúl. Nuevo Código Procesal Penal, Exégesis. T o m o il,
s e g u n d a e d ic ió n , Editorial R od has, fe b re ro 2 0 0 9 ,

- S ALIN AS S IC C H A, R am iro. La Etapa Intermedia y Resoluciones Judiciales según el Código


Procesal Penal de 2004. P rim e ra e d ició n , E ditora J u ríd ic a G rijley, Lim a, 2 0 1 4 .

5 S A L I N A S S iC C H A , Ram iro. L a E tapa In term ed ia y R eso lu c io n es J u d ic ia le s se g ú n e l C ódigo


P ro cesa l P e n a l d e 2 0 0 4 . Prim era edición, Editora Jurídica G rijle y , L im a , 2 0 14 , p. 57.

k472
Sección IV

liilliillil EFECTOS DE LA FORMALIZACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN

83.1 El Fiscal pierde la facultad de archivar la investigación sin


intervención judicial
83.2 Laformalización de la investigación suspende el curso de la
prescripción de la acción penal

Manuel Bermúdez Tapies*


1

► Comentario

1. L a prescripción de delitos cometidos por adolescentes infractores

En el ámbito de la práctica jurisdiccional penal y familiar, cuando se re­


gistran casos donde ha participado un adolescente y se ha acreditado el mis­
mo, en una etapa muy posterior a la fecha de la comisión, permite evaluar los
siguientes elementos:

a) La evaluación del delito en un tiempo determinado puede generar resulta­


dos diferenciados si se toma en cuenta la edad del investigado.

En este sentido pueden surgir tres situaciones:

- La investigación del hecho delictivo cuando el investigado es adolescente.

- La investigación del hecho delictivo cuando el investigado ya es adul­


to, pero los hechos datan de cuando tenía minoría de edad.

- La investigación del hecho delictivo cuando el delito ha prescrito.

b) Obsérvese que los procesos de prescripción se sujetan a la evaluación de


tiempos diferenciados, tanto para mayores de edad como para adolescentes
infractores.

473 A
ART 84 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

ÍS lÍ f Í ¡ i DI LICENCIAS DE LA INVESTIGACIÓN PREPARATORIA

84.1 El Fiscal realiza las diligencias de investigación que consi­


dere pertinentes y útiles, dentro de los límites de la Ley.
84.2 Las diligencias preliminares forman parte de la Investiga­
ción Preparatoria. No pueden repetirse una vez formalizada
la investigación; no obstante, procede su ampliación si dicha
diligencia resultare indispensable, siempre que se advierta
un grave defecto en su actuación o que ineludiblemente deba
completarse como consecuencia de la incorporación de nue­
vos elementos de convicción.
84.3 El Fiscal puede:
1. Disponer la concurrencia del adolescente, del agraviado
y de las demás personas que se encuentren en posibilidad
de informar sobre circunstancias útiles para los fines de
la investigación. Estas personas y los peritos están obli­
gados a comparecer ante la Fiscalía, y a manifestarse so­
bre los hechos objeto de investigación o emitir dictamen.
Su inasistencia injustificada determinará su conducción
compulsiva;
2. Exigir informaciones de cualquier particular ofunciona­
rio público, emplazándoles conforme a las circunstancias
del caso.
84.4 Durante la investigación, tanto el adolescente como los de­
más intervinientes pueden solicitar al Fiscal todas aquellas
diligencias que consideraren pertinentes y útiles para el es­
clarecimiento de los hechos. El Fiscal ordena que se lleven a
efecto aquellas que estimare conducentes.
84.5 Si el Fiscal rechaza la solicitud, instará al Juez de la Inves­
tigación Preparatoria a fin de obtener un pronunciamiento
judicial acerca de la procedencia de la diligencia. El Juez re­
suelve inmediatamente con el mérito de los actuados que le
proporcione la paHe y, en su caso, el Fiscal.
Sección IV

© Manuel B erm údez Tapia

► Comentario

1* La investigación preparatoria

Una regulación normativa equivalente ai ámbito procesal penal seguido a


mayores de edad, que permite resaltar:

a) La investigación preparatoria es el procedimiento ejecutado por el titular


de la acción penal y sobre este elemento es que se genera la formalización
de la participación del poder punitivo del Estado.

b) Las acciones que ejecuta el fiscal constituyen las actividades más impor­
tantes y extensas del procedimiento preparatorio1.

c) Las acciones de colaboración que se requieren a personas, instituciones y


autoridades públicas se sujetan a la facultad legal que tiene el Ministerio
Público para ejecutar sus funciones.

1 Escuela de la Judicatura (2006) Derecho procesal penal. Santo Domingo, Escuela Nacional de la
Judicatura, p. 40
AR1.35 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

ÍH DIRECCIÓN DE LA INVESTIGACIÓN

85.1 El Fiscal dirige la Investigación Preparatoria. A tal efecto


realiza por sí mismo o con el apoyo de la Policía especiali­
zada, las diligencias de investigación que considere condu­
centes al esclarecimiento de los hechos, ya sea por propia
iniciativa o a solicitud de parte, siempre que no requieran
previo pronunciamiento judicial En cuanto a la actuación
policial rige lo dispuesto en el presente Código.
85.2 Para la práctica de los actos de investigación el Fiscal puede
requerir la colaboración de las autoridades y funcionarios
públicos, quienes lo harán en el ámbito de sus respectivas
competencias y cumplirán los requerimientos o pedidos de
informes que se realicen conforme al presente Código.
85.3 El Fiscal, además, puede disponer las medidas razonables y
necesarias para proteger y aislar los indicios materiales en
los lugares donde se investigue una infracción, a fin de evi­
tar la desaparición o destrucción de los mismos.

Claudia Fiorella Félix Pacheco

► Comentario

La autonomía del Ministerio Público es el eje central para decidir la direc­


ción de 1a. investigación y responde al nuevo modelo procesal penal asumido,
esto es, el acusatorio, pues un elemento importante para poder pasar de un sis­
tema inquisitivo a uno acusatorio1 es la activa participación de un Ministerio *

] ROXIN, Claus, “ Posición Jurídica y Tareas Futuras del Ministerio Público”. En: El Ministerio Público
en el Proceso Penal, (en) MAIER, Julio (comp.) Ad-Hoc, Buenos Aires, 1993, p. 40. Señala este
autor que “fue el Ministerio Público en Alemania el medio decisivo para la abolición del proceso
inquisitivo antiguo, que había reunido en una sola mano, a saber, la del Juez, la actividad de perseguir
y la de j uzgar. Al ser transmitida la recolección del material probatorio en el procedimiento preliminar
al Ministerio Público y ser confiada la administración de justicia a la actividad complementaria de
dos funcionarios judiciales, independientes el uno del otro, las del Ministerio Público, por un lado, y
las del Tribunal, por el otro, el Juez alcanzó, por primera vez, la posición de Juzgador imparcial del
contenido de la acusación, que no reunió ni puso él mismo” . En NEYRA FLORES, José Antonio.
Manual del Nuevo Código Procesal Penal & de Litigación Oral. Editorial IDEMS A, Lima, 2010,
p p .234-235

k 476
Sección IV ART.8

Público en el proceso de reforma procesal penal, objetivo que sólo se logra con
una institución autónoma que no sea un mero auxiliar jurisdiccional como es­
taba concebido el Ministerio Público en el CPP de 19402.

El NCPP de 2004 le asigna al fiscal la dirección de la investigación, pues


en atención al principio acusatorio las funciones de investigar y juzgar deben
estar en manos distintas, así el fiscal en el NCPP es el encargado de la investiga­
ción tanto en las diligencias preliminares como en la investigación preparatoria
propiamente dicha, entonces la función del juez es ser un tercero imparcial que
decidirá en casos específicos, sobre todo deberá intervenir cuando deba deci­
dirse cuestiones que afecten derechos fundamentales de las partes3.

La posibilidad de colocar como responsabilidad del Ministerio Público la


tarea preparatoria para la promoción de la acción penal ha sido objeto de una
intensa controversia, sin embargo, la necesidad de reunir los elementos útiles
para justificar o no el juicio no ha sido cuestionada. El problema se plantea en
tomo a determinar si se debe mantener la conducción de dicha etapa en ma­
nos del j uez instructor (investigación jurisdiccional) o si cabe reservar para el
Ministerio Público la realización de la investigación preparatoria. La discusión
responde a la existencia de dos modelos antagónicos de procedimiento penal;
uno fuertemente influido por el sistema inquisitivo, en el cual se permite que
sea un único órgano el que concentre las facultades de inquirir y juzgar, y otro
donde en virtud de un imperio del principio acusatorio, estas funciones aparez­
can claramente diferenciadas, quedando la actividad requirente “a cargo de un
órgano distinto del juez y con distintos poderes formales”4.

La existencia de la investigación preparatoria a cargo del Ministerio Pú­


blico solo es posible en el marco de este último modelo [acusatorio] que resul­
ta acorde con los principios constitucionales de juicio previo e inviolabilidad
de la defensa enjuicio consagrados por la Constitución Política (artículo 139
apartados 10 y 14 respectivamente) al asegurar que el juez que decida el liti­
gio se mantenga extraño al conflicto que le ha sido planteado. Resulta artificial

2 NEYRA FLORES, José Antonio. Ob. cit, p. 235.


3 Ibídem.
4 GUARIGLl'A, Pabricio. “Facultades discrecionales del Ministerio Público e investigación prepara­
toria”. En: El Ministerio Público en el Proceso Penal, lera edición, Julio Maier, Argentina, 1993,
pp. 83 y 84. En NEYRA FLORES, José Antonio. Ob. cit., p. 441.

477
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

que el fiscal deba acusar sobre la base de elementos probatorios que él no ha


recogido, careciendo de toda posibilidad de selección, igualmente es inadmi­
sible la inversión de roles, pues el fiscal que debe investigar, solo controla lo
que el juez investiga y éste que solo debería controlar la investigación, la rea­
liza personalmente5.

Ahora bien, es importante tener en claro que, la dirección de la investiga­


ción, ahora en manos del Ministerio Público y ya no en el juez de instrucción,
no se trata de un mero cambio de actores, tal como lo señala Mendaña6, debe­
mos tener en claro que los fiscales no pueden hacer lo mismo que antes hacían
ios jueces, sino que deben investigar de manera distinta, pues la transforma­
ción del modelo debe implicar además de la sustitución de actores, un cambio
en la concepción de la investigación. En ese sentido la investigación del nuevo
modelo pasa necesariamente por darle a la investigación un verdadero carácter
preparatorio de juicio, lo que exige concretarla con mayor rapidez y agilidad
que en la actualidad, asumiendo que sus resultados tienen principalmente un
valor informativo y no un carácter probatorio dejando atrás la actividad lineal,
ritualista, rígida y muy formalizada.

Es necesario acotar que el Ministerio Público debe realizar la investigación


del delito siempre de manera objetiva y completa, es decir, no puede por razo­
nes estratégicas, ocultar hechos relevantes que hubiere descubierto, ni tampo­
co pruebas que den resultados diversos a su acusación o que afecten su teoría
del caso7.

Esto se sustenta porque, si bien el Ministerio Público es el que tiene la di­


rección de la investigación y el monopolio del ejercicio de la acción penal, en
los delitos de persecución pública, lo que está enjuego es el interés general y
no de un particular como podría ser el caso del abogado defensor y porque si
bien los medios que ha dispuesto el Estado en pro del interés general son para

5 CUBAS VILLANUEVA, Víctor. El nuevo proceso penal peruano. Teoría y práctica de su imple-
mentación. Palestra Editores, Lima, 2009, p. 442.
6 MENDAÑA, Ricardo J.; SCHONBOHM, Horst; MTXAN MASS, Florencio; BURGOS MARIÑOS,
Víctor; AGUIRRE SALAS. Hipólito A.; ANAYA CASTRO, Zadí Daniel. “Como Prepararse Para
el Nuevo Proceso Penal”. Eli: CERJUDEL. Centro de Estudios para la Reforma de la Justicia,
Democracia y la Libertad. Editorial Ediciones BGL, Tmjiílo, 2006, p. 91. En NEYRA FLORES,
José Antonio. Ob. cit., pp. 273-274.
7 NEYRA FLORES, José Antonio. Ob. cit., p. 274.
Sección IV

alcanzar la verdad y la aplicación de la ley penal, esta se debe alcanzar respe­


tando los derechos constitucionales del imputado; en el caso en concreto, el in
dubio pro reo y el derecho de defensa regulado expresamente en el artículo 2 y
el 14 de la Constitución Política del Perú, así como en el artículo II y el. IX del
Título Preliminar del NCPP, respectivamente8.

La investigación preparatoria constituye una etapa única, dinámica, y


flexible que se realiza exclusivamente bajo la dirección del fiscal, quien cuan­
do requiera alguna medida coercitiva urgente, la solicitará al juez penal La po­
licía interviene como órgano de auxilio está obligada a prestar apoyo técnico al
Ministerio Público. Corresponde al fiscal dictar las instrucciones pertinentes y
controlar que el apoyo policial se realice dentro del marco constitucional y el
respeto de los derechos fundamentales9.

La policía y sus órganos especializados en criminalística, el Instituto de


Medicina Legal y los demás organismos técnicos del Estado están obligados a
prestar apoyo al fiscal, igualmente las universidades, los institutos superiores
y las entidades privadas están facultados para proporcionar los informes y los
estudios que requiere el Ministerio Público. Además, el fiscal podrá contar con
la asesoría de expertos de entidades públicas y privadas para formar un equipo
interdisciplinario de investigación científica para casos específicos, el mismo
que actuará bajo su dirección10.

Con esta disposición queda claro que al fiscal le corresponde investigar y,


al juez de investigación preparatoria le corresponderá controlar y supervisar
las funciones del Ministerio Público. Se trata de una división de funciones pro­
pias del sistema acusatorio acogido por el CRPA. Así, este artículo resulta su­
mamente importante en la medida que se busca superar el modelo inquisitivo
mixto del Código de los Niños y Adolescentes.

8 Ibídem.
9 CUBAS VILLANUEVA, Víctor. Ob. cít„ p. 442.
10 Ibídem, pp. 442-443.
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

^ REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

■ CUBAS VILLANUEVA, Víctor. El nuevo proceso penal peruano. Teoría y práctica de su


implementacíón. Palestra Editores, Lima, 2009.
= GUARIGLIA, Fabricio. "Facultades discrecionales del Ministerio Público e investigación
preparatoria” . En: El Ministerio Público en el Proceso Penal, lera edición, Julio Maier,
Argentina, 1993.
- MENDAÑA, Ricardo J.; SCHONBOHM, Horst; MIXAN MASS, Florencio; BURGOS MARINOS,
Víctor; AGUIRRE SALAS, Hipólito A.; ANAYA CASTRO, Zadí Daniel, “Como Prepararse Para
el Nuevo Proceso Penal’’, En: CERJUDEL. Centro de Estudios para la Reforma de la Justicia,
Democracia y la Libertad. Editorial Ediciones BGL, Trujilío, 2006.
■ NEYRA FLORES, José Antonio, Manual del Nuevo Código Procesal Penal & de Litigación Oral.
Editorial iDEMSA, Lima, 2010.

k. 480
Sección IV ART. 8

;ÍÍfíÍÍÍ9 FUNCIÓN DEL JUEZ DE LA INVESTIGACIÓN


PREPARATORIA

86.1 Corresponde, en esta etapa, al Juez de la Investigación Pre­


paratoria realizar, a requerimiento del Fiscal o a solicitud
de las demás partes, los actos procesales que expresamente
autoriza este Código y supletoriamente el Código Procesal
Penal u otra norma que la sustituya.
86.2 El Juez de la Investigación Preparatoria, enunciativamente,
está facultado para:
1. Autorizar la constitución de las partes;
2. Pronunciarse sobre las medidas limitativas de derechos
que requieran resolución judicial;
3. Resolver excepciones, cuestiones previas y prejudiciales;
4. Realizar los actos de prueba anticipada;
5. Controlar el cumplimiento del plazo de la investigación
preparatoria en las condiciones fijadas en este Código;
6. Autorizar la remisión judicial a favor del adolescente;
así como el empleo de las salidas alternativas al proce­
so que en esta etapa resulten de aplicación; y
7. Instar a la solución del conflicto penal por medio de la
utilización de mecanismos restaurativos.

6 Claudia Fiorella Félix Pacheco

► Comentario

Para el análisis de este artículo, relacionaremos el contenido de cada una


de las funciones previstas en el CRPA para el juez de la investigación prepara­
toria, con aquellas características que de manera general son reconocidas a ni­
vel doctrinario y legislativo para este operador del sistema de justicia penal. En
el entendido que nuestro principal referente en el ordenamiento jurídico proce­
sal nacional se ubica en el Código Procesal Penal del 2004, tomaremos algunas

481 A
ART K6 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

referencias qne han desarrollado esta figura. Así, según San Martin Castro’, el
juez de la investigación preparatoria es:

a) Un órgano jurisdiccional unipersonal o monocrático, en ese sentido es la


primera autoridad jurisdiccional a la cual acuden los participantes en la in­
vestigación. Además, es un juez de derecho que resuelve unipersonalmente
los asuntos de su conocimiento; el enjuiciamiento se encarga a un órgano
jurisdiccional distinto unipersonal o colegiado integrado por tres miembros.
Por último, es un órgano de primera instancia, cuyas decisiones pueden ser
recurridas ante un órgano jurisdiccional que ocupa un nivel superior en la
organización judicial.
b) Las funciones, o ámbito común de competencia material, son diversas, sin
embargo, su función primordial consiste en: resguardar el legítimo espa­
cio que una persecución penal eficaz y razonable requiere. Las funciones,
concretamente individualizadas, son las siguientes:
- Función de coerción, es decir, tiene por función la decisión sobre medi­
das provisionales: con finalidad cautelar de aseguramiento de las fuen­
tes de prueba y de adquisición de la prueba, y tuitiva coercitiva; además
de decidir en casos de medidas instrumentales restrictivas de derechos
fundamentales (escuchas telefónicas, allanamientos, etc.)2. A esta fun­
ción corresponden las siguientes potestades reconocidas en el artículo
86.2 del CRPA, bajo análisis:
% .-)
2. Pronunciarse sobre las medidas limitativas de derechos que requieran
resolución judicial; (...)”.1

1 SAN MARTÍN CASTRO, Cesar. “Acerca de la Función del Juez de la Investigación Preparatoria”.
En: Actualidad Jurídica. N° 146, Gaceta Jurídica, enero de 2006, pp. 282 y ss. En NEYRA FLORES,
José Antonio. Manual del Nuevo Código Procesal Penal & de Litigación Oral. Editorial TDEMSA,
Lima, 2010, p. 212.
2 PÉREZ SARMIENTO, Ene Lorenzo. Manual de Derecho Procesal Penal. Segunda edición, Editores
Vadell Hernández, Caracas, 2002, p, 110. Esto tiene relación con lo señalado por PEREZ SAR­
MIENTO, “en cumplimiento de esas funciones de control de garantías constitucionales y legales,
generalmente les corresponde a los Jueces autorizar la captura de personas, el allanamiento o registro
de moradas u otros locales privados [...] esto es lógico, porque la realización de estas actividades
toca directamente derechos y garantías constitucionales tales como la libertad individual, la invio­
labilidad de domicilio, la protección de intimidad de las personas y la legalidad en la obtención de
la evidencia”. En el mismo sentido TALAVERA ELGUERA, Pablo. Ob. cit., p. 25. En: NEYRA
FLORES, José Antonio. Manual del Nuevo Código Procesal Penal & de Litigación Oral. Editorial
TDEMSA, Lima, 2010, p. 213.

k482
Sección IV ART. B6

- Función de garantía, se presenta en el estricto ámbito de la investiga­


ción preparatoria, y se expresa en cuatro tipos de actuaciones:

• Tutela de los derechos de los sujetos procesales, a propósito de la ac­


tuación del Ministerio Público.

* Incorporación de sujetos procesales en la investigación, consolidando


su acceso al procedimiento y su intervención en las actuaciones.

• Decisión acerca de medidas de protección.

* Pronunciamiento sobre la culminación de la investigación, en los ca­


sos donde es necesario el control de plazos3.

A esta función corresponden las siguientes potestades reconocidas en


el artículo 86.2 del CRPA, bajo análisis:

“ 1. Autorizar la constitución de las partes

(...)

5. Controlar el cumplimiento del plazo de la investigación preparatoria en


las condiciones fijadas en este Código”.

- Función de instrumentación o documentación, radicada en la actuación


de la denominada prueba anticipada. La prueba anticipada, como excep­
ción a la prueba plenaria, ha de observar una serie de requisitos, que, a
efectos metodológicos, estos se encuentran consagrados en los artículos
242-246 del CPP:

- Ha de versar sobre hechos que, por su fugacidad -irrepetibilidad en el


futuro-, no puedan ser reproducidos el día de la celebración del juicio.

* Requiere de la inmediación de un juez, esto es, de un órgano dotado


de imparcialidad e independencia.

• Ha de garantizarse el principio de contradicción.

8 El régimen de ejecución de la prueba ha de ser el mismo del juicio


público y el acta que se levante debe leerse en dicho acto4.

3 Ibídem.
4 Ibídem.

**8 3 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Esta función se corresponde con la potestad reconocida al juez de in­


vestigación preparatoria reconocida en el numeral 4 del artículo 86.2
del CRPA:
“ 4. Realizar los actos de prueba anticipada”.

- Función ordenatoria, que tiene lugar en la etapa intermedia, en cuya vir­


tud el juez la dirige y dicta las decisiones relativas al sobreseimiento y
enjuiciamiento del imputado decidiendo sobre la procedencia del juicio
oral5.

- Función de decisión, es decir, que se pronuncia sobre el fondo de la


pretensión penal, que se limita, en algunos casos, a los procedimientos
simplificados6. Tratándose del CRPA, esta función se corresponde con
las siguientes potestades reconocidas en el artículo bajo análisis:

6. Autorizar la remisión judicial a favor del adolescente, así como el em­


pleo de las salidas alternativas al proceso que en esta etapa resulten de
aplicación; y
7. Instar a la solución del conflicto penal por medio de la utilización de
mecanismos restaurativos

El artículo 131 del CRPA ha regulado en relación con la oportunidad para


la aplicación de la remisión, que ésta puede ser requerida por el fiscal ante
el juez de la investigación preparatoria, durante la etapa de investigación
preparatoria. Naturalmente, esta disposición está referida a la investigación
preparatoria formalizada o propiamente dicha, pues durante las diligencias
preliminares (que también forman parte de la investigación preparatoria),
la remisión puede ser directamente dispuesta por el fiscal, sin necesidad de
requerirla al juez.

La situación cambia con la investigación preparatoria formalizada, pues


en esta fase, debido a su naturaleza y a la necesidad de dotar de garantías

5 PÉREZ SARMIENTO, Eric Lorenzo. Ob. cit., p. 112. En NEYRA FLORES, José Antonio. Ob. cit,,
p. 214.
6 Ibídem.

k 484
Sección IV

el desarrollo de la misma -e n consonancia con las funciones del juez de


garantías o juez de la investigación preparatoria-, que estamos analizando,
es a éste a quien corresponde la decisión de remitir o no al adolescente a
los programas de orientación.

Resulta sumamente importante el reconocimiento que hace el CRPA de esta


función para el juez de investigación preparatoria, con ello se traduce una
vez más el principio de desjudicialización7 consagrado en el artículo VI
del Título Preliminar del CRPA, por el cual deben adoptarse medidas que
eviten someter al adolescente a un proceso judicial o se ponga término al
mismo sin necesidad de recurrir al juicio oral. De modo tal que el impul­
so de las salidas alternativas al proceso (remisión y acuerdo reparatorio)
y mecanismo restaurativo, es una función asignada también a la autoridad
judicial, lo cual es necesario interiorizar por quienes ejerzan dicho rol den­
tro del proceso de responsabilidad penal de adolescentes, como una de las
características de la justicia penal juvenil y particularmente de la justicia
penal juvenil reconocida por el CRPA.

Ciertamente la función de impulsar salidas alternativas al proceso marca la


pauta en la diferencia con la actuación de un juez de la investigación pre­
paratoria en el proceso penal de adultos, regulado en el CPP de 2004. Así
de acuerdo con Tiffer y Llobet8, el Derecho Penal juvenil tiene algunas re­
glas particulares de carácter procesal basadas en el principio educativo. Por
ejemplo, (...) la confidencialidad del proceso penal juvenil, la intervención
procesal de los padres o representantes del joven acusado, la necesidad de
que se realicen estudios psicosociales a este, los límites temporales de corta
duración e improrrogables de la prisión preventiva, las reglas procedimenta-
les que regulan la forma de llegar a las soluciones al conflicto alternativas.
(...) el aspecto característico del derecho penal juvenil es lo atinente a las
sanciones: con base en los principios de interés superior del niño y de pro­
tección integral de este, evita la imposición de una sanción, y cuando ella

7 Artículo VI. - Principio de desjudicialización o mínima intervención.


De acuerdo a las disposiciones del presente Código y en tanto se considere necesario, deben adoptarse
medidas que eviten someter al adolescente a un proceso judicial o se ponga término al mismo sin
necesidad de recurrir al juicio oral. Para ello debe respetarse los derechos del adolescente y considerar
en lo pertinente el interés de la víctima.
8 TIFFER, Carlos y LLOBET, Javier. L a Sanción P en a l Juvenil y sus A ltern a tiva s en C osta R ic a con
J u risp ru d e n c ia N a cio n a l. Primera edición, UNICEF-ILANUD-CE, San José C.R., 1999, pp. 11-12.

485 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

es inevitable dispone la menor restricción de derechos posible, tratando de


no imponer una sanción privativa de libertad.

Adicionalmente, sobre la remisión judicial es preciso advertir una variación


en relación con la regulación del Código de los Niños y Adolescentes. De
acuerdo con el artículo 226 de dicha norma, al adolescente que es separa­
do del proceso por la remisión se le aplicará la medida socio-educativa que
corresponda, con excepción de la internación.

Sin embargo, de acuerdo con el CRPA, la remisión judicial no trae consigo


la aplicación de una medida socioeducativa, sino de programas de orienta­
ción a cargo de la línea de acción de justicia juvenil restaurativa del Minis­
terio Público. Esta es una de las principales modificaciones que trae con­
sigo la regulación del CRPA en cuanto a la figura de la remisión, con ello
se supera la incoherencia que se producía en la regulación de esta figura
dentro del Código de los Niños y Adolescentes, en lo que concerniente a la
remisión fiscal y j udicial.

Por otro lado, una de las potestades del juez de la investigación preparato­
ria en el CRPA, relacionada con la función descrita, es la de “3. Resolver
excepciones, cuestiones previas y prejudiciales”, prevista en el numeral 3
del artículo bajo análisis.

Finalmente, otra de las características que doctrinariamente se reconocen


al juez de investigación preparatoria, es la:

c) Emisión de decisiones a partir, principalmente, de audiencias judiciales; se


trata de una labor que ocupa la participación más intensa del juez en sede
de investigación preparatoria. En las audiencias comparecen los distintos
sujetos procesales presentando sus peticiones, antecedentes y argumentos,
al fin de las cuales el juez debe resolver el asunto discutido; pues la orali-
dad reconocida en el artículo I del Título Prel iminar del NCPP no solo está
destinada al juicio oral, sino a todas las audiencias en las cuales la decisión
se toma en base a las alegaciones de las partes en plano de igualdad en base
a la contradicción entre ellas bajo los principios de publicidad, inmediación
y necesariamente de oralidad. Por tanto, la oralidad no es el único principio
asumido, también es evidente la vigencia del principio de contradicción9.

9 NEYRAFLORES, José Antonio. Ob. cit.,p. 214.

Is, 486
Sección TV ART. 8 6

0 REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

■ NEYRA FLORES, José Antonio. Manual del Nuevo Código Procesal Penal & de Litigación Oral.
Editorial IDEMSA, Lima, 2010.
■ PÉREZ SARMIENTO, Eric Lorenzo. Manual de Derecho Procesal Penal. Segunda edición,
Editores Vadelí Hernández, Caracas, 2002.
- SAN MARTÍN CASTRO, Cesar. “Acerca de ia Función del Juez de !a Investigación Preparatoria” .
En: Actualidad Jurídica. NQ146, Gaceta Jurídica, enero de 2006.
- TIFFER, Carlos y LLOBET, Javier. La Sanción Penal Juvenil y sus Alternativas en Costa Rica
con Jurisprudencia Nacional. Primera edición, UNICEF-ILANUD-CE, San José C.R., 1999. .

487 J .
ART. 57 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

CONDICIONES DE LAS ACTUACIONES DE INVESTIGACIÓN

87.1 El Fiscal puede permitir la asistencia de los sujetos procesa­


les en las diligencias que deba realizar, salvo las excepciones
previstas por el Código. Esta participación está condicio­
nada a su utilidad para el esclarecimiento de los hechos, a
que no se ocasione perjuicio al éxito de la investigación o a
que no impida una pronta y regular actuación.
87.2 El Fiscal vela porque la concurrencia de las personas autori­
zadas no interfiera en el normal desarrollo del acto e impar­
te instrucciones obligatorias a los asistentes para conducir
adecuadamente la diligencia.
Está facultado a excluirlos en cualquier momento si vulne­
ran el orden y la disciplina.
87.3 El Fiscal, en el ejercicio de sus funciones de investigación,
puede solicitar la intervención de la Policía y, si es necesa­
rio, el uso de la fuerza pública, ordenando todo aquello que
sea necesario para el seguro y ordenado cumplimiento de las
actuaciones que desarrolla.
87.4 Cuando el Fiscal, salvo las excepciones previstas en la Ley,
deba requerir la intervención judicial para la práctica de de­
terminadas diligencias, la actuación de pnieba anticipada
o la imposición de medidas coercitivas, está obligado a for­
malizar la investigación, a menos que lo hubiere realizado
previamente.

Manuel Bermúdez Tapia

► Comentario

t. Las formalidades de la investigación

La investigación fiscal debe tener las siguientes condiciones:

a) Debe ser formal, por cuanto todas sus atribuciones y limitaciones funcio­
nales están regladas.

b) Debe ser pública, respecto de la acción administrativa-fiscal lo permita, re­


servándose actuaciones y acciones específicas en función al contenido de

k .4 8 8
Sección IV 4RT 87

información reservada para la investigación y posterior acusación fiscal,


por ejemplo, en el ámbito de las notificaciones y citaciones.

c) Debe ser objetiva, por cuanto el manejo de información y medios proba­


torios debe ser totalmente vinculante con los hechos y el resultado de la
investigación,

d) Debe ser limitada en lo temporal, por cuanto cualquier acción dilatoria o


negligente podría generar o una prescripción del delito o eventualmente la
imposibilidad de recoger elementos que generen una acreditación de los
hechos.

e) Debe ser funcional, por cuanto se busca la acreditación de una responsabi­


lidad penal respecto de un delito cometido.

4 8 9 jé
ART. 38 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

ARTÍCULO 88 RESERVA Y SECRETO DE LA INVESTIGACIÓN

88.1 La investigación tiene carácter reservado. Sólo pueden en­


terarse de su contenido las partes de manera directa o a
través de sus abogados debidamente acreditados en autos.
En cualquier momento pueden obtener copia simple de las
actuaciones.
88.2 Las copias que se obtengan son para uso de la defensa. El
abogado que las reciba está obligado a mantener la reser­
va de Ley, bajo responsabilidad disciplinaria. Si reincide se
notifica al patrocinado para que lo sustituya en el término
de dos días de notificado. Si no lo hiciera, se nombra a un
defensor público.

Manuel Bermúdez Tapia

► Comentario

1. El secreto de la investigación

El artículo detalla la importancia de guardar reserva de la investigación,


en particular por su incidencia tanto procesal como constitucional, por las si­
guientes razones:

a) Porque garantiza el debido proceso al investigado, desde la etapa inicial en


la cual el Estado interviene en la evaluación de un hecho delictivo.

b) Porque garantiza la intimidad del investigado, en particular si este tiene una


condición de adolescente.

c) Permite garantizar la condición de inocencia del investigado mientras no


se genere la condena penal.

d) Permite optim izar la acción fiscal en el ámbito del desarrollo de la


investigación.

e) Permite generar un mecanismo administrativo que limita la difusión de


información de la investigación a los abogados defensores.

k 490
Sección IV ART. 89

PLAZO

89.1 El plazo de la Investigación Preparatoria es de sesenta (60)


días naturales. Sólo por causas justificadas, dictando la
disposición correspondiente, el Pisca l puede prorrogarla por
única vez hasta por un máximo de treinta (30) días natura­
les. La próiroga debe concederla el Juez de la Investigación
Preparatoria.
89.2 Tratándose de investigaciones complejas, el plazo de la In­
vestigación Preparatoria es de noventa (90) días naturales.
Sólo por causas justificadas, dictando la Disposición corres­
pondiente, el Fiscal puede prorrogarla por única vez hasta
por un máximo de treinta (30) días naturales. La prórroga
debe concederla el Juez de la Investigación Preparatoria.
89.3 Si hubiere más de un adolescente imputado el plazo corre
independientemente para cada uno de ellos.

© C la u d ia F io re lía Félix P a c h e c o

► Comentario

El plazo para el desarrollo de la investigación preparatoria propiamente


dicha o formalizada, se ha previsto en sesenta (60) días naturales. Este plazo,
conforme se ha comentado en artículos previos, es distinto del plazo previsto
para las diligencias preliminares (30 días).

Los sesenta (60) días pueden ser prorrogados -por única v ez- por un máxi­
mo de treinta días naturales, previa autorización del juez de la investigación
preparatoria.

Asimismo, se ha establecido un plazo distinto (90 días), tratándose de in­


vestigaciones complejas. Al respecto, cabe señalar que, se considera proceso
complejo cuando:

Requiera la actuación de una cantidad significativa de actos de investigación.

Comprenda la investigación de numerosos delitos.

Involucra una cantidad importante de imputados o agraviados.

491 J i
ART. 80 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Investiga delitos perpetrados por imputados integrantes o colaboradores de


bandas u organizaciones delictivas.

Demanda la realización de pericias que comportan la revisión de una nu­


trida documentación o de complicados análisis técnicos.

El fiscal necesita realizar gestiones de carácter procesal fuera del país.

El fiscal deba revisar la gestión de personas jurídicas o entidades del Estado.

Por su parte, el Tribunal Constitucional en la sentencia recaída en el Exp.


N° 2915-2004-PHC/TC, Caso Berrocal Prudencio de fecha 23 de noviembre
de 2004 en su fundamento 25, al respecto refiere que “Para valorar la compleji­
dad del asunto es menester tomar en consideración factores como la naturaleza
y gravedad del delito (Caso: Tomasi. Sentencia del TEDH del 27 de agosto de
1992), los hechos investigados, los alcances de la actividad probatoria para el
esclarecimiento de los eventos, la pluralidad de agraviados o inculpados, o al­
gún otro elemento que permita concluir, con un alto grado de objetividad, que
la dilucidación de una determinada causa resulta particularmente complicada
y difícil”1.

0 ) REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

* CUBAS VILLANUEVA, Víctor. El nuevo proceso penal peruano. Teoría y práctica de su


implementación. Palestra Editores, Lima, 2009.

J CUBAS VILLANUEVA, Víctor. El nuevo proceso penal peruano. Teoría y práctica de su imple-
mentación. Palestra Editores, Lima, 2009, pp. 444-445.

k. 492
Sección IV ART. 90

í M f c s J tb J l CONCLUSIÓN DE LA INVESTIGACIÓN PREPARATORIA

El Fiscal dará por concluida la Investigación Preparatoña cuan­


do considere que ha cumplido su objeto, aun cuando no hubiere
vencido el plazo. En todo caso, una vez concluido el plazo de la
investigación preparatoria, debe emitir una disposición de " con­
clusión de la investigación preparatoña", que debe remitir al juez
de la Investigación Preparatoria del adolescente.

© M a n u e l B e rm ú d e z T a p ia

► Comentario

1. El plazo de la investigación preparatoria

El artículo detalla dos situaciones en la cual se genera la conclusión de la


investigación preparatoria.

Cuando se ha cumplido el objeto de la misma.

Cuando el plazo para ejecutar la investigación no ha producido el cumpli­


miento de los objetivos de la misma. En este punto, se sugiere ver la eva­
luación del artículo 91, a continuación.

Bajo este alcance, se debe complementar la evaluación del artículo en fun­


ción a dos variables adicionales:

La edad del investigado, por cuanto este puede provocar una situación pro­
cesal penal diferenciada.

La prescripción del delito.

493 A
AR r. 91 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

ARTÍCULO CONTROL DEL PLAZO

91.1 Si vencidos los plazos previstos en el artículo 99, el Fiscal no


da por concluida la Investigación Preparatoria, el adoles­
cente puede solicitar su conclusión al Juez de la Investiga­
ción Preparatoria. Para estos efectos el Juez citará al Fiscal
y a las demás partes a una audiencia de control del plazo,
quien luego de revisar las actuaciones y escuchar a las par­
tes, dictará la resolución que corresponda,
91.2 Si el Juez ordena la conclusión de la Investigación Prepara­
toria, el Fiscal en el plazo de cinco (05) días naturales, debe
pronunciarse solicitando el sobreseimiento o formulando
acusación, según corresponda. Su incumplimiento acairea
responsabilidad disciplinaria en el Fiscal.

Manuel Bermúáez Tapia

► Comentario

Este artículo permite evaluar el derecho que tiene todo investigado de po­
der validar su derecho a la inocencia en función a la actuación negligente del
Ministerio Público, por cuanto se le ha vencido el plazo para ejecutar un pro­
cedimiento que pueda generar la acción penal.

En este punto, el investigado es quien plantea la conclusión de la investi­


gación preparatoria y evaluará los fundamentos del fiscal que limitaron su ac­
tuación diligente.

Corresponde detallar que la mención de los cinco días naturales para for­
mular acusación constituye un error del legislador por cuanto permite que el
Ministerio Público plantee una acusación sin un fundamento objetivo, sólo por
cumplir con una formalidad.
TÍTULO ni

ETAPA INTERMEDIA

CAPÍTULO I

EL SOBRESEIMIENTO

DECISIÓN D£L MINISTERIO PÚBLICO

Dispuesta la conclusión de la Investigación Preparatoria, el Fis­


cal del adolescente decide en el plazo de cinco (05) días hábiles
si formula acusación, siempre que exista base suficiente para
ello, o si, por el contrario, requiere el sobreseimiento de la causa.

© Manuel Bermúdez Tapia

► Comentario

La diligencia en la ejecución de actos fiscales

Tanto en el ámbito normativo penal para personas adultas como para ado­
lescentes infractores se observa una legislación que permite la ampliación de
plazos de actuación para el Ministerio Público, como si el Estado generara un
permiso implícito extensivo en días para que el fiscal pueda formular acusa­
ción a un investigado.

Si el plazo ha vencido, las facultades del fiscal han vencido, conceder en


forma excepcional una ampliación a la misma es contrario al objetivo de la pre­
sente ley de garantizar el debido proceso.

495 A
ART. 93 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

CAUSALES DE SOBRESEIMIENTO

El sobreseimiento procede cuando:


1. El hecho objeto de la causa no se realizó o no puede atribuír­
sele al adolescente;
2. El hecho imputado no es típico o concurre una causa de jus­
tificación, de inculpabilidad o de no punibilidad;
3. La acción penal se ha extinguido; y,
4. No existe razonablemente la posibilidad de incorporar nuevos
datos a la investigación y no haya elementos de convicción
suficientes para solicitarfundadamente el enjuiciamiento del
adolescente.

© Claudia Fiorella Félix Pacheco

► Comentario

La figura del sobreseimiento aparece consecuentemente regulada en el Có­


digo de Responsabilidad Penal de Adolescentes. Concluida la investigación
preparatoria, ei sobreseimiento constituye una de las alternativas por las que
puede optar el fiscal, siempre que se presente cualquiera de los cuatro presu­
puestos establecidos en el presente artículo.

Empezaremos el análisis de este artículo desarrollando una definición del


sobreseimiento en tanto institución procesal, estableciendo luego su importan­
cia y relación con la aplicación de los principios reconocidos en el Título Pre­
liminar del CRPA.

El sobreseimiento es la resolución judicial emanada del órgano competen­


te en la fase intermedia y que constituye la alternativa a la apertura del juicio
oral", esto es, lo contrario a la decisión de iniciar un juicio oral. Es precisamen­
te en ese sentido que el sobreseimiento constituye otra forma de intervención 1

1 MORENO CATENA, Víctor. El proceso penal Doctrina, Jurisprudencia y Formularios. Vol. III,
Tirant lo Blanch, Valencia, 2000, p. 1894. En PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso Raúl. Nuevo
Código Procesal Penal, Exégesis. Tomo II, segunda edición, Editorial Rodhas, febrero 2009,
p. 296.

k 496
Sección IV /^RT

mínima, puesto que evita la realización del juicio, y la eventual condena2. Así,
evitar la realización de un juicio oral y el eventual otorgamiento de una medi­
da socioeducativa al adolescente en conflicto, permite concretizar el principio
de desjudicialización o mínima intervención reconocido en el artículo Vi del
Título Preliminar del CRPA, que dispone que, en tanto se considere necesario,
deben adoptarse medidas que permitan poner término al proceso de responsa­
bilidad sin necesidad de recurrir a.1juicio oral.

De acuerdo con Burder3, el sobreseimiento representa una absolución antici­


pada, una decisión desincriminatoria fundada en la certeza de que el supuesto he­
cho punible no existió o, si existió como hecho, no se trató de un hecho punible, o
bien de que el imputado no tuvo participación en el hecho punible de que se trata.

Analizando la naturaleza procesal de esta institución, corresponde precisar


que el requerimiento de sobreseimiento o no acusatorio, constituye una inequí­
voca manifestación de voluntad del titular de la acción penal, el fiscal, por la
cual decide no llevar al adolescente al juicio oral y, por tanto, desiste de reali­
zar la solicitud de una medida socioeducativa para éste. En ese sentido, el re­
querimiento de sobreseimiento debe basarse en un razonamiento concreto, co­
herente, lógico y adecuado que demuestre y acredite de manera suficiente que
el requerimiento no es arbitrario, antojadizo ni apresurado, sino que se trata de
una decisión donde aparecen buenas razones para no formular acusación en
contra del investigado4.

El artículo 14 del CRPA confiere expresamente la atribución y obligación


al fiscal de solicitar el sobreseimiento provisional o definitivo ante el juez com­
petente del adolescente.

El artículo en comentario prevé un listado taxativo de supuestos por los


cuales el fiscal puede requerir el sobreseimiento. A continuación, desarrolla­
remos un análisis de dichos supuestos. Cabe precisar que estos supuestos se
encuentran también establecidos para el sobreseimiento de causas penales

2 TIFFER, Carlos. La Sanción Penal Juvenil y sus Alternativas en Costa Rica con Jurisprudencia
Nacional. Primera edición, UNiCEF-fLANUD-CE, San José C.R., 1999, p, 276.
3 BINDER Alberto. Iniciación al proceso penal acusatorio. Editorial Alternativas. Lima, 2002, p. 56,
En SALINAS SICCHA, Ramiro. La Etapa Intermedia y Resoluciones Judiciales según el Código
Procesal Penal de 2004. Primera edición, Editora Jurídica Grijley, Lima, 2014, p. 113,
4 SALINAS SÍCCHA, Ramiro. La Etapa Intermedia y Resoluciones Judiciales según el Código
Procesal Penal de 2004. Primera edición. Editora Jurídica Grijley, 2014, p. 112.

A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

seguidas contra personas adultas, previstas en el artículo 344 del CPP de


2004, de ahí que se tomarán en cuenta ciertas referencias que analizan dicho
artículo.

1. El hecho objeto de la causa no se realizó o no puede atribuírsele al


adolescente

El primer supuesto de este numeral -el hecho objeto de la causa no se rea­


lizó-, está referido específicamente a la conclusión a la que llega el fiscal, lue­
go de la evaluación de los resultados de la investigación preparatoria, de que
el hecho que se venía investigando nunca se materializó en la realidad o nunca
ocurrió en la realidad concreta.

El segundo supuesto previsto en el numeral, bajo análisis, significa que


luego de la evaluación que realiza el fiscal de los resultados de la investigación
preparatoria, éste advierte que no hay forma lógica y razonable de vincular al
investigado con el hecho delictivo. Existe certeza de que no hay medios de
prueba o elementos de convicción suficientes que sirvan para vincular al impu­
tado con los hechos objeto de investigación5.

2. El hecho imputado no es típico o concurre una causa de justificación, de


inculpabilidad o de no punibilidad

El hecho no es típico si de la evaluación de los resultados de la investiga­


ción preparatoria, el fiscal concluye que el hecho investigado no reúne todos
los elementos objetivos y subjetivos de alguno de los tipos penales previstos en
el Código Penal (D. Leg. N° 635), sea como delito o falta.

Se verifica por ausencia de dolo, ausencia de imputación objetiva, ausen­


cia de calidades especiales del agente o ausencia de algún elemento objetivo
del tipo, etc.6

Por su parte, hablamos de la concurrencia de una causa de justificación


cuando, luego de evaluar los resultados de la investigación preparatoria, el fis­
cal llega a la certeza absoluta de que en el hecho investigado concurre alguna

5 SALINAS SICCHA. Ramiro. Ob. c it, p, 115.


6 Ibídem.
Sección IV

de las causas de justificación previstas en el artículo 207 del Código Penal,


como puede ser la legítima defensa, el estado de necesidad justificante y el ejer­
cicio legítimo de un derecho8.

Por otro lado, la concurrencia de una causa de inculpabilidad como su­


puesto para requerir el sobreseimiento, implica que, de los resultados de la in­
vestigación preparatoria, el fiscal advierte en el hecho investigado alguno de
los otros9 supuestos recogidos en el artículo 20 del Código Penal, tales como el

7 Inimputabilidad
Artículo 20.- Está exento de responsabilidad penal:
% ..)
3. El que obra en defensa de bienes jurídicos propios o de terceros, siempre que concurran las
circunstancias siguientes:
a) Agresión ilegítima;
“b) Necesidad racional del medio empleado para impedirla o repelerla. Se excluye para la valo­
ración de este requisito el criterio de proporcionalidad de medios, considerándose en su lugar,
entre otras circunstancias, la intensidad y peligrosidad de la agresión, la forma de proceder del
agresor y los medios de que se disponga para la defensa.”
c) Falta de provocación suficiente de quien hace la defensa;
4. El que, ante un peligro actual e insuperable de otro modo, que amenace la vida, la integridad
corporal, la libertad u otro bien jurídico, realiza un hecho destinado a conjurar dicho peligro de
sí o de otro, siempre que concurran los siguientes requisitos:
a) Cuando de la apreciación de los bienes jurídicos en conflicto afectados y de la intensidad del
peligro que amenaza, el bien protegido resulta predominante sobre el interés dañado; y
b) Cuando se emplee un medio adecuado para vencer el peligro;
(...)
8. El que obra por disposición de la ley, en cumplimiento de un deber o en el ejercicio legítimo de
un derecho, oficio o cargo;
(...)
11. El personal de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional del Perú que, en el cumplimiento
de su deber y en uso de sus armas u otro medio de defensa, cause lesiones o muerte”.
8 SALINAS SICCHA. Ramiro. Ob. cit, pp. 115-116.
9 Inimputabilidad
Artículo 20.- Está exento de responsabilidad penal:
“(- )
5. El que, ante un peligro actual y no evitable de otro modo, que signifique una amenaza para la
vida, la integridad corporal o la libertad, realiza un hecho antijurídico para alejar el peligro de sí
mismo o de una persona con quien tiene estrecha vinculación.
No procede esta exención si al agente pudo exigírsele que aceptase o soportase el peligro en
atención a las circimstancias; especialmente, si causó el peligro o estuviese obligado por una
particular relación jurídica;
(■-ó
7. El que obra compelido por miedo insuperable de un mal igual o mayor;
(...)
9. El que obra por orden obligatoria de autoridad competente, expedida en ejercicio de sus funciones.
(-..)”.

499 A
ART. 93 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

error de prohibición, el estado de necesidad exculpante, el miedo insuperable


u obediencia jerárquica.

Finalmente, el último supuesto previsto en el numeral 2 del artículo bajo


comentario está referido a la concurrencia de una causa de no punibilidad pre­
vista en la ley penal, tales como las excusas absolutorias previstas en los artícu­
los 137, 208 o 406 del Código Penal10.

Al respecto, podemos citar algunas de las excusas absolutorias:

“Artículo 137.- Injurias recíprocas


En el caso de injurias recíprocas proferidas en el calor de un altercado, el
Juez podrá, según las circunstancias, declarar exentas de pena a las partes o
a una de ellas,

No es punible la injuria verbal provocada por ofensas personales”.

“Artículo 208.- Excusa absolutoria. Exención de Pena


No son reprimí bles, sin perjuicio de la reparación civil, los hurtos, apropia­
ciones, defraudaciones o daños que se causen:

1. Los cónyuges, concubinos, ascendientes, descendientes y afines en línea


recta.
2. El consorte viudo, respecto de los bienes de su difunto cónyuge, mientras
no hayan pasado a poder de tercero.

3. Los hermanos y cufiados, si viviesen juntos.


La excusa absolutoria no se aplica cuando el delito se comete en contextos
de violencia contra las mujeres o integrantes del grupo familiar”.

“Artículo 406.- Excusa absolutoria


Están exentos de pena los que ejecutan cualquiera de los hechos previstos en
los artículos 404 y 405 si sus relaciones con la persona favorecida son tan es­
trechas como para excusar su conducta”.

10 SALINAS SICCHA, Ramiro. Ob. cit., p. 117.


Sección ÍV

3. La acción penal se ha extinguido


Para analizar esta causal de sobreseimiento, como en los anteriores nume­
rales, es preciso remitimos al Código Penal, pues es esta la norma que ha pre­
visto en nuestro ordenamiento jurídico penal, cuáles son los supuestos por los
que se extingue la acción penal, con la salvedad que, en el CRPA, dicha acción
debe ser entendida como la acción persecutora de la infracción. Recordemos
que —por los fundamentos y principios del CRPA- la acción de la que es titu­
lar el Ministerio Público, tratándose de presuntas infracciones (adolescentes),
no tiene la misma naturaleza y finalidad que la que posee tratándose de delitos
(adultos), donde el fin último es el castigo.

El Código Penal ha previsto en los artículos 78 y 79 ciertas causas de ex­


tinción de la acción penal que motivan un eventual sobreseimiento de la in­
vestigación. Así, por ejemplo, en lo que respecta al artículo 78, tenemos las si­
guientes causas de extinción:

“Causales de extinción

Artículo 78.- La acción penal se extingue:


1. Por muerte del imputado, prescripción, amnistía y el derecho de gracia,
2. Por autoridad de cosa juzgada.
3. En los casos que sólo proceda la acción privada, ésta se extingue, además
de las establecidas en el numeral 1, por desistimiento o transacción”.
Por su parte, el artículo 79 del Código Penal ha reconocido otra causal de
extinción de la acción penal lo siguiente:

“Extinción de la acción penal por sentencia civil


Artículo 79.- Se extingue la acción penal si de la sentencia ejecutoriada dictada
en la jurisdicción civil, resulte que el hecho imputado como delito es lícito”.

4. No existe razonablemente la posibilidad de incorporar nuevos datos a la


investigación y no haya elementos de convicción suficientes para solicitar
fundadamente el enjuiciamiento del adolescente

Este supuesto se presenta cuando de la evaluación de los elementos de


pm eba recolectados durante la investigación, el fiscal concluye que no es po­
sible fundamentar en el juicio oral que el hecho infractor se ha cometido o que
el adolescente es el autor de tal hecho. Se entiende que, para esta conclusión el

501 A
ART. 93 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

fiscal ha advertido que no cuenta con suficientes medios de prueba que acredi­
ten el hecho y tampoco tiene posibilidad de obtenerlos en el futuro.

Así, según San Martin Castro11, es posible dictar auto de sobreseimiento


en los supuestos de prueba notoriamente insuficiente para fundamentar la pre­
tensión punitiva, bien en su dimensión objetiva, vinculada a la existencia del
hecho, bien en la subjetiva, referida a la determinación del presunto autor. Para
estos efectos debe tenerse claro que se sobreseerá la causa cuando no es posible
que la práctica de la prueba en el juicio oral permita aclarar el material proba­
torio de imputación, pues si existe duda es del caso que insista en la acusación,
porque precisamente “la prueba, a practicar en el acto de la vista, está destina­
da a despejar estas dudas”.

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

■ BiNDER, Alberto. Iniciación al proceso penal acusatorio. Editorial Alternativas. Lima, 2002.
■ PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso Raúl. Nuevo Código Procesal Penal, Exégesis. Tomo II,
segunda edición, Editorial Rodhas, febrero 2009.
» SALINAS SICCHA, Ramiro. La Etapa Intermedia y Resoluciones Judiciales según ei Código
Procesal Pena! de 2004. Primera edición, Editora Jurídica Grijley, Lima, 2014.
« SAN MARTIN CASTRO, Cesar. “ La fase intermedia en ei proceso penal peruano” . En:
lus Veritas. Recuperado de http://revistas.pucp.edu.pe/index.php/iuseiveritas/article/
viewFile/15745/16180.
■ TIFFER, Carlos. La Sanción Penal Juvenil y sus Alternativas en Costa Rica con Jurisprudencia
Nacional. Primera edición, UNíCEF-ILANUD-CE, San José C.R., 1999.*

]J SAN MARTIN CASTRO, Cesar. “La fase intermedia en el proceso penal peruano”. En: lus Vertías.
Recuperado de http://revistas.pucp.edu.pe/index.php/iusetveritas/article/viewFile/15745/16180.
p. 289.

k , 502
Sección IV ART. 9-

CONTROL DEL REQUERIMIENTO DE SOBRESEIMIENTO Y


AUDIENCIA DE CONTROL DEL SOBRESEIMIENTO

94.1 El Fiscal competente, remite al Juez de la Investigación Pre­


paratoria el requerimiento de sobreseimiento, acompañando
la carpeta fiscal. El Juez corre traslado del pedido de la so­
licitud a los demás sujetos procesales por el plazo de cinco
(05) días hábiles.
94.2 Los sujetos procesales pueden formular oposición a la so­
licitud de sobreseimiento dentro del plazo establecido. La
oposición, bajo medida socioeducativa de inadmisibilidad,
esfundamentada y puede solicitar la realización de actos de
investigación adicionales, indicando su objeto y los medios
de investigación que considere procedentes.
94.3 Vencido el plazo del traslado, el juez cita al Ministerio Pú­
blico y a los demás sujetos procesales para una audiencia
preliminar para debatir los fundamentos del requerimiento
de sobreseimiento. La audiencia se instala con los sujetos
procesales que asistan, a quienes escuchará por su orden para
debatir los fundamentos del requerimiento fiscal.

© Claudia Fiorella Félix Pacheco

► Comentario

Este artículo aborda el trámite a seguir luego de la decisión del fiscal de so­
breseer el caso. Para que el sobreseimiento siga su trámite es preciso que el fis­
cal eleve un requerimiento al juez competente, el juez de la investigación pre­
paratoria o también llamado juez de garantías, dentro de los cinco días hábiles
de haber emitido la disposición de conclusión de la investigación preparatoria,
conforme a lo establecido en el artículo 92 del CRPA1.

1 Artículo 92.- Decisión del Ministerio Público Dispuesta la conclusión de la Investigación Preparatoria,
el Fiscal del adolescente decide en el plazo de cinco (05) días hábiles si formula acusación, siempre
que exista base suficiente para ello, o si, por el contrario, requiere el sobreseimiento de la causa.

503 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

El requerim iento de sobreseimiento no es otra cosa que la solicitud de­


bidamente fundamentada;, realizada por el titular de la acción penal para que
se archive el caso investigado. Lo realiza el fiscal y la dirige al juez de la
investigación preparatoria al concluir que, del estudio de los resultados de
la investigación preparatoria, existe certeza de que el hecho imputado no se
realizó o no puede atribuírsele al imputado, o cuando no es típico o concu­
rre una causa de justificación, de inculpabilidad o de no punibilidad, la ac­
ción penal se ha extinguido, o no existe razonablemente la posibilidad de
incorporar nuevos elementos de prueba al caso y no haya elementos de con­
vicción suficientes para solicitar fundadamente el enjuiciamiento del impu­
tado2. Esto es, cuando concurre alguna de las causas previstas en el artículo
precedente.

En un modelo acusatorio -com o es el recogido por el CRPA-, la titulari­


dad del ejercicio de la acción penal pública es una facultad que en régimen de
monopolio ejerce el fiscal, a diferencia de otros sistemas que permiten la in­
terferencia del juzgador en las potestades acusatorias del persecutor público.
Si bien, el fiscal es el detentador de la función acusadora, no es menos cier­
to que un procedimiento particularmente imparcial no puede dejar en manos
del persecutor público la decisión del cese de la persecución penal; pues, las
resoluciones que ponen fin al proceso y a la instancia solo pueden obedecer a
un mandato de orden jurisdiccional a fin de garantizar su legalidad. Por otro
lado, el control que las partes puedan ejercer a este nivel es fundamental para
que los principios de defensa y de contradicción no se vean afectados3. Este
control se manifiesta desde el momento en que el juez corre traslado del re­
querimiento, a los demás sujetos procesales por el plazo de cinco (05) días
hábiles.

Aún así, la intervención de las partes no puede desencadenar una frustra­


ción directa del sobreseimiento, pues se estaría vulnerando el principio acusa­
torio en toda su extensión; su actuación solo puede desencadenar la realización
de mayores actos de investigación, lo que en la práctica importa la ampliación
de la investigación preparatoria por decisión del juez de la IP. En el NCPP el

2 SALINAS SICCBA, Ramiro. La Etapa Intermedia y Resoluciones Judiciales según el Código


Procesal Penal de 2004. Primera edición, Editora Jurídica Grij ley, Lima, 2014, p. 112.
3 PEÑA CABRERA FREYR.E, Alonso Raúl. Nuevo Código Procesal Penal, Exégesis. Tomo II,
segunda edición, Editorial Rodhas, febrero 2009, pp, 296-297.

504
Sección IV ART. 9-

fiscal posee en toda su amplitud la facultad acusadora, en virtud de su titula-


ridad en el ejercicio de la acción penal, con la excepción de la persecución de
los delitos de acción penal privada (...), cuya promoción judicial está condi­
cionada a instancia del ofendido. Resulta, entonces, inadmisible que el perse­
cutor público pueda ser forzado por la acción de las partes, a formular acusa­
ción, pues se quebraría la naturaleza pública del proceso penal, reñido con los
postulados del Estado de Derecho4.

En ese mismo plazo de cinco (05) días, los sujetos procesales pueden for­
mular oposición a la solicitud de sobreseimiento planteada por el fiscal. La
oposición, bajo medida socioeducativa de inadmisibilidad, es fundamenta­
da y puede solicitar la realización de actos de investigación adicionales, in­
dicando su objeto y los medios de investigación que considere procedentes.
El numeral 94.2. del artículo bajo comentario contiene un error de redacción,
pues no guarda sentido el hacer referencia a una medida socioeducativa de
inadmisibilidad, lo que se ha querido decir es que se trata de una sanción de
inadmisibilidad.

En relación con ello, el j uez de la investigación preparatoria, si lo consi­


dera admisible y fundado dispondrá la realización de investigación suplemen­
taria indicando el pazo y las diligencias que el fiscal debe realizar. Cumplido
el trámite, no procederá oposición ni disponer la concesión de un nuevo plazo
de investigación5.

Vencido el plazo de traslado, el juez citará al Ministerio Público y a ios


demás sujetos procesales para una audiencia preliminar en la. que se debatirán
los fundamentos del requerimiento de sobreseimiento. La audiencia se instala­
rá con los asistentes, a quienes escuchará por su orden para debatir los funda­
mentos del requerimiento fiscal. En virtud de esta disposición, el fiscal tendrá
que preocuparse por sustentar debidamente su requerimiento de sobreseimien­
to, máxime cuando tendrá que hacerlo oralmente en presencia de las partes,
acto el cual el abogado del actor civil tendrá derecho a rebatir los argumentos
del fiscal6.

4 Ibídem.
5 CUBAS Vi LLANU EVA, Víctor. El nuevo proceso penal peruano. Teoría y práctica de sit imple-
mentación. Palestra Editores, Lima, 2009, p. 480.
6 Ibídem.

505 A
ART. 94 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Q REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

■ CUBAS VILLANUEVA, Víctor. El nuevo proceso penal peruano. Teoría y práctica de su


implementación. Palestra Editores, Lima, 2009.
» PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso Raúl. Nuevo Código Procesal Penal, Exégesís. Tomo I!,
segunda edición, Editorial Rodhas, febrero 2009.
» SALINAS SICCHA, Ramiro. La Etapa Intermedia y Resoluciones Judiciales según el Código
Procesal Penal de 2004. Primera edición, Editora Jurídica Grijley, Lima, 2014.

Ik. 5 0 6
Sección IV *R7 U5

ÍffÍÍjj§ lj¡ PRONUNCIAMIENTO DEL JUEZ D i LA INVESTIGACIÓN


PREPARATORIA

95.1 El Juez se pronuncia en el plazo de cinco (05) días, si consi­


dera fundado el requerimiento fiscal, dictará auto de sobre­
seimiento. Si no lo considera procedente, expide un auto ele­
vando las actuaciones al Fiscal Superior para que ratifique
o rectifique la solicitud del Fiscal Provincial. La resolución
judicial debe expresar las razones en quefunda su desacuerdo.
95.2 El Fiscal Superior se pronuncia en el plazo de cinco (05) días.
Con su decisión culmina el trámite.
95.3 Si el Fiscal Superior ratifica el requerimiento de sobresei­
miento, el Juez de la Investigación Preparatoria inmedia­
tamente y sin trámite alguno dicta auto de sobreseimiento.
95.4 Si el Fiscal Superior no está de acuerdo con el requerimien­
to del Fiscal Provincial, ordena a otro Fiscal que formide
acusación.
95.5 El Juez de la Investigación Preparatoria, en el supuesto del
numeral 2 del artículo anterior, si lo considera admisible y
fundado dispone la realización de una Investigación Suple­
mentaria indicando el plazo y las diligencias que el Fiscal
debe realizar. Cumplido el trámite, no procede oposición ni
la concesión de un nuevo plazo de investigación.

© Claudia Fiorelia Félix Pacheco*


1

► Comentario

Del tenor literal del articulo 93 bajo análisis, se desprenden dos alternativas:

1. Declarar fundado el requerimiento fiscal de sobreseimiento, lo cual impli­


ca el cese definitivo de la persecución penal, mediante la expedición de un
auto de sobreseimiento de carácter definitivo, esto es, surte los efectos de
cosa juzgada, conforme a lo previsto en el inciso 13 del artículo 139 de la
Constitución Política. Dicho auto no es susceptible de ser impugnado; tal
como lo ha recalcado el TC en su sentencia recaída en el Exp. N° 2005-
2006-PHC/TC. La decisión de dar por sobreseída la causa, en virtud de una
decisión promovida por el titular de la acción penal no puede ser conmovida,

507 A
AffT.05 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

de conformidad con el principio acusatorio, condición necesaria para el


juzgamiento1.

2. Declarar su improcedencia, ejerciendo el derecho de “control institucio­


nal”, expidiendo un auto, que eleva los actuados al fiscal superior para que
ratifique o rectifique la solicitud del fiscal provincial. De todos modos, el
pronunciamiento judicial deberá fundamentar debidamente las razones por
las cuales discrepa el requerimiento fiscal, su ausencia de motivación puede
dar lugar a una nulidad12. Agotadas las instancias al interior del Ministerio
Público, para lo cual el fiscal superior cuenta con el plazo de cinco días.
Con ello surgen también dos posibilidades:

- Ratificar el requerimiento de sobreseimiento del fiscal provincial; en


este caso, al juez de la investigación preparatoria le corresponde dictar
el auto de sobreseimiento, pues de no hacerlo estaría vulnerando prin­
cipio acusatorio.

- Rectificar el requerimiento del fiscal provincial, esto es, encontrarse en


desacuerdo con el fiscal provincial. En este caso, corresponde ordenar
a otro fiscal -que no haya estado involucrado en la investigación pre­
paratoria- formular acusación.

Por otro lado, en relación con lo dispuesto en el numeral 95.5. del artículo
bajo análisis, cabe anotar que, en caso los sujetos procesales hayan presenta­
do oposición a la solicitud de sobreseimiento, dentro del plazo establecido de
cinco (05) días, el juez de la investigación preparatoria puede -d e considerar
admisible y fundado- disponer la realización de una investigación suplemen­
taria indicando el plazo y las diligencias que el fiscal deba realizar. Cumpli­
do el trámite, no procederá oposición ni posibilidad de disponer algún plazo
suplementario de investigación. Sobre este punto, es preciso advertir que, el
juez de investigación preparatoria no cumple en modo alguno, función de in­
vestigador o de director de la investigación; la única labor que desempeña el
juez en esta investigación suplementaria es la de resguardar el respeto por las
garantías durante el desarrollo de las diligencias señaladas. No corresponde a

1 PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso Raúl. Nuevo Código Procesal Penal, Exégesis. Tomo II,
segunda edición. Editorial Rodhas, febrero 2009, p. 299.
2 PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso Raúl. Ob. cit„ pp. 299-300.

ik 5 0 8
Sección IV ART 95

éste involucrarse en sus efectos, de cara a sus consecuencias favorables con la


persecución penal, pues de hacerlo se estaría inmiscuyendo en una función que
solo le compete al fiscal3.

En relación con el contenido del artículo bajo análisis, es preciso hacer re­
ferencia al auto de sobreseimiento, el mismo que tiene como efecto el archivo
definitivo de la causa con relación al adolescente investigado en cuyo favor se
dicte y tiene la autoridad de cosa juzgada4. Mediante el auto de sobreseimien­
to, el juez de la investigación preparatoria ordena el cese de la persecución pe­
nal, cuando la solicitud del órgano persecutor demuestra con firmeza la con­
currencia de cualesquiera de las causales comprendidas5 en el artículo 93 del
CRPA. Importa, por lo tanto, la sustracción de la causa de la competencia de la
justicia penal de adolescentes.

En dicho auto se deberá disponer además el levantamiento de las medi­


das coercitivas, personales y reales, que se hubieren expedido contra el ado­
lescente. Esta aseveración tiene su base en el inciso 2 del artículo 347 del CPP
de 2004, norma de aplicación subsidiaria del CRPA. Es preciso advertir que, si
bien el auto de sobreseimiento puede ser apelado por el actor civil que se hu­
biere constituido, esto no impide la inmediata libertad del adolescente que se
encontrara bajo la medida de internación preventiva. La base legal para ello se
encuentra en el inciso 3 del artículo 347 del CPP de 2004.

Por otro lado, la resolución firme que declara el sobreseimiento del proce­
so tiene efectos prácticos en su eficacia muy importantes. Por ejemplo, a una
persona favorecida con un auto de sobreseimiento nunca más un fiscal podrá
investigarlo y menos sancionarlo un juez por el mismo hecho objeto de un so­
breseimiento definitivo anterior. Si eventualmente ello sucede, opera de modo
eficaz el ne bis in ídem (no dos veces por los mismos hechos) procesal o sus­
tancial dependiendo ello del caso concreto. Debe tenerse en cuenta siempre que
el ne bis in idem funciona o prospera cuando en dos o más procesos penales
concurren el mismo objeto, el mismo sujeto e idéntico fundamento como lo ha
reiterado el Tribunal Constitucional. Esto es, el o los mismos imputados, el o

3 Ibídem, p. 301.
4 CUBAS VÍLLANUEVA. Víctor. Ei nuevo proceso penal peruano. Teoría y pr¿¡etica de su imple-
mentación. Palestra Editores, Lima, 2009, p. 481.
5 PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso Raúl. Ob. cit., p. 301.

509 J
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

los mismos hechos investigados, así como el mismo bien jurídico protegido de
los delitos objetivos de los procesos.

Al respecto, sobre la calidad de cosa juzgada del sobreseimiento, se dis­


cutió mucho en la doctrina procesal penal. Sin embargo, el CPP de 2004, que
constituye una fuente de interpretación del CRPA, puso fin a esta discusión y
ha previsto en forma clara en el inciso 2 del artículo 347 que el sobreseimiento
tiene carácter definitivo, esto es, de cosa juzgada, tal como aparece ya previsto
en el inciso 13 del artículo 139 de la Constitución, siempre y cuando se hayan
vencido los plazos para impugnarlo o en su caso, al ser impugnado, haya sido
confirmado.

En ese sentido se pronuncia Romero Pradas6 al señalar que no cabe duda


que el sobreseimiento pone fin al proceso penal, constituyendo junto a la sen­
tencia, las formas previstas en la ley para esta finalización en distintos momen­
tos procesales: el sobreseimiento es siempre previo a la sentencia, pues consti­
tuye la alternativa a la apertura del juicio con carácter general, aunque abierto
el juicio en sentido amplio, aún se puede sobreseer si se estima algún artículo
de previo pronunciamiento de los que ocasionan este resultado: por su parte,
la sentencia solo tiene lugar tras la celebración del juicio oral también en sen­
tido amplio.

Entonces, el sobreseimiento es la resolución emanada del órgano jurisdic­


cional, -e n la etapa intermedia- mediante al cual se pone fin al proceso penal
iniciado, con una decisión, goza de la totalidad o de la mayoría de los efectos
de la cosa juzgada, sin actuar el derecho punitivo del Estado. El sobreseimiento
pese a poner fin a al proceso penal reviste la forma de un auto y no de senten­
cia, pero este auto debe estar debidamente fundamentado7.

Por su parte, Cortés Domínguez citado por San Martín Castro explica que
“el sobreseimiento es una declaración judicial [de] que no es posible abrir el
juicio oral porque de antemano se sabe que por unas causas o por otras no
es posible la condena del imputado, por lo que al negarse anticipadamente el

6 ROMERO PRADAS, M. Isabel. El Sobreseimiento. Editorial Tirant lo Blanch, Valencia, 2002, p.


82. En NEYRA FLORES, José Antonio. Manual del Nuevo Código Procesal Penal & de Litigación
Oral. Editorial 1DEMSA, Lima, 2010, p. 301.
7 Ibídem.

ksio
Sección IV

derecho de penar del estado, se exige la misma estructura [ ] que la sentencia,


sobre todo en lo que se refiere a hechos probados”8.

En doctrina se admite que existe[n] dos tipos de presupuestos esenciales


que se debenjn] cumplir para dictar un auto de sobreseimiento, a estos los po­
demos clasificar en materiales y formales. En ese sentido señala San Martín9
que son cuatro los presupuestos de derecho materiales] que se han identifica­
do en la doctrina procesalita:

Insubsistencia objetiva del hecho, es decir, cuando hay una absoluta con­
vicción de que el hecho que dio origen al proceso nunca ha existido en
realidad;

Inexistencia del hecho punible, cuando si bien el hecho investigado existe


en atípico;

Falta de indicios de responsabilidad penal, es decir, faltan indicios racio­


nales de delictuosidad en el imputado, causa de justificación, legítima de­
fensa, error vencible y,

Prueba notoriamente insuficiente para fundamentar la pretensión punitiva.

En cuanto al presupuesto formal, están que la acción se haya extinguido,


que la que el hecho objeto de la causa no pueda atribuírsele al imputado por
faltar un presupuesto que condiciona la valida iniciación del proceso penal.

Finalmente, haremos una referencia al contenido del auto de sobreseimien­


to, para lo cual tomaremos como base lo dispuesto en el artículo 347.1 del CPP
de 2004, norma de aplicación supletoria del CRPA; de modo que, el auto que
dispone el sobreseimiento de la causa, debe expresar:

Los datos personales del imputado;

La exposición del hecho objeto de la investigación preparatoria;

Los fundamentos de hecho y de derecho; y,

8 SAN MARTIN CASTRO, Cesar. Derecho Procesal Penal. Volumen I, segunda edición, Editorial
Grijley, Lima, octubre 2003, p. 615. En NEYRA FLORES, José Antonio. Ob. cit, p. 301.
9 SAN MARTIN CASTRO, Cesar. Ob. cit., p. 618. En NEYRA FLORES, José Antonio. Ob. cit.,
p. 303.

511 A
ART. 95 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

La parte resolutiva, con la indicación expresa sobre los efectos del sobre­
seimiento que corresponda.

En efecto, el mandato jurisdiccional debe cumplir con el principio de iden­


tidad personal, con los hechos que dan lugar a la imputación delictiva, expo­
niendo de forma expresa y detallada, los efectos del sobreseimiento. Este úl­
timo elemento tiene mucha importancia, pues el cese de la persecución penal
desencadena el levantamiento de las medidas de coerción procesal (personales
y reales), que se encuentren gravando la libertad del imputado y la libre dis­
ponibilidad de sus bienes (extensible al tercero civil responsable). Máxime las
órdenes de requisitoria que puedan recaer sobre el imputado, dejando en claro
la posibilidad de que el cese de la persecución penal se produzca aún en ausen­
cia del mismo (...)” 1(). -

REFERENCIA B IB L IO G R Á F IC A

■ CUBAS VILLANUEVA. Víctor. E! nuevo proceso pena! peruano. Teoría y práctica de su


¡mplementación. Palestra Editores, Lima, 2009.
= NEYRA FLORES, José Antonio. Manual del Nuevo Código Procesa! Penal & de Litigación Oral
Editorial IDEMSA, Lima, 2010,
« PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso Raúl. Nuevo Código Procesal Penal, Exégesis. Tomo ii,
segunda edición, Editorial Rodhas, febrero 2009.
» ROMERO PRADAS, M. Isabel. Ei Sobreseimiento. Editorial Tirant lo Blanch, Valencia, 2002.
« SAN MARTIN CASTRO, Cesar. Derecho Procesal Penal. Volumen I, segunda edición, Editorial
Grijley, Lima, octubre 2003.

10 PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso Raúl. Ob. c it, pp. 302-203.


Sección IV ART. 96

artículo ] ® s o b r e s e im ie n t o t o t a l y p a r c ia l

96.1 El sobreseimiento es total cuando comprende todas las in­


fracciones y a todos los imputados; y parcial cuando sólo
se circunscribe a algún delito o algún imputado, de los va­
rios que son materia de la Disposición de Formalización de
la Investigación Preparatoria.
96.2 Si el sobreseimiento es parcial, continua la causa respecto de
las demás infracciones o imputados que no los comprende.
96.3 El Juez, frente a un requerimiento Fiscal mixto, acusatorio y
no acusatorio, primero se pronuncia acerca del requerimiento
de sobreseimiento. Culminado el trámite según lo dispuesto
en los artículos anteriores, inicia las actuaciones relativas
a la acusación fiscal.

M a n u e l B e rm ú d e z Tapia

► Comentario

Durante el desarrollo del proceso (en general), en particular en la etapa de


la investigación, el Ministerio Público ha generado una evaluación del caso, y
sobre este ha podido determinar dos elementos importantes:

a) La naturaleza del hecho investigado, en particular para analizar las conse­


cuencias del mismo y ubicarla en un contexto represivo-penal.

b) La responsabilidad de la persona sometida a investigación.

Sobre estos elementos referenciales, la investigación permite evaluar una


referencia vinculante con respecto de la acción jurisdiccional final, principal­
mente cuando no existen elementos materiales que incidan en el ámbito de la
tpicidad, antijuricidad, responsabilidad penal y pena.

En este contexto el sobreseimiento es equivalente a una sentencia absolu­


toria1, por las siguientes características:

1 VILLAMARTN LÓPEZ, María Luisa, El sobreseim iento provisional en el proceso penal. Editorial
Centro de Estudios Ramón Areces, Madrid, 2009, p. 106.

513 A
ART. 36 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

a) Es una resolución, de condición firme y final, emitida sobre la evaluación


de un expediente judicial.

Si bien el sobreseimiento puede ser impugnado, se hace la mención del tér­


mino “final”, po r ser el rasgo general y este quedará “consentido” con la
confirmación judicial en segunda instancia.

En la eventualidad se acepte el argumento de la impugnación, se decreta la


continuidad del proceso y la investigación al adolescente infractor.

b) En el sobreseimiento se declara o las razones o los elementos que validan


la decisión del Ministerio Público y Poder Judicial, con el cual se infiere
que el nivel argumentativo de la misma cumple con los mismos estándares
que la fundamentación de una sentencia judicial.

c) El sobreseimiento adquiere una condición de cosa juzgada, respecto del so­


breseimiento total, y respecto del sobreseimiento parcial debe estar vincu­
lado a dos elementos referenciales:

- Respecto de determinadas infracciones en el ámbito de las invetigaciones.

- Respecto de determinados imputados en una investigación.

0 ) REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

a VILLAMARÍN LÓPEZ, María Luisa. El sobreseimiento provisional en e!proceso penal. Editorial


Centra de Estudios Ramón Areces, Madrid, 2009.

k514
CAPÍTULO 11

LA ACUSACIÓN

a ü B iM g M CONTENIDO

97.1 La acusación fiscal es debidamente motivada, y contiene:


1. Los datos que sirvan para identificar plenamente al ado­
lescente imputado;
2. La relación clara y precisa del hecho que se atribuye, con
sus circunstancias precedentes, concomitantes y poste­
riores. En caso de contener varios hechos independientes,
la separación y el detalle de cada uno de ellos;
3. Los elementos de convicción que fundamenten el reque­
rimiento acusatorio;
4. La participación que se le atribuya;
5. La relación de las circunstancias modificatorias de la
responsabilidad penal que concurran;
6. El artículo de la Ley penal que tipifique el hecho, así como
la medida socioeducativa que se solicite;
7. Los medios de prueba que ofrezca para su actuación en
la audiencia. En este caso presentará la lista de testigos
y peritos, con indicación del nombre y domicilio, y de los
puntos sobre los que habrán de recaer sus declaraciones
o exposiciones. Asimismo, hará una reseña de los demás
medios de prueba que ofrezca; y
8. El monto de la reparación civil, los bienes embargados
o incautados al adolescente o tercero civil, su pago y la
persona a quien corresponda recibirlo.
97.2 La acusación sólo puede referirse a hechos y personas inclui­
dos en la Disposición de fonnalización de la Investigación
Preparatoria, aunque se efectuare una distinta calificación
' jurídica.
97.3 En la acusación el Ministerio Público puede señalar, alter­
nativa o subsidiariamente, las circunstancias de hecho que
permitan calificar la conducta en un tipo penal distinto,

515 A
ART. 97 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

para el caso de que na resultaren demostrados en el debate


los elementos que componen su calificación jurídica princi­
pal, a fin de posibilitar la defensa del adolescente.
97.4 El Fiscal indica en la acusación las medidas de coerción sub­
sistentes dictadas durante la Investigación Preparatoria; y,
en su caso, puede solicitar su variación o que se dicten otras
menos gravosas para el adolescente.

Claudia Fiorella Félix Pacheco

► Comentario

Si culminada la investigación preparatoria no se aprecia otra alternativa


(salidas alternativas al proceso, archivo de la denuncia, archivo de diligencias
preliminares o requerimiento de sobreseimiento), el Ministerio Público debe
formular la acusación y someter al adolescente al proceso de responsabilidad
penal de adolescentes.

En base a los fundamentos y principios establecidos en nuestro CRPA, esta


opción debe evitarse hasta el último momento. En el modelo de justicia penal
juvenil, la intervención mínima se refleja desde la fase de la denuncia hasta la
fase de ejecución de las sanciones. Por medio de la remisión y el principio de
oportunidad1, los operadores jurídicos (principalmente el Ministerio Público)
deben cuestionarse en todo caso la conveniencia de la acusación, y preguntar­
se si la paz social, perturbada por el delito, se restablece con la acusación pe­
nal del joven12.

La acusación es una solicitud fundamentada que realiza el fiscal a la auto­


ridad jurisdiccional por la cual le pide que el caso investigado pase ajuicio oral
y, por tanto, contiene una especie de promesa en el sentido que el hecho inves­
tigado, así como la responsabilidad penal del imputado serán acreditados en el
juicio oral público y contradictorio, luego que se actúe la prueba por las partes.
Por la acusación se hace realidad el principio de la imputación necesaria como

1 En nuestro CRPA, se trataría del acuerdo reparatorio.


2 TiFFBR, Carlos y LJLOBET, Javier. L a Sanción P enal J u ve n il y sus A lte rn a tiv a s en C osta R ic a con
J u risp ru d en cia N a c io n a l, primera edición, UNICEF-1LA.NUD-CE, San José, C.R., 1999, p. 192.

k.5 1 6
Sección IV

una manifestación del principio de legalidad y del principio de defensa proce­


sal. En virtud del citado principio, constituye una exigencia ineludible que la
acusación tiene que ser cierta, no implícita, sino precisa, clara y expresa. Tiene
que contener una descripción suficiente y detallada de los hechos considerados
punibles que se imputan al acusado y del material probatorio en que se funda­
menta la pretensión acusatoria3.

La acusación, en tanto acto formal, debe cumplir con requisitos legales que
deben ser verificados por el juez de la investigación preparatoria en la audien­
cia respectiva. A continuación, comentaremos algunos de los requisitos más
importantes que debe contener el requerimiento acusatorio.

Así, por ejemplo, uno de los primeros requisitos exigidos por el artículo en
comentario para la acusación está referido a “La relación clara y precisa del he­
cho que se atribuye, con sus circunstancias precedentes, concomitantes y pos­
teriores. En caso de contener varios hechos independientes, la separación y el
detalle de cada uno de ellos”.

Esta narración de los hechos debe hacerse en forma clara, precisa y cir­
cunstancias en modo, tiempo y lugar. Esta narración es la parte fundamental
de la acusación. Por tratarse de una acusación dirigida a personas menores de
edad, el vocabulario que se utiliza en la narración de los hechos debe ser senci­
llo y comprensible, que le permita entender al adolescente de que se le acusa.
Por eso es recomendable aclarar cualquier término legal, o médico, por ejem­
plo. Una correcta narración de los hechos no solo resulta indispensable para el
dictado de la sentencia, sino sobre todo tiene gran importancia para el ejercicio
de la defensa. De tal forma que una acusación imprecisa, oscura, repetitiva o
histórica, viola el derecho a la defensa y el juez no debería aceptarla4.

La sola formulación de la acusación conlleva a la existencia de un juicio de


probabilidad, efectuado por el Ministerio Público, sobre la existencia del hecho
ilícito y la participación del acusado en el mismo. Por ello, la acusación debe
fundamentarse; y para que esto pueda darse, la acusación debe indicar y apor­
tar las pruebas evacuadas durante la fase de investigación. Tal como lo exige el
numeral 7 del artículo 97.1 del CRPA:

3 SALINAS SICCH A, Ramiro. La E ta p a In term ed ia y R esoluciones Ju d ic ia le s según e l Código


P ro cesa l P en a l d e 2004. Primera edición, Editora Jurídica Grijley, Lima, 2014, pp. 132-133.
4 TIFFER, Carlos y LLOBET, Javier, Ob. cit.. pp. 274- 275.

517 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

“Los medios de prueba que ofrezca para su actuación en la audiencia. En este


caso presentará la lista de testigos y peritos, con indicación del nombre y do­
micilio, y de los puntos sobre los que habrán de recaer sus declaraciones o
exposiciones. Asimismo, hará una reseña de los demás medios de prueba que
ofrezca”.

Este aspecto es trascendente en la redacción de la acusación. Aquí, el fis­


cal responsable del caso indicará a lista de testigos y peritos, con indicación
del nombre y domicilio donde serán notificados de ser admitidos para recibirse
su declaración. Asimismo, como requisito importante e ineludible para su ad­
misión, el fiscal deberá precisar los puntos sobre los cuales, en su oportunidad,
aquellos serán examinados en el juicio oral5.

Otro de los requisitos que debe tener el requerimiento acusatorio está re­
ferido al artículo de la ley penal que tipifique el hecho, así como la medida so-
cioeducativa que se solicite. Así, en la construcción de la acusación, el fiscal
indicará el o los artículos del Código Penal que tipifican los hechos objeto de
acusación. Pero no significa que el fiscal se limitará a indicar el tipo penal, sino
se entiende que aparte de citarlos deberá explicarlos brevemente. Se debe pre­
cisar cuáles son los elementos objetivos y subjetivos que exige el tipo penal
para perfeccionarse el delito de que se trate. Luego, efectuará la subsunción
correspondiente del caso en concreto6.

Es preciso, en este punto, advertir que las circunstancias agravantes y ate­


nuantes establecidas en el Código Penal deben ser también consideradas por
el fiscal al m omento de determinar el nivel de responsabilidad del adolescente
en los hechos investigados, en la medida que ello resulte acorde con el interés
superior del adolescente.

Finalmente, para efectos de la determinación de la medida socioeducativa


requerida por el fiscal; aun cuando no se encuentre establecido en el artículo
en comentario, debe dejarse claro que todo requerimiento acusatorio debe ir
acompañado por el informe del equipo técnico interdisciplinario, en base al
cual el fiscal ha determinado qué medida socioeducativa correspondería otor­
gar al adolescente. Lo cual debe estar debidamente sustentado en el requeri­
miento acusatorio, según exige el numeral 6 del artículo 97.1 del CREA.

5 SALINAS SÍCCHA, Ramiro. Ob. c it, p. 152.


6 SALINAS SICCHA, Ramiro. Ob. cit., p, 147.
Sección IV ART. 97

(J ) REFERENCIA BIBLIOGRÁFICO

La Etapa Intermedia y Resoluciones Judiciales según el Código


■ S ALIN AS SIC C H A, R am iro.
Procesal Penal de 2004. P rim era e d ició n , E ditora Jurídica Grijiey, Lim a , 2 0 1 4 .
■ TIFFER, C a rlo s y LLOBET, Javier.La Sanción Penal Juvenil y sus Alternativas en Costa Rica
con Jurisprudencia Nacional, p rim e ra e d ició n , UNICEF-ILANUD-CE, San José , C.R., 1 9 9 9 .

519 J
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

wmmm
Wmm NO TIFICACIÓ N DE LA ACUSACIÓN Y OBJECIÓN DE LOS
DEMÁS SUJETOS PROCESALES

98.1 La acusación es notificada a los demás sujetos procesales.


En el plazo de cinco (05) días hábiles, éstas pueden:
1. Observar la acusación del Eiscal por defectos forma les,
requiriendo su corrección;
2. Deducir excepciones y otros medios de defensa, cuando
no hayan sido planteadas con anterioridad o se funden
en hechos nuevos;
3. Solicitar la imposición o revocación o atenuación de una
medida de coerción procesal, o la actuación de una prue­
ba anticipada;
4. Pedir el sobreseimiento;
5. Instar la aplicación, si fuere el caso, de un criterio de
oportunidad; de acuerdo a los establecidos en el presen­
te Código y la utilización de procesos restaurativos;
6. Ofrecer pruebas para el juicio, adjuntando la lista de tes­
tigos y peritos que deben ser convocados al debate, con
indicación de nombre, profesión y domicilio, precisando
los hechos acerca de los cuales son examinados en el cur­
so del debate. Presentar los documentos que nofueron in­
corporados antes, o señalar el lugar donde se hallan los
que deban ser requeridos;
7. Plantear cualquier otra cuestión que tienda a preparar
mejor el juicio y en beneficio del adolescente; u,
8. Objetar la reparación civil o reclamar su incremento o
extensión.
98.2 Los demás sujetos procesales pueden proponer los hechos
que aceptan y que el juez da por acreditados, obviando su
actuación probatoria en el Juicio. Asimismo, pueden propo­
ner acuerdos acerca de los medios de prueba que son necesa­
rios para que determinados hechos se estimen probados. El
Juez, sin embargo, exponiendo los motivos que lo justifiquen,
puede desvincularse de esos acuerdos; si fuese más benefi­
cioso para el adolescente en orden a su interés superior, en
caso contrario, si no fundamenta especialmente las razones
de su rechazo, carece de efecto la decisión que los desestime.
Sección IV ART. 9S

O C la u d io Fiorella Félix Pacheco

k Comentario

Una vez que el juez de la in vestigación preparatoria recibe la acusación, en


forma inmediata notificará el contenido de la misma a los demás sujetos pro­
cesales, adjuntando a la notificación, copia simple del requerimiento de acu­
sación fiscal.

Respecto al acusado, el acto procesal de notificarle la acusación es funda­


mental para el debido proceso, pues se materializa el derecho de todo procesa­
do de conocer previamente la acusación. El Tribunal Constitucional ha preci­
sado que, en buena cuenta, la finalidad de este derecho es brindarle al acusado
en fonna oportuna todos los elementos de hecho y de derecho, así como los
medios probatorios que fundamentan la acusación con el fin de que este pueda
ejercer en forma adecuada y razonable su derecho a la defensa1.

El derecho a conocer previamente la acusación solo se materializa cuando


la autoridad competente oficialmente le notifica el contenido de la acusación.
Aquí de modo alguno puede aceptarse el argumento en el sentido de que este
derecho se materializa cuando se tiene pleno conocimiento de que el imputado
conoce la acusación por haber obtenido una copia de la misma en forma clan­
destina o porque los medios de comunicación han propalado el contenido de la
acusación. Estas circunstancias, que en la práctica se dan o pueden darse en los
casos concretos, no eximen al órgano jurisdiccional de su obligación de notifi­
car el contenido de la acusación, en forma oficial, al acusado12.

Tal hecho que se traduce o materializa con la notificación de la acusación


tiene trascendentes efectos jurídicos al interior del proceso. Con base en el co­
nocimiento detallado de la acusación, en el plazo máximo de cinco días hábi­
les (a diferencia de los diez días que se han regulado para casos de adultos, en
el artículo 350 del Código Procesal Penal), los sujetos procesales, como son el

1 SALINAS SICCHA, Ramiro, La Etapa Intermedia y Resoluciones Judiciales según el Código


Procesal Penal de 2004. Primera edición, Editora Jurídica, Grijley, Lima, 2014, p. 153.
2 Tbídem, p. 154.

521 A
ART. 98 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

imputado, la parte civil o el tercero civil podrán optar por plantear cualquiera
de las alternativas previstas en los numerales 1 al 8 del artículo en comentario.

A continuación, vamos a centrar nuestro análisis en una de las alternativas


que consideramos m ás resaltante por su relación directa con los principios de
la justicia penal juvenil, reconocidos en el CRPA, tales como el de justicia es­
pecializada, el de interés superior del adolescente, principio pro adolescente y
el enfoque restaurativo.

Así, analizaremos el numeral 5 del artículo en comentario, referido a la


posibilidad de: instar la aplicación, si fuere el caso, de un criterio de oportu­
nidad; de acuerdo a los establecidos en el presente Código y la utilización de
procesos restaurativos.

Como se aprecia, a la utilización de procesos restaurativos, los cuales cons­


tituyen manifestaciones del enfoque restaurativo (que es de aplicación a todas
las disposiciones del CRPA), por los cuales se propicia el acercamiento de las
partes, principalmente adolescente y víctima, para establecer la mejor forma
de reparar el daño ocasionado con la conducta infractora del adolescente. Así,
de acuerdo con la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito,
un proceso restaurativo, es cualquier proceso en que la víctima y el ofensor,
y cuando sea adecuado, cualquier otro individuo o miembro de la comunidad
afectado por un delito participan en conjunto y activamente en la resolución de
los asuntos derivados del delito, generalmente con la ayuda de un facilitador3.

Con ello, debe entenderse que, de acuerdo con lo establecido en el nume­


ral 5 del artículo en comentario, una alternativa con la que cuentan los sujetos
procesales en los cinco días hábiles siguientes de notificado el requerimiento
acusatorio, es la de promover el empleo de los procesos restaurativos, a fin de
llegar a un acuerdo sobre la reparación del daño a la víctima o, para facilitar la
aplicación de los llamados “criterios de oportunidad”, que señala el numeral 5.
Es preciso advertir que, cuando este numeral hace referencia a los criterios de
oportunidad previstos en el código, se estaría refiriendo a las dos salidas alter­
nativas al proceso penal, reguladas en los artículos 127 al 147 del CRPA; esto
es, a la remisión y al acuerdo reparatorio.

3 OFICINA DE LAS NACIONES UNIDAS CONTRA LA DROGA Y EL DELITO. Manual sobre


Programas de Justicia restaurativa. 2006, p. 7. Recuperado de https://www.unodc.org/documents/
j u stice-and-pr ¡son-re fbrm/M anu al_sobr e p r o gram as_d e J ustic iarestaurati va.pdf.

k522
Sección IV ART. 98

No obstante, el artículo 1314 del CRPA ha establecido los supuestos de


oportunidad para que el fiscal disponga o requiera la remisión (que son los
mismos para el acuerdo reparatorio), regulando que este puede disponer la re­
misión durante las diligencias preliminares, pero durante la investigación pre­
paratoria formalizada, es el juez de la investigación preparatoria el que puede
disponer la salida alternativa, a requerimiento del fiscal.

Debe tenerse claro que, estas disposiciones no contradicen la posibilidad


que tienen los demás sujetos procesales de solicitar la aplicación de una sali­
da alternativa en cualquier etapa del proceso; pues, tal como lo establece el ar­
tículo 127 del CRPA, las salidas alternativas “son aquellas instituciones de re­
solución de conflictos, que buscan que las partes alcancen acuerdos evitando
las consecuencias negativas que puede originar el proceso judicial para el ado­
lescente. Deben ser incentivadas y propiciadas en todas las instancias del
proceso” . (El resaltado es nuestro).

De modo tal que, interpretando sistemáticamente los artículos 98.5 y 127


del CRPA, es posible y de hecho exigible entender que, durante la etapa inter­
media puede y debe propiciarse la aplicación de las salidas alternativas al pro­
ceso. Lo cierto es que ya no será el fiscal quien las requiera, pues su oportu­
nidad para hacerlo se dio a lo largo de la investigación preparatoria; de modo
que sería inadmisible que luego de haber concluido la misma, requiera una sa­
lida alternativa. En cambio, los únicos que sí pueden solicitar la aplicación de
una salida alternativa son los demás sujetos procesales que son notificados con
el requerimiento acusatorio. Esto es, el adolescente y su abogado defensor, el
actor civil, la víctima o agraviado, y el tercero civilmente responsable; quie­
nes —naturalmente- deberán tener en cuenta los supuestos de procedencia para *1

4 Artículo 131.- Oportunidad


131.1 La remisión puede ser dispuesta o requerida por el Fiscal durante las diligencias preliminares
y durante la investigación preparatoria formalizada, de acuerdo a las siguientes reglas:
1. El Fiscal puede disponer la remisión durante la etapa de diligencias preliminares, emitiendo la
disposición que corresponda.
2, Durante la etapa de investigación preparatoria, el Fiscal puede requerir la remisión ante el Juez de
la Investigación Preparatoria, quien valida esta decisión en una audiencia a la que deben concurrir
los sujetos legitimados. La decisión del Juez de no validar la remisión, es apelable con efecto
suspensivo.
131.2 El adolescente, así como sus progenitores, tutores o responsables, deben asentir la remisión y
estar presentes al momento de disponerse la misma, firmando el acta de compromiso correspondiente.
131.3 Para la determinación de la remisión, el Fiscal o el Juez deben tener en cuenta el Informe del
Equipo Técnico Interdisciplinario del Ministerio Público.

523 A
ART. cJñ Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

requerir una remisión o un acuerdo reparatorio, supuestos que se encuentran


establecidos en los artículos 130 y 137 del CRPA, respectivamente.

Esta disposición encuentra sustento en las exigencias de la Convención so­


bre los Derechos del Niño, ratificada por nuestro país, en cuyo numeral 3 del
artículo 40 ha establecido que “Los Estados Partes tomarán todas las medidas
apropiadas para promover el establecimiento de leyes, procedimientos, auto­
ridades e instituciones específicos para los niños de quienes se alegue que han
infringido las leyes penales o a quienes se acuse o declare culpables de haber
infringido esas leyes, y en particular:

a) El establecimiento de una edad mínima antes de la cual se presumirá que


los niños no tienen capacidad para infringir las leyes penales;

b) Siem pre que sea apropiado y deseable, la adopción de medidas p a ra


tratar a esos niños sin recurrir a procedimientos judiciales, en el en­
tendimiento de que se respetarán plenamente los derechos humanos y
las garantías legales”. (El resaltado nuestro).

Es así que, en la interpretación del numeral 5 del artículo 98 del CRPA deben
tenerse en cuenta principalmente dos principios establecidos en el Título Prelimi­
nar de esta norma: E l principio de interés superior del adolescente y el principio
pro adolescente; en base a los cuales podemos afirmar que una medida favorable
para el adolescente será la de considerar la posibilidad de aplicar una salida al­
ternativa aún en etapa intermedia. Claro está que la decisión sobre su aplicación
o no está a cargo del juez de investigación preparatoria, quien deberá tener en
cuenta si se cumplen los presupuestos establecidos en la norma (130 y 137) para
la aplicación de la remisión o el acuerdo reparatorio, según se haya solicitado.

Por otro lado, el numeral analizado tiene una redacción similar a la del lite­
ral “e” del artículo 350.1 del Código Procesal Penal de 2004, según el cual, las
partes notificadas con el requerimiento acusatorio, puede: instar la aplicación,
si fuere el caso, de un criterio de oportunidad.

Sobre este punto, se debe mencionar la serie de controversias que trajo


consigo esta alternativa prevista en el artículo 350 del CPP de 2004; así pues,
como señala Salinas Siccha5, al inicio de la reforma procesal penal, se enten-

5 SALINAS SICCHA, Ramiro. Ob. cit., p. 155.

k .5 2 4
Sección IV ART. 98

di.ó que, de acuerdo a esta posibilidad, podía plantearse el proceso especial de


terminación anticipada en la etapa intermedia. Así, se vino trabajando, pese a
que el artículo 468.1 del CPP lo prohíbe expresamente. Allí se prevé que pue­
de plantearse la terminación anticipada por una sola vez y antes de formularse
acusación.

Tal proceder en contra del texto expreso de la ley dio origen al Acuerdo
Plenario N° 5-2009/CJ-116 del 13 de noviembre de 2009. En sus fundamentos
17 al 21, la Corte Suprema estableció como doctrina legal vinculante que el
proceso de terminación anticipada no guarda correspondencia con el proceso
común. Es un proceso especial sujeto a sus propias reglas de iniciación y con
una estructura singular -etapas propias y actuaciones singulares- no equipara­
bles con el proceso común, basado en el principio estructural de contradicción
y no en el de consenso que informa al primero. Además, el proceso de termi­
nación anticipada se insta después de expedida la disposición de formalización
y confinación de la investigación preparatoria y hasta antes de formularse la
acusación fiscal, y la audiencia especial y privada está sometida a determina­
das pautas y ritos, muy distintos a los que rigen la audiencia de control de la
acusación, acto de postulación que, a mayor abundamiento, no existe en la ter­
minación anticipada6.

En cambio, el literal e) del artículo 350.1 del CPP de 2004, lo que faculta
es a que los sujetos procesales distintos al fiscal puedan instar la aplicación de
un criterio de oportunidad, entendiéndose por tales aquellos que están regula­
dos en el artículo 27 del CPP de 2004. De ahí que, si es posible tratándose de
adultos, con mayor razón lo debe ser tratándose de adolescentes.

6 Ibídem.
7 Artículo 2 - Principio de oportunidad
“LEÍ Ministerio Público, de oficio o a pedido del imputado y con su consentimiento, podrá abstenerse
de ejercitar la acción penal en cualquiera de los siguientes casos:
a) Cuando el agente haya sido afectado gravemente por las consecuencias de su delito, culposo
o doloso, siempre que este último sea reprimido con pena privativa de libertad no mayor de
cuatro años, y la pena resulte innecesaria,
b) Cuando se trate de delitos que no afecten gravemente el interés público, salvo cuando el ex­
tremo mínimo de la pena sea superior a los dos años de pena privativa de libertad, o hubieren
sido cometidos por un funcionario público en ejercicio de su cargo.
c) Cuando conforme a las circunstancias del hecho y a las condiciones personales del denunciado,
el Fiscal puede apreciar que concurren los supuestos atenuantes de los artículos 14, 15, 16, 18,
21,22,25 y 46 del Código Penal, y se advierta que no existe ningún interés público gravemente
comprometido en su persecución. No será posible cuando se trate de un delito conminado con

525 ^1
ART. 98 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

■ SALINAS SICCHA, Ramiro. La Etapa Intermedia y Resoluciones Judiciales según el Código


Procesal Penal de 2004. Primera edición, Editora Jurídica, Grijley, Lima, 2014.*28

una sanción superior a cuatro años de pena privativa de libertad o cometido por un funcionario
público en el ejercicio de su cargo.
2. En los supuestos previstos en los incisos b) y c) del numeral anterior, será necesario que el
agente hubiere reparado los daños y perjuicios ocasionados o exista acuerdo con el agraviado
en ese sentido.
(...)
ó. Independientemente de los casos establecidos en el numeral 1) procederá un acuerdo reparatorio
en los delitos previstos y sancionados en los artículos 122, 185, 187, 189-A primer párrafo, 190,
191, 192,193, 196,197, 198, 205 y 215 del Código Penal, y en los delitos culposos. No rige esta
regla cuando haya pluralidad importante de víctimas o concurso con otro delito; salvo que, en este
último caso, sea de menor gravedad o que afecte bienes jurídicos disponibles.
El Fiscal de oñcio o a pedido del imputado o de la víctima propondrá un acuerdo reparatorio. Si
ambos convienen el mismo, el Fiscal se abstendrá de ejercitar la acción penal. SÍ el imputado no
concurre a la segunda citación o se ignora su domicilio o paradero, el Fiscal promoverá la acción
penal. Rige en lo pertinente el numeral 3) del presente artículo.
(...)
8. El Fiscal podrá también abstenerse de ejercer la acción penal, luego de la verificación correspon­
diente, en los casos en que el agente comprendido en la comisión de los delitos previstos en los
artículos 307-A, 307-B, 307-C, 307-D y 307-E del Código Penal, suspenda sus actividades ilícitas
de modo voluntario, definitivo e indubitable, comunicando este hecho al Organismo de Evaluación
y Fiscalización Ambiental mediante instrumento de fecha cierta. Si la acción penal hubiera sido
ya promovida, se aplican, en lo pertinente, las mismas reglas establecidas en el presente artículo.

hs, 526
Sección IV ART. 99

■AfSTÍCüLQ í ? AUDIENCIA PRELIMINAR

99.1 Presentados tos escritos y requerimientos de los sujetos, el


juez señala día y hora para la realización de una audiencia
preliminar, la que debefijarse dentro de un plazo no menor de
cinco (05) ni mayor de diez (10) días. Para la instalación de la
audiencia es obligatoria la presencia del Fiscal y el defensor
del adolescente. No pueden actuarse diligencias de investiga­
ción o de prueba específicas, salvo el trámite de prueba anti­
cipada y la presentación de prueba documental, para decidir
cualquiera de las solicitudes señaladas en el artículo anterior.
99.2 La audiencia es dirigida por el Juez de la Investigación Pre­
paratoria y durante su realización, salvo lo dispuesto en
este numeral no se admitirá la presentación de escritos.
99.3 Instalada la audiencia, el Juez otorga la palabra por un tiem­
po breve y por su orden al Fiscal, a la defensa del actor civil,
así como del adolescente y el tercero, los que debaten sobre
la procedencia o admisibilidad de cada una de las cuestiones
planteadas y la pertinencia de la prueba ofrecida. El Fiscal
puede en la misma audiencia, presentando el escrito respec­
tivo, modificar, aclarar o integrar la acusación en lo que no
sea sustancial; en tanto no modifique los hechos y no colo­
que al adolescente en un estado de indefensión, el Juez, en
ese mismo acto corre traslado a los demás sujetos procesa­
les concurrentes para su absolución inmediata.
99.4 El Juez, bajo sanción de nulidad', debe explicar al adolescen­
te la modificación, aclaración o integración en la acusación,
conforme el numeral anterior.

© Claudia Fiorella Félix Pacheco

► Comentario

La etapa intermedia tiene por finalidad determinar la razonabilidad del ini­


cio de un juicio oral y, en caso de decantarse por el mismo, allanar el camino
para la realización del juicio oral1.

1 REYNA ALFARO, Luis Miguel. Manual de Derecho Procesal Penal. Instituto Pacífico, Lima, 2015,
p. 75.

527 A
A&T 99 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

La autoridad jurisdiccional, en esta etapa, debe decidir si los hechos in­


vestigados merecen pasar a juicio oral y, para tomar tan importante decisión,
debe, junto con los demás sujetos procesales intervinientes (fiscal, adolescente,
abogado defensor, parte civil, etc.), examinar en conjunto ios resultados de la
investigación preparatoria. Incluso, ante el ofrecimiento de medios probatorios
para ser actuados en el juicio oral y la eventual oposición de alguna de las par­
tes, el juez solo escuchando el debate y contrastando los actos de investigación
efectuados y recogidos en la correspondiente carpeta fiscal, podrá, por ejemplo,
admitir o no los medios probatorios ofrecidos.

En ese sentido, la audiencia preliminar es la etapa donde es posible debatir


y contradecir cara a cara con todas las partes los fundamentos de la acusación,
la legalidad de la prueba y la posible violación de derechos fundamentales y
procesales2.

En la audiencia preliminar, las partes podrán observar la acusación del


fiscal por defectos formales, requiriendo su corrección, deducir excepciones
y otros medios técnicos de defensa, cuando no hayan sido planteadas con an­
terioridad o se funden en hechos nuevos, solicitar la imposición o revocación
de una medida de coerción o la actuación de prueba anticipada, pedir el sobre­
seimiento, instar si fuera posible la aplicación del principio de oportunidad,
ofrecer pruebas para ser actuadas en el juicio, adjuntando la lista de testigos y
peritos que deben ser convocados al debate, presentar los documentos que no
fueron presentados o señalar el lugar donde se encuentran en el caso que de­
ban ser requeridos, objetar la reparación civil o reclamar su incremento o ex­
tensión, para lo cual se ofrecerán los medios de prueba pertinentes para su ac­
tuación en el juicio oral3.

Se debe resaltar que, en la audiencia preliminar no solo se realiza el con­


trol formal de la acusación, sino también el control sustancial; es aquí donde
se determina que pruebas de las ofrecidas van a ser admitidas de acuerdo a la
pertinencia y legalidad de estas, en este espacio se van a poder resolver los me­
dios técnicos de defensa deducidos, es decir, es una etapa de filtro donde lo que
se busca es sanear el proceso, y no solo cuestiones sustanciales, sino también

2 NEYRA FLORES, José Antonio. Manual del Nuevo Proceso Penal de Litigación Oral. Editorial
IDEMSA, Lima, 203 0, p. 312.
3 Ibídem.

K .5 2 8
Sección IV

cuestiones incidentales para que pueda llegar muy bien encaminado al juicio
oral; en conclusión, podemos decir que es en la audiencia preliminar donde se
va decidir’ el curso del proceso4.

Esta audiencia preliminar tiene su inicio, luego de que los sujetos procesa­
les hayan presentado, en el plazo de cinco (05) días, los escritos y requerimien­
tos que tenían posibilidad de presentar conforme al artículo anterior; entonces,
el juez de investigación preparatoria señala día y hora para la realización de
una audiencia preliminar, la que debe fijarse dentro de un plazo no menor de
cinco ni mayor de diez días.

Sobre este punto, anotamos una diferencia con el artículo 351 del Código
Procesal Penal de 2004, que regula la audiencia preliminar en el proceso pe­
nal de adultos, la cual debe desarrollarse en un plazo no menor de cinco (05) ni
mayor de veinte (20) días hábiles.

Dicho plazo, tal como afirma Salinas Siccha5, no se venía cumpliendo


efectivamente, la justificación que presentaban los juzgados de investigación
preparatoria, de las cortes de justicia, era la sobrecarga procesal que les impe­
día agendar las audiencias dentro del plazo previsto en la ley.

De ahí que la Fiscalía de la Nación, en el año 2007, dictó una directiva, que
prescribía que en los casos en que los jueces de la investigación preparatoria
no cumplan con citar a la audiencia preliminar en el término fijado, los fisca­
les en su rol de defensores del principio de constitucionalidad y luego de lega­
lidad, en tiempo prudencial, deben requerir por escrito al juez, cuantas veces
sea necesario, señale día y hora para la audiencia. Todo de acuerdo al principio
de celeridad procesal que sustenta el modelo procesal adoptado por el Código
Penal de 20046.

Esperemos que dicha situación no se presente también en el proceso de re­


forma de la justicia penal j uvenil. En todo caso, uno de los retos que a de asumir
el Poder Judicial, tomando el ejemplo de la reforma procesal penal de adultos,
es que se organice debidamente a nivel de cada Corte de Justicia, la agenda de

4 NEYRA FLORES, José Antonio. Ob. cit., p. 314.


5 SALINAS SICCHA, Ramiro. La Etapa intermedia y Resoluciones Judiciales según el Código
Procesal Penal de 2004. Primera edición, Editorial Grijley, Lima, 2014.
6 íbídem.

529 A
ART. 99 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

audiencias, para que, en aras de la celeridad procesal, máxime tratándose de


adolescentes, éstas se realicen respetando los plazos previstos por ley.

Para la instalación de la audiencia es obligatoria la presencia del fiscal y


del defensor. La presencia del acusado no es indispensable para la instalación
de la audiencia, su concurrencia es opcional. Sin embargo, como en todo el pro­
ceso, debe procurarse también en esta audiencia hacer efectiva las recomenda­
ciones planteadas po r el Comité de los Derechos del Niño.

Esta institución, en una de sus observaciones finales sobre los informes


periódicos cuarto y quinto combinados del Perú, del 2 de marzo de 20 167 (Ob­
servación General N° 12), ha señalado que el derecho de todos los niños a ser
escuchados y tomados en serio, constituye uno de los valores fundamentales
de la convención que además permite interpretar y hacer respetar todos los de­
más derechos y principios tales como el de interés superior. Es así que, en las
recomendaciones al Estado Peruano, formuladas por el Comité de los Dere­
chos del Niño, se recomendó lo siguiente: “(...) habida cuenta de su observa­
ción general núm. 12 (2009) sobre el derecho del niño a ser escuchado, el Co­
mité recomienda al Estado parte que: a) Adopte medidas concretas para tener
en cuenta las opiniones expresadas por los niños en diversos foros en relación
con todos los procesos de adopción de decisiones que les afecten; (...) c) Vele
por la aplicación efectiva de la legislación que reconoce el derecho del niño a
ser escuchado en las actuaciones judiciales pertinentes, lo que incluye el esta­
blecimiento de sistemas o procedimientos para que los trabajadores sociales y
los tribunales se ajusten a ese principio; (...) e) Establezca directrices e indi­
cadores para facilitar, evaluar y supervisar la aplicación del derecho del niño
a participar en asuntos pertinentes y a ser escuchado en los procedimientos ju­
rídicos y administrativos, y vele por que los profesionales pertinentes reciban
formación sobre su utilización”8.

De modo que, si bien el artículo prevé la opcionalidad de la concurren­


cia del adolescente acusado para la instalación de la audiencia preliminar; esta
disposición debe interpretarse a la luz de las exigencias de los instrumentos

7 COMITÉ DE LOS DERECHOS DEL NIÑO, 51°período de sesiones. Ginebra, 25 de mayo a 12


de junio de 2009.
8 COMITÉ DE LOS DERECHOS DEL NIÑO. Observaciones finales sobre los informes periódicos
cuarto y qidnto combinados del Perú. Del 2 de marzo de 2016. Recuperado de http://acnudh.org/
wp-content/uploads/2016/05/G1604059.pdf.

k 530
Sección IV ART 9'

internacionales sobre la materia. Siendo así, ha de procurarse la participación


del adolescente en esta audiencia, a fin de que sea escuchado, salvo que su pre­
sencia para la instalación de la audiencia atente contra el principio de interés
superior del adolescente.

Por otro lado, se debe tener en cuenta que, en esta audiencia, no podrán ac­
tuarse diligencias de investigación o de prueba específicas, salvo el trámite de
prueba anticipada y la presentación de prueba documental Instalada la audien­
cia, el juez otorgará la palabra por un tiempo breve y por su orden al fiscal, a la
defensa del actor civil, así como del acusado y del tercero civilmente responsa­
ble, los que debatirán sobre la procedencia o admisibilidad de cada una de las
cuestiones planteadas y la pertinencia de la prueba ofrecida9.

9 LLOBET RODRÍGUEZ, Javier, Proceso Penal en la Jurisprudencia (Código Procesal Penal Ano­
tado con Jurisprudencia). Tomo I, Editorial Jurídica Continental, San José, 2001, p. 615. Audiencia
preliminar. Principio de identidad física del juzgador. El mismo juez que interviene en la audiencia
preliminar es el que debe resolver sobre ia apertura ajuicio “La Fase Intermedia del procedimiento
común, se prevé la posibilidad de convocar a las parles a una audiencia oral y privada para examinar
la acusación y otras soluciones pendientes. En esta fase, el juez cumple una función protagónica,
pues debe moderar la contienda y escuchar atentamente ia posición asumida por cada uno de los
intervinientes. Esto le permitirá contar con mayores elementos de convivían para- oporUinamente-
resolver lo que corresponda. Como se aprecia en realidad la diligencia es sencilla, pues para su veri­
ficación no se exige mayores presupuestos que la existencia de una acusación o querella, o cualquier
otra solicitud conclusiva de la etapa preparatoria, o bien la propuesta de alguna solución alterna al
conflicto (artículo 316 del código procesal penal), la intervención de las partes se verifica en dos
momentos procesales: el primero tiene lugar en el término de cinco días concedido por el juzgado,
para examinar las actuaciones y evidencias reunidas durante la investigación, y luego a efecto e que
cada sujeto procesal tenga ocasión de exponer verbalmente su criterio sobre lo actuado, el Tribuna!
convocara a una audiencia oral y privada. No obstante la sencillez del trámite, debe puntualizarse
que el juez no está facultado para obviar reglas elementales inherentes a toda diligencia oral. En
concreto, debe respetarse los postulados de identidad física del juzgador, de modo que la misma
persona ha intervenido como juez durante el desarrollo de la audiencia, sea quien delibere, redacte
y firme la resolución respectiva. Obsérvese que la oralidad es norma esencial de la audiencia, y con
ello se instaura todos sus coloraríos: i) las partes intervendrán de viva voz en una discusión mode­
rada por el juez. Asi , al hacer uso de la palabra, el Fiscal y el querellante resumirán los aspectos
de hecho y derecho de sus peticiones y el actor civil, la defensa y otras partes, manifestaran lo que
estimen pertinente en pro de sus intereses, incluso e! imputado podrá declarar (de acuerdo a las
normas ordinarias para recibir su deposición) y aun-si el tribunal lo estima pertinente- de manera
excepcional podrá disponerse la producción de la prueba, salvo que corresponda recibirla en debate;
ii) como presupone el desarrollo de toda actuación oral, los actos deben realizarse durante todas las
audiencias consecutivas que sean necesarias para finalizar la discusión; iii) al igual que en los otros
puntos expuestos , en la medida en que resultan compatible con la naturaleza oral de la audiencia,
deben aplicarse análogamente todas las reglas de oralidad, inmediación y concentración previstas
para realizar el debate. De esta forma, la intervención de la autoridad jurisdiccional debe continuar
durante las audiencias en que se verifique la actividad. En virtud de la continuidad aludida, una vez
que ha concluido la audiencia, el tribunal debe resolver de inmediato las cuestiones planteadas. La

531 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

En esta audiencia los sujetos procesales no reproducirán todos sus plan­


teamientos escritos. Se entiende que cuando el juez les conceda el uso de la pa­
labra para sustentar oralmente su pretensión, se limitarán a oralizar los funda­
mentos centrales de sus pretensiones. Aquí no es necesario que, por ejemplo,
el fiscal reproduzca (con su lectura) in extenso su acusación o que el abogado
defensor, reproduzca su escrito por el cual solicita el sobreseimiento del caso,
etc. Si eso observa el juez activo y dinámico, haciendo pedagogía, les indica­
rá que oralicen las partes más importantes y pertinentes de sus pretensiones10*.

El fiscal podrá en la misma audiencia, presentando el escrito respectivo,


modificar, aclarar o integrar la acusación en lo que no sea sustancial; el juez,
en ese mismo acto, correrá traslado a los demás sujetos procesales concurren­
tes para su absolución inmediata11.

Una vez concluida la audiencia preliminar, el juez deberá resolver inme­


diatamente todas las cuestiones planteadas, salvo que por lo avanzado de la

deliberación debe ser inminente, ininterrumpida y secreta. El principio es que la decisión se comuni­
que verbalraente a ios intervinientes tan pronto haya concluido la deliberación, pues esta es la forma
que mejor se ajusta al modo en que se ha dado la discusión. No obstante, atendiendo lo avanzado
de la hora o la complejidad del asunto -excepeionairnente- el juez puede diferir la solución de los
puntos debatidos basta por el término máximo de 48 horas. A parte de lo anterior, debe agregarse
que la resolución debe fumarla el juez que intervino en la audiencia, pues se supone que en quien
delibero y redacto el auto respectivo. La carencia de firma no provocara ineficacia del acto, salvo que
le juez no haya podido firmar por su impedimento invencible, surgido después de haber participado
en la deliberación, votación y redacción del fallo (...) según se verifica en el acta de audiencia de la
audiencia preliminar, el juez a cargo del procedimiento fue el licenciado M.S.A. en su oportunidad,
el defensor público propuso recalificar los hechos, pasando por el delito de robo agravado al de la
violación de domicilio y a la vez, solicito al tribunal emitir pronunciamiento respecto a un incidente
de actividad procesal defectuosa , que oportunamente había gestionado (...) no obstante lo anterior
y sin que conste razón alguna para ello , el licenciado S.A, no resolvió las cuestiones planteadas
durante la audiencia. Si bien esto sería suficiente para anular lo resuelto por haberse originado en
un auto de apertura ajuicio dictado irregularmente, la sala aprecia que en vez del juez aludido, sin
que se interviniera, en la audiencia, el licenciado R.A.D.C se pronuncio en tomo a los extremos
expuestos y ordeno la realización del debate (...) De los anterior resulta evidente, que se infringió
las reglas de oralidad y en concreto, la máxima de identidad física del juzgador. Ahora bien, en la
apertura del juicio oral, el defensor interpuso un incidente de nulidad del acta de audiencia prelimi­
nar por estimar que no existía prejuicio, el fiscal intervinieníe licenciado E.M.T. se opuso a la
gestión (...) entonces, el tribunal de juicio resolvió que: “(...) efectivamente concuerda el tribunal
con el defensor, puede ser que se haya violentado el principio de inmediación y se le haya causado
perjuicio al imputado (...) siendo que puede que no se le haya causado perjuicio al imputado (...)
siendo que puede que no se le haya causado tampoco perjuicio al imputado”. Sala Tercera de la
Corte, voto 1362-99 del 29-10-1999.
10 SALINAS STCCHA, Ramiro. Ob. cit., p.162.
11 NEYRA FLORES, José Antonio. Ob. cit., p. 314.

k532
Sección IV

hora o lo complejo de los asuntos por resolver, difiera la solución hasta por
cuarenta y ocho horas improrrogables. En este último caso, la decisión simple­
mente se notificará a las partes12.

^ REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

■ NEYRA FLORES, José Antonio. Manual del Nuevo Proceso Penai & de Litigación Oral. Editorial
1DEMSA, Urna, 2010.
■ REYNA ALFARO, Luis Migue!. Manual de Derecho Procesal Penal. Instituto Pacífico, Lima, 2015.
■ SALINAS SICCHA, Ramiro. La Etapa Intermedia y Resoluciones Judiciales según ei Código
Procesal Penal de 2004. Primera edición, Editorial Grijley, Lima, 2014.

12 Ibídem, p. 315.
ARTAOO Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

i j Ü l Ü S lIB DECISIONES ADO PTADAS EN LA AU DIENCIA


P R ELIM IN AR

100.1 Finalizada la audiencia, el juez resuelve inmediatamente


todas las cuestiones planteadas, salvo que por lo avanza­
do de la hora o lo complejo de los asuntos por resolver, di­
fiera la solución hasta por veinticuatro (24) horas impro­
rrogables. En este último caso, la decisión simplemente se
notifica a las partes.
100.2 Si los defectos de la acusación requieren un nuevo análisis
del Fiscal, el Juez dispone la devolución de la acusación y
suspende la audiencia por cuarenta y ocho (48) horas para
que corrija el defecto, luego de lo cual se reanuda. En los
demás casos, el Fiscal, en la misma audiencia, puede hacer
las modificaciones, aclaraciones o suhsanaciones que co­
rresponda, con intervención de los concurrentes. Si no hay
observaciones, se tiene por modificado, aclarado o sanea­
do el dictamen acusatorio en los términos precisados por
el Fiscal, en caso contrario resuelve el Juez mediante reso­
lución inapelable.
100.3 De estimarse cualquier excepción o medio de defensa, el
Juez expide en la misma audiencia la resolución que corres­
ponda. Contra la resolución que se dicte, procede recurso
de apelación. La impugnación no impide la continuación
del procedimiento.
100.4 El sobreseimiento puede dictarse de oficio o a pedido del
adolescente o cuando concuman los requisitos establecidos
en la Ley. La resolución desestimatoria no es impugnable.
100.5 La admisión de los medios de prueba ofrecidos requiere:
1. Que la petición contenga la especificación del probable
aporte a obtener para el mejor conocimiento del caso; y
2. Que el acto probatorio propuesto sea pertinente, con­
ducente y útil. En este caso se dispone todo lo necesario
para que el medio de prueba se actúe oportunamente en
el Juicio. El pedido de actuación de una testimonial o la
práctica de un peritaje especificará el punto que es mate­
ria de interrogatorio o el problema que requiere explica­
ción especializada, así como el domicilio de los mismos.
La resolución que se dicte no es recurrible.

k534
Sección IV ART 10i

100.6 La resolución sobre las convenciones probatorias no es re­


cambie, En el auto de enjuiciamiento se indican los hechos
específicos que se dieren por acreditados o los medios de
prueba necesarios para considerarlos probados.
100.7 La decisión sobre la actuación de prueba anticipada no es
recurrible. Si se dispone su actuación, ésta se realiza en acto
aparte, sin perjuicio de dictarse el auto de enjuiciamiento.

Q Manuel Bermúdez Tapia

► Comentario

Si bien el Estado tiene el poder punitivo y por ello se legitima todo el sis­
tema jurisdiccional y procesal penal en el país, observamos que hay una negli­
gente permeabilidad a la fiexibilización de derechos de parte de un investiga­
do, imputado o procesado, hecho que se agudiza si este sujeto es adolescente.

Sobre estas referencias, criticamos:

a) Tratando de la inocencia o responsabilidad penal acreditada, la diligencia


debe estar vinculada a un horario acorde a las actuaciones institucionales
del Poder Judicial y Ministerio Público.

Ampliar un horario de trabajo para jueces y fiscales, sin tomar en cuenta


que estos trabajan en un ambiente orgánico con otras personas, constituye
un error del legislador, por cuanto todos los que están involucrados en es­
tos hechos tienen derechos, y debería ponderarse el hecho de un horario de
trabajo acorde a la función jurisdiccional.

b) De la redacción: “ Si los defectos de la acusación requieren un nuevo aná­


lisis del Fiscal, el Juez dispone la devolución de la acusación y suspende
la audiencia por cuarenta y ocho (48) horas para que corrija el defecto”,
podemos observar que el fiscal puede equivocarse y por eso se le permite
corregir.

Un defecto en el sistema que permite o valida la acción negligente y poco


eficiente de un agente que tiene la autoridad para ejecutar una acusación
penal.

535 _d
AKT. 10' Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Un detalle que pocos suelen criticar.

c) Las excepciones o medios de defensa no pueden limitarse y actuar las mis­


mas en un momento procesal diferenciado de cuando se plantean consti­
tuye una limitación procesal y constitucional del investigado, acusado o
procesado.

k .5 3 6
C A P IT U L O m

EL AUTO DE ENJUICIAMIENTO

CONTENIDO DEL AUTO DE ENJUICIAM IENTO

101.1 Resueltas las cuestiones planteadas, el Juez dicta el auto


de enjuiciamiento. Dicha resolución es recurrible.
100.2 El auto de enjuiciamiento debe indicar, bajo sanción de
nulidad:
1. El nombre de los adolescentes imputados y de los agra­
viados, siempre que en este último supuesto hayan po­
dido ser identificados;
2. La infracción o infracciones materia de la acusaciónfis­
cal con indicación del texto legal y, si se hubiere plan­
teado, tas tipificaciones alternativas o subsidiarias;
3. Los medios de prueba admitidos y, de ser el caso, el ám­
bito de las convenciones probatorias de conformidad con
el numeral 6) del artículo 100;
4. La indicación de las partes constituidas en la causa.
5. La orden de remisión de los actuados al Juez encargado
del juicio oral.
101.3 El Juez, si resulta necesario, de oficio o según el pedido de­
parte, se pronuncia sobre la subsistencia de las medidas
de coerción o su sustitución, disponiendo en su caso la li­
bertad del adolescente. Rige en lo pertinente el principio de
mínima intervención; el Juez debe priorizar la aplicación
de una medida menos gravosa imponiendo las alternati­
vas que considere adecuadas conforme a lo establecido en
el presente Código.

537 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Manuel Bermúdez Tapia

► Comentario

El auto de enjuiciamiento

Constituye el elemento procesal que permite la oposición de argumentos


en un proceso judicial entre la parte acusadora y la parte acusada, sobre la cual
el juez tomará una decisión.

La exigencia detallada en el artículo de referencia constituye una garantía


del debido proceso y tutela jurisdiccional efectiva.

Ik 53 8 '
Sección IV

liM B lM NOTIFICACIÓN DEL AUTO DE ENJUICIAMIENTO

102.1 El Auto de Enjuiciamiento se notifica al Ministerio Públi­


co y a los demás sujetos procesales.
102.2 Dentro de las cuarenta y ocho (48) horas de la notificación
el Juez de la Investigación Preparatoria hace llegar al Juez
que corresponda dicha resolución y los actuados correspon­
dientes, así como los documentos y los objetos incautados,
y se pondrá a su orden a los adolescentes bajo internación
preventiva.

© Manuel Bermúdez Tapia


► Comentario

1. El trámite de la notificación

El artículo en evaluación detalla una condición procesal necesaria que no


tendría mayores inconvenientes de evaluación, pero que nos permite resaltar
algunos elementos:

a) La formalización de un proceso penal donde participa un adolescente in­


fractor constituye una referencia sumamente negativa que coliciona con el
principal objetivo de la ley, la cual es garantizar un mecanismo punitivo
que le permita una resocialización oportuna.

Someter a un adolescente a un proceso judicial formal y abrumadoramente


reglamentaria va a provocar consecuencias en su propia formación psico­
lógica y personal, no siendo este resultado previsto por el legislador.

b) La existencia de dos jueces que analizan el mismo hecho delictivo, confi­


gura una condición equivalente al juzgamiento para adultos, ¿Era necesario
para el ámbito del juzgamiento penal para adolescentes?

En este punto corresponde detallar que se perdió una oportunidad para plan­
tear un mejor mecanismo jurisdiccional y procesal penal para la atención
de casos de adolescentes infractores.

S39 A
CAPÍTULO IV

EL AUTO DE CITACIÓN AJUICIO

¿RJÍCUM?, 1(15* AUTO DE CITACIÓN A JUICIO

103.1 Recibidas las actuaciones por el Juzgado Penal competen­


te, éste dicta el auto de citación a juicio con indicación de
la sede del juzgamiento y de la fecha de la realización del
juicio oral La fecha es la más próxima posible, con un in­
tervalo no menor de diez (10) días.
103.2 El Juez ordena el emplazamiento de todos los que deben
concurrir al juicio. En la resolución se identifica a quien se
tendrá como defensor del adolescente y se dispone todo lo
necesario para el inicio regular del juicio.
103.3 Cuando se estime que la audiencia se prolongará en sesio­
nes consecutivas, los testigos y peritos pueden ser citados
directamente para la sesión que les corresponda intervenir,
103.4 El emplazamiento al adolescente se hace bajo apercibi­
miento de declararlo reo contumaz en caso de inconcurren­
cia injustificada.
103.5 Es obligación del Fiscal y de los demás sujetos procesales
coadyuvar en la localización y comparecencia de los tes­
tigos o peritos que hayan propuesto.

Manuel Bermúdez Tapia

► Comentario

h Las actuación judicial de notificar y de requerir la participación en el


juicio

El artículo en evaluación detalla la regulación del desarrollo del juicio,


estableciendo:

k540
Sección IV

a) La referencia del lugar, fecha y hora en donde se realizará el juicio y el


modo en el cual se desarrollarán las sesiones de la misma.

b) La participación de los sujetos procesales y terceros partícipes en el juicio.

c) El emplazamiento del adolescente, tomando en cuenta que por su condición


procesal y personal, puede verse limitado en sus derechos en caso ejecutar
una acción contraria a lo dispuesto por el juez.

d) Las obligaciones del Ministerio Público para la ejecución eficaz del juicio.

541 A
TÍTULO IV

EL JUICIO ORAL

CAPÍTULO I

DISPOSICIONES GENERALES

ARTÍCULO S DESARROLLO DEL JUIC IO ORAL

El Juicio Oral se desarrolla en dos audiencias:


1. Audiencia para determinar la responsabilidad del adoles­
cente, en la que no debe considerarse elementos probatorios
relacionados con la determinación de una medida socioedu-
cativa, el daño causado a la víctima o el monto de la posible
reparación civil De establecerse la absolución del adolescen­
te, el Juez dicta la sentencia absolutoria respectiva; y, de es­
tablecerse su responsabilidad, el Juez convoca a la audiencia
prevista en el siguiente numeral.
2. Audiencia para determinar la medida socioeducaiiva, su du­
ración y la reparación civil de ser el caso, en la que se deba­
te únicamente los elementos probatorios para determinar la
medida socioeducaiiva a aplicarse y su duración, así como
el daño causado a la víctima y el monto de la posible repara­
ción civil. A l culminar la Audiencia, el Juez dicta la sentencia
condenatoria respectiva.

543 A
ART. 1041 Comentarios ai Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

M anuel B erm ú d ez Tapia

► Comentario

Eí adolescente infractor en un proceso diseñado para adultos

Evaluar el alcance del juicio oral implica necesariamente la participación


de un adulto (persona con capacidad reconocida) en un proceso en la jurisdic­
ción penal (respecto de la ley y tema en evaluación en el presente texto), que
implica:

a) El reconocimiento de una condición de “parte” respecto de otra con la


cual se va a litigar, respecto de la evaluación de los “hechos” materia de la
acusación.

En el presente caso, el juicio oral involucra la participación de un adoles­


cente que ha cometido una infracción, y si bien tiene la garantía de una de­
fensa legal (idónea, oportuna y económicamente garantizada) con una con­
traparte, la mism a que tendrá todas las condiciones materiales y subjetivas
de ser superior quebrándose el principio de la “igualdad de armas” .

La fórmula inicial que materializó este postulado si bien pregonaba la ne­


cesidad de dotar de una mayor y mejor garantía al adolescente infractor,
cometió un error y este se centra en la inocua equiparación de los métodos
de juzgamiento, tomando en cuenta que a los adultos se les reconoce una
capacidad y una actividad de actuación legal que viabíliza una mejor de­
fensa procesal, las cuales no se cumplen en un juicio oral a un adolescente
infractor.

Basta con observar el mecanismo dispar entre las dos partes en el trámite
del proceso.

b) El reconocimiento de una capacidad relativa, la misma que se complemen­


ta con la interpretación de varios artículos de la ley en evaluación en el
presente texto, pero que en esencia puede resultar perjudicial para el pro­
pio implicado, dado que la capacidad psicológica y experiencia de vida no
siempre íe generará una evaluación objetiva de su situación, en particular
en el trámite del juicio oral ante el Ministerio Público.

k544
Sección IV ART m

Este elemento se puede observar con mayor nitidez cuando se analiza la


“reparación civil”, la misma que exige una compensación económica (en
términos generales) a lo que surge la pregunta: ¿Cómo se garantiza el sis­
tema de impartición de justicia el cumplimiento de esta obligación en un
adolescente infractor?

c) En el trámite del juicio oral se ejecuta la evaluación de los medios probato­


rios y del derecho de defensa, respecto de las pruebas en contra del impu­
tado, los mismos que prácticamente limitarán en forma objetiva la defensa
del adolescente infractor por cuanto contradecir los elementos formales de
la acusación y contradecir los medios probatorios le resultará:

- Económicamente inviable, tomando en cuenta que la propia defensa ya


podría constituir una limitación, la cual es asumida por la familia del
adolescente infractor.

- Temporalmente inviable, tomando en cuenta que la ejecución de actos


que permitan la evaluación o generación de un medio probatorio, impli­
can un tiempo prudencial para así poder garantizar una mejor defensa
procesal.

- Psicológicamente inviable, por cuanto la responsabilidad que pesa sobre


el adolescente infractor resulta ineludible, principalmente por la com-
plemetación de los medios probatorios en su contra.

Entonces, corresponde preguntar: ¿Cuál fue la razón objetiva para incluir


un mecanismo procesal sumamente eficiente en el ámbito del juzgamiento de
personas adultas a un contexto de adolescentes infractores?

La respuesta tentativa, insistimos, podría estar basada en la necesidad de


garantizar mecanismos procesales de tutela de derechos al adolescente infrac­
tor, pero la literalidad de la ley resulta sumamente contraria a ese objetivo.

Tómese como referencia el contexto negativo que involucra hacer par­


tícipe a un adolescente infractor en un proceso en la jurisdicción penal
como si fuera adulto, sometido a los formalismos y esquemas de tramite
que implican un desgaste emocional para cualquier persona sometida a estos
procedimientos.

545 A
ART. 10$ Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

¡AHTjCÜU)-1Ü& CONDICIONES PARA EL DESARROLLO DEL JUICIO ORAL

105.1 El juicio oral se realiza sobre la base de la acusación. Sin


perjuicio de las garantías procesales reconocidas por la
Constitución Política del Perúf los Tratados de Derecho
Internacional de Derechos Humanos, y los tratados inter­
nacionales en la materia, aprobados y ratificados por el
Perú.
105.2 La audiencia tiene carácter de reservado y excepcionalmen­
te pueden estar presentes las personas que expresamente
autorice el juez. La decisión judicial es inimpugnable.
105.3 La audiencia se realizará el día y hora señalados, el Juez
luego de verificar la presencia del adolescente, del Fiscal,
del Defensor, los testigos, los padres, tutores o responsa­
bles, los especialistas, peritos y terceros, declara con las
formalidades legales, instalada la audiencia de juicio e ins­
truye al adolescente sobre la importancia y significado de
la misma procediendo a dar lectura de los cargos se le atri­
buyen. Además, lo invita a que esté atento a todo lo que se
desarrolla en la audiencia e instruirá sobre la posibilidad
de preguntar y repreguntar a testigos, peritos e intérpretes
y a todo aquel que aporte datos significativos.
105.4 A l iniciarse la audiencia para determinar la responsabi­
lidad del adolescente, el Juez le pregunta al adolescente
si comprende o entiende la acusación en su contra, si res­
ponde afirmativamente continua con la audiencia, en caso
contrario vuelve a explicarle el contenido de los hechos que
conforman la acusación de una manera clara y sencilla.
105.5 Los documentos deben leerse y exhibirse en la audiencia con
indicación de su origen, así como los objetos secuestrados
para su reconocimiento.
105.6 El Juez pueden requerir en forma oral la opinión de los pe­
ritos de parte o los que hubieren efectuado los informes de
interdisciplinarios, y/o de las entidades que los hubieren
efectuado y que hubieran sido citadas al juicio.
105.7 El Juez recibe la prueba conforme las prescripciones lega­
les para la fase de la audiencia de juicio y debe contar con
los informes interdisciplinarios que establece el presente
Código.

k546
Sección IV

105.8 El Juez también puede disponer, individual o concurrente­


mente, con sujeción al principio de proporcionalidad, las
siguientes medidas:
1. Prohibir el acceso u ordenar la salida de determinadas
personas de la Sala de Audiencias cuando afecten el or­
den y el decoro del juicio;
2. En ejercicio de su facultad disciplinaria, dispondrá pro­
hibir el ingreso o el retiro de ciertas personas, por las
razones fijadas en el numeral anterior, a para la prác­
tica de pruebas específicas en la audiencia;
3. Prohibir el acceso de cámaras fotográficas o de film a­
ción, grabadoras, o cualquier medio de reproducción
mecánica o electrónica de imágenes, sonidos, voces o
similares, siempre que considere que su utilización pue­
de perjudicar los intereses de la justicia y en especial el
interés superior del adolescente.

Manuel Bermúdez Tapia

► Comentario

L a comunicación forense entre el adolescente infractor


y el sistema jurisdicional penal

Del contenido del artículo en evaluación, observamos un detalle particular


que incide en la crítica desarrollada al artículo precedente: el legislador perua­
no ha optado por generar una condición de capacidad relativa del adolescente
infractor para participar en un procedimiento en el cual se evalúa una acción
de naturaleza penal en su contra.

La mejor referencia de este punto está expuesto en el contenido literal del


texto del artículo” “105.4 Al iniciarse la audiencia para determinar la res­
ponsabilidad del adolescente, el Juez le pregunta al adolescente si com­
prende o entiende la acusación en su contra, si responde afirmativamente
continua con la audiencia, en caso contrario vuelve a explicarle el contenido
de los hechos que conforman la acusación de una manera clara y sencilla”. (El
resaltado es nuestro).

547 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

En tal sentido, se puede observar que la comunicación forense que usual­


mente está vinculado a un contexto entre adultos en el desarrollo de la activi­
dad jurisdiccional h a querido ser flexibilizada para así garantizar al adolescen­
te infractor actuar en un proceso que cumpla con todas las formalidades del
caso, pero que en esencia resulta desproporcional a los elementos de tutela de
sus derechos.

El lenguaje que se pretente emplear con el uso de una acusación detallada


de manera clara y sencilla, si bien es un objetivo significativo para todo el sis­
tema de impartición de justicia en el país, debe ser detallado de dos maneras,
cada una de las cuales tiene sus propias características.

a) La comunicación formal y objetiva se traduce en el ámbito jurisdiccional


en cada uno de los elementos que pueden emplear los magistrados (resolu­
ciones, dictámenes, sentencias) y las partes procesales, conforme su defen­
sa (escritos, solicitudes de alcance procesal o procedimental) y el cumpli­
miento de las normas sustantivas como procesales implican necesariamente
el cumplimiento de algunos valores en el ámbito lingüístico:

- Un lenguaje directo, claro y preciso.

Téngase en cuenta que el lenguaje oscuro está proscrito en el ámbito


procesal porque puede provocar que un documento pueda ser decreta­
do como improcedente o inadmisible.

- Un lenguaje que contenga un fundamento basado en la relación entre


“hechos” y la “norma jurídica aplicable”.

- Una estructura argumentativa que sostenía la posición de cada parte o


sujeto procesal.

En este punto, la fundamentadón de la decisión judicial es un valor


que no puede ser relativizado y, por tanto, es fundamental en el ámbito
jurisdiciconal.

b) Una comunicación sencilla entre el juez y el adolescente infractor, similar


al que ocurre en el juzgamiento a adultos con alguna característica particu­
lar (incapaces relativos, con escasa comprensión del idioma castellano o
con escaso nivel de comprensión de los alcances jurídicos de una decisión),
toda vez que se procura que la comprensión cabal de la decisión judicial,
tomando en cuenta que será limitativa de derechos.
CAPÍTULO II

DESARROLLO DEL JUICIO

M U DESARROLLO DE LA AUDIENC IA DE JUICIO O R A L

106.1 Instalada la audiencia, ésta seguirá en sesiones continuas


e ininterrumpidas hasta su conclusión. Si no fuere posible
realizar el debate en un (01) solo día, éste continuará du­
rante los días consecutivos quefueran necesarios hasta su
conclusión.
106.2 La continuidadr suspensión e in terrupción del juicio se re­
gula de acuerdo al artículo 360 del Código Procesal Penal
u otra norma que la sustituya.
106.3 La oralidad y registro de la audiencia; los incidentes; la di­
rección del juicio; el poder del Juez; la facultad del Fiscal;
y, el todo otro aspecto del Juicio Oral se regula de acuer­
do a las disposiciones del Código Procesal Penal u otra
norma que la sustituya.

Manuel Bermúdez Tapia*


1

► Comentario

1. Las sesiones del juicio oral

Nuevamente se observa la inocua equiparidad entre adultos y adolescen­


tes infractores, en particular para tomar en cuenta el alcance de un juicio oral,
más aún cuando la gravedad de los hechos ha sido totalmente identificada en
la acusación.

549 A
ART. 106 Comentaiios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Plantear el desarrollo de varias sesiones, a nivel excepcional, de juicio oral


a un adolescente infractor, aún sea ejecutado en los “días consecutivos” ya im­
plica una deficiencia formal del sistema dado que la acusación podría ser cues­
tionada y los medios probatorios podrían ser contradichos.

Eventualmente, esta regulación cuenta con ese nivel de redacción en fun­


ción a la sobre carga procesal que usualmente se registra en el ámbito jurisdic­
cional nacional, pero debe tomar como referencia máxima que el seguimiento
de un juicio oral es una etapa limitada a parámetros procesales específicos que
implican “acciones” preliminares que de ser negligentes pueden provocar un
resultado negativo en todo el proceso judicial.

2. La oralidad

Si el juicio oral tiene una característica a ser resaltado es el hecho de que


este sea oralizado, la cual implica necesariamente una correcta ejecución de la
acusación (a) y de la defensa legal (b) sobre la cual la intervención de las partes
procesales resulta eficiente respecto de sus propios intereses.

Un método procesal que procura maximizar las ventajas de eficiencia del


sistema de impartición de justicia, tanto en la tutela de derechos de las partes
involucradas como en la gestión de una mejora de disposición de recursos (ins­
titucionales, logísticos, administrativos y humanos) del Poder Judicial y del
Ministerio Público1.

A lo que corresponde plantear la aplicabilidad del artículo en evaluación


en la realidad de adolescentes infractores, porque en una única sesión se po­
dría tomar una decisión sobre los hechos expuestos en el expediente judicial.

(0 REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

- GÓMEZ C0L0MER, Juan-Luls. “ Garantías constitucionales en el enjuiciamiento criminai


peruano. En; La reforma del proceso penal peruano: anuario de derecho penal 2004. Hurtado
Pozo, José, PUCR Lima, 2004.1

1 GÓMEZ COLOMER, Juan-Luis. “Garantías constitucionales en el enjuiciamiento criminal peruano.


En: La reforma del proceso penal peruano: anuario de derecho penal 2004. Hurtado Pozo, José,
PUCP, Lima, 2004, p. 112.

K. 550
Sección IV

m if lililg APERTURA DEL JUICIO Y POSICIÓN DE LAS PARTES

107.1 instalada la audiencia para determinar la responsabilidad


del adolescente, el Juez enuncia el número del proceso, la
finalidad especifica del juicio, el nombre y los demás da­
tos completos de identidad personal del adolescente, su
situación jurídica, la infracción objeto de acusación y el
nombre del ataviado.
107.2 Acto seguido, el Fiscal expone resumidamente los hechos
objeto de la acusación, la calificación jurídica y las prue­
bas que ofreció y fueron admitidas. Posteriormente, en su
orden, los abogados del actor civil y del tercero civil expo­
nen concisamente sus pretensiones y las pruebas ofrecidas
y admitidas. Finalmente, el defensor del acusado expone
brevemente sus argumentos de defensa y las pruebas de
descargo ofrecidas y admitidas.
107.3 Culminados los alegatos preliminares, el Juez informa al
adolescente de sus derechos y le indica que es libre de ma­
nifestarse sobre la acusación o de no declarar sobre los
hechos. El adolescente en cualquier estado del juicio pue­
de solicitar ser oído, con el fin de ampliar, aclarar o com­
plementar sus afirmaciones o declarar si anteriormente se
hubiera abstenido. Asimismo, el adolescente en todo mo­
mento puede comunicarse con su defensor, sin que por ello
se paralice la audiencia, derecho que no puede ejercer du­
rante su declaración o antes de responder a las preguntas
que se le foimulen.

© Manuel Bermúdez Tapia


► Comentario

Posición de las partes y oralización del juicio oral

Una de las condiciones que enfatizamos como crítica, no sólo al presente


artículo, sino a toda la ley en su conjunto, está vincualdo al contexto de la apíi-
cabilidad práctica del alcance de la nonna en evaluación.

En este contexto, detallamos:

551 A
^ Comentarios a) Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

a) El registro de u n a investigación fiscal que no provoca la identificación ab­


soluta del adolescente infractor en los hechos materia de evaluación.

Tomando en cuenta el contexto de aplicabilidad de la legislación en adoles­


centes infractores, se debe señalar que en la etapa del juicio oral los hechos
(a), ía responsabilidad (b) y la culpabilidad (c) han sido totalmente acredi­
tadas y en mérito a tal situación sería posible limitar la acción de la defen­
sa legal, la cual se vería obligada (moralmente) a establecer un mecanismo
de negociación que pudiera viabílizar la mejor imposición de una decisión
punitiva contra un adolescente.

b) El contexto de la oralización de un proceso implica eficiencia y eficacia y


si la parte acusada puede ejecutar una defensa que contradice los argumen­
tos de la acusación implica que el procedimiento de investigación ha sido
o negligente o insuficiente.

Formalizar el procedimiento de juzgamiento a un adolescente infractor no


valida la regulación normativa tan reglamentaria que el legislador ha gene­
rado en la presente ley; consideramos que existiendo otros mecanismos de
tutela de derechos se podía generar un procedimiento idóneo y específico
para los adolescentes infractores sin la necesidad de copiar la legislación
procesal penal aplicable a los adultos.

Ik 552
CAPÍTULO m

LAACTUACIÓN PROBATORiA

•w Í I b í S B M Í o r d e n y m o d a l id a d d e l d e b a t e p r o b a t o r io

108.1 El debate probatorio en la audiencia para determinar la


responsabilidad del adolescente seguirá el siguiente orden:
1. El examen del adolescente;
2. La actuación de los medios de pmeba admitidos; y,
3. Formulación oral de los medios probatorios.
108.2 El Juez, escuchando a las partes, decide el orden en que de­
ben actuarse las declaraciones de los adolescentes imputa­
dos, sifueran varios, y de los medios de prueba admitidos.
108.3 El interrogatorio directo de los órganos de prueba corres­
ponde al Fiscal y a los abogados de las partes.
108.4 El Juez durante el desarrollo de la actividad probatoria
ejerce sus poderes para conducirla regularmente. Puede in­
tervenir cuando lo considere necesario afin de que el Fiscal
o los abogados de las partes hagan los esclarecimientos
que se les requiera o, excepcionalmente, para interrogar a
los órganos de prueba sólo atando hubiera quedado algún
vacío.

© /M anuel Bermúdez Tapia

► Comentario

La intervención de nn adolescente infractor


en el análisis de un medio probatorio

Cuando el legislador asimiló la posibilidad de extender el alcance prácti­


co del Código Procesal Penal a los adolescentes infractores no tomó en cuenta:

553 A
J\RT. 108 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

a) Que la actuación y evaluación de medios probatorios se ejecuta por parte


de personas con pleno alcance de sus competencias y capacidades, razón
por la cual pueden actuar directamente ante una acción específica y pueden
complementar la defensa legal que tengan.

b) La defensa legal en un juicio oral está totalmente anticipada de las acciones


que ejecute el Ministerio Público por cuanto las pruebas han sido identifi­
cadas en la etapa preliminar.

c) El interrogatorio implica una comunicación entre dos sujetos con equiva­


lente capacidad y condiciones, situación que no se da en el procesamiento
a adolescentes infractores.

Si bien, nuestra posición es crítica, no desnaturaliza la necesaria regula­


ción de un mecanismo de juzgamiento a adolescentes infractores, pero estos
deben estar sujetos a los parámetros que implican:

a) El reconocimiento de una condición de capacidad relativa en función a la


edad y desarrollo psicológico del adolescente infractor.

b) La condicionalidad de una actuación probatoria que determina la plena


identificación de los hechos y puede vincular la asignación de una respon­
sabilidad en el ámbito penal del que fue identificado como “autor” .

k 554
Sección IV APT 109

« t f É S ll DECLARACIÓN DEL ADOLESCENTE

109.1 Si el adolescente se abstiene de declarar total o parcial­


mente, el Juez le informa que, aunque no declare el juicio
continuará, y se leen sus anteriores declaraciones presta­
das ante el Fiscal.
109.2 SÍ el adolescente acepta, se sujeta a las siguientes reglas;
1. Aporta libre y oralmente relatos, aclaraciones y expli­
caciones sobre su caso;
2. El interrogatorio se orienta a aclarar las circunstancias
del caso;
3. El interrogatorio está sujeto a que las preguntas que se
formulen sean directas, claras, pertinentes y útiles; y
4. No son admisibles preguntas repetidas salvo la evidente
necesidad de una respuesta aclaratoria. Tampoco están
permitidas preguntas capciosas, impertinentes y las que
contengan respuestas sugeridas.
109.3 El Juez ejerce puntualmente sus poderes de dirección y de­
clara, de oficio o a solicitud departe, inadmisible las pre­
guntas prohibidas.
109.4 El último en intervenir es el abogado del acusado someti­
do a interrogatorio.

M anuel Bermúdez Tapia

► Comentario

La innecesaria judicialización a un adoiescente infractor

El contenido material del presente artículo implica la percepción de que


el adolescente infractor es una persona capaz y puede tomar consciencia de su
situación ante un contexto jurisdiccional penal, con pleno conocimiento de las
consecuencias materiales del mismo.

Un error material que no garantiza la tutela de los derechos de los adoles­


centes, principalmente porque se les exige un comportamiento ajeno al verda­
dero motivo que ha generado la ley en evaluación: una consideración especial y

555 J
ART.1Ü9 Comentarios ai Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

particular, sin que ello implique una flexibilización de una acción que ha tenido
una consecuencia negativa en terceras personas y la sociedad.

En este punto corresponde plantear la cuestión: ¿Resultará eficaz en el


tiempo, el juicio oral a un adolescente infractor?, tomando en cuenta que se
procura que el adolescente evite o limite, en la medida de lo posible, su ingreso
al mundo criminológico de los adultos.

Al plantear un mecanismo que evite la estigmación al adolescente infrac­


tor no se tomó en cuenta que se agudizó negativamente la situación del propio
imputado, criminalizando aún más el procedimiento de su juzgamiento1.

0 REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

■ LOZANO CORTÉS, Maribel. E! menor infractor como sujeto histórico: teoría y práctica del
control social sobre ei menor en México del Tercer Milenio. Universidad de Salamanca,
Salamanca, 2002.

1 L O Z A N O C O R T É S , M arib el. E l m en o r infractor com o sujeto histórico: teoría y p r á c tic a d e l control


so c ia l so b re e l m e n o r en M éxico del Tercer M ilenio. U niversidad de Salam anca, Salam anca, 2002,
Sección IV ART. 110

Ü f f iÉ lH DECLARACIÓN EN CASO DE PLURALIDAD DE ACUSADOS

110.1 Los acusados declaran, por su orden, según la lista esta­


blecida por el Juez, previa consulta a las partes. En este
caso el examen se realiza individualmente.
110.2 El Juez, de oficio o a solicitud de las partes, puede dispo­
ner que se examine separadamente a los acusados, a cuyo
efecto los acusados restantes son desalojados de la Sala
de Audiencias.
110.3 Culminado el interrogatorio del último acusado y encon­
trándose todos en la Sala de Audiencias, el Juez les hace
conocer oralmente los puntos más importantes de la de­
claración de cada uno de ellos.
110.4 Si alguno de los acusados hiciese una aclaración o rectifi­
cación se hace constar en acta siempre quefuere pertinente
y conducente.

© Manuel Bermúdez Tapia


► Comentario

Un análisis de la realidad nacional permite registrar diferentes situaciones


en las cuales participan varios adolescentes en un hecho de naturaleza penal y
criminológico.

Usualmente la actuación en pandillas o bandas organizadas son el registro


fehaciente de la mayor representatividad de estos hechos en el ámbito de las
estadísticas en el país, razón por la cual el detalle del presente artículo puede
pasar desapercibido en una evaluación objetiva.

Sin embargo, corresponde detallar:

a) El contexto involucra la participación de adolescentes cuya percepción de


la realidad y de sus consecuencias no siempre es la adecuada.

b) El registro de una particación conjunta involucra lealtades supeditadas a


una situación en particular, principalmente respecto de la dirección de los
hechos materia de evaluación en el juicio oral.

557 A
ART. 110 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

c) La participación conjunta genera una referencia negativa principalmente al


contexto social y familiar de los adolescentes involucrados.

Elementos que podrían ser empleados por el Ministerio Público para apli­
car el dilema del prisionero y probablemente desarrollar la identificación de los
hechos y las personas, con los correspondientes niveles de partición en los he­
chos, situación que podría provocar una situación mucho más proactiva en el
trámite del juicio oral tomando en cuenta que en esta etapa, la ejecución de los
medios probatorios podría desbloquear la unidad de los adolescentes que han
participado en los hechos materia de acusación.

Un detalle que particularmente parece no haber sido tomado en cuenta por


el legislador, pero que merece ser detallado porque esta situación se presenta
usualmente en el ámbito del juzgamiento de adultos, cuando estos participan
en un delito, aplicabándose la teoría de juegos.

k558
CAPÍTULO W

LOS ALEGATOS FINALES

I H H 9 DESARROLLO DE LA DISCUSIÓN FINAL

111.1 Concluido el examen del acusado, la discusión final se de­


sarrollará en el siguiente orden:
1. Exposición oral del Fiscal;
2. Alegatos del abogado del tercero civil;
3. Alegatos del abogado defensor del adolescente;
4. Autodefensa del adolescente.
111.2 No pueden leerse escritos, sin perjuicio de la lectura par­
cial de notas para ayudar a la memoria o el empleo de me­
dios gráficos o audio visuales para una mejor ilustración
al Juez.
111.3 Si está presente el agraviado y desea exponer, se le concede
la palabra, aunque no haya intervenido en el proceso. En
todo caso, corresponde la última palabra al adolescente.
111.4 El Juez concede la palabra por un tiempo prudencial en
atención a la naturaleza y complejidad de la causa. Al fi­
nalizar el alegato, el orador expresa sus conclusiones de un
modo concreto. En caso de manifiesto abuso de la palabra,
el Juez llama la atención al orador y, si éste persistiere,
puede fijarle un tiempo límite, en el que indefectiblemente
debe dar por concluido el alegato.
111.5 Culminada la autodefensa del acusado, el juez declara ce­
rrado el debate sobre la determinación de la responsabili­
dad del adolescente.

559 A
ART. m Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

© Manuel Bermúdez Tapia


► Comentario

Nuevamente se observa la innecesaria equiparidad entre el juicio oral que


detalla el Código Procesal Penal, aplicado a adultos con respecto de su equiva­
lente aplicable a adolescentes infractores.

La valoración de garantías procesales y constitucionales que ha procura­


do desarrollar el legislador en este ámbito si bien no es negativa genera un re­
sultado negativo en el ámbito general, por cuanto abusa de un elemento bási­
co en el análisis del proceso que plantea desarrollar y se expone en el presente
artículo evaluado.

Las principales críticas son:

a) Si el adolescente infractor tiene características particulares y especiales que


lo diferencian de un imputado con mayoría de edad, ¿cual es la razón de
hacerlo parte de un procedimiento en el cual la formalidad del juicio oral
le asigna una condición “equivalente” a la parte acusadora?

b) La actuación del abogado del tercero civil debe detallarse en función a lo


que objetivamente puede acceder, por cuanto una reparación civil resulta­
ría ser sumamente complicada de ser asumida por un adolescente, quien no
dispone de medios económicos para garantizar su pago.

Eventualmente la familia del adolescente se vería forzado en asumir una


carga económica a favor del menor, pero ello no es el objetivo del juicio
oral en esta ley, pero la consecuencia material resulta inevitable.

Un defecto de visión en la evaluación del problema en el caso de adoles­


centes infractores.

c) La oralización del juicio oral implica ima valoración de la eficiencia del


procedimiento y este debería ser ajustado al contexto en el cual se procesa
a un adolescente infractor, razón por la cual este método debía ser mejora­
do sin llegar a un esquema rígido y conflictivo como se plantea en el caso
de juzgamientos a mayores de edad.

k 560
Sección IV ART 112

S t f f lf it lB lll ALEGATO ORAL DEL FISCAL

112.1 El Fiscal, cuando considere que en el juicio se han proba­


do los cargos materia de la acusación escrita, la sustenta
oralmente, expresando los hechos probados y las pruebas
en que se fundan, la calificación jurídica de los mismos y
la responsabilidad penal del adolescente.
112.2 El Fiscal, en ese acto, puede efectuar la corrección de sim­
ples errores materiales o incluir alguna circunstancia,
siempre que no modifique esencialmente la imputación ni
provoque indefensión y, sin que sea considerada una acu­
sación complementaria.
112.3 Si el Fiscal considera que los cargos fomndados contra el
ado lescente, han sido enervados en el juicio, retira la acu­
sación. En este supuesto el trámite es el siguiente:
1. El juzgador, después de oirá los abogados de las demás
partes, resuelve en la misma audiencia lo que correspon­
da o la suspenda con tal fin por el término de dos (02)
días hábiles.
2. Reabierta la audiencia, si el juzgador está de acuerdo
con el requerimiento del Fiscal, dicta auto dando por re­
tirada la acusación, ordena la libertad del adolescente
si estuviese intemado y dispone el sobreseimiento defi­
nitivo de la causa.
3. Si el Juzgador discrepa del requerimiento del Fiscal, ele­
va los autos al Fiscal jerárquicamente superior para que
decida, dentro del tercer día, si el Fiscal mantiene la acu­
sación o si debe proceder con arreglo al literal anterior.
4. La decisión del Fiscal jerárquicamente superior vincula
al Fiscal y al Juez.

Manuel Bermúdez Tapia

► Comentario

Acreditación de ios cargos m ateria de acusación

La acusación formulada por el Ministerio Público, a través del fiscal, debe


contener los siguientes elementos, que complementan la interpretación del ar­
tículo en evaluación:

561 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

a) No pueden admitirse errorres materiales en la acusación, por cuanto ello


implica una pésima investigación preliminar.

La admisión de los “simples errores materiales” detalla la pésima visión


de legislador del concepto de debido proceso como regla inalterable en el
desarrollo de todo proceso judicial, que limita negativamente el concepto
de eficiencia en la impartición y administración de justicia.

b) Una acusación complementaria implica nuevamente la evaluación de que


se han “registrado” elementos que no fueron contenidos en la acusación,
sea por defecto de la investigación o porque recién estos se descubrieron.

Por tanto, esta “inclusión” denota un error en el procedimiento preliminar al


juicio oral, salvo se considere que el Estado puede admitir legislativamente
la validación de sus propios errores en el trámite de un proceso judicial.

k,562
Sección IV

H g lü lll a le CATO o r a l d e l a b o g a d o d e l t e r c e r o c iv il

El abogado del tercero civil puede negar la existencia del hecho


delictivo atribuido al adolescente, o refutar la existencia de la
responsabilidad civil solidaria que le atribuye la acusación o el
actor civil, o la magnitud del daño causado y el monto de la in­
demnización solicitada.

Manuel Bermúdez Tapia

► Comentario

La invisibilidad de los daños por el abogado del tercero civil

Cuando se evalúa la participación del tercero civil en el ámbito jurisdic­


cional penal se hace una expresa mención al concepto de víctima, en particular
para identificar de modo objetivo el alcance del daño provocado a un bien ju ­
rídico tutelado en el ámbito normativo.

Sin embargo, la lectura del presente artículo nos permite apreciar:

a) Que la propia defensa legal de la víctima puede negar la existencia del he­
cho delictivo.

En términos objetivos, la víctima no logra visualizar el daño provocado en


sus propios intereses y derechos y la defensa técnica legal fundamenta esta
apreciación.

Sobre este punto se debe especificar que hay diferencias entre:

- La condición de no formular acusación a pesar de ser víctima de un he­


cho de naturaleza penal en su contra.

- La condición de no participar en el desarrollo del proceso penal, ele­


mento que permite no generar la condición de tercero civil.

La condición de participar en el proceso judicial como tercero civil.

La opción de desistirse en el seguimiento del proceso judicial como ter­


cero civil.

563 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

b) La tutela patrimonial del daño o lesión provocado por el hecho del adoles­
cente infractor si bien queda reconocido, forma parte de un contexto nor­
mativo de expansión del derecho penal que no toma en cuenta que el in­
fractor no dispone de medios económicos para asumir la reparación civil.

k56d
Sección IV

S ^ g ® |¡ Í ALEGATO ORAL DEL ABOGADO DEFEMSOR DEL


ACUSADO

llá .l El abogado defensor del adolescente analizará los argu­


mentos de la imputación en cuanto a los elementos y cir­
cunstancias de la infracción, la responsabilidad y grado
de participación que se atribuye a su patrocinado.
114.2 Concluirá su alegato solicitando la absolución del acusa­
do, o de ser el caso, cualquier otro pedido que favorezca a
su patrocinado.

© Manuel Bermúdez Tapia


► Comentario

El derecho de defensa del adolescente infractor

En la evaluación del presente artículo, lamentamos no poder ubicar alguno


de los siguientes elementos:

a) La evaluación de la condición punitiva del Estado sobre un adolecente, en


particular para garantizar a este una condición que le permita una variación
de su comportamiento personal que le garantice un proceso de desarrollo
psicológico equivalente a otros adolescentes.

La criminalización de conductas provocadas por adolescentes, en forma


general, debe ser evaluada en una dimensión diferente a la simple referen­
cia de una punición, en particular por que a la fecha este método de trata­
miento represivo no ha registrado elementos positivos, de modo público y
objetivo.

b) La referencia de la solicitud de un pedido que favorezca al patrocinado es


una medida amplia, general, difusa y ambigua, típica de formatos legisla­
tivos simbólicos y disfuncionales, error que identifica la inexperiencia del
legislador en la evaluación de problemas sociales.

565 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Consideramos que en este punto, el abogado defensor debía indicar en for­


ma clara y específica la propuesta que conscientemente formulaba el ado­
lescente para evitar una situación punitiva en su contra.

De este modo, el juzgador podría tener una mejor valoración de la auto-


percepción del contexto en el cual se ubica un adolescente infractor y esto
podría revertir una situación punitiva mucho más grave.

k . 566
Sección IV 4RT II

ARTÍCULO l i s AUTODEFENSA DEL ACUSADO

Concluidos los alegatos orales, se concede la palabra al ado­


lescente para que exponga lo que estime conveniente a su defen­
sa. Limita su exposición al tiempo que se le ha fijado y a lo que
es materia del juicio. Si no cumple con la limitación precedente
se le puede llamar la atención y requerirlo para que concrete su
exposición.

© Manuel Bermúdez Tapia

► Comentario

La actuación del adolescente infractor en un juicio oral

La reiterancia en considerar al adolescente infractor como lina persona ca­


paz y autónoma es un error manifiesto en la ley que se evalúa en el presente
texto.

La autodefensa es un mecanismo procesal totalmente distinto a la exposi­


ción de la posición del imputado en el juicio oral y así debía ser considerado
por cuanto, un menor de edad no está en capacidad para valorar la implicancia
penal de su juzgamiento.

Téngase en cuenta que en el ámbito del juzgamiento a mayores de edad,


sólo en determinados casos es admitida la autodefensa porque no es una facul­
tad ni un derecho, es una opción, tomando en cuenta que la auto inculpación
o la defensa incorrecta pueden provocar errores que podrían determinar en un
situación punitiva de mucha mayor gravedad.

567 A
CAPÍTULO V

DETERMINACIÓN DE RESPONSABILIDAD
DEL ADOLESCENTE

DETERMINACIÓN DE RESPONSABILIDAD DEL


ADOLESCENTE

116.1 Concluido el debate, el Juez dicta resolución en forma in­


mediata , caso contrario, en el plazo de cuarenta y ocho
(48) horas, con base en los hechos probados, la existencia
del hecho o su atipicidad, la autoría o la participación
del adolescente, la existencia o inexistencia de causales
que eximan su responsabilidad. En cuyo caso corresponde
respectivamente su absolución o la determinación de la
responsabilidad del adolescente.
116.2 En caso declararse la absolución, se dictará la sentencia
respectiva.
1163 En caso de declararse la responsabilidad del adolescente,
se convocará a una audiencia en las siguientes veinticua­
tro (24) horas para debatir y determinar la medida socio-
educativa a aplicarse, así como la reparación civil.

Q
Manuel Bermúdez Tapia

► Comentario

El plazo para la emisión de una sentencia

Desde nuestra perspectiva, consideramos que el presente artículo podría


ser mejorado en los siguientes ámbitos:

a) Al tratarse de adolescentes infractores en juzgamiento, se debe fallar in-


meditamente a la finalización del juicio oral, tomando en cuenta que el

Ík568
Sección IV

Ministerio Público ha expuesto en forma objetiva y específica la acusación


y la parte acusada, a través de su defensa legal ha tenido la oportunidad de
contradecirla.

La evaluación de los medios de prueba permiten validar la posición de cada


parte procesal y esto permite que el juez no requiera de un tiempo adicional
para resolver.

b) La sobre carga procesal exige una mejor valoración de la eficiencia del sis­
tema de j uzgamiento a adolescentes infractores, razón por la cual la via­
bilidad de ampliar la fecha de emisión de una sentencia podría generar el
alargamietno del juzgamiento en forma innecesaria.

c) Si el propio artículo detalla la posibilidad de una absolución es porque el


Ministerio Público ha validado dicha situación y ante ello una demora en
la emisión de la sentencia constituye un error del legislador que no ha to­
mado en cuenta la condición personal del imputado.

d) El plazo adicional para determinar la medida socio educativa constituye un


error de procastinación del sistema de impartición de justicia que dilata la
atención de un caso vinculado a un adolescente infractor y atenta contra la
garantía del plazo razonable.

Elementos que enfatizan la inexperiencia del legislador que ha optado por


equiparar procesos y procedimientos judiciales aplicables a adultos en ado­
lescentes infractores.

569 j&
CAPÍTULO VI

AUDIENCIA SOBRE LA MEDIDA SOCIOEDUCATIVA


Y LA REPARACIÓN CIVIL

;# T ͧ Íi) ¡i? j AUDIENCIA SOBRE LA MEDIDA SOCIOEDUCATIVA Y LA


REPARACIÓN CIVIL

117.1 La audiencia tiene por objeto determinar la medida socio-


educativa, su duración y la reparación civil de ser el caso,
respecto del adolescente que hubiera sido declarada res­
ponsable de una infracción.
117.2 El Juez dirigirá la audiencia para determinar la medida
socioeducativa a aplicarse al adolescente, su duración y
la reparación civil de ser el caso, siguiendo las siguientes
reglas:
1. Los alegatos iniciales se desarrollarán en el mismo or­
den del juicio oral
2. El abogado del actor civil argumenta sobre el agravio que
el hecho ha ocasionado a su patrocinado, demostrando
el derecho a la reparación que tiene su defendido y des­
taca la cuantía en que estima el monto de la indemni­
zación, pide la restitución del bien, si aún es posible, o
el pago de su valor. Puede esclarecer con toda amplitud
los hechos delictuosos en tanto sean relevantes para la
imputación de la responsabilidad civil, así como el con­
junto de circunstancias que influyan en su apreciación.
Está prohibido de calificar la infracción.
3. El abogado del tercero civil puede refutar la existencia
de la responsabilidad civil solidaria que le atribuye la
acusación o el actor civil, o la magnitud del daño cau­
sado y el monto de la indemnización solicitada. Puede
referirse íntegramente al hecho objeto de imputación y,
sin cuestionar el ámbito penal de la misma, resaltar la
inexistencia de los criterios de imputación de derecho
civil.

k570
Sección IV

4. Únicamente se admitirá información y argumentos en


relación a la gravedad del hecho, el grado de responsa­
bilidad, las condiciones personales y sociales del ado­
lescente, la magnitud del daño causado y lo dispuesto
en el artículo 166.
5. Se incorpora al debate el infonne del Equipo Técnico In-
terdisciplinario del Poder Judicial De considerase ne­
cesario, el Fiscal o el abogado defensor del adolescente,
pueden solicitar la participación de los profesionales
que elaboraron el informe. El informe debe incluir tan­
to los factores de riesgo como los de protección.
6. Los alegatos finales se desarrollan en el mismo orden
del juicio oral, permitiéndose al adolescente realizar
una autodefensa al final de los alegatos.
1. Concluido el debate, el Juez dicta resolución, en forma
inmediata, caso contrario, en el plazo de cuarenta y ocho
horas (48) horas, en la que sustenta la medida socioedu-
cativa a aplicarse, su duración y la reparación civil si
la hubiere.

© Manuel Bermúdez Tapia

► Comentario

Un proceso, varias etapas innecesarias

Conforme al último punto de la crítica del artículo precedente, considera­


mos que la opción de fragmentar el juzgamiento a un adolescente infractor es
un error significativo del legislador, principalmente porque no toma en cuenta
el contexto en el cual se desarrolla el trámite jurisdiccional y a la persona so­
metida a dicha jurisdicción.

De este modo, no se han tomado en cuenta:

a) El desarrollo psicológico y personal de un adolescente infractor, el cual


debe ser sometido a una segunda evaluación para determinar una medida
socioeducativa.

571 A
ART.117 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Un detalle que es seguido en el juzgamiento a personas adultas y sobre el


cual se genera un trámite administrativo-penal que determina la condición
penitenciaria a seguir.

En este contexto, ¿el adolescente infractor debe seguir dicho modelo y sis­
tema jurisdiccional establecido como referencia/?

b) La garantía del cumplimiento del plazo razonable no ha sido cumplido,


principalmente porque se permite subdividir un mismo procedimiento que
podría admitir situaciones excepcionales, pero que en forma general debe­
rían ser detalladas en un único procedimiento.

No se está juzgando a una persona capaz y responsable de sus actos, sino


a un adolescente, razón por la cual la tramitación de varios procedimientos
es una referencia inconsciente del proceso inquisitivo, históricamente pre­
sente en nuestro sistema jurisdiccional en forma general.

¡k 572
c a p ítu lo yy

CONTENIDO DE LA SENTENCIA

i l l i l 1 9 1 CONTENIDO DE LA SENTENCIA

La sentencia contiene:
1. La mención del Juzgado, el lugar y fecha en la que se ha dicta­
do, el nombre de los jueces y las partes, y los datos persona­
les del adolescente, así como cualquier otro dato que resulte
relevante.
2. La enunciación de los hechos y circunstancias objeto de la
acusaciónf las pretensiones penales y civiles, y la pretensión
de la defensa del acusado.
3. La motivación clara, lógica y completa de cada uno de los he­
chos y circunstancias que se dan por probadas o improbadas,
y la valoración de las pruebas que la sustenta, con indicación
del razonamiento que la justifique, debiendo de señalarse la
forma como se ha aplicado los principios de interés superior
del adolescente y el principio educativo.
4. Los fundamentos de derecho, con precisión de las razones le­
gales, jurisprudenciales o doctrinales que sirvan para calificar
jurídicamente los hechos y sus circunstancias, y para fundar
el fallo.
5. La parte resolutiva, con mención expresa, clara y precisa de
la medida socioeducativa impuesta, o absolución de cada uno
de los acusados porcada uno de las infracciones que la acusa­
ción les haya atribuido. Además, contiene, cuando convspon-
da, el pronunciamiento relativo a las costas y lo que proceda
acerca del destino de las piezas de convicción, instrumentos
o efectos de la infracción.
6. La valoración del informe técnico del Equipo Técnico Inter-
disciplinario del Poder Judicial, respecto de las condiciones
personales y sociales del adolescente.
7. En caso de aplicarse una medida socioeducativa al adoles­
cente la misma debe determinarse en su tipo, duración y mo­
dalidad de cumplimiento. La fundamentación de la medida

573 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

socioeducativa y su duración debe sustentarse en el principio


del interés superior del adolescente y el principio educativo.
8. La firma del Juez o Jueces.

© M a n u e l B e rm ú d e z T a p ia

¥ Comentario

La motivación respecto de ia forma, pero no respecto de la persona

Cuando se evalúa un artículo como el presente, se debe tomar en cuenta


que se complementan:

a) La evaluación de las condiciones que serán impuestas a un adolescente.

b) El contexto negativo que asume la familia del adolescente,

c) El contexto negativo que asume la sociedad, en forma general, porque se


ha registrado conductas antisociales punibles por parte de un adolescente.

d) El contexto de pérdida de potencialidad humana en un adolescente respec­


to del Estado, donde no se asume el grave daño que se genera para el país
al limitar el desarrollo de una persona con respecto de su propio destino y
participación social.

Entonces, detallamos que la sentencia ha sido construida bajo el mismo


formato de un juzgamiento aplicable a adultos. Acreditamos nuestra percep­
ción, cuando en la propia ley se ha detallado en varios artículos la importancia
de que el adolescente pueda tomar conocimiento de su condición y acusación,
pero que al momento de expedirse la sentencia, no se tenga en cuenta la mis­
ma condición.

Factor que permite detallar que se mantiene una percepción errónea en


nuestro sistema de impartición de justicia: la sentencia no soluciona un conflic­
to social, eventualmente sólo se limita a la evaluación de los hechos, pero las
personas no forman parte del análisis y contenido del documento.

k. 5 7 4
Sección IV

StferífeUÚIM LECTURA DE LA SENTENCIA

119.1 El Juez, se constituye nuevamente en la Sala de Audiencias,


después de ser convocadas verbalmente las partes, proce­
diendo a leerse la sentencia, la cual es notificada perso­
nalmente al adolescente.
119.2 La sentencia queda notificada con su lectura integral en
audiencia pública. Las partes inmediatamente reciben co­
pia de ella.

Manuel Bermúdez Tapia

V Comentario

Nuevamente se hace la equivalencia de un adulto de un adolescente infrac­


tor respecto del trámite de un proceso judicial. Así la lectura del presente ar­
tículo permite detallar que la lectura de sentencia y la notificación de la misma
son elementos de un procedimiento.

Por ello es que se observa la ausencia de que el juez pueda comunicar en


forma clara y sencilla el contenido de la sentencia al adolescente infractor; ele­
mento que se registra en otros artículos de la presente ley.

575 A
ART. IZO Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

FACULTAD DE RECURRIR

120.1 Las resoluciones judiciales son impugnables sólo por los


medios y en los casos expresamente establecidos por el Có­
digo. Los recursos se interponen ante el Juez que emitió la
resolución recurrida.
120.2 El derecho de impugnación corresponde sólo a quien el Có­
digo se lo confiere expresamente. Si el Código no distingue
entre los diversos sujetos procesales, el derecho correspon­
de a cualquiera de ellos.
120.3 El defensor puede recurrir directamente en favor de su pa­
trocinado, quien posteriormente si no está conforme puede
desistirse. El desistimiento requiere autorización expresa
de abogado defensor.
120A Los sujetos procesales, cuando tengan derecho de recu­
rrir, pueden adherirse, antes que el expediente se eleve al
Juez que corresponda, al recurso interpuesto por cualquie­
ra de ellos, siempre que cumpla con las formalidades de
interposición.

Q Manuel Bermúdez TapiaV

V Comentario

Los alcances de una sentencia condenatoria a un adolescente

La importancia y la explicación del porque enfatizamos que la ley incu­


rre en un error material en la evaluación procesal del adolescente es porque
se asume que el proceso judicial vale más que la atención jurisdiccional a una
persona con incapacidad relativa, impuesta por la propia ley y sujeta a una se­
rie de acciones de tutela por parte del Estado, en mérito a sus compromisos
internacionales.

k . 576
Sección IV APT 121

RECURSOS

La aplicación de los recursos se rige por lo dispuesto, en lo que


resulte pertinente, por el Libro Cuarto del Código Procesal Penal
u otra norma que lo sustituya.

Manuel Bermúdez Tapia

► Comentario

Normas complementarias y supletorias

Están establecidas en función al carácter orgánico del sistema normativo


nacional, en el cual ante la ausencia de un “elemento” que no haya sido detalla­
do en la ley (Código de Responsabilidad Penal de Adolecentes) es interpretado
en función a las demás normas, tanto sustantivas como procesales que permi­
ten al juez desarrollar su función jurisdiccional.

577 A
SECCIÓN V
PROCESO ESPECIAL
DE T E R M IN A C IÓ N ANTICIPADA
SECCIÓN V

PROCESO ESPECIAL
DE T E R M IN A C IÓ N A N TIC IPA D A

l É M i l i S lM PRESUPUESTOS

El proceso de responsabilidad penal adolescente puede terminar


anticipadamente bajo las siguientes reglas:
122.1 A iniciativa del Fiscal o del adolescente, el Juez de la In­
vestigación Preparatoria dispone, una vez expedida la Dis­
posición del artículo 82 y hasta antes de formularse acu­
sación fiscal, pero por una sola vez, la celebración de una
audiencia de terminación anticipada, de carácter privada.
Su celebración no impide la continuación del proceso. Se
forma, al respecto, cuaderno aparte.
122.2 El Fiscal y el adolescente, pueden presentar una solicitud
conjunta y un Acuerdo Provisional sobre la medida socio-
educativa y la reparación civil Están autorizados a sos­
tener reuniones preparatorias informales, para las cuales
pueden emplear un mecanismo restaurativo. La continuidad
del trámite requiere necesariamente la no oposición inicial
del imputado o del Fiscal según el caso.
122.3 El requerimiento fiscal o la solicitud del adolescente es
puesta en conocimiento de todas las partes por el plazo de
cinco (05) días, quienes se pronunciarán acerca de la proce­
dencia del proceso de terminación anticipada y, en su caso,
formular sus pretensiones.

581 , d
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

C a ro lin a H u a m á n C lím a c o

k Comentario

1. Naturaleza jurídica de la terminación anticipada

El Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes, en su Sección V,


artículos 122 al 126, regula al proceso especial de terminación anticipada tras
haber avocado toda su sección IV a normar las etapas y estructura del proce­
so de responsabilidad adolescente; mismo que, atendiendo a la sistemática del
Código, debe de ser catalogado como uno común respecto del único calificado
como especial por el cuerpo normativo en análisis, esto es, del de terminación
anticipada.

La naturaleza especial del proceso de terminación anticipada, como bien


señala el Acuerdo Plenario N° 5-2009/CJ-116 al analizar dicha institución en
el marco de lo regulado por el Código Procesal Penal, obedece a su falta de
correspondencia con el proceso común, es decir, a su sujeción a reglas de ini­
ciación propias, así como a su estructura singular, no equiparables al proceso
común en razón de que este es informado por el principio de contradicción,
mientras que aquél por el de consenso.

Analizando la regulación del Código de Responsabilidad Penal de Adoles­


centes bajo dichas premisas podemos sostener que, la terminación anticipada
se instituye como una forma de simplificación procesal, y un exponente de la
justicia penal negociada, que tiene por finalidad concluir el proceso de respon­
sabilidad penal del adolescente durante la etapa de investigación preparatoria,
impidiendo su prolongación a la etapa intermedia y la de juicio oral, a partir de
un acuerdo consensuado Ínter partes que importe, de un lado, la admisión de
la responsabilidad penal del adolescente infractor respecto de los cargos impu­
tados en su contra, y, del otro, la posibilidad de negociación respecto de las cir­
cunstancias del hecho punible, la medida socioeducativa y la reparación civil.
Ergo, tiene como objetivo principal el alcanzar una rápida y eficaz justicia, en
un contexto de debida observancia del principio de legalidad.

2. Legitimidad para su incoación


Conforme lo estipula el artículo 122.1 del Código de Responsabilidad Pe­
nal de Adolescentes, la facultad de incoación del proceso de terminación anti­
cipada se encuentra limitada a los siguientes sujetos procesales:

k582
Sección V

a) El adolescente

En su condición de sujeto procesal principal en el proceso, conocedor de


los hechos punibles que le imputa la fiscalía y beneficiario de la medida socio-
educativa menos gravosa que se le impondría como consecuencia de la termi­
nación anticipada, la norma le ha facultado para instar, unilateralmente o de
manera conjunta con la fiscalía, pero por una única vez, el inicio del proceso de
terminación anticipada. Tal solicitud, lógicamente, llevará aparejada una acep­
tación total o parcial de los cargos imputados en su contra.

Sin perjuicio de ello, resulta conveniente recordar que, de conformidad


con lo estipulado en el artículo 19 del Código de Responsabilidad Penal de
Adolescentes, el presunto adolescente infractor goza del derecho a hacer valer
por sí mismo, o a través de su abogado defensor, los derechos que la Consti­
tución Política del Perú y las leyes le conceden. De ahí que, si bien la norma
precisa que es el adolescente quien goza de la prerrogativa de instar la aplica­
ción de la terminación anticipada, lo cierto es que nada obsta que ello pueda ser
efectuado por su abogado defensor en su representación.

b) El representante del Ministerio Público

La norma le confiere la facultad para instar la celebración de la termina­


ción anticipada como consecuencia de ostentar la titularidad de la acción penal,
y, por ende, de tener como atribución el formular los cargos de incriminación
de los cuales dependerá la viabilidad del acuerdo Ínter partes y su posterior ho­
mologación por parte del juez de investigación preparatoria.

Se debe destacar que, tal y como señala Sánchez Velarde, como conse­
cuencia de la aplicación del proceso especial in comento se redefine la función
del fiscal, pues, si bien en el proceso común el fiscal dirige la investigación del
delito, y, en su momento, formula su requerimiento acusatorio, en la termina­
ción anticipada, adelanta su decisión acusatoria y a la vez debe de hacer uso de
mecanismos propios de la transacción penal para llegar a un acuerdo de pena y
reparación civil con el imputado y su defensor1.i

i SÁNCHEZ VELARDE, Pablo. El nuevo proceso p en a l Editorial Moreno S.A., Lima, 2009, p, 385.

583 A
a RT. 122 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Al igual que al adolescente, la ley habilita al fiscal a formular dicha solici­


tud de manera unilateral, o de manera conjunta con aquél, mediante un acuerdo
provisional sobre la medida socioeducativa y la reparación civil.

Resulta imperativo resaltar que la exclusiva facultad de incoación del pro­


ceso de terminación anticipada que recae sobre el adolescente y el Ministerio
Público, así como la consecuente exclusión de su ejercicio respecto de los de­
más sujetos procesales, no solo es consecuencia de lo taxativamente estipulado
por el artículo 122.1 del código, sino, tal y como señala ReynaAlfaro al comen­
tar el artículo 468 del Código Procesal Penal, “es consecuencia del carácter ne-
gocial del procedimiento de terminación anticipada, la terminación anticipada
se asemeja a un contrato que sólo pueden propiciar aquéllos que tengan alguna
contraprestación que ofrecer”2.

Establecido ello resulta claro que, al actor civil y los demás sujetos proce­
sales le está expresamente proscrita la posibilidad de instar el inicio de un pro­
ceso de terminación anticipada; no obstante, en atención a lo estipulado en los
artículos 122.3 y 123 del Código de Responsabilidad Penal del Adolescente -lo
que será materia de comentario líneas adelante-, gozarán de atribuciones dis­
tintas acordes a sus pretensiones una vez iniciado el proceso.

3. Oportunidad p a ra incoar su aplicación

El artículo 122 en comentario es claro al precisar que, el proceso de ter­


minación anticipada solo podrá ser aplicado en tanto su inicio se inste una vez
emitida la disposición del artículo 82, es decir, se haya dispuesto la formaliza-
ción y continuación de la investigación preparatoria, y hasta antes de formu­
larse acusación fiscal.

La razón de ser de que dicho proceso especial solo pueda ser incoado una
vez formalizada la investigación preparatoria radica en el hecho de que sólo
a partir de ese momento existirá una sospecha reveladora como sustento de la
imputación de un hecho punible, y, por consiguiente, una causa probable en
contra del adolescente como consecuencia de la existencia de datos materiales
configurados por indicios reveladores de la comisión de la infracción penal.

2 REYNA ALFARO Luis Miguel. La Terminación Anticipada en el Código Procesal Penal. Jurista
Editores EIRL, Lima. 2009, p.162.

k 584
Sección V ART 122

A ello debemos de agregar que, el requerimiento escrito y oral que formu­


la el fiscal para sustentar la aplicación de la terminación anticipada del proceso
se sostiene en los fundamentos fácticos, jurídicos y probatorios de la formali-
zación y continuación de la investigación preparatoria. Correspondencia que le
permitirá al juez realizar el control sobre la legalidad del acuerdo.

De otro lado el código estipula que, la oportunidad de instar el inicio del


proceso de terminación anticipada precluye una vez formulada la acusación fiscal,
es decir, iniciada la etapa intermedia. Así, no podrá ser incoada en un estado
avanzado del proceso porque, precisamente, su finalidad es simplificar la causa y
dotarla de celeridad, evitando de este modo la continuación de la investigación y
el juzgamiento. Por ende, instar su aplicación existiendo ya una pretensión penal,
e inclusive una civil formuladas, que vienen siendo objeto de control judicial con
miras a ingresar al juzgamiento, sería un contrasentido, en tanto que el proceso
especial carecería de obj eto y no cumpliría su finalidad de simplificación procesal.

Al respecto señala Rosas Yataco,“Se plantea hasta antes de la Acusación;


esta es la regla general, que se aplique hasta antes que el Fiscal del caso rea­
lice su requerimiento de acusación donde llega a la conclusión de que existe
elementos suficientes de convicción que ameriten formular una acusación, de
modo que se posibilite llegar a un acuerdo con la pena y reparación civil ade­
cuada, pues la idea es no pasar a la segunda etapa del proceso común (.. .)”3.

En cuanto a la imposibilidad de incorporación del proceso de terminación


anticipada en la etapa intermedia, el Acuerdo Plenario N° 5-2009/CJ-116 ha
precisado:

“La incoación de la terminación anticipada no solo desnaturalizaría su re­


gulación propia y naturaleza jurídica, sino que tergiversaría su finalidad
político criminal de acordar los tiempos procesales y evitar las etapas pro­
cesales comunes intermedia y de enjuiciamiento. (F.j. N° 19)

La audiencia de control de acusación no está diseñada para concretar la


terminación anticipada del proceso, pues esta se llevará a cabo solo con la
asistencia obligatoria del fiscal y el defensor del acusado, mientras que la
de terminación anticipada se debe realizar con la asistencia obligatoria del
fiscal, el imputado y su abogado defensor. (F.j. N° 20)” .

3 ROSAS YATACO Jorge. Manual de Derecho Procesal Penal. Grijley. Lima, 2009.

5B5 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Ahora bien, aun cuando ha quedado claro que el proceso de terminación


anticipada solo podrá ser instado hasta antes de que se formule la acusación fis­
cal, aún cierto sector de la doctrina y la judicatura promueve su aplicación en la
etapa intermedia, y, por ende, la inaplicación el Acuerdo Plenario N° 5-2009/CJ-
116, al hacer el distingo de que la formulación de la acusación fiscal se realiza en
dos fases, la prim era de manera escrita, y una segunda, en forma oral. Razón por
la cual, bajo esa forzada interpretación se sostiene que, la terminación anticipada
podría inclusive ser incoada luego de haberse presentado la acusación escrita,
pero no oralizado la misma en audiencia. Interpretación que, debemos de preci­
sar, no compartimos por cuanto desfigura la finalidad de la terminación anticipa­
da y la transmuta, al aplicarse bajo este presupuesto, en una institución procesal
instrumentalizada únicamente en favor del imputado, en el que este último no le
queda mayor alternativa que acogerse a este procedimiento frente a la existencia
de uno o más medios probatorios que con valor acreditativo suficiente.

4. Actos previos a la incoación al proceso de terminación anticipada

Tal y como hemos esbozado líneas atrás, la nota característica del proceso
especial de terminación anticipada, como medida de simplificación procesal,
radica en el acuerdo o consenso entre el Ministerio Público y el adolescente. Se
constituye así en la materialización del Derecho Penal de transacción en el que,
producto del consenso arribado, el sistema de justicia se verá beneficiado con
la aplicación de un mecanismo de descarga procesal que evite la prosecución
innecesaria de una causa, esto es, su tránsito por parte de la investigación pre­
paratoria, y el íntegro de la etapa intermedia y el juzgamiento, mientras que el
adolescente se verá favorecido con la imposición de una medida socioeducati-
va menos gravosa.

Abona a nuestro análisis lo precisado por Reyna Alfaro, quien dando a en­
tender la influencia del sistema del common law, resalta cómo “la marcha triun­
fal del procedimiento penal norteamericano en el mundo», influyó en cierta
manera para que ordenamientos jurídicos como el nuestro, amadrigaran insti­
tuciones basadas en la simplificación procesal y el consenso entre el imputado
y el persecutor del delito, lo que se ha denominado, justicia penal negociada”4.
Ello, consideramos, resulta destacable en la medida en que, siendo el nues­
tro un sistema de justicia acostumbrado a las judicializaciones de las causas,

4 Cfr. REYNA ALFARO Luis Miguel. Ob. cit., p. 162.


Sección V ¿FtT 122

mecanismos de transacción judicial penal como el de la terminación anticipada


delinean un cambio en la percepción y el abordaje del “conflicto penal”.

Analizados los artículos 122 y 123 del Código de Responsabilidad Pe­


nal del Adolescente se verifica que existen dos momentos procesales en los
que existe la posibilidad de que se materialicen las facultades transacciónales
o de negociación de los sujetos procesales, la primera, durante las reuniones
preparatorias o informales que el código les autoriza a llevar a cabo antes de
incoar el inicio del proceso de terminación anticipada, y, la segunda, durante el
desarrollo de la audiencia de terminación anticipada, a requerimiento del juez
de investigación preparatoria.

a) Reuniones preparatorias informales

El representante del Ministerio Público y el adolescente están facultados


legalmente a sostener reuniones preparatorias antes de la incoación formal del
inicio del proceso de terminación anticipada, las mismas que constituirán un
prim er acercamiento entre las partes y que, tal y como señala la norma, serán
informales en la medida en que, si bien tendrán como parámetros la defensa de
la legalidad a la que está sujeta la actuación fiscal y el respeto de los derechos
fundamentales del adolescente, se desarrollarán sin la presencia de funciona­
rios judiciales, y sin la rigidez que impone el desarrollo del proceso, siendo las
partes quienes definan como desarrollarán dichas reuniones y cuánto tiempo
les conllevará llevarlas a cabo con miras a la suscripción de un acuerdo provi­
sional sobre la medida socioeducativa y la reparación civil.

Son dos los presupuestos que consideramos necesarios deben concurrir


para que se propicie un escenario de negociación, el primero, la existencia de
indicios de la infracción penal5, y, el segundo, la predisposición a la admisión
de los cargos formulados en contra del adolescente; verificadas tales condiciones,

5 A estos efectos conviene reparar en lo sostenido por SAN MARTÍN CASTRO, % ..) primero, este
procedimiento está destinado a discutir los alcances de una futura sentencia condenatoria, por lo
que debe existir en autos suficientes elementos de convicción acerca de la existencia del delito y de
la responsabilidad del imputado; y segundo, no está en tela de discusión la tipificación del delito
realizada en el auto de apertura de instrucción; consecuentemente, las discusiones acerca de las “cir­
cunstancias del hecho punible” sobre las que puede haber aceptación total o parcial, están referidas
a las agravantes y a las atenuantes genéricas, así como a los demás elementos que condicionan la
penalidad (v.gr.: errores de tipo, de prohibición o de comprensión, siempre que sean vencibles; exi­
mentes imperfectas, tentativa, complicidad(,. SAN MARTÍN CASTRO César. Derecho Procesal
Penal. Tomo T, Editorial Grijley, Lima, 2009, p. 1027.

587 J
ART. 122 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

cualquiera de los dos sujetos legitimados podría instar al otro a iniciar el desa­
rrollo de las reuniones preparatorias.

Cabe resaltar que, si bien la norma instituye como una facultad del fiscal y
del adolescente el desarrollar y participar de dichas reuniones preparatorias in­
formales, su realización resulta conveniente a efectos de garantizar el éxito del
proceso de terminación anticipada, pues, mediando una negociación previa y
privada en la que se debatan los términos del acuerdo final, se garantizará que
todos los extremos del acuerdo que, en última instancia podrá ser revaluado por
la partes en el desarrollo de la audiencia de terminación anticipada, sean deba­
tidos y analizados de manera pormenorizada y con la antelación suficiente por
los sujetos participantes del mismo.

Ahora bien, siendo el proceso de terminación anticipada uno que solo po­
drá ser instado una vez formalizada la investigación preparatoria, se podría
pensar que las reuniones preparatorias sólo podrían llevarse a cabo una vez ini­
ciada dicha etapa procesal. Sin embargo, consideramos que, al no existir una
prohibición expresa legalmente establecida, dichas tratativas podrían incluso
materializarse desde la etapa de investigación preliminar, bastando la predis­
posición de la fiscalía, el adolescente y su defensa para tal efecto. Ello podría
beneficiar al proceso en la medida en que se evitaría la dilación innecesaria de
una investigación preliminar, cuyos plazos en la praxis fiscal muchas veces se
suelen homologar a los de la investigación preparatoria.

De otro lado, si bien el artículo en análisis no ha estipulado dónde deberían


llevarse a cabo dichas reuniones preparatorias informales, de conformidad con
inciso 1 del artículo 116 del Código Procesal Penal, de aplicación supletoria al
Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes, en atención a lo estableci­
do en el artículo 8 del mismo, tendían que realizarse en el despacho del fiscal.

Asimismo, aun cuando la norma no ha establecido si dicha reunión debe o


no desarrollarse en una única sesión, consideramos, que el número de reunio­
nes que puedan concertarse con miras a la suscripción del acuerdo provisional
dependerá de la naturaleza de la infracción penal, e incluso de la predisposi­
ción de las partes a efectuar concesiones recíprocas, pudiéndose desarrollar en
el número de sesiones que las partes consideren necesarias.

Por lo demás, en la práctica se podrían presentar situaciones en las que


las reuniones preparatorias tendientes al proceso de terminación anticipa­
da podrían frustrarse por la falta de acuerdo; no obstante, nada impediría que

fes. 588
Sección V ART 122

posteriormente alguna de las partes tome la iniciativa de reiniciar las negocia­


ciones informales siempre que medie la voluntad de la parte contraria.

En cuanto a los sujetos procesales legitimados a participar en el desarrollo


de las reuniones preparatorias, la norma es clara al señalar que lo son el repre­
sentante del Ministerio Público y el adolescente, entendiéndose en consecuen­
cia que también lo está su abogado defensor. Empero, cabe analizar el supues­
to en el que el adolescente participe en dichas reuniones sin contar con la pre­
sencia de este último.

Al respecto debemos señalar que, es para todos conocido que el artículo


42 del Código Civil estipula que sólo “tienen capacidad plena de ejercicio de
sus derechos civiles las personas que hayan cumplido dieciocho años de edad,
salvo lo dispuesto en los artículos 43 y 44”; dicha incapacidad relativa, suma­
da al hecho de que a toda persona le asiste el derecho a encontrarse asesorado
por un abogado, más aún en circunstancias especiales como las que implican la
admisión de la responsabilidad penal, harían nulo el acuerdo llevado a cabo en
ausencia de la defensa técnica del adolescente por vulneración del derecho a la
defensa que le asiste a esta último. Postura que es recogida por Reyna A ltara6,
quien señala que dicho acuerdo provisional carecería de validez jurídica pues
se habría realizado vulnerando el derecho a la defensa técnica del imputado; lo
que, sin embargo, no afectaría la petición conjunta realizada por el fiscal y el
imputado. Asimismo por Roque Gómez7, quien resalta la función primordial
del abogado, dadas las características técnicas de esta clase de negociación; tal
es así que debe saber enfrentar los riesgos propios de la estandarización de la
terminación anticipada, tendentes a limitar la capacidad de negociación de la
parte débil de la negociación (el imputado).

Ahora bien, aun cuando la norma precisa que el fiscal y el adolescente es­
tán autorizados a participar en dichas reuniones, no establece impedimento al­
guno para que otros sujetos procesales, como el actor civil, y el tercero civil­
mente responsable, puedan participar de las mismas; lo cual resultaría conve­
niente en la medida en que el inciso 3 del artículo 122 estipula que la solici­
tud de incoación ai proceso de terminación anticipada deberá de ser puesta en

6 Cfr. REYNA ALFARO Luis Miguel. Ob. cit, p.160.


7 ROQUE GOMEZ Elix Tony. Inaplicación del procedimiento especial de la terminación anticipada
en el proceso inmediato y la no aplicación de ¡a acusación directa por las Fiscalías Corporativas
deJuliaca en el año 2014. Universidad Andina Néstor Cáceres Velásquez, Juliaca, 2014, p. 97.

589 A
ART. 122 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

conocimiento de todas las partes procesales por el plazo de cinco días antes de
la realización de la audiencia, y que el inciso 8 del artículo .123, que los demás
sujetos procesales, según su ámbito de intervención, podrán cuestionar la lega­
lidad del acuerdo y, en su caso, el monto de la reparación civil. Momentos pro­
cesales en los que los sujetos procesales podrían manifestar su disconformidad
con el acuerdo inicial previamente adoptado, y que podría ser evitado de invi­
társeles a ser parte de dichas negociaciones iniciales para efectos de adoptar un
acuerdo conjunto; como así lo viene demostrando la práctica fiscal, en la cual
es cada vez más frecuente advertir que se cursan citaciones fiscales al actor ci­
vil, e incluso al agraviado.

No obstante lo precisado conviene recordar que, de mediar acuerdo única­


mente entre el fiscal, el adolescente y su abogado defensor, y no entre estos y
de los demás sujetos procesales que pudiesen haber participado en dichas reu­
niones preparatorias, bastará la suscripción del acta correspondiente por parte
de los primeros para efectos de la formulación de la solicitud de incoación res­
pectiva; quedando a salvo los derechos que los demás intervinientes se encuen­
tran habilitados a ejercitar en los momentos procesales antes precisados. Ello
por cuanto, según la redacción actual de la norma, la procedencia del procedi­
miento de terminación anticipada sólo está condicionada a la existencia de un
acuerdo entre el adolescente y el fiscal; lo que, sin embargo, a nuestro parecer
recorta en gran medida los derechos del actor civil. Posición sobre la cual nos
explayaremos más adelante.

Adicionalmente resulta pertinente citar lo postulado por Tabeada Pilco,


quien resalta que “todo lo discutido, negociado, aceptado o rechazado en las
reuniones informales de terminación anticipada, tiene el carácter de reservado
al exclusivo conocimiento e interés de quienes intervienen (fiscal-imputado),
lo cual es totalmente desconocido por el juez de la investigación preparatoria,
hasta que se presenta la solicitud o requerimiento al órgano jurisdiccional, nor­
malmente anexando el acuerdo provisional escrito conteniendo los pormeno­
res de los cargos aceptados, la pena y la reparación civil para su análisis en la
audiencia de debate y decisión”8. De ahí que, de frustrarse las negociaciones
informales, ni la inicial voluntad de aceptación de los cargos formulada por el

8 TABOÁDAPJLCO, Giammpol, “El proceso especial de Terminación Anticipada en el Nuevo Código


Procesal Penal”. En: Centro de Estudios de Justicia de las Américas. 10 de noviembre de 2018. Re­
cuperado de http://biblioteca.cejamericas.org/bitstream/handle/2015/497 9/Terminacion_anticipada.
pdf?sequence= í &is AIlowed=y

k 590
Sección V ART. 12¿

imputado, ni la información proporcionada sobre su participación en eí deli­


to con miras al acuerdo, podrán ser utilizadas en su contra por el Ministerio
Público.

b) Empleo facultativo de un mecanismo restaurativo

El inciso 2 del artículo 122 en comentario estipula que las reuniones pre­
paratorias informales podrán ser llevadas a cabo empleándose mecanismos res­
taurativos. Debemos de precisar que, el Título IV, de la Sección VI, sobre sa­
lidas alternativas al proceso del Código se encuentra dedicado a regular tales
mecanismos restaurativos, y los define en su artículo 142 bajo los siguientes
términos:

“ A rtíc u lo 142.- D efinición

142.1 E s el que perm ite una in terv en ció n esp ecializad a, m ed ian te un co n c i­
liador, un m e d ia d o r o u n tercero au to rizad o por la au to rid ad fiscal o ju d ic ia l
co m p e te n te , q u e perm ite el diálogo entre las p artes p a ra lleg ar a u n acu erd o
so b re la rep a ra ció n del daño a la v íctim a p o r el ad o lescen te, que sirv a p ara la
a p lic a c ió n de la rem isió n , el acu erd o rep arato río , la term in ació n an ticip ad a u
o tro s su p u esto s perm itidos en la L e y ” .

Sobre la naturaleza y la aplicación de mecanismos restaurativos, segura­


mente, se desarrollarán análisis pormenorizados en otras secciones de la pre­
sente obra; no obstante, para el artículo cuyo comentario nos ocupa, conviene
precisar que, de acuerdo al citado artículo 142, su aplicación en el marco de las
reuniones preparatorias tendientes a la terminación anticipada podrá ser soli­
citada por la defensa técnica del adolescente infractor ante el representante del
Ministerio Público, quien, conforme lo estipula el artículo 146, deberá evaluar
su pertinencia en el marco de dichas negociaciones, y la capacidad del conci­
liador, mediador o tercero especializado cuya intervención se solicita, antes de
autorizar su aplicación en el desarrollo de las negociaciones informales.

El tercero autorizado por el fiscal, en el supuesto de que se arriben a acuer­


dos parciales o totales, deberá suscribir el acta correspondiente conjuntamente
con los demás participantes.

c) Acuerdos provisionales

El artículo 122 bajo análisis no precisa cuales son los aspectos sobre los
cuales debe versar el acuerdo provisional sobre el que pudiesen arribar el fiscal

591 A
ART. 122 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

y adolescente; no obstante, la práctica ha demostrado que, para los fines de con­


clusión del proceso, resulta necesario que el acta que contenga dicho acuerdo
comprenda mínimamente aspectos relacionados a las medidas socio educati­
vas, las medidas accesorias, y la reparación civil, entre otros que precisaremos
a continuación.

Los hechos materia de imputación, y cuya realización es aceptada por el


adolescente.

El título de imputación delictiva, debiéndose precisar el tipo penal aplica­


ble, el cual debe corresponderse con las figuras delictivas propuestas por
el Ministerio Público en la formalizadón de la investigación preparatoria.

El título de participación delictiva, esto es, si le considera autor o partícipe.

Las formas de perfecta ejecución, sean consumación o tentativa.

Los elementos de convicción.

Demás datos que puedan repercutir en el ámbito de determinación de la


medida socioeducativa.

La d ase de m edida socioeducativa, debiéndose precisar si se solicita la in­


ternación en un centro juvenil, o el sometimiento a una medida no priva­
tiva de la libertad, es decir, una amonestación, libertad asistida, prestación
de servicios a la comunidad o libertad restringida.

La medida accesoria, de considerarse su aplicación como necesaria de ma­


nera simultánea a una medida socieducativa no privativa de la libertad, de­
biéndose establecer cuál de las enlistadas en el artículo 157 del código se
solicita.

La reparación civil establecida a favor del agraviado, constituido o no en


actor civil, con precisión del monto, forma de pago, y calendario de abo­
nos, en caso de establecerse su cancelación en cuotas.

5. Formulación de la solicitud de terminación anticipada

La presentación de la solicitud de terminación anticipada ante el juz­


gado que conduce la investigación preparatoria establece el inicio de di­
cho proceso especial, y, como toda solicitud, debe encontrarse debidamente
fundamentada.

Ik 592
Sección V ART U

Líneas arriba se ha precisado que las partes se encuentran facultadas a


suscribir acuerdos provisionales, atendiendo a ello se pueden presentar las si­
guientes alternativas en la petición o incoación del proceso de terminación
anticipada:

Que el fiscal lo requiera con o sin acuerdo provisional.

Que el imputado lo requiera con o sin acuerdo provisional.

Que el fiscal y el adolescente presentan una solicitud conjunta y un acuer­


do provisional.

N o obstante, la praxis judicial ha demostrado que son limitados los inten­


tos unilaterales de terminación anticipada, y es que, al radicar dicho proceso
en un acuerdo Ínter partes, resulta fundamental una inicial voluntad de con­
senso. De modo tal que, incoar su trámite sin haberse llevado a cabo reunio­
nes preparatorias con el M inisterio Público, muchas veces, podría ser consi­
derado un intento frustrado, dado que en el espacio de negociación reducido
de la audiencia de terminación anticipada no se suele arribar a un acuerdo
respecto de los múltiples aspectos antes enlistados sobre los cuales se debe
consensuar.

Debemos recordar que, la petición de incoación al proceso de termina­


ción anticipada está destinada a discutir los alcances de una futura sentencia
condenatoria, por lo que, para su formulación, en autos deberá existir sufi­
cientes elementos de convicción acerca de la existencia del delito y de la res­
ponsabilidad del adolescente, y no ser controvertida la tipificación de la in­
fracción penal realizada en la disposición de formalización de investigación
preparatoria.

a) Control judicial

Una vez presentada la solicitud de terminación anticipada, el juez de in­


vestigación preparatoria deberá evaluarla a fin de verificar que no incurra en
causales de inadmisibilidad o improcedencia.

Conforme lo estipula el artículo 128 del Código Procesa Civil, de aplica­


ción supletoria al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes, se decla­
ra la inadmisibilidad de un acto procesal cuando carece de un requisito de for­
ma o éste se cumple defectuosamente, y su improcedencia, si la omisión o de­
fecto es de un requisito de fondo.

593 Jl
ART. 122 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

En mérito a lo establecido en dicha norma debemos de tener en claro que,


el órgano judicial deberá declarar la inadmisibilidad de una solicitud de termi­
nación anticipada formulada sólo por el fiscal, cuando no cumpla con las for­
malidades establecidas para los requerimientos y actuaciones fiscales en los
artículos 122 y 135 del Código Procesal Penal de aplicación supletoria, como
lo es estar debidamente fundamentada y sustentada en los elementos de con­
vicción necesarios; y una solicitud planteada sólo por el imputado y su defen­
sa, por ejemplo, cuando se hubiese omitido suscribir el escrito o incumplido
con formalidad similar.

De otro lado, las causales que darán lugar a un pronunciamiento de impro­


cedencia, esto es, a la emisión de una resolución de fondo con el consecuente
rechazo liminar de la solicitud, se desprenden de los artículos 122 al 126 de la
Sección V del código, sobre el proceso especial de terminación anticipada, en
cuanto establecen un catálogo de presupuestos se deben de ser objeto de análi­
sis por parte del juzgador, como los son:

La legitimidad del solicitante. Como ya hemos dejado esclarecido, el ar­


tículo 122 en comentario sólo faculta al representante del Ministerio Pú­
blico y al adolescente a incoar el proceso de terminación anticipada, ergo,
la solicitud que para tal efecto fuese formulada por cualquier otro sujeto
procesal, llámese actor civil o tercero civil responsable, deberá de ser de­
clarada improcedente.

La temporalidad de su formulación. La solicitud que fuese formulada fuera


de los momentos procesales establecidos por ley, esto es, durante la inves­
tigación preliminar y una vez formulada por escrito la acusación fiscal, de­
berá de ser declarada improcedente por extemporánea, al haber precluido
la etapa procesal correspondiente para su presentación.

La reincidencia del pedido. De acuerdo al inciso 1 del artículo 122 del có­
digo la solicitud de terminación anticipada sólo podrá ser presentada en
una sola oportunidad, de este modo, una vez frustrado el proceso por la in­
concurrencia del solicitante a la audiencia de terminación anticipada pro­
gramada, el desistimiento del requirente, la falta de acuerdo entre el fiscal,
el adolescente y su abogado defensor, o la desaprobación del acuerdo por
parte del j uez, no podrá formularse pedido de similar naturaleza por impe­
rio de la ley, debiendo declararse su improcedencia.

La complejidad de la causa. En el caso de procesos seguidos contra una plu­


ralidad de adolescentes o por múltiples hechos punibles, el artículo 124 del

k 59ít
Sección V

Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes establece que la proceden-


cia de la terminación anticipada estará supeditada a la existencia de consenso
entre todos los imputados y por todos los cargos que postula el Ministerio Pú­
blico. Dicho presupuesto, sin embargo, consideramos que sólo será verifica-
ble una vez desarrollada la audiencia de terminación anticipada, puesto que,
emplazados a ésta todos los adolescentes imputados, recién podrán manifestar
su voluntad de aceptación o rechazo de los cargos formulados en su contra.
De ahí que, si bien se deberá de declarar la improcedencia de la terminación
anticipada cuando no se cumpla con los presupuestos del citado artículo 124,
esto deberá ser efectuado no en la calificación judicial preliminar de la soli­
citud, sino una vez celebrada la audiencia de terminación anticipada.

b) Oposición del fiscal y el adolescente

Tal y como ya se ha dejado sentado, los únicos sujetos legitimados para


incoar el proceso de terminación anticipada son el fiscal y el adolescente, por
ende, conforme establece el artículo 122 bajo análisis, la continuidad del trá­
mite de dicho especial dependerá de la inexistencia de oposiciones formuladas
por dichos sujetos procesales.

La norma en mención precisa que, una vez presentada la solicitud de ter­


minación anticipada, y, se entiende, superado el control judicial preliminar de
admisibilidad y procedencia, la judicatura deberá disponer que su contenido
se ponga en conocimiento de todos los sujetos procesales, incluidos el fiscal o
adolescente no requirente, por el plazo de cinco días. En consecuencia, será di­
cho plazo la oportunidad para que tales sujetos procesales manifiesten por es­
crito su oposición a la prosecución del procedimiento; formulado este, el juez
deberá de declarar* su conclusión por imperativo legal.

Ahora bien, cabe analizar las razones por las cuales podría mediar oposi­
ción de algunos de los sujetos legitimados para la incoación del proceso de ter­
minación anticipada, analizada la casuística hemos podido distinguir algunos:

Habiéndose desarrollado previamente reuniones preparatorias informales


producto de las cuales no se arribó a acuerdo alguno, alguno de los sujetos
procesales persiste en solicitar el inicio del proceso especial; no obstante,
la otra parte reitera su disconformidad.

Habiéndose arribado a un acuerdo provisional sobre la medida socioeduca-


tiva y la reparación civil, en el plazo de ley, una de las partes suscribientes

5S5 A
ART. 122 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

de! acuerdo provisional, pero no de la solicitud, varía de parecer y rechaza


el acuerdo en todos sus extremos.

En todos ios demás supuestos en los que uno de los suscribientes del acuer­
do provisional inicial manifestase su disconformidad parcial con algún extre­
mo de lo negociado, sea el tipo de medida socioeducativa acordada, la medi­
da accesoria, o la reparación civil, el proceso seguirá, siendo el juez quien, en
la audiencia de terminación anticipada, deberá instar a los sujetos procesales a
arribar a un acuerdo sobre el punto controvertido.

6. Atribuciones de los demás sujetos procesales

La norma establece que el requerimiento fiscal o la solicitud del adolescen­


te deberá ser puesta en conocimiento de todas y cada una las partes procesales
por el plazo de cinco días, quienes, en dicho plazo, tendrán como atribuciones:
a) Pronunciarse acerca de la procedencia del procedimiento, y b) Formular pre­
tensiones conforme a sus intereses.

Siendo esto así, conforme a la primera de las atribuciones mencionadas


consideramos que, incluso las partes procesales no requirentes distintas al M i­
nisterio Público y a la defensa del adolescente, se encuentran legitimadas a so­
licitar se declare la improcedencia de la solicitud formulada por las causales
de falta de legitimidad, extemporaneidad o reincidencia del pedido ya analiza­
dos. Causales que de concurrir, y no haber sido advertidas hasta entonces por
el juez, darán mérito a que se emita un pronunciamiento de improcedencia de
la solicitud en el estado en el que se encuentre el proceso.

De otra parte, en cuanto a la causal de improcedencia por complejidad de


la causa, consideramos podrá ser advertida por los sujetos procesales al absol­
ver por escrito el traslado de la solicitud, de modo tal que, una vez desarrolla­
da la negociación en el marco de la audiencia sin mediar acuerdo total, esto es,
por parte de todos los adolescentes o por todas los hechos punibles imputados,
se declarará la improcedencia de la causa.

Ahora, en cuanto a las pretensiones que pueden formular las partes proce­
sales, debemos de precisar que estas deberán ser acordes a sus atribuciones, así,
por ejemplo, el agraviado y el actor civil podrán dejar sentadas sus pretensiones
indemnizatorias y peticiones adicionales encaminadas a garantizar su pago, el
tercero civil responsable a pronunciarse sobre el qúantum solicitado por con­
cepto de reparación civil.

Ik 396
Sección V

Para concluir, si bien la norma procesal precisa que el traslado deberá ser
efectuado a las partes procesales, y no emplea el término sujetos procesales,
entendiéndose por consiguiente que sólo se tendrá la obligación de notificar
de su contenido a los sujetos procesales que concurrieron a la substanciación
del proceso, la doctrina mayoritaria, al comentar la similar redacción del ar­
tículo 468 del Código Procesal Penal, consideran prudencial y garantista ha­
cer extensivo el traslado al agraviado y demás sujetos que tuviesen interés
en los ámbitos objeto de transacción penal del proceso de terminación anti­
cipada. En esa línea de ideas Reyna Alfaro precisa que “El traslado de la pe­
tición de terminación anticipada debe hacerse extensivo no sólo a los sujetos
procesales con legitimidad para oponerse a la petición, sino a quienes tenga
directo interés en los ámbitos objeto de negociación en el proceso especial.
Así, el juez de investigación preparatoria debe correr traslado al agraviado, y
no solo al que tenga la condición de actor civil, al tercero civil y la persona
jurídica emplazada o parte pasiva, en caso de estar estos últimos incorpora­
dos al proceso pena!”9.

Postura con la que concordamos plenamente no sólo porque en la prácti­


ca judicial no pocas veces hemos sido testigos del abuso de la potestad juris­
diccional, producto de la cual, en detrimento de los derechos del agraviado, se
suelen concluir procesos por terminación anticipada en etapas incipientes de
la investigación preparatoria en las que aún no le ha sido posible al agraviado
solicitar su constitución como actor civil, sobreponiendo la celeridad procesal
al derecho de defensa que le asiste a dicho sujeto procesal, sino porque además
dicha postura ha sido ya recogida por la Primera Sala Penal Transitoria de la
Corte Suprema de Justicia como doctrina jurisprudencial vinculante en la sen­
tencia de casación emitida en la Casación N° 655-2015, interpuesta por la Pro­
curaduría Pública Especializada en delitos de Tráfico Ilícito de Drogas, com­
plementada por las sentencias recaídas en las Casaciones N° 780-2015 y 1503-
2017/Tumbes; pronunciamientos que analizaremos al comentar el artículo 123
del código.

9 R E Y N A A L F A R O L u is M iguel, L a term inación anticipada en e l C ódigo P rocesal Penal. Gaceta


Jurídica, L im a , 2 0 14 , pp. 12 7 -12 8 .

597 A
ART 72 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

■ REYNA ALFARO Luis Miguel. La terminación anticipada en el Código Procesal Penal. Gaceta
Jurídica, Lima, 2014.
- ROSAS YATACO Jorge. Manual de Derecho Procesal Penal. Grijley, Lima, 2009.
« ROQUE GÓMEZ Elix Tony. Inaplicación de!procedimiento especial de la terminación anticipada
en el proceso inmediato y la no aplicación de la acusación directa portas Fiscalías Corporativas
de Juliaca en el año 2014. Universidad Andina Néstor Cáceres Velásquez, Juliana, 2014.
= SAN MARTÍN CASTRO César. Derecho Procesa! Penal. Tomo i, Editorial Grijley, Lima, 2009.
■ SÁNCHEZ VELARDE, Pablo. El nuevo proceso pena!. Editorial Moreno S.A., Lima, 2009.
■ TABOADA PILCO, Giammpoí. “ El proceso especial de Terminación Anticipada en el Nuevo
Código Procesal Penal” . En: Centro de Estudios de Justicia de las Américas. 10 de noviembre
de 2018. Recuperado de http://biblioteca.cejamericas.org/bitstream/handie/2015/4979/
Terminacionjint¡cipada.pdf?sequence=1&isAilowed=y.

k59B
Sección V APT 123

;A S TÍC U !.0 PROCEDIMIENTO

123.1 Recibido el requerimiento del Fiscal o la solicitud del ado­


lescente, el Juez competente cita a los sujetos procesales co­
rrespondientes a una audiencia de terminación anticipada.
123.2 La audiencia se instala con la asistencia obligatoria del
Fiscal y del adolescente y su abogado defensor. Es facul­
tativa la concurrencia de los demás sujetos procesales.
123.3 Acto seguido, el Fiscal presenta los cargos que como con­
secuencia de la Investigación Preparatoria surjan contra
el imputado y éste tendrá la oportunidad de aceptarlos en
todo o en parte o rechazarlos.
123.4 El Juez debe explicar al adolescente los alcances y conse­
cuencias del acuerdo, así como las limitaciones que repre­
senta la posibilidad de controvertir su responsabilidad. A
continuación, el adolescente se pronuncia al respecto, así
como los demás sujetos procesales asistentes.
123.5 El Juez insta a las partes, como consecuencia del debate, a
que lleguen a un acuerdo, pudiendo suspender la audiencia
por breve término, pero debe continuar el mismo día. No
está permitida la actuación de pruebas en la audiencia de
terminación anticipada.
123.6 Si el Fiscal y el adolescente, llegan a un acuerdo acerca de
las circunstancias de la infracción, de la medida socioedu-
cativa y la reparación civil a imponer, así lo declaran ante
el Juez debiéndose consignar expresamente en el acta res­
pectiva. El Juez dicta sentencia anticipada dentro de las
cuarenta y ocho (48) horas de realizada la audiencia.
123.7 Si el Juez considera que la calificación jurídica de la infrac­
ción y la medida socioeducativa a imponer, de conformi­
dad con lo acordado, son razonables y obran elementos de
convicción suficientes, dispone en la sentencia la aplica­
ción de la medida socioeducativa indicada y la reparación
civil, enunciando en su parte resolutiva que hubo acuerdo.
123.8 La sentencia aprobatoria del acuerdo puede ser apelada
por los demás sujetos procesales. Los demás sujetos pro­
cesales, según su ámbito de intervención procesal, pueden
cuestionar la legalidad del acuerdo y, en su caso, el monto
de la reparación civil En este último caso, la Sala Penal
Superior puede incrementar la reparación civil dentro de
los límites de la pretensión del actor civil.

599 A
ART. 123 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Carolina Huamán Clímaco

► Comentario

1. Introducción

La doctrina nacional ha dedicado obras enteras y artículos extensos al aná­


lisis de la institución jurídico-procesal de la terminación anticipada, desde su
incorporación a nuestro ordenamiento jurídico, mediante el artículo 2 de la Ley
N° 26320 -intitulada Dictan normas referidas a los procesos por el delito de
tráfico ilícito de drogas y establecen beneficios- del 17 de mayo de 1994, hasta
su regulación en los artículos 468 al 471 de nuestro Código Procesal vigente;
sin embargo, al día de hoy, ningún análisis ha sido efectuado en cuanto a su re­
gulación en el Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes.

Ello, consideramos, obedece a que este último cuerpo normativo, en sus


artículos 122 al 126, en gran medida reproduce la redacción de la normatividad
pertinente del Código Procesal Penal, con necesarias, pero exiguas adaptacio­
nes acordes a la naturaleza y estructura del proceso de responsabilidad penal
del adolescente. Por consiguiente, el esforzado análisis que la doctrina ha efec­
tuado hasta el momento respecto del artículo 468 del Código Procesal Penal,
resulta también útil para efectos de comprender los alcances del artículo 123
en comentario.

Siendo este el escenario, en estas líneas centraremos nuestra atención en


aquellas temáticas que, consideramos, la doctrina, hasta el momento, no ha
abordado, o no ha ahondado, al examinar los incisos pertinentes (4 al 7) del ar­
tículo 468 del Código Procesal Penal, así como en la regulación que constitu­
ye una innovación respecto de la normatividad procesal penal que previamente
existía, y que, por ende, no tiene su correlato en ella.

2. Em plazam iento a la audiencia de terminación anticipada y su instalación

Al analizar el artículo 122 del Código de Responsabilidad Penal de Ado­


lescentes se dejó en claro que, una vez recibido el requerimiento de termina­
ción anticipada formulado por el fiscal o la solicitud del adolescente, el j uez de
investigación preparatoria, en inicio, deberá de efectuar un control de admisi­
bilidad y procedencia sobre lo peticionado, y luego, ordenará se corra traslado

k 600
Sección V

del contenido de dicho requerimiento a los sujetos procesales no peticionantes


por el plazo de cinco días, a efectos de que procedan conforme a las atribucio­
nes que le confiere el código.

Ahora bien, conforme a lo estipulado en el artículo 123.1 del código bajo


análisis, este último momento procesal deberá ser aprovechado también por el
juez para citar a los sujetos procesales correspondientes a la audiencia de ter­
minación anticipada, misma que lógicamente deberá de ser programada respe­
tándose el plazo de cinco días que la norma le concede a los sujetos procesales
para formular sus pretensiones por escrito antes de la audiencia.

Cabe notar que, de manera genérica, la norma estipula que se deberán de


citar a la audiencia de terminación anticipada a los sujetos procesales corres­
pondientes, sin precisar quiénes deben de ser entendidos como tales, y, a con­
tinuación, en el inciso 2, precisa que la audiencia se instalará con la asistencia
obligatoria del fiscal, el adolescente y su abogado defensor, acotando, al igual
que lo hace el inciso 4 del artículo 468 del Código Procesal Penal, que es fa­
cultativa la concurrencia de los demás sujetos procesales.

Ahora bien, la praxis judicial nos ha demostrado que al precepto legal con­
tenido en el inciso 4 del Código Procesal Penal se le suelen dar diversas inter­
pretaciones, de las cuales, a nuestra consideración, la más desacertada se incli­
na por considerar que no la norma no establece como obligación de la judica­
tura el citar a sujetos procesales distintos al Ministerio Público, el imputado y
su defensa técnica a la audiencia de terminación anticipada -entiéndase de la
parte agraviada, el actor civil, y otras-, en la medida en que establece como fa­
cultativa la concurrencia de los demás sujetos procesales a la misma.

No obstante, a nuestra consideración dicha interpretación transgrede las


normas procesales penales que informan nuestro ordenamiento jurídico y vul­
nera garantías constitucionales de carácter procesal al encontrarse apuntalada
en consideraciones erróneas como son:

a) Es posible celebrar válidamente una audiencia de terminación anticipada


pese a que no se ha cumplido con la formalidad establecida en el inciso 3
del artículo 468 del Código Procesal Penal, o, para el análisis que nos ocupa,
el inciso 3 del artículo 122 del Código de Responsabilidad Penal de Ado­
lescentes, esto es, el haberse puesto en conocimiento de las demás partes el
contenido del acuerdo provisional antes de la celebración de la audiencia de
terminación anticipada, bastando el que tan sólo tengan conocimiento del

601 A
ART. U 3 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

mismo el imputado, su abogado defensor y el representante del Ministerio


Público.

b) El artículo 468 del Código Procesal Penal, o, para el análisis que nos ocupa,
el inciso 2 del artículo 123 del Código de Responsabilidad Penal de Adoles­
centes, al considerar como facultativa la concurrencia de los demás sujetos
procesales -entiéndase agraviado, actor civil, entre otros- a la audiencia
de terminación anticipada, establece que puede prescindirse de plano de su
participación en la misma e incluso no emplazárseles a participar en ella.

c) En el curso de un proceso penal puede primar la celeridad procesal por so­


bre el derecho a la defensa, al debido proceso y a la tutela jurisdiccional
efectiva que les asiste a las partes, y, acorde a ello, llevarse adelante una
audiencia de terminación anticipada sin tomar en cuenta los intereses de
los sujetos procesales distintos al Ministerio Público y el adolescente.

d) Puede celebrarse válidamente una audiencia de terminación anticipada


en estadios incipientes de la investigación preparatoria, aun cuando, dado
los breves plazos procesales transcurridos, no se concedió al agraviado la
oportunidad de solicitar debidamente su constitución como actor civil, y,
por consiguiente, de ejercer las atribuciones que, de ostentar tal condición
le asistirían, entre ellas, la de ejercitar su pretensión resarcitoria durante el
proceso especial en mención.

Además, dicho modo de entender los alcances de la norma, en cuanto a la


particular* posición del actor civil en el proceso especial sub análisis, omite re­
parar en el hecho de que el Acuerdo Plenario N° 5-2011/CJ-116, sobre cons­
titución del actor civil: requisitos, oportunidad y forma, en el segundo párrafo
de su fundamento N ° 07, ha dejado sentado que:

“(...) la participación del Ministerio Público será por sustitución, esto es,
representa un interés privado. Por ello, su intervención cesa definitivamente
cuando el actor civil se apersona al proceso”. (El resaltado es nuestro).

Ahora bien, una interpretación sistemática del artículo 29 del Código de


Responsabilidad Penal de Adolescentes1, los artículos 104 y 105 del Código

1 A rtícu lo 2 9 .- A c c ió n c iv il del C ó digo de R esponsabilidad Penal de Adolescentes


29 .1 E l ejercicio de la acción c iv il derivada del hecho infractor corresponde al perjudicado por la
infracción, debiendo constituirse como actor c iv il para ello durante el desarrollo de la investigación

k 602
Sección V ART 12

Procesal Penal*2, aplicables de manera supletoria al primer cuerpo normativo


citado, conjuntamente con los fundamentaos del Acuerdo Píenario N° 5-2011/
C J-116 antes reseñado, nos permite sostener que, existiendo un actor civil de­
bidamente constituido como parte procesal en una causa, el Ministerio Público
solo podría actuar por sustitución de aquél en el marco de un proceso especial
de terminación anticipada cuando el actor civil, a pesar de haber sido notificado
debida y oportunamente a efectos de que acuda a la audiencia de terminación
anticipada, decide no asistir a dicha audiencia o no lo hace por negligencia.

En ese entendido, y en consonancia con lo postulado al comentar el ar­


tículo 122 del Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes, considera­
mos que, conforme a una correcta interpretación del inciso 1 del artículo 123
de dicho cuerpo normativo, todos los sujetos procesales que tuviesen directo
interés en los ámbitos objeto de negociación del proceso especial de termina­
ción anticipada, con especial énfasis en el agraviado y el actor civil, deben de
ser citados a la audiencia que se convoque para su debate; constituyendo una
clara transgresión del derecho a la defensa y al debido proceso todo proceder
judicial que prescinda de su emplazamiento a la audiencia.

Dicha interpretación de la norma ha sido recogida por la Primera Sala Pe­


nal Transitoria de la Corte Suprema como doctrina jurisprudencial vinculante,
en los fundamentos jurídicos vigesimocuarto al vigesimosexto de la sentencia
de fecha 16 de agosto de 2017, emitida en la Casación N° 655-2015-Tumbes,
que a continuación citamos:

preparatoria. En caso no se realice dicha constitución en actor civil, el Ministerio Público interviene
accionando la acción civil.
29.2 Su ámbito comprende las acciones establecidas en el artículo 93 del Código Penal e Incluye,
para garantizar la restitución del bien, siempre que sea posible, la declaración de nulidad de los actos
jurídicos que correspondan, con citación de los afectados.
2 Artículo 104.- Facultades del actor civil del Código Procesal Penal
El actor civil, sin perjuicio de los derechos que se le reconocen al agraviado, está facultado para
deducir nulidad de actuados, ofrecer medios de investigación y de prueba, participar en los actos
de investigación y de prueba, intervenir en el juicio oral, interponer los recursos impugnatorios que
la Ley prevé, intervenir -cuando corresponda- en el procedimiento para la imposición de medidas
limitativas de derechos, y formular solicitudes en salvaguarda de su derecho.
Artículo 105.- Facultades adicionales del actor civil del Código Procesal Penal
La actividad del actor civil comprenderá también la colaboración con el esclarecimiento del hecho
delictivo y la intervención de su autor o participe, así como acreditar la reparación civil que pretende.
No le está permitido pedir sanción.

603 A
ART 123 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

“ V 1G E S IM O C U A R T O . D istinto h u b iese sido la situación, si ju n to a la citación


a la a u d ie n c ia de la m ed id a co ercitiv a se le h u b ie se s n o tificad o a la P ro c u ra ­
d u ría el a c u e rd o de term inación an ticip ad a, co n el fin de d arle la p o sib ilid a d
de c u e stio n a r el acu erd o extrem o de la rep a ra ció n civ il, p re v ia c o n stitu ció n
en acto r c iv il, y de esta m anera, d o ta r al p ro c e so de u n m arco de leg alid ad y
re sp e to a las g a ra n tía s c o n stitu cio n ales de c a rá c ter p ro c e sa l co m o el debido
p roceso y el d e re c h o de defensa.

V IG E S IM O Q U IN T O . E n este sen tid o , se d eb ió p ro c e d e r estric ta m e n te de


c o n fo rm id a d co n el artículo 468.3, del C ó d ig o P ro c e sa l P en al, que señala: “El
re q u e rim ie n to fiscal o la solicitud del im p u tad o será p u e sta en c o n o cim ien to
de to d a s las p a rte s p o r el plazo de cinco dias, q u ie n e s se p ro n u n ciaran acerca
de la p ro c e d e n c ia del proceso de te rm in a c ió n a n tic ip a d a y, en su caso , fo rm u ­
lar p re te n sio n e s” .

V IG E S IM O S E X T O . A sim ism o, debió citarse a la a u d ie n c ia de term in ació n


an tic ip a d a a l a P rocuraduría; por lo que n o es c o r r e c to I n t e r p r e t a r el a rtíc u lo
46 8 .4 , d e la n o r m a p ro c e sa l, c o m o e r r ó n e a m e n te lo h a n c o n s id e r a d o las
in s ta n c ia s o r d i n a r i a s , q u e la a u s e n c ia d e l actor civil, c u y a a s is te n c ia es
f a c u lta tiv a , ju s tif ic a la falta d e n o tific a c ió n a la p r e c ita d a a u d ie n c ia , p u e s
so n a c to s p r o c e s a le s d istin to s. E n e sta lín ea, la n o tific a c ió n a la in stalació n
de la a u d ie n c ia de term inación a n tic ip a d a es o b lig a to ria p a ra to d as las partes
p ro cesales, au n cu an d o el agraviado no se h a y a co n stitu id o en acto r civil, al
m a rg e n d e si su p re se n c ia es fa c u lta tiv a , es decir, si n o co n d ic io n a la ac tu a ­
c ió n e in sta la c ió n de la audiencia, en v irtu d a que e n la m ism a o p re v ia a ella,
d a d a en la e ta p a investigativa e n la que se e n cu en tra, esto es, e n la o p o rtu n i­
d ad p ro c e sa l p e rtin e n te , podría so lic ita r c o n stitu irse e n acto r civ il y e jercer las
fa cu ltad es p a trim o n ia le s que le o to rg a la n o rm a p ro c e sa l y, de e sta m anera,
no p ro v o car q u e se q u ed e en grave estado de in d e fe n sió n , co m o o cu rrió en el
p re se n te c a s o ” . (E l resaltado es nu estro ).

Doctrina jurisprudencial que, por lo demás, ha sido complementada por


dicha Sala Penal Suprema en la sentencia expedida, el 06 de octubre de 2017,
en el marco de la Casación N° 780-2015-Tumbes, cuyos fundamentos relevan­
tes transcribimos:

“ SE X T O . C o m o y a se h a establecido (C asació n n ú m e ro 6 5 5 -2 0 15/Tum bes),


si bien la p re se n c ia del agraviado es facu ltativ a en u n a au d ien cia de T erm ina­
ción. A n tic ip a d a , sin em bargo, sí es o b lig ato ria su n o tificació n a la in stalació n
de la m ism a , aun cuando el ag rav iad o no se h ay a c o n stitu id o en acto r civil.
L as in sta n c ia s ordinarias, al resp ecto , h an d ad o una in terp retació n erró n ea al
artículo 468, inciso 4, del C ódigo P rocesal P enal, e n cuan to a que se ju stifica
su falta de n o tificació n , a tenor de que su a sisten cia es facultativa; es decir, si

jfefc, 6 0 4
Sección V AfiT. 123

no co n d ic io n a la actuación e instalación de la audiencia, en v irtu d de que en la


m ism a o p re v io a ella, dada la etapa investigativa, es la o p o rtu n id ad p rocesal
pertin en te p a ra solicitar constituirse en actor civil y ejercer las facultades p a tri­
m oniales q u e le otorga la norm a procesal. N o h acer ello significa que el ag rav ia­
do se q u ed a e n grave estado de indefensión com o ocu rrió en el caso de au to s” .

“D É C IM O . B ajo este contexto, la S ala S uperio r de A p elacio n es, al rech azar


la so licitu d de n u lid ad de la P ro c u ra d u ría P ública, v a lid ó que el ju e z de In ­
v e stig a c ió n P re p a ra to ria desn atu ralizó la fin alidad de la A u d ie n c ia de P risió n
P re v e n tiv a , y h o m o lo g ó un A cu erd o de T erm inación A n tic ip a d a aun cuando
n o se sig u ió co n los lineam ientos p a ra dicho proceso esp e c ia l, m ás aún de no
h a b e rse b rin d a d o al agraviado la o p o rtu n id ad de so licitar v álid am en te su co n s­
titu c ió n en A c to r C ivil; p o r lo que, e n el decurso del p ro ceso , se han co n c u l­
cado los in ciso s 3 y 4, del artículo 468, del C ódigo P rocesal P en al, que ante la
g rav e a fe c ta ció n del debido pro ceso y el derecho de d efen sa, se debe retro traer
la c a u sa al estad io procesal en el q u e la P ro cu rad u ría te n g a la o p o rtu n id ad de
c o n stitu irse e n acto r civil y en co n trarse facultado de im p u g n a r el m onto de la
re p a ra c ió n civil, y los dem ás que la ley le otorga” .

En esta línea de desarrollo jurisprudencial igualmente ha sido emitida la


sentencia de fecha 05 de febrero de 2018, recaída en la Casación N° 1503-
2017/Tumbes, cuyo fundamento jurídico quinto resulta relevante para los fines
del presente análisis:

“ Q U IN T O . Q u e es p aten te la d esn atu ralizació n del p ro ceso de term in ació n


a n tic ip a d a y, adem ás, la v u ln eració n de las garantías de tu te la ju risd iccio n al
y de d e fe n sa p ro c e sa l en p erjuicio de la P ro cu rad u ría P u b lic a del Estado. Si
m e d ia d e sistim iento del req u erim ien to de p risió n p re v e n tiv a , objeto de la d i­
lig en cia, é sta co n clu y e definitivam ente. N o puede a p ro v ech arse para realizar
actos d istin to s del que fue su objeto.

L a so lic itu d , ind iv id u al o conjunta, de term in ació n an ticip ad a, está sujeta a


un trá m ite rig u ro sa m e n te estab lecid o en los artículos 4 6 8 al 471 del C ó d ig o
P ro c e sa l P en al. L a no tificació n a la P ro cu rad u ría d eb e p erm itir, desde la p e rs­
p e c tiv a del p la z o razonable, que ésta rápidam en te d e c id a si se constituye en
acto r civ il, p a ra lo cual debe con o cer de las actu acio n es re a liz a d as y te n e r un
tie m p o m ín im o n ecesario p ara definir sus posib ilid ad es de interv en ció n - l a
g a ra n tía de d e fe n sa así lo exige (artícu lo IX , apartado 1, d e l C ó d ig o P rocesal
P e n a l)-. E s de re c o rd a r que existe, asim ism o, y c o n fo n n e a la garantía del
d eb id o p ro c e so , un derech o a un ju ic io sin prisas excesiv as (S T E D H M alchif
A b d e m m a z a ck , de diecinueve de o ctu b re de dos m il cuatro). E l aceleram ien to
p ro c e sa l n o p u e d e p lasm arse en p erju icio de las g aran tías d e tu tela ju ris d ic ­
cional y de d e fe n sa p ro cesal” .

605
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

De otro lado, en cuanto a la concurrencia necesaria para la instalación


de la audiencia de terminación anticipada, el artículo 123 ha estipulado que
esta sólo se producirá de contarse, por lo menos, con la asistencia del fiscal,
el adolescente y su abogado defensor. Estipulación que encuentra su razón
de ser, de un lado, en la titularidad de la acción penal que recae sobre el re­
presentante del M inisterio Público, y, del otro, en la potestad del adolescen­
te de reconocer su responsabilidad penal en su condición de sujeto pasivo de
la intervención judicial; es decir, en la potestad de ambos sujetos procesales
de efectuar concesiones recíprocas en el marco de un mecanismo transaccio-
nal como lo es el de terminación anticipada, el mismo que no podría llevar­
se adelante en ausencia de alguno de los dos sujetos procesales facultados a
incoar su aplicación y a participar de la negociación que dicho proceso es­
pecial conlleva.

Siendo esto así, y verificándose que el artículo 123 no ha previsto cómo


debería de proceder el órgano jurisdiccional ante la inconcurrencia del fiscal, el
adolescente y su abogado defensor, esto es, de los sujetos procesales cuya asis­
tencia resulta indispensable para la instalación de la audiencia, conviene anali­
zar los escenarios posibles de inconcurrencia para efectos de ensayar eventua­
les salidas procesales ante su verificación:

a) Inconcurrencia del adolescente. De ser éste el peticionante, el juez debe­


rá de declarar la improcedencia de la solicitud de terminación anticipada
ante su inconcurrencia injustificada. De serlo el Ministerio Público, en una
primera oportunidad, deberá de reprogramar la audiencia, bajo apercibi­
miento de rechazar el cuaderno ante una segunda inasistencia, y ordenar se
notifique válida y oportunamente al adolescente de la reprogramación, y,
ante una segunda inconcurrencia, rechazará de plano la solicitud; de igual
forma deberá de proceder de haber incoado su inicio conjuntamente con el
Ministerio Público.

b) Inconcurrencia de la defensa técnica del adolescente. De verificarse su in­


concurrencia injustificada, el juez, en uso de sus atribuciones legales, y de
conformidad con lo estipulado en el artículo 85 del Código Procesal Penal,
de aplicación supletoria al Código de Responsabilidad de Adolescentes, de­
berá de requerir al adolescente que, en el término de veinticuatro (24) horas,
designe al reemplazante, bajo apercibimiento de designarle a un defensor
público en caso de no hacerlo, asimismo, dispondrá la reprogramación de
la audiencia.

sA 606
Sección V ART 12

c) Inconcurrencia del representante del Ministerio Público. De ser éste el pe­


ticionante, el juez deberá de declarar la improcedencia de la solicitud de
terminación anticipada, y remitir copias al órgano de control del Ministe­
rio Público, de verificar su inconcurrencia injustificada, dejando a salvo el
derecho del adolescente de incoar unilateralmente el inicio del proceso de
terminación anticipada. De serlo, el adolescente deberá de reprogramar la
audiencia las veces que fuesen necesarias para salvaguardar sus intereses,
sin perjuicio de remitir copias al órgano de control del Ministerio Público;
de igual forma deberá de proceder de haber incoado su inicio conjuntamen­
te con el adolescente.

Es oportuno comentar que, en la praxis judicial en no pocas ocasiones se


verifica que se cita al imputado a la audiencia de tenninación anticipada aperci­
biéndosele de que se ordenará su conducción compulsiva en caso de inasisten­
cia voluntaria a la audiencia; poder coercitivo que se ejercita una vez verificada
la inconcurrencia injustificada de aquél, No obstante, consideramos que dicho
proceder no es acorde a la naturaleza del proceso de terminación anticipada
que, como exponente de la justicia penal negocia!, busca alcanzar un acuerdo
Ínter partes, por lo que la inconcurrencia del imputado a la audiencia de termi­
nación anticipada debe de ser entendida como una renuencia del adolescente a
aceptar su responsabilidad respecto del hecho punible objeto del proceso.

3. Respecto a las facultades del actor civil en las fases principal y decisoria
del proceso de terminación anticipada seguido contra el adolescente

El Acuerdo PlenarioN 0 5-2009/C M 16, en su fundamento jurídico octavo,


precisa que el proceso de terminación anticipada atraviesa tres etapas: i) fase
inicial, que comienza con la calificación de la solicitud de terminación antici­
pada; ii) fase principal, que comprende el desarrollo de la audiencia respectiva,
y iii) fase decisoria, que se corresponde con la emisión de la decisión resoluto­
ria correspondiente, esto es, el auto desaprobatorio del acuerdo o la sentencia
anticipada, y, consideramos, se extiende hasta la eventual fase impugnativa.

Al analizar el artículo 122 precisamos que, la normatividad le reconoce al


actor civil, esto es, al agraviado debidamente constituido como tal para el ejer­
cicio legítimo de la pretensión civil en la causa, facultades plenas para pronun­
ciarse acerca de la procedencia del proceso de tenninación anticipada y formu­
lar pretensiones durante la etapa inicial del proceso especial sub análisis. Sin
embargo, la participación de dicho sujeto procesal no se restringe únicamente

607 A
ART 123 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

a dicha etapa, pues, tal y como veremos en el siguiente cuadro, algunos aparta­
dos del artículo 123, también le reconocen facultades de actuación en las eta­
pas principal y decisoria.

Reconocimiento de atribuciones que, consideramos, se encuentra en


consonancia con lo normado en los artículos 11 (inciso 1), 94 (inciso 1) y 98
del Código Procesal Penal, de aplicación supletoria al Código de Responsa­
bilidad Penal de Adolescentes, sobre el cese de la legitimación del Ministerio
Público para intervenir en el objeto civil del proceso una vez que el agravia­
do se ha constituido en actor civil, y la titularidad del ejercicio de la acción
reparatoria que recae sobre este último sujeto procesal en el desarrollo del
proceso penal.

El alcance de lo preceptuado en los artículos antes mencionados, sin em­


bargo, en múltiples ocasiones, no es comprendido o es expresamente desaten­
dido por los órganos jurisdiccionales, de modo tal que: a) durante la fase de
negociación de la audiencia de terminación anticipada, relegan la participa­
ción del actor civil o la sustituyen por la del Ministerio Público, en el entendi­
do de que los únicos facultados a pactar los términos del acuerdo son el fiscal
y el imputado, y b) una vez emitida la sentencia anticipada, sólo le reconocen
facultades para cuestionar el extremo de la reparación civil, y no la legalidad
del acuerdo.

Amparan su proceder en erróneas interpretaciones de lo estipulado en los


incisos 2 y 3 del artículo 122, y 5, 6, 7 y 8 del artículo 123 del cuerpo normati­
vo en estudio; mismas que a continuación reseñamos:

a) Inciso 2, artículo 122. El fiscal y el adolescente, prescindiendo de la parti­


cipación del actor civil, se encuentran habilitados para celebrar reuniones
preparatorias informales y arribar a un acuerdo provisional sobre la medi­
da socioeducativa y la reparación civil. Lo que denota que, según el texto

k 608
Sección V ART.123

expreso de ía norma, es el Ministerio Público, y no el actor civil, el legiti­


mado para ejercitar la pretensión civil en el marco del proceso especial de
terminación anticipada.

b) Inciso 3, artículo 122. A las partes procesales distintas al Ministerio Públi­


co y el adolescente, entiéndase incluido el actor civil, se les reconoce la fa­
cultad de formular pretensiones que convengan a su derecho en el plazo de
cinco días que se le otorga para absolver el traslado del requerimiento fiscal
o la solicitud del adolescente. No obstante, lo que pudiesen alegar o reque­
rir en dicho plazo tiene la condición de secundario y no vinculante respecto
de lo acordado por el Ministerio Público, el adolescente y su defensa téc­
nica si se tiene en cuenta que ello, en ningún modo, será incorporado a los
términos del acuerdo provisional que será sometido al control de legalidad
correspondiente, y solo será considerado como pretensiones respecto de las
cuales el actor civil tiene la expectativa de transar en ía negociación que se
llevará a cabo en el marco de la audiencia de terminación anticipada.

c) Inciso 5, artículo 123. Durante la celebración de la audiencia de termina­


ción anticipada, el juez podrá solicitar a las partes, entendiéndose con ello
también al actor civil, a arribar un acuerdo como consecuencia del debate.

d) Inciso 6, artículo 123. No obstante lo estipulado en el inciso 5, del texto


del inciso 6 se entiende que, aun cuando el actor civil, en audiencia, hubie­
se manifestado su disconformidad con el monto acordado por concepto de
reparación civil, y no hubiese arribado a un acuerdo respecto a dicho ex­
tremo, ello en ningún modo es óbice para que el acuerdo provisional sea
homologado íntegramente; tal es así que el inciso en comentario solo esti­
pula que, si el Ministerio Público y el adolescente arriban a un acuerdo se
deberá consignar ello en el acta respectiva, restándosele importancia a la
participación que el actor civil pudiese haber tenido en la negociación o la
oposición que hubiese formulado.

e) Inciso 7, artículo 123. Conforme a una interpretación literal de la norma,


el juez de la causa se encuentra obligado a efectuar un control de legalidad
de los términos del acuerdo provisional, pero sólo en cuanto a la califica­
ción jurídica de la infracción y la medida socioeducativa a imponer, pues
así lo estipula expresamente la norma; entendiéndose que, si considera que
ambos extremos son razonables y obran elementos de convicción suficien­
tes, es decir, superan el control de legalidad y razona bilidad, homologará
los extremos adicionales, entre ellos el referente a la reparación civil, por

609 d
AHT. 123 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

defecto, en la m edida en que en ese escenario al actor civil le asistirá el de­


recho a recurrir, conforme a lo estipulado en el inciso 8.

f) Inciso 8, artículo 123. El actor civil no tiene legitimidad para solicitar la


desaprobación del acuerdo provisional, ni para cuestionar la calificación
jurídica en la m edida en que no ejercita la acción penal. De ahí que, su po­
testad recursiva se encuentra circunscrita al extremo de la reparación civil,
y aun cuando advierta que se ha emitido una sentencia anticipada pese a
que el proceso especial era de por sí improcedente, por la ilegitimidad de
quien lo solicitó, su incoación extemporánea, la reincidencia del pedido o
la complejidad de la causa, no podrá cuestionar su legalidad3.

Sin embargo, debemos de recalcar que, a nuestra consideración, tales inter­


pretaciones equívocas de la norma encuentran su razón de ser en la desacertada
redacción actual de los artículos 122 y 123 del Código de Responsabilidad Pe­
nal de Adolescentes, mismos que, señalamos líneas arriba, básicamente repro­
ducen lo estipulado en el artículo 468 del Código Procesal Penal. Normatividad
a partir de cuya interpretación literal cierto sector de los operadores jurídicos
entienden que, en el desarrollo del proceso especial de terminación anticipada
prima la celeridad procesal y el concierto de voluntades del Ministerio Público,
el imputado y su defensa técnica, por sobre las atribuciones y facultades que le
son reconocidas al actor civil por su condición como tal.

Siendo este el escenario consideramos que, es preciso impulsar la modi­


ficación del citado artículo 468 del Código Procesal Penal, cuya redacción ha
sido adaptada por el Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes, de
modo tal que:

3 No obstante, ante interpretaciones erróneas como las reseñadas es imperativo hacer notar que,
de materializarse éstas en actuaciones procesales en perjuicio del actor civil, constituirían graves
afectaciones al debido proceso y el derecho a la defensa sancionables con nulidad. Ello en la me­
dida en que, estando en los incisos 5 y 8 del artículo 123 del Código de Responsabilidad Penal de
Adolescentes -al igual que lo está eu los incisos pertinentes del artículo 468 del Código Procesal
Penal-, reconocidas facultades para que el actor civil participe en la negociación de los términos
dei acuerdo que se requerirá sea objeto de homologación, y para cuestionar la legalidad del acuerdo,
deberá interpretarse restrictivamente cualquier otra norma que limite la intervención del actor civil
en el objeto civil del proceso, tal y como lo prevé el artículo VII del Título Preliminar del Código
Procesal Penal, aplicable de manera supletoria.

k610
Sección Y ART, 123

Se reconozca expresamente al actor civil el derecho a transar los términos


de la reparación civil en las reuniones preparatorias informales que pudie­
sen celebrar el Ministerio Público y el imputado.

Se regule de forma expresa y clara que, el actor civil ostenta el derecho a


ser oído y a participar activamente en la negociación que se desarrolle du­
rante la audiencia de terminación anticipada.

Conste expresamente en la norma que el control de legalidad que debe ser


realizado por el órgano jurisdiccional debe de recaer también sobre el ex­
tremo de la reparación civil, de modo tal que, si ese extremo del acuerdo no
supera el control de legalidad, se desaprobará el acuerdo en su integridad.

De no mediar acuerdo respecto a la reparación civil, por oposición mani­


fiesta del actor civil, proseguirá el proceso sólo en cuanto a su objeto civil.

En esa línea de ideas, hemos ensayado una propuesta de eventual modifi­


cación de la normatividad en comentario, misma que comparto en el ánimo de
seguir impulsando el debate, que ya hace mucho tiempo se ha iniciado en los
espacios académicos, respecto a la cuestionable redacción del artículo 468 del
Código Procesal Penal4:

“A rtíc u lo 4 6 8 .- N o rm a s de aplicación. L o s procesos p o d rán te rm in a r antici­


p a d a m e n te o b serv an d o las siguientes re g la s5:

1. A iniciativa del F iscal o del im putado, el Juez de la Investigación Prepara­


toria, u n a vez e x p ed id a la D isposición Fiscal del artículo 336 y h a sta antes
de fo n n u larse acusación fiscal, pero p o r una sola vez, la celebración de una
audiencia de term inación anticipada, de carácter privada. Su celebración no
im pide la continuación del proceso. Se form ará, al respecto, cuaderno aparte.

2. Eí fiscal y el imputado están autorizados a sostener reuniones prepara­


torias informales tendientes a arribar a un Acuerdo Provisional sobre
la pena, la reparación civil y demás consecuencias accesorias, debiendo
convocar al actor civil, y a los demás sujetos procesales que pudiesen
tener directo interés en los ámbitos objeto de negociación, a participar
de las mismas para efectos de garantizar sus intereses. De arribar a un

4 Material inédito de la autora que forma parte de un trabajo de investigación en desarrollo.


5 Nótese que las negritas y el subrayado que serán empleadas en el siguiente texto diferenciarán a las
propuestas de modificación normativa elaboradas por la autora del texto original de la norma.

611 A
AffT. 123 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

a c u e r d o lo s su je to s p ro c e sa le s intervinientes p o d r á n p r e s e n ta r u n a so­
lic itu d c o n ju n ta in s ta n d o la a p lic a c ió n d e l p ro c e so de te rm in a c ió n a n ­
tic ip a d a . E n todo caso, la continuidad del trám ite req u iere n ecesariam en te
la no o p o sic ió n inicial del im putado.o del F iscal seg ú n el caso.

3. E l re q u e rim ie n to fiscal o la solicitud del im p u ta d o será p u e sta e n co n o ci­


m ie n to d e todas las p artes por el p lazo de cin co d ías, q u ien es se p ro n u n ­
c iarán a c e rc a de la p ro c e d e n c ia del p ro c e so de term in ació n an ticip ad a y,
en su c a s o , fo rm u lar sus p reten sio n es.

4. L a a u d ie n c ia de term in ació n an tic ip a d a se in sta la rá con la asisten cia o b li­


g a to ria d e l F iscal y d e l im putado y su a b o g a d o defensor. E s fa c u lta tiv a la
c o n c u rre n c ia de los dem ás su jeto s p ro cesales. A c to seg u id o , el F isc a l pre­
sen tará lo s cargos q u e com o c o n se c u e n c ia de la In v estig ació n P re p a ra to ­
ria surjan c o n tra el im p u tad o y éste te n d rá la o p o rtu n id ad de acep tarlo s,
en to d o o e n parte, o rech azarlo s. E l Ju e z d e b e rá de ex p licar al p ro c e sa d o
los a lc a n c e s y co n secu en cias del acu erd o , así co m o las lim ita c io n e s que
re p re se n ta la p o sib ilid ad de c o n tro v e rtir su re sp o n sab ilid ad . A co n tin u a ­
ción, el im p u ta d o se p ro n u n c ia rá al re sp e c to , así com o los d em ás sujetos
p ro c e s a le s asistentes. El Juez in sta rá a las p a rte , co m o co n se c u e n c ia del
debate, a q u e lleguen a u n acuerdo p r o d u c to d e u n a n e g o c ia c ió n co n la
p a r t i c i p a c i ó n a c tiv a d e to d a s ellas, p u d ie n d o su sp en d er la au d ie n c ia p o r
breve té rm in o , pero d eb erá c o n tin u a r e l m ism o día. N o está p e rm itid a la
a c tu a c ió n de p ru eb as en la au d ien cia de te rm in a c ió n an ticipada. 56

5. SÍ el F isc a l y el im putado lle g a n a un a c u erd o a cerca de las circu n stan cias


del h e c h o p u nible, de la p en a, y co n se c u e n c ias acceso rias a im p o n er, in ­
cluso la n o im p o sic ió n de p e n a p riv ativ a de lib e rta d e fectiv a co n fo rm e a
la L e y p e n a l, así lo d eclararán an te el Ju e z d eb ién d o se c o n sig n a r e x p re sa ­
m e n te en el a cta resp ectiv a; lo m ism o d e b e r á s e r r e a liz a d o p o r el im p u ­
ta d o y el a c to r c iv il si a r r i b a n a u n a c u e r d o r e s p e c to d e la r e p a r a c ió n
civil. E l Ju e z d ictará sen ten cia a n tic ip a d a d en tro de las cu aren ta y ocho
h o ras de re a liz a d a la audiencia.

P R O P U E S T A 1:

6. Si el Ju e z consi dera que la calificació n ju ríd ic a d el h ech o p u n ib le, la p en a


a im p o n e r y la r e p a r a c ió n civil, de c o n fo rm id a d con lo aco rd ad o , son
ra z o n a b le s y obran elem en to s de co n v ic c ió n suficientes, d isp o n d rá en la
se n te n c ia la ap licació n de la p e n a in d icad a, la rep a ra ció n civ il y las co n ­
se c u e n c ia s acceso rias que c o rre sp o n d a e n u n c ia n d o en su p arte re so lu tiv a
q ue h a h a b id o acuerdo. R ig e lo d isp u esto en el artícu lo 398. E n c a so d e
q u e el im p u ta d o y el a c to r c iv il n o h u b ie s e n a r r i b a d o a u n a c u e rd o

¡k 612
Sección V ART 113

re s p e c to a la r e p a r a c ió n civil d u r a n te la a u d ie n c ia , el p ro c e s o c o n ti­
n u a r á e n c u a n to a ese e x tre m o .

7. L a sen ten cia a p ro b a to ria del acuerdo pued e ser apelad a p o r los d e m á s su­
je to s pro cesales. L os dem ás sujetos procesales, según su ám b ito de in ter­
v en ció n p ro cesal, p u e d e n cu estio n ar la leg alid ad del acuerdo.

P R O P U E S T A 2:

6. Si el Ju e z c o n sid e ra que la calificación ju ríd ic a del hecho p u n ib le, la p e n a


a im p o n e r y ía r e p a r a c ió n civil, de con fo rm id ad con lo a co rd ad o , son
razo n ab les y o b ran elem entos de convicción suficientes, d isp o n d rá en la
sen ten cia ia a p lic a c ió n de la p en a indicada, la rep aració n civ il y las co n ­
secu en cias a cceso rias que co rresp o n d a enun cian d o en su p arte re so lu tiv a
que h a h ab id o a cu erd o . R ige lo d ispuesto en el artículo 398.

7. La sen ten cia ap ro b a to ria del acuerdo p u ed e ser apelada p o r los d e m á s su­
je to s p ro cesales. L os dem ás sujetos procesales, según su ám b ito de in ter­
ven ció n p ro c e sa l, p u e d e n cu estio n ar la leg alid ad del acuerdo y, en su caso,
el m o n to de la re p a ra c ió n civil. E n este últim o caso, la Sala Penal S u p erio r
puede in c re m e n ta r la rep aració n civil dentro de los lím ites de ia p re te n sió n
del a c to r c iv il” .

Por lo demás, y volviendo al análisis del artículo 123 en comentario, de­


bemos de mencionar que, conforme al principio de desjudicialización o míni­
ma intervención, regulado en el artículo VI del Título Preliminar del Código
de Responsabilidad Penal de Adolescentes -prescripción normativa que guarda
consonancia con lo estipulado en el artículo 40.3.b de la Convención sobre los
Derechos del Niño6—, deberán adoptarse medidas que eviten someter al ado­
lescente a un proceso judicial o pongan término al mismo sin necesidad de re­
currir al juicio oral. De ahí la importancia de la aplicación deí instituto jurídico
procesal de la terminación anticipada en el proceso de responsabilidad penal
del adolescente, como forma de garantizar la mínima intervención del Derecho
Penal, y favorecer al adolescente con un mecanismo que reduzca las posibili­
dades de estigmatización e institucionalización que implica el sometimiento a
todas las etapas de un proceso de responsabilidad penal.

6 Artículo 40,3,b de ía Convención sobre los Derechos del Miño.-


Los Estados Partes tomarán todas las medidas apropiadas para promover el establecimiento de leyes,
procedimientos, autoridades e instituciones específicas para los niños de quienes se alegue que han
infringido las leyes penales (...) siempre que sea apropiado y deseable, la adopción de medidas para
tratar a esos niños sin recurrir a procedimientos judiciales (...)”.

613 A
ART. 124 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

PLORAIS DAD DE INFRACCIONES O DE ADOLESCENTES

En los procesos por pluralidad de hechos punibles o de adoles­


centes, se requiere del acuerdo de todos los imputados y por to­
dos los cargos que se incrimine a cada uno. Sin embargo, el Juez
puede aprobar acuerdos parciales si la falta de acuerdo se refiere
a delitos conexos y en relación con los otros adolescentes, salvo
que ello perjudique la investigación o si la acumulación resulta
indispensable.

© Carolina Huamán Clímaco


$ Comentario

1. Introducción

Antes de profundizar en al análisis del citado artículo 124 debemos dejar


sentado de antemano que, dicha norma constituye una cuasi reproducción de
lo estipulado en el artículo 469 del Código Procesal Penal1, diferenciándose de
esta última únicamente en la consideración del adolescente, y ya no del impu­
tado, como sujeto procesal sometido al proceso de responsabilidad penal. Aho­
ra bien, dadas las semejanzas entre ambos dispositivos legales, nos adentrare­
mos al estudio del artículo 124 remitiéndonos, en no pocas ocasiones, a lo que
la doctrina ha dejado sentado al avocarse al análisis del artículo 469 del Código
Procesal Penal de 2004.

2. Pluralidad de adolescentes en la comisión de hechos punibles

El artículo 124 sub análisis ha sido previsto, básicamente, para regular


aquellos supuestos en los que se pretenda aplicar la terminación anticipada
en el marco de procesos seguidos por la presunta comisión de más de una

1 Artículo 469.- Proceso con pluralidad de hechos punibles e imputados.- En los procesos por plurali­
dad de hechos punibles o de imputados, se requerirá del acuerdo de todos los imputados y por todos
los cargos que se incrimine a cada uno. Sin embargo, el Juez podrá aprobar acuerdos parciales si la
falta de acuerdo se refiere a delitos conexos y en relación con los otros imputados, salvo que ello
perjudique la investigación o si la acumulación resulta indispensable
Sección V ART. 124

infracción penal, y en contra de dos a más adolescentes; evidenciándose en este


último supuesto un escenario de coimputación, que, de acuerdo a Díaz Pita,
se producirá cuando los imputados por un mismo delito o por delitos conexos
sean juzgados en un único procedimiento, y no en aquellos supuestos en los
que, aun existiendo una pluralidad de imputados por el mismo delito o delitos
conexos, sean objeto de procedimientos separados2.

De una lectura sencilla de la norma en comentario que a todas luces claro


que, nuestro nuevo sistema de justicia penal para adolescentes, ante situacio­
nes de coimputación (acumulación subjetiva), rechaza la posibilidad de que
solo uno o algunos de los adolescentes imputados en concepto de coautores,
cómplices o instigadores, puedan acogerse al beneficio de terminación antici­
pada, y condiciona su procedencia a la existencia de un acuerdo global entre
todos los adolescentes. Asimismo, ante procesos seguidos por pluralidad de
hechos punibles (acumulación objetiva), condiciona su procedencia a la pre­
via aceptación de todos y cada uno de los cargos formulados en contra de él o
los adolescentes.

Ergo, siguiendo a Giammpol Taboada3, el proceso especial de termina­


ción anticipada sólo será procedente en escenarios de acumulación objetiva
y subjetiva en los que se presenten los siguientes supuestos de acuerdo total:

El adolescente acepta todos los hechos punibles.

Todos los adolescentes aceptan el hecho punible imputado.

Todos los adolescentes aceptan el hecho punible imputado a cada uno.

Ahora bien, aun cuando la norma proscribe la conformidad parcial objeti­


va en la medida en que exige que el adolescente acepte todos los hechos puni­
bles que le son incriminados, consideramos que cabe una excepción a la regla
general planteada, y esta lo supone, precisamente, el acuerdo parcial en el que
el adolescente imputado acepte la comisión de uno o varios hechos punibles,
pero rechace la de uno o algunos de estos. Supuesto en el cual, consideramos, el

2 DIAZ PITA, María Paula. E l coim putado. Tirant lo Blanch, Valencia, 2000, p. 281.
3 Véase: GIAMMPOL TABOADA, Pilco. E l p roceso especial de term inación anticipada en el N u e vo
C ódigo P ro c esa l P enal: E special referencia a su aplicación en e l D istrito J u d icia l de L a L ibertad.
Instituto de Ciencia Procesal Penal, Recuperado de http://incipp.org.pe/archivos/publicaciones/
procesodeterminacion.pdf. p. 15.

615 A
ART. m Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

juez se encontrará habilitado para emitir un pronunciamiento judicial de fondo


que homologue o no el acuerdo parcial, quedando respecto de los delitos sobre
los que no ha mediado acuerdo la posibilidad de ser analizados posteriormente
en el juicio que se prosiga para tal efecto.

Ello por cuanto, en atención a lo estipulado en el artículo 50 del Código


Penal4, en este supuesto nos encontraríamos ante un concurso real de delitos en
el que se han configurado varias acciones independientes entre sí que han rea­
lizado a su vez varios delitos autónomos; razón por la cual es válido que medie
una aceptación de cargos, y, por ende, un pronunciamiento judicial de fondo
que apruebe o no el acuerdo parcial, respecto de alguno o algunos de los puni­
bles imputados, pero que se rechace los cargos formulados respecto de otros.

3. Pluralidad de adolescentes y hechos conexos

Expuesta la regla general consistente en la prohibición de acuerdos par­


ciales en la terminación anticipada, sin embargo, cabe tener en claro que el
artículo 124 del Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes establece
como excepción a esta que el juzgado de investigación preparatoria podrá apro­
bar acuerdos parciales si la falta de acuerdo se refiere a delitos conexos y en
relación con otros adolescentes, salvo que ello perjudique la investigación o si
la acumulación resulta indispensable.

Respecto de la excepción planteada debemos de mencionar que, un limita­


do sector de la doctrina, representado por Giammpol Taboada y Condori Quil-
ca, se ha volcado a analizar sus alcances al efectuar el estudio del artículo 469
del Código Procesal Penal; no obstante, este coincide al considerar que la ex­
cepción a la que hace alusión la norma se configura en casos de concurso real
de delitos regulado en el artículo 50 del Código Penal, es decir, cuando en un
proceso se enjuicien distintos hechos punibles independientes unos de los otros
acumulados por razones de conexidad, y siempre en cuando estos hechos pu­
nibles independientes hayan sido cometidos por otros adolescentes que no ma­
nifiestan su voluntad de aceptar los cargos formulados en su contra, respecto

4 Artículo 50.- Concurso real de delitos.- Cuando concurran varios hechos punibles que deban
considerarse como otros tantos delitos independientes, se sumarán las penas privativas de libertad
que fije el juez para cada uno de ellos hasta un máximo del doble de la pena del delito más grave, no
pudiendo exceder de 35 años. Si alguno de estos delitos se encuentra reprimido con cadena perpetua
se aplicará únicamente ésta.

k .6 1 6
Sección V AftT 124-

de los cuales el proceso proseguirá por sus cauces normales. Así, bajo este su­
puesto, por ej emplo, el adolescente A podrá acogerse al proceso de terminación
anticipada respecto del hecho punible de tenencia ilegal de armas, mientras que
los adolescentes B y C pueden no acogerse a este por rechazar los cargos -for­
mulados en su contra por el delito de micro comercialización de drogas.

En consecuencia, de lo expuesto hasta este punto queda claro que, cual­


quier otro supuesto de acuerdo parcial distinto a los ya analizados habilita al
juez de la investigación preparatoria a declarar* la improcedencia del proceso
especial de terminación anticipada, y a ordenar la prosecución del proceso por
responsabilidad penal del adolescente para todos los imputados que serán juz­
gados tras la actuación probatoria en el juicio oral.

4. Los acuerdos parciales de terminación anticipada y su afectación a los


principios de presunción de inocencia, cosa juzgada y unidad procesal

Expuesto ello, conviene analizar la razón de ser del sentido prohibitivo de


la norma, esto es, el porqué del rechazo del legislador a la posibilidad de que
solo algunos procesados puedan acogerse al beneficio de terminación anticipa­
da. Al respecto, la doctrina nacional5, al comentar el artículo 469 del Código
Procesal Penal coincide al señalar que, dicha proscripción deriva del contra­
sentido que supondría que un mismo hecho se considere cierto y probado en
mérito a la terminación anticipada e incierto por el resultado de las pruebas si
se llega a celebrar el juicio oral. De ahí la necesidad de que exista acuerdo total
de los infractores sobre las circunstancias del hecho punible, la pena, la repara­
ción civil y demás consecuencias accesorias.

Se precisa además que, dicho precepto legal se encuentra informado por


los siguientes principios:

a) Principio de presunción de inocencia, conforme al cual los acuerdos par­


ciales en terminación anticipada afectarían el derecho a la presunción de

5 Véase entre otros: GACETA JURÍDICA, P rocedim ientos especiales: L o nuevo del C ódigo P ro c e ­
sa l P e n a l d e 2004 so b re los p ro ced im ien to s especiales. Gaceta J urídica, Lima, 20 i 0, pp, 127-129,
GORDO VA ROSALES, Rudy Angélica. “Terminación anticipada y pluralidad de imputados”. En:
Gaceta Penal & Procesal Penal. Gaceta Jurídica, Lima, enero, 2013, pp. 269-281. TABOADAPILCO,
Giammpol. “Proceso especial de Terminación Anticipada en el Nuevo Código Procesal Penal”. En:
CPAUM. Recuperado de http://www.um.es/cpaum/files/recursos/1 -F4cc9345dl 1288254557-.rec-2-1.
pdf

617 A
ART. 12U Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

inocencia que le asiste al o los imputados que no participan del acuerdo,


pero que podrían verse perjudicados por las confesiones de los que aceptan
el acuerdo.

b) Principio de cosa juzgada, según el cual se vulneraría dicho principio si el


hecho que sirvió de base para la condena de los sentenciados que aceptaron
la terminación anticipada fuese discutible o inexistente para los imputados
que discreparon del acuerdo original.

c) Principio de unidad procesal, que, de acuerdo Pérez Sarmiento, puede ser


definido en los siguientes términos:

“ ( ...) El p rin c ip io de la u n id ad del p ro c e so im p lic a q u e to d as las p erso n as a


q u ien es se im p u te la particip ació n en un m ism o h ech o , d e b e n ser ju z g a d a s
p o r u n m is m o trib u n al ( ...) co n te m p la ta m b ié n la p o sib ilid a d d e q u e todas
las cau sas a trib u id a s a un m ism o im p u ta d o , au n cu an d o fu eren c o m etid as en
tiem p o s d istin to y lugares d iferen tes ta m b ié n d eb en ser ju z g a d a s p o r u n m is­
m o trib u n al. L a ra z ó n de la ex isten cia d e l p rin cip io de u n id ad d e l p ro ceso es
la ev itació n d e sen ten cias co n tra d ic to rias o in c o m p a tib le s en m a te ria penal,
co n las n e fa sta s con secu en cias que ello a c a rre a ría d esd e el p u n to de v ista de
la leg alid ad y de la seguridad ju ríd ic a ( . . . ) está d estin ad o a p ro p ic ia r u n esta ­
do ideal del o b je to del p roceso. ( .. .)” 6.

De ahí que, la exigencia de la existencia de un acuerdo total como forma­


lidad o requisito para la procedencia de la terminación anticipada está encami­
nada a salvaguardar la vigencia de los principios de presunción de inocencia,
de cosa juzgada y de unidad procesal antes anotados. En consecuencia, la apro­
bación de un acuerdo parcial de terminación anticipada en todos los casos su­
pondrá no sólo la emisión de una sentencia manifiestamente contraria al texto
expreso y claro del artículo 124 del Código de Responsabilidad Penal de Ado­
lescentes, sino además el reflejo de la preminencia a la celeridad y simplifica­
ción procesal por sobre el derecho a la presunción de inocencia que le asiste a
los adolescentes que rechazan los cargos formulados en su contra o que senci­
llamente no participan de dicho proceso especial, el principio de cosa juzgada y
el de unidad procesal, esto independientemente de la restricción de la búsqueda
de la verdad material como fin último del proceso penal que también supone.

ó PÉREZ SARMIENTO, Eríc Lorenzo. Manual de Derecho Procesal Penal. Segunda edición, Editores
Vadell Hernández, Caracas, 2002, p. 108.
Sección V ARr i 2a

5. La procedencia de acuerdos pardales en el desarrollo jurisdiccional

Analizados los plenos jurisdiccionales adoptados por los distintos órganos


del Poder Judicial se ha podido advertir que, la imposibilidad de la adopción de
acuerdos parciales como presupuesto del proceso especial de terminación anti­
cipada no constituye un tema respecto del cual exista una posición unívoca en
nuestra judicatura. Así, a nivel de las distintas cortes superiores se han adoptar
plenos jurisdiccionales en los siguientes sentidos:

.......................................................
asados para la procedencia de la terminación

.;jn:q4^Óíí^:dÍ0Ó^Br0^e^
jié riyii n|íéüán-hhhefpMa i á ¡jej00-¿óljó it^ irpó;;,
acogerse a este trámite, siempre que estén de acuerdo
en los cargos y pena que se solicitan en su contra,
a pesar de la negativa de otro u otros procesados a -
■ t é r i t i a é ^ f A : A í ;A:AyÓ

í.xT^á;-jnúhji'ó'2Ó-éL ''hnttóipf'ádá''>;
y la posibilidad de aprobar el acuerdo arribado por el \
Aj$íipj|!órtó$i$ |

Áó;Á^í j^évép^
aprobar acuerdos parciales en procesos de
terminación anticipada, en aplicación de! Acuerdo
■v^í^IljP|.hhiaH^:ñ.í^ 11^vyiht-bIhÓ:e¿ hS;
trata específicamente del proceso de conformidad
procesal; sin embargo constituyendo los criterios
acordados doctrina íegai. es perfectamente aplicable :
al caso del proceso de Terminación Anticipada porque
ambos responden a los principios de celeridad y
economía procesal.

B !;'y; AÍAA AA AyAy^AO'Biy h:: r(áL^pr^hn^hiítíhd jpbÓhayi


A !& í y A A ; ;\ j ; A > ;AAA:vA A A v A A A A A ; . A ; primera ponencia. A . A ■V A ■■■y !

619 A
C om entarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Tema núm. 1 lü'm T.acitm anticipada.

P rim era ponencia: En case ü t u lu n li'ín d d é l- jsíigoó :


un lio n rlivl. on cmcfci y nnsnritús o contum aceo, ijs
Pleno Jurisdiccional Distrital Peno! de Cusco oo sib != qii'- so o a c :sari o presente qoe a ^ .v o a la
ludinncia o u b iic j o pr. varia ío ¿ i.n p a la tüNT'ii-auun
{9 de iu Iío de 2i)10)

Conclusión plenaria. Poi mayoría s o a p ru b n la p iiin é ra

Tem a num. 1: A c íd a lo s pa.-daie:- on ¡a te rm in a re n


d n tir.rj.K l.t .'.Es via b le tegaim er.te la "¡fric a c ió n
dul 1ir 'jo d o pait1.il mi un ¡íis -ccó o do Termir.:íC:o r
Anticiparía lj! i i-t.- casos an gnu tíAisten t.o n e im lü en
vnliintedes antre los im p iild cn s sobm la baso de un

Pleno Jurisdiccional Nacional Penal {22 Y 23


de agosto de 2014 - Tumbes) C onclusión p le n a ria . El Pienti adopto coi m ayini.i
que El ai-iiertiu dé Trji m ira c ió n A ntid p a ila p a rra l
no fiú r iv p io c a c u s a cucíik I m e;-i.d:i un oon o ie rto
í .'l voiontertet ,n !m ’us impi.-tedos sobre \ i nase ;
ce : i¡■ p lin t:o-TU'i. habida cuenta que ,v doüto es
único y c o :n ;j!:.-nrie in ileteniibicm unte j te iE s los

De los plenos jurisdiccionales precitados ha quedado claro que existe


cierto sector del Poder Judicial que se inclina por sobreponer la celeridad y
simplificación procesal, apostando por la procedencia de la terminación an­
ticipada en base a acuerdos parciales; no obstante, consideramos constituye
nuestro deber recordar que todos los órganos jurisdiccionales tienen como
imperativo regirse y proceder conforme a lo preceptuado por los artículos
469 del Código Procesal Penal y 124 del Código de Responsabilidad Penal
de Adolescentes.

Así, aun cuando los jueces tienen el poder y deber de inaplicar una norma
legal que consideran contraria a la Constitución a fin de contribuir con la pre­
servación de la supremacía constitucional, como referente del buen gobierno
y desarrollo del Estado, conforme así lo establece el artículo 138 de la vigente
Carta Fundamental, y además está estipulado en el artículo 14 del Texto Unico
de la Ley Orgánica del Poder Judicial, promulgado mediante Decreto Supremo
N° 017-93-JUS, y, en base a tales máximas, bien podría inaplicar el artículo
124 en comentario, también lo es que para ello están llamados a recurrir al sis­
tema de control difuso.

k©20
Sección V art. m

^ REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

■ CÓRDOVA ROSALES, R udy A n g é lica . “T e rm in a c ió n a n ticip ada y pluralid ad de im p u ta d o s ". En:


G aceta Penal & P rocesal Penal. G aceta J u ríd ica , Lim a, enero, 2 0 1 3 .

» D IAZ PITA, M aría Paula. El coimputado. T ira n t lo Blanch, V alencia, 2 0 0 0 .


■ GACETA JUR ÍD IC A. Procedimientos especiales: Lo nuevo del Código Procesal Penal de 2004
sobre los procedimientos especiales. G aceta Jurídica, Lim a, 2 0 1 0 .
El proceso especial de terminación anticipada en el Nuevo
*■ G IA M M P O L TABO ADA, P ilco .
Código Procesal Penal: Especial referencia a su aplicación en el Distrito Judicial de La Libertad.
In stitu to de C iencia P rocesal Penal. R ecuperado de h ttp ://in cip p .o rg .p e /a rch iv o s/p u b lica c io n e s/
p ro ce so d e te rm in a cio n .p d f.

■ PÉREZ SARM IENTO , Eric L o ren zo . Manual de Derecho Procesal Penal. S egunda e d ición ,
E d ito re s Vadeíl H ernández, C aracas, 2 0 0 2 .

« TABO AD A PILCO, G ia m m p o l. “ P roceso esp e cia l de Term inación A n ticip a d a en el Nuevo C ód igo
P ro c e s a l P en al” . En: CPAUM. R e cu p e ra d o de h ttp ://w w w .u m .e s /c p a u m /file s /re c u rs o s /1 -
F 4 c c 9 3 4 5 d 1 1 2 8 8 2 5 4 5 5 7 -re c -2 -1 .p d f.

521 A
Com entarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

DECLARACIÓN INEXISTENTE

Cuando no se llegue a un acuerdo o éste no sea aprobado, la de­


claración formulada por el adolescente en este proceso, se tiene
como inexistente y no puede ser utilizada en su contra.

Carolina Huamán Clsmaco

► Comentario

Conforme a lo estipulado en los artículos 122 y 123 del Código de Respon­


sabilidad Penal de Adolescentes, el requisito sine qaa non para la procedencia
del proceso especial de terminación anticipada lo constituye la aceptación total
o parcial de los cargos formulados en contra del adolescente infractor con mi­
ras a la aplicación de una medida socioeducativa menos gravosa. Aceptación
que puede manifestarse en dos formas:

a. De forma escrita. En el marco del acuerdo provisional sobre medida so­


cioeducativa y reparación civil al que hace referencia el artículo 122.2 del
código, y que suscribirán el fiscal, el adolescente y su abogado defensor
como consecuencia del desarrollo de las reuniones preparatorias informa­
les que para tal efecto se celebren. Dicho acuerdo será presentado ante el
juez de investigación preparatoria, quien correrá traslado del mismo a las
demás partes procesales por un plazo de cinco días; cumplido dicho trámi­
te, deberá ser ratificado en la audiencia que se convoque para su debate.

b. De forma oral. En el decurso de la audiencia privada de terminación antici­


pada que se celebre a iniciativa del fiscal o del adolescente, específicamen­
te, en la oportunidad a la que hace referencia el artículo 123.3 del código,
esto es, cuando el juez conceda al adolescente la oportunidad de aceptar los
cargos formulados en su contra en todo o en parte o rechazarlos.

Cualquiera sea la modalidad mediante la cual se manifieste la aceptación


de cargos, esta quedará materializada como parte de las actuaciones desarro­
lladas en el marco del cuaderno de terminación anticipada, ya sea en acta o en
audio. Por ende, al formar parte de los actuados de un cuaderno separado, en un
eventual escenario en el qne no prospere un acuerdo ínter partes, alguna de las
partes se desista del acuerdo inicial, o el juez lo desapruebe, de ningún modo

k 622
Sección V 4 PT 12 i

cabrá la posibilidad de que dicha manifestación de conformidad sea puesta en


conocimiento del juzgado penal o colegiado que asuma competencia para el
juzgamiento, pues la norma así lo ha establecido al prohibir que sea utilizada
en contra del adolescente y considerar que esta se tendrá como inexistente. En
consecuencia, una vez frustrado el proceso de terminación anticipada el juez de
investigación preparatoria deberá ordenar el archivo de dicho cuaderno.

Ahora bien, ello es así por cuanto, como bien señala Córdova Rosales al
comentar el artículo 468 del Código Procesal Penal, la aceptación de cargos
efectuada en el marco del proceso de terminación anticipada “no necesaria­
mente equivale a una confesión, sino que dicha aceptación puede obedecer a
una estrategia de defensa en sentido lato, a fin de obtener una respuesta puni­
tiva menos intensa”1. (El resaltado es nuestro).

Coincide sobre el particular Taboada Pilco12 al señalar “la declaración in­


dagatoria del imputado desde la perspectiva del derecho a la no auto incrim i­
nación (...), en su dimensión positiva de aceptación de declarar, sin prestar ju ­
ramento de decir la verdad, constituye un medio de inform ación y de defensa
a favor del imputado ( . . (El resaltado es nuestro).

En ese mismo sentido, la Corte Suprema de Justicia de la República, en el


fundamento jurídico vigésimo del Acuerdo Plenario N° 5-2008/CJ-116, sobre
“Nuevos alcances de la conclusión anticipada”, dejó establecido que “el proce­
so especial de terminación anticipada, que expresa un criterio de oportunidad y
se basa en el principio del consenso, que da lugar a una conclusión anticipada
de la causa con una decisión final que le pone ténnino, como es el caso de este
procedimiento. En ese proceso se reconoce legalmente una consecuencia pre­
miada, con independencia de la confesión sincera”.

En efecto, tal y como resulta claro para la doctrina, la aceptación de car­


gos efectuada en el marco de un frustrado proceso especial de terminación an­
ticipada en modo alguno equivale a una confesión como medio de prueba. Ello
por cuanto, de conformidad con el artículo 160 del Código Procesal Penal, de

1 CÓRDOVA ROSALES, Rudy Angélica. “Terminación anticipada y pluralidad de imputados”. En:


Gaceta Penal N° 43, Gaceta Jurídica, enero 2013, p. 272.
2 TABOADA PILCO, Giammpol. El proceso especial de terminación anticipada en el nuevo Código
Procesal. Penal. Recuperado de http://incipp.org.pe/archivos/publicaciones/procesodeterminacion.
pdf. Revisado el 07 de noviembre de 2018.

623
ART. J25 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

aplicación supletoria al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes se­


gún lo estipulado en el artículo 8 de este último cuerpo normativo, una confe­
sión, entendida como una declaración autoinculpatoria que consiste en el ex­
preso reconocimiento que formula el adolescente de haber ejecutado la infrac­
ción penal que sé le atribuye, sólo tendrá valor probatorio cuando reúna un con­
junto de requisitos externos e internos, entre los que destaca la necesidad de la
comprobación de su veracidad a través de otros recaudos de la causa. Corrobo­
ración que evidentemente no podrá ser efectuada respecto de la aceptación de
cargos formulada en el marco de un proceso especial de terminación anticipada
por cuanto el acta o el audio en la que esta conste únicamente formará parte del
cuaderno autónomo que para efectos de su trámite se haya formado, y no de la
carpeta fiscal como un acto de investigación adicional.

Asimismo, la prohibición del empleo de la aceptación de cargos en contra


del adolescente que la efectuó encuentra sustento en el derecho fundamental a
la no autoincriminación que forma parte de los derechos implícitos que confor­
man el derecho al debido proceso penal, reconocido en el inciso 3) del artículo
139 de la Constitución, y que ha sido expresamente recogido en el artículo
VIL2 del Título Preliminar del Código de Responsabilidad Penal de Adoles­
centes3. Derecho respecto del cual el Tribunal Constitucional se ha pronuncia­
do en el Expediente N° 03-2005-PI/TC, estableciendo lo siguiente:

“ ( . . . ) E l d e re c h o a no au to in crim in arse no se en c u e n tra re c o n o c id o e x p re sa ­


m en te en la C o n stitu c ió n . ( ...) S u co n d ició n de d erech o im p líc ito que fo rm a
parte de un d e re c h o ex p resam en te reconocido, ta m b ié n se p u e d e in fe rir a p a r­
tir de la fu n c ió n que los tratad o s in tern acio n ales en m a te ria de d erech o s h u ­
m an o s está n lla m a d o s a d e se m p e ñ a r en la in terp retació n y a p lic a c ió n d e las
d isp o sicio n es p o r m e d io de las cuáles se reco n o cen d erech o s y lib e rta d e s en
la L ey F u n d a m e n ta l (IV D isp o sició n F inal y T ran sito ria).

3' Artículo VH.- Debido Proceso del Código de Responsabilidad Penal del Adolescente:
“(--O-
■ 2. Ningún adolescente puede ser obligado o inducido a declarar o a reconocer responsabilidad
contra sí mismo o los miembros de su grupo familiar, compuesto por los cónyuges, ex cónyuges,
convivientes, ex convivientes; padrastros, madrastras; ascendientes y descendientes; los parientes
colaterales de los cónyuges y convivientes hasta el cuarto grado d.e consanguinidad y segundo de
afinidad; y a quienes, sin tener cualquiera de las condiciones antes señaladas, habitan en el mismo
bogar, siempre que no medien relaciones contractuales o laborales; y quienes hayan procreado
hijos eD común, independientemente que convivan o no, al momento de producirse la violencia.

k 624
Sección V

A sí p o r e je m p lo el artículo 8 de la C o nvenció n A m erican a de D erechos H u ­


m an o s, q u e reco n o ce ex p resam en te com o parte de las “ G aran tías Ju d ic ia le s”
m ín im as q u e tiene todo p ro cesad o , el “g) derech o a n o ser o b ligado a d eclarar
c o n tra sí m ism o ni a d eclararse culpable ( . . . ) ” .

( . . . ) L o m ism o sucede co n el o rdinal “ g” d e l artículo 14.3 del Pacto In te rn a ­


cio n al de D e re c h o s C iviles y P olíticos, que estab lece que entre las g aran tías
m ín im a s q u e tiene una p e rso n a acu sad a de u n delito, se en cu en tra el d erecho
“ g) A n o se r o b lig ad a a d e c la ra r co n tra sí m ism a ni a co n fesarse cu lp ab le” .

( ...) D ich o derecho g arantiza a toda p ersona n o ser o b lig a d a a descubrirse co n ­


tra sí m ism a (nem o te n e tu r se detegere), no ser o b lig ad a a d eclarar co n tra sí
m ism a (n e m o ten etu r edere co n tra se) o, lo que es lo m ism o , no ser o b lig ad a
a a c u sa rse a sí m ism a (nem o ten etu r se ipsum accu sare) ( . . . ) ” .

Ergo, atendiendo al derecho constitucionalmente protegido a no ser obli­


gado a declararse culpable, la eventual valoración de la aceptación de cargos
efectuada por el adolescente como referente incriminatorio se encuentra pros­
crita para el juez, ilegitima su proceder y acarrea responsabilidad funcional,
de modo tal que cualquier decisión posterior a la incoación del proceso de ter­
minación anticipada que se encuentre condicionada o se fundamente en dicha
conformidad con los cargos deberá de ser considerada violatoria del derecho a
la no autoincriminación.

De manera similar, el fiscal se encontrará prohibido de hacer referencia


alguna a la aceptación de cargos efectuada en el marco del frustrado proceso
de terminación anticipada en cualquier otro contexto procesal distinto, como
tampoco podrá emplear la información que el adolescente le proporcionó en
el marco de las reuniones preparatorias informales tendientes a la celebración
de la terminación anticipada para delinear su investigación o teoría del caso.
Dicha prohibición alcanzará también a las demás partes procesales, como el
agraviado.

0 REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

■ CGRDOVA ROSALES, Rudy Angélica. “Terminación anticipada y pluralidad de imputados” . En:


Gaceta Penal. N° 43, Gaceta Jurídica, enero 2013.
« TABOADA PILCO, Giammpol. El proceso especial de terminación anticipada en eí nuevo
Código Procesal Penal. Recuperado de http://incipp.org.pe/arciiivos/publicaciones/
procesodeterminacion.pdf. Revisado el 07 de noviembre de 2018.

625 jé .
ART. 126; Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

0S$§g¡ DETERMINACIÓN DE LA MEDIDA SOCIOEDUCATIVA

Cuando el adolescente se acoge a este proceso, se le aplica una


medida socioeducativa de acuerdo a las siguientes reglas:
1. Si a la infracción le correspondiera alguna medida socioedu­
cativa no privativa de libertad, se le imponen medidas acce­
sorias establecidas en el artículo 157 por un plazo no menor
de seis (06) meses. La supervisión del cumplimiento de dichas
medidas corresponde al Servicio de Orientación al Adolescen­
te o al que haga sus veces.
2. Si a la infracción le correspondiera la medida de internación
conforme al artículo 163.2, se aplica la medida conforme al
plazo de duración dispuesto en el artículo 163.3.
3. Si a la infracción le correspondiera una internación confor­
me al artículo 163.3, se aplica la medida conforme al plazo
de duración dispuesto en el artículo 163.5.
4. Si a la infracción le correspondiera una internación confor­
me al artículo 163.4, se aplica la medida conforme al plazo de
duración dispuesto en el artículo 163.2, si el adolescente tiene
entre dieciséis (16) y menos de dieciocho (18) años de edad o
conforme al plazo de duración dispuesto en el artículo 163.3,
si el adolescente tiene entre catorce (14) y menos de dieciséis
(16) años de edad.
5. Si a la infracción le correspondiera una internación conforme
al artículo 163.5, se aplica una medida socioeducativa no pri­
vativa de libertad, por un plazo no menor de doce (12) meses.

Q Carolina Huamán Clímaco

► Comentario

Del artículo 126 en comentario resulta claro que, el adolescente imputado


que se acoja al proceso especial de terminación anticipada se verá beneficia­
do con la aminoración de la intensidad de la respuesta represiva por parte del
Estado.

De este modo, manifestada la aceptación de la responsabilidad penal por


parte del adolescente infractor, se relajarán los parámetros conforme a los

k 626
Sección V ART V¿\

cuales se deberá imponer la medida socioeducativa a manera de beneficio pre-


mial por la contribución del adolescente a la descarga procesal .

De ahí que, la norma bajo análisis establece reglas para el reajuste de los
parámetros legales en mérito a los cuales se deberá determinar la medida so­
cioeducativa a imponerse al adolescente infractor que se acoja a la terminación
anticipada, lo cual comporta una bonificación procesal a su favor.

Reajuste que, si bien no lo estipula la norma, consideramos deberá ser


aplicado luego de haberse determinado previamente el tipo y duración de la
medida socioeducativa concreta que correspondía imponerse al adolescente
imputado en razón de la infracción que le es materia de imputación, pues, de
otro modo, se podrían presentar escenarios en los que el adolescente no se ve­
ría beneficiado en la práctica por bonificación procesal alguna. Esto por cuan­
to, conforme quedará evidenciado a partir del siguiente cuadro, si bien la regla
general constituye que el parámetro de máxima duración o intensidad repre­
siva establecido para la imposición de la medida socioeducativa, ante la apli­
cación de la terminación anticipada, se reduce por debajo del mínimo estable­
cido por la norma, conforme a las reglas contempladas en los numerales 2 y 3
del artículo 126 sub análisis tal reducción no alcanza a fluctuar plenamente por
debajo del plazo mínimo inicial de internación establecido para la infracción
materia de imputación.

627 ^
SECCIÓN VI _______
SALIDAS ALTERNATIVAS AL PROCESO
TÍTULO i

DISPOSICIONES GENERALES

■ l # f , DEFINICIÓ N

Son aquellas instituciones de resolución de conflictos, que bus­


can que las partes alcancen acuerdos evitando las consecuencias
negativas que puede originar el proceso judicial para el adoles­
cente. Deben ser incentivadas y propiciadas en todas las instan­
cias del proceso.

Daniel Armando Pisfil Flores

► Comentario

1. Introducción

Mediante Decreto Legislativo N° 1348 se aprobó el Código de Responsa­


bilidad Penal de Adolescentes, el cual tiene como objetivo regular de manera
integral, sistemática, autónoma y especializada en materia de adolescentes en
conflicto con la ley penal. El cual es desarrollado en su reglamento aprobado
mediante Decreto Supremo N° 004-2018-JUS1.

Entre los principales institutos procesales que introduce este código son las
salidas alternativas del proceso previstas en el artículo 127 y siguientes, siendo
la remisión, el acuerdo reparatorio y la terminación anticipada los principales
mas no los únicos, todo ello fundamentados en el principio de desjudicialización

1 De fecha 24 de marzo de 2018.


f-HI 127 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

o mínima intervención de los procesos seguidos al adolescente infractor previs­


ta en el artículo V I del Título Preliminar del citado código2.

2. Salidas alternativas del proceso: conceptualizaeión

Respecto a las salidas alternativas del proceso se debe tener en cuenta que
en nuestro sistema procesal fueron introducidos por el Código Procesal Penal
de 1991 y en distintas leyes especiales., las mismas que Rieron sistematizadas
en el nuevo. Código Procesal Penal peruano de 2004, sobre estas figuras se han
señalado que por: “ (rjazones de política legislativa, presentes también en la le­
gislación comparada, orientadas a evitar la congestión procesal y la saturación
del sistema de justicia penal ordinario, han determinado que conjuntamente
con el proceso com ún se regulen una gama de vías alternativas que permitan
diversificar las especialidades procedimentales por razón de las personas y por
razón de la materia y, de otro lado, los procesos simplificados desarrollados
bajo el principio de consenso”.

Ahora bien, como hemos señalado mediante el Código de Responsabili­


dad Penal de Adolescentes, se introduce figuras de salidas alternativas al pro­
ceso con una m ism a lógica “evitar la congestión procesal y la saturación del
sistema de justicia penal ordinario”, pero con un agregado la mínima interven­
ción penal a los adolescentes infractores. Asimismo, se pueden aplicar en cual­
quier etapa del proceso. Las mismas obedecen a principios contenidos en las
“Reglas mínimas de las Naciones Unidas para la administración de Justicia de
menores-Reglas de Beijing”(1985)3 y recomendaciones del Comité de los De­
rechos del Niño al Estado Peruano que aconsejaba “(p)romover siempre que
sea posible medidas extrajudiciales y alternativas al encarcelamiento, como
la libertad vigilada, la mediación, la asistencia psicológica o el servicio a la
comunidad”,4entre otras medidas.

2 Artículo VL- Principio de desjudicialRación o mínima intervención


De acuerdo a las disposiciones del presente Código y en tanto se considere necesario, deben adoptarse
medidas que eviten someter al adolescente a un proceso judicial o se ponga término al mismo sin
necesidad de recurrir al juicio oral. Para ello debe respetarse los derechos del adolescente y considerar
en lo pertinente el interés de la víctima.
3 “11.2 La policía, el Ministerio fiscal y otros organismos que se ocupen de los casos de delincuencia de
menores estarán facultados para fallar dichos casos discrecionahnente, sin necesidad de vista oficial,
con arreglo a los criterios establecidos al efecto en los respectivos sistemas jurídicos y también en
armonía con los principios contenidos'en las presentes Reglas”.
4 Observaciones Finales del Comité de los Derechos del Niño al Estado Peruano (2016).

k . 632
Sección VI

Al respecto, se ha señalado que “mientras la criminalidad más grave es


reflejo del conflicto social y debe pasar por soluciones impuestas que deter­
minen y clarifiquen el conflicto, la criminalidad menor, con frecuencia no
conflictiva y constitutiva de hechos aislados y no repetibles en la vida de su
autor, debe conducir a soluciones de consenso, que contribuyan a la no es-
tigmatización de quien, por la ocasionalidad de su infracción, no es propia­
mente un delincuente. En tales casos la búsqueda de la pacificación del pro­
ceso a través del consenso es un imperativo ético-jurídico y el mantener en
este terreno a ultranza el principio de legalidad es con frecuencia convertir
un proceso público, como el penal, en instrumento de intereses puramente
privados”5.

La Corte ínter americana de Derechos Humanos en el Caso “Instituto de


Reeducación del Menor Vs. Paraguay”6 hizo referencia los principios de la
justicia penal juvenil, la misma que resulta acorde con estas medidas, de tal
manera se señaló como tales “a) Posibilidad de adoptar medidas para tratar a
esos niños sin recurrir a procedimientos judiciales, b) Asesoramiento psico­
lógico para el niño” , “control de la manera de tomar la declaración del niño”
y “regulación de la publicidad del proceso, c) Margen suficiente para el ejer­
cicio de las facultades discrecionales en las diversas fases y etapas de la ad­
ministración de justicia juvenil y d) los que ejerzan dichas facultades deberán
estar especialmente preparados y capacitados en los derechos humanos del
niño y la psicología infantil para evitar cualquier abuso de la discrecionali-
dad y para asegurar que las medidas ordenadas en cada caso sean idóneas y
proporcionales” .

Llobet Rodríguez ha precisado “en los casos en que no es posible la aplica­


ción de un criterio de oportunidad reglado ni de otra forma anticipada de con­
clusión del proceso, como la conciliación y la suspensión del proceso a prueba,
llegándose al dictado de una sentencia condenatoria y a la imposición de una
sanción propiamente dicha, principio fundamental del Derecho Penal juvenil
es que el confinamiento de menores de edad en establecimientos penitenciarios

5 COIMDE-PUMPÍDO FERREIRO, Candido. “El principio de legalidad y el uso de la oportunidad


en el proceso penal”. En: Revísta del Podes" Judicial del Reino de España. Dialnet, España, 1989,
pp. 17-56.
6 De fecha 2 de septiembre de 2004.

633
ART. 127 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

debe ser utilizado como último recurso (...). Antes debe dársele prioridad a las
sanciones socio-educativas”7.

3o C aracterísticas de las salidas alternativas

La presencia de las salidas alternativas previstas en nuestro ordenamiento


jurídico tienen su justificación en:

Efectivizar un derecho penal mínimo,

Generar espacios para la autocomposición de conflictos penales,

Conseguir reparaciones efectivas y prontas a la víctima,

Evitar la estigmatización de los autores de ilícitos,

Propender a la proporcionalidad y modos humanitarios de solución de con­


flictos y,

La protección del interés superior del adolescente.

Ahora bien, Sánchez Velarde ha señalado que estos criterios de oportuni­


dad “permiten racionalizar la selectividad de infracciones penales, dejando de
lado todas aquellas en donde sea innecesaria la aplicación del ius puniendi; y,
además se contribuye a la eficacia del sistema, dado que excluyendo a las in­
fracciones de m enor identidad, se fortalece el sistema de justicia penal para
que intervenga efectivamente en los casos de infracciones de mediana y grave
criminalidad”8.

Se considera que el otorgamiento a los fiscales de facultades para aplicar


los criterios de oportunidad, se convierte en un notable instrumento alternativo
al ejercicio de la acción penal que, evidentemente, no solo beneficia al sistema,
cómo método para disminuir la carga, sino que fundamentalmente beneficia a
los justiciables que poseen verdadera intención de enmienda y a la víctima, que
quiere ver la pronta reparación de su perjuicio.

7 LLOBET RODRIGUEZ, Javier, “La Sanción Penal Juvenil”. En: De la Arbitrariedad a la Justicia
Adolescente y Responsabilidad Penal en Costa Rica. UNICEF-COSTA RICA, San José, 2000, pp.
243 y 245.
8 SÁNCHEZ VELARDE, Pablo. Manual de Derecho Procesal Penal. Editorial TDEMSA, Lima, 2004,
p. 360.

k634
Sección Vi 1

Las salidas alternativas al proceso establecidas en la legislación procesal


penal peruana gozan de las características siguientes:

a) Facultad del fiscal

La posibilidad de aplicar criterios de oportunidad permanece como una fa­


cultad otorgada únicamente al fiscal, siendo por ello, que en sede judicial
(si ya se hubiere formalizado) se requerirá que aquél efectúe la petición,
para que el juez pueda sobreseer los actuados.

b) Solución de equidad

En la aplicación de los criterios de oportunidad, la orientación no está dada


con rigor por la búsqueda de la verdad, como precondición para aplicar la
norma, sino que se orienta por el esfuerzo por entronizar la equidad, en la
solución del conflicto.

En estos casos, no se pretende hurgar en los detalles y en los extremos del


ilícito ocurrido, sino que basta tener claridad en la autoría del hecho y el
daño causado al agraviado, así como en las posibilidades reales de dar so­
lución al conflicto, mediante un acto de reparación. Además en el presente
caso el interés del adolescente infractor.

c) Evita el procedimiento penal

Si bien es cierto cabe la aplicación de los criterios de oportunidad cuan­


do ya existiera intervención judicial, ello no autoriza desconocer el hecho
fundamental de que este instituto está pensado, precisamente, para evitar
la judicialización de los conflictos penales.

Por lo dicho, el desenvolvimiento y aplicación consecuente de criterios de


oportunidad debe ocurrir para evitar la intervención judicial, accediendo a
solucionar el conflicto en sede fiscal. En el caso de los adolescentes infrac­
tores, este criterio se flexibiliza.

4. Ciases de salidas alternativas del proceso

Las salidas alternativas del proceso conforme al presente código son: la


remisión, el acuerdo reparatorio y la terminación anticipada las cuales no son
taxativas pudiendo ser otras que considere el fiscal a favor del adolescente

635 A
Comentarios ai Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

infractor siempre y cuando se aplique un mecanismo restaurativo y/o medida


socioeducativa,

a) Terminación anticipada del proceso

Es una medida de simplificación procesal y de acuerdo al presente código se


le considera como un proceso especial que permite concluir anticipadamente
la determinación de la responsabilidad penal del adolescente.

En este sentido, a iniciativa del fiscal o del adolescente, el juez de la inves­


tigación preparatoria dispone, una vez expedida la disposición del artículo
82 y hasta antes de formularse acusación fiscal, pero por una sola vez, la
celebración de una audiencia de terminación anticipada, de carácter priva­
da. Su celebración no impide la continuación del proceso. Se forma, al res­
pecto, cuaderno aparte.

El fiscal presenta los cargos que como consecuencia de la investigación pre­


paratoria surjan contra el imputado y éste tendrá la oportunidad de aceptarlos
en todo o en parte o rechazarlos. Posteriormente, se insta a un acuerdo acerca
de las circunstancias de la infracción, de la medida socioeducativa y la repara­
ción civil a imponer, así lo declaran ante el juez debiéndose consignar expre­
samente en el acta respectiva. El juez dicta sentencia anticipada dentro de las
cuarenta y ocho (48) horas de realizada la audiencia. Cuando el adolescente
se acoge a este proceso, se le aplica una medida socioeducativa de acuerdo a
las reglas previstas en el artículo 127 del Código Penal de Adolescentes.

b) Remisión

Es una m edida de simplificación procesal y consiste en promover la absten­


ción del ejercicio de la acción penal o la separación del proceso del adoles­
cente que ha cometido una infracción que no reviste mayor gravedad, procu­
rando brindarle orientación especializada, dirigida a lograr su rehabilitación
y reinserción social por medio de la aplicación de programas de orientación
con enfoque restaurativo, cuya duración no excede de doce (12) meses.

Para su aplicación se requiere el compromiso y aceptación expreso del ado­


lescente, sus padres, tutores o responsables, en su participación a los pro­
gramas a los que se disponga su remisión.

La remisión se aplica cuando se cumpla alguno de los siguientes presu­


puestos: 1) Cuando el hecho atribuido se trate de una infracción a la ley

k 636
Sección VI

penal que amerite una medida socioeducativa no privativa de libertad; o


2) Cuando el adolescente haya sido afectado gravemente, física o psicoló­
gicamente, con el hecho que se le atribuye.

La remisión puede ser revocada ante el incumplimiento injustificado del


adolescente de los programas a los que fuere remitido, generando que el
fiscal incoe el proceso de responsabilidad penal del adolescente. Tratándo­
se de una remisión aprobada por el juez, éste debe disponer su revocatoria
en audiencia a la que deben concurrir los sujetos legitimados.

La exposición de motivo de la presenta normas señala que “la remisión es


pasible de ser aplicada en dos momentos bajo ciertos presupuestos. Duran­
te las diligencias preliminares, las establece el fiscal, como conductor de la
investigación preparatoria, pero ya no remite al adolescente a una medida
socioeducativa, sino a un programa de orientación a cargo del programa
de justicia juvenil restaurativa del Ministerio Público. Con ello, se supera
la regulación deficiente que al respecto tenía el anterior Código” .

c) Acuerdo reparatorio

Es también una medida de simplificación procesal y consiste en el recono­


cimiento del adolescente del daño ocasionado por la infracción a la víctima
y el compromiso para repararlo o la prestación directa de un servicio por
parte del adolescente en favor de la víctima, con el fin de resarcir el daño.
Se puede aplicar en tanto la infracción afecte el patrimonio de la víctima y
la misma no afecte su integridad o su vida.

Cumplido el acuerdo y las medidas accesorias de ser el caso, se extingue la


acción penal, debiendo el fiscal emitir la disposición correspondiente. En
el caso del juez, se dicta el sobreseimiento. La resolución no es apelable,
salvo que la víctima señale el incumplimiento del acuerdo.

d) Otras

De acuerdo al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes, las salidas


alternativas no tiene la característica de “numerus clausus ”, sino que pue­
den aplicarse otras, en cualquier instancia del proceso, por lo que, las me­
didas de simplificación procesal como la confesión o conformidad podrían

9 Exposición de Motivos del Decreto Legislativo Nu 1348.

637 V
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

ser aplicadas fácilmente, todo ello fundamentados en el principio de des-


judicialización o mínima intervención de los procesos seguidos al adoles­
cente infractor prevista en el artículo VI del Título Preliminar del presente
código.

5. A m anera de conclusión

Nos parece acertada la inclusión de salidas alternativas al proceso en el


Código de Responsabilidad Penal de Adoscelentes, aunque podríamos criticar
técnicamente la denominación de las mismas, porque las salidas alternativas
al proceso son antes de que este se inicie, luego de ello opera la simplificación
procesal. Conceptos que no se distinguen en la presente norma, y lo conceptua-
lizan a ambas instituciones como “salidas alternativas al proceso”.

Salvo esta crítica, nos parece acertada la introducción de estas medidas,


las mismas que son herramientas del sistema penal fundamentales para acabar
con el retardo procesal y experimentar mayor celeridad, en cualquiera de sus
etapas llámese preprocesal o judicial

En esta clase de salidas alternativas al proceso penal se cumple el objetivo


del hombre racional, dado que la negociación implica menores costos sociales:
baja el costo del error y, al mismo tiempo, el costo de administración del pleito
beneficiándose al Estado, y las partes en litigio, siendo además una justicia pe­
nal racionalizada, dado que el Estado ya no gasta recursos para atender todos los
casos penales, sino solo los más y que concentran mayor interés en la sociedad.

Las salidas alternativas del proceso conforme al presente código son la


remisión, el acuerdo reparatorio y la terminación anticipada las cuales no son
taxativas podiendo ser otras que considere el fiscal a favor del adolescente in­
fractor siempre y cuando se aplique un mecanismo restaurativo y/o medida
socioeducativa.

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

“ CONDE-PUMPIDO FERREÍRO, Candido. “ El principio de legalidad y el uso de la oportunidad en


el proceso penal". En .Revista de! Poder Judicial del Reino de España. Dialnet, España,1989.
» LLOESET RODRÍGUEZ, Javier. “La Sanción Penal Juvenil". En: De la Arbitrariedad a la Justicia
Adolescente y Responsabilidad Penai en Costa Rica. Unicef-Costa Rica, San José, 2000.
■ SÁNCHEZ VELARDE, Pablo. Manual de Derecho Procesal Penal. Editorial IDEMSA, Lima, 2004.

k 638
Sección VI ART. 128

'a r t íc u l o :S | PRESUPUESTOS DE APLICACIÓN

Son presupuestos indispensables para la aplicación de la alter­


nativa más beneficiosa para el adolescente, por parte del Fiscal
o del Juez:
1. Contar con los respectivos informes de los Equipos Técnicos
Interdiscip linarios, confonne se detallan en el presente Código.
2. La expresión clara y precisa de los alcances y efectos de la
salida alternativa a aplicarse, asi como de las obligaciones
o condiciones que se vayan a imponer al adolescente.
3. El asentimiento informado expreso del adolescente para la
aplicación de cualquiera de las salidas alternativas que pro­
cedan en su caso, plasmado en un acta de compromiso firma­
da por el adolescente y sus padres, tutores o responsables.
4. La detenninación del tiempo de duración de las mismas, que
debe ser razonable y proporcional a la gravedad del hecho
imputado.
5. A l elegirse las obligaciones y/o condiciones, se debe dar prio­
ridad a aquellas que tengan relación con la naturaleza de la
infracción que se imputa al adolescente, a fin de cumplir con
la finalidad educativa y resocializadora del proceso de res­
ponsabilidad penal del adolescente.
6. La revocación de la salida alternativa por el incumplimien­
to de las obligaciones y /o condiciones establecidas al ado­
lescente, requiere apercibimiento previo y en su caso, una
audiencia.

© Daniel Armando Pisfsi Flores

► Comentario

1. Introducción

Las salidas alternativas del proceso en el Código de Responsabilidad Pe­


nal de Adolescentes son medidas novedosas aplicables a los adolescentes in­
fractores de la ley penal, esto con la finalidad de intervenir mínimamente en
los procesos seguidos contra éstos, además de resolver el conflicto en la bre­
vedad posible.

639 A
MñT. 128 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Asimismo, son reflejos de las “Reglas mínimas de las Naciones Unidas


para la administración de Justicia de menores-Reglas de BeijingN’lÓSS)1, de
las recomendaciones del Comité de los Derechos del Niño al Estado peruano
que aconsejaba “(p)romover siempre que sea posible medidas exírajudiciales y
alternativas al encarcelamiento, como la libertad vigilada, la mediación, la asis­
tencia psicológica o el servicio a la comunidad”12, entre otras medidas.

Como hemos señalado desde esta óptica de simplificación procesal encon­


tramos figuras como la remisión, terminación anticipada, acuerdo reparatorio y
remisión no siendo las únicas a aplicar dado que la norma considera que pueda
plantearse otras de acuerdo a su naturaleza y etapa del proceso.

De acuerdo a lo establecido en el artículo 128 del citado código los supues­


tos de aplicación son:

Contar con los respectivos informes de los equipos técnicos interdisciplinarios.

La expresión clara y precisa de los alcances y efectos de la salida alterna­


tiva a aplicarse, así como de las obligaciones o condiciones que se vayan a
imponer al adolescente.

El asentimiento informado expreso del adolescente para la aplicación de


cualquiera de las salidas alternativas que procedan en su caso, plasmado
en un acta de compromiso firmada por el adolescente y sus padres, tutores
o responsables.

La determinación del tiempo de duración de las mismas, que debe ser ra­
zonable y proporcional a 1a. gravedad del hecho imputado.

Otras.

2. La existencia de informes interdisciplinarios

Mediante Decreto Legislativo N° 1348 que aprobó el Código de Responsa­


bilidad Penal de Adolescentes se exige que tanto el Poder Judicial, Ministerio

1 11.2 La policía, el Ministerio fiscal y otros organismos que se ocupen de los casos de delincuencia de
menores estarán facultados para fallar dichos casos discrecíonalmente, sin necesidad de vista oficial,
con arreglo a los criterios establecidos a) efecto en los respectivos sistemas jurídicos y también en
armonía con ios principios contenidos en las presentes Reglas.
2 Observaciones Finales del Comité de los Derechos del Niño al Estado Peruano (2016).

k 640
Sección VI ARX. i 2

Público y el Centro Juvenil conformen equipos multidísciplinarios, los mis­


mos que deben emitir informes -bajo sanción de nulidad- previos al dictado
de cualquier resolución respecto al adolescente durante todo el proceso de res­
ponsabilidad penal, por lo que son obligatorios en el caso se aplique una salida
alternativa al proceso.

Debe precisarse que el artículo 30 del citado código señala que estos equi­
pos tienen como finalidad brindar un enfoque interdisciplinario que permita
asistir y orientar profesional y exclusivamente tanto a los jueces como a los fis­
cales y defensores, debiendo estar integrado por médicos, psicólogos, educa­
dores y trabajadores sociales3.

Se debe agregar que la evaluación de las salidas alternativas debe ser más
beneficiosa al adolescente.

3. Alcances y efectos de la salida alternativa a aplicarse, así como de las


obligaciones o condiciones que se vayan a imponer al adolescente

Una de las exigencias para que sean aplicables las salidas alternativas al
proceso es que el adolescente sepa los alcances y efectos de las mismas, ade­
más de sus obligaciones.

Dicha labor será exigible al juez, o al fiscal dependiendo la medida a apli­


car y en la etapa procesal que se encuentre el proceso. De tal manera, en el caso
del proceso especial de terminación anticipada dicho deber recaerá en el juez,
y en los casos del acuerdo reparatorio y remisión lo debe de realizar el fiscal.

Esta exigencia tiene como fundamento principal la tutela del adolescente y


el adecuado ejercicio de su derecho de defensa, dado que no se le puede gene­
rar consecuencias jurídicas que podrían resultar perjudiciales para su desarro­
llo, por ello la relevancia que conozca los alcances y efectos de estas medidas,
así como sus obligaciones o condiciones.

3 El artículo 31 del Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes señala que “los informes de
los equipos técnicos interdisciplinarios no excluyen los efectuados por los peritos que se convoquen
durante el proceso de responsabilidad penal del adolescente, los que pueden trabajar articuladamente
y de modo complementario, ni a los efectuados por los equipos interdisciplinarios del programa
de justicia juvenil restaurativa y/u otros existentes siempre que coadyuven al interés superior del
adolescente y a la finalidad del proceso de responsabilidad penal del adolescente y se encuentren
trabajando por derivación en orden a lo prescripto en el presente Código”,

641
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

4. Asentimiento inform ado del adolescente y responsables

Otra de las exigencias que impone la norma como presupuesto de aplica­


ción es el asentimiento informado expreso del adolescente para la aplicación
de cualquiera de las salidas alternativas que procedan en su caso plasmado
en un acta de compromiso firmada por el adolescente y sus padres, tutores o
responsables.

Presupuesto que es concordante con el anterior -que conozca los alcances


y obligaciones- en este debe dar su asentimiento a la aplicación de las medi­
das, esto será materializado en un acta que deberá ser firmado por el adolescen­
te, sus padres, tutores o responsables, según corresponda.

Ante la ausencia de dicha acta no se podrá apiicar esta medida, sucediendo


lo mismo si no es firmada por el adolescente o sus responsables. El artículo 35
del reglamento precisa que el compromiso y aceptación para la participación
en los programas de orientación no implican la aceptación de el/la adolescente
de la responsabilidad por la presunta inífacción.

Esta exigencia tiene como fundamento principal la tutela del adolescen­


te y el adecuado ejercicio de su consentimiento, dado que no se le puede ge­
nerar consecuencias jurídicas que no acepte expresamente. Máxime si se ha
establecido en el presente código que se debe aplicar la salida alternativa más
beneficiosa al adolescente, por lo que si no es así, éste podría negarse o mejor
dicho no asentir.

5. Determ inación de la duración de las salidas alternativas

La duración de las salidas alternativas aplicables al adolescente debe


ser razonable y proporcional a la gravedad del hecho imputado. Dado que
no se puede aplicar medidas más gravosas a la que realmente es responsa­
ble, máxime si en el caso de estas medidas se debe aplicar la más favorable
al adolescente.

Si se tratará de un proceso especial de terminación anticipada el plazo legal


de la medida socioeducativa, está determinado por el artículo 126 del presente
Código, esto es: i) si a la infracción le correspondiera alguna medida socioedu­
cativa no privativa de libertad, se le imponen medidas accesorias establecidas
en el artículo 157 por un plazo no menor de seis (06) meses; ii) Si a la infrac­
ción le correspondiera la medida de internación conforme al articulo 163.2 el

Sk 642
Sección VI

plazo de duración será no menor de tres (3) ni mayor de cinco (5) años; iii) Si
a la infracción le correspondiera una internación conforme al artículo 163.3, el
plazo de duración será no menor de uno (01) ni mayor de (04) cuatro años; iv)
Si a la infracción le correspondiera una internación conforme al artículo 163.4,
el plazo de duración será no menor de cuatro (04) ni mayor de seis (06) años,
si el adolescente tiene entre dieciséis (16) y menos de dieciocho (18) años de
edad o conforme al plazo de duración dispuesto en el artículo 163.3 del Códi­
go; v) Si a la infracción le correspondiera una internación conforme al artículo
163.5, se aplica una medida socioeducativa no privativa de libertad, por un pla­
zo no menor de doce (12) meses. La duración de los plazos señalados deben
determinarse según el caso concreto, y dada la gravedad del hecho imputado,
debiendo ser razonable y proporcional.

En cuanto a la duración de la remisión no debe exceder de doce (12) meses,


igualmente como en el supuesto anterior la duración del plazo debe determi­
narse según el caso concreto, y dada la gravedad del hecho imputado, debiendo
ser razonable y proporcional.

Respecto a la duración de la medida socioeducativa que se determine en


el acuerdo reparatorio rige lo pertinente a lo establecido en el artículo 148 del
presente código la cual debe evaluarse según el caso concreto, y la gravedad
del hecho imputado, debiendo ser razonable y proporcional. Sucediendo igual
con las demás salidas alternativas al proceso no señaladas expresamente en el
código, pero en virtud del principio de desjudicialización o mínima interven­
ción resultan aplicables. Debe precisarse que conforme a lo establecido en el
artículo 142 del código, el mecanismo restaurativo puede ser utilizado para
la remisión, para el acuerdo reparatorio y para el procedimiento especial de
terminación anticipada. Asimismo, resulta aplicable en el j uicio oral, en lo que
respecta al acuerdo sobre la reparación del daño a la víctima que será plasmado
en la sentencia condenatoria.

Ahora bien, debe acotarse que en el presente caso la noima exige la apli­
cación de un plazo razonable y proporcional a la gravedad del hecho imputado
y, como bien sabemos no se está refiriendo al plazo legal, la “razonabilidad del
plazo” conlleva a plantearse sobre la aplicación del principio de razonabilidad
o proporcionalidad constitucional ¿qué significa razonable?, afirma Trocker
que, “[Razonable es un término que expresa una exigencia de equilibrio en el
cual estén moderados armoniosamente, por un lado, la instancia de una justicia
administrada sin retardos y, por otro, la instancia de una justicia no apresurada

643
AFT 12 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

y sumaria”4, además en el caso que se evalúa y determina la responsabilidad


penal del adolescente deberá valorarse principios tales como pro adolescente y
del interés superior del adolescente,

6. Otras

El artículo 128 del presente cuerpo normativo establece como presupues­


tos adicionales que las obligaciones y/o condiciones que se impongan al ado­
lescente infractor debe ser acorde a la naturaleza de la infracción que se imputa,
a fin de cumplir con la finalidad educativa y resocializadora del proceso de res­
ponsabilidad penal del adolescente.

Asimismo que, la revocación de la salida alternativa por el incumplimiento


de las obligaciones y/ o condiciones establecidas al adolescente, requiere aper­
cibimiento previo y en su caso realizarse en audiencia.

7. A manera de conclusión

Las salidas alternativas al proceso son herramientas útiles del sistema pe­
nal fundamentales para acabar con el retardo procesal y experimentar mayor
celeridad, además en el caso de la responsabilidad penal especial de los adoles­
centes sirve para la desjudicialización o mínima intervención judicial tal como
recomienda organismos internacionales de Derechos Humanos.

Ahora, para su debida aplicación resulta necesario que los presupuestos


exigidos en el artículo 128 del presente código sean concurrentes, siendo ne­
cesarios, bajo sanción de nulidad, los informes de los equipos técnicos inter-
disciplinarios, la expresión clara y precisa de los alcances y efectos de la sa­
lida alternativa a aplicarse, así como de las obligaciones o condiciones que se
vayan a imponer, además del asentimiento informado expreso del adolescente.

^ REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

■ TROCKER, Nicolo. “ II nuovo articolo 111 della Costltuzione e il 'giusto processo' in materia
civile: profili generali". En: Rivista Trimestral di Diritto e Procedura Civile. N° 2, Italia, 2001.

4 Cfr, TROCKER, Nicolo. “II nuovo articolo 111 della Costituzione e il 'giusto processo' in materia
cívile: profili generali”. En: R ivista Trimestraie di D iritto e Procedura Civil. N° 2, Italia, 2001, p. 407.

644
TÍTULO II

R E M IS IÓ N

DEFINICIÓN

129.1 Consiste en promover la abstención del ejercicio de la ac­


ción penal o la separación del proceso del adolescente que
ha cometido una infracción que no reviste mayor gravedad,
procurando brindarle orientación especializada, dirigida
a lograr su rehabilitación y reinserción social por medio
de la aplicación de programas de orientación con enfoque
restaurativo, cuya duración no excede de doce (12) meses.
129.2 El Fiscal o el Juez dispone la remisión del ado lescente a pro­
gramas de orientación con enfoque restaurativo, entendién­
dose por tales al conjunto de actividades convenientemente
estructuradas que tienen por objeto estimular y promover el
desarrollo personal y de integración social del adolescente
respecto del cual se ha dictado la remisión; estos progra­
mas son elaborados, ejecutados y supervisados por el M i­
nisterio Público o las instituciones autorizadas por éste.
129.3 Para su aplicación se requiere el compromiso y aceptación
expreso del adolescente, sus padres, tutores o responsables,
en su participación a los programas a los que se disponga
su remisión,
129.4 Si fuera el caso, la remisión procurará el resarcimiento del
daño a quien hubiere sido perjudicado.

© Maholy Sánchez Demagri

► Comentario

Con el paradigma del modelo de justicia restaurativa, el mecanismo de


remisión adquiere una nueva dimensión en la etapa procesal tanto fiscal como

645 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

judicial, en este cambio se configura como una desjudicialización1del proceso


que busca separar al adolescente infractor de un sistema de administración de
justicia que se percibe como innecesario para los fines que persigue la actividad
penal y lo que en realidad otorga12. Desde este enfoque se involucra a los agra­
viados del ilícito3 a fin de incorporarlos en la materia conflictiva, buscando la
armonización y restauración del daño ocasionado. Con esta visión restaurativa
la compensación puede darse de forma directa o indirecta, y es un paso clave
para que sea concedida la remisión, considerando las necesidades y pretensio­
nes de la víctima y del victimario.

Esto representa un enfoque dirigido a la solución de conflictos, que inter­


nacionalmente ha logrado mayor acogida ante la crisis del sistema de justicia
tradicional y la expansión del derecho penal, por ello, no se centra en el carác­
ter punitivo, sino que toma en cuenta las necesidades de la víctima y lo­
gra que el/la adolescente que cometió una conducta delictiva, no ingrese en
el sistema judicial, sino que también asúm ala responsabilidad de sus actos
de una manera consciente e integrada con la comunidad.

La remisión es un mecanismo alternativo a la privación de libertad que


inicia con convenios internacionales adquiridos desde 1985, según resolución
40/33, aplicando lo acordado de las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas
para la Administración de Justicia de Menores (Reglas de Beijing), donde se
establece la remisión como una solución alternativa a la apertura de cualquier
trámite judicial y en espera que las instituciones de primer contacto promuevan
el enfoque restaurativo dejando, así, en instituciones de control social formal4
como la policía, el ministerio fiscal o cualquier entidad que atienda el caso y
tenga competencia sobre él podrán optar por este mecanismo de manera discre­
cional, sin necesidad de remitirlo a instituciones superiores.

1 TIFFER, Carlos. “Justicia penal juvenil y política criminal” . En: R evista D ig ita l de la M a estría en
C iencias Penales. Número 6, RDMCP-UCR, Ponencia en la Inauguración del Congreso Internacional
de Política Crimina), Colegio de Abogados y Abogadas de Costa Rica, 2012, p. 15.
2 JAKOBS, Güníher. L a im putación objetiva en derecho p e n a l. Ad-Iioc, Buenos Aires, 1996.
3 KEMELMAJER DE CARLUCCI, Aída, J u stic ia resta urativa: p o s ib le resp u esta p a r a e l delito
co m etid o p o r p e r s o n a s m enores de edad. R u binzak-Culz on i Editores, Buenos Aires, 2004.
4 SALCEDO, Jesús. E l co n tro l social desde u n a visión h istó ric a : A p roxim ación a la. historia de las
in stitu cio n es d e co n tro l so c ia l en O ccidente. Editorial Académica Española. Alemania, 2012.

k 6R6
Sección VI ART. 12

Con la sustitución de la doctrina de la situación irregular por la doctrina


de protección integral, cambio que para Baratía5 es el resultado de la lucha por
los derechos de los niños, por lo que considera que este paradigma debe ser
bien entendido para poder darle sentido a la remisión, al comprender al adoles­
cente como responsable penalmente también se entiende que tiene la capacidad
intelectual del libre albedrío6, realizar introspección y ser capaz de retribuirle a
la víctima el daño ocasionado.

La aplicación de este método alternativo a la privativa de libertad genera


mayores expectativas al querer ser la más común, sin embargo, causa gran in­
triga que las estadísticas otorgadas por los centros juveniles, en relación a la
población del año 2016, sean solo 45 casos los beneficiados por esta opción, lo
que se puede traducir en i) poco interés en salir de un sistema represivo y pu­
nitivo, ii) desconocimiento de la medida iii) requisitos muy específicos o iv)
poca/nula incorporación de la víctima en el proceso para mediación.

En relación a lo que se pueda considerar como infracciones que no gene­


ren mayor gravedad, queda a interpretación y valoración individual del caso
de lo que pueda ser percibido como “menos grave” y lo que no, en este senti­
do, la remisión debe ser considerada en gran parte para infracciones de conduc­
tas transgresoras, sin llegar a ser delictivas, es decir, conductas desviadas, por
ejemplo, adolescente que se encuentren en un ambiente no favorable, con gru­
pos pares negativos, pandillajes, o adopte conductas con cierto rechazo social
que sea leve y al mismo tiempo sean parte de una posible trayectoria delictiva.
En conclusión, la condición de que el acto no tenga mayor repercusión en la
víctima da la oportunidad al adolescente a ser intervenido en pro de brindarle
la atención necesaria, y rescatar el principio de proporcionalidad donde se ex­
presa que la sentencia del Estado debe ser acorde con la acción cometida y la
reprochabilidad penal que tenga.

5 BARATTA, Alessandro. “Infancia y democracia”. En: Infancia, L e y y D em ocracia en A m é rica


Latin a . A n á lisis crítico d e l p a n o ra m a legislativo en el m arco de la C onvención Intern a cio n a l sobre
los D erech o s del N iño. Emilio Garcia Mendez - Mary Beloff (Compiladores), Temis-Depalma,
Bogotá, 1998, p. 42.
6 REDONDO, Santiago y GARRIDO, Vicente. P rincipios de la crim inología. 4ta edición, Tirant lo
Blanch, Valencia, 2013.

647 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

¿Quién considera si es de mayor o menor gravedad la infracción? En esta


fase de lesiones o daños de menor gravedad, puede ser sustraída del artículo
122 del Código Penal:

“Artículo 122," Lesiones leves


1. El que causa a otro lesiones en el cuerpo o en la salud que requiera más de
diez y menos de treinta días de asistencia o descanso, según prescripción
facultativa, o nivel moderado de daño psíquico, será reprimido con pena
privativa de libertad no menor de dos ni mayor de cinco años (...).

g. Para cometer el delito se hubiera utilizado cualquier tipo de arma, objeto


contundente o instrumento que ponga en riesgo la vida de la víctima.

h. El delito se hubiera realizado con ensañamiento o alevosía”.

Si bien lo relacionado a lesiones leves no define las lesiones menos gra­


ves, delimita a lesiones leves dando un horizonte de ío que puede llegar a ser
menos grave, y con los agravantes en relación a la víctima y sus capacidades
psicomotoras, parentesco filial o ejercicio de funciones; asimismo, en el CNA,
en sus artículos 201 y 202, se puede interpretar que las lesiones menos graves
serían aquellas en las que la “Policía en teoría permitiría a la Policía hacer la
entrega física del adolescente a sus padres o responsables, al no haber media­
do violencia o grave amenaza en la comisión de la infracción a la ley penal”7.

Las palabras rehabilitación y reinserción se presentan como parte de la in­


tervención dada a los adolescentes de manera primordial, la finalidad de cual­
quier medida en la responsabilidad penal adolescente debe ser socio-educativa,
para esta fase hay todo un pían y política dirigido a dar cumplimiento, el acom­
pañamiento en el m enor será de manera institucional a través de los diferentes
servicios de orientación adolescente y comunidades.

La reinserción, por su parte, va más dirigida a un re-direccionamiento del


adolescente, si no lo sacamos de la sociedad ¿cómo lo reinsertamos? se entien­
de, entonces, la reinserción como la intención del Estado en intervenir al joven
y ayudarlo en el aprendizaje social, en la introspección de la norma, en la asimi­
lación de los códigos y valores de esta sociedad, siendo atendido por expertos

7 SCHM1TZ, ,Tean. “Proyecto Justicia Juvenil Restaurati va en el Perú”. En: C rónica d e la A sociación
in te rn a c io n a l d e M a g istra d o s d e la J u ven tu d y de la F a m ilia , Association Fonds Veiílard-Cybulsk,
Suiza, 2009, p. 9.

k 648
Sección VI AHT. i20

en el área. Esto también va dirigido a la víctima, en la atención y acompaña­


miento que se le brinde a la misma para que logre una convivencia sana y de­
sarrollo pro social aún después de haber sido victimizada. Para ambos, junto a
la comunidad se traduce en la oportunidad de involucrar a todos los participan­
tes de manera directa en la etapa de retribución e inclusión, promoviendo gra­
dualmente los casos de éxito y contribuir a que la asistencia y participación en
estos actos lleguen a ser de manera voluntaria.

Se regula a que sea el fiscal o el juez quien genere el inicio de la remisión,


contrario a lo plateado por las Reglas de Beijing, donde se especifica que pue­
de ser ejecutado desde el primer contacto.

Para lograr la implementación de la remisión fue necesaria la ejecución de


la política criminal alternativa y su misión de lograr el cambio que se plantea­
ba anteriormente. En el intento de reducir el alcance punitivo de las medidas,
entendiendo al infractor como un individuo que forma parte de la sociedad cri-
minalizadoras, por lo que la remisión es un avance a este proceso de estigmati-
zación, buscando reforzar la tutela penal de aquellas necesidades básicas de la
sociedad como lo son la salud, el trabajo y la ecología.

La implementación en estos programas socioeducativos busca disminuir


la punición y los factores asociados a la criminalización y el estigma de haber
estado en prisión que puede ser valorado como un factor de riesgo para la rein­
cidencia y la no reincorporación a la sociedad, se alcanza a través de la despri-
sionaüzación, y desjudicialízación.

Las sedes de atención para los casos de remisión van de la mano con pro­
gramas, actividades, redes comunales donde se implemente los principios de
justicia restaurativa y permitan al adolescente cumplirla previo acuerdo, for­
malidades de tiempos, espacios y que la misma genere en el adolescente un
aprendizaje y retribución a la víctima.

Los encargados para la supervisión y por ende responsables de los progra­


mas que deben crearse o fortalecer es el Ministerio Público junto a los fiscales
y equipos multidisciplinarios; el Poder Judicial encargado de los jueces espe­
cializados y la aplicación de la remisión judicial; Ministerio del Interior con las
comisarias especializadas; el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos con
la defensa especializada, las distintas instituciones y ONG'S que permiten la
aplicación de la remisión.

649 J
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

La misión del programa o actividad que se le asigne al adolescente debería


ser acorde a la infracción cometida, para lograr en él la introspección, la retri­
bución de la víctima y el desarrollo personal del adolescente. Este último punto
de gran relevancia, la aplicación de este artículo debe dejar en el adolescente
una enseñanza y lograr disuadirlo a asimilar las normas sociales.

El joven al trabajar con adolescentes y personas que sean profesionales y


especializadas en esta fase lograra un acompañamiento emocional y factores de
protección para el desarrollo de sus habilidades. Alguna de las referencias del
programa lo ofrece el Ministerio Público y la ONG Terra de Hommes, inter­
viniendo en sectores como: José Leonardo Ortiz en Lambayeque, La Libertad
en Trujillo, El Agustino-San Juan de Miradores-Vi lia María del Triunfo-Villa
Salvador en Limay del Santa en Ascash.

En cuanto el resarcimiento del daño a la víctima, la misma puede haber


sido receptora de un delito leve, uno donde su intención de perdonar al victi­
mario y recibir la retribución sea valorada8, como es en el caso de algunas ten­
tativas como el hurto, lesiones leves, entre otros o de los que el C.P no catalo­
gue para sentencias mayores de 5 años, la disposición de la víctima por querer
resolver, permitiendo ser escuchada y dando la solicitud de las maneras que
mejor puede darse el resarcimiento, donde ella pueda sentir que se le retribuye
acorde al daño ocasionado.

Por lo que la víctima, de estar de acuerdo, procura darle una resolución al


daño ocasionado de manera más oportuna y eficaz que si se apertura el caso y
se inicia un proceso judicial, en casos de hurtos o tentativas de hurto, se puede
ver el ejemplo más claro, ya que al llegar a un acuerdo y el defensor solicitar
la remisión previa admisión por parte del adolescente y la reparación del daño,
la víctima cumple su rol principal dentro del proceso al ser resarcido el daño a
su persona y no opacada por la acción punitiva del Estado.

La reparación de la víctima es parte del sistema judicial restaurativo, es


su segundo paso luego de haber realizado el encuentro, etapa en la que ambas
partes víctima-victimario se encontraran de manera personal junto al grupo
familiar, técnico o individuo que sea parte del apoyo emocional de los acto­
res; seguido se da paso a la reparación, previo acuerdo entre las partes puede

8 NEUMAN, Elias. L a mediación penal y la justicia restaurativa. Ed. Porrúa, México, 2005.
Sección VI ART. 129

resolverse con la devolución o restitución de la cosa, otorgar un pago pecunia­


rio, o realizar el arreglo de lo afectado. La víctima debe ser la principal bene­
ficiaría de la reparación.

Si el adolescente es llevado y sometido a estos programas de orientación,


se entenderá que esa es una sanción por sí misma, pero, si además debe resarcir
el daño, entonces, de no ser aplicado un método correcto para esto, se podría
estar ejecutando una doble sanción, además ¿Quién establece esa posibilidad a
la que hace referencia el 1294?

Esta reparación tiene limitantes cuando se menciona que el adolescente


debe realizar un pago pecuniario que no debe exceder la cuantía de los daños
que ocasionó, la restitución debe ser por un objeto similar o el mismo valor
(en moneda, en este sentido se excluye el apego emocional que se tenga con
la cosa) y el compromiso de cumplir con las prohibiciones de no hacer hacía
la víctima o terceros así como de cumplir algún acuerdo que se haya realiza­
do entre los protagonistas de la acción, debiendo de ser respetada por el fiscal
o juez si íue realizada de manera voluntaria, cuestión que ambas partes debe­
rán testificar.

REFERENCIA BIBLIOGRAFICA

- B A R A T ÍA , A le ssan dro. “ In fa n cia y d e m o c ra c ia ” . En: Infancia, Ley y Democracia en América


Latina. Análisis crítico del panorama legislativo en el marco de la Convención Internacional
sobre los Derechos del Niño. E m ilio García M endez - M a ry B e lo ff (C om pilado res), T e m is-
D epalm a, Bogotá, 1 9 9 8 .

■ JAKOBS, Günther. La imputación objetiva en derecho penal. A d -H o c , Buenos Aires, 1 9 9 6 .


■ N EU M AN , Elias. La mediación penal y la justicia restaurativa. E d . Porrúa, M éxico, 2 0 0 5 .
■ K E M ELM AJER DE C ARLUCCI, A ída. Justicia restaurativa: posible respuesta para el delito
cometido por personas menores de edad. R ubinzak-Cuízoni E ditores, Buenos Aires, 2 0 0 4 .
■ REDONDO, S antiago y GARRIDO, V icen te. Principios de la criminología. 4 ta e d ició n , T ira n t
lo B ianch, V alencia, 2 0 1 3 .

‘ SALCEDO, Jesú s. El control social desde una visión histórica: Aproximación a la historia de las
instituciones de control social en Occidente. Editorial A ca d é m ica Española, A le m a nia , 2 0 1 2 .

651
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

ARTÍCULO 130; SUPUESTOS DE APLICACIÓN

La remisión se aplica cuando se cumpla alguno de los siguien­


tes presupuestos:
1. Cuando el hecho atribuido se trate de una infracción a la ley
penal que amerite una medida socioeducativa no privativa
de libertad;
2. Cuando el adolescente haya sido afectado gravemente, física
o psicológicamente, con el hecho que se le atribuye.

Maholy Sánchez Demagri

► Comentario

La remisión solo es aplicable en dos supuestos, en el primero se hace evi­


dente lo expuesto a modo de explicación en el artículo 129, solo se aplicará
en acciones consideradas infracciones que no revistan mayor gravedad, lo que
deja un abismo grande en cuanto a la interpretación de lo que puede o no ser
grave, apoyarse en el C.P y la definición de lesiones es lo que da un norte al
primer supuesto.

Las infracciones consideradas merecedoras de las medidas socioeducati-


vas son con la finalidad de que el adolescente reciba atención interdisciplina­
ria, para esto deben ser mayores de 14 años y menores de 18 años como deli­
mita el CDM.

Reglas como las de Tokio, la Habana, y la de Bangkok contribuyen a esta


aplicación de supuesto debido, a la preocupación de los efectos de los cen­
tros juveniles en los jóvenes reportados por diferentes estudios del ámbito
criminológico.

La remisión es presentada como una salida alternativa al proceso, para


evitar consecuencias negativas para el adolescente, pero, si su aplicación se
ejecutara de forma más precisa y eficaz, sin dilaciones ni complejos actos pre­
vios, podría convertirse en un medio para evitar la judicialización y penaliza-
ción como prim a ratio de casos que no revistan importancia para el proceso
penal, si bien se ha mencionado de manera general los efectos negativos de la

k 652
Sección Vi

prisionización, la misma exposición de motivos en CP manifiesta que “hay que


considerar que la densa población carcelaria, los efectos perniciosos de la pri­
sión y la escasez de recursos públicos para cubrir las más elementales necesi­
dades que exige al respecto la condición humana, compelen a indagar por so­
luciones que, sin ser perfectas, constituyan al menos un relativo avance en la
lucha contra el delito”1.

La remisión, como está planteada, deja mucho espacio para la discrecio-


nalidad del juez y del fiscal que participe en cada caso específico. El primer
inconveniente está en la forma en que se intenta definir la remisión, al no ser
más específico con el supuesto en que se puede aplicar, al menos en la defini­
ción. Pues, fácilmente podría un juez considerar que un acto “no reviste mayor
gravedad” mi entras que otro u otra juez podría considerar exactamente lo con­
trario, de igual forma puede suceder con los fiscales, en comparación con deli­
tos del sistema penal adulto donde las situaciones serían agravantes, ejemplo,
en la comisión de hurto donde se ejecute por dos o más personas, en el caso de
adolescentes debe ser visto como un delito no grave, por la misma explicación
de la psicología del comportamiento en la etapa adolescente y la asociación a
grupos pares.

La aplicación de medidas socioeducativas es entendida como “La inter­


vención socio-educativa implica abordar la problemática del adolescente des­
de una perspectiva integral que contemple al menos dos dimensiones: una di­
mensión vinculada a la capacidad de responsabilizarse (en tanto considera al
adolescente como un sujeto activo de derecho que puede reconocer y aceptar
las consecuencias de sus actos); para lograr esta finalidad, es fundamental pro­
mover el desarrollo de recursos que favorezcan en el adolescente el control
cognitivo y emocional del propio comportamiento y la previsión de las con­
secuencias del mismo; una dimensión ligada a la realidad material y vincular
del adolescente, que posibilite su integración comunitaria a partir del efectivo
ejercicio de ciudadanía”1 2, en el contexto nacional es aplicado como finalidad
tanto para las privativas de libertad como para las medidas alternativas o sus-
titutivas de la misma.

1 CRESPO, Freddy. “Efectos del encarcelamiento: una revisión de las medidas de prisionización en
Venezuela”. En: Revista Criminalidad. N° 59 (1). Venezuela, 2017, pp. 33, 77-94.
2 SENAF —UN) CEF. Adolescentes en el sistema penal. Situación actual y propuestas para un proceso
de transformación. Ministerio de Desarrollo Social, UNTREF, UNICEF, Buenos Aires, 2008, p. 67.

653 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

El requisito de n o ser un hecho punible que amerite a la privativa de liben


tad está basado en que si es considerado un delito grave—a los cuales es que
se dirige la privativa de libertad-, se estaría contradiciendo al artículo 129 de
este mismo código.

El segundo supuesto de aplicación se basa en eí principio de interés supe­


rior del adolescente, pues, en una situación en la que el adolescente haya co­
metido una infracción (menos grave) y en el proceso de la misma se haya vis­
to afectado de gravedad, pueda ser considerado un trato especial y acorde con
su situación.

Para comprender mejor este enunciado, se hace referencia a lo que es con­


siderado como lesiones graves del CP por lo que se cita el:

'‘A r t.n i: Lesiones Graves

(...) Se consideran lesiones graves:


1. Las que ponen en peligro inminente la vida de la víctima.
2. Las que mutilas un miembro u órgano principal del cuerpo o lo hacen im­
propio para su función, causan a una persona incapacidad para el trabajo,
invalidez o anomalía psíquica permanente o la desfiguran de manera gra­
ve y permanente.
3. Las que infieren cualquier otro daño a la integridad corporal, o a la salud
física o mental de una persona que requiera treinta o más días de asisten­
cia o descanso, según prescripción facultativa (...)”.

El informe médico legal marca la diferencia y es el instrumento para la


medición acerca de la gravedad de las lesiones o daños que pueda presentar el
adolescente, el informe psicológico también será realizado para medir el efecto
del hecho en el autor del delito.

Pues, aunque se hable de mía ponderación entre delito y pena, hay circuns­
tancias individuales que deben ser consideradas para la formulación de la sen­
tencia, es justamente ese contexto que se busca rescatar, más allá de los facto­
res propios de cada actor, es decir, del infractor o de la víctima en relación a su
contexto sociocultural, necesidades, entre otros, resalta la valoración del acto y
su resultado inmediato en ambas partes intervinientes.

Sin embargo, a pesar de estar basado en los principios anteriormente ex­


puestos, se deja un abismo en cuanto al tratamiento o atención del menor aun

k654
Sección VI ART. n o

así lo requiera, pues, no se hace mención de una atención o servicios que se


puedan brindar en caso de que la lesión -g rav e- lo amerite, indiferentemente
de los factores sociales que giran en tomo al menor.

Ampliando el objetivo, se habla de una prevención a la doble sanción, ya


que se considera que la lesión es suficientemente disuasoria a futuras conductas
criminales y que el imponer una sanción adicional podría considerarse como
una doble pena o un trato cruel e inhumano y que criminológicamente puede
contribuir a una opresión del sistema judicial al menor, lo que aumentaría el re­
chazo social y pondría en riesgo la credibilidad misma de la justicia3,

Entiéndase, que este numeral no anula la responsabilidad del menor al acto


delictivo, sino que, por su condición de ser menor de la edad legal, recibe un
trato diferenciado acorde con su capacidad física e intelectual, con el desarro­
llo cognitivo y emocional hasta el momento; aun así, se debe cumplir con los
demás requisitos exigidos para la aplicación de la remisión y tener la participa­
ción de la víctima, que no queda opacada o sustituida por el infractor -que al
sufrir la lesión, también es víctima de su propio acto-, sino que busca atender
a ambos de la manera más proporcional posible.

Si los casos a considerar no ameritan privativa de libertad se propone ser


considerados en una instancia o jurisdicción que no sea del tipo penal y más
bien del tipo conciliatoria o de paz. Por lo tanto, poner en práctica la remisión
en aquellos casos que no ameriten ser llevados a un proceso, evitando de esta
manera la intervención jueces o fiscales.

El segundo numeral parece aún más delicado de determinar, si bien los da­
ños físicos pueden ser evidentes ¿cómo y con criterio de quién se determina
que el daño es grave? Ya que tal vez una lesión a nivel de las extremidades in­
feriores no parezca muy grave para un adolescente promedio, pero ¿Qué pasa
si ese adolescente es una promesa del fútbol? Allí la lesión tiene un nivel ma­
yor de impacto.

En el caso de los daños psicológicos, el tema es aún más delicado, estos


no son tan fáciles de percibir como los daños físicos y además muchos de ellos

3 BLANCO, Rafael; DÍ AZ, Alejandra; HESKIA, Joanna, ROJAS, Hugo. Justicia restaurativa: marco
teórico, experiencias comparadas y propuestas de política pública. Vol. 6, Colección de Investiga­
ciones Jurídicas, Universidad Alberto Hurtado, Santiago de Chile, 2004, p. 21.

655 A
AKT. P,0 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

no muestran signos inmediatos, sino que van manifestándose eventualmente y


variando en intensidad y/o complejidad, haciendo aún más difícil medir su ni­
vel de impacto.

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

■ BLANCO, Rafael; DÍAZ, Alejandra; HESKIA, Joanna, ROJAS, Hugo. Justicia restaurativa:marco
teórico, experiencias comparadas y propuestas de política pública. Vol. 6, Colección de
Investigaciones Jurídicas, Universidad Alberto Hurtado, Santiago de Chile, 2004.
- BERISTAIN, Antonio. La dignidad délas macro víctimas transforma ia Justiciayta convivencia
(In Tenebrís, Lux). Tirant lo Blanch, Valencia, 2009.
- CRESPO, Freddy, “ Efectos del encarcelamiento: una revisión de las medidas de prisionización
en Venezuela1'. En: Revista Criminalidad. N° 59 (1), Venezuela, 2017.
» SENAF - UNICEF. Adolescentes en el sistema penal. Situación actual y propuestas para un
proceso de transformación. Ministerio de Desarrollo Social, UNTREF, UNICEF, Buenos Aires,
2008.

¡k 656
Sección VI

if f ilS ® OPORTUNIDAD

131.1 La remisión puede ser dispuesta o requerida por el Fiscal


durante las diligencias preliminares y durante la investi­
gación preparatoria formalizada, de acuerdo a las siguien­
tes reglas:
1. El Fiscal puede disponer la remisión durante la etapa de
diligencias preliminares, emitiendo la disposición que
corresponde.
2. Durante la etapa de investigación preparatoria, el Fis­
cal puede requerir la remisión ante el Juez de la Inves­
tigación Preparatoria, quién valida esta decisión en
una audiencia a la que deben concurrir los sujetos legi­
timados. La decisión del juez de no validar la remisión
es apelable con efecto suspensivo.
131.2 El adolescente, así como sus progenitores, tutores o respon­
sables, deben asentir la remisión y estar presentes al mo­
mento de disponerse la misma, firmando el acta de com­
promiso correspondiente.
131.3 Para la determinación de la remisión, el fiscal o el juez de­
ben tener en cuenta el informe del equipo técnico Ínterdis­
ciplinario o del Ministerio Publico

M ahaly Sánchez Demagri

► Comentario

De esta forma se disminuye el grado de discrecicualidad de aplicación


por parte del fiscal, pues se establecen las fases del proceso en el que se puede
solicitar o imponer la remisión, las cuales podrían ser durante las diligencias
preliminares o la fase de investigación preparatoria.. Cabe destacar que en este
articulado se estipula como competencia exclusiva del fiscal la solicitud de la
remisión, no se prevé que el juez pueda solicitar de oficio la misma; sin embar­
go, si establece que estos puedan determinar la procedencia de la remisión, lo
que contradice un poco la definición que dice que es una herramienta de jueces
y fiscales. Es así que esta herramienta para su solicitud queda enmarcada en el

657 A
ART 1S Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

principio de oportunidad1, quedando la solicitud de todos los supuestos de apli­


cación en manos dei Ministerio Publico y a su discrecionalidad, dejando solo al
juez la competencia de determinar su procedencia o no, y esta decisión puede
ser apelable con efecto suspensivo por parte del fiscal.

En este mismo orden de ideas, la implementación del principio de oportu­


nidad en el Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes presenta las ca­
racterísticas de los sistemas de oportunidad tradicionales. Los criterios de opor­
tunidad se aplican antes de iniciar formalmente la persecución penal o, una vez
iniciada, en sus etapas iniciales12, lo que le permite al Estado tener una justicia
expedita, ahorrando recursos para la judicialización de hechos más gravosos
que ameriten la acción penal. Asimismo, se debe destacar la forma en que se
establece el principio en la norma jurídica, pues se toma en consideración los
intereses de la víctim a y la comunidad.

Se vuelve a establecer en este artículo que es específico para la oportuni­


dad de procedencia de la remisión, que tanto el adolescente como sus padres,
responsables o tutores legales deben asentir la misma, pero esto desde el punto
de vista de técnica legislativa no es correcto pues, ese consentimiento o mani­
festación de voluntad debería ser previo a cualquier otro acto, además que ya en
los artículos previos se estableció la necesidad de dicho consentimiento. Ahora
bien, el que se haya dispuesto de nuevo en este artículo que tanto el adolescen­
te como sus responsables legales deban asentir a la remisión obedece a la ne­
cesidad de implementar la formalidad del compromiso en el momento que se
determine la procedencia de la remisión, garantizándole así al sistema de jus­
ticia penal que se cumplan todas la actividades previstas en los programas de
orientación, cumpliéndose así con el fin primordial del sistema de justicia penal
y evitando la reincidencia en hechos delictivos.

Otro aspecto importante de dicho enunciado sería ¿qué pasa si no se logra


ese asentimiento o consentimiento? Entonces ¿el proceso de remisión se de­
tiene y debe activarse el proceso completo evitando la aplicación de una salida

1 BARATEA, Alessandro. “infancia y democracia”. En: infancia, Ley y Democracia en América Lati­
na. Análisis crítico deípanorama legislativo en el marco de la Convención Internacional sobre los
Derechos del Niño. Emilio G arda Mendez-Mary Beloff (Compiladores), Temís-Depalma, Bogotá,
1998, p. 42.
2 BOVINO, Alberto. “El principio de oportunidad en el Código Procesal Penal peruano” . En: Revista
ius Et Veritas. Número 12, PUCP, Lima, 1996, p. 159.

k , 658
Sección VI

alternativa al proceso y sometiendo al adolescente a sus posibles consecuen­


cias negativas? Parece algo contradictorio, desde un punto de vista más de eje­
cución, el requerir de esa aceptación se está obligando a admitir los hechos por
los cuales está siendo investigado el adolescente. Es así, que podría entenderse
que la remisión podría ser vista como una posibilidad para que el adolescente
admita unos hechos que en algunos casos podría no haber cometido; sin em­
bargo, ante la posibilidad de verse bajo la acción penal un tiempo determinado
mientras demuestra su inocencia puede optar por asentir la remisión, viéndola
como una salida rápida a una posible investigación penal

En cuanto al compromiso previo del adolescente y sus padres, tutores o


representantes, parece dejarse a un lado la cruda realidad de mucha de ia niñez
abandonada en Latinoamérica y de la cual no escapa Perú, entonces, ¿Qué su­
cede con aquellos adolescentes que no cuentan con estas figuras?, aunque se
trate de casos que puedan ser objeto de remisión, ¿deben someterse al proce­
dimiento judicial porque no hay quien firme junto con el adolescente el com­
promiso requerido? En estos casos el principio de oportunidad queda relega­
do por la realidad social del adolescente3, quien ante la ausencia de un apoyo
externo que asuma junto con el compromiso de las condiciones que estipula la
remisión, deberá quedar sometido a ia acción penal del Estado.

Es así que se refleja la discriminación en el acceso a la justicia, pues solo


aquellos adolescentes con apoyo familiar4 podrán acceder ai principio de opor­
tunidad que representa la remisión, quedando excluidos aquellos que ya vienen
sufriendo un proceso de exclusión social. Asimismo, no se tomó en cuenta que,
una de las causas de la aparición de conductas delictivas en jóvenes es la per­
tenencia a grupos familiares disfimcionales o la ausencia de los padres, por lo
que resulta contradictorio no haber estipulado como proceder en aquellos casos
en los que los adolescentes infractores no posean un responsable legal.

En este aspecto parece exigirse más un requisito del tipo excluyeníe o discri­
minatorio, pues incluso, aunque existan esas figuras paternas, pero las mismas no

3 OVALLES, Allied. “Incidencia de la disfunción familiar asociada a la delincuencia juvenil’' En:


Capítulo Criminológico. Vol. 35, N° 1, España, enero-marzo, 2007, pp. 85-107.
4 PINTO, Gimo!. “La doctrina de la protección integral de los derechos del niño y del adolescente”.
En: Separata de Estudio del Curso Adolescentes en conflicto con la ley penal. Programa de actua­
lización y perfeccionamiento. Academia de la Magistratura - Centro de Estudios y Acción para ia
paz (C-EAPAZ), Lima, mayo de 1988, pp. 3-5.

659 A
í »r t . n1 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

den su consentimiento, no bastará el deseo y voluntad que tenga el adolescente


de comprometerse, e igualmente será sometido a las consecuencias del proceso,
siendo tratado de la misma forma en que en algunos sistemas penales los adultos
no logran recibir una medida alternativa de cumplimiento de pena en vez de la
medida privativa de libertad, si no cuenta con fiadores o un apoyo familiar que
vele por el cumplimientos de las condiciones impuestas por los jueces.

Por otra parte, si este requisito es indispensable, entonces, la misma defi­


nición de remisión podría dejar esto claro desde el principio, es decir, podría
definirse así: “Siempre que se cuente con el compromiso y aceptación expreso
del adolescente, sus padres, tutores o responsables, se podrá promover la abs­
tención del ejercicio de la acción penal o la separación del proceso del adoles­
cente que ha cometido una infracción que no reviste mayor gravedad, procu­
rando brindarle orientación especializada, dirigida a lograr su rehabilitación y
reinserción social por medio de la aplicación de programas de orientación con
enfoque restaurativo, cuya duración no excede de doce (12) meses”.

Ahora bien, el articulado también establece que tanto el fiscal como el juez
deben tomar en cuenta al momento de determinar la procedencia o no de la re­
misión el informe del equipo multidisciplinario del ministerio público sobre las
condiciones sociales, físicas y psicológicas del adolescente infractor. Este equi­
po debe determinar las necesidades de atención integral que tiene el adolescente
al momento de solicitar la remisión. Con esto se pretende dar una atención Indi­
vidualizada con la finalidad de subsanar las deficiencias que pueda presentar el
individuo, garantizando así los principios de la justicia restaurativa.

En esta parte la norma jurídica busca que el proceso de orientación sea


efectivo, ahora bien, cabe preguntarse ¿hasta qué punto es suficiente el tiempo
límite de doce (12) meses de duración de los programas de orientación? Y ¿Qué
sucedería en caso de que luego de ese tiempo aun persistan las mismas condi­
ciones que fueron encontradas en el informe inicial del ministerio público? En
este caso se debe estipular las acciones a seguir para reforzar estos programas
luego de pasado el tiempo límite establecido por la norma. Asimismo, no hace
mención al papel que debe jugar el apoyo familiar de los responsables legales,
más allá del simple compromiso escrito de cumplimiento con los programas
de orientación.

Igualmente se debe establecer que acciones se deben tomar en aquellos ca­


sos en donde los padres o representantes legales son causales de la acción de­
lictiva. ¿Cómo puede hacerse responsable del cumplimiento de las condiciones

k 660
Sección VI

impuestas por el juez aquellos que han sido causales de la aparición de la con­
ducta delictiva? Es importante tener en cuenta por parte del legislador que no
todo vínculo familiar es positivo para el adolescente, de no ser así se corre el
riesgo de incumplir con los preceptos principales de la justicia restaurativa y
que este articulado pueda ser considerado por la sociedad como una puerta ha­
cia la impunidad.

Es así que se debe estipular no solo programas de orientación dirigidos


hacia el adolescente, sino que se deben incluir en la norma programas de
obligatorio cumplimiento para el núcleo familiar para aquellos casos en los
que el informe del equipo multidisciplinario del Ministerio Público determino
que parte de las causales de la aparición de la conducta desviada esté conectado
al vínculo familiar de los padres y representantes legales.

0 REFERENCIA BIBLIOGRAFICA

* BARATÍA, Alessandro, “ Infancia y democracia” . En: Infancia, Ley y Democracia en América


Latina, Análisis crítico del panorama legislativo en el marco de la Convención internacional
sobre ios Derechos del Niño. Emilio García Mendez-Mary Beioff (Compiladores), Temis-
Depalma, Bogotá, 1998.
■ BOVINO, Alberto, “ El principio de oportunidad en eí Código Procesal Penal peruano” . En:
Revista iusE t Ventas. Número 12, PUCR Lima, 1996.
« OVALLES, Aliied, “ Incidencia de ia disfunción familiar asociada a la delincuencia juvenil” En:
Capítulo Criminológico. Vol. 35, N° 1, España, enero-marzo, 2007.
» PINTO, Gimol. “La doctrina de la protección integral de los derechos del niño y del adolescente” .
En: Separata de Estudio de! Curso Adolescentes en conflicto con ia ley penal. Programa de
actualización y perfeccionamiento. Academia de la Magistratura - Centro de Estudios y Acción
para la paz (CEAPAZ), Lima, mayo de 1988.

661 jé
ART.H2: Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

M p lig g TR ÁM ITE DE LA REMISIÓN DURANTE LAS DILIGENCIAS


PR ELIM IN A RES

Para la aplicación de la remisión el Fiscal', durante las diligen­


cias preliminares, sigue el siguiente trámite:
1. Cuando se trate de la remisión en diligencias preliminares, el
Fiscal cita al adolescente, sus padres, tutores o responsables,
abogado defensor y a la víctima, a la diligencia de remisión.
2. En caso los citados no concurran a la primera citación se les
cita por segunda vez. En caso no concurran en esta segunda
oportunidad, el Fiscal emite la disposición que corresponda
continuando con la investigación.
3. Si la víctima no concurre a la segunda citación, el Fiscal lle­
va a cabo la diligencia de remisión, determinando el resarci­
miento pecuniario en su forma y plazo.
4. En la diligencia de remisión, el Fiscal explica a los citados,
los alcances de la remisión, propiciando que éstos lleguen a
un acuerdo sobre el resarcimiento del daño, así como Infor­
ma y plazo para el cumplimiento del mismo.
5. De la diligencia efectuada, elFiscal deja constancia en el acta
respectiva del acuerdo arribado, así como de los compromisos
del adolescente, sus padres, tutores o responsables respecto de
la participación del adolescente en los programas de orienta­
ción con enfoque restaurativo.
6. Seguidamente, el Fiscal emite la disposición de remisión, te­
niendo en cuenta el acta de la diligencia de remisión, el informe
del Equipo Técnico InferáiscipVinario y demás actuados. Di­
cha disposición es inmediatamente comunicada a la instancia
que el Ministerio Público determine para su cumplimiento.
7. Luego de cumplida la remisión, el Equipo Inferáis cip linario
del Ministerio Público brinda al adolescente una asistencia,
que le permita atender necesidades posibles al menos hasta los
seis (06) meses siguientes. Asimismo, en tanto el adolescente
lo autorice, realiza un seguimiento de las actividades desa­
rrolladas por el adolescente tras culminar con la remisión.
8. En todos los casos, el Fiscal en la disposición que correspon­
da, precisa la duración de la remisión.

k . 662
Sección VI

Oriana Alejandra Vogt Vera

► Comentario

La responsabilidad penal de los adolescentes (14 años en adelante), vista


desde el enfoque de la justicia restaurativa, representa un cambio significativo
en la forma en la que se concibe el accionar del joven, ya que fomenta, entre
otras cosas, la toma de conciencia del hecho, la asunción de la responsabilidad
con la víctima por medio de la reparación del daño, y la desjudicialización de
los casos de menor gravedad. Dentro de estos parámetros, el nuevo Código de
Responsabilidad Penal de Adolescentes (2017), propicia la figura de la remi­
sión como una especie justamente de desjudicialización del proceso “que bus-
ca involucrar a personas afectadas por el delito, como una forma de restaurar la
armonía social y dar solución al conflicto considerando las necesidades y pre­
tensiones de la víctima y del victimario'” .

Esta forma de actuar que busca potencializar el apoyo y relaciones socia­


les y familiares como elementos de contención de la conducta infractora, pue­
de procederse a dos niveles: a nivel fiscal o prejudicial durante las diligencias
preliminares y a nivel judicial durante la investigación preparatoria. En el pri­
mer caso, la remisión actúa como una forma de exclusión del proceso que se
fundamenta en el interés superior del niño (según la Convención Internacional
sobre los Derechos del Niño - CIDN, 1989), y guiada por el fiscal quien busca
que el proceso penal judicial sea un recurso de última instancia.

Las mencionadas diligencias preliminares configuran la primera fase de la


etapa procesal, donde el fiscal dirige la acción y guía la investigación que ini­
cia ante la sospecha de la comisión de una infracción o ante la ejecución de un
delito de persecución pública. El fiscal, entonces, debe determinar la necesidad
de oficializar o no la investigación preparatoria, pudiendo recurrir a expertos
y/o medios especializados en el sustento de la decisión.1

1 ROJAS, Silvia. “La remisión fiscal como herramienta de justicia restaurativa para disminuir la
incidencia de infracciones penales”. En: Rev. Tzhoecoen. N° 10, Pera. 2018, p. 135.
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

A menos de que se produzca la detención del adolescente, el plazo de es­


tas diligencias preliminares será de 30 días, salvo de que por su complejidad
requiera de un plazo distinto, según lo establece el mismo Código de Respon­
sabilidad Penal de Adolescentes (2017).

En todo caso, durante las diligencias preliminares, puede el fiscal, tam­


bién, conceder al adolescente la remisión del proceso, cuyo trámite inicia
con la citación por parte del fiscal al adolescente, sus padres, tutores o res­
ponsables, al abogado defensor y a la víctima, a la diligencia de remisión. De
este modo, el fiscal se fija de convocar la presencia de los principales sujetos
interesados en la acción, principalmente el adolescente como receptor de la
misma y actor a llevar a cabo el programa ajustado a su caso; sus padres o re­
presentantes como garantes de la supervisión del proceso y comprometidos
de igual forma con el programa de orientación; y, la víctima, como el actor
que ha recibido el daño y que procura un resarcimiento. Esto va de la mano
igualmente con el num eral 3 del artículo 11 de las Reglas Mínimas de las N a­
ciones Unidas para la Administración de la Justicia de Menores “Reglas de
Beijing” (1985), que indica que:

“Toda remisión que signifique poner al menor a disposición de las instituciones


pertinentes de la comunidad o de otro tipo estará supeditada al consentimiento
del menor o al de sus padres o su tutor; sin embargo, la decisión relativa a la
remisión del caso se someterá al examen de una autoridad competente, cuan­
do así se solicite”.

De lo reseñado, se extrae, uno, el papel activo que juegan el adolescente y


sus padres o representantes en la diligencia, y dos, la importancia de involucrar
a la comunidad y demás instancias en el proceso, en función de actividades de
interacción, retroalimentación y aprendizaje, resaltando la condición de menor
del adolescente, y, po r tanto, su atención especial y tratamiento diferenciado.

Asimismo, la necesidad de participación de la víctima responde al modelo


de justicia restaurati va, donde se procura que el infractor (en aras de promover
su responsabilidad y concientización del hecho) debe cumplir con una repara­
ción al agraviado.

De existir el hecho de que los citados no concurran al primer encuentro, se


genera una segunda citación; de ausentarse en este caso, el fiscal fijará una dis­
posición y continuará con la investigación. No obstante, siempre se procura la
reunión y entendimiento de los actores partícipes del hecho.
Sección VI

De ser la víctima la ausente en la segunda citación, el fiscal llevará a cabo


la diligencia de remisión, dejando claro el proceder del resarcimiento pecu­
niario (forma y plazo). Entendiéndose que prosiga la remisión, en función del
cumplimiento del interés superior del adolescente y del uso de medidas no es­
tigmatizantes y pro libertad acogidas a la concepción especial del actuar del jo ­
ven, pues, no debería replicarse el patrón represivo y altamente punitivo expre­
sado frente a los ilícitos de adultos y representado en su máxima expresión en el
uso indiscriminado de la privación preventiva de la libertad, ya que, en el caso
de los adolescentes, la búsqueda no podría ser más diametralmente opuesta,
pues, la aplicación de mandatos y de prohibiciones normativas del mundo de
los adultos para juzgar el comportamiento adolescente “pueden llevar a un trato
desigual y a rupturas de comunicación y valoración”2; motivos estos por los que
se aboga por la colaboración y apoyo de expertos en el tema de adolescentes
que orienten la ruta de acción con el mismo, inicialmente en el proceso de
investigación, y, conclusivamente en el acto de remisión, para no olvidar así
la necesidad de evitar o reducir al mínimo el contacto del adolescente con el
sistema de justicia penal y con la privación de libertad.

Sin embargo, en dicho proceso no debe dejarse de lado el accionar de la


víctima, pues, si se plantea la legislación en tomo a un enfoque de justicia
restaurativa, el agraviado, incluso ausente, deberá ser tomado en cuenta por el
fiscal en el cumplimiento del resarcimiento, porque, como bien lo señala Couso,
hablar de responsabilidad penal especial de adolescentes es un principio que
sustenta la necesidad y establecimiento de un sistema de justicia especializado,
que abarque todas las partes del procedimiento y a todos los sujetos procesales
involucrados.

Es por ello que el fiscal comprende la necesidad de explicar detalladamente


a los intervinientes los alcances de la remisión, buscando además la posibilidad
de lograr un acuerdo entre todos los actores sobre la forma y plazo para cumplir
con el resarcimiento del daño, debiéndose respetar el mismo como un claro
resultado de la libre voluntad de las partes y con un contenido ajustado a la
ley; de tal modo, este resarcimiento de acuerdo al Reglamento del Código
de Responsabilidad Penal de Adolescentes, aprobado por Decreto Supremo

COUSO, Jaime. “La especialidad del Derecho Penal de Adolescentes. Fundamentos empíricos y
normativos, y consecuencias para una aplicación diferenciada del Derecho Penal Sustantivo’'. En:
Revista de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. XXXVIII, Chile, 2012,
p . 293.

665 A
Comentarios a! Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

N° 004-2018-JUS, puede asumir, en principio, tres modalidades: 1. Realizar un


pago dinerario en favor de la víctima, el que no puede exceder de la cuantía de
los daños y perjuicios ocasionados por el hecho; 2. Reponer el bien afectado
mediante uno similar o del mismo valor; y 3. Cumplir con obligaciones de
hacer o no hacer hacia la víctima o hacia terceros.

La primera opción genera una responsabilidad pecuniaria del adolescente


para con la víctima, quien, no en todos los casos cuenta con los propios medios
económicos para solventar, de allí la necesidad del acuerdo entre las partes y
la presencia y compromiso en el proceso de los padres y representantes. En
el segundo caso, se menciona una reparación un poco más tácita al solicitar
la similitud del bien o valor; y, en la tercera posibilidad, se establece más un
conjunto de condiciones de acción u omisión para con uno o algunos sujetos
en particular. En cualquiera de las posibilidades, queda claro que dos son
los elementos esenciales en este tipo de reparación: uno, relacionado con la
comprensión que debe trabajar el adolescente del hecho cometido y de las
consecuencias resultantes, así como de su responsabilidad con la víctima; y dos,
la necesidad de hacer sentir a la víctima entendida en un proceso de empatia
en el que se asume que es un actor importante, que se atiende su daño y que
dicha respuesta busca satisfacer ios perjuicios causados; todo esto resumido en
un arreglo que dota de comprensión, solidaridad y responsabilidad a las partes
intervinientes.

Dicho arreglo debe quedar* en acta como el acuerdo arribado junto a los
compromisos asumidos por el adolescente, padres, tutores o responsables,
en cuanto a la participación del primero en los programas de orientación con
enfoque restaurativo. Hecho que va de la mano con las Reglas Mínimas de las
N aciones Unidas para la Administración de la Justicia de Menores (1985), donde
se señala que el Estado debe hacer los mayores esfuerzos para garantizar la
rehabilitación de los menores infractores, desde una perspectiva constructivista
que se configure en aspectos productivos para la sociedad.

Cabe resaltar, que “el compromiso y aceptación para la participación en


los programas de orientación no implican la aceptación de el/la adolescente de
la responsabilidad po r la presunta infracción” (art. 35, Reglamento del Código
de Responsabilidad Penal de Adolescentes-CRPA 2018), debiendo tener en
cuenta estos programas las condiciones personales, familiares y sociales que
son identificadas por el Equipo Técnico Interdisciplinario y plasmadas en su
Informe, de forma tal que se atiendan las particularidades de cada adolescente

h , 666
Sección VI

en función de sus necesidades, apoyos y elementos de contención (incluyendo


el requerimiento de tratamiento desadictivo). Estas opiniones técnicas
informadas contribuyen a la toma de decisiones, en este primer momento, del
fiscal respecto a la remisión y/o investigación preliminar.

El inicio y planificación del programa de orientación, ya una vez dictada


la remisión, se informará de manera oral y escrita al adolescente y padres o
responsables, con la finalidad de suministrar la información de la fecha, hora
y lugar en la que deberán reunirse con el equipo técnico interdisciplinario.
Dicho equipo es de vital importancia en el objetivo del proceso, porque serán
los encargados de acompañar, guiar y supervisar al adolescente en las diversas
actividades destinadas a orientar al joven por un camino prosocial que fortalezca
sus factores de protección y disminuya los factores de riesgo, haciendo menos
probable la participación futura del mismo en infracciones.

Una vez concluido los detalles iniciales del programa de orientación ade­
cuado para el adolescente, el fiscal emite la disposición de la remisión y la co­
munica a la instancia que el Ministerio Público considere pertinente. En este
caso deben tenerse en cuenta el acta de la diligencia, el informe del equipo téc­
nico interdisciplinario y demás documentos que dejan constancia de los pro­
cesos ejecutados. Al respecto, el equipo técnico constituye un aspecto funda­
mental al brindar de forma interdisciplinaria (ya que se encuentran constituidos
principalmente por trabajadores sociales, médicos, psicólogos y educadores),
orientación particularizada desde sus respectivas áreas a los defensores, fisca­
les y jueces.

Tal orientación especializada responde de forma proporcional al enfoque


de justicia restaurativa y tratamiento diferenciado del adolescente, denotándose
su implicancia a lo largo del proceso, en intemamiento o medio libre e incluso
en la asistencia posterior a la culminación de la sanción o medida impuesta. He­
cho que se ha recogido en el Reglamento del Código de Responsabilidad Penal
de Adolescentes (2018), donde se ha considerado de interés el determinar las
labores específicas de cada personal (psicólogo, trabajador social y educador
social), en las distintas etapas en que intervienen:

1. Evaluación.- Elaboran informes técnicos sobre la situación psicosocial, con­


dición y evolución de eí/la adolescente;

2. Asistencia.- Brindan asesoría técnica especializada a el/la Fiscal, Juez/a o


Director/a de un Centro Juvenil;

667 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

3. Intervención.- Diseñan programas de orientación o planes de tratamiento in­


dividual, según corresponda; y,

4. Acompañamiento.- Siguen la ejecución del programa de orientación o de la


medida socioeducativa otorgada a el/la adolescente.

Es más que evidente, entonces, el papel estratégico de los equipos técnicos


en el trámite de la remisión en las diligencias preliminares, en principio, por su
información respecto a la apreciación inicial y la situación del adolescente y en
la posterior formulación del programa de orientación y su consecuente compa­
ñía en las actividades del mismo, elaborando informes de seguimiento a medio
plazo y conclusivo del programa, donde se tendrá en cuenta el cumplimiento o
incumplimiento y los avances del mismo.

Igualmente, la normativa (también como parte de un model o especializado


d.e justicia) propicia la asistencia postremisión, ofreciendo un apoyo al adoles­
cente durante los siguientes seis meses, al menos, al cumplimiento de la medi­
da, para la atención de las necesidades deí adolescente por medio de activida­
des formativas o recreativas, según el reglamento del código.

En síntesis, el presente artículo plantea el procedimiento para que se efec­


túe en las diligencias preliminares la llamada remisión fiscal, cuya esencia es
básicamente la exclusión del proceso para que se reoriente al adolescente en
tomo a su interés superior y de conciliación con el medio social, evitando,
como lo sugieren las Reglas de Beijing (1985), en los casos en que proceden
(infracción a la ley penal que amerite una medida socioeducativa no privativa
de libertad y cuando el adolescente ha sido afectado gravemente, física o psico­
lógicamente, con el hecho que se le atribuye) el recurrir a las autoridades com­
petentes para que juzguen oficialmente a los adolescentes infractores.

La remisión en las diligencias preliminares ofrece una alternativa con me­


nor carga negativa para el adolescente y con mayor utilidad, toda vez que evita
la aplicación de una medida socioeducativa en casos de menor gravedad, invo­
lucra en el proceso a todos los sujetos que hacen parte del hecho y preserva el
carácter restaurativo para con la víctima, constituido en una atribución excep­
cional del fiscal, quien debe procurar en todo momento el respeto de los dere­
chos y garantías del adolescente.

k 668
Sección VI

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

■ COUSO, Jaime. “ Notas para un estudio sobre la especialidad del Derecho penal y procesal
penal de adolescentes: el caso de la ley chilena” . En: Justicia y Derechos del Niño. N° 12,
Unicef, Chile, 2008.
- COUSO, Jaime. “La especialidad del Derecho Penal de Adolescentes. Fundamentos empíricos y
normativos, y consecuencias para una aplicación diferenciada del Derecho Penal Sustantivo".
En: Revista de Derecho de ¡a Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. XXXVIII, Chile, 2012.
■ ROJAS, Silvia. “ La remisión fiscal como herramienta de justicia restaurativa para disminuir la
incidencia de infracciones penales” . Emflev Tzhoecoen. N° 10, Perú, 2018,

669 Á
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

(Íts S Ítttif l § i TR ÁM ITE DE LA REMISIÓN DURANTE LA INVESTIGACIÓN


PREPA R A TO RIA

Para la aplicación de la remisión, luego de formalizada la in­


vestigación preparatoria, se siguen los pasos establecidos en los
numerales 1 al 5 del artículo 132. Seguidamente el Fiscal requie­
re ante el Juez de Investigación Preparatoria la remisión, proce­
diéndose a convocar a una audiencia para evaluar dicha solici­
tud, previo traslado de la misma a los demás sujetos procesales.

Orlaría Alejandra Vogt Vera

► Comentario

La investigación preparatoria es la fase que sigue a las diligencias prelimi­


nares y que procede cuando hay indicios consistentes de la existencia de una
infracción y la satisfacción de los requisitos de procedencia, entre otros aspec­
tos; siendo la etapa donde se efectúan los procedimientos que dan claridad so­
bre el hecho o infracción en cuestión, la situación de la misma, las particulari­
dades del adolescente involucrado y la especial representación de la víctima.

En esta fase en particular puede aplicarse especialmente un modo de re­


misión, conocido en el campo jurídico como “remisión judicial”; medida que
es ejecutada por medio del cumplimiento de ciertos trámites. En principio, los
trámites de la remisión en la investigación preparatoria coinciden con los de la
remisión en las diligencias preliminares en sus primeros 5 procederes (art. 132,
Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes, 2017), toda vez que en am­
bos tipos de remisión se encuentra que:

El fiscal posee un papel principal siendo el encargado de citar a todas las


partes involucradas (adolescente, padres, tutores o responsables, abogado
defensor y a la víctima) a la diligencia de remisión; dándose así la impor­
tancia debida a cada una de las partes y actuando en concordancia con lo
acordado por las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para la Adminis­
tración de la Justicia de Menores “Reglas de Beijing” (1985), respecto a la
necesidad del consentimiento del menor o de sus padres o tutor, cuando la
remisión signifique poner al adolescente a disposición de otras instancias,

k 670
Sección Vi A R r 13

con lo que, igualmente, se deja evidencia del tratamiento y modelo dife­


renciado requerido para atender al adolescente infractor.

En caso los citados no concurran a la primera citación, se les cita por segun­
da vez. En caso no concurran en esta segunda oportunidad, el fiscal emite
la disposición que corresponda continuando con la investigación. Dicha in­
sistencia parte de la necesidad de que los actores reconozcan la intención
de evaluar la posibilidad de la medida y en función de ello, tener en cuenta
los aportes que estén a bien discutir.

Si la víctima no concurre a la segunda citación, el fiscal lleva a cabo la dili­


gencia de remisión, determinando el resarcimiento pecuniario en su forma
y plazo. En el caso particular de que sea la víctima la gran ausente, el fiscal
prosigue con los actos, estipulando la forma en la que el infractor deberá
resarcir el daño causado, así como el plazo para tal acción, de una manera
simbólica de representación a la víctima y de solidaridad, empatia y respe­
to para con ella, fundamentado en el enfoque de justicia restaurativa que
hoy día orienta el proceder en materia de adolescentes en conflicto con la
ley penal.

El enfoque de justicia restaurativa busca por un lado reparar el daño (por lo


que queda de manifiesto la relevancia de la presencia y opinión del agravia­
do), y, por el otro, “rehabilitar” al adolescente (por medio de un proceso de
comprensión del hecho causado, de asunción de responsabilidad y de inte­
gración sociocomunitaria). De algún modo, fomenta el trabajo en conjunto
desde diversas dimensiones del adolescente, la víctima y la comunidad o
tejido social, en el que se “busca restaurar el lazo social dañado por la ac­
ción criminal en un proceso de reconciliación, reparación y perdón entre la
víctima y el infractor, con la mediación de la comunidad'1.

En la diligencia de remisión, el fiscal explica a los citados los alcances de la


remisión, propiciando que éstos lleguen a un acuerdo sobre el resarcimien­
to del daño, así como la forma y plazo para el cumplimiento del mismo.
Sustrayendo por finalidad la necesidad de que los diversos actores partici­
pen del proceso y formen una parte activa en él, llegando a acuerdos que se
centren más en la solución al problema y la reconciliación del adolescente

1 ÓRDOÑEZ, Jorge y BRITO, Diana. ‘‘Justicia restaurativa. Un modelo para construir comunidad”.
En: Criterio Jurídico. Volumen 4, Pontificia Universidad Javarí ana, Cali, 2004, p. 230.

671 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

y la sociedad o agraviado afectado, con la intención de que se reconozca


la responsabilidad del adolescente y se vele por la garantía de los derechos
de las víctimas.

De la diligencia efectuada, el fiscal deja constancia en el acta respectiva


del acuerdo arribado, así como de los compromisos del adolescente, sus
padres, tutores o responsables respecto de la participación del adolescente
en los programas de orientación con enfoque restaurativo.

Una vez se ha llegado a los acuerdos correspondientes, en el caso de la


remisión durante la investigación preparatoria, el paso siguiente es el requeri­
miento del fiscal ante el juez de la remisión, hecho concreto por lo que a esta
acción se le conoce también como “remisión judicial” . Resumiendo, en la re­
misión durante las diligencias preliminares, la figura que organiza y ejecuta es
el fiscal, quedando la decisión de la revisión en sus manos con la ayuda de la
información suministrada por el equipo técnico en aras de lograr la exclusión
del proceso; mientras que, en el caso de la remisión durante la investigación
preparatoria, es eí juez el que decide sobre el asunto previo requerimiento del
fiscal, en este caso con la intención de extinguir el proceso.

No obstante, para decidir sobre la cuestión, una vez requerida la remisión,


se convoca a una audiencia para evaluar dicha solicitud que debe ser facilitada
a los demás sujetos procesales. Estos sujetos procesales, según el Código de
Responsabilidad Penal de Adolescentes (2017), incluyen al Ministerio Público,
Policía especializada, adolescentes, defensa legal y técnica, víctima-agraviado
y órganos auxiliares; debiendo saber del caso, principalmente, el fiscal, como
el que guía la investigación; el adolescente, padres o representantes y defensor,
como los interesados directos en el logro de la medida; la víctima, como la
persona que ha recibido el daño y debe ser reparada; y, el juez de investigación
preparatoria, quien valida los documentos del equipo multidisciplinario, la
legalidad del caso y la situación del adolescente para decidir.

De manera conclusiva, la remisión puede plantearse: 1. A nivel de


diligencias preliminares (remisión fiscal), cuando se excluye al adolescente
del proceso toda vez que se ha validado por medio del informe del equipo
multidisciplinario que el joven cuenta con mecanismos de apoyo suficiente,
y, que además, entiende la responsabilidad de sus actos y el compromiso de
reparación de la víctima, quedando bajo el cumplimiento de un programa de
orientación; y 2. La remisión en la investigación preliminar (remisión judicial),

tk 672
Sección VI AFíT. 133

cuando se extingue el proceso, por medio de una decisión del juez, estando
el adolescente comprometido al cumplimiento de una medida socioeducativa
alternativa a la privación de libertad, basados probablemente en una óptica
preventiva (aunque es cuestionable la diferenciación de los programas según
el tipo de remisión y la no estandarización de un único tipo de programa, en
términos de igualdad), cuya aplicación y entendimiento de la medida podría
ser variable en función de la concepción de esa prevención y de su orientación
general o especial, pues, como lo señala Roxin “Así, en un caso concreto
(p.ej. cuando un joven ha causado una lesión con resultado de muerte en una
riña), puede parecer adecuado un castigo de tres años de privación de libertad
sobre la base de la prevención general y en aplicación del código, mientras
que las exigencias de prevención especial sólo permiten un año con remisión
condicional porque una pena más grave desocializaría al autor y cabría esperar
un tropiezo en futura criminalidad. Cualquiera de ambas posibles soluciones
obtiene, pues, un beneficio preventivo, por una parte, a cambio de un perj uicio
preventivo, por otro. En un caso así es necesario sopesar los fines de prevención
especial y general y ponerlos en un orden de prelación”2.

Parece, entonces, que el Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes


(2017), por lo menos, en materia de remisión, se orienta hacia una prevención
especial, lo cual se configura en el hecho de que importa prevenir la comisión
de posibles conductas infractoras en el adolescente que ya se ha encontrado
involucrado en estos casos y que han sido discutidos de cara a un proceso
tomando en cuenta sus particularidades.

No obstante, la acogida del tema de remisión depende en gran parte de


dos cosas: la primera, el nivel de conocimiento y capacitación que posea tanto
el fiscal como el juez en materia de delincuencia juvenil, justicia restaurativa,
medidas alternativas y reinserción, dentro de otros tópicos de interés; y, segundo,
de la disposición que estos actores posean para confiar en el adolescente, pues,
si bien, se procura un compromiso, éste no tiene mayor sentido si no existe
previamente la confianza en que el adolescente se hará responsable de sus actos
y procurará desarrollar una vida prosocial. De lo anterior, deriva que se tome
en consideración, por ejemplo, a la hora de la aprobación de la medida, la

ROXIN, Claus. Derecho Penal. Parte General. Tomo I. Fundamentos de la estructura de la Teoría
del Delito. Editorial C ivitas, Madrid, 1997, p. 95.

673 A
§¡¡ Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

confesión sincera del infractor, la conducta de arrepentimiento y el deseo y


voluntad de restaurar a la víctima el daño causado.

La restauración y/o reparación del daño al agraviado, en el caso de la


remisión, no necesariamente debe ser de índole pecuniario, en muchos casos
representa algo más simbólico como el compromiso de mejora del joven o su
reintegro a la sociedad.

En el mismo sentido, debe fomentarse desde las instancias correspondien­


tes, la aplicación de la medida, principalmente durante la investigación prepa­
ratoria, donde podría manifestarse mayor resistencia por parte del juez, que,
en vez de la remisión puede preferir optar por medidas alternativas en torno al
sistema de justicia juvenil restaurativo, entendiendo quizás erróneamente que
ambas responden a la necesidad social y de Estado de evitar o reducir al míni­
mo el contacto del adolescente con el sistema de justicia penal y con la priva­
ción de libertad (CÍDN, 1989).

En general, la remisión como medida debe preocuparse por el desarrollo


del adolescente, la protección de la víctima y el ejercicio del derecho por parte
de ambos, entendiendo que el encarcelamiento puede tener efectos nocivos en
la personalidad y posterior comportamiento del joven y procurando la desjudi-
cialización de los casos.

0 REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

«■ ÓRDOÑEZ, Jorge Y BRITO, Diana. “Justicia restaurativa. Un modelo para construir comunidad” .
En: Criterio Jurídico. Volumen 4, Pontificia Universidad Javarí ana, Cali, 2004.
a ROXIN, Claus. Derecho Penal. Parte General. Tomo!. Fundamentos de la estructura de la Teoría
de!Delito. Editorial Civitas, Madrid, 1997.

k 674
Sección VI 13**

a p e l a c ió n

Procede la apelación, en los siguientes casos:


1. El denunciante o agraviado puede apelar ante el Fiscal Su­
perior la disposición de remisión y archivo provisional del
Fiscal dentro del plazo de tres (03) días, únicamente en el ex­
tremo que se refiere al pago de la reparación civil, ante su in­
conformidad con el monto dispuesto o en caso no se hubiere
establecido. Si el Fisca l Superior declara fundada la apelación
puede modificar la reparación civil o determinarla en caso no
se hubiera dispuesto .
2. El denunciante o el agraviado pueden apelar la disposición de
archivo definitivo únicamente en caso de incumplimiento de
la reparación civil establecida en la remisión. El plazo para
el cumplimiento del pago de la reparación civil es estableci­
do por el Fiscal en la disposición de remisión, no pudiendo
exceder los doce (12) meses.
3. El actor civil puede apelar la validación de la remisión den­
tro del plazo de tres (03) días, únicamente en el extremo que
se refiere al pago de la reparación civil, en caso ésta se hubie­
re dispuesto o en caso no se hubiera establecido. Si la Sala
Penal Superior declara fundada la apelación puede modificar
la reparación civil o determinarla en caso no se hubiera dis­
puesto la misma anteriormente.
4. El actor civil puede apelar el sobreseimiento únicamente en
caso de incumplimiento de la reparación civil establecida en
la remisión.

Oriana Alejandra Vogt Vera

► Comentario

La apelación es un recurso judicial mediante el cual se le solicita a un juez


o tribunal superior la revisión de una sentencia determinada (que ha sido dic­
taminada por un juez y/o tribunal inferior), con la finalidad de que se realice
alguna modificación o se proceda a la anulación de la misma. Es a grandes ras­
gos un proceso ordinario que entabla principalmente el agraviado con el fin
de reformar y/o revocar lo sancionado; o, en palabras de Hinostroza “(* ■■) es

675 A
~£: 1 ' aliéntanos al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

aquel recurso ordinario y vertical o de alzada formulado por quien se conside­


ra agraviado con una resolución judicial (auto o sentencia) que adolece de vi­
cio o error encaminada a lograr que el órgano jurisdiccional superior en grado
al que la emitió la revise y proceda a anularla o revocarla, ya sea total o par­
cialmente dictando otra en su lugar u ordenando al Juez a quo, que expida una
nueva resolución de acuerdo a los considerandos de la decisión emanada del
órgano revisor” 1.

La apelación se constituye en un recurso de gran uso en la manifestación


del sistema y garantías judiciales, siendo interpuesto por la víctima o agraviado.

En el caso de la remisión, la víctima puede apelar ante el juez superior la


disposición de remisión y el archivo provisional. Es la víctima la que introduce
el recurso por ser ella la receptora del daño y, por tanto, de la restauración; por
su parte, es el juez superior o tribunal superior el ente al que se acude por ser
el de mayor rango en cuanto a la toma de decisiones o de diligencias del caso
o tema en particular, necesitando para ello la solicitud del fiscal de las garan­
tías y la fundamentación de la acción con los archivos o anexos relacionados
con la medida aprobada, incluyendo el archivo provisional como susceptible de
apelación. El archivo provisional es el resultado de la investigación preliminar
realizada donde no se ha considerado que no existe evidencia suficiente para
hacer necesario un proceso de imputación.

Este recurso debe ser interpuesto en el espacio de los tres (03) días siguien­
tes y sólo respecto al pago de la reparación civil, por su desacuerdo con el mon­
to establecido o cuando este no hubiere sido determinado, de tal forma que ante
la apelación existen en este caso limitantes acerca de lo que es factible a ser mo­
dificado de la diligencia. Si bien, la presencia de la víctima no es un elemento
indispensable para la decisión, su participación en la discusión sobre la remi­
sión sería un aspecto importante, por lo menos en este punto para disminuir la
posibilidad de esta inconformidad.

En el caso anterior, si el fiscal superior encuentra motivos suficientes para


proceder con la apelación, luego de la revisión exhaustiva de lo planteado en
la exposición de la solicitud de la víctima, puede modificar o determinar la re­
paración civil.

1 HTNOSTROZA MLNGUEZ, Alberto. Medios impugnatorios. Editorial Gaceta Jurídica, Lima, 1999,
p. 105.

k 676
Sección VI

Por otro lado, el agraviado puede también apelar la disposición de archivo


definitivo, solo en caso de incumplimiento de la reparación civil previamente
establecida en la remisión, considerando que el archivo definitivo es aquel que
contiene todos los documentos e información recopilada y trabajada que con­
cluye en la no existencia de elementos de convicción necesarios para la prose­
cución del caso.

Se concibe que la reparación civil ha sido incumplida cuando la víctima


no ha recibido el monto establecido en el plazo que se había estipulado en la
medida, siendo el tiempo máximo los doce meses (12), por ser este el período
más extenso que puede abarcar la aplicación de la remisión.

Igualmente, puede apelar la validación de la remisión dentro del plazo de


tres (03) días, el actor civil, respecto al pago de la reparación civil, se haya dis­
puesto ésta o no, dejando claro que este actor es el que pretende la restitución
o reparación del daño y/o perjuicios. En este caso, si la sala penal superior de­
clara fundada la apelación en la medida en cuestión, podrá ser modificada la
reparación civil o podrá ser determinada en el caso de que la misma no hubie­
ra sido establecida.

Finalmente, el actor civil puede apelar al sobreseimiento solo en el caso


del. incumplimiento de la reparación civil establecida en la remisión, entendien­
do el sobreseimiento como la suspensión por parte del juez o tribunal superior
de un procedimiento ya determinado, por causas fundadas. Es en palabras de
Ramos2, la forma en que concluye su historia un proceso penal, bien de for­
ma anticipada al proceso o como suspensión del mismo por falta de elementos;
y, que puede ser total o parcial según el Código de Responsabilidad Penal de
Adolescentes (2017).

En todo caso, el recurso de apelación se encuentra directamente asociada


a los términos de la reparación civil, sin poder intervenir en la modificación de
otros aspectos constitutivos de la medida.

Luego de la apelación, se debe tener en cuenta que existen dos formas de


proceder que actúan en función del comportamiento del adolescente y son la
amonestación frente al cumplimiento y la revocatoria de la remisión (arts. 43 y

2 RAMOS MENDEZ, Francisco. El proceso penal. Sexta lectura constitucional. Editorial Bosch,
Barcelona, 2000.

677 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

44, Reglamento del Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes, 2018),


que básicamente aplica ante el persistente incumplimiento de las actividades
por parte del adolescente de forma injustificada, pudiendo ser considerado tal
hecho como un desinterés del mismo por su mejora y aceptación de responsa­
bilidad, así como una demostración de su resistencia al cambio y persistencia
transgresora.

Más aún, desde el sistema de justicia juvenil debe abogarse en pro de la


remisión y mantenerse en acompañamiento del adolescente hasta el último mo­
mento, sin dejar de lado las limitantes que pudieran tener en cuanto a capacita­
ción, número de personal, conformación de equipos interdisciplinarios y apli­
cación de programas de orientación y medidas socio educativas en las que se
basa la justicia juvenil restaurativa.

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

■ HINGSTROZA MiNGUEZ, Alberto. Medios impúgnatenos. Editorial Gaceta Jurídica, Lima, 1999.
» RAMOS MENDEZ, Francisco. Eiproceso penal. Sexta lectura constitucional. Editorial Bosch,
Barcelona, 2000.

k 678
REVOCATORIA

135.1 La remisión puede ser revocada ante el incumplimiento in­


justificado del adolescente de los programas a los quefuere
remitido, generando que el Fisca l incoe el proceso de respon­
sabilidad penal del adolescente. Tratándose de una remisión
aprobada por el Juez, éste debe disponer su revocatoria en
audiencia a la que deben concurrir los sujetos legitimados.
135.2 El Fiscal o el Juez, previo a disponer la revocatoria de la
remisión, evalúa las circunstancias particulares del ado­
lescente que determinaron el incumplimiento.
135.3 El Programa de Justicia Juvenil Restaurativa, informa a la
autoridad fiscal o judicial que haya dispuesto la remisión
respecto del cumplimiento de la misma por parte del ado­
lescente, tanto a la mitad del plazo de duración establecido
como alfinalizar el mismo. Sinperjuicio de ello, debe comu­
nicar inmediatamente el incumplimiento de lo dispuesto, así
como cualquier otra incidencia que se considere pertinente.
135.4 Los plazos procesales se suspenden durante la duración de
la remisión.

Manuel Bermúdez Tapia

► Comentario

El perfil del menor infractor que atenta contra la acción remisoria del
juez

En el ámbito de la evaluación de comportamientos criminales se analiza


principalmente el perfil de una persona, la misma que por lo general presenta
algunos elementos referenciales:

a) Una severa limitación psicológica, que no afecta su perfil psiquiátrico y lo


hace proclive a ejecutar comportamientos antisociales, teniendo en cuenta
el alcance de su propio comportamiento.

b) Una limitada perspectiva de la temporalidad de sus acciones en el ámbito


de su propia evaluación personal en el tiempo.

679 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

En tal sentido, los delincuentes no perciben el impacto negativo en sus pro­


pias vidas del efecto que genera una situación carcelaria, debido sobre todo
a una limitación de esta función.

Una evaluación, que no limita su perfil personal y que lo hace un ser anti­
social, pero no inimputable.

Situaciones qne son muy similares a los contextos que presentan menores
infractores y esto porque aún estos no han desarrollado un perfil psicológico
idóneo para evaluar la temporalidad de su nivel de responsabilidad y acción
frente a terceros y frente a su propio proyecto de vida.

Una situación que permite evaluar el surgimiento de nuevas acciones de


naturaleza penal de menores infractores que escapan del típico perfil general,
principalmente por tener condiciones económicas y familiares ajenos a entor­
nos marginales1.

En tal sentido, aún a pesar de existir una medida judicial favorable, el me­
nor infractor puede ejecutar una acción en contra de sus propios intereses, y
ello amplía el carácter especial y complejo que implica la evaluación del per­
fil psicológico de u n menor bajo un contexto de justicia penal juvenil porque
la referencialidad de una situación negativa no es percibida por dicho menor.

|H REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

■ RODRÍGUEZ, María, MORELL, José y FRESNEDA, Javier. Cuida de mí: claves de la resilencia
familiar. UNÉD, Madrid, 2017.

1 RODRÍGUEZ, María, MORELL, José y FRESNEDA, Javier. Cuida de mí: claves de la resilencia
familiar. UNED. Madrid, 2017.
Sección VI ART. 1Ü6

I f t iia iM i EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL

Cumplida la participación del adolescente en los programas dis­


puestos en la remisión, se extingue la acción penal, debiendo el
Fiscal emitir la disposición correspondiente. En caso la remisión
hubiera sido aprobada por el Juez, se dicta el sobreseimiento.

Manuel Bermúdez Tapia

$ Comentario

El comportamiento del m enor infractor sometido a evaluación


p a ra generar la extinción de la acción penal

Hace mención a una situación especial que permite evaluar positivamente


el comportamiento de un menor frente a una evaluación de su propia situación
ante un contexto penal y judicial, sobre el cual se han desarrollado algunas con­
diciones que permiten evaluar la adaptabilidad del evaluado a un contexto po­
sitivo y de desarrollo humano progresivo próximo a la edad adulta.

Una situación muy particular y especial, tomando en cuenta que la mayoría


de los actos cometidos en el ámbito de menores infractores están relacionados
a un contexto extemo (familia, ambiente social, contexto económico) que a la
evaluación de factores intemos (perfil psicológico, condiciones psiquiátricas).

Bajo este parámetro, la evaluación pericial y de la asistencia social podría


no sólo evitar una condición negativa en un menor que ha estado inmerso en
un contexto criminológico, sino que incidiría positivamente en la generación
de una persona con un mayor nivel de percepción de los niveles de responsa­
bilidad que pueden ocasionar sus actos como también podría evaluar de una
mejor manera, la forma en la cual su familia podría actuar respecto de una si­
tuación negativa.

681
TÍTULO III

ACUERDO REPARATORIO

ARTÍCULO W i DEFINICIÓN Y PRESUPUESTOS

137.1 Consiste en el reconocimiento del adolescente del daño


ocasionado por la infracción a la víctima y el compromi­
so para repararlo o la prestación directa de un servicio por
parte del adolescente en favor de la víctima, con el fin de
resarcir el daño.
137.2 Se puede aplicar en tanto la infracción afecte el patrimo­
nio de la víctima y la misma no afecte su integridad o su
vida.
137.3 La oportunidad para su aplicación se rige de acuerdo a lo
dispuesto en el artículo 131.
137A Los servicios acordados deben considerar las aptitudes del
adolescente, prohibiéndose todo tipo de trato inhumano
o degradante hacia su persona, debiendo cumplirse entre
los días sábados, domingos o feriados, sin perjudicar su
salud, escolaridad ni trabajo. El plazo acordado no pue­
de exceder el dispuesto para la prestación de servicios a
la comunidad.
137.5 Cuando fuera posible, el acuerdo de la víctima y del ado­
lescente, la reparación del daño puede realizarse a través
de la restitución de un bien de similar naturaleza o va­
lor; o por una suma de dinero, la cual no puede exceder
de la cuantía de los daños y perjuicios ocasionados por
el hecho. La victima puede acordar el perdón de dicha
reparación.

683 A
AFU 137 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Carlos Senisse Anampa

► Comentario

1. El acuerdo repar atorio y la justicia restaurativa

El acuerdo reparatorio forma parte de la justicia restaurativa. Esta no es


una respuesta tradicional y punitiva en la que el conflicto y su solución es ex­
propiado para el Estado. Por el contrarío, la justicia restaurativa busca que los
involucrados comprendan el daño provocado y de ese modo asuman la respon­
sabilidad de sus actos y sus consecuencias.

Según, las Naciones Unidas, podemos entender por justicia restaurativa:

“Un proceso restaurativo es cualquier proceso en el que la víctima y el ofen­


sor y, cuando sea adecuado, cualquier otro individuo o miembro de la comu­
nidad afectado por un delito participan en conjunto de manera activa para la
resolución de los asuntos derivados del delito, generalmente con la ayuda de
un facilitador”1.

Podemos encontrar ejemplos de modelos de justicia restaurativa en Ingla­


terra (2001), Suecia (2002), Italia (2000), Chile (2007), y Colombia (2006).
Cada uno de esos sistemas tienen sus propias características, pero dentro de
los rasgos generales podemos nombrar es que expresamente no se circunscri­
ben a determinado tipo de delitos y tienen como finalidad -p o r ejemplo, en Ita­
lia- evitar que el adolescente afronte el sistema penal o llegue a ser detenido
o encarcelado, pues consideran este contacto como un factor de riesgo, ya que
reconocen que la detención interrumpe el proceso de maduración y de educa­
ción del adolescente.

En dichos sistemas jurídicos el acuerdo reparatorio es solo una parte del


proceso de mediación, la cual consiste, precisamente, en aquella búsqueda a
través de la cual, las partes sumidas en el conflicto penal, con el apoyo de un

1 NACIONES UNIDAS. Manual sobre Programas de Justicia Restaurativa. United Nations Office
on Drugs and Críme. New York, 2006. Recuperado de https://www.unodc.org/documenis/justice-
and-prÍson-refonn/Mani]al_sobre_programas_deJ ustieia_restaurativa.pdf [visitado el 07.12.20 i 7],

fe*. 6 8 4
Sección VI

tercero facilitador, proponen remedio pacífico y concertado a la disputa que


los enfrenta.

2. El acuerdo rep arato rio en el Código de Responsabilidad Penal de


Adolescentes

En el Perú este acuerdo reparatorio ha sido previsto como un mecanismo


de solución de conflictos, específicamente como una salida alternativa, a la que
las partes pueden dirigirse una vez iniciada una investigación por la infracción
del adolescente a la víctima.

Este acuerdo, resulta de una coincidencia de voluntades entre el adoles­


cente y la víctima. Sin embargo, participan el adolescente, sus padres, tutores
o responsables y la víctima. De conformidad con el código, el acuerdo puede
ser espontaneo o producto de un mecanismo restaurativo solicitado ante el juez
o fiscal a instancia de cualquiera de los involucrados en el proceso. En ambos
casos deberá constar en un acta y se requerirá una audiencia para la aprobación
del acuerdo.

En este acuerdo el adolescente debe reconocer el daño que ha ocasionado


a la víctima y comprometerse a repararlo o a prestar directamente un servicio a
favor de la víctima con el fin de resarcir el daño. Por su parte, la victima debe
estar de acuerdo con la aceptación del adolescente y la reparación o servicio
propuesto a su favor. De lo contrario, el acuerdo no será válido.

Asimismo, el acuerdo está limitado a infracciones que hayan afectado el


patrimonio de la víctima y a su vez no hayan implicado una afectación a su
integridad física o su vida. En caso que el acuerdo recaiga en otro tipo de in­
fracciones deberá ser valorado, pero sin la eficacia que el código le concede en
cuanto a estos tipos de infracciones.

El código establece ciertas limitaciones a los servicios a los cuales se pue­


de comprometer el adolescente. En primer lugar, establece la prohibición de
todo tipo de trato inhumano o degradante hacia su persona. En segundo lugar,
solo se permite que dichos servicios sean prestados los sábados, domingos y
feriados. Ello con la clara finalidad de que se favorezca que el adolescente rea­
lice su actividades educativas, formativas y laborales primordialmente. En ter­
cer lugar, se exige que los servicios no pueden afectar la salud del adolescente.
Y en último lugar, se prevé que esta medida no sea más gravosa que la que le

685^
Comentarios al Código de Responsabilidad PenaL de Adolescentes

correspondería si fuera sentenciado a prestar servicios a la comunidad, en ese


sentido, el plazo no puede exceder el que le correspondería por este último.

En cuanto a la reparación del daño se ha establecido en interés de la vícti­


m a y del adolescente que pueda realizarse a través de la restitución de un bien
de similar naturaleza o valor; o por una suma de dinero, la cual no puede exce­
der de la cuantía de los daños y perjuicios ocasionados por el hecho. Con ello
se busca evitar que cuestiones de orden formal frustren el objetivo de esta al­
ternativa al proceso penal y genere un procedimiento ahí donde ni la víctima
ni el adolescente estén siquiera en conflicto en cuanto a la solución del mismo.

Por otro parte, en el reglamento de este código se ha previsto que las obli­
gaciones contenidas en el acuerdo deben estar orientadas a cumplirse en un
breve plazo y en forma concreta. Con ello se busca evitar que la víctima que­
de desprotegida.

Además, el código le reconoce amplia autonomía a la víctima en materia


de delitos patrimoniales, así que le otorga la facultad de inclusive perdonar al
adolescente al pago de la reparación. Ello sin duda va a permitir que muchos
conflictos puedan acabar satisfactoriamente para ambas partes aun cuando no
sea posible un resarcimiento. Es importante recordar que la reparación del daño
muchas veces consistirá en el mismo reconocimiento de responsabilidad por
parte del adolescente frente al víctima y en dichos casos el sistema penal no
deb erá j ugar mayor p apel.

Si el acuerdo se lleva a cabo durante la investigación preliminar el fiscal


está facultado para emitir la disposición de archivo de la investigación y, en el
caso de que se trate de una. investigación formalizada, el fiscal deberá requerir
la remisión del proceso ante el juez de la investigación preparatoria quien en
audiencia aprobará o no el acuerdo.

Es necesario mencionar, que las obligaciones que tendrá que asumir el


adolescente no solo consistirán necesariamente en las acordadas con la víctima
en el acuerdo reparatorio propuesto al fiscal o al juez, sino que además puede
ser obligado a cum plir con medidas accesorias descritas en el artículo 157 del
código. Estas tam bién deben ser cumplidas por el adolescente, de lo contrario
puede verse inmerso nuevamente en el proceso penal y en ese caso afrontará
las sanciones que el código establece.

Ik. 686
Sección VI

liM f i g lg PROCEDIMIENTO

138.1 Para lograr el acuerdo entre la víctima y el adolescente, el


Fiscal puede disponer la aplicación del mecanismo restau­
rativo establecido en el artículo 142.
138.2 De llegarse a un acuerdo, mediante el dicho mecanismo res­
taurativo u otro que establezcan la víctima y el adolescente,
debe constar en un acta, la que debe ser informada al Fiscal
para que evalué el acuerdo, en caso no haberseformalizado
la investigación preparatoria.
138.3 ElFiscal convoca a una audiencia con la presencia del ado­
lescente, su abogado defensor y sus padres o tutores, así
como la víctima, en la que evalúa el acuerdo, verificando
que este sea la Ubre expresión de voluntad de las partes,
disponiendo el archivo preliminar respectivo.
138.4 De haberse formalizado la investigación preparatoria, el
acuerdo puede ser presentado por el adolescente o la vícti­
ma al Juez, quien convoca a audiencia en la que evalúa el
acuerdo, de verificarse que sea la libre expresión de volun­
tad de las partes dispone el archivo respectivo.
138.5 El Fiscal o el Juez, respectivamente, pueden adicionar al
acuerdo las medidas accesorias, establecidas en el artículo
157, que considere conveniente por un plazo no mayor de
seis (06) meses.
138.6 La resolución que aprueba la reparación del daño requiere
de la conformidad de la víctima y del adolescente, no sien­
do apelable en ninguno de sus extremos.
138.7 El Fiscal o el Juez pueden desaprobar el acuerdo propuesto
por considerar que los servicios no guardan relación con
el daño o que el acuerdo no refleja la libre voluntad de los
intervinientes. En caso de desaprobarse el acuerdo, se con­
tinúa con el desarrollo del proceso. La resolución que des­
aprueba el acuerdo no es apelable.
138.8 El Ministerio Público supervisa el cumplimiento de la repa­
ración de la víctima y de las medidas accesorias confomte
al artículo 138.5. Asimismo, supervisa y protege al adoles­
cente durante el desarrollo de la reparación.

687 A
Aft ¡. ¡33 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Carlos Senísse Anampa

► Comentario

1. Procedimiento p ara la aprobación del acuerdo reparatorio

El código regula un procedimiento general para alcanzar el acuerdo re­


paratorio entre el adolescente y la víctima e incorporarlo válidamente a la in­
vestigación y que así surta los efectos jurídicos otorgados. De esta manera, en
la investigación se pueda incorporar un acuerdo reparatorio proveniente de la
aplicación de un mecanismo restaurativo o de un acuerdo directo entre las par­
tes que se puede presentar ante el fiscal o juez.

En el primer supuesto, el acuerdo proviene de un mecanismo restaurativo


o de un acuerdo directo entre las partes y es presentado ante el fiscal durante el
curso de la investigación preliminar. En este caso se exige que el acuerdo haya
sido formalizado en acta. Luego de presentado el acuerdo, el fiscal debe con­
vocar a una audiencia con la presencia del adolescente, su abogado defensor y
sus padres o tutores, así como la víctima, en la que evaluará el acuerdo.

Los elementos que debe contener este acuerdo son:

Reconocimiento de responsabilidad por parte del adolescente,

Compromiso de reparación del daño causado o prestación de servicios o en


su caso el perdón de la víctima, y

Que sea la libre expresión de voluntad de las partes.

El último requisito debe ser valorado atentamente por el operador dado


que al tratarse de adolescentes hay un grave riesgo de que acepten responsabi­
lidad o se obliguen a determinadas prestaciones en virtud de la presión de los
padres o terceras personas.

Si los requisitos están conformes, el fiscal se encontrará autorizado para


disponer el archivo preliminar de la investigación. No obstante, según el re­
glamento (num. 57.2 del art. 57,), además el fiscal está facultado a solicitar un
informe del Equipo Técnico Interdisciplinario del Ministerio Público sobre la
viabilidad de los acuerdos y, en su caso, de la reparación acordada.

k . 688
Sección VI

El segundo supuesto está determinado desde el momento en que la investi­


gación se encuentra formalizada. Como se sabe, una vez formalizada la inves­
tigación el fiscal pierde facultades para archivar la investigación, por lo tanto,
en estos casos el acuerdo debe ser presentado directamente ante el juez por el
adolescente o la víctima. Una vez que este sea recibido, el juez deberá convocar
a audiencia y corroborar que el acuerdo cumpla con los requisitos establecidos
en el código, los cuales son los mismos que fueron mencionados en el párrafo
anterior. El juez, igualmente, podrá solicitar si lo estima conveniente un infor­
me al Equipo Técnico Interdisciplinario del Ministerio Público sobre la viabi­
lidad de los acuerdos y de la reparación acordada.

SÍ el juez aprueba el acuerdo deberá emitir el auto de sobreseimiento de la


investigación.

En ambos supuestos, tanto el fiscal o el juez están habilitados para adicio­


nalmente imponer medidas accesorias, las cuales deberán ser cumplidas por el
adolescente conjuntamente con la reparación del daño o la prestación de servi­
cios comprometidos en el acuerdo con la víctima. No obstante, estas medidas
no pueden tener una duración mayor a seis meses a diferencia de los compro­
misos propios del acuerdo que no tienen un plazo determinado.

Las medidas accesorias están previstas en el artículo 157 del código y son:

“Artículo 157.- Medidas accesorias

1. Fijar un lugar de residencia determinado o cambiar de lugar de residencia


al actual;
2. No frecuentar a determinadas personas;
3. No frecuentar bares, discotecas o determinados centros de diversión, es­
pectáculos u otros lugares señalados por el Juez;
4. No ausentarse del lugar de residencia sin autorización judicial previa;
5. Matricularse en una institución educativa (pública o privada) o en otra
cuyo objeto sea la generación de un oficio o profesión;
6. Desempeñar una actividad laboral o fonnativa laboral; siempre que sea
posible su ejecución y se adecúe a la legislación sobre la materia;
7. No consumir o ingerir bebidas alcohólicas o drogas;
8. Internar al adolescente en un centro de salud, público o privado, para un
tratamiento desadictivo;

689 Jj.
flRT !3B. Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

9. Participar en programas educativos o de orientación; y, otras que el Juez


considere adecuada y fundamente en la sentencia condenatoria”.

La resolución mediante la cual el juez o el fiscal acepta el acuerdo repa-


ratorio es inapelable. Sin embargo, dicha resolución requiere que las partes le
den su conformidad sin la cual carecerá de todo valor en el proceso. Esta es
una herramienta importante, pues luego del resultado de la evaluación de estos
operadores podría resultar que las medidas accesorias impuestas no sean pro­
porcionales o adecuadas al hecho.

Por otro lado, el juez o fiscal están facultados para desaprobar el acuerdo
en los casos que en el acuerdo propuesto los servicios no guardan relación con
el daño o que el acuerdo no refleja la libre voluntad de los intervinientes. En
caso de desaprobarse, el código dispone que se continúe con el desarrollo del
proceso. La resolución desaprobatoria no es apelable. En ese sentido, elabora­
ción del acuerdo debe ser hecha de manera cuidadosa guardando los requisitos
de fondo y de forma el que código requiere, ya que de lo contrario el adoles­
cente involucrado habrá perdido la oportunidad de acabar el proceso de la ma­
nera menos estigmatizante.

El código encarga al Ministerio Público la supervisión del cumplimiento


de la reparación de la víctima y de las medidas accesorias. Asimismo, le encar­
ga la supervisión y protección del adolescente durante el desarrollo de la repa­
ración. De esta manera, se busca tutelar tanto los derechos de la víctima como
del adolescente.

Ahora bien, corresponde precisar que el reglamento (num. 57.3 del art. 57)
ha establecido que dentro del Ministerio Público será el equipo técnico inter­
disciplinario específicamente quien se encargará de la supervisión y control del
acuerdo y de las medidas accesorias para lo cual este es notificado con la reso­
lución que los aprueba. El equipo técnico tendrá como responsabilidad infor­
mar inmediatamente al fiscal en caso advierta alguna afectación a los derechos
del adolescente. Este equipo está integrado por médicos, psicólogos, educado­
res y trabajadores sociales.

Ik 690
Sección VI

lü íiiiil REVOCATORIA
139.1 El archivo dictado por el Fiscal o el Juez puede ser revo­
cado ante el incumplimiento injustificado del adolescen­
te del acuerdo o las medidas accesorias, previa audiencia
convocada por el Fiscal o el Juez en la que se evalúa las
circunstancias particulares del adolescente que determi­
naron el incumplimiento.
139.2 El Fiscal, luego de revocarlo, incoa el proceso de respon­
sabilidad penal del adolescente.
139.3 El Juez, luego de revocarlo, dispone el reinicio de la Inves­
tigación Preparatoria.
139A Los plazos procesales se suspenden durante la duración
del archivo.

6 Carlos Senisse Artampa


► Comentario

El archivo fiscal dispuesto a razón de un acuerdo reparatorio no es definiti­


vo, sino que el Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes (en adelante
el Código) ha dispuesto una condición resolutoria que consiste en ía obligación
del adolescente infractor de cumplir con los términos del acuerdo reparatorio,
así como de las medidas accesorias dictadas por el fiscal o el juez.

Ahora bien, no todo incumplimiento justifica que el archivo sea revo­


cado. El código establece que la revocación procede solo ante supuestos de
incumplimientos injustificados.

Por otro lado, la revocación del archivo tampoco es automática, sino


que es la culminación de un procedimiento en el cual aparte de determinar el
incumplimiento y su falta de justificación se busca que el adolescente vuelva
a cumplir.

Es así que el primer paso (num. 1 del art. 60 del reglamento) ante el
incumplimiento es la comunicación directa de parte del equipo técnico del
Ministerio Público con el adolescente, padres, madres, tutores/as o responsables
a fin de tomar conocimiento de las causas que determinan su incumplimiento y
exhortar a que cumplan con el acuerdo reparatorio asumido.

691 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Esta comunicación para ser válida tiene que constar por escrito y además
ser informada al fiscal o el juez dependiendo en qué etapa se haya celebrado el
acuerdo reparatorio. En este escenario, si el adolescente retoma el cumplimien­
to de sus obligaciones, el informe remitido al fiscal o juez solo significara un
incidente en el procedimiento sin consecuencias adicionales.

Sin embargo, pueden presentarte dos supuestos adicionales. El equipo téc­


nico no puede ubicar al adolescente o este se muestra reticente a cumplir. En
ambos casos los miembros del equipo técnico bajo responsabilidad tienen que
emitir un informe dirigido al juez o fiscal. En el primer caso para disponer la
ubicación del menor y en el segundo para amonestarlo.

La amonestación al adolescente (art. 61 del reglamento) consiste en una


exhortación al cumplimiento de los términos del acuerdo y de las medidas ac­
cesorias bajo apercibimiento de revocar el acuerdo.

Solo ante el incumplimiento injustificado y reiterado del acuerdo y de las


medidas accesorias el fiscal o juez podrá convocar a una diligencia o audiencia
para decidir si se revoca el archivo. Se trata de una diligencia cuando el acuer­
do ha sido arribado dentro de la investigación a cargo de la fiscalía y esta es la
que dispuso el archivo y se convoca a audiencia cuando el acuerdo se alcanzó
una vez formalizada la investigación, por lo que quien puede revocar el archi­
vo en este caso será el juez.

Como resultado de dicha audiencia o diligencia, previo examen de las cir­


cunstancias particulares del adolescente que determinaron el incumplimiento,
puede considerarse justificado el incumplimiento de la reparación o de las me­
didas accesorias. En este supuesto, se da por concluida la diligencia o audien­
cia y se brinda recomendaciones al adolescente infractor para el cumplimiento
del acuerdo reparatorio. Sin embargo, se emite el apercibimiento que ante un
nuevo incumplimiento comunicado al juez o el fiscal por el equipo técnico se
revocará automáticamente el archivo del proceso (num. 1 del art. 62 del Regla­
mento) y se continuará con el trámite del mismo.

En la diligencia o audiencia puede considerarse que el incumplimiento no


está justificado. En este caso, se revoca la remisión y se continúa con el trámi­
te del proceso. De esta manera, si el caso fue archivado por la fiscalía, esta se­
guidamente incoará el proceso de responsabilidad penal del adolescente. Si el
archivo fue dictado por el juez, al revocarlo también debe disponer el reinicio
de la investigación preparatoria.

k 692
Sección VI

Debe tenerse presente que la suscripción del acuerdo no puede realizar­


se de manera maliciosa para lograr el archivo del proceso mediante un so­
breseimiento, ya que según lo dispone el Num. 139.4 del artículo 139 de!
código, los plazos procesales se encuentran suspendidos durante el archivo
del proceso generado por el acuerdo reparatorio. Este plazo se retoma una
vez se emita la disposición fiscal o resolución judicial que revoca el men­
cionado acuerdo.

693 J
/'R f mu Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

itt ü g i i M EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL

Cumplido el acuerdo y las medidas accesorias de ser el caso, se


extingue la acción penal, debiendo el Fiscal emitir la disposición
correspondiente. En el caso del Juez, se dicta el sobreseimiento.
La resolución no es apelable, salvo que la víctima señale el in­
cumplimiento del acuerdo.

Carlos Senisse Anampa

► Comentario

El principal objetivo del acuerdo reparatorio es que la acción penal se ex­


tinga una vez que el adolescente infractor cumpla con los términos de aquel,
así como con las medidas accesorias.

En este sentido, si el archivo de la investigación se dio a instancia del Mi­


nisterio Público, será este el órgano que deba declarar la extinción de la acción
penal y emitir la disposición de archivo definitivo de la investigación sin algún
trámite adicional. Este procedimiento debe ser automático o de oficio, es de­
cir, no requiere que el adolescente lo solicite formalmente. Ello se justifica en
que existe un equipo técnico encargado de la supervisión del cumplimiento del
acuerdo que debe informar al Ministerio Público que los términos del acuerdo
y de las medidas accesorias han sido satisfechos.

Una vez extinta la acción penal mediante una disposición de archivo defi­
nitivo, esta resolución no puede ser impugnada a menos que la víctima sosten­
ga que el acuerdo no se ha cumplido en los términos acordados. Aunque esta si­
tuación en la práctica no deberá suceder dado que el cumplimiento del acuerdo
debe ser supervisado por el equipo técnico del Ministerio Público, quien debe
emitir informe técnico previo.

De existir apelación, esta deberá tener el trámite de un requerimiento de


elevación de actuados para que sea el fiscal superior quien revise el caso. Si el
superior está de acuerdo con el fiscal provincial el archivo definitivo quedará
firme. En el caso en que el fiscal superior no este conforme con el cumplimien­
to del acuerdo reparatorio deberá disponer que el fiscal provincial requiera al
adolescente a cumplir con las obligaciones que no se hayan cumplido.

k 694
Sección VI ART M

La disposición de archivo que se emite en virtud de este procedimiento tie­


ne la calidad de cosa decidida, lo que garantizará la seguridad jurídica para el
adolescente infractor.

Por otro lado, si el archivo ha sido dictado dentro de la investigación pre­


paratoria será el juez el encargado de dictar la resolución de sobreseimiento
del proceso penal por la causal de extinción de la acción penal. Esta resolución
es de oficio ya que la ley no ha dispuesto que algunas de las partes tengan que
solicitarlo formalmente. Asimismo, el cumplimiento del acuerdo en investiga­
ción preparatoria también es supervisado por el equipo técnico del Ministerio
Publico, por lo que será el informe técnico previo el que motive que sin trámite
adicional se dicte el referido auto de sobreseimiento.

Dicha resolución solo es apelable cuando la víctima fundamente su recurso


en el incumplimiento de las obligaciones contenidas en el acuerdo. Ahora bien,
es necesario señalar que esta legitimidad para impugnar el acuerdo reparato-
rio solo radica en las obligaciones contraídas entre el adolescente infractor y la
víctima, mas no así ante algún alegado incumplimiento de medidas accesorias.
Debe entenderse pues que estas medidas son impuestas en razón de la socie­
dad y no de la víctima. En tal sentido, si sucediera este caso la fiscalía provin­
cial o el juez de la investigación preparatoria debieran declarar improcedente
el recurso de apelación formulado por la víctima y declarar consentido la reso­
lución de archivo definitivo.

El sobreseimiento al quedar firme tiene la fuerza de cosa juzgada, por lo


que el proceso en contra de menor no podrá ser reabierto garantizando así su
seguridad jurídica.

695 Á
í f!T 141 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

OTROS USOS DEL ACUERDO REPARATO RI0

De acordar la víctima y el adolescente> la reparación del daño


originada por la infracción en los casos no previstos por el ar­
tículo 137.2, deben hacerlo constar en un acta. El acuerdo puede
ser presentado alEiscal o el Juez, los que luego de evaluarlo, pue­
den utilizarlo al momento de resolver la terminación anticipada
o la sentencia condenatoria.

Carlos Senisse Anampa

► Comentario

El principal efecto del acuerdo reparatorio es la extinción de la acción pe­


nal, en ese sentido, el legislador estableció requisitos bastante específicos para
su eficacia. Es así que el acuerdo solo está circunscrito a infracciones que hayan
afectado el patrimonio de la víctima y a su vez no hayan implicado una afecta­
ción a su integridad física o su vida (art. 137.2 del código).

No obstante, el legislador ha tomado en cuenta la voluntad de reparar el


daño del adolescente infractor y ha previsto que sea tomado en cuenta a mo­
mento de evaluar la terminación anticipada o la sentencia condenatoria.

Empero, el código no le otorga a este acuerdo eficacia en cuanto a la con­


tinuación del proceso o a la sanción a aplicar al adolescente infractor. La efi­
cacia de este acuerdo estará vinculada netamente a la reparación civil a impo­
nerse conjuntamente con la sentencia sea por una conclusión anticipada o por
una sentencia condenatoria.

En este sentido, el acuerdo expresará la pretensión civil de la víctima acep­


tada libremente por el adolescente infractor, por lo que ello no será objeto de
debate en el proceso penal ordinario o en el proceso de terminación anticipada.
Igualmente, tampoco podrá apelarse la sentencia condenatoria en dicho extremo.

Asimismo, no existe limitación alguna a que una vez celebrado este acuer­
do la víctima perdone al adolescente infractor y le condone la reparación. En
este caso, la víctima debe informar de este hecho al fiscal o al juez. De esta ma­
nera, el fiscal o el juez citarán a la víctima para que ratifique su decisión.

k . 696
Sección VI ART W

En relación con la formalidad a ser observada, el código exige que dicho


acuerdo conste mediante acta y deba ser presentado ante el fiscal si el caso se
encuentra en investigación fiscal o ante el juez si se tratara de una investigación
preparatoria. Ahora bien, es necesario señalar que este acuerdo no será utiliza­
do por el juez o el fiscal, sino hasta que llegue el momento de decidir una ter­
minación anticipada o una sentencia condenatoria.

697 ^
TITULO IV

M E C A N IS M O RESTAURATIVO

D E FIN IC IÓ N

142.1 Es el que permite una intervención especializada, median­


te un conciliador:, un mediador o un tercero autorizado por
la autoridad fiscal o judicial competente, que permite el
diálogo entre las partes para llegar a un acuerdo sobre la
reparación del daño a la víctima por el adolescente, que
sirva para la aplicación de la remisión, el acuerdo repara-
torio, la terminación anticipada u otros supuestos permi­
tidos en la Ley.
142.2 Para su desarrollo se utilizan diversas prácticas restaura­
tivas, a fin de lograr intercambios emocionales significa­
tivos como coadyuvante a los fines del proceso de respon­
sabilidad penal del adolescente independientemente de la
medida socioeducativa que se le imponga y el residtado del
proceso judicial

© Juan Jesús Wong Abad*


1

► Comentario

1. ¿Qué es la justicia restaurativa?


Para Pérez Sauceda y Zaragoza Huerta, “La justicia restaurativa es una
teoría que busca poner énfasis en la reparación del daño causado por una con­
ducta delictiva, busca superar la lógica del “castigo”, o la justicia basada “en
el dolor”, proponiendo que las partes puedan llegar a una solución dependien­
do de la gravedad del delito. Contempla al delito de un modo distinto al de la
justicia retributiva, enaltecida en el sistema actual de justicia. En la justicia
restaurativa, el castigo es sustituido por la aceptación de la responsabilidad de

699 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

los hechos y por la búsqueda de métodos de reparación del daño causado. Lo


anterior requiere de la participación activa en el proceso restaurador tanto del
ofensor como de la víctima y en su caso, de terceros interesados en que las co­
sas lleguen a buen puerto”1.

Asimismo, Britto Ruiz nos dice que “(•••) la Justicia restaurativa es un mo­
delo de justicia comunitaria que pone todo su énfasis en la dimensión social
de los delitos y conflictos. Busca restaurar el lazo social dañado, a través de
un proceso de reparación y reconciliación entre la víctima y el ofensor, con la
mediación de la comunidad. No busca el encierro del infractor, sino su reha­
bilitación a través de la reparación del daño. En un sentido radical, la Justicia
restaurativa procura modificar las relaciones desiguales e injustas que han dado
origen a los conflictos y delitos”12.

En tal sentido, la ONU nos señala que “La justicia restaurativa es un pro­
ceso para resolver el problema de la delincuencia enfocándose en la compen­
sación del daño a las víctimas, haciendo a los delincuentes responsables de sus
acciones y también, a menudo, involucrando a la comunidad en la resolución
del conflicto. La participación de las partes es esencial al proceso y enfatiza la
construcción de relaciones y reconciliaciones así como el desarrollo de acuer­
dos en tomo a un resultado deseado por las víctimas y los delincuentes. Los
procesos de justicia restaurativa pueden adaptarse a varios contextos culturales
y a las necesidades de comunidades diferentes. A través de ellos, el proceso en
sí mismo a menudo transforma las relaciones entre la comunidad y el sistema
de justicia como un todo”3.

Es así, tenemos que, la justicia restaurativa es una manera de aplicar jus­


ticia, donde se busca restablecer los lazos rotos de la sociedad debido a la co­
misión de un delito, procurándose para ello la reparación de la víctima, en lu­
gar del castigo del delincuente. Esto no quiere decir que la justicia restaurati­
va busque la impunidad del delito, sino más bien que tanto ofensor, víctima y

1 PÉREZ SAUCEDA. José y ZARAGOZA HUERA, José. Justicia Restaurativa: Del castigo a ¡a
Reparación. Rtecueperado de http ://biblio.j undicas .unam .mx/libros/7/3104/3 8 .pdf. Visto el 3/9/15.
2 BRITTO RUIZ, Diana. Justicia Restaurativa. Reflexiones sobre la experiencia de Colombia. Uni­
versidad Técnica Particular de Loja, Colección Cultura de la Paz, Ecuador, 2010, p. 22.
3 MANUAL SOBRE PROGRAMAS DE JUSTICIA RESTAURATIVA. “Serie de Manuales de Justicia
Penal”. En: Naciones Unidas Nueva York 2006. Recuperado de file:///C:/Documents%20and%20
Settings/FN/Mis%20documento s/F A MIL1A %2 OPENAL/Manual_de_J usti ci a_Re staur atí va_ 1.pdf.
Visto el 01 de setiembre de 2015.

k70Ü
Sección VI

comunidad se involucren en una dinámica que repare el daño y reconstruya los


lazos sociales.

Los elementos con los que la justicia restaurativa se involucra son esen­
cialmente la víctima, el delincuente y la comunidad, siendo lo singular de esta
propuesta que la reparación del daño se haga de acuerdo a lo que determine
la víctima, que el delincuente sea quien debe satisfacerla y donde la partición
de la comunidad no se limite a ser garante del acuerdo, sino que también sea
participe de su búsqueda y provea al ofensor de los medios para cumplir con
la reparación; todo ello con la finalidad que se restaure la convivencia pacífi­
ca del grupo.

Es importante señalar que el modelo de justicia restaurativa no solo resul­


ta aplicable en procesos penales, sino también en la justicia comunitaria y en la
solución de conflictos que se producen en las escuelas.

2. Mecanismos de solución de conflictos

Desde un inicio la sociedad lia buscado dar solución a los conflictos que
se suscitaban entre sus miembros y para ello ha trabajado tres grandes meca­
nismos de solución que son conocidos como el de autotutela, la heterocompo-
sición y la autocomposición.

A la primera la podemos entender como “el mecanismo más primitivo


de solución de conflictos por el cual alguna de las partes en conflicto desplie­
ga una conducta caracterizada por el uso de la fuerza. La justicia adquiere acá
un fuerte carácter privado pues no se recurre a ningún tercero en búsqueda de
solución”4.

En cuanto a la heterocomposición, es aquel mecanismo alternativo de so­


lución de conflictos que se logra a través de la intervención de un tercero in­
vestido de autoridad reconocido por las partes y a quien le deben sometimiento
a la decisión que tome. En la heterocomposición se reconoce al juez y al árbi­
tro, como el tercero imparcial, con poder y autoridad suficiente para imponer
su decisión a las partes.

4 GACETA JURIDICA. Diccionario Procesal Civil. Primera edición, Gaceta Jurídica, 2013, p. 41.

701 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Finalmente, 1a. autocomposicíón “Es la solución del conflicto por parte de


los propios protagonistas o intervinientes en el mismo. De manera similar a la
heterocomposición, en la autocomposición puede intervenir un tercero ajeno a
la relación, sin embargo, el tercero no puede ni debe imponer su decisión o for­
mula de solución. Los mecanismos más conocidos son la negociación, la me­
diación y la conciliación”5.

a) ¿Cómo entender un mecanismo de solución de conflictos de autocomposición


desde un enfoque restaurativo?

Tal como lo señala el presente artículo, un mecanismo restaurativo es


aquel que permite una intervención especializada, mediante un conciliador, un
mediador o un tercero autorizado por la autoridad fiscal o judicial competente,
que permite el diálogo entre las partes para llegar a un acuerdo sobre la repara­
ción del daño a la víctima por el adolescente.

En tal sentido, tenemos que al ser encomendada el mecanismo restaurati­


vo a un conciliador o mediador, entra en la clasificación de nn mecanismo de
solución de conflicto de autocomposición, el cual se encuentra limitado a la re­
paración del daño a la víctima; siendo además que servirá para la aplicación de
la remisión, el acuerdo reparatorio, la terminación anticipada u otros supuestos
permitidos en la Ley.

b) ¿Cómo se logra una mediación o una conciliación con un enfoque


restaurativo?

Tal como ya lo hemos señalado, el modelo de la justicia restaurativa im­


porta un compromiso entre el adolescente infractor -reconocer su responsabili­
dad y reparar el daño cometido; la víctim a- a recibir una compensación que no
se limite a lo económico, sino más bien se privilegie el restaurar su confianza
y seguridad dentro de la comunidad; la comunidad a prestar su apoyo para que
el adolescente infractor cumpla con reparar el daño a satisfacción de la vícti­
ma, evitándose el castigo.

Como vemos la noción de reparación a la víctima desde una óptica restau­


rativa se encuentra muy distante a la que solemos utilizar en el Derecho Civil;

5 MONTES DE OCA VIDA, Alipio. “Mecanismos Alternativos de Solución de Conflictos”. En: Unife.
Recuperado de http://www.unife,edu.pe/publicacÍones/revÍstas/derecho/lumen_9/lÍ.pdf.

W 702
Sección VI ART W

es así, en la justicia restaurativa se busca que el adolescente infractor cmnpla


con una actividad educativa que le enseñe a interiorizar y asumir su culpa del
daño cometido y, a la vez, tal tarea repare los lazos rotos de seguridad y con­
fianza sufridos por la víctima; en tal sentido, la compensación económica pasa
a un segundo plano y el castigo de la justicia retributiva desaparece,

c) Ejemplos de reparaciones restaurativas

Para tener una idea más cercana a lo que debemos entender como “repa­
ración de la víctima desde una óptica restaurativa”, nos podemos valer de las
sentencias de uno de los abanderados de la justicia restaurativa como lo es el
juez español Emilio Calatayud, el mismo que ha cobrado gran notoriedad por
sus originales resoluciones donde prioriza que el delincuente internalice las
consecuencias de sus actos y cumpla con reparar los lazos rotos por su acción.

“(...) es así por ejemplo entre sus resoluciones judiciales más conocidas, des­
tacan la del joven, aficionado al dibujo, que fue condenado a relatar a través
de un cómic de 15 páginas los motivos por los que había sido sentenciado, o
la de un conductor borracho que fue obligado a visitar durante un día ente­
ro a parapléjicos, hablar con ellos y sus familias y explicar la experiencia en
una redacción (...) También es destacable la pena que impuso el magistra­
do a un menor que quemó papeleras, al que el juez obligó a trabajar durante
varios días con bomberos, o el caso del joven que acosó a una anciana y que
recibió un castigo poco habitual: trabajar en un centro de rehabilitación. La
última condena que acaba de imponer el juez de Menores de Granada, Emi­
lio Calatayud, ha vuelto a generar controversia. El magistrado ha condenado
a un menor que robó en una peluquería a matricularse en un curso de estilis­
ta y a aprobar un examen que consistirá en un corte de pelo que el procesado
tendrá que realizarle al propio juez”6.

En tal sentido, son estos los acuerdos a los que debe apuntar una mediación
o conciliación “restaurativa”, en los que se conjuga la tarea educativa a cum­
plir por parte del adolescente infractor y la restauración del daño, el mismo que
no es más que, recomponer los lazos de confianza y seguridad de la víctima.

De otro lado, cuando señalamos que la compensación económica a favor


de la víctima pasa a un segundo plano, nos referimos a que su cumplimiento o
no, determina la eficacia del mecanismo restaurativo pues pueda darse que la

6 https ://w w w. Iavangu ardí a. cora/vída/20170125/4136 873 86406/emÍlio-calatay ud-sentenci as .html

703 j é
Comentarios ai Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

víctima no obtenga una reparación económica, pero se encuentre satisfecha con


la tarea educativa que cumplirá el adolescente o, habiendo recibido la compen­
sación económica la víctima manifiesta que mantiene su desconfianza a pesar
de la conducta desplegada o prometida por el adolescente como reparación.

En resumen un mediador o conciliador restaurativo debe:

Analizar y procurar la tarea educativa que a su entender logrará concien-


tizar al adolescente infractor de las consecuencias del daño cometido a la
víctima;

Conseguir que la víctima internalice y comprenda la situación del joven


y valore su propósito de cambio que se materializa con la tarea educativa
que puede cumplir a su favor o de la comunidad, independientemente a la
compensación que pueda o no, recibir;

Procurar que la comunidad cumpla con prestar su apoyo mediante las ins­
tituciones que la conforman para garantizar el cumplimiento de la labor
educativa que sustituirá al castigo que recibiría el infractor en un modelo
de justicia retributivo7.

d) El mecanismo restaurativo como base para la aplicación de la remisión, el


acuerdo reparatorio y la terminación anticipada.

De acuerdo al artículo bajo análisis tenemos que la labor del mediador


o conciliador se limita a la reparación del daño a la víctima; sin embargo, tal
como ya lo hemos explicado esta “reparación restaurativa” implica que la san­
ción se convierta en una tarea educativa y reconstruya los lazos rotos de con­
fianza de la víctima y la comunidad; asimismo, de alcanzar éxito el mecanis­
mo restaurativo servirá de base para la aplicación de la remisión, el acuerdo
reparatorio, la tenninación anticipada u otros supuestos permitidos en la Ley.

7 “Entendiendo ia Justicia Retributiva como la práctica tradicional de ejercer “Justicia’1, en la cual


el delito o infracción se conciben como un atentado contra el Estado y que debe ser castigado de
manera proporcional al daño causado es preciso determinar que como atributo principal de la Jus­
ticia Restaurativa se encuentra la superación de la concepción tradicional de “castigar” por el error
cometido, conviniendo el conflicto tanto en una oportunidad, como en herramienta pedagógica que
posibilita nuevas formas para su entendimiento y gestión”. Manual de prácticas restaurativas para
conciliadores en equidad, visto e n https://www.minjusticia.gov.co/Portals/0/sala%20de%20prensa/
documentos/PRACTTCAS%20RESTAURATIVAS.pdf.

k 704
Sección VI ART..líi2

En tal sentido, consideramos que en la medida que se cumpla en darles el


contenido restaurativo a las figuras de la remisión, el acuerdo reparatorio y la
terminación anticipada, de acuerdo lo dispuesto en el presente código, no existe
ningún obstáculo para utilizar al mecanismo restaurativo como sustento de sus
actuaciones.

3. De los tipos de mecanismos restaurativos

Resulta importante en este punto recoger lo que nos señala el artículo 66


del reglamento de la presente ley, Decreto Supremo N° 004-18-JUS, y revisar
los tipos de modalidades del mecanismo restaurativo que podrá utilizar el me­
diador de acuerdo al caso en concreto:

Mecanismo restaurativo directo, que consiste en el encuentro presencial


entre el/la adolescente y la víctima, ayudados por el responsable del meca­
nismo restaurativo.

Mecanismo restaurativo indirecto, que es utilizado para reparar' el daño cuan­


do la víctima no desea el encuentro directo con el/la adolescente. Consiste
en facilitar la comunicación sin necesidad del encuentro presencial entre
ambos.

4, Más allá del modelo restaurativo y la necesidad de desjudicializar la


justicia juvenil

Actualmente en Europa, los países escandinavos está trabajando políticas


públicas donde se viene apoyando la práctica de actividades de distracción,
arte, educación y trabajo a favor de los jóvenes, siendo uno de sus resultados
más visibles la baja de sus índices de delincuencia juvenil; lo anecdótico del
caso es que en un país como Finlandia, donde su legislación juvenil no resulta
tan acorde a los derechos reconocidos actualmente a los jóvenes, sea donde se
registre menores índices, con lo que se puede concluir que un trabajo preven­
tivo social por parte del Estado muchas veces resulta mejor para evitar que los
jóvenes delinquen y se le deba luego de administrar justicia.

Al respecto, el científico Social Bruno Van der Maat, nos lo detalla “Ima­
ginémonos un país donde la edad de imputabilidad penal es de 15 años, desde
1889. Un país donde en realidad no hay un sistema separado de justicia penal
juvenil, donde ni siquiera existe una policía especializada para niños y jóvenes.
Un país donde las leyes penales que se refieren a los jóvenes son de antes de

705 A
ART. '.*2 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

la II Guerra Mundial (1940). Parece ser una situación poco prometedora, no?,
¿Qué organización aquí presente no se sentiría llamada a ir a trabajar allá para
enseñarles un poco de buenos modales a esos “retrógradas”?.

Sin embargo, en ese mismo país (cuya identidad les dejo adivinar) se apro­
bó una ley de Bienestar de la Niñez en 1983. En ese país se piensa que “una
buena política social es la mejor política criminal”. En ese país el 75 % de los
jóvenes en conflicto con la ley no pasa por un proceso judicial penal, sino que
sus casos son atendidos en la comisaría local, donde mayormente (75 % de los
casos) se les impone una multa. En ese país la población juvenil con medida de
privación de libertad bajó de 450 (en 1986) a unos 50 (en 2006), para una po­
blación de menos de 5 millones. En ese país la ley estipula que un joven sólo
puede ser privado de su libertad en casos realmente excepcionales (y parece
que se cumple esa regla).

¿Qué pasó allí? No fue necesario cambiar la ley, sino sólo la manera de
interpretarla. Se pasó de un enfoque judicial a una aproximación social. Se re­
forzaron inmensamente las políticas de prevención y las políticas sociales (que
apoyan la búsqueda de alojamiento, de empleo, de capacitación profesional del
joven, de acompañamiento psicológico de la familia, etc.). Los programas que
se aplican dependen del Sistema de Bienestar Social, no del Sistema Judicial.
Y parece que les da buenos resultados”8.

Con lo anterior, no se quiere desmerecer al modelo restaurativo, sino más


bien, dejar en evidencia que nuestra tarea frente un joven delincuente y su víc­
tima que nos exige justicia, es la de aplicarla en toda su extensión; en tal senti­
do, debemos de dejar de lado la idea restrictiva que la justicia restaurativa solo
sirve para evitar llegar a una sentencia y, asumirla como base en toda decisión
que se tome en un proceso de justicia juvenil.

Finalmente, nuestro norte más allá de las virtudes de la justicia restaurativa


debe apuntar a que se implemente políticas públicas destinadas a darles acom­
pañamiento a los niños y alternativas a los jóvenes en su paso hacía la adultez,

8 VAN DER MAAT, Bruno. “La Aplicación de Medidas Alternativas a la Privación de Libertad para
los Jóvenes y Adolescentes en Conflicto con la Ley Penal, reforzando la participación de la Familia
y la Comunidad”. En: Materiales de Lectura del Curso. Curso de Especialización. "Hacia una com­
prensión multidisciplinaria de la Justicia Penal Juvenil: Retos y perspectivas para la consolidación
de unajusticia restaurativa y la reinserción sociofamiliar. Academia de la Magistratura, Lima, 2015,
pp. 233-234.

k706
Sección VI

tomando como ejemplo las medidas de países que en su momento tuvieron un


alto índice de delincuencia juvenil, pero que han logrado con sus medidas so­
cial -m ás que judiciales- disminuirlo.

REFERENCIA BIBLIOGRAFICA

" BRUTO RUIZ, Diana. Justicia Restaurativa. Reflexiones sobre la experiencia de Colombia.
Universidad Técnica Particular de Leja, Colección Cultura de la Paz, Ecuador, 2010.
« GACETA JURÍDICA. Diccionario Procesal Civil. Primera edición, Gaceta Jurídica, 2013.
■ MANUAL SOBRE PROGRAMAS DE JUSTICIA RESTAURATIVA. "Serie de Manuales de Justicia
Penal” . En: Naciones Unidas Nueva York2006. Recuperado de file:///C:/Documents%20and%2Ó
Settings/FN/Mis%20documentos/FAMILIA%20PENAL/Manual__de_Justicia_Restaurativa_1.pdf.
Visto el 01 de setiembre de 2015,
■ MONTES DE OCA VIDA, Alipio, “ Mecanismos Alternativos de Solución de Conflictos". En:
Unife. Recuperado de http://www.unife.edu.pe/publicaciones/revistas/derecho/lumenJ)/11 .pdf,
= PÉREZ SAUCEDA, José y ZARAGOZA HUERA, José, Justicia Restaurativa: Del castigo a la
Reparación. Rtecueperado de http://bibíio.juridícas.unam.mx/libros/7/3104/38.pdf. Visto el
3/9/15.
* VAN DER MAAT, Bruno. “ La Aplicación de Medidas Alternativas a la Privación de Libertad
para los Jóvenes y Adolescentes en Conflicto con la Ley Penal, reforzando la participación de
la Familia y la Comunidad". En: Materiales de Lectura del Curso. Curso de Especiaiización.
“Hacia una comprensión multidisciplinaria de la Justicia Penal Juvenil: Retos y perspectivas
para la consolidación de una justicia restaurativa y la reinserción sociofamiliar. Academia de
la Magistratura, Lima, 2015.

707 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

l l ü l i O B JE T IV O S

Son objetivos del mecanismo restaurativo:


1. Logizar que el adolescente comprenda y valore las consecuen­
cias que el hecho cometido generó en la víctima.
2. Impulsar el diálogo y la participación del adolescente y la
víctima en la resolución del conflicto.
3. Generar la voluntad de compromiso y reparación en el
adolescente.
4. Estimular la apertura de la víctima a ser compensada con una
reparación por parte del adolescente.
5. Cumplir con el fin educativo del proceso de responsabilidad
penal del adolescente no alterando su desarrollo integral.

Q Juan Jesús Wong Abad

► Comentario

1. De los objetivos

Dado cuenta el modelo que busca instaurar la justicia restaurativa se en­


tiende que para que se restaure los lazos rotos entre el adolescente infractor, la
víctima y la comunidad se hace imperativo alcanzar los objetivos propuestos.

Como observamos los objetivos transitan entre la toma de conciencia del


adolescente del daño cometido por su conducta delictual, generar una voluntad
de su compromiso para reparar a la víctima, trabajar con la víctima para definir
su compensación, para finalmente cumplir con educar al adolescente en la toma
de conciencia de sus actos en consonancia a su desarrollo integral.

De los objetivos señalados, consideramos que la reparación de la víctima


es el que merece la mayor de nuestras atenciones, pues será este quien marque
el éxito del programa; dado que, en la medida que se logre la satisfacción de la
víctima, se asegura la aprobación del acuerdo reparatorio.

Para tal fin, el mediador deberá desplegar toda su capacidad para explicar
y conseguir que la víctima internalice las virtudes del modelo restaurativo y

k 708
Sección VI ARF.1Ó3

hacerlo comprender que, más allá que alcance su justa reparación económica,
lo importante será asegurar que el adolescente, mediante las labores que deberá
cumplir, tome conciencia de las consecuencias del daño ocasionado.

2. De los obstáculos

De otro lado, también resulta importante tener presente los muy posibles
obstáculos a los que nos enfrentaremos en la ejecución del modelo restaurativo
en general, al respecto el manual sobre programas de justicia restaurativa de la
ONU, nos señala, entre otros, los siguientes:

a) Desde la perspectiva de la víctima

Existe un peligro de agobiar a la víctima con numerosas reuniones traumá­


ticas, innecesarias o intimidantes.

Existe un riesgo, particularmente dentro de comunidades pequeñas con


relaciones cercanas entre sus individuos, de que algunas víctimas pue­
dan sentir presión de participar en un proceso con el que no están de
acuerdo.

Las víctimas pueden estar preocupadas por la falta de consecuencias im­


puestas a los delincuentes que no cumplen su compromiso (o con los tér­
minos del acuerdo). Las víctimas pueden también sentirse presionadas a
revelar que el delincuente no ha cumplido con el acuerdo negociado.

b) Desde la perspectiva del delincuente

La posibilidad de que el delincuente sea humillado (como en formas no


reintegradoras).

Consecuencias del incumplimiento del acuerdo por parte del delincuente.

Delincuentes que ven el proceso restaurativo como una manera de “librar­


se” del sistema de j usticia.

Presión sutil sobre el delincuente para participar en un proceso restaurativo


para evitar una sanción más dura en el sistema de justicia convencional.

Falta potencial de protección de proceso debido a víctimas vengativas/


indulgentes. Preocupaciones potenciales sobre la junta restaurativa en
general.

709 A
AR T R<3 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

c) Desde la perspectiva del sistema

Dominación del proceso por profesionales de la justicia penal y neutraliza­


ción de los beneficios potenciales de una metodología de justicia restaurativa.

Creación de rutinas o burocratización de procesos restaurativos. Esto puede


provocar la pérdida de la capacidad de adaptación a procesos restaurativos
de las víctimas del crimen, los delincuentes y la comunidad.

Entrenamiento insuficiente de personas que juegan roles clave para remi­


tir, evaluar y facilitar procesos de justicia restaurativa a ser proporcionados
con entrenamiento adecuado.

Exagerar el impacto potenci al de los programas de justicia restaurativa. Es


importante que al establecer procesos restaurativos como un componente
de la respuesta del sistema de justicia penal para los delitos, el potencial de
esta metodología pueda evaluarse de manera realista y más específicamente
que no se generen expectativas más allá de lo que los recursos disponibles
pueden proporcionar.

En el contexto equivocado, un programa restaurativo puede exacerbar los


desbalances de poder y las tensiones dentro de la comunidad” 1.

Como se observa no son pocos los obstáculos, empero mucho de ellos des­
aparecerían en la medida que el Estado haga suyo una política pública de
difusión e implementación de la justicia restaurativa, en consonancia con
programas sociales a favor de la juventud; de esta manera, nos distancia­
mos de una justicia retributiva y trabajos de la prevención de la comisión
de actos antisociales.

d) De otro lado, podemos señalar como obstáculos propios del mecanismo


restaurativo implementado en el presente código a los siguientes:

Falta de difusión de las virtudes de la conciliación y/o mediación restau­


rativa y de sus consecuencias positivas de llevarse a la práctica a favor del
adolescente infractor, la víctima y la comunidad.

1 MANUAL SOBRE PROGRAMAS DE JUSTICIA RESTAURATIVA. Serie de Manuales de


Justicia Penal. Naciones Unidas Nueva York, 2006, pp. 66,67,68 y 69, Recuperado de füe:///C:/
Documents%20and%20Settings/FN/Mis%20docutnentos/FAMILIA%20PENAL/Manual_de_Jus-
ticia_Restaurativa_l ,pdf. Visto el 01 de setiembre de 2015.

k710
Sección VI ART. 143

No se ha dispuesto las reglas para un trabajo coordinado entre el mediador


y/o conciliador con los equipos multidisciplinarios del Ministerio Público
y del Poder Judicial; lo cual resulta esencial para alcanzar un acuerdo re-
paratorio restaurativo.

A diferencia de la remisión con óptica restaurativa la figura de la mediación


y/o conciliación restaurativa no resulta conocido por nuestros magistrados.

Dada la regulación de la remisión donde no se precisa para su aplicación la


aprobación de la víctima, con lo cual es evidente que deja de ser restaura­
tiva2, ni tampoco se cumpla con su reparación económica, la aplicación de
la figura de la conciliación y/o mediación restaurativa deja de ser sugestiva
para los operadores de justicia.

e) En tal sentido, dado cuenta los obstáculos anotados, vemos que la mediación
y/o conciliación restaurativa difícilmente podrá alcanzar sus objetivos, pues
en la medida que se posibilite una remisión con las actuales características,
a los magistrados les será más fácil aplicarla en desmedro de aquello que
en teoría busca nuestro ordenamiento de justicia juvenil, es decir, acoger­
nos al modelo restaurativo.

2 A nuestro entender desde el momento mismo que una remisión no precise que para su aprobación
resulte necesario el asentimiento de la víctima pierde toda posibilidad de ser considerada como
restaurativa. Si dejamos de lado a la victima es indudable que no podemos hablar ni siquiera de una
remisión con óptica restaurativa.

711 A
AR 'I. [>'A C om entarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

CARACTERÍSTICAS

Soft características del mecanismo restaurativo:


1. Voluntario: Todas las partes deben prestar su consentimiento
en forma previa y participar libremente.
2. Confidencial: Todo lo dicho en el proceso de mediación no
puede ser revelado ni utilizado en el proceso de responsabili­
dad penal.
3. Imparcia h E l tercero interviniente debe actuar de manera ecuá­
nime, razonable y objetiva durante todo el proceso utilizando
un criterio amplio y flexible en las propuestas.
4. Celeridad: La intervención de un tercero no puede exceder de
diez días calendarios desde el momento que se autorice su
realización.

© Juan Jesús Wong Abad

► Comentario

De acuerdo a lo establecido en el presente artículo, la mediación y/o con­


ciliación restaurativa deberá cumplir con las siguientes características:

Voluntario

Es así que, ni al adolescente ni a la víctima se les puede obligar a partici­


par del mecanismo restaurativo, es por ello que el mediador deberá comunicar
y saber hacer llegar a las partes de la importancia y efectos positivos y porque
no las dificultades del mecanismo restaurativo que considera pertinente aplicar
al caso concreto.

Confidencilidad

Referida a que todo lo que se exprese en el proceso de mediación no podrá


ser revelado ni utilizado en el proceso de responsabilidad penal, en tal senti­
do, lo que puedan expresar los sujetos, en especial lo dicho por el adolescente
infractor, no podrá ser conocido, recogido o introducido para determinarse su
responsabilidad penal.

fk 712
Sección VI

Imparcialidad
Es indudable que el mediador deberá actuar en todo momento de forma
objetiva y guardar que su actuar sea razonable y ecuánime; para ello, conside­
ramos que el profesional deberá contar con la virtud de ser empático y conta­
giarlo, pues en la medida que logre ponerse en el lugar de otro y conseguir que
la víctima y el adolescente también lo hagan, se asegura el éxito de la media­
ción; en cambio, si asume un solo punto vista, su objetividad se perderá como
también la confianza de las partes.
Celeridad

Tal como se establece, el mediador deberá alcanzar en un tiempo no ma­


yor de diez días el acuerdo reparatorio; sin embargo, tal plazo lo encontramos
extremadamente corto, si tenemos en cuenta que el mediador deberá conseguir
por un lado que el adolescente asuma su responsabilidad y el compromiso de
cumplir con la reparación restaurativa; de otro lado, que la víctima entienda el
porqué del modelo restaurativo, de la importancia de su participación y de su
aprobación del acuerdo alcanzado.
En razón de lo detallado, consideramos que podría ser posible, en la medi­
da que la autoridad lo considere pertinente y a solicitud del mediador, se extien­
da el plazo considerando los avances del acuerdo y la posibilidad de un cierre
exitoso en un corto tiempo.
Una característica que no es mencionada, pero que es importante señalar
es la referida a que el mecanismo restaurativo debe ser admitido únicamente
cuando haya prueba suficiente para inculpar al responsable.
De otro lado, lo señalado concuerda con lo establecido en el 71 del regla­
mento establece que:

“El/la responsable del mecanismo restaurativo debe seguir las siguientes


disposiciones:

- La información proporcionada durante el desarrollo de las entrevistas


o sesiones no pueden ser utilizadas en el desarrollo del proceso o cual­
quier otro proceso judicial.
- La reparación del daño originado no se limita a la modalidad pecuniaria.
- El acuerdo sobre la reparación puede ser utilizado como parte de la
remisión, acuerdo reparatorio, terminación anticipada o la sentencia
condenatoria”.

713 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

ARTÍCULO M Sj O P O R T U N ID A D

El mecanismo puede utilizarse durante la investigación prepara­


toria , para la aplicación de la remisión, del acuerdo reparatorio
o del procedimiento especial de terminación anticipada.

© Juan Jesús WongAbad

k Comentario

En cuanto a la oportunidad para utilizar el mecanismo restaurativo, nues­


tro ordenamiento ha dispuesto que puede darse durante la investigación pre­
paratoria como sustento para la aplicación de la remisión, del acuerdo repara-
torio o del procedimiento especial de terminación anticipada; lo cual se ajusta
a la naturaleza de la mediación y/o conciliación que son mecanismos alter­
nativos de solución de conflictos; sin embargo, el hecho que esta mediación
y/o conciliación sea restaurativa implica, además, que obligatoriamente deba
participar la víctima y que acepte la reparación “restaurativa” , en tal sentido
el hecho que tales figuras se sustenten en una exitosa conciliación y/o media­
ción restaurativa asegura que tan bien ellas se hayan configurado de acuerdo
al mismo modelo.

Con ello, bien se puede decir que la mediación y/o conciliación es la fi­
gura que nuestro código regula conforme con lo establecido en el modelo
restaurativo y, que su éxito asegura que las demás figuras que la utilizan
como justificación también gocen de la naturaleza “restaurativa”, es por
ello que el Estado debió prever mayores elementos para su actuación, tales
como un equipo multidisciplinario a disposición del mediador y/o conciliador
presupuestado por el Ministerio de Justicia o por el Ministerio de la Mujer y
Poblaciones Vulnerables o, en todo caso, contar con el apoyo de los equipos
multidisciplinarios del Ministerio Público o del Poder Judicial.

k714
Sección VI ART, 1Ü6

::a r T!CU L0;||1 a u t o r iz a c ió n p a r a l a a p l ic a c ió n d e l


MECANISMO RESTAURATIVO

El mecanismo restaurativo puede ser solicitado por cualquiera


de los intervinientes en el proceso ante el Fiscal o el Juez, debien­
do indicarse la identidad del tercero a intervenir. El Fiscal o el
Juez, en un plazo de tres (03) días, debe evaluar la pertinencia del
proceso y la capacidad del tercero a intervenir, de considerarlo
pertinente autoriza el inicio del proceso restaurativo . Durante el
desarrollo de este proceso no se suspende la actividad del Fiscal
o del Juez, salvo que ello resulte imprescindible.

© Juan jesús WongAbad

► Comentario

El presente artículo posibilita al adolescente infractor o la propia víctima


para solicitar el mecanismo restaurativo al fiscal o al juez, debiendo indicarse
la identidad del tercero a intervenir como mediador; con lo cual deja de lado la
posibilidad que sea de oficio lo que resulta comprensible dado que el mecanis­
mo restaurativo se basa en la participación de un tercero distinto a los magis­
trados que actúan en el proceso.

Asimismo, se señala que el fiscal o el juez tiene un plazo de tres días para
evaluar la pertinencia del mecanismo restaurativo y de la capacidad del conci­
liador y si lo considera pertinente autorizará su ejecución; sin embargo, no se
precisa si la negativa del magistrado resulta inimpugnable o, en todo el plazo
para que el superior revise la decisión adoptada; entendemos que ante esta au­
sencia normativa se deberá aplicar las reglas contenidas en el Código Proce­
sal Civil.

De otro lado, en el reglamento del presente código, nos explica los pasos a
seguir para arribar al acuerdo reparatorio.

1. Etapa previa para la aplicación del mecanismo restaurativo

Previo a la aplicación del mecanismo restaurativo, el/ía responsable


designado/a por la autoridad fiscal o judicial realiza comunicaciones tanto con

715
ART. !¿6 C o m e n ta rio s al C ó d ig o de R e sp o n sa b ilid a d Pen al de A do lescen tes

el/la adolescente como con la víctima, a fin de determinar la viabilidad del


mecanismo.

2. Comunicación con el/la adolescente

El/la responsable del mecanismo restaurativo debe citar a el/la adolescen­


te, sus padres, madres, tutores/as o responsables por un máximo de cuatro (04)
sesiones para determinar la viabilidad del mecanismo restaurativo, de acuerdo
con los criterios establecidos en los protocolos correspondientes. De apreciarse
la no viabilidad para iniciar un mecanismo restaurativo, se informa a el/la juez
o a el/la fiscal mediante un oficio los resultados de su valoración. De apreciarse
la viabilidad del mecanismo restaurativo, se procede a contactar a la víctima.

3. Comunicación con la víctima

El/la responsable del mecanismo restaurativo establece contacto con la


víctima a fin de:

Explicar el significado del mecanismo restaurativo y los objetivos que


persigue.

Informar sobre la disposición de el/la adolescente de reparar el daño.

Evaluar las expectativas de la víctima.

Evaluar las consecuencias de la infracción y la percepción de los daños.

Explorar la disposición, motivación y voluntariedad en participar en la


mediación.

4. Valoración del responsable y autorización para aplicación del mecanismo


restaurativo

Luego de las comunicaciones con el/la adolescente y la víctima, el respon­


sable del mecanismo restaurativo valora la viabilidad de su aplicación. Si con­
sidera la viabilidad, solicita la autorización a el/la fiscal o a eEla juez/a compe­
tente, quien dentro de las 48 horas comunica la autorización para el desarrollo
del mecanismo restaurativo por un plazo de diez (10) días.

De determinarse la inviabilidad de la aplicación del mecanismo, el/la fis­


cal o el/la juez/a competente, dispone la continuación del proceso conforme a
su estado.

fek 716
Sección VI AftT. 147

« R T ÍC Ü tó lS l U TILIZA C IÓ N

Los acuerdos a los que se llegue en el proceso restaurativo deben


ser incorporados en un acta con lafirma de todos los participan­
tes. El Fiscal o el Juez, según sea el caso verificaran la aceptación
voluntana de los acuerdos. Ninguna información recogida du­
rante el mecanismo restaurativo puede ser utilizada en el proce­
so judicial para determinar la responsabilidad del adolescente.

© Juan Jesús Wong Abad

V Comentario

La formalidad que se impone al acuerdo reparatorio es que el acta que


lo contiene debe ser firmada por todos los participantes, debiendo verificar el
fiscal o el juez, según sea el caso, la aceptación voluntaria de las partes a los
acuerdos asumidos; asimismo, se recalca que la información recogida durante
el mecanismo restaurativo no puede ser utilizada en el proceso judicial instau­
rado para determinar la responsabilidad del adolescente, tal como lo establece
el inciso 2 del artículo 144.

Al respecto, el artículo 77 del reglamento señala que si los intervinientes


alcanzan una solución que consideren idónea para resolver la controversia, el
responsable del mecanismo lo registra y elabora el acta final para la firma de
éstos, el mismo que deberá contener lo siguiente:

Lugar, fecha y hora en que se realizaron las sesiones.

Nombres y número del documento de identidad de los participantes.


Descripción de los acuerdos. En caso se acuerden aspectos referidos a la
reparación, debe precisarse la forma y plazos de su cumplimiento.
Firma y huella dactilar de los intervinientes.
En caso de no llegarse a un acuerdo, o ante la inconcurrencia de las partes,
debe informarse a la autoridad fiscal o judicial al respecto.
El acta final es puesta en conocimiento del/la fiscal o deEla juez/a que au­
torizó la aplicación del mecanismo restaurativo, una vez cumplido el plazo
de 10 dias dispuestos para su desarrollo.

rn A
SECCIÓN Vil
M E D ID A S SOCIOEDUCATIVAS
TÍTULO ¡

DISPO SICIO NES GENERALES

a » » » » im p o s ic ió n

Comprobada la participación del adolescente en el hecho penal


imputado>declarada su responsabilidad, el Juez del juicio, puede
imponer al adolescente alguna de las medidas socioeducativas
señaladas en el presente Código enforma alternativa, indistinta
o conjuntamente y en tanto permitan su ejecución simultánea,
debiendo el informe interdisciplinario indicar cuál es la que me­
jor se adecúa al adolescente conforme a su interés superior y su
fase de desarrollo,

© María Consuelo Barietta Villarán

► Comentario

Al determinarse la vinculación del adolescente con el hecho infractor,


mediante un debido proceso, el juez tiene el mandato de aplicar la medida so-
cioeducativa que corresponda y que ha sido establecida en el presente códi­
go, en el entendido que imponer otra sanción sería trasgredir el principio de
legalidad.

Detrás de una medida socioeducativa está establecida una estrategia “edu­


cativa” para lograr el desestimiento de la conducta infractora de ley a futuro,
en consecuencia, la autoridad judicial deberá valorar el informe interdiscipli­
nario conforme al interés superior y deacuerdo a la fase de desarrollo del ado­
lescente. De esta manera se busca plantear una salida concreta a cada caso, res­
pondiendo a las necesidades criminógenas del adolescente, es decir, a lo que
requiere el adolescente para no volver a trasgredir la ley penal.

721 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Se plantea la posibilidad de aplicarlo en forma alternativa, en el entendido


que deberá optar por una o por la otra, conforme al perfil adolescente, o tam­
bién de manera “conjunta”, esto deberá establecerse conforme a los objetivos
de la intervención y en base al perfil conocido, así también de manera conjunta.

En consecuencia, al imponerse la sanción al adolescente se establece un


margen de discrecí onalidad a los jueces, que debe tener en cuenta no sólo la
gravedad de la infracción, sino también otras cuestiones de suma relevancia
que deben ser atendidas con la medida socioeducativa aplicable, en esa medida
se postula en la Regla 6.3 de las Reglas de Administración de Justicia de Me­
nores que las autoridades judiciales deberán estar especialmente preparados o
capacitados “para hacerlo juiciosamente y en consonancia con sus respectivas
funciones y m andatos”.

En la ejecución de la medida socioeducativa, el plan de tratamiento indi­


vidual propuesto por los equipos interdisciplinarios tienen como objetivo esta­
blecer un tratamiento diferenciado según perfil para garantizar el aprendizaje
requerido que favorezca al desestimiento de la conducta infractora a futuro, de
esta manera “Los menores confinados en establecimientos penitenciarios reci­
birán los cuidados, la protección y toda la asistencia necesaria -social, educa­
cional, profesional, sicológica, médica y física- que puedan requerir debido a
su edad, sexo y personalidad y en interés de su desarrollo sano”1. De esta ma­
nera, la perspectiva educativa para la intervención se suma al aporte de otras
disciplinas para garantizar la reintegración social del adolescente, esto debido
a la alta complejidad de la temática.

1 N A C IO N E S U N ID A S . Reglas Mínimas para la Administración de la Justicia de Menores (Reglas


de Beijing). R e g la N ° 26.2, Adoptada en su R esolución N °4 0 /3 3 , del 28 de noviem bre de 1985.
Sección VI i AKT V i

P S fc ® Í¡ ¡¡ CUMPLIMIENTO

Las medidas socioeducativas impuestas al adolescente cesan por


cumplimiento de la duración impuesta en la sentencia por dispo­
sición del Juez mediante resolución motivada .

© María Consuelo Barletta Viilarán

► Comentario

El cumplimiento de la medida socioeducativa tiene lugar al término del


plazo impuesto por la autoridad judicial en la sentencia. Sin embargo, la nor­
mativa establece otros supuestos que permiten concluir antes el plazo de la me­
dida socioeducativa, como por ejemplo, con la variación de la medida que in­
cluye el extemamiento antes del plazo inicialmente planteado en la sentencia,
esta posibilidad responde a la aplicación de la privación de libertad durante el
período más breve posible y la revisión periódica de estas medidas. En el enten­
dimiento que si las circunstancias han cambiado, entonces ya no será necesaria
la reclusión “(...) es deber de los Estados ponerlos en libertad aun cuando no
hayan cumplido el periodo previsto en la pena de privación de libertad estable­
cida para cada caso concreto (.. .)M1.

Asimismo, se hace requerido que la sentencia se encuentre debidamente


motivada, esto según los criterios establecidos por ley12, no hacerlo sería trans­
gredir una garantía constitucional3, que asegura la publicidad de las razones
que tuvo la autoridad judicial para orientar su decisión en un sentido y, asimis­
mo, se demuestra la consecución de un debido proceso.

Así también, la motivación deberá ser adecuada, suficiente y congruente.


Es suficiente cuando la sentencia contiene el mínimo de motivación exigióle,
basada en cuestiones de hecho y de derecho, para pronunciarse sobre el grado

1 C O R T E I N T E R A M E R IC A N A D E D E R E C H O S H U M A N O S . Justicia J u ven il y D erechos Hum anos


en ¡as Américas. C I D H , 2 0 1 1 , p. 102.
2 A rtícu lo 15 3 del C ó d igo de Responsabilidad Penal de Adolescentes.
3 in ciso 5 del artículo 139 de la Constitución Po lítica del Perú.

7Z3
ART. 149 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

de responsabilidad del adolescente en los hechos que se le imputan y sobre la


medida socioeducaíiva que es aplicable conforme al perfil del adolescente.

De esta manera, el cumplimiento de la medida socioeducativa impuesta


dará por finalizada la intervención con el adolescente y éste no deberá contar
con antecedentes que favorezcan su estigmatización y discriminación, de lo
contrario se dificultaría su reintegración social. Esto podría tener lugar cuando
éstos jóvenes traten de acceder a la educación o a un puesto laboral, a fin de
evitar ello, el Comité de Derechos del Niño recomienda brindar “apoyo y asis­
tencia apropiados a efectos de su reintegración en la sociedad y organizando
campañas públicas en las que se destaque su derecho a desempeñar un función
constructiva en la sociedad”4.

En consecuencia, no podrá prolongarse el plazo de cumplimiento de la


medida socioeducativa, ni siquiera buscando ampararse en el interés superior
del adolescente.

4 C O M IT É D E D E R E C H O S D E L N IÑ O . “Los derechos de los niños en la Justicia de N iñ o s, N iñ as


y Adolescentes”. E n : O bservación G eneral N a10. Fundamento N ° 7 , C R C /C /G C /1 0 , 2 5 de abril de
2007.

k . 724
Sección VIJ

M iM a liB FIN ALID AD

150.1 Las medidas socioeducativas deben contener una función


pedagógica positiva y formativ a, con la finalidad de faci­
litar la resocialización y reintegración a la sociedad. En la
elección y determinación de la medida socioeducativa se
debe priorizar la que pueda tener un mayor impacto edu­
cativo sobre los derechos de los adolescentes y la que con­
tribuya de mejor manera a su reintegración.
150.2 Los derechos a la educación y formación profesional,
así como los de salud de los adolescentes no pueden ser
limitados o suspendidos en la ejecución de la medida
socioeducativa.

© María Consuelo Barletta Villarán

► Comentario

Se recalca la función pedagógica que deben cumplir las medidas socioedu­


cativas, es decir, se favorece a planificar, analizar, desarrollar y evaluar proce­
sos de enseñanza y aprendizaje, que deben establecerse según cada perfil del
adolescente infractor. Así también se alude a una función positiva y de carác­
ter formativo, con la finalidad de lograr la re socialización y reintegración del
adolescente a la sociedad. En relación a la re socialización se espera generar en
el adolescente un aprendizaje de las normas que imperan y, simultáneamente,
se favorezca a la valoración de los bienes jurídicos que se encuentran social­
mente protegidos (cuya afectación genera una consecuencia penal), mientras
que la reintegración refiere a que el adolescente se perciba parte de la sociedad,
en la medida que cuenta con una nueva oportunidad para desempeñarse como
miembro de la misma.

Al seleccionar la medida socioeducativa aplicable al caso, se deberá priori-


zarse aquella que contribuya mejor a su reintegración, es decir, al desestimien-
to a futuro de la conducta infractora de la ley penal, así también se incorpora
el requerimiento de su autopercepción como sujeto de derechos como parte de
la estrategia, sin importar que sean responsables de los hechos ilícitos imputa­
dos y, por lo tanto, destinatarios de la aplicación de una medida socioeducati­
va. En consecuencia, el impacto de la medida socioeducativa sólo podrá limitar

725 A
ART. 150 | Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

excepcionalmente su derecho a la libertad, sus demás derechos genéricos (por


su condición de persona) y específicos (propios de su etapa de desarrollo) no
serán posible de afectación.

Adicionalmente, la normativa menciona dos derechos cuya suspensión es


inviable al ejecutarse la medida socioeducativa, como son: el derecho a la edu­
cación y formación profesional, así como el derecho a la salud. Sobre el par­
ticular, el Comité de Derechos del Niño brinda carácter fundamental al derecho
a la educación para forjar valores y para el desempeño en la vida cotidiana. En
base a esto, es posible afirmar que el derecho a la educación incluye el desarro­
llo de habilidades que son altamente valoradas para la inserción social del ado­
lescente en conflicto con la ley penal, como son “(...) por ejemplo la capacidad
de adoptar decisiones ponderadas; resolver conflictos de forma no violenta;
llevar una vida sana, tener relaciones sociales satisfactorias y asumir respon­
sabilidades, desarrollar el sentido crítico, dotes creativas y otras aptitudes que
den a los niños las herramientas necesarias para llevar adelante sus opciones
vitales”1, todas éstas corresponden a factores protectores a nivel individual. En
consecuencia el objetivo general de la educación según el Comité de Derechos
del Niño consiste e n “potenciar al máximo la capacidad del niño para participar
de manera plena y responsable en una sociedad libre (.. .)”12.

En relación al derecho a la salud, señala el Comité de Derechos del Niño


que es obligación de los Estados Parte asegurar “(...) formación precisa y ade­
cuada sobre la forma de proteger su salud y desarrollo y de observar un com­
portamiento sano. Debería incluir información sobre el uso y abuso del tabaco,
el alcohol y otras sustancias, los comportamientos sociales y sexuales sanos y
respetuosos, las dietas y las actividades físicas”3. Ambos derechos vinculados
al desarrollo integral requerido para la reintegración social.

1 COMITÉ DE DERECHOS DEL NIÑO. “Propósitos de la Educación”. En: Observación General


N°L Fundamento 9, CRC/GC/2001/1, abril de 2001.
2 Ibídem, Fundamento 12.
3 COMITÉ DE DERECHOS DELNIÑO. “La salud y el desarrollo de los adolescentes en el contexto
de ia Convención sobre ios Derechos del Niño” . En: Observación General N° 4. Fundamento 1+ 26,
CRC/GC/2003/4, julio del 2003.

k 726
Sección VII ART 1

ARTÍCULO iS l CONSENTIMIENTO DEL ADOLESCENTE

Cuando se requiera el consentimiento del adolescentef de sus pa­


dres, tutores o responsables para el cumplimiento y ejecución de la
medida socioeducativa, el mismo debe ser informado y explícito,
de lo cual se debe dejar constancia en debida forma.

© María Consuelo Barletta Viílarán

► Comentario

Las medidas socioeducativas son aplicadas después de demostrarse me­


diante proceso judicial la responsabilidad del adolescente en el hecho ilícito
denunciado. Sin embargo, se encuentra establecida la medida socioeducativa
de prestación de servicios a la comunidad, que requeriría del consentimiento
tanto del adolescente como de sus representantes legales, esto debido a que la
actividad podría demandar algún tipo de esfuerzo en el adolescente. Las exi­
gencias que se derivan para el cumplimento de esta medida socioeducativa se
encuentran orientadas por el tratamiento del ámbito laboral adolescente1 en la
medida que involucra la realización de tareas gratuitas, y que deberá descartar
de plano, cualquier supuesto de explotación.

De esta manera, su realización no podrá implicar la afectación de otros de­


rechos demandables y exigióles en el adolescente, primordialmente consisten­
tes en su derecho a la educación y a la salud, en la medida que su trasgresión
podría colocar en riesgo su derecho al desarrollo integral, cuyo principal sus­
tento jurídico se encuentra en el resguardo de la etapa de desarrollo humano
que vive. En consideración a esto se establece una jornada para su realización,
que no podrá superar las seis (06) horas semanales, entre los días sábados, do­
mingos o feriados y cuya duración podrá establecer entre ocho (08) y treinta y
seis (36) jomadas, así como excepcionalmente podrá considerarse su realiza­
ción durante la semana.

1 Capítulo IV del Libro II del Código de los Niños y Adolescentes (Ley N°27337),
ART. 151 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Este consentimiento deberá quedar explícitamente determinado por escri­


to, luego de garantizar en el adolescente su derecho a la información en rela­
ción a los compromisos que asume con la tarea asignada. Adicionalmente, es­
tos compromisos deberán fijarse en base a las características del adolescente y
deacuerdq a su interés superior, es decir, la actividad a realizarse no podrá con­
travenir sus derechos y muy por el contrario, deberá favorecer al aprendizaje
requerido para favorecer a su reintegración social.

k .7 2 8
Sección V il £FH 15?

CONTROL

152.1 El Juez de juzgamiento debe controlar periódicamente,, la


evolución de la medida so ció educativa impuesta, a fin de
que el desarrollo de la misma no afecte el proceso de rein­
serción social del adolescente.
152.2 Adicionalmente a los infonnes periódicos previstos en el
Código, cuando el adolescente infractor incumple injusti­
ficada y reiteradamente la medida socioeducativa impues­
ta, el Equipo Técnico Interdisciplinario del Centro Juvenil
o el Servicio de Orientación al Adolescente informa de in­
mediato al Juez de Juzgamiento y al Fiscal

María Consuelo Barletta Villarán

► Comentario

Durante el cumplimiento de la medida socioeducativa será necesario ve­


rificar el impacto progresivo generado en el aprendizaje del adolescente y de
manera consecuente deberá evaluarse el proceso de reinserción social. Por este
motivo, se ha establecido la figura del juez de juzgamiento, a quien se le atribu­
ye la función de controlar periódicamente el cumplimiento de la medida socio-
educativa. Asimismo, se establece la probabilidad que la implementación de la
medida socioeducativa tenga un efecto en detrimento de la reintegración social
del adolescente, lo que deberá acarrear la adopción de decisiones acorde a sus
necesidades criminógenas y a su interés superior.

Los equipos interdisciplinarios deben asumir la emisión de informe pe­


riódicos, que estarán ajustados al plan de tratamiento individual, conforme a
los objetivos que se derivaron al momento de conocer el perfil delincuencia!
del adolescente y sus necesidades criminógenas. Se destaca, informar al juez
de juzgamiento y al fiscal cuando se incumple injustificada y reiteradamente
la media socioeducativa impuesta, a fin que el juez pueda adoptar las medidas
necesarias para favorecer a su efectivo cumplimiento o revocar la medida por
una que revista más gravedad por la inconducta del adolescente. Se parte del
supuesto que su incumplimiento denota escaso o nulo involucramiento del ado­
lescente en el proceso de su reintegración social.

729 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Sin embargo, será posible valorar la existencia de un incumplimiento “jus­


tificado”, para esto el informe social deberá verificar los motivos personales,
familiares y/o sociales que impactaron en la decisión del adolescente, para di­
cho efecto no deberá bastar las declaraciones vertidas por el adolescente, sino
que será necesario acopiar medios probatorios que verifiquen la justificación
vertida por el adolescente.

k730
Sección V il ART 153

ftRTÍajLO l | | CRITERIOS P A R A LA DETERMINACIÓN DE L A MEDIDA


SOCIOEDUCATIVA

Son criterios para determinar la imposición de la medida so~


cioeducativa y su duración al momento de dictarse la sentencia
condenatoria:
1. La gravedad de la infracción;
2. La gravedad del daño causado;
3. El grado de participación del adolescente en la infracción;
4,. La edad del adolescente al momento de cometer la infracción;
5. La proporcionalidad e idoneidad de la medida socioeducativa
atendiendo al interés superior del adolescente y el principio
educativo;
6. La capacidad del adolescente para cumplir la medida
socioeducativa;
7. La voluntad de reparar el daño mostrada por el adolescente;
8. La contención y contexto familiar del adolescente; y
9. Las condiciones personales y sociales del adolescente

© María Consuelo Barletta Villarán

► Comentario

En la normativa se establece criterios que deberá examinar el juez de fami­


lia para fijar la medida socioeducativa y su respectiva duración. La valoración
de estos criterios queda a discrecionalidad de la autoridad judicial.

En principio se pone atención a la gravedad de la infracción y del daño


causado, mostrándose criterios de carácter retributivo y que se encuentran re­
lacionados a la vulneración de bienes jurídicos vinculados a la vida e integri­
dad en la persona.

El grado de participación del adolescente en la infracción resulta un crite­


rio fundamental, puesto que refiere al nivel de involucramiento del adolescen­
te, sea como autor o participe. Así también, se incorpora el criterio de la edad
con especial relevancia jurídica, en la medida que impacta en la atribución de

731 A
ART 15 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

responsabilidad en el adolescente, en base al principio de autodeterminación


progresiva (a más edad se otorga mayor ejercicio de derechos y se exige más
deberes y responsabilidades). Importante destacar que se atiende a la edad que
se tuvo al momento de la comisión de la infracción.

En relación al criterio de proporcionalidad e idoneidad1 de la medida so-


cioeducativa aplicable éste ha sido determinado normativamente por las Na­
ciones Unidas al señalarse en la Convención sobre los Derechos del Niño que
se debe “asegurar que los niños sean tratados de manera apropiada para su
bienestar y que guarde proporción tanto con sus circunstancias como con la
infracción”12 y concuerda con lo que fuera anteriormente indicado en las Re­
glas de Beijing: “(...) investigación completa sobre el medio social y las con­
diciones en que se desarrolla la vida del menor y las circunstancias en las que
hubiera cometido del delito”3. En consecuencia, el principio de proporciona­
lidad en la especialidad penal juvenil no sólo debe considerar la gravedad de
la infracción, sino también las circunstancias4 o necesidades criminógenas del
adolescente, es decir, lo que requiere para el desestimiento de su conducta in­
fractora a futuro. Esto guarda relación con los criterios referidos a la “conten­
ción y contexto familiar del adolescente” y “las condiciones personales y socia­
les del adolescente”, en la medida que su evaluación conj unta favorece a cono­
cer el perfil del adolescente y contribuye al diseño de la estrategia, que deberá
estar contenida en el Plan de Tratamiento Individual elaborado por el Equipo
Interdisciplinari o.

Por lo tanto, este análisis deberá distinguirse y no interpretarse confor­


me a lo indicado en los comentarios de la Regla N° 3 de la Administración
de Justicia de Menores, que refiere a los “delitos en razón de su condición”,
es decir, cuando los adolescentes son juzgados por la situación de riesgo que

1 En las Reglas Mínimas de Adm inistración de Justicia se indica que el “principio de proporcionalidad”
tiene como objetivo prioritario restringir las sanciones punitivas y en el caso penal juvenil incorpora
la valoración de las circunstancias personales, indicándose ejemplos como: condición social, situación
familiar, daño causado con el delito, su esfuerzo para indemnizar a la víctima u otros factores que
inciden en las circunstancias personales.
2 NACIONES UNIDAS. “Reglas Mínimas para la Administración de la Justicia de Menores”. En:
Reglas de Beijing. Regla 16.1, Adoptada en su Resolución N°40/33, del 28 de noviembre de 1985.
3 NACIONES UNIDAS. Convención sobre los Derechos del Niño. Artículo 40.4, Resolución 44/25,
de! 20 de noviembre de 1989,
4 NACIONES UNIDAS. “Reglas Mínimas para la Administración de la Justicia de Menores”. En:
Reglas de Beijing. Regla 5.1, Adoptada en su Resolución N° 40/33, del 28 de noviembre de 1985.

k732
Sección VII

viven, señalándose, como por ejemplo, ausencias escolares injustificadas, de­


sobediencia en la escuela y en la familia, ebriedad en público, etc. Asimismo,
es conocido también el “derecho penal de autor”, en que las circunstancias per­
sonales, familiares y sociales son valoradas para determinar el nivel de respon­
sabilidad y la sanción aplicable a los adolescentes en los hechos ilícitos que se
les imputa, perspectiva jurídica distinta a la contenida en la normativa actual.

Adicionalmente se establece el principio del interés superior del adoles­


cente y el principio educativo con la finalidad que la autoridad judicial pueda
orientar su decisión para garantizar el cumplimiento de una medida socioedu-
cativa que favorezca la reintegración social del adolescente, mediante el apren­
dizaje del daño personal y social producido.

Asimismo, se examina la capacidad del adolescente para cumplir la medi­


da socioeducativa impuesta, cuestión que resulta fundamental cuando se alude
a la medida socioeducativa de prestación de servicios a la comunidad, cuando
por ejemplo, se fijan las tareas educativas a cumplirse en concordancia con las
posibilidades del adolescente.

Por último, se evalúa la voluntad de reparar del adolescente, esto se en­


marca en la justicia restaurativa, cuyo objetivo primordial es atender a las 3R:
responsabilidad, reparación y rehabilitación. Cuando el adolescente se involu­
cra en la reparación del daño producido en la víctima asume la responsabilidad
frente a los hechos ilícitos cometidos y acepta en consecuencia la legitimidad
de las sanciones a imponerse, esto contribuye a la rehabilitación del adolescen­
te en aplicación de los principios de la especialidad penal juvenil Sobre el par­
ticular, el Comité de Derechos del Niño señala que “La protección del interés
superior del niño significa, por ejemplo, que los tradicionales objetivos de la
justicia penal, a saber, represión/castigo, deben ser sustituidos por los de reha­
bilitación y justicia restaurativa cuando se trate de menores delincuentes. Esto
puede realizarse al mismo tiempo que se presta atención a una efectiva segu­
ridad pública”5.

5 COMITÉ DE DERECHOS DEL NIÑO. “Los derechos de los niños en la Justicia de Niños, Niñas
y Adolescentes”. En: Observación General N°10. Fundamento N° 10, CRC/C/GC/10, 25 de abril de
2007.

733 A
ART. 154 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Ü t ilf lIB MODIFICACIÓN DE LA MEDIDA SOCIOEDUCATIVA NO


PRIVATIVA DE LIBERTAD

754.1 El Juez que haya impuesto una medida socioeducativa no


privativa de libertad, puede modificarla, de acuerdo a los
progresos logrados por el adolescente expresados en el In­
forme del Equipo Técnico Interdisciplinario del Centro Ju­
venil o el Servicio de Orientación al Adolescente, cuando
considere que ello garantiza de mejor manera la reintegra­
ción del adolescente.
154.2 A l cumplirse una tercera parte de la medida, el adoles­
cente y el Fiscal pueden solicitar la modificación de la
medida socioeducativa al Juez, debiendo convocarse a
audiencia para debatir dicha solicitud. En la audiencia
se incorpora el Informe del Equipo Técnico Interdisci-
plinario para adoptar la decisión más adecuada al tra­
tamiento del adolescente. La decisión del Juez debe con­
siderar el principio educativo y el interés superior del
adolescente.
154.3 El juez, luego de realizar la audiencia, puede optar por las
siguientes alternativas:
1. Reducir su duración;
2. Darla por cumplida;
3. Variarla por otra de menor intensidad; o,
4. Mantener sin modificación la medida socioeducativa.
154.4 En caso no se acoja el pedido de variación, puede reite­
rarse la solicitud luego de tres (03) meses de emitida la
resolución.
154.5 La resolución que resuelva el pedido es apelable únicamen­
te por el Fiscal o el adolescente.

María Consuelo Barletta Villarán

& Comentario

El aporte del equipo interdisciplinario, mediante su informe emitido pe­


riódicamente, contribuye al seguimiento del cumplimiento de los objetivos del

k, 734
Sección Vil

plan de tratamiento individual, que fueran establecidos al fijarse la medida so-


cioeducativa no privativa de libertad en la sentencia. En consecuencia, la ley
establece la posibilidad de variarla colocando como única justificación el favo-
recimiento de la reintegración social del adolescente, es decir, las circunstan­
cias o necesidades criminógenas han variado y, por ello, corresponde también
variar el cumplimiento de la medida socio educativa en libertad. En consecuen­
cia, en la motivación realizada por la autoridad judicial se deberá recoger el
aporte del equipo técnico interdisciplinario

Sin embargo, se hace necesario establecer algunas exigencias: una prime­


ra, referida al carácter temporal, es decir, que se haya cumplido la tercera parte
de la medida antes de solicitar la variación y una segunda, que alude a una va­
loración positiva del avance o progreso logrado por el adolescente, que deberá
sustentarse de manera científica. Así también se establece que la solicitud de la
variación, sea interpuesta por adolescente o el fiscal, y debe realizarse por au­
diencia, con la finalidad de proceder a su debate, escuchándose la valoración
técnica que brinde el equipo interdisciplinario al respecto.

Al concluirse la audiencia, el juez podrá decidir lo siguiente:

Reducir la duración, el juez podrá variar la duración de la medida socio-


educativa no privativa de libertad, en la medida que se ha logrado avances
en el tratamiento que no ameritan la conclusión de la misma.

Darla por cumplida, la medida socioeducativa no privativa de libertad po­


drá concluirse de manera anticipada, luego de constatarse que se logró la
consecución de los objetivos del plan de tratamiento individual.

Variarla por otra de menor intensidad, la normativa establece un distinto


nivel de afectación de las distintas medidas socio educativas, en ese sentido
se podrá aludir a distinto nivel de intensidad de las mismas.

Mantener sin modificación la medida socioeducativa, en el sentido que no


variará la medida socioeducativa impuesta en la sentencia, ni tampoco el
plazo de su aplicación fijado en la misma.

Esta decisión es apelable y no acarrea cosa juzgada, en la medida que es fac­


tible de revisión, luego de transcurridos 3 meses, en que deberá demostrarse que
han variado las necesidades criminógenas analizadas en la solicitud anterior.

735 J
ART. 154 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

El juez cuenta con facultades discrecionales para pronunciarse en base a la


diversidad de medidas disponibles1, administrando justicia de una manera efi­
caz, justa y humanitaria. En este caso, la decisión favorece al adolescente, te­
niendo en cuenta los progresos de reintegración social obtenidos en cada caso
concreto.i

i Artículo 6.1 de las Reglas de Administración de Justicia de Menores (Reglas de Beijing). Adoptada
por la Asamblea General de la ONU mediante Resolución 40/33, del 29 de noviembre de 1985,

k 736
Sección VII ART. 155

Í I Ü Í B íS B C U M PLIM IEN TO DE L A M E D ID A SO CIO EDUCATIVA NO


PR IVATIVA DE LIBERTAD

155.1 El Juez, al dictar una medida socioeducativa no privativa


de libertad', además de establecer la duración de la mis­
ma, dispone que dicha medida puede darse por cumplida
a las dos terceras partes del plazo señalado, siempre que
el adolescente participe en los programas de tratamiento
o cumpla las medidas accesorias establecidas por el Juez.
155.2 Ante el incumplimiento de la medida socioeducativa o de
las medidas accesorias, el Fiscal solicita al Juez la realiza­
ción de una audiencia en la que se determina si el incumpli­
miento es injustificado. Dicha audiencia puede realizarse
también de oficio.
155.3 Ante el comprobado incumplimiento, el juez apercibe al
adolescente a que en caso reitere su conducta, se ordena­
ra el cumplimiento íntegro de la medida socioeducativa si
esta hubiese sido reducida o su variación por la medida de
internación.
155.4 Si luego de apercibido, el adolescente vuelve a incumplir
injustificadamente la medida socioeducativa, el Juez dic­
ta resolución disponiendo el cumplimiento íntegro de la
medida socioeducativa o su variación por una medida de
internación, según corresponda.
55.5 El lapso que dure el o los incumplimientos, no se computa
como parte de la ejecución de la medida socioeducativa.
El Juez determina el tiempo restante para el cumplimien­
to de la medida y lo señala en la resolución que establece
el artículo 155.4

M a ría C o n s u e lo B a rle tta V illa r á n

► Comentario

Se establece en la ley una forma anticipada de dar cumplimiento a la me­


dida socioeducativa, ésto cuando se han cumplido las dos terceras partes del
plazo señalado en la sentencia. En este caso se establece como exigencias que
el adolescente haya participado en los programas que brindan contenido a la

737 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

medida y, asimismo, se haya dado cumplimiento a las medidas accesorias, te-


niendo como finalidad última el aumento de los factores protectores y en con­
secuencia la disminución de los factores de riesgo, que inciden en la probabi­
lidad de reincidencia. Entonces, se valora la existencia de avances concebidos
como sustanciales para favorecer a la reintegración social del adolescente.

Importante determinar mediante el acopio de información si el incumpli­


miento de la medida socioeducativa o la accesoria es justificada, esto podría
deberse a diversidad de factores que hayan impactado a nivel personal, fami­
liar o social y que hayan dificultado la estrategia de reintegración social plan­
teada por el juzgado.

En el caso que se compruebe un incumplimiento injustificado, correspon­


derá que el juez exija al adolescente cumplir con responsabilidad la medida
socioeducativa impuesta, bajo el apercibimiento de que en caso persista la in­
conducta del adolescente, habrán dos alternativas: exigir el cumplimiento del
integro de la medida socioeducativa o variarla por una medida de internación.
Esta segunda alternativa denota en una medida extrema, que busca desalentar
en el adolescente el incumplimiento de la decisión judicial y que aumenten en
consecuencia, los factores de riesgo para continuar en su trayectoria delictiva.
Asimismo, el plazo de incumplimiento de la medida socioeducativa deberá ser
valorado, a fin de plantearse la exigencia del cumplimiento de la integridad del
plazo impuesto en la sentencia.

k 738
TÍTULO ¡S

T IP O S DE M E D ID A S SOCIOEDUCATIVAS

4KItCULO:í ; l | | MEDIDAS SOCIOEDUCATIVAS


156.1 El adolescente que comete un hecho tipificado como delito
ofalta, de acuerdo a la legislación penal, solo puede ser so­
metido a las siguientes medidas socioeducativas:
1. Medidas no privativas de libertad:
a. Amonestación;
b. Libertad asistida;
c. Prestación de servicios a la comunidad; y,
d. Libertad restringida
2. Internación en un centro juvenil
156.2 Los padres, tutores o responsables del adolescente a quien
se le imponga una medida socioeducativa tienen la obliga­
ción de apoyar su cumplimiento y ejecución.
156.3 La mayoría de edad adquirida durante el proceso o en el
cumplimiento de la medida socioeducativa impuesta, no
lo exime de culminar aquella.

© Sandy Martínez Jara


w Fernando Uzárraga Girón

► Comentario

El Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes (CRPA) señala en su


artículo 156 que aquel adolescente menor de 18 años que cometa un hecho ti­
pificado como delito o falta de acuerdo al Código Penal vigente, será sometido
a medidas socioeducativas.

En el caso de los/as adolescentes este hecho se denomina “infracción”, en­


tendida como la conducta descrita como contravención a la ley penal, en con­
cordancia con el artículo 22 del Código Penal del Perú en el que se estipula que

739 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

al adolescente que trasgrede la ley se les reconoce una responsabilidad penal


atenuada propia de su edad y de su etapa de desarrollo humano.

Al respecto, la Convención sobre los Derechos del Niño [A.G. Res. 44/25
(1989)] define niño como “todo ser humano menor de dieciocho años, salvo
que en virtud de la ley que le sea aplicable, haya alcanzado antes la mayoría
de edad” (artículo 1). Poco más adelante, en el artículo 3.1 señala que “en to­
das las medidas concernientes a los niños que tomen las instituciones públicas
o privadas de bienestar social, los tribunales, las autoridades administrativas o
los órganos legislativos, una consideración primordial a que se atenderá será
el interés superior del niño”. Es decir, desde el inicio se plantea el principio ju ­
rídico del adolescente menor de 18 años como un sujeto de derecho, sobre el
cual, en los artículos posteriores, se expresará la necesidad de establecer una
edad mínima antes de la cual no se le podrá imputar ninguna responsabilidad
en la comisión de actos que infrinjan las leyes penales, pasando de la doctrina
de la situación irregular a la doctrina de la protección integral.

Por su parte, García Méndez y Beloff1 señala que el tratamiento de per­


sonas menores de 18 años que realizan un acto previo a una sanción, definido
como delito o contravención, para el caso del Perú, las infracciones realizadas
por la población adolescente, se constituye en una de las tres características
principales del sistema de responsabilidad penal juvenil. La segunda caracte­
rística tiene que v er con la división clara y tajante con el sistema de justicia pe­
nal para adultos. Y la tercera da cuenta de las consecuencias j urídicas de un acto
infractor de la ley penal cuando es cometido por una persona menor de 18 años.

Al mismo tiempo la categoría de “medidas socio educativas” resulta ser


una noción clave en la presente norma y artículo porque parece diferenciarse
del término sanción o pena utilizado, en su mayoría, en la normativa de adultos.
En este caso, las medidas socioeducativas como respuesta del sistema penal ju­
venil tienen una finalidad preponderantemente educativa y de inserción social,
desde un enfoque restaurativo que propicie la reparación del daño.

1 BELOFF, Mary. “Los sistemas de responsabilidad penal juvenil en América Latina”. En: in fancia,
L ey y D e m o c ra c ia en A m érica Latina. A n á lisis crítico del p a n o ra m a legislativo en e l m arco de la
C onven ció n in te r n a c io n a l sobre ios D erechos d e l N iñ o (1990-1998). García Méndez, Emilio y
Beloff, Mary (compiladores), Temis/Depalma, Bogotá, 1998, pp. 9-11. Recuperado de https://www.
palermo.edu/derecho/publi cae ion es/pdfs/revista.../05 lJuridica08.pdf.

k740
Sección VII ART.l

En este artículo, además, se considera que la población adolescente puede


ser sometida a dos tipos de medidas, las no privativas de libertad y las privati­
vas de libertad. En el primero, las medidas no privativas de libertad incluyen la
amonestación, la libertad asistida, la prestación de servicios a la comunidad y
la libertad restringida. En el segundo, la medida privativa de libertad consiste
en la internación en un centro juvenil.

Con referencia a lo anterior, el comité de los derechos del niño, en la Ob­


servación General 10 respecto a los derechos del niño en la justicia de menores
de edad, señala que:

“Es necesario desarrollar y aplicar, en el marco de una política general de jus­


ticia de menores, diversas medidas que aseguren que los niños sean tratados
de manera apropiada para su bienestar y que guarde proporción tanto con sus
circunstancias como con la infracción cometida. Medidas que comprenden,
entre otras, la orientación y supervisión, el asesoramiento, los programas de
enseñanza y formación profesional y otras posibilidades alternativas a la in­
ternación en instituciones”2.

Adicionalmente, el comité en sus observaciones finales sobre los informes


periódicos cuarto y quinto combinados del Perú3 manifiesta que habida cuenta
de su observación general núm. 10 (2007) se insta al Estado Parte a que adapte
totalmente su sistema de justicia juvenil a la convención y a otras normas per­
tinentes. Y que en particular, el Estado parte debe:

“Promover siempre que sea posible medidas extrajudiciales y alternativas al


encarcelamiento, como la libertad vigilada, la mediación, la asistencia psico­
lógica o el servicio a la comunidad, y asegurarse de que el encarcelamiento
se utiliza como último recurso y durante el período más breve posible”.

Por consiguiente, el código actualmente vigente fija un abanico de medi­


das que deben enfocarse no solo a la proporcionalidad frente al actuar del ado­
lescente, debe considerar, además, el bienestar y desarrollo del adolescente.

Asimismo, las alternativas no privativas de libertad reconocen el carác­


ter excepcional de la aplicación de la internación, la cuales se encuentran

2 COMITÉ DE LOS DERECHOS DEL NIÑO. “Los Derechos del Niño en la Justicia de Menores”.
En: Observación General 10. Recuperado de http://www2.ohchr.org/english/bodies/crc/docs/
CRC.CGC.10_sp.pdf.
3 Aprobadas por el Comité en su 71er período de sesiones (11 a 29 de enero de 2016),

741 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

reconocidas en las instrumentos internacionales existentes en la materia, ha­


biendo sido reconocidas en el artículo 37.b de la Convención sobre los Dere­
chos del Niño4, las reglas 13 y 19 de las reglas mínimas de las Naciones Uni­
das para la Administración de la Justicia de Menores denominadas “Reglas de
Beijing”, la regla 6 de las reglas mínimas sobre medidas no privativas de la
libertad denominadas “Reglas de Tokio” y la pauta 17 de las reglas mínimas
para la protección de los menores privados de libertad denominadas “Reglas
de La Habana” .

Efectivamente, atender a la excepcionalidad de la privación de la libertad


supone establecer un abanico de tipos de medidas socioeducativas no privati­
vas de libertad que puedan ser una opción prioritaria para la determinación de
los casos.

En el numeral 2 del artículo 156, además, se contempla un aspecto impor­


tante para apoyar el cumplimiento de la medida impuesta, y es que los padres,
tutores o responsables del adolescente a quien se le imponga una medida so-
cioeducativa tienen la obligación de apoyar su ejecución. En este apartado se
alude hasta cierto punto a una “corre sponsabilidad” del entorno familiar consi­
derando el rol de los padres y/o responsables en el proceso de desarrollo de los
adolescentes, quienes tienen el derecho y deber de cuidar y educar a sus hijos
dentro de determinados parámetros.

De otro lado, respecto al articulado que señala que la mayoría de edad ad­
quirida durante el proceso o en el cumplimiento de la medida socioeducativa
impuesta, no exime al adolescente de su culminación, es meritorio indicar que
el tratamiento del adolescente que ha cometido una infracción es de naturale­
za penal. En ese sentido, debe efectuarse el respeto irrestricto de las garantías
procesales durante todo el proceso, desde el inicio del proceso hasta después
de la ejecución de las medidas.

Al respecto, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos también


se ha pronunciado señalando que:

4 La Convención sobre los Derechos del Niño suscrita por el Perú el 26 de enero de 1990 (aprobado
por Resolución Legislativa N° 25278 el 03 de agosto de 1990).
Sección V il ART. 156

“(•. •) Al someter a personas menores de 18 años al sistema ordinario de jus­


ticia, su condición de niños es totalmente negada y sus derechos violados”5.

Asimismo, en lo señalado por la comisión como en este articulado se in­


tenta efectivamente dar una respuesta integral que tome en cuenta las especifi­
cidades de los menores de 18 años.

En suma, a partir de -principalmente, pero no solo- la Convención sobre


los Derechos del Niño y las Reglas de Beijing se ha ido incorporando progre­
sivamente el modelo acusatorio en los sistemas de justicia de diferentes países
de la región y Europa, transformando a su vez la posición de sujeto de los ado­
lescentes en tanto se les reconoce su condición de sujetos de derecho y, sobre
todo, se reconoce el hecho de su especificidad en tanto son sujetos no adultos
que atraviesan una etapa especial y crucial del desarrollo humano.

En principio, puede parecer esto último una nimiedad dada su aparente ob­
viedad y simplicidad. Sin embargo, sobre esta premisa básica se han sustentado
todos los cambios de los sistemas de justicia juvenil en varios países de occi­
dente, algunos de ellos que el Código de Responsabilidad Penal de Adolescen­
tes incorpora para la normatividad peruana.

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la construcción de un sistema penal garantista y de reinserción socio!amiliar. COMETA, OPA,
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7A3 A
ART. 156 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

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los Niños en ei Ámbito de la Prevención de! Delito y ia Justicia Penal (Resolución 69/194 de
la Asamblea General, de 18 de diciembre de 2014, anexo).
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(aprobado por Resolución Legislativa N° 25278 el 03 de agosto de 1990).
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compendiunVS_Ebook.pdf.

k744
Sección VII ftpr.157

íS ItP I# * MEDIDAS ACCESORIAS


157.1 Las medidas accesorias pueden aplicarse de manera simul­
tánea a una medida socioeducativa no privativa de liber­
tad. Su control e incumplimiento se rigen por lo dispuesto
en los artículos 152,153 y 154.
157.2 Las medidas accesorias que puede dictar el Juez son las
siguientes:
1. Fijar un lugar de residencia determinado o cambiar de
lugar de residencia al actual;
2. No frecuentar a determinadas personas;
3. No frecuentar bares, discotecas o determinados centros
de diversión, espectáculos u otros lugares señalados por
el Juez;
4. No ausentarse del lugar de residencia sin autorización
judicial previa;
5. Matricularse en una institución educativa (pública o
privada) o en otra cuyo objeto sea la generación de un
oficio o profesión;
6. Desempeñar una actividad laboral oformativa laboral;
siempre que sea posible su ejecución y se adecúe a la le­
gislación sobre la materia;
7. No consumir o ingerir bebidas alcohólicas o drogas;
8. Internar al adolescente en un centro de salud, público o
privado, para un tratamiento desadictivo;
9. Participar en programas educativos o de orientación; y,
otras que el Juez considere adecuada y fundamente en
la sentencia condenatoria.
157.3 El Juez debe precisar las medidas accesorias aplicables al
caso concreto. Su duración es la misma que la medida so­
cioeducativa aplicada.

Sandy Martínez Jara


Fernando Lizárraga Girón

► Comentario

Con respecto al numeral 157.1, es notable que las medidas accesorias no


sean excluyentes de las medidas socioeducativas en tanto se pone por encima

745 A
Afir. 1S7 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

el principio de “protección integral” del niño como sujeto de derecho en los tér­
minos en que son definidos en la Convención sobre los Derechos del Niño y las
Reglas de Beijing. Se da cuenta entonces de la significancia real y concreta de
la reinserción social del adolescente infractor como interés superior, pues por
las experiencias de intervención y aplicación de sistemas especiales de respon­
sabilidad penal para adolescentes llevadas a cabo en distintos países de Latino­
américa y Europa, podemos apreciar y entender que el proceso de reinserción
social es una red compleja que involucra la atención de otros elementos distin­
tos a los de las medidas meramente socioeducativas.

Justamente al no ser excluyentes, estas medidas pueden aplicarse simul­


táneamente a una medida socioeducativa no privativa de libertad y, de otro
lado, su control e incumplimiento debe ser revisado periódicamente por el
juez de juzgam iento. Esto es especialmente interesante porque concibe el in­
terés de que el desarrollo de la medida no afecte el proceso de reinserción del
adolescente (artículo 152 del CRPA). Es decir, pone nuevamente en el cen­
tro de la discusión que la finalidad de la medida y de su control es el facilitar
la re socialización y reintegración del adolescente (artículo 150 del CREA),
y que esta pueda modificarse en función de los progresos logrados (artículo
154 del CRPA).

Las medidas accesorias representan una innovación en la presente norma,


y resultan ser similares a establecer normas de conducta para los adolescentes.

En este sentido, con respecto al numeral 157.2, sobre las medidas acceso­
rias que puede dictar el juez, en principio pueden parecer restrictivas ^espe­
cialmente las números 1, 2, 3 y 7 de la lista-; sin embargo, en lectura con los
artículos anteriores del código, se lee una relación de complementariedad entre
responsabilidades y derechos que promueve una visión de especial atención a
las particularidades propias de la etapa adolescente, visión que se hace necesa­
ria en tanto expresión de la reinserción social como reestructuración completa
del comportamiento actitudinal y emocional de los menores.

De modo que las prohibiciones nombradas como medidas accesorias en


este artículo, leídas en contexto, buscan cumplir con la función de reeducación
más que de castigo a través de prohibiciones. Asimismo, podemos entender
implícitamente que estas prohibiciones no solo pueden funcionar como herra­
mienta de control y castigo, sino también como herramienta de resocialización
y prevención.

ík 74-6
Sección VII

Las medidas accesorias como, por ejemplo, no frecuentar a determinadas


personas, no beber bebidas alcohólicas, o la internación en centros de salud
para casos de adicción se comprenden a través de todo el código como medidas
de respeto de la integridad del adolescente como sujeto de derecho, pues como
se estipula en 157.3, el juez precisa las medidas a aplicar de acuerdo a cada caso
concreto, entendiendo la trayectoria específica de cada persona adulta.

Cabe indicar, de forma complementaria, que el fiscal o el juez, respecti­


vamente, pueden adicionar al acuerdo reparatorio, establecido en los artículos
137 y 138, las medidas accesorias que considere conveniente por un plazo no
mayor de seis (06) meses. En términos de la determinación de la medida, el
juez debe precisar las medidas accesorias aplicables para cada caso, lo que es
acorde con la mirada de tratamiento individualizado que propone el Código de
Responsabilidad Penal de Adolescentes, siendo el plazo estipulado el mismo
de la medida socioeducativa no privativa de libertad aplicada.

De otro lado, en el Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes


plantea la figura de la revocación, por lo que el archivo dictado por el fiscal o
el juez puede ser modificado ante el incumplimiento injustificado del acuerdo o
las medidas accesorias, previa audiencia en la que se evalúen las circunstancias
que generaron el incumplimiento. Después de la revocación, el fiscal incoa el
proceso de responsabilidad penal del adolescente, y el juez dispone el reinicio
de la investigación preparatoria.

Sin embargo, si bien esta figura ha sido incorporada en el código, es de


resaltar que contempla en los artículos del 60 al 62 del Reglamento del CRPA
que, de observar el incumplimiento de las medidas accesorias, el equipo técni­
co interdisciplinario del Ministerio Público realiza acciones a fin de tomar co­
nocimiento de las causas que determinan su incumplimiento y exhortar a que
cumplan con el acuerdo asumido. Y señala que de no ubicar a el/la adolescen­
te o este se muestra reticente a cumplir con el acuerdo, se prepara un informe
que es remitido de manera inmediata a el/la fiscal o a el/la juez/a competente,
según sea el caso. Estas actividades del equipo deben ser informadas al fiscal o
al juez, según sea el caso, para los fines que corresponda.

Erente al incumplimiento se dispone una amonestación y convocar a una


diligencia o audiencia, respectivamente, a fin de decidir si revoca o no el acuer­
do reparatorio y las medidas accesorias de ser el caso. De considerarse justifica­
do el incumplimiento del/la adolescente, se efectúan recomendaciones al caso.

747 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

■ BARLETTA VILLARÁN, María Consuelo. La Justicia Penal Juvenil en el Perú: Un aporte para
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fae,. 7 4 8
Sección VII ART. 157

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(“ Reglas de Beijing"). Resolución 40/33 de la Asamblea General, de 29 de noviembre de
1985, anexo. Recuperado de https://www.unodc.org/documents/justice-and-prison-reform/
compendium/S_Ebook.pdf,

7A9 J
CAPÍTULO I

M E D ID A S SOCIOEDUCATIVAS
NO PRIVATIVAS DE LIBERTAD

AMONESTACIÓN

158.1 La amonestación consiste en la llamada de atención que


hace el Juez, oralmente, al adolescente exhortándolo a cum­
plir con las nonnas de convivencia social. Debe ser clara y
directa, de manera que el adolescente y los responsables de
su conducta comprendan la ilicitud de los hechos cometidos.
158.2 La amonestación puede alcanzar a los padres, tutores o
responsables del adolescente, cuando corresponda. En ta­
les casos, el Juez extiende la llamada de atención oralmen­
te, comprometiéndolos a que ejerzan mayor control sobre
la conducta del adolescente y advirtiéndoles de las conse­
cuencias jurídicas de reiterarse la infracción.
158.3 La ejecución de la amonestación queda condicionada al
cumplimiento de las medidas accesorias, las que pueden
ser dictadas por un plazo no mayor de seis (06) meses.

Sandy Martínez Jara


Fernando Lizárraga Girón

► Comentario

La amonestación consiste en la llamada de atención que hace el juez, oral­


mente, al adolescente, exhortándolo a cumplir con las normas de convivencia
social. La misma ha sido regulada en términos de su función y la forma en que
debe ser efectuada, debiendo ser “ser clara y directa” con la finalidad que “el
adolescente y los responsables de su conducta comprendan la ilicitud de los
hechos cometidos”.

ik 750
Sección VII ART. 158

Con respecto al punto 158.1 sobre la definición de amonestación y los mo­


dos en que está debe ser llevada a cabo por el juez, hay que decir que si bien es
explícita y acotada en cuanto y tanto concepto con un significado, ésta puede
generar; sin embargo, ambigüedades en tanto más que establecer un procedi­
miento y/o modo protocolar de expresión de dicha amonestación, se describe el
modo mediante adjetivos, que aunque simples, no abandonan su esencia adjeti­
val y, por tanto, subjetiva. Y se resalta la naturaleza subjetiva y posibles efectos
de resquebraje del sistema de justicia de menores, pues los códigos que indi­
can claridad entre personas adultas pueden no serlos, así para los adolescentes.

Como se explica en el documento sobre las reglas mínimas de las Naciones


Unidas para la administración de la justicia de menores6, la juventud requiere
especial atención y asistencia, lo cual implica no dar por entendidos y/o sen­
tados conceptos, ideas, adjetivos, códigos del ver y del hablar propios de una
cultura, pues no todos los grupos y subgrupos de esa cultura tendrán o enten­
derán los mismo códigos, más aún si tomamos en cuenta que los casos de ado­
lescentes en conflicto con la ley penal tienen un trasfondo de subgrupos prima­
rios socializados en subculturas donde las vías válidas de subsistencia pueden
no coincidir con las vías legales y/o formales.

En este sentido, siguiendo el ya citado documento sobre las reglas mínimas


de las Naciones Unidas (A.G. res. 40/33, anexo, 40 U.N. GAOR Supp. (No.
53) p. 207, ONU Doc. A/40/53 [1985]), en donde en el punto 1.5 de los prin­
cipios generales se menciona que “Las presentes Reglas se aplicarán según el
contexto de las condiciones económicas, sociales y culturales que predominen
en cada uno de los Estados Miembros”, se considera necesario unificar a través
de un solo procedimiento los modos del decir desde los agentes del sistema de
justicia juvenil, especialmente los jueces, hacia los adolescentes y sus familias.

Esto se hace más importante cuando se lee el punto 158.2 que sostiene
que la amonestación puede alcanzar a los padres, tutores o responsables, com­
prometiéndolos de modo oral a ejercer mayor control sobre las conductas de

6 Resolución 40/33 de la Asamblea General, anexo, aprobada el 29 de noviembre de 1985. El pre­


sente instrumento contiene referencias a disposiciones específicas de las Reglas Mínimas para el
Tratamiento de los Reclusos, que posteriormente la Asamblea General actualizó y aprobó el 17 de
diciembre de 2015 en su resolución 70/175, titulada “Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para
el Tratamiento de los Reclusos (Reglas Nelson Mándela)”. Para los fines de la presente publicación,
se han añadido notas al pie que hacen referencia a las disposiciones correspondientes de las Reglas
Nelson Mándela.

751 J
ART.15B Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

sus adolescentes, con lo cual en este artículo parece reducirse o igualar la ora-
lidad a un discurso simple y llano, lo que no necesariamente está o debe estar
entendido por los agentes de administración de justicia, especialmente jueces,,
Siguiendo con el argumento anterior, hay que traer a colación el grado de ins­
trucción no solo de los menores de socialización primaria en el que se han ido
formando, se puede y debe esperar que lo que se considera simple u obvio des­
de el sistema de administración de justicia, no lo sea así para los menores y pa­
dres o responsables a cargo.

El citado artículo advierte que esta medida, cuando corresponda, puede al­
canzar a los padres, tutores o responsables del adolescente. El hecho que el juez
extiende la llamada de atención oral a los padres o adultos responsables con la
finalidad de comprometerlos a ejercer un control sobre la conducta del adoles­
cente y comunicarles de las consecuencias jurídicas de reiterarse la infracción;
supone un reconocimiento de corresponsabilidad.

Pasando al numeral 158.3, se señala en este que la ejecución de la amo­


nestación depende del cumplimiento de las medidas accesorias, las que pueden
ser dictadas por no más de seis meses. Este resulta ser un tiempo prudente; sin
embargo, debe procurar atenderse de acuerdo al caso específico que se presen­
te. En algún caso la medida de amonestación puede culminar en el llamado de
atención oral y no suponer un proceso de ejecución mayor.

(g ) REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

■ BARLETTA VILIARÁN, María Consuelo. La Justicia Penal Juvenil en e! Perú: Un aporte para
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k 752
Sección VII ART.1

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compendium/S Ebook.pdf.

753 A
ART.159 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

iü B f t g LIBERTAD ASISTIDA

159.1 La libertad asistida consiste en cumplir programas educa­


tivos y recibir orientación, con la asistencia de especialis­
tas y personas con conocimientos o aptitudes en el trata­
miento del adolescente. Esta medida se aplica por un plazo
mínimo de seis (06) y máximo de doce (12) meses.
159.2 Se ejecuta en entidades públicas o privadas que desarrollen
programas educativos o de orientación para adolescentes.
159.3 El Servicio de Orientación del adolescente o el que haga
sus veces, supervisa los programas educativos o de orien­
tación y administra el registro de las entidades que brindan
dichos servicios a nivel nacional, para ello reglamentará
estas funciones.
159A Las entidades donde se ejecuta la medida socioeducativa, o
la institución a cargo de los Centros Juveniles, deben infor­
mar al Juez sobre el cumplimiento de la medida socioedu­
cativa y sobre la evolución del adolescente infractor cada
tres (03) meses o cuando se le requiera.

© Sandy Martínez Jara


© Fernando Lizárraga G iró n

► Comentario

Partiendo de la definición dada en el numeral 159.1 en tanto menciona a


modo general su consistencia y los plazos, se considera que la medida busca
promover espacios y tiempos de participación de los menores en los que pue­
dan comprender y asumir de modo interno las características, significado y
consecuencias de su actividad delictiva cometida, es decir, en coherencia con
los artículos anteriores se fortalece el sentido de maximización de ejercicio de
los derechos del adolescente infractor, teniendo nuevamente en cuenta que el
derecho del adolescente es un interés superior también estipulado en la Cons­
titución nacional. Por ello, esta definición y sus plazos sientan el primer paso
para promover la reintegración del menor con fines de asumir una función
constructiva en la sociedad.

k?54
Sección VE

En este sentido, la medida no tiene naturaleza asistencialista en tanto pro­


mueve el desarrollo de los adolescentes como elementos de un sistema, sujetos
de derecho que son orientados hacia un programa intensivo de reintegración
con la ayuda de profesionales especializados. Es decir, antes que promover re­
laciones de dependencia de los menores hacia el sistema de justicia, lo que se
entiende que se pretende a través de este enfoque garantista es la toma de con­
ciencia de parte de los adolescentes del significado de sus acciones dentro del
todo social para que puedan reubicarse en otra posición con fines productivos
y (re)constructivos.

En cuanto al tiempo máximo de duración de la medida (12 meses), podría


cuestionarse a la luz de otros casos de la región en los que este límite máximo
llega a ser de 3 años. En estos casos, como el chileno, se enumera una serie de
actividades socioeducativas como la capacitación laboral, reinserción escolar y
el fortalecimiento del vínculo con la familia o adultos responsables1. Estos tres
aspectos que abarcan estas medidas, entre otros, el laboral, el educativo y el fa­
miliar están en resonancia con la Convención sobre los Derechos del Niño, al
igual que el Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes peruano. La di­
ferencia estribaría en la minuciosidad de estipular procedimientos y el tiempo
esperable en que ellos podrían cumplir con su finalidad. Dado que recordamos
que las tres áreas mencionadas son contenedores de los principales factores de
riesgo, tiene sentido que la duración máxima de las medidas sea tres veces más
extensa en el caso chileno que en el peruano.

En ese sentido, uno de los principales focos de atención debiera ser que
exisía una correspondencia adecuada entre las necesidades educativas detec­
tadas en los adolescentes y las intervenciones que luego se llevaron a cabo, lo
que garantizará no solo una activa participación en las actividades establecidas,
y su real implicación en todo el proceso educativo y el cumplimiento del plan
de tratamiento individual.

Ahora bien, en concordancia con el enfoque garantista, en el punto 159.


2 se señala que la ejecución se lleva a cabo en entidades públicas o privadas
que desarrollen programas educativos o de orientación para adolescentes. Se
puede entender que el objetivo es superar la discriminación y estigmatización

1 UNICEF. Manual sobre la Ley de Responsabilidad Penal de Adolescentes. Opción/Unieef, Chile, p.


36. Recuperado de http://www.unicef.cl/web/wp~conteiit/upioads/doc_wp/ManiLal_LRPA_Web_c.
pdf.

755 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

que implica ser sujeto del sistema de justicia penal, por lo que de modo similar
como se ha hecho en Argentina, se brinda la oportunidad de descubrir y cons­
truir nuevas interrelaciones con la sociedad y el Estado. Por ello, resulta benefi­
cioso para el adolescente acercarlo y ayudarlo -sin restringirlo a un único espa­
cio o tipo de espacio- a fortalecer los lazos con sus principales centros de vida.

En esta mism a línea, la administración, reglamentación, orientación y su­


pervisión se hacen necesarias mediante un órgano de la administración judi­
cial (numeral 159.3) que además de ordenar las funciones pueda regular y pro­
mover la correcta aplicación de los principios de las medidas socioeducativas
y accesorias, sobre todo, tomando en cuenta que son las entidades ejecutoras
de las medidas socioeducativas, o la institución a cargo de los centros juveni­
les, las responsables de informar al juez sobre el cumplimiento y evolución de
cada medida impuesta. En este punto, al igual que en otros artículos, se prevé
una participación más activa en el proceso de tratamiento del adolescente que
cumple una medida.

Cabe mencionar que esta medida será supervisada por el Servicio de Orien­
tación del Adolescente (SOA) o el que haga sus veces, y quien administrará el
registro de las entidades que brindan dichos servicios a nivel nacional. En tal
sentido, el Reglamento del Código de Responsabilidad Penal de Adolescen­
tes establece que el Equipo Técnico Interdisciplinario del SOA estructura las
acciones y metodologías para el adecuado seguimiento de esta y de las otras
medidas socioeducativas no privativas de libertad.

H J) REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

■ BARLETTA ViLLARÁN, María Consuelo. La Justicia Penal Juvenil en el Perú: Un aporte para
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k 756
Sección Vil

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los Niños en el Ámbito de la Prevención de! Delito y ia Justicia Penal (Resolución 69/194 de
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compendiunVS_Ebook.pdf,

757 A
ART Ib'i Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

lit f g f f iM PRESTACIÓN DE SERVICIOS A LA COMUNIDAD

260.1 La prestación de servicios a la comunidad consiste en la


realización de tareas gratuitas, de interés social, en entida­
des asistenciales, de salud, educación u otras instituciones
similares, ya sean públicas o privadas, autorizadas para
tal fin por la institución a cargo de los Centros Juveniles.
160.2 Los servicios son asignados conforme a las aptitudes del
adolescente, debiendo cumplirse en jomadas, sin perjudi­
car su salud, su asistencia regular a un centro educativo o
de trabajo. Cada jomada está compuesta de seis (06) horas
semanales, entre los días sábados, domingos o feriados.
160.3 La prestación de servicios a la comunidad tiene una dura­
ción no menor de ocho (08) ni mayor de treinta y seis (36)
jomadas. El Servicio de Orientación al Adolescente o quien
haga sus veces realiza el seguimiento de la ejecución de esta
medida socioeducativa.
160.4 El adolescente puede ser autorizado para prestar estos
servicios en los días hábiles semanales, computándose la
jom ada correspondiente. Para tal efecto, el juez toma en
consideración las circunstancias particulares del adoles­
cente. Las unidades receptoras, a través de la institución a
cargo de los Centros Juveniles deben informar al Juez sobre
el cumplimiento de la medida socioeducativa por el adoles­
cente infractor cada dos (02) meses, cuando se le requiera o
cuando exista un incumplimiento injustificado.

© S a n d y M artínez J a ra
Fernando L iz á rr a g a G iró n

► Comentario

La prestación supone el desarrollo de una labor no remunerada, es decir,


la dedicación de tiempo en beneficio de la sociedad, se plantea realizar en ins­
tituciones o localidades que lo requieran, pudiendo realizar actos de limpie­
za, mantenimiento, orientación al público, labores de cocina, lavandería, entre
otras afines a sus capacidades personales y a las necesidades de las institucio­
nes y de la comunidad. Es de especial relevancia que guarde relación con el

k .7 5 8
Sección VII

bien jurídico afectado por la infracción, a fin de responder al enfoque educativo


de la medida (107.1 del Reglamento del CRPA).

La prestación de servicios a la comunidad tiene una motivación de rom­


per con la estigmatización, interrumpir una futura trayectoria delictiva y, sobre
todo, restaurar al colectivo y a las víctimas.

El enfoque socioeducativo y restaurativo que plantea el Código de Res­


ponsabilidad Penal de Adolescentes debe orientarse a que el adolescente en
conflicto con la ley penal que ejecute su medida se reintegre a su localidad.
Entendiendo que las comunidades se han visto afectadas en sus necesidades,
pero que a su vez pueden ser agentes de cambio y cooperación, pudiendo desa­
rrollar un rol de soporte y veeduría de la prestación, aunque esto último supone
mayores esfuerzos en las labores de asignación y seguimiento que realizará el
servicio de orientación al adolescente o quien haga sus veces.

Respecto a las condiciones de la ejecución, en el numeral 160.4, el juez


toma en consideración las circunstancias particulares de cada caso, a fin de que
el adolescente realice las jornadas correspondientes en los en los días hábiles
semanales correspondientes, que promuevan en él comportamientos pro socia­
les y evidencien su utilidad y favorezcan el aprendizaje de nuevas destrezas y
conocimientos.

Al igual que en otros segmentos de la presente norma, el juez tiene un rol


activo en términos de su conocimiento de la ejecución de la medida, por tanto,
se prevé que las unidades receptoras que participaran en la ejecución de la m e­
dida, a través de la institución a cargo de los centros juveniles deben informarle
sobre el cumplimiento de la medida cada dos (02) meses, cuando se le requiera
o cuando exista un incumplimiento injustificado.

La medida de prestación de servicios a la comunidad comprende tres (03)


fases o etapas para su ejecución: preparación, ejecución y evaluación, que de­
ben ser precisadas en el plan de tratamiento individual realizado por el equipo
técnico interdisciplinario del SOA.

Es importante resaltar que esta medida involucrará en la fase de prepara­


ción sesiones con el equipo técnico interdisciplinario que permitan que el ado­
lescente tome consciencia de la infracción cometida. A esto hay que añadir que,
por ser la medida con mayor potencial responsabilizador, reparador y reintegra­
do!*, la ejecución de la prestación de servicios a la comunidad permite brindar

759 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

a los adolescentes oportunidades para su desarrollo, facilitar su reintegración,


toda vez que al culminar su proceso de prestación satisfactoriamente, se pro­
mueve su inserción socioeducativa y/o laboral.

El numeral 109.1 del Reglamento del Código de Responsabilidad Penal


de Adolescentes dispone que en el referido plan de tratamiento individual se
incluirá una ficha de derivación para la unidad receptora designada a cargo de
la labor del/la adolescente, la misma que será una institución pública o priva­
da con fines asistenciales, de salud, educación u otras instituciones'similares.

El presente artículo establece de manera detallada las condiciones para la


ejecución de esta medida, dispone el número de seis (06) horas semanales por
de cada jomada, y precisa el mínimo y máximo de jomadas que realizará el
adolescente, siendo ocho (08) y treinta y seis (36) jornadas, respectivamente.

® REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

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la construcción de un sistema penal garantiste y úe reinserción sociofamiiiar. COMETA, OPA,
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k 760
Sección VII ART 16

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compendium/S_Ebook.pdf.

761 j¿
ARTA 61 Comentarios ai Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

■ S IS * LIBERTAD RESTRINGIDA

161.1 La libertad restringida es una medida socioeducativa en


medio libre> que consiste en la asistencia y participación
diaria y obligatoria del adolescente a programas de inter­
vención diferenciados, sin discriminación de género, de en­
foqueformativo - educativo, que orientan y controlan sus
actividades, cuya duración es no menor de seis (06) meses
ni mayor de un (01) año.
161.2 La libertad restringida se ejecuta en los Servicios de Orien­
tación al Adolescente o en instituciones públicas o priva­
das confines asistenciales o sociales.
161.3 Las instituciones públicas o privadas a la que se hace re­
ferencia en el párrafo anterior, a través de la institución
a cargo de los Centros Juveniles, informan sobre la eva­
luación, seguimiento y resultados de los programas de in­
tervención diferenciados cada tres (03) meses al Juez y el
Fiscal

Sandy Martínez J a ra
F e rn a n d o L iz á rr a g a G iró n

► Comentario

La libertad restringida es una medida socioeducativa no privativa de liber­


tad, que se ejecuta en medio libre. Su orientación a definirla como una medida
que involucra una asistencia y participación diaria a programas diferenciados,
la acerca a las conceptualizaciones anteriormente estipuladas en la materia que
la concebían como una medida de carácter moderado.

Por consiguiente, esta medida ha sido representada por la gerencia de cen­


tros juveniles como una opción intermedia para delitos no graves destinada a
aquellos adolescentes con moderados problemas de conducta antisocial1.

1 En https://www.pj.gob.pe/wps/wcm/connect/Centros+Juveniles/s_corte_suprema/as_en 1aces_cen­
tro s_j uv en i 1e s/as_c entro sj uv eiií le s_me di o abi er t o/cn_centro sj u ven ile s_med ioa bi erto_medi das
Sección VII ART 161

Si bien en el código y en el reglamento no se fija una conceptualización


pormenorizada de los programas diferenciados, estos deberían comprender una
amplia gama de actividades y programas orientados a reducir los principales
factores de riesgo personales y sociales que se han identificado en las investi­
gaciones criminológicas y psicológicas previas, así como a la reinserción social
de los menores infractores,

Al respecto, el artículo 118 dicta que de aplicarse una medida socioeduca-


tiva al adolescente debe determinarse su tipo, duración y modalidad de cumpli­
miento. La fundamentación de esta medida socioeducativa y su duración debe
argumentarse en el principio del interés superior del adolescente.

Conforme lo dictamina el Reglamento del Código de Responsabilidad Pe­


nal de Adolescentes, para la ejecución de esta medida, el equipo técnico inter­
disciplinario debe elaborar un plan de tratamiento individual realizado a partir
de una evaluación integral que tiene como propósito lograr la resocialización y
rehabilitación del adolescente, considerando diversos criterios, tales como los
factores de riesgo, factores de protección, entre otros.

De igual forma, según lo indica el artículo 169 del código, el plan de trata­
miento individual de libertad restringida debe incluir: la finalidad de la medida,
las características particulares del adolescente, programas específicos, infor­
mación para el cumplimiento de los objetivos así como las formas y condi­
ciones. Adicionalmente, de acuerdo al artículo 86 del Reglamento del Código
de Responsabilidad Penal de Adolescentes, el plan en mención debe contener:
los instrumentos de recojo de información, las actividades concretas a reali­
zarse, el plan de seguimiento y el diagnostico de adicciones y acciones para su
tratamiento.

Esta medida al igual que en las otras medidas socioeducativas es super­


visada por el Servicio de Orientación del Adolescente (SOA) o el que haga
sus veces, y quien administrará el registro de las entidades que brindan dichos
servicios a nivel nacional. En tal sentido, el reglamento del código establece
que el equipo técnico interdisciplinario del SOA estructura las acciones y m e­
todologías para el adecuado seguimiento de esta y de las otras medidas socio-
educativas no privativas de libertad.

763 A
ART le í Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

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k . 764
Sección VU

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compendium/S_Ebook.pdf.

765 A Í
CA PÍTU LO II

M E D ID A SOCIOEDUCATIVA
P R IV A TIV A DE LIBER TAD

PRESUPUESTOS DE LA INTERNACIÓN

162.1 La internación es una medida socíoeducativa privativa de


libertad de carácter excepcional y se aplica como último
recurso, siempre que se cumpla cualquiera de los siguientes
presupuestos:
1. Cuando se trate de hechos tipificados como delitos do­
losos y sean sancionados en el Código Penal o Leyes es­
peciales, con pena privativa de libertad no menor de seis
(06) años, siempre que se haya puesto deliberadamente
en grave riesgo la vida o la integridad física o psicoló­
gica de las personas;
2. Cuando el adolescente infractor haya incumplido injus­
tificada y reiteradamente las medidas socioeducativas
distintas a la de internación; o,
3. La reiteración en la perpetración de otros hechos delic­
tivos, cuya pena sea mayor a seis (06) años de pena pri­
vativa de libertad en el Código Penal o leyes especiales,
en un lapso que no exceda de dos años.
162.2 La internación no puede aplicarse cuando el hecho punible
se encuentre tipificado como delito doloso y sancionado en
el Código Penal o Leyes especiales, con penas distintas a
la privativa de libertad. En ningún caso la duración de la
medida socioeducativa de internación puede ser mayor a
la pena abstracta establecida en el tipo penal doloso del
Código Penal o Leyes especiales.
162.3 La internación debe fundamentarse en la sentencia conde­
natoria, señalando la necesidad, idoneidad y proporciona­
lidad de su elección respecto de otras medidas socioedu­
cativas en virtud al principio educativo y al principio del
interés superior del adolescente.

k766
Sección Vil

© Sandy Martínez Jara


Üf Fernando Lizárraga Girón

► Comentario

Es menester indicar que nuestra legislación nacional se encuentra acorde


con los estándares internacionales, según los cuales la internación de los ado­
lescentes infractores a la ley penal como medida socioeducativa privativa de
libertad debe utilizarse como medida de última vatio y de forma excepcional,
bajo determinados presupuestos.

Del mismo modo, el marco normativo internacional señala que la interna­


ción debe ser aplicada durante el plazo más breve, y sujeto a una revisión pe­
riódica. Ello, en concordancia a un sistema de justicia juvenil especializado que
garantice la mínima intervención, en el entendido del efecto negativo que el
sistema penal podría ocasionar en el adolescente al exponerlo a graves riesgos
para su desarrollo integral y su salud.

Es de suma utilidad entender la exigencia de ciertas condiciones para la


aplicación de la internación. Así lo expresa también la Regla N° 17.1, c de las
Naciones Unidas para la administración de justicia, cuando establece, como as­
pectos a tomar en cuenta para disponer la internación, que el/la adolescente; a)
Sea condenado por un acto grave en el que concurra violencia contra otra per­
sona. b) Por la reincidencia en cometer otros delitos graves.

En el mismo sentido, el artículo 162 fija los presupuestos legales o requisi­


tos para la determinación de la internación, estableciendo que se aplicará cuan­
do cumpla uno de los tres presupuestos siguientes: 1) Cuando se trate de hechos
tipificados como delitos dolosos y sean sancionados en el Código Penal o leyes
especiales, con pena privativa de libertad no menor de seis (06) años, siempre
que se haya puesto deliberadamente en grave riesgo la vida o la integridad fí­
sica o psicológica de las personas; 2) Cuando el adolescente infractor haya in­
cumplido injustificada y reiteradamente las medidas socioeducativas distintas
a la de internación; o, 3) La reiteración en la perpetración de otros hechos de­
lictivos, cuya pena sea mayor a seis (06) años de pena privativa de libertad en
el Código Penal o leyes especiales, en un lapso que no exceda de dos años. En
tal sentido, recupera dos aspectos de las reglas de las Naciones Unidas para la
administración de justicia

767 A
ART. 15. Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

De igual forma, en el numeral 162.2 se dispone que esta medida no pue­


de aplicarse cuando el hecho tipificado como delito doloso sea sancionado
en la normativa con penas distintas a la privativa de libertad. En ningún caso
la duración de la medida socio educativa de internación puede ser mayor a la
pena abstracta establecida en el tipo penal doloso del Código Penal o leyes
especiales.

En consecuencia, se refuerza que la aplicación de esta medida deberá


producirse cuando en la conducta haya mediado “dolo”, es decir, haya existi­
do un conocimiento y voluntad por parte del adolescente, que implicará ple­
na conciencia y la aceptación futura de las consecuencias del hecho ilícito
cometido.

La internación debe fundamentarse en la sentencia condenatoria, seña­


lando la necesidad, idoneidad y proporcionalidad de su elección respecto de
otras medidas socioeducativas en virtud al principio educativo y al principio
del interés superior del adolescente. En ese sentido, en atención al principio
del interés superior del adolescente se estipula la obligación de la autoridad
que adopte una medida, evaluar las posibles repercusiones de las decisiones
adoptadas en el desarrollo del adolescente, debiendo justificar expresamen­
te la forma como se ha considerado el interés superior, así como los criterios
utilizados para dicha decisión y la ponderación efectuada frente a otros de­
rechos e intereses.

Por su parte, la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN), firmada
en 1989, señala que el sistema de responsabilidad penal juvenil es de naturaleza
especial por ser una respuesta formal a la infracción penal de los adolescentes,
diferente a la de los adultos. En ese sentido, el sistema debe perseguir un fin
socioeducativo de prevención, fomentar la resocialización positiva y garantizar
la reinserción social; y, en el caso de la privación de la libertad como medida
soci oeducativa en las sentencias solo debe ser utilizada como última medida
cuando se haya demostrado y fundamentado la inconveniencia de utilizar me­
didas alternativas no privativas de libertad.

La fundamentación exige la exposición que motiva la decisión del ma­


gistrado por optar por una medida, considerando sobre todo que el Código de
Responsabilidad Penal de Adolescentes brinda un abanico de posibilidades,
que van desde las medidas de coerción, las salidas alternativas, las medidas
accesorias, las medidas socio educativas, y recursos como la variación de las

Ék 768
Sección VIi

medidas. Asimismo, complementariamente el código, también plantea que el


adolescente debe ser escuchado en toda oportunidad que establezca el código,
en cualquier situación en la que se defina alguna decisión que pueda afectarlo
y cuando así lo solicite.

Según un informe de privación de libertad en adolescentes en Montevideo,


elaborado por la Fundación Justicia y Derecho (FJD) y Unicef1, «el derecho
internacional de los derechos humanos ha establecido una serie de principios
que deben guiar y limitar el uso de sanciones privativas de libertad, sanciones
que en el caso de adolescentes deben caracterizarse por la excepcionalidad, la
proporcionalidad de la pena, la duración mínima y la revisión periódica, ade­
más de asegurar el contacto de los adolescentes privados de libertad con su fa­
milia y su comunidad»12.

Si bien la internación en un centro privativo de libertad es considerada


también una medida socio-educativa, es al mismo tiempo la opción menos re­
comendable no solo desde la evidencia científica por su efecto iatrogénico, sino
desde la mirada de los organismos nacionales e internacionales especializados
en materia de justicia juvenil y derechos humanos. Según el artículo 37 de la
Convención sobre los Derechos del Niño, la internación debe ser considerada
como medida de ultima vatio y durante el período más corto posible.

Sobre el particular, deberá entenderse que la garantía del intemamiento


como última vatio tiene mayores implicancias legales en el tratamiento de los
adolescentes en conflicto con la ley penal. Debiendo tenerse en cuenta dos as­
pectos: en primer lugar, que los/as adolescentes se encuentran en una etapa
evolutiva de desarrollo, en que la privación de la libertad podrá producir ma­
yor lesividad a esta etapa y, en segundo lugar, la importancia del contacto y su
vivencia con la familia y su entorno social para favorecer a la constmcción de
su identidad personal.

1 En http://observatoriojudicial.org.uy/wp-conteiit/uploads/2017/08/Privacio%CC%81ii-de-Iibertad
web.pdf,
2 En http://observatoriojudiciaI.org.ny/wp-conteiii/iiploads/2017/08/Privacio%CC%81n-de-libertad
web.pdf.

769 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

La privación de la libertad que impone el juez ante la comisión de una falta


o delito. Tiene, por tanto, un carácter excepcional3. Las reglas de las Naciones
Unidas para la Protección de los Menores Privados de Libertad, definen (Regla
ILb.) la privación de la libertad como:

“Toda forma de detención o encarcelamiento, así como el intemamiento en


un establecimiento público o privado del que no se permita salir al menor por
su propia voluntad, por orden de cualquier autoridad judicial, administrativa
u otra autoridad pública4”.

La priorización de las medidas alternativas es una salida a la aplicación del


intemamiento por parte de los operadores del sistema de justicia juvenil. Con
ello se evitan los efectos nocivos que dicho proceso puede ocasionar, no solo
sobre el adolescente, sino sobre su familia y la comunidad, a fin de evitar la
fragmentación del tejido social y su desarrollo.

Solo en caso de que se determine la comisión de la falta o infracción, o


los elementos probatorios sean los suficientes para determinar el vínculo del
adolescente con la infracción, se decreta el intemamiento preventivo. Para la
imposición de la internación preventiva debe existir graves elementos de con­
vicción de la comisión de una infracción sancionada con la medida socioedu-
cativa de intemamiento, que vincule al adolescente como autor o partícipe, así
como colegir que este tratará de eludir la acción de la justicia u obstaculizar la
averiguación de la verdad.

Si bien el porcentaje de adolescentes que cumplen una media alternativa


se ha ido incrementando durante los últimos años, esta sigue siendo menor con
respecto a los adolescentes privados de libertad, lo cual revela el carácter puni­
tivo de nuestro sistema de administración de justicia juvenil.

3 El juez al imponer la sanción debe tener en cuenta la edad del adolescente, sus circunstancias per­
sonales, su situación psicológica, educativa, familiar y sociocultural según el informe del equipo
multidisciplinario, la magnitud del daño ocasionado, el nivel de intervención de los hechos, la ca­
pacidad para cumplir la sanción, las circunstancias agravantes reguladas en el Código Penal o leyes
especiales, etc.
4 Reglas de las Naciones Unidas para la protección de los menores privados de libertad. Adoptadas
por la Asamblea General en su Resolución 45/113, del 14 de diciembre de 1990. Recuperado de
http://www.ordenjuridico.gob.mx/Tratlnt/Derechos%20Humanos/OTROS%2019.pdf.

k 770
Sección Vil ART 162

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(“ Reglas de Beijing” ). Resolución 40/33 de la Asamblea General, de 29 de noviembre de
1985, anexo. Recuperado de https://www.unodc.org/documents/justice-and-prison-reform/
compendium/SJEbook.pdf.

Ék772
Sección Vil

S Ü Ü flÜ llM DURACIÓN DE LA INTERNACIÓN

163.1 La duración de la medida socioeducativa de internación


es de uno (01) hasta seis (06) años como máximo, cuando
se cumpla cualquiera de los presupuestos señalados en el
artículo 162.1.
163.2 No obstante lo dispuesto en el párrafo anterior> la medida
socioeducativa de internación es no menor de cuatro (04) ni
mayor de seis (06) años, cuando el adolescente tenga entre
dieciséis (16) y menos de dieciocho (18) años de edad y se
trate de los siguientes delitos:
1. Parricidio
2. Homicidio calificado
3. Homicidio calificado por la condición de la víctima
4. Feminicidio
5. Lesiones graves (segundo y tercer páirafo)
6. Lesiones graves cuando la víctima es menor de edad, de
la tercera edad o persona con discapacidad
I. Lesiones graves por violencia contra la mujer y su en­
torno familiar
8. Instigación o participación en pandillaje pernicioso
9. Secuestro
10. Trata de personas
II. Formas agravadas de la trata de personas
12. Violación sexual
13. Violación de persona en estado de inconsciencia o en la
imposibilidad de resistir
14. Violación de persona en incapacidad de resistencia
15. Violación sexual de menor de edad
16. Robo agravado
17. Extorsión
18. Promoción o favorecimiento al Tráfico Ilícito de Dro­
gas y otros
19. Tráfico Ilícito de Insumos Químicos y Productos
Fiscalizados

773 A
ART Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

20. Comercialización y cultivo de amapola y marihuana y


su siembra compulsiva
21. Formas agravadas de tráfico de drogas
Asimismo, cuando el adolescente sea integrante de una or­
ganización criminal, actúe por encargo de ella o se encuen­
tre vinculado a la misma, conforme a las consideraciones
de la Ley N° 30077, Ley contra el Crimen Organizado, así
como conforme a lo dispuesto en los artículos 317 y 317-B
del Código Penal
163.3 Cuando se tra te de los delitos antes mencionados y el ado­
lescente tenga entre catorce (14) y menos de dieciséis años
(16), la medida socioeducativa de internación es no menor
de tres (3) ni mayor de cinco (5) años.
163.4 Excepcionalmente, cuando se trate del delito de sicaria-
io (108-C) o violación sexual de menor de edad seguida de
muerte o lesión grave (173-A), así como de los delitos regu­
lados mediante Decreto Ley N° 25475, la medida de interna­
ción puede durar de seis (06) a ocho (08) años, si el adoles­
cente tiene entre catorce (14) y menos de dieciséis (16) años
y de ocho (08) a diez (10) años, si el adolescente tiene entre
dieciséis (16) y menos de dieciocho (18) años de edad.
163.5 Cuando se trate de delitos distintos a los señalados en el
artículo 163.2, la medida socioeducativa de internación es
no menor de uno (01) ni mayor de (04) cuatro años, para
los adolescentes entre catorce (14) y dieciocho (18) años de
edad.
163.6 ElJuez debe considerar el período de la internación preven­
tiva a l quefue sometido el adolescente, abonando el mismo
para el cómputo de la medida socioeducativa impuesta.

© Sandy Martínez Jara


© Fernando Lizárraga Girón

► Comentario

Respecto a la duración de la internación;, la norma establece, como re­


gla, el plazo mínimo de uno y máximo de seis años. Por ello resulta suma­
mente relevante conocer los tiempos de privación de libertad y los supuestos
Sección VII ART 163

impuestos de manera específica. Es así que solo para tres casos que se en­
cuentren tipificados como sicariato (art. 108-C) o violación sexual de menor
de edad seguida de muerte o lesión grave (art. 173-A), así como los delitos
regulados mediante Decreto Ley N° 25475, la medida de internación puede
durar de seis (06) a ocho (08) años, si el adolescente tiene entre catorce (14)
y menos de dieciséis (16) años y de ocho (08) a diez (10) años, si el adoles­
cente tiene entre dieciséis (16) y menos de dieciocho (18) años de edad; por
consiguiente, para casos excepcionales, el plazo de internación será no me­
nor de seis ni mayor de diez.

La citada normativa establece claramente un mínimo y máximo legal


para la aplicación de la medida socioeducativa de internamiento, así como
para las no privativas de libertad. Ello evita lecturas confusas o poco preci­
sas que daban un amplio nivel de discresionalidad para la determinación del
tiempo de la medida, habiéndose observado anteriormente, en el análisis de
cruces de información, sanciones que variaban en relación a una misma in­
fracción. Resultando cuestionable que la privación de libertad hubiera sido
aplicable por un m ínimo plazo que en algunos casos era solo unos meses por
infracciones no graves1.

En ese sentido, es preciso señalar que el artículo 163 y 162, anteriormente


discutidos, incorporan criterios objetivos para la detenninación de las medidas
privativas de libertad; sin embargo, para que pueda adoptarse la medida más
apropiada para el adolescente se deberá tomar en cuenta la información del in­
forme interdisciplinario, el mismo que demandará de una mayor exigencia en
el análisis de las circunstancias personales y de la valoración de los factores de
riesgo y factores de protección que presente el/la adolescente. No obstante, el
uso y la adaptación de instrumentos en el sistema de justicia juvenil del país
es un primer paso, no solo para la mejora al momento de determinar el tipo y
tiempo de sanción para el adolescente, sino también para diseñar actividades y
estrategias de intervención diferenciadas más adecuadas.

Del mismo modo, en el presente articulado se ha previsto regular la pro­


porcionalidad de los plazos de internamiento por el tiempo más breve en re­
lación a variables como la edad de adolescente y la tipología de la infracción,

1 BARLETTA VILLARAN, María Consuelo. La Justicia Penal Juvenil en el Perú: Un aporte para la
construcción de un sistema penal garantista y de reinserción soctofamiliar. COMETA, OPA, Perú,
2015.

775 A
ART.1G3 Comentarios a) Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

considerando una gradualidad cuando se trate de hechos graves, incidiendo en


que esto está sujeto a una revisión periódica.

Por consiguiente, a fin de dotar de proporcionalidad a la aplicación de la


internación, el tiempo de duración opera realizando la siguiente diferenciación:
a) Para adolescentes de 14 a 16 de edad: de 3-5 años de internación; b) Para
adolescentes de las edades de 16 a 18 de edad: de 4-6 años de internación. Es,
y cuando se trate de los siguientes 21 delitos: parricidio; homicidio calificado;
homicidio calificado por la condición de la víctima; feminicidio; lesiones gra­
ves (segundo y tercer párrafo); lesiones graves cuando la víctima es menor de
edad, de la tercera edad o persona con discapacidad; lesiones graves por vio­
lencia contra la mujer y su entorno familiar; instigación o participación en pan­
dillaje pernicioso; secuestro; trata de personas; formas agravadas de la trata de
personas; violación sexual; violación de persona en estado de inconsciencia o
en la imposibilidad de resistir; violación de persona en incapacidad de resis­
tencia; violación sexual de menor de edad; robo agravado; extorsión; promo­
ción o favorecimiento al tráfico ilícito de drogas y otros; tráfico ilícito de insu­
mos químicos y productos fiscalizados; comercialización y cultivo de amapola
y marihuana y su siembra compulsiva; formas agravadas de tráfico de drogas;
y, cuando el adolescente sea integrante de una organización criminal, actúe por
encargo de ella o se encuentre vinculado a la misma, conforme a las conside­
raciones de la Ley N° 30077, Ley contra el Crimen Organizado, así como con­
forme a lo dispuesto en los artículos 317 y 317-B del Código Penal.

Cuando se trate de delitos distintos a los anteriormente mencionados (ar­


tículo 163.2), se ha previsto una medida de internación no menor de uno (01)
ni mayor de (04) cuatro años, para los adolescentes entre catorce (14) y diecio­
cho (18) años de edad. Así, se observa en este articulado que efectivamente se
busca responder integralmente a las especificidades de los menores de 18 años,
articulándose un cueipo legal, que atiende a la responsabilidad especial con un
carácter gradual para los adolescentes. Esta gradualidad brinda una respuesta
distinta entre el grupo de 14 a 16 y el grupo de 16 al8 años.

Se puede advertir que en el articulado se precisa con claridad los plazos,


especificando los casos en los que se adoptará esta medida, además de la exi­
gencia de que las resoluciones judiciales fundamenten la necesidad y la dura­
ción de la privación de libertad. Un elemento fundamental para esta determi­
nación es el informe interdisciplinario que brindará una evaluación que propor­
cione criterios para determinar la medida más apropiada y tiempo de duración
de la misma.

! k 776
Sección VII

Por consiguiente, el equipo técnico interdisciplinario del centro juvenil


cumplirá un rol importante para que el recurso de la internación sea utilizado
en casos de extrema necesidad para el tratamiento del adolescente, en función a
los principios que orientan el espíritu del marco legal nacional e internacional.

Además, se determina que el juez debe considerar que el tiempo de la du­


ración de la medida socioeducativa de internación incluirá, de haberse aplica­
do, el periodo de intemamiento preventivo.

|!g | REFERENCIA B IB LIO G R Á F IC A

■ BARLETTA VILLARÁN, María Consuelo. La Justicia Penal Juvenil en el Perú: Un aporte para
la construcción de un sistema penal garantista y de reinserción socio!amiliar. COMETA, OPA,
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777 A
AR7.1G’ Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

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1985, anexo. Recuperado de https://www.unodc.org/documents/justice-and-prison-reform/
compendium/S_Ebook.pdf.

Itesv773
Sección Vil

; a t ¡ é B L Í:jjg VARIACIÓN DE LA INTERNACIÓN

164.1 Cumplida la tercera parte del plazo de la internación im­


puesto y con el informe favorable del Equipo Técnico Inter-
disciplinario del Centro Juvenil', el Juez; de oficio o a pedido
de parte, previa audiencia, puede variar la medida socio-
educativa de internación considerando el respeto al prin­
cipio educativo, del interés superior del adolescente y que
se hayan cumplido los fines de la medida socioeducativa.
164.2 Realizada la audiencia, el Juez puede optar por:
1. Reducir su duración;
2. Darla por cumplida;
3. Variarla por otra de menor intensidad; o,
4. Mantener sin modificación la medida socioeducativa.
164.3 Sin perjuicio de lo dispuesto en el anterior párrafo, el Juez
revisa en periodos semestrales contados a partir de la de­
negatoria o improcedencia de la variación, afin de verificar
si se mantienen las circunstancias que hicieron necesaria
su continuidad o no.
164.4 Para estos efectos, el Juez convoca a las partes a una audien­
cia con el propósito de evaluar la posibilidad de variar la me­
dida socioeducativa impuesta. La resolución es impugnable.
164.5 Tratándose de adolescentes sentenciados por la comisión
de las infracciones de sicariato, violación sexual de menor
de edad seguida de muerte o lesiones graves, o delitos con­
templado en el Decreto Ley N° 25475, así como de deter­
minarse su pertenencia a una organización criminal o sti
vinculación a ella, la variación de la internación puede ser
solicitada al cumplirse las tres cuartas partes de la medida.

Sandy Martínez Jara


© Fernando Lizárraga Girón

► Comentario

En la norma se establece como un aspecto de especial relevancia la posibi­


lidad de revisión de la internación al cumplimiento de la tercera parte del plazo;
y, en su defecto por denegatoria en dicho término, el juez revisar en periodos
semestrales continuos para ver su variación o no.

779 j Á
ART. Ifi/| Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Para la revisión de la variación de medida socioeducativa de internación


se requiere: el cumplimiento de la tercera parte del plazo de la internación im­
puesto y el informe favorable del equipo técnico interdisciplinario del centro
juvenil. El mencionado informe favorable debe exponer los avances y progre­
sos del adolescente dentro de los programas y de las condiciones en las que se
encuentra para el egreso.

De esta manera, la autoridad competente, en este caso el juez, de oficio o a


pedido de parte, previa audiencia, puede variar la medida considerando el res­
peto al principio educativo, del interés superior del adolescente y que se hayan
cumplido los fines de la medida.

Al respecto, la Regla 19.1 de las Naciones Unidas para la administración


de justicia1 señala que:

“El confinamiento de menores en establecimientos penitenciarios se utilizará


en todo momento como último recurso y por el más breve plazo posible”.

En similar sentido, la Regla 2 de las Naciones Unidas para la Protección


de los Menores Privados de Libertad12 señala que:

“(...) La privación de la libertad de un menor deberá decirse como último re­


curso y por el periodo mínimo necesario y limitarse a casos excepcionales. La
duración de la sanción debe ser determinada por la autoridad judicial sin ex­
cluir la posibilidad de que el menor sea puesto en liberta antes de ese tiempo”.

Por estas consideraciones en materia de jurisdicción especializada para


menores de edad, solo mediante la posibilidad de la revisión periódica de la
medida se garantiza el carácter excepcional del intemamíento. Esto dicho para
recordar que el Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes se sostiene
sobre las orientaciones fundamentales de las ya citadas Reglas Mínimas de las
NU, en especial el punto 1A , que señala que:

“La justicia de menores se ha de concebir como una parte integrante del pro­
ceso de desarrollo nacional de cada país y deberá administrarse en el marco
general de justicia social para todos los menores, de manera que contribuya

1 Adoptadas por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolución 40/33 de 28 de no­
viembre de 1985.
2 Resolución 45/113 de la Asamblea General, anexo, aprobada el 14 de diciembre de 1990.

ÍV 7S O
Sección VII

a la protección de los jóvenes y al mantenimiento del orden pacífico de la


sociedad”.

Hay que resaltar la palabra protección en tanto el eje central de todo el do-
cumento gira en tomo a la idea de protección jurídica en condiciones de paz,
libertad, seguridad y dignidad con miras a procurar el bienestar del menor en
la mayor medida posible. En este sentido, tendría que hacerse lectura de caso
específico en cuanto a los tiempos de cumplimiento de acuerdo a la individua­
lidad del menor y su contexto familiar y social.

Para estos efectos, el juez convoca a las partes a una audiencia con el pro­
pósito de evaluar la posibilidad de variar la medida socioeducativa impuesta,
pudiendo optar por la reducción del plazo, dar por concluida la medida, variar­
la por otra de menor intensidad; o, mantener sin modificación la medida. La
resolución es impugnable.

El Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes atiende de una ma­


nera diferenciada cuando se trata de una sentencia por la comisión de las infrac­
ciones de sicariato, violación sexual de menor de edad seguida de muerte o le­
siones graves, o delitos contemplado en el Decreto Ley N° 25475, así como en
casos que se determine la pertenencia a una organización criminal o su vincu­
lación a ella. Excepcionalmente, cuando se trate de estos delitos, la variación
de la medida de internación puede ser solicitada al cumplirse las tres cuartas
partes del periodo impuesto.

HÜI REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

■ BARLETTA VI LIARÁN, María Consuelo. La Justicia Pena! Juvenil en el Perú: Un aporte para
la construcción de un sistema penal garantista y de reinserción socio!amiliar. COMETA, OPA,
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781 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

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1985, anexo. Recuperado de https://www.unodc.org/documents/justice-and-prison-reform/
compendium/S_Ebook.pdf.

782
Sección Vil

UBICACIÓN Y TRASLADO

165.1 La internación es cumplida en Centros Juveniles exclusi­


vos para adolescentes, preferentemente en el más próximo
al entonto familiar y social del infractor.
Los adolescentes son ubicados según su edad, sexo, la gra­
vedad de la infracción y el informe preliminar del Equipo
Técnico Interdisciplinario del Centro Juvenil
165.2 El traslado del adolescente de un Centro Juvenil a otro es
autorizado exclusivamente por la institución a cargo de
los Centros Juveniles y procede en atención a cualquiera
de los siguientes supuestos:
1. El adolescente lidera o participa en reyertas, motines, fu ­
gas u otros actos violentos en contra de la autoridad del
Centro Juvenil, otro adolescente o cualquier otra persona;
2. Hacinamiento o sobrepoblación;
3. Funcionamiento de un nuevo Centro Juvenil;
4. Salud del adolescente interno;
5. A solicitud del adolescente, por razones de seguridad
personal, salud o unidad familiar, previa evaluación del
caso;
6. Cuando su permanencia en el Centro Juvenil de origen
represente un perjuicio en su tratamiento;
7. Por encontrarse en peligro la integridad física del ado­
lescente; y
8. Por razones de seguridad del Centro Juvenil, debida­
mente fundamentada.
165.3 Cuando el adolescente adquiere la mayoría de edad durante
el cumplimiento de la internación, permanece en el Centro
Juvenil, hasta el cumplimiento de la medida.

© Sandy Martínez Jara


Fernando Lizárraga Girón

► Comentario

De otro lado, la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) de Argentina


recomienda que es importante indagar, además de los aspectos generales de los

783 A
AfiT, 165 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

lugares de privación de libertad para menores de edad, aquellos relacionados


a la despersonalización de los adolescentes; es decir, las modalidades utiliza­
das para mantener el control al interior de estos espacios como el uso de uni­
formes, la prohibición de posesión de objetos personales, etc. Además, señala
que es importante indagar acerca del uso de las sanciones de aislamiento como
método de castigo, la falta de acceso a actividades, espacios y/o servicios, los
traslados constantes y distanciados del lugar de residencia de la familia, etc1.
Respecto a esto último referido a la ubicación y los traslados el Código de Res­
ponsabilidad Penal de Adolescentes ha regulado en el presente artículo.

Es en virtud a la situación de especial vulnerabilidad que deja la medida


de internamiento que se ha regulado en esta materia a nivel nacional e inter­
nacional, sobre todo considerando el hecho de procurar proteger el derecho de
los adolescentes a establecer contacto con sus familias, y a efectos de mitigar
o sopesar los efectos negativos del encierro, y a asegurar que el menor de edad
pueda recibir el trato apropiado.

Sobre el particular, el Reglamento del Código de Responsabilidad Penal


de Adolescentes, a través del artículo 203, dispone reglas para el traslado del
adolescente a otro centro juvenil, señalando que el/la director/a del centro juve­
nil de origen debe observar, bajo responsabilidad, lo siguiente de forma literal;

a) Inform ar a el/la adolescente, sus familiares o tutores/as y abogado/a


defensor/a sobre el centro juvenil de destino, así como los motivos del tras­
lado. Por razones de seguridad, esta información puede ser proporcionada
instantes previos al traslado.

b) Permitir a el/la adolescente una comunicación con su familia o abogado/a


para informar sobre su traslado. Por razones de seguridad, esta información
se podrá brindar cuando se haya ejecutado el traslado.

c) Permitir a el/la adolescente llevar sus pertenencias personales indispensa­


bles o garantizar que las mismas lleguen a su lugar de destino en un plazo
no mayor de cinco días.

1 C O M IS IÓ N P R O V IS I O N A L P O R L A M E M O R IA -C P M . M a n u a l de m onitoreo de los lugares de


p riv a ció n de, lib erta d , 2 0 13 , p, 107. Recuperado de < http://ww w.com isionporlam em oria.org/com ite/
m for m e s/anu al es/m anual_m o nitor eo_cct_de_l a_cpm .pdP> .

k .7 8 0
Sección VII ART tb5

d) G arantizar el respeto de la dignidad, integridad y seguridad de el/la


adolescente.
e) Trasladar el expediente matriz de el/la adolescente. El/la director/a del cen­
tro juvenil receptor verifica la documentación. En caso de omisión informa
a la autoridad a cargo de los centros juveniles para la adopción de las me­
didas correctivas correspondientes.
Respecto a la resolución de traslado de un adolescente de un centro juvenil
a otro, el artículo 204 regula del Reglamente del Código de Responsabilidad
Penal de Adolescentes señala que debe ser dictada por la autoridad a cargo de
ios centros juveniles. Esta resolución debe ser fundamentada debidamente en
atención a uno de los ocho (08) supuestos establecidos en el numeral 165.2 del
código. Esta resolución debe fundamentar con individualización de el/la ado­
lescente, precisar el centro juvenil de destino y la razón del traslado que puede
tener diversas motivaciones desde hacinamiento del centro hasta por razones
de seguridad personal a solicitud del adolescente.

Según las reglas mínimas de las Naciones Unidas para la administración


de la justicia de menores, se reconoce que la juventud requiere particular aten­
ción y asistencia para su desarrollo físico, mental y social, necesitando a su vez,
protección jurídica en condiciones de paz, libertad, dignidad y seguridad [A.G.
res. 40/33, anexo, 40 U.N. GAOR Supp. (No. 53) p. 207, ONU Doc. A/40/53
(1985)]. Recordemos que la asistencia y protección tienen seis orientaciones
fundamentales que apuntan todas a “promover el bienestar del menor en la ma­
yor medida posible”.

En cuanto a las personas que cumplen los 18 años mientras se ejecuta su


medida de intemamiento, el numeral 165.3 dicta que permanecerán en el cen­
tro juvenil hasta el cumplimiento de la medida. Al respecto, el Comité de los
Derechos del Niño en su Observación General N° 10 “Los derechos del niño
en la j usticia de menores” señala que:

“Esta norma no significa que un niño internado en un centro para menores


deba ser trasladado a una institución para adultos inmediatamente después de
cumplir los 18 años. Debería poder permanecer en el centro de menores si ello
coincide con el interés superior del niño y no atenta contra el interés superior
de los niños de menor edad internados en el centro”.

Por su parte, la Corte lnteramericana de Derechos Humanos refuerza


la premisa anterior y recomienda que, cuando los adolescentes privados de

785 A
ART. 16Ü Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

libertad alcancen la mayoría de edad, se lleve a cabo una audiencia de revisión


para determinar si es necesario que se mantenga la privación de libertad o que
se pueda variar a una no privativa de la libertad.

Respecto a este punto, desde la perspectiva de la criminología del desarro­


llo, la adolescencia como etapa de vida no constituye una fase evolutiva unifor­
me que está diferenciada solo por las edades. Por el contrarío, en esta pueden
identificarse subetapas con características diferenciadas tanto a nivel físico,
cognítivo, psicológico y social, que marcan momentos y experiencias distintas
orientadas a la formación de la propia identidad y la autonomía como prepara­
ción a la vida adulta. Por ello, es importante que en las estrategias de resocia­
lización se contemplen, además del perfil de riesgo evaluado en el adolescen­
te, las características de maduración que definen estas fases de la adolescencia,
para brindar un adecuado tratamiento diferenciado

Q REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

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787 A
ART. 166 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

g Ü i f M S i CASOS ESPECIALES DE TRASLADO

166.1 Previo informe fundamentado del Centro Juvenil de origen


de las razones de seguridad que lo ameritan, el adolescen­
te que ha cumplido la mayoría de edad es trasladado a un
ambiente del Establecimiento Penitenciario que habilite el
Instituto Nacional Penitenciario para tal fin, siendo ubi­
cados en un ambiente especial que se encuentre separado
y sin contacto alguno con la población penal ordinaria,
donde continúa con su tratamiento individual
266.2 El ambiente debe contar con servicios adecuados para la
atención de los derechos del adolescente, de manera simi­
lar a todo Centro Juvenil La administración del ambiente
y el desarrollo del tratamiento individualizado se encuen­
tran a cargo del personal de la institución a cargo de los
Centros Juveniles.
166.3 La disposición de traslado es de carácter administrativa
y de competencia exclusiva de la institución a cargo de los
Centros Juveniles, que autoriza o deniega la solicitud de
los directores de los Centros Juveniles de origen. La deci­
sión es impugnable ante el Juez que otorgó la medida.
166.4 El traslado es revisable por la institución a cargo de los
Centros Juveniles, a los seis (06) meses, previo informe del
Equipo Interdisciplinario del Centro Juvenil.

S a n d y M a r tín e z J a ra
Fernando L iz á rra g a Girón

¥ Comentario

El traslado de un adolescente que ha cumplido la mayoría de edad debe de


ser acompañado del informe interdisciplinario que exponga adecuadamente los
motivos y la necesidad de esta decisión por parte de la institución a cargo de
los centros juveniles, que finalmente es quien autoriza la solicitud del director
del centro juvenil de origen.

Dicha decisión podría ser impugnada o revisada en la medida que pue­


da atentar contra el trato adecuado de las personas que hayan cumplido la

k 788
Sección VII

mayoría de edad durante el cumplimiento de su medida, y que no guarde co­


rrespondencia con el debido resguardo de sus derechos, que pueda afectar su
bienestar y que no guarde proporción con sus circunstancias como con las de
su infracción.

Un elemento que debería ser considerado en esta decisión es que afecte los
objetivos y los logros de la medida impuesta, suprimiendo el carácter pedagó­
gico de la medida y generando un impacto negativo en la persona.

El artículo 205 del Reglamento del Código de Responsabilidad Penal de


Adolescentes define que, para la ubicación de adolescentes en casos especia­
les de traslado regulados en el numeral 166.1 del Código, el Instituto Nacional
Penitenciario se encargará de habilitar temporalmente el ambiente en un esta­
blecimiento penitenciario de Lima. Esta habilitación se desarrollará, atendien­
do la disponibilidad de sus espacios y a las coordinaciones y gestiones previas
realizadas por la autoridad a cargo de los centros juveniles.

Cabe mencionar que la segunda disposición complementaria transitoria


del Reglamento del Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes formu­
la especificaciones para los casos especiales de traslado, estableciendo que se­
rán desarrolladas a través de convenios interinstitucionales entre la autoridad a
cargo de los centros juveniles y por el instituto nacional penitenciario.

0 REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

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Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

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compendium/S_Ebook.pdf.

Ik 7 9 0
Sección VIí APT 167

i.iáTlCÚLO ACTIVIDADES

167.1 Durante la internación son obligatorias las actividades


pedagógicas y las evaluaciones periódicas al adolescente
por elEquipo Técnico Interdisciplinario del Centro Juvenil,
así como su participación en programas psicoterapéuticos,
tratamiento de comportamiento, multisistémicos y los que
correspondan, atendiendo a un plan individualizado en el
que se tendrá en cuenta las condiciones personales del ado­
lescente, garantizándose sus estudios o la continuidad de
estos de ser el caso, así como su participación en progra­
mas orientados al desarrollo personal y a la preparación
para la vida laboral del adolescente.
167.2. En el caso de la internación preventiva, el desarrollo de las
actividades pedagógicas y los programas se desarrollarán
respetándose la presunción de inocencia y el consentimien­
to del adolescente, garantizándose el respeto al derecho a
la educación y a la salud.

S a n d y M a rtín e z J a ra
F e rn a n d o Lszárraga G iró n

► Comentario

En el artículo 167 se establece que en la ejecución de la medida socioedu-


cativa de internación son obligatorias las actividades pedagógicas y las eva­
luaciones periódicas al adolescente por el equipo técnico interdisciplmario del
centro juvenil. Las actividades y programas propuestos deben tener en cuen­
ta las circunstancias personales del adolescente y debe garantizar su acceso o
continuidad educativa de ser el caso, así como su participación en programas
orientados al desarrollo personal y su preparación para la vida laboral. Esto en
clara vinculación con las Reglas 79 de las Naciones Unidas para la protección
de los menores privados de libertad que señalan que:

“Todos los menores deberán beneficiarse de medidas concebidas para ayudar­


les a reintegrarse en la sociedad, la vida familiar y la educación o el trabajo
después de ser puestos en libertad. A tal fin se deberán establecer procedimien­
tos, inclusive la libertad anticipada, y cursos especiales”.
ART.167 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

A esto hay que añadir que es ineludible la participación del adolescente en


programas psicoterapéuticos, tratamiento de comportamiento, multisistémicos
y los que correspondan, atendiendo a un plan individualizado. Con respecto a
este punto, la investigación en 2013 de Santiago Redondo Illescas y Ana Mar­
tínez Catena sobre la evaluación criminológica de la justicia juvenil en Espa­
ña1, ha resaltado que la mayoría de factores de riesgo relacionados con la ma­
yor probabilidad de comportamiento y/o comisión de actos delictivos está rela­
cionada con carencias de tipo educativas, que concretamente tiene que ver con
fracaso escolar, absentismo, bajo rendimiento escolar y déficit en la habilidad
lectora. Sin embargo, al mismo tiempo, destacan que la atención de estas ca­
rencias no es condición suficiente para lograr el abandono completo de la ac­
tividad delictiva.

Esto último se entiende mejor cuando tomamos en cuenta que el proceso


de reinserción social no solo debe buscar la prevención de nuevos delitos, sino
una reestructuración completa del comportamiento actitudinal y emocional de
los menores, como condición necesaria para su reinserción en la sociedad.

En tal sentido, en cada uno de estos programas o intervenciones propues­


tos en el artículo 167 se busca atender y reducir de manera eficaz los factores
de riesgo de los adolescentes desde diversos grupos de actividades.

En relación a las actividades laborales, Santiago Redondo illescas y Ana


Martínez Catena sostienen que la mayoría atienden necesidades de formación y
entrenamiento orientados a una futura actividad laboral. Esto se basó en inves­
tigaciones que demuestran la dificultad, incapacidad o pocas posibilidades para
conseguir un empleo y mantenerlo por parte de los adolescentes, lo que cons­
tituye un gran factor de riesgo que puede derivar en una conducta delictiva. La
intervención debe tener como objetivo reducir al máximo las probabilidades de
este factor de riesgo y, al mismo tiempo, aumentar el nivel de satisfacción y/o
sensación de realización personal de los menores.

En cuanto a educación psicosocial consiste en la implementación de ta­


lleres y actividades dirigidas al mejoramiento de las habilidades para la inte­
racción social en la vida cotidiana. Así, la investigación señala que las áreas
comprendidas fueron: capacitación doméstica, educación sexual y afectiva,

1 Cuadernos de Política Criminal. Número 110, 11, Época II, septiembre 2013, pp. 189-220.

Ik 7 9 2
Sección VII mR T I j

seguridad vial, educación maternal, pensamiento creativo, autogeneración de


un proyecto de vida, autonomía personal, entre otros.

Las intervenciones psicoterapéuticas y tratamientos se orientan a atender


problemas de maltrato familiar, consumo de sustancias tóxicas ilícitas, agre­
sión sexual, conductas violentas y pertenencia a bandas delictivas juveniles.
Se trata de gestionar el riesgo de reincidencia, interviniendo y dirigiendo dife­
rentes soluciones a los principales factores de riesgo que de manera más con­
creta o directa contribuyen al mantenimiento de la actividad delictiva juvenil,
estos son, factores de riesgo de tipo personal como, por ejemplo, la personali­
dad del individuo infractor, déficit cognitivo, dificultades intelectuales u otros
aspectos que afectan la conducta como violencia infantil o consumo de alcohol
y otras drogas.

De otro lado, están las intervenciones en salud y trastornos mentales diri­


gidas a aquellos menores con patologías como depresión, ansiedad, esquizofre­
nia, tendencias suicidas y drogadicciones. Este tipo de intervención se sustenta
en estudios y evidencia internacional que considera estos problemas como fac­
tores de riesgo para la conducta delictiva juvenil.

En relación a las actividades de ocio y tiempo libre, tienen el fin de proveer


métodos de mejor administración del tiempo, que combinadas con las activida­
des antes mencionadas, intentan desactivar conductas de ocio que conlleven o
deriven en actos delictivos. Esta intervención introduce patrones de diversión
socialmente apropiados.

Es importante resaltar para nuestro caso, que sosteniéndose en las reco­


mendaciones -principalm ente- de la terapia multisistémica, las intervenciones
deben procurar tener como objetivo ofrecer programas de mediación y resolu­
ción de conflictos y mejora de habilidades de comunicación de modo conjunto
con los menores y sus familias.

Desde esta perspectiva, los programas de reinserción social dirigidos a


los adolescentes infractores deben estar orientados a intervenir en aquellos
factores que facilitaron su participación en conductas delictivas. Para esto,
una estrategia efectiva es aquella que considera las necesidades específicas
de cada adolescente y diseña intervenciones de manera diferenciada, como
lo sugiere el plan de tratamiento individual que propone el Código de Res­
ponsabilidad Penal de Adolescentes. Sin embargo, esto solo es posible si se
conocen esas necesidades específicas, los factores de riesgo y de protección

793 J t
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

del adolescente, que exigirá una evaluación integral por parte del equipo téc­
nico interdisciplinar

Al tener en los programas de orientación como una de sus premisas fun­


damentales la aproximación a las características más recurrentes de los adoles­
centes que se encuentran internos en los centros juveniles y explorar los fac­
tores que incrementan la probabilidad de reincidir, se convierten en dos piezas
claves para diseñar intervenciones integrales y diferenciadas, y conseguir el fin
último del sistema de justicia juvenil, la reinserción social efectiva de los ado­
lescentes en conflicto con la ley penal.

De otro lado, en el caso de la internación preventiva, el desarrollo de las


actividades pedagógicas y los programas se desarrollarán respetándose la pre­
sunción de inocencia y el consentimiento del adolescente, garantizándose el
respeto a.1 derecho a la educación y a la salud.

Finalmente, es importante señalar que la duración e intensidad de las inter­


venciones y actividades que se desarrollen deben planificarse en base al nivel
de riesgo previamente evaluado en el adolescente.

0 REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

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k 794
Sección Vil AR1 16

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795 jS.
SECCIÓN VIII
EJECUCIÓN DE LAS M ED ID A S
SOCIOEDUCATIVAS
TÍTULO I

D ISPO SIC IO N ES GENERALES

a a c U lO 'M FIN ALID AD

168.1 La ejecución de las medidas socioeducativas tiene por ob­


jetivo la reinserción social del adolescente, en atención a su
interés superior, a través de los programas de orientación y
formación que le permitan su permanente desarrollo personal,
familiar y social, así como el desarrollo de sus capacidades.
168.2 Los adolescentes reciben los cuidados, la protección y la
asistencia necesaria, ya sea social, educacional, profesio­
nal, sicológica, médica ofísica, en atención a su edad, sexo
y personalidad y en interés de su adecuado desarrollo.
168.3 Se garantiza una intervención adecuada a las necesidades de
los adolescentes, estableciendo, con su participación, metas
y procesos para el logro de sus objetivos, así como el dere­
cho de los padres o tutores a participar del proceso, siempre
que no sea contrario al interés superior del adolescente.
168.4 Asimismo, se fomenta la cooperación entre los Ministe­
rios e instituciones competentes, para brindar formación
académica o profesional adecuada, a fin de garantizar su
educación.

Manuel Bermúdez Tapia*


1

► Comentario

1. La reinserción social

Cuando se analiza la objetividad del Decreto Legislativo N° 1348, Código


de Responsabilidad Penal de Adolescentes, en adelante CRPA (07/01/2017),

799 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

podemos ubicar una serie de contenidos normativos incongruentes con el pro­


pio contenido de la norma así como con otras normas de carácter penal’, en par­
ticular con respecto del Código Penal y con la misma Constitución.

En este sentido, podemos ubicar algunos puntos críticos en el contenido


del Código de Responsabilidad Penal del Adolescente, como:

a) En el tratamiento de la ‘‘reinserción so ciar, se hace una equivalencia entre


el “adulto que ha cometido un delito” con un “adolescente que ha cometido
una infracción” , conforme al inciso 1 del artículo I del Título Preliminar del
mismo CRPA porque el “sujeto” evaluado no tiene la capacidad legal para
ejecutar un acto que implique un comportamiento doloso, pero el procedi-
minento debe cumplir con las mi smas garantías que le asisten a cualquier
persona adulta12.
En este contexto estamos ante una situación procesal especial y particular
propia de un contexto autónomo donde el constitucionalismo permite re­
saltar la especial condición del adolescente, respecto de la ejecución de un
procedimiento jurisdiccional de naturaleza penal.
b) Por tanto, si son diferentes un “delincuente” de un “adolescente infractor”,
¿porqué se le debe aplicar al segundo una medida como la de “reinserción
social, que implica necesariamente una condición de “intemamiento” equi­
valente a una privasión de libertad?-3

Como se puede observar en este contexto, hay un error de corte criminoló­


gico y de política pública punitiva en esta determinación y lo que en esen­
cia se pretendió generar es una acción que procure reencausar el compor­
tamiento del adolescente infractor4, si las acciones que hubiere cometido
no se involucran con lo detallado en el artículo 74 del CRPA.

1 MONTERO HERNANZ, Tomás. La justicia penal juvenil en España, Editorial Club Universitario,
Alicante, 2000, p. 466.
2 MARGÓN , Osvaldo. Jóvenes en situación de. conflicto penal: ¿ Cómo relatan sus historias?: análisis
y prospectivas desde la Justicia Juvenil Restaurativa. Buenos Aires, Teseo, 2011, p, 100.
3 VELAZ DE MEDRAN O, Consuelo. Educación y protección de menores en riesgo. Un enfoque
comunitario. Barcelona, Editorial Grao, 2009, p. 202.
4 L1 CHTNG CÉSPEDES, Ronald. Psicología forense: principios fundamentales, EUNED, San José
de Costa Rica, 2005, p. 70.

ooo
Sección VII AHT 1GÍ

En tal sentido, la identificación equivocada de “infracción” con “delito”


provoca un desarrollo neglitente de la “reinserción social” porque ello im­
plica una evaluación contraria a los parámetros de control social (i) y con­
trol punitivo del Estado (ii) que sólo los adultos pueden ejecutar y permite
detallar que la ley no logra afrontar eficientemente la presión social ante la
necesidad de regular punitivamente las acciones delincuenciales ejecutadas
por adolescentes5.

Un adolescente infractor por su propia condición limitada en el manejo de


su capacidad frente al contexto social y legal comete una “infracción” y
como tal no puede aplicarse el poder punitivo del Estado y por ello la dife­
renciación entre los contextos de aplicabilidad de una “pena” y “sanción”
en el contexto represivo de la criminalidad que regula un Estado.

c) La reinserción social implica un comportamiento premeditado y contrallo a


los contextos de las costumbres y prácticas socio culturales de una comuni­
dad que son reguladas en un contexto normativo penal, cuyo conocimiento
implica la legitimidad de una medida punitiva.

En palabras de José Luis Manzanares, “la reeducación y reinserción social


no se entienden como buena conducta en el amplio sentido todavía presen­
te en la regulación de la libertad condicional, sino en el del respeto a las
normas penales como expresión de las mínimas exigencias irrenunciables
para la convivencia ordenada”6; argumento que nos permite detallar que
dicho patrón no puede ser impuesto en la justicia penal juvenil.

El adolescente no puede llegar a conocer el sistema normativo penal por


lo que plantear aplicar el método de la “reincersión social” en este ámbito
nos permite detallar un error en la evaluación del propio sistema de justicia
penal juvenil.

5 MATHIESEN, Thomas. “The rule of íaw under pressure”. En: Centro de Investigación en Política
Criminal, Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 2014, p. 64.
6 MANZANARES SAMANIEGO, José Luis. “La reinserción social de los terroristas”. En: La cri­
minalidad organizada ante la justicia. Gutiérrez-Alviz Conradi, Faustino Sevilla, Universidad de
Sevilla, 1996, p. 14.

SOI A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

d) Respecto del alcance punitivo, entre un año a seis años, conforme al artículo
163 del CRPA, podemos detallar que la edad del adolescente infractor su­
giere la necesaria evaluación de:

- Un perfil personal.

- Una evaluación psicológica.

- Una evaluación de las acciones de proyección socio familiar del ado­


lescente infractor.

Contexto que genera una condición contradictoria porque a mayor “edad”


el adolescente infractor tiene una mejor y mayor capacidad para evaluar
su comportamiento antisocial y ello difere de un adolescente de “menor”
edad.

Así un adolescente de doce (12) años puede ser sentenciado a un intema-


miento de seis (06) años pese a que no ha íbgrado comprender el verdade­
ro alcance negativo de su comportamiento ante la sociedad y ante la ley;
muy por el contrario una persona de diecisiete (17) años puede ejecutar
una acción de mucha incidencia criminológica, como actos de sicariato o
de violación sexual y su internamiento estará condicionado en función de
su edad ante la evaluación de una responsabilidad ante la ley penal, y no
propiamente dicho ante el CRPA.

En esta misma situación evaluativa está Federico Espuny quien detalla tres
niveles de adolescentes infractores7:

- El adolescente infractor ocasional, vinculado sobre todo a la ejecución


de delitos leves o de mediana gravedad.

- El adolescente infractor de transición, afectado principalmente por su


contexto socio familiar que incide en su comportamiento aritisocial.

- El adolescente infractor de condición, cuya condición psicológica lo


involucra en una constante vinculación con el sistema de control y pu­
nición del Estado.

7 ESPUNY, Federico Diego. “La intervención con menores infractores”. En: Justicia con menores,
menores infractores y menores víctimas. Martín López, María Teresa, Ediciones de la Universidad
Castilla-La Mancha, Cuenca, 2000, pp. 73 y 74.

1%. 802
Sección VII ART. 16£

En tal sentido, al cumplimiento de los dieciocho años, automáticamente a


esta persona se le considera sujeto adulto y capaz de asumir una responsa­
bilidad penal con lo cual puede aplicársele las sanciones detalladas en el
artículo 163 del CRPA, que difieren de los alcances punitivos del Código
Penal, pese a la gravedad de los delitos cometidos.

Una incongruencia que se genera por la incorrecta evaluación de la capa­


cidad del adolescente en el ámbito legal sin tomar en cuenta el propio de­
sarrollo personal en lo psicológico, en lo social y en lo familiar.

e) La gravedad adicional con la evaluación de la capacidad civil generada por


la legislación civil.

A la aprobación del Decreto Legislativo N° 1377, la incapacidad de las per­


sonas mayores de dieciséis (16) años cesa por matrimonio o por obtener
título oficial que les autorice para ejercer una profesión u oficio, conforme
el artículo 46 reformulado.

Adicional a ello, se detalla que los mayores de catorce (14) años dejan de
ser incapaces a partir del nacimiento de un hijo o una hija y con ello sur­
ge una contradicción entre la normatividad penal y civil, como si el ado­
lescente pudiera tener dos comportamientos totalmente diferentes según el
contexto.

Bajo esta regla, si un adolescente adquiere la capacidad legal y no cumple


los dieciocho (18) años deberá ser tratado como adulto y se le aplicará el
Código Penal, situación que el legislador no tomó en cuenta al regular sus
desaciertos en el ámbito de la capacidad civil del adolescente.

Sobre estos puntos críticos, podemos detallar la evaluación conceptual de


la reinserción social, que deberá comprender:

a) La pena impuesta debe involucrar una condición punitiva que no limita la


condición social del condenado.

Un factor que rio puede aplicarse al ámbito del CRPA, pero que puede
adaptarse más aún cuando el adolescente infractor sigue siendo parte de la
sociedad.

En este punto, conforme al artículo N° 176 del CRPA, podemos detallar


la excepcionalidad de la norma ante casos de adolescentes con psicopa­
tía, dado que este trastorno puede ser acreditado en la edad juvenil de una

803 J
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

persona a través del PCL: YVS; por tanto, en estos casos la solución no está
vinculada al contexto de intemamiento temporal, sino a la atención clínica
y psiquiátrica.

b) La condena impuesta en la sentencia no debe involucrar sólo una condición


limitativa de la libertad ambultatoria porque de lo contrario podría generar
una condición mucho más violenta en el condenado, con lo cual surge una
contradicción al fin de la pena de ser “rehabilitado!”.

Factor que se agudiza si se toma en cuenta que toda la región latinoameri­


cana el panorama es deficiente89, tanto a nivel de estructura, de legislación
aplicable y de métodos de ejecución de programas de atención a una po­
blación de recluidos penitenciariamente, que en el caso de adolescentes in­
fractores sigue el mismo patrón referencial.

Por ello, las medidas de intemamiento en el caso de adolescentes infracto­


res en ambientes equivalentes a centros de reclusión resultan disfunciona-
les en un contexto en el cual el menor de edad (porque lo es aún) está en
proceso de formación personal, donde va generando un perfil psicológico
y conductual ante otros y ante la misma ley.

Este punto permite detallar que las medidas de intemamiento resultan


disfuncionales en un contexto de una política pública punitiva porque al
final no se ha ejecutado una medida disuasiva de control penal (i), no se
ha ejecutado una medida de represión penal (ii) ni se ha ejecutado una
medida de condicionamiento social para reprimir conductas típicas en el
ámbito penal (iii).

En este punto, Marcelo Aebi, sobre la base de los argumentos de Baratía,


sostiene la necesidad de una reforma total de las políticas criminales en la
región, porque estas responden a una estructura socio económica de una so­
ciedad capitalista, que al no ser eficiente permite el planteamiento de su abo-
lución10. Sin embargo, desde nuestra perspectiva, al no existir “otro método

8 RAINE, Adrián y SANMARTÍN, José, Violencia y psicopatía. Barcelona, Ariel, 2008, p. 29.
9 RICO, José María. Justicia penal y transición democrática en América Latina. Siglo XXI Editores,
México, 1997, p. 269.
10 AEBI, Marcelo. “Crítica de la criminología crítica: una lectura esceptica de B arate”. En: Serta. In
memoriam Álexandri. Baratía. Pérez Alvarez, Fernando, Universidad de Salamanca, Salamanca,
2004, p. 46.

Ik 804
Sección V il

de solución”, no resulta válido el planteamiento de un sistema carcerlario,


en particular en el contexto de la delincuencia en adolescentes infractores.

c) La reinserción social involucra necesariamente que el delincuente mantenga


una condición de “sujeto social” y para ello se deberá generar lo dispuesto
por el inciso 22 del artículo artículo 139 de la Constitución.

En tal sentido, las cárceles no pueden ser depósitos11 de personas a los cua­
les se les limita derechos porque se genera una condición negativa a la fi­
nalización de la condena, provocándose un peligro social mayor al inicial.

En el caso de adolescentes infractores, la reinserción social implica:

- Una limitación en la comunicación y crianza con los progenitores, con


lo cual el desarrollo psicológico y socio familiar ya es condicionado
negativamente.

- Una condición de estigmación social que va provocando un contexto


psicológico impredecible en el adolescente infractor.

Una condición de proximidad a suj etos con mayor incidencia delincuen-


cial, con lo cual prácticamente el Estado está asumiendo una condición
de generación de nuevos criminales, conforme a la teoría de Sutherland,
porque el sistema permite que se aprenda a robar y consumir drogas por
medio de la integración a grupos delictivos1112.

- Una condición social que no ha involucrado ninguna acción efectiva


por parte del Estado en la atención del problema humano que involucra
atender adolescentes infractores porque de lo contrario ya se hubiera
generado desde el 2017 una ación objetiva y estructural a favor del tra­
tamiento de estas personas consideradas sujetos de derechos; situación
que no ha sucedido.

11 ANGU1TA, Eduardo y CECCHINI, Daniel. Cárceles, otro subsuelo de la patria. Penguin Random
House, Buenos Aíres, 2017.
12 COOPER MAYR, Doris. Delincuencia y desviación juvenil. Editorial LOM, Santiago de Chile,
2005, p. 519.

805 A
Coméntanos al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

2. El desarrollo personal, familiar y social del adolescente infractor

Frente al contexto que involucra la participación de un adolescente en


una situación de naturaleza criminológica corresponde detallar dos contextos
particulares:

♦ El contexto del adolescente antes de la determinación de una condición pu­


nitiva de parte del Estado.

El mismo que se divide en dos contextos sobre la base de la referencialidad


del “hecho criminológico” , por cuanto la naturaleza jurídica de este suceso
no puede estar condicionado a la condición del agente.

Así la “acción” debe ser calificada como grave por la sociedad y está des­
crita en una norm a penal como punible y sólo en dicho contexto es posible
evaluar al “agente”, el cual por su condición de minoría de edad debe ser
conducido de modo diferente al de una persona capaz, porque materialmen­
te no puede comprender los alcances de sus actos, conforme la teoría de la
“capacidad legal”.

El “hecho típico”, por tanto, permite identificar dos contextos, sobre la base
de una proyección temporal sobre el comportamiento de un adolescente que
ha cometido una infracción, conforme la posición de Federico Espuny13:

- El desarrollío personal, familiar y social de un adolescente que en si­


tuación extraordinaria comete una infracción penal.

En forma equivalente a lo que sucede cuando un adulto comete un de­


lito en una situación extraordinaria, que debería ser el modo usual en el
cual el delito se ejecuta, en el ámbito del desarrollo de un adolescente
si este ejecuta una acción indebida calificada negativamente por la le­
gislación penal debe tenerse en cuenta:

® El factor de su propias condiciones personales, en el ámbito del de­


sarrollo de su personalidad, comportamiento social y condiciones
psiquiátricas.

13 ESPUNY, Federico Diego, “La intervención con menores infractores”. En: Justicia con menores,
menores infractores y menores víctimas. Martín López, María Teresa, Ediciones de la Universidad
Castilla-La Mancha, Cuenca, 2000, pp. 73 y 74.

k 806
Sección VII ART. 168

® El contexto de su desarrollo y crecimiento en un ambiente socio


familiar.

® La proyección de su propio comportamiento en el ámbito social,


educativo y productivo.

Una evaluación en estos niveles permitiría determinar un mejor meca­


nismo de represión a una conducta punible en el ámbito penal, sin la
condición tan restrictiva de un intemamiento en un centro juvenil.

Fundamentamos nuestra apreciación sobre la base de la evaluación de


la “persona”, en este caso un adolescente y el “centro” en el cual será
“atendido” el adolescente infractor, el cual no constituye ninguna ga­
rantía de rehabilitación o readaptación social.

- El desarrollo personal, familiar y social de un adolescente que comete


una infracción penal influenciado por un contexto negativo.

A diferencia del punto anterior, en estos contextos el adolescente infrac­


tor es ubicado en un ambiente criminológico negativo el cual incidirá
en su de desarrollo personal, porque:

® Sus condiciones personales estarán supeditadas al ámbíente en el


cual se desarrolla tanto en lo familiar, en lo social, en lo productivo
en el contexto económico.

Las condiciones económicas, sociales, culturales de la familia inci­


den negativamente en el desarrollo de un adolescente y frente a este
ámbito, el comportamiento mostrado es de mucha mayor peligrosi­
dad que el de un adolescente que ha ejecutado una acción negativa
en forma extraordinaria.

Dicho punto de apreciación genera dos ámbitos totalmente diferen­


ciados, pero el actual sistema de evaluación de los equipos técni­
cos interdisciplinarios poco pueden ejecutar si se observa que en el
CRPA sólo hay centros juveniles que aplican el mismo método de
ejecución de sanciones.

e El contexto de necesidades insatisfechas en el ámbito económico,


social y cultural.

807 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Bien es sabido que los ambientes económicamente deprimidos o de


necesidad extrema se convierten en áreas en las cuales la criminali­
dad, de alta referencialidad social, son registrados.

En este contexto, delitos de cuello blanco son excluidos de estos


contextos porque se vinculan a otros contextos que configuran su
condición criminológica.

Por ello, la referencia proporcional entre “ambientes socio econó­


micos deprimidos’5con “criminalidad” resulta importante a detallar
cuando se analiza el desarrollo de adolescentes que pueden verse in­
mersos en comportamientos reprimidos por la ley penal.

Ante estas situaciones, la limitación de los derechos de los progeni­


tores no está siendo analizada en el CRPA, porque el legislador no
ha tomado en cuenta este punto.

• La proyección de su propio comportamiento en el ámbito social,


educativo y productivo.

Complementariamente a los dos puntos precedentes, un adolescen­


te que se cría y se desarrolla en ambientes donde la actividad de-
lincuencial es cotidiano (i), o donde se registra un contexto de vio­
lencia social constante (ii) o donde las necesidades económicas no
puedan ser atendidas por imposiblidad de acceder a un sistema pro­
ductivo en lo laboral o en lo económico (i ii) prácticamente estará
condicionado a ejecutar una infracción y su inserción al ámbito de
la criminalidad se vuelve predecible.

- El contexto del adolescente después de la determinación de una condi­


ción punitiva de parte del Estado.

Al ejecutar una sanción de internación al adolescente infractor se le apli­


can medidas punitivas equivalentes a las de un adulto y por eso es que en
la bibliografía nacional no es posible identificar un autor o referencia que
detalle la naturaleza jurídica diferente a la de una “pena” al acto de inter-
namiento de un adolescente infractor.

Por tanto, la sanción impuesta no sólo cumple una función punitiva, sino
también cumple una condición negativa en el desarrollo formativo de una
persona a nivel psicológico, social y productivo.

k808
Sección VII ART. 168

3. Las medidas socioeducativas

Se identifican las siguientes medidas socioeducativas: la amonestación (i),


la libertad asistida (ii), la prestación de servicios a la comunidad (iii) y la liber­
tad restringida, detallados en un orden ascendente en cuanto a la gravedad del
hecho evaluado.

La gravedad del hecho ejecutado es inevitablemente un elemento de eva­


luación que incide en la imposición de alguna de estas medidas y luego de ello
es que recién se evalúa individualmente al adolescente infractor.

Por eso bajo esta condición resulta cuestionable el modo en el cual se


ha evaluado legislativamente estas medidas punitivas y se les ha identificado
como “socio educativas”, trastocando su propia condición terminológica, la
cual puede ser evaluada en el siguiente cuadro:

Parece inevitable que en la sociedad actual un adolescente se involucre en


actividades de naturaleza delictiva, sea en forma individual (i) o en forma co­
lectiva con otros adolescentes (ii) o con mayores de edad (iii), pero su trata­
miento no puede tener el mismo alcance punitivo que el que se desarrolla con
respecto de una persona adulta.

La equivalencia no es viable y no logra tener una validación objetiva,


porque:

14 VIÑAR, Marcelo. Mundos adolescentes y vértigo civilizatorio. Ediciones Trilce, Montevideo, 2009,
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

15 ESPUNY, Federico Diego. "Los programas para menores en conflicto en Castilla-La Mancha”. En:
La responsabilidad pena! de los menores. Martín López, María Teresa. Ediciones de la Universidad
de Castilla-La Mancha, Cuenca, 2001, p. 198.
1ó LONDOÑO, David y OSPINA, Héctor. “La alfabetización crítica: requerimiento social”. En: Peda­
gogía crítica latinoamericana y género. Ramírez-López, Camilo Andrés, Siglo del Hombre Editores,
Bogotá, 2016, p. 230.

iksio
Sección VII ART. 168

Sobre lo detallado, entonces consideramos que el CRPA no ha mejorado


ningún elemento criminológico en la evaluación de los adolescentes infractores.

4. La atención estatal en el ámbito educacional, profesional, psicológico,


médico o físico del estado a los adolescentes infractores,

De modo sistemático, este punto nos permite sostener:

a) La evaluación de los objetivos de reinserción social con respecto de la aten­


ción brindada por el Estado no garantizan una reinserción social en los ado­
lescentes infractores, en forma general y programática.

Las excepciones a este punto, sin embargo, pueden ser acreditadas y consi­
deramos que estas pueden verse en situaciones en las cuales la excepciona-
lidad de los hechos permite identificar a un adolescente ajeno a un contexto
de violencia familiar o de un ambiente próximo a contextos delincuenciales.

b) La condicionalidad social que incide en la actividad delictiva.

En el ámbito criminológico para adultos el Estado está demostrando una


incapacidad referencial en la atención de la criminalidad, en la rehabilita­
ción de los condenados y en la disminución de los factores que inciden en
el desarrollo de ambientes delictivos.

Si ello sucede con “adultos”, la gravedad del caso se ve reflejado también


en el contexto de la evaluación de adolescentes infractores y esto porque el
Estado no ha tomado en cuenta que el desamollo del contexto sociofamiliar
y productivo de dicho menor de edad involucra a una familia, la cual no
siempre genera un ambiente idóneo.

c) La atención a psicópatas sociales.

Al atenderse casos de sicarios juveniles y de adolescentes con un registro


delictivo numeroso es posible detallar el modo en el cual el Estado ejecu­
ta a través de sus órganos jurisdiccionales y especializados una evaluación
psiquiátrica a estos adolescentes.

Un problema que permite destacar la importancia de las evaluaciones que


deben desarrollarse en este tipo de situaciones, porque los grados de com­
portamiento y conducta social permiten identificar a una persona en dife­
rentes niveles de capacidad legal, pero también en diferentes niveles de ca­
pacidad psicológica.

sn A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

d) ¿Es posible limitar derechos de los progenitores en función a sus condicio­


nes personales?
Conforme los puntos precedentes, podemos señalar que el CRPA no invo­
lucra a los progenitores, quienes tienen un nivel de responsabilidad en el
desarrollo y formación del adolescente que ha ejecutado una acción con­
traria a la. ley penal.
Sin embargo, la excepcionaíidad de estas situaciones permite detallar tres
niveles en los cuales se puede evaluar el comportamiento de los progenito­
res en la acción ejecutada por un adolescente infractor para así analizar los
derechos paterno filiales que corresponden.

- Restricciones parciales
Donde puede registrarse una ausencia de responsabilidad de los progeni­
tores en la comisión de la infracción por parte del adolescente infractor.

Así la restricción impuesta se deduce de la condición indirecta que se


genera el acto de la punición al menor infracción.
- Restricción total individual
Cuando se detalla un nivel de referencia directo y personal en un pro­
genitor con la comisión de una infracción por parte del adolescente.

- Restricción total a los dos progenitores


Cuando los dos progenitores han provocado un contexto en el cual el
adolescente infractor ha desarrollado la infracción.

e) La interacción de las entidades del Estado en un contexto de incomunica­


ción formal y programático

Un punto referencial sobre la cual se observa un nivel de sanción aplicable


al funcionario público que no participa en este proceso, pero sobre la cual
se puede detallar su alcance lírico e insostenible por cuanto la norma se
convi erte en una norma penal en blanco que requiere ser precisado y que a
la fecha no ha sido detallado.

Complementariamente por acción directa del principio de legalidad no re­


sultaría posible detallar algún nivel de punición contra un funcionario pú­
blico que no logra complementar los actos de su entidad pública en el de­
sarrollo de la jurisdicción penal juvenil.

k . 812
Sección VII

0 REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

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Serta, in memoríam Aiexandri Baratía. Pérez Álvarez, Fernando, Universidad de Salamanca,
Salamanca, 2004.
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* COOPER MAYR, Doris Delincuencia y desviación juvenil. Editorial LOM, Santiago de Chile, 2005.
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comunitario. Barcelona, Editorial Grao, 2009.
« VIÑAR, Marcelo. Mundos adolescentes y vértigo civiiizatorío. Ediciones Trilce, Montevideo,
2009.

813 jé
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

P LA N D E TRATAM IENTO IN D IV ID U A L

169.1 La ejecución de las medidas socioeducativas se realiza me­


diante un plan de tratamiento individual para cada ado­
lescente. La elaboración del plan se encuentra a cargo de
personal especializado del Centro Juvenil o del Servicio de
Orientación al Adolescente y debe comprender todos los
factores individuales del adolescente, especificar los obje­
tivos del tratamiento, el plazo y los medios, etapas y fases
en que haya que procurar dichos objetivos.
169.2 Emitida la sentencia que establece la medida socioeduca-
tiva, el Juez debe notificar de inmediato, o en un plazo no
mayor de tres (03) días hábiles, al Centro Juvenil, el Servi­
cio de Orientación al Adolescente o el que haga sus veces
con la finalidad de dar inicio al cumplimiento de la medi­
da socioeducativa.
169.3 Recibida la notificación, el Equipo Técnico Interdiscipli-
nario del Centro Juvenil elabora el Plan de Tratamiento
Individual en un plazo no mayor de quince (15) días natu­
rales, bajo responsabilidad funcional, tomando como re­
ferencia el Informe del Equipo Técnico Interdisciplinario
del Poder Judicial. Para su elaboración, se debe considerar
la participación del adolescente.
169.4 El Plan de Tratamiento Individual del adolescente debe
contemplar lo siguiente:
1. Considerar la finalidad de la o las medidas impuestas
por el Juez competente,
2. Tener en cuenta las características particulares del ado­
lescente infractor al momento de la ejecución de la me­
dida socioeducativa.
3. El(los) programa(s) específicos que debe desarrollar el
adolescente.
4. Contener una descripción clara y detallada de los obje­
tivos del(los) programáis).
5. Señalar la forma y condiciones en que debe cumplirse el
tratamiento.
6. Indicar el nombre de la institución en la que el ado­
lescente cumplirá el tratamiento, especificando si es
pública o privada, así como la metodología de segui­
miento y evaluación.

k 814
Sección Vil ART, 169

169.5 Elaborado el Plan de Tratamiento Individual, es remitido


al Juez que impuso la medida socioeducativa, para su co­
nocimiento y supervisión de la ejecución.
169.6 El Plan de tratamiento Individual debe ser puesto inme­
diatamente en conocimiento del adolescente, sus fam ilia­
res, tutores o responsables.

© Manuel Bermúdez Tapia


^ Comentario

1. El plan de tratamiento individual

Cuando se ejecuta la evaluación del “'tratamiento individual” a un adoles­


cente infractor se deben detallar elementos que inciden en su ámbito socio fa­
miliar porque sobre este contexto es que se puede determinar su perfil psicoló­
gico y psiquiátrico.

De este modo, se debe evaluar complementariamente:

CONTEXTO SUCIO PAMÍLIAB


SOBRE LA BASE DE LA EVALUACION PE LA
EVALUACION PSIQUIATRICA’
ESCALA DE REAJUSTE PERSONALIDAD
SOCIAL1

Evaluación g ¡j! portr gu cada Sg naco una evaluación psicolu- Se ejtíUJibii tívarjaoionas mtííii-
progenitor gica consistente en varios estu- co biológicas para determinar las

■V I s f tíb ; ÓC iiris V f C C próximo a. las condiciones del y psiquiátricas del adolescente.123

1 AIKEN, Lewis. Test psicológicos y evaluación. Pearson Educación, México, 2003, p. 365.
2 ARAGON, Laura y SILVA, Arturo. Fundamentos teóricos de la evaluación psicológica. Editorial
Pax México, México, 2002, p, 17,
3 ARANGO, Juan; ROMERO, Ivonne; HEWITT, Nohelia y RODRÍGUEZ, Walter. Trastornos psico­
lógicos y neitropsicológicos en la infancia y la adolescencia. Editorial El Manual Moderno, México,
2018.

Si 5 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Sin embargo, esta evaluación exige una participación de varios profesio­


nales y un relativo período de tiempo, el mismo que no ha sido detallado en la
bibliografía local, con lo cual se puede plantear hipotéticamente el actual mé­
todo de evaluación personal, al adolescente infractor.

Ante la ausencia de un personal compuesto por psicólogos, psiquiatras y


aistentes sociales, en cada distrito judicial del país que pueda ejecutar esta eva­
luación, consideramos que la ejecución de propuestas de tratamiento son plan­
teadas de modo teórico, pero no de modo aplicativo.

Así, de un estudio sistematizado entre lo psicológico y en lo educativo,


sobre la base de las funciones asistenciales del Estado en la jurisdicción penal
juvenil4, se pueden plantear alternativas de reinserción social del adolescente
infractor, como:

4 Sobre la base de una interpretación de los alcances de la Convención sobre los Derechos del niño
Sección VII

A corto plazo • Amonestación Readaptación social inmediata


^ ^ V t ^ .'V'v‘-;V’¿ s o b r e la base de ia evaluación de!
hecno que no cebe tener un al-
canes negativo gravo o compiejo.
d o s a ia Atención vinculado ai tratamiento;:
comunidad pedagógico y proactivo del ado*
iivtóívi:v;Ir;v ■ ;>0 ;■'vVíé'Scéntó;■■eh;-ün-:igbñté'xtióí'cíeip.^^
V;;;;.-: ctivió^personálv: ,v" \i:iv :; V
v C o n t í í c i o n a m i e n l o negarivo y.
i í - ^ ’v ^ y f■yeipné$íí ■xom^ríamiéntois;/
stáM t i /boniratiDs'aí 01:deri $oijia!, ón::
V'i ;'V >";h ■VV.V

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

■ AIKEN, Lewis. Test psicológicos y evaluación. Pearson Educación, México, 2003.


= ARAGÓN, Laura y SILVA, Arturo. Fundamentos teóricos de ia evaluación psicológica. Editorial
Pax México, México, 2002.
» ARANGO, Juan; ROMERO, Ivonne; HEWITT, Nohelia y RODRÍGUEZ, Walter. Trastornos
psicológicos y neuropsicoiógicos en ia infancia y la adoiescencia. Editorial El Manual Moderno,
México, 2018.

817 A
ART. 170 i Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

1 .0 ® COMPETENCIA DEL JUEZ DURANTE LA EJECUCIÓN

170.1 El Juez de juzgamiento es el encargado de controlar la


ejecución de las sanciones impuestas al adolescente, bajo
responsabilidad funcional. Tiene competencia para resol­
ver los incidentes que se susciten durante la ejecución y
para controlar el cumplimiento de lafinalidad de esta eta­
pa, garantizando el respeto de los derechos fundamentales
del adolescente.
170.2 Son atribuciones del juez:
1. Verificar que el plan de tratamiento individual se co­
rresponda con la medida socioeducativa impuesta en la
sentencia. De apreciar inconsistencias entre uno y otra,
ordena al Equipo Técnico Interdisciplinario del Centro
Juvenil o el Servicio de Orientación al Adolescente, sub­
sanar y/o corregir las observaciones advertidas, efectivi-
zando para ello los apercibimientos que la ley lefaculta;
2. Controlar que la ejecución de la medida socioeducativa
impuesta no afecte derechos fundamentales que no se en­
cuentren fijados en la sentencia condenatoria, especial­
mente en los casos de internación;
3. Resolver las solicitudes de variación de las medidas so-
cioeducativas impuestas en sentencia; y,
4. Las demás atribuciones que esta u otras leyes le asignen.

© Manuel Bermúdez Tapia

► Comentario

1. El seguimiento de la sentencia a adolescentes infractores

Un aspecto positivo y de importancia superlativa está el hecho del control


de la sentencia y su seguimiento en el caso de adolescentes infractores.

La diligencia debida en una etapa temporal posterior a la sentencia nos


permite detallar algunos aspectos importantes, principalmente para vincularlo
con un contexto juridsiccional penal especial, tomando en cuenta el propio de­
sarrollo del adolescente infractor.

kais
Sección VII

De este modo, la humanización del adolescente infractor se detalla en el


CRPA, pero permite detallar algunos aspectos que pueden mejorar el sistema
jurisdiccional aplicable en estos ámbitos:

a) El sistema jurisdiccional en el ámbito de las especialidades penal y de fa­


milia requieren ser uniformizados, principalmente para poder materializar
un contexto de:

- Atención humana al adolescente infractor.

- Una atención humana a los familiares de los adolescentes infractores,


tomando en cuenta que serán ellos los que deban cubrir las necesidades
emocionales, psicológicas, económicas, familiares y sociales en una eta­
pa de ejecución de la sentencia y en la etapa posterior al cumplimiento
de la sanción impuesta.

- Una evaluación pericial mucho más especializada e incidental en la eva­


luación de aspectos personales, sociales, familiares y estructurales, en
el caso de adolescentes infractores, tomando en cuenta que en la juris­
dicción penal la participación de asistentes sociales no es común.

b) Se requiere implementar juzgados especiales que evalúen el cumplimiento


de las sentencias, a un nivel cuasi administrativo-jurisdiccional por cuanto
los alcances inciden más en el ámbito de control que en el de evaluación
casuística.

Con esta propuesta, se podría optimizar los escasos recursos que usualmente
se registran en el contexto jurisdiccional mejorándose la atención temporal
y humana en estos casos.

c) Se requieren mejores y adaptar los mecanismos de comunicación interins­


titucional, especialmente entre el Ministerio Público, Poder Judicial, Mini-
terio del Interior, Ministerio de Justicia, Ministerio de la Mujer y Ministerio
de Economía y Finanzas para así poder optimizar:

- Recursos humanos, logísticos e institucionales disponibles para la aten­


ción de la justicia penal juvenil.

- Recursos financieros para la contratación de personal especializado.

- Recursos pedagógicos y de nivel productivo para lograr la readaptación


social eficaz de adolescentes infractores.

ai 9 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

- Mecanismos de registro de notificaciones y registro de datos personales


que a la fecha tampoco son eficientes en el ámbito jurisdiccional penal
y de familia aplicable a casos donde intervienen adultos.

Una evaluación objetiva en este ámbito permite cuestionar severamen­


te el nivel de seguridad jurídica que el propio Estado desarrolla en el
ámbito del control social y represión de conductas delictivas, por lo
tanto nuestra posición no puede ser tomada como un aspecto particu­
lar de esta especialidad dado que su incidencia afecta a todo el siste­
ma jurisdiccional.

2. La etapa post sentencia: la ambigüedad normativa ante la disfuncionalidad


del sistema

Cuando se analiza una norma tan prolija y extensa como el CREA se gene­
ran dos tipos de resultados:

a) Una evaluación positiva que permite detallar la legitimidad y oportunidad


en la regulación normativa del CRPA.

b) Pero también un contexto de evaluación programático y práctico, princi­


palmente en cuanto al detalle de los mecanismos a ser ejecutados por dis­
posición de este CRPA.

De tal modo que podemos detallar que si bien había un contexto de nece­
sidad de adaptar normativamente el antiguo mecanismo legislativo de puni­
ción a menores infractores, los resultados no nos convencen del todo porque
se insiste en tratar de la misma manera al adulto como al adolescente infrac­
tor, sin tomar en cuenta que son dos perfiles humanos totalmente distintos,
por mucho que se pretenda validar la regulación de las garantías que detalla
el CRPA.

Así, podemos detallar que no basta una norma para incidir positivamente
en el contexto criminológico social de nuestro país y las estadísticas genera­
das desde el 2017 a la fecha, que son publicadas por el Ministerio de Justicia y
Ministerio de la Mujer en cooperación con el Poder Judicial nos permiten de­
tallar que hay condiciones que no han logrado ser atendidas y la mejor eviden­
cia está expuesta en:

a) Los centros juveniles mantienen el modelo de reclusión del método norma­


tivo derogado.

k 820
Sección VII

b) La mejora del presupuesto institucional para la adaptabilidad institucional


y logística impuesta por el CRPA en el Poder Judicial, Ministerio de Justi­
cia y Ministerio de la Mujer no han sido objetivamente acreditados.

c) La criminalidad en la cual participan adolescentes infractores se ha reduci­


do, pero no por acción directa de la jurisdicción especializada en adolescen­
tes infractores, sino porque el control penal a través de la Policía Nacional
y Ministerio Público se ha mejorado en función a las reformas normativas
aplicadas desde el 2015 en adelante.

d) En todo el contexto jurisdiccional penal las evaluaciones psiquiátricas no


son constantes ni especializadas y ello incide negativamente en la evalua­
ción de perfiles personales y puede ser grave en el contexto de adolescen­
tes infractores porque puede involucrar una mal diagnóstico que incida en
un comportamiento negativo en la etapa adulta.

821 A
ART. 171 C om entarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

COLABORACIÓN DE ENTIDADES PÚBLICAS O PRIVADAS


PARA LA EJECUCIÓN

171.1 El Juez, el Centro Juvenil, el Servicio de Orientación al


Adolescente o el que haga sus veces, pueden solicitar la
colaboración de instituciones públicas o privadas en la
consecución de los fines de la ejecución de las medidas.
171.2 Las instituciones públicas están obligadas a prestar la
colaboración que sea requerida, bajo responsabilidad.

© Manuel Bermúdez Tapia*1


¥ Comentario

1. La colaboración de instituciones públicas o privadas en la consecución


de los fines de la ejecución de las medidas

La evaluación y alcance del presente artículo nos permite detallar el alcan­


ce del discurso sin complemento de acción efectiva por parte del Ejecutivo y
registra objetivamente el carácter simbólico de esta medida.

Podemos validar nuestra afirmación sobre la base de:

a) En el acuerdo nacional no se registra ninguna línea de trabajo específico


sobre el proceso de rehabilitación o de readaptación social aplicable a ado­
lescentes infractores, en forma particular o autónoma.

Hacemos referencia al acuerdo nacional porque es este el ámbito en donde


se plantean los proyectos nacionales a largo plazo, dado el contenido polí­
tico que garantiza su programación por parte del gobierno nacional, al exis­
tir un consenso entre todos los actores políticos y de representación social
que validan dichas acciones.

b) En el ámbito de manejo de información personal, el Estado no tiene un pa­


norama claro sobre el modo en el cual se garantiza la seguridad jurídica en
el país.

La coexistencia del Registro Nacional de Identificación y Estado Civil y la


Superintendencia Nacional de los Registros Públicos no logran articular la

k 822
Sección VII

información personal y familiar de una persona con registro domiciliario y


bienes en el país hasta la actualidad.

A ello se suma el carácter pasivo y negligente del Código Civil que permite
la coexistencia de dos métodos de inscripción de bienes inmuebles y mue­
bles lo cual genera que ni la misma Corte Suprema de Justicia tenga muy
en claro cómo solucionar el problema de la seguridad jurídica en el país1.

c) La comunicación institucional entre el Poder Judicial y el Ministerio Pú­


blico, en complementación con el Ministerio de Justicia, Reniec y Sunarp
igualmente son sumamente negligentes y permiten la desinformación sin
tomar en cuenta el elevado contexto negativo que se genera.

Si este es el panorama “macro”, lo regulado en este punto por el CRPA re­


sulta sumamente cuestionable en el ámbito práctico.

2. La determinación de la “responsabilidad” en caso una entidad pública


no preste colaboración

Conforme se ha detallado previamente, la inobservancia de mecanismos


coercitivos específicos que no detalla un nivel de responsabilidad administrati­
vo y penal, específico y con referencia directa a un nivel de culpabilidad y re­
gulación de una sanción, permite detallar que en la actividad laboral cotidiana
un funcionario público no se verá condicionado por lo detallado en el CRPA.

Eventual mente, si el CRPA hubiera regulado estas condiciones o el regla­


mento de la misma estaríamos ante una norma que contiene un alcance puni­
tivo sumamente extraordinario y sobre dimensionado ajeno al contexto de su
aplicabilidad, por cuanto incidiría en la vigencia de otras normas de alcance
especializado y de mayor alcance, respecto de su propia naturaleza jurídica.

Por tanto, este artículo constituye una referencia lírica del legislador.

LEGIS. A ún no se resuelve el VIII Pleno Casatorioyya se está convocando al XPleno. Lima, 2018.
Recuperado de https://legis.pe/viii-pleno-casatorio-civil-convocatoria-x-pleno/.

823 A
ART. 172 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

DERECHOS DEL ADOLESCENTE DURANTE LA EJECUCIÓN

Durante la ejecución de las medidas socioeducativas, atendien­


do a la naturaleza y objetivo de cada una de ellas, el adolescente
tiene, sin perjuicio de los que la Constitución Política del Perú y
otras leyes le asignen, los siguientes derechos:
1. A la vida, la dignidad y la integridad física y moral.
2. A la igualdad ante la ley y a no ser discriminado.
3. A permanecer■,preferiblemente, en su medio fam iliar , si
este reúne los requisitos adecuados para el desarrollo del
adolescente.
4. A recibir los servicios de salud, educativos y sociales adecua­
dos a su edad y condiciones y a que se los proporcionen per­
sonas con la formación profesional requerida.
5. A. presentar peticiones ante cualquier autoridad y a que se le
garantice respuesta en forma oportuna.
6. A solicitar una Gracia Presidencial.

Manuel Bermúdez Tapia

!► Comentario

L Los derechos de los adolescentes infractores en el ámbito del ejercicio de


punición del estad©

Nuevamente el alcance normativo condicionado por la Convención de los


Derechos del Niño y del Adolescente permiten detallar una mejor regulación
de los derechos de un adolescente infractor.

Un contenido normativo que no resulta redundante, pero que permite de­


tallar en un aspecto específico: la condición de sujeto de derechos, que usual­
mente en el ámbito jurisdiccional civil, de familia y penal no logra ser com­
prendido en su real dimensión.

En este contexto, se debe tener presente que la propia individualidad de


un adolescente infractor debe ser garantizada aún en contra de los derechos de
sus progenitores, por cuanto la disposición de sus derechos puede ser propuesta

ÍV S24
Sección VII

de modo negligente y ante ello corresponde resaltar el hecho de un acceso a


un debido proceso y tutela judicial efectiva, a través de una defensa técnica
especializada.

Punto referencia! que se desarrolla en base a los incisos 3, 4 y 5 de modo


particular y específico, porque en situaciones de detensión la acción directa
del adolescente infractor en la tutela de sus propios derechos e intereses exige
una evaluación de su condición personal ante el mismo sistema jurisdiccional.

Por ello, los incisos 1 y 2 nos permite plantear algunas condiciones esen­
ciales para evaluar el propio alcance del CRPA:

a) Es posible ubicar en todas las circunscripciones judiciales (cortes superio­


res de justicia del país) centros juveniles que cuenten con:

- Instalaciones adecuadas para el desarrollo de un programa de atención


integral.

- Instalaciones sanitarias y de atención médica que cuenten con equipos


de evaluación psicológico y psiquiátrico a los adolescentes infractores
internados.

- Instalaciones que permitan la comunicación directa, oportuna y propor­


cional a las condiciones de intemamiento del adolescente infractor con
respecto de su familia (i) y de su asesoría legal (ii),

b) Se ha registrado la evaluación de los alcances de los programas de reinser­


ción social de los adolescentes infractores de los años 2017 (i) y 2018 (ii)
para evaluar su viabilidad (i), eficiencia (ii) e identificación de falencias
(iii).

c) Se han registrado los mecanismos de control posterior a la emisión de sen­


tencias por parte de los órganos jurisdiccionales.

Consideramos que estas cuestiones no generan un margen positivo en la


evaluación del CRPA.

825 ,4
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

INCENTIVO DE FORMACIÓN EDUCATIVA O PROFESIONAL


DURANTE LA INTERNACIÓN

173.1 Consiste en la redacción de la medida de internaciónren tan­


to el adolescente apruebe satisfactoriamentef total o par­
cialmente sus estudios primarios, secundarios, universita­
rios o de postgrado, así como otras carreras deformación
profesional oficio u equivalentes.
173.2 El cómputo establecido en el numeral anterior se efectúa
según las siguientes pautas:
1. Un (01) mes por cada año lectivo, primario o secundario.
2. Un (01) mes por cada ciclo o año lectivo deformación
profesional, estudios universitarios o de post grado.

© Manuel Bermúdez Tapia


► Comentario

1. El seguimiento de estudios como mecanismo de rehabilitación

A la fecha no se ha podido acceder a información que permita evaluar este


artículo en función al escaso registro de datos referenciales en los diferentes
órganos jurisdiccionales del país.

Sin embargo, de trabajos de investigación académicos sí es posible ubicar


referencias positivas sobre este punto, pero que lamentablemente no alcanzan
a brindar una apreciación objetiva general dado el carácter especial y específi­
co a nivel individual de sus alcances.

A pesar de esta condición, es valido y positivo el que se haya regulado este


mecanismo tomando en cuenta la elevada deserción escolar de los adolescen­
tes infractores.

En el ámbito de la evaluación y ejecución de medidas restrictivas de liber­


tad, sin embargo, podemos identificar algunos problemas de ejecutabilidad de
estos alcances m as a.ún cuando el peligro de fuga o la condición psicológica/
comportamiento antisocial del adolescente infractor limita la posibilidad de de­
sarrollar actividades educativas.

Ik 826
Sección V !I

2. ¿Adolescentes infractores con estudios de postgrado?

Un punto referencial ene! CRPAque merece una especial atención porque:

a) La legislación nacional en el ámbito del seguimiento de estudios profesio­


nales y de postgrado no permite que una persona menor de edad logre ac­
ceder a una certificación que complete programas formativos profesionales
en un tiempo ajeno a los programas que cada “colegio” (i) y “universidad”
disponen para sus estudiantes.

Ante este hecho, un adolescente infractor, por razón de su edad, no podría


acceder a un programa de educación a nivel de postgrado.

b) El legislador no ha tomado en cuenta que si se trata de un menor de edad


que cuenta con una “profesión”, su condición de inimputabilidad cesa.

Esta situación resulta paradójica porque además de ser casi imposible que
se registre en la realidad, una situación excepcional generaría dos factores:

- Si el adolescente infractor ha cometido una infracción, su condición


vinculada a los estudios y nivel de preparación profesional le podida per­
mitir acceder a un sistema de punición diferente al de un intemamiento.
La sociedad, su familia y el mismo adolescente saldrían beneficiados en
esta evaluación porque el contexto humano permite tal evaluación.

- Si el adolescente infractor ha cometido una infracción y su nivel de in­


teligencia le permite ejecutar acciones nocivas a la sociedad, manipu­
lando el contexto a su favor, expone una condición de evaluación di­
ferenciado que podría acreditar una capacidad equivalente a la de un
adulto o una condición psicopatológica que haría estéril una condena,
sea la que fuese.

Aún en forma excepcional si un adolescente infractor ha culminado una


etapa de formación profesional y ostenta el grado académico de bachi­
ller, esto es, no es aún “profesional”, la condición temporal y su evalua­
ción de racionalidad permiten identificar a un sujeto totalmente capaz
y por ende puede ser imputado de haber cometido un delito y j uzgado
como adulto.

Por tanto, la. incoherencia normativa permite detallar la inexperiencia


del legislador en sistematizar sus propias normas jurídicas.

827 A
ART. 17ri Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

iXgM M Ifll BENEFICIO DE SEMILIBERTAD DURANTE LA


INTERNACIÓN

174.1 El adolescente que haya cumplido con las dos terceras par­
tes de la internación puede solicitar la semilibertad para
concurrir al trabajo o al centro educativo fuera del Centro
Juvenil, como un paso previo a su egreso.
174.2 Esta medida se aplica durante el resto de la duración de la
internación, pudiendo el juez al concederla establecer las
medidas accesorias del artículo 157.
174.3 Durante la duración de la semilibertad se aplica el incen­
tivo dispuesto en el artículo 173.
174.4 El Fiscal solicita la revocatoria de la semilibertad en caso
el adolescente incumpla injustificadamente las medidas
accesorias dispuestas por el Juez, quien convoca a una au­
diencia para evaluar la solicitud.
174.5 Verificado el incumplimiento injustificado de las medidas
accesorias, el Juez puede revocar la semilibertad, ordenando
el retomo del adolescente al Centro juvenil para que termi­
ne de cumplir la internación. El tiempo que el adolescen­
te permaneció en libertad es computado como parte de la
internación.
174.6 La resolución que resuelva el pedido de revocatoria es ape­
lable únicamente por el Fiscal o el adolescente.

Manuel B e rm ú d e z Tapia

► Comentario 1

1. Privación de la libertad en adolescentes infractores

Poco se ha tomado en cuenta que el adolescente, sin importar le ejecnción


de un hecho típico o una infracción penal, es nna persona en desarrollo y que
eventualmente la condición de limitación de la libertad de tránsito puede pro­
vocarle una condición negativa en su propia formación psicológica, social y
personal

k . 828
Sección VII ART m

Por tanto, corresponde evaluar si una condena por infracción penal resulta
útil y vinculante a los objetivos de generar una punición al infractor (i), de per­
mitir una readaptación, rehabilitación y reinserción social (ii) y que se difun­
da en el ámbito social una condición punitiva disuasiva (iii), con lo cual pode­
mos detallar que si la pena ante los adultos no cumple los fines de la pena, en
el caso de los adolescentes este objetivo no es alcanzable con la normatividad
contenida en el CRPA.

Adicional a esta situación, corresponde evaluar el nivel de racionalidad de


la medida punitiva si el adolescente infractor esta condicionado en un ambiente
socio familiar próximo a extenderse durante su etapa adulta.

Como se podrá observar, la crítica al sistema punitivo es objetiva porque


las estadísticas en el ámbito general nos permiten sostener que las sanciones
poca eficacia tienen, en:

En el control de actos antisociales a nivel de prevención general.

En el control de conductas antisociales a nivel de prevensión especial.

En el control y represión de conductas antisociales con una proyección hu­


mana y progresiva en el adolescente infractor.

Un control de la rehabilitación del adolescente infractor si su entorno socio


familiar sigue siendo el mismo.

Eventualmente las excepciones, que se registran, resultan positivas en un


ambiente negativo, pero tal como su propia condición lo detalla, son elementos
aislados y no forman parte de un proceso orgánico a cargo del Estado.

2. Semilibertad en el ámbito de la justicia para menores infractores

En el presente punto es posible analizar algunos factores incidentales, por­


que se debe partir por comprender la propia naturaleza del sistema punitivo es­
tatal, el cual tiene un efecto post hecho delictivo y los contextos disuasivos son
esencialmente medidas socio culturales de control preliminar.

De modo tal que el Derecho Penal se ha visto condicionado en dos ámbi­


tos específicos: o se ha desarrollado un Derecho Penal del enemigo (i) que ha
extendido su alcance punitivo y se ha impuesto un nuevo nivel de violencia por
parte del Estado o se ha generado un reduccionismo del Derecho Penal (ii) el

829 Á
Comentarios ai Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

cual optimiza el nivel de incidencia del control represivo penal por el Estado
en función a las condiciones sociales priorizando sólo las conductas de mayor
incidencia penal.

Ante estas referencias, los adolescentes infractores, como grupo vulnera­


ble, no pueden ser evaluados bajo los mismos alcances que los adultos que han
delinquido y por ello se plantea el siguiente esquema:

NÍV2Í r. Sute m am ionio Condición socio Tratamiento Tratamiento fteinserción


nreyesfiisii en ceo-ro fam iliar sin socio socio socio tam iliar
jüVfliii! variación pedagógico sin productivo en ambiente
¡oíí'rPL, miento i laboral o centrarlo ai
en centra eronoíTucoi sin inicial
juvenil intsrnsmíerito
en céntre­
le ven il

El cual permite detallar una referencia que incide en el costo social del
programa estatal que atiende a la población consignada como adolescentes
infractores.

Con lo cual es posible detallar que si no existe una verdadera atención a


estos problemas sociales, desde un punto de vista económico y presupuestario,
la “ley”, y en particular el CRPA, no tendrá ningún efecto positivo, así se pre­
tenda ampliar favorablemente el alcance regulatorio de las garantías conteni­
das en sus artículos.

k 830
Sección VII

;jM -ffl& M B UBICACIÓN EN UN PROGRAMA DE INTERVENCIÓN


INTENSIVA

Previo informe del Equipo Interdisciplinario del Centro Juvenil,


el adolescente puede ser ubicado en un Programa de Intervención
Intensiva, procediendo a ser trasladado a un ambiente separado
del resto programas, cuya infraestructura garantice la adecuada
seguridad, sin que conlleve la afectación de su integridad o digni­
dad. La permanencia en dicho Programa es evaluada semestral­
mente. La clasificación puede ser impugnada ante el Juez compe­
tente, de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 170.

Manuel Berm údez Tapia*


1

¥ Comentario

1. Adolescentes infractores de alta peligrosidad

El registro de casos de adolescentes sicarios (i) que participan en bandas


criminales empleando armas de fuego o armas de largo alcance durante los de­
litos (ii) o que han ejecutado actos progresivos/sucesivos/complementarios que
inciden en la actividad delincuencia! (iii) es un factor constante en nuestro país,
desde hace algunos años.

Por tanto, en este nivel corresponde evaluar el verdadero perfil del ado­
lescente infractor y ello requiere una evaluación psicológica y psiquiátrica con
una serie de métodos de contrastación de resultados porque a la fecha resulta
extraordinario que ningún adolescente infractor haya sido considerado de ex­
trema peligrosidad o haya sido evaluado y categorizado como imposible de ser
rehabilitado al ser identificado como psicópata.

En estos casos, ninguna sanción sería efectiva y podemos observar que el


CREA no detalla ninguna referencia a estos casos.

2. Programa de intervención intensiva ¿Qué es?

Complementariamente al punto anterior, el programa de intervención in­


tensiva no logra identificar una naturaleza jurídica específica y por ello es po­
sible analizar su “alcance”, bajo el siguiente esquema de contrastación:

831 .4
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

a) Es un “programa” del Estado en el ámbito del control de las acciones con­


tra adolescentes infractores.

Sin embargo, si es un “programa” debe tener un alcance tanto programá­


tico en el tiempo como también debe tener una estructura en el ámbito de
las acciones y actividades de las diferentes entes estatales vinculados a la
temática.

Demostrado está que este contexto no es aplicable al presente estudio.

b) Es una medida de protección y/o seguridad al adolescente infractor, para


evitar genere una situación que pudiera poner en riesgo su propia integridad.

Sin embargo, observamos la ausencia de un “método” de regulación o es­


tablecimiento de un nivel de protección en el ámbito de su internamiento
en un centro juvenil.

c) Es una pena o una sanción “grave”, respecto de la propia ejecución de la


condena.

Por tanto, este ámbito de regulación es incongruente inclusive con la eva­


luación personal que se le ha ejecutado y donde se puede demostrar que la
peligrosidad de un adolescente infractor está condicionado a factores exó-
genos a su propio desarrollo psicológico y que va a exigir un nivel de aten­
ción personal, individualizado y social que requiere de un presupuesto su­
mamente elevado, el cual no se registra en este ámbito.

k 832
Sección VII

RESTRICCIÓN DE BENEFICIOS

Durante la permanencia en el Programa de Intervención Inten­


siva, el adolescente no puede acceder a la semilibertad, ni a la
variación de la internación. La misma prohibición se aplica a los
infractores trasladados de acuerdo al artículo 166.
En caso de sentenciados por la comisión de las infracciones de
sicariato, violación sexual de menor de edad o teirorismo, así
como de detenninarse su pertenencia a una organización crimi­
nal o su vinculación a ella, no le son aplicables al adolescente el
incentivo deformación educativa o profesional ni la semilibertad.

O Manuel Bermúdez Tapia

► Comentario

¿Qué hacer con adolescentes infractores de alta peligrosidad?

La evaluación del registro, confinamiento y tratamiento de psicópatas no


es común en el ámbito criminológico para adultos y ante esta referencia pode­
mos ampliarla al caso de adolescentes infractores.

Por tanto, surge una interrogante que no es atendido por el CRPA en cuanto
al nivel de acción ante casos de adolescentes infractores de suma peligrosidad,
que eventualmente tengan un perfil psicológico y psiquiátrico imposible de ser
modificado por una acción o programa de atención médico, social o estructural.

El elevado nivel de psicopatía es casi equivalente entre adolescentes como


en adultos, en contextos criminológicos, conforme detallan Adrián Raine y
José Sanmartín, quienes acreditan que los adolescentes infractores que no son
evaluados correctamente en este ámbito, reinciden en sus actividades delin-
cuenciales, inclusive con mayor violencia1.

@ REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

■ RAINE, Adrián y SANMARTÍN, José. Violencia y psicopatía. Ariel, Barcelona, 2008.

1 RAINE, Adrián y SANMARTÍN, José. Violencia y psicopatía. Ariel, Barcelona, 2008, p. 30.

833 A
TÍTULO 11

C O N D IC IO N ES DE LA PRIVACIÓN DE LIBERTAD
D U R A N TE LA IN TER N A C IÓ N

i H H DERECHOS DEL ADOLESCENTE DURANTE LA


INTERNACIÓN

177.1 Durante la internación el adolescente tiene, sin perjuicio


de los que la Constitución Política del Perú, este Código y
demás leyes le asignen, los siguientes derechos:
1. A no ser internado sin previa orden judicial.
2. A ser internado en ambientes adecuados, que posibili­
ten una convivencia digna y segura.
3. A recibir información sobre sus derechos y obligaciones
durante la internación, el régimen interno del Centro
Juvenil y las medidas disciplinarias a imponer en caso
de atentar contra dicho régimen. A l ingreso al Centro
Juvenil debe recibir copia del reglamento que rige al
Centro Juvenil y la información necesaria que le per­
mita conocer sus derechos y deberes en un idioma que
puedan comprender, señalándose los medios que tiene
para formular cualquier solicitud o queja, así como de
los organismos y organizaciones públicas o privadas
que presten asistencia social o jurídica. Cuando se tra te
de adolescentes analfabetos o que no puedan compren­
der el idioma en forma escrita, se les debe informar de
manera que puedan comprender perfectamente.
4. A recibir los servicios de salud, educativos y sociales,
de acuerdo a su edad, sexo, características, circunstan­
cias y necesidades personales, en igualdad de oportu­
nidades, sin discriminación por razones de sexo, iden­
tidad de género u orientación sexual. Los servicios de
salud deben prestar las atenciones necesarias cuando
se trate de adolescente infractor.

835 ^
ART. 17 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

5. A que se le practique, a su ingreso, un examen médico


y a ser eva luado periódicamente en su salud física y
mental, mínimamente cada seis (06) meses.
6. A que se le procuren programas de reinserción socio la­
boral de acuerdo a su formación o aptitudes persona­
les y a ser incluido en los mismos a través de talleres
y programas del Ministerio de Trabajo u otras insti­
tuciones públicas o privadas.
7. A comunicarse en forma privada y reservada con su
defensor, el Fiscal yfo el Juez, la Defensorio del Pue­
blo, y otras instituciones que requiera.
8. A promover incidentes y apelar las medidas discipli­
narías que se le impongan en los centros juveniles, con­
forme el Reglamento.
9. A recibir visitas personales autorizadas, salvo por
medida disciplinaria establecida en el Reglamento, en
cuyo caso se garantiza el respeto a su integridad y la
no vulneración de derechos. No se podrá restringir las
visitas de hijos e hijas, en casos de madres adolescen­
tes infractoras de la ley penal.
10. A mantener vínculo con su familia, para ello debe co­
municarse libremente por escrito o por teléfono con
sus padres, tutores y/o adulto responsable y a mante­
ner correspondencia por cualquier medio. Debe recibir
la asistencia necesaria para que pueda ejercer eficaz­
mente ese derecho. El Centro Juvenil debe promover el
contacto con su familia y propiciar el involucramiento
de ella en el Plan de Tratamiento Individual
11. A que su familia sea informada sobre los derechos y
obligaciones que a ella le corresponden en el ejercicio
de su rol y de la situación del adolescente privado de
libertad.
12. A que se le tram ite la docum entación legal de
identificación con la que acredita su identidad. A l ser
externado, debe recibir los documentos personales ne­
cesarios para su desenvolvimiento en la sociedad;
13. A realizar actividades recreativas y culturales,
14. A profesar y practicar su religión, si la tuviera.
15. A una alimentación con contenido nutricional adecua­
do, Se debe atender a los adolescentes que requieren de

k 836
Sección VII APT 177

una dieta especial por cuestiones de enfermedad o de


religión.
16. A informarse periódicamente de los acontecimien­
tos por la lectura de diarios, revistas u otras publi­
caciones, mediante el acceso a programas de radio y
televisión, salvo por medida disciplinaria establecida
en el Reglamento.
17. A ser separado de los adultos que hubieren cometido
delitos.
18. A no ser trasladado arbitrariamente.
19. A que se le proporcione vestimenta apropiada por el
centro juvenil.
20. A n o ser incomunicado ni sometido al régimen de ais­
lamiento, salvo por medida disciplinaria establecida
en el Reglamento. En caso de aplicarse algunas de las
medidas mencionadas, el Reglamento establece los
supuestos de faltas disciplinarias y procedimientos a
desarrollarse para su imposición, garantizándose que
la medida no implique forma alguna de tortura, mal­
trato o vulneración de derechos del adolescente.
21. A que no se impongan contra él sanciones o medidas ad­
ministrativas o disciplinarias que impliquen afección
corporal.
177.2 La adolescente puede permanecer con su hijo/a en el Cen­
tro Juvenil hasta que cumpla los tres (03) años de edad. Al
cumplir dicha edad la madre entrega al menor a sus fam i­
liares o a las entidades estatales competentes. En los casos
que la adolescente no cuente con referentes familiares, las
autoridades responsables actuarán de conformidad con la
Ley de la materia.
177.3 La información relativa al ingreso y lugar de internación,
debe ponerse en conocimiento sin demora a los padres o
tutores o al pariente más próximo del adolescente.
177.4 Los funcionarios o el personal del Centro Juvenil, deben
denunciar ante la autoridad competente los hechos que
tuviera conocimiento han vulnerado los derechos de los
adolescentes internados. De encontrarse responsabilidad
de parte de algún funcionario, se aplican las sanciones
administrativas respectivas, sin perjuicio de aplicarse las
sanciones penales a que diera lugar.

837 A
AHT. 1 n Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

© Cecilia Caparachín Puente

► Comentario

1. Derechos asignados por el Código de Responsabilidad Penal de Adolecentes

De acuerdo a lo que señala el Código de Responsabilidad Penal de Ado­


lescentes (en adelante el Código), en su artículo 177.1, durante la internación,
el adolescente tiene los derechos que a continuación se señalan, sin desestimar
los derechos que la Constitución Política del Perú y demás leyes le asignen.

1.1. Derecho a no ser internado sin previa orden judicial

Una de las premisas de la justicia especial de menores es que el interna-


miento de un adolescente debe darse en caso que no haya duda de la comisión
de la infracción, que esta sea de gravedad y que no exista otra forma de prote­
gerlo más que dictar su intemamiento, debido, principalmente, a que en su con­
dición etaria quitarle su libertad afecta su desarrollo.

En este aspecto, los procedimientos de justicia para menores han varia­


do de acuerdo a la época y al lugar donde han sido aplicados. No siempre los
adolescentes han tenido una condición legal especial. De acuerdo a una de las
publicaciones del Observatorio Nacional de Política Criminal-Indaga, del Mi­
nisterio de Justicia y Derecho Humanos1, la consolidación del sistema de justi­
cia para menores de edad data desde hace más o menos un siglo, en las que se
distingue dos fases: la primera basada en la concepción tutelar, con un enfoque
propiamente paternalista, denominado la “doctrina de la situación irregular”,
que consideraba al menor de edad como un peligro moral o social. Bajo los
principios de esta doctrina, el menor de edad era percibido como un ser inca­
paz, indefenso, dependiente e inadaptado, el cual requería la hítela del Estado
ante situaciones consideradas como irregulares: abandono, violencia, pobre­
za o frente a conductas delictivas. Es decir, no se distinguía entre los menores

1 O B S E R V A T O R IO N A C IO N A L D E P O L ÍT IC A C R IM IN A L -IN D A G A . J u stic ia J u v e n il D iferen­


ciada. H a cia u n a a ten ció n con m ayores opo rtu n id a d es p a r a ad o lescen tes en conflicto con la ley
p e n a l. M IN JU S , L im a , 2 0 17 .

k S38
Sección VÍI ART. 177

abandonados y aquellos que incumplían una norma, lo que trajo como conse­
cuencia dictar medidas similares sin diferenciación de los casos involucrados2.

La segunda fase, denominada “doctrina de la protección integrar, es un


modelo garantista que surge como respuesta a las graves violaciones a los dere­
chos y libertades de los menores de edad ocurridas con la doctrina anterior. Este
giro llega a consolidarse con la promulgación de la Convención Internacional
sobre los Derechos del Niño en 1989, en la cual se reconoce al niño como su­
jeto activo de derechos y responsabilidades.

En esta Convención - y posteriormente en otras normativas internaciona­


les- se enfatiza que la privación de la libertad de un menor se aplicará úni­
camente como medida de último recurso y durante el período más breve que
proceda. En este punto, el Comité de los Derechos de Niños de las Naciones
Unidas aclara: “se interpreta erróneamente con frecuencia, refiriéndose a n iños
culpables de delitos graves; [cuando] de hecho, significa que puede recurrirse
al encarcelamiento sólo cuando no exista otra forma de brindar al niño la pro­
tección que necesita”3.

Continuando este argumento, en las Reglas Mínimas de las Naciones Uni­


das para la Administración de la Justicia de Menores, también conocidas como
Reglas de Beijing, instaura la excepcionalidad de la prisión preventiva y defi­
nitiva, estableciendo alternativas a la privación de la libertad, y provee de ga­
rantías al adolescente como el derecho a la defensa jurídica especializada, su
participación en el proceso, confidencialidad de sus datos, entre otros.

Por tanto, siguiendo estas disposiciones internacionales y las que confiere


la legislación nacional, los intemamientos solo deben darse en cuanto se haya
emitido una orden judicial y para esto, el juez que dictamine la medida socio-
educativa debe conocer el caso con rigurosidad.

2 SARMIENTO, G loria. Sistem a d e resp o n sa b ilid a d p e n a l p a r a adolescentes. Fiscalía General de la


Nación, Bogotá, 2007.
3 MINISTERIO DE JUSTICIA Y DERECHOS HUMANOS. P lan N a c io n a l de P revención y Trata-
m ien to d e l A d o le sc en te en C onflicto con la L e y P e n a l 2013-2018 - P N A P TA . Consejo Nacional de
Política Criminal, Lima, 2013.

839 Á
Comentarios al Código de Responsabilidad Pena] de Adolescentes

1.2. Derecho a ser internados en ambientes adecuados, que posibiliten una


convivencia digna y segura

No obstante, de los nueve centros de intemamiento juvenil con los que


cuenta el país, ocho presentan condiciones de sobrepoblación, siendo los cen­
tros juveniles de Lima y de Cusco aquellos que más población albergan por
encima de su capacidad institucional. Sumado a ello, en muchos de los casos,
las edificaciones donde funcionan los centros juveniles no presentan las condi­
ciones de habitabilidad adecuada, menos aún orientada a brindar los espacios
requeridos para el proceso formativo con miras a su reinserción social.

Dicho con mayor detalle, en el país existen nueve centros juveniles, los
que, para fines del año 2018, contaban con alrededor de 2,100 adolescentes in­
ternados4. La capacidad de albergue en los centros de intemamiento juveniles
es de 1,473; es decir, existe una sobrepoblación de adolescentes internados de
más de 40% a nivel nacional5. Como decía, Cusco y Lima son casos extremos
de sobrepoblación adolescente. Cusco presenta mi 88% de sobrepoblación, es
decir, ahí donde debían dormir cinco adolescentes, duermen nueve.

La convivencia digna y segura que dispone aquí el Código debe extender­


se también a las condiciones de inseguridad que puede enfrentar un adolescen­
te que ingresa a un centro juvenil con un riesgo criminógeno leve y que debe
convivir con adolescentes con perfiles más complejos. Además, por las mismas
condiciones de sobrepoblación, el control del personal a cargo de acompañar
la convivencia de los adolescentes (los educadores) se ve debilitado por su re­
ducido número frente a un número significativamente mayor de adolescentes
a su cargo.

A pesar.de esto, es bueno llamar la atención sobre la percepción de seguri­


dad de los mismos adolescentes que se encuentran en intemamiento. De acuer­
do a los resultados del primer Censo Nacional de Población en Centros Juve­
niles -realizado por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI)
el año 2016- cerca de la mitad de infractores mencionó que se sentían más

4 El sistema de justicia de menores en el Perú, además, contempla la atención en medio libre a través
de los servicios de atención al adolescente (SOA). En los 25 SOA que existen en el país, se atienden
a cerca de 1,800 adolescentes, teniendo una capacidad de atención de 940. En este caso, la atención
que se da a los adolescentes sobrepasa su capacidad en más del 80%.
5 Información estadística de la Gerencia de los Centros Juveniles, noviembre 2018.

k 840
Sección VII

seguros en el Centro Juvenil de lo que se sentían en los lugares donde vivían; y


dos de cada diez infractores señalaron que se sienten menos seguros en el cen­
tro juvenil. Estos resultados nos muestran un panorama del contexto familiar o
barrial en el que vivían los adolescentes antes de su intern amiento, ya que para
muchos de ellos, a pesar de las condiciones que tienen los centros juveniles, se
sienten más seguro dentro de lo que se sentían fuera.

1.3. A recib ir inform ación sobre sus derechos y obligaciones d u ran te


la internación, el régim en interno del centro juvenil y las medidas
disciplinarias a imponer en caso de atentar contra dicho régimen

El tercer punto señalado en esta parte del Código versa sobre la informa-
ción que debe recibir el adolescente sobre los derechos y obligaciones que
tendrá durante su intemamiento, las reglas que rigen en el centro juvenil y las
medidas disciplinarias que le serán impuestas en caso de atentar contra dichas
reglas. Este aspecto es crucial, debido a que los adolescentes ingresantes se en­
frentan a un espacio disciplinario completamente nuevo para la gran mayoría
de ellos. De acuerdo a los registros estadísticos de la gerencia de los centros
juveniles,6 para nueve de cada diez adolescentes en intemamiento es su primer
ingreso. Además, muchos de ellos llegaron a esa instancia por condiciones re­
lacionadas a problemas de conducta, a deserción escolar, violencia o abandono
familiar o por ser parte de grupos de pares con similares comportamientos, lo
que hace colegir que el respeto a normas institucionales (escuela o familia) les
es un tanto ajeno. Por ello, se deben diseñar estrategias para que quienes estén
a cargo de transmitir las reglas internas de la institución logren que los adoles­
centes vayan incorporándolas en su actuar por el sentido que tienen más que
por el castigo que conlleva su trasgresión.

En este punto, el Código además señala que el adolescente debe recibir


una copia del reglamento que lo rige, y que se le debe proporcionar la infor­
mación necesaria que le permita conocer sus derechos y deberes en nn idioma
que puedan comprender. Aquí cabría acotar que muchos de los problemas de
entendimiento de normas y restricciones no solo debe contar con adecuacio­
nes de idioma -q u e sin duda es indispensable en un país multicultural como el

6 La Gerencia de Centros Juveniles es la entidad a cargo de los nueve centros de intemamiento de


menores y de los 25 servicios de orientación al adolescente (SOA) con los que cuenta al país. A
partir de noviembre de 2018 se encuentra adscrita al Ministerio de Justicia y Derechos Humanos
(hasta antes de esa fecha estuvo adscrito al Poder Judicial).

841 A
ART 177 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

nuestro- sino también adecuaciones generacionales en tanto al uso del lengua­


je, de forma que se garantice que el mensaje enviado sea comprendido y llegue
sin muchas alteraciones.

Se indica, a la vez, que se debe dar a conocer al adolescente los medios que
tiene para formular cualquier solicitud o queja, así como de los organismos y
organizaciones públicas o privadas que presten asistencia social o jurídica. De
acuerdo a los hallazgos de un estudio realizado por el Observatorio Nacional
de Política Criminal-Indaga del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos,
denominado Indicadores de Justicia Juvenil7, se evidencia que si bien existen
en los centros juveniles buzones donde los adolescentes pueden presentar sus
quejas, éstos no son lo suficientemente efectivos.

Este punto del artículo considera también que cuando se trate de adoles­
centes analfabetos o que no puedan comprender el idioma en forma escrita, se
les debe informar de manera que puedan comprender perfectamente. Como
mencionaba líneas arriba, debe considerarse las adecuaciones generacionales
para el uso del lenguaje, esto debería tomar en cuenta que los adolescentes en
la actualidad -n o solo los adolescentes en conflicto con la ley penal—reciben
una educación que, por lo general, está lejos de ser de calidad; lo que acarrea
limitaciones en habilidades de comprensión lectora, por ejemplo, más aún, si
entre la población de adolescentes internados existe un tasa elevada de deser­
ción escolar y bajos niveles de logros educativos. Por ello, las normativas, re­
glas internas, sanciones disciplinarias, entre oíros, deben ser impartidos, como
mencionaba, considerando las características etarias y educativas de a quiénes
se desea informar y las formas más adecuadas para hacerlo.

1.4. A recibir los servidos de salud, educativos y sociales, de acuerdo a su edad,


sexo, características, circunstancias y necesidades personales, en igualdad
de oportunidades, sin discriminación por razones de sexo, identidad de
género u orientación sexual

Dentro de los centros juveniles funcionan los Centros de Educación Bá­


sica Alternativa (CEBA) a los cuales, de acuerdo al reglamento interno de los
centros juveniles, los adolescentes deben asistir con rigurosidad. Sin embargo,

7 Este documento sin editar fue elaborado a fin de cumplir con la medición de los 15 indicadores de
justicia juvenil que propone las Naciones Unidas para comparar los sistemas de justicia de menores
a nivel mundial. Uno de los indicadores es el de mecanismos de quejas.

k . 842
Sección VII 4 P T 1n

hasta el momento, el modelo de atención dentro de los centros no articula su


programación de actividades semanales con la de ios CEBA, que, por cuestio­
nes funcionales son instancias que responden a su respectiva Unidad de Ges­
tión Educativa (UGEL) y ésta al Ministerio de Educación. Es decir, dentro de
los centros juveniles, los CEBA son instancias que responden funcionalmente
a otro sector del Estado; lo que ha traído como consecuencia dobles directivas
en cuanto a las actividades que deben realizar los adolescentes, como cruces
de horarios entre los talleres u otro tipo de actividades y las clases impartidas
en el CEBA8.

Otro dato que es indispensable conocer en este punto es que, de acuerdo


al primer Censo Nacional de Población en Centros Juveniles, realizado por el
Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), el año 2016, nueve de
cada diez adolescentes en internamiento no tienen educación básica completa.
Si bien esto puede deberse a que con el dictamen de su internamiento se esté
intenumpiendo con su educación, de acuerdo al mismo censo, más de la mitad
de los adolescentes que superan la edad de 17 años, reportaron no tener secun­
daria completa. Al consultarles por qué dejaron de estudiar, más de la cuarta
parte de los infractores señaló que dejó el colegio porque no le gustaba estudiar
y poco menos de la cuarta parte menciona que dejó el colegio por su ingreso
al centro juvenil.

Como ya lo mencionamos, un gran número de los adolescentes internados


presentó problemas de deserción escolar antes de su internamiento, lo que hace
ver que el sistema educativo formal falla en retener a este grupo de jóvenes en
particular -recordem os que la deserción escolar en la población adolescente
en general es mucho menor que la que presentan los adolescentes en conflicto
con la ley penal—por lo que resulta poco efectivo emular el sistema educativo
(aunque sea alternativo) tal cual funciona en adolescentes que no están en con­
flicto con la ley con los que sí lo están. Sobre esto, desde hace algún tiempo, la
Dirección de Educación Básica Alternativa del Ministerio de Educación viene
trabajando una propuesta educativa para adultos privados de libertad y están
considerando también ia propuesta para adolescentes9.

8 Esta información se obtuvo de entrevistas personales a profesionales que laboran en ios CEBAS
dentro de ios Centros Juveniles en el marco de una investigación gestionada por el Observatorio
Nacional de Política Criminal-Indaga del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos sobre la oferta
educativa en adolescentes privados de libertad.
9 ídem.

343 A
J&HT. 1 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

El actual modelo de atención en los centros juveniles brinda dos progra­


mas principalmente: la educación básica alternativa (a través de los CEBA) y
los programas laborales (impartidos en talleres de artesanía en metales, carpin­
tería, música, confección textil, carpintería metálica, danza tejido a telar, sas­
trería, bisutería y educación física; que son los diez más concurridos, de acuer­
do a la información del Censo). De acuerdo a las directivas de los centros juve­
niles, los adolescentes deben asistir a alguno de estos programas; sin embargo,
según lo que reportaron los mismos adolescentes en el censo al que venimos
haciendo referencia, cerca de dos de cada diez infractores no asiste a ningún
programa. Entre los que sí asisten a alguno, la mayoría (ocho de cada diez) lo
hace a Centros de Educación Básica Alternativa (CEBA) y algo menos (siete
de cada diez) a los talleres laborales.

En cuanto a los temas de salud, todos los centros juveniles cuentan con un
centro médico para la atención continua de los adolescentes que lo requieran.
El año 2016, cuando se realizó el censo, se reportó en este que la tercera parte
de los infractores indicaron que tenían o tuvieron alguna dolencia o enferme­
dad dentro del centro juvenil, la mayor parte de ellos relacionados a procesos
gripales o resfriados, dolores de cabeza, fiebre, etc. La mayoría fue atendida
en el centro médico, pero dos de cada diez no lo fue, gran parte porque no co­
municó que estaba enfermo o por falta de recursos médicos, según dijeron los
mismos adolescentes.

Además de los servicios de salud, los centros juveniles brindan los servi­
cios de psicología y servicio social. La mayoría de los infractores reportaron en
el censo que acuden a los servicios que brindan los centros juveniles, especial­
mente a los de psicología (nueve de cada diez lo hace). La frecuencia de visita
a este servicio es mayormente semanal, al igual que al servicio social; en cam­
bio la frecuencia de visita a los servicios de salud es mayormente mensual. Por
lo general, todos los servicios son calificados como buenos o muy buenos. Solo
uno de cada diez infractores calificó el servicio de salud como malo.

1.5. A que se le practique, a su ingreso, un examen médico y a ser evaluado


periódicamente en su salud física y mental, mínimamente cada seis (06)
meses

De acuerdo a la edad en la que se encuentran los adolescentes, como ocu­


rre en la población nacional de este corte etario, los problemas de salud física

k . 844
Sección VII ART.177

son menos frecuentes que en la población adulta o adulta mayor. Puesto que
los problemas de salud que pueden presentar los adolescentes van más allá del
resquebrajamiento de su vitalidad, pero esta población está más expuesta a otro
tipo de afectaciones, como por ejemplo, en temas de salud sexual y salud men­
tal o, en la población con libre tránsito, ser víctimas de agresiones o, incluso,
ser en mayor medida víctimas de accidentes de tránsito. Sin embargo, para los
adolescentes que se encuentran internados el confinamiento puede contribuir a
que su salud física se vea debilitada y más aún afectar su salud mental. Por ello
es crucial que se respete esta disposición del Código.

De acuerdo al primer Censo Nacional de Población en los Centros Juveni­


les, que venimos citando, las dos terceras partes de los infractores a nivel na­
cional cuentan con algún seguro de salud (15.4% no cuenta con uno y 9.5% no
sabe si lo tiene). De entre quienes tienen un seguro, la mayoría (87.2%) cuenta
con el Seguro Integral de Salud (SIS) y el 10.6% con EsSalud.

En el censo se les consultó si padecían de alguna enfermedad y se encontró


que la tercera parte de los infractores a nivel nacional padece de alguna enfer­
medad relacionada con su salud mental (depresión, 14.4%; adicción a sustan­
cias psicoactivas, 11.9% y trastorno de ansiedad, 6.3%) y son muy pocos (alre­
dedor de la cuarta parte) quienes recibieron el diagnóstico para enfermedades
relacionadas con la salud mental y menos de la mitad de los diagnosticados re­
cibe tratamiento. La razón más frecuente por la que dicen no recibir algún tra­
tamiento es que no consideran que su enfermedad sea grave o consideran que
no es necesario algún tipo de tratamiento para esta enfermedad.

En esta parte cabe resaltar que, de acuerdo al censo, a cerca de la mitad


de infractores no se les realizó una prueba para descartar VIH. Si bien los da­
tos del censo son de autoreporte, hay que tomar en cuenta esta información, ya
que existen enfermedades infecto contagiosas que en un contexto de encierro
pueden hacerse epidémicas; por ello, los tamizajes iniciales y periódicos deben
estar protocolizados y ser cumplidos con rigurosidad.

Al igual que estos, como señala el Código, debe enfatizarse la evaluación


periódica de la salud mental de los internados, ya que los espacios reducidos y
la condición de hacinamiento agrava la situación aflictiva que conlleva el en­
cierro. Para esto es indispensable actividades, como las deportivas, que resul­
tan paliativas en estas circunstancias.

845 A
ART 177 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

1.6. Á que se le procuren program as de reinserción socio laboral de acuerdo a


■su formación o aptitudes personales y a ser incluido en los mismos a través
de talleres y program as del Ministerio de Trabajo u otras instituciones
públicas o privadas

Se ha discutido mucho sobre la efectividad del intemamiento como me­


dida resocializadora en adolescentes en conflicto con la ley penal, por eso que
normativas internacionales enfatizan que el encierro debe darse solo en casos
excepcionales. Efectivamente, privar a adolescentes de su libertad trae como
consecuencia cortar procesos de desarrollo en marcha, como las educativas y
especialmente las laborales. Por ello, es realmente importante que los progra­
mas de reinserción laboral sean efectivas, más aun conociendo los anteceden­
tes laborales de los adolescentes internados. En esto, el censo nos ha permitido
aproximamos con mayor certeza a lo que se sospechaba, estos adolescentes,
en su mayoría, han sufrido precariedades laborales: el 83% de infractores afir­
mó que trabajó alguna vez antes de ingresar al centro juvenil y más de la quin­
ta parte lo hizo a los 14 años de edad y una cifra un tanto menor a los 15. La
mayoría ha sido trabajador dependiente, generalmente en ocupaciones elemen­
tales o en el caso de las mujeres como vendedoras de comercios y mercado o
trabajadoras de servicios.

El cuestionario del censo consideró una pregunta sobre el dinero mensual


que recibían por todas sus ocupaciones, aunque no se hizo distinción si sus in­
gresos venían de actividades lícitas o ilícitas, por ello se encontró que una can­
tidad nada despreciable de infractores dijo ganar más de s/ 2,000.00, aunque
un grupo más numeroso de infractores dijo ganar' entre s/ 400.00 a s/ 600.00 al
mes, con un porcentaje de mujeres mucho mayor en este grupo,

Con este contexto, los programas de reinserción laboral que brinden los
centros juveniles deben considerar dos aspectos: el primero, asegurar que aque­
llos adolescentes que tuvieron trabajos con bajas remuneraciones adquieran las
habilidades y competencias necesarias para insertarse en trabajos que les brin­
den escenarios más óptimos tanto en lo económico como en las condiciones
laborales mismas; y, segundo, orientar a aquellos adolescentes acostumbrados
a que sus actividades ilícitas les reditúen grandes cantidades de dinero para que
ponderen entre los beneficios de participar del mercado laboral acorde a las le­
yes y los perjuicios de continuar en actividades ilegales. Sin duda un reto real­
mente desafiante.

k 846
Sección VII ART. 177

1.7. A comunicarse en forma privada y reservada con su defensor, e! ñscal y/o


el juez, la Defensoría del Pueblo, y otras instituciones que requiera

Como mencionaba líneas arriba, los mecanismos de quejas que existen en


los centros juveniles son muy ineficientes, íos adolescentes no se sienten se­
guros ni con la confianza de realizar anotaciones o quejas para ser depositadas
en los buzones de quejas, que por disposición deben tener todos los centros ju ­
veniles, Por ello, fortalecer la comunicación con su defensor, el fiscal o juez,
un defensor del pueblo u otra institución es una tarea pendiente a la cual debe
prestársele atención.

1.8. A prom over incidentes y apelar las medidas disciplinarias que se le


impongan en ios centros juveniles, conforme el reglamento

Lamentablemente no existen registros oficiales públicos sobre las medi­


das disciplinarias impuestas a los adolescentes que han transgredido las reglas
de los centros juveniles, aunque el censo nos ha permitido aproximarnos a esta
información: más de la cuarta parte de los infractores a nivel nacional mencio­
nó que recibió alguna sanción disciplinaria. De acuerdo a lo que indican los
infractores sancionados, aquellas impuestas con mayor frecuencia son lavar
vajillas, tener las visitas suspendidas, el aislamiento, asistir a un programa de
intervención intensiva o limpiar el patio.

Los programas de intervención intensiva (PI1), de acuerdo a las directi­


vas de los centros juveniles, son aquellos donde se le brinde mayor atención
especializada al adolescente con problemas de conducta para corregir estas
conductas problemáticas. Sin embargo, se ha desvirtuado la naturaleza de este
programa y se le ha entendido más bien como un castigo en espacios de confi­
namiento más precarizados. Estas condiciones fueron conocidas el año 2018,
cuando el Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura de la Defensoría
del Pueblo realizó una visita al centro juvenil de Lima, encontrando las for­
mas alarmantes en las cuales eran tratados los adolescentes que se encontraban
en el P1I Cielo10. De acuerdo a esta información el mencionado programa fue
cerrado, no obstante, como decía, no existe información oficial sobre las me­
didas disciplinarias impuestas a los adolescentes y los mecanismos de quejas
no son eficientes. Por ello, más que apelar las medidas disciplinarías que se les

10 Ver https://larepublica.pe/domingo/1333059-grilletes-desnudos-enmaranguita

847 .a
ART.177 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

impone a los adolescentes, se debe mejorar los mecanismos donde ellos puedan
denunciar si consideran que las medidas impuestas son injustas o transgreden
sus derechos fundamentales.

1.9. A recibir visitas personales autorizadas, salvo por medida disciplinaria


establecida en el reglamento, en cuyo caso se garantiza el respeto a su
integridad y la no vulneración de derechos

Las visitas que reciben los adolescentes son los únicos vínculos que pue­
den mantener con el entorno social que tenían antes de su intemamiento. No
obstante, al tener en cuenta que en mucho de los casos este entorno respon­
día a vínculos poco saludables, la autorización de visitas debe darse bajo eva­
luaciones profesionales que aseguren que ellas no perjudiquen su proceso de
resocialización.

En cuanto a la visita de hijos o bijas, el Código parece no tener en cuenta


que los adolescentes varones internados también tienen hijos. En el censo se
encuentra que el 12.6% de varones en intemamiento tienen hijos, mientras que
en mujeres este porcentaje llega al 20.7%.

Si bien no se ha debatido seriamente y no existen estudios que analicen a


profundidad la pertinencia de las visitas de hijos pequeños11 a personas priva­
das de libertad, o las repercusiones que puedan tener en los niños, se conside­
ra que asumir las responsabilidades que acarrean la paternidad o la maternidad
pueden ser refuerzos positivos con miras a su reinserción. Es más, algunos es­
tudios señalan que una variable relacionada con el desistimiento delictual es la
paternidad o la maternidad1112.

1.10. A mantener vínculo con su fam ilia, p a ra ello debe com unicarse
libremente por escrito o por teléfono con sus padres, tutores y/o adulto
responsable y a m antener correspondencia por cualquier medio

11 Hay que tener en cuenta que los adolescentes en intemamiento, por su edad, solo pueden tener hijos
pequeños ya que, de acuerdo al censo, la mayoría de adolescentes varones tuvo hijos a los 16 años
de edad y en el caso de las mujeres se reportan edades más tempranas, incluso a los 12 años, lo que
hace suponer que los hijos de los adolescentes no superarían los cinco años de edad.
12 Para mayor información puede leer: ÁLVAREZ, L., BUSTAMANTE, Y. & SALAZAR, M. “Pater­
nidad y su incidencia en el desistimiento delictual: una revisión teórica”. En: Revista Criminalidad.
N° 59 (1), 2017, pp. 65-75.

!k 848
Sección Vil

El comentario en este punto guarda relación con el comentario anterior. Es


más, es pertinente considerar la participación de la familia en el Plan de Trata­
miento Individual del Adolescente. Se conoce, gracias al censo y otras inves­
tigaciones, que sus contextos familiares no son los más adecuados. Así, se tie­
ne que, en general, los infractores reportan una mayor ausencia del padre que
de la madre (15% vs 3.2%) y porcentajes más altos en edades más tempranas
en las que dejaron de vivir con el padre y la mayor parte de los infractores que
afirma que nunca vivió con el padre vivió mayormente con su padrastro o su
abuelo. Se encontró también que cuatro de cada diez infractores abandonó su
hogar antes de los 15 años de edad, la mayoría de ellos (72.4%) lo hizo entre
los 12 y 15 años y poco más de la cuarta parte a una edad muy temprana, entre
los 7 y 12 años. En el caso de las intemas mujeres, la mitad de quienes abando­
nó su hogar lo hizo antes de los 15 años de edad. Más de la tercera parte dice
que lo hizo para independizarse y cerca de la cuarta parte porque en su familia
existía violencia. Sumado a ello, cerca de la mitad de los infractores menciona
que sus padres ejercían violencia física contra ellos; en la mayoría de los casos
a veces y en pocos esta situación era constante. Cerca de la cuarta parte señala
que su madre era golpeada por su padre o la pareja de ella.

Estas evidencias de sus entornos familiares conflictivos se agravan cuan­


do se les consulta sobre la tenencia de familiares presos: cuatro de cada diez
infractores asegura tener un familiar que está o ha estado preso. De éstos, más
de la mitad dice que ese familiar es un tío(a) y más de la cuarta parte que es
un primo o que es un hermano. La quinta parte de ellos indica que el familiar
preso es el padre.

1.11. A que su familia sea informada sobre los derechos y obligaciones que
a ella le corresponden en el ejercicio de su rol y de la situación del
adolescente privado de libertad

De la información consignada en el punto previo se hace evidente la im­


portancia de involucrar a la familia en el tratamiento como una obligación y
asegurar con ello que el vínculo que tendrá el adolescente en su contexto fami­
liar será prosocial y no lo contrario.

1.12. A que se le tram ite la documentación legal de identificación con la que


acredita su identidad

El país ha logrado una cobertura en la documentación de identidad casi


completa. A diferencia de hace algunas décadas, desde su nacimiento, todo

849 A
■*KT 1*7 Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

ciudadano peruano tiene derecho a acceder al documento nacional de identi­


dad. En ese sentido, es de esperarse que los adolescentes que ingresan al sis­
tema de intemamiento cuenten con sus respectivos documentos de identidad y
de no ser así, debe hacerse los trámites respectivos para que los tenga y estos
deben ser devueltos a su salida del centro juvenil.

1.13. A realizar actividades recreativas y culturales

El estar privado de libertad es para cualquier persona una situación aflicti­


va, la cual se agrava cuando se trata de menores de edad. Por ello, los adoles­
centes internados valoran especialmente las actividades que les sirvan como
distractores y que, además, contribuyan con su proceso resociatizador. Los de­
portes, las danzas y otras actividades similares, efectivamente, además de re­
lajar tensiones, contribuyen con la disciplina e incorporación de valores. Así,
debe asegurarse que sus prácticas se den de forma sistemática y estructurada
dentro del plan de tratamiento de los menores y que se encuentren a cargo de
profesionales formados especialmente para esa labor.

1.14. A profesar y practicar su religión, si la tuviera

A pesar de que el sistema de reinserción social del adolescente en conflic­


to con la ley penal ha surgido bajo la doctrina de una congregación religiosa
específica vinculada con la Iglesia Católica, un derecho que debe asegurarse
es que los adolescentes que ingresen puedan practicar sus religiones con total
libertad, sin ser sujetos de discriminación por ello; más aún si se sabe que en
el país se está reconfigurando el mapa de los credos religiosos, disminuyendo
los ciudadanos que profesan la religión católica e incrementando los creyentes
evangélicos, por ejemplo.

1.15. A una alimentación con contenido nutrición al adecuado

El Estado debe garantizar que el presupuesto asignado a los centros de in­


temamiento de menores sea el más óptimo para brindarle una nutrición ade­
cuada a su etapa de vida. Además, debe asegurarse que dichos centros cuenten
con profesionales en nutrición que puedan establecer dietas pensadas en la ac­
tividad física y condiciones de encierro de los adolescentes.

k 850
Sección V il BIS

1.16. A informarse periódicamente de los acontecimientos por la lectura de


diarios, revistas u otras publicaciones, mediante el acceso a programas
de radio y televisión, salvo por medida disciplinaria establecida en el
reglamento

El censo nos permitió conocer que casi la totalidad de infractores en Ínter-


namiento tiene acceso a un televisor, gran parte de ellos de una a cuatro horas
al día. Son menos lo que ven televisión cinco a seis horas. Sin embargo, hay
un porcentaje significativo (15.3%) de adolescentes que dicen ver la televisión
más de siete horas al día. La mayoría de infractores (86.8%) tiene acceso a li­
bros y los materiales de lectura a los que menos acceso tienen son las revistas
y periódicos. Por tanto, lo que debe asegurarse es que, tanto los programas de
televisión que ven, como las revistas o periódicos que leen, tengan un conteni­
do adecuado para formación e información.

1.17. A ser separado de los adultos que hubieren cometido delitos

Los adolescentes que entran en contacto con el sistema de administración


juvenil gozan de la protección de una serie de instrumentos internacionales,
reglas y directrices especiales, derivadas de la comunidad internacional que
señalan que todos los lugares de detención de menores de edad deben encon­
trarse separados de los adultos. Sin embargo, se conoce que algunos gobiernos
tienen a los menores de edad en diferentes tipos de centros, incluyendo cárce­
les y prisiones para adultos. En este aspecto, el país ha tenido un gran avance
en asegurar este derecho al contar con todo un sistema de justicia especializa­
da para menores de edad.

Sin embargo, existe un intenso debate en cuanto a los adolescentes que


cumplen la mayoría de edad durante su internamiento, algo que ocurre con fre­
cuencia. Recordemos que un menor de edad puede ingresar al sistema de jus­
ticia a partir de los 14 años y, de acuerdo al Decreto Legislativo N° 1204 pu­
blicado el año 2015, que modifica ciertos artículos del Código de los Niños y
Adolescentes, la internación puede dictarse hasta por seis años -en casos ex­
cepcionales el internamiento puede dictarse hasta por diez años-, lo que trae
consigo que muchos menores cumplan la mayoría de edad dentro de los cen­
tros juveniles. En el Perú, a noviembre de 2018, del total de adolescentes pri­
vados de libertad, el 52.4% (1,087) eran menores de edad (de 14 a 17 años de

851 A
ART 177 Comentarios ai Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

edad) y compartían espacios con el 47.6% (989)13 de jóvenes mayores de 18


años de edad.

Se cree, a nuestra opinión de forma errada, que al cumplir la mayoría de


edad -e n el caso pieruano a los 18 años de edad- un individuo ya ha finalizado
su proceso de desarrollo, y se le debe considerar un adulto, con todas las fa­
cultades y atribuciones que esto conlleva y, por tanto, si se encuentra privado
de libertad en un centro de menores debe ser trasladado a un establecimien­
to penitenciario para adultos. No obstante, hay que tener en cuenta dos cues­
tiones importantes: el primero es que la categorización de las etapas de vida
(niño, adolescente, joven, adulto, adulto mayor) usa los cortes etarios para
facilitar registros y mediciones estadísticas, lo cual puede variar de acuerdo
a los contextos en los que se encuentren14; y, segundo, el menor infractor ha
interrumpido su proceso de desarrollo en iguales condiciones que sus pares,
justamente por la medida de internamiento. Cumplir los 18 años no significa
que a partir de ese momento la persona ha culminado su proceso de desarro­
llo y esté en la capacidad de afrontar la convivencia en una institución que,
en términos formales, se rige bajo una lógica diferente que la que poseen los
centros juveniles.

1.18. Ano ser trasladado arbitrariamente

Sabemos que existen nueve centros juveniles a nivel nacional ubicados


en Lima, Arequipa, Chiclayo, Huancayo, Piura, Cusco, Trujillo y Pucallpa,
esto quiere decir que adolescentes que residen en otras partes del país deben
ser trasladados a un lugar de internamiento más cercano. Esto, de por sí, ya
trae consecuencias negativas por el desarraigo y la dificultad para que sus
allegados puedan visitarlos con regularidad. Si por alguna circunstancia no
evaluada con rigurosidad un adolescente es trasladado, se estaría agravan­
do su situación y perjudicando sus posibilidades de reinserción. Por ello, los
traslados no pueden darse como medidas disciplinarias, sino deben darse en
casos excepcionales y considerando que la situación del adolescente así lo
requiera.

13 De acuerdo a la información estadística de la gerencia de centros juveniles.


14 Por ejemplo, diversos académicos señalan que en la actualidad la adolescencia se prolonga hasta los
24 años de edad (ver https://www.bbc.com/mundo/noticias-42740543).

ik 8 5 2
Sección VII ART 17/

1.19. A que se le proporcione vestimenta apropiada por el centro juvenil

En este aspecto, los centros j uveniles deben tener en cuenta las condicio­
nes ambientales de sn ubicación. Por cuestiones administrativas, se dispone un
tipo de uniforme por programa, pero los materiales y diseños de estos unifor­
mes deben estar acordes al clima o a la época del año en que se encuentren.

1.20. A no ser incomunicado ni sometido al régimen de aislamiento, salvo por


medida disciplinaria establecida en el reglamento

Como ya lo comentamos en el punto 8 de este artículo, la desnaturalización


del Programa de Intervención Intensiva (PII) trajo consigo medidas disciplina­
rias que vulneraban los derechos de los adolescentes que eran enviados a este
programa. Sin embargo, ya se ha informado que fueron cerrados. Con la dis­
posición clara y precisa de este punto en el Código se espera que de volverse a
habilitar el PII se haga con el fin de que recobre su naturaleza de intervención
especializada y con profesionales con las competencias necesarias para aten­
der a adolescentes con problemas severos de conducta, sin trasgredir sus dere­
chos fundamentales.

1.21. A que no se impongan contra él sanciones o medidas administrativas o


disciplinarias que impliquen afección corporal

Este punto guarda relación con el anterior, y es importante que se enfatice.


Para que se respeten estas disposiciones se debe prestar atención a los perfiles
profesionales de los educadores, que son quienes custodian a los adolescentes
en todo su proceso resocializador. Los educadores acompañan a los adolescen­
tes en todas sus actividades diurnas y su descanso nocturno, son quienes super­
visan sus interacciones y quienes, en caso de surgir algún conflicto, actúan para
mitigarlo. Bajo estas circunstancias y considerando que se encuentran convi­
viendo con adolescentes que presentan problemas de conducta, los educadores
deben tener un perfil profesional específico y deben, a la vez, recibir capacita­
ción y atención permanente para que, por ninguna circunstancia, opten por el
castigo físico ante problemas disciplinarios que puedan surgir entre y con los
adolescentes.

2. El futuro de los hijos del adolescente internado en un centro juvenil

Aquí es importante enfatizar que el país cuenta con un solo centro de inter-
namiento de adolescentes mujeres que se encuentra ubicado en Lima. Si bien el

853 A
ARr, 177 Comentados al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

número de infractoras es mucho menor que el de varones (4.8% vs. 95.2%) hay
que considerar que, de las 100 adolescentes internadas solo 40 son de Lima y
las demás de diferentes partes del país, es decir, han sido alejadas de sus luga­
res de origen por la medida de intemamiento. A noviembre de 2018, de acuer­
do a los reportes estadísticos de la gerencia de centros juveniles, 12 de las 100
adolescentes internadas tenían hijos. Los datos a los que tuvimos acceso no
muestran si las menores con hijos residían en Lima antes de su intemamiento,
pero puede suponerse que no en todos los casos por lo dicho líneas previas. En­
tonces, en caso de que el hijo de una adolescente con medida de intemamiento
cumpla los tres años, entregarlo a sus familiares implica que estos deben mo­
vilizarse hasta Lim a para recibir al niño o en caso de no tener algún referente
familiar que pueda hacerlo, el menor será entregado a las autoridades compe­
tentes en la materia.

Por otro lado, hay que considerar también que es estrictamente necesario
acondicionar un espacio destinado a las madres adolescentes en donde cuente
con todo el equipamiento los profesionales que permitan el adecuado desamo-
lío del niño y el desenvolvimiento de la madre.

3, Información sobre el ingreso y lugar de internación del adolescente a un


familiar

Esta disposición debe estar acompañada por el contacto de profesionales


competentes para el trabajo articulado con los familiares del menor en intema­
miento, ya que, corno lo mencionamos, los entornos familiares de los adoles­
centes infractores pueden ser conflictivos.

4, Los funcionarios o el personal del centro juvenil deben denunciar los


hechos que han vulnerado los derechos de los adolescentes internados

Los hechos descritos en el punto 8 de este artículo dan cuenta que las vul­
neraciones de los derechos de los adolescentes internados pueden darse ob­
viando los mandatos institucionales o por la desatención o tergiversación de
las medidas disciplinarias; por ello, es indispensable crear los mecanismos, que
vayan más allá del enunciado normativo, para que los funcionarios que presen­
cien o tengan conocimientos de estas vulneraciones puedan denunciar estos he­
chos sin temor a represalias o despidos arbitrarios.

k. 854
Sección VII

:A R T i£ Íto ^ DATOS DEL A D O LESC EN TE

El adolescente que ingrese al Centro Juvenil para cumplir su inter­


nación,, debe contar con unaficha de ingreso en la cual se consigna:
a. Su identidad, como la de sus padres y/o tutores o responsables.
b. Las causas de la internación y autoridad que lo hubiera or­
denado y que sea responsable.
c. La fecha y hora de la admisión de ingreso.
d. El inventario de pertenencias personales del adolescente.
e. Heridas o lesiones visibles y alegaciones sobre maltrato pre­
vio. En su caso se debeformular la correspondiente denuncia
ante la autoridad competente.

© CeciSiü Caparachin Puente

& Comentario

En los últimos años se ha estado mejorando el sistema de registros de las


instituciones del Estado, aunque aún queda mucho por hacer. En cuanto a los
registros de personas privadas de libertad, el avance es aún más lento. Los re­
gistros no se encuentran del todo sistematizados y han sido elaborados pensa­
dos más en cuestiones administrativas que en generar evidencia que sirva a la
atención y tratamiento del adolescente.

Por ello, se debe considerar además de una ficha de ingreso, un registro


sistematizado de su proceso de tratamiento y la intervención que se le realiza
al adolescente con la finalidad de contar con un sistema de monitoreo y eva­
luación permanente a su progreso. Ello no será posible si antes no se invierte
en equipamiento tecnológico, sistemas computacionales para estos equipos y
la capacitación y sensibilización al personal a cargo de esta labor, ya que hasta
donde se conoce, las personas a cargo de los registros lo vienen haciendo por
un tema meramente de cumplimiento y no con la premisa que los datos regis­
trados sirvan para mejorar la atención a los adolescentes.

855 A
ART 171 Comentarios ai Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

iS H I & S ESPECIAL ATENCIÓN

179.1 Sin que constituya forma alguna de discriminación o ais­


lamiento> debe disponerse una ubicación y atención espe­
cial para los siguientes adolescentes:
1. A los más jóvenes;
2. A las adolescentes embarazadas y madres con niños
pequeños;
3. A los toxicémonos y alcohólicos;
4. A los que tuvieran graves problemas de salud física o
mental;
5. A los que hubieran padecido de abusos físicos, psíqui­
cos o sexuales;
6. A los que pertenecieran a una población vulnerable o a
un pueblo indígena.
179.2 El Centro Juvenil debe habilitar ambientes especiales para
el albergue y atención de los hijos de las adolescentes.

© Cecilia Caparachin Puente


► Comentario

El artículo señala que debe disponerse de una ubicación especial para los
casos descritos, pero esto requeriría contar con instalaciones lo suficientemen­
te acondicionadas y amplias para ello. Destinar recursos para la implementa-
ción de una infraestructura con estas condiciones, al parecer, no ha estado en la
agenda de los gobiernos que ha tenido el país.

Por tanto, hacer efectiva esta disposición del Código va más allá de seña­
larlo en una normativa, se deben desplegar las gestiones pertinentes para mejo­
rar la infraestructura que alberga a los adolescentes en conflicto con la ley, los
programas destinados al tratamiento de estos grupos especiales e incrementar
los profesionales que puedan atenderlos.

De otro lado, como lo señalaba en el numeral previo, las instalaciones de­


ben contar con el acondicionamiento adecuado para albergar a los hijos de las
adolescentes y, en este caso, debería contar también con el personal adecuado

tV856
Sección VII

no solo para la atención de los niños, sino también para la preparación de las
madres adolescentes. De hecho, ser madre a temprana edad para una adoles­
cente en libertad es en sí ya complejo, no solo porque ella misma no ha culmi­
nado su etapa de crecimiento, sino también porque debe enfrentarse al estigma
que la maternidad temprana conlleva; para una adolescente con medida de in-
ternamiento esto es aún más complejo, por lo que debe contar con asistencia
profesional que le permita asumir su maternidad de manera más adecuada para
ella y para su menor hijo.

S 57 A
TÍTULO II!

EGRESO DEL ADOLESCENTE

1 Ü Ü SIM PREPARACIÓN PARA EGRESO

180.1 Cuando el adolescente este próximo a egresar del Centro


Juvenil o terminar su vínculo con el Servicio de Orienta­
ción del adolescente debe brindársele una preparación para
su estadía en el medio libref con asistencia del personal a
cargo de su atención.
180.2 La preparación debe incluir el derivar a lafamilia a progra-
' mas de contención para lograr el acompañamiento familiar.

Cecilia Caparachin Puente

► Comentario

Este es un paso significativo que trae a la vez enormes desafíos. La pre­


paración para el egreso del adolescente es una medida innovadora que pro­
pone el Código, que no había sido previsto anteriormente, pero que es com­
plemente necesario ya que la atención con miras a la reinserción social del
adolescente no concluye al momento de ser externado. El externamiento es
más bien el punto clave para reducir la reincidencia delictiva, puesto que una
de las características principales de los adolescentes en conflicto con la ley
penal en el país es que sus factores de riesgo están relacionados a aspectos
contextúales más que a particularidades individuales. La violencia familiar,
los grupos de pares en delitos, los barrios con presencia de actividades delic­
tivas, la tenencia de familiares presos, entre otros, son condiciones que pre­
sentan el grueso de los adolescentes en conflicto con la ley penal. De ahí que
la asistencia permanente de un personal a cargo de su atención sea una me­
dida pertinente y necesaria.

859 jS.
ART. ISO Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Esta preparación para el egreso, como lo señalan los numerales siguientes,


deben considerar el establecimiento de vínculos y el contacto con redes proso­
ciales desde antes de que el adolescente sea externado; así, una vez en libertad,
se valga de estas conexiones para su reinserción efectiva en la sociedad.

Siguiendo lo dicho en el párrafo previo, una de las características de la


población infractora es tener familiares involucrados en actos ilícitos, por eso,
incluir a la familia en programas de contención es importante, pero a la vez es
un reto mayúsculo. Para que sea posible, el Estado debe movilizar todos los re­
cursos necesarios para intervenir con las familias y buscar que estos entornos
sean saludables.

k .B 6 0
Sección VII ART.l

lÉ rtC Ü to f i l SEGUIMIENTO Y ASISTENCIA POSTERIOR A L EG RESO

181.1 La institución a cargo de los Centros Juveniles, debe incluir


como parte del ^atamiento del adolescente, el seguimien­
to y asistencia que se le debe brindar al menos durante los
seis (06) meses posteriores a haber cumplido la medida
socioeducativa.
181.2 El seguimiento y asistencia incluye la atención por los pro­
fesionales del Centro Juvenil o el Servicio de orientación
al Adolescente en las necesidades sociales, psicológicas,
legales, medicas, educativas y laborales del adolescente.
181.3 El seguimiento y asistencia requiere del consentimiento del
adolescente.
181.4 Para el desarrollo del seguimiento y asistencia, el Cen­
tro Juvenil coordina con los diversos sectores del Esta­
do y las instituciones públicas o privadas que considere
conveniente.

© Cecilia Caparachin Puente


► Comentario

Para esto, se necesita ampliar el staff de profesionales de los centros juve­


niles y protocolizar la reincorporación del menor a sus hogares o lugares de ori­
gen. Como lo mencionaba, muchos adolescentes son trasladados de sus lugares
de origen a donde se encuentre el centro juvenil -en el caso de las mujeres el
traslado es para muchas recorrer distancias considerables desde sus puntos de
residencia hasta Lim a- y al ser externados no cuentan con los recursos míni­
mos para movilizarse a sus hogares. Esta labor debe estar a cargo de la institu­
ción y, a la vez, trasladar el expediente de tratamiento para que los profesiona­
les que lo atiendan en sus lugares de origen conozcan las condiciones bajo las
cuales el adolescente recibió la atención y cuál fue el avance en su tratamiento.

Hasta el momento no se conoce con certeza lo que sucedió con los adoles­
centes que pasaron por un centro juvenil, si se reinsertaron de forma efectiva
en la sociedad, si reincidieron siendo adolescentes o si terminaron posterior­
mente en un centro penitenciario para adultos, ya que la confidencialidad de

861 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

los registros de menores hace imposible hacer ese seguimiento. Se hace mucho
más. complicado en las adolescentes externadas, puesto que, como muchas son
de lugares fuera de Lima, no es posible conocer oficialmente el destino de las
adolescentes una vez puestas en libertad. Por ello, el seguimiento y asistencia
es necesario y debe asegurar su reinserción.

Al igual que el punto anterior, esto requiere incrementar la cantidad de


profesionales para que puedan atender las necesidades del adolescente, ade­
más de tejer redes con instituciones que contribuyan con esto, como se señala
posteriormente.

En la investigación del Observatorio Nacional de Política Criminal-Inda­


ga, del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, titulada Justicia Juvenil
Diferenciada, una de las adolescentes que participó en las entrevistas afirmaba
que no quería ser externada ya que sabía que retomaría al barrio donde tenía
los amigos por los que se involucró en actos delictivos. Este puede ser un caso
excepcional, ya que muchos de los adolescentes ansian su libertad. Por ello es
necesario que durante la preparación para el egreso se trabaje en el vínculo po­
sitivo entre el centro juvenil y el adolescente para que éste pueda dar su consen­
timiento para que se le brinde el seguimiento y asistencia, sabiendo que existe
la posibilidad de que en su entorno vuelva a frecuentar a aquellas personas con
las que estuvo relacionado en actividades delictivas.

Si el centro juvenil no logra, durante la permanencia del adolescente, es­


tablecer estos vínculos positivos, será difícil conseguir su consentimiento para
seguir vinculado a la institución.

Como lo señalábamos, la articulación con otras instancias del gobierno


o del sector privado es crucial. Las capacidades institucionales de los centros
juveniles pueden incrementarse si teje redes con otros sectores e instituciones
que contribuyan con el seguimiento y asistencia de los menores infractores.

¡k. S62
Sección V il ART. 18

‘ífiÉiilSi COORDINACIONES INTERINSTITUCIONALES

182.1 Para dar cumplimiento a la finalidad de la presente Ley y


lograr la reinserción familiar, social y laboral de los ado­
lescentes, la entidad a cargo de los Centros Juveniles coor­
dina las acciones y estrategias con los sectores del Estado,
así como con instituciones públicas y/o privadas, imple-
mentando los mecanismos necesarios con las autoridades
nacionales, regionales y/o municipales, para implementar:
1. Los programas de atención durante la ejecución de las
medidas socioeducativas.
2. El seguimiento y asistencia que le pennitan al adoles­
cente reestablecerse con la comunidad.
182.2 Los sectores del Estado y los diversos niveles de Gobierno,
deben coordinar con la entidad a cargo de los Centros Ju­
veniles para coadyuvar en el cumplimiento de lafinalidad
del presente Código y lograr la reinserción familiar, social
y laboral de los adolescentes.

© Cecilia Caparachin Puente

► Comentario

Este artículo es indispensable. Por lo dicho anteriormente, sin articulación


será difícil cumplir con la finalidad de los centros juveniles que es la reinser­
ción social del adolescente infractor.

Por eso es necesario que los sectores como salud, educación, trabajo, el
Instituto Peruano del Deporte, Devida, y todos aquellos que tengan entre su
población objetivo a adolescentes, incluyan dentro de sus planes estratégicos y
planes operativos acciones relacionadas a adolescentes en conflicto con la ley
penal, no solo desde un enfoque de prevención primaria, sino también para la
atención a adolescentes que se reincorporan a la sociedad luego de haber cum­
plido una medida de intemamiento.

Para esto, la gerencia de centros juveniles debería contar con una unidad
que monitoree los planes, programas, proyectos o, en suma, todas las activida­
des relacionadas a la atención a esta población, estableciendo metas claros y
responsables específicos para cada una de ellas.

063 ^
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

:JVRTÍCUL0 j§ | FORMACIÓN Y CAPACITACIÓN D i PERSONAL DE LOS


CENTROS JUVENILES

El personal de los centros juveniles debe ser formado y capaci­


tado continuamente en temas de infancia y juventud, respeto de
los derechos humanos, enfoque de género y el tratamiento del
adolescente. Para ello la entidad a cargo de los Centros Juveniles
constituye una unidad administrativa encargada de dicha labor.

© Cecilia Caparachin Puente

Comentario

A diferencia del Instituto Nacional Penitenciario, el Sistema de Reinser­


ción Social del Adolescente no cuenta con un centro de formación. Esto acarrea
que el personal que trabaja en los centros juveniles no cuente con la formación
adecuada o se capacite por su cuenta. Por ello, hacer efectivo el cumplimien­
to de este artículo debe ser una prioridad y el Estado debe prever las medidas
necesarias para la implementación de un centro de formación que sea requisito
indispensable para trabajaren los centros juveniles.

k 864
DISPOSICIONES
COMPLEMENTARIAS FINALES

PRIM ERA.- Reglamentación

El Ministerio de Justicia y Derechos Humanos en coordinación con el M i­


nisterio de la M ujer y Poblaciones Vulnerables, Ministerio de Economía y Fi­
nanzas, Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo, Ministerio de Educa­
ción, Ministerio de Salud, Ministerio del Interior, Ministerio de Cultura, Poder
judicial, Ministerio Público, y las instituciones que sean pertinentes, elaboran
el reglamento del presente Código, en el plazo de ciento veinte días (120) días,
contados a partir de su publicación en el diario oficial.

Para la reglamentación de lo concerniente a la Sección VI del presente Có­


digo se consideran los siguientes aspectos:

1. El régimen de vida aplicable al adolescente.

2. El régimen de visita, garantizando el contacto de los adolescentes con sus


padres, familiares y otras personas con las que se considere conveniente.

3. El régimen disciplinario a aplicarse al adolescente, estableciendo las posi­


bles faltas a cometerse, las sanciones a aplicarse y el procedimiento a se­
guirse, el cual debe respetar las garantías básicas del debido proceso.

4. El régimen disciplinario a aplicarse a los visitantes, estableciendo las po­


sibles faltas a cometerse, las sanciones a aplicarse y el procedimiento a se­
guirse, el cual debe respetar las garantías básicas del debido proceso.

5. La visita íntima del cónyuge o concubino del adolescente. Debiendo esta­


blecer su temporalidad y adecuación a las condiciones de infraestructura
del Centro Juvenil, el comportamiento del adolescente y la evaluación
del Equipo Técnico Interdisciplinario del Centro Juvenil.

865 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

SEGUNDA. - Vigencia y Aplicación progresiva

La presente norma entra en vigencia al día siguiente de la publicación de


su Reglamento en el diario oficial.

Su aplicación se dará de manera progresiva en los diferentes distritos ju ­


diciales mediante calendario oficial que es aprobado por Decreto Supremo, a
excepción de los artículos comprendidos en los Títulos I y II de la Sección VII,
así como los Títulos I y II de la Sección VIII del presente Código, los que son de
aplicación inmediata, con la publicación de su reglamento en el diario oficial.

TERCERA.- Creación de la Comisión Multisectorial Permanente de


Implementación del Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

Créase la Comisión Multisectorial Permanente de Implementación del Có­


digo de Responsabilidad Penal de Adolescentes, encargada de implementar la
presente norma, la misma que depende del Ministerio de Justicia y Derechos
Humanos y estará conformada por cinco (5) miembros:

1) Un representante del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos (quien la


preside);

2) Un representante del Ministerio del Interior;


3) Un representante del Poder Judicial y
4) Un representante del Ministerio Público.

Asimismo, pueden ser invitados a participar en la Comisión, otras enti­


dades públicas con competencias vinculadas a la temática de Adolescentes en
Conflicto con la Ley Penal.

La Comisión Multisectorial ejerce las funciones siguientes:

1. Formular las políticas y objetivos para la adecuada itnplementaciónprogre-


siva del Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes;

2. Diseñar la propuesta específica del Plan de Implementación;

3. Elaborarelcalendariooficialdeaplicaciónprogresiva del Código y, de ser el


caso, proponer su modificación;

k 866
Disposiciones Complementarías Finales

4. Elaborar los anteproyectos de normas que sean necesarios para la trans­


ferencia de los recursos presupuestarios a que hubiere lugar,

5. Establecer, en coordinación con las entidades concernidas, la provisión de


recursos materiales y humanos que permitan la ejecución de los Planes de
Implementación progresiva del Código, y proponer los proyectos de refor­
ma legal que el caso requiera.

6. Concordar, supervisar y efectuar un seguimiento y evaluación de la eje­


cución de los planes y programas de implementación del Código Procesal
Penal.

7. Conformar equipos técnicos de trabajo y gestionar

la contratación de consultarías especializadas.

8. Las demás que resulten necesarias para el cumplimiento de sus fines.

El Reglamento dispuesto en la primera disposición complementaria final


de la presente norma regula los demás aspectos correspondientes a la Co­
misión Multisectorial creada, conforme al artículo 35 de la Ley orgánica del
Poder Ejecutivo.

CUARTA.- Financiamiento

El presente Decreto Legislativo se sujeta a la disponibilidadpresupuestal


de las entidades involucradas, y no demandará recursos adicionales al Tesoro
Público.

QUINTA.- Sustitución de la medida socioeducativa para casos procesados


con la Ley N° 27337, modificada por el Decreto Legislativo N° 1204

Los adolescentes que hubieren sido sentenciados en virtud de la Ley N°


27337, modificada por el Decreto Legislativo N° 1204 pueden solicitar la sus­
titución de la medida socioeducativa ante el órgano jurisdiccional competente, a
partir de la entrada en vigencia de la presente norma.

867 A
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

D ISPO SICIÓ N
C O M P L E M E N T A R IA T R A N S IT O R IA

ÚNICA.- Ultractividad de los artículos de la Sección I, del Libro V del


Nuevo Código de Niños y Adolescentes (Ley N° 27337)

A la entrada en vigencia el Código de Responsabilidad Penal del Adoles­


cente, los Capítulos III, IV, V y VI del Título II del Libro IV, del Nuevo Código
de los Niños y Adolescentes (Ley N° 27337) son de aplicación ultractiva para
los procesos seguidos contra adolescentes infractores hasta la implementación
progresiva del Código de Responsabilidad Penal del Adolescente, en los diver­
sos distritos judiciales conforme al calendariooficial.

D ISPO SICIÓ N
C O M P L E M E N T A R IA DEROGATORIA

ÚNICA.- Derogatoria

Deróganse los capítulos III, IV, V, VI, VII y VÍI-A del Título II del Libro
IV, del Nuevo Código de los Niños y Adolescentes (Ley N° 27337), el Decreto
Legislativo N° 1204 y toda norma que se oponga a lo regulado en el presente
Código, sin perjuicio de lo establecido en la Unica Disposición Complemen­
taria Transitoria.

bt: 868
INDICE GENERAL
Com entarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes
INDICE GENERAL

________________ TITULO PRELIMINAR________________

► ARTÍCULO i: Responsabilidad penal especial


Marcos Iván Galván Ramos....................................................... ............... 23

► ARTÍCULO II: Principio de interés superior del adolescente


María Consuelo Barletta Villarán............................................................. 32

► ARTICULO 111: Principio pro adolescente


R ita Arleny Figueroa Vásquez................................................................... 38

► ARTÍCULO IV: Principio educativo


María Consuelo Barletta Villarán........................................................... . 43

► ARTICULO V: Principio de justicia especializada


Rita Arleny Figueroa Vásquez.................................................................... 46

► ARTÍCULO VI: Principio de desjudicialización o mínima intervención


Marcos Iván Galván Ramos....................................................................... 52

► ARTÍCULO Vil: Debido Proceso


Manuel Bermúdez Tapia............................................................................. 58

► ARTÍCULO VIH: Principio de presunción de inocencia


Manuel Bermúdez Tapia..................................................... 63

► ARTÍCULO IX: Principio acusatorio


Pedro Pablo A révalo............................................................................... 65

► ARTÍCULO X: Principio de confidencialidad


Manuel Bermúdez Tapia............................................................................. 71
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

► ARTICULO XI: Principio de proporcionalidad y racionalidad


Manuel Bermúdez Tapia..................................... ........................................

► ARTICULO XII: Vigencia de la norma


Manuel Bermúdez Tapia.............................................. ........................... . 77

► ARTÍCULO XIII: Enfoques para la aplicación del Código


Manuel Bermúdez Tapia............................................................... .............. 81

► ARTÍCULO XSV: Fuentes de Interpretación


Manuel Bermúdez Tapia............................................................................. 82

” SECCION 1 ^ ~~ ~~
DISPOSICIONES GENERALES

► ARTÍCULO 1: Objeto de la norma


Bersabeth Revilla Corrales / Gustavo Arturo Zavala Juica..................... 87

► ARTÍCULO 2: Ámbito de aplicación


Bersabeth Revilla Corrales / Gustavo Arturo Zavala Juica.................... 94

► ARTÍCULO 3: Aplicación por excepción


Bersabeth Revilla Corrales / Gustavo Arturo Zavala Juica..................... 97

► ARTÍCULO 4: Presunción de minoridad


Bersabeth Revilla Corrales / Gustavo Arturo Zavala Juica..................... 99

► ARTÍCULO 5: Normas vinculantes


Sissi Villavicencio Ríos /E lisa Malvarte Mendoza................................... 101

► ARTÍCULO 6: Excepción al i dad de la Privación de libertad


Sissi Villavicencio Ríos / Elisa Nalvarte Mendoza................................... 107

► ARTÍCULO 7: Adultos y adolescentes


Bersabeth Revilla Corrales / Gustavo Arturo Zavala Juica..... ................ 111

V ARTÍCULO 8: Aplicación supletoria


Bersabeth Revilla Corrales / Gustavo Arturo Zavala Juica..................... 114

872 ____________ __________________________ _____________________________________ ______


índice general

SECCIÓN II
JURISDICCIÓN Y COMPETENCIA, SUJETOS
PROCESALES Y ÓRGANOS AUXILIARES

TÍTULO I
JURISDICCIÓN Y COMPETENCIA

CAPÍTULO I
JURISDICCIÓN ESPECIALIZADA

► ARTÍCULO 9 Juez de Investigación Preparatoria del Adolescente


Elvira Alvarez Olazábal............................................ ................................. 118

► ARTÍCULO 10 Competencia material y funcional de los Juzgados de


juzgamiento
Elvira Alvarez Olazábal.............................................................. ............... 129

► ARTÍCULO 11: Salas Penales que conozcan de procesos para adolescen­


tes infractores de las Cortes Superiores
Elvira A Ivarez Olazábal. .......................................................................... 132

► ARTÍCULO 12: Sala Penal de la Corte Suprema


Elvira Alvarez Olazábal..................................................................... ........ 138

TÍTULO II
SUJETOS PROCESALES

CAPÍTULO I
EL MINISTERIO PÚBLICO

► ARTÍCULO 13: Funciones


Manuel Bermúdez Tapia............................................................................. 143

► ARTÍCULO 14: Atribuciones y obligaciones del Fiscal


Manuel Berm údez Tap ia............................................................................ 146

► ARTÍCULO 15: Investigación de la infracción


Manuel Bermúdez Tapia................................................... 148

_____________________________ 873
Com entarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

CAPÍTULO II
LA POLICÍA ESPECIALIZADA

► ARTÍCULO 16 Policía especializada


Carla Melissa Lip Zegarra......................................................................... 150

Y ARTÍCULO 17 Función de investigación de la Policía


Carla Melissa L ip Zegarra......................................................................... 152

Y ARTÍCULO 18: Reserva de la identidad del adolescente


Carla Melissa Lip Zegarra........................................................................ 154

CAPÍTULO III
ADOLESCENTES Y DEFENSA LEGAL

► ARTÍCULO 19: Derechos del adolescente


Pedro Pablo Arévalo.........................................................................................157

Y ARTÍCULO 20: Obligaciones de jueces, fiscales y policías de informar


sobre ios derechos del adolescente
Pedro Pablo A révalo........................... 164

Y ARTÍCULO 21: Identificación del adolescente


Pedro Pablo Arévalo.......................... 169

Y ARTÍCULO 22: Padres, tutores o responsables


Pedro Pablo A révalo................................................................................. 172

Y ARTÍCULO 23: Exoneración de responsabilidad penal


Pedro Pablo Arévalo.................................. 174

CAPÍTULO IV
DEFENSA TÉCNICA

► ARTÍCULO 24: Derecho a la defensa técnica


Beyker Chamorro López............................................................................. 178

Y ARTÍCULO 25: Derechos del abogado defensor del adolescente


Beyker Chamorro López............................................................................. 189

874 _____________________ ____________________......................................................... ............................


índice general

CAPÍTULO V
LA VÍCTIMA - EL AGRAVIADO

► ARTÍCULO 26: Definición


Elky Alexander Villegas Paiva.................................................................... 198

V ARTÍCULO 27: Derechos del agraviado


Elky Alexander Villegas Paiva.................................................................. 208

► ARTÍCULO 28: Deber del agraviado


Sissi Viliavicencio Ríos / Elisa Nalvarte Mendoza................................... 244

► ARTÍCULO 29: Acción civil


Elky Alexander Villegas Paiva.................................................................. 246

TÍTULO ffl
ÓRGANOS AUXILIARES

► ARTÍCULO 30: Equipos técnicos interdisciplinarios


Carla Melissa Lip Zegarra......................................................................... 253

► ARTÍCULO 31: Informes técnicos interdisciplinarios


Carla Melissa Lip Zegarra......................................................................... 255

SECCIÓN ill
______________ LA ACTIVIDAD PROCESAL______________

TÍTULO I
PRECEPTOS GENERALES

CAPÍTULO I
LAS ACTUACIONES PROCESALES

SUB CAPÍTULO I
LAS FORMALIDADES

► ARTÍCULO 32: Audiencias


Elvira Alvarez Olazábal..... 259

875
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

► ARTÍCULO 33: Prohibición de publicación de la actuación procesal


Elvira Aívarez Olazábal.............................................................................. 263

TITULO ÍI
MEDIDAS DE COERCIÓN PROCESAL

CAPITULO I
PRECEPTOS GENERALES

► ARTÍCULO 34: Disposiciones generales


Pedro Pablo A révalo.................................................................................... 268

► ARTÍCULO 35: Legitimación y variabilidad


Pedro Pablo Aróvalo.................................................................................... 275

► ARTÍCULO 36: Sustitución o acumulación


Pedro Pablo Arévalo.................................................................................... 279

► ARTÍCULO 37: Impugnación


Pedro Pablo Arévalo..................................................................... 281

► ARTÍCULO 38: Informe del Equipo Técnico Interdisciplinario


del Ministerio Público
Pedro Pablo Arévalo.................................................................................... 285

CAPÍTULO II
LA DETENCIÓN

► ARTÍCULO 39: Detención Policial


Alicia Isabel Valdivieso Roque................................................................... 288

► ARTÍCULO 40: Arresto Ciudadano


Alicia Isabel Valdivieso Roque................................................... 291

► ARTÍCULO 41: Detención Preliminar Judicial


Alicia Isabel Valdivieso Roque................................................................... 293

► ARTÍCULO 42: Motivación del auto de detención


Alicia Isabel Valdivieso Roque................................................................... 295

876
índice general

► ARTÍCULO 43: Lugar de detención


Alicia Isabel Valdivieso Roque.................................................................. 297

► ARTÍCULO 44: Deberes de la Policía


Alicia Isabel Valdivieso Roque............................................. ..................... 299

► AR TÍC ULO 45: Derechos y garantías del adolescente durante


la detención
Alicia Isabel Valdivieso Roque.................................................................. 302

^ AR TÍC ULO 46: Plazo de la detención


Alicia Isabel Valdivieso Roque.................................................................. 303

► ARTÍCULO 47: Plazo para requerir internación preventiva


Alicia Isabel Valdivieso Roque.............................:.................................... 305

TÍTULO III
SUSPENSIÓN PREVENTIVA DE DERECHOS

► ARTÍCULO 48: Supuestos de aplicación


Jearsinéo Yarlequé Montero....................................................................... 307

► ARTÍCULO 49: Modalidades


Jearsinéo Yarlequé Montero....... :.............................................................. 312

► ARTÍCULO 50: Solicitud y otorgamiento


Jearsinéo Yarlequé Montero....................................................................... 315

TÍTULO IV
INTERNACIÓN PREVENTIVA

CAPÍTULO I
DISPOSICIONES GENERALES

► ARTÍCULO 51: Características de la medida


Juan Carlos García Huayama.................................................................... 317

► ARTÍCULO 52: Presupuestos materiales


Juan Carlos García Huayama................................................................... 338

877
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

► ARTICULO 53: Peligro de fuga


Juan Carlos García Huayama.................................................................... 347

► ARTICULO 54: Peligro de obstaculización


Juan Carlos García Huay ama.................................................................... 358

► ARTÍCULO 55: D e l lugar de cum plim iento de la internación


preventiva
Juan Carlos GarcíaHuay ama.................................................................... 36.1

i ARTÍCULO 56: Seguim iento


Juan Carlos Garc ía Huay ama....... ............................................................. 367

CAPÍTULO II
DURACIÓN DE LA INTERNACIÓN PREVENTIVA

► ARTÍCULO 57: D uración de la internación preventiva


Juan Carlos Garc ía Huayama....... ............................................................. 368

► ARTÍCULO 58: Vencimiento del plazo


Juan Carlos García Huayama.................................................... ................ 373

CAPÍTULO ÍÍI
PROLONGACIÓN DEL PLAZO DE LA
INTERNACIÓN PREVENTIVA

► ARTÍCULO 59: Prolongación de la internación preventiva


Juan Carlos García Huay ama......... ............. ................. ............................ 374

CAPÍTULO IV
VARIACIÓN DE LA INTERNACIÓN PREVENTIVA

► ARTÍCULO 60: Variación de la internación preventiva


Juan Carlos Garc ía Huayama............. ........................................... ........... 381

► ARTÍCULO 61: Im pugnación


Juan Carlos García Huayama.......................................................... .......... 386

878 ________________:___________________________ ____________________ ______________ __ —


índice general

► ARTÍCULO 62: Revocatoria de la variación


Juan Carlos García Huayama................................................................... 387

TÍTULO V
LA COMPARECENCIA

► ARTÍCULO 63: Presupuestos


Pedro Pablo A révalo................................................................................ ••■ 389

► ARTÍCULO: 64 L a com parecencia restrictiva


Pedro Pablo Árévalo................................................................................... 392

► ARTÍCULO 65: Las restricciones


Pedro Pablo A révalo................................................................................... 395

TÍTULO VI
INTERNACIÓN
DOMICILIARIA

► ARTÍCULO 66: Internación dom iciliaria


Manuel Bemúdez Tapia........................................... 399

► ARTÍCULO 67: Presupuestos de aplicación


Manuel Bemúdez Tapia............................................................................... 402

► ARTÍCULO 68: Cum plim iento


Manuel Bemúdez Tapia............................................................................... 405

► ARTÍCULO 69: Prohibiciones


Manuel Bemúdez Tapia............................................................................... 407

► ARTÍCULO 70: Revocatoria


Manuel Bemúdez Tapia............................................................................... 409

► ARTÍCULO 71: Duración y variación


Manuel Bemúdez Tapia............................................................................... 411

879
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

SECCIÓN IV
EL PROCESO DE RESPONSABILIDAD
PENAL ADOLESCENTE

TÍTULO I
DISPOSICIONES GENERALES

► ARTÍCULO 72: Finalidad del proceso


Manuel Bermúdez Tapia........... .............. ................ ................................... 415

Y ARTÍCULO 73: A cción penal contra el adolescente


Claudia Fiorella Félix Pacheco................................................................. 417

> ARTÍCULO 74: Prescripción


Claudia Fiorella Félix Pacheco................................................................. 424

TÍTULO II
LA INVESTIGACIÓN
PREPARATORIA

CAPÍTULO I
LOS ACTOS INICIALES
■ DE LA INVESTIGACIÓN

► ARTÍCULO 75: Form as de iniciar la investigación


Claudia Fiorella. Félix Pacheco................................................................. 429

V ARTÍCULO 76: D irección de las D iligencias Prelim inares


Claudia Fiorella Félix Pacheco......................................................... ........ 435

y ARTÍCULO 77: Finalidad de las diligencias prelim inares


Claudia Fiorella Félix Pacheco................................................................. 440

y ARTÍCULO 78: Plazo de las diligencias prelim inares


Claudia Fiorella Félix Pacheco................................................................. 447

y ARTÍCULO 79: Calificación


Claudia Fiorella Félix Pacheco................................................................. 456

880
índice general

► ARTÍCULO SO: Archivo de la investigación


Manuel Bermúdez Tapia............................................................................. 460

CAPÍTULO II
INVESTIGACIÓN PREPARATORIA

► ARTÍCULO 81: Finalidad


Claudia. Fiorella Félix Pacheco................................................................. 462

V ARTÍCULO 82: Form alización y continuación de la Investigación Prepa­


ratoria
Claudia Fiorella Félix Pacheco................................................................. 469

► ARTÍCULO 83: Efectos de la form alización de la investigación


Manuel Bermúdez Tapia............................................................................. 473

► ARTÍCULO 84: D iligencias de la Investigación Preparatoria


Manuel Bermúdez Tapia............................................................................. 475

► ARTÍCULO 85: Dirección de la investigación


Claudia Fiorella Félix Pacheco................................................................. 476

► ARTÍCULO Sé: Función del Juez de la Investigación Preparatoria


Claudia Fiorella Félix Pacheco......................................................... 481

¥ ARTÍCULO 87: Condiciones de las actuaciones de investigación


Manuel Bermúdez Tapia............................................................................. 488

► ARTÍCULO 88: R eserva y secreto de la investigación


Manuel Bermúdez Tapia............................................................................. 490

► ARTÍCULO 89: Plazo


Claudia Fiorella Félix Pacheco................................................................. 491

V ARTÍCULO 90: Conclusión de la Investigación Preparatoria


Manuel Bermúdez Tapia............................................................................. 493

► ARTÍCULO 91: Control del Plazo


Manuel Berm údez Tap ia............... 494

............ ... ........................................ ...... .............................. ................................... 881


Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

TÍTULO III
ETAPA INTERMEDIA

CAPÍTULO I
EL SOBRESEIMIENTO

► ARTÍCULO 92: D ecisión del M inisterio Público


Manuel Bermúdez Tapia....................................................................... 495

¥ ARTÍCULO 93: C ausales de sobreseim iento


Claudia Fiorella Félix Pacheco................................................................. 496

¥ ARTÍCULO 94: C ontrol del requerim iento de sobreseim iento y


A udiencia de control del sobreseim iento
Claudia Fiorella Félix Pacheco................................................................. 503

¥ ARTÍCULO 95: Pronunciam iento del Juez de la Investigación


Preparatoria
Claudia Fiorella Félix Pacheco................................................................. 507

¥ ARTÍCULO 96: Sobreseim iento total y parcial


Manuel Bermúdez Tapia............................................... ............................. 513

CAPÍTULO II
LA ACUSACIÓN

¥ ARTÍCULO 97: Contenido


Claudia Fiorella Félix Pacheco................................................................. 516

¥ ARTÍCULO 98: N otificación de la acusación y objeción de los


dem ás sujetos procesales
Claudia Fiorella Félix Pacheco................................................................. 521

¥ ARTÍCULO 99: A udiencia Prelim inar


Claudia Fiorella Félix Pacheco...................................... .......................... 527

¥ ARTÍCULO 100: Decisiones adoptadas en la audiencia prelim inar


Manuel Bermúdez Tapia........................................................................... 535

882 ............................................. ..... ............................................................................................... ...................


índice general

CAPÍTULO III
EL AUTO DE ENJUICIAMIENTO

► ARISCOLO 101: C ontenido del auto de enjuiciamiento


Manuel Bermúdez Tapia................. .......................................................... 538

► ARTÍCULO 102: Notificación del auto de enjuiciamiento


Manuel Bermúdez Tap la ............................................................................. 53 9

CAPÍTULO IV
EL AUTO DE CITACIÓN
A JUICIO

► ARTÍCULO 103: A uto de citación a juicio


Manuel Bermúdez Tap ia ....................... ..................................................... 540

TÍTULO IV
EL JUICIO ORAL

CAPÍTULO I
DISPOSICIONES
GENERALES

► ARTÍCULO 104: D esarrollo del Juicio Oral


Manuel Bermúdez Tap ia ............................................... ............................. 544

V ARTÍCULO IOS: Condiciones para ei desarrollo del juicio oral


Manuel Bermúdez Tapia............................................................................. 547

CAPÍTULO II
DESARROLLO DEL JUICIO

► ARTÍCULO 106: D esarrollo de la audiencia de juicio oral


Manuel Bermúdez Tapia.......................................................... ................... 549

► ARTÍCULO 10T: A pertura del juicio y posición de las partes


Manuel Bermúdez Tapia........................................................ .................... 551

883
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

CAPÍTULO III
LA ACTUACIÓN PROBATORIA

► ARTÍCULO IOS: O rden y modalidad del debate probatorio


Manuel Bermudez Tapia............................................................................. 553

► ARTÍCULO 109: D eclaración del adolescente


Manuel Bermúdez Tapia.......... ................................... .............................. 555

V ARTÍCULO 110: D eclaración en caso de pluralidad de acusados


Manuel Bermúdez Tapia.............. ............................................................... 557

CAPÍTULO IV
LOS ALEGATOS FINALES

► ARTÍCULO 111: D esarrollo de la discusión final


Manuel Bermúdez Tapia.................... 560

► ARTÍCULO 112: A legato oral del Fiscal


Manuel Bermúdez Tapia.............................................................................. 561

► ARTÍCULO 113: A legato oral del abogado del tercero civil


Manuel Bermúdez Tapia............................................................................. 563

► ARTÍCULO 114: A legato oral del abogado defensor del acusado


Manuel Bermúdez Tap ia.............................................................................. 565

► ARTÍCULO 115: A utodefensa del acusado


Manuel Bermúdez Tap ia..................................................................... 567

CAPÍTULO V
DETERMINACIÓN DE RESPONSABILIDAD
DEL ADOLESCENTE

► ARTÍCULO 116: Determinación de responsabilidad del adolescente


Manuel Bermúdez Tapia............................................................................. 568

884 ....................................................................... ............................................... .......................................


índice general

CAPÍTULO VI
AUDIENCIA SOBRE LA MEDIDA SOCIOEDUCATÍVA
Y LA REPARACIÓN CIVIL

► ARTÍCULO 117: A udiencia sobre la m edida socioeducativa y la


reparación civil
Manuel Bermúdez Tapia............................................................................. 571

CAPÍTULO VII
CONTENIDO DE LA SENTENCIA

► ARTÍCULO 118: C ontenido de la sentencia


Manuel Bermúdez Tapia............................................................................. 574

► ARTÍCULO 119: Lectura de la sentencia


Manuel Bermúdez Tapia............................................................................. 575

► ARTÍCULO 120: Facultad de recurrir


Manuel Bermúdez Tapia............................................................................. 576

► ARTÍCULO 121: Recurso


Manuel Bermúdez Tapia............................................................................. 577

SECCIÓN V
PROCESO ESPECIAL
____________ DE TERMINACIÓN ANTICIPADA____________

► ARTÍCULO 122: Presupuestos


Carolina Huamán Clímaco......................................................................... 582

► ARTÍCULO 123: Procedimiento


Carolina Huamán Clímaco......................................................................... 600

► ARTÍCULO 124: Pluralidad de infracciones o de adolescentes


Carolina Huamán Clímaco......................................................................... 614

______________________________________________________
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

► ARTÍCULO 12S: D eclaración inexistente


Carolina Huamán Cíímaco......................................................................... 622

Y ARTÍCULO 126: D eterm inación de la m edida socioeducativa


Carolina Huamán Clímaco......................................................................... 626

SECCIÓN VI
SALIDAS ALTERNATIVAS AL PROCESO

TÍTULO I
DISPOSICIONES GENERALES .

► ARTÍCULO 127: Definición


Daniel Armando Pisfil Flores..................................................................... 631

Y ARTÍCULO 128: Presupuestos de aplicación


Daniel Armando Pisfil Flores.................................. ................................... 639

TÍTULO II
REMISIÓN

► ARTÍCULO 129: Definición


Maholy Sánchez Demagri........................................................................... 645

Y ARTÍCULO 130: Supuestos de Aplicación


Maholy Sánchez Demagri......... ................................................. ................ 652

Y ARTÍCULO 131: O portunidad


Maholy Sánchez Demagri.......................................... ................................. 657

Y ARTÍCULO 132: Trámite de la rem isión durante las diligencias


preliminares
Oriana Alejandra Vogt Vera.............. ........................................................ 663

Y ARTÍCULO 133: Trám ite de la rem isión durante la investigación


preparatoria
Oriana Alejandra Vogt Vera................................... .................................... 670

886
índice general

► ARTÍCULO 134; Apelación


Onana Alejandra Vogt Vera...................................................................... 675

► ARTÍCULO 135: Revocatoria


Manuel Bermúdez Tapia............................................................................. 679

► ARTÍCULO 136: Extinción de la acción penal


Manuel Bermúdez Tapia............................................................................. 681

TÍTULO III
ACUERDO
REPARATORI0

► ARTÍCULO 13?: Definición y presupuestos


Carlos Senisse Anampa........................................................ 684

► ARTÍCULO 138: Procedim iento


Carlos Senisse Anampa............................................................................. 688

► ARTÍCULO 139: Revocatoria


Carlos Senisse Anampa............................................................................. 691

► ARTÍCULO 140: Extinción de la acción penal


Carlos Senisse Anampa.............................................................................. 694

► ARTÍCULO 141: Otros usos del acuerdo reparatorio


Carlos Senisse Anampa.............................................................................. 696

TÍTULO IV
MECANISMO
RESTAURATIVO

► ARTÍCULO 142: Definición


Juan Jesús Wong Abad................................................................................ 699

► ARTÍCULO 143: Objetivos


Juan Jesús Wong A bad................................................................................ 708

.......... ............... ...... ....................... ......................... ........................ ....... .................. ... ...................... 887
Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

► ARTÍCULO 144: Características


Juan Jesús Wong Abad................................................................................. 712

► ARTÍCULO 145: Oportunidad


Juan Jesús Wong A bad. ........................................................................ 714

► ARTÍCULO 146: A utorización para la aplicación del m ecanism o restaura­


tivo
Juan Jesús Wong Abad................................................................................. 715

► ARTÍCULO 147: Utilización


Juan Jesús Wong A bad................................................................................. 717

SECCIÓN VIS
MEDIDAS SOCIO EDUCATIVAS

TÍTULO I
DISPOSICIONES GENERALES

► ARTÍCULO 148: Imposición


María Consuelo Barletta Villarán.............................................................. 721

► ARTÍCULO 149: Cumplimiento


María Consuelo Barletta Villarán................................ ............................. 723

► ARTÍCULO 150: Finalidad


María. Consuelo Barletta Villarán,............................................................. 725

► ARTÍCULO 151: Consentimiento del adolescente


María Consuelo Barletta Villarán..... ................. ....................................... 727

► ARTÍCULO 152: Control


María Consuelo Barletta Villarán.................................. ........................... 729

V ARTÍCULO 153: Criterios para la determinación de la medida socioedu-


cativa
María Consuelo Barletta Villarán.............................................................. 731

888 ..._______________ .............................................. ................................................................................... ............................................. ..............................................................................................................................................................


índice general

Y ARTÍCULO 154: Modificación de la medida socioeducativa no


privativa de libertad
María Consuelo Barletta Villarán............................................................. 734

► ARTÍCULO 155: Cumplimiento de la medida socioeducativa no


privativa de libertad
María Consuelo Barletta Villarán............................................................. 737

TÍTULO II
TIPOS DE MEDIDAS SOCIOEDUCATÍVAS

Y ARTÍCULO 156: Medidas socioeducativas


Sandy Martínez Jara / Fernando Lizárraga Girón................................... 739

Y ARTÍCULO 157: Medidas accesorias


Sandy Martínez Jara / Fernando L izarraga Girón........... ....................... 745

CAPÍTULO I
MEDIDAS SOCIOEDUCATIVAS
NO PRIVATIVAS DE LIBERTAD

► ARTÍCULO 158: Amonestación


Sandy Martínez Jara / Fernando Lizárraga Girón................................... 750

Y ARTÍCULO 159: Libertad asistida


Sandy Martínez Jara /Fernando Lizárraga Girón................................... 754

Y ARTÍCULO 160: Prestación de servicios a la comunidad


Sandy Martínez Jara / Fernando Lizárraga Girón................................... 758

Y ARTÍCULO 161: Libertad restringida


Sandy Martínez Jara / Fernando Lizárraga Girón................................... 762

CAPÍTULO II
MEDIDA SOCIOEDUCATIVA
PRIVATIVA DE LIBERTAD

► ARTÍCULO 162: Presupuestos de la internación


Sandy Martínez Jara / Fernando Lizárraga Girón................................... 767

.................................. ............................. ....................... .... ......................... .. .. . 889


Comentarios al Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes

► ARTÍCULO 163: D uración de la internación


Sandy Martínez Jara / Fernando Lizárraga Girón................................... 774

► ARTÍCULO 164: Variación de la internación


Sandy Martínez Jara / Fernando Lizárraga Girón................................... 779

► ARTÍCULO 165: U bicación y traslado


Sandy Martínez Jara / Fernando Lizárraga Girón................................... 783

► ARTÍCULO 166: C asos especiales de traslado


Sandy Martínez Jara / Fernando Lizárraga Girón................................... 788

► ARTÍCULO 167: A ctividades


Sandy Martínez Jara / Fernando Lizárraga Girón........ ........................... 791

SECCIÓN VIII
EJECUCIÓN DE LAS MEDIDAS
SOCIOEDUCATIVAS

TÍTULO 1
DISPOSICIONES
GENERALES

► ARTÍCULO 168:Finalidad
Manuel Bermúdez Tapia............................................................................. 799

► ARTÍCULO 169: Plan de tratamiento individual


Manuel Bermúdez Tapia............................................................................. 815

► ARTÍCULO 170: Competencia del Juez durante la ejecución


Manuel Bermúdez Tapia....................................................................... 818

V ARTÍCULO 171: Colaboración de entidades públicas o privadas para la


ejecución
Manuel Bermúdez Tapia............................................................................. 822

890
índice general

► ARTÍCULO 172: Derechos del adolescente durante la ejecución


Manuel Bermúdez Tapia............................................................................. 824

► ARTÍCULO 171: Incentivo de form ación educativa o profesional durante


la internación
Manuel Bermúdez Tap ia............................................................................. 82 6

► ARTÍCULO 174:: Beneficio de semilibertad durante la


internación
Manuel Bermúdez Tapia.............................................................................. 828

¥ ARTÍCULO 175: Ubicación en un Program a de Intervención Intensiva


Manuel Bermúdez Tapia............................................................................. 831

► ARTÍCULO 176: Restricción de beneficios


Manuel Bermúdez Tapia............................................................................. 833

TÍTULO II
CONDICIONES DE LA PRIVACIÓN DE LIBERTAD
DURANTE LA INTERNACIÓN

► ARTÍCULO 177: Derechos del adolescente durante la internación


Cecilia Caparachin Puente......................................................................... 838

► ARTÍCULO 178: Datos del adolescente


Cecilia Caparachin Puente......................................................................... 855

► ARTÍCULO 179: Especial atención


Cecilia Caparachin Puente......................................................................... 856

TÍTULO III
EGRESO DEL ADOLESCENTE

► ARTÍCULO 180: Preparación para egreso


Cecilia Caparachin Puente................................ 859

► ARTÍCULO 181: Seguimiento y asistencia posterior al egreso


Cecilia Caparachin Puente......................................................................... 861

____ ______________________________________ 891


► ARTÍCULO 182: Coordinaciones interinstitucionales
Cecilia Caparachin Puente............... ....................................................... :. 863

V ARTÍCULO 183: Form ación y capacitación de personal de los Centros Ju­


veniles
Cecilia Caparachin Puente......................................... 864

DISPOSICIONES COMPLEMENTARIAS FINALES ............................ 865

DISPOSICIÓN COMPLEMENTARIA TRANSITORIA....... ................ 868

DISPOSICIÓN COMPLEMENTARIA DEROGATORIA....................... 868


COMENTARIOS AL CÓDIGO DE RESPONSABILIDAD PENAL
DE ADOLESCENTES
Se terminó de imprimir en la ciudad de lima,
En los talleres gráficos de JURISTA EDITORES,
Petit Thouars N° 1207 - Lima - Perú.
En el mes de Agosto 2019

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