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COMPENDIUM PENAL

Compendio práctico que sistematiza y conecta la doctrina y jurisprudencia


más relevante y actual con los artículos del Código Penal
TOMO I
J o s é U r q u iz o O l a e c h e a

COM
PEN
DIUM

Eli Compendio práctico que sistematiza y conecta la doctrina y
jurisprudencia más relevante y actual con los artículos del Código Penal

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CO M PENDIUM PENAL
Compendio práctico que sistematizo y conecta la doctrina y jurisprudencia
más relevante y actual con los artículos del Código Penal

Tomo I

© José Urquizo Olaechea


© Gaceta Jurídica S.A.

Primera edición: julio 2019


2150 ejemplares
Hecho el depósito legal en la Biblioteca Nacional del Perú
2019-03921
ISBN Obra completa: 978-612-311-619-4
ISBN Tomo I: 978-612-311-620-0
Registro de proyecto editorial
31501221900307

Prohibida su reproducción total o parcial


D.Leg. N° 822

Diagramación de carátula: Martha Hidalgo Rivero


Diagramación de interiores: Karinna Aguilar Zegarra

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Impreso en: Imprenta Editorial El Búho E.I.R.L.
San Alberto N° 201, Surquillo
Lima - Perú
Julio 2019
Publicado: agosto 2019
PRESENTACION

1. La presente edición del Código Penal debidamente actualizada y revisada


pretende ser un instrumento útil en las actividades diarias de todos aquellos que
trabajan con las leyes penales. En primer lugar, se ha considerado el conjunto de
leyes penales vigentes a la fecha, las modificaciones y las nuevas normas pena­
les. Aquí, usted, estimado lector, encontrará la norma penal desde sus orígenes,
esto es, las leyes originales que conformaron inicialmente el CP-1991 y todos los
cambios que ha sufrido con el tiempo o las adiciones que se han hecho a un tipo
penal específico -y, en muchos casos, nos encontramos con nuevas figuras pena­
les- y en general se ha adicionado todo aquello que a la fecha configura la ley
penal que debe aplicarse.
Las leyes obviamente son objeto de análisis, estudios, profúndización por
juristas; así, la denominada doctrina penal tiene mucha importancia y, en tal sen­
tido, y siendo coherentes, resulta de la mayor importancia presentar los comen­
tarios que ha merecido la ley de forma específica y los aportes concretos para su
mejor comprensión y sobre todo el imperativo de precisar los aspectos nuclea­
res de la norma.
Ciertamente, la dogmática jurídica penal esbozada y desarrollada por profe­
sores y juristas de gran prestigio y reconocimiento se convierten en un material de
estudio que no puede ser dejado de lado. Resulta ilustrativo conocer el contexto
actual de los contenidos normativos y unido a ello se presenta el saber jurídico
actualizado y las propuestas de rango científico fruto de investigaciones jurídicas
penales de avanzada. Temas centrales de la teoría del delito o temas vinculados
a la parte especial del Código Penal son explicados y desarrollados por los estu­
diosos del Derecho Penal, incluyendo las discusiones que ciertamente son útiles
a todos los que trabajamos en materia penal.
2. La jurisprudencia es una referencia obligada, el trabajo de los jueces a
través de sus resoluciones evidencia perfiles interpretativos en casos concretos y,
dada su naturaleza e importancia, no es posible obviarla, ello no quita que res­
pecto de la jurisprudencia se puedan establecer opiniones discrepantes, pues, tal
como lo menciona la Constitución en el artículo 139 inciso 20: “El principio del
P resentación

derecho de toda persona de formular análisis y críticas de las resoluciones y sen­


tencias judiciales, con las limitaciones de ley”. Dicha norma se replica en la Ley
Orgánica del Poder Judicial, artículo 10: “(...) Cualquier decisión judicial, recaída
en un proceso fenecido, puede ser objeto de análisis y crítica, con las limitaciones
que expresamente la Ley señala”.
El juez penal al interpretar la ley se coloca en dos posiciones, una de carác­
ter abstracto y general cuando se remite a la norma y de ella extraerá consecuen­
cias y otra cuando en el caso en concreto redefine todas las posibilidades de la
norma con base en datos fácticos, pruebas y contrapruebas, interpretación que se
inicia con la subsunción jurídica del hecho a la ley y luego de los alcances mate­
riales de la conducta desde la perspectiva de su lesividad. Solo así se construye
una línea de interpretación respecto de la aplicación de la ley al caso concreto,
y de ella se extraen los elementos configuradores y de contenido que le asigna
la judicatura a la norma, esto es, los alcances de la norma. La decisión judicial
se convierte en vinculante en cuanto al caso decidido. Pese a que la interpreta­
ción judicial no es fuente ni formal ni material del Derecho Penal, en muchos
casos, dada la calidad de la jurisprudencia, puede convertirse en orientadora, en
la medida que consolida los rasgos esenciales de los elementos del injusto penal
o en los supuestos de normas de la parte general su posición, soporte y aplicación
para el resto de normas penales. La tarea de la jurisprudencia desde la perspec­
tiva orientadora es definir el sentido y significación del conjunto de normas pena­
les y procesales. Aquí subyacen dos grandes líneas: la interpretación conforme a
la Constitución y la adhesión a los tratados que el Perú ha suscrito y que tienen
influencia directa en la interpretación de normas penales.
3. En materia penal existe una curva que finalmente se une: la facticidad
de la conducta exteriorizada y la respuesta contrafáctica del sistema punitivo: la
pena. Esa relación que se inicia bajo el uso de la libertad de la persona culmina
en su extremo en la pérdida de la misma como expresión del poder jurídico penal
asumido como respuesta por lesionar los bienes jurídicos. En una sociedad de
participación sobre bienes latentes, aquellos bienes llevados al proceso de forma-
lización a través del Derecho Penal responden a título de contención en los proce­
sos de comunicación de las personas, sean personas naturales con personas natu­
rales o sean personas naturales con personas jurídicas, el punto de referencia será
precisamente la comunicación en cuanto expresión de participación y dicha par­
ticipación de la persona como expresión de lo que ella es en sí misma, sus valo­
res, su autonomía ética, su cosmovisión del mundo y de las relaciones, todo ello
se inicia como reconocimiento a su dignidad y al libre desarrollo de la personali­
dad que el Derecho Penal no puede sobrepasar.

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P resentación

4. Ahora bien, la interpretación judicial no se puede reducir a un proceso


de formalización con base en un puro resultado lesivo o a una exaltación a la
norma con base en una lesión de la misma. No es la norma el centro de la discu­
sión, sino la persona humana en relación con la norma, por ello, los aspectos per­
sonales, las circunstancias, las posibilidades u opciones que la persona tenga en
una situación concreta contribuyen a definir las posibles fisuras que causó la per­
sona, si las causó, al bien jurídico, en ese punto el juez penal desarrollará su valo­
ración jurídica.
En materia penal, el ordenamiento jurídico peruano se guía por el principio
de legalidad que rechaza la analogía in malam partan, entendida como creación
de delitos, de penas o alteración de estructuras típicas que afecten las bases nor­
mativas preestablecidas. Es por ello que desde la interpretación judicial no se per­
mite a los jueces extender o crear conductas no contenidas en las normas penales.
Interpretar no es legislar bajo el manto de la solución de un caso concreto. Este
punto tiene una mayor significación, expresa que no existen dos esferas diferen­
tes, esto es, no existe un Derecho Penal autónomo y creativo alejado de su esen­
cia constitucional, el límite como principio es el principio de legalidad que se
impone por su naturaleza vinculante, es por ello, por seguridad jurídica, que las
normas son escritas y, por tanto, formalizadas normativamente a fin de evitar su
transgresión.
5. Código Penal y realidad criminal son expresión de un momento histórico
determinado. Esto significa reconocer que a la fecha tenemos fenómenos crimi­
nales de alta magnitud, narcotráfico, lavado de activos, corrupción, crimen orga­
nizado, trata de blancas, esto es, nos encontramos ante una realidad criminal alar­
mante, de alcances macrosociales, con sus naturales consecuencias en la sociedad
en su conjunto. Es por ello que el Derecho Penal se ve en el imperativo de revi­
sar su aparato conceptual, dicho de otro modo, el paso de la criminalidad indivi­
dual a la criminalidad organizada y masiva y a la criminalidad planetaria como
en los casos de cibercriminalidad. Un tipo de criminalidad que no tiene fronte­
ras y que posee una organización que muchas veces rebaza la imaginación y que
las actuales leyes no la comprenden. Este tipo de criminalidad resquebraja el sis­
tema normativo de forma lacerante, es una criminalidad creativa que busca fisu­
ras dentro de la estructura penal para empoderarse y arrasar con valores éticos de
larga tradición en nuestra sociedad. Debilitar el poder punitivo del Estado es una
tarea de esta gran criminalidad, en esa perspectiva, la corrupción aparece como
un enlace criminal de gran poder, en cuanto bajo las estructuras legales existentes
se solapan todas las variedades criminales. El logro de la corrupción es presen­
tarse como si friera lo “normal” o lo “rutinario”, quitándole el ropaje de delito, y
así ningún corrupto siente que su conducta es realmente un delito y buscan crecer
P resentación

ensamblando verdaderos grupos criminales, decantándose finalmente como orga­


nizaciones. El tamaño de la organización no es lo que la define como organiza­
ción, sino su capacidad intrínseca de lacerar las bases mismas del sistema penal;
en el Perú, el único límite al respecto es su diferencia con la banda del artículo
317-B del Código Penal. La gran criminalidad trae aparejada la discusión sobre
la pena desde diversas perspectivas, su función y fines, y con ello una revisión
conceptual y material de la pena bajo el modelo constitucional. Pero no es solo
la pena como tal, sino - y a modo de ejemplo- la inhabilitación en el caso de fun­
cionarios públicos o de personas que sin serlo, dada la naturaleza de la lesión,
deben ser objeto de inhabilitación; y, en esa línea, las consecuencias accesorias,
con base en el daño causado.
6. Bajo tal realidad, el Código Penal y las diferentes leyes penales especia­
les buscan contener el crimen, sus principales actores son la Policía, los fisca­
les, los jueces, los abogados, el ciudadano de a pie, la prensa, todos unidos bajo
la ley. Es cierto que los actores cumplen diversos papeles, pero ninguno queda al
margen de la juricidad, pues es precisamente la juricidad y su contenido lo que
evita el circo, el estigma, la mancha, la venganza o la pura irracionalidad. He ahí
la importancia de conocer la ley penal desde los diversos ángulos, la doctrina, la
jurisprudencia, los plenarios y todo aquello que nos lleve a la mejor comprensión
de las normas penales en concreto. La ley en cuanto su base democrática debe
entenderse en constante revisión y, por tanto, las discusiones respecto de ella,
provenientes de los diferentes ámbitos sociales, académicos, oficiales, de grupos
de interés u otros, deben ser atendidos en su verdadera dimensión como aportes a
considerar dentro del entramado penal.
7. Sin embargo, frente al crimen solo tenemos al Derecho Penal como
expresión extrema ante la imposibilidad de control previo por instancias dife­
rentes. En ese sentido, el Derecho Penal se presenta como instrumento de res­
puesta, de neutralización de conflictos criminales acaecidos. Pero una de las pers­
pectivas del Derecho Penal es su capacidad de prevención de delitos y faltas, por
tanto, sus mensajes prohibitivos y de mandato deben ser debidamente mostrados
con la mayor claridad posible, este punto es de la mayor importancia. De otro
lado, respecto al Derecho Penal, se debe recordar que él debe intervenir en casos
de extrema gravedad y en lo posible que los conflictos que rozan con el Derecho
puedan ser resueltos en otras instancias (Derecho Civil, Administrativo, Tributa­
rio y otros). Es decir, no se debe sobredimensionar el Derecho Penal y sancionar
todo aquello que se cruce en el camino. Este mensaje va al legislador democrático
para recordarle que no use el Derecho Penal como plataforma política.
8. Volviendo a nuestro Código Penal, debo precisar que he seguido el
modelo de mi maestro en el Perú don Luis Bramont Arias, ilustre penalista y

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Presentación

catedrático de San Marcos y de la Facultad de Derecho de la Universidad de San


Martín de Porres, que en su obra Código Penal anotado (en referencia al CP de
1924 ya derogado) diseñó una ruta a seguir, modelo que no ha perdido frescura
ni vigencia, como él lo dijo: “(...) procurar el mejor conocimiento y aplicación
de la legislación penal del país, (...)”(1). El presente trabajo tiene una pretensión
utilitaria en momentos que el Derecho Penal tiene masiva presencia en la socie­
dad peruana.
9. Respecto a las leyes, hemos incorporado la modificatoria al delito d
usurpación: cuando la usurpación se comete sobre inmueble en zonas declara­
das de riesgo no mitigable, artículo 204 numeral 11 del CP; el delito de apolo­
gía al terrorismo, artículo 316-A del CP; las modificaciones al feminicidio, ar­
tículo 108-B, referidas a la pena; las lesiones graves del artículo 121 del CP;
lesiones graves por violencia contra mujeres e integrantes del grupo familiar, ar­
tículo 121-B del CP; lesiones leves, artículo 122 del CP; agresiones en contra de
las mujeres o integrantes del grupo familiar, artículo 122-B; faltas, artículo 441
del CP (lesión dolosa y lesión culposa); maltrato, artículo 442 del CP; finalmente,
la derogación del artículo 443 del CP (el arrojo de objetos: el que arroja a otoo,
objetos de cualquier clase, sin causarle daño, será reprimido con prestación de
servicio comunitario de diez a quince jomadas). Mediante Decreto Legislativo
N° 1367, de 29 de julio de 2018, se indicó lo siguiente: “(...) es necesario evitar
el ingreso a la administración pública de los condenados por los delitos de lavado
de activos, financiamiento al terrorismo y tráfico ilícito de drogas (...)” y se modi­
fican los artículos 38, 69, 296 y 296-A del CP. El 4 de agosto de 2018, la Ley
N° 30838 modifica los artículos 15, 46-B, 46-C, 69, 92, 170, 171,172, 173, 174,
175,176,176-A, 177,178,178-Ay 183-B. El contexto de la presente ley se dirige
a fortalecer la prevención y sanción de los delitos contra la libertad e indemni­
dad sexuales. En ese contexto, quedan modificados el error de comprensión cul­
turalmente condicionado, artículo 15; reincidencia, artículo 46-B; habitualidad,
artículo 46-C; rehabilitación automática, artículo 69; reparación civil: oportuni­
dad de su determinación, artículo 92; violación sexual, artículo 170; violación de
persona en estado de inconsciencia o en imposibilidad de resistir, artículo 171;
violación de persona en incapacidad de dar su libre consentimiento, artículo 172;
violación sexual de menor de edad, artículo 173; violación de persona bajo auto­
ridad o vigilancia, artículo 174; violación sexual mediante engaño, artículo 175;
tocamientos, actos de connotación sexual o actos libidinosos sin consentimiento,
artículo 176; tocamientos, actos de connotación sexual o actos libidinosos en agra­
vio de menores, artículo 176-A; formas agravadas, artículo 177; responsabilidad

(1) B R A M O N T A RIA S, Luis A. Código Penai anotado. Lima, 1966, p. 7.


P resentación

especial, artículo 178; tratamiento terapéutico, artículo. 178-A; proposiciones a


niños, niñas y adolescentes con fines sexuales, artículo 183-A; incorporación al CP
de los artículos 88-A, imprescriptibilidad de la pena y de la acción penal, y 184-
A, inhabilitación. También la derogación del artículo 173-A del CP (dicho artículo
señalaba lo siguiente: “Si los actos previstos en los incisos 2 y 3 del artículo anterior
causan la muerte de la víctima o le producen lesión grave, y el agente pudo prever
este resultado o si procedió con crueldad, la pena será de cadena perpetua”). Me­
diante Decreto Legislativo N° 1453, de 16 de setiembre de 2018, se modifica el ar­
tículo 69 del CP respecto a la rehabilitación automática. Respecto a la aplicación de
la pena, se modifican los párrafos cuarto y sétimo y se incorporan el quinto y sexto
del artículo 46-A del CP, referidos a las circunstancias agravantes por la condición
del sujeto activo del delito. Incluso la presente edición contiene también las recien­
tes modificatorias introducidas por la Ley N° 30963, del 18 de junio de 2019, a los
artículos 153-B, 179, 179-A, 180, 181, 181-A, 182-A, 183, 183-Ay 183-B del CP
relacionados con los delitos contra la libertad sexual; asi como la incorporación de
los artículos 153-D al 153-J vinculados a los mencionados delitos.
10. Hoy en día, para conocer los alcances e interpretación de la norma no
puede prescindir de los acuerdos plenarios que representan los esfuerzos por con­
ciliar la comprensión tanto del diseño político criminal utilizado así como del sig­
nificado dogmático de la ley y con ello orientar las respuestas judiciales y buscar
una cohesión a nivel nacional. Esto es, evitar resoluciones marcadamente con­
tradictorias respecto a puntos comunes, sobre todo atendiendo a nuestro país con
sus mil y un cosas.
Un caso paradigmático de lo que significa un acuerdo plenario es el 001-
2016/CJ-116, de 12 de junio de 2017, publicado en El Peruano el 17 de octu­
bre de 2017, sobre los alcances típicos del delito de feminicidio. Los ponentes
magistrados supremos Helvia Barrios Alvarado y Aldo Figueroa Navarro esta­
blecen un discurso jurídico valorativo previo de la mayor relevancia. En primer
lugar, la definición sobre la violencia de género, fundamento jurídico 1: “La vio­
lencia contra la mujer constituye la expresión de toda violencia que se ejerce por
el hombre contra esta por su condición de tal, y tiene su génesis en la discrimi­
nación intemporal, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los
hombres sobre las mujeres”. Y seguidamente precisan en el punto 3: “(...) debe
entenderse por violencia contra la mujer, cualquier acción o conducta, basada
en su género, que cause la muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psico­
lógico a la mujer, tanto en el ámbito público o privado”. En los puntos 17 a 27
desarrollan la evolución legislativa del delito de feminicidio, con notas ilustra­
tivas que reflejan aspectos punitivos, que comienzan con quince años de pena

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P resentación

privativa de libertad hasta la cadena perpetua y la inclusión de la inhabilitación,


así como las agravantes que pasan a constituir derecho positivo. Una de las vir­
tudes del Acuerdo Plenario sobre el feminicidio es el análisis dogmático del ar­
tículo 108-B del Código Penal. Así, el tipo penal de feminicidio es abordado
desde su denominación y todos los aspectos propios del esquema del delito sin­
gular. Respecto al sujeto activo desarrollado en el punto 32, afirman los vocales
supremos lo siguiente: “(...) solo un hombre podría actuar contra la mujer, produ­
ciéndole la muerte, por su género o su condición de tal. Esta motivación excluye
entonces que una mujer sea sujeto activo”. Esta posición es ciertamente discutible.
Por un lado, si se parte de que el feminicidio es una expresión propia del machismo
y del ejercicio de la violencia masculina, el tipo legal puede reconducirse a la afir­
mación de que solo el hombre puede ser sujeto activo del delito. Si se considera que
el feminicidio es una versión lesiva sustentada en el hecho de ser mujer, cualquiera
que realice actos lesivos por tal razón puede ser considerado como sujeto activo del
delito de feminicidio. Y en el punto 48 se indica lo siguiente: “Para que la conducta
del hombre sea feminicidio no basta con que haya conocido los elementos del tipo
objetivo (condición de mujer, idoneidad lesiva de la conducta, probabilidad de la
muerte de la mujer, creación directa de un riesgo al bien jurídico), sino que además
haya dado muerte a la mujer por su condición de tal (...) se le agrega un móvil: el
agente mata motivado por el hecho de ser mujer. El feminicidio deviene así en un
delito de tendencia interna trascendente”. El móvil pasa a ser un elemento esencial
para la configuración del feminicidio, y no puede solo atribuirse a un hombre, pues
la vida enseña que en muchos casos puede existir ese mismo móvil en una mujer y,
en tal sentido, no queda muy claro que se excluya otras posibilidades de lesión en
los casos de feminicidio. Como puede verse, existe mucha riqueza conceptual en
los razonamientos de los jueces, que vale la pena abordar y aquí han sido mencio­
nados brevemente para ilustrar los supuestos concretos.
Vale la pena mencionar, el Pleno Jurisdiccional sobre lesiones y faltas por
daño psíquico y afectación psicológica de 12 de junio de 2017, el Pleno Jurisdic­
cional sobre enfoque criminológico y jurídico de la estructura en la organización
criminal de 5 de diciembre de 2017 y el Pleno Jurisdiccional sobre la participa­
ción del extraneus en los delitos especiales propios: el caso del enriquecimiento
ilícito de 12 de junio de 2017.
El Acuerdo Plenario del 1 de junio de 2016: La agravante del delito de vio­
lencia y resistencia contra la autoridad policial: tipicidad y determinación judi­
cial de la pena, ofrece un desarrollo jurídico con base en principios, en concreto
el principio de proporcionalidad, consignando de esta forma valores de rango
constitucional en la aplicación del Derecho Penal, en sus palabras, los jueces

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P resentación

que suscribieron el presente plenario en calidad de ponentes, Prado Saldarriaga,


Rodríguez Tineo, Pariona Pastrana, consideraron:
“(...) actos como el empujar a un miembro de la Policía Nacional del Perú,
cuando este ejerce sus funciones, o el afectar su honra a través de insultos
o lanzándole escupitajos, no pueden ser consideradas como formas agra­
vadas. Sobre todo porque dichas conductas no son suficientemente idó­
neas para afectar el bien jurídico con una intensidad o fuerza adecuadas
para impedir que la autoridad cumpla sus funciones; la pena, entonces, que
cabría aplicar en tales supuestos no pueden ni debe ser conminada en el ar­
tículo 367” (fundamento 21, parte final).
Los jueces indican que en tales casos la norma aplicable es el artículo 366,
que tiene una pena no menor de dos ni mayor de cuatro años, o tal conducta se
puede reconducir a una falta.
Obviamente, existen muchas razones por las cuales en la actualidad es nece­
sario conocer el desarrollo de la jurisprudencia y de los acuerdos plenarios, a fin
de percibir los alcances no planteamientos que surgen de la actividad judicial pro­
piamente dicha, y, como tiene que ser, se convertirán en objeto de estudio, de aná­
lisis, de crítica y todo aquello que contribuya a un desarrollo de los tópicos pena­
les sensu stricto.
11. Finalmente, es necesario recordar que la única fuente del Derecho Pen
es la ley, este principio es de aplicación estricta, porque representa un ámbito de
seguridad jurídica para el ciudadano y se enmarca en lo que es natural a un Estado
de derecho. Es necesario precisar que la única fuente del Derecho Penal es la ley
por el carácter vinculante que establece a funcionarios públicos y también a par­
ticulares. Los abogados tienen la ley en sus manos para erigir sus argumentos a
favor o en contra de los intereses que patrocinan; los fiscales, la ley para estable­
cer sus imputaciones o desestimarlas en cuanto un hecho concreto no se corres­
ponde con los alcances, sentido y contenido de la ley penal y con la valoración
que estime conveniente el representante del Ministerio Público; el juez es para­
digma de la aplicación de la norma penal, dado que es a través de su palabra que
la ley penal cobra vida, pero no es una vida artificiosa o superflua, es una vida
llena, decantada con el poder de la ley y afirmada en ella, el juez tiene el poder
de filtrar la ley al socaire de hechos y derechos, y convenir de forma estricta si es
aplicable o no la ley penal al caso concreto, por eso, su fundamentación es el eje
central a tener en cuenta.
La ley penal es formulada en abstracto y diseñada con criterios de exclu­
sión, pues la descripción típica es un conjunto de elementos que se deben cumplir

12
P resentación

uno por uno de manera radical de forma tal que si no se cumplen de forma estricta,
la conducta no será punible, esto es, no toda conducta imputada necesariamente
debe concluir en una condena, no, la ley y su sabiduría expresarán en la interpre­
tación penal los valores meridianos que permitan establecer las reglas lesivas a
la norma en un contexto social determinado. Es por ello que la jurisprudencia se
encuentra en constante dinám ica y cobra dimensiones importantes, pues tiene en
cada caso la oportunidad de reformular los contenidos, objetivos y finalidades de
lo que significa la lesión jurídica al amparo de la norma, los principios, las garan­
tías y las reglas que la Constitución impone y que ciertamente son de obligato­
rio cumplimiento.
Es por ello que en la actualidad la jurisprudencia constituye objeto de estu­
dio, análisis, reflexiones, tomas de postura, críticas y todo lo que es propio al
camino del desarrollo del Derecho y en concreto al Derecho Penal. Esta actitud
es necesaria, siempre existe la posibilidad o tentación del intérprete de la ley de
ampliar los ámbitos punitivos, en la creencia de que hace justicia o que realiza
labores promocionales de corte político criminal o aunque no se señale expre­
samente, muchas veces detrás de una sentencia se encuentra una pura vocación
punitiva, donde todo es delito, una aparente pureza que no se condice con la
sociedad peruana que se ha constituido bajo el modelo de Estado de derecho y
el primer valor es la persona humana en toda su esencia: su dignidad. De ahí la
importancia de que nuestros jueces, los jueces de la ley penal, sean jueces com­
prometidos con los valores sustanciales que nuestra Constitución consagra y no
reducir su labor a pequeños y aparentes reconocimientos públicos en desmedro
de la estructura jurídica que representa la ley penal. Cualquier alejamiento de lo
estrictamente consagrado en la ley penal no solo significa una reducción a la nada
de la ley, sino un daño irreversible a la credibilidad y respeto a las bases mismas
de la juridicidad y, por tanto, una afección, en primer lugar, al sistema jurídico
y, seguidamente, al sistema social, a la sociedad peruana, que en su convivencia
requiere precisamente de modelos prestigiosos de Derecho.
12. Estimado lector, el presente texto es fruto de un trabajo llevado ad
lante con entusiasmo, rigor y de forma estricta, dadas las responsabilidades
-por las consecuencias- del Derecho Penal, y por tal razón el esmero de trasla­
dar la norma desde su aparición hasta la actualidad y con ello agregar e insertar
los cambios, variantes y nuevas opciones desde el punto de vista de la interpre­
tación penal.
Debo agradecer a Alien Martí Flores Zerpa, Natalí Laura Zubia Fernández
y Gabriela Alexandra Aliaga Estrada por haberme acompañado en la reestructu­
ración del presente texto. Ellos, jóvenes y distinguidos estudiantes de la Facultad
de Derecho de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, han fortificado el

13 —
P resentación

sentido de la presente edición, aparecen sus descubrimientos, sus preguntas, sus


dudas y todo lo que es propio a quienes aman el Derecho y lo estudian con pasión.
Los he visto revisar manuales, revistas especializadas, artículos, jurisprudencia,
conocer autores, buscar las modificaciones de la ley penal peruana (el legislador
peruano tiene una tendencia a cambiar, crear, incluir, señalar normas interpreta­
tivas y, por tanto, afectar las descripciones de la norma y en muchos casos deli­
near sus ribetes, como ha ocurrido - a modo de ejemplo- con el delito de lavado
de activos), preguntar, establecer diálogos, discusiones y, en fin, todo aquello que
fuera necesario para construir y mantener una línea homogénea para el presente
trabajo.
A ellos, mi agradecimiento, mis mejores deseos y que sigan -como hoy- en
la dura tarea del estudio e investigación que tanto requiere nuestro querido Perú,
que concurran jóvenes inteligentes y comprometidos con el saber penal. Quiero
aprovechar la oportunidad para agradecer al Dr. Manuel Muro por su aliento y
apoyo para la presente publicación y a la editorial Gaceta Jurídica por confiar en
nosotros.
Finalmente, todos los posibles errores u omisiones los asumo y soy el único
responsable.

Prof. Dr. José URQUIZO OLAECHEA


Catedrático principal de Derecho Penal
de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Vicerrector Académico
de la Universidad Privada San Juan Bautista

14
EXPOSICION DE MOTIVOS
ANTECEDENTES

Exactamente al año y medio de vigencia del Código Penal y por Ley N° 5168 del
31 de julio de 1925, se designó una comisión compuesta por el senador doctor
Angel Gustavo Cornejo y el diputado doctor Plácido Jiménez con la finalidad de
introducir las modificaciones que fueran necesarias al Código Penal. En 1928 se
dio a publicidad el proyecto.
El Gobierno presidido por el arquitecto Femando Belaúnde Terry, por Decreto
Supremo N° 136-AL del 25 de marzo de 1965, nombró una comisión de juristas
encargada de revisar el Código Penal de 1924. La Corte Suprema, la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos, la Pontificia Universidad Católica del Perú y la
Federación Nacional de Colegios de Abogados del Perú designaron a sus represen­
tantes para integrar dicha comisión. El 7 de junio de 1972, la comisión presidida
por el doctor Octavio Torres Malpica e integrada por los doctores Luis Bramont
Arias, Luis Roy Freyre, Raúl Peña Cabrera, Hugo Piaggio y Carlos Espinoza Vi-
llanueva, presentó el anteproyecto destinado a reformar el Código Penal.
Por Resolución Suprema N° 070-81-JUS, del 8 de setiembre de 1981, se constituye
una comisión integrada por juristas como los doctores Luis Roy Freyre, Eduardo
Mimbela de los Santos, Carlos Espinoza Villanueva, Lauro Muñoz Garay, Alfon­
so Aguilar Bustillos, Víctor Maúrtua Vásquez, Nicolás de Piérda y Balta y el Co­
ronel PIP José Cabrera Márquez, encargada de proponer al Ministerio de Justicia
el anteproyecto de Código Penal. El 3 de agosto de 1983, el Ministro de Justicia,
doctor Armando Buendía Gutiérrez, remitió el Proyecto de Ley del Código Penal al
Senado de la República, el que se publicó en el diario oficial El Peruano del 3 al
5 de setiembre de 1984.
Por Ley N° 23 859 del 5 de julio de 1984 se facultó al Poder Ejecutivo a promulgar
mediante decreto legislativo el Código Penal, constituyéndose una Comisión Re-
visora integrada por los doctores Javier Alva Orlandini, Luis Bramont Arias, Hugo
Denegrí Cornejo, Víctor Alfaro de la Peña, Guillermo Bettochi Ibarra, Oriel Bol-
drini Pomareda, Edmundo Haya de la Torre, Segundo Peña Reyna, Víctor Pérez
Liendo, Juan Portocarrero Hidalgo y Bonifacio Quispe C usí . El trabajo de esta

15 —
E xposición de motivos

Comisión fue publicado en el diario oficial E l Peruano en setiembre y octubre de


1984. Con algunas enmiendas se publica nuevamente del 19 al21 de agosto de 1985.
La Comisión Consultiva del Ministerio de Justicia, conformada por Resolución
Ministerial N° 193-85-JUS, del 31 de julio de 1985, contando con la colaboración
de sus miembros Edmundo Haya de la Torre, Luis Bramont Arias, Juan Portoca-
rrero Hidalgo y José Tello Campodónico, sobre la base de los proyectos anterio­
res elaborados por la Comisión Revisora constituida por Ley N° 23859, elaboró
el propio dándose a publicidad en el diario oficial El Peruano del 31 de marzo al
2 de abril de 1986. Como secretario participó el Dr. Jorge Rodríguez Vélez.
El 25 de octubre de 1988 se expidió la Ley N° 24911 ampliándose el plazo con­
cedido por Ley N° 23859 a todo lo que resta del periodo constitucional, a fin de
que el Poder Ejecutivo promulgue mediante decreto legislativo el Código Penal.
Con este propósito se conformó una nueva Comisión Revisora a la que se le au­
toriza introducir las reformas que estimare pertinentes, así como a convocar a las
personas e instituciones que tuvieran interés en hacer conocer sus opiniones y su­
gerencias sobre el Proyecto de Código Penal de 1986 trabajado por la Comisión
Consultiva del Ministerio de Justicia. Los miembros de esta Comisión fueron los
doctores René Núñez del Prado, Felipe Osterling Parodi, Rolando Breña Pantoja,
Flavio Núñez Izaga, Benjamín Madueño Yansey, Duberly Rodríguez Tineo, Carlos
Espinoza Villanueva, Pedro Méndez Jurado, Luis Bramont Arias, Luis Roy Freyre
quien reemplazó al Dr. Luis Corvetto Cabrera y Ricardo Váscones Vega. Cola­
boraron con esta los doctores Raúl Peña Cabrera, Carlos Lecaros Cornejo, Feli­
pe Andrés Villavicencio Terreros, César San Martín Castro, Luis Lamas Puccio y
Víctor Prado Saldarriaga. Actuó como secretaria letrada Ana María Valencia Ca-
tunta. Con fecha 9 de setiembre de 1989, se publica el Proyecto del Código Penal
(Parte General) y el 17 de julio de 1990 es publicado el Proyecto del Código Pe­
nal en su versión completa (Partes General y Especial).
Por Ley N° 25280 el Congreso de la República delegó en el Poder Ejecutivo la
atribución de dictar, en el término de noventa días, el Código Penal, mediante de­
creto legislativo, designando a la presente Comisión Revisora integrada por tres
senadores, doctores Javier Alva Orlandini, Luis Gazzolo Miani y Absalón Alarcón
Bravo de Rueda; tres diputados, doctores Gilberto Cabanillas Barrantes, Eduardo
López Therese y José Baffigo Torre; un representante del Ministerio Público, Dr.
Pedro Méndez Jurado; del Poder Judicial, Dr. Carlos Espinoza Villanueva; del Mi­
nisterio de Justicia, Dr. Juan Portocarrero Hidalgo; de la Federación Nacional de
Colegios de Abogados, Dr. Luis López Pérez; del Colegio de Abogados de Lima,
Dr. Luis Bramont Arias. La Comisión contó con la colaboración de los Doctores
Roberto Keil Rojas y Gonzalo de las Casas, en lo que respecta a delitos económi­
cos, financieros y monetarios; y del doctor Raúl Peña Cabrera.

16
E xposición de motivos

Del mismo modo prestaron su valioso concurso los secretarios letrados Ana María
Valencia Catunta, Pablo Rojas Zuloeta, María del Pilar Mayanga Carlos, Javier
López Moreno, Miguel Carbajal Espinoza y Rosa Sandoval de Carranza.
La Ley N° 25305 prorrogó por sesenta días el plazo para la revisión del Proyecto
y la promulgación del Código Penal.
Es dable reconocer que el Código Penal cuya vigencia cesa, constituyó en su épo­
ca un paso trascendental con relación a las ciencias penales que le antecedieron.
Sin embargo el paso irreversible del tiempo, con los nuevos avances doctrinales
y la explosiva realidad social del país estremecieron su estructura funcional. El
fenómeno criminal con los índices alarmantes y las nuevas modalidades violentas
de la desviación social presionaban por mejores propuestas de reacción punitiva.

CONTENIDO
Hasta hace poco la tendencia era la de hacer una reforma parcial del Código Pe­
nal; pero desde 1979, con la promulgación de la Constitución Política del Estado,
se entendió que había llegado el momento de afrontar la reforma total del ordena­
miento jurídico punitivo. Esta empresa debería abocarse no solamente a adaptar el
Código Penal al sistema político dibujado por la Constitución, sino también a las
nuevas realidades de nuestra sociedad y a los avances que presenta en esta hora
la política criminal, la dogmática penal, la criminología y la ciencia penitenciaria.
El Código Penal persigue concretar los postulados de la moderna política crimi­
nal, sentando la premisa de que el Derecho Penal es la garantía para la viabilidad
posible en un ordenamiento social y democrático de Derecho.
El Código Penal en su Título Preliminar enarbola un conjunto de principios ga-
rantistas como son: finalidad preventiva y protectora de la persona humana de la
ley penal (art. I); legalidad, según el cual la actividad punitiva del Estado debe te­
ner apoyo pleno, claro y completo en la ley (art. II); prohibición de la aplicación
analógica de la ley penal (art. III); principio de la lesividad o puesta en peligro de
bienes jurídicos para la aplicación de las penas (art. IV); garantía jurisdiccional,
las sentencias no pueden ser dictadas más que por juez competente (art. V); ga­
rantía de ejecución, exige que la pena se cumpla en el modo previsto por la ley
(art. VI); responsabilidad penal como fundamento de la aplicación de la pena (art.
VII); proporcionalidad de la pena a la responsabilidad por el hecho y de la medida
de seguridad a intereses públicos predominantes (art. VIII); función retributiva,
preventiva, protectora y resocializadora de la pena, y los fines de curación, tutela
y rehabilitación de las medidas de seguridad (art. IX); aplicación de las normas
generales del Código Penal a las leyes especiales (art. X).

17
E xposición de motivos

Aplicación espacial
La novedad consiste aquí en aceptar el criterio de la ubicuidad para determinar el
lugar de comisión del delito, pudiendo ser aquel sitio en que se produjo la acción
u omisión o el de la manifestación del resultado (art. 5).

Aplicación temporal
1. En acatamiento del artículo 233 inciso 7) de la Constitución Política, se pres­
cribe la aplicación de “lo más favorable al reo en caso de conflicto en el tiem­
po de leyes penales” (art. 6). De esta manera el Proyecto sustituye el princi­
pio de la unidad de ley aplicable, ya fuese la precedente, la subsecuente, o
la intermedia, según consagra el artículo 7 del Código Penal de 1924, por el
nuevo principio de la combinación, que toma lo más benigno que tenga cada
una de las normas sucesivas.
2. Las leyes penales temporales o pasajeras, denominadas así porque regirán
durante un tiempo predeterminado en su propio texto, se aplican a todos los
hechos delictivos realizados en la época de su vigencia, aunque ya no estuvie­
ren en vigor al producirse el juzgamiento, salvo que otra ley prescriba después
lo contrario. La razón de esta nueva norma proyectada está en que, de no ser
así, se cometería el absurdo de anunciar la ineficacia de las leyes temporales
cuando, los delitos que prevé, fueren cometidos ante la inminencia de fini­
quitar el tiempo de su vigor (art. 8).
3. En cuanto al momento en el que debe considerarse cometido un delito, el Pro­
yecto indica que no es otro que el correspondiente a la acción u omisión, sin
tomar en cuenta el instante en el que se produzca el resultado (art. 9).

Aplicación personal
Fundándose en la igualdad ante la ley, el artículo 10 reconoce prerrogativas en ra­
zón de la función o cargo previstas en leyes o tratados internacionales.

HECHO PUNIBLE

Bases de la punibilidad
1. Se subsana un importante vacío legislativo al señalarse los requisitos para
que la comisión por omisión pueda llegar a ser castigada. Teniendo en este
tema como fuentes al Proyecto Alternativo Alemán de 1966 (parágrafo 12) y
el Código Penal de Alemania Occidental de 1975 (parágrafo 13), el Proyecto
de la Comisión Revisora Nacional precisa que el omitente del impedimento
de un hecho punible será sancionado cuando tenga el deber legal o jurídico

18
E xposición de motivos

libremente aceptado de paralizar su realización (deber de garante), o si ha


creado un peligro inminente que fuere propio para que el evento se produzca
(conducta precedente del autor), siempre que la omisión corresponda al tipo
penal de una comisión mediante un hacer (art. 13).
2. Notable innovación es la que se refiere al tratamiento prelegislativo del error
(art. 14). Tradicionalmente se han utilizado los términos de error de hecho
y error de Derecho. Las nuevas fórmulas sustitutivas de error de tipo y error
de prohibición indican contenidos distintos a los aludidos con las denomina­
ciones tradicionales. Mientras que las expresiones lingüísticas antiguas, hoy
superadas por el progreso de la doctrina penal, permitían distinguir entre lo
fáctico y lo jurídico, ocurre ahora que el error de tipo está referido a todos los
elementos integrantes del mismo, ya sean valorativos, fácticos y normativos
(circunstancias de hecho, justificantes o exculpantes), quedando el error de
prohibición vinculado a la valoración de la conducta frente al ordenamiento
jurídico en su totalidad (no responsabilidad por el error). Siguiendo una ten­
dencia alemana manifestada uniformemente en el Proyecto de 1962 (pará­
grafo 20, inc. 2), en el Proyecto Alternativo (parágrafo 19, inc. 1) y en el vi­
gente Código Penal de Alemania Occidental (parágrafo 16, inc. 1), la misma
que trascendiera al Proyecto de Código Penal Tipo para Latinoamérica (art.
27), sucede que el documento prelegislativo que se motiva prescribe que el
error de tipo vencible se castiga como infracción culposa cuando se hallare
prevista como tal en la ley; reservándose la pena atenuada, aun por debajo
del mínimo legal indicado para la infracción dolosa, si se tratare de un error
de prohibición vencible. En verdad, el documento prelegislativo nacional si­
gue a la propuesta de Anteproyecto del nuevo Código Penal Español de 1983
(art. 17, inc. 3), al decidirse por la atenuación obligatoria, no así facultativa
del error de prohibición vencible.
3. En reconocimiento a la heterogeneidad cultural de los habitantes de nuestro
país, pero sin recurrir a una terminología despectiva con la que infelizmente
utilizó el “Código Maúrtua” (“salvajes”, “indígenas semicivilizados o de de­
gradados por la servidumbre y el alcoholismo”), el proyecto de la Comisión
Revisora ha dado acogida a una forma especial de error conocida en la doc­
trina como “error de comprensión culturalmente condicionado”. En este sen­
tido, quien por su cultura o costumbre (no así por anomalía psíquica u otras
causas de inimputabilidad prevista en el art. 20, inc. 1 de este Proyecto), co­
mete un hecho punible sin ser capaz de poder comprender, por tales motivos,
el carácter delictuoso de su acto o determinarse de acuerdo a esa compren­
sión, estará exento de pena. La sanción se atenuará si, por iguales razones, la
capacidad que se indica se encontrare únicamente disminuida (art. 15).

19
E xposición de motivos

Tentativa
1. A diferencia del Código Penal de 1924, en el que la atenuación de la pena para
la tentativa tiene nada más que una aplicación facultativa, en el actual Proyec­
to, la benignidad anotada asume un sentido de obligatoriedad para el juzgador
(art. 16).
2. Como consecuencia de la norma propuesta en el artículo IV del Título Pre­
liminar del Proyecto que se motiva, texto que estipula que la imposición de
pena solo acontece ante la lesión o puesta en peligro de un bien jurídico, re­
sulta que ahora se ha previsto la impunidad de la tentativa cuando es abso­
lutamente inidónea, ya sea por la ineficacia del medio empleado o por la im­
propiedad del objeto sobre el que recae la acción (art. 17). Es así como desa­
parecerá de nuestro ordenamiento jurídico la punibilidad del delito imposible
(que se sustenta en la peligrosidad del autor), tanto por no existir bien jurídico
alguno dañado o arriesgado, como también por la falta de alarma social.

Causas que eximen o atenúan la responsabilidad penal


1. El texto del estado de necesidad justificante (art. 20, inc. 4) tiene su fuente
en el parágrafo 34 del Código Penal Alemán (1975). Las innovaciones intro­
ducidas en el tema son las siguientes: a diferencia del artículo 85 inciso 3,
del Código Penal de 1924, el dispositivo que se propone ha sido redactado
en función de otro distinto reservado para el estado de necesidad exculpante;
la amenaza queda concretada al peligro, suprimiéndose la alusión a la ame­
naza de sufrir “un mal”, vocablo que trae reminiscencias morales; el peligro
debe ser actual; se amplía la eximente en favor de quien conjura el peligro
que amenaza a otra persona; el bien protegido debe resultar preponderante
respecto al interés dañado; y, el medio empleado para vencer el peligro debe
ser adecuado.
2. En otro numeral del Proyecto se trata del estado de necesidad exculpante (art.
20, inc. 5). Su fuente se encuentra en el parágrafo 35 inciso 10 del Código Pe­
nal Alemán. Constituye un caso expreso de no exigibilidad de otra conducta
que se diferencia del estado de necesidad justificante por indicar en numerus
clausus cuáles son los bienes jurídicos elementales, en el sentido de impor­
tantes, que deben ser amenazados, así como por resaltar la antijuricidad del
hecho, todo lo cual se explica en razón de que el presupuesto de la exclusión
de culpabilidad no está en la colisión de bienes jurídicos de distinta jerarquía
en la que se deba proteger el más importante, sino en el conflicto de intereses
jurídicos de idéntico o similar rango, en donde la presión psíquica hace no
exigible un comportamiento adecuado a derecho. La segunda diferencia queda
puntualizada al exigir el texto proyectado que cuando la amenaza compromete

20
E xposición de motivos

a otra persona, esta debe tener estrecha vinculación con el que actúa por nece­
sidad. En un segundo párrafo se dice que no procede la exención de respon­
sabilidad penal “si al agente pudo exigírsele que aceptase o soportase el peli­
gro en atención a las circunstancias, especialmente cuando hubiese causado
el peligro o estuviese obligado por una particular relación jurídica”, fórmula
mucho más explícita que la contenida en el artículo 85 inciso 3 del Código
Penal de 1924 (“[...] si en las circunstancias en que se ha cometido el acto no
podía razonablemente exigirse del autor el sacrificio del bien amenazado”).
3. Aun cuando la fórmula de la obediencia jerárquica del Proyecto (art. 20, inc.
9), es exactamente igual a la del Código Penal vigente (art. 85, inc. 5), cabe
destacar que la Comisión Revisora interpreta, que con las locuciones “orden
obligatoria”, “autoridad competente” y “ejercicios de sus funciones” se alu­
de tácitamente, pero de manera suficiente, a que la orden superior no debe
ser manifiestamente ilícita, no siendo necesario, en tal sentido, indicarlo así
expressis verbis.
4. La coincidencia de voluntades, entre el sujeto activo y el sujeto pasivo de un
delito, no tiene penalmente el significativo valor que ostenta el acuerdo ajus­
tado por las partes en el área del Derecho Privado. Sin embargo, teniéndose
en consideración que en el campo penal no siempre son públicos los intere­
ses ofendidos, el Proyecto de la Comisión Revisora admite, entre otras causas
de exención de responsabilidad penal, el actuar con el consentimiento válido
del titular de un bien jurídico, siempre que este sea de libre disposición (art.
20, inc. 10).
El presente Proyecto, a diferencia del “Código Maúrtua”, prescribe con un ca­
rácter facultativo, mas no imperativo, la reducción de la pena por debajo del
mínimo legal señalado para el hecho cometido, cuando el agente tuviere más de
18 años de edad y menos de 21 años de edad al momento de realizar la in­
fracción y para las personas mayores de 65 años (art. 22).

Autoría y participación
1. La pena del cómplice secundario, que conforme al Código Penal en vigor es
de atenuación facultativa, en el Proyecto que se motiva resulta de obligatoria
disminución, debiendo imponerse la sanción por debajo del mínimo legal se­
ñalado para el delito cometido (art. 21).
2. El texto que establece la responsabilidad penal de las personas físicas que ac­
túan en representación de una persona jurídica, (art. 27), ha sido tomado del
artículo 15 bis del Código Penal Español (adicionado por la Ley Orgánica
8/1983), así como también del artículo 31 de la Propuesta del Anteproyecto
del Nuevo Código Penal Español de 1983. Siguiendo, en su mayor parte, el

21 --------------
Exposición de motivos

artículo de la primera fuente citada, el dispositivo proyectado exige que con­


curran en la persona representada, mas no necesariamente en el representan­
te, las condiciones, cualidades o relaciones que la correspondiente figura de­
lictiva requiera para ser sujeto activo.

Las penas
La Comisión Revisora, a pesar de reconocer la potencia criminógena de la prisión,
considera que la pena privativa de libertad mantiene todavía su actualidad como
respuesta para los delitos que son incuestionablemente graves. De esta premisa se
desprende la urgencia de buscar otras medidas sancionadoras para ser aplicadas a
los delincuentes de poca peligrosidad, o que han cometido hechos delictuosos que
no revisten mayor gravedad. Por otro lado, los elevados gastos que demandan la
construcción y sostenimiento de un centro penitenciario, obligan a imaginar nue­
vas formas de sanciones para los infractores que no amenacen significativamente
la paz social y la seguridad colectivas.

Clases de penas
1. El sistema de sanciones del Proyecto resulta positivamente innovador. La Comi­
sión Revisora estima haber perfeccionado la pena privativa de libertad al unificarla
(eliminando las penas de intemamiento, penitenciaria, relegación y prisión),
y permitiendo sea sustituida, en los casos expresamente indicados, por otras
formas de sanciones que no importen recortar la libertad ambulatoria. No pue­
de negarse la audacia con que el Proyecto ha previsto la aplicación de penas
limitativas de derechos distintas a la privación de la libertad ambulatoria, pero
hay que considerar que la densa población carcelaria, los efectos perniciosos
de la prisión y la escasez de recursos públicos para cubrir las más elementales
necesidades que exige al respecto la condición humana, compelen a indagar
por soluciones que, sin ser perfectas, constituyan al menos un relativo avan­
ce en la lucha contra el delito.
2. El Proyecto prevé un elenco de penas marcadamente simple. Las sanciones
son de tres clases: privativa de libertad, restrictiva de libertad, limitativa de
derechos y multa (art. 28).
3. La unificación de la pena privativa de libertad se ha hecho siguiendo una ten­
dencia legislativa que tuvo su origen en el Proyecto Alternativo Alemán de
1966 (parágrafo 36). La citada pena se extiende de dos días a 25 años (art.
29).
4. Las penas limitativas de derechos son la de prestación de servicios a la comu­
nidad, la limitativa de días libres e inhabilitación (art. 31). Dichas sanciones se
aplican como autónomas, o como sustitutivas de la pena privativa de libertad,

22
E xposición de motivos

cuando la pena reemplazada, en criterio del juzgador, no sea superior a 3 años


(art. 32). La pena de prestación de servicios a la comunidad consiste en traba­
jos gratuitos que realiza el condenado en centros asistenciales, escuelas, hos­
pitales, orfanatos, etc. (art. 34). La sanción limitativa de días libres impone la
obligación de permanecer los sábados, domingos y feriados por un mínimo
de 10 horas y un máximo de 16 horas en total por cada fin de semana, en los
establecimientos que se organicen con fines educativos (art. 35). Tanto una
como otra de las penas limitativas de derechos referidas se extienden de 10 a
156 jornadas de servicio o limitación semanales. El incumplimiento no justi­
ficado de estas penalidades tendrá el efecto de convertirlas en sanción priva­
tiva de libertad, de acuerdo a las equivalencias que se precisan en el artículo
52 del Proyecto (art. 33).
5. La inhabilitación experimenta importantes modificaciones con respecto al
Código Penal vigente. En primer lugar, se suprime el carácter perpetuo de la
inhabilitación y se fija en 5 años el máximo de su duración (art. 38). En segun­
do término, el Proyecto precisa los casos en que la inhabilitación se aplicará
como pena accesoria, permitiendo de esta manera adecuarla a la naturaleza
del deber infringido (art. 39).
6. La pena de multa se extiende de 10 a 365 días, salvo disposición distinta de
la ley (art. 42).
7. La expatriación y la expulsión del país, según se trate de peruanos y de extran­
jeros, se aplican después de cumplida la pena privativa de libertad (art. 30),
tienen una duración máxima de diez años y solo proceden en delitos graves.

Aplicación de la pena
1. El Proyecto consagra el importante principio de la coculpabilidad de la so­
ciedad en la comisión del delito cuando prescribe que el juzgador deberá te­
ner en cuenta, al momento de fundamentar el fallo y determinar la pena, las
carencias sociales que hubieren afectado al agente (art. 48). En esta forma
nuestra colectividad estaría reconociendo que no brinda iguales posibilidades
a todos los individuos para comportarse con adecuación a los intereses ge­
nerales, aceptando una responsabilidad parcial en la conducta delictiva, mea
culpa que tiene el efecto de enervar el derecho de castigar que el Estado ejerce
en nombre de la sociedad. La Comisión Revisora conceptúa que la culpabili­
dad a la que se alude, disminuye o desaparece en la misma medida en que el
delincuente haya tenido las oportunidades de comportarse según las normas
de convivencia social.
2. Una verdadera innovación es la consistente en la forma en que debe compu­
tarse la detención preventiva en los casos de sentencia a pena privativa de

23
E xposición de motivos

libertad de cumplimiento efectivo. A diferencia del carácter facultativo que


en el Código Penal vigente tiene el descuento de la prisión sufrida antes de
dictarse la condena (art. 47), la Comisión Revisora propone que la reclusión
preventiva sea descontada obligatoriamente de la sanción impuesta a razón
de un día de pena privativa de libertad por cada día de detención (art. 47).

Conversiones de la pena privativa de libertad


El documento prelegislativo que se motiva establece que, en ciertos casos, el juzga­
dor podrá convertir una pena privativa de libertad no mayor de 3 años por otra que
puede ser de multa, prestación de servicios a la comunidad o limitación de días libres
(art. 52). Si el condenado no cumpliera injustificadamente con el pago de la mul­
ta o con la prestación del servicio asignado o con las jomadas de limitación de
días libres, la conversión procedente será revocada, debiendo entonces ejecutarse
la privativa de libertad señalada en la sentencia. El descuento de la pena no pri­
vativa de libertad cumplida con anterioridad a la revocatoria se hará de acuerdo
con las equivalencias señaladas (art. 56). También procederá la revocación si es
que, dentro del plazo de ejecución de la pena ya convertida, el condenado come­
te un delito doloso sancionado en la ley con privación de libertad no menor de 3
años. En el último caso indicado, la revocatoria opera automáticamente (art. 57).

Suspensión de la ejecución de la pena


Uno de los requisitos para que proceda la suspensión de la ejecución de la pena
privativa de libertad consiste en que la sanción impuesta no debe ser mayor de 4
años. El plazo de suspensión, vale decir el término de prueba, tiene un máximo de
3 años (art. 57). A diferencia del Código Penal en vigor, el Proyecto fija las reglas
de conducta a imponerse, precisándose también los casos en los que se considerará
a la condena como no pronunciada (arts. 58 y 61, respectivamente).

Reserva del fallo condenatorio


Se consigna otra innovación de importancia consistente en que el juzgador se abs­
tiene de dictar la parte resolutiva de la sentencia en la que estaría fijada la pena.
El Proyecto enumera los casos en que opera la reserva del fallo condenatorio (art.
62), siendo destacable la circunstancia referente a que el delito esté sancionado
con privación de libertad no superior a 3 años, así como también el requisito de
una penalidad que no supere las 90 jomadas de prestación de servicios a la co­
munidad o de limitación de días libres. Las reglas a imponerse en el momento
de acordar la reserva del fallo condenatorio están expresamente contenidas en un
numeral aparte (art. 64).

24
E xposición de motivos

Exención de pena
Se trata de otro recurso del Proyecto para evitar se ejecute la pena privativa de li­
bertad de corta duración.
La exención de pena procede en los casos en que la sanción privativa de libertad
señalada para el delito no sea mayor de 2 años, así como también cuando la pena
es limitativa de derechos o multa, todo a condición de que la responsabilidad del
agente sea mínima (art. 68). La Comisión Revisora advierte que la exención de
pena mantiene resabios de la composición (acuerdo entre las partes), instituto que
cristalizó elementales anhelos de justicia y fue socialmente eficaz en la medida en
que superó la venganza privada.

Rehabilitación
Estando en la línea de la simplificación administrativa, el Proyecto prescribe que
la rehabilitación no necesita trámite alguno, debiendo producirse automáticamente
(art. 69). La rehabilitación tiene el efecto de cancelar las anotaciones o registros
relativos a la condena que se impuso, lo que importa guardar absoluto silencio
respecto a los antecedentes policiales, judiciales y penales (art. 70).

De las medidas de seguridad


El Código Penal de 1924 incluyó un amplio catálogo de medidas de seguridad.
No obstante esta previsión, las limitaciones económicas del Estado frenaron toda
posibilidad de que fueran realmente aplicadas. La Comisión Revisora, consciente
de esta negativa experiencia, ha buscado conciliar la aplicación de estas medidas
con las inmediatas posibilidades materiales del Estado. En este sentido, solo se
prevén dos clases de medidas de seguridad: la internación y el tratamiento ambu­
latorio (art. 71).

Extinción de la acción penal y de la pena


Entre todas las causas extintivas merece destacarse la prescripción de la acción
penal. El Proyecto señala que esta prescripción opera al transcurrir el tiempo se­
ñalado en la ley para el delito que se trate, siempre que la sanción sea privativa de
libertad. Para ilicitudes que tienen penas no privativas de libertad, la acción penal
prescribe a los 3 años (art. 80). Por otro lado, se fijan los plazos en que comien­
za la prescripción de la acción penal para los delitos instantáneos, continuados y
permanentes (art. 82). La innovación más importante de esta materia radica en el
reconocimiento del derecho que tiene el procesado para renunciar a la prescrip­
ción de la acción penal (art. 91).
En esta forma, se quiere evitar que el juzgador recurra al fácil expediente de computar
el transcurso del tiempo para resolver un caso en el que existan, a criterio del impu­
tado, suficientes elementos de juicio para motivar una sentencia absolutoria.

25
E xposición de motivos

Consecuencias accesorias
Resaltan, por su importancia y novedad, las distintas medidas aplicables a las
personas jurídicas cuando el delito fuera perpetrado por personas naturales que
actúen en ejercicio de las actividades sociales o utilizando la organización para
favorecer u ocultar las infracciones penales. Entre las medidas enumeradas en el
proyecto destacamos las siguientes: clausura de la empresa, disolución de la socie­
dad, asociación o fundación, y suspensión o prohibición de actividades (art. 105).

Innovaciones propuestas en la parte especial


La parte especial es la expresión de las aspiraciones de justicia de la comunidad
políticamente organizada, sus valores, al cristalizarse legislativamente, adquie­
ren la categoría de bienes jurídico-penales. Efectivamente, solo se selecciona, de
las conductas socialmente dañosas, aquellas que se presentan como intolerables e
igualmente los intereses sociales que aparezcan vitales para la colectividad. Aquí
reside el carácter necesariamente fragmentario del Derecho Penal.
Las valoraciones que el texto punitivo contenga y la insoslayable necesidad de
punición, lógicamente están impregnadas de una concepción ética y política de­
terminada. Ello explica, entonces, que la crisis del poder punitivo se patentiza
en la parte especial, resonando las ideas básicas de las concepciones políticas e
ideológicas históricamente relevantes. En esta parte, por tanto, se ha procurado
estructurar la parte especial del Código Penal para una sociedad pluralista, de­
mocrática y abierta, muy lejos de dogmatismos morales y esquemas monolíticos,
culturales y políticos.
En la parte general del Derecho Penal, se tratan el delito y la pena de modo abstrac­
to. Al lado de la teoría del sujeto responsable, se analizan la teoría del delito y la
teoría de la pena. Por el contrario, la parte especial abarca la explicación concreta
de los delitos y las penas correspondientes, es decir, las características específicas
de cada hecho delictuoso y el marco penal que le corresponde. Su contenido prin­
cipal lo constituyen los tipos legales. Por ello, el tratamiento de la tipicidad en la
parte general tiene una aplicación significativa para la parte especial. El alcance
y desarrollo dado a la tipicidad como nota del delito repercutirá directamente en
el análisis de cada uno de los tipos legales y en su sistematización. El tipo legal
constituye, por ende, el eje principal de la parte especial, asumiendo función ga-
rantizadora, indiciaría y motivadora.
La parte especial del nuevo Código Penal contiene nuevos tipos legales, así como
innovaciones de carácter técnico-jurídico en las figuras tradicionales, en relación
con el de 1924. Con la finalidad de determinar materialmente y ordenar los tipos
legales, se ha tenido como criterio sistematizador al bien jurídico:

26
Exposición de motivos

1. En este orden de ideas, dentro del Título de los Delitos contra la Vida, el Cuerpo
y la Salud, se suprime el término “intencionalmente” en el delito de homicidio,
considerado en el Código anterior para hacer realmente el aspecto subjetivo; se
hace mención expresa al ascendiente o descendiente adoptivo y al concubino
como sujetos pasivos en el delito de parricidio; se incluye al homicidio piado­
so como delito consistente en matar a un enfermo incurable quien le solicita al
autor, de manera expresa y consciente, que le quite la vida para poner fin a sus
intolerables dolores. También dentro del mismo título, el Código Penal prevé
como delitos el aborto sentimental (o ético) y el eugenésico. De esta manera, se
protege el derecho a la vida del ser en formación, amparado constitucionalmente
(art. 2, inc. 1), pues al que está por nacer se le considera nacido para todo
cuando le favorece.
2. La consideración del delito de genocidio en el Código Penal plasma lo previsto
por la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio de
1948, aprobada en el Perú en 1959, cumpliendo con lo dispuesto con la Consti­
tución Política que prohíbe la discriminación por razón de sexo, raza, religión,
opinión o idioma. En este delito se ataca al ser humano global e internacional-
mente; de ahí la especial importancia para el Derecho Internacional. Se ataca
al sujeto en cuanto persona y se le trata de destruir en todas las dimensiones,
legándole por medio de exterminio, su existencia, posición, desarrollo e his­
toria. Todos sus bienes personalísimos son afectados.
3. Dentro de un solo Título se incluyen los diversos Delitos contra la Libertad
Individual, entre ellos los delitos de violación de la intimidad. La protección
del derecho a la intimidad tiene reconocimiento de carácter universal desde
que la propia Declaración Universal de los Derechos Humanos afirma que
“nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su domicilio
o su correspondencia, ni ataques a su honra ni a su reputación”. Se sancionan,
asimismo, los delitos de violación de la libertad de expresión, que es un bien
jurídico que tiene protección constitucional.
4. Los delitos de violación de la libertad de trabajo constituyen la materialización
de la protección constitucional de los derechos laborales en el Código Penal.
Nuestra ley fundamental establece que en toda relación laboral se prohíbe
cualquier condición que impida el ejercicio de los derechos constitucionales
de los trabajadores o que desconozca o rebaje su dignidad y que nadie puede
ser obligado a prestar trabajo personal sin su libre consentimiento y sin la de­
bida retribución (art. 42). En este capítulo se reprimen, entre otras conductas,
los atentados contra la libertad de sindicalización; el compeler al trabajador a
laborar sin la debida retribución o sin las condiciones de seguridad e higiene
industriales; el obligar a otro a celebrar contrato de trabajo a adquirir mate­
rias primas o productos industriales o agrícolas; la retención indebida de las

27
E xposición de motivos

remuneraciones o indemnizaciones de los trabajadores; el incumplimiento de


las resoluciones consentidas o ejecutoriadas de la Autoridad Administrativa
de Trabajo y la distorsión dolosa de la producción.
5. El nuevo Código Penal prevé un conjunto de conductas que atenían contra los
derechos intelectuales. Así, los tipos legales que contienen los delitos contra
los derechos de autor y contra la propiedad industrial buscan prevenir y san­
cionar conductas que atenían contra bienes jurídicos con sustento constitu­
cional cuales son, los derechos del autor y del inventor. La Constitución Po­
lítica, dentro de los derechos fundamentales de la persona, abarca el derecho
a la libertad de creación artística y científica; y del capítulo referido a la pro­
piedad, afirma que el Estado garantiza los derechos del autor y del inventor a
sus respectivas obras y creaciones por el tiempo y en las condiciones que la
ley señala. Garantiza, asimismo, los nombres, marcas, diseños, modelos in­
dustriales y mercantiles.
6. Las conductas que vulneran los bienes culturales son reprimidos en el Título de
los Delitos contra el Patrimonio Cultural. Dada nuestra riqueza cultural y nues­
tra tradición milenaria, en el Preámbulo de la Constitución Política se estable­
ció como principio la defensa del patrimonio cultural de la Patria. En el texto de
nuestra norma jurídica fundamental se expresa que los yacimientos y restos ar­
queológicos, construcciones, objetos artísticos y testimonios de valor histórico,
declarados patrimonio cultural de la Nación, están bajo el amparo del Estado.
La ley regula su conservación, restauración, mantenimiento y restitución.
Por ello, sehacenecesarialarepresiónde conductas depredadoras de losyacimientos
arqueológicos prehispánicos, su tráfico ilegal y otras lesivas a dicho bien
jurídico.
7. La ley penal no podía permanecer insensible ante la evolución y complejidad
de la actividad económica entendida como un orden. Con basamento cons­
titucional, el nuevo Código Penal no prescinde de la represión de los delitos
que atenían contra el orden económico. Nuestra norma fundamental garanti­
za el pluralismo económico y la economía social de mercado, principios que
deben guardar concordancia con el interés social. Asimismo, se establece la
promoción por parte del Estado del desarrollo económico y social mediante
el incremento de la producción y de la productividad y la racional utilización
de los recursos. El sistema, por tanto, tiene como objetivo fundamental el bie­
nestar general. La delincuencia económica atenta contra este ordenamiento
que resulta fundamental para la satisfacción de las necesidades de todos los
individuos de la sociedad y, por ello, debe reprimirse. En esta orientación el
Código Penal dedica un Título al tratamiento de los Delitos contra el Orden
Económico. Se prevén como delictivas conductas monopólicas, oligopólicas

28
E xposición de motivos

y prácticas y acuerdos restrictivos de la competencia en la actividad comer­


cial mercantil. El bien jurídico protegido es, entonces, la libre competencia.
Dentro de los delitos contra el orden económico también se incluyen, en otros
capítulos, el acaparamiento, la especulación y la adulteración que anterior­
mente se regulaban en una ley especial.
8. Otro rubro innovador lo constituyen los Delitos contra el Orden Financiero.
En este capítulo se pretende proteger las leyes, normas y regulaciones vincula­
das al sistema financiero; se busca protegerlas de acciones u omisiones que
las vulneren. El mandato constitucional es claro al precisar que la actividad
bancaria, financiera y de seguros cumple una función social de apoyo a la
economía del país y no puede ser objeto de monopolio privado directa ni in­
directamente. Es más, la ley establece los requisitos, obligaciones, garantías
y limitaciones a las empresas respectivas. El Estado no puede permanecer in­
diferente ante la inseguridad y tangibilidad de los ahorros de la población, así
como de la adecuada administración de dichos recursos y fondos. Se aspira,
pues, a la correcta y seria colocación de los créditos. El sistema financiero
constituye así la columna vertebral que sostiene la actividad económica del
Estado.
La actividad financiera apoya el desarrollo de la economía de las diversas
regiones y de todos los sectores económicos de la población de acuerdo con
los planes de desarrollo. Se prohíben los monopolios privados directos e in­
directos y las empresas están sujetas a requisitos, obligaciones, garantías y
limitaciones establecidas por ley. Es la Superintendencia de Banca y Seguros
la institución que en representación del Estado ejerce el control de las em­
presas bancarias, financieras, de seguros y las demás que operan con fondos
del público, y el Banco Central de Reserva el ente que regula la moneda y el
crédito del sistema financiero.
El Código Penal prevé conductas contra el sistema financiero, desde dentro
como fuera de él. La concentración de créditos que deriven en insolvencia y
liquidación, la negativa a proporcionar información o hacerlo falsamente con
el objetivo de ocultar situaciones de insolvencia o iliquidez, la ilegalidad o
informalidad financiera, son algunas de las conductas punibles.
9. El Código presenta otra innovación cuando se refiere a los Delitos contra el
Orden Monetario. Se traslada a este Título las figuras ubicadas en el Código
de 1924 bajo el de Falsificación de Moneda e introduce algunos tipos legales
relacionados con situaciones que atenían contra el orden monetario estable­
cido por la propia Constitución Política. Nuestra norma fundamental estable­
ce que la Ley determina el sistema monetario de la República y que el Ban­
co Central de Reserva cumple por delegación del Estado las tareas de emitir

29
E xposición de motivos

billetes y acuñar monedas, además de regular la moneda, defender la estabi­


lidad monetaria y administrar las reservas internacionales.
10. El tráfico ilícito de drogas, anteriormente comprendido en una ley especial, aho­
ra es incluido dentro de los delitos contra la salud pública. Lo que se pretende
proteger es, precisamente, la salud pública. Respecto de la legislación anterior,
el Código, además de variación en cuanto a la penalidad de los tipos legales,
precisa que la posesión de droga para que sea delito, debe tener como finalidad
el tráfico. Se establece, además, criterios para determinar si la droga poseída
tiene como finalidad el consumo: correlación peso-dosis, pureza de la droga y
aprehensión de la misma. También se reprime el favorecimiento al cultivo.
11. La Constitución Política es contundente al señalar que todos tenemos el dere­
cho de habitar en un ambiente saludable, ecológicamente equilibrado y ade­
cuado para el desarrollo de la vida y la preservación del paisaje y la natura­
leza y que todos tenemos el deber de conservar dicho ambiente. Además, el
Estado está obligado a prevenir y controlar la contaminación ambiental. Con
este objetivo protector, el Código Penal prevé los delitos contra los recursos
naturales y el medio ambiente. El medio ambiente constituye un bien jurídi­
co de carácter socioeconómico, ya que abarca todas las condiciones necesa­
rias para el desarrollo de la persona en sus aspectos sociales y económicos.
Su protección es un elemento fundamental de la existencia y supervivencia
del mundo. Los controles sociales extrapenales y una adecuada legislación
administrativa al respecto, deberán operar junto al Código Penal.
Toda actividad humana por sí misma es contaminante máxime si es indus­
trial. Por ello, a fin de establecer un criterio que compatibilice la explotación
industrial con la protección del medio ambiente, el Código Penal precisa que
el acto contaminante debe sobrepasar los límites establecidos para que cons­
tituya delito.
12. En orden a preservar el Estado Democrático y Social que establece nuestra
Constitución Política, se reprime el delito de terrorismo que ahora ocupa un
capítulo dentro de los Delitos contra la Tranquilidad Pública. En esta materia
lo relevante es la supresión de la equiparación de los autores y cómplices a
efectos de la determinación de la pena que establecía la legislación anterior y
que resultaba violatoria de los principios fundamentales del Derecho Penal.
En este Título se prevé la figura del arrepentimiento de personas sujetas o no
a investigación policial o judicial o que estén cumpliendo pena, hecho que
genera, según sea el caso, la reducción, exención o remisión de la pena.
También se tipifican como delictivas la desaparición forzada de personas por
parte de funcionario o servidor público y a los que no tengan dicha condición

30
E xposición de motivos

pero que actúen bajo órdenes de funcionarios. De esta manera, se protege a


las personas de conductas atentatorias contra los Derechos Humanos.
13. Los Delitos Tributarios constituyen otra innovación que presenta el nuevo texto
punitivo. Constitucionalmente todos los ciudadanos tienen el deber de pagar los
tributos que les corresponden y de soportar equitativamente las cargas estable­
cidas por la ley para el sostenimiento de los servicios públicos (art. 77). Ade­
más, el pago de tributos, así como su supresión o modificación y la concesión de
exoneraciones y otros beneficios tributarios están regulados por la ley. Por ello,
el Código Penal reprime a las personas que realicen conductas constitutivas del
delito de contrabando, la defraudación de rentas de aduanas, la defraudación
tributaria y la elaboración y comercio clandestino de productos.
14. Entre las figuras que han sido suprimidas respecto de la legislación penal an­
terior, están los delitos de riña, duelo, adulterio y piratería marítima. La razón
de la discriminación radica en que para que una conducta constituya delito,
debe lesionar o poner en peligro un bien jurídico. En estos casos no se vulne­
ran bienes jurídicos.

Reincidencia y habitualidad
Resulta imperativo connotar las razones principales por las que la Comisión Revi-
sora decidió proscribir del Proyecto de Código Penal, los institutos penales de la
reincidencia y la habitualidad. Hoy no resulta válido, en verdad, conservar en
nuestro ordenamiento jurídico estas formas aberrantes de castigar que susten­
tan su severidad en el modo de vida de un individuo (derecho penal de autor). La
Comisión Revisora estima que carece de lógica, humanidad y sentido jurídico,
el incremento sustantivo de la pena correspondiente a un nuevo delito, vía la re­
incidencia o habitualidad, sin otro fundamento que la existencia de una o varias
condenas precedentes, por lo demás, debidamente ejecutadas. Dentro de este razo­
namiento, castigar a una persona tomando en cuenta sus delitos anteriores, cuyas
consecuencias penales ya ha satisfecho, conlleva una violación del principio non
bis in idem (nadie puede ser juzgado dos veces por un mismo delito), el mismo
que se encuentra consagrado en el artículo 233 inciso 11 de la Carta Política. La
experiencia ha demostrado que la drasticidad de las penas impuestas en nombre
de la reincidencia y habitualidad no han servido para atemorizar, de conformidad
con criterios de prevención general, todo lo cual ha llevado a la Comisión Revi­
sora a no incluir en el documento proyectado este rezago de los viejos tiempos del
derecho de castigar y que el positivismo peligrosista auspició con el fin de reco­
mendar la aplicación de medidas eliminatorias y de segregación social.

31
MIEMBROS DE LA COMISIÓN REVISORA
DEL CÓDIGO PENAL

Dr. Javier ALVA O R L A N D IN I


Presidente
Representante del Senado de la República

Dr. L uis G A Z Z O L O M IA N I
Representante del Senado de la República

Dr. A bsalón A L A R C Ó N BRAVO D E R U E D A


Representante del Senado de la República

Dr. G ilberto C A B A N IL L A S B A R R A N T E S
Representante de la Cámara de Diputados

Dr. E duardo L Ó P E Z H IE R E S E
Representante de la Cámara de Diputados

Dr. José B A F F IG O T O R R E
Representante de la Cámara de Diputados

Dr. Carlos E S P IN O Z A V ILLA N U EV A


Representante del Poder Judicial

Dr. Pedro M É N D E Z JU R A D O
Representante del Ministerio Público

Dr. Juan PO R T O C A R R E R O H ID A L G O
Representante del Ministerio de Justicia

Dr. L uis B R A M O N T A R IA S
Representante del Colegio de Abogados de Lima

Dr. L uis L Ó P E Z P É R E Z
Representante de la Federación Nacional de Colegios de Abogados del Perú
CÓDIGO PENAL
(Decreto Legislativo N° 635)
Promulgado el 3 de abril de 1991
Publicado el 8 de abril de 1991
Vigente a partir del 24 de abril de 1991
TÍTULO PRELIMINAR
PRINCIPIOS GENERALES
TITULO PRELIMINAR
PRINCIPIOS GENERALES

ARTÍCULO Objeto de la ley penal


E ste C ódigo tien e por objeto la prevención de delitos y faltas com o m edio p rotector
de la persona hum ana y de la sociedad.

N ormas concordantes
C: arts. 1, 2, 3, 159 ines. 1), 2), 3); 162; CP: art. 11; C EP : arts. II, III, X ; CC: arts. 1, 3,
2046; C N A : arts. II, IV; L O M P : arts. 1, 9, 10, 11; D U D H : arts. 1, 2; C A D H : arts. 1, 4, 5, 6

DOCTRINA

Sumario: Fines del Derecho Penal / Función del Derecho Penal / El Derecho Penal como medio
de control social.

_I)_ O
_O_HI_ F ines del D erecho Penal: ALCACER GUIRAO, R. (1997). Fines d el D ere­
cho Penal. Buenos Aires: Ad-Hoc, p. 258. “El fin preventivo del Derecho Penal -además
del fin garantístico de protección del ciudadano frente a la violencia estatal- radica pri­
mordialmente en la protección de bienes jurídicos y solo secundariamente en la protec­
ción de la vigencia de la norma [...] Así el fin de aseguramiento de expectativas operaría
como un fin en sí mismo, si bien de segundo orden, pero también como un medio -dado
su fomento de respeto de las normas- para la consecución del fin prioritario de la protec­
ción de bienes jurídicos”.

_I)_ 0002
_ _ _ F u n ción d el D erecho Penal: GARCIA PABLOS, A. (2005). Introducción al
D erecho P enal. 3a edición. Madrid: Universitaria Ramón Areces, p. 205. “La función
específica del Derecho Penal -la que legitima su existencia- es proteger los bienes jurí­
dicos fundamentales mediante la creación de un marco general de garantías y seguridad
jurídica. El Derecho Penal minimiza, así, la violencia a través de su intervención forma­
lizada y garantista. La pena se legitima porque supone un mal menor (en cuanto reacción
menos aflictiva, menos arbitraria y más controlable) en comparación con otras reacciones
no jurídicas y que cualquier otra alternativa basada en la anarquía punitiva [...].
Por ello, tal vez pueda darse como óptima la fórmula sugerida por FERRAJOLI: un Dere­
cho Penal mínimo que asegure la máxima reducción cuantitativa de la intervención penal,
la más amplia extensión de sus vínculos y límites garantistas y la rígida exclusión de otros
métodos de intervención coercitiva”.

39
A rt. I T ítulo preliminar

I) (1(103 E l D erech o P en al com o m edio de con trol social: MIR PUIG, S. (2002).
________
Derecho Penal. Parte general. 6a edición. Barcelona: Reppertor, §1/1, pp. 47-48. “El
Derecho Penal constituye uno de los medios de control social existentes en las sociedades
actuales. Como todo medio de control social, este tiende a evitar determinados comporta­
mientos sociales que se reputan indeseables, acudiendo para ello a la amenaza de imposi­
ción de distintas sanciones para el caso de que dichas conductas se realicen; pero el Dere­
cho Penal se caracteriza por prever las sanciones en principio más graves -las penas y las
medidas de seguridad-, como forma de evitar los comportamientos que juzga especial­
mente peligrosos —los delitos-”.

Á ! JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Objeto de protección del Derecho Penal / El Derecho Penal como
medio de control social / Fin del Derecho Penal vs. responsabilidad penal / Fin del
Derecho Penal y garantía de responsabilidad penal del condenado.

CO RTE SUPREMA
J 0001 O bjeto de p rotección d el D erecho P en a l: “El Derecho Penal tiene encomen­
dado la protección de bienes jurídicos, ya que en toda norma jurídico-penal subyacen jui­
cios de valor positivos sobre bienes vitales imprescindibles para la convivencia humana
en sociedad; que son por lo mismo merecedores de protección penal a través del poder
coactivo o punitivo del Estado, representado por la pena pública y de ese modo lograr
la paz social en la comunidad” (Ejecutoria Suprema del 18/05/2004, R. N. N° 111-2004-
San Martín. En: CASTILLO ALVA, J. L. (2006). Jurisprudencia penal. Sentencias de la
Corte Suprema de Justicia de la República. Tomo III. Grijley, Lima, p. 71).
J 0002 E l D erech o P e n a l com o m edio de c o n tro l social: “El Derecho Penal constituye
un medio de control social que sanciona aquellos comportamientos que lesionan o ponen
en peligro los bienes jurídicos tutelados por la ley en aras de lograr la paz social, pro­
pósito que se persigue a través del proceso penal” (Ejecutoria Suprema del 15/06/2000,
Exp. N° 820-2000-Tacna. En: URQUIZO OLAECHEA, J. (Asesor), CASTILLO ALVA,
J. L. (Director) y SALAZAR SÁNCHEZ, N. (Coordinador) (2005). Jurisprudencia penal.
Jurista Editores, Lima,p. 67).
J 0003 F in d el D erech o P e n a l vs. respon sabilidad p en a l: “Teniendo a buen recaudo,
que si bien el Derecho Penal tiene como propósito principal la sanción de las conductas
humanas típicas, antijurídicas y culpables, la prevención de los delitos como medio protec­
tor de la persona humana y de la propia sociedad, el juzgador al aplicar la norma sustan­
tiva debe arribar al total convencimiento de haber encontrado certeza legal en la responsa­
bilidad penal del procesado” (Ejecutoria Suprema del 12/05/1998, Exp. N° 5737-97-Lima.
En: CARO CORIA, D. (2002). Código Penal. Gaceta Jurídica, Lima,p. 88).

J 0004 F in d e l D erech o P e n a l y garan tía d e respo n sa b ilid a d p e n a l d el condenado:


“Atendiendo a la finalidad de la sanción punitiva de las conductas humanas típicas, anti­
jurídicas y culpables y de la prevención de delitos como medio protector de la sociedad y

40
P rincipio de legalidad A rt. II

de la persona humana, el juzgador al momento de aplicar la norma sustantiva debe estar


plenamente convencido de haber encontrado certeza legal en la responsabilidad de los
procesados, luego de haber recorrido el camino que traza el debido proceso, logrando así
que su fallo plasme los principios de necesidad, legalidad, lesividad y responsabilidad”
(Ejecutoria Suprema del 31/03/1998, Exp. N° 007-98-Madre de Dios. En: RO JAS VAR­
GAS, F. (1999). Jurisprudencia penal comentada. Gaceta Jurídica, Lima, p. 103).

ARTÍCULO II Principio de legalidad


N a d ie será sancionado por un acto no previsto com o delito o falta por la ley vigente
al m om ento de su com isión, ni som etido a p ena o m edida de seguridad que no se
encuentren establecidas en ella.

N ormas concordantes
C: arts. 2 inc. 24) lit. d); 103, 139 inc. 10); 140; CP: arts. 2, 3, 6, 9; CEP: art. I; CPP2004:
arts. VI, 65; C de PP: art. 77 inc. 6; CNA: art. 200; LOPJ: arts. 1, 6; DUDH: art. 11 inc.
2); CADH: art. 9; PIDCP: art. 15 inc. 1)

DOCTRINA

Sumario: Principio de legalidad (fines) / Principio de legalidad (significado) / Principio de legali­


dad (consecuencias).

I) (1004 P rin cip io de legalidad (fines): R O X IN , C. (1997). Derecho Penal. Parte


________
general. Traducción de la 2a edición alemana y notas por Diego Manuel Luzón Peña,
M. Díaz y García Conlledo y Javier de Vicente Remesal. Madrid: Civitas, §5/1, 2 y 3,
pp. 137-138. “Sobre el Principio de Legalidad sostiene que el principio nullum crimen,
nulla poena sin lege en un Estado de Derecho debe proteger al individuo no solo me­
diante el Derecho Penal, sino también del Derecho Penal [...] Frente a esto, el principio
de legalidad sirve para evitar una punición arbitraria y no calculable sin ley o basada en
una ley imprecisa o retroactiva [...] Un hecho solo se puede castigar si la punibilidad estu­
viera legalmente determinada antes de que se cometiera el hecho. Es decir: por mucho
que una conducta sea en alto grado socialmente nociva y reveladora de necesidad de pena,
el Estado solo podrá tomarla como motivo de sanciones jurídico-penales si antes lo ha
advertido expresamente en la ley [...]”.

I) (10(15 P rincipio de legalidad (significado): GARCIA PABLOS, A. (2005). Introduc­


ción al Derecho Penal. 3a edición. Madrid: Universitaria Ramón Areces, p. 483. “Cons­
tituye el primer principio limitador del ius puniendi estatal. Pero se trata, fundamental­
mente, de un límite ‘formal’ porque afecta no tanto al contenido mismo del poder punitivo
del Estado como a sus presupuestos y condiciones de ejercicio. Las diversas garantías que

41
A rt. II T ítulo preliminar

entraña esta Magna Charta del ciudadano (lex praevia, lex certa, lex scripta, lex stripta)
trazan el marco de actuación de aquél sus contornos y fronteras [...].
El principio de legalidad significa y proclama el imperium de la ley, la total supremacía de
la ley, el necesario sometimiento de todos -del ciudadano, de las instituciones del Estado-
a la Ley. Pero una interpretación correcta del alcance genuino del nullum crimen fiel a
los orígenes históricos de este principio y a la trascendencia política del mismo, obliga a
entenderlo en el marco de una determinada concepción del origen de la sociedad civil y
del Estado, de la legitimación del poder y de su ejercicio, esto es, de la doctrina del con­
trato social, de la soberanía popular y de la división de poderes. Fuera de tal contexto,
se incurrirá en una lectura formalista inadmisible, que desvirtuaría el significado político
del nullum crimen. [...] La ley representa la voluntad popular, y, en consecuencia, solo
el poder legislativo está legitimado para limitar las libertades individuales (autolimitar),
definiendo los delitos y las penas que el pueblo soberano consienta”.

Principio de legalidad (consecuencias): JESCHECK, H. y WEIGEND, T.


(2002). Tratado de Derecho Penal. Parte general. Traducción de la 5a edición por M.
Olmedo y Cardenete. Granada: Comares, § 15 1/1, p. 136. “La idea básica del principio
de legalidad reside en que el castigo criminal no depende de la arbitrariedad de los órga­
nos de persecución penal ni tampoco de los tribunales, sino que debe estar fijado por el
legislador legitimado democráticamente. De este modo, el principio de legalidad es una
fuente de seguridad jurídica para los ciudadanos y consigue un enlace entre los tribunales
y las decisiones del legislador”.

JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Principio de legalidad como derecho subjetivo cons­


titucional / Control constitucional sobre una resolución judicial por afectación del princi­
pio de legalidad. ACUERDO PLENARIO: Principio de legalidad y atipicidad de algunas
conductas de las rondas campesinas. CORTE SUPREMA: Aplicación del principio de
legalidad en la función jurisdiccional / Presupuestos fácticos del principio de legalidad /
N ullum crim en sin e lege previa / Principio de legalidad y exclusión de la tipicidad por falta
de imputación objetiva-subjetiva / Principio de legalidad y su contenido constitucional.

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

J 0005 P rin cipio de legalidad com o derech o su bjetivo constitucional: “F. J. 2. El prin­
cipio de legalidad penal se encuentra consagrado en el artículo 2, inciso 24, literal ‘d’ de
la Constitución Política del Perú, según el cual: ‘Nadie será procesado ni condenado por
acto u omisión que al tiempo de cometerse no esté previamente calificado en la ley, de
manera expresa e inequívoca, como infracción punible, ni sancionado con pena no pre­
vista en la ley’. En la STC N° 0010-2002-AI/TC, este Tribunal sostuvo que el principio
de legalidad exige que por ley se establezcan los delitos así como la delimitación pre­
via y clara de las conductas prohibidas. Como tal, garantiza la prohibición de la apli­
cación retroactiva de la ley penal ( lex praevia ), la prohibición de la aplicación de otro
derecho que no sea el escrito (lex scripta), la prohibición de la analogía (lex stricta) y de

42
P rincipio de legalidad A rt. II

cláusulas legales indeterminadas ( lex certa). F. J. 3. Este Tribunal considera que el prin­
cipio de legalidad penal se configura también como un derecho subjetivo constitucional
de todos los ciudadanos. Como principio constitucional, informa y limita los márgenes de
actuación de los que dispone el Poder Legislativo al momento de determinar cuáles son
las conductas prohibidas, así como sus respectivas sanciones. En tanto que, en su dimen­
sión de derecho subjetivo constitucional, garantiza a toda persona sometida a un proceso
o procedimiento sancionatorio que lo prohibido se encuentre previsto en una norma pre­
via, estricta y escrita, y también que la sanción se encuentre contemplada previamente en
una norma jurídica. F. J. 4. Por tanto, resulta igualmente claro que la dimensión subjetiva
del derecho a la legalidad penal no puede estar al margen del ámbito de los derechos pro­
tegidos por la justicia constitucional, frente a supuestos como la creación judicial de de­
litos o faltas y sus correspondientes supuestos de agravación o, incluso, la aplicación de
determinados tipos penales a supuestos no contemplados en ellos. El derecho a la legali­
dad penal vincula también a los jueces penales y su eventual violación posibilita obvia­
mente su reparación mediante este tipo de procesos de tutela de las libertades fundamen­
tales” (STCExp. N° 08377-2005-PHC/TC-Ayacucho, caso: Fredy Miguel Rodríguez, del
14/11/2005, ff.jj. 2, 3 y 4).

J 0006 Control constitucional sobre una resolución judicial por afectación del prin­
cipio de legalidad: “[Ejxcepcionalmente quepa efectuar un control constitucional sobre
una resolución judicial por afectación del principio de legalidad penal y, en concreto, en
aquellos casos en los que, al aplicar un tipo penal o imponer una sanción, el Juez penal
se aparte del tenor literal del precepto o cuando la aplicación de un determinado pre­
cepto obedezca a pautas interpretativas manifiestamente extravagantes o irrazonables,
incompatibles con el ordenamiento constitucional y su sistema material de valores. En
consecuencia, en la justicia ordinaria se establece la culpabilidad o inocencia del impu­
tado, determinando en el caso si se da el supuesto de hecho previsto en la norma y sobre
la base de consideraciones de orden penal, de acuerdo con la alternativa que ofrezca la
dogmática penal que se estime la más adecuada. En la justicia constitucional, en cambio,
se determina si la resolución judicial cuestionada afecta los derechos constitucionales”
(STC Exp. N° 08646-2005-PHC/TC-Arequipa, caso: Jhonny Fernando Narrea Ramos,
del 24/11/2005, f j. 7).

ACUERDO PLENARIO

J 0007 Principio de legalidad y atipicidad de algunas conductas de las rondas cam­


pesinas: “[En cuanto a la atipicidad de la conducta] se descarta de plano, por ejemplo,
el delito de usurpación de funciones (art. 361 del CP) en la medida en que el rondero
actúa en ejercicio de la función jurisdiccional comunal constitucionalmente reconocida
y garantizada. También se rechaza liminarmente la imputación por delito de secuestro
(art. 152 del CP) puesto que el rondero procede a privar la libertad como consecuencia del
ejercicio de la función jurisdiccional -detención coercitiva o imposición de sanciones-
Asimismo, cabe destacar que la actuación de las rondas campesinas y de sus integrantes
no está orientada a obtener beneficios ilegales o fines de lucro, y -en principio- la com­
posición y práctica que realizan tienen un reconocimiento legal, que las aleja de cualquier
tipología de estructura criminal (banda o criminalidad organizada) asimilable a aquellas

43
A rt. II T ítulo preliminar

que considera el Código Penal como circunstancias agravantes o de integración criminal


(arts. 186, párr. 2, inc. 1, y 317 del CP). Efectivamente, su intervención se origina en un
conflicto de naturaleza y trascendencia variables, que involucra a personas que reconocen
en las rondas campesinas instancias conciliadoras, de resolución de conflictos y con capa­
cidad coercitiva -uno de los atributos esenciales de la jurisdicción-.
En estas condiciones, es de enfatizar que no es asimilable la actuación y la conducta,
siempre colectiva, de sus integrantes a un delito de secuestro extorsivo y cuya presen­
cia relevante en las estadísticas de la criminalidad nacional determinó las modificaciones
y reformas del artículo 152 del CP, caracterizadas, todas ellas, por un incremento cons­
tante de las penas conminadas y de los rigores de su cumplimiento” (Acuerdo Plenario
N° 1-2009/CJ-116 sobre “Rondas campesinas y Derecho Penal", del 13/11/2009, f .j . 13
VPleno Jurisdiccional de las Salas Penales Permanente y Transitorias).

CO R TE S U P R E M A

J 0008 Aplicación delprincipio de legalidad en la función jurisdiccional: “F. J. 7. Que,


el procesado pese a tener la condición de Juez especializado en el área penal, no tuvo en
cuenta el principio de legalidad penal que se encuentra establecido en el apartado veinti­
cuatro, literal d) del artículo segundo de la Constitución del Estado, en concordancia con
los artículos II del Título Preliminar, once y doce del Código Penal, que expresamente esta­
blecen que no se puede condenar o procesar a persona alguna por acto u omisión no esta­
blecida en la ley, de manera expresa e inequívoca, como infracción punible. F. J. 8. Que,
la conducta desplegada por el encausado reviste dolo, dado que con el pleno conoci­
miento de sus facultades, competencias y prohibiciones expidió una resolución sin respe­
tar el principio de legalidad, causando con su conducta un grave perjuicio al justiciable,
hecho que resulta reprochable penalmente” (R. N. N° 5-2011-Arequipa, del 06/03/2012,
ff. jj. 7 y 8, Sala Penal Permanente).

J 0009 Presupuestos fácticos del principio de legalidad: “La garantía especial especí­
fica del principio de legalidad, en materia sancionadora, impide que se pueda atribuir la
comisión de una falta si esta no está previamente determinada por ley, y también prohíbe
que se pueda aplicar una sanción si esta no está también determinada por ley. El principio
de legalidad impone tres exigencias concurrentes: la existencia de una ley (lex scripta),
que la ley sea anterior al hecho sancionado ( lex previa), y que la ley describa un supuesto
de hecho estrictamente determinado ( lex certa). Entonces el principio de legalidad penal
se configura como un principio, pero también como un derecho subjetivo constitucional
de todos los ciudadanos, ya que protege el derecho de no ser sancionado por supuestos no
previstos en forma clara e inequívoca en una norma jurídica” (R. N. N° 11-2007-La Liber­
tad, del 14/02/2012, f. j. 3, Sala Penal Permanente).

J 0010 Nullum crimen sine lege previa: “La garantía de lex previa se manifiesta en
la prohibición retroactiva de la ley penal, esto es, para que una conducta pueda sancio­
narse como delictiva, la misma debe estar prevista como delito con anterioridad a su

44
P rincipio de legalidad A rt. II

realización; en tal sentido, la ley penal creadora de delitos solo tiene efectos ex nunc
(desde el momento en que se crea hacia el futuro: por regla general hasta que sea dero­
gada), pero no ex tune (retrotrayendo sus efectos a acciones anteriores) [...] garantizando
al ciudadano que una acción no sancionada como delito al momento de su comisión no
podrá ser sancionadas como delictiva con posterioridad a esta. Con dicha garantía se res­
tringe también la aplicación de consecuencias jurídicas que no hayan estado previstas con
anterioridad a la comisión del delito y que agraven la situación jurídica del imputado. La
referida prohibición presenta su excepción, en materia penal, cuando favorece al reo, evi­
tando el castigo o la agravación de una conducta que la sociedad ha decidido dejar sin
reproche o atenuar el mismo” (R. N. N° 456-2012-Del Santa, del 13/05/2014, f j. 2.3.2.1,
Sala Penal Permanente).

J 0011 Principio de legalidad y exclusión de la tipicidad por falta de imputación


objetiva-subjetiva: “Las causas de atipicidad son aquellas que impiden la adecuación
de la conducta a los presupuestos de un tipo penal y, por lo tanto, excluyen la tipicidad
de la conducta; la congruencia entre el tipo penal y el comportamiento del sujeto activo
debe ser plena, tanto en su aspecto objetivo como subjetivo, de lo contrario la con­
ducta deviene en atípica; en este proceso de subsunción, el principio de legalidad fun­
ciona como garantía para el sujeto, dado que este no puede ser procesado por la rea­
lización de comportamientos diferentes a los establecidos en el ordenamiento jurídico
como constitutivos de un hecho punible” (Ejecutoria Suprema del 11/03/2005, R. N.
N° 2809-2004-Amazonas. En: Diálogo con la Jurisprudencia (2006). Año 11, N° 89.
Gaceta Jurídica, Lima, p. 236).

J 0012 Principio de legalidad y su contenido constitucional: “Según el principio de


legalidad, previsto en el artículo segundo -inciso veinticuatro párrafo ‘d’- de la Constitu­
ción Política, concordante con el artículo segundo del Título Preliminar del Código Penal,
‘nadie será procesado ni condenado por acto u omisión que al tiempo de cometerse no
esté previamente calificada en la ley, de manera expresa e inequívoca, como infracción
punible, ni sancionado con pena no prevista en la ley’; que, la esencia del citado princi­
pio enunciado con el aforismo ‘nullum crimen nullumpoena sine lege’ tiene su razón de
ser en que si bien el Estado en defensa de los bienes que protege, señala los actos que la
menoscaban o perjudican considerándolos como delitos y fijándoles una pena, también
como contrapartida están los derechos humanos del infractor, que solo puede ser conde­
nado por delito cuando su conducta esté subsumida cabalmente en la norma que le da ese
carácter y sólo puede aplicarse la pena prevista en ella, quedando sujeto a esos paráme­
tros la función punitiva, evitándose así la arbitrariedad o el abuso” (Exp. N° 4715-1999-
Lima, del 06/04/2000, Sala Penal Permanente).

§
A rt. III T ítulo preliminar

ARTÍCULO III Prohibición de la analogía (in m a la m p a rtem )


N o es perm itid a la analogía para calificar el hecho com o delito o falta, definir
un estado de peligrosidad o determ inar la pena o m ed id a de seguridad que les
corresponde.

N ormas concordantes
C: art. 139 irte. 9); CPP 2004: art. V II inc. 3; CC: art. I V

DOCTRINA

Sumario: Prohibición de analogía in m alam p a rte m (ámbito de aplicación) / Fines de la prohibi­


ción de aplicación de analogía in m a la m pa rtem .

1) 00(17 P rohibición de analogía in malam partem (ám bito de aplicación): LUZON


PEÑA, M. (2016) D erecho Penal. P arte general. 3a edición. Montevideo: B de F, p. 162.
“Toda interpretación ha de moverse dentro del sentido literal posible de la norma (en
nuestro caso, la ley penal), que marca el límite máximo de la interpretación. A partir de
ahí toda aplicación de la ley a un supuesto semejante a los que encajan en su tenor literal,
por muy similar o incluso idéntico en su sentido material que sea, desborda la interpre­
tación y entra en el campo de la analogía como procedimiento de creación o integración
del Derecho. [...] En virtud del principio de legalidad en Derecho Penal está estrictamente
prohibida la analogía si supone creación o agravación de la responsabilidad criminal
-analogía contra reo-; mientras que es admisible la analogía favorable al reo, es decir,
la que conduzca, por similitud morfológica o de significado material, a una atenuación o
incluso exención de la responsabilidad.
En cambio, la interpretación analógica, pese a que un sector la considera prohibida cuando
sea desfavorable al reo por identificarla con la analogía, es perfectamente admisible en la
medida en que sigue siendo interpretación, es decir que se mantiene dentro de los límites
del sentido literal posible y, para optar en sentido ampliatorio por alguno de sus significa­
dos posibles, recurre a la semejanza de ese término con otros términos de otro precepto
legal que se interpretan también en ese sentido amplio”.

I) 0008 P rohibición de analogía in malam partem (ám bito de aplicación): ROXIN,


C. (1997). D erecho Penal. P a rte general. Traducción de la 2a edición alemana y notas
por Diego Manuel Luzón Peña, M. Díaz y García Conlledo y Javier de Vicente Remesal.
Madrid: Civitas, §5/40 y 41, pp. 156-157. “La prohibición de analogía comprende, en pri­
mer lugar, los tipos penales de la parte especial y las conminaciones de pena o penas abs­
tractas previstas [...] aunque estas se encuentren excepcionalmente en la Parte General,
así sería inadmisible por supuesto, aplicar por analogía la pena prevista para la tentativa
de inducción al delito a la complicidad intentada que no está penada. Aparte de ello, tal
prohibición rige también respecto de las leyes penales en blanco, sobre todo, en las con­
minaciones penales (de carácter accesorio o especial) que remiten a otros preceptos en
cuanto a los preceptos de punibilidad. La Parte General es aplicable a los preceptos que

46
P rohibición de la analogía (i n m a la m partem ) A rt. III

amplían la punibilidad más allá de los tipos de la Parte Especial, es decir en la tentativa,
coautoría y participación”.

i) mui') P rohibición de analogía in malam partem (ám bito de aplicación): JES-


CHECK, H. y WEIGEND, T. (2002). Tratado de Derecho Penal. Parte general. Tra­
ducción de la 5a edición por M. Olmedo y Cardenete. Granada: Comares, § 15 III/2, p.
145. “En la configuración de la prohibición de la aplicación de la analogía, la función
garantista de la ley penal comprende a todos los elementos del precepto penal que deter­
minan el contenido de merecimiento de pena y la consecuencia jurídica, esto es, los ele­
mentos del injusto y de la culpabilidad, las causas personales de exclusión y supresión de
pena, las condiciones objetivas de punibilidad y todas las demás sanciones (incluyendo
las medidas de seguridad y las consecuencias accesorias)”.

i) mi lo F ines de la prohibición de aplicación de analogía in malam partem :


URQUIZO OLAECHEA, J. (2004). “Prohibición de analogía in malam partem ”. En:
Código Penal comentado. Tomo I. Lima: Gaceta Jurídica, p. 79. “Con la prohibición de la
aplicación de la analogía en contra del reo el legislador busca evitar la creación o agrava­
ción de delitos y sanciones penales (penas o medidas de seguridad) más allá de lo expre­
samente señalado en la ley o lo que emana de su sentido teleológico posible. La creación
de delitos como la incorporación de agravantes, así como la fimdamentación de la pena
únicamente pueden realizarse mediante una ley previa escrita, estricta y cierta. Esto sig­
nifica que en un Estado democrático de Derecho se prohíbe la creación, mediante la ana­
logía iuris, de un Derecho Penal paralelo o alterno al creado por el legislador”.

Elüs jurisprudencia

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Inaplicabilidad de la ley penal por analogía / Inter­


pretación constitucional de la analogía. CORTE SUPREMA: Inaplicabilidad de analo­
gía en la figura de la libertad anticipada / Prohibición de analogía in m alam p a rte m en
los delitos de defraudación.

T R IB U N A L C O N ST IT U C IO N A L

J 0013 Inaplicabilidad de la ley penal por analogía: “F. J. 70. Un primer aspecto a
dilucidar es la adecuación al principio lex certa de las ‘cláusulas de extensión analógica’.
Para ello debe distinguirse dos supuestos diferentes: i) los casos de integración norma­
tiva, en los que, frente a un vacío normativo, el juzgador, utilizando la analogía con otras
normas similares, crea una norma jurídica; y, ii) aquellos casos de interpretación jurí­
dica en los que existe una norma, cuyo sentido literal posible regula el caso concreto,
y el juzgador se limita a delimitar su alcance a través de un razonamiento analógico.
F. J. 71. La analogía como integración normativa está proscrita en el Derecho Penal por
mandato constitucional (art. 139, inc. 9, Constitución). En cambio, sí se reconoce la legi­
timidad del razonamiento analógico en la interpretación [...] Las cláusulas de interpreta­
ción analógica no vulneran el principio de lex certa cuando el legislador establece supues­
tos ejemplificativos que puedan servir de parámetros a los que el intérprete debe referir

47
A rt. III T ítulo preliminar

otros supuestos análogos, pero no expresos. [...] Este es precisamente el caso de las cláu­
sulas sub examine, por lo que no atenían contra el principio de lex certa” (STC Exp.
N° 010-2002-AI/TC-Lima, caso: Marcelino Tineo Silva y más de 5000 ciudadanos, del
03/01/2003, ff.jj. 70 y 71).

J 0014 Interpretación constitucional de la analogía: “Si bien las limitaciones a los


derechos fundamentales solo pueden establecerse respetando el principio de legalidad,
la interpretación de una limitación legalmente impuesta, deberá además realizarse en tér­
minos necesariamente restrictivos, encontrándose vedada la interpretación analógica, in
malam partem, de las normas que restrinjan derechos. Ese es el sentido general con el
que debe entenderse el art. 139, inc. 9) de la Constitución, según el cual constituye uno
de los principios que informan el ejercicio de la función jurisdiccional, pero también un
derecho subjetivo constitucional de los justiciables: ‘El principio de inaplicabilidad por
analogía de la ley penal de las normas que restrinjan derechos’. En efecto, los alcances de
dicho principio de inaplicabilidad por analogía de las normas que restrinjan derechos no
han de entenderse restrictivamente como pertenecientes solo al ámbito del Derecho Penal
y Procesal Penal, sino como aplicables a todo el ordenamiento jurídico, particularmente
cuando con una medida limitativa de derechos el Estado intervenga en el seno del con­
tenido constitucionalmente protegidos de estos” (STC Exp. N° 2235-2005-AA/TC-Lima,
caso: Grimaldo Saturdino Chong Vásquez, del 18/02/2005, f. j. 8).

CORTE SUPREMA

J 0015 Inaplicabilidad de analogía en la figura de la libertad anticipada: “En el caso


concreto, la figura de la libertad anticipada, tal como está planteada en el inciso tres del
artículo cuatrocientos noventa y uno del Código Procesal Penal, como instituto diferente
a los beneficios penitenciarios, no solo carece de correlación legislativa con otras legis­
laciones internacionales, sino que tampoco lo tiene con otras ramas del Derecho especí­
ficas; asimismo, realizar una interpretación extensiva o por analogía de dicha figura con­
llevaría a colisionar con otros mecanismos debidamente normados y regulados (como
vendría a ser la conversión de la pena, beneficios penitenciarios e inclusive el indulto
humanitario)” (Casación N° 251-2012-La Libertad, del 26/09/2013, f. j. 3.1., Sala Penal
Permanente).

J 0016 Prohibición de analogía in m alam p artem en los delitos de defraudación:


“Si bien el delito de defraudación en perjuicio de la Administración Pública estuvo pre­
visto en el anterior Código Penal, el mismo ha sido descriminalizado en el Código Penal
vigente que ya no lo contempla, no siendo posible asimilar dicho supuesto con el previsto
en el artículo 198, inciso 8, por estar prohibida la aplicación de la Ley Penal por analo­
gía, por lo mismo, el hecho resulta atípico” (Exp. N° 1688-94-Lima, del 12/08/1994, Sala
Penal).

48
P rincipio de ofensividad A rt. IV

Principio de ofensividad
L a pena, necesariam ente, precisa de la lesión o puesta en peligro de bienes jurídicos
tutelados p or la ley.

N ormas concordantes
C: art. 2 inc. 24) lits. h), d); CP: art. V III

DOCTRINA

Sumario: Principio de ofensividad / Teoría del delito y principio de lesividad / Principio de lesi-
vidad. Principio de fragmentariedad / Principio de subsidiariedad.

D 0011 P rincipio de ofensividad: LUZÓN PEÑA, M. (2016). Derecho Penal. Parte


general. 3a edición. Montevideo: B de F, p. 76. “La norma jurídicopenal, frente a lo que
actualmente se repite con frecuencia, en las sociedades democráticas no tienen una fun­
ción de mero control social (de “conductas desviadas”) o, aún peor, de pura dominación
o represión -v. infra b)—, sino que cumple o intenta cumplir la función de protección de
bienes jurídicos importantes, esto es, de las condiciones indispensables de la convivencia
social frente a ataques graves y, a través de ello, de protección de la sociedad mediante la
prevención de delitos”.

D 0012 Teoría del delito y principio de lesividad: HORMAZABAL MOLAREE, H.


(2009). “Imputación objetiva y principio de lesividad”. En: Revista Peruana de Cien­
cias Penales. Tomo 21. Lima: Idemsa, p. 94. “Tipicidad y antijuricidad representan dos
momentos valorativos diferentes en el injusto. Ambos desvalores, desvalor de acto en el
contexto de un más amplio desvalor social situacional, y el desvalor de resultado como
afección del bien jurídico constituyen exigencias del injusto y conforman conjuntamente,
al poner en peligro a todo el ordenamiento jurídico, un más amplio desvalor social situa­
cional en cuyo núcleo duro, en todo caso, están el desvalor de acto como exigencia típica
y el desvalor de resultado como exigencia de la norma.
El resultado valorativo exigido que puede ser de lesión o de puesta en peligro, depen­
derá de la forma en que se ha concretado la materia de prohibición en el tipo. La estruc­
tura típica podrá exigir una puesta en peligro (en los delitos de peligro) o una lesión efec­
tiva (en los delitos de lesión) del bien jurídico. En ambos casos, tanto en la lesión efectiva
como en el peligro, el problema de la imputación del resultado es un problema de carác­
ter valorativo cuyo momento en el análisis solo puede tener lugar en la antijuricidad”.

D 0013 P rincipio de lesividad. Principio de fragm entariedad: MIR PUIG, S.


________
(2002). Derecho Penal. Parte general. 6a edición. Barcelona: Reppertor, §4/50 y 55, p.
125. “Un Estado Social y Democrático de Derecho solo deberá amparar como bienes
jurídicos condiciones de la vida social, en la medida en la que afecten a las posibilida­
des de participación de individuos en el sistema social. Y para que dichos bienes jurídicos
merezcan ser protegidos penalmente y considerarse bienes jurídico-penales, será preciso

49
A rt.I Y T ítulo preliminar

que tengan una importancia fundamental. Es decir, implica que no pueden ser amparados
por el Derecho Penal intereses meramente morales -esto es, solamente morales, lo que no
impide que los bienes jurídico-penales puedan ser, como de hecho lo son los más impor­
tantes, también bienes morales, pero exige que tengan algo más que los haga merecedo­
res de protección jurídico-penal-”.

I) 0014 P rin cip io de lesividad. P rin cip io de fragm entariedad: ROXIN, C. (1997).
Derecho Penal. Parte general. Traducción de la 2a edición alemana y notas por Diego
Manuel Luzón Peña, M. Díaz y García Conlledo y Javier de Vicente Remesal. Madrid:
Civitas, §2/12, pp. 56-57. “Las meras inmoralidades no lesionan bienes jurídicos. Así por
ejemplo, la punición de relaciones homosexuales u otras consideradas inmorales, mante­
nidas entre adultos, solo restringe la libertad del individuo, pero además no solo es super-
flua, sino incluso nociva para la capacidad funcional del sistema social, por crear conflic­
tos sociales innecesarios al estigmatizar a personas socialmente integradas”.

I) 0015 P rin cip io de subsidiariedad: GARCÍA PABLOS, A. (2005). Introducción al


Derecho Penal. 3a edición. Madrid: Universitaria Ramón Areces, p. 583. “El Derecho
Penal debe hacer presencia en los conflictos sociales solo cuando sea estrictamente nece­
sario e imprescindible, nada más. Porque no se trata de proteger todos los bienes jurídicos
de cualquier clase de peligro que les amenace, ni de hacerlo utilizando los resortes más
poderosos y devastadores del Estado, sino de programar un control razonable de la crimi­
nalidad, seleccionando los objetos, medios e instrumentos. El Derecho Penal es la ‘última
ratio’, no la solución al problema del crimen: como sucede con cualquier técnica de in­
tervención traumática, no ofrezcan garantías de éxito las restantes estrategias de natura­
leza no penal”.

■Illa JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Principio de lesividad y Constitución. ACUERDO


PLENARIO: Bien jurídico penal (definición). CORTE SUPREMA: Principio de lesi­
vidad (definición) / Bien jurídico penal (definición) / Necesidad de determinación del
sujeto pasivo en virtud del principio de lesividad / Principio de legalidad y determina­
ción de la pena / Principio de intervención mínima y carácter subsidiario y fragmenta­
rio del Derecho Penal / Principio de intervención mínima y carácter fragmentario del
Derecho Penal / Principio de intervención mínima y principio de lesividad / Principio
de fragmentariedad del Derecho Penal / Interdependencia del principio de lesividad con
otros principios.

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

J 0017 P rin cipio de lesividad y C onstitución: “El Derecho Penal es la rama del ordena­
miento jurídico que regula el iuspuniendi, monopolio del Estado, y que, por tal razón, por
antonomasia, es capaz de limitar o restringir en mayor o menor medida, el derecho funda­
mental a la libertad personal. De ahí que, desde una prospectiva constitucional, el estable­
cimiento de una conducta como antijurídica, es decir, aquella cuya comisión pueda dar

50
P rincipio de ofensividad A rt. IV

lugar a una privación o restricción de la libertad personal, solo será constitucionalmente


válida si tiene como propósito la protección de bienes jurídicos constitucionalmente rele­
vantes (principio de lesividad). Como resulta evidente, solo la defensa de un valor o inte­
rés constitucionalmente relevante podría justificar la restricción en el ejercicio de un dere­
cho fundamental” (STCExp. N° 0019-2005-PI/TC-Lima, caso: Más del 25 % del número
legal de miembros del Congreso de la República. Demanda de inconstitucionalidad con­
tra el artículo único de la Ley N °28568 que modifica el artículo 47 del Código Penal, del
21/07/2005, f j. 35).

J 0018 P rin cipio de lesivid a d y constitución: “Desde una perspectiva constitucional la


delimitación de una conducta como antijurídica, es decir, aquella cuya comisión pueda
dar lugar a una privación o restricción de la libertad personal, solo será constitucional­
mente válida si tiene como propósito la protección de bienes jurídicos constitucional­
mente válidos (principio de lesividad). Como resulta evidente, solo la defensa de un valor
o interés constitucionalmente relevante podría justificar la restricción en el ejercicio de un
derecho fundamental” (STCExp. N° 0014-2006-PI/TC-Lima, caso: Colegio de Abogados
del Cono Norte de Lima. Demanda de inconstitucionalidad contra la Ley N° 28726, Ley
que incorpora y modifica normas contenidas en los artículos 46, 48, 55, 440 y 444 del
Código Penal, artículo 135 del Código Procesal Penal, del 19/01/2007, f. j 11).

A C U ER D O PLU N A R IO

J 0019 B ien ju ríd ic o p e n a l (definición): “El bien jurídico queda establecido dentro de
la norma jurídica, de manera que a cada norma le corresponde un bien jurídico. Este es
creado por el Derecho que elige los objetos que, en opinión del legislador, merece pro­
tección; así, bien jurídico será todo lo que, aún no constituye derecho, es valorado por el
legislador como condición para que la vida comunitaria se desarrolle normalmente. Por
lo que es interés de la comunidad conservarlo íntegro protegiéndolo mediante normas
jurídicas. El objeto del legislador no es la defensa del interés jurídico individual sino el
mantenimiento de las condiciones complejas para que la paz social no sea perturbada y
los individuos puedan desarrollarse normalmente y ejercer sus derechos en libertad [...]
Todo bien jurídico debe partir de los principios fundamentales basados en la Constitución
a través de los cuales se les marcan sus límites de potestad punitiva del Estado, califi­
cando a los bienes jurídicos como aquellas circunstancias dadas o finalidades que son úti­
les para el individuo y su libre desarrollo en el marco de un sistema social global estruc­
turado sobre la base de esa concepción de los fines o para el funcionamiento del propio
sistema [...] El Derecho Penal no puede intervenir en todos los conflictos sociales, sino
que se limita a la protección de los valores fundamentales del orden social, estos valores
son los denominados bienes jurídicos -interés jurídicamente tutelado-. Un Derecho Penal
democrático solo debe proteger aquellos bienes jurídicos que se valoran como absoluta­
mente indispensable para la permanencia y el desarrollo de la coexistencia pacífica [...]
por ende, no existen bienes jurídicos que fluctúan libremente sin estar asignados aun titu­
lar, sino solo aquellos de cuya titularidad goza un individuo o un colectivo [...] de ahí que
el artículo IV del Título Preliminar del CP ha establecido que la imposición de pena nece­
sariamente requiere la lesión o puesta en peligro de bienes jurídicos tutelados por la ley;
entiéndase bienes jurídicos relativos al tipo penal correspondiente (expresión del carácter

51
A rt.I V T ítulo preliminar

estricto del tipo penal), para no extender los alcances del Derecho Penal fuera de los lí­
mites de lo racional. Si bien la fuente principal del Derecho Penal es la ley, su aplica­
ción es insuficiente a partir de una mena interpretación literal de la misma, ya que en la
actualidad la interpretación teleológica es el más importante criterio de interpretación, lo
cual evidentemente se efectúa con el apoyo de la jurisprudencia, la costumbre, principios
generales del Derecho, la doctrina, entre otras fuentes. Lo anterior va de la mano con la
concepción de bien jurídico, pues esta constituye la base de la estructura e interpretación
de los tipos, siendo núcleo central y directriz en la formación del tipo, constituyendo así
mismo el motivo y el límite del Derecho Penal [...] El bien jurídico tutelado en los tipos
penales constituye su esencia; no es de libre generación o determinación, menos aún judi­
cial, y desde que no existe en el Estado Democrático de Derecho un solo tipo penal que no
afecte o ponga en riesgo algún bien jurídico de relevancia tal que merezca protección bajo
amenaza de sanción como delito, se ha de concluir que forma parte del carácter estricto
relativo a la tipología penal” (Acuerdo Plenario N° 01-2012/CJU-116 sobre “Reconduc­
ción del delito de abuso sexual no consentido p o r adolescentes mayores de 14 y menores
de 18 años de edad, al artículo 170 del Código Penal", del 26/03/2012, f j. 1 0 ,1Pleno
Jurisdiccional Extraordinario de las Salas Penales Permanente y Transitoria).

CORTE SUPREMA

:J 0020 P rin cipio de lesividad (definición): “F. J . 7. El principio de lesividad, por el cual
‘la pena necesariamente, precisa de la lesión o puesta en peligro de bienes jurídicos tutelado
por ley’, sin embargo, no cualquier lesión o puesta en peligro tiene aptitud para activar el
sistema penal, sino solo aquellos comportamientos sumamente reprochables y no pasibles
de estabilización mediante otro medio de control menos estricto; en ese sentido, para la
materialización de un delito se requiere que el sujeto activo haya cometido un hecho lo
suficientemente grave como para ser objeto de represión penal y no un simple desliz dis­
ciplinario. F. J . 8. En un plano estrictamente dogmático, lo acabado de mencionar tiene su
correlato en la teoría de la imputación objetiva, en virtud de cuyos fundamentos se tiene la
configuración de la tipicidad atraviesa un filtro de valoración por la cual alcanzan el nivel
de una conducta típica solo aquellos comportamientos que expresen el significado de una
relevancia social, o que produzcan una ‘perturbación social’ en sentido objetivo [...] de lo
contrario la intervención del Derecho Penal plasmada en la imputación jurídico-penal no
refiej aria las expectativas normativas de la sociedadpor una genuinaprotección penal” (R. N.
N° 3763-23011-Huancavelica, del 29/01/2013, ff. jj. 7y 8, Sala Penal Permanente).

J 0021 B ien ju ríd ic o p e n a l (definición): “Desde una perspectiva general, el bien jurí­
dico se instituye como fundamento y límite del derecho punitivo del Estado, lo primero,
por cuanto se dirige a proteger los derechos individuales y colectivos requeridos para
una convivencia pacífica, es decir, los bienes jurídicos deben ser instituidos y pondera­
dos desde un contexto político social; y como límite, en cuanto restringe al legislador
a sancionar solo los comportamientos que verdaderamente la potencialidad de dañar o
poner en riesgo los bienes jurídicos protegidos por la norma, en tanto que al juez, en cada
caso concreto le corresponde verificar si la conducta efectivamente lesionó o colocó en
peligro el bien jurídico” (R. N. N° A.V.23-2001-09, del 18/07/2011, f. j. 22, Sala Penal
Transitoria).

52
P rincipio de ofensividad A rt. IV

J 0022 Necesidad de determinación del sujeto pasivo en virtud del principio de lesivi-
dad: “El artículo IV del Título Preliminar del Código Penal establece el principio de lesi-
vidad, en virtud del cual en la comisión de un delito tiene que determinarse, según corres­
ponda la naturaleza del mismo, al sujeto pasivo que haya sufrido la lesión o puesta en
peligro del bien jurídico tutelado por la norma penal, de allí que el sujeto pasivo siem­
pre es un elemento integrante del tipo penal en su aspecto objetivo; que por tanto, al no
encontrarse identificado trae como consecuencia la atipicidad parcial o relativa de la con­
ducta delictiva; que, en consecuencia, para la configuración del tipo penal del delito de
hurto agravado es imprescindible individualizar al sujeto pasivo, titular del bien o bienes
muebles afectados” (R. N. N° 2529-99-Huánuco, del 05/08/1999, Sala Penal).

J 0023 Principio de legalidad y determinación de la pena: “Las exigencias que deter­


minan la dosificación de la pena no se agotan en el principio de culpabilidad, sino que ade­
más debe tenerse en cuenta el principio de proporcionalidad contemplado en el artículo
octavo del Título Preliminar del Código Penal, límite al ius puniendi, que procura la
correspondencia entre el injusto cometido y la pena a imponerse [...]” (R. N. N° 3059-
2015-Piura, del 21/02/2017, f j. 6, Sala Penal Transitoria).

J 0024 Principio de intervención mínima y carácter subsidiario y fragmentario del


Derecho Penal: “El principio de intervención mínima del Derecho Penal que consiste en
que el Derecho Penal deja de ser necesario para proteger a la sociedad cuando dicha pro­
tección puede conseguirse por otros medios, que será preferible en cuanto sean menos
lesivas para los derechos individuales; que en el caso concreto es relevante y aplicable
el principio de subsidiariedad, según el cual el derecho penal ha de ser la última ratio, el
último recurso que se debe utilizar a falta de otro menos lesivo, así como el denominado
carácter fragmentario del Derecho Penal que constituye una exigencia relacionada con
la anterior, es decir, significa que el Derecho Penal no ha de sancionar todas las conduc­
tas vulneradoras de los bienes jurídicos que protege, ni tampoco todos ellos son objeto de
tutela, sino solo castiga las modalidades de ataque más peligrosas para ellos -e l Derecho
Penal protege el bien jurídico contra ataques de especial gravedad-; que ambos postula­
dos integran el llamado principio de intervención mínima del Derecho Penal, que con­
siste en que la intervención del Estado solo se justifica cuando es necesaria para el man­
tenimiento de su organización; que por eso solo debe acudirse al Derecho Penal cuando
han fracasado todos los demás controles, pues el derecho punitivo es el último recuso que
ha utilizar el Estado, en tanto en cuanto no castiga todas las conductas lesivas de bienes
jurídicos, sino solo las que revisten mayor entidad -la potestad de castigar no puede ser
ejercida por el Estado de manera ilimitada, pues se caería en el abuso y la arbitrariedad,
es necesario imponerle diversos controles—” (R. N. N° 238-2009-Puno, del 19/03/2010,
f. j. 5, Sala Penal Permanente).

J 0025 Principio de intervención mínima y carácterfragmentario del Derecho Penal: “El


tema sujeto a controversia carece de la entidad suficiente como para ser desarrollado dentro del
ámbito de un proceso penal, en atención al principio de intervención mínima o última ratio que
lo rige [el Derecho Penal es el último recurso al que se debe acudir a falta de otros medios lesi­
vos, pues si la protección de la sociedad y los ciudadanos puede conseguirse, en ciertos casos,

53
A rt. IV T ítulo preliminar

con medios menos lesivos y graves que los penales, no es preciso y no debe utilizarse, e incluso
aunque haya que proteger bienesjurídicos, donde sean suficientes los medios del Derecho Civil,
del Derecho Público o incluso medios extrajurídicos, ha de retraerse el Derecho Penal, pues su
intervención -con la dureza que sus medios implican sería innecesaria y, por tanto, injustifica­
ble] y al carácter fragmentario del mismo [el llamado carácter fragmentario del Derecho Penal
sostiene que no se trata de proteger todos los bienes jurídicos ni penar todas la conductas lesivas
a los mismos, sino sólo los ataques más graves a los bienes jurídicos más importantes, los cua­
les constituyen el límite formal del iuspuniendi]” (R. N. N°3756-2009-Piura, del 12/10/2010,
f. j. 4, Sala Penal Permanente).

J 0026 Principio de intervención mínima y carácter fragmentario del Derecho Penal:


“El principio de intervención mínima, que integra dos postulados básicos del Derecho
Penal preventivo: subsidiariedad o última ratio y carácter fragmentario del Derecho
Penal, en atención al último postulado exige que solo deben sancionarse las modalida­
des de ataque más peligroso para los bienes jurídicos que protege [...]; situación, que sin
duda, no se presenta en el mb-lite, habida cuenta de la falta de entidad de la conducta que
desplegó el imputado, más allá que dio como resultado la sustracción de la motocicleta,
que sin embargo luego repuso. En todo caso, el Derecho Administrativo sancionador es
el indicado y proporcionalmente idóneo para dar cuenta de la conducta desplegada por
el acusado” (R. N. N° 1883-2012-Junín, del 05/03/2013,/. j. 4, Sala Penal Permanente).

J 0027 Principio de intervención mínima y principio de lesividad: “F. J. 4. [...] el


Derecho Penal está enmarcado en el principio de mínima intervención, lo que supone que
el ejercicio del poder de punición tiene que ser el último recurso disuasivo que puede uti­
lizar el Estado para controlar desmanes transgresores de la vida en comunidad. Este prin­
cipio, es admitido unánimemente por la doctrina penal según el cual, “el Derecho Penal
ha de reducir su intervención a aquello que sea estrictamente necesario en términos de uti­
lidad social general” [...]. En aplicación de este principio el ejercicio de la facultad san-
cionatoria criminal debe operar cuando las demás alternativas de control han fallado, es
decir, que carece de sentido la intervención del Derecho Penal cuando existe la posibili­
dad de utilizar otros medios o instrumentos jurídicos no penales para restablecer el orden
jurídico, como las sanciones propias del Derecho Administrativo o del Derecho Civil, que
permiten la solución del conflicto lo más satisfactoriamente posible tanto para el impu­
tado como para la sociedad. Es así, pues, como el Derecho Penal muestra el carácter sub­
sidiario, respecto de las otras ramas del ordenamiento jurídico, lo cual resulta fundamen­
tal al momento de abordar un caso concreto. F. J . 5. En la misma línea debemos referimos
al principio de lesividad que señala que en la aplicación de la norma penal, no basta la
antijuricidad formal, es decir la mera contradicción entre el comportamiento y aquella
norma, sino que debe existir la vulneración del bien jurídico, sea por lesión o puesta en
peligro [...]” (R. N. N° 3004-2012-Cajamarca, del 13/06/2004. jf. jj. 4 y 5, Sala Penal
Permanente).

J 0028 Principio de fragmentariedad del Derecho Penal: “El Derecho Penal tiene
como principio rector que es fragmentario y de última ratio y ello implica, que solo se
van a sancionar las conductas que realmente lesionan bienes jurídicos tutelados” (R. N.
N° 3400-2005-Amazonas, del 12/12/2006, f. j. 2, Segunda Sala Penal Transitoria).

54
P rincipio de jurisdiccionalidad de las penas A rt. V

J 0029 Interdepen den cia d e l prin cipio de lesividad con otros p rin cip io s: “El Dere­
cho Penal constituye un medio de control social que sanciona aquellos comportamien­
tos que lesionan o ponen en peligro los bienes jurídicos tutelados por la ley en aras de
lograr la paz social, propósito que se persigue a través del proceso penal, correspondién­
dole al juzgador determinar la aplicación de las sanciones que hubiere lugar, bajo el prin­
cipio constitucional, que la inocencia se presume, la responsabilidad se prueba” (Ejecu­
toria Suprema del 15/06/2000, R. N. N° 820-2000-Tacna. En: URQUIZO OLAECHEA,
J. (Asesor); CASTILLO ALVA, J. L. (Director) y SALAZAR SÁNCHEZ, N. (Coordinador)
(2005). Jurisprudencia penal. Jurista Editores, Lima, p. 67).

ARTÍCULO V Principio de j urisdiccionalidad de las penas y las


m edidas de seguridad
Solo el ju ez com petente puede im poner penas o m edidas de seguridad; y no puede
hacerlo sino en la form a establecida en la ley.

N ormas concordantes
C: arts. 2 inc. 24) lit. d); 138, 139 ines. 1), 3), 10); 140, 173; CP: art. 28; C de P P : arts. 11,
16, 19, 23, 26; C P P 2 0 0 4 : arts. V, VI, 80; C E P : art. I; L O P J : arts. 1, 6; D U D H : arts. 5, 9,
10; C A D H : art. 7 ines. 5), 6)

DOCTRINA

Sumario: Concepto / Ámbito y forma de aplicación / El carácter subsidiario de las medidas de


seguridad.

I) lililí) C oncepto: LANDECHO, C. y MOLINA, C. (1996). Derecho Penal español.


Parte general. Madrid: Tecnos, p. 118. “El principio de jurisdiccionalidad de las penas
significa que: ‘no hay pena sin juicio legal’ (pulla poena sine legali indicio). Por tanto,
para el juicio y posterior condena de un presunto delincuente hay que seguir los trámites
señalados en la ley de procedimiento correspondiente y observar los plazos señalados en
la misma para los posibles recursos, hasta que la sentencia sea firme”.

Á m bito y form a de aplicación: SAN MARTÍN CASTRO, C. (2004).


“Garantía jurisdiccional”. En: Código Penal comentado. Tomo I. Lima: Gaceta Jurídica,
pp. 155-156. “[...] el artículo V del Título Preliminar del Código Penal [...] contempla
tres derechos que le han de asistir a todo procesado imputado: a) en primer lugar, el dere­
cho a la legalidad procesal o a ser juzgado de conformidad con las disposiciones de la
ley procesal penal; b) en segundo lugar, el derecho a ser exclusivamente condenado me­
diante sentencia (imposición de sanciones penales, lo que se concuerda en sede nacio­
nal con los artículos 280 y 285 del Código de Procedimientos Penales de 1940); y c) el

55
A rt. y T ítulo preliminar

derecho al juez legal o a que dicha sentencia sea dictada por el juez competente o prede­
terminado por la ley”.

I) HUIS Carácter subsidiario de las medidas de seguridad: GARCIA PABLOS, A.


(2005). Introducción al Derecho Penal. 3a edición. Madrid: Universitaria Ramón Areces,
p. 603. “Las medidas de seguridad representan un obstáculo insalvable a la plena vigen­
cia del principio de culpabilidad, ya que se imponen no en atención a esta, sino a la peli­
grosidad del autor. Por ello, y contra las pretensiones de la Scuola Positiva, debe enten­
derse que solo es correcto acudir a las mismas ‘subsidiariamente’, esto es, en defecto de
la pena, cuando no conste la culpabilidad del autor pero sí que la necesaria protección de
los bienes jurídicos requiere la corrección o innocuización del sujeto peligroso. En otro
caso, es preferible acudir al mecanismo de la pena que trata al hombre como ser racional­
mente motivable y cuenta con el límite de la culpabilidad”.

JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Independencia de la función jurisdiccional (dimen­


siones). CORTE SUPREMA: Juez natural como garantía procesal / Nulidad de la con­
dena dictada por un juez distinto al natural / Facultades del juez de garantías / Principio
de jurisdiccionalidad e imposición de pena por debajo del mínimo legal.

T R IB U N A L C O N S T IT U C IO N A L

J 0030 In depen den cia de la fu n c ió n ju risd ic c io n a l (dim ensiones): “En este sentido el
principio de independencia de la función jurisdiccional tiene dos dimensiones: a) Inde­
pendencia extema. Según esta dimensión, la autoridad judicial, en el desarrollo de la fun­
ción jurisdiccional, no puede sujetarse a ningún interés que provenga de fuera de la orga­
nización judicial en conjunto [...]. Las decisiones de la autoridad judicial, ya sea que
esta se desempeñe en la especialidad constitucional, civil, penal, penal militar, laboral,
entre otras, no pueden depender de la voluntad de otros poderes públicos (Poder Ejecu­
tivo o Poder Legislativo, por ejemplo), partidos políticos, medios de comunicación o par­
ticulares en general, sino tan solo de la Constitución y de la ley que sea acorde con esta
[...]. b) Independencia intema. De acuerdo con esta dimensión, la independencia judi­
cial implica, entre otros aspectos, que, dentro de la organización judicial: 1) la autori­
dad judicial, en el ejercicio de la función jurisdiccional, no puede sujetarse a la voluntad
de otros órganos judiciales, salvo que medie un medio impugnatorio; y, 2) que la autori­
dad judicial, en el desempeño de la función jurisdiccional, no pueda sujetarse a los inte­
reses de órganos administrativos de gobierno que existan dentro de la organización judi­
cial. En cuanto al primero de los puntos mencionados, cabe mencionar que el principio
de independencia judicial prohíbe que los órganos jurisdiccionales superiores obliguen
a los órganos de instancias inferiores a decidir de una determinada manera, si es que no
existe un medio impugnatorio que de mérito a tal pronunciamiento. De este modo, siem­
pre que medie un medio impugnatorio las instancias superiores podrán corregir a las infe­
riores respecto de cuestiones de hecho o de derecho sometidas a su conocimiento, según
sea el caso. En cuanto al segundo punto, el principio de independencia judicial implica,

56
P rincipio de jurisdiccionalidad de las penas art. y

en primer término, la separación de las funciones jurisdiccionales de las funciones admi­


nistrativas que eventualmente pudieran desempeñar los jueces dentro de la organización
judicial, de manera que las funciones propias de esta administración no puedan influir en
la decisión judicial que se adoptará en un determinado proceso (STC Exp. N° 00512-
2013-PHC/TC-Pasco, caso: Jesús Giles Alipazaga y otros, del 19/06/2013,f. j. 3.3.2).

CORTE SUPREMA

J 0031 Juez natural como garantía procesal: “Que, ahora bien, el segundo párrafo del
numeral tres del artículo ciento treinta y nueve de la Constitución, consagra entre otras
garantías procesales la del juez legal -denominado por un sector de la doctrina ‘juez natu­
ral’- , bajo el enunciado ‘ninguna persona puede ser desviada de la jurisdicción prede­
terminada por la ley que la predeterminación legal del juez no es otro que el juez
territorial, objetiva y funcionalmente competente, de modo tal que las normas sobre com­
petencia se erigen en un auténtico presupuesto procesal, aun cuando es de rigor aclarar
que no necesariamente, por ejemplo, el incumplimiento de las reglas sobre competencia
territorial vulneran esta garantía, salvo -desde luego- que infrinjan la independencia judi­
cial o el derecho al debido proceso y/o entrañen la sustracción indebida o injustificada al
órgano judicial al que la ley le atribuye el conocimiento de un caso, manipulando el texto
de las reglas de atribución de competencia con manifiesta arbitrariedad” (R. N. N° 2448-
2005-Lima, del 12/09/2005, f. j. 6, Sala Penal Permanente).

J 0032 Nulidad de la condena dictada por un juez distinto al natural: “Al haberse dic­
tado contra el recurrente una sentencia condenatoria en el fuero privativo militar, resulta
imperioso la anulación de todo el proceso y su consiguiente condena, por cuanto el jui­
cio se realizó quebrantando el derecho al juez natural, pese a su condición de civil; siendo
imprescindible el despliegue del conjunto de actos necesarios para que su situación jurí­
dica se resuelva bajo las garantías que contienen el debido proceso en la jurisdicción
penal ordinaria (R. N. N° 798-2004-Lima, del 05/08/2004,/. j. 2, Sala Penal Permanente).

J 0033 Facultades del juez de garantías: “En el vigente Estado Constitucional de Dere­
cho los jueces de la Corte Suprema desempeñan el rol de jueces de garantías de los dere­
chos de los ciudadanos, de tal manera que, contando de una parte con el respaldo legal
de lo dispuesto en el artículo trescientos uno del Código de Procedimientos Penales, que
faculta a esta suprema instancia a absolver al condenado cuando no considere fundada
la sentencia condenatoria, de otra parte en aplicación del aforismo iura novit curia, el
juez tiene el poder-deber de identificar el derecho comprometido en la causa, aun cuando
no se encuentre expresamente invocada por las partes [...], estando legitimado a absol­
ver inclusive a quien se acogió a la conformidad procesal cuando, luego de una revi­
sión integral del expediente y de las pruebas obrantes en el mismo, existen fundadas
razones basadas en los principios del Derecho Penal para absolver al acusado (R. N.
N° 3763-2011-Huancavelica, del 29/01/2013, f. j. 4, Sala Penal Permanente).

J 0034 Principio de jurisdiccionalidad e imposición de pena por debajo del mínimo


legal: “Cuando se trata de una conducta tipificada en una norma penal compleja, el órgano
jurisdiccional debe precisar en qué circunstancias agravantes se ha perpetrado el hecho,
aún más cuando el tipo penal ha sufrido modificaciones, debe precisarse también estas;

57
A rt. V I Título preliminar

además el colegiado para imponer pena por debajo del mínimo legal tiene el deber de fun­
damentar, si se trata de algún elemento negativo imperfecto del delito o de orden proce­
sal, en cuyo caso también tiene la obligación de indicar el dispositivo legal que justifica
la atenuación de la punición que señala” (Exp. N° 3462-97-Lambayeque, del 15/09/1997,
Sala Penal).

J 0035 Principio de jurisdiccionalidad e imposición de pena por debajo del mínimo


legal: “El Derecho Penal peruano reconoce al magistrado la potestad de fijar la pena pri­
vativa de libertad, entre un mínimo y un máximo y en algunos casos le permite fijarla por
debajo de este mínimo, teniendo en cuenta las circunstancias que enumera el artículo 46
del CP; pues, de otro modo, se habría vuelto al sistema de la pena legal o tasada que no
admite arbitrio judicial alguno y que pertenece a un derecho punitivo ya desterrado” (Eje­
cutoria Suprema del 17/11/1995, Exp. N° 3319-95-Lambayeque).

ARTÍCULO VI Principio de garantía de ejecución


N o puede ejecutarse p en a alguna en otra form a que la prescrita por la ley y regla­
m entos que la desarrollen.
E n todo caso, la ejecu ción de la pena será in terven id a judicialm ente.

N ormas concordantes
C: arts. 2 inc. 24) lit. d); 139 ines. 21), 22); C P: art. 28; C P P 2004: arts. V, VI, 6 inc. 1 lit.
e, 2 8 inc. 5 lit. a, 475, 488, 489, 491, 540, 544-A , 565 inc. 2, 566; C E P : arts. II, III, 2; C N A :
art. 191; L O P J : art. 20; D U D H : art. 5; C A D H : art. 5 inc. 2)

DOCTRINA

Sumario: Instrumentos jurídicos de sujeción / Instituciones a las que compete su aplicación.

_I)_ lili
_ _IV
_ In stru m en tos ju ríd icos de sujeción: LANDECHO, C. y MOLINA, C.
(1996). Derecho Penal español. Parte general. Madrid: Tecnos, p. 118. “No hay ejecu­
ción de una pena sin la ley ( milla executio sine legé). No pueden variarse las circunstan­
cias de la ejecución de la pena señaladas en las leyes y reglamentos correspondientes”.

I) 11(1211 In stitu cion es a las que com pete su aplicación: RE VILLA LLAZA, P. (2004).
“Principio de legalidad en la ejecución de la pena”. En: Código Penal comentado. Tomo
I. Lima: Gaceta Jurídica, pp. 176-177. “No obstante la brevedad de los términos utiliza­
dos, ‘la intervención judicial’ a que se refiere el precepto debe entenderse como que, en
todo caso, la legalidad de la ejecución o el cumplimiento de la ejecución legal de una
pena, por la afectación de derechos fundamentales que implica, debe ser controlada o
supervisada por el órgano jurisdiccional competente (juez penal, Sala Penal, etc., pero

58
P rincipio de garantía de ejecución A rt. V I

también por el Ministerio Público, en el ámbito de su competencia). En tal sentido, inter­


venir la ejecución de la pena significa controlar, comprobar y verificar, que se esté lle­
vando a cabo conforme a ley

JURISPRUDENCIA
■ í

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Legalidad del cumplimiento de penas. ACUERDO


PLENARIO: La seguridad jurídica como presupuesto para el principio de ejecución
legal de la pena. CORTE SUPREMA: Inejecución jurídica de una pena (fundamento) /
Violación de los plazos legales de la suspensión de la pena condicional.

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

J 0036 Legalidad del cumplimiento de penas: “Este Tribunal debe precisar que el cum­
plimiento sucesivo de penas no corresponde, propiamente, a una simple acumulación
material o suma de penas, sino que tiene su justificación en la observancia de legalidad
en el cumplimiento de las penas a que se refiere el artículo VI del Título Preliminar del
Código Penal, al establecer que: ‘No puede ejecutarse pena alguna en otra forma que la
prescrita por la ley [...]. En todo caso, la ejecución de la pena será intervenida judicial­
mente’, tal como prevé el artículo 52 del Código de Ejecución Penal, aplicable al caso de
autos” (STC Exp. N° 06233-2007-PHC/TC-Huaura, caso: Faustino Teófilo Mejía Vilca-
rino, del 18/12/2007, f. j. 5).

ACUERDO PLENARIO

J 0037 La seguridad jurídica como presupuesto para el principio de ejecución legal


de la pena: "Desde este enfoque, y en clave de favorabilidad, aquellos que han solici­
tado beneficios penitenciarios y se les ba denegado por aplicar criterios distintos a las
leyes número 30101 y 30332, citando a su vez como fundamento la vigencia de las leyes
30054, 30068, 30076, 30077 y 30262, en tanto en cuando colinden con lo dispuesto en
el presente Acuerdo Plenario, tienen expedito su derecho para volver a incoar el proce­
dimiento penitenciario correspondiente. Invocar, de parte del órgano jurisdiccional, el
principio de preclusión o de cosa juzgada formal no es de recibo, por cuanto el principio
constitucional de legalidad en la ejecución de las penas -desarrollado legalmente por el
artículo VI del Título Preliminar del Código Penal- se impone en armonía con la justi­
cia material y seguridad jurídica en cuanto valores superiores del ordenamiento jurídico”
(Acuerdo Plenario N° 2-2015/CIJ-116 sobre “Beneficios penitenciarios. Aplicación de
leyes de ejecución penal en el tiempo”, del 02/10/2015, f. j. 19, IX Pleno Jurisdiccional
de las Salas Penales Permanente y Transitoria).

CORTE SUPREMA

J 0038 Inejecución jurídica de una pena (fundamento): “En el caso de autos, se tiene
que al acusado [...], se le ha condenado a un año de pena privativa de la libertad, al habér­
sele encontrado responsable de los delitos contra la Administración Pública -ej ercicio ile­
gal de la profesión y desacato-; que, indebidamente la Sala Penal Superior, ha impuesto

59
A rt. V II T ítulo preliminar

a la vez al referido acusado, la pena de inhabilitación por igual tiempo de la condena, la


que jurídicamente es inejecutable teniendo en cuenta que el encausado no tiene la condi­
ción de periodista y menos se encuentra dentro de los presupuestos a que hace referencia
el artículo treintinueve del Código Penal, a lo que se debe agregar que los ilícitos penales
por los cuales ha sido condenado, solo se encuentran sancionados con pena privativa de
la libertad; que, siendo esto así, es del caso declarar la nulidad de este extremo de la sen­
tencia” (R. N. N° 5634-97-Cusco, del 10/12/1997, Sala Penal. En: ROJAS VARGAS, F.
(1999). Jurisprudencia Penal. Tomo I. Gaceta Jurídica, Lima, p. 83).

J 0039 Violación de los p la zo s legales de la su spen sión de la p e n a condicional: “El


plazo de seis meses de suspensión de la pena condicional impuesta a la acusada contra­
viene lo dispuesto en la parte in fine del artículo 57 del CP que establece que el plazo de
suspensión de la pena es de uno a tres años” (Exp. N° 3664-96-Junín. En: CARO CORIA,
D. (2002). Código Penal. Gaceta Jurídica, Lima, p. 99).

ARTÍCULO Vil Principio de responsabilidad penal


L a p en a requiere de la responsabilidad p en al del autor. Q ueda proscrita tod a form a
d e responsabilidad objetiva.

N ormas concordantes
C: art. 2 inc. 24) lit. e); C P: arts. 12, 13, 14, 16; C P P 200 4 : arts. II, 341 inc. 6, 349 inc 1
lit. e, 372 inc. 5, 398, 399, 400, 4 4 7 inc. 5; D U D H : arts. 1, 11 inc. 1); C A D H : art. 5 inc. 3)

DOCTRINA

Sumario: Imputación subjetiva / Culpabilidad / Elementos estructurales del dolo.

D 0021 Im putación subjetiva: FEIJÓO SÁNCHEZ, J. B. (2002). El dolo eventual.


Bogotá: Universidad Extemado de Colombia, pp. 13-14. “La subsunción de un hecho en
el tipo objetivo no es suficiente para imputarle ese hecho a alguien, como obra suya. Para
poder imputarle jurídico-penalmente cualquier hecho a una persona es preciso que ese
tipo o ese elemento objetivo suponga la objetivación o realización de una decisión previa
de esa persona o, lo que es lo mismo, una objetivación o realización de su voluntad. De
acuerdo con lo dispuesto en el artículo VII del TP del CP, esa decisión solo será relevante
para el Derecho Penal cuando se pueda calificar como dolosa o como imprudente. Solo si
se da alguno de estos elementos subjetivos se podrá calificar una conducta como típica”.

D 0022 C ulpabilidad: SUÁREZ MONTES, R. F. (1999). “Comentario al artículo 5”.


En: COBO DEL ROSAL, M. (Director). Comentarios al Código Penal de 1995. Madrid:

60
P rincipio de responsabilidad penal A rt. V II

Edersa, p. 251. “Este reconocimiento conduce a la comprensión de la responsabilidad


penal como responsabilidad subjetiva. Ello significa, por una parte, que la responsabi­
lidad ha de tener su límite allí donde cesa la posibilidad personal de determinarse y obrar
conforme a Derecho y, por otra parte, la exigencia de proporcionalidad entre la pena y el
grado más o menos intenso de vinculación subjetiva del autor con su obra”.

D 0023 Elementos estructurales del dolo: ROXIN, C. (1997). D erecho Penal. P arte
general. Traducción de la 2a edición alemana y notas por Diego Manuel Luzón Peña, M.
Díaz y García Conlledo, y Javier de Vicente Remesal. Madrid: Civitas, §10/58, p. 306.
“Por dolo típico se entiende, según la usual forma abreviada, el conocimiento (saber) y
voluntad (querer) de los elementos del tipo objetivo. Por tanto, quien sustrae una cosa
ajena que contunde con la suya propia, actúa sin saber en referencia al elemento ‘ajena’
contenido en el tipo objetivo del tipo de hurto, o sea que le falta el dolo [...], por lo que no
puede ser castigado por hurto”.

■III. JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Principio de culpabilidad (fundamento constitu­


cional) / Principio de culpabilidad (definición) / Principio de culpabilidad (elemen­
tos) ACUERDO PLENARIO: Prohibición de aplicación de responsabilidad objetiva.
CORTE SUPREMA: Certeza en la responsabilidad penal a fin de enervar la presunción
de inocencia del procesado / Responsabilidad penal del imputado como fundamento de
toda sentencia condenatoria / Justificación de la intervención punitiva del Estado solo
ante la responsabilidad penal del procesado / Principio de responsabilidad penal y falta
de responsabilidad penal de las personas jurídicas / Principio de responsabilidad penal
y atipicidad por falta de imputación subjetiva / Principio de responsabilidad penal y ati-
picidad del representante legal de una persona jurídica por falta de imputación objetiva
y subjetiva / Principio de responsabilidad penal y falta de responsabilidad penal por
ausencia de culpabilidad. CORTES SUPERIORES: Principio de responsabilidad penal
y proscripción de la responsabilidad penal por el resultado.

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

J 0040 P rin cipio de cu lpabilidad (fundam ento constitucional): “El principio de res­
ponsabilidad personal y la proscripción de responsabilidad por hecho ajeno constituyen
una manifestación del principio de culpabilidad, que a su vez es uno de los pilares sobre
los que descansa el Derecho Penal. Este principio, si bien no goza de reconocimiento
constitucional expreso, puede ser derivado del principio de proporcionalidad de las penas
y de legalidad penal [...]. Así, el principio de culpabilidad brinda la justificación de la
imposición de penas cuando la realización de delitos sea reprochable a quien los come­
tió [...], de este modo queda proscrita la responsabilidad objetiva. Al respecto, en el pre­
sente caso se alega que se le imputa a los favorecidos el delito por la sola vinculación
familiar y no en atención a una concreta conducta propia” (STC Exp. N ° 03245-2010-P H /
TC-Lima, caso: Jesús B elisario E steces O stolaza y Santos Orlando Sánchez Paredes, del
13/10/2010, f. j . 28).

61
A rt. V II T ítulo preliminar

J 0041 P rin cipio de cu lpabilidad (definición): “F. J. 25. El principio de la culpabili­


dad es uno de los pilares sobre los que descansa el derecho penal. Concretamente, cons­
tituye la justificación de la imposición de penas dentro del modelo de represión que
da sentido a nuestra legislación en materia penal y, consecuentemente, a la política de
persecución criminal, en el marco del Estado constitucional. El principio de culpabili­
dad brinda la justificación de la imposición de penas cuando la realización de delitos
sea reprobable a quien los cometió. La reprobabilidad del delito es un requisito para
poder atribuir a alguien la responsabilidad penal de las consecuencias que el delito o
la conducta dañosa ha generado. F. J . 26. El principio de culpabilidad se materializa
cuando concurren una serie de elementos; así, en términos generales puede decirse
[...] que de acuerdo con el principio de culpabilidad se requiere que la aplicación de
una pena esté condicionada por la existencia de dolo o culpa, de conciencia de la an­
tijuridicidad o de la punibilidad, de capacidad de comportarse de acuerdo con las exi­
gencias del Derecho (imputabilidad), de una situación normal para la motivación del
autor (exigibilidad). Asimismo, en el momento de la individualización de la pena, el
principio de culpabilidad exige que la sanción sea proporcionada al hecho cometido.
F. J. 27. Debe tenerse en cuenta que el principio de culpabilidad se engarza directamente
con la reprobabilidad de una persona por cierto comportamiento, no con la sanción por
aquella. La reprobación acarrea inevitablemente el establecimiento de una pena; evidente,
por eso, es que existe entre ellas una estrecha ligazón. Pero esto no puede llevar a identi­
ficar o confundir una con otra, pues de lo contrario se estaría entrando al terreno del prin­
cipio ne bis in ídem, que se refiere al tema de la sanción. La reprobación es una valora­
ción de la conducta que se hace de modo aislado, mientras que la pena es un acto estatal
sancionatorio. F. J . 28. El principio que se comenta no está expresamente recogido en el
texto de la Constitución. Sin embargo, su existencia se desprende de otros principios sí
consagrados. El primero de ellos es el principio de legalidad en materia penal, el cual es
recogido en el literal ‘d’ del numeral 24 del artículo 2 de la Constitución. [...] F. J. 31.
Esto es consecuencia del hecho de que solamente puede ser sancionado aquel comporta­
miento calificado como reprobable al sujeto que lo realiza. En este aspecto se aprecia la
convergencia entre el principio de legalidad penal y el principio de culpabilidad anterior­
mente descrito, que consiste en la calificación de reprobable que debe recaer sobre cierta
conducta humana y su consecuente tipificación, para poder ser objeto de punición esta­
tal. Por ello, al consagrarse expresamente el principio de legalidad, de modo implícito
queda a su vez consagrado el principio de culpabilidad. F. J . 32. El segundo principio del
que se deriva el principio de culpabilidad en el ordenamiento constitucional es el princi­
pio de proporcionalidad de las penas. Este Tribunal se ha expresado anteriormente sobre
el tema [...] señalando que el principio de proporcionalidad de las penas ha sido constitu-
cionalizado en el artículo 200 de la Constitución, en su último párrafo. F. J . 36. De este
modo, el principio de culpabilidad guarda estrecha relación con los principios de legali­
dad penal y de proporcionalidad de las penas, derivándose aquél de estos. En tal sentido,
la constitucionalización de los últimos permite afirmar que el principio de culpabilidad
se encuentra constitucionalizado y que es un principio rector de nuestro ordenamiento
jurídico. Corresponde, ahora, establecer si la reincidencia como factor a considerar para
establecer la determinación de la pena vulnera el principio de culpabilidad” (STC Exp.
N° 0014-2006-PI/TC-Lima, caso: Colegio de Abogados del Cono Norte de Lima.

62
P rincipio de responsabilidad penal A rt. V II

Demanda de inconstitucionalidad contra la Ley N° 28726, Ley que incorpora y modifica


normas contenidas en los artículos 46, 48, 55, 440, 444 del Código Penal y el artículo
135 del Código Procesal Penal, del 19/01/2007, ff. jj. 25, 26, 27, 28, 31, 32 y 36).

J 0042 Principio de culpabilidad (elementos): “F. J. 53. El principio de la culpabilidad


es uno de los pilares sobre los que descansa el Derecho Penal. Concretamente, constituye
la justificación de la imposición de penas dentro del modelo represión que da sentido a
nuestra legislación en materia penal y, consecuentemente, a la política de persecución cri­
minal, en el marco del Estado Constitucional. El principio de culpabilidad brinda la justi­
ficación de la imposición de penas cuando la realización de delitos sea reprobable a quien
los cometió. La reprobabilidad del delito es un requisito para poder atribuir a alguien la
responsabilidad penal de las consecuencias que el delito o la conducta dañosa ha generado.
F. J. 54 El principio de culpabilidad se materializa cuando concurren una serie de ele­
mentos: [e]n términos generales puede decirse [...] que de acuerdo con el principio de
culpabilidad se requiere que la aplicación de una pena esté condicionada por la existen­
cia de dolo o culpa, de conciencia de la antijuridicidad o de la punibilidad, de capacidad
de comportarse de acuerdo con las exigencias del Derecho (imputabilidad), de una situa­
ción normal para la motivación del autor (exigibilidad). Asimismo, en el momento de la
individualización de la pena, el principio de culpabilidad exige que la sanción sea propor­
cionada al hecho cometido” (STC Exp. N° 003-2005-PI/TC-Lima, caso: 5186 ciudada­
nos, convocados por el Movimiento Popular de Control Constitucional, representado por
Walter Húmala. Demanda de inconstitucionalidad contra los Decretos Legislativos N°s
921, 922, 923, 924, 925, 926y 927, del 09/08/2006, ff. jj. 53y 54).

ACUERDO PLENARIO

J 0043 Prohibición de aplicación de responsabilidad objetiva: “El objeto de la norma


antes descrita es sancionar con severidad -por su carácter agravado- a quienes participan
en la comisión del delito de TID en tanto integran un conjunto de tres o más personas. A
este respecto es de destacar y señalar que: a) la sola existencia o concurrencia, sin más de
una pluralidad de agentes (tres o más) en la comisión del delito de tráfico ilícito de drogas
no tipifica la circunstancia agravante del artículo 297.6 del Código Penal, pues tal consi­
deración violaría el principio de proscripción de responsabilidad objetiva” (Acuerdo Ple-
nario N° 3-2005/CJ-ll 6 sobre “Intervención de tres o más agentes, alcances del artículo
297 del CP”, del 30/09/2005, f. j. 7, Pleno Jurisdiccional de las Salas Penales Perma­
nente y Transitoria).
CORTE SUPREMA

J 0044 Certeza en la responsabilidad penal a fin de enervar la presunción de inocen­


cia del procesado: “Para efectos de imponer una sentencia condenatoria es preciso que el
juzgador haya llegado a la certeza respecto de la responsabilidad penal del encausado, la
cual solo puede ser generada por una actuación probatoria suficiente que permita generar
en él tal convicción de culpabilidad, sin la cual no es posible revertir la inicial condición
de inocente que tiene todo procesado; es así, que aun existiendo una actividad probatoria
tendiente a acreditar la responsabilidad penal del procesado, si esta no logra generar en

63
A rt. V II T ítulo preliminar

el juzgador certeza respecto de la responsabilidad penal, esta situación le es favorable al


justiciable” (R. N. N° 1429-2000-Ucayali, del 19/07/2002).

J 0045 Responsabilidad penal del imputado como fundamento de toda sentencia con­
denatoria: “Toda sentencia condenatoria debe fundarse en suficientes elementos proba­
torios que acrediten de manera indubitable la responsabilidad del imputado en la comi­
sión de los hechos investigados; en ese sentido, a mérito de las pmebas actuadas durante
el proceso, tal como fueron expuestas y analizadas en la resolución materia de vista, han
quedado plenamente acreditadas la comisión del delito y la responsabilidad penal de la
acusada” (R. N. N° 14-2004-Huánuco, del 17/05/2004, f. j. 1, Sala Penal Permanente).

J 0046 Justificación de la intervención punitiva del Estado solo ante la responsabi­


lidad penal del procesado: “Debemos subrayar que el artículo sétimo del Título Prelimi­
nar del Código Penal consagra el principio de responsabilidad o culpabilidad, por el cual
se incide en el imperativo de establecer la responsabilidad penal del autor para facilitar
la imposición de la pena, proscribiendo, por consiguiente, toda forma de responsabilidad
objetiva —acorde a la antigua máxima, proveniente del Derecho Canónico: “versari in re
illicita casus imputa tu r 7 según esta antigua máxima, si una persona realiza un acto res­
ponde por cualquier resultado que devenga de ella-. De esta forma, el Estado solo inter­
vendrá cuando un miembro de la comunidad actuó culpablemente, es decir, la pena solo
puede basarse en la circunstancia que al autor debe reprocharle personalmente su hecho”
(Casación N° 311-2012-Ica, del 03/10/2013, f. j. 3.3, Sala Penal Permanente).

J 0047 Principio de responsabilidad pen al y falta de responsabilidad penal de las


personas jurídicas: “La persona jurídica no posee capacidad de conducta de acuerdo
al principio ‘societas delinquere non p o test’, recayendo en todo caso dicho atributo
solo en las personas naturales, no pudiéndose instaurar proceso penal contra el encau­
sado [...], debiendo identificarse en todo caso a la persona que actuó como órgano de su
representación, o como socio representante autorizado de ella” (Sala Penal, Exp. Cons.
N° 3963-96-Áncash. En: ROJAS VARGAS, F. (1999). Jurisprudencia Penal. Tomo I.
Lima, p. 84).

J 0048 Principio de responsabilidad pen al y atipicidad por falta de imputación sub­


jetiva: “Que conforme al artículo séptimo del Título Preliminar del Código Penal consti­
tuye principio general que la pena requiera indefectiblemente de la responsabilidad penal
del autor, quedando proscrita toda forma de responsabilidad objetiva, el no pago de una
sobretasa por importación no puede representar una intención de eludir el pago total o
parcial de los tributos, siendo dicha omisión una obligación a deducirse y solucionarse en
la vía extrapenal pertinente” (Primera Sala Penal Transitoria. Exp. N° 1640-47-Callao.
En: ROJAS VARGAS, F. (1999). Jurisprudencia penal. Tomo I. Lima, p. 85).

J 0049 Principio de responsabilidad penal y atipicidad del representante legal de una


persona jurídica por falta de imputación objetiva y subjetiva: “Nuestra legislación penal
proscribe toda forma de responsabilidad objetiva, conforme lo señala expresamente el
artículo séptimo del Título Preliminar del Código Penal; en tal virtud, el representante legal
de una persona jurídica no puede ser responsable penalmente solo por el hecho de serlo,
sino que, además debe haber llevado a cabo la conducta típica descrita en la ley penal,

64
P rohibición de exceso A rt. V IH

elemento que no concurre respecto del procesado; de otro lado, en autos no se ha demos­
trado el nexo causal entre los supuestos hechos y el antes citado apoderado” (Ejecutoria Su­
prema del 16/04/2002, R. N. N° 4340-2001-Huánuco. En: PÉREZ ARROYO, M. (2006).
La evolución de la jurisprudencia penal en el Peni. Tomo I. Instituto Peruano de Crimino­
logía y Ciencias Penales. Iuris Consulti - San Marcos, Lima, p. 262).

J 0050 Principio de responsabilidad penal y falta de responsabilidad penal por


ausencia de culpabilidad: “Para los efectos de imponer una sentencia condenatoria, es
preciso que el juzgador haya llegado a la certeza de responsabilidad penal del encausado,
la cual solo puede ser generada por una actuación probatoria suficiente que permita gene­
rar en él tal convicción de culpabilidad; sin la cual no es posible revertir la inicial con­
dición de inocente que tiene todo procesado” (Sala Penal, Exp. N° 565-99-Lima. En:
RO JAS VARGAS, F. (1999). Jurisprudencia penal y procesal penal. Lima, p. 87).

C O R TES SU PE R IO R E S

J 0051 Principio de responsabilidad penal y proscripción de la responsabilidad penal


por el resultado: “El Código Penal vigente, en el numeral séptimo de su Título Preliminar
ha proscrito toda forma de responsabilidad objetiva o responsabilidad por el resultado;
de modo que, para imponer una sanción se hace imprescindible que en el proceso penal
quede debidamente acreditado que el autor haya querido causar la lesión que se le imputa
a título de dolo; y en el caso de los delitos culposos, que este haya podido prever o evi­
tar el resultado” (Exp. N ° 607-98-Lima. En: BACA CABRERA, D.; RO JAS VARGAS, F.
y NEIRA HUAMAN, M. (1999). Jurisprudencia penal: Procesos sumarios. Gaceta Jurí­
dica, Lima, p. 93).

ARTICULO VIII Prohibición de exceso (principio de proporcionalidad)*^


L a p en a no puede sobrepasar la responsabilidad por el hecho. E sta n orm a no rige en
caso de reincidencia n i de habitualidad del agente al delito. L a m edida de seguridad
solo p u ed e ser ordenada p or intereses públicos predom inantes.

TEXTO ORIGINAL:
Artículo VIIL- La pena no puede sobrepasar la responsabilidad por el hecho. La
medida de seguridad solo puede ser ordenadapor interesespúblicos predominantes.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


P rim era m odificación: artículo 1 de la L ey N° 28730 del 13/05/2006.
(Ver texto vigente)

(1) A rtículo vigente conform e a la m odificación realizada por el artículo 1 d e la L e y N ° 2 8 7 3 0 d e l 13/05/2006.

65
A rt. VIII T ítulo preliminar

N ormas concordantes
C: art. 2 inc. 24) lit. d); C P: art. 46; C d e P P : art. 285; C P P 2 0 0 4 : arts. VI; C A D H : art. 4

DOCTRINA

Sumario: Naturaleza constitucional / Proporcionalidad abstracta y concreta / Criterios de la pro­


porcionalidad / Implicancias sustantivas y procesales / Finalidad.

I) 1)024 N atu raleza constitucional: MAURACH, R. (1994). D erecho Penal. P arte


general. Edición actualizada por Heinz Zipf. Traducción de la 7a edición alemana por
Jorge Bofill Genzsch y Enrique Aimone Gibson. Buenos Aires: Astrea, §7/14, p. 110.
“La prohibición de exceso (principio de proporcionalidad) se presenta como principio
básico, respecto de toda intervención estatal gravosa, directamente a partir del princi­
pio del Estado de Derecho y tiene por ello, rango constitucional. Toda intervención esta­
tal gravosa de la esfera jurídica de un individuo está así sometida al mandato de la pro­
porcionalidad del medio empleado. De este modo, la prohibición de exceso representa
una relación de medio a fin adecuada al principio del Estado de Derecho, válida para toda
actuación estatal [...]. Dentro del estado de medidas, el principio de proporcionalidad
tiene preeminencia legal frente a las medidas de corrección y seguridad en el caso par­
ticular. Según dicha norma, no es procedente ordenar una medida de corrección y segu­
ridad cuando ella sea desproporcionada frente al significado de los hechos cometidos por
el autor, al de aquellos hechos que este pudiere cometer en el futuro y al grado de peligro
que surja de ellos. Es más, la aplicación de la prohibición de exceso también recibe apli­
cación, junto al principio de culpabilidad, en la medida de la pena. Es decir, la importan­
cia de la prohibición de exceso está en la limitación de la aplicación del respectivo medio
de prevención, manteniendo una adecuada relación con el fin preventivo”.

I) 0025 P roporcionalidad abstracta y concreta: GARCIA PABLOS, A. (2005). Intro­


ducción a l D erecho Penal. 3a edición. Madrid: Universitaria Ramón Areces, p. 604. “El
principio de proporcionalidad rechaza el establecimiento de conminaciones legales (pro­
porcionalidad en abstracto) y la imposición de penas (proporcionalidad en concreto) que
carezcan de relación valorativa con el hecho cometido, contemplado este en su signifi­
cado global. Tiene, en consecuencia, un doble destinatario: el poder legislativo (que ha de
establecer penas proporcionadas, en abstracto, a la gravedad del delito) y el judicial (las
penas que los jueces impongan al autor del delito han de ser proporcionadas a la concreta
gravedad de este).
Complementa, por tanto, las exigencias del principio de culpabilidad que, en sí mismo, no
garantiza la necesaria proporción entre el delito y la pena. La exigencia de proporción se
determina mediante un juicio de ponderación entre la ‘carga coactiva’ de la pena y el fin
perseguido por la conminación ambiental.
Como se ha dicho, el principio de proporcionalidad responde a la creencia de que la enti­
dad de la peña, esto es, la aflicción que ella origina por su naturaleza o entidad, o por
los efectos socio personales que desencadena, debe acomodarse a la importancia de la

66
P rohibición de exceso A rt. V IH

afección al objeto tutelado y a la intensidad de la responsabilidad concurrente, lo que


aporta un plus de legitimación a la intervención penal”.

I) 0026 C riterios de la proporcionalidad: GARCIA PABLOS, A. (2005). Introduc­


ción al Derecho Penal. 3a edición. Madrid: Universitaria Ramón Areces, p. 606. “El man­
dato de la proporcionalidad implica un juicio lógico o ponderación que compara, valo-
rativamente, la gravedad del hecho antijurídico y la gravedad de la pena, la entidad del
injusto y la del castigo del mismo. Aquí cuenta no solo la gravedad intrínseca del hecho
por el grado de desvalor del resultado y de la acción (número u entidad de los bienes jurí­
dicos afectados) [...] extrínseca de aquél, esto es, el peligro de frecuencia de su comisión
y consiguiente alarma social, extremo que puede incluirse en el desvalor objetivo de la
acción, si bien debe evaluarse con prudencia”.

I) (1(127 Im plicancias sustantivas y procesales: URQUIZO OLAECHEA, J. (2002).


“El principio de proporcionalidad”. En: DIEZ RIPOLLÉS, I. L., ROMEO CASABONA,
C. M. y otros (Directores).La ciencia del Derecho Penal ante el nuevo siglo. Madrid: Tecnos,
pp. 209-210. “El principio de proporcionalidad se presenta como un límite al ejercicio
del ius puniendi del Estado, en cuanto a cualquier incompatibilidad debe resolverse a
favor del mantenimiento del principio de proporcionalidad en virtud de lo que él repre­
senta dentro del Derecho Penal: la justicia, la libertad e igualdad. Para ello, el principio
de proporcionalidad debe poseer las siguientes características: 1) El medio utilizado por
el legislador debe ser adecuado y necesario para alcanzar el objetivo propuesto. 2) Será
el medio adecuado aquel que pueda lograr el resultado deseado. Es innecesario cuando el
legislador habría podido optar por un medio distinto, igualmente eficaz que no limitara o
que lo hiciera en menor medida, el derecho fundamental. 3) La pena con que se amenaza
la conducta antijurídica debe encontrarse en relación con el hecho y con la culpabilidad
del autor. La pena no debe ser desproporcionada ni inhumana con relación al caso que se
resuelve. Bajo el principio de proporcionalidad se exige que el juez limite al máximo la
aplicación de la pena”.

I) 0028 Finalidad: URQUIZO OLAECHEA, J. (2010) “El principio de proporcionali­


dad penal”. En: Revista Peruana de Ciencias Penales. Tomo 22. Lima: Idemsa, pp. 425-426.
“El artículo VIII del Título Preliminar del Código Penal vigente tiene como una de sus
finalidades informar al juzgador penal que en la aplicación de penas y medidas de seguri­
dad él [el juzgador] tiene límites concretos y específicos. Advierte la norma que no deben
actualizarse ‘excesos’. Es decir, que cualquier viso de arbitrariedad debe ser conjurado y
para ello, se tiene como puntos de partida la idoneidad, necesidad y proporcionalidad en
sentido estricto.
Colateralmente, el presente artículo debe considerar las finalidades de la pena que apare­
cen tanto en la Constitución del Estado, artículo 139 inciso 22 que indica que el objeto del
régimen penitenciario es la reeducación, rehabilitación y reincorporación del penado a la
sociedad; y, el artículo EX del Título Preliminar del Código Penal que indica que la pena
tiene función preventiva, protectora y resocializadora. Aquí, aparecen fundamentos mate­
riales que permitirán ‘ajustes’ en el sentido de proporcionalidad penal”.

67
A rt. V III T ítulo preliminar

gHlg JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNA!, CONSTITUCIONAL: Grado de reprobabilidad penal en la reincidencia e


intervención de legislador en la restricción de la libertad personal / Lineamientos gene­
rales del principio de proporcionalidad y su función de adecuación entre el delito y
la pena. ACUERDO PLENARIO: Principio de proporcionalidad en las consecuencias
accesorias. EJECUTORIA SUPREMA VINCULANTE: Ne bis in idem y su relación
con el principio de proporcionalidad. CORTE SUPREMA: Aplicación del principio de
proporcionalidad y determinación de los criterios de la pena / Principio de proporcio­
nalidad relacionado con el mayor o menor daño al bien jurídico, por el cual se determi­
nará la cantidad de pena a imponerse / Principio de proporcionalidad en la imposición
de una sanción penal / Principio de proporcionalidad como criterio rector de la actividad
punitiva del Estado / Proporcionalidad entre la pena impuesta y la gravedad del delito /
Proporcionalidad de la pena impuesta con la gravedad del delito cometido / Proporcio­
nalidad de la pena impuesta con el daño causado y el bien jurídico protegido / Conside­
ración de los artículos 45 y 46 del CP para establecer la proporcionalidad entre la pena
impuesta y el delito cometido / Proporcionalidad de la pena impuesta con el grado de
culpabilidad del sujeto y la gravedad del injusto penal.

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

J 0052 Grado de reprobabilidadpenal en la reincidencia e intervención de legisla­


dor en la restricción de la libertad personal: “F. J. 38. Pero el principio de culpabili­
dad constitucional considera la figura de la reincidencia del siguiente modo: para deter­
minar el grado de reprobabilidad de una persona respecto a un delito ‘A’, la figura de
la reincidencia faculta al juez para evaluar otros delitos anteriormente cometidos, a los
que llamaremos ‘B ’, para considerar el nivel de reprobabilidad de la conducta delic­
tiva del procesado. Si el juez comprueba que existe ‘B ’, esto constituirá un elemento
que agravará la reprobabilidad del delito ‘A’, y la persona que lo ha cometido recibirá,
por lo tanto, un nivel una reprobación mayor que la que le correspondería si se consi­
derase el delito ‘A’ de modo aislado [...]. F. J . 45. [...] El subprincipio de proporcionali­
dad, en sentido estricto, implica que para que la intervención del legislador en el dere­
cho fundamental a la libertad personal se considera legítima, el grado de realización del
fin constitucionalmente legítimo debe ser, por lo menos, equivalente al grado de afec­
tación del derecho a la libertad personal” (STC Exp. N° 014-2006-PI/TC-Lima, caso:
Colegio de Abogados del Cono Norte de Lima. Demanda de inconstitucionalidad con­
tra la L e y N ° 28726, Ley que incorpora y modifica normas contenidas en los artículos
46, 48, 55, 440, y 444 del Código Penal, artículo 135 del Código Procesal Penal, del
19/01/2007, ff.jj. 38 y 45).

J 0053 Lineamientos generales del principio de proporcionalidad y su función de


adecuación entre el delito y la pena: “F. J. 195. El principio de proporcionalidad es un
principio general del Derecho expresamente positivizado, cuya satisfacción ha de anali­
zarse en cualquier ámbito del Derecho. En efecto, en nuestro ordenamiento jurídico, este
se halla constitucionalizado en el último párrafo del artículo 200 de la Constitución. En

68
P rohibición de exceso Art . VIII

su condición de principio, su ámbito de proyección no se circunscribe solo al análisis del


acto restrictivo de un derecho bajo un estado de excepción, pues como lo dispone dicha
disposición constitucional, ella sirve para analizar cualquier acto restrictivo de un atri­
buto subjetivo de la persona, independientemente de que aquel se haya declarado o no. Y,
las penas, desde luego, constituyen actos que limitan y restringen esos derechos de la per­
sona. F. J . 196. Sin embargo, el principio de proporcionalidad tiene una especial connota­
ción en el ámbito de la determinación de las penas, ya que opera de muy distintos modos,
ya sea que se trate de la determinación legal, la determinación judicial o, en su caso, la
determinación administrativa-penitenciaria de la pena. [...] F. J. 197. En la medida que el
principio de proporcionalidad se deriva de la cláusula del Estado de Derecho, él no solo
comporta una garantía de seguridad jurídica, sino también concretas exigencias de jus­
ticia material. Es decir, impone al legislador el que, al momento de establecer las penas,
ellas obedezcan a una justa y adecuada proporción entre el delito cometido y la pena que
se vaya a imponer. Este principio, en el plano legislativo, se encuentra en el artículo VIII
del Título Preliminar del Código Penal, que señala que ‘la pena no puede sobrepasar la
responsabilidad por el hecho’” (STC Exp. N° 010-2002-AI/TC-Lima, caso: Marcelino
Tineo Silva y más de 5,000. Acción de inconstitucionalidad contra los Decretos Leyes
N°s 25475, 25659, 25708 y 25880, así como sus normas complementarias y conexas, del
03/01/2003,ff. jj. 195, 196y 197).

A C U E R D O P L E N A R IO

J 0054 Principio de proporcionalidad en las consecuencias accesorias: “Es pertinente


destacar que por su naturaleza sancionadora, las consecuencias accesorias imponen que
su aplicación judicial observe, también, con justificada racionalidad, las exigencias gene­
rales que derivan del principio de proporcionalidad concreta o de prohibición del exceso.
En tal sentido, el órgano jurisdiccional deberá evaluar en cada caso la necesidad especial
de aplicar una consecuencia accesoria en los niveles de equidad cualitativa y cuantitativa
que correspondan estrictamente a las circunstancias del suceso sub júdice y según los cri­
terios de determinación anteriormente detallados. Ello implica, pues, que excepcional­
mente, el juez puede decidir omitir la aplicación de tales sanciones a una persona jurídica
cuando lo intrascendente del nivel de intervención e involucramiento del ente colectivo
en el hecho punible o en su facilitación o encubrimiento, hagan notoriamente despropor­
cionada su imposición. Por lo demás, cabe recordar que estas opciones jurisdiccionales
no son ajenas a nuestra legislación vigente y se expresan normativamente en el sentido y
función del artículo 68 del Código Penal, al tratar de la exención de pena. No obstante, es
de demandar siempre que esta clase de decisiones sean consecuencia de un riguroso aná­
lisis fáctico y normativo, y que ellas sean motivadas de manera específica y suficiente”
(Acuerdo Plenario N° 7-2009/CJ-116 sobre “Persona Jurídica y consecuencias acceso­
rias”, del 13/11/2009, f. j. 17, V Pleno Jurisdiccional de las Salas Penales Permanente
y Transitorias).

E JE C U T O R IA SU P R E M A V IN C U L A N T E

J 0055 Ne bis in ídem y su relación con el principio de proporcionalidad: “El prin­


cipio ne bis in idem material tiene conexión con los principios de proporcionalidad y de

69
A rt. V IH T ítulo preliminar

legalidad, el primero se encuentra vinculado a la llamada ‘prohibición de exceso’, esto es,


sancionar más de una vez por el mismo contenido injusto implica imponer una sanción
no prevista por la ley, puesto que el artículo VIII del Título Preliminar del Código Penal
establece que la pena no puede sobrepasar la responsabilidad por el hecho; y el princi­
pio de legalidad garantiza la seguridad jurídica debido a que solo se puede sancionar con­
ductas que se encuentran tipificados previamente” (R. N. N° 2090-2005-Lambayeque, del
07/06/2006, f. j. 5, que constituye precedente vinculante conforme al f. j. 10 del Acuerdo
Plenario N° 01-2007/ESV-22 del 16/11/2007, Pleno Jurisdiccional de las Salas Perma­
nentes y Transitorias de la Corte Suprema de Justicia).

CORTE SUPREMA

J 0056 Aplicación del principio de proporcionalidad y determinación de los criterios


de la pena: “El principio de proporcionalidad o de exceso es limitador del ‘ius puniendi ’
para evitar que las medidas punitivas impuestas sean un medio desproporcionadamente
grave en comparación con su utilidad preventiva. No basta que la pena sea el resultado de
un proceso debido, pues dada su naturaleza innegable de carácter aflictivo debe ser ade­
cuada a los fines preventivos de la pena, por ello se acude al principio de proporcionalidad
como vía indispensable para alcanzar una ponderación adecuada. En este sentido, nuestro
ordenamiento jurídico penal para determinar e individualizar la pena exige tener en con­
sideración los diversos criterios que establecen los artículos cuarenta y cinco y cuarenta
y seis del Código Penal; siendo que en el primero, se prevén las carencias sociales que
hubiera sufrido el agente, su cultura y sus costumbres; así como los intereses de la víc­
tima, de sus familia o de las personas que de ella dependen, mientras que en el segundo,
se contemplan los factores de medición o graduación de la pena, a los que se recurre aten­
diendo a la responsabilidad y gravedad del hecho punible cometido, en cuanto no sean
específicamente constitutivas del hecho punible o modificatoria de la responsabilidad”
(R. N. N° 1843-2014-Ucayali, del 04/06/2015, f. j. 14, Sala Penal Permanente).

J 0057 Principio de proporcionalidad relacionado con el mayor o menor daño al bien


jurídico, po r el cual se determinará la cantidad de pena a imponerse: “F. J. 8. Si se
entiende que la tipicidad es una categoría del delito, y la pena su consecuencia jurídica
-una de ellas-, entonces es fácil entender que el término responsabilidad al que se refiere
el artículo VIII no versa sobre la tipicidad de la conducta, sino sobre el daño que ocasiona
al bien jurídico y por el cual debe responder el agente. Daño que puede ser más o menos
intenso. F. J . 9. En tanto el artículo VIII está referido a la proporcionalidad de las sancio­
nes, y entiende que la responsabilidad -entendida como aquello por lo que debe respon­
der el agente por el daño causado al bien jurídico- puede ser mayor o menor, la intensidad
del daño será el que determine la cantidad de pena que se debe imponer. F. J. 10. El pro­
blema aparece cuando la pena prevista para un determinado delito, resulta ser mucho más
alta que aquella que hubiera merecido el agente por la comisión de otro delito que lesiona
bienes jurídicos más importante como lo es la vida. Si bien podemos entender que existen
delitos que protegen bienes jurídicos que a su vez redundan en la protección de la vida y
la integridad física de los individuos -ejemplo de ello son los delitos de tráfico ilícito de
drogas-, no podemos perder de vista el daño real que se causa y que sirve de fundamento

70
P rohibición de exceso A rt. V IH

para aplicar la pena. F. J. 11. En este orden de ideas, la desproporcionalidad en sentido


estricto aparece cuando ‘la importancia concreta es menor que la intensidad de la inter­
vención’. Esta importancia concreta se identifica en el daño del bien jurídico en relación
a la intervención en la libertad de la persona mediante la imposición de la pena” (R. N.
N° 262-2015-Lima, del 14/07/2015, ff. jj. 8, 9, lO y 11; Sala Penal Permanente).

J 0058 Principio de proporcionalidad en la imposición de una sanción penal; “Acre­


ditar la responsabilidad del encausado recurrente en el delito de robo imputado, corres­
ponde analizar la pena impuesta, al respecto debe precisarse, que para los efectos de
imponer una sanción penal debe tenerse presente que el legislador ha establecido las cla­
ses de pena y el quantum de estas, por consiguiente, se han fijado los criterios necesario
para individualizarla judicialmente y concretarla, que dentro de este contexto debe obser­
varse el principio de proporcionalidad previsto en el artículo VIII del Título Preliminar
del Código Penal, que nos conduce a valorar el perjuicio y la trascendencia de la acción
desarrollada por el agente culpable bajo el criterio de individualización, cuantificando la
gravedad del delito y su modo de ejecución, el peligro ocasionado y la personas o capa­
cidad del presunto delincuente, conforme con el artículo cuarenta y seis del citado texto
legal” (R. N. N° 1589-2014-Lima, del 07/10/2014, f. j. 5, Sala Penal Permanente).

J 0059 Principio de proporcionalidad como criterio rector de la actividad punitiva del


Estado; “Dentro de este contexto debe observarse el principio de proporcionalidad -esta­
blecido como un criterio rector de toda actividad punitiva del Estado para evitar cualquier
perjuicio para el autor que sobrepase la medida de su culpabilidad por el hecho- que nos
conduce a valorar el perjuicio y la trascendencia de la acción desarrollada por el agente
culpable bajo el criterio de la individualización, cuantificando la gravedad del delito y
su modo de ejecución, el peligro ocasionado y la personalidad o capacidad del presunto
delincuente que comprende la edad, educación, condición económica y medio social,
conforme lo disponen los artículos cuarenta y cinco y cuarenta y seis del Código Penal”
(R. N. N° 5173-2006-Piura, del 20/03/2007, f. j. 3, Sala Penal Transitoria).

J 0060 Proporcionalidad entre la pena impuesta y la gravedad del delito: “Las exi­
gencias que plantea la determinación de la pena no se agotan en el principio de culpa­
bilidad, ya que no solo es preciso que se pueda culpar al autor del hecho que es objeto
de represión penal; sino que, además, la gravedad de esta debe ser proporcional a la del
delito cometido; ello, a su vez, implica el reconocimiento de que la gravedad de la pena
debe estar determinada por la trascendencia social de los hechos que con ella se repri­
men, de allí que resulta imprescindible la valoración de la nocividad social del ataque al
bien jurídico, de la revisión del proceso se advierte que la pena impuesta al encausado,
por el superior Colegiado, no resulta ser proporcional con la gravedad del delito come­
tido, siendo del caso modificársele la misma” (Sala Penal, R. N. N° 3588-99-La Libertad.
En: CHOCANO RODRÍGUEZ, R. y VALLADOLID ZETA, V. (2002). Jurisprudencia
penal. Jurista, Lima, p. 66).

J 0061 Proporcionalidad de la pena impuesta con la gravedad del delito cometido:


“La gravedad de la pena debe ser proporcional a la del delito cometido, ello a su vez

71
A rt. V III Título preliminar

implica el reconocimiento de que la gravedad de la pena debe estar determinada por la


trascendencia social de los hechos que con ella se reprimen, de allí que resulte impres­
cindible la valoración de la nocividad social del ataque al bien jurídico” (Exp. N° 453-
99-Lima. En: CARO CORIA, D. (2002). Código Penal. Gaceta Jurídica, Lima, p. 106).

J 0062 Proporcionalidad de la pena impuesta con el daño causado y el bien jurídico


protegido: “El Derecho Penal peruano reconoce al magistrado la potestad de fijar la pena
privativa de libertad, en atención al principio de la proporcionalidad de las sanciones que
recoge el Código Sustantivo, por el cual la sanción debe guardar relación con el daño cau­
sado y con el bien jurídico protegido” (Exp. N ° 3119-96-Callao. En: CARO CORIA, D.
(2002). Código Penal. Gaceta Jurídica, Lima, p. 107).

J 0063 Consideración de los artículos 45 y 46 del CP para establecer la proporciona­


lidad entre la pena impuesta y el delito cometido: “En razón de la naturaleza del ilícito y
la responsabilidad de los agentes en su comisión, así como las condiciones personales y
carencias sociales, conforme lo dispuesto por los artículos 45 y 46 del Código Penal, así
como el marco legal establecido en el tipo penal que se le imputa y las atenuantes que con­
curren en el proceso, es posible aplicar el principio rector del Derecho Penal de propor­
cionalidad de la pena, previsto en el artículo VIII del Título Preliminar del Código Sus­
tantivo, debiéndose valorar los efectos del daño causado y el bien jurídico protegido, en
ese sentido, es posible modificar la pena impuesta de manera proporcional” (En: A VALOS
RODRÍGUEZ, C. y ROBLES BRICEÑO, M. (2005). Modernas tendencias dogmáticas
en la jurisprudencia penal de la Corte Suprema. Gaceta Jurídica, Lima, p. 81).

J 0064 Proporcionalidad de la pena impuesta con el grado de culpabilidad del sujeto


y la gravedad del injusto penal: “Es de asumir como criterio determinante, para deter­
minar el marco penal concreto, una relación de proporcionalidad entre la entidad del
injusto perpetrado y la culpabilidad por el hecho, que por cierto no es matemático sino
sustentado en valoraciones de orden cultural y en consideraciones preventivas, que desde
luego no deben vulnerar las exigencias constitucionales representadas genéricamente
en el principio de prohibición de exceso; en tal sentido, debe tenerse presente que si bien
en la recurrida se ha impuesto una pena superior a la solicitada por el representante del
Ministerio Público los hechos objeto de enjuiciamiento denotan un contenido de injusto
especialmente grave, que justifica la penalidad impuesta en tanto esta se encuentra den­
tro de los límites establecidos en los tipos penales por los que ha sido juzgado” (R. N.
N ° 1108-2004-Ucayali. En: CASTILLO ALVA, J. (2006). Jurisprudencia penal. Sen­
tencias de la Corte Suprema de Justicia de la República. Tomo I. Grijley, Lima, p.
101).

72
F ines de la pena y medidas de seguridad A rt. IX

ARTÍCULO IX Fines de la pena y m edidas de seguridad


L a pena tiene función preventiva, protectora y resocializadora. Las medidas de
seguridad persiguen fines de curación, tutela y rehabilitación.

N ormas concordantes
C: art. 1 3 9 ines. 21), 22); C EP : arts. II, IV, VI, 3; C P P 2 0 0 4 ; arts. 399, 492; C N A : art. 191;
D U D H : art. 5; C A D H ; art. 5 ines. 2), 6); P ID C P : art. 1 ines. 1), 3)

DOCTRINA

Sumario: Concepto de pena / Fines de la pena / Gravedad de la pena / Fines de la pena y de las
medidas de seguridad / Fines de las medidas de seguridad.

I) 0029 Concepto de pena: GARCÍA PABLOS, A. (2005). Introducción al Derecho


Penal. 3a edición. Madrid: Universitaria Ramón Areces, p. 259. “La pena [...] es [...] un
medio o instrumento útil y necesario para prevenir la criminalidad. Por ello, no se justi­
fica en sí misma, sino en cuanto cumpla con eficacia el fin que la legitima: el control de
la delincuencia. [...] La pena -afirman sus teóricos- no tiende a la retribución del delito
cometido, no ira al pasado, sino al futuro. Tienen en común todas estas teorías “relativas”
que fundamentan el derecho del Estado a castigar en la utilidad e imprescindibilidad de la
pena: la eficaz prevención del crimen legitima el empleo de este instrumento”.

I) 0(130 Fines de la pena: ROXIN, C. (1997). Derecho Penal. Parte general. Tra­
ducción de la 2a edición alemana y notas por Diego Manuel Luzón Peña, M. Díaz y
García Conlledo y Javier de Vicente Remesal. Madrid: Civitas, 7/64, p. 168. “El fin de
la pena solo puede ser de tipo preventivo. Puesto que las normas penales están justifica­
das cuando tienden a la protección de la libertad individual y a un orden social que está a
su servicio [...]. De ello resulta además que la prevención especial y la prevención gene­
ral deben figurar conjuntamente como fines de la pena. Puesto que los hechos delictivos
deben ser evitados tanto a través de la influencia sobre el particular como sobre la colec­
tividad, ambos medios se subordinan al fin último al que se extienden y son igualmente
legítimos”.

I) 1)031 Gravedad de la pena: LUZÓN PEÑA, M. (2016). Derecho Penal. Parte gene­
ral. 3a edición. Montevideo: B de F, p. 93. “La gravedad de la pena ha de ser proporcio­
nal a la gravedad del hecho antijurídico, a la gravedad del injusto. Aquí cuenta funda­
mentalmente la gravedad intrínseca del hecho, por el grado de desvalor del resultado y
de la acción —importancia y número de bienes afectados, entidad del daño, peligrosidad
de la acción y desvalor de la intención-, pero también puede influir, aunque secundaria­
mente y sin excesos, la gravedad “extrínseca” del hecho, esto es, el peligro de frecuen­
cia de su comisión y consiguiente alarma social, que también cabe incluir en el desvalor
objetivo de la acción. Si un hecho es poco grave, no se puede castigar igual que otro más

73
A rt . IX T ítulo preliminar

grave. Ello es evidente en una concepción ecléctica de la pena que, entre sus ñnes, junto
con la prevención, admita la realización de la exigencia de justicia, más frecuente y tra­
dicionalmente denominada retribución. Pero también ha de ser así para una concepción
puramente preventiva de la pena -aunque no se acepte la concepción justicial o retribu­
tiva-, porque no es necesario su castigo para la prevención general, pero sobre todo por­
que así lo requiere la eficacia e idoneidad preventivo-general de las penas, ya que, si se
castigaran igual los hechos poco graves que los graves, no habría mayor intimidación e
inhibiciones para cometer delitos graves, cuya frecuencia podría aumentar, y además se
producirá una gravísima confusión en los esquemas valorativos de los ciudadanos y la
sociedad; en suma, la proporcionalidad es necesaria para un adecuado funcionamiento de
la prevención general”.

I) OH. 5 F ines de la p en a y de las m edidas d e seguridad: LUZÓN PEÑA, M. (2016).


Derecho Penal. Parte general. 3a edición. Montevideo: B de F, p. 80. “Aunque general­
mente se destaca más, o incluso únicamente, la función preventiva y protectora del Dere­
cho Penal, es decir una perspectiva utilitarista al servicio de la sociedad y sus miem­
bros, realmente el Derecho Penal -material, y no solo el Derecho Procesal Penal- cumple
también una función garantista, de garantía de los individuos a los que se les puede apli­
car las sanciones penales. Precisamente porque es Derecho, el Derecho Penal con sus nor­
mas, sanciones y procedimientos supone siempre (incluso en ordenamientos poco avan­
zados) una intervención formalizada, sometida a formalidades, en vez de pura aplicación
fáctica de fuerza; pero además, en un Estado democrático de Derecho, como el de nues­
tra Constitución, el Derecho Penal cumple también la función de (auto) limitar el poder
del Estado, trazando e imponiendo límites a la responsabilidad penal en las tres fases de
su actuación: en la legislativa, la de aplicación judicial y de la ejecución de las sancio­
nes; dichos límites constituyen garantías para los individuos que pueden ser condenados
como delincuentes”.

I) 11033 F ines de las m ed id as de seguridad: ROXIN, C. (1997). Derecho Penal. Parte


general. Traducción de la 2a edición alemana y notas por Diego Manuel Luzón Peña, M.
Díaz y García Conlledo y Javier de Vicente Remesal. Madrid: Civitas, §1/55, p. 104. “El
fin de las medidas de seguridad es, por tanto, de tipo preventivo. Dentro del mismo su
cometido primario es en todo caso preventivo especial, porque con la ayuda de la medida
de seguridad se trata de evitar futuros actos delictivos del afectado por ella”.

1) 0034 F ines de las m ed id as de seguridad: MIR PUIG, S. (2002). Derecho Penal.


Parte general. 6a edición. Barcelona: Reppertor, § 1/12 y 13, p. 53. “Las medidas de segu­
ridad no suponen la amenaza de un mal para el caso de que se cometa un delito, sino un
tratamiento dirigido a evitar que un sujeto peligroso llegue a cometerlo. Mientras que la
pena se inflige por un delito cometido, la medida de seguridad se impone como medio de
evitarlo. Por ejemplo, la ley impone determinadas medidas tendentes a la deshabituación
de drogadictos que manifiesten tendencia a delinquir [...] las medidas de seguridad no
suponen la comisión de un delito previo, sino el peligro de un delito, futuro”.

I) 0035 F ines d e las m edidas de seguridad: GONZALEZ RUS, J. J. (1999). “Comen­


tario al artículo 9”. En: Comentarios al Código Penal. Madrid: Edersa, pp. 237-238. “La

74
F ines de la pena y medidas de seguridad A rt . IX

peligrosidad criminal se constituye en el fundamento de cualquier medida de seguridad.


Tal principio entiende a la peligrosidad como pronóstico de comportamiento futuro que
revele la probabilidad de comisión de nuevos delitos, lo que debe deducirse del hecho y
de las circunstancias personales del sujeto. Con esta definición se superan las ambigüe­
dades del concepto de peligrosidad social (entendido como la probabilidad de comisión
de hechos sociales)”.

JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Rehabilitación del penado / Función resocializadora


del Estado en el régimen penitenciario / Prevención del delito como medio protección
del bien jurídico / Función preventiva, protectora y resocializadora de la pena privativa
de libertad (criterios de constitucionalidad de la norma penal). ACUERDO PLENARIO:
Los beneficios penitenciarios. CORTE SUPREMA: Materialización de la función preven­
tiva, retributiva y resocializadora de la pena / Fines de la pena / Fin preventivo de la pena /
Fines preventivos, protectores y resocializadores de la pena / Fin resocializador de la pena
vs. pena de cadena perpetua / Fundamento de la imposición de una medida de seguridad.
CORTES SUPERIORES: Fines de la pena (artículo IX del CP vs. fines de la teoría de la
pena)

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

J 0065 Rehabilitación del penado: “Sobre este último supuesto no cabe duda que el
cumplimiento de la pena comporta, a la vez, la rehabilitación de la persona, sin más
trámite, y la restitución de sus derechos suspendidos y/o restringidos. En ese sentido,
teniendo en cuenta los fines de la pena y del régimen penitenciario, al margen que el juez
penal de ejecución de la pena pueda de oficio declarar la rehabilitación del penado, esta
opera de manera automática a favor del penado, esto es, sin más trámite que el puro y
simple cumplimiento de la pena, no siendo necesario la presentación de una solicitud, y
mucho menos, la existencia de un pronunciamiento judicial” (STC Exp. N ° 04629-2009-
PH C/TC-Cusco, caso: Jorge Choque García, del 17/08/2010, f. j. 8).

J 0066 Función resocializadora del Estado en el régimen penitenciario: “F. J. 27. En


consecuencia, el Estado en ejercicio de su potestad punitiva diseña las políticas criminales
que incluyen el deber de protección de la ciudadanía en general y la finalidad ‘resocializa­
dora’ del régimen penitenciario. Así nuestra Constitución ha establecido estos fines como
principios que han de trazar la política criminal sirviendo muchas veces como límites al
legislador y otras como obligaciones para hacer efectivo los derechos fundamentales de
la población. En tal sentido muchas veces se han generado antinomias (tensiones) entre
estos dos fines: uno, que persigue la intimidación y la protección de la sociedad y; el otro
que busca la resocialización. Por esta razón es necesario interpretar en el presente caso
cuál es el principio que va a dominar la política criminal en los delitos de lavado de acti­
vos provenientes del narcotráfico sin, obviamente, vaciar de contenido la resocialización
en tanto principio constitucionalmente reconocido. [...] F. J. 30. [...] la prevención espe­
cial hace referencia al procedimiento que tiene como objetivo la ‘resocialización’ de los

75
A rt. IX T ítulo preliminar

intemos sometidos a un régimen penitenciario. El concepto de resocialización, si bien es


cierto no se encuentra expresamente en la Constitución se puede deducir ella de los fines
que la establece. Entonces ‘este concepto (la resocialización) comprende tanto el proceso
reeducativo como el resultado, la reincorporación social, sin que se descuide tampoco la
comprensión jurídica de este resultado y que es determinada por la rehabilitación’. [...]
Así ha sido tomada por nuestra Constitución el discurso de los fines del régimen peniten­
ciario, los que, si bien es cierto, han sido objeto de críticas en la doctrina, también lo es
que son principios asumido por el Constituyente que buscan hacer efectivos los fines pre­
ventivo especiales [...]. F. J. 36. así como nuestro ordenamiento constitucional ha reco­
nocido como finalidad al régimen penitenciario los fines preventivos especiales tal como
se ha determinado en los fundamentos precedentes; así también la Constitución ha esta­
blecido en el artículo 44 primer párrafo una ‘finalidad general de la pena’ y la ha regu­
lado de la siguiente manera: ‘son deberes primordiales del Estado: defender la soberanía
nacional; garantizar la plena vigencia de los derechos humanos; proteger a la población
de las amenazas contra su seguridad; y promover el bienestar general que se fundamenta
en la justicia y el desarrollo integral y equilibrado de la Nación’. F. J. 37. En ese sentido,
se entiende por fin preventivo general, es decir, lo que se interpreta de este artículo de
la Constitución, que el Estado tiene la obligación de proteger a la población de las ame­
nazas contra su seguridad, así se podría concluir que incluye a estas tareas el trazar las
políticas criminales otorgando una finalidad intimidatorio o integrativa de la pena. Solo
de esta manera es posible justificar la necesidad de imponer y ejecutar una pena priva­
tiva de la libertad de un condenado aunque este no requiera ser resocializado” (STC Exp.
N° 00033-2007-PI/TC-Lima, caso: Juan Carlos Díaz Montes y 8971 ciudadanos.
Demanda de inconstitucionalidad contra el artículo 7 de la Ley N° 27765 y contra el
tercer párrafo del artículo 4 de la Ley N° 26320, del 13/02/2009, ff. jj. 27, 30, 3 6 y 37).

J 0067 Prevención del delito como medio protección del bien jurídico: “F. J. 13. No
obstante ello y en paralelo a la función de prevención especial positiva, se encuentra
la función preventiva de penas y medidas de seguridad garantizados en el artículo IX
del mismo Título Preliminar, precepto que debe interpretarse sistemáticamente de modo
indispensable con el artículo I; en tal sentido llegaremos al convencimiento que ambas
funciones, las de prevención y protección; y las de resocialización se encuentran regula­
das, en el primer artículo al enunciar que la legislación penal tiene por objeto la preven­
ción de delitos y faltas como medio protector de la persona humana y la sociedad. Inter­
pretación que le asigna a la pena las funciones de prevención, protección y resocialización
que emanan de la misión y sentido de la legislación penal lo que no es otra cosa que la
prevención del delito como medio de protección de bienes jurídicos. F. J. 14. Así los fines
preventivos de la pena plantean un Derecho Penal vinculado a la evitación de delitos y
faltas como tarea primaria de la legislación punitiva, en tanto que los fines de protección
asignados se relacionan con la tutela de bienes jurídicos, sean personales o colectivas”
(STC Exp. N° 803-2003-HC/TC-Arequipa, caso: Pedro Felipe Cuba Ramírez o Salvador
Mamani Quispe, del 30/11/2004, ff. jj. 13 y 14).

J 0068 Función preventiva, protectora y resocializadora de la pena privativa de liber­


tad (criterios de constitucionalidad de la norma penal): “F. J. 40. En consecuencia, las

76
F ines de la pena y medidas de seguridad A rt. IX

penas, en especial la privativa de libertad, por estar orientadas a evitar la comisión del
delito, operan como garantía institucional de las libertades y la convivencia armónica a
favor del bienestar general. Dicha finalidad la logran mediante distintos mecanismos que
deben ser evaluados en conjunto y de manera ponderada. En primer lugar, en el plano abs­
tracto, con la tipificación de la conducta delictiva y de la respectiva pena, se amenaza con
infringir un mal si se incurre en la conducta antijurídica (prevención general en su ver­
tiente negativa). En segundo término, desde la perspectiva de su imposición, se renueva
la confianza de la ciudadanía en el orden constitucional, al convertir una mera esperanza
en la absoluta certeza de que uno de los deberes primordiales el Estado, consistente en
‘[...] Proteger a la población de las amenazas contra su seguridad; y promover el bienestar
general que se fundamenta en la justicia [...]’ (artículo 44 de la Constitución), se materia­
liza con la sanción del delito (prevención especial en su vertiente positiva); con la con­
secuente vigencia efectiva del derecho fundamental a la seguridad personal en su dimen­
sión objetiva (inciso 24 del artículo 2 de la Constitución). Asimismo, la grave limitación
de la libertad personal que supone la pena privativa de libertad, y su quantum específico,
son el primer efecto reeducador en el delincuente, quien internaliza la seriedad de su con­
ducta delictiva, e inicia su proceso de desmotivación hacia la reincidencia (prevención
especial de efecto inmediato). Finalmente, en el plano de la ejecución de la pena, esta
debe orientarse a la plena rehabilitación y reincorporación del penado a la sociedad (pre­
vención especial de efecto mediato, prevista expresamente en el inciso 22 del artículo
139 de la Constitución). F. J. 41. Es preciso destacar, sin embargo, que ninguna de las
finalidades preventivas de la pena podría justificar que exceda la medida de la culpabili­
dad en el agente, la cual es determinada por el juez penal a la luz de la personalidad del
autor y del mayor o menor daño causado con su acción a los bienes de relevancia cons­
titucional protegidos. F. J. 42. Pero a su vez, ninguna medida legislativa podría, en un
afán por favorecer ‘a toda costa’ la libertad personal, anular el factor preventivo como
finalidad de la pena a imponerse. En tales circunstancias, lejos de ponderar debidamente
los distintos bienes protegidos por el orden constitucional, se estaría quebrando el equi­
librio social que toda comunidad reclama como proyección de la Constitución material.
Es más, ninguna medida tendiente a resocialización del imputado (prevención especial),
podría anular el efecto preventivo general, sobre todo en sus vertientes positiva [...]. En
consecuencia, toda ley dictada como parte de la política criminal del Estado será inconsti­
tucional si establece medidas que resulten contrarias a los derechos fundamentales de las
personas, procesadas o condenadas. Pero también lo será si no preserva los fines que cum­
ple la pena dentro de un Estado social y democrático de Derecho” (STC Exp. N° 0019-
2005-PI/TC-Lima, caso: Más del 25 % del número legal de congresistas. Demanda de
inconstitucionalidad contra el artículo único de la Ley N° 28562 que modifica el artículo
47 del Código Penal, del 21/07/2005, ff. jj. 40, 41 y 42).

A C U E R D O PLENA RIO

J 0069 L o s beneficios pen iten ciarios: “En el presente caso, si bien a futuro puede con­
figurarse una regulación normativa distinta entre la población penitenciaria -los penados,
específicamente- respecto del goce de los beneficios penitenciarios, legislación que, por
lo demás, ha evolucionado en el transcurso del tiempo; el establecimiento de esa diferen­
ciación jurídica persigue no solo una finalidad legítima, en orden al régimen y tratamiento

77
A rt. IX T ítulo preliminar

penitenciarios -la reeducación, rehabilitación y reincorporación del penado a la sociedad


(art. 139 inc. 22 de la Const.) , sino también un reordenamiento de los beneficios peniten­
ciarios, que permitan una administración más racional de los mismos” (Acuerdo Plena-
rio N° 2-2015/CIJ-l 16, sobre “Beneficios penitenciarios. Aplicaciones de leyes penales
en el tiempo”, del 02/10/2015, f. j. 23, IXPleno Jurisdiccional de las Salas Permanente
y Transitoria).

CORTE SUPREMA
J 0070 Materialización de la función preventiva, retributiva y resocializadora de la
pena: “Mucho se ha escrito respecto a cuales son las finalidades de la pena privativa de
la libertad, no obstante, la dura letra de la norma que nuestro legislador ha escrito en el
artículo antes citado [...]. Dicha construcción dogmática, sostiene que la pena cumple su
fin preventivo que importa la protección de bienes jurídicos al momento en que el legis­
lador da la norma penal que tiene por finalidad intimidar a quienes pensaron cometer un
delito; en un segundo momento, cuando se impone la sanción penal cumpliría su función
retributiva que además al proteger bienes jurídicos fundamentales que al ser vulnerados
fundamentan una sanción aflictiva contra su agresor; y finalmente un tercer momento,
durante la ejecución de la pena, en la cual el establecimiento penitenciario debe buscar
la rehabilitación del delincuente” (R. N. N° 1302-2014-Lima Sur, del 16/09/2014, f. j. 4,
Sala Penal Permanente).

J 0071 Fines de la pena: “F. J. 2.2.1. Previo a emitirse juicio al respecto, se debe preci­
sar que nuestro ordenamiento jurídico penal señala en su artículo IX del Título Preliminar,
que la pena tiene función preventiva, protectora y resocializadora. En ese sentido, nues­
tro Código se inscribe en la línea de una teoría unificadora preventiva, pues la pena sirve
a los fines de prevención especial y general; así también lo ha precisado la sentencia del
Tribunal Constitucional recaída en el expediente número cero cero diecinueve guión dos
mil cinco guión PI/TC, del veintiuno de julio de dos mil cinco: Tas teorías preventivas,
tanto a especial como la general, gozan de protección constitucional directa, en tanto y en
cuanto, según se verá, sus objetivos resultan acordes con el principio-derecho de digni­
dad, y con la doble dimensión de los derechos fundamentales; siendo, por consiguiente, el
mejor medio de represión del delito, el cual ha sido reconocido por el constituyente como
un mal generado contra bienes que resultan particularmente transcendentes para garanti­
zar las mínimas condiciones de una convivencia armónica en una sociedad democrática’.
F. J. 2.2.2. En ese contexto, las exigencias que determinan la dosificación de la pena no
se agotan en las referidas directrices, sino que además debe tenerse en cuenta el princi­
pio de proporcionalidad contemplado en el artículo VIII del Título Preliminar del Código
Penal, límite al ius puniendi, que procura la correspondencia entre el injusto cometido y
la pena a imponerse, y que estas en rigor deben cumplir los fines que persigue la pena
preventiva, protectora y resocializadora, confirme lo prevé el numero sexto del articulo
cinco de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, el mismo que ha sido reco­
gido en el numeral veintiuno y veintidós del artículo ciento treinta y nueve de la Constitu­
ción Política del Estado, y en el artículo IX del Título Preliminar del Código Penal” (R. N.
N° 1741-2015-Apurímac, de 15/06/2016, fifi. jj. 2.2.1 y 2.2.2, Sala Penal Permanente).

78
F ines de la pena y medidas de seguridad A rt.I X

J 0072 Fines de la pena: “Que lo relatado precedentemente, por obvias razones, influye
en la determinación judicial de la pena, en tanto teniendo en cuenta el principio de la pre­
vención especial de la pena, así como los fines de la misma, esto es, preventivo, protec­
tor y resocializador, estos no concilian con una pena de carácter efectiva. En suma se
advierte una concurrencia plural diversa e intensa de atenuantes privilegiadas: confesión
sincera, responsabilidad restringida, escasa lesividad; a lo que se debe agregar la natura­
leza y modalidad del hecho cometido y que con el tiempo transcurrido se formó y con­
solidó una familia con la agraviada, que una intervención penal desproporcionada puede
perjudicarla, todo lo cual permite estimar con elevada probabilidad que para conseguir los
fines que persigue el Derecho Penal a través del ius puniendi -que se concentra en impe­
dir que se cometa un nuevo delito- basta con la aplicación de una pena privativa de liber­
tar suspendida, bajo determinadas reglas de conducta; la pena privativa de libertad efec­
tiva, en circunstancias como estas, resulta desproporcionada” (R. N. N° 3300-2014-Lima,
de 21/10/2015, f. j. 7, Sala Penal Transitoria).

J 0073 Fin preventivo de la pena: “En cuanto al agravio del Ministerio Público consis­
tente en que se debe imponer quince años de pena privativa de libertad, postulada en su
acusación escrita, es de señalar que el fin preventivo de la pena presenta dos orientaciones
para su cumplimiento: general (mediata) y especial (inmediata) siendo la primera aque­
lla que intimida a la colectividad con la finalidad de que no cometan delitos y se plasma
en la conminación legal [pena abstracta para cada delito]; mientras que la segunda influye
directamente en el agente, buscando su reeducación, rehabilitación y reincorporación en
la sociedad, cuya actuación se produce en el momento de la determinación judicial de
la pena; por ello al momento de establecer la pena prevalece su fin preventivo espe­
cial, para lo cual exige tomar en consideración los diversos criterios que establecen los
artículos cuarenta y cinco y cuarenta y seis del Código Penal” (R. N. N° 197-2015-Lima,
del 09/07/2015, f. j. 12, Sala Penal Permanente).

J 0074 Fines preventivos, protectores y resocializadores de la pena: “La pena tiene


función preventiva, protectora y resocializadora, como lo prevé el artículo noveno del
Título Preliminar del Código Penal, teniendo en cuenta que la prevención tanto positiva
como negativa es procurar que el condenado se inserte al seno de la sociedad, como el
de proteger a la sociedad inutilizando al penado; todo ello, en concordancia con el inciso
22 del artículo 139 de la Constitución Política que establece que el régimen penitencia­
rio tiene por objeto la reeducación, rehabilitación y reincorporación del penado a la socie­
dad” (R. N. N° 296-2004-Lambayeque. En: ÁVALOSRODRÍGUEZ, C. y ROBLES BRI-
CEÑO, M. (2005). “Modernas tendencias dogmáticas en la jurisprudencia penal de la
Corte Suprema ”. Gaceta Jurídica, Lima, p. 88).

J 0075 Fin resocializador de la pena vs. pena de cadena perpetua: “Si bien la pena
establecida para el delito es la de cadena perpetua, el juzgador ha de tener en cuenta, para
aplicar la pena, la finalidad resocializadora de esta según la legislación nacional e inter­
nacional referida a los derechos humanos, así como el principio de proporcionalidad.
Habiéndose acreditado la responsabilidad del inculpado, procede establecerse un trata­
miento terapéutico, adicional a la pena, para facilitar su readaptación el cual requiere de

79
A rt.I X T ítulo preliminar

un examen médico o psicológico previo” (Exp. N° 2911-98-Lima. ACADEMIA DE LA


MAGISTRATURA. Serie de Jurisprudencia, p. 107).

J 0076 Fundamento de la imposición de una medida de seguridad: “Las medidas de


seguridad constituyen una de las dos posibles vías de reacción del ordenamiento jurí-
dico-penal contra los hechos antijurídicos; el otro es la pena, sanción cuyos presupues­
tos de imposición son la antijuricidad del hecho cometido y la culpabilidad (responsabi­
lidad personal) del sujeto agente del mismo. En el caso de las medidas de seguridad, se
requiere que, además de la comisión de un hecho antijurídico, se dé un elemento pato­
lógico que fundamente la ausencia de responsabilidad personal del sujeto por el hecho.
Dicho factor patológico debe haber sido determinante de la comisión del hecho y ade­
más, sobre su base ha de ser posible formular un juicio de pronóstico de peligrosidad,
esto es de previsibilidad de la comisión de nuevos hechos delictivos en el futuro” (Exp.
N° 4749-99-C-Lima).

J 0077 Fundamento de la imposición de una medida de seguridad: “La medida de


seguridad se aplica ante un pronóstico de peligrosidad posdelictual con la finalidad que
el sujeto no incurra en la comisión de nuevos delitos, disponiéndose esta medida en aten­
ción al principio de necesidad, basado en la peligrosidad como factor determinante para
su aplicación; siendo dicha peligrosidad un pronóstico que se efectúa en atención al delito
cometido, su modalidad de ejecución y a la evaluación psicológica del agente” (Exp.
N° 526-98-Lima).

C O R T E S SU P E R IO R E S

J 0078 Fines de la pena (artículo IX del CP vs. fines de la teoría de la pena): “Es
importante señalar que las teorías de la pena son puntos de vista que intentan explicar
racionalmente la existencia del Derecho Penal, que permite que unos ciudadanos (los jue­
ces) en nombre de la sociedad, causen a sus semejantes el daño o mal que supone el sufri­
miento de la pena, teniendo dicha teoría como función la sistematización y racionaliza­
ción de la pena. Ahora bien, existen varias teorías que tratan este tema, a saber, las tesis
absolutas, las preventivas y las de la unión, siendo esta últimas las que desarrollan un
punto de vista intermedio, procurando articular las ideas de culpabilidad y de prevención
para el logro de una pena que resulte, a un mismo tiempo, justa y útil. Estas inciden fun­
damentalmente de manera práctica en el tema de los criterios que se deben tener en cuenta
para llevar a cabo la individualización de la pena, es decir, para determinar dentro del
marco legal, la pena concreta que debe imponerse al autor de un determinado delito. Esta
teoría de la unión, a su vez adopta dos versiones diferentes, según se dé primacía a las exi­
gencias de la justicia o de la prevención en caso de conflicto entre ambas, a saber, la teoría
de la unión aditiva, caracterizada porque da prioridad a las exigencias de la justicia sobre
las de prevención, y la otra, la teoría de la unión dialéctica, que por el contrario da priori­
dad a las exigencias de la prevención sobre las de la justicia. Nos adscribimos ahora a la
teoría de la unión aditiva, por lo cual partiremos de considerar que, en el marco de la pena
legalmente establecida, el juez ha de buscar, en primer lugar, un nuevo marco: el de la
pena justa, esto es la pena adecuada a la gravedad de la culpabilidad del autor o adecuada
al mal uso de su libertad. Dentro de ese marco, en segundo término el juez podrá moverse

80
Sujeción de las leyes penales especiales A rt. X

libremente atendiendo a las exigencias de la prevención y elegir la pena útil para ese autor
concreto. El principio de culpabilidad juega así una función de garantía como fundamento
de la pena ya que la única pena lícita sería aquella que resulta adecuada a la gravedad
de la culpabilidad del autor” (Exp. N° 019-2002-SPE/CSJL. En: BARANDIARÁN DEM-
PWOLF, R. y NOLASCO VALENZUELA, J. (2006). Jurisprudencia penal generada en
el subsistema anticorrupción. Tomo II. Palestra, Lima, pp. 848-849).

ARTÍCULO X Sujeción de las leyes penales especiales a los princi­


pios y reglas del Código Penal
L as norm as generales de este C ódigo son aplicables a los hechos punibles previstos
en leyes especiales.

N ormas concordantes
CP: art. 440; C C: art. IX ; L O P J : arts. 4, 10, 24

DOCTRINA

Sumario: Aplicación obligatoria de los principios que consagra el Código Penal a otros ámbitos
del sistema punitivo.

D 0036 A p licación obligatoria de los principios que consagra el C ódigo P enal a


otros ám bitos del sistem a punitivo: GARCÍA CAVERO, P. (2004). “Aplicación suple­
toria de la parte general a las leyes penales especiales”. En: Código Penal comentado.
Tomo I. Lima: Gaceta Jurídica, p. 257. “En el artículo X del Título Preliminar del Código
Penal se ha incorporado una pauta interpretativa que permite a los jueces penales apli­
car los criterios establecidos en las normas generales del Código Penal a las leyes pena­
les especiales. No se trata, por tanto, de un principio o método interpretativo general o
específico del Derecho Penal, sino de una consecuencia lógica de la naturaleza penal de
los tipos penales contenidos en leyes especiales, a pesar de encontrarse regulados fuera
del Código Penal”.

D 0037 A p licación obligatoria de los principios que consagra el C ódigo P enal a


otros ám bitos del sistem a punitivo: CORTÉS BECHIARELLI, E. (1999). “Comen­
tario al artículo 9”. En: Comentarios al Código Penal. Madrid: Edersa, p. 346. “[...]. Ha
mostrado su especial celo por declarar las garantías penales y de aplicación de la ley penal
(que vertebran mediante sus nueve artículos del Título Preliminar de su texto), hasta el
punto de hacerlas extensivas, expresamente a los delitos y faltas que se castigan mediante
el recurso a las leyes especiales [...]. De esta forma, el legislador no quiere dejar huérfa­
nas de estas cautelas a las disposiciones penales que se vienen en denominar especiales,

81
A rt. X T ítulo preliminar

y que han sido definidas por la doctrina como aquellas que estableciendo penas para un
hecho, no se hallan incorporadas al Código Penal común”.

1) 003N A p licación obligatoria de los p rin cip ios que consagra el C ódigo Penal a
otros ám bitos del sistem a punitivo: PEÑA CABRERA, R. (1999). Tratado de Dere­
cho Penal. Estudio programático de la parte general. 3a edición, Lima: Grijley, p. 110.
“La aplicación extensiva del Título Preliminar se refiere a las leyes penales especiales a
expedirse, recomendando que se sujeten a los principios generales de la Parte General
del Código Penal, pues esta es la fuente emanada y auspiciosa del desarrollo de las ins­
tituciones penales. El carácter de norma rectora hace inviable toda pugna contra el con­
tenido específico del artículo X del Título Preliminar. Es tal la trascendencia de la inclu­
sión de este Título Preliminar que los principios en él incorporados deben extenderse,
siempre que no se opongan a lo dispuesto allí, a las leyes que regulan meras transgresio­
nes administrativas de competencia de órganos administrativos en cuanto son expresión
de la potestad sancionadora del Estado [...], y ello es ineludible si se quiere salvaguardar
la seguridad jurídica”.

¡g| JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTES SUPERIORES: Supletoriedad vinculante de las garantías del Título Preliminar
del CP.

CORTES SUPERIORES

J 0079 S u p leto ried a d vin cu lan te de las g aran tías del Título P relim in a r d e l CP: “Para
efectos de la graduación de la pena, es menester precisar la función preventiva, protec­
tora y resocializadora de la pena, y en virtud del principio de proporcionalidad y racio­
nalidad de la pena, esta prima respecto de las disposiciones contenidas en leyes espe­
ciales, conforme a lo dispuesto en los numerales VII, IX y X del Título Preliminar del
Código Penal [...]. Se debe ser coherente con la finalidad teleológica ya que la pena sirve
para la reinserción social del acusado que es en definitiva lo que se pretende, ello acorde
con lo dispuesto en el artículo 139, inciso 22 de la Constitución Política del Estado que
establece que el régimen penitenciario tiene por objeto la reeducación, rehabilitación y
reincorporación del penado a la sociedad” (Exp. N° 232-2000-Cono Norte de Lima, del
09/08/2000,/. j. 8, Segunda Sala Penal de Reos en Cárcel de la Corte Superior del Cono
Norte de Lima).

82
LIBRO PRIMERO
PARTE GENERAL
TÍTULO I
DE LA LEY PENAL

C A P ÍT U L O I
A P L IC A C IÓ N E SP A C IA L

ARTÍCULO 1 Principio de territorialidad


L a L ey Penal peru an a se aplica a todo el que com ete un hecho punible en el terri­
to rio de la R ep ú b lica, salvo las excepciones contenidas en el D erecho Internacional.
Tam bién se aplica a los hechos punibles com etidos en:
1. Las naves o aeronaves nacionales públicas, en donde se encuentren; y,
2. L as naves o aeronaves nacionales privadas, q ue se encuentren en alta m ar o en
espacio aéreo d onde n in gú n Estado ejerza soberanía.
N ormas concordantes
C: arts. 44, 54; C d e P P : art. 193; C P P 2 0 0 4 : arts. 1 6 a l 18; C EP: art. VII; L e y 27261: art. 6

DOCTRINA

Sumario: Contenido y carácter vinculante del principio de territorialidad / Definición del princi­
pio de territorialidad / Fundamento del principio territorialidad / Principio del pabellón.
Alcances.

I) 0039 C ontenido y carácter vinculante del prin cip io de territorialidad: VILLA


STEIN, J. (2014). Derecho Penal. Parte general. Lima: Ara, pp. 209-210. “Conforme
este principio, propio además de los Estados liberales modernos, la ley penal peruana es
aplicable a todos los delitos cometidos en el territorio nacional sea cual fuere la naciona­
lidad del autor y sus partícipes y sin tomar en cuenta la nacionalidad del titular del bien
jurídico tutelado. [...] El fundamento de este principio es político pues se trata de expre­
sión de la soberanía o jus imperium del Estado sobre su territorio [...]”.

D 0040 D efinición del p rin cip io de territorialidad: GARCÍA CAVERO, R (2008).


Lecciones de Derecho Penal. Parte general. Lima: Grijley, p. 189. “El principio de terri­
torialidad dispone que la ley penal peruana sea aplicable a toda infracción penal come­
tida en territorio nacional, sin tener en cuenta la nacionalidad del autor o el carácter de los
bienes jurídicos afectados. Para hacer operativo este principio, resulta necesario dotar de
mayor concreción a dos aspectos establecidos en la definición que acabamos de realizar.
Por un lado, hay que fijar qué se entiende por territorio nacional, pues solamente teniendo
en claro dicho concepto podrá establecerse el alcance de la territorialidad. En segundo
lugar, resulta imprescindible establecer el criterio con el cual hay que determinar el lugar

85
A rt. 1 L ibro primero / Parte general

de la realización de un hecho delictivo, pues no solo hay que saber hasta dónde llega el
territorio, sino cuándo el delito se comete dentro del territorio”.

I) UII41 Fundamento del principio de territorialidad. La soberanía estatal como


fundamento: NOEL COSTAL, M. y BU TELER, E. (2002). “Ámbitos de validez de la
ley penal”. En: LASCANO, C. (Director). Derecho Penal. Parte general. Córdova:
Advocatus, p. 218. “Según este criterio, es válida la ley penal del lugar donde se comete
el delito. No interesa dónde deba producir sus efectos, ni la nacionalidad de su autor o
del sujeto pasivo. Su origen moderno se encuentra en las ideas liberales de la Revolu­
ción francesa y como hemos dicho, constituye la columna vertebral en nuestro sistema
positivo vigente. El fundamento de este postulado descansa en que, siendo la potestad
estatal de castigar una indiscutible manifestación de la soberanía del Estado, también
lo es su imperio dentro del territorio que conforma esa unidad política. En efecto, sería
inadmisible que un Estado se desentendiera de la represión de hechos criminales ocurri­
dos dentro de su jurisdicción territorial y ellos quedarán impunes o sujetos al juzgamiento
por parte de un Estado extranjero”.

I) 0042 Principio del pabellón. Alcances: JESCHECK, H. y WEIGEND, T. (2002).


Tratado de Derecho Penal. Parte general. Traducción de la 5a edición por M. Olmedo
y Cardenete. Granada: Comares, §18 II/2, pp. 179-180. “Cercano al de territorialidad se
encuentra el principio de pabellón (teoría de la ‘territoire flottanf). Según este principio
el Estado, cuyo pabellón enarbolado legítimamente por un buque de mar o barco fluvial o
bajo el cual está registrada una aeronave, puede someter a su poder punitivo las acciones
cometidas a bordo del barco o de la aeronave, aun cuando el hecho ha sido cometido por
un extranjero o esté atravesando o sobrevolando territorio no nacional o aflamar”.

JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Alcances del principio de territorialidad / Extradición de


procesados por delitos cometidos en territorio del Perú. JURISPRUDENCIA
EXTRANJERA: Supremacía del principio de territorialidad por encima del princi­
pio de extraterritorialidad (principio real o de defensa) cuando se trata de delitos de
acción privada.

CORTE SUPREM A

J 0080 A lcan ces d e l principio de territorialidad: “F. J. 15. [...]. Por el principio de terri­
torialidad los tribunales del lugar del crimen ejercen jurisdicción, en efecto, este princi­
pio corresponde a la fórmula latina del forum delicti commissi, es decir, el tribunal com­
petente es aquel del país donde el crimen se ha cometido; en tal sentido, se ha afirmado
que el locus delicti es una base de jurisdicción indiscutible, la primera de ellas, la pre­
ferente y recomendable: los delitos pueden y deben ser juzgados allí donde se cometen,
más aún cuando los responsables y las víctimas son nacionales y residentes en el territorio
[...] Que, sin embargo, debe anotarse también que dicho principio no resulta ser en modo
alguno absoluto en el Derecho Internacional, así lo precisó la Corte Permanente de Justicia

86
A plicación espacial A rt. 1

Internacional en su sentencia sobre el Caso Lotus (1927), cuando estableció lo siguiente:


‘[...] aunque es verdad que en todos los sistemas legales es fundamental el carácter territo­
rial del Derecho Penal, no es menos cierto que todos, o casi todos estos sistemas extienden
su jurisdicción a delitos cometidos más allá del territorio del Estado [...] Este parecer está
corroborado por la práctica judicial de los Estados ante crímenes internacionales Que
,de ello se derivan la aplicación de otros principios como son: el principio de pabellón o
de ‘bandera’, el principio activo de personalidad o de nacionalidad, el principio de perso­
nalidad pasiva, el principio de jurisdicción universal, entre otros. Que, en cuanto al princi­
pio de jurisdicción universal cabe indicar que el Derecho Internacional autoriza a los Esta­
dos ejercer jurisdicción universal sobre ciertos hechos o actos criminales que amenacen la
comunidad internacional como un todo y que se consideren crímenes en todos los países,
tales como lo son los crímenes de lesa humanidad; que en términos generales, la jurisdic­
ción universal o principio de persecución universal puede ser entendido en el sentido de
que no se deje a la voluntad de unos cuantos Estados el ejercicio de los derechos que toda
comunidad internacional tiene a su favor, cuando actos de personas naturales atentan con­
tra los principios generales del Derecho nacional e internacional, ocasionando perjuicios
a toda la humanidad, o cuando las autoridades de ciertos países dejan de actuar o lo hacen
deficientemente ante actos similares que ponen de manifiesto la falta de intención de pre­
venir o remediar los perjuicios ocasionados [...] Que actualmente, el ejercicio de la juris­
dicción universal por los Estados pueden estar basados tanto en el Derecho Internacional
Convencional como en el Derecho Internacional Consuetudinario, en este último caso, el
principio de universalidad se centra en crímenes tales como el genocidio, crímenes contra
la humanidad e infracciones graves y serias del Derecho Internacional Humanitario, en ese
sentido, dicho principio descansa en la noción que cualquier Estado podría tener jurisdic­
ción para definir y castigar determinados crímenes sin considerar si el Estado tiene alguna
conexión con el crimen en particular. F. J. 16. [...]. Que, la regla ‘aut federe aut iudicare’
-locución latina, utilizada en el Derecho Internacional que significa ‘o extraditar o juz­
gar’- complementa el principio de jurisdicción universal, ya que permite impedir la impu­
nidad de los crímenes internacionales al exigir al juez estatal que encontrándose dentro
de su jurisdicción un sospechoso de crímenes internacionales, él debe extraditar o juzgar.
Si en esas circunstancias el tribunal no juzga, ya sea porque no quiere, lo hace deficien­
temente o no puede, el principio de persecución universal reconoce jurisdicción a todos
los Estados ante graves crímenes sancionados por el Derecho Internacional” (Extradición
Pasiva N° 23-2012-Lima, del 15/03/2012, ff. jj. 15 y 16, Sala Penal Permanente).

J 0081 E xtradición de procesados p o r delitos com etidos en territorio d el Perú: “En vir­
tud del principio de territorialidad, el Estado peruano tiene jurisdicción para conocer y pro­
nunciarse enjuicio sobre el proceso materia de extradición, pues el hecho punible se realizó
en territorio peruano, a lo que se agrega que el ‘extraditurus’ no ha sido juzgado definiti­
vamente ni se ha hecho merecedor a un beneficio de amnistía o indulto, la acción penal no
ha prescrito, el proceso penal incoado, de modo alguno, resulta una persecución política o
conexa, y el juzgamiento de las causas se realizará ante los tribunales ordinarios nacionales
y con arreglo al debido proceso, según las disposiciones regulares de la ley procesal penal.
(Extradición Activa N° 27-2013-Lima, caso: extradición dirigida a las autoridades judicia­
les del Reino de España respecto del ciudadano Eli Héctor Bustos Vigil, f. j. 3).

87
A rt. 2 L ibro primero / Parte general

J U R IS P R U D E N C IA E X T R A N J E R A

J 0082 Supremacía delprincipio de territorialidadpor encima delprincipio de extrate­


rritorialidad (principio real o de defensa) cuando se trata de delitos de acción privada:
“Si bien en el artículo 1 del Código Penal se encuentra también comprendido, además del
principio territorial, el denominado principio real o de defensa, se excluye la aplicación
de estos últimos en los casos en que el bien jurídico lesionado comprende solo intereses
individuales. Los delitos contra el honor deben ser juzgados por los tribunales del lugar
en donde ocurrió la primera divulgación que comporta la exteriorización requerida para
que se configure tal ilícito, y si el hecho se cometió en el extranjero, la justicia de nuestro
país es incompetente para entender en el caso. Queda, entonces, fuera de la jurisdicción
territorial argentina el hecho, cuyos términos ofensivos fueron conocidos por un juez ex­
tranjero, si el bien lesionado solo comprende intereses individuales, ya que lo contrario
sería desconocer la soberanía de los otros Estados en la aplicación de su orden jurídico,
máxime tratándose de delitos contra el honor en que no hay ningún interés nacional que
requiera especial protección” (Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correc­
cional de la Capital Federal, Sala I del 27/06/1980. En: ZAFFARONI, E. y BA1GÚN, D.
(2002). Código Penal. Hammurabi, Buenos Aires, p. 32).

----------------- § -------------------

ARTÍCULO 2 Principio de extraterritorialidad, principio real o de


defensa y principio de personalidad activa y pasiva(2)
La L ey P en a l p eru an a se aplica a todo d elito com etido en el extranjero, cuando:
1. E l agente es fun cion ario o servidor p ú b lico en desem peño de su cargo;
2. A ten ta contra la seguridad o la tran q u ilid a d pública o se traten de conduc­
tas tipificadas com o lavado de activos, siem pre que produzcan sus efectos en el
territorio de la R epública;
3. A gravia al E stad o y la defensa n acion al; a los P oderes del E stad o y el orden
con stitu cion al o al orden m onetario;
4. E s p erp etrad o contra peruano o p or p eru an o y el delito esté p revisto com o sus­
ceptible de extradición según la ley p eru an a , siem pre que sea pu n ib le tam bién
en el E stado en que se com etió y el agen te in gresa de cualquier m anera al terri­
torio de la R epública;
5. E l P erú está obligado a reprim ir con form e a tratados internacionales.

(2) A rtículo vigente conform e a la m odificación realizada por el artículo 1 del D ecreto Legislativo N° 982
del 22/07/2007.

88
A plicación espacial A rt. 2

TEXTO ORIGINAL:
Artículo 2.- La Ley Penal peruana se aplica a todo delito cometido en el extranjero,
cuando:
1. E l agente es funcionario o servidor público en desempeño de su cargo;
2. Atenta contra la seguridad o la tranquilidadpúblicas, siempre que produzca sus
efectos en el territorio de la República;
3. Agravia al Estado y la defensa nacional; a los Poderes del Estado y el orden
constitucional o al orden monetario;
4. Es perpetrado contra peruano o por peruano y el delito está previsto como sus­
ceptible de extradición según la Ley peruana, siempre que sea punible también
en el Estado en que se cometió y el agente ingyesa de cualquier manera al terri­
torio de la República; y,
5. E l Perú está obligado a reprimir conforme a tratados internacionales.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


P rim era m odificación: artículo 1 del D ecreto L egislativo N° 982 del 22/07/2007.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C: arts. 37, 39; C P : arts. 376, 376-A, 377, 380, 381, 382, 384, 387, 388, 391, 393, 394, 397,
399, 401; C P P 2 0 0 4 : arts. 23, 399, 490; C d e P P : art. 6; L e y 24710: art. 4; L e y 26574: arts.
2, 3, 4, 6, 7, 8, 9, 10, 11; D S 0 04-97-IN : arts. 4, 8, 1 6 y 28

DOCTRINA

Sumario: Ámbito de aplicación del principio real o de defensa / Principio de personalidad activa
y pasiva / Principio de personalidad (artículo 2, incisos 1 y 4 del CP) / Principio real
o de defensa (artículo 2, incisos 2 y 3 del CP).

I) 0043 Principio real o de defensa: GARCIA CAVERO, P. (2008). Lecciones de Dere­


cho Penal. Parte general. Lima: Grijley, pp. 202-203. “El espectro de casos abarcados
por el principio real o de protección contiene, en primer lugar, los delitos en los que el
titular es el Estado. En este orden de ideas, el artículo 2, inciso 3 del Código Penal permite
la aplicación de la ley penal peruana a los delitos cometidos en el extranjero que agra­
vian al Estado y la defensa nacional, a los poderes del Estado y el orden constitucional
o el orden monetario. En segundo lugar, el principio de protección se extiende a bienes
jurídicos colectivos como los protegidos por los delitos contra la seguridad, la tranquili­
dad pública o el lavado de activos. Para justificar la aplicación de la ley penal peruana en
estos casos, es necesario que los efectos de estos delitos se produzcan dentro del territo­
rio de la república. Finalmente, con el principio bajo análisis, se autoriza la aplicación de
las leyes penales peruanas a delitos cometidos en el extranjero por un funcionario o ser­
vidor púbico en el desempeño de su cargo, tal como lo establece el artículo 2, inciso 1 del
Código Penal”.

89
A rt. 2 L ibro primero / Parte general

1) 0044 P rin cip io de p ersonalidad activa y pasiva: GARCÍA CAVERO, P. (2008).


Lecciones de Derecho Penal. Parte general. Lima: Grijley, p. 199. “Dentro del principio
de personalidad se suele diferenciar el principio de personalidad activa y el principio de
personalidad pasiva. El primero permite la aplicación de la ley penal peruana en atención
a la nacionalidad peruana del agente del delito, mientras que el segundo autoriza apli­
car la ley penal peruana en virtud del hecho de que el titular del bien jurídico lesionado o
puesto en peligro es un nacional. Como puede verse, solamente el principio de persona­
lidad activa responde al principio de sujeción que obliga al nacional a respetar las leyes
penales aunque se haya alejado del territorio del país. El principio de personalidad pasiva,
por el contrario, responde a una idea completamente distinta, pues se sustenta en el deber
del Estado de proteger a sus nacionales. No obstante, y pese a estas diferencias de princi­
pio, nuestro Código Penal regula ambas formas del principio de personalidad de manera
unitaria en su artículo 2, inciso 4”.

I) 11045 P rin cip io de personalidad (artícu lo 2, incisos 1 y 4 d el CP): VILLA STEIN, J.


(2014). Derecho Penal. Parte general. Lima: Ara, p. 213. “El principio de personalidad
activa se da cuando por ser peruano el autor del delito, se le aplica la ley peruana en apli­
cación del artículo 2 inciso 4 del CP, pero a condición que se dé la doble incriminación,
por ser delictivo el acto en ambos países y, además, es requisito que el delito cometido por
peruano en el extranjero sea pasible de extradición, lo que supone que no se trata de de­
litos políticos, militares, ni perseguibles a instancia de parte, ni los delitos contra la reli­
gión o la prensa”.

I) 0046 P rin cip io real o de defensa (artículo 2, incisos 2 y 3 del CP): BUS­
TOS RAMÍREZ, J. (2004). Derecho Penal. Parte general. Tomo I. Lima: Ara,
p. 605. “Principio real o de defensa o de protección: Conforme a este principio se aplica
la ley del Estado respecto de todos los hechos dirigidos contra sus intereses, sin conside­
ración a nacionalidad y el lugar donde hayan sido realizados”.

1> 11047 P rin cip io real o de defensa (artículo 2, in cisos 2 y 3 del CP): CEREZO
MIR, J. (1996). Curso de Derecho Penal español Parte general. Tomo I. Madrid: Tecnos,
p. 204. “El principio real, de defensa o de protección de intereses permite al Estado casti­
gar los delitos cometidos en el extranjero, con independencia de que su autor sea nacio­
nal o extranjero, cuando lesionen sus intereses. Este principio suele introducirse en las
legislaciones, como complementario del de territorialidad, para castigar únicamente los
delitos cometidos en el extranjero que lesionen intereses del Estado que se consideren
esenciales”.

.M, JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Aplicación del principio real o de defensa. CORTE


SUPREMA: Doble incriminación.

90
A plicación espacial A rt. 3

T R IB U N A L C O N ST IT U C IO N A L

J 0083 A p lica ció n d e l prin cipio re a l o de defensa: “Se alega la incompetencia de la


emplazada Sala Penal Especial para emitir pronunciamiento con relación al delito de
suministro de armas, previsto en el artículo 279 del Código Penal, por cuanto, tratándose
de un delito contra la seguridad pública —hecho ilícito que se habría producido en terri­
torio colombiano-, resulta aplicable la normativa especial; en este caso, lo previsto en el
artículo 6 de la Ley de Aeronáutica Civil, Ley N° 24882. Este argumento legal no resulta
valedero para cuestionar la legitimidad de la competencia de la Sala Penal, sino, antes
bien, dicha norma prevé una excepción al principio de pabellón (por el cual rigen las leyes
del Estado respecto de la matrícula de la aeronave) en el sentido de que, aun cuando se
trate de delitos cometidos a bordo de una aeronave civil extranjera en vuelo sobre terri­
torio peruano, el caso se someterá a las leyes y tribunales nacionales cuando se afecte la
seguridad o el orden público de la República. Análogamente, el artículo 6 del Código de
Procedimientos Penales y el artículo 2, inciso 4 del Código Penal vigente, prescriben que
el peruano que fuera del territorio de la República haya cometido un delito penado por
la ley nacional y por la del país en que se perpetró [...] puede ser juzgado a su regreso
en el Perú” (STC Exp. N° 518-2002-HC/TC-Lima, caso: Luis Frank Áybar Cancho, del
10/07/2002, f. j. 5).

CORTE SUPREM A

J 0084 D o ble incrim inación: “Los mencionados hechos también se encuentran sancio­
nados en nuestro ordenamiento legal; que, habiéndose cumplido con los requisitos estable­
cidos en la ley, de conformidad con el Tratado de Extradición suscrito entre la República
del Perú y los Estados Unidos de Norteamérica, en aplicación del principio de reciprocidad
declarado por ambas naciones, dictaminaron que se declare procedente la extradición” (Eje­
cutoria Suprema del 29/03/1997, Exp. N° 02-97-Lima. En: CHOCANO, R. y VALLADO-
LID, V. (2002). Jurisprudencia Penal. Jurista, Lima.p. 283).

ARTÍCULO 3 Principio de representación


L a L ey P en al p eru an a podrá aplicarse cuando, solicitada la extradición, no se entre­
gue al agente a la autoridad com petente de un E stado extranjero.
N ormas concordantes
C: arts. 2 inc. 20); 37; C P P 2004: arts. 513 a l 5 2 2 ;L e y 24710: art. 8 ;D S 0 6 -9 5 -R E : art. l y s s .

DOCTRINA

Sumario: El principio de administración de justicia por representación / Extradición (concepto) /


Implicancias sustantivas y procesales.

91
A rt. 3 L ibro primero / Parte general

I) IMI4N E l p rin cip io de adm inistración d e ju sticia p or representación: GARCIA


CAVERO, P. (2008). Lecciones de Derecho Penal. Parte general. Lima: Grijley,
pp. 204-205. “El artículo 3 del Código Penal establece que la ley penal peruana podrá
aplicarse cuando, solicitada la extradición no se entregue al agente a la autoridad com­
petente del Estado extranjero. Como puede verse, la condición para la aplicación de este
principio es que haya existido un procedimiento de extradición y la entrega del requerido,
por la razón que sea, haya sido denegada. Si el Estado llega al convencimiento por los
actuados en la extradición que el delito se ha cometido realmente, puede evitar la impu­
nidad aplicando la ley penal nacional. Sin embargo, debe quedar claro que en estos casos
el Estado no aplica su ley penal porque la conducta delictiva la haya infringido, pues si
fuese así, la aplicación se sustentaría en alguno de los principios antes mencionados. En
el caso de la administración de justicia por representación, el Estado procura simplemente
no dejar impune una conducta delictiva cometida en el extranjero por y contra extranjeros
y que no ha afectado en absoluto intereses nacionales o universales”.

I) (Kl-I*» E xtrad ición (concepto): CUELLO CONTRERAS, J. (2002). El Derecho


Penal español. Parte general. 3a edición. Madrid: Dykinson, p. 272. “La extradición es
un instituto de Derecho Procesal por el que se regulan los requisitos que han de cumplirse
para que España solicite de un país extranjero la entrega del autor de algún delito que,
conforme al Derecho intemo, le compete a ella juzgar (extradición activa), o para que
acceda a la extradición del delincuente reclamado por país extranjero y que se encuentra
en España (extradición pasiva)”.

I) 005» E xtradición. Concepto: MIR PUIG, S. (2002). Derecho Penal. Parte general.
6a edición. Barcelona: Reppertor, §1/12 y 13, p. 64. “[...] Es este un tema que afecta al Dere­
cho Internacional Público, puesto que se refiere a relaciones entre Estados. Aquí añadiremos
únicamente que la extradición es la única forma legal de poner a un sujeto que se halla en
el extranjero a disposición de los tribunales españoles contra su voluntad -no caben vías de
hecho-, y que a su vez las normas reguladoras de la extradición fijan determinados límites”.

I) 0051 Im p lican cias sustantivas y procesales: CEREZO MIR, J. (2004). Curso de


Derecho Penal español. Parte general. 6a edición. Tomo I. Madrid: Tecnos, p. 284. “No
se concede la extradición si el delito ha sido o ya es objeto de enjuiciamiento en el Estado
requerido, en los casos que sea competente, con arreglo a sus leyes, para juzgarlo (princi­
pio ne bis in ídem). En el artículo 9 del Convenio Europeo de Extradición se excluye esta
en los casos en que hubiera recaído ya sentencia firme en el Estado requerido. Se declara
también, sin embargo, que podrá ser denegada la extradición ‘si las autoridades compe­
tentes de la parte requerida hubieran decidido no entablar persecución, o poner fin a los
procedimientos pendientes por el mismo o los mismos hechos’”.

glüi JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Conceptualización de la extradición / Principio de


reciprocidad como fuente supletoria de tratados o convenios internacionales en pro­
cesos de extradición para la aplicación de la ley peruana / Fines de la extradición /

92
Aplicación espacial A rt. 3

Rechazo de un pedido de extradición. CORTE SUPREMA: Formalidades de la extradi­


ción / Postergación de la extradición cuando al extraditurus se le está aplicando la ley
peruana.

T R IB U N A L C O N S T IT U C IO N A L

J 0085 C onceptualización de la extradición: “F. J. 8. La extradición es un instituto


jurídico que viabiliza la remisión compulsiva de un individuo por parte de un Estado,
a los órganos jurisdiccionales competentes de otro, a efectos que sea enjuiciado o cum­
pla con una condena señalada, según haya sido su situación de procesado o condenado
en la comunidad política de destino. Es decir, por virtud de ella, un Estado hace entrega
de un reo o condenado a las autoridades judiciales de un homólogo, el cual lo reclama
para la culminación de su juzgamiento o eventualmente para el cumplimiento de la pena.
F. J. 9. En efecto, la extradición debe ser entendida como un procedimiento mediante
el cual un Estado es requerido para que haga entrega de un individuo que se encuentra
dentro de su territorio y que tiene la condición de procesado o condenado por un delito
común, por otro Estado requirente o solicitante, en virtud de un tratado, o, a falta de
este, por aplicación del principio de reciprocidad, para que sea puesto a disposición de
la autoridad judicial competente y se le enjuicie penalmente o para que cumpla y se eje­
cute la pena impuesta, si se hubiera producido previamente el proceso penal correspon­
diente” (STC Exp. N° 3966-2004-HC/TC-Lima, caso: Enrique José Benavides Morales,
del 03/03/2005, ff. jj. 8 y 9).

J 0086 P rin cipio de reciprocidad com o fu e n te supletoria de tratados o convenios inter­


n a cion ales en p ro ceso s de extradición p a r a la aplicación de la ley p eru a n a : “El prin­
cipio de reciprocidad -que, en el caso de autos, ha sido invocado en el procedimiento de
extradición del beneficiario-, es considerado como fuente supletoria a falta de un tratado
o convenio internacional y en caso sea procedente la solicitud de extradición, ofrecién­
dose reciprocidad entre los Estados para casos análogos, con el sometimiento a los prin­
cipios y a las prácticas del Derecho Internacional y según las condiciones de la entrega.
Este principio consagra la más amplia cooperación para el cumplimiento de la justicia;
y se aplica fundamentalmente en los casos de delitos de lesa humanidad como narcotrá­
fico y terrorismo” (STC Exp. N ° 3966-2004-HC/TC-Lima, caso: Enrique José Benavides
Morales, del 03/03/2005, f j. 24).

J 0087 F ines de la extradición: “La extradición [...] es un instituto jurídico que via­
biliza la remisión de un individuo por parte de un Estado, a los órganos jurisdiccionales
competentes de otro, a efectos que sea enjuiciado o cumpla con una condena señalada.
Los Estados recurren a tales procedimientos en el caso de que un imputado se sustraiga de
la acción de la justicia, ocultándose en un país distinto del suyo. El sustraerse de la acción
de la justicia constituye, evidentemente, una conducta obstruccionista del proceso, tanto
más si ello implica salir del territorio del país, obligando así a las autoridades judicia­
les a recurrir al procedimiento de extradición. Dicha conducta debe ser tomada en cuenta
al momento de determinar el plazo razonable del proceso y de la detención” (STC Exp.
N° 1257-2005-PHC/TC-Lima, caso: Enrique José Benavides Morales, del 13/04/2005, f. j. 1).

93
A rt. 4 L ibro primero / Parte general

J 0088 Rechazo de un pedido de extradición: “F. J. 3. [...]. La extradición debe ser


entendida como un procedimiento mediante el cual un Estado es requerido para que haga
entrega de un individuo que se encuentra dentro de su territorio y que tiene la condición
de procesado o condenado por un delito común, al Estado requirente o solicitante, en vir­
tud de un tratado, o a falta de este, por aplicación del principio de reciprocidad, para que
sea puesto a disposición de la autoridad judicial competente y se le enjuicie penalmente,
o para que cumpla y se ejecute la pena impuesta, si se hubiera producido previamente el
proceso penal correspondiente [...]. F. J. 4. En el caso materia de análisis, este tribunal
advierte que la decisión que motivó el rechazo del pedido de extradición no constituye
una resolución judicial suprema o ejecutoria suprema que pueda calificar el hecho como
cosa juzgada, pues como ya se indicó, la extradición es un instituto jurídico que viabi-
liza la remisión compulsiva de un individuo por parte de un Estado a los órganos juris­
diccionales competentes de otros a efectos de que sea enjuiciado o cumpla con una con­
dena impuesta, y el acceder o denegar una extradición no implica una calificación de los
hechos que conlleve la exculpación del favorecido, ya que ello es propio de un proceso
ordinario” (STC Exp. N° 2468-2010-PHC/TC-Lima, caso: Eduardo Martín Camell del
Solar Díaz, del 28/11/2011, ff. jj. 3 y 4).

CORTE SU PR EM A

J 0089 Formalidades de la extradición. “El instituto de la extradición constituye un


instrumento internacional por el que un Estado solicita a otro formalmente la entrega
de una persona que tiene la condición jurídica de procesado o condenado, por un delito
común, para juzgarlo penalmente o ejecutar la pena que se le hubiera impuesto, conforme
a las normas prexistentes de validez intema e internacional; en tal mérito, el artículo 16
de la Ley N° 24710 -Ley de Extradición-precisa que ese pedido deberá sustentarse en la
invocación de una resolución jurisdiccional de prisión clara y cierta expresada en una sen­
tencia de condena o de auto de prisión” (Extradición N° 25-2003-Lima, del 10/06/2003,
Sala Penal Transitoria).

J 0090 Postergación de la extradición cuando al extraditurus se le está aplicando la


ley peruana: “La extradición puede ser aplazada cuando el extraditado estuviere proce­
sado o cumpliendo pena, que en el caso de autos los solicitados vienen siendo procesados
por el delito de tráfico ilícito de drogas en agravio del Estado, en este país, por lo que la
entrega de los extraditurus al país solicitante debe aplazarse hasta después de concluido
el proceso o de extinguida la pena” (FR1SANCHO APARICIO, M. (2002). Jurisprudencia
penal, ejecutorias supremas y superiores. Jurista, Lima, p. 101).

ARTÍCULO 4 Excepciones al principio de extraterritorialidad


L as disposiciones contenidas en el artículo 2, incisos 2, 3, 4 y 5, no se aplican:
1. C uando se ha extinguido la acción p en a l conform e a u n a u otra legislación;

94
Aplicación espacial A rt. 4

2. C uando se trata de delitos políticos o hechos conexos con ellos; y,


3. C uando el procesado ha sido absuelto en el extranjero o el condenado ha cum ­
plido la p en a o esta se halla prescrita o rem itida.
Si el agente no ha cum plido totalm ente la pena im puesta, p u ed e ren ovarse el proceso
an te los tribunales de la R epública, pero se com putará la p arte d e la p en a cum plida.
N ormas concordantes
C :art. 37; CP; art. 7 8 a l 91; C PP 2004: arts. 513 a l 522; L e y 24710; art. 1 y s s ; L e y 27261: art. 7

DOCTRINA

Sumario: Improcedencia de la extradición por violación del principio n e bis in ídem / Improce­
dencia de la extradición por extinción de la acción penal / Improcedencia de la extradi­
ción por delito político.

I) 0052 Im procedencia de la extradición por violación del p rin cip io ne bis in ídem:
CEREZO MIR, J. (2004). Curso de Derecho Penal español. Parte general. 6a edición.
Tomo I. Madrid: Tecnos, p. 284. “No se concede la extradición si el delito ha sido o es ya
objeto de enjuiciamiento en el Estado requerido, en los casos en que sea competente, con
arreglo a sus leyes, para juzgarlo (principio ne bis in idem) [...] Se declara también, sin
embargo, que podrá ser denegada la extradición si las autoridades de la parte requerida
hubieren decidido no entablar persecución, o poner fin a los procedimientos pendientes
por el mismo o los mismos hechos”.

I) 0053 Im procedencia de la extradición por extinción de la acción penal: REYNA


ALFARO, L. (2004). “Excepciones al principio de territorialidad”. En: Código Penal
comentado. Tomo I. Lima: Gaceta Jurídica, p. 304. “Si la acción penal se ha extinguido
conforme a la legislación peruana (arts. 78 y 79 del Código Penal: muerte, prescrip­
ción, amnistía, cosa juzgada, desistimiento, transacción y por sentencia civil ejecutoriada)
carece de todo sentido que se invoque la aplicación extraterritorial de la ley pemana, pues
en el caso de considerarse ello posible, sería absolutamente fútil tal declaración pues a
partir justamente de esa aplicación extraterritorial debería procederse inmediatamente a
declararse extinguida la acción penal por el hecho cometido en el extranjero”.

I) 0054 Im p roced en cia d e la extrad ición p or d elito p olítico: MUÑOZ CONDE,


F. y GARCÍA ARAN, M. (2000). Derecho Penal. Parte general. 4a edición. Valencia:
Tirant lo Blanch, p. 185. “El principio de no extradición por delitos políticos es uno de
los que en mayor medida expresa los amplios márgenes de decisión de los Estados en
esta materia. Pese a la existencia de diversas concepciones (objetiva, subjetiva y mixta),
difícilmente puede hablarse de un concepto claro y unívoco de delito político, sometido a
parámetros jurídicos. Y probablemente ahí radique una contradicción que impide delimi­
tar la situación que se pretende definir: el delito político es sobre todo, y valga la redun­
dancia, un delito político, cuya aplicación por los Estados depende, obviamente, de las
propias características del régimen que los gobierne”.

95
A rt. 5 L ibro primero / Parte general

ARTÍCULO 5 Principio de ubicuidad


El lugar de com isión de un delito es aquel en el cual el autor o partícipe ha actuado
u om itido la obligación de actuar o en el q ue se producen sus efectos.
N ormas concordantes
C: art. 54; C de PP: arts. 19, 20; CPP2004: arts. 21, 22

DOCTRINA

Sumario: Principio de ubicuidad / Equiparación valorativa de acción y resultado.

1) 1)055 P rin cip io de ubicuidad: GARCÍA CAVERO, P. (2008). Lecciones de Dere­


cho Penal. Parte general. Lima: Grijley, pp. 191-192. “Para resolver estos problemas de
aplicación de la ley penal en el espacio se ha desarrollado el llamado principio de ubicui­
dad, por el cual se entiende que el delito se ha cometido tanto en el lugar donde se ha rea­
lizado la acción como en donde se ha producido el resultado. Si bien la asunción de este
principio podría dar lugar a ciertos conflictos entre Estados, esto tendrá que solucionarse
por la vía de los convenios internacionales o, en todo caso, con el criterio determinante
de que ‘quien lo tiene lo juzga’. [...] El principio de ubicuidad es asumido por el artículo
5 del Código Penal como criterio de determinación del lugar del delito. En consecuencia,
la ley penal peruana podrá aplicarse también en el caso de delitos a distancia o de tránsito
en los que una parte de la acción o el resultado se materializan en el territorio nacional”.

I) 1)1)56 Equiparación valorativa de acción y resultado: JESCHECK, H. y WEIGEND,


T. (2002). Tratado de Derecho Penal. Parte general. Traducción de la 5a edición por M.
Olmedo y Cardenete. Granada: Comares, §18 IV/1, p. 190. “La pregunta relativa a qué
elemento determinaba el lugar de comisión del delito fue objeto de una larga disputa teó­
rica [...]. Pero se ha convertido en dominante la teoría de la ubicuidad. Esta última consi­
dera como lugar del hecho tanto aquel donde se desarrolla la acción como también aquel
otro en el que deviene el resultado. De este modo se hace una equiparación valorativa
entre una y otro para el contenido criminal del hecho y a la ausencia de lagunas en la apli­
cación del principio de territorialidad”.

I) «1)57 E q u ip aración valorativa de acción y resultado: BACIGALUPO, E. (1997).


Principios del Derecho Penal. Parte general. 4a edición. Madrid: Akal/Iure, p. 116. “En
la actualidad puede considerarse dominante la teoría de la ubicuidad. Según ella el delito
debe reputarse cometido tanto donde se produce el resultado como allí donde se ha eje­
cutado la acción. Precursor de esta teoría ha sido sobre todo Binding. El fundamento teó­
rico de la teoría de la ubicuidad reside en la unidad que constituyen, típicamente conside­
rados, la acción y el resultado, lo que impediría su separación y consideración aislada”.

96
Aplicación espacial A rt. 5

|(IL, JURISPRUDENCIA

Sumario: EJECUTORIA SUPREMA VINCULANTE: Determinación del fuero preferente.

EJECUTORIA SUPREMA VINCULANTE


J 0091 D eterm inación de fu e ro p re fe re n te : “[...] Para determinar el fuero preferente
es de aplicación el artículo cinco del Código Penal, que instituye el principio de ubicui­
dad: ‘el lugar de comisión del delito es aquel en el cual el autor o participe ha actuado u
omitido la obligación de actuar, o en el que se producen sus efectos’, que desde esa pers­
pectiva legal es de interpretar la norma en mención asumiendo una concepción de ubi­
cuidad restrictiva, en cuya virtud el factor decisivo a tomar en cuenta estriba en que, al
menos, uno de los elementos constitutivos del delito, parcial o absolutamente, sea ejecu­
tado en un ámbito territorial concreto, sin que se tome en cuenta los actos preparatorios
y los actos posteriores a la consumación del delito, o también que el resultado típico -no
el extra típico ni otros efectos- se produzca en un territorio determinado” (R. N. N ° 2448-
2005-Lima, del 12/09/2005, f. j. 7, que constituye precedente vinculante conforme a l f j.
9 del Acuerdo Plenario N ° 01-2006/ESV-22, del 13/10/2006).

97
C A P ÍT U L O II
A P L IC A C IÓ N T E M P O R A L

ARTÍCULO 6 Tem pus reg it actum . R etroactividad favorable


La Ley Penal aplicable es la vigente en el momento de la comisión del hecho puni­
ble. No obstante, se aplicará la más favorable al reo, en caso de conflicto en el tiempo
de leyes penales.
Si durante la ejecución de la sanción se dictare una ley más favorable al condenado,
el juez sustituirá la sanción impuesta por la que corresponda, conforme a la nueva
ley.
N ormas concordantes
C: arts. 2 inc. 24) lit. d); 103, 139 inc. 11); C P P 2 0 0 4 : art. V II inc. 2; C d e P P : art. 292; CC;
art. III; C E P : art. VIII; D U D H : art. 11 inc. 2)

DOCTRINA

Sumario: Estructura / Determinación de la ley penal más favorable / Retroactividad favorable / El


principio de combinación de las leyes penales / Conflicto de leyes penales en el tiempo.

I) 0058 Estructura: URQUIZO OLAECHEA, J. (1993). “El principio de combina­


ción en el nuevo Código Penal”. En: Revista Peruana de Ciencias Penales. Lima: Cul­
tural Cuzco, p. 254. “a). La regla general que indica que la ley penal aplicable es aque­
lla vigente al momento de cometido el injusto; de donde se desprende el principio tempus
regit actum que resulta ampliamente reconocido en el artículo II y III del Título prelimi­
nar del Código Penal, así como el artículo 2 inciso 20 apartado d) de la Constitución [...]
b). Regla de la aplicación de la ley penal más favorable que es una excepción a la regla
general, y que se justifica en la protección a la seguridad jurídica y la libertad personal. La
Constitución ha consagrado la retroactividad penal benigna en el artículo 187, segundo
párrafo [...] c) El segundo párrafo del artículo 6 consagra la retroactividad penal benigna
a los supuestos de ejecución de la pena. Este párrafo tiene la virtud de determinar lo más
favorable en materia penal y es penal para estos efectos la ejecución de la sanción; deja
de lado los criterios que excluían la ejecución de la pena que los dominios penales para
expresarse de ella como de derecho administrativo y así no resolver los naturales pro­
blemas que surgen de la aplicación de la sanción penal en orden de lo más favorable al
reo”.

I) 0059 Determinación de la ley penal más favorable: GARCÍA CAVERO, P. (2008).


Lecciones de Derecho Penal. Parte general. Lima: Grijley, p. 168. “La determinación
de la ley penal más favorable requiere diferenciar primeramente si se trata de una varia­
ción del hecho delictivo o de una variación de la consecuencia jurídica. En caso de que
el hecho delictivo sea idéntico y solo cambie la penalidad, se aplicará como ley más

98
A plicación temporal A rt. 6

favorable la que tenga menor penalidad cualitativa o cuantitativa. Si la variación tiene


lugar en el ámbito del hecho delictivo habrá que determinar si se mantiene la identidad
del injusto. En caso que haya una continuidad del injusto respecto del tipo básico, pero no
respecto de las agravantes, tendrá que determinarse cuál de ambos tipos tiene una pena­
lidad menor y aplicarse como ley más favorable [...]. Finalmente, cabe la posibilidad de
que la ley penal posterior reduzca el ámbito de punibilidad, abarcando la ley penal ante­
rior de forma general los elementos especificados en la nueva disposición. En estos casos
existe una identidad que fundamenta la continuidad del injusto, en la medida que la ley
anterior contiene los elementos del delito, al igual que la ley penal posterior, aunque de
una manera más general”.

I) 006(1 Retroactividad favorable: COBO DEL ROSAL, M. y VIVES ANTON, T.


(1999). “Comentario al artículo 2”. En: COBO DEL ROSAL, M. (Director). Comentarios
al Código Penal de 1995. Madrid: Edersa, p. 70. “La retroactividad de la ley penal solo
podrá tener lugar a través de la existencia de una ley penal más favorable, esto es, estará
inspirada, necesariamente, en el principio de legalidad. De esta forma, se exigirá la pre­
sencia de una disposición penal previa de naturaleza más grave, y la vigencia de una ley
penal subsiguiente, de una ley penal más benigna”.

I) 0061 El principio de combinación de las leyes penales : URQUIZO OLAECHEA, J.


(1993). “El principio de combinación en el nuevo Código Penal”. En: Revista Peruana
de Ciencias Penales. Lima: Cultural Cuzco, pp. 256-257. “1. La combinación de leyes no
se encuentra normada en el artículo 6 del Código Penal vigente. Así, invocar tal artículo
para aplicar la combinación penal resultaría prevaricato artículo 418 CP. [...] 2. El princi­
pio de combinación no es sino un puro criterio de interpretación de la norma penal en los
expresos casos de conflicto o duda en el tiempo. Sin embargo, tiene el inconveniente de
remitirse a una tercera ley imaginaria -solo creada por el intérprete- que pone al juzgador
en la posición de lege ferenda y no de aplicador de la norma. 3. El principio de unidad de
la ley aplicable es también un criterio de interpretación de la ley en los casos de conflicto
o duda en el tiempo. Sin embargo, no restringe lo más favorable al reo, se ajusta al prin­
cipio de legalidad, afianza como instrumento de interpretación la seguridad y pone al juz­
gador en su justa función; la de aplicador de la norma”.

1) 0062 El principio de combinación de las leyes penales: GARCIA CAVERO, P.


______
(2008). Lecciones de Derecho Penal. Parte general. Lima: Grijley, p. 169. “Mientras
unos autores defienden la altematividad de las leyes en conflicto, otros consideran más
adecuado el llamado principio de combinación de los tipos penales. En el fondo de esta
difusión se encuentra la difícil delimitación entre la función creadora del juez y la exclu­
sividad de la labor legislativa del legislador. Si lo más favorable al reo debe determinarse
alternativamente o mediante una combinación, es algo que, según nuestro parecer, no
debe responderse de manera general [...], sino en atención a la divisibilidad de las deci­
siones legislativas establecidas en la ley. Si se trata de leyes simples o complejas indivi­
sibles, no cabrá más que la altematividad, mientras que si los aspectos de una ley penal
compleja resultan divisibles en varias decisiones legislativas, la combinación de deci­
siones legislativas de diversas leyes más favorables resultará posible”.

99
A rt. 6 L ibro primero / Parte general

I) 0063 Conflicto de leyes penales en el tiempo: CUELLO CONTRERAS, J. (2002).


El Derecho Penal español. Parte general. 3a edición. Madrid: Dykinson, p. 246. “La
nueva ley más favorable no solo beneficia al reo sino que, además, muestra que la valo­
ración jurídica del delito ha cambiado también, por lo que sería injusto castigar con una
pena (o con pena más grave) que ya no conviene en el momento en que debe imponerse”.

| Ü JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Excepción a la no aplicación retroactiva de las nor­


mas / Retroactividad de la norma penal en favor del reo / Razones político-crimina­
les como sustento de la retroactividad benigna / Principio de combinación y favora-
bilidad en la aplicación de la ley penal / Retroactividad benigna de la ley penal no
es absoluta / Retroactividad benigna sustentada en una ley inconstitucional carece de
efectos jurídicos / Sustitución de una pena como atribución exclusiva de la justicia
ordinaria. ACUERDO PLENARIO: Principio de combinación permite establecer una
mayor benignidad en favor del reo / Sustitución de una pena y aplicación de retroacti­
vidad benigna. EJECUTORIA SUPREMA VINCULANTE: La jurisprudencia vincu­
lante no implica modificación normativa / Criterios de sustitución de la pena. CORTE
SUPREMA: Aplicación de retroactividad benigna y sustitución de una pena / Materia­
lización del principio tem pus reg it a ctu m / Elección entre dos leyes penales sucesivas
en el tiempo en mérito de los preceptos más favorables para el reo / Modificaciones nor­
mativas más favorables ex p o s t fa c t o / La cosa juzgada solo puede ser modificada por
ley penal favorable a un procesado. JURISPRUDENCIA EXTRANJERA: Irretroacti-
vidad de las leyes penales desfavorables (pena posterior más grave) / Prohibición de la
lex tertia.

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
J 0092 E xcepción a la no aplicación retroactiva de las norm as: “F. J. 2. En cuanto a
la aplicación de normas en el tiempo, cabe señalar que la regla general en nuestro ordena­
miento jurídico, conforme al artículo 103 de la Constitución, es la aplicación inmediata.
Ello implica que los hechos, relaciones o situaciones jurídicas existentes, se regulan por
la norma vigente al momento en que estos ocurren. En cambio, la aplicación retroactiva
de las normas se produce cuando a un hecho, relación o situación jurídica se le aplica
una norma que entró en vigencia después que estos se produjeron. Nuestro ordenamiento
prohíbe la aplicación retroactiva de las normas, con excepción de las que versen sobre
materia penal, cuando le favorecen al reo. Así, el artículo 103 de la Constitución dispone
que ‘Ninguna ley tiene fuerza ni efecto retroactivos, salvo en materia penal cuando le
favorece al reo’. F. J. 3. En el Derecho Penal material o sustantivo, la aplicación inme­
diata de las normas determina que a un hecho punible se le aplique la pena vigente al
momento de su comisión. Ello es conforme con el ya referido artículo 103 de la Consti­
tución, pero también con el principio de legalidad penal, reconocido en el artículo 2 ,2 4 .d
de la Constitución, concretamente con la garantía de la lex praevia que impide ser con­
denado sobre la base de un marco normativo que no se encontraba vigente al momento
de cometerse el hecho delictivo” (STC Exp. N° 5786-2007-PHC/TC-Junín, caso: Caja
Collazos Rubén Nemecio, del 24/09/2009, ff. jj. 2 y 3).

100
A plicación temporal A rt. 6

J 0093 Retroactividad de la norma penal en favor del reo: “La aplicación retroactiva
de las normas se produce cuando a un hecho, relación o situación jurídica se les aplica
una norma que entró en vigencia después que estos se produjeron. Nuestro ordenamiento
prohíbe la aplicación retroactiva de las normas. Como excepción a la regla se permite la
aplicación retroactiva en materia penal, cuando favorece al reo. Así, el artículo 103 de
la Constitución dispone que: ‘Ninguna ley tiene fuerza ni efecto retroactivos, salvo en
materia penal cuando favorece al reo’. Esta excepción es aplicable a las normas del Dere­
cho penal material, por ejemplo, en caso de que, posteriormente a la comisión del delito,
entre en vigencia una norma que establezca una pena más leve. El artículo 6 del Código
Penal prescribe que se aplicará la norma vigente al momento de la comisión del delito, en
caso de conflicto de normas penales en el tiempo, se aplicará la más favorable” (STC Exp.
N ° 1300-2002-HC/TC-Lima, caso: Hugo Eyzaguirre Maguiña, d el 27/08/2003, f. j . 8).

J 0094 Razones político-criminales como sustento de la retroactividad benigna: “[...] El


principio de retroactividad benigna propugna la aplicación de una norma jurídica penal pos­
terior a la comisión del hecho delictivo, con la condición de que dicha norma contenga dis­
posiciones más favorables al reo. Ello, sin duda alguna, constituye una excepción al princi­
pio de irretroactividad de la aplicación de la ley y se sustenta en razones político-criminales,
en la medida que el Estado no tiene interés (o no en la misma intensidad) en sancionar un
comportamiento que ya no constituye delito (o cuya pena ha sido disminuida) y, primordial­
mente en virtud del principio de humanidad de las penas, el mismo que se fundamenta en la
dignidad de la persona humana (art. 1 de la Constitución)” (STC Exp. N ° 1043-2007-PH C/
TC-Piura, caso: Hernán Arellano Echeandía, del 09/11/2007, f j. 6).

J 0095 Principio de combinación y favorabitidad en la aplicación de la ley penal:


“F. J. 3. El principio de favorabilidad en la aplicación de la ley penal ha sido reconocido
de manera expresa en el artículo 139, inciso 11 de la Constitución [...] Son principios y
derechos de la función jurisdiccional: ‘La aplicación de la ley más favorable al procesado
en caso de duda o de conflicto entre leyes penales’. F. J . 4. Este principio de aplicación de
la norma más favorable tiene su base en la aplicación conjunta del principio de legalidad
penal (lex p raevia) y de la retroactividad favorable de la ley penal [...]. F. J. 5. Asimismo,
el artículo 103, segundo párrafo de la Norma Fundamental señala, además, que ‘La ley,
desde su entrada en vigencia, se aplica a las consecuencias de las relaciones y situacio­
nes jurídicas existentes y no tiene fuerza ni efectos retroactivos; salvo, en ambos supues­
tos, en materia penal, cuando favorece al reo’. [...]. F. J . 7. Sin embargo, la determina­
ción de lo que resulta más favorable para la persona, cuya aplicación exige el denominado
principio de favorabilidad, ha sido objeto de debate por la doctrina penal. Al respecto se
ha postulado la aplicación de dos teorías para la fijación del régimen más beneficioso:
el principio de unidad de aplicación de la ley y el principio de combinación de leyes.
F. J. 8. De acuerdo al principio de ‘combinación de leyes’, el órgano jurisdiccional se
encuentra facultado de escoger entre las distintas leyes penales sucesivas en el tiempo, los
preceptos que resulten más favorables para el reo, de cuya combinación se deriva una tercera
ley o lex tertia. El principio de ‘unidad de aplicación de la ley’ plantea más bien que, ante
las diversas leyes penales, se analizará el régimen que consagra cada una de ellas de manera
particular, aplicando aquella que, independientemente de las demás, resulte más favorable.

101
A rt. 6 L ibro primero / Parte general

F. J. 9. Conforme a lo previamente expuesto no es objeto de la presente sentencia ingresar


a dilucidar la corrección de una u otra teoría, sino más bien determinar si en el caso con­
creto la aplicación de la teoría de la unidad de la ley penal resulta contraria al principio de
favorabilidad [...]. F. J . 10. Al respecto considera este Tribunal que siendo la favorabili-
dad en materia penal el resultado de aplicar, por un lado, la ley vigente al momento de la
comisión del hecho delictivo, y si resultase más favorable, de manera retroactiva las nor­
mas que con posterioridad al hecho delictivo hubieran entrado en vigencia, ello no resulta
contrario a considerar, en la comparación de las diversas normas, a cada una de ellas
como una unidad. En tal sentido, la cuestionada aplicación de la teoría de la unidad de la
ley penal no resulta vulneratoria del principio de favorabilidad [...], por lo que la demanda
debe desestimarse” (STCExp. N ° 1955-2008-PHC/TC-Lima, caso: Teresa Haydee Gon-
zales Barberena, del 26/11/2008, ff. jj. 3, 4, 5, 7, 8, 9 y 10).

J 0096 Retroactividad benigna de la ley pen al no es absoluta: “F. J. 3. Conforme lo


consagra el artículo 103 de la Constitución Política, nuestro ordenamiento jurídico reco­
noce como principio general que la ley no tiene efectos retroactivos, lo que a su vez se
encuentra matizado por el principio de retroactividad benigna de la ley penal en caso de
que la nueva disposición penal posterior a la comisión del hecho delictivo sea más favo­
rable al reo. F. J. 4. Este principio, conforme lo ha indicado este Tribunal (Cfr. STC Exp.
N° 09810-2006-PHC/TC), cuenta con desarrollo expreso en nuestra legislación penal,
estableciéndose en el artículo 6 del Código Penal que: ‘[...] si durante la ejecución de
la sanción se dictare una ley más favorable al condenado, el juez sustituirá la sanción
impuesta por la que corresponda, conforme a la nueva ley’. F. J. 5. Cabe indicar, sin
embargo, que conforme ha establecido este Tribunal, la retroactividad benigna de la ley
penal no se configura tampoco como absoluta. Al respecto este Tribunal ha señalado que:
‘[...] el principio de aplicación retroactiva de la ley penal más favorable no puede ser
interpretado desde la perspectiva exclusiva de los intereses del penado. La interpretación
de aquello que resulte más favorable debe ser interpretado a partir de una compresión
institucional integral, es decir a partir de una aproximación conjunta de todos los valo­
res constitucionalmente protegidos que resulten relevantes en el asunto que es materia de
evaluación [...]’ (Cfr. STC Exp. N°0019-2005-PI/TC)” (STCExp. N ° 2100-2011-PHC/
TC-Lima, caso: Sergio Alejandro Dávila Vásquezy otro, del 05/10/2011, ff. jj. 3, 4, y 5).

J 0097 Retroactividad benigna sustentada en una ley inconstitucional carece de efec­


tos jurídicos: “No obstante, el principio de aplicación retroactiva de la ley penal más
favorable no puede ser interpretado desde la perspectiva exclusiva de los intereses del
penado. Si tal fiiera el caso, toda ley más favorable, incluso aquellas inconstituciona­
les, inexorablemente deberían desplegar sus efectos retroactivos concediendo la liber­
tad al delincuente. La interpretación de aquello que resulte más favorable al penado debe
ser interpretada a partir de una comprensión institucional integral, es decir, a partir de
una aproximación conjunta de todos los valores constitucionalmente protegidos que
resulten relevantes en el asunto que es materia de evaluación. De ahí que, como quedó
dicho, por ejemplo, las leyes inconstitucionales que conceden algún beneficio para el
reo no podrán desplegar tales efectos porque, siendo el control difuso un poder-deber de
toda la judicatura (art. 138 de la Constitución), el juez a quien se solicite su aplicación

102
Aplicación temporal A rt. 6

retroactiva deberá inaplicarla por resultar incompatible con la Constitución. La retroac-


tividad benigna sustentada en una ley inconstitucional carece de efectos jurídicos” (STC
Exp. N° 0019-2005-PI/TC-Lima, caso: Más del 25% del número legal de miembros del
Congreso de la República. Demanda de inconstitucionalidad contra el artículo único de
la Ley N °28568 que modifica el artículo 47 del Código Penal, del 21/07/2005, f. j. 52).

J 0098 Sustitución de unapena como atribución exclusiva de lajusticia ordinaria: “[...]


quienes han sido condenados en virtud de una ley que ha sido reformada estableciéndose
una pena más benigna tienen el legítimo derecho de solicitar la sustitución de la pena
sobre la base del mandato expresado en el artículo 103 de la Constitución, ello no implica
que la concesión de la misma sea una atribución conferida a la justicia constitucional. Y
es que como ya lo ha señalado este Tribunal en reiterada jurisprudencia, la determinación
de la responsabilidad penal es competencia exclusiva de la justicia ordinaria, aspecto que
también involucra la graduación de la pena impuesta en sede penal. En este sentido no
cabe sino recalcar que la asignación de la pena obedece a una declaración previa de cul­
pabilidad realizada por el juez ordinario, quien en virtud de la actuación probatoria rea­
lizada al interior del proceso penal llega a la convicción sobre la comisión de los hechos
investigados, la autoría de estos y el grado de participación de los inculpados. El quan­
tum de la pena obedece, pues, a un análisis del juez ordinario, quien sobre la base de los
criterios mencionados fijará una pena proporcional a la conducta sancionada” (STC Exp.
N° 452-2009-PHC/TC-Lambayeque, caso: Blanca Ushiñahua Morales, del 12/08/2009,
f í ■V-
ACUERDO PLENARIO
J 0099 Principio de combinación permite establecer una mayor benignidad en favor
del reo: “F. J. 10. Sin embargo, también es posible que se pueda elegir de entre dos leyes
penales sucesivas en el tiempo los preceptos más favorables, en virtud al ‘principio de
combinación’ que permite al juzgador poder establecer una mayor benignidad penal a
favor del reo. F. J. 11. Es congruente con la finalidad esencial de favorabilidad que se
pueda reconocer -dentro de las leyes penales- los preceptos que más favorezcan al reo,
pues si se autoriza escoger entre dos leyes distintas -íntegramente- en el tiempo, resulta
coherente y razonable que puedan combinarse, para buscar un tratamiento más favorable
al reo. F. J. 12. Cabe enfatizar que con ello no se está creando una tercera ley o lex tertia,
sino que se está efectivizando un proceso de integración de normas más favorables al reo,
que no colisiona con los contenidos del principio de legalidad. Por lo demás, esta con­
cepción guarda concordancia con el principio de necesidad de intervención penal, por­
que cuando se producen variaciones en los preceptos que integran las normas penales y
que favorecen al reo, es evidente que el legislador ha estimado necesario regular -en sen­
tido benéfico- la intervención penal. F. J. 13. Por lo demás, el legislador ha consagrado el
‘principio de combinación’ en la Exposición de Motivos del Código Penal de 1991, acuyo
efecto señala que ‘en acatamiento del artículo 233, inciso 7 de la Constitución Política del
Perú [1979], se prescribe la aplicación de lo más favorable al reo en caso de conflicto en
el tiempo de leyes penales (art. 6)’. De esta manera el Proyecto sustituye el principio de
la unidad de leyes aplicable, ya fuese la precedente, la subsecuente, o la intermedia, según
consagra el artículo 7 del Código Penal de 1924, por el nuevo principio de la combinación

103
A rt. 6 L ibro primero / Parte general

que toma lo más benigno que tenga cada una de las normas sucesivas” (Acuerdo Plenario
N ° 2-2006/CJ-l 16 sobre “Combinación de leyes o unidad en la aplicación de las leyes”,
del 13/10/2006, jf. jj. 10, 11, 1 2 y l 3 , Pleno Jurisdiccional de las Salas Penales Perma­
nente y Transitorias).

J 0100 Sustitución de una pena y aplicación de retroactividad benigna: “Establecer la


siguiente doctrina legal, respecto a la aplicación del artículo 6 del Código Penal en rela­
ción con la Ley número 28002:1. Cuando la nueva ley disminuye el marco legal abstracto
con que se conmina la infracción penal objeto de condena firme, la pena impuesta con
arreglo a la ley anterior ineludiblemente debe ser sustituida; 2. La sustitución de la pena
debe respetar los hechos declarados probados, y las circunstancias y factores reconocidos
en el fallo como relevantes para la determinación judicial de la pena, los que son inmu­
tables; 3. La nueva pena a imponerse debe respetar los principios de proporcionalidad y
de legalidad; 4. Si se impuso el máximo o el mínimo legal con arreglo a la ley anterior, la
nueva pena sustituida debe, igualmente, imponer el máximo o el mínimo legal, respecti­
vamente, establecida en la nueva ley; y 5. Si se impuso una pena inferior al mínimo legal
en la ley anterior o esta respeta los parámetros de dicha ley, la nueva pena debe, asimismo,
imponer una pena inferior al mínimo legal establecida en la nueva ley o, según el caso,
una pena dentro de los parámetros de una nueva ley. En ambos casos, el nivel de disminu­
ción queda librado al tribunal de sustitución, a cuyo efecto valorará el conjunto de facto­
res y circunstancias fijado en los artículos 45 y 46 del Código Penal, así como las demás
previstas en la ley e incorporadas en la sentencia. Otros factores que deben tomarse en
consideración son, de un lado, el nuevo cuadro de penas instituido por la nueva ley para
el conjunto de delitos regulados por ella y referidos a la misma sección modificada; y, de
otro lado, aunque sin ser estimado como el factor principal o preferente, la lógica pro­
porcional en relación a la concreta cuantía de la pena que impuso el tribunal originario”
(Sentencia Plenaria N ° 2-2005/DJ-301-A sobre “Sustitución de penas por retroactividad
benigna. La aplicación de le Ley N ° 28002”, del 30/09/2005, f. j. 14).

EJECUTORIA SUPREMA VINCULANTE


J 0101 La jurisprudencia vinculante no implica modificación normativa: “Que, si
bien con posterioridad a la fecha de expedición de la sentencia condenatoria se dictó el
Acuerdo Plenario N° 3-2005/CJ-116, el mismo que a tenor de lo señalado en el artículo
301-A del Código de Procedimientos Penales tiene carácter vinculante y ha de ser de obli­
gatorio cumplimiento en todas las instancias judiciales, según lo dispuesto por el primer
párrafo de artículo 22 del Texto Único Ordenado de Ley Orgánica del Poder Judicial, este
no es de aplicación retroactiva ya que este solo atañe a la ley penal, tal como lo establece
el artículo 6 del Código Penal, que al respecto cabe puntualizar que la modificación de un
fallo firme solo es posible cuando media una modificación legal, que no ha ocurrido en
el caso en autos; que un supuesto cambio jurisprudencial no constituye cambio norma­
tivo porque, como aclara Roxin, la nueva interpretación no es una voluntad de la ley, que
ya existía desde siempre, pero que solo ahora ha sido correctamente reconocido [...] que
en consecuencia, un pedido de sustitución basado en un supuesto cambio jurisprudencial
no es conforme al principio de legalidad” (R. N. N ° 1920-2006-Piura del 08/08/2006,

104
Aplicación temporal A rt. 6

f. j. 3, que constituye precedente vinculante conforme al f. j. 10 del Acuerdo Plenario


N° 1-2007ZESV-22 del 16/11/2007).

J 0102 Criterios de sustitución de la pena: “Que para una sustitución adecuada y razo­
nable de una pena impuesta en aplicación de las penas conminadas en los artículos 296
y 297 del Código Penal antes de la Ley N° 28002 y para evitar una valoración que lleve
a una nueva pena concreta, el Pleno Jurisdiccional de Trujillo acordó los siguientes cri­
terios de sustitución: a) Si la pena impuesta fue mayor a la del nuevo máximo, se redu­
cirá el nuevo máximo legal; b) Si la pena impuesta fue el mínimo anterior, se convertirá
en el nuevo mínimo legal; c) Si la pena impuesta fue el mínimo anterior, pero mayor del
nuevo mínimo, se reducirá al nuevo mínimo legal; y, d) Si la pena impuesta fue inferior
al nuevo mínimo legal y menor al nuevo máximo de la pena del tipo base (art. 296), no se
podrá reducir la pena” (R. N. N° 352-2005-Callao, del 16/03/2005, f j. 6, Segunda Sala
Penal Transitoria).

CORTE SUPREM A

J 0103 Aplicación de retroactividad benigna y sustitución de una pena: “[...] La apli­


cación de artículo 6 del Código Penal tiene como criterios directivos el respeto absoluto
a los hechos declarados probados en la sentencia originaria y la incorporación en sus pro­
pios términos de los factores referidos a la determinación judicial de la pena consagrados
en el fallo firme; que, por consiguiente, si en la sentencia inicial se impuso una pena por
debajo del mínimo legal necesariamente la pena producto de la sustitución debe serlo por
debajo del nuevo mínimo legal; que, empero, la pena concreta sustituida debe ser pro­
ducto, no de simples criterios matemáticos cual si se estaría ante un sistema de penas tasa­
das -que no es el caso del Código Penal vigente-, sino de una adecuada ponderación del
conjunto de factores presentes en el caso, entre los que se encuentra el monto de reduc­
ción de la pena por debajo del mínimo legal que se hizo valer” (R. N. N° 2682-2005-Cono
Norte-Lima, del 11/11/2005, f. j. 4, Sala Penal Permanente).

J 0104 Materialización del principio tempus regit actum: “Que, el principio del ‘tem-
pus regit actum ’ se encuentra asociado al principio de combinación, favorabilidad y re­
troactividad benigna de la ley más favorable al procesado en caso de conflicto de leyes,
prescrito en el artículo 6 de nuestro Código Penal vigente; implica la aplicación de la
ley más benigna al procesado y la del momento de ocurridos los hechos, en ese sen­
tido tenemos que el artículo 137 del Código Procesal Penal, modificado por la Ley
N° 27553 establece que el plazo de detención en el proceso ordinario sería de 18 meses,
sin embargo dicha ley no sería aplicable a los procesados [...], toda vez que al momento
de ocurrido los hechos imputados a los citados procesados se encontraba vigente la Ley
N° 25824 que señalaba como plazo máximo de detención en los casos de proceso ordi­
nario el de 15 meses, ello por aplicación estricta del principio anotado líneas anteriores”
(R. N. N° 2445-2003-Lima, del 11/09/2003, f. j. 2, Sala Penal Transitoria).

J 0105 Elección entre dos leyes penales sucesivas en el tiempo en mérito de los pre­
ceptos más favorables para el reo: “F. J. 4. Que, el Acuerdo Plenario de las Salas Penales
Permanentes y Transitorias N° 02-2006/CJ-l 16, establece como doctrina legal que resulta

105
A rt. 6 L ibro primero / Parte general

posible elegir de entre dos leyes penales sucesivas en el tiempo los preceptos más favo­
rables, en virtud al ‘principio de combinación’ que permite al juzgador poder establecer
una mayor benignidad penal a favor del reo, con lo que se efectiviza un proceso de inte­
gración de normas que le resultan más favorables, lo cual no colisiona con los contenidos
del principio de legalidad. F. J. 5. Que, siendo ello así, resulta aplicable al presente caso,
la legislación sobre prescripción de la acción penal regulada en el Código Penal de 1924,
debiendo tenerse en cuenta, en atención al principio de combinación aludido, que no
resulta aplicable la dúplica del plazo de prescripción, por cuanto el Código Penal vigente
solo la admite bajo determinados supuestos que no se presentan en el caso del imputado”
(R. N. N ° 4094-2009-Lima, del 29/01/2010, jf. jj. 4 y 5, Sala Penal Transitoria).

J 0106 Modificaciones normativas más favorables ex post facto: “Que, respecto a las
alegaciones expuestas por la recurrente, debe precisarse que, en virtud a la garantía de
la cosa juzgada, reconocida en el inciso 11 del artículo 139 de la Constitución Política
del Estado, una sentencia firme no puede ser alterada o modificada; sin embargo, la pro­
pia norma fundamental, en el inciso 11 del artículo citado prevé la posibilidad de aplica­
ción de la ley más favorable al procesado, supuesto que se encuentra referido a las modi­
ficaciones normativas más favorables ex post facto, de conformidad con el principio de
retroactividad benigna de la ley penal, regulado en el segundo párrafo del artículo 6 del
Código Penal según el cual, ‘si durante la ejecución de la sanción se dictare una ley más
favorable al condenado, el juez sustituirá la sanción impuesta por la que corresponda,
conforme a la nueva ley’; en ese orden de ideas, solo podrá evaluarse la procedencia
-o no—de una solicitud de adecuación del tipo penal cuando esta se encuentre susten­
tada en un cambio legal respecto de la conducta incriminada al peticionante [...]” (R. N.
N ° 3015-2010-Lima, del 01/04/2011, f. j. 3, Sala Penal Transitoria).

J 0107 La cosa juzgada solo puede ser modificada por ley penal favorable a un pro­
cesado: “F. J. 2. Que una vez que una sentencia adquiere firmeza y ostenta la calidad
de cosa juzgada no es posible modificarla o alterar sus fundamentos, salvo que, [...]
durante su ejecución se dictare una ley más favorable en cualquier ámbito de la estruc­
tura del delito (art. 6 del CP), lo que puede importar desde (i) la sustitución de la sanción
impuesta por la que corresponde conforme a la nueva ley, hasta (ii) la reconducción del
tipo legal -si de uno u otro modo subsiste la punibilidad de la conducta pero se modifi­
can de alguna manera sus elementos típicos: eliminación o limitación de subtipos agra­
vados, o inclusión o ampliación de subtipos privilegiados- a (iii) la absolución si la con­
ducta objeto de sanción no se amolda a justificación -supuestos de ley penal abolitiva,
artículo 7 del Código sustantivo-, figura delictiva alguna o se incorpora alguna causa.
F. J. 3. Que, en el presente caso, no se trata de una modificación normativa ocurrida luego
de la expedición, de la sentencia firme, que es el supuesto de aplicación de leyes sustitu-
tivas o abolitivas por retroactividad benigna autorizada por los artículos 6 y 7 del Código
Penal en los supuestos de sucesión de leyes en el tiempo, sino de una solicitud de recti­
ficación de la tipificación efectuada en las sentencias emitidas por la Sala Penal Superior
[...] y este Supremo Tribunal, y consecuente sustitución de la penalidad impuesta, peti­
ción que no es viable por no estar autorizada legalmente y porque colisiona con la pro­
pia naturaleza de la cosa juzgada, que dota a toda sentencia de irrevocabilidad” (R. N.
N ° 4717-2009-Ayacucho, del 08/06/2010, ff. jj. 2 y 3, Sala Penal Permanente).

106
Aplicación temporal A rt. 7

JURISPRUDENCIA EXTRANJERA
J 0108 Irretroactividad de las leyes penales desfavorables (pena posterior más grave):
“Es un axioma jurídico, elevado entre nosotros al rango de garantía constitucional, el de
irretroactividad de la ley más gravosa para el imputado, y es más gravosa la ley que varía
en perjuicio de este, el régimen de la reincidencia, por los efectos derivados de esta cir­
cunstancia erigidos en agravante de la penalidad” (Tribunal Supremo de Córdoba, Sala en
lo Criminal y Correccional del 29/10/1970. En: ZAFFARONI, E .y BAIGÚN, D. (2002).
Código Penal. Hammurabi, Buenos Aires, p. 33).

J 0109 Prohibición de la lex tertia: “Conforme a lo dispuesto en el artículo 23 del CP


no será castigado ningún delito ni falta con pena que no se halle establecido en la Ley
anterior a su perpetración. De manera que este artículo consagra el principio de legali­
dad en el conocido doble aspecto de predeterminación de la pena e irretroactividad de
las leyes penales, con la única excepción contenida en el artículo 24 de que será apli­
cable la legislación vigente cuando se vaya a dictar sentencia, aunque sea posterior a la
fecha de comisión del delito si este resulta más favorable para el reo [...]. Por lo expuesto,
es menester hacer un examen comparativo entre una y otra legislación para aplicar la
más reciente o en vigor, tan solo cuando favorezca al reo, examen comparativo que ha
de realizarse atendiendo al conjunto de una y otra normativa [...]” (Sentencia del Tribu­
nal Supremo español del 19/04/1989. En: CONDE-PUMPIDO FERREIRO, C. (1997)
Código Penal: Doctrina y jurisprudencia. Madrid. Trivium, p. 332).

----------------- § ------------------

ARTÍCULO 7 R etroactividad benigna. Efectos de la destipificación


Si, según la nueva ley, el hecho sancionado en una norma anterior deja de ser puni­
ble, la pena impuesta y sus efectos se extinguen de pleno derecho.
N ormas concordantes
C: arts. 103, 139 inc. 11); CP: art. 6; C P P 2004: art. V II inc. 2; C d e P P : art. 292; C E P :
art. VIII; C C: art. I I I

DOCTRINA

Sumario: Hipótesis en las que procede la destipificación / Fundamento político-criminal de la


destipificación.

I) (1064 Hipótesis en las que procede la destipificación: BRAMONT-ARIAS TORRES,


L. A. (2004). “Descriminalización de la ley penal”. En: Código Penal comentado. Tomo
I. Lima: Gaceta Jurídica, p. 330. “Se plantean dos hipótesis: a) puede estar pendiente el
proceso; b) puede haber sido pronunciada sentencia condenatoria firme. En la primera
hipótesis cuando nace la ley suprimiendo el delito previsto por la ley anterior, estando

107
A rt. 7 L ibro primero / Parte general

pendiente el proceso, tiene aplicación la nueva ley, rigiendo el principio de retroactividad.


Respecto a la segunda hipótesis, o sea, cuando se ha pronunciado sentencia condenatoria
firme, la doctrina y la ley sostienen la procedencia igualmente de la retroactividad, consa­
grándose así una excepción sobre la soberanía de la cosa juzgada”.

I) IllKó Fundamento político-criminal de la destipificación: PEÑA CABRERA, R.


(1999). Tratado de D erecho Penal. Estudio program ático d e la p a rte general. 3a edición.
Lima: Grijley, pp. 234-235. “Aquí se aplica el principio de la retroactividad de la ley penal.
Es un absurdo castigar un hecho que las valoraciones sociales han determinado su aboli­
ción; insistir en la ley antigua sería incurrir en una injusticia. Este punto de vista inspira el
artículo 7 del Código Penal [...]. De este modo, no hay sanción penal para quien cometió
un hecho previsto en la norma derogada, inclusive si existe condena cesa su ejecución”.

JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Principio de retroactividad benigna y su afinidad con


otros derechos fundamentales. EJECUTORIA SUPREMA VINCULANTE: Retroacti­
vidad benigna de la ley penal. CORTE SUPREMA: Aplicación retroactiva de una ley
favorable por descriminalización de una conducta / Clases de retroactividad benigna.
JURISPRUDENCIA EXTRANJERA: Clases de normas penales más benignas.

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
J 0110 Principio de retroactividad benigna y su afinidad con otros derechos funda­
mentales: “F. J. 8. Se advierte entonces que el principio de retroactividad benigna pro­
pugna la aplicación de una norma jurídica penal posterior a la comisión del hecho delic­
tivo con la condición de que dicha norma contenga disposiciones más favorables al reo.
Ello sin duda constituye una excepción al principio de irretroactividad de la aplicación
de la ley y se sustenta en razones político-criminales, en la medida que el Estado no tiene
interés (o no en la misma intensidad) en sancionar un comportamiento que ya no cons­
tituye delito (o cuya pena ha sido disminuida) y, primordialmente, en virtud del princi­
pio de humanidad de las penas, el mismo que se fundamenta en la dignidad de la persona
humana (art. 1 de la Constitución). F. J. 9. [...] ningún derecho fundamental ni principio
constitucional es absoluto. En efecto por alta que sea su consideración dogmática y axio-
lógica, ningún derecho fundamental tiene capacidad de subordinar, en toda circunstan­
cia, el resto de derechos, principios o valores a los que la Constitución también concede
protección. Los principios interpretativos de unidad de la Constitución y de concordan­
cia práctica permiten considerar a las distintas disposiciones constitucionales como un
complejo normativo armónico, coherente y sistemático. Toda tensión entre ellas debe ser
resuelta ‘optimizando’ la fuerza normativo-axiológica de la Constitución en conjunto; de
ahí que, en estricto, los derechos fundamentales reconocidos por la Constitución y los lí­
mites que en su virtud les resulten aplicables, forman una unidad. F. J. 11. Por tanto, al
resolver una solicitud de sustitución de pena por retroactividad benigna de la ley penal
(reconocida en el artículo 103 de la Constitución) no es este el único precepto constitu­
cional que debe ser tomado en cuenta. Al momento de determinar la pena concreta el juez

108
A plicación temporal A rt. 7

penal deberá ponderar los intereses en conflicto tomando en cuenta los bienes constitu­
cionales cuya protección subyace a la persecución de dicho delito” (STC Exp. N° 9810-
2006-PHC/TC-Lima, caso: José Marino Vásquez Acuña, del 07/08/2008, ff. jj. 8, 9 y 11).

EJECUTORIA SUPREMA VINCULANTE


J 0111 Retroactividad benigna de la ley penal: “Que, el artículo 139, inciso 13 de la
Constitución Política, reconoce la garantía de la cosa juzgada, en cuya virtud emitida sen­
tencia firme esta no puede ser alterada o modificada, salvo los supuestos más favorables
-véase el inciso 1 del citado numeral constitucional- referida a modificaciones norma­
tivas más favorables ex post fa d o , conforme al artículo 6 del Código Penal; que, en el
presente caso, no se trata de un supuesto de cambio legal, ex post fa d o , sino de una soli­
citud instada mucho después que la sentencia condenatoria quedó firme -en sede de eje­
cución procesal—en el proceso penal declaratorio de condena; que es de precisar, lo que
es de opinión mayoritaria en la doctrina penalista, que el cambio jurisprudencial no es un
cambio normativo [ni siquiera lo establecido en la jurisprudencia vinculante antes men­
cionada puede calificarse de un cambio en la jurisprudencia procedente, pues solo se trata
de una precisión de los alcances de una concreta figura delictiva], menos aún en el ámbito
del Derecho Penal que tiene como principio rector la reserva absoluta de ley para defini­
ción de las conductas punibles [en realidad, como apunta Bacigalupo Zapater, los cam­
bios jurisprudenciales solo importan una corrección de la interpretación de una volun­
tad legislativa ya existente en el momento del hecho, por lo que no afecta la objetividad
del Derecho Penal ni al principio del confianza (Derecho Penal. Parte general, Ara, Lima,
2004, p. 133)], así como que en el caso de autos no ha mediado la entrada en vigor de
una nueva ley que comprenda en sus alcances los hechos objeto de la condena” (R. N.
N° 1500-2006-Piura del 17/07/2006, f j. 5, que constituye precedente vinculante con­
forme al f j . 1 0 del Acuerdo Plenario N° 01-2007/ESV-22 del 16/11/2007).

CORTE SUPREMA
J 0112 Aplicación retroactiva de una ley favorable por descriminalización de una
conducta: “A consecuencia de las variaciones del sueldo mínimo vital, el hecho inves­
tigado ya no constituye delito, sino una falta, en aplicación del principio de la retroacti­
vidad benigna [...], tratándose de una falta y en consideración al transcurso del tiempo,
la acción penal ha prescrito” (Ejecutoria Suprema del 20/09/1988, Exp. N° 533-87-Lima:
Jurisprudencia Penal III. (1998). Cultural Cusco, Lima, p. 25).

J 0113 Clases de retroactividad benigna: “Que una ley penal benigna puede serlo
tanto cualitativa o cuantitativamente; que, en el primer caso, cuando la ley penal es más
benigna respecto a los elementos integrantes del tipo, sean estos objetivos o subjetivos;
y, en el segundo supuesto, cuando la ley penal es más benigna respecto a la entidad
de la pena, siendo este último supuesto, materia de análisis y pronunciamiento” (R. N.
N° 1966-2004-Callao, del 17/08/2004, f. j. 2, Sala Penal Permanente).

J 0114 Consecuencia de la desincriminación de un delito: “La desincriminación de un


delito por la nueva ley da lugar al sobreseimiento del juicio, es decir la acción penal no
puede proseguirse por cuanto la acción cometida ha dejado ser delito” (Exp. N° 690-82-
Loreto, del 14/03/1983).

109
A rt. 8 L ibro primero / Parte general

JURISPRUDENCIA EXTRANJERA
J 0115 Clases de n orm as p e n a le s m ás ben ign as: “Se entiende que es más benigna
la ley que excluye la pena eliminando el hecho del catálogo de delitos o agregándole
a la figura delictiva elementos nuevos o poniendo mayores exigencias para la persecu­
ción penal del hecho o favoreciendo su extensión o ampliando su causa de impunidad.
También lo es la que establece una pena menos severa, sustituyendo la vigente por una
especie menos grave, o por otra de la misma especie, pero de menor duración o de ejecu­
ción más favorable” (Suprema Corte de Mendoza, Sala II del 19/09/1973. En: ZAFFA-
RONI, E .yB A lG Ú N , D. (2002). Código Penal. Hammurabi, Buenos Aires, p. 73).

---------------- § -----------------

ARTÍCULO 8 Leyes tem porales


Las leyes destinadas a regir solo durante un tiempo determinado se aplican a todos
los hechos cometidos durante su vigencia, aunque ya no estuvieren en vigor, salvo
disposición en contrario.
N ormas concordantes
C: arts. 103, 139 inc. 11); C P: art. 6; C P P 2 0 0 4 : art. V II

DOCTRINA

Sumario: Precisiones conceptuales / Fundamento / Características.

Precisiones conceptuales: ROXIN, C. (1997). Derecho Penal. Parte general.


Traducción de la 2a edición alemana y notas por Diego Manuel Luzón Peña, M. Díaz y
García Conlledo y Javier de Vicente Remesal. Madrid: Civitas, §10/58, p. 168. “Las leyes
temporales son aquellas leyes que de antemano solo van a estar vigentes en un determi­
nado periodo de tiempo, ya sea porque la fecha en la que dejarán de estar en vigor esté
fijada en la propia ley con arreglo a un calendario o coincidiendo con un determinado
acontecimiento (leyes temporales en sentido estricto), o bien porque sea reconocible que
las mismas se ciñen a situaciones temporales especiales y quedarán sin objeto con la desa­
parición de estas (leyes temporales en sentido amplio). Ambos supuestos tienen en común
que estas leyes, con el transcurso de su periodo limitado de vigencia, van a dejar automá­
ticamente de estar en vigor, si no se dispone expresamente lo contrario”.

luiinr Fundamento: CEREZO MIR, J. (2004). Curso de Derecho Penal español.


Parte general. 6a edición. Tomo I. Madrid: Tecnos, p. 236. “El problema de la ley inter­
media se plantea cuando al cometerse el hecho delictivo estaba en vigor una ley penal
que fue derogada posteriormente por otra más favorable, pero en el momento del juicio
está había sido a su vez derogada y sustituida por otra más severa. [...] La opinión domi­
nante defiende el criterio de la aplicación de la ley penal intermedia. Criterio que, a mi

110
A plicación temporal A rt. 8

juicio, carece de base pues la ley intermedia no estaba en vigor en el momento de la reali­
zación de la conducta delictiva y ha sido ya derogada en el momento del juicio. Es cierto
que dicha medida puede dar lugar a resultados comparativamente injustos, por la mayor o
menor lentitud de los procesos, pero la utilización de la ley intermedia como término de
comparación carece de fundamento”.

_I)_ 00()K
_ _ _ Características: VILLA STEIN, J. (2014). Derecho Penal. Parte general.
Lima: Ara, p. 230. “Las leyes son temporales propiamente, cuando responden a necesi­
dad de ciertos plazos en procura de un buen gobierno. Tal es el caso de las leyes financie­
ras, tributarias, policiales e incluso de política criminal, como leyes penales premíales o
de arrepentimiento terrorista, etc.”.

JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Retroactividad y ultractividad de la norma penal.


CORTE SUPREMA: Ultractividad de las normas penales / Aplicación del principio de
ultractividad / Aplicación de la ley más favorable en caso de conflicto de leyes pena­
les. JURISPRUDENCIA EXTRANJERA: Efectos ultraactivos de las leyes temporales
(leyes de emergencia).

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
J 0116 Retroactividad y ultractividad de la norma penal: “[...] Toda norma jurídica
desde su entrada en vigencia es de aplicación a las situaciones jurídicas existentes, y que
la teoría de los derechos adquiridos tiene una aplicación excepcional y restringida en
nuestro ordenamiento jurídico, pues únicamente se utiliza para los casos que de manera
expresa señala la Constitución, tal como ya lo ha establecido el Tribunal Constitucional
cuando determinó que ‘ [...] la aplicación ultractiva o retroactiva de una norma solo es posi­
ble si el ordenamiento lo reconoce expresamente -a un grupo determinado de personas.-
que mantendrán los derechos nacidos al amparo de la ley anterior porque así lo dispuso el
Constituyente —permitiendo que la norma bajo la cual nació el derecho surta efectos, aun­
que en el trayecto la norma sea derogada o sustituida-; no significando, en modo alguno,
que se desconozca que por mandato constitucional las leyes son obligatorias desde el día
siguiente de su publicación en el Diario oficial [...]”’ (STC Exp. N°00008-2008-PI/TC,
caso: Angel Agustín Solazar Piscoya y doña Sandrita Najar Kokally, en representación
de 10 388 ciudadanos. Demanda de inconstitucionalidad contra diversos artículos y dis­
posiciones de la Ley N° 29062 - Ley que modifica la Ley del Profesorado en lo referido a
la Carrera Pública Magisterial, del 22/04/2009, f. j. 73).

CORTE SUPREMA
J 0117 Ultractividad de las normas penales: “[...] Agrega que si bien es cierto tales
dispositivos entraron en vigencia después de ocurrido los hechos, se debe tener presente
que las normas procesales se aplican desde su entrada en vigencia incluso a los procesos
en trámite” (R. N. N° 2448-2005-Lima, del 12/09/2005, f. j. 1, Sala Penal Transitoria).

111
A rt. 9 L ibro primero / Parte general

J 0118 Aplicación del principio de ultractividad: “[...] Que, conforme a lo preceptuado


por el inciso décimo primero del artículo 139 de la Constitución Política del Estado, con­
cordante con el numeral 6 del Código Penal, en caso de conflicto en el tiempo de leyes
penales, se aplicará lo más favorable al reo; que, en el presente caso, se imputa al acusado
[...], el delito de extorsión, ilícito ocurrido los días cinco y seis de julio de 1985, encon­
trándose previsto en el artículo 249 del Código Penal de 1984, con penas alternativas de
penitenciaría no mayor de 6 años o prisión no menor de un año ni mayor de seis años;
que, el Código Penal vigente sanciona dicha conducta en el artículo 200, inciso cuarto,
con pena privativa de la libertad no menor de doce años ni mayor de veinte años; que
siendo esto así, es de aplicación al caso materia de autos la primera norma legal invo­
cada ser por más favorable al reo, en atención al principio de ultractividad benigna” (R. N.
N° 1793-98-Huánuco, del 28/01/1999, Sala Penal).

J 0119 Aplicación de la ley más favorable en caso de conflicto de leyes penales: “El
artículo 173 inciso 3 del Código Penal ha sufrido diversas modificaciones, siendo la pri­
mera el Decreto Legislativo N° 896, del 24 de mayo de 1998, posteriormente la Ley
N° 27472, del 5 de junio del 2001, estableció una pena más benigna fijando el mínimo
legal en diez años y un máximo de quince años, y posteriormente la Ley N° 27507, del
13 de junio del 2001, restableció las penas del Decreto Legislativo número 896; de modo
que al existir un conflicto de leyes penales, debe aplicarse la más favorable al reo, de
conformidad con lo dispuesto en el artículo 103 de la Constitución Política y sexto del
Código Penal, siendo aplicable al presente caso la Ley número 27472” (R. N. N° 907-
2003-San Martín. En: RO JAS VARGAS, F. (2005). Jurisprudencia penal comentada.
Tomo II. Idemsa, Lima, p. 134).

JURISPRUDENCIA EXTRANJERA
J 0120 Efectos ultraactivos de las leyes temporales (leyes de emergencia): “Las dis­
posiciones legales calificadas como de ‘emergencia’ deben por principio tener aplicación
ultraactiva, pues la institución de la ley transitoria (temporal y excepcional) lleva implí­
cito el designio de su real efectividad con relación a los actos punibles cometidos den­
tro de los plazos previstos, intención que debe mantenerse mientras ese propósito legis­
lativo no se declare insubsistente en forma inequívoca, por un acto de abrogación de la
ley penal” (Cámara Nacional de Apelaciones en lo Penal Económico de la Capital Fede­
ral, Sala IIIdel 02/08/1971. En: ZAFFARONI, E. y BAIGÚN, D. (2002). Código Penal.
Hammurabi, Buenos Aires, p. 80).

ARTÍCULO 9 M om ento de com isión del delito


El momento de la comisión de un delito es aquel en el cual el autor o partícipe ha
actuado u omitido la obligación de actuar, independientemente del momento en que
el resultado se produzca.

112
A plicación temporal A rt. 9

N ormas concordantes
C: art. 2 inc. 24) lit. d); C P : arts. 80, 81, 82; C de P P : art. 5; C P P 2 0 0 4 : art. V II

DOCTRINA

Sumario: Momento de comisión del delito (implicancias dogmáticas y legales).

I) 0061 Momento de comisión del delito (implicancias dogmáticas y legales):


VILLA STEIN, J. (2014). D erecho Penal. P arte general. Lima: Ara, pp. 231-232. “La
doctrina peruana y la disposición contenida en el artículo 9 del Código Penal, por influen­
cia del Código Penal portugués, estima que el momento de la comisión de un delito es
aquel en que el autor ha actuado lesionando o poniendo en peligro el bien jurídico. El
legislador peruano tomó partido por la teoría de la acción lesionante. No se toma en consi­
deración la llamada teoría del resultado según la cual es en esta oportunidad -la del resul­
tado- la del momento del hecho delictivo. La teoría de la acción no es aquella en que se
manifiesta la voluntad, pues ella se puede manifestar de muchas formas sin que se dé ini­
cio a los actos ejecutivos, después del momento en que el autor cesó la acción típica, sea
dolosa o culposa, en el caso de las omisiones, cuando cese para el autor el deber de actuar
[...]. Para el partícipe, en cambio, el momento será aquel en que prestó su aporte, a con­
dición que se realice la acción principal. Para cada partícipe debe comprobarse en forma
separada el momento de la comisión”.

I) 0070 Momento de comisión del delito (implicancias dogmáticas y legales): NOEL


COSTAL, M. y BUTELER, E. (2002). “Ámbitos de validez de la ley penal”. En: LAS-
CANO, C. (Director) D erecho Penal. P a rte general. Córdova: Advocatus, p. 191. “La
validez temporal de la ley penal exige determinar cuál es el momento de comisión del
delito, a los fines de establecer cuál era la ley vigente en ese momento y, en consecuencia,
la aplicable al caso. [...] La doctrina dominante sostiene que deberían tenerse en cuenta:
en el caso de los tipos de comisión, el momento de ejecución de la acción y en el caso
de tipos de omisión, el momento en que debía realizarse la acción omitida. Sin embargo,
la determinación del momento de comisión del delito, plantea una problemática especial
cuando nos encontramos frente a un delito continuado, es decir, el formado con un solo
delito a partir de sucesivos hechos dependientes, idénticos o similares que se extienden
en el tiempo, frente a un delito permanente, el cual no se concluye con la realización del
tipo, sino que se mantiene, por la voluntad delictiva del autor, tanto tiempo como subsiste
en el estado antijurídico creado por él”.

glHj JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Momento de la comisión del delito y aplica­


ción de la ley penal / Comisión de un delito en un determinado periodo. CORTES
SUPERIORES: Momento de comisión de un delito.

113
A rt. 9 L ibro primero / Parte general

TRIBU N A L CONSTITUCIONAL

J 0121 Momento de la comisión del delito y aplicación de la ley penal: “Precisada


esta regla general, debe aclararse que, tratándose de normas de Derecho Penal material,
rige para ellas el principio ‘tempns delicti comissV, que establece que la ley aplicable es
aquella vigente al momento de cometerse el delito, lo que es acorde con el artículo 2 de
la Constitución, literal ‘d’ del numeral 24, que prescribe que nadie será procesado ni con­
denado por acto u omisión que al tiempo de cometerse no esté previamente calificado en
la ley, de manera expresa e inequívoca, como infracción punible, ni sancionado con pena
no prevista en la ley. Se instituye así un razonable tratamiento de la libertad y de la auto­
nomía personal, fijando límites de aplicación a las normas punitivas” (STCExp. N°2196-
2002-HC/TC-Lima, caso: Carlos Saldaña Saldaña, del 10/12/2003, f. j. 7).

J 0122 Comisión de un delito en un determinado periodo: “El Tribunal considera que


el auto de apertura de instrucción, [...] sí se encuentra debidamente motivado. Toda vez
que expresa que el recurrente adjuntó un certificado de trabajo falso al curriculum vitae
que presentó para inscribirse como postulante al cargo de juez de paz letrado en el año
2004, en el concurso público de selección y nombramiento [...], anunciada por el Consejo
Nacional de la Magistratura, donde luego de ser evaluado lúe nombrado juez de paz
letrado de Andahuaylas, distrito de Apurímac. Dicho proceso tuvo una fecha de inicio y
otra de término, lo que significó un lapso del 12 al 14 de mayo de 2004 correspondiente
al plazo establecido para las inscripciones al mencionado concurso público; por consi­
guientes, los hechos delictuosos se habrían perpetrado dentro de dicho periodo o lapso
de tiempo, lo cual fue ratificado en la sentencia condenatoria de fecha 5 de setiembre de
2012 por el delito de falsedad ideológica [...]” (STC Exp. N° 03872-2013-PHC/TC-Are-
quipa, caso: Jorge Baltazar Villanueva Cárdenas, del 18/07/2014, f. j. 3.3).

CO RTES SU PER IO R ES

J 0123 Momento de comisión de un delito: “El equivalente valor del daño causado en
moneda nacional al tipo de cambio al momento de la realización de los hechos no sobre­
pasaba la exigencia típica del delito de daños, esto es, que al momento del hecho, este no
constituía delito, y si bien el tipo de cambio ha variado, dicha circunstancia no puede ser
en perjuicio del imputado, dado que el momento de la comisión de un delito es aquel en el
cual el autor o partícipe ha actuado u omitido la obligación de actuar, independientemente
del momento en que el resultado se produzca” (Exp. N° 4149-98-A-Lima, del 16/11/1998,
Sala Penal de la Corte Superior de Lima).

J 0124 Momento de la comisión de un delito: “Que, teniendo en cuenta que el artículo


9 del cuerpo de leyes antes acotado, establece que el momento de la comisión de un delito
es aquel en el cual el autor o partícipe ha actuado u omitido la obligación de actuar, es del
caso precisar, que el delito instruido se materializó [...] el día en que se aceptan las cam­
biales [...]” (Exp. N°4395-97-Lima, del 08/01/1998,/. j. 2, Sala Penal de la Corte Supe­
rior de Lima).

114
C A P ÍT U L O III
A P L IC A C IÓ N P E R S O N A L

ARTÍCULO 10 Principio de igualdad ante la ley penal


La Ley Penal se aplica con igualdad. Las prerrogativas que por razón de la función
o cargo se reconocen a ciertas personas, habrán de estar taxativamente previstas en
las leyes o tratados internacionales.
N ormas concordantes
C: arts. 2 inc. 2); 93, 99, 117; CPP 2 00 4 : m is. I inc. 3, I X inc. 1; C E P : arts. V, X ; D U D H :
art. 7; C A D H : art. 24; P ID C P : m i. 14

DOCTRINA

Sumario: Naturaleza del trato diferenciado a ciertas personas / Naturaleza de las prerrogativas
que ciertas personas tienen ante la ley / Fines de las prerrogativas que ciertas personas
tienen ante la ley.

I) 0071 Naturaleza del trato diferenciado a ciertas personas: BUSTOS RAMÍREZ, J.


(2004). Derecho Penal. Parte general. Tomo I. Lima: Ara, p. 617. “El objetivo de las
inmunidades es proteger a ciertas personas en sus funciones públicas. Tienen una natura­
leza procesal y se concretan en el hecho de que dichas personas no pueden ser detenidas
ni juzgadas sin previa autorización del órgano estatal al que pertenecen”.

1) 1)1(72 Naturaleza de las prerrogativas que ciertas personas tienen ante la ley:
CUELLO CONTRERAS, J. (2002). E l Derecho Penal español. Parte general. 3a edi­
ción. Madrid: Dykinson, p. 281. “La idea de inmunidad recoge una serie de privilegios
tales como la prohibición de detener a un parlamentario, salvo que se trate de un delito fla­
grante, o la exigencia de obtener autorización de la Cámara a que pertenece el parlamen­
tario de la nación (suplicatorio) antes de poder procesarlo por la comisión de cualquier
delito. Aquí no se trata, a diferencia de las inviolabilidades, de que la responsabilidad por
actos relacionados con la actividad parlamentaria, ni de excluir la responsabilidad penal
del Parlamento, sino de someterla a controles que impidan utilizar la puesta en marcha del
aparato policial o judicial para dificultar la presencia de aquel en el Parlamento”.

1)0(173 Fines de las prerrogativas que ciertas personas tienen ante la ley: CASTI­
LLO ALVA, I. L. (2004). “Principio de igualdad ante la ley penal”. En: Código Penal
comentado. Tomo I. Lima: Gaceta Jurídica, p. 362. “Las prerrogativas impiden la per­
secución y sanción penales de quienes gozan de dicha prerrogativa, únicamente cuando
los hechos que generarían responsabilidad penal son cometidos en el ejercicio de sus
funciones, las prerrogativas (inviolabilidad) buscan garantizar en esa medida el ejerci­
cio libre de las funciones de los funcionarios estatales de mayor nivel, de forma tal que
la independencia de su actuación quede protegida contra intromisiones de los poderes

115
A rt . 10 L ibro primero / Parte general

públicos o de Estados extranjeros. Tal prerrogativa es reconocida, a nivel interno, para los
congresistas de la República, estatus que se extiende a los magistrados del Tribunal Cons­
titucional y al Defensor del Pueblo”.

pije-, JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Igualdad en la aplicación de la ley como límite


del accionar de los órganos jurisdiccionales / Principio de igualdad e inmunidad parla­
mentaria / Prerrogativa del antejuicio político / Proceso de antejuicio político / Juicio
político por infracción constitucional. CORTE SUPREMA: Principio de igualdad ante
la ley enfocado desde la participación de los particulares en los delitos especiales de
infracción de deber / Distinción entre los conceptos de trato diferenciado y trato discri­
minatorio. JURISPRUDENCIA EXTRANJERA: Contenido del principio de igualdad
ante la ley.

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
J 0125 Igualdad en la aplicación de la ley como límite del accionar de los órganos
jurisdiccionales: “F. J . 5. El derecho a la igualdad, reconocido en el artículo 2, inciso 2
de la Constitución, tiene dos facetas: igualdad ante la ley e igualdad en la aplicación de
la ley. Mientras la primera constituye un límite al legislador, la igualdad en la aplicación
de la ley se configura como límite al accionar de los órganos jurisdiccionales o adminis­
trativos, exigiendo que los mismos, al momento de aplicar las normas jurídicas, no atri­
buyan distintas consecuencias jurídicas a dos supuestos de hecho que sean sustancial­
mente iguales [...]. El presente caso se configura como uno de igualdad en la aplicación
de la ley. F. J. 6. Sin embargo, constituye un requisito para que se configure la exigen­
cia del órgano jurisdiccional de aplicar el mismo criterio de dos casos similares derivados
del principio de igualdad, que se trate del mismo juez, ya que en caso contrario se estaría
atentando contra el principio de autonomía judicial, reconocido en el artículo 139, inciso
2 de la Constitución. Como lo ha señalado este Tribunal Constitucional: ‘La independen­
cia judicial debe ser entendida como aquella capacidad autodeterminativa para proceder a
la declaración del derecho, juzgando y haciendo ejecutar lo juzgado, dentro de los marcos
que finjan la constitución y la ley’. F. J . 8. En ese orden de ideas el contenido del dere­
cho a la igualdad en la aplicación de la ley por parte de los órganos jurisdiccionales exige,
entre otros requisitos, que se trate de los mismos jueces. Asimismo, solo será exigible a
un juez suscribir el criterio plasmados en una resolución jurisdiccional emitida por otro
en caso de que se trate de sentencias con contenido vinculante como las expresadas en el
párrafo precedente” (STCExp. N ° 02593-2006-PHC/TC-Huámico, caso: Clever Inocen­
cio Retís, del 05/01/2009, ff. jj. 5, 6 y 8).

J 0126 Principio de igualdad e inmunidad parlamentaria '. “Que la inmunidad parla­


mentaria es una prerrogativa de los miembros del Poder Legislativo, consistente en la
imposibilidad de que sean procesados o detenidos salvo flagrante delito previo levanta­
miento de la inmunidad por parte del correspondiente Poder Legislativo. De este modo,
se configura como un impedimento procesal para la apertura de la instrucción penal cuya

116
Aplicación personal A rt. 10

estricta observancia constituye un elemento de especial importancia del procedimiento


preestablecido por la ley y, desde tal perspectiva, como atributo integrante del derecho al
debido proceso” (STC Exp. N° 1011-2000-HC/TC-Lima, caso: Francisco Javier Errázu-
riz Talavera, del 18/01/2001, f. j. 1).

J 0127 P rerrogativa d el antejuicio p o lítico : “La Constitución ha recogido en su artículo


99 la institución del antejuicio político y, en ese sentido, ha regulado expresamente que
corresponde a la Comisión Permanente acusar ante el Congreso: al Presidente de la Repú­
blica; a los representantes a Congreso; a los Ministros de Estado; a los miembros del Tribu­
nal Constitucional; a los miembros del Consejo Nacional de la Magistratura; a los vocales
de la Corte Suprema; a los fiscales supremos; al Defensor del Pueblo y al Contralor Gene­
ral por infracción de la Constitución y por todo delito que cometan en el ejercicio de sus
funciones y hasta 5 años después de que hayan cesado en estas. Este Tribunal ha señalado
en la sentencia recaída en el Expediente N° 0006-2003-AI/TC que el antejuicio es una pre­
rrogativa funcional de la que gozan determinados funcionarios, con el propósito de que no
puedan ser procesados ante la judicatura penal por los delitos cometidos en el ejercicio de
sus funciones, sin que medie un procedimiento con las debidas garantías procesales ante
el Congreso de la República y la consecuente acusación del propio Legislativo. Por otro
lado, el artículo 93 de la Constitución establece la exención de arresto y de juzgamiento
para los congresistas de la República sin la previa autorización del Congreso o de la Comi­
sión Permanente, desde que son elegidos hasta un mes después de haber cesado en sus
funciones (excepto por delito flagrante). Al respecto, este Tribunal ha señalado en la sen­
tencia recaída en el Expediente N° 0006-2003-AI/TC que la inmunidad parlamentaria con­
tenida en dicho precepto constitucional ‘es una garantía procesal penal de carácter político
de la que son titulares los cuerpos legislativos de un Estado a favor de sus miembros, de
forma tal que estos no puedan ser detenidos ni procesados penalmente, sin la aprobación
previa del Parlamento, pues su objeto es prevenir aquellas detenciones o procesos penales
que, sobre bases estrictamente políticas, pretendan perturbar el debido funcionamiento del
Congreso o alterar su conformación’. Y es que dichos altos funcionarios están protegidos
ante cualquier tipo de ataques injustificados que puedan hacerlos desatender sus principa­
les cometidos funcionales, no obstante tal protección debe guardar coherencia con la igual­
dad que tienen con el resto de peruanos, tal como lo reconoce el artículo 2 de la Constitu­
ción, ya que desde el punto de vista constitucional ‘solo en la medida que la prerrogativa
proteja a la persona por la función que cumple en la sociedad, podrá ser aceptado algún
tipo de protección especial’ [Cfr. STC Exp. N° 0026-2006-PI/TC]. Entonces, en el texto
constitucional se han establecido diversas formas de inmunidad para los altos funcionarios
del Estado, como la exención de arresto y juzgamiento para los congresistas (art. 93), la
acusación constitucional por delitos de función o infracción constitucional (arts. 99) [Cfr.
STC Exp. N° 0026-2006-PI/TC]” (STC Exp. N° 03899-2010-PHC/TC-Lima, caso: Óscar
Elíseo Medelius Rodríguez, del 10/10/2011, f j . 3).

J 0128 P ro ceso de antejuicio p o lítico : “F. J . 2. [...] Existen dos tipos de pronuncia­
miento mediante los cuales se puede acusar a ciertos altos funcionarios del Estado. Estos
son el antejuicio político y el juicio político, que son de distinta naturaleza y alcance. En
relación al antejuicio político, el artículo 99 de la Constitución señala que ‘corresponde

117
A rt. 10 L ibro primero / Parte general

a la Comisión Permanente acusar ante el congreso: al Presidente de la República, a los


representantes del congreso, a los Ministros de Estado, a los miembros del Tribunal Cons­
titucional, a los miembros del Consejo Nacional de la Magistratura, a los vocales de la
Corte Suprema, a los Fiscales Supremos, al Defensor del Pueblo y al Contralor Gene­
ral por infracción de la Constitución y por todo delito que cometan en el ejercicio de sus
funciones y hasta cincos años después de que hayan cesado en estas’. F. J. 3. Sobre el par­
ticular este tribunal ha precisado que el antejuicio político constituye una prerrogativa o
privilegio de los altos funcionarios citados en el referido artículo 99 de la Constitución,
que consiste en que no pueden ser procesados -válidamente- por la jurisdicción penal
ordinaria por la comisión de un delito si antes no han sido sometidos a un procedimiento
político jurisdiccional ante el Congreso de la República en el que se haya determinado la
verosimilitud de los hechos materia de acusación y que estos se subsuman en uno o más
tipos penales de orden funcional [...] sobre esta base, se concluye que es el Congreso el
órgano constitucional encargado —a través de un procedimiento establecido- de dejar sin
efecto el privilegio de alto funcionario y de ponerlo a disposición de la jurisdicción penal
ordinaria mediante una resolución acusatoria, acto a partir del cual se puede formalizar
denuncia penal y dar inicio al proceso penal” (STCExp. N° 00030-2010-PHC/TC-Lima,
caso: Lara Chienda Elias Moisés, del 11/10/2010, ff. jj. 2 y 3).
J 0129 Ju icio p o lítico p o r infracción constitucional: “F. J. 18. [E]l Tribunal Constitu­
cional considera que la función congresal sancionadora, prevista en el primer párrafo del
artículo 100 de la Constitución, no solo puede ser ejercida en aquellos casos en los que
exista una sentencia condenatoria emanada del Poder Judicial, por los delitos funciona­
les en que incurran los funcionarios previstos en su artículo 99, sino también en los casos
en que se configuren responsabilidades eminentemente políticas, aun cuando no exista
la comisión de un delito de por medio. Y es que si bien la función punitivo-jurisdiccio-
nal es privativa del Poder Judicial (aquella que puede sancionar sobre la base de la ‘razón
jurídica’), la función político-punitiva (aquella que puede sancionar sobre la base de la
‘razón política’) no lo es. Y no podría serlo, pues justamente el principio de separación
de poderes es el que garantiza la ausencia de toda valoración política en las decisiones
del Poder Judicial. F. J . 19. Lo expuesto permite afirmar que en la Carta Fundamental
no solamente se encuentra consagrado el antejuicio, sino también el juicio político, esto
es, aquel que permite iniciar un procedimiento a los funcionarios enumerados en su ar­
tículo 99, en razón de las ‘faltas políticas’ cometidas en el ejercicio de sus funciones, con
la finalidad de ‘retirar el poder de quien hace mal uso de él e impedir que [...] pueda ser
reinvestido de poder en el futuro’. [...] ‘se lo denomina juicio ‘político’ [...] Porque no es
un juicio penal; en él no se persigue castigar sino separar del cargo; no juzgar un hecho
como delictuoso, sino una situación de gobierno como inconveniente para el Estado’ [...].
F. J . 20. Esa es la manera como se debe interpretar la previsión constitucional según
la cual está permitido acusar a los referidos funcionarios públicos por ‘infracción de la
Constitución’. Y es que toda falta política en que incurran los funcionarios que componen
la estructura orgánica prevista en la Carta Política, compromete peligrosamente el ade­
cuado desenvolvimiento del aparato estatal. En estos casos, la razón del despojo del cargo
no tiene origen en la comisión de un delito, sino en la comisión de faltas que aminoran, en
grado sumo, la confianza depositada en el funcionario, la que debe ir indefectiblemente
ligada al cargo que ostenta” (STC Exp. N° 0006-2003-ÁI/TC-Lima, caso: 65 congresistas

118 -
A plicación personal A rt. 10

de la República. Acción de inconstitncionalidad contra el inciso " J” del artículo 89 del


Reglamento del Congreso, del 01/12/2003, ff. jj. 18, 19 y 20).

CORTE SUPREMA
J 0130 Principio de igualdad ante la ley enfocado desde la participación de los par­
ticulares en los delitos especiales de infracción de deber: “Que, la participación de los
particulares en los delitos especiales de infracción de deber, se fundamenta en virtud de la
lesión o puesta en peligro del bien jurídico administración pública, es decir, en la infrac­
ción del deber de no dañar, esto es, que la administración puede ser dañada no solo por
los intraneus que se encuentran en una situación prevalente en relación al bien jurídico,
sino también por los particulares que se encuentran fuera del sistema administrativo; de
ahí que ambos responden como partícipes por haber generado riesgos prohibidos; de este
modo es como se materializa el principio constitucional de igualdad ante la ley, y por
ende a ser sancionados sin prelación alguna: los funcionarios públicos como autores y
los segundos como partícipes; que, tampoco se violenta el principio de legalidad, pues,
si bien ello impide que los particulares sean considerados autores de delitos especiales
(por que los tipos solo se dirigen a los funcionarios, salvo la corrupción del artículo 400
del Código sustantivo en que puede ser cometido por cualquiera), no restringe la partici­
pación de ambos en la comisión de un delito especial; que la calidad de agente no tiene
relevancia en las reglas de participación; el estatus de intraneus solo es importante para
los efectos de la autoría, en cambio, en la participación lo que determina la imputación es
la creación de riesgos de peligro o de lesión sobre el bien jurídico” (R. N. N° 4166-2004-
Lima, del 27/04/2005, f. j. 6, Sala Penal Transitoria).

J 0131 Distinción entre los conceptos de trato diferenciado y trato discriminatorio:


“La calidad de miembro de la Policía Nacional constituye una circunstancia agravante
si incurre en delito común. Dicha agravante no viola el principio de igualdad ante la ley,
pues la calidad de miembro de la institución tutelar del orden impone deberes especiales
que obligan frente a la sociedad, lo que no debe confundirse con una condición discrimi­
natoria que se recusa” (Exp. N° 3319-95-Lambayeque. En: RO JJASIPELLA, C. (1997).
Ejecutorias supremas penales. Legrima. Lima, p. 122).

JURISPRUDENCIA EXTRANJERA
J 0132 Contenido del principio de igualdad ante la ley: “No toda desigualdad de trato
en la Ley o en aplicación de la Ley supone una infracción del artículo 14 C.E., sino solo
aquella que introduce una diferencia entre situaciones de hecho que puedan considerarse
iguales y que carezcan de justificación objetiva y razonable; en consecuencia, la apre­
ciación de una violación del principio de igualdad jurídica exige constatar; en primer
lugar, si los actos o resoluciones impugnados dispensan de un trato diferente a situa­
ciones iguales y; en caso de respuesta afirmativa, si la diferencia de trato tiene o no una
fundamentación objetiva y razonable [...]” (Sentencia del Tribunal Supremo español del
19/04/1989. En: CONDE-PUMPIDO FERREIRO, C. (1997). Código Penal: Doctrina
y jurisprudencia. Tomo I. Trivium, Madrid, p. 51).

119
TÍTULO II
DEL HECHO PUNIBLE

C A P ÍT U L O I
B A S E S DE L A P U N IB IL ID A D

B5EEÜ Definición de delitos y faltas


Son delitos y faltas las acciones u omisiones dolosas o culposas penadas por la ley.
N ormas concordantes
C: art. 2 inc. 24) lit. d); CPP2004: arts. 17, 30; C de PP: art. 59

DOCTRINA

Sumario: Funciones del artículo 11 del CP / Principios que subyacen en el artículo 11 del CP.

D 0074 Funciones del artículo 11 del CP: JIMENEZ DIAZ, M. J. (1999). “Comen­
______
tario al artículo 10 español”. En: COBO DEL ROSAL, M. (Director). Comentarios a l
Código P enal de 1995. Madrid: Edersa, p. 377 y ss. “Como carácter general puede afir­
marse que el artículo 11 del CP peruano (10 de España) goza de una trascendencia incues­
tionable, por cumplir, al menos, tres funciones fundamentales: garantista, definitoria, y
de cobertura para el caso fortuito. La función garantista del artículo 10 del Código Penal
español supone la afirmación de dos importantes principios, el de legalidad y el de cul­
pabilidad. La función definitoria y normativa consagra una definición legal del delito,
siendo imposible prescindir de ella si se quiere realizar una construcción dogmática del
delito coherente con el Derecho Penal vigente. Siendo aún más precisos, el artículo 11
formula un concepto genérico de infracción penal comprensivo tanto de las que tienen
carácter grave (delitos) como las que tienen carácter leve (faltas). La función de cober­
tura se manifiesta mediante la exigencia que concurran el dolo o la imprudencia para que
haya delito, siendo esta exigencia más que suficiente para determinar la impunidad del
caso fortuito”.

_I)_ 1)1)75
_ _ _ Funciones del artículo 11 del CP: CASTILLO ALVA, J. L. (2004). “Cla­
ses de infracciones: por comisión u omisión dolosas o culposas penadas por la ley”. En:
C ódigo P enal com entado. Tomo I. Lima: Gaceta Jurídica, p. 383. “El principio de respon­
sabilidad subjetiva no se encuentra recogido de manera unitaria y explícita en alguna dis­
posición del Código Penal. Sin embargo, su construcción puede lograrse en virtud de una
interpretación sistemática del Código Penal. Una de ellas, que es la más clara, precisa­
mente la constituye el artículo 11 (título II, capítulo I), que prescribe: ‘Son delitos y faltas
las acciones u omisiones dolosas o culposas penadas por la ley’. Además de servir este ar­
tículo de asidero legal para el principio de legalidad y el principio del hecho, consagra un

121
A rt. 11 L ibro primero / Parte general

referencia directa al principio de responsabilidad subjetiva cuando exige que las acciones
sean dolosas o culposas”.

i) nin. Principios que subyacen en el artículo 11 del CP: CASTILLO ALVA, J. L.


(2004). “Clases de infracciones: por comisión u omisión dolosas o culposas penadas por
la ley”. En: Código Penal comentado. Tomo I. Lima: Gaceta Jurídica, p. 367. “El Código
Penal peruano consagra en el artículo 11 una regla político-criminal y dogmática de suma
trascendencia en la medida en que establece de modo parco, pero esencial, tres princi­
pios jurídico-penales: a) El principio del hecho propio; b) El principio de responsabi­
lidad subjetiva, y c) El principio de responsabilidad subjetiva. En efecto, tras la referencia
que: ‘son delitos y faltas las acciones u omisiones dolosas o culposas penadas por la ley’.
Se esconde un valioso postulado político-criminal que establece los tres principios más
importantes del Derecho Penal en cualquier país que se precie de civilizado y que marcan
el derrotero de toda legislación penal, precisando una garantía al ciudadano respecto a las
condiciones y a los presupuestos de toda legislación penal”.

¡lUj JURISPRUDENCIA

Sumario: EJECUTORIA SUPREMA VINCULANTE: Elemento subjetivo del delito y su prueba


en el proceso penal. CORTE SUPREMA: Teoría del consentimiento y de la probabili­
dad para determinar el dolo eventual / Error de tipo vencible / Elementos para la deter­
minación del tipo objetivo de los delitos culposos / Deber objetivo de cuidado en los
delitos imprudentes / Configuración de la imputación objetiva en las actuaciones impru­
dentes / Falta de dolo y de impmdencia en los resultados fortuitos causados por la natu­
raleza. CORTES SUPERIORES: Diferencia entre dolo eventual y culpa consciente /
Elementos típicos de los delitos culposos / Concepto de imprudencia y delitos culposos
de tráfico rodado.

EJECUTORIA SUPREMA VINCULANTE


J 0133 E lem en to subjetivo d e l delito y su p ru e b a en e l p ro c e so p e n a l: “F. J. 4.1. La
imputación subjetiva se centra en determinar si el autor actuó con dolo, entendido como
el conocimiento exigido al sujeto según su rol en un caso concreto; y, la culpa, entendida
como el no conocer que la acción es delictiva, pero que es posible de exigir en función a
la posición del imputado en el contexto de la acción por el realizada. F. J. 4.2. Un error
común al momento de evaluar el elemento subjetivo del delito es obviar su prueba, y dar
por supuesto o probado el elemento subjetivo. Ello puede constatarse al observar una
resolución y analizar que el juzgador centra todos sus argumentos en la imputación obje­
tiva, descuidando la argumentación en el plano subjetivo. F. J. 4.3. La prueba del dolo en
el proceso penal va de la mano del concepto que se tenga de dolo. Si se parte de conside­
rar un concepto eminentemente subjetivo de dolo (que ponga un énfasis en el elemento
volitivo), entonces existirá un serio problema de prueba, porque no es posible -a l menos
no con los métodos de la ciencia técnica actual- determinar que es aquello que el sujeto
deseó al momento de realizar la acción. F. J. 4.4. El problema de la prueba del dolo será
distinto en el caso de que el concepto sea de corte normativo. Ya no se buscará determinar

122 -
B ases de la punibilidad A rt. 11

el ámbito intemo del procesado, sino que el énfasis de centrará en la valoración extema
de la conducta, vale decir, en la imputación. F. J. 4.5. En una concepción normativa del
dolo, la prueba buscará determinar si el sujeto, según el rol que ocupa en el contexto con­
creto, tenía o no conocimiento de que la acción que realizada era constitutiva de un delito.
F. J. 4.6. Por ejemplo, si un policía tiene un arma y dispara a un delincuente en la cabeza,
de forma innecesaria más aún cuando el delincuente estaba desarmado podríamos consi­
derar que estamos frente a un hecho doloso. En este caso, el policía sabe que el disparo
que el realiza tendrá como efecto la muerte de la persona. F. J. 4.7. Tradicionalmente el
dolo se ha definido como conciencia y voluntad de la realización de una conducta obje­
tivamente típica. En el dolo, la relación es directa tanto en la causal como en lo culpa­
ble, por ello el agente conoce el resultado delictivo y lo quiere, para actuar dolosamente
no es suficiente con el conocimiento de los elementos del hecho típico es preciso querer
realizarlo. Es la concurrencia de esta voluntad lo que fundamenta el mayor desvalor de
acción del tipo de injusto doloso frente al imprudente. F. J . 4.8. En ese sentido, el dolo
del cómplice radica en el conocimiento de la clase del hecho al cual coopera, saber que
es un hecho injusto y la voluntad no es complicidad. F. J . 4.9. En consecuencia, estando a
los argumentos antes esgrimidos, este tribunal considera que debe establecerse como doc­
trina jurisprudencial que para los efectos de determinar la responsabilidad penal en grado
de complicidad, sea primaria o segundaria, deberá analizarse si la conducta desplegada
por el imputado en el caso concreto al cooperar o prestar colaboración ha constituido un
aporte que contenga elementos subjetivos del dolo” (CasaciónN° 367-2011-Lambayeque,
del 15/07/2013, ff. jj. 4.1, 4.2, 4.3, 4.4, 4.5, 4.6, 4.7, 4.8 y 4.9, Sala Penal Permanente).

CORTE SUPREMA
J 0134 Teoría del consentimiento y de la probabilidad para determinar el dolo even­
tual: “F. J. 24. Tradicionahnente se había considerado que el dolo es la voluntad reali­
zadora del tipo, guiada por el conocimiento de los elementos del tipo objetivo necesa­
rios para su configuración, así era usual referirse al dolo como conocimiento y voluntad
de realizar el tipo pena; no obstante teorías actuales tratan de eliminar el elemento voli­
tivo del dolo y solo darle un contenido normativo, entendiendo al dolo como mero cono­
cimiento, sin embargo, esto no ha sido posible, más aún cuando se trata de dilucidar si
una conducta se realizó mediante dolo eventual o mediante culpa consiente, pues aceptar
la teoría cognoscitiva implicaría eliminar la culpa consciente a favor del dolo eventual.
F. J. 25. Para diferenciar entre dolo eventual y culpa consciente se han recurrido a muchas
teorías; sin embrago, en abstracto y básicamente se puede indicar que el dolo implica el
realizar un plan criminal, es decir, la acción humana voluntaria y consciente de actuar
contra el Derecho; en cambio, la culpa solo implica la negligencia o ligereza en la actua­
ción humana, es decir, su conducta o quiere ser contraria al Derecho. Partiendo de ello la
doctrina dominante y la jurisprudencia han adoptado una postura intermedia entre la teo­
ría del consentimiento [...]; y la de la probabilidad [...], así, habrá dolo eventual cuando el
autor juzgue el riesgo de realización del resultado o que se resigne a ella, sobre la base de
estos conceptos se debe evaluar la conducta del procesado” (R. N. N° 3873-2013-Lima,
del 25/07/2014, ff. jj. 24 y 25, Sala Penal Permanente).

123
A rt. 11 L ibro primero / Parte general

J 0135 Error de tipo vencible: El error del tipo es de carácter vencible si el sujeto
actuando dentro de los parámetros de la diligencia debida, hubiese podido darse cuenta
del error en el que incurría, se trata pues, de un error superable, aquí se elimina el dolo
pero subsiste la culpa, y el hecho ser[á] sancionado como un delito culposo, siempre y
cuando se encuentre tipificado específicamente en el Código Penal, ya que, según lo esta­
blecido en el artículo 12 del Código sustantivo, con relación a los delitos culposos se
adopta el sistema de ‘numeras clausus’” (R. N. N ° 63-2004-La Libertad, del 01/10/2004,
Primera Sala Penal Transitoria).

J 0136 Elementos para la determinación del tipo objetivo de los delitos culposos: “[...]
el tipo objetivo de los delitos culposos o imprudentes exige la presencia de dos elementos:
a) la violación de un deber objetivo de cuidado, plasmado en normas jurídicas, normas
de la experiencia, normas del arte, ciencia o profesión, destinadas a orientar diligente­
mente el comportamiento del individuo, y b) la producción de un resultado típico impu­
table objetivamente al autor por haber creado o incrementado un riesgo jurídicamente
relevante, que se ha materializado en el resultado lesivo del bien jurídico; que, en el caso
de autos no existe violación del deber objetivo de cuidado en la conducta del encausado
[...], aconteciendo que un grupo aproximado de 40 personas en estado de ebriedad se dis­
pusieron a bailar sobre el mencionado puente colgante ocasionando el desprendimiento
de uno de los cables que lo sujetaba a los extremos, produciéndose la caída del puente
con su ocupantes sobre las aguas del Río Santa en el que perecieron dos personas a causa
de una asfixia por inmersión y traumatismo encéfalo craneano, conforme al examen de
necropsia [...], quedando asimismo heridos mucho otros; que, en efecto, no puede exis­
tir violación del deber de cuidado en la conducta de quien organiza un festival de rock
con la autorización de la autoridad competente, asumiendo al mismo tiempo las precau­
ciones y seguridad a fin de evitar riesgos que posiblemente pueden derivar de la realiza­
ción de dicho evento, porque de ese modo el autor se está comportando con diligencia
y de acuerdo al deber de evitar la creación de riegos; que, de otra parte, la experiencia
enseña que un puente colgante es una vía de acceso al tránsito y no una plataforma baila­
ble como imprudentemente le dieron uso los agraviados creando así sus propios riesgos
de lesión; que, en consecuencia, en el caso de autos la conducta del agente de organizar
un festival de rock no creó ningún riesgo jurídicamente relevante que se haya realizado
en el resultado, existiendo por el contrario una autopuesta en peligro de la propia víctima,
la que debe asumir las consecuencias de la asunción de su propio riesgo, por lo que con­
forme a la moderna teoría de la imputación objetiva, en el caso de autos ‘el obrar a propio
riesgo de los agraviados tiene una eficacia excluyente del tipo penal’ [...], por lo que los
hechos subexamine no constituyen delito de homicidio culposo y consecuentemente tam­
poco generan responsabilidad penal, siendo del caso absolver al encausado [...]” (R. N.
N ° 4288-97-Lima, del 13/04/1998, Sala Penal).

J 0137 Deber objetivo de cuidado en los delitos imprudentes: “F. J. 3. Que tanto
la sala de juicio como el fiscal supremo en lo penal sostienen una conducta delic­
tiva imprudente del efectivo policial [...] porque debió mantener su arma con seguro
-tal como estaba entrenado-, de suerte que en el forcejeo se percuto como consecuencia

124
B ases de la punibilidad A rt. 11

de su propia imprudencia. Es claro que 1) lo esencial del tipo del injusto del delito
imprudente no es la simple causación de un resultado, sino la forma en que se realiza
la acción. El punto de referencia lo da el ‘deber objetivo de cuidado’, que es un con­
cepto objetivo y normativo. Desde la perspectiva objetiva interesa cual es el cuidado
requerido en la vida de relación social respecto a la realización de una conducta deter­
minada; y, desde el juicio normativo, es de resaltar las consecuencias de previsible pro­
ducción y que la acción quede por debajo de la medida adecuada socialmente. 2) Por
otro lado, el tipo subjetivo del delito imprudente atiende a la capacidad individual, al
nivel de conocimiento, previsibilidad y experiencia del sujeto [...]. F. J. 4. Que si bien
es cierto el encausado [...] omitió colocar el seguro a su arma de reglamento luego de
haberla restrillado en una intervención para consolidar la efectiva captura del conde­
nado [...] en flagrante delito de robo agravado -por el cual incluso ha sido sancionado
penalmente-; es de destacar tres circunstancias relevantes para el juicio de tipicidad
i) que el efectivo policial participó en la captura del agraviado, quien había cometido un
delito de robo agravado y donde hubo oposición al arresto policial, incluso con la activa
intervención de terceros, ii) que el arma se encontraba guardada en la funda de su cha­
leco táctico; y, iii) que el detenido en presencia de varios custodios policiales, atacó de
improviso al encausado y trató de arrebatarle el arma de fuego de reglamento, en cuyo
ámbito de defensa se produjo el forcejeo correspondiente que dio lugar a que el arma
se dispare y lesione al intervenido” (R. N. N° 2804-2012-Lima, del 07/01/2013, ff. jj. 3
y 4, Sala Penal Transitoria).

J 0138 Configuración de la imputación objetiva en las actuaciones imprudentes: “La


acción realizada con diligencia aunque sea previsible un resultado lesivo, se mantiene en el
ámbito de lo permitido jurídicamente y no se plantea problema alguno, pero la acción obje­
tivamente imprudente, es decir, aquella realizada sin la diligencia debida, que incrementa de
forma ilegítima el peligro de que un resultado se produzca es, junto con la relación de causa­
lidad, la base y fundamento de la imputación objetiva del resultado” (En: ROJAS VARGAS,
F. (1999). Jurisprudencia penal comentada. Gaceta Jurídica, Lima,p. 628).

J 0139 Falta de dolo y de imprudencia en los resultados fortuitos causados por la


naturaleza: “Debe tenerse en cuenta que no existe acción penalmente relevante cuando
falta voluntad, de modo que un resultado queda fuera del ámbito de protección del Dere­
cho Penal cuando ha sido causado fortuitamente” (Ejecutoria Suprema del 18/09/1998;
Exp. N° 3019-98-Puno. RO JAS VARGAS, F. (2003). Código Penal. Gaceta Jurídica,
Lima, p. 61).

J 0140 Falta de dolo y de imprudencia en los resultados fortuitos causados por la


naturaleza: “El derrumbe de un tramo del canal de aducción de la central hidroeléc­
trica que causó la afectación del servicio público y perjuicios económicos, ocurrido
en circunstancias de inexistencia de dolo o culpa en la conducta de los procesados,
y debido a fallas geológicas, no resulta imputable penalmente a los acusados” (Exp.
N ° 1917-96-Apurímac. En: RO JAS VARGAS, F. (1999). Jurisprudencia penal comen­
tada. Gaceta Jurídica, Lima, p. 540).

125
A rt. 11 L ibro primero / Parte general

CO RTES SU PER IO RES

J 0141 D iferen cia entre dolo even tu al y culpa consciente: “[...] el dolo es conoci­
miento de los elementos del tipo, por lo que la diferenciación entre dolo e impruden­
cia equivaldría, pues, a la distinción entre conciencia e inconsciencia, argumento que
debe ser rechazado, pues pueden darse supuestos en los que, existiendo el mismo grado
de conocimiento en la mente del autor, una mínima lógica [...] indica que deben tener
una respuesta penal diferente. Los criterios que asume la Sala para examinar la eventual
readecuación típica de la imputación y que diera lugar a la sentencia venida en grado [...]
son otros: (I) Aun cuando el ordenamiento vigente no sea explícito, las exigencias implí­
citas en los principios de responsabilidad por el hecho, proporcionalidad y legalidad, pre­
vistos en el Título Preliminar del Código Penal, determinan que sea delimitada clara­
mente la frontera entre lo eventualmente doloso con lo culposamente consciente; (II) Esta
delimitación no puede ser satisfecha por la sola verificación del elemento cognitivo en el
dolo del autor u omitente; (111) Pues la única exigencia de conocimiento de la probabi­
lidad del resultado advertido por el autor u omitente, es inútil para distinguir, en el dolo
eventual ‘una gran probabilidad’ y, en la culpa consciente ‘una posibilidad muy lejana’.
La dificultad de esta diferencia de grado se presenta en casos límite, en los que la pro­
babilidad advertida no es ni muy elevada ni muy pequeña; (IV) Por lo demás, la impu­
tación en materia penal no puede estar sustentada únicamente en la concurrencia de ele­
mentos cognitivos. En el ámbito penal, sustentado con más o menos reservas en el libre
albedrío de las personas; o en su capacidad de dirigir finalmente sus acciones u omisiones,
la voluntad ocupa un valor relevante, incluso en la culpa consciente. Es preciso por tanto
definir cuál puede ser la diferencia, en el plano volitivo de la culpa consciente con el dolo
eventual, sin descuidar claro está el elemento cognitivo. Una interpretación garantista e
integral de la diferencia antes mencionada debe comprender ambas dimensiones del tipo
subjetivo. Esto es, en el dolo y en especial del dolo eventual que es la categoría más cer­
cana de la culpa consciente debe exigirse: (I) Un conocimiento de la capacidad concreta
de la conducta para generar un resultado típico; (II) La producción del resultado típico
debe evaluarse dentro del contexto de un aumento al riesgo permitido; (III) Dicho cono­
cimiento no debe implicar una evaluación estadística, por parte del agente, de la proba­
bilidad de daño, por las objeciones mencionadas anteriormente; (TV) Se trata de evaluar
en la situación concreta y con relación al agente, si su pronóstico concreto lo llevaba a la
convicción de que no se produciría el resultado típico; (V) Lo que diferencia, dentro de
esta línea de análisis, al dolo eventual de la culpa consciente es que en el primer caso el
agente considera seriamente la probabilidad del resultado dañoso, aceptando necesaria­
mente dicha probabilidad con la realización de la conducta peligrosa, per se, o por otra
persona. En la culpa consciente existe por el contrario la creencia de que el peligro no
va concretarse; (VI) Finalmente, es de señalar que la ‘aceptación’ a la que se alude en el
dolo eventual, en los términos aquí planteados, no se refieren a la aceptación del resul­
tado dañoso [...], sino únicamente de la conducta capaz de producirlo: ‘Quien toma en
serio la probabilidad del delito, en el sentido que no la descarta ha de aceptar necesaria­
mente dicha probabilidad si decide realizar la conducta peligrosa’ [...]. En situaciones
especiales y masivamente peligrosas el conocimiento del peligro propio de una acción
que supera el límite de riesgo permitido, es suficiente para acreditar el carácter doloso del

126 -
B ases de la punibilidad A rt. 12

comportamiento; en consecuencia, obrará con dolo el autor que haya tenido conocimiento
del peligro concreto que deriva de su acción para los bienes jurídicos’’(Exp. N° 306-2004-
Lima, del 24/11/2004, f. j. 16, Primera Sala Penal para Procesos con reos en cárcel de la
Corte Superior de Lima).

J 0142 Elementos típicos de los delitos culposos: “El tipo objetivo de los delitos culpo­
sos o imprudentes exige la presencia de dos elementos: a) la violación de un deber obje­
tivo de cuidado, plasmado en normas jurídicas, normas de la experiencia, normas del arte,
ciencia o profesión, destinadas a orientar diligentemente el comportamiento del indivi­
duo; y b) la producción de un resultado típico imputable objetivamente al autor por haber
creado o incrementado un riesgo jurídicamente relevante, materializado en el resultado
lesivo del bien jurídico” (Ejecutoria Superior del 09/09/1998; Exp. N° 2505-98-Puno.
En: ROJAS VARGAS, F. (2003). Código Penal. Gaceta Jurídica, Lima, pp. 61-62).

J 0143 Concepto de imprudencia y delitos culposos de tráfico rodado: “Entiéndase por


deber de cuidado al conjunto de reglas que debe observar el agente mientras desarrolla una
actividad concreta a título de profesión, ocupación o industria por ser elemental y ostensi­
ble en cada caso como indicadores de pericia, destreza o prudencia (velocidad adecuada,
desplazamiento por el carril correspondiente, estado psicosomático normal, vehículo en
estado electromecánico normal y contar con licencia de conducir como autorización oficial
ocupacional, esto en el caso del chofer). Como el agente llevó acabo la conducta delictiva
en su condición de chofer, dedicado al transporte de pasajeros y carga de fintas, su com­
portamiento se subsume en lo previsto en el segundo párrafo del artículo ciento once del
Código Penal que tipifica el delito de homicidio culposo por la calidad del agente” (Ejecu­
toria Superior del 02/04/1998; Exp. N° 2007-97-Lima. En: Revista Peruana de Doctrina y
Jurisprudencia Penales (2000). N° 1. Grijley, Lima, pp. 582-583).

---------------- § -----------------

ARTÍCULO 12 Delito doloso y delito culposo


Las penas establecidas por la ley se aplican siempre al agente de infracción dolosa.
El agente de infracción culposa es punible en los casos expresamente establecidos
por la ley.
N ormas concordantes
C: art. 2 inc. 24) lit. d); C P : arts. II, VII; C P P 20 0 4 : art. 2 inc. 1 lit. a

m DOCTRINA
Sumario: Diferencias entre dolo, culpa consciente y culpa inconsciente / Principio de legalidad y
técnicas de tipificación de las conductas dolosas y de las conductas imprudentes / Sis­
tema de num erus clausus y num erus apertus / Garantías de la técnica de num eras clau-
sus en la tipificación de las conductas culposas.

127
A rt. 12 Libro primero / Parte general

I) 0077 Diferencias entre dolo, culpa consciente y culpa inconsciente: LAURENZO


COPELLO, P. (2007). “Los límites del dolo: Culpa consciente, dolo de peligro y error”.
En: Libro Homenaje por e¡ XXVAniversario de la Fundación de la Facultad de Derecho
y Ciencias Políticas de la Universidad Inca Garcilaso de la Vega. Lima, pp. 123-143. “En
definitiva, la esencia del dolo radica en que el sujeto realiza la acción pese a conocer el
peligro concreto de lesión del bien jurídico, de donde se sigue que desde el punto de vista
de sus componentes internos basta con el conocimiento de esa dimensión de riesgo para
afirmar la presencia de una conducta merecedora de la pena del delito doloso.
Ciertamente, la ausencia de un segundo factor de contención del hecho doloso -papel
tradicionalmente atribuido a la voluntad- conduce a extremar los esfuerzos para perfi­
lar adecuadamente las condiciones que ha de reunir aquel único elemento íundamentador
del juicio de especial y preponderante desvaloración jurídico-penal. De ahí la exigencia
de la representación del peligro concreto de producción del resultado o, lo que es igual, la
conciencia del riesgo directo e inmediato que la acción implica para la integridad del bien
jurídico. Desde el punto de vista de la tipicidad, eso significa que el autor ha de conocer
todos los elementos del tipo objetivo, incluidas las condiciones relativas a la imputación
objetiva del resultado.
La llamada culpa consciente solo se diferencia, pues, de la inconsciente porque el error no
descansa sobre el mero desconocimiento del peligro, sino sobre un juicio desacertado de
las consecuencias concretas de este. Pero esa diferencia no impide que ambas confluyan
en una única idea central: la peculiaridad de la culpa frente al dolo -incluso de la llamada
culpa “consciente”- reside siempre en la ausencia del conocimiento mínimo necesario
para fundamentar el juicio de desvaloración preferente y más grave del Derecho Penal,
esto es, el juicio sobre el que se sienta la punición del delito doloso.
Así vistas las cosas, los límites entre dolo e imprudencia permanecen inalterables. La
única diferencia con la doctrina mayoritaria se encuentra, en puridad, en lo poco que
queda de consciente en la culpa con representación: su peculiaridad solo consiste en que
el sujeto no ha ignorado por completo el peligro, sin que el conocimiento restante sea
suficiente para una imputación a título de dolo. Y ello sencillamente porque al evaluar de
forma equivocada las posibilidades de control del suceso, no parte de la concurrencia de
un riesgo directo e inmediato de producción del resultado, si se prefiere, no es consciente
de crear con su acción una situación de total inseguridad para el bien jurídico”.

I) 1)117,S Principio de legalidad y técnicas de tipificación de las conductas dolosas


y de las conductas imprudentes: SILVA SÁNCHEZ, J. M. (1999). “Las acciones u
omisiones solo se castigarán cuando expresamente lo disponga la ley”. En: COBO DEL
ROSAL, M. (Director). Comentarios al Código Penal de 1995. Madrid: Edersa, p. 538.
“El Código parte en su artículo 11 (10 de España) de afirmar el principio de legalidad
indicando que son delitos o faltas las acciones y omisiones dolosas o imprudentes pena­
das por la ley, y en su artículo 12 de forma explícita señala que las acciones u omisiones
imprudentes solo se castigarán cuando expresamente lo disponga la ley. De manera que
el Código acoge un sistema de numerus clausus, por lo que únicamente existirán delitos
imprudentes en aquellos casos que la propia ley indique. Con esto se ha terminado el sis­
tema de la cláusula general omnicomprensiva y con la indefinición típica”.

128
B ases de la punibilidad A rt. 12

I) l)07‘) Principio de legalidad y técnicas de tipificación de las conductas dolosas y


de las conductas imprudentes: GARCÍA CAVERO, P. (2004). “Técnica de numerus
apertus en las infracciones dolosas y numerus clausus en las infracciones imprudentes”.
En: Código Penal comentado. Tomo I. Lima: Gaceta Jurídica, p. 402. “El artículo 12 del
Código Penal establece que los delitos de la parte especial solo se sancionan a título de
dolo, mientras que para sancionar a título de culpa se necesita que expresamente el tipo
penal de la parte especial lo indique. En este sentido, la regla general en la imputación
subjetiva es el castigo de los delitos realizados en forma dolosa, siendo la incriminación
de la culpa, más bien, la excepción. El régimen legal más extensivo del delito doloso, que
por regla general contempla una pena mayor que la realización culposa, nos obliga a pre­
cisar claramente los contornos normativos de ambas formas de imputación subjetiva”.

|¡J¡|2||| Sistema de num erus clausus y n um erus apertus: MEINI, I. (2014). Lecciones
de Derecho Penal. Parte general. Teoría jurídica del delito. Lima: Fondo Editorial de la
Pontificia Universidad Católica del Perú, pp. 260-261. “Todas las infracciones que con­
templa la legislación tienen una modalidad dolosa, pero solo algunas gozan además de
una modalidad imprudente. Así, por ejemplo, se ha previsto el homicidio y las lesiones
dolosas e imprudentes; pero solo se ha tipificado la violación dolosa de libertad sexual,
el hurto doloso y la defraudación dolosa de rentas de aduana. Ello ha dado lugar a que la
doctrina y la jurisprudencia señalen que la regulación de la imprudencia se rige por el sis­
tema de numerus clausus y no por el sistema de numerus apertus; lo que genera la sensa­
ción equivocada de que para las infracciones dolosas rige el sistema de numerus apertus.
Sin embargo, todas las infracciones (dolosas e imprudentes) se regulan de manera expresa
y taxativa; por lo que el único sistema de tipificación válido en Derecho Penal es el de
numerus clausus. El propio artículo 12 del CP así lo exige. El que se haya previsto en el
mencionado artículo que ‘el agente de infracción culposa es punible en los casos expresa­
mente establecidos por la ley’, no significa que no ocurra lo mismo con las dolosas, más
aún cuando el principio de legalidad así lo demanda. No obstante, una interpretación his­
tórica y sistemática del mencionado artículo enseña que su razón de ser es superar aquel
modelo de tipificación de delitos imprudentes conforme al cual no se diferencia expre­
samente entre infracciones dolosas e imprudentes y era el juez quien debía interpretar si
el tipo penal admitía o no su perpetración imprudente. Este modelo, superado en nuestro
país desde el Código Penal de 1924, es conocido en derecho comparado como ‘sistema
de numerus apertus'; pero, como se viene señalando, dicha terminología no es incorrecta
porque incluso en dicho modelo no habría más infracciones imprudentes que los delitos
previstos por la ley”.

DOONl Garantías de la técnica de num erus clausus en la tipificación de las conduc­


tas culposas: SILVA SANCHEZ, J. M. (1999). “Las acciones u omisiones solo se cas­
tigarán cuando expresamente lo disponga la ley”. En: COBO DEL ROSAL, M. (Direc­
tor). Comentarios al Código Penal de 1995. Madrid: Edersa, p. 579. “A favor del sistema
de incriminación cerrada de los delitos imprudentes suelen esgrimirse esencialmente dos
argumentos. [...]. Por un lado, desde una perspectiva formal, se alega que la incrimina­
ción cerrada cumple de modo más preciso con el principio de taxatividad, puesto que pasa
a extender el cumplimiento del mandato de determinación al tipo subjetivo del delito y

129
A rt. 12 L ibro primero / Parte general

no solo al aspecto objetivo. Así, se garantiza la seguridad jurídica de un modo que, por
muchos esfuerzos que realicen doctrina y jurisprudencia, nunca termina de alcanzarse
con sistemas de numerus apertus. Por otro lado, y desde una perspectiva material, se
argumenta que el sistema de numerus clausus conlleva, si no conceptualmente, sí en la
forma en que se ha puesto en práctica tal sistema en la totalidad de los países, el carácter
excepcional de la infracción culposa

.111. JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Elementos del dolo / Elemento subjetivo del dolo a partir de cri­
terios de racionalidad mínima / La prueba en el dolo como elemento subjetivo / Delitos
culposos se fundamentan en la infracción al deber de cuidado / Alcances de la imputa­
ción por delito imprudente / Imputación subjetiva en los delitos culposos / Concepto de
dolo eventual / Dolo eventual (teoría de la representación o de la probabilidad). COR­
TES SUPERIORES: Contenido del dolo típico / Dolo eventual y culpa consciente /
Dolo eventual / Diferencia entre dolo eventual y culpa consciente / Elementos de la
imputación obj etiva en el delito culposo / Naturaleza normativa de la conducta culposa /
Falta de imputación objetiva por no creación de riesgos jurídicos prohibidos / Riesgo
permitido vs. imputación a la víctima.

CO RTE SU PREM A

J 0144 E lem en tos d e l d o lo : “La exigencia del dolo como elemento subjetivo del tipo,
entendido como el saber y querer todas las consecuencias del tipo legal, comprendiendo
tanto el requisito intelectual (saber) y volitivo (querer), constituyendo la realización del
plan la esencia misma del dolo, consecuentemente un resultado se considera dolosamente
realizado cuando se corresponda con el plan del sujeto [...]” (R. N. N ° 775-2004-Junín,
del 26/10/2004, f. j. 4, Primera Sala Penal Transitoria).

J 0145 E lem en to subjetivo d el dolo a p a r tir de criterios de racion alidad m ínim a: “Que,
el aspecto subjetivo del tipo legal puede determinarse a partir de criterios de racionalidad
mínima. Es evidente que los sujetos que procuran realizar una acción determinada tien­
den a asegurar el resultado que pretenden, aunque también existen acciones no intencio­
nales -que son siempre consecuencias no queridas y no previstas de otra acción-. Enton­
ces, para advertir el elemento subjetivo, de acuerdo con una presunción de racionalidad
mínima, es necesario conocer las acciones previas realizadas antes del hecho delictivo
-conducta externa- y a partir de ellas hacer inferencias basadas en la experiencia” (R. N.
N° 2167-2008-Lima, del 10/12/2010, f. j. 8, Sala Penal Permanente).

J 0146 L a p ru e b a en e l dolo com o elem en to su b jetivo : “Que, el dolo como elemento


subjetivo del injusto -intención de sustraer los bienes de la víctima- solo puede ser objeto
de prueba indirecta y a través de los supuestos fácticos, es así que según las reglas de
la común experiencia el acto de penetrar a la vivienda del agraviado [...] por la ven­
tana, sin su consentimiento, y sea en contra de su voluntad, indica primigeniamente su
intención de sustracción de los bienes de aquel -propósito delictivo-, reuniendo con su

130
B ases de la punibilidad A rt. 12

conducta la antijuridicidad y la culpabilidad del hecho [...]” (R. N. N°304-2005-Cusco,


del 21/04/2005, f j. 4, Sala Penal Permanente ).

J 0147 D elito s culposos se fu n dam en tan en la infracción a l deber de cuidado: “Abun­


dante jurisprudencia ha señalado que, tratándose de la comisión de delitos por negligen­
cia, la imputación culposa no se funda en la intención del agente sino en su falta de pre­
visión de lo previsible, esto es, cuando el autor no ha hecho uso de las precauciones
impuestas por las circunstancias, infringiendo un deber de prudencia y de cuidado [...]
(R. N. N° 2161-2003-Cono Norte, del 20/01/2005, f. j. 6, Primera Sala Penal Transitoria).

J 0148 A lca n ces de la im putación p o r delito im prudente: “Que en el caso de autos per­
sonal militar, presumiblemente sin experiencia o sin adoptar las medidas de seguridad y
de cuidado que el caso exigía, produjo una explosión al manipular indebidamente pertre­
chos militares con resultado muerte y lesiones graves a varias personas; que la imputación
por delito culposo o imprudente no solo puede recaer en el ejecutor material del hecho
inmediato -los que efectivamente manipularon los pertrechos militares-, sino también en
todo aquel que dispone u ordena su realización sin adoptar las precauciones de rigor, o
incluso en todo aquel que tiene el deber de control sobre una fuente de peligro y la obli­
gación consiguiente de adoptar o prever las medidas preventivas necesarias para evitar
el resultado lesivo; que en estos delitos el núcleo del tipo del injusto consiste en la diver­
gencia entre la acción realmente realizada y la que debería haber sido realizada en vir­
tud del deber de cuidado que era necesario observar” (R. N. N°3738-2004-Tumbes, del
20/01/2005, f j. 5, Sala Penal).

J 0149 Im pu tación su bjetiva en los delitos culposos: “Que, por el contrario, dicho cau­
dal probatorio ha permitido acreditar la responsabilidad penal de la encausada [...] por
el delito de homicidio culposo tipificado en el artículo ciento once, tercer párrafo; que,
este tipo penal sanciona al que, por culpa, ocasiona la muerte de una persona; que el ele­
mento central del delito culposo es la infracción del deber de cuidado, por ello, única­
mente se puede imputar el quebrantamiento de un deber que, en el contexto social con­
creto, formaba parte de la esfera de competencia del actuante, es decir, únicamente puede
ser objeto de la imputación jurídico penal el quebrantamiento o la inobservancia de los
deberes inherentes al rol del agente, que debía saber en el contexto social de su acción, de
esta forma, ‘la imputación subjetiva completa su contenido como atribución de un sentido
normativo al conocimiento configurador del tipo penal (R. N. N °2792-2010-Lima,
del 17/01/2011, f. j. 6, Sala Penal Permanente).

J 0150 C on cepto de dolo eventual: “En el comportamiento a título de dolo eventual,


el sujeto activo al desplegar su conducta asume la posibilidad de producción del resul­
tado; mientras que en el supuesto de culpa inconsciente, el sujeto activo no conoce el
resultado ni se lo representa” (Ejecutoria Suprema del 03/10/1997, Exp. N° 3365-96-
Piura. En: R O JA S VARGAS, F. (1999). Jurisprudencia penal comentada. Gaceta Jurí­
dica, Lima, p. 101).

J 0151 D o lo even tu al (teoría de la representación o de la p robabilidad): “F. J. 8. Que,


en el aspecto subjetivo, el delito juzgado requiere que el agente actúe con dolo, es decir

131
A rt . 12 L ibro primero / Parte general

con el conocimiento de la realización del tipo penal y que su conducta se dirija hacia la
prosecución de una finalidad considerada inaceptable por la normativa penal, ya sea que
infrinja una prohibición o no se acate un mandato imperativo. Según la tesis incrimina-
toria los encausados [...] actuaron con dolo eventual. Se conoce en la doctrina como dolo
eventual, aquella clase de dolo en la que el autor representa como posible la concreción
del resultado y pese a ello no se abstiene de actuar, por el contrario, se conforma con ello
—teoría de la representación o de la probabilidad-. El agente sabe que el riesgo de su com­
portamiento es elevado, pero acepta la probable realización del resultado. A diferencia
del dolo directo o de primer grado, en el que el agente persigue, al decidirse actuar, alcan­
zar el fin propuesto, en el dolo eventual no busca la realización del resultado, sino que lo
acepta como probable ante el riesgo que importa su conducta. F. J. 9. Que está acredi­
tado el conocimiento por parte de los encausados [...] del peligro que representaba la ins­
talación de una pesada grúa en un lugar inapropiado, para lo cual tuvo que utilizarse dur­
mientes de madera sobre los cuales apoyarse, y a pesar que uno de ellos se encontraba
cediendo, decidieron continuar con el rodaje del spot publicitario, de suerte que asumie­
ron el riesgo que ello importaba, pues lejos de rechazarlo aceptaron como probable la cau­
sación de un resultado como el producido, lo cual evidencia que actuaron con dolo even­
tual, en los términos que se tiene expuesto, lo que descarta la tesis de un accidente. Por
lo tanto, sus conductas merecen el reproche social y una sanción penal” (R. N. N° 5083-
2008-Cusco, del 20/01/2010, ff. jj. 8 y 9, Sala Penal Permanente).

CO RTES SU PER IO RES

J 0152 C ontenido d e l dolo típico: “Para actuar dolosamente, el sujeto de la acción debe
saber qué es lo que hace y conocer los elementos que caracterizan su acción como típica,
asimismo, no basta tener mero conocimiento de los elementos objetivos del tipo, es nece­
sario además querer realizarlos” (Ejecutoria Superior del 20/05/1998; Exp. N° 132-98,
Lima: En: BACA CABRERA, D.; RO JAS VARGAS, F. y NEYRA HUAMÁN, M. (1999).
Jurisprudencia penal: Procesos sumarios. Gaceta Jurídica, Lima, p. 533).

J 0153 D o lo even tu al y culpa con scien te : “[...] la tipicidad es uno de los aspectos inte­
grante de la teoría del delito, la misma que se subdivide en tipicidad objetiva y tipicidad
subjetiva. Respeto de esta segunda categoría es necesario realizar algunas precisiones
[...]. Así, al tipo subjetivo pertenecen aquellas circunstancias que convierten el hecho en
acción típica; es decir dolo e imprudencia y en su caso, la concurrencia de elementos sub­
jetivos adicionales al dolo. El tipo subjetivo debe concurrir en el momento de empren­
der la acción ejecutiva -en sentido de acción u omisión- teniendo presente que la acción
y la omisión no son dos formas ontológicamente distintas del comportamiento humano.
Cuando hablamos del dolo, este se clasifica en directo, indirecto y eventual. Aquí solo nos
vamos al dolo eventual, pues en tal clase de dolo se ha calificado el aspecto subjetivo de
los hechos objeto de acusación. En el dolo eventual se exige, además de la previsibilidad
del resultado como posible, que el autor lo haya ratificado o aceptado. El agente, a pesar
de representarse el peligro actual de la realización de un resultado dañoso como posible,
no se detiene en su actuar, continúa su acción hacia ese resultado. El sujeto no solo se
representa el riesgo y el resultado y no aplica ninguna de las medidas de precaución exi­
gidas en el ámbito de relación, sino que además su actitud es la de contar con dicho riesgo

132 -
B ases de la punibilidad A rt. 12

y resultado o de decidirse por ese curso de acción. En otros términos, el agente se repre­
senta que con su accionar puede ocasionar un resultado dañoso y sin embargo lo acepta
en forma temeraria y en lugar de abstenerse o tomar las precauciones necesarias, conti­
núa con su accionar hasta que se produce el resultado dañoso por el representado y acep­
tado. En cambio en la culpa consciente, la actitud del sujeto es de confianza, sobre la base
de circunstancias tácticas o personales comprobables, en que finalmente la posible afec­
ción del bien jurídico no se producirá. Esta confianza tiene que ser fundada. Ello significa
que los elementos en que se basa, personales o tácticos, tienen que ser aptos para gene­
rar la confianza. Así resulta necesario establecer bajo ciertas reglas basadas en la hipóte­
sis de relevancia según la cual, respecto de los datos físicos, deben ser considerados todos
aquellos que contribuyeron a conformar el caso; respecto de los datos psíquicos (o esta­
dos mentales), solo deben ser considerados relevantes aquellos que se reputan epistémi-
camente racionales. En otros términos, en la culpa consciente el agente al estar realizando
una acción peligrosa se representa el peligro de ocasionar un resultado dañoso, no obs­
tante confía en que no se producirá. Teniendo claro tales conceptos teóricos, se concluye
que los hechos aparecen bien calificados como dolosos en la modalidad de dolo eventual”
(Exp. N° 50274-2007-0-Lima, f. j. 14, Primera Sala Penal conReos en Cárcel Colegiado
Par de la Corte Superior de Lima).

J 0154 D olo eventual. “Que, el dolo eventual se produce cuando el autor considera
seriamente como posible la realización del tipo legal y se conforma como tal “eventual”
realización. El contenido del injusto del dolo eventual es menor que el de las otras dos
clases de dolo (directo e indirecto). Porque aquí el resultado no fue ni propuesto ni tenido
como seguro, sino que su producción o realización se abandona al curso de las cosas. Así
pues, hay dolo eventual cuando el sujeto se representa la posibilidad de un resultado que
no desea, peor cuya producción ratifica en última instancia. En efecto, cuando la inten­
ción va dirigida a un fin cierto la estimación del dolo no ofrece duda, el individuo quiere
matar a una persona, por ejemplo, y lo hace cumpliendo su determinada intención diri­
gida hacia el resultado deseable, es decir, con conocimiento de los elementos del tipo y
la voluntad de lograr el resultado, hay dolo indirecto (preponderancia del conocimiento
sobre la voluntad). Cuando entre la intención y el resultado interviene la duda, una incer­
tidumbre, entonces existe dolo eventual (el agente actúa con la esperanza que factores
ajenos a su dominio impidan la realización del resultado muerte). El sujeto no ha tenido
la intención, no ha querido tampoco el resultado antijurídico pero sí se lo ha representado
como posible en más o menos, y no retrocediendo en su accionar, ante esta duda, actúa y
el resultado típicamente antijurídico, o sea, el delito se produce: ‘el dolo eventual se pro­
duce cuando el agente realiza un hecho cuya consecuencia probable o posible es la rea­
lización del tipo pero lo realiza sin propósito de conseguir dicha consecuencia típica’,
siendo ello así, a manera de ahondamiento se debe recordar que: ‘en lo que respecta al
dolo eventual, este se caracteriza porque el autor es consciente del problema o inminente
peligro de realización del tipo, es decir, el autor se percata del riesgo de lesión prohibida
que crea con su comportamiento. Sin embargo no se detiene en su accionar pese a que
desde el punto de vista racional es consciente que no podrá evitar por sí mismo la rea­
lización del resultado’ de lo que se desprende que el dolo eventual se diferencia de los
otros tipos de dolo, en virtud a que el autor, a pesar de ser consciente de la inminente

133
A rt. 12 L ibro primero / Parte general

realización del resultado típico, continua con su accionar delictivo basado en la esperanza
de que fuerzas o factores ajenos impidan la realización del resultado lesivo [...]” (Exp.
N° 18707-2011-Lima, del 02/05/2012, f j. 6, Vigésimo Octavo Juzgado Penal de ¡a Corte
Superior de Justicia de Lima).

J 0155 D iferen cia entre dolo eventual y cu lpa consciente: “Para que exista dolo even­
tual es necesario que el agente, al realizar la conducta lesiva, se haya representado seria­
mente la posibilidad del daño (elemento cognoscitivo del dolo), y que, a pesar de ello se
conforme con el resultado posible (elemento voluntario), aun cuando no quiera el mismo.
La culpa consciente, por el contrario, exige en el sujeto la confianza que el resultado,
a pesar de su posibilidad, no se producirá” (Sentencia N° 035-98 de la Sala Mixta de
Camaná de la Corte Superior de Justicia de Arequipa, del 10/02/1998. En: ARMAZA
GALDÓS, Jorge y ZAVALA TOYA, F. (1999). La decisión judicial. Gaceta Jurídica,
Lima, p. 27).

J 0156 D iferen cia entre dolo even tu al y cu lpa consciente: “Lo que diferencia al dolo
eventual de la culpa consciente es que, en el primer caso, el agente considera seriamente
la probabilidad del resultado dañoso, aceptando necesariamente dicha probabilidad con
la realización de la conducta peligrosa, per se o por otra persona. En la culpa consciente
existe, por lo contrario, la creencia de que el peligro no va a concretarse; es de señalar que
la aceptación a la que se alude en el dolo eventual, en los términos aquí planteados, no se
refiere a la aceptación del resultado dañoso (por ejemplo, producción de muerte o lesiones
a la persona), sino únicamente a la conducta capaz de producirlo. En situaciones especia­
les y masivamente peligrosas el conocimiento del peligro propio de una acción que supera
el límite del riesgo permitido, es suficiente para acreditar el carácter doloso del comporta­
miento; en consecuencia obrará con dolo el autor que haya tenido conocimiento del peli­
gro concreto que deriva de su acción para los bienes jurídicos” (Sentencia de la Primera
Sala Penal para Procesos con Reos en Cárcel de la Corte Superior de Justicia de Lima,
del 24/11/2004, Exp. N° 306-2004. En: Diálogo con la Jurisprudencia (2005). Año 10,
N°76. Gaceta Jurídica, Lima, p. 176).

J 0157 E lem en tos de la im putación objetiva en e l delito culposo: “En los delitos cul­
posos el hecho resultante, además de ser causado por la infracción del deber de cuidado,
debe ser susceptible de imputársele objetivamente a la imprudencia del autor, circunstan­
cia que contempla una doble circunstancia: a) la relación de causalidad entre la acción y el
resultado; y b) que la causación del resultado esté dentro de la finalidad de protección de
la norma de prudencia vulnerada, faltando este presupuesto cuando, pese al riesgo creado,
el resultado no era previsible o cuando el resultado no tenga nada que ver con la infrac­
ción cometida” (Ejecutoria Superior del 14/12/1998. Exp. N° 4988-98-Puno. En: BACA
CABRERA, D.; RO JAS VARGAS, F. y NEYRA HUAMÁN, M. (1999). Jurisprudencia
penal: Procesos sumarios. Gaceta Jurídica, Lima, p. 101).

J 0158 N a tu ra leza norm ativa de la con du cta culposa: “Actúa culposa o impruden­
temente el que omite la diligencia debida. Se trata, por lo tanto, de la infracción del
deber de cuidado, o sea, de las normas de conducta exigibles para el caso, las cuales se
extraen de la experiencia común y no dependen necesariamente de la trasgresión de leyes

134
B ases de la punibilidad A rt. 13

o reglamentos. Se trata de un deber de cuidado, en cuanto que es el que hubiera obser­


vado un ciudadano promedio en tales condiciones y con los conocimientos específicos del
agente, por lo tanto, si la acción se realiza con la diligencia debida, aunque sea previsible
un resultado, se mantiene en el ámbito de lo permitido jurídicamente” (Ejecutoria Supe­
rior de la Sala Penal de Apelaciones para Procesos Sumarios con Reos Libres de la Corte
Superior de Justicia de Lima, del 07/09/1998, Exp. N° 3475-98. En: RO JAS VARGAS, F.
(1999). Jurisprudencia penal comentada. Gaceta Jurídica, Lima, p. 617).

J 0159 F a lta de im putación objetiva p o r n o creación de riesgos ju ríd ic o s p roh ibidos:


“Al quedar demostrado que los agraviados cruzaron la avenida por delante del ómnibus
del cual habían bajado, elevando de esta forma el riesgo permitido y bajo circunstancias
de no previsibilidad e imposibilidad de evitar el resultado lesivo por parte del conductor
procesado, no se desprende ninguna infracción del deber de cuidado imputable a dicho
encausado” (Ejecutoria Superior de la Sala Penal de Apelaciones para Procesos
Sumarios con Reos Libres de la Corte Superior de Justicia de Lima del 06/08/1998,
Exp. N° 8653-97-Lima. En: ROJAS VARGAS, F. (1999) Jurisprudencia penal comen­
tada. Gaceta Jurídica, Lima, p. 628).

J 0160 R iesgo p e rm itid o vs. im putación a la víctim a: “No existe violación del deber
objetivo de cuidado en la conducta del procesado, ya que este conducía su vehículo a
una velocidad prudente y razonable, coligiéndose, por ende, que su actuación no generó
ningún riesgo; existiendo, por el contrario, una autopuesta en peligro por parte del pro­
pio agraviado, quien debe asumir las consecuencias de la asunción de su propio riesgo,
pues caminaba por una vía destinada a la circulación de vehículos, en completo estado de
ebriedad” (Ejecutoria Superior de la Sala Penal de Apelaciones para Procesos Sumarios
con Reos Libres de la Corte Superior de Justicia de Lima, del 09/09/1998. Exp. N° 2SOS­
OS. En: RO JAS VARGAS, F. (1999). Jurisprudencia penal comentada. Gaceta Jurídica,
Lima,p. 638).

ARTÍCULO 13 Om isión im propia


El que omite impedir la realización del hecho punible será sancionado:
1. Si tiene el deber jurídico de impedirlo o si crea un peligro inminente que fuera
propio para producirlo®.
2. Si la omisión corresponde a la realización del tipo penal mediante un hacer.
La pena del omiso podrá ser atenuada.3

(3) Inciso vigente conform e a la modificación realizada por el artículo único de la Ley N° 26682 del 11/11/1996.

135
A rt. 13 L ibro primero / Parte general

TEXTO ORIGINAL:
Artículo 13.-E l que omite impedir la realización del hecho punible será sancionado:
1. Si tiene el deber moral o jurídico de impedirla o si crea un peligro inminente que
fuere propio para producirla: y
2. Si la omisión corresponde a la realización del tipo penal mediante un hacer.
La pena del omiso podrá ser atenuada.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Primera modificación: inciso 1 modificado por el artículo único de la Ley
N° 26682 del 11/11/1996.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C: art. 2 inc. 24) lit. d); CP: art. 11

DOCTRINA

Sumario: Concepto de omisión impropia / Actividad de la omisión impropia / Elementos norma­


tivos estructurales / Diferencias entre comisión, omisión y omisión impropia / Posición
de garante o garantía y deber jurídico especial de garante.

I) 11082 Concepto de omisión impropia: CEREZO MIR, J. (2004). Curso de Dere­


cho Penal español. Parte general. 6a edición. Tomo III. Madrid: Tecnos, p. 263. “Para la
concurrencia del tipo de los delitos de comisión por omisión es preciso, en primer lugar,
que el sujeto tuviera un deber jurídico especial de evitar el resultado, es decir que ocupase
una posición de garante del bien jurídico. Me parece acertada la introducción del requi­
sito de posición de garante, pues de la existencia de los delitos puros de omisión (el delito
de omisión de socorro del artículo 195 y el delito de no impedir la comisión de ciertos
delitos del artículo 450) se deduce que el sujeto activo de un delito de comisión por omi­
sión solo puede serlo aquella persona que, dada su vinculación estrecha con el bien jurí­
dico protegido, aparezca como garante del mismo [...]”.

I) lll 183 Actividad de la omisión impropia: GONZALO FERNANDEZ, D. (2017).


“El intento interrumpido de cumplir el mandato”. En: Libro homenaje al profesor San­
tiago Mir Puig. Estudios de Derecho Penal. Montevideo: B de F, p. 553. “En la omisión
impropia se le atribuye al agente -por equivalencia- la realización de un resultado típico,
solo que no a través de un obrar activo, sino a consecuencia de la inacción. Porque la inac­
ción del agente, quien en estos casos se hallaba obligado a actuar para impedir la concre­
ción del resultado, se toma como un comportamiento típicamente equivalente a la rea­
lización comisiva del mismo. Su omisión de evitar se asimila o equipara entonces a la
conducta activa descriptiva en el tipo y, en definitiva, se le imputa a aquel un delito comi-
sivo, pero cometido por omisión, debido a que él se hallaba conminado a evitar el acaeci­
miento del resultado. De cara a la realización de hecho típico, entre la comisión y la omi­
sión existe unjuicio de correspondencia [...].

136
Bases de la punibilidad A rt. 13

_IMKIS4
_ _ _ _ Elementos normativos estructurales: URQUIZO OLAECHEA, J. F. y
SALAZAR SÁNCHEZ, N. (2007). “Responsabilidad penal del directivo de la empresa
en el Código Penal peruano. Competencia por organización y naturaleza normativa del
injusto de resultado lesivo en los supuestos de comisión por omisión”. En: Actualidad
Jurídica. N° 160 (marzo del 2007). Lima: Gaceta Jurídica, pp. 255-256. “El contenido,
estructura y fundamento de la comisión por omisión -en virtud del principio de legalidad-
solo pueden configurarse en función de lo estipulado por el artículo 13 del CP y conforme
a los planteamientos doctrinarios que son compatibles con el sentido teleológico de nues­
tra legislación. Al respecto, el artículo 13 señala: ‘El que omite impedir la realización del
hecho punible será sancionado: 1) si tiene el deber jurídico de impedirlo o si crea un peli­
gro inminente que fuere propio para producirlo; y 2) si la omisión corresponde a la realiza­
ción del tipo penal mediante un hacer’. Del presente texto legal, se infieren dos cuestiones
normativas básicas que fundamentan la comisión por omisión. Estas son: a) La posición de
garante (inciso 1); y b) la equiparación jurídico-penal de la omisión contemplada en el ar­
tículo 13 con los elementos normativos de los tipos legales de la parte especial (inciso 2).
Por exigencia, de la ley, es condittio sine qua non que, para la configuración de un delito
mediante comisión por omisión, estén presentes estas dos instituciones. En este contexto,
en lo que sigue, nos referiremos a la posición de garante y a la equiparación que tiene, en
el Derecho Penal, el artículo 13 con los tipos penales de la parte especial”.

I) 00<S5 Elementos normativos estructurales: MEINI MÉNDEZ, I. (2004). “Delitos


omisivos de resultado”. En: Código Penal comentado. Tomo I. Lima: Gaceta Jurídica,
p. 438. “De conformidad con la opinión mayoritaria, la comisión por omisión es algo
distinto de la realización activa del delito. Comisión por omisión y realización activa
del mismo delito no son pues idénticas. Esta es la razón de que se prevean en los códi­
gos penales cláusulas como el artículo 13 del CP, pues si comisión por omisión y realiza­
ción activa de un delito fueran idénticas, no habría necesidad de establecer los requisitos
para que un delito se perpetre en comisión por omisión y no mediante un comportamiento
activo. En este esquema, las posiciones de garante (art. 13.1 del CP) y la realización del
tipo mediante un comportamiento activo (art. 13.2 del CP) equiparan a nivel de tipicidad
los comportamientos activos y los omisivos a los cuales se les imputa un resultado”.

I) 00X6 Elementos normativos estructurales: GARCIA CAVERO, P. (2007). “La


comisión por omisión en el Código Penal peruano”. En: URQUIZO OLAECHEA, J.
(Director) y SALAZAR SÁNCHEZ, N. (Coordinador). Modernas tendencias de dogmá­
tica penal y política criminal. Libro homenaje al Dr. Juan Bustos Ramírez. Lima: Idemsa,
pp. 398-399. “El artículo 13 del Código Penal establece que será sancionado quien omite
impedir la realización de un hecho punible, a condición que, por un lado, tenga el deber
jurídico de impedirlo o crea un peligro inminente que fuere propio para producirlo, y, por
el otro, si la omisión corresponde a la realización del tipo penal mediante un hacer. Estos
son los presupuestos que establece nuestra legislación positiva para poder equiparar la
omisión de evitar un delito con la realización activa del mismo”.

I) (1(1X7 Diferencias entre comisión, omisión y omisión impropia: JESCHECK, H.


y WEIGEND, T. (2002). Tratado de Derecho Penal. Parte general. Traducción de la

137
A rt. 13 L ibro primero / Parte general

5a edición por M. Olmedo y Cardenete. Granada: Comares, § 58 III/l y 2, pp. 651-652.


“Los delitos de omisión se clasifican en dos grupos: los delitos de omisión propia (delicia
omissiva) y los delitos de omisión impropia (delicia commissivapor omissionem). Correc­
tamente, en adhesión a la concepción que al respecto se ha suministrado, hay que conside­
rar como delitos de omisión propia aquellos cuyo contenido se agota en la no realización
de una acción exigida por la ley [...] por el contrario, en los delitos de omisión impro­
pia al garante le es impuesto un deber de evitar el resultado. El acaecimiento de este per­
tenece al tipo y el garante que infringe dicho deber es responsabilizado por el resultado
típico sobrevenido. Los delitos de omisión impropia son, por ello, el equivalente a los de­
litos de resultado”.

I) lllliSN Posición de garante o garantía y deber jurídico especial de garante: LUZÓN


PEÑA, D. (2016). Derecho Penal. Parte general. 3a edición. Montevideo: B de F, p. 31.
“La posición de garante o deber jurídico especial de evitación ha sido una exigencia doc­
trinal prácticamente unánime para restringir el círculo de autores cuya omisión de evitar
un resultado típico es mucho más grave que la del ciudadano cualquiera y se ha conside­
rado imprescindible para poder imputarle al garante el resultado como si lo hubiera cau­
sado con su actividad.
Pero, efectivamente, la posición de garante es condición necesaria pero no suficiente de
la equivalencia de una omisión con la comisión activa: pues como veremos [...], solo hay
equivalencia si socio-normativamente se puede afirmar que las reglas sociales dan por
seguro, por descontado, que estando presente esa persona no hay peligro o el peligro está
totalmente controlado o el bien jurídico está seguro y protegido (y por eso la omisión crea
o descontrola y con ello aumenta decisivamente el peligro); y esa expectativa de seguri­
dad por las normas sociales requiere como mínimo que estemos ante un garante, aunque
a continuación haya que restringir aún más dentro de los garantes, pero desde luego no se
puede dar esa seguridad de control del riesgo frente a los ciudadanos comentes que no tie­
nen un deber jurídico especial de garantizar que no se producirá el resultado”.

JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Posición de garante en los delitos de comisión por omisión / La
posición de garante como requisito de la punibilidad de los delitos de comisión por omi­
sión / Omisión impropia y deber de garante. CORTES SUPERIORES: Omisión impro­
pia y deberes de injerencia relacionados con la competencia de los representantes lega­
les de las personas jurídicas. JURISPRUDENCIA EXTRANJERA: Omisión impropia
y deberes procedentes de la injerencia / Elementos objetivos y subjetivos en las conduc­
tas omisivas impropias.

CO RTE SU PREM A

J 0161 P osición de g a ra n te en los delitos d e com isión p o r om isió n : “Que [...] la comi­
sión por omisión u omisión impropia se configura cuando el sujeto activo se encuentra
en una posición de garante con relación al bien jurídico, entendido como el deber de rea­
lizar acciones de salvamento y protección para evitar su lesión o puesta en peligro, por

138
B ases de la punibilidad A rt . 13

situarse el bien jurídico en una relación de dependencia respecto a quien ostenta dicho
deber; que, por lo tanto, el encausado no tenía la posición de garante en el hecho incrimi­
nado, pues si bien fue jefe del Grupo de Intervenciones Rápidas -GIR—y en esas circuns­
tancias apoyó la intervención policial del agraviado, quien fue conducido e ingresado a la
Comisaría de Sullana -lugar donde se produjo el deceso- Dicho recinto no se encontraba
bajo su custodia ni responsabilidad, en consecuencia no ostentaba la posición de garante
-porque no reunió los requisitos especiales para ser un sujeto cualificado- y, por ende, no
tenía la responsabilidad jurídicamente impuesta de hacer lo posible para evitar el resul­
tado, pues no se llegó a acreditar la existencia de una estrecha relación entre el mencio­
nado encausado y el bien jurídico que debió proteger, de manera tal que en sus manos
haya estado el control de la situación” (R. N. N ° 1008-2010-Piura, del 05/08/2010, Sala
Penal Permanente).

J 0162 La posición de garante como requisito de la punibilidad de los delitos de comi­


sión por omisión: “[...] la existencia de un delito de omisión viene determinado sobre la
estructura que presenta un delito ejecutado en ‘comisión por omisión’, la cual exige que
el sujeto haya dejado de hacer aquello que por su posición de garante venía obligado a
realizar, de ahí que la ausencia de dicho comportamiento pueda vincularse al resultado
finalmente producido sobre la base de la evitación del resultado. Sin embargo, de la revi­
sión de los actuados no se ha logrado acreditar que el procesado [...] tenía la posición de
garante, la cual le haya permitido omitir o impedir la realización de un hecho punible,
toda vez que, [...] si el rol marca el límite de la responsabilidad, asimismo marca el límite
de la posición de garante, de tal manera que no existe un deber de garante de evitación
de un resultado lesivo por parte de quien obra en pleno ejercicio legítimo de su rol social.
Por lo mismo, no es imputable objetivamente la conducta de quien no quebranta una posi­
ción o deber de garante. Tomando incluso lo señalado por la doctrina especializada, que
las únicas fuentes que fundamentarían el deber jurídico es la ley y el contrato, no obrando
en autos ninguna de estas posibles fuentes jurídicas que relacionen al procesado como
un obligado especial que haya omitido la realización de algún acto en el desempeño de
su cargo, sino más bien, lo que se le imputa es que dio una orden indebida mediante la
cual habría contribuido a incrementar el riesgo de que el incendio se produjera; por tanto,
habiéndose determinado desde el auto de apertura de instrucción que la conducta concreta
del procesado fue la de haber emitido una determinada orden en el ejercicio de su cargo,
no puede establecerse responsabilidad sobre el incendio acontecido sobre la base de una
omisión, es decir, el no haber hecho algo determinado en la medida en que dicha omisión
nunca se dio porque el procesado [...] sí ‘actuó’, es decir, sí existió un comportamiento
activo, como es el dar una orden telefónica” (R. N. N ° 4744-2007-Lima, del 27/08/2008,
Segunda Sala Penal Transitoria).

J 0163 Omisión impropia y deber de garante: “Nuestro Código Penal vigente le con­
fiere relevancia jurídica, tanto al aspecto activo del comportamiento humano, constituido
por el ejercicio de la finalidad a través de un hacer, como a su aspecto pasivo, constituido
por la omisión; dicha omisión social y jurídicamente relevante está referida a la realiza­
ción de una acción determinada que le es exigida al agente; de allí que estructuralmente
los delitos omisivos consistan en la infracción de un deber jurídico, no estando todos estos

139
A rt. 13 L ibro primero / Parte general

comportamientos omisivos penalmente relevantes descritos por un tipo penal, es por ello
que la doctrina reconoce la existencia de delitos omisivos impropios, o llamados también
de comisión por omisión; respecto de los cuales el Código Penal en su artículo 13 esta­
blece una cláusula de equiparación que nos permite adecuar el comportamiento omisivo
al comisivo, siendo preciso para ello constatar no solo la causalidad de la omisión, sino
también la existencia de un deber de evitar el resultado por parte del agente frente al bien
jurídico, vale decir, de un deber de garante; que en el caso de autos se verifica la existen­
cia de esta causalidad hipotética, es decir, la posibilidad que tuvo el encausado de evitar
el resultado; en principio, por cuanto él tenía la condición de efectivo policial al mando
de la patrulla a bordo de la cual se desplazó a los agraviados, ya que tenía mayor jerar­
quía frente a sus encausados, y por cuanto estaba obligado a impedir la realización del
delito, para lo cual tenía plena capacidad, siéndole, por ello, el resultado lesivo perfec­
tamente imputable; también se hallaba en una posición de garante frente al bien jurídico
de los agraviados, ya que esta surge también cuando el agente tiene el deber de vigilar la
conducta de otras personas” (Ejecutoria Suprema del 25/08/1999, Exp. N° 2528-99-Lima.
En: Revista Peruana de Jurisprudencia (2000). Año II. N° 3. Normas Legales, Trujillo,
p. 358).

CORTES SUPERIORES
J 0164 O m isión im propia y deberes de injerencia relacion ados con la com petencia de
los representantes legales de las perso n a s ju ríd ica s: “Respecto a la posición de garante,
exigida en los delitos de comisión por omisión, se entiende que quien configura estable­
mente una organización está en todo caso obligado a eliminar el peligro de ella derivado.
El fundamento normativo de la posición de garante estriba en la ponderación de intereses,
donde dicha ponderación pretende responder a la pregunta acerca de quién es especial­
mente competente, de acuerdo con los principios de distribución adecuada de libertades y
de cargas, para evitar que se produzcan determinados cursos causales peligrosos para bie­
nes jurídicos de terceros; en consecuencia, atribuir responsabilidad penal por omisión al
representante de una determinada empresa por todos los hechos cometidos por sus depen­
dientes, sería negar el principio de confianza que impera en todas las relaciones contrac­
tuales de subordinación y coordinación” (Ejecutoria Superior de la Sala Penal de Apela­
ciones para Procesos Sumarios con Reos Libres de la Corte Superior de Justicia de Lima
del 13/05/1998, Exp. N°8380-97-A-Lima. En: BACA CABRERA, £>.; ROJAS VARGAS,
F. y NEIRA HUAMAN, M. (1999). Jurisprudencia penal: Procesos sumarios. Gaceta
Jurídica, Lima, p. 633).

JURISPRUDENCIA EXTRANJERA
J 0165 O m isión im propia y deberes pro ced en tes d e la injerencia: “Una correcta valo­
ración jurídica de los hechos debería; en realidad, haber considerado que el fundamento
de la responsabilidad del recurrente respecto de la muerte ocasionada no es su compor­
tamiento activo; sino la omisión de impedir el resultado para el cual había creado con
su hecho anterior el peligro de su producción [...]. No cabe duda, en primer lugar, que
el recurrente creó el peligro antijurídico al arrojar el colchón hacia el lugar en el que
sabía se podía encontrar la víctima. Por lo tanto, cuando se percató de que el peligro
había tenido comienzo de concreción se encontraba en posición de garante fundado en su

140
B ases de la punibilidad A rt. 14

hecho anterior y; consecuentemente, estaba obligado a actuar para impedir el resultado”


(Sentencia del Tribunal Supremo español del 28/01/1994 (Pte. Granados). En: FE1JOO,
B. (1999). Homicidio y lesiones imprudentes: Requisitos y límites materiales. Edijus,
Madrid, p. 45).

J 0166 E lem en tos objetivos y su bjetivos en las conductas om isivas im propias: “La
acusada tuvo, en primer lugar, conocimiento de la situación que generaba su deber de
actuar, dado que fue ella misma la que encerró a los niños en el piso en que fueron encon­
trados. Por las mismas razones, supo que en tales condiciones, los niños no tenían posibi­
lidad de acceder a alimento alguno y que, en consecuencia, dependían para su subsisten­
cia de la alimentación que ella misma le debía proporcionar. Asimismo, no cabe duda que
la procesada tuvo conocimiento de su capacidad de acción; es decir, la posibilidad de ali­
mentar y cuidar de los niños por sí misma [...]. Por último, no ofrece tampoco la menor
duda que la recurrente tuvo conocimiento de las circunstancias que fundamentan su posi­
ción de garante, es decir, las circunstancias de las que surgía su deber de impedir la pro­
ducción del resultado”. (En: MORENO y BRAVO, E. (1997). Autoría en la doctrina del
Tribunal Supremo. Dykinson, Madrid, p. 129).

----------------- §-------------------

ARTÍCULO 14 Error de tipo y error de prohibición


El error sobre un elemento del tipo penal o respecto a una circunstancia que agrave
la pena, si es invencible, excluye la responsabilidad o la agravación. Si fuere venci­
ble, la infracción será castigada como culposa cuando se hallare prevista como tal
en la ley.
El error invencible sobre la ilicitud del hecho constitutivo de la infracción penal,
excluye la responsabilidad. Si el error fuere vencible se atenuará la pena.
N ormas concordantes
CP: arts. VII, 12, 15

DOCTRINA

Sumario: Error de tipo y error de prohibición / Concepto de error de tipo / Concepto de error de
prohibición / Error vencible de tipo y error vencible de prohibición / Ámbito de aplica­
ción del error de tipo.

I) (IOS1) E rror de tipo y error de prohibición: MEINI, I. (2014). Lecciones de Derecho


Penal. Parte general. Teoría jurídica del delito. Lima: Fondo Editorial de la Pontificia
Universidad Católica del Perú, p. 294. “Al caer sobre objetos distintos, los errores de
tipo y de prohibición generan consecuencias distintas. En cuanto al error de tipo, dado
que se analiza en la tipicidad, a ella afecta: el error de tipo invencible determina que el

141
A rt. 14 L ibro primero / Parte general

comportamiento sea típico por ausencia de los elementos subjetivos (dolo e imprudencia)
y el error de tipo vencible conlleva a que la infracción se califique de imprudente porque
el sujeto habría podido percatarse de su error si hubiera sido negligente o cuidadoso. Por
su parte, el error de prohibición, al analizarse en la culpabilidad -en particular en la no
exigibilidad de otra conducta-, solo repercute en ella y no en la tipicidad ni en la antiju­
ridicidad; categorías que previamente habrán debido ser acreditadas para llegar al análi­
sis de la culpabilidad. Así, el error de prohibición invencible es una causa de exculpación
que impide la atribución del injusto al sujeto y el consecuente reproche de culpabilidad;
y el error de prohibición vencible atenúa la culpabilidad del sujeto, el reproche penal y,
en consecuencia, la pena”.

I ) l)()‘)() Concepto de error de tipo: BACIGALUPO, E. (1997). Principios del Dere­


cho Penal. Parte general. 4a edición. Madrid: Akal/Iure, p. 232. “El dolo se excluye
cuando el autor ha obrado con un error sobre los elementos del tipo objetivo, es decir,
sobre la concurrencia de circunstancias y elementos que permiten conocer la existencia
de un peligro concreto de realización del tipo. Si el autor ignora que detrás de una mata
(ramaje), sobre la que dispara con el propósito de probar el funcionamiento del revólver,
hay un vagabundo durmiendo y lo mata, no habrá obrado con dolo de homicidio, y even­
tualmente solo podrá ser responsabilizado por homicidio imprudente [...]”.

Dllll'H Concepto de error de prohibición: ROXIN, C. (1997). Derecho Penal. Parte


general. Traducción de la 2a edición alemana y notas por Diego Manuel Luzón Peña,
M. Díaz y García Conlledo y Javier de Vicente Remesal. Madrid: Civitas, §21- 1/1,
p. 861. “Concurre un error de prohibición cuando el sujeto, pese a conocer completamente
la situación o supuesto de hecho de injusto, no sabe que su actuación no está permitida,
p. ej., alguien graba una cinta magnetofónica, sin que lo sepa su interlocutor, la conver­
sación telefónica que está manteniendo; no le pasa por la cabeza la idea de que eso pueda
estar prohibido. O alguien organiza para fines de beneficencia una lotería pública; no sos­
pecha que necesita una autorización oficial para ello. O alguien seduce a una muchacha
de quince años; conoce su edad, pero considera permitido su hecho”.

I) 0092 E rror vencible de tipo y error vencible de prohibición: POLAINO NAVA-


RRETE, P. (2017). Lecciones de Derecho Penal. Parte general. Tomo II. 2a edición.
Madrid: Tecnos, pp. 200-201. “El error vencible de tipo excluye el dolo y determina res­
ponsabilidad penal a título de culpa, pero solo si existe descripción legal del tipo culposo,
lo que sucede solo en supuestos expresamente determinados en el CP, que son excepcio­
nales en la sistemática legal que ha derogado la cláusula general de la imprudencia puni­
ble. El error vencible de prohibición mantiene en todo caso responsabilidad penal por
realización de tipo doloso, aunque disminuida en uno o dos grados según el nivel más o
menos elevado de superabilidad del error. Así pues, se llega a la situación normativa de
dispensar tratamiento desigual a ambos supuestos de error vencible, que materialmente
serían equiparables pero que resultan diferenciados entre sí por la decisión político-crimi­
nal de desincriminar como regla general los tipos culposos, con independencia de la gra­
vedad del delito y de la relevancia del bien jurídico lesionado”.

142
B ases de la punibilidad A rt. 14

I) 1)091 Ámbito de aplicación del error de tipo: LAS CANO, C. (2002). “El tipo
doloso de comisión”. En: LASCANO, C. (Director). Derecho Penal. Parte general.
Córdova: Advocatus, p. 287. “El error de tipo puede recaer sobre un elemento del tipo
básico, sin el cual desaparece la tipicidad -por ejemplo, el autor cree que la cosa de la
cual se apodera no pertenece a un tercero sino que es suya-, o sobre una circunstancia
agravante o atenuante del tipo calificado, -por ejemplo, aunque quiere matar a otro, el
sujeto no sabe que la víctima es su padre- en cuyo caso su error es accidental porque solo
excluye el tipo de parricidio, pero no el de homicidio simple”.

lüls JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: La prueba en el error de prohibición. ACUERDO


PLENARIO: Especial referencia a los errores de tipo, prohibición y cultural en el marco
de la administración de justicia por parte de los ronderos. CORTE SUPREMA: Defini­
ción de error de tipo / Definición de los errores de tipo vencibles e invencibles / Defini­
ción de error de tipo vencible / Contenido y consecuencias del error de tipo / Error de tipo
y excepción de naturaleza de acción / Contenido del error de prohibición / Definición
del error de prohibición invencible / Alcances del error de prohibición / El error de tipo
invencible desaparece el elemento de culpabilidad pues el comportamiento resulta atí­
pico / Error de tipo y la exclusión de la responsabilidad penal del procesado / Diligencia
debida en el error de tipo / El error recae en los elementos normativos o descriptivos del
tipo objetivo / El acusado tiene la carga de la prueba si alega error vencible o invencible
en la imputación de un hecho punible / La carencia de verosimilitud y lógica de la prueba
enerva la alegación del error de tipo en la comisión del delito contra la libertad sexual /
Incorrecta utilización de las reglas de la experiencia en la aplicación de un error de tipo /
Carencia de valor probatorio. Límite de la alegación del error de tipo / En el delito
de violación sexual (menor de 14 años) la norma penal no admite actuar culposo del
imputado, por consiguiente se le exime de responsabilidad penal / Aplicación del error
de tipo vencible desaparece responsabilidad del imputado por violación sexual de una
menor de edad, pues elimina el actuar doloso y no se puede punir el ilícito de ‘violación
sexual culposa’ / La confianza entre el procesado y la agraviada no es garantía de que
primero haya actuado dolosamente en el delito de violación sexual de menor de 14 años
/ Inconsistencia de la alegación del error de tipo en los delitos contra la libertad sexual
/ Error de prohibición invencible (desconocimiento de la ilicitud de la infracción penal)
/ Error de prohibición vencible atenúa la pena, pero no afecta el tipo del delito come­
tido. Violación sexual de menor de edad en una comunidad nativa / Error de prohibi­
ción cuando el agente no realizó las diligencias debidas para apartarse del error venci­
ble en que estaba inmerso / Error de prohibición vencible. Conviviente de una menor de
edad debe valorar la licitud de su relación / El reconocimiento expreso de la ilicitud de
mantener relaciones sexuales con una menor de catorce años (más aun de forma clan­
destina) imposibilita la aplicación del error de prohibición / Error de prohibición ven­
cible en el contexto de la justicia ronderil constitucionalmente reconocida. CORTES
SUPERIORES: Distinción entre error de tipo y error de prohibición.

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
J 0167 L a p ru e b a en el error de p roh ibición '. “Resulta ser una prueba inútil. Ella en sí
misma no permite establecer la existencia o inexistencia del hecho que se pretende probar

143
A rt. 14 L ibro primero / Parte general

o verificar con su ofrecimiento o actuación, que es, finalmente, la capacidad de reacción


normativa y la intemalización de la norma por parte del sujeto. Justamente, se ha seña­
lado que la prueba del error de prohibición versa: ‘[...] sobre si el sujeto es responsable de
la ausencia de motivación conforme a Derecho [...]. A esa conclusión difícilmente puede
llegarse a partir de una prueba directa distinta de las propias manifestaciones del acusado,
de modo que si el propio sujeto invoca error, solo una manifiesta contradicción a partir de
máximas de experiencia puede hacer decaer su propia declaración al respecto [...]. En el
presente caso, como se ha podido establecer, la parte demandante pretendió acreditar que
incurrió en error de prohibición con la postulación de un medio probatorio que parece no
cumplir con el nivel de validez exigido. En realidad, la actuación de las testimoniales no
hubiera llegado a asegurar la existencia del error de prohibición. Lo único que se hubiera
llegado a expresar es el hecho de que el asesor legal externo de [...] y también el asesor
legal interno emitieron un informe favorable, pero no que hubo un error subjetivo de apre­
ciación al momento de cometer el delito” (STC Exp. N° 6712-2005-HC/TC-Lima, caso:
Magaly Jesús Medina VelayNey Guerrero Orellana, del 17/10/2005, f. j. 23).

A C U ER D O PLEN A RIO
J 0168 E special referen cia a los errores de tipo, p ro h ib ició n , y cu ltu ral en e l m arco
d e la adm inistración de ju stic ia p o r p a rte de lo s ronderos: “El agente, [...] como conse­
cuencia de su patrón cultural rondero puede actuar (i) sin dolo -error de tipo- al no serle
exigióle el conocimiento sobre el riesgo para el bien jurídico; (ii) por error de prohibición
porque desconoce la ilicitud de su comportamiento, esto es, la existencia o el alcance de
la norma permisiva o prohibitiva; o (iii) sin comprender la ilicitud del comportamiento
ejecutado o sin tener la capacidad de comportarse de acuerdo a aquella comprensión [...].
Las normas que en este caso se han de tomar en cuenta para la exención de pena por diver­
sidad cultural serán, en todo caso, las previstas en los artículos 14 y 15 del CP. Es de rigor,
sin embargo, prevenir que en el caso de ronderos es de muy difícil concurrencia -aunque
no imposible ni inusitado- los casos de error de tipo y, en muchos supuestos, las prescrip­
ciones del artículo 15 del CP -que entraña un problema no de conocimiento sino de com­
prensión, de incapacidad de comportarse de acuerdo con cánones culturales que al sujeto
le resultan extraños—, porque los ronderos, como regla ordinaria, son individuos integra­
dos al Estado total o parcialmente en cuya virtud al tener contacto con la sociedad ‘oficial’
como parte de su modo de vida, aunque sea parcialmente, se les puede exigir algún tipo de
conducta acorde a las normas del Estado, por lo que puede intentar motivar su conducta y,
por ende, desaprobarla cuando sea contraria a los intereses predominantes de la sociedad
con la cual se relaciona” (Acuerdo Plenario N ° 1-2009/CJ-116 sobre “Rondas campesi­
nas y Derecho Penal ”, del 13/11/2009, f. j. 15, VPleno Jurisdiccional de las Salas Pena­
les Permanente y Transitorias).

CORTE SUPREMA
J 0169 D efinición de error de tipo: “El error de tipo [artículo 14 del CP] con trascen­
dencia en los elementos descriptivos del ilícito penal se presenta cuando el agente tiene
una representación equivocada de una circunstancia a la que se hace referencia en el tipo
objetivo, que describe la conducta prohibida, entre las que se consideran: la calidad del
sujeto activo, la calidad de la víctima, el comportamiento activo u omisivo, las formas y

144
B ases de la punibilidad A rt. 14

medios de la acción, el objeto material, el resultado, la relación de causalidad y los crite­


rios para imputar objetivamente el resultado al comportamiento” (R. N. N° 1316-2013-La
Libertad. En: Gaceta Penal & Procesal Penal. Tomo 60. Gaceta Jurídica, Lima, p. 115).

J 0170 D efinición de los errores de tipo vencibles e invencibles: “El error de tipo es
vencible cuando el sujeto, actuando con la diligencia debida, hubiese podido darse cuenta
del defecto de apreciación en el que incurría; es un error superable que solo elimina el
dolo, dejando subsistente la culpa, por lo que el hecho es sancionado como un delito cul­
poso si se halla previsto como tal en la ley. El error de tipo invencible, en cambio, se pre­
senta cuando, a pesar de obrar con la diligencia debida, el sujeto no puede darse cuenta
de su error; es un error insuperable, en donde el agente queda exento de responsabilidad
penal, pues se elimina tanto el dolo como la culpa” (R. N. N° 1384-2009-Madre de Dios.
En: Gaceta Penal & Procesal Penal. Tomo 39. Gaceta Jurídica, Lima, p. 174).

J 0171 D efinición de los errores de tipo vencibles e invencibles: “El error surge cuando
el sujeto tiene una falsa representación de la realidad o no entiende de manera correcta el
significado social o jurídico de sus actos. Ahora bien, el error de tipo se encuentra regu­
lado en el primer párrafo del artículo 14 del Código Penal, este recae sobre un elemento
objetivo del tipo que el agente desconoce o no reconoce realmente. El error de tipo es de
carácter vencible si el sujeto, actuando dentro de los parámetros de la diligencia debida,
hubiese podido darse cuenta del error en que incurría, se trata pues de un error supe­
rable; aquí se elimina el dolo pero subsiste la culpa y el hecho será sancionado como
un delito culposo siempre y cuando se encuentre tipificado en el Código Penal, ya que
según lo establece el artículo 12 del Código Sustantivo, con relación a los delitos culpo­
sos se adopta el sistema de numerus clausus. Sin embargo, el error invencible se presenta
cuando, a pesar de haber actuado con la diligencia debida el sujeto no puede darse cuenta
de su error, es decir, es un error de carácter insuperable, en donde el agente queda exento
de responsabilidad penal, pues se elimina tanto el dolo como la culpa, configurándose una
causal de atipicidad” (Ejecutoria Suprema del 01/10/2004. R. N. N° 63-04-La Libertad.
En: Jurisprudencia penal (2005). Tomo II. Normas Legales, Trujillo, p. 48).

J 0172 D efinición de error de tipo vencible: “El error de tipo vencible es aquel que
hubiese podido superarse observando la debida diligencia por la previsibilidad, cognosci­
bilidad o advertibilidad y evitabilidad del resultado, por lo que se deberá valorar el con­
creto comportamiento desplegado por el imputado, atendiendo a sus características per­
sonales, para establecer si estaba en la posibilidad de conocer real y objetivamente que la
víctima tenía trece años, dado que la vencibilidad del error de tipo debe determinarse en
función a la capacidad del sujeto para evitar la realización del tipo cognoscible” (R. N.
N° 2317-2011-Huánuco. En: Gaceta Penal & Procesal Penal. Tomo 47, Gaceta Jurídica,
Lima, p. 98).

J 0173 C ontenido y consecuencias del error de tipo: “El error de tipo surge cuando en
la comisión del hecho se desconoce un elemento del tipo penal o una circunstancia que
agrave la pena, si es invencible excluye la responsabilidad o la agravación. Si fuere ven­
cible, la infracción será castigada como culposa cuando se hallare prevista como tal en la
ley. Aludiéndose con el término ‘elemento’ a los componentes de la tipicidad objetiva del

145
A rt. 14 L ibro primero / Parte general

tipo penal, referentes al autor, la acción, bien jurídico, causalidad, imputación objetiva
y los elementos descriptivos y normativos. En ese sentido, el dolo presupone el conoci­
miento de todos los elementos del tipo objetivo y en el error de tipo falta ese conocimiento
total o parcialmente, el mismo que excluye el dolo” (Ejecutoria Suprema del 04/10/2004,
R. N. N° 227-2004-Lima. ÁVALOS RODRÍGUEZ, C. y ROBLES BRICEÑO, M. (2005).
“Modernas tendencias dogmáticas en lajurisprudencia penal de la Corte Suprema En:
Diálogo con la Jurisprudencia. Gaceta Jurídica, Lima, p. 107).

J 0174 E rro r de tipo y excepción de naturaleza de acción: “Que en cuanto a la legali­


dad de las normas cuestionadas, como marco general se plantea una actuación mediando
en todo caso un error de tipo, que elimina el dolo, en tanto que se sostiene haber actuado
con arreglo a la ley; que el carácter indebido de aquellas, por cierto, es cuestionable a par­
tir de la Dirección Nacional de Presupuesto Público, órgano público que tiene la autori­
dad para definir los alcances de la gestión presupuestaria del Estado, por lo que -como
ya se anotó- solo cabe para quienes participaron en la emisión de las decisiones y direc­
tivas, desde la perspectiva del juicio de tipicidad subjetiva, alegar la ausencia de dolo
a través del error de tipo. Como ya lo tiene establecido este Supremo Tribunal, el aná­
lisis del tipo subjetivo no importa un juicio ajeno al ámbito de la excepción de natura­
leza de acción radicada en el cuestionamiento al carácter típicamente antijurídico de la
conducta imputada o su ausencia de punibilidad, lo que se produce cuando concurre una
excusa absolutoria o no cumplirse una condición objetiva de punibilidad” (Ejecutoria Su­
prema del 15/03/2004, R. N. N ° 0146-2003-Lambayeque. En: SAN MARTÍN CASTRO,
César (2006). Jurisprudencia y precedente penal vinculante. Selección de ejecutorias de
la Corte Suprema. Palestra, Lima, p. 262).

J 0175 C ontenido d el error de proh ibición : “La conducta del agente de cuidar a una
menor de edad por un acto de solidaridad humana prodigándole cuidado en un ambiente
familiar por más de dos años y medio, otorgándole además sus apellidos, no puede ser
considerado delito de alteración y supresión del estado civil y tampoco puede ser pasible
de una sanción penal; puesto que su conducta no merece el juicio de reproche al haber
actuado altruistamente, debiéndose apreciar la existencia de un error de prohibición sobre
la licitud de la conducta por haber creído; el sujeto activo, estar actuando con arreglo al
ordenamiento jurídico; por lo que su proceder carece de culpabilidad conforme a lo dis­
puesto por el último parágrafo del artículo catorce del Código Penal” (Ejecutoria Su­
prema del 15/08/1997, Exp. N° 4103-96-Lima).

J 0176 D efinición de error d e p ro h ib ició n invencible: “Actúa bajo error de prohibi­


ción exculpante quien a través de sus actos consideró que estaba procediendo con arreglo
al orden jurídico; y en estado de necesidad, al recabar un certificado médico para acre­
ditar el nacimiento de una menor abandonada, con el objeto de que pueda ser atendida
médicamente al encontrarse en peligro de muerte; no siendo dicha conducta merecedora
del juicio de reproche, al haber actuado los acusados altruistamente y en error de prohi­
bición sobre la ilicitud de su conducta” (Exp. N° 4103-96-Lima. En: ROJAS VARGAS, F.
(1999). Jurisprudencia penal. Gaceta Jurídica, Lima, p. 146).

146
B ases de la punibilidad A rt. 14

J 0177 A lcan ces d el error de proh ibición : “Los cargos efectuados por el representante
del Ministerio Público no se han acreditado de modo alguno, puesto que el encausado al
efectuar las llamadas de larga distancia de carácter personal, en su condición de direc­
tor del hospital, lo hizo pensando que era uno de sus derechos y que le estaba permitido,
al no tener ninguna comunicación que estableciera lo contrario, por lo que actuó en error
de prohibición, ya que consideró que estaba procediendo por la condición de jefe y des­
conocía que al efectuar las llamadas telefónicas a larga distancia se configuraba delito de
peculado de uso” (Ejecutoria Suprema del 21/03/2003, Exp. N° 1522-2000-Ayacucho.
En: SALAZAR SANCHEZ, N. (2004). Delitos contra la Administración Pública. Jurispru­
dencia penal. Jurista, Lima, p. 397).

J 0178 E l error de tipo in vencible desaparece e l elem ento de cu lp a b ilid a d p u es e l com ­


po rtam ien to resu lta atípico : “F. J. 6. De la valoración conjunta del acervo probatoria, se
advierte la presencia de un erro de tipo invencible -que desaparece la culpabilidad por­
que el comportamiento resulta atípico-, en tanto el acusado habría tenido una representa­
ción equivocada de una circunstancia objetiva, de la descripción de la conducta prohibida
por la norma penal: creía que la víctima tenía más de catorce años de edad y, por tanto,
desconocía que su conducta se adecuaba a la descripción del tipo penal, lo que impide
construir o fundar un juicio de reproche. En todo caso, las distintas versiones, más allá de
toda razonable -que exige que la prueba se establezca por encima de cualquier duda-; esa
situación excluyente de certeza beneficia al acusado como garantía en la culminación del
debido proceso. F. J . 7. Cabe acotar que el error de tipo con transcendencia en los elemen­
tos descriptivos del ilícito penal se encuentra regulado en el artículo 14 del Código Penal,
y se presenta cuando el agente tiene una representación equivocada de una circunstancia-
descriptiva, a la que se hace referencia en el tipo legal objetivo, que describe la conducta
prohibida, entre las que consideran la calidad del sujeto activo del delito, la calidad de la
víctima, el comportamiento, las formas y medios de la acción, el objeto material, el resul­
tado, la relación de causalidad y los criterios para imputar objetivamente el resultado al
comportamiento; en el caso concreto: la edad de la víctima. Por tanto, desconoce que su
conducta se adecúa a un tipo penal” (R. N. N° 1316-2013-La Libertad, del 14/06/2013,
ff. jj. 6 y 7, Sala Penal Transitoria).

J 0179 E rro r de tipo y la exclusión de la responsabilidad p e n a l d e l procesado: “Que


[...] se concluye que en caso sub júduce se presentó un error de tipo de carácter invenci­
ble, porque de la imputación dirigida contra el imputado se advierte que el encausado no
pudo conocer en ese momento, que la víctima tenía menos de catorce años de edad; sin
embrago, lo pudo saber con un mínimo de diligencia. Que, en consecuencia, este desco­
nocimiento o falso conocimiento de un elemento del tipo penal, que elimina el dolo con­
duce a la exclusión de la responsabilidad penal del encausado, al no existir el tipo cul­
poso de violación sexual de menor” (R. N. N ° 2698-2013-Ucayali, del 03/10/2013,/. j. 7,
Sala Penal Transitoria).

J 0180 D iligen cia debida en e l error de tipo: “Que [...] se advierte que no se cuenta
con prueba indubitable, idónea, conducente y útil que demuestre de modo certero que
el encausado haya estado en la posibilidad de conocer con plena certeza que la menor

147
A rt . 14 L ibro primero / Parte general

agraviada, a la fecha de la comisión del evento delictivo, contaba con menos de catorce
años de edad, para de esta forma subsumir la conducta del encausado en el tipo penal de
violación sexual de menor de edad. No obstante, se aprecia que el procesado pudo llegar
a conocer su verdadera edad si tomaba la diligencia debida, pues cuando menos pudo pre­
ocuparse por averiguarla, sin embargo no indagó más al respecto y tan solo asumió como
verdad que esta contaba con más de catorce años de edad, pues como ha mencionado no
se tiene certeza sobre la edad que la menor agraviada le refirió, dado que la víctima no ha
podido precisar si efectivamente brindó una edad errada al encausado [ ...] ; a ello se aúna,
que la menor en todas sus declaraciones ha sostenido que mantuvo una relación sentimen­
tal de ‘enamorados’ con el referido encausado, y que los actos sexuales que mantuvo con
este se produjeron con su consentimiento, lo que ha permitido —según el especialista- que
la menor se identifique y tenga afecto hacia su agresor, en este caso, el recurrente [...]; lo
que se ve reflejado con la decisión de la víctima respecto de continuar con la relación de
enamorados con el encausado, y que incluso habrían estado conviviendo juntamente con
su menor hija, es decir, no se advierte rechazo alguno a su agresor; en ese mismo sentido,
la madre de la menor [...], en su declaración testimonial [...], aseveró que su hija le men­
cionó sobre la relación que mantenía con el recurrente, y que los actos sexuales se habrían
producido con el consentimiento de la menor, y que esta se encontraba en estado de gra­
videz” (R. N. N ° 310-2014-Ayacucho, del 30/10/2014,/. j. 7, Sala Penal Permanente).

J 0181 E l error recae en los elem entos n orm ativos o descriptivos del tipo objetivo:
“El error de tipo como aquel error o ignorancia sobre uno o todos los elementos que inte­
gran el tipo objetivo -la calidad del sujeto activo, la calidad de la víctima, el comporta­
miento activo u omisivo, las formas y medios de acción, el objeto material, el resultado,
la relación de causalidad y los criterios para imputar objetivamente el resultado al com­
portamiento activo u omisivo-. Cabe agregar que el error puede recaer sobre cualquiera
de los elementos del tipo objetivo, ya sean descriptivos o normativos; si el agente ha per­
cibido equivocadamente un elemento típico, el error recae sobre los elementos descripti­
vos, pero si el agente careció de una valoración que le haya permitido comprender el sig­
nificado del elemento típico, el error recae sobre los elementos normativos; además este
error puede ser invencible que excluye la imputación personal, eliminando tanto el dolo y
la culpa, y se produce cuando el agente a pesar de actuar diligentemente no pudo evitarlo
y caso contrario (error superable) se tratará de un error vencible que solo elimina el dolo
pero subsiste la culpa, por ende el hecho será sancionado como culposo siempre y cuando
se encuentre tipificado como tal en el Código Penal” (R. N. N ° 1163-2014-Ayacucho, del
09/10/2014,/j. 3.2, Sala Penal Permanente).

J 0182 E l acusado tiene la carga de la p ru e b a s i alega erro r ven cible o invencible en


la im putación de un hecho p u n ib le : “F. J . 3. Que, en principio, es de destacar que el Tri­
bunal Superior estimó que se trató de prácticas sexuales voluntarias y que el imputado
actuó mediando error de tipo, pues supuso equivocadamente que la agraviada contaba
con quince años de edad, tal como ella misma se lo hizo saber [...]; que a estos efectos
desestimó la versión en contrario de la agraviada, quien mencionó que el acto sexual fue
impuesto y que el citado encausado conocía su edad, incluso la tía de este último así se lo
hizo saber; que siendo así lo que procedía, al rechazar parte o la totalidad de los hechos

148
B ases de la punibilidad A rt. 14

procesales afirmados por el fiscal -propiamente, degradarlos-, era en todo caso absolver
al imputado, pero no declarar fundada una inexistente excepción de naturaleza de acción;
que esta institución solo funciona respecto del hecho objeto del proceso -el cual lo deli­
mita el fiscal, no el Tribunal- [...]. F. J. 5. [...] La presencia de un error, vencible o inven­
cible, requiere un análisis de las circunstancias internas y externas del autor y su entorno
-la carga de la prueba, si se alega error, corresponde al alegante, es decir, él deberá pro­
bar tanto su existencia como, en su caso, su carácter invencible-; que no solo se trata del
análisis lógico y práctico de la afirmación en contrario de los sujetos activo y pasivo del
delito -de sus dichos y explicaciones, del problema de la atendibilidad o preferencia por
una de las versiones-, sino esencialmente del examen de los elementos externos u objeti­
vos, los cuales permitirán imputar al encausado el conocimiento de la edad de la víctima;
que al respecto cabe tener presente las características intemas del imputado -madurez,
sociabilidad, integración cultural, educación, inteligencia-, su actividad social, el tiempo
de conocimiento o de trato con la agraviada y las vinculaciones con ella, y las relaciones
con su entorno social, entre otros” (R. N. N ° 4591-2008-Arequipa, del 18/02/2010, ff. jj.
3 y 5, Sala Penal Permanente).

J 0183 La carencia de verosimilitud y lógica de la prueba enerva la alegación del


error de tipo en la comisión del delito contra la libertad sexual. “Que, el error de tipo,
previsto en el primer párrafo del artículo catorce del Código Penal, es el desconocimiento
o falso conocimiento de un elemento del tipo penal, que conduce, según su invencibili­
dad o vencibilidad, a la exclusión de la responsabilidad penal o la sanción de la infrac­
ción como culposa cuando estuviera prevista como tal en la ley; que, en el presente caso,
el argumento del encausado de que incurrió en un error de tipo por realizar el acto sexual
con la agraviada sin saber que tenía menos de catorce años de edad, carece de apoyo
probatorio; que fluye de autos que el encausado conocía la edad de la víctima, lo que se
infiere de los siguientes datos: i) la coherente y uniforme versión de la agraviada en el
sentido que le comunicó al encausado su verdadera edad [...], ratificada categóricamente
en la diligencia de confrontación [...], y que el encausado incluso la vio con uniforme
de colegio y sabía qué grado de estudios cursaba [...]; ii) el encausado [...] sostuvo que
conoce a la menor desde el año dos mil tres, año en que la agraviada tenía doce años de
edad [...] y que antes de ser enamorados eran amigos [...], lo que concuerda con la decla­
ración de la agraviada quien afirmó que conoce al encausado desde esa época; y iii) el
hecho que, desde el plano de la lógica y la experiencia, no sea verosímil que el encau­
sado, dadas sus condiciones personales (adulto de treinta y un años de edad con instruc­
ción superior), confundiera a una menor de trece años con una adolescente de dieciséis
-como afirma-, tanto más si no consta el particular desarrollo físico de la agraviada que,
según el encausado, motivó su error [...]” (R. N. N ° 2446-2007-Puno, del 15/10/2007,/. j.
4, Sala Penal Permanente).

J 0184 Incorrecta utilización de las reglas de la experiencia en la aplicación de un


error de tipo: “Que las fotografías no tienen data cierta y dado el tiempo del vínculo sen­
timental -cerca de dos años- es inusual que el imputado [...] no conociera la edad de
la agraviada, tanto más si esta es persistente en sostener que le dijo, al principio, que
tenía doce años de edad. El denominado ‘error de tipo’ ha sido indebidamente aplicado.

149
A rt. 14 L ibro primero / Parte general

El Tribunal no empleó correctamente las reglas de experiencia para valorar el conoci­


miento que debió al acusado de la edad de la agraviada. Tampoco advirtió lo que fluye
de la pericia psicológica de la agraviada: el estresor sexual, lo que otorga contunden­
cia a su testimonio de cargo. Además, es muy diferente una niña de doce años -no solo
en aspecto físico sino en su conducta y formación- con una adolescente de quince años:
simples reglas de experiencia psicológica lo revelan [...] (R. N. N ° 764-2013-Callao, del
14/07/2014, f. j. 5, Sala Penal Transitoria).

J 0185 Carencia de valor probatorio. L ím ite de la alegación d e l error de tip o : “El


encausado en su declaración plenaria alegó desconocer la edad de la menor agraviada y
que cuando le preguntó [...], ella le indicó que había cumplido los dieciocho años de edad,
por ello sostiene que se produjo un error de tipo. Que, el error de tipo, previsto en el pri­
mer párrafo del artículo catorce del Código Penal, es el desconocimiento o falso conoci­
miento de un elemento del tipo penal, que conduce, según su invencibilidad o vencibili-
dad, a la exclusión de la responsabilidad penal o la sanción de la infracción como culposa
cuando estuviera prevista como tal en la ley; que, en el presente caso, el argumento del
encausado de que incurrió en un error de tipo por realizar el acto sexual con la agraviada
sin saber que tenía menos de catorce años de edad, carece de apoyo probatorio; pues fluye
de autos que el encausado conocía la edad de la víctima, lo que se infiere de los siguien­
tes datos: i) el encausado al llevar de viaje a la menor mintió sobre su edad y brindó nom­
bres falsos, de ello se colige que trataba de ocultar la real edad de la menor agraviada;
ii) el encausado vio en reiteradas ocasiones a la menor con uniforme escolar, infirién­
dose por ello también que podía presumir su minoría de edad; iii) desde el plano de la
lógica y la experiencia, no es verosímil que el encausado, dadas sus condiciones perso­
nales (adulto de veinticinco años de edad con instrucción superior incompleta, padre de
dos hijos con diferentes parejas), confundiera a una menor de doce años con una adoles­
cente de dieciocho -como afirma-; que, en tal sentido, se concluye que, con relación a la
información de su edad, las declaraciones de la agraviada, además de coherentes y uni­
formes, se corroboraron con datos objetivos y periféricos, sin que, por otro lado, exista
evidencia —motivos espurios o relaciones de enemistad, odio o venganza—que sustente su
incredibilidad subjetiva [...]” (R. N. N ° 158-2009-Lima, del 19/01/2010,/. j. 4, Sala Penal
Transitoria).

J 0186 E n el delito de violación sex u a l (m en or d e 1 4 años) la norm a p e n a l no adm ite


actu ar culposo d el im putado, p o r con sigu ien te se le exim e de respon sabilidad p en al.
“F. J. 4. El error de tipo es aquel error o ignorancia sobre uno o todos los elementos que
integran el tipo objetivo —la calidad del sujeto, la calidad de la víctima, el compoitamiento
activo u omisivo, las formas o medios de acción, el objeto material, el resultado, la rela­
ción de causalidad y los criterios para imputar objetivamente el resultado al comporta­
miento activo u omisivo-. A lo que se debe agregar que este error puede recaer sobre cual­
quiera de los elementos del tipo objetivo ya sean descriptivos o normativos. En efecto, si
el agente ha percibido equivocadamente un elemento típico, el error recae sobre los ele­
mentos normativos. Además este error puede ser invencible, que excluye la imputación
personal, eliminando el dolo y la culpa, y se produce cuando el agente a pesar de actuar
diligentemente no pudo evitarlo, caso contrario se tratará de un error vencible que solo

150
B ases de la punibilidad A rt. 14

elimina el dolo pero subsiste la culpa, sancionando el hecho como culposo cuando se
encuentre tipificado como tal en la norma penal, conforme lo informa el primer párrafo
del artículo catorce del Código Penal. F. J . 5. En cuando a la agraviada, [...] en su decla­
ración preliminar [...], no mencionó que haya mentido al encausado [...] sobre su edad
[...], refirió que mantenía relaciones sexuales desde los once años de edad, pero no aludió
haber comunicado su edad [...] señaló que mantuvo relaciones sexuales con su consenti­
miento, pero que nunca comunicó sobre su edad porque nunca se lo preguntó y tampoco
se lo mencionó. F. J . 6. [...] El encausado reconoció haber sostenido relaciones sexua­
les con la agraviada dentro de una relación sentimental, producto de la cual procrearon
una hija [...] agregando que desconocía la edad exacta de la menor agraviada, quién apa­
rentaba tener unos catorce años de edad, [...] precisando que el error sobre la edad cro­
nológica de la menor agraviada fue porque esta nunca comento su edad, aseveración que
adquiere verosimilitud por el mérito de las declaraciones dadas por la menor agraviada y
delpaneux fotográfico [...] donde se aprecia que esta aparenta físicamente una edad supe­
rior a la que tiene, todo lo cual evidencia que efectivamente el precitado encausado prac­
ticó el acto sexual con la agraviada en su creencia que contaba con más de catorce años de
edad. F. J. 7. En consecuencia, en su actuar existió un error de tipo sobre uno de los ele­
mentos descriptivos del tipo penal de violación sexual de menor de catorce años de edad,
el que fue vencible, por cuanto el encausado [...] actuando con las previsiones del caso se
hubiera dado cuenta del error en el que incurría, lo cual elimina el dolo, pero subsiste la
culpa, por consiguiente, queda exento de responsabilidad, puesto que el Código Penal no
contempla el tipo culposo de violación sexual de menor de catorce años de edad” (R. N.
N° 365-2014-Ucayali, del 12/12/2014, fifi. jj. 4, 5, 6, y 7, Sala Penal Permanente).

J 0187 A plicación del error de tipo vencible desaparece respon sabilidad d el im pu­
tado p o r violación sex u a l de una m en or de edad, p u e s elim ina e l actu ar doloso y no
se p u e d e p u n ir e l ilícito de “violación sexu al cu lposa”: “Que, el consentimiento solo
tiene efectos de atipicidad en los delitos de violación sexual cuando el sujeto pasivo tiene
catorce o más años de edad; por ello, dicho efecto solo resultaría operable en este caso
desde que la menor cumplió sus catorce años de edad -enero de dos mil ocho- hasta la
culminación de las relaciones sexuales consentidas -mayo de dos mil ocho-, no siendo
aplicable cuando tenía trece años de edad; sin embargo, advertimos en el proceso un
elemento que impide la configuración del tipo subjetivo, esto es, un error de tipo, por
cuanto el encausado, [...] expresó que la menor le había referido -cuando tuvieron rela­
ciones sexuales en el mes de diciembre de dos mil siete- que tenía catorce años de edad
y no trece, lo que motivó al encausado a mantener las relaciones sexuales consentidas
con ella, puesto que no habría podido advertir que tenía menos años; además, esta con­
clusión es respaldada por la declaración jurada, [...], perteneciente a [...] la propietaria
del inmueble donde habitaba el encausado, señalando que este trajo a la menor a su habi­
tación, no cuestionándole dicha conducta porque la menor agraviada parecía tener unos
veinte años de edad; en ese sentido, su conducta no se encuadra en el tipo penal de vio­
lación sexual de menor al generarse un error de tipo, puesto que el encausado estuvo en
error o ignorancia sobre uno de los elementos que integran el tipo objetivo -la edad de
la menor- [...], resultando atípica su conducta al no haber actuado con dolo, y porque
resulta irrelevante determinar si el error fue invencible o vencible, puesto que de pre­
sentarse el segundo caso no podría determinarse una pena en base a un delito inexistente

151
A rt. 14 L ibro primero / Parte general

-violación sexual culposa-, conllevando solo a la falta de responsabilidad penal” (R. N.


N° 559-2010-Apurímac, del 23/08/2010, f j. 6, Sala Penal Transitoria).

J 0138 L a confianza entre e l p ro cesa d o j la agraviada n o es g a ran tía d e que p rim ero
haya actuado dolosam ente en e l delito de violación sex u a l d e m en or de 1 4 a ñ o s : “F. J.
2. Que, se atribuye al procesado [...] haber mantenido relaciones amorosas por espacio
de tres meses con la menor agraviada [...], quien [...] fue al domicilio del procesado [...]
para luego dirigirse al balneario de Sambaray, y seguidamente alquilaron una habitación
en un hostal [...] llegando a tener relaciones sexuales en dos oportunidades, retomando
el encausado a su domicilio [...], dirigiéndose antes al paradero de taxis embarcando a la
menor agraviada a su domicilio. [...]. F. J . 4. Que, el error de tipo invencible tipificado
en el primer párrafo del artículo catorce del Código Penal, señala que, el error sobre un
elemento del tipo penal o respecto a una circunstancia que agrave la pena, si es inven­
cible, excluye la responsabilidad o la agravación; así la doctrina sostiene que el error de
tipo es aquel que se da cuando ‘el agente desconoce un elemento del tipo objetivo [base
de la ilicitud del acto], actúa sin dolo [...] carece de conciencia respecto al acto que rea­
liza, de modo que el error de tipo constituye la contrapartida negativa del aspecto intelec­
tual del dolo, por lo que resulta además indispensable que no se le pueda reprochar que
haya incurrido en error’ [...]. F. J . 5. Que, si bien el representante del Ministerio Público
en su recurso impugnatorio alega que el Colegiado Superior no debió aplicar el error de
tipo invencible, atendiendo a la confianza y la relación amorosa que tenían el procesado
y la menor agraviada; sin embargo, estos argumentos no son suficientes para determi­
nar que el procesado conocía la verdadera edad de dicha menor, toda vez que el proce­
sado [...] en su manifestación policial [...] refirió que: ‘la menor le manifestaba que tenía
quince años [...], era alta y de contextura regular’, versión que resulta creíble conforme
se puede observar de la fotografía de la menor agraviada [...], en donde se aprecia a una
joven que aparenta tener más de catorce años de edad, por lo que, en el caso de autos, se
ha producido la figura del error de tipo invencible, el mismo que tuvo lugar cuando el
procesado no se dio cuenta de su error, eliminándose el dolo, quedando exento de respon­
sabilidad [...]” (R. N. N°4234-2007-Cusco, del 17/03/2008, ff. jj. 2, 4 y 5, Segunda Sala
Penal Transitoria).

J 0189 In con sisten cia de la alegación d e l error de tipo en los delitos contra la liber­
ta d se x u a l : “Que respecto al cuestionamiento del error de tipo, el acusado admite haber
mantenido relaciones sexuales con la agraviada con su consentimiento, quien le dijo que
tenía quince años de edad; es de precisarse que el imputado era una persona muy cercana
y conocida a los familiares de la menor agraviada, conforme se desprende de las declara­
ciones de la [...] madre de la agraviada, quien refiere que este trabajaba con su hermano
[...] como vigilante de una empresa, y además vivía en la casa de su hermana [...]; con lo
que se evidencia que el acusado tenía pleno conocimiento de la edad de su víctima, más
aún si admitió [...] que sabía que la agraviada era menor de edad, la que aseguró haberle
dicho su edad; a ello se suma que el procesado tenía 45 años de edad, lo que implica un
grado de maduración conductual que le permitía discernir, discriminar o advertir la edad
de la afectada, en tal sentido tal alegación carece de sustento” (R. N. N° 453-2013-Junín,
del 06/05/2013,fi j. 4, Sala Penal Transitoria).

1 5 2
Bases de la punibilidad A rt. 14

J 0190 E rro r de pro h ib ició n in vencible (desconocim iento de la ilicitu d d e la infrac­


ción p en a l): “[...] respecto al absuelto [...], su conducta se encuentra dentro del marco
legal del artículo 14 segundo párrafo del Código Penal, toda vez que el mismo tenía una
relación de convivencia con la menor agraviada, pues ambos vivían en la casa de los
padres del acusado, habiendo contado con el consentimiento y permiso de la madre de
la agraviada, más aún si fue él mismo quien denunció ante la Junta Vecinal del Caserío
[...] la desaparición de su conviviente; que desconocía que mantener relaciones sexuales
con una menor con su voluntad era delito, pues así se acostumbra en su comunidad; por
lo que en este caso se da la figura del ‘error de prohibición’, que determina que la per­
sona actúa con la creencia que su conducta era lícita, debiendo tenerse en cuenta además
el grado de cultura del acusado -quien tenía primaria completa y se dedicaba a la agri­
cultura-, y sus costumbres, pues los hechos se dieron en el Caserío [...], distrito de [...],
provincia de [...]; por lo que el extremo absolutorio se encuentra arreglado a ley” (R. N.
N ° 271-2008-Cajamarca, del 15/09/2008, f. j. 5, Sala Penal Permanente).

J 0191 E rro r de p ro h ib ició n vencible atenúa la p en a, p e ro no afecta e l tipo d el


delito com etido. Violación sexu al de m enor de ed a d en una co m u n idad nativa:
“F. J. 4. Que, el error de prohibición se presenta cuando el agente tiene conocimiento
pleno del hecho punible, en cuanto sabe lo que hace -hay ausencia del error de tipo-,
pero yerra o se equivoca sobre el carácter ilícito de su comportamiento, pues cree que su
conducta es totalmente lícita; si el error fuera invencible se excluye la culpabilidad, y si
es vencible permite atenuar la pena, pero no afecta en nada el tipo del injusto del delito
cometido. F. J . 5. Que, en el caso concreto, afirma el acusado [...] desconocía que man­
tener relaciones sexuales con una menor de edad constituía delito; no obstante, la con­
currencia del eiTor de prohibición se ve enervada con la declaración de la menor agra­
viada [...], quien señaló que el acusado aprovechaba que sus padres se ausentaban de su
vivienda para mantener relaciones sexuales; precisó que cuando se negó, este le dijo que
no iba a ocurrir nada y luego la penetró vaginalmente; agregó que posteriormente el acu­
sado se fue de su casa porque tenía miedo de que sus padres se enteraran de lo que había
hecho y lo golpearan; que en sede judicial [...] reiteró que el acusado se aprovechó que
la deponente se encontraba sola para poder agredirla sexualmente contra su voluntad.
F. J . 6. Por consiguiente, es evidente que la conducta desarrollada por el encausado [...]
no se condice con la de un sujeto que desconocía el carácter delictuoso de su acto y, por
el contrario, permite sostener de manera ficta que tenía conocimiento y comprensión que
estaba contrariando normas penales, pues realizó las prácticas sexuales clandestinamente,
ocultando el hecho a la familia de la menor agraviada, conocedor de la ilicitud de su acto”
(R. N. N° 2002-2009-Junín, del 13/04/2010, ff. jj. 4, 5 y 6, Sala Penal Permanente).

J 0192 A g en te no rea lizó las diligencias debidas p a ra apartarse d e l error ven­


cib le en qu e estaba in m erso : “F. J . 5. [...] el segundo párrafo del artículo catorce del
Código Penal, regula el ‘error de prohibición’, esto es, determinar si el agente tuvo,
en el momento de actuar, la posibilidad de conocer el carácter ilícito de su comporta­
miento; asimismo, diferencia ‘el error de prohibición vencible’ cuando este sí es evi­
table y, por ello, mantiene la punibilidad atenuada como delito doloso, por lo que debe
precisarse que la invencibilidad a la que se hace referencia significa: ‘que el sujeto no

- 153
A rt. 14 L ibro primero / Parte general

ha hecho todo lo necesario para salir de su error sobre el carácter de su hecho


F. J . 6. Que no obstante, el error al que se hace referencia surge cuando el sujeto tiene una
falsa presentación de la realidad o no, entiende de manera correcta su significado social
o jurídico, tal posibilidad no exime a un ciudadano, con instrucción mínima y edad sufi­
ciente para el deber de informarse en el momento de actuar o cuando tenga duda de que
su acto está permitido o no, de su responsabilidad. En este contexto, aun cuando el proce­
sado argumenta que desconocía que tener relaciones sexuales con una menor de catorce
años era delito, tanto más, si en el lugar donde residían habían personas que convivían
con menores, dicha situación no lo excusaba de cerciorarse sobre la licitud de su con­
ducta, pues por condiciones personales como su ocupación: pastoreo de ganado; grado de
instrucción: primero de primaria, domiciliado en Villa de Pasco - Tinyahuarco - Pasco;
así como de la menor residente en la Estancia de Copash Villa de Pasco - Tinyahuarco
- Pasco, con cuarto grado de primaria; según consta en sus generales de ley, [...] hacen
colegir que el encausado definitivamente pudo haberse informado sobre la licitud de su
conducta; o este respecto, deben mencionarse los criterios para determinar la vencibili-
dad del error, entre ellos, los sugeridos por Felipe Villavicencio Terreros sobre la posibi­
lidad de poder ‘[...] acudir a algún medio idóneo de información [...], el tiempo que dis­
ponga para la decisión, reflexión y la capacidad intelectual’ [...]. De ello podemos inferir,
entonces, que el imputado ha incurrido en un error de prohibición vencible, pues pudo
haber observado, al vivir un tiempo en la ciudad de Huánuco, que dada la edad de doce
años de la menor agraviada, pudo prever la posibilidad de que su accionar era delictivo; y
no obstante ello persistió en su conducta al considerar que se asemejaba a la de sus fami­
liares cercanos; ante tal situación, el legislador estableció, en el segundo párrafo del ar­
tículo catorce del Código Sustantivo, la obligatoriedad de la atenuación de la pena, en
justificación cuando el agente, debido a la buena fe con la que han actuado, es menos cul­
pable que quien obra conscientemente contra el Derecho (R. N. N ° 1575-2013-Pasco, d el
08/07/2013, ff. jj. 5 y 6, Sala P enal Perm anente).

J 0193 E rro r de p ro h ib ició n vencible. C onviviente de una m en o r d e ed a d debe valo­


ra r la licitu d de su relación: “F. J . 5. Que, no obstante debe merituarse que la eficacia del
Derecho Penal como medio de control social depende de cómo se garanticen las condi­
ciones que permitan a las personas saber que un determinado hecho está prohibido, en tal
sentido, el segundo párrafo del artículo catorce del Código Penal regula el error de prohi­
bición, esto es, determinar si el agente tuvo en el momento de actuar la posibilidad de
conocer el carácter ilícito de su comportamiento, asimismo, diferencia el error de prohi­
bición invencible cuando el agente no puede evitarlo, del error de prohibición vencible
cuando este sí es evitable, y por ello mantiene la punibilidad atenuada como delito doloso;
debiendo precisarse que la vencibilidad a la que se hace referencia significa ‘que el sujeto
no ha hecho todo lo necesario para salir de su error sobre el carácter autorizado de su
hecho [...]’ [...] F. J . 6. Que, el procesado ha sostenido tajantemente que las relaciones
sexuales que tuvo con la menor agraviada se llevaron a cabo dentro de una relación con-
vivencial con esta última y con el expreso consentimiento de sus padres, habiendo incluso
pedido su mano en matrimonio, versión que se encuentra corroborada con la declaración
referencial que brindó la agraviada durante la etapa de juzgamiento, en donde menciona
que la primera vez que tuvo relaciones sexuales con su consentimiento con el encausado

154
B ases de la punibilidad Art. 14

fue ‘el diez de abril de dos mil cuatro’ y que su padre autorizó para que conviva con él en
‘abril del dos mil cuatro’ [...] es más, la agraviada agrega que la denuncia fue interpuesta
por presión de uno de los enfermeros que la auscultó durante su primer mes de emba­
razo [...]; de otro lado, indica que la convivencia que ella mantenía era de conocimiento
de sus vecinos y de las autoridades del lugar, y que en el pueblo donde vivía también
habían otras chicas de su edad que estaban comprometidas [...]. Que la madre de la menor,
igualmente al concurrir al acto oral y rendir su testimonial, ratifica la relación conviven-
cial entre su hija y el encausado, expresamente autorizada desde abril del dos mil cuatro,
aclarando, respecto a la denuncia de su esposo y padre de la menor, que se interpuso por­
que ‘la profesora le exigió que vaya a denunciarlo’, ya que su hija era una menor de edad
[...], agrega que no le parecía extraño que su hija conviva con el procesado debido a que
ella tuvo su primer hijo a los ‘doce o trece años’ y también porque en la zona es normal
que ‘de trece a catorce años ya convivan’. F. J . 7. Que, no obstante que el error al que se
hace referencia surge cuando el sujeto tiene una falsa representación de la realidad o no
entiende de manera correcta su significado social o jurídico, tal posibilidad no exime a
un ciudadano con instrucción mínima y edad suficiente de su deber de informarse en el
momento de actuar o cuando tenga duda que su acto está permitido o no, en este contexto,
aun cuando el procesado argumenta que desconocía que tener relaciones sexuales con una
menor de catorce años era delito, tanto más si en el lugar donde residía habían personas
que convivían con menores, dicha situación no lo excusaba de cerciorarse sobre la lici­
tud de su conducta, pues por sus condiciones personales, con segundo año de educación
secundaria, según consta de sus generales de ley de fojas ciento siete que brindó al rendir
su declaración instructiva, hacen colegir que el encausado debía haberse informado sobre
la licitud de su conducta; a este respecto, debe hacerse mención de los criterios para deter­
minar la vencibilidad del error, entre ellos, [...] sobre la posibilidad de poder ‘acudir a
algún medio idóneo de información’, ‘el tiempo que disponga para la decisión, reflexión’
y ‘la capacidad intelectual’ [...], presupuestos que en el caso del encausado también se
advierten, consecuentemente, a pesar de haberse acreditado la comisión del delito [...],
podemos inferir que el imputado ha incurrido en un error de prohibición vencible, no obs­
tante ello, el legislador ha establecido en el segundo párrafo del artículo catorce del [...]
Código Sustantivo, la obligatoriedad de la atenuación de la pena, justificándose en que
el agente, debido a la buena fe con la que ha actuado, es menos culpable que quien obra
conscientemente contra el Derecho” (R. N. N ° 4426-2007-Junín, del 25/03/2008, ff. jj. 5,
6 y 7, Segunda Sala P en al Transitoria).

J 0194 E l reconocim iento expreso de la ilicitu d de m an ten er relaciones sexuales con


una m en o r de catorce años (m ás aun de fo rm a clandestina) im posibilita la aplicación
d e l error de p ro h ib ició n : “F. J . 6. [...] El Tribunal Superior condenó al encausado [...]
como autor del delito de violación sexual concurriendo un error de prohibición venci­
ble, con el fundamento jurídico de que actuó convencido por ser enamorado de la menor
y el consentimiento hacía permisible el yacimiento camal; que el citado encausado en su
manifestación policial de fojas doce, al preguntársele si tenía conocimiento que mante­
ner relaciones sexuales con una menor de catorce años de edad constituía delito, respon­
dió que sí; que, en este sentido, es de precisar que el conocimiento de la antijuridicidad es
incompatible con el error de prohibición aplicado en la sentencia condenatoria, teniendo

155
Art. 14 L ibro primero / Parte general

en cuenta que la invencibilidad de dicho error radica en la imposibilidad del agente de


poder evitar el desconocimiento de la ilicitud del hecho declarado probado. F. J. 7. Que,
el relato de la menor agraviada contiene datos que ponen de manifiesto la clandestinidad
de las relaciones sexuales y que confirma el conocimiento de la ilicitud del hecho puni­
ble, por lo que es del caso modificar la pena concretamente impuesta [...]” (R. N. N ° 2077-
2009-Madre de Dios, del 20/08/2010, ff. jj. 6 y 7, Sala Penal Permanente).

J 0195 E rro r de proh ibición vencible en e l contexto d e la ju stic ia ro n d eril constitu­


cionalm ente recon ocida : “F. J . 4. Que, en el caso de autos, se advierte que los impu­
tados [...] -además del delito de secuestro- han sido comprendidos por el delito de usur­
pación de funciones [...]; sin embargo, [...], se descarta de plano el delito en mención en
la medida que los imputados actuaron en ejercicio de la función jurisdiccional comunal
constitucionalmente reconocida y garantizada -supuesto de atipicidad de la conducta-;
por lo que resulta pertinente disponer la absolución de dichos encausados, en cuanto a
dicho extremo se refiere [...]; que, respecto al delito de secuestro, según se advierte de los
hechos declarados probados, el agraviado fue privado de su libertad al margen de la acep­
tabilidad del Derecho consuetudinario -no medió un sistema razonable de impartición
de justicia ronderil ante la ausencia de las mínimas formas de enjuiciamiento (señalada­
mente del derecho de defensa) ni concreción de una norma consuetudinaria que regule el
conflicto en cuestión-, por lo que no es de recibo en este caso el ejercicio del fuero espe­
cial comunal-ronderil; que la absoluta arbitrariedad del poder fáctico que se usó impide
reconocer tal práctica como la materialización de un derecho fundamental colectivo y
afirmar que su proyección sobre el sujeto pasivo fue compatible con el respeto a sus dere­
chos fundamentales más esenciales. F. J . 5. Que, los hechos, en cuanto a este último
extremo, han sido tipificados - y la condena así lo ha dispuesto- como delito de secuestro
[...], ilícito que no sería aplicable si se hubiese privado de la libertad al agraviado como
consecuencia del ejercicio legítimo de la función jurisdiccional; empero, como ese punto
de partida ha sido rechazado, solo cabe entender, ante el descarte de la justificación penal,
que medió un claro supuesto de error de prohibición por diversidad cultural, pues se actuó
en la creencia errónea que se estaba autorizado para realizar tal privación de libertad:
alcance de la norma permisiva -artículo catorce in fine del Código Penal—; que tal error,
sin embargo, no fue invencible, pues estaba a su alcance, lo que es relevante por el modo
cómo se actuó, el conocimiento de las disposiciones penales en conflicto; que, siendo así,
la pena a imponer debe ser atenuada, por debajo del mínimo legal” (R. N. N ° 2416-2009-
San Martín, del 23/03/2010, ff. jj. 4 y 5, Sala Penal Permanente).

CO RTES SU PER IO R ES

J 0196 D istin ción entre error de tipo y error de p ro h ib ic ió n : “En lo que se refiere al
error de prohibición, contenido en el artículo catorce del Código Penal, expresada por
algunos de los acusados, al señalar que se levantaron en armas ‘porque ellos ante la
situación política y social que vivía el país, pensaron que era su deber levantarse con­
tra el Presidente de esa época, el señor Alejandro Toledo’, se debe tener en cuenta lo
siguiente: Que, en principio ‘ignorantia vel error inris non excusaf (es decir: la ignoran­
cia o el error de Derecho, no excusan) viene del Derecho Romano, [...].Es por esta cues­
tión que no es posible alegar desconocimiento de la ley, para excluir la culpabilidad y

156
B ases de la punibilidad A rt. 14

evitar responsabilidades. Sin embargo, en el Derecho Penal, el tema del error tiene mati­
ces especiales y peculiares. En principio, si el error impide comprender la criminalidad
del acto, debe excluir la culpabilidad. A su vez también es de suma importancia distin­
guir entre el error de prohibición y el error de tipo. El error de prohibición, conforme al
artículo catorce del Código Penal antes invocado, sería aquel que recae sobre normas que
dan lugar a un hecho, el carácter de delito. El error de tipo, sería aquel que recae sobre las
circunstancias que dan contenido a la figura o tipo delictivo, es decir, sobre circunstan­
cias de hecho. A efectos de ubicar el tema, debemos distinguir entre error de tipo y error
de prohibición. Se debe señalar que error que recae sobre los elementos que son exigidos
en el tipo objetivo, es el error de tipo, que invariablemente excluye la tipicidad dolosa de
la conducta. Asimismo, cuando el error de tipo es invencible elimina cualquier tipicidad,
en tanto que cuando es vencible, puede dar lugar a tipicidad culposa, en caso de que los
extremos de la misma estén dados. El error de prohibición no pertenece para nada a la
tipicidad ni se vincula con ella, ni la elimina siquiera, pero puede ocurrir que la conducta
no sea reprochable porque el error de prohibición es un puro problema de exclusión de la
culpabilidad en su aspecto negativo, así como la justificación era el aspecto negativo de
la antijuridicidad. De esta manera, frente al error de tipo que elimina siempre la tipicidad
dolosa, pero que, cuando es vencible, puede dar lugar a tipicidad culposa, está el error de
prohibición, que cuando es invencible elimina la culpabilidad. Así como el ‘error de tipo’
es lo contrario de la existencia de dolo, el ‘error de prohibición’ lo es del actual cono­
cimiento del injusto. Entonces, se llama error de prohibición al que recae sobre la com­
prensión de la antijuridicidad de la conducta. Cuando es invencible, es decir, cuando
con la debida diligencia el sujeto no hubiese podido comprender la antijuridicidad de su
injusto, tiene el efecto de eliminar la culpabilidad. Cuando es vencible, para nada afecta
la tipicidad dolosa o culposa que ya está afirmada al nivel correspondiente, teniendo solo
el efecto de disminuir la reprochabilidad, es decir, la culpabilidad, lo que se traduce en la
cuantía de la pena que puede disminuirse. Si es invencible elimina también la culpabili­
dad, si es vencible puede dar lugar a culpa. Como bien pude demostrar, el error de prohi­
bición dentro de la teoría del delito se encuentra en la estructura de la culpabilidad, ya
que de ser esencial e invencible la elimina. La culpabilidad como característica del delito
es la reprochabilidad, es decir, que se le reprocha al autor de un delito la conducta típica
y antijurídica porque le era exigible un comportamiento adecuado a Derecho tomando en
cuenta elementos objetivos y subjetivos. Por lo expresado es que cuando se produzca un
error de prohibición esencial e invencible habrá ausencia de culpabilidad del autor de la
conducta, y aquella no podrá reprochársele, ya que aun cuando se hubiera tenido la debida
diligencia, el sujeto no habría podido comprender la antijuridicidad de su injusto, es decir,
de su conducta” (Exp. N ° 20-2005-CS-Lima, del 13/10/2009, f j. 1, Primera Sala Penal
para Reos en Cárcel de la Corte Superior de Lima).

----------------- § ------------------

■157
A rt. 15 L ibro primero / Parte general

ARTÍCULO 15 Error de com prensión culturalm ente condicionado*4'


El que por su cultura o costumbres comete un hecho punible sin poder comprender
el carácter delictuoso de su acto o determinarse de acuerdo a esa comprensión, será
eximido de responsabilidad. Cuando por igual razón, esa posibilidad se halla dismi­
nuida, se atenuará la pena.
Lo dispuesto en el primer párrafo será aplicable siguiendo los lincamientos para
procesos penales interculturales señalados por la judicatura para los casos de la
comisión de los delitos previstos en los capítulos IX, X y XI del Título IV del Libro
Segundo cometidos en perjuicio de menores de catorce años y de mayores de catorce
años cuando estos no hayan prestado su libre consentimiento.

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 15.- El que por su cultura o costumbres comete un hecho punible sin poder
comprender el carácter delictuoso de su acto o determinarse de acuerdo a esa com­
prensión, será eximido de responsabilidad. Cuando por igual razón, esa posibilidad
se halla disminuida, se atenuará la pena.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Primera modificación: artículo 1 de la Ley N° 30838 del 04/08/2018.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C; arts. 2 inc. 19); 89, 149; C P: arts. 20, 21, 45, 46; C P P 2 0 0 4 : art. 172 inc. 2

DOCTRINA

Sumario: Concepto / Elementos estructurales del error de comprensión culturalmente condicio­


nado / Estructura e implicancias / Crítica.

I) 0004 Concepto: VILLAVICENCIO TERREROS, F. (2004). “Error de compren­


sión culturalmente condicionado”. En: Código Penal comentado. Tomo I. Lima: Gaceta
Jurídica, p. 499. “Dentro del planteo de la culpabilidad de acto el error de comprensión es
la inexigibilidad de la intemalización de la pauta cultural reconocida por el legislador, en
razón de un condicionamiento cultural diferente, puesto que el individuo se ha desarro­
llado en una cultura distinta de la nuestra y ha interiorizado desde pequeño los patrones
conductuales y valores de esa cultura. Ejemplo: el miembro de una comunidad nativa de
la Amazonia que practica actos sexuales con una menor de catorce años, pues en su comu­
nidad es costumbre la convivencia incluso con menores de doce años”.

(4) A rtículo vigente conform e a la m odificación realizada por el artículo 1 de la L ey N° 30838 del 04/08/2018

158
B ases de la punibilidad A rt. 15

I) 0095 Elementos estructurales del error de comprensión culturalmente con­


dicionado: VILLA STEIN, J. (2014). Derecho Penal. Parte general. Lima: Ara,
pp. 518-519. “El error de comprensión culturalmente condicionado comprende una exi­
mente absoluta cuando por una causa cultural o de costumbre el agente no está en con­
diciones de comprender el carácter delictuoso de su comportamiento o, comprendién­
dolo, no es capaz de determinarse con arreglo a esa comprensión. El primer supuesto es
el de la incomprensibilidad, es decir es el de la incapacidad cognitivo-cultural de asimi­
lar o inteligir la norma. El segundo supuesto supone la comprensión, pero a la luz de su
experiencia de vida le resultaría al autor, inconcebible, inintemalizable, como pauta con-
ductual a seguir”.

_1)_ (1096
_ _ _ Estructura e implicancias: VILLAVICENCIO TERREROS, F. (2004).
“Error de comprensión culturalmente condicionado”. En: Código Penal comentado.
Tomo I. Lima: Gaceta Jurídica, p. 500. “Debemos precisar que la simple contrastación
fáctica de que el individuo no ba internalizado la norma prohibitiva, a pesar de conocerla
(y también la pertenencia a otro segmento cultural), no es suficiente para eximir de res­
ponsabilidad penal ya que de acuerdo al texto del artículo 15 se demanda la determina­
ción si le era exigible que lo hiciera (la intemalización), pues se establece claramente que
actúe ‘sin poder comprender el carácter delictuoso de su acto’ y no únicamente sin com­
prender la prohibición. Pues cuando se cumple un injusto, el Derecho no requiere para
afirmar la culpabilidad que el sujeto haya internalizado esos valores, puesto que la mayo­
ría de veces el injusto obedecerá a una falta de intemalización. Lo que requiere es que
el sujeto haya tenido la posibilidad de internalizarlos en grado razonablemente exigible.

_I)_ 0(197
_ _ _ Crítica: MEINI, I. (2008). “Inimputabilidad penal por diversidad cultural
sobre el artículo 15 CP”. En: Revista Peruana de Ciencias Penales. Tomo 20. Lima:
Idemsa, p. 316. “El artículo 15 CP prevé, como consecuencia jurídica, la exclusión de
responsabilidad en caso la cultura o costumbres generen en el sujeto incapacidad para
comprender el carácter ilícito de su acto o para determinarse de conformidad a ello, y
si se trata tan solo de una disminución de dicha facultad, la atenuación de la pena. Con­
secuencia que, como advierte la doctrina partidaria de leer en el artículo 15 CP un error
comprensión culturalmente condicionado, se corresponde con la del error de prohibi­
ción. De ahí que se diga, siempre por parte de aquella doctrina, que el artículo 15 CP es
un error de prohibición. Sin embargo, como ya se adelantó, ello es invertir el orden de
las cosas, atribuyendo una determinada naturaleza jurídica sobre la base de las conse­
cuencias que el legislador ha previsto. Con todo, que el artículo 15 CP tenga la conse­
cuencia jurídica que tiene, induce a pensar que la voluntad del legislador fue, efectiva­
mente, la de regular una modalidad de error sobre la ilicitud. Pero dicha voluntad no es
un criterio que condicione la interpretación jurídica”.

159
A rt. 15 L ibro primero / Parte general

jMg JURISPRUDENCIA

Sumario: ACUERDO PLENARIO: Lincamientos para la adecuada aplicación del artículo 15 del
CP en procesos penales interculturales por agresión sexual contra niñas y adolescentes /
Aplicación del artículo 15 del CP (error de compresión culturalmente condicionado)
para el caso de rondas campesinas. CORTE SUPREMA: Criterios para determinar el
error de prohibición vencible / Error de prohibición vencible causado por los facto­
res culturales / Diferencia entre error de prohibición en general y el error de compren­
sión culturalmente condicionado / Circunstancias que permiten colegir la aplicación
del error de comprensión culturalmente condicionado / Exclusión de la responsabilidad
penal en los supuestos de error de prohibición culturalmente condicionado / Ausencia de
culpabilidad por concurrencia del error de comprensión culturalmente condicionado /
Operatividad del error culturalmente condicionado en los delitos contra la indemnidad
sexual / Error de comprensión culturalmente condicionado (“Servinacuy”, costumbre
ancestral arraigada a una comunidad, permitió eximir de responsabilidad al procesado) /
Inaplicabilidad del error de comprensión culturalmente condicionado por el modo y
forma de la ejecución del hecho punible / Aspectos relevantes de las condiciones del
imputado para aplicar el error de comprensión culturalmente condicionado / Circuns­
tancias merituables para la inaplicabilidad del error de comprensión culturalmente
condicionado / Límites de la potestad jurisdiccional de las comunidades campesinas
y nativas cuando se afectan derechos fundamentales (la vida y la libertad personal),
Inaplicabilidad del artículo 15 del CP / Utilidad de la pericia antropológica en la apli­
cación del artículo 15 del CP / Necesidad de pericia antropológica como fundamento
para la aplicación del concepto de error de comprensión culturalmente justificado / La
prueba pericial o documento antropológico como medio de prueba idóneo para demos­
trar el error de comprensión culturalmente condicionado / Contenido de las pericias
antropológicas que se requieren para la aplicación del artículo 15 del CP.

ACUERDO PLENARIO
J 0197 L in cam ien tos p a ra la adecuada aplicación del artículo 1 5 d e l C P en p ro ceso s
p e n a le s in tercu ltu rales p o r agresión se x u a l contra niñas y adolescentes: “El artículo 15
del Código Penal regula una causal de exculpación, plena o relativa, que opera en aque­
llos casos donde la realización de un hecho que la ley penal califica como delito, le es
imputado a quien por su cultura y valores originarios no puede comprender tal condición
antijurídica y, por ende, tampoco está en capacidad de determinar su conducta conforme
a tal comprensión. La doctrina penal nacional ha aportado en tomo a dicho dispositivo
legal diferentes lecturas y funciones dogmáticas. En tal sentido, se le ha considerado
como una modalidad especial de error de prohibición o de causal de inimputabilidad o
incapacidad penal [...]. Ahora bien, la consecuencia jurídica prevista por dicho artículo
afecta siempre la punibilidad del hecho ilícito imputado. Por consiguiente, si se cumplen
sus presupuestos normativos el agente, según los casos, no será sancionado penalmente o
se le aplicará una disminución punitiva. Ahora bien, los riesgos o impactos negativos,
derivados de una aplicación judicial indebida o distorsionada de tales efectos de exonera­
ción o disminución punitiva, al recaer sobre potenciales autores de delitos tan sensibles
para la comunidad nacional, como son las agresiones sexuales contra niñas y adolescen­
tes menores de catorce años, proyectan un equivocado mensaje psicosocial de tolerancia

160
B ases de la punibilidad A rt. 15

o validación judicial de un acto delictivo. Esto es, transmiten o promueven una sensación
colectiva de impunidad frente a la cual solo se esgrime como justificación el origen cul­
tural del infractor, lo cual, por su insuficiencia o argumentación aparente, resiente toda
concesión razonable de tutela jurisdiccional efectiva para los derechos fundamentales de
las víctimas. Es más, como advierte un sector de la doctrina, tales prácticas erradas de la
judicatura, sobre la interpretación y los límites constitucionales de la diversidad cultural,
solo expresarían ‘una contradicción paradójica en el sistema: garantizar los derechos fun­
damentales de la persona y, al mismo tiempo, considerar eximentes de pena a pautas cul­
turales o costumbres contrarias a estos mismos derechos’ [...]. Por tanto, pues, deben
fijarse lincamientos ideológicos y prácticos que posibiliten una atinada gestión de los pro­
cesos penales por tales delitos, a la vez que vinculen a los jueces penales con una delicada
y escrupulosa aplicación del artículo 15 del Código Penal a los imputados. En coherencia
con tales finalidades, es menester que los órganos jurisdiccionales penales de todas las
instancias adopten y utilicen los siguientes criterios: i) Desarrollar una aplicación selec­
tiva y restringida del artículo 15 del Código Penal, a fin de que este no proyecte indebida­
mente sus efectos sobre autores de delitos de abuso y violencia sexual en agravio de niñas
y adolescentes menores de 14 años. Por tanto, deben excluirse de los alcances de dicha
disposición y reprimirse penalmente, toda forma violenta de abuso o prevalimento que
hayan utilizado los imputados para someter a la víctima menor de catorce años de edad a
un acceso camal. No siendo, en ningún caso, excusa suficiente el aval posterior de tales
actos por parte de familiares o la aceptación por estos de cualquier forma de compensa­
ción, toda vez que la vulneración de derechos fundamentales, especialmente en casos de
violencia sexual de menores de catorce años de edad, no admite compensación ni conci­
liación alguna. Al respecto, se valorará la fenomenología casuística relevante como las
notorias diferencias de edad entre el autor y la víctima, la oportunidad y las circunstancias
del hecho, la condición de vulnerabilidad de la menor agraviada, el estado civil del agre­
sor al momento del hecho, la existencia de formas de negociación o arreglo para la entrega
con fines de prácticas sexuales de la menor al margen de su voluntad y consentimiento, la
aceptación de formas posteriores de composición o indemnización, la constitución y
duración forzada de un estado de convivencia posterior a los hechos, el grado de acultu-
ración adquirido por el imputado, entre otros análogos, los cuales deberán ser apreciados
y motivados en cada caso por el juez para decidir su relevancia intercultural o su signifi­
cado de género, ii) La construcción técnica e idónea de las pericias antropológicas en pro­
cesos penales sobre la materia. La pericia antropológica es obligatoria e imprescindible,
en todos los casos, para decidir la aplicación del artículo 15 del Código Penal. El órgano
jurisdiccional debe, además, supervisar que la pericia sea practicada por un profesional
idóneo y con experiencia acreditada en la materia. En cuanto a su contenido y alcances,
la pericia antropológica debe de centrarse en el origen de la costumbre invocada y en su
validez actual, procurando auscultar la presencia de vetas de ilustración en el entorno cul­
tural de los sujetos involucrados, las cuales evidencien procesos de cuestionamiento o
rechazo del sometimiento de menores de catorce años a prácticas sexuales tempranas.
Asimismo, sobre la existencia de normas, procedimientos o formas de sanción que se
apliquen a las agresiones sexuales en agravio de niñas y adolescentes o que no brinden a
estas una tutela jurisdiccional efectiva o que discriminen su acceso a la justicia. El juez
competente debe también advertir al perito sobre lo impertinente de todo contenido o

161
A rt. 15 L ibro primero / Parte general

conclusión pericial que pronuncie por aspectos de carácter jurídico o de naturaleza proce­
sal o punitiva, o que descalifique a la víctima. Es pertinente, pues, recomendar que las
pericias antropológicas se estructuren siguiendo un orden metodológico y expositivo
homogéneo. Para ello, por ejemplo, es recomendable la estructura referida por la ‘Guía
Metodológica para la Elaboración de Peritajes Antropológicos en causas Indígenas’ [...],
cuyos aportes principales se transcriben a continuación y se incorporan con sentido orien­
tador en este Acuerdo Plenario [...]. Según dicho documento ilustrativo toda pericia antro­
pológica debe contener, mínimamente, tres partes y que son las siguientes: ‘1. La primera
parte debe incluir la descripción de la preparación del peritaje, la actuación de los méto­
dos y técnicas de investigación, y el ordenamiento de los datos en función de la consulta
hecha y del problema señalado por el juez o fiscal. 2. La segunda parte debería conside­
rar los puntos sobre los que versará el peritaje, ordenados de acuerdo a la lógica de los
hechos y fundados en los principios de la investigación antropológica. 3. La última parte
deberá incluir la conclusión del peritaje; es decir, la opinión o dictamen del perito sobre
la consulta formulada por el magistrado. En este punto también podrá apoyarse en las
fuentes secundarias consultadas y en todo el material (escrito o visual) recopilado que le
sirve de fundamento para sustentar su dictamen’. En cuanto a su sistemática formal e
intema, las pericias antropológicas, siguiendo la propuesta del citado documento orienta­
dor, debe configurarse observando el siguiente esquema: a) La procedencia, b) Los ante­
cedentes, c) El nombre del procesado, d) El motivo del análisis, e) El método de análisis
y las técnicas usadas, f) Los resultados, g) Las observaciones, h) Las recomendaciones,
i) Las conclusiones, iii) La necesaria incorporación y valoración de otros medios de
prueba idóneos para contrastar, complementar o posibilitar una mejor valoración judicial
de las conclusiones de relevancia intercultural aportadas por las pericias antropológicas.
Por ejemplo, la autoridad judicial a cargo del caso puede solicitar o aceptar informes
(amicus curiae ) o testimonios complementarios o supletorios provenientes de las autori­
dades comunales o róndenles, que coadyuven a la validación, contraste crítico o reem­
plazo de las pericias antropológicas requeridas. La pertinencia y conducencia de estos
medios debe ser flexible y solo ser sopesados por su utilidad y necesidad para la evalua­
ción o decisión adecuada sobre la legitimidad de invocar o aplicar los efectos regulados
por el artículo 15 del Código Penal. Sin embargo, y en todo caso, el órgano jurisdiccional
debe abstenerse de resolver sobre la aplicación de dicha norma penal si no cuenta con nin­
gún medio de prueba de naturaleza intercultural idóneo para ello. iv. La inserción en el ra­
zonamiento y argumentación de las decisiones judiciales, de la doctrina internacional y
nacional sobre enfoque de género, interés superior del niño y compensación de la vulne­
rabilidad de las mujeres, niñas y adolescentes en contextos pluriculturales. Los jueces
deben insertar en su razonamiento y toma de decisiones jurisdiccionales, sobre todo en
aquellos casos sobre la efectividad del artículo 15 del Código Penal, las normas, reglas y
principios vinculantes regulados por la legislación internacional y nacional alusiva a la
proscripción de toda forma de discriminación y violencia física o sexual contra la mujer
y los menores de edad. Asimismo, los jueces ordinarios deben considerar también los
efectos jurídicos, culturales y sociales de la prevalencia del interés superior del niño en
condiciones de vulnerabilidad” (Acuerdo Plenario N ° 01-2015/CIJ-ll 6 sobre "La aplica­
ción judicial del artículo 15 del Código Penal y los procesos interculturales por delitos de

162
B ases de la punibilidad A rt. 15

violación de niñas y adolescentes ”, del 02/10/2015, f. j. 16, IXPleno Jurisdiccional de las


Salas Penales Permanente y Transitoria).

J 0198 Aplicación del artículo 15 del CP (error de compresión culturalmente condi­


cionado) para el caso de rondas campesinas: “F. J . 15. Si la conducta atribuida a los
ronderos no resulta atípica o si, en aplicación del test de proporcionalidad enunciado, la
conducta analizada no está justificada, esto es, afirmado el injusto objetivo, será del caso
considerar el conjunto de factores culturales en la escala individual del sujeto procesado.
Cabe acotar que el análisis en mención requiere, como presupuesto, tener muy claro la
existencia jurídica de la ronda campesina, la autoridad rondera que actuó -la condición
de tal del rondero incriminado-, su nivel de representación y funciones, las características
y alcances de la norma consuetudinaria aplicada, aspectos que en varias de sus facetas
puede determinarse mediante pericias culturales o antropológicas. En este nivel del exa­
men del caso es de tener en cuenta que los patrones o elementos culturales presentes en
la conducta del rondero tienen entidad para afectar el lado subjetivo del delito, vale decir,
la configuración del injusto penal y/o su atribución o culpabilidad, al punto que pueden
determinar -si correspondiere- (i) la impunidad del rondero, (ii) la atenuación de la pena,
o (¡ii) ser irrelevantes. El agente, entonces, como consecuencia de su patrón cultural ron­
dero puede actuar (i) sin dolo -error de tipo- al no serle exigible el conocimiento sobre el
riesgo para el bien jurídico; (ii) por error de prohibición porque desconoce la ilicitud de su
comportamiento, esto es, la existencia o el alcance de la norma permisiva o prohibitiva; o
(iii) sin comprender la ilicitud del comportamiento ejecutado o sin tener la capacidad de
comportarse de acuerdo a aquella comprensión [...]. Las normas que en este caso se han
de tomar en cuenta para la exención de pena por diversidad cultural serán, en todo caso,
las previstas en los artículos 14 y 15 del Código Penal. Es de rigor, sin embargo, prevenir
que en el caso de ronderos es de muy difícil concurrencia -aunque no imposible ni inusi­
tado- los casos de error de tipo y, en muchos supuestos, las prescripciones del artículo 15
del Código Penal -que entraña un problema no de conocimiento sino de comprensión, de
incapacidad de comportarse de acuerdo con cánones culturales que al sujeto le resultan
extraños-, porque los ronderos, como regla ordinaria, son individuos integrados al Estado
total o parcialmente, en cuya virtud al tener contacto con la sociedad ‘oficial’ como parte
de su modo de vida, aunque sea parcialmente, se les puede exigir algún tipo de conducta
acorde a las normas del Estado, por lo que puede intentar motivar su conducta y, por ende,
desaprobarla cuando sea contraria a los intereses predominantes de la sociedad con la cual
se relaciona [...]. F. J . 16. Cuando no sea posible declarar la exención de pena por diversi­
dad cultural, esta última sin embargo puede tener entidad para atenuarla en diversos pla­
nos, según la situación concreta en que se produzca. En los niveles referidos a la causa de
justificación (art. 20.8 CP), al error de tipo o de prohibición (art. 14 CP) o a la capacidad
para comprender el carácter delictivo del hecho perpetrado o de determinarse de acuerdo
a esa comprensión (art. 15 CP); vistos en este último caso, según las opciones dogmáti­
cas reconocidas por la doctrina, desde la imputabilidad, la exigibilidad e, incluso, de las
alteraciones de la percepción que se expresan en los valores culturales incorporados en la
norma penal, en cuya virtud se afirma que el miembro de la comunidad minoritaria con
valores culturales distintos a los hegemónicos plasmados en el Derecho Penal carece de la
percepción valorativa de la realidad que sí tiene la mayoría [...], si el grado de afectación

163
A rt. 15 L ibro primero / Parte general

no es lo suficientemente intenso o no se cumplen todos los requisitos necesarios para su


configuración, será de aplicación, según el caso: A. La atenuación de la pena por exen­
ción incompleta conforme al artículo 21 CP, o por la vencibilidad del error de prohibición
según el artículo 14 in fine última frase CP, o por los defectos de la comprensión -o de
determinarse según esa comprensión- como lo previene la última frase del artículo 15 CP.
B. La sanción por delito culposo si tal figura penal se hallare prevista en la ley por la ven­
cibilidad del error de tipo, atento a lo dispuesto por el artículo 14 primer párrafo última
frase CP” (Acuerdo Plenario N ° 1-2009/CIJ-116 sobre "Rondas campesinas y Derecho
Penal”, del 13/11/2009, fifi. jj. 15 y 16, VPleno Jurisdiccional de las Salas Penales Per­
manente y Transitorias).

CO RTE SU PREM A

J 0199 Criterios para determinar el error de prohibición vencible: “Si bien el error
de prohibición vencible surge cuando el autor del delito tiene una falsa representación
de la realidad o no entiende de manera correcta su significado social o jurídico, ello no
lo exime, en caso tenga instrucción mínima y edad suficiente, del deber de informarse al
actuar o cuando tenga duda de que su conducta está permitida o prohibida, ni lo libera de
responsabilidad penal. Al respecto, se consideran criterios para determinar la vencibilidad
del error de prohibición, la posibilidad que tiene el agente de acudir a algún medio idóneo
de información, el tiempo del que disponga para tomar la decisión y su capacidad intelec­
tual” (R. N. N ° 1575-2013-Pasco. En: Gaceta Penal & Procesal Penal (2012). Tomo 59,
Gaceta Jurídica, Lima, p. 120).

J 0200 Error de prohibición vencible causado por los factores culturales: “Que aun
cuando el proceder del acusado carece de amparo legal y se encuadre dentro de las exigen­
cias típicas de los delitos de secuestro y lesiones leves, es de estimar que actuó mediando
error de prohibición sobre la licitud del hecho, pues consideró que lo hacía cumpliendo
con sus funciones y en el ámbito de las atribuciones que tenía como presidente del Comité
de Autodefensa, lo que, sin embargo, no está permitido por la ley; que tal error, empero,
no puede ser calificado de invencible, pues el imputado estuvo en condiciones de advertir
un ámbito general de legalidad y considerar que no podía privar de la libertad a una per­
sona y menos, realizar actos de esclarecimientos, aun con la intervención de la comuni­
dad, sin acudir al inmediato concurso de la autoridad policial; que tratándose de un error
de prohibición vencible cabe atenuar la pena, que por configurar un elemento que inte­
gra el contenido esencial de la categoría de culpabilidad, vinculado al juicio integral de la
responsabilidad penal, debe estimarse que tal atenuación puede ser incluso hasta límites
inferiores al mínimo legal, en aplicación analógica del artículo 21 del Código Penal” (Eje­
cutoria Suprema del 24/01/2005. R. N. N ° 3654-2004-Ucayali. En: PÉREZ ARROYO, M.
(2006). La evolución de la jurisprudencia penal en el Perú (2001-2005). Tomo I. Instituto
Peruano de Criminología y Ciencias Penales. Iuris Consulti - San Marcos, Lima, p. 370).

J 0201 Diferencia entre error de prohibición en general y el error de comprensión


culturalmente condicionado: “La doctrina en materia penal señala que las condiciones
para establecer el reproche penal consisten en que el agente tenga la posibilidad de cono­
cer la desaprobación del hecho, lo que tradicionalmente se conoce como un conocimiento

164
B ases de la punibilidad Art . 15

de la antijuridicidad, es decir, ante un error sobre la prohibición del hecho la culpabilidad


desaparece. El conocimiento de la antijuridicidad está referido a que el autor sepa o pueda
sospechar que su hecho cometido está jurídicamente prohibido. El error de prohibición se
da cuando el autor cree que actúa lícitamente o cuando ni siquiera se plantea la licitud o
ilicitud de su acto. En este caso se produce un error de prohibición indirecto, es decir, que
los agentes suponen una causa de justificación, de inculpabilidad o una excusa absoluto­
ria que el ordenamiento jurídico no contiene” (Ejecutoria Suprema del 24/01/2005, R. N.
N° 682-2004-Tumbes. En: Diálogo con la Jurisprudencia (2006). Año 11. N° 90. Gaceta
Jurídica, Lima, p. 202).

J 0202 Circunstancias que permiten colegir la aplicación del error de comprensión


culturalmente condicionado: “En el artículo 15 del Código Penal, se prevé el error de
comprensión culturalmente condicionado, el cual puede eximir o atenuar la responsabi­
lidad penal de las personas que violan la norma penal, en virtud de su cultura y costum­
bres; dicho error se configura mediante el desconocimiento del inculpado de lo ilícito
de su conducta, es decir, con la ignorancia de que su comportamiento resulta injustifi­
cable; siendo que dicho actuar es manifiestamente típico, antijurídico, pero no culpa­
ble, pues el autor desconocía de la antijuridicidad de sus hechos, presupuestos que hacen
inexistente la culpabilidad, no configurándose en cierta forma el delito imputado. Que si
bien en la presente instmcción, se ha acreditado la materialidad del delito instruido así
como la minoría de edad de la agraviada, no se ha verificado la responsabilidad penal
del encausado habida cuenta que estando al modo, lugar y circunstancias del evento, se
determina que el procesado no era consciente de lo ilícito de su conducta, toda vez que
actuaba en la creencia que su accionar estaba arreglado a ley, confundido por el medio
de vida que llevaba, aunado a su escaso nivel cultural, pues solo cursó estudios de nivel
primario, su ocupación de agricultor y la edad con la que contaba al momento del evento
—19 años- por lo que estamos frente a la figura del error de comprensión culturalmente
condicionado” (Ejecutoria Suprema del 01/07/2004, R. N. N° 1037-2004-Amazonas. En:
ÁVALOS RODRÍGUEZ, C. y ROBLES BR1CEÑO, M. (2006). “Modernas tendencias
dogmáticas en la jurisprudencia penal de la Corte Suprema ”. En: Diálogo con la Juris­
prudencia. Gaceta Jurídica, Lima, p. 114).

J 0203 Exclusión de la responsabilidadpenal en los supuestos de error de prohibición


culturalmente condicionado: “Que la actividad sexual en algunas organizaciones socia­
les y/o étnicas es aceptada y conocida aun cuando se practique antes de los límites cro­
nológicos mínimos que señala el Código Penal; de allí que los pueblos del interior de los
andes, tengan una percepción de la sexualidad diferente a la que han tenido los legisla­
dores del ordenamiento penal, de modo que no es razonable, en el ámbito jurisdiccional,
aplicar mecánicamente como lo solicita el impugnante, el texto expreso de la ley pro­
mulgada para las culturas citadinas, pues se corre el riesgo de atentar contra la identidad
étnica que se halla garantizada por la Constitución Política del Estado; que siendo así,
para los fines de lograr una mejor administración de justicia hubiese sido recomendable
contar, además de los medios probatorios incorporados al proceso y otros que pudieran
resultar idóneos, con un dictamen pericial antropológico a fin de tener una certeza judi­
cial respecto a los usos y costumbres de la población en que se ha producido el evento

165
A rt. 15 L ibro primero / Parte general

materia del proceso; que en el presente caso, pese a no contarse con dicho examen peri­
cial, lo actuado es suficiente para inferir la existencia de un estado de error de compren­
sión culturalmente condicionado y relativamente vencible, por cuanto las poblaciones de
la amazonia tienden a la precocidad sexual de sus jóvenes, siendo aplicable lo dispuesto
por la parte final del artículo 15 del Código Penal, sin que por ello se restrinja el carácter
penal de la acción cometida por el agente” (Ejecutoria Suprema del 02/04/2003, R. N.
N° 2584-2002-Amazonas. En: PÉREZ ARROYO, M. (2006). La evolución de la jurispru­
dencia penal en el Perú (2001-2005). Tomo I. Instituto Peruano de Criminología y Cien­
cias Penales. Iuris Consulti - San Marcos, Lima, p. 382).

J 0204 Ausencia de culpabilidad por concurrencia del error de comprensión cultu­


ralmente condicionado: “Los procesados al contar con la aceptación del hermano de la
agraviada actuaron siguiendo la costumbre denominada tapacuscca, consistente en ofre­
cer a la menor agraviada para que conviva con uno de los encausados para formar una
familia; que ellos en su condición de campesinos del distrito de Hayllati, incurrieron en
un error de comprensión cultural invencible que elimina la culpabilidad de su conducta;
por lo que su conducta no puede ser pasible de una sanción penal ni que merezca el juicio
de reproche, por lo que resulta de aplicación el artículo 15 del Código Penal” (Ejecuto­
ria Suprema del 22/09/2000, R. N. N° 306-2000-Apurímac. En: URQUIZO OLAECHEA,
J. (Asesor); CASTILLO ALFA, J. L. (Director) y SALAZAR SÁNCHEZ, N. (Coordinador)
(2005). Jurisprudencia penal. Jurista, Lima, p. 167).

J 0205 Operatividad del error culturalmente condicionado en los delitos contra la


indemnidad sexual: “A efectos de resolver la situación jurídica del procesado, se debe
tener en cuenta su condición personal como natural de una comunidad campesina que
se ubica en las alturas de la ciudad del Cusco, en donde es costumbre ancestral que las
menores de edad sean entregadas por sus padres para que hagan vida marital desde los ini­
cios de su pubertad, a lo que se suma que el autor aludido ha tenido una instrucción inci­
piente, de escasos recursos económicos y que para la comisión de los hechos no ha utili­
zado violencia alguna sobre la agraviada por lo que su conducta se adecúa a la figura del
error de prohibición culturalmente condicionado, previsto en el artículo 15 del Código
Penal, pues como se reitera, el procesado se ha desarrollado en un medio sociocultural
que no ha interiorizado la norma de prohibición que penaliza su conducta, como lo es la
comunidad campesina de Huancabamba, en donde mantener relaciones con una menor
resulta ser un comportamiento normal y socialmente aceptado por los pobladores del
lugar, por lo que de conformidad con el artículo 284 del Código de Procedimientos Pena­
les, procede disponer su absolución” (Ejecutoria Suprema del 17/06/2004, R. N. N° 755-
2004-Cusco. En: CASTILLO ALVA, J. L. (2006). Jurisprudencia penal. Sentencias de la
Corte Suprema de Justicia de la República. Tomo 1. Grijley, Lima, p. 176).

J 0206 Error de comprensión culturalmente condicionado (“Servinacuy”, costum­


bre ancestral arraigada a una comunidad, permitió eximir de responsabilidad al pro­
cesado): “Que descritas las circunstancias del caso, se tiene que el encausado [...] estaba
incapacitado de comprender el carácter delictuoso de su acto porque actuó al amparo de
patrones culturales diferentes de los que conforman la base del Código Penal; que, en
efecto, el citado encausado reside en el Centro Poblado [...] -que es un lugar que adolece

166
B ases de la punibilidad A rt. 15

de vías de comunicación y de servicios básicos, y es donde nació y vivía dedicándose a la


agricultura-, en el que las costumbres arraigadas difieren de las de la ciudad; que, como
se ha expresado, en ese lugar es común relacionarse con menores de edad -como una
costumbre del lugar, denominada ‘servinacuy’- , que fue lo que precisamente siguió con
expreso consentimiento de los familiares de la agraviada; que, siendo así, es de concluir
que a pesar de haber llevado a cabo un comportamiento calificado como delito por la
ley penal, no es posible sancionarlo en atención a que actuó siguiendo su propio sistema
cultural, en tanto que el imputado es una persona que, en función a lo alejado y aislado
de su comunidad y a sus pautas de costumbres tenía esporádicos contactos con la cul­
tura que expresa nuestro Código Penal, por lo que al encontrarse imposibilitado de com­
prender la norma en consonancia con sus costumbres, es de aplicación la primera parte
del artículo quince del Código Penal” (R. N. N ° 2776-2005-Ayacucho, del 04/10/2005,
f. j. 5, Sala Penal).

J 0207 Inaplicabilidad del error de comprensión culturalmente condicionado por el


modo y forma de la ejecución del hecho punible: “Que, en función a las notas esencia­
les del instituto de la conformidad no es posible cuestionar en sede recursal los hechos
objeto de aceptación, por lo que no es de recibo sostener ahora que las relaciones sexua­
les fueron consentidas y que entre imputado y agraviada medió un vínculo amoroso; que,
por otro lado, en cuanto la medición judicial de la pena, no es de aplicación el artículo
quince del Código Penal porque el encausado, pese a ser quechua hablante y de modesta
situación económica, tiene primaria completa y el hecho que perpetró fue violento al ata­
car sin consideración a una menor de edad para hacerla sufrir el acto sexual, lo que en
modo alguno puede estimarse como una pauta cultural aceptada en la comunidad de la
que es oriundo y disímil de la oficial [el trato sexual precoz y tolerado socialmente tiene
como presupuesto la aceptación de la pareja y de su entorno social, lo que no ocurrió en
el caso de autos]; que, finalmente, si bien el imputado era menor de veintiún años de edad
cuando delinquió [...] aun así no es aplicable la circunstancia de atenuación excepcional
de confesión sincera y no concurre otra de similar entidad, por lo que no es posible que
esta se rebaje aún más, tanto más si la víctima sufrió lesiones adicionales en la pared pos­
terior vaginal y perineo [...]” (R. N. N° 5512-2006-Ayacucho, del 26/04/2007, f. j. 3, Sala
Penal Permanente).

J 0208 Aspectos relevantes de las condiciones del imputado para aplicar el error de
comprensión culturalmente condicionado: “Que, en tal sentido, a efectos de resolver
la situación jurídica del procesado, se debe tener en cuenta su condición personal como
natural de una comunidad campesina que se ubica en las alturas de la ciudad de Cuzco,
en donde es costumbre ancestral que las menores de edad sean entregadas por sus padres
para que hagan vida marital desde los inicios de su pubertad, a lo que se suma que el
autor aludido ha tenido una instrucción incipiente, de escasos recursos económicos y que
para la comisión de los hechos no ha utilizado violencia alguna sobre la agraviada por
lo que su conducta se adecúa a la figura del error de prohibición culturalmente condicio­
nado, previsto en el artículo 15 del Código Penal, pues como se reitera el procesado se ha
desarrollado en un medio sociocultural que no ha interiorizado la norma de prohibición
que penaliza su conducta, como es la comunidad campesina de [...], en donde mantener

167
A rt. 15 L ibro primero / Parte general

relaciones con una menor resulta ser un comportamiento normal y socialmente aceptado
por los pobladores del lugar [...]” (R. N. N° 755-2004-Cusco, del 17/06/2004, f .j . 4, Sala
Penal Transitoria).

J 0209 Circunstancias merituables para la inaplicabilidad del error de comprensión


culturalmente condicionado: “F. J. 3. Que, en cuanto al argumento del acusado de su
confesión sincera, esta fue evaluada al momento de imponer la pena, habida cuenta que
por las circunstancias del evento delictivo la pena mínima a imponer es de veinte años
—de conformidad con el numeral tres del articulo ciento setenta y tres del Código Penal-;
su grado cultural, su edad -treinta y dos años—, además, de tener primaria completa y vivir
en comunidad, le resulta comprensible cuáles son los juicios de reproche de la sociedad y
qué conductas son castigadas, más aún si se tiene en cuenta que este amenazó a la agra­
viada para que no contara a nadie lo que ocurrió, por lo que se deduce que tenía conoci­
miento que su accionar era ilícito, no siendo posible aplicar los alcances del artículo quince
del Código Penal. F. J . 4.: Que, en consecuencia, la pena impuesta, incluso por debajo del
mínimo legal, resulta proporcional al contenido del injusto y de culpabilidad por el hecho,
tanto más si la defensa del recurrente sostiene que la pena de diez años es la debida, san­
ción que fuera establecida por la Sala Superior [...]” (R. N. N° 5421-2006-Cajamarca, del
19/03/2007, jf. jj. 3 y 4, Sala Penal Transitoria).

J 0210 Límites de la potestad jurisdiccional de las comunidades campesinas y nati­


vas cuando se afectan derechos fundamentales (la vida y la libertad personal). Inapli­
cabilidad del artículo 15 del CP: “Que, en efecto, del fundamento jurídico precedente
se advierte que si bien nuestra Carta Magna le otorga cierto margen de potestad jurisdic­
cional a las comunidades nativas y campesinas para que ejerzan una forma de control
social sobre sus pobladores, ello no significa que dicha facultad sea ilimitada o absoluta,
pues cuando afectan derechos fundamentales dichos comportamientos deberán ser san­
cionados penalmente, es así que en el caso sub judice, si bien el Colegiado Superior sus­
tentó la recurrida bajo el argumento de que los inculpados, al ser miembros de la junta
directiva de la comunidad nativa, solo pretendieron salvar a su pueblo motivados por la
costumbre y actos ancestrales, en tanto que dicha comunidad tiene expedito -objetiva y
subjetivamente- su derecho a conservar y reforzar sus propias instituciones jurídicas, así
como su sistema normativo para vivir en paz y tranquilidad, olvidó que dicha potestad ju­
risdiccional que les alcanza no es ilimitada o absoluta cuando se trata de la afección de
derechos fundamentales, tales como la vida -e n el caso del homicidio calificado- y liber­
tad personal -en caso de secuestro-, tanto más si en dicha comunidad no era una con­
ducta socialmente aceptada por sus usos o costumbres que cause la muerte a una persona
considerada como ‘brujo’, lo que se encuentra debidamente acreditado con las declara­
ciones brindadas por los miembros de la comunidad nativa [...], así como también con
los informes periciales realizados en autos, se concluyó que en su cultura los acusados de
brujería eran expulsados y solo en casos extremos eran ajusticiados, documento que fue
debidamente ratificado [...]” (R.N. N° 3266-2011-Junín, 04/06/2012, f. j. 8, Sala Penal
Transitoria).

J 0211 Utilidad de la pericia antropológica en la aplicación del artículo 15 del CP:


“Que, ahora bien, el argumento absolutorio se fundó en un aspecto puntual relativo al

168
B ases de la punibilidad A rt. 15

juicio de culpabilidad, en el cual resaltó que la conducta no es punible al configurarse la


figura jurídica sobre la exención de la pena estatuida en el artículo 15 del Código Penal,
referido al error de comprensión culturalmente condicionado; de suerte que apoyó tal
decisión en que los testigos del compromiso de convivencia declararon en este en sede
plenarial y además porque la menor presenta signos de estar influenciada por terceros;
que, sin embargo, la anotada conclusión adolece de insuficiencia probatoria, por cuanto
el apoyo natural del juicio de culpabilidad, según la eximente acotada anteriormente, es
en definitiva un peritaje antropológico de cuyas conclusiones puede conocerse técnica
y científicamente si en la localidad anotada acurren y se practican los actos y conduc­
tas relatados por el acusado. Que, en este sentido, la ausencia de esta práctica probatoria
obsta un conocimiento de mayor valía que permita evitar cualquier atisbo de arbitrarie­
dad en la decisión final adoptada en la solución de controversia judicial; que de otra parte,
el tribunal superior no expresó en las razones de su decisión un análisis respecto a la data
de los actos vejatorios, los cuales en virtud a las declaraciones de la víctima, acaecieron
con mucha anticipación al compromiso asumido [...] en tal virtud se debe convocar a un
nuevo plenario en donde se deberá someter a un nuevo examen al acusado y a la víctima,
y de ser el caso, la práctica de una confrontación entre ambos; que, además se deberá
ordenar, en primer lugar, la práctica de un peritaje antropológico a fin de corroborar que
en la localidad donde ocurrieron los hechos se rigen por las costumbres descritas por el
acusado [...], y en segundo lugar, practicar un estudio de la personalidad del acusado
desde las pericias psicológicas del caso” (R. N. N° 438-2012-Ayacucho, d el 10/07/2012,
f j . 4, Sala P en al Transitoria).

J 0212 Necesidad de pericia antropológica como fundamento para la aplicación del


concepto de error de comprensión culturalmente justificado: “F. J. 2. Que, el imputado
es natural del distrito de Margos, provincia de Ambo, departamento de Huánuco, pero
vino a radicar a Lima desde hace más de tres años antes de ocurridos los hechos; que el
tribunal de instancia, sin fundamento científico alguno, ni pericial [...] considera que el
imputado actúo como lo hizo en función a su procedencia cultural, afirmando que en el
ámbito geográfico cultural del que es oriundo el imputado los jóvenes se unen sexual-
mente a muy temprana edad; que a ello se agrega que no ha explicado, lo que incluso
deviene imposible por falta de una evaluación antropológica, por qué el supuesto error de
su comprensión culturalmente condicionado fue invencible y, por ende, por qué se des­
carta el error vencible; [...] debe nombrarse peritos cuando sea necesario conocer o apre­
ciar algún hecho importante que requiera conocimientos especiales, norma incumplida
en el caso de autos, pues la evaluación del condicionamiento cultural requiere informe
pericial. F. J. 3. Que, por otro lado, es de precisar -en función al voto singular-, dado el
supuesto fáctico del que se parte, que los hechos de la causa solo harían factible soste­
ner en función a la procedencia cultural del imputado -aunque es de rigor confirmarlo o
descartarlo a partir de una pericia-, la presencia de lo que un sector doctrinal llama ‘con­
dicionamiento cultural’; que esto último tendría su génesis en un conflicto cultural, que
puede ser extrasistémico o intrasistémico; que, en el primer caso, se trata de un con­
flicto producido en personas que, como podría ser el caso del encausado, provienen de
un medio culturalmente diverso; que en el segundo caso, que es el que alude el voto sin­
gular -no recogido expresamente en el artículo 15 del Código Penal-, se sustenta en una

169
A rt. 15 L ibro primero / Parte general

concepción discrepante o de conciencia disidente y significa que el individuo sabe y com­


prende el carácter delictuoso de su acto, pero que a su vez discrepa conscientemente de la
norma y de su carácter imperativo, supuesto que en modo alguno se presenta en el caso
de autos [...]” (R. N. N° 3598-2003-Cono Norte, del 05/10/2004, ff. jj. 2 y 3, Sala Penal
Permanente).

J 0213 La prueba pericial o documento antropológico como medio de prueba idóneo


para demostrar el error de comprensión culturalmente condicionado: “Que, en cuanto
al eximente de responsabilidad que arguye, relacionado al error de comprensión cultu­
ralmente condicionado, cabe precisar que aquella eximente no fue probada en autos, es
decir, no existe un peritaje o documento antropológico que corrobore tal posición, y aun
cuando presentó diversas declaraciones juradas, en las que pobladores de la zona sostie­
nen que el inicio de la vida sexual en la comunidad donde ocurrieron los hechos, es antes
de los catorce años, ninguno de los suscribientes fue ofrecido como testigo al plenario,
por tanto no pueden ser tomados como medio de prueba aquellos documentos privados,
pues por si solos no tiene fuerza acreditativa suficiente como para eximirlo de responsa­
bilidad penal, más aún si el encausado conocía de las normas contenidas en nuestro orde­
namiento jurídico, por cuanto se advierte que los servicios de justicia sí estaban presen­
tes en su comunidad —en el año dos mil seis, su anterior pareja solicitó tutela para que el
acusado asistiera mensualmente a los hijos procreados con esta con una pensión de ali­
mentos—, además contrataba servicios que brindaba el sistema financiero —depositó en el
Banco de la Nación la pensión de alimentos antes citada- por lo tanto no era ajeno a las
normas que rigen fuera de la comunidad, de suerte que si bien no opera como una exi­
mente incompleta, capaz de dosificar la pena por límites inferiores al mínimo legal, tal
como lo precisa el artículo quince del Código Penal” (R. N. N° 2279-2011-Cajamarca, del
11/11/2011, f. j. 8, Sala Penal Transitoria).

J 0214 Contenido de las pericias antropológicas que se requieren para la aplicación


del artículo 15 del CP: “[...] El artículo 15 del Código Penal regula una causal de excul­
pación, plena o relativa, que opera en aquellos casos donde la realización de un hecho que
la ley penal califica como delito, le es imputado a quien por su cultura y valores origina­
rios no puede comprender tal condición antijurídica y, por ende, tampoco está en capaci­
dad de determinar su conducta conforme a esta comprensión. La doctrina penal nacional
ha aportado en tomo a dicho dispositivo legal diferentes lecturas y funciones dogmáticas.
En tal sentido, se le ha considerado como una modalidad especial de error de prohibición
o de causal de inimputabilidad o incapacidad penal. La pericia antropológica es obliga­
toria e imprescindible, en todos los casos, para decidir la aplicación del artículo 15 del
Código Penal. El órgano jurisdiccional debe, además, supervisar que la pericia sea practi­
cada por un profesional idóneo y con experiencia acreditada en la materia. En cuanto a su
contenido y alcances, la pericia antropológica debe centrarse en el origen de la costum­
bre invocada y en su validez actual, procurando auscultar la presencia de vetas de ilus­
tración en el entorno cultural de los sujetos involucrados, las cuales evidencien procesos
de cuestionamiento o rechazo del sometimiento de menores de catorce años a prácticas
sexuales tempranas. Es pertinente, pues, recomendar que las pericias antropológicas se
estructuren siguiendo un orden metodológico y expositivo homogéneo. Además, toda

170
B ases de la punibilidad A rt. 15

pericia antropológica debe contener, mínimamente, tres partes y son las siguientes: i) La
primera parte debe incluir la descripción de la preparación del peritaje, la actuación de
los métodos y técnicas de investigación, y el ordenamiento de los datos en función de la
consulta hecha y del problema señalado por el juez o fiscal: ii) La segunda parte debe­
ría considerar los puntos sobre los que versará el peritaje, ordenados de acuerdo con la
lógica de los hechos y fundados en los principios de la investigación antropológica; y,
iii) La última parte deberá incluir la conclusión del peritaje; es decir, la opinión o dic­
tamen del perito sobre la consulta formulada por el magistrado. En este punto también
podrá apoyarse en las fuentes secundarias consultadas y en todo el material (escrito o
visual) recopilado que le sirve de fundamento para sustentar su dictamen” (Casación
N ° 337-2016-Cajam arca, del 21/06/2017, ff. jj. 6.2, 6.3, 6.4, Sala P enal Permanente).

----------------§ -----------------

171
C A P ÍT U L O II
T EN TA TIV A

ARTÍCULO 16 Tentativa
En la tentativa el agente comienza la ejecución de un delito, que decidió cometer, sin
consumarlo.
El juez reprimirá la tentativa disminuyendo prudencialmente la pena.
N ormas concordantes
C C: art. 667 inc. 1); C P P 2 0 0 4 : art. 21 inc. 1

DOCTRINA

Sumario: Definición de la tentativa / La esencia de la tentativa / La tentativa de delito como exten­


sión de la tipicidad / Elementos constitutivos de naturaleza subjetiva.

I) míos Definición de la tentativa: CEREZO MIR, J. (2004). Curso de Derecho Penal


español. Parte general. 6a edición. Tomo III. Madrid: Tecnos, pp. 185-187. “Para que
exista tentativa es necesario que concurran los elementos: el dolo y el principio de ejecu­
ción [...]. El dolo es el primer elemento que debe concurrir para que podamos hablar de
tentativa. El principio de ejecución del delito, una vez pasada la fase de los actos prepara­
torios da lugar a la existencia de tentativa. Los grados de ejecución del delito se refieren
exclusivamente a los delitos dolosos, ya que en ellos el sujeto activo actúa con concien­
cia y voluntad de la producción del resultado delictivo. Según el artículo 16 hay tentativa
cuando el sujeto da principio a la ejecución del delito, practicando todos o parte de los
actos que objetivamente deberían producir el resultado, y sin embargo, este no se produce
por causas ajenas a la voluntad del autor”.

I) ««99 La esencia de la tentativa: POLAINO NAVARRETE, M. (2016). Lecciones


de Derecho Penal. Parte general. 2a edición. Tomo II. Madrid: Tecnos, p. 244. “La esen­
cia de la tentativa consiste, pues, en dar principio a la ejecución del delito: ‘principio’, y
no final. La definición normativa de tentativa contiene, pues, un límite mínimo y un límite
máximo. De un lado, la tentativa es un acto exterior pero además un acto exterior que con­
siste ya en el comienzo de ejecución del delito. En lo primero se asemeja a los actos pre­
paratorios (que también son exteriores), pero en lo segundo se distingue de ellos (porque
la tentativa ya supone ingresar en el ámbito de ejecución del delito mientras que los actos
preparatorios se realizan antes de la ejecución del delito, nada más que el mismo es prepa­
rado). De otro lado, la tentativa puede consistir en la realización de todos o simplemente
de parte de los actos ejecutivos que integran el delito (antiguamente se llamaba tentativa
a la realización de parte de los actos ejecutivos: esto es, tentativa inacabada; y se llamaba
frustración a la realización de todos los actos ejecutivos: tentativa acabada), pero en todo
caso sin llegar al límite máximo representado por la consumación del delito”.

172
T entativa A rt. 16

I) 0100 La tentativa de delito como extensión de la tipicidad: FARRE TREPAT, E.


(2011). La tentativa de delito. 2a edición. Montevideo: B de F, p. 56. “En resumen, la
tentativa de delito, como las restantes formas de aparición del delito en sentido estricto,
constituye un tipo de delito dependiente y posee, por tanto, tipicidad ( typizitat), pero
no constituye un tipo legal, sino que se caracteriza por su relación con el tipo legal
(tatbestandsbezogenheit)”.

I) 1)101 Elementos constitutivos de naturaleza subjetiva: MIR PUIG, S. (2002). Dere­


cho Penal. Parte general. 6a edición. Barcelona: Reppertor. §72/3, p. 344. “Subjetivamente
la tentativa requiere que el sujeto quiera los actos que objetivamente realiza con el ánimo de
consumar el hecho o, al menos, aceptando (con seguridad o probabilidad) que puedan dar
lugar a la consumación. Ejemplo: No basta querer apuntar si no se hace con ánimo de dispa­
rar para matar o aceptando que se pueda matar, sino solo por practicar la puntería”.

[M, JURISPRUDENCIA

Sumario: ACUERDO PLENARIO: La consumación en el delito de lavado de activos. CORTE


SUPREMA: Concepto de tentativa (grado de desarrollo del delito en que se pone en
peligro el bien jurídico) / Imputación objetiva y subjetiva de la tentativa / Requisi­
tos para la configuración de la tentativa (diferencias en las formas de la tentativa) /
Distinción entre tentativa y consumación / Distinción entre tentativa y actos prepara­
torios / Configuración de actos preparatorios / Distinción entre actos preparatorios y
actos ejecutivos del delito / Estructura del iter crim inis / Carácter no punitivo de los
actos preparatorios en el iter crim inis / Tentativa acabada o delito Ilustrado / Configu­
ración de la tentativa acabada / Elementos estructurales de la tentativa acabada / Puni-
bilidad de la tentativa acabada e inacabada / Delito tentado en cuasi flagrancia / Delito
tentado (obligatoriedad del juzgador de atenuar la pena) / El acto de apoderamiento
como elemento central de identificación para determinar la consumación o la tenta­
tiva en el delito de robo / Configuración de la tentativa en el delito de robo agravado /
Consumación del delito de robo agravado / Tentativa en el delito de violación de la
indemnidad sexual. CORTES SUPERIORES: Elementos constitutivos de la tentativa y
de los actos preparatorios.

ACUERDO PLEN ARIO

J 0215 L a con su m ación en e l delito de lavado de activos: “Con las modificaciones que
introdujo el Decreto Legislativo N° 986 en los artículos 1 y 2 de la Ley N° 27765 el delito
de lavado de activos ha quedado configurado como un delito de resultado. Por tanto, en
los actos de conversión, transferencia ocultamiento y tenencia de activos de procedencia
ilícita la consumación del delito requiere, necesariamente, verificar si el agente logró con
tales conductas, cuando menos momentáneamente, dificultar la identificación de su ilí­
cito origen, o su incautación o decomiso. Esto es asegurar, siquiera mínimamente, tales
activos y su potencial o real aplicación o integración en el circuito económico. En con­
secuencia, pues, si dichos resultados no se realizan, esto es, se frustra de cualquier modo
la operación de cubierta que el agente busca construir o consolidar sobre los activos que
pretende lavar se deberá calificar a tal inicio de ejecución como una tentativa, la cual será

- 173
A rt. 16 L ibro primero / Parte general

punible conforme a lo dispuesto en el artículo 16 del Código Penal. Esto ocurrirá, por
ejemplo, cuando el agente no alcance a culminar el procedimiento de conversión o de
transferencia de los activos ilícitos que hubiera emprendido, sea por la intervención de
terceros o por otras razones o condiciones ajenas a su voluntad. En ese sentido, [...] ‘El
artículo 16 del Código Penal permitiría castigar el emprendimiento de actos dirigidos a
realizar el delito sin llegar a consumarlo. Si bien con la anterior redacción resultaba cues­
tionable afirmar la tentativa en un delito de peligro abstracto, en la actualidad esa limi­
tación conceptual no se presenta. Por esta razón, resulta perfectamente posible castigar
como tentativa los actos de conversión, transferencia, ocultación y tenencia que no consi­
gan dificultar la identificación del origen de los activos, o su incautación o decomiso. En
todo caso, dada la exigencia subjetiva de la tentativa, esta solamente podría tener lugar en
caso de una realización dolosa del delito de lavado de activos’ [...]. La doctrina extranjera
califica como casos frecuentes de tentativa a los siguientes: ‘Se puede querer convertir
billetes de baja denominación cambiándolos por otros de mayor valor, en la primera etapa
del lavado, interrumpiéndose el proceso ejecutivo por acto de la autoridad, quedando por
consiguiente el delito de lavado por conversión en grado de tentativa. O también se puede
imaginar una transferencia de valores en proceso, por ejemplo de una cuenta a otra, que
es interrumpida por intervención de la autoridad, en cuyo caso los autores habrán come­
tido lavado en grado de tentativa’ [...]. Ejemplos similares de formas de tentativa de actos
de conversión y transferencia han sido expuestos por la doctrina nacional [...]” (Acuerdo
Plenario N ° 3-2010/CJ-116 sobre “El delito de lavado de activos”, del 16/11/2010,
f. j. 15, VI Pleno Jurisdiccional de las Salas Penales Permanente y Transitorias).

CO RTE SU PR EM A

J 0216 C oncepto de tentativa (grado de d esarrollo d e l delito en que se p o n e en p elig ro


e l bien ju ríd ico ): “El artículo dieciséis del Código Penal describe la figura de la tentativa
como un grado de desarrollo del delito, en el cual se pone en peligro el bien jurídico pro­
tegido, pero no se llega a consumar la lesión del mismo por circunstancias externas a la
voluntad del agente o por su propio desistimiento. [...] la tentativa, [...] impone obligato­
riamente una disminución de la pena [...] sustentado [...] en que el comportamiento del
sujeto no ha llegado al grado de consumación del delito y el desvalor de un delito consu­
mado es mayor que el de un delito tentado [...]. En tal sentido, atendiendo a que el delito
sancionado con una pena más grave es el [...] la sanción punitiva impuesta debe reducirse
prudencialmente [...]” (R.N. N°2907-2007-Apurímac, del 21/01/2008, f. j. 4, Segunda
Sala Transitoria).

J 0217 Im pu tació n objetiva y subjetiva d e la tentativa: “La tentativa no solo com­


prende el comienzo de los actos ejecutivos, es decir, la exteriorización de los actos ten­
dientes a producir el resultado típico, sino también requiere que el agente quiera los actos
que objetivamente despliega, aun teniendo conocimiento de su peligrosidad, teniendo
además la intención de proseguir en la ejecución de los actos necesarios para la consuma­
ción del delito” (Ejecutoria Suprema del 20/09/1999, Exp. N° 147-99-Callao. En: ROJAS
VARGAS, F. (2000). Jurisprudencia penal patrimonial. Grijley, Lima, p. 84).

174 -
T entativa A rt. 16

J 0218 R equ isitos p a r a la configuración de la ten tativa (diferencias en las fo rm a s de


la tentativa): “F. J . 2.1. El parricidio se consuma con la muerte del sujeto pasivo, origi­
nada por las acciones desarrolladas por el agente delictivo; el hecho materia sub litis se
hubiera consumado con la muerte de la menor agraviada, lo que no sucedió por interven­
ción de dos familiares que actuaron prevenidos por la propia encausada. Ello no es mate­
ria de cuestionamiento por ninguna de las partes en el proceso. F. J. 2.2. En la configura­
ción de la tentativa delictiva cabe indicar que, en ciertos casos, se requiere la concurrencia
de tres requisitos: a) Resolución criminal; b) Comienzo de la ejecución; y, c) Falta de
consumación, sea por desistimiento o por circunstancias extemas. F. J. 2.3. En la tenta­
tiva se distingue entre dos formas, de un lado, la inacabada y, del otro la acabada; la dife­
rencia entre ambas radica en la representación de los hechos por el autor, sobre la base
del estado de realización de estos. Así, en la primera forma, el agente no logra realizar lo
necesario para alcanzar el resultado propuesto, en tanto que, en la segunda forma se rea­
lizaron los actos necesarios para la consumación del delito. (R. N. N° 815-2013-Lima Sur,
del 21/01/2014, ff. jj. 2.1, 2.1 y 2.3, Sala Penal Transitoria).

J 0219 D istin ción entre tentativa y consum ación: “En caso de autos, los encausados
no lograron ejercer la disposición de los bienes del agraviado, toda vez que al momento
de la intervención de los mismos no se les encontró en poder de cada uno de ellos nin­
guna pertenencia de la víctima, por lo que la conducta de los agentes mal podría tenerse
como delito consumado; siendo lo propio calificarla como delito tentado, toda vez que la
tentativa, a diferencia de la consumación, importa de parte del agente una puesta en mar­
cha del plan personal de ejecución sin lograr realizar el fin representado” (Ejecutoria Su­
prema del 13/06/2001; Exp. N° 1476-01-Lima).

J 0220 D istin ción entre tentativa y actos preparatorios: “La actividad probatoria des­
plegada a lo largo del proceso no ha permitido confirmar la hipótesis criminosa recaída
contra los encausados en cuanto a la tentativa del delito patrimonial; así, tenemos que úni­
camente existe la versión del agraviado, en el sentido que fue comunicado por su guar­
dián que había observado cuatro personas en un vehículo merodeando el inmueble de su
propiedad, sin que en autos existan elementos probatorios que concluyan afectación del
bien jurídico protegido por el tipo penal; si bien, resulta evidente que existía en los agen­
tes la intención criminal de perpetrar un ilícito penal, por el hecho objetivamente incon­
trovertible del hallazgo de las especies antes glosadas, ello por sí mismo no resulta repro­
chable penalmente, en tanto que constituyó actos preparatorios dentro del iter criminis,
caracterizado por el conjunto de actos donde el autor dispone de los medios elegidos con
el objeto de crear las condiciones para el fin que se propone, que preceden a la fase eje­
cutiva del ilícito, de tal manera que resultan atípicos y no sancionables punitivamente;
por lo que la sentencia absolutoria en este extremo se encuentra arreglada a ley” (Ejecu­
toria Suprema del 12/04/2004, R. N. N° 3540-2003-Cañete. En: CASTILLO ALVA, J. L.
(2006). Jurisprudencia penal. Tomo II. Sentencias de la Corte Suprema de Justicia de la
República. Grijley, Lima,p. 376).

J 0221 Configuración de actos preparatorios: “Que, de autos la actividad probatoria


desplegada a lo largo del proceso no ha permitido confirmar la hipótesis criminosa recaída

175
A rt . 16 L ibro primero /Parte general

contra los encausados [...] en cuanto a la tentativa del delito patrimonial; así tenemos, que
únicamente existe la versión del agraviado [...], en el sentido que fue comunicado por
su guardián de nombre [...] que había observado a cuatro personas en un vehículo mero­
deando el inmueble de su propiedad, sin que en autos existan elementos probatorios que
concluyan la afectación del bien jurídico protegido por el tipo penal; que, si bien resulta
evidente que existía en los agentes la intención criminal de perpetrar un ilícito penal, por
el hecho objetivamente incontrovertible del hallazgo de las especies antes glosadas, ello
por sí mismo no resulta reprochable penalmente, en tanto que constituyó actos preparato­
rios dentro del ‘iter criminis caracterizado por el conjunto de actos donde el autor dis­
pone de los medios elegidos con el objeto de crear las condiciones para alcanzar el fin
que se propone, que preceden a la fase ejecutiva del ilícito; de tal manera que resultan
atípicos y no son sancionables punitivamente, por lo que la sentencia absolutoria en este
extremo se encuentra arreglada a ley” (R. N. N ° 3540-2003-Cañete, del 12/04/2004,/. j. 2,
Sala Penal Permanente).

J 0222 D istin ción entre actos p reparatorios y actos ejecutivos d el delito: “F. J. 10.
Para que exista el delito provocado es exigible que la provocación [...] nazca del agente
provocador, de tal manera que se incite a cometer un delito a quien inicialmente no tenía
tal propósito, surgiendo así en el agente todo el ‘iter criminis ', desde la fase de ideación
o deliberación a la ejecución del delito, como consecuencia de la iniciativa y comporta­
miento del provocador, por ello la actividad criminal nace viciada. El agente provocador
cuando incita a otro a cometer un delito no lo hace con el fin de lesionar o poner en peli­
gro el bien jurídico tutelado, sino con el propósito de que el provocado se haga merece­
dor de una sanción [...]. F. J . 12. En este contexto, dentro del marco fáctico en que fue
descubierto el procesado [...] no se advierte una auténtica provocación por parte de la
menor agraviada, pues su comportamiento estuvo dirigido a ponerlo al descubierto -ya
que su condición de docente le hizo requerimientos amorosos indebidos- y procurar ele­
mentos de prueba indispensable para demostrar que la pretendía seducir abusando de su
condición de educador [...]. F. J . 13. La ley penal no solo sanciona los actos que efecti­
vamente lesionan el interés jurídicamente por ella tutelado, sino también aquella situa­
ción en que lo protegido es puesto en peligro mediante la conducta del agente, conforme
al principio de lesividad previsto el artículo IV del Título Preliminar del Código Penal,
el cual establece que la pena, necesariamente, precisa de la lesión o puesta en peligro de
bienes jurídicos tutelados por ley. Ejemplo de ello, es lo que sucede con la tentativa, en la
que el agente inicia la comisión de un hecho considerado como delictivo, pero no logra
su consumación por factores ajenos a su voluntad, aunque también se puede presentar un
caso de desistimiento voluntario. El inicio de la ejecución del delito por parte del agente
es, entonces, requisito para que se estructure la tentativa. F. J. 14. La tentativa como dis­
positivo amplificador del tipo penal, pone de relieve la toma de postura que un determi­
nado ordenamiento realiza frente a la discusión dogmática entre el desvalor de acción y
el desvalor de resultado. Prueba de ello es que el artículo diecisiete regula la tentativa ini­
dónea. Así, la distinción entre actos preparatorios y actos ejecutivos como punto de dis­
cusión en tomo a la tentativa, debe resolverse a partir de la concepción del injusto que
maneje un determinado ordenamiento, en el caso concreto, la legislación peruana. El
fundamento de la punición de la tentativa va jugar un papel determinante a la hora de

176
T entativa A rt. 16

distinguir entre actos preparatorios y actos ejecutivos. En efecto, según la postura que se
adopte, el sustento de la punición variará, y ello afecta, a su vez, la posición en tomo a la
distinción entre acto ejecutivo y acto preparatorio” (Casación N° 13-2011 -Arequipa, del
13/03/2012, ff. jj. 10, 12, 13 y 14, Sala Penal Permanente).

J 0223 E stru ctu ra del iter crim ittis: “Que, para efectos de resolver lo que es materia
de pronunciamiento, debemos indicar lo siguiente: i) respecto al iter criminis o itinerario
del delito; que el proceso de un delito comprende la fase intema; constituida por la idea­
ción, esto es, el proceso mental del sujeto que termina con la toma de decisión de come­
ter el delito (no punible); y, la fase extema; constituida por: a) los actos preparatorios (el
autor dispone de los medios elegidos con el objeto de crear las condiciones para lograr el
fin que se propone -conducta que generalmente es atípica y en consecuencia impune-);
b) ejecución (el agente empieza a utilizar los medios previstos para lograr cometer su plan
delictivo -aquí se presenta la tentativa-); c) consumación (se verifica la realización com­
pleta de todos los elementos del tipo penal); y, d) agotamiento (el agente logra satisfa­
cer fines específicos); y, ii) respecto a la tentativa, que esta se presenta cuando el agente
empieza la fase ejecutiva del delito, sin consumarlo, ya sea por causas voluntarias o extra­
ñas a él” (R. N. N° 2528-2010-Jimín, del 17/01/2011, f. j. 5, Sala Penal Permanente).

J 0224 C arácter no p u n itivo de los actos p reparatorios en el iter crim inis: “Que, en
este sentido, del análisis de lo actuado de la declaración de la menor agraviada [...], se
aprecia que si bien sindica al procesado [...] como el sujeto que le cogió del hombro a la
vez que le puso un cuchillo en el pecho y le propuso ir a la Cruz, instante en que reac­
cionó y empezó a correr solicitando ayuda, pensando que este sujeto era la persona que
venía realizando violaciones sexuales por ese lugar; sin embargo este hecho descrito por
la agraviada solo forma parte de los actos preparatorios del iter criminis del delito de vio­
lación sexual, mas no así la de tentativa, pues no se dio comienzo a la ejecución del delito
conforme lo exige el artículo dieciséis del Código Penal, debido a que no se produjeron
actos demostrativos del agente para poner en obra su finalidad delictiva, como desnu­
darse o haber desvestido a la menor agraviada o la derribe a esta y la ponga en posición
adecuada, sino solo hubo un diálogo que en modo alguno puede ser punible y, por consi­
guiente, ponga en peligro el bien jurídico tutelado en el artículo ciento setenta y tres del
Código Penal” (R. N. N° 2166-2008-Lima, del 21/06/2008, f. j. 5, Segunda Sala Penal
Transitoria).

J 0225 Tentativa acabada o delito fru strado: “El encausado conjuntamente con sus
coprocesados a bordo de una camioneta asaltaron con arma de fuego al pagador de los tra­
bajadores de la obra y al chofer del vehículo a quienes luego de un forcejeo y disparos, les
arrebataron la bolsa con el dinero, dándose a la fuga, pero fueron perseguidos por los traba­
jadores que los redujeron y recuperaron el dinero de manos de uno de los procesados, por
lo que debe tenerse en cuenta que se trata de un delito frustrado” (Ejecutoria Suprema del
28/40/2004, R. N. N° 223-2004-La Libertad. En: ÁVALOS RODRÍGUEZ, C. y ROBLES
BRICENO, M. (2005). “Modernas tendencias dogmáticas en lajurisprudencia penal de la
Corte Suprema ”. En: Diálogo con la Jurisprudencia. Gaceta Jurídica, Lima, p. 117).

177
A rt. 16 L ibro primero / Parte general

J 0226 Configuración de la tentativa acabada: “La tentativa acabada, llamada también


delito frustrado, tentativa perfecta, agotada o delito fallido, comprende el caso de quién
conforme a su plan personal ha realizado todos los actos necesarios para que se consume
el delito, faltando solamente a partir de ese momento la producción del resultado; nuestro
Código pasa por alto la tesis del delito frustrado y tanto a la tentativa acabada e inacabada,
la trata como una sola mera tentativa, la cual según nuestro ordenamiento jurídico es penada
según su gravedad y la afectación del bien jurídico protegido por la ley penal y en relación
con la voluntad del autor” (R. N. N° 733-2004-Ucayali, del 16/07/2004, Sala Penal).

J 0227 E lem en tos estructurales de la ten tativa acabada: “La tentativa acabada lla­
mada también delito frustrado, tentativa perfecta, agotada o delito fallido, comprende el
caso de ‘quien conforme a su plan personal ha realizado todos los actos necesarios para
que se consume el delito, faltando solamente, a partir de ese momento, la producción del
resultado’; nuestro Código, pasa por alto la tesis del delito frustrado y tanto la tentativa
acabada e inacabada las trata como una sola mera tentativa, la cual según nuestro ordena­
miento jurídico es penada según su gravedad y la afectación al bien jurídico protegido por
la ley penal y en relación con la voluntad del autor” (Ejecutoria Suprema del 24/11/2004,
R. N. N° 604-2004-Ucayali. En: CASTILLO ALVA, J. L. (2006). Jurisprudencia penal 1.
Sentencias de la Corte Suprema de Justicia de la República. Grijley, Lima, p. 502).

J 0228 P u n ib itid a d de la tentativa acabada e inacabada: Estas pruebas, en su


conjunto, revelan la participación de los procesados, que con conciencia y voluntad el
primero, en calidad propiamente de autor intelectual ideó el plan que debía ejecutar el
segundo en calidad de ejecutor material del acto inicial de privación de libertad de la
víctima, reteniéndola a cambio de una cantidad de dinero que debía efectuar su señor
padre; que, sin embargo, su desarrollo fue frustrado por circunstancias extemas ajenas a
la voluntad de los agentes -tentativa inacabada-; que, es del caso precisar, que el Código
Penal peruano trata igual a la tentativa acaba e inacabada como una sola mera tentativa, la
cual es penada según su gravedad y afectación del bien jurídico protegido por la ley penal
y en relación con su voluntad, por lo que el argumento de defensa respecto a que en nues­
tro ordenamiento penal no se encuentra amparada la tentativa inacaba -que se consignó
en la recurrida- no resulta estimable [...]” (R. N. N°3778-2009-Cusco, del 20/01/2010,
f. j. 4, Sala Penal Permanente).

J 0229 D elito ten tado en cu asiflagran cia: “Que, no obstante ello, debe establecerse que
conforme se aprecia de los hechos probados el encausado [...] fue inmediatamente apre­
hendido por las personas que se encontraban junto a él en el ómnibus de pasajeros donde
se desarrolló el evento delictivo, lo que evidencia que el aludido no tuvo la mínima posi­
bilidad de disponer del dinero robado, por lo que debe entenderse que los hechos alcanza­
ron únicamente el grado de tentativa de conformidad con el artículo dieciséis del Código
Penal” (R. N. N° 3808-2009-Arequipa, del 07/10/2010, f. j. 8, Sala Penal Permanente).

J 0230 D elito ten tado (obligatoriedad d el ju zg a d o r d e aten u ar la p en a ): “En lo refe­


rente a la tentativa [...] cuando la realización de un ilícito queda en grado de tentativa
la atenuación de la pena resulta obligatoria para el juzgador. En virtud del principio de

178 —
T entativa A rt. 16

lesividad [...]. En consecuencia, queda claro que si el ilícito de violación sexual de menor
de edad no llega a consumarse, pese a haberse iniciado la ejecución del mismo, el juez
al momento de determinar la pena a imponer necesariamente deberá disminuirla pru­
dencialmente” (Casación N° 14-2009-La Libertad, del 05/02/2010, f. j. 13, Sala Penal
Permanente).

J 0231 E l acto d e apoderam iento com o elem ento central de identificación p a ra deter­
m in ar la con su m ación o la tentativa en el delito de robo: “Que, de otro lado, es de rigor
precisar que el acto de apoderamiento es el elemento central de identificación para deter­
minar el —iter criminis-, la consumación o la tentativa, en el delito de robo, cuyos elemen­
tos de tipicidad -desde una perspectiva objetiva- son la sustracción o apoderamiento legí­
timo de un bien mueble -total o parcialmente ajeno-, mediante el empleo de la violencia
-vis absoluta- o la amenaza -vis compulsiva-; que, desde esta perspectiva, el apodera­
miento importa: i) la separación o desplazamiento físico de la cosa del ámbito de custodia
de su titular y la incorporación a la del sujeto activo, y ii) la realización material de actos
posesorios -posibilidad de realizar actos de disposición sobre la cosa-; en ese sentido,
incurre en delito de robo en grado de tentativa, el agente que da inicio a los actos ejecu­
tivos del debo, llevando a cabo todos los actos que -objetiva y subjetivamente- deberían
producir el resultado típico, el mismo que finalmente no se consumó por causas ajenas a
la voluntad del agente; que, en el presente caso, el procesado [...] conjuntamente con sus
cosentenciados no lograron sacar de la esfera de dominio de los agraviados [...] ni ejercer
la disposición de los bienes que pretendía sustraer, toda vez que el agraviado logró repeler
el ataque con el arma de fuego que portaba -con instrumento de defensa- y así evitó que
se consumara el hecho delictivo que previamente había sido debidamente planificado, por
lo que no podría ser calificado como delito tentado -tentativa acabada-, y reducir pru­
dencialmente la pena, conforme lo dispuesto por el segundo párrafo del artículo dieciséis
del Código Penal, por lo que en atención a los principios de lesividad y proporcionali­
dad previstos en los artículos cuatro y octavo del Título Preliminar del Código Penal, se
concluye válidamente que la pena impuesta es proporcional al contenido del injusto y a
la culpabilidad del hecho; asimismo, la reparación civil impuesta por el colegiado se fijó
en forma proporcional con magnitud del daño causado” (R. N. N° 2818-2011-Puno, del
24/01/2012, f. j. 12, Sala Penal Transitoria).

J 0232 C onfiguración de la tentativa en e l delito de robo agravado: “Teniendo en


cuenta las circunstancias del evento criminal imputado a los procesados, se ba llegado
a establecer que el delito de robo agravado quedó en grado de tentativa acabada, habida
cuenta que no se llegó a consumar la apropiación de los bienes del agraviado, empero,
que en la ejecución del acto criminal se ocasionó lesiones a la víctima con arma de fuego;
por lo tanto, los hechos resultan ser graves, circunstancia que deberá ser tomada en cuenta
al momento de determinar la pena” (Ejecutoria Suprema del 16/07/2004, Exp. N° 733-
2004-Ucayali. En: CASTILLO ALVA, J. L. (2006). Jurisprudencia penal 1. Sentencias de
la Corte Suprema de Justicia de la República. Grijley, Lima, p. 458).

J 0233 C on figu ración de la ten tativa en e l delito de robo agravado: “Atendiendo que
el delito que se le imputa a los encausados, se ha desarrollado solo en grado de tenta­
tiva, toda vez que los procesados premunidos de armas de fuego abordaron un ómnibus

* 179
A rt. 16 L ibro primero / Parte general

con el ñn de apoderarse de las pertenencias de los pasajeros, ilícito que no llegó a con­
sumarse por la intervención de un policía que se encontraba en el mencionado ve­
hículo, siendo así el ilícito denunciado no constituye un delito consumado, debiendo
adecuarse la pena al tipo correspondiente” (Ejecutoria Suprema del 16/05/2000, R. N.
N° 87-2000-Huaura. En: URQUIZO OLAECHEA, J. (Asesor); CASTILLO ALVA, J.
L. (Director) y SALAZAR SANCHEZ, N. (Coordinador) (2005). Jurisprudencia penal.
Jurista, Lima, p. 175).

J 0234 C onsum ación d el delito de robo agravado: “F. J. 1. Que, esta suprema sala
conoce del presente proceso al haber interpuesto recurso de nulidad el acusado [...] con­
tra la sentencia de [...], a cuyo efecto sostiene que el delito perpetrado quedó en grado de
tentativa, que la agraviada exageró los hechos, y que no se valoró debidamente su con­
fesión sincera, por lo que solicita se rebaje la pena impuesta. F. J. 2. Que, del análisis de
la prueba de cargo actuada se advierte que, en efecto, está probada la comisión del delito
de robo agravado en grado de tentativa, por cuanto el acusado luego de golpear a la agra­
viada y apoderarse de su bolso conteniendo la suma de mil seiscientos nuevos soles inme­
diatamente se dio a la fuga, pero fiie capturado por la policía en plena huida, a cuadra y
media del lugar de los hechos; que ello significa que, previa intimidación y agresión leví­
sima a la víctima, si bien se produjo el apoderamiento del bien ajeno, empero no hubo
la mínima posibilidad de disponer del mismo, consecuentemente, la acción delictiva del
acusado [...] no se consumó y por tanto quedó en grado de tentativa; que, en tal virtud,
es de aplicación el artículo dieciséis del Código Penal, por lo que debe precisarse que la
condena por el delito contra el patrimonio, en la figura de robo agravado, es en grado de
tentativa, tanto más si el tribunal de instancia en contradicción a lo que anotó en la parte
resolutiva, así lo consideró en el tercer fundamento jurídico de la sentencia recurrida.
F. J. 3. Que, respecto al quantum de la pena impuesta, es de tener en cuenta que la sala
penal superior la fijó por debajo del mínimo legal, en siete años de privación de libertad,
por lo que no es del caso disminuirla aún más. F. J. 4. Que, ahora bien, la segunda sala
penal transitoria de la Corte Suprema de la República [...] ha sentado precedente vincu­
lante en la Ejecutoria de fecha diecisiete de febrero del año en curso respecto a la deter­
minación del momento en que se consuma el delito de robo agravado, concluyendo, en su
quinto fundamento jurídico, que este se consuma ‘...con el apoderamiento del objeto mue­
ble aunque sea por breve lapso de tiempo’; que tal concepción, ajuicio de esta sala penal
permanente, no es de recibo, puesto que el apoderamiento debe entenderse consumado,
no con el solo hecho de aprehender o coger la cosa —contrectatio—ni en el mero hecho
de la separación de la posesión material del ofendido, sino con la illatio, esto es, cuando
el autor ha logrado la disponibilidad potencial, que no efectiva sobre la cosa -puede ser
incluso momentánea, fugaz o de breve duración, así como de parte de lo sustraído para
que quede consumado en su totalidad, en tanto que se precisa la efectiva disposición de la
misma-, lo que no sucede cuando se está persiguiendo al agente y se le captura en pose­
sión de la misma; que, por consiguiente, es de considerar que hay tentativa, pese a la apre­
hensión de la cosa, cuando el imputado es sorprendido in fraganti o in situ y perseguido
inmediatamente y sin interrupción es capturado, o si en el curso de la persecución aban­
dona los efectos, sin haber conseguido su disponibilidad momentánea o fugaz” (R. N.
N° 102-2005-Lima, del 11/04/2005, ff. jj. 1, 2, 3 y 4, Sala Penal Permanente).

180
T entativa A rt. 17

J 0235 Tentativa en e l delito de violación de la indem n idad sexual: “Se ha acreditado


fehacientemente la responsabilidad penal del procesado, a quien se le imputa haber inten­
tado violar a la menor de doce años de edad, hija de su conviviente, en circunstancias en
que el antes mencionado se encontraba en estado de ebriedad, ingresando a su domicilio
en ausencia de los demás familiares, llevando a la menor hasta una cama donde intentó
realizar el acto sexual, lo cual fue evitado por el hermano menor de la agraviada, quien
arrojó piedras al agresor y por los golpes que un tercero realizó contra la puerta del domi­
cilio, la menor logró soltarse de su agresor y esconderse en un ropero hasta la llegada de
su abuela y madre a quien relató lo acontecido” (Ejecutoria Suprema del 12/05/2004,
R. N. N° 003-2004-Cañete. En: CASTILLO ALVA, J. L. (2006). Jurisprudencia penal.
Tomo 1. Sentencias de la Corte Suprema de Justicia de la República. Grijley, Lima, p.
299).

CORTES SUPERIORES
J 0236 E lem en tos constitutivos de la tentativa y de los actos preparatorios: “Penal­
mente la tentativa se da cuando el sujeto da inicio a la ejecución de la acción típica
mediante hechos directos, faltando uno o más actos para la consumación del delito; en
este punto nuestro ordenamiento sigue la teoría de la responsabilidad en virtud de la
cual el merecimiento de pena se centra en que el sujeto pone en peligro un bien jurídico
penalmente protegido; la tentativa se castiga, entonces, por la probabilidad de lesión.
Conforme a dicha teoría no se castigan los actos preparatorios porque, todavía no se ha
producido la puesta en peligro del bien jurídico y se castiga con mayor sanción la consu­
mación que la tentativa por el grado de afectación al objeto de la tutela penal” (Senten­
cia Exp. N° 133-98-Camaná de la Sala Mixta de Camaná de la Corte Superior de Justi­
cia de Arequipa, del 24/04/1998. En: ARMAZA GALDÓS, J. y ZAVALA TOYA, F. (1999).
La decisión judicial. Gaceta Jurídica, Lima, p. 59).

----------------- § -------------------

ARTÍCULO 17 Tentativa impune


No es punible la tentativa cuando es imposible la consumación del delito, por la ine­
ficacia absoluta del medio empleado o absoluta impropiedad del objeto.
N ormas concordantes
C P: arts. IV, 16

DOCTRINA

Sumario: Naturaleza de la tentativa impune / Distinción entre acciones peligrosas y no peligrosas


/ Fundamento y diferencias entre la tentativa punible y la tentativa impune.

181
A rt. 17 L ibro primero / Parte general

1)0102 Naturaleza de la tentativa impune: MIR PUIG, S. (2002). Derecho Penal.


Parte general. 6a edición. Barcelona: Reppertor. §81/1, p. 346. “Hay (delito imposi­
ble) o (tentativa inidónea) cuando por inidoneidad del objeto, de los medios o el sujeto,
no podía llegarse a la consumación del delito efectivamente intentado. Aunque ex post
toda tentativa demuestra no haber sido adecuada para consumar el delito, pueden distin­
guirse entonces (ex post), una vez que se conocen todas las características del hecho, las
acciones que en un principio eran capaces de la consumación (aunque luego fallen por
circunstancias posteriores) y aquellas otras que aparecen como incapaces de lesión desde
un primer momento. Solo estas constituyen tentativa inidónea. Ejemplo: El sujeto vierte
una cantidad insuficiente de veneno en la bebida de la víctima”.

I) OI 113 Naturaleza de la tentativa impune: JESCHECK, H. y WEIGEND, T. (2002).


Tratado de Derecho Penal. Parte general. Traducción de la 5a edición por M. Olmedo y Car-
denete. Granada: Comares, § 50 E l, p. 569. “Existe una tentativa inidónea cuando la acción
del autor, dirigida a la realización de un tipo penal, bajo ciertas circunstancias, no puede alcan­
zar la consumación del hecho por razones fácticas o jurídicas. Ello sucede en los casos de ini­
doneidad del objeto, o del medio o del sujeto. También pertenecen aquí los supuestos en los
que el objeto de la acción previsto por el autor no se encuentra en el lugar del hecho o, en con­
tra de su expectativa, permanece alejado de este (inidoneidad del medio)”.

1)11104 Distinción entre acciones peligrosas y no peligrosas: FARRE TREPAT, E.


(2011) La tentativa de delito. 2a edición. Montevideo: B de F, p. 481. “Se trata de averi­
guar si la conducta posee capacidad lesiva suficiente para producir el resultado, o bien si,
por el contrario, carece de ella. Es preciso señalar que este hecho no coincide con la mayor
o menor proximidad temporal del resultado, factor que sin duda alguna influye notable­
mente en la peligrosidad objetiva de la acción. Es evidente que cuanto más próxima se
encuentra la producción del resultado, mayor es la peligrosidad de la acción. Pero para
que pueda hablarse de una acción más o menos peligrosa se requerirá previamente que la
misma posea capacidad suficiente para producirlo. El autor puede haber llegado hasta el
final en la realización de una determinada acción y, sin embargo, no concurrir peligrosi­
dad alguna dada la incapacidad de la misma para producir el resultado [...].
Tampoco tiene relevancia para la afirmación o negación del peligro la importancia del
bien jurídico protegido. A menudo se habla de la existencia de un peligro mayor cuanto
más valioso es el bien jurídico protegido contra el que se dirige la acción, pero el grado
de valor del bien jurídico es una cuestión en verdad independiente del grado de probabili­
dad de su lesión. El bien jurídico puede ser de muy poco valor y el grado de peligro muy
elevado, y a la inversa”.

1)0105 Fundamento y diferencias entre la tentativa punible y la tentativa impune:


BACIGALUPO, E. (1997). Principios del Derecho Penal. Parte general. 4a edición.
Madrid: Alcal/Iure, p. 338. “En la moderna dogmática funcionalista el fundamento de la
punibilidad de la tentativa consiste en que a través de su intento el autor expresa su de­
sobediencia a una norma relevante existente. Se trata, por lo tanto, del carácter expresivo
de la negación de una norma. De esta manera, se excluye de la punibilidad las tentativas
supersticiosas, en las que el autor recurre a fuerzas sobrenaturales (dado que tal recurso

182
T entativa A rt. 17

no está prohibido por norma alguna) o en los que se dirige contra objetos sobrenaturales
(lo que tampoco prohíbe norma alguna)”.

JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Tentativa inidónea por falta de idoneidad del medio empleado
(delito contra la fe pública) / Delito imposible por inexistencia del objeto material del
delito en un robo agravado / Tentativa inidónea de violación sexual por falta de erección
del miembro viril / Incorrecta aplicación de la tentativa inidónea.

CO RTE SUPREM A

J 0237 Tentativa inidónea p o r fa lta de idon eidad d el m edio em pleado (delito contra la
f e p ú b lica ): “La posesión de cartuchos de dinamita, que se encuentran en mal estado de
conservación y funcionamiento por la descomposición de sus componentes, encontrán­
dose inactivos para su funcionamiento, no crean peligro común para el bien jurídico pro­
tegido por la ley penal; por lo que no se cumple la exigencia del artículo cuarto del Título
Preliminar del Código Penal. El hecho incriminado no constituye delito porque según
la pericia se está ante un material inocuo, es decir, se da el caso de un delito imposible,
expresamente previsto en la ley como un hecho irrelevante a la ley penal” (Ejecutoria
Suprema del 21/06/2002. R. N. N° 2636-2001-Lima. En: Diálogo con la Jurisprudencia
(2003). Año 9. N° 60. Gaceta Jurídica, Lima, p. 200).

J 0238 Tentativa inidónea p o r fa lta de idon eidad d e l m edio em pleado (delito contra la
f e pú b lica ): “El haber presentado la procesada un escrito dirigido al juez civil en el que
se ventilaba el juicio de retracto, acompañando la constancia emitida por el Banco de la
Nación, no importa la comisión de los delitos contra la fe pública y contra la función ju­
risdiccional que se le imputan; pues es evidente que no constituía un medio eficaz para
inducir a error al juez, pues lo que prevalecía para resolver la controversia entre las par­
tes del citado juicio de retracto era el texto inequívoco del propio certificado de consigna­
ción” (Ejecutoria del 28/05/1998. R. N. N° 524-97-Lima. En: ROJAS VARGAS, F. (1999).
Jurisprudencia penal comentada. Gaceta Jurídica, Lima, p. 883).

J 0239 D elito im posible p o r inexistencia d el objeto m aterial d el delito en un robo


agravado: “F. J . 2. Que, en la acusación fiscal [...] se consigna que cuando el agraviado
[...] caminaba con un amigo, a la altura del mercado Ángel Castillo Sierra, se le acercó un
sujeto [...] que le amenazó [...], mientras se cogía el bolsillo; frente a ello, el menor [...]
levantó las manos; el asaltante procedió a meter su mano en la cintura de la víctima y le
sustrajo su teléfono celular. Inmediatamente, dos sujetos que estaban detrás [...], también
lo amenazaron [...] rebuscando en sus bolsillos y, al no encontrar nada, se retiraron sin
dejar de lanzar amenazas. [...]. F. J . 4. Que, en efecto, el colegiado [...] consideró que los
hechos se realizaron en dos momentos, el primero cuando el sentenciado [...] sustrajo al
menor agraviado su teléfono celular, mientras que el otro, lo perpetraron los imputados
[...] cuando se acercaron a la víctima y rebuscaron en sus bolsillos; este último accionar
se interpreta como un delito imposible porque no le encontraron. Esta conclusión tiene

183
A rt. 18 L ibro primero / Parte general

como sustento la declaración plenaria [...] del encausado [...], donde señaló que no estaba
acompañado de sus coprocesados, lo que coincidiría con la versión del menor agraviado”
(R. N. N° 2906-2013-Callao, del 13/05/2014, ff. jj. 2 y 4, Sala Penal Transitoria).

J 0240 Tentativa in idón ea de violación se x u a l p o r fa lta de erección d e l m iem bro viril:


“El hecho de que el agente no haya podido violar sexualmente a la agraviada en razón a
que no se le erecto el miembro viril, configura una tentativa imposible por ineficacia del
medio empleado, la misma que no es punible” (Ejecutoria Suprema del 28/05/1996, Exp.
N° 949-96-Puno. En: Revista Peruana de Jurisprudencia. (1999). Año 1-1. Normas Lega­
les, Trujillo,p. 340).

J 0241 In correcta aplicación de la ten tativa inidónea: “[...] En relación [al tema] el
artículo diecisiete del Código Penal establece que no es punible la tentativa cuando es
imposible la consumación del delito, por absoluta impropiedad del objeto (lo que ocurre
verbigracia cuando se trata de matar a una persona que el agente desconoce que ya estaba
muerta); sin embargo, dicha situación no se dio en el presente caso, por cuanto el agra­
viado [...] se encontraba con vida antes de las múltiples agresiones sufridas con piedras
en rostro y cráneo por parte del encausado y el menor infractor, lo que justamente oca­
sionó su deceso, conforme con el protocolo de necropsia del occiso [...] donde se deter­
minó como causa de muerte shock hipovolémico - laceraciones de parénquima cerebral,
como consecuencia de fracturas múltiples de cara y cráneo ( Casación N° 38-2012-Cusco,
del 22/08/2013, f. j. 4, Sala Penal Permanente).

---------------- § -----------------

ARTICULO 18 D esistim iento voluntario - A rrepentim iento activo


Si el agente desiste voluntariamente de proseguir los actos de ejecución del delito o
impide que se produzca el resultado, será penado solo cuando los actos practicados
constituyen por sí otros delitos.
N ormas concordantes
CP: arts. 16, 19

DOCTRINA

Sumario: Elementos normativos del desistimiento impune / Reversión del peligro en el desisti­
miento / Presupuestos materiales del desistimiento impune.

I) 0106 Elementos normativos del desistimiento impune: SANCINETTI, M.


(1995). Fundamentación subjetiva del ilícito y desistimiento de la tentativa. Una inves­
tigación sobre la fundamentación del ilícito de Jakobs. Bogotá: Temis, p. 255. “Existe
la posibilidad de desistir de la tentativa con pleno efecto excusante, solo mientras el

184
T entativa A rt. 18

autor u omitente no haya asumido la posibilidad de perder el control absoluto de impe­


dir la consumación, y el riesgo gobernado por él no haya decrecido; es decir, solo existe
desistimiento en una tentativa inacabada no fracasada, sea ella una tentativa activa, desis-
tible por omisión, sea una tentativa omisiva, desistióle por acción”.

I) 0107 Reversión del peligro en el desistimiento: ROXIN, C. (2014). Derecho Penal.


Parte general. Formas de aparición del delito. Tomo II. Ia edición. España, pp. 604-605.
“El criterio, desarrollado por Jager, de la ‘reversión del peligro’ proporciona una descrip­
ción material útil del desistimiento. El que renuncia a continuar la ejecución del hecho
(por ejemplo, volviéndose a casa con las manos vacías, a pesar de que completar la rea­
lización típica era posible), o el que impide el hecho (desarmando el aparato explosivo
que estaba ya colocado) pone de manifiesto una conducta que va en sentido contrario de
su intención original, ‘revirtiendo’ la puesta en peligro creada (es decir, deshaciéndola).
[...] Se deduce que para el desistimiento basta con una tentativa de reversión de la puesta
en peligro (un ‘esfuerzo serio’), cuando esté claro desde un principio que el resultado no
va a tener lugar, o bien no se va a producir sin intervención ulterior del autor, o bien su
producción no dependa de las anteriores aportaciones al hecho por parte del autor. Esto
concuerda con las reglas que fundamentan la punición. Así, igual que, para que exista
una tentativa (inidónea) punible, es suficiente con una puesta en peligro meramente ima­
ginada, para el desistimiento basta también con la tentativa (inidónea) de reversión de la
puesta en peligro, aunque solo subjetivamente se considere posible o forzosa. Es posible,
pues, decir resumidamente: el desistimiento consiste, allí donde el autor podría aún cau­
sar el resultado, en una reversión consumada (o, cuando menos, intentada) de la puesta
en peligro”.

______
I) OIOS Presupuestos materiales del desistimiento impune: VILLAVICENCIO
TERREROS, R (1992). Código Penal comentado. Lima: Cultural Cusco, p. 109. “Se
presenta en la tentativa inacabada, cuando iniciado el proceso de ejecución el autor aban­
dona voluntariamente la ejecución. Según su plan de actuación él considera que no ha
hecho lo que tenía que hacer para consumar el delito y decide voluntariamente interrum­
pir la ejecución”.

[J& JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Estructura el iter crim inis I Diferencia entre tentativa frustrada y
desistimiento voluntario impune / Impunidad del arrepentimiento activo / Elementos
del desistimiento voluntario en el delito de indemnidad sexual / Desistimiento a través
de acciones realizadas por terceros / Actos para evitar el resultado punible.

CORTE SUPREMA
J 0242 E stru ctu ra d e l iter crim inis: “El proceso del delito comprende dos fases: la fase
interna, que comprende la ideación, y la fase externa, que abarca los actos preparatorios,
la tentativa, la consumación y el agotamiento del delito. Por regla general, los procesos
que concurren en el mundo interior de la gente (ideación), no son típicos y; por ende, son

■185
A rt. 18 L ibro primero / Parte general

impunes, dado que al Derecho Penal no le interesa reprimir las ideas o un simple pensa­
miento delictivo; sino que es necesario que se transforme en una conducta real” (Ejecuto­
ria Suprema del 11/01/1999, Exp. N° 4804-98, En: Revista Peruana de Doctrina y Juris­
prudencia Penales (2001). N°2. Grijley, Lima,pp. 667-668).

J 0243 D iferen cia entre tentativa fru stra d a y desistim iento voluntario im pune: “La
tentativa no es punible solo cuando el agente se hubiera desistido espontáneamente de la
infracción, no así cuando el desistimiento se produce al darse cuenta que los padres de la
menor volvían en el preciso momento en que le despojaba de su calzón con el propósito
de practicarle el acto sexual” (Ejecutoria Suprema del 29/10/1970. En: Revista de Juris­
prudencia Peruana (1971). Lima,p. 264).

J 0244 Im p u n id a d d e l arrepen tim ien to activo: “Es facultad del juzgador reducir la
pena por debajo del mínimo legal. Si la conducta del agente está dirigida a impedir un
resultado que quiso causar en un primer momento, estamos ante el caso del arrepenti­
miento activo. Resulta impune el arrepentimiento activo, salvo que los actos por él prac­
ticados constituyan de por sí otros delitos” (Ejecutoria Suprema del 28/09/1994, Exp.
N ° 2169-94. En: ROJJASI PELLA, C. (1997). Ejecutorias Supremas Penales 1993-1996.
Legrima. Lima,p. 104).

J 0245 E lem en tos d e l desistim iento volu n tario en e l delito de in d em n id a d sexual: “En
el presente caso, resulta de aplicación el artículo 18 del Código Penal que regula la insti­
tución del desistimiento voluntario de consumar el delito, en tanto que el imputado rea­
lizó parte de los actos de ejecución del delito de violación sexual, pero voluntariamente se
desistió de consumarlo en un momento en que todavía, según su representación, no había
hecho todo lo que era necesario para consumarlo; que, en efecto, se cumplen los requisi­
tos de la misma: evitación de la consumación y voluntariedad del desistimiento; que, en
primer lugar, desde una perspectiva objetiva, el propio imputado evitó la consumación del
delito, no siguió actuando y, por ende, yacer sexualmente con la víctima; que, en segundo
lugar, desde una perspectiva subjetiva, la no consumación se debió a la propia voluntad
del imputado, pues dada la forma y circunstancias del hecho estuvo en condiciones -pese
a la oposición de la víctima, una menor de 10 años, de culminar la ejecución del delito-,
no hubo impedimentos forzosos, no se produjo una presión insuperable de la situación
fáctica o consecuentemente, su conducta al desistirse evidenció una actitud poco decidida
a cometer el delito; que sin embargo, con arreglo al último extremo del invocado artículo
18 del Código Penal, la pena se producirá solo cuando los actos practicados constitu­
yen por sí otro delito consumado (tentativa cualificada), esto es, la impunidad por desis­
timiento no alcanza a este; que, por tanto, en este caso es de aplicación el delito de actos
contra el pudor o abuso deshonesto, previsto y sancionado en el artículo 176-A, numeral 3
del Código Penal” (Ejecutoria Suprema del 28/09/2004, R. N. N° 2132-2004-Cañete. En:
SAN MARTÍN CASTRO, C. (2006). Jurisprudencia y precedente penal vinculante, selec­
ción de ejecutorias de la Corte Suprema. Palestra, Lima, pp. 281-282).

J 0246 D esistim ien to a través de accion es realizadas p o r terceros: “F. J. 2.4. [...]
Para que se configure un desistimiento en tentativa acabada, debe cumplirse como
requisito que: a) haya una actividad positiva del agente, b) se aprecia voluntariedad del

186
T entativa A rt. 18

desistimiento, c) el desistimiento debe ser definitivo, d) debe apreciarse eficacia del desis­
timiento. Dado que se desarrollan actividades y acciones destinadas del delito, en este
tipo de tentativa se requiere también para la configuración del desistimiento el despliegue
de acciones positivas por el agente, para evitar la consumación del delito. F. J . 2.5. Preci­
samente porque en esta clase de tentativa se desarrollan acciones orientadas a la consuma­
ción del delito, la norma exige que se verifique si esas acciones de manera independiente
podrían haber consumado otro ilícito del catálogo penal y, de ser así, el agente deberá
responder bajo esa calificación jurídica. F. J . 2.6. En el presente caso, existe certeza res­
pecto a la materialización de la conducta dirigida a causar la muerte del propio hijo bajo
envenenamiento, para lo cual se lo administró en el desayuno, dentro de un marco de
confianza, puesto que era usual y cotidiano; pero el delito no se consumó por interven­
ción de terceros que tomaron conocimiento de los hechos a través de la propia encausada.
F. J. 2.7. Lo medular radica en determinar si su conducta posterior a la ingesta del
veneno por el agraviado, corresponde ser enmarcada en el supuesto de desistimiento, así
como los alcances que podría generar respecto de la calificación jurídica de los hechos.
F. J. 2.8. La defensa de la encausada sostiene que el desistimiento consistió en que la pro­
cesada le contó lo sucedido a su hermana, y le pidió que salve al agraviado, la que a su vez
llamó a un sobrino, quien finalmente llevó al afectado a un centro médico para el lavado
gástrico correspondiente, evitándose así la muerte [...]. F. J . 2.9. Por tanto, la encausada
desarrolló actividades posteriores para impedir la consumación del delito, por lo que debe
tenerse en cuanta que la voluntariedad del desistimiento quedó configurada; no se exige
que los actos consecuentes sean igualmente personales, por lo que también pueden efec­
tuarse a través de terceros, como en el presente caso, en que entrevieron familiares de la
víctima y la agente activa. F. J . 2.10. La encausada abandonó el propósito original, y las
acciones efectuadas fueron eficaces dado que el resultado inicialmente representado no
se produjo, si su actuar hubiera sido más intenso, la consecuencia punitiva en su perjuicio
hubiera sido necesariamente menor. F. J . 2.11. Corresponde aplicar el artículo dieciocho
del Código Penal (desistimiento), situación que no fue evaluada adecuadamente en pri­
mera instancia [...]” (R. N. N°815-2013-Lima Sur, del 21/01/2014, ff. jj. 2.4, 2.5, 2.6, 2.7,
2.8, 2.9, 2.10 y 2.11, Sala Penal Transitoria).

J 0247 A cto s p a ra evitar e l resultado pu n ible: “Que, de otro lado, si bien el certificado
de dosaje etílico [...] determina que el acusado se encontró en estado de ebriedad, no es
menos cierto que ello no alteró su conciencia total ni parcialmente, por la forma como se
desarrolló el evento delictivo, teniéndose en cuenta las múltiples lesiones corporales de
la agraviada, ocasionándose inclusive la fractura del sexto y sétimo arco costal a nivel
de cara externa de parrilla costal izquierda y la actitud posterior de conducir a la víctima
hasta el hospital, que se explica como un acto de arrepentimiento de haber consumado el
hecho delictivo; por lo que devienen en inatendibles los agravios del recurrente” (R. N.
N° 2564-2003-Puno, del 01/12/2003, f. j. 6, Sala Penal Permanente).

---------------- § -----------------

187
A rt. 19 L ibro primero / Parte general

ARTÍCULO 19 Participación de varios agentes en la tentativa


Si varios agentes participan en el hecho, no es punible la tentativa de aquel que
voluntariamente impidiera el resultado, ni la de aquel que se esforzara seriamente
por impedir la ejecución del delito aunque los otros partícipes prosigan en su ejecu­
ción o consumación.
N ormas concordantes
C P: arts. 23, 24, 25, 26, 2 7

DOCTRINA

Sumario: Aplicación a la autoría y a la participación / Subjetividad de la participación en la ten­


tativa / Consecuencias jurídicas de acuerdo al principio de responsabilidad individual o
responsabilidad por el hecho propio.*42

I) DI09 Aplicación a la autoría y a la participación: LANDECHO, C. y MOLINA.


C. (1996). Derecho Penal español. Parte general. 5a edición. Madrid: Tecnos, pp. 441-
442. “Hay que destacar, en primer lugar, que el legislador no distingue si ‘los varios que
intervienen en el delito’ son coautores o existen autores y partícipes, por lo que lo esta­
blecido en este precepto sirve tanto si el que desiste es autor o partícipe. Por otra parte, la
única diferencia, en cuanto a la regulación del desistimiento cuando son varios los suje­
tos que intervienen, viene dada por la ya comentada discrepancia de trato, en materia de
arrepentimiento: siendo varios, es suficiente para considerar impune al que insiste cor
que haya tratado de impedir la consumación de una manera seria, firme y decidida, aun­
que no lo haya conseguido”.

i) mío Aplicación a la autoría y a la participación: REVILLA LLAZA, P. (2004)


“Desistimiento activo en caso de pluralidad de agentes intervinientes en el delito”. En
Código Penal comentado. Tomo I. Lima: Gaceta Jurídica, p. 609. “Luego de la regulaciór
del desistimiento de la tentativa del autor individual (art. 18 del CP), el artículo 19 reguh
el desistimiento cuando existe una pluralidad de agentes intervinientes (autores o partíci­
pes) en el delito, es decir, aquel desistimiento que puede realizar un coautor, un inductoi
o un cómplice de la conducta túndante de la tentativa delictiva. Por tanto, el desistimientc
del agente, en este caso, presupone que la conducta en la que se interviene (como autor c
partícipe) haya llegado al estadio de la tentativa delictiva (como conducta antijurídica): e
autor debe haber, al menos, dado comienzo a la ejecución del delito; la conducta a la qut
contribuye el partícipe (inductor o cómplice) debe al menos haber satisfecho el principie
de ejecución por obra del autor (o los autores)”.

I ) 1 ) 1 1 1 Subjetividad de la participación en la tentativa: FRISTER, H. (2011). Dere


cho Penal. Parte general. Ia edición. Buenos Aires: Hammurabi, pp. 657-658. “El tipc
subjetivo del manifestarse dispuesto a cometer un crimen tiene la misma estructura que
el de ponerse de acuerdo en cometer un crimen. Además del dolo con relación a manifes
tarse dispuesto en sí, abarca todo el tipo subjetivo del delito tenido en miras, es decir, qu<

188
T entativa A rt. 19

asimismo solo es punible por manifestarse dispuesto a cometer un crimen aquel que tiene
un dolo dirigido a la consumación del hecho respectivo y satisface los eventuales elemen­
tos adicionales del tipo subjetivo. Aquel que en realidad no tiene la voluntad de come­
ter el hecho, si bien al manifestar que tiene tal voluntad pone directamente en cuestión
la validez de la norma respectiva, no es punible en razón de que esto no alcanza como
único fundamento punitivo

I) 0112 Consecuencias jurídicas de acuerdo al principio de responsabilidad indivi­


dual o responsabilidad por el hecho propio: VILLA STEIN, J. (2014). Derecho Penal.
Parte general. Lima: Ara, p. 362. “El Código Penal en su artículo 19 señala que si varios
agentes participan en el hecho, no es punible la tentativa de aquel que voluntariamente
impidiera el resultado, ni la de aquel que se esforzara seriamente por impedir la ejecución
del delito aunque los otros partícipes prosigan en su ejecución o consumación. Aquí lo
que se trata es que el desistimiento es causa personal de impunidad”.

¡JEls JURISPRUDENCIA

Sumario: JURISPRUDENCIA EXTRANJERA: Individualización de la impunidad en caso de


que uno de los autores o partícipes voluntariamente impide que se realice el resultado.

JURISPRUDENCIA EXTRANJERA
J 0248 Individualización de la im pu n idad en caso de que uno de los autores o partíci­
p e s voluntariam ente im pide qu e se realice el resultado : “El desistimiento en la tentativa
supone la interrupción que el autor realiza por obra de su espontánea y propia voluntad
en cuanto al iter criminis, evitando así la perfección y consumación de la figura delictiva.
Tal definición no elude, de otro lado, la trascendencia que habrían de tener ya los actos
realizados por el autor -o partícipe- hasta el momento en que este, voluntariamente inte­
rrumpa su acción criminal” (Sentencia del Tribunal Supremo español del 30/01/1991. En:
CONDE PUMPIDO FERREIRO, C. (1997). Código Penal: Doctrina y jurisprudencia.
Trivium, Madrid, p. 552).

189
C A P ÍT U L O III
C A U SA S Q U E E X IM E N O A T E N Ú A N
L A R E S P O N S A B IL ID A D P E N A L

ARTICULO 20 Exención de responsabilidad penal


Está exento de responsabilidad penal:
1. El que por anomalía síquica, grave alteración de la conciencia o por sufrir alte­
raciones en la percepción, que afectan gravemente su concepto de la realidad,
no posea la facultad de comprender el carácter delictuoso de su acto o para
determinarse según esta comprensión;
2. El menor de 18 años(5)6;
3. El que obra en defensa de bienes jurídicos propios o de terceros, siempre que
concurran las circunstancias siguientes:
a) Agresión ilegítima;
b) Necesidad racional del medio empleado para impedirla o repelerla. Se
excluye para la valoración de este requisito el criterio de proporcionalidad
de medios, considerándose en su lugar, entre otras circunstancias, la inten­
sidad y peligrosidad de la agresión, la forma de proceder del agresor y los
medios de que se disponga para la defensa<6);
c) Falta de provocación suficiente de quien hace la defensa;
4. El que, ante un peligro actual e insuperable de otro modo, que amenace la vida,
la integridad corporal, la libertad u otro bien jurídico, realiza un hecho desti­
nado a conjurar dicho peligro de sí o de otro, siempre que concurran los siguien­
tes requisitos:
a) Cuando de la apreciación de los bienes jurídicos en conflicto afectados y de
la intensidad del peligro que amenaza, el bien protegido resulta predomi­
nante sobre el interés dañado; y
b) Cuando se emplee un medio adecuado para vencer el peligro;
5. El que, ante un peligro actual y no evitable de otro modo, que signifique una
amenaza para la vida, la integridad corporal o la libertad, realiza un hecho
antijurídico para alejar el peligro de sí mismo o de una persona con quien tiene
estrecha vinculación.
No procede esta exención si al agente pudo exigírsele que aceptase o soportase el
peligro en atención a las circunstancias; especialmente, si causó el peligro o estu­
viese obligado por una particular relación jurídica;
6. El que obra por una fuerza física irresistible proveniente de un tercero o de la
naturaleza;

(5) Inciso vigente conform e a la m odificación realizada por el artículo 3 de la Ley N° 26447 del 21/04/1995
(6) L iteral vigente conform e a la m odificación realizada por el artículo 1 de la Ley N° 27936 del 12/02/2003

190
Causas que eximen o atenúan la responsabilidad penal A rt. 20

7. El que obra competido por miedo insuperable de un mal igual o mayor;


8. El que obra por disposición de la ley, en cumplimiento de un deber o en el ejer­
cicio legítimo de un derecho, oficio o cargo;
9. El que obra por orden obligatoria de autoridad competente, expedida en ejerci­
cio de sus funciones; y,
10. El que actúa con el consentimiento válido del titular de un bien jurídico de libre
disposición;
11. El personal de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional del Perú que, en el
cumplimiento de su deber y en uso de sus armas u otro medio de defensa, cause
lesiones o muerte(7).

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 2 0 .- Está exento de responsabilidad penal:
1. E l que por anomalía síquica, grave alteración de la conciencia o por sufrir alte­
raciones en la percepción, que afectan gravemente su concepto de la realidad,
no posea la facultad de comprender el carácter delictuoso de su acto o para
determinarse según esta comprensión:
2. El menor de 18 años;
3. El que obra en defensa de bienes jurídicos propios o de terceros, siempre que
concurran las circunstancias siguientes:
a) Agresión ilegítima;
b) Necesidad racional del medio empleado para impedirla o repelerla; y,
c) Falta de provocación suficiente de quien hace la defensa;
4. E l que, ante un peligro actual e insuperable de otro modo, que amenace la
vida, la integridad corporal, la libertad u otro bien jurídico, realiza un hecho
destinado a conjurar dicho peligro de sí o de otro, siempre que concurran los
siguientes requisitos:
a) Cuando de la apreciación de los bienes jurídicos en conflicto afectados y de
la intensidad del peligro que amenaza, el bien protegido resulta predomi­
nante sobre el interés dañado; y
b) Cuando se emplee un medio adecuado para vencer el peligro;
5. El que, ante un peligro actual y no evitable de otro modo, que signifique una
amenaza para la vida, la integridad corporal o la libertad, realiza un hecho
antijurídico para alejar el peligro de sí mismo o de una persona con quien tiene
estrecha vinculación.
No procede esta exención si al agente pudo exigírsele que aceptase o soportase
el peligro en atención a las circunstancias; especialmente, si causó el peligro o
estuviese obligado por una particular relación jurídica;
6. El que obra por una fuerza física irresistible proveniente de un tercero o de la
naturaleza;

(7) Inciso vigente conform e a la m odificación realizada por el artículo 1 de la L ey N° 30151 del 13/01/2014.

191
A rt. 20 L ibro primero / Parte general

7. El que obra compelido por miedo insuperable de un mal igual o mayor;


8. El que obra por disposición de la ley, en cumplimiento de un deber o en el ejer­
cicio legítimo de un derecho, oficio o cargo;
9. E l que obra por orden obligatoria de autoridad competente, expedida en ejerci­
cio de sus funciones; y,
10. El que actúa con el consentimiento válido del titular de un bien jurídico de libre
disposición.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Prim era modificación: inciso 2 modificado por el artículo 1 del Decreto Ley
N° 25564 del 20/06/1992.
A rtícu lo 2 0 .- Está exento de responsabilidad penal:
(...)
2. E l m en or de 18 años, con excepción de a qu el que sea a u tor o haya p a rtici­
p a d o en hechos tipificados com o delito de terrorism o, en cuyo caso deberá ser
m en or de 15 años;
(...)
Segunda modificación: inciso 2 modificado por el artículo 3 de la Ley N° 26447
del 21/04/1995.
A rtícu lo 2 0 .-Está exento de responsabilidad penal:
(...)
2. E l m en or de 18 años;
(...)
Tercera modificación: inciso 3, literal b), modificado por el artículo 1 de la Ley
N° 27936 del 12/02/2003.
A rtícu lo 2 0 .- Está exento de responsabilidad penal:
(...)
3. E l qu e obra en defensa de bien es ju ríd ico s p ro p io s o de terceros, siem pre que
concurran las circunstancias sigu ien tes:
(...)
b) N ecesid a d racion al d el m ed io em pleado p a r a im pedirla o repelerla. S e
excluye p a r a la valoración d e este requisito e l criterio de p ro porcion ali­
d a d de m edios, con siderán dose en su lugar, entre otras circunstancias, la
in ten sidad y p elig ro sid a d de la agresión, la fo rm a d e p ro c e d e r d e l agresor
y los m edios de qu e se dispon ga p a ra la defensa;
(...)

Cuarta modificación: inciso 11 incorporado por el artículo 1 del Decreto Legis­


lativo N° 982 del 22/07/2007.
A rtícu lo 2 0 .- Está exento de responsabilidad penal:
(...)

192
C ausas que eximen o atenúan la responsabilidad penal A rt. 20

11. El personal de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional, que en el cum­


plimiento de su deber y en uso de sus armas en forma reglamentaria, cause
lesiones o muerte.
Quinta modificación: inciso 11 modificado por el artículo 1 de la Ley N° 30151
del 13/01/2014.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C: art. 2 inc. 23); C P: arts. 21, 71, 74, 75, 77; C P P 2 0 0 4 : arts. 74, 75, 293 inc. 2, 344 inc.
2 lit. b; C N A : arts. I, I V

DOCTRINA

Sumario: Racionalidad de la defensa (inc. 3) / Naturaleza del miedo insuperable (inc. 7) / Ejerci­
cio legítimo de un derecho (inc. 8 ).

Del inciso 3:

I) 0113 Racionalidad de la defensa: MOLINA FERNANDEZ, F. (2012). “La legítima


defensa delDerecho Penal”. En: Revista Jurídica.N° 25. Madrid: Dykinson,pp. 35-36. Dispo­
nible en: https://repositorio.uam.es/bitstream/handle/10486/660071/RJ25_3.pdf?sequence
=5yisAllowed=y. “En un sistema jurídico en el que el agresor no pierde por completo sus
derechos, solo es racional la defensa necesaria para repeler la agresión. La racionalidad
afecta a la elección de medios y a su uso. Debe emplearse siempre el medio menos lesivo
y en la forma que menos peijuicios cause, de entre los disponibles que ofrezcan una pro­
tección suficiente. Es en este lugar en el que debe evaluarse cuánto puede adelantarse el
momento de la defensa respecto del momento en el que previsiblemente se producirá la
lesión. Normalmente solo la agresión inminente hace necesaria la defensa, porque no caben
otros medios alternativos como acudir a las instancias públicas de mantenimiento del orden,
pero, como ya se apuntó, ello no excluye que en ciertos contextos sea lícita una defensa
frente a una agresión que no es inminente”.

Del inciso 7:

1)0114 Naturaleza del miedo insuperable: POLAINO NAVARRETE, P. (2017). Lec­


ciones de Derecho Penal. Parte general. Tomo II. 2a edición. Madrid: Tecnos, p. 199. “El
carácter insuperable del miedo ha de ser apreciado según las condiciones personales del
sujeto y en el concreto contexto social en que lo padece. La legislación penal histórica
requería la presencia del temor a sufrir un mal igual o mayor que el encausado, y sobre dicha
noción normativa la jurisprudencia criminal exigía que el mal habría de ser real, inminente,
serio y no justificado por el ordenamiento jurídico. [...] La naturaleza insuperable del miedo
deriva de la incapacidad de dominar subjetivamente la situación de temor ante un mal, que
es determinante del estatus de la no exigibilidad de otra conducta. [...] Es indiferente que el
miedo surja de manera súbita en el sujeto o sea el producto de una génesis lenta que llegue
a producir una situación de insoportable sufrimiento. El carácter insuperable se remitirá al
momento de la realización del acto, aunque su origen sea extemporáneo”.

193
A rt . 20 L ibro primero / Parte general

Del inciso 8:

1) «115 Ejercicio legitimo de un derecho: LUZÓN PEÑA, D. (2016). D erecho Penal.


P a rte general. 3a edición. Montevideo: B de F, p. 666. “Lo que diferencia al ejercicio
del derecho de las otras causas de justificación más importantes, la legítima defensa y el
estado de necesidad, es que en este no hay que proteger el derecho frente a ataques ilegí­
timos que pretenden negarlo o destruirlo o frente a otros peligros para la existencia o inte­
gridad del derecho, que es la situación base, respectivamente, de la legítima defensa y del
estado de necesidad; en el ejercicio del derecho su titular simplemente tiene que decidir
usar, dentro de los límites jurídicamente trazados para su legitimidad, las facultades que
le concede ese derecho del que dispone; uso de facultades que ya está jurídicamente pre­
visto que, dentro de límites, puede afectar o menoscabar bienes jurídicamente ajenos”.

g ü JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Diferencia sustancial entre derecho de defensa y


legítima defensa / En la obediencia jerárquica no debe inteipretarse que la exención
de responsabilidad alcanza el cumplimiento de órdenes ilícitas. ACUERDO PLENA-
RIO: Cumplimiento de un deber o ejercicio legítimo de un derecho / Causas de justi­
ficación en el ámbito de las rondas campesinas. CORTE SUPREMA: Anomalía psí­
quica y grave alteración de la conciencia / Grave alteración de la conciencia (ausencia
total de la voluntad del agente) / Grave alteración de la conciencia producida por estado
de ebriedad / La anomalía psíquica debe ser debidamente invocada y probada en el
juzgamiento / Inaplicación de medida de seguridad por anomalía psíquica irreversi­
ble / Idoneidad probatoria que permita colegir la inimputabilidad e imposición de una
medida de seguridad / La incapacidad de apreciar el carácter delictivo de un acto y
determinarse conforme a ello son factores de inimputabilidad / Responsabilidad penal
de agente con retardo mental leve porque su capacidad de discernimiento no quede
anulada / Minoría de edad / Legítima defensa / Desproporción del medio utilizado parí
repeler la agresión / Exceso del medio empleado para repeler una agresión ilegítimi
/ Legítima defensa imperfecta / Configuración del estado de necesidad justificante ;
Valoración de la prueba para determinar la aplicación del estado de necesidad justifi­
cante como atenuante de un delito / Configuración del estado de necesidad exculpante
/ Estado de necesidad exculpante solo es aplicable ante peligros graves, actuales y nc
evitables de otro modo / Estado de necesidad exculpante en caso expreso de no exigí-
bilidad de una conducta distinta inducida por la presión psíquica / Requisitos de la exi­
mente de miedo insuperable / El miedo insuperable supone causas no patológicas que
generan inimputabilidad / En el delito de colusión el actuar ilícito de los agentes poi
temor a perder el trabajo no constituye miedo insuperable / Cumplimiento de un deber c
ejercicio legítimo de un derecho / Licitud de la orden en la figura de la obediencia jerár­
quica / Supuestos para la configuración de la figura de obediencia jerárquica / Exenciói
de responsabilidad penal porque la conducta se desarrolló en cumplimiento de labore:
como funcionario municipal / Inaplicación de la eximente de obrar por orden obliga
toria de autoridad competente / Consentimiento del titular del bien jurídico lesionadc
como causa excluyente de la antijuricidad / Libre disposición de la libertad sexual 3
exención de responsabilidad penal / Consentimiento de menor de 17 arios constituyí
casual de exención de responsabilidad penal en el delito de violación sexual. CORTES
SUPERIORES: Estado de inimputabilidad causado por anomalía psíquica, alteraciói

194
Causas que eximen o atenúan la responsabilidad penal A rt. 20

de la conciencia o anomalías en la percepción / Necesidad de probar la concurrencia


de los presupuestos de la legítima defensa / Estado de necesidad exculpante / Obrar
por orden obligatoria de autoridad competente. JURISPRUDENCIA EXTRANJERA:
Miedo insuperable / Obrar por orden obligatoria de autoridad competente.

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

J 0249 Diferencia sustancial entre derecho de defensa y legítima defensa: “[...]. Llama
la atención la afirmación del accionante respecto de la presunta afectación a su derecho
a la legítima defensa, el cual es distinto del correspondiente a la defensa, pues en el pri­
mer caso, en términos latos, estamos frente a la respuesta o actuación que puede realizar
cualquier ciudadano en caso de ser agredido de manera sorpresiva o irregular y que ade­
más va a influir en el análisis que vaya a realizar el juez penal; mientras que en el segundo
caso, estamos frente al derecho fundamental que tiene todo ciudadano en los procesos en
que sea parte o en los que se vea incurso; en consecuencia, a pesar del error advertido en
cuanto al derecho invocado, este colegiado tendrá presente las afirmaciones a efectos de
determinar cuál o cuáles resultan siendo los derechos presuntamente afectados” (STC Exp.
N° 3802-2004-AA/TC-Haaura, caso: Elgar Marreros Saucedo, del 25/01/2005, f. j. 3).

J 0250 En la obediencia jerárquica no debe interpretarse que la exención de respon­


sabilidad alcanza el cumplimiento de órdenes ilícitas: “F. J. 10. [...] Los alcances de la
obediencia debida, dentro del marco de la Constitución, supone, ante todo, reconocer que,
bajo los principios de supremacía constitucional y de Estado Social y Democrático de
Derecho, quienes ejercen el poder del Estado ‘Lo hacen con las limitaciones y responsa­
bilidades que la Constitución y las leyes establecen’. Este es el motivo por el cual no cabe
aceptar la existencia de deberes que resulten manifiestamente contrarios a los derechos
fundamentales o, en general, a los fines constitucionalmente legítimos perseguidos por el
ordenamiento jurídico. Por consiguiente, tanto quien exige el cumplimiento de una orden
ilícita, como quien la acata, quebrantan el ordenamiento jurídico, en mayor o menor gra­
vedad, y en proporción directa a la relevancia del bien jurídico mellado a consecuencia
de la ejecución del acto. F. J . 11. De ahí que el inciso 9) del artículo 20 del Código Penal,
que establece que se encuentra exento de responsabilidad penal ‘El que obra por orden
obligatoria de autoridad competente, expedida en ejercicio de sus funciones’, no pueda
ser interpretado en el sentido de que tal exención alcance a los supuestos de cumplimiento
de órdenes ilícitas. Resulta evidente que cuando la disposición establece que la orden dic­
tada por la autoridad debe haber sido dictada en ‘ejercicio de sus funciones’, hace alusión
a un ejercicio funcional compatible con la Carta Fundamental. Lo que equivale a decir
que, para que exista obligación de cumplimiento, la vida debe ser constitucionalmente
válida” (STC Exp. N° 2446-2003-AA/TC-Puno, caso: Efraín Raúl Chambilla Figueroa,
del 30/09/2005, j f jj. 10 y 11).

A C U ER D O PLEN A R IO

J 0251 Cumplimiento de un deber o ejercicio legítimo de un derecho: “F. J. 13. El


derecho a la identidad cultural y al ejercicio de funciones jurisdiccionales conforme
al derecho consuetudinario está, pues, limitado a las reservas que dimanan del propio
texto constitucional y de su interrelación con los demás derechos, bienes e intereses

195
A rt. 20 L ibro primero / Parte general

constitucionalmente protegidos. Así las cosas, los alcances de un tipo legal pueden res­
tringirse en dos casos: A) Cuando la interpretación de los elementos normativos del tipo
lo permita (interpretación del tipo conforme a la Constitución). B) Cuando sea aplica­
ble una causa de justificación, en especial la prevista en el artículo 20.8 del Código Penal
-en adelante, CP—: cumplimiento de un deber o en el ejercicio legítimo de un derecho.
Lo expuesto guarda coherencia con el alcance del fuero comunal rondero. Desde el pri­
mer caso -supuesto de atipicidad de la conducta- se descarta de plano, por ejemplo, el
delito de usurpación de funciones (art. 361 CP) en la medida de que el rondero actúa en
ejercicio de la función jurisdiccional comunal constitucionalmente reconocida y garan­
tizada. También se rechaza liminarmente la imputación por delito de secuestro (art. 152
CP) puesto que el rondero procede a privar la libertad como consecuencia del ejerci­
cio de la función jurisdiccional -detención coercitiva o imposición de sanciones-. Asi­
mismo, cabe destacar que la actuación de las rondas campesinas y de sus integrantes no
está orientada a obtener beneficios ilegales o fines de lucro, y -en principio- la compo­
sición y práctica que realizan tienen un reconocimiento legal, que las aleja de cualquier
tipología de estructura criminal (banda o criminalidad organizada) asimilable a aquellas
que considera el Código Penal como circunstancias agravantes o de integración criminal
(arts. 186, párrafo 2, inciso 1, y 317 CP). Efectivamente, su intervención se origina en un
conflicto de naturaleza y trascendencia variables, que involucra a personas que reconocen
en las rondas campesinas instancias conciliadoras, de resolución de conflictos y con capa­
cidad coercitiva —uno de los atributos esenciales de la jurisdicción-. En estas condicio­
nes, es de enfatizar que no es asimilable la actuación y la conducta, siempre colectiva, de
sus integrantes a un delito de secuestro extorsivo y cuya presencia relevante en las esta­
dísticas de la criminalidad nacional determinó las modificaciones y reformas del artículo
152 CP, caracterizadas, todas ellas, por un incremento constante de las penas conminadas
y de los rigores de su cumplimiento. F. J . 14. Cuando no sea posible esta primera posi­
bilidad -la atipicidad de la conducta-, será del caso recurrir al análisis de la procedencia
de la causa de justificación centrada, con mayor relevancia, en el ejercicio legítimo de un
derecho (art. 20.8 CP). Aquí se tendrá en cuenta el presupuesto -situación de amenaza a
los bienes jurídicos antes citados-y los límites o condiciones para el correcto ejercicio de
la función jurisdiccional comunal-rondera ya analizados. El respectivo test de proporcio­
nalidad es el que debe realizarse para cumplir este cometido, para lo cual es de tener en
cuenta los bienes jurídicos comprometidos con la conducta ejecutada por los ronderos en
relación con el derecho a la identidad cultural y al fuero comunal rondero, prevaleciendo
siempre los intereses de más alta jerarquía en el caso concreto, que exige la no vulnera­
ción del núcleo esencial de los derechos fundamentales” (Acuerdo Plenario N° 1-2009/
CJ-116 sobre “Rondas campesinas y Derecho Penal”, del 13/11/2009, ff. jj. 13 y 14, V
Pleno Jurisdiccional de las Salas Penales Permanente y Transitorias).

J 0252 C ausas de ju stificación en e l ám b ito de las rondas cam pesinas: “F. J. 14.
Cuando no sea posible esta primera posibilidad -la atipicidad de la conducta-, será del
caso recurrir al análisis de la procedencia de la causa de justificación centrada, con mayor
relevancia, en el ejercicio legítimo de un derecho (art. 20.8 del CP). Aquí se tendrá en
cuenta el presupuesto -situación de amenaza a los bienes jurídicos antes citados- y los

196
Causas que eximen o atenúan la responsabilidad penal A rt . 20

límites o condiciones para el correcto ejercicio de la función jurisdiccional comunal-


rondera ya analizados. El respectivo test de proporcionalidad es el que debe realizarse
para cumplir este cometido, para lo cual es de tener en cuenta los bienes jurídicos com­
prometidos con la conducta ejecutada por los ronderos en relación con el derecho a la
identidad cultural y al fuero comunal rondero, prevaleciendo siempre los intereses de
más alta jerarquía en el caso concreto, que exige la no vulneración del núcleo esen­
cial de los derechos fundamentales. F. J . 15. Si la conducta atribuida a los ronderos
no resulta atípica o si, en aplicación del test de proporcionalidad enunciado, la con­
ducta analizada no está justificada, esto es, afirmado el injusto objetivo, será del caso
considerar el conjunto de factores culturales en la escala individual del sujeto proce­
sado. Cabe acotar que el análisis en mención requiere, como presupuesto, tener muy
claro la existencia jurídica de la Ronda Campesina, la autoridad rondera que actuó —
la condición de tal del rondero incriminado-, su nivel de representación y funciones,
y las características y alcances de la norma consuetudinaria aplicada, aspectos que en
varias de sus facetas puede determinarse mediante pericias culturales o antropológicas”
(Acuerdo Plenario N ° 1-2009/CJ-116 sobre ‘‘Rondas campesinas y Derecho P enal”,
del 13/11/2009, ff. jj. 14 y 15, VPleno Jurisdiccional de las Salas Penales Permanente
y Transitoria).

CORTE SUPREM A
Del inciso 1:

J 0253 Anomalía psíquica y grave alteración de la conciencia: “F. J. 3.4. Lainimputabi-


lidad puede ser consecuencia no solo de ciertos estados patológicos permanentes (ano­
malía psíquica), sino también de ciertos estados anormales pasajeros. El numeral uno
del artículo veinte del Código Penal expresa que están exentos de responsabilidad
penal el que por una grave alteración de la conciencia no posea la facultad de com­
prender el carácter delictuoso de su acto o para determinarse según esta comprensión.
F. J. 3.5. A diferencia de la anomalía psíquica, la grave alteración de la conciencia se pre­
senta como producto de sustancias exógenas, como el alcohol, drogas, fármacos, etc. Este
trastorno mental debe adquirir la profundidad que afecte gravemente las facultades cog-
nitivas y voluntativas del agente; debe incidir en la misma magnitud que las causas de
anomalía psicológica” (R. N. N° 1377-2014-Lima, del 09/07/2015, ff. jj. 3.4. y 3.5., Sala
Penal Transitoria).

J 0254 Grave alteración de la conciencia (ausencia total de la voluntad del agente):


“F. J. 1. Que, el encausado [...] en su recurso de queja excepcional de [...] alega que se
vulneró la garantía del debido proceso [...] que tampoco se tomó en cuenta que obró en
avanzado estado de embriaguez -en un estado de inconsciencia o grave alteración de la
consciencia-, lo que importó un supuesto de ausencia de acción o de inculpabilidad, y
que no existen pruebas suficientes de su responsabilidad penal. F. J. 4. Que, por otro lado,
la sentencia de primera instancia estimó que si bien el encausado [...] ingirió licor antes
de perpetrar el delito, no estuvo incurso en ninguna causal de inculpabilidad (como es la
grave alteración de la consciencia), con lo que además implícitamente descartó la causal

197
A rt. 20 L ibro primero / Parte general

de estado de inconsciencia, que comporta la ausencia total de voluntad del agente” (Queja
N° 558-2007-Huancavelica, del 24/09/2007, ff. jj. 1 y 4, Sala Penal Permanente).

J 0255 Grave alteración de la conciencia producida por estado de ebriedad: “[...] se


ha llegado acreditar la responsabilidad penal de la procesada [...] en la comisión del delito
de parricidio, quien [...] se presentó ante la policía con visibles signos de ebriedad, como
consta en el dosaje etílico [...], manifestando que ese mismo día a las 14:30 horas aproxi­
madamente, había asesinado a su conviviente, por lo que la policía se constituyó al domi­
cilio de la denunciante, encontrando en el callejón de la puerta de la calle un cadáver de
sexo masculino [...] apreciándose una herida punzo cortante a la altura del pecho, de unos
cinco centímetros aproximadamente; que como lo manifestó la inculpada, los hechos se
produjeron luego de haber estado bebiendo licor con el occiso, quien cogió un objeto de
madera para golpearla, como consecuencia de una discusión por celos, instantes en que
la procesada coge un cuchillo ocasionándole una herida en el pecho a la altura del cora­
zón, y posteriormente trató infructuosamente de auxiliarlo [...]. Que en el caso de autos,
se ha tenido en cuanta la confesión sincera de la procesada [...], quien ha aceptado su res­
ponsabilidad como autora del delito imputado, en todo el proceso; no obstante, el cole­
giado no ha considerado su estado de embriaguez al momento del evento delictivo, cau­
sal que la exime de la responsabilidad penal, conforme lo previsto en el artículo 20 inciso
1 del Código Penal y el principio de competencia de la víctima, que en consideración a
que la víctima al pretender golpear a la procesada contribuyó a la consumación del delito
mismo” (R. N. N° 623-2004-Cusco, del 09/06/2004, Sala Penal Transitoria).

J 0256 La anomalía psíquica debe ser debidamente invocada y probada en el


juzgamiento: “F. J . 5. Que, por otra parte, es de observar que en autos no existe docu­
mento médico alguno que haga inferir que el procesado tuviera deteriorada su salud men­
tal; por el contrario, en autos existe un Protocolo de Pericia Psicológica practicada al
acusado, el mismo que concluye que ‘no se aprecian indicadores psicopatológicos que
interfieran en la percepción de su realidad’ [...]. F. J. 6. Que, asimismo es de observar
que dicho diagnóstico resulta acorde con el comportamiento mostrado por el mencionado
acusado durante la investigación preliminar y judicial así como en el juicio oral, donde
conforme consta en las actas de audiencia se desenvolvió con naturalidad, respondiendo
a las interrogantes formuladas por el fiscal y vocales superiores, quienes por su parte tam­
poco han advertido ninguna anormalidad que haga inferir que dicho acusado padeciera de
enajenación mental; por tales consideraciones, este supremo tribunal estima que la sen­
tencia impugnada se ajusta a Derecho” (R. N. N° 84-2008-Lambayeque, del 01/04/2008,
ff. jj. 5 y 6, Segunda Sala Penal Transitoria).

J 0257 Inaplicación de medida de seguridad por anomalía psíquica irreversible:


“F. J. 2. Que de la revisión de los actuados se aprecia en el desarrollo del juicio oral, ante
el pedido de la defensa, se ordenó una pericia psicológica [...], luego se hizo una evalua­
ción psiquiátrica por parte de los peritos de la especialidad, quiénes emitieron el dictamen
[...] debidamente ratificado en audiencia [...], en el que se concluye: retardo mental mode­
rado, el cual ‘no permite formarse juicios de la realidad para distinguir lo bueno de lo
malo, lo legal de lo ilegal, etc.’ y limita severamente su capacidad de obrar o actuar o con­
ducirse, siendo fácilmente manipulable, apreciándose una patología cerebral irreversible

198
Causas que eximen o atenúan la responsabilidad penal A rt . 20

según han precisado los peritos [...] no ameritando su caso la aplicación de una medida de
seguridad, pues dada la naturaleza de los delitos que se le incrimina y su personalidad no
puede deducirse un pronóstico de comportamiento futuro que revele una elevada proba­
bilidad de comisión de nuevos ilícitos” (Revisión N ° 15-2004-Huancayo, del 15/01/2005,
f. j. 2, Sala Penal).

J 0258 Idoneidad probatoria que permita colegir la inimputabilidad e imposición de


una medida de seguridad: “Pese a ello, cabe señalar que del estudio de los siguientes
informes médicos se advierte que el acusado sufre de esquizofrenia paranoide, por lo
cual es una persona inimputable: así tenemos: i. informe psiquiátrico integral, realizado
al encausado, por la psiquiatra-médico-legista [...]; el cual concluye que presenta psico­
sis crónica, esquizofrénica paranoide, personalidad paranoide, inteligencia normal límite
clínicamente; ii. Evaluación psiquiátrica efectuada al procesado realizado por psiquiatra
[...], quien opina que este presenta esquizofrenia paranoide compensada, pericia debida­
mente ratificada por su otorgante [...] donde señala que la esquizofrenia es un trastorno
mental mayor, con progresiva degeneración crónica que impide el juicio de la realidad
del sujeto: es tratable pero no insuperable, solo controlable; por lo que el encausado es
una persona inimputable, siempre lo es a pesar de estar compensado, aclara el perito que
ello no significa que salió del cuadro agudo, siempre va a tener el juicio alterado siempre
es un riesgo para los demás o para él mismo; necesita control médico permanente y que
siempre tome su medicina; que lo ideal es un enfoque clínico que se podría dar en un hos­
pital médico y requiere atención de un psiquiatra; que el acusado puede saber que ha vio­
lado, pero no sabe lo que ello implica, no es enteramente consciente del bien y el mal en el
aspecto abstracto, sabe algo porque alguien se lo dijo, pero no está graficado en su mente
el juicio de realidad objetiva, nunca va a ser enteramente consciente de sus actos ni dife­
renciará el bien del mal; que el psiquiatra es quien determina la capacidad; que todo psi-
cótico está fuera de la realidad y es inimputable, la esquizofrenia es una de las razones por
las que una persona se puede sicotizar, él es sicótico porque es esquizofrénico; iii. Eva­
luación psiquiátrica [...] realizada al encausado, por los psiquiatras, quienes afirman que
el acusado presenta esquizofrenia paranoide, requiere supervisión permanente por per­
sona o institución responsable, así como tratamiento médico psiquiátrico de manera per­
manente en forma ambulatoria o bajo internamiento a criterio del médico tratante, que es
una enfermedad mental que lo incapacita para distinguir el mal del bien, lo cual se des­
prende del carácter de sus actos, por lo que se llega a la conclusión de que el procesado
es inimputable” (R. N. N ° 14-2013-Lima, del 14/11/2014, f. j. 5, Sala Penal Transitoria).

J 0259 La incapacidad de apreciar el carácter delictivo de un acto y determinarse


conforme a ello son factores de inimputabilidad: “Conforme se desprende del artículo
veinte inciso uno del Código Penal, una persona es imputable cuando posee, de un lado,
la facultad de apreciar el carácter delictuoso de su acto y, de otro, la facultad de determi­
narse conforme a esa apreciación. En tal sentido, nuestro legislador considera suficiente
que una de dichas facultades falte para que el agente sea considerado como inimputable,
la que debe ser la consecuencia de las circunstancias taxativamente enumeradas en dicho
dispositivo, a saber: anomalía psíquica, grave alteración de la conciencia o alteración en
la percepción que afecte gravemente su concepto de la realidad, no pudiendo perderse

199
A rt. 20 L ibro primero / Parte general

de vista, empero que conforme lo puntualiza la doctrina, lo que importa no es tanto la


causa científica de la anormalidad (y difícil diferenciación con normalidad), sino que de
lo que se trata es de determinar el efecto que produce dicha anormalidad sobre el sujeto,
desde la capacidad de comprensión e inhibición del sujeto” (R. N. N° 1214-2012-Lima,
del 24/07/2012, f j. 4, Sala Penal Transitoria).

J 0260 Responsabilidad penal de agente con retardo mental leve porque su capaci­
dad de discernimiento no quedó anulada: “Que la responsabilidad penal del encausado
[...] se encuentra plenamente acreditada con la versión espontánea, coherente y uniforme
del menor agraviado en sede preliminar y de instrucción [...], quien enfáticamente lo sin­
dicó como la persona que lo violó sexualmente hasta en dos oportunidades para lo cual
aprovechaba cuando se encontraba solo en el inmueble y cometía dicho acto delictivo,
entregándole golosinas, retirándose luego no sin antes amenazarlo, circunstancia ilícita
que también se produjo en perjuicio de su menor hermana de once meses de edad a quien
le introdujo los dedos en el ano; que ello se corrobora con los certificados médicos lega­
les [...], aunado al padecimiento psicológico sufrido por el menor agraviado como con­
secuencia de los actos cometidos en su contra [...] que concluye que el menor agraviado
presenta trastornos emocionales; que la minoría de edad de las víctimas se establecen con
las actas de nacimiento [...]; que si bien el protocolo de pericia psicológica [...] señala que
presenta retardo mental leve, ello de modo alguno lo enerva de la comisión de los hechos,
pues en la diligencia de ratificación pericial [...] los peritos señalaron que el agente puede
discernir entre las valoraciones de lo bueno y lo malo” (R. N. N° 2009-2006-Lima, del
07/09/2006, f. j. 4, Sala Penal Transitoria).
Del inciso 2:

J 0261 Minoría de edad: “La minoría edad constituye una causa de inimputabilidad cri­
minal, cuya importancia normativa supone una presunción legal iiire et de iure que incide
en una dimensión biológica de la persona, por lo que bastará la sola constatación de que el
sujeto no ha alcanzado la mayoría de edad para fundar la exclusión de su responsabilidad
penal” (Ejecutoria Suprema del 29/10/1999, Exp. N° 2920-94-Lima. En: Revista Peruana
de Jurisprudencia (2000). Normas Legales, Año II, N° 4. Trujillo, p. 401).
Del inciso 3:

J 0262 Legítima defensa: “Según la doctrina penal, la legítima defensa se funda en


el principio de que nadie puede ser obligado a soportar lo injusto, por lo que el ordena­
miento jurídico no solamente se compone de prohibiciones, sino también de normas per­
misivas que autorizan realizar hechos, en principio prohibidos por la ley, pero que por
causas justificadas son permitidos y, por lo tanto, no punibles; es decir, existen causas
que excluyen la antijuridicidad y convierten el hecho típico en uno perfectamente lícito
y aprobado por el ordenamiento jurídico; y si un hecho o una acción no es antijurídica,
esto es, no es contraria al orden jurídico porque la ley lo permite, entonces no es delito,
y no siendo delito al que actúa en legítima defensa no se le puede sancionar” (Sentencia
de la Primera Sala Penal de la Corte Superior de Justicia de Junín del 17/09/1996, Exp.

200
Causas que eximen o atenúan la responsabilidad penal A rt. 20

N° 1655-91-Junín. En: ACADEMIA DELA MAGISTRATURA (2000). Serie de Jurispru­


dencia. Tomo 3. Lima, p. 271).

J 0263 L egítim a defensa: “En el caso sub exánime se aprecia que la acción realizada
por el procesado, de disparar contra un automóvil, en cuyo interior se daba a la fuga
el occiso, quien en su huida efectuó varios disparos contra el patrullero en donde se
encontraba el referido encausado junto a otros efectivos policiales, se ampara en las cau­
sas de justificación de la legítima defensa (agresión ilegítima, necesidad racional del
medio empleado para impedir o repelerla, falta de provocación suficiente de quien hace
la defensa) y del obrar en cumplimiento de un deber (al tratarse de un miembro de la
Policía Nacional que cumplió deberes especiales al intervenir el vehículo ocupado por
el occiso); en consecuencia, la acción realizada por el procesado debe ser visto como un
comportamiento aceptado socialmente en consideración al contexto especial en que se
desarrolló la agresión, la respuesta a ella el cumplimiento de su deber de policía, desa­
pareciendo así la antijuricidad de su conducta, no asistiéndole, entonces, ninguna posi­
bilidad de imputación del resultado por no haber creado la situación de conflicto, siendo
el caso declarado exento de responsabilidad penal” (Ejecutoria del 12/06/1998; R. N.
N ° 4075-97. En: ROJAS VARGAS, F. (1999). Jurisprudencia penal comentada. Gaceta
Jurídica, Lima, p. 85).

J 0264 L egítim a defensa: “Con relación al delito de lesiones graves que se imputa al
acusado, hay que considerar que en horas de la noche se percató que cuatro personas esca­
lando las paredes del Colegio donde se desempeña como guardián, pretendían robar e
incluso el agraviado-encausado, había ingresado y amenazado al referido guardián, quien
frente a esta agresión ilegítima y a la superioridad numérica de los asaltantes, y el peli­
gro inminente en el que se encontraba, hizo uso del arma que se le entregó para el cum­
plimiento de sus funciones de guardianía y siendo así, le alcanza la eximente prevista en
el artículo veinte inciso tercero del Código Penal respecto del delito de lesiones por el
que ha sido procesado” (Ejecutoria Suprema del 08/11/2000, Exp. N° 3842-2000-Lima.
En: FRISANCHO APARICIO, M. (2002). Jurisprudencia penal. Jurista, Lima,p. 276).

J 0265 L egítim a defensa: “No debe confundirse la relación que debe existir entre la
agresión y la defensa, con la proporcionalidad entre el daño que hubiera causado la agre­
sión y el causado por la defensa, por cuanto la racionalidad de la necesidad de la defensa
solo se vincula con la primera cuestión; así, para determinarla es preciso tomar en consi­
deración las acciones que el autor tenía a su disposición para impedir o repeler la agresión
antes de comenzar la defensa y establecer si la comprendida es realmente la que hubiera
impedido la lesión amenazada por la agresión causando menos daño” (Ejecutoria Su­
prema del 14/06/1999, Exp. N ° 1985-99-Lima. En: Revista Peruana de Jurisprudencia.
(2000). Año II. N° 3. Normas Legales, Trujillo, p. 281).

J 0266 L eg ítim a defen sa: “La conducta del acusado en los hechos materia de instruc­
ción por los delitos de lesiones graves y de tenencia ilegal de armas de fuego, consisten­
tes en haber causado lesiones con su arma al procesado, a la que tuvo que recurrir para
repeler el asalto del que era víctima -pues los asaltantes contaban con mayor número
de armas de fuego y ya habían herido de bala a su hijo- carece de relevancia penal al

201
A rt. 20 L ibro primero / Parte general

hallarse regulada como una causal que excluye la antijuricidad del hecho en el inciso
tercero del artículo 20 del Código Penal (legítima defensa), lo que amerita declararlo
exento de responsabilidad penal” (Ejecutoria Suprema del 12/09/1997, R. N. N° 3418-
97-Lima. En: ROJAS VARGAS, F. (1999). Jurisprudencia penal comentada. Gaceta
Jurídica, Lima, p. 85).

J 0267 Desproporción del medio utilizado para repeler la agresión: “[...] la legítima
defensa se descarta porque si bien medió una agresión inicial de los agraviados; sin
embargo, la necesidad imperiosa de la defensa, en las condiciones que se desarrolló pre­
viamente, estuvo relativamente ausente, en tanto y en cuanto los actos de violencia pre­
via, aun cuando existentes, no fueron mayormente significativos, más allá de la superio­
ridad numérica de los atacantes, pues el agredido respondió agresivamente y peleó con
sus contendientes e, incluso, se enfrentó a ellos cuando era dable huir de la escena de los
hechos ante la conminación a sus agresores con el revólver que portaba. Además, y en
todo caso, el medio empleado para repeler los actos de agresión fue claramente despro­
porcionado, lo que determinó excesos repudiables que, además, importaron disparar sin
más a todos sus agresores -lo que transforma su actitud en una conducta propiamente
ofensiva y no meramente defensiva-, sin antes siquiera efectuar disparos de adverten­
cia, siempre posibles en el contexto en que se desenvolvieron los hechos [...]” (R. N.
N° 4708-2009-Callao, del 10/06/2008, f. j. 8, Sala Penal Permanente).

J 0268 Exceso del medio empleado para repeler una agresión ilegítima: “[...] que
actuó en legítima defensa; que, al respecto, es de precisar que dicho instituto jurídico-
penal como causa de justificación, se funda desde un plano individual, en la defensa que
realiza la persona en respuesta racional frente a una agresión injusta, y desde el plano
supraindividual, en la necesidad de defensa del orden jurídico y del Derecho en general,
conculcados por la agresión antijurídica; que, sin embargo, la importancia y trascendencia
que tiene conceder a una persona derechos que incluso se niegan al Estado (por ejemplo,
matar a otra persona en defensa propia), imponen la necesidad de limitar ese derecho indi­
vidual a casos y situaciones realmente excepcionales, en los que solo el individuo puede
defender sus bienes jurídicos más preciados y, en la medida en que no sea posible, ope­
rar eficazmente otros mecanismos jurídicos protectores del bien puesto en peligro; que,
además, el ordenamiento legal no admite que el derecho de defensa frente a la agresión
ilegitima sea absoluto e ilimitado, sino que este derecho debe emnarcarse dentro de la
observancia de principios informadores de las causas de justificación como el de necesi­
dad, razonabilidad, ponderación de intereses, etc.; que, según el artículo veinte inciso tres
del Código Penal, son requisitos de la legítima defensa: la agresión ilegitima, necesidad
racional del medio empleado para impedirla o repelerla, y falta de provocación suficiente
de quien hace la defensa; que la falta de alguno de estos requisitos impide la aplicación
de la eximente penal antes descrita” (R. N. N° 1878-2007-Áncash, del 07/05/2008,/. j. 4,
Sala Penal Permanente).

J 0269 Legítima defensa imperfecta: “A propósito de la legítima defensa imperfecta


[...], debe significarse ‘el exceso intensivo consistente en el hecho de que el agredido se
defiende de modo desproporcional; es decir, que no se comporta de la manera menos per­
judicial para el agresor. Su defensa rebaza el límite establecido por la ley [...] [entonces]

202
Causas que eximen o atenúan la responsabilidad penal A rt. 2 0

El acto del defensor es ilícito [...] solo constituye una circunstancia atenuante de la pena
[...] debido a que se considera que la excitación de la angustia provocada por el ataque
ilícito limita la capacidad del agente para apreciar bien la proporcionalidad de su manera
de defenderse. De modo que su culpabilidad es disminuida’. Luego, aquella encuentra
amparo legal en el artículo veintiuno del Código Penal, conforme al cual ‘en los casos del
artículo veinte [uno de cuyos supuestos es la legítima defensa - inciso tres de este último
precepto] cuando no ocurra alguno de los requisitos necesarios para hacer desaparecer
totalmente la responsabilidad, el juez podrá disminuir prudencialmente la pena hasta lí­
mites inferiores al mínimo legal” (R. N. N° 1358-2011-Junín, del 17/11/2011,/. j. 4, Sala
Penal Transitoria).

Del inciso 4:

J 0270 C onfiguración d el estado de n ecesidad ju stifican te: “Hay estado de necesi­


dad justificante cuando el agente lesiona un bien jurídico penalmente tutelado de menor
importancia como la tranquilidad pública para salvar otro bien jurídico de mayor jerar­
quía como la vida humana” (Ejecutoria Suprema, Exp. N° 281-95-Junín del 20/09/1996.
En: CARO CORIA, D. (2002). Código Penal. Gaceta Jurídica, Lima,p. 160).

J 0271 C onfiguración del estado de n ecesidad ju stifican te: “Se aprecia que la proce­
sada fue coaccionada bajo amenaza de su integridad física a prestar colaboración a los
elementos subversivos, a cuyo efecto colaboró en la preparación de alimentos; que, en
consecuencia no existiendo prueba alguna que desvirtúe lo declarado por esta ni prueba
que demuestre que haya participado en acciones subversivas, su conducta constituye una
causal de eximencia comprendida en el inciso cuarto del artículo 20 del Código Penal,
que señala: Está exento de responsabilidad penal: el que ante un peligro actual e insupe­
rable de otro modo, que amenace su vida, la integridad corporal, la libertad u otro bien
jurídico, realiza un hecho destinado a conjurar dicho peligro de sí o de otro” (Ejecuto­
ria Suprema del 19/07/2004, R. N. N° 2538-2003-Ayacucho. En: SANMARTÍN CASTRO,
C. (2006). Jurisprudencia y precedente penal vinculante. Selección de ejecutorias de la
Corte Suprema. Palestra, Lima, p. 283).

J 0272 Configuración del estado de n ecesidad ju stificante: “La participación de los acu­
sados en un juicio popular, en calidad de expectadores, al ser obligados bajo amenaza de
muerte por elementos subversivos, no configura el delito de terrorismo al presentarse en tal
contexto de acción un estado de necesidad justificante que exime de responsabilidad penal”
(Ejecutoria Suprema del 05/07/1999, Exp. N° 386-99-Lambayeque. En: Revista Peruana de
Jurisprudencia (2000). Año II. N° 3. Normas Legales, Trujillo, p. 387).

J 0273 Valoración de la p ru eba p a ra determ inar la aplicación d el estado de necesidad


ju stifican te com o atenuante de un delito: “F. J . 4. Que, los cargos incriminados al encau­
sado se encuentran corroborados en mérito de la propia declaración instructiva prestada
por el encausado durante el juicio oral, donde este acepta haber tenido un problema con el
agraviado occiso el día de los hechos y, si bien precisa que fue este último quien empezó la
discusión verbal y luego intentó agredirlo con un cuchillo que portaba, y que la herida que
causó la muerte del agraviado fue producto del forcejeo iniciado a efectos de defenderse

203
A rt. 20 L ibro primero / Parte general

de la agresión, empero se deberá atender a la magnitud de la herida que causó la muerte


del agraviado, la misma que, acorde al paneaux fotográfico [...], así como del protocolo
de necropsia [...] y la declaración prestada por el médico legista durante el juicio oral, fue
causada directamente al corazón y fue suficiente para causar la muerte al agraviado; siendo
así, se colige válidamente que la conducta desplegada por el agente estuvo destinada a oca­
sionar el deceso del agraviado, no encuadrándose de forma alguna en el estado de necesi­
dadjustificante que pretende alegar el sentenciado recurrente; por consiguiente, los medios
probatorios actuados han sido debidamente valorados por el colegiado, quien encuadró la
conducta del agente en el tipo penal de homicidio simple, al no concurrir la circunstancia
agravante [...]. F. J . 5. [...] en consecuencia, en el presente proceso no se encuentra pre­
sente ninguna atenuante de la pena impuesta al impugnante, la misma que se encuentra
acorde a su culpabilidad y a la necesidad preventiva correspondiente” (Exp. N° 39-2005-
Piura, del 06/04/2005, ff. jj. 4 y 5, Primera Sala Penal Transitoria).
Del inciso 5:

J 0274 Configuración del estado de necesidad exculpante: “De la revisión de los


actuados, no se aprecia la existencia de elementos de prueba suficientes que determinen
la culpabilidad del procesado en la comisión del delito que se le atribuye, pues el único
cargo incriminatorio contra este proviene del peritaje grafotécnico, en cuyas conclusiones
se establece que el manuscrito incautado conteniendo alusiones a la lucha armada pro­
viene de su puño gráfico; sin embargo, durante la secuela del proceso el procesado no ha
negado dicha conclusión, por el contrario, la ha admitido, pero argumenta que fue obli­
gado a realizar dicha transcripción debido a la amenaza de la que fue objeto por parte de
los elementos subversivos que incursionaron en la localidad, versión que se encuentra
corroborada con las testimoniales, donde los pobladores de dicha localidad al ser inte­
rrogados por el juez penal declararon en el mismo sentido que el recurrente, relativo a
que fueron obligados a asistir a las reuniones del Partido Comunista del Perú - Sendero
Luminoso, debiendo señalarse además que uno de los testigos durante el juicio oral mani­
festó que los senderistas venían armados y obligaban a todos e incluso asesinaban, sin
que se advierta de sus declaraciones que hubiera podido optar entre pertenecer o rechazar
su ingreso en dicho movimiento subversivo” (Ejecutoria Suprema del 04/05/2004, R. N.
N° 3124-2003-Junín. En: PÉREZ ARROYO, M. (2006). La evolución de la jurispruden­
cia penal en el Perú (2001-2005). Tomo I. Instituto Peruano de Criminología y Ciencias
Penales. Iuris Consulti - San Marcos, Lima, p. 418).

J 0275 Estado de necesidad exculpante: “Está exento de responsabilidad penal quien


realiza actos de colaboración con el terrorismo mediando la vis complusiva, es decir,
cuando su voluntad no pudo determinarse libremente por que estuvo constreñida ante la
amenaza de sufrir un mal grave e inminente en contra de su integridad física y/o la de
sus familiares” (Ejecutoria Suprema del 09/07/1999, Exp. N° 1853-99-Lima. En: Revista
Peruana de Jurisprudencia (2000). Año II. N °3. Normas Legales, Trujillo, p. 382).

J 0276 Configuración del estado de necesidad exculpante solo es aplicable ante peli­
gros graves, actuales y no evitables de otro modo: “Que, el tipo penal que se le atribuye al
encausado [...] no exige como verbo típico coactar, ni que exista impacto sceleris o acuerdo

204
C ausas que eximen o atenúan la responsabilidad penal A rt. 20

entre las partes, sino que se satisface anticipadamente con una conducta destinada a corrom­
per a un funcionario o servidor público [sea con dádivas, promesas o ventajas de cualquier
clase] para que haga u omita algo en violación de sus obligaciones; que dicho encausado
reconoció durante el iter procesal haber cometido el ilícito que se le imputa [...] razón que
justifica la fijación de su pena por debajo del mínimo legal; que, en rigor, [...] solo objeta la
sentencia por no tomar en cuenta que obró inmerso en la eximente de responsabilidad penal
referida al estado de necesidad [exculpante]; que dicho alegato debe desestimarse, no solo
porque la mencionada circunstancia únicamente es aplicable ante peligros graves, actuales
y no evitables de otro modo [menos lesivo que realizar una conducta antijurídica], sino que
expresamente se limita a los supuestos en que colisiona la preservación de los bienes jurí­
dicos vida, integridad física y libertad [propios o de personas con las que se tiene estrecha
vinculación] en desmedro de los bienes jurídicos vida, integridad física y libertad ajenos”
(R. N. N° 3750-2006-Ayacucho, del 14/02/2008, f. j. 4, Sala Penal Permanente).

J 0277 Estado de necesidad exculpante en caso expreso de no exigibilidad de una


conducta distinta inducida por lapresión psíquica: “[...] para que un hecho sea conside­
rado como antijurídico se debe dar un comportamiento típico y con ausencia de las causa­
les de justificación, como es la regulada en el inciso cinco del artículo veinte del Código
Penal [...]; para lo cual se dice que este estado de necesidad exculpante constituye un caso
expreso de no exigibilidad de otra conducta que se diferencie del estado de necesidad jus­
tificante por indicar en numeras clausus cuales son los bienes jurídicos elementales, en
el sentido de importantes, que deben ser amenazados, así como por resaltar la antijuridi­
cidad del hecho, todo lo cual se explica en razón que el presupuesto de la exclusión de
culpabilidad no está en colisión de bienes jurídicos de distinta jerarquía en la que se debe
proteger el más importante, sino el conflicto de intereses jurídicos de idéntico o simi­
lar rango, en donde la presión psíquica hace no exigible un comportamiento adecuado a
derecho” (R. N. N° 656-2005-Áncash, del 20/06/2005, f. j. 3, Sala Penal).

Del inciso 7:

J 0278 Requisitos de la eximente de miedo insuperable: “El miedo insuperable es la


causal por la cual se exime de responsabilidad penal al que actúa bajo el imperio del
miedo de sufrir un mal igual o mayor, siempre que: a) el miedo sea causado por estímu­
los externos al que lo padece; b) debe ser insuperable, y c) debe tratarse de un mal igual
o mayor al que el autor ocasiona bajo el amparo del miedo” (Ejecutoria Suprema del
17/06/1998, Exp. N° 1866-98-Sicuani-Cusco. En: ROJAS VARGAS, F. (1999). Jurispru­
dencia penal. Gaceta Jurídica, Lima, p. 155).

J 0279 Requisitos de la eximente de miedo insuperable: “[...] cabe acotar que el miedo
debe ser insuperable, tal como se prescribe en el numeral siete del artículo veinte del
Código Penal, es decir, no dejar otra posibilidad normal al sujeto en el momento de
actuar, pues es superior a la exigencia media de soportar males y peligros. Son requisitos
que configuran dicha eximente: a) que el miedo sea causado por estímulos extemos al que
lo padece, lo que se acredita en el hecho de que el acusado [...] fue amenazado por varios
sujetos identificándose como miembros de Sendero Luminoso premunidos de armas de
fuego; b) debe ser insuperable, es decir, difícil de resistir en la medida del hombre medio,

205
A rt. 20 L ibro primero / Parte general

siendo que en el caso sub examine, el acusado tenía motivos suficiente para temer por
cuanto sus atacante eran subversivos encapuchados que pertenecían a Sendero Lumi­
noso, tanto más si el lugar donde se produjo el hecho había sufrido los embates de la
indicada agrupación terrorista, no siendo argumento suficiente por parte del recurrente
que en el lugar de los hechos también se encontraban personal policial y del Ejército; y
c) debe tratarse de un mal de igual o mayor grado, esto es, no basta que el estímulo que
causa el miedo insuperable sea real, sino que a la vez ofrezca una amenaza de igual o
mayor grado al que el autor ocasiona bajo el amparo del miedo, aspecto que se evidencia
en el hecho que el acusado [...] temía por su vida que resulta ser un bien jurídico preva-
lente” (R. N. N° 1055-2014-Lima, del 13/10/2015, f. j 6, Sala Penal Permanente).

J 0280 El miedo insuperable supone causas no patológicas que generan inimputabi-


lidad: “Que, el miedo es un estado psicológico personalísimo que obedece a estímulos
o causas no patológicas, que podría originar un caso de inimputabilidad; que esta con­
dición ‘ [...] aun afectando psíquicamente al autor, le deja una opción o posibilidad de
actuación, no siendo el miedo de origen patológico, debe ser producido por estímulos
externos al agente En nuestra legislación se encuentra prevista en el inciso siete
del artículo veinte del Código Penal, que establece: ‘Está exento de responsabilidad
penal [...] El que obra compelido por miedo insuperable de un mal igual o mayor [...]’.
Son requisitos que configuran dicha eximente: a) que el miedo sea causado por estí­
mulos externos al que lo padece -lo que se patentiza en el presente caso, pues el acu­
sado fue amenazado de muerte por sujetos identificados como miembros de la organi­
zación terrorista ‘Sendero Luminoso’- ; b) que debe ser insuperable, es decir, difícil
de resistir en la medida del hombre medio, entendiéndose como tal lo que se pueda
esperar de cualquier persona en el caso específico frente a una situación de miedo -
en el caso que se analiza, el acusado tenía motivos suficientes para temer, teniendo
en cuenta que terroristas lo habían amenazado con causarle la muerte a su persona o
a sus familiares y que, además, el lugar donde se produjo tal hecho estaba conside­
rado como ‘zona de emergencia’- ; c) que debe tratarse de un mal igual o mayor, esto
es, que no basta que el estímulo que causa el miedo insuperable sea real, sino que a la
vez este ofrezca una amenaza de igual o mayor entidad a la que se le ocasiona al autor
bajo el estado de miedo, aspecto que se evidencia en el hecho que el acusado temía
por su vida o la de sus familiares, que resulta ser un bien jurídico prevalente” (R. N.
N° 2649-2012-Lima, del 21/01/2013, f. j. 4, Sala Penal Transitoria).

J 0281 En el delito de colusión el actuar ilícito de los agentes por temor a perder el
trabajo no constituye miedo insuperable: “Que la línea de defensa de los acusados, inte­
grantes del Comité Especial de Adquisiciones, estriba en que actuaron presionados, bajo
amenaza de perder su puesto de trabajo y por la dependencia jerárquica. Es decir, invo­
can implícitamente la causal de miedo insuperable como un supuesto de no exigibilidad
de otra conducta -subjetiva o individual-. Empero, [...] según los datos que se tienen, los
imputados no se encontraban frente a una situación tan extrema que no fuera aconseja­
ble desde los fines de la pena, imponerle una sanción penal. El temor de perder su trabajo
o de ver perjudicada a su comunidad o su estatus de interlocutora respecto de los intere­
ses sociales que defendía [...], como es evidente, no tiene el carácter de insuperable. La

206
C ausas que eximen o atenúan la responsabilidad penal A rt. 20

alegación de esta última de ignorancia acerca de los trámites de adjudicación no es de


recibo, no solo por su condición de representante social -los conocimientos para tal in­
tervención no son especialmente técnicos y además tenía el deber de informarse sobre el
ámbito y extensión de sus obligaciones-, sino porque sabía que era objeto de una presión,
pese a lo cual cedió a ella y aceptó adjudicar la buena pro a una empresa que no le corres­
pondía” (R. N. N° 1015-2009-Pimo, del 17/02/2010, f. j. 4, Sala Penal Permanente).

Del inciso 8:

J 0282 Cumplimiento de un deber o ejercicio legítimo de un derecho: “En el caso sub


examine se precisa que la acción realizada por el procesado, de disparar contra un auto­
móvil en cuyo interior se daba a la fuga el occiso, quien en su huida efectuó varios dispa­
ros contra el patrullero en donde se encontraba el referido encausado junto a otros efec­
tivos policiales, se ampara en las causas de justificación de la legítima defensa [...] y de
lograr el cumplimiento de un deber (al tratarse de un miembro de la defensa) y del obrar
en cumplimiento de un deber (al tratarse de un miembro de la Policía Nacional que cum­
plió deberes especiales al intervenir el vehículo ocupado por el occiso); en consecuen­
cia, la acción realizada por el procesado debe ser vista como un comportamiento acep­
tado socialmente en consideración al contexto social en que se desarrolló la agresión, la
respuesta a ella y el cumplimiento de su deber de policía, desapareciendo así la antijuri­
dicidad de su conducta, no asistiéndole, entonces, ninguna posibilidad de imputación del
resultado por no haber creado la situación del conflicto siendo el caso declararlo exento
de responsabilidad penal” (R. N. N° 4075-97-Lima del 12/06/1998. En: CARO CORIA, C.
(2002). Código Penal. Gaceta Jurídica, Lima, p. 162).

J 0283 Cumplimiento de un deber o ejercicio legítimo de un derecho: “Teniendo en


cuenta que todo ciudadano se encuentra facultado a poner en conocimiento de las auto­
ridades correspondientes la comisión de un hecho punible (cumplimiento de un deber),
el haber amenazado a los agraviados con denunciarlos penalmente no constituye un ilí­
cito; más aún si los agraviados cuentan con los mecanismos jurídicos que la ley flanquea
a fin de salvaguardar sus derechos” (Exp. N° 2455-98-Lima del 05/04/1999. En: CARO
CORIA, D. (2002). Código Penal. Gaceta Jurídica, Lima, p. 162).

J 0284 Cumplimiento de un deber o ejercicio legítimo de un derecho: “El hecho de


haber entregado los bienes al juez de paz del distrito, ante la negativa a recepcionarlos
por parte de la entidad beneficiaría (club de madres), estando dentro de sus facultades
tal disposición, constituye un acto inscrito bajo el cumplimiento del deber del funciona­
rio encausado” (Sala Penal, R. N. N° 1346-97-lea. En: VILLAVICENCIO TERREROS, F.
(2001). Código Penal comentado. Grijley, Lima, p. 106).

Del inciso 9:

J 0285 Licitud de la orden en lafigura de la obediencia jerárquica: “[...] el encausado


[...] pretende fundamentar su impugnación, pero no resultan amparables, pues, si bien, con­
forme este lo señala, era un soldado a cargo del sub teniente [...], teniendo la obligación de
acatar las órdenes de este último en forma ‘vertical’, no es menos cierto que su accionar
no se subsume dentro de ninguno de los eximentes de responsabilidad penal descritos en el

207
Art. 20 L ibro primero / Parte general

artículo veinte del Código Penal; así, en el caso de la llamada ‘obediencia jerárquica’ [...]
es necesario distinguir si la orden de la autoridad competente es conforme o no a Derecho,
siendo que, [...] esto es cuando la orden es ilícita, el subordinado que la ejecuta comete un
acto ilícito del mismo título que el superior que la dicta; en consecuencia, en el caso subli­
tis, al tratarse de una orden a todas luces ilícita, la conducta del recurrente sí es sanciona-
ble penalmente, por lo que la sentencia expedida por el colegiado se encuentra arreglada a
ley” (R. N. N ° 551-2005-Apurímac, del 14/04/2005, f j . 4, Primera Sala Penal Transitoria).

J 0286 Supuestos para la configuración de lafigura de obediencia jerárquica: “Que,


por otro lado, el acusado [...] alega que actuó por orden de su superior [...] que lo que pide
es la exclusión de su responsabilidad, por obediencia jerárquica -inciso nueve del artículo
20 del Código Penal—, no obstante para que se configure esta figura deben concurrir copu­
lativamente los siguientes supuestos: (i) una relación de subordinación entre el que obe­
dece y el superior jerárquico: en el caso concreto el acusado [...] era el ingeniero residente
en la Sub Región Pacífico y el imputado [...] era asistente técnico, porque se cumple con
este requisito; (ii) la competencia del superior jerárquico, en tanto en cuanto la obedien­
cia no puede extenderse sobre la ejecución de actos que no estén dentro de la esfera de la
competencia legal del superior jerárquico y, en ese contexto, la orden no puede emanar de
un funcionario o servidor público visiblemente incompetente -sin atribuciones-, lo que
no ha sucedido en el caso de autos; (iii) la orden debe estar revestida de formalidad legal y
no puede tener un contenido irregular, que implique la reprobable realización de un hecho
punible; que, en ese sentido, solo la orden legítima puede justificar la conducta del agente,
por lo que no podrá invocar la ausencia de responsabilidad cuando se actúe cumpliendo
un mandato que suponga una notoria infracción por la ejecución de actos que constituyan
delitos -las ordenes así emitidas no son obligatorias para el inferior o subalterno- [...]”
(R. N. N ° 447-2010-Del Santa, del 28/03/2011, f j. 7, Sala Penal Transitoria).

J 0287 Exención de responsabilidadpenal porque la conducta se desarrolló en cum­


plimiento de labores como funcionario municipal: “F. J. 5. La tesis de imputación
formulada por el Ministerio Público en contra del procesado [...] incide en la comisión de
los delitos de abuso de autoridad y usurpación de funciones [...], mediante el cual cursó
al agraviado [...] la carta múltiple [...], por la cual dispuso la culminación de su vínculo
laboral como auxiliar coactivo [...]. El imputado [...] al prestar su declaración instructiva
[...] señaló que la culminación del vínculo laboral del agraviado [...] se debió exclusiva­
mente a una difícil recesión que atravesaba la municipalidad provincial de [...], no siendo
la única persona que fue cesada, y que fue acorde al cumplimiento de sus funciones, con­
forme al memorando que le fue cursado, que contenía el Acuerdo de Sesión Ordinaria
de Concejo [...] más aún, si el agraviado no tiene la condición de nombrado, sino desig­
nado como auxiliar coactivo [...] por lo que su accionar se ciñó al cumplimiento de sus
funciones. [...] F. J . 7. Que, en ese orden de ideas, se tiene que el imputado [...] al remitir
la carta múltiple [...], accionó en ejercicio de sus funciones, por lo que opera la causa de
justificación prevista en el artículo veinte, inciso nueve, del Código Penal; circunstancia
que resulta extensiva a favor de sus coinculpados [...], pues también suscribió este instru­
mento público en su calidad de Jefe de Unidad de Personal de la Municipalidad de [...]”
(R. N. N ° 2998-2012-Pasco, del 28/01/2014, ff. jj. 5 y 7, Sala Penal Permanente).

208
C ausas que eximen o atenúan la responsabilidad penal Art. 20

J 0288 Inaplicación de la eximente de obrar por orden obligatoria de autoridad com­


petente: “De la prueba de cargo actuada aparece que el cheque que el procesado giró, a
nombre del acusado, un monto destinado al pago de devengados del ingeniero, pese a lo
cual -infringiendo el procedimiento presupuestal- se le hizo entrega y se consignó en el
talonario el nombre del citado ingeniero. La argumentación de obediencia debida, mate­
ria de la pretensión impugnatoria del procesado no tiene amparo probatorio, toda vez que
no está acreditado que el acusado haya ordenado que el pago destinado al ingeniero no se
realice y que esa suma se la entregue a él como administrador municipal. El memorándum
no pmeba la coartada del procesado, pues solo se limita a indicar que se sirva disponer el
pago de la planilla de devengados al ingeniero, cuyo tenor incluso es ratificado por el acu­
sado, quien niega que ese memorando esté vinculado a los hechos objeto de este proceso
penal; además, vista la absoluta o notoria ilegalidad de la orden supuestamente emitida,
no cabe hacer mérito a su propia procedencia” (Ejecutoria Suprema del 12/10/2004, R. N.
N° 1616-2003-Piura. En: CASTILLO ALVA, J. L. (2006). Jurisprudencia penal. Senten­
cias de la Corte Suprema de Justicia de la República. Tomo III. Grijley, Lima, p. 449).

J 0289 Inaplicación de la eximente de obrar por orden obligatoria de autoridad com­


petente: “No se justifica la atenuante consignada como obediencia jerárquica imperfecta,
puesto que es elemental comprender el carácter criminal de los actos de tortura y elimi­
nación de las víctimas, bajo el pretexto de investigar alguna vinculación de estas con
alguna organización subversiva, a quienes los identificaron cuando estas ya eran cadáve­
res” (Ejecutoria Suprema del 23/03/1999, Exp. N° 49-99-Lambayeque. En: Diálogo con
la Jurisprudencia (2001). Año 7. N° 2. Gaceta Jurídica, Lima, p. 171).
Del inciso 10:

J 0290 Consentimiento del titular del bien jurídico lesionado como causa excluyente
de la antijuricidad: “El ejercicio de la acción en los delitos contra el honor es privado,
por lo que al ser un bien jurídico disponible, el consentimiento excluye la responsabi­
lidad, no existiendo infracción cuando el titular del derecho hubiese otorgado al efecto
su consentimiento; siendo así, y no entrando al estudio de los ánimos que excluyen el
injusto típico, estamos ante una causa excluyente de la antijuridicidad, pues el titular al
consentir los ataques los legitima; estando recogida esta causa de justificación en el ar­
tículo 20.10 del Código Penal” (Exp. N° 378-98 del 31/03/1998. En: CARO CORIA, D.
(2002). Código Penal. Gaceta Jurídica, Lima, p. 162).

J 0291 Consentimiento del titular del bien jurídico lesionado como causa excluyente
de la antijuricidad: “Si bien el acto sexual lo realizó con el consentimiento de la agra­
viada, no habiendo mediado para ello fuerza o amenaza alguna, ello no lo exime de su
responsabilidad, ya que se trata de una menor que no tiene control racional sobre su con­
ducta sexual, por lo que su aceptación no puede tenerse en consideración” (Ejecutoria Su­
prema del 10/01/2000, Exp. N° 4385-99-Amazonas. En: Revista Peruana de Jurispruden­
cia. (2000). Año II, N° 4. Normas Legales, Trujillo, p. 356).

J 0292 Libre disposición de la libertad sexual y exención de responsabilidad penal:


“Que, dichas declaraciones contribuyen en afianzar la tesis de defensa propuesta por el

209
A rt. 20 L ibro primero / Parte general

encausado -e l acto sexual se habría dado con el consentimiento de la agraviada dada la


relación amorosa existente entre ambos—, pues el relato de la víctima no ha sido preciso
y concreto y, por el contrario, evidencia una indeterminación de los cargos -en cuanto a
la forma, modo y ocasión de cómo sucedieron los hechos- que imposibilita la acredita­
ción de la culpabilidad del inculpado; en consecuencia, resulta aplicable al presente caso
lo dispuesto en el Acuerdo Plenario número cuatro - dos mil ocho/CJ - ciento dieciséis,
del dieciocho de julio de dos mil ocho, en concordancia con el inciso diez del artículo
veinte del Código Penal, cuyo texto expresa: ‘Está exento de responsabilidad penal el
que actúa con consentimiento válido del titular de un bien jurídico de libre disposición’;
que la agraviada en el momento en que ocurrieron los hechos, contaba con diecisiete
años y seis meses de edad, y por tanto en libertad de hacer o dejar de hacer aquello que el
orden jurídico permita; en este caso, el de disponer libremente de su sexualidad cuando se
encuentre en la capacidad física y psicológica para ello” (R. N. N° 1268-2009-Arequipa,
del 17/08/2010, f. j 6, Sala Penal Transitoria).

J 0293 Consentimiento de menor de 17 años constituye casual de exención de respon­


sabilidad penal en el delito de violación sexual: “F. J. 7. [...] reconocida la capacidad
de los menores de edad de catorce a dieciséis años en cuanto al ejercicio de su sexuali­
dad -que implica asumir que pueden darse cuenta, en un caso concreto, de los alcan­
ces de la acción que la afectará y que ostentan la capacidad de apreciarla debidamente
de acuerdo a sus propias conveniencias-, es de concluir que el consentimiento libre que
dio la menor agraviada para las relaciones sexuales que tuvo con el acusado [...] consti­
tuye un supuesto válido de exención de responsabilidad penal, conforme lo establece e
inciso diez del artículo veinte del Código Penal, porque en este supuesto de delito sexua
se excluye la propia tipicidad de la conducta -acuerdo-, quedando fuera del ámbito dí
protección de la norma. F. J . 8. Que, por otro lado, no se advierte que la menor identi­
ficada con las iniciales A.M.M.R. y la agraviada identificada con las iniciales G.V.T.V
(conviviente del acusado) hayan sido retenidas o trasladadas por el acusado [...] de ur
lugar a otro empleando violencia, amenaza, engaño u otro acto fraudulento con la finali­
dad de obtener una ventaja económica -de las declaraciones de las referidas agraviada:
en sede preliminar y judicial a fojas trece, veintiuno y ciento veintiséis, respectivamente
se evidencia que se trasladaron de la ciudad de Trujillo a Chiclayo e lea de forma volun
taria y ejercieron la prostitución consciente y libremente-; que, sin embargo, se demos
tró en el proceso que el acusado [...] las despojaba de una parte de sus ganancias” (R. N
N° 3031-2009-Ica, del 25/01/2010, ff. jj. 7 y 8, Sala Penal Permanente).

CORTES SUPERIORES
J 0294 Estado de inimputabilidad causado por anomalía psíquica, alteración de li
conciencia o anomalías en la percepción: “El colegiado ha tomado convicción, en lo:
debates orales de que el agente es inimputable, ya que no es capaz de responder de su:
actos, debido a su enfermedad mental ‘esquizofrenia paranoide’ de carácter crónico e irre
versible, hallándose incapacitado para distinguir el mal del bien, apreciar el carácter di
sus actos y responder por los mismos; conforme se acredita con el informe médico, lo.
reconocimientos legales e informe sicológico debidamente ratificados, además de la his
toria clínica alcanzada a esta Sala; por lo que se hace pasible de aplicarle una medida d

210
C ausas que eximen o atenúan la responsabilidad penal A rt. 20

seguridad curativa adecuada” (Sentencia de la Segunda Sala Penal de la Corte Superior


de lea del 17/05/1999, Exp. N°011-98-Ica. En: ACADEMIA D E LA MAGISTRATURA.
(2000). Serie de Jurisprudencia. Lima, p. 294).

J 0295 Estado de inimputabilidad causado por anomalía psíquica, alteración de la


conciencia o anomalías en la percepción: “Procede absolver al inculpado del delito de
lesiones graves, al comprobarse que es una persona inimputable al sufrir de enfermedad
mental conocida técnicamente como esquizofrenia paranoide, cuadro clínico en el cual el
individuo conversa solo, tiene alucinaciones, cree que lo atacan, intentan agredir o insul­
tan; lo que explica su carácter agresivo como reacción; bajo tales circunstancias el sujeto
no tiene capacidad de culpabilidad y por consiguiente no puede ser responsable penal­
mente de sus actos, por más de que estos sean típicos y antijurídicos; siendo la pena en
tal contexto una institución inútil, ya que el desquiciado mental no puede ser objeto de
resocialización sino de tratamiento médico terapéutico a través de una medida de seguri­
dad” (Sentencia de la Primera Sala Penal de la Corte Superior de Justicia de Junín del
30/09/1996. Exp. N° 1400-95-Junín. En: ACADEMIA D ELA MAGISTRATURA (2000).
Serie de jurisprudencia. Volumen 3. Lima, p. 289).

J 0296 Necesidad de probar la concurrencia de los presupuestos de la legítima


defensa: “[...] el acusado no se encuentra comprendido dentro de las causas de eximen-
cias de la responsabilidad penal y, en efecto, no se configura la legítima defensa, desde
que no hay pruebas de la agresión ilegítima, de la necesidad racional del medio empleado
para impedirla y falta de provocación a que se refiere el inciso tres del artículo veinte del
Código Penal; tampoco está demostrado que el bien jurídico puesto en peligro sea pre­
dominante al bien afectado [lesiones con arma de fuego] y el empleo del medio [arma de
fuego] constituya un medio adecuado de acuerdo a las circunstancias [inciso cuatro del
artículo veinte del Código Penal]” (Exp. N°236-2004-Huaura, del 27/10/2007, f. j. 5.6,
Corte Superior de Huaura).

J 0297 Estado de necesidad exculpante: “El disparar contra un grupo de personas que
se acercaban y amenazaban de muerte, encontrándose en medio de una manifestación en
donde se habían producido actos violentos, constituye un supuesto de estado de necesidad
exculpante [...], por lo que el inculpado ha de ser absuelto” (Sentencia de la Sala Penal de
la Corte Superior de Justicia de Loreto del 06/08/1999, Exp. N° 99-0025-191601-SP-02.
En: ACADEMIA DE LA MAGISTRATURA. (2000). Serie de Jurisprudencia. N° 3. Amag,
Lima, p. 264).

J 0298 Obrar por orden obligatoria de autoridad competente: “Procede absolver a los
soldados integrantes de una patrulla, quienes si bien estaban en la obligación de denunciar
a sus superiores los hechos ilícitos de favorecimiento y facilitación del tráfico de drogas
cometido por determinados oficiales, cabe destacar que tal denuncia no pudo realizarse
en razón a que los mismos involucrados eran sus superiores, a quienes debían respeto y
obediencia según la normativa castrense, habiendo sido incluso amenazados, presiona­
dos y coaccionados por dichos oficiales, bajo sanción de ser sometidos a la justicia mili­
tar; consecuentemente se encontraban sujetos a las relaciones de superior a inferior jerár­
quico, relación que se da en el Derecho Militar, donde las órdenes se cumplen sin dudas

211
A rt. 20 L ibro primero / Parte general

ni murmuraciones, bajo sanción de ser sometidos a la justicia militar por delito de desobe­
diencia; por lo que esta conducta se encuentra tipificada en el inciso 9 del artículo 20 del
Código Penal” (Sentencia de la Primera Sala Penal de la Corte Superior de Justicia de
Junín del 09/07/1996, Exp. N°983-95-Junín. En: ACADEM A D ELA MAGISTRATURA.
(2000). Serie de Jurisprudencia. N° 4. Amag. Lima, p. 367).

JURISPRUDENCIA EXTRANJERA
J 0299 M iedo in su perable: “El miedo, según eminentes psicólogos, es uno de los
gigantes del alma, pudiendo ser patológico, en cuyo caso su estudio corresponde a la psi­
quiatría, o no patológico, supuesto en el que el fijado estudio es competencia del Dere­
cho Penal. Ante todo, esta eximente es inaplicable a los timoratos, pusilánimes o asusta­
dizos, que se sobresaltan y atemorizan ante cualquier contratiempo, fabulando un estado
de zozobra que no está justificado sientan, debiéndose de tratar, antes al contrario de un
temor intenso y acuciante, de pánico o terror, los que, sin embargo, no es necesario, como
a veces ha exigido este tribunal que, el pavor sea de tal índole que, el sujeto activo quede
galvanizado o paralizado, así como totalmente incapacitado para comprender y para que­
rer” (STS 29/06/1990. En: CONDE-PUMPIDO FERREIRO, C. (1997). Código Penal:
Doctrina y jurisprudencia. Trivium, Madrid, p. 698).

J 0300 M iedo in su perable: “El empleo del adjetivo insuperable en la definición legal,
que tantas veces puso en entre dicho el juego de la eximente obligó a soslayar tesis maxi-
malistas y a sondear la realidad, cuando no ha recurrir a los estudios psiquiátricos para
comprender que no puede hablarse del miedo como concepto unívoco, sino que existen
miedos o graduaciones de este estado emocional, que arranca de estados de mera pru­
dencia y llegan al de verdadero terror, pasando por grados intermedios de desconfianza,
alarma, ansiedad y pánico, con lo que pudo llegarse a la pacífica conclusión de que si el
mal comninado ha de ser mayor o igual, conforme a nuestra terminología legal, la insu-
perabilidad encontrará sus matizaciones y adecuaciones según las condiciones del sujeto
y en atención al hombre medio” (STS 26/05/1983. En: CONDE-PUMPIDO FERREIRO,
C. (1997). Código Penal: Doctrina y jurisprudencia. Trivium, Madrid, p. 699).

J 0301 M ied o in su perable: “Hay, por consiguiente, en la circunstancia de miedo insu­


perable, a) un presupuesto social de inexigibilidad de otra conducta distinta de la reali­
zada porque el Derecho, y especialmente el Derecho Penal no puede ni debe imponer
obligaciones que desborden la capacidad de realización o de resistencia de la persona
situada en el término medio de la comunidad en la que vive o, b) un auténtico estado de
inimputabilidad. En otras palabras, el Derecho no puede exigir, bajo amenaza de pena,
un comportamiento humano que suponga un especial sacrificio y menos una acto de
heroísmo civil, y tampoco puede hacerlo cuando la persona no es susceptible de reci­
bir, por las circunstancias concurrentes, entre ellas por inimputabilidad, el correspon­
diente reproche punitivo” (STS del 03/03/1987. En: CONDE-PUMPIDO FERREIRO, C.
(1997). Código Penal: Doctrina y jurisprudencia. Trivium, Madrid, p. 700).

J 0302 O brar p o r orden obligatoria de au to rid a d com petente: “La exención de la res­
ponsabilidad criminal de obediencia debida se produce cuando la orden recibida, cuyo

212
C ausas que eximen o atenúan la responsabilidad penal A rt. 21

cumplimiento origina la comisión de una infracción penal, no es clara y manifiestamente


lícita, y el subordinado que la ha recibido en el ámbito y con las relaciones propias de la
actuación laboral, cree que es legal y en tal creencia la cumple, queda exento de respon­
sabilidad criminal en virtud de obediencia debida, siempre que este error pueda ser califi­
cado de invencible según las circunstancias del caso. Junto a ese requisito objetivo, con­
sistente en la realidad del mandato dado en el ámbito de unas relaciones jerárquicas y con
las formalidades propias del caso, ha de concurrir ese otro requisito subjetivo, el de haber
obrado con error invencible de que la orden recibida era lícita” (STS del 20/11/1990. En:
CONDE-PUMPIDO FEREIRO, C. (1997). Código Penal: Doctrina y jurisprudencia.
Trivium, Madrid, p. 713).

ARTÍCULO 21 Responsabilidad atenuada - Inmutabilidad disminuida


En los casos del artículo 20, cuando no concurra alguno de los requisitos necesarios
para hacer desaparecer totalmente la responsabilidad, el juez podrá disminuir pru­
dencialmente la pena hasta límites inferiores al mínimo legal.
N ormas concordantes
CP: arts. 20, 71 inc. 2), 76, 77

gil!} JURISPRUDENCIA

Sumario: ACUERDO PLENARIO: Atenuación de la pena en supuestos especiales (cuando quie­


nes incurren en una eximente incompleta prevista por el artículo 20 del CP son los ron-
deros campesinos en el ejercicio de la administración de justicia). CORTE SUPREMA:
Atenuación de la pena por hechos que afectan la capacidad del agente / Retardo men­
tal leve atenúa, mas no anula, la responsabilidad penal / Alteración temporal de la con­
ciencia constituye atenuante de la responsabilidad penal / Estado de embriaguez como
factor atenuante de responsabilidad / Responsabilidad penal restringida causada por el
estado de embriaguez relativo / Responsabilidad penal restringida causada por la pre­
sencia de un estado de necesidad justificante putativo / Atenuantes de responsabilidad
penal por estado de ansiedad en un ilícito de secuestro.

ACUERDO PLEN A R IO
J 0303 Atenuación de la pena en supuestos especiales (cuando quienes incurren en
una eximente incompleta prevista por el artículo 20 del CP son los ronderos campesi­
nos en el ejercicio de la administración de justicia): “[...] Cuando no sea posible decla­
rar la exención de pena por diversidad cultural, esta última, sin embargo, puede tener
entidad para atenuarla en diversos planos según la situación concreta en que se pro­
duzca. En los niveles referidos a la causa de justificación (art. 20.8 CP), al error de tipo
o de prohibición (art. 14 CP) o a la capacidad para comprender el carácter delictivo del

213
A rt. 21 L ibro primero / Parte general

hecho perpetrado o de determinarse de acuerdo a esa comprensión (art. 15 CP), vistos


en este último caso, según las opciones dogmáticas reconocidas por la doctrina, desde la
imputabilidad, la exigibilidad e, incluso, de las alteraciones de la percepción que se expre­
san en los valores culturales incorporados en la norma penal, en cuya virtud se afirma que
el miembro de la comunidad minoritaria con valores culturales distintos a los hegemóni-
cos plasmados en el Derecho Penal carece de la percepción valorativa de la realidad que
sí tiene la mayoría [...], si el grado de afectación no es lo suficientemente intenso o no se
cumplen todos los requisitos necesarios para su configuración, será de aplicación, según
el caso: La atenuación de la pena por exención incompleta conforme al artículo 21 CP, o
por la vencibilidad del error prohibición según el artículo 14 in fine última fiase CP, o por
los defectos de la comprensión -o de determinarse según esa comprensión- como lo pre­
viene la última frase del artículo 15 CP. La sanción por delito culposo si tal figura penal
se hallare prevista en la ley por la vencibilidad del error de tipo, atento a lo dispuesto por
el artículo 14 primer párrafo última frase CP” (Acuerdo Plenario N ° 1-2009/CJ-ll 6 sobre
“Rondas Campesinas y Derecho Penal”, del 13/11/2009, f. j. 16, VPleno Jurisdiccional
de las Salas Penales Permanentes y Transitorias).

CO RTE SU PREM A

J 0304 Atenuación de lapena por hechos que afectan la capacidad del agente: “En la
legítima defensa imperfecta, el exceso intensivo consiste en que el agredido se defiende
de modo desproporcionado, es decir, no se comporta de la manera menos perjudicial para
el agresor. Su defensa rebasa el límite establecido por la ley, por lo que su acto defensivo
es ilícito, sin embargo, debe atenuarse la pena debido a que se considera que la excitación
o la angustia provocadas por el ataque ilícito limitan la capacidad del agente para apreciar
bien la proporcionalidad de su manera de defenderse, lo que origina una culpabilidad dis­
minuida” (R. N. N ° 1358-2011-Junín. En: Gaceta Penal & Procesal Penal (2013). Tomo
47, Gaceta Jurídica, Lima, p. 92).

J 0305 Retardo mental leve atenúa, mas no anula, la responsabilidad penal: “F. J.
5. [...] El encausado [...] ha reconocido haber introducido uno de sus dedos en el ano
del menor en dos oportunidades, lo que resulta suficiente para que se haya realizado
el presupuesto de la norma indicada, por ende, dicha conducta resulta ser típica y anti­
jurídica, pues se ha lesionado el bien jurídico protegido, esto es la indemnidad sexual,
toda vez que se entiende que el agente pasivo en este tipo de delitos no ha alcanzado el
grado de madurez suficiente para determinarse sexualmente en forma libre y espontánea.
F. J . 6. [...] la defensa del encausado [...] indica que su patrocinado debe ser absuelto, pues
es inimputable para lo cual hace referencia al protocolo de pericia psicológica [...] en el
que se indica que su patrocinado presenta retardo mental leve (educable); que en tal sen­
tido, debe indicarse que la imputabilidad es la capacidad de entender y querer en el campe
del Derecho Penal. La imputabilidad implica salud mental, aptitud psíquica de actuar er
el ámbito penal, precisamente al cometer el delito, es decir, el sujeto, primero tiene que
ser imputable para luego ser culpable; así, no puede haber culpabilidad si previamente nc
se es imputable; que el artículo veinte, inciso uno, del Código Penal señala que ‘[...] el
que por anomalía psíquica, grave alteración de la conciencia o por sufrir alteraciones er

214
C ausas que eximen o atenúan la responsabilidad penal A rt. 21

la percepción, que afectan gravemente su concepto de la realidad, no posea la facultad de


comprender el carácter delictuoso de su acto o para determinarse según esta comprensión
que en dicho orden de ideas, se advierte que el retardo mental leve no se encuentra
dentro de este presupuesto [...] el encausado sí estaba en condiciones de conocer el carác­
ter delictuoso de su conducta -con cierta dificultad. F. J. 7. Que, en todo caso, a efectos de
la imposición de la pena debe considerarse dicha condición del encausado —retardo men­
tal leve-, en virtud al artículo veintiuno del Código Penal -responsabilidad atenuada-
[...], por consiguiente, se han fijado los criterios necesarios para que se pueda individua­
lizar judicialmente la pena y concretarla, que dentro de este contexto debe observarse el
principio de proporcionalidad debe tomarse en cuenta su juventud para fijar la pena
a imponer, por lo que es de concluirse que la sanción impuesta se encuentra ajustada a ley
-atendiendo a que el delito sub examine se encuentra sancionado hasta con cadena perpe­
tua-, no siendo de recibo los argumentos de su defensa en el recurso impugnatorio plan­
teado” (R. N. N° 4091-2009-Santa, del 19/01/2010, ff. jj. 5, 6 y 7, Sala Penal Transitoria).

J 0306 Alteración temporal de la conciencia constituye atenuante de la responsabi­


lidad penal. “[...] se debe estimar [...], que los procesados, al momento de cometer el
delito materia de juzgamiento, se encontraban padeciendo de alteración pasajera en la
percepción que afectaba gravemente su concepción de la realidad, pues su voluntad se
encontraba condicionada a conseguir dinero para suministrarse de droga, ya que con­
forme se aprecia de las manifestaciones de los procesados, con habitualidad acostumbran
comprar droga, ansiedad de sustancia alucinógena que fue presenciada por el agraviado
como lo señala en su intervención en el proceso, lo que fue corroborado con las actas de
registro personal [...] y los exámenes de pericia química [...], a lo que debe sumarse que
el procesado [...] se encontraba en estado de ebriedad [...]; circunstancia que constituye
atenuante conforme lo prevé el inciso primero del artículo veinte concordante con el ar­
tículo veintiuno del Código Penal, lo que coadyuva en atenuar la pena impuesta a los
procesados; por lo que a estimación de este supremo tribunal corresponde reducirle la
sanción impuesta [...]” (R. N. N° 4936-2007-Lima, del 30/01/2008, f. j. 9, Segunda Sala
Penal Transitoria).

J 0307 Estado de embriaguez como factor atenuante de responsabilidad: “Que, de la


revisión de autos, se aprecia que el delito y la responsabilidad de los encausados impug­
nantes se encuentran plenamente acreditados con los elementos probatorios actuados
durante el proceso, debidamente analizados en la sentencia recurrida; imponiéndose­
les una pena acorde a su responsabilidad en el hecho, atenuada por el relativo estado de
ebriedad en el que se encontraban al momento de producirse el evento criminoso y a sus
condiciones personales, de conformidad con los artículos veintiuno y cuarenticinco del
Código Penal” (R. N. N° 2012-2003-Lima, del 30/10/2003, Sala Penal Permanente).

J 0308 Responsabilidad penal restringida causada por el estado de embriaguez rela­


tivo: “Si bien es cierto que el agente se encontraba bajo los efectos de una intoxica­
ción alcohólica relativa, todavía le alcanzaba los efectos del llamado de atención de la
norma en la situación concreta, pues poseía una capacidad suficiente de autocontrol, tal
es así que inmediatamente de producirse los hechos se dio a la fuga, de modo que le era

215
A rt. 21 L ibro primero / Parte general

psíquicamente asequible una alternativa de conducta conforme a derecho, por lo que al


ser desleal, le asiste el juicio de reproche jurídico” (Ejecutoria Suprema del 31/10/2000,
R.N . N° 3651-2000-Apurímac. En: URQU1ZO OLAECHEA, J. (Asesor); CASTILLO
ALVA, J. L. (Director) y SALAZAR SÁNCHEZ, N. (Coordinador) (2005). Jurisprudencia
penal. Jurista, Lima, p. 189).

J 0309 Responsabilidad penal restringida causado por la presencia de un estado de


necesidadjustificante putativo: “Señala el procesado que su participación fue la de dis­
traer al vigilante, manifestando en el juicio oral que está arrepentido y que lo hizo por la
urgencia de obtener dinero con el ñn de afrontar la grave enfermedad de su padre, quien
padecía de cáncer a la próstata, persona que falleciera después de dos meses de producido
el evento delictivo; por lo que su conducta se acerca a la eximente previsto en el literal a),
del numeral cuatro del artículo 20 del Código Penal, lo que permite establecer la concu­
rrencia de un menor injusto penal que recoge el artículo 21 del acotado” (Ejecutoria Su­
prema del 07/05/2003, Exp. N °2197-2001-Lima. En: ROJAS VARGAS, F. (2005). Juris­
prudencia penal comentada. Tomo II. Idemsa, Lima, p. 144).

J 0310 Atenuantes de responsabilidad penal por estado de ansiedad en un ilícito


de secuestro: “[...] el Tribunal de instancia estimó que como no se configura el presu­
puesto de justificación previsto en el inciso ocho del artículo veinte del Código Penal,
en atención a que la ansiedad del encausado por verificar la veracidad de la infideli­
dad de su esposa lo llevó a actuar del modo como lo hizo, esto es, privar de la liber­
tad al agraviado para lograr aclarar la supuesta relación extramatrimonial, se presenta
una causa imperfecta de justificación aplicable al caso de autos por imperio del artículo
veintiuno del Código Penal; que, en el presente caso, se advierte que el encausado atra­
vesaba por un momento difícil al tener conocimiento de una supuesta infidelidad de su
esposa con el agraviado, lo cual lo llevó a pasar por un cuadro ansioso que se aúna a
la enfermedad que padecía ‘cáncer a la próstata’, [...] que de otro lado, es de admitir
que el encausado de sesenta y seis años de edad, trabajó como guardián del centro edu­
cativo donde el agraviado laboraba como director, todo lo cual lo llevó a violentar la
libertad personal del agraviado con la intención de establecer si tal relación amorosa era
cierta o no, lo cual si bien no alcanza a desaparecer en forma total su responsabilidad
penal en el delito de secuestro sí es posible atenuarla e imponer una pena por debajo del
mínimo legal; que, por tanto, resulta correcta la aplicación del [...] artículo veintiuno
del Código Penal” (R. N. N° 1569-2007-Arequipa, del 23/03/2009,/ j. 6, Primera Sala
Penal Transitoria).

216
C ausas que eximen o atenúan la responsabilidad penal A rt . 22

ARTÍCULO 22 Responsabilidad restringida por la edad(8)


Podrá reducirse prudencialmente la pena señalada para el hecho punible cometido
cuando el agente tenga más de dieciocho y menos de veintiún años o más de sesenta
y cinco años al momento de realizar la infracción, salvo que haya incurrido en forma
reiterada en los delitos previstos en los artículos 111, tercer párrafo, y 124, cuarto
párrafo.
Está excluido el agente integrante de una organización criminal o que haya incu­
rrido en delito de violación de la libertad sexual, homicidio calificado, homicidio cali­
ficado por la condición oficial del agente, feminicidio, sicariato, conspiración para
el delito de sicariato y ofrecimiento para el delito de sicariato, extorsión, secuestro,
robo agravado, tráfico ilícito de drogas, terrorismo, terrorismo agravado, apolo­
gía, genocidio, desaparición forzada, tortura, atentado contra la seguridad nacional,
traición a la Patria u otro delito sancionado con pena privativa de libertad no menor
de veinticinco años o cadena perpetua.

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 2 2 .- Podrá reducirse prudencialmente ¡apena señalada para el hecho puni­
ble cometido cuando el agente tenga más de dieciocho y menos de veintiún años, o
más de sesenticinco años, al momento de realizar la infracción.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Primera modificación: artículo único de la Ley N° 27024 del 25/12/1998.
A rtícu lo 2 2 .- Podrá reducirse prudencialmente la pena señalada para el hecho puni­
ble cometido cuando el agente tenga más de dieciocho y menos de veintiún años, o
más de sesenta y cinco años, al momento de realizar la infracción.
Está excluido el agente que haya incurrido en delito de violación de la libertad
sexual, tráfico ilícito de drogas, terrorismo, terrorismo agravado, atentado contra la
seguridad nacional y traición a la Patria u otro delito sancionado con pena priva­
tiva de libertad no menor de veinticinco años o cadena perpetua.
Segunda modificación: artículo 1 de la Ley N° 29439 del 19/11/2009.
A rtículo 2 2 .- Podrá reducirse prudencialmente la pena señalada para el hecho puni­
ble cometido cuando el agente tenga más de dieciocho y menos de veintiún años o
más de sesenta y cinco años al momento de realizar la infracción, salvo que haya
incurrido en form a reiterada en los delitos previstos en los artículos 111, tercer
párrafo, y 124, cuarto párrafo.
Está excluido el agente que haya incurrido en delito de violación de la libertad
sexual, tráfico ilícito de drogas, terrorismo, terrorismo agravado, atentado contra la
seguridad nacional y traición a la Patria u otro delito sancionado con pena priva­
tiva de libertad no menor de vein ticinco años o cadena perpetua.

(8) Artículo vigente conform e a la m odificación realizada por la única disposición com plem entaria
m odificatoria del Decreto Legislativo N° 1181 del 27/07/2015.

217
A rt. 22 L ibro primero / Parte general

Tercera modiñcación: artículo 1 de la Ley N° 30076 del 19/08/2013.


A rtícu lo 22.- Podrá reducirse prudencialmente la pena señalada para el hecho puni­
ble cometido cuando el agente tenga más de dieciocho y menos de veintiún años o
más de sesenta y cinco años al momento de realizar la infracción, salvo que haya
incurrido en form a reiterada en los delitos previstos en los artículos 111, tercer
párrafo, y 124, cuarto párrafo.
Está excluido el agente integrante de una organización criminal o que haya incu­
rrido en delito de violación de la libertad sexual, homicidio calificado, homicidio
calificado por la condición oficial del agente, feminicidio, extorsión, secuestro, robo
agravado, tráfico ilícito de drogas, terrorismo, terrorismo agravado, apología, aten­
tado contra la seguridad nacional, traición a la Patria u otro delito sancionado con
pena privativa de libertad no menor de veinticinco años o cadena perpetua.
Cuarta modificación: única disposición complementaria modificatoria del
Decreto Legislativo N° 1181 del 27/07/2015.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C P: arts. 4 6 p rim . párr. inc. h); 81; C P P 2 0 0 4 : art. 22 inc. 1 lit. c; C d e P P : art. 20; D L
25475: art. 10; D L 25564: art. 2

DOCTRINA

Sumario: Precisiones conceptuales / Requisitos formales.*21

I) 0116 Precisiones conceptuales: LAMAS PUCCIO, L. (2004). “Responsabilidad


restringida”. En: Código Penal comentado. Tomo I. Lima: Gaceta Jurídica, p. 863. “La
sistemática que asume nuestro Código Penal de 1991 en el tema referido al capítulo que
establece las causas que eximen o atenúan la responsabilidad penal, se circunscribe a las
causas eximentes de responsabilidad penal detalladas en el artículo 20 referidas a: la ano­
malía psíquica o grave alteración de la consciencia, la minoría de 18 años de edad, el
que obra en defensa de bienes jurídicos propios, el que realiza un hecho punible ante un
daño grave e inminente, el que realiza un hecho antijurídico para alejar el peligro de sí
mismo, el que obra por fuerza física irresistible, el que obra compelido por miedo insu­
perable, de un mal igual o mayor, el que obra por disposición de la ley en cumplimiento
de un deber, el que obra por orden obligatoria de una autoridad competente y el que actúa
con el consentimiento válido del titular del bien jurídico de libre disposición. El artículo
21 se refiere a todas esas causas señaladas en el artículo 20 siempre y cuando no concu­
rran los requisitos necesarios como para hacer desaparecer totalmente la responsabilidad,
para cuyos efectos el juez puede pmdencialmente disminuir la sanción hasta los inferio­
res del mínimo legal”.

|¡ ü |{ || Requisitos formales: LAMAS PUCCIO, L. (2004). “Responsabilidad restrin­


gida”. En: Código Penal comentado. Tomo I. Lima: Gaceta Jurídica, p. 863. “El artículo
22 del Código Penal señala que el juez podrá reducir prudencialmente la pena señalada

218
Causas que eximen o atenúan la responsabilidad penal Art . 22

para el hecho punible cometido o realizado, siempre que tenga más de dieciocho y menos
de veintiún años, o más de sesenta y cinco años de edad, al momento de realizar la infrac­
ción. La misma disposición excluye la posibilidad de reducir la pena cuando se trata de
delitos de violación de la libertad sexual, tráfico ilícito de drogas, terrorismo y terrorismo
agravado, atentados contra la seguridad nacional y traición a la patria u otro delito san­
cionado con pena privativa de libertad no menor de veinticinco años cadena perpetua”.

pifen JURISPRUDENCIA

Sumario: ACUERDO PLENARIO: Pronunciamiento sobre el control difuso del segundo párrafo
del artículo 22 del CP. CORTE SUPREMA: Responsabilidad penal restringida (crite­
rios interpretativos del artículo 22 del CP) / Responsabilidad penal restringida por la
edad del agente / Responsabilidad restringida en virtud de que el agente tuvo más de 18
y menos de 21 años de edad al momento de cometer el delito / Excepción de inaplica­
ción de atenuante el en delito de violación sexual por las edades del imputado y la agra­
viada / Exclusión de la responsabilidad restringida vinculada a la edad en los delitos
contra la libertad sexual / Inaplicación del artículo 22 del CP por falta de requisitos /
Inaplicabilidad de la figura de responsabilidad restringida por expreso mandado del CP
/ Inaplicación de responsabilidad restringida por mandato del artículo 22 del CP contra­
viene a la igualdad jurídica / Inaplicabilidad del segundo párrafo del artículo 22 del CP
mediante control difuso de constitucionalidad / Responsabilidad restringida en el delito
de robo agravado / Limitación jurisdiccional de aplicación del artículo 22 del CP vul­
nera el principio de relevancia constitucional.

ACUERDO PLENARIO
J 0311 P ronunciam iento sobre el con trol difuso d el segu n do p á rra fo del artículo 22
d e l CP: “10) Igualmente debe establecerse si para los casos de delitos de violación de la
libertad sexual se aplica o no la atenuación de pena por responsabilidad restringida, al
colisionar el segundo párrafo del artículo veintidós del Código sustantivo con el princi­
pio-derecho fundamental de igualdad ante la Ley. El artículo 22 del Código Penal, modi­
ficado por la Ley número veintisiete mil veinticuatro, del veinticinco de diciembre de mil
novecientos noventa y ocho, establece en su primer párrafo la regla general. Dice: ‘Podrá
reducirse prudencialmente la pena señalada para el hecho punible cometido cuando el
agente tenga más de dieciocho y menos de veintiún años, o más de sesenta y cinco años,
al momento de realizar la infracción’. Empero, en su segundo párrafo, introduce diver­
sas excepciones en función del delito cometido, no a la culpabilidad del autor y a la nece­
sidad preventiva de pena, como pudiera parecer coherente con el fundamento material
de la imputabilidad. Así, ‘Está excluido el agente que haya incurrido en delito de viola­
ción de la libertad sexual, [...] y otro delito sancionado con pena privativa de libertad no
menor de veinticinco años o cadena perpetua’. Sobre el particular es de mencionar que
existe pronunciamiento de la Sala Constitucional Permanente de la Corte Suprema que,
desaprobando una sentencia consultada que hizo control difuso e inaplicó dicho segundo
párrafo del artículo veintidós del Código Penal, declaró que dicha norma penal no se
contrapone a la Constitución. Esa decisión obliga a establecer si tiene, a su vez, carác­
ter vinculante; y, por ende, si clausura la discusión judicial. 11) El sistema de control de

- 219
A rt. 22 L ibro primero / Parte general

la constitucionalidad de las leyes que asume nuestra Ley Fundamental es tanto concen­
trado como difuso. El primer modelo es de exclusiva competencia material del Tribunal
Constitucional, mientras el segundo corresponde a los jueces ordinarios, que lo ejercen
en cada caso particular. Desde esta perspectiva, no corresponde al Pleno Jurisdiccional
Penal adoptar un Acuerdo vinculante pronunciándose sobre la legitimidad constitucional
de la norma en cuestión, pues -por sus efectos- invadiría las atribuciones exclusivas del
Tribunal Constitucional y restaría competencia a la Sala Constitucional de este Supremo
Tribunal. El control difuso, como ya se anotó, es de aplicación por todos los jueces de la
jurisdicción penal ordinaria. Como tal, los jueces tienen incluso la obligación de inapli-
car las normas pertinentes que coliden con la Constitución, sin perjuicio que por razones
de seguridad y garantía de unidad de criterio, corresponda la consulta a la Sala Constitu­
cional de la Corte Suprema. Los efectos generales de una sentencia judicial, por su propia
excepcionalidad, exige no solo una norma habilitadora sino también una decisión especí­
fica, que así lo decida, de dicha Sala Jurisdiccional de la Corte Suprema. Y, la única posi­
bilidad, legalmente aceptable, sería que dicha Sala siga el procedimiento establecido en
el artículo 22 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, que por lo demás no ha utilizado
en el presente caso. Los jueces penales, en consecuencia, están plenamente habilitados
a pronunciarse, si así lo juzgan conveniente, por la inaplicación del párrafo segundo del
artículo 22 del Código Penal, si estiman que dicha norma introduce una discriminación
-desigualdad de trato irrazonable y desproporcionada, sin fundamentación objetiva sufi­
ciente-, que impide un resultado jurídico legítimo” (Acuerdo Plenario N ° 4-2008/CJ-ll 6
sobre “Aplicación del artículo 173.3 del Código Penal", del 18/07/2008, ff. jj. lO y 11, IV
Pleno Jurisdiccional de las Salas Penales Permanente, Transitorias y Especial).

CORTE SUPREMA
J 0312 R espon sabilidad p e n a l restringida: criterios interpretativos d el artícu lo 22 d el
CP: “Que, las normas que limitan derechos fundamentales deben ser interpretadas restric­
tivamente; de acuerdo con ello, a contrario sensu, las normas que maximizan derechos
fundamentales deben ser interpretadas extensivamente; que, el artículo 22 del Código
Penal establece que si el agente al momento de la comisión del delito tiene entre diecio­
cho y veintiún años de edad, el juzgador podrá reducirle prudencialmente la pena; que, de
la mencionada norma jurídico-penal debe entenderse, en primer lugar, que la prudencia a
la que se refiere alude al criterio jurisdiccional del juzgador -señalando su razonamiento
y fundamentos-, y, en segundo lugar, que si bien dicho artículo no señala explícitamente
que la reducción de la pena puede realizarse por debajo del mínimo legal, este supremo
tribunal considera que no solo nada obsta para que así sea, sino que la reducción de la
pena por debajo del mínimo legal en esta norma jurídico-penal constituye un imperativo
jurídico, toda vez que la reducción de la pena impuesta a límites por debajo del mínimo
legal constituye una maximización del ius ambulandi” (R. N. N ° 1183-2010-Lima, del
18/08/2010,/. j. 7, Sala Penal Transitoria).

J 0313 R espon sabilidad p e n a l restringida p o r la ed a d d el agente: “[...] para los efec­


tos de la imposición de la pena al acusado [...], debe tenerse en cuenta sus condiciones
personales, así como la forma y circunstancias de la comisión del hecho delictuoso, con­
forme a lo previsto por los artículos 46 del Código Penal; que, si bien la circunstancia

220
Causas que eximen o atenúan la responsabilidad penal A rt. 22

atenuante de orden sustantivo prevista en el artículo 22 del Código Penal, referida a su


calidad de agente de responsabilidad restringida, por contar con diecinueve años de edad
al momento de los hechos, conforme se desprende de la partida de nacimiento autenti­
cada [...], y además que el delito no llegó a consumarse, prosperando en grado de tenta­
tiva, facultan al juzgador a rebajar la pena por debajo del mínimo legal, también lo es que
a ello se debe agregar el principio de la proporcionalidad, aspecto que no ha sido tomado
en cuenta por el colegiado [...]” (Consulta N° 9-2000-Lima, del 22/05/2000, Sala Penal).

J 0314 R espon sabilidad restringida en virtu d de qu e e l agente tuvo m ás de 18 y m enos


de 21 años de e d a d a l m om en to de com eter el delito: “Respecto a la participación de los
encausados en el evento delictivo, se encuentra debidamente acreditado, con la cohe­
rente y uniforme sindicación del agraviado y la declaración de un testigo presencial de los
hechos, por lo que el Colegiado para los efectos de la dosificación de la pena, tuvo en con­
sideración la calidad de agente de responsabilidad restringida de los encausados ya que
su minoría de 21 años de edad se encuentra acreditada con los certificados médico lega­
les” (Ejecutoria Suprema del 21/03/2001, R. N. N° 28-2001-Lima, En: URQUIZO OLAE-
CHEA, J. (Asesor); CASTILLO ALVA, J. L. (Director) y SALAZAR SÁNCHEZ, N. (Coor­
dinador). (2005). Jurisprudencia penal. Jurista, Lima, p. 191).

J 0315 E xcepción de inaplicación de atenuante en e l delito de violación s e x u a lp o r las


edades del im pu tado y la agraviada: “[...] Si bien el artículo veintidós del Código Penal
no permite al juzgador reducir la pena por la responsabilidad restringida del autor de de­
litos de violación sexual, también es verdad que en el caso concreto del referido encau­
sado, tal realidad es un hecho objetivo, puesto que desde hacía apenas un mes había
dejado la edad fronteriza de inimputabilidad; que similarmente, a la agraviada le falta­
ban solo siete meses para cumplir los catorce años de edad; que tal circunstancia legal, no
obsta sin embargo, para dejar de tener en cuenta el error que alega haber sufrido el acu­
sado al representar la menor agraviada objetivamente una mayor edad; que consecuen­
temente, racional y prudencialmente apreciada la prueba deviene pertinente rebajar la
pena impuesta al sentenciado, teniendo en consideración además sus condiciones perso­
nales, la forma y circunstancias de la comisión del evento delictivo, pues se trata de una
persona joven, susceptible de readaptarse a la sociedad [...]” (Exp. N° 08-2003-Junín, del
31/03/2003, Sala Penal Permanente).

J 0316 E xclusión de la respon sabilidad restringida vinculada a la ed a d en los delitos


co n tra la lib ertad sexual: “A pesar de determinarse con la partida de nacimiento que el
acusado contaba con menos de 21 años de edad al momento de la consumación de los
hechos, no le resulta de aplicación la atenuante sustantiva por responsabilidad restringida
por expresa prohibición contenida en el segundo párrafo del artículo 22 del Código Sus­
tantivo que excluye de sus alcances al agente que comete el delito de violación contra la
libertad sexual” (Ejecutoria Suprema del 01/06/2004, R. N. N° 516-2004-Ica. En: CAS­
TILLO ALVA, J. L. (2006). Jurisprudencia penal. Sentencias de la Corte Suprema de Jus­
ticia de la República. Tomo 1. Grijley, Lima, p. 246).

J 0317 Inaplicación d e l artícu lo 22 d el C P p o r fa lta de requisitos: “Que, conforme


se acredita, los encausados fueron reconocidos por las agraviadas, es decir, en una cuasi

221
A rt. 22 L ibro primero / Parte general

flagrancia, con lo cual no les quedó otra cosa que reconocer su delito; por lo que no puede
argumentarse la confesión sincera como elemento de rebaja de la pena; más aún, si no
han aportado nuevos elementos que permitan indicar la comisión de mayores delitos de
los incriminados u otros cómplices; que para la valoración de la pena impuesta se advierte
que el Colegiado ha apreciado debidamente la actuación de cada uno de los sentenciados,
advirtiendo como lo indica en el trigésimo primer considerando de la sentencia, que no
obstante la responsabilidad restringida del procesado, se le impone la misma pena que los
demás, dado el rol protagónico que cumplió dicho acusado quien portaba el arma blanca,
golpeó y maltrató a las agraviadas en el interior del vehículo, no resultando de aplicación
en su caso el artículo 22 del Código Penal” (Ejecutoria Suprema del 18/03/2005, R. N.
N° 2599-2004-Huaura. En: Diálogo con la Jurisprudencia (2006). Año 11. N° 90. Gaceta
Jurídica, Lima, pp. 194-195).

J 0318 In a p lica b ilid a d de la fig u ra de respon sab ilid a d restringida p o r expreso m an­
dado d e l CP: “Que, el imputado perpetró el delito en estado de ebriedad relativo, aun­
que es de precisar que no es posible invocar la causal de responsabilidad restringida por
la edad del agente, por expreso mandato del artículo veintidós del Código Penal [...]; que
el delito si bien fue perpetrado por el abuelo de la niña, con quien vivía, situación con­
templada en la acusación, no es posible extenderlo al absolver el grado, para imponer una
pena mayor, por impedirlo el principio de interdicción de la reforma peyorativa; que en
autos no existen vicios de nulidad del fallo que requiera anularlo [...]” (R. N. N°2886-
2005-Piura, del 06/10/2005, Sala Penal Permanente).

J 0319 In aplicación de respon sabilidad restrin gida p o r m andato d el artículo 22 del


C P contraviene a la igu aldad ju ríd ica : “F. J . 8. [...] que el citado acusado a la fecha en
que ocurrió el hecho ilícito contaba con diecinueve años de edad [...]; por lo que se está
ante un supuesto de imputabilidad relativa o restringida, que el primer párrafo del artículo
veintidós del Código Penal [...], autoriza la reducción prudencial de la pena prevista por el
tipo legal; sin embargo, el segundo párrafo de la citada disposición penal establece, entre
otros supuestos, que no se aplica la responsabilidad restringida por edad, cuando el agente
ha cometido el delito de violación sexual; no obstante, esta Suprema Sala Penal, consi­
dera que esta última disposición colisiona con la garantía constitucional de igualdad jurí­
dica -en puridad, principio y derecho fundamental- prevista en el inciso dos del artículo
dos de la Constitución Política del Estado. F. J . 9. [...] Cada tratamiento desigual debe
evaluarse y aplicarse solo cuando haya razones objetivas; la diferencia debe aparecer al
mismo tiempo fundada y razonable, de acuerdo con criterios y juicios de valor general­
mente aceptados. El tratamiento de los denominados ‘jóvenes delincuentes’ que nuestro
Código sustantivo los sitúa entre los dieciocho y veintiún años de edad, se justifica razo­
nablemente por el hecho de que el individuo a esa edad aún no alcanza la plena madurez,
por lo que no se les considera titulares de una capacidad plena para actuar culpablemente;
y, por ello, se les distingue para aplicarles un tratamiento especial, no para considerarlos
como irresponsables, sino para tratarlos diferentemente de los adultos, puesto que dada
su situación personal resulta con frecuencia ineficaz la pena que se les imponen como si
fueran ya adultos. Como esa diferencia se ubica, dentro de la teoría del delito, en la capa­
cidad de culpabilidad, sin que sea relevante la antijuricidad, es decir, el contenido del

222
Causas que eximen o atenúan la responsabilidad penal A rt. 22

injusto penal, resulta evidente que introducir una excepción a la aplicación de esa diferen­
cia -propia de individuos objetivamente diferentes por su situación personal- fundada en
un criterio de diferenciación absolutamente impertinente, deviene en arbitraria y discri­
minatoria, esto es, inconstitucional por vulnerar la garantía de la igualdad jurídica” (R. N.
N° 3904-2007-Lima Norte, del 16/01/2008, ff. jj. 8 y 9, Segunda Sala Penal Transitoria).

J 0320 In a plicabilidad d el segundo p á rra fo d e l artículo 22 del C P m ediante co n tro l


difuso d e constitucionalidad: “La comisión del delito se produjo en octubre de mil nove­
cientos noventinueve, por lo que considerando que existe conflicto de leyes en el tiempo,
respecto al quantum fijado por la ley veintisiete mil cuatrocientos setenta y dos, debe
aplicarse lo más favorable al reo, teniendo en cuenta el artículo sexto del Código Penal,
más aún si el procesado por su edad, puede ser beneficiado con la reducción pruden­
cial de la pena señalada para el hecho punible cometido, conforme lo prescribe el ar­
tículo 22 del Código Penal, pues la previsión de la ley referida, en el segundo párrafo del
Código acotado, en el sentido que no es de aplicación el criterio de responsabilidad res­
tringida, es inconstitucional; por tanto, en aplicación del control difuso que faculta a los
jueces, esta previsión no la toma en cuenta el colegiado, correspondiendo en el presente
caso rebajar la pena impuesta al procesado” (Ejecutoria Suprema del 20/09/2004, R. N.
N° 395-2004-Huánuco. En: CASTILLO ALVA, J. L. (2006). Jurisprudencia penal. Sen­
tencias de la Corte Suprema de Justicia de la República. Tomo I. Grijley, Lima, p. 269).

J 0321 R espon sabilidad restringida en e l delito de robo agravado: “En cuanto a la


pena impuesta a los conformados, se tiene que el marco de imputación planteado por el
Ministerio Público se encontraba tipificado en el artículo ciento ochenta y ocho, debi­
damente concordado por el inciso uno del segundo párrafo del artículo ciento ochenta y
nueve del Código Penal, que prevé el delito de robo agravado, el mismo que se encon­
traba sancionado con pena privativa de la libertad no menor de veinte ni mayor de treinta
años de privación de libertad, en consecuencia, partiendo de la pena mínima del citado
tipo penal, debe indicarse que los agentes a la fecha de los hechos tenían, en el caso C.H
diecinueve años, mientras L.C veintiún años, es decir, el primero gozaba de responsa­
bilidad restringida, mientras que el segundo es una persona bastante joven, sumando a
ello, ninguno de los precitados registra antecedentes penales y ambos se acogieron a la
conclusión anticipada; por lo que al no haber sido compulsadas debidamente estas cir­
cunstancias por el colegiado superior, debe realizarse una disminución al quantum puni­
tivo fijado, tomando en cuenta que la pena no puede ser igual para ambos, pues como se
señaló anteriormente uno de ellos se encuentra dentro de los alcances de la responsabi­
lidad restringida, prevista en el artículo veintidós del Código Penal; asimismo es impor­
tante indicar que la pena no debe tener un carácter vindicativo, sino que debe cumplirse
con sus fines, los cuales están engarzadas en facilitar la resocialización y rehabilitación
del penado, por tanto, debe efectuarse una disminución punitiva en forma razonable [...]”
(R. N. N° 3796-2013-del Santa, del 28/08/2014, f. j. 8, Sala Penal Permanente).

J 0322 L im itación ju risd iccio n a l de aplicación del artículo 22 d e l C P vulnera e l p r in ­


cipio d e relevan cia constitucional: “[...] el imputado cuando perpetró el delito tenía
veinte años de edad, luego, es sujeto de responsabilidad restringida. Es cierto que el ar­
tículo 22 del Código Penal, modificado por Ley N° 27024 [...], prohíbe la disminución de

223
A rt. 22 L ibro primero / Parte general

la pena. Sin embargo, tal limitación por vulnerar el principio institucional, de relevancia
constitucional, de igualdad no puede ser aplicada. En efecto, la base de la diferencia en
función de edad se sustenta en la capacidad penal disminuida -sustento o elemento esen­
cial de la culpabilidad-, no en el delito cometido; hacerlo por esa razón significa incor­
porar como regla de interdicción de exención de pena un elemento impropio que decide
de la antijuricidad y, por tanto, con una base objetiva no razonable que una democra­
cia constitucional no puede aceptar. Siendo así, es imperativo amparar parcialmente el
recurso de nulidad y solo disminuir la pena impuesta la inmediatamente inferior” (R. N.
N ° 701-2014-H uancavelica, del 13/01/2015, f. j. 7, Sala P en a l Transitoria).

---------------- § -----------------

224
CAPÍTULO IV
AUTORÍA Y PARTICIPACIÓN

ARTÍCULO 23 Autoría, autoría mediata y coautoría


E l q ue realiza por sí o por m edio de otro el hecho punible y los que lo com etan con­
ju n tam en te serán reprim idos con la pena establecida para esta infracción.
N ormas concordantes
CP: arts. Vil, VIII, 24, 25, 184, 317; C P P 1991: arts. 135, 244; C P P 2 0 0 4 : arts. 31 inc. 2,
65 inc. 1, 67 inc. 1, 68 inc. 1 lits. e, h, l; 105, 200, 268, 475 inc. 1 lit. c; C de P P : 21, 64, 72.

DOCTRINA

Sumario: Casos típicos en los delitos de dominio de autoría mediata / Autoría inmediata como
dominio de la acción / Fundamento de la coautoría / Formas de autoría en los delitos de
dominio: a) Autoría directa; b) Autoría mediata; c) Coautoría.

I) «118 C asos típicos en los delitos de dom inio de autoría mediata: ROXIN, C. (2014).
Derecho Penal. Parte general. Especiales formas de aparición del delito. Tomo II. Ia edi­
ción. España, p. 85. “En primer lugar, se puede dominar un hecho como sujeto de atrás for­
zando al ejecutor a la realización del tipo (dominio de la voluntad en virtud de coacción).
En segundo lugar, se puede dirigir el acontecer desde la retaguardia engañando al ejecu­
tor y convirtiéndolo así en ejecutante de su plan delictivo (dominio de la voluntad en vir­
tud de error). Y, en tercer lugar, se puede controlar el acontecer de manera determinante o
decisiva pudiendo servirse discrecionalmente, como persona que da órdenes, de un apa­
rato organizado de poder, de los órganos de ejecución intercambiables y no dependiendo
ya de la disposición de un autor individual a ejecutar el hecho (dominio de la voluntad en
virtud de aparatos organizados de poder). No son concebibles otras formas fundamentales
de dominio que estas tres. La autoría mediata en caso de utilización de inimputables, suje­
tos con imputabilidad disminuida y jóvenes, que se tratará aparte aquí, es estructuralmente
una combinación de dominio en virtud de coacción y en virtud de error”.

_I)_ «119
_ _ _ A utoría inm ediata com o dom inio de la acción: ROXIN, C. (2014). Dere­
cho Penal. Parte general. Especiales formas de aparición del delito. Tomo II. Ia edición.
España, p. 80. “En primer lugar es autor quien sea solo, sea con intervención de varios-
cumple o realiza el tipo global mediante propia actividad corporal (es decir, por regla
general, de propia mano). No se puede dominar mejor un hecho que cuando lo ejecuta uno
mismo. En la autoría inmediata el dominio le viene dado al ejecutor por la realización de
la acción que se corresponde con el tipo; por ello hablo de ‘dominio de la acción’. Se trata
en este caso del tipo de autoría más obvio, porque esta forma de dominio se corresponde
del modo más claro posible con el entendimiento de la autoría como realización del tipo.
La admisión de autoría en caso de realización de propia mano del tipo se confirma por el
tenor literal de la ley, que atribuye la autoría a quien ‘comete ... por sí mismo’ el hecho”.

225
A rt. 23 L ibro primero / Parte general

I) 0121) F undam ento de la coautoría: JESCHECK, H. y WEIGEND, T. (2002). Tra­


________
tado de Derecho Penal. Parte general. 5a edición. Granada: Comares, p. 726. “a) También
la coautoría se fundamenta a través del dominio del hecho pero, como en su ejercicio con­
curren varios, el dominio del hecho debe ser conjunto [...] Cada coautor domina el suceso
global en colaboración con otro o con otros. Por consiguiente, la coautoría consiste en una
‘división del trabajo’ que hace posible el delito, lo facilita o disminuye sustancialmente
el riesgo del hecho. Del lado subjetivo exige que los intervinientes estén vinculados recí­
procamente por medio de una resolución conjunta, con lo que, en el marco del aconteci­
miento global, cada uno de ellos debe asumir una función parcial de carácter esencial que
les haga aparecer como coportadores de la responsabilidad por la ejecución del conjunto
del hecho. La resolución delictiva común es la abrazadera que conecta las piezas indi­
viduales del todo. En su aspecto objetivo aquello que cada uno de los coautores desen­
cadena debe mostrar una determinada medida de significado funcional, de forma que el
desarrollo de cada uno del papel que le corresponde se represente como una pieza esen­
cial de la realización del plan delictivo conjunto (dominio funcional [...])”.

I) 1)121 Form as de au toría en los delitos de dom inio: a) A utoría directa: BUSTOS
RAMÍREZ, J. (2004). Obras completas. Tomo I. Lima: Ara, p. 1073. “Autor directo es
el que realiza actos de ejecución, sin duda estos actos ejecutivos, han de ser actos típicos.
Sin embargo, la formalidad de un concepto de autor determinado por la realización de un
acto ejecutivo que signifique la realización inmediata del tipo, sin lugar a dudas, precisa­
mente por su formalidad restringe considerablemente el concepto de autor y todo lo más
comprende al que ejecuta por sí solo, pero no al coautor ni al mediato [...]”.

1)0122 Form as de autoría en los delitos de dom inio: b) A utoría m ediata: CEREZO
M1R, J. (2004). Curso de Derecho Penal español. Parte general. Tomo III. 4areimpresión
de la 2a edición, Madrid: Tecnos, pp. 215-216. “En mi opinión, los supuestos de autoría
mediata que corresponden con las diversas formas del dominio del hecho son los siguientes:
Dominio del hecho mediante la coacción. Se coacciona a una persona para que cometa
un delito. Para que esa persona aparezca como un mero instrumento y se dé, por tanto, la
autoría mediata es preciso que estuviera exenta de culpabilidad, es decir, que estuviera
amparada por las eximentes del estado de necesidad como causa de inculpabilidad o de
miedo insuperable. Dominio del hecho induciendo a una persona a error o aprovechando
la situación de error en que se encuentra. Puede tratarse de un error sobre un elemento
del tipo, sobre la antijuridicidad de la conducta o sobre la concurrencia de una causa de
inculpabilidad. Dominio del hecho por utilización de un inimputable, por ejemplo, una
persona que padezca una anomalía o alteración psíquica provocándole dicho estado de
inimputabilidad o aprovechándose del mismo. Cuando se utilice a un menor, no será sufi­
ciente con que se trate de un menor de catorce años, sino que el criterio decisivo para afir­
mar el dominio del hecho y la autoría mediata será su capacidad de comprender el carác­
ter ilícito de su conducta y de obrar conforme a esa comprensión. Cuando se utiliza como
instrumento a una persona que actúa amparada por una causa de justificación. Por ejem­
plo, se provoca una situación de legítima defensa para que el agredido se defienda y mate
al agresor, o se utiliza como instrumento a una persona obligada por un deber jurídico de
obediencia”.

226
A utoría y participación A rt. 23

_1)0123
_ _ _ _ F orm as de autoría en los delitos de dom inio: c) C oautoría: M IR PUIG, S.
(2002). D erecho Penal. P arte general. 6a edición. Barcelona: Reppertor, §2/1, p. 382.
“Son coautores los que realizan conjuntamente y de mutuo acuerdo un hecho. Los coau­
tores son autores porque cometen el delito entre todos. Los coautores se reparten la rea­
lización del tipo de autoría. Como ninguno de ellos por sí solo realiza completamente el
hecho, no puede considerarse a ninguno partícipe del otro. No rige, pues aquí el princi­
pio de accesoriedad de la participación, según el cual el partícipe solo es punible cuando
existe un hecho antijurídico del autor, sino un principio en cierto modo inverso: el princi­
pio de imputación recíproca de las distintas contribuciones. Según este principio, todo lo
que haga cada uno de los coautores es imputable”.

pin, JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Diferencia entre el autor y el partícipe. ACUERDO


PLENARIO: Autoría en los delitos de infracción de deber. CORTE SUPREMA: Los
grados de participación en un delito no pueden manifestarse de manera concurrente /
El juicio de valoración entre el interviniente individual y la norma es cualitativo (auto­
ría directa) / Autoría mediata (concepto y formas) / Presupuestos de la autoría mediata
/Autoría mediata y comisión por omisión / Autoría mediata por dominio de la voluntad
en aparatos de poder organizados / Autoría mediata (caso de Abimael Guzmán Reynoso
y la masacre de Lucanamarca) / Formas de autoría en los delitos de dominio del hecho
/ Concepto de coautoría / Definición de coautoría / La coautoría implica un co-dominio
funcional del hecho y un rol específico / Características concurrentes de la coautoría /
Requisitos para la configuración de la coautoría / Distribución de roles en la coautoría /
Diferencia entre coautor y cómplice primario / No es necesario que uno de los coautores
realice todas las acciones típicas / Coautoría no ejecutiva / Implicancias de la conducta
de los coautores que han excedido el plan acordado / Coautoría en un delito especial
propio (peculado) / Coautoría en el delito de tráfico ilícito de drogas / Coautoría anti­
cipada en un delito de tráfico ilícito de drogas / Coautoría en los delitos contra la liber­
tad sexual / El rol desempeñado por un cómplice no constituye una conducta neutral /
Variación en el título de participación delictiva / Acuerdo criminal común precedente al
hecho delictivo.

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

J 0323 Diferencia entre el autor y el partícipe: “F. J. 34. La doctrina precisa que sola­
mente puede hacerse tal delimitación en los tipos dolosos. Así, define como autor de
delito doloso a ‘ [a] aquel que mediante una conducción consciente de fin, del acontecer
causal en dirección del resultado típico, es señor sobre la realización del tipo’. Es decir,
el autor puede manipular sobre el resultado del hecho y puede desistirse inclusive. En
tanto que el p a rtíc ip e está supeditado a la actuación del autor, pues su intervención sola­
mente se produce siempre que el autor, por lo menos, arriba al grado de tentativa, sin el
cual no hay complicidad ni instigación. Consecuentemente, el partícipe no tiene domi­
nio del hecho. F. J . 35. Así, es autor quien tiene el poder para manipular el resultado del
hecho, cuya contribución, aun siendo distinta, es considerada como un todo, y el resul­
tado total le es atribuible independientemente de la entidad material de su intervención; y

227
A rt. 23 L ibro primero / Parte general

es partícipe aquel cuya intervención está condicionada al resultado obtenido por el autor o
aquel cuyo accionar no contribuye decididamente a la ejecución del delito, sino que su in­
tervención se limita a coadyudar en su ejecución” (STCExp. N ° 1805-2005-HC/TC-Lima,
caso: Máximo Humberto Cáceda Pedemonte, del 29/04/2005, ff. jj. 34 y 35).

ACUERDO PLEN A RIO

J 0324 A u toría en los delitos de infracción de deber. “F. J. 9. El punto de partida dog­
mático está dado por la categoría de estos delitos: de infracción de deber. Actualmente,
en la doctrina y la jurisprudencia se ha definido que existen tipos legales que requieren
un dominio del autor para su construcción, como por ejemplo los delitos de robo agra­
vado, homicidio calificado, estafa, tráfico ilícito de drogas, entre otros -denominados de­
litos de dominio—. Sin embargo, también existen tipos legales que excluyen el dominio
para su configuración y se forman a partir de la infracción de un deber especial que le
corresponde a la órbita del autor -característica intrínseca de los delitos cometidos por
los funcionarios y servidores públicos- El autor del delito -de infracción de deber- no
puede ser cualquier persona, sino solo aquel funcionario o servidor público que ocupa un
estatus especial y mantiene una vinculación exclusiva con el injusto sobre la plataforma
del deber que ostenta. La infracción del mismo lo convierte en autor, con independen­
cia del dominio de la situación fáctica que no tiene ninguna trascendencia jurídica, pues
el fundamento está construido por la posición que domina en relación al deber estatal
que le corresponde: conducirse correctamente con lealtad y probidad en el ejercicio de la
Administración Pública y con los bienes que se encuentran bajo su ámbito. En este espa­
cio, por ejemplo, deberá disponer correctamente del patrimonio estatal que administra.
F. J . 10. Por consiguiente, el funcionario o servidor público, en tanto en cuanto su res­
ponsabilidad penal se sustenta en la infracción del deber, siempre será autor del delito
contra la Administración Pública, sin perjuicio -claro está- de los diferentes presupues­
tos que también se requieran para determinar la autoría de cada injusto, como por ejem­
plo en el delito de peculado, que exige además el vínculo funcional con el objeto. F. J.
11. Este tipo de delitos restringe el círculo de autores -como se anotó—, pero se admite la
participación del extraneus que no ostenta esa obligación especial, como partícipe: induc­
tor o cómplice. Para fundamentar esta perspectiva -en tomo a la accesoriedad de la par­
ticipación- en la jurisprudencia nacional actual se considera dominante y homogénea la
tesis de la unidad de título de imputación para resolver la situación del extraneus. Esta
posición, sostiene lo siguiente: a) Un mismo hecho no puede ser reputado bajo dos tipos
penales diferentes; b) El extraneus puede participar en delitos funcionariales y responderá
por el injusto realizado por un autor que infringe el deber especial. Por tanto, la participa­
ción del extraneus no constituye una categoría autónoma de coejecución del hecho puni­
ble, sino que es dependiente del hecho principal. Esto es, no posee autonomía y configu­
ración delictiva propia a pesar de que aquel toma parte en la realización de la conducta
punible. F. J . 12. Desde esta posición subsidiaria, serán partícipes los que sin infringir el
deber, formen parte del hecho referido a la acción del infractor del deber -e l hecho puni­
ble está unido esencialmente al autor y constituye una imputación única-. Esta posición
guarda absoluta concordancia con el artículo 26 CP que regula las reglas de la incomu­
nicabilidad de las circunstancias de participación y señala lo siguiente: ‘Las circunstan­
cias y cualidades que afectan la responsabilidad de algunos de los autores y partícipes no

228
A utoría y participación A rt. 2 3

modifican las de los otros autores o partícipes del mismo hecho punible’. Esta fórmula
ratifica la opción dogmática y jurisprudencial que sostiene la imposibilidad de la puni-
bilidad del extraneus como autor de un delito de infracción de deber. Lo expuesto signi­
fica, además, que el partícipe solo merece ser sancionado si existe un hecho antijurídico
por parte del autor” (Acuerdo Plenario N° 2-2011/CJ-ll 6 sobre “Nuevos alcances de la
prescripción”, del 06/12/2011, ff. jj. 9, 10, 11 y 12, VIIPleno Jurisdiccional de las Salas
Penales Permanentes y Transitoria).

CO RTE SUPREMA

J 0325 Los grados de participación en un delito no pueden manifestarse de manera


concurrente: “[...] no se puede condenar como autor en su calidad de cómplice secunda­
rio como el caso de autos, ya que un agente puede ser autor, coautor, cómplice primario o
secundario, pero estos grados de participación no pueden ser acumulativamente. Que, de
lo actuado en el presente proceso, se desprende que el encausado [...] fue uno de los agen­
tes que dolosamente prestó asistencia en el delito de robo agravado en agravio de [...],
toda vez que tuvo la misión de trasladar el vehículo con la mercadería sustraída a un lugar
determinado para poder descargar, circunscribiéndose su participación como cómplice
secundario, [...], ya que en autos no existen pruebas que acrediten que haya tenido parti­
cipación en el dominio, planificación o ejecución del ilícito en agravio del referido agra­
viado [...]” (R. N. N° 1250-2000-Cono Norte, del 10/07/2000, Sala Penal).

J 0326 Eljuicio de valoración entre el interviniente individualy la norma es cualitativo


(autoría directa): “[...] En la autoría directa el sujeto ‘realiza por sí’ el hecho, es decir, de
manera individual se rebela contra la vigencia de la norma poniendo en cuestionamiento
su función protectora de bienes jurídicos que en el caso en concreto se verificará en el
tipo penal donde se subsume su conducta, por lo mismo ‘los tipos de la parte especial
del Código Penal se refieren a un sistema de intervención, que bien puede ser realizado
por una persona o por el concurso de más personas, pero, en todo caso, está referido a un
colectivo típico integrado por intervinientes con capacidad para infringir la norma reco­
gida en el tipo penal’; en el caso de la autoría directa el juicio de valoración entre el inter­
viniente individual y la norma es cualitativo, pues de esa manera se tiene la base para que
cada interviniente pueda dar cuenta de sus actos de acuerdo a la magnitud de su infrac­
ción [...]” (R. N. N° 707-2010-Ayacucho, del 31/08/2010, f. j. 7, Sala Penal Transitoria).

J 0327 Autoría mediata (concepto y formas): “F. J. 719. Se identifican como autoría
mediata aquellos casos donde el delito es realizado por el agente u hombre de atrás, a tra­
vés de un intermediario material o persona interpuesta. A esta última, la literatura espe­
cializada le ha asignado distintas denominaciones, como hombre desde adelante, ejecu­
tor inmediato, ejecutor directo o simplemente ejecutor. Sin embargo, se acepta también
la expresión ‘instrumento’, aunque ella es cuestionada por resultar equívoca, según algu­
nos autores nacionales [...]. Por tanto, será un autor mediato aquel que se aprovecha o
utiliza la actuación de otra persona para alcanzar su objetivo delictivo. Tales supues­
tos tradicionalmente han sido vinculados al empleo de la coacción sobre el intermedia­
rio material; o aprovechando el error en que este se encuentra; o empleando en la ejecu­
ción del delito a personas incapaces. La función asignada a la categoría dogmática de

229
A rt. 2 3 L ibro primero / Parte general

la autoría mediata es, pues, la de hacer responder penalmente al autor real de un delito
que ha sido cometido por otra persona. Se trata, en consecuencia, de una forma espe­
cial de autoría en la que el agente realiza el hecho punible valiéndose de la persona inter­
puesta, por lo que debe hacérsele acreedor a las consecuencias penales que correspon­
dan a dicha conducta ilícita. F. J . 720. En la actualidad se admiten tres formas de autoría
mediata. En todas ellas el agente actúa o incide dominando la voluntad del intermedia­
rio material. Por consiguiente, ‘el autor mediato debe tener la posibilidad de controlar y
dirigir de facto el comportamiento de la persona que utiliza para cometer el delito’. Ini­
cialmente, solo se reconocían dos modalidades de autoría mediata: (1) La primera prove­
nía del ‘dominio por error’, ya que en ella el autor mediato dominaba la voluntad del eje­
cutor a través del engaño sobre las circunstancias reales del hecho que este realizaba, o
al darle al suceso donde aquel intervenía, un sentido o significado distintos del que real­
mente le correspondía. (2) La segunda modalidad era la del ‘dominio por coacción’. Aquí,
el hombre de atrás direccionaba la voluntad del ejecutor empleando la amenaza o intimi­
dación de un mal inminente y grave que estaba en sus facultades realizar. En ambos casos,
pues, era el hombre de atrás quien condicionaba y decidía la estructura del hecho delic­
tivo, de manera tal que la conducta realizada por la persona interpuesta solo podía impu­
társele como obra suya. (3) La tercera modalidad es conocida como ‘autoría mediata por
dominio de la voluntad en aparatos de poder organizados’, cuyas características, presu­
puestos, requisitos y consecuencias serán objeto de un análisis posterior. Es importante
destacar que en tomo a esta modalidad de autoría mediata, subsisten algunas posiciones
discrepantes entre los autores nacionales y extranjeros que la confunden con supuestos de
coautoría, instigación o complicidad, pese a no darse en ella la horizontalidad, o la rela­
ción directa o periférica que caracteriza a aquellas. Esta interpretación discrepante sobre
la posición dogmática del nivel superior estratégico, también se ha proyectado en la juris­
prudencia nacional. En efecto, en la Ejecutoria de la Segunda Sala Penal Transitoria de
la Corte Suprema -caso Abimael Guzmán Reynoso- del catorce de diciembre de dos mil
siete un voto singular consideró la hipótesis de la coautoría. Al respecto el propio ROXIN
ha aclarado que con relación a la coautoría ‘falta una resolución común hacia el hecho, la
cual, según la doctrina absolutamente dominante, es presupuesto de cualquier ‘comisión
conjunta’ en el sentido de la coautoría. Y es que el hombre de atrás y el ejecutante mayor­
mente ni siquiera se conocen, no acuerdan nada conjuntamente ni tampoco se consideran
a sí mismos como portadores de decisiones con igual rango. La ejecución de un reque­
rimiento, como el que se presenta en los casos en cuestión, se basa en una orden y no en
una decisión conjunta’. Y con referencia a la instigación ha sostenido que ‘la diferencia
decisiva también radica en que el inductor no domina la ejecución del hecho, la realiza­
ción del tipo no depende de su voluntad. En el autor de escritorio esto es distinto: él es la
figura central dominante del delito ordenado por él, mientras que los esbirros ejecutan­
tes, si bien también son responsables como autores debido a su dominio de la acción, no
pueden disputar al dador de la orden su superior dominio de la voluntad que resulta de la
dirección del aparato’” (Exp. N°A.V. 19-2001, del 07/04/2009,ff. jj. 719 y 720, Sala Penal
Especial [Caso: Alberto Fujimori por Barrios Altos y La Cantuta]).

J 0328 P resu pu estos de la autoría m ediata: “[...] La denominada autoría mediata es un


planteamiento teórico-doctrinario que busca abordar los casos en que la autoría material

230
A utoría y participación A rt. 23

del hecho delictivo no es directa, sino que se realiza a través de un aparato organizado de
poder o mando; es decir, no se trata de una disposición estrictamente normativa o legal,
sino del abordaje o comprensión del comportamiento humano o legal, sino del abordaje o
comprensión del comportamiento humano delictivo cuando el hecho es realizado a través
del accionar del otro, pues ello se orienta a dar contenido a la previsión legal contenida en
el artículo veintitrés del Código Penal, el cual prevé que la conducta típica pueda darse de
mano propia o mediatizando a un tercero. Por ello el autor mediato es aquel que a través
del control o manejo que tiene de una organización, dispone la realización de actos delic­
tivos, sin tener necesariamente el control directo e imnediato del operador o ejecutor, sino
que el control lo ejerce sobre la organización y en ese contexto consigue que este último
realice sus órdenes delictivas de manera prácticamente automática. Conforme la doctrina
ha establecido, los presupuestos de tal autoría mediata porten de la necesaria existencia
previa de una organización criminal estructurada, con asignación de roles que opera autó­
nomamente respecto de sus integrantes y en tal contexto se debe identificar: i) el poder
de mando que tiene el hombre de atrás sobre la organización, ii) el apartamiento del dere­
cho en el accionar de la organización, iii) la fungibilidad de los ejecutores, iv) predisposi­
ción en el subordinado-ejecutor para cumplir las órdenes. Este desarrollo dogmático sirve
para determinar la imputabilidad a nivel de autoría, puntualmente de tipo mediato, pero
en modo alguno se puede sostener que el aspecto subjetivo que gobierna el comporta­
miento humano sea inexistente o irrelevante, sino que ello es de aplicación al determinar
la tipicidad de la conducta. [...] La autoría mediata abarca, a través de aparatos de poder,
abarca tanto al abuso de una estructura de poder estatal y, sobre todo, a una estructura no
gubernamental, como en los supuestos de la macrocriminalidad o criminalidad organi­
zada como la presente, lo relevante desde la perspectiva de la autoría mediata con uso de
aparatos de poder es del hecho que exista una estructura jerárquica, con ejecutores fim-
gibles y en el que el hombre de atrás ejerza un dominio de hecho cuya decisión se tra­
mita a través de una cadena de mando en la que cada agente transmisor sea igualmente un
autor mediato. Esta dinámica en la transmisión de la voluntad del autor mediato es fac­
tible de presentarse en una organización criminal, más aún, si la estructura de poder es
altamente jerarquizada y la fungibilidad de sus miembros (ejecutores del acto) está fuer­
temente condicionada por la verticalidad y centralismo. En consecuencia, teóricamente
es posible evaluar la conducta del líder o cabecilla de una organización terrorista dentro
de este contexto organizacional [...]” (R. N. N °2308-2012-L im a, del 24/09/2014, f. j . 5.9,
Sala P en a l Transitoria).

J 0329 Autoría mediata y comisión por omisión: “Que la sentencia recurrida se sus­
tenta en la autoría mediata en comisión por omisión (posición de garante), pues los encau­
sados como organizadores de la marcha asumieron el control de la fuente de peligro, por
lo que cualquier resultado lesivo como consecuencia de la omisión de controlar dicha
fuente de peligro les es imputable a título de autoría; que los encausados [...], como direc­
tivos del comité de gestión para la creación de la municipalidad del centro poblado de
Manchay organizaron la marcha hacia la Municipalidad de Pachacámac e ingresaron a
dialogar con el gerente de asesoría legal de dicha municipalidad [...]; [hecho aceptado por
los encausados], quienes al notar que la turba ubicada al frontis de la municipalidad se
estaba exaltando les solicitó que salieran a apaciguarlos; sin embargo, estos hicieron caso

231
A rt. 23 L ibro primero / Parte general

omiso a dicha petición; que esta omisión conllevó a que los manifestantes produjeron des­
manes en las instalaciones de la referida comuna, y siendo que el control de dicha fuente
de peligro estaba a cargo de los encausados [...] las consecuencias le son imputables a
título de autoría [...] pues la imputación es en comisión por omisión” (R. N. N ° 206-2010-
Lima, del 08/03/2011, f. j. 6, Sala Penal Permanente).

J 0330 A u toría m ediata p o r dom inio de la volu n ta d en aparatos de p o d e r organiza­


dos: “Que, el articulo 23 del Código Penal reconoce la autoría mediata, y tanto la doctrina
penalista como la jurisprudencia mayoritaria de este supremo tribunal, en varias ejecuto­
rias, admitió como una de sus expresiones o modalidades, la autoría mediata por domi­
nio de la voluntad en aparatos de poder organizados. Incluso hoy en día ya lo tiene reco­
nocido expresamente el artículo 28 de ECPI. En el presente caso no corresponde ampliar
este título de imputación por razones de derecho procesal, probatorio concretamente. No
se ha probado, en los casos de los agraviados M.C y P.P que fueron víctimas de ejecución
extrajudicial -según el Derecho Internacional- o de homicidio calificado —según nues­
tro Derecho nacional- en el caso de C.S tampoco se ha probado que la orden de ejecu­
tarlo o matarlo fue dispuesta por las más altas instancias públicas vinculadas a la opera­
ción de rescate Chavín de Huantar” (R. N. N ° 3521-2012-Lima, del 24/06/2013, f. j. 72,
Sala Penal Transitoria).

J 0331 A u toría m ediata (caso de A b im a el G uzm án R eyn o so y la m asacre de L ucana-


m arca): “[...] Al respecto, la sala suprema considera lo siguiente: a) La autoría mediata
es una categoría dogmática, vinculada a la teoría del dominio del hecho, cuyos orígenes
se remontan mucho más allá de la entrada en vigencia del Código de 1991; exactamente
en 1915, [...]. Como tal, es un título de imputación que no necesariamente debe estar des­
crito en un texto legal para que se entienda su compatibilidad con la exigencia de deter­
minación del tipo legal. Se trata en suma de un aparato teórico desde el que se da sen­
tido a los elementos objetivos del tipo penal involucrado, porque pone en relación a un
individuo con los elementos que lo configuran por el dominio de la voluntad del ejecutor
material. [...] son autores: ‘[...] los que tomaren parte en la ejecución del hecho punible’.
El sentido posible que se dé a tal definición no excluye en nuestro concepto los alcan­
ces de la autoría mediata, ni cualquier otra modalidad de autoría, pues la realización del
hecho punible puede concretarse directamente a través de o con la intervención de otros
intermediarios o coautores materiales. [...] b) La autoría mediata a través de aparatos de
poder abarca tanto al abuso de una estructura de poder estatal, como y sobre todo a una
estructura no gubernamental como en los supuestos de la macrocriminalidad o criminali­
dad organizada, como la presente. Lo relevante desde la perspectiva de la autoría mediata
con uso de aparatos de poder es el hecho que exista una estructura jerárquica, con ejecu­
tores fungióles y en el que el hombre de atrás ejerza un dominio del hecho, cuya decisión
se trasmita a través de una cadena de mando, en la que cada agente trasmisor sea igual­
mente un autor mediato. Esta dinámica en la transmisión de la voluntad del autor mediato
es factible de presentarse en una organización criminal. Más aún, si la estructura de poder
es altamente jerarquizada, y la fungibilidad de sus miembros [ejecutores del acto] está
fuertemente condicionada por la verticalidad y el centralismo. En consecuencia, teórica­
mente es posible evaluar la conducta del líder o cabecilla de una organización terrorista

232
A utoría y participación A rt. 23

dentro de este contexto organizacional. [...] La autoría mediata como criterio de impu­
tación tiene su mayor sustento en la teoría del dominio del hecho de Roxin que recoge
nuestro Código sustantivo en su artículo 23. [...] ‘La doctrina del dominio del hecho,
tiene como meta superar las dificultades de las teorías unitarias y de las teorías diferen-
ciadoras clásicas, en cuanto vistas aisladamente, dejan sin resolver problemas esencia­
les respecto del autor y de la participación [...] Es decir, la teoría del dominio del hecho
permite, entre otras ventajas, distinguir más claramente la diferencia entre autor y par­
tícipe, así será autor quien domina la configuración del injusto y partícipe quien no ejerce
tal dominio y solo colabora con un hecho doloso ajeno. Consecuentemente, no compar­
timos la posición de que hay que abandonar toda la doctrina sobre autoría y participa­
ción ni menos podemos certificar el ocaso o el deceso de la teoría del dominio del hecho.
En el caso materia de este pronunciamiento, la autoría mediata por dominio de organi­
zación que se imputa a Guzmán Reynoso y sus coprocesados parte por determinar si el
denominado Partido Comunista del Perú conocido como ‘Sendero Luminoso’ se confi­
guró como un verdadero aparato organizado de poder donde la cúpula dirigencial pueda
responder a título de autor mediato en tanto sus militantes de base o cuadros intermedios
íúeron los ejecutores materiales o autores inmediatos de los delitos que se les atribuye. La
respuesta es afirmativa, el PCP-SL, se construyó a escala nacional, con células, comités
zonales, sub-zonales, regionales y en el vértice el Comité Central con Guzmán Reynoso a
la cabeza, llegando a contar con treinta y tres mil ‘combatiente’ según versión de la pro­
pia organización. Con mayor razón, si en el contexto de su denominada ‘guerra popular’
todas sus estructuras se militarizaron y su principal principio de organización, el ‘centra­
lismo democrático’, que presuntamente combina centralismo con democracia, con predo­
minio de uno de sus componentes según el momento político, resulta obvio que la demo­
cracia interna estaba subordinada a un rígido centralismo donde las ordenes o directivas
de la dirección nacional, Comité Central, simplemente se acataban en base a una férrea
disciplina partidaria. Así se puede entender que la orden de dar muerte a los sesenta y
nueve comuneros de Lucanamarca provino del Comité Permanente del Partido pero fue
ejecutada por los miembros del Comité Regional Cangallo-Fajardo, por lo que, los que
dieron las órdenes resultan ser los autores mediatos y los ejecutores los autores directos.
En relación a la fúngibilidad de los ejecutores de los hechos delictivos no cabe duda que
este elemento de la autoría mediata por aparatos organizados de poder, en este caso, no
estatal, aparece nítidamente por el simple hecho de que la dirigencia nacional del PCP-SL
aprovechó la disciplinada estructura de la organización subversiva siendo conocido que
incluso sus militantes firmaron las llamadas ‘cartas de sujeción al Presidente Gonzalo’
que no era otra cosa que una declaración formal y solemne de sometimiento incondicional
a la voluntad de su líder y su organización y una suerte de renuncia a su propia identidad
civil. [...]. Se puede sostener del mismo modo que en organizaciones o aparatos de poder
como el PCP-SL el grado de fúngibilidad de los autores directos del delito de terrorismo,
que por lo general no es simultánea sino sucesiva, supera con creces a la del crimen orga­
nizado para casos de delitos comunes como la del narcotráfico trasnacional, para poner
un ejemplo, donde también puede darse la figura de autoría mediata. De las tres formas
de dominio del hecho: por acción, por voluntad y dominio del hecho funcional, en el pre­
sente caso la imputación penal aplicable es por dominio de la voluntad en la modalidad
que se conoce como dominio por organización, pues, se ha establecido que los acusados

233
A rt. 23 L ibro primero / Parte general

han actuado dentro de una organización con nítida primacía de relaciones verticales, con
subordinación de los ejecutores directos propias de la autoría mediata y no de relaciones
horizontales propias de la coautoría. Según la doctrina dominante, tres son los requisitos
para que se configure el dominio de voluntad en virtud de aparatos organizados: a) orga­
nización con estructura jerarquizada rígida, b) fimgibilidad de los autores inmediatos y c)
apartamiento del ordenamiento jurídico. El análisis de la actuado, en opinión mayoritaria
de este colegiado, permite concluir que en el presente caso se tiene configuradas las con­
diciones antes reseñadas y, por lo tanto, los protagonistas de los hechos deben responder
a título de autores mediatos” (R . N. N ° 5385-2006-Lim a, d el 14/12/2007, f. j . 4.5.4., P ri­
m era Sala P en al Transitoria).

J 0332 Formas de autoría en los delitos de dominio del hecho: “[...] El Código Penal
peruano vigente, en su Capítulo IV, en el libro de la Parte General, sistematiza dos for­
mas de intervención delictiva: ‘Autoría y Participación’. El texto del artículo 23 de este
Código sustantivo, establece las distintas formas de autoría, en los siguientes términos:
‘el que realiza por sí, o por medio de otro el hecho punible y los que los cometan con­
juntamente serán reprimidos con la pena establecida para esta infracción’. De este modo
se configuran normativamente la autoría directa o inmediata (el que realiza por sí); la
autoría mediata (por medio de otro) y la coautoría (los que cometan conjuntamente).
Siendo así, es claro que nuestro Código ha optado por la teoría del dominio del hecho
para distinguir entre autoría y participación. En tal sentido, el segundo supuesto de auto­
ría, por medio de otro, es la forma que se conoce como autoría mediata. Será tal autor
quien utiliza o se aprovecha de la actuación de otra persona para concretizar sus objeti­
vos delictivos. B) Clases de autoría mediata: [...] el jurista alemán Claus Roxin a dado
a conocer una nueva forma de autoría mediata que tiene como cimiento el criterio del
dominio de la voluntad en aparatos organizados de poder, la misma que le permite atri­
buir responsabilidad penal a título de ‘autor’ a quien, sin ejecutar los hechos delicti­
vos de forma directa y ‘sin querer ensuciarse las manos deja que otros hagan el trabajo
[...]’. En este sentido, ‘autor mediato no es solo el jefe máximo de una organización cri­
minal, sino todo aquel que en el ámbito de la jerarquía transmite la instrucción delic­
tiva con poder de mando autónomo’, siendo el factor decisivo, en este primer plantea­
miento, para fundamentar el dominio de la voluntad, ‘la fimgibilidad del ejecutor’, la
que actúa al mismo tiempo como un ‘engranaje -sustituible en cualquier momento-
en la maquinaria del poder’ (Vide. ROXIN, Claus. Autoría y dominio del hecho en
Derecho Penal. Marcial Pons, Madrid, 1998, p. 273); es así que, con esta nueva forma
de autoría mediata, conjuntamente con las otras formas clásicas del dominio del hecho
por ‘coacción’ y ‘error’, se agotarían las tres posibles formas de autoría mediata, las
que se materializan en la realización de un hecho punible efectuado por otra persona
o instrumento, y por ende, que no sea el de propia mano. [...] C) Concepto de auto­
ría mediata por dominio de la organización: Autor mediato es quien valiéndose del
pleno dominio de una organización (para el presente caso, un aparato de poder orga­
nizado) ordena la comisión de delitos. En este sentido, para atribuirle al autor mediato
el dominio sobre la producción del resultado (el que materialmente es realizado por un
órgano de ejecución del aparato organizado de poder: autor inmediato) este debe tener
pleno dominio concreto sobre la organización, mas no sobre el ejecutor inmediato [...];

234
A utoría y participación A rt. 2 3

D) Estructura de la autoría mediata por dominio de la voluntad en aparato de poder orga­


nizado siguiendo la propuesta de este autor, se ha de requerir; a) poder de mando sobre
la organización; b) que la organización de la cual se vale el hombre de atrás se encuen­
tre desvinculada del ordenamiento jurídico; c) que en dicha organización debe concu­
rrir la fungibilidad, es decir la posibilidad de reemplazar al autor inmediato caracteri­
zado como una figura intercambiable, y d) una alta o considerable disponibilidad del
ejecutor hacia el hecho. La disponibilidad hacia el hecho, junto con la intercambiabi-
lidad de los miembros ‘constituyen para los hombres de atrás un elemento esencial de
la seguridad con la cual ellos pueden contar para el cumplimiento de sus órdenes
E) Fundamentos de la autoría mediata por dominio de la voluntad en aparato de poder
organizado: 1) Existencia de una organización. Si como punto de partida se afirma que el
dominio sobre la organización le otorga al hombre de atrás un dominio sobre la produc­
ción del resultado que fácticamente es realizado por un órgano de ejecución cohesionado
en el aparato organizado, entonces, es necesario contar con un cimiento elemental, esto
es, la ‘existencia previa de una organización’, la que tendrá como punto de partida para
su construcción algunos principios básicos, como: i) principio de la jerarquía y, por ende,
ii) la asignación de roles [...]; 2) Presupuestos determinantes del dominio sobre la orga­
nización: Los presupuestos fundamentales que permiten afirmar la existencia del domi­
nio que ejerce el hombre de atrás (autor mediato) sobre una organización, siguiendo el
hilo de su evolución, están en: a) el poder de mando que tiene el hombre de atrás sobre
la organización, y b) el apartamiento del derecho o la ‘constante antijuricidad’ de la orga­
nización, c) la fungibilidad y d) la predisposición a la realización del hecho ilícito [...]”
(Exp. N ° 1 9 -2 0 0 1 -09-A.V, d el 30 /1 2 /2 0 0 9 . E n : URQUIZO O LAECHEA, J . y SALAZAR
SANCHEZ, N. (2011). Ju risprud en cia p en a l de la Corte Suprem a de Justicia. Idemsa,
Lima, p. XX).

J 0333 C oncepto de coautoría: “F. J . 4. [...] De los hechos probados [...] fluye que
el encausado [...] conjuntamente con otros tres individuos, todos ellos armados, ataca­
ron a los vigilantes [...], a quienes les dispararon y luego sustrajeron las armas de fuego
que portaban. Los hechos así glosados permiten colegir fundadamente que los asaltan­
tes, entre ellos el imputado [...], siguieron un plan delictivo previamente determinado y
lo ejecutaron decididamente, sorprendieron a los vigilantes, les dispararon y les sustra­
jeron las armas de fuego que portaban. Es obvio entonces, que el encausado [...] inter­
vino en la decisión común y que realizó un aporte objetivo al hecho punible. Así las
cosas, no hay duda a los efectos de la subsunción típica que los cuatro individuos actua­
ron en coautoría, figura jurídico-penal que supone la realización conjunta de un delito
por varias personas que intervienen en él conscientemente. En el caso concreto medió un
supuesto de coautoría ejecutiva, en la que se produjo un reparto de las tareas ejecutivas:
si bien todos atacaron y dispararon sus armas de fuego, es obvio que no todos los dispa­
ros de necesidad mortal fueron realizados por el imputado [...], quien según la sentencia
recurrida, los disparos que efectuó no impactaron a la víctima. Disparar contra los agra­
viados fue la ejecución de un plan común, aceptado por todos. Así, entonces, las distin­
tas contribuciones deben considerarse como un todo y el resultado total debe atribuirse
a cada coautor, independientemente de la entidad material de su intervención. La contri­
bución del imputado, formando parte del grupo, atacando al unísono a los agraviados y

235
A rt. 2 3 L ibro primero / Parte general

apoderándose de las armas es, pues, un eslabón importante de todo el acontecer delic­
tivo. El resultado muerte permaneció en el ámbito de la decisión común acordada previa­
mente, que se expresó en la forma como se atacó a los vigilantes, no fue un exceso de uno
de los asaltantes matar al agraviado. El imputado cometió en común con otros el hecho
punible. Hubo, pues,p a ctu m scaeleris -que, como es obvio, no necesariamente ha de ser
formal e incluso puede ser tácito, basta que se desprenda su existencia de la misma natu­
raleza y dinámica de los hechos que se incriminan colectivamente-, elemento subjetivo -
dolo compartido o decisión conjunta- y elemento objetivo -aportación causal decisiva-.
Dados estos elementos o presupuestos, de obsta la variedad y diversa entidad de los pape­
les asignados a los distintos coautores en el desarrollo del proyecto delictivo asumido, ya
que cada uno de los coautores no tiene por qué realizar la totalidad de la conducta típica,
aunque siempre es atribuible la totalidad de la acción a cada uno, es decir, el hecho delic­
tivo les pertenece en igual medida -vínculo de solidaridad penal-, no son partícipes en
lo hecho por otro y por ello no juega el principio de accesoriedad propia de la partici­
pación en un hecho ajeno. No se infringió el artículo 23 del Código Penal. F. J. 6. [...]
la decisión jurisdiccional no infringió el principio de proscripción de la responsabilidad
objetiva, reconocido en el artículo VII del Título Preliminar del Código Penal. Los jue­
ces de mérito no pusieron a cargo del imputado recurrente un elemento objetivo del tipo
legal de robo agravado, independientemente de la existencia de dolo o culpa. No se ha
castigado al imputado por un hecho fortuito o por un comportamiento que cae dentro del
riesgo permitido. No se le atribuyó un hecho ajeno. Precisamente los presupuestos de la
coautoría, según lo expuesto en el cuarto fundamento jurídico, piden estimar que se vul­
neró el principio del hecho propio, el imputado intervino en la decisión común y realizó
un aporte objetivo al hecho punible, además el resultado no constituyó un exceso de uno
de los intervinientes en el hecho” (Casación N ° 5 5 -2 009-L a Libertad, del 2 0 /0 7 /2 0 1 0 , jf.
jj. 4, 5 y 6, Sala P ena l Perm anente).

J 0334 D e fin ic ió n d e c o a u to ría : “[...] Que cuando la conducta típica es realizada por
dos o más personas, se presenta la co-autoría o supuesto de autoría funcional donde cada
uno de los sujetos toma parte en la ejecución de los hechos en forma consciente y volun­
taria con un dominio compartido del hecho; esto es, cada uno de los coautores tiene en
sus manos el dominio del hecho, a través de la ejecución de la parte que le corresponde en
la división ejecutiva del acto delictivo. Se trata, pues, de una coautoría ejecutiva parcial,
basada en el reparto de las tareas comisivas de la infracción” (R. N. N ° 4 1 72-2004-C hin-
cha, d el 0 6 /0 5 /2 0 0 5 ,/. j . 4 d), Sala Penal).

J 0335 C o a u to ría im p lica u n co -d o m in io f u n c i o n a l d e l h e c h o y u n r o l e s p e cífic o :


“Que la sentencia recurrida [...] califica la actuación de M.A.V.V., M.M.C.A. y V.E.P.L.
de cómplices primarias, mientras que acepta la calificación de autores de los encausados
R.J.R.C. y M.PV.V., que es lo que al final de cuentas explica la diferente pena impuesta.
Ahora bien, es obvio que se trató de una pluralidad de personas que actuaron concreta­
mente y según un plan común, con roles definidos. Su ámbito de actuación plural era la
obtención de taijetas de crédito incorporando en el engaño a mujeres, a quienes se cap­
taba, para que se hagan pasar como cónyuges de un titular con la prestación de documenta­
ción falsa, tarjetas con las que adquirían productos que comercializaban u obtenían dinero

236
A utoría y participación Art. 23

para repartírselo. En estas condiciones dado el modus o p e r andi implementado es obvio


que todos los intervinientes, incluso la mujer captada al efecto, tenían co-dominio funcio­
nal del hecho y un rol específico. No se puede hacer distingos para calificar a unos como
autores y a otros como cómplices primarios -la complicidad simple o secundaria está de
plano descartada por la esencialidad e insustituibilidad de los aportes ejecutados-. Como
quiera que el recurso ha sido promovido por los imputados -tiene un carácter exclusiva­
mente defensivo- no es posible variar la tipicidad ampliada -tipo de participación y tipo
de autoría-, aunque en términos jurídicos penales es claro que todos son coautores” (R. N.
N ° 6 4 1 -2 0 1 3-Lima, del 21/11 /2 0 1 3 , f. j. 5, Sala Penal Transitoria).

J 0336 C a ra cterística s c o n c u r r e n t e s d e la co a u to ría : “[...] se acredita con toda clari­


dad que el encausado [...] conoció los propósitos delictivos que animaban a sus coproce­
sados y en esa inteligencia participó en dicho cometido conduciendo en un automóvil a
los protagonistas de los hechos y con el cual cerró el paso al camión objeto del asalto para
permitir el accionar de las demás agentes; que, por lo demás, el acusado [...] viajó con­
juntamente con sus procesados en un día antes de los hechos, por lo que tuvo oportuni­
dad de conocer sus planes delictivos, pues durante este trayecto el fallecido [...] adquirió
dos pistolas de juguete que se agregaba a la real que portaba y con la que dio muerte a los
agraviados, debido a lo cual no cabe más que concluir que los protagonistas respondie­
ron a roles específicos expresados en la realización de un plan común correspondiéndo­
les a todos el dominio funcional de los hechos; que, siendo así, todos deben responder a
título de coautores, pues en su comportamiento medió: (i) una decisión común orientada
al logro exitoso del resultado, (ii) un aporte esencial realizado por cada agente, así como
(iii) tomaron parte de la fase de ejecución desplegando un dominio parcial del acontecer,
por lo que lo sucedido en su peipetración, respecto de la conducta de uno de los coauto­
res, le es imputable a todos” (R. N. N ° 1 7 0 -2 0 1 0-Amazonas, del 1 9 /0 7 /2 0 1 0 ,/. j. 6, Sala
P e n a l Perm anente).

J 0337 R eq u isito s p a r a la c o n fig u ra c ió n d e la c o a u to ría : “Que, tal como lo viene seña­


lando la doctrina mayoritaria, son tres los requisitos básicos que configuran la coautoría:
‘a) decisión común, que posibilita una división del trabajo o distribución de funciones,
b) aporte esencial, de modo que si alguno de los intervinientes hubiera retirado su aporte
pudo haberse frustrado el plan de acción, y c) tomar parte en la fase de ejecución, donde
cada sujeto coautor tiene un dominio normativo del acontecer delictivo’; en este sentido,
cada autor asume defraudar libremente una expectativa normativa, no obstante, la com­
plicidad se encuentra ubicada en un nivel accesorio y dependiente de un hecho principal
dominado por el autor o los coautores [...]” (R. N. N ° 429-2008-Lim a, del 18/04/2008,
f . j . 4, Segunda Sala P en a l Transitoria).

J 0338 D istrib u ció n d e ro le s e n la c o a u to ría : “En cuanto al título de su intervención,


sin duda alguna, los acusados tienen la condición de coautores, pues de común acuerdo
-tanto más si se trataba de un asesinato en el que debían extremar las medidas que era
del caso implementar para garantizar el éxito de su objetivo, planificarlo debidamente y
contar con varios ejecutores materiales-, llevaron a cabo todas las acciones imprescin­
dibles que según el plan criminal acordado debían realizarse; que la ejecución del hecho
importó, como se ha sostenido, el concurso de numerosas personas dedicadas a seguir

237
Art. 23 L ibro primero / Parte general

el vehículo de la víctima, fijar la cobertura de seguridad -en el ataque y la huida- de


los delincuentes, interceptar el automóvil, irrumpir violentamente en él, eliminar a todo
aquel que se interpusiera en su ejecución, dar muerte a la víctima sin importar que en su
desarrollo se tenga que atentar -como ocurrió en el presente caso—contra otras personas
que impidieran su objetivo principal y, finalmente, huir sin mayores dificultades y con
el menor perjuicio posible a sus integrantes” (Ejecutoria Suprem a del 2 1 /0 7 /2 0 0 4 , R. N.
N ° 1260-2004-L im a. E n : ÁVALOS RODRÍGUEZ, C. y R O B L ES BR1CEÑO, M. (2005).
“M odernas tendencias dogmáticas en la jurisp ru d en cia p e n a l d e la Corte Suprem a E n :
D iálogo con la Jurisprudencia. Gaceta Ju ríd ica , Lima, p . 1 39).

J 0339 D is trib u c ió n d e ro le s e n la c o a u to ría : “Los imputados alegan como agravio en


su impugnación que no actuaron en forma concertada, sino que cada uno tuvo una parti­
cipación individual que, sin embargo, está probado que los imputados actuaron a sabien­
das del total de droga transportada (acuerdo previo y común), con conocimiento de lo que
cada uno baria, esto es de su concreta intervención (división de tareas o funciones previa­
mente acordadas), y, a su vez, aportaron una conducta específica, para el traslado o trans­
porte de la droga intervenida por la Policía (contribución esencial al hecho típico), lo que
los constituye claramente -al dominar funcionalmente el hecho- en coautores de delito
imputado con las circunstancias agravantes; todos ellos pues, realizaron conjuntamente
el delito a nivel de coautoría ejecutiva, y como tal, asumen por igual la responsabilidad
de su realización” (Ejecutoria Suprem a d el 0 2 /07/2004, R. N. N ° 602-2004-H uánuco. E n :
P E R E Z ARROYO, M. (2006). La evolución d e la ju risp ru d en cia p e n a l en el P erú (2001-
2 005). Tomo 1. Instituto P eruano d e Crim inología y Ciencias Penales. Iuris Consulti -
San M arcos, Lima, p . 477).

J 0340 D ife r e n c ia e n tre co a u to r y c ó m p lic e p r im a r io : “Es condición esencial de la


participación como cómplice primario o secundario, no haber realizado la acción típica,
situación en la cual no se encuentra el encausado; toda vez que al ser intervenido por la
policía, cuando pretendía darse a la fuga, se le incautó el instrumento con el que amenazó
conjuntamente con otros cinco sujetos no identificados a la víctima, así como parte del
dinero robado; por lo que su rol no puede ser calificado de accesorio, sino que corres­
ponde a la de un autor material, pues ha tomado parte en la planificación del ilícito, en
el que ha existido distribución de funciones” (Ejecutoria Suprem a d el 2 2 /0 8 /1 9 9 9 , Exp.
N ° 2971-99-L im a. E n : CHOCANO RODRÍGUEZ, R. y VALLADOL1D, V. (2006). Ju ris­
p ru d en cia penal. Jurista, Lima, p . 101).

J 0341 N o e s n e c e s a rio q u e u n o d e los c o a u to re s r e a lic e to da s las a c c io n e s típicas:


“Que, el imputado [...], en sede policial y sumarial negó los cargos. Empero, en sede ple-
narial aceptó su responsabilidad penal y civil, y se acogió a la conformidad procesal. Si
bien el abogado defensor al aceptar la conformidad de su patrocinado [...] refirió que ‘[...]
han sido tres procesados y no se sabe con certeza quién fue el autor [...]’, tal alegación
no es relevante para anular la conformidad procesal porque aun cuando fuera así en la
coautoría no se requiere que uno de los coautores realice todas y cada una de las acciones
típicas específicas, esto es, dispare y mate o hiera a la víctima, basta el dominio funcio­
nal del hecho, su aporte personal al resultado típico y estar en el entendimiento común de
perpetrar el delito, que fue lo que ha ocurrido en el caso de autos, a tenor de la acusación

238
A utoría y participación A rt. 23

fiscal. Cabe destacar que se trató de tres delitos perpetrados grupalmente por integrantes
de una pandilla de jóvenes delincuentes y, por tanto, que existió un dolo común de atacar
y matar o lesionar gravemente a las víctimas, aprovechándose del factor sorpresa y del
número de atacantes, que no dieron oportunidad a las víctimas de defenderse o ponerse
a buen recaudo” (R. N. N ° 3048 -2 0 1 2 -L a Libertad, del 0 7 /03/2013, f . j. 4, Sala P ena l
Transitoria).

J 0342 C o a u to ría n o eje cu tiv a : “[...] La realización conjunta de un delito por varias
personas que colaboran consciente y voluntariamente. La coautoría es una especie de
conspiración llevada a la práctica y se diferencia de esta figura precisamente en que el
coautor interviene de algún modo en la realización del delito. Se exige para considerar que
un hecho fue ejecutado en coautoría que exista: decisión común entre los intervinientes
de cometer el ilícito, común dominio del hecho y contribución propia en el hecho, lo
que se extiende desde luego a lo estipulado tanto en el Código actual como en el ante­
rior. En efecto, debe existir la decisión previa, sin importar la anticipación de la determi­
nación -pueden ser días o meses antes del hecho o aún en instantes previos, lo que está
en función del caso en concreto-, sumada a la ejecución de un acto necesario en la rea­
lización de la infracción, conforme a la decisión común [...]. Distingue Muñoz Conde
entre coautoría ejecutiva y coautoría no ejecutiva, en esta última se produce un reparto
de roles entre los intervinientes en la realización de un delito, de tal modo que alguno o
algunos de los coautores puede ni siquiera estar presente en el momento de su ejecución,
pero en función al criterio seguido por la doctrina mayoritaria del dominio funcional del
hecho, se asume por igual la responsabilidad en la realización del delito. Precisa Muñoz
Conde ‘que las distintas contribuciones deben considerarse como un todo y el resultado
total debe atribuirse a cada coautor, independientemente de la entidad material de su in­
tervención’. Agrega ‘que no basta el simple acuerdo de voluntades, es necesario que se
contribuya de algún modo en la realización del delito (no necesariamente con actos eje­
cutivos), de tal modo que dicha contribución pueda estimarse como un eslabón impor­
tante de todo el acontecer delictivo [...]’ (R. N. N ° 2 9 5 7 -2 0 0 9 -Lima, d el 1 5 /0 1 /2 0 1 0 ,/. j . 6,
Sala Penal P erm anente).

J 0343 Im p lica n c ia s d e la co n d u cta d e los co a u to res q u e h a n ex c e d id o e l p la n a c o r­


dado: “F. J. 3. “[...] no existe prueba categórica que establezca fehacientemente que
el plan común de los intervinientes comprendió asimismo el hecho de matar a alguna
persona con las armas que portaban si es que surgía alguna dificultad en su ejecución
-acuerdo precedente-, o que en ese acto uno o varios de los coautores exigiese a los otros
que se mate a los pasajeros que pretendían evitar el robo [...]. F. J. 4. que, por consiguiente,
es claro que el imputado B.T y su coimputado T.L intentaron ser reducidos por los agra­
viados, y que ellos no solo no portaban en ese momento armas de fuego ni pidieron a sus
coimputados que hagan uso de ellas, por lo que el exceso de los demás coautores, fuera del
plan acordado sin que los demás lo consientan, no puede imputársele a ambos, en tanto que
más allá del acuerdo mutuo no hay imputación recíproca, y no puede inferirse necesaria­
mente que este exceso era previsible para todos, supuestos en el que sí cabría la imputación
íntegra del suceso típico. F. J. 5. Que, siendo así, no es posible imputar el resultado muerte

239
A rt. 23 L ibro primero / Parte general

y conducta excesiva del llamado ‘chino’ o ‘Elás’ y de T.B, a los acusados B.T y T.L” (R. N.
N ° 3694-2003-U cayali, del 05/04/2004, ff. j j 3, 4 y 5, Sala Penal).

J 0344 C o a u to ría e n u n delito e s p e c ia l p r o p io (p e c u la d o ): “[...] en los delitos espe­


ciales propios, como el de peculado, se admite la coautoría siempre que concurra:
(a) la presencia de un acuerdo común para lesionar los bienes del Estado; (b) una división
de funciones y (c) un aporte eficaz de cada uno de los agentes delictivos públicos para
extraer los caudales del Estado fuera de la esfera de la Administración sin causa legítima
para ello; que para establecer la concurrencia del dolo en la conducta de los imputados
y determinar si eran conscientes o no de que estaban contribuyendo a la realización del
tipo legal previsto en el artículo trescientos ochenta y siete del Código Penal, debe recu-
rrirse a la prueba indiciaría o circunstancial, utilizar el criterio basado en las caracterís­
ticas y conocimientos especiales que tenían los sujetos, y la posición que ocupaban den­
tro de la organización del Estado, ligados a los hechos juzgados, que tengan trascendencia
para la imputación del conocimiento” (R. N. N ° 3181-2009-Lim a, del 1 8 /10/2010, f. j. 4,
Sala P ena l Perm anente).

J 0345 C o a u to ría e n e l delito d e trá fico ilícito d e d ro g a s : “Los imputados en su impug­


nación alegan que no actuaron en forma concertada, sino que cada uno tuvo una partici­
pación individual; sin embargo, está probado que actuaron a sabiendas del total de droga
transportada (acuerdo previo y común), con conocimiento de lo que cada uno haría, esto
es, de su concreta intervención (división de tareas o funciones previamente acordadas),
y, a su vez, aportaron una conducta específica para el traslado o transporte de la droga
intervenida por la policía (contribución esencial al hecho típico), lo que los constituye
claramente -a l dominar funcionalmente el hecho- en coautores del delito imputado con
las circunstancias agravantes antes mencionadas; todos ellos, pues, realizaron el delito a
nivel de coautoría ejecutiva, y como tal, asumen por igual la responsabilidad de su reali­
zación” (Ejecutoria Suprem a del 0 2 /0 6 /2 0 0 4 , R. N. N ° 602-2004-H uánuco. E n : CASTI­
LLO ALVA, J. L. (2006). Ju risprud en cia p en a l. Sentencias de la Corte Suprem a de Justi­
cia de la República. Grijley, Lima, p. 5 0 8 ).

J 0346 C o a u to ría a nticip a d a e n u n delito d e tráfico ilícito d e d r o g a s : “[...] Los actos


de conspiración importan una forma de coautoría anticipada, en cuya virtud dos o más
personas se conciertan para la ejecución de un delito y resuelven realizarlos -en este caso
para promover, favorecer o facilitar el tráfico ilícito de drogas-, por lo que solo tendrán
esa condición los que piensan intervenir como autores en fase ejecutiva del referido delito
y reúnen las condiciones requeridas para ello; que, por consiguiente, como son formas de
participación intentada en el delito o formas preparatorias punibles de la participación,
si la conducta acordada efectivamente se lleva a cabo se está ante un supuesto típico dis­
tinto, que en el caso de autos es el previsto en el inciso seis del artículo doscientos noventa
y siete del Código Penal, puesto que se capturó a la imputada en plena ejecución del acto
de transporte de droga; que, en tal virtud, no existe razón alguna que reclame la sustitu­
ción de tipo legal y la pertinente adecuación de la pena impuesta con arreglo al artículo
seis in fin e del Código acotado” (R. N. N ° 2 3 50-2009-Ayacucho, del 1 8 /03/2010, f. j. 4,
Sala P ena l Perm anente).
A utoría y participación A rt . 23

J 0347 C o a u to ría e n los d elito s co n tra la lib erta d s e x u a l : “Aun cuando en la diligen­
cia judicial la agraviada refiera que el coacusado no fue uno de los que la violó, es de
precisar que valorando la forma y circunstancias en que se desarrolló el evento delictivo
-concurso de dos o más personas, a mano armada, bajo el ejercicio de violencia física
y psíquica constante- existió la decisión común en los participantes para la materiali­
zación del tipo descrito en el artículo 170 del Código Penal, al haberse distribuido roles
en su participación; así tenemos que mientras uno cuidaba a la agraviada, los demás la
amordazaban e introducían hacia una chacra para inmediatamente suscitarse la agresión
sexual por dos de los sujetos negándose los restantes a realizar la penetración y proce­
der todos juntos a amordazar a la víctima, atándola de pies y manos” (Ejecutoria S u ­
p rem a del 01 /0 6 /2 0 0 4 , R. N. N ° 5 1 6-2004-Ica. E n : CASTILLO ALVA, J. L. (2006). Ju ris ­
p ru d en cia p enal. Sentencias d e la Corte Suprema d e Justicia d e la República. Tomo I.
Grijley, Lima, p . 2 46).

J 0348 E l r o l d e s e m p e ñ a d o p o r u n có m p lic e n o co n stitu y e u n a c o n d u cta n e u t r a l:


“[...] En lo atinente a la situación jurídica del encausado [...], si se tiene en cuenta que
fue incorporado en la red delictiva en este concreto acto de tráfico de droga bajo moda­
lidad de transporte de droga en el concurso de ‘mochileros’ por su coimputado [...], a
cuyo efecto adaptó su actividad de taxista conforme al pedido de este último, al punto
que fue a la casa de este último, donde almorzó y recabó los tapers de comida, que los
llevó a una localidad cercana al pueblo de Cocas, donde se las dio a los ‘mochileros’,
a quienes esperó que coman y luego recogió los tapers para devolverlos a sus coimpu­
tados. Este hecho no es un acto neutral. El imputado estaba en condiciones de advertir
que realizaba un aporte objetivo, de carácter material, para garantizar el transporte de
droga -la forma en que fue contactado, lo que realizó, y cómo lo hizo, dan cabal cuenta
que estaba al tanto de que apoyaría la labor de transporte de droga-, y bajo ese conoci­
miento, previo contacto y acuerdo con el coordinador de esta actividad [...] llevó los ali­
mentos al grupo de ‘mochileros’. Su rol como taxista es trasladar a clientes que le piden
su servicio, pero en este caso la ruta que siguió no era la común u ordinaria, adapto su
comportamiento al hecho criminal; y, para ello, previamente acordó lo que debía hacer
con su coimputado [...] o se trata, por consiguiente, de una conducta inocua o neutral.
Ahora bien, si se toma en cuenta el sigilo necesario para la realización de estas activida­
des, que aportó al hecho típico de otros su vehículo para garantizar la entrega de alimen­
tos a los ‘mochileros’ sin mengua de su seguridad, y que previamente se contactó con
[...], quien lo involucró en esta tarea de apoyo al hecho delictivo, es claro que el título
de participación es la de cómplice primario. Desde luego no es coautor del hecho típico
como propone la fiscalía superior, pues solo realizó actos de auxilio material al trans­
porte de droga en curso -no codominó el hecho del transporte de la droga y es ajeno a la
dirección y coordinación de esa actividad-, pero el alcance de su aporte no fue secunda­
rio como precisó el tribunal a quo, sino necesario, pues, a partir de sus marcos de actua­
ción posibilitó el curso del hecho criminal en la medida en que con su intervención debía
facilitar alimentos a los mochileros en una zona determinada y evitar de esa forma que
no ingresen a localidades o pasen por lugares que pongan en riesgo las tareas de trans­
porte exitoso de droga. En esas condiciones, el riesgo de que el plan se detenga sin su

241
A rt. 23 L ibro primero / Parte general

concreta intervención era significativo” (R. N. N ° 4 7 2 -2 0 1 0-Apurímac, d el 2 3 /0 7 /2 0 1 0 ,


f j . 10, Sala P ena l P erm anente).

J 0349 V a riació n e n e l título d e p a rtic ip a c ió n d elictiv a : “[...] Es evidente la partici­


pación delictiva del encausado [...] en la muerte del agraviado[...], pues aunque no dis­
paró tiene la condición de co-partícipe en el hecho común ya que es obvio que el plan de
los intervinientes en el hecho importaba la utilización de armas de luego para amedren­
tar a sus víctimas y utilizarlas en caso ocurra una circunstancia o situación concreta que
los obligue a disparar contra sus ocasionales opositores; que, en consecuencia, el impu­
tado intervino en la realización del hecho y se encontraba presente en la escena del cri­
men, en el ambiente donde se produjo la balacera, por lo que se le debe atribuir, por ello
mismo, el resultado muerte a título de coautoría, no de complicidad primaria como ha
calificado el tribunal superior; que, en efecto, lo realizado [...] no fue una acción indivi­
dual, al margen de la voluntad común o de la decisión conjunta el hecho y la presencia
del encausado [...] en ese lugar, el posterior rescate del delincuente herido y su intento de
fuga confundiendo incluso a la autoridad policial, dan cuenta que sin su intervención no
pudo tener lugar el atentado patrimonial y ulterior ataque con arma de fuego a la víctima;
que es de resaltar que esta precisión respecto del título de participación delictiva no vul­
nera el principio de interdicción de la reforma peyorativa porque el fiscal ha recurrido el
fallo y la acusación fiscal calificó su intervención de autor [...]; además, no se afecta el
principio acusatorio porque precisamente no se alteran, en lo esencial, los hechos con­
formados, ni el de contradicción precisamente porque la acusación introdujo la califica­
ción de autoría o, propiamente de coautoría” (R. N. N ° 4627-2009-L im a, d el 02/07/2010,
f. j . 4, Sala P ena l Perm anente).

J 0350 A c u e r d o c r im in a l c o m ú n p r e c e d e n t e a l h e c h o d elictiv o : “Que, del estudio de


autos, se verifica que existió un acuerdo criminal común para la perpetración del suceso
acontecido el quince de enero de dos mil cuatro, el mismo que se planificó con anteriori­
dad por inmediaciones del parque Chilca [...] que, esa decisión mancomunada, valorada
con los datos objetivos siguientes, como: i) que se colocó previamente por inmediacio­
nes de la carretera diversas piedras para lograr que el vehículo ómnibus detenga su mar­
cha y así poder facilitar la intervención de la móvil, ii) que los intervinientes se encon­
traban provistos de distintos tipos de armas de fuego -la pericia balística [...], informa la
presencia de casquillos y proyectiles de calibres treinta y ocho y nueve milímetros—, iii)
se rompieron distintas lunas y faros del [...] y examen físico-químico [...] hecho reali­
zado, por cierto, en la ejecución, mientras otros amenazaban a los agraviados, iv) el esce­
nario delictivo denotado por un lugar desolado y en horas de la noche, a donde los agentes
habían arribado trasladándose en un vehículo[...]; permiten afirmar una distribución de
roles o división del trabajo criminal, con específicos aportes objetivos para la concretiza-
ción del suceso; y, por ende, desestiman los agravios en relación a la complicidad secun­
daria que propone el justiciable y, por el contrario, afirman su coautoría” (R. N. N ° 4788-
2005-Ju nín , d el 2 7 /0 4 /2 0 0 6 , f. j . 4, S egunda Sala P ena l Transitoria).

---------------- § -----------------

242
A utoría y participación Art. 24

ARTÍCULO 24 Instigación
El que, dolosamente, determina a otro a cometer el hecho punible será reprimido
con la pena que corresponde al autor.
N ormas concordantes
CPP1991: art. 135; CPP2004: arts. 31 me. 2, 65 irte. 1, 68 irte. 1 lits. e, h, l; 105, 200, 259
irte. 4, 513 irte. 1, 5 1 6 irte. 1, 525 inc.3; C deP P : art., 72 irte. 1, 77 irte. 6, 315.

DOCTRINA

Sumario: Concepto de inducción / Concepto y elementos de la inducción / La relación entre pro­


vocación e inducción / Diferencias entre autoría mediata e inducción.

1)0124 Concepto de inducción: CEREZO MIR, J. (2004). Curso de D erech o P en a l


4a reimpresión de la 2a edición, Madrid: Tecnos, pp.
español. P arte g en era l. Tomo III.
241-242. “El inductor hace que otra persona adopte la resolución de voluntad de llevar
a cabo una voluntad típica y antijurídica. Ha de conseguirlo por medios psíquicos, no
basta con crear una ocasión favorable, que dé lugar a la adopción de la resolución delic­
tiva. El inductor es en realidad partícipe en el delito cometido por el autor. Por ello, su
responsabilidad está en función de la del autor, dada la naturaleza accesoria de la parti­
cipación. Si el inducido realiza la conducta delictiva y logra la consumación del delito,
el inductor responderá por inducción a un delito consumado con la pena del autor de un
delito consumado. Si la conducta del inducido queda en grado de tentativa el inductor
recibirá la pena del autor de un delito en grado de tentativa. Si el inducido finalmente no
llegó, siquiera a dar comienzo a la ejecución el inductor quedará impune”.

I) 0125 Concepto de inducción: JESCHECK, H. y WEIGEND, T. (2002). Tratado de


D erech o Penal. Parte gen era l. 5a edición. Granada: Comares, p. 739. “1. Inducción es la
determinación dolosa de otro a la comisión de un hecho doloso antijurídico [...]. El induc­
tor se limita a provocar en el autor la resolución delictiva, pero no toma parte en el domi­
nio del hecho mismo. De este modo se diferencia la inducción de la coautoría [...]. Por el
contrario, para la teoría subjetiva es solo determinante que el inductor tenga voluntad de
autor o de partícipe [...]. La inducción es siempre el desarrollo de una influencia psíquica
sobre el autor; la creación de una oportunidad favorable que haga caer al autor en la ten­
tación no es suficiente para la admisión de una inducción.
2. La inducción exige el empleo de determinados medios que influyan sobre la psique del
autor principal para conseguir la ejecución del hecho”.

_I)_ 1)126
_ _ _ Concepto y elementos de la inducción: MIR PUIG, S. (2002). D erech o
Penal. Parte general. 6a edición. Barcelona: Reppertor, §15/51 y 52, p. 395. “Induc­
ción es la causación objetiva y subjetivamente imputable, mediante un influjo psíquico en
otro, de la resolución y realización por parte de este de un tipo de autoría doloso o impru­
dente. Debe distinguirse pues entre inducción a un hecho doloso e inducción a un hecho
imprudente. La inducción a un hecho doloso requiere de los siguientes elementos: a)

—- 243
Arar. 24 L ibro primero / Parte general

Objetivamente, la causación de riesgos, mediante un influjo psíquico en otro, de la reso­


lución y realización por parte de este de un tipo doloso de autoría; b) subjetivamente, que
dicha causación sea dolosa”.

1) 1112" La relación entre provocación e inducción: CUERDA RIEZU, A. (2017).


“Límites temporales de la participación delictiva según el Código Penal. La accesorie-
dad cuantitativa”. En: Estudios de Derecho Penal. Homenaje al profesor Santiago Mir
Puig. Montevideo: B de F, pp. 499-500. “[...] La provocación supone la incitación a la
perpetración del delito, y en consecuencia que, temporalmente, la provocación debe
preceder a dicha perpetración; y cuando el destinatario de la provocación resulta con­
vencido del mensaje que ha recibido y empieza la perpetración, la provocación se trans­
muta ope legis en inducción. Luego, provocación e inducción se encuentran en una
relación de progresión, que va de menos a más en lo que se refiere a la posibilidad de
lesión al bien jurídico. Lo que no tiene demasiado sentido, a la vista de la intensa rela­
ción entre provocación e inducción, es que la provocación haya de ser una manifesta­
ción encaminada a la perpetración del delito realizada con publicidad, en tanto que la
inducción, y a la vista del silencio legal, puede ser realizada con y sin publicidad, aun­
que lo más normal será que se realce sin ella. [...] Pero es que la propia lógica y en sen­
tido usual de las palabras imponen la misma conclusión: si la inducción se pudiera dar
durante o después de la ejecución del delito no sería verdaderamente incitación a la
comisión del delito sino otra cosa distinta: si la ejecución ya ha sido iniciada, la decla­
ración será tal vez un refuerzo a una resolución ya adoptada; y si la ejecución ya ha con­
cluido, la declaración podrá consistir en felicitar, dar la enhorabuena, etc., lo que, todo
lo más, podría constituir enaltecimiento.
Luego la inducción solo puede ser realizada antes de la ejecución y depende por completo
de esta, en la medida en que el inductor solo será tal cuando el autor realice el primer acto
de comienzo de la ejecución”.

_I)_IH
_ _2N_ Diferencias entre autoría mediata e inducción: BUSTOS RAMÍREZ, J.
(2004). Obras completas. Tomo I. Lima: Ara, p. 1086. “Instigar o inducir es determinar a
otra persona ajena a ejecutar un hecho doloso. La inducción implica necesariamente que
el instigador tenga plena conciencia del hecho en el cual participa, por eso, tiene que ser
necesariamente dolosa, de ahí que se le llamara autor intelectual, pues es quien ha conce­
bido realmente el delito y se lo transmite a otra persona, el autor. Por eso, no puede haber
una inducción a un hecho culposo, pues si quien ha concebido el hecho es inductor, frente
a un autor culposo que no tiene un dominio de lo que realiza, será el inductor el que tiene
el dominio del hecho y, por tanto, será un autor mediato. Si solo se trata de una incitación
al hecho, en que no hay una concepción del hecho como doloso, sino que simplemente en
el sujeto hay una imprudencia con relación al hecho que el otro realiza, solo podrá plan­
tearse sí cabe respecto de él la calificación de autor imprudente. Por ejemplo, en un cruce
de tren sin barrera, el amigo convincentemente anima al conductor del autobús, para que
pase, pues el tren viene todavía muy lejos. Sería diferente si se da cuenta, claramente, que
no van a pasar y lo convence a realizar el hecho: se trataría de una autoría mediata dolosa
con un autor inmediato culposo”.

244
A utoría y participación A rt. 2 4

¿Ijjs, JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Conceptos y condiciones de la figura de la instigación / Elemen­


tos de la instigación / Elementos de la instigación en los delitos de infracción de deber /
Diferenciación entre instigación y autoría / No en todos los casos corresponde impo­
ner al instigador una pena menor a la del autor / Instigación dirigida a una masa de
personas / Ejecución de instigación a través de cartas. JURISPRUDENCIA EXTRAN­
JERA: Naturaleza material de la instigación.

CORTE SUPREMA
J 0351 C onceptos y condiciones de la fig u ra de la instigación: “Por instigación o
inducción, se entiende a la figura en virtud de la cual una persona determina a otra a rea­
lizar el injusto doloso concreto, de allí que el instigador sea quien se limita a provocar en
el autor la resolución delictiva determinada sin tener el dominio del hecho, lo cual lo dis­
tingue del coautor. Se puede instigar mediante regalos, promesas, amenazas, violencia,
coacción, provocación de error en el instigado, con abuso del ascendiente o autoridad que
se detenta, mediante la emisión de consejos a través de la expresión de deseos, valién­
dose de apuestas, etc., lo importante es que cualquiera de los medios utilizados sea idó­
neo y eficaz de cara a la realización de la conducta perseguida. Sobre el particular, señala
Mir Pug que la instigación es: ‘la acusación objetiva y subjetiva imputable, mediante el
influjo psíquico a otro, de la resolución y realización por parte de este de un tipo de auto­
ría dolosa’. Apunta, además, Conde Pumpido Ferreiro que: ‘La inducción es una forma
de participación moral consistente en hacer nacer en otro dolosamente la resolución de
ejecutar el acto punible. De allí que se llama también autoría intelectual por cuanto es el
inductor quien concibe y quiere inicialmente el delito, que pretende que cometa material­
mente otro’. Para la existencia de esta figura debe llenarse condiciones de diverso orden,
tal como se indica a continuación: i) debe existir un vínculo entre el hecho principal y la
acción de inductor -la conducta típica y antijurídica realizada por el autor (injusto) debe
ser producto de la actividad desplegada por el inductor, valiéndose de cualquiera de los
medios antes mencionados, a su tumo el autor debe haber realizado el injusto al cual ha
sido determinado, sin importar que lo haya hecho de manera culpable-; ii) la actuación
del inductor debe ser determinada -la acción desplegada por el inductor debe ocasionar la
resolución en el autor de la conducta típica y antijurídica de cometer el hecho, debe com­
pelerlo o determinarlo, lo cual resulta de suma importancia, pues el agente puede inten­
tar inducir a quien ya está decidido a realizar el injusto-; iii) el hecho realizado debe, por
lo menos, implicar el comienzo de ejecución -e l actuar al que induce debe consumarse o
alcanzar, siquiera, el grado de tentativa punible-; iv) el inductor debe carecer de dominio
del hecho final-social -e l instigador debe carecer de dominio del hecho, pues si lo tiene
debe pensarse en la figura de la coautoría-; y, v) el inductor debe actuar de forma dolosa
-para aludir a la exigencia subjetiva a diferencia de las anteriores que son objetivas, el
inductor debe actuar con dolo, por lo menos eventual, de donde se infiere la ausencia de
punibilidad e instigación culposa” (R. N. N° 1192-2012-Lima, d el 1 9 /12/2012,/. j. 4.1.2,
S ala Penal Transitoria).

245
A rt. 2 4 L ibro primero / Parte general

J 0352 E lem en tos de la instigación: “El artículo 24 del Código Penal referido a la ins­
tigación, reprime al que dolosamente determina a otro a cometer el hecho punible con la
pena que le corresponde al autor, que mediante la instigación el instigador hace surgir en
otra persona -llamada instigada- la idea de perpetrar un delito, siendo este último el que
ejecuta materialmente el medio típico, además el instigador debe actuar intencionalmente
a fin de lograr el hecho delictivo; que de autos se aprecia que el interesado, ante los pro­
blemas legales que tenía aceptó la propuesta de ir a entrevistarse con el encausado, el cual
supuestamente tenía influencias sobre los magistrados de la Corte Superior y podría solu­
cionarle sus problemas, que siendo así tanto el interesado como el intermediario habrían
actuado como instigadores del delito de tráfico de influencias; declararon haber nuli­
dad en la propia sentencia en cuanto se tiene como agraviado al interesado” (Ejecutoria
Suprema del 09/08/2004, R. N. N° 1552-2003-Del Santa. En: SAN MARTÍN CASTRO,
C. (2006). Jurisprudencia y precedente penal vinculante. Selección de ejecutorias de la
Corte Suprema. Palestra, Lima, pp. 311-312).

J 0353 E lem en tos de la instigación en lo s delitos de infracción de deber: “El artículo


24 del Código Penal ha conminado para el instigador la misma pena que para el autor,
pues no considera que su intervención sea de mera ayuda, sino mucho más importante
y eficiente (por eso, en estos casos existe doble dolo): que, la participación de los par­
ticulares en los delitos especiales de infracción de deber, se fundamenta en virtud de la
lesión o puesta en peligro del bien jurídico Administración Pública, es decir, en la infrac­
ción del deber de no dañar, esto es, que la Administración puede ser dañada no solo por
los intraneus que se encuentran en una situación prevalente en relación al bien jurídico,
sino también por los particulares que se encuentran fuera del sistema administrativo; de
ahí que ambos responden como partícipes por haber generado riesgos prohibidos; de este
modo, es como se materializa el principio constitucional de igualdad ante la ley y, por
ende, a ser sancionados sin prelación alguna: los funcionarios como autores y los segun­
dos como partícipes; que, tampoco se violenta el principio de legalidad, pues, si bien ello
impide que los partícipes sean considerados autores de delitos especiales (porque los
tipos solo se dirigen a los funcionarios, salvo la corrupción del artículo 400 del Código
Penal, que puede ser cometido por cualquiera), no restringe la participación de ambos en
un delito especial; que la calidad de agente no tiene relevancia en las reglas de participa­
ción; el estatus de intraneus solo es importante para los efectos de la autoría, en cambio
en la participación lo que determina la imputación es la creación de riesgos de peligro o
de lesión sobre el bien jurídico; en tal orden de ideas, no debe entenderse que el Código
hace del instigador un autor, sino que equipara en cuanto a la pena a los instigadores con
los autores” (Ejecutoria Suprema del 27/04/2005, R. N. N° 4166-2004-Lima. En: Diálogo
con la Jurisprudencia. N° 82. 2005. Gaceta Jurídica, Lima, p. 236).
J 0354 D iferen ciación entre in stigación y autoría: “F. J. 6. Que, esta diferenciación
entre la instigación determinada por el colegiado supremo y la autoría mediata señalada
por el colegiado superior, se advierte en que el instigador solo posee el dominio sobre la
decisión adoptada por el autor principal, lo cual es insuficiente para apreciar la autoría
mediata que requiere el dominio del hecho; y no cabe la imputación del exceso al induc­
tor en la medida en que no haya sido abarcado por el dolo. F. J. 7. Que, por lo tanto, de

246
A utoría y participación A rt . 24

lo actuado se ha concluido que el procesado [...] tiene la condición de instigador, ya que


no solo ha indicado a los autores la posibilidad de comisión del ilícito en peijuicio del
agraviado, sino que ha determinado que lo perpetren, otorgándoles información esencial
para su materialización, así como las acciones que debían realizar. F. J. 8. Que, más aún
como lo señala Alonso Raúl Peña-Cabrera Freyre (en su libro D erecho Penal. P arte gene­
ral. Teoría del d elito y de la p e n a y sus consecuencias ju rídicas. Editorial Rodhas, 2a edi­
ción, setiembre de 2007, p. 374): ‘La instigación supone la realización de un influjo psí­
quico por parte del inductor, creando en el inducido la voluntad de realización típica, esto
es, a diferencia de la autoría mediata, es el hombre de adelante (inducido) quien tiene el
dominio del hecho, y no el hombre de atrás que solo hace aparecer en el inducido la deci­
sión de cometer un injusto penal; de tal manera, que la instigación está condicionada a
que el inducido sea capaz de conducirse conforme a sentido, quiere decir que si a este le
falta dicha capacidad, sea por defectos estructurales (inculpabilidad) o por estar en error,
o bajo una causa de justificación, no podrá darse una inducción, pues, será un caso de
autoría mediata’, y esto último, no se presenta en el caso materia de análisis. F. J. 9. [...]
esta diferenciación en la participación del acusado, se aplica en concordancia con lo esta­
blecido en el artículo veintiséis del Código Penal vigente, que ha optado por la tesis de
la ruptura del título de la imputación, señalando que las cualidades del autor y partíci­
pes, y las circunstancias comprometedoras no se comunican a los otros autores o partíci­
pes del mismo hecho punible, en virtud al principio de incomunicabilidad. F. J. 10. Que,
frente a esta diferenciación realizada por este colegiado en cuanto a la condición del pro­
cesado Ll.Ch, corresponde adecuar la pena que se le impusiera en la sentencia recurrida,
teniendo en consideración que como instigador del delito perpetrado, no puede responder
por el exceso cometido por los sentenciados Ch. L. y A.A., quienes habrían dado muerte
al agraviado [...]” (R. N. N ° 4627-2007-Lima, del 14/04/2008, ff. jj. 6, 7, 8, 9, y 10, Sala
P en a l P erm anente).

J 0355 N o en to d o s los casos corresponde im poner a l instigador una p e n a m en o r a la


d e l autor: “F. J . 12. [...] el argumento vertido por la defensa, al señalar que corresponde
imponer una pena menor al instigador que al autor, ya que el instigador no es quien rea­
liza el hecho punible, ni ataca con la misma intensidad que el autor el bien jurídico mate­
ria de tutela penal, puede oponerse los argumentos que fundamentan la punición del ins­
tigador, en el sentido de que es este quien hace surgir la resolución delictiva en el autor,
causando de forma mediata la realización del delito. [...] F. J . 13. Que no existe, al menos
de le g e data, razón valedera para sostener de forma apriorística en nuestro ordenamiento
jurídico que el instigador deba tener en todos los casos una pena menor a la que corres­
ponde al autor, lo que no se condice con la asimilación a nivel de pena abstracta efectuada
por el legislador, lo que a criterio de este tribunal debe ser interpretado en sentido de que,
en principio, ambos comportamientos revisten similar gravedad a nivel de pena abstracta,
siendo que la pena concreta aplicable a cada caso dependerá de las peculiares circunstan­
cias que rodeen al mismo, así como a diversas consideraciones de índole preventiva que
legítimamente pueden servir de fundamento a una sentencia condenatoria [...]” (Queja
N° 5-2008-AV-Lima, del 30/01/2009, jf. jj. 12 y 13, P rim era Sala P en a l Transitoria).

» 247
A rt. 2 4 L ibro primero / Parte general

J 0356 In stigación dirigida a una m asa de p e rso n a s : “Que, respecto de la instigación,


y en lo pertinente, es el caso de puntualizar (i) que la acción de instigador debe hacer sur­
gir la resolución delictiva del autor principal —provoca en el autor la resolución delic­
tiva: la acusación de la conducta delictiva debe ser imputable objetivamente al inductor
o instigador-; y, (ii) que esa conducta debe estar dirigida tanto a un hecho determinado
como a un autor determinado -en este último elemento objetivo se exige que el círculo de
personas al que se dirige la acción del inductor debe ser individualizable, debe dirigirse
a personas concretas [JESCHECKK, H-H. Tratado de Derecho Penal. Parte general, p.
741], La actividad persuasiva del inductor o instigador, desde luego, puede dirigirse a
una persona o a un grupo de personas determinadas [VILLAVICENCIO, Derecho Penal.
Parte general, p. 518]. Es obvio, entonces, que la investigación puede alcanzar a varias
personas -esto es lo que entiende por ‘Circulo de personas individualizadles, concretas,
determinadles’, a lo que aquel se dirige-. ‘Los casos más claros de instigación son aque­
llos en que el instigado es un solo individuo; no obstante es muy frecuente que el instiga­
dor persuada, determine a varias personas para que cometan un delito. Pero en este último
caso, debe tratarse de un círculo reducido, a fin de que sea posible la acción persuasiva
del instigador: ello no significa, sin embargo, que deba conocerlos o tener estrechas rela­
ciones con ellas -no es necesaria tanta concreción-. Si el instigador o inductor desarro­
lla su actividad en público u ante número determinado de individuos, entonces podrá ser
reprimido como autor de un atentado contra la paz pública. [HURTADO POZO, Manual
de Derecho Penal, 1987, p. 538], Así lo era en el artículo 282 del Código Penal de 1924
‘provocación pública al delito’, y lo es para el caso del terrorismo: artículo 6 del Decreto
Ley N° 25475” ( Casación N ° 842-2015-Lambayeque, del 21/12/2016, f. j. 6, Sala Penal
Transitoria).

J 0357 E jecu ción de instigación a través de cartas: “Que, de la revisión de los actua­
dos, se advierte que el título de imputación por el que la sentencia de grado condenó a la
encausada [...] es por el de autora mediata del delito de parricidio; sin embargo, este no
resulta ser acorde al análisis que la institución de la autoría mediata merece, por cuanto
la actuación de la procesada se circunscribió a la redacción de cartas remitidas por esta
encausada a su coprocesado con el objeto que este desaparezca a su conviviente, sugi­
riéndole incluso que aparente un accidente, puesto que ambos coprocesados mantenían
una relación sentimental de ‘amantes’, evidenciándose con ello que el papel que cumplió
la coprocesada fue el de instigadora y no de autora mediata como erróneamente apreció
el colegiado superior por lo que en este extremo debe tenérsela en la calificación jurídica
de la procesada como instigadora” (R. N. N ° 2501-2009-Cañete, del 28/01/2010, f. j. 6,
Sala Penal Transitoria).

JURISPRUDENCIA EXTRANJERA
J 0358 N a tu ra leza m aterial de la in stigación : “El encausado, propuso y convenció a su
esposa para que introdujera en el recinto carcelario una determinada cantidad de produc­
tos, estupefacientes y psicotrópicos, con la finalidad de difundirlos y venderlos posterior­
mente dentro del establecimiento penitenciario; por lo que esta Sala la considera influen­
cia decisiva o inducción directa [...]; en consecuencia, el comportamiento del acusado
lo constituye efectivamente en autor por inducción” (STS del 31/08/96. En: OLMEDO

248
A utoría y participación A rt. 2 5

CARDENETE, M. (1999). L a inducción como fo rm a de participación accesoria. E dito­


riales de D erecho Reunidas, M adrid, p. 394).

----------------- §-------------------

ARTÍCULO 25 C om plicidad prim aria y com plicidad secimdaria(9)


El que, dolosamente, preste auxilio para la realización del hecho punible, sin el cual
no se hubiere perpetrado, será reprimido con la pena prevista para el autor.
A los que, de cualquier otro modo, hubieran dolosamente prestado asistencia se les
disminuirá prudencialmente la pena.
El cómplice siempre responde en referencia al hecho punible cometido por el autor,
aunque los elementos especiales que fundamentan la penalidad del tipo legal no con­
curran en él.

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 2 5 .- E l que, dolosamente, preste auxilio p a r a la realización del hecho p u n i­
ble, sin el cual no se hubiere perpetrado, será reprim ido con la pen a p revista p a ra
e l autor.
A los que, de cualquier otro modo, hubieran dolosam ente prestado asistencia s e les
disminuirá prudencialm ente la pena.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Primera modificación: artículo 2 del Decreto Legislativo N° 1351 del 07/01/2017.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
CP: art. 184; C P P 1991: art. 135; C P P 2 0 0 4 : arts. 31 inc. 2, 65 inc. 1, 68 inc. 1 lits. e, h, l;
C de P P : arts. 7, 21, 72, 77 inc. 6.

DOCTRINA

Sumario: Definición y características de la complicidad primaria / Definición y características de


la complicidad primaria y la complicidad secundaria.

I) 0129 Definición y características de la complicidad primaria: BUSTOS


_____
RAMIREZ, J. (2004). O bras com pletas. Tomo I. Lima: Ara, p. 1088. “La complicidad
es la colaboración dolosa en un hecho doloso determinado por actos anteriores o simultá­
neos a la realización. La colahoración necesariamente ha de ser a un hecho determinado,

(9) Artículo vigente conform e a la m odificación realizada por el artículo 2 del Decreto Legislativo N° 1351
del 07/01/2017.

249
A rt. 25 L ibro primero / Parte general

luego con plena conciencia del hecho al que se colabora. Por eso, tiene un carácter doloso
y, además, necesariamente tiene que ser a un hecho doloso. La colaboración dolosa a un
hecho imprudente no tendría el carácter de complicidad, pues el sujeto tendría un domi­
nio superior al autor inmediato, sería un autor mediato. En efecto, quien le pasa a otro
una escopeta, para que dispare sobre lo que él cree que es un siervo, aunque él se ha dado
cuenta de que es un hombre, no realiza una cooperación dolosa, sino que utiliza el acto
imprudente del otro como instrumento, es un autor mediato”.

I) (11.11) Definición y características de la complicidad primaria y la complicidad


secundaria: MIR PUIG, S. (2002). D erech o Penal. P a rte general. 6a edición. Barce­
lona: Reppertor, §15/86, p. 403. “La cooperación necesaria (complicidad primaria) debe
tener lugar en la fase preparatoria o, si es simultánea a la ejecución del hecho (complici­
dad secundaria), no ha de constituir una parte esencial del plan global de realización del
mismo, pues de otro modo daría lugar a la auténtica coautoría. La cooperación necesaria
durante la fase ejecutiva será, pues, excepcional, ya que su carácter necesario le exigirá
en principio coautoría en sentido estricto. En cambio, no existe ninguna dificultad para
que la complicidad secundaria pueda prestarse tanto mediante actos anteriores (prepara­
torios) como simultáneos [...]”.

I) (1131 Definición y características de la complicidad prim aria y la complicidad


secundaria: VILLA STEIN, J. (2014). D erecho Penal. P a rte general. Lima: Ara, p. 392.
“Es cómplice primario, cuando su cooperación es imprescindible a la luz de la intensidad
objetiva de su aporte sin el cual el hecho no se hubiera concretado a la luz del momento
en que se produce el aporte. Así, será cómplice primario el gerente que presta la clave de
la caja de seguridad, antes del asalto, pues si es durante el mismo, será coautor. Cómplice
secundario, lo será aquel que presta una cooperación no imprescindible y sin la cual igual
podría realizarse el tipo. Normalmente se entenderá como caso de cooperación secunda­
ria la del ‘campana’ o vigilante durante la ejecución del delito. Es importante aclarar que
la cooperación debe darse antes o durante la perpetración, pues no hay una complicidad
posterior a la consumación. Sin embargo, si la promesa de guardar el botín con posterio­
ridad al atraco fue determinante para que el autor o coautor se determinara por proceder,
habrá complicidad”.

JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Plazo de prescripción de la acción penal en la


figura del cómplice secundario en los delitos de cohecho pasivo propio. CORTE SU­
PREMA: Aspectos doctrinarios del partícipe (cómplice primario o secundario) en
un ilícito penal / Complicidad. Límites de participación y la prohibición de regreso
en la complicidad / La sola presencia de uno de los procesados en el lugar de los
hechos, así como no auxiliar al agraviado de un homicidio calificado, no lo hace res­
ponsable del ilícito penal / Aporte del cómplice de un hecho delictivo debe ser ante­
rior o concomitante a la perpetración del ilícito / Aportes del cómplice de un delito
solo pueden realizarse desde los actos preparatorios hasta la consumación / El cono­
cimiento de un hecho delictivo no convierte a un sujeto en autor o cómplice / Con­
figuración de la complicidad primaria / Complicidad secundaria. El agente presta

250
Autoría y participación A rt. 25

asistencia pero esta no debe ser imprescindible / Diferencias entre complicidad pri­
maria y secundaria / Ausencia de dominio del hecho en la complicidad secundaria /
Accesoriedad y dependencia de la complicidad secundaria / Accesoriedad de la com­
plicidad en los delitos especiales o de infracción de deber / Complicidad primaria y
unidad de título de imputación en los delitos especiales o de infracción de deber /
Diferencia entre autoría y participación en los delitos especiales o de infracción de
deber / Complicidad en el delito de enriquecimiento ilícito / El imputado generó la idea
delictiva pero no participó en la ejecución. Al facilitar el delito, califica como cómplice
primario / El imputado participó como “campana” y por ende califica como cómplice
primario / La atenuación en la complicidad / Variación de la calificación participativa de
coautores o cómplices primarios / El Código Penal no regula la figura de la complicidad
posconsumativa. CORTES SUPERIORES: Complicidad primaria y unidad de título de
imputación en los delitos especiales o de infracción de deber.*80

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

J 0359 P lazo de p rescrip ció n de la acción p e n a l en la fig u ra del cóm plice secunda­
rio en los delitos de cohecho p a sivo p ropio: “F. J . 10. [...] que si bien, tal como consta
[...], los demandantes habrían sido condenados como cómplices secundarios del delito
de cohecho pasivo propio [...] y a su vez el artículo 25 del Código Penal señala que a los
cómplices secundarios se les disminuirá prudencialmente la pena en la medida en que su
actividad no es indispensable para la consumación del delito, la prescripción de la acción
penal, entendida como supuesto de extinción de la acción penal, se rige por los artículos
80 y 83 del Código Penal ya citado, fijándose que el plazo de la prescripción en caso de
delitos conminados con pena privativa de libertad será igual al máximo de la pena esta­
blecida en la ley para el plazo ordinario y dicho plazo más la mitad para el plazo extraor­
dinario. F. J. 11. Sentado lo anterior, si bien la condena a imponerse en un proceso penal
puede ser variable en atención al grado de participación del agente, el plazo de prescrip­
ción del delito se computa sobre la base del plazo máximo legal establecido para el delito
imputado, siendo este el único referente válido” (STCExp. N ° 9291-2006-PHC/TC-Lima,
caso: Juana Luisa Quiroz Bocanegray otros, del 27/03/2007, ff. jj. 10y 11).

CORTE SUPREM A

J 0360 A sp ectos doctrin arios del p a rticip e (cóm plice p rim a rio o secundario) en un
ilícito p en al: “F. J . 3.2. Nuestro Código Penal distingue dos formas de intervención:
la autoría y participación. En tomo a la primera caben las figuras de la autoría directa,
mediata, coautoría y la inducción (tradicionalmente conocida como autoría intelectual).
En tomo a la segunda solo caben la complicidad primaria y la complicidad secundaria.
F. J. 3.3. No existe una diferencia establecida en el Código Penal en tomo a qué debe
entenderse por autoría y qué ha de entenderse por complicidad. De ahí que es necesa­
rio acudir a la doctrina y jurisprudencia para establecer una diferenciación entre ambos
niveles de intervención. F. J . 3.4. En primer lugar, puede adoptarse la teoría del injusto
único de intervención. Según esta teoría no existe una distinción, a efectos de la configu­
ración del injusto, entre la autoría y la participación. Ambas categorías solo serán dife­
renciadas al momento de la determinación de la pena, siendo que el autor recibirá una
mayor pena y el cómplice una menor. F. J. 3.5. Debido a que la autoría y la participación

■ 251
A rt. 25 L ibro primero / Parte general

no son relevantes a efectos de la configuración del injusto, el criterio de diferenciación


entre ambas no es de carácter cualitativo, sino que es cuantitativo. En ese sentido, será
autor, aquel sujeto cuyas contribuciones hubieran sido más importantes para la realiza­
ción del hecho delictivo; asimismo, por contraposición, aquella persona que hubiera rea­
lizado aportes menos relevantes será considerado partícipe. F. J. 3.6. Una consecuencia
adicional de adoptar esta teoría es que desaparece la accesoriedad, como criterio fun-
damentador de la responsabilidad del partícipe. F. J. 3.7. En segundo lugar, tenemos
las teorías restrictivas, las cuales han sido acogidas en este supremo tribunal y el Tribu­
nal Constitucional, que son las que adoptamos; siendo ilustrativa al respecto la senten­
cia N° 1805-2000-HC/TC-Lima, Máximo Humberto Cáceda Pedemonte, del 29 de abril
del 2005, en el que el Tribunal Constitucional toma partido por una determinada posi­
ción doctrinal acerca de la intervención delictiva, definiendo quién es autor y quién es
partícipe; con este fin se afilia a la teoría del dominio del hecho, según la cual, por un
lado, es autor quien ostenta dominio sobre el resultado del hecho y, por otro, es partícipe
quien contribuye con el actuar del denominado autor, sin tener el dominio del hecho. En
esta línea de desarrollo, se pronuncia acerca del fundamento de la responsabilidad penal
del partícipe, afirmando que este responde por brindar un aporte accesorio al autor, para
la realización del autor, para la realización del hecho punible. De esta forma, el supremo
intérprete de la Constitución recoge una posición doctrinal de larga tradición y que ade­
más, ha servido de fundamento para gran parte de los pronunciamientos judiciales de los
últimos años; teoría, que conforme detallaremos, debe ser considerada como punto de
inicio para el análisis sobre el tópico sub examine, para luego ser completado por crite­
rios provenientes de las teorías normativas, dada la objeción a la teoría del dominio del
hecho al estar anclad(a) en una perspectiva ontológica que desconoce el sentido funda­
mentalmente social-normativo. F. J . 3.8. De estas, es la teoría del dominio del hecho la
que mayor acogida ha tenido. Según esta teoría será autor quien tenga el dominio suce­
sivo delictivo. De otro lado, el partícipe será aquel que ayude a la realización del tipo,
sin tener el dominio del hecho. Es necesario resaltar que el partícipe no tendrá un injusto
propio, sino que su intervención se encuentra supeditada a la acción del autor, a la cual
accede. F. J . 3.9. La complicidad es definida como la cooperación a la realización de un
hecho punible cometido, dolosamente, por otro lado; o, de manera más sencilla, como el
prestar ayuda a un hecho, que solo es ejercida por el autor del delito. F. J. 3.10. Desde la
perspectiva de este supremo tribunal, la diferencia entre ambas radica en el tipo de aporte
prestado por el cómplice. Serán susceptibles de ser considerados actos de complicidad
primaria, aquellos actos que sean esenciales para que el autor pueda cometer el delito. Es
el caso de aquella persona que proporciona las armas a una banda de asaltantes de bancos.
F. J . 3.11. De otro lado, la complicidad secundaria se compone por cualquier contribu­
ción, que no sea esencial para la comisión del delito. Se trata de aportes que no son indis­
pensables. En el caso de aquel que tiene la función de avisar a los asaltantes de un banco
la llegada de la policía. F. J. 3.12. La determinación de la esencialidad o no esencialidad
del aporte sirve para diferenciar la complicidad primaria y secundaria. El aporte ha de
ser valorado a través de los filtros de la imputación objetiva, para determinar si el mismo
constituye o no un riesgo típico. Luego habrá de analizarse si la conducta —objetivamente
típica- también puede ser imputada subjetivamente. F.J. 3.13. En el análisis subjetivo
tiene que determinarse si la conducta fue realizada o no de forma dolosa. Nuestro Código

252
A utoría y participación A rt. 25

Penal solo admite la posibilidad de una participación dolosa, distinto a lo que prevé la
doctrina. Por ello, necesariamente en la imputación subjetiva tendrá que determinar si la
persona tenía o no conocimiento de que el aporte (objetivamente típico) que estaba reali­
zando, sea esencial o no esencial, servía para la comisión del delito. F. J. 3.14. Estando a
los fundamentos esgrimidos, podemos arribar a la conclusión que existen conductas desa­
rrolladas por algunos sujetos que si bien pueden evidenciar una forma de aporte para la
interpretación de un hecho, lo cual significaría que estamos ante un acto objetivo de com­
plicidad; sin embargo, luego de realizado el análisis objetivo, debe establecerse el aná­
lisis subjetivo, buscando concretamente determinar si el aporte fue realizado de manera
dolosa para los efectos de arribar a la conclusión de si aquel aporte alcanza una respon­
sabilidad penal” (Casación N° 367-2011-Lambayeque, del 15/07/2013, jf. jj. 3.3 al 3.14,
Sala Penal Permanente).

J 0361 L ím ites de participación y la proh ibición de regreso en la com plicidad: “F. J.


5. Que, de lo actuado se revela, primero, que el imputado no proporcionó una versión uni­
forme, pues el nombre de ’Charly 'recién lo citó en su instructiva, pese a ser su amigo y no
lo identificó correctamente; segundo, está probado que el vehículo utilizado en el trans­
porte de los dos asaltantes —coautores—era el conducido por el imputado; tercero, de igual
manera, tanto los agraviados como la paciente y el vecino del dentista afectado, mencio­
nan que el vehículo estaba parado frente al consultorio; cuarto, el testigo [...] anotó con
claridad que los delincuentes que salieron corriendo del consultorio de su vecino ingre­
saron prestamente al vehículo conducido por encausado [...]. F. J. 6. Que, en tal virtud,
es obvio que este último participó en los hechos, como cómplice primario -que tiene la
misma pena del autor (art. 25 del CP)-, pues traslado a los delincuentes, los esperó a que
asalten al agraviado y, luego, huyó con ellos en el vehículo que conducía. No se está ante
un supuesto de ‘prohibición de regreso’: no es una conducta inocua y propia del rol de un
chofer, pues medió concierto con los dos delincuentes no identificados a fin de transpor­
tarlos para el éxito del plan criminal, en el que necesariamente tuvo que participar acti­
vamente. El suceso histórico siempre ha sido narrado y debatido de esa forma, por lo que
el error dogmático en la calificación de la intervención no vulnera los principios acusato­
rio y de contradicción” (R. N. N° 2992-2013-Del Santa, del 16/05/2014, ff. jj. 5 y 6, Sala
Penal Transitoria).

J 0362 L a sola p resen cia de uno de los p rocesados en e l lu gar de los hechos, a s í com o no
auxiliar a l agraviado de un hom icidio calificado, no lo h ace responsable del ilícito p en a l:
“F. J. 10. Que, en este sentido, si bien el colegiado superior considera que la sola pre­
sencia en el lugar de los hechos, así como no auxiliar al agraviado y sí a uno de los pro­
cesados resulta relevante para atribuirle a tal comportamiento la calidad de cómplice
secundario; sin embargo, no ha valorado tal comportamiento como una unidad de sentido
jurídico-penal, sobre todo cuando no estuvo atento al artículo VII del Título Preliminar,
de los Principios Generales del Código Penal, el cual establece con rigor que: ‘la pena
requiere de la responsabilidad penal del autor. Queda proscrita toda forma de responsa­
bilidad objetiva’, es decir, la responsabilidad penal debe revestir un adecuado juicio de
imputación normativo (objetivo y subjetivo), así como un correcto juicio de la culpabili­
dad, ello con la finalidad de que la responsabilidad no sea una simple constatación fáctica

- 253
A rt. 25 L ibro primero / Parte general

de los hechos, sino un juicio valorativo y normativo de ‘atribución entre los hechos, el autor
y el tipo penal’. En este sentido, la sola presencia del procesado observando los hechos, así
como auxiliar al procesado y no a la víctima, es un comportamiento causal en los hechos sin
unidad de sentido típico, pues este no aporta la creación de un riesgo prohibido o la infrac­
ción de un deber negativo de colaborar dolosamente de cualquier modo prestando asisten­
cia en el injusto penal, toda vez que, se requiere además de la simple presencia en el lugar
de los hechos, un aporte que si bien no sea determinante, por tratarse de una complicidad
secundaria, este se configure dentro del injusto normativo del tipo penal y no un simple o
eventual comportamiento natural o causal en el contexto de los hechos, esta delimitación
entre lo natural y normativo, es recogida por el Código Penal en el artículo antes mencio­
nado con carácter de sanción de proscripción o ‘de exclusión’, a toda forma de responsa­
bilidad meramente objetiva. En consecuencia, no se ha logrado acreditar que el procesado
M.G.M haya cumplido un rol de cómplice secundario, es decir que su aporte contribuya al
injusto penal, en consecuencia no se ha enervado de presunción de inocencia que le asiste a
todo justiciable debiendo absolvérsele de los cargos expuestos en la acusación fiscal” (R. N.
N ° 1615-2015-Huánuco, del 31/05/2016, f. j. 10, Sala Penal Permanente).

J 0363 A p o rte d el cóm plice de un hecho delictivo debe ser anterior o concom itante a
la p erpetración d el ilícito: “F. J. 4. Que como a los citados imputados se les atribuye la
condición de cómplices, en armonía con el artículo veinticinco del Código Penal, dicha
calidad es aplicable al que ‘dolosamente presta auxilio para la realización del hecho puni­
ble’, es decir, el agente debe participar conscientemente en el plan delictivo que anima al
autor y, en tal virtud, presta su colaboración en la realización del hecho típico y antijurí­
dico, lo que significa que su aporte debe ser anterior o concomitante al momento de ejecu­
ción del hecho delictivo, de tal manera que no se rompa el nexo o vínculo entre el hecho
principal llevado a cabo por el autor del injusto y la acción desplegada por el cómplice,
pues toda contribución posterior al suceso que no suponga un compromiso anterior por
parte del agente no podrá calificarse como complicidad. F. J. 5. Que, el hecho atribuido a
los encausados [...] se circunscribe a una supuesta participación en las tareas de vigilancia
y/o almacenaje del material propagandístico dispuesto por los autores del delito de pecu­
lado, de lo que se infiere que el marco de imputación se circunscribe a actividades post
consumativas, hipótesis que resulta incompatible con la calidad de cómplice que se atri­
buye a los encausados; que, además no se encuentre probado que los mencionados acu­
sados, antes de la disposición indebida de los fondos públicos, se comprometieron a rea­
lizar los actos por los cuales son juzgados” (R. N. N ° 2232-2009-Lima, del 21/07/2010, f.
j. 4 y 5, Sala Penal Permanente).

J 0364 A p o rtes d el cóm plice de un delito solo p u ed en realizarse desde los actos p r e ­
p a ra to rio s h asta la consum ación: “F. J . 4. [...]. La intervención que se reputa de compli­
cidad primaria de dicha encausada no es tal, pues la complicidad primaria requiere de un
aporte indispensable para la realización del delito, siendo de resaltar que en el presente
caso el aporte imputado [...] se realizó después que los delitos de colusión y de peculado
se consumaron, esto es, cuando se firmó el contrato de ejecución de obra o cuando se
efectuó el pago que afectó el erario municipal; que, por lo demás, la conducta de compli­
cidad primaria solo será aquella que incrementa sustancialmente el riesgo de realización

254
A utoría y participación A rt. 25

del delito por el autor por consistir en una aportación que, de ser retirada, podría desbara­
tar el plan delictivo, aunque claro está no lo domina porque su contribución no opera en
la fase ejecutiva. F. J. 5. [...] la contribución de la encausada, [...] se llevó a cabo cuando
los delitos atribuidos a los autores de los mismos ya se habían consumado e, incluso, ter­
minado: el dinero ya había sido entregado al ‘interesado’ a partir de un acuerdo coluso­
rio que se consolidó antes de que se elabore el informe técnico, que es el momento en
que se sitúa la intervención de H.P, y si se tiene en cuenta que la complicidad solo puede
realizarse desde los actos preparatorios hasta la consumación, y en algunos delitos hasta
el agotamiento, y si en el presente caso el ‘aporte’ de la encausada se produjo mucho des­
pués de ese momento final, es de concluir que la conducta objeto de imputación no es sub-
sumible en el supuesto de complicidad en general -primaria e, incluso, secundaria- de los
delitos de colusión y peculado -artículo veinticinco del Código Penal-; que, siendo así,
los hechos objeto de acusación fiscal, con independencia de su efectiva comisión y de la
intención o ánimo subjetivo de quien los realizó, no tipifican una conducta de complici­
dad en los delitos de colusión y peculado” (R. N. N° 2038-2009-Áncash, del 18/03/2010,
ff. jj. 4 y 5, Sala Penal Permanente).

J 0365 E l conocim iento de un hecho delictivo no convierte a un sujeto en a u tor o


cóm plice: “Que, en lo atinente a la encausada PC., solo consta que es conviviente del
imputado L.V. y que en el hogar convivencial se encontró droga y equipos para la elabora­
ción o acondicionamiento de droga. Ella negó estar vinculada con esa conducta delictiva
e incluso saber de su concreta existencia en la casa -no vio su contenido-, pero que todo
lo trajo su conviviente [...]. Ahora bien, el hecho de que en el hogar común se encuen­
tre droga y equipos, del que reconoce autoría exclusiva del dueño de la casa: el encau­
sado L.V., y de que es imposible que su conviviente -la encausada P.C.- no supiera nada
de eso, tal hecho -e l mero conocimiento de la actividad delictiva de su coimputada- no
la convierte en coautora o cómplice del delito de tráfico ilícito de droga. Debe probarse,
con arreglo al tipo legal acusado, que la encausada intervino en la tenencia con fines de
comercialización y, antes, preparación de droga con los instrumentos incautados. Tal con­
ducta, empero, no ha sido acreditada. Lo que está probado es la autoría de su conviviente
L.V., titular de lo incautado. No lo está, en cambio, que se trató de una tenencia compar­
tida de drogas con fines de tráfico y de que el equipo incautado era para que ambos lo utili­
cen en la preparación y/o acondicionamiento de droga. Esa lógica común no tiene punto de
referencia probatorio. Nadie vincula a la referida imputada, quien por lo demás carece de
antecedentes” (R. N. N° 824-2013-Callao, del 17/10/2016,/. j. 5, Sala Penal Transitoria).

J 0366 C onfiguración de la com plicidad p rim aria: “Si bien como lo anota el señor Fis­
cal Supremo, no concurre la instigación en la conducta desplegada por la sentenciada,
no es menos cieito que un correcto juicio de imputación sobre su participación delic­
tiva permite colegir que actuó en calidad de cómplice primario, al haber brindado auxi­
lio doloso determinante para su ejecución, aprovechando su familiaridad con la víctima,
coordinando la entrega de las sumas de dinero y llevándola personalmente a la habita­
ción del centro de hospedaje donde se concretaron los vejámenes sexuales, actos que no
se habrían concretado sin su contribución” (Ejecutoria Suprema del 20/07/2004, R. N.
N° 306-2004-San Martín. En: Jurisprudencia Penal. Tomo II. (2005). Normas Legales,
Trujillo,p. 65).

255
A rt. 25 L ibro primero / Parte general

J 0367 E n la com plicidad secundaria e l agen te p re sta asistencia, p e ro esta no debe


ser im prescindible: “F. J . 4. [...] La complicidad está configurada por el aporte doloso
que presta el partícipe a quien realiza el delito, entendido este como un comportamiento
reprochable del hombre, porque solo a él se le exige la adopción de una conducta o la
abstención de otro conforme a los cánones de la ética y las exigencias de la ley [...]. F. J.
5. La complicidad secundaria, tal como lo preceptúa el artículo veinticinco del Código
Penal, exige como elemento para su configuración que el agente ‘preste asistencia’ al
autor para la realización del hecho punible, con la salvedad que dicha asistencia no debe
ser imprescindible para la comisión del delito, porque en este caso estaríamos más bien
ante el supuesto de la complicidad primaria” (R. N. N° 3568-2011-Lima, del 08/11/2012,
ff. jj. 4 y 5, Sala Penal Permanente).

J 0368 D iferen cias entre com plicidad p rim a ria y secundaria: “La participación de la
comisión del delito, supone una conducta accesoria de parte del agente, dependiendo de
la existencia de un hecho principal; sin embargo, dicha accesoriedad puede significar dos
tipos de participación distinguibles, de ahí que pueda expresarse a través de un aporte
esencial para la realización del hecho punible en los actos preparatorios o a través de un
simple acto de colaboración; en el primero de los supuestos estamos ante una participación
a título de complicidad primaria, mientras en el segundo de ellos la calificación corres­
ponde a la complicidad secundaria. Verificándose que el aporte brindado para la perpetra­
ción del delito por parte de los mencionados encausados no solo fue anterior a la comisión
del ilícito -fase preparatoria- sino que además, constituye un acto de colaboración dolosa
que adecúa su conducta dentro de los alcances de la complicidad secundaria” (Ejecuto­
ria Suprema del 27/04/2000, R. N. N° 168-2000-Huámico. En: URQUIZO OLAECHEA,
J. (Asesor); CASTILLO ALVA, J. L. (Director) y SALAZAR SÁNCHEZ, N. (Coordinador)
(2005). Jurisprudencia penal. Jurista, Lima, p. 217).

J 0369 A u sen cia de dom inio del hecho en la com plicidad secundaria: “La conducta del
encausado es la de un ‘campana’ en estricto, esto es, la de la persona que a sabiendas cola­
bora en la perpetración de un delito y se encarga de vigilar la eventual presencia de terceras
personas que obstaculizan la comisión del delito y ante ese caso avisa a los ejecutores cri­
minales para que tomen las precauciones que el caso amerita, sin tener intervención directe
en la realización; en consecuencia, no habiendo participado en la ejecución del robo, se
actuación carece del dominio del hecho, constituyendo su participación un simple actc
de colaboración dolosa, que se adecúa dentro de los alcances de la complicidad secunda­
ria” (Ejecutoria Suprema del 02/04/2001, R. N. N° 373-2001-Lima. En: URQUIZO OLAE­
CHEA, J. (Asesor); CASTILLO ALVA, J. L. (Director) y SALAZAR SÁNCHEZ, N. (Coordi­
nador) (2005). Jurisprudencia penal. Jurista, Lima, p. 215).

J 0370 A cceso ried a d y dependencia de la com p licid a d secundaria: “La complicidac


secundaria se encuentra en un nivel accesorio y dependiente de un hecho principal domi­
nado por el autor o los coautores. En el caso de autos, existen evidencias razonables que
indican que el encausado prestó dolosamente asistencia en el delito de robo agravado,
toda vez que su participación fue de movilizar a los coencausados a bordo de un vehículc
para su posterior fuga, lo cual configura su participación como cómplice secundario, de

256
A utoría y participación Art. 25

conformidad con el artículo veinticinco del Código Penal, ya que no ha tenido parti­
cipación en el dominio, planificación o ejecución del delito” (Ejecutoria Suprema del
12/07/2000, Exp. N° 877-2000-Chimbote. En: URQUIZO OLAECHEA, J. (Asesor) ;
CASTILLO ALVA, J. L. (Director) y SALAZAR SÁNCHEZ, N. (Coordinador) (2005).
Jurisprudencia penal. Jurista, Lima, p. 222).

J 0371 Accesoriedad de la complicidad en los delitos especiales o de infracción de


deber: “Que en cuanto a la ausencia de tipicidad que alega el procesado respecto de su
persona, por no tener la calidad de funcionario público, es de aplicación al caso el ar­
tículo 25 del Código Penal, que recoge el principio de accesoriedad limitada, al disponer
que los cómplices que dolosamente presten auxilio para la realización del hecho punible,
sin el cual no se hubiere perpetrado, serán reprimidos con la pena prevista para el autor;
que, teniendo en cuenta además que los delitos cometidos por funcionarios públicos, pue­
den ser perpetrados con el auxilio de particulares y en este caso lo es, no es dable excluir
la conducta de estos particulares del tipo especial, dado que solamente son incomunica­
bles las cualidades personales o materiales referidas a la culpabilidad o la punibilidad,
es decir, a las características personales o materiales referidas al hecho, siendo aplica­
ble por lo tanto el principio de accesoriedad” (Ejecutoria Suprema del 15/05/2002, Exp.
N° 293-2002-Lima. En: FRISANCHO APARICIO, M. (2004). Jurisprudencia penal y
constitucional. RAO, Lima, p. 43).

J 0372 Complicidad primaria y unidad de título de imputación en los delitos especia­


les o de infracción de deber: “Que, es de significar que a los extraneus que se concertaron
con los funcionarios o servidores públicos, rompiendo la unidad del título de imputación
se les procesó por delito de estafa, cuando en puridad debió procesárseles como cómpli­
ces primarios del delito de colusión deffaudatoria, lo que no pudo ser corregido en esta
etapa del proceso, pues no solo la persecución corresponde al Ministerio Público, sino
que además ya precluyó el periodo investigatorio, única posibilidad de ampliar el objeto
del proceso penal” (Ejecutoria Suprema del 30/06/2004, R. N. N° 2142-2004-Cusco. En:
PÉREZ ARROYO, M. (2006). La evolución de la jurisprudencia penal en el Perú (2001-
2005). Tomo I. Instituto Peruano de Criminología y Ciencias Penales. Iuris Consulti -
San Marcos, Lima, p. 710).

J 0373 Diferencia entre autoría y participación en los delitos especiales o de infrac­


ción de deber: “El tipo penal previsto en el artículo 387 del Código sustantivo es un delito
especial, que exige como elemento constitutivo para la configuración del tipo penal, una
determinada cualidad del agente, lo que conlleva establecer que la esfera de los autores
está limitada (no está abierta a cualquiera) a determinados sujetos, siendo el bien jurídico
tutelado en este tipo penal lesionado, por la conducta de los funcionarios o servidores
públicos, desde adentro, es decir, por los intraneus. Consecuentemente, el particular, al
carecer de un supuesto de hecho fundamental para la estructuración de la conducta típica
de la conducta, gozar de la calidad de funcionario o servidor, no puede ser autor mate­
rial del delito de peculado. El Código Penal respecto a la participación, asume la tesis
de la ‘accesoriedad de la participación’, es decir, que la participación es posible cuando
concurre realmente un hecho cometido por un autor, pues la complicidad no goza de
autonomía típica propia o estructura delictiva distinta a la cometida por el autor del hecho

257
A rt. 25 L ibro primero /Parte general

punible, de tal forma que la unidad del título imputativo será la que corresponda al
autor (unidad del título de imputación). Por ende, las personas extrañas que no tengan
la calidad exigida por la ley para el autor material responden en calidad de cómplices
de un hecho punible realizado por quien sí posee tal cualificación. Esta cualificación
no se exige para el cómplice pues ninguna de estas personas realizan materialmente la
conducta descrita en el tipo. Aquel determina a otro a obrar y el cómplice contribuye a
la realización del hecho punible, habiéndose establecido en la doctrina respecto que en
los delitos especiales (sic) en tanto que no se describe, o no solo se describe, el alcance
de un ámbito de organización, sino un estatus del autor, las expectativas de compor­
tamiento conforme a Derecho se determinan también a través del titular del deber. En
estos casos, al que no está obligado de por sí únicamente se le puede hacer responder
en segundo término y por tan solo limitadamente” (Ejecutoria Suprema del 11/10/2004,
R. N. N ° 375-2004-Ucayali).

J 0374 Complicidad en el delito de enriquecimiento ilícito: “En ese sentido, aplicando


las reglas generales de la participación o durante los actos de ejecución propiamente
dicho, esto es, siempre que el delito no esté consumado, esto es, que aún no se haya alcan­
zado el resultado de enriquecimiento, de modo que habrá complicidad cuando los extra-
nei intervienen para lograr el enriquecimiento propiamente dicho del intranei. El enrique­
cimiento se logra cuando el agente en ejercicio de su cargo y con causas en el abuso de
sus funciones consigue enriquecerse, es decir, incrementa su patrimonio, lo que se consi­
gue con la percepción de activos o eliminación de pasivos; esto puede verificarse antes de
realizar cualquier depósito bancario, dicho de otro modo, los ingresos de dinero al tráfico
financiero no implican per se la consumación del delito, la complicidad, señala la doc­
trina, requiere la concurrencia de alguno de los requisitos comunes a todas las formas de
participación: a) el concierto previo o por adhesión, denominado pactu sceleris o socie-
tas sceleris ; b) la conciencia de la conciencia de ilicitud del acto pactado o conciencia
sceleris, denominado animus adiuvandv, c) finalmente la aportación de esfuerzo propio
para la consecución de una empresa común, materializada en un acto anterior o simulta­
neo en la realización del hecho punible que sea de importancia menor. Se entiende pues
que en matera de complicidad el acuerdo previo o pactum sceleris, por tratarse de un
aporte intelectual [distinto a la instigación], con distribución de roles, constituye el único
fundamento normativo atendible para fundamentar la complicidad en actos post consu­
mativos del delito de enriquecimiento ilícito” (R. N. N ° 424-2013-Lima, del 05/03/2014,
f. j. 10, Sala Penal Permanente).

J 0375 E l imputado generó la idea delictiva pero no participó en la ejecución. A l faci­


litar el delito, califica como cómplice primario: “Que, en conclusión, el imputado [...]
fue el de la idea criminal y, luego, involucró a otros delincuentes para cometer el robo, así
como consolidó el plan delictivo. El no participó en la propia ejecución del delito, pero
contribuyó culpablemente a su realización mediante aportes prohibidos, pero su concreta
intervención solo alcanzó el nivel de facilitación del hecho delictivo propiamente dicho,
por lo que tiene la condición de cómplice primario” (R. N. N ° 2568-2014-Del Santa, del
11/05/2015, f. j. 6, Sala Penal Transitoria).

258
A utoría y participación A rt. 25

J 0376 El imputado participó como “campana” y por ende califica como cómplice pri­
mario: “Es de concluir por la responsabilidad penal del precitado encausado [...], quien de
acuerdo al rol desempeñado de ‘campana’, debe ser considerado como cómplice primario,
mas no como coautor del delito, pues no ejecutó directamente el asesinato, ni tenía material­
mente el dominio del hecho, sino que prestó ayuda para vigilar el lugar del evento delictivo,
asegurando de esta manera que nadie pudiese impedir el actuar de los ejecutores directos”
(R. N. N ° 3542-2008-Cajamarca, del 13/01/2010,/. j. 8, Sala Penal Transitoria).

J 0377 La atenuación en la complicidad: “Que, en atención a lo anterior, las con­


secuencias punitivas por la consideración de la complicidad serían de lege ferenda la
rebaja del marco punitivo. El alcance de la atenuación está en función, según nues­
tro Código Penal, de la entidad del aporte del extraneus (art. 25 del CP). Si la compli­
cidad es primaria no puede rebajarse el marco de la pena establecida en el tipo legal
-primer párrafo del artículo 2 5 -, aunque dentro de esta es obvio que no puede alcanzar
la dimensión cuantitativa que merecería el autor; en cambio, si la complicidad es secun­
daria el marco de la pena debe rebajarse incluso por debajo del mínimo legal -segundo
párrafo del artículo 25— En ambos casos se impone la solución atenuatoria -los extra-
nei no infringen los deberes propios del intraneus , pero esta no es igual si la compli­
cidad es primaria o secundaria [en igual sentido, Javier Sánchez-Vera Gómez-Trelles:
Delito de infracción del deber y participación delictiva, Editorial Marcial Pons, Madrid,
2002, página 268], El quantum de la intervención realizada es central, también en estos
delitos, para calificar a los cómplices de primarios o secundarios. Esta se define en virtud
de las particularidades del caso y teniendo en cuenta varios factores. Así, los imputados
[...] fueron conscientes que aportaban elementos clave para la concreción de la defrauda­
ción tributaria; en el aporte de los medios comisivos los cuatro realizaron su parte, que
fue esencial, en coordinación con la autora principal -que tiene el poder de definición de
los mismos-: los integrantes de la empresa defraudadora con sus conductas vinculadas,
de uno u otro, a la obtención e incoiporación de facturas y contratos falsos, así como su
inserción a la contabilidad del negocio para de este modo concretar el fraude, y los que
aportaron facturas y contratos ideológicamente falsos para que el autor puede materializar
la defraudación al Fisco. Sus aportes, en ese marco y según las posibilidades de actua­
ción, fueron indispensables para la comisión del delito, sin ellos el delito no se hubiera
perpetrado. En consecuencia, los aportes de los cuatro imputados al hecho delictivo del
autor fueron de complicidad primaria. La pena, por consiguiente, no puede ser inferior al
mínimo legal que prevé el tipo legal. No existe, en razón de cada uno de ellos, circuns­
tancias de atenuación excepcional que por esa vía obligue a una pena inferior. Por todo lo
anterior, la pena ha de ser el mínimo legal: ocho años de pena privativa de libertad [...]”
(R. N. N ° 5388-2008-Lima, del 24/03/2010, f. j. 13, Sala Penal Permanente).

J 0378 Variación de la calificación participativa de coautores o cómplices primarios:


“[...]. De la revisión de los autos se advierte que los procesados M.O.T.A. y M.J.P.S., si
bien fueron acusados en calidad de autores del delito de robo agravado, en grado de ten­
tativa, también lo es que el señor fiscal afirmó que la intervención delictiva de los encau­
sados [...] fue en calidad de cómplices por lo que integró su acusación, la misma que se
mantuvo en la acusación oral [...]; y si bien la Sala los condenó como autores, no obstante

259
A rt. 25 L ibro primero / Parte general

ello de modo alguno puede importar la anulación de la causa, pues se trata, evidente­
mente, de un error material; por lo que analizamos el caso de autos a la luz de los agra­
vios expuestos por los procesados [...], se tiene que nuestro ordenamiento penal distingue
entre autores y partícipes, definiendo al primero como aquel que realiza el hecho y del
que se puede afirmar que es suyo, mientras que la complicidad puede ser primaria -cono­
cida comúnmente como necesaria-, puesto que su contribución resulta ser determinante
para la ejecución del delito; caso contrario en lo que sucede con la complicidad secunda­
ria, en tanto la colaboración del partícipe no es necesario y aun cuando el autor prescinda
de su participación, la comisión del delito no se verá afectada. En este contexto, se apre­
cia que los encausados no tuvieron dominio del hecho, pero su participación fue determi­
nante para la resolución criminal, de ahí su calidad de cómplices primarios, pues movi­
lizaron al ejecutor material, acompañaron además a quien sustrajo el celular, huyendo
conjuntamente con él. Que dicha variación de su calidad de autores a cómplices primarios
no crea indefensión material en los imputados pues los cargos fueron claramente expues­
tos, y sobre ellos se defendieron. No correspondiéndoles una pena menor a la expedida
por el tribunal superior, en tanto la sanción impuesta resulta ser extremadamente benigna;
sin embargo, esta no puede ser incrementada al no haber impugnado el representante
del Ministerio Público, en concordancia con el principio de interdicción a la ‘reforma in
p e ía s ’ (R. N. N ° 114-2014-Loreto, del 22/09/2015, f. j . 6, Sala P en al Transitoria).

J 0379 E l Código Penal no regula la figura de la complicidad posconsumativa:


“F. J. 3.6. El segundo tema en cuestión se encuentra referido a la complicidad posconsu­
mativa, ya que según lo expresado por la defensa, en forma alternativa en el recurso de
casación, el sentenciado intervino luego de la sustracción. En palabras de Castillo Alva:
'[...] 2. La complicidad como categoría general, independientemente de la importancia de
la contribución, se puede prestar antes o durante el hecho, tanto en la fase preparatoria
(complicidad primaria y secundaria) como en la fase ejecutiva (complicidad secundaria).
Incluso, se llega a sostener la posibilidad de complicidad antes que el autor esté estable­
cido (decidido) o que este haya adoptado la resolución delictiva. Sin embargo, la puni-
bilidad de la complicidad recién aparecerá cuando el autor realice los actos ejecutivos o
llegue a la consumación. La complicidad en los actos preparatorios que no redundan en
un principio de ejecución del delito por parte del autor principal es, por tanto, impune.
3. la doctrina discute arduamente acerca de la opción de admitir o no complicidad en el
periodo comprendido entre la consumación y terminación del delito, tema supeditado a la
peculiar redacción legal de los tipos penales. En Alemania un sector de la doctrina acepta
la complicidad en el lapso de la consumación y agotamiento del delito, v.gr. es cómplice
quien presta ayuda a los autores cuando empiezan su huida con el botín, mientras que otro
sector lo niega rotundamente. En España y en Perú, si bien no se plantea con frecuencia
el debate doctrinal al respecto; la cuestión se resuelve a favor de aceptar la complicidad
solo hasta la consumación, excluyendo cualquier otra extensión o aporte posterior a ella.
[...] de otro modo se infringiría el principio de legalidad; incurriéndose en una odiosa ana­
logía, pues el tipo penal al determinar el ámbito del injusto delimita también el ámbito
de actuación penalmente relevante tanto para autores como partícipes [...]’. F. J. 3.7. El
Código Penal vigente no regula la institución de la complicidad posconsumativa, dado
que por definición, el cómplice ayuda a que el autor cometa el hecho criminal, por lo que
A utoría y participación A rt. 26

si este ya se realizó, no cabe forma de participación alguna. De ser así y acreditarse que el
sentenciado participó luego del acto consumativo, su conducta sería penalmente inocua
para el Derecho y, consecuentemente, correspondería una absolución” (Casación N° 363-
2015-Del Santa, del 09/08/2016, ff. jj. 3.6y 3.7, Sala Penal Transitoria).

CORTES SUPERIORES
J 0380 Complicidad primaria y unidad de título de imputación en los delitos espe­
ciales o de infracción de deber: “La participación del extraneus a título de complicidad
en los delitos especiales está dada por el título de imputación, por lo que, la conducta de
todos los intervinientes en el evento delictivo, autores y cómplices, deben ser enmarcados
en el mismo nomen inris delictivo, por lo que el argumento de que su conducta debe ser
enmarcada en un delito común homologable, no solo es inconsistente, sino que implica
la afectación al título de imputación y la observancia del principio de accesoriedad
limitada” (Sentencia de la Sala Penal especial A de la Corte Superior de Justicia de
Lima del 21/06/2004, Exp. N° 027-2002-Lima. En: BARANDIARÁN, R. y NOLASCO,
J. (2006). Jurisprudencia penal generada en el subsistema anticorrupción. Tomo II,
Palestra, Lima, p. 1058).

ARTÍCULO 26 Incom unicabilidad en las circunstancias de partici­


pación
Las circunstancias y cualidades que afecten la responsabilidad de algunos de los
autores y partícipes no modifican las de los otros autores o partícipes del mismo
hecho punible.
N ormas concordantes
CP: art. 178

DOCTRINA

Sumario: Incomunicabilidad de las circunstancias (ámbito de aplicación) / Contenido /


Consecuencias.

1) 0132 Incomunicabilidad de las circunstancias (ámbito de aplicación): RE VILLA


LLAZA, P. (2004). “Incomunicabilidad de las circunstancias”. En: Código Penal comen­
tado. Tomo I. Lima: Gaceta Jurídica, pp. 958-959. “[...] puede sostenerse que constituyen
elementos personales incomunicables en nuestro ordenamiento jurídico-penal los siguien­
tes: las cualidades y circunstancias que afectan al injusto y la culpabilidad (personales),
los presupuestos de punibilidad y los criterios para la determinación e individualización
de la pena. Sin embargo, precisar la inclusión o exclusión de estos elementos dentro de la
regla de incomunicabilidad del artículo 26 solo puede ser posible tras un análisis especí­
fico de los diferentes grupos de casos”.

261
A rt . 26 L ibro primero /Parte general

1) 1)133 Contenido: RE VILLA LLAZA, P. (2004). “Incomunicabilidad de las circuns­


tancias”. En: Código Penal comentado. Tomo I. Lima: Gaceta Jurídica, p. 961. “Resu­
miendo, ha de señalarse que la incomunicabilidad de las circunstancias y cualidades que
afectan la responsabilidad de los autores y partícipes a que alude el artículo 26 debe ser
entendida como la incomunicabilidad de las circunstancias y cualidades personales que
agravan, atenúan, o excluyen la responsabilidad penal de los autores y partícipes. [...]. La
incomunicabilidad de las circunstancias personales así se presenta y despliega sus efectos
en diversos ámbitos jurídico-penales, como se ha advertido, tanto dentro de la estructura
delictiva como fuera de ella; empero no necesariamente todas estas constelaciones han de
alcanzar acogida dentro de una necesaria interpretación teleológico-sistemática restric­
tiva de la regla de incomunicabilidad del artículo 26 del CP”.

_1)0134
_ _ _ _ Consecuencias: PEÑA CABRERA, R. (1999). Tratado de Derecho Penal.
Estudio programático de la parte general. 3a edición. Lima: Grijley, p. 357. “Bajo el
título de incomunicabilidad de las circunstancias se tratan, muchas veces, cuestiones rela­
tivas a la accesoriedad y al principio de individualización de la pena. En los casos de
coautoría, la cuestión no importa problema alguno, pues al verificarse la comisión de un
delito al juzgador solo le queda determinar el quantum de la pena a imponerse de acuerdo
con su culpabilidad (principio de individualización de la pena). No obstante, el artículo
26 suscita dos interrogantes: ¿cuáles son las circunstancias y las cualidades personales
que afectan la culpabilidad?, y ¿cuáles son las circunstancias y cualidades personales que
afectan la penalidad? Frente a ello, y de acuerdo con el principio de accesoriedad limi­
tada ya hemos visto que la culpabilidad y la penalidad de cada interviniente en el delito
es una cuestión personal”.

glfea JURISPRUDENCIA

Sumario: ACUERDO PLENARIO: Sobre la condición dogmática y el rol normativo que real­
mente posee y cumple el artículo 26 del Código Penal. CORTE SUPREMA: Unidad
de la imputación y principio de accesoriedad / Principio de accesoriedad limitada / El
extraneus no puede ser calificado como cómplice del ilícito perpetrado por un funciona­
rio público porque no pertenece a la Administración Pública / En los delitos especiales
el sta tu s de autor impide que se pueda imputar responsabilidad a una persona distinta a
él / Comunicabilidad de los elementos que fundamentan y agravan los injustos especia­
les o de infracción de deber. JURISPRUDENCIA EXTRANJERA: Comunicabilidad de
los elementos que fundamentan o agravan el injusto penal.

ACUERDO PLEN A RIO

J 0381 Sobre la condición dogmática y el rol normativo que realmente posee y cumple
el artículo 26 del Código Penal: “Según el texto legal del artículo 26 del Código Penal
de 1991: ‘Las circunstancias y cualidades que afectan la responsabilidad de los auto­
res o participes no modifican las de los otros autores o participes del mismo hecho puni­
ble’ . El antecedente legislativo e inmediato de dicha disposición lo encontramos en el ar­
tículo 104 del Código Penal de 1924. La fórmula normativa utilizada por este precedente

262
A utoría y participación A rt. 26

legal era muy similar a la actual, destacando también que ias circunstancias y cualida­
des personales que afecten la culpabilidad y la penalidad de alguno de los autores o cóm­
plices, no modifican las de los demás autores o cómplices del mismo hecho punible’. Sin
embargo, en otro texto legal histórico, el Código Penal de 1863, la redacción empleada
por un dispositivo equivalente, el artículo 56, fue mucho más precisa al establecer el rol
dogmático de dicha norma, señalando de modo especifico que ‘las circunstancias agra­
vantes o atenuantes que resulten del estado moral o intelectual del reo, o de sus relaciones
con el ofendido, solo atenúan o agravan las penas de los delincuentes en quienes concu­
rran’. Resulta, por tanto, evidente, que en el devenir del tiempo las normas legales cita­
das han tenido un mismo propósito y función, cual es disponer la incomunicabilidad de
circunstancias modificativas de la punibilidad que solo concurrían en determinados auto­
res o partícipes de un mismo delito. Ello significa que su eficacia operaba únicamente en
tomo a la determinación conminada o concreta de la penalidad de un mismo hecho puni­
ble en cuya realización concurrirán varias personas, sea como ejecutores o como parti­
cipes. Se trataba, pues, de circunstancias antecedentes, concurrentes o posteriores que
incidían en la configuración de la posibilidad punitiva de un determinado delito sea este
común o especial, de infracción de deber o de dominio, pudiendo ellas ejercer una efica­
cia agravante o atenuante; así como de incremento o disminución de punibilidad única­
mente sobre los intervinientes, autores o participes, en quienes se dieran sus presupuestos
de configuración. Siendo así, el artículo 26 y sus antecedentes históricos nunca tuvieron
por función la identificación o constitución de un hecho punible como de autoría común
o especial; ni mucho menos, su disposición normativa estuvo dirigida a delimitar la cali­
dad o condición particular de quien desde un tipo penal debía fungir como autor exclu­
sivo de la conducta criminalizada. Cabe destacar, además, que las circunstancias no son
tipos penales de delitos, ni integran los elementos típicos que identifica a su autor poten­
cial. Solo de manera excepcional en la Parte Especial del Código Penal peruano, ellas se
integran o fusionan con un tipo penal básico para permitir la construcción de tipos pena­
les derivados (elementos típicos accidentales). Lo cual ocurre en los casos de los deno­
minados homicidios calificados o privilegiados que derivan del delito de homicidio sim­
ple (Cfr. arts. 106, 108,112). Sin embargo, en ninguno de los diferentes tipos penales que
describen delitos funcionariales contra la Administración Pública se ha empleado dicha
técnica legislativa. Por el contrario, en la descripción de tales tipos penales que tratan de
delitos especiales propios o de infracción de deber, el autor es siempre identificado como
componente esencial de la estructura típica. Y a él se refiere la ley como un funcionario
público o titular de un deber especial derivado o asignado por las competencias o facul­
tades que ejerce. Tal condición funcionarial, no es, pues, una circunstancia para medir la
intensidad de la punición del delito sino un elemento constitutivo fundamental para que
el hecho punible se pueda configurar y realizar. En consecuencia, pues, los delitos fiin-
cionariales especiales propios o de infracción de deberes institucionales no reproducen
circunstancias específicas, sino a un modelo específico de autor. No tienen, por tanto,
ninguna conexión dogmática o político criminal con lo regulado por el artículo 26 del
Código Penal. Lo expuesto, pues, permite señalar que el artículo 26 no es una disposi­
ción que permita sustentar, legal o técnicamente, la adopción o preeminencia de cual­
quier enfoque teórico dirigido a excluir la necesaria accesoriedad de la intervención de
un tercero extraneus como cómplice o instigador del mismo delito especial propio o de

263
A rt. 26 L ibro primero / Parte general

infracción de deber que solo puede ejecutar el funcionario público (teorías de ruptura del
título de imputación). La eficacia y utilidad dogmática de dicha norma, se limita, en rea­
lidad, únicamente a evitar que la mayor o menor punibilidad que puede proyectar una cir­
cunstancia genérica, específica o cualificada; así como causales de disminución o incre­
mento de punibilidad [...], sobre la valoración y medición, punitiva concreta del proceder
delictivo del autor o partícipe de un mismo hecho punible -sea cual fuere la naturaleza
de dicho delito-, afecte o privilegie en igual medida a las demás personas intervinientes
que interactuaron con aquél” (Acuerdo P lenario N ° 3 -2 0 1 6 /C J-1 1 6 sobre "La partici­
pación d el extraneus en los delitos especiales p ro p io s: el caso del enriquecim iento ilí­
cito ”, del 12/06/20 1 7 , f . j . 12, X Pleno Ju risdiccion al de las Salas Penales Perm anente
y Transitoria).

CORTE SUPREMA
J 0382 Unidad de la imputación y principio de accesoriedad: “[...] respecto a la acu­
sada R.H.F.P. -en su condición de abastecedora de víveres para la alimentación de inter­
nos del Establecimiento Penal de Sentenciados de Pucallpa-, a quien se le atribuye el
delito de malversación de fondos en calidad de cómplice primaria -acogiendo la tesis de
la unidad del título de imputación, según la cual el ‘extraño’ puede ser partícipe de un
delito especial, pues si bien no es ni puede ser autor del tipo penal especial propio por no
ostentar la condición de funcionario o servidor público, nada impide que pueda ser cóm­
plice o instigador de ese mismo delito, y considerando que lo esencial para esta tesis es
que la participación a título de cómplice o instigador siempre es accesoria del injusto
doloso ajeno-, es de considerar que en el presente caso, no se ha logrado acreditar la res­
ponsabilidad penal del supuesto autor del delito de malversación de fondos -[...] por lo
tanto, en virtud del principio de accesoriedad, no es posible sostener una imputación en
calidad de cómplice del citado delito; en consecuencia, es de estimar que la absolución de
la encausada EP por el delito de malversación de fondos en calidad de cómplice primario,
es conforme a Derecho” (R. N. N ° 2628-2006-U ca ya li, del 2 5 /0 4 /2 0 0 8 , f . j. 5, Segunda
Sala P enal Transitoria).

J 0383 Principio de accesoriedad limitada: “Que, el sustento de la presente articula­


ción es a) que el procesado recurrente, no tiene la condición de funcionario o servidor
público y por consiguiente no puede involucrársele en el hecho sub-materia como ins­
tigador, autor, coautor, o cómplice; b) que desconocía la procedencia ilícita del dinero
recibido; respecto a este último extremo, debe precisarse que corresponde ser esclare­
cido previamente a la actividad probatoria por referirse a cuestiones de fondo del hecho
investigado; que, respecto al primer extremo, sobre la ausencia típica, no es amparable
en orden a la vigencia del principio de accesoriedad limitada que rige en el ámbito
penal y que colige de la interpretación que se hace el artículo vigésimo sexto del Código
Penal, por el que las condiciones personales del autor vinculadas al injusto se trasmi­
ten a este en su calidad de partícipe; que, siendo el peculado un delito especial o pro­
pio, la calidad de funcionario público integra los elementos materiales del injusto, pues
se trata de un elemento normativo del tipo; por consiguiente, al no estar vinculado a la
responsabilidad penal o culpabilidad y menos punibilidad es trasmisible a los partícipes

264
A utoría y participación A rt. 26

del hecho punible; por otro lado, la participación del extraneus a título de complici­
dad en los delitos especiales está dada por el título de imputación, por lo que la con­
ducta de todos los intervinientes en el evento delictivo autores y cómplices, deben ser
enmarcados en el mismo nom en ju ris delictivo, por lo que el argumento de que su con­
ducta debe ser enmarcada en un delito común homologable, no solo es inconsistente,
sino que implica la afectación al título de imputación y la inobservancia del principio
de accesoriedad limitada antes indicado” (R. N. N ° 3203-2002-L im a , del 1 4 /0 1 /2 0 0 3 ,
f . j . 3, Sala P enal).

J 0384 El extraneus no puede ser calificado como cómplice del ilícito perpetrado por
un funcionario público porque no pertenece a la Administración Pública: “Se estima
que al no tener los citados encausados en esa oportunidad la calidad de funcionarios
públicos, en atención a la tesis de la autonomía o de la ruptura del título de imputación,
no se les puede imputar el delito de función a título de complicidad en los delitos de colu­
sión y peculado, dado que el extraneus es ajeno a la Administración Pública; carece de
las condiciones de ftmcionario o servidor público, y no se le puede exigir, en tanto extra­
neus, posición de garante que legitime la exigencia de rendir cuentas como deber, con
lo que indebida e inconstitucionalmente se les invertiría la carga de la prueba, contravi­
niendo los principios de presunción de inocencia y de legalidad (Cfr. Rojas Vargas, Fidel.
Delitos contra la Administración Pública. 2a edición, Lima, 2002, p. 620). Conforme
esta tesis, los intranei y extranei deben responder por la naturaleza de sus contribucio­
nes al delito, siendo la contribución del autor diferente a la del cómplice; en consecuen­
cia, la contribución del autor será imputada a título del delito especial o más propiamente
de infracción de deber, y la del cooperador a título de delito común. Una interpretación
que sostenga la unidad del título de imputación; esto es, que tanto los cómplices par­
ticulares como los autores funcionarios o servidores públicos respondan por el mismo
delito especial, es violatoria del principio de legalidad; en particular del artículo veinti­
séis del Código Penal peruano en la que expresamente se opta por la incomunicabilidad
de las circunstancias que modifican la responsabilidad de los partícipes. Además, debe
considerarse que la interpretación de los alcances de dicho artículo debe ser restrictiva
y limitada a fijar el ámbito de punibilidad de los autores, dicha interpretación extensiva
y socorrida por la doctrina extranjera, además de ilegal de cara al ámbito legal peruano,
puede ser engañosa. En este sentido, hay que tener en consideración que en la legislación
comparada se da otra situación, porque son otros los supuestos legislativos que comen­
tan. Así, Maurach, comentando el artículo veintiocho del StGB alemán dice que ‘puesto
que la participación es una colaboración en un hecho ajeno, también la participación de
sujetos extraños en delitos especiales debe ser limitadamente posible’ (Maurach, Rein-
hart. Tratado d e D erecho Penal. Tomo II, Ed. Ariel S.A., Barcelona 1962, página 329).
En el mismo sentido se pronuncia Jescheclc, partiendo como es obvio del mismo aparato
legislativo, cuando afirma que ‘en los delitos especiales propios la participación carece
de limitación’ (Jescheck, Hans. Tratado d e D erecho Penal. Parte general. Ed. Comares,
Granada, 1993, página 241). En el modelo español, el artículo sesenta y cinco, inciso uno
de su Código Penal de mil novecientos noventa y cinco, señala que si las cualidades per­
sonales del autor en el delito especial impropio no se comunican al partícipe, se rompe el
título de la imputación en general. Respecto en cambio del delito especial propio -el de

265
A rt. 26 L ibro primero /Parte general

funcionario v. g r - la doctrina española no ha resuelto el problema. Así lo insinúa San­


tiago Mir Puig cuando interroga: ‘¿Ha de castigarse con la pena más grave correspon­
diente en la participación en el delito del funcionario o solo con la pena señalada al delito
del particular?’ (Mir Puig citado por Villa Stein. D erech o Penal. Parte general. 2a edició-
nición. Lima, 2001, página 332). La ley peruana en cambio, en el artículo veintiséis del
Código Penal elige claramente la ruptura del título de la imputación, de donde surge que
las cualidades del autor, las circunstancias comprometedoras no se comunican al par­
tícipe -principio de incomunicabilidad-. Conforme a este criterio, en la ley peruana en
materia de delito especial propio -de infracción de deber- las cualidades del sujeto activo
no se comunican al extraneus (Villa Stein. Ob. cit., página 331). En el presente caso, el
aporte de estos encausados (extranei) constituiría, de darse los elementos de tipo subje­
tivo correspondiente, un delito contra el patrimonio en su modalidad de receptación, pre­
visto en el artículo ciento noventa y cuatro del Código Penal, respecto al cual, al no ser
objeto de imputación, no se puede expedir pronunciamiento. En este sentido se pronun­
cia Fidel Rojas Vargas cuando dice que: ‘El Código Penal vigente no ha normativizado
expresamente la situación jurídico penal de los terceros llamados hombres de paja, testa­
ferros o personas interpuestas (particulares, allegados o extraños, pero vinculados con el
sujeto activo), quienes por lo general son utilizados o concertados por los sujetos públi­
cos para disimular u ocultar el estado de enriquecimiento logrado por estos; supuesto de
hecho en el que responderán por delito de encubrimiento o receptación, según cuales sean
las particularidades del caso y de concurrir las exigencias de tipicidad subjetiva” (R. N.
N ° 18-2008-H uancavelica, del 0 5 /06/2008, f j. 2, voto singular del magistrado Villa
Stein, Segunda Sala P en a l Transitoria).

J 0385 En los delitos especiales el status de autor impide que se pueda imputar res­
ponsabilidad a una persona distinta a él: “El artículo 26 del Código Penal recoge la tesis
de la ruptura del título de imputación. Esto significa que en los delitos especiales, el sta­
tus del autor impide que se pueda imputar responsabilidad penal a otra persona distinta
de él. La razón estriba en que los delitos especiales criminalizan conductas que solo pue­
den desplegar ciertos sujetos, y de hecho el desvalor de la conducta está en función a esa
condición especial que tiene la persona. Si lo que permite sanciona es esa condición par­
ticular del agente, todo aquel que no la tenga escapa del radio punitivo de la norma por
aplicación del principio de legalidad” ( Casación N ° 7 8 2 -2 0 1 5-D el Santa, del 06/07/2016,
f . j. 10, Sala Penal P erm anente).

J 0386 Comunicabilidad de los elementos que fundamentan y agravan los injustos


especiales o de infracción de deber: “Que, teniendo en cuenta además que los delitos
cometidos por funcionarios públicos, pueden ser perpetrados con el auxilio de particu­
lares y en este caso lo es, no es dable excluir la conducta de estos particulares del tipo
especial, dado que solamente son incomunicables las cualidades personales o materia­
les referidas a la culpabilidad o la punibilidad, es decir, a las características personales
o materiales referidas al hecho, siendo aplicable, por lo tanto, el principio de accesorie-
dad” (Ejecutoria Sup rem a d el 1 5 /0 5 /2 0 0 2 , E xp. N ° 2 93-2002-L im a . E n : FR ISA N CH O
APARICIO, M. (2 0 0 4 ). Ju risp ru d en cia p e n a l y constitucional. RAO, Lima, p. 4 3).

266
A utoría y participación Art. 2 7

JURISPRUDENCIA EXTRANJERA
J 0387 Comunicabilidad de los elementos que fundamentan o agravan el injusto
penal: “Es doctrina constante de esta Sala que son comunicables a los partícipes en una
acción delictiva las circunstancias que consisten en la ejecución material del hecho o
en los medios empleados para la realización y; por tanto, las circunstancias agravantes
como las que forjan el subtipo cualificado, siempre que previamente o en el momento de
ejecutar la acción todos los partícipes tuviesen conocimiento de las mismas” (Sentencia
d el Tribunal Suprem o español d el 0 3 /0 2 /1 9 9 2 . E n : CO N D E-PU M PID O FER R EIR O ,
C. (1997). Código P en a l: D octrina y jurisp ru dencia . Trivium, M adrid, p . 3 3 2 ).

---------------- § -----------------

ARTÍCULO 27 A ctuación en nom bre de otro


El que actúa como órgano de representación autorizado de una persona jurídica o
como socio representante autorizado de una sociedad y realiza el tipo legal de un
delito es responsable como autor, aunque los elementos especiales que fundamentan
la penalidad de este tipo no concurran en él, pero sí en la representada.
N ormas concordantes
CP: arts. 105, 198; CC: art. 161

DOCTRINA

Sumario: Naturaleza normativa del actuar en lugar de otro / Ámbito de aplicación.

1)11135 Naturaleza normativa del actuar en lugar de otro: MEINI MÉNDEZ, I.


(2004). “Actuar en lugar de otro”. En: Código P ena l comentado. Tomo I. Lima: Gaceta
Jurídica, pp. 989-990. “El precepto según su propia literalidad, está destinado a aquellos
delitos en los que existan elementos especiales que fundamentan la penalidad. Es pací­
fica la opinión de que ello hace clara alusión a los delitos especiales, ya que en estos, a
diferencia de los comunes, el sujeto debe detentar determinadas condiciones o cualida­
des para poder ser autor del delito. El círculo de potenciales autores de los delitos espe­
ciales queda acotado a quienes desde una especial posición pueden lesionar como autores
el bien jurídico. Son pues estos ‘elementos especiales que fundamentan la penalidad’ los que
recaen en la persona jurídica representada y los que le faltan al sujeto que actúa para poder res­
ponder como autor directamente. Así, por ejemplo, el artículo 232 del CP precisa que se tenga
una posición monopólica u oligopólica en el mercado. Esta situación recaerá, por lo general,
en una persona jurídica, pero quien abusa de ella, en un plano material, y con ello cumple el,
tipo del artículo 232 del CP, es el representante. El elemento especial que fundamenta la pena­
lidad en este caso el ostentar la posición monopólica u oligopólica en el mercado”.

267
A rt. 27 L ibro primero / Parte general

I) lililí Ámbito de aplicación: MEINI MÉNDEZ, I. (2004). “Actuar en lugar de


otro”. En: Código P en al comentado. Tomo I. Lima: Gaceta Jurídica, p. 991. “El artículo
27 del CP se aplica no solo al ‘órgano de representación autorizado de una persona jurí­
dica’ y al ‘socio representante autorizado de una sociedad’, sino también a todos aque­
llos quienes actúan como ‘órgano de representación autorizado de una persona jurídica’
y como ‘socio representante autorizado de una sociedad’. En otras palabras, caben actua­
ciones de representantes de hecho, o cuando el título de representación no es válido, pero
estas actuaciones solo pueden exteriorizarse como lo haría un órgano de representación
autorizado de una persona jurídica, o como lo haría un socio representante autorizado de
una sociedad. Cualquier otra actuación será atípica para el artículo 27 del CP”.

I) 0137 Ámbito de aplicación: CEREZO MIR, J. (2004). Curso de D erecho P enal


español. P arte general. Tomo III. 4a reimpresión de la 2a edición. Madrid: Tecnos,
pp. 219-220. “En los delitos especiales es posible que quien realiza la conducta típica
en nombre o representación de otro no reúna las cualidades necesarias para ser autor del
delito y, en cambio, la persona en cuyo nombre o representación actúe sí reúna dichas
características. Como ninguno de los dos realiza completamente el tipo ambos deberían
quedar impunes, en los delitos especiales propios; el que actúa porque no tiene las carac­
terísticas que el tipo exige para ser autor del delito y la persona en cuyo nombre o repre­
sentación obra porque ni realiza la acción u omisión típica ni tiene el dominio del hecho.
Por ejemplo, una empresa debe pagar sus impuestos de Hacienda, pero quien hace la ope­
ración es el contable de la misma, si el contable falsea la declaración para excluir el pago
de los impuestos de la empresa, estará realizando la conducta típica de un delito fiscal,
pero en él no concurre la característica exigida por el tipo para poder ser autor de este
delito, pues él no es el titular de la deuda tributaria, sino que lo es la empresa. El conta­
ble actúa en representación de la empresa. Es la empresa la titular de la deuda tributaria,
y la que en principio podría ser, por tanto, autor de este delito. Si la empresa es una per­
sona jurídica no puede, incurrir, por ello, en responsabilidad penal, pero aunque pudiese,
no ha realizado la conducta típica ni tiene el dominio del hecho. Lo mismo sucede con el
empresario individual [...]”.

pflj JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Nuestro ordenamiento penal no admite la responsabilidad de las


personas jurídicas, ella se extiende a las personas que actúan en su nombre / El repre­
sentante legal inscrito en la Sunarp es el único que responde por la actuación de la per­
sona jurídica / Irresponsabilidad penal de las personas jurídicas.

CORTE SUPREMA
J 0388 Nuestro ordenamiento penal no admite la responsabilidad de las personas
jurídicas, ella se extiende a las personas que actúan en su nombre: “[...] el artículo
veintisiete del Código Penal exige que el representante de la persona jurídica realice el
tipo legal de un delito, esto es, que el delito debe imputarse objetiva y subjetivamente al
representante, situación que en el presente caso no se ha probado, al respecto citamos la

268
A utoría y participación A rt.2 7

siguiente jurisprudencia: ‘En nuestro ordenamiento penal no se admite la responsabilidad


de las personas jurídicas; la responsabilidad penal se extiende a las personas que actúan
en nombre de las personas jurídicas. Resulta inaceptable tenerse como denunciada a una
persona jurídica. El encausado resulta ser una persona jurídica como Sociedad Comercial
de Responsabilidad Limitada (SCRL), por lo que no se le debió instaurar proceso penal,
debiendo identificarse en todo caso a la persona que actuó como órgano de su represen­
tación o como socio representante autorizado de ella, en vista de que la persona jurídica
como tal, de acuerdo con el principio societas delinquere non potest, no posee capacidad
de conducta, recayendo en todo caso dicho atributo solo en personas naturales, tal como
lo describe el artículo veintisiete del Código Penal [...]” (R. N. N ° 1181-2006-Callao, del
01/08/2006, f . j. 4, Segunda Sala P ena l Transitoria).

J 0389 E l representante legal inscrito en la Sunarp es el único que responde por la


actuación de la persona jurídica: “F. J . 1. ii) El pronunciamiento de la sala penal superior
concluye que el procesado no es autor del delito incriminado, pues el puesto de gerente
que ostenta es figurativo; sin tener en cuenta la posición de garantía que tienen en los
representantes legales de una persona jurídica; iii) al no existir el cargo de Gerente figura­
tivo, el procesado tenía participación activa en las actividades económicas de la empresa,
conforme lo señaló en sus instructivas [...], donde indicó que firmaba documentos de la
empresa previa verificación de estos; por consiguiente de desempeñaba como un gerente
en ejercicio de sus funciones [...]. F. J . 5. [...] que la representación legal de una persona
jurídica es la atribución que ostenta una persona natural por la voluntad de los miembros
de una sociedad inscrita registralmente como tal; no existe, por tanto, título de represen­
tante legal figurativo o de facto, que atribuido a un tercero revele en sus facultades y obli­
gaciones al representante legal inscrito en el registro de personas jurídicas de la Super­
intendencia Nacional de Registro Públicos, pues este es el único llamado por ley para
responder por toda actuación realizada por su representada” (R. N. N ° 1 3 6 6 -2 0 1 3-Callao,
d el 2 8 /03/2014, ff. jj. 1 y 5, Sala P ena l Transitoria).

J 0390 Irresponsabilidad penal de las personas jurídicas: “Si bien la persona jurídica
no puede ser sujeto activo de un delito, de acuerdo al principio ‘societas delinquere non
potest’, ya que esta calidad solo lo puede tener la persona física, también lo es que una
vez identificada la persona que actuó como órgano de representación o como socio repre­
sentante autorizado de una empresa, recayendo dicha función en la persona del encau­
sado, al haber actuado en su condición de administración y representación legal de una
Empresa, le recae responsabilidad a título de autor en virtud de lo establecido por el ar­
tículo veintisiete del Código Penal” (Ejecutoria Suprem a del 2 0 /1 2 /1 9 9 9 , Exp. N ° 3469-
9 9 -Lima. E n : CHOCANO RODRÍGUEZ, R. y VALLADOLID, Z. (2002). Jurisprudencia
penal. Jurista, Lima, p. 106).

269
TÍTULO III
DE LAS PENAS
CAPÍTULO I
CLASES DE PENA

ARTÍCULO 28 Clases de pena


Las penas aplicables de conformidad con este Código son:
Privativa de libertad;
Restrictivas de libertad;
Limitativas de derechos; y
Multa.
N ormas concordantes
C: arts. 2 inc. 24) lit. b); 139 inc. 10); 140; CP: art. IX ; C P P 1 9 9 1 : arts. 2 inc.2, 135 inc.2,
137, 182 inc. 1; C P P 2 0 0 4 : arts. 2 9 7 inc. 1. 299 inc. 1, 399 inc. 1, 402, 418 inc. 2, 490, 545,
547, 548; C d e P P : arts. 286, 292, 327, 333, 361.; C E P : art. I; C C : art. 333 inc. 10); CT:
art. 190; L e y 30037: art. 23

DOCTRINA

Sumario: Clases de penas: Penas privativas de libertad / Penas restrictivas de libertad / Penas
limitativas de derechos / Penas pecuniarias.

I) 01.1S Clases de penas: Penas privativas de libertad / Penas restrictivas de liber­


tad / Penas limitativas de derechos / Penas pecuniarias: PEÑA CABRERA, R. (1999)
Tratado de D erecho Penal. Estudio program ático de la p a rte gen eral. 3a edición, Lima:
Grijley, p. 564. “Las penas privativas de libertad son las que motivan internamiento en un
establecimiento carcelario, pudiendo ser temporal o de cadena perpetua. Las penas res­
trictivas de libertad son las que disminuyen apenas un derecho personal, limitando cual­
quiera de sus manifestaciones; se sufre en libertad residiendo el penado en un lugar deter­
minado o fuera de un ámbito territorial dado. V. gr., la expatriación y expulsión (art. 30
ines. 1 y 2 del CP). Las penas limitativas de derechos se caracterizan porque limitan al
delincuente del goce de ciertos derechos civiles y políticos o del ejercicio de un arte o pro­
fesión. V. gr., la inhabilitación (art. 36 del CP). Las penas pecuniarias son las que afectan
al patrimonio económico del condenado y se hace efectiva a través del pago de una canti­
dad de dinero que el condenado debe hacer. V. gr., la multa (art. 41 del CP)”.

I) 1)139 Clases de penas: Penas privativas de libertad / Penas restrictivas de liber­


tad / Penas limitativas de derechos / Penas pecuniarias: VILLA STEIN, J. (2014).
D erech o Penal. Parte general. Lima: Ara, p. 553. “El Código Penal en su artículo 28 cla­
sifica las penas de la siguiente manera: a) Penas privativas de libertad; b) Penas restricti­
vas de libertad; c) Penas limitativas de derechos y d) Penas de multa”.

271
A rt. 28 L ibro primero / Parte general

njfo JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Fin de la pena privativa de la libertad. CORTE SU­


PREMA: Dosificación punitiva para imponer una sanción penal. JURISPRUDENCIA
EXTRANJERA: Humanidad de la pena de privación de la libertad / Fines de la pena.

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
J 0391 F in de la p e n a p riv a tiv a de la libertad'. “[...] la justificación de la pena pri­
vativa de libertad es, en definitiva, proteger a la sociedad contra el delito. Tal protec­
ción solo puede tener sentido, si se aprovecha el periodo de privación de libertad para
lograr, en lo posible, que el delincuente, una vez liberado, no solamente quiera respe­
tar la ley y proveer a sus necesidades, sino también que sea capaz de hacerlo” (STC Exp.
N° 4570-2005-PHC-Arequipa, caso: Juan Carrión Huarca, del 04/08/2005, f. j. 4).

CORTE SUPREMA
J 0392 D osificación p u n itiv a p a r a im pon er una san ción p e n a l: “Que para la dosifica­
ción punitiva o para los efectos de imponer una sanción penal el legislador ha establecido
las clases de pena y el quantum de estas, a la vez ha señalado los criterios necesarios para
que el juzgador pueda individualizar judicialmente la pena concreta; que, en este sen­
tido, debe obseivarse el principio de proporcionalidad que conduce a establecer el daño
y la transcendencia de la acción desarrollada por el agente culpable bajo el criterio de la
individualización, cuantificando la gravedad del delito, su modo de ejecución, el peligro
ocasionado y la personalidad o capacidad del imputado ” (R. N. N° 2901-2011-Callao, del
01/06/2012, f. j. 4, Sala Penal Transitoria).

JURISPRUDENCIA EXTRANJERA
J 0393 H u m an idad de las p e n a s de p riv a c ió n de la libertad: “Las penas de privación
de la libertad deben ser organizadas sobre una amplia base de humanidad, eliminando en
su ejecución cuanto sea ofensivo para la dignidad humana, teniendo en cuenta al hombre
que hay en todo delincuente” (Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correc­
cional de la Capital Federal; Sala II del 25/06/1989. En: ZAFFARONI, E. y BAIGÚN, D.
(2002). Código Penal. Hammurabi. Buenos Aires, p. 143).

J 0394 F in es de la p e n a : “La pena es un procedimiento destinado a la consecución de


un fin, con funciones que cumplir, para lo cual requiere de los medios indispensables para
lograr la reeducación o resocialización del delincuente, ambas tendientes a obtener del
sujeto la predisposición para motivarse conforme a la norma a través del correcto manejo
de su libertad; o sea de su autodeterminación” (Primera Cámara del Crimen. 06/04/1989.
En: ZAFFARONI, E. y BAIGÚN, D. (2002). Código Penal. Hammurabi. Buenos Aires,
p. 142).

272
C lases de pena A rt. 29

SE C C IÓ N I
Pena privativa de libertad

ARTÍCULO 29 D uración de la pena privativa de libertad(10)


La pena privativa de libertad puede ser temporal o de cadena perpetua. En el pri­
mer caso, tendrá una duración mínima de dos días y una máxima de treinta y cinco
años.

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 2 9 .- La pena privativa de libertad tendrá una duración mínima de dos días
y una máxima de veinticinco años.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Primera modificación: artículo 21 del Decreto Ley N° 25475 del 06/05/1992.
A rtícu lo 29.- La pena privativa de libertad tendrá una duración mínima de dos días
hasta cadena perpetua.
Segunda modificación: artículo 1 de la Ley N° 26360 del 29/09/1994.
A rtícu lo 29.- La pena privativa de libertad puede ser temporal o de cadena perpe­
tua. En el primer caso tendrá una duración mínima de 2 días y una máxima de 25
años.
Tercera modificación: quinta disposición final del Decreto Legislativo N° 895 del
23/05/1998(11).
A rtícu lo 29.- La pena privativa de libertad puede ser temporal o de cadena perpe­
tua. En el primer caso, tendrá una duración mínima de 2 días y una máxima de 35
años.
Cuarta modificación: artículo 1 del Decreto Legislativo N° 982 del 22/07/2007.
(Ver texto vigente)

(10) Artículo vigente conform e a la m odificación realizada por el artículo 1 del D ecreto Legislativo N° 982
del 22/07/2007.
(11) M ediante Sentencia del Tribunal Constitucional, del 17/11/2001, recaída en el Expediente N° 005-2001-
AI-TC, se declaró inconstitucional por la forma, el Decreto Legislativo N° 895, adem ás y com plem en­
tariam ente, la inconstitucionalidad por el fondo, de los artículos 1, 2 literal a), num eral 6), 6, incisos b),
c) y d), 7, incisos a), b), c), e), f), g), i), prim er y tercer párrafo, e inciso j) y del artículo 8 del Decreto
Legislativo N° 895. Posteriorm ente, el numeral 204 de los fundam entos de la sentencia del Tribunal
Constitucional recaída en el Expediente N° 010-2002-AI-TC-Lima, publicada el 04/01/2003, señala que
“sobre el particular, el Tribunal Constitucional debe advertir que, en efecto, en la actualidad no existe un
plazo m áxim o de determ inación de la pena” . Pero esa inexistencia es solo tem poral, pues debe com pu­
tarse a partir del día siguiente que este m ism o Tribunal (Exp. N° 005-2001-AI/TC) declaró inconstitu­
cional el Decreto Legislativo N° 895, cuya quinta disposición Final m odificó el artículo 29 del Código
Penal, que señalaba que tratándose de las penas privativas de libertad tem porales, estas se extendían, con
carácter general, entre dos días, com o m ínimo, a 35 años, com o m áxim o. Finalm ente, el artículo 4 de la
L ey N° 27569 del 02/12/2001 derogó el Decreto Legislativo N° 895.

■273
A rt. 29 L ibro primero / Parte general

N ormas concordantes
C: arts. 2 inc. 24) lit. b); 33 inc. 2); C P: arts. 45, 52, 62, 68, 92, 335, 393, 395; C EP : arts.
III, 95, 97; C P M P : arts. 17, 18, 482; C P P 1 9 9 1 : art. 135; C P P 2 0 1 4 : arts. 392 inc. 4, 411;
C d e P P : art. 225; D L 25475: arts. 3, 20; L e y 30037: art. 23; D . L eg. 921: art. 1; D S 015-
2 0 0 3 -J U S : art. 5 6 y ss;

DOCTRINA

Sumario: Duración por la pena / La cadena perpetua.

_I)_0140
_ _ _ Duración por la pena: PRADO SALDARRIAGA, V. (2009). “La reforma del
sistema de penas y el anteproyecto de la parte general de la Comisión revisora especial”.
En: R evista Peruana de Ciencias P enales. Tomo 21. Lima: Idemsa, p. 167. “Según el
citado artículo del Código Penal vigente, coexisten en nuestra legislación dos clases de
penas privativas de libertad: La pena privativa de libertad temporal y la pena privativa de
libertad de cadena perpetua. Ambas sanciones afectan la libertad ambulatoria del conde­
nado. Ellas determinan su ingreso y permanencia en un centro penitenciario por el tiempo
que dure su condena. En tal sentido, como precisa GARCIA CAVERO: ‘La pena priva­
tiva de libertad consiste en la limitación coactiva de la libertad de movimiento mediante
el intemamiento en un establecimiento penitenciario’ [...]”.

1)0141 La cadena perpetua: PRADO SALDARRIAGA, V. (2009). “La reforma del


sistema de penas y el anteproyecto de la parte general de la Comisión revisora especial”.
En: R evista Peruana de Ciencias P enales. Tomo 21. Lima: Idemsa, p. 168. “La pena pri­
vativa de libertad de cadena perpetua es, en cambio, una pena de duración indetermi­
nada. Ella fue incorporada en 1992. Se le concibió como una privación de libertad de por
vida. Inicialmente solo fue considerada para la represión de formas agravadas de terro­
rismo, pero, luego, se le utilizó también como pena conminada para sancionar delitos gra­
ves cometidos con violencia o por organizaciones criminales como el robo, el secuestro,
la violación de menores o el tráfico ilícito de drogas. En tal sentido la frecuente reacción
simbólica de la política criminal nacional ante coyunturas sensibles de inseguridad ciu­
dadana determinó la paulatina ordinarización de este tipo de pena privativa de libertad.
Como sostiene AVALOS RODRIGUEZ: ‘De haber sido introducida en nuestro ordena­
miento jurídico como un especial instrumento de Derecho Penal de emergencia imple-
mentando para la lucha contra el terrorismo, la pena de privación de libertad de por vida
ha pasado a ser un medio de lucha contra la criminalidad común’ [...]”.

«mn JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Límites máximos de las penas / Revisión de la


cadena perpetua / Inhumanidad de la pena de cadena perpetua / Cadena perpetua (cosi-
ficación del penado porque termina siendo considerado como un objeto de la Política
Criminal). CORTE SUPREMA: Criterios para graduar la duración de la pena / Circuns­
tancias de atenuación especial / Límite máximo de la pena privativa de la libertad.

274
Clases de pena A rt. 29

TRIBU N A L CONSTITUCIONAL

J 0395 L ím ites m áxim os de las p e n a s : “F. J. 6. Considerando que el caso suh exa­
mine pone en cuestión la aplicación de la ley N° 27569, que en su artículo 4 derogó
el Decreto Legislativo N° 895, que fuera declarado inconstitucional mediante sentencia
N° 005-2001- Al/TC, publicada el 17 de noviembre de 2001, y cuya Quinta Disposición
Final modificó el artículo 29 del Código Penal estableciendo que ‘la pena privativa de la
libertad puede ser temporal o de cadena perpetua. En el primer caso, tendrá una duración
mínima de 2 días y un a máxima de 35 años, surge el tema de determinar cuál es la dura­
ción máxima de la pena privativa de la libertad, por lo que es pertinente formular algunas
precisiones con el propósito de orientar la absolución de controversias en aquellos casos
en los que los tipos penales solo han establecido la pena mínima a imponer, creando un
problema de indeterminación respecto a la ausencia de pena máxima conminada’. F. J.
7. Este tribunal, en el fundamento N° 147 de su sentencia N° 010-2002-AI/TC publicada
el 4 de enero de 2003, advirtió que no existía un plazo máximo de determinación de la
pena desde el día siguiente en que la sentencia N° 0056-2001-AI/TC declaró inconstitu­
cional el Decreto Legislativo N° 895, cuya quinta disposición final modificó el referido
artículo 29 del Código Penal, por lo que recomendó que, análogamente al tratamiento de
la pena de la cadena perpetua debía exhortarse al legislador para que, dentro de un plazo
razonable, cumpla con prever los plazos máximos de pena en cada una de las cuestio­
nadas figuras típicas del decreto ley N° 25475. F. J. 8. En efecto, el Decreto Legislativo
N° 921, publicado el 18 de enero del 2003, fue la norma que satisfizo la exhortación que
hiciera el Tribunal Constitucional al Congreso de la República para que se concuerde el
régimen jurídico de la cadena perpetua con lo expuesto en la sentencia N° 010-2002-AI/
TC, y además estableció los límites máximos de las penas de determinados delitos regu­
lados por el Decreto Legislativo N° 25475, solucionando con ello la indeterminación de la
pena antes señalada. F. J. 9. En cuanto, al límite al que se puede extender la duración de la
pena privativa de la libertad, este corresponde al de la cadena perpetua, considerando que
su aplicación rige no solo para los delitos de nuestra legislación nacional que carezca de
pena máxima -conforme se colige del Decreto Legislativo N° 921-; no obstante, el Tri­
bunal Constitucional considera que este límite resultaría evidentemente incompatible con
el principio de proporcionalidad en la aplicación de las penas, en aquellos casos de de­
litos de mínima dañosidad o gravedad, por lo que debe interpretarse en lo sucesivo, como
regla general de duración máxima de la pena, los 35 años de pena privativa de la libertad
establecidos para la revisión de la cadena perpetua, límite que se justifica en la necesidad
de proteger los derechos o bienes constitucionales del condenado y por serle más favo­
rable” (STC Exp. N° 0965-2004-HC/TC-Arequipa, caso: Juan Carlos Herrera Mendoza,
d e l 11/10/2004, ff. jj. 6, 7, 8 y 9).

J 0396 R evisión de la caden a p e rp e tu a : “En cuanto al límite al que se puede extender


la duración de la pena privativa de la libertad, este corresponde al de la cadena perpetua,
considerando que su aplicación rige no solo para los delitos contemplados en el Decreto
Ley N° 25475, sino también para cualquier otro delito de nuestra legislación nacional
que carezca de pena máxima -conforme se colige del Decreto Legislativo N° 921-; no
obstante, el Tribunal Constitucional considera que este límite resultaría evidentemente
incompatible con el principio de proporcionalidad en la aplicación de las penas en

275
A rt. 29 L ibro primero / Parte general

aquellos casos de delitos de mínimo daño o gravedad, por lo que debe interpretarse en lo
sucesivo, como regla general de duración máxima de la pena, los 35 años de privación de
la libertad establecidos para la revisión de la cadena perpetua, límite que se justifica en la
necesidad de proteger los derechos o bienes constitucionales del condenado y por serle
más favorable” (STCExp. N ° 1778-2004-HC/TC-Cajamarca, caso: Gilberto Maldonado
Pérez, del 18/05/2005, f. j. 9).

J 0397 In h u m a n id a d de la p e n a de caden a perp etu a : “La cadena perpetua es incom­


patible con el principio-derecho de dignidad humana, puesto que detrás de los fines
constitucionales de la pena -reeducación, rehabilitación y reincorporación- también se
encuentra necesariamente una concreción del derecho-principio de dignidad de la per­
sona (art. 1 de la Const.) y, por tanto, este constituye un límite para el legislador penal.
Precisamente, dicho derecho-principio, en su dimensión negativa, impide que los seres
humanos sean tratados como cosas o instrumentos, sea cual fuere el fin que se per­
siga alcanzar con la imposición de determinadas medidas, pues cada persona, incluso
la que delinque, debe ser considerada como un fin en sí mismo, por cuanto el hombre
es una entidad espiritual moral dotada de autonomía. La cadena perpetua, sin posibili­
dades de revisión, no es conforme con el derecho-principio de dignidad de la persona
humana ni tampoco con los fines constitucionales de la pena. De ahí que la ejecución
de la política de persecución se debe realizar, necesariamente, respetando los principios
y valores constitucionales así como los derechos fundamentales de las personas. Pre­
cisamente, la superioridad moral y ética de la democracia constitucional radica en que
esta es respetuosa de la vida y de los demás derechos fundamentales y, en que en su
seno las ideas no se imponen con la violencia, la destrucción o el asesinato. El Estado
de Derecho no se puede rebajar al mismo nivel de quienes lo detectan y, con sus actos
malsanos pretenden subvertirlo. El Tribunal Constitucional no declaró la inconstitucio-
nalidad de la pena de cadena perpetua, bajo el criterio que todas las objeciones que sus­
citaba su establecimiento en el sistema penal podían subsanarse si se introducía una
serie de medidas que revirtieran su carácter intemporal. La sentencia que se dictó, por
ello, fue una de mera incompatibilidad, en la que únicamente se exhortaba al legislador
para que realice las modificaciones legislativas pertinentes. El Poder Ejecutivo dictó el
D.L. N° 921, cuyo artículo 1 incorporó la institución de la revisión de la pena de cadena
perpetua, al cumplirse los 35 años de privación de libertad. Asimismo, se dispuso la
incorporación de un capítulo en el código de ejecución penal denominado revisión de la
pena de cadena perpetua, que tiene por finalidad precisar el procedimiento de dicha revi­
sión. Así, el capítulo v establece que dicha pena será revisada de oficio o a petición de
parte cuando el condenado haya cumplido 35 años de privación de libertad, para lo cual
se someterá al interno a exámenes mentales y físicos y se formará un cuaderno, corrién­
dose traslado al Ministerio Público y a la parte civil. Se precisa además que, en audien­
cia privada se actuarán las pruebas ofrecidas, se examinará al interno y el órgano juris­
diccional resolverá, atendiendo a la concurrencia de factores positivos en la evolución del
interno, a efectos de establecer si se han cumplido los fines del tratamiento penitenciario.
El TC considera que el régimen jurídico de la cadena perpetua establecido en el Decreto
Legislativo N° 921 ha salvado las objeciones de inconstitucionalidad y, por ello, cumple
lo dispuesto en la STC N° 0010-2002-AI/TC, y constata que el legislador ha introducido

276
C lases de pena A rt. 29

diversos mecanismos para hacer que una pena, prima facie, sin límites temporales, como
la cadena perpetua, sea susceptible de devenir en temporalmente limitada a través del
referido procedimiento de revisión” (STC Exp. N° 003-2005-PI/TC-Lima, caso: Walter
Húmala Lema, del 05/09/2005, ff. jj. 15, 17, 20 y 21).

J 0398 Cadena p erp etu a (cosificación d el p en ado p o rq u e term ina siendo considerado
com o un objeto de la P olítica Crim inal): “F. J . 183. La denominada ‘cadena perpetua',
en su regulación actual, es intemporal; es decir, no está sujeta a límites en el tiempo, pues
sí tiene un comienzo, sin embargo carece de un final y, en esa medida, niega la posibili­
dad de que el penado en algún momento pueda reincorporarse a la sociedad. F. J. 187.
En el ámbito penitenciario, la proyección del principio de dignidad comporta la obliga­
ción estatal e realizar las medidas adecuadas y necesarias para que el infractor de deter­
minados bienes jurídicos - penales pueda reincorporarse a la vida comunitaria, y que ello
se realice con respeto a su autonomía individual, cualquiera sea la etapa de ejecución de
la pena. Sin embargo, y aunque no se exprese, detrás de las medidas punitivas de natura­
leza drástica como la cadena perpetua subyace una cosificación del penado, pues este ter­
mina considerado como un objeto de la política criminal del Estado, sobre el cual-porque
nunca tendrá oportunidad de ser reincorporado- tampoco habrá la necesidad de realizar
las medidas adecuadas para su rehabilitación” (STC Exp. N° 10-2002-Al/TC-Lima, caso:
Marcelino Tineo Silva y más de 5000 ciudadanos, del 03/01/2003, ff. jj. 183 y 187).

CORTE SUPREMA
J 0399 Criterios p a ra g ra d u a r la duración de la pen a: “Se advierten motivos fundados
para imponer una sanción severa, pero debe considerarse que el procesado no registra an­
tecedentes judiciales [...] además, que al inicio de la comisión de los hechos [...] superaba
los treinta años de edad [...] y que colaboró con la investigación, toda vez que en su decla­
ración instructiva [...] brindó detalles de cómo sucedieron los hechos, de modo oportuno
y relevante dada la naturaleza de la comisión oculta del delito, advirtiéndose la configu­
ración de la confesión sincera que faculta al legislador a reducir hasta una sexta parte de
la cadena perpetua -no obstante que su regulación actual, es legal al tener visos de tem­
poralidad, en virtud del Decreto Legislativo número novecientos veintiuno- representa­
ría, en el caso sub examine, entender al Derecho Penal como un instrumento de venganza
por inocuizar de manera casi definitiva al agente activo del delito, sin considerar que la
pena tiene como finalidad el logro de la recuperación y, por ende, la reinserción del sen­
tenciado a la sociedad, por lo que, en virtud a dichas consideraciones y, por ende, al carác­
ter preventivo especial positivo de la pena se le debe permitir a dicho encausado tener
una oportunidad [...] a fin que enmiende sus actos. [...]” (R. N. N ° 4088-2011-Lima, del
22/01/2013, f. j. 2.3, Sala Penal Permanente).

J 0400| C ircunstancias de aten u ación especial: “[...] las circunstancias modificativas


de la sanción no operan en la pena tasada, en tanto, el tipo de pena indeterminado hace
imposible evaluar las circunstancias modificativas que son propias para graduar la pena
temporal, esto no ocurre cuando la sanción es de carácter permanente -cadena perpetua­
se debe atender por tanto solo a la presencia de circunstancias de atenuación especial que
por sus efectos benéficos permiten establecer la pena por debajo del mínimo legal. La

277
A rt. 29 L ibro primero / Parte general

pena impuesta debajo del mínimo legal dista por mucho de la que corresponde en razón
a los injustos cometidos en concurso real, por lo que se tiene la posibilidad de transfor­
mar una pena de tipo permanente a una pena de tipo temporal; en el presente caso se tiene
que el procesado se acogió a la conclusión anticipada del proceso, la cual tiene la posibi­
lidad de generar este efecto, en cuya virtud resulta admisible que la pena de cadena per­
petua sea remplazada por una pena de tipo temporal; no obstante, este Tribunal Supremo
entiende que la pena impuesta de veintidós años está muy por debajo de la pena tempo­
ral que corresponde por la comisión de los hechos graves cometidos en agravio de meno­
res con edades de nueve y seis años, en consecuencia estas solo pueden generar además,
del cambio del tipo de pena una de muy mínima reducción, por tal virtud se estima que
la pena debe ubicarse en el último cuadrante de gravedad de las penas temporales” (R. N.
N° 3655-2013-Junín, del 14/08/2014, f. j. 5, Sala Penal Permanente).

J 0401 L ím ite m áxim o de la p e n a p r iv a tiv a de libertad: “Que si bien es cierto con


motivo de la sentencia del Tribunal Constitucional del 15 de enero de 2001, recaída
en la acción de inconstitucionalidad interpuesta por la Defensoría del Pueblo contra
la legislación sobre seguridad ciudadana, Expediente N° 5-2001-AI/TC que declaró
inconstitucional el Decreto Legislativo N° 895, quedó derogado el artículo 29 del
Código Penal, norma que establece los límites mínimo y máximo de la pena privativa
de libertad, tal vacío -com o es el caso, para el límite superior de los artículos 107 y
108 del Código Penal- en modo alguno impide al órgano jurisdiccional individualizar
la pena conforme a lo dispuesto en los artículos 8 del Título Preliminar y 45 y 46 del
Código Penal, pues en principio resulta de aplicación el inciso 8 del artículo 139 de la
Constitución, a cuyo efecto el juzgador debe respetar el ámbito normativo y los princi­
pios y criterios rectores que informan el propio Código Penal: culpabilidad, igualdad y
proporcionalidad; que en la medida en que nuestra legislación punitiva reconoce tanto
la pena privativa de libertad de cadena perpetua, cuya diferenciación es de rigor man­
tener por imperativo legal, resulta imprescindible asumirla para estimar el límite supe­
rior de la pena privativa de libertad; que, siendo así no cabe otra opción hermenéutica
que entender que dicho límite superior de pena es de 35 años, puesto que con motivo de
la modificación del régimen jurídico de la cadena perpetua, a partir de ese mínimo será
revisado obligatoriamente cada año con miras a la posible excarcelación del penado, tal
como lo dispone el Decreto Legislativo N° 921, por lo que, como es obvio, en ningún
caso la pena temporal en su límite superior puede ser mayor que la pena de cadena per­
petua. Esta conclusión, más allá de la necesaria intervención del legislador para modu­
lar los límites de la pena privativa de libertad, permite respetar razonablemente, al
momento de individualizar la pena, la entidad del injusto de los tipos penales que forma
la parte especial del Código Penal -proporcionada a la gravedad abstracta y genérica
de cada infracción-, y en su caso, bajo las directivas fijadas por las normas antes cita­
das, posibilita el pleno respeto del principio de interdicción de la arbitrariedad” (Ejecu­
toria Suprema del 12/05/2004, R. N. N°982-2004-Callao. En: CASTILLO ALVA, J. L.
(2006). Jurisprudencia penal. Sentencias de la Corte Suprema de Justicia de la Repú­
blica. Tomo 1. Grijley, Lima, p. 95).

278 ■
C lases de pena A rt. 29-A

ARTÍCULO 29-A Cumplimiento de la pena de vigilancia electrónica


personal(12)
La pena de vigilancia electrónica personal se cumplirá de la siguiente forma:
1. La ejecución se realizará en el domicilio o lugar que señale el condenado, a par­
tir del cual se determinará su radio de acción, itinerario de desplazamiento y
tránsito.
2. El condenado estará sujeto a vigilancia electrónica personal para cuyo cum­
plimiento el juez fijará las reglas de conducta que prevé la ley, así como todas
aquellas reglas que considere necesarias a fin de asegurar la idoneidad del meca­
nismo de control.
3. El cómputo de la aplicación de la vigilancia electrónica personal será a razón de
un día de privación de libertad por un día de vigilancia electrónica personal.
4. El condenado que no haya sido anteriormente sujeto de sentencia condenatoria
por delito doloso podrá acceder a la pena de vigilancia electrónica personal. Se
dará prioridad a:
a) Los mayores de 65 años.
b) Los que sufran de enfermedad grave, acreditada con pericia médico legal.
c) Los que adolezcan de discapacidad física permanente que afecte sensible­
mente su capacidad de desplazamiento.
d) Las mujeres gestantes dentro del tercer trimestre del proceso de gestación.
Igual tratamiento tendrán durante los doce meses siguientes a la fecha del
nacimiento.
e) La madre que sea cabeza de familia con hijo menor o con hijo o cónyuge
que sufra de discapacidad permanente, siempre y cuando haya estado bajo
su cuidado. En ausencia de ella, el padre que se encuentre en las mismas cir­
cunstancias tendrá el mismo tratamiento.
5. El condenado deberá previamente acreditar las condiciones de su vida personal,
laboral, familiar o social con un informe social y psicológico.
N ormas concordantes
C E P : arts. 51, 52; C P: art. 52; C P P 1 9 9 1 : arte. 135, 143 ines. 1, 2, 3; C P P 2 0 0 4 : arte. 287
inc. 5, 288 inc. 5 lits. b y c, 2 9 4 inc. 4, 313.

.111. JURISPRUDENCIA

Sumario: ACUERDO PLENARIO: Incidentes de conversión, incidente de variación de la pena e


incidente de revocación de la vigencia electrónica personal. EJECUTORIA SUPREMA
VINCULANTE: Vigilancia electrónica (alcances de la Ley N° 29499).

(12) Artículo vigente conforme a la incorporación realizada por el artículo 4 de la Ley N° 29499 del
19/01/2010.
A rt. 29-A L ibro primero / Parte general

A CUERD O PLEN ARIO

J 0402 In ciden tes de conversión, in ciden te de variación de la p e n a e incidente de


revocación de la vigencia electrónica p e r s o n a l : “Un caso singular, que da lugar a múl­
tiples incidentes de ejecución, es el de la pena de vigilancia electrónica personal, insti­
tuida por la Ley N° 29499, del diecinueve de enero de dos mil diez, que precisa que es
una pena siempre aplicable por conversión. La pena de vigilancia electrónica personal se
puede disponer en la misma sentencia o, luego, mediante un ‘incidente de conversión’
-que es el único legalmente previsto para hacerlo, a diferencia de los demás supuestos
de conversión que se hacen en la propia sentencia-. Véase artículos 1, tercer párrafo, y 3,
literal b; así como para este último supuesto: artículo 4, que modifica el artículo 29-A CP,
numeral 4. Impuesta la pena de vigilancia electrónica personal, dada su naturaleza volun­
taria, es posible variarla a pena privativa de libertad, a instancia del condenado, cuando
exprese formalmente su oposición -incidente de variación de la pena de vigilancia elec­
trónica personal—(art. 2, primer y segundo párrafos, literal b). Por último, esta pena con­
vertida de vigilancia electrónica personal también puede ser objeto de revocación si el
condenado incumple las reglas de conducta impuestas al concederla -incidente de revo­
cación- (art. 10)” (Acuerdo Plenario N ° 3-2012/CJ-116 sobre “Función y operatividad
de la libertad anticipada”, del 24/01/2013, f. j. 12, VIII Pleno Jurisdiccional de las Salas
Penales Permanente y Transitoria).

E JE C U T O R IA SU PREM A VINCULANTE

J 0403 Vigilancia electrónica (alcances d e la L ey N° 29499): “F. J. 4. Que, debe indi­


carse que si bien la primera disposición final de la ley número veintinueve mil cuatro­
cientos noventa y nueve -publicada en el diario oficial El Peruano el diecinueve de enero
de dos mil diez—, establece que la referida ley entrará en vigencia progresivamente en
los diferentes distritos judiciales según el calendario oficial que será aprobado mediante
decreto supremo, exceptuándose de dicho calendario a los distritos judiciales de Lima,
Lima Norte, Lima Sur, Callao, en los cuales será aplicada una vez concluido el proceso de
selección por concurso público e implementados todos los mecanismos de la vigilancia
electrónica personal, con la vigencia del reglamento pertinente; también lo es, que dicha
disposición que regula la vigencia de la norma en cuestión, no debe ser interpretada me­
diante el método gramatical o literal para tales efectos, sino que en el presente caso debe
ser interpretado conforme a los métodos teleológicos y sistemáticos que han sido desa­
rrollados en el considerando anterior. F. J . 5. Que, por lo tanto, este Supremo Tribunal
considera que la suspensión de la vigencia de la ley número veintinueve mil cuatrocien­
tos noventa y nueve solo está circunscrita a la aplicación de la vigilancia electrónica per­
sonal [...], mas no, respecto a la modificatorias de las normas que no sean directamente
contraproducentes con dicho tema, como lo son para el presente caso, los requisitos con­
currentes que dehe tener en cuenta el juez penal para dictar mandato de detención, así
como el supuesto para revocar de oficio o a petición de parte dicha medida coercitiva -
debido a que no genera gastos económicos-; más aún, si se tiene en cuenta que la alu­
dida modificatoria respecto a los requisitos concurrentes para dictar mandato de deten­
ción contra un encausado sujeto a un proceso penal en las Cortes Superiores en donde
todavía no entró en vigencia el nuevo Código Procesal Penal [...], resulta más beneficiosa

280
C lases de pena A rt. 30

para este [...], respecto a los requisitos establecidos en la norma procesal anterior [...], lo
cual permite a su vez que haya igualdad y no discriminación de tratamiento procesal en el
referido extremo respecto a los lugares geográficos en donde se lleva a cabo una investi­
gación judicial sujeta al nuevo Código Procesal Penal [...] que establece como uno de los
requisitos para dictar detención preventiva, una prognosis de pena mayor a cuatro años de
pena privativa de libertad. F. J. 6. Que, en consecuencia por los fundamentos anotados y
siendo evidente que la vacación legal a que se hace referencia en la primera disposición
final de la ley número veintinueve mil cuatrocientos noventa y nueve está referida solo a
la aplicación de la Vigilancia Electrónica Personal [...] este Supremo Tribunal interpreta
que se encuentra vigente la modificatoria de la referida ley respecto al artículo ciento
treinta y cinco del Código Procesal Penal [...] que no genera gastos económicos, a excep­
ción de la parte in fine de su último párrafo, que establece expresamente: ‘en cuyo caso
el juez podrá disponer la utilización de la vigilancia electrónica personal como meca­
nismo de control decisión judicial que se corresponde a la observancia del derecho
a la libertad y seguridades personales, previstos en el literal ‘d’, inciso veinticuatro del
artículo dos e incisos tres del artículo ciento treinta y nueve de la Constitución Política
del Estado [...] y el debido proceso, previsto en el inciso tres del artículo ciento treinta y
nueve del referido texto constitucional” (R. N. N ° 4216-2009-Lima, del 25/04/2011, fifi. jj.
4, 5 y 6, Sala Penal Permanente).

----------------§ -----------------

SECCIÓN II
Penas restrictivas de libertad

ARTÍCULO 30 Clases de penas restrictivas de la libertad(13)


La pena restrictiva de libertad es la de expulsión del país y se aplica a extranjeros
después de cumplida la pena privativa de libertad o la concesión de un beneficio
penitenciario, quedando prohibido su reingreso.
En el caso de expulsión por concesión de beneficios penitenciarios, el Perú mantiene
jurisdicción exclusiva sobre la condena impuesta.

TEXTO ORIGINAL:
A rtículo 3 0 .- Las penas restrictivas de libertad son:
1. La expatriación, tratándose de nacionales; y
2. La expulsión del país, tratándose de extranjeros.
Ambas se aplican después de cumplida la pena privativa de libertad.

(13) Artículo vigente conforme a la modificación realizada por la segunda disposición complementaria
modificatoria de la Ley N° 30219 del 08/07/2014.
A rt. 30 L ibro primero /Parte general

La primera tiene una duración máxima de diez años.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Prim era modificación: artículo 1 de la Ley N° 29460 del 27/11/2009.
A rtícu lo 30.- La pena restrictiva de libertad es la de expulsión del país, tratándose
de extranjeros. Se aplica después de cumplida la pena privativa de libertad.
Segunda modificación: segunda disposición complementaria modificatoria de la
Ley N° 30219 del 08/07/2014.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C: art. 2 inc. 11); C P; arts. 303, 325, 326, 329, 330, 334; C E P : art. 118; D V D H : art. 15;
P ID C P : art. 13; C A D H : art. 22 ines. 5), 6), 8), 9); L e y 2 8008: art. 12

DOCTRINA

Sumario: Naturaleza jurídica / Situación actual.

1)0142 Naturaleza jurídica: PERIS RIERA, J. y MADRID CONESA, F. (2000).


“Comentario al artículo 89”. En: COBO DEL ROSAL, M. (Director). Comentarios al
Código Penal de 1995. Tomo III. Madrid: Edersa, p. 1207. “El resultado obtenido, y las
consecuencias a que se llega con la expulsión de los extranjeros, parece estar en armonía
con la preocupación que expresa manifiestamente la propia Ley de Extranjería por reco­
nocer a los extranjeros la máxima cota de derechos y libertades, cuyo ejercicio debería
quedar casi equiparado al de los propios ciudadanos nacionales”.

I) 0143 Naturaleza jurídica: VILLA STEIN, J. (2014). Derecho Penal. Parte general.
Lima: Ara, pp. 557-558. “Es obvio que estas penas, además de anticonstitucionales por
colisionar con el inciso 11 del artículo 2 de la Norma Mayor, que asegura el derecho de
residencia, violenta los Derechos Humanos, y atenta en particular contra la Convención
Americana de Derechos Humanos y la Declaración Universal de Derechos Humanos”.

1) 0144 Situación actual: BUSTOS RAMIREZ, J. (1994). Manual de Derecho Penal.


Parte general. Barcelona: PPU, p. 597. “Estas penas han caído en crisis, tanto por su uti­
lización histórica para el delincuente político, como por sus efectos discriminatorios en
relación con las facultades económicas del sujeto al ser desplazado a otro lugar y; ade­
más, no tener utilidad social”.

¿mj JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Improcedencia del hábeas corpus (fiscal no está


facultado para dictar medidas restrictivas de la libertad) / Supuestos de las restricciones
explícitas ordinarias.

282
Clases de pena A rt. 30

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
J 0404 Im proceden cia d e l hkbeas corpus (fiscal no está fa cu lta d o p a ra dictar m edi­
das restrictivas de la libertad)'. “Como se ha dicho anteriormente, dado que el fiscal no
tiene la facultad de dictar medidas restrictivas de la libertad o derechos conexos, en prin­
cipio no se configuraría una amenaza cierta e inminente de algún derecho tutelable por
el hábeas corpus. No obstante, es preciso tomar en consideración que si bien la denun­
cia fiscal no vincula al juez —el mismo que solo abrirá instrucción si considera que de la
denuncia fluyen indicios suficientes o elementos o elementos de juicio que razonable­
mente revelen la existencia de un delito-, en cambio, sí constituye un importante indica­
tivo para el juez, el cual podría ser inducido a error sobre la base de una denuncia abier­
tamente arbitraria, orientada a conseguir que el presunto autor del hecho delictivo sea
procesado” (STC Exp. N ° 6167-2005-PHC/TC-Lima, caso: Fernando Cantuarias Sala-
verry, del 28/02/2006, f. j. 40).

J 0405 S u pu estos de las restricciones explícitas ordin arias : “Las restricciones explíci­
tas ordinarias se presentan cuando, en un estado de normalidad constitucional, se estima
necesario que deben protegerse otros derechos fundamentales o bienes jurídicos, de modo
que, en atención a un estudio de razonabilidad, puede limitarse el derecho a la libertad
de tránsito. Son diversos los supuestos que se incluyen dentro de las restricciones expli-
citas ordinarias: Razones sanitarias: son aquellas que surgen en pro del resguardo de la
plenitud físico - psíquica de la población, la cual puede verse afectada por la existencia
de pestes, epidemias y otros eventos de similar características, limitación permitida en el
propio inciso 11 del artículo 2 de la Constitución. Razones jurisdiccionales: son aque­
llas que surgen de la existencia de una orden judicial de impedimento de salida del terri­
torio nacional, expatriación de nacionales o expulsión de extranjeros. La expatriación de
una nacional (acción de sacar a la fuerza a un natural del territorio de su propio país) pro­
cede en los casos de comisión de atentados contra la seguridad nacional, la participación
de un grupo armado dirigido por un extranjero, la alteración de hitos fronterizos, actos
desleales con el país o la traición a la patria (casos previstos explícitamente entre los ar­
tículos 325 y 332 del CP). Sobre la materia, este Colegiado reserva pronunciamiento
sobre la constitucionalidad o inconstitucionalidad de dicha modalidad punitiva. La expul­
sión de un extranjero (acción de hacer salir por la fuerza a un no nacional del territorio
patrio) procede como consecuencia de un acto subsecuente del cumplimiento de una con­
dena con pena privativa de la libertad impartida por un tribunal nacional. Razones de
extranjería: son aquellas que basándose en el inciso 11 del artículo 2 de la Constitución,
derivan de la falta de aptitud legal de un extranjero para ingresar al territorio nacional o
para continuar residiendo dentro de él. Tales son los casos siguientes: Por ingreso clan­
destino o fraudulento al territorio nacional, por haber sido anteriormente expulsado del
territorio nacional por razones jurisdiccionales de poder de policía (reglas de migración),
por ser prófugo de la justicia por delitos tipificados como ilícitos comunes en la legisla­
ción nacional, por haber sido expulsado de otro país por la comisión del delito tipificado
como ilícitos comunes en la legislación nacional o por infracción a normas de extranje­
ría homologas a las nuestras, por encontrarse incurso en razones de seguridad, por regis­
trar antecedentes penales o policiales por delitos tipificados como comunes en la legisla­
ción nacional, por carecer de recursos económicos que le permitan solventar los gastos

283
A rt. 31 L ibro primero / Parte general

de permanencia en nuestro territorio, por haber realizado actos contra la seguridad del
estado, el orden público interno o la defensa nacional. [...]” (STC Exp. N ° 2872-2005-
PHC/TC-Lima, caso: Nilsen Mallqui Laurence y otro, del 22/06/2005, f. j. 16).

SECCIÓN III
Penas limitativas de derechos

ARTÍCULO 31 Clases de penas limitativas de derechos


Las penas limitativas de derechos son:
1. Prestación de servicios a la comunidad;
2. Limitación de días libres; e
3. Inhabilitación.
N ormas concordantes
C: art. 2 ines. 15), 24) lit. b); CP: arts. 3 2 a 40, 55, 68; CEP: arts. I, 119 y ss.; CPP2004:
arts. 402, 478 inc. 3, 545 inc. 1, 546.; C d e P P : art. 292; D. Leg. 1191: arts. 1, 6, 7, 8, 9

DOCTRINA

Sumario: Ámbito de aplicación de las penas limitativas de derechos / Naturaleza jurídica.*S


.

I) 0145 Ámbito de aplicación de las penas limitativas de derechos: MIR PUIG,


S. (2002). Derecho Penal. Parte general. 6a edición. Barcelona: Reppertor. §30/1. 1,
pp. 688-689. “Son penas privativas de derechos la titularidad o el ejercicio de un cargo
público, o el derecho a ser elegido para cargos públicos, el derecho a desempeñar otra
actividad laboral determinada, los derechos de patria potestad, tutela, guarda o cúratela,
el derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores, el derecho a la tenencia y porte
de armas, el derecho a residir en determinados lugares o a acudir a ellos. Las penas que
privan de la titularidad de un cargo público, el derecho a ser elegido para el mismo, del
ejercicio de otra actividad laboral determinada o de la patria potestad, tutela, guarda
o cúratela, reciben el nombre de inhabilitaciones. En cuanto al cargo público, si no
se priva de su titularidad, sino solo de su ejercicio, se habla de suspensión de empleo
o cargo público. Las penas que consistan en la privación de los demás derechos que
hemos mencionado tienen simplemente el nombre que describe dicha privación [...].
También se incluyen en el Código Penal actual entre las penas privativas de derechos los
trabajos en beneficio de la comunidad. ¿Cuál es el derecho del cual se priva cuando se
impone esta pena? La respuesta a esta pregunta exige el conocimiento de los presupues­
tos y contenido de esa nueva pena [...]”.

284 -
Clases de pena A rt. 31

I) 0146 Naturaleza jurídica: BOLDOBA PASAMAR, M. A. (1998). “Penas priva­


tivas de derechos”. En: GRACIA MARTIN, L. (Coordinador). Lecciones de consecuen­
cias ju rídicas del delito. Valencia: Tirant lo Blanch, p. 106. “Una primera aproxima­
ción a su contenido puede observarse que las penas privativas de derechos representan
determinadas restricciones en la vida social, limitando la libre capacidad de participa­
ción del penado en la misma. Algo que, sin embargo, no las diferencia del resto de penas,
pues de uno u otro modo estas también inciden sobre lo mismo. Por ello, las penas priva­
tivas de derechos no tienen en común más que la rúbrica que las reúne, y lógicamente en
sus aspectos concretos difieren también los derechos de cuyo ejercicio se ve privado el
penado, así como el alcance de dicha privación. [...]”.

JURISPRUDENCIA

Sumario: ACUERDO PLENARIO: El sistema de ejecución provisional y el sistema suspensivo


en la legislación nacional.

ACUERDO PLENARIO

J 0406 E l sistem a de ejecución pro visio n a l y e l sistem a suspensivo en la legislación


nacional: “Es evidente que la regulación del momento inicial de la ejecución de una pena
es un ámbito que incumbe al legislador procesal -el Código Penal, por lo demás, no ha
establecido un precepto al respecto-. En su relación con los recursos, puede existir, como
regla, el sistema de ejecución provisional o el sistema suspensivo. En la legislación pro­
cesal penal nacional se ha optado por ambos modelos. En este contexto cabe precisar lo
siguiente: A. Si se examina el régimen del NCPP, podrá advertirse, en el caso de la sen­
tencia condenatoria, la inclinación por el primer modelo: la impugnación no tiene efecto
suspensivo -así lo dispone el artículo 402.1 NCPP como regla específica frente a la gené­
rica del artículo 412.1 NCPP—, con la excepción de la imposición de las penas de multa
o limitativas de derechos, una de las cuales es, por cierto, conforme al artículo 31.3 del
Código Penal, la pena de inhabilitación. Ello significa, entonces, que solo las sentencias
que imponen penas privativas de libertad y restrictivas de libertad que consignan los ar­
tículos 29 y 30 del Código Penal -en adelante, C P - se cumplen provisionahnente pese a
la interposición de un recurso impugnatorio contra ellas. Por tanto, si el condenado estu­
viera en libertad y se impone pena o medida de seguridad privativa de libertad de carácter
efectivo, el juez penal, interpuesto el recurso, según lo autoriza el artículo 402.2 NCPP,
podrá optar por su inmediata ejecución o por imponer alguna restricción de las previs­
tas en el artículo 288 NCPP. A su tumo, el Tribunal de Revisión, en caso se hubiera
optado por la inmediata ejecución de la pena impuesta, podrá suspenderla, atendiendo a
las circunstancias del caso, según el artículo 418.2 NCPP. Tal efecto suspensivo concluirá
cuando la sentencia queda firme. En consecuencia, la pena de inhabilitación conforme a
las disposiciones pertinentes del NCPP no se ejecuta hasta que la sentencia condenato­
ria adquiera firmeza. Rige plenamente, en este dominio, el denominado sistema suspen­
sivo. B. Distinta es la regulación normativa adoptada por el ACPP. En efecto, su artículo
330 admite expresamente el sistema de la ejecución inmediata o provisional para todas

■ 285
A rt. 32 L ibro primero / Parte general

las penas, salvo las de intemamiento, relegación, penitenciaría o expatriación. Cabe ano­
tar que las tres primeras penas no fueron ratificadas por el CP de 1991, por lo que en dicho
caso el aludido precepto procesal carece actualmente de significación alguna. La senten­
cia condenatoria impugnada, solo si impone pena de expatriación, exigirá que el encau­
sado quede ‘ [...] entre tanto, bajo vigilancia de la autoridad política’ -así lo precisa el
artículo 331 in fine ACPP-. Al respecto es pertinente señalar que si bien la pena de expa­
triación ha sido reconocida en el artículo 30.1 CP, su legitimidad es inaceptable desde
la perspectiva superior del artículo 22.5 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, lo cual ha determinado que el Congreso discuta su posible exclusión. En cam­
bio, la pena de expulsión del país, que igualmente es una pena restrictiva de libertad, pre­
vista en el artículo 30.2 CP solo para extranjeros, no tiene ese grave vicio de ilegitimidad
y, por ende, será posible instmmentar los mecanismos de vigilancia adecuados si su apli­
cación promueve la interposición de un recurso impugnatorio. En consecuencia, la pena
de inhabilitación según las normas del ACPP -con diferencia del régimen del NCPP- se
ejecuta provisionalmente (no hay al respecto ninguna regla de excepción similar a la con­
tenida en el NCPP). Siendo así, no hace falta esperar la firmeza de la sentencia condena­
toria que la imponga para comenzar a ejecutar la pena de inhabilitación. El sistema que
para esta clase de pena sigue el ACPP, ante la interposición de un recurso, es el de la eje­
cución provisional” (Acuerdo Plenario N° 10-2009/CJ-ll 6 sobre “Ejecución de la pena
de inhabilitación y recurso impugnatorio”, del 13/11/2009, f. j. 8, V Pleno Jurisdiccional
de las Salas Penales Permanente y Transitorias).

----------------- § -------------------

ARTÍCULO 32 A plicación de penas lim itativas de derechos como


penas autónom as o sustitutas(14)
Las penas limitativas de derechos previstas en los dos primeros incisos del artículo
31 se aplican como autónomas cuando están específicamente señaladas para cada
delito y también como sustitutivas o alternativas de la pena privativa de libertad,
cuando la sanción sustituida a criterio del juez no sea superior a cuatro años.

(14) Artículo vigente conforme a la modificación realizada por el artículo único de la Ley N° 27186 del
20/10/1999.

286
Clases de pena A rt. 32

TEXTO ORIGINAL:
A rtículo 3 2 .- Las penas limitativas de derechos previstas en los dos primeros incisos
del artículo 31, se aplican como autónomas cuando están específicamente señala­
das para cada delito, y, también, como sustitutivas de la pena privativa de libertad,
cuando la sanción sustituida a criterio deljuez no sea superior a tres años.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Primera modificación: artículo único de la Ley N° 27186 del 20/10/1999.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C: art. 2 ines. 15), 24) lit. b); CP: arts. 29, 52, 53, 55, 111, 114, 1 1 8 ,1 3 0 ,1 6 3 , 164, 192, 323;
CEP: art, I; C d e P P : art. 225; D. L eg. 1191: arts. 1, 6, 7, 8, 9;

DOCTRINA

Sumario: Condiciones de aplicación / Presupuesto de aplicación / Consagración legal.

I) 1)147 Condiciones de aplicación: BOLDOBA PASAMAR, M. A. (1998). “Penas


privativas de derechos”. En: GRACIA MARTIN, L. (Coordinador). Lecciones de conse­
cuencias jurídicas del delito. Valencia: Tirant lo Blanch, p. 128. “La sustitución de arresto
de fin de semana por trabajos en beneficios de la comunidad, también está previsto que
la responsabilidad penal subsidiaria, la cual, en principio, tiene asignada una privación
de libertad. Pero, en este caso, los trabajos en beneficio de la comunidad representan un
modo alternativo (a la privación de libertad) de sustituir la pena de multa no satisfecha.
Para llevar a cabo la conversión de penas se establece que cada día de privación de liber­
tad equivaldrá a una jornada de trabajo”.

I) 0148 Presupuesto de aplicación: VILLA STEIN, J. (2014). Derecho Penal. Parte


general. Lima: Ara, p. 558. “La construcción de este sistema es una respuesta imagi­
nativa al ‘encierro’ para el supuesto de que el caso concreto, dependiendo de la natura­
leza de la infracción lo mismo que de la culpabilidad del sentenciado, resulte a criterio
del juez, más adecuado a la sociedad, a la víctima y al propio sentenciado cumplir con
estas penas alternativas, antes que padecer un encierro de corta duración”.

_I)_ 0149
_ _ _ Consagración legal: MIR PUIG, S. (2002). Derecho Penal. Parte general. 6a
edición. Barcelona: Reppertor. 30/1.5, p. 689. “Las penas privativas de derechos (limitativas
de derechos) se prevén en el CP a veces como penas principales o autónomas y otras como
accesorias (sustitutivas). Recuérdese que se prevén como accesorias las penas como dice
el CP, no imponiéndolas especialmente, la ley declara que otras penas las llevan consigo”.

- 287
A rt. 34 L ibro primero / Parte general

D uración de las penas lim itativas de derechos como


penas sustitutas
La duración de las penas de prestación de servicios a la comunidad y limitativa de
días libres se fijará, cuando se apliquen como sustitutivas de la pena privativa de
libertad, de acuerdo con las equivalencias establecidas en el artículo 52.
N ormas concordantes
C: art. 2 ines. 15), 24) lit. b); CP: arts. 45, 52 a 56, 68; C EP : art. I; C de P P : art. 225.

Prestación de servicios a la com unidad(15)


34.1. La pena de prestación de servicios a la comunidad obliga al condenado a tra ­
bajos gratuitos en entidades asistenciales, hospitalarias, escuelas, orfanatos,
otras instituciones similares u obras, siempre que sean públicos.
34.2. La pena de prestación de servicios a la comunidad también puede ejecutarse
en instituciones privadas con fines asistenciales o sociales.
34.3. Los servicios son asignados, en lo posible, conforme a las aptitudes del conde­
nado, debiendo cumplirse en jornadas de diez horas semanales, entre los días
sábados, domingos o feriados, de modo que no perjudiquen la jornada normal
de su trabajo habitual.
34.4. El condenado puede ser autorizado para prestar estos servicios en los días
hábiles semanales, computándose la jornada correspondiente.
34.5. Esta pena se extiende de diez a ciento cincuenta y seis jornadas de servicios
semanales, salvo disposición distinta de la ley.
34.6. La ley y las disposiciones reglamentarias correspondientes establecen los pro­
cedimientos para asignar los lugares y supervisar el desarrollo de la prestación
de servicios.

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 34.- La pena de prestación de servicios a la comunidad obliga al conde­
nado a trabajos gratuitos en entidades asistenciales, hospitalarias, escuelas, orfana­
tos, otras instituciones similares u obras públicas.
Los servicios serán asignados, en lo posible, conforme a las aptitudes del conde­
nado, debiendo cumplirse en jornadas de diez horas semanales, entre los días sába­
dos y domingos, de modo que no se perjudique la jornada normal de su trabajo
habitual.

(15) Artículo vigente conforme a la modificación realizada por la única disposición complementaria
modificatoria del Decreto Legislativo N° 1191 del 22/08/2015.

288
C lases de pena A rt. 34

El condenado puede ser autorizado para prestar estos servicios en los días útiles
semanales, computándosele la jornada correspondiente.
Esta pena se extenderá de diez a ciento cincuentiséisjornadas de servicios semanales.
La ley establecerá los procedimientos para asignar los lugares y supervisar el desa­
rrollo de la prestación de servicios.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Primera modificación: única disposición complementaria modificatoria del
Decreto Legislativo N° 1191 del 22/08/2015.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C: art. 2 ines. 15), 24) lit. b); CP: arts. 45, 52, 55, 56, 62, 68, 111, 189-B, 207-A, 323, 376-
A, 441; C E P : arts. I, 119 a l 124; C P P 2 0 0 4 : arts. 545, 546; D. L eg . 1191: arts. 1, 6, 7, 8, 9;

DOCTRINA

Sumario: Naturaleza de la prestación de servicios a la comunidad / Origen de la pena de presta­


ción de servicios a la comunidad.*32

1)0150 Naturaleza de la prestación de servicios a la comunidad: VILLA STEIN,


J. (2014). Derecho Penal. Parte general. Lima: Ara, pp. 558-559. “Esta pena es la pres­
tación de determinadas horas de trabajo no remunerado y útil a la comunidad, prestado
durante el tiempo libre. Advertir que no se trata de un trabajo forzado a favor de la comu­
nidad. Se concreta en instituciones educativas y municipales, asistenciales o en obras
públicas, en los que se debe tomar en cuenta las aptitudes y hasta las preferencias del
sentenciado”.

I) 0151 Naturaleza de la prestación de servicios a la comunidad: JESCHECK, H.


(1980). “Rasgos fundamentales del Movimiento Internacional de Reforma del Derecho
Penal”. En: La reforma del Derecho Penal. Barcelona: Universidad autónoma de Barce­
lona, p. 19. “Esta sanción consiste en el deber de prestar determinada cantidad de horas
de trabajo no remunerado y útil para la comunidad durante el tiempo libre, en beneficio
de personas necesitadas o para fines comunitarios”.

I) 0152 Origen de la pena de prestación de servicios a la comunidad: MIR PUIG, S.


(2002). Derecho Penal. Parte general. 6a edición. Barcelona: Reppertor. §30/1. 24, 25 y
32, p. 692. “Se introduce como en otros países europeos y a partir del ejemplo del commu-
nity Service británico, como un sustitutivo, que el juez o Tribunal puede ofrecer al sujeto,
de penas privativas de libertad del arresto de fin de semana o de la responsabilidad subsi­
diaria para los casos de impago de la pena de multa. Los trabajos en beneficio de la comu­
nidad, que no podrán imponerse sin el consentimiento del penado, le obligan a prestar su
cooperación no retribuida en determinadas actividades de utilidad pública. Su duración
diaria no podrá exceder de ocho horas [...]. Es discutible la inclusión de esta pena entre

289
A rt. 34 L ibro primero / Parte general

las privativas de derechos, puesto que es dudoso que prive de algún derecho. Téngase en
cuenta que se ofrece como alternativa que requiere la aceptación voluntaria del sujeto”.

JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: El proceso de hábeas corpus no puede objetar un


proceso concluido que ha dictado sentencia de prestación de servicios a la comunidad /
El apercibimiento de conversión de una pena no afecta el derecho de la libertad indivi­
dual que debe protegerse mediante un proceso de hábeas corpus.20

TRIBUNAL CO N STITUCIONAL

J 0407 E l proceso de hábeas corpus no puede objetar un proceso concluido que ha


dictado sentencia de prestación de servicios a la comunidad : “Debe entonces tenerse
presente que, en el presente caso, y con argumentos de carácter probatorio, se cuestiona
un proceso concluido, en el cual el recurrente fue condenado a la prestación de servicios
a la comunidad, aquello, como lo ha señalado reiterada jurisprudencia de este Tribunal,
no genera un agravio concreto al derecho a la libertad personal [...]. En efecto, los hechos
expuestos en la demanda no denuncian una afectación negativa en la libertad personas del
recurrente, lo que comporta el rechazo de la demanda” (STCExp. N° 520-2014-PHC/TC-
Lima Norte, caso: Anliber Teodorico Rodríguez Espinoza, del 18/08/2014, f. j. 4).

J 0408 E l apercibimiento de conversión de una pena no afecta el derecho de la liber­


tad individual que debe protegerse mediante un proceso de hábeas corpus : “F. J. 2.
Que la recurrente manifiesta que [...] fue condenada a cuarenta y cinco jomadas de pres­
tación de servicios comunitarios por falta contra la persona, lesiones dolosas. Considera
que mediante esta sentencia ha sido condenada en forma arbitraria, pues no se encuen­
tra motivada y se encuentra amenazado su derecho a la libertad individual, porque [...] se
le notificó para que se presente en la Oficina de Ejecución de penas limitativas de dere­
chos del Instituto Nacional Penitenciario -IN P E -, para dar cumplimiento a la sentencia
bajo apercibimiento de ser conducido de grado o fuerza en caso de inasistencia y, de per­
sistir en dicha actitud, convertir las jomadas incumplidas en pena privativa de la liber­
tad. F. J . 3. Que la constitución Política del Perú establece expresamente en el artículo
200, inciso 1, que a través del hábeas corpus se protege tanto la libertad individual como
los derechos conexos a ella, no obstante, no cualquier reclamo que alegue afectación del
derecho a la libertad individual o derechos conexos, puede reputarse efectivamente como
tal a merecer tutela, pues para ello es necesario analizar previamente si los denunciados
vulneran el contenido constitucionalmente protegido del derecho tutelado por el hábeas
corpus. F. J . 4. Que, el debido proceso en tanto derechos conexos con la libertad indivi­
dual (art. 25 del Código Procesal Constitucional, in finé), puede ser tutelado mediante el
hábeas corpus siempre que de la alegada vulneración del debido proceso se desprenda
una restricción de la libertad individual. En el presente caso, en cambio, la sentencia [...]
que impuso una pena de prestación de servicios a la comunidad, la cual no incide en el
contenido de la libertad individual. F. J . 5. Que al respecto de la resolución [...], esta no
constituye una amenaza al derecho a la libertad individual de doña E.S.P porque ella solo

290
Clases de pena Art. 35

señala el apercibimiento que podría aplicársele en caso decida no concurrir a la Oficina


de Ejecución de penas limitativas de derechos del Instituto Nacional Penitenciario para
que comience a cumplir con la pena que le fue impuesta; es decir, el apercibimiento solo
se hará efectivo si la recurrente no cumple con los términos de la sentencia [...]” (STC
Exp. N° 4570-2012-PHC/TC-Lima, caso: Editha Sánchez Pérez, del 27/08/2012, ff. jj. 2,
3, 4 y 5).

ARTÍCULO 35 Lim itación de días libres(16)


35.1. La limitación de días libres consiste en la obligación de permanecer los días
sábados, domingos y feriados, hasta por un máximo de diez horas semanales,
a disposición de una institución pública para participar en programas educa­
tivos, psicológicos, de formación laboral o culturales.
35.2. La pena de limitación días libres también puede ejecutarse en instituciones
privadas con fines asistenciales o sociales.
35.3. Esta pena se extiende de diez a ciento cincuenta y seis jornadas de limitación
semanales, salvo disposición distinta de la ley.
35.4. Durante este tiempo, el condenado recibe orientaciones y realiza actividades
adecuadas e idóneas para su rehabilitación y formación.
35.5. La ley y las disposiciones reglamentarias correspondientes establecen los pro­
cedimientos de supervisión y cumplimiento de la pena de limitación de días
libres.

TEXTO ORIGINAL:
Artículo 35.- La limitación de días libres consiste en la obligación de permanecer
los días sábados, domingos y feriados, por un mínimo de diez y un máximo de die­
ciséis horas en total por cada fin de semana, en un establecimiento organizado con
fines educativos y sin las características de un centro carcelario.
Esta pena se extenderá de diez a ciento cincuentiséis jornadas de limitación semanales.
Durante este tiempo el condenado recibirá orientaciones tendientes a su rehabilitación.
La ley establecerá los procedimientos de supervisión y cumplimiento de la pena.

(16) Artículo vigente conform e a la modificación realizada po r la única disposición com plem entaria
m odificatoria del D ecreto Legislativo N° 1191 del 22/08/2015.

291
A rt. 35 L ibro primero / Parte general

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Primera modificación: única disposición complementaria modificatoria del
Decreto Legislativo N° 1191 del 22/08/2015.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C: art. 2 inc. 24) lit. b); CP: arts. 31, 55, 68, 80, 164, 192, 323; C EP : arts. 122, 123, 124;
C P P 2 0 0 4 : arts. 478 inc. 3, 545 inc. 1, 5 4 6 inc. 1; C d e P P : arts. 292 1it. c.; D . L eg. 1191:
arts. 1, 6, 7, 8, 9;

DOCTRINA

Sumario: Esencia de la limitación de días libres / Excesos de la limitación de días libres / Conse­
cuencias de su aplicación.

1)015.1 Esencia de la limitación de días libres: VILLA STEIN, J. (2014). Derecho


Penal. Parte general. Lima: Ara, p. 559. “Se da una modalidad punitiva novedosa que
no afecta a la familia ni al trabajo del condenado pues la limitación de días libres, nor­
malmente afectará los fines de semana —arresto de fin de semana-. Se debe naturalmente
tratar de un arresto provechoso, pues las características del mismo son: a) el periodo de
arresto fluctúa entre un mínimo de diez y un máximo de dieciséis horas por fin de semana,
b) El lugar de arresto se encuentra con propósitos resocializadores y educativos, c) la pena
dura entre diez y ciento cincuenta y seis jornadas”.

______
1)0154 Excesos de la limitación de días libres: BOLDOBA PASAMAR, M. A.
(1998). “Penas privativas de derechos”. En: GRACIA MARTÍN, L. (Coordinador). Lec­
ciones de consecuencias jurídicas del delito. Valencia: Tirant lo Blanch, p. 69. “Los exce­
sos a que da lugar la imposición de las penas de arrestos de fines de semana (tanto como
pena sustitutiva de la responsabilidad personal subsidiaria por impago de la multa como
de la pena de prisión) pueden resultar contradictorios con la naturaleza y el sentido que
originariamente se han atribuido a esta pena (como pena sustitutiva de las penas cortas
privativas de libertad de duración continua), así como con su configuración penitenciaria,
pudiendo así verse mermada su eficacia”.

I) 0155 Consecuencias de su aplicación: PEÑA CABRERA, R. (1999). Tratado de


Derecho Penal. Estudio programático de la parte general. Lima: Grijley,p. 617. “La limi­
tación de días libres obliga al condenado a permanecer en el establecimiento entre diez
y dieciséis horas cada fin de semana, recibiendo orientaciones para su reinserción social.
Se evita de esta manera la utilización de recursos materiales no existentes y también los
efectos perniciosos que tiene la vida en privación de libertad”.

§
C lases de pena A rt. 36

ARTÍCULO 36 Inhabilitación(17)
La inhabilitación produce, según disponga la sentencia:
1. Privación de la función, cargo o comisión que ejercía el condenado, aunque pro­
venga de elección popular;
2. Incapacidad o impedimento para obtener mandato, cargo, empleo o comisión
de carácter público;
3. Suspensión de los derechos políticos que señale la sentencia;
4. Incapacidad para ejercer por cuenta propia o por intermedio de tercero profe­
sión, comercio, arte o industria, que deben especificarse en la sentencia;
5. Incapacidad para el ejercicio de la patria potestad, tutela o cúratela;
6. Suspensión o cancelación de la autorización para portar o hacer uso de armas
de fuego. Incapacidad definitiva para renovar u obtener licencia o certificación
de autoridad competente para portar o hacer uso de armas de fuego, en caso de
sentencia por delito doloso o cometido bajo el influjo del alcohol o las drogas.
7. Suspensión, cancelación o incapacidad definitiva para obtener autorización
para conducir cualquier tipo de vehículo;
8. Privación de grados militares o policiales, títulos honoríficos u otras distincio­
nes que correspondan al cargo, profesión u oficio del que se hubiese servido el
agente para cometer el delito;
9. Incapacidad definitiva para ingresar o reingresar al servicio docente o admi­
nistrativo en instituciones de educación básica o superior, pública o privada,
en el Ministerio de Educación o en sus organismos públicos descentralizados
o, en general, en todo órgano dedicado a la educación, capacitación, forma­
ción, resocialización o rehabilitación, o para ejercer actividad, profesión, ocu­
pación u oficio que implique la enseñanza, el cuidado, vigilancia o atención de
niñas, niños o adolescentes o del alumnado de educación superior tanto téc­
nica como universitaria de las personas condenadas con sentencia consentida o
ejecutoriada por cualquiera de los siguientes:
a. Terrorismo, previsto en el Decreto Ley 25475.
b. Apología del delito de terrorismo, establecido en el artículo 316-A.
c. Trata de personas, formas agravadas de la trata de personas, explotación
sexual y esclavitud y otras formas de explotación, previstos en los artículos
153,153-A, 153-B y 153-C.
d. Homicidio simple (art. 106), parricidio (art. 107), homicidio calificado (art.
108) y feminicidio (art. 108-B).
e. Lesiones graves (art. 121) y lesiones graves por violencia contra las mujeres
e integrantes del grupo familiar (art. 121-B).
f. Libro Segundo: Título IV: Capítulo IX: violación sexual (art. 170), violación
de persona en estado de inconsciencia o en la imposibilidad de resistir (art.
171), violación de persona en incapacidad de dar su libre consentimiento

(17) Artículo vigente conforme a la modificación realizada por la segunda disposición complementaria
modificatoria de la Ley N° 30901 del 29/12/2018.

- 293
A rt. 36 L ibro primero / Parte general

(art. 172), violación sexual de menor de edad (art. 173), violación de persona
bajo autoridad o vigilancia (art. 174), violación sexual mediante engaño
(art. 175), tocamientos, actos de connotación sexual o actos libidinosos sin
consentimiento (art. 176), tocamientos, actos de connotación sexual o actos
libidinosos en agravio de menores (art. 176-A), Capítulo X (proxenetismo) y
Capítulo XI (ofensas al pudor público).
g. Tráfico ilícito de drogas, previsto en la Sección II, se impone obligatoria­
mente en la sentencia como pena principal(18).
10. Privación del derecho a residir en determinados lugares o acudir a ellos;
11. Prohibición de aproximarse o comunicarse con la víctima, sus familiares u otras
personas que determine el juez; o,
12. Prohibición de comunicarse con internos o visitar establecimientos penitenciarios.
13. Incapacidad definitiva o temporal para la tenencia de animales.

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 36.- La inhabilitación producirá, según disponga la sentencia:
1. Privación de la función, cargo o comisión que ejercía el condenado, aunque
provenga de elección popular;
2. Incapacidad para obtener mandato, cargo, empleo o comisión de carácter
público;
3. Suspensión de los derechos políticos que señale la sentencia;
4. Incapacidad para ejercer por cuenta propia o por intermedio de tercero profe­
sión, comercio, arte o industria, que deben especificarse en la sentencia;
5. Incapacidad para el ejercicio de la patria potestad, tutela o cúratela;
6. Suspensión o cancelación de la autorización para portar o hacer uso de armas
de fuego;
7. Suspensión o cancelación de la autorización para conducir cualquier tipo de ve­
hículo; o
8. Privación de grados militares o policiales, títulos honoríficos u otras distincio­
nes que correspondan al cargo, profesión u oficio del que se hubiese servido el
agente para cometer el delito.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Primera modificación: inciso 6 modificado por el artículo 2 de la Ley N° 29106
del 18/10/2007.
A rtícu lo 3 6 .- La inhabilitación producirá, según disponga la sentencia:
(...)
6. S u spen sión o cancelación de la au torización p a ra p o rta r o hacer uso de arm as
de fu e g o . In ca p a cid a d definitiva p a ra obtener licencia o certificación de

(18) Inciso vigente conform e a la m odificación realizada por la segunda disposición com plem entaria
m odificatoria de la L ey N° 30901 del 29/12/2018.

294
C lases de pena A rt. 36

a u to ridad com petente p a ra p o rta r o hacer uso de arm as d e fu eg o , en caso de


sen ten cia condenatoria p o r delito doloso con p e n a p riva tiva de lib erta d supe­
rior a cu atro (4) años; m edida qu e debe ser im puesta en fo r m a obligatoria en
la sentencia.
(...)
Segunda modificación: inciso 7 modificado por el artículo 1 de la Ley N° 29439
del 19/11/2009.
A rtícu lo 36.- La inhabilitación producirá, según disponga la sentencia:
(...)
7. Suspensión o cancelación de la autorización p a ra conducir cualquier tipo de ve­
hículo o incapacidad p a ra obtenerla p o r igual tiempo que la p e n a prin cipal; o
(...)
Tercera modificación: inciso 9 incorporado por la primera disposición comple­
mentaria modificatoria de la Ley N° 29988 del 18/01/2013.
A rtícu lo 3 6 .- La inhabilitación producirá, según disponga la sentencia:
(...)
9. In ca p a cid a d definitiva de las p erso n a s condenadas con sen ten cia consentida o
ejecu toriada p o r los delitos de terrorism o tipificados en e l D ecreto L e y 25475,
p o r e l delito de apología d el terrorism o p revisto en e l inciso 2 d el artículo
3 1 6 d e l C ódigo P enal, p o r cualquiera de los delitos de violación de la lib erta d
sex u a l tipificados en e l C apítulo I X del Título I V d e l L ibro S egu n do d e l Código
P e n a l o p o r los delitos de tráfico ilícito de drogas p a ra in gresar o rein gresar a l
servicio docen te o adm inistrativo en instituciones de educación básica o su p e­
rior, p ú b lic a o p rivada, en e l M in isterio de E ducación o en sus organism os
p ú b lic o s descentralizados o, en general, en todo órgano dedicado a la educa­
ción, capacitación, form ación , resocialización o rehabilitación. E sta m edida
se im pon e obligatoriam ente en la sentencia com o p en a prin cipal.
Cuarta modificación: artículo 1 de la Ley N° 30076 del 19/08/2013.
A rtícu lo 3 6 .-La inhabilitación produce, según disponga la sentencia:
1. Privación de la función, cargo o comisión que ejercía el condenado, aunque
provenga de elección popular;
2. Incapacidad o impedimento para obtener mandato, cargo, empleo o comisión
de carácter público;
3. Suspensión de los derechos políticos que señale la sentencia;
4. Incapacidad para ejercer por cuenta propia o por intermedio de tercero profe­
sión, comercio, arte o industria, que deben especificarse en la sentencia;
5. Incapacidad para el ejercicio de la patria potestad, tutela o cúratela;
6. Suspensión o cancelación de la autorización para portar o hacer uso de armas
de fuego. Incapacidad definitiva para renovar u obtener licencia o certificación
de autoridad competente para portar o hacer uso de armas de fuego, en caso de
sentencia por delito doloso o cometido bajo el influjo del alcohol o las drogas.
7. Suspensión, cancelación o incapacidad definitiva para obtener autorización
para conducir cualquier tipo de vehículo;

295
A rt. 36 L ibro primero / Parte general

8. Privación de gra d o s militares o policiales, títulos honoríficos u otras distincio­


nes que correspondan al cargo, profesió n u oficio del que se hubiese servido el
agente p a ra co m eter el delito;
9. Incapacida d definitiva de las p erso n a s condenadas con sentencia consentida o
ejecutoriada p o r los delitos de terrorism o tipificados en el D ecreto L ey 25475,
p o r el delito d e apología del terrorism o previsto en el inciso 2 d el artículo 3 1 6
d el Código Penal, p o r cualquiera d e los delitos d e violación de la libertad sexual
tipificados en el Capítulo I X del Título I V d el Libro Segundo del Código P enal
o p o r los delitos de tráfico ilícito d e drogas p a ra ingresar o rein gresar al ser­
vicio docente o administrativo en instituciones d e educación básica o superior,
pública o privada, en el Ministerio d e Edu ca ció n o en sus organismos públicos
descentralizados o, en general, en todo órgano dedicado a la educación, capaci­
tación, form ación, resocialización o rehabilitación. Esta medida se impone obli­
gatoriam ente en la sentencia com o p e n a p rin cip a l;
10. Privación d el d erecho a residir en determ inados lugares o acudir a ellos;
11. Prohibición d e aproxim arse o com unicarse co n la víctima, sus fam iliares u otras
p erson as q u e determ ine el ju ez ; o,
12. Prohibición de com unicarse con internos o visitar establecimientos penitenciarios.
Quinta modificación: Inciso 13 incorporado por la primera disposición comple­
mentaria modificatoria de la Ley N° 30407 del 08/01/2016.
A rtícu lo 3 6 .- L a inhabilitación p roduce, según disponga la sentencia:
(...)
13. In ca p a cid a d definitiva o tem poral p a r a la ten en cia de anim ales.
Sexta modificación: Inciso 9 modificado por la segunda disposición complemen­
taria modificatoria de la Ley N° 30901 del 29/12/2018.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C: arts. 33 inc. 3); 41; CP: arts. 157, 169, 210, 222, 229, 232, 243, 247, 259, 260, 306, 317,
342, 360, 361, 371, 410, 426, 431, 432, 436; C P P 2 0 0 4 : arts. 175 inc. 1, 212 inc. 3, 299, 548,
549; C C: arts. 466, 502, 563, 564, 2030 inc. 3); L e y 2 7 1 8 1 : art. 26; D. L eg . 813: art. 6; D S
0 3 3 -2 0 0 1 -M T C : arts. 115, 117;

DOCTRINA

Sumario: Tiempo de la inhabilitación / Vigencia del principio de taxatividad en el establecimiento


de la inhabilitación en la sentencia / Consecuencias de la inhabilitación especial de
cargo público.

I) Iil5<> Tiempo de la inhabilitación: BOLDOBA PASAMAR, M. A. (1998). “Penas


privativas de derechos”. En: GRACIA MARTÍN, L. (Coordinador). L eccion es d e con­
secuencias jurídica s d el delito. Valencia: Tirant lo Blandí, pp. 119-120. “La imposición
de la pena de privación del derecho a conducir vehículos a motor inhabilitará al penado
para el ejercicio de dicho derecho durante el tiempo fijado en la sentencia. Asimismo,

296
C lases de pena A rt. 36

el Código Penal limita la pena de suspensión únicamente al empleo o cargo público. La


suspensión de empleo o cargo público priva de su ejercicio al penado durante el tiempo
de la condena. A diferencia de la inhabilitación absoluta y de la inhabilitación espe­
cial para el empleo o cargo público, que producen en ambos casos su privación defini­
tiva, el efecto propio de la suspensión de empleo o cargo público se limita a privar de
su ejercicio al penado durante el tiempo de la condena, pudiendo tras ella, en su caso,
reintegrarse en el servicio”.

I) 0157 Vigencia del principio de taxatividad en el establecimiento de la inhabili­


tación en la sentencia: BOLDOBA PASAMAR, M. A. (1998). “Penas privativas de
derechos”. En: GRACIA MARTÍN, L. (Coordinador). L ecciones de consecuencias ju r í­
dicas del delito. Valencia: Tirant lo Blanch, pp. 113-114. “En la sentencia habrán de espe­
cificarse la profesión, oficio, industria o comercio sobre los que recae esta inhabilitación
(como asimismo sucede en la inhabilitación especial para empleo o cargo público), pues
dicha concreción la exige el propio tenor del artículo 45 del CP español (art. 36 del CP
peruano), con lo cual se exige la motivación, y, por tanto, de establecer una conexión o
relación directa entre el delito y la profesión para la que se inhabilita. El fundamento para
ello estriba en que esta pena no ha de concebirse como una condena al hombre, pues en
cualquier caso no son estos los fines propios de la resocialización y de la reinserción a los
que aspiran las penas, sino que el derecho al trabajo constitucionalmente reconocido se
debe restringir únicamente en la medida de lo imprescindible, y, por consiguiente, solo en
aquellos casos en los que la profesión, oficio, industria o comercio de que se trate ha sido
utilizada como medio para delinquir”.

I) 0158 Consecuencias de la inhabilitación especial de cargo público: BOLDOBA


PASAMAR, M. A. (1998). “Penas privativas de derechos”. En: GRACIA MARTÍN,
L. (Coordinador). L eccio n es de con secuencias ju ríd ic a s del delito. Valencia: Tirant lo
Blanch, p. 290. “La pena de inhabilitación especial para el empleo de cargo público pro­
duce la privación definitiva del empleo o cargo sobre el que recayere. Produce, además,
la incapacidad para obtener el mismo u otros análogos, durante el tiempo de la condena.
En la sentencia habrán de especificarse, los empleos, cargos y honores sobre los que recae
la inhabilitación. Si se impone como pena principal, su duración será la que determine la
ley para el delito a que se señale [...]. El carácter definitivo de la privación distingue a esta
pena de la suspensión de empleo o cargo público, que solo priva de su ejercicio al penado
durante el tiempo de la condena”.

JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Contenido de la inhabilitación política. ACUERDO


PLENARIO: Definición y naturaleza de la pena de inhabilitación / Derechos que pue­
den ser objeto de la pena de inhabilitación / Extensión de la inhabilitación como pena
principal / Extensión de la inhabilitación como pena accesoria / Presupuestos formales
de carácter procesal para la ejecución de la pena de inhabilitación / Pena de inhabili­
tación (relación entre la sentencia de instancia y el recurso impugnatorio). EJECUTO­
RIA SUPREMA VINCULANTE: El juez debe determinar los derechos que son objeto

297
A rt. 36 L ibro primero / Parte general

de inhabilitación (duración de la pena de inhabilitación). CORTE SUPREMA: Princi­


pio de legalidad en la imposición de la pena de inhabilitación / Supuestos en los que se
puede imponer “de oficio” la pena de inhabilitación / El delito de peculado permite que
se aplique la pena conjunta.

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
J 0409 C ontenido de la inhabilitación p o lític a : “F. J . 15. Tanto el artículo 100 de la
Constitución como el artículo 89 del Reglamento del Congreso se infiere que el Congreso
de la República puede imponer, luego de realizado el procedimiento de acusación consti­
tucional, sanciones políticas que pueden manifestarse de tres formas: 1) la suspensión, 2)
la inhabilitación o 3) la destitución del funcionario público. F. J. 16. En lo que respecta
al presente informe, es claro señalar que corresponde analizar, propiamente, el contenido
de la sanción de inhabilitación política que impone el congreso a un funcionario público.
En este sentido, es del caso analizar cuál es el contenido de esta sanción y cuáles son sus
alcances. F. J. 17. En principio, cabe señalar que la inhabilitación política es una sanción
política discrecional pero sujeta a criterios de razonabilidad constitucional, que impone
el Congreso de la República. Esto la hace distinta, precisamente por su naturaleza, a la
inhabilitación penal (prevista en el art. 36 del CP) y a la inhabilitación administrativa
(según establece el artículo 30 de la Ley de la Carrera Administrativa, el artículo 159 de
su Reglamento y la Ley Marco del Empleo Público), las cuales son de carácter estricta­
mente jurídico. F. J . 18. En tal sentido, la inhabilitación política es una sanción política
que impone el Congreso de la República a los más altos funcionarios del Estado compren­
didos en el artículo 99 de la Constitución por infracción a la Constitución y por los de­
litos cometidos en el ejercicio de sus funciones, los mismos que solo comportan una res­
tricción en el ejercicio de los derechos políticos del funcionario que sea sancionado. F. J.
19. La inhabilitación política despliega sus efectos sobre los derechos políticos que son
aquellos mediante los cuales los ciudadanos participan en la formación y dirección de las
actividades del Estado: son, por tanto, derechos que permiten a los ciudadanos partici­
pan en le vida política y pública. F. J. 20. [...] La inhabilitación política incide sobre estos
derechos en dos ámbitos: material y temporal. En el aspecto sustantivo, los efectos de la
inhabilitación impiden al funcionario público sancionado ejercer el derecho de sufragio
(elegir y ser elegido), el derecho de participación y el derecho a fundar, organizar, per­
tenecer o representar a una organización o partido político, movimiento o alianza” (STC
Exp. N ° 3760-2004-A A /TC -Lim a, caso: Gastón Ortiz A cha, del 18/02/2005, ff. jj. 15, 16,
17, 18, 19 y 20).

ACUERDO PLENARIO
J 0410 D efinición y n aturaleza de la p e n a de inhabilitación : “F. J. 6. La pena de inha­
bilitación consiste en la privación, suspensión o incapacitación de uno o más derechos
políticos, económicos, profesionales y civiles del penado. A través de esta pena se san­
ciona a quien ha infraccionado un deber especial propio de su cargo; función, profe­
sión, comercio, industria o relación familiar; o a quien se ha prevalido de su posición de
poder o de dominio para delinquir. F. J . 7. La pena de inhabilitación, según su impor­
tancia o rango interno, puede ser principal o accesoria (art. 37 del CP). La inhabilitación

298
C lases de pena A rt. 36

cuando es principal se impone de forma independiente sin sujeción a ninguna otra pena,
esto es, de manera autónoma aunque puede ser aplicada conjuntamente con una pena pri­
vativa de libertad o de multa. En cambio, la inhabilitación accesoria no tiene existencia
propia y únicamente se aplica acompañando a una pena principal, generalmente priva­
tiva de libertad, es, pues, complementaria y castiga una acción que constituye una viola­
ción de los deberes especiales que impone un cargo, profesión, oficio o derecho -se basa
en la incompetencia y el abuso de la función- (arts. 39 y 40 del CP). La autonomía de
la inhabilitación principal está en función de su conminación en un tipo delictivo con­
creto de la parte especial del Código Penal o de leyes penales complementarias. Por ello
aun cuando en algunos tipos legales, como los contemplados en los artículos 177, 181-B
y 398 del Código Penal, se indique que la inhabilitación conminada es accesoria, por su
propia ubicación sistemática y legal debe entenderse que es principal” (Acuerdo Plena-
rio N ° 2-2008/C J-116, del 18/0 7 /2 0 0 8 sobre “A lcances d e la p e n a de inhabilitación ", del
1 8 /07/2008, ff. jj. 6 y 7, IV P len o Jurisdiccional d e las Salas P enales Perm anente, Tran­
sitorias y E special).

J 0411 D erech os qu e p u ed en ser objeto de la p e n a de inhabilitación: “El artículo 36


del Código Penal señala taxativamente los derechos, que pueden ser objeto de la pena de
inhabilitación. Comprende hasta ocho ámbitos precisos y corresponde a los tipos delicti­
vos identificarlos. Sin embargo, en el caso del artículo 39 del Código Penal será el órgano
jurisdiccional el que defina los derechos objeto de afectación punitiva, pero siempre den­
tro del catálogo establecido por el citado artículo 36. En la relación de derechos afecta­
dos, algunos tienen un carácter genérico y otros, en cambio, requieren de una precisión
judicial. Los incisos 3), 4) y 8) del artículo 36 del Código Penal, por ejemplo, deman­
dan del juez que, motivadamente, identifique los derechos comprendidos por la inhabi­
litación. A este efecto es de tener en cuenta, desde una perspectiva preventivo-especial,
que la pena debe quedar vinculada al oficio o cargo de los cuales el sujeto se ha valido o
podría valerse en el futuro para cometer el delito. En consecuencia, pues, el derecho com­
prendido por la inhabilitación ha de estar claramente relacionado con el delito cometido
por el penado. Por tal razón, la motivación exigida debe abarcar, entre otras cuestiones, la
conexión que se da entre el delito cometido y el ejercicio del derecho afectado mediante
dicha pena” (A cuerdo Plenario N ° 2 -2 0 0 8 /C J-1 1 6 sobre “Alcances d e la p e n a de inha­
bilitación”, d el 1 8 /07/2008, f. j. 8, IV P len o Jurisdicicional de las Salas P enales P erm a­
nente, Transitorias y Especial).

J 0412 E xten sión de la inhabilitación com o p e n a prin cipal: “El término de la inhabili­
tación, en caso de ser impuesta como pena conjunta, corre paralelamente a las otras penas
principales, y se computa a partir de la fecha en que la sentencia queda firme. Por tanto,
no es de aceptar que el cómputo de la inhabilitación principal recién se inicia una vez
cumplida la pena privativa de libertad, pues de ser así aquella alternativa en la vida del
condenado tendría la inadmisible consecuencia de alterar los cómputos correspondientes
al fallo. Es más, si la inhabilitación recién comenzase después de cumplida la pena pri­
vativa de libertad, sería del caso que un penado podría votar en prisión, y aun ejercer
un cargo público, aunque con las incomodidades propias de su estado. Pero al margen
de estos argumentos está la regla sobre el cómputo de la prisión preventiva, pues si la

299
A rt. 36 L ibro primero / Parte general

pena de inhabilitación no rigiese durante el tiempo en que el condenado está privado de


su libertad, no tendría sentido esa previsión [...]” (Acuerdo Plenario N ° 2-2008/C J-116,
sobre “A lcances d e la p e n a d e inhabilitación ”, del 1 8 /07/2008, f. j. 9, I V Pleno Jurisdici-
cional de las Salas P enales Perm anente, Transitorias y E sp ecia l).

J 0413 E xten sión de la in h abilitación com o p e n a accesoria: “F.J. 9. [...] En el caso de


la pena de inhabilitación accesoria, esta se extiende por igual tiempo que la pena princi­
pal. Luego, el artículo 39 del Código Penal debe interpretarse sistemáticamente en fun­
ción a la duración asignada a la pena de inhabilitación principal en el artículo 38 de ese
Cuerpo de Leyes. En consecuencia, la inhabilitación accesoria no puede ser superior a
cinco años. F.J. 10. La inhabilitación accesoria, como ha quedado expuesto, siempre es
temporal, la inhabilitación principal es, asimismo, temporal, pero existen excepciones en
función a la ‘naturaleza de las cosas’, por la definitividad del derecho o actividad objeto
de privación. Así: A) Taxativamente, de conformidad con el inciso 6) del artículo 36 del
Código Penal, modificado por la Ley número 29106, la cancelación de la autorización
para portar o hacer uso de armas de fuego es perpetua, y siempre y cuando la pena que
conlleva el delito cometido es doloso y merezca pena privativa de libertad superior a
cuatro años. B) El inciso 8) del artículo 36 del Código Penal importa una privación defi­
nitiva de títulos honoríficos. Sin embargo, una vez terminada la condena el penado podrá
obtener los mismos u otros distintos no los recupera, sino que por una acción ulterior
podrá ser acreedor a títulos honoríficos, claramente diferenciados del anterior, definiti­
vamente perdido. C) Respecto del inciso 1) del artículo 36 del Código Penal: ‘Privación
de la función, cargo o comisión que ejercía el condenado, aunque provenga de elección
popular’, como la norma alude a una relación de derecho público e indica ‘privación’,
es de entender que el penado pierde el cargo, no solo su ejercicio -privación de titulari­
dad-. Se trata por tanto de una privación definitiva -no es una pena perpetua sino instan­
tánea, a pesar de que sus efectos sean de carácter permanente-. Solo en la suspensión se
impide el ejercicio de un derecho o actividad, de forma que aquel se recupera tras cum­
plir la pena. Es este caso, la pena surte el efecto de privar de los derechos desde que la
condena queda firme, por lo que en este caso la inhabilitación importará la pérdida del
empleo o cargo público que el autor haya adquirido con anterioridad a la sentencia, aun­
que fuere con posterioridad al delito [...]” (A cuerdo P lenario N ° 2 -2 008/C J-116, sobre
“A lcances de la p e n a d e inhabilitación ”, del 1 8 /07/2008, ff. jj. 9, 10, IV P len o Jurisdici-
cional de las Salas P enales Perm anente, Transitorias y E sp ecia l).

J 0414 P resu p u esto s fo rm a le s de c a rá cter p r o c e s a l p a r a la ejecu ción d e la p e n a de


in h abilitación : “La ejecución de la pena de inhabilitación, sea que haya sido impuesta
como pena principal o accesoria, requiere, como paso previo, que al adquirir firmeza la
sentencia condenatoria el órgano jurisdiccional de instancia que la dictó cumpla con lo
dispuesto en el artículo 332 del Código de Procedimientos Penales. Esto es, que remita
el testimonio de condena respectivo para su inscripción en el Registro Judicial y, si
correspondiera, al Instituto Nacional Penitenciario y al Establecimiento Penal donde
se encuentra el reo. A continuación, ese mismo órgano judicial debe remitir la causa
al Juez Penal competente para dar inicio al proceso de ejecución. Este último proce­
derá, en lo pertinente, a lo siguiente: A) Notificará al penado para que cumpla con la

300
C lases de pena A rt. 36

prohibición impuesta, bajo apercibimiento de ser denunciado por delito de desobe­


diencia a la autoridad (art. 368 del CP). B) Remitirá al Registro Personal el correspon­
diente testimonio de condena, conforme a lo dispuesto en los artículos 2030 y 2032 del
Código Civil. C) En caso de privación de función, cargo o comisión de carácter público
o de su incapacitación (art. 36. 1 y 2 del CP) remitirá testimonio de condena a la entidad
pública donde prestaba servicios el condenado y, en su caso, a la que correspondiere en
atención a la función, cargo o comisión afectadas. D) Si la privación o la incapacitación
se refiere a cargos o comisiones públicas de elección popular, así como a la suspensión
de derechos políticos (art. 36, 2 y 3 del CP), se deberá remitir testimonio de condena al
Jurado Nacional de Elecciones para su debida anotación y difusión. E) Si la incapacita­
ción se refiere al ejercicio de profesión, comercio, arte o industria, enviará testimonio
de condena al Colegio profesional respectivo o a la Federación de Colegios profesiona­
les de la profesión concernida cuando se trate de aquellas de necesaria colegiación; o a
la entidad oficial que corresponda si se trata del ejercicio de una actividad sujeta a con­
trol público. F) Si se dicta la suspensión, cancelación o incapacidad definitiva para por­
tar o hacer uso de armas de fuego se deberá remitir testimonio de condena al organismo
respectivo del Ministerio del Interior encargado de su control; y, si se dicta la suspen­
sión o cancelación de la autorización para conducir vehículos, el testimonio de con­
dena se remitirá a los organismos competentes del Ministerio del ramo o del Gobierno
Regional, así como del Ministerio del Interior encargado del control del tránsito. G) Si
la incapacitación es del ejercicio de la patria potestad, tutela o cúratela se remitirá tes­
timonio de condena a la persona con quien se comparte la primera; o, en su defecto,
a la autoridad encargada de designar a quien haya de sustituir al penado, así como, si
correspondiere a la autoridad judicial o administrativa competente en materia de insti­
tución tutelar o de acogimiento, incluso al Juzgado que esté conociendo de un proceso
de Derecho de Familia del que sea parte el condenado. H) Si la inhabilitación consiste
en la privación de grados militares o policiales, títulos honoríficos u otras distincio­
nes afines, el testimonio de condena se remitirá a la institución o coxporación que las
otorgó” (A cuerdo P lenario N ° 2 -2 0 0 8 /C J-1 1 6 , sobre “A lcances de la p en a de inhabili­
ta ción”, del 1 8 /07/2008, f. j. 15, IV P le n o Jnrisdicicional de las Salas Penales P erm a ­
nente, Transitorias y Especial).

J 0415 P en a de inhabilitación (relación entre la sentencia de instancia y e l recurso


im pugnatorio): “F. J . 7. Un problema, no abordado con la extensión y profundidad debida
en el Acuerdo Plenario anterior, es el referido a la relación entre la sentencia de instancia
y el recurso impugnatorio; esto es, si el inicio de la ejecución de la pena de inhabilitación
tiene lugar inmediatamente -aunque de modo provisorio, o a título de ejecución provi­
sional- o si es de esperar que la sentencia recurrida adquiera firmeza. Este conflicto inter­
pretativo derivado es relevante, sobre todo si se tiene en cuenta la actual vigencia para­
lela de dos Códigos que regulan el desarrollo del proceso penal en el país y que delinean
sus propios modelos y reglas de ejecución de sentencias condenatorias, así como la efica­
cia de los recursos impugnatorios que se interpongan contra ellas. Concretamente, el tema
objeto de análisis y aclaración, por promover cierto nivel de controversia hermenéutica,
está vinculado con el párrafo 15 del Acuerdo Plenario número 2-2008/CJ-116, del 18 de
julio del año próximo pasado. En él se estipuló lo siguiente: ‘La ejecución de la pena de

301
A rt. 36 L ibro primero / Parte general

inhabilitación [...] requiere, como paso previo, que al adquirir firmeza la sentencia conde­
natoria el órgano jurisdiccional de instancia que la dictó cumpla con lo dispuesto en el ar­
tículo 332 del Código de Procedimientos Penales. [...] A continuación, ese mismo órgano
judicial debe remitir la causa al juez penal competente para dar inicio al proceso de ejecu­
ción También demanda, con igual finalidad aclaratoria, un reexamen el párrafo 9 del
citado Acuerdo Plenario en cuanto acotó que: ‘El término de la inhabilitación, en caso de
ser impuesta como pena conjunta, corre paralelamente a las otras penas principales, y se
computa a partir de la fecha en que la sentencia queda firme’. Ahora bien, no resulta dis­
cutible, desde luego, que la inscripción de la pena en el Registro Judicial y su comunica­
ción a los órganos penitenciarios -en caso de inhabilitación conjunta o accesoria a pena
privativa de libertad- solo deba producirse una vez que quede firme la sentencia condena­
toria correspondiente. Este es el principio rector sancionado expresamente tanto en el ar­
tículo 332 del Código de Procedimientos Penales de 1940 -en adelante, ACPP-, como en
el artículo 403.1 del nuevo Código Procesal Penal de 2004 -en adelante, NCPP-. El tema
en discusión es si la ejecución de la pena de inhabilitación requiere como presupuesto la
firmeza del fallo que la imponga o su inscripción en el Registro Judicial. F. J. 8. Es evi­
dente que la regulación del momento inicial de la ejecución de una pena es un ámbito que
incumbe al legislador procesal -el Código Penal, por lo demás, no ha establecido un pre­
cepto al respecto-. En su relación con los recursos, puede existir, como regla, el sistema
de ejecución provisional o el sistema suspensivo. En la legislación procesal penal nacio­
nal se ha optado por ambos modelos. En este contexto cabe precisar lo siguiente: A. Si
se examina el régimen del NCPP, podrá advertirse, en el caso de la sentencia condenato­
ria, la inclinación por el primer modelo: la impugnación no tiene efecto suspensivo -así
lo dispone el artículo 402.1 NCPP como regla específica frente a la genérica del artículo
412.1 NCPP-, con la excepción de la imposición de las penas de multa o limitativas de
derechos, una de las cuales es, por cierto, conforme al artículo 31.3 del Código Penal,
la pena de inhabilitación. Ello significa, entonces, que solo las sentencias que imponen
penas privativas de libertad y restrictivas de libertad que consignan los artículos 29 y 30
del Código Penal -en adelante, C P- se cumplen provisionalmente pese a la interposición
de un recurso impugnatorio contra ellas. Por tanto, si el condenado estuviera en libertad
y se impone pena o medida de seguridad privativa de libertad de carácter efectivo, el juez
penal, interpuesto el recurso, según lo autoriza el artículo 402.2 NCPP, podrá optar por
su inmediata ejecución o por imponer alguna restricción de las previstas en el artículo
288 NCPP. A su turno, el Tribunal de Revisión, en caso se hubiera optado por la inme­
diata ejecución de la pena impuesta, podrá suspenderla, atendiendo a las circunstancias
del caso, según el artículo 418.2 NCPP. Tal efecto suspensivo concluirá cuando la senten­
cia queda firme. En consecuencia, la pena de inhabilitación conforme a las disposiciones
pertinentes del NCPP no se ejecuta hasta que la sentencia condenatoria adquiera firmeza.
Rige plenamente, en este dominio, el denominado sistema suspensivo. B. Distinta es la
regulación normativa adoptada por el ACPP. En efecto, su artículo 330 admite expresa­
mente el sistema de la ejecución inmediata o provisional para todas las penas, salvo las
de intemamiento, relegación, penitenciaría o expatriación. Cabe anotar que las tres pri­
meras penas no fueron ratificadas por el CP de 1991, por lo que en dicho caso el aludido
precepto procesal carece actualmente de significación alguna. La sentencia condenato­
ria impugnada, solo si impone pena de expatriación, exigirá que el encausado quede ‘[...]

302
C lases de pena A rt. 36

entre tanto, bajo vigilancia de la autoridad política’-así lo precisa el artículo 331 in fine
ACPP-. Al respecto es pertinente señalar que si bien la pena de expatriación ha sido reco­
nocida en el artículo 30.1 CP, su legitimidad es inaceptable desde la perspectiva superior
del artículo 22.5 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, lo cual ha deter­
minado que el Congreso discuta su posible exclusión. En cambio, la pena de expulsión
del país, que igualmente es una pena restrictiva de libertad, prevista en el artículo 30.2
CP solo para extranjeros, no tiene ese grave vicio de ilegitimidad y, por ende, será posible
instrumentar los mecanismos de vigilancia adecuados si su aplicación promueve la inter­
posición de un recurso impugnatorio. En consecuencia, la pena de inhabilitación según
las normas del ACPP -con diferencia del régimen del NCPP se ejecuta provisional­
mente (no hay al respecto ninguna regla de excepción similar a la contenida en el NCPP).
Siendo así, no hace falta esperar la firmeza de la sentencia condenatoria que la imponga
para comenzar a ejecutar la pena de inhabilitación. El sistema que para esta clase de pena
sigue el ACPP, ante la interposición de un recurso, es el de la ejecución provisional. F. J.
9. En conclusión, resulta obvio, entonces, que los alcances de la pena de inhabilitación
respecto del Acuerdo Plenario número 2-2008/CJ-116, del 18 de julio de 2008, funcionan
plenamente en aquellos Distritos Judiciales en los que se dictó la referida pena con arre­
glo al NCPP, en especial los fundamentos jurídicos 9 y 11. Esta pena se ejecuta una vez
que la sentencia condenatoria que la impuso adquirió firmeza. Por ende, el plazo de eje­
cución se inicia desde esa fecha, no antes. Distinto es el caso de la pena de inhabilitación
impuesta bajo el régimen procesal del ACPP, pues la impugnación que se interpone con­
tra ella no tiene efecto suspensivo. Así las cosas, concedido el recurso impugnatorio, se
remitirán las copias pertinentes al Juez de Ejecución -e l juez penal según el ACPP y la
Ley Orgánica del Poder Judicial- para que inicie el procedimiento provisional de ejecu­
ción, según las reglas sancionadas en los fundamentos jurídicos 15 al 16. Por otro lado,
en aplicación supletoria del artículo 380 del Código Procesal Civil, si la sentencia es anu­
lada o revocada se declarará la ineficacia de todo lo actuado sobre la base de su vigencia.
El juez penal, en este caso, precisará las actuaciones que quedan sin efecto atendiendo a
lo resuelto por el superior” (Acuerdo Plenario N ° 10-2009/CJ-ll 6 sobre "Ejecución de ¡a
pena de inhabilitación y recurso impugnatorio”, del 13/11/2009, ff. jj. 7, 8 y 9, VPleno
Jurisdiccional de las Salas Penales Permanente y Transitorias).

EJECUTORIA SUPREMA VINCULANTE


J 0416 E l ju e z debe determ inar lo s derechos qu e son objeto de inhabilitación'. “Que,
el tipo penal aplicable, como se ha señalado en la sentencia recurrida, es el estipulado
en el artículo cinco del Decreto Ley N° 25475; que en dicha sentencia se ha impuesto la
pena de inhabilitación ‘absoluta durante el tiempo de la condena’; que, sin embargo, el
citado numeral primero, consagra un régimen propio de la indicada pena de inhabilita­
ción, pues se trata de una pena principal pero fija su periodo de duración bajo un modelo
distinto al establecido en el artículo 38 del Código Penal, el mismo que debe regir luego
de la pena privativa de la libertad -única forma de entender la expresión la norma especí­
fica señala luego de mencionar la pena privativa de la libertad [...] e inhabilitación poste­
rior por el término que se establezca en la sentencia; y, segundo, el juez con arreglo al ar­
tículo 36 del Código Penal debe determinar los derechos que son objeto de inhabilitación,
lo que se ha omitido en el presente caso; que, siendo así corresponde integrar el fallo de

303
A rt. 36 L ibro primero / Parte general

la instancia en aplicación a lo dispuesto por el artículo 298, penúltimo párrafo, modifi­


cado por el Decreto Legislativo N° 126, respecto a la determinación de los derechos que
son objeto de inhabilitación, no así en lo atinente a la duración de la pena de inhabilita­
ción pues su corrección implicaría una reforma peyorativa en tanto que el recurso solo
proviene por parte de la imputada” (R. N. N° 3044-2004-Lima, del 01/12/2004,/. j. 7, Sala
Penal Permanente).

CORTE SUPREMA
J 0417 P rin cipio de leg a lid a d en la im posición de la p e n a d e in h abilitación : “Que, el
tipo previsto en el tercer párrafo del artículo doscientos noventa y seis del Código Penal
modificado por la ley veintiocho mil dos, establece como únicas sanciones la pena priva­
tiva de libertad de cinco a diez años y la pena de multa, de sesenta a ciento veinte días;
sin embargo, infringiendo el principio de legalidad contenido en el artículo segundo del
Título Preliminar del código sustantivo, el colegiado impuso contra la acusada la pena
de inhabilitación, que no se encuentra establecida en el citado dispositivo legal, resul­
tando imperioso decretar la nulidad de este extremo de la parte resolutiva de la senten­
cia; precisándose que tal determinación no incide sobre la decisión adoptada en ella,
porque la nulidad se circunscribe al aspecto cuestionado, conforme la reiterada jurispru­
dencia que este supremo tribunal ha establecido; del mismo modo, se ha impuesto una
pena de multa por encima del máximo legal que es de ciento veinte días multa, siendo
imperioso corregirlo, asimismo deberá integrarse para establecerse el porcentaje, el plazo
para su pago y el apercibimiento de conversión en caso de incumplimiento, [...]” (R. N.
N° 14-2004-Huánuco, del 17/05/2004, f. j. 4, Sala Penal Permanente).

J 0418 S u pu estos en los qu e se p u e d e im pon er “d e o ficio ” la p e n a de in h abilitación :


“F. J. 3. Que, el artículo cuatrocientos veintiséis del Código Penal contiene la pena de
inhabilitación para aquellos delitos que están previstos en los capítulos segundo y ter­
cero del Título décimo octavo, denominado contra la Administración Pública, siendo el
caso que el tipo de inhabilitación que presenta este título -dentro del cual está el tipo de
peculado- es principal, puesto que refiere que estos delitos además -exigencia implícita-
serán sancionados con pena de inhabilitación de uno a tres años, conforme al artículo
treinta y seis, incisos primero y segundo del Código Penal. F. J. 4. [...] cuando el fiscal
omita solicitar en su acusación la pena de inhabilitación, su determinación por parte del
Tribunal Superior (y el Tribunal Supremo) dependerá de la calidad de aquella; es decir,
si es principal, es imposible dejar de imponerla, pues la pena de inhabilitación está indi­
solublemente unida como consecuencia jurídica típica asociada a la infiacción realizada
[...], en tanto si es accesoria, no podrá determinarse o integrarse; en ese sentido, siendo la
pena de inhabilitación principal para el delito de peculado, resulta obligatoria su imposi­
ción aun cuando el fiscal no la haya solicitado en su acusación -situación que no se pre­
senta en este caso, pues la solicitó en su acusación [...]; por ello, mediante integración,
esta suprema instancia impondrá la pena de inhabilitación conforme a lo expresado en los
incisos primero y segundo del artículo treinta y seis del Código Penal, siendo el caso que
no se vulnera la garantía de defensa procesal porque al haberse acusado por un tipo legal

304
C lases de pena A rt. 37

determinado, el imputado y su defensor conocen las consecuencias jurídicas necesaria­


mente ligadas a él [...]” (R. N. N° 68-2009-Pimo, del 09/04/2010, ff. jj. 3 y 4, Sala Penal
Transitoria).

J 0419 D u ra ció n de la p e n a de in h abilitación : “La Sala Penal Superior no ha


impuesto la pena accesoria de inhabilitación conforme lo exige el artículo cuatrocien­
tos veintiséis; y siendo susceptible corregir esta omisión, conforme a la facultad con­
ferida por el penúltimo párrafo del artículo doscientos noventa y ocho del Código de
Procedimientos Penales [...] esta Sala Suprema impone la pena accesoria de inhabili­
tación por el mismo tiempo de la condena, conforme a lo previsto en los incisos pri­
mero y segundo del artículo treinta y seis del Código sustantivo, referidos a la priva­
ción de funciones y cargos de carácter público” (Ejecutoria Suprema del 17/07/2000,
Exp. N° 873-2000-Lima).

J 0420 E l d elito de p ecu la d o p erm ite qu e se aplique la p e n a co n ju n ta : “Que, por otro


lado, al acusado se le impuso un año de pena privativa de la libertad por la comisión del
delito de peculado, el mismo que da lugar a que se aplique a su autor la pena conjunta,
siempre que el carácter principal, de inhabilitación conforme fluye del artículo cuatro­
cientos veintiséis del Código Penal, cuya duración esté en función a lo dispuesto por el
artículo treinta y ocho del código acotado, que en tal virtud, debe enmendarse el fallo en
ese extremo y fijar la citada pena con arreglo al principio de proporcionalidad, según la
entidad del injusto y la culpabilidad por el hecho típico perpetrado” (R. N. N" 948-2005-
Junín, del 07/06/2005,/. j. 4, Sala Penal Permanente).

---------------- § -----------------

ARTÍCULO 37 Inhabilitación principal o accesoria


La pena de inhabilitación puede ser impuesta como principal o accesoria.
N ormas concordantes
C: art. 33 inc. 3); CP: arts. 38, 39, 40, 117, 426; CC: art. 2030 inc. 3); C P P 2 0 0 4 : arts. 548,
549.

DOCTRINA

Sumario: Naturaleza de la inhabilitación principal / Diferencias entre la inhabilitación principal y


la inhabilitación accesoria.

I) 0159 Naturaleza de la inhabilitación principal: VILLA STEIN, J. (2014). Derecho


Penal. Parte general. Lima: Ara, p. 561. “Como pena principal opera como una limita­
tiva de derechos y con ello de lo que se trata es de una pena alternativa a la de privación
de libertad, lo que es una moderna tendencia”.

305
A rt. 37 L ibro primero /Parte general

1)0160 Naturaleza de la inhabilitación principal: PEÑA CABRERA, R. (1999).


Tratado de Derecho Penal. Estudio programático de la parte general. Lima: Grijley,
p. 619. “La inhabilitación al formar parte de las penas limitativas de derechos adquiere
el rango de una pena principal. Sin embargo, para algunos casos el Código Penal atri­
buye a esta sanción la categoría de accesoria (arts. 39 y 40). La tendencia a que se trate
de manera unificada la inhabilitación como una sanción principal obedece, según Manto-
vani, a la intención generalizada de los procesos de reforma penal de sustituir para cier­
tos delitos la pena de detención con pena de inhabilitación, elevando la sanción acceso­
ria a la principal. Para los casos en que deba aplicarse esta pena se requiere sentencia
condenatoria”.

n mol Diferencias entre la inhabilitación principal y la inhabilitación accesoria:


BOLDOBA PASAMAR, M. A. (1998). “Penas privativas de derechos”. En: GRACIA
MARTÍN, L. (Coordinador). Lecciones de consecuencias jurídicas del delito. Valencia:
Tirant lo Blanch, p. 43. “Son penas principales aquellas que pueden ser aplicadas por sí
solas, en el sentido de que no dependen de otras para su imposición, mientras que acce­
sorias lo son aquellas que únicamente pueden ser impuestas junto a una pena principal.
Como advierte García Alberto, a diferencia de las principales, las penas accesorias se
caracterizan porque no están previstas de un modo específico para el concreto delito pre­
visto en la Parte Especial del Código, la accesoriedad va referida a otras penas -las prin­
cipales-y no a determinadas categorías de delitos [...]”.

m JURISPRUDENCIA

Sumario: ACUERDO PLENARIO: La pena de inhabilitación puede ser principal o accesoria


/ Alcances conceptuales y clases de la pena de inhabilitación. CORTE SUPREMA:
Extensión de la inhabilitación como pena accesoria.

ACUERDO PLENARIO
J 0421 L a p e n a de in h abilitación p u e d e ser p rin c ip a l o a ccesoria: “[...] A) Como
se ha establecido en los fundamentos jurídicos anteriores, el artículo 37 el Código
Penal establece que la pena de inhabilitación -según su importancia y rango- puede ser
impuesta como principal o accesoria. La pena de inhabilitación principal se impone de
forma independiente sin sujeción a ninguna otra, de manera autónoma, y es la estable­
cida en el tipo legal pertinente. La pena de inhabilitación accesoria, no tiene existencia
propia y únicamente se aplica acompañando a una pena principal a la cual complementa,
y conforme al artículo 39 del citado Código se fija en atención a la naturaleza del delito
cometido por el individuo, siempre que ‘ [...] el hecho punible constituye abuso de auto­
ridad, de cargo, de profesión, oficio, poder o, violación de un deber inherente a la fun­
ción pública, comercio, industria, patria potestad tutela, cúratela o actividad regulada
por ley’. Los delitos culposos de tránsito también incluyen una modalidad de inhabilita­
ción accesoria, según lo establece el artículo 40 del Código Penal. B) Como regla gene­
ral del Código Penal, la pena de inhabilitación, cuando se impone como pena conjunta,

306
C lases de pena A rt. 37

siempre va asociada a la pena privativa de libertad. C) Es posible que el Fiscal omita


solicitar penas obligatoriamente vinculadas al tipo legal objeto de acusación. Empero,
ese error en modo alguno limita al Tribunal, básicamente, por la vigencia de la garan­
tía penal de legalidad. Por tanto, si la pena de inhabilitación, omitida por el Fiscal, está
indisolublemente unida como consecuencia jurídica típica asociada a la infracción rea­
lizada; que es el caso de la inhabilitación principal, es imposible dejar de imponerla. Es
claro, al respecto, que el acusador no dispone de la pena y si esta -en el presente caso
la inhabilitación—está prevista en el tipo delictivo de que se trate, no es jurídicamente
correcto obviarla. D) Otro argumento, que refuerza esta conclusión, estriba en que la
aplicación de la pena de inhabilitación principal no se vulnera la garantía de defensa pro­
cesal porque al haberse acusado por un tipo legal determinado, el imputado y su defen­
sor conocen las consecuencias jurídicas necesariamente ligadas a él. Basta, entonces, la
cita del tipo delictivo para evitar toda posibilidad de indefensión, pues es evidente que
el Tribunal aplicará las penas allí previstas. E) Distinto es el caso de la pena de inhabi­
litación accesoria, puesto que no está asociada a un tipo legal determinado y, por tanto,
no se desprende del mismo la sanción adicional a la pena principal. Si la cita del delito
cometido, en relación a la norma penal que lo prevé y sanciona, es insuficiente, y es del
caso acudir a una regla de la parte general del Código Penal (arts. 39 y 40) para la sub-
sunción y justificación respectiva, lo cual debe generar con carácter previo una peti­
ción del fiscal y un debate con la parte afectada: el imputado y su defensor, entonces,
no es posible que se imponga ex officio índex pues causaría indefensión constitucional­
mente prohibida. Queda claro que lo que se vulnera en este caso no es el principio acu­
satorio, que integra la garantía genérica del debido proceso, sino la garantía de defensa
procesal desde que en ese caso un ámbito del fallo sería sorpresivo” (Acuerdo Plena-
rio N°2-2008/CJ-116 sobre “Alcances de ¡apena de inhabilitación”, del 18/07/2008,
f. j. 4, num. 4, IV P leno Jurisdiccional de las Salas Penales Permanente, Transitoria y
Especial).

J 0422 A lca n ces conceptuales y clases de la p e n a de in h ab ilita ció n : “F. J. 6. La pena


de inhabilitación consiste en la privación, suspensión o incapacitación de uno o más dere­
chos políticos, económicos, profesionales y civiles del penado. A través de esta pena se
sanciona a quien ha infraccionado un deber especial propio de su cargo; función, profe­
sión, comercio, industria o relación familiar; o a quién se ha prevalido de su posición de
poder o de dominio para delinquir. F. J . 7. La pena de inhabilitación, según su impor­
tancia o rango interno, puede ser principal o accesoria (art. 37 del CP). La inhabilitación
cuando es principal se impone de forma independiente sin sujeción a ninguna otra pena,
esto es, de manera autónoma aunque puede ser aplicada conjuntamente con una pena pri­
vativa de libertad o de multa. En cambio, la inhabilitación accesoria no tiene existencia
propia y únicamente se aplica acompañando a una pena principal, generalmente priva­
tiva de libertad, es, pues, complementaria y castiga una acción que constituye una vio­
lación de los deberes especiales que impone un cargo, profesión, oficio o derecho -se
basa en la incompetencia y el abuso de la función- (arts. 39 y 40 del CP). La autonomía
de la inhabilitación principal está en función a su conminación en un tipo delictivo con­
creto de la parte especial del Código Penal o de leyes penales complementarias. Por ello
aun cuando en algunos tipos legales, como los contemplados en los artículos 1 7 7 ,181-B

• 307
A rt. 38 L ibro primero / Parte general

y 398 del Código Penal, se radique que la inhabilitación conminada es accesoria, por su
propia ubicación sistemática y legal debe entenderse que es principal” (Acuerdo Plenario
N ° 2-2008/ CJ-116 sobre “Alcances de la pena de inhabilitación”, del 18/07/2008, jf. jj.
6 y 7, IVPleno Jurisdiccional de las Salas Penales Permanente, Transitorias y Especial).

CORTE SUPREMA
J 0423 E xten sión de la inhabilitación com o p e n a accesoria (delito de tráfico ilícito de
drogas): “La pena de inhabilitación solamente podrá extenderse por igual tiempo que la
pena principal cuando expresamente esté contemplada en la ley como pena accesoria, no
presentándose dicho supuesto en el presente caso, dado que la pena de inhabilitación en
los delitos por tráficos ilícitos de drogas tiene la calidad de principal, debiendo procederse
de acuerdo con el artículo 38 del Código Penal. Por estas razones, declararon no haber
nulidad en la sentencia recurrida, en el extremo que condena; declararon haber nulidad
en la propia sentencia en el extremo que fija en 200 nuevos soles el monto que por con­
cepto de reparación civil deberá abonar el sentenciado a favor del Estado e impuso la pena
accesoria de inhabilitación por el término de la condena; reformándola en estos extremos:
fijaron en 600 nuevos soles el monto de reparación civil e impusieron la pena de inhabili­
tación por el término de 5 años” (Ejecutoria Suprema del 22/06/2004, R. N. N ° 526-2004-
Piura. En: CASTILLO ALVA, J. L. (2006). Jurisprudencia penal 1, Sentencias de la Corte
Suprema de Justicia de la República. Grijley, Lima, p. 515).

---------------- § -----------------

ARTÍCULO 38 D uración de la inhabilitación principal


L a inhabilitación principal se extiende de seis meses a diez años, salvo los supues­
tos de incapacidad definitiva a que se refieren los numerales 6, 7 y 9 del artículo 36.
La pena de inhabilitación principal se extiende de cinco a veinte años cuando se trate
de los delitos previstos en los artículos 382, 383, 384, 387, 388, 389, 393, 393-A, 394,
395, 396, 397,397-A, 398, 399,400 y 401.
En estos supuestos, será perpetua, siempre que el agente actúe como integrante de
una organización criminal, como persona vinculada o actúe por encargo de ella; o la
conducta recaiga sobre programas con fines asistenciales, de apoyo o inclusión social
o de desarrollo, siempre que el valor del dinero, bienes, efectos o ganancias involu­
crados supere las quince unidades impositivas tributarias.
La inhabilitación principal también se extiende de cinco a veinte años cuando se
trate de los delitos previstos en el artículo 4-A del Decreto Ley 25475, los artículos 1,
2 y 3 del Decreto Legislativo 1106, así como los artículos 296,296-A primer, segundo
y cuarto párrafo; 296-B, 297 del Código Penal.
En los supuestos del párrafo anterior, la inhabilitación será perpetua cuando el
agente actúe como integrante de una organización criminal, como persona vinculada

308
C lases de pena A rt. 38

o actúe por encargo de ella; o cuando el valor del dinero, bienes, efectos o ganancias
involucrados supere las quinientas unidades impositivas tributarias.
En el caso de los delitos contemplados en los artículos 1, 2 y 3 del Decreto Legisla­
tivo 1106, la inhabilitación también será perpetua cuando el dinero, bienes, efec­
tos o ganancias provienen de la minería ilegal, tráfico ilícito de drogas, terrorismo,
secuestro, extorsión o trata de personas

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 38.- La inhabilitación principal se extiende de seis meses a cinco años.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Primera modificación: artículo 2 de la Ley N° 29106 del 18/10/2007.
A rticu lo 38.- La inhabilitación principal se extiende de seis (6) meses a cinco (5)
años, salvo en los casos a los que se refiere el segundo párrafo del numeral 6) del ar­
tículo 36, en la que es definitiva.
Segunda modificación: prim era disposición complementaria modificatoria de la
Ley N° 29988 del 18/01/2013.
A rtícu lo 38.- La inhabilitación principal se extiende de seis meses a cinco años,
salvo en los casos a los que se refiere el segundo párrafo del inciso 6) y el inciso 9)
del artículo 36, en los cuales es definitiva.
Tercera modificación: artículo 1 de la Ley N° 30076 del 19/08/2013.
A rtícu lo 3 8 .- La inhabilitación principal se extiende de seis meses a diez años, salvo
los supuestos de incapacidad definitiva a que se refieren los numerales 6, 7 y 9 del
artículo 36 del Código Penal.
Cuarta modificación: artículo 2 del Decreto Legislativo N° 1243 del 22/10/2016.
A rtícu lo 38.- La inhabilitación principal se extiende de seis meses a diez años, salvo
los supuestos de incapacidad definitiva a que se refieren los numerales 6, 7 y 9 del
artículo 36.
La pena de inhabilitación principal se extiende de cinco a veinte años cuando se
trate de los delitos previstos en los artículos 382, 383, 384, 387, 388, 389, 393, 393-
A, 394, 395, 396, 397, 397-A, 398, 399, 400y 401. En estos supuestos, será perpetua,
siempre que el agente actúe como integrante de una organización criminal, como
persona vinculada o actúe por encargo de ella; o la conducta recaiga sobre progra­
mas con fines asistenciales, de apoyo o inclusión social o de desarrollo, siempre que
el valor del dinero, bienes, efectos o ganancias involucrados supere las quince uni­
dades impositivas tributarias.
Quinta modificación: artículo 1 del Decreto Legislativo N° 1367 del 29/07/2018.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C: art. 33 inc. 3); C P: arts. 144, 157, 210, 222, 232, 260; CC: art. 2030; C P P 2004: arts.
548, 549.

309
A rt. 38 L ibro primero / Parte general

g il JURISPRUDENCIA

Sumario: ACUERDO PLENARIO: Precisiones sobre la inhabilitación en los casos de destitución.


EJECUTORIA SUPREMA VINCULANTE: Penas conjuntas (la pena concreta que se
aplique al autor o partícipe del delito deberá incluir todas las penas principales conmi­
nadas por la ley). CORTE SUPREMA: Extensión de la pena de inhabilitación princi­
pal / Inhabilitación impuesta a funcionarios públicos en el ámbito de los delitos contra
la Administración Pública siempre será pena principal.*5

ACUERDO PLENARIO
J 0424 Precisiones sobre la inhabilitación en los casos de destitución: “[...] A) El ar­
tículo 46, primer párrafo, del Código Penal, con estricto apego a la garantía penal de lega­
lidad, establece que la pena se debe determinar dentro de los límites fijados por la ley. En
el caso de la pena de inhabilitación principal el tiempo de duración está fijado, específica­
mente, en el tipo legal respectivo. B) No obstante, son varios los tipos legales establecidos
en el Código Penal que no fijan específicamente el tiempo de duración de la pena conmi­
nada de inhabilitación. En estos casos se deberá recurrir a lo establecido en el artículo 3 8 del
citado Código. Así ocurre, por ejemplo, en los casos de los artículos 111 segundo y último
párrafo, 117,121-A, 124 segundo párrafo, 122-A, 124,153-A, 155,157,169,170,177,181-A,
181-B, 1,83-A, 200 cuarto párrafo, 2 2 2 ,2 2 3 ,2 2 5 ,2 3 7 , 243, 243-C, 247 in fine, 259,260,
274, 296, 296-A, 297, 300, 303-B, 316.1 y 2, 317 in fine, 318, 318-A penúltimo párrafo,
320, 323 in fine, 324, 376-A, 393, 394, 395, 396, 398, 3 9 9 ,4 0 0 ,4 0 1 ,409-B y 450-A . En
otras ocasiones el Código Penal acude a una técnica legislativa donde se alude a la pena
de inhabilitación y a su duración al final de un capítulo o título: Por ejemplo, los artículos
353 -delitos contra los poderes del Estado y el orden constitucional-, 360 -delitos con­
tra la voluntad popular-, 426 -delitos cometidos por funcionarios públicos y delitos contra
la Administración de justicia-, 432 -delitos de falsificación de documentos-y 436 -delitos
de falsificación de sellos, timbres y marcas oficiales En la legislación penal complementa­
ria, existen tipos legales con esa misma característica en la Ley N° 28008 -delitos aduane­
ros-, artículo 10. b) y c); y en el Decreto Ley N° 25475 -delitos de terrorismo-, artículos
5 y 6-A. En lo que respecta a la pena de inhabilitación accesoria ella tiene fijado su tiempo
de duración exclusivamente en el artículo 39 del Código sustantivo” (Acuerdo Plenario
N° 2-2008/CJ-116, sobre “Alcances de la pena de inhabilitación”, del 18/07/2008, f. j.
13, IVPleno Jurisdicicional de las Salas Penales Permanente, Transitorias y Especial).

EJECUTO RIA SUPREMA VINCULANTE


J 0425 Penas conjuntas (la pena concreta que se aplique al autor o partícipe del delito
deberá incluir todas las penas principales conminadas por la ley): “F. J. 5. [...] Cabe
señalar que la parte especial del Código Penal incorpora delitos cuya penalidad está cons­
tituida por dos o más penas principales. A esta modalidad de conminación penal se le
denomina ‘penas conjuntas’. Su característica esencial radica en que, en estos casos, la
pena concreta que se aplique al autor o partícipe del delito deberá incluir todas las penas
principales conminadas por la ley. F. J. 6. La determinación judicial de la pena en su etapa

310
C lases de pena A rt. 39

de individualización de la pena concreta, define el estándar cualitativo y cuantitativo de


la sanción que deberá cumplir el condenado sobre la base de las circunstancias atenuan­
tes o agravantes que concurran en el caso sub iudice y que permitirán identificar la mayor
o menor gravedad del hecho punible cometido; así como la mayor o menor intensidad de
la culpabilidad que alcanza a su autor o partícipe. Por consiguiente, al tratarse de penas
conminadas conjuntas, la pena concreta debe quedar integrada por todas las penas prin­
cipales consideradas para el delito cometido y aplicadas sobre la base de las mismas cir­
cunstancias. De tal forma que el resultado punitivo debe fijar la extensión y calidad de
cada una de las penas conjuntas en función al mismo examen y valoración realizada por
el órgano jurisdiccional. F. J. 7. En atención a lo expuesto, no es explicable, en el pre­
sente caso, que el resultado punitivo en la pena privativa libertad, en la de multa e inha­
bilitación, que integran la penalidad conjunta del delito de tráfico ilícito de drogas, pre­
vistos en el artículo 296, primer párrafo, del Código Penal, tenga una extensión concreta
muy diferente una de otra. Esto es, que la pena privativa de la libertad sea por debajo del
minimo legal; que la pena de multa sea equivalente al mínimo legal y que la pena de inha­
bilitación alcance el máximo legal” (R. N, N ° 3864-2013-Junín, del 08/09/2014, ff. jj. 5,
6 y 7, Sala Penal Transitoria).

CORTE SUPREMA
J 0426 E xtensión de la p e n a de inhabilitación p rin c ip a l : “[...] La pena de inhabilita­
ción solamente podrá extenderse por igual tiempo que la pena principal cuando expresa­
mente esté contemplada en la ley como pena accesoria, no presentándose dicho supuesto
en el presente caso dado que la pena de inhabilitación en los delitos por tráfico ilícito
de drogas tiene la calidad de principal, debiendo procederse de acuerdo con el artículo
treinta y ocho del Código Penal” (R. N. N ° 526-2004-Piura, del 22/06/2004, f. j. 4, Sala
Penal Permanente).

J 0427 Inhabilitación im puesta a fu n cion arios p ú blicos en el ám bito d e los delitos con­
tra la A dm inistración P ú blica siem pre será p e n a principal: “[...] La Corte Suprema ha
establecido que la pena de inhabilitación que se impone a los funcionarios públicos en el
ámbito de los delitos contra la Administración Pública constituye siempre una pena princi­
pal; siendo así, su límite temporal es el establecido en el artículo 38 del Código Penal: ‘La
inhabilitación principal se extiende de seis (6) meses a cinco (5) años, salvo en los casos
a los que se refiere el segundo párrafo del numeral 6) del artículo 36, en la que es defini­
tiva’ [...]” (Exp. N ° 37-2006-Lima, del 21/07/2009,/. j. 24, Primera Sala Penal Especial).

---------------- § -----------------

ARTÍCULO 39 C arácter accesorio de la pena de inhabilitación


La inhabilitación se impondrá como pena accesoria cuando el hecho punible come­
tido por el condenado constituye abuso de autoridad, de cargo, de profesión, oficio,
poder o violación de un deber inherente a la función pública, comercio, industria,

311
A rt. 39 L ibro primero / Parte general

patria potestad, tutela, cúratela, o actividad regulada por ley. Se extiende por igual
tiempo que la pena principal.
N ormas concordantes
C: art. 33 inc. 2); C P: arts. 157, 169, 178; C P P 2 0 0 4 : arts. 548, 549; L e y 30037: art. 23.

DOCTRINA

Sumario: Carácter de la pena de inhabilitación accesoria / Presupuestos y tiempo de duración de


la inhabilitación accesoria.

I) 0162 Carácter de la pena de inhabilitación accesoria: VILLA STEIN, J. (2014).


D erecho Penal. P arte general. Lima: Ara, pp. 561-562. “Como pena accesoria ella se
impone cuando el hecho punible ha sido una de abuso de autoridad, de cargo, de profe­
sión, oficio, poder o violación de un deber inherente a la función pública, comercio, indus­
tria, patria potestad, tutela, cúratela, y su duración será igual a la de la pena principal”.

1)0163 Presupuestos y tiempo de duración de la inhabilitación accesoria: VILLA-


VICENCIO TERREROS, F. (2001). C ódigo P en al comentado. Lima: Grijley, p. 174.
“De conformidad con lo antes indicado, nuestro Código mantiene la pena de inhabilita­
ción como accesoria para ciertos casos que precisamente se indican en este artículo. Estos
supuestos están en relación a la naturaleza del delito cometido por el individuo. Esta inha­
bilitación se extenderá por igual tiempo que la pena principal”.

B& JURISPRUDENCIA

Sumario: EJECUTORIA SUPREMA VINCULANTE: Inhabilitación en el delito de tráfico de


drogas. CORTE SUPREMA: Incapacidad para obtener mandatos y cargos públicos
como pena accesoria de inhabilitación. JURISPRUDENCIA EXTRANJERA: Supues­
tos en que procede imponer la pena accesoria de inhabilitación especial.

EJECUTO RIA SUPREMA VINCULANTE


J 0428 Inhabilitación en el delito de tráfico de drogas: “F. J. 5. Operatividad de la
inhabilitación en materia de tráfico ilícito de drogas: F. J. 5.1. Los diferentes supuestos de
inhabilitación al encausado, contenidos en los incisos 1), 2), 4), 5) y 8) del artículo 36 del
Código Penal han de estar claramente relacionados con los supuestos agravatorios conte­
nidos en el artículo 297 del Código Penal, por lo que la motivación debe explicar la cone­
xión que se da entre los supuestos agravatorios [art. 297 del CP] y el ejercicio del dere­
cho afectado mediante dicha pena [incisos 1), 2), 4), 5) y 8) del artículo 36, esto es, debe
existir vinculación de pertinencia de los derechos suspendidos con las circunstancias de
agravación conforme al ‘cuadro relacional referencial’ siguiente:

312
Clases de pena A rt. 39

SUPU ESTO S AGRAVATORIOS


SU PUESTOS IN HABILIT ADORES
QUE DEBEN EST AR VINCULADOS
EN M ATERIA DE TRÁFICO ILÍCI TO
EN SU DINÁM IC A COMISIVA
DE DRO G AS
CON LOS SUPU ESTO S INHABILITADORES

PAR PE ESPECIAL DEL CÓ DIG O PENAL PARTE G EN E R A L DEL CÓDIGO PENAL


Fáctum para que opere los supuestos inhabilitadores Supuestos inhabilitadores contenidos en los incisos
contenidos en el artículo 297 del Código P e n a l: 1), 2), 4), 5) y 8 del artículo 36 del Código P e n a l:

‘Artículo 297 - Form as agravadas’ Artículo 36.- Inhabilitación


L a pena será privativa de la libertad [...], días-multa e La inhabilitación producirá, según disponga la
inhabilitación conform e al artículo 36, incisos 1), 2), sentencia:
4), 5) y 8) cuando: Inciso 1 P rivación de la función, cargo o com isión
Inc. 1. El agente com ete el hecho abusando del ejer­ que ejercía el condenado, aunque provenga de elec­
cicio de la función pública. ción popular.

‘A rtículo 297.- Form as agravadas’ Artículo 36.- Inhabilitación


L a pena será privativa de la libertad [...], días-m ulta e L a inhabilitación producirá, según disponga la sentencia:
inhabilitación conform e al artículo 36, incisos 1), 2), Inciso 2. Incapacidad para obtener mandato, cargo,
4), 5) y 8) cuando: empleo o com isión de carácter púbüco.
Inciso 4. El hecho es com etido en el interior o en
inm ediaciones de u n establecim iento de un estable­
cim iento de enseñanza, centro asistencial, de salud,
recinto deportivo, lugar de detención o reclusión.

‘A rtículo 297.- Form as agravadas’ Artículo 36.- Inhabilitación


L a pena será privativa de la libertad [...], días-multa e La inhabilitación producirá, según disponga la
inhabilitación conform e al artículo 36, incisos 1), 2), sentencia:
4), 5) y 8) cuando: Inciso 4. Incapacidad para ejercer por cuenta propia
Inciso 2. El agente tiene la profesión de educador o o por interm edio de tercero, profesión, comercio, arte
se desem peña com o tal en cualquiera de los niveles o industria, que deben especificarse en la sentencia.
de enseñanza.
Inciso 3. E l agente es m édico, farmacéutico.
Inciso 6. E l hecho es com etido po r tres o más
personas, o en calidad de integrante de una organi­
zación dedicada al tráfico ilícito de drogas o que se
dedique a la com ercialización de insum os para su
elaboración.
‘A rtículo 297.- Form as agravadas’ Artículo 36.- Inhabilitación
L a pena será privativa de la libertad [...], días-m ulta e L a inhabilitación producirá, según disponga la
inhabilitación conform e al artículo 36, incisos 1), 2), sentencia:
4), 5) y 8) cuando: Inciso 5. Incapacidad para el ejercicio de la patria
Inciso 5. El agente vende drogas a m enores de edad, potestad, tutela o cúratela
o los utiliza para la venta o em plea a una persona
inim putable.

313
A rt. 39 L ibro primero / Parte general

‘A rtículo 297.- Form as agravadas’ A rtículo 36.- Inhabilitación


L a p en a será privativa de la libertad [...], días-m ulta e L a inhabilitación producirá, según disponga la
inhabilitación conform e al artículo 36, incisos 1), 2), sentencia:
4), 5) y 8) cuando: Inciso 8. Privación de grados m ilitares o policiales,
Inciso 1. E l agente com ete el hecho abusando del títulos honoríficos u otras distinciones que corres­
ejercicio de la función pública. pondan al cargo, profesión u oficio del que se hubiese
servido el agente para com eter delito.

F. J. 5.2. En esta línea de desarrollo y coherente con los postulados básicos en materia
de inhabilitación, el fáctu m agravado que se imputa al encausado se halla previsto en el
inciso 7 del artículo 297 del Código Penal, en el estado actual de análisis dicho fáctum
no guarda relación o vinculación con la inhabilitación prevista en los incisos 1), 2), 4),
5) y 8) del artículo 36 del Código Penal; por lo que, dicha agravación, considerada ais­
ladamente, no constituye presupuesto idóneo para que operen todos los supuestos inha-
bilitadores en materia de tráfico ilícito agravado de drogas, reseñados u tsu pra. F. J. 5.3.
Establecido lo anterior, cabe precisar como criterio general para la operatividad de los
supuestos inhabilitantes en materia de tráfico ilícito de drogas que en su dinámica comi-
siva se relacione con alguna o algunas de las funciones, cargas o condiciones enumera­
das en los incisos 1), 2), 4), 5) y 8) del artículo 36 del Código Penal; y que se impondrán
a pedido del titular de la acción penal o por el tribunal sentenciador (ante la omisión de su
requerimiento) cuando fue incorporada la materia a la discusión en el decurso del proceso
penal, a efectos de evitar fallos sorpresivos. F. J. 5.4. Como corolario de lo expuesto, en
la sentencia habrá que especificar, la profesión, oficio, industria o comercio respecto a los
que recae la inhabilitación [como sucede en la inhabilitación especial para empleo o cargo
público] puesto que dicha concreción es consustancial a los estándares motivacionales,
cuyo núcleo argumental lo constituye la demostración de la conexión o relación directa
entre la dinámica del delito y la profesión para la que se inhabilita. El fundamento estriba
en que la inhabilitación como sanción no ha de concebirse como una condena abierta al
hombre p e r se, sino a su derecho al trabajo, constitucionalmente reconocido en un área
determinada, de esta forma se debe restringir únicamente en la materia de lo imprescripti­
ble y que, por consiguiente, solo en aquellos casos en que la profesión, oficio, industria o
comercio de que se trate ha sido utilizada como medio para delinquir. F. J. 6. De la confi­
guración de la imposición de la pena principal de inhabilitación por ausencia del ele­
mento cuantitativo de la cantidad de la droga incautada: F. J. 6.1. Como se advierte
de la reiterada jurisprudencia nacional, la pena de inhabilitación en los delitos de tráfico
ilícito de drogas tiene la calidad de principal. F. J. 6.2. Acorde a la línea jurisprudencial
en materia de inhabilitación, y teniendo presente la doctrina mayoritaria, la inhabilitación
está focalizada para ciertos delitos, excluyéndose dinámicas delictivas sin referencia a las
calidades o condiciones del sujeto activo antes descritos. F. J. 6.3. Habiéndose demos­
trado la ausencia de vinculación o relación de las condiciones de calidades enumeradas
en los incisos 1), 2), 4), 5) y 8) del artículo 36, con el elemento cuantitativo de la canti­
dad de drogas, previsto en el inciso 7 del artículo 297 del Código Penal, en el caso par­
ticular no se configura el supuesto de abuso de cargo, profesión o su equivalente, que via-
bilicen la aplicación de alguno de los supuestos de especifica inhabilitación en materia de
tráfico ilícito de drogas agravado. F. J. 7. De la aplicación de la inhabilitación acceso­
ria prevista en el artículo 39 del Código Penal. F. J. 7.1. Expuesto lo anterior a partir de

314
Clases de pena A rt. 39

la praxis judicial el Colegiado Supremo constata que es frecuente el empleo de diferentes


vehículos como medio para la comisión del delito de tráfico ilícito de drogas, que no se ha
contemplado como modalidad agravada de tal ilícito al que pudiera vincularse una inha­
bilitación principal específica para la conducción vehicular. F. J. 7.2. Habiéndose acredi­
tado que el agente abusó de su oficio de chofer para perpetrar el delito, aunque no inhabi­
litación principal, cabe la denominada” inhabilitación accesoria” en aplicación del citado
artículo 39 del Código Penal, al haberse acreditado que el encausado desempeñó el ofi­
cio de conductor del vehículo incautado: F. J. 7.3. Dicho criterio jurisprudencial, además
resulta acorde con la finalidad teleológica que subyace en las inhabilitaciones enumera­
das en materia de tráfico ilícito de drogas según el artículo 297 del Código Penal, cuyo
núcleo duro argumental, radica en sancionar el abuso o instrumentalización de profesión,
función, cargo, comisión, empleo, comercio, entre otros; en el caso concreto el empleo o
función de conductor de vehículos. F. J . 7.4. la inhabilitación, traducida en clave constitu­
cional, se entiende como una limitación derecho del trabajo reconocido por el artículo 22
de la Constitución Política del Estado, cuyo contenido esencial implica dos aspectos, esto
es, el de acceder a un puesto de trabajo, por una parte y, por otra el derecho a no ser des­
pedido sino por causa justa. Debiendo precisarse que la adopción accesoria de la referida
inhabilitación no vacía de contenido el derecho constitucional involucrado. En efecto,
si, como quedó dicho, la legitimación del ius puniendi en la parcela de dichas activida­
des lesivas es evidente, y además, la inhabilitación en el empleo o cargo de conductor o
transportista no vacía totalmente el contenido de este derecho constitucional, atendiendo
a la multiplicidad de actividades en que en el futuro pueda desempeñar el sentenciado. F.
J. 7.5. es innegable que el legislador, tal y como ha regulado la pena de inhabilitación y
en concreto la prevista en el inciso 7 del artículo 36 del Código Penal (la suspensión de
la autorización para conducir cualquier tipo de vehículo), quiere evitar que el condenado
pueda valerse de su condición para perpetrar delitos futuros, esto es, la regulación legal
ciertamente también está pensado hacia adelante; asignándole un plus de penalidad que
se aplica a aquel que se ha prevalido de ciertas condiciones que el ordenamiento jurídico
administrativo le otorgó y que defraudó. F. J. 7.6. De esta forma, el presente precedente
vinculante se engarza con la obligación constitucional del Estado peruano de diseñar una
política criminal eficiente para sancionar el tráfico ilícito de drogas con penas severas pro­
porcionales a los bienes constitucionalmente protegidos que se afligen, lo contrario, signi­
ficaría incurrir en una infracción constitucional por parte de las autoridades competentes
para ello. Y es que no debe olvidarse que el carácter pluriofensivo del delito de tráfico ilí­
cito de drogas en relación con los valores básicos del orden constitucional pone en estado
de alarma y peligro las bases sociales y amenaza la propia existencia del Estado. Se
trata, en definitiva, de una tarea constitucionalmente exigible al Estado peruano para que
adopte las diversas medidas legislativas y administrativas destinadas a sancionar eficaz­
mente dicho delito. F. J . 7.7. En consecuencia, en tanto el legislador amplíe los supues­
tos inhabilitadores contenidos en el artículo 297 del Código Penal, abarcando la incapa­
cidad para conducir vehículos. Se deberá proceder conforme a lo expuesto en el acápite
7.2. de la presente Ejecutoria Suprema. F. J. 7.8. De otro lado, cabe precisar que al no ser
factible realizar una reforma peyorativa, el lapso de la sanción solo puede ser en este caso
de tres años (tiempo fijado en la sentencia recurrida)” (R. N. N ° 3544-2011-Ayacucho, del
16/10/2012, ff. jj. 5, 6 y 7, Sala Penal Permanente).

315
A rt. 40 L ibro primero / Parte general

CORTE SUPREMA
J 0429 Incapacidad para obtener mandatos y cargos públicos como pena accesoria
de inhabilitación: “Los delitos de encubrimiento real y corrupción de funcionarios con­
llevan la pena accesoria de inhabilitación, la misma que no ha sido impuesta a los acusa­
dos —policías nacionales- correspondiendo integrar la sentencia con la pena de inhabilita­
ción con pérdida de la función e incapacidad para obtener mandatos-cargos o comisión de
carácter público, debiendo oficiarse, para su efectividad, al Ministerio del Interior como
corresponde” (R. N. N° 5730-96-Callao, del 01/08/1997, Sala Penal).

JURISPRUDENCIA EXTRANJERA
J 0430 Supuestos en que procede imponer la pena accesoria de inhabilitación espe­
cial: “Procede imponer la pena complementaria o accesoria de inhabilitación especial aun
cuando la profesión, en cuyo ejercicio se cometió el delito, no sea de las reglamentadas por
la autoridad. También procede imponerla cuando, tratándose de profesión reglamentada,
el autor careciera de título o autorización correspondiente” (Cámara Nacional de Apela­
ciones en lo Criminal y Correccional de la Capital Federal; Sala IV del 16/06/1925. En:
ZAFFARONI, E.yBAIGÚN, D. (2002). Código Penal. Hammurabi, Buenos Aires, p. 250).

----------------- § -------------------

ARTÍCULO 40 Inhabilitación accesoria enlosdelitos culposos detránsito


La pena de inhabilitación prevista en el artículo 36 inciso 7, de este Código podrá
aplicarse como accesoria en los delitos culposos de tránsito.
N ormas concordantes
CP: arts. 111, 124; C P P 2 0 0 4 : arts. 548, 549; L e y 27181: art. 26.

gp DOCTRINA

Sumario: Fundamento de la inhabilitación accesoria en los delitos de tránsito culposos / Materia­


lización de la inhabilitación accesoria.

_I)_0164
_ _ _ Fundamento de la inhabilitación accesoria en los delitos de trán­
sito culposos: VILLA STEIN, J. (2014). Derecho Penal. Parte general. Lima: Ara,
p. 562. “El legislador ha querido además, instruir a los jueces en el hecho de poder aplicar
accesoriamente la pena de inhabilitación para el caso de los delitos culposos de tránsito”.

_I)_0165
_ _ _ Materialización de la inhabilitación accesoria: VILLAVICENCIO
TERREROS, F. (2001). Código Penal comentado. Lima: Grijley, p. 175. “En este ar­
tículo se prevé una pena de inhabilitación como accesoria en caso de los delitos culposos

316
C lases de pena A rt. 40

de tránsito; dicha pena es la de suspensión o cancelación de la autorización para conducir


cualquier tipo de vehículo. Si bien el delito de tránsito constituye un agudo problema para
el Derecho Penal, se considera que la suspensión del permiso para conducir vehículos
constituye solo un ensayo parcial en la exploración de soluciones penales mejores”.

I) 0166 Materialización de la inhabilitación accesoria: PEÑA CABRERA, R.


(1999). Tratado de Derecho Penal. Estudio programático de la parte general. Lima:
Grijley, p. 620. “La inhabilitación accesoria en los delitos culposos de tránsito el artículo
40 del Código Penal prevé la pena de inhabilitación como accesoria en los delitos culpo­
sos de tránsito. La pena correspondiente es la suspensión o cancelación de la autorización
para conducir cualquier clase de vehículos”.

¡ s JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTES SUPERIORES: Determinación de la pena de inhabilitación. JURISPRU-


DENCIAEXTRANJERA: Finalidad de la inhabilitación en los delitos culposos de trán­
sito / Improcedencia de la inhabilitación especial.

CORTES SUPERIORES
J 0431 Determinación de la pena de inhabilitación: “F. J . 5.19. La inhabilitación, con­
forme al artículo 36, inciso 7 del Código Penal, produce la cancelación o suspensión de la
autorización para conducir cualquier tipo de vehículo o incapacidad definitiva para obte­
ner autorización para conducir cualquier tipo de vehículo; no obstante, el artículo 40 del
acotado señala que esta pena podrá aplicarse como pena accesoria en los delitos culposos
de tránsito. En tal sentido, deberá tenerse en cuenta lo dispuesto en el fundamento jurí­
dico décimo tercero, último párrafo del inciso B, del Acuerdo Plenario N° 2-2008/0-116
que señala: ‘en lo que respecta a la pena de inhabilitación accesoria, ella tiene fijado
su tiempo de duración exclusivamente en el artículo 39 del Código Sustantivo’”. (Exp.
N ° 25259-2012-0-Lima, del 10/04/2018, f. j. 5.19, Sexta Sala Penal para Procesos con
Reos Libres de la Corte Superior de Lima).

JURISPRUDENCIA EXTRANJERA
J 0432 Finalidad de la inhabilitación en los delitos culposos de tránsito: “La inhabi­
litación del conductor tiene un fundamento social de prevención de accidentes y segu­
ridad de las personas, frente a un obrar culposo, para evitar que quien haya conducido
con imprudencia pueda continuar haciéndolo, creando de forma permanente un riesgo en
la vía pública. La inhabilitación traduce una finalidad precautoria de seguridad frente a
quien no fue correcto o cauteloso en el ejercicio de su arte, profesión o derecho” (Cámara
del Crimen de Rosario, en pleno del 27/12/1966. En: ZAFFARON1, E. y BAIGÚN, D.
(2002). Código Penal. Hammurabi, Buenos Aires, p. 241).

J 0433 Improcedencia de la inhabilitación especial: “No es pertinente la inhabilita­


ción especial para desarrollar actividad industrial, aplicada al condenado por el homicidio

317
A rt. 41 L ibro primero / Parte general

culposo del obrero de un taller, electrocutado por las deficiencias en las instalaciones;
pues la interdicción se refiere a un cargo, arte o profesión que requiera conocimientos
especiales y que el hecho se haya cometido quebrantándolos. En el caso, el acusado no
es técnico en electricidad y su responsabilidad nace de no haber hecho hacer con los téc­
nicos especialistas las reparaciones exigidas por el peligroso estado de la maquinaria”
(Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional de la Capital Federal,
Sala IV d el 03/09/1965. En: ZAFFARONI, E. y BAIGÚN, D. (2002). Código Penal. Ham-
murabi. Buenos Aires, p. 241).

--------- § ----------

SECCIÓN IV
Pena de multa

ARTÍCULO 41 Concepto de la pena de multa


La pena de multa obliga al condenado a pagar al Estado una suma de dinero fijada
en días-multa.
El importe del día-multa es equivalente al ingreso promedio diario del condenado y
se determina atendiendo a su patrimonio, rentas, remuneraciones, nivel de gasto y
demás signos exteriores de riqueza.
N ormas concordantes
C P: arts. 28, 42, 43, 44, 68; C d e P P : art. 292, 327; D L 25475: art. 11; C P P 2 0 0 4 : arts. 402
inc. 1, 478 inc. 3, 547, 549, 5 6 6 inc. 4.

DOCTRINA

Sumario: Ventajas de la pena de multa / Naturaleza jurídica / Características.

I) 0167 Ventajas de la pena de multa: JESCHECK, H. y WEIGEND, T. (2002). Tra­


tado de Derecho Penal. Parte general. Traducción de la 5a edición por M. Olmedo y Car-
denete. Granada: Comares. §73 E4, pp. 827-828. “El éxito político-criminal de la pena de
multa se explica fácilmente por sus numerosas ventajas. Por una parte, comporta una pér­
dida sensible de calidad de vida para el condenado, dado que muchas posibilidades pla­
centeras solo son disponibles a cambio de dinero. Por otra, el autor no es separado de su
familia, de sus contactos sociales ni tampoco de su integración laboral como sucede con
la pena de prisión. Hasta cierto punto la pena de multa es también económica al conservar
la mano de obra y la actividad productiva del autor, así como también no obliga al Estado
a suministrarle alojamiento, mantenimiento y tutela en la prisión. Además, con ayuda del
sistema de días multa es posible ajustar la medida de la pena, no solo a la culpabilidad por
el hecho, sino también a la capacidad económica individual del autor [...]”.

318
Clases de pena A rt. 41

I) 0168 Naturaleza jurídica: MIR PUIG, S. (2002). Derecho Penal. Parte general.
6a edición. Barcelona: Reppertor. §30/11. 33 y 34, pp. 693-694. “La multa es la pena más
frecuentemente utilizada por el Código después de las privativas de libertad. Siguiendo
el ejemplo de otras legislaciones recientes, como la alemana, la austríaca, la italiana y
la francesa, el Derecho Penal español ha querido conceder a la pena de multa un papel
mucho más importante que el que le correspondía anteriormente [...]. El Código Penal
actual extiende mucho más el uso de la pena de multa y lo hace con el objetivo de intentar
una alternativa a las penas privativas de libertad en los delitos pocos graves y en las faltas.
[...]. La ventaja principal de la pena de multa es que, pese a poder afectar en forma sensi­
ble al patrimonio y a las posibilidades de actuación que él mismo supone, no menoscaba
ningún bien personalísimo como la libertad, no arranca al sujeto de su entorno familiar y
social, ni le priva de su trabajo. Frente a la prisión se presenta como una pena más humana
y menos desocializante. Por otro lado, en lugar de suponer un costo económico para la
colectividad, le proporciona ingresos con los que cabría atender mejor a las víctimas del
delito y a las necesidades de la justicia penal y de las instituciones penitenciarias”.

______
I) 0 1 6 9 Características: JESCHECK, H. y WEIGEND, T. (2002). Tratado de Dere­
cho Penal. Parte general. Traducción de la 5a edición por M. Olmedo y Cardenete. Gra­
nada: Comares. §73 1/4, pp. 828-829. “De la investigación criminológica no se derivan
datos realmente importantes acerca del efecto preventivo-general y especial de la pena
de multa en comparación con la de prisión. Ciertamente, puede comprobarse que el autor
que es sancionado con una pena de multa es claramente menos reincidente que aquel
otro al que se le impone una pena de prisión o que, incluso, debe cumplir con esta; sin
embargo, es muy difícil indagar en qué medida este resultado no está condicionado por
el hecho de que principalmente la pena de prisión es impuesta a aquellos delincuentes en
los que, desde un principio, existe un peligro alto de delincuencia. Los resultados obteni­
dos hasta el momento hablan con probabilidad a favor de una hipótesis de intercambiabi-
lidad según la cual —desde un punto de vista estadístico, esto es, que no sucede necesaria­
mente en el caso concreto- para la probabilidad de reincidencia es indiferente si al sujeto
se le impone una pena de prisión o de multa”.

I) 0 1 7 0 Características: VILLA STEIN, J. (2014). Derecho Penal. Parte general.


Lima: Ara, pp. 562-563. “El monto a pagar a favor del Estado se fija en días multa, que
equivale al ingreso promedio diario del condenado, determinado a partir de sus remune­
raciones, rentas, patrimonio, nivel de gasto y demás signos exteriores de riqueza”.

.lili JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Formalidades de la pena de multa / Formalidad que debe tener
en cuenta el juzgador al imponer la pena de multa. CORTES SUPERIORES: Ele­
mentos que se toman en consideración para fijar los días-multa. JURISPRUDENCIA
EXTRANJERA: Naturaleza de la pena de multa

- 319
A rt. 41 L ibro primero / Parte general

CORTE SUPREMA
J 0434 F orm alidades de la p e n a de m u lta: “Que de otro lado, el artículo cuarenta y
cuatro del Código Penal establece que la pena de multa deberá ser pagado dentro de
los diez días de pronunciada la sentencia y el artículo cincuenta y tres del acotado esta­
blece la conversión en caso de incumplimiento, presupuestos que se han omitido en la
sentencia, por lo que es de integrar este extremo en atención a lo dispuesto por el cuarto
parágrafo del artículo doscientos noventa y ocho del Código de Procedimientos Penales,
modificado por Decreto Legislativo ciento veintiséis” (R. N. N° 150-2004-Ayacucho, del
02/06/2004, f. j. 5, Sala Penal Permanente).

J 0435 F o rm a lid a d qu e debe ten er en cu en ta e l ju zg a d o r a l im p o n er la p e n a de m u lta :


“Que de otro lado, se debe tener en cuenta que al imponer la pena de multa, el juzga­
dor debe precisar, no solo los días - multa a pagar, sino además el porcentaje correspon­
diente, la conversión líquida a cancelar, el plazo perentorio para el pago y el apercibi­
miento correspondiente de conversión en caso de incumplimiento, tal como disponen las
normas penales previstas en los artículos cuarenta y tres, cuarenta y cuatro y cincuenta y
seis del Código Penal [...]” (R. N. N° 3436-2003-Madre de Dios, del 26/04/2004, f. j. 4,
Sala Penal Permanente).

CORTES SUPERIORES
J 0436 E lem en tos qu e se tom an en con sideración p a ra jija r los días-m ulta: “El sis­
tema de día de multa persigue permitir una mejor individualización de la pena de multa,
tomando en cuenta tanto el delito y la culpabilidad del autor, así como la situación eco­
nómica de este que, asimismo, cada delito establece el marco penal en que va a poder
ser impuesta (límites máximo y mínimo), en este orden de ideas, se debe señalar que la
concreción del número de días multa se debe hacer tomando en consideración el desva­
lor de la acción, desvalor del resultado y la culpabilidad del autor, motivándose dicha
concreción en la sentencia, siendo que posteriormente se fije el importe de cada cuota
tomando en consideración las circunstancias económicas del reo” (Ejecutoria Superior
del 06/08/1998, Exp. N° 263-98-Lima. En: ROJAS VARGAS, F. (2003). Código Penal.
Idemsa, Lima, p. 107).

JURISPRUDENCIA EXTRANJERA
J 0437 N atu raleza de la p e n a de m u lta: “La pena de multa es el pago en dinero al
Estado, en concepto de retribución al delito cometido. No es una pena reformadora, sino
intimidatoria, porque consiste en la privación de una parte del patrimonio del condenado”
(Cámara Federal de San Martín, Sala 2 a del 31/12/1992. En: ZAFFARONI, E. y BA1-
GÚN, D. (2002). Código Penal. Hammurabi, Buenos Aires, p. 286).

---------------- § -----------------

320
Clases de pena A rt. 42

ARTÍCULO 42 Lím ite m ínim o y m áxim o de la extensión de la pena


de m ulta
La pena de multa se extenderá de un mínimo de diez días-multa a un máximo de
trescientos sesenticinco días-multa, salvo disposición distinta de la ley.
N ormas concordantes
CP: arts. 28, 41; C P P 2 0 0 4 : arts. 402 inc. 1, 478 inc. 3, 547, 549, 566 inc. 4; C d e P P : art.
292, 327.

DOCTRINA

Sumario: Términos mínimos y máximos de la pena de multa / Características y forma de determi­


nación del quantum de la pena de multa.

1)0171 Términos mínimos y máximos de la pena de multa: MIR PUIG, S. (2002).


D erecho Penal. Parte gen era l. 6a edición. Barcelona: Reppertor. §30/11 39 y 40, p. 695.
“El primer momento en la determinación de la multa es pues la fijación de una duración
a la misma, consistente en cierto número de días, semanas o meses de multa, esto es, de
un cierto número de cuotas diarias, semanales o mensuales. [...]. Este límite máximo no
será de aplicación cuando la multa se imponga como sustitutiva de otra pena; en este caso
su duración la que resulta de la aplicación de las reglas previstas en otros en los disposi­
tivos correspondientes”.

I) 0172 Términos mínimos y máximos de la pena de multa: JESCHECK, H. y WEI-


GEND, T. (2002). Tratado de D erech o Penal. P arte gen eral. Traducción de la 5' edición,
por M. Olmedo y Cardenete. Granada: Comares. §73 II/2, p. 829. “El primer paso para la
determinación de la pena es la fijación por parte del tribunal del número de cuotas a pagar
de acuerdo con la compensación por la culpabilidad y bajo la consideración de las reper­
cusiones sociales que ello supone para el autor. Aquí, al igual que en la pena de prisión
es difícil la adaptación de la pena a la culpabilidad del delincuente; de ahí que no con­
duzca a nada la propuesta de que la multa se oriente al número de días de prisión que el
hecho habría merecido. Las condiciones económicas del autor solo pueden influir (excep­
cionalmente) sobre la fijación del número de cuotas cuando aquellas son relevantes para
la medida de la culpabilidad por el hecho (por ejemplo, en un hurto cometido por necesi­
dad); en el resto de los casos dichas condiciones económicas se toman en cuenta para la
determinación del importe de la cuota [...]”.

I) 0173 Características y forma de determinación del quantum de la pena de multa:


VILLAVICENCIO TERREROS, F. (1992). Código P ena l comentado. Lima: Cultural
Cusco, p. 178. “Este artículo se asemeja al artículo 49 del Código Penal brasileño, pero el
nuestro establece un máximo de 365 días-multa a diferencia del brasileño que establece
un máximo de 360 días-multa. El mínimo es de 10 días-multa. Para determinar la canti­
dad de los días multa el juez deberá tomar en cuenta el menor o el mayor grado de injusto,
el grado de responsabilidad más o menos intenso y las demás circunstancias legales y
judiciales. En la doctrina se considera que el juez al establecer el número de días-multa

321
A rt. 42 L ibro primero / Parte general

no se debe dejar influenciar por el patrimonio del condenado, pues en esta fase inicial solo
se podrá tomar en consideración el grado de responsabilidad, la gravedad de la conducta
y otras circunstancias”.

?Jib JURISPRUDENCIA

Sumario: EJECUTORIA SUPREMA VINCULANTE: Cálculo de días-multa. CORTE SU­


PREMA: Contenido y alcances de la imposición de la pena de multa. CORTES
SUPERIORES: Límites mínimos y máximos del día-multa.

E JE C U T O R IA SU PREM A VINCULANTE

J 0438 Cálculo de días-multa : “F. J . 7. En atención a lo expuesto, no es aplicable, en


el presente caso, que el resultado punitivo en la pena privativa de la libertad, en la multa
e inhabilitación, que integran la penalidad conjunta del delito de tráfico ilícito de drogas,
prevista en el artículo 296, primer párrafo del Código Penal, tenga una extensión concreta
muy diferente una de otra. Esto es, que la pena privativa de la libertad sea por debajo del
mínimo legal; y que la pena de inhabilitación alcance el máximo legal. F. J . 8. En conse­
cuencia, pues se deben reducir proporcionalmente las penas de multa e inhabilitación en
función a una extensión porcentual equivalente a la que se ha establecido para la pena pri­
vativa de la libertad. Sin embargo cabe precisar también que al tener la pena de inhabili­
tación en el artículo 38 del Código Penal, un estándar mínimo genérico de seis meses, la
aplicación concreta de esta clase de pena para el caso sub índice debe graduarse pruden­
cialmente, a fin de que no pierda su sentido y eficacia punitiva. F. J. 9. En ese contexto,
para la reducción proporcional de la pena de multa debe tomarse como base del cálculo
porcentual, los diez años de privación de libertad impuestos a la recurrente, que repre­
sentan un estándar por debajo del mínimo legal establecido para dicha clase de sanción.
Luego de haberse efectuado la operación correspondiente (regla de tres simples) se tiene
que la diferencia de cinco años, de los diez años de privación de la libertad y los quince
años que fija la ley como margen mínimo de punición, representan el treinta y tres punto
treinta y tres por ciento de reducción que el tribunal de instancia estableció para la pena
privativa de la libertad; por lo que aplicando igual escala a la pena de multa, se obtiene,
finalmente ciento diecinueve días-multa” (R. N. N ° 3 8 6 4 -2 0 1 3-Junín, del 0 8 /0 9 /2 0 1 4 , ff.
jj. 7, 8 y 9, Sala P ena l Transitoria).

CO RTE SUPREM A

J 0439 Contenido y alcances de la imposición de la pena de multa: “Cuando se impone


la pena de multa, el juez debe precisar no solo los días-multa a pagar; sino el porcentaje
correspondiente, el plazo perentorio y el apercibimiento correspondiente, de conversión
en caso de incumplimiento tal como lo disponen las normas previstas en los artículos cua­
renta y dos, cuarenta y tres y cuarenta y cuatro del Código Penal” (Ejecutoria Suprem a
del 1 6 /03/2001, Exp. N ° 77-2000-Lim a).

322 -
C lases de pena A rt. 43

CORTES SUPERIORES
J 0440 L ím ites m ín im os y m áxim os d el día-m ulta: “El importe dinerario de la cuota
diaria de la multa debe establecerse en atención a un porcentaje del ingreso económico
del condenado, si este posee como única renta lo que recibe de su trabajo dependiente.
Cabe integrar el porcentaje mencionado, con arreglos a los topes que establece el artículo
43 del Código Penal, si en la sentencia recurrida se omitió consignarlo” (Exp. N ° 5154-
97-Lima. E n : CARO CORIA, D. (2002). Código Penal. Gaceta Jurídica, Lima, p . 194).

-----------------§ ------------------

ARTÍCULO 43 Lím ite mínimo y m áxim o del im porte del día-m ulta
El importe del día-multa no podrá ser menor del veinticinco por ciento ni mayor del
cincuenta por ciento del ingreso diario del condenado cuando viva exclusivamente
de su trabajo.
N ormas concordantes
CP: arts. 28, 41, 42, 44, 56; C P P 2 0 0 4 : arts. 402 inc. 1, 478 inc. 3, 547, 549, 5 6 6 inc. 4; C
d e P P : art. 292, 327.

DOCTRINA

Sumario: Montos mínimos y máximos del importe del día-multa / Forma de determinación del
día-multa.

I) II1“4 Montos mínimos y máximos del importe del día-multa: VILLA STEIN, J.
(2014). D erecho Penal. P arte general. Lima: Ara, p. 563. “El límite al importe a pagar
por el condenado en concepto de multa no será menor del veinticinco por ciento ni mayor
del cincuenta por ciento del ingreso diario, cuando viva exclusivamente de su trabajo”.

Montos mínimos y máximos del importe del día-multa: M APELLICAFFA-


RENA, B. (2002). “La pena de multa en el Derecho Penal”. En: Revista P eru an a de Cien­
cias Penales. N° 12. Lima: Idemsa, p. 103. “El legislador en el Código Penal peruano no
señala ningún tope máximo en la cantidad que puede alcanzar la multa. Esta es el ‘equi­
valente al ingreso promedio diario del condenado y se determina atendiendo a su patri­
monio, rentas, remuneraciones, nivel de gasto y demás signos exteriores de riqueza (art.
41.2), de esta forma, a mayores ingresos netos mayor será la cuantía apagar’. Como única
indicación establece el legislador, en aquellos casos en los que el condenado viva exclusi­
vamente de su trabajo, la totalidad no podrá exceder el cincuenta por ciento de los ingre­
sos, ni ser inferior al veinticinco por ciento de los mismos (art. 43)”.

1)0176 Forma de determinación del día-multa: VILLAVICENCIO TERREROS,


F. (1992). Código P en a l comentado. Lima: Cultural Cusco, p. 178. “Para la determina­
ción del importe del día-multa se tomará en cuenta el ingreso diario del condenado. Esta

• 323
A rt. 44 L ibro primero / Parte general

disposición tiene cierta similitud con el artículo 45 tercer párrafo del Código Penal Tipo
(si el condenado viviere exclusivamente del producto de su trabajo, el día-multa no podrá
ser inferior a la mitad de su entrada diaria ni exceder el tanto de ella)”.

Mi JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Porcentaje del ingreso diario impuesto como pena de multa / Lí­
mites mínimos y máximos especiales del importe del día-multa.

CORTE SUPREMA
J 0441 Porcentaje del ingreso diario impuesto como pena de multa: “A tenor de lo
estipulado en los artículos 62 y 63 del Código Penal, y conforme postula un sector de
la doctrina penalista, en el caso de que se interponga reserva de fallo condenatorio, en
la parte de pena privativa de libertad y 30 días multa, cuyo importe sería 35% de ingre­
sos diarios del imputado a favor del tesoro público” (R. N. N ° 742-2004-Ayacucho, del
2 8 /06/2004, Sala P ena l Perm anente).

J 0442 Límites mínimos y máximos especiales del importe del día-multa: “El importe
del día-multa no puede ser menor que el veinticinco por ciento ni mayor del cincuenta por
ciento del ingreso diario del condenado, cuando viva exclusivamente de su trabajo [...]”
(Ejecutoria Suprem a del 2 5 /07/1997, Exp. N ° 3770-96-Lim a).

---------------- § -----------------

ARTÍCULO 44 Plazo del pago de m ulta


La multa deberá ser pagada dentro de los diez días de pronunciada la sentencia. A
pedido del condenado y de acuerdo a las circunstancias, el juez podrá permitir que
el pago se efectúe en cuotas mensuales.
El cobro de la multa se podrá efectuar mediante el descuento de la remuneración del
condenado cuando se aplica aisladamente o cuando se aplica acumulativamente con
pena limitativa de derechos o fuere concedida la suspensión condicional de la pena,
conforme a los límites previstos en el artículo 42.
El descuento no debe incidir sobre los recursos indispensables para el sustento del
condenado y su familia.
N ormas concordantes
C P P 2 0 0 4 : arts. 402 inc. 1, 478 inc. 3, 547, 549, 5 6 6 inc. 4; C de P P : art. 292, 327; CP:
art. 5 6

324 ■
Clases de pena A rt. 4 4

JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Aspectos que debe precisar el juez al imponer la pena de multa /
Plazo de pago de la pena de multa.

CORTE SUPREMA

J 0443 Aspectos que debe precisar el juez al imponer la pena de multa: “[...] Al
imponerse la pena de multa, el juzgador no solo debe precisar los días multa y el plazo
perentorio para el pago, sino también el porcentaje y apercibimiento de conversión en
caso de incumplimiento, tal como lo disponen las normas penales previstas en los ar­
tículos cuarenta y tres y cincuenta y seis del acotado Código Penal; presupuestos que han
sido omitidos por el colegiado en la sentencia recurrida, siendo susceptibles de integra­
ción de conformidad con el penúltimo parágrafo del artículo doscientos noventa y ocho del
Código de Procedimientos Penales, modificado por el Decreto Legislativo número ciento
veintiséis” (R. N. N ° 5 38-2003-H uánuco, del 0 2 /07/2003, f . j. 3, Sala P enal Perm anente).

J 0444 P lazo de p a g o de la p e n a de m ulta: “Al imponer la pena-multa se debe precisar


no solo el monto [...], sino también el plazo perentorio para el pago y el apercibimiento
de conversión en caso de incumplimiento; que en tal razón, al haber omitido el colegiado
en señalar estos extremos es del caso integrar la sentencia y establecer el plazo de aperci­
bimiento conforme a lo establecido en los artículos cuarenta y cuatro y cincuenta y seis,
respectivamente” (Ejecutoria Suprem a del 1 6 /03/2001, Exp. N ° 77-2000-Lim a).

---------------- § -----------------

• 325
C A P ÍT U L O II
A P L IC A C IÓ N D E L A PE N A

ARTÍCULO 45 Presupuestos para fundam entar y determ inar la


pena(19)
El juez, al momento de fundamentar y determinar la pena, tiene en cuenta:
a) Las carencias sociales que hubiese sufrido el agente o el abuso de su cargo, posi­
ción económica, formación, poder, oficio, profesión o la función que ocupe en la
sociedad.
b) Su cultura y sus costumbres.
c) Los intereses de la víctima, de su familia o de las personas que de ella dependan,
así como la afectación de sus derechos y considerando especialmente su situa­
ción de vulnerabilidad.

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 4 5 .- E l juez, al momento d e fun d a m en ta r y determinar la p en a , d eberá tener
en cuenta:
1. Las carencias sociales que hubiere sufindo e l agente;
2. Su cultura y sus costum bres; y
3. Los intereses d e la víctima, de su fa m ilia o d e las personas q u e de ella dependen.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Prim era modificación: artículo 1 de la Ley N° 30076 del 19/08/2013.
A rtícu lo 4 5 .- E l juez, al momento d e fun d a m en ta r y determ inar la p ena, tiene en
cuenta:
1. Las carencias sociales que h ubiese sufrido el agente o el abuso d e su cargo,
posición económ ica, form ación, p od er, oficio, profesión o fu n ció n que ocupe en
la sociedad;
2. Su cultura y sus costum bres; y,
3. Los intereses d e la víctima, de su fam ilia o d e las p ersonas qu e de ella dependen.
Segunda modificación: primera disposición complementaria modificatoria de la
Ley N° 30364 del 23/11/2015.
( Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C: art. 89; C E P : arts. 2, 19; C P P 2 0 0 4 : arts. 1 5 6 inc. 1, 2 6 8 lit. a, 480 inc. 2 lit. c.

(19) A rtículo vigente conform e a la m odificación realizad a po r la prim era disposición com plem entaria
m odificatoria de la L ey N° 30364 del 23/11/2015.

326
A plicación de la pena A rt. 4 5

DOCTRINA

Sumario: Elementos y garantías materiales que fundamentan la pena en el Estado de Derecho.

1)0177 Elementos y garantías materiales que fundamentan la pena en el Estado


de Derecho: BUSTOS RAMÍREZ, J. (2004). D erecho Penal. P arte gen eral. Tomo I.
Lima: Ara, p. 665. “En la teoría de la determinación de la pena tienen también vigen­
cia todos los principios garantistas materiales y formales del Derecho Penal por la inci­
dencia directa y la especial significación que tiene para el sujeto. Esto significa que en
la determinación de la pena juegan criterios relativos al delito (injusto) en que es pre­
eminente el principio material del bien jurídico, también relativos al sujeto responsa­
ble en el que destaca el principio de autonomía ética de la persona y los específicos de
este aspecto de la teoría penal global que son el de necesidad de la pena y el de indem­
nidad personal”.

I) 11178 Elementos y garantías materiales que fundamentan la pena en el Estado de


Derecho: MIR PUIG, S. (2002). Derecho Penal. P arte general. 6a edición. Barcelona:
Reppertor. § 3 1/V. 41 y 42, p. 754. “En un Estado social y democrático de Derecho que
acoge la Constitución. El Derecho Penal ha de proteger a la sociedad mediante una pre­
vención general y una prevención especial sometidas a principios limitadores como los
de legalidad, utilidad, exclusiva protección de bienes jurídicos, humanidad, culpabilidad,
proporcionalidad y resocialización. Estos diversos aspectos importan en medida distinta
en el momento de la conminación legal, en el momento judicial y en el de ejecución de
la pena. En lo que concierne a la determinación judicial de la pena, una vez asignado el
marco penal concreto que corresponde al delito -o delitos-, el Juez dispone del arbitrio
para moverse dentro de dicho marco. Es la fase de la determinación judicial de la pena
en sentido estricto. A continuación tal vez haya que decidir si procede la suspensión con­
dicional de la pena resultante, o si cabe sustituirla por otra consecuencia jurídica. A ello
corresponde la determinación judicial de la pena en sentido amplio”.

.lili JURISPRUDENCIA

Sumario: ACUERDO PLENARIO: Criterios a considerarse sobre el agente para la imposición de


una pena (pueblos indígenas). CORTE SUPREMA: Criterios para determinar que una
pena privativa de libertad sea efectiva o suspendida / Aplicación de los artículos 45 y 46
del Código Penal en la determinación judicial de la pena (violación sexual) / Aplicación
de los artículos 45 y 46 del CP en la determinación judicial de la pena (ocividad social) /
Disminución punitiva en atención a los artículos 45 y 46 del Código Penal / Evaluación
de las carencias sociales y personales del encausado en la determinación judicial de la
pena / En el tráfico ilícito de drogas debe precisarse de qué modo las carencias sociales
y culturales influyeron en la comisión del delito.

• 327
A rt. 45 L ibro primero / Parte general

ACUERDO PLEN A R IO

J 0445 C riterios a considerarse sobre e l agen te p a r a la im posición de una p e n a (pue­


blos indígenas): “Comprobada la existencia del hecho punible y la responsabilidad del
acusado, el juez penal para medir la pena tendrá en cuenta, de un lado, los artículos 45.2,
46.8 y 46.11 del Código Penal -compatibles con el artículo 9.2 de la Convención, que
exige a los tribunales penales tener en cuenta las costumbres de los pueblos indígenas, el
contexto sociocultural del imputado-; y, de otro lado, directivamente, el artículo 10 de
la Convención, que estipula tanto que se tenga en cuenta las características económicas,
sociales y culturales del individuo y dar preferencia a tipos de sanción distintos del encar­
celamiento -principio de adecuación de las medidas de reacción social-” (Acuerdo Plena-
rio N° 01-2009/CJ-116, sobre “Rondas Campesinas y Derecho Penal”, del 13/11/2009,
f.j 17, VPleno Jurisdiccional de ¡as Salas Penales Permanente y Transitorias).

CO RTE SU PREM A

J 0446 C riterios p a ra determ inar qu e una p e n a p riv a tiv a de libertad sea efectiva o
suspendida: “[...] en el caso de autos, el legislador ha previsto una pena abstracta de
entre cinco a ocho años [...] parámetro legislativo sobre el cual la Sala Penal sentencia­
dora impuso [...] cuatro años de pena privativa de libertad efectiva, pena que se encuen­
tra por debajo de los parámetros legales establecidos, para lo cual se tuvo en cuenta, con­
forme se aprecia [...] de la sentencia impugnada, la reducción de la pena por aplicación
del Acuerdo Plenario cero cinco - dos mil ocho / CJ - ciento dieciséis [...] la ausencia de
antecedentes penales, las condiciones personales de la encausada, su calidad de agente
primaria [...] conforme a los argumentos expuesto por el imputado [...] no es materia de
cuestionamiento el quantum de la pena impuesta, sino su carácter efectivo. Al respecto
debemos precisar lo siguiente: a) es importante tener presente que si bien el merecimiento
de la pena a una conducta delictiva es una condición necesaria para imponer una pena a
un caso concreto; sin embargo, es insuficiente pues resulta necesario además que la pena
sea útil y reporte a la sociedad y al condenado un beneficio respecto a la conservación
de los bienes jurídicos y la estabilidad normativa; b) en ese sentido, es importante veri­
ficar si en el caso de autos es necesario recurrir a la pena privativa de libertad efectiva
para proteger y asegurar el bien jurídico: correcto funcionamiento de la administración
pública y si la pena efectiva va a lograr los fines de prevención especial con la senten­
ciada, esto es, rehabilitarla y reinsertarla en la sociedad, más de lo que podría lugar una
pena suspendida; c) respecto a lo primero, es importante tener en cuenta que en el pre­
sente caso, además de la pena privativa de la libertad impuesta a la impugnante, también
se le ha sancionado con la pena de inhabilitación en virtud del cual se le priva del ejerci­
cio del cargo que venía ejerciendo, por tanto consideramos que con una pena suspendida
por el período de tres años sumada a la inhabilitación es suficiente para lograr que otros
ciudadanos se desistan a cometer la conducta desarrollada por el sentenciado, lográndose
una menor incidencia de dichas conductas y por consiguiente una menor lesión del bien
jurídico tutelado; d) respecto a la rehabilitación de la sentenciada, es importante tener en
cuenta su grado de instrucción superior, su condición de primaria y la existencia de cri­
minales de mayor peligrosidad en las cárceles del Perú, para asumir que una pena priva­
tiva de libertad efectiva en su caso, no ayudaría para su rehabilitación y reinserción a la

328
Aplicación de la pena A rt. 45

sociedad, por el contrario se vería sometida a un ambiente de mayor criminalidad bajo el


riesgo de empeorar su situación en vez de mejorar; e) conforme a lo expuesto, conside­
ramos que en el presente caso resulta suficiente la imposición de una pena privativa de
libertad de cuatro años pero con carácter de suspendida por el período de prueba de tres
años bajo reglas de conducta, lo cual es útil tanto para la sociedad como para el imputado”
(R. N. N° 3293-2010-Lima, del 27/10/2010, f. j. 6, Sala Penal Transitoria).

J 0447 A p licación de los artículos 45 y 4 6 d el C ódigo P en a l en la determ inación ju d i­


cia l de la p e n a (violación sexual): “En el presente caso, en sede policial, el encausado
admite su participación en el evento delictivo en agravio de la menor, autoinculpación
que ratifica al prestar su instructiva, así como durante el desarrollo de los debates orales,
refiriendo que está arrepentido de su ilícito accionar; la conducta imputada al encausado
se encuentra prevista en el artículo 173 del Código Penal, que señala una pena no menor
de 30 años, al haber ejercido autoridad sobre la víctima, dada su calidad de padrastro, no
obstante ello se debe tener en cuenta sus condiciones personales, el medio social en el que
se ha desarrollado el evento, su escasa cultura, por lo que resulta de aplicación el artículo
45 del ¡Código Penal, abonando a su favor lo dispuesto por el artículo 136 del Código de
Procedimientos Penales, debiendo modificarse la pena impuesta por el colegiado; decla­
raron haber nulidad en la sentencia en la parte que impone 30 años de pena privativa de
libertad, reformándola en este extremo impusieron al encausado 25 años de pena priva­
tiva de libertad” (Ejecutoria Suprema del 11/04/2001, R. N. N° 476-2001-Madre de Dios.
En: URQUIZO OLAECHEA, J. (Asesor) / CASTILLO ALVA, J. L. (Director) / SALAZAR
SANCHEZ, N. (Coordinador) (2005). Jurisprudencia penal. Jurista, Lima, p. 249).

J 0448 A p licación de los artículos 45 y 46 d e l C P en la determ inación ju d ic ia l de la


p e n a (nocividad social): “La determinación de la pena no se agota en el principio de cul­
pabilidad sino que, además, la gravedad de la pena debe estar determinada por la trascen­
dencia social de los hechos que con ella se reprimen, de ahí que resulte imprescindible la
valoración de la nocividad social del ataque al bien jurídico; por lo tanto, para los efectos
de la imposición de la pena al encausado, debe tenerse en cuenta lo establecido en los ar­
tículos cuarenta y cinco y cuarenta y seis del Código sustantivo” (Ejecutoria Suprema del
01/08/2000, Exp. N° 1 721-2000-Lima).

J 0449 D ism in u ción p u n itiv a en atención a los artículos 45 y 46 d e l Código P e n a l :


“Que, con relación a la pena impuesta a B.B, es de precisar que al haberse sometido a la
conclusión anticipada del juicio oral y aceptar los cargo objeto de imputación, tal situa­
ción, desde una perspectiva de política criminal, hace necesaria una respuesta punitiva
menos intensa, en el marco de los principios de proporcionalidad y razonabilidad, así
como las reglas y factores previstos en el artículo cuarenta y cinco y cuarenta y seis del
Código sustantivo, sin perjuicio de valorar las condiciones personales, la naturaleza del
delito, la forma y circunstancia de la comisión del evento delictivo y la gravedad de los
hechos incriminados —el imputado transportaba más de veintiséis kilos de pasta básica de
cocaína, como se verifica del dictamen pericial de droga que además el encausado
[...] no es confeso puesto que no aceptó ser propietario de la droga, sino que dio otros
nombres con la finalidad que no se descubra al verdadero dueño de la sustancia tóxica
[...]” (R. N. N° 3490-2009-Piura, del 28/10/2010, f. j. 6, Sala Penal Permanente).

— 329
A rt. 45-A L ibro primero / Parte general

J 0450 E valu ación de las carencias so cia les y p e rso n a les d e l encausado en la deter­
m inación ju d ic ia l de la p e n a : “Que, en el ámbito de la determinación judicial de la pena,
las carencias sociales y condiciones personales del encausado se evalúan con relación
al injusto cualificado cometido y su reprochabilidad por el hecho; que, en tal sentido, se
aprecia que ninguna de las circunstancias concurrentes tienen aptitud para reducir la pena
conminada por debajo del mínimo legal; que, sin embargo, se advierte que no es legítimo
incrementar la pena impuesta (17 años de pena privativa de libertad) en virtud al prin­
cipio del non reformado in peius, pues el recurso proviene solo del encausado” (R. N.
N ° 1891-2008-Madre de Dios, del 01/09/2008, f. j. 7, Sala Penal Permanente).

J 0451 E n e l tráfico ilícito de drogas debe p re c isa rse de q u é m odo las carencias socia­
les y cu ltu rales influyeron en la com isión d e l delito: “Que no basta invocar la concurren­
cia de carencias sociales o culturales, sino que -en un delito como el tráfico ilícito de dro­
gas- el recurrente debe precisar de qué modo estas influyeron en la comisión del hecho
punible en el caso concreto; que la apremiante necesidad económica no solo no está acre­
ditada en autos, sino que tal circunstancia no genera efectos atenuantes si se la pondera
con la alta gravedad y nocivas repercusiones del delito incriminado” (R. N. N ° 3326-
2007-Madre de Dios, del 29/01/2007, f. j. 7, Sala Penal Permanente).

Individualización de la pena(20)
Toda condena contiene fundamentación explícita y suficiente sobre los motivos de la
determinación cualitativa y cuantitativa de la pena.
Para determinar la pena dentro de los límites fijados por ley, el juez atiende la res­
ponsabilidad y gravedad del hecho punible cometido, en cuanto no sean específica­
mente constitutivas del delito o modificatorias de la responsabilidad.
El juez determina la pena aplicable desarrollando las siguientes etapas:
1. Identifica el espacio punitivo de determinación a partir de la pena prevista en la
ley para el delito y la divide en tres partes.
2. Determina la pena concreta aplicable al condenado evaluando la concurrencia
de circunstancias agravantes o atenuantes observando las siguientes reglas:
a) Cuando no existan atenuantes ni agravantes o concurran únicamente cir­
cunstancias atenuantes, la pena concreta se determina dentro del tercio
inferior.
b) Cuando concurran circunstancias de agravación y de atenuación, la pena
concreta se determina dentro del tercio intermedio.

(20) A rtículo vigente conform e a la incorporación realizada por el artículo 2 de la L ey N° 30076 del
19/08/2013.

330
Aplicación de la pena Art. 45-A

c) Cuando concurran únicamente circunstancias agravantes, la pena concreta


se determina dentro del tercio superior.
3. Cuando concurran circunstancias atenuantes privilegiadas o agravantes cualifi­
cadas, la pena concreta se determina de la siguiente manera:
a) Tratándose de circunstancias atenuantes, la pena concreta se determina por
debajo del tercio inferior;
b) Tratándose de circunstancias agravantes, la pena concreta se determina por
encima del tercio superior; y
c) En los casos de concurrencia de circunstancias atenuantes y agravantes, la
pena concreta se determina dentro de los límites de la pena básica corres­
pondiente al delito.
N ormas concordantes
CP: arts. VII, 88; C EP : art. 59-A; C P P 2 0 0 4 : arts. 156 inc. 1, 268 lit. a, 480 inc. 2 lit. c.

DOCTRINA

Sumario: Naturaleza.

_1)0179
_ _ _ _ Naturaleza: SILVA SANCHEZ, J. (2007). “La teoría de la determinación de
la pena como sistema (dogmático): Un primer esbozo”. En: Revista Peruana de Ciencias
Penales. Tomo 19. Lima: Idemsa, p. 468. “Se supone, que la determinación de la medida
de pena correspondiente a un hecho concreto, habría de tener lugar recurriendo directa­
mente a consideraciones de retribución, prevención general o prevención especial rela­
cionadas con el referido hecho. A lo sumo, se admite que la valoración retrospectiva de
los elementos del concreto hecho cometido se considere como un elemento más junto a
aquellos otros.
De este modo, la argumentación de amplios sectores doctrinales suele moverse, en el
mejor de los casos, en un terreno impuro o mixto, que mezcla lo retrospectivo con lo pros­
pectivo. La determinación de la pena, se explica como un ámbito en el que no inciden solo
argumentos relativos al hecho delictivo realizado, vinculados a las reglas dogmáticas de
imputación, sino también (y sobre todo) una argumentación asentada directamente en la
teoría de los fines de la pena (esto es, en principios político-criminales generales). Según
esto, la individualización de la pena, se conformaría como una materia-puente. En ella,
se combinaría la concreción del contenido delictivo del hecho (que no se sabe a ciencia
cierta cómo abordar) con la entrada enjuego de consideraciones político-criminales gene­
rales sobre el hecho realizado o a la persona del autor. Estas últimas, basadas en buena
medida en pronósticos u otros juicios empíricos, carecían de un sistema de reglas que
posibilitara una traducción siquiera aproximada en conclusiones cuantitativas”.

331
A rt. 45-A L ibro primero / Parte general

A JURISPRUDENCIA

Sumario: EJECUTORIA SUPREMA VINCULANTE: Determinación de la pena (estándar cuali­


tativo y cuantitativo de una sanción penal en base a circunstancias agravantes y atenuan­
tes) / Circunstancias atenuantes y agravantes para la aplicación por tercios (inferiores,
intermedios y superiores) de una pena CORTE SUPREMA: Criterios para individuali­
zar la pena / Niveles del proceso valorativo para la determinación de la pena.

E JE C U T O R IA SU PR EM A VINCULANTE

J 0452 D eterm in ación de la p e n a (están dar cualitativo y cuantitativo de una san ­


ción p e n a l en base a circunstancias agravan tes y atenuantes): “F. J. 5. Que pese a no
ser amparables los agravios planteados por la recurrente, encontrándose habilitado este
Supremo Tribunal para revisar en lo que sea favorable al imputado las sanciones impues­
tas, cabe señalar que la parte especial del Código Penal incorpora delitos cuya penali­
dad está constituida por dos o más penas principales. A esta modalidad de conminación
penal se le denomina ‘penas conjuntas’. Su característica esencial radica en que, en estos
casos, la pena concreta que se aplique al autor o participe del delito deberá incluir todas
las penas principales conminadas por la ley. F. J. 6. La determinación judicial de la pena
concreta, define el estándar cualitativo y cuantitativo de la sanción que deberá cumplir el
condenado sobre la base de las circunstancias atenuantes o agravantes que concurran en el
caso sub iudice y que permitirán identificar la mayor o menor gravedad del hecho punible
cometido; así como la mayor o menor intensidad de la culpabilidad que alcanza a su autor
o partícipe. Por consiguiente, al tratarse de penas conminadas conjuntas, la pena concreta
debe quedar integrada por todas las penas principales consideradas para el delito come­
tido y aplicadas sobre la base de las mismas circunstancias. De tal forma que el resultado
punitivo debe fijar la extensión y calidad de cada una de las penas conjuntas en función al
mismo examen y valoración realizada por el órgano jurisdiccional” (R. N. N ° 3864-2013-
Junín, del 08/09/2014, ff. jj. 5 y 6, Sala P en a l Transitoria).

J 0453 C ircunstancias atenuantes y agravan tes p a ra la aplicación p o r tercios (infe­


riores, interm edios y superiores) de una p e n a : “El artículo 45-A del Código Procesal
Penal, adicionado por la ley número treinta mil setenta y seis, establece que la pena se
aplica por tercios; inferiores, intermedios y superiores; será sobre la base de tres factores:
a) circunstancias generales atenuantes y agravantes, establecidos en el artículo 46, inci­
sos uno y dos, incorporadas por la ley citada, b) causales de disminución o agravación de
la punición, siendo las primeras el error de prohibición vencible (art. 14 del CP), error de
prohibición culturalmente condicionado vencible (art. 15 del CP), tentativa (art. 16 del
CP), responsabilidad restringida de eximentes imperfectas de responsabilidad penal (art.
21 del CP), responsabilidad restringida por la edad (art. 22 del CP), complicidad secunda­
ria (art. 25 del CP), y los segundos agravantes por condición del sujeto activo (art. 46-A
del CP), reincidencia (art. 46-B del CP), habitualidad (art. 46-C del CP), uso de inimpu-
tables para cometer el delito (art. 46-D del CP), concurso ideal de delitos (art. 48 del
CP), delito masa (art. 49 del CP), concurso real de delitos (art. 50 del CP), concurso real
retrospectivo (art. 51 del CP). Asimismo se debe tener en cuenta la regla establecida en

332 —
A plicación de la pena A rt. 45-A

el artículo 45 del Código Penal y las fórmulas de derecho premia, como confesión, ter­
minación anticipada del proceso, conformidad del acusado con la acusación y colabo­
ración eficaz. Este listado no es taxativo, por lo que el juez puede fundarse en otras cir­
cunstancias que modifique la pena, siempre que los justifique la resolución” (Casación
N° 626-2013-Moquegua, del 30/06/2015,/. j. 31, Sala Penal Permanente).

CO RTE SUPREM A

J 0454 C riterios p a ra individualizar la pena: “Que las exigencias que plantea la deter­
minación de la pena no se agotan en el principio de culpabilidad, ya que no solo es preciso
que se pueda culpar al autor del hecho que es objeto de represión penal, sino que además
esta debe establecerse en estricta observancia de los principios de proporcionalidad y fin
de la ley penal previstos en los artículos octavo y noveno del Título Preliminar del Código
Penal, respectivamente; por lo que estando a la forma y circunstancias de la comisión
del evento delictivo, de conformidad a lo dispuesto por el artículo 46 del Código Penal,
corresponde rebajar prudencialmente la pena impuesta al inculpado [...]” (R. N. N° 2599-
2003-Lima, del 15/01/2004,/ j. 3, Sala Constitucional y Social Transitoria).

J 0455 N iveles d el p ro ceso valorativo p a ra la determ inación d e la p en a : “F. J. 5. La


determinación de la pena es un proceso valorativo que se realiza en dos niveles; el pri­
mero, consiste en determinar el marco punitivo general, el segundo -una vez determinado
el tipo legal abstracto aplicable-, consiste en la evaluación de las circunstancias atenuan­
tes o agravantes que se pueden presentar en el caso, a fin de obtener la pena concreta final.
F. J. 6. En cuanto al primer nivel, en este caso se le imputa el delito de robo agravado, pre­
visto en los incisos dos (durante la noche), tres (a mano armada) y cuatro (pluralidad de
personas) del artículo ciento ochenta y nueve del Código Penal, que tiene una pena priva­
tiva de libertad prevista no menor de doce ni mayor de veinte años. Además, se le imputa
el delito de hurto agravado, previsto en el inciso seis (pluralidad de personas) del artículo
ciento ochenta y seis del Código Penal, que tiene una pena legal prevista no menor de tres
ni mayor de seis años de pena privativa de la libertad. Atendiendo a que ambas se deberán
sumar, la pena final debe ser elevada. F. J . 7. No obstante, se consideró la calidad de pri­
mario del agente, que contaba con responsabilidad restringida al momento de los hechos
y que el delito quedó en fase de tentativa, esto no autoriza a reducir la pena de modo des­
proporcional, puesto que se debe considerar que el procesado cometió el delito de robo
agravado estando incurso en tres agravantes, por lo que la pena debe ser conminada en el
extremo superior de la medida de la pena, a lo que debe sumarse otra pena por el delito
de hurto agravado. F. J . 8. Asimismo, se debe considerar que el acusado en ninguna etapa
del proceso aceptó su culpabilidad, por lo que no existe confesión sincera ni otra conside­
ración que lleve a una disminución de la pena por debajo del mínimo legal, por lo que la
pena impuesta es proporcional y se adecúa a los fines de la misma, que también se con­
dice con el grado de culpabilidad del imputado frente a los hechos como límite de res­
ponsabilidad” (R. N. N°2277-2013-Lima, del 15/07/2014,//. jj. 5,6, 7 y 8, Sala Penal
Permanente).

333
A rt. 46 L ibro primero / Parte general

ARTICULO 46 Circunstancias de atenuación y agravación(21)


1. Constituyen circunstancias de atenuación, siempre que no estén previstas espe­
cíficamente para sancionar el delito y no sean elementos constitutivos del hecho
punible, las siguientes:
a) La carencia de antecedentes penales;
b) El obrar por móviles nobles o altruistas;
c) El obrar en estado de emoción o de temor excusables;
d) La influencia de apremiantes circunstancias personales o familiares en la
ejecución de la conducta punible;
e) Procurar voluntariamente, después de consumado el delito, la disminución
de sus consecuencias;
f) Reparar voluntariamente el daño ocasionado o las consecuencias derivadas
del peligro generado;
g) Presentarse voluntariamente a las autoridades después de haber cometido
la conducta punible, para admitir su responsabilidad;
h) La edad del imputado en tanto que ella hubiere influido en la conducta
punible.
2. Constituyen circunstancias agravantes, siempre que no estén previstas especí­
ficamente para sancionar el delito y no sean elementos constitutivos del hecho
punible, las siguientes:
a) Ejecutar la conducta punible sobre bienes o recursos destinados a activi­
dades de utilidad común o a la satisfacción de necesidades básicas de una
colectividad;
b) Ejecutar la conducta punible sobre bienes o recursos públicos;
c) Ejecutar la conducta punible por motivo abyecto, fútil o mediante precio,
recompensa o promesa remuneratoria;
d) Ejecutar el delito bajo móviles de intolerancia o discriminación, tales como
el origen, raza, religión, sexo, orientación sexual, identidad de género, factor
genético, filiación, edad, discapacidad, idioma, identidad étnica y cultural,
indumentaria, opinión, condición económica, o de cualquier otra índole(22);
e) Emplear en la ejecución de la conducta punible medios de cuyo uso pueda
resultar peligro común;
f) Ejecutar la conducta punible mediante ocultamiento, con abuso de la con­
dición de superioridad sobre la víctima o aprovechando circunstancias de
tiempo, modo o lugar, que dificulten la defensa del ofendido o la identifica­
ción del autor o partícipe;

(21) A rtículo vigente conform e a la m odificación realizada por el artículo 1 del Decreto Legislativo N° 1323
del 06/01/2017.
(22) Literal vigente conform e a la m odificación realizada po r el artículo 1 del Decreto Legislativo N° 1323 del
06/01/2017.

334
Aplicación de la pena A rt. 46

g) Hacer más nocivas las consecuencias de la conducta punible, que las necesa­
rias para consumar el delito;
h) Realizar la conducta punible abusando el agente de su cargo, posición eco­
nómica, formación, poder, oficio, profesión o función;
i) La pluralidad de agentes que intervienen en la ejecución del delito;
j) Ejecutar la conducta punible valiéndose de un inimputable;
k) Cuando la conducta punible es dirigida o cometida total o parcialmente
desde el interior de un lugar de reclusión por quien está privado de su liber­
tad o se encuentra fuera del territorio nacional;
l) Cuando se produce un daño grave al equilibrio de los ecosistemas naturales;
m) Cuando para la realización de la conducta punible se han utilizado armas,
explosivos o venenos, u otros instrumentos o procedimientos de similar efi­
cacia destructiva.
n) Si la víctima es un niño o niña, adolescente, mujer en situación de espe­
cial vulnerabilidad, adulto mayor conforme al ordenamiento vigente en la
materia o tuviere deficiencias físicas, sensoriales, mentales o intelectuales
de carácter permanente o si padeciera de enfermedad en estado terminal,
o persona perteneciente a un pueblo indígena en situación de aislamiento y
contacto inicial.

TEXTO ORIGINAL:
A rtículo 4 6 .- Para determinar la pena dentro de los límites fijados por la ley, el Juez
atenderá la responsabilidad y gravedad del hecho punible cometido, en cuanto no
sean específicamente constitutivas del hecho punible o modificatorias de la respon­
sabilidad, considerando especialmente:
1. La naturaleza de la acción;
2. Los medios empleados;
3. La importancia de los deberes infringidos;
4. La extensión del daño o peligro causados;
5. Las circunstancias de tiempo, lugar, modo y ocasión;
6. Los móviles y fines;
7. La unidad o pluralidad de los agentes;
8. La edad, educación, situación económica y medio social;
9. La reparación espontánea que hubiere hecho del daño;
10. La confesión sincera antes de haber sido descubierto;
11. Las condiciones personales y circunstancias que lleven al conocimiento del
agente.
El juez debe tomar conocimiento directo del agente y, en cuanto sea posible o útil,
de la víctima.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Primera modificación: incisos 12 y 13 incorporados por el artículo 1 de la Ley
N° 28726 del 09/05/2006.

335
A rt. 46 L ibro primero / Parte general

A rtícu lo 4 6 .- Para determinar la pena dentro de los límites jijados por la ley, el Juez
atenderá la responsabilidad y gravedad del hecho punible cometido, en cuanto no
sean específicamente constitutivas del hecho punible o modificatorias de la respon­
sabilidad, considerando especialmente:
(...)
12. L a h a b itu a lid a d d e l agente a l delito.
13. L a reincidencia.
Segunda modificación: artículo 1 de la Ley N° 30076 del 19/08/2013.
A rtícu lo 46.-
1. Constituyen circunstancias de atenuación, siempre que no estén previstas espe­
cíficamente para sancionar el delito y no sean elementos constitutivos del hecho
punible, las siguientes:
a) La carencia de antecedentes penales;
b) E l obrar por móviles nobles o altruistas;
c) El obrar en estado de emoción o de temor excusables;
d) La influencia de apremiantes circunstancias personales o familiares en la
ejecución de la conducta punible;
e) Procurar voluntariamente, después de consumado el delito, la disminución
de sus consecuencias;
f) Reparar voluntariamente el daño ocasionado o las consecuencias deriva­
das del peligro generado;
g) Presentarse voluntariamente a las autoridades después de haber cometido
la conducta punible, para admitir su responsabilidad;
h) La edad del imputado en tanto que ella hubiere influido en la conducta
punible.
2. Constituyen circunstancias agravantes, siempre que no estén previstas especí­
ficamente para sancionar el delito y no sean elementos constitutivos del hecho
punible, las siguientes:
a) Ejecutar la conducta punible sobre bienes o recursos destinados a activi­
dades de utilidad común o a la satisfacción de necesidades básicas de una
colectividad;
b) Ejecutar la conducta punible sobre bienes o recursos públicos;
c) Ejecutar la conducta punible por motivo abyecto, fú til o mediante precio,
recompensa o promesa remuneratoria;
d) Ejecutar el delito bajo móviles de intolerancia o discriminación de cual­
quier índole;
e) Emplear en la ejecución de la conducta punible medios de cuyo uso pueda
resultar peligro común;
f) Ejecutar la conducta punible mediante ocultamiento, con abuso de la con­
dición de superioridad sobre la víctima o aprovechando circunstancias de
tiempo, modo o lugar, que dificulten la defensa del ofendido o la identifica­
ción del autor o partícipe;

336
A plicación de la pena A rt. 46

g) Hacer más nocivas ¡as consecuencias de la conducta punible, que las nece­
sarias para consumar el delito;
h) Realizar la conducta punible abusando el agente de su cargo, posición eco­
nómica, formación, poder, oficio, profesión o función;
i) La pluralidad de agentes que intervienen en la ejecución del delito;
j) Ejecutar la conducta punible valiéndose de un inimputable;
k) Cuando la conducta punible es dirigida o cometida total o parcialmente
desde el interior de un lugar de reclusión por quien está privado de su liber­
tad o se encuentra fuera del territorio nacional;
l) Cuando se produce un daño grave al equilibrio de los ecosistemas naturales;
m) Cuando para la realización de la conducta punible se han utilizado armas,
explosivos o venenos, u otros instrumentos o procedimientos de similar efi­
cacia destructiva.
Tercera modificación: artículo único delDecreto Legislativo N° 1237 del 26/09/2015.
A rtícu lo 46.-
1. Constituyen circunstancias de atenuación, siempre que no estén previstas espe­
cíficamente para sancionar el delito y no sean elementos constitutivos del hecho
punible, las siguientes:
a) La carencia de antecedentes penales;
b) E l obrar por móviles nobles o altruistas;
c) El obrar en estado de emoción o de temor excusables;
d) La influencia de apremiantes circunstancias personales o familiares en la
ejecución de la conducta punible;
e) Procurar voluntariamente, después de consumado el delito, la disminución
de sus consecuencias;
f) Reparar voluntariamente el daño ocasionado o las consecuencias deriva­
das del peligro generado;
g) Presentarse voluntariamente a las autoridades después de haber cometido
la conducta punible, para admitir su responsabilidad;
h) La edad del imputado en tanto que ella hubiere influido en la conducta
punible.
2. Constituyen circunstancias agravantes, siempre que no estén previstas especí­
ficamente para sancionar el delito y no sean elementos constitutivos del hecho
punible, las siguientes:
a) Ejecutar la conducta punible sobre bienes o recursos destinados a activi­
dades de utilidad común o a la satisfacción de necesidades básicas de una
colectividad;
b) Ejecutar la conducta punible sobre bienes o recursos públicos;
c) Ejecutar la conducta punible por motivo abyecto, fú til o mediante precio,
recompensa o promesa remuneratoria;
d) Ejecutar el delito bajo móviles de intolerancia o discriminación de cual­
quier índole;

337
A rt. 46 L ibro primero / Parte general

e) Emplear en la ejecución de la conducta punible medios de cuyo uso pueda


resultar peligro común;
f) Ejecutar la conducta punible mediante ocultamiento, con abuso de la con­
dición de superioridad sobre la víctima o aprovechando circunstancias de
tiempo, modo o lugar, que dificulten la defensa del ofendido o la identifica­
ción del autor o partícipe;
g) Hacer más nocivas las consecuencias de la conducta punible, que las nece­
sarias para consumar el delito;
h) Realizar la conducta punible abusando el agente de su cargo, posición eco­
nómica, formación, poder, oficio, profesión o función;
i) La pluralidad de agentes que intervienen en la ejecución del delito;
j) Ejecutar la conducta punible valiéndose de un inimputable;
k) Cuando la conducta punible es dirigida o cometida total o parcialmente
desde el interior de un lugar de reclusión por quien está privado de su liber­
tad o se encuentra fuera del territorio nacional;
l) Cuando se produce un daño grave al equilibrio de los ecosistemas naturales;
m) Cuando para la realización de la conducta punible se han utilizado armas,
explosivos o venenos, u otros instrumentos o procedimientos de similar efi­
cacia destructiva.
n) Si la víctima es un niño o niña, adolescente, mujer en situación de espe­
cial vulnerabilidad, adulto mayor conforme al ordenamiento vigente en la
materia o tuviere deficiencias físicas, sensoriales, mentales o intelectuales
de carácter permanente o si padeciera de enfermedad en estado terminal,
o persona pertenecien te a un pueblo indígena en situación de aislamiento y
contacto inicial.
Cuarta modificación: artículo 1 del Decreto Legislativo N° 1323 del 06/01/2017.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C E P : arts. 2, 19; C P P 2 0 0 4 : arts. 372 inc. 5, 390 inc. 2, 3 9 7 inc. 3; C d e P P : arts. 190, 322;
L e y 28008: art. 10

DOCTRINA

Sumario: Elementos y factores que deben ser observados obligatoriamente por el juez al momento
de determinar la pena.

I) 01 SO Elementos y factores que deben ser observados obligatoriamente por el


juez al momento de determinar la pena: PEÑA CABRERA, R. (1999). Tratado de
Derecho Penal. Estudio programático de la parte general. Lima: Grijley, pp. 627-628.
“Es la que realiza el juzgador al momento de aplicar la pena. En este itinerario, el juez
tiene que elegir la clase de pena, la cual es denominada determinación cualitativa. Esta
determinación se caracteriza por la elección de la clase de pena a imponer al procesado
sea privativa de libertad, multa, jomadas de trabajo comunitarias, etc. Luego vendrá la

338
Aplicación de la pena A rt. 46

determinación cuantitativa, que consiste en establecer el quantum de la pena, es decir, en


que tiempo debe el sujeto cumplir su condena. El juzgador, al momento de aplicar la pena
debe seguir los lineamientos taxativos de la ley. Algo más, debe ‘motivar’ la sentencia,
esto es, expresar los fundamentos que lo llevaron a tomar dicha medida. Por lo demás,
la piedra basal o el punto de partida de la individualización de la pena por el juez reside
en su apreciación de la extensión del perjuicio inferido por el delito que está juzgando al
correspondiente bien jurídico, o de la situación del riesgo creado por aquel o para este,
entendido el perjuicio en el sentido amplio, variado y a la vez con la salvedad que se ha
señalado”.

_1)_ (MSI
_ _ _ Elementos y factores que deben ser observados obligatoriamente por el
juez al momento de determinar la pena: MAURACH, R. (1994). Derecho Penal.
Parte general. Edición actualizada por Heinz Zipf. Traducción de la 7a edición alemana
por Jorge Bofill Genzsch y Enrique Aimone Gibson. Tomo. II. Buenos Aires: Astrea,
p. 694. “Mientras el marco punitivo contiene la valoración abstracta de la materia de ilí­
cito por el legislador, el marco de la culpabilidad representa la concreta valoración que
el juez hace de la culpabilidad por el hecho respecto del acusado de la conducta materia
de la acusación. De esta manera, la culpabilidad representa la porción del régimen legal
de la pena que equivale al contenido del ilícito y de la culpabilidad del hecho. El juez
llega al marco de la culpabilidad, mediante la clasificación del hecho concreto dentro del
esquema de valoración preestablecido por el régimen legal. El alcance de la culpabilidad
se adecúa dentro de un límite máximo y otro mínimo; dentro de estas fronteras están las
magnitudes punitivas que el juez debe seleccionar según puntos de vista preventivos”.

IXIIK2 Elementos y factores que deben ser observados obligatoriamente por el


juez al momento de determinar la pena: MAURACH, R. (1994). Derecho Penal.
Parte general. Edición actualizada por Heinz Zipf. Traducción de la T edición alemana
por Jorge Bofill Genzsch y Enrique Aimone Gibson. Tomo II. Buenos Aires: Astrea,
p. 695. “Durante la etapa tercera, la decisión preventiva, el juez reduce las diversas mag­
nitudes penales derivadas bajo el punto de vista de la adecuación a la culpabilidad, a una
concreta magnitud de pena definitiva, con fines preventivos. De esta manera, las diver­
sas magnitudes punitivas obtenidas mediante el punto de vista de la culpabilidad se redu­
cen, a los efectos de la correcta decisión de la prevención, conduciendo a una magnitud
punitiva definitiva, que satisface, de la mejor manera, los intereses preventivo-especiales
en el caso particular y, excepcionalmente, los intereses preventivo-legales. La expresión
básica de la teoría de la culpabilidad, subyacente en el texto, se puede precisar entonces
de la siguiente manera: el camino hacia una medida correcta de la pena conduce, desde
el marco punitivo acertadamente investigado, mediante la concreta valoración de la cul­
pabilidad y hacia una decisión de prevención adaptada a la adecuación de la culpabilidad
orientada conforme a las necesidades político-criminales concretas (acto social de confi­
guración en el marco de la culpabilidad)”.

_I)_ ■
_)1_S3_ Elementos y factores que deben ser observados obligatoriamente por el
juez al momento de determinar la pena: MAURACH, R. (1994). Derecho Penal.
Parte general. Edición actualizada por Heinz Zipf. Traducción de la 7a edición alemana
por Jorge Bofill Genzsch y Enrique Aimone Gibson. Tomo. II. Buenos Aires: Astrea, p.

339
A rt. 46 L ibro primero / Parte general

695. “La concreta valoración de la culpabilidad por el hecho y la decisión de prevención


no se realizan, por consiguiente, de una manera libre, sino dentro de ciertos límites prees­
tablecidos. La valoración de la culpabilidad se debe mantener entonces dentro del marco
punitivo aplicable y no puede exceder de este; ya que es el fundamental principio de la
cooperación en la división del trabajo entre el legislador y el juez, con la ocasión de la
determinación de la pena. La decisión de prevención se debe mantener conforme la con­
cepción fundamental de la teoría de la culpabilidad, en el marco concreto establecido con­
forme a la culpabilidad por el hecho. En tanto dentro de esos límites no sea posible satis­
facer necesidades preventivas indispensables ellas deben ser derivadas de un Derecho
Penal de doble vía, en virtud de las medidas de corrección y seguridad. La reducción de
la prevención al marco de la adecuación a la culpabilidad es el precio que se debe pagar
por el respeto de tal principio”.

JURISPRUDENCIA

Sumario: ACUERDO PLENARIO: Determinación de la pena (procedimiento técnico y valora-


tivo desarrollado en dos etapas) / Consideración de las circunstancias agravantes espe­
cíficas en la determinación judicial de la pena / Naturaleza jurídica y momento de la
determinación judicial de la pena / Elementos constitutivos de la determinación judicial
de la pena. EJECUTORIA SUPREMA VINCULANTE: Circunstancia agravante fun­
dada en la calidad del agente, quien abusa de su posición funcional para cometer el ilí­
cito penal. CORTE SUPREMA: Contenido y límites de la determinación judicial de la
pena / Consideración de elementos normativos abstractos y elementos materiales con­
cretos en la determinación judicial de la pena / Elementos materiales abstractos y con­
cretos que se toman en cuenta en la determinación judicial de la pena (robo agravado)
/ Elementos normativos de carácter sustantivo y elementos materiales de carácter per­
sonal que se consideran en la determinación judicial de la pena / Consideración de ele­
mentos materiales concretos en la determinación judicial de la pena / Elementos nor­
mativos de carácter sustantivo que se toman en consideración en la imposición de la
pena / Presupuestos de la aplicación del artículo 46 del Código Penal / Criterios para
individualizar el quantum de la pena / Determinación de la pena (condiciones persona­
les del acusado, naturaleza del delito y circunstancias de la comisión) / Circunstancias
personales del procesado deben considerarse en la imposición de una pena / Condicio­
nes personales y económicas como fundamento para la conversión de pena de cadena
perpetua a pena temporal / El juzgador debe realizar análisis íntegro de la concurren­
cia de circunstancias (solo agravantes) para individualizar la imposición de una pena /
Individualización de la pena con presencia solo de agravantes / Factores de atenuación
(estado de ebriedad y retardo mental leve) / Determinación judicial de pena en la apli­
cación del concurso real de delitos (análisis valorativo de la confesión sincera como ate­
nuante en la imposición de pena privativa de libertad) / Padecer de VIH no constituye
atenuante para la disminución de una pena.

ACUERDO PLEN ARIO

J 0456 D eterm in ación de la p e n a (procedim iento técnico y valorativo desarrollado en


dos etapas): “F. J . 6. La determinación judicial de la pena es el procedimiento técnico y
valorativo que se relaciona con aquella tercera decisión que debe adoptar un juez penal.

340
Aplicación de la pena Art . 46

En la doctrina también recibe otras denominaciones como individualización judicial de


la pena o dosificación de la pena. F. J . 7. Es importante destacar que en nuestro país se
ha adoptado un sistema legal de determinación de la pena de tipo intermedio o ecléctico.
Esto es, el legislador solo señala el mínimo y el máximo de pena que corresponde a cada
delito. Con ello se deja al juez un arbitrio relativo que debe incidir en la tarea funcional
de individualizar, en el caso concreto, la pena aplicable al condenado. Lo cual se hará en
coherencia con los principios de legalidad, lesividad, culpabilidad y proporcionalidad
(arts. II, IV, V, VII y VIII del Título Preliminar del CP), bajo la estricta observancia del
deber constitucional de íundamentación de las resoluciones judiciales. En un nivel opera­
tivo y práctico la determinación judicial de la pena tiene lugar a través de etapas. General­
mente se alude a dos etapas secuenciales. En la primera etapa, el juez debe determinar
la pena básica. Esto es, verificar el mínimo y el máximo de pena conminada aplicable al
delito. Aquí es importante advertir que existen delitos en los que el mínimo o el máximo
de pena no aparecen definidos en la sanción del delito en particular, razón por la cual la
pena básica deberá configurarse tomando en cuenta los límites generales previstos en el
Libro Primero del Código Penal. Por ejemplo, en el artículo 108 se reprime el delito de
asesinato consignando solo el extremo mínimo de la pena que se señala en quince años.
Para conocer el máximo se deberá recurrir al artículo 29 que contempla como límite gené­
rico de las penas privativas de libertad temporales treinta y cinco años. En la segunda
etapa, el juzgador debe individualizar la pena concreta, entre el mínimo y el máximo de
la pena básica, evaluando, para ello, diferentes circunstancias como las contenidas en los
artículos 46, 46-A, 46-B y 46-C del Código Penal y que estén presentes en el caso penal.
F. J . 8. Se denomina circunstancias a aquellos factores objetivos o subjetivos que influ­
yen en la medición, de la intensidad del delito (antijuridicidad o culpabilidad), haciéndolo
más o menos grave. Su función principal es coadyuvar a la graduación o determinación
del quantum de pena aplicable al hecho punible cometido. En ese contexto se consi­
dera como circunstancias comunes o genéricas a aquellas que pueden operar con cual­
quier delito, por ejemplo las circunstancias previstas en el artículo 46 del Código Penal.
Esta clase de circunstancias solo permiten graduar la pena concreta dentro de los már­
genes establecidos por la pena básica. En cambio las circunstancias cualificadas, si bien
pueden operar también con cualquier delito, como el caso del artículo 46-A del Código
Penal, ellas disponen la configuración de un nuevo extremo máximo de la pena y que será
el límite fijado para dicho tipo de agravante por la ley (un tercio por encima del máximo
legal fijado para el delito cometido). Será hasta este nuevo máximo legal la pena básica
y dentro de la cual el juez deberá determinar la pena concreta. F. J. 9. Un aspecto impor­
tante en la relación circunstancias y determinación judicial de la pena, es el que corres­
ponde a la concurrencia de circunstancias en un caso penal. Esto es, que en la causa pue­
dan estar presentes varias circunstancias agravantes, varias circunstancias atenuantes o,
simultáneamente, circunstancias agravantes y atenuantes. Al respecto, la teoría penal más
representativa precisa que al producirse una concurrencia de circunstancias, el juez no
puede dejar de apreciar o valorar la presencia de cada circunstancia concurrente. Esto es,
toda circunstancia presente en el caso penal debe ser evaluada en sus efectos para la con­
figuración de la pena concreta. Por tanto, a mayor número de circunstancias agravantes
la posibilidad de alcanzar el extremo máximo de la pena básica es también mayor. Igual­
mente, la pluralidad de circunstancias atenuantes llevará la cuantificación punitiva hacia

341
A rt. 46 L ibro primero / Parte general

el extremo mínimo de la pena prevista para el delito cometido. Por último, frente a la
existencia simultánea de circunstancias agravantes y atenuantes, la posibilidad cuanti­
tativa de la pena deberá reflejar un proceso de compensación entre factores de aumento
y disminución de la sanción, pudiendo situarse la pena concreta en el ámbito medio de
la pena básica [...]. Sin embargo, es pertinente destacar que la concurrencia simultánea
o sucesiva de varias circunstancias solo tiene efectividad en la determinación de la pena
concreta cuando todas las circunstancias concurrentes son compatibles entre sí. Esto es,
siempre que cada circunstancia concurrente se refiera a un factor o indicador diferente
[...]” (Acuerdo Plenario N ° 1-2008/CJ-116 sobre “Reincidencia, habituaüdady determi­
nación de la p en a ”, del 18/07/2008, ff. jj. 6, 7, 8 y 9, IV Pleno Jurisdiccional de las Salas
Penales Permanente, Transitorias y Especial).

J 0457 C onsideración de las circunstancias agravantes específicas en la determ i­


nación ju d ic ia l de la p e n a : “Son aquellas circunstancias agravantes específicas que se
encuentran adscritas a determinados delitos de la Parte Especial del Código Penal, pero
para las cuales la ley establece escalas punitivas conminadas de diferente extensión y gra­
vedad. En la legislación penal nacional su presencia normativa ha sido frecuente en los
casos de delitos de relevante repercusión social como el secuestro, el hurto, el robo o el
tráfico ilícito de drogas. Efectivamente, en la actualidad los artículos 152,186 189 y 297
del Código sustantivo regulan, sucesivamente, hasta tres grados o niveles de circunstan­
cias agravantes. Ahora bien, cada uno de estos grados o niveles tiene prevista una pena
conminada que será aplicable exclusivamente a los supuestos agravantes que integran
el respectivo grado o nivel. La técnica legislativa utilizada determina una escala ascen­
dente de penalidad conminada. Por tanto, la pena conminada más grave se consigna para
las agravantes de tercer grado y la menos severa para las agravantes comprendidas en
el primer grado. Por ejemplo, en el caso de las circunstancias agravantes del delito de
robo (Cfr. art. 189 del CP) se detecta que las agravantes de primer grado o nivel tienen
como escala de penalidad conminada entre doce a veinte años de pena privativa de liber­
tad; mientras que las agravantes de segundo grado o nivel establecen penas entre veinte
y treinta años de pena privativa de libertad; y, en el caso de las agravantes de tercer grado
o nivel tienen como estándar punitivo la pena de cadena perpetua” (Acuerdo Plenario
N ° 2-2010/CJ-116 sobre ‘‘Concurrencia de circunstancias agravantes específicas de dis­
tinto grado o nivel y determinación judicial de la p en a ”, del 16/11/2010, f. j. 7, VI Pleno
Jurisdiccional de las Salas Penales Permanente y Transitorias).

J 0458 N atu raleza ju ríd ic a y m om ento d e la determ inación ju d ic ia l d e la p en a : “La


determinación judicial de la pena viene a ser un procedimiento técnico y valorativo que
ha de permitir la concreción cualitativa, cuantitativa y, a veces, ejecutiva de la sanción
penal [...]. Dicha actividad se realiza al final del proceso, es decir, una vez que se han
actuado y contradicho las pruebas; sobre este fundamento el juez considera el hecho acu­
sado como típico antijurídico y culpable. En base a estos dos criterios el juez se abocará,
tal como explica la doctrina, primero, a construir el ámbito abstracto de la pena -iden­
tificación de la pena básica-, sobre el que tendrá esfera de movilidad; y segundo, a exa­
minar la posibilidad de una mayor concreción en la pena abstracta —individualización
de la pena concreta-. Finalmente entrará en consideración la verificación de la

342
A plicación de la pena A rt. 46

presencia de las ‘circunstancias’ que concurren en el caso concreto” {Acuerdo Plena-


rio N° 8-2008/CJ-116 sobre “La prescripción de la acción penal en el art. 46-Ay art. 49
del CP ”, del 13/11/2009, f. j. 8, VPleno Jurisdiccional de las Salas Penales Permanente
y Transitorias).

J 0459 E lem en tos constitutivos de la determ inación ju d ic ia l de la p en a : “Las cir­


cunstancias del delito son elementos accidentales nominados o innominados dentro de la
estructura del delito que influyen en la determinación de la pena. Su carácter accidental
implica entonces que no constituyen (ni son co-constitutivas) del injusto ni de la respon­
sabilidad del sujeto. Por eso hay que diferenciarlas de aquellas que han pasado a formar
parte del injusto del respectivo delito como en el asesinato, y en general de la mayoría de
los delitos, ya que un tipo legal, como es la descripción de un ámbito situacional, requiere
ser circunstanciado [...]. En virtud a ello es que se señala que solo se pueden considerar
las circunstancias (agravantes o atenuantes) a efectos de la individualización de la pena,
cuando no sean específicamente constitutivas del hecho punible o modificatorias de la
responsabilidad.
Entre las clases de circunstancias, encontramos: a) Las ‘circunstancias comunes o genéri­
cas’, que son aquellas que operan en el proceso de determinación de la pena de cualquier
delito -como es el caso de las previstas en el artículo 46 y el artículo 46-A del CP-, con la sal­
vedad de que solo se pueden considerar dichas agravantes a efectos de la individualización
de la pena, cuando no sean específicamente constitutivas del hecho punible o modificatorias
de la responsabilidad, es decir, que a veces por la propia estructura del tipo legal no se
pueden aplicar. Con ello se respeta la prohibición del principio de la doble valoración del
injusto y del reproche penal. En el caso específico del artículo 46-A del CP, su aplicación es
exclusivamente para delitos donde no se requiera una cualidad especial en el sujeto activo
-miembro de las Fuerzas Armadas, Policía Nacional, autoridad, funcionario o servidor
público-; b) Las ‘circunstancias especiales o específicas’ que son aquellas que están seña­
ladas para un delito determinado o un grupo de delitos solamente. Así por ejemplo, las
previstas en el artículo 189 del CP, que operan únicamente con el delito de robo; en el ar­
tículo 186 que operan solamente con el delito de hurto; en el artículo 297 que operan sola­
mente con el delito de tráfico ilícito de drogas; y el ‘delito masa’ -regulado en el último
inciso del primer párrafo del artículo 49 del CP-, que opera únicamente con el delito con­
tinuado; y c) Las circunstancias denominadas ‘elementos típicos accidentales’, son aque­
llas que concurren con una conducta típica. Esta (la circunstancia) se anexa a una con­
ducta típica y forma un tipo penal derivado, prototipo es el parricidio.
Las circunstancias tienen, pues, por objeto una mayor precisión del injusto, es decir, están
dirigidas a una mejor consideración graduacional de las valoraciones que lo componen e,
igualmente, están en relación al sujeto responsable, se trata de una mejor graduación de
su responsabilidad, sobre la base de determinar las circunstancias que han influido en su
conciencia y en sus estados motivacionales. La función de las circunstancias es determi­
nar el quantum de la pena, es decir, afectan su medida, ya sea para aumentarla o dismi­
nuirla. Por eso mismo, aquellas que por sí mismas constituyen ya un delito (un injusto)
o son cofundantes del injusto, no pueden ser tenidas en cuenta, ya que han servido para
fijar el marco penal y, por tanto, no podrían nuevamente ser consideradas para su medida”

343
A rt. 46 L ibro primero / Parte general

(Acuerdo Plenario N° 8-2008/CJ-ll 6 sobre “Laprescripción de la acción penal en el art.


46-A y art. 49 del CP”, del 13/11/2009, f. j. 9, VPleno Jurisdiccional de las Salas Pena­
les Permanente y Transitoria).

E JE C U T O R IA SUPREM A VINCULANTE

J 0460 C ircunstancia agravan te fu n d a d a en la ca lid a d d el agente, quien abusa de su


p o sició n fu n c io n a l p a ra com eter e l ilícito p e n a l : “F. J . 2.4. A criterio de este Supremo
Tribunal, la agravante sub examine, se funda en la deslealtad con causa pública y la mayor
facilidad y trascendencia para la difusión de drogas en el entorno del educador, esto es, la
mayor cercanía y autoridad frente a grupos de estudios recalcando que es determinante el
título y/o posición funcional como educador, sino que su accionar delictivo se haya verifi­
cado en el contexto y aprovechando el ejercicio de su condición de tal, con el consiguiente
grave riesgo de los alumnos que no hubieran alcanzado una edad que les permita com­
prender las posibles consecuencias del consumo al que pudieran ser inducidos por el com­
portamiento de su maestro o que pudieran ser influidos negativamente, pese a su mayo­
ridad al consumo de estupefacientes. F. J . 2.5. En dicha línea argumental, cabe subrayar
que tal agravante es independiente de la que correspondería si el sujeto activo del delito
además se sirva de los menores para la comisión del hecho delictivo, prevaliéndose de
su situación de ascendencia sobre ellos o si traficara en sede educativa o su entorno, en
cuyo caso se configuraría concurso de agravaciones F. J . 2.6. El considerar el solo hecho
de la condición de docente (profesional o no profesional) importaría la implantación de
una forma de derecho penal de autor que el Estado democrático recusa y que daría lugar a
paradojas tales como castigar por la modalidad agravada al profesor graduado que nunca
ejerció la docencia que hubiera perpetrado tráfico ilícito de drogas sin nexo alguno con la
actividad educativa. F. J . 2.7. A raíz de lo expuesto, la configuración de la referida agra­
vante estará supeditada a la verificación de los siguientes elementos: a.- De modo gene­
ral la agravante se fúnda en la deslealtad con la causa pública de la educación y la mayor
facilidad y trascendencia para la difusión de drogas en su entorno de población vulnera­
ble; b.- El agente tiene profesión de educador; c.- el agente se desempeña como educador
(sin titulación en cualquier nivel de enseñanza; d.- El accionar delictivo debe viabilizarse
en el entorno educativo, en cuyo contexto el sujeto activo instrumentaliza su condición de
educador; e.- Pero el hecho puede ser adicionalmente cometido en el interior o en otros
ambientes vinculados a la enseñanza, verbigracia centros deportivos donde se practica
deporte, dada que el mayor reproche se fúnda en que hay mayor capacidad de difusión de
la droga porque la oferta se puede hacer llegar a un mayor número de personas vulnera­
bles. F. J . 2.8. Aunado a ello, es preciso resaltar que cuando el legislador incorporó dicha
figura a la ley tuvo en miras prevenir desde el inicio el consumo de drogas de los educan­
dos que concurren a un establecimiento público o privado, debido a que la ley no distin­
gue- a formarse. Nada puede ser más nefasto, para quien busca tomar una educación sana
en el más puro sentido, que se le proporcione drogas para que consuma. No hacía falta
que la ley pusiera énfasis en aclarar; abusando de sus funciones específicas, en virtud de
que ninguna fúnción, aún administrativa, puede estar relacionada con el delito de tráfico
ilícito [...] F. J. 2.9. Es de anotar que la ley no ha establecido circunstancias especiales
vinculada a la edad de las víctimas (alumnos o estudiantes) por lo que no existe referente
etario que implica mayor desvalor específico, cuando no, es su caso de origen genérico

344
Aplicación de la pena A rt. 46

(art. 46 del CP)” (Casación N° 126-2012-Cajamarca, del 13/06/2013, ff.jj. 2.4., 2.5., 2.6.,
2.7., 2.8. y 2.9., Sala Penal Permanente).

CO RTE SUPREM A

J 0461 C ontenido y lím ites de la determ inación ju d ic ia l de la p en a : “Que para los efec­
tos de la pena o individualización de la misma, el juez debe tener en cuenta en principio
la pena tipo, esto es, la que considera la norma penal en la parte que subsume la conducta
dentro de sus parámetros máximo y mínimo, pudiendo imponerla por debajo del mínimo
legal solo cuando concurran atenuantes generales y específicos jurídicamente válidos,
asimismo debe compulsar obligatoriamente los indicadores y circunstancias a que se con­
traen los artículos 45 y 46 del Código Penal, debiendo tenerse en cuenta además el princi­
pio de proporcionalidad y racionalidad de la pena descrita en el artículo octavo del Título
Preliminar de nuestro Código Penal, en ese sentido el tipo penal descrito en el artículo 108
del citado cuerpo normativo solo señala el extremo mínimo de pena conminada sin seña­
lar el máximo de pena, existiendo un vacío respecto a la pena máxima, toda vez que el ar­
tículo 29 del Código Penal en la actualidad se encuentra vigente al entrar en vigor el ar­
tículo 4 de laLeyN 0 27569 que derogó el Decreto Legislativo N° 895, que establecía como
pena máxima de la pena privativa de libertad 35 años; que, a efectos de sustentar la pena
impuesta en el presente caso es necesario realizar una interpretación literal y teleológica del
artículo 108 del Código Penal, del cual se desprende que el asesinato es una especie
agravada del delito de homicidio por las circunstancias que encierra la muerte de la víc­
tima, por ello el legislador fijó en 15 años la pena mínima; sin embargo, al no conside­
rar una penalidad máxima, su intención en ningún momento ha sido que esta sea el límite
máximo, sino que deja al juzgador plena libertad para determinar dicho plazo, debiendo
tener siempre en cuenta los principios y reglas de determinación y medición, de pena; en
consecuencia, del estudio de autos se colige que estos resultan ser graves por la persona­
lidad del autor y la forma y modo como fue consumada, en tal sentido la pena impuesta
de 20 años de privación de libertad se condice con la realidad y se encuentra dentro de
los alcances de la ley penal” (Ejecutoria Suprema del 10/07/2003, R. N. N ° 1249-2003-
Lima. En: PEREZ ARROYO, M. (2006). La evolución de la jurisprudencia penal en el
Perú (2001-2005). Tomo II. Instituto Peruano de Criminología y Ciencias Penales. Iuris
Consulti - San Marcos, Lima, p. 855).

J 0462 C onsideración de elem en tos n orm ativos abstractos y elem en tos m ateriales
co n creto s en la determ in ación ju d ic ia l de la p e n a : “Que, el delito de robo en casa
habitada y con el concurso de dos o más personas se reprimiría con pena privativa de
libertad no menor de 10 ni mayor de 20 años, por lo que hay que tener en cuenta dicho
marco legal, para los efectos de la determinación judicial de la pena, con lo que seña­
lan los artículos 45 y 46 del Código sustantivo; que, si bien es cierto que en el presente
caso, el referido acusado tiene la condición de cómplice secundario, al haberse limi­
tado a esperar a los demás agentes en el vehículo que iba a ser utilizado para la fuga
de la escena del delito, por lo que debe ser sancionado con una penalidad disminuida,
también lo es que la Sala Penal Superior no ha realizado una argumentación jurídica
coherente que justifique la pena impuesta contra el mismo; que, en efecto, la exigencia
de motivación de la sentencia, a que hace referencia el inciso quinto del artículo 139

— 345
A rt. 46 L ibro primero / Parte general

de la Constitución Política del Estado, no debe limitarse a la concreción de los hechos


que se declaran probados y de la subsunción de los mismos en el correspondiente tipo
penal, mediante la pertinente argumentación jurídica, sino que además debe compren­
der la determinación judicial de la pena; que, la obligación de que el juzgador deba
exponer y razonar la motivación acogida para imponer las penas, reside en la necesi­
dad de que el penado sepa por qué se le castiga de tal modo, como también para hacer
constar, incluso para efectos de un posible recurso, cuáles han sido las circunstancias
(gravedad del hecho y personalidad del procesado) tomadas para obtener el resultado;
que, sin embargo tal motivación no debe limitarse a la mera referencia de los artículos
45 y 46 del Código Penal, pues a través de dichos dispositivos el legislador solo se ha
limitado a realizar una enunciación de los principios y reglas, de carácter general que
servirán para la definición de la penalidad concreta, en cada caso en particular; que,
hecha tal precisión cabe señalar que el delito de robo agravado es de naturaleza dolosa
y que lesiona el bien jurídico patrimonio, que el agente cuenta con educación suficiente
-quinto de secundaria- que le permitía conocer de manera suficiente la ilicitud de sus
actos y al momento de la realización del hecho no se encontraba en situación econó­
mica apremiante, dado que en ese momento se desempeñaba como comerciante, lo que
le permitía tener un ingreso diario de veinte nuevos soles diarios y por último tenemos
la no reparación espontánea del hecho; que ante supuestos en los que concurren varias
circunstancias agravantes y una sola atenuante, nuestro Código Penal no ha establecido
una solución, por lo que en tales casos el juzgador debe partir de un punto medio del
mínimo fijado y acercarse a él y no proceder conforme ha ocurrido en el caso analizado,
que por el solo hecho de que el agente haya tenido una participación secundaria en el
evento delictivo, se haya impuesto una pena muy por debajo de la mitad del mínimo
fijado como sanción por el delito que es materia de juzgamiento; que teniendo en cuenta
lo anterior amerita modificarle la pena, en aplicación del artículo 300 del Código adje­
tivo; declararon haber nulidad en la sentencia en el extremo que impone 2 años de pena
privativa de libertad, reformándola impusieron 4 años de pena privativa de la liber­
tad” (Ejecutoria Suprema del 22/11/2000, R. N. N° 669-2000-Huaura. En: URQU1ZO
OLAECHEA, J. (Asesor); CASTILLO ALVA, J. L, (Director) y SALAZAR SÁNCHEZ, N.
(Coordinador) (2006). Jurisprudencia penal. Jurista, Lima, p. 463).

J 0463 E lem en tos m ateriales abstractos y concretos qu e se tom an en cuenta en la


determ inación ju d ic ia l de la p e n a : “Para los efectos de graduación de la pena al refe­
rido encausado debe tenerse en cuenta la forma y circunstancias del delito así como sus
condiciones personales y el grado de lesiones inferidas, las cuales según los certificados
médicos, obrantes en autos, no han puesto en peligro la vida de la agraviada, por lo que
es del caso disminuirla en virtud de la norma legal invocada; declararon haber nulidad en
la sentencia en la parte que impone 10 años de pena privativa de libertad, reformándola
en este extremo impusieron 6 años de pena privativa de libertad” (Ejecutoria Suprema
del 13/03/2001, R. N. N° 165-2001-Cono Norte de Lima. En: URQUIZO OLAECHEA, J.
(Asesor); CASTILLO ALFA, J. L. (Director) y SALAZAR SÁNCHEZ, N. (Coordinador)
(2005). Jurisprudencia penal. Jurista, Lima, p. 272).

346
Aplicación de la pena Art. 46

J 0464 E lem entos n orm ativos de carácter sustantivo y elem entos m ateriales de carác­
ter p erso n a l qu e se consideran en la determ inación ju d ic ia l de la p e n a (robo agravado):
“Para la determinación de la pena conforme al artículo 46 del Código Penal se tiene pre­
sente la naturaleza dolosa y consumada, la pluriofensividad del delito de robo agravado
en que se lesionan bienes jurídicos como la libertad, la integridad y patrimonio, en cuya
vulneración se debe tener en cuenta la gravedad del hecho y no simplemente el precio de
la cosa apoderada ilegítimamente; la circunstancia de tiempo durante la noche, cuando
la posibilidad de auxilio casi no existe, con pluralidad de agentes, anulando así cualquier
capacidad de resistencia de la víctima; el agente si bien es de responsabilidad restringida,
gozaba a plenitud de sus facultades mentales teniendo estudios de educación secundaria
incompleta y a la vez careciendo de antecedentes penales; que todos estos hechos indi­
cadores constituyen los antecedentes del injusto y culpabilidad para establecer la pena a
imponer al agente dentro del principio de proporcionalidad; siendo del caso modificar la
misma; declararon haber nulidad en la sentencia recurrida, en cuanto impone 4 años de
pena privativa de libertad, reformándola en este extremo impusieron 9 años de pena pri­
vativa de libertad” (Ejecutoria Suprema del 22/09/2000, R. N. N° 350-2000-Lima. En:
URQUIZO OLAECHEA, J. (Asesor); CASTILLO ALVA, J. L. (Director) y SALAZAR
SANCHEZ, N. (Coordinador) (2005). Jurisprudencia penal. Jurista, Lima, p. 270).

J 0465 E lem entos n orm ativos de carácter sustantivo y elem entos m ateriales de carác­
te r p e rso n a l qu e se tom an en cuenta en la determ inación ju d ic ia l de la p e n a (robo agra­
vado): “Que para los efectos de la medición, de pena se tiene en cuenta la pluralidad de
delitos a mano armada, la pluralidad de agentes que participaron en su ejecución, la actua­
ción concertada de todos los ejecutores, el amplio despliegue de recursos logísticos para
su ejecución y terminación, el monto de lo afectado y los bienes vulnerados con la comi­
sión de los delitos, así como las cualidades personales de los agentes, los mismos que
registran amplios prontuarios; que es de puntualizar que se ha impuesto a los acusados
25 años de pena privativa de libertad, aun cuando en virtud del tipo penal invocado, esta
debió ser cadena perpetua, empero como el recurso solo proviene de los propios impu­
tados no corresponde modificarlo en su perjuicio; que es de acotar que como los hechos
cometidos denotan la configuración de un plan de ejecución y roles precisos en su con­
creción, lo sucedido en su perpetración, respecto, de la conducta de uno de los coautores
y, en su caso, cómplices, le es imputable a todos; que por lo demás, respecto de la muerte
del agraviado, no existe evidencia alguna que permita sostener que quienes dispararon lo
hicieron fuera del plan común; que, por otro lado no resulta de aplicación el artículo 136
del Código de Procedimientos Penales, en tanto no se admitieron todos los hechos y no
se detalló todas las circunstancias de planificación, ejecución y disposición de los bienes
robados” (Ejecutoria Suprema del 12/08/2005, R. N. N° 1932-2005-Lima. En: SAN MAR­
TIN CASTRO, C. (2006). Jurisprudencia y precedente penal vinculante. Selección de eje­
cutorias de la Corte Suprema. Palestra, Lima, p. 299).

J 0466 E lem entos n orm ativos de carácter sustantivo y elem entos m ateriales de carác­
ter p e rso n a l que se tom an en cuenta en la determ inación ju d ic ia l d e la p e n a : “Para
los efectos de la imposición de la pena debe tenerse en cuenta la naturaleza de la acción,
los medios empleados, la extensión del daño causado, la pluralidad de agentes, sus

347
A rt. 46 L ibro primero /Parte general

condiciones personales, así como la forma y circunstancias de la comisión del evento cri­
minoso; asimismo, se tiene que tener en cuenta las circunstancias atenuantes de orden
sustantivo, relativas al estado de ebriedad, y las de orden procesal dado que el citado acu­
sado se sincera y acepta relativamente su participación en el evento delictivo; declararon
haber nulidad en la sentencia recurrida, en el extremo que impone 12 años de pena pri­
vativa de libertad, reformándola impusieron 10 años de pena privativa de libertad” (Eje­
cutoria Suprema del 26/03/2001, R. N. N ° 375-2001-Lima. En: URQUIZO OLAECHEA,
J. (Asesorj; CASTILLO ALVA, J. L. (Director) y SALAZAR SÁNCHEZ, N. (Coordinador)
(2005). Jurisprudencia penal. Jurista, Lima, p. 278).

J 0467 E lem en tos norm ativos de carácter sustantivo y elem en tos m ateriales de carác­
ter p e rso n a l qu e se tom an en cuenta en la determ inación ju d ic ia l de la p e n a : “Que, las
exigencias que plantea la determinación de la pena no se agotan en el principio de culpa­
bilidad, ya que no solo es preciso que se pueda culpar al autor del hecho que es objeto de
represión penal, sino que además, la gravedad de esta debe ser proporcional a la del delito
cometido; que por lo tanto para los efectos de la graduación de la pena se debe tener en
cuenta la forma y circunstancias con que la encausada perpetró el ilícito que se le atri­
buye, conforme a lo dispuesto por el artículo 46 del Código Penal; declararon haber nuli­
dad en la sentencia recurrida, en el extremo que impone 4 años de pena privativa de liber­
tad, reformándola impusieron 1 año de pena privativa de libertad” (Ejecutoria Suprema
del 05/04/2001, R. N. N° 68-2001-Lima. En: URQUIZO OLAECHEA, J. (Asesor); CAS­
TILLO ALVA, J. L. (Director) y SALAZAR SÁNCHEZ, N. (Coordinador) (2005). Juris­
prudencia penal. Jurista, Lima, p. 287).

J 0468 C o n sid era ció n d e elem en to s m a teria les c o n c re to s en la d eterm in a ció n


ju d ic ia l d e la p e n a : “Estando a las condiciones personales de los procesados, es de
sostener que estos son jóvenes con una gran inmadurez emocional, lo cual los llevó
a cometer el delito sin medir las graves y reales consecuencias del mismo, las que
deben afrontar: Cuando sucedieron los hechos el primero de los mencionados contaba
con 20 años de edad, mientras los dos últimos con 19, siendo por tanto de aplicación
el artículo 22 del Código Penal, y teniendo en cuenta lo dispuesto por el artículo 46
del referido cuerpo de leyes, así como la aceptación que hacen los procesados de sus
respectivas participaciones en los hechos, acogiéndose de esta forma al beneficio de
la confesión sincera prevista en el artículo 136 del Código de Procedimientos Pena­
les” (Ejecutoria Suprema del 16/06/2004, R. N. N° 527-2004-Huánuco. En: CASTI­
LLO ALVA, J. L. (2006). Jurisprudencia penal. Sentencias de la Corte Suprema de
Justicia de la República. Tomo 1. Grijley, Lima, p. 429).

J 0469 E lem en tos norm ativos de carácter sustantivo q u e se tom an en consideración


en la im posición de p e n a : “Para los efectos de la imposición de la pena debe tenerse en
cuenta las condiciones personales, así como la forma y circunstancias de la comisión del
evento delictivo, el marco legal establecido en el tipo penal que se le imputa, teniendo en
cuenta además las atenuantes que concurran en el proceso sobre todo el principio de pro­
porcionalidad de la pena prevista en el artículo octavo del Título Preliminar del Código
sustantivo, en la que se debe valorar los efectos del daño causado y el bien jurídico prote­
gido. En ese sentido, la pena impuesta al procesado no se condice con la realidad, habida

348
A plicación de la pena A rt. 46

cuenta que el procesado tiene quinto año de educación primaria, es comerciante, no se ha


utilizado armas al momento de la comisión del delito; además, el procesado ha aceptado
la comisión de los hechos; por lo tanto, estos elementos resultan ser suficientes para ate­
nuar la pena impuesta” (Ejecutoria Suprema del 26/05/2004, R. N. N°271-2004-Lima.
En: CASTILLO ALVA, J. L. (2006). Jurisprudencia penal. Sentencias de la Corte Su­
prema de Justicia de la República. Tomo 1. Grijley, Lima, p. 290).

J 0470 P resu pu estos de la aplicación d el artículo 46 d el CP: “Para efectos de imponer


la pena, de acuerdo a lo establecido, por el artículo 46 del Código Penal deben tenerse en
cuenta, entre otros aspectos, las condiciones personales del agente, las cuales están refe­
ridas no solo a factores sociológicos sino también a circunstancias que hayan afectado su
percepción de los hechos sin que estos constituyan causas de inimputabilidad” (Ejecu­
toria Suprema del 21/08/2000, R. N. N° 2154-2000-La Libertad. En: URQUIZO OLAE-
CHEA, J. (Asesor); CASTILLO ALVA, J. L. (Director) y SALAZAR SÁNCHEZ, N. (Coor­
dinador) (2005). Jurisprudencia penal. Jurista, Lima, p. 262).

J 0471 C riterios p a r a individualizar e l quantum de la p e n a : “Que para imponer una


sanción penal debe tenerse presente que el legislador ha establecido las clases de pena y
el quantum de estas, así se han fijado los criterios necesarios para individualizarla judi­
cialmente; que dentro de este contexto debe observarse el principio de proporcionalidad
previsto en el artículo octavo del Título Preliminar del Código Penal, que exige valorar el
perjuicio y la transcendencia de la acción desarrollada por el agente culpable bajo el crite­
rio de la individualización, cuantificando la gravedad del delito y su modo de ejecución, el
peligro ocasionado y la personalidad o capacidad del presunto delincuente, atado a lo dis­
puesto por el artículo cuarenta y seis del citado texto legal” (R. N. N° 3069-2012-Callao,
del 22/01/2013, f. j. 4, Sala Penal Transitoria).

J 0472 D eterm in ación de la p e n a (condiciones person ales d el acusado, naturaleza del


delito y circunstancias d e la com isión delito): “Que por el contrario, el tribunal de instan­
cia ha valorado adecuadamente las exigencias que plantea la determinación de la pena, en
orden a las condiciones personales del acusado, a la naturaleza del delito y a la forma y
circunstancias de la comisión del evento delictivo, -cabe señalar que conjuntamente con
el acusado S.L.A. estaba transportando doce kilos, quinientos sesenta gramos de pasta
básica de cocaína para su posterior comercialización-, así como a las reglas o factores
previstos por los artículos 45 y 46 del Código Penal; que si bien el acusado A.G. desde la
etapa preliminar hasta el juicio oral admitió los hechos materia de acusación, la imposi­
ción de una pena por debajo de mínimo legal a tenor del artículo 136 del Código de Pro­
cedimientos Penales, modificado por el artículo uno de la Ley veinticuatro mil trescientos
ochenta y ocho, es facultativa; que, en tal virtud, la pena impuesta se encuentre arreglada
a ley” (R. N. N° 2206-2005-Lima, del 12/07/2005,/. j. 2, Sala Penal Permanente).

J 0473 C ircunstancias p e rso n a les d el procesado deben considerarse en la im posición


de una p e n a : “No obstante lo expuesto, se advierte que el colegiado superior, al momento
de imponer el quantum de la pena, no realizó una debida aplicación de los principios de
proporcionalidad y razonabilidad jurídicos; así, solo consideró de modo genérico la teo­
ría sobre determinación de la pena y en concreto que la encausada carece de antecedentes

349
A rt. 46 L ibro primero /Parte general

penales, mas no aplicó de modo adecuado las circunstancias descritas en los artículo cua­
renta y cinco y cuarenta y seis del Código Penal; entre ellas, el grado de instrucción, situa­
ción cultural, social y económica, entre otras circunstancias personales de la encausada,
así también considerando la pena impuesta a sus coencausados por los mismos hechos
imputados -entre siete y nueve años de pena privativa de libertad por sentencia de conclu­
sión anticipada (R. N. N° 2971-2013-Lima,f. j. 9, Sala Penal Transitoria).

J 0474 C ondiciones p e rso n a les y econ óm icas com o fu n d a m en to p a r a la conversión


d e p e n a de cadena p e rp e tu a a p e n a tem poral: “En el presente caso, el Tribunal de ins­
tancia impuso al encausado cadena perpetua, pero debe reconocerse el carácter resocia-
lizador de la pena, por lo que aun cuando por ley el órgano jurisdiccional está facul­
tado de aplicar en extremo una sanción acorde con la magnitud del evento ocurrido, más
cuando los bienes jurídicos conculcados de las personas afectadas son en primer orden el
que más se preserva, como es el bien jurídico la indemnidad sexual, pues el daño ocasio­
nado a menores agraviados es irreparable; sin embargo, también se debe considerar que
el carácter rehabilitador de la pena tiene la función de formar al interior en el uso respon­
sable de su libertad. En ese sentido, si bien la pena de cadena perpetua es aquella con la
que se sanciona el delito de violación sexual comprendida en el artículo ciento setenta y
tres, primer párrafo del Código Penal, supuesto en el cual se subsumió la conducta delic­
tiva; sin embargo se debe considerar que el tribunal A quem para los efectos de ponderar
la sanción a imponer al encausado, no tuvo en cuenta sus condiciones personales, su con­
dición de primario y su escaso nivel cultural-económico, ya que si bien concluyó estudios
secundarios, se trata de una persona de escasos recursos económicos, motivo por el cual
deberá rebajarse prudencialmente la pena impuesta. En lo referente a la reparación civil
se encuentra en función de la consecuencia directa y necesaria que el delito generó en la
víctima” (R. N. N° 1843-2014-Ucayali, del 04/06/2015,/. j. 15, Sala Penal Permanente).

J 0475 E l ju zg a d o r debe realizar an álisis íntegro d e la concurrencia d e circunstan­


cias (solo agravantes) p a ra in dividu alizar la im posición d e una p en a : “[...] Esta presen­
cia múltiple de circunstancias agravantes configura lo que la doctrina denomina concu­
rrencia de circunstancias. Según la doctrina y la jurisprudencia nacional, la determinación
de la pena concreta, en tales supuestos, demanda una visualización analítica pero inte­
grada, a la vez coherente, de la calidad y eficacia de las circunstancias concurrentes. Lo
que implica, como regla general, que el juez no puede dejar de apreciar y valorar cada cir­
cunstancia concurrente [...]. Por lo tanto, todas las circunstancias presentes en el caso sub
índice deberán ser evaluadas, atendiendo a su condición, naturaleza y efectos, para poder
configurar la pena concreta. Esto significa, por ejemplo, que a mayor número de circuns­
tancias agravantes concurrentes la posibilidad de alcanzar el extremo máximo de la pena
será también mayor [...]. Ahora bien, si las circunstancias agravantes luego de ser exa­
minadas por el juez resultan compatibles entre sí, el órgano jurisdiccional deberá como
ya se ha mencionado, de valorarlas en conjunto y extraer de ellas los efectos correspon­
dientes que abonen a la construcción y definición de la pena concreta [...]” (Casación
N° 75-2010- Arequipa, del 14/04/2011, f. j. 4. Sala Penal Permanente).

J 0476 In dividu alización de la p e n a con p resen cia solo de agravantes: “Que en ese
sentido, [...] corresponde determinar el quantum de la pena, para ello se debe tener en

350
Aplicación de la pena A rt. 46

cuenta el marco punitivo del delito de robo agravado [...] en aplicación de los artículos 45
y 46 del Código Penal y con sujeción a los principios de proporcionalidad y racionalidad,
no solo se deber tener en cuenta la gravedad del hecho punible, la forma y modo de su
comisión, el bien jurídico afectado, sino también los antecedentes penales, desprendién­
dose de autos que [...] registra un amplio prontuario judicial que evidencia que se trata
de un agente proclive al delito; atendiendo además a que, en el caso concreto, se le atri­
buye también el delito de tenencia ilegal de armas de fuego, por lo que resulta de aplica­
ción lo dispuesto por el artículo cincuenta del Código Penal, [...] que establece la suma-
toria de las penas; por todo ello, se concluye que la pena impuesta al citado encausado
se encuentra arreglada a ley” (R. N. N ° 2456-2009-Cañete, del 09/03/2010, f. j. 6, Sala
P en a l Transitoria).

J 0477 F actores de atenuación (estado de ebriedad y retardo m en ta l leve): “Para indi­


vidualizar judicialmente la pena se debe tener en cuenta dos factores de atenuación, tales
como el relativo estado de ebriedad del imputado, reconocido por la víctima y el hecho
que el imputado según la pericia psiquiátrica [...] ratificada en el acto oral [...], presenta
síndrome orgánico cerebral y adolece clínicamente de retardo mental leve, por lo que es
de aplicación la concordancia de los artículos 20, inciso 1, y 21 del Código Penal; que,
siendo así, es de rigor imponer una pena de cuatro años de privación de la libertad, y en
atención a que el imputado carece de antecedentes y es una persona de trabajo, al no ser
previsible que pueda cometer nuevos delitos y que la presente condena lo inhibirá de
delinquir, es del caso disponerla suspensión condicional de la pena con arreglo al artículo
57 del Código Penal; que también resulta de aplicación el párrafo 2 del artículo 178-A del
Código Penal” (R. N. N ° 2132-2004-C añete, del 28/09/2004, Sala P en al Permanente).

J 0478 D eterm inación ju d ic ia l de p e n a en la aplicación d e l concurso rea l de delitos


(análisis valorativo de la confesión sincera com o atenuante en la im posición de p e n a
p riv a tiv a d e libertad): “F. J . 4. En el presente, el debate se centra en el quantum punitivo
impuesto. Para verificar la validez en la determinación judicial de la pena, se debe tener
en cuenta que los hechos probados constituyen dos acciones delictivas independientes de
tipificación autónoma a las que le son aplicables las reglas del concurso real regulado en
el artículo 50 del Código Penal, [...] en cuya virtud rige el ‘principio de acumulación’,
por el cual corresponde establecer penas concretas parciales para cada uno de los hechos
delictivos en concurso. Ahora bien, el supuesto fáctico contenido en la acusación fiscal
tipifican los delitos de: a) Robo agravado con las agravantes de mano armada, pluralidad
de agentes, sobre vehículo automotor y en agravio de menor de edad, regulado en el ar­
tículo 189, primer párrafo, incisos 3,4, 5 y 7 de Código Penal [...] que prevé como marco
punitivo una sanción no menor de doce ni mayor de veinte años de pena privativa de
libertad, b) Violación sexual en su forma agravada, con los agravantes de mano armada
y pluralidad de agentes, tipificado en el artículo ciento setenta, segundo párrafo, inciso
1, del Código Penal [...], que preveía al momento de los hechos, como marco punitivo,
una sanción no menor de doce ni mayor de dieciocho años de pena privativa de libertad.
Dentro de estos parámetros, el fiscal superior solicitó en su acusación una pena global de
dieciocho años de privación de libertad. La conjugación de estas reglas y límites permi­
ten apreciar con claridad que, más allá del juicio concreto de determinación de pena que

— 351
A rt . 46 L ibro primero / Parte general

habría correspondido efectuar de modo independiente para cada uno de los dos hechos
atribuidos, resulta por demás evidente que solo la sumatoria de las penas mínimas de cada
uno de los delitos que en concurso sobrepasan la pena de dieciocho años de privación de
la libertad solicitada por el fiscal en su acusación, sin embargo, dado a que los hechos han
quedado conformados, la Sala tiene como único límite no imponer una pena superior a la
pedida por el Fiscal; tal como lo establece el Acuerdo Plenario N° 5-2008/CJ-116. F. J.
5. En atención a lo expuesto, nuestro ordenamiento jurídico penal para determinar e indi­
vidualizar la pena exige que se tomen en cuenta los diversos criterios que establecen los
artículos cuarenta y cinco y cuarenta y seis del Código Penal; de tal forma que en el pri­
mero se prevén las carencias sociales que hubiera sufrido el agente, su cultura y costum­
bres; así como los intereses de la víctima, su familia o las personas que de ella dependen;
mientras que en el segundo se contemplan los factores para la medición, o graduación de
la pena, a los que se recurre en atención a la responsabilidad y gravedad del delito come­
tido, en cuanto no sean específicamente constitutivas del hecho punible o modificatorias
de su culpabilidad. En ese sentido, se advierte que al momento de fundamentar el quan­
tum de la pena impuesta [...] la Sala Penal Superior consideró como factores atenuan­
tes las circunstancias previstas en la ley para la determinación e individualización de
la pena del encausado, valoró la carencia de antecedentes. Asimismo, el Superior Cole­
giado aplicó los efectos benéficos que su acogimiento a la conclusión anticipada contrae
-reducción máxima de un sétimo de la pena concreta, conforme establece el Acuerdo
Plenario N° 5-2008/CJ-116-, así como las funciones de la pena privativa, protectora y
resocializadora, así como los principios de proporcionalidad y racionalidad. F. J. 6. Sin
Embargo, cabe precisar que a ello se contraponen las circunstancias especiales de agra­
vación no contempladas por el Colegiado Superior, referidas a que el hecho se cometió a
mano armada, pluralidad de agentes, sobre vehículo automotor y en agravio de menor de
edad, que la pena impuesta por el Superior Colegiado es inferior a la que le correspondía
por el hecho incriminado, por lo que es del caso que sobre la base de la pena solicitada por
el fiscal superior en su acusación la pena impuesta sea incrementada. F. J. 7. Así mismo,
se aprecia que el Colegiado erróneamente consideró como elemento de atenuación la con­
fesión sincera del procesado, sin embargo debe precisarse que la ratio de esta institución
procesal, prevista en el artículo 136 del Código de Procedimientos Penales, es la facili­
tación del esclarecimiento de los hechos delictivos y, por tanto, debe ser relevante para
efectos de la investigación del delito, debiendo evidenciar, además, una voluntad de cola­
boración a los fines del ordenamiento jurídico que contrarreste la anterior voluntad anti­
jurídica mostrada por el imputado al cometer el acto delictivo, relevancia que no se pre­
senta en el caso del procesado E. C. M., en tanto que de sus declaraciones no se advierte
admisión de cargos. Así, aprecia que a nivel preliminar declaró ante la autoridad policial,
en presencia del Ministerio Público, no conocer a la menor agraviada, por lo que él no es
el autor de la violación, para luego, en su declaración instructiva de fojas ciento cinco,
señalar que la menor agraviada era su enamorada, con quien mantuvo relaciones consen­
tidas, hechos que ocurrieron sin la presencia de una tercera persona; en consecuencia, su
admisión efectuada en el plenario no permite que sea favorecido con la reducción de ls
pena establecida para la confesión sincera, sino únicamente en función a lo previsto en el
artículo 5 de la Ley N° 28102 (Ley de la Conclusión del Proceso), por lo que teniendo er
cuanta la carencia de antecedentes penales y su acogimiento a la conclusión del proceso.

352 -
A plicación de la pena A rt. 46-A

así como la gravedad de los hechos, corresponde incrementar la pena” (R. N. N° 1577-
2014-Lima, del 01/06/2015, ff. jj. 4, 5, 6 y 7, Sala Penal Transitoria).

J 0479 Padecer de VIH no constituye atenuante para la disminución de una pena:


“En cuanto a los agravios glosados en el literal c) del primer acápite de la presente reso­
lución, referido a la determinación de la pena nuestro ordenamiento penal y procesal
penal solo autoriza al juzgador, para determinar la pena, a evaluar la conducta procesal
de los encausados en cuanto a aportes que faciliten la labor fiscal y jurisdiccional en línea
probatoria -confesión sincera, colaboración eficaz, terminación anticipada o conclusión
anticipada del proceso, y no en cuanto al estado de salud del agente -portador del grave
virus de inmunodeficiencia humana-, que aun haciendo una interpretación amplia de la
norma en mención su admisión solo operaría a efectos de atenuar la pena dentro de los
mínimos legales -más aún cuando la imposición de la pena en el presente caso es la mitad
de la solicitada por el señor representante del Ministerio Público en su acusación fiscal y
por debajo del mínimo del tipo penal (doce años)- de modo que al Tribunal Superior no
le es exigible su observancia para considerar una reducción punitiva” (R. N. N° 888-2012-
Lima Norte, del 20/03/2013, f. j. 5, Sala Penal Permanente).

----------------- § -------------------

ARTÍCULO 46-A C ircunstancia agravante por condición del sujeto


activo(23)
Constituye circunstancia agravante de la responsabilidad penal si el sujeto activo se
aprovecha de su condición de miembro de las Fuerzas Armadas, Policía Nacional,
autoridad, funcionario o servidor público, para cometer un hecho punible o utiliza
para ello armas proporcionadas por el Estado o cuyo uso le sea autorizado por su
condición de funcionario público.
En estos casos el Juez aumenta la pena hasta la mitad por encima del máximo legal
fijado para el delito cometido, no pudiendo esta exceder de treinta y cinco años de
pena privativa de libertad.
La misma pena se aplicará al agente que haya desempeñado los cargos señalados en
el primer párrafo y aprovecha los conocimientos adquiridos en el ejercicio de su fun­
ción para cometer el hecho punible.
Constituye circunstancia agravante, cuando el sujeto activo, desde un estable­
cimiento penitenciario donde se encuentre privado de su libertad, cometa en calidad
de autor o partícipe el delito de tráfico ilícito de drogas, lavado de activos, trata de
personas, terrorismo, extorsión o secuestro.

(23) Artículo vigente conform e a la modificación realizada po r el artículo único de la L ey N° 30875 del
29/11/2018.

353
A rt. 46-A L ibro primero / Parte general

De igual modo, constituye circunstancia agravante cuando el sujeto activo, en su de­


sempeño como prestador de servicio de transporte público de personas, ya sea como
conductor, copiloto, cobrador o ayudante, cualquiera sea su naturaleza o modali­
dad; o de servicio de transporte especial de usuarios en vehículos menores motori­
zados; o simulando ser conductor, copiloto, cobrador, ayudante o pasajero de dichos
servicios, cometa delitos contra la libertad sexual, homicidio, asesinato, sicariato,
secuestro, robo, mareaje o reglaje.
En tal caso, el juez puede aumentar la pena hasta un tercio por encima del máximo
legal fijado para el delito cometido, no pudiendo exceder de treinta y cinco años de
pena privativa de libertad.
No será aplicable lo dispuesto en el presente artículo cuando la circunstancia agra­
vante esté prevista al sancionar el tipo penal o cuando esta sea elemento constitutivo
del hecho punible.

TEXTO ORIGINAL:
Artículo 46-A<24>.- Constituye circunstancia agi'avante de la responsabilidad penal
si el sujeto activo se aprovecha de su condición de miembro de las Fuerzas Arma­
das, Policía Nacional, autoridad, funcionario o servidor público, para cometer un
hecho punible o utiliza para ello armas proporcionadas por el Estado o cuyo uso le
sea autorizado por su condición de funcionario público.
En estos casos el Juez podrá aumentar la pena hasta en un tercio por encima del
máximo legal fijado para el delito cometido, no pudiendo esta exceder del máximo
de pena privativa de libertad temporal establecida en el Artículo 29 de este Código.
No será aplicable lo dispuesto en el presente artículo cuando la circunstancia agra­
vante esté prevista al sancionar el tipo penal o cuando esta sea elemento constitu­
tivo del hecho punible.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Prim era modificación: artículo 1 del Decreto Legislativo N° 982 del 22/07/2007.
Artículo 46-A.- Constituye circunstancia agravante de la responsabilidad penal si
el sijeto activo se aprovecha de su condición de miembro de las Fuerzas Arma­
das, Policía Nacional, o autoridad, funcionario o servidor público, para cometer un
hecho punible o utiliza para ello armas proporcionadas por el Estado o cuyo uso le
sea autorizado por su condición de funcionario público.
En estos casos el Juez podrá aumentar la pena hasta en un tercio por encima del
máximo legal fijado para el delito cometido, no pudiendo esta exceder de trein ta y
cinco años de pena privativa de libertad.
La misma pena se aplicará al agente que haya desempeñado los cargos señalados
en el primer párrafo y aprovecha los conocimientos adquiridos en el ejercicio de su
función para cometer el hecho punible.24

(24) A rtículo incorporado por el artículo 2 de la L ey N ° 26758 del 14/03/1997.

354
Aplicación de la pena A rt. 46-A

Constituye circunstancia agravante, cuando el sujeto activo desde un estable­


cimiento penitenciario donde se encuentre privado de su libertad, comete en calidad
de autor o partícipe el delito de tráfico ilícito de drogas, lavado de activos, trata de
personas, terrorismo, extorsión o secuestro. En tal caso, el Juez podrá aumentar la
pena hasta en un tercio por encima del máximo legalfijado para el delito cometido,
no pudiendo exceder de treinta y cinco años de pena privativa de libertad.
No será aplicable lo dispuesto en el presente artículo, cuando la circunstancia agra­
vante esté prevista al sancionar el tipo penal o cuando esta sea elemento constitu­
tivo del hecho punible.
Segunda modificación: artículo 2 de la Ley N° 30054 del 30/06/2013.
Artículo 46-A.- Constituye circunstancia agravante de la responsabilidad penal si
el sujeto activo se aprovecha de su condición de miembro de las Fuerzas Armadas,
Policía Nacional, autoridad, funcionario o servidor público, para cometer un hecho
punible o utiliza para ello armas proporcionadas por el Estado o cuyo uso le sea
autorizado p o r su condición de funcionario público.
En estos casos el Juez aumenta la pena hasta la mitad por encima del máximo legal
fijado para el delito cometido, no pudiendo esta exceder de treinta y cinco años de
pena privativa de libertad.
La misma pena se aplicará al agente que haya desempeñado los cargos señalados
en el primer párrafo y aprovecha los conocimientos adquiridos en el ejercicio de su
función para cometer el hecho punible.
Constituye circunstancia agravante, cuando el sujeto activo, desde un estable­
cimiento penitenciario donde se encuentre privado de su libertad, comete en calidad
de autor o partícipe el delito de tráfico ilícito de drogas, lavado de activos, trata de
personas, terrorismo, extorsión o secuestro. En tal caso, el Juez podrá aumentar la
pena hasta en un tercio por encima del máximo legalfijado para el delito cometido,
no pudiendo exceder de trein ta y cinco años de pena privativa de libertad.
No será aplicable lo dispuesto en el presente artículo cuando la circunstancia agra­
vante esté prevista al sancionar el tipo penal o cuando esta sea elemento constitu­
tivo del hecho punible.
Tercera modificación: artículo único de la Ley N° 30875 del 29/11/2018.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C E P : arts. 2, 19; C P P 1991: art. 2 ines. 2, 3; C P P 2 0 0 4 : arts. 2 inc. 1 lits. b, c; 449, 454;
C d e P P - .n .

JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Agravante especial por la condición del sujeto.


ACUERDO PLENARIO: Nociones generales y prescripción de la acción penal del ar­
tículo 46-A del Código Penal / Valoración de las circunstancias agravantes específi­
cas que concurren simultáneamente / Agravante genérica basada en la calidad de sujeto
activo. CORTE SUPREMA: Inaplicabilidad de agravante por la condición del sujeto

355
A rt. 46-A L ibro primero / Parte general

activo dispuesto en el artículo 46-A del Código Penal / Valoración del artículo 46-A en
la determinación judicial de la pena / Agravante específica y principio de igualdad ante
la ley / Agravante genérica relacionada con la calidad de sujeto activo / Circunstancia
agravante compatible con la condición de funcionario público del sujeto activo.

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
J 0480 Agravante especialpor la condición del sujeto: “Finalmente, el cuestionamiento
del recurrente referido a la condena realizada al margen de lo estipulado por el artículo
46-A del Código Penal, que establece la agravante especial, en caso el sujeto activo se
aprovecha de su condición de miembro de las Fuerzas Armadas, Policía Nacional o Fun­
cionario Público, pero que no será aplicable cuando la circunstancia agravante esté pre­
vista al sancionar el tipo penal o cuando esta sea un elemento constitutivo del hecho puni­
ble, debe desestimarse porque fue sentenciado por el tipo básico de los delitos citados,
que no incluyen agravante” (STCExp. N° 4799-2007-PH C/TC-Lim a, caso: M anuel Jesús
A ybar Marca, d el 09/01/2008, f. j. 26).

ACUERDO PLENARIO
J 0481 Nociones generales y prescripción de la acción penal del artículo 46-A del
Código Penal: “F. J . 6. El artículo 46-A CP regula una circunstancia agravante genérica
por la condición del sujeto activo -funcionario público-. El texto legal de dicha norma fue
introducido por la Ley número 26758, del 14 de marzo de 1997, modificado por el Decreto
Legislativo número 982, del 22 julio de 2007. El referido artículo 46-A CP posibilita al
juez incrementar la pena hasta un tercio por encima del máximo legal fijado para el delito
cometido -segundo párrafo del artículo mencionado-. Asimismo fija un límite, al preci­
sar que esta no puede exceder del máximo de pena privativa de libertad temporal estable­
cida en el artículo 29 CP -3 5 años-. La norma penal, que es de naturaleza abstracta - con­
creta, fija criterios adicionales propios y legitimadores del incremento de una mayor
culpabilidad por el hecho -con la consiguiente agravación de la pena-. Así la ostentación
de una determinada condición profesional, incrementará la culpabilidad, cuando existe
una relación interna [...] entre la profesión o posición del sujeto y el propio hecho delic­
tivo. Empero, no existe un principio jurídico general según el cual los integrantes de
determinados grupos profesionales tengan un deber intensificado de comportarse de con­
formidad con la norma. [...]. Acorde con dicho criterio nuestra norma penal —artículo
46-A CP—, se sujetará a dichas exigencias: subjetivo y objetivo. Se incrementará la pena,
solo si el sujeto activo se aprovecha de su condición de miembro de las Fuerzas Armadas,
Policía Nacional, autoridad, funcionario o servidor público, para cometer un hecho puni­
ble, o utiliza para ello armas proporcionadas por el Estado o cuyo uso le sea autorizado
por su condición de funcionario público o cuando el sujeto haya desempeñado cargos -
haber sido autoridad, funcionario o servidor público-y se aprovecha de los conocimien­
tos adquiridos en el ejercicio de su función para cometer el hecho punible. Y cuando el
sujeto activo, desde un establecimiento penitenciario -se entiende privado ya de su liber­
tad—, comete en calidad de autor o partícipe el delito de tráfico ilícito de drogas, lavado de
activos, trata de personas, terrorismo, extorsión o secuestro (de conformidad al segundo
y tercer párrafo de la modificatoria introducida por el Decreto Legislativo número 982).

356 -
A plicación de la pena A rt. 46-A

Aunque con los criterios fijados, se tendrá que tener especiales consideraciones con la
última referencia. [...] F. J. 9. Las circunstancias del delito son elementos accidentales
nominados o innominados dentro de la estructura del delito que influyen en la determina­
ción de la pena. Su carácter accidental implica entonces que no constituyen (ni son co-
constitutivas) del injusto ni de la responsabilidad del sujeto. Por eso hay que diferenciar­
las de aquellas que han pasado a formar parte del injusto del respectivo delito como en el
asesinato, y en general de la mayoría de los delitos, ya que un tipo legal, como es la des­
cripción de un ámbito situacional, requiere ser circunstanciado [...]. En virtud a ello es
que se señala que solo se pueden considerar las circunstancias (agravantes o atenuantes)
a efectos de la individualización de la pena, cuando no sean específicamente constitutivas
del hecho punible o modificatorio de la responsabilidad. Entre las clases de circunstan­
cias, encontramos: a) Las ‘circunstancias comunes o genéricas’, que son aquellas que
operan en el proceso de determinación de la pena de cualquier delito -como es el caso de
las previstas en el artículo 46 y el artículo 46-A del CP-, con la salvedad de que solo se
pueden considerar dichas agravantes a efectos de la individualización de la pena, cuando
no sean específicamente constitutivas del hecho punible o modificatorias de la responsa­
bilidad, es decir, que a veces por la propia estructura del tipo legal no se pueden aplicar.
Con ello se respeta la prohibición del principio de la doble valoración del injusto y del
reproche penal. En el caso específico del artículo 46-A CP, su aplicación es exclusiva­
mente para delitos donde no se requiera una cualidad especial en el sujeto activo -miem­
bro de las Fuerzas Armadas, Policía Nacional, autoridad, funcionario o servidor público-,
b) Las ‘circunstancias especiales o específicas’ que son aquellas que están señaladas para
un delito determinado o un grupo de delitos solamente. Así por ejemplo, las previstas en
el artículo 189 CP, que operan únicamente con el delito de robo; en el artículo 186 que
operan solamente con el delito de hurto; en el artículo 297 que operan solamente con el
delito de tráfico ilícito de drogas; y el ‘delito masa’ -regulado en el último inciso del pri­
mer párrafo del artículo 49 CP-, que opera únicamente con el delito continuado. Y, c) Las
circunstancias denominadas ‘elementos típicos accidentales’, son aquellas que concurren
con una conducta típica, esta (la circunstancia) se anexa a una conducta típica y forma un
tipo penal derivado, prototipo es el parricidio [...].Las circunstancias tienen, pues, por
objeto una mayor precisión del injusto, es decir, están dirigidas a una mejor consideración
graduacional de las valoraciones que lo componen e, igualmente, están en relación al
sujeto responsable, se trata de una mejor graduación de su responsabilidad, sobre la base
de determinar las circunstancias que han influido en su conciencia y en sus estados moti-
vacionales [...]. La función de las circunstancias es determinar el quantum de la pena, es
decir, afectan su medida, ya sea para aumentarla o disminuirla. Por eso mismo, aquellas
que por sí mismas constituyen ya un delito (un injusto) o son concordantes del injusto, no
pueden ser tenidas en cuenta, ya que han servido para fijar el marco penal y, por tanto, no
podrían nuevamente ser consideradas para su medida [...]. F. J. 11. Estando a lo expuesto,
queda por determinar si al plazo de prescripción de la acción ‘ .. .fijado por la ley para el
delito’ [artículo 80 CP], es posible adicionarle el incremento de pena prevista en la cir­
cunstancia agravante genérica por condición del sujeto activo (art. 46-A CP) o la circuns­
tancia agravante específica por pluralidad de personas perjudicadas por el delito conti­
nuado (art. 49 CP). Según se ha indicado precedentemente, para efectos de determinar la
prescripción de la acción penal nuestra legislación ha optado por tomar en cuenta la pena

357
A rt. 46-A L ibro primero /Parte general

abstracta fijada para el delito. Esta se configura como la respuesta preconstituida a un con­
junto de hechos que coinciden en construir un determinado tipo de injusto penal, culpable
y punible, en el que se contienen los elementos que fundamentan el merecimiento y necesi­
dad de aquella pena-marco. Por ende, su determinación sucede en un estadio previo al
hecho delictivo mismo, propio de un sistema penal garantista, regido por el principio de
legalidad. Este principio constituye una garantía básica de todo ciudadano en un Estado de
Derecho, que abona el derecho a saber no solo qué está prohibido: conductas que constitu­
yen delito, sino las consecuencias que tendrá la realización de la conducta delictiva: forma
y característica de la reacción penal, lo que deriva en dos garantías puntuales: la criminal -
que exige que la conducta esté prevista en la ley con suficiente precisión o determinación.-
y la penal -que exige la previsibilidad de las penas en la ley y que sean determinadas-. La
pena concreta, por el contrario, sucede en un estadio posterior y final. Por ello se señala que
la determinación judicial de la pena es el acto por el cual el juez pondera la infracción a la
norma y la transforma en una medida de pena determinada (pena concreta), y su magnitud
es siempre expresión de la ponderación del ilícito culpable (cuantificación de la culpabili­
dad) [...]. Es recién en este momento en el que actuarán las denominadas ‘circunstancias’
(agravantes o atenuantes), siempre y cuando por sí mismas no constituyan ya un delito (un
injusto), sean concordantes del injusto, y en general no estén ya descritas en el tipo penal,
puesto que de ser así, debe entenderse que ya habrían servido al legislador para fijar el
marco penal abstracto; y, por tanto, no podrían nuevamente ser consideradas para la medida
de la pena concreta. F. J . 12. En este sentido, la circunstancia prevista en el artículo 46-A CP
viene a ser una agravante genérica del delito por la condición del sujeto activo -funcionario
público- y, como tal, se trata de un elemento accidental dentro de la estructura del delito, que
influye en la determinación judicial de la pena -pena concreta-, mas no en la pena abstracta.
Su carácter accidental implica que no constituye el injusto ni la responsabilidad del sujeto.
Por eso hay que diferenciarla de aquellas circunstancias que han pasado a formar parte del
injusto del respectivo delito. Sin duda, el artículo 46-A CP prevé un incremento punitivo
que mira las especiales calidades del sujeto activo de la conducta típica y antijurídica, a
quien se ha investido de especiales deberes de lealtad para con la organización social, lo
cual implica un mayor desvalor de acción, que se traduce, al mismo tiempo, en un más ele­
vado desvalor de resultado. Empero, tal incremento punitivo solo se expresa al momento de
la determinación de la pena por el juez, específicamente cuando corresponde verificar la
presencia de circunstancias que concurren al caso concreto. De modo que el incremento de
pena que implica dicha agravante no puede ser adicionado para efectos de determinar el
plazo de prescripción de la acción penal. Por tanto, el único momento donde puede estar
justificado su anáfisis e injerencia es al determinar judicialmente la pena” (Acuerdo Plena-
rio N° 8-2009/CJ-ll 6 sobre "La prescripción de la acción penal en el art. 46-A y art. 49 del
CP”, del 13/11/2009, ff. jj. 6, 9, 11 y 12, VPleno Jurisdiccional de las Salas Penales Per­
manente y Transitorias).

J 0482 Valoración de las circunstancias agravantes específicas que concurren simul­


táneamente: “ F. J. 8. Es muy común en la casuística judicial de nuestro país la presen­
cia simultánea y plural, en un caso penal, de dos o más circunstancias agravantes espe­
cíficas de distinto nivel o grado; y, por tanto, con diferente penalidad conminada. Ello
ocurre con frecuencia en la comisión de delitos de cierta complejidad como el robo, sobre

358
A plicación de la pena A rt. 46-A

todo si tal ilícito fue realizado en casa habitada (agravante de primer grado), causando
lesiones leves a la víctima (agravante de segundo grado) y por integrantes de una banda
(agravante de tercer grado). F. J. 9 Esta presencia múltiple de circunstancias agravan­
tes configura lo que la doctrina denomina concurrencia de circunstancias. Según la doc­
trina y la jurisprudencia nacional, la determinación de la pena concreta, en tales supues­
tos, demanda una visualización analítica pero integrada, a la vez que coherente, de la
calidad y eficacia de las circunstancias concurrentes. Lo cual implica, como regla gene­
ral, que el Juez no puede dejar de apreciar y valorar cada circunstancia concurrente (Cff.
Acuerdo Plenario N° 1-2008/CJ-116 del 18 de julio de 2008, Fundamento Jurídico 9). F.
J. 10. Por tanto, todas las circunstancias presentes en el caso sub júdice deberán ser eva­
luadas, atendiendo a su condición, naturaleza y efectos, para poder configurar la pena
concreta. Esto significa, por ejemplo, que a mayor número de circunstancias agravantes
concurrentes la posibilidad de alcanzar el extremo máximo de la pena básica será también
mayor. Sin embargo, la eficacia de las circunstancias agravantes concurrentes quedará
siempre limitada por la imposibilidad de realizar una doble valoración sobre un mismo
indicador o factor de agravación. Esto es, garantías procesales como el ne bis in idem exi­
gen, para tales casos, que el juez aplique un test de compatibilidad sobre todas las cir­
cunstancias agravantes que concurren. Es decir que examine que cada circunstancia con­
currente este referida siempre a un factor o indicador diferente. F. J. 11. Ahora bien, si
las circunstancias agravantes luego de ser examinadas por el juez resultan compatibles
entre sí, el órgano jurisdiccional deberá, como ya se ha mencionado, de valorarlas en con­
junto y extraer de ellas los efectos correspondientes que abonen a la construcción y defi­
nición de la pena concreta. Por el contrario, cuando las circunstancias agravantes concu­
rrentes aluden a un mismo factor, ellas son incompatibles y deben excluirse en función
de su especialidad. Es decir, la circunstancia agravante especial excluirá a la genérica. Un
ejemplo de ello, en base a las circunstancias agravantes específicas del artículo 189, sería
el caso de la pluralidad de agentes (primer párrafo inciso 4) que quedará excluida por la
calidad de integrantes de una organización criminal que aquellos tengan (tercer párrafo).
Solo esta última deberá ser tomada en cuenta por el juez para decidir sobre la pena con­
creta. F. J. 12. El problema a dilucidar está en relación con la Concurrencia de Circuns­
tancias Agravantes Específicas de distinto grado o nivel. Este conflicto se presenta cuando
en la realización de un delito concurren simultáneamente circunstancias agravantes que,
como en el ejemplo anteriormente planteado, no corresponden a un mismo nivel o grado
sino a diferentes grados y, por tanto, están vinculadas a distintas escalas de pena conmi­
nada. El siguiente ejemplo gráfica tal situación: X ha cometido un delito de robo en casa
habitada (art. 189, inc. 1, primer párrafo, pena privativa de libertad entre doce y veinte
años), apoderándose de un bien de valor científico (art. 189,4, segundo párrafo, pena pri­
vativa de libertad entre veinte y treinta años), y causando lesiones graves al propietario
del inmueble (art. 189, tercer párrafo). En estos casos la circunstancia de mayor grado
absorberá el potencial y eficacia agravante de las de grado inferior. Por consiguiente,
ella operará como pena básica a partir de la cual el juez determinará la pena concreta a
imponer. Por tanto, el ejemplo utilizado permite reconocer y concluir señalando que ante
tal concurrencia de circunstancias agravantes el juez deberá decidir la pena concreta en
base a la escala punitiva del agravante específica de mayor grado o nivel (producción de
lesiones graves), por lo que la pena a imponer al condenado será la de cadena perpetua”

359
A rt. 46-A L ibro primero / Parte general

(Acuerdo Plenario N° 2-2010/CJ-116, del 16/11/2010 sobre “Concurrencia de circuns­


tancias agravantes específicas de distinto grado o nivel y determinación judicial de la
pen a ”, del 16/11/2010, ff. jj. 8, 9, 10, 11 y 12, VIPleno Jurisdiccional de las Salas Pena­
les Permanente y Transitorias).

J 0483 A g ra va n te gen érica basada en la c a lid a d de sujeto activo: “El artículo 46-A CP
regula una circunstancia agravante genérica por la condición del sujeto activo -funciona­
rio público-. El texto legal de dicha norma fue introducido por la Ley número 26758, del
14 de marzo de 1997, modificado por el Decreto Legislativo número 982, del 22 julio de
2007. El referido artículo 46-A CP posibilita al Juez incrementar la pena hasta un tercio
por encima del máximo legal fijado para el delito cometido -segundo párrafo del artículo
mencionado-. Asimismo, fija un límite, al precisar que esta no puede exceder del máximo
de pena privativa de libertad temporal establecida en el artículo 29 CP -3 5 años-.
La norma penal, que es de naturaleza abstracta-concreta, fija criterios adicionales pro­
pios y legitimadores del incremento de una mayor culpabilidad por el hecho -con la
consiguiente agravación de la pena-. Así la ostentación de una determinada condición
profesional, incrementará la culpabilidad, cuando existe una relación interna (innere
Beziehung) entre la profesión o posición del sujeto y el propio hecho delictivo. Empero,
no existe un principio jurídico general según el cual los integrantes de determinados gru­
pos profesionales tengan un deber intensificado de comportarse de conformidad con la
norma [...]. Acorde con dicho criterio nuestra norma penal -artículo 46-A CP-, se suje­
tará a dichas exigencias: subjetivo y objetivo. Se incrementara la pena, solo si el sujeto
activo se aprovecha de su condición de miembro de las Fuerzas Armadas, Policía Nacio­
nal, autoridad, funcionario o servidor público, para cometer un hecho punible, o utiliza
para ello armas proporcionadas por el Estado o cuyo uso le sea autorizado por su con­
dición de funcionario público o cuando el sujeto haya desempeñado cargos -haber sido
autoridad, funcionario o servidor público- y se aprovecha de los conocimientos adquiri­
dos en el ejercicio de su función para cometer el hecho punible. Y cuando el sujeto activo,
desde un establecimiento penitenciario -se entiende privado ya de su libertad-, comete en
calidad de autor o partícipe el delito de tráfico ilícito de drogas, lavado de activos, trata de
personas, terrorismo, extorsión o secuestro (de conformidad al segundo y tercer párrafo
de la modificatoria introducida por el Decreto Legislativo número 982). Aunque con los
criterios fijados, se tendrá que tener especiales consideraciones con la última referencia
[...] la circunstancia prevista en el artículo 46-A CP viene a ser una agravante genérica
del delito por la condición del sujeto activo -funcionario público- y, como tal, se trata
de un elemento accidental dentro de la estructura del delito, que influye en la determina­
ción judicial de la pena -pena concreta-, mas no en la pena abstracta. Su carácter acci­
dental implica que no constituye el injusto ni la responsabilidad del sujeto. Por eso, hay
que diferenciarla de aquellas circunstancias que han pasado a formar parte del injusto del
respectivo delito.
Sin duda, el artículo 46-A CP prevé un incremento punitivo que mira las especiales cali­
dades del sujeto activo de la conducta típica y antijurídica, a quien se ha investido de
especiales deberes de lealtad para con la organización social, lo cual implica un mayor
desvalor de acción, que se traduce, al mismo tiempo, en un más elevado desvalor de

360
A plicación de la pena A rt. 46-A

resultado. Empero, tal incremento punitivo solo se expresa al momento de la determina­


ción de la pena por el Juez, específicamente cuando corresponde verificar la presencia de
circunstancias que concurren al caso concreto. De modo que el incremento de pena que
implica dicha agravante no puede ser adicionada para efectos de determinar el plazo de
prescripción de la acción penal. Por tanto, el único momento donde puede estar justifi­
cado su análisis e injerencia es al determinar judicialmente la pena” (Acuerdo Plenario
N° 8-2009/CJ-116 sobre “La Prescripción de la acción penal en el art. 49 del CP”, del
13/11/2009, f. j. 1/6 y 3/12, V Pleno Jurisdiccional de las Salas Penales Permanente y
Transitorias).

CORTE SUPREM A

J 0484 In a p lica b ilid a d de agravante p o r la condición d e l sujeto activo dispuesto en e l


a rti culo 46-A d e l C ódigo P en al: “[...] para la medición de la pena es de tener en cuenta
que esta debe guardar proporción con la naturaleza del delito perpetrado, con la magni­
tud del daño infligido al sujeto pasivo de la acción y al sujeto pasivo del delito, la pre­
meditación, con el modo y forma de su ejecución, con la magnitud de los deberes, con la
admisión de los hechos por parte de los acusados, [...] con las condiciones personales de
los imputados, y con el hecho que el delito perpetrado quedó en grado de tentativa; que
es precisar que no es de aplicación el artículo cuarenta y seis guión A del Código Penal,
toda vez que esa agravante específica requiere que el sujeto activo, policías en activi­
dad en el caso de los acusados [...], para cometer el delito aproveche de su condición de
tal o utilice para ello armas proporcionadas por el Estado o cuyo uso le sea autorizado
por su condición de funcionario público; es decir, en la ejecución de secuestro extorsivo
no valió prevalimento del cargo” (R. N. N° 488-2004-Lima, del 07/05/2004, f. j. 5, Sala
Penal Permanente).

J 0485 Valoración d e l artículo 46-A en la determ inación ju d ic ia l de la p en a : “La pena


debe enmarcarse dentro de los principios de lesividad y proporcionalidad recogidos en
los artículos cuarto y octavo del Título Preliminar del CP; siguiendo los lineamientos que
establecen los artículos cuarenticinco y cuarentiséis del Código acotado y atendiendo a un
análisis crítico-jurídico de la prueba aportada en razón del grado de irresponsabilidad del
justiciable. El artículo cuarentiséis-A, mantiene la circunstancia agravante, por la condi­
ción de miembro de la Policía Nacional, pues como institución tutelar del orden, impone
deberes especiales que obligan frente a la sociedad” (Ejecutoria Suprema del 18/04/2000;
Exp. N° 430-99-Huánuco. En: CHOCANO RODRÍGUEZ, R. y VALLADOLID, V. (2002).
Jurisprudencia penal. I.P.CP, Lima,p. 101).

J 0486 A g ra va n te específica y prin cipio de igu aldad an te la ley: “La calidad de miem­
bro de la Policía Nacional constituye circunstancia agravante; que dicha circunstancia, en
modo alguno viola el principio de igualdad ante la ley garantizada en la Constitución, la
calidad de miembro de la institución tutelar del orden impone deberes especiales que obli­
gan frente a la sociedad y que no debe confundirse con una condición discriminatoria que
se recusa” (Exp. N° 3319-95-Lambayeque. En: CARO CORIA, D. (2002). Código Penal.
Gaceta Jurídica, Lima,p. 204).

361
A rt. 46-B L ibro primero / Parte general

J 0487 Agravante genérica relacionada con la calidad de sujeto activo: “Es de


apreciarse que al momento de fijar la pena cuenta la gravedad de los hechos instruidos,
el accionar del sentenciado durante la comisión del ilícito, quien dirigía el mismo,y el
hecho de que actuara aprovechándose de su condición de miembro de la Policía Nacio­
nal (art. 46-A del CP), por lo que se debe incrementar la pena impuesta” (R. N. N “4598-
99 del 10/03/2000-Lima. En: CARO CORIA, D. (2002). Código Penal. Gaceta Jurídica,
Lima, p. 205).

J 0488 Circunstancia agravante compatible con la condición de funcionario público


del sujeto activo: “En efecto, la mencionada ‘circunstancia agravante genérica’ -con­
dición de funcionario público del sujeto activo del delito- ha sido prevista por el legis­
lador al momento de sancionar el tipo de abuso de autoridad y además viene a ser ele­
mento constitutivo del hecho punible; que, acorde a lo establecido en el Acuerdo Plenario
N° 8-2008/CJ-116, el incremento de pena, que implica la circunstancia agravante gené­
rica prevista en el artículo 46-A del Código Penal solo se expresa al momento de la deter­
minación de la pena por el juez, de modo que no puede ser adicionada para efectos de
determinar el plazo de prescripción de la acción penal [...]” (Queja N° 313-2009-Lima,
del 12/11/2010, f. j. 5, Sala Penal Permanente).

---------------- § -----------------

ARTÍCULO 46-B R eincidencia(2S)


El que, después de haber cumplido en todo o en parte una pena, incurre en nuevo
delito doloso en un lapso que no excede de cinco años tiene la condición de reinci­
dente. Tiene igual condición quien después de haber sido condenado por falta dolosa,
incurre en nueva falta o delito doloso en un lapso no mayor de tres años.
La reincidencia constituye circunstancia agravante cualificada, en cuyo caso el juez
aumenta la pena hasta en una mitad por encima del máximo legal fijado para el tipo
penal.
El plazo fijado para la reincidencia no es aplicable a los delitos previstos en los capí­
tulos IX, X y XI del Título IV del Libro Segundo y en los artículos 107,108,108-A,
108-B, 108-C, 108-D; 121, segundo párrafo, 121-B, 152, 153, 153-A, 153-B, 153-C;
173,173-A, 186,189,195,200,297,317-A, 319,320,321,325,326,327,328,329,330,
331, 332 y 346 del Código Penal, el cual se computa sin límite de tiempo. En estos
casos, el juez aumenta la pena en no menos de dos tercios por encima del máximo
legal fijado para el tipo penal, sin que sean aplicables los beneficios penitenciarios de
semilibertad y liberación condicional. Si al agente se le indultó o conmutó la pena e
incurre en la comisión de nuevo delito doloso, el juez aumenta la pena hasta en una
mitad por encima del máximo legal fijado para el tipo penal.

(25) A rtículo vigente conform e a la modificación realizada por el artículo 1 de la L ey N° 30838 del 04/08/2018

362
Aplicación de la pena A rt. 46-B

En los supuestos de reincidencia no se computan los antecedentes penales cancela­


dos o que debieren ser cancelados, salvo en los delitos señalados en el tercer párrafo
del presente artículo.

TEXTO ORIGINAL:
A rtículo 46-B (26K- El que, después de haber cumplido en todo o en parte una con­
dena privativa de libertad, incurre en nuevo delito doloso, tendrá la condición
de reincidente. Constituye circunstancia agravante la reincidencia. El juez podrá
aumentar la pena hasta en un tercio por encima del máximo legalfijado para el tipo
penal. A los efectos de esta circunstancia no se computarán los antecedentes pena­
les cancelados.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Primera modificación: artículo 1 de la Ley N° 29407 del 18/09/2009.
A rtícu lo 46-B .- El que, después de haber cumplido en todo o en parte una condena
privativa de libertad, incurre en nuevo delito doloso en un lapso que no excede de
cinco años tiene la condición de reincidente. Igual condición tiene quien haya sido
condenado por la comisión de faltas dolosas.
Constituye circunstancia agravante la reincidencia. El juez puede aumentar la pena
hasta en un tercio por encima del máximo legal fijado para el tipo penal.
Si al agente se le indultó o conmutó la pena e incurre en la comisión de nuevo delito
doloso, el juez puede aumentar la pena hasta en una mitad por encima del máximo
legal fijado para el tipo penal. En esta circunstancia, no se computarán los antece­
dentes penales cancelados.
Segunda modificación: artículo 1 de la Ley N° 29570 del 25/08/2010.
A rtículo 46-B .- El que, después de haber cumplido en todo o en parte una condena
privativa de libertad, incurre en nuevo delito doloso en un lapso que no excede de
cinco años tiene la condición de reincidente. Igual condición tiene quien haya sido
condenado por la comisión de faltas dolosas.
Constituye circunstancia agravante la reincidencia. El juez aumenta la pena hasta en
una mitad por encima del máximo legalfijado para el tipo penal. Si la reincidencia se
produce por las modalidades agravadas de los delitos previstos en los artículos 108,
121, 121-A, 121-B, 129, 152, 153, 173, 173-A, 186, 189, 200, 297, 319, 320, 321, del
325 al 332 y 346 del Código Penal, eljuez aumenta la pena en no menos de dos tercios
por encima del máximo legal fijado para el tipo penal hasta cadena perpetua, sin que
sean aplicables los beneficios penitenciarios de semilibertady liberación condicional.
Si al agente se le indultó o conmutó la pena e incurre en la comisión de nuevo delito
doloso, el juez aumenta la pena hasta en una mitad por encima del máximo legal
fijado para el tipo penal. En esta circunstancia, no se computan los antecedentes
penales cancelados.26

(26) Artículo incorporado por el artículo 2 de la Ley N° 28726 del 09/05/2006.

363
A rt. 46-B L ibro primero /Parte general

Tercera modificación: artículo 1 de la Ley N° 29604 del 22/10/2010.


A rtícu lo 46-B .-El que, después de haber cumplido en todo o en parte una condena
privativa de libertad, incurre en nuevo delito doloso en un lapso que no excede de
cinco años tiene la condición de reincidente. Igual condición tiene quien haya sido
condenado por la comisión de faltas dolosas.
Constituye circunstancia agravante la reincidencia. El juez aumenta la pena hasta en
una mitad por encima del máximo legalfijado para el tipo penal. Si la reincidencia se
produce por los delitos previstos en los artículos 108, 121-A, 121-B, 152, 153, 153-A,
173, 173-A, 186, 189, 200, 297, 319, 320, 321, 325, 326, 327, 328, 329, 330, 331, 332
y 346 del Código Penal, eljuez aumenta la pena en no menos de dos tercios por encima
del máximo legalfijado para el tipo penal hasta cadena perpetua, sin que sean aplica­
bles los beneficios penitenciarios de semilibertady liberación condicional.
Si al agente se le indultó o conmutó la pena e incurre en la comisión de nuevo delito
doloso, el juez aumenta la pena hasta en una mitad por encima del máximo legal
fijado para el tipo penal.
En los supuestos de reincidencia no se computan los antecedentes penales cancela­
dos, salvo en los delitos señalados en el segundo párrafo del presente artículo.
C uarta modificación: artículo 3 de la Ley N° 30068 del 18/07/2013.
A rtícu lo 46-B.- El que, después de haber cumplido en todo o en parte una condena
privativa de libertad, incurre en nuevo delito doloso en un lapso que no excede de
cinco años tiene la condición de reincidente. Igual condición tiene quien haya sido
condenado por la comisión de faltas dolosas.
Constituye circunstancia agravante la reincidencia. El juez aumenta la pena hasta
en una mitad por encima del máximo legal fijado para el tipo penal. Si la reinci­
dencia se produce por los delitos previstos en los artículos 107, 108, 108-B, 121-A,
121-B, 152, 153, 153-A, 173, 173-A, 186, 189, 200, 297, 319, 320, 321, 325, 326,
327, 328, 329, 330, 331, 332 y 346 del Código Penal, el juez aumenta la pena en no
menos de dos tercios por encima del máximo legal fijado para el tipo penal hasta
cadena perpetua, sin que sean aplicables los beneficios penitenciarios de semiliber­
tad y liberación condicional.
Si al agente se le indultó o conmutó la pena e incurre en la comisión de nuevo delito
doloso, el juez aumenta la pena hasta en una mitad por encima del máximo legal
fijado para el tipo penal.
En los supuestos de reincidencia no se computan los antecedentes penales cancela­
dos, salvo en los delitos señalados en el segundo párrafo del presente artículo.
Quinta modificación: artículo 1 de la Ley N° 30076 del 19/08/2013.
A rtícu lo 46-B.-El que, después de haber cumplido en todo o en parte una pena, incu­
rre en nuevo delito doloso en un lapso que no excede de cinco años tiene la condición
de reincidente. Tiene igual condición quien después de haber sido condenado por falta
dolosa, incurre en nueva falta o delito doloso en un lapso no mayor de tres años.

364
Aplicación de la pena A rt. 46-B

La reincidencia constituye circunstancia agravante cualificada, en cuyo caso el juez


aumenta la pena hasta en una mitad por encima del máximo legalfijado para el tipo
penal.
El plazo fijado para la reincidencia no es aplicable a los delitos previstos en los ar­
tículos 107, 108, 108-A, 108-B, 121-A, 121-B, 152, 153, 153-A, 173, 173-A, 186,
189, 195, 200, 297, 317-A, 319, 320, 321, 325, 326, 327, 328, 329, 330, 331, 332 y
346 del Código Penal, el cual se computa sin límite de tiempo. En estos casos, eljuez
aumenta la pena en no menos de dos tercios por encima del máximo legalfijado para
el tipo penal, sin que sean aplicables los beneficios penitenciarios de semilibertady
liberación condicional.
Si al agente se le indultó o conmutó la pena e incurre en la comisión de nuevo delito
doloso, el ju ez aumenta la pena hasta en una mitad por encima del máximo legal
fijado para el tipo penal.
En los supuestos de reincidencia no se computan los antecedentes penales cancela­
dos o que debieren ser cancelados, salvo en los delitos señalados en el tercer párrafo
del presente artículo.
Sexta modificación: única disposición complementaria modificatoria del Decreto
Legislativo N° 1181 del 27/07/2015.
A rtículo 46-B.- E l que, después de haber cumplido en todo o en parte una pena, incu­
rre en nuevo delito doloso en un lapso que no excede de cinco años tiene la condición
de reincidente. Tiene igual condición quien después de haber sido condenado por falta
dolosa, incurre en nueva falta o delito doloso en un lapso no mayor de tres años.
La reincidencia constituye circunstancia agravante cualificada, en cuyo caso el juez
aumenta la pena hasta en una mitad por encima del máximo legalfijado para el tipo
penal.
El plazo fijado para la reincidencia no es aplicable a los delitos previstos en los ar­
tículos 107, 108, 108-A, 108-B, 108-C, 108-D, 121-A, 121-B, 152, 153, 153-A, 173,
173-A, 186, 189, 195, 200, 297, 317-A, 319, 320, 321, 325, 326, 327, 328, 329, 330,
331, 332 y 346 del Código Penal, el cual se computa sin límite de tiempo.
En estos casos, el ju ez aumen ta la pena en no menos de dos tercios por encima del
máximo legal fijado para el tipo penal, sin que sean aplicables los beneficios peni­
tenciarios de semilibertad y liberación condicional.
Si al agente se le indultó o conmutó la pena e incurre en la comisión de nuevo delito
doloso, el ju ez aumenta la pena hasta en una mitad por encima del máximo legal
fijado para el tipo penal.
En los supuestos de reincidencia no se computan los antecedentes penales cancela­
dos o que debieren ser cancelados, salvo en los delitos señalados en el tercer párrafo
del presente artículo.
Sétima modificación: artículo 1 de la Ley N° 30838 del 04/08/2018.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
CP: art. VIH / C P P 2 0 0 4 : arts. 2 inc. 9, 161, 471 ; C d e P P : arts. 77-B inc. 2, 84.

365
A rt. 46-B L ibro primero / Parte general

DOCTRINA

Sumario: Fundamento de la reincidencia.

1)0184 Fundamento de la reincidencia: CARDENAL MONTRAYETA, S. (2010).


“La reincidencia en el Derecho Penal de menores”. En: D erecho p e n a l d el E stado so cia l y
dem ocrático de D erecho. Libro homenaje a Santiago Mir Puig. Madrid: La Ley, pp. 663-
664. “[...] como todas las circunstancias agravantes, la reincidencia aumenta la gravedad
del injusto penal. Más concretamente, la reincidencia agrava la parte subjetiva del injusto,
Al revelar ‘una actitud más contraria al Derecho’, la reincidencia ‘denota en el sujeto una
actitud de mayor desprecio y rebeldía frente a los valores jurídicos que aquel tuvo ocasión
de apreciar no solo en su formulación abstracta e impersonal por parte de la ley, sino sobre
sí mismo, “en carne propia”, y en la medida en que ni siquiera ello ha servido para motivar
al autor de forma suficiente para que no cometiera la nueva infracción’”.

giH:l JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Reincidencia (concepto, situaciones de configura­


ción y calificación por parte del juzgador) / Naturaleza jurídica de la reincidencia /
Proceso de subsunción típica en el caso de la reincidencia. ACUERDO PLENARIO:
Reincidencia (finalidad, requisitos y determinación de la pena) / Funciones de la rein­
cidencia y habitualidad. CORTE SUPREMA: Principios que fundamentan el aumento
del quantum de la pena por reincidencia del agente / Alcances de la pena suspendida en
los casos de reincidencia / La reincidencia como agravante genérico / Facultad discre­
cional del juzgador en la aplicación del artículo 46-B del Código Penal, en atención al
principio constitucional de favorabilidad en el caso de conflicto de leyes penales en el
tiempo / La confesión sincera del acusado no produce atenuación de la pena en los casos
de reincidencia / Reincidencia y concurso ideal de delitos. CORTES SUPERIORES:
No es factible aplicar la agravante de reincidencia en los procesados que se encuentren
rehabilitados.

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
J 0489 Reincidencia (concepto, situaciones de configuración y calificación por parte
del juzgador): “F. J . 17. En primer término, la reincidencia constituye una circunstancia
específica en que se halla una persona a la que se le imputa la comisión del delito y que
abre espacio para la valoración de sus conductas anteriores, con miras a determinar la gra­
duación de las penas. Por ello, se ha señalado que ‘ [...] la reincidencia se ocupa de los pro­
blemas de las disposiciones legales que habilitan mayor poder punitivo en razón de que
la persona, con anterioridad, haya sido condenado o sufrido pena por otro’ . Así la rein­
cidencia es una situación fáctica consistente en la comisión de un delito en un momento
en el cual el actor experimenta, previamente, una sanción por la comisión de uno ante­
rior. Dependiendo de la opción de política criminal de cada Estado, la reincidencia puede
considerarse existente en cualquier de estas dos situaciones: (1) cuando el imputado ha

366
Aplicación de la pena A rt. 46-B

cumplido en su totalidad el tiempo de intemamiento en que consiste la pena que se le


impuso, o (2) cuando se ha cumplido cierto plazo de la misma, el cual es determinado
por ley. F. J. 18. Si se consideran los alcances del texto de la norma, se comprende que
la reincidencia consiste en una calificación de la conducta delictiva, adicional a la cali­
ficación ya prevista por el tipo penal. Esto quiere decir que ante la presunta realización
de un delito, el juzgador evalúa, en primer momento, si la conducta puede subsumirse en
los elementos que conforman el tipo penal; si se produce dicha subsunción, la conducta
es calificada con el nomen iuris que corresponde al delito (primera calificación). En un
segundo momento, el juzgador evalúa nuevamente la conducta para establecer si cali­
fica o no como reincidencia, en función a la existencia de antecedentes del imputado por
cometer anteriormente el mismo delito (segunda calificación). Una vez que se constata la
comisión del delito y su carácter de reincidencia, se produce la atribución de la sanción:
una sanción por la comisión per se del delito y la agravación de dicha sanción como con­
secuencia de haber identificado el carácter reincidente de la persona” (STC Exp. N° 0014-
2006-PI/TC-Lima, caso: Colegio de Abogados de Cono Norte de Lima. Demanda de in-
constitucionalidad interpuesta por el Colegio de Abogados del Cono Norte contra la Ley
N° 28726 que incorpora y modifica normas contenidas en los artículos 46, 48, 55, 440 y
444 del Código Penal, artículo 135 del Código Procesal Penal, del 19/01/2007, ff. jj. 17
y 18).

J 0490 Naturaleza jurídica de la reincidencia: “F. J. 44. La reincidencia constituye


una circunstancia específica en que se halla una persona a la que se imputa la comisión
de un delito y que abre espacio para la valoración de sus conductas anteriores, con miras
a determinar la graduación de las penas. Por ello, se ha señalado que la reincidencia se
ocupa de los problemas de las disposiciones legales que habilitan mayor poder punitivo
en razón de que la persona, con anterioridad, haya sido condenada o sufrido pena por otro
delito. F. J. 45. Así la reincidencia es una situación fáctica consistente en la comisión de
un delito en un momento en el cual el actor ha experimentado, previamente, una sanción
por la comisión de uno anterior. Dependiendo de la opción de política criminal de cada
Estado, la reincidencia puede considerarse existente en cualquiera de estas dos situa­
ciones: (1) cuando el imputado ha cumplido en su totalidad el tiempo de intemamiento en
que consiste la pena que se le impuso, o (2) bien cuando se ha cumplido cierto plazo de
la misma, el cual es determinado por la ley anterior [...]. La reincidencia consiste en una
circunstancia en la cual se constata la existencia de antecedentes delictivos en la persona
que está siendo juzgada, para efectos de agravar la pena que se le pretende imponer como
consecuencia de haber cometido un delito. Se trata, pues, de una comprobación desde la
criminología de la forma de vida delictiva del procesado, que posibilita la imposición
de una mayor punición a una persona, allende a la que corresponde por la comisión
del delito, considerado de modo aislado” (STC Exp. N° 003-2005-PI/TC, caso: Más de
cinco mil ciudadanos. Demanda de inconstitucionalidad contra los Derechos Legisla­
tivos N°s 921, 922, 923, 924, 925, 926y 927, del 09/08/2006, ff. jj. 4 4 y 45).

J 0491 Proceso de subsunción típica en el caso de reincidencia: “Si se consideran los


alcances del texto de la norma, se comprende que la reincidencia consiste en una califica­
ción de la conducta delictiva, adicional a la calificación ya prevista por el tipo penal. Esto

367
A rt. 46-B L ibro primero / Parte general

quiere decir que ante la presunta realización de un delito, el juzgador evalúa, en un primer
momento, si la conducta puede subsumirse en los elementos que conforman el tipo penal;
si se produce dicha subsunción, la conducta es calificada con el nomen iuris que corres­
ponde al delito (primera calificación). En un segundo momento, el juzgador evalúa nue­
vamente la conducta para establecer si califica como reincidencia, en función a la exis­
tencia de antecedentes del imputado por cometer anteriormente el mismo delito (segunda
calificación). Una vez que se constata la comisión del delito y su carácter reincidente, se
produce la atribución de las sanciones: una sanción por la comisión per se del delito y la
agravación de dicha sanción como consecuencia de haberse identificado el carácter rein­
cidente de la persona” (STCExp. N° 003-2005-PI/TC. f. j. 48 caso: Más de cinco mil ciu­
dadanos. Demanda de inconstitucionalidad contra los Derechos Legislativos N°s 921,
922, 923, 924, 925, 9 2 6 y 927, del 09/08/2006, f j. 48).

ACUERDO PLEN A R IO

J 0492 R ein ciden cia (finalidad, requisitos y determ inación de la p en a ): “La reinci­
dencia es, sin duda alguna, una institución muy polémica. La finalidad de su inclusión
responde a la necesidad de una mayor represión penal por razones de prevención espe­
cial, basada en la mayor peligrosidad del sujeto. Esa calificación, como es evidente, tiene
un alto valor simbólico social. El Tribunal Constitucional, por lo demás, reconociendo la
jerarquía constitucional del principio de culpabilidad, no consideró que la agravante de
reincidencia era incompatible con el mencionado principio. Desde una perspectiva gene­
ral se puede calificar de reincidente a quien por la repetición de hechos delictivos revela
la inclinación a cometerlos, por lo que el plus de punición se orienta a la reforma de aque­
lla inclinación delictiva. Los requisitos para la calificación de reincidencia, en función a
una interpretación gramatical y sistemática del artículo 46-B del Código penal, en concor­
dancia con el último párrafo del artículo 69 del citado Código, en su versión establecida
por la Ley número 28730, del trece de junio de dos mil seis, son los siguientes: (1) Haber
cumplido en todo o en parte una condena a pena privativa de libertad. No está compren­
dido el cumplimiento total o parcial de otra clase de pena. Se trata de una sentencia con­
denatoria ejecutoriada a pena privativa de libertad de carácter efectiva. (2) Los delitos -
se excluyen las faltas- antecedente y posterior han de ser dolosos. El delito posterior debe
de cometerse luego del cumplimiento total o parcial de la pena privativa de libertad. Ello
presupone sentencias firmes y con principio de ejecución efectiva. (3) No hace falta que el
delito posterior esté en el mismo Título del Código, o mejor dicho, sea de la misma natu­
raleza, es decir, que existe identidad o similitud del tipo o la identidad del bien jurídico
vulnerado; no hay un elemento relacional entre los dos delitos. Se trata, por consiguiente,
de una reincidencia genérica. (4) El lapso que debe transcurrir, luego del cumplimiento
total o parcial de la pena privativa de libertad -condición básica para; calificar de rein­
cidente a un delincuente-, es de cinco años. Para el entendimiento de este último requi­
sito se recurre a la regla del artículo 46-C del Código Penal, que precisa que los hechos
punibles se han de perpetrarse ‘[...] en un lapso que no exceda de cinco años’. (5) Es una
circunstancia personal e incomunicable a los coautores o partícipes en quienes no con­
curra. Procesalmente debe tomarse en consideración dos requisitos. El primero, el juz­
gador, para la calificación de reincidente de un imputado, ha de tener a la vista el bole­
tín de condenas y, en su caso, la hoja cancelada respectiva -que establece la fecha exacta

368
A plicación de la pena A rt. 46-B

de la excarcelación-; en defecto de uno o ambos documentos regístrales, ha de contar


con copia certificada de la sentencia y, si correspondiere, de la resolución que dispone su
excarcelación por la concesión de un beneficio penitenciario. El segundo, como la reinci­
dencia es una circunstancia agravante cualificada, por imperio del principio acusatorio, ha
de ser solicitada por el Fiscal en la acusación, a menos que el Tribunal haga uso del plan­
teamiento de la tesis al amparo de lo dispuesto por el artículo 285-A del Código de Proce­
dimientos Penales. Por tanto, no puede establecerse de oficio, sin el debate procesal res­
pectivo, pues ello importaría, además, un fallo sorpresivo que vulneraría el principio de
contradicción. Respecto de la medida de la pena al reincidente es de indicar lo siguiente:
A. La especialidad de la agravación de la pena por reincidencia se fundamenta básica­
mente, como ya se indicó, por razones de prevención especial -vida del autor anterior al
delito- y, por lo tanto, ajenas a la culpabilidad por el hecho -no representa una causa de
aumento de culpabilidad- (CHOCLÁN MONTALVO, José Antonio: Individualización
judicial de la pena, Editorial Colex, Madrid, mil novecientos noventa y siete, página
ciento noventa y siete). Si la culpabilidad es un principio estructural básico del Dere­
cho penal, una de sus consecuencias es la función limitadora de la pena que debe cum­
plir dicho principio. B. Establecida la calidad de reincidente del agente, y como la reinci­
dencia es la única circunstancia que tiene como fundamento una pena merecida por otro
hecho punible anterior y ya sancionado, el órgano jurisdiccional deberá determinar hasta
dónde llega la gravedad de la culpabilidad concreta -primera operación adicional-. Es
evidente que las necesidades de prevención especial derivadas de la tendencia del autor
solo podrán ser contempladas hasta ese límite, que no tiene por qué empezar y, en su caso,
agotar el tercio por encima del máximo legal fijado para el tipo penal. El marco penal ade­
cuado a la culpabilidad por el hecho debe ir referido necesariamente a un concreto autor
y a las circunstancias del hecho realizado; y, hasta dicho límite, no hay ya razones para
excluir las necesidades de prevención especial derivadas de la tendencia del autor, esto es,
evitar su recaída en el delito (JAÉN VALLEJO, Manuel: Justicia penal contemporánea,
Editorial Librería Portocarrero; Lima, dos mil dos, página cincuenta y nueve). C. Dentro
del marco establecido por la culpabilidad: determinación de un marco, necesariamente
ampliado en sus posibilidades legales en virtud del artículo 46-B del Código Penal, tiene
lugar la segunda operación adicional —efectos punitivos concretos de la reincidencia-,
con la que culmina la individualización de la pena. En este nivel se ha de tener en cuenta
que la culpabilidad por el hecho pudo agravarse por haberse rebelado el autor contra nor­
mas sociales cuya validez le queda clara por medio de una condena anterior por un nuevo
delito doloso. Sin embargo, la agravación de la pena solo se producirá cuando el sujeto
manifiesta con su delito un menosprecio hacia el bien jurídico afectado y que no ha sido
impresionado por la pena anterior, al punto de evidenciar que la sanción impuesta no le ha
conducido a llevar un comportamiento social adecuado a la norma. Por lo que debe veri­
ficarse, en cada caso, si se le puede reprochar al autor, reincidente, que no haya tomado
como advertencia la anterior condena [...]” (Acuerdo Plenario N ° 01-2008/CJ-116 sobre
“Reincidencia, habitualidad y determinación de la p en a ”, del 18/07/2008, f. j. 12, IV
Pleno Jurisdiccional de las Salas Penales Permanente, Transitorias y Especial).

J 0493 F u n cion es de la reincidencia y habitualidad: “Sobre la base de los anteriores


fundamentos jurídicos, y en tomo a los problemas detectados y definidos en el numeral

369
A rt. 46-B L ibro primero / Parte general

tres de los Antecedentes de este Acuerdo Plenario, se asumen los siguientes criterios de
interpretación: a) Sobre la operatividad paralela de las mismas circunstancias en disposi­
ciones legales con funciones diferentes. Queda claro que la reincidencia y la habitualidad
no pueden cumplir a la vez las funciones que corresponden a una circunstancia común y a
una cualificada. Solo deben apreciarse en su rol de circunstancias cualificadas, pues úni­
camente en ese caso pueden agravar la pena por encima del marco de conminación legal
de la sanción para el delito cometido, lo cual fue el sentido de su reincorporación al Dere­
cho penal nacional, b) Sobre la eficacia de las agravantes cualificadas para, la determi­
nación judicial de la pena concreta. La condición cualificada de una agravante siempre
demanda que el juez determine la pena concreta dentro del nuevo marco conminatorio
que ha fijado la ley como consecuencia punitiva para la reincidencia y la habitualidad. Y
donde tomando de referencia la pena conminada para el delito que posibilita la configu­
ración de la agravante cualificada, el nuevo máximo de la pena básica será el límite fijado
por el artículo 46-B para dicho tipo de agravante (un tercio o una mitad por encima del
máximo original)” (Acuerdo Plenario N ° 1 -2 0 0 8 /C J-1 1 6 sobre “Reincidencia, habituali­
dad y determinación de la p e n a ”, del 1 8 /0 7 /2 0 0 8 , f . j . 13, I V Pleno Jurisdiccion al de las
Salas P enales Perm anente, Transitorias y E special).

CORTE SUPREMA
J 0494 P rin cipios qu e fu n d a m en ta n e l a u m en to d e l quan tu m d e la p e n a p o r reinci­
dencia d el agente: “En consecuencia, corresponde incrementar la pena impuesta al acu­
sado [...] por tener la calidad de reincidente al momento de la comisión del evento delic­
tivo, en tanto que se cumple con el requisito procesal necesario para la calificación de
reincidente de un imputado, pues en el caso sub exam ine, por imperio del principio acu­
satorio y como circunstancia agravante cualificada, la reincidencia fue solicitada por el
fiscal superior en su acusación escrita, por ello solicitó que se le imponga al imputado una
pena de treinta y cinco años de privación de la libertad [...]. Por tanto, si bien de confor­
midad con lo previsto en el artículo 46-B del Código Penal, que prevé que en los casos de
reincidencia, el juez aumenta la pena en no menos de dos tercios por encima del máximo
legal fijado para el tipo penal, que en este caso sería de veinticinco años y por tanto, el
límite máximo sería de treinta y cinco años -puesto que en ningún caso la pena concreta
que corresponda a la efectividad de la agravación por reincidencia puede superar este
máximo-; este Supremo Tribunal considera que en atención a los principios de legalidad,
proporcionalidad y razonabilidad jurídica, así como a los fines de la pena, contemplados
en los artículo segundo, octavo y noveno del Título Preliminar del acotado código, res­
pectivamente, debe incrementarse la pena impuesta al acusado [...] e imponerse treinta
años de privación de la libertad, la cual resulta de acuerdo a ley, al tener en cuenta que el
titular de la acción penal fue quien impugnó, en este extremo, la sentencia recurrida” (R.
N. N ° 3 8 0 7 -2 0 1 3-Junín, del 1 2 /08/2014, f. j . 5, Sala P en a l Transitoria).

J 0495 A lca n ces de la p e n a suspendida en los ca so s de reincidencia: “Que, el caso


sub lite, a partir de una sanción concreta y al aplicar la reducción de la sexta parte por el
aludido beneficio, se verifica que el quantum fijado por el Colegiado Superior no se con­
dice con los principios de proporcionalidad y razonabilidad jurídicos; pues dicho cole­
giado impuso la máxima sanción penal fijada para el delito materia de análisis, bajo el

370
Aplicación de la pena A rt. 46-B

argumento de que dicho imputado tiene la condición de reincidente; por ello aplicó el ar­
tículo 46-B del Código Penal [...]; sin embargo, no consideró que el citado artículo está
referido a calificar como reincidente a quien comete un nuevo delito doloso después de
haber cumplido en todo o en parte una pena privativa de libertad con carácter de efec­
tiva, tal como se estableció en el fundamento jurídico décimo segundo, numeral uno, del
Acuerdo Plenario número uno - dos mil ocbo/CJ-ciento dieciséis, del dieciocho de julio
del dos mil ocho, que trata sobre ‘reincidencia, habitualidad y determinación de la pena’;
por ello, al verificarse que en el presente caso, dicho imputado registra anotación de una
condena con pena privativa de la libertad con carácter de suspendida [...], no le alcanza la
circunstancia cualificada antes aludida; por tanto, corresponde a este Supremo Tribunal
modificar la sanción impuesta y, reformándola, debe rebajarse a una pena acorde a ley”
(R. N. N ° 3 5 0 5 -2 0 1 3-Lima, del 0 1 /0 8 /2 0 1 4 ,/. j. 8, Sala Penal Transitoria).

J 0496 L a rein ciden cia com o agravante g en érico : “Que, en principio, la calificación
de reincidente, en tanto agravante genérico, cumple las exigencias del artículo 46-B del
Código Penal, modificado por Ley número 29604, del veintidós de octubre del dos mil
diez. El encausado [...] volvió a delinquir el nueve de noviembre de dos mil once, una vez
que cumplió su condena en marzo de dos mil once; es decir, antes de haber transcurrido
cinco años desde el cumplimiento de la pena privativa de la libertad efectiva impuesta en
octubre de dos mil seis. Por tanto, no es posible sostener que a la fecha de excarcelación
se rehabilitó y, por ende, no puede ser reincidente. Las disposiciones sobre reincidencia
son claras y precisamente, la exclusión de esa agravante solo procede -en caso de pena
privativa de libertad efectiva- cuando transcurre cinco años desde la excarcelación del
agente delictivo. De otro lado, es cierto que no se aplica la circunstancia agravante especí­
fica de ‘mano armada’ porque, como lo reconoce la Fiscalía y el Tribunal a quo, el impu­
tado utilizó una réplica de un arma, lo que no entraña peligrosidad alguna en la propia
ejecución delictiva -no potencia su capacidad ofensiva ni revela su capacidad de causar
daño—” (R. N. N ° 18 7 2 -2 0 1 3-Lima Norte, del 0 1 /1 0 /2 0 1 3 ,/. j. 3, Sala P en a l Transitoria).

J 0497 F a cu ltad discrecion al del ju zg a d o r en la aplicación d e l artículo 46-B del


C ódigo Penal, en atención a l prin cipio con stitu cion al de /a v o ra b ilid a d en e l caso de
conflicto de leyes p e n a le s en el tiem po : “Que, si bien el Colegiado, ha impuesto una pena
por debajo del mínimo legal previsto para el delito en la norma penal vigente, ello ha sido
apreciando las condiciones señaladas en el artículo cuarenta y seis del Código Penal y
siendo que la circunstancia agravante referida a la reincidencia establecida en el artículo
46-B del Código Penal, modificado por la Ley número veintiocho mil setecientos veinti­
séis de fecha nueve de mayo de dos mil seis, es una facultad discrecional del juzgador, por
lo que siempre será superior el principio constitucional de favorabilidad, aplicable en el
caso de conflicto de leyes penales en el tiempo; siendo esto así, este Supremo Colegiado
considera que la sentencia impugnada se encuentra arreglada a ley, en tanto cumple con
los fines de la pena conforme a lo establecido en el artículo noveno del Título Preliminar
del Código Penal [...]” (R. N. N ° 4411-2007-Lim a Norte, del 1 4 /0 3 /2 0 0 8 ,/. j. 4, Segunda
Sala P enal Transitoria).

J 0498 L a confesión sin cera del acusado no p ro d u c e atenuación de la p e n a en los


casos de rein ciden cia : “Que, el delito de tráfico ilícito de drogas en su tipo base perpetrado

371
A rt. 46-C L ibro primero / Parte general

por la imputada está previsto en el artículo doscientos noventa y seis del Código Penal,
modificado por la Ley número veintiocho mil dos, norma que prevé una pena no menor
de ocho años de privación de libertad; que si bien en autos existe una causa que puede
atenuar la pena a imponer a la acusada hasta por debajo del mínimo legal -confesión sin­
cera-, también lo es que esta es reincidente en la comisión de este tipo de ilícitos pena­
les, constituyendo tal circunstancia una agravante, por lo que se puede elevar la pena
más allá del máximo legal -de conformidad con el artículo cuarenta y seis B del Código
Penal-, pero, en el presente caso, además se debe tener en cuenta las calidades persona­
les de la imputada, la entidad del injusto perpetrado y la culpabilidad por el hecho, lo que
permite ajustar la pena, pero no por debajo del mínimo legal” (R. N. N ° 4577-2007-Lim a,
del 2 9 /05/2008, f. j. 3, Sala P ena l Perm anente).

J 0499 R ein ciden cia y concurso id ea l de delitos: “Los imputados no son confesos y
aun cuando son delincuentes primarios, no existe circunstancia atenuante que autorice
a rebajar la pena por debajo del mínimo legal; que por lo demás, es de acotar que existe
una pluralidad de víctimas y una lógica delictiva reiterada en el tiempo; que este concurso
real homogéneo de delitos obliga a tomarlos en cuenta para medir la pena” (Ejecutoria
Suprem a del 2 7 /0 5 /2 0 0 4 , R. N. N ° 430-2004-C u sco . E n : CASTILLO ALVA, J. L. (2006).
Jurisprudencia penal. Sentencias de la C orte Suprem a de Justicia de la República. Tomo
I. Grijley, Lima, p . 2 8 3 ).

CORTES SUPERIORES
J 0500 N o es fa c tib le aplicar la agravan te de rein ciden cia en los procesados que se
encuentren reh abilitados : “[...] La sentenciada no cumple con las condiciones para ser
considerada reincidente o habitual, ya que no registra anotaciones de condenas previas
vigentes a la fecha de la sentencia, teniendo la calidad de primaria. No obstante que, si
bien es verdad que fue sentenciada anteriormente por delitos similares, a la fecha de la
comisión del presente delito, jurídicamente ya se había rehabilitado, no es factible de apli­
carle por ello el instituto de la reincidencia, por ser una norma de vigencia posterior a la
imposición de estas condenas, y como ninguna ley rige de forma retroactiva, no resultan
ser consideradas para merituarlas en el presente caso. [...]” (Exp. N ° 607-2008-Lim a, del
31/12/2008, f. j. 11, Tercera Sala P en a l p a r a P roceso s con R eos en C árcel de la Corte
Superior d e Justicia Lima).

ARTÍCULO 46-C Habitualidad(27)


Si el agente comete un nuevo delito doloso es considerado delincuente habitual,
siempre que se trate por lo menos de tres hechos punibles que se hayan perpetrado

(27) A rtículo vigente conform e a la m odificación realizada por el artículo 1 d e la L e y N 0 30838del 04/08/2018.

372
Aplicación de la pena A rt. 46-C

en un lapso que no exceda de cinco años. El plazo fijado no es aplicable para los de­
litos previstos en los capítulos IX, X y XI del Título IV del Libro Segundo y en los ar­
tículos 107,108,108-A, 108-B, 108-C, 108-D; 121, segundo párrafo, 121-B, 152,153,
153-A, 153-B, 153-C; 173,173-A, 186,189,195, 200, 297, 317-A, 319, 320, 321, 322,
325, 326, 327, 328, 329, 330, 331, 332 y 346 del Código Penal, el cual se computa sin
límite de tiempo. Asimismo, tiene condición de delincuente habitual quien comete de
tres a más faltas dolosas contra la persona o el patrimonio, de conformidad con los
artículos 441 y 444, en un lapso no mayor de tres años.
La habitualidad en el delito constituye circunstancia cualificada agravante. El juez
aumenta la pena hasta en un tercio por encima del máximo legal fijado para el
tipo penal, salvo en los delitos previstos en los párrafos anteriores, en cuyo caso se
aumenta la pena en una mitad por encima del máximo legal fijado para el tipo penal,
sin que sean aplicables los beneficios penitenciarios de semilibertad y liberación con­
dicional. En los supuestos de habitualidad no se computan los antecedentes cancela­
dos o que debieren estar cancelados, salvo en los delitos antes señalados.

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 46-C <28>.~ Si el agente com ete un nuevo delito doloso, se rá considerado
delincuente habitual, siempre que se trate al menos de tres hechos punibles que se
hayan p erp etra d o en un lapso que no exced a de cinco años. L a habitualidad en el
delito constituye circunstancia agravante. E l ju e z p o d rá aum entar la p en a hasta en
una mitad p o r encim a del máximo lega l fijado p a ra e l tipo penal.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Primera modificación: artículo 1 de la Ley N° 29407 del 18/09/2009.
A rtícu lo 46-C .- Si el agente com ete un nuevo delito doloso, es considerado delin­
cuente habitual, siem pre qu e se trate p o r lo menos de tres hechos punibles qu e se
hayan perp etra d o en un lapso que no exced a de cinco años. L a habitualidad en el
delito constituye circunstancia agravante. E l ju e z p u e d e aum entar la p en a hasta en
una mitad p o r encim a del máximo legal fijado p a ra el tipo p enal. E n esta circuns­
tancia, no se com putarán los antecedentes p en a les cancelados.
Segunda modificación: artículo 1 de la Ley N° 29570 del 25/08/2010.
A rtícu lo 46-C .- Si el agente com ete un nuevo delito doloso, es considerado delin­
cuente habitual, siempre qu e se trate p o r lo menos de tres hech o s p unibles qu e se
hayan p erp etra d o en un lapso que no exced a de cinco años. E l plazo fijado no es
aplicable p a ra las modalidades agravadas de los delitos previstos en los artículos
108, 121, 1 2 1 -A, 121-B, 129, 152, 153, 173, 173-A, 186, 189, 2 0 0 , 297, 319, 320,
321, del 3 2 5 al 3 3 2 y 3 4 6 del Código Penal, el cual se computa sin límite de tiempo.
L a habitualidad en el delito constituye circunstancia agravante. E l ju e z aumenta la
p en a hasta en un tercio p o r encim a del máximo legal fijado p a ra el tipo penal, salvo
en las m odalidades agravadas d e los delitos previstos en el p á rra fo anterior, en cuyo 28

(28) Artículo incorporado por el artículo 2 de la Ley N° 28726 del 09/05/2006.

373
A rt. 46-C L ibro primero / Parte general

caso se aum enta la p e n a en una m itad p o r encim a d el máximo legal fijado p a ra el


tipo p en a l hasta la cadena perpetua, sin que sean aplicables los beneficios p en iten ­
ciarios de sem ilibertad y liberación condicional. E n esta circunstancia, no s e com ­
putan los antecedentes p en a les cancelados, salvo en las m odalidades agravadas de
los delitos antes señalados.
Tercera modificación: artículo 1 de la Ley N° 29604 del 22/10/2010.
A rtícu lo 46-C .- Si el a gente com ete un nuevo delito doloso, es considerado delin­
cuente habitual, siem pre qu e se trate p o r lo m enos de tres hechos punibles que se
hayan perp etra d o en un lapso que no exced a de cinco años. E l plazo fijado no es
aplicable p a ra los delitos previstos en los artículos 108, 121-A, 121-B, 152, 153,
153-A, 173, 173-A, 186, 189, 200, 297, 319, 320, 321, 325, 326, 327, 328, 329, 330,
331, 3 3 2 y 3 4 6 d el Código Penal, el cual se computa sin límite de tiempo.
L a habitualidad en el delito constituye circunstancia agravante. E l ju e z aumenta la
p en a hasta en un tercio p o r encim a del máximo lega l fijado p a ra el tipo penal, salvo
en los delitos previstos en el p árra fo anterior, en cuyo caso s e aumenta la p e n a en
una mitad p o r encim a d el máximo lega l fijado p a ra el tipo p en a l hasta la cadena p e r ­
petua, sin q u e sean aplicables los beneficios penitenciarios de sem ilibertad y libera­
ción condicional.
E n los supuestos de habitualidad no se computan los antecedentes pen ales cancela ­
dos, salvo en los delitos antes señalados.
Cuarta modificación: artículo 3 de la Ley N° 30068 del 18/07/2013.
A rtícu lo 46-C .- Si el a gente com ete un nuevo delito doloso, es considerado delin­
cuente habitual, siem pre qu e se trate p o r lo m enos de tres hechos punibles que se
hayan p erp etra d o en un lapso que no exced a de cinco años. E l plazo fijado no es
aplicable p a ra los delitos previstos en los artículos 107, 108, 108-B, 121-A, 121-B,
152, 153, 153-A, 173, 173-A, 186, 189, 200, 297, 319, 320, 321, 325, 326, 327, 328,
329, 330, 331, 3 3 2 y 3 4 6 del Código Penal, el cual se computa sin límite de tiempo.
L a habitualidad en el delito constituye circunstancia agravante. E l ju ez aumenta la
p en a hasta en un tercio p o r encim a d el máximo lega l fijado p a ra e l tipo penal, salvo
en los delitos previstos en el párrafo anterior, en cuyo caso se aumenta la p e n a en
una m itadpor encim a d el máximo lega l fijado p a ra el tipo p e n a l hasta la cadena p e r ­
petua, sin q u e sean aplicables los beneficios penitenciarios de sem ilibertad y libera­
ción condicional.
E n los supuestos d e habitualidad no se computan los antecedentes pen ales cancela­
dos, salvo en los delitos antes señalados.
Quinta modificación: artículo 1 de la Ley N° 30076 del 19/08/2013.
A rtícu lo 46-C .- Si el agente com ete un nuevo delito doloso, es considerado delin­
cuente habitual, siem p re qu e se trate p o r lo m enos d e tres hechos punibles qu e se
hayan p erp etra d o en un lapso que no exceda de cinco años. E l plazo fijado no es
aplicable p a ra los delitos previstos en los artículos 107, 108, 108-A, 108-B, 121-
A, 121-B, 152, 153, 153-A, 173, 173-A, 186, 189, 195, 200, 297, 317-A, 319, 320,

374
A plicación de la pena A rt. 46-C

321, 322, 325, 326, 327, 328, 329, 330, 331, 3 3 2 y 3 4 6 del Código Penal, el cual se
computa sin límite de tiempo.
Asimismo, tiene condición de delincuente habitual quien com ete de tres a más faltas
dolosas contra la p erson a o el patrimonio, de conformidad con los artículos 441 y
444, en un lapso no mayor de tres años.
L a habitualidad en el delito constituye circunstancia cualificada agravante. E l ju e z
aumenta la p en a hasta en un tercio p o r encim a del máximo legal fijado p a ra el
tipo penal, salvo en los delitos previstos en los párrafos anteriores, en cuyo caso
se aumenta la p en a en una mitad p o r encim a del máximo legal fijado p a ra el tipo
penal, sin q u e sean aplicables los beneficios penitenciarios d e sem ilibertady libera­
ción condicional.
E n los supuestos de habitualidad no se computan los antecedentes cancelados o que
debieren estar cancelados, salvo en los delitos antes señalados.
Sexta modificación: única disposición complementaria modificatoria del Decreto
Legislativo N° 1181 del 27/07/2015.
Artículo 46-C .- Si el agente com ete un nuevo delito doloso, es considerado delin­
cuente habitual, siem pre qu e se trate p o r lo menos de tres hechos p unibles qu e se
hayan perp etra d o en un lapso qu e no exced a de cinco años. E l plazo fijado no es
aplicable p a ra los delitos previstos en los artículos 107, 108, 108-A, 108-B , 108-C ,
108-D , 121-A, 121-B, 152, 153, 153-A, 173, 173-A, 186, 189, 195, 200, 297, 317-A,
319, 320, 321, 322, 325, 326, 327, 328, 329, 330, 331, 3 3 2 y 3 4 6 del Código Penal,
el cual se computa sin límite d e tiempo. Asimismo, tiene condición de delincuente
habitual quien com ete de tres a más faltas dolosas contra la p erso n a o el patrim o­
nio, de conform idad con los artículos 441 y 444, en un lapso no mayor de tres años.
L a habitualidad en el delito constituye circunstancia cualificada agravante. E l ju e z
aumenta la p e n a hasta en un tercio p o r encim a del máximo legal fijado p a ra el
tipo penal, salvo en los delitos previstos en los párrafos anteriores, en cuyo caso
se aumenta la p en a en una mitad p o r encim a del máximo legal fijado p a ra el tipo
penal, sin q u e sean aplicables los beneficios penitenciarios de sem ilibertad y libera­
ción condicional.
E n los supuestos de habitualidad no se computan los antecedentes cancelados o que
debieren estar cancelados, salvo en los delitos antes señalados.
Sétima modificación: artículo 1 de la Ley N° 30838 del 04/08/2018.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
CP: art. VIII; C P P 2 0 0 4 : arts. 2 inc. 9, 161, 471; C de P P : art. 77-B inc. 2.

DOCTRINA

Sumario: Cuestión crítica.

■375
A rt. 46-C L ibro primero / Parte general

I) 01S5 Cuestión crítica: URQUIZO OLAECHEA, J. (2010) “El principio de propor­


cionalidad penal”: En: R evista Peruana de Ciencias P enales. Tomo 22. Lima: Idemsa,
p. 424. “Cabe indicar que, en tomo a la reincidencia y habitualidad. “[...] resulta impera­
tivo connotar las razones principales por las que la Comisión Revisora decidió proscri­
bir del Proyecto de Código Penal, los institutos penales de la reincidencia y habitualidad.
Hoy no resulta válido, en verdad, conservar en nuestro ordenamiento jurídico estas for­
mas aberrantes de castigar que sustentan su severidad en el modo de vida de un indivi­
duo (Derecho penal de autor). La Comisión Revisora estima que carece de lógica, huma­
nidad y sentido jurídico, el incremento sustantivo de la pena correspondiente a un nuevo
delito, vía la reincidencia o habitualidad, sin otro fundamento que la existencia de una o
varias condenas precedentes, por lo demás, debidamente ejecutadas. Dentro de este ra­
zonamiento, castigar a una persona tomando en cuenta sus delitos anteriores, cuyas con­
secuencias penales ya ha satisfecho, conlleva una violación del principio non bis in ídem
(nadie puede ser juzgado dos veces por el mismo delito), el mismo que se encuentra con­
sagrado en el artículo 233 inciso 11) de la Carta Política. Junto a ello, se debe indicar que
la experiencia ha demostrado que la drasticidad de las penas impuestas en nombre de la
reincidencia y habitualidad, no han servido para atemorizar, de conformidad con criterios
de prevención general, todo lo cual ha llevado a la Comisión Revisora a no incluir en el
documento proyectado, este rezago de los viejos tiempos del derecho a castigar y que el
positivismo peligrosista auspició con el fin de recomendar la aplicación de medidas eli­
minatorias y de segregación social [...]”.

JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: La habitualidad. ACUERDO PLENARIO: Crite­


rios de interpretación de la habitualidad. EJECUTORIA SUPREMA VINCULANTE:
La comisión sucesiva de tres delitos configura la agravante cualificada de habitualidad.

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
J 0501 La habitualidad : “F. J . 48. En el Derecho Penal se entiende la habitualidad
como la comisión reiterada de delitos, usualmente los mismos. En su acepción legal, la
habitualidad implica la reiteración de más de tres delitos, en tiempos diversos e inde­
pendientes unos de otros. En esa misma sede se han formulado determinadas críticas a
la habitualidad, por entender que esta no puede ser explicada en cuanto hecho antijurí­
dico que se materializa repetidamente a través del tiempo, sino a partir de una justifica­
ción psicológica atendiendo a que el delincuente habitual, al manifestar una proclividad
al delito, revela una personalidad de naturaleza patológica expuesta en una conducta anti­
social, renuente a internalizar los mandatos legales y a actuar en virtud de ese conoci­
miento normativo. [...] F. J . 52. [...] la habitualidad no necesariamente supone que el juz­
gador penal ingrese en el ámbito de la personalidad del autor, castigado con una mayor
pena el modo de vida del autor, que genere un riesgo a la tranquilidad y seguridad de
los ciudadanos. Y es que no debe olvidarse que la reeducación, la reincorporación y la
resocialización, previstas en el artículo 139, inciso 22, no son los únicos fines de la pena,

376
A plicación de la pena A rt. 46-C

como se ha señalado en el fundamento 13 de la presente sentencia, sino que es también


obligación del Estado proteger otros bienes constitucionales, entre ellos, la seguridad de
los ciudadanos, tal como manda el artículo 44 de la Constitución” (ST C Exp. N ° 0014-
2006-PI/TC-Lim a, caso: Colegio de Abogados d el Cono Norte de Lima. D em anda de in-
constitucionalidad la Ley N ° 2 8 7 2 6 que incorpora y modifica normas contenidas en los
artículos 46, 48, 55, 4 4 0 y 4 4 4 del Código Penal, articulo 1 3 5 del Código P rocesa l Penal,
d el 19/01/2007, ff. jj. 4 8 y 52).

ACUERDO PLENARIO
J 0502 C riterios de interpretación de la habitualidad: “Sobre la base de los anteriores
fundamentos jurídicos, y en tomo a los problemas detectados y definidos en el numeral
tres de los Antecedentes de este Acuerdo Plenario, se asumen los siguientes criterios de
interpretación: [...] c) Sobre la operatividad de la agravante cualificada del artículo 46-C
frente a las reglas sobre concurso real y concurso real retrospectivo de delitos. Siendo la
habitualidad una circunstancia agravante cualificada, se deberán aplicar sus efectos puni­
tivos solo en el tercer delito cometido en el lapso de cinco años y luego se sumará la pena
resultante a las penas concretas correspondientes a los otros delitos del concurso real,
pero respetando siempre los límites punitivos fijados por los artículos 50 y 51 del Código
Penal, (la pena total no debe ser superior al doble del máximo conminado para el delito
más grave, ni mayor de treinta y cinco años de privación de libertad; y si para uno de los
delitos en concurso corresponde cadena perpetua, solo se aplicará esta sanción exclu­
yéndose las demás), d) Sobre los elementos de configuración de las agravantes cualifi­
cadas de los artículos 46-B y 46-C. Se debe asumir que la reincidencia opera solo hasta
los cinco años posteriores al cumplimiento parcial o total de pena privativa de libertad
por condena anterior. Este límite cronológico es compatible con el que históricamente se
fijaba en el artículo 111 del Código Penal de mil novecientos veinticuatro, además resulta
similar al considerado por el artículo 46-C del Código Penal vigente para la habitualidad
que regula una efectividad penal más gravosa. El nuevo delito que da lugar a la reinciden­
cia puede ser de igual o distinta naturaleza que el que determinó la pena privativa de liber­
tad cumplida total o parcialmente. En cuanto a la habitualidad, ella se produce solamente
en el caso de que los tres delitos se hayan cometido en un lapso de 5 años y no medie
condena sobre alguno de ellos en dicho plazo. Además la habitualidad requiere que todos
los delitos cometidos sean dolosos y de igual naturaleza. Esta especialidad en la reiteran-
cia indica la habituación delictiva del agente y justifica su mayor punibilidad. e) Sobre
la determinación de la pena concreta en caso de concurrencia de circunstancias cualifi­
cadas del artículo 46-A, con las previstas por los artículos 46-B o 46-C. Si concurrieran
las agravantes cualificadas del artículo 46-A (calidad de funcionario público, aprovecha­
miento de conocimientos privilegiados, comisión en prisión de delitos graves) con las de
reincidencia o habitualidad se deberán aplicar los efectos punitivos correspondientes en la
determinación de la pena concreta, por ser todas circunstancias compatibles. No obstante,
la pena concreta resultante no podrá exceder de los límites contemplados por el artículo
46-A del Código Penal (de treinta y cinco años de privación de libertad), f) Límites de la
penalidad derivada de las agravantes de los artículos 46-B y 46-C. En coherencia con los
límites punitivos fijados en los artículos 29, 46A, 50 y 51 del Código Penal, en ningún
caso la pena concreta que corresponda a la efectividad de la agravación por reincidencia

— 377
A rt. 46-C L ibro primero / Parte general

o habitualidad será mayor de treinta y cinco años de pena privativa de libertad. Cuando
los delitos que dan lugar a tales supuestos tengan prevista pena de cadena perpetua solo
se aplicará dicha pena, g) Eficacia de los antecedentes penales cancelados en los casos de
reincidencia según los artículos 46-B y 69 in fin e. La reforma del artículo 69 del Código
Penal, sobre cancelación de antecedentes y rehabilitación inmediata, tuvo lugar mediante
la Ley número 28730, del trece de mayo de dos mil seis. Esto es, cuatro días después que
la Ley número 28726 que introdujo el artículo 46-B del Código Penal sobre la agravante
de reincidencia. Por consiguiente, la primera de las normas citadas modificó implícita­
mente a la segunda. Siendo así el párrafo in fin e del nuevo texto del artículo 69, donde se
dispone que ‘la reincidencia deja sin efecto la cancelación de los antecedentes penales,
judiciales, y policiales, hasta el cumplimiento de la nueva pena’, derogó, el párrafo final
del artículo 48-B del Código Penal que establecía, que: ‘A los efectos de esta circunstan­
cia no se computarán los antecedentes penales cancelados’. De esta manera, pues, a par­
tir de la vigencia de la Ley número 28730, la reincidencia es, una excepción a la regla
general de la rehabilitación inmediata por cumplimiento de la pena privativa de liber­
tad impuesta. Ahora bien, esa excepción solo debe ser aplicable a condenas que se hayan
impuesto y cumplido con posterioridad a la ya citada reforma del numeral 69 del Código
Penal. En todo caso, cuando se haya vencido el plazo de prescripción de la reincidencia
acordado en cinco años posteriores a la excarcelación (ver literal ‘d’), operará definitiva­
mente la cancelación de los antecedentes generados por esa condena” (Acuerdo Plenario
N ° 1 -2 0 0 8 /C J-116 sobre “R eincidencia, habitualidad y determ inación de la p e n a ”, del
18/07/2008, f . j. 13, IV P le n o Jurisdiccion al d e las Salas P ena les Perm anente, Transito­
rias y Especial).

E JE C U T O R IA SU PREM A VIN CULAN TE

J 0503 La comisión sucesiva de tres delitos configura la agravante cualificada de


habitualidad : “Cabe señalar que de la lectura de los supuestos fácticos delictivos atri­
buidos a los procesados, se advierte que estos fueron perpetrados los días trece, die­
ciséis y veintinueve de noviembre de dos mil diez. Por tanto, al haberse realizado tres
robos con agravantes se configura la agravante cualificada de la habitualidad y de los
efectos regulados en los párrafos segundo y tercero, del artículo 46-C, del Código Penal.
La presencia de esta agravante cualificada altera el límite punitivo establecido original­
mente para el tercer delito perpetrado y se construye un nuevo marco punible. Esto último
representa un incremento equivalente a una mitad sobre el máximo legal. Cabe desta­
car también que estos efectos han sido igualmente desarrollados en el Acuerdo Plenario
número uno-dos mil ocho/CJ ciento dieciséis (Fundamento Jurídico trece, literal c). Es
más, ellos no son incompatibles con la aplicación de las reglas del concurso real de de­
litos. No obstante, al no haber demandado el representante del Ministerio Público la apli­
cación de esta circunstancia agravante cualificada en su acusación escrita ni en su recurso
de nulidad, le resulta vedado a este Supremo Tribunal corregir tan grave omisión” (R. N.
N ° 2 4 7 9 - 2 0 1 6-Ancash, del 0 4 /0 4 /2 0 1 7 ,/. j . 19, P rim era Sala P en a l Transitoria).

---------------- § -----------------

378
Aplicación de la pena A rt. 46-E

ARTÍCULO 46-D Uso de menores en la comisión de delitos(29)


Constituye circunstancia agravante de la responsabilidad penal, si el sujeto activo
utiliza, bajo cualquier modalidad, a un menor de dieciocho años o a una persona
que, por anomalía psíquica, grave alteración de la conciencia o por sufrir alteracio­
nes en la percepción, que afectan gravemente su concepto de la realidad, no posea
la facultad de comprender el carácter delictuoso de su acto o para determinarse
según esta comprensión para la comisión de un delito, en cuyo caso el juez puede
aumentar la pena hasta en un tercio por encima del máximo legal fijado en el tipo
penal.
En caso de que el agente tuviere cualquier posición, cargo o vínculo familiar que le
otorgue particular autoridad sobre el menor o le impulse a depositar en él su con­
fianza, el juez puede aumentar la pena hasta en una mitad por encima del máximo
legal fijado para el tipo penal. Si el agente ejerce la patria potestad sobre el menor,
el juez suspende su ejercicio, conforme a lo dispuesto en la ley de la materia.
Si durante la comisión del delito o como consecuencia de este el menor sufre lesiones
graves, incapacidad permanente o muere, y el agente pudo prever el resultado, el juez
puede imponer una pena de hasta el doble del máximo legal fijado para el tipo penal.
En ningún caso la pena concreta puede exceder de treinta y cinco años de pena pri­
vativa de la libertad. No es aplicable lo dispuesto en el presente artículo cuando la
circunstancia agravante se encuentre prevista al sancionar el tipo penal.
N ormas concordantes
C N A : arts. 6, 183; C P P 2 0 0 4 : art. 212; C d e P P : arts. 10, 18, 121.

ARTÍCULO 46-E Circunstancia agravante cualificada por abuso de


parentesco(30)
La pena es aumentada hasta en un tercio por encima del máximo legal fijado para el
delito cuando el agente se haya aprovechado de su calidad de ascendiente o descen­
diente, natural o adoptivo, padrastro o madrastra, cónyuge o conviviente de la víc­
tima. En este caso, la pena privativa de libertad no puede exceder los treinta y cinco
años, salvo que el delito se encuentre reprimido con pena privativa de libertad inde­
terminada, en cuyo caso se aplica esta última.
La agravante prevista en el primer párrafo es inaplicable cuando esté establecida
como tal en la ley penal.

(29) Artículo vigente conform e a la incorporación realizada por el artículo único de la Ley N° 30030 del
04/06/2013.
(30) Artículo vigente conforme a la incorporación realizada por la segunda disposición complementaria
m odificatoria de la L ey N° 30364 del 23/11/2015.

379
A rt. 47 L ibro primero / Parte general

N ormas concordantes
CP: arts. 29, 45, 45-A, 4 6 ines. d ),j), n); C C : arts. 2 3 6 a l 238; C N A : arts. 6, 8; L e y 30364:
art. 1 y ss.

ARTÍCULO 47 Descuento de la detención sufrida antes de dictarse la


condena(31)
El tiempo de detención que haya sufrido el procesado se abonará para el cómputo
de la pena impuesta a razón de un día de pena privativa de libertad por cada día de
detención.
Si la pena correspondiente al hecho punible es la de multa o limitativa de dere­
chos, la detención se computará a razón de dos días de dichas penas por cada día de
detención.

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 4 7 .- E l tiempo de detención q u e haya sufrido el p ro cesa d o se abonará p a ra
el cómputo de la p e n a impuesta a razón de un día de p en a privativa de libertad p o r
cada día de detención.
Si la p en a correspondiente al hecho p u n ib le es la de multa o limitativa de d ere­
chos, la detención se com putará a razón de dos días de dichas p en a s p o r cada día
de detención.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Primera modificación: artículo único de la Ley N° 28568 del 03/07/2005(32).
A rtícu lo 4 7 .- E l tiempo de detención preliminar, preventiva y domiciliaria, que haya
sufrido el imputado, se abonará p a ra el cómputo de la p e n a impuesta a razón de un
día de p en a privativa d e libertad p o r cada día de detención.
Si la p en a correspondiente al hecho p u n ib le es la de multa o limitativa de derechos,
la detención prelim inar, preventiva y domiciliaria, se com putará a razón de dos días
de dichas p en a s p o r cada día de detención.

(31) A rtículo vigente conform e a la restitución realizada por el artículo único de la L ey N ° 28577 del
09/07/2005.
(32) M ediante sentencia del Tribunal Constitucional recaída en el E xpediente N° 0019-2005-PI-TC del
22/07/2005 se declara inconstitucional la frase “y dom iciliaria” . Por lo tanto, inconstitucional el extremo
de la disposición que perm ite que el tiem po de arresto dom iciliario sea abandonado para el cómputo de
la pena im puesta a razón de un día de pena privativa de libertad por cada día de arresto. Ningún juez o
m agistrado de la R epública puede aplicar el precepto im pugnado, por haber cesado sus efectos.
N o obstante, en virtud del artículo único de la L ey N° 28577 del 09/07/2005, se derogó la Ley N° 28568
y se restableció la vigencia del texto original del artículo 47 del Código Penal.

380
A plicación de la pena A rt. 47

Segunda modificación: Texto original del artículo restituido por el artículo único
de la Ley N° 28577 del 09/05/2005.
(Ver texto vigente).
N ormas concordantes
CP: arts. 29, 31, 35, 41; C P P 1 9 9 1 : arts. 135, 137; C P P 2 0 0 4 : arts. 259, 261, 2 6 4 a l 266,
290, 399 incs. 1,2; 490 inc. 2; C de P P : arts. 82, 84.

e!»<¡ JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Exceso del plazo de la detención preventiva. EJE­


CUTORIA SUPREMA VINCULANTE: Cómputo del plazo de la detención en los casos
de concurso real retrospectivo. CORTE SUPREMA: Precisiones sobre el cómputo de la
detención.

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
J 0504 E x ceso d el p la zo de la detención preventiva: “F. J. 7. En el presente caso este
Tribunal considera que la detención del favorecido dispuesta en el proceso seguido ante
el fuero privativo militar no corresponde ser adicionado a la ordenada en el proceso del
fuero común, de conformidad a lo dispuesto en el cuarto párrafo del artículo 137 del
Código Procesal Penal, que dice: ‘[...] el cómputo del plazo a que se refiere el primer
párrafo de este artículo, cuando se trata de procesos complejos o se hubiere declarado
la nulidad, no considerará el tiempo transcurrido hasta la fecha del nuevo auto apertorio
de instrucción. En los casos en que se declare la nulidad del proceso seguidos en fueros
diferentes, el plazo se computa desde la fecha en que se dicte el nuevo auto de detención
[...]’. F. J. 8. De los autos también se acredita que el proceso penal que se sigue al recu­
rrente es de carácter complejo, por la naturaleza y la gravedad de los hechos investigados
y por la necesaria actuación de diversos medios probatorios, algunos de ellos especializa­
dos como testimoniales, pruebas de ADN en algunos fragmentos de restos óseos, declara­
ciones testimoniales entre otros [...]; por lo tanto, resulta aplicable la duplicación automá­
tica establecida en la aludida jurisprudencia de este tribunal [...], por lo que la detención
que cumple el recurrente desde el día 17 de junio de 2005 a la fecha no ha vencido” (STC
Exp. N ° 02354-2010-P H C /T C -U cayali, caso: E nrique Aurelio de la Cruz Salcedo, del
06/01/2011, f f .j j . 7 y 8).

EJECUTORIA SUPREMA VINCULANTE


J 0505 C óm puto del p la zo de la detención en los casos de concurso re a l retrospec­
tivo: “F. J. 3.1.2. [...] Concurso real retrospectivo, instaurado en el artículo 51 del Código
Penal, referido a aquellos delitos que componen el concurso, pero que no fueron proce­
sados al mismo tiempo en un solo juzgamiento. Asimismo, el citado Acuerdo Plenario,
en su fundamento jurídico noveno, establece sus presupuestos: a) pluralidad de delito, b)
juzgamiento sucesivo de los delitos en concurso, y c) unidad de autor. De esta manera,
para la imposición de la pena en casos de concurso real retrospectivo, se tiene que el ar­
tículo 51 del texto penal, modificado por ley N° 28730 del trece de mayo de dos mil seis,

381
A rt. 47 L ibro primero / Parte general

señala que ‘ [...] la pena que fije el juez se sumará a la anterior hasta un máximo del doble
de la pena del delito más grave, no pudiendo exceder de 35 años’. En consecuencia, las
penas concretas (parciales) que se obtengan en cada proceso judicial serán sumadas a las
anteriores, debiéndose cumplir posterior e independientemente de las demás. F. J. 3.1.3.
Al respecto, corresponde dilucidar sobre el inicio de la ejecución de casa una de las penas
concretas parciales que constituyen el concurso real retrospectivo, debiéndose precisar
que su computo están relacionados al artículo 47 del Código Penal. El procedimiento de
la individualización judicial de la pena para casos de concurso real de delitos ha quedado
precisado en la norma penal, teniéndose que se realizará un análisis de la pena para cada
delito que configura el concurso, arribándose así a penas concretas parciales, las que se
sumarán para obtener una pena concreta total. Situación que también resulta aplicable
para el concurso real retrospectivo, conforme así lo señala el fundamento jurídico noveno
del Acuerdo Plenario N° 04-2009/CJ-116. F. J . 3.1.4. En ese sentido, corresponde seña­
lar que en casos de concurso real retrospectivo, al tenerse que cada delito juzgado posee
como consecuencia jurídica una pena, esta deberán empezarse a ejecutar cuan la pena
anterior haya sido cumplida, considerándose lo establecido en el artículo 47 del Código
Penal, referido al cómputo de la detención. Por ejemplo: ‘X ’ cometió delito de robo en
2013, motivo por el cual empezó a ser procesado en 2015, dictándosele prisión preven­
tiva en su contra, siendo finalmente sentenciado en 2016 e imponiéndose una pena priva­
tiva de libertad de diez años, la misma que en aplicación del artículo 47 del Código Penal,
al tenerse que está en prisión desde 2015, vencerá el 2025. No obstante, posteriormente
se descubre que cometió delito de falsificación de documento público en 2010, dictándo­
sele prisión preventiva en 2019, siendo condenado en 2020 a ocho años de pena priva­
tiva de la libertad, aquí surge la pregunta: ¿desde cuándo se ejecuta (computa) la segunda
pena? conforme se señaló, se tiene que la primera pena concreta parcial vence el 2025, sin
embargo, por este segundo delito el procesado sufrió prisión preventiva desde 2019 hasta
2020; en consecuencia, la pena por el segundo delito se iniciará a computarse en 2025,
debiéndose restar el tiempo de prisión preventiva que sufrió el procesado por este pro­
ceso; por lo que, en este ejemplo, las penas se cumplirán en 2032” (R. N. N ° 30 8 4 -2 0 1 5 -
Lim a Norte, del 02 /0 6 /2 0 1 6 , ff. jj. 3.1.2, 3 .1 .3 y 3.1.4, Sala P en a l Perm anente).

CORTE SUPREMA
J 0506 P recision es so b re e l cóm puto de la detención: “Se advierte de autos que la Sala
Superior ha efectuado un incorrecto cómputo de la detención del justiciable, contabilizán­
dola desde el día en que se dispuso el intemamiento en el establecimiento penitenciario,
cuando lo es, desde el día de la fecha de su detención policial, de conformidad con lo dis­
puesto por el artículo 47 del Código sustantivo” (Ejecutoria Suprem a del 31/05/2004, R. N.
N ° 330-2004-H uánuco. E n : ÁVALOS RODRÍGUEZ, C. y R O B LESB R IC EÑ O , M. (2005).
“M odernas tendencias dogmáticas en la ju risp ru d en cia p e n a l de la Corte S u p rem a ”.
E n : D iálogo con la Jurisprudencia. Gaceta Jurídica, L im a ,p . 188).

382
A plicación de la pena A rt. 48

ARTÍCULO 48 Concurso ideal de delitos(33)


Cuando varias disposiciones son aplicables al mismo hecho se reprimirá hasta con
el máximo de la pena más grave, pudiendo incrementarse esta hasta en una cuarta
parte, sin que en ningún caso pueda exceder de treinta y cinco años.

TEXTO ORIGINAL:
A rtículo 48.- Cuando varias disposiciones son aplicables al mismo hecho se repri­
m irá con la que establezca la p en a más grave.
L as penas accesorias y m edidas d e segu rid a d p o d rá n se r aplicadas aunque solo
estén previstas en una de esas disposiciones.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Primera modificación: artículo 3 de la Ley N° 28726 del 09/05/2006.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C P: arts. 49, 50, 80; C d e P P : arts. 20, 21; C P P 1991: art. 2; C P P 2004: arts. 2 inc. 6, 33
inc. 1, 474 inc. 3; L O M P : art. 91 inc. 3)

DOCTRINA

Sumario: Definición de concurso ideal / Clases de concurso ideal / Unidad de acción y pluralidad
de delitos / Diferencias con el concurso aparente de leyes.

______
I) 0186 Definición de concurso ideal: JESCHECK, H. y WEIGEND, T. (2002).
Tratado de D erecho Penal. P a rte gen eral. Traducción de la 5a edición alemana por M.
Olmedo y Cardenete. Granada: Comares. §67 E l, pp. 773-774. “Existe concurso ideal
cuando el autor, a través de la misma acción, infringe varias normas penales o una misma
repetidas veces. Por tanto, el presupuesto del concurso ideal es doble: por un lado, debe
concurrir unidad de acción [...] y, por otro, a través de la acción tiene que haber tenido
lugar una pluralidad de infracciones legales. Para ello, se tienen en cuenta tanto la aplica-
bilidad de distintas normas penales, como también de que la misma norma penal sea apli­
cada varias veces. El primer caso, se denomina concurso ideal heterogéneo y el segundo
se califica de homogéneo”.

I) 11187 Clases de concurso ideal: MIR PUIG, S. (2002). D erecho Penal. Parte g en e­
ral. 6a edición. Barcelona: Reppertor. §27/37, 38, 39, p. 632. “Habrá concurso ideal
cuando un solo hecho constituya dos o más infracciones. La doctrina distingue el con­
curso ideal heterogéneo del concurso ideal homogéneo. El primero se produce cuando el
hecho realiza delitos distintos, mientras que el segundo se dará cuando los delitos come­
tidos son iguales. Ejemplos: Causar lesiones a un agente de la autoridad constituye un

(33) Artículo vigente conform e a la m odificación realizada por el artículo 3 de la L ey N° 28726 del 09/05/2006.

= 383
A rt. 48 L ibro primero / Parte general

concurso ideal heterogéneo (concurren el delito de lesiones y el de atentado, delitos dis­


tintos), mientras que el matar a varias personas con una sola bomba originará un concurso
ideal homogéneo (concurren varios asesinatos, que son delitos iguales)”.

_1)_0188
_ _ _ Unidad de acción y pluralidad de delitos: POLAINO NAVARRETE, P.
(2017). Lecciones de Derecho Penal. Parte general. Tomo II. 2a edición. Madrid: Tec-
nos, p. 283. “La ejecución d un solo acto por un sujeto lesiona simultáneamente dos o más
bienes jurídicos diferentes e infringe dos o más normas penales diversas. La unidad de
acción no es incompatible de la plural relevancia penal de la misma. [...]. Esta modalidad
de concurrencia de delitos constituye el denominado concurso ideal de delitos. El término
ideal se refiere a la unidad de acción ejecutada y se contrapone a la real comisión de una
pluralidad de diferentes acciones delictivas. La pluralidad de delitos existe, en virtud de
la pluralidad de las normas penales infringidas; pero unidad de acción también existe, por
cuanto el sujeto solo ejecuta un único acto tipificado por la ley.
La realización de la conducta pluri-significativa o de plural trascendencia típica, en cuanto
quebranta más de una normal penal, origina el concurso ideal (por la unidad de acción) de
delitos (por la pluralidad de infracciones de diversas normas penales)”.

I) 01S‘) Diferencias con el concurso aparente de leyes: CEREZO MIR, J. (2004).


Curso de Derecho Penal español. Parte general. 6a edición. Tomo I. Madrid: Tecnos, p.
303. “El concurso ideal de delitos se produce cuando una sola acción u omisión consti­
tuye dos o más delitos; por ejemplo, si un individuo golpea a un miembro de las Fuerzas
y Cuerpos de Seguridad del Estado, produciéndole un menoscabo en su integridad corpo­
ral o en su salud comete con esa acción un delito o falta de lesiones y un delito de atentado
contra la autoridad. En el concurso de leyes nos encontramos también ante una acción u
omisión que está comprendida en dos o más tipos delictivos; por ejemplo, si un indivi­
duo mata a otro con alevosía su acción es subsumible en el tipo del homicidio y en el del
asesinato. La diferencia entre el concurso de leyes y el concurso ideal de delitos radica en
que en el último es preciso castigar al sujeto por todos los tipos delictivos realizados, pues
de lo contrario no se captaría la totalidad del contenido del injusto de su conducta. En el
concurso de leyes basta con que se aplique uno de los tipos en los que es subsumible la
acción u omisión para captar la totalidad del contenido del injusto; por ejemplo, el tipo
del asesinato capta la totalidad del injusto del tipo del homicidio doloso y de la alevosía”.

pñir| JURISPRUDENCIA

Sumario: ACUERDO PLENARIO: Delimitación conceptual entre concurso ideal y real de de­
litos frente al concurso aparente de delitos. CORTE SUPREMA: Concepto de con­
curso ideal de delitos / Supuesto de configuración del concurso ideal de delitos / Con­
curso ideal (prescripción ordinaria y prescripción extraordinaria) / Unidad de acción en
la consumación de delitos sometidos a concurso ideal / Concurso ideal de los delitos
de asociación ilícita para delinquir y encubrimiento personal / Concurso ideal hetero­
géneo de delitos y plazo de prescripción de la acción / Concurso ideal de delitos entre
secuestro y extorsión / Concurso ideal de delitos entre desobediencia a la autoridad y
peculado / Elemento constitutivos del concurso aparente de leyes / Concurso aparente

384
Aplicación de la pena A rt. 48

de leyes entre fraude en la administración de personas jurídicas y estafa / Concurso apa­


rente de leyes penales entre los tipos de lesiones graves y robo / Concurso aparente de
leyes penales entre los tipos penales de secuestro, robo agravado y extorsión.

ACUERDO PLEN ARIO

J 0507 D elim itación conceptual entre concurso ideal y rea l d e delitos fren te a l con­
curso aparen te de delitos: “F. J. 14. Los verbos típicos utilizados para describir los de­
litos analizados, así como los medios comisivos previstos para su perpetración tienden a
conectarse o confundirse por su similitud. Por tanto, se requiere esclarecer cuando se con­
figura uno u otro tipo penal, y así deslindar la presencia o no de un concurso de delitos
(ideal o real) o de un concurso aparente de leyes entre ellos. En los delitos de violación
sexual se está ante tipos legales claramente diferenciables en los que la conducta típica
queda plenamente definida por el acceso camal (vaginal, anal o bucal) o análogo (intro­
ducción de objetos o partes del cuerpo vía vaginal o anal), que practica el propio sujeto
activo con la víctima. Sin embargo, los delitos de trata de personas y de favorecimiento a
la prostitución, como de proxenetismo, generan conflictos de interpretación por su posi­
ble convergencia normativa. Por consiguiente, a continuación se harán las precisiones
teóricas y prácticas que posibiliten reconocer y facilitar la operatividad de la adecuada
calificación judicial de unos y otros. F. J . 15. En primer lugar, es de señalar que no se trata
de un supuesto de identidad típica. No se ha tipificado en los artículos 153,179 y 181 del
CP el mismo delito. Se está ante conductas delictivas diferentes. En efecto, el delito de
trata de personas agota su realización en actos de promoción, favorecimiento, financia­
ción o facilitación del acopio, custodia, traslado, entrega o recepción de personas dentro
del país o para su ingreso o salida de él, con la finalidad de que ejerzan la prostitución o
sean sometidas a esclavitud o explotación sexuales. Es un delito de tendencia intema tras­
cendente donde el uso sexual del sujeto pasivo es una finalidad cuya realización está más
allá de la conducta típica que debe desplegar el agente pero que debe acompañar el dolo
con que este actúa. Es más, el delito estaría perfeccionado incluso en el caso de que la víc­
tima captada, desplazada o entregada no llegue nunca a ejercer la prostitución o se frus­
tre, por cualquier razón o circunstancia, su esclavitud o explotación sexual por terceros.
F. J. 16. En cambio, en los actos de favorecimiento de la prostitución el sujeto activo
actúa indirectamente, promoviendo (inicia, impulsa o influencia positivamente) o favo­
reciendo (creando las condiciones necesarias para sus actividades sexuales o proveyén­
dole clientes) la prostitución de la víctima (relaciones sexuales con terceros a cambio de
dinero). Es un típico delito de corrupción sexual cuyo móvil suele ser lucrativo. F. J. 17.
Finalmente, en el delito de proxenetismo el agente directamente interviene en el comer­
cio sexual de la víctima a la cual, previamente, convence o compromete para que se entre­
gue sexualmente por una contraprestación económica a terceros. El agente en este delito
oferta y administra la prostitución de la víctima. Desarrolla pues un negocio ilegal en
tomo a la venta sexual de aquella. F. J. 18. Se podría graficar las diferencias entre tratante,
promotor y proxeneta señalando que el primero actúa como proveedor; el segundo como
impulsor o facilitador; y el tercero como expendedor y gestor de la prostitución de las víc­
timas. Por consiguiente, el concurso real entre estos tres delitos resulta ser la posibilidad
más técnica de conectarlos hipotéticamente. Así, quien practica la trata puede, también,

385
A rt. 48 L ibro primero / Parte general

dedicarse de modo sucesivo o paralelo a la promoción o explotación directa de la persona


a quien captó, trasladó o retuvo inicialmente con la finalidad de entregarla a terceros pro­
motores de la prostitución o proxenetas potenciales o en ejercicio. F. J . 19. En consecuen­
cia, el Juzgador debe analizar con precisión la conducta objetiva y subjetiva del agente,
incidiendo predominantemente en la finalidad perseguida, así como en el modus operandi
y los antecedentes del imputado, para, en base a tales circunstancias o indicadores, califi­
car adecuadamente la relevancia penal de los imputados en el caso sub júdice” (Acuerdo
Plenario N° 3-2011/CJ-116 sobre “Delito contra la libertad sexual y trata de personas:
Diferencias típicas y penalidad” del 06/12/2011, ff. jj. 14, 15, 16, 17, 18, 19, VII Pleno
Jurisdiccional de las Salas Penales Permanente y Transitoria).

CORTE SUPREMA
J 0508 C oncepto de concurso ideal de d e lito s : “Que, el concurso ideal de delitos se
produce porque un solo hecho da lugar a dos o más delitos, lo que el artículo cuarenta y
ocho del Código Penal vigente, establece señalando que se presenta cuando varias dispo­
siciones son aplicables al mismo hecho, es decir, que con una sola acción u omisión se
viola diversas normas legales que no se excluyen entre sí, aplicándose la pena del delito
más grave; en cambio, el concurso real de delitos es aquella situación resultante de la
comisión de una o más acciones realizadas por el mismo sujeto, las que serán juzgadas
en un mismo proceso penal, y que el artículo cincuenta del mismo Código establece que
se presenta cuando concurren varios hechos punibles que deben ser considerados como
otros tantos delitos independientes, imponiéndose la pena del delito más grave, debiendo
el juez tener en cuenta los otros delitos, de conformidad con el artículo cuarenta y ocho
de la norma legal antes mencionada” (R. N. N° 896-2005-Callao, del 22/06/2005, f j. 2,
Segunda Sala Penal Transitoria).

J 0509 S u pu esto de configuración d el con cu rso id ea l de d elito s: “[...] Los hechos que
han dado lugar a la presente investigación se ha dado unidad de acción, por ende se trata
de un concurso ideal de delitos, esto es que una sola acción ha dado lugar a varias lesiones
a un bien jurídico tutelado en el caso de autos “delito de robo” y ‘contra la libertad sexual’
por lo que estos deben ser analizados en forma conjunta, más no así desligada [...]” (R. N.
N°1166-2005-Huánuco, del 05/07/2005, Sala Penal Transitoria).

J 0510 C oncurso ideal (prescripción ordin aria y p rescripción extraordinaria): “Que,


con relación a los procesados [...], conviene precisar que la prescripción de la acción
penal es el instituto liberador de acuerdo con el cual el Estado, relevando el transcurso
del tiempo, faculta a poner término al ejercicio de la pretensión punitiva. Este meca­
nismo debido a las consecuencias de su aplicación, se encuentra sometido a reglas y tér­
minos precisos, previamente establecidos en la noima penal. Así, el Código sustantivo
acotado establece en su artículo ochenta los plazos de prescripción de la acción penal de
acuerdo al máximo de la pena fijada por la ley para el delito, y en caso de concurso ideal,
las acciones prescriben cuando haya transcurrido un plazo igual al máximo correspon­
diente al delito más grave (prescripción ordinaria), tiempo al cual, conforme al artículo
ochenta y tres parte in fine del acotado Código sustantivo, debe adicionarse una mitad si

386
A plicación de la pena A rt. 48

se hubiere producido la interrupción de la acción penal (prescripción extraordinaria)” (R.


N. N° 3911-2009-Huancavelica, del 03/06/2010,/. j. 3, Sala Penal Transitoria).

J 0511 U nidad de acción en la consum ación de delitos som etidos a concurso ideal.
“Que los delitos de receptación y cohecho pasivo impropio imputados al encausado [...]
constituye un concurso ideal de delitos. Debido a que dichos ilícitos penales se consu­
maron con la sola acción de aceptar dinero del erario público de parte del ex asesor pre­
sidencial Vladimiro Montesinos Torres, a efectos de cambiarse de agrupación política, lo
cual debería presumir que era de procedencia ilegal, por la forma y circunstancia en que
ocurrieron los hechos [...]” (R. N. N° 1283-2012-Lima, del 02/04/2013, f. j. 9, Sala Penal
Transitoria).

J 0512 Concurso ideal de los delitos de asociación ilícita p a ra delin qu ir y encubri­


m ien to p erso n a l. “Que, habiéndose cometido en el presente caso los delitos de ‘aso­
ciación ilícita para delinquir’ (art. 317 del CP) y ‘Encubrimiento personal’ (art. 404 del
CP), estamos ante un concurso ideal de delitos, en el cual se aplicará la pena del delito
más grave, (art. 48 del CP); sin embargo, en ambos hechos delictivos las penas del delito
base por el cual se ha aperturado proceso a los inculpados [...], es no mayor de seis años
y se tiene como agraviado al Estado; por lo que con la finalidad de determinar cuál es el
delito más grave aplicable al presente caso, debemos señalar, resumiendo lo dicho, que
lo constituye el delito de asociación ilícita para delinquir bajo los fundamentos de que
quienes realizan los actos ilícitos son una agrupación con una organización, una perma­
nencia y una concertación, destinada a cometer delitos, desnaturalizando el ejercicio le­
gítimo de la libertad de asociación al trastocar su finalidad lícita constitucionalmente esta­
blecida, por un fin ilícito enfocando su conducta al desarrollo de proyectos criminales uno
de los cuales en el presente caso lo constituye el encubrimiento personal, por lo que este
último queda subsumido en aquel, y sin perder de vista que esta conducta se agrava por el
hecho de tratarse de funcionarios y servidores públicos” (R. N. N° 3944-2004-Lima, del
27/05/2005,/j. 4, Segunda Sala Penal Transitoria).

J 0513 Concurso ideal h eterogén eo de delitos y p la zo de prescrip ció n de la acción


p e n a l: “El accionar de los encausados configura un concurso ideal de delitos de natura­
leza heterogénea; en tanto que una misma conducta es englobada por una pluralidad de
tipos penales, tratándose de este tipo de concurso delictual; debe tenerse en cuenta para el
cómputo del plazo de prescripción, está contenido [...], por la cual las acciones prescriben
cuando baya transcurrido un plazo igual al máximo correspondiente al delito más grave”
(Ejecutoria Suprema del 12/08/1998, Exp. N° 2703-98-Cajamarca. CHOCANO RODRÍ­
GUEZ, R. y VALLADOLID, V. (2002). Jurisprudencia Penal. Grijley, Lima, p. 129).

J 0514 C on cu rso id e a l d e d elito s en tre secu estro y extorsió n : “El delito de secues­
tro tipificado por el artículo 152 del Código Penal, se halla subsumido en el delito de
extorsión previsto en el artículo 200 del mismo Código, por cuanto la conducta del
procesado referida a la aprehensión del agraviado en calidad de rehén hasta el día
siguiente en que fue entregada la suma de dinero exigida para su liberación, se aplica
al tipo que prevé la pluralidad de dicha conducta; por tanto, se trata de un concurso
ideal de delitos, pues con el secuestro se llegó a la ventaja económica materia del

387
A rt. 48 L ibro primero / Parte general

delito de extorsión; consecuentemente, el propósito de la conducta criminal estaba en


función de este delito, cuya descripción típica subsume a la del secuestro; por tanto,
no es posible emitir un fallo condenatorio respecto a este último delito” (Ejecutoria
Suprema del 05/05/2003, R. N. N° 118-2003-Junín. En: PÉREZ ARROYO, M. (2006).
La evolución de la jurisprudencia penal en el Perú (2001-2005). Tomo I. Lima: Insti­
tuto Peruano de Criminología y Ciencias Penales. Iuris Consulti - San Marcos, Lima,
p. 618).

J 0515 C oncurso ideal de delitos entre desobediencia a la a u to rid a d y p ecu la d o : “En


el caso de autos ha quedado plenamente demostrado que el acusado fue requerido judi­
cialmente con la finalidad de que pusiera a disposición del Primer Juzgado Civil el ve­
hículo automotor, quien lejos de cumplir con dicho mandato se ha apropiado indebida­
mente de dicha unidad que le fue entregada en calidad de depositario judicial; de acuerdo
a dicho relato fáctico, la conducta del acusado ha configurado un concurso ideal de delitos
en la medida que un solo accionar ha violado dos normas penales, la contenida en el ar­
tículo 368, desobediencia y resistencia a la autoridad y el artículo 387, peculado” (Ejecu­
toria Suprema del 22/01/2001, R. N. N° 1766-2000-Junín. En: URQUIZO OLAECHEA,
J. (Asesor); CASTILLO ALVA. J. (Director) y SALAZAR SÁNCHEZ, N. (Coordinador)
(2005). Jurisprudencia penal. Jurista, Lima, p. 293).

J 0516 E lem en tos constitutivos d e l con cu rso aparente de leyes: “El concurso aparente
de normas surge cuando un sujeto realiza una acción ante la cual concurren de manera
aparente varias disposiciones legales, cuando en realidad una sola es la aplicable a dicha
acción; por lo mismo, no es exactamente un problema concursal, sino uno de interpreta­
ción, o lo que es lo mismo, la cuestión es establecer qué tipo legal es el aplicable a la con­
ducta del agente” (Ejecutoria Suprema del 25/01/1996, Exp. N° 4647-95-Lambayeque.
En: ROJAS VARGAS, F. (1999). Jurisprudencia penal. Gaceta Jurídica, Lima, p. 164).

J 0517 C oncurso aparente de leyes entre fra u d e en la adm inistración de p erso n a s


ju ríd ic a s y estafa: “La existencia de un concurso aparente de leyes se resuelve al amparo
del principio de especialidad a favor del último delito mencionado, cuya descripción
típica absorbe a los otros delitos, toda vez que la obtención de un provecho ilícito por
medios fraudulentos constituye únicamente la comisión del delito de fraude en la admi­
nistración de personas jurídicas cuando como en este caso el agente es un intraneus, es
decir, alguien que actúa desde dentro de la persona jurídica agraviada, que en su estra­
tegia delictiva utiliza la posición de dominio que por un cargo posee, a diferencia de la
comisión del delito de estafa y otra defraudación en la que el agente es un extraneus, es
decir, alguien que actúa desde una ‘posición extema’ de los intereses del perjudicado, en
consecuencia, se trata de la comisión de delito de fraude en la administración de personas
jurídicas” (R. N. N° 1052-97-Lima, SPSS. En: GÓMEZ, G. (2002). Código Penal. Rod-
has. Lima, p. 53).

J 0518 C oncurso aparente de leyes p e n a le s entre los tipos d e lesiones g ra ves y robo
agravado: “Si bien la conducta desplegada por el agente puede encuadrarse en más de un
tipo penal, debe ser de aplicación aquel que prevea el carácter pluriofensivo de su con­
ducta, de modo que en aplicación del principio de especialidad, la figura típica de lesiones

388
A plicación de la pena A rt. 4 9

graves se encuentra subsumida dentro de los alcances del tipo penal que prevé el delito de
robo agravado” (Ejecutoria Suprema del 07/10/1999, Exp. N° 3274-99-Piura. En: ROJAS
VARGAS, F. (2000). Jurisprudencia penal patrimonial. Grijley, Lima, p. 107).

J 0519 Concurso aparente de leyes penales entre los tipos penales de secuestro, robo
agravado y extorsión: “Durante la noche del día 15 de junio de 2001, los encausados
interceptaron a la víctima, le sustrajeron sus pertenencias, la despojaron de sus tarjetas
bancarias obligándola a proporcionar las claves de acceso, la detuvieron por espacio de
tres horas y se apoderaron de su dinero citado en diferentes entidades bancarias, esto es
en un vehículo motorizado, con el concurso de varios individuos y a mano armada, actos
que habrían generado la tipificación de tres ilícitos: robo agravado, secuestro y extorsión.
Dándose un concurso aparente de leyes, esto es cuando dos o más normas se disputan ser
aplicadas a un mismo hecho, la más adecuada, de acuerdo al principio de especialidad
desplaza las demás, teniendo en cuenta que en el presente caso el móvil real del ilícito
era el apoderamiento del dinero de la víctima y no el de privarle de su libertad u obligarla
contra su voluntad a dar una ventaja económica, es que en aplicación del mencionado
principio de especialidad, el delito de robo agravado perpetrado por el sentenciado, des­
plaza a los supuestos tipos de secuestro y extorsión” (Ejecutoria Suprema del 09/01/2004,
Exp. N° 2454-2003-Lima. En: CASTILLO ALVA, J. L. (2006). Jurisprudencia penal. Sen­
tencias de la Corte Suprema de Justicia de la República. Tomo I. Grijley, Lima, p. 357).

----------------- § ------------------

ARTÍCULO 49 D elito continuado(34)


Cuando varias violaciones de la misma ley penal o una de igual o semejante natura­
leza hubieran sido cometidas en el momento de la acción o en momentos diversos,
con actos ejecutivos de la misma resolución criminal, serán considerados como un
solo delito continuado y se sancionarán con la pena correspondiente al más grave. Si
con dichas violaciones, el agente hubiera perjudicado a una pluralidad de personas,
la pena será aumentada en un tercio de la máxima prevista para el delito más grave.
La aplicación de las anteriores disposiciones quedará excluida cuando resulten afec­
tados bienes jurídicos de naturaleza eminentemente personal pertenecientes a suje­
tos distintos.

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 49.- Cuando varias violaciones de la misma ley penal hubieran sido come­
tidas en el momento de la acción o en momentos diversos con actos ejecutivos de la

(34) Artículo vigente conform e a la modificación realizada por el artículo único de la Ley N° 26683 del
11/11/1996.

389
Art . 49 L ibro primero / Parte general

misma resolución criminal, serán considerados como un solo delito continuado y se


sancionarán con la pena correspondiente a este.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


P rim era m odificación: artículo único d e la L ey N° 26683 del 11/11/1996.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C P M P : art. 35; C P P 2 0 0 4 : art. 374.

DOCTRINA

Sumario: Naturaleza jurídica / Requisitos / Elementos esenciales / Consecuencias jurídicas.

_I)_ (II9
_ _11
_ N atu raleza jurídica: CEREZO MIR, J. (2004). Curso de Derecho Penal
español. Parte general. 6a edición. Tomo I. Madrid: Tecnos, p. 296. “La unidad de lesión
jurídica debe apreciarse cuando las diferentes acciones u omisiones estén comprendidas
en un mismo tipo básico o fundamental, es decir, en un tipo básico y en uno agravado
o privilegiado. Debe apreciarse, asimismo, entre la tentativa y la consumación o entre
diversas conductas de la tentativa. No exige el Código una conexión espacial o tempo­
ral entre las diversas acciones u omisiones. La exigencia de una conexión espacial carece
de todo fundamento. [...] No es obstáculo a la apreciación del delito continuado el que el
autor haya contado en cada acción u omisión con la cooperación, necesaria o complici­
dad, de personas diferentes. Cabe apreciar la continuidad no solo respecto del autor, sino
también de los partícipes que hayan intervenido en todas las acciones. Dado el criterio de
unidad que rige en nuestro Código, no me parece posible, en cambio, apreciar delito con­
tinuado para el inductor, cooperador necesario o cómplice que induce o coopera, en vir­
tud de un plan preconcebido o aprovechando la misma ocasión, con diversos autores. No
cabe tampoco la continuidad entre conductas de autor y partícipe”.

I) 0191 N atu raleza jurídica: JESCHECK, H. y WEIGEND, T. (2002). Tratado de


________
Derecho Penal. Parte general. Traducción de la 5a edición por M. Olmedo y Cardenete.
Granada: Comares. §66 V/3, p. 771. “A pesar del gran significado práctico que hasta
ahora le ha correspondido a esta figura jurídica, los requisitos del delito continuado no
están de ningún modo completamente aclarados. [...], aquellos fueron configurados, res­
pectivamente, bien de un modo más amplio o bien de una forma más restringida, a) Obje­
tivamente necesario es, en primer lugar, la homogeneidad de la forma de comisión (uni­
dad del injusto objetivo de acción). Ello supone que las disposiciones penales que se
infringen a través de los actos individuales deben basarse materialmente sobre la misma
norma y que también, esencialmente, el curso del hecho debe presentar los mismos requi­
sitos externos e internos. Por ejemplo, la relación continuada es posible entre hurto sim­
ple y agravado; entre la sustracción de elementos para el robo y su ejecución [...]. b) Ade­
más, los actos individuales deben menoscabar el mismo bien jurídico (unidad del injusto
de resultado). Si se trata de bienes jurídicos personalismos, entonces está excluido el

390
A plicación de la pena A rt. 49

delito continuado si las diferentes acciones particulares se dirigen contra distintos titula­
res del bien jurídico, por ejemplo, homicidio de varias personas, abuso sexual sobre dis­
tintos niños, violación a varias mujeres, coacción a distintas personas. Esta restricción se
fundamenta en que con los bienes jurídicos personalismos el injusto de acción, el resul­
tado y también el contenido de la culpabilidad referidos a cada acto individual, deben ser
comprobados y valorados en la sentencia de forma separada, c) Para la delimitación del
delito continuado es determinante el carácter unitario del dolo (unidad del injusto perso­
nal de acción) [...]. d) Si para el delito continuado se requiere un dolo global, entonces en
los hechos imprudentes no puede concurrir ninguna relación de continuidad”.

1» 1)192 Requisitos: JESCHECK, H. y WEIGEND, T. (2002). Tratado de Derecho


Penal. Parte general. Traducción de la 5a edición, por M. Olmedo y Cardenete. Granada:
Comares, §67 V/4, pp. 772-773. “El tratamiento del delito continuado expuesto hasta el
momento se caracteriza porque los actos individuales de los que aquel se compone son
considerados como un único hecho punible. De ello se derivan diversas consecuencias.
Solo hay que fijar una pena de acuerdo con el marco punitivo del delito más grave, aun­
que pueden tenerse en cuenta la gravedad y el número de actos individuales para exaspe­
rar la sanción a imponer. Si los actos individuales determinan la realización parcial de la
foima básica y la cualificada de un mismo delito, entonces únicamente se aplica la dis­
posición penal agravada: asesinato intentado y homicidio intentado. Si concurren la ten­
tativa y la consumación, el hecho se entiende cometido en su forma consumada. Por el
contrario, si la modalidad leve del delito se ha consumado y la más grave ha quedado
meramente intentada hay que aceptar la existencia de un concurso ideal. El delito conti­
nuado está ya consumado con el primer acto parcial, pero solo termina cuando son ejecu­
tadas todas las acciones que lo integran; por este motivo, la prescripción del delito conti­
nuado comienza con la terminación del último acto parcial”.

_I)_01‘1
_ _ 3_ Elementos esenciales: POLAINO NAVARRETE, P. (2017). Lecciones de
Derecho Penal. Parte general. Tomo II. 2a edición. Madrid: Tecnos, p. 287. “Son ele­
mentos esenciales fijos sin los cuales, conforme a su propia naturaleza, no cabe apreciar
la existencia legal del delito continuado los siguientes caracteres de la institución: Uni­
dad de sujeto activo. Pluralidad de conductas típicas. Pluralidad de infracciones normati­
vas. Son elementos esenciales alternativos que han de concurrir necesariamente, pero de
manera alternativa, en alguna de las dos formas específicas previstas por la ley: Identidad
de precepto infringido (‘El mismo precepto penal’) o similitud de los preceptos infrin­
gidos (‘o preceptos de igual o semejante naturaleza’). Ofensa típica que puede incidir
sobre un sujeto pasivo único o sobre una pluralidad de sujetos pasivos titulares del bien
jurídico protegido. La ejecución de un plan delictivo preconcebido o bien, alternativa­
mente, el aprovechamiento de una idéntica ocasión criminal”.

1) 0194 Consecuencias jurídicas: GARCIA CAVERO, P. (2008). Lecciones de Derecho


Penal. Parte general. Lima: Grijley, p. 664. “Una vez comprobados en el caso concreto los
elementos objetivo y subjetivo del delito continuado, el artículo 49 del Código penal esta­
blece como consecuencia jurídica que todos los actos en relación de continuidad se casti­
guen con la pena aplicable al delito más grave. La redacción del artículo mencionado se
decide, por tanto, en favor de la pena concreta más grave y no del marco penal más grave.

391
A rt. 49 L ibro primero / Parte general

Los actos en relación de continuidad que no han sido considerados dentro del proceso y
que se descubren luego de la condena no tienen ningún efecto en la determinación de la
pena, pues ya se encuentran incluidos en la consideración global del delito continuado”.

|I| JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Delito continuado (aplicación de la norma vigente).


ACUERDO PLENARIO: Concepto de delito continuado / Diferencia entre delito con­
tinuado y el delito masa. CORTE SUPREMA: Configuración del delito continuado /
Prescripción en los delitos continuados / Difamación realizada mediante prensa escrita
con fechas distintas de publicación no constituye delito continuado / Actos continua­
dos en los delitos contra la libertad sexual / Actos continuados en los delitos de falsedad
documental / Actos continuados en el delito de robo. CORTES SUPERIORES: Con­
cepto del delito continuado / Configuración del delito continuado / Nociones del delito
continuado y su aplicación en el delito de enriquecimiento ilícito.

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
J 0520 D elito con tin u ado (aplicación d e la norm a vigente): “F. J . 3. Cuando baya
más de una norma vigente al momento de la comisión del delito, por tratarse, por ejem­
plo, de un delito continuado, se aplicará, como norma vigente al momento de la comi­
sión del delito, la última norma vigente durante su comisión. Esto es así, porque la
norma vigente al momento de la comisión del delito se aplica de manera inmediata. F.
J. 4. En el caso de autos, se trata de un delito continuado que fue cometido durante la
vigencia de dos normas penales con consecuencias jurídicas distintas: el Código Penal
de 1991 y el Decreto Legislativo N° 813. Tal como se ha establecido en los fundamen­
tos precedentes, no se trata de un conflicto de normas en el tiempo, por lo que no es
amparable la aplicación de lo dispuesto en el artículo 139 de la Constitución” (STC
Exp. N° 0901-2003-HC/TC-Lima, caso: Pedro Antonio Esteban Schultz Alvarez, del
12/05/2003, ff.jj. 3 y 4).

ACUERDO PLENARIO
J 0521 C oncepto de delito continuado: “El artículo 49 del CP, cuyo texto fue modifi­
cado por la Ley número 26683, del 11 de noviembre de 1996, prevé el denominado delito
continuado: sucesivas violaciones de la misma ley, igual o semejante, cometidas con
actos ejecutivos de la misma resolución criminal, consideradas como un solo delito ‘con­
tinuado ’. Asimismo, identifica en el último inciso de su primer párrafo la denominada cir­
cunstancia agravante específica por pluralidad de personas perjudicadas por el delito con­
tinuado: el ‘delito masa’. En este último caso hace referencia al supuesto en el que con las
sucesivas violaciones de la misma ley -delito continuado- por parte del agente, hubieran
resultado perjudicadas una pluralidad de personas; supuesto en el que el Juez aumentará la
pena hasta un tercio de la máxima prevista para el delito más grave. El delito continuado
consiste en la realización de acciones similares u homogéneas en diversos momentos pero
que transgreden el mismo tipo legal [...]. Ello implica que aquellas conductas entre las
que existe relación de continuidad deben ser percibidas como parte de un único fenómeno

392
Aplicación de la pena A rt. 49

global [...]. No todos los delitos admiten la figura del delito continuado. En este sentido,
‘solo es viable, entonces, en los delitos cuyo injusto sea cuantificable, susceptible de agra­
vación con actos que se realizan en sucesión progresiva [...]. No tiene cabida allí donde
el injusto se agote necesariamente con un acto único e indivisible, como es el caso de la
vida o de los llamados bienes personalísimos, de suyo inacumulables cuando la lesión
pasa de un titular a otro [...]’” (Acuerdo Plenario N ° 8 -2 0 0 8 /C J-l 1 6 sobre "L a p res crip ­
ción de la acción p en a l en artículos 4 6 y 4 9 del C P ”, d el 1 3 /1 1 /2 0 0 9 ,/. j. 7, V P len o J u ­
risdiccional de las Salas P enales Perm anente y Transitorias).

J 0522 D iferen cias entre e l delito continuado y e l delito m asa: “Lo que determina la
diferencia entre uno y otro instituto jurídico es que en el delito masa la denominada ‘pena
de arranque’ será la pena base del delito continuado [...], y que podría elevarse hasta un
tercio de la máxima prevista para el delito más grave, por lo que sigue considerándose al
delito masa como una ‘subespecie del delito continuado’ [...]. El fundamento de la agra­
vación punitiva del delito masa se construye sobre la existencia de un injusto de mayor
gravedad [...] al que informa, según nuestra legislación, la pluralidad de personas a las
que afecta. El efecto plus punitivo de esta figura radica, precisamente, en la posibilidad de
aglutinar distintos resultados o perjuicios a fin de erigir una ‘unidad’ sustrayendo de este
modo el supuesto a las reglas de los concursos de cuya naturaleza no participa el delito
masa. Son elementos del delito masa: a) la realización de un delito continuado; y, b) plu­
ralidad de personas perjudicadas por el delito. [...]. De modo que, el delito masa viene
a ser una circunstancia agravante específica del delito continuado. Se basa en la plura­
lidad de personas perjudicadas por el delito continuado que ejecuta el agente. En este
caso, la pena será aumentada en un tercio de la máxima prevista para el delito más grave”
(Acuerdo Plenario N ° 8 -2 0 0 8 /C J-1 1 6 sobre "La p rescripció n de la acción p en a l en ar­
tículos 4 6 y 4 9 d el C P ”, d el 1 3 /1 1 /2 0 0 9 ,/. j. 7, V P leno Ju risdiccional de las Salas P en a ­
les Perm anente y Transitorias).

CORTE SUPREM A

J 0523 Configuración d e l delito continuado: “Los acusados actuaron de manera con­


junta y con el empleo de armas de fuego, en la ejecución de los atentados patrimoniales
cometidos en el periodo comprendido entre el dieciséis al diecinueve de diciembre de mil
novecientos noventisiete; configurándose un delito continuado” (Ejecutoria Suprem a del
13/07/99, Exp. N ° 2028-99-C allao).

J 0524 P rescripción en los delitos continuados : “F. J . 3. Que, en estas condiciones, la


recategorización de la licencia de conducir, sirviéndose de la adulteración inicial, deter­
mina que los dos actos ulteriores, de los años mil novecientos ochenta y cinco y mil nove­
cientos noventa y cuatro, constituyan de conformidad con el artículo cuarenta y nueve del
Código Penal, un solo delito continuado, por lo que para decidir la prescripción resulta
de aplicación el artículo ochenta y dos, inciso tercero del Código acotado, en cuya virtud
el plazo de prescripción comienza desde el día en que terminó la actividad delictuosa. F.
J . 4. Que, en el presente caso, el delito objeto de proceso penal es el de falsedad mate­
rial, sancionado con pena privativa de libertad no mayor de diez años conforme al artículo
cuatrocientos veintisiete del citado Código consecuentemente, la acción penal aún no ha

393
A rt. 49 L ibro primero / Parte general

prescrito por resultar de aplicación el artículo ochenta y tres del Código sustantivo, que
regula el plazo extraordinario por razones de interrupción por el inicio del proceso penal”
(R. N. N ° 2976-2003-A purím ac, del 0 5 /0 4 /2 0 0 4 , ff. jj. 3 y 4, Sala P ena l Perm anente).

J 0525 D ifa m a ció n realizada m edian te p re n sa escrita con fe c h a s d istin ta s d e p u b li­


cación n o co n stitu ye delito con tin u ado: “F. J . 1. Que conforme aparece de la denun­
cia de parte y las publicaciones adjuntadas, que han dado mérito al auto que ordenó la
sumaria investigación, las presuntas frases injuriosas y difamatorias realizadas contra
el querellante se produjeron en el año de mil novecientos noventa y seis, a través del
escrito de nulidad [...] y del diario La Nación; debiéndose considerar, los días en que
estas fueron difundidas, como fechas de consumación del evento, teniendo en cuenta
que su materialización se da por realizada cuando los actos reprochados son puestos
en conocimiento de la víctima; siendo así, los ilícitos materia de autos son de natura­
leza instantánea. F. J . 3. Que las alegaciones del impugnante [...] vienen en inatendi­
bles, porque las posteriores publicaciones efectuadas en el mismo diario, aunque pudie­
ran o no realizarse, con la misma intención, no constituyen un delito continuado, por las
razones expuestas en el primer considerando; asimismo, la frase difamatoria por cada
una de las citadas publicaciones resultarían distintas, más aún si no han sido materia
de sumaria investigación conforme al auto de fojas sesenta y cuatro,[...], el mismo que
no ha sido ampliado durante el proceso; dejando a salvo el derecho del querellante a
hacerlo valer conforme a sus intereses” (R. N. N ° 3262-2002-L im a , d el 2 0 /0 8 /2 0 0 3 , ff.
jj. 1 y 3, Sala P en a l Perm anente).

J 0526 A cto s continuados en e l delito de robo: “Se desprende que el acusado, dado los
aprietos económicos por los que estaba pasando decidió ejecutar los eventos delictivos,
para los cuales se agenció de dos cuchillos; [...] coligiéndose que ha existido unidad de
resolución criminal, por lo que nos encontramos frente a un delito continuado de robo, en
el que concurre el subtipo agravado del robo a mano armada” (Ejecutoria Suprem a del
2 2 /0 7 /1 9 9 9 , Exp. N °2337-99-L im a ).

J 0527 A c to s continuados en los delitos contra la lib erta d sexual: “De la revisión de la
prueba actuada, se tiene que el acusado en el año 1997, aprovechando que la menor agra­
viada, quien es su hermana, estuvo bajo su cuidado abusó sexualmente de ella, siendo la
última vez, en marzo de 1999; por lo que tratándose de un delito continuado, la pena a
imponerse es la que corresponde a la de la legislación vigente al momento del acto delic­
tivo” (Ejecutoria Suprem a del 03 /0 7 /2 0 0 1 , R. N. N ° 1 8 1 4 -2 0 0 1 -Camaná. E n : P É R E Z
ARROYO, M. (2006). L a evolución de la jurisp ru d en cia p en a l en el P erú (2 0 0 1-2005).
Tomo I. Instituto Peruano de Criminología y Ciencias Penales. Turis Consulti - San M ar­
cos, Lima, p . 622).

J 0528 A c to s continuados en los delitos de fa lse d a d docum ental: “El encausado, apro­
vechando su condición de funcionario de la unidad de licencias de la Dirección de Trans­
portes, Comunicaciones, Vivienda y Construcción de Abancay, adulteró el padrón de
licencias y consignó su nombre en la licencia de conducir de categoría B, correspon­
diente al fallecido, la que vino usando cotidianamente; que, posteriormente, utilizando
esa misma licencia obtuvo la recategorización al nivel D, y para luego y finalmente,

394
Aplicación de la pena A rt. 49

obtener una segunda recategorización de la licencia de conducir, sirviéndose de la adulte­


ración inicial, lo que determina que los dos actos ulteriores, constituyan de conformidad
con el artículo 49 del Código Penal, un solo delito continuado” (Ejecutoria Suprem a del
10/12/2002, R. N. N ° 3 1 44-2002-C allao. E n : P É R E Z ARROYO, M. (2006). L a evolución
d e la jurisprudencia p en a l en e l P erú (2 0 0 1-2005). Tomo I. Instituto Peruano de Crimi­
nología y Ciencias Penales. In ris Consulti - San M arcos, Lima, p. 568).

CORTES SU PERIO RES

J 0529 Concepto d e l delito continuado: “F. J . 1. Que la jurisprudencia establece que el


delito continuado es el que se atribuye a una sola persona o personas, no obstante la diver­
sidad de las acciones que la integran, que el delito continuado presupone la repetición de
varias acciones consecuentes de una sola resolución criminal, y que cada una representa
una violación de la ley (expediente mil seiscientos cincuenta y nueve-ochenta, Primer Tri­
bunal Correccional de Lima) y que no se trata de un delito instantáneo y permanente. F.
J . 2. Que en el delito continuado el momento de comisión propio se remite a una plurali­
dad de acciones, las que se realizan en momentos determinados, que al recoger la concep­
ción doctrinal del delito continuado, no se deben tomar en consideración los momentos
comisivos de cada acción sino integrados en uno solo, salvo que cada acción o algunas de
ellas adquieran relevancia jurídica como es el caso particular de autos en el que el delito
continuado se interrumpe con una resolución judicial (sentencia del expediente número
ciento noventa y cuatro) que absuelve al acusado [...] por la comisión del delito contra el
patrimonio, defraudación [...]” (Exp. N ° 194-90-Lim a, d el 31/03/1993, jf. jj. 1 y 2, Corte
S uperior de Lima).

J 0530 Configuración d e l delito continuado: “[...] En efecto, regulado el delito conti­


nuado en el artículo 49 del Código Penal de la forma siguiente: ‘[...] Cuando varias viola­
ciones de la misma ley penal o una de igual o semejante naturaleza hubieran sido cometi­
das en el momento de la acción o en momentos diversos, con actos ejecutivos de la misma
resolución criminal, serán considerados como un solo delito continuado y se sanciona­
rán con la pena correspondiente al delito más grave al respecto los tratadistas Luis
A. Bramont Arias y Luis A. Bramont-Arias Torres han precisado lo siguiente: ‘[...] Para
que exista delito continuado debe haber pluralidad de acciones, diversos comportamien­
tos externos, separados cronológicamente, uno de otro [...]” (Exp. N ° 0 0 4 -2 0 0 1 -Lima, del
0 9 /0 2 /2 0 1 0 ,/. j. 18, P rim era Sala Penal Especial).

J 0531 N ocion es d e l delito continuado y su aplicación en el delito de enriquecim iento


ilícito: “El delito continuado constituye otra construcción de la doctrina y la jurispru­
dencia [...], para evitar tener que admitir la concurrencia de varios hechos típicos consti­
tutivos de otros tantos delitos cuando existe una unidad objetiva y/o subjetiva que permite
ver a distintos actos, por si solo delictivos y no producidos en forma de unidad natural
de acción, como parte de un proceso continuado unitario. Se habla en este caso de una
unidad jurídica de acción. El delito continuado consiste en dos o más acciones homogé­
neas, realizadas en distinto tiempo, pero en análogas ocasiones, que infringen la misma
norma jurídica o norma de igual o semejante naturaleza. El delito continuado se caracte­
riza porque cada una de las acciones que lo constituyen representa ya de por si un delito

395
A rt. 50 L ibro primero / Parte general

consumado o intentado, pero todas ellas se valoran juntas como un solo delito. El delito
continuado, exige la presencia de determinados elementos: a) Objetivos: homogenei­
dad del bien jurídico lesionado, homogeneidad de los modos de comisión del delito,
cierta conexión espacial y temporal; y, b) Subjetivos: la presencia de un dolo conjunto
o designio criminal común a las diversas acciones realizadas. La imputación contra el
autor del delito de enriquecimiento ilícito, como ya ha sido detallado, consiste en que
este aprovechando su condición de oficial del ejército se enriqueció en forma inde­
bida entre mil novecientos noventa al dos mil, lo que no implica que durante todo este
tiempo y de manera interrumpida se habría estado enriqueciendo en forma indebida,
sino por el contrario de los medios de prueba que se han aportado y actuado durante
la etapa del proceso penal y específicamente durante la etapa del juicio oral, se des­
prende que el autor del hecho habría estado incrementando su patrimonio de manera
progresiva. No cabe duda pues que en el caso que nos ocupa concurren los requisitos
que reclama el delito continuado, pues se ha lesionado un mismo bien jurídico la Admi­
nistración Publica que se ha visto afectada por la conducta del procesado [...], quien
abusando de su cargo en la Administración Pública se ha enriquecido indebidamente
durante el periodo comprendido entre mil novecientos noventa al dos mil, con lo que no
solo existe homogeneidad en el modo de comisión, sino que además una conexión espa­
cial y temporal entre cada acto de enriquecimiento [...]. En cuanto al designio criminal,
resulta evidente que el objetivo último del autor del hecho no era otro que incrementar
su patrimonio, para ello no dudo en aprovechar del cargo que ostentaba al interior de
las Fuerzas Armadas en su condición de oficial del Ejército. Determinada la condición
de delito continuado del delito de enriquecimiento ilícito, corresponde analizar cuál fue
el papel que desempeñaron los procesados a quienes se le imputa haber participado en
el hecho típico y antijurídico atribuido al encausado [...], y si este comportamiento se
adecúa a la tipificación de la complicidad” (Exp. N ° 99-2009-L im a, d e l 25/01/2011, P ri­
m era S ala P en a l E special).

ARTÍCULO 50 Concurso real de delitos(35)


Cuando concurran varios hechos punibles que deban considerarse como otros tan­
tos delitos independientes, se sumarán las penas privativas de libertad que fije el
juez para cada uno de ellos hasta un máximo del doble de la pena del delito más
grave, no pudiendo exceder de 35 años. Si alguno de estos delitos se encuentra repri­
mido con cadena perpetua se aplicará únicamente esta.

(35) A rtículo vigente conform e a la m odificación realizada por el artículo 3 de la L ey N° 28730 del 13/05/2006.

396
Aplicación de la pena Art. 50

TEXTO ORIGINAL:
A rtículo 50.- Cuando concurran varios hechos p unibles qu e deben considerarse
como otros tantos delitos independientes, se impondrá la p en a del delito más grave,
debiendo el Ju ez tener en cuenta los otros, de conform idad con el artículo 48.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Primera modificación: artículo 3 de la Ley N° 28730 del 13/05/2006.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
CP: arts. 48, 49, 80; C d e P P : arts. 20, 21, 23, 24; C P P 1991: art. 2; C P P 2 0 0 4 : arts. 2 inc.
6, 33 inc. 1, 474 inc. 3.

DOCTRINA

Sumario: Concepto / Esquema / Características.

I) 0 195 Concepto: JESCHECK, H. y WEIGEND, T. (2002). Tratado de D erecho


Penal. P arte gen eral. Traducción de la 5a edición por M. Olmedo y Cardenete. Granada:
Comares, §68 E l, pp. 782-783. “Existe concurso real cuando el autor ha cometido varios
delitos autónomos que son enjuiciados en el mismo proceso penal. Presupuesto de esta
concurrencia es, por un lado, la existencia de varias acciones y, por otro, la posibilidad
de su enjuiciamiento conjunto. Sin embargo, no cualquier clase de pluralidad de acciones
conduce a la aplicación de las reglas de la determinación de la pena, propias del concurso
real. [...] Las disposiciones relativas al concurso real no solo pertenecen al derecho mate­
rial, sino también al derecho procesal, pues la posibilidad de enjuiciamiento global para
una diversidad de acciones punibles depende del proceso penal [...]”.

I) 01% Concepto: BACIGALUPO, E. (1997). Principios del D erecho Penal. P arte


general. 4a edición. Madrid: Akal/iure, p. 436. “La existencia de un concurso real pre­
supone, en primer término, la existencia de una pluralidad de acciones. La comproba­
ción de esta pluralidad tiene lugar en forma negativa: habrá pluralidad de acciones si se
descarta la unidad de acción. En segundo lugar se requiere una pluralidad de lesiones de
la ley penal, lo que -como el concurso ideal- presupone que los delitos realizados son
también independientes”.

I) 0197 Esquema: POLAINO NAVARRETE, P. (2017). L eccion es de D erecho Penal.


2a edición. Madrid: Tecnos, p. 289. “El concurso real de delitos
Parte general. Tomo II.
tiene lugar cuando un mismo sujeto ejecuta una pluralidad de infracciones penales inde­
pendientes entre sí. Tal conjugación de varias infracciones delictivas presupone reali­
zación de diversas acciones por parte del autor. Las normas quebrantadas pueden ser
diferentes entre sí, o bien puede tratarse de una misma norma infringida en distintas oca­
siones. [...] El concurso real de delitos, también denominado concurso material, responde
al esquema siguiente de manifestación delictiva: Identidad de sujeto activo (sea indivi­
dual o colectivo). Pluralidad de acciones ejecutadas. Pluralidad de delitos cometidos. [...]

397
Art. 50 L ibro primero / Parte general

El concurso real de delitos responde al básico principio jurídico que proclama: ‘tantas
acciones tantos delitos’, que encuentra su correlativo punitivo en el axioma ‘tantos delitos
tantas penas ’: ‘ quot delicia tot poenae ’. En suma, la vigencia de estos criterios normativos
equivale a establecer ‘tantas penas cuantos delitos’ han sido cometidos”.

I) lll'IS Características: CEREZO MIR, J. (2004). Curso de D erech o P en a l español.


P a rte g en era l. 6a edición. Tomo I. Madrid: Tecnos, p. 309. “El concurso real de de­
litos es un supuesto de pluralidad de acciones u omisiones y pluralidad de delitos. El
sujeto ha realizado varias acciones u omisiones y cada una de ellas es constitutiva de
un delito. Es preciso que no haya recaído sentencia condenatoria por ninguno de los de­
litos al cometerse los restantes, a diferencia de lo que sucede en la agravante de la rein­
cidencia [...]”.

á JURISPRUDENCIA

Sumario: ACUERDO PLENARIO: Diferencia entre concurso real y el concurso ideal de delitos
/ Clases de concurso real / Elementos del concurso real / Determinación judicial de la
pena concreta en el concurso real de delitos. CORTE SUPREMA: Determinación de la
pena en el concurso real de delitos / Concurso real de delito (determinación de la pena
y principio de legalidad) / El principio de acumulación en la determinación de la pena
concreta en el caso de concurso real de delitos / Prescripción de la acción penal en el
concurso real de delitos / Concurso real de delitos y el acuerdo reparatorio / Vigencia
de la acción penal y concurso real de delitos / Las penas accesorias y las medidas de
seguridad en el concurso real de delitos / Concurso real de delitos entre robo agra­
vado y tenencia ilegal de armas / Concurso real de delitos entre robo agravado y
violación sexual. CORTES SUPERIORES: Elementos constitutivos de concurso real
de delitos.

ACUERDO PLEN A R IO

J 0532 D iferen cia entre e l concurso re a l y e l concurso ideal de delitos: “Se produce un
concurso real de delitos cuando un mismo autor con una pluralidad de acciones indepen­
dientes entre sí, realiza, a su vez, varios delitos autónomos. A diferencia del concurso ideal
(que presenta unidad de acción), el concurso real se caracteriza por presentar pluralidad
de acciones y por ello constituye la contrapartida del concurso ideal” (Acuerdo Plenario
N ° 4 -2 0 0 9 /C J-1 1 6 sobre “Determ inación d e la p e n a y concurso r e a l”, del 13/11/2009, f .
j. 6, V P leno Jurisdiccion al de las Salas P en a les Perm anente y Transitorias).

J 0533 C lases de concurso real: “Existen dos formas de concurso real de delitos: el
homogéneo y el heterogéneo. El concurso real es homogéneo si la pluralidad de delitos
cometidos corresponde a una misma especie; por ejemplo, cuando en diversas ocasio­
nes y de modo independiente se cometieron varios robos. El concurso real es heterogé­
neo cuando los delitos realizados por el mismo autor constituyen infracciones de distinta
especie, es decir, si en distintas oportunidades se cometieron un hurto, lesiones y una fal­
sificación de documentos” (Acuerdo P len a rio N ° 4 -2 0 0 9 /C J-ll 6 so bre "Determ inación

398
Aplicación de la pena A rt. 50

de la p en a y concurso r e a l”, del 13/11/2009, f. j. 6, V Pleno Jurisdiccional d e las Salas


P enales Perm anente y Transitorias).

J 0534 E lem en tos del concurso real: “Los presupuestos y requisitos legales del concurso
real de delitos son los siguientes: A) Pluralidad de acciones; B) Pluralidad de delitos inde­
pendientes; C) Unidad de autor. El agente en el concurso real de delitos debe ser objeto de
enjuiciamiento en un mismo proceso penal “enjuiciamiento conjunto-, lo que, por consi­
guiente, da lugar a una imputación acumulada al agente de todos los delitos perpetrados
en un determinado espacio de tiempo [...]. La comisión de varios delitos en concurso real
crea los presupuestos de su enjuiciamiento simultáneo en función a la conexidad material
existente entre ellos” (Acuerdo Plenario N ° 4 -2 0 0 9 /C J-1 1 6 sobre "Determ inación d e la
p en a y concurso real", d el 13/11/2009, f. j. 6, V P len o Jurisdiccional de las Salas P en a ­
les P erm anente y Transitorias).

J 0535 D eterm in ación ju d ic ia l de la p e n a concreta en el concurso rea l d e delitos:


“Para la determinación de la pena concreta aplicable, en caso del concurso real de de­
litos, rige un procedimiento que responde a las reglas derivadas del denominado ‘princi­
pio de acumulación’. El esquema operativo que el órgano jurisdiccional debe desarrollar
en estos casos es el siguiente:
A) Identificación de una pena básica y una pena concreta parcial para cada delito inte­
grante del concurso. Ello supone, como primer paso, que se defina la posibilidad
de sanción establecida para el delito -límites mínimo y máximo o pena básica- en
base a la penalidad conminada en la ley para dicho ilícito. El segundo paso con­
siste, atento a las circunstancias correspondientes y/o concurrentes de su comisión,
en la concreción de la pena aplicable al delito en cuestión -pena concreta parcial-.
Cabe precisar que esta primera etapa de determinación de la pena deberá cumplirse
tantas veces como delitos que estén en concurso real. El órgano jurisdiccional debe
operar para ello en principio de la misma forma como si cada hecho debiera enjui­
ciarse solo.
B) En la segunda y última etapa, cumplida la precedente, el Juez procederá a sumar las
penas concretas parciales y así obtener, con dicha adición, un resultado que será la
pena concreta total del concurso real. Sin embargo, esta pena concreta resultante ten­
drá que ser sometida a un doble examen de validación. En primer lugar, será del caso
verificar que la pena no exceda de treinta y cinco años si es pena privativa de liber­
tad temporal, así como que tampoco exceda el equivalente al doble de la pena con­
creta parcial establecida para el delito más grave de los comprendidos por el con­
curso real. En caso de que el resultado de la pena concreta total supere cualquiera de
esos dos límites legales, su extensión deberá de reducirse hasta el límite correspon­
diente (treinta y cinco años o el que representa el doble de la pena concreta parcial
fijada para el delito más grave).
Finalmente, el artículo 50 del CP incorpora una última verificación de carácter excep­
cional. Esta implica cotejar que ninguno de los delitos integrantes del concurso real
haya obtenido como pena parcial la de cadena perpetua, ya que de darse tal supuesto

399
A rt. 50 L ibro primero / Parte general

dicha sanción punitiva sería la única que tendría la condición de pena concreta, supri­
miéndose, en tal caso, las demás penas concretas parciales. Cabe aclarar que si más
de un delito resultase con pena concreta parcial de cadena perpetua estas no se suma­
rían debiendo aplicarse como pena concreta total solo una de ellas” (A cuerdo P lenario
N ° 4 -2 0 0 9 /C J-1 1 6 s o b re “D eterm inación de l a p e n a y concurso re a l”, del 13/11/2009, f .
j . 7, V P leno Jurisdiccion al de las Salas P ena les Perm anente y Transitorias).

CO RTE SU PREM A

J 0536 D eterm in ación de la p e n a en e l con cu rso re a l de delitos: “[...] sobre el quan­


tum punitivo, es de resaltar que el presente caso, el encausado ba incurrido en tres delitos
independientes, siendo de aplicación el artículo 50 del Código Penal sobre concurso real,
lo que trajo como consecuencia que el juzgador proceda con la sumatoria de las penas por
cada uno de los delitos; [...] cabe resaltar, que al haberse incurrido en tres hechos simi­
lares cometidos bajo la misma modalidad, denota que el encausado tendría como modus
vivendi la comisión continua de dichos delitos, elementos que no han sido tomados en
cuenta por el juzgador al momento de la determinación de la pena” (R. N. N" 3 6 0 9 -2 0 1 3 -
Lim a Norte, d el 1 2 /0 6 /2 0 1 4 , f j . 5, Sala P en a l Perm anente).

J 0537 C oncurso re a l de delito (determ inación de la p e n a y p rin cip io d e legalidad):


“F. J . 4. Que, el Colegiado Superior procedió correctamente al calificar los hechos delic­
tivos imputados al encausado [...] como concurso real homogéneo porque no se mani­
fiesta que las estafas que cometió en diferentes momentos y en agravio de distintos suje­
tos respondan a una sola resolución criminal -dolo global o dolo de continuación-; que,
por el contrario, el encausado [...] si bien ejecutó los cinco delitos que correspondían a
una misma especie -porque vulneran el bien jurídico patrimonio- bajo un mismo modus
oper andi de estafa, en tanto que aparentaba ser Comandante del Ejército que ofertaba
insumos para la venta, esta pluralidad de acciones eran independientes entre sí -ninguna
de sus acciones delictivas se vinculaba con la anterior- y con resoluciones criminales
distintas en cada caso, donde cada agraviado mediante engaño se desprendió de manera
voluntaria de su propio peculio. F. J . 5. [...] al sumar las penas concretas parciales no
solo omitió lo recogido en el artículo cincuenta del Código Penal, [...], sino también los
criterios informados en el fundamento séptimo del Acuerdo Plenario N° 4-2009/CJ-116,
pues la pena concreta total no debe exceder al doble de la pena máxima conminada en
el Código Penal para el delito más grave de los comprendidos en el concurso real, por lo
que la sanción estimada infringió el principio de legalidad; que, además, las penas con­
cretas parciales impuestas no observan correspondencia con los injustos cometidos, de
ahí que en virtud a los principios de proporcionalidad y razonabilidad jurídica contempla­
dos en el artículo octavo del Título Preliminar del Código Penal estas deben disminuirse
de manera prudencial” (R. N. N ° 5 6 0 -2 0 1 0-Cajam arca, del 28 /1 0 /2 0 1 0 , ff. jj. 4 y 5, Sala
P enal P erm an en te).

J 0538 E l ‘p rin cip io de acum ulación ’ en la determ inación de la p e n a concreta en


e l caso d e l con cu rso re a l de delitos: “F. J . 13. Que, asimismo, los imputados recurren­
tes citados en el décimo considerando, en su conjunto, cuestionan el quantum de la pena
impuesta por estimarla excesiva; que, sin embargo, se está ante un concurso real de

400
A plicación de la pena Art. 50

delitos -robo agravado y violación sexual- que en aplicación del artículo cincuenta del
Código Penal, modificado por Ley número veintiocho mil setecientos treinta, exige sumar
las penas privativas de libertad que fije el juez para cada una de ellas. F. J. 14. Que, al
respecto, se tiene el Acuerdo Plenario N° 04-2009/CJ-116 [...], que establece que para la
determinación de la pena concreta aplicable, en caso del concurso real de delitos, rige un
procedimiento que responde a las reglas derivadas del denominado ‘principio de acumu­
lación’, precisándose que, en primer orden debe identificarse una pena básica y una pena
concreta parcial para cada delito integrante del concurso y, una vez cumplido ello, se pro­
cederá a sumar las penas concretas parciales y así obtener, con dicha adición, un resul­
tado que será la pena concreta total del concurso real” (R. N. N ° 3592-2009-A yacucho, del
30/06/2010, jf. jj. 13 y 14, Sala Penal Perm anente).

J 0539 P rescripción de la acción p e n a l en e l concurso real de delitos: “F. J . 2. [...]


el concurso real de delitos es aquella situación resultante de la comisión de una o más
acciones realizadas por el mismo sujeto, las que serán juzgadas en un mismo proceso
penal, y que el artículo cincuenta del mismo Código establece que se presenta cuando
concurren varios hechos punibles que deben ser considerados como otros tantos delitos
independientes, imponiéndose la pena del delito más grave, debiendo el juez tener en
cuenta los otros delitos, de conformidad con el artículo cuarenta y ocho de la norma
legal antes mencionada. F. J. 3. Que, el segundo y tercer párrafo del artículo ochenta
del Código Penal señala cuando prescribe la acción penal, en los casos de concurso real
como ideal de delitos, teniéndose que en el primer caso, las acciones prescriben separa­
damente en el plazo señalado para cada uno, y en el segundo caso, prescriben cuando
haya transcurrido un plazo igual al máximo correspondiente al delito más grave; que asi­
mismo, en concordancia con el primer y segundo párrafo del artículo ochenta y tres del
Código Penal, la prescripción de la acción se interrumpe por las actuaciones del Minis­
terio Público o de las autoridades judiciales, quedando sin efecto el tiempo transcurrido,
transcurriendo nuevamente el plazo de prescripción, a partir del día siguiente de la última
diligencia” (R. N. N ° 896-2005-C allao, d el 2 2 /0 6 /2 0 0 5 , fifi jj. 2 y 3, Segunda Sala P ena l
Transitoria).

J 0540 C oncurso re a l de delitos y el acuerdo reparatorio: “[...] En el presente caso se


trata de un concurso real de delitos de lesiones graves y luga en accidente de tránsito, que
si bien el artículo 2, inciso 6, parte in fin e , establece en principio que cuando se presente
tal situación no rige la procedencia del acuerdo reparatorio, también precisa varias excep­
ciones tales como: (a) cuando no haya pluralidad importante de víctimas, (b) cuando el
segundo delito sea de menor gravedad (c) o afecte bienes jurídicos disponibles. En tal
sentido, se advierte que no puede rechazarse in limine la petición de un acuerdo repara-
torio por la sola concurrencia de una pluralidad de acciones, sin que se analicen en con­
creto los supuestos de excepción y de manera independiente frente a cada uno de los agra­
viados, de ser el caso. Dada la naturaleza y finalidad que persigue el acuerdo reparatorio,
en caso de su postulación en el que se presente un concurso de delitos no cabe aplicar la
fórmula legal establecida en el artículo 50 del Código Penal, en tanto su ámbito recae en
la agravación de la pena mientras el acuerdo reparatorio persigue la solución de conflictos
en términos de la satisfacción de los intereses de la víctima tales como restitución del bien

401
Art. 50 L ibro primero / Parte general

jurídico protegido, reparación del daño o de indemnización correspondiente, sin perjuicio


de las medidas de no repetición” ( Casación N °4 3 7 -2 0 1 2 -S a n Martín, del 1 9 /0 9 /2 0 1 3 , f .
j. 11, Sala P ena l P erm an en te).

j 0541 Vigencia de la acción p en a l y concurso real de delitos : “Que, estando a los térmi­
nos de la acusación fiscal, queda claro que las acciones realizadas por los mencionados proce­
sados fueron ejecutados en dos momentos diferentes, pues, en primer lugar se habrían apro­
piado de parte de los galones de petróleo que habían sido adquiridos dentro del ‘Plan Sierra
Verde’, para lo cual habrían usurpado las funciones del manejo técnico y administrativo del
citado Plan; que, en segundo lugar, para justificar dicha actividad ilícita, elaboraron y/o adul­
teraron documentación falsa, ello con el fin de sustentar lo que indebidamente se habrían apro­
piado; por lo que, queda claro que los hechos imputados a los aludidos encausados resultan
ser conductas independientes -concurso real de delitos- y no simultáneas -concurso ideal de
delitos- como erróneamente precisa el representante del Ministerio Público -fiscal supremo-;
debiendo tenerse en cuenta que los documentos incriminatorios de falsificación son de natu­
raleza privada, la cual se sanciona con una pena no mayor de cuatro años -artículo cuatro­
cientos veintisiete del Código Penal-; que, al respecto, nuestro ordenamiento jurídico penal
sustantivo establece las formas de extinción de la acción penal, entre ellas la prescripción
que, conforme lo determina el artículo ochenta del Código Penal, opera cuando transcurre un
tiempo igual al máximo de la pena fijada por ley para el delito, y en caso de darse la interrup­
ción de los plazos, en aplicación del último párrafo del artículo ochenta y tres del Código sus­
tantivo, esta opera indefectiblemente cuando el tiempo transcurrido sobrepasa en una mitad
el plazo ordinario; que, dentro de ese contexto, se advierte que el momento consumativo del
delito contra la fe pública -año dos mil- a la actualidad, han transcurrido más de siete años y
once meses, por lo que la acción penal que generó la conducta dolosa incriminada al proce­
sado Ñ.Q se ha visto afectada extintivamente, pues según la pena máxima de cuatro años pre­
vista en el numeral cuatrocientos veintisiete del Código Penal y estando a lo dispuesto por los
artículos ochenta y ochenta y tres —in fine - del mismo cuerpo legal, la vigencia de la acción
penal quedó limitada al plazo de seis años, situación jurídica de la que emerge el imperativo
de amparar la excepción de prescripción, haciéndose extensiva al reo P.M, por tener la misma
situación jurídica-como acertadamente concluyó el Tribunal Superior-; debiendo enfatizarse
que el extremo materia de impugnación, no resulta de aplicación lo dispuesto en la última
parte del artículo ochenta del Código sustantivo -que duplica el plazo de prescripción-, pues
dicha norma está referida única y exclusivamente cuando el agente en calidad de funciona­
rio o servidor público, vulnera tipos penales que perjudican directamente el patrimonio del
Estado, lo cual no sucede en los delitos contra la fe pública, cuyo bien jurídico protegido es el
tráfico jurídico documentario [...]” (R. N. N ° 3601-2007-Arequipa, del 10/11/2008,/. j. 3, Pri­
mera Sala Penal Transitoria).

J 0542 L a s p e n a s accesorias y las m edidas de segu ridad en e l concurso real d e delitos:


“Es del caso precisar que en caso de concurso real de delitos, con arreglo a la concordan­
cia de los artículos 48 y 50 del Código Penal, solo se adiciona a la pena más grave las penas
accesorias y las medidas de seguridad” (Ejecutoria Suprem a del 23/07/2004, R. N. N ° 824-
2004-San Martín. E n : CASTILLO ALVA, J. L. (2006). Jurisprudencia penal. Sentencias de
la Corte Suprem a de Justicia de la República. Tomo I. Grijley, Lima, p . 522).

402
A plicación de la pena Art. 50-A

J 0543 Concurso re a l de delitos entre robo agravado y tenencia ilegal de arm as: “Ha
quedado acreditado que los acusados han participado conjuntamente en la comisión de
tres latrocinios: el primero, en el cual actuaron durante la noche, a mano armada y con
el concurso de más de dos personas; mientras que en el segundo y tercer atentado patri­
monial, en los que han actuado en casa habitada, durante la noche y con el concurso de
dos personas, teniendo en cuenta el accionar de los acusados, nos encontramos frente a
un delito continuado de robo agravado, resultando de aplicación la norma penal vigente
al momento que cesó la actividad delictiva. Asimismo, se ha probado la responsabilidad
penal de los acusados por el delito de tenencia ilegal de armas de fuego, de lo que se colige
que entre este evento delictivo y los atentados patrimoniales, se ha configurado un con­
curso real de delitos” (Ejecutoria Suprema del 17/06/1999, Exp. N ° 1536-99-Tacna. En:
CHOCANO RODRÍGUEZ, R. y VALLADOLID, V. (2002). Jurisprudencia penal. Grijley,
L im a,p. 139).

J 0544 Concurso re a l de delitos entre robo agravado y violación sexual: “El imputado
no solo, mediante amenaza con arma blanca y anunciando que pertenece a un grupo terro­
rista, sustrajo diversos artefactos y dinero a la agraviada, sino que además le hizo sufrir
violación sexual, produciéndose un concurso real de delitos entre violación sexual y robo
agravado” (Ejecutoria Suprema del 28/06/2004, R. N. N ° 742-2004-Ayacucho. En: CAS­
TILLO ALVA, J. L. (2006). Jurisprudencia penal. Sentencias de la C orte Suprema de Jus­
ticia de la República. Tomo I. Grijley, Lima, p . 464).

CORTES SUPERIORES
J 0545 E lem entos constitutivos del concurso real de delitos: “La dogmática penal esta­
blece que para que exista concurso real de delitos, se requiere entre otros elementos: plura­
lidad de acciones punibles, de tal suerte que cada uno de ellos, con sus propios elementos
constitutivos, puedan considerarse como infracciones autónomas; que esta circunstancia
no ha operado en el presente caso, en que admitir el concurso de la tentativa de homici­
dio y lesiones implicaría una doble valoración de la conducta incriminada” (Sentencia de
la Corte Superior de Justicia de La L ibertad del 31/05/2001. Exp. N ° 98-0199-16070. En:
Jurisprudencia p en a l (2003). Normas Legales, Trujillo,p. 167).

-----------------§ ------------------

ARTÍCULO 50-A Concurso real de faltas(36)37(37)


Cuando se realiza una pluralidad de acciones que deban considerarse como fal­
tas independientes que perjudican a varias personas e infringen el mismo precepto

(36) Artículo vigente conform e a la incorporación realizada por el artículo 2 de la L ey N° 29407 del
18/09/2009.
(37) Texto conform e a la rectificación de fe de erratas del 29/09/2009.

403
Art. 50-A L ibro primero / Parte general

penal o preceptos de igual o semejante naturaleza, será sancionado como autor del
delito correspondiente y se le impone la pena privativa de libertad prevista para
este, teniendo en cuenta el perjuicio total causado.
N ormas concordantes
C P: arts. 440, 441, 444; C P P 2 0 0 4 : arts. 30, 482 inc. 2, 484; C d e P P : arts. 9, 12, 18, 59,
324, 333; N C P P : arts. 17, 30; L e y 2 9 8 2 4 : art. 1 6 inc. 3

¡¡«¡i JURISPRUDENCIA

Sumario: ACUERDO PLENARIO: El concurso real de faltas

ACUERDO PLEN A R IO

J 0546 E l con cu rso re a l de fa lta s: “F. J . 10. La Ley N° 29407, promulgada el 16 de


setiembre de 2009, incorporó en el Código Penal el artículo 50-A para regular el deno­
minado concurso real de faltas. Según este artículo: ‘Cuando se realiza una pluralidad
de acciones que deben considerarse como faltas independientes que perjudican a varias
personas e infringen el mismo precepto penal o preceptos de igual o semejante natu­
raleza, será sancionado como autor y se le impone la pena privativa de libertad pre­
vista para este, teniendo en cuenta el perjuicio total causado’. La confusa redacción de
dicha norma complica el análisis dogmático sobre la estructura y configuración de esta
novedosa modalidad concursal. No obstante, una aproximación general a sus conteni­
dos permite señalar como sus presupuestos y requisitos a los siguientes: A. Pluralidad
de acciones. B. Pluralidad de faltas independientes. C. Pluralidad de personas perjudica­
das. D. Unidad de autor. F. J . 11. Ante la ausencia de doctrina especializada al respecto
resulta pertinente formular algunos criterios generales en tomo a la naturaleza y efectos
de esta inédita forma de concurso real. Al parecer también es posible un concurso real
homogéneo o heterogéneo de faltas ya que el texto de la norma alude a que los actos del
agente ‘ [...] infringen el mismo precepto penal o preceptos de igual o semejante natura­
leza [...]’. Sin embargo, resulta compleja la descripción que hace la ley sobre las reglas
de determinación de la pena en el párrafo final del artículo 50-A CP: ‘[...] será sancio­
nado como autor y se le impone la pena privativa de libertad prevista para este, teniendo
en cuenta el perjuicio total causado’. Al respecto, y teniendo en cuenta los criterios asu­
midos para los casos del concurso real de delitos por los artículos 50 y 51 CP, una opción
interpretativa válida sería inferir que la penalidad concreta del concurso real de fal­
tas surgirá de la acumulación de las penas parciales correspondientes a cada falta inte­
grante de la estructura concursal. Pero, el problema hermenéutico subsiste por la alusión
que hace el texto legal a una ‘pena privativa de libertad prevista’, la cual no está con­
siderada actualmente para ningún tipo de falta regulada en el Libro Tercero del Código
Penal. Efectivamente, tales infracciones penales solo pueden ser reprimidas con penas
restrictivas de derechos -prestación de servicios a la comunidad- y multa, conforme al
artículo 440.3 CP. Es más, la única posibilidad legal de aplicar esta clase de pena priva­
tiva de libertad en una falta se concentra en el heterodoxo supuesto de conversión que

404
Aplicación de la pena A rt. 50-A

estipula el modificado inciso 3 del artículo 440 CP (disposiciones fundamentales), pero


que solo puede operar en casos de reincidencia en faltas contra la persona del artículo
441 CP o contra el patrimonio del artículo 444 CP, situaciones y efectos no compatibles
con la noción de reiterancia -pluralidad de infracciones penales cometidas pero ausencia
de sentencias condenatorias precedentes- que gobierna y caracteriza a toda forma de
concurso real de infracciones penales. Esta incoherencia normativa es consecuencia de
haber mantenido en el artículo 50-A CP, en gran medida, el mismo enunciado propuesto
por el proyecto parlamentario definitivo que dio origen a la Ley número 29407 y que era
el siguiente: “Cuando se realiza una pluralidad de acciones que deben considerarse como
faltas independientes que perjudican a varias personas e infringen el mismo precepto
penal o preceptos de igual o semejante naturaleza, es castigado como autor o partícipe
del delito correspondiente y se le impone la pena privativa de libertad prevista para este,
teniendo en cuenta el perjuicio total causado”. La redacción proyectada aludía, pues, a
un ‘delito’ y no una falta, por lo que sí era posible considerar la aplicación de una pena
privativa de libertad que correspondiera a un hecho punible. Esta heterodoxa redacción
y consecuencia punitiva del artículo 50-A CP, fue confirmada, luego, con la fe de erratas
publicada el 29 de septiembre de 2009 (diario oficial El Peruano. Suplemento de nor­
mas legales. Edición, del martes 29 de septiembre de 2009, página 403452). Por tanto,
el texto vigente ha quedado redactado con el siguiente tenor: ‘Cuando se realiza una plu­
ralidad de acciones que deban considerarse como faltas independientes que perjudican
a varias personas e infringen el mismo precepto penal o preceptos de igual o semejante
naturaleza, será sancionado como autor del delito correspondiente y se le impone la pena
privativa de libertad prevista para este, teniendo en cuenta el perjuicio total causado’ .
La norma citada no señala cuál es el delito correspondiente que aportará la pena apli­
cable ni cuántas faltas deben cometerse para que se asimilen a un delito. No hay, pues,
por vía hermenéutica posibilidades de compatibilizar tales defectos de técnica legisla­
tiva con las exigencias derivadas del principio de legalidad. En consecuencia, solo cabe
postular que se apliquen al concurso real de faltas iguales reglas de determinación de la
pena concreta que actualmente rigen para el concurso real de delitos. Esto es, que se adi­
cionen o acumulen todas las penas concretas parciales aplicables a cada una de las fal­
tas cometidas por el mismo agente y que perjudicaron a varios agraviados. Sin embargo,
el resultado final no deberá exceder los límites genéricos de las penas de prestación de
servicios a la comunidad y de multa que fijan los artículos 34 CP (ciento cincuenta y seis
jomadas de servicios semanales) y 440.4 del CP (ciento ochenta días-multa), respectiva­
mente” (Acuerdo Plenario N ° 4-2009/CJ-116 sobre "Determinación de la Pena y Con­
curso Real", del 13/11/2009, ff. jj. 10y 11, VPleno Jurisdiccional de las Salas Penales
Permanente y Transitorias).

405
A rt. 51 L ibro primero / Parte general

ARTÍCULO 51 C oncurso real retrospectivo(38)


Si después de la sentencia condenatoria se descubriere otro hecho punible cometido
antes de ella por el mismo condenado, será sometido a proceso penal y la pena que
fije el juez se sumará a la anterior hasta un máximo del doble de la pena del delito
más grave, no pudiendo exceder de 35 años. Si alguno de estos delitos se encuentra
reprimido con cadena perpetua, se aplicará únicamente esta, sin perjuicio de fijarse
la reparación civil para el nuevo delito.

TEXTO ORIGINAL:
A rtíc u lo 51.- Si después de la sentencia definitiva condenatoria se descubriere
otro hecho punible cometido antes de ella por el mismo condenado, será some­
tido a nuevo proceso y se aumentará la pena o se impondrá la nueva pena
correspondiente.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Primera modificación: artículo único de la Ley N° 26832 del 03/07/1997.
A rtícu lo 51.- Si después de la sentencia condenatoria se descubriere otro hecho
punible cometido antes de ella por el mismo condenado de igual o de distinta natu­
raleza que merezca una pena inferior a la impuesta, cualquiera que sea el estado en
que se encuentre, el órgano jurisdiccional o los sujetos al proceso, solicitarán copia
certificada del fallo ejecutoriado y en mérito de la misma, el órgano jurisdiccional
dictará el sobreseimiento definitivo de la causa y ordenará archivarla.
Si el hecho punible, descubierto mereciere una pena superior a la aplicada, el conde­
nado será sometido a un nuevo proceso y se impondrá la nueva pena correspondiente.
Segunda modificación: artículo 3 de la Ley N° 28730 del 13/05/2006.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
CP: arts. 48, 49, 50; C de P P : arts. 20, 21; C P P 2 0 0 4 : art. 2 inc. 6.

DOCTRINA

Sumario: Naturaleza.

_I)_0199
_ _ _ Naturaleza: GARCIA CAVERO, P. (2008). Lecciones de Derecho Penal.
Parte general. Lima: Grijley, pp. 666-667. “[...] El denominado concurso real retrospec­
tivo se produce cuando los delitos que comprometen el concurso no han sido juzgados
simultáneamente en un solo proceso, esto es, el procesado ha sido autor de varios delitos,
pero inicialmente fue juzgado y condenado solo por uno o algunos de los delitos cometi­
dos. De allí que al descubrirse con posterioridad a tal juzgamiento y condena los delitos

(38) Artículo vigente conform e a la modificación realizada por el artículo 3 de la L ey N° 28730 del 13/05/2006.

406
A plicación de la pena A rt. 51

restantes, ellos darán lugar a un nuevo juzgamiento, sin que aquella anomalía procesal
afecte la integridad del concurso real de delitos que cometió el agente. [...]
La actual regulación del concurso real retrospectivo establece una sola regla; El sen­
tenciado será sometido a proceso penal y la pena que le fije el juez se sumará a la ante­
rior hasta un máximo del doble de la en del delito más grave, no pudiendo excederse de
treinta y cinco años. Si uno de estos delitos se encuentra reprimido con cadena perpetua,
se aplicará solamente esta”.

¿HE ' 4RISPRUDENCIA

Su milla: ACUERDO PLENARIO: Concepto y elementos del concurso real retrospectivo /


Determinación judicial de la pena concreta en el concurso real retrospectivo / Inciden­
cia del artículo 50 del Código Penal en la determinación de la pena abstracta aplicable /
Concurso real de delitos y vigencia del principio de legalidad en la determinación judi­
cial de la pena. EJECUTORIA SUPREMA VINCULANTE: En el concurso real retros­
pectivo la pena aplicable en la condena se sumará a la impuesta en la sentencia anterior,
no pudiendo exceder de los límites que fija el artículo 51 del Código Penal / Noción y
criterios de aplicación del concurso real retrospectivo. CORTE SUPREMA: Elemen­
tos constituidos y requisitos del concurso real retrospectivo / Concurso real retrospec­
tivo de delitos (principio de asperación) / Consecuencias para el sentenciado a la luz de
la operatividad del concurso real retrospectivo / Finalidad e implicancias del concurso
real retrospectivo / Precisiones conceptuales sobre la refundición de pena y el concurso
real retrospectiva / Requisitos de la refundición de pena.

ACUERDO PLEN A RIO

J 0547 Concepto y elem entos d el concurso rea l retrospectivo: El concurso real retros­
pectivo o posterior se configura cuando los delitos que componen el concurso no fueron
juzgados simultáneamente en un solo proceso penal. Es decir, al autor de esa pluralidad
concursal de delitos independientes se le fue sometiendo a juicio y condenando secuen-
cialmente por cada hecho punible, según la oportunidad en que tales ilícitos se fueron,
sucesivamente, descubriendo. Un ejemplo puede ilustrar esta peculiar situación mate­
rial y procesal: X cometió un hurto en abril de 2003. Al año siguiente, en marzo de 2004,
utilizó una libreta electoral falsa para suscribir un contrato de arrendamiento. Luego, en
junio de 2006, ocasionó lesiones graves a su vecino. Este último lo denunció, por lo que
X fue procesado y condenado a cinco años de pena privativa de libertad. Sin embargo,
estando recluido él fue reconocido por el agraviado del hurto que cometió en el 2003,
quien al denunciarlo le generó un nuevo proceso penal. Al iniciarse este nuevo juicio se
descubrió la utilización del documento falso el año 2004, lo que motivó que se le amplíe
la instrucción por el delito contra la fe pública. Como se puede apreciar en este ejemplo,
si bien existe un concurso real entre los delitos de robo (art. 185 del CP), falsedad docu­
mental (art. 427 del CP) y lesiones graves (art. 121 del CP), tales delitos no han podido
ser juzgados en el mismo proceso judicial sino en juicios sucesivos posteriores a la pri­
mera condena por lesiones graves. Partiendo de la estructura normativa del concurso
real retrospectivo de delitos, cabe identificar como sus presupuestos y requisitos a los

407
A rt. 51 L ibro primero / Parte general

siguientes: A) Pluralidad de delitos; B) Juzgamiento sucesivo de los delitos en concurso;


C) Unidad de autor”. (Acuerdo Plenario N° 4-2009/CJ-116 sobre "Determinación de la
pena y concurso real”, del 13/11/2009, f. j. 8, VPleno Jurisdiccional de las Salas Pena­
les Permanente y Transitorias).

J 0548 D eterm in a ció n ju d ic ia l de la p e n a con creta en e l con cu rso rea l retro sp ectivo
d e delitos: “En la imposición de la pena concreta para esta modalidad especial de con­
curso real la doctrina exige que se fije como criterio rector que el autor no debe resul­
tar con una pena concreta final y total, luego de sus sucesivos juzgamientos y conde­
nas, que sea más severa que aquella que se le habría aplicado si hubiese sido juzgado
simultáneamente, en un solo proceso, por todos los delitos que cometió y que dieron
lugar al concurso real [...]. En coherencia con dicho criterio la modificación del artículo
51 del CP, mediante la Ley N° 28730, ha establecido que la pena concreta para tales
casos, surgirá, también, de la aplicación del mismo procedimiento regulado para el con­
curso real de delitos en el artículo 50 del CP. Es decir, el órgano jurisdiccional compe­
tente en cada juzgamiento deberá adicionar las penas concretas parciales que obtenga
por los delitos que procesó, a aquellas que ya fueron impuestas en los juzgamientos
precedentes. Luego deberá someter el resultado o pena concreta total del concurso real
retrospectivo, a las verificaciones y límites señalados en el mismo artículo 51 del CP
y a los cuales ya se ha hecho mención al analizar el caso del concurso real (no supe­
rar treinta y cinco años de pena privativa de libertad ni superar el doble de la pena
concreta parcial correspondiente al delito más grave y aplicar solo la pena de cadena
perpetua si ella resulta como sanción para, cuando menos, uno de los delitos en con­
curso)” (Acuerdo Plenario N° 4-2009/CJ-116 sobre “Determinación de la pena y con­
curso real", del 13/11/2009, f. j. 9, VPleno Jurisdiccional de las Salas Penales Perma­
nente y Transitorias) .

J 0549 In cid en cia d e l artícu lo 50 d e l C ódigo P e n a l en la determ in ación de la p e n a


abstracta a plicable: “Las normas sobre el concurso de delitos tienen una incidencia
directa en la determinación del marco penal aplicable. Así han sido concebidas por el
derecho positivo; el Código Penal las incorpora en el Capítulo II del Título III del Libro
Primero, dedicado a la aplicación de la pena. Sin perjuicio de lo expuesto, es de enfa­
tizar que los concursos delictivos -concurso ideal, concurso real, delito continuado y
delito masa-, son casos de concurrencia de tipos penales realizados sin que ninguno
excluya a otro, con diferentes normas penales violadas y diversidad de bienes jurídicos
lesionados” (Acuerdo Plenario N° 4-2009/CJ-ll 6 sobre Determinación de la pena y
concurso real”, del 13/11/2009, f. j. 12, VPleno Jurisdiccional de las Salas Penales
Permanente y Transitorias VPleno Jurisdiccional de las Salas Penales Permanente y
Transitorias) .

J 0550 C on cu rso re a l de delito s y vigen cia d e l p rin c ip io d e leg a lid a d en la d eter­


m in ación ju d ic ia l de la p e n a : “F. J. 15. Si la determinación e individualización de
la pena constituye un procedimiento técnico y valorativo debidamente regulado por
el Código Penal, es evidente que todos aquellos hechos y circunstancias que determi­
nan su apreciación jurídica para la definición del marco penal y de la pena concreta, de
un lado, integran el objeto del debate, y, de otro lado, están sometidos al principio de

408
Aplicación de la pena A rt. 51

legalidad penal. En aquellos supuestos de concurso, como es el caso del concurso real
de delitos, en que el Fiscal omitió mencionar la cita legal respectiva y afirmar explíci­
tamente la existencia de tal institución, ha de entenderse que se trata de un error evi­
dente fácilmente constatable por la defensa, pues la ley explícitamente contempla tal
supuesto cuya consecuencia penológica no puede serle ajena. [...]. F. J. 17. El problema
se presenta cuando la acusación ha solicitado erróneamente la imposición de una pena
que no corresponde a lo previsto en la ley, bien porque haya requerido la aplicación de
una pena inferior al mínimo legal, o bien porque omita pedir alguna de las penas que la
ley haya previsto para esa concreta infracción penal -por ejemplo, no incluyó alguna
de las penas principales conjuntas o una pena accesoria-. En estos casos prima el prin­
cipio de legalidad, pues el Juez está sometido a la Ley, que no puede dejar de aplicarla.
El Juez, en suma, debe imponer la pena dentro del marco legal correspondiente. No está
librado al arbitrio del Ministerio Público la fijación de penas distintas a las señaladas por
la ley para cada delito. No se trata de impedir que la acusación señale un límite máximo
-que es la pauta legal fijada por el NCPP-, sino de evitar que pueda establecer penalida­
des diferentes a las legales, cuestión totalmente diferente, que se resuelve con la prima­
cía del principio de legalidad. Tal limitación, dice por ejemplo la Sentencia del Tribunal
Supremo español del 12 de abril de 1995, no es aplicable a los errores que hayan podido
cometerse en los escritos de calificación (acusación fiscal). Por lo demás, en estos casos
el Tribunal ha de imponer la pena legalmente procedente, teniendo en cuenta los ele­
mentos agravatorios introducidos por la acusación y debatidos (o susceptibles de haberlo
sido) en el juicio oral, concretándola en cuanto a su cuantía y duración en el mínimo legal
[...]” (Acuerdo Plenario N° 4-2009/CJ-ll 6 sobre “Determinación de la pena y concurso
real", del 13/11/2009, ff. jj. 15 y 17, VPleno Jurisdiccional de las Salas Penales Perma­
nente y Transitorias).

E JE C U T O R IA SUPREM A VINCULANTE

J 0551 E n e l con cu rso real retrospectivo la p e n a aplicable en la condena se su m ará a


la im puesta en la sen ten cia anterior, no p u d ien d o exceder de los lím ites que fija e l ar­
tículo 51 d el C ódigo P en al: “F. J . 13. Una forma especial de concurso real de delitos es
el denominado concurso real retrospectivo o posterior. Esta modalidad de concurso real,
que está regulada en el artículo 51 del Código Penal, se produce cuando los delitos que
componen un concurso real no son juzgados simultáneamente en el mismo proceso. Esto
es, si bien el mismo agente ha sido autor de varios delitos independientes, él fue inicial­
mente procesado y condenado solo por algunos delitos cometidos. Posteriormente, al des­
cubrirse de manera sucesiva los delitos restantes, es decir, con posterioridad a la primera
condena, ellos darán lugar a nuevos juzgamientos. Tomando en cuenta, pues, su especial
configuración y regulación legal, para que se produzca un concurso real retrospectivo
de delitos se requiere: a) Pluralidad de delitos independientes, b) El juzgamiento suce­
sivo de los delitos en procesos diferentes, c) unidad de autor. F. J. 14. Ahora bien, para la
imposición de la pena en esta forma especial de concurso real de delitos se debe asumir
como regla esencial y límite punitivo implícito, el que al agente no se le debe imponer
como pena concreta final, luego de ser sometido a los juzgamientos sucesivos, una pena­
lidad que resulte ser más grave o de mayor extensión que la que hubiese correspondido
aplicarle de haber sido juzgado en el mismo proceso por todos los delitos que cometió y

409
A rt. 51 L ibro primero / Parte general

que integraron el concurso. F. J . 15. En coherencia con dicho postulado, la modiñcación


hecha al artículo 51, mediante la Ley 28730, ha establecido que la pena concreta en estos
casos debe construirse utilizando igual procedimiento que el contemplado para el con­
curso real de delitos. Por tanto, se sumarán las penas concretas parciales que se impon­
gan por cada delito en casa nuevo juzgamiento a aquellas que fueron impuestas en los
juzgamientos precedentes. Esta operación se repetirá hasta agotar el número de los delitos
en concurso. Sin embrago, el resultado de la pena concreta total del concurso real retros­
pectivo tampoco podrá sustraerse a los mismo límites de validación señalados en el ar­
tículo cincuenta para el concurso real. Este procedimiento, además, fue ya enunciado por
el Acuerdo Plenario número 4-2009/CJ-116 (Cfr. Fundamento jurídico octavo)” (R. N.
N °2116-2014-Lima, del 27/08/2015, jf. jj. 13, 14 y 15, Sala Penal Transitoria).

J 0552 N oción y criterios de aplicación d e l concurso rea l retrospectivo: “F. J. 4. Que


esta Sala Penal Suprema considera necesario hacer las siguientes precisiones: a) Que, el
denominado concurso real retrospectivo, contemplado en el artículo 51 del Código Penal,
se produce cuando los delitos que componen el concurso no han sido juzgados simultá­
neamente en un solo proceso. Esto es, el procesado ha sido autor de varios delitos, pero
inicialmente fue juzgado y condenado solo por uno o algunos de los delitos cometidos.
De allí que al descubrirse con posterioridad a tal juzgamiento y condena los delitos res­
tantes, ellos darán lugar a un nuevo juzgamiento. Sin embargo, tal anomalía procesal no
afecta la integridad del concurso real de delitos que cometió el agente. Por consiguiente,
conforme lo señala José Hurtado Pozo ‘[...] para la imposición de la pena en el denomi­
nado concurso retrospectivo se debe tener en cuenta el criterio de que no debe castigarse
al agente más severamente que si se le hubiese juzgado simultáneamente por todos los
delitos cometidos’ (Cff. Hurtado Pozo, José: Manuel de Derecho Penal. Parte general, 2a
ediciónición, Editorial Eddili, Lima, 1987, página 593). b) Que con la modificación incor­
porada del citado artículo 51 del Código Penal por la Ley N° 26832, se estableció como
excepciones a dicha consecuencia general. En primer lugar, si el delito de juzgamiento
posterior merece una pena inferior a la ya impuesta en el juzgamiento inicial, se debe dic­
tar el sobreseimiento definitivo y el archivo de la causa. En segundo lugar, si la pena con­
minada para el delito posteriormente descubierto fuese superior a la ya aplicada se debe
realizar nuevo juicio e imponerse la nueva pena que corresponda al procesado, c) Que
para la operatividad de las excepciones mencionadas se debe efectuar una comparación
entre la pena concreta impuesta en la primera sentencia y la pena legal conminada para
el delito recién descubierto pero cometido antes de la primera sentencia, d) Que, por otro
lado, es de señalar que el texto vigente del artículo 51 tiene una finalidad práctica orien­
tada por los principios de economía procesal y eficacia judicial frente al gasto y desgaste
funcional que representa todo nuevo proceso que al estar vinculado con un concurso real
de delitos demanda una sanción coherente con lo prescrito en el artículo 50 del Código
Penal. F. J . 6. Que, en ese contexto, es importante resaltar que en la ciudad de Arequipa,
con fecha dieciséis de diciembre del año mil novecientos noventa y siete, los vocales
superiores integrantes de las Salas Penales de la República, se reunieron en sesión de Sala
Plena Jurisdiccional Nacional Penal, con la finalidad de establecer criterios comunes para
la aplicación de la norma penal, procesal penal y penitenciaria. Que entre los problemas
jurisprudenciales sometidos a consideración del Pleno en aquella ocasión, se encontraba

410
A plicación de la pena Art. 51

la aplicación del concurso real retrospectivo, llegando a los siguientes acuerdos plena-
rios con relación a este tema: a) Para efectuar la comparación entre la pena impuesta en
la sentencia y el delito recién descubierto cometido antes de ella, debe estarse a la pena
conminada legalmente, sin perjuicio de tenerse presente los supuestos de eximentes, b) El
sobreseimiento por concurso real retrospectivo no impide a la parte civil interponer una
demanda en sede civil, c) En el caso que el delito recién descubierto mereciera una pena
igual a la impuesta en la sentencia condenatoria no puede sobreseerse el proceso; y d) La
ley que modificó el artículo 51 del Código Penal no es inconstitucional, ya que no afecta
el principio del debido proceso, el derecho a la tutela jurisdiccional, el derecho a la pre­
sunción de inocencia, ni el derecho a la igualdad de la ley” (R. N. N ° 367-2004-Santa, del
23/02/2005, ff. jj. 4 y 6, Segunda Sala Penal Transitoria).

CO RTE SUPREM A

J 0553 E lem en to s con stitu idos y requ isitos d e l con cu rso re a l retrospectivo: “De la
revisión de lo actuado, se advierte que el artículo 51 del Código Penal regula la figura
del concurso real retrospectivo, por el cual el órgano jurisdiccional está en la obligación
de dictar un sobreseimiento definitivo de la causa, y por ende, su archivo definitivo,
cuando en fecha posterior a la expedición, de una sentencia condenatoria, se descubre
otro hecho punible cometido antes de la emisión del fallo condenatorio por el mismo
condenado de igual o distinta naturaleza que merezca una pena inferior a la impuesta;
que no es del caso de autos, porque el solicitante después de la condena impuesta el
25 de agosto de 1998 que le impone 15 años de pena privativa de libertad, comete un
nuevo delito por el que fue juzgado 23 meses después de haberse producido el juicio
oral en el primer proceso, en el que recayó la sentencia de fecha 11 de julio de 2000,
que le impone 7 años de pena privativa de libertad, por hechos cometidos en febrero
de 2000; que no se establecen los requisitos necesarios para operar la refundición de
penas, porque se requiere que entre los hechos objeto de condena medie una relación
de concurso real, sin que entre ellos se haya pronunciado una sentencia firme o se haya
producido una causa de extinción de la acción” (Ejecutoria Suprema del 08/03/2002, R.
N. N ° 4200-2001-Huánuco. En: PÉREZ ARROYO, M. (2006). La evolución de la juris­
prudencia penal en el Perú (2001-2005). Tomo I. Inris Consulti - San Marcos, Lima,
p. 636).

J 0554 E lem en tos constituidos y requisitos del concurso real retrospectivo: “El argu­
mento esgrimido por la defensa del encausado en su recurso de nulidad, señala que este
ha sido condenado por el Juez del sexto juzgado penal de Lima, por delito de usurpación
de funciones, en agravio del Estado a 9 años y cuatro meses de privación de libertad, sen­
tencia que ha quedado consentida y ejecutoriada, por lo que solicita el sobreseimiento de
la presente causa, por cuanto la pena solicitada por el Fiscal Superior es de ocho años,
siendo esta inferior a la condena de 9 años y cuatro meses impuesta por el juzgado, ampa­
rando su pedido en el artículo 51 del Código Penal, el mismo que señala que si después
de la sentencia condenatoria se descubriera otro hecho punible cometido antes de ella,
procede el sobreseimiento; requisito que no se cumple en el presente proceso, ya que este
hecho fue descubierto antes de que quedara consentida la condena impuesta al procesado
por delito de usurpación de funciones, de fecha 31 de enero de 2003, ya que conforme

411
A rt . 51 L ibro primero /Parte general

es de verse el auto apertorio de la presente instrucción tiene como fecha el 9 de marzo


de 2001; además el artículo 151 del Código Penal, modificado por Ley N° 26832, resulta
inconstitucional en cuanto prevé el sobreseimiento definitivo de la causa, tal como lo ha
establecido la Sala Constitucional y Social de este supremo tribunal, en la ejecutoria su­
prema de fecha 29 de noviembre de 2002; declararon no haber nulidad en la resolución
recurrida dictada en audiencia, que declara improcedente el pedido de sobreseimiento”
(Ejecutoria Suprema del 05/07/2004, R. N. N° 1790-2004-Lima. En: PÉREZ ARROYO,
M. (2006). La evolución de la jurisprudencia penal en el Perú (2001-2005). Tomo I. Iuris
Consulti - San Marcos, Lima, p. 642).

J 0555 Concurso re a l retrospectivo de delitos (principio d e asperación)'. “F. J. 2. [...]


contra el referido condenado se dictaron dos sentencias sucesivas: [...] por delito de robo
agravado en perjuicio de D.H.R.C a nueve años de pena privativa de libertad [...] por
delito de robo agravado, hurto agravado, tenencia ilegal de arma de fuego y asociación
ilícita para delinquir en agravio de M.A.M.H., W.F.R.R, P.J.V.Y. y otros a nueve años de
pena privativa de libertad [...]. F. J . 3. Que, con arreglo a la legislación aplicable a los
hechos -por el momento en que ocurrieron- sobre concurso real retrospectivo de de­
litos rige el principio de asperación o exasperación, por la cual se toma en cuenta la pena
correspondiente para cada delito y, sin sumarlas, se considera la pena impuesta en el pri­
mer proceso y se la agrava en función a los demás delitos perpetrados; que, dentro de ese
contexto, la refundición no se rige por el principio de absorción de penas como lo mani­
fiesta el recurrente, sino por el de asperación o exasperación; que, por tanto, si se aplica la
refundición de pena solicitada por el sentenciado [...] tendría que aumentarse la pena de la
primera sentencia para agravarla, empeorando su condena, lo que no es posible [...]” (R.
N. N° 142-2010-Ica, del 22/07/2010, ff. jj. 2 y 3, Sala Penal Permanente).

J 0556 C onsecuencias p a r a e l sentenciado a la lu z de la operatividad d el concurso


re a l retrospectivo: “Si después de la sentencia condenatoria se descubriere otro hecho
punible cometido antes de ella por el mismo condenado, de igual o distinta naturaleza que
merezca una pena inferior a la impuesta, cualquiera que sea el estado en el que se encuen­
tre, el órgano jurisdiccional o los sujetos procesales, solicitarán copia certificada del fallo
ejecutoriado, y en mérito del mismo se dictará el sobreseimiento definitivo de la causa
y se ordenará archivarla” (Ejecutoria Suprema del 03/12/1998, Exp. N° 4134-98-Callao.
En: CHOCANO RODRÍGUEZ, R. y VALLADOLLD, V. (2002). Jurisprudencia penal.
Jurista, Lima, p. 141).

J 0557 F in alidad e im plicancias del concurso re a l retrospectivo: “F. J. 4. Que, ahora


bien, el tratamiento del concurso real retrospectivo, en el caso de juzgamientos sucesi­
vos y en orden a la imposición de la pena, apunta de un lado, a evitar que el condenado
sea tratado más severamente que lo que hubiese sido si el juzgamiento de sus infraccio­
nes hubiera tenido lugar simultáneamente; y, de otro lado, a imponer una sola pena que
sea proporcionada a la responsabilidad del agente, en tanto que el Juez no puede acumu­
lar las penas; que la respuesta penal en caso de concurso real no puede estar condicionada
a factores procesales referidos a la persecución, al conocimiento por la autoridad de la
comisión del injusto y a la fecha del enjuiciamiento, de ahí que la pena única se impone
como exigencia legal e incluso de tratamiento penitenciario; que siendo así, cuando la

412
A plicación de la pena A rt. 51

ley prohíbe un beneficio penitenciario a quien ha sido objeto de una condena anterior no
puede entenderse que está referida al dato formal de la existencia de una sentencia, pues
esta incluso puede comprender varios hechos típicos juzgados simultáneamente, de modo
que si del análisis de la norma el resultado interpretativo incorporaría un factor de desi­
gualdad irrazonable cuando, por circunstancias derivadas de la persecución penal, no se
acumularon hechos delictivos en un solo proceso antes de la sentencia; F. J. 5. que, en
consecuencia, cuando se produce la refundición de penas como consecuencia de un con­
curso real retrospectivo, es de entenderse que finalmente la condena es una sola o única,
esto es, que el resultado que se obtiene es una pena refundida que por lo demás, no nece­
sariamente significa sin más que la pena mayor absorba a la pena menor, sino que para
el tratamiento punitivo único es de rigor tener como criterio rector lo que establece la
concordancia de los artículos 50 y 48 del Código Penal-; que, en el presente caso, como
medió una refundición de penas con el resultado de una pena única, no se está ante el
impedimento regulado en el artículo cuatro de la Ley N° 26320” (Ejecutoria Suprema del
10/02/2005, R. N. N° 4052-2004-.Ayacuchojf.jj. 4 y 5. En: PÉREZ ARROYO, M. (2006).
La evolución de la jurisprudencia penal en el Perú (2001-2005). Tomo I. Inris Consulti -
San Marcos, Lima, pp. 646-6475).

J 0558 P recision es con ceptuales sobre la refundición de p e n a y e l concurso real


retrospectivo: “El recurrente solicita la refundición de la condena de 12 años de pena pri­
vativa de libertad impuesta por delito de Tráfico Ilícito de Drogas, a la condena de 12 años
de pena privativa de libertad dictada por el delito de homicidio en relación a hechos ocu­
rridos el 31 de agosto de 2002. La refundición de penas establecida por la Ley N° 10124,
presupone la existencia de un factor de conexión entre los hechos objeto de condena que
no hayan podido acumularse y juzgarse oportunamente en un solo proceso, sin que medie
entre ellos una sentencia judicial firme. En el caso de autos, los acotados requisitos no
se cumplen, pues el delito de Tráfico Ilícito de Drogas ocurrió en 1993, mientras que el
evento delictivo de homicidio se suscitó nueve años después; esto es, en el 2002, sin que
exista entre ambos ilícitos una relación de concurso real de delitos y cuando ya preexistía
una sentencia condenatoria firme por delito de Tráfico Ilícito de Drogas” (Ejecutoria Su­
prema del 15/06/2004, R. N. N ° 500-2004-Huánuco. En: CASTILLO ALVA, J. L. (2006).
Jurisprudencia penal. Sentencias de la Corte Suprema de Justicia de la República. Tomo
I. Grijley, Lima, p. 512).

J 0559 R equ isitos de la refundición de p e n a : “La finalidad de la refundición de penas


es que las sentencias pronunciadas en las causas por delitos conexos sean objeto de un
tratamiento único, siendo sus requisitos la conexión de causas y la temporalidad; es decir,
que las causas a refundirse hayan sido pasibles de acumulación en algún momento y que
además la segunda condena haya sido dictada por un hecho anterior a la primera” (Eje­
cutoria Suprema del 14/10/2003, R. N. N° 2350-2003-Huánuco. En: CASTILLO ALVA, J.
L. (2006). Jurisprudencia penal. Sentencias de la Corte Suprema de Justicia de la Repú­
blica. Tomo I. Grijley, Lima, p. 250).

413
CAPÍTULO III
DE LAS CONVERSIONES

SECCIÓN I
Conversiones de la pena privativa de libertad

ARTICULO 52 Conversión de la pena privativa de libertad(39)


En los casos que no fuera procedente la condena condicional o la reserva del fallo
condenatorio, el juez podrá convertir la pena privativa de libertad no mayor de dos
afios en otra de multa, o la pena privativa de libertad no mayor de cuatro años en
otra de prestación de servicios a la comunidad o limitación de días libres, a razón de
un día de privación de libertad por un día de multa, siete días de privación de liber­
tad por una jornada de prestación de servicios a la comunidad o por una jornada de
limitación de días libres.

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 52.- En los casos que no fuera procedente la condena condicional o la
reserva del fallo condenatorio, el juez podrá convertir la pena privativa de libertad
no mayor de un año en otra de multa, prestación de servicios a la comunidad o limi­
tación de días libres, a razón de un día de privación de libertadpor un día-multa, por
una jornada de prestación de servicios a la comunidad o por una jornada de limita­
ción de días libres.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Prim era modificación: artículo 1 de la Ley N° 26890 del 11/12/1997.
A rtícu lo 52.- En los casos que no fuera procedente la condena condicional o la
reserva del fallo condenatorio, el ju ez podrá convertir la pena privativa de liber­
tad no mayor de dos años en otra de multa, prestación de servicios a la comunidad
o limitación de días libres, a razón de un día de privación de libertad por un día-
multa, por una jornada de prestación de servicios a la comunidad o por una jom ada
de limitación de días libres.
Segunda modificación: artículo único de la Ley N° 27186 del 20/10/1999.
(Tfer texto vigente)
Tercera modificación: artículo 5 de la Ley N° 29499 del 19/01/2010.
Cabe precisar que la prim era disposición final de esta ley dispone que la misma
entrará en vigencia según el calendario oficial que se aprobará mediante decreto
supremo, con excepción de los distritos judiciales de Lima, Lima Norte, Lima

(39) Artículo vigente conform e a la m odificación realizada por el artículo único de la Ley N °27186 del
20/10/1999.

414
D e las conversiones A rt. 52

Sur y Callao, en los cuales se aplicará una vez concluido el proceso de selec­
ción por concurso público e implementados todos los mecanismos de la vigilan­
cia electrónica personal. A la fecha de esta edición, no se han producido aún las
condiciones establecidas en la citada disposición; por consiguiente, la modifica­
ción antes referida aún no ha entrado en vigencia. Cuando ello ocurra, el texto
del artículo 52 del Código Penal conforme a la Ley N° 29499 será el siguiente:
“A rtícu lo 52.- En los casos que no fuera procedente la condena condicional o la
reserva del fallo condenatorio, el juez podrá convertir la pena privativa de libertad
no mayor de dos años en otra de multa, o la pena privativa de libertad no mayor de
cuatro años en otra de prestación de servicios a la comunidad, o limitación de días
libres, a razón de un día de privación de libertad por un día de midta, siete días de
privación de libertad por una jornada de prestación de servicios a la comunidad o
por una jornada de limitación de días libres.
Igualmente, el juez podrá, de oficio o a petición de parte, convertir la pena privativa
de libertad en pena de vigilancia electrónica personal, a razón de un día de priva­
ción de libertad por un día de vigilancia electrónica personal, en concordancia con
el inciso 3 del artículo 29-A del presente Código
N ormas concordantes
CP: art. 62; C d e P P : art. 286; C P P 2 0 0 4 : art. 4 1 6 irte. 1 lit. a, 478 inc. 3; L e y 27770: art. 3

DOCTRINA

Sumario: Conversión de pena / Presupuestos de la conversión / Causas de la conversión / Fines de


la conversión de la pena / Equivalencia de la conversión de la pena / Supuestos en que
opera la conversión de la pena.

I) 0200 Conversión de pena: HURTADO POZO, J y PRADO SALDARRIAGA, V.


(2011). Manual de Derecho Penal. Parte general. Tomo II, 4a edición. Lima: Idemsa,
p. 361. “Contrariamente a la sustitución de la pena, la conversión es de índole subsidia­
ria. Así mismo, a diferencia de la simplicidad de la regulación de la primera, la referente
a la conversión prevé los presupuestos y requisitos y requisitos que deben darse para apli­
carla. Según el art. 52, para que proceda la conversión se deben cumplir dos condicio­
nes: primero, que la pena impuesta en la sentencia condenatoria no exceda a cuatro años
de pena privativa de libertad efectiva; y que, en el caso concreto, no sea posible aplicar
al sentenciado medidas de suspensión de la ejecución de la pena (art. 57) o de reserva de
fallo condenatorio (art. 62).
Tales requisitos otorgan a la conversión de penas una aplicación una excepcional y sub­
sidiaria frente otras medidas alternativas. Las equivalencias para la conversión de penas
privativas de libertad en penas de multa, prestación de servicios a la comunidad o limita­
ción de días libres están previstas en el art. 52: un día de privación de libertad equivale un
día-multa y siete días de pena privativa de libertad corresponden a una jomada de presta­
ción de servicios a la comunidad o de limitación de días libres”.

415
A rt. 52 L ibro primero / Parte general

I) 0201 Presupuestos de la conversión: GRACIA MARTÍN, L. (1998). Lecciones


de consecuencias jurídicas del delito. 2a edición. Valencia: Tirant lo Blanch, p. 253.
“El conflicto, entonces, se resuelve mediante el recurso a la sustitución de esta por la
aplicación de otras sanciones que se estimen idóneas para alcanzar el fin de preven­
ción especial sin menoscabo de la reafirmación del ordenamiento jurídico y de las exi­
gencias de la prevención general”.

I) 1)202 Causas de la conversión: PEÑA CABRERA, R. (1999). Tratado de Dere­


cho Penal. Estudio programático de la parte general. 3a edición. Lima: Grijley, pp. 632-
633. “Además es sabido que en la actualidad nuestras cárceles, son una verdadera ‘uni­
versidad del crimen’ en donde los avezados delincuentes ejercen influencia sobre los
primerizos haciendo sentir estos su autoridad. La falta de oportunidad -para lograr tra­
bajo- que es observado por el sujeto antes de ingresar al establecimiento penitenciario
y que tan pronto salga de prisión le será menos posible conseguir trabajo, conlleva que
en la cárcel, el sujeto baraje posibilidades sobre las necesidades de volver a delinquir,
sino a pensar sobre los errores en la ejecución del delito que lo condujeron a su actual
situación -de encierro- e incluso en lo que debe hacer en el futuro para no ser descu­
bierto [...] debido a la crisis carcelaria es que el legislador patrio ha creído conveniente
-en aras de la rehabilitación del delincuente- establecer mecanismos sustitutivos, cons­
tituyendo una de ellas la conversión de la pena, en donde la pena privativa de libertad de
corta duración es afectada. De este modo, en nuestro medio, las penas accesorias pasan
a ser principales”.

I) 0203 Fines de la conversión de la pena : M A PELLIC AFFARENA, B . y TERRA-


DILLOS BASOCO, J. (1990). Las consecuencias jurídicas del delito. Madrid: Civi-
tas, p. 41. “La reclusión, sin contacto con el mundo exterior, sin actividad alguna de
índole educativa, mal permite sostener que se trata de la ejecución de una pena orien­
tada a la reinserción”.

_I)_0204
_ _ _ Equivalencia de la conversión de la pena: BRAMONT ARIAS, L. A.
(2004). Derecho Penal peruano (visión histórica). Parte general. Lima: Ediciones Jurí­
dicas Unifé, p. 501. “La vía de la conversión de esta medida alternativa, se rige por las
equivalencias contenidas en el artículo 52. El artículo 52 distingue dos situaciones: 1) Si
la pena impuesta no es mayor de dos años de pena privativa de libertad la conversión se
hace con la pena de multa y con la siguiente equivalencia: un día de privación de liber­
tad se convierte en un día de multa; 2) Si la pena es mayor de dos años y menor de cua­
tro años de privación de libertad, la conversión se hará con penas limitadas de derechos
y observando la siguiente proporción: siete días de pena privativa de libertad se conver­
tirán en una jomada de prestación de servicios a la comunidad, en una jomada de limita­
ción de días libres”.

I) 0205 Supuestos en que opera la conversión de la pena: VILLAVICENCIO


TERREROS, F. (2002). Código Penal comentado. Lima: Grijley, p. 205. “La presente
norma regula la operatividad de la conversión de la pena privativa de libertad en otra
pena (multa, prestación de servicios a la comunidad o limitación de días libres). Como se
indica el Juez, tendrá posibilidad de la conversión en los casos que no fuera procedente la

416
De las conversiones A rt. 52

condena condicional o la reserva del fallo condenatorio. Esta norma constituye una expre­
sión del criterio de recurrir a la pena privativa de libertad como última ratio. La equiva­
lencia que se establece es la siguiente: a) Un día de privación de libertad por un día-multa;
b) Siete días de privación de libertad por una jomada de prestación de servicios a la comu­
nidad; c) Siete días de privación de libertad por una jomada de limitación de días libres”.

iJnig JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Conversión de la pena (facultad y no obligación del


juzgador). JURISPRUDENCIA SUPREMA VINCULANTE: La conversión de la pena
solo procede al momento de sentenciar CORTE SUPREMA: Condiciones para la con­
versión de la pena privativa de la libertad.

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
J 0560 Conversión de la pena (facultad y no obligación del juzgador): “El artículo 52
del Código Penal estipula que: ‘En los casos que no fuera procedente la condena condi­
cional o la reserva del fallo condenatorio, el juez podrá convertir [...] la pena privativa de
libertad no mayor de cuatro años en otra de prestación de servicios a la comunidad o limi­
tación de días libres [...]’. En consecuencia, resulta meridianamente claro que la conver­
sión de la pena es una facultad, y no una obligación del juez penal, de manera tal que la
condena al cumplimiento de una pena privativa libertad efectiva, a pesar de que esta sea
menor de 4 años, tal como ocurrió en el caso del beneficiario de la acción, según se apre­
cia de la sentencia obrante a fojas 16, no constituye afectación del derecho fundamental a
la libertad personal” (STC Exp. N° 1140-2004-HC/TC-Cono Norte de Lima, caso: James
Williams León Mejía, del 16/06/2004, f. j. 2).

JURISPRUDENCIA SUPREMA VINCULANTE


J 0561 La conversión de la pena solo procede al momento de sentenciar: “F. J. 4. A.
Sobre la conversión de la pena 1. El Código Penal vigente ha considerado cinco moda­
lidades alternativas a la prisión efectiva que son las siguientes: a) sustitución de pena
privativa de libertad; b) conversión de pena privativa de libertad; c) suspensión de la eje­
cución de la pena; d) reserva del fallo condenatorio; e) exención de pena; de las cuales
la que tiene mayor aplicación es la suspensión de la ejecución de la pena y, en menor
grado, la reserva del fallo condenatorio y en un porcentaje casi nulo las demás medidas
alternativas. 2. ‘El instituto penal de la conversión de pena puede ser definido como la
conmutación de la pena privativa de libertad impuesta en la sentencia, por una sanción
de distinta naturaleza. En el caso del Derecho Penal peruano las posibilidades de conver­
sión de la pena privativa de libertad son dos: conversión en penas de multa o conversión
en penas limitativas de derechos de prestación de servicios a la comunidad o de limita­
ción de días libres’. (Víctor Roberto Prado Saldarriaga. Código Penal en los Estudios
Preliminares referente al Código Penal. Editorial Asociación Peruana de Ciencias Jurí­
dicas y Conciliación, página 32). 3. Para que proceda esta medida alternativa se exige las
siguientes condiciones: i) que la pena impuesta en la sentencia condenatoria no exceda

417
A rt . 52 L ibro primero / Parte general

de dos o cuatro años de pena privativa de libertad; y, ii) que en el caso concreto como
requisito especial exige que no sea posible aplicar al sentenciado una suspensión de la
ejecución de la pena o una reserva del fallo condenatorio. 4. El artículo 52 del Código
Penal es el marco normativo en el cual reposa la conversión de la pena privativa de liber­
tad, precisando dicha norma que en los casos que no fuera procedente la condena condi­
cional o la reserva del fallo condenatorio, el juez podrá convertir la pena privativa de
libertad no mayor de dos años en otra de multa, o la pena privativa de libertad no mayor
de cuatro años en otra de prestación de servicios a la comunidad, o limitación de días
libres, a razón de un día de privación de libertad por día de multa, siete días de privación
de libertad por una jomada de prestación de servicios a la comunidad o por una jomada
de limitación de días libres. 5. Literalmente la norma señala: ‘En los casos que no fuera
procedente la condena condicional o la reserva del fallo condenatorio el juez podrá con­
vertir la pena [...]’. Además, que los tipos de pena sustituidos en la conversión de la pena
son: prestación de servicios a la comunidad, limitación de días libres y multa. 6. Los ar­
tículos 53 y 54 del Código Penal contemplan como causales de revocación de la pena,
que el condenado no cumpla en forma injustificada con el pago de multa o de prestación
de servicio o con la jomada de limitación de días-libres, lo cual se diferencia de las penas
suspendidas o reserva del fallo, que señalan una serie de reglas de conductas impuesta
por el juez en la sentencia. F. J . 4. B. El momento de la conversión de la pena: 1. El
artículo 46 del Código Penal señala que para determinar la pena dentro de los límites
fijados por la ley, el juez atenderá a la responsabilidad y gravedad del hecho punible
cometido, en cuanto no sean específicamente constitutivas del hecho punible o modifi­
cativas de la responsabilidad, considerando las circunstancias genéricas señaladas en el
artículo invocado. A su vez, el último párrafo del artículo 47 del Código Penal establece
que la pena correspondiente al hecho punible es la de multa o limitativas de derechos, la
detención se computará a razón de dos días de dichas penas por cada día de detención.
Queda claro entonces que es de asumir que en la sentencia se deberá fundamentar la
razón de la pena a imponer o pena sustitutiva elegida, ya que esta última resulta una
medida alternativa de carácter subsidiaria frente a las otras penas que regula el Código
Penal. 2. En efecto, si en un proceso penal se determinó la responsabilidad penal de una
persona respecto al delito cometido, siendo condenado a pena privativa de libertad sus­
pendida bajo ciertas reglas de conducta, resulta imperativo que esta deba ser cumplida
en el plazo y modo señalado en la ley; toda vez, que la conversión de pena es una alter­
nativa que establece el Código Penal frente a la imposición de una pena efectiva de corta
duración y por expresa disposición normativa la conversión de pena se efectúa al
momento de emitirse sentencia; toda vez que opera residualmente, es decir, cuando no
procede la condena condicional o reserva del fallo, y como estas se determinan al emi­
tirse sentencia, la conversión de pena por otra alternativa se realizará al momento de
emitirse sentencia. 3. El inciso 2 del artículo 139 de la Constitución Política del Estado
señala que ninguna autoridad puede dejar sin efecto resoluciones que han pasado en
autoridad de cosa juzgada, ni cortar procedimientos en trámites, ni modificar sentencias
ni retardar su ejecución, lo cual implica que la sentencia se cumpla en sus propios térmi­
nos, sin poder calificar su contenido o sus fundamentos, restringir sus efectos o restrin­
gir sus efectos o interpretar sus alcances, bajo responsabilidad civil, penal o

418
D e las conversiones A rt. 52

administrativa que la ley, tampoco se puede dejar sin efecto resoluciones judiciales con
autoridad de cosa juzgada, ni modificar su contenido, ni retardar su ejecución, ni cortar
procedimientos en trámites, tal como lo establece el artículo 4 del Texto Unico Ordenado
de la Ley Orgánica del Poder Judicial. 4. Existe una duda válida, que tiene trascendenta­
les efectos prácticos, en torno al momento de aplicación del instituto de conversión de
pena. Al respecto, existen dos posturas que sintetizan el estado actual. Una primera pos­
tura considera que la medida alternativa de conversión de pena solamente opera durante
la expedición, de la sentencia, la emisión de la sentencia es realizada a través de un pro­
nunciamiento jurisdiccional. El efecto principal de optar por esta postura es que no
pueda ser ejercida nuevamente con la finalidad de desnaturalizar los otros sustitutos
alternativos de la pena. Una segunda postura considera que opera también en la fase de
ejecución de sentencia. Esta postura señala que apelando a una interpretación sistemá­
tica de ‘todo el capítulo de la conversión de la pena’, lleva a la otra conclusión también
jurídica válida y justa, de que su aplicación puede hacerse en fase de ejecución de sen­
tencia; toda vez que el Código Penal no ha contemplado en forma expresa la conversión
de penas en la etapa de ejecución, sin embargo, tampoco está prohibida. 5. Desde nues­
tra perspectiva la solución al problema se halla en diferenciar las medidas alternativas
adoptadas por el Código Penal al momento de su aplicación, lo cual determinará sus
efectos durante la fase de ejecución de sentencia. En efecto, al momento de emitir sen­
tencia el juez valora las circunstancias genéricas que prevén los artículos 45 y 46 del
Código Penal, para imponer una medida drástica que es la prisión efectiva, momento en
el cual si descarta la condena condicional o la reserva del fallo condenatorio, convencido
que la pena concreta a imponer debe ser efectiva, revalorará el pronunciamiento, y optará
por las medidas alternativas, esto es, multa, prestación de servicios a la comunidad o
limitación de días libres. 6. De lo mencionado, es evidente que la actividad realizada
para la conversión de pena por el magistrado es referida al momento de la determinación
judicial de la pena concreta, ya que en ese momento realiza una actividad estrictamente
jurisdiccional y porque en el fallo debe fijarse la pena impuesta y a continuación debe
acordarse la conversión, sostener que se pueda realizar en un momento posterior impli­
cará que se alteraría la autoridad de cosa juzgada, ya que se emitiría pronunciamiento
sobre circunstancias no conocidas al momento que se determinó la pena concreta 7. Esta
interpretación se ampara en que la conversión de pena es una institución con presupues­
tos y requisitos preestablecidos porque una de sus funciones es evitar que una persona
ingrese a prisión, no sacarla de prisión. 8. Sobre las consideraciones precedentes, se con­
cluye que la conversión de pena opera al momento de la emisión de la sentencia. La
razón radica en el tipo de valoración que hace el juez al momento de la determinación
judicial de la pena concreta, puesto que al emitir el fallo valora la personalidad del
agente y las circunstancias que rodean al hecho punible, para luego de un proceso inte­
lectivo, declarar si procede o no la conversión de pena” (Casación N ° 382-2012-La
Libertad, del 17/10/2013, ff. jj. 4.A y 4.B, Sala Penal Permanente).

CORTE SUPREMA
J 0562 C ondiciones p a r a la conversión de la p e n a p riv a tiv a d e la libertad: “Sin per­
juicio de lo expuesto, nos pronunciaremos sobre la conversión de la pena impuesta en la

419
A rt. 52-A L ibro primero / Parte general

sentencia recurrida. El artículo 52 del Código Penal, establece la conversión de penas pri­
vativas de libertad, prescribiendo la aplicación de esta figura para aquellos casos en que
no fuera procedente la condena condicional o la reserva del fallo condenatorio, facul­
tando al juez para convertir la pena privativa de libertad no mayor de dos años en otra de
multa, o la privativa de libertad no mayor de cuatro años en prestación de servicios a la
comunidad, o limitación de días libres. Ahora bien, para que proceda esta medida alter­
nativa se exige las siguientes condiciones: i) que la pena impuesta en la sentencia conde­
natoria no exceda de dos o cuatro años de pena privativa de la libertad, para los casos de
conversión en pena de multa y prestación de servicios a la comunidad o limitativa de días
libres, respectivamente; ii) que en el caso concreto como requisito especial se exige que
no sea posible aplicar al sentenciado una suspensión de la ejecución de la pena o reserva
de fallo condenatorio [...]” (R. N. N ° 3123-2013-Lam bayeque, d el 28/08/2014, f j. 3.5,
Sala P en a l Permanente).

ARTÍCULO 52-A C onversión de la pena p rivativa de libertad en eje­


cución^0)
El Juez competente puede convertir la pena privativa de libertad en ejecución de
condena, por una pena limitativa de derechos, a razón de siete (7) días de privación
de libertad por una jornada de prestación de servicios a la comunidad o por una jor­
nada de limitación de días libres, según corresponda y siempre que se cumplan los
supuestos de procedencia y requisitos establecidos en la ley de la materia.
N ormas concordantes
CP: arts. 52, 53, 54; CPP2004: art. 491; D. Leg. 1300: art. 3

JURISPRUDENCIA

Sumario: EJECUTORIA SUPREMA VINCULANTE: Momento de la conversión de la pena.


CORTE SUPREMA: Conversión de pena efectiva a prestación de servicios comunitarios

E JE C U T O R IA SUPREM A VINCULANTE

J 0563 Momento de la conversión de la pena; “F. J . 4.B.6. La actividad realizada para


la conversión de pena por el magistrado es referida al momento de la determinación judi­
cial de la pena concreta, ya que en ese momento realiza una actividad estrictamente juris­
diccional y porque en el fallo debe fijarse la pena impuesta y a continuación debe acor­
darse la conversión, sostener que se pueda realizar en un momento posterior, implicará40

(40) A rtículo vigente conform e a la incorporación realizada por la prim era disposición complementaria
m odificatoria del Decreto Legislativo N° 1300 del 30/12/2016.

420
De las conversiones A rt. 53

que se alteraría [sic] la autoridad de cosa juzgada, ya que se emitiría nuevo pronuncia­
miento sobre circunstancias no conocidas al momento que se determinó la pena concreta.
F. J. 4.B.8. [...] Se concluye que la conversión de pena opera al momento de la emisión
de la sentencia. La razón radica en el tipo de valoración que hace el Juez al momento de
la determinación judicial de la pena concreta, puesto que al emitir el fallo valora la perso­
nalidad del agente y las circunstancias que rodean al hecho punible, para luego de un pro­
ceso intelectivo, declarar si procede o no la conversión de pena” (Casación N° 382-2012-
La Libertad, del 17/10/2013, ff. jj. 4.B.6. y 4.B.8., Sala Penal Permanente).

CORTE SUPREMA
J 0564 C onversión de p e n a efectiva a p resta ció n de servicios com u n itarios: “Los cri­
terios para la valoración judicial de la conversión de la pena privativa de libertad en una
prestación de servicios a la comunidad deben ser los siguientes, teniendo en cuenta que
los primeros son copulativos, y el último alternante, a) Imposibilidad de aplicar la sus­
pensión de la ejecución de la pena o reserva del fallo condenatorio. [...] b) Que, el con­
denado no registre antecedentes penales y que las circunstancias individuales le permi­
tan sostener al juez penal que este no cometerá un nuevo delito al haberse excluido el
riesgo de reincidencia. [...] c) La lesión material de la expectativa normativa o del injusto
debe ser de mínima entidad o efectos de que la conversión de la sanción penal consiga
los fines preventivos de la pena efectiva que debió imponerse. [...] d) Deber de coopera­
ción por parte del condenado con la búsqueda de la verdad procesal y la configuración
del hecho punible” (R. N. N° 1100-2015-Cusco, del 07/07/2016, f. j. III.4, Sala Penal
Permanente).

ARTÍCULO 53 Revocación de la conversión


Si el condenado no cumple, injustificadamente, con el pago de la multa o la presta­
ción del servicio asignado a la jornada de limitación de días libres, la conversión será
revocada, previo apercibimiento judicial, debiendo ejecutarse la pena privativa de
libertad fijada en la sentencia.
Revocada la conversión, la pena cumplida con anterioridad será descontada de
acuerdo con las equivalencias siguientes:
1. Un día de multa por cada día de privación de libertad; o,
2. Una jornada de servicio a la comunidad o una de limitación de días libres por
cada siete días de pena privativa de libertad.
N ormas concordantes
CP: arts. 31, 34, 41, 55, 56; C P P 200 4 : art. 491 inc. 1

421
A rt . 53 L ibro primero / Parte general

DOCTRINA

Sumario: de la revocación de la conversión de pena / Finalidad de la revocación.

I) 0206 Significado de la revocación de la conversión de pena: PRADO SALDA-


RRIAGA, V. (2000). Las consecuencias jurídicas del delito en el Perú. Lima: Gaceta
Jurídica, p. 212. “En estos casos, se produce una reconversión de penas debiendo el con­
denado retomar a la pena privativa de libertad inicialmente impuesta. Cabe notar que el ar­
tículo 53 establece un régimen de descuento de la pena ejecutada antes de la revocación”.

I) 0207 Finalidad de la revocación: PEÑA CABRERA, R. (1999). Tratado de Dere­


______
cho Penal. Estudio programático de la Parte General. 3a edición. Lima: Grijley, p. 634.
“En este capítulo de las conversiones, que tiene finalidades pragmáticas, el Estado tiene
que reaccionar eficazmente de acuerdo con los principios ideológicos que sustenten la
reforma del Código, cual es, evitar las penas cortas, a través de penas menos traumati­
zantes, que deberían ser concedidas por el juzgador. Pero si el condenado no cumpliera
injustificadamente con la pena impuesta por conversión (la multa, la prestación de los
servicios asignados, o con las jomadas de días libres), la conversión otorgada sería revo­
cada, debiendo entonces ejecutarse la pena privativa de libertad señalada en la senten­
cia (art. 53 del CP)”.

¿ ¡j JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Formalidades de la revocación de la conversión de


la pena por incumplimiento injustificado del procesado.

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
J 0565 F orm alidades de la revocación d e la conversión d e la p e n a p o r incum pli­
m ien to injustificado d e l procesado: “F. J . 3. conforme el artículo 53 del Código Penal,
ante el incumplimiento injustificado del pago de la multa o la prestación de servicios asig­
nado a la jomada de limitación de días libres, la conversión será revocada, previo aper­
cibimiento judicial, debiendo ejecutarse la pena privativa de libertad fijada en la senten­
cia. F. J . 4. Según se advierte del estudio de estos, en el proceso por el delito de omisión
de asistencia familiar (Exp. N° 340-2007) se le impuso al favorecido la pena de dos años
de privación de libertad que se convirtió en una prestación de servicios a la comunidad a
razón de 7 días por una jomada de prestación de servicios, correspondiéndole prestar 104
jomadas de servicios a la comunidad bajo apercibimiento de revocarse la conversión y
procede conforme a ley, resolución de fecha 24 de junio de 2008 (fojas 5) y que fue con­
firmada por resolución de fecha 4 de julio de 2008. F. J. 5. De la revisión de autos [...]
se observa que la resolución de fecha 23 de julio de 2010 hace mención a que, en reite­
radas ocasiones, mediante las resoluciones de fecha 16 de marzo de 2009 y 7 de mayo de

422
D e las conversiones A rt. 5 4

2010, se amonestó a don [...] a fin de que reinicie las jomadas de prestación de servicios a
la comunidad bajo apercibimiento de que, ante su incumplimiento, se proceda a su inter-
namiento en la cárcel pública, resoluciones que fueron debidamente notificadas, como se
observan de los cargos de notificación [...]. Con ello se evidencia que el juez de la causa
no revocó la condicionalidad de la pena de manera arbitraria e irrazonable y en vulnera­
ción de su derecho de defensa, sino luego de haberse notificado debidamente al favore­
cido” (STC Exp. N° 00265-2011-PHC/TC-Lima Norte, caso: Giraldo Ricardo Condori
Quispe, del 11/04/2011, ff. jj. 3, 4 y 5).

ARTÍCULO 54 Revocación de la conversión por com isión de delito


doloso
Cuando el condenado cometa, dentro del plazo de ejecución de la pena convertida
según el artículo 52, un delito doloso sancionado en la ley con pena privativa de
libertad no menor de tres años, la conversión quedará revocada automáticamente
y así será declarada en la nueva sentencia condenatoria. Efectuando el descuento
correspondiente a la parte de pena convertida que hubiese sido ejecutada antes de la
revocatoria, conforme a las equivalencias indicadas en el artículo 53, el condenado
cumplirá la pena privativa de libertad que resta de la primera sentencia y la que le
fuere impuesta por el nuevo delito.
N ormas concordantes
CP: arts. 11, 12, 29, 52, 53, 55, 56; C P P 2 0 0 4 : art. 491

DOCTRINA

Sumario: Referencia legal / Condiciones de la revocación por comisión de nuevo delito.

I) 0208 Referencia legal: BRAMONT ARIAS, L. A. (2004). Derecho Penal peruano


(visión histórica). Parte general. Lima: Ediciones Jurídicas Unifé, p. 502. “La conver­
sión puede ser revocada en los casos previstos por los artículos 53 y 54: incumplimiento
injustificado de la pena convertida o por haber sido condenado por un nuevo delito doloso
a una pena no menor de tres años”.

1) «21» Referencia legal: VILLAVICENCIO TERREROS, F. (2002). Código Penal


comentado. Lima: Grijley, p. 207. “En la presente se regula el caso en el que el conde­
nado cometa, dentro del plazo de ejecución de la pena, convertir según el artículo 52, un
delito doloso sancionado con pena privativa de libertad no menor de tres años. En este
caso (cláusula de retomo) la revocación será automática y será declarada así en la nueva
sentencia condenatoria. Las equivalencias indicadas en el artículo anterior (art. 53) se

423
A rt. 54 L ibro primero /Parte general

aplicarán para efectuar el descuento correspondiente a la parte de pena convertida que


hubiese sido ejecutada antes de la revocatoria”.

_I)_0210
_ _ _ Condiciones de la revocación por comisión de nuevo delito: PEÑA
CABRERA, R. (1999). Tratado d e D e rec h o Penal. Estudio program ático de la parte
gen eral. 3a edición. Lima: Grijley, p. 634. “Asimismo, la revocación sería automática si
el condenado comete un delito doloso sancionado con la pena privativa de libertad no
menor tres años (art. 54 del CP), haciéndose hincapié en la nueva sentencia. Es destaca-
ble poner de relieve que para revocar la conversión, el nuevo delito debe estar sancio­
nado con la pena privativa de libertad, esto es, que si la sanción prevista fuera la de pres­
tación de servicios a la comunidad (art. 163), limitación de días libres (art. 164) o de la
multa (art. 131), la revocación no se da. Además, no solo es que la pena sea privativa de
libertad, sino que ella debe ser mayor de tres años, por lo que si fuera menor, no procede
la revocación (así, el caso del aborto, artículo 120, cuya pena privativa de libertad, tiene
como máximo tres meses, o el de lesiones culposas, artículo 124), con lo que entendemos
se busca evitar que el condenado se vea afectado con las consecuencias de la prisoniza-
ción, algo que resulta positivo”.

A JURISPRUDENCIA

Sumario: EJECUTORIA SUPREMA VINCULANTE: Formalidades de la revocación de la con­


versión de la pena por incumplimiento injustificado del procesado.

EJECUTORIA SUPREMA VINCULANTE


J 0566 Diferencia entre causales de revocación y penas suspendidas o reserva de
fallo: “Los artículos cincuenta y tres y cincuenta y cuatro del Código Penal contemplan
como causales de revocación de la pena, que el condenado no cumpla en forma injusti­
ficada con el pago de multa o de prestación de servicio o con la jomada de limitación de
días-libres, lo cual se diferencia de las penas suspendidas o reserva de fallo, que señalan
un serie de reglas de conductas por el juez en la sentencia” (Casación N ° 3 8 2 -2 0 1 2-La
Libertad, del 17/10/2013, f . j . 4.A.6., Sala P en a l Perm anente).

424
De las conversiones Art. 5 5

SECCIÓN II
Conversión de la pena de prestación de servicios
a la comunidad y limitativa de días libres

ARTÍCULO 55 Conversión de las penas limitativas de derechos a pri­


vativa de libertad(41)
Si el condenado no cumple, injustificadamente, con la prestación de servicios o con
la jornada de limitación de días-libres aplicadas como penas autónomas, impuestas
en caso de delito o falta, dichas sanciones se convertirán en privativas de libertad,
previo apercibimiento judicial, a razón de un día de pena privativa de libertad por
cada jornada incumplida de prestación de servicios a la comunidad o jornada de
limitación de días-libres.

TEXTO ORIGINAL:
Artículo 55.- Si el condenado no cumple, injustificadamente, con la prestación de
servicios o con la jo rn a d a de limitación de días-libres aplicadas como p en a s autó­
nomas, dichas sanciones se convertirán en privativas de libertad, previo apercibi­
miento judicial, conform e a las equivalencias establecidas en el artículo 53.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Primera modificación: artículo 3 de la Ley N° 28726 del 09/05/2006.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
CP: arts. 29, 31, 34, 35; C P P 2 0 0 4 : art. 416 inc. 1.

DOCTRINA

Sumario: Conversión de la pena in m alam p a rtem / Causas de la conversión de la pena in m alam


p a rtem .

I)D2I1 Conversión de la pena in malam partem : PEÑA CABRERA, R. (1999). Tra­


tado de D erecho Penal. Estudio program ático de la p a rte gen eral. 3a edición. Lima:
Grijley, p. 634. “La conversión no solo puede ser in bonam partem , es decir, las penas a
imponer como reemplazo, sean más benigna para el sujeto, sino que también puede ser
en perjuicio, como es el caso de convertir las limitativas de derechos en penas privativa
de libertad. Sin embargo, esta conversión procederá previo apercibimiento judicial del
sujeto, en donde tendrá la oportunidad de justificar su incumplimiento”.

(41) Artículo vigente conform e a la modificación realizada por el artículo 3 de la L ey N° 28726 del 09/05/2006.

425
Art . 56 L ibro primero / Parte general

1) 0212 Causas de la conversión de la pena in malam partem : PEÑA CABRERA,


R. (1999). Tratado d e D erech o Penal. Estudio program ático de la p a rte gen eral. 3a edi­
ción. Lima: Grijley, p. 635. “Las penas limitativas de derechos y específicamente la pres­
tación de servicios a la comunidad, ofrecen aspectos altamente positivos. Así, por ejem­
plo, en Inglaterra, el Criminal Ju stice A ct (1967), recoge el llamado servicio comunitario
0conmunity Service ), mediante el cual el delincuente dedicaba parte de su tiempo a un tra­
bajo útil, sea para la comunidad en su conjunto, sea en personas en situación de desven­
tajas o ancianos necesitados de ayuda. De ese modo, queda pues en el condenado cumplir
su condena bajo esta modalidad-prestación de servicios a la comunidad-; caso contrario,
le será impuesta la pena privativa de libertad”.

SECCIÓN III
Conversión de la pena de multa(42)

ARTÍCULO 56 Conversión de la pena de multa


Si el condenado solvente no paga la multa o frustra su cumplimiento, la pena podrá
ser ejecutada en sus bienes o convertida, previo requerimiento judicial, con la equi­
valencia de un día de pena privativa de libertad por cada día-multa no pagado.
Si el condenado deviene insolvente por causas ajenas a su voluntad, la pena de multa
se convierte en una limitativa de derechos o de prestación de servicios a la comuni­
dad con la equivalencia de una jornada por cada siete días-multa impagos.
El condenado puede pagar la multa en cualquier momento descontándose el equi­
valente a la pena privativa de libertad o prestación de servicios comunitarios cum­
plidos a la fecha.
Cuando se impone conjuntamente pena privativa de libertad y multa, se adiciona a
la prim era la que corresponde a la multa convertida.
N ormas concordantes
C d e P P : art. 41; C P P 2 0 0 4 : art. 4 1 6 inc. 1.

DOCTRINA

Sumario: Fundamento de la conversión de pena de multa en pena privativa de libertad / Visión


crítica / Casos en que procede la conversión de pena de multa en pena privativa de
libertad.

(42) D enom inación de la Sección conform e a la rectificación de fe de erratas del 09/05/1991.

426
De las conversiones A rt. 56

1)0213 Fundamento de la conversión de pena de multa en pena privativa de liber­


tad: BRAMONT ARIAS, L. A. (2004). D erech o Penal p eru a n o (Visión histórica).
Parte general. Lima: Ediciones Jurídicas Unifé, p. 471. “Así, será convertida en priva­
ción de libertad la pena de multa cuando el condenado deja de efectuar el pago total o las
prestaciones en las que fue dividida. En la conversión, a cada día-multa corresponderá un
día de privación de libertad, no pudiendo ser esta superior a un año (art. 42). Así, aunque
la multa pase los 365 días (hipótesis de concurso de delitos) la conversión será limitada a
un año de privación de libertad”.

1)0214 Visión crítica: PEÑA CABRERA, R. (1999). Tratado de D erecho Penal.


Estudio program ático d e la parte general. 3a edición. Lima: Grijley, p. 636. “Este tipo
de conversión ha sido duramente criticado por un vasto sector de la doctrina, pues resulta
contradictorio que mientras en el plano político criminal se propugna la necesidad de evi­
tar en cuanto sea posible las penas cortas de prisión, se ofrezca frente al incumplimiento
de la pena pecuniaria, la detención del individuo, lo cual es paradójico [...], pero esta con­
tradicción es aparente, ya que el arresto sustitutorio no es la ‘pena señalada al delito’, que
sigue siendo la multa, sino el elemento coercitivo necesario para que la pena de multa sea
eficaz. De lo contrario, la pena pecuniaria no servirá de nada”.

imaa Visión crítica: VILLAVICENCIO TERREROS, F. (2002). Código P en a l


comentado. Lima: Grijley, pp. 209-210. “Un sector de la doctrina ha criticado la conver­
sión de la pena pecuniaria en pena detentiva. Al respecto, Paulo J. Da Costa Júnior señala
que ‘si el magistrado, al valorar la conducta punible, se decide por la imposición de la
pena pecuniaria ¿cómo podrá a posteriori, si cualquier alteración de las condiciones obje­
tivas o subjetivas del delito, ser admitida a conversión? Punir un hecho, ulteriormente,
con la pena privativa de libertad que se juzgó inadecuada por ocasión de la sentencia para
ejercer la función preventivo, parece un contra-censo, o un contraste entre dos valoracio­
nes’, por lo que considera que hubiera sido preferible adoptar medidas alternativas, como
la prestación de servicios a la comunidad”.

I) 0216 Casos en que procede la conversión de pena de multa en pena privativa de


libertad: VILLAVICENCIO TERREROS, F. (2002). Código P en a l comentado. Lima:
Grijley, p. 210. “En cuanto a lo dispuesto por nuestro legislador debe reconocerse que la
conversión de la pena de multa a privativa de libertad se reserva tan solo como posibili­
dad en el caso del condenado solvente que no paga la multa o frustra su cumplimiento, no
resultando tan negativa nuestra disposición. En el CP se distingue entre: a) el condenado
solvente que no paga la multa o frustra su cumplimiento; y b) el condenado que deviene
insolvente por causas ajenas a su voluntad”.

JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Conversión de la pena de multa en pena privativa de libertad.

427
A rt. 56 L ibro primero /Parte general

CORTE SUPREMA
J 0567 C onversión de la p e n a de m u lta en p e n a p riva tiva d e libertad: “Conforme a
lo dispuesto por el artículo 56 del Código Penal, en caso que el sentenciado incumpla el
pago de la pena de multa impuesta, deberá procederse a su conversión; que, en tal razón
al haber omitido el colegiado en señalar este extremo en la sentencia materia de grado,
corresponde a esta suprema sala integrar la sentencia en aplicación del penúltimo pará­
grafo del artículo 298 del Código de Procedimientos Penales” (Ejecutoria Suprema del
09/02/2001, R. N. N° 130-21999-Lima. En: ROJAS VARGAS, F. (2002). Jurisprudencia
penal comentada. Tomo II. Idemsa, Lima, p. 156).

---------------- § -----------------

428 —
CAPÍTULO IV
SUSPENSIÓN DE LA EJECUCIÓN
DE LAPENA

ARTÍCULO 57 Requisitos(43)
El juez puede suspender la ejecución de la pena siempre que se reúnan los requisi­
tos siguientes:
1. Que la condena se refiera a pena privativa de libertad no mayor de cuatro años.
2. Que la naturaleza, modalidad del hecho punible, comportamiento procesal y la
personalidad del agente, permitan inferir al juez que aquel no volverá a come­
ter un nuevo delito. El pronóstico favorable sobre la conducta futura del conde­
nado que formule la autoridad judicial requiere de debida motivación.
3. Que el agente no tenga la condición de reincidente o habitual.
El plazo de suspensión es de uno a tres años.
La suspensión de la ejecución de la pena es inaplicable a los funcionarios o servi­
dores públicos condenados por cualquiera de los delitos dolosos previstos en los ar­
tículos 384, 387, segundo párrafo del artículo 389, 395, 396, 399, y 401 del Código,
así como para las personas condenadas por el delito de agresiones en contra de las
mujeres o integrantes del grupo familiar del artículo 122-B, y por el delito de lesio­
nes leves previsto en los literales c), d) y e) del numeral 3) del artículo 122.

TEXTO ORIGINAL:
A rtículo 57.- E l juez podrá suspender la ejecución de la pena siempre que se reúnan
los requisitos siguientes:
1. Que la condena se rejiera a pena privativa de libertad no mayor de cuatro años;
y
2. Que la naturaleza, modalidad del hecho punible y la personalidad del agente
hiciera prever que esta medida le impedirá cometer nuevo delito.
El plazo de suspensión es de uno a tres años.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Primera modificación: artículo 1 del Decreto Legislativo N° 982 del 22/07/2007.
A rtículo 5 7 .-El juez podrá suspender la ejecución de la pena siempre que se reúnan
los requisitos siguientes:
(...)
L a suspensión de la p e n a no p ro ced erá si e l agente es reincidente o habitual.
Segunda modificación: artículo 1 de la Ley N° 29407 del 18/09/2009.

(43) Artículo vigente conform e a la m odificación realizada por el artículo 1 d e la L e y N 0 30710 del 29/12/2017.

429
A rt. 57 L ibro primero / Parte general

A rtícu lo 5 7 .- El juez puede suspender la ejecución de la pena siempre que se reúnan


los requisitos siguientes:
1. Que la condena se refiera a pena privativa de libertad no mayor de cuatro años;
2. que la naturaleza, modalidad del hecho punible y la personalidad del agente
hiciera prever que esta medida le impedirá cometer nuevo delito; y
3. que el agente no tenga la condición de reincidente o habitual.
El plazo de suspensión es de uno a tres años.
Tercera modificación: artículo 1 de la Ley N° 30076 del 19/08/2013.
A rtícu lo 57.-El juez puede suspender la ejecución de la pena siempre que se reúnan
los requisitos siguientes:
1. Que la condena se refiera a pena privativa de libertad no mayor de cuatro años;
2. Que la naturaleza, modalidad del hecho punible, comportamien to procesal y la
personalidad del agente, permitan inferir al juez que aquel no volverá a come­
ter un nuevo delito. El pronóstico favorable sobre la conducta futura del conde­
nado que formule la autoridadjudicial requiere de debida motivación; y,
3. Que el agente no tenga la condición de reincidente o habitual.
El plazo de suspensión es de uno a tres años.
Cuarta modificación: artículo único de la Ley N° 30304 del 28/02/2015.
A rtícu lo 57.- El juez puede suspender la ejecución de la pena siempre que se reúnan
los requisitos siguientes:
(...)
L a su spen sión de la ejecución de la p e n a es inaplicable a los fu n cio n a rio s o ser­
vidores p ú b lic o s condenados p o r cu alqu iera de los delitos dolosos p revisto s en los
artícu los 3 8 4 y 387.
Quinta modificación: artículo 2 del Decreto Legislativo N° 1351 del 07/01/2017.
A rtícu lo 57.-El juez puede suspender la ejecución de la pena siempre que se reúnan
los requisitos siguientes:
(...)
L a suspensión de la ejecución de la p e n a es inaplicable a los fu n cio n a rio s o servi­
dores p ú b lico s condenados p o r cu alqu iera de los delitos dolosos p revisto s en los ar­
tículos 384, 387, segundo p á rra fo d el artículo 389, 395, 396, 399, y 401 del Código.
Sexta modificación: último párrafo modificado por el artículo 1 de la Ley N° 30710
del 29/12/2017.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C P: arts. 45, 46; C d e P P : arts. 285, 286; C E P : arts. 42, 53, 127; C P P 2 0 0 4 : arts. 427, 475
ines. 2, 3, 6; 478 inc. 3, 480 inc. 5, 491 ines. 1, 2; L O M P : art. 95 inc. 9)

DOCTRINA
Sumario: Descripción general del modelo / Denominación / Fines de la suspensión de la pena /
Naturaleza jurídica.

430
S uspensión de la ejecución de la pena Art. 57

1)0217 Descripción general del modelo: GRACIA MARTIN, L. (1998). Lecciones


de consecuencias jurídicas del delito. 2a edición. Valencia: Tirant lo Blanch, p. 232. “Des­
cripción general del modelo: En este modelo el juez o Tribunal pronuncian el veredicto de
culpabilidad e imponen y fijan la pena en la sentencia; a continuación pueden suspender
la ejecución de la pena impuesta para someter al delincuente a prueba durante un tiempo
determinado; de modo que si este no delinque durante ese plazo la pena quedará remi­
tida definitivamente”.

I) 02IK Denominación: GARCIA CAVERO, R (2008). Lecciones de Derecho Penal.


Parte general. Lima: Grijley, p. 364. “Cabe destacar que se trata de una media de sus­
pensión de la ejecución de la pena privativa de libertad y no de sustitución de dicha pena,
efecto propio de las medidas alternativas [...]. Sustituir es cambiar una cosa por otro y no
es eso lo que sucede en la suspensión. Así, la simple suspensión de la condena no cons­
tituye un mecanismo de sustitución de la penal, sino, en todo caso, una renuncia provi­
sional al pronunciamiento o ejecución de la misma que, en su momento, puede conver­
tirse en definitiva. La suspensión de la ejecución de la pena implica también una forma
de tratamiento en régimen de libertad, consiste en suspender la ejecución efectiva de la
pena privativa de libertad impuesta en la sentencia condenatoria. De esta manera el sen­
tenciado o es internado [...] sino que permanece en libertad, pero sometido a un régimen
de reglas de conducta y a la obligación de no delinquir”.

D 0219 Fines de la suspensión de la pena: BRAMONT ARIAS, L. A. (2004). Dere­


cho Penal peruano (Visión histórica). Parte general. Lima: Ediciones Jurídicas Unifé,
p. 487. “Las tendencias clásicas o intermedia denominaron ‘subrogados penales’ a cier­
tas medidas judiciales sustitutivas de las penas leves, especialmente cuando privan de la
libertad, en los casos en que el procesado no es peligroso y goza de buenos antecedentes
en todo sentido. Estas medidas surgen en la evolución del Derecho Penal en el sentido de
la prevención especial de la criminalidad, pues, con ella se atiende a la orientación gene­
ralizada de los penalistas modernos contra las penas cortas privativas de libertad. La doc­
trina actual estima que los subrogados penales tienden a que se descongestionen los esta­
blecimientos penales, a que no se impongan encierros inútiles y que se detenga con una
simple amenaza a los autores ocasionales de hechos punibles. El mejor remedio se encon­
tró por entonces en la suspensión de la ejecución de la pena”.

I) (1220 Naturaleza jurídica: MAURACH, R. (1994). Derecho Penal. Parte general.


Edición actualizada por Heinz Zipf. Traducción de la T edición alemana por Jorge Bofill
Genzsch y Enrique Aimone Gibson. Tomo II. Buenos Aires: Astrea, p. 509. “Se trata de
una medida judicial que representa, en su ropaje formal una especial pena privativa de
libertad, y materialmente una medida de corrección”.

Ifl« JURISPRUDENCIA
Eüü

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Fines de la suspensión de la ejecución de la pena.


CORTE SUPREMA: El medio social del sujeto activo debe ser tomado en cuenta
en la suspensión de la ejecución de la pena / Requisitos de la suspensión de la pena

431
A rt. 57 L ibro primero / Parte general

privativa de la libertad / Restricción del ámbito de suspensión de la pena a la pena pri­


vativa de la libertad / Finalidad de la suspensión de la ejecución de la pena. CORTES
SUPERIORES: Razones normativas y axiológicas que fundamentan la suspensión de
la pena privativa de la libertad.

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
J 0558 F in e s d e la su sp en sió n d e la e je c u c ió n d e la p e n a : “F. J. 2. Al respecto, conforme
lo reconoció este Tribunal en la sentencia recaída en el Exp. N° 3953-2004-HC/TC, el fin
del instituto jurídico de la suspensión de la pena es evitar la aplicación de las penas privati­
vas de libertad de corta duración, a fin de salvaguardar los fines de resocialización consagra­
dos en el artículo 139, inciso 22), de la Constitución, correspondiendo aplicar penas menos
traumáticas. En ese sentido, ‘la suspensión de la ejecución de la pena es una institución
acorde con la Constitución, y la imposición ineludible de reglas de conducta, que lleva apa­
rejada, es la correspondencia necesaria para la plena operancia de dicha institución con los
efectos legales que las normas penales prevén’. F. J. 3. Por tanto, resulta importante señalar
que el instituto jurídico de la suspensión de la pena, regulado en los artículos 57 y siguientes
del Código Penal peruano, tiene por fin suspender la condena y, eventualmente, tener por no
pronunciada la sentencia condenatoria. En este último caso, se requiere la concurrencia de
los dos requisitos establecidos en el artículo 61 del Código Penal sustantivo; esto es, que el
condenado no cometa nuevo delito doloso, ni infrinja de manera persistente y obstinada las
reglas de conducta establecidas en la sentencia” (STC Exp. N° 5303-2006-PHC/TC-Gusco,
caso: Samuel Jesús Martínez Rayo, del 25/09/2006, jf. jj. 2 y 3).

CORTE SUPREMA
J 0569 E l m ed io so cia l d el su jeto a ctivo d e b e s e r tom ado e n c u e n ta e n la su sp en sió n
d e la e je c u c ió n d e la p e n a :
“El medio social (dentro de él: el entorno familiar) en que se
desenvuelve el sujeto activo es un dato que, en efecto, debe ser tomado en cuenta, par­
ticularmente en el caso en que corresponda suspender una pena, una vez más, es atinente
señalar que es posible suspender las penas de cuatro años de privación de libertad, nótese
que el artículo 57 del Código Penal faculta al juez a decir la no efectividad de la pena
impuesta, es decir, el no intemamiento carcelario, si estima, quien juzga, que los requisi­
tos legales se han cumplido. No se aprecia un mandato legal de suspensión, sino la posi­
bilidad de evitar los efectos de la prisión de corta duración cuando estime el juzgador
que corresponda” (Casación N° 226-2011-Lima, del 05/02/2013, f. j. 2.3.3, Sala Penal
Permanente).

J 0570 R eq u isito s d e la su sp en sió n d e la p e n a p riv a tiv a d e lib erta d : “Que si bien la


naturaleza de la acción, la modalidad del hecho punible y la personalidad del agente hacen
prever que la suspensión de la ejecución de la pena le impedirá cometer un nuevo delito,
también lo es que el plazo de la misma debe guardar proporcionalidad con tal determina­
ción y sus fines; en el caso de autos resulta conveniente disminuir el plazo de prueba acorde
con los elementos concurrentes que hacen viable la suspensión de la ejecución de la pena;
declararon haber nulidad en la sentencia en cuanto fija en 2 años el plazo de suspensión de
ejecución de pena, reformándola fijaron en 1 año” (Ejecutoria Suprema del 23/01/2001,
R. N. N° 1638-2000-Lima. En: URQUIZO OLAECHEA, J. (Asesor); CASTILLO ALVA, J.

432 -
S uspensión de la ejecución de la pena A rt. 57

L. (Director) y SALAZAR SÁNCHEZ, N. (Coordinador) (2005). Jurisprudencia penal.


Jurista, Lima, p. 301).

J 0571 R e s tric c ió n d e l á m bito d e su sp en sió n d e la p e n a a la p e n a p riv a tiv a d e lib e r­


“La suspensión de la pena no se extiende a las demás penas principales y accesorias
ta d :
y, menos a la reparación civil -esta última, como es obvio, no es una pena ni está dentro
de los límites del ius punendi del Estado e incluso las reglas de la prescripción en orden a
su ejecución están normadas en el artículo 2001 del Código Civil-; que, en tal virtud, aun
cuando fuera procedente el artículo 61 del Código Penal y, en su caso, la rehabilitación
prevista en el artículo 69 del Código Penal, ello no obsta a que el condenado deba pagar
la reparación civil, pues, lo contrario, importaría una lesión directa al derecho de la víc­
tima a la reparación y un atentado clarísimo a su derecho a la tutela jurisdiccional, incluso
dejándola en indefensión material; que tener por no pronunciada la condena, según esta­
tuye el artículo 61 del Código Penal, no puede significar, entonces, que igualmente se
extingan las penas no suspendidas y, menos, la exigencia del pago de la reparación civil,
por lo que, en tal supuesto, la orden judicial solo debe comprender la desaparición de la
condena impuesta a una pena privativa de libertad -con la consiguiente anulación de los
antecedentes en ese extremo- quedando subsistentes si es que no se han cumplido las
demás penas principales o accesorias y, particularmente la reparación civil” (Ejecutoria
Suprema del 20/04/2006. R. N. N° 2476-2005-Lambayeque. En: SAN MARTÍN CASTRO,
C. (2006). Jurisprudencia y precedente penal vinculante. Selección de ejecutorias de la
Corte Suprema. Palestra, Lima,p. 179).

J 0572 F in a lid a d d e la su sp en sió n d e la e je c u c ió n d e la p e n a : “La suspensión de la


ejecución de la pena [artículo 57 del CP] tiene como finalidad otorgar al imputado una
segunda oportunidad cuando se encuentra integrado a las expectativas de la sociedad,
debiendo aplicarse a casos como el presente, en que el encausado es un delincuente pri­
mario, que infringió una norma penal en una situación excepcional, coligiéndose que tal
hecho difícilmente se volverá a repetir. Además, la pretensión punitiva fue satisfecha,
pues la sentencia recurrida le impuso la pena de inhabilitación, con lo que preventiva­
mente se le impidió cumplir actividades en la Administración Pública” (R. N. N°2791-
2013-San Martín. En: Gaceta Penal & Procesal Penal, Tomo 60, Gaceta Jurídica, Lima,
p. 110).

CORTES SUPERIORES
J 0573 R a z o n es n o rm a tiv a s y a x io ló g ica s q u e fu n d a m e n ta n la su sp en sió n d e la p e n a
“Que, en lo atinente a la graduación de la pena en el extremo con­
p riv a tiv a d e lib e rta d :
denatorio, este Colegiado pone en evidencia que los encausados Enrique Alberto Romero
Zuleta, Angela Berta Cristina Romero Talledo y Alberto Venero Názar, aun cuando
rodeado de elementos de prueba en su contra, han admitido en un nivel razonable, estar
vinculados con el delito que se les imputa; con lo que se produce los efectos jurídicos pre­
vistos para esta circunstancia por el artículo ciento treinta y seis del Código de Procedi­
mientos Penales; de otro lado, resulta pertinente hacer mención, que sus conductas, de
algún modo, estuvieron supeditadas a la decisión de un tercero (Víctor Alberto Venero
Garrido) a tal punto que la decisión de este, fue quien desencadenó que el último de los

433
A rt. 58 L ibro primero / Parte general

citados movilizara las armas para ser ocultadas en el domicilio de los dos primeros; todo
lo cual, legitima la sustentación de la decisión declarativa de culpabilidad, bajo el sistema
de suspensión de la ejecución de la pena, regulada en el artículo cincuenta y siete del
Código Penal, con los rigores previstos por el a quo; toda vez, que la primacía del valor
justicia, en armonía con los afanes de prevención general, legitiman imponer una pena
que no suponga privación de la libertad de los sujetos a condena, sino merecer una pena
por debajo del mínimo legal, en sujeción al principio de proporcionalidad y racionalidad,
pues es reconocido a nivel doctrinario, en concordancia con el artículo octavo del Título
Preliminar del Código Penal, que ‘si bien el Derecho penal debe ser el medio adecuado
para la protección de los bienes, especialmente, no debe producir consecuencias despro­
porcionadas’” (Ejecutoria Superior de la Sala Penal Especial de la Corte Superior de
Justicia de Lima del 09/08/2004, Exp. N° 029-2001-Lima).

Reglas de conducta(44)45
Al suspender la ejecución de la pena, el juez impone las siguientes reglas de conducta
que sean aplicables al caso:
1. Prohibición de frecuentar determinados lugares;
2. Prohibición de ausentarse del lugar donde reside sin autorización del juez;
3. Comparecer mensualmente al juzgado, personal y obligatoriamente, para infor­
m ar y justificar sus actividades;
4. R eparar los daños ocasionados por el delito o cumplir con su pago fraccionado,
salvo cuando demuestre que está en imposibilidad de hacerlo;
5. Prohibición de poseer objetos susceptibles de facilitar la realización de otro delito;
6. Obligación de someterse a un tratamiento de desintoxicación de drogas o alcohol;
7. Obligación de seguir tratamiento o programas laborales o educativos, organiza­
dos por la autoridad de ejecución penal o institución competente; o,
8. Los demás deberes adecuados a la rehabilitación social del agente, siempre que
no atenten contra la dignidad del condenado;
9. Obligación de someterse a un tratamiento psicológico o psiquiátrico*451.

TEXTO ORIGINAL:
El juez al otorgar la condena condicional, impondrá las siguientes
A rtícu lo 5 8 .-
reglas de conducta:

(44) Artículo vigente conform e a la modificación realizada por el artículo 1 de la L ey N° 30076 del 19/08/2013.
(45) Inciso vigente conform e a la incorporación realizada por el artículo 2 del D ecreto L egislativo N° 1351
del 07/01/2017.
S uspensión de la ejecución de la pena A rt. 58

1. Prohibición de frecuentar determinados lugares;


2. Prohibición de ausentarse del lugar donde reside sin autorización del juez;
3. Comparecer personal y obligatoriamente al Juzgado, para informar y justificar
sus actividades;
4. Reparar los daños ocasionados por el delito, salvo cuando demuestre que está
en imposibilidad de hacerlo;
5. Que el agente no tenga en su poder objetos susceptibles de facilitar la realiza­
ción de otro delito; y,
6. Los demás deberes que eljuez estime convenientes a la rehabilitación social del
agente, siempre que no atente contra la dignidad del condenado.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Primera modificación: artículo 1 de la Ley N° 30076 del 19/08/2013.
A rtículo 58.- A l suspender la ejecución de la pena, el juez impone las siguientes
reglas de conducta que sean aplicables al caso:
1. Prohibición de frecuentar determinados lugares;
2. Prohibición de ausentarse del lugar donde reside sin autorización del juez;
3. Comparecer mensualmente al juzgado, personal y obligatoriamente, para infor­
mar y justificar sus actividades;
4. Reparar los daños ocasionados por el delito o cumplir con su pago fraccionado,
salvo cuando demuestre que está en imposibilidad de hacerlo;
5. Prohibición de poseer objetos susceptibles defacilitar la realización de otro delito;
6. Obligación de someterse a un tratamiento de desintoxicación de drogas o
alcohol;
7. Obligación de seguir tratamiento o programas laborales o educativos, organi­
zados p o r la autoridad de ejecución penal o institución competente; o,
8. Los demás deberes adecuados a la rehabilitación social del agente, siempre que
no atenten contra la dignidad del condenado.
Segunda modificación: artículo 2 del Decreto Legislativo N° 1351 del 07/01/2017.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
CP: art. 64; C E P : arts. 54, 56, 58, 127; C P P 1 9 9 1 : arts. 186, 187

DOCTRINA

Sumario: Significado / Comentario sobre sistemas extranjeros.

I) 0221 Significado: BRAMONT ARIAS, L. A. (2004). Derecho Penal peruano


(Visión histórica). Parte general. Lima: Ediciones Jurídicas Unifé, p. 492. “El juez puede
imponer al condenado determinadas obligaciones e instrucciones. Obligaciones son aque­
llas cargas exigibles que tienen una finalidad reparadora; por ejemplo, la obligación de

• 435
A rt. 58 L ibro primero / Parte general

indemnizar los daños causados (art. 58 inc. 4) que refuerza el deber de reparar civilmente
los daños que impone el derecho civil, permitiendo la revocación de la suspensión en caso
de grave o persistente infracción (arts. 59 y 61). Las instmcciones desempeñan la función
de ayudar a la reinserción social; es la ayuda de tipo preventivo especial y el control de la
resocialización del condenado siempre que sean necesarias tales medidas”.

I) 0222 Comentario sobre sistemas extranjeros: PEÑA CABRERA, R. (1999). Tra­


tado de Derecho Penal. Estudio programático de laparte general. 3aedición. Lima, pp. 644-
645. “La diferencia existente entre el sistema franco-belga (sursis) y el anglosajón {pro­
batió), es que en esta última el Juez se abstiene de pronunciar la pena, lo que no ocurre en
la primera, donde se suspende la ejecución de la pena, además de que el Juez le impone
determinadas reglas de conducta que el condenado deberá cumplir. Las reglas de conducta
señaladas en el artículo 58 del Código Penal no deben entenderse como un catálogo cerrado
al cual el Juez debe ceñirse en su totalidad, pues el juzgador, de acuerdo a las circunstan­
cias, podrá escoger las reglas que crea más convenientes. Guardando siempre los límites
constitucionales. Por ejemplo, sería inconstitucional la instrucción en la que se impidiera
visitar regularmente la iglesia, afiliarse a una asociación o separarse de los propios hijos”.

P *. JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Reglas de conducta y semi-libertad / Los beneficios


sociales como regla de conducta. CORTE SUPREMA: Las reglas de conducta / Vigen­
cia del principio de legalidad en las reglas de conducta / Suspensión de la pena priva­
tiva de la libertad y reglas de conducta / CORTES SUPERIORES: Significado y alcan­
ces del inciso 3 del artículo 58 del Código Penal / No hay regla de conducta sin ley.

TRIBUN AL CO N STITUCIONAL

J 0574 R eglas de conducta y sem i-libertad: “De este modo tiene cobertura dentro de
nuestro ordenamiento el beneficio penitenciario de semi-libertad, el cual permite al penado
egresar del establecimiento penitenciario antes de haber cumplido la totalidad de la pena
privativa de la libertad impuesta en caso de que la pena haya cumplido su efecto resociali-
zador. En atención a ello, el artículo 50 del Código de Ejecución Penal precisa que el bene­
ficio será concedido en los casos en que la naturaleza del delito cometido, la personali­
dad del agente y su conducta dentro del establecimiento, permita suponer que no cometerá
nuevo delito. No obstante, el mismo cuerpo normativo ha establecido en su artículo 52,
que la semi-libertad se revoca si el beneficiario comete un nuevo delito doloso o incum­
ple las reglas de conducta establecidas en el artículo 58 del Código Penal, en cuanto sean
aplicables, precisando en el artículo 193 del Reglamento del Código de Ejecución Penal
que cuando la revocatoria de la semi-libertad se da por la condena de un delito doloso, el
beneficiario está obligado a cumplir el tiempo de la pena pendiente al momento de su con­
cesión; sin embargo, para el supuesto de la revocatoria por incumplimiento de las reglas
de conducta señala: ‘cuando la revocatoria se sustenta en el incumplimiento de las reglas
de conducta, se computará el tiempo que el interno estuvo en semi-libertad [...] para efec­
tos del cumplimiento de su condena’. La precitada norma es clara en distinguir los dos

436
S uspensión de la ejecución de la pena A rt . 58

supuestos de consecuencias jurídicas provenientes de la revocatoria del beneficio peniten­


ciario de semi-libertad; por tanto, para dilucidar la presente controversia corresponde veri­
ficar si las resoluciones que determinan el periodo de pena a cumplir por la demandante,
como consecuencia de la revocatoria de la semi-libertad por incumplimiento de las reglas
de conducta, cumplen con la exigencia constitucional de motivación de las resoluciones
judiciales, adecuada a las condiciones legales de la materia y, por lo tanto, conforme a la
Constitución; y es que si bien los beneficios penitenciarios no constituyen derechos, sino
garantías previstas por el Derecho de Ejecución Penal [STC Exp. N° 2700-2006-PHC/TC,
caso: Víctor Alfredo Polay Campos], su denegación, revocación o restricción de acceso
debe obedecer a motivos objetivos o razonables” (STC Exp. N ° 04054-2007-PHC/TC-
Lima, caso: Sonia G ladys P érez Arroyo, del 1 8/03/2010,/. j. 4).

J 0575 L o s beneficios sociales com o regla d e con du cta: “F. J. 2. El artículo 2, inciso
24), literal ‘c ’ de la Constitución Política del Estado señala como uno de los contenidos
constitucionales garantizados de la libertad y seguridad personal, que ‘No hay prisión por
deudas. Este principio no limita el mandato judicial por incumplimiento de deberes ali­
mentarios’. En ese sentido, el Tribunal Constitucional considera que cuando el literal ‘c ’,
del inciso 24), del artículo 2 de la Constitución prohíbe la prisión por deudas, con ello se
garantiza que las personas no sufran restricciones de su libertad locomotora por el incum­
plimiento de obligaciones cuyo origen se encuentra en relación de orden civil. La única
excepción a dicha regla se da como el propio dispositivo constitucional señala, en el caso
de incumplimiento de deberes alimentarios, toda vez que están de por medio los dere­
chos a la vida, salud y a la integridad del alimentista, en cuyo caso el juez competente
puede ordenar la restricción de la libertad individual del obligado. Sin embargo, tal pre­
cepto constitucional - y la garantía que ella contiene- no se extiende al caso del incumpli­
miento de pagos que se establezcan en una sentencia condenatoria. En tal supuesto, no es
que se privilegie el enriquecimiento del erario nacional o carácter disuasorio de la pena
en desmedro de la libertad individual del condenado, sino fundamentalmente la propia
eficacia del poder punitivo del Estado y los principios que detrás de ella subyacen, como
son el control y regulación de las conductas de acuerdo con ciertos valores y bienes jurí­
dicos que se consideran dignos de ser tutelados. F. J . 3. En el presente caso [...] se con­
denó al demandante a un año de pena privativa de la libertad y a la obligación de cancelar
la suma de dieciséis mil diez nuevos soles con cincuenta céntimos por concepto de bene­
ficios sociales a favor del agraviado. Dicha resolución suspendió la ejecución de la pena
privativa de la libertad impuesta por el plazo de un año, a condición de que el deman­
dante observe determinadas reglas de conducta y cumpla con reparar su delito conforme
a ley. F. J. 4. Delimitado así el problema, queda por determinar si el incumplimiento de
pago de los beneficios sociales del agraviado del proceso penal constituye, en realidad,
una obligación de orden civil donde, por tanto, no cabe que se dicte judicialmente la pri­
vación de la libertad; o, por el contrario una verdadera sanción penal, en cuyo caso su
incumplimiento así puede legitimar el dictado de la sentencia. En ese sentido, el Tribunal
Constitucional considera que el pago de los beneficios sociales constituye, a la vez que
un derecho del trabajador, una obligación del empleador que no tiene naturaleza de san­
ción penal cuando esta es ordenada por un juez en materia de trabajo o con competencias

437
A rt. 58 L ibro primero /Parte general

en materia laboral. En tal caso, la obligación de pago que pesa sobre el empleador asume
el carácter de una obligación de naturaleza civil y, por tanto, su incumplimiento no puede
concluir con la privación de la libertad locomotora del sentenciado. Sin embargo, cuando
los términos de la controversia se trasladan del proceso laboral al ámbito penal y, en esa
sede, se condena a pagar los beneficios laborales y, no obstante ello, no se cumple, enton­
ces, ya no puede sostenerse, por un lado, que dicho pago de los beneficios sociales sea de
naturaleza civil, pues tiene la condición de una sanción penal y, por otro, que su incum­
plimiento impida que el juez penal pueda ordenar que se haga efectiva la pena de priva­
ción de la libertad del sentenciado, establecida condicionalmente, como sucede en el pre­
sente caso” (STC Exp. N° 1428-2002-HC/TC-La Libertad, caso: Ángel Alfonso Troncoso
Mejía, del 08/07/2002, ff. jj. 2, 3 y 4).

CORTE SUPREMA
J 0576 L a s reglas de conducta: “Las reglas de conducta se identifican con determinadas
normas mínimas, que el condenado deberá cumplir a fin de demostrar su voluntad posi­
tiva hacia su recuperación social, importante desde la perspectiva de la prevención espe­
cial; y asimismo se establecen una serie de reglas que apuntan a asegurar el control de sus
actos. Es por ello que, el artículo 58 del Código Penal contempla una seria de reglas que
deberá cumplir el condenado al suspender la ejecución de la pena impuesta; entre las cua­
les en el inciso 3 prevé que el sentenciado deberá comparecer personal y obligatoriamente
en el juzgado, para informar y justificar sus actividades” (Casación N° 116-2010-Cusco,
del 05/05/2011,/. j. 3, Sala Penal Permanente).

J 0577 Vigencia del p rin cip io de legalidad en las reglas d e conducta: “El pago de la
reparación civil no puede ser considerado como regla de conducta, pues la misma no está
comprendida en el artículo 58 del Código Penal, por lo que es menester declarar nula la
resolución recurrida en cuanto a este extremo; asimismo, la suspensión en su ejecución
de la pena solo alcanza a las penas privativas de libertad, en consecuencia, la inhabili­
tación conminada en la ley penal como pena conjunta debe aplicarse con carácter efec­
tivo; declararon nula la sentencia en el extremo que fija como regla de conducta el pago
de la reparación civil y la inhabilitación con carácter de suspendida en su ejecución” (Eje­
cutoria Suprema del 01/08/2003, R. N. N° 2376-2002-Cusco. En: PÉREZ ARROYO, M.
(2006). La evolución de la jurisprudencia penal en el Perú (2001-2005). Tomo I. Iuris
Consulti - San Marcos, Lima, p. 658).

J 0578 S u sp en sió n de la p e n a p riv a tiv a d e lib e rta d y reg la s de con du cta: “Haber
nulidad en el extremo de la sentencia que les impone tres años de pena privativa de
libertad efectiva con ejecución suspendida por el periodo de prueba de dos años; refor­
mándola, les impusieron a dichos procesados un año de pena privativa de libertad
suspendida en su ejecución, a condición de que cumplan con las siguientes reglas de
conducta: a) no variar de domicilio ni ausentarse del lugar de su residencia, sin autori­
zación de la Sala Penal; b) comparecer personal y obligatoriamente al juzgado el último
día hábil de cada mes, a fin de justificar sus actividades; c) Abstenerse de libar licor
en la vía pública y no frecuentar lugares de dudosa reputación, bajo apercibimiento de

438 -
S uspensión de la ejecución de la pena A rt. 59

aplicársele lo dispuesto en el artículo 59 del Código Penal” (Ejecutoria Suprema del


23/11/2004, R. N. N° 560-2004-Loreto. En: CASTILLO ALVA, J. L. (2006). Jurispruden­
cia penal. Sentencias de la Corte Suprema de Justicia de la República. Tomo I. Grijley,
Lima,p. 567).

CORTES SUPERIORES
J 0579 Sign ificado y alcances d el inciso 3 d e l artículo 58 d el C ódigo P en al: “La regla
de conducta que alude el inciso 3 del artículo 58 del Código Penal dispone la concurrencia
del condenado para informar o justificar sus actividades en la oportunidad que el órgano
jurisdiccional estime pertinente. Que, en consecuencia, no resulta adecuado a ley esta­
blecer una concurrencia obligatoria cada mes durante el periodo de prueba” (Sala Penal
“C ”, Exp. N ° 5342-96-Lima).

J 0580 N o h ay regla de conducta sin ley: “La regla de conducta ‘respetar el patrimo­
nio ajeno’, constituye un imperativo legal, cuyo incumplimiento trae las consecuencias
que la propia ley establece, por lo cual resulta inadecuada su imposición como regla de
conducta” (Ejecutoria Superior de la Sala Penal de Apelaciones para Procesos Sumarios
con Reos Libres de la Corte Superior de Lima del 19/09/2000. Exp. N° 5293-99-Lima.
En: ROJAS VARGAS, F. (2002). Jurisprudencia penal y procesal penal. Lima: Idemsa,
p. 329).

ARTÍCULO 59 Efectos del incum plim iento


Si durante el periodo de suspensión el condenado no cumpliera con las reglas de con­
ducta impuestas o fuera condenado por otro delito, el Juez podrá, según los casos:
1. Amonestar al infractor;
2. Prorrogar el periodo de suspensión hasta la mitad del plazo inicialmente fijado.
En ningún caso la prórroga acumulada excederá de tres años; o
3. Revocar la suspensión de la pena.
N ormas concordantes
CP: arts. 58, 60, 65; C E P : arts. 56, 127; C P P 1 9 9 1 : art. 187.

DOCTRINA

Sumario: Clases de revocación / Naturaleza jurídica.

_I)_ 1)223
_ _ _ Clases de revocación: BRAMONT ARIAS, L. A. (2004). Derecho Penal
peruano (Visión histórica). Parte general. Lima: Ediciones Jurídicas Unifé, p. 492. “La
suspensión de la pena es condicional, por lo que naturalmente puede ser revocada. Dos

439
A rt. 59 L ibro primero / Parte general

son las especies de revocación: facultativa y obligatoria. Las facultativas deben ser consi­
deradas y sopesadas por el Juez en los supuestos en que el condenado infrinja cualquiera
de las reglas de conducta impuesta por el Juez en la sentencia, y a pesar de la advertencia
de la autoridad, persista en hacerlo, o fuera condenado por otro delito (culposo o doloso
castigado con pena no mayor de tres años). En estos casos, el Juez puede optar: por amo­
nestar al infractor, prorrogar el periodo de prueba hasta la mitad del plazo inicialmente
fijado, o revocar la suspensión de la pena (art. 59 ines. 1, 2, 3) o por ninguna de ellas. El
tiempo transcurrido no se computará para el cumplimiento de la condena”.

I) 0224 Naturaleza jurídica: PEÑA CABRERA, R. (1999). Tratado de D erecho


Penal. Estudio program ático de la P arte general. 3a edición. Lima, p. 646. “La imposi­
ción de las reglas de conducta por parte del Juez al conceder la suspensión de la ejecución
de la pena no quiere decir que se exija ya la perspectiva de una vida futura ordenada y
conforme a ley, ya que para el fin preventivo de la suspensión basta con que no se vuelva
a delinquir en el futuro. Ahora -de acuerdo al artículo 58 del Código Penal-, si el conde­
nado durante el periodo de suspensión no cumpliera con las reglas de conductas impuestas
o fuera condenado por otro delito, el Juez podrá según los casos: 1) amonestar al infractor;
2) prorrogar el periodo de suspensión hasta la mitad del plazo inicialmente fijado, pero que
en ningún caso debe exceder de los tres años; y 3) revocar la suspensión de la medida”.

a JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Las reglas de conducta y los efectos de su incum­


plimiento en la suspensión de la ejecución de la pena / Consecuencias materiales y nor­
mativas del cumplimiento de las reglas de conducta / Violación del inciso 2 del artículo
59 por prorrogar el plazo de suspensión más de 3 años / Pago de beneficios socia­
les como regla de conducta y efectos ante su incumplimiento. CORTE SUPREMA:
Revocación de la suspensión de ejecución de la pena por incumplimiento de las reglas
de conducta / Revocación de la suspensión de ejecución de la pena por no concurrir
ante las autoridades judiciales a justificar sus actividades / Amonestación por incumpli­
miento de reglas de conducta. CORTES SUPERIORES: Prórroga del plazo de suspen­
sión por incumplimiento de las reglas de conducta.

TRIBUN AL CONSTITUCIONAL

J 0581 L a s reglas de conducta y los efecto s de su incum plim iento en la suspensión


de la ejecución d e la p e n a : “Según la normatividad penal vigente, el juez puede suspen­
der la ejecución de la pena por un periodo de uno a tres años, siempre que se cumplan
determinados requisitos, pero, en cualquier caso, su vigencia estará condicionada al cum­
plimiento de las reglas de conducta que necesariamente habrán de estar expresamente
establecidas en la sentencia condenatoria. Sin embargo, el artículo 59 del Código Penal
señala que si durante el periodo de suspensión el condenado no cumpliera con las reglas
de conducta impuestas o fuera condenado por otro delito, el juez podrá según los casos:
1) amonestar al infractor; 2) prorrogar el periodo de suspensión hasta la mitad del plazo
inicialmente fijado; o, 3) revocar la suspensión de la pena. Por tanto, es facultad legal

440
S uspensión de la ejecución de la pena A rt. 59

del juzgador el adoptar cualquiera de estas medidas ante un eventual incumplimiento de


las normas de conducta fijadas” (STCExp. N° 01837-2011-PHC/TC-Lima, caso: Charlie
Harás Pando Villar y otro, del 18/08/2011, f j. 4).

J 0582 C onsecuencias m ateriales y norm ativas d e l cum plim iento de las reglas d e con ­
ducta: “En el presente caso, teniendo en cuenta que el beneficiario en este proceso, me­
diante sentencia de fecha 8 de noviembre de 1996 fue condenado a un año de pena pri­
vativa de libertad con el carácter de suspendida por el mismo plazo, y que luego, de
acuerdo con el artículo 59 inciso 2 del Código Penal, se dispuso la prórroga del periodo
de suspensión por 6 meses, se concluye que el vencimiento del plazo de condena se pro­
dujo el 8 de mayo de 1997. En tal sentido, la resolución judicial de fecha veintitrés de
marzo de mil novecientos noventa y ocho, que revocó la condicionalidad de la pena,
fue expedida cuando ya había transcurrido el plazo de la pena originariamente impuesta
más la prórroga correspondiente; por lo que, el beneficiario de esta acción de garantía
debe ser excarcelado y, de acuerdo con los artículos 60 y 69 del Código Penal, rehabi­
litado” (STCExp. N°363-2002-HC/TC-Lima caso: Carlos Valentín Chumioque Larrea,
del 13/05/2002, fundamento jurídico único).

J 0583 Violación d el inciso 2 d e l artículo 59 p o r p ro rro g a r e l p la zo de su spen sión


m ás de 3 a ñ os: “Considerando que inicialmente la suspensión de la ejecución de la pena
se otorgó por el máximo establecido por ley, vale decir, tres años; las resoluciones judi­
ciales expedidas, de fecha catorce de junio y veinticuatro de agosto de mil novecien­
tos noventa y nueve, respectivamente, en virtud de las cuales se prorrogó el periodo
de suspensión de la pena hasta la mitad del plazo inicialmente fijado, es decir, año y
medio más, haciendo un total de cuatro años y seis meses; han transgredido el artículo
59, inciso 2) del Código Penal” (STCExp. N°005-2002-HC/TC-Arequipa, caso: Marco
Antonio Arce Escobedo, del 23/04/2002, f. j. único).

J 0584 P ago d e beneficios sociales com o regla de conducta y efectos ante su in cu m ­


p lim ien to: “F. J . 7. [...] cuando los términos de la controversia se trasladan del proceso
laboral al ámbito penal y en esa sede se condena a pagar los beneficios laborales y, no
obstante ello, no se cumple, entonces ya no puede sostenerse, por un lado, que dicho
pago de los beneficios sociales sea de naturaleza civil, pues tiene la condición de una san­
ción penal y, por otro, que su incumplimiento impida que el juez penal pueda ordenar
que se haga efectiva la pena de privación de la libertad del sancionado, establecida con­
dicionalmente, como sucede en el presente caso. F. J . 8. En relación con los efectos del
incumplimiento, el artículo 59 del Código Penal precisa que cuando el condenado ‘[... ]
no cumpliera con las reglas de conducta impuesta o fuera condenado por otro delito, el
juez podrá según los casos: a) amonestar al infractor; b) prorrogar el periodo de la sus­
pensión hasta la mitad del plazo inicialmente fijado. En ningún caso, la prórroga acumu­
lada excederá de 3 años, c) revocar la suspensión de la pena’. F. J. 9. En este orden de
ideas, la resolución cuestionada, al revocar la suspensión de la ejecución de la pena y dis­
poner su efectivo cumplimiento, no implica lesión de derecho constitucional alguno ni,
mucho menos, evidencia la transgresión de la prohibición constitucional de instaurar pri­
sión por deudas, resultando, por tanto, de aplicación el artículo 2 del Código Procesal

441
A rt . 59 L ibro primero / Parte general

Constitucional” (STC Exp. N° 820-2005-PHC/TC-Ica, caso: Nicolás Emiliano Aliaga


Córdova, del 17/03/2005, ff. jj. 7, 8 y 9).

CO RTE SU PREM A

J 0585 Revocación de la suspensión de ejecución de la pena por incumplimiento de


las reglas de conducta : “Bajo este marco jurídico se analiza la materia controvertida, en
la cual se advierte que el condenado [...], se le revocó la suspensión de ejecución de la
pena por incumplimiento de las reglas de conducta, disponiéndose su intemamiento en el
establecimiento penal correspondiente, razón por la cual el sentenciado presentó su soli­
citud de libertad anticipada, indicando que posterior a la revocatoria de la suspensión de
la pena cumplió con cancelar el monto total de la liquidación de pensiones alimenticias
devengadas, invocando el artículo 491, inciso 3 del Código Procesal Penal, siendo que el
Juzgado de Investigación Preparatoria de Ascope declaró improcedente el requerimiento
de libertad anticipada. Apelado el auto, el Superior Colegiado, por mayoría revocó dicha
resolución y declaró fundada la solicitud de libertad anticipada del encausado. Que, con­
forme a lo regulado en los artículos 57 y siguientes del Código Penal, la suspensión de eje­
cución de la pena es una medida alternativa a la pena privativa de libertad de uso faculta­
tivo para el juez, que se caracteriza fundamentalmente por la suspensión de la ejecución
de la pena y el señalamiento de un régimen de prueba bajo reglas de conducta. De allí, que
conforme a lo regulado en el artículo 59 del Código Penal, la suspensión de la pena deberá
ser revocada si durante su vigencia, no se cumple con las reglas de conducta impuesta. En
este contexto el juez procede a condenar al agente y a determinar la aplicación de la pena
que corresponde al delito, la misma que debe ejecutarse en sus propios términos. En con­
secuencia, la revocatoria de la suspensión de ejecución de la pena, que da lugar a una san­
ción privativa de libertad efectiva, no puede convertirse en otra pena privativa de libertad,
tal supuesto no está previsto en el Código Penal, pues no existe la revocatoria de la revo­
catoria, que llevaría a que la pena efectiva impuesta a consecuencia de la revocatoria de la
suspensión de ejecución de la pena, nuevamente se convierta en una medida para obtener
la recuperación de la libertad. En efecto, como ha quedado detallado, el condenado incum­
plió las reglas de conducta impuesta y por lo tanto se le revocó la libertad impuesta, y por
lo tanto se le revocó la libertad suspendida, imponiéndole una pena privativa de la liber­
tad efectiva, que debió ejecutarse hasta la culminación. Sin embargo, la Sala Superior le
concedió la libertad anticipada, a pesar de que la sanción firme de condena no ha sido eje­
cutada en su totalidad. En definitiva, a pesar de la cancelación de las pensiones devenga­
das, no cabe pedido de libertad anticipada -vía conversión de penas-, ya que no se puede
amparar conversión alguna hacia una medida que de nuevo le otorgue libertad ambulato­
ria, al no estar prevista en la ley. En ese sentido, la Sala Penal Superior desconoció que no
cabe la revocatoria de la suspensión de ejecución de la pena, a través de la aplicación de la
figura procesal no regulada de libertad anticipada, contraviniendo con ello el principio de
legalidad, la seguridad jurídica y tutela jurisdiccional efectiva” (Casación N° 251-2012-La
Libertad, del 26/09/2013, f. j. 4, Sala Penal Permanente).

J 0586 Revocación de la suspensión de pena por no concurrir ante las autoridades


judiciales a justificar sus actividades: “La regla de conducta a la que elude el inciso 3
del artículo 58 del Código Penal dispone la concurrencia del condenado para informar o

442
S uspensión de la ejecución de la pena A rt. 59

justificar sus actividades en la oportunidad que el órgano jurisdiccional estime pertinente;


que, en consecuencia, no resultando adecuado a ley establecer una concurrencia obliga­
toria cada mes durante todo el periodo de prueba, declararon haber nulidad en el extremo
de la sentencia que fija como regla de conducta al sentenciado, el concurrir mensualmente
al juzgado, reformándola fijaron como regla de conducta el concurrir personal y obliga­
toriamente al juzgado cuantas veces sea requerido para justificar e informar sus activida­
des” (Ejecutoria Suprema del 09/01/1997, Exp. N° 5242-96-Lima).

J 0587 Amonestación por incumplimiento de reglas de conducta: “El pago de la repa­


ración civil no fue fijado como regla de conducta, por lo que su incumplimiento no podría
generar la revocatoria de la suspensión de la pena; además estaría vulnerando el derecho
consagrado en el artículo segundo, inciso 24, letra c) de la Constitución Política que prevé
‘no hay prisión por deudas’, por lo que dicho fundamento deviene en insuficiente; no
concurriendo lo mismo respecto al segundo y principal fundamento relativo al incumpli­
miento de otra regla de conducta, concretamente por no haber concurrido la recurrente al
juzgado para informar y justificar sus actividades, situación que motivó su amonestación,
con el apercibimiento de revocarse la condicionalidad de la pena, por lo que al observar
una conducta renuente y omisiva al mandato judicial revela una intención de burlar la jus­
ticia, por lo tanto la ejecución del apercibimiento decretado se encuentra arreglado a ley”
(Ejecutoria Suprema del 29/11/2003, R. N. N°2586-2003-Cusco. En: CASTILLO ALVA,
J. L. (2006). Jurisprudencia penal. Sentencias de la Corte Suprema de Justicia de la Re­
pública. Tomo II. Grijley, Lima,p. 391).

CORTES SUPERIORES
J 0588 Prórroga del plazo de suspensión por incumplimiento de las reglas de con­
ducta: “Al haber el sentenciado incumplido con presentarse cada fin de semana al juz­
gado a justificar sus actividades y firmar el libro de control respectivo, así como en can­
celar el saldo restante de la restitución del bien; pese a ser requerido por la autoridad
judicial, se resuelve prorrogar el periodo de suspensión de la pena impuesta, a efectos
de garantizar el debido cumplimiento de la sanción y de las reglas de conducta fijadas”
(Ejecutoria Superior del 09/09/1998, Exp. N° 3513-98-Lima. En: ROJAS VARGAS, F.
(1999). Jurisprudencia penal patrimonial. Gaceta Jurídica, Lima, p. 335).

J 0589 Prórroga del plazo de suspensión por incumplimiento de las reglas de con­
ducta: “Si bien la sentenciada ha incumplido con las reglas de conducta que fueron fija­
das, razón por la cual se le amonestó bajo apercibimiento de prorrogarse el periodo de
prueba y posteriormente ante la continuación de su conducta omisiva, se resolvió prorro­
garle el periodo de prueba, bajo apercibimiento de revocársele la condicionalidad de la
pena impuesta; que, del estudio de autos, se tiene que si bien es cierto la sentenciada no ha
cumplido con las reglas de conducta que le fueron impuestas, también lo es que la aludida
no ha tomado conocimiento de la variación que sufriera la pena que se le impuso inicial­
mente, lo que denota descuido por parte del juzgador, toda vez que si no se la ubicó en su
domicilio real se debió tratar mediante otros mecanismos, como el notificarla en el domi­
cilio procesal señalado en autos, fundamentos por los cuales reformaron el auto recurrido

- 443
A rt. 60 L ibro primero / Parte general

y reformándolo prorrogaron el periodo de prueba” (Ejecutoria Superior de la Sala Penal


de Apelaciones para Procesos Sumarios con Reos Libres de la Corte Superior de Lima
del 05/10/1998, Exp. N° 2886-98-Lima).

ARTÍCULO 60 R evocación de la suspensión de la pena


La suspensión será revocada si dentro del plazo de prueba el agente es condenado
por la comisión de un nuevo delito doloso cuya pena privativa de libertad sea supe­
rior a tres años; en cuyo caso se ejecutará la pena suspendida condicionalmente y la
que corresponda por el segundo hecho punible.
N ormas concordantes

CP: art. 59; C E P : arts. 56, 57, 127; C d e P P : art. 210; L O M P : art. 95 inc. 9)

DOCTRINA

Sumario: Referencia legal.

_I)_ 0225
_ _ _ Referencia legal: BRAMONT ARIAS, L. A. (2004). Derecho Penal
peruano (Visión histórica). Parte general. Lima: Ediciones Jurídicas Unifé, p. 493.
“Es obligatoria la revocación, cuando el penado antes de transcurrir el plazo sea de
nuevo sentenciado por otro delito doloso, cuya pena privativa de libertad sea mayor
de tres años. En este caso, se le obligará a que cumpla la pena que fue suspendida y la
que corresponde al segundo delito (art. 60). Se trata, por tanto de un delito doloso, con
una pena superior a los tres años de privación de libertad, cometida durante el plazo
de suspensión condicional de la pena. Basta que existan en autos la comprobación de
la sentencia condenatoria firme antes de vencido el plazo de la suspensión para que se
revoque el beneficio”.

I) 0226 Referencia legal: PEÑA CABRERA, R. (1999). Tratado de Derecho Penal.


Estudio programático de la parte general. 3a edición. Lima: Grijley, p. 647. “Habiendo
considerado el artículo 59 inciso 1 del Código Penal la revocación de la suspensión (como
facultativa) por una contravención de las reglas impuestas (no especificando si es doloso
o culposo), el artículo 60 del Código Penal revocación de la suspensión (con carácter de
obligatoriedad), si el sujeto es condenado por un nuevo delito doloso, cuya pena priva­
tiva de libertad excede los tres años, procediéndose a la ejecución de la pena suspendida
condicionalmente, imponiéndose la que corresponda por el segundo hecho punible. No
tomándose en cuenta el quantum de la pena”.

444
S uspensión de la ejecución de la pena A rt. 60

JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Revocación de la suspensión de la pena no exige


apercibir al procesado / Revocación de la suspensión de la ejecución de la pena por
comisión de un nuevo delito durante el régimen de prueba. CORTE SUPREMA: For­
malidades de la revocación de la pena suspendida.

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
J 0590 R evocación de la suspensión de la p e n a no exige apercibir a l p ro cesa d o : “[...]
De acuerdo a la norma glosada, la aplicación de dichas medidas que incluyen la revoca­
ción de la condicionalidad de la pena, no requiere de ningún requisito de procedibilidad
previo, por lo que bastaría que se configuraran los hechos previstos en la norma (es decir,
la falta del cumplimiento de las reglas de conducta o la condena por la comisión de otro
delito) para proceder a la revocación. En otros términos, el órgano jurisdiccional no se
encuentra obligado de apercibir al sujeto inculpado que incumpla las reglas de conducta o
que haya sido condenado nuevamente para imponer las medidas previstas en el mencio­
nado artículo 59 del Código Penal. [...]” ( STCExp . N ° 2503-2009-PHC/TC-Lambayeque,
caso: Segundo Sebastián Sandoval Moreno, del 07/01/2010,/. j. 5).

J 0591 R evocación de la suspensión de la ejecución de la p e n a p o r com isión de un


nuevo delito du ran te e l régim en de p ru eb a : “En el presente caso, de los documentos
obrantes en autos se observa que la actuación de los emplazados, al revocar la suspen­
sión de la ejecución de la pena y disponer el cumplimiento sucesivo de las dos penas dic­
tadas en contra del recurrente, no reflejan de modo concreto o específico una transgresión
directa de sus derechos constitucionales, toda vez que actuaron en uso de las competen­
cias que le otorga el artículo 60 del Código Penal, al verificar que el recurrente volvió a
delinquir cuando se encontraba en periodo de prueba, debiendo, por lo tanto, desestimarse
la presente demanda, más aún si el accionante, al cometer el segundo delito, ha actuado
voluntariamente, propiciando el fracaso del tratamiento penitenciario y, por lo tanto, de
los objetivos de reeducación, rehabilitación y reincorporación del penado a la sociedad,
que establece el artículo 139, inciso 22), de la Constitución” (STC Exp. N ° 0957-2003-
HC/TC-Arequipa, caso: Mario Daniel Bolaños Figueroa, del 03/02/2004, f j. 3).

CORTE SUPREMA
J 0592 F orm alidades de la revocación de la p e n a suspendida: “Que, el Tribunal
revocó la condicionalidad de la pena impuesta en una sentencia anterior a la encausada
[...]. Sin embargo, solo se guió de lo que anotó en sus generales de ley en el acto oral y lo
que fluye del certificado de antecedentes judiciales y de la hoja carcelaria [...], la cual no
indica la fecha de la sentencia ni las demás penas impuestas, pues el tipo legal de tráfico
ilícito de drogas tiene penas principales de multa y, en su caso, de inhabilitación. Al no
tener a la vista el boletín de condenas o la copia certificada del fallo en cuestión, que el
Tribunal de Juicio solicitó en el acto oral [...], se efectuó una revocatoria apresurada. El
artículo 60 del Código Penal exige la revocatoria en esos casos, de suerte que en ejecu­
ción de sentencia ha de promoverse un incidente de ejecución ante el juez competente

445
A rt. 61 L ibro primero / Parte general

para determinar el cumplimiento de sus supuestos y, de ser el caso, a revocar la condicio-


nalidad y, luego, a sumarlas a las que corresponde a este delito. [...]” (R. N. N ° 2740-2013-
Junín, del 16/05/2014, f j. 5, Sala Penal Transitoria).

• ---------------- § -----------------

ARTÍCULO 61 C ondena no pronunciada


La condena se considera como no pronunciada si transcurre el plazo de prueba sin
que el condenado cometa nuevo delito doloso, ni infrinja de manera persistente y
obstinada las reglas de conducta establecidas en la sentencia.
N ormas concordantes
CP: art. 58; C E P : a r t 127

DOCTRINA

Sumario: Significado / Naturaleza y fin.

I) :i227 Significado: BRAMONT ARIAS, L. A. (2004). Derecho Penal peruano


(Visión histórica). Parte general. Lima: Ediciones Jurídicas Unifé, p. 489. “La suspen­
sión de la condena no representa un mecanismo de sustitución de la pena, sino una renun­
cia provisional a la ejecución de la misma. Lo cometido a comisión es solo la ejecución
de la pena impuesta, de manera que cumplida la condición es esa condición la que queda
excluida. Ya hemos visto que el Código sigue fundamentalmente el sistema europeo, el
cual no excluye el dictado de la condena, sino el cumplimiento de la pena impuesta. Por
consiguiente, cuando el artículo 61 dice que ‘la condena se considera como no pronun­
ciada’, únicamente hace referencia a la ejecución de la pena, no a la condena”.

I) 0228 Significado: VILLAVICENCIO TERREROS, F. (2002). Código Penal


comentado. Lima: Grijley, p. 222. “Expirado el periodo de prueba sin que el condenado
infrinja reglas de conducta de manera persistente y obstinada o, sin que se cometa nuevo
delito doloso; la condena se considera como no pronunciada. Esto supone la extinción de
la pena aplicada. El juez deberá declarar la extinción de la pena aplicada, pero, en todo
caso, si no lo hace, la pena está igualmente extinta; pues ‘esa extinción no depende del
despacho judicial’”.

I) 11229 Naturaleza y fin: PEÑA CABRERA, R. (1999). Tratado de Derecho Penal.


Estudio programático de la parte general. 3a edición. Lima: Grijley, p. 648. “El artículo
61 del Código Penal considera como no pronunciada la sentencia si transcurrido el plazo
de prueba el condenado ha satisfecho positivamente las reglas de conductas conminadas
sin la comisión de nuevo delito doloso. Esta norma está dirigida para el condenado que
satisfaga las condiciones exigidas por la ley, siendo un derecho subjetivo, o como diría

446
S uspensión de la ejecución de la pena A rt. 61

HUNGRÍA, la liberación condicional constituye, en relación al condenado, incuestiona­


blemente, un derecho: Derecho al beneficio, una recompensa manifiesta en una libera­
ción anticipada. Por otra parte, se niega que este instituto signifique un ‘mero beneficio’
o un acto de gracia en correspondencia a la buena conducta. El libramiento tiene carácter
de beneficio, mas no constituye derecho subjetivo. JESCHECK concibe a este instituto
como una suspensión del resto de la pena”.

JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Condena no pronunciada opera siempre y cuando


se acaten las reglas de conducta. CORTE SUPREMA: Extinción de la condena por
cumplimiento de reglas de conducta durante el periodo de prueba / Inaplicación del ar­
tículo 61 del Código Penal por infracción de las reglas de conducta.

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

J 0593 C on den a n o pron u n ciada opera siem pre y cuando se acaten las reglas d e con­
ducta: “Por lo que se refiere al fondo del asunto, la demandante solicita que se deje sin
efecto la resolución mediante la cual se revoca la condena condicional, alegando haberse
cumplido el plazo de prueba. La condicionalidad de la pena se otorga para evitar los efec­
tos negativos en el condenado de la pena privativa de libertad de corta duración, por lo
que es concedida en supuestos en los que se trate de una pena privativa de libertad no
mayor de cuatro años y siempre que el juez estime que, por la naturaleza del hecho puni­
ble y la personalidad del agente, tal medida le impedirá cometer un nuevo delito (art. 57
del CP). Desde luego, dicho régimen excepcional opera siempre y cuando se acaten las
reglas de conducta; de lo contrario, deberá ser revocado. Por ello, de acuerdo con el ar­
tículo 61 del Código Penal, la condena se considera como no pronunciada si transcurre el
plazo de pmeba sin que el procesado cometa un nuevo delito doloso o infrinja de manera
persistente las reglas de conducta establecidas en la sentencia” (STCExp. N° 4796-2005-
PHC/TC-Cusco, caso: María Estela Olivares Acurio, del 17/10/2005, f j. 2).

CO RTE SUPREM A

J 0594 E xtin ción de la condena p o r cum plim iento de reglas d e conducta du ran te el
p e rio d o de p ru e b a : “Conforme a lo dispuesto por el artículo 61 del Código Penal, la con­
ducta se considera como no pronunciada si transcurre el plazo de prueba sin que el con­
denado cometa nuevo delito doloso, supuesto que se ha verificado en el caso de autos, por
lo que, la rehabilitación dispuesta a favor del sentenciado se encuentra conforme a ley,
sin que ello importe una limitación al derecho de la parte agraviada a la exigencia de su
pago; en todo caso, para su materialización es pertinente utilizar los mecanismos procesa­
les de carácter civil” (Ejecutoria Suprema del 21/09/2004, R. N. N° 338-2004-Huánuco).

J 0595 In a p licación del artículo 61 p o r infracción de las reglas d e conducta: “Que,


como ya se anotó, otro requisito que impone el artículo 61 del Código Penal es que el con­
denado durante el periodo de prueba no cometa nuevo delito doloso ni infrinja de manera

• 447
A rt. 61 L ibro primero /Parte general

persistente y obstinada las reglas de conducta; que el imputado no cumplió con una de las
reglas de conducta que le fueron impuestas consistentes en reparar el daño causado, con­
sistente en la devolución de dinero; que la reparación del daño causado, que en el pre­
sente caso -por disposición de la propia sentencia- consiste en la devolución de una suma
determinada de dinero, cuya obligación no escapaba al sentenciado, e importa obvia­
mente una negativa persistente y obstinada de su parte, sin que pueda entenderse que para
esa calificación sea necesario al órgano jurisdiccional requerimientos o amonestaciones
expresas, en consecuencia, solo se requiere que de autos se desprenda que el obligado se
mantenga firme o constante en no reparar el daño, que sea perseverante y tenaz en esa
decisión; por lo demás, la reparación del daño impone al condenado un deber positivo de
actuación, cuyo incumplimiento importa una condena omisiva, que en este caso, comu­
nica inequívocamente una manifiesta voluntad-hostil al derecho- de incumplimiento a la
regla de conducta impuesta en el fallo; que este entendimiento del artículo 61 del Código
acotado es independiente y no se opone a lo dispuesto por el artículo 59 del mismo cuerpo
de leyes, que autoriza al órgano jurisdiccional para que, ante el incumplimiento de las
reglas de conducta, pueda amonestar al infractor, prorrogar el periodo de suspensión o
revocar la suspensión de la pena; que por otro lado, la inaplicación del artículo 61 del
Código Penal porque se infringió las reglas de conducta no significa que el imputado
siempre tendrá inscrita la sentencia, sino únicamente que no opera esta causal excep­
cional de extinción de la responsabilidad penal” (Ejecutoria Suprema del 20/04/2006.
R. N. N° 2476-2005-Lambayeque. En: SAN MARTÍN CASTRO, C. (2006). Jurispruden­
cia y precedente penal vinculante. Selección de ejecutorias de la Corte Suprema. Pales­
tra, Lima, p. 178).

448
C A P ÍT U L O y
R ESER V A D E L FA L L O C O N D E N A T O R IO

ARTÍCULO 62 R eserva del fallo condenatorio: circunstancias y


requisitos(46)
E l ju ez puede disponer la reserva del fallo condenatorio siem pre que de las circuns­
tancias individuales, veriflcables al m om ento de la expedición, de la sentencia, pueda
colegir que el agente no com eterá nuevo delito. E l pronóstico favorable sobre la con­
ducta futura del sentenciado que form ule la autoridad judicial requiere de debida
m otivación.
L a reserva es dispuesta en los siguientes casos:
1. C uando el delito está sancionado con p en a privativa de libertad no m ayor de
tres años o con m ulta;
2. C uando la pena a im ponerse no supere las noventa jornadas de prestación de
servicios a la com unidad o de lim itación de días libres;
3. C uando la pena a im ponerse no supere los dos años de inhabilitación.
E l plazo de reserva del fallo condenatorio es de uno a tres años, contado d esd e que
la decisión adquiere calidad de cosa juzgada.

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 62.- El juez podrá disponer la reserva del fallo condenatorio cuando la
naturaleza, modalidad del hecho punible y personalidad del agente, hagan prever
que esta medida le impedirá cometer un nuevo delito.
La reserva será dispuesta:
1. Cuando el delito está sancionado con pena privativa de libertad no mayor de
tres años o con multa;
2. Cuando la pena a imponerse no supere las noventa jornadas de prestación de
servicios a la comunidad o de limitación de días libres; o,
3. Cuando la pena a imponerse no supere los dos años de inhabilitación.
El plazo de reserva del fallo condenatorio es de uno a tres años, contado desde que
la decisión adquiere calidad de cosa juzgada.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


P rim era m odiñcación: artículo 1 de la L ey N° 29407 del 18/09/2009.
A rtícu lo 62.- El juez puede disponer la reserva del fallo condenatorio cuando la
naturaleza, modalidad del hecho punible y personalidad del agente hagan prever
que esta medida le impedirá cometer un nuevo delito.

(46) A rtículo vigente conform e a la m odificación realizada por el artículo 1 de la L ey N ° 30076 del
19/08/2013.

449
A rt. 62 L ibro primero /Parte general

La reserva es dispuesta en los siguientes casos:


1. Cuando el delito está sancionado con pena privativa de libertad no mayor de
tres años o con multa;
2. cuando la pena a imponerse no supere las noventa jom adas de prestación de
servicios a la comunidad o de limitación de días libres;
3. cuando la pena a imponerse no supere los dos años de inhabilitación.
E l plazo de reserva del fallo condenatorio es de uno a tres años, contado desde que
la decisión adquiere calidad de cosa juzgada.
S egunda m odificación: artículo 1 de la L ey N° 30076 d el 19/08/2013.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
CP: arts. 29, 34, 36, 41; C P P 2004: arts. 416 inc. 1 lit. c, 491; C d e P P : art. 292; L e y 27770: art. 3

DOCTRINA

Sumario: Naturaleza jurídica / Ámbito de aplicación / Fines.

I) 0230 N aturaleza jurídica: GARCIA CAVERO, P. (2008). Lecciones de Derecho


Penal. Parte general. Lima: Grijley, p. 368. “La reserva del fallo condenatorio, según
nuestro Código, constituye una declaración formal de culpabilidad que hace al imputado.
Este no es condenado y, por tanto, tampoco se le ejecuta la pena, bajo la condición de
que se comporte debidamente durante un periodo de prueba. Si el periodo de prueba con­
cluye exitosamente sin infracción de las reglas impuestas, ni comisión de nuevo delito), el
juzgamiento se deja sin efecto. Por el contrario, si el sentenciado infringe de manera rei­
terada las reglas de conducta o vuelve a delinquir, el juez puede revocar la medida, pro­
nunciando el fallo condenatorio en la cual había fijado la pena, ordenando su ejecución
aplicación efectiva”.

I) 0231 N aturaleza jurídica: BRAMONT ARIAS, L. A. (2004). Derecho Penal


peruano (Visión histórica). Parte general. Lima: Ediciones Jurídicas Unifé, p. 493. “Un
instituto prácticamente entre la probatiom inglesa y norteamericana y la suspensión de la
ejecución de la pena, es la reserva del fallo condenatorio, parecida a la ‘amonestación con
reserva de penas’ del derecho alemán. Se trata de una de las grandes novedades del CP
vigente, en la que se declara la responsabilidad penal del acusado con suspensión del pro­
nunciamiento de la pena, quedando el agente sometido a un periodo de ‘prueba’ en medio
libre (que puede durar de uno a tres años, sin perjuicio de la posibilidad de prórroga), que
servirá para evaluar hasta qué punto es el delincuente idóneo a una reinserción completa
a la vida social”.

I) «232 Á m bito de aplicación: PRADO SALDARRIAGA, V. (1996). Todo sobre el


Código Penal. Tomo I. Lima: Idemsa, p. 134. “Cabe anotar que la reserva del fallo con­
denatorio también es aplicable en casos de penas conjuntas o alternativas, siempre que
tales sanciones se adecúen a las marcas cualitativas y cuantitativas antes mencionadas”.

450
R eserva del fallo condenatorio A rt. 62

I) (1233 Fines: PEÑA CABRERA, R. (1999). Tratado de Derecho Penal. Estudio pro­
gramático de la parte general. 3a edición. Lima: Grijley, p. 649. “La reserva del fallo
condenatorio constituye también una de las medidas alternativas a la pena privativa de
la libertad de corta duración. Esta medida alternativa, además es aplicable a las penas de
multa y limitativas de derechos. El objetivo de esta clase de medidas no es la de suponer
el sistema de penas ni el de constituir un remiendo de poca trascendencia, sino -con obje­
tivos más modestos- evitar que muchos infractores de la ley cumplan la pena en la cárcel,
impidiendo con ello la consiguiente desocialización y efectos traumáticos sobre la fami­
lia del condenado. Cuando la pena es de corta duración, cuando su lesividad es mínima,
o cuando la naturaleza del ilícito o personalidad del autor no amerita la pena privativa de
libertad, es preferible optar por un medio alternativo, en el que no peligre la libertad y la
dignidad humana, pues la prisión no es el lugar indicado para que se dé cumplimiento a
la sanción penal”.

JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Nociones de la reserva de fallo condenatorio y


efectos del incumplimiento de las reglas de conducta durante el periodo de prueba. EJE­
CUTORIA SUPREMA VINCULANTE: Presupuestos en la aplicación de la reserva del
fallo condenatorio. CORTE SUPREMA: Contenido de la reserva del fallo condenato­
rio / Reglas que condicionan el fallo condenatorio. CORTES SUPERIORES: Ámbito
de aplicación de la reserva del fallo condenatorio / Reglas que determinan la aplicación
de la reserva del fallo condenatorio / Procedencia de la aplicación de la reserva del fallo
condenatorio / Inaplicación de pena cuando se dicta la reserva del fallo condenatorio.

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
J 0596 Nociones de la reserva de fallo condenatorio y efectos del incumplimiento de
las reglas de conducta durante elperiodo de prueba: “F. J. 9. La reserva del fallo conde­
natorio viene a ser la figura jurídica que constituye una alternativa a las penas privativas
de libertad, por la cual el juzgador se abstiene de dictar la parte resolutiva de la sentencia
que resulta aplicable a los agentes que por la modalidad del hecho punible y su personali­
dad, hicieran prever que esta medida les impedirá cometer nuevo delito, sujetándose a las
reglas de conducta y al régimen de prueba que establezca el juzgador. El plazo de reserva
del fallo condenatorio es de uno a tres años, contando desde que la decisión adquiere
calidad de cosa juzgada. F. J. 10. El artículo 65 del Código Penal precisa los efectos que
genera su incumplimiento; así, cuando por razones atribuibles a su responsabilidad, el
agente no cumpliera con las reglas de conducta impuestas, el juez podrá: a) hacerle una
severa advertencia; b) prorrogar el régimen de prueba sin exceder la mitad del plazo ini­
cialmente fijado. En ningún caso la prórroga acumulada sobrepasará de tres años; o, c)
revocar el régimen de prueba. La revocación del régimen de prueba implica que se notifi­
que al sentenciado la pena impuesta en su contra, la misma que, hasta ese momento, está
reservada” (STCExp. N° 6314-2005-PHC/TC-Arequipa, caso: Aurelio Quispe Chura, del
12/09/2005, ff.jj. 9 y 10).

451
A rt. 62 L ibro primero / Parte general

EJECUTORIA SUPREMA VINCULANTE


J 0597 Presupuestos en la aplicación de la reserva delfallo condenatorio: “F. J. 5.
Que, con relación a la aplicación de la reserva del fallo condenatorio regulada en los
artículo 62 del Código Penal, es importante precisar: a) que esta es una medida alter­
nativa a la pena privativa de la libertad de uso facultativo para el juez, que se caracte­
riza fundamentalmente por reservar la imposición de la condena y el señalamiento de
la pena concreta para el sentenciado culpable; b) que, en consecuencia, tal medida con­
siste en declarar en la sentencia la culpabilidad del procesado, pero sin emitir la consi­
guiente condena y pena. Estos últimos extremos se reservan y se condiciona su extin­
ción o pronunciamiento a la culminación exitosa o no de un periodo de prueba, dentro
del cual el sentenciado deberá abstenerse de cometer nuevo delito y cumplir las reglas
de conducta que le señale el juez; c) que la reserva del fallo condenatorio procede
cuando concurren estos presupuestos: i) que el delito esté sancionado con pena conmi­
nada no superior a tres años de pena privativa de libertad o con multa; o con prestación
de servicios a la comunidad o limitación de días libres que no excedan a noventa joma­
das semanales; o con inhabilitación no superior a dos años; ii) que el juez, en atención
a las circunstancias del hecho y a la personalidad del agente, emita un pronóstico favo­
rable sobre la conducta futura del imputado; iii) es de señalar que la reserva del fallo
condenatorio también es aplicable en caso de penas conjuntas o alternativas, siempre
que tales sanciones se adecúen a los marcos cualitativos y cuantitativos antes mencio­
nados. F. J. 6. Que, la reserva del fallo condenatorio no genera antecedente penal, pero
su aplicación debe inscribirse en el registro respectivo. F. J . 7. Que se advierte de autos
que la sala superior penal, ha aplicado indebidamente la reserva del fallo condenato­
rio por lo que debe precisarse al respecto lo siguiente: a) Que según lo dispuesto por
el artículo 426 del Código Penal, los delitos previstos en el capítulo segundo y tercero
del título decimoctavo, serán sancionados, además, con pena de inhabilitación; b) que
la inhabilitación que corresponde a los casos del artículo precitado, tiene la calidad de
pena principal y conjunta, con un máximo de duración de tres años y con los alcances
contenidos en el artículo 36, inciso 1 y 2; c) Que, como ya se ha señalado, la reserva
del fallo condenatorio resulta aplicable solo cuando la pena conminada a imponerse no
supere los dos años de inhabilitación; d) que, por consiguiente, para el caso en examen
la pena conminada de inhabilitación, principal y conjunta, tiene un máximo de dura­
ción de tres años, por lo que la aplicación de la reserva de fallo condenatorio hecha por
el Colegiado Superior es improcedente. F. J . 8. Que, en consecuencia, habiéndose esta­
blecido en el considerando quinto y séptimo de esta resolución los presupuestos para la
aplicación de la reserva del fallo condenatorio corresponde otorgar a dicha interpreta­
ción jurisprudencial el carácter de precedente vinculante en aplicación de lo autorizado
por el inciso uno del artículo 301-Adel Código de Procedimientos Penales, incorporado
por el Decreto Legislativo N° 959” (R. N. N ° 3332-2004-Junín, d e l 27/05/2005, ff. jj. 5,
6, 7 y 8, Segunda Sala P e n a l Transitoria).

CORTE SUPREMA
J 0598 Contenido de la reserva del fallo condenatorio: “La reserva del fallo conde­
natorio, que se regula en los artículos 62 a 67 del Código Penal, en términos concretos,

452
R eserva del fallo condenatorio A rt. 62

supone que en la sentencia se declara formalmente la culpabilidad del procesado, pero


este no es condenado ni se le impone, por tanto pena alguna; el fallo de condena queda de
momento suspendido y se condiciona su pronunciamiento a la observancia de reglas de
conducta durante un régimen de prueba, dentro del cual el sentenciado deberá abstenerse
de cometer nuevos delitos y tendrá que cumplir las reglas de conducta que señala el juez”
(Ejecutoria Suprema del 17/09/2001, R. N. N° 3192-2001-Tacna. En: PÉREZ ARROYO,
M. (2006). La evolución de la jurisprudencia penal en el Perú (2001-2005). Tomo I. Iuris
Consulti - San Marcos, Lima, p. 666).

J 0599 Reglas que condicionan el fallo condenatorio: “A tenor de lo dispuesto en los


artículos 62 y 63 del Código Penal, y conforme postula un sector de la doctrina penalista,
en caso que se imponga reserva de fallo condenatorio, en la parte considerativa del mismo,
debe estipularse la pena objeto de reserva” (Ejecutoria Suprema del 28/06/2004, R. N.
N° 742-2004-Ayacucho. En: CASTILLO ALVA, J. L. (2006). Jurisprudencia penal. Sen­
tencias de la Corte Suprema de Justicia de la República. Tomo I. Grijley, Lima, p. 464).

C O R T E S S U P E R IO R E S

J 0600 Ambito de aplicación de la reserva delfallo condenatorio: “La operatividad de


la reserva del fallo condenatorio, ha suscitado el problema referido a la posibilidad de su
aplicación en caso de penas conjuntas. Al respecto, debemos señalar la existencia de una
tendencia que estima que es posible aplicar la reserva del fallo condenatorio si las penas
conminadas para el delito cometido son privativa de libertad y multa; por su parte, la
segunda posición niega su aplicación en tales casos, argumentando que el artículo sesenta
y dos inciso primero solo alude a supuestos de penas alternativas de privación de libertad
o multa; a esta interpretación se le ha objetado que desde una perspectiva de razonamiento
lógico, si la reserva del fallo es procedente en delitos con pena privativa de libertad no
mayor de tres años, y también, es procedente para otros delitos con penas conminadas de
multa, la consecuencia resultante sería que dicha medida puede también utilizarse para
hechos punibles que estén sancionados simultáneamente con ambas penas; que dicha
controversia se ha visto zanjada con lo acordado en el Pleno Jurisdiccional de 1999, cuyas
conclusiones sirven como directrices para unificar criterios en la administración de jus­
ticia, conforme a lo expuesto en la parte considerativa de la Resolución Administrativa
N° 650-CME-PJ, publicada el 24 de junio de 1997, donde se establece que procede
también disponer la reserva del fallo condenatorio tratándose de delitos sancionados
con penas conjuntas o principales, de las clases y con los límites previstos en el artículo
62 del Código Penal” (Ejecutoria Superior de la Sala Penal de Apelaciones para Pro­
cesos Sumarios con Reos Libres de la Corte Superior de Lima del 26/09/2000, Exp.
N° 503-2000-Lima).

J 0601 Reglas que determinan la aplicación de la reserva delfallo condenatorio: “La


reserva del fallo condenatorio viene a ser una figura jurídica que constituye una alterna­
tiva a las penas privativas de la libertad, siendo aplicables a los agentes que por la moda­
lidad del hecho punible y su personalidad hicieran prever que esta medida les impedirá
cometer un nuevo delito, sujetándose a las reglas de conducta y al régimen de prueba que

453
A rt. 63 L ibro primero / Parte general

establezca el juzgador” (Exp. N° 2583-95-Piura. En: CARO CORIA, D. (2002). Código


Penal. Gaceta Jurídica, Lima, p. 222).

J 0602 Reglas que determinan la aplicación de la reserva delfallo condenatorio: “El


artículo 62 del Código Penal vigente señala expresamente los casos en que el juzgador
puede optar por la reserva del fallo condenatorio, motivo por el cual esta facultad no
puede ser aplicable a cualquier delito cometido; que, conforme se aprecia del inciso pri­
mero del referido numeral, el caso de mayor gravedad en el que el juzgador puede reser­
var el fallo es cuando el tipo penal contemple una penalidad que no supere los tres años”
(Exp. N° 1831-92-Amazonas. En: CARO CORIA, D. (2002). Código Penal. Gaceta Jurí­
dica, Lima, p. 222).

J 0603 Procedencia de la aplicación de la reserva delfallo condenatorio: “Habiendo


el procesado reconocido su ilícito penal, tanto al rendir su manifestación policial como al
deponer instructivamente, manifestando además estar totalmente arrepentido, estando a
las calidades personales del encausado, a la naturaleza del delito cometido y concurriendo
los presupuestos indicados en el artículo 62 del Código Penal; resulta conveniente en el
presente reservar el fallo condenatorio” (Exp. N° 8750-97-Lima. En: CARO CORLA, D.
(2002). Código Penal. Gaceta Jurídica, Lima, p. 223).

J 0604 Inaplicación de pena cuando se dicta la reserva del fallo condenatorio: “Se
desnaturaliza la naturaleza de la reserva del fallo condenatorio en caso de señalarse la
aplicación de dicha figura e imponerse al mismo tiempo una pena de multa al inculpado,
por lo que ha de ser declarada nula la sentencia” (Exp. N° 3118-97-Cono Norte de Lima.
En: CARO CORIA, D. (2002). Código Penal. Gaceta Jurídica, Lima, p. 223).

ARTÍCULO 63 E fectos de la reserva de fallo condenatorio(47)


E l ju e z al disponer la reserva del fallo condenatorio, se abstendrá de dictar la parte
resolutiva de la sentencia, sin p erjuicio de fijar las responsabilidades civiles que
procedan.
L a reserva de fallo se in scrib irá en un registro especial, a cargo del P oder Judicial.
E l registro inform a exclu sivam en te a ped id o escrito d e los jueces de la R epública,
con fines de verificación de las reglas de conducta o d e com isión de nuevo delito
doloso. E l registro es de carácter especial, confidencial y p rovision al y no perm ite,
p o r n in gú n m otivo, la exp ed ición , de certificados para fines distintos.

(47) Artículo vigente conform e a la m odificación realizada por el artículo 1 d e la L e y N 0 27868 del 20/11/2002.

454
R eserva del fallo condenatorio A rt. 63

C um plido el periodo de p ru eb a queda sin efecto la inscripción en form a autom ática


y no podrá expedirse de él constancia alguna, bajo responsabilidad. E l ju ez de ori­
gen, a pedido de parte, verifica dicha cancelación.

TEXTO ORIGINAL:
Artículo 63.- El juez al disponer la reserva del fallo condenatorio se abstendrá de
dictar la parte resolutiva de la sentencia, sin perjuicio defijar las responsabilidades
civiles que procedan.
La reserva del fallo condenatorio importa la suspensión de su inscripción en el
Registro Judicial.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


P rim era m odificación: artículo 1 de la L ey N° 27868 del 20/11/2002.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C P: arts. 29, 92; C P P 2 0 0 4 : arts. 4 1 6 inc. 1 lit. c, 491; C d e P P : art. 292; C C: arts. 1969,
1970, 1971, 1973, 1978, 1982 a 1985

DOCTRINA

Sumario: Contenido.

1) 0234 Contenido: BRAMONT ARIAS, L. A. (2004). Derecho Penal peruano


_______
(Visión histórica). Parte general. Lima: Ediciones Jurídicas Unifé, p. 496. “Toda sen­
tencia está compuesta por tres partes: expositiva, que contiene el relato de los hechos;
la considerativa, donde el juez hace una apreciación de la pmeba actuada, valorándola y
declarando la responsabilidad del agente; y la resolutiva o fallo, que contiene la decisión
del juez, fijando la pena o medida de seguridad a imponer, así como las responsabilida­
des civiles. En la reserva del fallo condenatorio, el fallo de condena queda de momento
suspendido y se condiciona su pronunciamiento al cumplimiento de reglas de conducta
durante un régimen de pmeba. De otro lado, la reserva del fallo condenatorio importa la
suspensión de su inscripción en el registro judicial (art. 63 última parte). Debido al obs­
táculo que ofrecen al sujeto los antecedentes penales para su normal desenvolvimiento
social, la ley ha optado por suspender su inscripción en el Registro Judicial, pero solo
para el caso de la reserva del fallo condenatorio”.

I) 11235 C ontenido: PEÑA CABRERA, R. (1999). Tratado de Derecho Penal. Estu­


________
dio programático de la parte general. 3a edición. Lima: Grijley, p. 652. “El análisis de
estas normas nos lleva a precisar que es facultad del Juez de disponer la reserva del fallo
condenatorio. Esta facultad significa la abstención del juzgador en fijar y declarar la pena
por el delito instruido al responsable penal. Toda sentencia se estructura de tres partes:
expositiva, considerativa y resolutiva; en la reserva del fallo se declara la parte expositiva
y considerativa (la responsabilidad penal del autor), pero se abstiene de declarar la parte
resolutiva. En realidad lo que se abstiene de declarar el Juez no es toda la parte resolutiva,

455
A rt. 64 L ibro primero / Parte general

sino específicamente la pena, y por lo que cabría una corrección legislativa en ese sen­
tido. Solo se dispone la reserva del fallo cuando se trata de fallo condenatorio. Con esta
disposición (reserva del fallo) no se afecta las responsabilidades civiles que deriven del
ilícito penal cometido”.

gÜl JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTES SUPERIORES: Naturaleza jurídica de la reserva del fallo condenatorio.

C O R T E S S U P E R IO R E S

J 0605 Naturaleza jurídica de la reserva del fallo condenatorio: “El juzgador al dis­
poner de la reserva del fallo condenatorio se abstendrá de dictar la parte resolutiva de la
sentencia [...], transgrede el artículo 63 del Código Penal si la Sala al expedir la sentencia
materia de grado ha condenado a los acusados por los delitos materia de investigación;
y, al mismo tiempo, indebidamente les reserva el fallo bajo las reglas de conducta que en
la sentencia se indican” (Exp. N° 2583-95-Piura. En: CARO CORIA, D. (2002). Código
Penal. Gaceta Jurídica, Lima,p. 224).

J 0606 Naturaleza jurídica de la reserva delfallo condenatorio: “La reserva del fallo
condenatorio no impide a la Corte en señalar las consecuencias civiles del delito; en este
caso de delito de abandono de mujer embarazada, la reparación civil y la pensión alimen­
taria” (Exp. N° 473-97-Huaraz. En: CARO CORIA, D. (2002). Código Penal. Gaceta
Jurídica, Lima, p. 224).

ARTÍCULO 64 Reglas de conducta(48)


A l d isp on er la reserva del fallo, el ju ez im p on e de m anera debidam ente m otivada las
siguientes reglas de conducta que resu lten aplicables al caso:
1. P roh ib ición de frecuentar d eterm in ad os lugares;
2. P roh ib ición de ausentarse del lu gar d onde reside sin au torización del juez;
3. C om parecer m ensualm ente al ju zg a d o , personal y obligatoriam ente, para infor­
m ar y justificar sus actividades;
4. R ep arar los daños ocasionados p or e l delito o cum plir con su p ago fraccionado,
salvo cuando dem uestre que está en im posibilidad de hacerlo;
5. P rohibición de p oseer objetos susceptibles de facilitar la realización de otro
delito;

(48) A rtículo vigente conform e a la m odificación realizada por el artículo 1 d e la L e y N 0 30076del 19/08/2013.

456
R eserva del fallo condenatorio A rt. 64

6. O bligación de som eterse a un tratam iento de desintoxicación de drogas o alcohol;


7. O bligación de seguir tratam iento o program as laborales o educativos, organiza­
dos por la autoridad de ejecución penal o institución com petente; o,
8. Los dem ás deberes adecuados a la rehabilitación social del agente, siem pre que
no atenten contra la dignidad del condenado;
9. O bligación de som eterse a un tratam iento psicológico o p siq u iá tr ic o ^ .

TEXTO ORIGINAL:
Artículo 64.- El juez, al disponer la reserva del fallo condenatorio, impondrá las
reglas de conducta siguientes:
1. Prohibición de frecuentar determinados lugares;
2. Prohibición de ausentarse del lugar donde reside sin autorización del Juez;
3. Comparecer mensualmente aljuzgado, personal y obligatoriamente, para infor­
mar y justificar sus actividades;
4. Reparar los daños ocasionados por el delito, salvo que demuestre que esté
imposibilitado de hacerlo;
5. Que el agente no tenga en su poder objetos susceptibles de facilitar la realiza­
ción de otro delito; y,
6. Las demás reglas de conducta que el Juez estime convenientes para la rehabili­
tación social del agente, siempre que no atente contra la dignidad delprocesado.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Prim era m odificación: artículo 1 de la L ey N° 30076 del 19/08/2013.
Artículo 64.-A l disponer la reserva delfallo, eljuez impone de manera debidamente
motivada las siguientes reglas de conducta que resulten aplicables al caso:
1. Prohibición de frecuentar determinados lugares;
2. Prohibición de ausentarse del lugar donde reside sin autorización del juez;
3. Comparecer mensualmente aljuzgado, personal y obligatoriamente, para infor­
mar y justificar sus actividades;
4. Reparar los daños ocasionados por el delito o cumplir con su pago fraccionado,
salvo cuando demuestre que está en imposibilidad de hacerlo;
5. Prohibición de poseer objetos susceptibles de facilitar la realización de otro
delito;
6. Obligación de someterse a un tratamiento de desintoxicación de drogas o alcohol;
7. Obligación de seguir tratamiento o programas laborales o educativos, organi­
zados por la autoridad de ejecución penal o institución competente; o,
8. Los demás deberes adecuados a la rehabilitación social del agente, siempre que
no atenten contra la dignidad del condenado.49

(49) Inciso conform e a la incorporación realizada por el artículo 2 del Decreto Legislativo N° 1351 del
07/01/2017.

457
A rt. 64 L ibro primero / Parte general

Segunda modificación: artículo 2 del Decreto Legislativo N° 1351 del 07/01/2017.


(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C P: arts. 58, 59, 65

DOCTRINA

Sumario: Fines de las reglas de conducta que se imponen en la reserva del fallo condenatorio /
Referencia legal.

I) 0236 Fines de las reglas de conducta que se imponen en la reserva del fallo con­
denatorio: BRAMONT ARIAS, L. A. (2004). D erech o P en a l peru a n o (Visión histó­
rica). P arte gen era l. Lima: Ediciones Jurídicas Unifé, p. 496. “Las reglas de conducta
deben adecuarse a los fines de rehabilitación del procesado. El Juez puede imponer otras
reglas de conducta distintas a las que señalan en el artículo 64, siempre que fueren con­
venientes para el procesado y no atenten contra su dignidad personal. El pago de la repa­
ración civil puede ser una regla de conducta”.

I) 0237 Referencia legal: PENA CABRERA, R. (1999). Tratado de D erecho Penal.


Estudio program ático de la p a rte g en era l. 3a edición. Lima: Grijley, p. 653. “El Código
Penal ha dispuesto que al declarar la reserva del fallo condenatorio, se imponga una serie
de condiciones, denominadas reglas de conducta. Estas reglas constituyen el periodo o
régimen de prueba que el agente tiene la obligación de cumplir”.

'IH] JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Legalidad de las reglas de conducta que se aplican en la reserva
del fallo condenatorio.

CORTE SUPREMA
J 0807 L e g a lid a d de las reglas de co n d u cta que se aplican en la reserva d e l fa llo con­
denatorio: “No es del caso, imponer como regla de conducta lo que la ley por propio
imperio prohíbe; declararon insubsistente la regla de conducta impuesta como prohibi­
ción de cometer nuevo delito doloso” (Ejecu toria Suprem a del 1 7 /08/1998, Exp. N ° 2666-
98-Lima, Sala P ena l “C ”) .

458
R eserva del fallo condenatorio A rt. 65

ARTÍCULO 65 Efectos del incumplimiento


Cuando el agente incumpliera las reglas de conducta impuestas, por razones atribui-
bles a su responsabilidad, el juez podrá:
1. Hacerle una severa advertencia;
2. Prorrogar el régimen de prueba sin exceder la mitad del plazo inicialmente
fijado. En ningún caso la prórroga acumulada sobrepasará de tres años; o,
3. Revocar el régimen de prueba.
N ormas concordantes
CP: arts. 59, 64; L O M P : art. 95 inc. 9)

DOCTRINA

Sumario: Características.

_I)_1)238
_ _ _ Características: BRAMONT ARIAS, L. A. (2004). D erech o Penal p eru an o
( Visión histórica). Parte gen eral. Lima: Ediciones Jurídicas Unifé, p. 497. “La revoca­
ción del régimen de prueba es incompatible con cualquiera de las medidas anteriores,
pero no vemos incompatibilidad entre la solemne advertencia y la prórroga del periodo
de prueba por lo que pueden ser aplicadas simultáneamente. La revocación del régimen
de prueba prevista en este artículo es una medida opes ju d iéis , contrariamente al artículo
siguiente que es ope lege (art. 66 segunda parte)”.

m,
süa JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Presupuestos ante incumplimientos de reglas de


conducta en la reserva de fallo condenatorio.

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
J 0608 P resu pu estos ante incum plim ientos de reglas de conducta en la reserva d e l
fa llo condenatorio: “El artículo 65 del Código Penal precisa los efectos que genera el
incumplimiento [de las reglas de conducta]; así, cuando por razones atribuibles a su res­
ponsabilidad, el agente no cumpliera con las reglas de conducta impuestas, el juez podrá:
a) hacerle una severa advertencia; b) prorrogar el régimen de prueba sin exceder la mitad
del plazo inicialmente fijado. En ningún caso la prórroga acumulada sobrepasará de tres
años; o, c) revocar el régimen de prueba. La revocación del régimen de prueba implica
que se notifique al sentenciado la pena impuesta en su contra, la misma que, hasta ese
momento, está reservada” (S T C Exp. N ° 6314-2005-P H C /TC -A requipa, caso: Aurelio
Quispe Chura, d el 12/09/2005, f. j. 10).

459
A rt. 66 L ibro primero / Parte general

ARTÍCULO 66 Revocación del régim en de prueba


El régimen de prueba podrá ser revocado cuando el agente cometa un nuevo delito
doloso por el cual sea condenado a pena privativa de libertad superior a tres años.
La revocación será obligatoria cuando la pena señalada para el delito cometido
exceda de este límite. La revocación determina la aplicación de la pena que corres­
ponde al delito, si no hubiera tenido lugar el régimen de prueba.
N ormas concordantes
C P: arts. 12, 29, 54, 60

1 DOCTRINA

Sumario: Naturaleza jurídica / Causas de revocación.

_1)_(I2
_.V
_) Naturaleza jurídica: M APELLI CAFARENA, B. y TERRADILLOS
BASOCO, J. (1996). L as co n sec u e n c ia s ju ríd ic a s d el delito. 3a edición. Madrid:
Civitas, pp. 91-92. “Por más que la nueva regulación ha aproximado nuestro modelo de
suspensión a la p ro b a d o inglesa con una mayor orientación preventivo-especial, avan­
zando en la desaparición de los elementos más objetivos (tipos de delito, rebeldía, etc.),
resulta aún excesivamente rígido hacer depender la revocación de la simple comisión de
un nuevo delito sin atender a otros criterios. No debe olvidarse que el sentido de este insti­
tuto es favorecer la reinserción del penado, y para ello es preciso atender a las circunstan­
cias personales así como a los vínculos sociales del condenado, que no siempre guardan
relación con la reincidencia. Los antecedentes no deben ser más que un elemento a tener
en cuenta en el estudio de la personalidad, pero no una conditio sine qua non” .

I) 0240
_ _ _ _ _ Causas de revocación: BRAMONT ARIAS, L. A. (2004). D erech o Penal
p eru a n o (Visión histórica). P arte gen eral. Lima: Ediciones Jurídicas Unifé, p. 497. “La
revocación de la reserva del fallo condenatorio procede, si el agente comete nuevos de­
litos dolosos durante el periodo de prueba, de acuerdo al artículo 66. Sin embargo, el ar­
tículo 67 establece dos especies de revocaciones: facultativas y obligatorias. La primera
se da cuando por el nuevo delito cometido se imponga pena privativa de libertad superior
a 3 años; y la segunda, la revocatoria será obligatoria si el nuevo delito cometido por el
nuevo sentenciado tiene pena conminada superior a tres años”.

¡Wj JURISPRUDENCIA

Sumilla: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Circunstancias de incumplimiento de las reglas de


conducta que desencadenan en la revocatoria de un periodo de prueba. CORTE SU­
PREMA: Improcedencia de la libertad anticipada en caso de revocación del régimen de
pmeba o suspensión de ejecución de la pena

460
R eserva del fallo condenatorio A rt. 66

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
J 0609 C ircunstancias de incum plim iento de las reglas de conducta que desencade­
nan en la revocatoria de un p e rio d o de pru eba: “F. J . 11. Al respecto, de autos se acre­
dita que confirmada la sentencia que dispuso la reserva del fallo condenatorio impuesto
al beneficiario [...], y ante el incumplimiento de las reglas de conducta fijadas, se pro­
rrogó el régimen de prueba por la mitad del plazo inicialmente fijado [...], previa adver­
tencia y requerimiento efectuados por resolución [...]. Luego, ante la renuencia a dar cum­
plimiento a las mismas, se revocó el régimen de prueba fijado al sentenciado mediante
reserva de fallo condenatorio [...]. Posteriormente, [...], se dio lectura a la parte resolu­
tiva de la sentencia (la que, hasta ese momento, estaba reservada), imponiéndose al sen­
tenciado 2 años de pena privativa de libertad, suspendida por el plazo de 1 año y 6 meses,
bajo el cumplimiento de reglas de conducta, así como la obligación de reparar el daño
causado [...], la misma que, recurrida, fue desestimada por extemporánea [...]. De lo cual
se colige que el extremo de la pena impuesta adquirió -en este momento- carácter de cosa
juzgada F. J. 12. A mayor abundamiento, ya en ejecución de la sentencia firme, el bene­
ficiario fue amonestado por su incumplimiento y renuencia a resarcir el daño causado
[...], prorrogándose el periodo de suspensión de la pena posteriormente, fue reque­
rido para dar cumplimiento al mandato judicial, bajo apercibimiento de revocársele la
pena suspendida [...], y en aplicación del apercibimiento decretado se hizo efectiva la
pena impuesta [...]. Finalmente, fue puesto a disposición del Sexto Juzgado Penal a cargo
en ese entonces del emplazado [...], que dispuso su intemamiento en el establecimiento
penitenciario que designe el Instituto Nacional Penitenciario, conforme se acredita con
las copias certificadas [...]. F. J . 13. En este orden de ideas, la expedición, de la condena
en forma posterior no constituye un doble juzgamiento, como invoca la demandante, sino
la consecuencia de la revocación del régimen de prueba, ante el incumplimiento de las
reglas de conducta impuestas por el juzgador, de conformidad con el acotado artículo 65
del Código Penal. Por consiguiente, al no evidenciarse la vulneración constitucional que
sustenta la demanda, no resulta de aplicación el artículo 2 del Código Procesal Constitu­
cional, debiendo desestimarse la demanda” (S T C E xp . N ° 6314-2005-P H C /TC -A requipa,
ca so : Aurelio Quispe Chura, d el 12/09/2005, ff. jj. 11, 1 2 y 13).

CORTE SUPREMA
J 0610 Im proceden cia de la libertad anticipada en caso de revocación d el régim en de
p ru e b a o suspensión de ejecución de la pen a: “[...] La revocatoria del régimen de prueba
-o de suspensión de ejecución de la pena- que da lugar a una sanción privativa de liber­
tad efectiva, no puede convertirse en otra pena no privativa de la libertad. Tal supuesto
no está previsto en el Código Penal, pues no existe la revocatoria de la revocatoria, que
llevaría a que la pena privativa de libertad impuesta a consecuencia de la revocatoria del
régimen de prueba, nuevamente se convierta en una medida para obtener la recuperación
de libertad ambulatoria” (Casación N ° 189-2011-Huaura, del 16/10/2013, f j . 13, Sala
P en a l Perm anente).

461
A rt. 67 L ibro primero / Parte general

ARTÍCULO 67 Extinción del régimen de prueba


Si el régimen de prueba no fuera revocado será considerado extinguido al cumplirse
el plazo fijado y el juzgamiento como no efectuado.
N ormas concordantes
C P : arts. 60, 61, 66

' DOCTRINA

Sumario: Precisiones conceptuales / Naturaleza y alcances.

1)0241 Precisiones conceptuales: CUBAS VILLANUEVA. V. (2003). E l proceso penal.


Teoría y práctica. 5a edición. Lima: Palestra, p. 458. “Se establece además que el plazo de la
reserva es de uno a tres años; en dicho plazo opera un régimen de prueba para el sentenciado.
De no cumplir con las reglas de conducta impuestas o de cometer nuevo delito doloso y ser
condenado a pena privativa de libertad superior a los tres años, se revocará la reserva del fallo
y se aplicará la pena reservada. De no incurrir en incumplimiento durante dicho plazo; se ten­
drá por cumphdo el régimen de prueba y se archivará el proceso. La reserva del fallo no exime
al sentenciado de pagar la reparación civil, la cual se fijará en la sentencia”.
I) (1242 Naturaleza y alcances: BRAMONT ARIAS, L. A. (2004). D erech o P enal
p eru an o (Visión histórica). P arte gen era l. Lima: Ediciones Jurídicas Unifé, p. 498. “La
exención de pena, dispensa de pena, renuncia de pena o perdón judicial es una planta
adventicia en el predio jurídico peruano. Sin embargo, es una consecuencia necesaria y
una de las aplicaciones más fecundas del concepto de peligrosidad: la nula peligrosidad
acarrea la inaplicabilidad de la pena. El ejercicio de derecho del Estado para aplicar las
penas carece de fundamento cuando el delito es un episodio aislado, en la vida del hom­
bre, y existen razones poderosas para presumir que no cometerá otro delito. El agente no
puede lograr la absolución por cuanto ha obrado en zona de la antijuricidad: ha quebran­
tado un bien jurídico que la ley penal protege. Pero concede al juez esta facultad, porque
la justicia de la norma genérica contrasta con la injusticia de su aplicación específica. Para
estas situaciones se acude al derecho de gracia o al perdón judicial. Porque en casos ex­
cepcionales, la aplicación de la pena es más perjudicial que beneficiosa”.

gjjla JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Extinción del régimen de prueba al cumplirse el


plazo fijado.

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
J 0611 E xtin ción del régim en de pru eba a l cum plirse el p la zo fijado: “Que siendo así
se observa que dicha resolución se encuentra adicionalmente sustentadas al argumentarse
que respecto del pedido de la actora sobre la revocatoria del régimen de prueba, es aplica­
ble el artículo 67 del Código Penal, el cual señala que si este régimen no fuera revocado

462
R eserva del fallo condenatorio A rt. 67

será considerado extinguido al cumplirse el plazo fijado, teniéndose como no efectuado el


juzgamiento, por lo que teniendo en cuenta que para el proceso penal subyace el plazo esta­
blecido en la sentencia condenatoria se habría cumplido, dicho periodo de prueba se encon­
traba vencido sin haber sido revocado, habiéndose emitido dicha decisión conforme a lo pre­
visto por el artículo citado, por lo que apreciándose que los jueces demandados han aplicado
la norma adecuada en la tramitación del proceso, debe desestimar la demanda” (STC Exp.
N ° 2228-2012-PAJTC-Citsco, caso: Yoni Margot Pérez Carreón, del 24/10/2012, f. j. 7).

----------------§ -----------------

463
CAPÍTULO V I
EXENCIÓN DÉ LA PENA

ARTÍCULO 68 Exención de pena(50)


El juez puede eximir de sanción en los casos en que el delito esté previsto en la ley
con pena privativa de libertad no mayor de dos años o con pena limitativa de dere­
chos o con multa si la responsabilidad del agente fuere mínima.

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 6 8 .- E l juez podrá eximir de sanción, en los casos en que el delito esté pre­
visto en la ley con pena privativa de libertad no mayor de dos años o con pena limi­
tativa de derechos o con multa, si la responsabilidad del agente fuere mínima.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Prim era modificación: artículo 1 de la Ley N° 29407 del 18/09/2009.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
CP: arts. 21, 22, 29, 31, 41; CPP2004: arts. 475 ines. 2, 5, 7; 4 7 7 ines. 5, 7; 480 inc. 2.

ijH DOCTRINA

Sumario: Fundamento / Presupuestos de aplicación.

I) 0243 Fundamento: HURTADO POZO, J y PRADO SALDARRIAGA, V. (2011).


Manual de Derecho Penal. Parte general. Tomo II, 4a edición. Lima: Idemsa, p. 370. “El
fundamento de la exención de pena comparte objetivos de prevención especial con consi­
deraciones de oportunidad o merecimiento de pena. En tal sentido, las circunstancias del
hecho punible cometido, las condiciones personales del autor o partícipe y la naturaleza
de los bienes jurídicos afectados, determinan, en el caso concreto, que la respuesta resulte
innecesaria o desproporcionada”.

1) (1244 Fundamento: JESCHECK, H. H. (1981). Tratado de Derecho Penal. Barce­


lona: Bosch, p. 75. “La dispensa de pena no es un acto de gracia, sino que se basa en la
falta de merecimiento de pena ante el insignificante grado del injusto y de la culpabilidad.
No se trata solo de una modalidad de determinación de la pena, sino de una sanción espe­
cial del Derecho Penal, cuya peculiaridad consiste en que se condena al reo por el delito
cometido, pero no se impone la pena”.

(50) A rtículo vigente conform e a la m odificación realizada por el artículo 1 de la L ey N° 29407 del 18/09/2009.

464
E xención de la pena A rt. 68

_______
I) 0245 Presupuestos de aplicación: BRAMONT ARIAS, L. A. (2004). D erecho
P en a l peruano (Visión histórica). P arte general. Lima: Ediciones Jurídicas Unifé, p. 499.
“El fundamento de la exención de pena resulta de consideraciones de prevención espe­
cial, de oportunidad, de merecimiento de pena y de falta de necesidad de pena. Preven­
ción especial, porque se trata de imputados que no requieren de reeducación ni de rea­
daptación a la vida social. Oportunidad, porque la afectación grave, el Ministerio Público
puede abstenerse de ejercitar la acción penal correspondiente. Falta de merecimiento de
pena, porque se trata de casos en los que la dispensa de pena está justificada, dada de la
poca importancia del delito y la culpabilidad. Falta de necesidad de pena, porque el reo
se ha castigado a sí mismo con las graves consecuencias de su delito que le ha alcanzado
( ‘p o en a naturalis’)”.

I) 0246 Presupuestos de aplicación: PEÑA CABRERA, R. (1999). Tratado de D ere­


cho Penal. E studio program ático de la p a rte general. 3a edición. Lima: Grijley, pp. 655-
656. “La exención de pena es una institución [...] que se le conoce también como la
composición, pues, el agraviante y el agraviado espontáneamente o auspiciados por el
colectivo social encuentran formas de conciliación con las que el Estado no puede ser
indiferente. Claro está que se refiere que el delito sea penado por una sanción no mayor
de dos años y que la responsabilidad del agente no sea considerable [...]. No se trata de un
acto de gracia, sino de la abstención por parte del Estado de aplicar una pena por la res­
ponsabilidad mínima del agente. En efecto, de acuerdo con este precepto el Juez tiene la
facultad de eximir de sanción en los casos en que el delito esté previsto en la ley con pena
privativa de libertad no mayor de dos años, o con pena limitativa de derechos, o con pena
de multa, siempre que la responsabilidad sea mínima”.

JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Naturaleza jurídica del beneficio de exención de la


pena. CORTE SUPREMA: Supuestos, requisitos y procedimiento para la exención de
pena en el caso de investigados o procesados por el delito de tráfico ilícito de drogas.

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
J 0612 N a tu raleza ju ríd ic a d e l beneficio de exención d e la p e n a : “El Tribunal Cons­
titucional se ha pronunciado sobre la naturaleza jurídica del beneficio de exención de
la pena en la sentencia recaída en el expediente N° 1454-2006-HC/TC, estableciendo
que: a) La exención de la pena establecida en el Decreto Legislativo N° 824 permite al
implicado, sometido a investigación policial o proceso judicial por tráfico ilícito de dro­
gas, quedar fuera del proceso, es decir, exento de responsabilidad. La exención se pro­
duce cuando una vez producido un delito la persona que cometió el hecho punible queda
exenta de sanción alguna o la misma se le aplica en menor medida, [...] cuando propor­
cione información oportuna y veraz que permita identificar y detener a dirigentes o jefes
de organizaciones dedicadas al tráfico ilícito de drogas en el ámbito nacional e interna­
cional o a las actividades de tráfico ilegal de armas o lavado de dinero, vinculados con

465
A rt. 68 L ibro primero /Parte general

el tráfico ilícito de drogas [...]. Que la información proporcionada permite el decomiso


de drogas, insumos químicos fiscalizados, dinero, materias primas infraestructura y otros
medios utilizados en la obtención de drogas ilícitas, que establezcan fehacientemente el
funcionamiento de una organización dedicada al TID. Dicha información también deberá
permitir la identificación de los dirigentes o jefes; y el desbaratamiento de la organiza­
ción criminal (inciso ‘a’ del artículo 19 del precitado decreto), b) esto halla su funda­
mento en los argumentos vertidos en la exposición de motivos del referido decreto legis­
lativo, en el que el legislador consideró que la incorporación de figuras jurídicas como
la exención se legitima en la necesidad de obtener información eficiente y legítima que
posibilite desarticular la estructura de las organizaciones dedicadas al tráfico ilícito de
drogas; y, paralelamente neutralizar e impedir la colusión que existe con el terrorismo, al
cual sirve de apoyo económico, buscándose, de este modo, también cumplir con la fina­
lidad esencial de la pena, que es prevenir, cautelar y buscar la regeneración del delin­
cuente, esto en razón de que, mediante las citadas instituciones jurídicas, se aminora a la
acción criminal [...]” (STCExp. N° 03170-2010-PHC/TC-Lima, caso: recurrente de clave
N°TA-245141098, del 15/09/2010, f. j. 2).

CO RTE SU PREM A
J 0613 Su pu estos, requisitos y p ro ced im ien to p a r a la exención de p e n a en e l caso de
investigados o p ro cesa d o s p o r e l delito de tráfico ilícito de drogas: “F. J. 2. Que, es de
tener presente que el Decreto legislativo N° 824, en su artículo 19, literal a), regula dos
supuestos que permiten a una persona investigada o procesada por tráfico ilícito de dro­
gas lograr la exención de pena; que el numeral dos de dicha norma, por su parte, precisa
los requisitos legales para la obtención del indicado beneficio premial; que en este último
supuesto la información que proporciona el agente debe permitir tres resultados concre­
tos: el primero, decomisar drogas, insumos, dinero, materias primas, infraestructuras y
otros medios utilizados en la obtención de drogas, que a su vez establezcan fehaciente­
mente el funcionamiento —como opera- de una organización dedicada al tráfico de dro­
gas; el segundo, identificar -no capturar- a los dirigentes o jefes de la organización; y, el
tercero, desbaratar la organización criminal en el sentido de deshacer, arruinar, desarti­
cular o descomponer en su lógica funcional y estructural la asociación delictiva. F. J. 3.
Que, asimismo, el citado decreto legislativo prevé el procedimiento que debe seguirse en
estos casos, siendo de resaltar que, en lo esencial, la solicitud de exención de pena con
la consiguiente declaración judicial de conversión del imputado-colaborador en testigo
requiere un pronunciamiento positivo del fiscal provincial -en rigor, teniendo a la vista
el atestado policial elaborado al efecto, una solicitud de su parte-, pronunciamiento que
debe estar en función a la denuncia formalizada que debe realizar al efecto como conse­
cuencia de la información del imputado-colaborador -es su petición la que da inicio for­
mal al procedimiento especial de exención de pena-, para lo cual incluso debe tenerse a
la vista las actuaciones que determinaron el procesamiento del imputado-colaborador que
solicita acogerse al beneficio premial correspondiente, tal como se desprende del artículo
veintitrés, literal a) del Decreto Legislativo N° 824 y los artículos once y siguientes del
Decreto Supremo N° 008-98-JUS” (R. N. N ° 1776-2005-Tacna, del 05/07/2005, ff. jj. 2 y
3, Sala Penal Permanente).
---------------- § -----------------

466
CAPÍTULO VII
REHABILITACIÓN

ARTÍCULO 69 Rehabilitación automática(51)


El que ha cumplido la pena o medida de seguridad que le fue impuesta, o que de otro
modo ha extinguido su responsabilidad, queda rehabilitado sin más trámite, cuando
además haya cancelado el íntegro de la reparación civil.
La rehabilitación produce los efectos siguientes:
1. Restituye a la persona en los derechos suspendidos o restringidos por la senten­
cia. No produce el efecto de reponer en los cargos, comisiones o empleos de los
que se le privó; y,
2. La cancelación de los antecedentes penales, judiciales y policiales. Los certifica­
dos correspondientes no deben expresar la pena rehabilitada ni la rehabilitación.
Tratándose de pena privativa de libertad impuesta por la comisión de delito doloso,
la cancelación de antecedentes penales, judiciales y policiales será provisional hasta
por cinco años. Vencido dicho plazo y sin que medie reincidencia o habitualidad, la
cancelación será definitiva.
La rehabilitación automática no opera cuando se trate de inhabilitación perpetua
impuesta por la comisión de los delitos previstos en los artículos 296, 296-A primer,
segundo y cuarto párrafo; 296-B, 297; o por la comisión de cualquiera de los delitos
contra la Administración Pública; o por los delitos previstos en los capítulos IX, X
y XI del Título IV del Libro Segundo del Código Penal así como el artículo 4-A del
Decreto Ley 25475 y los delitos previstos en los artículos 1, 2 y 3 del Decreto Legis­
lativo 1106, en cuyos casos la rehabilitación puede ser declarada por el órgano juris­
diccional que dictó la condena luego de transcurridos veinte años, conforme al ar­
tículo 59-B del Código de Ejecución Penal.

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 69.- E l que ha cumplido la pena o medida de seguridad que le fue impuesta,
o que de otro modo ha extinguido su responsabilidad, queda rehabilitado sin más
trámite.
La rehabilitación produce los efectos siguientes:
1. Restituye a la persona en los derechos suspendidos o restringidos por la senten­
cia. No produce el efecto de reponer en los cargos, comisiones o empleos de los
que se le privó; y,

(51) Artículo vigente conform e a la m odificación realizada por el artículo 1 del Decreto Legislativo N° 1453
del 16/09/2018.

467
A rt. 69 L ibro primero / Parte general

2. La cancelación de los antecedentes penales, judiciales y policiales. Los cer­


tificados correspondientes no deben expresar la pena rehabilitada ni la
rehabilitación*52*.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Prim era modificación: tercer párrafo incorporado por el artículo 2 de la Ley
N° 28730 del 13/05/2006.
A rtícu lo 6 9 .- El que ha cumplido la pena o medida de seguridad que le fue impuesta,
o que de otro modo ha extinguido su responsabilidad, queda rehabilitado sin más
trámite.
(...)
L a rein ciden cia deja sin efecto la can celación d e los antecedentes p en a les, ju d ic ia ­
les y p o licia les, h asta e l cum plim iento d e la nu eva pena.
Segunda modificación: tercer párrafo modificado por el artículo 1 de la Ley
N° 29407 del 18/09/2009.
A rtícu lo 6 9 .- El que ha cumplido la pena o medida de seguridad que le fue impuesta,
o que de otro modo ha extinguido su responsabilidad, queda rehabilitado sin más
trámite.
La rehabilitación produce los efectos siguientes:
1. Restituye a la persona en los derechos suspendidos o restringidos por la senten­
cia. No produce el efecto de reponer en los cargos, comisiones o empleos de los
que se le privó; y,
2. La cancelación de los antecedentes penales, judiciales y policiales. Los certifica­
dos correspondien tes no deben expresar la pena rehabilitada ni la rehabilitación.
Tratándose de pena privativa de libertad impuesta por la comisión de delito doloso,
la cancelación de antecedentes penales será provisional hasta por cinco años. Ven­
cido dicho plazo y sin que medie reincidencia, la cancelación será definitiva.
Tercera modificación: artículo 1 de la Ley N° 30076 del 19/08/2013.
A rtícu lo 69.- El que ha cumplido la pena o medida de seguridad que le fue impuesta,
o que de otro modo ha extinguido su responsabilidad, queda rehabilitado sin más
trámite.
La rehabilitación produce los efectos siguientes:
1. Restituye a la persona en los derechos suspendidos o restringidos por la senten­
cia. No produce el efecto de reponer en los cargos, comisiones o empleos de los
que se le privó; y,
2. La cancelación de los antecedentes penales, judiciales y policiales. Los cer­
tificados correspondientes no deben expresar la pena rehabilitada ni la
rehabilitación.
Tratándose de pena privativa de libertad impuesta por la comisión de delito doloso,
la cancelación de antecedentes penales, judiciales y policiales será provisional hasta

(52) Texto conform e a la rectificación de fe de erratas del 09/05/1991,

468
R ehabilitación A rt. 69

por cinco años. Vencido dicho plazo y sin que medie reincidencia o habitualidad, ¡a
cancelación será definitiva.
Cuarta modificación: artículo 2 del Decreto Legislativo N° 1243 del 22/10/2016.
A rtícu lo 6 9 .- E l que ha cumplido la pena o medida de seguridad que le fue impuesta,
o que de otro modo ha extinguido su responsabilidad, queda rehabilitado sin más
trámite.
(...)
L a reh abilitación autom ática n o opera cuando se trate de inhabilitación p erp etu a
im puesta p o r la com isión de delitos contra la A dm inistración P ública, en cuyo caso
la rehabilitación p u e d e ser declarada p o r e l órgano ju risd iccio n a l qu e dictó la con­
dena luego d e transcurridos veinte años, conform e a l artículo 59-B d el Código de
E jecución P enal.
Quinta modificación: artículo 1 del Decreto Legislativo N° 1367 del 29/07/2018.
A rtícu lo 69.- El que ha cumplido la pena o medida de seguridad que le fue impuesta,
o que de otro modo ha extinguido su responsabilidad, queda rehabilitado sin más
trámite.
La rehabilitación produce los efectos siguientes:
1. Restituye a la persona en los derechos suspendidos o restringidos por la senten­
cia. No produce el efecto de reponer en los cargos, comisiones o empleos de los
que se le privó; y,
2. La cancelación de los antecedentes penales, judiciales y policiales. Los certifica­
dos correspondientes no deben expresar la pena rehabilitada ni la rehabilitación.
Tratándose de pena privativa de libertad impuesta por la comisión de delito doloso,
la cancelación de antecedentes penales, judiciales y policiales será provisional hasta
por cinco años. Vencido dicho plazo y sin que medie reincidencia o habitualidad, la
cancelación será definitiva.
La rehabilitación automática no opera cuando se trate de inhabilitación perpetua
impuesta por la comisión de los delitos previstos en los artículos 296, 296-A pri­
mer, segundo y cuarto párrafo; 296-B, 291, 382, 383, 384, 387, 388, 389, 393, 393-
A, 394, 395, 396, 397, 397-A, 398, 399, 400y 401 del Código Penal, así como el ar­
tículo 4-A del Decreto Ley 25475 y los delitos previstos en los artículos 1, 2 y 3 del
Decreto Legislativo 1106, en cuyo caso la rehabilitación puede ser declarada por el
órgano jurisdiccional que dictó a condena luego de transcurridos veinte años con­
forme al artículo 59-B del Código de Ejecución Penal.
Sexta modificación: artículo 1 de la Ley N° 30838 del 04/08/2018.
A rtícu lo 69.- E l que ha cumplido la pena o medida de seguridad que le fue impuesta,
o que de otro modo ha extinguido su responsabilidad, queda rehabilitado sin más
trámite, cuando además haya cancelado el íntegro de la reparación civil.
La rehabilitación produce los efectos siguientes:
1. Restituye a la persona en los derechos suspendidos o restringidos por la senten­
cia. No produce el efecto de reponer en los cargos, comisiones o empleos de los
que se le privó; y,

469
A rt. 69 L ibro primero / Parte general

2. La cancelación de los antecedentes penales, judiciales y policiales. Los certifica­


dos correspondientes no deben expresar la pena rehabilitada ni la rehabilitación.
Tratándose de pena privativa de libertad impuesta por la comisión de delito doloso,
la cancelación de antecedentes penales, judiciales y policiales será provisional hasta
por cinco años. Vencido dicho plazo y sin que medie reincidencia o habitualidad, la
cancelación será definitiva.
La rehabilitación automática no opera cuando se trate de inhabilitación perpe­
tua impuesta por la comisión de cualquiera de los delitos contra la Administra­
ción Pública o los delitos previstos en los capítulos LX, X y X L del Título IV del Libro
Segundo, en cuyos casos la rehabilitación puede ser declarada por el órgano juris­
diccional que dictó la condena luego de transcurridos veinte años, conforme al ar­
tículo 59-B del Código de Ejecución Penal.
Sétima modificación: artículo 1 del Decreto Legislativo N° 1453 del 16/09/2018.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
CP: art. 70; C E P : arts. 65, 125 al 128

DOCTRINA

Sumario: Naturaleza / Características.

_I)_ 0247
_ _ _ Naturaleza: HURTADO POZO, J y PRADO SALDARRIAGA, V. (2011).
Manual de Derecho Penal. Parte general. Tomo II, 4a edición. Lima: Idemsa, pp. 373-
374. “La rehabilitación tiene como principal función eliminar los efectos penales de iure
que afectan al condenado y que son diferentes a las penas y de las medidas de seguri­
dad. Tales efectos consisten en la imposibilidad de obtener la condena condicional si se
comete otro delito, la posibilidad de que se aplique la agravación por reincidencia o de
que se califique al autor como habitual, la incapacidad para participar en determinados
concursos públicos o ejercer ciertas profesiones, así como toda una serie de restriccio­
nes en orden al ejercicio de actividades que necesiten permiso o licencia de algún orga­
nismo público.
Se trata, por tanto, de un remedio legal que permite anular las consecuencias colaterales
de índole penal que produce una sentencia condenatoria en la persona del sentenciado. La
rehabilitación solo puede operar después de cumplida o extinguida la sanción impuesta en
la sentencia. Por consiguiente, es correcto afirmar que no anula la pena (esta ya se cum­
plió o extinguió) sino la condena; dicho de otra manera, elimina la condición de conde­
nado. Según se ha sostenido es “un verdadero derecho subjetivo del penado y no una con­
cesión más o menos generosa del Estado”. De allí que su declaración sea con frecuente
automática y de oficio”.

I) 0248 Naturaleza: BUSTOS RAMÍREZ, J. (2004). Obras completas. Tomo I. Lima:


Ara, p. 672. “Si bien la rehabilitación no es una causa de extinción de la responsabilidad
criminal, está estrechamente vinculado con ella. El fundamento de la rehabilitación está

470
R ehabilitación A rt. 69

en el principio de dignidad de la persona que, como hemos visto, es un importante límite a


la facultad punitiva del Estado. Con la cancelación de los antecedentes delictivos se trata
de restablecer la consideración social de una persona”.

_I)_ 0249
_ _ _ Características: GRACIA MARTÍN, L. (1998). “Penas privativas de dere­
chos”. En: GRACIA MARTIN, L. (Coordinador). Lecciones de consecuencias jurídicas
del delito. Valencia: Tirant lo Blanch, p. 296. “La rúbrica del título es incorrecta, ya que
la rehabilitación -hoy cancelación de antecedentes penales- ni extingue la responsabi­
lidad criminal ni es, propiamente, uno de sus efectos. Las sentencias condenatorias, ade­
más de imponer como consecuencias jurídicas del hecho punible probado una o varias
penas principales y, en su caso, las correspondientes penas accesorias, pueden desplegar
también otros efectos no previstos expresamente en ellas. Dado el efecto estigmatizador
y desocializador de los antecedentes penales, especialmente durante su segundo tramo de
su vigencia, se hace necesario restringir el margen de actuación de los mismos”.

eSla JURISPRUDENCIA
Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: La rehabilitación del condenado que cumplió con
la pena impuesta es automática y no requiere resolución judicial que autorice la anu­
lación de los antecedentes penales / La rehabilitación automática del procesado que
cumplió con la pena impuesta. CORTE SUPREMA: El cumplimiento de la pena es el
único presupuesto fáctico que condiciona la operatividad de la rehabilitación automá­
tica. CORTES SUPERIORES: Finalidad de la rehabilitación.

TRIBUN AL CONSTITUCIONAL
J 0614 L a rehabilitación d e l condenado que cu m plió con la p e n a im puesta es auto­
m ática y no requiere resolución ju d ic ia l que au torice la anulación de los antecedentes
pen a les: “F. J . 4. En el caso de autos, si bien es verdad de que han transcurrido más de
40 años desde la condena penal impuesta al recurrente (Exp. N° 0881-1968), quien, por
cierto, ya la cumplió (por lo que el cuestionamiento no está dirigido a que se le otor­
gue su libertad) y de acuerdo con lo señalado en el artículo 69 del Código Penal, que
prevé que ‘quien ha cumplido la pena o medida de seguridad que le fue impuesta, o que
de otro modo ha extinguido su responsabilidad, queda rehabilitado sin más trámite’; se
entiende que debería habérsele restituido los derechos que le fueron suspendidos o res­
tringidos por la sentencia, y que puede hacer libre ejercicio de ellos, sin que exista impe­
dimento alguno. F. J. 5. Al comprobarse que el recurrente, a la fecha de la interposición
de la demanda, aún registra antecedentes penales por la condena impuesta en el Expe­
diente N° 0881-1968, lo que contraviene claramente el fin resocializador de la pena con­
tenido en el artículo 139.2 de la Constitución y el principio-derecho de dignidad humana,
por cuanto no le han sido cancelados, consideramos que la presente controversia, enten­
dida como proceso de amparo, debe resolverse a favor de la parte demandante. En con­
secuencia, el Jefe del Registro Nacional de Condenas del Poder Judicial debe proceder a
cancelar los antecedentes penales del favorecido, sin más trámite, como lo dispone el ar­
tículo 69, numeral 2 del Código Penal” (STCExp. N° 05212-2011-PHC/TC-Lima, caso:
Albino Valentín Jamanca Celestino, del 01/12/2014, ff. jj. 4 y 5).

471
A rt. 69 L ibro primero / Parte general

J 0616 L a rehabilitación autom ática del condenado que cum plió con la p e n a impuesta:
“F. J. 8. La cuestión central, entonces, reside en diferenciar la situación jurídica de quien se
encuentra cumpliendo una condena por delito doloso, respecto de quien ya la ha cumplido.
Sobre este último supuesto no cabe duda que el cumplimiento de la pena comporta, a la vez,
la rehabilitación de la persona, sin más trámite, y la restitución de sus derechos suspendi­
dos y/o restringidos. En ese sentido, teniendo en cuenta los fines de la pena y del régimen
penitenciario, al margen que el juez penal de ejecución de la pena pueda de oficio declarar
la rehabilitación del penado, esta opera de manera automática a favor del penado, esto es,
sin más trámite que el puro y simple cumplimiento de la pena, no siendo necesario la pre­
sentación de una solicitud, y mucho menos, la existencia de un pronunciamiento judicial. F.
J. 9. Precisamente, de modo similar, en una anterior oportunidad, ante la solicitud de reha­
bilitación de quien había cumplido en exceso la pena, no estando obligado a ello, este Tri­
bunal señaló que: ‘la Sala, al haber admitido su pedido sin existir un procedimiento prees­
tablecido convirtió al proceso en irregular, contraviniendo lo consagrado en el inciso 3 del
artículo 139 de la Constitución del Estado’ (STC Exp. N° 1257-2001-AA/TC, f. j. 4). No
obstante ello, debe quedar claro que la rehabilitación automática no produce el efecto de
reponer a la persona en el cargo, tampoco garantiza el ingreso de manera automática a un
puesto o cargo, sino que esta debe sujetarse a las reglas y etapas preestablecidas para ello,
con las responsabilidades a que hubiere lugar” (STC Exp. N° 04629-2009-PHC/TC-Cusco,
caso: Jorge Choque García, del 17/08/2010, ff. jj. 8 y 9).

CO RTE SU PREM A

J 0616 E l cum plim iento de la p e n a es el único presu pu esto fáctico que condiciona la
operatividad de la rehabilitación autom ática: “F. J. 9. Estando a lo que es objeto de análi­
sis cabe remitirse a lo precisado en el artículo 61 del Código Penal, conforme al cual ‘la con­
dena se considera como no pronunciada si transcurre el plazo de prueba sin que el conde­
nado cometa nuevo delito doloso, no infrinja de manera persistente y obstinada las reglas de
conducta establecida en la sentencia’. Por otro lado, corresponde también considerar lo pre­
visto en el artículo 69 del citado texto penal, que establece dos aspectos en tomo a la reha­
bilitación: i) los supuestos de hecho en que opera [el incumplimiento de la pena o medida
de seguridad impuesta y la extinción de la responsabilidad de sentencia en cualquier modo];
ii) los efectos que produce [restitución a la persona en los derechos suspendidos o restrin­
gidos por la sentencia y cancelación de los antecedentes penales, judiciales y policiales];
es asi que la rehabilitación conforme a las normas expresas, opera de forma automática,
encontrándose únicamente condicionada al cumplimiento de la pena. F. J. 10. Dicho crite­
rio ha sido jurisprudencialmente recogido en el precedente vinculante recaído en el recurso
de nulidad N° 2466-2005, del 20 de abril de 2006, que señala: ‘[...] que conforme a lo dis­
puesto en el artículo 57 de Código Sustantivo y al propio título de la institución, lo que se
suspende es la ejecución de la pena privativa de libertad, de suerte que sus efectos solo están
referidos a la pena [...], que por tanto la suspensión no se extiende a las demás penas prin­
cipales y accesorias y, menos, a la reparación civil -esta última, como es obvio, no es una
pena ni está dentro de los límites del iuspuniendi del Estado, [...]-; que, aun cuando fuera
procedente el artículo 61 del Código Penal y, en su caso, la rehabilitación prevista en el ar­
tículo 69 del Código Penal, ello no obsta a que el condenado deba pagar la reparación civil,
pues lo contrario importaría un lesión directa al derecho de la víctima a la reparación y un

472
R ehabilitación A rt. 70

atentado clarísimo a su derecho a la tutela jurisdiccional, incluso dejándola en indefensión


material; que tener por no pronunciada la condena, según estatuye el artículo 61 del Código
Penal, no puede significar entonces que igualmente se extinga las penas no suspendidas y,
menos, la exigencia del pago de reparación civil, por lo que en tal supuesto la orden judicial
solo debe comprender la desaparición de la condena impuesta como una pena privativa de
la libertad [...], quedando subsistente -si es que no se ha cumplido- las demás penas prin­
cipales o accesorias y, particularmente, la reparación civil Esta línea jurisprudencial
concuerda con lo que establece la sentencia emitida por el Tribunal Constitucional recaída
en el expediente N° 2263-2002-HC-TC (Caso: Luis Cáceres Velásquez), fundamento jurí­
dico dos, que señala ‘La rehabilitación [...] conforme lo expresa el artículo 69 del Código
Penal, opera automáticamente, esto es, sin más trámite que el puro y simple cumplimiento
de la pena o medida de seguridad impuesta lo cual reafirma la postura que la reha­
bilitación opera de forma automática, encontrándose únicamente condicionada al cumpli­
miento de la pena. F. J. 11. Fijado lo anterior, en tomo a los presupuestos fácticos que con­
dicionan la rehabilitación, de la revisión de autos emerge que desde la fecha de emisión de
la sentencia [...] la pena fijada [...] y el período de suspensión decretado, se cumplió inexo­
rablemente; por consiguiente, se cumplió con los presupuestos fácticos que condiciona la
rehabilitación, esto es, el cumplimiento de la pena, sin perjuicio de señalar que no existe en
autos documentación alguna que acredite que el sentenciado [...] haya incumplido la reglas
de conductas impuestas, máxime si no se revocó la suspensión de la ejecución de la pena”
(Exp. N° 05-2002-10-Lima, del 14/05/2015, ff. jj. 9, 10y 11, Sala Penal Especial).

CORTES SUPERIORES
J 0617 F in alidad de la rehabilitación: “La finalidad de la rehabilitación es que el reha­
bilitado obtenga un certificado negativo de antecedentes y pueda desenvolverse sin mayo­
res obstáculos en el seno de la sociedad. Atento a tal finalidad, deben extenderse los efec­
tos de la rehabilitación a la anulación consiguiente de los antecedentes policiales” (Exp.
N° 08-85-Lima, Décimo Tribunal Correccional de Lima, 1988. En: Jurisprudencia penal.
Corte Superior de Lima. Tomo III, p. 400).

ARTÍCULO 70 Prohibición de com unicación de antecedentes(53)


Producida la rehabilitación, los registros o anotaciones de cualquier clase relativas a
la condena impuesta solo podrán ser comunicados a solicitud del Ministerio Público
o del juez.
TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 70.- Producida la rehabilitación, los registros o anotaciones de cualquier
clase relativas a la condena impuesta, no pueden ser comunicados a ninguna enti­
dad o persona.

(53) Artículo vigente conform e a la modificación realizada por el artículo 1 de la Ley N° 30076 del 19/08/2013.

473
A rt. 70 L ibro primero / Parte general

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Primera modificación: artículo 1 de la Ley N° 30076 del 19/08/2013.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C d e P P : arts. 3 3 9 a 344; C PP: art. 310; C E P ; art. 127

DOCTRINA

Sumario: Etapas de la rehabilitación / Naturaleza / Efectos.

I) 0250 Etapas de la rehabilitación: COBO DEL ROSAL, M. y VIVES ANTÓN,


T. (1996). Derecho Penal. Parte general. 4a edición. Valencia: Tirant lo Blandí, p. 869.
“Como señala Baeza Avallone existen; históricamente; dos configuraciones distintas de
la rehabilitación. En una primera etapa, hasta el Código Penal de 1928, la rehabilitación
tenía por objeto reponer al penado en los derechos de que hubiere sido privado por la con­
dena; o a consecuencia de ella. Con independencia de esta institución se crea y reorga­
niza el Registro de Penados (hoy Registro Central de Penados y Rebeldes), en el que se
inscriben las condenas. Así las cosas, el Código Penal de 1928 regula en sus artículos 210
y 211 la rehabilitación propiamente dicha; y en el artículo 212, la cancelación de antece­
dentes penales”.

1)0251 Naturaleza: COBO DEL ROSAL, M. y VIVES ANTON, T. (1996). Derecho


Penal. Parte general. 4a edición. Valencia: Tirant lo Blanch, p. 869. “A partir del Código
Penal de 1932, ambas instituciones se unifican y bajo el epígrafe único de rehabilitación
se regula en realidad la cancelación de los antecedentes penales. Por ello, como se ha
observado, el nombre de rehabilitación no resulta muy correcto; habiéndose prescindido
de él en el nuevo Código Penal de 1995 (Título VII, Capítulo II) que se limita a hablar de
la cancelación de antecedentes delictivos”.

I) (1252 Efectos: COBO DEL ROSAL, M. y VIVES ANTÓN, T. (1996). Derecho


Penal. Parte general. 4a edición. Valencia: Tirant lo Blanch, p. 869. “Ahora bien: la ins­
titución así perfilada no produce como efecto exclusivo el de anular la inscripción de la
condena; sino que en los términos que se verán; anula también los efectos penales ligados
a la vigencia de la inscripción”.

474
TITULO IV
D E LA S M ED ID AS DE SE G U R ID A D

ARTÍCULO 71 M edidas de seguridad. Clases


Las medidas de seguridad que establece este Código son:
1. Internación; y
2. Tratamiento ambulatorio.
Normas concordantes
CP: arts. II, 74, 76; C E P : art. 104; C P P 2004: arts. 399, 403, 425 inc. 3 lit. b, 456

■ DOCTRINA

Sumario: Finalidad de la medida de seguridad / Naturaleza / Funciones específicas.

I) «253 Finalidad de la medida de seguridad: GRACIA MARTÍN, L. (1998). “Penas


privativas de derechos”. En: GRACIA MARTIN, L. (Coordinador). Lecciones de conse­
cuencias jurídicas del delito. Valencia: Tirant lo Blandí, p. 331. “La medida de seguridad,
en general, es un instrumento jurídico-penal que en cuanto ‘instituto jurídico’ se orienta a
la prevención especial, como sabemos, puede obtenerse por medio de tres posibles inter­
venciones sobre la persona del sujeto peligroso, a saber: mediante la advertencia indivi­
dual, mediante la corrección o enmienda o, finalmente mediante su inocuización”.

1) «254 Naturaleza: B RAMONT ARIAS, L. A. (2004). Derecho Penalperuano (Visión


histórica). Parte general. Lima: Ediciones lurídicas Unifé, p. 523. “Las medidas de seguri­
dad son sanciones que eljuez aplica a los inimputables o imputables relativos que han come­
tido un hecho punible en atención a supeligrosidad, para evitar que se dañe a sí mismo o a los
demás. La medida de seguridad no deja de ser una sanción penal. Mantiene semejanza con
la pena en cuanto gozan del mismo régimen de garantías individuales, priva o disminuyen
algún bien jurídico y desempeñan la función de prevención, en el sentido de preservar a la
sociedad de la acción de delincuentes temibles o a recuperarlos con tratamiento curativo”.

1) «255 Funciones específicas: SANTIAGO MIR, P. (2002). Introducción a las bases


del Derecho Penal. 2a edición. Montevideo: B de F, p. 68. “Si la función genérica de toda
medida de seguridad es la prevención especial, a las distintas clases de medidas corres­
ponden específicas funciones. Así, las medidas asegurativas en sentido estricto [...] cum­
plen la función de inocuización y, a ser posible, de resocialización', las medidas educati­
vas [...] sirven a la función de reeducación', y, por último, las medidas terapéuticas [...]
tienen como función la curación. Las tres clases de medidas se justifican por la necesidad
de prevención, pero mientras que las asegurativas tienen, de forma preferente, puesta la
mira en la sociedad, las reeducadoras y curativas atienden de forma inmediata al benefi­
cio y del sujeto a ellas”.

475
A rt. 71 L ibro primero / Parte general

-ilñ| JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Medidas de seguridad (fines y legitimidad consti­


tucional) / Medidas de seguridad (naturaleza, objeto y límites). CORTE SUPREMA:
Fundamento de la imposición de las medidas de seguridad. CORTES SUPERIORES:
Requisitos y fines de la imposición de las medidas de seguridad.

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

J 0618 M edidas de seg u rid a d (fines y leg itim id a d constitucional): “F. J. 3. [...] para
que la imposición de las medidas de seguridad sea constitucionalmente legítima su dic­
tado debe conformarse a los límites que la ley prevé y observar de manera estricta el prin­
cipio de proporcionalidad que la propia normativa legal ha previsto en el artículo 73 del
aludido Código al señalar que ‘las medidas de seguridad deben ser proporcionales con
la peligrosidad delictual del agente, la gravedad del hecho cometido y los que proba­
blemente cometiera si no fuera tratado’. Por otra parte, el artículo 75 del Código Penal
regula la duración de la medida de internación, estableciendo que ‘ella no podrá exceder
el tiempo de duración de la pena privativa de libertad establecida para el delito en cues­
tión’, y señala que el juez hará cesar la medida de internación impuesta cuando las cau­
sas que hicieron necesaria su aplicación han desaparecido, esto es, sustentada en la pericia
médica que corresponda. Por último, el artículo 76 señala que ‘el tratamiento ambulato­
rio será establecido y se aplicará conjuntamente con la pena al imputable relativo que lo
requiera con fines terapéuticos o de rehabilitación’. F. J. 4. Entonces las medidas de segu­
ridad suponen ‘un tratamiento dirigido a evitar que un sujeto peligroso llegue a come­
ter un delito’ esto es, que su imposición judicial obedece a una previsión legal que tiene
por finalidad evitar la comisión de un futuro delito. Ahora, desde una apreciación cons­
titucional Tas medidas de seguridad no solo justifican [...] evitar la comisión de futu­
ros delitos’, sino con igual o mayor finalidad persiguen la recuperación de la salud de
las personas peligrosas. F. J . 5. A ello se debe agregar que, conforme a la previsión legal
establecida y al deber de la aplicación del principio de proporcionalidad en estos casos,
la duración de las medidas de seguridad (así como lo es la temporalidad de las penas) no
puede ser indefinida sino que debe ser delimitada” (STC Exp. N ° 3425-2010-PHC/TC-
Lima, caso: Carlos Gomales La Torres, del 14/01/2011, ff. jj. 3, 4 y 5).

J 0619 M edidas de segu ridad (naturaleza, objeto y lím ites): “F. J. 5. En nuestro orde­
namiento, las penas tienen una naturaleza muy distinta con respecto a las medidas de
seguridad. Así, mientras que la pena constituye la sanción tradicional que caracteriza al
Derecho Penal y es un mal con el que este amenaza en el caso de que se realice un acto
considerado como delito; las medidas de seguridad ‘no suponen la amenaza de un mal
en el caso de que se cometa un delito’, sino un tratamiento dirigido a evitar que un sujeto
peligroso llegue a cometerlo. Mientras que la pena se inflige por un delito cometido, la
medida de seguridad se impone como medio de evitarlo. No obstante, desde la perspec­
tiva del Derecho Constitucional, la medida de internación no solo se justifica porque per­
sigue evitar la comisión de futuros delitos, sino también porque su finalidad es la recu­
peración de la persona. Y no puede ser de otro modo, pues nuestra Constitución (art. 1)

476
De las medidas de seguridad A rt. 71

establece que la persona y la protección de su dignidad son el fin supremo de la socie­


dad y del Estado, condición que no se pierde por el hecho de haber sido condenado o,
como en el presente caso, por haber sido sometido a una medida de seguridad. F. J. 6.
Por consiguiente, es una exigencia constitucional que, a fin de que dicha medida cumpla
su finalidad, la persona sea intemada en un centro especializado que cuente con la ade­
cuada atención profesional. Sin embargo, las medidas de seguridad -internación y tra­
tamiento ambulatorio- no pueden ser impuestas por el juez penal con absoluta y entera
discrecionalidad; antes bien, para que una medida de seguridad sea constitucionalmente
legítima, esta debe dictarse dentro de los límites que la ley prevé y en estricta observan­
cia del principio de proporcionalidad. Por ello, de acuerdo con nuestro ordenamiento (art.
72 del CP) deben concurrir, en el dictado de las medidas de seguridad, las siguientes cir­
cunstancias: a) que el agente haya realizado un acto previsto como delito, y b) que del
hecho y de la personalidad del agente puede deducirse un pronóstico de comportamiento
futuro que revele una elevada probabilidad de comisión de nuevos delitos. Pero también
las medidas de seguridad están sujetas, como ya se ha señalado, a la observancia del prin­
cipio de proporcionalidad; en consecuencia, tales medidas ‘deben ser proporcionales a
la peligrosidad delictual del agente, la gravedad del hecho cometido y los que probable­
mente cometiera si no fuese tratado’ (art. 73 del CP). F. J . 7. Dado que la medida de inter­
nación consiste en el ingreso y tratamiento del inimputable en un centro hospitalario u
otro establecimiento adecuado, con fines terapéuticos o de custodia, tal ingreso no puede
ser por un tiempo indefinido sino limitado, motivo por el cual se ha previsto que ‘la dura­
ción de la medida de internación no podrá exceder el tiempo de duración de la pena pri­
vativa de libertad que hubiera correspondido aplicarse por el delito cometido’ (art. 75 del
CP). Por otro lado, la imposición de la medida de internación comporta una facultad para
el juez que la dictó y un deber para la autoridad del centro en el cual se encuentra inter­
nada la persona. El juez penal puede solicitar, cada seis meses, a la autoridad del centro
de internación un peritaje a fin de conocer si las causas que dieron lugar al dictado de la
medida de internación han desaparecido. Sin perjuicio de ello, la autoridad del centro de
internación está obligada a remitir dicho peritaje, al margen de que el juez la solicite o
no (art. 75 del CP)” (STC Exp, N° 8815-2005-PHC/TC-Limct, caso: Francisco Maílma
Tinco, del 17/01/2006, jf. jj. 5, 6 y 7).

CORTE SUPREM A

J 0620 F u n dam en to de la im posición de las m edidas de seguridad: “Las medidas de


seguridad constituyen una de las dos posibles vías de reacción del ordenamiento jurídico
penal contra los hechos antijurídicos, el otro es la pena; sanción cuyos presupuestos de
imposición son la antijuricidad del hecho cometido y la culpabilidad (responsabilidad
personal) de sujeto agente del mismo. En el caso de las medidas de seguridad, se requiere
que, además de la comisión de un hecho antijurídico, se dé un elemento patológico que
fundamente la ausencia de responsabilidad personal del sujeto por el hecho. Dicho fac­
tor patológico debe haber sido determinante de la comisión del hecho y además, sobre
su base ha de ser posible y formular un juicio de pronóstico de peligrosidad, esto es, de
previsibilidad de la comisión de nuevos hechos delictivos en el futuro” (Exp. N° 4749-
99-Lima. En: CARO CORIA, D. (2002). Código Penal. Gaceta Jurídica, Lima, p. 231).

• 477
A rt. 72 L ibro primero / Parte general

CORTES SU PER IO R ES

J 0621 R equ isitos y fin e s de la im posición de las m edidas de seguridad: “Las medi­
das de seguridad se aplica ante un pronóstico de peligrosidad post-delictual, en atención
al delito cometido, la modalidad de ejecución y la evaluación psicológica, con la finali­
dad que el sujeto no cometa nuevos delitos; habiendo desaparecido la peligrosidad y aten­
diendo al informe médico se hará cesar la internación” (Resolución de la Primera Sala
Penal Corporativa para Procesos Ordinarios de la Corte Superior de Justicia de Lima
del 07/08/1998).

ARTÍCULO 72 R equisitos para la aplicación


Las medidas de seguridad se aplicarán en concurrencia con las circunstancias
siguientes:
1. Que el agente haya realizado un hecho previsto como delito; y,
2. Que del hecho y de la personalidad del agente pueda deducirse un pronóstico
de comportamiento futuro que revele una elevada probabilidad de comisión de
nuevos delitos.
N ormas concordantes
C: arts. 2 inc. 24) lit. d); 7, 9; CP: arts. II, 74, 76; C E P : art. 104; C P P 2 0 0 4 ; arts. 399, 403,
4 2 5 inc. 3 lit. b, 456; C de P P : art. 300

DOCTRINA

Sumario: Circunstancias en que se aplica / Motivos para su aplicación / Fundamento.

I) 1)256 Circunstancias en que se aplica: BUSTOS RAMIREZ, J. (2004). Obras


completas. Tomo I. Lima: Ara, pp. 726-727. “El alcance del término ‘delito’: El término
‘delito’ contenido en el artículo 6.1 CP significa injusto, esto es, realización antijurídica
de un tipo penal. Por tanto, son aplicables a las personas destinatarias de las medidas de
seguridad todas las garantías penales. Desde el principio de legalidad, la protección de
bienes jurídicos, su autonomía e indemnidad como persona y también los presupuestos
para su imposición, esto es, tipicidad, antijuridicidad, sujeto responsable y determinación
de la sanción. Por otra parte, el hecho de que la imposición de la medida de seguridad
quede condicionada a la realización de un hecho previsto como delito, excluye toda posi­
bilidad de medida de seguridad pre delictual”.

Motivos para su aplicación: BRAMONT ARIAS, L. A. (2004). Derecho


Penal peruano (Visión histórica). Parte general. Lima: Ediciones Jurídicas Unifé, pp.
527-528. “En orden al primer presupuesto, de la necesidad de que exista un hecho pre­
visto en la ley como delito, se derivan diversas consecuencias: a) que el hecho subsumible

478
De las medidas de seguridad A rt. 72

en una figura de delito descrita en la ley; b) que no concurra ninguna causa de justifica­
ción [...] el hecho debe presentar todos los requisitos de la antijuricidad penal, por ello,
no es permitido, por ejemplo, acordar la internación en un reformatorio judicial de un
muchacho que ha matado o lesionado en legítima defensa. En orden al segundo presu­
puesto, es decir, la peligrosidad del reo. El concepto de peligro referido a la peligrosidad
del delincuente surge con el positivismo criminológico. Los clásicos habrían tratado el
concepto de peligro en la estructura del delito, definiéndolo como probabilidad de daño.
Al construir su sistema en base a la culpabilidad fundada en el libre arbitrio, y en la res­
ponsabilidad moral, desconocieron por completo de la idea de peligrosidad”.

I) 0258 Fundamento: GRACIA MARTÍN, L. (1998). “Penas privativas de derechos”.


En: GRACIA MARTIN, L. (Coordinador). Lecciones de consecuencias ju ríd ica s d el
delito. Valencia: Tirant lo Blanch, pp. 308-316. “El fundamento de las medidas de seguri­
dad es exclusivamente la peligrosidad criminal y esta debe ser, también exclusivamente,
el contenido del supuesto de hecho con respecto al que luego habrá que determinar y pro­
porcionar la consecuencia jurídica (la medida). El delito cometido previamente por el
sujeto no puede tener aquí otro valor que el que corresponde a un ‘síntoma revelador’
de su peligrosidad, pero la peligrosidad no puede radicar en el hecho previo mismo [...].
El fundamento de las medidas de seguridad, como ya se ha dicho en diversas ocasiones,
es la peligrosidad criminal del sujeto. [...] La peligrosidad criminal no puede ser presu­
mida sino que ha de estar probada, en otro caso no será posible aplicarle al sujeto ninguna
medida de seguridad. Una medida solo puede estar justificada si existe una necesidad de
aseguramiento frente al autor para el futuro. La peligrosidad es una cualidad eminente­
mente personal, y no puede confundirse dicha cualidad con las causas externas que pue­
den determinar que una persona llegue a ser peligrosa, como por ejemplo determinadas
condiciones objetivas que puedan influir en el comportamiento del sujeto”.

JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Medidas de seguridad y la función de los cen­


tros hospitalarios en su ejecución. CORTE SUPREMA: La necesidad de tratamiento
médico.

TRIBUN AL CONSTITUCIONAL

J 0622 M edidas de segu ridad y la fu n c ió n de los centros hospitalarios en su ejecu ­


ción: “F. J. 6. Al respecto la Constitución Política vigente establece en su artículo 139,
inciso 2), que: ‘Ninguna autoridad puede avocarse a causas pendientes ante el órgano ju­
risdiccional ni interferir en el ejercicio de sus funciones. Tampoco puede dejar sin efecto
resoluciones que han pasado en autoridad de cosa juzgada, ni cortar procedimientos en
trámite, ni modificar sentencias ni retardar su ejecución’. F. J. 7. Además el Código Penal
en su Título IV -D e las Medidas de Seguridad-; prescribe en su artículo 71 que las medi­
das de seguridad son de: 1. Internación y 2. Tratamiento ambulatorio; en lo que respecta
a la aplicación de las medidas de seguridad, el artículo 72 establece que las medidas de
seguridad se aplicarán en concurrencia con las circunstancias siguientes: 1. Que, el agente

479
A rt. 72 L ibro primero /Parte general

haya realizado un hecho previsto como delito, y 2. Que del hecho y de la personalidad
del agente pueda deducirse un pronóstico de comportamiento futuro que revele una ele­
vada probabilidad de comisión de nuevos delitos. De conformidad con lo previsto en el
artículo 73, las medidas de seguridad deben ser proporcionales con la peligrosidad delic-
tual del agente, la gravedad del hecho cometido y los que probablemente cometiera si no
fuera tratado. En tal sentido, el artículo 74 del mismo cuerpo normativo establece que la
internación consiste en el ingreso y tratamiento del inimputable en un centro hospitalario
especializado u otro establecimiento adecuado, con fines terapéuticos o de custodia. Solo
podrá disponerse la internación cuando concurra el peligro de que el agente cometa de­
litos considerablemente graves. F. J. 8. Por último, el artículo 75 del Código Penal regula
la duración de la internación, estableciendo que: ‘La duración de la medida de interna­
ción no podrá exceder el tiempo de duración de la pena privativa de libertad que hubiera
correspondido aplicarse por el delito cometido. Sin perjuicio de que el juez lo solicite
cada seis meses, la autoridad del centro de internación deberá remitir al juez una peri­
cia médica a fin de darle a conocer si las causas que hicieron necesaria la aplicación de la
medida han desaparecido. En este último caso, el juez hará cesar la medida de internación
impuesta”. F. J . 9. Se trata entonces, el presente caso, de una sentencia en etapa de eje­
cución, siendo obligación del centro hospitalario efectuar exámenes periódicos al bene­
ficiario, a fin de determinar su estado psiquiátrico, mas no determinar el cese o suspen­
sión de la medida de internación impuesta, pues esta es facultad exclusiva del juez. Por
ello la resolución cuestionada mediante la demanda de autos es válida, pues en ella no se
evidencia vulneración alguna de los derechos constitucionales del actor; siendo así, no
resulta de aplicación al caso el artículo 2 del Código Procesal Constitucional” (STC Exp.
N ° 0516-2006-PH C/TC-Lim a, caso: C arlos Augusto G onzáles L a Torre, del 22/02/2006,
f f .jj. 6, 7, 8 y 9).

CO RTE SU PREM A

J 0623 L a n ecesidad de tratam iento m édico: “Que, el encausado no solo padece de


esquizofrenia paranoide crónica, en tanto trastorno de carácter orgánico. Tal condición
permanente y la necesidad de tratamiento médico, por su peligrosidad, alta probabilidad
de comisión de delitos, que se evidencia con el hecho típicamente antijurídico cometido
y el propio mal que padece, obliga a la imposición de una medida de seguridad de inter­
nación (art. 72 y 73 del CP). Ahora bien, como existe peligro de que el imputado cometa
delitos graves, cuyo indicio - y solo eso- es el gravísimo delito ya perpetrado que, a su
vez, se proyecta hacia el futuro, es evidente la necesidad de la medida internación. Prima
siempre el efecto preventivo que demanda la peligrosidad del infractor, pero tomando en
cuenta la necesidad de equilibrar la propia capacidad punitiva de la reacción estatal [...].
La función limitadora de la intervención que desarrolla el principio de culpabilidad en la
medición, de la pena es asumido en las medidas de seguridad por el principio de propor­
cionalidad que se deduce ya del Derecho Constitucional” (R. N. N ° 3608-2014-Piura, del
27/03/2015, f. j. 5, Sala P en al Transitoria).

480
D e las medidas de seguridad A rt. 73

ARTÍCULO 73 Principio de proporcionalidad


Las medidas de seguridad deben ser proporcionales con la peligrosidad delictual
del agente, la gravedad del hecho cometido y los que probablemente cometiera si no
fuese tratado.
N ormas concordantes
C: arts. 7, 9; CP: arts. VIII, IX; C E P : art. 104

DOCTRINA

Sumario: Fundamento de su aplicación / Significado de la proporcionalidad / Elementos que


determinan la proporcionalidad / Crítica.

I) 1125') Fundamento de su aplicación: BUSTOS RAMÍREZ, J. (2004). D erecho


Penal. Parte gen eral. Tomo I. Lima: Ara, p. 728. “La determinación de la medida de
seguridad: artículo 73: En este ámbito también rigen los principios de necesidad, se con­
firma con el hecho de que la imposición de la medida de seguridad aparece condicionada
por un pronóstico de futuros conflictos”.

I) (1260 Significado de la proporcionalidad: GRACIA MARTIN, L. (1998). “Penas


privativas de derechos”. En: GRACIA MARTÍN, L. (Coordinador). L eccion es de conse­
cuencias ju ríd ica s d el delito. Valencia: Tirant lo Blanch, pp. 316-317. “Las medidas de
seguridad como cualquier acto de injerencia estatal en la esfera de bienes y derechos de
los ciudadanos, deben estar sometidas al principio de proporcionalidad. Este es un prin­
cipio ético jurídico que debe regir en todos los ámbitos de actuación estatal en un Estado
de Derecho. La justificación de las medidas de seguridad plantea numerosos problemas,
hasta el punto de que puede observarse que la proporcionalidad de la medida es en última
instancia el referente de su justificación para los supuestos más conflictivos como el de la
custodia de seguridad para delincuentes imputables peligrosos”.

I) 0261 Elementos que determinan la proporcionalidad: GRACIA MARTIN, L.


(1998). “Penas privativas de derechos”. En: GRACIA MARTÍN, L. (Coordinador). L e c ­
ciones de consecuencias jurídicas del delito. Valencia: Tirant lo Blanch, pp. 316-317.
“Ahora bien ¿cuáles deben ser los términos de comparación entre los que habrá que esta­
blecer la relación de proporcionalidad? Uno está claro que es la medida, dado que es la
consecuencia jurídica aplicable, pero, ¿el otro?, ¿a qué, o en relación a qué tiene que ser
proporcionada la medida de seguridad? Si el fundamento de la medida de seguridad es la
peligrosidad criminal del sujeto y los fines de aquellas son exclusivamente los de la pre­
vención especial, de ahí tiene que resultar necesariamente que la medida deberá ser pro­
porcionada a la peligrosidad del sujeto y a la gravedad de los delitos que cabe esperar
cometa en el futuro. Dado que las medidas se orientan a la evitación de lesiones de bie­
nes jurídicos futuras, parece evidente que el hecho ya cometido no puede tener relevancia
para determinar la clase y la duración de la medida, sino solo la gravedad de los que ame­
nazan con producirse en el futuro [...]”.

481
A rt. 73 L ibro primero / Parte general

I) 1)262 Crítica: VILLA STEIN, J. (2014). D erecho Penal. P arte general. Lima: Ara,
p. 609. “Aclarar que la proporcionalidad que menciona el artículo 73 es distinta y más
amplia e hipertrofiada que la consagrada por el art. VIII del Título Preliminar del CP, que
alude a una proporcionalidad de la pena al hecho. En cambio la del artículo 73 la propor­
cionalidad será a la peligrosidad del agente, la gravedad del hecho y la hipotéticamente
cometiera de no ser tratado. Se instala en nuestro ordenamiento jurídico claramente, un
derecho penal de autor y una contingencia predelictual”.

egía JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Principio de proporcionalidad en las medidas de


seguridad.

TRIBUN AL CO N STITUCIONAL

J 0624 P rin cipio de p ro p o rcio n a lid a d en las m edidas d e seguridad: “[...] Este cole­
giado advierte que no ocurre lo mismo en cuanto a la fundamentación que concierne a la
duración de la medida de tratamiento ambulatorio impuesta al actor, pues si bien la tem­
poralidad de dicha medida no fue fijada por las instancias ordinarias precedentes la Sala
Suprema emplazada debió establecer su término, esto es, precisar con criterios de propor­
cionalidad y razonabilidad la fecha de su culminación, a fin de que su imposición resulte
válida. Por lo tanto, en este extremo de la ejecutoria suprema cuestionada se observa una
ausencia; sin embargo, ello no termina por invalidarla si apreciamos que dicho pronun­
ciamiento judicial, en su conjunto, comporta una motivación insuficiente que debe ser
subsanada. A estos, el órgano judicial emplazado debe considerar: i) la temporalidad del
tratamiento terapéutico con internación que le fue impuesto al actor, en referencia a la
temporalidad que debe tener el tratamiento ambulatorio; ii) que la imposibilidad material
del cumplimiento de la internación sentenciada no puede imputarse al favorecido; iii) el
tratamiento efectivo que habría recibido el favorecido desde la fecha en que fue senten­
ciado teniéndose al respecto la aseveración descrita en la cuestionada ejecutoria suprema
que señala que el beneficiario viene ‘asistiendo a las terapias médicas y colaborando con
el tratamiento farmacológico’, por lo que la duración del tratamiento ambulatorio habría
disminuido prudencialmente; y, iv) valorando debidamente los informe médicos que con­
cluyeron en la última evaluación realizada al paciente que -conforme se expone en la
resolución cuestionada—acreditan que el actor no presenta signos ni síntomas de tipo psi-
cótico y cuenta con la capacidad de discernimiento y buen juicio de la realidad, instru­
mentales que deben ser contrastadas con una nueva pericia médica estatal que el juez
ordinario debe disponer que se practique al favorecido en el día de notificada la pre­
sente sentencia. A ello se debe agregar que la temporalidad de la medida de internación
impuesta en la sentencia constituye el marco de temporalidad del tratamiento terapéutico
del favorecido y es en dicha medida que debe establecerse la duración del tratamiento
ambulatorio, pues una cuestión es el tratamiento terapéutico al interior de un nosoco­
mio especializado y otra similar -pero no igual- el tratamiento ambulatorio con terapias,
farmacología y control en forma trimestral (que se alude en la resolución cuestionada),

482
D e las medidas de seguridad A rt. 74

ambos con la finalidad de alcanzar el restablecimiento de la salud mental del beneficiario,


que sin embargo el actor habría superado en parte conforme se colige de los fundamentos
de la ejecutoria suprema de autos” (S T C E xp . N ° 3 4 2 5 -2 0 1 O-PHC/TC-Lima, ca so : Carlos
G om ales L a Torre, del 14/01/2011, f. j. 15).

ARTÍCULO 74 Internación
La internación consiste en el ingreso y tratamiento del inimputable en un centro hos­
pitalario especializado u otro establecimiento adecuado, con fines terapéuticos o de
custodia.
Solo podrá disponerse la internación cuando concurra el peligro de que el agente
cometa delitos considerablemente graves.
N ormas concordantes
C: arts. 7, 9; C P: arts. VIII, 71, 72; C E P : arts. 11, 12, 92, 104; C P P 2004: arts. 293, 294.

DOCTRINA

Sumario: Formas de ordenar la internación / Internación en un centro hospitalario / Internamiento


en un establecimiento de deshabituación.

_I)_026.1
_ _ _ Formas de ordenar la internación: MAURACH, R. (1994). D erecho Penal.
Parte general. Edición actualizada por Heinz Zipf. Traducción de la T edición alemana por
Jorge Bofill Genzsch y Enrique Aimone Gibson. Buenos Aires: Astrea, pp. 870-871. “La
internación, puede ser ordenada, en primer término, con ocasión de un hecho punible come­
tido por un autor con capacidad de culpabilidad disminuida (art. 21). En tal caso hace su
aparición junto a la pena, con lo cual se garantiza el sistema de la doble vía. No obstante, la
internación también puede ser utilizada respecto de autores incapaces de culpabilidad (art.
20), que solo hayan cometido un hecho antijurídico; esto es, una acción típica y antijurídica
y con responsabilidad por el hecho. En este caso, dado que el incapaz de culpabilidad no
puede actuar culpablemente y, con ello, de manera plenamente delictiva, la imposición de
una pena se halla excluida, de modo tal que la internación tiene lugar en lugar de la pena.
Aquí rige el principio vicarial. Ambas formas de la internación presuponen que la falta de
capacidad de imputabilidad descanse sobre un patológico permanente. Es común a ambos
casos también la prognosis y sus consecuencias: la internación debe ser ordenada forzosa­
mente por el tribunal, cuando la valoración global del autor y su hecho arrojen que, como
consecuencia de su estado, deba esperarse de aquel la comisión de hechos antijurídicos rele­
vantes y que, por lo mismo resulta peligroso para la colectividad”.

I) 1)264 Internación en un centro hospitalario: GRACIA MARTIN, L. (1998).


“Penas privativas de derechos”. En: GRACIA MARTIN, L. (Coordinador). L eccio n es de

483
A rt. 74 L ibro primero / Parte general

consecuencias ju ríd ica s del delito. Valencia: Tirant lo Blanch, p. 323. “Las medidas pri­
vativas de libertad consisten en el intemamiento del sujeto en un establecimiento ade­
cuado a sus características de personalidad. En su ejecución suponen también, como la
pena privativa de libertad, el sometimiento del sujeto a un régimen determinados de vida
y a una disciplina, lo que hace que las diferencias formales con la ejecución de aquella
sean mínimas”.

_1)_ «265
_ _ _ Intemamiento en un establecimiento de deshabituación: MAURACH, R.
(1994). D erecho Penal. P a rte general. Edición actualizada por Heinz Zipf. Traducción de
la 7a edición alemana por Jorge Bofill Genzsch y Enrique Aimone Gibson. Buenos Aires:
Astrea, pp. 874-875. “Conforme a ello, el fin de corrección debiera ser ubicado en primer
plano y la peligrosidad del autor no debería constituir un presupuesto de su disposición. A
ello se opone que la internación en un establecimiento de deshabituación solo puede tener
lugar bajo el presupuesto de que sea dable esperar la comisión de nuevos hechos antijurí­
dicos relevantes, por parte del autor. Esta es una evidente prognosis de peligrosidad [...].
Son objetos de esta medida de seguridad los alcohólicos, los toxicómanos, los drogode-
pendientes, debido a que el motivo de su intemamiento es la comisión de determinados
hechos antijurídicos condicionados por una tendencia o un estado de embriaguez o dro-
gadicción por parte del vicioso. Este debe haber sido condenado, o bien no haberlo sido
solo por el hecho de haberse demostrado su incapacidad de culpabilidad, o cuando esta
no pueda excluirse, en relación con un hecho antijurídico cometido en estado de embria­
guez o que pueda retrotraerse a su tendencia”.

■ JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Fines de la internación del procesado tras habérsele dictado una
medida de seguridad. CORTES SUPERIORES: Finalidad de la medida de intema-
miento / Imposición de intemamiento con base en la peligrosidad / Pericias requeridas
para imponer una medida de intemamiento.

CORTE SUPREMA
J 0625 Fines de la internación del procesado tras habérsele dictado una medida de
seguridad: “Que, el artículo setenta y uno del Código Penal establece como una de las
medidas de seguridad, la de internación; esta, a su vez, es descrita por el artículo setenta
y cuatro del Código citado, como ‘el ingreso y tratamiento del inimputable en un cen­
tro hospitalario especializado u otro establecimiento adecuado, con fines terapéuticos o
de custodia. Solo podrá disponerse la internación cuando concurra el peligro de que el
agente cometa delitos considerablemente graves’; que uno de los fundamentos de las
medidas de seguridad radica en que existen sujetos que no ofrecen la fiabilidad cogni-
tiva para ser tratados como personas en Derecho, o como sujetos que no muestran en
conjunto una línea de vida que permita concluir que serán fieles al Derecho; en este sen­
tido, la necesidad de heteroadministrar implica que la persona portadora de derechos y

484
D e las medidas de seguridad A rt. 74

deberes incumple de manera obstinada determinados deberes, por lo que ya no puede ser
tratada como tal ni igual que a los demás, no significando ello que se genere una discri­
minación, sino que se le priva de derechos para neutralizarla como fuente de peligro, esto
es, ‘heteroadministración de la existencia que se produce en el caso de internamiento en
un hospital psiquiátrico, un centro de deshabituación o en custodia de seguridad’ [JA-
KOBS, Günther. ‘Coacción y personalidad. Reflexiones sobre una teoría de las medi­
das de seguridad complementarias a la pena’. En: InDret, Barcelona, febrero de dos mil
nueve, página diez y siguientes], lo que es posible en la medida en que no sea la socie­
dad la que evite a la persona, sino que se coaccione a la persona para evitar a la socie­
dad o para hacerse de nuevo capaz de vivir en sociedad” (R . N. N ° 2 3 7 5-2009-C usco, del
2 6 /0 1 /2 0 1 0 , f . j . 3, Sala P enal Transitoria).

CORTES SUPERIORES
J 0626 Finalidad de la medida de internamiento: “Atendiendo a que el inimputable
necesita de un tratamiento adecuado para que pueda recuperar su salud mental, a que es
cierto que la infraestructura de los nosocomios nacionales no permiten cupo en sus ins­
talaciones, y siendo el tratamiento recomendado externo o ambulatorio, encontrándose
el beneficiario en cárcel, lugar no adecuado y teniendo en cuenta lo señalado en los ar­
tículos 72 (inc. 2) y 74 del Código Penal vigente, el mismo que señala que será la auto­
ridad judicial quien dispondrá la internación del procesado, por lo que dispusieron que
se oficie en el día al director del Instituto Nacional Penitenciario (INPE) y al director del
Hospital Víctor Larco Herrera a fin que el inimputable sea internado en dicho nosoco­
mio, debiendo dichas autoridades tomar las providencias del caso para el cumplimiento
de la presente resolución bajo apercibimiento de ser denunciados por delitos contra la
Administración Pública violencia y resistencia a la autoridad” (Resolución N ° 1 4 0 0 de
la N ovena Sala P en a l de la C orte S up erio r d e Justicia de Lima d el 1 6 /1 2 /1 9 9 2 , Exp.
N ° 2 5 7-70-Lim a).

J 0627 Imposición de internamiento con base en la peligrosidad: “Si existe la pro­


babilidad de que el inimputable exento de pena pueda incurrir en nuevos hechos delic­
tivos, cabe aplicarle una medida de seguridad de internación” (Exp. N ° 1 3 2 7 4-96-Lima,
Sala P enal).

J 0628 Pericias requeridas para imponer una medida de internamiento: “Siendo el


estado de la causa llevar a cabo el juicio oral, es en esa etapa procesal donde se estable­
cerá la condición de inimputable de la acusada y la correspondiente imposición de una
medida de seguridad. No cabe un pronunciamiento al respecto si, además, falta realizar
una pericia psiquiátrica, pues en autos solo obra un reconocimiento médico de la sanidad”
(Exp. N ° 112-84-Lima, D écim o P rim er Tribunal C orreccional de Lima, 1986. E n : Ju ris­
p ru d en cia penal. Corte Superior d e Lima. Tom ol, p . 232).

485
Art. 75 L ibro primero /Parte general

ARTÍCULO 75 D uración de la internación


La duración de la medida de internación no podrá exceder el tiempo de duración
de la pena privativa de libertad que hubiera correspondido aplicarse por el delito
cometido(54).
Sin perjuicio de que el juez lo solicite cada seis meses, la autoridad del centro de
internación deberá remitir al juez una pericia médica a fin de darle a conocer si las
causas que hicieron necesaria la aplicación de la medida han desaparecido.
En este último caso, el juez hará cesar la medida de internación impuesta.
N ormas concordantes
C: arts. 7, 9; CP: arts. VIII, 71, 72, 74; C P P 2004: arts. 293, 294.

DOCTRINA
Sumario: Criterios de determinación/Momento de determinación y tiempo de duración/Naturaleza.

_I)_ll2ú(i
_ _ _ Criterios de determinación: GRACIA MARTIN, L. (1998). “Penas priva­
tivas de derechos”. En: GRACIA MARTÍN, L. (Coordinador). L ecciones de co n secuen ­
cias jurídicas del delito. Valencia: Tirant lo Blanch, p. 342. “En los casos en que un sujeto
es penalmente responsable -aunque sea de un modo atenuado- y es, criminalmente peli­
groso pueden concurrir las dos consecuencias típicas del Derecho Penal: por un lado, la
pena adecuada a la medida de la culpabilidad del autor; y, por otro, la medida de segu­
ridad adecuada a su peligrosidad. Este es el caso, por ejemplo, de los semiimputables a
quienes se aplica la correspondiente eximente incompleta cuando sean, además, peligro­
sos penalmente”.

I) «267 Momento de determinación y tiempo de duración: BRAMONT ARIAS,


L. A. (2004). D erech o P en a l p eru a n o (Visión histórica). P arte gen eral. Lima: Ediciones
Jurídicas Unifé, p. 529. “La duración de la medida de internación debe ser decidida en la
sentencia y no puede exceder del término de extensión de la pena privativa de libertad,
que se hubiere aplicado al procesado si hubiese sido una persona imputable”.

I) 026S Naturaleza: PRADO SALDARRIAGA, V. (2000). Las consecuencias ju ríd i­


cas d el delito en e l Perú. Lima: Gaceta Jurídica, pp. 164-165. “Es una medida de seguridad
privativa de libertad y de función eminentemente curativa. Ella afecta la libertad ambu­
latoria del sentenciado e implica que él ingrese y permanezca en un centro hospitalario
especializado u otro establecimiento adecuado, con fines terapéuticos o de custodia. [...].
La duración de la medida de internación no puede ser indeterminada. El juez, por tanto,
debe definir en la sentencia su extensión temporal, la cual, como se infiere en el artículo 75
ab initio, en ningún caso puede exceder los límites cuantitativos de la pena privativa de
libertad, que se hubiere aplicado al procesado si hubiese sido una persona imputable. [...]

(54) Texto conform e a la rectificación de fe de erratas del 09/05/1991.

486
De las medidas de seguridad A rt. 75

En efecto, la ley dispone que cada seis meses; y sin perjuicio de que el órgano jurisdic­
cional lo requiera, ‘la autoridad del centro de internación deberá remitir al juez una peri­
cia médica a fin de darle a conocer si las causas que hicieron necesaria la aplicación de la
medida han desaparecido’. De constatarse dicho resultado exitoso ‘el juez hará cesar la
medida de internación impuesta’. Como señala Martín Castro, ello es plenamente compa­
tible con la función curativa que se asigna a esta clase de seguridad”.

JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Duración de la medida de internación y obliga­


ción del perito de remitir informes al juez sobre la situación real de la salud mental
del interno. EJECUTORIA SUPREMA VINCULANTE: Criterios para determinar el
tiempo de duración de la medida de seguridad del intemamiento. CORTE SUPREMA:
La medida de intemamiento ha de ejecutarse en un centro psiquiátrico estatal y su dura­
ción no puede ser indefinida.

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
J 0629 D u ración de la m edida de internación y obligación d el p e rito de rem itir infor­
m es a l ju e z so b re la situación rea l de la sa lu d m en ta l d e l interno: “La medida de inter­
nación consiste en el ingreso y tratamiento del inimputahle en un centro hospitalario u
otro establecimiento adecuado, con fines terapéuticos o de custodia, dicho ingreso no
puede ser por un tiempo indefinido sino limitado, motivo por el cual se ha previsto que ‘la
duración de la medida de internación no podrá exceder el tiempo de duración de la pena
privativa de libertad que hubiera correspondido aplicarse por el delito cometido’ (art. 75
del CP). Finalmente, cabe señalar que la imposición de la medida de internación com­
porta una facultad para el juez que la dictó y un deber para la autoridad del centro en el
cual se encuentra internada la persona. Así, el juez penal puede solicitar cada 6 meses a
la autoridad del centro de internación un peritaje a fin de conocer si las causas que dieron
lugar al dictado de la medida de internación han desaparecido o no. Sin perjuicio de ello
la autoridad del centro de internación está obligada a remitir dicho informe, al margen de
que el juez lo solicite o no (art. 75 del CP). En cualquier caso, si las causas que hicieron
necesaria la aplicación de la medida han desaparecido ‘el juez hará cesar la medida de
internación impuesta’” (STCExp. N" 3426-2008-PHC/TC-Lima Norte, caso: Pedro Gon­
zález Marroquín Soto, del 26/08/2010, f. j. 15).

EJECUTORIA SUPREMA VINCULANTE


J 0630 C riterios p a r a determ inar e l tiem po de duración de la m edida d e segu ridad d el
in tem a m ien to : “Que, por otro lado, teniendo en cuenta que la Corte Suprema tiene facul­
tad casatoria conforme lo reconoce al artículo 151 de la Constitución Política del Estado,
esta Sala Penal Suprema debe establecer las siguientes precisiones: a) Que las medidas
de seguridad son sanciones que se aplican judicialmente a los inimputables o imputables
relativos que han cometido un hecho punible; que la medida de internación es privativa
de libertad y solo puede aplicarse cuando existe el peligro potencial de que el inimputable
pueda cometer en el futuro otros delitos considerablemente graves. Por tanto la internación

487
A rt. 76 L ibro primero / Parte general

es una medida de seguridad que conlleva graves restrictivos en la libertad de las personas.
Por lo demás, como señala Claux Roxin ‘[...] el fin de la pena y las medidas de seguridad
no se diferencian en esencia. Ciertamente, los fines preventivos se persiguen por las medi­
das de seguridad de una forma diferente y que la mayoría de las veces contrasta también
con la orientación de los cometidos de la pena en el caso individual, pero la tendencia fun­
damentalmente preventiva es la misma’ (Claus Roxin. Derecho Penal. Parte general. Tomo
I, Editorial Civitas. Madrid, 1997). b) Que, en consecuencia, tratándose de una sanción de
medida de internación solo puede ser interpuesta en la sentencia y luego de que enjuicio se
haya acreditado la realización del delito por el inimputable y su estado de peligrosidad, c)
Que la duración de la medida de internación no puede ser indeterminada, pues el operador
judicial debe definir en la sentencia su extensión temporal, la cual, conforme lo establece el
artículo 75 ab initio, en ningún caso puede exceder los límites cuantitativos de la pena pri­
vativa de libertad concreta, que se hubiera aplicado al procesado si hubiera sido una pena
imputable, d) Que, además, la duración de la medida de internación debe ser proporcional a
la peligrosidad potencial del agente y coherente con las recomendaciones que sobre el tra­
tamiento a aplicar haya precisado el perito psiquiátrico” (R. N. N° 104-2005-Ayacucho, del
16/03/2005, f. j. 8, Segunda Sala Penal Transitoria).

CORTE SUPREMA
J 0631 L a m edida de internam iento ha d e ejecutarse en un centro p siqu iátrico esta­
ta l y su duración no p u e d e ser indefinida: “Que respecto a que el encausado ha llevado
tratamiento psiquiátrico desde el año 1993 y tiene a sus padres vivos para curarlo priva­
damente y de modo ambulatorio, que de acuerdo a lo revelado por el perito médico psi­
quiátrico [...], se puede establecer que este presenta un grado de peligrosidad intermedia,
pues en estado de descompensación ha sido capaz de ejecutar un comportamiento sexual
impropio en contra de una niña de seis años de edad. No obstante, ha convivido con la
enfermedad mental desde los once años de edad sin registrar un evento dañoso en contra
de la sociedad llevando una vida educativa y laboral relativamente normal y que adecua­
damente medicado ha respondido favorablemente en su rol de persona, sin embargo este
se resiste al tratamiento médico; por lo tanto, la medida de internamiento impuesta a ser
ejecutada en un centro psiquiátrico del Estado es irrevocable, no obstante, debe tenerse en
cuenta que, en cualquier caso, el tiempo de internación que se establezca no tiene carácter
definitivo de acuerdo a lo estipulado en el artículo 75 del Código Penal” (R. N. N° 1974-
2014-Lima Norte, del 14/04/2015,/. j. 6, Sala Penal Permanente).

----------------- § -------------------

ARTICULO 76 Tratamiento ambulatorio


El tratamiento ambulatorio será establecido y se aplicará conjuntamente con la
pena al imputable relativo que lo requiera con fines terapéuticos o de rehabilitación.
N ormas concordantes
C: arts. 7, 9; CP: arts. VIII, 21, 71, 72

488
D e las medidas de seguridad A rt. 76

DOCTRINA

Sumario: Contenido / Momento de aplicación y tiempo de duración.

1) 0269 Contenido: GRACIA MARTÍN, L. (1998). “Penas privativas de derechos”.


En: GRACIA MARTÍN, L. (Coordinador). Lecciones de consecuencias jurídicas del
delito. Valencia: Tirant lo Blanch, p. 327. “Algunas de las medidas aquí consideradas no
suponen, en rigor, ninguna privación ni restricción de derechos; materialmente no ten­
drán otro contenido que el de simple cargas que el sujeto deberá cumplir en propio bene­
ficio, así por ejemplo, la medida de sumisión a tratamiento externo en centro médicos”.

I) 1)271) Momento de aplicación y tiempo de duración: PRADO SALDARRIAGA,


V. (2000). Las consecuencias jurídicas del delito en el Perú. Lima: Gaceta Jurídica,
p. 165. “Aquel no puede exceder el plazo del cumplimiento de la condena impuesta al
agente del delito. Su ejecución, pues tendrá lugar paralelamente al cumplimiento de la
pena”.

gfllg JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Criterios para determinar la periodicidad de la


medida de seguridad de tratamiento ambulatorio. CORTE SUPREMA: Sujetos a quie­
nes se impone la medida de seguridad de intemamiento ambulatorio.

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
J 0G32 C riterios p a ra determ inar la p e rio d icid a d de la m edida d e segu ridad de trata­
m ien to am bulatorio: “Este Tribunal, para resolver la periodicidad de la medida de trata­
miento ambulatoria estima pertinente señalar los siguientes criterios: a) en general, toda
medida de seguridad de tratamiento ambulatorio impuesta al inculpado debe conside­
rar una determinada periodicidad de las atenciones terapéuticas especializadas y con un
límite de duración del tratamiento; b) toda medida de seguridad de tratamiento ambulato­
rio impuesta al inculpado debe contar con una motivación especial que justifique su impo­
sición en suficientes pericias médicas estatales; c) conforme a lo establecido en el artículo
75 del Código Penal debe interpretarse que: i) corresponde al juez de ejecución penal con­
trolar al tratamiento ambulatorio que fuere impuesto al sentenciado a través de las perió­
dicas pericias médicas estatales, y ii) el juez de ejecución puede hacer cesar la medida de
seguridad de tratamiento ambulatorio -en momento anterior al límite temporal judicial­
mente impuesto en la sentencia- sustentándose en las suficientes pericias médicas esta­
tales, determinación judicial que debe ponerse en conocimiento de las partes; d) la impo­
sición de la medida de seguridad de tratamiento ambulatorio, en todos los casos, debe
obedecer a los principios de proporcionalidad y razonabilidad, lo que implica que aquella
sea idónea, adecuada y estrictamente necesaria para el logro de los fines que persiguen las

489
A rt. 77 L ibro primero / Parte general

medidas de seguridad en el marco de la ejecución de la sentencia” (STC Exp. N° 03425-


2010-PHC/TC-L otm, caso: Carlos Gomales La Torre, dei 14/01/2011,/. j. 17).

CORTE SUPREMA
J 0633 S u jetos a quienes se im pone la m edida de segu ridad de internam iento am bula­
torio: “El tratamiento ambulatorio, como medida de seguridad, solo se impone al imputable
relativo, conforme a lo dispuesto por el artículo setentiséis del Código Penal; que, habién­
dose acreditado que el acusado [...] al momento de cometer los hechos, se encontraba en
pleno uso de sus facultades mentales; debe disponerse que se deje sin efecto dicho trata­
miento” (R. N. N ° 4344-97-Callao, del 28/10/1997, Sala Penal de la Corte Suprema).

--------------------§ ---------------------

ARTÍCULO 77 Aplicación de internación antes de la pena. Cómputo


Cuando se necesite aplicar una medida de internación a un imputable relativo, o a
un toxicómano o alcohólico imputable, el juez dispondrá que ella tenga lugar antes
de la pena. El periodo de internación se computará como tiempo de cumplimiento
de la pena sin perjuicio que el juez pueda dar por extinguida la condena o reducir su
duración atendiendo al éxito del tratamiento.
N ormas concordantes
C: arts. 7, 9; C P: arts. 21, 71, 74, 76; C E P : art. 104; C P P 20 0 4 : arts. 293, 294.

DOCTRINA

Sumario: Ámbito al que pertenece la internación / Naturaleza y alcance / Comentario crítico.

I) 11271 Ámbito al que pertenece la internación: CEREZO MIR, J. (1996). Curso de


Derecho Penal español parte general. 2a edición. Madrid, p. 155. “Sobre estas bases se
idea el llamado ‘sistema vicarial’ que consiste, descrito en un modo genérico, en la posi­
bilidad de combinación de pena y medidas, pero de tal modo que la medida de seguridad
va a representar a la pena con la consecuencia que el tiempo de medida que se cumpla
podrá ser computado en el de la pena”.

______
1) (1272 Naturaleza y alcance: ZUGALDÍA ESPINAR, J. (1991). Fundamentos de
Derecho Penal. Parte general. España: Universidad de Granada, p. 104. “El sistema de
acumulación se utiliza para los casos en los que la medida de seguridad no consiste en una
privación de libertad y se lleva a la práctica a través del cumplimiento simultáneo tanto de
la pena como de la medida de seguridad. En cambio, el sistema vicarial se utiliza en aque­
llos casos en los que facultativamente el Juez decide acumular una pena y una medida
de seguridad ambas privativas de libertad. En tales supuestos de coincidencia para un

490
De las medidas de seguridad A rt . 77

mismo hecho de una pena y una medida de seguridad -cuya duración no podrá exceder
de la duración de la pena impuesta- se debe cumplir antes que la pena y que el periodo de
internación de la medida se computa como tiempo de cumplimiento de la pena, sin per­
juicio de que el Juez pueda dar por extinguida la condena por reducir su duración en aten­
ción al buen resultado del tratamiento”.

I) 1)273 Comentario crítico: VILLA STEIN, J. (2014) D erecho Penal. P a rte general.
Lima: Ara, p. 608. “La fórmula nos parece interesante, no obstante su marcado acento
monista no distintivo entre penas y medidas de seguridad.
Insistimos en que la fórmula es adecuada pues en el semi-imputable la realización del tipo
está condicionada y hasta determinada por su estado psicológico (bonderline, toxicoma­
nía, alcoholismo, etc.), en consecuencia la medida de seguridad previa a la pena es lo más
lógico como es igualmente lógico que si el tratamiento resulta exitoso, el juez pueda dar
por extinguida la condena o reducir su duración”.

»iiu JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Responsabilidad del Estado de implementar políti­


cas de salud mental.

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
J 0634 R espon sabilidad d e l E stado de im plem entar p o lítica s de sa lu d m ental: “F. J.
18. El artículo 11 de la Ley N° 26842, Ley General de Salud, prescribe que: ‘El alcoho­
lismo, la farmacodependencia, los trastornos psiquiátricos y los de violencia familiar se
consideran problemas de salud mental. La atención de la salud mental es responsabilidad
primaria de la familia y del Estado ’. En ese sentido, resulta de especial relevancia la activa
y oportuna intervención del Ministerio de Salud para desarrollar la política estatal de tra­
tamiento y rehabilitación de la salud mental de las personas que se encuentran sujetas a
medidas de seguridad de internación. Sin embargo, tal labor se concretiza a través de los
centros hospitalarios que, en estricto, actúan como órganos de recepción y de ejecución
de dichas medidas; ello porque según el artículo 28 del Decreto Supremo N° 013-2002-
SA, Reglamento de la Ley del Ministerio de Salud: ‘La misión general de los hospita­
les es prevenir los riesgos, proteger del daño, recuperar la salud y rehabilitar las capaci­
dades de los pacientes, en condiciones de plena accesibilidad y de atención a la persona
desde su concepción hasta su muerte natural’. F. J. 19. El Estado debe asumir la polí­
tica de tratamiento y rehabilitación a personas con problemas de salud mental teniendo
como fundamento el respeto de todos sus derechos íundamentales, pues las personas que
adolecen de enfermedades mentales (esquizofrenia, paranoia, depresión, etc.), dentro de
las que se incluyen a las personas sujetas a medidas de internación se encuentran en un
estado de especial vulnerabilidad. Así las cosas, parece no haber duda sobre el reconoci­
miento de los derechos sociales (salud mental); no obstante el problema se presenta en
el bajo nivel de cumplimiento, respecto al cabal desenvolvimiento de estos derechos, de

491
A rt. 77 L ibro primero / Parte general

los establecimientos de salud mental, por lo que el Estado debe adoptar todas las medidas
destinadas a superar dicha problemática, fortaleciendo los niveles de coordinación intra e
interinstitucional: Ministerio de Justicia, Ministerio de Economía y Finanzas, Ministerio
de Salud, Congreso de la República, Poder Judicial, etc.” (STCExp. N° 3426-2008-PHC/
TC-Lima Norte, caso: Pedro Gonzalo Marroquin Soto, del 26/08/2010, ff. jj. 18 y 19).

--------------------§ ---------------------

492
r
TITULO Y
E X T IN C IÓ N DE LA A C C IÓ N
PEN A L Y DE LA PEN A

Causales de extinción(55)
La acción penal se extingue:
1. Por muerte del imputado, prescripción, amnistía y el derecho de gracia.
2. Por autoridad de cosa juzgada.
3. En los casos que solo proceda la acción privada, esta se extingue, además de las
establecidas en el numeral 1, por desistimiento o transacción.

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 7 8 .- La acción penal se extingue:
1. Por muerte del imputado, prescripción y amnistía.
2. Por autoridad de cosa juzgada.
3. En los casos que solo proceda la acción privada, esta se extingue, además de las
establecidas en el inciso 1, por desistimiento o transacción; y, en los delitos con­
tra la libertad y el honor sexuales, por matrimonio subsiguiente.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Primera modiñcación: inciso 3 modiñcado por el artículo 1 de la Ley N° 26770
del 15/04/1997.
A rtícu lo 78.- La acción penal se extingue:
(...)
3. E n los casos qu e solo p ro ced a la acción p riv a d a esta se extingue, adem ás de
las establecidas en e l inciso 1) p o r desistim iento o transacción.
Segunda modificación: artículo 1 de la Ley N° 26993 del 24/11/1998.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C: arts. 102 inc. 6); 118 inc. 21); 139 inc. 13); C de P P : arts. 2, 5, 77, 306, 307; C EP : art.
41; C P P 2 0 0 4 : art. 95 inc. 1 lit. b, 450 inc. 9; CC: arts. 61, 319, 3 6 6 inc. 3); L O P J: arts. 6,
10; C N A : art. 228

DOCTRINA

Sumario: Fundamento / Significado de la extinción de la acción penal / Naturaleza de la prescrip-


ción / Significado de la amnistía.

(55) Artículo vigente conform e a la m odificación realizada por el artículo 1 de la Ley N° 26993 del 24/11/1998.
A rt. 78 L ibro primero / Parte general

]) 0274 Fundamento: MIR PUIG, C. (2013) “Prescripción del delito y de la pena:


Doctrina jurisprudencial; problemática de la nueva regulación”. En: Revista Peruana de
Ciencias Penales. Tomo 26. Lima: Fondo Editorial Asociación Universidad Privada San
Juan Bautista, p. 388. “Ésta es la cuestión, tal vez, más difícil de la institución de la pres­
cripción penal, y se dice frecuentemente que el fundamento es múltiple, lo cual debe ser
cierto, aunque debe de hacerse un esfuerzo para indagar cuál de ellos es el más preponde­
rante. Como es sabido es pacífico que la función del derecho penal consiste en la protec­
ción de la sociedad, mediante la preservación del orden social vigente a través de la pro­
tección exclusiva de los bienes jurídicos y que la pena es siempre una reacción frente a un
hecho perturbador del orden social vigente que quiere ser preservado, de modo que bajo
el principio de intervención mínima o ultima ratio del derecho penal, se concluye que la
pena justa es la pena necesaria, de modo que cuando la pena deja de ser necesaria para la
preservación del orden social vigente debe dejar de ser impuesta. Y así existe consenso
en la mayoría de países de que el transcurso del tiempo puede hacer innecesaria la pena,
surgiendo la institución de la prescripción penal que ya era conocida por los griegos y los
romanos. El principio de necesidad social de la pena se rige en el límite máximo que no
puede ser traspasado. Así la doctrina afirma que cuando un hecho se considera por la con­
ciencia social “pasado”, que “forma parte de la historia”, deja de ser un hecho perturba­
dor del orden social y por ello no debe ser perseguido ni castigado, salvo que tenga una
gravedad tan notable, tan importante que siga siendo un hecho perturbador para el orden
social que lo haga imprescriptible como ocurre con delitos como el genocidio”.

I) 0275 Significado de la extinción de la acción penal: GRACIA MARTÍN, L. (1998).


“Penas privativas de derechos”. En: GRACIA MARTIN, L. (Coordinador). Lecciones de
consecuencias jurídicas del delito. Valencia: Tirant lo Blanch, p. 277. “El indulto, junto
con la amnistía, es una manifestación concreta del llamado ‘derecho de gracia’. Mediante
el derecho de gracia el Estado, titular del ius puniendi, renuncia al ejercicio efectivo de
este no en abstracto sino en determinados casos particulares. Presupuesto indispensable y
antecedente lógico del ejercicio concreto del derecho es que en el caso concreto se haya
constituido ya previamente un derecho concreto de penar para el Estado -caso del indulto
o amnistía cuando esta beneficia a sujetos que ya han sido condenados-, o que existan ele­
mentos que pudieran dar lugar al nacimiento del citado derecho —caso de la amnistía con
respecto a hechos que aún no hayan sido objeto de sentencia firme-. Las manifestaciones
históricas concretas del derecho de gracia son la amnistía y el indulto”.

_I)_H2"(i
_ _ _ Naturaleza de la prescripción: BUSTOS RAMIREZ, J. (2004). Obras com­
pletas. Tomo I. Lima: Ara, p. 675. “La prescripción: artículo 78: El problema de la natu­
raleza de la prescripción está ligada al principio de la necesidad de la pena. El transcurso
del tiempo afecta directamente a la facultad punitiva del Estado. Tiene la prescripción,
en consecuencia, una vinculación directa con un principio de carácter básico material en
el sistema penal, que informa tanto al Derecho Penal sustantivo como al Derecho Proce­
sal penal”.

1) 0277 Significado de la amnistía: BRAMONT ARIAS, L. A. (2004). Derecho Penal


peruano (Visión histórica). Parte general. Lima: Ediciones Jurídicas Unifé, p. 506. “En

494
E xtinción de la acción penal y de la pena A rt. 78

virtud al artículo 102 inciso 6 de la Constitución, el Congreso tiene facultad de ‘ejercer


el derecho de amnistía’. La amnistía excluye la acción penal y si mediara condena hace
cesar sus efectos. Importa la suspensión de la ley penal, con respecto a hechos determina­
dos; no es personal, sino objetiva”.

BÜis JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: La prescripción como límite de la potestad puni­


tiva del Estado / Nociones y clasificación de la prescripción como causal de extinción
de la acción penal / La cosa juzgada como fundamento de la extinción de la acción
penal. EJECUTORIA SUPREMA VINCULANTE: El deceso del imputado imposibi­
lita la oportunidad que se le procese. CORTE SUPREMA: Extinción de la acción penal
por muerte del imputado / La seguridad jurídica como fundamento de la extinción de la
acción penal (plazo ordinario y extraordinario) / La prescripción (cesación de la potes­
tad punitiva del Estado) / Extinción de la acción penal por prescripción / Efectos de la
prescripción / Aplicación de la ley favorable en el ámbito de la prescripción de la acción
penal / El derecho de gracia como causa de extinción de la acción penal / Extinción de
la acción penal por concurrencia de cosa juzgada / Características de la cosa juzgada
que extingue el ejercicio de la acción penal / Identidad de la cosa juzgada / Requisitos
que deben concurrir para que se extinga la acción penal por efectos de la cosa juzgada /
Naturaleza jurídica de las resoluciones judiciales que constituyen cosa juzgada extinti-
vas de la acción penal / Efectos del desistimiento en la acción penal privada. CORTES
SUPERIORES: Efectos de la prescripción.

TRIBUN AL CONSTITUCIONAL

J 0635 L a prescripción com o lím ite de la p o te sta d p u n itiva d e l E stado: “F. J. 2. Con­
forme a lo señalado por este Tribunal en reiterada jurisprudencia la prescripción, desde
un punto de vista general, es la institución jurídica mediante la cual, por el transcurso del
tiempo, la persona adquiere derechos o se libera de obligaciones. Y, desde la óptica penal,
es una causa de extinción de la responsabilidad criminal fundada en la acción del tiempo
sobre los acontecimientos humanos o en la renuncia del Estado al ius punendi, bajo el
supuesto de que el tiempo transcurrido borra los efectos de la infracción, existiendo ape­
nas memoria social de ella. Dicho de otro modo, en una Norma Fundamental inspirada
en el principio pro homine, la ley penal material otorga a la acción penal una función pre­
ventiva y resocíalizadora, en la cual el Estado autolimita su potestad punitiva; orientación
que se funda en la necesidad de que, pasado cierto tiempo, se elimine toda incertidumbre
jurídica y se abandone el castigo de quien lleva mucho tiempo viviendo honradamente,
consagrada de esta manera el principio de seguridad jurídica. F. J. 3. Así, la ley considera
varias razones que permiten extinguir la acción penal, en virtud de las cuales el Estado
autolimita su potestad punitiva: causas naturales (muerte del infractor), criterios de paci­
ficación o solución de conflictos sociales que tienen como base la seguridad jurídica (cosa
juzgada o prescripción) o razones sociopolíticas o de Estado (amnistía). F. J. 4. En este
orden de ideas, resulta lesivo al derecho al plazo razonable del proceso que el represen­
tante del Ministerio Público, titular de la acción penal, sostenga una imputación cuando
esta se ha extinguido, o que formule denuncia penal cuando la potestad persecutoria del

495
A rt. 78 L ibro primero / Parte general

Estado, por el trascurso del tiempo, se encuentra extinguida, y que el órgano jurisdic­
cional abra instrucción en tales supuestos. F. J . 5. El Código Penal reconoce la prescrip­
ción como uno de los supuestos de extinción de la acción penal. Es decir, que mediante
la prescripción se limita la potestad punitiva del Estado, dado que se extingue la posibi­
lidad de investigar un hecho criminal y, con él, la responsabilidad del supuesto autor o
autores del mismo. F. J . 6. Conforme a lo expuesto, la prescripción de la acción penal
tiene relevancia constitucional, toda vez que se encuentra vinculada con el contenido del
derecho al plazo razonable del proceso, el cual forma parte del derecho fundamental al
debido proceso. Es por ello que muchas de las demandas de hábeas corpus en las que se
ha alegado prescripción de la acción penal han merecido pronunciamiento de fondo por
parte de este Tribunal (Cfr. STC. Exp. N° 2506-2005-PHC/TC; STC Exp. N° 4900-2006-
PHC/TC; STC Exp. N° 2466-2006-PHC/TC; STC Exp N° 331-2007-PHC/TC). F. J. 7.
Sin embargo, es preciso indicar que no obstante la relevancia constitucional de la pres­
cripción de la acción penal, el cálculo de dicho lapso requiere, en algunas ocasiones, la
dilucidación de aspectos que no corresponde determinar a la justicia constitucional. En
efecto, conforme al articulo 82 del Código Penal el cómputo del plazo de prescripción
se cuenta desde la fecha en que se consumó el delito (para el delito instantáneo) o desde
el momento en que cesó la actividad delictuosa (en los demás casos). Como es de verse,
la determinación de la prescripción de la acción penal requerirá previamente dilucidar
la fecha en la que cesó la actividad delictiva o el momento de la consumación, lo que es
competencia de la justicia ordinaria. F. J . 8. En caso de que la justicia penal hubiera deter­
minado todos estos elementos que permiten el cómputo del plazo de prescripción, podrá
cuestionar ante la justicia constitucional la prosecución de un proceso penal a pesar de
que hubiera prescrito la acción penal. En caso contrario, la pretensión deberá ser recha­
zada. Así, este Tribunal Constitucional en la sentencia recaída en el Exp. N° 5890-2006-
PHC/TC, no obstante la relevancia constitucional que ostenta la prescripción de la acción
penal no puede estimar la pretensión incoada, toda vez que la justicia ordinara no había
establecido la fecha de consumación del ilícito, aspecto crucial para determinar el plazo
de prescripción de la acción penal y que no puede ser dilucidado por la justicia constitu­
cional. F. J . 9. En tal sentido, en caso de que la pretensión en la que se alegue la prescrip­
ción de la acción penal exija la dilucidación de aspectos que conciernen evaluar a la justi­
cia ordinara, la demanda deberá ser rechazada” (STC Exp. N" 2407-2011-PHC/TC-Lima,
caso: José Rafael Blossiers Mazzini, del 10/08/2011, ff. jj. 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8 y 9).

J 0636 N ocion es y clasificación de la p rescrip ció n com o ca u sa l de extinción de la


acción p e n a l: F. J . 6. “La prescripción: La prescripción, desde un punto de vista gene­
ral, es la institución jurídica mediante la cual, por el transcurso del tiempo, la persona
adquiere derechos o se libera de obligaciones. Y, desde la óptica penal, es una causa de
extinción de la responsabilidad criminal fundada en la acción del tiempo sobre los acon­
tecimientos humanos o la renuncia del Estado al ius punendi, en razón de que el tiempo
transcurrido borra los efectos de la infracción, existiendo apenas memoria social de la
misma. F. J . 7. Es decir, que mediante la prescripción se limita la potestad punitiva del
Estado, dado que se extingue la posibilidad de investigar un hecho criminal y, con él, la
responsabilidad del supuesto autor o autores del mismo. F. J. 8. Dicho de otro modo, en
una norma fundamental inspirada en el principio pro homine, la ley penal material otorga

496
E xtinción de la acción penal y de la pena A rt. 78

a la acción penal una función preventiva y resocializadora en la cual el Estado autoli-


mita su potestad punitiva contemplando la necesidad de que, pasado cierto tiempo, se eli­
mine toda incertidumbre jurídica y la dificultad de castigar a quien lleva mucho tiempo
viviendo honradamente, consagrando de esta manera el principio de seguridad jurídica.
El Código Penal reconoce la prescripción como uno de los supuestos de extinción de la
acción penal. F. J . 9. Así, la ley considera varias razones que permiten extinguir la acción
penal, en virtud de las cuales el Estado autolimita su potestad punitiva: pueden ser causas
naturales (muerte del infractor), criterios de pacificación o solución de conflictos sociales
que tienen como base la seguridad jurídica (cosa juzgada o prescripción) o razones socio-
políticas o de Estado (amnistía). F. J. 10. En este orden de ideas, resulta lesivo a los prin­
cipios de economía y celeridad procesal, vinculados al derecho al debido proceso, que el
representante del Ministerio Público, titular de la acción penal, sostenga una imputación
cuando esta se ha extinguido, o que formule denuncia penal cuando la potestad persecu­
toria del Estado, por el transcurso del tiempo, se encuentra extinguida, y que el órgano ju­
risdiccional abra instrucción en tales supuestos. F. J . 11. De acuerdo con lo establecido
en la ley penal material, la prescripción es un medio para librarse de las consecuencias
penales y civiles de una infracción penal o una condena penal por efecto del tiempo y en
las condiciones exigidas por la ley. Por consiguiente, la prescripción igualmente consti­
tuye un supuesto de extinción de la acción penal tal como lo prevé el artículo 78.1 del
Código Penal, y la norma material reconoce también la prescripción de la ejecución de la
pena (art. 85.1). F. J . 12. Clases de prescripción: Así, la primera prescripción, llamada
de la persecución penal, está referida a la prohibición de iniciar o continuar con la trami­
tación de un proceso penal, en tanto que por la segunda, llamada de la ejecución penal,
se excluye la ejecución de una sanción penal si ha transcurrido un plazo determinado, de
lo cual se infiere que la prescripción del delito extingue la responsabilidad penal, en tanto
que la prescripción de la pena lo que extingue es la ejecución de la sanción que en su día
fue decretada” (STCExp. N° 1805-2005-HC/TC-Lima, caso: Máximo Humberto Cáceda
Pedemonte, del 29/04/2005, ff. jj. 6, 7, 8, 9, 10, 11 y 12).

J 0637 L a cosa ju zg a d a com o fu n dam en to de la extinción de la acción p en a l: F. J. 2.


Este Colegiado ha considerado que mediante la garantía de la cosa juzgada se instituye el
derecho de todo justiciable, en primer lugar, a que las resoluciones que hayan puesto fin
al proceso judicial no puedan ser recurridas mediante nuevos medios impugnatorios, ya
sea porque estos han sido agotados o porque ha transcurrido el plazo para impugnarla; y,
en segundo lugar, a que el contenido de las resoluciones que hayan adquirido tal condi­
ción no pueda ser dejado sin efecto ni modificado, sea por actos de otros poderes públi­
cos, de terceros o, incluso, de los mismos órganos jurisdiccionales que resolvieron el
caso en el que se dictó (fundamentos 36 al 45 de la STC Exp. N° 0 4587-2004-AA). F. J.
3. En efecto, cuando se señala que un pronunciamiento adquiere la calidad de cosa juz­
gada, quiere decir que este debe ser ejecutado en sus propios términos, y no puede ser
dejado sin efecto ni tampoco ser objeto de alteraciones o modificaciones posteriores por
parte de particulares, funcionarios públicos e incluso jueces encargados de su ejecución.
F. J . 4. Este Tribunal además ha precisado que la cosa juzgada proscribe que las autori­
dades distorsionen el contenido o realicen una interpretación parcializada de las resolu­
ciones judiciales que hayan adquirido tal calidad. Cualquier práctica en ese sentido debe

497
A rt. 78 L ibro primero / Parte general

ser sancionada ejemplarmente, recayendo la sanción respectiva no solo respecto de la insti­


tución de la que emana la decisión sino también respecto de los que actúan en su represen­
tación (fundamentos 14 y 15, STC Exp. N° 0054-2004-AI)” (STC Exp. N" 1182-2010-PA-/
TC-Lima, caso: Luis Vicente Gomales de Orbegoso Mantilla, del 08/04/2011, ff. jj. 2, 3 y 4).

E JE C U T O R IA SU PREM A VINCULANTE

J 0638 E l deceso del im putado im posibilita la o portu n idad qu e se le p ro cese: “F. J.


2.3. Es obvio que el deceso del imputado imposibilita que se le procese y se le condene,
es decir, impide con carácter definitivo la perseguibilidad que el Estado puede ejercer -ius
puniendi—, a pesar de que la resolución resulte desfavorable, puesto que contra la decisión
de la extinción de la acción penal por muerte no hay recurso viable que interponer, siem­
pre y cuando esté comprobado fehacientemente el fallecimiento. F. J. 2.4. Debe enten­
derse que la consulta, por su propia lógica y función procesal, solo es procedente respecto
de resoluciones de mérito que se pronuncien, de un modo u otro, sobre el objeto procesal
en orden a su falta de relevancia jurídica penal o a la insuficiencia probatoria acerca de
los cargos atribuidos, pero no cuando a partir de un medio de prueba irrefutable -especí­
ficamente, documental pública no tachada u observada- o de la simple aplicación norma­
tiva se ampara o declara la presencia de su impedimento procesal que importa la clausura
y archivo definitivo de la causa referida a un concreto imputado” (Consulta N° 16-2014-
Lima, del 21/08/2015, ff. jj. 2.3. y 2.4., Sala Penal Transitoria).

CO RTE SUPREM A

J 0639 E xtin ción de la acción p e n a l p o r m u erte d el im putado: “Con las partidas de


defunción se acredita el fallecimiento de los encausados; por lo que de conformidad con
lo establecido en el artículo 78 del Código Penal, es procedente declarar la extinción de
la acción” (Consulta N° 4890-96-Cajamarca, Sala Penal).

J 0840 L a seg u rid a d ju ríd ic a com o fu n d a m en to de la extinción de la acción p e n a l


(plazo ordinario y extraordinario): “Que, el Código Penal en su artículo 78, reconoce la
prescripción como uno de los supuestos de extinción de la acción penal, que tiene como
fundamento el principio de seguridad jurídica, pues la potestad punitiva del Estado no
puede permanecer latente indefinidamente, siendo necesario limitarla cuando por el paso
prolongado del tiempo trasunte en excesiva, eliminando tanto la posibilidad de investi­
gar un hecho criminal determinado como la responsabilidad penal del supuesto autor o
autores del mismo. En ese orden de ideas, el artículo 80 del Código acotado estable un
plazo ordinario de prescripción de la acción penal, la que opera cuando no ha sido posible
aun la formación de causa, en cuyo caso se producirá la prescripción en un tiempo igual
al máximo de la pena fijada por la ley para el delito -si fuera privativa de libertad-; y en
el supuesto que exista un proceso penal instaurado o el Ministerio Público haya ejercido
la acción penal, el artículo 83 del mismo cuerpo normativo establece un plazo extraordi­
nario, el cual se presenta cuando el tiempo transcurrido sobrepasa en una mitad el plazo
ordinario de prescripción” (R. N. N° 1555-2011-Lima, del 16/03/2012, f. j. 4, Sala Penal
Transitoria).

498
E xtinción de la acción penal y de la pena A rt. 78

J 0641 L a p rescrip ció n (cesación de la p o te sta d p u n itiva d el E stado): “Que la pres­


cripción implica la cesación de la potestad punitiva del Estado, al transcurrir un periodo
de tiempo determinado, en virtud de que el propio Estado abdica su potestad punitiva,
por razón de que el tiempo anula el interés represivo, apaga la alarma social y dificulta
la adquisición de pruebas respecto a la realización del evento delictivo; la prescripción
penal, por la esencia misma del ordenamiento punitivo opera coactivamente” (R. N.
N° 404-2007-Ayacucho, del 11/04/2008, f. j. 2, Sala Penal Permanente).

J 0642 E xtin ción d e la acción p e n a l p o r prescripción : “La prescripción es una causal


de extinción de la acción penal y se fundamenta en obvios motivos de interés público, de
modo que cuando opera impide al órgano jurisdiccional fallar sobre el fondo del asunto”
(R. N. N° 438-2004-Cusco, del 20/09/2004,/. j. 2, Sala Penal Permanente).

J 0643 E fectos de la prescripción : “Habiendo ocurrido los hechos delictivos en 1981,


resulta aplicable al presente caso de homicidio simple el artículo 119 del Código Penal de
1924 que fijaba en diez años el tiempo para que opere la prescripción y teniendo en cuenta
lo dispuesto en el último párrafo del artículo 83 del Código Penal vigente, desde la reali­
zación del evento delictivo a la actualidad ha transcurrido el plazo previsto para que opere
la prescripción” (R. N. N° 4117-97-Puno, del 18/09/1997, Sala Penal).

J 0644 A plicación de la ley fa vo ra b le en e l ám bito de la p rescripción de la acción


p en a l: “No obstante, que la acción ilícita se desarrolló en 1990, no resulta de aplicación el
penúltimo párrafo del artículo 119 del Código Penal de 1924, que prescribe el incremento
en una mitad más el término de prescripción por tratarse de delito en agravio del Estado,
toda vez que este incremento no ha sido contemplado en el Código sustantivo vigente”
(Exp. N° 3395-97-Lima, Sala Penal).

J 0645 E l derecho de gracia com o causa de extinción de la acción p en a l: “Que, el


artículo 110 de la Constitución Política del Perú señala que: ‘El Presidente de la Repú­
blica es el Jefe del Estado y personifica a la Nación’ y en su artículo 118 inciso 21 señala
como una de las atribuciones del Presidente de la República: ‘Conceder indultos y con­
mutar penas. Ejercer el Derecho de Gracia en beneficio de los procesados en casos en que
la etapa de instrucción haya excedido el doble de su plazo más su ampliatorio’; que, en
ese sentido, la resolución materia de grado que declaró extinguida las acciones penales a
favor de los encausados en mérito del derecho de gracia concedido por el Presidente de
la República [...], mediante las Resoluciones Supremas N° 096-2006-JUS del catorce de
julio del dos mil seis y 112-2006-JUS del veintiuno de julio del dos mil seis, publicado
en el diario oficial E l Peruano el veinticinco de julio de dos mil seis, constituye un acto
emitido de acuerdo a ley, ya que las citadas resoluciones tienen sustento constitucional y
legal; máxime si no existe norma de carácter sustantiva o procesal que lo impida” (R. N.
N° 5130-2006-Madre de Dios, del 14/05/2008, f. j. 3, Sala Penal Permanente).

J 0646 E xtinción de la acción p e n a l p o r concurrencia de cosa ju zg a d a : “La cosa juz­


gada material penal está sujeta a dos límites esenciales: subjetivos y objetivos: el primero
-subjetivo-, se circunscribe a la persona del imputado, de modo que quien haya sido

499
A rt. 78 L ibro primero / Parte general

juzgado no puede volver a serlo (eadem personae ); y el segundo -objetivo- se ciñe a los
hechos penales tal como se describen en la sentencia o auto de sobreseimiento (eadem
res), estando al margen de ese supuesto la calificación jurídica del referido hecho punible
y sus consecuencias jurídico-penales; que es de precisar que la sentencia o auto de sobre­
seimiento debe ser firme, y que no tiene trascendencia alguna a estos efectos tanto la iden­
tidad de quienes ejercitan la acción, como el título por el que se acusó. Que en el presente
caso, por los mismos hechos, que involucraban la tenencia del vehículo materia de este
proceso penal, ya se juzgó al encausado, sobreseyendo la causa en su favor; que, la cir­
cunstancia que en el proceso anterior fue considerado como agraviado una persona jurí­
dica privada y no el Estado, como lo es en esta causa, es absolutamente intrascendente en
tanto que el hecho punible es, en puridad el mismo; por estos fundamentos declararon no
haber nulidad en la sentencia en cuanto de oficio declara fundada la excepción de natura­
leza de cosa juzgada a favor del procesado en la instrucción seguida en su contra por el
delito de peculado extensivo” (Ejecutoria Suprema del 24/05/2004, R. N. N° 660-2003-
Junín. En: PEREZ ARROYO, M. (2006). La evolución de ¡a jurisprudencia penal en el
Perú (2001-2005). Tomo I. Iuris Consulti - San Marcos, Lima, p. 678).

J 0647 C aracterísticas de la cosa ju z g a d a que extingue e l ejercicio d e la acción


p en a l: “La excepción de cosa juzgada es procedente cuando el hecho denunciado ha sido
objeto de una resolución firme, nacional o extranjera, en el proceso penal seguido con­
tra la misma persona, debiendo de cumplirse los siguientes presupuestos: a) Identidad del
sujeto, mas no de sujetos, es decir solo se hace alusión a la parte procesada, mas no de
agraviados; b) Identidad del hecho, acto u omisión imputada; y c) Resolución definitiva,
esto es, la que da por concluida con carácter irreversible el proceso penal” (Exp. N° 134-
98-Piura, Sala Penal “B ”).

J 0648 Iden tidad de la cosa juzgada: “Que, la cosa juzgada es considerada en el Código
Penal como una causa de extinción de la acción penal (numeral dos del artículo setenta y
ocho); a su vez, el artículo noventa de dicho Código prohíbe que se pueda perseguir a una
persona por segunda vez ‘[...] en razón de un hecho punible sobre el cual se falló definiti­
vamente’; más aún el Código de Procedimientos Penales en su artículo quinto señala que
existe cosa juzgada cuando el hecho denunciado ha sido objeto de una resolución firme,
nacional o extranjera, en el proceso penal seguido contra la misma persona. Para que se pro­
duzca cosa juzgada se requieren dos identidades: a) unidad del imputado; y, b) unidad del
hecho punible. El primer requisito -o límite subjetivo de la cosa juzgada- se refiere solo
a la del procesado; mientras que, el segundo requisito se refiere a que en ambos procesos,
esto es, en el que se deduce la excepción y en el que se funda la excepción, deben estar refe­
ridos al mismo hecho, lo que no se debe confundir con la tipificación que puede dar el juz­
gador al abrir instrucción” (R. N. N° 1195-2005-Cañete, del 13/10/2005, f. j. 3, Sala Penal).

J 0649 R eq u isito s que deben concurrir p a r a que se extinga la acción p e n a l p o r efec­


tos de la cosa ju zg a d a : “El efecto de cosa juzgada de un auto de sobreseimiento solo tiene
lugar cuando está referido a la consideración que ese hecho objeto del proceso es atípico,
cuando el imputado es ajeno al delito acreditado o cuando el acusado está excluido de res­
ponsabilidad por una causa prevista en la ley penal material, siendo ajeno a estos efectos

500
E xtinción de la acción penal y de la pena A rt. 78

un sobreseimiento como el presente, en que la causa que lo motivó es de carácter mera­


mente procesal y obedece a una circunstancia contingente de un fallo anterior, que luego
fue anulado por imperio de la ley; que a ello debe agregarse que el sobreseimiento espe­
cial instaurado tanto por esa Ley como por la Ley N° 26832, que modificó el artículo 51
del Código Penal, es ostensiblemente inconstitucional por vulnerar el derecho constitu­
cional a la tutela jurisdiccional de la víctima y la garantía de igualdad, así como el dere­
cho a la verdad como exigencia fundamental de todo aquel afectado por un delito de
conocer lo que sucedió en su contra” (Ejecutoria Suprema del 01/09/2004, R. N. N° 2066-
2003-Lima. En: CASTILLO ALVA, J, L. (2006). Jurisprudencia penal. Sentencias de la
Corte Suprema de Justicia de la República. Tomo 3. Grijley, Lima, p. 402).

J 0650 N a tu raleza ju ríd ic a de las resoluciones ju d ic ia le s qu e constituyen cosa ju z ­


g a d a extintivas de la acción p en a l: “Que en principio, el Juzgado penal no emitió una
resolución de no ha lugar a la apertura de instrucción, pues ante la no promoción de la
acción penal por el Fiscal Provincial, consecuentemente ni siquiera se puede sostener que
se está ante una resolución judicial única jurídicamente relevante que cause estado; que,
por otro lado, la denegación de la promoción de la acción penal e, incluso, la resolución
judicial que deniega la apertura de instrucción -que implica la previa formalización de
una denuncia fiscal- no constituye una resolución capaz de generar cosa juzgada formal,
tal como lo ha sostenido el Tribunal Constitucional en la sentencia de fecha 8 de julio de
2002, recaída en el asunto Manuel García Quiroga, Expediente 1077-2002 HC/TC, en
cuyo párrafo seis señala que se trata de un simple auto dictado sin mediar investigación
judicial ni la realización de un contradictorio previo; por estos fundamentos declararon
no haber nulidad en el auto de vista que confirmando la resolución de primera instancia
declara infundada la excepción de cosa juzgada deducida por la encausada en la instruc­
ción que se le sigue por los delitos de abuso de autoridad, exacción y colusión ilegal”
(Ejecutoria Suprema del 02/06/2004, R. N. N° 1950-2003-Puno. En: PÉREZ ARROYO,
M. (2006). La evolución de la jurisprudencia penal en el Perú (2001-2005). Tomo I. Iuris
Consulti - San Marcos, Lima, p. 687).

J 0651 E fectos d e l desistim iento en la acción p e n a l p riva d a : “Que, estando a que el


presente delito es objeto de persecución privada, es decir; la persecución está reservada al
ofendido, por tanto es el único que tiene legitimación activa, solo a su instancia es posi­
ble incoar el procedimiento penal, el único impulsor del procedimiento; y al respecto
dentro de las formas de extinción de la acción penal, el Código Penal vigente, en su ar­
tículo 78, inciso 3, establece que: ‘[...] la acción penal se extingue: [...] En los casos que
solo proceda la acción privada, esta se extingue además de las establecidas por el nume­
ral uno, por desistimiento y por transacción y, teniendo en cuenta, que ante esta Sala
Suprema la accionante se desiste de la acción penal incoada, debiendo entenderse que
el desistimiento es un acto voluntario de renuncia que importa la extinción de la acción
penal, la misma que se solemnizó al haber procedido a legalizar su firma ante el servidor
judicial competente, por lo que es de aplicación supletoria del artículo trescientos cua­
renta y tres del Código Procesal Civil; por tanto, y conforme a las normas antes glosa­
das: declararon extinguida la acción penal privada, por desistimiento de la querellante, en
el proceso seguido contra A.A.A.R, por delito contra el honor - difamación por medio de

501
A rt. 79 L ibro primero / Parte general

prensa; en su agravio y, por no emitidas: la resolución de fecha veinte de mayo del dos
mil cinco, que confirma la sentencia, de fecha veintiséis de noviembre del dos mil cua­
tro que dispone la reserva del fallo condenatorio a favor de A.A.A.R, por delito contra el
honor - difamación por medio de prensa, en agravio de J.M.F.P, por el período de prueba
de un año, quedando además sujeto al cumplimiento de reglas de conducta, y al pago de
veinte mil nuevos soles, por concepto de reparación civil, a favor de la querellante, con lo
demás que contiene [...]” (R. N. N°2183-2005-Lima, del 21/10/2005, f. j. 3, Sala Penal).

CORTES SUPERIORES
J 0652 E fectos de la prescripción : “En la prescripción el transcurso del tiempo extingue
la posibilidad de ejercer la acción penal (persecución procesal del hecho), pero además al
hacer desaparecer la necesidad de pena (fundamento material de prescripción), impide la
persecución de la misma, en caso de haberse ejercitado habría interrupción, prescribiendo
en todo caso cuando el tiempo transcurrido sobrepasa la mitad del plazo ordinario” (Exp.
N° 745-97-Arequipa, del 11/10/2000, Corte Superior de Justicia de Arequipa).

--------------------§ ---------------------

ARTÍCULO 79 Extinción de la acción penal por sentencia civil


Se extingue la acción penal si de la sentencia ejecutoriada dictada en la jurisdicción
civil, resulte que el hecho imputado como delito es lícito.
N ormas concordantes
C: art. 139 inc. 2); 623 inc. 3; L O P J : art. 10

gMg JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Extinción de la acción penal por la existencia de una sentencia
civil que declara lícito el hecho imputado / Fundamento de por qué una sentencia civil
que declara la licitud del comportamiento extingue la acción penal. CORTE SUPE­
RIOR: Fundamento de por qué una sentencia civil que declara la licitud del comporta­
miento extingue la acción penal.

CORTE SUPREMA
J 0653 E x tin ció n de la acción p e n a l p o r la ex isten cia d e una sen ten cia c iv il qu e
d eclara lícito e l hech o im pu tado: “Es causa de extinción de la acción penal la existen­
cia de sentencia civil ejecutoriada, exigiendo fundamentalmente que el hecho imputado
como delito sea lícito, esto es que exista identidad de objeto entre lo decidido en la sen­
tencia civil firme y el de la pretensión contenida en la sentencia penal” (R. N. N° 4677-
97-Junín, del 12/01/1998, Sala Penal).

502
E xtinción de la acción penal y de la pena A rt. 80

J 0654 F u n dam en to d e p o r qu é una sen ten cia civil que declara la licitu d del com ­
po rta m ien to extin gu e la acción p en al: “Constituye grave irregularidad que en el pro­
ceso penal se pretenda cuestionar asuntos que han sido materia del proceso civil y que
han pasado en autoridad de cosas juzgadas” (Ejecutoria Suprema del 26/09/1990, Exp.
N° 843-88-Lima).

CORTES SUPERIORES
J 0655 F u ndam ento de p o r qu é una sen ten cia civil que declara la licitu d del com ­
po rta m ien to extin gu e la acción penal: “Al existir una sentencia civil, que se pronun­
cia sobre los mismos hechos que se le atribuyen al inculpado, procede declarar extinta la
acción penal en virtud del principio nom bis in idem , prohíbe el perseguir múltiples veces
a una persona, a pesar de que la sentencia se haya pronunciado en una vía distinta a la
penal. Asimismo, debe tenerse en cuenta que ha de evitarse que existan dos sentencias
contradictorias” (Exp. N° 3908-97-Junín, del 10/07/1997, Primera Sala Penal de la Corte
Superior de Justicia de Junín).

ARTÍCULO 80 Plazos de prescripción de la acción penal(56)


La acción penal prescribe en un tiempo igual al máximo de la pena fijada por la ley
para el delito, si es privativa de libertad.
En caso de concurso real de delitos, las acciones prescriben separadamente en el
plazo señalado para cada uno.
En caso de concurso ideal de delitos, las acciones prescriben cuando haya transcu­
rrido un plazo igual al máximo correspondiente al delito más grave.
La prescripción no será mayor a veinte años. Tratándose de delitos sancionados con
pena de cadena perpetua se extingue la acción penal a los treinta años.
En los delitos que merezcan otras penas, la acción prescribe a los dos años.
En casos de delitos cometidos por funcionarios y servidores públicos contra el patri­
monio del Estado o de organismos sostenidos por este, o cometidos como integrante
de organizaciones criminales, el plazo de prescripción se duplica.

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 80.- La acción penal prescribe en un tiempo igual al máximo de la pena
fijada por la ley para el delito, si es privativa de libertad.
En caso de concurso real de delitos, las acciones prescriben separadamente en el
plazo señalado para cada uno.

(56) Sum illa y sexto párrafo vigentes conforme a la m odificación realizada por la prim era disposición com ­
plem entaria m odificatoria de la Ley N° 30077 del 20/08/2013.

503
A rt. 80 L ibro primero / Parte general

En caso de concurso ideal de delitos, las acciones prescriben cuando haya transcu­
rrido un plazo igual al máximo correspondiente al delito más grave.
En ningún caso, la prescripción será mayor a veinte años.
En los delitos que merezcan otras penas la acción prescribe a los tres años.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Prim era modificación: sexto párrafo incorporado por el artículo único de la Ley
N° 26314 del 28/05/1994.
A rtícu lo 80.-
(...)
E n caso d e delitos com etidos p o r fu n c io n a rio s y servidores p ú b lico s contra el p a tr i­
m onio d e l E sta d o o de organism os sosten idos p o r este, el p la zo d e p rescripción se
duplica.
Segunda modificación: artículo 2 de la Ley N° 26360 del 29/09/1994.
A rtícu lo 80.- La acción penal prescribe en un tiempo igual al máximo de la pena
fijada por la ley para el delito si es privativa de libertad.
En caso de concurso real de delitos las acciones prescriben separadamente en el
plazo señalado para cada uno.
En caso de concurso ideal de delitos las acciones prescriben cuando haya transcu­
rrido un plazo igual al máximo correspondiente al delito más grave.
La prescripción no será mayor a veinte años. Tratándose de delitos sancionados con
pena de cadena perpetua se extingue la acción penal a los treinta años.
En los delitos que merezcan otras penas la acción prescribe a los tres años.
En caso de delitos cometidos por funcionarios y servidores públicos contra el patri­
monio del Estado o de organismos sostenidos por este, el plazo de prescripción se
duplica.
Tercera modificación: artículo 4 de la Ley N° 28117 del 10/12/2003.
A rtícu lo 80.- La acción penal prescribe en un tiempo igual al máximo de la pena
fijada por la ley para el delito, si es privativa de libertad.
En caso de concurso real de delitos, las acciones prescriben separadamente en el
plazo señalado para cada uno.
En caso de concurso ideal de delitos, las acciones prescriben cuando haya transcu­
rrido un plazo igual al máximo correspondiente al delito más grave.
La prescripción no será mayor a veinte años. Tratándose de delitos sancionados con
pena de cadena perpetua se extingue la acción penal a los treinta años.
En los delitos que merezcan otras penas, la acción prescribe a los dos años.
En casos de delitos cometidos por fiincionarios y servidores públicos contra el patrimo­
nio del Estado o de organismos sostenidos por este, el plazo de prescripción se duplica.
Cuarta modificación: sexto párrafo modificado por la primera disposición com­
plementaria modificatoria de la Ley N° 30077 del 20/08/2013.
(Ver texto vigente)

504
E xtinción de la acción penal y de la pena A rt. 80

N ormas concordantes
C: arts. 41, 1 3 9 inc. 13); C d e P P ; arts. 5, 77; C P P 2004; art. 517 inc. 2 lit. c.

DOCTRINA

Sumario: Fundamento / Clases de prescripción en función del tiempo / La pena abstracta como
referencia del tiempo que dura el plazo de prescripción.

I) 1)278 Fundamento: MIR PUIG, S. (2002). Derecho Penal. Parte general. 6a edi­
ción. Barcelona: Reppertor. §30/24, p. 751. “El fundamento de la prescripción se halla
en parte vinculado a la falta de necesidad de la pena tras el transcurso de cierto tiempo
(fundamento material), y en parte a las dificultades de prueba que determina el transcurso
del tiempo (fundamento procesal). Este segundo aspecto solo afecta a la prescripción del
delito. En esta puede jugar también un papel la consideración de las expectativas que crea
en el sujeto la falta de persecución del hecho durante un determinado plazo”.

I) II27‘) Clases de prescripción en función del tiempo: BRAMONT ARIAS, L.


A. (2004). Derecho Penal peruano (Visión histórica). Parte general. Lima: Edicio­
nes Jurídicas Unifé, p. 510. “En cuanto al plazo, la prescripción puede ser ordinaria o
extraordinaria. Es ordinaria en cuanto se remite al límite máximo de la pena conminada
en la ley para el delito cometido. Es extraordinaria, cuando a consecuencia de las cau­
sales de interrupción previstas en los artículos 83 y 87 del CP, cuando se opera crono­
lógicamente el plazo, de conformidad con los últimos párrafos de los mencionados ar­
tículos 83 y 87 del CP. Por ejemplo, si la pena conminada para el delito de apropiación
ilícita (arts. 188) es de 4 años como máximo, lo que sería el límite del plazo de pres­
cripción ordinaria para dicho delito, la prescripción extraordinaria se cumpliría al trans­
currir un total de 6 años”.

D 0280 La pena abstracta como referencia del tiempo que dura el plazo de pres­
cripción: GRACIA MARTÍN, L. (1998). “Penas privativas de derechos”. En: GRACIA
MARTIN, L. (Coordinador). Lecciones de consecuencias jurídicas del delito. Valencia:
Tirant lo Blanch, p. 286. “El problema más importante para la apreciación de los efec­
tos extintivos de la prescripción del delito se produce cuando el plazo de prescripción
del delito está en función de la duración de la pena [...]. A este respecto, básicamente
se defienden en la doctrina dos posibles interpretaciones: Atender a las penas abstractas
señaladas en la correspondiente figura de delito. O atender a las penas concretas. Por ello,
parece que el único método para determinar sin titubeos el plazo de prescripción, una vez
conocida la calificación del delito, es atender únicamente a las penas abstractas señala­
das en la figura del delito”.

505
A rt. 80 L ibro primero / Parte general

djja JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Plazos de prescripción en delitos cometidos


en agravio del Estado / Plazo de prescripción en el caso de cómplices secundarios.
ACUERDO PLENARIO: Límite de la duración de la suspensión de la prescripción de
la acción penal derivado del principio de plazo razonable / Proscripción de la dupli­
cidad de los plazos de prescripción para los ex tra n e n s que intervienen en calidad de
partícipes en delitos cometidos por funcionarios públicos / Presupuestos normativos
de la duplicidad de los plazos de prescripción / Aplicación de la duplicidad del plazo
de prescripción en las faltas / Naturaleza y fundamento de la prescripción de la acción
penal / Prescripción de la acción penal en el delito masa / Operatividad de los pla­
zos ordinarios y extraordinarios de prescripción. EJECUTORIA SUPREMA VINCU­
LANTE: Suspensión del curso de la prescripción de la acción penal / Límite gene­
ral abstracto en el caso de la prescripción de la acción penal. CORTE SUPREMA:
Prescripción (noción y plazo) / Tiempo en el que prescribe la acción penal / Plazo de
la prescripción extraordinaria / Vigencia del principio de igualdad ante la ley en el
ámbito de la prescripción de la acción penal / Irretroactividad de la ley penal desfa­
vorable en el ámbito de la prescripción de la acción penal / Casos de aplicación de
la prescripción / Plazo de prescripción en el concurso ideal de delitos / En el caso de
delitos funcionales el plazo de prescripción será duplicado / Prescripción en delitos
cometidos por funcionarios públicos en agravio del Estado / Plazo de prescripción de
la acción penal en el delito de tráfico ilícito de drogas. CORTES SUPERIORES: Defi­
nición de prescripción de la acción penal.

TRIBUNAL CO N STITUCIONAL

J 0656 P la zo s d e p re sc rip c ió n en delitos com etid o s en agravio d el E sta d o : “F. J. 13.


El artículo 80 del Código Penal establece que la acción penal prescribe: ‘[E]n un tiempo
igual al máximo de la pena fijada por la ley para el delito, si fuera privativa de liber­
tad. En el caso de concurso real de delitos, las acciones prescriben independientemente.
En caso de concurso ideal de delitos, las acciones prescriben cuando haya transcurrido
un plazo igual al máximo correspondiente al delito más grave. En ningún caso, la pres­
cripción será mayor a veinte años. Tratándose de delitos con pena de cadena perpetua,
se extingue la acción penal a los treinta años’. F. J. 14. Se desprende, entonces, que el
Código Sustantivo, en el caso de la prescripción de la pena, prevé plazos más dilata­
dos y condiciones más severas. F. J. 15. Sin embargo, resulta importante resaltar que
hay hechos criminales que perjudican a la sociedad en su conjunto, afectando el mundo
social, político, económico y cultural de un país, y con ello nuestra democracia y al
Estado de Derecho. F. J . 16. Esta realidad ha acompañado nuestra historia como país,
pues estamos de manera permanente viviendo y sufriendo un conjunto de hechos de cri­
minalidad organizada en los que se afecta al patrimonio del Estado, que no es otro que
el patrimonio de todos los peruanos. En un país que vive en extrema pobreza, con millo­
nes de niños y adolescentes en situación de miseria, no es posible aceptar la impuni­
dad de la corrupción, porque el accionar del Estado no los alcanzó, o porque se recurre
a argucias legales para impedirlo. F. J. 17. Es por ello que la Norma Suprema establece

506
E xtinción de la acción penal y de la pena A rt. 80

que: ‘[e]l plazo de prescripción se duplica en caso de delitos cometidos contra el patri­
monio del Estado’. La redacción del texto constitucional no es clara; pareciera que se
refiere a todos los delitos cometidos en agravio del Estado, pero consideramos que no
es así, ya que, por el principio de legalidad y seguridad jurídica, debe entenderse tal
plazo de prescripción en el contexto de todo el artículo y, mejor aún, en el contexto de
todo el capítulo, que trata exclusivamente de los funcionarios y servidores públicos. F.
J. 18. Este Supremo Colegiado considera que duplicar el plazo de prescripción en todos
los delitos cometidos en agravio del Estado, sería atentar contra el principio de legali­
dad, de cuya interpretación pro homine se infiere que aplicarlo a todos los imputados a
los que se procese es extender in malam parte lo que pudiera afectar a este, cuando por
el contrario su aplicación debe ser in bonam parte. En consecuencia, dicha duplicidad
solo es aplicable en el caso de delitos cometidos contra el patrimonio del Estado o de or­
ganismos sometidos por este, de conformidad con el artículo 41, in fine, de la Constitu­
ción” (STC Exp. N° 1805-2005-HC/TC-Lima, caso: Máximo Humberto Cáceda Piede-
monte, del 29/04/2005, fifi jj. 13, 14, 15, 16, 17 y 18).

J 0657 P la zo de p re sc rip c ió n en e l caso de cóm plices secundarios: “F. J. 4. En este


orden de ideas, resulta lesivo a los principios de economía y celeridad procesal, vincu­
lados al derecho al debido proceso, que el representante del Ministerio Público, titular
de la acción penal, sostenga una imputación cuando esta se ha extinguido, o que for­
mule denuncia penal cuando la potestad persecutoria del Estado, por el transcurso del
tiempo, se encuentra extinguida, y que el órgano jurisdiccional abra instrucción o emita
sentencia condenatoria en tales supuestos. F. J . 5. El Código Penal reconoce la pres­
cripción como uno de los supuestos de extinción de la acción penal. Es decir, que me­
diante la prescripción se limita la potestad punitiva del Estado, dado que se extingue la
posibilidad de investigar un hecho criminal y, con ello, la responsabilidad del supuesto
autor o autores del mismo. F. J . 10. Respecto de lo alegado por los demandantes en el
sentido de que se habría cumplido el plazo prescriptorio para el delito por el cual fue­
ron condenados en calidad de cómplices secundarios, el cual sería menor que el estable­
cido para el autor, es preciso indicar que si bien, tal como consta a fojas 111 de autos,
los demandantes habrían sido condenados como cómplices secundarios del delito de
cohecho pasivo propio (art. 393 del CP) y a su vez el artículo 25 del Código Penal
señala que a los cómplices secundarios se les disminuirá prudencialmente la pena en la
medida en que su actividad no es indispensable para la consumación del delito, la pres­
cripción de la acción penal, entendida como supuesto de extinción de la acción penal,
se rige por los artículos 80 y 83 del Código Penal ya citado, fijándose que el plazo
de la prescripción en caso de delitos conminados con pena privativa de libertad será
igual al máximo de la pena establecida en la ley para el plazo ordinario y dicho plazo
más la mitad para el plazo extraordinario. F. J . 11. Sentado lo anterior, si bien la con­
dena a imponerse en un proceso penal puede ser variable en atención al grado de par­
ticipación del agente, el plazo de prescripción del delito se computa sobre la base del
plazo máximo legal establecido para el delito imputado, siendo este el único referente
válido” (STC Exp. N° 9291-2006-PHC/TC-Lima, caso: Juana Luisa Bocanegra, del
27/03/2007, fifi jj. 4, 5, 10 y 11).

507
A rt. 80 L ibro primero / Parte general

ACUERDO PLEN A RIO

J 0658 L ím ite de la duración de la su spen sión de la p rescrip ció n de la acción p e n a l


derivado d el p rin cip io d e p la zo razonable: “Es pertinente y oportuno establecer un límite
temporal para la duración de la suspensión de la prescripción de la acción penal, generada
por la formalización de la investigación preparatoria. Tal requerimiento fue también rei­
teradamente planteado en las ponencias sustentadas durante la audiencia pública prepara­
toria del I Pleno Jurisdiccional Extraordinario por lo que expresan una fundada demanda
de la comunidad nacional. Pero, además, ella guarda estricta coherencia con las exigen­
cias, límites y efectos que derivan del principio de plazo razonable para la realización de
la justicia. En ese contexto, pues, y atendiendo a los antecedentes de la suspensión de la
prescripción en nuestra legislación, cabe asimilar, para satisfacer tal expectativa social,
el mismo límite temporal que contenía el derogado artículo 122 del Código Penal del
1924. Esto es, en adelante debe entenderse que la suspensión de la prescripción en el caso
del artículo 339 inciso 1, no podrá prolongarse más allá de un tiempo acumulado equi­
valente al plazo ordinario de prescripción más una mitad de dicho plazo. Por lo demás
este mismo criterio se mantuvo en los proyectos de Código Penal de setiembre de 1984
(art. 96), de octubre de 1984 (art. 83), de agosto de 1985 (art. 89) y de abril de 1986 (art.
88) que precedieron al Código Penal de 1991 por lo que su razonabilidad es admisible”
(Acuerdo Plenario N° 3-2012/CJ-116 sobre “La necesidad de revaluar la suspensión de
la prescripción dispuesta en el artículo 339.1 del Código Procesal Penal 2004”, del
26/03/2012, f. j. 11,1 Pleno Jurisdiccional Extraordinario Penal).

J 0659 P roscripción de la d u p licid a d de lo s p la z o s d e p rescrip ció n p a r a los extra-


neus qu e in tervien en en ca lid a d de p a r tíc ip e s en d elito s com etidos p o r fu n c io n a rio s
p ú b lic o s: “F. J . 13. En base a las explicaciones anotadas y las normas generales sobre
accesoriedad de la participación, es preciso determinar si las reglas de la duplica de
los plazos de prescripción previstas en el artículo 80 del CP, y aplicables a los ‘Delitos
contra la Administración Pública cometidos por Funcionarios Públicos’ que afectan el
patrimonio del Estado, también alcanzan a los sujetos - extraneus- que no ostentan el
deber especial. F. J . 14. En el Acuerdo Plenario N° 1-2010/CJ-116, del 16 de noviem­
bre de 2010, se afirmó lo siguiente: ‘la dúplica de la prescripción obedece a una mayor
valoración por tratarse de un atentado contra el normal funcionamiento de la Adminis­
tración Pública, la seguridad de los bienes pertenecientes a la Administración Pública y
la inobservancia del deber de fidelidad del funcionario o servidor público hacia el patri­
monio público desde la perspectiva de las obligaciones del cargo o función que ejerce y
abusa [...] el ataque contra el patrimonio público es ejecutado por personas que integran
la Administración Pública a las que se le confió el patrimonio y se colocó al bien en una
posición de especial vulnerabilidad por estos sujetos. Esto implica un mayor desvalor
de la acción [...] y resultado derivado de la específica función de protección que tienen
esas personas respecto del patrimonio del Estado, de la lesión que proviene de la acción
desvalorada y de la mayor posibilidad que tienen para encubrir sus actividades ilícitas’.
F. J . 15. Ahora bien, el Código Penal al regular el término de prescripción de la acción
penal en el artículo 80 del CP, estipuló que se duplica el plazo de la prescripción para el
funcionario o servidor público que en el ejercicio de sus funciones realice una conducta
punible que atente contra el patrimonio del Estado o de organismos sostenidos por este.

508
E xtinción de la acción penal y de la pena A rt. 80

F. J . 16. De la lectura de estas dos proposiciones es evidente que la calidad de funciona­


rio o servidor público del autor ha sido prevista como una condición especial de deberes
que fundamenta la mayor extensión del término de la prescripción, por la distinta posi­
ción que estos ocupan en la sociedad y porque de ellos se espera una actitud de com­
promiso especial frente a la Administración Pública. Ello implica deberes de protec­
ción, ausencia de defraudación de la confianza pública depositada en él y compromiso
real con el ente estatal por la situación de mayor riesgo para el bien jurídico que tie­
nen por el poder que ostentan. En consecuencia, los que no detentan esas condiciones,
no infringen el deber jurídico especial que vincula al funcionario o servidor público
y, en ese sentido, no son merecedores de un mayor reproche penal en vinculación con
la extensión del plazo de la prescripción. Es ese contexto, el marco concretado para el
autor de un delito de infracción de deber, en términos de prescripción, no puede soste­
ner una mayor extensión de los mismos para el extraneus. F. J. 17. Desde esta perspec­
tiva y al amparo de los principios de proporcionalidad y razonabilidad, es necesario que
exista una diferenciación entre el intraneus y el extraneus derivada de la diferente con­
dición y ausencia del deber jurídico especial. Esta distinción entre intervenciones prin­
cipales y accesorias tiene el efecto de la escisión del término de la prescripción, pues
con ello se va a conseguir una justicia justa y un equilibrio punitivo en función a la
real magnitud de la participación del agente. Esta posición, asimismo, guarda absoluta
coherencia con la regulación prescrita en el artículo 88 del CP que estatuye: ‘La pres­
cripción corre, se suspende o se interrumpe separadamente para cada uno de los partí­
cipes del hecho punible’. F. J . 18. En suma, los extraneus se regirán por la pena corres­
pondiente al delito ejecutado por el autor -dentro de los comprendidos en el Capítulo
II, Titulo XVIII, del Libro Segundo del C P-, pero para los efectos del cómputo de la
prescripción no se les extenderá el término del plazo previsto para los autores, pues a
ellos no les alcanza la circunstancia agravante que solo correspondea al autor. F. J. 19.
Se estima que lo precedentemente desarrollado es la forma correcta de abordar la cues­
tión. No se puede desconocer que los partícipes que no ostentan los deberes especiales,
solo responden por el delito de infracción del deber en calidad de inductores o cómpli­
ces -sin que ello implique la ruptura del título de imputación, como ya se explicó-, en
tanto, no pueden realizar materialmente la conducta por un defecto esencial a nivel de
imputación como autor. En tal virtud, el extraneus no infringe ningún deber jurídico
especial que se corresponda con el bien jurídico que es objeto de tutela penal. El prin­
cipio de proporcionalidad demanda que esa diferencia se justifique en un trato distinto
de los plazos de prescripción de la acción penal” (Acuerdo Plenario N ° 2-2011/CJ-116
sobre “Alcances de la prescripción en delitos funcionariales”, del 06/12/2011, ff. jj.
13, 14, 15, 16, 17, 18 y 19, VII Pleno Jurisdiccional de las Salas Penales Permanente
y Transitoria).

J 0660 P roscripción de la duplicidad de los p la zo s de prescripción p a r a los extraneus


qu e intervienen en calidad de pa rtícip es en delitos com etidos p o r fu n cio n a rio s p ú b li­
cos: “F. J. 6. En el Acuerdo Plenario N° 1-2010/CJ-116, del 16 de noviembre de 2010,
se afirmó que la prescripción es el límite temporal que tiene el Estado para ejercer su
poder penal por un delito incriminado y se explicó de manera extensa la aplicación del
último párrafo del artículo 80 del Código Penal: la dúplica de la prescripción en el caso

509
A rt. 80 L ibro primero / Parte general

de ‘Delitos contra la Administración Pública cometidos por Funcionarios Públicos’ con­


tenida en el Capítulo II, Título XVIII, del Libro Segundo del mismo cuerpo legal. F. J. 7.
No obstante, la participación de los extraneus en esta clase de delitos plantea interesan­
tes problemas en tomo al cómputo del plazo de la prescripción. Surge pues como tema
de debate la cuestión relativa a la aplicación de la dúplica de los plazos de prescripción
también para el extraneus. La trascendencia de este asunto resulta evidente, por lo que se
hace necesario determinar si la prescripción varía en relación a su duración, según se trate
propiamente del autor ( intraneus) o, en su caso, del partícipe: inductor o cómplice (extra­
neus), o si hay que aplicar el mismo plazo a todos los responsables del hecho, con inde­
pendencia del título que le corresponda por su actuación. En este contexto, bien podría
suceder que los primeros —autores—no alcancen la prescripción, pero sí los segundos ‘—
partícipes-’” (Acuerdo Plenario N ° 2-2011/CJ-ll6 sobre “Alcances de ¡aprescripción en
delito funcionariales ”, del 06/12/2011, ff. jj. 6 y 7, VIIPleno Jurisdiccional de las Salas
Penales Permanente y Transitoria).

J 0661 P resu pu estos norm ativos de la d u plicidad de los p la zo s de prescripción : “F. J.


12. El legislador incrementó el plazo de prescripción -duplicó- en el último párrafo del
artículo ochenta del Código Penal y destacó la mayor gravedad cuando el delito es come­
tido por un funcionario o servidor público contra el patrimonio del Estado, ello en con­
cordancia con el último párrafo del artículo 41 de la Constitución Política del Perú - ‘el
plazo de prescripción se duplica en caso de delitos cometidos contra el patrimonio del
Estado por funcionarios y servidores públicos’- . La ley consideró que tenía que recono­
cerse un mayor reproche, traducido en el plazo de la prescripción, por tratarse de un aten­
tado contra el normal funcionamiento de la Administración Pública, la seguridad de los
bienes pertenecientes a la Administración Pública y la inobservancia del deber de fideli­
dad del funcionario o servidor público hacia el patrimonio público desde la perspectiva
de las obligaciones del cargo o función que ejerce y abusa. En tal sentido, el ataque contra
el patrimonio público es ejecutado por personas que integran la Administración Pública a
las que se le confió el patrimonio y se colocó al bien en una posición de especial vulnera­
bilidad por aquellos. Esto implica un mayor desvalor de la acción -como conducta peli­
grosa para los bienes jurídicos- complementado con el desvalor de resultado derivado de
la específica función de protección que tienen esas personas respecto del patrimonio del
Estado, de la lesión que proviene de la acción desvalorada y de la mayor posibilidad que
tienen para encubrir sus actividades ilícitas. F. J . 13. Por tanto, se incrementó el plazo de
prescripción para obtener una variante en cuanto a la acción persecutoria o ejecución de
la pena y dar a estos casos concretos una regla especial con la finalidad de otorgar al orga­
nismo encargado de la persecución del delito un mayor tiempo para que pueda perseguir
el hecho punible y establecer una mayor dificultad para que el delito no quede impune.
F. J. 14. Es necesario complementar esta circunstancia prevista en la norma para limitar
su aplicación sobre determinadas situaciones concretas e interpretar el sentido de la Ley
desde la perspectiva de su coherencia con el ordenamiento jurídico y el contexto en que
se utilizó -método lógico-sistemático- Así, debe entenderse que la opción normativa, de
carácter especial, descrita en el último párrafo del artículo 80 del Código Penal se orienta
al Capítulo II, Título XVIII, del Libro Segundo del mismo cuerpo legal, ‘Delitos contra la
Administración Pública cometidos por Funcionarios Públicos’, atendiendo a dos aspectos

510
E xtinción de la acción penal y de la pena A rt. 80

concretos: A) En este Capítulo se regulan los delitos cometidos por funcionarios y servi­
dores públicos; B) Dicho Capítulo protege además el patrimonio público vulnerado por
esos sujetos especiales, que es lo que exige la norma sustantiva de acuerdo a la interpre­
tación con la norma constitucional prevista en el artículo cuarenta y uno de la Constitu­
ción que contiene como mandato concreto que el plazo de prescripción se duplica en caso
de delitos cometidos contra el patrimonio del Estado por funcionarios y servidores públi­
cos. Es de resaltar que no todos los delitos comprendidos allí tienen contenido patrimo­
nial, por lo que en cada tipo legal se tiene que analizar si se cumple con el presupuesto
establecido para prolongar el plazo de prescripción en función a la afectación de los bie­
nes jurídicos tutelados vinculados directamente con el patrimonio público o solo afectan
el correcto funcionamiento de la Administración Pública propiamente dicha, vulnerando
el ejercicio de funciones y servicios públicos bajo pautas de corrección y sometimiento
a la legalidad, la observancia de los deberes del cargo como empleo, regularidad y de­
senvolvimiento normal de tal ejercicio, el prestigio y dignidad de la función, la imparcia­
lidad en el desenvolvimiento decisional, y otros, desvinculados totahnente de la afecta­
ción del patrimonio del Estado como tal y excluidos. F. J . 15. Si el fundamento esencial
de la duplicidad de la prescripción es la lesión efectiva del patrimonio del Estado reali­
zada por los funcionarios o servidores públicos, es necesario que exista una vinculación
directa entre estos. Tal fundamento exige el concurso de tres presupuestos concretos: A)
Que exista una relación funcionarial entre el agente infractor especial del delito -funcio­
nario o servidor público- y el patrimonio del Estado; B) El vínculo del funcionario o ser­
vidor público con el patrimonio del Estado implica que este ejerza o pueda ejercer actos
de administración, percepción o custodia sobre bienes públicos; C) Puede servir como
fuente de atribución de dicha posición y faculta funcionarial una orden administrativa y,
por tanto, es posible que a través de una disposición verbal se pueda también transferir o
delegar total o parcialmente el ejercicio de funciones concretas de administración, per­
cepción o custodia sobre bienes públicos al funcionario o servidor que originalmente por
su nivel y facultades específicas no poseía. F. J. 16. Una interpretación distinta sería irra­
zonable y vaciaría de contenido la gravedad de la conducta de los funcionarios y servido­
res públicos respecto del patrimonio del Estado y asimilaría el hecho a delitos comunes
sin ninguna diferenciación que le otorgue sentido a la disposición legal. F. J. 17. Debe
destacarse que los bienes sobre los cuales puede recaer la acción material pueden ser del
Estado, parcialmente del Estado o de propiedad privada. A) En cuanto a la primera moda­
lidad, se trata de bienes íntegramente del Estado. B) La segunda modalidad se refiere a
bienes de Sociedades de economía mixta donde el Estado tiene parte por estar integrado
con capital proveniente tanto del sector público como del sector privado y se comparte
la propiedad de los bienes. Este tipo de Régimen Económico está reconocido en los ar­
tículos 40 y 60 de la Constitución Política del Perú y en el artículo 2 del Decreto Legis­
lativo número 674, del 27 de setiembre de 1991, que contiene las normas sobre la pro­
moción de la inversión privada en las empresas del Estado. C) La tercera modalidad se
refiere a bienes de propiedad privada que se encuentren en posesión directa del Estado,
que ejerce la administración temporal para fines institucionales o de servicio a través de
un acto jurídico legalmente válido. F. J . 18. El patrimonio del Estado, parcialmente del
Estado o privado está constituido por bienes muebles o inmuebles con valor económico,
como los caudales y efectos, lo que se traduce en la presencia de un perjuicio patrimonial

511
A rt. 80 L ibro primero / Parte general

real y efectivo en la entidad estatal” (Acuerdo Plenario N ° 1-2010/CJ-116 sobre “Pres­


cripción: problemas actuales", del 16/11/2010, ff. jj. 12, 13, 14, 15, 16, 17y 18, VIPleno
Jurisdiccional de las Salas Penales Permanente y Transitorias).

J 0662 A p lica ció n de la d u p lic id a d d e l p la z o de p re sc rip c ió n en las fa lta s: “F. J. 19.


El Libro Tercero del Código Penal está dedicado a las faltas. Esta clase de infraccio­
nes penales no incluye en su penalidad conminada penas privativas de libertad. Ellas
son sancionadas solo con penas principales de multa o de prestación de servicios a la
comunidad. En lo que respecta al plazo ordinario de la prescripción de la acción penal
y de la pena en las faltas, el inciso 5 del artículo 440 señala de manera específica en un
año. Además, dicha disposición consigna también que ‘la acción penal y la pena pres­
criben en caso de reincidencia a los dos años’. F. J . 20. Sin embargo, el citado artículo
no ha precisado cuáles son las reglas especiales sobre los plazos extraordinarios de
prescripción de la acción penal ni sobre los presupuestos que identifican la reinciden­
cia en las faltas. Por consiguiente, dado que el mismo numeral 440 ab initio establece
que: ‘Son aplicables a las faltas las disposiciones contenidas en el Libro Primero [...]’,
es pertinente delinear los alcances de esa regulación supletoria para tales casos. F. J.
21. Al respecto cabe asumir, sin mayor contradicción ni implicancias normativas, que
para efectos de definir los plazos de la prescripción extraordinaria en las faltas deberá
de observarse lo dispuesto en el artículo 83 in fine. Esto es, incrementar en una mitad el
plazo ordinario. Por tanto, en las faltas la prescripción extraordinaria de la acción penal
opera al cumplirse un año y seis meses de cometida la infracción. F. J. 22. Ahora bien,
el artículo 440, inciso 5, señala también que en caso de reincidencia el plazo ordinario
de prescripción de la acción penal y de la pena para las faltas es de dos años, por lo que
en tales supuestos el plazo extraordinario será de tres años. No obstante, dicho artículo
no identifica en su contenido los presupuestos y requisitos que posibilitan la configura­
ción de la reincidencia en las faltas. Es en el artículo 46 B del Código Penal en donde
luego de regular los requerimientos legales para la reincidencia en los delitos dolo­
sos, se alude, con escasa claridad, a la reincidencia en faltas en los términos siguientes:
‘Igual condición tiene quien haya sido condenado por la comisión de faltas dolosas’.
Corresponde, pues, sobre la base de las disposiciones legales mencionadas desarrollar
fórmulas de interpretación que las hagan compatibles y funcionales. Para tales efectos
se adoptan los siguientes criterios: A) La reincidencia en faltas se produce cuando quien
habiendo sido condenado como autor o partícipe de esta clase de infracción penal, incu­
rre luego de que la condena adquiere firmeza en la comisión de una nueva falta. Se
trata, pues, de una modalidad de reincidencia ficta que no exige que se haya cumplido
en todo o en parte la pena impuesta. B) La reincidencia en faltas determina modifica­
ciones en la pena conminada para la nueva falta cometida. En tal sentido, el máximo de
pena originalmente establecido por la ley se convertirá en mínimo y se configurará un
nuevo límite máximo que será equivalente a la mitad por encima del máximo original.
C) Para que se configure la reincidencia la nueva falta debe ser cometida en un plazo
no mayor a dos años de quedar firme la condena anterior. De esa manera la reinciden­
cia será compatible con los plazos ordinarios de prescripción de la acción penal y de la
pena estipulados en la segunda parte del inciso 5 del artículo 440” (Acuerdo Plenario

512
E xtinción de la acción penal y de la pena A rt. 80

N° 1-2010/CJ-116sobre “Prescripción:problemas actuales”, del 16/11/2010, ff. jj. 19,


20, 21 y 22, VI Pleno Jurisdiccional de las Salas Penales Permanente y Transitorias).

J 0663 Naturaleza y fundamento de la prescripción de la acción penal: “El CP reco­


noce la prescripción como uno de los supuestos de extinción de la acción penal. La pre­
sencia de la prescripción en el ordenamiento jurídico solamente puede explicarse de
manera satisfactoria si se tiene en cuenta la función del Derecho Penal, es decir, aque­
llas razones que explican la creación y el mantenimiento a lo largo del tiempo del sis­
tema de normas y sanciones penales del Estado [...]. Mediante la prescripción de la
acción penal se limita la potestad punitiva del Estado, dado que se extingue la posibi­
lidad de investigar un hecho criminal y, con él, la responsabilidad del supuesto autor o
autores. Su justificación no se encuentra en la imposibilidad de generar determinados
efectos futuros castigando hechos pretéritos, como pretenden los planteamientos basa­
dos en la función de la pena, sino por la falta de lesividad de tales hechos: los aconte­
cimientos que ya forman parte del pasado no ponen en peligro el modelo social vigente
y, por tanto, carecen de contenido lesivo que justifique su sanción. [...].Como es sabido,
la regulación de la prescripción de la acción penal está vinculada a la política criminal
que adopta el Estado a través del órgano competente -e l Congreso o en su caso el Poder
Ejecutivo vía facultades delegadas por aquel- conforme a sus potestades. El legislador
a la hora de regular la prescripción de los delitos escogió ciertos parámetros objetivos
como el tipo de pena y el extremo mayor de la sanción, todo con el fin de procurar, de
acuerdo a las características propias de cada delito, un normal desarrollo de la prosecu­
ción de la acción penal y del proceso en caso llegue a ejercerse. En nuestra legislación
se ha optado que para efectos de la prescripción de la acción penal se ha de tomar en
cuenta la pena abstracta fijada para el delito. Dicho factor, en términos de legitimación,
servirá de parámetro para conciliar los intereses del Estado en la persecución del delito
y los derechos del ciudadano frente a su poder punitivo. Así entendido, no hay un dere­
cho a la prescripción, sino más bien el derecho a la seguridad jurídica, a la legalidad, a
la tutela jurisdiccional y a la igualdad -como consecuencia de la regulación de la pres­
cripción-, principios que no resultan lesionados por el Estado en tanto los plazos esta­
blecidos para la denuncia, investigación y juzgamiento de los delitos establecidos por
el legislador sean razonables y estén definidos y limitados por la ley. Desde el punto de
vista material la prescripción importa la derogación del poder penal del Estado por el
transcurso del tiempo, en consecuencia, dicho instrumento jurídico es el realizador del
derecho fundamental a la definición del proceso penal en un plazo razonable, confir­
mando el vínculo que tiene este instituto con el Estado de Derecho. Por tanto, la inter­
pretación de la prescripción siempre partirá de criterios de favorabilidad [...]” (Acuerdo
Plenario N° 8-2008/CJ-116 sobre “La prescripción de la acción penal en el art. 46-A
y art. 49 del C P ”, del 13/11/2009, f. j. 10, VPleno Jurisdiccional de las Salas Penales
Permanente y Transitorias).

J 0664 Prescripción de la acción penal en el delito masa: “Situación distinta se pre­


senta en el caso de la denominada agravante por pluralidad de personas perjudicadas por
el delito continuado -delito masa-, porque si bien se la cataloga como una circunstancia
agravante específica del delito continuado, debe tenerse en cuenta que por la forma como

513
A rt. 80 L ibro primero / Parte general

ha sido regulada en el artículo 49 del CP, constituye ya un delito en sí -delito masa-. Por
consiguiente, en su regulación se ha creado un nuevo marco penal abstracto -la pena
correspondiente al delito más grave más el incremento de un tercio de la máxima prevista
para dicho delito-, por lo que para determinar la prescripción de la acción penal en esta
clase de delitos debe tomarse como base dicho marco punitivo abstracto” (Acuerdo Ple-
nario N° 8-2008/CJ-ll 6 sobre “La prescripción de la acción penal en el art. 46-A y art.
49 del CP ”, del 13/11/2009, f. j. 13, VPleno Jurisdiccional de las Salas Penales Perma­
nente y Transitorias).

J 0665 Operatividad de los plazos ordinarios y extraordinarios de prescripción: F. J.


6. El Código Penal distingue de manera sistemática y funcional dos clases de plazos para
la prescripción de la acción penal. Es así que, en el artículo 80 regula lo concerniente
al plazo ordinario y en el artículo 83 in fine se hace referencia al plazo extraordinario.
F. J. 7. Con relación al plazo extraordinario, la norma antes mencionada precisa que
este se vence cuando ‘el tiempo transcurrido sobrepasa en una mitad el plazo ordina­
rio de prescripción’. Cabe señalar que para ambos tipos de plazos de prescripción el
cómputo se inicia observando las reglas que se definen en el artículo 82 del Código
Penal. F. J. 8. Ahora bien, tratándose de delitos sancionados con pena privativa de
libertad temporal, el plazo ordinario de prescripción corresponde al máximo de la pena
conminada en la ley para el delito cometido. Sin embargo, existiendo en el artículo 29 o
en diferentes delitos tipificados en la Parte Especial del Código Penal y en leyes pena­
les complementarias la posibilidad legal de que la pena privativa de libertad temporal
conminada pueda alcanzar un máximo de 35 años, el artículo 80 del referido Código
incluye en su párrafo cuarto un límite cuantitativo excepcional para la prescripción
ordinaria en tales casos. Lo mismo ocurre cuando la pena conminada privativa de liber­
tad es la de cadena perpetua. F. J. 9. Al respecto, el legislador ha precisado en dicho
párrafo que el plazo ordinario de prescripción para delitos sancionados con pena pri­
vativa de libertad temporal siempre será de veinte años y en hechos punibles reprimi­
dos con pena de cadena perpetua de treinta años. No obstante, es de destacar que tales
límites excepcionales solo operan en relación al plazo ordinario de prescripción de la
acción penal; no afectan en nada, ni menos excluyen la operatividad de las reglas que
regulan el cómputo del plazo extraordinario de prescripción de la acción penal, y que se
precisan en el párrafo final del artículo 83 del Código Penal. F. J. 10. En consecuencia,
cuando se trate de delitos cuya pena conminada privativa de libertad tiene un máximo
legal superior a veinte años, el plazo ordinario de prescripción de la acción penal será
de veinte años. En tales supuestos el plazo extraordinario de prescripción de la acción
penal será de treinta años. Y, cuando la pena que reprime el delito sea la de cadena per­
petua, el plazo ordinario de prescripción de la acción penal será de treinta años. Para
estos delitos el plazo extraordinario de prescripción de la acción penal será de cuarenta
y cinco años” (Acuerdo Plenario N° 9-2007-CJ-116 sobre “Los plazos de prescripción
de la acción penal para delitos sancionados con pena privativa de libertad según los
artículos 8 0 y 83 del C P”, del 16/11/2007, ff. jj. 6, 7, 8, 9 y 10, IIIPleno Jurisdiccional
de las Salas Penales Permanente y Transitorias).

514
E xtinción de la acción penal y de la pena A rt. 80

E JE C U T O R IA SUPREM A VINCULANTE

J 0666 Suspensión del curso de la prescripción de la acción penal: “En tal sentido,
habiéndose establecido que es un delito permanente, corresponde la aplicación del inciso
4, del artículo 82 del Código Penal, el cual establece que el momento a partir del cual
empieza a computarse el plazo para la prescripción de la acción penal, es ‘a partir del
día en que se cesó la permanencia’, y como quiera que el procesado en su condición
de representante legal de la empresa minera recién con fecha siete de enero de dos mil
once, obtuvo la aprobación del Plan de Cierre Pasivos Ambientales de acuerdo al artículo
treinta de la Ley N° 28711 -L ey General del Ambiente-, dichos planes de tratamiento de
pasivos ambientales están dirigidos a remediar los impactos ambientales originados por
uno o varios proyectos de inversión o actividades, pasado o presente, por lo que la acción
delictiva (omisión) se ha mantenido en el tiempo de manera permanente, cesando recién
el siete de enero de dos mil once; momento a partir del cual debe computarse el plazo
prescriptorio; debiendo tenerse presente lo preceptuado por el artículo 80 del Código
Penal [...], que señala: ‘la acción penal prescribe en un tiempo igual al máximo de la pena
fijada por la ley para el delito, si es pena privativa de libertad’, por lo tanto el plazo ordi­
nario de prescripción de la acción penal es de tres años, sin embargo, al haberse forma­
lizado la investigación [...] se suspende el curso de la prescripción de la acción penal, el
cual no puede prolongarse más allá de un tiempo acumulado equivalente al plazo ordina­
rio más una mitad de dicho plazo -tal como lo establece el Acuerdo Plenario N° 3-2012/
CJ-116-; por lo que, en todo caso vence indefectible a los cuatro años y seis meses,
esto es el día siete de julio del año dos mil quince; en consecuencia, debe revocarse la
resolución impugnada, debiendo declararse infundada la excepción de prescripción de la
acción penal” (Casación N ° 383-2012-L a Libertad, del 15/10/2013, f. j . 4.10, Sala P enal
Permanente).

J 0667 Límite general abstracto en el caso de la prescripción de la acción penal: “F. J.


3. Que, ahora bien, el artículo 173 del Código Penal prevé la penalidad que corresponde
aplicar al autor de un delito de violación de menores y establece distintas escalas penales
que toman en cuenta para su mayor o menor gravedad la edad concreta del sujeto pasivo
al momento de la comisión del delito; que en su texto original el artículo 173 del Código
Penal conminaba en sus tres incisos penas de diferente duración, según el grupo etario
que se señalaba en cada uno de ellos; sin embargo, solo consignaba el mínimo de la pena
legal y omitía toda referencia expresa a su límite máximo; que, no obstante ello, tal opción
legislativa -por una ineludible aplicación del principio de proporcionalidad de las penas
y de coherencia y autolimitación interna entre las circunstancias agravantes legalmente
incorporadas—no autoriza a concluir que el extremo superior de penalidad legal no existe
y que, por ello, deba acudirse al límite general abstracto de la pena privativa de libertad;
que, por el contrario, y -como se ha expuesto precedentemente-por estrictas razones sis­
temáticas entre las aludidas circunstancias definitivas en cada inciso del tipo legal, este
debe corresponder al mínimo legal previsto para el grupo etario precedente; que, por con­
siguiente, para el inciso tercero el máximo de la pena aplicable era el mínimo señalado
en el inciso segundo y para el inciso segundo el máximo legal de la pena conminada sería

515
A rt. 80 L ibro primero / Parte general

el genérico que establecía el hoy suprimido artículo 29 del Código Penal, también en su
texto original, para la pena privativa de libertad y que era de veinticinco años. F. J. 4.
Que, en la redacción actual del artículo 173 del Código Penal, que fuera introducida por
la Ley N° 28704, del cinco de abril de dos mil seis, así como en las modificaciones esta­
blecidas por las leyes números 26293, 27472, 27507 y 28251, sí se consignó para cada
inciso un límite mínimo y máximo de pena conminada; que con relación a la agravante
especial que describe el párrafo final del texto vigente del artículo 173 del Código Penal,
la pena aplicable a los casos de los incisos 2 y 3 es de cadena perpetua; que, no obstante
ello, en la redacción precedente que introdujo la Ley N° 28251, del ocho de junio de dos
mil cuatro, para dicho supuesto agravado la pena privativa de libertad señalaba solamente
un mínimo de treinta años, por lo que para los supuestos contenidos en los inicios antes
mencionados el máximo de pena privativa de libertad aplicable era de 30 años, por lo que
para los supuestos contenidos en los incisos antes mencionados el máximo de pena priva­
tiva de libertad aplicable era de treinta y cinco años, pues el inciso uno consignaba como
pena exclusiva la de cadena perpetua” (R. N. N° 2860-2006-Ancash, del 25/06/2007, ff. jj.
3 y 4, Sala Penal Permanente).

CORTE SUPREMA
J 0668 P rescripción (noción y p la zo ): “F. J . 1. Que, la excepción de prescripción es un
medio técnico de defensa, por el cual se libera al encausado de ser objeto de persecución
penal por parte del Estado, debido al transcurso del tiempo establecido por ley, en efecto,
el artículo cinco del Código de Procedimientos Penales señala que: ‘la excepción de pres­
cripción podrá deducirse cuando por el transcurso del tiempo, conforme a los plazos seña­
lados por el Código Penal, se extingue la acción penal [...] las excepciones pueden dedu­
cirse en cualquier estado del proceso y pueden ser resueltas de oficio por el juez F.
J . 2. Que, para efecto de resolver lo que es materia de pronunciamiento debe tenerse en
cuenta lo siguiente: i) Que, el Código Penal de mil novecientos noventa y uno, regula en
su Título Quinto, la extinción de la acción penal y de la pena, estableciendo el artículo
ochenta, que ‘la acción penal prescribe en un tiempo igual al máximo de la pena fijada
por la ley para el delito, si es privativa de libertad’, (plazo ordinario), e indicándose en su
último párrafo, que solo será aplicable la dúplica del plazo de prescripción ‘en casos de
delitos cometidos por funcionarios y servidores públicos contra el patrimonio del Estado
o de organismos sostenidos por este’; mientras que el artículo ochenta y uno establece
que: ‘Los plazos de prescripción se reducen a la mitad cuando el agente tenía menos de
veintiún o más de sesenta y cinco años al tiempo de la comisión del hecho punible’. De
igual forma, el artículo ochenta y tres, establece que en caso de interrupción de la pres­
cripción de la acción penal, esta prescribe en todo caso, ‘cuando el tiempo transcurrido
sobrepasa en una mitad al plazo ordinario de prescripción’ (plazo extraordinario); mien­
tras que el artículo ochenta y cuatro del referido texto legal, regula la figura de la suspen­
sión de la prescripción de la acción penal, estableciendo que: ‘Si el comienzo o la con­
tinuación del proceso penal depende de cualquier cuestión que deba resolverse en otro
procedimiento, se considera en suspenso la prescripción hasta que aquel quede concluido
[...]’” (A. V. N° 27-2003-Lima, del 22/03/2011, ff.jj. 1 y 2, Sala Penal Especial).

516
E xtinción de la acción penal y de la pena A rt. 80

J 0669 Tiempo en el que prescribe la acción penal: “El artículo 80 del Código Penal
vigente establece que la acción penal prescribe en un tiempo igual al máximo de la pena
fijada por la ley para el delito si es privativa de la libertad, agregando en el último párrafo
que cuando el delito es cometido por funcionarios o servidores públicos contra el patri­
monio del Estado o de organismos sostenidos por este, el plazo de prescripción se duplica.
En tal sentido, teniendo en cuenta los tres años que establecía el artículo 389 del Código
Penal -antes de su modificatoria por Ley N° 27151- plazo que se duplica, y aplicando el
último parágrafo del artículo 83 del citado Código sustantivo, se requiere de nueve años
desde la realización del evento delictivo para que opere la prescripción, plazo que a la
fecha aún no ha prescrito” (Ejecutoria Suprema del 15/10/2004, R. N. N° 398-2004-Lima.
En: ÁVALOSRODRÍGUEZ, C. y ROBLESBRICEÑO, M. (2005). “Modernas tendencias
dogmáticas en la jurisprudencia penal de la Corte Suprema En: Diálogo con la Juris­
prudencia. Gaceta Jurídica, Lima,p. 203).

J 0670 Plazo de la prescripción extraordinaria: “La responsabilidad penal del citado


acusado por delito de peculado es a título de culpa, tipificando los hechos en el tercer
párrafo del artículo 387 del Código Penal, al haber permitido el cobro de un cheque por
3,000 nuevos soles, por la adquisición de 60 buzos, sustentados en una factura falsa. Si
bien los hechos ocurrieron en agosto de 1998 y el citado ilícito establece una sanción no
mayor de 2 años de pena privativa de libertad o con prestación de servicios comunita­
rios de 20 a 40 jomadas, también es verdad que a la época de la ejecución de los mis­
mos, el acusado tenía la calidad de funcionario público; por tanto por imperio del ar­
tículo 41 parte in fine de la Constitución Política del Estado concordante con el artículo
80 del Código Penal, los plazos de prescripción se duplican, no verificándose aún que la
acción liberadora del tiempo haya transcurrido” (Ejecutoria Suprema del 10/06/04, R. N.
N° 1158-2003-Tacna. En: ÁVALOS RODRÍGUEZ, C. y ROBLES BRICEÑO, M. (2005).
“Modernas tendencias dogmáticas en lajurisprudencia penal de la Corte Suprema”. En:
Diálogo con la Jurisprudencia. Gaceta Jurídica, Lima, p. 204).

J 0671 Plazo de la prescripción extraordinaria: “Se incrimina a los procesados haberse


valido de su condición de funcionarios para patrocinar intereses particulares ante la Admi­
nistración Pública, en el presente caso la municipalidad, conducta que se encuentra tipi­
ficada en el artículo 385 del Código Penal y sancionada con pena privativa de libertad no
mayor de 2 años; por lo que, de conformidad con los artículos 80 y 83 del mismo cuerpo
legal, la prescripción extraordinaria opera a los tres años de ocurrido el hecho, tiempo que
ha transcurrido en exceso en el presente caso, no resultando aplicable la dúplica del plazo
de prescripción establecido en el último párrafo del citado artículo 80, por cuanto no se
ha afectado el patrimonio del Estado, conforme se desprende del peritaje contable obrante
en autos” (Ejecutoria Suprema del 22/03/2002, R. N. N° 3580-2002-Lima. En: URQUIZO
OLAECHEA J. (Asesor); CASTILLO ALVA J. L. (Director) y SALAZAR SÁNCHEZ, N.
(Coordinador) (2005). Jurisprudencia penal. Jurista, Lima, p. 638).

J 0672 Vigencia del principio de igualdad ante la ley en el ámbito de la prescripción


de la acción penal: “En cuanto al delito contra la función jurisdiccional, imputado al
encausado, es de relevarse que los hechos datan del mes de diciembre de mil novecientos

517
A rt . 80 L ibro primero / Parte general

noventitrés, y estando a la pena conminada para el indicado delito, a la fecha a transcu­


rrido el plazo necesario para extinguir la acción penal por prescripción, imposibilitando
de esta manera el ius puniendi estatal, por lo que resulta pertinente dar aplicación de ofi­
cio; que, asimismo, bajo el criterio ‘aparti rationi’, es decir, el principio constitucional de
igualdad ante la ley la prescripción de la acción penal favorece a todos los que se hallan
en igualdad de condición procesal, con excepción de renuncia expresa” (Exp. N° 157-99-
Lima, Primera Sala Penal Transitoria.).

J 0673 Irretroactividad de la ley pen al desfavorable en el ámbito de la prescripción


de la acción penal: “El artículo 80 del Código Penal, antes de su modificación por la
Ley N° 26360 del 29 de setiembre de 1994, no preveía la duplicación del plazo de pres­
cripción, en caso de delitos cometidos por funcionarios y servidores públicos contra el
patrimonio del Estado, por lo que resulta de aplicación el texto original del artículo 80 del
Código sustantivo, por el principio de favorabilidad de la ley penal, por cuanto en la fecha
en que ocurrieron los hechos no se había producido la modificación de este artículo” (Eje­
cutoria Suprema del 17/07/2003, R. N. N° 2083-2002-Hitancavelica. En: ROJAS VAR­
GAS, F. (2005). Jurisprudencia penal comen tada. Tomo II. Lima: Idemsa, p. 165).

J 0674 Casos de aplicación de la prescripción: “[...] Que, el artículo 5 del Código de


Procedimientos Penales establece la excepción de prescripción como un medio técnico de
defensa del procesado que puede ser deducido en cualquier estado del proceso e incluso
resuelto de oficio por el juez, cuando por el transcurso del tiempo, conforme a los plazos
señalados por el Código Penal, se extingue la acción o la pena, la cual de ser declarada
fundada, acarreará que se dé por fenecido el proceso y se mande archivar definitivamente
la causa; debiendo identificarse a la prescripción como ‘[...] la extinción de toda posibi­
lidad de valorar jurídico-penalmente los hechos, de atribuir responsabilidad criminal por
los mismos, debido al trascurso de un tiempo determinado Que, el Título Quinto de
la Parte General del Código Penal de 1991 regula la extinción de la acción penal y de la
pena, estableciendo en su artículo 80 que: ‘la acción penal prescribe en un tiempo igual al
máximo de la pena fijada por la ley para el delito, si es privativa de la libertad’ (plazo ordi­
nario) e identificándose en su último párrafo, que solo será aplicable la dupla del plazo de
prescripción ‘en casos de delitos cometidos por funcionarios y servidores públicos contra
el patrimonio del Estado o de organismos sostenidos por este’; asimismo, el artículo 83
precisa que en caso de interrupción de la prescripción de la acción penal, esta prescribe
en todo caso, ‘cuando el tiempo sobrepasa en una mitad al plazo ordinario de prescrip­
ción’ (plazo extraordinario); mientras que el artículo 84 precisa ‘si el comienzo o la conti­
nuación del proceso penal depende de cualquier cuestión que deba resolverse en otro pro­
cedimiento, se considera en suspenso la prescripción hasta que aquel quede concluido’”
(Exp. 42-2003-Lima, del 20/12/2011, f. j. 5, Sala Penal Especial).

J 0675 Plazo de prescripción en el concurso ideal de delitos: “Respecto a la solicitud


de prescripción de la acción penal por el delito de apología del terrorismo —actualmente
prevista y tipificada en el artículo 316 del Código Penal- es de advertir que a los mencio­
nados acusados, también se les imputa el delito de terrorismo en la modalidad de cola­
boración con este tipo de organizaciones, afiliación e instigación, tipos penales que se

518
E xtinción de la acción penal y de la pena A r t . 80

encuentran tipificados en el artículo 4 incisos b, c, d, f, y en los artículos 5 y 6 del Decreto


Ley N° 25475, conforme se advierte de la denuncia fiscal, auto apertorio de instrucción
y acusación fiscal; norma esta última que fija una penalidad mínima de 20 años; en con­
secuencia existiendo un concurso ideal de delitos, las acciones prescriben cuando haya
transcurrido un plazo igual al máximo correspondiente al delito más grave, en todo caso
cuando haya transcurrido en una mitad el plazo ordinario de prescripción” (Ejecutoria
Suprema del 17/11/2003, R. N. N° 170-2003-Lima. En: CASTILLO ALVA, J. L. (2006).
Jurisprudencia penal. Sentencias de la Corte Suprema de Justicia de la República. Tomo
II. Grijley, Lima, p. 557).

J 0676 Plazo de prescripción en el concurso ideal de delitos: “En cuanto al delito de


patrocinio indebido es de tener en cuenta que en el presente caso existe un concurso
ideal de delitos, por lo que las acciones prescriben cuando hayan transcurrido un plazo
igual al máximo correspondiente al delito más grave, de conformidad con los artículos
80 y 83 del Código Penal; que siendo más graves los delitos de enriquecimiento inde­
bido y de falsificación de documentos, la acción penal no ha prescrito” (Ejecutoria
Suprema del 05/08/2004, R. N. N° 544-2004-Santa. En: ÁVALOS RODRÍGUEZ, C. y
ROBLES BRICEÑO, M. (2005). “Modernas tendencias dogmáticas en la jurispruden­
cia penal de la Corte Suprema ”. En: Diálogo con la Jurisprudencia. Gaceta Jurídica,
Lima, p. 201).

J 0677 En el caso de delitos funcionales el plazo de prescripción será duplicado:


“Que, ahora bien, lo sostenido por el recurrente resulta atendible, pues en el caso de
autos se advierte que el encausado Q.Q en virtud del Convenio Foncodes -N úcleo Eje­
cutor del Proyecto ‘Irrigación Sector Antaymarca’ [...] que suscribió como presidente
del Núcleo Ejecutor, tenía a su cargo la administración y custodia, durante la ejecución
del proyecto, de los fondos provenientes del Foncodes - Estado; que, por tanto, para
establecer el plazo de prescripción extraordinario resulta aplicable además de los dis­
puesto en el primer párrafo del artículo ochenta y el artículo ochenta y tres del Código
Penal, lo dispuesto en el último párrafo del citado artículo ochenta de la norma sustan­
tiva penal, donde se dispone que ‘[...] En caso de delito cometidos por funcionarios y
servidores públicos contra el patrimonio del Estado o de organismos sostenidos por
este, el plazo de prescripción se duplica pues al encausado se le imputa un delito
funcional, al haber atentado contra el patrimonio del Estado, en consecuencia, el plazo
prescriptorio sería de veinticuatro años” (R. N. N° 4393-2009-Puno, del 29/10/2010, f.
j. 5, Sala Penal Permanente).

J 0678 Prescripción en delitos cometidos por funcionarios públicos en agravio del


Estado: F. J. 8. Resulta del análisis del caso concreto que los hechos materia de impu­
tación, de acuerdo a la acusación fiscal [...], acontecieron en el año dos mil tres atri­
buyéndole al encausado el delito de malversación de fondos. Tal como se analizó, en
líneas arriba, no corresponde la aplicación de la duplicación del plazo de prescripción al
delito de malversación de fondos en tanto no supone un daño al patrimonio del Estado,
sino que el carácter disvalioso de la conducta proveniente de la afectación al correcto
funcionamiento de la Administración Pública. En consecuencia el plazo de prescripción

519
Art. 80 L ibro primero / Parte general

ordinaria del delito imputado es igual al máximo de pena prevista en su marco penal abs­
tracto, esto es cuatro años. A esos cuatro años de plazo ordinario se le deben añadir los
dos años que se suman al activarse el plazo extraordinario de prescripción por la inte­
rrupción del plazo debido a la acción del Ministerio Público y de las autoridades judi­
ciales. De este modo se entiende que el delito por el que se le procesa a Rider Padilla
Sinahuara prescribe a los seis años desde la fecha de su comisión. F. J. 9. Se aprecia
[...] que la Contraloría detecta los hechos que configurarían el ilícito penal de malver­
sación de fondos en el ejercicio anual del año 2003. Es menester precisar que conforme
al informe de la Contraloría General de la República, si bien se ha detectado una asig­
nación presupuestal para obras distintas a las que debería ser destinado esos fondos, ‘la
municipalidad se ha resistido pese a reiterados requerimientos a entregar la Ejecución
Presupuestal del 2003’. Sin embargo, en todos los casos, a la fecha en que se redacta
la presente ejecutoria, el plazo de prescripción extraordinaria de seis años que aplica a
la presente causa por el delito de malversación de fondos, ya se ha cumplido al haber
transcurrido más de diez años. F. J . 10. En atención a lo expuesto, los hechos impu­
tados que datan del año dos mil tres, ya no son pasibles de persecución penal en tanto
ha operado la prescripción contenida en el artículo 80 del Código Penal tomando impo­
sible dar cabida a la pretensión punitiva del Estado en tanto hasta ahora no se ha con­
seguido sentencia firme” (R. N. N ° 3366-2013-San Martín, del 03/09/2014, ff. jj. 8, 9 y
10, Sala Penal Permanente).

J 0679 Plazo de prescripción de la acción pen al en el delito de tráfico ilícito de drogas:


“El delito de tráfico ilícito de drogas se perpetró el 9 de junio de 1988, bajo el imperio
del artículo 55 inciso uno del Decreto Ley N° 22095, modificado por el Decreto Legis­
lativo N° 122; que el artículo 119 del Código Penal de 1924, modificado por el Decreto
Legislativo N° 121, estableció que si el delito estaba conminado con pena de penitenciaría
como el de tráfico ilícito de drogas, el plazo de prescripción era de 10 años, al que debía
aumentársele una mitad por tratarse de delitos en agravio del Estado, que siendo así, al
amparo de dicha normativa, el delito de tráfico ilícito de drogas prescribe, en su término
ordinario a los 15 años, al que debe aumentarse una mitad, en virtud del plazo extraordi­
nario o absoluto, como consecuencia de la interrupción del mismo por los actos del pro­
ceso penal, tal como fue regulado por el artículo 121 in fine del Código Penal anterior.
Que, no obstante ello, el plazo adicional por tratarse de un delito en agravio del Estado no
resulta de aplicación en el presente caso porque la nueva legislación penal solo la contem­
pla cuando se trata de servidores o funcionarios públicos en agravio del patrimonio del
Estado y, por lo demás, tal previsión recién se incorporó mediante Ley N° 26360, del 29
de setiembre de 1994; que siendo así el, plazo de prescripción ya operó” (Ejecutoria Su­
prema del 19/07/2004, R. N. N ° 2954-2003-Ayacucho. En: PÉREZ ARROYO, M. (2006).
La evolución de la jurisprudencia penal en el Perú (2001-2005).Tomo I. luris Consulti -
San Marcos, Lima, p. 706).

CORTES SUPERIORES
:J 0680 Definición de prescripción de la acción penal: “La prescripción es una de las for­
mas de extinción de la acción penal reconocida por nuestro Código Penal, reconociéndose

520
E xtinción de la acción penal y de la pena A rt. 81

a nivel doctrinario que la prescripción del delito o de la falta consiste en la extinción de


toda posibilidad de valorar jurídico-penalmente los hechos y de atribuir responsabilidad
por los mismos, debido al transcurso que viene computado desde el momento de la comi­
sión de la infracción punible” (Sentencia de la Sala Penal de Apelaciones para Proce­
sos Sumarios con Reos Libres de la Corte Superior de Justicia de Lima del 16/03/1998.
Exp. N° 4537-97-Lima. En: ROJAS VARGAS, F. (1999). Jurisprudencia penal patrimo­
nial. Grijley, Lima, p. 364).

ARTICULO 81 R educción de los plazos de prescripción


Los plazos de prescripción se reducen a la mitad cuando el agente tenía menos de
veintiún o más de sesenticinco años al tiempo de la comisión del hecho punible.
N ormas concordantes
CP: arts. 22, 80

DOCTRINA

Sumario: Comprobación de la capacidad restringida.

I) 02,SI Comprobación de la capacidad restringida: BRAMONT ARIAS, L. A.


(2004). Derecho Penal peruano (Visión histórica). Parte general. Lima: Ediciones Jurí­
dicas Unifé, p. 511. “Con relación a la prueba de minoridad para los efectos de reducción
del plazo de prescripción, es predominante el parecer que debe acreditarse con los docu­
mentos pertinentes: partida de nacimiento, libreta militar, libreta electoral, documento
nacional de identidad. Parte de la doctrina opina que es suficiente cualquier prueba y que
la prueba documental es dispensable, cuando la edad declarada por el reo fue aceptada,
sin observación, en el curso del proceso”.

fctftg JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Reducción del plazo de prescripción por tratarse de


una persona menor de veintiún años / Reducción del plazo de prescripción extraordina­
rio por la edad del procesado. CORTE SUPREMA: Disminución a la mitad del plazo
prescriptorio de la acción penal / Requisitos de la reducción de los plazos de prescrip­
ción a la mitad / Disminución del plazo de prescripción de la acción penal por la edad
del agente en el caso especial de la comisión del delito de tráfico ilícito de drogas.

- 521
A rt. 81 L ibro primero / Parte general

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
;J 0681 Reducción del plazo de prescripción por tratarse de una persona menor de
veintiún años: “F. J . 12. Contra el accionante se sigue un proceso penal por delito de robo
agravado, el cual está contemplado en el artículo 189 del Código Penal y ha sufrido varias
modificaciones. En efecto, el Código Penal, al momento de la comisión del acto delictivo
imputado, preveía una pena privativa de libertad no menor de tres años ni mayor de ocho
años, de lo que se infiere que el plazo de prescripción, en el presente caso, tratándose de
que el accionante aún no había cumplido los 21 años de edad y de conformidad con lo
establecido en el artículo 81 del Código Penal, se reduce a la mitad. F. J. 13. En virtud de
este argumento y puesto que ni el juzgado ni la sala solicitaron información al Reniec con
relación al año de nacimiento del actor, este Colegiado solicitó por medio de resolución
[...] tal información. En respuesta a esta solicitud, el Reniec remitió la información, corro­
borándose del estudio de dicha información, corriente en el cuadernillo constitucional,
de fojas 10 a 11, que al momento de la comisión del delito, el actor contaba 19 años y 2
meses de edad. F. J . 14. En consecuencia, le corresponde la aplicación del beneficio esta­
blecido en el artículo 81 del Código Penal, que prescribe que, de tratarse de una persona
menor de 21 años, el plazo de prescripción para el delito de robo agravado se reduce a la
mitad, resultando que, a los seis años de transcurrida la acción, esta prescribió el 15 de
setiembre de 1999” (STCExp. N° 4118-2004-Piura, caso: Luis Alberto Velásquez Angulo,
del 06/06/2005, ff. jj. 12, 13 y 14).

J 0682 Reducción del plazo de prescripción extraordinario por la edad del procesado:
“Tomando en cuenta la fecha de nacimiento que, según consta en la partida correspon­
diente [...], es el 19 de febrero de 1932, al momento de la comisión del delito (que según
lo dilucidado por las instancias penales se seguiría cometiendo en tanto se siga haciendo
uso del mismo en el proceso civil de otorgamiento de escritura pública), el accionante
tenía más de 65 años de edad, por lo que el plazo prescriptorio deberá ser reducido a la
mitad. Así, el plazo de prescripción extraordinaria de seis años deberá ser rebajado a tres.
Sin embargo, en tanto el proceso civil seguía su curso, habiéndose emitido sentencia de
segunda instancia con fecha 6 de diciembre de 2000, contra la cual se interpuso recurso de
casación, al momento en que se dictó la resolución de fecha 25 de setiembre de 2003, me­
diante la cual la Corte Suprema de Justicia declara no haber nulidad de la sentencia con­
denatoria, no había transcurrido aún el plazo de 3 años previsto para la prescripción de la
acción penal” (STC Exp. N° 1297-2006-PHC/TC-Lima, caso: Javier Iparraguirre Sagás-
tegui, del 12/03/2007,/. j. 11).

CORTE SUPREMA
J 0683 Disminución a la mitad del plazo prescriptorio de la acción penal: “F. J. 6.
Que, en tal sentido, el artículo 80 del Código Sustantivo establece que cuando se trata
de delitos sancionados con pena privativa de libertad, la acción penal prescribe cuando
transcurre un término igual al máximo de la pena fijada por ley para el delito objeto del
proceso penal, plazo al que debe agregarse una mitad en armonía con el artículo 83 del
acotado Código -plazo de prescripción extraordinario-; que, en el presente caso, la pena
E xtinción de la acción penal y de la pena A rt. 81

privativa de la libertad máxima, prevista para el delito materia de proceso -falsificación


de documento público-, es de diez años, término al que debe agregarse el plazo extraor­
dinario ya referido, con lo que el plazo total de prescripción de la acción pena resultaría
ser de quince años. F. J. 7. Que, empero, se debe considerar que los imputados E.R.V y
E.C de R al momento que ocurrieron los hechos contaban con 82 y 76 años de edad como
puede verificarse de las fichas del Registro Nacional de Identificación y Estado Civil [...]
esto es, tenían más de sesenta y cinco años, siendo pasible del beneficio de la reducción
del plazo por responsabilidad restringida previsto en el artículo 81 del Código Penal, esto
es, se debe disminuir a la mitad del plazo de prescripción de la acción penal, por con­
siguiente el nuevo plazo sería de siete años y seis meses” (R. N. N° 88-2012-Junín, del
24/01/2013, ff. jj. 6 y 7, Sala Penal Permanente).

J 0684 Requisitos de la reducción de los plazos de prescripción a la mitad: “El término


de prescripción de la acción penal se reduce a la mitad cuando el inífactor es mayor
de sesenticinco años por considerarlo de responsabilidad restringida; conforme a lo dis­
puesto por el artículo 81 del Código Penal [...] El plazo de prescripción de la acción
penal se reduce a la mitad en el caso que el inculpado se encuentre en un supuesto de
imputabilidad restringida [...] El plazo de prescripción se reduce a la mitad tratándose
de agentes que al momento de los hechos contaban con menos de veinte y uno o más de
sesenta y cinco años de edad [...] El término de prescripción de la acción penal se reduce a
la mitad cuando el infractor es mayor de sesenta y cinco años por considerarlo de respon­
sabilidad restringida; conforme a lo dispuesto por el artículo 81 del Código Penal” (Exp.
N ° 5490-97-Lima, del 12/01/1998. En: CARO CORIA, D. (2002). Código Penal. Gaceta
Jurídica, Lima, pp. 243-245).

J 0685 Disminución del plazo de prescripción de la acción penal por la edad del
agente en el caso especial de la comisión del delito de tráfico ilícito de drogas: “F. J. 3.
Que, es de precisar que la encausada al momento de la comisión del delito imputado con­
taba con veinte años de edad, según es de verse de la partida de nacimiento [...]; que en
estos casos, el artículo 81 del Código Penal establece que los plazos de prescripción se
reducen a la mitad; que es cierto que tratándose de un delito de tráfico ilícito de drogas no
puede reducirse prudencialmente la pena al imputado mayor de dieciocho años y menor
de veintiuno años de edad; tal como lo establece el artículo 22 del Código Penal, modifi­
cado por la Ley N° 27024; que, sin embargo, esa exclusión, por su propia naturaleza res­
trictiva, solo puede aplicarse llegado el momento de la individualización judicialmente
de la pena, por lo que es ajena a su ámbito de aplicación la determinación del plazo de
prescripción reglado por una norma jurídica distinta -artículo ochenta y uno del Código
Penal- que no ha incorporado dicha exclusión; que a ello se agrega en el presente caso
que el vigente delito de lavado de activos vulnera un bien jurídico distinto del delito de
tráfico ilícito de drogas y, por ende, aun cuando en el sub judice el delito previo es uno de
tráfico ilícito de drogas, el delito perpetrado objeto de esta causa en estricto sentido no lo
es” (R. N. N° 162-2004-Huánuco, del 21/09/2004, f. j. 3, Sala Penal Permanente).

----------------- § -------------------

523
A rt. 82 L ibro primero / Parte general

ARTÍCULO 82 Inicio de los plazos de prescripción


Los plazos de prescripción de la acción penal comienzan:
1. En la tentativa, desde el día en que cesó la actividad delictuosa;
2. En el delito instantáneo, a partir del día en que se consumó;
3. En el delito continuado, desde el día en que terminó la actividad delictuosa; y,
4. En el delito permanente, a partir del día en que cesó la permanencia.
N ormas concordantes
C P: arts. 16, 49, 80; C d e P P : art. 5; C C: art. 1993

DOCTRINA

Sumario: Diferencias entre prescripción ordinaria y prescripción extraordinaria / Factores que se


toman en cuenta para determinar el inicio del cómputo de la prescripción.

I) 0282 Diferencias entre prescripción ordinaria y prescripción extraordinaria:


RO Y FR EY R E, L. (1998). Causales de extinción de la acción penal y de la pena. Lima:
Grijley, pp. 59-60. “Excepción restrictiva es aquella que pone un límite al plazo máximo
de prescripción ordinario cuando el delito sancionado con pena privativa de libertad
excede los 20 años. Excepción ampliatoria: surgida a raíz de la incorporación en nuestra
Constitución del artículo 41, último párrafo, que duplica el plazo ordinario de prescrip­
ción de la acción penal cuando el autor perpetra un delito en el desempeño de su función
o servicio público, lesionando el patrimonio del Estado o de cualquier ente dependiente
de este. En efecto, la Ley N° 26360, que modifica el artículo 80 del Código Penal, cam­
bió el texto primitivo cuando aludía que ‘en ningún caso’ la prescripción será mayor de
20 años”.

I) 1)283 Factores que se toman en cuenta para determinar el inicio del cómputo de
la prescripción: BRAMONT ARIAS, L. A. (2004). Derecho Penal peruano (Visión his­
tórica). Parte general. Lima: Ediciones Jurídicas Unifé, p. 512. “Con relación al inicio
de la prescripción de la acción penal, el Código toma en cuenta el momento consumativo
del delito y el modo de ejecución del delito. La regla general es que el plazo de prescrip­
ción de la acción penal debe comenzar a contarse a partir del momento en que el agente
consume su delito”.

glgg JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Momento para el cómputo del plazo de prescrip­


ción de la acción penal / Cómputo del plazo de prescripción para delitos instantáneos y
otros delitos. CORTE SUPREMA: Cálculo del plazo de prescripción en los delitos de
carácter permanente / Inicio del plazo de prescripción en los delitos instantáneos con
efectos permanentes / Inicio del plazo de prescripción en los delitos instantáneos. COR­
TES SUPRERIORES: Inicio del plazo de prescripción en los delitos permanentes.

524
E xtinción de la acción penal y de la pena A rt. 82

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
J 0686 Momento para el cómputo del plazo de prescripción de la acción penal: “F. J.
10. Conforme a lo expuesto, la prescripción de la acción penal tiene relevancia constitu­
cional, toda vez que se encuentra vinculada con el contenido esencial del derecho al plazo
razonable del proceso, el cual forma parte del derecho fundamental al debido proceso. Es
por ello que muchas de las demandas de hábeas corpus en las que se ha alegado prescrip­
ción de la acción penal han merecido pronunciamiento de fondo por parte de este Tribu­
nal (Cfr. STC. Exp. N° 2506-2005-PHC/TC; Exp. N° 4900-2006-PHC/TC; Exp. N° 2466-
2006-PHC/TC; Exp. N° 331-2007-PHC/TC). F. J. 11. Sin embargo, es preciso indicar
que no obstante la relevancia constitucional de la prescripción de la acción penal, el
cálculo de dicho lapso requiere, en algunas ocasiones, una dilucidación de aspectos que
no corresponde a la justicia constitucional. En efecto, conforme al artículo 82 del Código
Penal el cómputo del plazo de prescripción se cuenta desde la fecha en que se consumó
el delito (para el delito instantáneo) o desde el momento en que cesó la actividad delic­
tuosa (en los demás casos). Como es de verse, la determinación de la prescripción de la
acción penal requerirá previamente dilucidar la fecha en la que cesó la actividad delictiva
o el momento de la consumación, lo que es competencia de la justicia ordinaria. F. J. 12.
En caso de que la justicia penal hubiera determinado todos estos elementos que permiten
el cómputo del plazo de prescripción, podrá cuestionarse ante la justicia constitucional
la prosecución de un proceso penal a pesar de que hubiera prescrito la acción penal. En
caso contrario, la pretensión deberá ser rechazada. Así, este Tribunal Constitucional en
la sentencia recaída en el Exp. N° 5890-2006-PHC/TC, no obstante la relevancia cons­
titucional que ostenta la prescripción de la acción penal no pudo estimar la pretensión
incoada, toda vez que la justicia ordinaria no había establecido la fecha de consumación
del ilícito, aspecto crucial para determinar el plazo de prescripción de la acción penal y
que no puede ser dilucidado por la justicia constitucional” (STC Exp. N° 0616-2008-HC/
TC-Lima, caso: Isidro Taya Berrocal, del 8/09/2008, ff. jj. 10, 11, 12).

J 0687 Cómputo del plazo de prescripción para delitos instantáneos y otros delitos:
“[...] Es preciso indicar que no obstante la relevancia constitucional de la prescripción
de la acción penal, el cálculo de dicho lapso requiere, en algunas ocasiones, la dilucida­
ción de aspectos que no corresponde determinar a la justicia constitucional. En efecto,
conforme al artículo 82 del Código Penal el cómputo del plazo de prescripción se cuenta
desde la fecha en que se consumó el delito (para el delito instantáneo) o desde el momento
en que cesó la actividad delictuosa (en los demás casos). Como es de verse, la determi­
nación de la prescripción de la acción penal requerirá previamente dilucidar la fecha en
la que cesó la actividad delictiva o el momento de la consumación, lo que es competen­
cia de la justicia ordinaria” (STC Exp. N° 2203-2008-PHC/TC-Lima, caso: Víctor Javier
Solis Mejíasy otro, del 12/09/2008, f. j. 7).

CORTE SUPREMA
J 0688 Cálculo del plazo de prescripción en los delitos de carácter permanente: “F.
J . 6. Delito permanente: El delito es de carácter permanente cuando la acción antijurí­
dica y su efecto necesario para la consumación del hecho delictivo pueden mantenerse sin
A rt. 82 L ibro primero / Parte general

intervalo por la voluntad del agente, de tal manera que cada momento de su duración debe
reputarse como una prórroga del estado de consumación. Es así que la prolongación de la
actividad antijurídica y su efecto consiguiente, cuyas posibilidades dilatorias dependen de
la acción indicada por el verbo principal empleado por el tipo penal, viene a determinar
en realidad el tiempo que dura la consumación. La finalización de este dinamismo prorro­
gado puede producirse ya sea por la decisión del agente o por causas extrañas a su volun­
tad como sería, por ejemplo, la intervención de la autoridad policial, dicho esto, la aso­
ciación ilícita para delinquir materia de autos es un delito permanente como así también
lo reconocen la resolución de vista y la defensa de los encausados en los recursos de su
propósito. F. J . 7. Inicio del plazo de prescripción: Que, el artículo ochenta y dos del
Código Penal establece textualmente ‘Que los plazos de prescripción de la acción penal
comienzan: inciso primero.- En la tentativa, desde el día en que cesó la actividad delic­
tuosa; inciso segundo.- En el delito instantáneo, a partir del día en que se consumó; inciso
tercero.- En el delito continuado, desde el día en que terminó la actividad delictuosa; e,
inciso cuarto.- En el delito permanente, a partir del día en que cesó la permanencia’. En
consecuencia, estando a que estos hechos corresponden en el caso del delito de asocia­
ción ilícita para delinquir a uno permanente y en el de encubrimiento personal a uno con­
tinuado, por lo que ya se ha determinado literalmente cuándo se inicia la prescripción para
cada delito, por lo tanto siendo a motivo de consulta el hecho de si los delitos antes refe­
ridos han prescrito, no nos corresponde entrar en detalle al fondo del asunto; si no solo
señalar que dicha actividad permanente, se ha dado hasta después de la detención del pro­
cesado Z.T [...]. F. J . 8. Prescripción de la acción penal: Estando a lo antes expuesto y
como se ha determinado en la parte pertinente del presente caso, toda vez que el delito
de encubrimiento personal ha quedado subsumido al de asociación ilícita para delinquir,
que además se trata de un delito de carácter permanente, en el que los actos de finaliza­
ción de este dinamismo prorrogado pueden producirse, ya sea por decisión del agente o
por causas extrañas a su voluntad, como sería por ejemplo, la intervención de la autori­
dad policial; y teniendo en cuenta que en la asociación de personas debe entenderse para
su finalización, la disgregación o disociación de esta; siendo esto así, una vez efectuada,
la disolución o disgregación definitiva, cesa el comportamiento delictivo de sus integran­
tes, en consecuencia para efectos de la prescripción de la acción penal debe determinarse
dicha situación de hecho, la que según nuestro ordenamiento jurídico penal compete a la
Policial Nacional, con la detención de las personas en flagrante delito o mandato judicial.
[...]” (R. N. N° 3944-2004-Lima, del 27/05/2005, ff. jj. 6, 7y 8, Sala Penal).

J 0689 Inicio del plazo de prescripción en los delitos instantáneos con efectos per­
manentes: “El delito de usurpación es de carácter instantáneo con efectos permanentes,
por lo que el término de prescripción de la acción penal se computa a partir de la fecha
de comisión del ilícito penal. En aplicación del principio de combinación de leyes pre­
ceptuado en el artículo sexto del Código Penal vigente y la garantía de la administra­
ción de justicia contemplada en el inciso undécimo del artículo ciento treintinueve de
la Constitución Política del Estado respecto a la aplicación de lo más favorable al reo,
el término de prescripción aplicable al caso es al que se refieren los artículos ochenta
y ochentitrés del Código Penal vigente” (Ejecutoria Suprema del 09/12/1994, Exp.
N° 3218-93-Lambayeque).

526
E xtinción de la acción penal y de la pena A rt. 83

J 0690 Inicio del plazo de prescripción en los delitos instantáneos: “En los delitos ins­
tantáneos como es el delito de estafa, que además es un delito de resultado material, el
plazo de prescripción de la acción penal comienza a partir del día en que se consumó; en
este caso el delito de estafa se entiende consumado cuando el sujeto pasivo al ser indu­
cido o mantenido en error por el sujeto pasivo, realiza el acto de disposición patrimonial
que provoca el daño en el patrimonio, esto es, se consuma con el perjuicio a partir del
cual el desvalor del resultado adquiere su plenitud” (Ejecutoria Suprema del 14/09/2004,
R. N. N° 3344-2003-Ayacucho. En: Jurisprudencia penal (2005). Tomo II. Normas Lega­
les, Trujillo, p. 113).

J 0691 Inicio del plazo de prescripción en los delitos instantáneos: “Conforme a la


doctrina, se denomina delito de comisión permanente a aquel en el cual el estado de antiju­
ridicidad no cesa y persiste por actos posteriores del agente; en el caso de autos los delitos
tipificados en los artículos 168 y 368 del Código Penal son de consumación instantánea,
por lo que el plazo de prescripción correspondiente debe contabilizarse desde el día en
que ambos se cometieron” (Ejecutoria Suprema del 20/05/1996, Exp. N° 332-95-Lima).

CORTES SUPERIORES
J 0692 Inicio del plazo de prescripción en los delitos permanentes: “El delito de omi­
sión de asistencia familiar es un delito permanente, por lo que el plazo de prescripción
que le corresponde debe contabilizarse conforme a lo dispuesto en el inciso 4 del artículo
82 del Código Penal, es decir, desde que cesó la permanencia” (Sala Penal de Apelacio­
nes para Procesos Sumarios con Reos Libres de la Corte Superior de Justicia de Lima.
Exp. N° 1202-98-Lima).

Interrupción de la prescripción de la acción penal


La prescripción de la acción se interrumpe por las actuaciones del Ministerio
Público o de las autoridades judiciales, quedando sin efecto el tiempo transcurrido.
Después de la interrupción comienza a correr un nuevo plazo de prescripción, a par­
tir del día siguiente de la última diligencia.
Se interrumpe igualmente la prescripción de la acción por la comisión de un nuevo
delito doloso.
Sin embargo, la acción penal prescribe, en todo caso, cuando el tiempo transcurrido
sobrepasa en una mitad al plazo ordinario de prescripción.
N ormas concordantes
CP: arts. 78, 80, 82, 84; C d e P P : arts. 1, 72, 77; C P P 2 0 0 4 : art. 4 5 0 inc. 9; L O M P : arts.
12, 95; C C: arts. 1995, 1996, 1998
A rt. 83 L ibro primero / Parte general

DOCTRINA

Sumario: Diferencias entre interrupción y suspensión de la prescripción / Elementos con los que
se vinculan la interrupción y la suspensión de la prescripción / Significado e importan­
cia / Interrupción de la prescripción por la comisión de un nuevo delito doloso.

I) 02X4 Diferencias entre interrupción y suspensión de la prescripción: BRAMONT


ARIAS, L. A. (2004). Derecho Penal peruano (Visión histórica). Parte general. Lima:
Ediciones Jurídicas Unifé, p. 513. “La prescripción de la acción penal puede interrumpirse
y suspenderse; la de la pena puede interrumpirse, pero no admite suspensión. La interrup­
ción hace perder todo el tiempo corrido a favor del delincuente y comienzan a prescri­
bir nuevamente, a partir de la misma fecha, la acción penal por el delito anterior y por el
nuevo. En cambio, la suspensión consiste solamente en un intervalo que no se computa;
cesada la causa de la suspensión, se cuenta el tiempo anterior a ella, si lo hubo, y sigue
corriendo el término originario”.

I) 02X5 Elementos con los que se vinculan la interrupción y la suspensión de la


prescripción: ROY FR EY R E, L. (1998). Causales de extinción de la acción penal y de
la pena. Lima: Grijley, p. 77. “Es indispensable poner un límite razonable a la noción de
este tipo de ‘actuaciones’. Por tanto, estas serán aquellas actividades que se vinculen de
manera directa con la promoción de la acción penal, con la satisfacción de su deber de
soportar la carga de la prueba y, por último, con la acusación”.

I) 02X6 Significado e importancia: BINDER, ALBERTO M. (1993). Justicia penal y


Estado de Derecho. Buenos Aires: Ad Hoc, p. 133. “Ningún otro acto de procedimiento
puede configurar una superación del término del plazo establecido como límite al poder
penal o al Estado, porque es obvio que ningún acto delimitado (el Estado) puede ampliar
el límite que se le ha impuesto, ya que ello iría en contra de la idea misma de límite y,
mucho más aún, de su fundamento político. Una garantía prevista para proteger a las
personas no puede ser dejada de lado por la morosidad judicial que, independientemente
del órgano que la realice, es actividad estatal, y en esos casos, además, actividad estatal
deficiente”.

I) «2X7 Interrupción de la prescripción por la comisión de un nuevo delito doloso:


PEÑA CABRERA, R. (1999). Tratado de Derecho Penal. Estudio programático de la
Parte General. 3a edición. Lima: Grijley, p. 677. “La comisión de un nuevo delito doloso.
Este debe ocurrir antes o después de iniciarse el proceso judicial por el primer hecho
sancionable, advirtiéndose que la interrupción se produce con la comisión de la infrac­
ción castigable y se exige una sentencia firme. De cara al concurso real de delitos, obvia­
mente las acciones prescriben separadamente, sin embargo, las actuaciones del Ministe­
rio Público y del Poder Judicial incidirán de manera análoga, salvo que el mismo delito
doloso sea ignorado, o constituya el contenido de un proceso aparte”.

528 -
E xtinción de la acción penal y de la pena A rt. 83

f «U JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Interrupción del plazo de prescripción de la acción


penal. EJECUTORIA SUPREMA VINCULANTE: Actuaciones del Ministerio Público
que interrumpen el plazo de prescripción de la acción penal. CORTE SUPREMA: El
plazo extraordinario opera cuando se ha interrumpido el plazo de prescripción de la
acción penal / Plazo de la prescripción extraordinaria / Interrupción de la prescripción
de la acción penal en delitos de negociación incompatible. CORTES SUPRERIORES:
Plazo de la prescripción extraordinaria cuando existe interrupción.

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

J 0693 Interrupción del plazo de prescripción de la acción penal: “F. J. 5. [...] exis­
ten causas establecidas en la ley que tienen por efecto interrumpir o suspender el plazo
de prescripción de la acción penal. La interrupción y la suspensión del plazo se distin­
guen en el hecho de que, producida la interrupción, el plazo vuelve a contabilizarse. En
cambio, la suspensión solo detiene el cómputo del plazo y, superada la causal de suspen­
sión, el plazo transcurrido se mantiene y se continúa contabilizando. F. J. 6. Las causa­
les de interrupción del plazo de la prescripción se encuentran reguladas en el artículo 83
del Código Penal, y son las siguientes: a) las actuaciones del Ministerio Público o de las
autoridades judiciales y b) la comisión de nuevo delito doloso. F. J. 8. Por último, la pres­
cripción de la acción, según la regulación establecida en nuestro Código Penal, puede ser
contabilizada a través del plazo ordinario y el plazo extraordinario. En primer lugar, el
plazo ordinario de prescripción, regulado en el artículo 80 del Código Penal, es el equi­
valente al máximo de la pena fijada en la ley, en caso de ser privativa de libertad. En caso
de que la pena no sea privativa de libertad, la acción prescribe a los dos años. Asimismo,
en casos de delitos cometidos por funcionarios y servidores públicos contra el patrimo­
nio del Estado o de organismos sostenidos por este, el plazo de prescripción se duplica.
F. J. 9. Por otro lado, existe el plazo extraordinario de prescripción, que será utilizado en
caso de que haya operado la interrupción del plazo de la prescripción y, según lo establece
el artículo 83 del Código Penal, es el equivalente al plazo ordinario de prescripción más
la mitad” (STCExp. 4118-2004-HC/TC-Piura, caso: Luis Alberto Velásquez Angulo, del
06/06/2005, ff. jj. 5,6, 8 y 9).

E JE C U T O R IA SUPREM A VINCULANTE

J 0694 Actuaciones del Ministerio Público que interrumpen el plazo de prescrip­


ción de la acción penal: “F. J . 4.7. Estando a lo expuesto, debemos determinar en el
caso concreto cuales son las actuaciones del Ministerio Público, que interrumpen el
plazo ordinario de prescripción; al respecto, debe precisarse que no es cualquier acti­
vidad realizada por el Ministerio Público, sino aquellas de entidad suficiente, en las
que se aprecia que se haya efectuado una imputación válida contra el procesado, tales
como la disposición que apertura las diligencias preliminares como imputación a una
persona por cargos en su contra; pues solo así, tenemos la certeza que los efectos del
proceso penal pueden recaer sobre una persona determinada; pues aun cuando se haya

529
A rt. 83 L ibro primero / Parte general

recepcionado la declaración de un sujeto, si este no ha sido comprendido en forma ex­


presa en el proceso bajo la imputación válida, no se le considerará como una actuación
realizada por el Ministerio Público tendiente a interrumpir el plazo ordinario de pres­
cripción, toda vez que puede ser que esté declarando en calidad de testigo, no exis­
tiendo certeza o precisión de que se encuentre comprendido en el proceso penal; ello
en resguardo a los derechos fundamentales que le asisten al procesado, tales como ser
informado de la imputación, su derecho de defensa, el principio de igualdad de armas,
entre otros. F. J . 4.8. En consecuencia las actuaciones del Ministerio Público respecto
de otros procesados, no interrumpen el plazo ordinario de prescripción de una per­
sona que aún no ha sido incluida como partícipe en la investigación o procesamiento
del hecho delictivo, ni pueden sus efectos serle extensivos; por ello, el artículo 88 del
Código Penal, establece que los plazos de prescripción corren, se interrumpen o sus­
penden en forma separada para cada uno de los partícipes del hecho punible. F. J. 4.9.
Por lo expuesto, habiéndose demostrado que el Ministerio Público comprendió en el
presente proceso, recién en forma expresa y plena al procesado P. A., cuando ya había
transcurrido el plazo de prescripción ordinario de la acción penal, en razón al delito de
colusión desleal, objeto de imputación y no evidenciándose que haya operado la inte­
rrupción o suspensión del plazo de prescripción por alguna actuación realizada por el
fiscal o juez, respecto de dicho encausado; por ende, el plazo prescrito para el proce­
sado P.A. ha seguido corriendo en forma independiente de los demás procesados, con­
figurándose así el plazo de prescripción ordinaria, por lo tanto, este Supremo Tribunal
considera que la interpretación desarrollada por la Sala Superior, que declaró fundada
la excepción de prescripción, es acorde a derecho, pues resguardó los derechos funda­
mentales del procesado y realizó una correcta interpretación del artículo 88 del Código
Penal” (C asación N ° 347-2011-Lim a, d e l 14/05/2013, ff. jj. 4.7, 4.8 y 4.9, Sala P en al
Perm anente).

CORTE SUPREMA
J 0695 E l p la zo extraordinario opera cu an do se h a in terru m pido e l p la zo de p re sc rip ­
ción de la acción p en a l: “[...] Es menester señalar que la prescripción penal se define
como la extinción de la responsabilidad penal, mediante el transcurso del tiempo en
determinadas condiciones, sin que el delito sea perseguido o sin que la pena sea afec­
tada; en ese sentido, nuestro Código Penal, contempla dos clases de prescripción, una de
la acción penal, y otra de la pena. En la primera, la inercia estatal opera sobre el derecho
de perseguir la imposición de una pena, mientras que en la segunda, recae sobre el dere­
cho de ejecutar penas ya impuestas por la autoridad judicial; consecuentemente el artículo
ochenta del Código Penal vigente establece en su primer párrafo que ‘la acción penal
prescribe en un tiempo igual al máximo de la pena fijada por la ley pare el delito, si es
privativa de libertad’. Este numeral establece la pena máxima para los delitos que merez­
can pena privativa de la libertad, constituyendo esta la prescripción ordinaria; así también
se tiene la prescripción extraordinaria, la cual opera cuando se ha interrumpido el plazo
para la prescripción por actuación del Ministerio Público, de las autoridades judiciales o
por la comisión de un nuevo delito doloso; es decir, después de la interrupción comienza

530
E xtinción de la acción penal y de la pena A rt. 83

a correr un nuevo plazo de prescripción y cancela el tiempo transcurrido fijando un nuevo


punto de partida para el cómputo del tiempo, que se inicia desde el día siguiente de la
última diligencia, no obstante, la persecución penal prescribe cuando desde su comienzo
ha transcurrido el plazo ordinario más la mitad, como se consigna en el artículo ochenta
y tres in fine del Código acotado. Finalmente, el último párrafo del artículo ochenta del
Código sustantivo textualmente prescribe: ‘En casos de delitos cometidos por funciona­
rios y servidores públicos contra el patrimonio del Estado o de organismos sostenidos por
este, el plazo de prescripción se duplica’” (R. N. N° 65-2009-Cajamarca, del 09/04/2010,
f. j. 3, Sala Penal Transitoria).

J 0696 Plazo de la prescripción extraordinaria: “Si al momento de resolver la ape­


lación de una resolución que declara infundada la excepción de prescripción deducida,
se advierte que ha vencido el plazo extraordinario de prescripción, cabe declarar fun­
dado dicha excepción, aun cuando las sentencias se hubieran remitido estando expedita la
acción penal” (Ejecutoria Suprema del 11/11/1996, Exp. N° 1980-95-Lima. En: PRADO
SALDARRIAGA, V. (1999). Derecho Penal Jueces y Jurisprudencia. Palestra, Lima,
p. 448).

J 0697 Interrupción de la prescripción de la acción penal en delitos de negociación


incompatible: “Siendo así, se requiere establecer el plazo de prescripción de la acción
penal en relación al delito de negociación incompatible, para ello debe tenerse presente
lo preceptuado en el artículo 80 del Código Penal que señala: ‘la acción penal prescribe
en un tiempo igual al máximo de la pena fijada por la ley para el delito, si es pena priva­
tiva de la libertad’; por lo tanto, el plazo ordinario de prescripción de la acción penal es
de cinco años, sin embargo, el último párrafo del artículo 83 del mismo cuerpo legal, esta­
blece que: ‘la acción pena prescribe en todo caso, cuando el tiempo transcurrido sobre­
pasa en una mitad al plazo ordinario de prescripción’, es decir, el plazo extraordinario de
prescripción es de siete años y seis meses, que contabilizados desde la última fecha en
la que se habría culminado el evento criminoso, esto es, el dieciocho de agosto de 2004,
ha transcurrido un plazo mayor a los siete años y medio” (R. N. N° 1252-2012-Lima, del
20/03/2013, f. j. 3.3. Sala Penal Permanente).

CORTES SUPERIORES
J 0698 Plazo de la prescripción extraordinaria cuando existe interrupción: “La
prescripción larga (o extraordinaria) es una excepción a los supuestos del artículo 83. El
cómputo implica el transcurso de un plazo ininterrumpido desde la comisión del delito
hasta el término del plazo ordinario de prescripción; incrementado en una mitad” (Sala
Penal de la Corte Superior de Justicia de Lima; Exp. N° 60-1995-Lima. En: PRADO SAL­
DARRIAGA, V. (1999). Derecho Penal. Jueces y Jurisprudencia. Palestra, Lima,p. 450).

----------------§ -----------------

531
A rt. 84 L ibro primero / Parte general

ARTÍCULO 84 Suspensión de la prescripción(S7)


Si el comienzo o la continuación del proceso penal depende de cualquier cuestión
que deba resolverse en otro procedimiento, se considera en suspenso la prescripción
hasta que aquel quede concluido.
N ormas concordantes
C de P P : art. 4; C C : art. 1994; C P P 2004: art. 95 inc. 1 lit. b, 450 inc. 9.

DOCTRINA

Sumario: Concepto de suspensión de la acción penal / Elementos que pueden dar origen a la sus­
pensión de la acción penal / Elementos que suspenden el plazo de prescripción de la
acción penal / Efectos de la cuestión prejudicial.

I) H2SS Concepto de suspensión de la acción penal: PEÑA CABRERA, R. (1999).


Tratado de Derecho Penal. Estudio programático de la parte general. 3a edición.
Lima: Grijley, p. 678. “Entendemos por suspensión de la acción penal aquella paraliza­
ción que comprende tanto la iniciación o la continuación del plazo legal, significando que
el tiempo transcurrido anteriormente no pierde su eficacia. La consecuencia generada es
que el Ministerio Público y el Poder Judicial están impedidos de realizar sus ‘acciones’ en
tanto no se resuelva este inconveniente. De modo, que el tiempo transcurrido no impide
la eficacia de la prescripción precedente”.

1) 02N‘) Elementos que pueden dar origen a la suspensión de la acción penal: BRA-
MONT ARIAS, L. A. (2004). Derecho Penal peruano (Visión histórica). Parte gene­
ral. Lima: Ediciones Jurídicas Unifé, p. 514. “En la suspensión, generalmente la causa
que impide ‘el comienzo de un proceso penal’ es la llamada cuestión previa, que procede
cuando se inicia la investigación omitiendo un requisito de procedibilidad explícitamente
prevista en la ley (art. 5 del CPP, por ejemplo, el juicio civil de alimentos, en el debido
cumplimiento de los deberes de asistencia económica del art. 149 del CP); o impide la
‘continuación del proceso penal’ es la cuestión prejudicial (art. 6 del CPP) que procede
cuando sea necesario determinar en la vía extrapenal la existencia de uno de los elemen­
tos constitutivos del delito, por ejemplo, la nulidad del matrimonio, en el delito de biga­
mia del artículo 133 del CP”.

i» ii:<)n Elementos que suspenden el plazo de prescripción de la acción penal:


VILLA STEIN, J. (2014). Derecho Penal. Parte general. Lima: Ara, p. 619. “Se trata de
un recurso civilista por el que excepcionalmente se suspende el cómputo del plazo, hasta
tanto se resuelva el asunto -no penal- que lo motivó. Las cuestiones que suspenden el
plazo de prescripción son dos: a) Cuestiones previas; b) Cuestiones pre-judiciales. Se da

(57) D e conform idad con el resolutivo 2 del fallo del Expediente N° 0026-2006-PI-TC del 18/03/2007, se
declara que el presente artículo es la norm a aplicable para el caso de los congresistas protegidos por la
inmunidad de proceso.

532
E xtinción de la acción penal y de la pena A rt. 84

la cuestión previa o se la deduce cuando se ha abierto investigación faltando un requisito


de procedióilidad. Ej. en el delito de omisión de asistencia económica, se requiere previa­
mente el correspondiente juicio de alimentos (art. 5 del CPP)”.

1) ()2«M Efectos de la cuestión prejudicial: VILLA STEIN, J. (2014). Derecho Penal.


Parte general. Lima: Ara, p. 620. “La cuestión prejudicial impide la acción penal pues es
necesario determinar en la vía extra-penal la existencia de un elemento del tipo. Ej. art. 6
CPP. Nulidad de matrimonio en el delito de bigamia (art. 139 del CP)”.

JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: El antejuicio político suspende la prescripción


penal / Noción de la suspensión de la prescripción de la acción penal. ACUERDO PLE-
NARIO: Suspensión de la prescripción cuando existe recurso de nulidad concedido vía
queja excepcional en resoluciones que ponen fin a la instancia. CORTE SUPREMA:
Suspensión del plazo de prescripción de la acción penal y prescripción en el caso de
concurso ideal de delitos / Hábeas Corpus como causal de suspensión de la prescripción
de la acción penal.

TRIBU N A L CONSTITUCIONAL

J 0699 E l antejuicio p o lític o su spende la prescripción p en a l: “No obstante, este Cole­


giado no comparte tal afirmación del recurrente, toda vez que el trámite parlamentario
en el antejuicio político suspende la prescripción penal. En efecto, de acuerdo con el ar­
tículo 84 del Código Penal, ‘[s]i el comienzo o la continuación del proceso penal depende
de cualquier cuestión que deba resolverse en otro procedimiento, se considera en sus­
penso la prescripción hasta que aquel quede concluido’. En el caso concreto, dado que
el recurrente gozaba de la prerrogativa del antejuicio político, es evidente que aquel era
un trámite indispensable, como paso previo, para que se diera inicio al proceso penal”
(STC Exp. N° 5068-2006-PHC/TC-Lima, caso: César Humberto Tineo Cabrera, del
15/11/2006, f. j. 12).

J 0700 N o ción de la su spen sión de la p rescrip ció n d e la acción p e n a l: “La suspen­


sión de la prescripción de la acción penal se encuentra definida en el artículo 84 del
Código Penal. A diferencia de la interrupción de la prescripción de la acción penal, la
suspensión no cuenta con causales establecidas en el Código, sino que se dispone que
‘Si el comienzo o la continuación del proceso penal depende de cualquier cuestión que
deba resolverse en otro procedimiento, se considera en suspenso la prescripción hasta
que aquel quede concluido’. En tal sentido, puede considerarse como causal de pres­
cripción, por ejemplo, la cuestión prejudicial, regulada en el artículo 4 del Código
de Procedimientos Penales. Se puede considerar, también, la prerrogativa del antejui­
cio” (STC Exp. N° 4118-2004-HC/TC-Piura, caso: Luis Alberto Velásquez Angulo, del
06/06/2005, f. j. 7).

533
A rt . 84 L ibro primero /Parte general

ACUERDO PLENARIO
J 0701 Suspensión de la prescripción cuando existe recurso de nulidad concedido vía
queja excepcional en resoluciones que ponen fin a la instancia: “F. J. 6. El Título V
‘Extinción de la acción penal y de la pena’ del Libro Primero ‘Parte General’ del Código
Penal regula, entre otros aspectos, la suspensión de la prescripción de la acción penal.
Según estatuye el artículo 84 del citado Código ‘Si el comienzo o la continuación del pro­
ceso penal depende de cualquier cuestión que deba resolverse en otro procedimiento, se
considera en suspenso la prescripción hasta que aquel quede concluido’. La citada dis­
posición legal, así expuesta, exige como presupuestos que determinan el efecto suspen­
sivo del plazo de prescripción, en primer lugar, que preexista o surja ulteriormente una
cuestión jurídica controvertida que impida la iniciación o la continuación del proceso
penal incoado; y, en segundo lugar, que la decisión que incida sobre la iniciación o con­
tinuación del proceso se realice en otro procedimiento, obviamente distinto del que se ve
impedido de continuar o del que, por lo anterior, no pueda instaurarse. F. J. 7. La posi­
bilidad de que el Supremo Tribunal conozca de las resoluciones que ponen fin a la ins­
tancia en los procesos sumarios -vía recurso de nulidad- pasa por el filtro del recurso de
queja excepcional conforme a lo dispuesto por el apartado dos del artículo 297 del Código
de Procedimientos Penales, modificado por el Decreto Legislativo número 959. El objeto
de este recurso extraordinario es, claro está, que la Sala Penal Suprema resuelva la admi­
sibilidad de un recurso de nulidad rechazado por la Sala Penal Superior que actuó como
Tribunal adqu em . El mencionado recurso será estimado siempre que *[...] se acredite que
la resolución impugnada o el procedimiento que la precedió infringió normas constitucio­
nales o normas con rango de ley directamente derivadas de aquellas’. Es importante pre­
cisar que, como consecuencia de la interposición del recurso de queja, el superior tribu­
nal dicta el auto concesorio respectivo y ordena la formación del cuaderno de queja. Este
se eleva al supremo tribunal, que absuelve el grado previo dictamen fiscal, y remite copia
certificada de la respectiva ejecutoria suprema al colegiado superior, el que de estimarse el
recurso interpuesto concede el recurso de nulidad antes denegado. En este sentido, se debe
dilucidar si la interposición del recurso de queja excepcional suspende los plazos de pres­
cripción. F. J. 8. El primer presupuesto material que determina la suspensión del plazo de
prescripción -indicado en el párrafo 6 - se presenta, con toda evidencia, puesto que la inter­
posición del recurso de queja da origen a una cuestión jurídica inédita, centrada en definir
si el órgano jurisdiccional de mérito -en concreto, el Tribunal a d q u em - vulneró la Consti­
tución o, en un sentido más amplio, el bloque de constitucionalidad, de suerte que su dilu­
cidación, más allá o independientemente del propio efecto del recurso en análisis, obliga
a establecer si la causa debe o no continuar, si se abre o no una instancia jurisdiccional
excepcional. Es decir, impide hasta su dilucidación el archivo definitivo del proceso penal
incoado, el mismo que habría operado de no haberse interpuesto el citado recurso. F. J. 9.
El segundo presupuesto material que ocasiona la suspensión del plazo de prescripción -
precisado, igualmente, en el párrafo 6 - también concurre en el presente caso. En efecto,
como consecuencia de su interposición se forma un cuaderno de queja, que opera de forma
independiente al expediente principal a través de un procedimiento, sin duda excepcional y
autónomo, a mérito del cual el archivo de la causa se suspende hasta que no se resuelva el

534
E xtinción de la acción penal y de la pena A rt. 84

recurso de queja. F. J. 10. Por tanto, la incoación y trámite del recurso de queja respecto de
las resoluciones que ponen fin a la instancia en los procesos sumarios se adecúa a las exi­
gencias de los procedimientos que suspenden la prescripción de la acción penal. En con­
secuencia, para el cómputo de los plazos de prescripción en el referido supuesto no puede
considerarse el lapso comprendido entre la interposición del recurso de queja excepcio­
nal, como consecuencia del denegatorio del recurso de nulidad, y la remisión al Tribunal
Superior de la copia certificada de la Ejecutoria Suprema que estima el recurso en cuestión
y concede el recurso de nulidad respectivo” (Acuerdo Plenario N° 6-2007-CJ-116 sobre
“Suspensión de la prescripción cuando existe recurso de nulidad concedido vía queja
excepcional en resoluciones que ponen fin a la instancia” del 16/11/2007, ff. jj. 6, 7, 8, 9 y
10, IIIPleno Jurisdiccional de las Salas Penales Permanente y Transitorias).

C O R T E SUPREM A

J 0702 Suspensión del plazo de prescripción de la acción penal y prescripción en


el caso de concurso ideal de delitos: “Que, a los efectos del plazo de prescripción de
la acción penal debe tomarse en cuenta lo siguiente: A. El plazo se suspendió en dos
momentos. 1. Durante el tiempo en que se siguió la causa civil hasta que se dispuso su
paralización a las resultas de este proceso penal -la causa pendía de su decisión en sede
civil, artículo ochenta y cuatro del Código Penal—. 2. El tiempo que demoró la susten­
tación del recurso de queja excepcional -Acuerdo Plenario número 6-2007/CJ-116, del
dieciséis de noviembre de dos mil siete—, B. Se toma, desde la perspectiva de los refe­
rentes temporales, como fecha de inicio o dies a quo el siete de agosto de dos mil tres,
en que se confirmó el auto de primera instancia que suspendió el proceso civil a las
resueltas de la acción penal. Y se excluye como tiempo sujeto a cómputo entre el trece
de junio de dos mil siete al dieciséis de enero de dos mil nueve, lapso en que se desa­
rrolló el recurso de queja excepcional. C. Dada la naturaleza formal de la excepción de
prescripción, y atento a lo determinado en la acusación fiscal [...], solo se analizan para
determinar la extinción de la acción penal dos delitos específicos en concurso ideal:
estafa y falsedad genérica. El delito conminado con pena más grave es el de estafa:
hasta seis años de pena privativa de libertad (art. 196 del CP), por lo que esa pena ha
de asumirse para determinar la prescripción demandada atento a lo dispuesto por el ar­
tículo 80, primer párrafo, del Código Penal. Plazo al que debe agregarse la mitad en
virtud del artículo 83 del Código Penal por haberse interrumpido como consecuencia
de las actuaciones del proceso” (R. N. N ° 2719-2009-Apurímac, del 19/10/2010, f. j. 3,
Sala Penal Permanente).

J 0703 Hábeas Corpus como causal de suspensión de la prescripción de la acción


penal: “En cuanto a la excepción de prescripción de la acción penal formulada por la
defensa técnica, cabe anotar que esta alegación no es de recibo, debido a que la encausada
L.A.M interpuso a su favor una demanda de hábeas corpus, el 19 de mayo de 2010, la
que fue declarada fundada por el Tribunal Constitucional el 9 de noviembre de 2011, por
lo que dicho plazo suspende la prescripción de la acción penal, conforme con lo señalado
en el artículo 84 del Código Penal, que menciona: ‘si el comienzo o la continuación del
proceso penal depende de cualquier cuestión que deba resolverse en otro procedimiento,
se considera en suspenso la prescripción hasta que aquel quede concluido’, pues resulta

535
A rt. 85 L ibro primero / Parte general

arreglado a derecho mencionar que el plazo de su tramitación interrumpió la ejecución de


la sentencia, por lo que al descontarse, una vez concedido el hábeas corpus y anulada la
sentencia dictada en su contra, el plazo de prescripción de la acción penal empezó a correr
de nuevo, por lo que a la fecha la acción penal aún empezó a correr de nuevo, por lo que
a la fecha la acción penal no ha prescrito. Esto se deriva de que la norma penal sanciona
la conducta atribuida a los procesados con una pena no menor de cinco ni mayor de ocho
años, la que conforme con el plazo de prescripción extraordinaria a que hace referencia el
artículo 83, del Código Penal, es de doce años, plazo temporal al que se le añade el plazo
que duró la tramitación del hábeas corpus hasta su efectiva concesión” (R. N. N ° 4031-
2013-La Libertad, del 18/03/2015, f. j. 21, Sala Penal Transitoria).

---------------- § -----------------

ARTÍCULO 85 Extinción de la ejecución de la pena


La ejecución de la pena se extingue:
1. Por muerte del condenado, amnistía, indulto y prescripción;
2. Por cumplimiento de la pena;
3. Por exención de pena; y,
4. Por perdón del ofendido en los delitos de acción privada.
N ormas concordantes
C: arts. 102 inc. 6); 118 inc. 21); 139 inc. 13); CP; arts. 68, 69, 78, 89; CPP 2004: arts. 6
inc. 1 lit. e, 95 inc. 1 lit. b, 344 inc. 2 lit. c, 4 1 6 inc. 1 lit. b, 4 2 7 in c .l, 491 ines. 1, 2; 518 inc.
1 lit. b ; C de PP: art. 77 inc. 6.

DOCTRINA

Sumario: Fundamento / Extinción de la pena por muerte del condenado / Extinción de la pena por
amnistía / Concepto de muerte / Ambito de aplicación de la amnistía / Base jurídica del
indulto / Extinción de la pena impuesta / Significado de la prescripción de la pena por
cumplimiento de esta / Significado de la exención de la pena.

I) 0292 Fundamento: MIR PUIG, C. (2013). “Prescripción del delito y de la pena:


Doctrina jurisprudencial; problemática de la nueva regulación”. En: Revista Peruana de
Ciencias Penales. Tomo 26. Lima: Fondo Editorial Asociación Universidad Privada San
Juan Bautista, p. 406. “Partiendo de la previsión legal española, puede afirmarse que la
prescripción de la pena tiene el mismo fundamento que la prescripción del delito, cual
es la falta ya de necesidad social de la ejecución de la pena, para la preservación del
orden social vigente, es decir anudado a la función del Derecho penal, en aquellos casos
en los que ha transcurrido un lapso de tiempo prolongado entre la sentencia condenato­
ria impuesta firme y el momento de ejecutar la pena, apreciándose razones de economía

536
E xtinción de la acción penal y de la pena A rt. 85

procesal cuando el legislador establece plazos más breves de prescripción de la pena en


base a su programa político-criminal. La prescripción de la pena supone una autolimita-
ción o renuncia del Estado al ius puniendi por el transcurso del tiempo. No tiene sentido,
en cambio, en la prescripción de la pena consideraciones de carácter procesal de pro­
blemas de prueba, pues la sentencia condenatoria ya se ha dictado. A dicho fundamento
cabe añadir en segundo plano el principio de seguridad jurídica, que exige que el inicio
de la ejecución de la pena, como virtual amenaza que pende sobre los derechos individua­
les del penado, no puede dilatarse indefinidamente [...]”.

I) 0293 Extinción de la pena por muerte del condenado: PEÑA CABRERA, R.


(1999). Tratado de Derecho Penal. Estudio programático de la parte general. 3a edición.
Lima: Grijley, p. 684. “La muerte del condenado es la causal de extinción de la pena que
se encuentra regulada en el artículo 85, inciso primero del Código Penal. La muerte del
condenado, a diferencia de la muerte como causa de extinción de la acción penal, regula
la muerte después de la sentencia condenatoria. La extinción de la pena, por muerte del
condenado, recae sobre la pena o penas que se hayan impuesto, es decir, sobre penas prin­
cipales, penas accesorias o medidas de seguridad e incluso sobre las pecuniarias. De ahí
la necesidad de precisar que la responsabilidad penal no es heredable en virtud del prin­
cipio de personalidad de las penas; otra cosa distinta es la responsabilidad civil sobre los
bienes transmisibles a los herederos”.

1) 1)294 Extinción de la pena por amnistía: BUSTOS RAMÍREZ, J. (2004). Obras


completas. Tomo I. Lima: Ara, p. 744. “El derecho de gracia (art. 85): La amnistía extin­
gue totalmente la pena y todos sus efectos. Por tanto, también las penas accesorias y se
cancelan los antecedentes penales. Es expresión de que ha desaparecido no solo la necesi­
dad de la pena, sino también los fundamentos de ella para aquellos hechos cometidos. Por
eso, estrictamente solo el indulto es causa de extinción de pena y no a sus fundamentos.
Ello explica también que no afecte a los antecedentes penales. El perdón del ofendido: ar­
tículo 85: El ofendido históricamente siempre ha tenido lugar exclusivamente en los lla­
mados delitos de acción privada, es decir, aquellos que requieren previa denuncia o que­
rella del ofendido para que pueda iniciarse una acción penal”.

I) 0295 Concepto de muerte: BRAMONT ARIAS, L. A. (2004). Derecho Penalperuano


(Visión histórica). Parte general. Lima: Ediciones Jurídicas Unifé, p. 506. “Conforme al ar­
tículo 61 del CP se deja de ser persona con el suceso biológico social de la muerte. La muerte
del delincuente es una causa común de extinción de la acción penal o de la pena. La muerte
del reo sobreviviente con anterioridad a la condena, extingue la acción penal y si ocurriera
después de ella, hace cesar sus efectos. Estas dos consecuencias derivan del carácter persona­
lismo de la imputación y de la pena. Obedecen también a razones de orden práctico. Ajui­
cio nuestro para clausurar los procedimientos debe probarse plenamente la muerte; no bas­
tan hechos jurídica o físicamente similares, como la ausencia o la desaparición. Las causas se
extiende a toda clase de pena, incluso las pecuniarias, como la multa”.

j¡jm | j Ámbito de aplicación de la amnistía: VILLA STEIN, J. (2014). Derecho


Penal. Parte general. Lima: Ara, p. 626. “La amnistía.- Como hemos anticipado a propó­
sito de las causas que extinguen la acción penal, también se le puede aplicar a las penas,

■537
A rt. 85 L ibro primero / Parte general

independientemente de su gravedad. El artículo 4 de la Convención Americana y el ar­


tículo 6 del Pacto de San José son instrumentos jurídicos internacionales que reconocen
con rango constitucional el derecho peruano, prevén la concesión de la amnistía incluso
a los condenados de muerte”.

Base jurídica del indulto: VILLA STEIN, J. (1998). Derecho Penal. Parte
general. Lima: San Marcos, p. 532. “El indulto.- El indulto es igualmente un derecho de
gracia del que puede hacer uso el Jefe de Estado. El artículo 118 inc. ‘c ’, faculta al Presi­
dente de la República conceder indulto y conmutar penas y ejercer el derecho de gracia a
favor de los procesados y condenados. Aclarar que a diferencia de la amnistía que olvida
el delito y la pena retroactivamente; el indulto solo extingue la pena y rige para el futuro”.

Dn:()S Extinción de la pena impuesta: V ILLA STEIN, J. (2014). Derecho Penal.


Parte general. Lima: Ara, p. 627. “La prescripción.- Con las precisiones ya mencionadas
a propósito de las causas que extinguen la acción, en este caso solo apunta a extinguir la
pena ya impuesta y no cumplida. Si son varias penas, se extinguen por separado (art. 88
del CP), aclarar que no es la condena la que se extingue por prescripción, pues subsis­
tirá. El plazo de la prescripción de la pena lo fija el artículo 86 del CP y ‘es el mismo que
alude o fija la ley para la prescripción de la acción penal y se computa desde el día en que
la sentencia condenatoria quedó firme’”.

I) il2')«) Significado de la prescripción de la pena por cumplimiento de esta: VILLA


STEIN, J. (2014). Derecho Penal. Parte general. Lima: Ara, p. 627. “Cosa juzgada.-
Es obvio que el cumplimiento de la pena extingue la responsabilidad penal. Por cumpli­
miento de la pena entendemos su padecimiento real y efectivo, tanto como aquello que
se entiende por cumplida fictamente por haber vencido la suspensión condicional en que
consistió la pena. El artículo 90 del CP recoge el instituto de la cosa juzgada al declarar
que ‘nadie puede ser perseguido por segunda vez en razón de un hecho punible sobre el
cual se falló definitivamente’. Estamos en el ‘ non bis in idem ’ que significa ‘no dos veces
sobre lo mismo’”.

Significado de la exención de la pena: VILLA STEIN, J. (2014). Derecho


Penal. Parte general. Lima: Ara, pp. 627-628. “La exención de la pena. - Se trata de lo
normado por el artículo 68 del CP por virtud del cual, el juez, atendiendo a la responsa­
bilidad mínima del agente y de la lesión, queda facultado a eximir la pena. Lo recoge el
artículo 85 inciso 3 del CP. El perdón del ofendido.- Se valida esta causal de extinción
de la pena; para la cual se cumple con ocasión de una querella, es decir, en los delitos
de acción privada. Lanchove Días, considera el perdón post sentencia una modalidad de
‘gracia privada’”.

Jifa JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: La prescripción de la pena extingue la ejecución de


la sanción que fue impuesta a un procesado.

538
E xtinción de la acción penal y de la pena A rt. 86

TRIBUN AL CONSTITUCIONAL

J 0704 L a p rescripción de la p e n a extingue la ejecución de la sanción que f u e im puesta


a un p ro cesa do: “De acuerdo con lo establecido en la ley penal material, la prescripción
es un medio para librarse de las consecuencias penales y civiles de una infracción penal
o una condena penal por efecto del tiempo y en las condiciones exigidas por la ley. Por
consiguiente, la prescripción igualmente constituye un supuesto de extinción de la acción
penal tal como lo prevé el artículo 78, inciso 1, del Código Penal, y la norma material
reconoce también la prescripción de la ejecución de la pena (art. 85, inc. 1) Así, la pri­
mera prescripción, llamada de persecución penal, está referida a la prohibición de iniciar
o continuar con la tramitación de un proceso penal; en tanto que por la segunda, llamada
de ejecución penal, se excluye la ejecución de una sanción penal si ha transcurrido el
plazo determinado, de lo cual se infiere que la prescripción del delito extingue la respon­
sabilidad penal, en tanto que la prescripción de la pena lo que extingue es la ejecución de
la sanción que en su día fue decretada” (STC Exp. N° 7451-2005-PHC/TC-Cono Norte,
caso: Franklin Macedonio Alcántara Muñoz, del 17/10/2005, f. j. 7).

Plazo de prescripción de la pena


El plazo de prescripción de la pena es el mismo que alude o fija la ley para la pres­
cripción de la acción penal. El plazo se contará desde el día en que la sentencia con­
denatoria quedó firme.
N ormas concordantes
CP: arts. 78, 80, 82; CPP2004: arts. 6 inc. 1 lit. e, 334 inc. 3, 336 inc. 1, 339 inc. 1, 450 inc.
9, 483 ines. 2, 3; 5 1 7 inc. 2 lit. c.

DOCTRINA

Sumario: Quantum de la pena impuesta al caso concreto como base de la prescripción de la pena /
Momento de inicio de la prescripción de la pena.

Q uantum de la pena impuesta al caso concreto como base de la prescrip­


ción de la pena: GRACIA MARTÍN, L. (1998). “Penas privativas de derechos”. En:
GRACIA MARTIN, L. (Coordinador). Lecciones de consecuencias jurídicas del delito.
Valencia: Tirant lo Blanch, p. 294. “Las penas a las que se refieren los plazos indica­
dos no son en este caso las penas abstractas señaladas por la ley al delito o falta, sino las
penas concretamente impuestas por sentencia firme. Ahora bien, la duración del periodo
de prescripción se ha de referir a la pena impuesta por la sentencia condenatoria o, en su
caso, si fue interrumpida, a la que efectivamente le quede por cumplir”.

539
A rt. 87 L ibro primero / Parte general

I) Il.’ll2 Momento de inicio de la prescripción de la pena: PEÑA CABRERA, R.


(1999). Tratado de Derecho Penal. Estudio programático de ¡a Parte General. 3a edi­
ción. Lima: Grijley, p. 686. “Iniciación del plazo. Legalmente es el día en que la sentencia
quedó firme y partir de este hecho corre el plazo de prescripción de la pena. Al hilo del ar­
tículo 86 del CP, los plazos de prescripción de la pena vienen a ser los mismos que operan
en la prescripción de la acción penal y, por otro lado, los plazos son más dilatados que los
que hemos apreciado en la prescripción de la acción penal. Se deduce del artículo 86 aco­
tado que mientras se esté ejecutando la sentencia no procede la prescripción. El plazo de
prescripción de la pena supone la existencia previa de un estado de no ejecución”.

grifi; JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Prescripción de la pena.

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
J 0705 P rescripción de la p e n a : “De acuerdo al artículo 86 del Código Penal, el plazo
de prescripción de la pena es el mismo que fija la ley para la prescripción de la acción
penal. Asimismo, conforme al artículo 80 del Código Penal, la acción penal prescribe en
un tiempo igual al máximo de la pena fijada por la ley si es privativa de libertad. Por lo
tanto, el delito de apropiación ilícita, en su supuesto básico previsto en el primer párrafo
del artículo 190 del Código Penal, por el que fue condenado el demandante, al tener una
pena privativa de libertad máxima de 4 años, tiene un plazo ordinario de prescripción de
4 años. Asimismo, a tenor del tercer párrafo del artículo 87 del Código Penal, en los casos
de condena condicional, la prescripción comienza a correr desde el día de su revocación.
Es decir, que la revocación de la suspensión de la ejecución de la pena opera como una
causal de interrupción del plazo de prescripción, momento desde el cual deberá comen­
zarse a contabilizar el plazo ordinario de prescripción” (STC Exp. N° 9314-2005-HC/
TC-La Libertad, caso: Luis King Peralta Iparraguirre, del 06/12/2005, f. j. 4).

---------------- § -----------------

ARTÍCULO 87 Interrupción del plazo de prescripción de la pena


Se interrumpe el plazo de prescripción de la pena, quedando sin efecto el tiempo
transcurrido, por el comienzo de ejecución de la misma o por haber sido aprehen­
dido el condenado a causa de la comisión de un nuevo delito doloso.
Una vez interrumpida la prescripción, comenzará a correr de nuevo, si hay lugar a
ello, como si antes no se hubiese iniciado.
En los casos de revocación de la condena condicional o de la reserva del fallo conde­
natorio, la prescripción comienza a correr desde el día de la revocación.

540
E xtinción de la acción penal y de la pena A rt. 87

Sin embargo, la pena prescribe, en todo caso, en los mismos plazos de la acción
penal.
N ormas concordantes
CP: arts, 60, 66, 83

DOCTRINA

Sumario: Compatibilidad de los artículos 86 y 87 del CP respecto de la interrupción del plazo de


prescripción de la pena / Presupuestos de la interrupción de la prescripción de la pena /
Causales de interrupción en la prescripción de la pena.

I) 031)3 Compatibilidad de los artículos 86 y 87 del CP respecto de la interrupción


del plazo de prescripción de la pena: ROY FREYRE, L. (1998). Causas de extinción
de la acción penal y de la pena. Lima: Grijley, p. 127. “Un intérprete que íuese poco avi­
sado prima facie puede creer que la última parte del artículo 86 del CP admita que el
plazo de prescripción de la pena discurra mientras se está ejecutando la sentencia, lo que
le permitiría concluir apresuradamente que el primer párrafo del artículo 87 en comenta­
rio contradice de manera desfavorable el numeral que le precede al predicar que el plazo
de prescripción de la pena se interrumpe ‘por el comienzo de la ejecución de la misma’.
Así por ejemplo, el imaginado intérprete podría sostener que cuando la sentencia ya ha
comenzado a ejecutarse y el reo la quebranta con su fuga, entonces sucedería que el plazo
de prescripción de la pena comenzaría a contarse ‘desde el día en que la sentencia conde­
natoria quedó firme, y no a partir de la fecha de su quebrantamiento. Hasta podría invo­
car en apoyo de su tesis el siguiente raciocinio: no sería justo que en el caso del reo que
se fuga de la cárcel la prescripción recién discurra desde el día del quebrantamiento; en
cambio, tratándose del condenado que ha venido rehuyendo cumplir la sentencia; resulte
este más beneficiado al remontarse al inicio del plazo prescriptorio a la fecha de la sen­
tencia ejecutoriada’”.

I) 0304 Presupuestos de la interrupción de la prescripción de la pena: PEÑA


CABRERA, R. (1999). Tratado de Derecho Penal. Estudio programático de la parte
general. 3a edición. Lima: Grijley, p. 686. “La norma expresa en forma general: por el
comienzo de ejecución de la misma. El artículo 87 destaca la situación del condenado
aprehendido debido a la comisión de un nuevo delito doloso. A continuación el precepto
en referencia menciona dos casos: la condena condicional y la reserva del fallo condena­
torio, precisándose que, en estos extremos, la prescripción comienza a correr desde el día
de la revocación. La fuga del reo condenado indica que efectivamente la prescripción de
la pena ha empezado a correr no solamente con el inicio, sino también como el reinicio en
la ejecución. De este modo, se concibe que la recaptura del sentenciado opera, asimismo,
como una causal de interrupción de la prescripción de la pena”.

j U | | 3 Causales de interrupción en la prescripción de la pena: PRADO SALDA-


RRIAGA, V. (2000). Las consecuencias jurídicas del delito en el Perú. Lima: Gaceta
Jurídica, p. 513. “El artículo 87 señala las causales de interrupción en la prescripción de la

■541
A rt. 88 L ibro primero / Parte general

pena. En primer lugar, señala el hecho de que comience la ejecución de la pena impuesta
y, en segundo lugar, que se detenga al condenado por la comisión de un nuevo delito
doloso. Todo parece indicar, en ese último supuesto, que es suficiente que la imputación
del nuevo delito se encuentre en trámite procesal de investigación o juzgamiento. No es,
pues, necesario una nueva condena. Se trata, entonces, de una detención preventiva y no
del cumplimiento de una nueva pena privativa de libertad”.

---------------- § -----------------

ARTICULO 88 Individualización de la prescripción


La prescripción corre, se suspende o se interrumpe separadamente para cada uno
de los partícipes del hecho punible.
N ormas concordantes
C P: arts. 23, 24, 25, 26, 27, 87

DOCTRINA

Sumario: Incomunicabilidad de la prescripción de la acción penal y de la pena / Incomunicabili­


dad de los efectos de la prescripción / Incomunicabilidad de la interrupción del plazo de
prescripción.

I) 0306 Incomunicabilidad de la prescripción de la acción penal y de la pena: ROY


FR EY R E, L. (1998). Causas de extinción de la acción penal y de la pena. Lima: Grijley,
pp. 93-94. “Nuestro texto en comentario adopta el sistema personal o subjetivo de la pres­
cripción al no ser comunicables las causales suspensivas o interruptivas que afectan a un
‘partícipe’ (entiéndase: autor y partícipe), las que no alcanzan a los otros intervinientes.
En cambio, sucede que en el sistema transpersonal u objetivo la prescripción se suspende
o se interrumpe para todos los que han concurrido en el hecho punible, aun cuando sus
causales solamente se refieran solamente a un autor o partícipe”.

1) 0307 Incomunicabilidad de los efectos de la prescripción: ROY FREYRE, L.


(1998). Causas de extinción de la acción penal y de la pena. Lima: Grijley, pp. 93-94.
“Estimamos que nuestro codificador acertó al acoger el sistema personal o subjetivo. La
razón está, conforme señaló la comisión de trabajo chilena del Código Penal Tipo para
Latinoamérica al hacer la crítica a la ponencia presentada por la comisión del trabajo
venezolano (Tema: ‘de la extinción de la acción penal y de la pena’), en que ‘resulta’
injusto que los coautores se perjudiquen por circunstancias que causan la interrupción y
que no les pertenece”.

542
E xtinción de la acción penal y de la pena A rt. 88

I) 0308 Incomunicabilidad de la interrupción del plazo de prescripción: ROY


FREYRE, L. (1998). Cansas de extinción de la acción p e n a ly d e la pena. Lima: Grijley,
pp. 93-94. “Sin embargo, hay que precisar que no hubo motivo para que dicha observa­
ción se concretara únicamente al caso de los ‘coautores’, pues el artículo en cuestión de la
ponencia venezolana decía en su último párrafo: ‘La interrupción de la prescripción surte
efecto para todos los que han concurrido al hecho punible, aun cuando los actos que inte­
rrumpan la prescripción no se refieran sino a uno. El efecto interruptivo propuesto alcan­
zaba, sin duda, también al partícipe’”.

JURISPRUDENCIA

Sumario: EJECUTORIA SUPREMA VINCULANTE: Individualización de la prescripción.

EJECUTO RIA SUPREMA VINCULANTE


J 0706 Individualización de la prescripción: “F. J. 4.7. Estando a lo expuesto, debe­
mos determinar en el caso concreto cuales son las actuaciones del Ministerio Público,
que interrumpen el plazo ordinario de prescripción; al respecto, debe precisarse que no
es cualquier actividad realizada por el Ministerio Público, sino aquellas de entidad sufi­
ciente, en las que se aprecia que se ha efectuado una imputación válida contra el proce­
sado, tales como la disposición que apertura las diligencias preliminares con imputación
a una persona por cargos en su contra; pues solo así, tenemos la certeza que los efectos
del proceso penal pueden recaer sobre una persona determinada; pues aun cuando se haya
recepcionado la declaración de un sujeto, si este no ha sido comprendido en forma ex­
presa en el proceso bajo una imputación válida, no se le considerará como una actuación
realizada por el Ministerio Público tendiente a interrumpir el plazo ordinario de prescrip­
ción, toda vez que puede ser que esté declarando en calidad de testigo, no existiendo cer­
teza o precisión de que se encuentre comprendido en el proceso penal; ello en resguardo
a los derechos fundamentales que le asisten al procesado, tales como ser informado de la
imputación, su derecho de defensa, el principio de igualdad de armas, entre otros. F. J.
4.8. En consecuencia, las actuaciones del Ministerio Público respecto de otros procesa­
dos, no interrumpen el plazo ordinario de prescripción de una persona que aún no ha sido
incluida como partícipe en la investigación o procesamiento del hecho delictivo, ni pue­
den sus efectos serles extensivos; por ello, el artículo ochenta y ocho del Código Penal,
establece que los plazos de prescripción corren, se interrumpen o suspenden en forma
para cada uno de los partícipes del hecho punible. F. J. 4.9. Por lo expuesto, habién­
dose demostrado que el Ministerio Público comprendió en el presente proceso, recién
en forma expresa y plena al procesado Peña Arrunátegui, cuando ya había transcurrido
el plazo de prescripción ordinario de la acción penal, en razón al delito de colusión des­
leal, objeto de imputación y no evidenciándose que haya operado la interrupción o sus­
pensión del plazo de prescripción por alguna actuación realizada por el fiscal o juez,
respecto de dicho encausado; por ende, el plazo prescriptorio para el procesado Peña
Arrunátegui ha seguido corriendo en forma independiente de los demás procesados, con­
figurándose así el plazo de prescripción ordinaria; por lo tanto, este Supremo Tribunal

543
A rt . 89 L ibro primero / Parte general

considera que la interpretación desarrollada por la Sala Superior, que declaró fundada la
excepción de prescripción, es acorde a derecho, pues resguardó los derechos fundamen­
tales del procesado y realizó una correcta interpretación del artículo ochenta y ocho del
Código Penal” (Casación N ° 347-2011-Lima, del 14/05/2013, ff. jj. 4.7, 4.8 y 4.9, Sala
Penal Permanente).

ARTÍCULO 88-A Im prescriptibilidad de la pena y de la acción penal(S8)


La pena y la acción penal son imprescriptibles en los delitos previstos en los ar­
tículos 153,153-A, 153-B y 153-C y en los capítulos IX, X y XI del Título IV del Libro
Segundo del Código Penal.
N ormas concordantes
C P: art. 29; CPP: arts. 1, C P M P : arts. 18 y 19

ARTÍCULO 89 A m nistía e indulto


La amnistía elimina legalmente el hecho punible a que se refiere e implica el perpe­
tuo silencio respecto a él. El indulto suprime la pena impuesta.
N ormas concordantes
C: arts. 102 inc. 6); 118 inc. 21); 139 inc. 13); C P: art. 78 inc. 2); C P P 20 0 4 : art. 6 inc. 1
lit. d, 5 1 7 inc. 2 lit. b, 529 inc. 1 lit. a, 5 41; C d e P P : art. 5; L O P J : art. 4; L O M P : art. 29;
L e y 2 6478: art. 1

DOCTRINA

Sumario: Naturaleza de la amnistía / Concepto y efectos de la amnistía / Efectos de la amnistía.

_I)_0309
_ _ _ Naturaleza de la amnistía: BU TELER , E. (2002). “Las penas”. En: LAS-
CANO, C. (Director) Derecho Penal. Parte general. Córdova: Advocatus, p. 688. “Se
trata de aquel instituto de naturaleza política en virtud del cual, el Estado, en un acto
de soberanía interna [...] fundado en graves razones de orden público cuya existencia y
oportunidad solo al Poder Legislativo le compete valorar, este, por medio de una ley con

(58) A rtículo conform e a la incorporación realizada por el artículo 2 de la Ley N° 30838 del 04/08/2018.

544
E xtinción de la acción penal y de la pena A rt. 89

efecto retroactivo, declara el olvido de infracciones de naturaleza penal (delitos comunes


o políticos e infracciones contravencionales o disciplinarias), ocurridas con anterioridad,
produciendo la extinción de todas sus consecuencias represivas, sin individualizar a los
destinatarios del beneficio, quienes no pueden renunciarlo, y que una vez reconocido por
una resolución judicial basada en autoridad de cosa juzgada, es irrevocable”.

1)0310 C oncepto y efectos de la am nistía: BUTELER, E. (2002). “Las penas”. En:


LASCANO, C. (Director) D erecho Penal. P a rte general. Córdova: Advocatus, p. 687.
“La amnistía, que tiene por objeto restablecer la calma y la concordia social, actúa pro­
duciendo el olvido de la infracción con relación a todos sus efectos penales (solo subsis­
ten los civiles de naturaleza reparativa). Por otro lado, según el momento en que se dicte,
ese olvido puede operar de manera distinta. Si no hay sentencia condenatoria, produce la
extinción de la acción penal. Pero si la sanción ya ha sido impuesta, sus efectos no pue­
den recaer sobre una acción que ya ha sido ejercida, sino solo sobre la pena, que se extin­
gue al desaparecer el motivo sobre el que se apoyaba la sanción. Sin embargo, esta última
sanción debe diferenciarse bien del indulto, que lejos de olvidar la infracción, la deja sub­
sistente y solo perdona la sanción”.

1) 0311 E fectos de la am nistía: BUSTOS RAMÍREZ, J. (1984). M anual de D ere­


cho P en al español. Madrid: Ariel, p. 506. “La amnistía extingue totalmente la pena y
todos sus efectos; por tanto, también las penas accesorias y la cancelación de los antece­
dentes penales. Es expresión de que ha desaparecido no solo la necesidad de la pena, sino
también los fundamentos de ella para aquellos hechos cometidos”.

JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Efectos de la amnistía en la extinción de la eje­
cución de la pena / Límites formales y materiales de la amnistía / Efectos del indulto.
CORTE SUPREMA: Naturaleza jurídica y efectos del indulto / Efectos del indulto.

T R IB U N A L C O N S T IT U C IO N A L

J 0707 Efectos de la amnistía en la extinción de la ejecución de la pena: “F. J. 22.


Cabe recordar lo señalado por este Tribunal respecto de la amnistía, la cual -al igual que
la gracia presidencial- extingue la acción penal. Al respecto, según lo estableció la juris­
prudencia de este Tribunal, la amnistía tiene límites tanto formales como materiales (Cfr.
Exp. N° 0679-2005-PA/TC). F. J. 23. Así, este Tribunal ha determinado que constituyen
límites formales a dicha facultad congresal, que la misma solo puede formalizarse en vir­
tud de una ley ordinaria. Ello implica que además de respetar los principios constitucio­
nales que informan el procedimiento legislativo, debe observarse los criterios de gene­
ralidad y abstracción exigidos por el artículo 103 de la Constitución. Igualmente, las
leyes de amnistía deben respetar el principio-derecho de igualdad jurídica, lo que impide
que, previsto el ámbito de aplicación de la ley de amnistía, el legislador pueda brindar
un tratamiento diferenciado que no satisfaga las exigencias que impone el principio de

545
A rt. 89 L ibro primero / Parte general

proporcionalidad. F. J . 24. Tampoco la amnistía puede fundarse en un motivo incompa­


tible con la Constitución. En este sentido, el Tribunal Constitucional determinó que cual­
quiera que sea la competencia constitucional de que se trate, el ejercicio de la labor del
legislador debe estar orientado a garantizar y proteger los derechos fundamentales como
manifestaciones del principio-derecho de dignidad humana (art. 1 de la Constitución) y a
servir a las obligaciones derivadas del artículo 44 de la Ley Fundamental, esto es, garan­
tizar la plena vigencia de los derechos humanos. [...]. F. J. 29. En el presente caso, como
es de verse del texto de la resolución suprema publicada en el diario oficial, fue expedida
por el Presidente de la República y contó con refrendo ministerial. Asimismo, tal como
consta de las copias de las actas del procedimiento llevado a cabo en el Ministerio de Jus­
ticia (a fojas 94 y siguientes de autos), el plazo de la instrucción se había excedido en más
del doble, por lo que puede afirmase que la misma reúne los requisitos formalmente esta­
blecidos. F. J . 30. Es de señalarse, además, que es de público conocimiento que el proce­
sado padece de cáncer en uno de sus ojos, motivo que, ajuicio de este colegiado, conside­
rando la gravedad de la enfermedad, coloca al procesado en una situación distinta de los
demás coprocesados, y en tal sentido se configura como un caso en el que se justifica la
extinción de la acción penal que conlleva la gracia, sin sacrificar los fines de la pena cons­
titucionalmente reconocidos. Cabe señalar, además, que la grave enfermedad que sufre
el recurrente suele ser un motivo usualmente empleado para la concesión del derecho de
gracia presidencial, tal como se advierte del texto de otras gracias presidenciales conce­
didas (Resoluciones Supremas N° 001-2006-JUS, 160-2006-JUS, 206-2007-JUS, 191-
2005-JUS, 172-2005-JUS, 051-2005-JUS), por lo que tampoco se ve vulnerado el prin­
cipio de igualdad, en tanto se trata de situaciones excepcionalísimas que no constituyen
un trato desigual discriminatorio respecto de otros procesados” (STC Exp. N ° 4053-2007-
PHC/TC-Lima, caso: Alfredo Jalilie Aw apara, del 18/12/2007, ff. jj. 22, 23, 24, 29 y 30).

J 0708 Límites formales y materiales de la amnistía: “F. J. 21. En la medida en que la


expedición, de las leyes de amnistía constituye el ejercicio de una competencia jurídico-
constitucional, su ejercicio se encuentra sujeto a límites constitucionales. Se trata de una
competencia constitucionalmente conferida al titular de la política de persecución crimi­
nal del Estado y cuyo ejercicio, por tanto, debe realizar dentro del marco de la Constitu­
ción Política del Estado. F. J. 22. El artículo 102, inciso 6, de la Constitución no prevé
expresamente cuáles son los límites a los que se debe sujetar el dictado de leyes de amnis­
tía. Sin embargo, ello no significa que estos no existan, puesto que la legitimidad del ejer­
cicio del poder del Estado y, por ende, el de sus órganos constitucionales no se justifica
de por sí, sino a partir del pleno respeto del principio-derecho de dignidad humana, y de
la observancia cabal de los principios constitucionales y los derechos fundamentales. F.
J. 23. Por ello, este Tribunal ha recordado que ninguna disposición constitucional, inclu­
yendo las que habilitan de competencias a los órganos del Estado, puede ser interpretada
aisladamente. En la medida en que forma parte de la Ley Fundamental, la determinación
de sus alcances y límites debe realizarse bajo los alcances del principio de unidad. Este
principio, conforme hemos recordado, [...] exige concebir a la Constitución como un todo
plenamente armónico e internamente coherente [...]; teniendo presente que, en última ins­
tancia, todo precepto constitucional se encuentra orientado a proteger los derechos fun­
damentales como manifestaciones del principio-derecho de dignidad humana (art. 1 de la

546
E xtinción de la acción penal y de la pena A rt. 89

Constitución) (STC Exp. N° 2730-2006-PA/TC). F. J. 24. Una ley de amnistía se encuen­


tra sujeta tanto a límites formales como materiales. Con respecto a la primera cabe seña­
lar que el dictado de una ley de amnistía es que esta solo puede formalizarse en virtud
de una ley ordinaria. Por tanto, además de respetar los principios constitucionales que
informan el procedimiento legislativo, debe observar los criterios de generalidad y abs­
tracción exigidos por el artículo 103 de la Constitución. Igualmente, las leyes de amnis­
tía deben respetar el principio-derecho de igualdad jurídica, lo que impide que, previsto
el ámbito de aplicación de la ley de amnistía, el legislador pueda brindar un tratamiento
diferenciado que no satisfaga las exigencias que impone el principio de proporcionalidad.
F. J. 25. Estos dos primeros límites distinguen a la amnistía del indulto. A diferencia de
este último, una ley de amnistía no puede comprender en sus alcances a una persona o un
grupo de personas en particular, con exclusión de otras que se encuentren en los mismos
supuestos que motivan su expedición. Tampoco la amnistía puede fundarse en un motivo
incompatible con la Constitución. La Ley Fundamental es una norma lo suficientemente
abierta para que dentro de ella el legislador pueda elegir entre las diferentes opciones de
política de persecución criminal” (STC Exp. N ° 679-2005-PA/TC-Lima, caso: Santiago
Enrique Martin Rivas, del 2/03/2007, ff. jj. 21, 22, 23, 24 y 25).

J 0709 E fectos d e l indulto: “F. J . 5. Conforme a reiterada jurisprudencia constitucional,


la cosa juzgada tiene una doble dimensión (formal y material). Mediante el contenido for­
mal se consagra el derecho ‘ [...] a que las resoluciones que hayan puesto fin al proceso
judicial no puedan ser recurridas mediante medios impugnatorios, ya sea porque estos
han sido agotados o porque ha transcurrido el plazo para impugnarla’ mientras que el con­
tenido material alude a que ‘[...] el contenido de las resoluciones que hayan adquirido tal
condición, no pueda ser dejado sin efecto ni modificado, sea por actos de otros poderes
públicos, de terceros, o incluso, de los mismos órganos jurisdiccionales que resolvieron
el caso en el que se dictó’. (STC Exp. N° 4587-2004-AA, f. j. 38). De este modo, el efecto
de la cosa juzgada del indulto de un lado proscribe articular medios impugnatorios ten­
dientes a revisar lo ya decidido a favor de un condenado, y de otro lado, imposibilita una
posterior persecución penal basada en los mismos hechos cuya consecuencia penal fue
dejada sin efecto por el indulto. Es decir, el indulto no solo elimina la pena sino también la
posibilidad de volver a perseguir penalmente a la persona por los mismos hechos. F. J. 6.
En suma, queda claro para este Tribunal Constitucional que indulto es una potestad cons­
titucionalmente instituida que permite al Presidente de la República intervenir a favor de
un condenado y adquiere carácter definitivo [...]. En este orden de ideas, el ejercicio de la
potestad discrecional del indulto está sujeto al marco constitucional y, como tal, debe res­
petar sus límites. Así, cabe recordar que para el caso de la gracia presidencial este Tribu­
nal ha establecido límites de índole constitucional. [...]. F. J. 8. Asimismo, la inmutabili­
dad de otras instituciones a las que la propia Constitución les ha otorgado efectos de cosa
juzgada (amnistía, sobreseimientos definitivos) está supeditada a la conformidad de su
concesión con todo el marco constitucional. Así, para el caso de la amnistía este tribunal
precisó que esta no puede fundarse en un motivo incompatible con la Constitución
Así también, en cuanto a la prescripción de la acción penal, este Tribunal Constitucional
precisó para los casos de graves violaciones a los derechos humanos que no pueden con­
tabilizarse el plazo en el que el Estado haya sido renuente a investigarlas [...]. Tampoco

547
A rt. 89 L ibro primero /Parte general

el sobreseimiento definitivo puede generar cosa juzgada e impedir nueva persecución


penal en caso de que este haya sido dictado por un órgano jurisdiccional manifiestamente
incompetente [...]. F. J. 9. Ello no es sino consecuencia de la irradiación de la Constitu­
ción y su fuerza normativa en todo el ordenamiento jurídico. De este modo, para que un
acto del poder público sea constitucionalmente válido no solo debe haber sido emitido
conforme a las competencias propias sino ser respetuoso de los derechos fundamenta­
les, principios y valores constitucionales. Así, por ejemplo, resulta exigible un estándar
mínimo de motivación que garantice que este no se haya llevado a cabo con arbitrarie­
dad. Ello implica que si bien el indulto genera efectos de cosa juzgada, lo cual conlleva la
imposibilidad de ser revocado en instancias administrativas o por el propio Presidente de
la República, cabe un control jurisdiccional excepcional a efectos de determinar la cons-
titucionalidad del acto. F. I. 10. En suma, la decisión de indultar al condenado genera
cosa juzgada y como tal es inimpugnable y por tanto, irrevocable administrativamente, e
impide la posterior persecución penal por los mismos hechos. Sin embargo, ello no obsta
que pueda ser objeto excepcionalmente de anulación en sede jurisdiccional. Naturalmente
dicho control no versa sobre la conveniencia o no del indulto, pues ello resulta una mate­
ria reservada a la propia discrecionalidad del Presidente de la República, sino sobre su
constitucionalidad” (STCExp. N° 3660-2010-PHC/TC-Lima, caso: José Enrique Crousi-
llat López Torres, del 15/01/2011, ff. jj. 5, 6, 8, 9 y 10).

CORTE SU PR EM A

J 0710 N atu raleza ju ríd ic a y efectos d el indulto: “El actual Código Penal en su artículo
78, establece como causal de extinción de la acción penal (‘hecho punible’), entre otros,
al derecho de gracia, que no es otro que el indulto, el cual está específicamente reconocido
en el artículo 89 del Código Penal y referido a ‘suprimir la pena impuesta’. El senten­
ciado mientras cumplía la condena impuesta y estando pendiente de resolución su recurso
de nulidad, mereció la gracia del indulto presidencial, con fecha anterior a la expedi­
ción. de la Ejecutoria de la Sala Penal de la Corte Suprema que anuló la sentencia por la
que se le había condenado, en vez de proceder, como correspondía, archivando la causa
por haber sobrevenido el indulto a favor de dicho condenado. En tanto la posibilidad del
indulto nace desde que hay proceso (art. 78) y si el Poder Ejecutivo puede lo más (indulto
a sentenciados), es claro que puede también lo menos, como es indultar a un procesado
sentenciado, estando pendiente el recurso de nulidad, de oficio declararon extinguida la
acción penal por el indulto” (Ejecutoria Suprema del 14/12/2004, R. N. N° 492-2004-
Puno. En: ÁVALOS RODRÍGUEZ, C. y ROBLES BRICEÑO, M. (2005). “Modernas ten­
dencias dogmáticas en la jurisprudencia penal de la Corte Suprema”. En: Diálogo con
la Jurisprudencia. Gaceta Jurídica, Lima, p. 211).

J 0711 E fectos d e l indulto: “En lo que respecta a uno de los acusados se aprecia de la
Resolución Suprema N° 145-96-JUS del 3 de octubre de 1996, que este ha sido bene­
ficiado con el derecho de gracia, acto del Poder Ejecutivo precisado en el artículo 118,
inciso 21 de la Constitución Política del Perú y que acarrea como consecuencia jurídica el
archivamiento de los actuados” (Sala Penal, R. N. N° 101-97-Lima. En: ROJAS VARGAS,
F. (1999). Jurisprudencia penal. Tomo 1. Gaceta Jurídica, Lima, p. 252).

■ 548
E xtinción de la acción penal y de la pena A rt. 90

ARTÍCULO 90 Cosa juzgada


N adie puede ser perseguido por segunda vez en razón de un hecho punible sobre el
cual se falló definitivam ente.
N ormas concordantes
C : art. 1 3 9 inc. 1 3 ) ; C P : art. 7 8 irte. 2 ) ; C P P 2 0 0 4 : arts. 6 inc. 1 lit. c, 1 5 6 irte. 2, 3 4 7 irte. 2,
4 3 9 irte. 2 , 5 5 7 inc. 6 ; C d e P P : arts. 5, 3 6 1 irte. 4.

DOCTRINA

Sumario: Diferencias entre cosa juzgada y autoridad de cosa juzgada / Concepto y efectos de la
cosa juzgada.

I) 1)312 D iferen cias en tre cosa ju zgad a y au torid ad de cosa juzgada: BRAMONT
ARIAS, L. A. (2004). Derecho Penal peruano (Visión histórica). Parte general. Lima:
Ediciones Jurídicas Unifé, p. 516. “Existen ligeras diferencias conceptuales entre la
expresión ‘cosa juzgada’ y la de la ‘autoridad de cosa juzgada’. Cosa juzgada es la
esencia de la decisión conclusiva del juicio contenida en una resolución jurisdiccional
con carácter de sentencia de absolución (o sobreseimiento) o de condena constituida
en irrevocable. En cambio, ‘la autoridad de cosa juzgada’ es la fuerza reconocida por
la ley a la decisión del juez para regular jurídicamente el caso concreto decidido, de
manera que se imponga positivamente con eficacia ejecutiva y negativamente, con efi­
cacia prohibitiva”.

_I)_ 0313
_ _ _ C oncepto y efectos de la cosa juzgada: PRADO SALDARRIAGA. V.
(2000). Las consecuencias jurídicas del delito en el Perú. Lima: Gaceta Jurídica, p. 528.
“En consecuencia, la autoridad de cosa juzgada extingue la acción penal invocada en
tanto permite advertir que sobre el mismo hecho histórico y su autor, se ha emitido ya
una sentencia judicial firme. Ahora bien, para que la autoridad de la cosa juzgada ejerza
su efecto extintivo, debe evaluarse, previamente, la presencia real de un juzgamiento
anterior y en el cual se aprecia una situación de doble identidad con el hecho que se han
denunciado y son base del nuevo juicio”.

EÜ!] JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Vertiente material y procesal del principio n e bis


irt íd e m . CORTE SUPREMA: Principio de proporcionalidad y legalidad como funda­
mento de la prohibición del n e bis in id e m / La sanción administrativa no imposibi­
lita que el infractor sea procesado penalmente / Cosa juzgada en el delito de asesinato /
Características normativas de la resolución que constituye cosa juzgada.

549 -
A rt. 90 L ibro primero / Parte general

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
J 0712 Vertiente material y procesal del principio ne bis in ídem: “F. J . 2. Sobre el
principio de ne bis in idem este Tribunal ha declarado que si bien no se encuentra tex­
tualmente reconocido en la Constitución como un derecho fundamental, al despren­
derse del derecho reconocido en el inciso 2 del artículo 139 de la Constitución (cosa
juzgada), se trata de un derecho implícito que forma parte de un derecho expreso [...].
Asimismo el ne bis in idem es un derecho que tiene un doble contenido. Por un lado,
ostenta un carácter procesal y por otro un carácter material. Entender a este principio
desde su vertiente procesal implica ‘[...] respetar de modo irrestricto el derecho de una
persona de no ser enjuiciado dos veces por el mismo hecho [...] o no [...] ser juzgado
dos veces por los mismos hechos, es decir que un mismo supuesto fáctico no puede ser
objeto de dos procesos penales distintos o si se quiere que se inicien dos procesos pena­
les con el mismo objeto [...]’. [...] Mientras que desde su vertiente material ‘[...] expresa
la imposibilidad de que recaigan dos sanciones sobre el mismo sujeto por la misma
infracción, puesto que tal proceder constituiría un exceso del poder sancionador [...]’.
F. J . 3. Del análisis de lo expuesto en la demanda se alega la violación del ne bis in ídem
de carácter material, pues se cuestiona que el beneficio haya sido sancionado dos veces
por la misma infracción respecto a la comisión del delito contra el patrimonio - robo
agravado en agravio de la empresa Telefónica Sociedad Anónima (agencia del Cercado
de Lima), hechos ocurridos en la noche del 10 de junio del 2002. Como lo ha indicado
este colegiado la protección por ne bis in ídem material se vincula a los hechos que fue­
ron materia de un primer pronunciamiento y sobre los cuales no corresponde una nueva
revisión [...]. Además de establecer que para activar el ne bis in ídem la sola existencia
de dos procesos o dos condenas impuestas no pueden ser únicos fundamentos, pues es
necesaria la previa verificación de la existencia de una resolución que tenga la calidad
de cosa juzgada” (STCExp. N ° 3495-2011-PHC/TC-Lima, caso: Miguel Eduardo Pan-
toja de la Torre, del 18/10/2011, ff. jj. 2 y 3).

CORTE SUPREMA
J 0713 Principio de proporcionalidad y legalidad como fundamento de la prohibi­
ción del ne bis in ídem: “Que, la prohibición del ne bis in ídem, desde su vertiente formal
y material, se fundamenta en el principio de proporcionalidad (prohibición de exceso) y
en el principio de legalidad (ley previa y de certeza o determinación) (CARO CORIA,
Dino Carlos. ‘El principio ne bis in idem en la jurisprudencia del Tribunal Constitu­
cional’. En: Jurisprudencia y doctrina penal constitucional. Segundo Seminario, Lima,
Palestra, 2006, p. 302), siendo que esta modalidad del ne bis in idem evita la doble san­
ción o juzgamiento sobre el mismo sujeto, hecho y fundamento, base fundamental de la
triple identidad. Si bien se absolvió al procesado F.F.C, en otro proceso, por el delito de
daños, a raíz del choque que sufrió el vehículo en mención el nueve de diciembre de dos
mil; no obstante, el hecho punible imputado en ese caso -causar daño doloso- es distinto
al hecho punible que se imputa en este proceso, esto es, usar (en calidad de funcionario
público) o dejar que un tercero use con fin distinto un vehículo del Estado; situación que
permite advertir la inexistencia del mismo hecho y también mismo fundamento, puesto

550
E xtinción de la acción penal y de la pena A rt. 90

que los bienes jurídicos protegidos en ambos son distintos” (R. N. N ° 1269-2009-P m o,
d el 19/08/2010, f. j . 3, Sala P en al Transitoria).

J 0714 La sanción administrativa no imposibilita que el infractor sea procesado


penalmente: “F. J . 6. Que la acusación fiscal [...] reconoció que el imputado, por
estos hechos, había sido sancionado administrativamente con un año de suspensión
[...] la defensa destacó ese hecho cuando aprobó el sometimiento a la conformidad
procesal; que en estas condiciones, consolidados los hechos conformados, debe ana­
lizarse si, en efecto, se presenta un supuesto que niega la punibilidad del hecho en
atención a la regla del ne bis in idem -concretamente, el efecto negativo o excluyente
de la cosa juzgada material-; que si bien los hechos objeto del proceso penal y del
procedimiento administrativo sancionador son los mismos y existe unidad de impu­
tado, no existe en cambio unidad de fundamento o de bien jurídico vulnerado entre
el tipo administrativo disciplinario y el tipo penal de peculado -más allá de la rela­
ción de especial sujeción entre el funcionario y la administración o sin que esta fuera
relevante-, pues el ámbito de tutela es disímil y los intereses protegidos difieren: el
delito de peculado tutela en sentido estricto la correcta gestión y utilización del patri­
monio público por parte de la Administración Pública de cara a servir los intereses
generales de la sociedad, en cambio el tipo administrativo disciplinario se concreta a
salvaguardar, desde una perspectiva formal, el correcto cumplimiento de los deberes
funcionariales, sin que se pueda interpretar u otorgar un alcance a sus disposiciones
como equivalentes o sustitutivas de los tipos penales; que la sanción administrativa
en función a los supuestos del artículo veintiocho del Decreto Legislativo número
doscientos setenta y seis no tiene su fundamento en el castigo por un apoderamiento
de caudales públicos -propio del delito de peculado- sino en el incumplimiento de un
deber de acatamiento a las disposiciones administrativas al que se encuentra some­
tido todo servidor público en el ejercicio de sus funciones. F. J. 7. Que, no obstante
ello, no puede negarse que en estos casos un determinado efecto prejudicial de la
decisión administrativa, de modo que es de justicia tomar en consideración la sanción
impuesta en sede administrativa para efectuar, si correspondiere, la respectiva com­
pensación por el tribunal penal en el cómputo de la pena, con lo que se evita la dupli­
cidad sancionadora; que el artículo 426 del Código Penal prevé la pena conjunta de
inhabilitación de uno a tres años conforme a los incisos uno y dos del artículo treinta
y seis del citado código; que el inciso uno del citado artículo treinta y seis dispone la
privación del cargo que ejercía el condenado, aunque provenga de elección popular
y el inciso dos importa la incapacidad para obtener mandato, cargo, empleo o comi­
sión de carácter público; que la sentencia de instancia solo contempló la inhabilita­
ción prevista en el inciso dos del artículo treinta y seis del Código Penal: incapaci­
dad para obtener cargo público, por lo que solo cabe definir, más allá del error del
a quo -imposible de remediar en esta sede en atención al principio de interdicción
de la reforma peyorativa-, si es posible compensarla con la sanción administrativa;
que, en el presente caso, no cabe una compensación porque no se da una compatibi­
lidad de sanciones, que solo se produciría con medidas que importen la separación
del servicio, además la incapacidad para obtener cargo público tiene efectos futu­
ros, no importa apartar al condenado del cargo que ejerce; que, por otro lado, por la

551
A rt. 91 L ibro primero / Parte general

forma y circunstancias del delito, su entidad y las condiciones personales del impu­
tado, el tiempo de duración de la inhabilitación no puede ser mayor de un año” (R. N.
N° 3937-2008-El Santa, del 28/01/2010, f. j. 6 y 7, Sala Penal Permanente).

i 0715 Cosa juzgada en el delito de asesinato: “De la revisión de los autos, se des­
prende que los procesados fueron, instruidos, juzgados y sentenciados por el delito de
homicidio calificado -asesinato- previsto en el artículo 108 del Código Penal, modifi­
cado por el Decreto Legislativo N° 896, vigente a la fecha de los hechos, tramitándose la
causa con arreglo al Decreto Legislativo N° 897, recayendo posteriormente la ejecutoria
suprema, de fecha 2 de junio de 1999, habiendo por consiguiente adquirido la calidad de
cosa juzgada. El superior colegiado al disponer nueva instrucción y juzgamiento en apli­
cación de la Ley N° 27569, incurre en causal de nulidad, puesto que la norma invocada
está referida para quienes fueron procesados y sentenciados por el delito de terrorismo
agravado ante el fuero militar, con arreglo al Decreto Legislativo N° 895 y bajo el proce­
dimiento del Decreto Legislativo N° 897, lo que se verifica en su artículo tercero el que
dispone el procedimiento de remisión de expedientes del Fuero Militar al Fuero Común,
supuesto normativo en el que no se encuentra el presente caso, lo contrario sería atentar
contra el principio de seguridad jurídica con protección constitucional” (Ejecutoria Su­
prema del 21/05/2004, R. N. N° 152-2004-Apurímac. En: ÁVALOS RODRÍGUEZ, C. y
ROBLES BRICEÑO, M. (2005). “Modernas tendencias dogmáticas en la jurispruden­
cia penal de la Corte Suprema ”. En: Diálogo con la Jurisprudencia. Gaceta Jurídica,
Lima, p. 212).

J 0716 Características normativas de la resolución que constituye cosa juzgada: “La


excepción de cosa juzgada es procedente cuando el hecho denunciado ha sido objeto de
una resolución firme, nacional o extranjera, en el proceso penal seguido contra la misma
persona, debiendo cumplirse los siguientes presupuestos a) Identidad de sujeto, mas no de
sujetos, es decir solo se hace alusión a la parte procesada, mas no de agraviados; b) Iden­
tidad del hecho, acto u omisión imputada; y c) Resolución definitiva, esto es, la que da
por concluida con carácter irreversible el proceso penal” (Sala Penal “B ”, Exp. N° 134-
98-Piura, del 13/04/1998, Sala Penal “B ”. En: ROJAS VARGAS, F. (1999). Jurispruden­
cia Penal. Tomo I. Gaceta Jurídica, Lima,p. 246).

---------------- § -----------------

ARTÍCULO 91 Renuncia a la prescripción de la acción penal


El imputado tiene derecho a renunciar a la prescripción de la acción penal.
N ormas concordantes
C : art. 2 inc. 2 4 ) lit. a ) ; C P : art. 7 8 i n c . l ) ; C d e P P : arts. 5, 7 7 ; C P P 2 0 Ú 4 : art. 1 4 7 .

552 - ..
E xtinción de la acción penal y de la pena Art. 91

eülj JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTES SUPERIORES: Naturaleza jurídica de la renuncia a la prescripción de la


acción penal.

CORTES SU PERIO RES

J 0717 Naturaleza jurídica de la renuncia a la prescripción de la acción penal: “La


renuncia a la prescripción de la acción penal es un derecho que tiene todo procesado, que
conlleva la necesaria revisión del tema de fondo para pronunciarse con una sentencia
absolutoria o condenatoria” (Ejecutoria Superior de ¡a Sala Penal de Apelaciones de Reos
Libres de la Corte Superior de Justicia de Lima del 08/08/1997, Exp. N °220-97-Lima).

-----------------§ ------------------

- 553
TÍTULO VI
LA REPARACIÓN CIVIL
DE
Y CONSECUENCIAS ACCESORIAS
CAPÍTULO I
REPARACIÓN CIVIL

M iij u in .m La reparación civil: oportunidad de su determinación(59)


L a reparación civil se determ ina conjuntam ente con la pena y es un derecho de la
víctim a que debe efectivizarse durante el tiem po que dure la condena. E l ju ez garan­
tiza su cum plim iento.

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 9 2 .- La reparación civil se determina conjuntamente con ¡apena.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


P rim era m odificación: artículo 1 de la L ey N° 30838 del 04/08/2018.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
CP: art. 4 5 ; C P P 1991: art. 2 inc. 3 ; CPP 2004: arts. 2 ines. 3, 4, 7 ; 1 3 , 1 4 . 1 5 inc. 2, 9 8 ,
1 0 5 , 1 0 7 , 1 0 9 , 2 5 7 inc. 2, 3 1 2 - A ines. 1, 5, 6 ; 3 7 2 ines. 1, 3, 5 ; 3 7 6 inc. 2 lit. b, 3 8 7 ines. 1,
2 ; 3 9 2 inc. 1, 3 9 2 inc. 4, 3 9 3 inc. 3 l i t . f 3 9 9 inc. 4, 4 2 5 inc. 3 lit. b, 4 4 4 inc. 3, 4 6 8 ines. 2,
5, 6, 7 ; 4 7 3 -A , 4 7 7 inc. 4, 4 8 0 inc. 2 lits. b, c ; 4 8 8 lit. 2, 4 9 3 , 5 0 3 inc. 2, 5 4 2 inc. 1 lit. e, 5 4 5
ines. 1, 2 ; C deP P : arts. 5 7 , 9 4 lit. a, 1 8 8 -A inc. 2 lit. a, 2 4 4 inc. 3, 2 8 5 , 2 9 0 , 3 0 0 inc. 4, 3 3 7 ;
CC: arts. 1 3 2 1 , 1 3 2 2 , 1 3 3 2 , 1 9 6 9 , 1 9 8 4 , 1 9 8 5 ; CT: art. 191

DOCTRINA

Sumario: Unidad de la imposición de la pena y la reparación civil / Presupuestos de la vigencia de


la unidad de la imposición de la pena y la reparación civil / Excepciones a la unidad de
la imposición de la pena y la reparación civil / Ambitos del ordenamiento jurídico com­
petentes para determinar la reparación civil / Diferencias entre pena y reparación civil.

1)0314 U nidad de la im posición de la pena y la reparación civil: BUSTOS RAMÍREZ,


J. (2004). Obras completas. Tomo I. Lima: Ara, p. 752. “La unidad de la acción civil y
penal: Esta posibilidad es una coherente consecuencia del hecho de que no hay diferencias
cualitativas entre una antijuridicidad civil y una penal. Sin duda, es una correcta decisión del
legislador español, pues se evitan los inconvenientes de procesos separados, procurando, al
mismo tiempo una más amplia protección a los bienes jurídicos y a los intereses de las víc­
timas. En cuanto a su naturaleza, no cabe duda, la acción reparadora, a pesar de poder ins­
tarse ante la jurisdicción penal, tiene naturaleza inequívocamente civil”.

(59) A rtículo vigente conform e a la m odificación realizada po r el artículo 1 de la L ey N° 30838 del 04/08/2018.

555
A rt. 92 L ibro primero / Parte general

m H I I Unidad de la imposición de la pena y la reparación civil: ESPINOZA


ESPINOZA, J. (2003). Elem entos de la responsabilidad civil. 2a edición. Lima: Gaceta
Jurídica, p. 265. “En este tipo de casos, es importante tener en cuenta lo siguiente: a. Si el
agraviado, o sus parientes, deciden constituirse en parte civil en un proceso penal, ya no
se puede interponer posteriormente una demanda civil por indemnización por los mismos
daños, en virtud del principio de cosa juzgada, b. No cabría entonces [...] que habiéndose
constituido en parte civil, se opte por la indemnización fijada por el juez civil y se renun­
cie a la del proceso penal, por ser la primera más ventajosa que la segunda”.

DU.Uó Presupuestos de la vigencia de la unidad de la imposición de la pena y la


reparación civil: CASTILLO ALVA, J. L. (2001). Las consecuencias jurídico-econó-
micas del delito. Lima: Idemsa, p. 83. “Aparentemente estaríamos ante una norma de
carácter prescriptivo que obliga a que en toda sentencia penal condenatoria se dicte una
reparación civil. Debe ser interpretado de la siguiente manera: solo cuando exista una
voluntad expresa del agraviado (o, en general, de todo perjudicado) de constituirse en
parte civil dentro de un proceso penal, al sufrir un daño como consecuencia de la comi­
sión (u omisión) de un delito; debe dictarse junto a la sentencia condenatoria la reparación
civil. Cuando no exista este acto formal de constitución en parte civil no puede dictarse
la reparación civil correspondiente por más que exista la comisión de un delito y se haya
comprobado además que con el ilícito se ha cometido un daño. Solo así se guarda cohe­
rencia y plenitud lógica con la consideración de la naturaleza de la reparación civil. De
modo lógico, se sostiene que ningún Juez, mucho menos el penal, cuando tenga en sus
manos un caso puede resolver sobre un extremo no comprendido en el petitorio; peor aún
cuando si se trata de una acción civil, la cual solo cuando se ejerce puede encontrarse
comprendida en la resolución por el juez correspondiente”.

|¡¡!¿ m Excepciones a la unidad de la imposición de la pena y la reparación civil:


PEÑA CABRERA, R. (1999). Tratado d e D erech o Penal. Parte general. Estudio p r o ­
gram ático de la P arte G eneral. 3a edición. Lima: Grijley, p. 692. “Ahora bien, el hecho
que la reparación civil se determine conjuntamente con la pena no significa, en modo
alguno, que a toda pena hay que anexársele una reparación civil, pues no toda persona res­
ponsable penalmente de un delito o falta lo es también civilmente”.

I) 0318 Ámbitos del ordenamiento jurídico competentes para determinar la repa­


ración civil: BRAMONT ARIAS, L. A. (2004). D erech o P en a l p eru a n o (Visión histó­
rica). Parte general. Lima: Ediciones Jurídicas Unifé, p. 531. “En casi todos los sistemas
jurídicos se confía a los juzgados y salas penales diferentes la competencia para conocer
los asuntos penales y civiles. Sin embargo, el modelo seguido por nuestro Código de Pro­
cedimientos Penales es diferente. De un lado, consagra el principio de unidad procesal de
la acción civil y penal en todos los supuestos de responsabilidad penal, esto es, la misma
jurisdicción penal es competente en lo relativo a la fijación de la pena (daño público) y,
por otro, la estimación de la reparación civil (daño privado)”.

I) 0 3 19 Diferencias entre pena y reparación civil: BUSTOS RAMÍREZ, J. (1984).


M anual de D erech o P en al español. Madrid: Ariel, p. 465. “La regulación conjunta no
puede llevar a confundir la pena con la sanción reparadora, lo que fue defendido por los

556 —
R eparación civil A rt. 92

positivistas, pues el sistema instaurado no podría conducir a que la única finalidad del pro­
ceso penal fuere justamente la sanción reparadora, con la cual la amenaza penal del pro­
ceso socavaría las garantías de un Estado de derecho respecto de los intereses privados”.

JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Pago de la reparación civil materializa la eficacia


del poder punitivo del Estado. ACUERDO PLENARIO: La responsabilidad civil des­
cansa en el daño ocasionado. CORTE SUPREMA: Noción y fundamento de la respon­
sabilidad civil derivada de un delito / La reparación civil no constituye parte integrante
de la pena / Momento en que se impone la pena y la reparación civil / Determinación
conjunta de la pena y la reparación civil / Criterios que se toman en cuenta para deter­
minar la reparación civil en el delito de robo / Criterios que se ponderan en la determi­
nación de la reparación civil / Proporcionalidad de la reparación civil al daño causado.
CORTES SUPERIORES: Oportunidad de la determinación de la reparación civil

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
J 0718 P ago de la reparación civil m aterializa la eficacia d el p o d e r p u n itivo d el
E stado: “El Tribunal Constitucional en la sentencia recaída en el Exp. N° 1428-2002-
HC/TC (fundamento 2) ha precisado que la exigencia del pago de la reparación del daño
ocasionado por la comisión del delito, como regla de conducta cuya inobservancia deri­
varía en la revocación de la suspensión de la pena, tiene asidero en que dicha obligación
no es de naturaleza civil, por cuanto, al encontrarse dentro del ámbito del Derecho Penal,
se constituye en una condición para la ejecución de la pena; consecuentemente, ‘no es
que privilegie el enriquecimiento del erario nacional o el carácter disuasorio de la pena
en desmedro de la libertad individual del condenado, sino, fundamentalmente, la propia
eficacia del poder punitivo del Estado y los principios que detrás de ella subyacen, como
el control y regulación de las conductas de acuerdo con ciertos valores y bienes jurídi­
cos que se consideran dignos de ser tutelados’” (S T C E xp . N ° 3556-2012-P H C /T C , caso:
Serafín Martín Estrada Quispe, del 2 4 /0 9 /2 0 1 2 ,/. j . 3.2).

ACUERDO PLENARIO
J 0719 L a respon sabilidad civil descansa en e l daño ocasionado: “F. J. 24. [...] Como
se está ante una institución de naturaleza jurídico-civil; que descansa en el daño ocasio­
nado, no en el delito cometido, y se proyecta, en cuanto a su contenido, a lo establecido
en el artículo 93 del Código Penal, procesalmente está informada por los principios dis­
positivo y de congruencia. La vigencia de los indicados principios, a tono con la natura­
leza privada -y, por ende, disponible- de la responsabilidad civil ex delicio, determina
que si no se cuestiona la reparación civil fijada en la acusación fiscal el Tribunal está limi­
tado absolutamente a la cantidad acordada, esto es, no puede modificarla ni alterarla en
su alcance o ámbito y magnitud [...]. F. J . 28. Establecer como doctrina legal, conforme
a los fundamentos jurídicos ocho a veintitrés, la siguiente: [...] 8) La conformidad sobre
el objeto civil está informada por los principios dispositivo y de congruencia. Si no se
cuestiona la reparación civil no es posible modificarla. Debe respetar la pretensión civil

557
A rt. 92 L ibro primero / Parte general

alternativa de la parte civil. Es posible, si fuera el caso, la cesura del juicio para la actua­
ción de pruebas en aras de la determinación de la reparación civil. Debe tomarse en cuenta
para su concreción la suma global la regla de la solidaridad en los supuestos de codelin­
cuencia. La variación del monto de la reparación civil en la segunda sentencia no altera
la fijada en la sentencia conformada. [...]” (Acuerdo P lenario N ° 5 -2 0 0 8 sobre “Nuevos
alcances de la conclusión anticipada”, d el 1 8 /0 7 /2 0 0 8 , ff. jj. 2 4 y 28.8), IV P len o Ju ris­
diccional de las Salas P enales P erm anente, Transitorias y Especial).

CORTE SUPREMA
J 0720 N oción y fu n dam en to de la responsabilidad civil derivada de un delito: “F. J. 1.
Al respecto, el profesor Silva Sánchez, ha señalado: [el fundamento de la institución ‘res­
ponsabilidad civil derivada del delito’ se halla en un criterio de economía procesal, orien­
tado a evitar el denominado ‘peregrinaje de jurisdicciones’, vid., ¿ex delito? Aspectos de la
llamada ‘Responsabilidad civil’ en el proceso penal. En: www.indret.com, julio 2001]. F. J.
2. Tal posición dogmática a la que arriba el autor, se ve fielmente recogida y reflejada en el
artículo 444, numeral 3, del nuevo Código Procesal Penal, al establecer que: ‘si la senten­
cia es absolutoria, se ordenará, la restitución de los pagos efectuados por concepto de repa­
ración civil y multa [...]’. Esto implica que la responsabilidad penal derivada del delito, no
exige que el daño causado por este, tenga una relevancia penalmente a nivel de tipicidad, es
decir ‘no es necesario que el resultado dañoso constituya un elemento del delito por el que
se condena’ o ‘no tiene por qué ser coincidente con el resultado típico del delito’ Vid, Silva
Sánchez, ¿”ex delicio”? Caso distinto es la legitimidad de un juez penal para imponer una
reparación civil, aquí se exigirá que se acredite no solo el hecho como lo afirma la doctrina
mayoritaria, sino, tal como discrepa y sostiene autorizadamente, el profesor García Cavero,
‘no basta la sola exigencia de un hecho dañoso sin que sea necesario siquiera un juicio de
tipicidad para determinar la reparación civil, este juicio de tipicidad no tiene que abarcar
su vertiente subjetiva, por lo que bastará con que el juez determine respecto del hecho su
tipicidad objetiva y la ausencia de una justificación objetiva’; agrega este autor: ‘dado que
un presupuesto del daño civilmente indemnizable es su causación por un acto ilícito, esta ili­
citud solamente puede ser la que corresponde determinar al juez penal, es decir, la tipicidad
objetiva de la conducta’, precisando, ‘que no se pretende negar que puede existir un ilí­
cito civil que no sea penalmente relevante, sino que, en estos casos, no hay legitimidad del
juez penal para entrar a determinar la responsabilidad civil’ [García Cavero, Percy. D e re­
cho Penal. Parte general. 2a ediciónición, marzo de 2012, p. 954 y 955]. F. J. 3. Por ello,
los criterios según los cuales afirma que los delitos de peligro o de mera actividad no gene­
ran responsabilidad civil por el hecho de que no produce efectivamente un daño, son equí­
vocos, pues la lógica del legislador penal ha sido: ‘adelantar el momento de la consumación
del delito, relegando el eventual resultado lesivo a la condición de circunstancias postcon­
sumativa. Así pues la condena por un delito de peligro no obsta a la condena; asimismo, a
la reparación del daño producido, si cabe establecer el correspondiente nexo de imputación
objetiva y subjetiva (según las reglas de Derecho Civil de daños) entre el mismo y la con­
ducta penalmente típica’, Vid, Silva, ¿ex delicto?” (Casación N ° 164-2011-La Libertad, del
14/08/2012, ff. jj. 1, 2 y 3, Sala Penal Perm anente).

558
R eparación civil A rt. 92

J 0721 L a reparación civil no constituye p a rte integrante de la p en a : “F. J. 2. Que, el


representante del Ministerio Público al fundamentar su medio impugnatorio, remitiéndose,
al dictamen [...], refiere que si bien el sentenciado ha cumplido con la condena impuesta,
no sucede lo mismo con el pago de la reparación civil ni tampoco con su obligación de
devolver el dinero apropiado, no procediendo la rehabilitación solicitada pues de acuerdo
con el artículo noventa y dos del Código Penal, la reparación civil se determina conjunta­
mente con la pena. F. J. 3. Que, sobre el particular debe señalarse que la reparación civil no
constituye parte integrante de la pena desde que su pago no se encuentra condicionado al
plazo de duración de la ejecución de la pena o al de su prescripción, debiendo anotarse ade­
más que la norma sustantiva invocada en el recurso de nulidad solamente establece que la
pena y la reparación civil deben fijarse de manera conjunta -entiéndase- al momento de la
expedición, de la respectiva sentencia condenatoria, sin que se desprenda de su texto que la
segunda forme parte de la primera” (R. N. N ° 338-2004-Hiiánuco, del 21/09/2004, ff. jj. 2 y
3, Sala Penal Permanente).

J 0722 M om en to en que se im pone la p e n a y la reparación civil: “Todo delito acarrea


como consecuencia no solo la imposición de una pena, sino que también da lugar al surgi­
miento de la reparación civil por parte del autor; es así que, en aquellos casos en que la con­
ducta del agente produce daños, corresponde fijar, junto a la pena, el monto de reparación
civil; la misma que en el presente caso no guarda proporción con el daño ocasionado a los
agraviados [...] por lo que esta Suprema Sala la eleva de forma proporcional” (Ejecutoria
Suprem a del 09/06/2000, R. N. N ° 834-2000-Lima. E n : URQUIZO OLAECHEA, J. (Ase­
so r); CASTILLO ALVA, J. L. (Director) y SALAZAR SÁNCHEZ, N. (Coordinador) (2005).
Jurisprudencia penal. Jurista, Lima, p. 325).

J 0723 D eterm in ación conjunta de la p e n a y la reparación civil: “Todo delito acarrea


como consecuencia no solo la imposición de una pena, sino que también da lugar al sur­
gimiento de la responsabilidad civil por parte del autor; es así, que en aquellos casos en
que la conducta del agente produce un daño reparable corresponde fijar junto a la pena,
el monto de la reparación civil; que, el monto fijado por el Superior Colegiado no guarda
proporción con el daño irrogado, por lo que resulta pertinente incrementarla” (Ejecuto­
ria Suprem a d el 23/02/2001, R. N. N ° 42-2001-Lim a. E n : URQUIZO OLAECHEA, J.
(A sesor); CASTILLO ALVA, J. L. (Director) y SALAZAR SÁNCHEZ, N. (Coordinador)
(2 0 0 5). Jurisprudencia penal. Jurista, Lima, p . 331).

J 0724 C riterios que se tom an en cuenta p a ra determ inar la reparación civil en el


d elito d e robo: “La reparación civil implica la reparación del daño y la indemnización
de los perjuicios materiales y morales, y está en función de las consecuencias directas y
necesarias que el delito generó en la víctima; que, la estimación de la cuantía de la repa­
ración civil debe ser razonable y prudente, en la perspectiva cierta de cubrir los fines repa­
radores asignados a dicha institución; que, en el presente caso, ha de tenerse en cuenta
que se trató de dos robos con propósito terrorista; que medió un enfrentamiento con la
policía; que el autor utilizó armamento de guerra y los efectivos policiales se vieron obli­
gados a hacer uso de sus armas de reglamento; que el imputado también estaba en pose­
sión de explosivos; que se dañó a la unidad policial con los impactos de bala; que se

559
A rt. 92 L ibro primero / Parte general

tuvo que atender al imputado en un hospital público por herida de bala; y que el enfren­
tamiento tuvo entidad suficiente para generar fundada alarma social, a lo que se agrega
la propia actividad terrorista del imputado; que esas bases de determinación de la cuantía
de la reparación civil autorizan a aumentar el monto fijado en la sentencia recurrida aco­
giendo parcialmente los agravios del Procurador Público; por esos fundamentos, decla­
raron haber nulidad en la sentencia en cuanto fija en 10,000 nuevos soles el monto de
la reparación civil, reformándola la fijaron en 20,000 nuevos soles dicho monto a favor
del Estado” (Ejecutoria Suprem a del 2 8 /0 4 /2 0 0 5 , R. N. N ° 5 9 4 -2 0 0 5 -Lima. E n : PÉREZ
ARROYO, M. (2006). L a evolución de la ju risp ru den cia p e n a l en e l P e rú (2001-2005).
Tomo II. Iuris Consulti - San M arcos, Lima, p . 806).

J 0725 Criterios que se p o n d e ra n en la determ inación de la reparación civil: “De


acuerdo a lo establecido por el artículo noventidós del Código Penal, el monto de la repa­
ración civil será fijada en atención a la magnitud del daño irrogado, así como al per­
juicio producido; que, en el caso de autos, no existe proporcionalidad entre estos y el
monto que por dicho concepto se ha fijado en la sentencia materia del grado, corres­
pondiendo incrementarla prudencialmente y disponer su pago en forma solidaria, con­
forme a lo dispuesto por el artículo noventa y cinco del Código Penal” (Ejecutoria Su­
p rem a d el 2 6 /05/20 0 0 , Exp. N ° 76-2000-L a Libertad. E n : URQUIZO OLAECHEA, J.
(A sesor); CASTILLO ALVA, J . L. (D irector) y SALAZAR SÁNCHEZ, N. (Coordinador)
(2005). Jurispruden cia p enal. Jurista, Lima, p . 318).

J 0726 P roporcion alidad de la reparación c ivil a l daño causado: “En cuanto a la repa­
ración civil, si bien el tribunal de instancia omitió determinar, en primer lugar, que esta
debe comprender el pago del valor de los parabrisas destrozados y, en segundo, lugar la
devolución de lo sustraído; como el recurso solo se ha interpuesto por el acusado, no es
del caso corregir tal omisión en aplicación del principio tantum devolutum quantum ape-
llatunr, que, sin embargo, si es necesario acotar que la reparación civil está considerada
en función del perjuicio de cada agraviado, dada su naturaleza de proporción cuantitativa
con el peijuicio individual correspondiente, por lo que se debe precisar que el monto que
se establece corresponde a cada uno de ellos, entendiéndose a favor de cada uno de los
agraviados” (Ejecutoria Suprem a d el 0 9 /0 8 /2 0 0 4 , R. N. N ° 12 8 8 -2 0 0 4 -L a Libertad. E n :
CASTILLO ALVA, J. L. (2006). Ju risp ru d en cia penal. Sentencias d e la Corte Suprema de
Justicia de la República. Tomo I. Grijley, Lima, p . 390).

J 0727 P roporcion alidad de la reparación civil a l daño causado: “En cuanto al monto
de la reparación civil impugnado por la parte civil, se debe tener en cuenta la magnitud
del daño ocasionado por la comisión del delito y la posibilidad económica de los respon­
sables, y, si bien, el Colegiado no ha sustentado de modo alguno dicho extremo para efec­
tos de determinación, cierto es, que en el caso, los procesados, resultan ser estudiantes y
ama de casa, por tanto, no tienen un ingreso económico fijo, por lo que en este extremo la
recurrida también se encuentra arreglada a ley” (Ejecutoria Suprem a d el 2 3 /06/2004, R.
N. N ° 2 5 1 9-2003-Á ncash. E n : CASTILLO ALVA, J. L. (2006). Ju risprud en cia penal. Sen­
tencias de la Corte Suprem a de Justicia de la República. Tomo II. Grijley, Lima, p . 283).

560
R eparación civil A rt. 93

CORTES SUPERIORES
J 0728 O portunidad de la determ inación de la reparación civil: “Que, en cuanto al
cuestionamiento de la sentencia por la falta de motivación en la determinación del monto
de la reparación civil, porque no se señala cuáles son los hechos probados que conforman el
daño civil indemnizable, ni el tipo de daño causado. Al respecto, los artículos 92, 93 y 101
del Código Penal señalan que el monto de la reparación civil se determina conjuntamente
con la pena, y comprende la restitución del bien, o si no es posible el pago de su valor, así
como la indemnización de los daños y peijuicios. Por lo que, recogiendo estas disposicio­
nes, ante el hecho de haberse hallado responsable a la autora del delito, y que no tener la
calidad de insolvente, ya que posee ingresos económicos según su declaración instructiva;
la víctima automáticamente se hace merecedora del pago de una suma de dinero por el con­
cepto de reparación por el daño causado al bien jurídico protegido; que, en el presente caso
no se puede ‘devolver’ o ‘restituir’, por ser eminentemente moral el daño causado al honor
del agraviado, concepto que se vincula a la dignidad de la persona, y constituye un derecho
fundamental que posee protección constitucional cuando afirma que la dignidad de la per­
sona es el fin supremo de la sociedad y del Estado. Por lo que, estando a lo expuesto, sí se
justificó que la juez haya fijado un monto determinado por este concepto; que en el presente
caso no resulta acorde con el daño causado por el delito, por cuanto el daño se ha efectuado
por medio de prensa masiva como la revista Magaly Te Ve de tiraje nacional semanal, que
aunque no se ha determinado el número de tiraje, son varios los números de la publicación
en los que se agravia al querellante; que además se publicitaron y difundieron en televisión
nacional, de señal abierta, en el programa Magaly Te Ve\ que es de público conocimiento
que lidera el rating televisivo en su horario, que posee múltiples auspiciadores en su dura­
ción; así como que también se propaló la noticia difamatoria por medio de la página web
señalada, que tiene difusión internacional y compromete mayor número de visitantes poten­
ciales, tal como el Tribunal Constitucional lo ha señalado en la sentencia N° 2372-2004-
AA-TC, sobre el potencial daño que causa la difusión de noticias falsas o erradas en las
páginas web. Por lo que dando respuesta a la impugnación que de ella también hace la víc­
tima del delito, que obviamente la remite en cuanto al monto, a su pretensión de la demanda.
El colegiado se encuentra facultado para fijar un monto nuevo, mayor al establecido en
la sentencia por los hechos probados en el presente juicio” (Exp. N ° 6 0 7 -2008-Lima, del
31/12/2008, f. j. 12, Tercera Sala P enal P ara Procesos con Reos en Cárcel).

---------------- § -----------------

ARTÍCULO 93 Contenido de la reparación civil


La reparación comprende:
1. La restitución del bien o, si no es posible, el pago de su valor; y,
2. La indemnización de los daños y perjuicios.
N ormas concordantes
C deP P : arts. 188, 276; CPP1991: arts. 2 inc. 3; CPP2004: arts. 2 ines. 3, 4, 7; 13, 14, 15
inc. 2, 98, 105 ,1 0 7 , 109, 2 5 7 inc. 2, 312-A ines. 1, 5, 6; 372 ines. 1, 3, 5; 3 7 6 inc. 2 lit. b, 3 8 7

561
A rt. 93 L ibro primero / Parte general

ines. 1, 2; 392 ines. 1, 4; 393 inc. 3 lit.f, 3 9 9 inc. 4, 425 inc. 3 lit. b, 444 inc. 3, 468 ines. 2,
5, 6, 7; 473-A, 477 inc. 4, 4 8 0 inc. 2 lits. b, c; 488 lit. 2, 493, 503 inc. 2, 542 inc. 1 lit. e, 545
ines. 1, 2; C d e P P : arts. 57, 9 4 lit. a, 188-A inc. 2 lit. a, 244 inc. 3, 285, 290, 300 inc. 4, 337;
C C : arts. 1321, 1969, 1983 a 1985

DOCTRINA

Sumario: Elementos que deben tomarse en cuenta para fijar la reparación civil / Naturaleza de la
reparación civil consistente en la restitución / Contenido de la reparación civil / Con­
cepto de daño / Contenido del daño.

I) 1)320 Elementos que deben tomarse en cuenta para fijar la reparación civil:
GRACIA MARTÍN, L. (1998): “Penas privativas de derechos”. En: GRACIA MAR­
TIN, L. (Coordinador). L eccio n es d e consecuencias ju rídicas d el delito. Valencia: Tirant
lo Blanch, p. 412. “Para que nazca el deber de indemnizar no basta con que exista cons­
tancia del delito o falta, sino que es preciso, en primer lugar, que se pruebe la existencia
de unos daños, así como la cuantía de los mismos. En segundo lugar, se requiere también
para que el daño sea indemnizable, que se dé un nexo causal entre aquel y el delito, esto
es, que exista entre ambos una causa-efecto. El objeto de la indemnización son tantos
los daños materiales como los morales. Los daños o perjuicios materiales o patrimonia­
les son aquellos que producen un menoscabo valuable en dinero sobre intereses patrimo­
niales del perjudicado, mientras que los daños morales afectan a bienes inmateriales del
perjudicado”.

1) 0321 Naturaleza de la reparación civil consistente en la restitución: GRACIA


MARTÍN, L. (1998). “Penas privativas de derechos”. En: GRACIA MARTÍN, L. (Coor­
dinador). L ecciones de consecuencias juríd ica s del delito. Valencia: Tirant lo Blanch,
p. 408. “Como es obvio, esta modalidad de responsabilidad civil solo afecta a los delitos
que consistan en la privación de un bien a la víctima por parte del autor. En ellos, la res­
titución se presenta como modalidad preferente de resarcimiento y solo cuando no sea
posible se deberá acudir a la indemnización o reparación [...] la frase debe interpretarse
en el sentido que solo será restitución la que lo será del mismo bien, pues si se entrega un
bien distinto o el equivalente en dinero del bien que se sustrajo a la víctima, ya no esta­
mos ante una restitución, sino antes una reparación o indemnización”.

1) 1)322 Contenido de la reparación civil: CASTILLO ALVA, J. L. (2001). Las con­


secuencias jurídico-económ icas d el delito. Lima: Idemsa, pp. 126-127. “La reparación
civil, tal como se encuentra regulada en nuestro CP, presenta dos modalidades: la resti­
tución de la cosa y la respectiva indemnización de daños y perjuicios: a) La restitución.-
Es la forma de responsabilidad civil más genuina y compatible con la esencia de la repa­
ración, pues constituye el restablecimiento del orden de cosas tal como se encontraban
hasta antes de la comisión del ilícito. Se afirma que es una forma ideal de reparación que
pretende evitar los efectos peijudiciales de la infracción penal en todo o en parte. Según
el diccionario de la Real Academia, restitución significa: ‘la acción y efecto de restituir’.
Restituir es por su parte, volver una cosa a quien la tenía antes. Jurídicamente, restitu­
ción equivale a la acción y efecto de entregar, según los casos, al legítimo poseedor o al

562
R eparación civil A rt. 93

propietario la cosa de la cual ha sido privado como consecuencia de la realización de la


infracción, b) La indemnización de daños y perjuicios.- Si bien, desde el punto de vista
teórico la restitución constituye la forma más genuina de reparación, en la práctica la in­
demnización de daños y perjuicios constituye la forma más frecuente y tradicional de
reparación civil del delito. Se coloca incluso por encima de la restitución, dado que no
siempre el daño recae sobre objetos o bienes materiales, como sucede con el daño moral,
o recayendo sobre cosas. Aveces sucede que el bien se pierde de manera definitiva e irre­
parable v.gr., se destruye, por lo que el único camino que queda es optar por la indemni­
zación de daños y perjuicios. Asimismo, se afirma que la indemnización tiene un alcance
mucho más amplio que la restitución como forma de responsabilidad civil. Por un lado,
mientras la restitución se limita a una serie de objetos corporales o materiales, la indem­
nización tiene una cobertura mayor en la medida que no siempre se basa en el daño de
un bien material, sino que se detiene también en el daño a la persona o el daño moral.
Por otro lado, si bien el titular de la restitución es siempre el legítimo poseedor o pro­
pietario del bien, la titularidad de la indemnización puede recaer en un número mayor de
personas, como son los perjudicados material o moralmente por el daño causado por el
delito”.

I) 1)323 Concepto de daño: CASTILLO ALVA, J. L. (2001). Las consecuencias ju rí-


dico-económ icas del delito. Lima: Idemsa, p. 141. “Tradicionalmente un sector de la
doctrina distingue entre la indemnización que corresponde a los perjuicios. Por daño se
entiende la alteración corporal de un bien o una cosa en el sentido de deterioro o menos­
cabo. Los perjuicios, por su parte, estarían dados por las lesiones a intereses o bienes de
carácter personal (vida, integridad corporal, libertad, honor, etc.). Sin embargo, no cree­
mos correcta esta interpretación pues tiene un alcance muy limitado y no brinda una dife­
rencia, material plenamente satisfactoria. La mejor opción es interpretar ambos términos
como sinónimos”.

I) 0324 Contenido del daño: VILLAVICENCIO TERREROS, F. (1998). L ecciones


d e D erecho Penal. Lima, p. 269. “Nuestro Código estaría indicando al daño emergente,
que se refiere a los daños que sufre el bien en el momento de la infracción, y de lucro
cesante, que se refiere a los ingresos que se dejan de percibir por el daño. Consideramos
que el juez deberá apreciar estos márgenes prudencialmente”.

Hh JURISPRUDENCIA

Sumario: ACUERDO PLENARIO: Nociones de la reparación civil en los delitos de peligro.


CORTE SUPREMA: La reparación civil (daños patrimoniales y no patrimoniales) / El
monto de la reparación civil debe ser proporcional a la magnitud del daño ocasionado /
Proporcionalidad entre el contenido de la reparación civil y el daño causado / Los prin­
cipios de suficiencia y razonabilidad en la determinación de la reparación civil / Repa­
ración civil (criterios para determinar su monto) / La confesión sincera del citado encau­
sado no puede ser valorada como presupuesto para establecer la cuantía de la reparación
civil / La acreditación de los daños producidos para la determinación de la reparación
civil.

563
A rt . 93 L ibro primero / Parte general

ACUERDO PLENARIO
J 0729 N o cio n es de la reparación civil en lo s delitos de p elig ro : “F. J. 7. La reparación
civil, que legalmente define el ámbito del objeto civil del proceso penal y está regulada
por el artículo 93 del Código Penal, desde luego, presenta elementos diferenciadores de la
sanción penal; existen notas propias, finalidades y criterios de imputación distintos entre
responsabilidad penal y responsabilidad civil, aun cuando comparten un mismo presu­
puesto: el acto ilícito causado por un hecho antijurídico, a partir del cual surgen las dife­
rencias respecto de su regulación jurídica y contenido entre el ilícito penal y el ilícito
civil. Así las cosas, se tiene que el fundamento de la responsabilidad civil, que origina la
obligación de reparar, es la existencia de un daño civil causado por un ilícito penal, el que
obviamente no puede identificarse con ‘ofensa penal’ -lesión o puesta en peligro de un
bien jurídico protegido, cuya base se encuentra en la culpabilidad del agente- [la causa
inmediata de la responsabilidad penal y la civil ex delicio, infracción/daño, es distinta]; el
resultado dañoso y el objeto sobre el que recae la lesión son distintos. F. J. 8. Desde esta
perspectiva, el daño civil debe entenderse como aquellos efectos negativos que derivan de
la lesión de un interés protegido, lesión que puede originar consecuencias patrimoniales y
no patrimoniales. Una concreta conducta puede ocasionar tanto (1) daños patrimoniales,
que consisten en la lesión de derechos de naturaleza económica, que debe ser reparada,
radicada en la disminución de la esfera patrimonial del dañado y en el no incremento en el
patrimonio del dañado o ganancia patrimonial neta dejada de percibir -menoscabo patri­
monial-; cuanto (2) daños no patrimoniales, circunscrita a la lesión de derechos o legíti­
mos intereses existenciales -no patrimoniales- tanto de las personas naturales como de
las personas jurídicas -se afectan, como acota Alastuey Dobón, bienes inmateriales del
perjudicado, que no tienen reflejo patrimonial alguno- (Conforme: Espinoza Espinoza,
Juan. D erech o de la Responsabilidad Civil. Gaceta Jurídica, 2002, pp. 157-159). F. J.
9. Los delitos de peligro -especie de tipo legal según las características externas de la
acción- pueden definirse como aquellos en los que no se requiere que la conducta del
agente haya ocasionado un daño sobre un objeto, sino que es suficiente con que el objeto
jurídicamente protegido haya sido puesto en peligro de sufrir la lesión que se quiere evi­
tar [el peligro es un concepto de naturaleza normativa en cuanto a que su objeto de refe­
rencia es un bien jurídico, aunque su fundamento, además de normativo, también se basa
en una regla de experiencia o de frecuente que es, a su vez, sintetizada en un tipo legal],
sea cuando se requiere realmente la posibilidad de la lesión -peligro concreto- o cuando
según la experiencia general representa en sí misma un peligro para el objeto protegido
-peligro abstracto- (Bacigalupo Zapater, Enrique. D erecho Penal. Parte general. Ara,
Lima, 2004, p. 223). Los primeros son, siempre, delitos de resultado, y los otros son de­
litos de mera actividad. F. J . 10. A partir de lo expuesto, cabe establecer si los delitos de
peligro pueden ocasionar daños civiles y, por tanto, si es menester fijar la correspondiente
reparación civil, más allá de las especiales dificultades que en estos delitos genera la con­
creción de la responsabilidad civil. Como se ha dicho, el daño civil lesiona derechos de
naturaleza económica y/o derechos o legítimos intereses existenciales, no patrimoniales,
de las personas. Por consiguiente, aun cuando es distinto el objeto sobre el que recae la
lesión en la ofensa penal y en el daño civil, es claro que, pese a que no se haya producido

564
R eparación civil A rt. 93

un resultado delictivo concreto, es posible que existan daños civiles que deban ser repara­
dos. [...]” (Acuerdo Plenario N° 6-2006/CJ-l 16 sobre "Reparación civil y delitos depeli­
gro”, del 13/10/2006, ff.jj. 7, 8, 9 y 10, II Pleno Jurisdiccional de las Salas Penales Per­
manente y Transitorias).

CO RTE SUPREM A

J 0730 L a reparación c ivil (daños patrim on iales y no patrim on iales): “F. J. 3.2. Al
respecto, es necesario tener en consideración el daño civil generado a la víctima con la
perpetración del delito materia de autos, el cual debe entenderse como aquellos efectos
negativos que derivan de la lesión de un interés protegido, lesión que puede originar con­
secuencias patrimoniales y no patrimoniales, los daños patrimoniales, consisten en la
lesión de derechos de naturaleza económica, que debe ser reparada; y los daños no patri­
moniales, se encuentran circunscritos a la lesión de derechos o legítimos intereses exis-
tenciales no patrimoniales—, tanto de las personas naturales y jurídicas como de entes
colectivos; en este orden de ideas, dada a la naturaleza del ilícito incriminado y del daño
causado, valorando los efectos negativos de carácter no patrimonial derivado de la con­
creta conducta incriminada al encausado, y de la consecuente lesión en la salud de la
agraviada generada por la perpetración del ilícito en el grado de tentativa a su vida, se
ha determinado que la reparación civil impuesta no guarda relación con los principios de
proporcionalidad y razonabilidad. F. J. 3.3. En este sentido, si bien se ha tenido en cuenta
el perjuicio patrimonial generado a la agraviada, que dejó de laborar eventualmente de.
acuerdo a lo referido en el informe social [...] durante el periodo prescrito por el certifi­
cado médico legal [...]; y las instrumentales [...] que sustentan los gastos incurridos en su
recuperación; no se ha evaluado proporcionalmente la magnitud de los daños y perjuicios
ocasionados a la víctima, no patrimoniales, afirmado por las instrumentales [...], pericia
e informes psicológicos practicados a la misma, que concluyen requiere contar con psi­
coterapia individual para poder recuperar su estado emocional, por tanto en este extremo
debe incrementarse la reparación civil impuesta, atendiendo a la lesión moral ocasionada
a la víctima que debe ser indemnizada” (R. N. N°2721-2013-Ucayali, del 12/06/2004, ff.
jj. 3.2 y 3.3., Sala Penal Permanente).

J 0731 E l m onto de la reparación c ivil debe se r p ro p o rc io n a l a la m agnitud del daño


ocasionado: “F. J . 7.9. Que, al respecto, es necesario tener en consideración el daño civil
generado con la perpetración del delito materia de autos, el cual debe entenderse como
aquellos efectos negativos que derivan de la lesión de un interés protegido, lesión que
puede originar consecuencias patrimoniales y no patrimoniales, pues una concreta con­
ducta puede ocasionar: i) daños patrimoniales, que consisten en la lesión de derechos
de naturaleza económica, que debe ser reparada, radicada en la disminución de la esfera
patrimonial del dañado y en el no incremento en el patrimonio de este o ganancia patri­
monial neta dejada de percibir -menoscabo patrimonial-; y, ii) daños no patrimoniales,
circunscrita a la lesión de derechos o legítimos intereses existenciales -no patrimoniales-
tanto de las personas naturales y jurídicas como de entes colectivos; que, en este orden de
ideas, dado la naturaleza del delito incriminado y del daño causado, valorando los efec­
tos negativos de carácter no patrimonial derivado de la concreta conducta incriminada a

565
A rt. 93 L ibro primero / Parte general

los encausados, y de consecuente lesión a la vida de la agraviada que a la fecha de los


hechos contaba con cincuenta años de edad, desarrolla una exitosa carrera artística que le
permitía sostener una vida holgada, constituyendo sostén de algunos familiares, proyec­
tando por su éxito como artista el percibir ingresos significativos. De ahí que estimamos
que el monto fijado en la sentencia materia de grado resulta proporcional a la magnitud
del daño ocasionado; que, en efecto, el perjuicio causado deber ser estimado en armonía
con la específica conducta objeto de proceso y en dicho contexto, el monto fijado como
reparación civil responde a los principios de necesidad, proporcionalidad y razonabilidad,
pues se valoró en forma concreta el daño irrogado y aun cuando este no es apreciable en
dinero, tomando en cuenta las circunstancias que rodean el hecho perpetrado y la repa­
ración civil fijada se encuentra arreglada al mérito del daño causado y a la ley” (R. N.
N° 1192-2012-Lima, del 19/12/2012, f. j. 7.9. Sala Penal Transitoria).

J 0732 P roporcion alidad entre e l con ten ido de la reparación c ivil y e l daño causado:
“Que, a efectos de fijarse la reparación civil, es necesario tener en cuenta lo estable­
cido por el artículo 93 del Código Penal, que implica la valoración del daño económico
y moral -daño emergente y lucro cesante- causado al agraviado o, en su defecto, a los
familiares de la víctima, según sea el caso; en ese sentido, ha quedado plenamente esta­
blecido la gravedad de la afectación ocasionada a la agraviada por las lesiones sufridas y
a los familiares de la fallecida por la pérdida irreparable de su hija; que, al momento de
fijarse el monto de reparación civil, no se ha tomado en cuenta la real magnitud del per­
juicio ocasionado al bien jurídico protegido; que, en el caso de autos, es la vida; en ese
sentido, el monto de la reparación civil fijada por la Sala Penal no se condice con la rea­
lidad, por lo que este debe ser incrementado; en consecuencia, declararon haber nulidad
en la propia sentencia en el extremo que fija 70,000 nuevos soles la suma que por con­
cepto de reparación civil deberá abonar el sentenciado a favor de los herederos legales de
la agraviada, reformándolo fijaron en 300,000 nuevos soles dicha suma” (Ejecutoria Su­
prema del 10/07/2003, R. N. N° 1249-2003-Lima. En: PÉREZ ARROYO, M. (2006). La
evolución de la jurisprudencia penal en el Perú (2001-2005). Tomo II, Iuris Consulti -
San Marcos, Lima, pp. 856-857).

J 0733 P roporcion alidad entre e l con ten ido de la reparación civil y los daños
causados: “En el caso de autos se aprecia que el inculpado al desplazar su vehículo con
la puerta anterior abierta, llevando un pasajero en su estribo, ha producido como resul­
tado la muerte del agraviado, y si bien la vida humana no puede ser valorada económi­
camente, la reparación civil solidariamente fijada debe guardar relación con el perjuicio
causado a los deudos del sujeto pasivo, debiéndose, por tanto, aumentar el monto de la
reparación civil” (Exp. N ° 2671-97-Lima. En: CARO CORLA, C. (2002). Código Penal.
Gaceta Jurídica, Lima, p. 254).

J 0734 L o s p rin cip io s de suficiencia y razon a b ilid a d en la determ inación de la repa­


ración civil: “Al respecto, cabe puntualizar que al tratarse de un delito de peligro abs­
tracto, de riesgo o de pura actividad, como es el tráfico ilícito de drogas, cuya punibili-
dad tiene su origen en la situación de peligro eventual que nace de las conductas típicas,
la reparación civil debe fijarse en función a la dañosidad de la droga incautada y el des­
tino de la sustancia ilícita, sobre la base de los principios de suficiencia y razonabilidad

566
R eparación civil A rt. 93

o proporcionalidad. En el caso concreto, se intervino al acusado C.F.R.R cuando trans­


portaba cuatro kilos con trescientos y dos gramos de clorhidrato de cocaína. En tal sen­
tido, se advierte que se trató de una tenencia con fines de comercialización de drogas a un
número indeterminado de personas con un enorme daño moral y psicológico en la socie­
dad -se trata de un peligro potencial- por la acción delictiva. Cabe puntualizar que, en el
caso concreto, la cantidad de drogas implica una mayor extensión del riesgo y afección
del bien jurídico ‘salud pública’ por la posibilidad de que su difusión llegue a un mayor
número de personas. De ser así, el monto de la reparación civil debe ser incrementado”
(R. N. N° 519-2013-Lima Norte, del 28/05/2013, f. j. 5, Sala Penal Transitoria).
J 0735 R eparación civil (criterios p a ra determ inar su m onto): “Que para efectos de
fijar la reparación civil, esta debió ser graduada prudencialmente acorde con los paráme­
tros que señalan los artículos noventa y dos y siguientes del Código Penal, lo que no se
observa en los de la materia, por lo que corresponde incrementar la reparación civil aten­
diendo a la magnitud del daño ocasionado por la comisión del hecho delictivo” (R. N.
N° 190-2004-Cañete, del 19/12/2004,/. j. 3, Sala Penal Permanente).
J 0736 L a confesión sin cera d e l citado encausado no p u e d e ser valorada com o p r e ­
su pu esto p a ra establecer la cuantía de la reparación civil: “Que, está fuera de toda dis­
cusión la culpabilidad del encausado en la comisión del hecho punible; que la impugna­
ción se circunscribe al extremo de determinación judicial de la pena de inhabilitación
impuesta y al monto de la reparación civil; que la confesión sincera del citado encausado
no puede ser valorado como presupuesto para establecer la cuantía de la reparación civil
ex delito es distinta, pues tiene como finalidad reparar el daño o efectos que el delito ha
tenido sobre la víctima y, consecuentemente, debe guardar proporción con los bienes jurí­
dicos que se afectan; que de autos se advierte que el encausado A.C. se apoderó de mil
novecientos dólares destinados a la compra de computadoras para un centro educativo,
lo que generó perjuicio tanto a la propia institución académica cuanto a los educandos;
que, siendo así, el monto fijado por el tribunal sentenciador por concepto de reparación
civil se encuentra arreglado a ley” (R. N. N°948-2005-Junín, del 07/06/2005,/. j. 3, Sala
Penal Permanente).

J 0737 L a acreditación de los daños produ cidos p a r a la determ inación de la repa­


ración civil: “[...] C. El Tribunal de Apelación si bien tiene la potestad de aumentar o dis­
minuir el monto fijado por concepto de la reparación civil, en el presente caso se excedió
al incrementarla en la suma de cien mil nuevos soles, pues para ello se basó en argumen­
tos que no lo justifican: i) el dolor e impacto emocional que ocasionó la muerte del agra­
viado a los nietos del occiso, y ii) los daños materiales ocasionados al vehículo del agra­
viado al quedar totalmente inoperativo y porque era la herramienta de trabajo con la que
mantenía a su familia. D. En lo que respecta al impacto emocional sufrido por los nie­
tos del agraviado, es de precisar que su reconocimiento se basó en los informes psicoló­
gicos realizados a A.P.M.T. [...] y a J.M.RT. [...], ambos nietos del agraviado. Empero,
no se advirtió que del examen psicológico realizado a ambos se demostró que no exis­
tía una relación de dependencia ni estrecha cercanía entre abuelo y nietos, más aún si sus
padres se encuentran con vida y están a su cargo. Asimismo, respecto al supuesto daño
económico y moral producido a la menor de edad L.S.C. -de la que se habría hecho cargo

567
A rt. 94 L ibro primero / Parte general

en vida el agraviado se debe precisar que esta no mantiene vínculo de familiaridad


ni dependencia jurídica con el agraviado porque no es un familiar directo y, por ende,
no existe obligación legal alguna que lo vincule con el agraviado, máxime si no consta
prueba específica que acredite ser bija alimentista del agraviado [...]. En tal virtud, este
extremo carece de suficiente asidero para sustentar un aumento en el monto de la repa­
ración civil. E. Si el bien jurídico tutelado por el delito de homicidio culposo es la vida
humana, no es correcto que la sala superior adicionalmente ordene el pago de los cos­
tos que importe la refacción o restitución del valor del vehículo del agraviado -los mis­
mos que deberán ser pagados en forma solidaria con el tercero civilmente responsable-,
puesto que el bien jurídico que aquí se protege y el objeto de la reparación civil está cir­
cunscrito a la vida humana y a todo aquello directa o indirectamente referido al resarci­
miento de los daños tendientes a la satisfacción de ese atentado al aludido bien jurídico.
Por consiguiente, el pago de los costos de restitución del vehículo no es congruente con el
daño generado por el delito de homicidio culposo a los agraviados, en tanto parientes del
occiso, sin perjuicio que debe dejarse a salvo el derecho de aquellos para acudir en este
ámbito específico ala vía civil. [...]” (Casación N ° 37-2008-La Libertad, del 10/03/2010,
f. j. 5, Sala Penal Permanente).

ARTICULO 94 Restitución del b ien


La restitución se hace con el mismo bien aunque se halle en poder de terceros, sin
perjuicio del derecho de estos para reclamar su valor contra quien corresponda.
N ormas concordantes
C : art. 70; C P: art. 93; C de P P : arts. 88, 337; C P P 2004: arts. 320, 388, 399 inc. 4; CC:
arts. 922, 1135, 1136

DOCTRINA

Sumario: Contenido de la restitución del bien / Bien sobre el cual recae la restitución / Naturaleza
del bien sobre el cual recae la restitución.

I) (1325 Contenido de la restitución del bien: BUSTOS RAMÍREZ, J. (2004). Obras


completas. Tomo I. Lima: Ara, p. 753. “La restitución consiste en la reintegración del
estado de cosas existentes antes de la infracción. La restitución puede ser de cosas mue­
bles sustraídas a ser posible en especie o inmuebles usurpados, con abono de los deterio­
ros o menoscabos que el Juez o Tribunal determinen. Ha de hacerse aun cuando se hallen
en poder de un tercer adquiriente de buena fe y por medios legales. Tiene este tercero, eso
sí, derecho de repetición contra quien corresponda y, en su caso, el de ser indemnizado
por el responsable civil del delito o falta”.

568
R eparación civil A rt. 94

i ) ».*:<. Bien sobre el cual recae la restitución: CASTILLO ALVA, J. L. (2001). Las
consecuencias jurídico-económicas del delito. Lima: Idemsa, pp. 131-132. “Problemática
especial representa el objeto de restitución. En principio, se debe enfatizar que la restitu­
ción deberá recaer en el mismo bien sobre el que recayó la acción delictiva. Estamos aquí
ante los casos de una restitución propia. Si se le entrega un bien distinto o el equivalente
en dinero, o una especie similar, pero diferente en clase o cantidad se habrá salido de la
esfera de la restitución para ingresar al campo de la indemnización”.

_____
I) 0327_ Naturaleza del bien sobre el cual recae la restitución: CASTILLO ALVA,
J. L. (2001). Las consecuencias jurídico-económicas del delito. Lima: Idemsa, p. 128.
“Aunque la ley no lo diga, la restitución solo puede producirse, tanto jurídica como onto-
lógicamente, cuando el bien posee una entidad corporal o tenga alguna cualidad física. No
hay restitución de bienes inmateriales o espirituales. Sobre ellos es imposible alegar cual­
quier clase de restitución, dado que lo impide la naturaleza de las cosas. La restitución,
asimismo, puede recaer tanto sobre bienes muebles, bienes inmuebles, bienes fungibles
(siempre que sean de la misma clase o calidad) y bienes no fungibles”.

eIHj jurisprudencia

Sumario: EJECUTORIA SUPREMA VINCULANTE: Restitución del bien cuando exista plurali­
dad de acusados por el mismo hecho y sean sentenciados independientemente. CORTE
SUPREMA: Alcances de la determinación de la reparación civil.

EJECUTO RIA SUPREMA VINCULANTE


J 0738 R estitu ción d e l bien cuando exista p lu ra lid a d de acusados p o r e l m ism o hecho
y sean sen ten ciados independientem ente: “Que, en este contexto, la restitución, pago
del valor del bien o indemnización por los daños y perjuicios ocasionados, según corres­
ponda, cuando se trate de procesos en los que exista pluralidad de acusados por el mismo
hecho y sean sentenciados independientemente, por diferentes circunstancias contempla­
das en nuestro ordenamiento procesal penal, debe ser impuesta para todos, la ya fijada
en la primera sentencia firme, esto con el objeto de que: a) exista proporción entre el
daño ocasionado y el resarcimiento; b) se restituya, se pague o indemnice al agraviado
sin mayor dilación; y, c) no se fijen montos posteriores que distorsionen la naturaleza
de la reparación civil dispuesta mediante los artículos 93 y 95 del Código Penal” (R. N.
N ° 216-2005-Huánuco, del 14/04/2005, f. j. 6, Sala Penal Permanente).

CORTE SUPREMA
J 0739 A lca n ces de la determ inación de la reparación civil: “La reparación civil com­
prende la restitución del bien o, si no es posible, el pago de su valor y la indemniza­
ción de daños y perjuicios; que además, la reparación civil está en función al daño cau­
sado, sin que en la concreción de su monto deba advertirse las posibilidades económicas
del responsable o su situación personal, en tanto que esta se oriente a reparar e indem­
nizar a la víctima por el daño generado por la conducta del responsable, que, como la

569
A rt. 95 L ibro primero / Parte general

reparación civil integra el objeto civil del proceso, está regida por el principio disposi­
tivo y, por tanto, el órgano jurisdiccional no puede sobrepasar el monto solicitado por
quien introdujo la pretensión en el modo, forma y oportunidad fijada por la ley” (R. N.
N° 3700-2005-Ucayali, del 07/12/2005, Sala Penal Permanente).

---------------- § -----------------

ARTÍCULO 95 R esponsabilidad solidaria


La reparación civil es solidaria entre los responsables del hecho punible y los terce­
ros civilmente obligados.
N ormas concordantes

C P: arts. 23, 25, 96; C P P 2 0 0 4 : 389 inc. 1, 503, 505, 542 inc. 1 lit. e; C C : arts. 1981, 1983

DOCTRINA

Sumario: Significado de la solidaridad de la reparación civil entre los agentes del delito / Obs­
táculos de la materialización de la solidaridad de la reparación civil / Diferencias entre
pena y reparación civil.

I) 0328 Significado de la solidaridad de la reparación civil entre los agentes del


delito: BUSTOS RAMÍREZ, J. (2004). Obras completas. Tomo I. Lima: Ara, p. 762.
“El aludido artículo señala que si concurrieren varios autores, cada uno, será responsable
solidario, lo que significa, de acuerdo con los artículos 1144 y ss. del CC, que cada uno
de los autores está obligado a la totalidad de la obligación que el Juez o Tribunal ha fijado
para esta categoría. La misma regla se observa en el caso de varios cómplices. Cada uno
de ellos es responsable por la totalidad fijada para los cómplices”.

I) l)32‘) Obstáculos de la materialización de la solidaridad de la reparación civil:


GRACIA MARTÍN, L. (1998). “Penas privativas de derechos”. En: GRACIA MAR­
TIN, L. (Coordinador). Lecciones de consecuencias jurídicas del delito. Valencia: Tirant
lo Blanch, p. 402. “Del carácter personal de la responsabilidad criminal se deriva también
la imposibilidad de cumplimiento solidaria de la misma entre los distintos partícipes en la
infracción penal, lo que está legalmente previsto para la responsabilidad civil derivada del
delito”.

I) «330 Diferencias entre pena y reparación civil: CASTILLO ALVA, J. L. (2001).


Las consecuencias jurídico-económicas del delito. Lima: Idemsa, p. 96. “Un cómplice
de un robo no puede responder por el homicidio que el autor comete. Si alguien instiga a
otro que hurte en una casa habitada no responde por la violación sexual que este cometa.
La pena descansa en el principio del hecho propio. Ningún sujeto responsable puede

570
R eparación civil A rt. 95

responder si no es por su propia acción o su contribución personal que no tiene por qué
coincidir con el daño causado. La reparación civil, por su parte, es transferible y solida­
ria, y se fija en base al daño causado que, además, por lo general, se aleja del principio del
hecho propio. Con razón se apuntala una realidad jurídica: mientras la responsabilidad
penal tiende a estrecharse o reducirse respecto del número de sujetos responsables, la res­
ponsabilidad civil tiende a aumentarse. En una rige la responsabilidad personal o subje­
tiva y en otra la responsabilidad objetiva”.

¡£¡5 JURISPRUDENCIA

Sumario: ACUERDO PLENARIO: Reparación civil (determinación del monto y obligados a


cubrirla cuando se trata de copartícipes). CORTE SUPREMA: Característica de la res­
ponsabilidad solidaria en un hecho punible perpetrado por varios autores / Carácter
solidario de la responsabilidad civil cuando existen varios responsables / Nulidad de
la sentencia condenatoria por fijar el pago de la reparación civil en forma individual.
CORTES SUPERIORES: La responsabilidad civil del tercero en el delito.

ACUERDO PLEN A RIO

J 0740 R eparación civil (determ inación del m onto y obligados a cubrirla cuando se
trata de copartícipes): “F. J . 26. Por último, es materia de discusión en el ámbito de la
responsabilidad civil, la determinación del monto y los obligados a cubrirlo cuando se
trata de una pluralidad de copartícipes -codelincuencia-, varios de los cuales no se han
sometido a la conformidad procesal. Sobre el particular, en los marcos de una senten­
cia conformada, es de tener en consideración dos aspectos sustanciales: el primero, refe­
rido a los alcances de la sentencia conformada: esta solo comprenderá a los imputados
que se someten a la conformidad; y, el segundo, circunscrito al monto de la reparación
civil, el cual está en función al daño global irrogado, bajo la regla de la solidaridad entre
los responsables del hecho punible y los terceros civilmente obligados (art. 95 del CP).
Siendo así, el Tribunal fijará el monto de la reparación civil de modo global [la cantidad
en cuestión siempre será única, no puede dividirse], de suerte que como esta es solida­
ria si existieran copartícipes - y no mancomunada—, al emitirse condena contra ellos en el
juicio sucesivo, si así fuera el caso, tal suma no variará y solo se les comprenderá en su
pago. Es posible, sin embargo, que en el juicio contradictorio la determinación del monto
puede variar, en virtud a la prueba actuada. En ese caso tal variación, de más o de menos,
no puede afectar al fallo conformado, al haber quedado firme o ganado firmeza. Por con­
siguiente, la variación solo puede alcanzar a los acusados comprendidos en la condena
objeto del juicio contradictorio. [...]. F. J . 28. Establecer como doctrina legal, conforme a
los fundamentos jurídicos ocho a veintitrés, la siguiente: [...] 8) La conformidad sobre el
objeto civil está informada por los principios dispositivo y de congruencia. Si no se cues­
tiona la reparación civil no es posible modificarla. Debe respetar la pretensión civil alter­
nativa de la parte civil. Es posible, si fuera el caso, la cesura del juicio para la actuación de
pruebas en aras de la determinación de la reparación civil. Debe tomarse en cuenta para su
concreción la suma global y la regla de la solidaridad en los supuestos de codelincuencia.
La variación del monto de la reparación civil en la segunda sentencia no altera la fijada

571
A rt. 95 L ibro primero / Parte general

en la sentencia conformada” (Acuerdo Plenario N° 5-2008/CJ-116 sobre “Nuevos alcan­


ces de la conclusión anticipada”, del 18/06/2008, ff. jj. 2 6 y 28, IVPleno Jurisdiccional
de las Salas Penales Permanente, Transitorias y Especial).

CORTE SUPREMA
J 0741 C aracterística de la respon sabilidad solidaria en un hecho p u n ib le p erp etra d o
p o r varios autores: “Que de la lectura del último numeral se aprecia que en la comisión
de un hecho punible por varios autores la reparación civil es solidaria; que al respecto es
de puntualizar lo siguiente: i) que una de las características esenciales de las obligaciones
solidarias -pasiva- es la existencia de varios deudores -en el ámbito del Derecho: artículo
1983 CC—en tomo a una sola prestación, que la ley le otorga la calidad de solidarias a
determinadas obligaciones -como las derivadas de los procesos penales- y le permite al
acreedor que puede exigir a cualquiera de los deudores del pago íntegro de la deuda, pues
el cumplimiento de la obligación se extiende a cada uno de ellos, y en ese sentido, no es
posible el fraccionamiento de la prestación debida para cada obligado; ii) que otra carac­
terística importante es la unidad en la prestación, en tanto en cuanto la deuda siempre es
única e idéntica para todos los deudores y no se admite la separación de los créditos y aun
cuando existan varios deudores, siempre existirá una sola deuda -todos deben lo mismo-
y varios responsables de esa única acreencia; que, es decir, cada uno de ellos responderá
por el todo y el acreedor podrá reclamar o elegir a cualquiera de ellos para que cumpla
con el pago; iii) que por tanto, es evidente que la solidaridad, en relación a la reparación
civil fijada en un proceso penal, permite que el agraviado goce de una garantía amplia y
una mayor posibilidad para que pueda obtener el pago total, que comprende: la restitu­
ción del bien o, si no es posible, el pago de su valor y la indemnización de los daños y
perjuicios -debiendo observarse los artículos 1984 y 1985 del Código Civil: daño moral
y contenido de la indemnización-; que ese pago es exigible a cualquiera de los sentencia­
dos que produjeron el daño, en tanto la acción civil siempre se fundamenta en la comi­
sión de un hecho que ocasiona daño o perjuicio a otra persona; que una interpretación
distinta vaciaría de contenido jurídico el precepto legal -artículo 95 del Código Penal-,
pues si se admitiera el fraccionamiento de la reparación civil de un hecho punible para
cada sentenciado, es obvio que estos no estarían obligados a una sola prestación idéntica
y el agraviado no podrá exigirles a cualquiera de ellos la totalidad de la prestación” (R. N.
N° 3514-2011-Piura, del 15/05/2011, f j. 9, Sala Penal Transitoria).

J 0742 C arácter solidario de la respon sabilidad civil cuando existen varios responsa­
bles: “La obligación de indemnizar no solo recae sobre quienes han participado directa­
mente en la comisión del hecho -en calidad de autores, cómplices u otra forma de parti­
cipación- sino también sobre terceros que si bien no han intervenido en la comisión del
hecho delictivo, están llamados por ley a responder solidariamente, como sucede con el
tercero civilmente responsable, que es el sujeto procesal que sin ser autor o partícipe del
delito, tiene la obligación de indemnizar a la víctima, de conformidad con lo que esta­
blecen las normas sustantivas penales y civiles” (R. N. N° 2930-2011-Lima. En: Gaceta
Penal & Procesal Penal, Tomo 42, Gaceta Jurídica, Lima, p. 130).

572
R eparación civil A rt. 95

J 0743 Carácter solidario de la respon sabilidad c ivil cuando existen varios respon­
sables: “Se advierte que el Colegiado ha fijado sumas por conceptos de reparación en
forma independiente en relación a los participantes en el delito de robo agravado, con­
traviniendo lo dispuesto por el artículo 95 del Código Penal; asimismo, se evidencia que
el quantum de tales conceptos resulta diminuto y no se corresponde con el daño ocasio­
nado por los ilícitos, siendo pertinente aumentarlos bajo los criterios contenidos en el ar­
tículo 93 del acotado Código; del mismo modo, a pesar de haberse dispuesto que carecía
de objeto de pronunciamiento por el delito de tenencia ilegal de arma de fuego, el Cole­
giado ha fijado en 100 nuevos soles el monto por reparación civil, vulnerándose, de este
modo, el principio de congruencia que debe existir en toda resolución judicial y la propia
naturaleza adoptada en su decisión; por lo que, es el caso declarar la nulidad de la recu­
rrida en ese extremo, sin que con ello se afecte la unidad del fallo” (Ejecutoria Suprema
del 28/04/2004, R. N. N°2722-2003-Huánuco. En: CASTILLO ALVA, J. L. (2006). Sen­
tencias de la Corte Suprema de Justicia de ¡a República. Tomo II. Grijley, Lima, p. 319).

J 0744 N u lid a d de la sen ten cia condenatoria p o r f ija r e l p a g o de la reparación civil en


fo r m a individual: “Que conforme aparece de la parte resolutiva de la sentencia impug­
nada, la Sala ha fijado en 500 nuevos soles el monto que, por concepto de reparación civil,
deberá ser abonado por cada uno de los sentenciados, sin considerar que, de acuerdo con
lo prescrito por el artículo 95 del Código Penal, cuando existen varios responsables de un
hecho punible -como sucede en el presente caso- la reparación civil debe ser abonada de
manera solidaria; por lo que declararon haber nulidad en la propia sentencia en cuanto fija
en 500 nuevos soles el monto que, por concepto de reparación civil, deberá abonar cada
uno de los sentenciados a favor del agraviado, reformándola fijaron en 1000 nuevos soles
el monto que por el mismo concepto, deberán abonar los sentenciados en forma solida­
ria a favor del agraviado” (Ejecutoria Suprema del 03/05/2004, R. N. N° 414-2004-Lima,
En: ÁVALOSRODRÍGUEZ, C. y ROBLESBRICEÑO, M. (2005). “Modernas tendencias
dogmáticas en la jurisprudencia penal de la Corte Suprema ”. En: Diálogo con la Juris­
prudencia. Gaceta Jurídica, Lima, p. 227).

CORTES SU PERIO RES

J 0745 L a respon sabilidad civil d el tercero en e l delito: “F. J. 85. Ahora bien, corres­
ponde indicar que la comisión de un hecho delictivo, por un lado, da lugar a la responsa­
bilidad penal pero también, en cuanto acto ilícito que produce daño a terceros a una res­
ponsabilidad civil, conocida como responsabilidad civil ex delicio. El tercero civilmente
responsable resulta ser aquel sujeto procesal, persona natural o jurídica, que sin haber par­
ticipado en la comisión del delito y sin alcanzarle responsabilidad penal, asume el pasivo
civil quedando, por disposición de la ley, solidariamente obligado con el o los responsa­
bles penales, por el importe de la reparación civil. F. J. 86. Este tipo de responsabilidad
se rige por la teoría de la responsabilidad civil, específicamente la responsabilidad civil
extracontractual, debiendo acotar que esta responsabilidad supone la violación del deber
general de no causar daño a otro. F. J. 87. A fin de aclarar un poco más el panorama res­
pecto a la responsabilidad civil debemos referirnos en primer término a las funciones de
la responsabilidad civil, que según la doctrina mayoritaria son: a) reaccionar contra el

573
A rt. 96 L ibro primero / Parte general

acto ilícito dañino, a fin de resarcir a los sujetos a los cuales el daño ha sido causado; b)
retomar al statu quo ante , en el cual la víctima se encontraba antes de sufrir el perjuicio;
c) reafirmar el poder sancionatorio del Estado; d) disuadir a cualquiera que intente, volun­
taria o culposamente, cometer actos perjudiciales para terceros; y modernamente se han
incluido e) la distribución de las pérdidas y f) la asignación de costos, desde una pers­
pectiva de análisis económico del Derecho. F. J . 88. Asimismo, debemos indicar que la
responsabilidad civil posee elementos constitutivos, comunes tanto a la responsabilidad
civil contractual como a la extracontractual, a saber: a) la imputabilidad, es decir, la apti­
tud del sujeto de Derecho de ser responsable por los daños que ocasiona, b) la ilicitud o
antijuricidad, es decir, la constatación de que el daño causado no está permitido por el
ordenamiento jurídico; c) el factor de atribución, o sea, el supuesto justificante de la atri­
bución de responsabilidad al sujeto, es decir, es el fundamento del deber de indemnizar;
d) el nexo causal, concebido como la vinculación entre el evento lesivo y el daño produ­
cido; y d) el daño, que comprende las consecuencias negativas derivadas de la lesión de
un bien jurídico tutelado. F. J. 89. Ahora bien, en función del factor de atribución, cabe
señalar que existen factores de atribución subjetivos (culpa y dolo) y objetivos (realizar
actividades o ser titular de determinadas situaciones jurídicas que la ley considera obje­
tivamente o prescindiendo del criterio de la culpa), a lo que algunos añaden al abuso de
derecho y la equidad, pero no hay uniformidad sobre ello. F. J. 90. En el caso de la res­
ponsabilidad civil derivada de la comisión de un delito, ubicada dentro de la responsa­
bilidad civil extracontractual, cabe señalar que nos encontramos frente a la denominada
responsabilidad objetiva, es decir, aquella que se basa en factores de atribución objetivos,
considerados como tales por el ordenamiento jurídico. Debiendo indicar que en la sección
sexta del Código Civil en el artículo mil novecientos ochenta y uno, se prevé la inclusión
de un tercero como civilmente responsable en un proceso penal, cuando se establece que
‘aquel que tenga a otro bajo sus órdenes, responde por el daño causado por este último,
si ese daño se realizó en el ejercicio del cargo o en cumplimiento del servicio respectivo’
siendo el criterio de imputación, la relación que existe entre el responsable y el sujeto que
ha causado el daño, pues desde esta óptica el principal estaría en la obligación de resar­
cir, por cuanto si se beneficia económicamente con la actividad realizada por el ‘tercero’,
debe asumir los costos que origine los daños del mismo (criterio del riesgo-beneficio)”
(Exp. N° 011-2001-Lima, del 08/08/2006, ff. jj. 85, 86, 87, 88, 89 y 90, Segunda Sala
Penal Especial de la Corte Superior de Justica de Lima).

ARTÍCULO 96 Transm isión de la reparación civil a herederos


La obligación de la reparación civil fijada en la sentencia se transmite a los herede­
ros del responsable hasta donde alcancen los bienes de la herencia. El derecho a exi­
gir la reparación civil se transfiere a los herederos del agraviado.
N ormas concordantes
CC: arts. 660, 661, 1218, 1219; CT; art. 1 7

574
R eparación civil A rt. 96

DOCTRINA

Sumario: Diferencias entre pena y reparación civil / Requisitos de la transmisibilidad de la repa­


ración civil.

I) 1)331 Diferencias entre pena y reparación civil: GRACIA MARTÍN, L. (1998).


“Penas privativas de derechos”. En: GRACIA MARTIN, L. (Coordinador). Lecciones de
consecuencias jurídicas del delito. Valencia: Tirant lo Blanch, p. 402. “La pena es perso-
nalísima y solo puede imponerse al autor del hecho ilícito, sin posibilidad de que pueda
afectar a alguien distinto del autor de la violación del precepto penal. Se trata, por tanto,
de una sanción no transmisible a terceros. La reparación, por contra, puede ser satisfecha
por una persona distinta de la que realizó el hecho producto del daño, pues al orientarse
al perjudicado, este ve satisfecho su interés igualmente cuando es un tercero quien repara.
Al no ser personal, la responsabilidad civil es transmisible”.

I) (1332 Diferencias entre pena y reparación civil: PRADO SALDARRIAGA,


V. (2000). Las consecuencias jurídicas del delito en el Perú. Lima: Gaceta Jurídica,
p. 288. “A diferencia de la pena que se extingue por muerte de quien lúe condenado a
ella, la reparación civil se transmite a la sucesión del obligado o del acreedor del monto
indemnizatorio. El artículo 96 del Código Penal, sin embargo, distingue que ello queda
limitado ‘hasta donde alcancen los bienes de la herencia’. El fundamento legal de este
efecto se vincula con la disposición general del Código Civil que establece que ‘la obli­
gación se transmite a los herederos, salvo cuando es inherente a la persona, lo prohíbe la
ley o se ha pactado en contrario’”.

I) 0333 Requisitos de la transmisibilidad de la reparación civil: PRADO SALDA­


RRIAGA, V. (2000). Las consecuencias jurídicas del delito en el Perú. Lima: Gaceta
Jurídica, p. 288. “Ahora bien, la obligación debe existir a la muerte del imputado. Esto es,
ella debe ser declarada, necesariamente en una sentencia que ponga fin al proceso penal
incoado, y en la que se declara la responsabilidad civil del imputado. Por tanto, si el pro­
cesado muere antes de la sentencia no cabe demandar a sus herederos el pago de la repa­
ración civil que se haga solidaria a otros agentes del delito y del daño ocasionado al agra­
viado. Al respecto, la jurisprudencia nacional se ha mantenido coherente como la que
expresa la Ejecutoria Suprema del 6 de mayo de 1939. Según esta resolución: ‘La dispo­
sición del artículo 71 del CP, establece que la obligación de la reparación civil pasa a los
herederos del ofensor; esto significa que no puede entenderse sino en el sentido de que
este fallezca después de ser condenado y con la obligación preexistente de esa responsa­
bilidad, por lo que si uno de los acusados fallece en el curso de la instrucción no se puede
condenar a sus herederos al pago de la reparación civil’”.

§-

575
A rt. 97 L ibro primero / Parte general

ARTÍCULO 97 Protección de la reparación civil


Los actos practicados o las obligaciones adquiridas con posterioridad al hecho puni­
ble son nulos en cuanto disminuyan el patrimonio del condenado y lo hagan insufi­
ciente para la reparación, sin perjuicio de los actos jurídicos celebrados de buena fe
por terceros.
N ormas concordantes
C P: arts. 92, 93, 96; C P P 2 0 0 4 : art. 15; C C: arts. 219, 1135, 1136

DOCTRINA

Sumario: Fin y significado de la protección de la reparación civil.

I) 0334 Fin y significado de la protección de la reparación civil: BRAMONT


ARIAS, L. A. (2004). D erecho P en al peruano (Visión histórica). P arte general. Lima:
Ediciones Jurídicas Unifé, p. 535. “Un medio de garantizar el pago de la reparación civil
es la revocación de los actos fraudulentos. En otros términos, la ley traslada la acción
pauliana o revocatoria al terreno penal (art. 105 del CC), adaptándola a las más rigurosas
necesidades de la represión. Según el artículo 97 del CP los actos ejecutivos o las obliga­
ciones adquiridas después del hecho punible, se presumen realizados en fraude respecto
de la reparación civil y deben ser declarados nulos, pero la prueba de la disminución del
patrimonio de condenado que lo haga insuficiente para la reparación es necesaria para la
revocación. El artículo 97 del CP declara que en el caso indicado los derechos de los ter­
ceros de buena fe se rigen por las leyes civiles, es decir, dichos derechos no se hallan afec­
tados por la acción revocatoria”.

dlb JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Es nulo el acto jurídico privado y previo que fue
posterior a la sentencia.

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
J 0746 E s nulo e l acto ju ríd ico privado y p re v io que f u e p o sterio r a la sentencia: “F. J. 4.
En ese sentido, la instancia judicial que ahora resulta emplazada con la presente demanda,
ha establecido que el acto jurídico que deviene en nulo no es precisamente una resolu­
ción judicial como sugiere el recurrente, sino el acto jurídico privado y previo, esto es,
el anticipo de legítima [...], en la medida en que dicho acto fue posterior a la sentencia
que les condena por el delito de estafa. En este sentido, el acto jurídico de disposición del
bien aludido tendría como único propósito incumplir el mandato expreso de la sentencia
penal que en la parte correspondiente dispuso el pago por concepto de reparación civil
por parte de los condenados, hasta por la suma de 15 mil nuevos soles, monto que pese al

576
R eparación civil A rt . 98

tiempo transcurrido según se lee en la decisión de la Sala penal emplazada, no habría sido
pagado” (STC Exp. N ° 2494-2005-A A /TC -Lim a, caso: Bladimiro H u a ra n cca Ayrampo,
d el 21/11/2006, f . j . 4).

ARTÍCULO 98 C ondenado insolvente


En caso que el condenado no tenga bienes realizables, el juez señalará hasta un ter­
cio de su remuneración para el pago de la reparación civil.
N ormas concordantes
CP: arts. 93, 9 4 ; CPP2004: arts. 3 0 3 inc. 3, 3 1 3 -A .

DOCTRINA

Sumario: Finalidad del artículo 98 del CP.

I) 0335 Finalidad del artículo 98 del CP: BRAMONT ARIAS, L. A. (2004). D e re ­


cho P enal peru an o (Visión histórica). Parte gen eral. Lima: Ediciones Jurídicas Unifé,
p. 536. “El artículo 98 del CP pretende asegurar el pago de la reparación civil, afectando
los ingresos ordinarios que obtenga el sujeto responsable con su remuneración laboral.
Recordamos que esta medida también se aplica en el pago de la pena de multa (art. 44 del
CP). La posibilidad de retención es hasta un tercio de la remuneración del obligado. Se
entiende que para utilizar esta medida de retención, no es necesario la insolvencia abso­
luta de bienes y renta del sujeto responsable, basta que carezca de bienes realizables pues
se trata de una medida subsidiaria”.

(Mj JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Desproporcionalidad de la reparación civil.

CORTE SUPREMA
J 0747 D esproporcion alidad de la reparación civil: “La reparación civil fijada por el
Colegiado no guarda proporción con la entidad de los bienes jurídicos lesionados, entre
los que figura la vida que resulta invalorable y es prevalente frente a los demás bienes, por
lo que resulta procedente elevarla de forma prudencial, sin perjuicio de individualizarla a
favor de cada uno de los agraviados. Que de otro lado, el importe del día-multa no podrá
ser menor del veinticinco por ciento del ingreso diario del condenado cuando viva exclu­
sivamente de su trabajo” (R. N. N °2814-99-L im a , Sala Penal).

577
A rt. 99 L ibro primero /Parte general

ARTÍCULO 99 R eparación civil de terceros responsables


Procede la acción civil contra los terceros cuando la sentencia dictada en la jurisdic­
ción penal no alcanza a estos.
N ormas concordantes
C P : arts. 9 2 , 9 5 , 9 6 , 9 7 ; C C : arts. VI, 1 9 7 0 ; C d e P P : arts. 1 0 0 , 1 0 1 .

DOCTRINA

Sumario: Circunstancias en las que procede la demanda por reparación civil en un proceso civil.

I) 0336 Circunstancias en las que procede la demanda por reparación civil en un


proceso civil: CASTILLO ALVA, J. L. (2001). Las consecuencias jurídico-económ icas
d el delito. Lima: Idemsa, p. 117. “El CP reconoce de manera abierta y franca que en un
proceso penal en donde se comprende de manera regular solo a personas que han inter­
venido en el hecho delictivo, como autores o partícipes, puede que no se comprenda a los
terceros civilmente responsables, quedando subsistente la posibilidad de accionar con­
tra ellos en la vía civil. La ley establece el derecho de accionar contra los terceros civil­
mente responsables en una vía distinta a la penal: el proceso civil, el cual sigue las reglas
propias del ordenamiento jurídico privado. El Código Penal deja asentado de manera
clara y manifiesta que la producción del daño y su respectivo resarcimiento no es algo
que pueda correr a cuenta de los criminalmente responsables, sino que puede exigirse
también la responsabilidad civil a terceros que no han intervenido en el delito como auto­
res y partícipes”.

?HI3 JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: El tercero civilmente responsable. CORTES SUPERIORES: Soli­


daridad del pago de la reparación civil entre los responsables del delito y el tercero
civilmente responsable.

CORTE SUPREMA
J 0748 E l tercero civilmente responsable: “En lo atinente al tercero civilmente responsa­
ble es correcta la actuación del superior colegiado, pues al advertir la existencia de un ter­
cero civil responsable, de acuerdo a la concordancia de lo dispuesto en los artículos noventa
y tres y noventa y cinco del Código Penal -norma última que señala que la reparación será
solidaria entre los responsables del hecho punible y los terceros civilmente responsables-
incorporó a la Empresa [...] para que conjuntamente con el procesado [...] cumpla con el
pago de la pretensión económica fijada por concepto de reparación civil, no solo porque
por error involuntario el juez de la investigación preparatoria omitió pronunciarse al res­
pecto, sino también porque constituyó uno de los argumentos invocados por la agraviada

578
R eparación civil A rt. 100

en su escrito de fojas setenta y ocho: ‘el imputado no solo era socio y gerente de la citada
empresa, sino también poseía gran parte de dichas acciones’. No existió indefensión mate­
rial al incorporarlo como tal, y la necesidad de su concurrencia como obligado civil surge
del artículo noventa y cinco del Código Penal, por tanto, teniendo en cuenta los lineamien-
tos de la norma sustantiva antes acotada -artículo noventa y tres del referido cuerpo legal-
y de acuerdo a los fundamentos jurídicos precedentes, debe disminuirse prudencialmente”
(Casación N ° 37-2008-L a Libertad, del 1 0 /0 3 /2 0 1 0 ,/. j. 6, Sala Penal Permanente).

CORTES SUPERIORES
J 0749 Solidaridad del pago de la reparación civil entre los responsables del delito y
el tercero civilmente responsable: “La reparación civil deberá guardar relación y propor­
cionalidad al daño causado a los intereses de la víctima, debiendo comprender la restitu­
ción del bien, o siendo imposible esto, el pago de su valor y la indemnización por daños
y perjuicios, así como la capacidad económica del obligado; debiendo, en el caso de exis­
tir terceros civilmente obligados, efectuar el pago de la reparación civil en forma solida­
ria según lo prevé el artículo 95 del Código Penal” (Ejecutoria S up erior de la Sala Penal
d e A pelaciones p a ra procesos Sumarios con R eos Libres d e la Corte Superior de Justicia
d e Lim a del 2 6 /01/1998, Exp. N ° 7346-97-Lima).

---------------- § -----------------

ARTÍCULO 100 Inextinguibilidad de la acción civil


La acción civil derivada del hecho punible no se extingue mientras subsista la acción
penal.
N ormas concordantes
C P : arts. 78, 79, 8 0 ; C P P 2 0 0 4 : art. 4 9 3 inc. 1 ; C C : arts. 2 1 9 , 3 7 3 , 9 8 5 , 1 9 8 9 , 1 9 9 0

DOCTRINA

Sumario: Naturaleza de la inextinguibilidad de la acción civil / Diferencias entre los elementos


determinantes de la pena y la reparación civil / Tipos de acciones civiles que son inex­
tinguibles / Marco normativo que regula la inextinguibilidad de la reparación civil /
Subsidiariedad de la acción civil respecto de la acción penal.

I) 1)337 Naturaleza de la inextinguibilidad de la acción civil: CASTILLO ALVA, J.


L. (2001). Las consecuencias jurídico-económ icas del delito. Lima: Idemsa, pp. 77-78
y 160-161. “Se considera que la naturaleza mixta de la reparación civil viene avalada
por la regulación de la extinción de la acción. En efecto, el artículo 100 del CP pres­
cribe que: ‘La acción civil derivada del hecho punible no se extingue mientras subsista
la acción penal’, lo cual demostraría que los términos de la prescripción de la acción
civil derivada del delito no son los mismos para toda acción civil, sino que se hallan

579
A rt . 100 L ibro primero / Parte general

vinculados a los alcances de la prescripción del delito, que a la postre puede ser más o
menos larga. Se puede apuntar que si la reparación civil fuera una institución genuina-
mente civil no tendría por qué tener una prescripción distinta a la reservada a la respon­
sabilidad extracontractual”.

I) H.1.W Diferencias entre los elementos determinantes de la pena y la reparación


civil: CASTILLO ALVA, J. L. (2001). Las consecuencias jurídico-económ icas del
delito. Lima: Idemsa, pp. 77-78. “Favorecen también a este punto de vista aquellos cri­
terios que plantean que la separación entre pena y reparación no es tan marcada y, por
el contrario, existe entre ellas una gran relación. Para ello, se recuerda que la pena no se
determina solo por la culpabilidad, sino que en ella influyen elementos objetivos como
el mal causado o el daño producido, v. gr., no se castiga con igual penalidad una tenta­
tiva que una consumación. Por su parte, en la reparación civil se renuncia a criterios deri­
vados del principio de responsabilidad subjetiva. Pues a veces la menor o mayor energía
criminal tiene profundas consecuencias jurídico-penales, que se han de reflejar en la dis­
tribución de las cuotas indemnizatorias entre los autores y partícipes en el delito. El resar­
cimiento coopera también en la defensa del interés social y posee efectos intimidantes,
mientras que la pena ayuda, por su lado, a restablecer las expectativas de la víctima alte­
radas por la comisión del delito”.

DII.VV) Tipos de acciones civiles que son inextinguibles: CASTILLO ALVA, J. L.


(2001). Las consecuencias jurídico-económ icas del delito. Lima: Idemsa, pp. 160-161.
“El artículo 100 del CP dispone que: ‘La acción civil derivada del hecho punible no se
extingue mientras subsista la acción penal’. Por su parte, el CC regula la prescripción de
la responsabilidad extracontractual en el artículo 2001 inciso 4 declarando: ‘La prescrip­
ción a los dos años de la acción de nulidad, la acción reinvindicatoria, la que proviene de
pensión alimentaria, la acción indemnizatoria por responsabilidad extracontractual [...].
Si bien la referencia legal alude a la extinción de la reparación civil; los mayores pro­
blemas que presenta dicha disposición están en el punto concerniente a la prescripción de
la acción civil. Es más, creemos que la correcta interpretación de la norma obliga a ver que
el empleo de la voz ‘extinción’ pretende en realidad hacer referencia a la prescripción’”.

I) 1)340 Marco normativo que regula la inextinguibilidad de la reparación civil:


CASTILLO ALVA, J. L. (2001). Las consecuencias jurídico-económ icas del delito.
Lima: Idemsa, pp. 77-78 y 160-161. “La problemática que deriva del artículo 100 del CP
es el determinar si la regulación efectuada por el Código Penal constituye una ley espe­
cial respecto a la del CC. En este sentido, si el plazo de la prescripción en el CC es de dos
años para todo ilícito que causa un daño, el artículo 100 del CP representaría una excep­
ción a dicha norma que ampliaría los plazos de prescripción, según la naturaleza y gra­
vedad del ilícito. La acción civil que como repetimos, es válida para toda clase de ilícitos
que provocan un daño; prescribiría a los dos años, mientras que cuando se trate de ilíci­
tos penales (delitos) el tiempo de ejercicio de la acción civil se extendería en la medida
que la acción penal pueda ser ejercitada. Solo cuando la acción penal se extinga prescri­
biría también la acción civil, la cual no puede fijarse en abstracto dado que depende de
la clase de delito y la penalidad que el legislador impone. Ello, independientemente de la

S80
R eparación civil A rt. 101

vía en la que pueda ser ejercida la acción civil. Por ejemplo, si la acción penal se ha extin­
guido por cualquier causa (muerte, amnistía, cosa juzgada, derecho de gracia o prescrip­
ción) también se extinguirá la acción civil”.

I) (1341 Subsidiariedad de la acción civil respecto de la acción penal: BRAMONT


ARIAS, L. A. (2004). D erech o P ena l p eru a n o ( Visión histórica). Parte gen eral. Lima, p.
536. “Anotamos que si se considera que la acción civil debe perseguirse conjuntamente
con la acción penal, es natural que si la pena deja de producir efectos jurídicos por cual­
quier causa legal, la civil, como consecuencia de la penal, tenga que extinguirse, salvo los
casos en que por expresa disposición legal subsiste la obligación de la reparación civil”.

ARTÍCULO 101 A plicación suplem entaria del Código Civil


La reparación civil se rige, además, por las disposiciones pertinentes del Código
Civil.
N ormas concordantes
C C : art. I X ; 1 9 8 1 , 1 9 8 3 C P M P : art. X V ; C P P 2 0 0 4 : art. 4 9 3

DOCTRINA

Sumario: Normas complementarias que rigen la reparación civil.

_I)_ 11342
_ _ _ Normas complementarias que rigen la reparación civil: BRAMONT
ARIAS, L. A. (2004). D erech o P ena l p eru an o (Visión histórica). Parte general. Lima:
Ediciones Jurídicas Unifé, p. 532. “La reparación civil en el CP se rige por los artículos
92 al 101 y por las normas que regulan la ‘responsabilidad extracontractual ’ prevista en
los artículos 1969 a 1988 y 2001 del Código Civil, de conformidad con los dispuesto por
el artículo 101 del CP, en cuanto establece que la ‘reparación civil se rige, además por las
disposiciones pertinentes del Código Civil’”.

■III. JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: La reparación civil en los ilícitos penales debe establecerse con
arreglo a la normatividad civil sustantiva / Aplicación supletoria del Código Civil en
ilícitos penales para determinar la cuantía de la reparación civil / Aplicación supletoria
del Código Civil en la determinación de la reparación civil / Aplicación supletoria de
las normas del Código Civil al pago de la reparación civil fijada en la sentencia conde­
natoria / Prescripción de la ejecución del pago de la reparación civil.

581
A rt. 101 L ibro primero / Parte general

CORTE SUPREMA
J 0750 La reparación civil en los ilícitos penales debe establecerse con arreglo a la
normatividad civil sustantiva: “Que la reparación civil debe establecerse en función al
daño causado, debiendo considerarse tanto los daños patrimoniales como los extrapatri­
moniales, con arreglo a la normatividad civil sustantiva que regula la responsabilidad
extracontractual, de aplicación supletoria en virtud de lo dispuesto por el artículo 101 del
Código Penal; que en el caso de autos los hechos atribuibles al citado acusado estriban en
que formó parte del movimiento terrorista Sendero Luminoso, y en esa condición parti­
cipó en el atentado dinamitero que ocasionó la destrucción de la Antena de Microondas
de la entonces empresa estatal Entel Perú, instalada en el cerro Ilucán; que como conse­
cuencia de dicha conducta se produjo la pérdida completa de las baterías y equipos, así
como también el derribamiento y la destrucción total de la torre, lo que ocasionó ingentes
daños patrimoniales que debieron ser asumidos por el Estado, que, siendo ello así, se jus­
tifica la elevación del monto de la reparación civil, la misma que debe fijarse atendiendo
a la magnitud del perjuicio ocasionado por el acusado” (R. N. N ° 1 328-2005-C ajam arca,
d el 10/06/2005, f j. 3. Sala P en a l P erm anente).

J 0751 Aplicación supletoria del Código Civil en ilícitos penales para determinar la
cuantía de la reparación civil: “Que no integra el ámbito del recurso el juicio de cul­
pabilidad del encausado Caruajulca Centurión por la comisión del hecho punible, pues
la impugnación se circunscribe al extremo de la determinación judicial de la reparación
civil, la misma que se establece en función al daño causado, y se considera tanto los
daños patrimoniales como los extrapatrimoniales con arreglo a la normatividad civil sus­
tantiva que regula la responsabilidad extracontractual, de aplicación supletoria en vir­
tud de lo dispuesto por el artículo ciento uno del Código Penal; que en el caso de autos
se está ante daños extrapatrimoniales dado que el atentado contra la vida humana no
puede ser calculada en base a parámetros objetivos, siendo el propósito cuando se fija
una suma dineraria mitigar el grado de aflicción que se causa a la víctima [...]” (R. N.
N ° 3520-2009-C ajam arca, d el 12 /0 8 /2 0 1 0 , Sala P ena l Perm anente).

J 0752 Aplicación supletoria del Código Civil en la determinación de la reparación


civil: “F. J. 1. Que, de la revisión de autos se advierte que en efecto el superior colegiado
incurrió en irregularidades al no aplicar correctamente el artículo ciento uno del Código
Penal. F. J. 2. Que, en tal contexto, resulta necesario precisar que, pese a establecerse la
reparación civil conjuntamente con la sentencia a tenor de lo dispuesto por el artículo 92
del acotado Código, esta no tiene la naturaleza jurídica de una pena. F. J. 3. Que, el ar­
tículo 101 del acotado código, señala que la reparación civil se rige además por las dis­
posiciones pertinentes del Código Civil; en tal sentido, resulta de aplicación supletoria
al caso de autos, el inciso 1 del artículo 2001 del citado cuerpo de leyes, toda vez que
teniendo su origen el pago de la reparación civil en una sentencia firme, la prescripción
de la ejecución de la misma se suscita a los diez años, tiempo que aún no ha operado, [...];
por tanto, el pago de la suma establecida por ese concepto debe proseguir en su ejecu­
ción conforme a su naturaleza” (R. N. N ° 3388-2002-C usco , d el 2 9 /0 1 /2 0 0 4 , ff. jj. 1, 2 y
3, Sala P ena l Perm anente).

582
R eparación civil A rt. 101

J 0753 A plicación su pletoria de las norm as del C ódigo C ivil a l p a g o d e la reparación


civilfija d a en la sen ten cia condenatoria: “Que uno de los fundamentos para confirmar la
apelada es que la sentenciada viene incumpliendo el pago de la reparación civil y deven­
gados; sin embargo, el pago por dicho concepto no fue fijado como regla de conducta,
conforme se aprecia en la sentencia, por lo que su incumplimiento no podría generar la
revocatoria de suspensión de la pena. Además, debe tenerse en cuenta que el pago de la
reparación civil constituye una obligación de carácter patrimonial civil y como tal para su
cumplimiento rigen las disposiciones pertinentes del Código Civil conforme lo estipula
el artículo 101 del Código Penal; en tal sentido, dicho fundamento esgrimido por el Cole­
giado deviene en insubsistente, en consecuencia, declararon no haber nulidad en la reso­
lución recurrida e insubsistente el fundamento relativo al incumplimiento del pago de la
reparación civil y devengados” (Ejecutoria Suprema del 21/11/2003, R. N. N ° 2586-2003-
Cusco. En: PEREZ ARROYO, M. (2006). La evolución de la jurisprudencia penal en el
Perú. (2001-2005). Tomo II. Iuris Consulti - San Marcos, Lima, p. 810).

J 0754 P rescripción de la ejecución d el p a g o de la reparación civil: “La reparación


civil se rige, además, por las disposiciones pertinentes del Código Civil, en tal sentido,
resulta de aplicación al caso el numeral 1 del artículo 2001 del citado cuerpo de leyes,
dado que teniendo su origen el pago de la reparación civil en una ejecutoria, la prescrip­
ción de la ejecución de la misma se daría a los 10 años” (Exp. N ° 1249-95-B-La Libertad,
del 25/11/1996, Sala Penal).

583
CAPÍTULO II
CONSECUENCIAS ACCESORIAS

ARTÍCULO 102 Decomiso de bienes provenientes del delito(60)


El juez, siempre que no proceda el proceso autónomo de extinción de dominio,
resuelve el decomiso de los instrumentos con que se hubiere ejecutado el delito, aun
cuando pertenezcan a terceros, salvo cuando estos no hayan prestado su consenti­
miento para su utilización. Los objetos del delito son decomisados cuando, aten­
diendo a su naturaleza, no corresponda su entrega o devolución. Asimismo, dispone
el decomiso de los efectos o ganancias del delito, cualesquiera sean las transforma­
ciones que estos hubieren podido experimentar. El decomiso determina el traslado
de dichos bienes a la esfera de titularidad del Estado.
El juez también dispone el decomiso de los bienes intrínsecamente delictivos, los que
serán destruidos.
Cuando los efectos o ganancias del delito se hayan mezclado con bienes de proce­
dencia lícita, procede el decomiso hasta el valor estimado de los bienes ilícitos mez­
clados, salvo que los primeros hubiesen sido utilizados como medios o instrumentos
para ocultar o convertir los bienes de ilícita procedencia, en cuyo caso procederá el
decomiso de ambos tipos de bienes.
Si no fuera posible el decomiso de los efectos o ganancias del delito porque han sido
ocultados, destruidos, consumidos, transferidos a tercero de buena fe y a título one­
roso o por cualquier otra razón análoga, el juez dispone el decomiso de los bienes o
activos de titularidad del responsable o eventual tercero por un monto equivalente
al valor de dichos efectos y ganancias.

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 102.- El juez resolverá el decomiso o pérdida de los efectos provenientes de
la infracción penal o de los instrumentos con que se hubiere ejecutado, a no ser que
pertenezcan a terceros no intervinientes en la infracción.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Prim era modificación: artículo 1 del Decreto Legislativo N° 982 del 22/07/2007.
A rtícu lo 102.- El Juez resolverá el decomiso o pérdida de los objetos de la infrac­
ción penal o los instrumentos con que se hubiere ejecutado así como los efectos, sean
estos bienes, dinero, ganancias o cualquier producto proveniente de dicha infrac­
ción, salvo que exista un proceso autónomo para ello.

(60) A rtículo vigente conform e a la m odificación realizada por el artículo 1 del D ecreto Legislativo N° 1373
del 04/08/2018.

584
C onsecuencias accesorias A ut. 102

E l Juez podrá disponer en todos los casos, con carácter previo, la medida de
incautación, debiendo además proceder conforme a lo previsto en otras normas
especiales.
Segunda modificación: artículo 1 de la Ley N° 30076 del 19/08/2013.
El juez, siempre que no proceda el proceso autónomo de pérdida de dominio pre­
visto en el Decreto Legislativo N° 1104, resuelve el decomiso de los instrumentos
con que se hubiere ejecutado el delito, aun cuando pertenezcan a terceros, salvo
cuando estos no hayan prestado su consentimiento para su utilización. Los obje­
tos del delito son decomisados cuando, atendiendo a su naturaleza, no corresponda
su entrega o devolución. Asimismo, dispone el decomiso de los efectos o ganancias
del delito, cualesquiera sean las transformaciones que estos hubieren podido expe­
rimentar. El decomiso determina el traslado de dichos bienes a la esfera de titulari­
dad del Estado.
El juez también dispone el decomiso de los bienes intrínsecamente delictivos, los que
serán destruidos.
Cuando los efectos o ganancias del delito se hayan mezclado con bienes de proce­
dencia lícita, procede el decomiso hasta el valor estimado de los bienes ilícitos mez­
clados, salvo que los primeros hubiesen sido utilizados como medios o instrumentos
para ocultar o convertir los bienes de ilícita procedencia, en cuyo caso procederá el
decomiso de ambos tipos de bienes.
Si no fuera posible el decomiso de los efectos o ganancias del delito porque han sido
ocultados, destruidos, consumidos, transferidos a tercero de buena fe y a título one­
roso o por cualquier otra razón atribuible al autor o partícipe, el juez dispone el
decomiso de los bienes o activos de titularidad del responsable o eventual tercero
por un monto equivalente al valor de dichos efectos y ganancias.
Tercera modificación: artículo 2 del Decreto Legislativo N° 1351 del 07/01/2017.
E l juez, siempre que no proceda el proceso autónomo de pérdida de dominio pre­
visto en el Decreto Legislativo N° 1104, resuelve el decomiso de los instrumentos
con que se hubiere ejecutado el delito, aun cuando pertenezcan a terceros, salvo
cuando estos no hayan prestado su consentimiento para su utilización. Los obje­
tos del delito son decomisados cuando, atendiendo a su naturaleza, no corresponda
su entrega o devolución. Asimismo, dispone el decomiso de los efectos o ganancias
del delito, cualesquiera sean las transformaciones que estos hubieren podido expe­
rimentar. E l decomiso determina el traslado de dichos bienes a la esfera de titulari­
dad del Estado.
Eljuez también dispone el decomiso de los bienes intrínsecamente delictivos, los que
serán destruidos.
Cuando los efectos o ganancias del delito se hayan mezclado con bienes de proce­
dencia lícita, procede el decomiso hasta el valor estimado de los bienes ilícitos mez­
clados, salvo que los primeros hubiesen sido utilizados como medios o instrumentos
para ocultar o convertir los bienes de ilícita procedencia, en cuyo caso procederá el
decomiso de ambos tipos de bienes.
Si no fuera posible el decomiso de los efectos o ganancias del delito porque han
sido ocultados, destruidos, consumidos, transferidos a tercero de buena fe y a título

585
A rt. 102 L ibro primero / Parte general

oneroso o por cualquier otra razón análoga, el juez dispone el decomiso de los bie­
nes o activos de titularidad del responsable o eventual tercero por un monto equiva­
lente al valor de dichos efectos y ganancias.
Cuarta modificación: artículo 1 del Decreto Legislativo N° 1373 del 04/08/2018.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C P : arts. 103, 104, 221, 231; C d e P P : art. 171; C P P 2004: arts. 15 ines. 1, 2; 223 inc. 4,
318 inc. 4, 349 inc. 1 l i t . f 399 inc. 4, 4 6 8 ines. 2, 5, 6; 488, 493 inc. 3, 496, 4 9 8 inc. 3, 542
inc. 1 lit. e, 545 ines. 2, 3; 547, 549; C C: arts. 660, 929, 1135, 1136; L e y 28 0 0 8 : arts. 1 3,14,
23, 24, 25, 26; R 9 6 4 -2 0 0 1 -M P -F N : p á ssim

DOCTRINA

Sumario: Fundamento / Requisitos para su aplicación / Concepto.

I) 0343 Fundamento: GRACIA MARTÍN, L. (1998). “Penas privativas de dere­


chos”. En: GRACIA MARTIN, L. (Coordinador). Lecciones de consecuencias jurídi­
cas del delito. Valencia: Tirant lo Blanch, pp. 285-286. “Así, algunas de estas conse­
cuencias, como por ejemplo, el llamado comiso de la ganancia, encuentra un fundamento
en determinados aspectos del principio de no tolerancia del enriquecimiento injusto o
de una situación patrimonial ilícita, y en este sentido tiene la naturaleza de una medida
civil de compensación. Otras, en cambio, como ocurre por ejemplo con el comiso de los
instrumentos del delito, solo encuentran sus fundamentos de la necesidad de asegura­
miento de la comunidad frente al peligro objetivo de la comisión de delitos que emanan
de determinadas cosas, objetos y situaciones”.

I) 0344 Requisitos para su aplicación: GRACIA MARTIN, L. (1998). “Penas priva­


tivas de derechos”. En: GRACIA MARTÍN, L. (Coordinador). Lecciones de consecuen­
cias jurídicas del delito. Valencia: Tirant lo Blanch, pp. 377-378. “Dicho precepto se ex­
presa en un sentido imperativo y ordena que siempre que se imponga una pena deberá
aplicarse también y además inexcusablemente el comiso de los instrumentos y efectos del
delito. La aplicación del comiso en tal caso procederá aunque el instrumento utilizado no
sea objetivamente peligroso ni quepa pronosticar la probabilidad de que sea utilizado en
el futuro para la comisión de nuevos delitos [...] en mi opinión, sin embargo, es posible
y debe procederse a una interpretación teleológica restrictiva [...] de acuerdo con el fun­
damento y la finalidad del comiso, y dejar de aplicarlos siempre que la cosa no sea peli­
grosa y no se pruebe la probabilidad de que sea utilizada en el futuro para la comisión de
nuevos hechos antijurídicos”.

I) 0345 Concepto: CASTILLO ALVA, J. L. (2001). Las consecuencias jurídico-


económicas del delito. Lima: Idemsa, p. 189. “Tradicionalmente se define al comiso
como ‘el acto por el cual el Estado se apodera de un objeto que perteneció al delin­
cuente; de manera que, perdiendo este el dominio pasa a ser propiedad del Estado
mismo’. Asimismo, por comiso propiamente dicho, o comiso de la cosa concerniente al

586
C onsecuencias accesorias A rt. 102

delito, se entiende ‘la pérdida de los efectos e instrumentos de la infracción punitiva y


el correlativo traslado directo e inmediato de su titularidad a favor del Estado’. Manza­
nares Samaniego, renunciando a una precisión ulterior, define al comiso como ‘la san­
ción que consiste en la pérdida de la propiedad de cosas concretas relacionadas a una
infracción criminal’. Excluye de manera intencional cualquier referencia tanto al carác­
ter definitivo de la transmisión como a la obligación que sea decretada por la resolu­
ción de un órgano jurisdiccional (Juez o Sala Penal), argumentando que se trataría de
una redundancia innecesaria”.

JURISPRUDENCIA

Sumario: ACUERDO PLENARIO: Objeto de la incautación. EJECUTORIA SUPREMA


VINCULANTE: Cuestionamientos que ha de tener en cuenta el juez en lo penal antes
de limitar el derecho de propiedad de un ciudadano.

A C U ER D O PLEN A R IO

J 0755 O bjeto de la incautación: “F. J. 8. La incautación instrumental (art. 218 NCPP)


recae contra (i) los bienes que constituyen cuerpo del delito, o contra (ii) las cosas que
se relacionen con el delito o que sean necesarias para el esclarecimiento de los hechos
investigados. El objeto de esta medida de aseguramiento es amplio y, por su propia natu­
raleza investigativa, comprende una extensa gama de bienes u objetos relacionados, de
uno u otro modo, con el delito. En estricto sentido se entiende por; A. ‘Cuerpo del delito’,
además de la persona -e l cadáver en el delito de homicidio- comprende al objeto del
delito, es decir, aquel contra el que recae el hecho punible o que ha sufrido directamente
sus efectos lesivos -la droga en el delito de tráfico ilícito de drogas-, B. Las ‘cosas rela­
cionadas con el delito o necesarias para su esclarecimiento’, son tanto las ‘piezas de eje­
cución’: medios u objetos a través de los cuales se llevó a cabo la comisión del delito,
como las denominadas ‘piezas de convicción’: cosas, objetos, huellas o vestigios mate­
riales, que pueden servir para la comprobación de la existencia, autoría o circunstancias
del hecho punible. F. J . 9. La incautación cautelar (art. 316.1 NCPP) incide en los efec­
tos provenientes de la infracción penal, en los instrumentos con los que se ejecutó y en
los objetos del delito permitidos por la ley. A. Los efectos del delito o producía scaeleris
son los objetos producidos mediante la acción delictiva, como el documento o la moneda
falsa, así como las ventajas patrimoniales derivadas del hecho punible, como el precio
del cohecho, el del delincuente a sueldo, o la contraprestación recibida por el transporte
de droga, etcétera. B. Los instrumentos del delito o instrumenta scaeleris son los objetos
que, puestos en relación de medio a fin con la infracción, han servido para su ejecución,
tales como el vehículo utilizado para el transporte de la mercancía, los útiles para el robo,
el arma empleada, maquinarias del falsificador, etcétera. C. Los objetos del delito son las
cosas materiales sobre las que recayó la acción típica, como por ejemplo las cosas hurta­
das o robadas, armas o explosivos en el delito de tenencia ilícita de las mismas, la droga
en el delito de tráfico ilícito de drogas, los bienes de contrabando en dicho delito, etcé­
tera, para lo que se requiere una regulación específica. En estos casos la incautación como

587
A rt. 102 L ibro primero / Parte general

medida procesal precede al decomiso como consecuencia accesoria que se dictará en la


sentencia (art. 102 CP). F. J . 10. Como se advierte de los parágrafos precedentes, los bie­
nes y objetos que pueden incautarse -privación de la posesión de un bien u objeto y su
consecuente indisponibilidad y ocupación por la autoridad penal- cumplen en la mayo­
ría de los casos una doble función: garantiza su eventual decomiso como consecuencia
accesoria del delito conforme a las disposiciones del artículo 102 y siguientes del CP, y
permite su eficaz control para la acreditación del hecho punible -asegura su utilización
por las partes y el juez como objeto de prueba—. Como ya quedó expuesto, la función que
prima en el caso concreto será la determinante, aunque desde luego una distinción radical
es, por lo menos, particularmente complicada. A estos efectos, se ha de tener en cuenta
el estado de la causa -específicamente, de la investigación- al momento de su imposi­
ción, y la evidencia de que se trata de un bien u objeto destinado, sin dificultad alguna,
a la consecuencia accesoria del decomiso” (Acuerdo Plenario N ° 5-2010/CJ-116 sobre
“Incautación”, del 16/11/2010, ff. jj. 8, 9 y 10, VI Pleno Jurisdiccional de las Salas Pena­
les Permanente y Transitorias).

E JE C U T O R IA SU PR EM A VINCULANTE

J 0756 C uestionam ientos que ha de ten er en cuenta e l ju e z en lo p e n a l antes d e lim i­


tar e l derech o de p ro p ie d a d de un ciu dadan o: “Por lo señalado precedentemente se
puede afirmar que el derecho a la propiedad solo puede limitarse bajo supuestos legal­
mente establecidos, como en efecto lo es la incautación, y posteriormente de ser necesario
el decomiso; sin embargo al tratarse de la limitación -permanente, o temporal en el mejor
de los casos- de un derecho constitucional, debe proceder a verificar ciertos supuestos
-¿Quién es el propietario del bien?, ¿el propietario del bien intervino en el ilícito?-, y rea­
lizar un análisis para dictar una decisión acorde a la ley y proporcional. Es así que prima
facie , tal como lo establece el Tribunal Constitucional solo resulta legítimo una limitación
al derecho de propiedad mediante la incautación, si el bien pertenece a uno de los pro­
cesados por el delito materia de investigación. Con mayor razón, el decomiso al ser una
consecuencia accesoria del delito solo corresponderá aplicarse si el bien - sujeto a posible
comiso- es de propiedad de uno de los responsables penales del ilícito investigado. Por lo
tanto si el propietario de un bien incautado, demuestra fehacientemente que no tiene una
vinculación objetiva con el delito investigado, pues se trata de un tercero ajeno al ilícito,
podrá solicitar la devolución del bien y deberá concedérsele inmediatamente, o de necesi­
tarse para la investigación del ilícito podrá postergarse su entrega hasta el fin del proceso
-motivando la necesidad de su cautela-. En todo caso la limitación al derecho de propie­
dad del tercero ajeno al delito, nunca será de manera permanente, eventualmente se dic­
tará temporalmente por razones de investigación del delito, pero siempre con una debida
motivación que demuestre la proporcionalidad de la medida” (Casación N ° 382-2013-
Puno, del 10/03/2015,/. j. 18, Sala Penal Permanente).

588
C onsecuencias accesorias Art. 103

ARTÍCULO 103 Proporcionalidad


Cuando los efectos o instrumentos referidos en el artículo 102, no sean de ilícito
comercio y su valor no guarde proporción con la naturaleza y gravedad de la infrac­
ción penal podrá el juez no decretar el decomiso o, cuando sea posible, decretarlo
solo parcialmente.
N ormas concordantes
CP: arts. 102, 231; C P P 2004: arts. 15 ines. 1, 2; 223 inc. 4, 318 inc. 4, 349 inc. 1 lit.fi 399
inc. 4, 468 ines. 2, 5, 6; 488, 493 inc. 3, 496, 498 inc. 3, 542 inc. 1 lit. e, 545 ines. 2, 3; 547, 549.

DOCTRINA

Sumario: Naturaleza jurídica y riesgo de arbitrariedad judicial / Restricción del decomiso prove­
niente del delito / Propuesta de lege fe r e n d a / Requisitos para su aplicación.

I) Naturaleza jurídica y riesgo de arbitrariedad judicial: BUSTOS RAMIREZ,


J. (2004). Obras completas. Tomo I. Lima: Ara, p. 762. “Es facultativo para el juez o tri­
bunal decretar el comiso total o parcial de dichos bienes aun cuando sean de lícito comer­
cio y su valor no guarde proporción con la naturaleza o gravedad de la infracción penal,
o incluso se hayan satisfecho completamente las responsabilidades civiles. Sin duda, este
precepto deja un amplio margen para la arbitrariedad. El juez o tribunal, aun cuando no lo
diga el precepto, tendrá que motivar convincentemente su decisión. Los bienes decomi­
sados si son de lícito comercio, serán vendidos y su producto se aplicará a cubrir las res­
ponsabilidades civiles del penado. Si no son de lícito comercio, se les dará el destino que
se disponga reglamentariamente y, en su efecto, se inutilizarán”.

I) (1347 Restricción del decomiso proveniente del delito: CASTILLO ALVA, J. L.


(2001). Las consecuencias jurídico-económicas del delito. Lima: Idemsa, p. 234. “La
ley abre la posibilidad de decretar un comiso facultativo siempre y cuando se cumpla de
manera concurrente con dos requisitos: 1. Los efectos e instrumentos del delito no deben
ser de ilícito comercio; y 2. Su valor no guarde proporción con la naturaleza y la grave­
dad de la infracción. El comiso facultativo que recae sobre bienes lícitos ofrece dos sali­
das: 1. El Juez puede no decretar el comiso; 2. Cuando sea posible puede decretarlo par­
cialmente. Igual que el comiso simple, el comiso facultativo no abarca ni se refiere a las
ganancias o beneficios obtenidos del delito (provechos ilícitos). Ello deriva de la vigencia
irrestricta del principio de legalidad de los delitos y de las penas que también se extiende
a las consecuencias accesorias del delito, como es el caso del comiso. Si la ley hace una
mención expresa de las ganancias o a los beneficios obtenidos, el juez o tribunal no pue­
den decretar su incautación. Para ello se requiere una disposición legal expresa como la
contenida en el artículo 104 del CP”.

IIH34K Propuesta de lege fe re n d a : CASTILLO ALVA, J. L. (2001). Las consecuen­


cias jurídico-económicas del delito. Lima: Idemsa, p. 235. “Sin embargo, en caso que en
una futura reforma legislativa se introdujera el comiso de las ganancias, como de lege

589
A rt. 103 L ibro primero / Parte general

feren da es deseable, estas tendrían que ser excluidas del comiso facultativo. Ello se debe
a la necesidad político-criminal de no premiar al delito, autorizando al autor a disfrutar
de los beneficios obtenidos de su conducta delictiva. Lo contrario, significaría, como ha
puesto de relieve Conde-Punpido Ferreiro, una contribución judicial al agotamiento del
ilícito penal. El comiso facultativo deberá restringirse al caso de los instrumentos o efec­
tos del delito que sean de ilícito comercio”.

I) Requisitos para su aplicación: CASTILLO ALVA, J. L. (2001). Las conse­


cuencias ju rídico-econ óm icas del delito. Lima: Idemsa, p. 235. “El artículo 103 del CP
solo es aplicable cuando los instrumentos o efectos del delito sean de lícito comercio.
Un bien es de lícito comercio cuando su circulación en el movimiento y tráfico de bie­
nes se encuentra permitida por las normas jurídicas. De manera contraria, se entiende que
cuando los efectos o instrumentos del delito sean de comercio ilícito, el comiso se deberá
decretar de modo obligatorio, por más que no exista proporción entre el valor de los ins­
trumentos o efectos del delito y la naturaleza o gravedad de la infracción. Aunque a ello
se deba agregar, desde una perspectiva teleológica, la exigencia de que el bien cumpla con
el requisito de la peligrosidad objetiva de la cosa”.

|g¡ JURISPRUDENCIA

Sumario: EJECUTORIA SUPREMA VINCULANTE: La limitación al derecho de propiedad del


tercero ajeno al delito, nunca será de manera permanente.

EJECUTORIA SUPREMA VINCULANTE


J 0757 L a lim itación a l derecho de p ro p ie d a d del tercero ajeno a l delito, nunca será
de m an era p erm a n en te: “Por lo señalado precedentemente, se puede afirmar que el dere­
cho a la propiedad solo puede limitarse bajo supuestos legalmente establecidos, como en
efecto lo es la incautación, y posteriormente de ser necesario el decomiso; sin embargo
al tratarse de la limitación -permanente, o temporal en el mejor de los casos- de un dere­
cho constitucional, debe proceder a verificar ciertos supuestos -¿quién es el propietario
del bien?, ¿el propietario del bien, intervino en el ilícito?-, y realizar un análisis para dic­
tar una decisión acorde a ley y proporcional. Es así que prima facie, tal como lo establece
el Tribunal Constitucional, solo resulta legítimo una limitación al derecho de propiedad
mediante la incautación, si el bien pertenece a uno de los procesados por el delito mate­
ria de investigación. Con mayor razón, el decomiso al ser una consecuencia accesoria del
delito solo corresponderá aplicarse si el bien —sujeto a posible comiso- es de propiedad de
uno de los responsables penales del ilícito investigado. Por lo tanto, si el propietario de un
bien incautado, demuestra fehacientemente que no tiene una vinculación objetiva con el
delito investigado, pues se trata de un tercero ajeno al ilícito, podrá solicitar la devolución
del bien y deberá concedérsele inmediatamente, o de necesitarse para la investigación del
ilícito podrá postergarse su entrega hasta el fin del proceso -motivando la necesidad de su
cautela-. En todo caso, la limitación al derecho de propiedad del tercero ajeno al delito,
nunca será de manera permanente, eventualmente se dictará temporalmente por razones
de investigación del delito, pero siempre con una debida motivación que demuestre la

590
C onsecuencias accesorias A rt . 104

proporcionalidad de la medida” (Casación N° 382-2013-Puno, del 10/03/2015, f. j. 18,


Sala Penal Permanente).

ARTÍCULO 104 Privación a personas jurídicas de beneficios obteni­


dos por infracción penal
El juez decretará, asimismo, la privación de los beneficios obtenidos por las personas
jurídicas como consecuencia de la infracción penal cometida en el ejercicio de su
actividad por sus funcionarios o dependientes, en cuanto sea necesaria para cubrir
la responsabilidad pecuniaria de naturaleza civü de aquellos, si sus bienes fueran
insuficientes.
N ormas concordantes
C: art. 70; CP: art. 27; C P P 2 0 0 4 : arts. 349 inc. 1 l i t . f 399 irte. 4, 468 ines. 2, 5, 6; 488, 493
inc. 3, 498 inc. 3, 542 inc. 1 lit. e, 545 ines. 2, 3; CC: art. 76; R 9 6 4 -2 0 0 1 -M P -F N : p á ssim

DOCTRINA

Sumario: Ámbito de aplicación / Criterios para su determinación.

I) 0350 Ámbito de aplicación: CASTILLO ALVA, J. L. (2001). Las consecuencias


jurídico-económicas del delito. Lima: Idemsa, pp. 242-243. “La disposición precedente
recoge de manera específica la privación de beneficios obtenidos de la comisión de un
delito. Dicha norma presenta como particularidad el hecho que la pérdida de ganancia no
se decreta de manera general, abierta o indiscriminada para todo delito o infracción penal,
si no que se restringe a los beneficios obtenidos por las personas jurídicas. Es obvio que si
la ley penal solo ha restringido la aplicación del precepto al comiso de ganancia de la per­
sona jurídica queda descartada su aplicación al comiso de las ganancias de las personas
naturales. Pretender extender el ámbito de cobertura de la norma a estos casos es desbor­
dar su sentido literal posible, incurriendo en una analogía”.

I) (1351 Criterios para su determinación: CASTILLO ALVA, J. L. (2001). Las con­


secuencias jurídico-económicas del delito. Lima: Idemsa, pp. 287-288. “Un sector de la
doctrina llega a plantear una teoría de la imputación objetiva, propia del Derecho Penal,
de las personas jurídicas para evitar que toda actuación de un representante u órgano de
dirección que lesione o ponga en peligro bienes jurídicos penalmente protegidos sea im­
putable. Se alude así a una específica relación normativa entre la clase de injusto come­
tido y la actividad social de la persona jurídica. Un primer elemento a tener en cuenta es
que el representante o titular de la persona jurídica actúe a nombre e interés de la persona
jurídica y no del suyo propio como parte ya no de una criminalidad individual, aislada y
egoísta, sino a manera de una criminalidad organizada que traza y busca fines comunes”.

591
A rt. 105 L ibro primero / Parte general

¡¡1*3 JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Titularidad de los derechos de las personas jurídi­


cas de Derecho Privado.

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
J 0758 T itularidad de ios derechos de las p erso n a s ju ríd ica s de D erecho P rivado: “[...]
Tal titularidad de los derechos por las personas jurídicas de Derecho Privado se desprende
implícitamente del artículo 2, inciso 17), de nuestra Carta Fundamental, pues mediante
dicho dispositivo se reconoce el derecho de toda persona de participar en forma individual o
asociada en la vida política, económica, social y cultural de la nación. Este derecho, además
de constituir un derecho fundamental por sí mismo, es, a su vez, una garantía institucional,
en la medida en que promueve el ejercicio de otros derechos fundamentales, ya en forma
individual, ya en forma asociada, por lo que aquí interesa destacar. En ese sentido, entiende
el Tribunal que, en la medida en que las organizaciones conformadas por personas natura­
les se constituyen con el objeto de que se realicen y defiendan sus intereses, esto es, actúan
en representación y sustitución de las personas naturales, muchos derechos de estos últi­
mos se extienden sobre las personas jurídicas. Una interpretación contraria concluiría con
la incoherencia de, por un lado, habilitar el ejercicio de facultades a toda asociación -enten­
dida en términos constitucionales y no en sus reducidos alcances civiles- y, por otro, negar
las garantías necesarias para que tal derecho se ejerza y, sobre todo, puedan ser susceptibles
de protección. Sin embargo, no solo de manera indirecta las personas jurídicas de Derecho
Privado pueden titularizar diversos derechos fundamentales. También lo pueden hacer de
manera directa. En dicho caso, tal titularidad no obedece al hecho de que actúen en sustitu­
ción de sus miembros, sino en cuanto a sí mismas y, naturalmente, en la medida en que les
sean extendibles [...]” (STCExp. N ° 905-2001-AA/TC-San Martín, caso: Caja de Ahorro y
Crédito de San Martín, del 14/08/2002, f. j. 5).

EHEEEl Medidas aplicables a las personas jurídicas(61)


Si el hecho punible fuere cometido en ejercicio de la actividad de cualquier persona
jurídica o utilizando su organización para favorecerlo o encubrirlo, el juez deberá
aplicar todas o algunas de las medidas siguientes:
1. Clausura de sus locales o establecimientos, con carácter temporal o definitivo.
La clausura temporal no excederá de cinco años.
2. Disolución y liquidación de la sociedad, asociación, fundación, cooperativa o comité.

(61) A rtículo vigente conform e a la modificación realizada por el artículo 2 del Decreto L egislativo N° 1351
del 07/01/2017.

592
C onsecuencias accesorias A rt. 105

3. Suspensión de las actividades de la sociedad, asociación, fundación, cooperativa


o comité por un plazo no mayor de dos años.
4. Prohibición a la sociedad, fundación, asociación, cooperativa o comité de rea­
lizar en el futuro actividades, de la clase de aquellas en cuyo ejercicio se haya
cometido, favorecido o encubierto el delito.
La prohibición podrá tener carácter temporal o definitivo. La prohibición tem­
poral no será mayor de cinco años.
5. Multa no menor de cinco ni mayor de quinientas unidades impositivas tributarias.
Cuando alguna de estas medidas fuera aplicada, el juez ordenará a la autoridad
competente que disponga la intervención de la persona jurídica para salvaguardar
los derechos de los trabajadores y de los acreedores de la persona jurídica hasta por
un periodo de dos años.
El cambio de la razón social, la personería jurídica o la reorganización societaria, no
impedirá la aplicación de estas medidas.

TEXTO ORIGINAL:
A rtículo 1 0 5 .- Si e l hecho punible fu e re com etido en ejercicio de la a ctividad de
cualquier p erso n a ju ríd ic a o utilizando su organización p a ra favo recerlo o encu­
brirlo, el Juez p o d rá aplicar todas o algunas de las medidas siguientes:
1. Clausura de sus locales o establecim ientos, con carácter tem poral o definitivo.
La clausura tem poral no excederá de cinco años.
2. D isolución de la sociedad, asociación, fundación, cooperativa o comité.
3. Suspensión de las actividades de la sociedad, asociación, fundación, coopera­
tiva o com ité p o r un p la zo no m ayor de dos años.
4. Prohibición a la sociedad, fundación, asociación, cooperativa o com ité de rea­
lizar en el futuro actividades, de la clase de aquellas en cuyo ejercicio se haya
cometido, favorecido o encubierto el delito.
La prohibición p o d rá tener carácter tem poral o definitiva. L a prohibición tem­
p o ra l no será m ayor de cinco años.
Cuando alguna de estas medidas fu e ra aplicada, el Juez ordenará a la autoridad
com petente que disponga la intervención de la perso n a ju ríd ica p a ra salvaguardar
los derechos de los trabajadores.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Primera modificación: artículo 1 del Decreto Legislativo N° 982 del 22/07/2007.
A rtícu lo 105.- Si e l hecho punible fu e re com etido en ejercicio de la actividad de
cualquier perso n a ju ríd ic a o utilizando su organización p a ra fa vo recerlo o encu­
brirlo, el ju e z deberá aplicar todas o algunas de las medidas siguientes:
1. Clausura de sus locales o establecim ientos, con carácter tem poral o definitivo.
L a clausura tem poral no excederá de cinco años.
2. D isolución y liquidación de la sociedad, asociación, fundación, cooperativa o
comité.

593
A rt. 105 L ibro primero / Parte general

3. Suspensión de las actividades de la sociedad, asociación, fundación, coopera­


tiva o comité por un plazo no mayor de dos años.
4. Prohibición a la sociedad, fundación, asociación, cooperativa o comité de rea­
lizar en el futuro actividades, de la clase de aquellas en cuyo ejercicio se haya
cometido, favorecido o encubierto el delito.
La prohibición podrá tener carácter temporal o definitivo. La prohibición tem­
poral no será mayor de cinco años.
Cuando alguna de estas medidas fuera aplicada, el ju ez ordenará a la autoridad
competente que disponga la intervención de la persona jurídica para salvaguardar
los derechos de los trabajadores y de los acreedores de la persona jurídica hasta por
un periodo de dos años.
E l cambio de la razón social, la personería jurídica o la reorganización societaria,
no impedirá la aplicación de estas medidas.
Segunda modificación: artículo 2 del Decreto Legislativo N° 1351 del 07/01/2017.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C: arts. 2 ines. 13), 16), 17); 70; CP: arts. 27, 314; C P P 2 0 0 4 : arts. 2 3 7 a l 241, 349 inc. 1
lit. f , 399 inc. 4, 468 ines. 2, 5, 6; 488, 493 inc. 3, 498 inc. 3, 542 inc. 1 lit. e, 545 ines. 2,
3; C C: arts. 76, 77, 80, 96, 98, 99, 109, 110, 120, 122; C A D H : art. 16; L e y 28008: art. 11

DOCTRINA

Sumario: Naturaleza jurídica de las consecuencias accesorias / Medidas aplicables a las personas
jurídicas.

1) 0352 Naturaleza jurídica de las consecuencias accesorias: BUSTOS RAMÍREZ,


J. (2004). Obras completas. Tomo I. Lima: Ara, p. 763. “Bajo el eufemismo consecuen­
cias contempla verdaderas penas para las personas jurídicas que, según se señala en el
último párrafo, estarán orientadas a prevenir la continuidad en la actividad delictiva y
los efectos de la misma. Esta orientación preventiva no puede ser entendida, desde una
perspectiva preventivo-especial, que sería insostenible, pues resulta imposible pensar
en tratamiento o inocuización de una ficción, sino desde la perspectiva de protección
de la víctima que está siendo objeto de abusos por personas naturales que actúan bajo
el amparo de una sociedad o empresas. Confirma lo dicho el propio texto cuando sin­
gulariza la finalidad de las llamadas ‘consecuencias’ en la prevención de la continui­
dad delictiva. En esta línea está el párrafo 2 del artículo 129 del CP cuando señala que
la clausura temporal de la empresa y la suspensión de actividades podrán ser decreta­
das por el Juez Instructor también durante la tramitación de la causa. Ahora bien, no
puede perderse de vista que estas ‘consecuencias’, si bien directamente afectan al fun­
cionamiento e incluso existencia de una persona jurídica, en último término repercuten
en personas naturales, que incluso pueden ser totalmente ajenas al uso instrumental que
se hizo de la persona jurídica para la comisión de un delito. De ahí que su aplicación
no pueda estar al margen de las garantías penales y de los principios que las informan,

594
C onsecuencias accesorias A rt. 105

especialmente los de necesidad (en concreto su aspecto de proporcionalidad) y digni­


dad de la persona. El Juez o Tribunal debe cuidar que la aplicación de estas sanciones
no sea expresión de una responsabilidad objetiva”.

I) 0353 Naturaleza jurídica de las consecuencias accesorias: GRACIA MARTÍN,


L. (1998). “Penas privativas de derechos”. En: GRACIA MARTÍN, L. (Coordinador).
Lecciones de consecuencias jurídicas del delito. Valencia: Tirant lo Blandí, p. 311. “Estas
medidas aplicables a personas jurídicas, puesto que no son si no especies concretas de
aquellas, no tiene naturaleza ni caracteres sancionadores, si no de las medidas preven­
tivas de carácter asegurativo de la comunidad social frente al peligro de utilización de
las personas jurídicas u organización para la comisión de delitos por las personas físi­
cas que actúan para ellas, peligro puesto de manifiesto por la previa comisión de un
hecho delictivo a través de ella y por la deficiente organización de la misma. Aun cuando
estén reguladas en el Código Penal, sean las consecuencias de un delito y una imposición
corresponda a los jueces y tribunales de la jurisdicción penal, estas medidas pertenecen
propiamente al derecho administrativo pues las mismas remiten a - y emanan y contribu­
yen una manifestación típica de- las netamente administrativas y denominadas potesta­
des ablatorias para prevención de peligros para la colectividad”.

_I)_0354
_ _ _ Medidas aplicables a las personas jurídicas: CASTILLO ALVA, J. L.
(2001). Las consecuencias jurídico-económicas del delito. Lima: Idemsa, p. 291. “No es
indispensable que para que se impongan las medidas contra las personas jurídicas que el
delito se cometa solo en ejercicio de su actividad. También se pueden aplicar cuando la
organización de las personas jurídicas se emplea para favorecer o encubrir delitos de ter­
ceros. Se puede afirmar sin ningún inconveniente que mientras la comisión de un delito
en el ejercicio de la actividad de la persona jurídica es un caso de imputación directa; el
favorecer o encubrir un hecho constituye un caso de imputación accesoria o indirecta, de
menor disvalor jurídico, y que es portadora además de un menor merecimiento y necesidad
de pena, al menos desde un punto de vista abstracto. No interesa si toda o solo una parte
de la organización de la persona jurídica se dedica a favorecer o encubrir el delito. La ley
solo requiere el empleo de la organización con dichos fines. Asimismo, resulta completa­
mente indiferente si el favorecimiento o encubrimiento del delito es la actividad principal
de la empresa o si solo se ha producido ocasionalmente. Sin duda, este último extremo ha
de influir en la magnitud del injusto realizado, junto a la misma gravedad del delito favo­
recido o encubierto, y tendrá repercusiones en la clase y calidad de medida a imponer”.

JURISPRUDENCIA

Sumario: ACUERDO PLENARIO: Personas jurídicas y consecuencias accesorias.

ACUERDO PLENARIO
J 0759 P erson as ju ríd ica s y consecuencias accesorias: “F. J. 11. Si bien subsiste un
delineado debate en la doctrina nacional sobre el concepto y la naturaleza que

595
A rt. 105 L ibro primero / Parte general

corresponde asignar a esta modalidad de las consecuencias accesorias, su estructura, ope-


ratividad, presupuestos y efectos permiten calificar a las mismas como sanciones penales
especiales [García Cavero, Percy. Lecciones de Derecho Penal. Parte general. Editorial
Grijley, Lima, 2008, p. 757 y ss.]. En primer lugar, porque la legitimidad de su aplicación
demanda que las personas jurídicas sean declaradas judicialmente como involucradas
-desde su actividad, administración u organización- con la ejecución, favorecimiento u
ocultamiento de un hecho punible, sobre todo por activos y criminógenos defectos de
organización o de deficiente administración de riesgos. Y, en segundo lugar, porque su
imposición produce consecuencias negativas que se expresan en la privación o restricción
de derechos y facultades de la persona jurídica al extremo que pueden producir su disolu­
ción. [Zúñiga Rodríguez, Laura. “Las consecuencias accesorias aplicables a las personas
jurídicas del artículo 105 CP: Principales problemas de aplicación”. En: Anuario de Dere­
cho Penal. 2003, p. 484 y ss.]. F. J. 12. Es pertinente distinguir que este tipo de sanciones
penales no son penas accesorias como la de inhabilitación que define el artículo 39 CP. No
son, pues, un complemento dependiente o accesorio a una pena principal que se imponga
al autor del delito. Su calidad accesoria, vicaria o paralela deriva, más bien, de un requi­
sito o condición esencial que implícitamente exige la ley para su aplicación judicial, cual
es la necesaria identificación y sanción penal de una persona natural como autora del
hecho punible en el que también resulta conectada, por distintos y alternativos niveles de
imputación, un ente colectivo [Zúñiga Rodríguez, Laura: “Las consecuencias accesorias
aplicables a las personas jurídicas en el artículo 105 CP, a más de quince años de su vigen­
cia”. En: Problemas fundamentales de la Parte General del Código Penal (José Hurtado
Pozo, editor), Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú - Univer­
sidad de Friburgo, Lima, 2009, p. 493 y siguientes]. Se trataría, pues, de una especie de
exigencia normativa que opera como una condición objetiva de imposición de consecuen­
cias accesorias. F. J . 13. Actualmente, luego de las modificaciones introducidas por el
Decreto Legislativo numero 982, el artículo 105 CP tiene la siguiente estructura norma­
tiva: ‘Si el hecho punible fuere cometido en ejercicio de la actividad de cualquier persona
jurídica o utilizando su organización para favorecerlo o encubrirlo, el juez deberá aplicar
todas o algunas de las medidas siguientes: 1. Clausura de sus locales o establecimientos,
con carácter temporal o definitivo. La clausura temporal no excederá de cinco años. 2.
Disolución y liquidación de la sociedad, asociación, fundación, cooperativa o comité. 3.
Suspensión de las actividades de la sociedad, asociación, fundación, cooperativa o comité
por un plazo no mayor de dos años. 4. Prohibición a la sociedad, fundación, asociación,
cooperativa o comité de realizar en el futuro actividades, de la clase de aquellas en cuyo
ejercicio se haya cometido, favorecido o encubierto el delito. La prohibición podrá tener
carácter temporal o definitivo. La prohibición temporal no será mayor de cinco años.
Cuando alguna de estas medidas fuera aplicada, el juez ordenará a la autoridad compe­
tente que disponga la intervención de la persona jurídica para salvaguardar los derechos
de los trabajadores y de los acreedores de la persona jurídica hasta por un periodo de dos
años. El cambio de la razón social, la personería jurídica o la reorganización societaria, no
impedirá la aplicación de estas medidas’. F. J . 14. Del citado artículo es posible señalar
que el juez debe imponer consecuencias accesorias siempre que se verifique en el caso
concreto, cuando menos, lo siguiente: A. Que se haya cometido un hecho punible o delito. B.
Que la persona jurídica haya servido para la realización, favorecimiento o encubrimiento

596
C onsecuencias accesorias A rt. 105

del delito. C. Que se haya condenado penalmente al autor, físico y específico, del delito.
Ahora bien, en dicha norma coexisten cuatro clases de consecuencias accesorias que el
juez penal puede imponer a una persona jurídica. Cada una de las cuales tiene distinta
configuración y efectividad. Resulta, por tanto, necesario identificar, seguidamente, sus
principales características y funciones. F. J. 15. Las consecuencias jurídicas previstas en
el citado artículo 105 CP, tienen las siguientes características y funciones: A. El inciso 1)
dispone la clausura temporal o definitiva de locales o establecimientos. Es decir, regula
sanciones que afectan el funcionamiento de los ambientes físicos e inmuebles en los cua­
les la persona jurídica realiza sus actividades organizacionales y operativas. Cuando la
clausura sea temporal no puede durar más de cinco años. Es importante precisar que para
que proceda esta medida el local o establecimiento tiene que haber servido para la comi­
sión, favorecimiento, facilitación o encubrimiento del delito [Castillo Alva, José Luis.
Las consecuencias jurídico-económicas del delito. Editorial Idemsa, Lima, 2001, pp. 310
y 311], B. El inciso 2) considera la disolución de la persona jurídica. Es la sanción más
grave que se podría imponer a un ente colectivo [Hurtado Pozo, José. “Personas jurídicas
y responsabilidad penal”. En: Anuario de Derecho Penal. 1996, Responsabilidad penal de
las personas jurídicas, p. 148. Zúñiga Rodríguez, Laura: Obra citada, pp, 488/499], Por
tanto, la disolución debe de quedar reservada, entre otros casos, para aquellos donde la
propia constitución, existencia y operatividad de la persona jurídica, la conectan siempre
con hechos punibles, situación que generalmente ocurre con las denominadas personas
jurídicas de fachada o de papel. En estas empíricamente se ha detectado no un defecto de
organización sino un evidente defecto de origen de la organización. Pero, también, cabe
disponer la disolución de la persona jurídica, en supuestos donde se identifique una alta
probabilidad de que aquella vuelva a involucrarse en delitos o peligrosidad objetiva de la
persona moral. C. El inciso 3) regula la suspensión de actividades de la persona jurídica,
Esta sanción solo puede ser impuesta con carácter temporal y sin exceder a dos años. La
suspensión de actividades puede ser total o parcial. Sin embargo, ella, en su opción par­
cial, deberá recaer solamente sobre aquellas actividades estratégicas u operativas especí­
ficas que se relacionaron con el delito cometido o con su modus operandi y efectos
[Espinoza Goyena, Julio César: “La persona jurídica en el nuevo proceso penal”. En: El
nuevo proceso penal. Estudios fundamentales. Editorial Palestra, Lima, 2005, p. 329], La
suspensión total deberá justificarse por la absoluta naturaleza ilícita del quehacer ejercido
por la persona jurídica. D. Por último, el inciso 4) contiene la prohibición de realizar acti­
vidades futuras de aquellas que involucraron a la persona jurídica con la comisión, favo­
recimiento o encubrimiento de un hecho punible. Esta modalidad de consecuencia acce­
soria puede ser temporal o definitiva. En el primer caso la prohibición no puede extenderse
más allá de cinco años. Con esta sanción se afecta la operatividad posterior al delito del
ente colectivo. Tiene, pues, un claro sentido de inhabilitación para su desempeño futuro.
No obstante, el alcance de esta sanción es limitado y especial, pues no puede extenderse
hacia otras actividades no vinculadas con el delito. F. J . 16. En el artículo 105 CP no exis­
ten reglas de determinación que orienten la aplicación judicial, así como la justificación
interna o externa de las decisiones jurisdiccionales que impongan las distintas consecuen­
cias accesorias que dicha norma contempla. No obstante, esta limitación normativa puede
ser superada, de modo transitorio, recurriendo a la implementación judicial de los crite­
rios adoptados, para tal efecto, por el artículo 110 del Anteproyecto de Reforma de la

597
A rt. 105 L ibro primero /Parte general

Parte General del Código Penal de la Comisión Especial Revisora creada por Ley número
29153 [Véase: Congreso de la República: Anteproyecto de Ley de Reforma del Código
Penal, J y O, Lima, 2009], en tanto en cuanto sus postulados en modo alguno son impli­
cantes con los establecidos por el vigente CP y constituyen reglas de desarrollo plenamente
derivadas desde los principios de lesividad, proporcionalidad y prevención incorporados
positivamente en el Título Preliminar del Código Penal. Por tanto, corresponde utilizarlos
en todo proceso de determinación judicial, cualitativa y cuantitativa, de las consecuencias
accesorias que deban imponerse en un caso concreto. Tales criterios son los siguientes: A.
Prevenir la continuidad de la utilización de la persona jurídica en actividades delictivas. B.
La modalidad y la motivación de la utilización de la persona jurídica en el hecho punible.
C. La gravedad del hecho punible realizado. D. La extensión del daño o peligro causado.
E. El beneficio económico obtenido con el delito. R La reparación espontánea de las con­
secuencias dañosas del hecho punible. G. La finalidad real de la organización, actividades,
recursos o establecimientos de la persona jurídica. H. La disolución de la persona jurídica
se aplicará siempre que resulte evidente que ella fue constituida y operó solo para favore­
cer, facilitar o encubrir actividades delictivas. F. J. 17. Es pertinente destacar que por su
naturaleza sancionadora, las consecuencias accesorias imponen que su aplicación judicial
observe, también, con justificada racionalidad, las exigencias generales que derivan del
principio de proporcionalidad concreta o de prohibición del exceso. En tal sentido, el
órgano jurisdiccional deberá evaluar en cada caso la necesidad especial de aplicar una con­
secuencia accesoria en los niveles de equidad cualitativa y cuantitativa que correspondan
estrictamente a las circunstancias del suceso sub júdice y según los criterios de determina­
ción anteriormente detallados. Ello implica, pues, que excepcionalmente, el juez puede
decidir omitir la aplicación de tales sanciones a una persona jurídica cuando lo intrascen­
dente del nivel de intervención e involucramiento del ente colectivo en el hecho punible o
en su facilitación o encubrimiento, hagan notoriamente desproporcionada su imposición.
Por lo demás, cabe recordar que estas opciones jurisdiccionales no son ajenas a nuestra
legislación vigente y se expresan normativamente en el sentido y función del artículo 68
del Código Penal, al tratar de la exención de pena. No obstante, es de demandar siempre
que esta clase de decisiones sean consecuencia de un riguroso análisis fáctico y normativo,
y que ellas sean motivadas de manera específica y suficiente. F. J. 18. En el artículo 105
CP también se incluyen salvaguardas a favor de los derechos de terceros: trabajadores y
acreedores, los que pudieran resultar afectados con la imposición de consecuencias acce­
sorias a la persona jurídica. Por consiguiente, el juez está autorizado por dicha norma para
disponer, ante la autoridad competente, la intervención del ente colectivo sancionado hasta
por dos años. Con esta medida se procura controlar o paliar los efectos transpersonales
que, necesariamente, producirán la aplicación de una o más consecuencias accesorias,
sobre el patrimonio o la estabilidad laboral de personas ajenas al quehacer ilegal de la per­
sona jurídica o de sus órganos de gestión. Sin embargo, esta posibilidad de promover la in­
tervención, por su propia naturaleza y operatividad, solo debe utilizarse cuando se impon­
gan consecuencias accesorias de efectividad temporal como la clausura de locales o la
suspensión o prohibición de actividades” (Acuerdo Plenario N° 7-2009/CJ-116 sobre
“Personas jurídicas y consecuencias accesorias”, del 13/11/2009, jf. jj. 11, 12, 13, 14, 15,
16, 17, 18, VPleno Jurisdiccional de las Salas Penales Permanente y Transitorias).

598
C onsecuencias accesorias A rt. 105-A

ARTÍCULO 105-A Criterios para la determinación de las consecuencias


aplicables a las personas jurídicas(62)
Las medidas contempladas en el artículo anterior son aplicadas de forma motivada
por el juez, en atención a los siguientes criterios de fundamentación y determina­
ción, según corresponda:
1. Prevenir la continuidad de la utilización de la persona jurídica en actividades
delictivas.
2. La modalidad y la motivación de la utilización de la persona jurídica en el hecho
punible.
3. La gravedad del hecho punible realizado.
4. La extensión del daño o peligro causado.
5. El beneficio económico obtenido con el delito.
6. La reparación espontánea de las consecuencias dañosas del hecho punible.
7. La finalidad real de la organización, actividades, recursos o establecimientos de
la persona jurídica.
La disolución de la persona jurídica se aplica siempre que resulte evidente que ella
fue constituida y operó habitualmente para favorecer, facilitar o encubrir activida­
des delictivas.
N ormas concordantes
CP: art. 105; C PP: arts. 92, 93, 313; L e y 30077: art. 23; L e y 30424: pássim .

(62) Artículo vigente conform e a la incorporación realizada por la segunda disposición complementaria
m odificatoria de la Ley N° 30077 del 20/08/2013.

599
LIBRO SEGUNDO
PARTE ESPECIAL - DELITOS
TÍTULO I
D E L I T O S C O N T R A L A V ID A ,
E L C U E R P O Y L A SA L U D

C A P ÍT U L O I
H O M IC ID IO

ARTÍCULO 106 H om icidio simple


El que mata a otro será reprimido con pena privativa de libertad no menor de seis
ni mayor de veinte años.
N ormas concordantes
C: arts. 1, 2 inc. 1); CP: arts. 12, 22, 23, 29, 45, 46, 92, 93, 107 a l 112; C P P 1 9 9 1 : art. 241;
C P P 2 0 0 4 : arts. 197, 314; C d e P P : arts. 51, 193, 315, 361.; CC: arts. 5, 61, 2 4 2 inc. 6; 274
ines. 3 )y 7); 515, inc. 8); 665, 667 inc. 1); 747, 783,1644, 1938; D U D H : art. 3; C A D H : art.
4 inc. 1); L e y 26842: arts. 108, 109, 110, 112, 114, 116; L e y 28189: art. 3

DOCTRINA

Sumario: Bien jurídico / Límites de protección de la vida / Tipo objetivo / Sujeto activo / Sujeto
pasivo / Configuración típica/ Tipo subjetivo / Causas de justificación.

I) l»355 Bien jurídico: QUERALT JIMÉNEZ, J. J. (2002). Derecho Penal español.


Parte especial. Barcelona: Atelier, pp. 5-10. “No obstante, parece existir acuerdo, incluso
entre quienes consideran el bien jurídico como un valor, y por tanto irreal, en tomo a
que la vida como realidad biológica es el bien jurídico cuya protección no merece duda
alguna” “a. Final de la vida. Hoy reina suficiente unanimidad como para considerar que la
vida humana finaliza cuando se produce un electroencefalograma plano, es decir, cuando
los impulsos nerviosos cerebrales son igual a cero”.

I) 0356 Bien jurídico: BRAMONT ARIAS, L. A. (1988). Temas de Derecho Penal.


Lima: Sp Editores, pp. 31-34. “En el Derecho peruano la vida humana independiente
comienza, sin que haya lugar a dudas, con el nacimiento y por tal hay que entender el
momento del parto [...]. Actualmente se considera como definitivamente muerta una per­
sona cuando se demuestra, por medio de un encefalograma, por ejemplo, que la actividad
cerebral ha terminado totalmente”.

I) 0357 Bien jurídico: GRACIA MARTIN, L. (1997). Comentarios al Código Penal.


Parte especial. Tomo I. DÍEZ RIPOLLÉS, J. L. y GRACIA MARTÍN, L. (Coordinado­
res). Valencia: Tirant lo Blanch, pp. 28-29. “Con independencia de que otras ramas del
Derecho puedan poner su acento en el aspecto exclusivamente naturalísticos de la vida
humana, lo cierto es que el Derecho Penal ha de partir de que tal bien jurídico tiene que

603
A rt. 106 L ibro segundo /Parte especial - delitos

determinarse a partir de criterios normativos, reconocer que tiene un valor relativo, y


que, por ello, no puede prescindir de las concepciones sociales para determinar su con­
tenido y los límites a su protección. Una concepción estrictamente normativa de la vida,
sin embargo, carecería de todo límite si se prescindiera de toda realidad naturalística. Esta
debe constituir, a mi juicio, un límite para la valoración”.

I) 0358 Límites de protección de la vida: SERRANO GÓMEZ, A. (2004). Derecho


Penal. Parte especial. 9a edición. Madrid: Dylcinson, p. 11. “El Derecho Penal mantiene
la protección de la persona hasta que deja de existir, por muy precario que sea su estado
vital, incluso los condenados a muerte están protegidos hasta que se lleve a cabo la ejecu­
ción por el sistema legalmente establecido y la persona encargada de la ejecución”.

I) 0359 Sujeto activo: QUERALT JIMÉNEZ, J. J. (2002). Derecho Penal Español.


Parte especial. Barcelona: Atelier, pp. 5-10. “aa. Sujeto activo. Cualquiera. Puede darse
la coautoría, incluso en aquellos supuestos en que los sujetos se conciertan y no todos lle­
van a cabo acciones típicas”.

I) llJdll Sujeto pasivo: BRAMONT ARIAS, L. A. (1988). Temas de Derecho Penal.


Lima: Sp Editores, p. 34. “El homicidio simple es un delito impersonal, porque el sujeto
pasivo puede ser cualquier persona”.

I) 1 Configuración típica: POLAINO-ORTS, M. (2010). Lecciones de Derecho


Penal. Parte especial. Tomo II. POLAINO NAVARRETE, M. (Director). Madrid: Tec-
nos, p. 35. “El núcleo básico del tipo de homicidio consiste en matar a otro. Este verbo
típico no debe entenderse en el sentido fáctico ontológico de suprimir a otro su vida, si no
hubiera sentido aquí expuesto, de arrogarse su decisión sobre la dirigibilidad del derecho
a la vida ajena. El elemento típico ‘otro’ indica que el objeto directo y material del delito,
que en este caso coincide con el sujeto pasivo del mismo, ha de ser, necesariamente, otro
ser humano. El verbo matar, pues, no es siempre típico, sino que exige a quien sea privado
de la vida sea un ser vivo racional”.

_I)_03«2
_ _ Configuración típica: QUERALT JIMENEZ, J. J. (2002). Derecho Penal
español. Parte especial. Barcelona: Atelier, pp. 5-10. “ac. Acción. “Acá, matar equivale a
privar de la vida a alguien; por lo tanto, puede ser cometido tanto mediante un comporta­
miento que suponga una acción positiva como una omisión impropia, es decir, en comi­
sión por omisión. Las concretas modalidades que las acciones del homicida puedan reves­
tir son, pues, múltiples”.

_I)_«363
_ _ _ Configuración típica: BRAMONT ARIAS, L. A. (1988). Temas de Derecho
Penal. Lima: Sp Editores, p. 35. “La acción consiste en ‘matar a otro’, o sea que el hecho
material se concretiza al privar de la vida a un sujeto. La acción comprende: a) la con­
ducta, que podría consistir en un hacer o en un no hacer u omisión [...] b) el resultado, que
consiste en privar de la vida al individuo, un hecho de muerte, [...] puede constituir una
tentativa de homicidio”.

604
Homicidio A rt. 106

1) 0364 Configuración típica: QUINTERO OLIVARES, G.; MORALES PRATS,


F. y otros. (1996). Comentarios al nuevo Código Penal. Madrid: Thomson-Aranzadi,
p. 671. “El homicidio presenta una estructura típica de resultado material (de lesión),
cifrado en la producción de la muerte de un sujeto de vida humana independiente [...].
Entre la acción típica y el resultado de muerte debe verificarse una relación de causalidad,
que deberá establecerse con el criterio de la teoría de la equivalencia de las condiciones,
cuya fórmula de comprobación es la conditio sine qua non. Sobre esta premisa de rela­
ción causal deberán adorarse los criterios normativo-teleológicos de la teoría de la impu­
tación objetiva del resultado”.

I) 0365 Configuración típica: CREUS, C. (1999). Derecho Penal. Parte especial. Tomo
I. 2a reimpresión de la 6a edición. Buenos Aires: Astrea, p. 9. “[...] estamos en presencia de
un delito de resultado, este, es decir, la muerte, debe haber sido causada por la acción del
autor, lo cual ocurre tanto cuando el ataque infligido es, de suyo, normalmente letal (p. ej.,
una herida de bala que atraviesa el corazón), como cuando, sin serlo normalmente, ha resul­
tado letal en el caso concreto al unirse con circunstancias que han contribuido a la causa­
ción, sin haber interrumpido la secuencia causal entre la acción del agente y el resultado”.

1) 0366 Tipo subjetivo: VILLAVICENCIO TERREROS, F. (2017). Derecho Penal.


Parte especial. Vol. 1. Lima: Grijley, p. 147. “La imputación subjetiva en el delito de
homicidio se realiza a través del dolo que supone conocimiento y voluntad de realizar
las circunstancias que integra el tipo objetivo, es decir, saber que se mata a oha persona
y querer hacerlo. Es el llamado animus necandi y el juez podrá imputar subjetivamente a
partir de elementos de prueba obtenidos de una variedad de datos, que permitirán acredi­
tar el actuar doloso”.

I) 036" Tipo subjetivo: BRAMONT ARIAS, L. A. (1988), Temas de Derecho Penal.


Lima: Sp Editores, p. 35. “El delito de homicidio simple se imputa a título de dolo. [...]
Habiéndose especificado el dolo del homicidio, es indiferente que sea directo o indirecto
[...]. En suma, hay dolo cuando se quiere o acepta la muerte de otro, abarcándose con esta
definición tanto el dolo directo como el eventual”.

I) H3»S Causa de justificación: QUERALT JIMÉNEZ, J. J. (2002). Derecho Penal


español. Parte especial. Barcelona: Atelier, pp. 5-10. “b. Tipo negativo (Causas de justi­
ficación). Son aplicables también las disposiciones reguladoras de parte general, singu­
larmente las de legítima defensa y las del ejercicio a cargo (u obediencia debida) [...]”.

pI» e JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Concepto de vida / Dimensiones material y exis-


tencial de la vida. CORTE SUPREMA: Elementos típicos del delito de homicidio sim­
ple / Imputación subjetiva en el delito de homicidio simple / Diferencias entre los de­
litos de homicidio simple y asesinato para ocultar otro delito / Diferencias normativas
típicas entre los delitos de homicidio simple y asesinato con alevosía / Diferencias

605
A rt. 106 L ibro segundo / Parte especial - delitos

normativas típicas entre el homicidio simple y el parricidio / Concurso real entre los
delitos de homicidio simple y tentativa de feminicidio (quantum de la pena impuesta).
CORTES SUPERIORES: Imputación objetiva en el delito de homicidio simple.

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
J 0760 Concepto de vida: “F. J . 82. Conforme a lo expuesto en la STC N° 2945-2003-
AA/TC, actualmente, la noción de Estado social y democrático de derecho concreta los
postulados que tienden a asegurar el mínimo de posibilidades que toman digna la vida. La
vida, entonces, ya no puede entenderse tan solo como un límite al ejercicio del poder, sino
fundamentalmente como un objetivo que guía la actuación positiva del Estado, el cual
ahora se compromete a cumplir el encargo social de garantizar, entre otros, el derecho a la
vida y a la seguridad. F. J. 83. Nuestra Constitución Política de 1993 ha determinado que
la defensa de la persona humana y el respeto a su dignidad son el fin supremo de la socie­
dad y del Estado; la persona está consagrada como un valor superior, y el Estado está obli­
gado a protegerla. El cumplimiento de este valor supremo supone la vigencia irrestricta
del derecho a la vida, pues este derecho constituye su proyección; resulta el de mayor
connotación y se erige en el presupuesto ontológico para el goce de los demás derechos,
ya que el ejercicio de cualquier derecho, prerrogativa, facultad o poder no tiene sentido
o deviene inútil ante la inexistencia de vida física de un titular al cual puedan serle reco­
nocidos tales derechos” (STCExp. N° 1535-2006-PA/TC-Junín, caso: Empresa de Trans­
portes Turismo Imperial S.A., del 31/01/2008, ff. jj. 82 y 83).

J 0761 Dimensiones material y existencial de la vida: “F. J. 13. El derecho a la vida


reconocido en el artículo 2, inciso 1 de la Constitución, tiene tanto una dimensión exis­
tencial como una dimensión material a través de la cual se constituye como una oportuni­
dad para realizar el proyecto vivencial al que una persona se adscribe. Y es que el derecho
a la vida no se agota en la existencia sino que la trasciende, proyectándose transitiva­
mente en un sentido finalista. F. J . 14. La dimensión material del derecho a la vida guarda
especial conexión con la dignidad humana como base del sistema material de valores de
nuestro sistema jurídico. F. J . 15. En un sistema Constitucional donde la persona es lo
fundamental y la dignidad es un principio incuestionable, el penado siempre será un ser
humano con oportunidades, antes que un objeto de venganza, burla o absoluta indiferen­
cia. Dentro de esta misma lógica, si se habla de la supresión de la vida como una forma
de pena, ello será, en no poca medida, incongruente, desde que los objetivos de la pena
son totalmente incompatibles con la muerte. La cercenación de la vida elimina cualquier
posibilidad ulterior de reencuentro del individuo con sus valores y, lejos de ello, solo es
una muestra de que el castigo, cuando no la venganza institucionalizada, pretende ante­
ponerse como amenaza latente que rompe o burla los esquemas de una verdadera huma­
nidad” (STC Exp. N° 0489-2006-PHC/TC-Lima, caso: Rafael Cáceres Neyra y otros, del
25/01/2007, ff. jj. 13-15).

CORTE SUPREMA
J 0762 Elementos típicos del delito de homicidio simple: “El agraviado fue intercep­
tado por el encausado, quien empleando un arma corto punzante le produjo una herida

606
H omicidio A rt. 106

cortante sobre la columna dorsal superior y otras lesiones en diferentes partes del cuerpo
producidas con objeto contundente, a ñn de quitarle la vida; resultando que si bien ha
quedado acreditado que el agente se condujo con animus necandi, no concurre ninguno
de los presupuestos de agravación de la conducta, de allí que el hecho se encuadre dentro
de los alcances del artículo 106 del Código Penal” (Ejecutoria Suprema del 21/06/2000,
R, N. N° 1094-2000-Arequipa. En: URQUIZO OLAECHEA, J. (Asesor); CASTILLO
ALVA, J. L. (Director) y SALAZAR SÁNCHEZ, N. (Coordinador) (2005). Jurisprudencia
penal. Jurista, Lima, p. 340).

J 0763 Imputación subjetiva en el delito de homicidio simple: “Para la configuración


del delito de homicidio simple, es preciso constatar en el agente una especial intencio­
nalidad dirigida hacia la realización del resultado típico; dicha intencionalidad o animus
necandi importa en el sujeto activo un conocimiento actual de los elementos objetivos del
tipo, conocimiento que está indisolublemente ligado al aspecto volitivo de la conducta, de
modo que conciencia y voluntad al ser los dos aspectos indesligables del dolo, deben con­
currir necesariamente para la configuración del homicidio simple” (Ejecutoria Suprema
del 19/11/1998, Exp. N° 4230-98-Puno).

J 0764 Diferencias entre los delitos de homicidio simple y asesinato para ocultar otro
delito: “Luego de la instrucción, los debates orales y la deliberación queda establecido
que los hechos materia de proceso configuran el delito de homicidio simple, previsto en
el artículo 106 del Código Penal y no el delito de homicidio calificado para ocultar otro
delito, previsto en el inciso 2 del artículo 108 del Código Penal, puesto que el día de los
hechos, siendo las dos y cuarenta de la madrugada, aproximadamente, el acusado asestó
al agraviado un golpe, con una piedra en la cabeza, ocasionándole la muerte, al haber
ocasionado la volcadura de su vehículo, en circunstancias que retomaba a la ciudad del
Cusco, luego de haber estado libando licor; es así, que teniendo en cuenta la forma, modo
y circunstancias como se han producido los hechos, de ninguna manera cabe invocar la
concurrencia de las circunstancias agravantes de ocultar otro delito, toda vez que no exis­
ten pruebas contundentes que conlleven determinar que el agraviado haya cometido dos
acciones delictivas distintas, siendo la primera la de robo y luego el homicidio para ocul­
tar el anterior ilícito. Por tanto, al no haberse acreditado que el agraviado llevaba consigo
dinero, que haya sido planificado el suceso por el encausado, por cuanto se conocieron
de manera circunstancial al solicitarle servicio de taxi. En consecuencia, corresponde a
esta Suprema Sala adecuar correctamente la conducta incriminada dentro del tipo penal,
invocando para tal efecto el principio de determinación alternativa” (Ejecutoria Suprema
del 11/06/2001, R. N. N° 1867-2001-Ccmchis / Sicuani. En: PÉREZ ARROYO, M. (2006).
La evolución de la jurisprudencia en el Perú (2001-2005). Tomo II. Iuris Consulti - San
Marcos, Lima, p. 813).

J 0765 Diferencias normativas típicas entre los delitos de homicidio simple y asesi­
nato con alevosía: “Ha quedado establecido que los hechos materia del proceso configu­
ran el delito de homicidio simple y no el delito de homicidio calificado con gran crueldad
o alevosía, puesto que ocurrieron en circunstancias que se suscitaba un pugilato, donde el
procesado armado de un cuchillo le infiere una herida punzo penetrante y cortante en el
tórax al agraviado, ocasionándole graves lesiones, las mismas que originan su muerte ese

607
A rt. 106 L ibro segundo / Parte especial - delitos

mismo día; es así que, teniendo en cuenta la forma, modo y circunstancias como se han
producido los hechos, las lesiones traumáticas descritas en el protocolo de necropsia, de
ninguna manera cabe invocar la concurrencia de la circunstancia agravante de alevosía,
toda vez que para que concurra ello se requiere que la agresión ha de hacerse de tal forma
que elimine las posibilidades de defensa del agredido, lo que lleva como consecuencia
inseparable la inexistencia de riesgo para el atacante, que pudiera proceder del comporta­
miento defensivo de la víctima; presupuestos estos que no concurren en autos, ya que los
hechos se producen a consecuencia de una pelea” (Ejecutoria Suprema del 13/05/2002,
R. N. N ° 740-2002-Lima. En: PÉREZ ARROYO, M. (2006). La evolución de la jurispru­
dencia en el Perú (2001-2005). Tomo II. Iuris Consulti - San Marcos, Lima, p. 817).

J 0766 Diferencias normativas típicas entre homicidio simple y parricidio: “Que del
estudio de los actuados, los mismos que se han llevado de acuerdo a los principios que
informan el debido proceso, se desprende que en autos ha quedado suficientemente acre­
ditada la responsabilidad penal del encausado, quien es convicto y confeso en el delito
de homicidio simple; en efecto, teniendo en cuenta la forma, modo y circunstancias en
que se han desarrollado los hechos, se concluye que se ha configurado el delito de homi­
cidio simple y no de parricidio, ya que dicho ilícito penal solo puede ser atribuido a los
convivientes, cuando el sujeto activo hace vida en común con su víctima; sin embargo,
fluye, con toda claridad, que en el momento en que se produjo la muerte de la agraviada,
se encontraba separada de hecho del encausado y residía en otro inmueble; y estando a
que durante el juzgamiento no se ha determinado la concurrencia de alguna de las agra­
vantes a que se refiere el artículo 108 del Código Penal, el superior colegiado ha discer­
nido eficientemente para establecer la naturaleza de los hechos cometidos, la calificación
de ilícito y la sanción que corresponde” (Cfr. Ejecutoria Suprema del 30/10/2002, R. N.
N ° 2748-2002-Cajamarca. En: PÉREZ ARROYO, M. (2006). La evolución de la jurispru­
dencia en el Perú (2001-2005). Tomo II. Inris Consulti - San Marcos, Lima, p. 820).

J 0767 Concurso real entre los delitos de homicidio simple y tentativa de feminicidio
(quantum de la pena impuesta): “F. J . 4. Que el tribunal superior impuso doce años de
pena privativa de libertad, al considerar que el encausado ejecutó un solo comportamiento
subsumible en los tipos penales de tentativa de feminicidio y homicidio simple, lo que a
su juicio permite calificar el delito como concurso ideal, conforme con lo previsto en el
artículo cuarenta y ocho del Código Penal, aunado a las circunstancias que rodearon el
hecho -como el estado de ebriedad del encausado-, la aceptación de los cargos al inicio
de los debates orales, que dio origen a la conclusión anticipada del juzgamiento y el grado
de tentativa respecto al delito de feminicidio, que por ser el tipo penal que tiene la pena
más grave fue tomado como parámetro a partir del cual se determinó la referida sanción
punitiva. F. J . 5. Que, sin embargo, el análisis de ponderación de pena realizado por el
Colegiado Superior no resulta adecuado, pues en el accionar desplegado por el encausado
operó un concurso real de delitos -conforme bien lo advirtió el fiscal superior en la acu­
sación escrita de fojas doscientos noventa y ocho-. En efecto, el día de los hechos, el acu­
sado Javier Cabrera Huamaní tuvo la determinación criminal de atentar primero contra la
vida de su exconviviente Tomasa Marlene Balderrama Serrano, a quien no logró matar, y

608
H omicidio A rt. 106

luego procedió a victimar a la madre de esta, Celsa Serrano Huamanñahui, cuando intentó
salir en su defensa. Por tanto, no fue una sola acción, como lo sostiene la Sala Superior,
sino que se trata de acciones y voluntades independientes o autónomas, las cuales única­
mente coincidieron en un mismo contexto criminal. F. J. 6. Que, en este contexto, corres­
ponde reformular el quantum de la pena, a partir de la sumatoria de estas, en virtud al con­
curso real de los delitos de homicidio simple y tentativa de feminicidio, con atención al
marco punitivo previsto para cada uno de los citados tipos penales: no menor de seis ni
mayor de veinte años, en el caso del hecho cometido en perjuicio de Celsa Serrano Hua­
manñahui, y no menor de quince años, en el caso del atentado contra la vida de Tomasa
Marlene Balderrama Serrano, concordante con el artículo dieciséis, pues el hecho no
llegó a consumarse. Así, la pena concreta que corresponde por el primer delito es de trece
años y, por el segundo ilícito, diez años de pena privativa de libertad, sanciones punitivas
que hacen un total de veintitrés años. Que sobre la base de la citada pena concreta, corres­
ponde efectuar la reducción de la séptima parte por conclusión anticipada de los deba­
tes orales, correspondiéndole la pena de veinte años de pena privativa de libertad” (R. N.
N° 288-2013-Apitrímac, del 02/05/2013, ff. jj.4, 5 y 6, Sala Penal Permanente).

CORTES SUPERIORES
J 0768 Im pu tación objetiva en el delito de h om icidio sim p le: “Que, respecto al delito
de homicidio simple, se hace menester mencionar en principio que el bien jurídico pro­
tegido es la vida humana independiente, desde que comienza hasta que se extingue. Así
también es preciso señalar que la conducta típica consiste en matar a otro, es decir cau­
sar la muerte de otra persona, o dicho de otro modo en quitarle la vida a otro ser humano;
entendiéndose —ya que el tipo penal no hace referencia a la forma de aniquilar la vida
de otro- que su perpetración puede realizarse por acción u omisión. Es importante tener
en cuenta que para calificar el delito de homicidio simple resulta irrelevante determinar
la modalidad empleada por el agente así como los medios utilizados (revolver, cuchillo,
golpe de puño, etcétera) para consumar el hecho punible, teniendo cabida por tanto todos
los actos dirigidos por la conciencia del autor para la producción del resultado muerte.
El delito de homicidio simple es un tipo de injusto que no especifica el modo, forma, ni
circunstancia de ejecución, limitándose a exigir la producción de un resultado -en este
caso la muerte- sin indicar cómo o de qué manera debe arribarse a dicho resultado; lo
único que se exige es la idoneidad del medio utilizado para originar el resultado dañoso.
Sin embargo, ello no implica que en materia penal, tales formas, circunstancias y medios
empleados resulten irrelevantes, toda vez que estos devienen en importantes al momento
de graduarse la pena a imponerse al homicida por la autoridad jurisdiccional competente.
Es preciso mencionar también que según la moderna doctrina penal, para que el compor­
tamiento del autor cumpla el tipo se requiere no solo el nexo de causalidad, sino, ade­
más que dicha conducta sea imputable jurídicamente a una persona; lo que conlleva a
considerar que el nexo de causalidad entre el resultado de muerte y la acción u omisión
no es suficiente para considerar a una conducta como típica. En efecto, se requiere ade­
más la relevancia del nexo causal que permita comprobar que ese resultado puede ser
objetivamente imputado al comportamiento del autor. En este extremo, entra a tallar la

609
A rt. 107 L ibro segundo /Parte especial - delitos

moderna teoría de la imputación objetiva para resolver los problemas que eventualmente
pueden presentarse para el juzgador en un caso concreto. Esta teoría sostiene que para
atribuir o imputar responsabilidad penal a un sujeto se requiere que su acción u omisión
haya creado un riesgo no permitido jurídicamente, o aumentado un riesgo jurídico y nor­
malmente permitido, trayendo como consecuencia el resultado letal. De acuerdo con lo
expuesto, para que el resultado muerte sea imputado a un sujeto, se requiere en princi­
pio, comprobar la existencia de un nexo causal efectivo entre la acción desplegada y el
resultado producido; luego de lo cual -comprobada la causalidad- se tendrá que anali­
zar si es posible imputar objetivamente al sujeto el resultado producido, ‘[...] para ello
se emplean tres criterios generales de imputación: 1) que la conducta del sujeto cree un
riesgo desaprobado, o lo que es lo mismo, no se encuentre dentro de los alcances del
riesgo permitido, 2) que el resultado sea la materialización del riesgo prohibido creado
por el sujeto con su comportamiento y, 3) que el resultado causado esté comprendido den­
tro del alcance del tipo, por ser precisamente, la materialización del peligro generado por
el comportamiento que el tipo quiere prohibir’ Finalmente es preciso señalar que el tipo
requiere como elemento subjetivo el dolo, no existiendo discrepancia en la doctrina res­
pecto a que este delito se pueda cometer mediante las tres modalidades de dolo, esto es:
directo o de primer grado, indirecto o de segundo grado y dolo eventual” (Exp. N° 18707-
2011-Lima, del 02/05/2012, f. j. 5, Corte Superior de Justicia de Lima).

ARTÍCULO 107 Parricidio(63)64


El que, a sabiendas, mata a su ascendiente, descendiente, natural o adoptivo, o a una
persona con quien sostiene o haya sostenido una relación conyugal o de convivencia,
será reprimido con pena privativa de libertad no menor de quince años.
La pena privativa de libertad será no menor de veinticinco años, cuando concurra
cualquiera de las circunstancias agravantes previstas en los numerales 1,2,3 y 4 del
artículo 108.
En caso de que el agente tenga hijos con la víctima, además será reprimido con la
pena de inhabilitación prevista en el inciso 5 del artículo 36<64).

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 107.- El que, a sabiendas, mata a su ascendiente, descendiente, natu­
ral o adoptivo, o a su cónyuge o concubino, será reprimido con pena privativa
de libertad no menor de quince años.

(63) A rtículo vigente conform e a la m odificación realizada por el artículo 1 de la L ey N° 30068 del 18/07/2013.
(64) Párrafo vigente conform e a la incorporación realizada por el artículo 1 de laL ey N " 30323 del 07/05/2015.

610
H omicidio A rt . 107

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:

Primera modificación: artículo único de la Ley N° 29819 del 27/12/2011.


A rtícu lo 107.- El que, a sabiendas, mata a su ascendiente, descendiente, natural o
adoptivo, o a quien es o ha sido su cónyuge, su conviviente, o con quien esté soste­
niendo o haya sostenido una relación análoga será reprimido con pena privativa de
libertad no menor de quince años.
La pena privativa de libertad será no menor de veinticinco años, cuando concurran
cualquiera de las circunstancias agravantes previstas en los numerales 1, 2, 3 y 4
del artículo 108.
Si la víctima del delito descrito es o ha sido la cónyuge o la conviviente del autor, o
estuvo ligada a él por una relación análoga el delito tendrá el nombre de feminicidio.
Segunda modificación: artículo 1 de la Ley N° 30068 del 18/07/2013.
A rtícu lo 107.- El que, a sabiendas, mata a su ascendiente, descendiente, natural o
adoptivo, o a una persona con quien sostiene o haya sostenido una relación con­
yugal o de convivencia, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de
quince años.
La pena privativa de libertad será no menor de veinticinco años, cuando concurra
cualquiera de las circunstancias agravantes previstas en los numerales 1, 2, 3 y 4
del artículo 108.
Tercera modificación: tercer párrafo incorporado por el artículo 1 de la Ley
N° 30323 del 07/05/2015.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C: arts. 1, 2 ines. 1), 5 ), 2 3 5 ; CP; arts. 1 2 , 2 2 , 2 3 , 2 8 , 2 9 , 4 5 , 4 6 , 9 2 , 1 0 6 ; C P P 1 9 9 1 : art.
2 4 1 ; C P P 2 0 0 4 ; arts. 1 9 7 , 2 9 8 , 3 1 4 ; C d e P P : arts. 5 1 , 1 9 3 , 3 1 5 , 3 6 1 ; CC: arts. 2 4 2 irte. 6),
2 3 3 , 2 3 4 , 2 7 4 , 2 9 5 , 2 9 6 , 2 9 7 , 3 0 0 , 3 2 6 , 5 1 5 inc. 8 ), 6 6 7 inc. 1), 7 8 3 ; D U D H : art. 3 inc. 1 ) ;
C A D H : art. 4 ; L e y 26842: art. 1 0 8

DOCTRINA

Sumario: Desvalor juridico-penal del vínculo sanguíneo o legal / Imputación objetiva / Configu­
ración típica / Tipo subjetivo.

I) 0369 Desvalor jurídico-penal del vínculo sanguíneo o legal: CREUS, C. (1999).


Derecho Penal. Parte especial. Tomo 1.2areimpresión de la 6a edición. Buenos Aires: Astrea,
p. 12. “Se dice que en el homicidio del ascendiente o descendiente la ley ha tomado en
cuenta, para catalogarlo como agravado, el menosprecio que el autor ha tenido con el
vínculo de sangre. Es pues, este vínculo lo que resalta en la figura: la ley no lo limita en
cuanto al grado en ambas líneas (ascendente o descendente), ni respecto de la calidad de
su origen (puede tratarse tanto de vínculos legalmente constituidos como de los de puro
carácter natural)”.

611
A rt. 107 L ibro segundo /Parte especial - delitos

]) (1370 Desvalor jurídico-penal del vínculo sanguíneo o legal: RODRIGUEZ, J.


(1993). Derecho Penal español. Parte especial. Madrid: Dykinson, p. 53. “La acción con­
siste en causar la muerte de una persona, pero entre el sujeto activo y el sujeto pasivo ha
de existir un parentesco de consanguinidad por línea recta, ascendiente o descendiente o
por matrimonio”.

I) 0371 Imputación objetiva: VILLAVICENCIO TERREROS, F. (2017). Derecho


P en a l. Parte especial. Vol. 1. Lima: Grijley, pp. 181-183 (original 2014). “Los aspectos
estructurales del tipo penal del parricidio comprenden ciertas relaciones interpersonales
entre el sujeto activo y el sujeto pasivo determinados por la norma penal. Es evidente que
estas relaciones indicadas en el tipo legal también fundamentan deberes especiales; por
ende, se trata de un delito de infracción de deber (delito especial), es decir, un injusto en el
que los sujetos activos están limitados a quienes tienen cualidades personales exigidas en
el artículo 107 del Código Penal [...] Se trata de un delito de infracción de deber impropio
en la medida en que la lesión al deber especial solo determina una agravación de la puni-
bilidad, de tal mamerta que su este desaparece permanecerá subyacente el tipo básico del
homicidio. Esta afirmación tiene importancia para determinar la participación delictiva”.

I) II3"2 Configuración típica: VILLAVICENCIO TERREROS, F. (2017). Derecho


______
Penal. Parte especial. Vol. 1. Lima: Grijley, pp. 181-183 (original 2014). “Se diferencia
entre parricidio propio, si se mata dolosamente a un ascendiente o descendiente y parri­
cidio impropio, si se mata a otros parientes o los que componen el llamado ‘núcleo fami­
liar”, Sin embargo en el Derecho Penal peruano se discute la naturaleza del llamado parri­
cidio propio e impropio [...] Para nosotros, el fundamento de lo injusto se encuentra en
la infracción al deber que tienen los diversos sujetos activos de preservación de la vida
de personas relacionadas, que constituyen sus finalidades esenciales, lo que implica que
se considere que dichos sujetos hacen abuso de su condición de garantes y, además, en la
mayor culpabilidad resultante. [...]”.

I) 0373 Tipo subjetivo: FONTAN BALESTRA, C. (2001). Derecho Penal. Parte


especial. 16a edición actualizada por Guillermo Ledesma. Buenos Aires: Lexis Nexis,
p. 31. “Todas las formas del dolo son aptas: directo e indirecto, cierto o condicionado
(eventual). En este último sentido, se ha dicho que comete homicidio con dolo eventual
quien disparó una sola vez hacia donde iba caminando la víctima, y si bien no es posi­
ble soslayar que lo hizo desde un vehículo en movimiento y a una distancia considerable,
también hay que convenir que aceptó el resultado, porque cualquier persona que dispara
contra otra un arma de fuego se representa la posibilidad de herirla o ultimarla”.

_I)_H3"4
_ _ _ Tipo subjetivo: BRAMONT ARIAS, L. A. (1988). Temas de Derecho Penal.
Lima: Sp Editores, pp. 40-4. “El parricidio exige, como elemento subjetivo del tipo, que
el autor mate ‘a sabiendas’ de que la víctima es su ascendiente, descendiente o cónyuge,
o sea que el autor sepa, conozca asertivamente el vínculo. El agravamiento reside en la
clara conciencia que tiene el autor de violarlo [...] El error de hecho accidental o inesen­
cial no tiene relevancia para destruir el delito, ya sea por aberratio idus, aberratio in per-
sonam o aberratio delictr, pero tratándose de la hipótesis en que el elemento subjetivo del
tipo (‘a sabiendas’) va dirigido a privar de la vida al ascendente, descendente o cónyuge,

612
H omicidio A rt. 107

consumándose el hecho en un extraño, el error sea de ictus, in personam o delicti, tiene


relevancia para variar el tipo, configurándose el delito de homicidio”.

1) 0175 Tipo subjetivo: V1LLAVICENCIO TERREROS, F. (2017). D erecho P e n a l


P arte especial. Vol. 1. Lima: Grijley, p. 189. (original 2014). “El parricidio se realiza con
dolo directo (primer o segundo grado), En la doctrina nacional, se suele rechazar la posi­
bilidad de dolo eventual. Sin embargo, creemos que el término ‘a sabiendas’ solo se dirige
a asegurar que el sujeto haya conocido el parentesco o la relación jurídico-legal con la
víctima; pero eso no significa que se excluya la posibilidad de parricidio por dolo even­
tual, en que el autor considera seriamente como posible la realización del tipo legal y con­
forme con ello (muerte del pariente) [...] Se aceptan otras modalidades de error como el
error de la persona v e l in objecto, en el que se presenta una confusión sobre la identidad
del objeto de acción. [...] El error es irrelevante (no excluye el dolo) si la persona sobre
la que recae la conducta no hace cambiar la valoración jurídica del hecho, respecto al que
trata de cometer. Los errores serán relevantes en dos casos: primero: debido al error, el
resultado es considerado más grave del pretendido, por ejemplo: el que dispara a matar
a un extraño y por confusión sobre la identidad mata a su padre [...] en este supuesto, el
error excluye el dolo de parricidio (error de tipo) y se mantiene subsistente el dolo de
homicidio, Segundo: a consecuencia del error el resultado es menos grave del pretendido,
por ejemplo, el que pretende mata a su padre y por confusión sobre la identidad, mata a
un extraño. Pensamos que este supuesto debe resolverse con las reglas del concurso ideal:
tentativa inidónea de parricidio y homicidio doloso”.

■HU JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Juicio de tipicidad en el delito de parricidio / El deber de cui­


dado en el delito de parricidio / Parricidio en grado de tentativa / Valoración del ele­
mento normativo ‘convivencia mínima de dos años’ en el delito de parricidio / Valora­
ción del parentesco de consanguineidad en el delito de parricidio / A n im u s n ecandi en el
delito de parricidio / Defraudación del deber positivo en el delito de parricidio / Mujer
que enviaba cartas a su amante pidiéndole que mate a su conviviente es instigadora y
no autora mediata de parricidio / Reducción judicial de la pena en atención a la forma y
circunstancias de la comisión del delito parricidio.

CORTE SUPREMA
J 0769 Juicio de tipicidad en el delito de parricidio : “Que, por otro lado, desde el juicio
de tipicidad se tiene que se han calificado los hechos como delito de parricidio en aten­
ción al vínculo convivencial actual entre el imputado y agraviada. Sin embargo, para que
pueda calificarse este vínculo como un supuesto de parricidio se exige cumplir con los
requisitos que recoge el artículo 326 del Código Civil: dos años de convivencia. En el pre­
sente caso, por declaración del propio encausado, así como de la madre de la occisa [...],
se deprende que el vínculo convivencial solo tenía un tiempo de tres o cuatro meses, por
lo que el delito debe ser reducido al de homicidio simple. Por la forma y circunstancias
del hecho, la pena impuesta, que está dentro de los párrafos del tipo legal del artículo 106

613
A rt. 107 L ibro segundo / Parte especial - delitos

del Código Penal, no debe modificarse” (R. N. N ° 1480-2013-Lima, del 02/12/2013, f j.


7, Sala Penal Transitoria).

J 0770 E l deber de cuidado en el delito de parricidio: “El parricidio es un delito de


infracción de un deber, donde el agente es un garante en virtud de una ‘institución’ -en
el presente caso, la familia-, cuyo fundamento de imputación se basa en la competencia
para defraudar el “deber positivo” o específico que garantiza una relación existente entre
obligado y el bien jurídico -los deberes de asistencia mutua que existen entre los padres,
y el deber de cuidado que existe entre los padres y los hijos-, independientemente de la
importancia de su contribución o dominio del hecho o de la organización (naturaleza ins­
titucional de los deberes infringidos)” (R. N. N ° 2463-2015-Junín. En: Gaceta Penal &
Procesal Penal. Tomo 51. Gaceta Jurídica, Lima, 2013, p. 148).

J 0771 Parricidio en grado de tentativa: “El delito de parricidio en grado de tentativa


exige que el agente evidencie una intención dirigida contra la víctima, que tenga como
directriz producir su muerte. Dicha intención homicida debe estar presente en la con­
ciencia del agresor (dolo), pues el animus necandi es el elemento esencial que determina
que el agente ha querido matar a la víctima. Ese propósito criminal constituye un pre­
supuesto subjetivo que debe ser inferido de los elementos objetivos o de hechos ante­
riores, coetáneos y posteriores a la comisión del evento delictivo -prueba de indicios-”
(R. N. N ° 3013-2011-Lima. En: Gaceta Penal & Procesal Penal. Tomo 42. Gaceta Jurí­
dica, Lima, 2012, p. 169).

J 0772 Valoración del elemento normativo “convivencia mínima de dos años” en el


delito de parricidio: “De las pruebas actuadas se deduce que las relaciones del imputado
con la víctima tenían un año y dos meses de convivencia, versión ratificada al rendir su
manifestación, por lo tanto, realizando una interpretación gramatical, histórica, teleoló-
gica acorde con la doctrina mayoritaria, en concordancia con el artículo 326 del Código
Civil (en donde se exige como requisito de la convivencia un tiempo mínimo de dos años
continuos), concluimos que los hechos materia de la instrucción no se subsumen al caso
en estudio, por no concurrir el elemento de relación de vinculación de parentesco entre el
autor y la víctima” (Ejecutoria Suprema del 15/07/2004, R. N. N° 1197-2004-Cusco. En:
CASTILLO ALVA, J. L. (2006). Jurisprudencia penal. Sentencias de la Corte Suprema de
Justicia de la República. Tomo I. Grijley, Lima, p. 78).

J 0773 Valoración del parentesco de consanguinidad en el de parricidio: “La respon­


sabilidad del condenado se encuentra plenamente acreditada con los elementos proba­
torios actuados durante el proceso, analizados debidamente en la sentencia materia de
grado, habiéndose impuesto una pena acorde al grado de responsabilidad en el hecho,
condiciones personales, medio empleado, modo y circunstancias en que se perpetró el
delito; respecto a la relación de parentesco por consanguinidad entre el procesado y la
víctima como padre e hijo no está acreditada, y si bien en la partida de nacimiento, apa­
rece consignado el nombre del occiso como padre del encausado, este hecho no demues­
tra la existencia de un reconocimiento judicial, razón por la cual el hecho delictuoso ini­
cialmente tipificado como parricidio se adecuó al delito de homicidio simple” (Ejecutoria

614
H omicidio A rt. 107

Suprema del 12/08/2003, R. N. N° 1902-2003-Lima. En: PÉREZ ARROYO, M. (2006).


La evolución de la jurisprudencia en el Perú (2001-2005). Tomo 11. Iuris Consulti - San
Marcos, Lima, p. 847).

J 0774 Animus necandi en el delito de parricidio : “Que esa conducta se tipificó como
delito de parricidio -en grado de tentativa-, previsto en el artículo 107 del Código Penal;
que el tipo penal exige que el agente del hecho punible evidencie una intención dirigida
contra el sujeto pasivo del delito que tenga como directriz producir su muerte; que dicha
intención homicida tiene que estar presente en la conciencia del agresor -dolo-, pues el
animus necandi es el elemento esencial para determinar el grado de culpabilidad por la
infracción penal, en tanto en cuanto, determinar que el agente ha querido matar a la víc­
tima, no obstante ese propósito criminal constituye un presupuesto subjetivo que tendrá
que ser inferido de los elementos objetivos o de hechos anteriores, coetáneos y posterio­
res a la comisión del evento delictivo -prueba de indicios-, que se ha establecido en la
jurisprudencia y la doctrina comparada, aquellos supuestos que permiten deducir la inten­
ción del sujeto, entre los que se pueden anotar: i) las relaciones entre el autor y la víctima;
ii) la personalidad del agresor; iii) las actitudes o incidencias observadas o acaecidas en
momentos precedentes al hecho, particularmente si mediaron actos provocativos, pruebas
insultantes y amenazas de males; iv) la dirección, el número y la violencia de los golpes;
v) las circunstancias conexas de la acción” (R. N. N° 3013-2011-Lima, del 27/03/2012, f.
j. 3, Sala Penal Transitoria).

J 0775 Defraudación del deber positivo en el delito de parricidio: “Que el delito de


parricidio previsto en el artículo 107 del Código Penal es un delito de infracción de un
deber donde el interviniente es un garante en virtud de una ‘institución’, para el presente
caso referida a la familia -esposa e hija-, cuyo fundamento de imputación jurídico-penal
no se circunscribe solo a la posibilidad de ser autor con una determinada característica o
de un determinado círculo limitado de autores previstos por la norma penal, sino a la com­
petencia para defraudar el ‘deber positivo’ o específico que garantiza una relación ya exis­
tente entre obligado y bien jurídico, puntualmente, los deberes de asistencia mutua que
debe de existir entre los padres y el de cuidado que existe ante los padres y los hijos, inde­
pendientemente de la importancia de su contribución o dominio del hecho o de la orga­
nización. Esta peculiaridad fundamental resulta imprescindible de valorar al momento
de dosificar la pena concreta, dado que el injusto de este delito reviste una mayor gra­
vedad que el injusto de un delito de homicidio simple, por la naturaleza institucional de
los deberes infligidos del autor” (R. N. N° 2463-2012-Junín, del 14/01/2013, f j. 3, Sala
Penal Transitoria).

J 0776 Mujer que enviaba cartas a su amante pidiéndole que mate a su conviviente
es instigadora y no autora mediata de parricidio: “Que, de la revisión de los actua­
dos, se advierte que el título de imputación por el que la sentencia de grado condenó
a la encausada E.P.C. es por el de autora mediata del delito de parricidio; sin embargo,
este no resulta ser acorde al análisis que la institución de la autoría mediata merece, por
cuanto la actuación de la procesada se circunscribió a la redacción de cartas remitidas por
esta encausada a su coprocesado con el objeto de que este desaparezca a su conviviente,

615
A rt. 108 L ibro segundo / Parte especial - delitos

sugiriéndole incluso que aparente un accidente, puesto que ambos coprocesados man­
tenían una relación sentimental de ‘amantes’, evidenciándose con ello que el papel que
cumplió la coprocesada fue el de instigadora y no de autora mediata como erróneamente
apreció el colegiado superior. Por lo que en este extremo debe tenérsela en la calificación
jurídica de la procesada como instigadora” (R. N. N ° 2501-2009-Cañete, del 28/01/2010,
f, j. 6, Sala Penal Transitoria).

J 0777 Reducción judicial de la pena en atención a la forma y circunstancias de la


comisión en el delito de parricidio: “F. J. 3. Que conforme lo dispone el artículo 46 del
Código Penal, para la imposición de la pena deben tenerse en cuenta las condiciones
personales del encausado, así como la forma y circunstancias de la comisión del evento
delictivo. F. J. 4. Que, con el informe psicológico de fojas ciento veintiocho, debidamente
ratificado [...], se acredita que el impugnante presenta una capacidad intelectual inferior
que el término medio, semblanza de una persona dependiente del alcohol, además de
poder tomarse agresivo y violento al efecto de este; que si bien es cierto dichas caracterís­
ticas personales no justifican la comisión del delito de parricidio en agravio de su hijo,
el que en vida fue D.M.C.N., ni de las lesiones leves en perjuicio de su ex conviviente
Y.N.S., sí deben ser tomadas en cuenta para la determinación judicial de la pena, así
como también, el hecho de haber confesado sus delitos desde la etapa preliminar, las
constantes discusiones que mantenía con su ex conviviente luego de su separación, ade­
más de haberse encontrado con ebriedad relativa, conforme se aprecia del propio dicho
del encausado durante la secuela del proceso, corroborados con la manifestación policial
de la agraviada, quien en un acto espontáneo en presencia del juez de paz del distrito de
Indiana, al responder a la sétima pregunta señaló ‘cuando este señor llegó a mi domicilio
a horas trece aproximadamente se encontraba con signos que había ingerido licor más no
podría decirle en qué cantidad’ presupuestos que justifican una reducción prudencial de
la pena” (R. N. N ° 240-2004-Loreto, del 03/06/2004, ff. jj. 3 y 4, Sala Penal Permanente).

ARTÍCULO 108 H om icidio caíificado(65)


Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de quince años el que mate
a otro concurriendo cualquiera de las circunstancias siguientes:
1. Por ferocidad, codicia, lucro o por placer.
2. Para facilitar u ocultar otro delito.
3. Con gran crueldad o alevosía.
4. Por fuego, explosión o cualquier otro medio capaz de poner en peligro la vida o
salud de otras personas.

(65) Artículo vigente conform e a la m odificación realizada por el artículo 1 de la L ey N° 30253 del 24/10/2014.

616
Homicidio A rt. 108

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 108.- Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de qidnce
años, el que mata a otro concurriendo cualquiera de las circunstancias siguientes:
1. Por ferocidad o por lucro.
2. Para facilitar u ocultar otro delito.
3. Con gran crueldad, alevosía o veneno.
4. Por fuego, explosión u otro medio capaz de poner en peligro la vida o salud de
otras personas.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Primera modificación: artículo 1 del Decreto Legislativo N° 896 del 24/05/1998.
A rtícu lo 1 0 8 .- Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de veinticinco
años el que mate a otro concurriendo cualquiera de las circunstancias siguientes:
1. Por ferocidad, p o r lucro o por placer;
2. Para facilitar u ocultar otro delito;
3. Con gran crueldad o alevosía;
4. Por fuego, explosión, veneno o por cualquier otro medio capaz de poner en peli­
gro la vida o salud de otras personas.
Segunda modificación: artículo 1 de la Ley N° 27472 del 05/06/2001.
A rtícu lo 108.- Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de quince
años el que mata a otro concurriendo cualquiera de las circunstancias siguientes:
1. Por ferocidad, por lucro o por placer;
2. Para facilitar u ocultar otro delito;
3. Con gran crueldad o alevosía;
4. Por fuego, explosión, veneno o por cualquier otro medio capaz de poner en peli­
gro la vida o salud de otras personas.
Tercera modificación: artículo 1 de la Ley N° 28878 del 17/08/2006.
A rtícu lo 108.- Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de quince
años el que mate a otro concurriendo cualquiera de las circunstancias siguientes:
1. Por ferocidad, por lucro o por placer;
2. Para facilitar u ocultar otro delito;
3. Con gran crueldad o alevosía;
4. Por fuego, explosión, veneno o por cualquier otro medio capaz de poner en peli­
gro la vida o salud de otras personas;
5. Si la víctima es miembro de la Policía Nacional del Perú o de las Fuerzas Arma­
das, Magistrado del Poder Judicial o del Ministerio Público, en el cumplimiento
de sus funciones.

- 617
A rt. 1 0 8 L ibro segundo / Parte especial - delitos

Cuarta modificación: artículo 2 de la Ley N° 30054 del 30/06/2013.


Artículo 108.- Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de quince
años el que mate a otro concurriendo cualquiera de las circunstancias siguientes:
1. Por ferocidad, por lucro o por placer;
2. Para facilitar u ocultar otro delito;
3. Con gran crueldad o alevosía;
4. Por fuego, explosión, veneno o por cualquier otro medio capaz de poner en peli­
gro la vida o salud de otras personas.
Quinta modificación: artículo 1 de la Ley N° 30253 del 24/10/2014.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C : arts. 1, 2 ines. 1), 5 ) ; C P : arts. 1 2 , 2 3 , 2 9 , 4 5 , 4 6 , 9 2 , 3 1 9 ; C P P 1 9 9 1 : art. 2 4 1 ; C P P
2 0 0 4 : arts. 1 9 7 , 3 1 4 ; C d e P P : arts. 5 1 , 1 9 3 , 3 1 5 , 3 6 1 . ; C C : arts. 2 4 2 inc. 6 ) ; 5 1 5 inc. 8 ) ;
6 6 7 inc. 2 ) ; D U D H : art. 3 ; C A D l í : art. 4 inc. 1 ) ; L e y 2 6 8 4 2 : arts. 1 0 8 , 1 0 9 , 1 1 0 , 112, 114,
1 1 6 ; L e y 2 7 4 7 2 : art. 2

DOCTRINA

Sumario: Comentario crítico / Bien jurídico / Tipo objetivo / Sujeto activo / Sujeto pasivo / Con­
figuración típica / Modalidades del inciso 1 (por ferocidad) / Modalidades del inciso
1 (codicia) / Modalidades del inciso 1 (lucro) / Modalidades del inciso 1 (por placer)/
Modalidades del inciso 2 (para facilitar otro delito) / Modalidades del inciso 2 (para
ocultar otro delito) / Modalidades del inciso 3 (con gran crueldad) / Modalidades del
inciso 3 (con alevosía) / Modalidades del inciso 4 (por fuego) / Modalidades del inciso
4 (por explosión) / Modalidades del inciso 4 (por cualquier otro medio capaz de poner
en peligro la vida o salud de otras personas).

1) 0376 Comentario crítico: QUINTERO OLIVARES, G.; MORALES PRATS, F.


y OTROS. (1996). Comentarios al Nuevo Código Penal. Madrid: Thomson-Aranzadi,
p. 46. “El asesinato admite las formas imperfectas de ejecución (tentativa acabada e inaca­
bada). Sin embargo, pueden suscitarse casos particulares en los que el autor puede reali­
zar parcialmente [...] supuestos en los que la realización de esta no se verifica secuencial-
mente al unísono con el resultado de muerte. La cuestión reviste aún más trascendencia si
[...], se interpreta que el ensañamiento y la alevosía constituyen circunstancias que incre­
menta el desvalor de la conducta típica (incremento del injusto)”.

I) 1)377 Bien jurídico: SERRANO GÓMEZ, A. (2004). Derecho Penal. Parte espe­
cial. 9a edición. Madrid: Dykinson, p. 38. “El bien jurídico protegido es el mismo que
en el homicidio, la vida humana independiente. Sujeto activo y pasivo puede serlo cual­
quier persona. Por su parte, la acción consiste en dar muerte a una persona concurriendo
al menos una de las circunstancias previstas en el artículo 108”.

618
H omicidio A rt. 108

Sujeto activo: QUERALT JIMÉNEZ, J. J. (2002). En: Derecho Penal espa­


ñol. Parte especial. Barcelona: Atelier, p. 16. “a. Tipo objetivo positivo, aa. Sujeto activo.
Cualquiera. Si concurren varios sujetos solo responden por asesinatos aquellos que cono­
cieran las circunstancias de hecho o aquellos que, sin conocerlas, al presenciarlos no
hicieren nada por oponerse a ellos; en los asesinatos organizados se da la coautoría, pues
hay un reparto de papeles y en este sentido cuando los diversos partícipes colaboran efi­
cazmente en el fin común del delito”.

1) 0379 Sujeto pasivo: GONZALES RUS, J. J. (1999). En: Comentarios al Código


Penal. Tomo V. Homicidio. Lesiones. Aborto y manipulación genética. Artículos 138
a 162. COBO DEL ROSAL, M. (Director). Madrid: Edersa, p. 132. “Sujeto activo del
delito de homicidio (y de sus ‘formas’) puede ser cualquiera. Igualmente, sujeto pasivo
es ‘otro’, término con el que, evidentemente, se alude que puede serlo cualquier persona.
[...] Cualquier persona puede ser sujeto activo o sujeto pasivo del asesinato, en los mis­
mos términos que en el homicidio, de manera que lo que queda dicho en relación con el
mismo puede darse por reproducido aquí”.

I) 038(1 Configuración típica: QUERALT JIMÉNEZ, J. J. (2002). Derecho Penal


español. Parte especial. Barcelona: Atelier, p. 16. “ac. Acción. Producir la muerte de
otra persona concurriendo alguna de las modalidades descritas [...]. La ratio de la agrava­
ción reside, precisamente, en el mayor peligro que encierra una acción en la que se utili­
zan conductas descritas en los primeros incisos de dicho precepto. Más discutible resulta
el último, pues parece que se castiga la predisposición subjetiva, es decir, el sadismo”.

1)0381 Modalidades del inciso 1 (por ferocidad): BRAMONT ARIAS, L. A. (1988).


En: Temas de Derecho Penal. Lima: Sp Editores, p. 44. “El homicidio por ferocidad com­
prende tanto el homicidio cometido sin causa aparente o presunta (por ejemplo, homici­
dio verificado por androfobia, lujuria de sangre, vanidad criminal, espíritu de prepotencia,
etc.) como el cometido por una causa insignificante, trivial, frívola o desproporcionada
con el efecto letal producido (por ejemplo, matar a una persona para que deje de silbar
o por que días antes le había dicho ‘Ud. Va a morir pronto’) [...] No debe confundirse la
ferocidad con la simple ejecución torpe, cruel o brutal, porque le impulso se refiere al a
determinación y no al a ejecución; y porque, además, en el acto brutal podemos encontrar
un móvil y, a lo sumo, se acepta un móvil intranscendente”.

I) 0382 Modalidades del inciso 1 (por ferocidad): URQUIZO OLAECHEA, J. y


ROSALES ARTICA, D. (2015). “La ferocidad en el delito de homicidio”. En: Gaceta
Penal & Procesal Penal. Tomo 69. Lima: Gaceta Jurídica, pp. 172, 173 y 175. “Cuando
nuestra ley se refiere a la ferocidad la utiliza en su sentido de móvil o motivo que impulsa
a matar a otro. Mientras el tipo objetivo del asesinato presenta características similares al
homicidio simple (sujeto activo y pasivo puede ser cualquier persona, la conducta prohi­
bida es la de matar a otro) y el tipo subjetivo supone la presencia del dolo, con la feroci­
dad se hace referencia a Tos especiales motivos del autor’. [...] Ahora bien, el reproche
dirigido a quien mata a otro por ferocidad no debe incardinarse en la ausencia de móviles,

619
A rt . 108 L ibro segundo /Parte especial - delitos

la presencia de móviles fútiles o la desproporción entre el motivo que llevó a actuar al


asesino y el resultado muerte ocasionado. Definir este asesinato implica resaltar la inhu­
manidad que impulsó a actuar al agresor, pues, como aseveraría CARRARA, nos encon­
tramos ante un homicidio que ‘dibuja a un hombre peor que una fiera’ [...] En definitiva,
nos encontramos ante una circunstancia en la cual se mata por impulso de perversidad
brutal. Este impulso no necesariamente reside en un motivo externo consciente referible
directa o indirectamente a la víctima, sino en un estímulo inhumano de la propia mente
del autor, como el caso del que ‘solo para experimentar la calidad de su pólvora, descarga
su fusil contra un infeliz que ni siquiera conocía; el de quien después de concluido un
incidente entre un extraño y un hermano suyo, sin alteración alguna de su ánimo ni razón
particular contra las víctimas sale a la calle, da muerte al primero que acierta a acercarse
y hiere gravemente al vecino que se asoma’ [...] En todos estos casos es posible estable­
cer una correspondencia entre la ferocidad con la que mata el agente y su consideración
del ser humano no como un fin en sí mismo, sino como un medio de su particular visión
del mundo”.

I) 0.183 Modalidades del inciso 1 (por codicia): FONTAN BALESTRA, C. (1968).


______
Tratado de Derecho Penal. Parte especial. Tomo IV. Buenos Aires: Abeledo-Perrot, p.
117. “Puede caracterizarse la codicia como un acrecentamiento del sentido de los benefi­
cios, el provecho o la utilidad en una medida inusitada, malsana. [...] No ha de pensarse
que la codicia se determina únicamente por el monto del beneficio, apreciado objetiva­
mente; juegan para apreciar la agravante las condiciones personales y económicas del
autor, pues lo que para uno puede ser un beneficio sin mayor importancia, puede significar
para otro haber obrado con apetito desordenado de riqueza. Típico ejemplo de matar por
codicia, lo constituye el hecho de matar a un hermano para constituirse en único heredero,
aunque la herencia no sea cuantiosa. Es, pues, una circunstancia de apreciación relativa”.

_I)_H3S4
_ _ _ Modalidades del inciso 1 (por lucro): BRAMONT ARIAS, L. A. (1988).
Temas de Derecho Penal. Lima: Sp Editores, p. 45. “Lucro es negocio, utilidad por nego­
cio, califica tanto al mandante como al mandatario por igual. Ambos obtienen una uti­
lidad, porque el concepto doctrinal de lucro no tiene significación exclusiva de dinero.
Matar por lucro el que desea la utilidad de desprenderse de su enemigo como quien pacta
para ‘desprenderlo’”.

1) 1)385 Modalidades del inciso 1 (por placer): FONTAN BALESTRA, C. (1968).


Tratado de Derecho Penal. Parte especial. Tomo IV. Buenos Aires: Abeledo-Perrot,
pp. 115-116. “Cierto es que en el momento del hecho el homicida puede revelar con su
conducta una personalidad; pero la ley no castigaba esa personalidad, sino la acción cum­
plida por un impulso homicida que responde a esa causa. Quien mata por placer, no es
necesario que obre del modo como da idea la palabra impulso; puede actuar lenta y pre­
meditadamente. Solo es necesario que la acción sea inspirada por un placer antinatural
en la destrucción de una vida humana, dentro del cual puede quedar comprendida la per­
versidad brutal. La enfermera que día a día va sustituyendo la dosis terapéutica por un
líquido ineficaz, sin causar dolores ni molestias al paciente, por el placer de verlo morir
de modo lento, no actúa por un impulso ni con ensañamiento; está matando porque causar

620
H omicidio A rt. 108

esa muerte le produce una sensación agradable [...]. Mientras el perverso actúa, según
CARRARA, en un impulso feroz, ‘peor que una fiera’, el homicida por placer puede
hacerlo, y lo hará a menudo, con verdadero refinamiento, propio de una mente sádica y
antinatural, pero refinamiento al fin, totalmente opuesto a la idea de lo brusco, y carente
de la característica que trasciende de la palabra brutal”.

_1)_ 0386
_ _ _ Modalidades del inciso 2 (para facilitar otro delito): HURTADO POZO, J.
(1993). Manual de Derecho Penal. Parte especial. Tomo I. Lima: Juris, pp. 35-37. “El
homicidio es el delito-medio cometido por el agente con el propósito de hacer posible la
ejecución de delito-fin [...] Es de considerar, igualmente, que también esta circunstan­
cia agravante constituye un elemento subjetivo del tipo legal. Es decir, la realización del
segundo delito debe encontrarse en el espíritu del delincuente como un objetivo o una a
lograr. [...] No es necesario, por tanto, que el delito fin (cualquiera de los estatuidos en las
leyes penales) sea consumado o intentado. [...] Lo que califica es la conexión final no es
la materialización del fin delictivo que mueve al matador, sino el fin en sí mismo, como
pura situación anímica de aquel”.

I) IO S- Modalidades del inciso 2 (para facilitar otro delito): BRAMONT ARIAS,


L. A. (1988). Temas de Derecho Penal. Lima: Sp Editores, p. 47. “Se advierte así el gran
acierto de la fiase de SOLER. Hay un doble propósito del autor: el delito medio que es
el homicidio, y el delito fin. Se infiere que este no puede ser un delito culposo porque se
exige intención. Igualmente, tampoco puede ser una falta. La ley es terminante al usar la
palabra ‘delito’, descartando la agravante para la hipótesis de que se mate para perpetrar
una contravención”.

I) (1388 Modalidades del inciso 2 (para ocultar otro delito): BRAMONT ARIAS,
L. A. (1988). Temas de Derecho Penal. Lima: Sp Editores, p. 47. “La calificación se
aplica cuando el homicidio es perpetrado inmediatamente después de realizado el otro.
Ese otro delito, puede ser culposo. El delito que importa la agravación es materialmente
solo este último. Para la existencia del agravante es necesario la constitución de dicho fin,
aun cuando el medio resulte inidóneo para ocultar el primer delito. La circunstancia, en
efecto, concierne al elemento psíquico y no al elemento material del delito”.

I) I138'i Modalidades del inciso 3 (con gran crueldad): HURTADO POZO, J. (1993).
Manual de Derecho Penal. Parte especial. Tomo I. Lima: Juris, pp. 35-37. “A diferen­
cia del resto de las manifestaciones típicas de la figura [...] el ensañamiento no tiene lugar
como preparativo de la consumación sino durante su ejecución misma. O lo que es lo
mismo, la crueldad deliberada”.

_I)_ 03'Ml
_ _ _ Modalidades del inciso 3 (con gran crueldad): BRAMONT ARIAS, L. A.
(1988). Temas de Derecho Penal. Lima: Sp Editores, p. 48. “El homicidio por gran cruel­
dad consiste en prolongar premeditadamente los dolores de la víctima, obteniendo, con
ello, el autor del placer morboso, una satisfacción sádica. Se requiere entonces un propó­
sito deliberado de aumentar los padecimientos de la víctima”.

621
A rt. 108 L ibro segundo / Parte especial - delitos

_1)0391
_ _ _ _ Modalidades del inciso 3 (con alevosía): HURTADO POZO, J. (1993).
Manual de Derecho Penal. Parte especial. Tomo I. Lima: Juris, pp. 35-37. “La constitu­
yen aquellos medios, modos o formas de ejecución del deliro que tiendan directa o espe­
cialmente a asegurarla, procurando evitar además el riesgo que pueda suponer la defensa
que ejerciera el ofendido [...] Basta con sacar provecho de la situación en sí”.

i) 0 3 " : Modalidades del inciso 3 (con alevosía): MUÑOZ CONDE, F. (2017). Dere­
cho Penal. Parte especial. 21a edición. Valencia: Tirant lo Blanch, pp. 44-45. “La cues­
tión de la alevosía es menos discutible en el caso de durmientes, sobre todo cuando esta
situación de sueño ha sido provocada por el sujeto activo, suministrando, por ejemplo,
un narcótico la víctima o esperando a que esta se duerma para matarla. No cabe duda de
que aquí sí se busca y se crea el aseguramiento de la ejecución y se evita toda posibilidad
de defensa. Lo decisivo en la alevosía es, por tanto, el aseguramiento de la ejecución del
hecho y la ausencia del riesgo ante la defensa que pueda hacer el ofendido, de ahí que se
estime siempre alevosa la muerte a traición o por sorpresa [...]”.

1) 0393 Modalidades del inciso 3 (con alevosía): GONZALES RUS, J. J. (1999). En:
Comentarios al Código Penal. Tomo V. Homicidio. Lesiones. Aborto y manipulación
genética. Artículos 138 a 162. COBO DEL ROSAL, M. (Director) Madrid: Edersa, pp.
134-135. “En definitiva, el actuar sobre seguro, sin riesgo, en la ejecución de la muerte
de otro [...] No es preciso que el sujeto realice de propia mano los elementos objetivos
constitutivos de la circunstancia, siendo suficiente con que aproveche los que pueda haber
creado otro o se sirva de las circunstancias que le aseguran la indefensión”.

I) 113**4 Modalidades del inciso 3 (con alevosía): QUERALT JIMÉNEZ, J. J. (2002).


Derecho Penal español. Parte especial. Barcelona: Atelier, pp. 16-17. “La constituyen
aquellos medios, modos o formas de ejecución del delito que tiendan suponer la defensa
o especialmente a asegurarla, procurando evitar además el riesgo que se pueda suponer la
defensa que ejercerá el ofendido (S 4-2-2001). El asesinato alevoso es pues el asesinato
a traición. Tan alevoso es golpear por la espalda, sin que se aperciba la víctima, como la
colocación de una bomba en el vehículo que ella ha de utilizar. No es necesario que la
situación alevosa haya sido creada por el sujeto activo [...] basta con sacar provecho de
la situación en sí: disparar sobre el durmiente [...] Las modalidades de alevosía son, pues,
múltiples; desde luego quedan ahora englobadas las conductas de la anterior formulación
típica del asesinato (así, por ejemplo, matar a otro mediante un explosivo). Por su parte
el empleo de astucia, fraude o disfraz [...] pudiera en ocasiones interpretarse como una
modalidad alevosa”.

_I)_ l)3'»5
_ _ _ Modalidades del inciso 3 (con alevosía): GRACIA MARTIN, L. (1997). En:
Comentarios al Código Penal. Parte especial. Tomo I. DIEZ RIPOLLES, J. L. y GRA­
CIA MARTÍN, L. (Coordinadores). Valencia: Tirant lo Blanch, pp. 97-98. “El funda­
mento de la misma es, como señala CEREZO MIR, ‘la idea del aseguramiento de la eje­
cución evitando los riesgos de la posible defensa de la víctima’. Del concepto legal de
alevosía se deduce que es absolutamente imprescindible, para que pueda apreciarse, que
las finalidades de asegurar la ejecución y de evitar los riesgos que puedan proceder de una

622
H omicidio Art . 108

posible defensa de la víctima que vayan unidas. [...] En el delito de asesinato la alevosía
debe ir vinculada necesariamente a la acción de matar y, por tanto, solamente cabrá apre­
ciarla si la realza el autor. No obstante, según la opinión dominante, sí será preciso que
él mismo realice de propia mano los elementos objetivos de la circunstancia, Bastará con
que utilice medios, modos o formas de ejecución, que le vengan previamente dados, cons­
tituidos y organizados, con los mismos si ya devienen dados. Será posible, por tanto, que
sea otro quien proporcione los medios alevosos y el autor los utilice. [...] Para la aprecia­
ción de la alevosía, tanto la jurisprudencia como la doctrina dominante entienden que no
será necesario que el autor haya conseguido realizar objetivamente los fines de la circuns­
tancia: el aseguramiento de la ejecución o haber evitado el riesgo de la reacción defensiva
de la víctima, Según la opinión dominante estamos entre una circunstancia de tendencia y
lo mismo que sucede con respecto a los elementos subjetivos en los delitos de tendencia
[...] elemento subjetivo: La finalidad de asegurar la ejecución y de evitar los riesgos pro­
cedentes de la posible defensa de la víctima”.

1) 03% Modalidades del inciso 4 (por fuego): BRAMONT ARIAS, L. A. (1988).


Temas de D erecho Penal. Lima: Sp Editores, p. 51. “Si el fuego o la explosión crean peli­
gro para una sola persona habría sevicia; pero no se daría la figura que estudiamos. Es
necesario tener sumo cuidado al analizar las circunstancias que se dan en un homicidio
por fuego, con el objeto de descubrir la existencia de esta cualificante. Si X para matar a
Z prende fuego a una casa aislada, donde solamente se encuentra la persona que se quiere
victimar, no se daría la agravante, porque esta requiere que se ponga en peligro la vida o
la salud de un conjunto de personas”.

I)H397 Modalidades del inciso 4 (por explosión): BRAMONT ARIAS, L. A. (1988).


Temas de D erecho Penal. Lima: Sp Editores, p. 51. “En el homicidio por explosión hay
que considerar la muerte de personas inocentes. Existe dolo directo en relación con las
personas cuya muerte se ha deseado y dolo eventual en relación con las personas que
resultaron muertas sin que hubiese existido por parte del autor”.

1) 0398 Modalidades del inciso 4 (Por cualquier otro medio capaz de poner en peli­
gro la vida o salud de otras personas): BRAMONT ARIAS, L. A. (1988). Temas de
D erecho Penal. Lima: Sp Editores, p. 51. “Para que proceda la agravante debe haber una
relación psíquica entre el medio estragador empleado y el fin perseguido de dar muerte a
alguna persona. Así, incendiar un rancho para matar a los moradores; inundar un campo
para asfixiar a los labradores; descarrilar un ferrocarril para matar a los pasajeros. [...] El
medio empleado debe ser de naturaleza estragadora; el que mata por fuego sin incendio,
por asfixia sin inundación, etc., no incurre en esta agravante, aunque pueda incurrir en la
de gran crueldad”.

tiüS JURISPRUDENCIA

Sumario: ACUERDO PLENARIO: Diferenciación entre el homicidio calificado para facilitar un


delito y para ocultar otro delito. CORTE SUPREMA: Acción típica de las modalidades

- 623
A rt. 108 L ibro segundo / Parte especial - delitos

del delito de homicidio calificado / Definición del asesinato por ferocidad / Alcances
típicos de la configuración del ilícito en el delito de homicidio por lucro / Asesinato para
cometer otro delito / Descripción normativa de los elementos típicos del delito de ase­
sinato para facilitar otro delito / Homicidio calificado para facilitar u ocultar otro delito
/ Contenido y alcances de la alevosía / Descripción fáctica del asesinato realizado con
alevosía / Conceptualización normativa del asesinato que se realiza con ‘gran cruel­
dad’ / Descripción fáctica del delito de asesinato con gran crueldad / Significado de los
elementos ‘gran crueldad’ y ‘alevosía’ / Homicidio calificado para ocultar un delito de
violación sexual / La participación del instigador en un homicidio calificado. CORTES
SUPERIORES: Descripción del homicidio calificado con alevosía.

ACUERDO PLENARIO
J 0778 D iferen ciación entre e l h om icidio calificado p a ra fa c ilita r un delito y p a ra
ocu ltar otro delito: “Distinto es el caso del asesinato para facilitar u ocultar otro delito.
Aquí el autor mata con el fin de conseguir un propósito ulterior. En el primer supuesto -
para facilitar otro delito-, el asesinato implica una relación de medio-fin, en que el homi­
cidio es el delito-medio cometido por el agente con el propósito de hacer posible la ejecu­
ción del delito-fin, siempre doloso; situación muy frecuente, por lo demás, en los delitos
contra el patrimonio. Ahora bien, en el segundo supuesto -para ocultar otro delito-, el
delito previamente cometido o el que está ejecutándose -e l delito a ocultar puede ser
doloso o culposo- es la causa del comportamiento homicida del agente. Ello ocurre, por
ejemplo, cuando el agente es sorprendido en el acto del robo y para evitar su captura,
dispara contra su perseguidor o contra quien trata de impedir su fuga, que conduciría
al descubrimiento o esclarecimiento de su delito [José Hurtado Pozo. Manual de Dere­
cho Penal, parte especial I, homicidio, 2a edición, Ediciones Juris, Lima, 1995, páginas
59/69]. En ambos supuestos, pues, el elemento subjetivo del tipo legal es determinante.
En tal sentido, la referencia legal al mundo interno del agente, a la finalidad que persi­
gue, es de tal relevancia que será suficiente para la consumación de la conducta típica que
compruebe la presencia de este factor. Por consiguiente, el agente, en la circunstancia o
en el contexto situacional en que interviene ha de valorar la perpetración del homicidio
como vía para garantizar su objetivo ligado siempre a otro delito [José Luis Castillo Alva:
Derecho Penal parte especial. I, Grijley, Lima, 2008, páginas 410/411]” (Acuerdo Ple-
nario N° 3-2009/CJ-116 sobre “Robo con muerte subsecuente y delito de asesinato. Las
lesiones como agravantes en el delito de robo”, del 13/11/2009, f. j. 8, VPleno Jurisdic­
cional de las Salas Penales Permanente y Transitorias).

CORTE SUPREMA
J 0779 A cció n típica de las m odalidades d e l delito d e hom icidio calificado: “Que, sin
embargo, de un análisis jurídico-doctrinario del hecho incriminado se aprecia que el tri­
bunal de mérito vulneró el principio de legalidad material, pues no realizó una correcta
adecuación de la conducta admitida por el encausado al tipo legal correcto (juicio de
tipicidad y subsunción); que, en efecto, conforme a los hechos declarados probados, por
el modo, forma y circunstancias [en] como ocurrió la muerte del agraviado es de esti­
mar que en el caso sub materia no concurre ninguna circunstancia agravada del delito de
homicidio, en tanto no se advierte desde la perspectiva de la hipótesis fiscal y admisión

624
Homicidio A rt. 108

de cargos del encausado que la muerte del agraviado haya ocurrido por ferocidad, en
tanto, el encausado no concluyó con la vida del agraviado sin motivo o móvil aparente
inexplicable o procedió de modo inhumano con la víctima; que tampoco se aprecia que
haya mediado lucro, pues el encausado no tuvo el firme propósito y objetivo de obte­
ner un provecho o ganancia patrimonial; que, asimismo, no se insinúa placer en la con­
ducta del encausado, es decir, que haya dado muerte al agraviado por el puro placer de
hacerlo -experimente con ella una sensación agradable, un contenido de ánimo o rego­
cijo perverso-, que del mismo modo, no se aprecia en el accionar de los encausados
‘gran crueldad’, pues esta consiste en acrecentar deliberada e inhumanamente el sufri­
miento de la víctima, causándole un dolor que es innecesario para la consecución de su
muerte, tampoco se aprecia alevosía [...], pues la muerte del agraviado no se produjo a
traición, en tanto el encausado no empleó medios, modos o formas en su ejecución ten­
dientes a asegurar la consumación del delito, sin correr riesgo de acciones que procedan
de la defensa que pudiera haber ejercido el agraviado [...]” (R. N. N ° 263-2012-Ucayali,
del 21/05/2012, f. j. 7, Sala Penal Transitoria),

J 0780 D efinición d e l asesinato p o r fero cid a d : “El asesinato por ferocidad significa dar
muerte a una persona a partir de un móvil o motivo tiltil o inhumano. Es una circunstan­
cia que pertenece a la esfera de la culpabilidad, en cuanto categoría que alberga la forma­
ción de la voluntad del agente, reflejando un ánimo perteneciente al ámbito subjetivo del
agente. Tiene como elemento significativo que el motivo de la muerte es de naturaleza
deleznable -ausencia de objetivo definido- o despreciable -ferocidad brutal en la deter­
minación- o el motivo en cuestión no es atendible o significativo. No obstante que la fero­
cidad refleja un ánimo perteneciente a la esfera subjetiva del agente (móvil desproporcio­
nado, deleznable o bajo), su descubrimiento y probanza han de estar vinculados a patrones
objetivos, debiendo deducirse de las circunstancias externas del acto (la forma en que se
ejecutó el crimen y se produjo la muerte). La determinación de la personalidad o com­
portamiento común del autor a través de una pericia psiquiátrica o psicológica, y sus an­
tecedentes, constituyen un dato más a tener en cuenta (no el único ni el más importante)”
(Casación N ° 163-2010-Lambayeqiie. En: Gaceta Penal & Procesal Penal. Tomo 68.
Gaceta Jurídica, Lima, 2015, p. 114).

J 0781 A lcan ces típicos de la configuración en el delito de h om icidio p o r lu cro : “Que,


en tal virtud, resulta pertinente establecer cuando estamos ante la presencia de las circuns­
tancias agravantes, antes indicadas y cómo se configura la emoción violenta en el ilícito
penal de homicidio; que, en lo atinente al homicidio por lucro, este se refiere al homicidio
cometido por orden y cuenta ajena; esto es, al evento punible (muerte de un ser humano)
deseado por una persona y ejecutada por otra distinta; así, el fin del autor es lucrar con
la vida ajena, condición repugnante que agrava el homicidio, más todavía, con razón se
afirma que el fundamento de dicha agravante está en el acuerdo infame entre mandante
y mandatario, es decir, uno paga para que otro mate y el autor acepta o recibe la pro­
mesa para matar; de ahí que el homicidio por lucro -codicia, precio o promesa remune­
ratoria, como dicen otros códigos- por lo general es, el crimen Ínter sicarios del derecho
romano, el homicidio por mandato, por ello, la mayor gravedad de este homicidio radica,
respecto del mandante, en el hecho de que engloba con la propia perfidia a una persona

625
A rt. 108 L ibro segundo / Parte especial - delitos

indiferente que se presta por codicia a servir sus deseos criminales; y respecto del man­
datario, en la muerte dada sin un fin propio o sea como instrumento de fines ajenos -el
término lucro empleado por nuestro código es más lato que los términos ‘codicia’, ‘pre­
cio’, ‘promesa remuneratoria’ que emplean otros códigos-. Por último tenemos que un
hombre puede matar a otro no solo por lucrar con el precio en dinero que le haga el induc­
tor; sino también, por obtener una casa, una alhaja, un empleo, etc.; además, de acuerdo
con la doctrina no es preciso que el dinero o la recompensa se hayan entregado; basta la
mera promesa” (R. N. N°1192-2012-Lima, del 19/12/2012,f. j. 4, Sala Penal Transitoria).

J 0782 A sesin ato p a r a com eter otro delito: “Teniendo en cuenta la forma, modo y cir­
cunstancias en que se han desarrollado los hechos, se concluye que se ha configurado el
delito de homicidio calificado, en la modalidad de facilitar la comisión de otro delito, ilí­
cito que se caracteriza por la muerte de una persona como medio para hacer viable otro
hecho delictuoso; siendo que en el caso de autos el acusado no ha tenido reparos en sacri­
ficar la vida humana para satisfacer su afán de posesión económica; coligiéndose así que
el delito fin era el robo” (Ejecutoria Suprema del 03/11/1998, Exp. N° 3551-98-Cusco).

J 0783 D escripción n orm ativa de los elem en tos típicos d el delito d e asesinato p a ra
fa c ilita r otro delito: “El delito de homicidio calificado, en la modalidad de facilitar la
comisión de otro delito, se caracteriza por la muerte de una persona como medio para
hacer viable otro hecho delictuoso. La responsabilidad penal de los coacusados, solo debe
responder por el robo agravado que planificaron con debida antelación, esto es, que no
les alcanza responsabilidad penal por la muerte del agraviado, en razón a que no existió
acuerdo previo para ello, y menos estos prestaron alguna colaboración en la ejecución de
la misma” (R. N. N° 1108-99-Lambayeque, del 28/05/1999, Sala Penal).

J 0784 H om icidio calificado p a ra fa c ilita r u ocu ltar otro delito: “[E]n cuanto al delito
de homicidio calificado en grado de tentativa, se tiene como único cuestionamiento a la
sentencia impugnada, lo señalado por la procesada F.A.N.M., en el sentido de que solo
se tiene como prueba de cargo en su contra la declaración del agraviado, la misma que
no resulta suficiente para establecer su responsabilidad penal. Previamente debe anotarse
que el delito de asesinato, previsto en el artículo 108 del Código Penal, con la agravante
del inciso 2, esto es: ‘para ocultar otro delito’, requiere que el agente dé muerte a una per­
sona con la finalidad o propósito de que no se descubra o esclarezca la comisión de otro
delito, también cometido por este. En ese sentido, según la descripción típica señalada, se
advierte un delito precedente, que puede ser de cualquier naturaleza y lesionar o compro­
meter cualquier bien jurídico, y otro consecuente, que, en un segundo momento, lesiona
la vida de la víctima, siendo que al momento de perpetrarse esta segunda acción debe
coexistir tanto la decisión de matar como el propósito de dificultar el esclarecimiento
del delito ya cometido. En tal virtud, suele presentarse una especial dificultad a la hora
de determinar el elemento subjetivo; sin embargo, en el presente caso la forma, lugar y
circunstancias en que ocurrieron los hechos, así como los indicios razonables y prueba
concreta que obran en autos dan luces suficientes para evidenciar tal propósito, en aten­
ción, principalmente, a que los agentes no tomaron ningún tipo de precaución para prote­
ger su identidad durante el tiempo que privaron al agraviado de su libertad, sin importar­
les que dado lo prolongado de dicho lapso el agraviado podría reconocerlos con facilidad

626
Homicidio A rt. 108

posteriormente, de lo cual se infiere que tal hecho les resultaba irrelevante, por cuanto
mucho antes de secuestrar al agraviado ya tenían la resolución criminal común de darle
muerte [...]” (R. N. N ° 1625-2011-Lima, del 30/11/2011, f. j . 5.4, Sala P en al Transitoria).

J 0785 C ontenido y alcan ces de la alevosía: “La alevosía requiere que la conducta se
desarrolle en forma insidiosa, es decir, que la agresión ha de hacerse de manera tal que
elimine las posibilidades de defensa del agredido, lo que lleva como consecuencia inse­
parable la inexistencia de riesgo que pudiera proceder del comportamiento defensivo de
la víctima; que se puede apreciar, que el acusado había preparado debidamente el enfren­
tamiento con el agraviado, habiéndose inclusive proveído de los elementos contunden­
tes que podría utilizar ante la eventual reacción de la víctima, a quien haciéndole confiar
a través de un acto de amabilidad le ofreció trasladarlo hasta su domicilio en el vehículo
que conducía habiendo solicitado a su coacusado que lo acompañara, ubicándose este
estratégicamente en la parte posterior del vehículo, detrás del agraviado y reaccionando
en el momento oportuno conforme al plan macabro fríamente ejecutado; motivos por los
cuales, la conducta de dichos sujetos si bien es cruel y bmtal no alcanza, sin embargo, a
reunir los requisitos exigidos para ser considerado un homicidio con gran crueldad; más
bien sí llega a constituir una forma felona de matar, aprovechando el estado de indefen­
sión, la condición de adulto mayor de la víctima y el lapso de semiinconsciencia o de ago­
nía de la misma, lo que configura la comisión de un delito de homicidio con alevosía”
(Ejecutoria Suprema del 09/10/2003, R. N. N ° 2332-2003-C ono N orte de Lima. En: CAS­
TILLO ALVA, J. L. (2006). Jurisprudencia penal. Sentencias de la Corte Suprema de Jus­
ticia de la República. Tomo 11. Grijley, Lima, p . 27).

J 0786 D escripción fá c tic a de un asesinato realizado con alevosía: “Conforme se


advierte de autos, se tipifica el delito de homicidio calificado al haber el encausado dis­
parado a su víctima a tres metros de distancia y por la espalda, sobre seguro y sin riesgo
para el agente, presupuestos estos configuradores de la alevosía” (Cfr. E jecutoria Su­
p rem a del 26/05/2000, R. N. N ° 6322-2000-Amazonas. En: URQUIZO OLAECHEA, J.
(Asesor); CASTILLO ALVA, J. L. (Director) y SALAZAR SÁNCHEZ, N. (Coordinador)
(2005). Jurisprudencia penal. Jurista, Lima, p. 352).

J 0787 C onceptualización norm ativa del asesinato que se realiza con “g ra n cruel­
d a d ”: “El matar a la víctima con gran crueldad significa causarle, mediante la intensi­
dad o duración de la acción, dolores físicos o psíquicos extraordinarios, que no son los
propios de la acción homicida -incluso torturando o maltratando innecesariamente a la
víctima y saboreando su sufrimiento- demostrando con ello falta de sensibilidad, lo que
constituye a final de cuentas el fundamento de la agravante. La prueba actuada solo revela
que se mató a la víctima con un instrumento punzo- cortante, no siendo determinante a los
efectos de dicha agravante la sola acreditación de varias heridas punzocortantes o cortan­
tes inferidas al agraviado. En cuanto a la ferocidad, esta modalidad homicida se encuen­
tra en el móvil de la acción, esto es, en su inhumanidad -que no sea consciente o racio­
nal- que sea desproporcionado, deleznable o bajo, o que se actúe impulsado por un odio
acérrimo, lo que revela en su autor una personalidad particular con un grado de culpa­
bilidad mayor que la del simple homicida” (Ejecutoria Suprema del 09/09/2004, R. N.
N ° 1488-2004-Piura. En: ÁVALOS RODRÍGUEZ, C. y ROBLES BRICEÑO, M. (2005).

627
A rt. 108 L ibro segundo / Parte especial - delitos

"Modernas tendencias dogmáticas en la jurisprudencia penal de la Corte Suprema En:


Diálogo con la Jurisprudencia. Gaceta Jurídica, Lima, 2005, p. 233).

J 0788 D escripción fá c tic a d e l delito de asesinato con gran crueldad: “El procesado
actuó con dolo y gran crueldad y no con alevosía, como se señala en la sentencia, al
haber torturado a la agraviada con fuertes golpes de puño y puntapiés en diferentes par­
tes del cuerpo y a sabiendas de que se encontraba embarazada de él por tercera vez;
estado de gestación que inevitablemente incrementó el grado de sufrimiento de la víc­
tima, al sentir afectado al ser que llevaba en sus entrañas, por una acción consciente del
agresor, quien se aprovechó de las circunstancias de encontrarse solos, lejos de la comu­
nidad y en horas de la madrugada, con lo que queda desvirtuado el argumento esbozado
por el procesado en el sentido de que la muerte se produjo de manera accidental al caer
ambos al río como consecuencia de la pelea que sostuvieron, pues de haber sido así, la
causa de la muerte sería el ahogamiento” (Ejecutoria Suprema del 16/07/2004, R. N.
N° 739-2004-Ayacucho. En: CASTILLO ALVA, J. L. (2006). Jurisprudencia penal. Sen­
tencias de la Corte Suprema de Justicia de la República. Tomo I. Grijley, Lima, p. 91).

J 0789 Sign ificado de los elem entos “g ra n cru eld a d ” y “a levo sía ”: “La gran crueldad
o alevosía presupone, en el primer extremo, la premeditación en el agente para prolongar
el sufrimiento de la víctima, esto es, la idea de dar muerte y de querer hacerlo de deter­
minada manera sin ningún motivo ni móvil aparentemente explicable; y en relación al
extremo de la alevosía, exige, como uno de sus presupuestos, la indefensión de la víctima
producto de la explotación de la relación de confianza existente entre esta y el homicida”
(Ejecutoria Suprema del 24/11/2003, R. N. N° 2420-2003-Piura. En: CASTILLO ALVA,
J. L. (2006). Jurisprudencia penal. Sentencias de la Corte Suprema de Justicia de la Re­
pública. Tomo II. Grijley, Lima, p. 19).

J 0790 H om icidio calificado p a ra ocultar un delito de violación sexu al : “Que, desde esa
perspectiva, en autos se aprecia lo siguiente: (i) que el acusado [...] conocía a la víctima y el
día de los hechos la observó cuando llevaba el almuerzo a sus ‘patrones’; (ii) que la esperó,
la interceptó y la ultrajó sexualmente; (iii) que, luego para ocultar esa agresión sexual, la
tomó por la cabeza y la sumergió en el arroyo del lugar hasta causarle la muerte -hipótesis
fáctica contenida en la acusación fiscal [...] aceptada por el agente infractor en el juicio oral
[...]: se sometió a la conclusión anticipada del juicio oral, declarados probados en la senten­
cia y que no ha sido cuestionada por ninguno de los sujetos procesales-; que esta conducta
del imputado denota un total desprecio por la integridad física y la vida humana, en cuanto
abusó sexualmente de la víctima sin importarle la afección de su integridad y luego la ahogó
en el agua para ocultar el primer hecho, lo que evidencia una perversidad execrable ani­
mada por un designio de placer sexual, sin reparar en la realización de actos mortales” (R. N.
N° 2403-2010-Ayacucho, del 10/03/2011,/. j. 8, Sala Penal Transitoria).

J 0791 P articipación d el instigador en un h om icidio calificado: “Que, en efecto, más


allá de haberse desvirtuado una de las agravantes del delito de homicidio (gran crueldad),
no se advierte la concurrencia de circunstancias excepcionales de atenuación de la pena,
que contrarrestan o compensen su efecto agravatorio, lo que determina que la concreta

628
H omicidio A rt. 108

dosis de pena privativa de libertad impuesta por el Colegiado Superior resulta adecuada
al injusto cometido y la culpabilidad del agente; que, en ese orden de ideas, este supremo
tribunal comparte la decisión del Colegiado Superior respecto al quantum de la pena
impuesta, pues en el marco de la vulneración a un bien jurídico de la más alta importancia
como la vida y el modo, forma y a las circunstancias en que fue eliminada la agraviada,
aun cuando la corroborada versión policial del encausado P.C.M.A. haya sido reveladora
de la participación criminal de su encausada A.M.L., la pena impuesta resulta proporcio­
nal, pues el desvalor de su conducta se aprecia en su magnitud, en tanto hallándose labo­
rando para la agraviada y depositando esta su confianza en el mismo -lo hizo partícipe
incluso de los videos en que señala teme por su vida y adelanta responsabilidad en la
encausada A.M.L.—aprovechó tal circunstancia para lograr su cometido, a cambio de una
suma de dinero; que, en el mismo sentido, respecto a la encausada A.M.L, si bien quedó
claro que el grado de intervención en el delito de homicidio es a título de instigación y por
consiguiente, le correspondía la imposición de una pena menor que la del ejecutor mate­
rial; sin embargo, apreciamos la presencia de circunstancias que aumentan el grado de
reproche penal en la instigadora, en tanto a través de su poder económico logró que otra
persona diera muerte a la agraviada con quien mantuvo no solo una relación sentimental,
sino también comercial y artística por un lapso aproximado de nueve años, lo que la ubica
dentro de las características de una persona que no tuvo ningún tipo de reparos trente a su
ex pareja convivencial, es decir, con un total desprecio no solo a la vida humana, sino por
un ser amado, todo lo cual intensifica el desvalor de su acción instrumentalizando a otra
persona para ejecutar su plan, es decir, predeterminando a su coencausado para que eje­
cute el acto criminal; acto que realizó conforme a su personalidad violenta e impulsiva
como así dan cuenta sus antecedentes por el delito de lesiones, aprovechando su situa­
ción económica que le facilitó convencer a una persona cercana a su entorno, esto es,
de confianza, para que concretara su designio criminal, todo lo que permite establecer
una concreta pena que garantice su resocialización social” (R. N. N° 1192-2012-Lima,
del 19/12/2012, f. j. 7.7., Sala Penal Transitoria).

CORTES SUPERIORES
J 0792 D escripción d el homicidio calificado con alevosía: “C.- El artículo 108 del
Código Penal prescribe: ‘Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de quince
años el que mate a otro concurriendo cualquiera de las circunstancias siguientes: [...] 3.-
Con gran crueldad o alevosía’ D.- La característica de la alevosía es el actuar sobre seguro,
esto es sin posibilidad alguna de defensa de la víctima: ‘La alevosía es una circunstancia de
naturaleza mixta en la que concurren tanto elementos objetivos, manifestados en este caso
en el obrar sin riesgo y en el estado de indefensión de la víctima, por un lado, y la voluntad
y conciencia de aprovechar las situaciones objetivas que se presentan por el otro, de acuerdo
a esta posición, la alevosía no puede ser vista solo como una circunstancia objetiva o como
una agravante subjetiva dado que, ningún criterio aislado logra explicar satisfactoriamente
su esencia, por lo que se debe hacer una consideración integral del hecho como se da en el
presente caso, toda vez que los procesados actuaron no solo con conocimiento y voluntad;
sino también, [con] premeditación [...]” (Exp. N°295-2008-Trujillo, del 27/09/2011,/. j. 3,
Juzgado Penal Colegiado de la Corte Superior de Justicia de La Libertad).

629
A rt. 108-A L ibro segundo / Parte especial - delitos

Homicidio calificado por la condición oficial del agente(66)67


El que mata a uno de los altos funcionarios comprendidos en el artículo 39 de la
Constitución Política del Perú, a un miembro de la Policía Nacional, de las Fuerzas
Armadas, a un Magistrado del Poder Judicial o del Ministerio Público o a un Miem­
bro del Tribunal Constitucional o a cualquier autoridad elegida por mandato popu­
lar, en el ejercicio de sus funciones o como consecuencia de ellas, será reprimido con
pena privativa de libertad no menor de 25 años ni mayor de 35 años”.

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 108-A {61'>.- El que mata a un miembro de la Policía Nacional, de las Fuerzas
Armadas, a un magistrado del Poder Judicial o del Ministerio Público o aun miem­
bro del Tribunal Constitucional o a cualquier autoridad elegida por mandato popu­
lar, en el ejercicio de sus funciones o como consecuencia de ellas, será reprimido con
pena privativa de libertad no menor de veinte años.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Primera modificación: artículo único del Decreto Legislativo N° 1237 del 26/09/2015.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C: arts. 1, 2 inc. 1), 39; CP: 12, 23, 26, 46-B , 46-C, 108-C ; C EP : arts. 46, 50; C P P 1991:
art. 241; C P P 2004: arts. 197, 314; C d e P P : arts. 51, 193, 315, 361.

DOCTRINA

Sumario: Tipo objetivo.

Tipo objetivo: VILLAVICENCIO TERREROS, F. (2017). Derecho Penal. Parte espe­


cial. Vol. 1. Lima: Grijley, p. 211 (original 2014). “Esta agravante debe cumplir dos exi­
gencias: Primero; que la víctima tenga la condición de servidor público señalado a través
de numerus clausus (miembro de la Policía Nacional, de las Fuerzas Armadas, magis­
trado del Poder Judicial o del Ministerio Público), y segundo: debe existir una relación de
causalidad o conexidad objetiva entre la violación del derecho a la vida y las labores cum­
plidas por la víctima. La ausencia de uno de estos elementos permite la aplicación subsi­
diaria del delito de homicidio simple”.

gHíj JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Asesinato de efectivo policial en el cumplimiento de su función.

(66) Artículo vigente conform e a la modificación realizada po r el artículo único del D ecreto Legislativo
N° 1237 del 26/09/2015.
(67) Artículo conform e a la incorporación realizada p o r el artículo 1 de la L ey N° 30054 del 30/06/2013.

630
H omicidio A rt. 108-B

CORTE SUPREMA
J 0793 A sesin ato de efectivo p o lic ia l en e l cum plim iento de su fu n ció n : “Respecto
a este ilícito cabe mencionar que, el dolo del autor, no solo ha de abarcar la calidad
de persona que exige el tipo de homicidio; sino también, que la víctima es aquella que
ejerce las funciones que se enumeran en la tipificación penal en cuestión, en el caso con­
creto se trata de un efectivo policial en ejercicio de su función, pues no basta que la víc­
tima ostente el cargo público, sino ultimado en el cumplimiento de sus funciones” (R. N.
N ° 1232-2010-Loreto, del 27/04/2011, f. j. 17, Sala Penal Permanente).

---------------- § -----------------

ARTÍCULO 108-B Feminicidio(68)


Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de veinte años el que mata
a una m ujer por su condición de tal, en cualquiera de los siguientes contextos:
1. Violencia familiar.
2. Coacción, hostigamiento o acoso sexual.
3. Abuso de poder, confianza o de cualquier otra posición o relación que le confiera
autoridad al agente.
4. Cualquier forma de discriminación contra la mujer, independientemente de que
exista o haya existido una relación conyugal o de convivencia con el agente.
La pena privativa de libertad será no menor de treinta años cuando concurra cual­
quiera de las siguientes circunstancias agravantes:
1. Si la víctima era menor de edad o adulta mayor.
2. Si la víctima se encontraba en estado de gestación.
3. Si la víctima se encontraba bajo cuidado o responsabilidad del agente.
4. Si la víctima fue sometida previamente a violación sexual o actos de mutilación.
5. Si al momento de cometerse el delito, la víctima tiene cualquier tipo de
discapacidad.
6. Si la víctima fue sometida para fines de trata de personas o cualquier tipo de
explotación humana.
7. Cuando hubiera concurrido cualquiera de las circunstancias agravantes esta­
blecidas en el artículo 108.
8. Si, en el momento de cometerse el delito, estuviera presente cualquier niña, niño
o adolescente.
9. Si el agente actúa en estado de ebriedad, con presencia de alcohol en la sangre
en proporción mayor de 0.25 gramos-litro, o bajo efecto de drogas tóxicas, estu­
pefacientes, sustancias psicotrópicas o sintéticas.
La pena será de cadena perpetua cuando concurran dos o más circunstancias
agravantes.

(68) Artículo vigente conforme a la m odificación realizada por el artículo 1 de la L ey N° 30819del 13/07/2018.

631
Art. 108-B L ibro segundo / Parte especial - delitos

En todas las circunstancias previstas en el presente artículo, se impondrá la pena de


inhabilitación conforme a los numerales 5 y 11 del artículo 36 del presente Código
y los artículos 75 y 77 del Código de los Niños y Adolescentes, según corresponda.

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 108-B (69>.- Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de
quince años el que mata a una mujer por su condición de tal, en cualquiera de los
siguientes contextos:
1. Violencia familiar;
2. Coacción, hostigamiento o acoso sexual;
3. Abuso de poder, confianza o de cualquier otra posición o relación que le con­
fiera autoridad al agente;
4. Cualquier form a de discriminación contra la mujer, independientemente de que
exista o haya existido una relación conyugal o de convivencia con el agente.
La pena privativa de libertad será no menor de veinticinco años, cuando concurra
cualquiera de las siguientes circunstancias agravantes:
1. Si la víctima era menor de edad;
2. Si la víctima se encontraba en estado de gestación;
3. Si la víctima se encontraba bajo cuidado o responsabilidad del agente;
4. Si la víctima fu e sometida previamente a violación sexual o actos de mutilación;
5. Si al momento de cometerse el delito, la víctima padeciera cualquier tipo de
discapacidad;
6. Si la víctima fu e sometida para fines de trata de personas;
7. Cuando hubiera concurrido cualquiera de las circunstancias agravantes esta­
blecidas en el artículo 108.
La pena será de cadena perpetua cuando concurran dos o más circunstancias
agravantes.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Primera modificación: último párrafo incorporado por el artículo 1 de la Ley
N° 30323 del 07/05/2015.
A rtícu lo 108-B . -Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de quince
años el que mata a una mujer por su condición de tal, en cualquiera de los siguien­
tes contextos:
(...)

E n caso de qu e e l agen te tenga hijos con la víctim a, adem ás será reprim ido con la
p e n a de inhabilitación p re v ista en e l in ciso 5 d el artículo 36.69

(69) Artículo conform e a la incorporación realizada po r el artículo 2 de la Ley N° 30068 del 18/07/2013.

632
H omicidio Art. 108-B

Segunda modificación: artículo 1 del Decreto Legislativo N° 1323 del 06/01/2017.


Artículo 108-B.- Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de quince
años el que mata a una mujer por su condición de tal, en cualquiera de los siguien­
tes contextos:
1. Violencia familiar;
2. Coacción, hostigamiento o acoso sexual;
3. Abuso de poder, confianza o de cualquier otra posición o relación que le con­
fiera autoridad al agente;
4. Cualquier forma de discriminación contra la mujer, independientemente de que
exista o haya existido una relación conyugal o de convivencia con el agente.
La pena privativa de libertad será no menor de veinticinco años, cuando concurra
cualquiera de las siguientes circunstancias agravantes:
1. Si la víctima era menor de edad o adulta mayor.
2. Si la víctima se encontraba en estado de gestación,
3. Si la víctima se encontraba bajo cuidado o responsabilidad del agente.
4. Si la víctima fu e sometida previamente a violación sexual o actos de mutilación.
5. Si al momento de cometerse el delito, la víctima tiene cualquier tipo de discapacidad.
6. Si la víctima fu e sometida para fines de trata de personas o cualquier tipo de
explotación humana.
7. Cuando hubiera concurrido cualquiera de las circunstancias agravantes esta­
blecidas en el artículo 108.
8. Cuando se comete a sabiendas de la presencia de las hijas o hijos de la víctima
o de niños, niñas o adolescentes que se encuentren bajo su cuidado.
La pena será de cadenaperpetua cuando concurran dos o más circunstancias agravantes.
En todas las circunstancias previstas en el presente artículo, se impondrá la pena de
inhabilitación conforme al artículo 36.
Tercera modificación: artículo 1 de la Ley N° 30819 del 13/07/2018.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C: arts. 1, 2 inc. 1); CP: arts. 12, 22, 23, 25, 29, 3 6 inc. 5, 45, 45-A, 46, 46-B, 46-C, 108,
108-C, 121-B , 122, 442; C P P 1 9 9 1 : art. 241; C P P 2 0 0 4 : arts. 197, 298, 314; C d e P P : arts.
51, 193, 315, 361; CC: art.471; D U D H : art. 3; C A D H : art. 4 inc. 1); C E P : arts. 46, 50;
C N A : arts. 75 inc. h), 77

DOCTRINA

Sumario: Sujeto activo / Tipo objetivo / El contenido de la “condición de tal” en el feminicidio.

633
A rt. 108-B L ibro segundo / Parte especial - delitos

I ) ll.W ) Sujeto activo: YVANC’ONVICl l VÁSQUEZ, B. S. (2016). “El sujeto activo en el


delito defeminicidio”. En: GacetaPenal&ProcesalPena¡. Tomo 89. Lima: Gaceta Jurídica,
p. 135. “Considero que debe sumirse el criterio general de determinación de sujeto activo
del delito de feminicidio, que responda a un sistema de interpretación pragmático, en el
que se tome en consideración tanto las leyes específicas que regulan los cuatro tipos de
contexto en los que puede ser cometido el delito. De este modo, la interpretación del texto
‘el que’ en el feminicidio debe abarcar necesariamente a hombres y mujeres, para que así
pueda brindarse especial protección legal en los casos de violencia generados por madres
o hermanas en el ambiente familiar, y, además, los maltratos o lesiones que deriven en
muertes producidas entre mujeres en general (como puede darse el hostigamiento laboral,
relaciones lésbicas, ciberacoso, etc.)”.

I) 0400 Tipo objetivo: VILLAVICENCIO TERREROS, F. (2017). Derecho Penal.


_____
Parte especial. Vol. I. Lima: Grijley, pp. 193-195. “El legislador penal tipifica el
feminicidio a través de un tipo penal especial con respecto a las diferencias figuras de
los delitos de homicidio. Se trata de un tipo penal especial en ciertas ocasiones, esto es,
cuando el sujeto activo puede ser cualquier persona, sino solo aquel exigido por el tipo:
cónyuge o conviviente; y en otras ocasiones será un tipo penal común que puede ser
cometido por cualquier persona.
En efecto, se puede apreciar un elemento básico en este delito, esto es, que se cause la
muerte de una mujer por su condición de tal y otros elementos contextúales se basan en
el abuso o poder del sujeto activo sobre la víctima. La norma penal especifica los contex­
tos: 1) Violencia Familiar, son aquellos actos violentos -empleo de la fuerza física, acoso
o la intimidación- que se producen en el hogar de la víctima. Para efectos de la configu­
ración del tipo penal, se requiere que la agresión o maltratos físicos o psicológicos sean
los que produzcan la muerte de la víctima, 2) Coacción, hostigamiento o acoso sexual,
se entiende todo acto amenazante o perturbador de índole sexual que se realiza de forma
persistente y continua sobre la víctima, se puede presentar tanto en el lugar de trabajo o
el hogar familiar, 3) Abuso de poder, confianza de cualquier otra posición o relación sea
de naturaleza laboral, familiar o de cualquier índole entre el sujeto pasivo y el activo, en
todo caso, este último debe tener autoridad o poder sobre la víctima; 4) Cualquier forma
de discriminación contra la mujer, la discriminación es toda distinción, exclusión o res­
tricción que, basada en el origen étnico o nacional, sexo, edad, talla pequeña, discapa­
cidad, condición social o económica, condiciones de salud, embarazo, lengua, religión,
opiniones, preferencias sexuales, estado civil o cualquier otra, tenga por efecto impedir o
anular el reconocimiento o el ejercicio de los derechos y la igualdad real de oportunida­
des de las personas; por ejemplo, estaremos ante este supuesto si el agente mata a la mujer
por creerse superior a ella”.

_1)_(1401
_ _ _ El contenido de la “condición de tal” en el feminicidio: YVANCONVICH
VÁSQUEZ, B. S. (2016). “El sujeto activo en el delito de feminicidio”. En: Gaceta Penal
& Procesal Penal. Tomo 89. Lima: Gaceta Jurídica, pp. 137-140. “Hay situaciones que
permiten identificar escenarios de discriminación por razón de género, como lo es el
impedir el acceso a un servicio público o privado sin mayor justificación que el género
de la persona que lo solicite. [...] En primer lugar, es importante la configuración de un

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H omicidio Art. 108-B

escenario de superioridad de la persona agresora, pues es esta característica lo que le per­


mite denominar y disponer de la víctima y someterla a alguno de los contextos regulados
en la segunda parte del tipo penal de feminicidio. [...] El segundo requisito sería la per­
manencia en el tiempo del contexto para el feminicidio, pues esto es lo que diferenciaría a
las muertes de mujeres que pueden ser sancionadas con la aplicación del delito de homi­
cidio o parricidio en cualquiera de sus modalidades. Desde luego, esta permanencia en el
tiempo debe ser mantenida por el autor, por lo que solamente se podría aceptar la existen­
cia del dolo directo en el feminicidio. [...] Como resultado de lo anterior, un tercer requi­
sito es la existencia de una voluntad o libertad viciada de parte de la víctima, manifestada
en la incapacidad razonable o inexigibilidad de rechazar o eliminar el contexto de opre­
sión, sea porque la agraviada termina justificando a su agresor (en casos de tentativa o
lesiones) o porque no puede denunciar tal situación (como en el caso del hostigamiento
laboral o el acoso sexual).
Finalmente, el cuarto requisito seria consecuencia de los tres anteriores y que fundamen­
taría la mayor sanción: los contextos de maltrato generan una imposibilidad del libre
desarrollo de la personalidad de la víctima. Es decir, el fundamento de la agravante radica
en la actitud opresora del agresor de impedir a la víctima desenvolverse en tanto ser
humano, sea por usar la ropa que más le guste, por su orientación sexual, por sus expecta­
tivas laborales, o simplemente el disfrute de los derechos que le asisten como miembro de
un grupo familiar. [...] La utilidad de estos requisitos es que, sin dejar de lado los aspectos
de género, permite diferenciar las características especiales de cada uno de los contextos
que exige el tipo penal de feminicidio. [...] En el caso del acoso, la superioridad se pre­
senta con la insistencia del agresor que no puede ser repelida por la víctima. Con relación
al hostigamiento, la superioridad se genera por el grado de jerarquía en la empresa entre
el empleador y la trabajadora, o incluso entre trabajadores”.

fIIIi jurisprudencia

Sumario: ACUERDO PLENARIO: Alcances típicos del delito de feminicidio. CORTE SU­
PREMA: Descripción del sujeto activo y tipos de feminicidio / Homicidio por emoción
violenta vs. delito de feminicidio.

ACUERDO PLENARIO
J 0794 Alcances típicos del delito de feminicidio: “Tipo objetivo: F. J. 32. Sujeto
activo.- El sujeto activo en los delitos comunes tiene una misma presentación en el
Código Penal. En general, el sujeto activo es identificable, por el uso de la locución pro­
nominal ‘El que’ y designa a la persona que puede realizar el tipo penal. En los delitos de
homicidio se sigue igualmente el mismo estilo gramatical. Ahora bien, por la descripción
general de las conductas homicidas, no existe duda alguna que con esta locución prono­
minal se alude, como sujeto activo, tanto al hombre como a la mujer. Cuando en el Código
Penal se quiere circunscribir la condición de agente a sujetos cualificados o específicos
(delitos especiales), se les menciona expresamente. Es el caso del delito de auto aborto o
de aborto con abuso profesional, en donde los sujetos activos son ‘la mujer’ o ‘el médico’

- 635
A rt. 108-B L ibro segundo /Parte especial - delitos

respectivamente. F. J. 33. Sin embargo, este convencionalismo lingüístico no es del todo


claro para delimitar al sujeto activo en el delito de feminicidio. En el tipo penal vigente,
el sujeto activo es también identificable con la locución pronominal ‘El que’ De manera
que una interpretación literal y aislada de este elemento del tipo objetivo, podría condu­
cir a la conclusión errada que no interesaría si el agente que causa la muerte de la mujer
sea hombre o mujer. Pero la estructura misma del tipo, conduce a una lectura restringida.
Solo puede ser sujeto activo de este delito un hombre, en sentido biológico, pues la muerte
causada a la mujer es por su condición de tal. Quien mata lo hace, en el contexto de lo que
es la llamada violencia de género; esto es, mediante cualquier acción contra la mujer,
basada en su género, que cause la muerte, así las cosas, solo un hombre podría actuar con­
tra la mujer, produciéndole la muerte, por su género o su condición de tal. Esta motiva­
ción excluye entonces que una mujer sea sujeto activo. F. J. 34. En este sentido, aun
cuando el tipo penal no lo mencione expresamente, el delito de feminicidio es un delito
especial. Solo los hombres pueden cometer este delito, entendiendo por hombre o varón
a la persona adulta de sexo masculino. Se trata de un elemento descriptivo que debe ser
interpretado, por tanto, en su sentido natural. No es un elemento de carácter normativo
que autorice a los jueces a asimilar dicho término al de identidad sexual. Tal interpreta­
ción sería contraria al principio de legalidad. F. J. 35. Sujeto pasivo.- A diferencia del
caso anterior, la identificación del sujeto pasivo del feminicidio es más clara. La conducta
homicida del varón recae sobre una mujer. Ella es igualmente la titular del bien jurídico
tutelado -vida humana- y objeto material del delito, pues sobre ella recae la conducta
homicida. Tampoco es posible, por exigencia del principio de legalidad, que se la identi­
fique con la identidad sexual. F. J. 36. En el caso del sujeto pasivo puede ser una mujer
adulta, menor de edad o adulta mayor. En el primer caso, la muerte de la víctima confi­
gura un feminicidio simple. En los últimos casos, dichas circunstancias, califican la con­
ducta feminicida. F. J. 37. Bien jurídico.- Para la determinación del bien jurídico, es un
criterio referencial de entrada, tanto la ubicación sistemática de los tipos penales, como la
denominación con que han sido rotulados el conglomerado de tipos penales. En este sen­
tido, el feminicidio ha sido ubicado como un delito contra la vida, el cuerpo y la salud. De
esta omnicomprensiva denominación del título primero, de la parte especial del Código
Penal, ha de delimitarse cuál es el objeto jurídico de protección. La doctrina es constante
en afirmar que el bien jurídico protegido en el homicidio, en cualquiera de sus formas, es
la vida humana. El feminicidio no puede ser la excepción. Es más, la propia Convención
de Belem Do Para prevé implícitamente la norma penal que subyace al tipo penal de
feminicidio, cuando se establece que toda mujer tiene derecho a que se respete su vida.
En la medida que para la configuración del feminicidio se requiere también la supresión
de la vida de la mujer, este es un delito de daño. F. J. 38. La vida humana se protege por
igual en el sistema penal. No existen razones esenciales o sustentadas en la naturaleza de
las cosas para que se entienda que la vida del hombre o de la mujer deba tener mayor valor
y, por ende, ser más protegidas. Como sostiene con razón BENAVIDES ORTIZ, los bie­
nes jurídicos se distinguen por el mayor o menor interés que revisten para el Estado y no
por la frecuencia estadística con que ocurre su vulneración. Por tanto, agregar otro interés
jurídico de protección al que sustenta el feminicidio simple, como la dignidad de la mujer,
o la estabilidad de la población femenina, no aporta mayores luces al esclarecimiento de
lo que se quiere proteger. La dignidad es la condición implícita, incondicionada y

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H omicidio Art. 108-B

permanente que tiene toda persona, por el hecho de serlo. El producirle la muerte, inde­
pendientemente de que sea varón o mujer, es su negación. La estabilidad de la población
femenina se relaciona con otro delito de lesa humanidad como el genocidio, pero no
puede contundirse con un delito de organización y común como el feminicidio. F. J. 39.
Distinta es la configuración del bien jurídico en este delito, cuando se revisan las circuns­
tancias agravantes que concurren en su comisión. En estos casos, se puede verificar que,
por el modo de comisión, las conductas previas a la muerte o la condición misma de la
víctima, concurren otros intereses jurídicos adicionales o independientes que deben
considerarse. En el caso de que la víctima se haya encontrado gestando, se protege
también la vida del feto que también es suprimida. En el caso que la víctima haya sido
violada o mutilada previamente, se vulnera también la libertad (indemnidad) sexual y la
integridad física, respectivamente. Si el sometimiento contextual a la conducta feminicida
se realizó con fines de trata de seres humanos o cualquier forma de explotación, se pro­
tege también la libertad personal. Si la conducta feminicida se realiza a sabiendas de la
presencia de los hijos de la víctima o de niños que estén al cuidado del feminicida, se pro­
tege la integridad sicológica de dichas personas. En resumen, en estos casos si se puede
sostener que el delito de feminicidio agravado es pluriofensivo. F. J. 40. Comporta­
miento típico.- La conducta típica del sujeto activo varón es la de matar a una mujer por
su condición de tal. Al igual que en todos los tipos penales de homicidio, la conducta del
sujeto activo es descrita con la locución ‘El que mata’, en el contexto de un Derecho
Penal de acto, el feminicidio debe implicar una actividad homicida del agente que pro­
duzca la muerte del sujeto pasivo mujer. Desde esta perspectiva, el feminicidio es también
un delito de resultado. F. J. 41. La muerte puede producirse por acción o por comisión por
omisión. Estas dos formas de comportamiento típico están sujetas a las mismas exigen­
cias que rigen el comportamiento humano. Tratándose de un feminicidio por acción, debe
existir un mínimo control de la voluntad, para que se entienda que la muerte se ha produ­
cido por un individuo que actuaba. Si se trata de un feminicidio por comisión por omi­
sión, el sujeto activo o, mejor dicho, el omitente no impidió la producción de la muerte de
la mujer, habiendo tenido el deber jurídico de impedirlo o si hubiera creado un peligro
inminente que haya sido idóneo para producirlo (posición de garante). En este caso, la
omisión del hombre corresponde a la realización activa del feminicidio (juicio de equiva­
lencia). F. J. 42. Medios.- Los medios que se pueden utilizar para matar son diversos. En
los tipos penales de homicidio no se hace mención expresa a los medios para la perpetra­
ción del homicidio, salvo en el asesinato donde el uso de determinados medios, califica la
conducta (fuego, explosión o cualquier otro medio capaz de poner en peligro la vida o la
salud de otras personas). Lo mismo ocurre en el feminicidio; cualquier medio idóneo para
matar es relevante típicamente. Pueden usarse medios directos o inmediatos (puño, pies,
cuchillo, arma de fuego), o indirectos o mediatos (veneno, pastillas). Del mismo modo se
acepta que se puede matar con medios materiales o físicos, o por medios psicológicos.
F. J. 43. La muerte producida por medios psicológicos es de especial importancia en el
delito de feminicidio. No es que este medio sea utilizado o invocado con frecuencia, en el
ámbito judicial, sino porque en el contexto en el que se producen las conductas feminici-
das, pueden hacer pensar que la muerte de la víctima sea un proceso acumulativo de ten­
siones, degradación psicológica, o estrés, o la conducta de hostigamiento, acoso, o coac­
ción pueda desembocar en un ataque cardiaco o en un derrame cerebral. Será ciertamente

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Art. 108-B L ibro segundo / Parte especial - delitos

una ardua cuestión probatoria el determinar que la presión psicológica produjo la muerte
de la mujer. Dependerá de criterios objetivos como la idoneidad del medio psicológico
empleado (coacción, acoso, hostigamiento), la vulnerabilidad general de la mujer (menor
de edad o adulta mayor), la vulnerabilidad especial de esta (depresiva, hipertensa), la
intensidad y frecuencia dé la violencia psicológica. Los medios probatorios relevantes
serán las pericias médicas, psicológicas y psiquiátricas, pero también los testimonios que
den cuenta de la sistematicidad y características de la agresión. La evaluación que haga el
juez debe realizarla en el contexto de los criterios de imputación objetiva. F. J. 44. Cau­
salidad e imputación objetiva.- El nexo causal es un elemento indispensable en los de­
litos de resultado, como el feminicidio. La imputación objetiva se construye además
sobre la base de la causalidad. En este sentido, en el feminicidio, como en cualquier otra
conducta homicida debe establecerse que hay una vinculación entre la conducta del sujeto
activo -hombre- y la muerte de la mujer. Los jueces deberán establecer conforme a las
máximas de la experiencia y los conocimientos que aporta la ciencia, en el estado en el
que se encuentre, los que determinarán si la muerte de la mujer es una consecuencia de la
conducta del sujeto activo. No se trata de atribuir calidad de causa a cualquier condición
presente en el resultado. Solo de considerar la que sea especialmente relevante para tener
la condición de causa. F. J. 45. Luego de establecida la base causal, ello no genera auto­
máticamente una imputación objetiva del resultado, pues la causa, en sentido natural, no
coincide con la imputación, en sentido atribución del resultado muerte de la mujer, como
obra del hombre. Al respecto se dice que ‘un hecho solo puede ser imputado a una per­
sona si la conducta ha creado un peligro para el bien jurídico no cubierto para el riesgo
permitido, y dicho peligro se ha realizado en el resultado dentro del alcance del tipo’ Por
tanto, si la conducta del hombre no genera peligro alguno a la vida de la mujer, o el peli­
gro no produce la muerte de esta o el resultado es distinto a la muerte, prohibición por la
norma penal subyacente al tipo penal de feminicidio, no podría colegirse la imputación
objetiva, en el caso concreto. Tipo subjetivo. F. J. 46. El feminicidio es un delito doloso.
En el contexto presente, el dolo consiste en el conocimiento actual que la conducta des­
plegada por el sujeto activo era idónea para producir la muerte de la mujer, produciendo
un riesgo relevante en la vida de esta y se concretó en su muerte. No se trata de un cono­
cimiento certero de que producirá el resultado muerte. Es suficiente que el agente se haya
representado, como probable, el resultado. Por ende, el feminicidio puede ser cometido
por dolo directo o dolo eventual. F. J. 47. Ahora bien, la prueba del dolo en el feminicidio,
para distinguirlo de las lesiones (leves o graves), de las vías de hecho o incluso de lesio­
nes con subsecuente muerte, es una labor compleja. Hurgar en la mente del sujeto activo,
los alcances de su plan criminal, es una tarea inconducente. Ha de recurrirse a indicios
objetivos para dilucidar la verdadera intencionalidad del sujeto activo. Deben considerarse
como criterios, por ejemplo, la intensidad del ataque, el medio empleado, la vulnerabili­
dad de la víctima, el lugar en donde se produjo las lesiones, indicios de móvil, el tiempo
que medió entre el ataque a la mujer y su muerte. F. J. 48. Pero, el legislador al pretender
dotar de contenido material, el delito de feminicidio y, con ello, convertirlo en un tipo
penal autónomo, introdujo un elemento subjetivo distinto al dolo. Para que la conducta
del hombre sea feminicidio no basta con que haya conocido los elementos del tipo obje­
tivo (condición de mujer, idoneidad lesiva de la conducta, probabilidad de la muerte de la
mujer, creación directa de un riesgo al bien jurídico); sino que además, haya dado muerte

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H omicidio Art. 108-B

a la mujer ‘por su condición de tal’ Para la configuración del tipo penal al conocimiento
de los elementos del tipo objetivo, se le agrega un móvil: el agente la mata motivado por
el hecho de ser mujer. El feminicidio deviene así en un delito de tendencia interna tras­
cendente. F. J. 49. Se advierte que con el propósito de darle especificidad al feminicidio,
de poner en relieve esa actitud de minusvaloración, desprecio, discriminación por parte
del hombre hacia la mujer, se ha creado este tipo penal. La función político criminal de
los elementos subjetivos del tipo es la de restringir su ámbito de aplicación, no de
ampliarlo. Su función en el presente caso no es, en estricto la autonomía del tipo penal,
independizarlo de los demás tipos penales de homicidio. Así como la ausencia del móvil
feroz convierte el homicidio calificado en homicidio simple, así la ausencia del móvil de
poder, control y dominio determina que la conducta homicida se adecúe en la modalidad
simple. F. J. 50. Ahora bien, el agente no mata a la mujer sabiendo no solo que es mujer,
sino precisamente por serlo. Esta doble exigencia -conocimiento y móvil- complica más
la actividad probatoria que bastante tiene ya con la probanza del dolo de matar, que lo
diferencie del dolo de lesionar. JOSEPH DU PUIT piensa que esta fórmula es superflua,
redundante, y que pudo bien suprimirse. En realidad, no le falta razón al jurista suizo, este
elemento subjetivo, en lugar de aportar a la especificidad del delito de feminicidio, más
bien lo complejiza, y por lo demás, como veremos no lo independiza del homicidio. F. J.
51. El móvil solo puede deducirse de otros criterios objetivos que precedieron o acompa­
ñaron el acto feminicida. En este sentido, el contexto situacional en el que se produce el
delito es el que puede dar luces de las relaciones de poder, jerarquía, subordinación o de
la actitud sub estimatoria del hombre hacia la mujer. Podría considerarse como indicios
contingentes y precedentes del hecho indicado: la muerte de la mujer por su condición de
tal. De la capacidad de rendimiento que tenga la comprensión del contexto puede llegarse
a conclusión que este elemento subjetivo del tipo, no es más que gesto simbólico del
legislador para determinar que está legislando sobre la razón de ser del feminicidio. Con­
textos en los que se produce el feminicidio. F. J. 52. El feminicidio es un acto concreto
realizado por un hombre suprimiendo la vida de una mujer. Es ciertamente el reflejo de un
conjunto de condiciones estructurales, que van más allá de la conducta homicida del
sujeto activo, y que expresan una relación asimétrica de poder entre el hombre y la mujer,
en desmedro de esta última. F. J. 53. Si bien por exigencias de un Derecho Penal de acto,
se debe castigar únicamente las manifestaciones concretas del autor, en contra de la norma
penal que prohíbe atentar contra la vida de la mujer, el legislador ha considerado necesa­
rio ubicar el ataque a la vida de la mujer, en un contexto situacional determinado. De esta
manera, ha estimado que la violencia desencadenante de la muerte de la víctima, no es un
episodio, no es una eventualidad, sino el lamentable resultado de un conjunto de circuns­
tancias precedentes, y parte de construcciones culturales que han alimentado el resultado
fatal. Por imperativos del mandato de determinación, es menester delimitar cada uno de
ellos, en concordancia claro está con el ordenamiento jurídico en general. F. J. 54. Vio­
lencia familiar.- Este contexto es fundamental delimitarlo, porque es el escenario más
recurrente en los casos de feminicidio. Para ello debe distinguirse dos niveles interrela­
cionados pero que pueden eventualmente operar independientemente: el de violencia
contra las mujeres y el de violencia familiar en general. Para efectos típicos, el primero
está comprendido dentro del segundo. Pero puede asumirse que un feminicidio se pro­
duzca, en un contexto de violencia sistemática contra los integrantes del gmpo familiar,

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Art. 108-B L ibro segundo / Parte especial - delitos

sin antecedentes relevantes o frecuentes de violencia directa precedente, contra la víctima


del feminicidio. F. J. 55. Para delimitar este contexto, es de considerar cuál es la defini­
ción legal de la violencia contra las mujeres se debe considerar lo establecido en el
artículo 5 de la Ley para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres
y los Integrantes del Grupo Familiar. Al respecto, se la define como ‘cualquier acción o
conducta que les causa muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico por su con­
dición de tales, tanto en el ámbito público como en el privado’ F. J. 56. Se entiende, para
efecto de la realización del tipo penal, que la violencia puede haberse traducido en inten­
tos anteriores de darle muerte, de agresiones físicas, sexuales o psicológicas. La motiva­
ción de esta conducta frecuente del hombre es la actitud de desprecio, subestimación,
supuesta legitimidad para sancionarla por incumplimiento de roles estereotipados, miso­
ginia o celotipia basada en la despersonalización o subestimación de la víctima. F. J. 57.
No interesa el lugar en donde se expresen estas protervas actitudes, por parte del hombre,
pues el desvalor de la conducta sistemática es igual si se desarrolla en lugar público o en
privado, sea cual fuere la relación interpersonal, ya sea que el agresor comparta o haya
compartido el mismo domicilio que la mujer. En el ámbito público, la violencia com­
prende; entre otros, violación, abuso sexual, tortura, trata de personas, prostitución for­
zada, secuestro y acoso sexual en el lugar de trabajo, así como en instituciones educati­
vas, establecimientos de salud, o cualquier otro lugar. F. J. 58. Pero para la configuración
del tipo penal es posible que la violencia haya sido indirecta; esto es, que el hombre haya
ejercido violencia contra otros integrantes del grupo familiar. Ello es posible porque el
hombre puede consolidar su posición de dominio sobre la mujer usando la violencia con­
tra otros miembros conformantes del grupo familiar. En este sentido, en el artículo 6 de la
ley antes mencionada, la violencia significa: ‘La violencia contra cualquier integrante del
grupo familiar es cualquier acción o conducta que le causa muerte, daño o sufrimiento
físico, sexual o psicológico y que se produce en el contexto de una relación de responsa­
bilidad, confianza o poder, de parte de un integrante a otro del grupo familiar. Se tiene
especial consideración con las niñas, niños, adolescentes, adultos mayores y personas con
discapacidad’ F. J . 59. Coacción, hostigamiento y acoso sexual.- El segundo contexto
es más genérico y, por lo mismo, requiere de mayor concreción interpretativa. Conforme
al sentido usual del lenguaje, la coacción es ‘[fjuerza o violencia que se hace a alguien
para obligarlo a que diga o ejecute algo’ Pero este significado es genérico, puede com­
prender la fuerza o la violencia que se ejerce en el contexto anterior. Tampoco es suficien­
temente delimitador el concepto que se puede derivar del artículo 151 del Código Penal
que tipifica la coacción; esto es, el ejercicio de la violencia o amenaza para obligar a otro
[la mujer] a hacer lo que la ley no manda o le impide hacer lo que ella no prohíbe. En rea­
lidad, así como funciona el tipo penal de coacción, como la caja de pandora a la que se
debe recurrir para proteger la libertad jurídica de las personas, en casos ciertamente cali­
ficados por el medio empleado -violencia o amenaza-, en el contexto que precedió al
feminicidio debe usarse para comprender todos aquellos casos en donde no caigan en la
definición de violencia contra la mujer. Téngase en cuenta que bajo el concepto de violen­
cia legalmente definida en la Ley N° 30364, no se hace mención expresa a la amenaza,
con entidad propia en el ámbito penal. Bajo este contexto puede comprenderse actos
pequeños pero sistemáticos de agresión a la mujer para obligarla (distribución injusta de
quehaceres domésticos) o impedirle hacer (estudiar o trabajar) algo no prohibido ni

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H omicidio A rt. 108-B

impedido por la ley. F. J. 60. Por hostigamiento debe entenderse el acto de hostigar; esto
es de molestar a la mujer o burlarse de ella insistentemente. Al respecto, debe considerarse
que estas molestias o burlas están relacionadas con el menosprecio del hombre hacia la
mujer; con una búsqueda constante de rebajar su autoestima o su dignidad como persona.
El hostigador, sin ejercer actos de violencia directa, va minando la estabilidad psicológica
de la víctima, incluso con actos sutiles o sintomáticos. F. J. 61. Para efectos de compren­
der el tercer contexto de este artículo, debemos remitimos igualmente a un referente legal.
Al respecto, debemos considerar lo pertinente de la Ley N° 27942; Ley de Prevención y
Sanción del Hostigamiento Sexual. Previo a la remisión de lo que se entiende por hosti­
gamiento sexual, debe aclararse que el legislador al mencionar el contexto del feminicidio
aludió al ‘hostigamiento y acoso sexual’ La adjetivación expresada en singular debe ser
interpretada que lo que en el ámbito penal se designa como acoso sexual es en realidad el
hostigamiento al que se alude, en el ámbito extrapenal. Pero también el hostigamiento que
se menciona, en el tipo penal, no es el que se regula en el ámbito extrapenal, pues el legis­
lador penal lo hubiera comprendido usando el adjetivo ‘sexual’ en plural. F. J. 62. Acla­
rado este punto, se tiene que el hostigamiento [acoso sexual en el lenguaje del Código
Penal] tiene dos variantes: el hostigamiento sexual típico o chantaje sexual y el hostiga­
miento sexual ambiental. El primero ‘consiste en la conducta física o verbal reiterada de
naturaleza sexual o sexista no deseada o rechazada, realizada por una o más personas que
se aprovechan de una posición de autoridad o jerarquía o cualquier otra situación venta­
josa, en contra de otra u otras, quienes rechazan estas conductas por considerar que afec­
tan su dignidad, así como sus derechos fundamentales’ En tanto que el segundo ‘consiste
en la conducta física o verbal reiterada de carácter sexual o sexista de una o más personas
hacia otras con prescindencia de jerarquía, estamento, grado, cargo, función, nivel remu­
nerativo o análogo, creando un clima de intimidación, humillación u hostilidad’ Para pre­
cisar mejor el concepto de acoso sexual, los jueces deben completar estos conceptos,
remitiéndose en particular a los artículos 5 y 6 de la Ley N° 27492 (elementos alternati­
vos para su configuración y manifestaciones del mismo). F. J. 63. Prevalimiento.- Otro
contexto, en el que se puede dar el delito de feminicidio, es el de abuso de poder, con­
fianza o cualquier posición o relación que le confiera autoridad al agente. Son las típicas
conductas del llamado prevalimiento; esto es, el de aprovecharse o valerse de una posi­
ción de poder, confianza o legitimación para someter o pretender sojuzgar arbitrariamente
a la mujer, en el ámbito privado o público. F. J. 64. Las formas de prevalerse de una posi­
ción determinada pueden ser distinta índole: familiar, laboral, privada o pública, militar,
policial, penitenciaria. Tres son las consideraciones a tener en cuenta para su configura­
ción: a. la posición regular del agente, en la familia, en la empresa, en la institución del
Estado, en la Policía Nacional o en las Fuerzas Armadas, en la institución educativa o de
salud, en el establecimiento penitenciario; b. La relación de autoridad que surge de esa
posición funcional, (estado de subordinación, obediencia, sujeción); c. El abuso de la
posición funcional (desvío de poder) para someter, humillar, maltratar a la mujer. F. J. 65.
Actos de discriminación.- Finalmente, el delito de feminicidio puede realizarse en el
contexto de cualquier forma de discriminación contra la mujer, independientemente de
que exista o haya existido una relación conyugal o de convivencia con el agente. Se
entiende por discriminación, la actitud de impedir la igualdad de oportunidades o de dar
igual trato a la mujer, en cualquier ámbito (personal, familiar, laboral, de salud,

641
A rt. 108-B L ibro segundo / Parte especial - delitos

educativo) por motivos sexistas o misóginos. Tipos agravados F. J. 66. Edad de la


mujer.- El feminicidio tiene un mayor desvalor de acción cuando la víctima es menor de
edad o una persona adulta. El fundamento político criminal es evidente. Debe merecer
mayor pena, el feminicida que se aprovecha de la condición de vulnerabilidad de la víc­
tima. Es especialmente deleznable suprimir la vida; lo es más el actuar sobre seguro con
una mujer que además por sus condiciones físicas no tendrá mayor posibilidad de resistir
a la agresión feminicida. F. J . 67. Estado de gestación.- La conducta igualmente se
agrava si la mujer se encontraba gestando. La razón de la agravación radica en la supre­
sión de una vida no dependiente, además de la vida de la mujer. En este caso, el feminicidio
es pluriofensivo. Ciertamente, el agente debe conocer el estado en el que se encontraba la
víctima, pues forma parte del dolo. F. J. 68. Subordinación.- La conducta se agrava si la
mujer se encontraba bajo cuidado o responsabilidad del agente. Esta circunstancia agra­
vatoria se justifica por el abuso de la posición de confianza o de la responsabilidad confe­
rida al agente. Son diversas las fuentes que lo configuran, puede tratarse de una relación
familiar (patria potestad, tutela o cúratela); de una relación contractual (cuidado sanitario,
educativo); de vigilancia (penitenciaria, o tutelar, en el caso de niñas o adolescentes suje­
tas a medidas socioeducativas). La cuestión es si puede comprenderse dentro de la agra­
vante, a la víctima que se encontraba en la Policía Nacional o las Fuerzas Armadas. La
respuesta es afirmativa, pues el superior jerárquico tiene una responsabilidad con relación
a sus subordinados. F. J . 69. Violación sexual previa.- Se trata de una circunstancia con-
cursal que, en general sería un concurso real heterogéneo. El agente demuestra su pro­
terva actitud de desprecio hacia su víctima violándola previamente al acto de darle muerte.
En este caso se vulnera la vida y la libertad sexual de la mujer, por lo que debe ser sancio­
nado con mayor severidad. El contexto temporal es inmediato, para que se configure la
circunstancia agravante no debe mediar un periodo de tiempo prolongado entre la viola­
ción sexual y el feminicidio. F. J . 70. Abuso de discapacidad.- Del mismo modo que en
el caso de los menores de edad o las personas adultas, el feminicida aprovecha la mayor
vulnerabilidad de la mujer discapacitada. De acuerdo a la Ley de Personas con Discapa­
cidad, tienen esta condición las personas que ‘[...] que tienen una o más deficiencias evi­
denciadas con la pérdida significativa de alguna o algunas de sus funciones físicas, men­
tales o sensoriales, que impliquen la disminución o ausencia de la capacidad de realizar
una actividad dentro de formas o márgenes considerados normales, limitándola en el de­
sempeño de un rol, función o ejercicio de actividades y oportunidades para participar
equitativamente dentro de la sociedad’ En realidad, se trata de una modalidad de homici­
dio con alevosía. Para que opere la circunstancia agravante, el feminicida debe conocer
igualmente la condición de la víctima. F. J . 71. Trata de personas o actos de explota­
ción.- En este caso el feminicidio es el acto culminante de un proceso previo de sojuzga­
miento extremo de la víctima. En la versión anterior del tipo penal de feminicidio, solo se
consideraba como la trata de personas como circunstancia agravante. En la nueva versión
se ha agregado ‘cualquier tipo de explotación’ F. J . 72. La cuestión que debe determinarse
es si la modalidad agravante agregada, constituye una circunstancia agravante diferente a
la trata o ya está incluida en el concepto general. La finalidad de la trata de personas es
realizar actos de explotación de la víctima. Para precisar dicha finalidad, en el numeral 2
del artículo 153 del Código Penal se dice que ‘(...) los fines de explotación de la trata de
personas comprende, entre otros, la venta de niños, niñas, adolescentes, la prostitución, y

642
Homicidio A rt. 108-B

cualquier forma de explotación sexual, la esclavitud, cualquier forma de explotación


laboral, la mendicidad, los trabajos o servicios forzados, la servidumbre, la extracción o
tráfico de órganos o tejidos somáticos o sus componentes humanos, así como cualquier
otra forma análoga de explotación’. F. J. 73. En realidad, la circunstancia adicionada
tiene sentido si se asume que el feminicida puede realizar individualmente cualquiera de
los actos de explotación enunciados. No es forzado pensar que el feminicida haya some­
tido a la víctima, antes de darle muerte, a la prostitución, servidumbre o mendicidad. Pre­
cisamente, con esta conducta de sometimiento a la víctima, el feminicida evidencia su
desprecio hacia ella; la instrumentaliza como un objeto de explotación. Es posible que
cuando considere que ya no le sirve le dé muerte. De manera que no considere a la mujer
como persona, con dignidad y derechos iguales a los del hombre. Ergo, esta modalidad
agravada del feminicidio lo convierte en delito pluriofensivo, pues vulnera otros bienes
jurídicos como la integridad física, la libertad personal y la libertad sexual. F. J. 74. Pre­
sencia de los hijos.- Con la última reforma al delito de feminicidio se incorporó la cir­
cunstancia agravante de dar muerte a la mujer ‘a sabiendas de la presencia de las hijas o
hijos de la víctima o de niños, niñas o adolescentes que se encuentren bajo su cuidado’
Para su configuración no se requiere que el feminicidio se cometa en presencia o a la vista
de los hijos o niños bajo su cuidado. Solo que se realice a sabiendas que se encuentran
físicamente en el lugar donde viven con la madre. Este sería el caso que el feminicida
cometa el delito en una habitación a la que no pueden acceder los hijos o niños, pero que
sufren el dolor psicológico que se le está dando muerte a su madre. El feminicidio come­
tido es más grave precisamente porque genera un trauma en los hijos o niños, afectando
también la integridad psíquica de estas. F. J. 75. Concurso con agravantes del homici­
dio calificado.- Al igual que en el delito de parricidio, aunque con mejor técnica legisla­
tiva, el feminicidio se agrava si concurren cualquiera de la circunstancias que configuran
el homicidio calificado o asesinato; esto es, ferocidad, codicia, lucro, placer, para facilitar
u ocultar otro delito, con gran crueldad o alevosía, por fuego, explosión o cualquier medio
capaz de poner en peligro la vida, o salud de otras personas” (Acuerdo Plenario N ° 001-
2 0 1 6 /C J-1 1 6 so bre "Alcances típicos del delito de fem in icidio ”, del 12/06/2017, ff. jj. 3 2
al 75, X P len o Ju risdiccion al de las Salas Penales Perm anente y Transitorias).

CORTE SUPREMA

J 0795 D escripción d e l su jeto activo y tipos de fe m in ic id io : “Según la doctrina, el delito


de feminicidio es definido como el crimen contra las mujeres por razones de género. Es
un acto que no responde a una coyuntura específica, pues se desarrolla tanto en tiempo
de paz como en tiempos de conflicto armado y las mujeres víctimas no poseen un per­
fil de rango de edad ni de condición socioeconómica. Los actores de estos crímenes tam­
poco tienen calidad específica, pues pueden ser personas con quienes la víctima mantiene
un vínculo afectivo, amical o social, como por ejemplo familiares, parejas, enamorados,
novios, convivientes, cónyuges, ex convivientes, ex cónyuges, o amigos. También pue­
den ser personas desconocidas, como vecinos, compañeros de trabajo y de estudio; de
igual forma desconocidos para la víctima. De lo expuesto, se evidencia que la catego­
ría jurídica de feminicidio abarca muchos supuestos, al punto que se habla de tipos o cla­
ses de feminicidio. Así tenemos el íntimo, que se produce cuando la víctima tiene o tenía

643
A rt. 108-C L ibro segundo / Parte especial - delitos

una relación íntima, familiar, de convivencia o afín, actual o pasada, con el homicida. El
feminicidio no íntimo se da cuando la víctima no tiene o no tenía algún tipo de relación
de pareja o familiar con el agresor; y el feminicidio por conexión cuando la mujer muere
en la línea de fuego de un hombre que pretendía dar muerte o lesionar a otra mujer [...]”
(R. N. N ° 2 5 8 5 -2 0 1 3-Junín, del 0 3 /0 4 / 20 1 4 , f j. 5).

J 0796 H om icidio p o r em oción violenta vs. delito d e fem in icid io : “En ese sentido, es
evidente la contradicción entre los elementos de prueba antes descritos y la posición
defensiva asumida por el acusado durante el proceso, pues este indicó [...] que, cuando la
agraviada le insinuó que no era el verdadero padre de su hijo, entró en cólera, la cogió del
cuello con ambas manos, escuchó que ‘algo sonó’ y esta dejó de moverse. No obstante,
se sabe que la causa de la muerte se debió a una asfixia mecánica por estrangulamiento y
no por el rompimiento de alguna vértebra de la agraviada; además, las huellas que se pue­
den apreciar en el cuello de la víctima no se condicen con las de manos o dedos humanos,
sino con el retazo de ropa que fue utilizado para tal fin. Así, se aprecia que el esfuerzo por
negar la causa de la muerte y sus circunstancias impide valorar objetivamente el argu­
mento de la emoción violenta, más aún cuando su defensa se desistió de ella previamente
a la emisión de la sentencia recurrida” (R. N. N ° 2 1 8 0 -2 0 1 7 -Lima, del 1 8 /04/2018, f. j. 9,
Sala P en a l P erm anente).

ARTÍCULO 108-C Sicariato<70)


El que mata a otro por orden, encargo o acuerdo, con el propósito de obtener para
sí o para otro un beneficio económico o de cualquier otra índole, será reprimido con
pena privativa de libertad no menor de veinticinco años y con inhabilitación estable­
cida en el numeral 6 del artículo 36, según corresponda.
Las mismas penas se imponen a quien ordena, encarga, acuerda el sicariato o actúa
como intermediario.
Será reprimido con pena privativa de libertad de cadena perpetua si la conducta
descrita en el prim er párrafo se realiza:
1. Valiéndose de un menor de edad o de otro inimputable para ej ecutar la conducta.
2. Para dar cumplimiento a la orden de una organización criminal.
3. Cuando en la ejecución intervienen dos o más personas.
4. Cuando las víctimas sean dos o más personas.
5. Cuando las víctimas estén comprendidas en los artículos 107 prim er párrafo,
108-A y 108-B primer párrafo.70

(70) A rtículo vigente conform e a la incorporación realizada por el artículo 1 del D ecreto Legislativo N° 1181
del 27/07/2015.

644
H omicidio A rt. 108-C

6. Cuando se utilice armas de guerra.


N ormas concordantes
C: arts. 1, 2 irte. 1 ) ; CP: 4 6 -B , 4 6 - C ; C P P 1 9 9 1 : art. 2 4 1 ; C P P 2 0 0 4 : arts. 1 9 7 , 3 1 4 ; C de
P P ; arts. 5 1 , 1 9 3 , 3 1 5 , 3 6 1 ; D U D H : art. 3 ; C A D H : art. 4 irte. 1 ) ; L e y 26842: arts. 1 0 8 , 1 0 9 ,
1 10, 1 1 2 , 1 1 4 , 1 1 6 ; L e y 30077: arts. 3, 5, 6, 7, 1 4 , 2 4

DOCTRINA

Sumario: Imputación objetiva t j. a i u .t 'i p a v i v j i i /

I) 0402 Imputación objetiva: HURTADO POZO, J. (2015). “Breves anotaciones al


margen del D.Leg. N° 1181, relativo al delito de sicariato”. En: A ctualidad Penal. Lima:
Instituto Pacífico, pp. 34-35. “El sicario debe matar a una persona (cometer homicidio),
agravado por dos circunstancias. Una objetiva, hacerlo por orden, encargo, acuerdo.
Medios que no difieren de los que el instigador emplea para motivar a una persona a que
cometa un delito. En instigador es el tercero que convence, persuade, impulsa al autor
material del delito y es reprimido, en principio, con la misma pena que el instigador. [...]
La otra es de índole subjetiva, el homicida debe tener el propósito de obtener para sí o
para otro un beneficio económico o de cualquier otra índole. En su primera parte, no se
describe un hecho diferente al de actuar por lucro, previsto en el citado artículo 108, inc.
1 del Código Penal (asesinato). Se trata del denominado homicidio Ínter sicarios, en otras
palabras ‘[...] un mandatario sin interés personal que realiza un acto punible por un pre­
cio o por una promesa; un mandante de ínfima calidad humana, que paga o promete mer­
cedes por la ocurrencia de un acto en el cual tiene interés personal’. La diferencia reside
en la segunda parte ‘[...] para sí o para otro un beneficio económico o de cualquier otra
índole’, es decir, no solo de naturaleza patrimonial”.

I) 0403 Participación: RIVAS LA MADRID, S. (2015). “El tipo penal de sicariato”.


En: A ctu alidad Penal. Lima: Instituto Pacífico, p. 168. “Somos de la opinión, que el
segundo párrafo del artículo 108-C del Código Penal, nos recuerda las reglas de parti­
cipación en la parte general del Código Penal, y establece qué sujetos deben ser consi­
derados partícipes. Creemos que la interpretación más coherente resultaría contemplar
al primer párrafo como la descripción de la conducta del autor, mientras que el segundo
párrafo como descripción de las conductas de los sujetos considerados como partícipes
(instigadores cómplices necesarios). De tal forma que quien ordena, encarga o acuerda el
sicariato debe considerarse como instigador (al crear en el sicario la voluntad de come­
ter el delito) y aquel que actúa como intermediario debe considerarse cómplice necesario
(al presentar dolosamente auxilio para la realización del hecho punible, sin el cual no se
hubiere perpetrado) [...]”.

I) 0404 Concurso con el asesinato por lucro: RIVAS LA MADRID, S. (2015). “El
tipo penal de sicariato”. En: A ctu alidad Penal. Lima: Instituto Pacífico, p. 182. “Nos
encontramos ante un concurso aparente de normas (o llamado también unidad de ley),
mediante el cual un tipo penal excluye a otro por principio de exclusión. Para poder ele­
gir cual es la norma aplicable, rigen varios principios, uno de los cuales corresponde al

645
A rt. 108-C L ibro segundo /Parte especial - delitos

principio de especialidad, mediante el cual, entre dos o más tipos penales, uno excluye al
otro porque contempla de forma más especifica al hecho. En consecuencia, el tipo penal
más específico prima sobre el especial. [...] Siendo así, creemos que de encontrarse ante el
supuesto de hecho relativo a que el agente actúe motivado por una persona que le ofrece
un beneficio a cambio del homicidio, es decir la modalidad de homicidio sicaral, debe de
recurrirse al artículo 108 C del Código Penal, por contemplar este de forma más espe­
cífica el hecho delictivo, así como por establecerse adicionalmente circunstancias agra­
vantes específicas. Por tanto, consideramos que si nos encontramos ante la modalidad de
comisión de actuar motivado por otra persona (motivación bilateral), debe de recurrirse al
artículo 108-C del Código Penal. [...] Mientras que de encontrarse ante la modalidad del
agente que actúa motivado por sí mismo para obtener el beneficio (motivación unilateral),
es decir, el caso que tomamos como ejemplo de aquel que por decisión propia mata para
heredar, debe ser tipificada la conducta en el inciso 1 del artículo 108 del Código Penal”.

éS JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Contenido conceptual de delito de sicariato.

CORTE SUPREMA
J 0797 C ontenido con ceptu al de delito de sicariato: “F. J. 4.1.6. Este Supremo Tri­
bunal establece que el ‘sicariato’ como categoría crimino-sociológico y traducida jurídi­
camente como homicidio por lucro, se encuentra tipificado en el inciso uno del artículo
ciento ocho del Código Penal; denominándose sicario al que comete homicidio por precio.
Así, el origen histórico del sicariato, se inicia en la antigua Palestina y específicamente
en la población judía; esto es, que el sicariato existe desde épocas de antaño, cuando se
le denominaba ‘muerte por encargo’, siendo una de las características de dicha conducta
delictiva, la frialdad con la que actúan al cometer delitos. De este modo, podemos seña­
lar que el ‘encargo’ no es más que la acción de encargar, encomendar algo a alguien; que,
en el caso de un homicidio, una persona quiere la muerte de otra, y a efectos de no lle­
var directamente la consumación, encarga la ejecución a otra persona. Cabe indicar que
existe la interrogante de por qué el propio mandante no ejecuta el crimen por sí mismo,
teniendo como explicación el temor, evitar riesgos directos, confiar en el éxito criminal
del comisionado por tratarse de un avezado asesino, pánico a ser sorprendido in fraga nti,
preparar su coartada si se descubre al encomendado entre otros; de manera que quien
encarga el homicidio es quien lo ideó, esto es, el autor mediato o intelectual; y siendo
quien lo ejecuta, el que materialmente mata a la víctima, esto es, autor material o ‘brazo
ejecutor’ F. J . 4.1.7. Asimismo, el solo hecho de celebrar el pacto entre autor intelectual
y actor material resulta siniestro y perverso, por eso es preciso establecer que la acepta­
ción por parte del autor material es netamente económica: siendo esta la principal carac­
terística de esta modalidad de muerte aunque en determinados sectores el sicario mata
por deber de obediencia, ya que formar parte de una escala en la jerarquía mafiosa, sea de
bandas de narcotráfico, antisociales por tráfico de mujeres, tráfico de armas, entre otros;
y, es en ese sentido, que para que el mandante contrate los servicios de un ‘sicario’ deberá

646 -
H omicidio A rt. 108-D

necesariamente existir un móvil; siendo estos múltiples, como: por venganza, odio, ren­
cor, despecho, ansia de heredar eliminando al interpuesto en el orden sucesorio, oculta-
miento de un accionar corrupto, deudas, ajuste de cuentas por deudas de narcotráfico. F.
J. 4.1.8. Ahora bien, en cuanto a la forma en que se perpetra un homicidio por un sicario,
se debe tener en cuenta que estos asesinatos en algunos casos suelen ser cometidos por
hombres enmascarados, que trabajan solos o en pequeños grupos y disparan a sus vícti­
mas desde una motocicleta en marcha, pues, los sicarios y sus intermediarios suelen estar
asociados a grupos de delincuencia organizada, utilizando armas de fuego sofisticadas; en
cuanto a la conexión que pueda existir entre el autor intelectual y el sicario es de múltiples
formas, debe considerarse que en la actualidad se utilizan los mecanismos de internet para
promocional- esta modalidad de homicidio, o también se les puede encontrar en bares; sin
embargo, estos pueden ser personas cuyos servicios son más baratos; toda vez que aque­
llos sujetos que se dedican al sicariato profesional son mucho más caros y en su accionar
se advierte mucha más sofisticación, y es por ello que en la mayoría de casos estos ase­
sinos rara vez son identificados, y casi nunca capturados. F. J. 4.1.9. En efecto, la cien­
cia social señala que hay sicarios improvisados y otros ‘profesionales’ Los primeros sue­
len ejecutar casi a ciegas a sus víctimas, dejando indicios suficientes para que luego los
atrapen rápido, en efecto, existen sicarios que eliminan a su objetivo sin importar la pre­
sencia de otras personas, haciéndolo parecer un asalto, o simplemente sorprendiendo a su
objetivo de frente; otros en cambio eliminan al objetivo, sin la presencia de testigos pues
si los hubieran también son eliminados, rápido y sin rodeos; aquellos sicarios ‘disfraza­
dos’ que eliminan al objetivo sin dejar testigos, configurando una situación que pudiera
hacerlo parecer un accidente, suicidio o cualquier otra cosa que esté distante de la reali­
dad. Se debe precisar que los sicarios ‘profesionales’, son aquellos que incluso evitan ser
vistos por sus clientes, como método de prevención, ante cualquier chantaje o traición por
parte de quien le fuera a pagar, son personas que generahnente no saben ni quieren saber
quién es su víctima (nombre o cargo) ni quién le encarga; sin embargo, existen los opor­
tunistas e improvisados; quienes no tienen un método específico para perpetrar los crí­
menes, aquellos que incluso recurren a la extorsión como recurso para que posterior a la
muerte de la víctima se sigan efectuando pagos por su silencio” (Casación N ° 3 6 2 9 -2012-
Lima, del 19/07/2013, ff.jj.4.1.6., 4.1.7., 4.1.8., 4 .1 .9 ., Sala Penal Perm anente).

ARTÍCULO 108-D La conspiración y el ofrecim iento para el delito de


sicariato(71)
Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de cinco ni mayor de ocho años:
1. Quien participa en una conspiración para promover, favorecer o facilitar el
delito de sicariato.

(71) Artículo vigente conform e a la incorporación realizada por el artículo 1 del Decreto Legislativo N° 1181
del 27/07/2015.

647
A rt. 108-D L ibro segundo /Parte especial - delitos

2. Quien solicita u ofrece a otros, cometer el delito de sicariato o actúa como


intermediario.
La pena privativa de libertad será no menor de seis ni mayor de diez años, si las con­
ductas antes descritas se realizan con la intervención de un menor de edad u otro
inimputable.
N ormas concordantes
C: arts. 1, 2 inc. 1 ) ; CP: 4 6 -B , 4 6 - C , 3 4 9 ; C PP: arts. 1 3 4 , 1 3 6 ; C de P P : arts. 3 1 5 ; L e y
3 0 0 7 7 : arts. 3, 5, 6.

DOCTRINA

Sumario: Concepto de conspiración / Acción típica / Coautoría.

I) M4H5 Concepto de conspiración: MARTINEZ RUIZ, J. (1999). En: Comentarios al


Código Penal. Tomo V: Homicidio. Lesiones. Aborto y manipulación genética. Artículos
138 a 162. COBO DEL ROSAL, M. (Director). Madrid: Edersa, pp. 417-418. “Conspira­
ción ‘cuando dos o más personas se conciertan para la ejecución de un delito y resuelven
ejecutarlo’. [...] La provocación concurre ‘cuando directamente se incita por medio de la
imprenta, la radiodifusión o cualquier otro medio eficaz semejante, que facilite la publici­
dad o ante una concurrencia de personas, a la perpetración de un delito’”.

I) 114(16Acción típica: GIMENEZ GARCIA, J. (2007). En: Comentario al Código


Penal. Tomo II. CONDE-PUMPIDO TOURÓN, C. (Director) y LÓPEZ BARJA DE
QUIROGA, J. (Coordinador). Barcelona: Bosch, p. 1092. “En relación a la proposición,
tal conducta ha de consistir en una propuesta o invitación a tercera persona que, hasta ese
momento no hubiera decidido ya, por sí misma, la ejecución del mismo ilícito, pero lle­
varlo conjuntamente con el proponente o en sustitución de este”.

n iiliw i Coautoría: CORCOY BIDASOLO, M. y MIR PUIG, S. (2011). Comentarios


al Código Penal. R eform a lo 5 /2010. Valencia: Tirant lo Blanch, pp. 69-71. “La conspi­
ración se concibe como coautoría anticipada requiriendo que los conspiradores resuelvan
ejecutar todos ellos el delito como coautores”.

648
Homicidio A rt. 109

ARTÍCULO 109 Homicidio por em oción violenta


El que mata a otro bajo el imperio de una emoción violenta que las circunstancias
hacen excusable, será reprimido con pena privativa de libertad, no menor de tres ni
mayor de cinco años.
Si concurre algunas de las circunstancias previstas en el artículo 107, la pena será no
menor de cinco ni mayor de diez años.
N ormas concordantes
C: arts. 1, 2 incs. 1), 5 ) ; CP: arts, 1 2 , 2 2 , 2 3 , 2 8 , 2 9 , 4 5 , 4 6 , 5 7 , 9 2 ; C P P 1991: art. 2 4 1 ;
C P P 2 0 0 4 : arts. 1 9 7 , 3 1 4 ; C d e P P : arts. 5 1 , 1 9 3 , 3 6 1 ; CC: arts. 2 4 2 inc. 6 ) ; 2 4 7 inc. 7 );
5 1 5 inc. 8 ) ; 6 6 7 inc. 2 ) ; D U D H : art. 3 ; C A D H : art. 4 ; L e y 26842: arts. 1 0 8 , 1 0 9 , 1 1 0 , 111,
1 1 2 , 114, 1 1 6

DOCTRINA

Sumario: Naturaleza jurídica de la emoción violenta / Excusabilidad objetiva de la emoción /


Excusabilidad subjetiva de la emoción / Tipo objetivo / Tipo subjetivo / Imputabilidad.

I) 0408 Naturaleza jurídica de la emoción violenta: CREUS, C. (1999). D erecho


Penal. Parte especial. Tomo I. 2a reimpresión de la 6a edición. Buenos Aires: Astrea, p. 38.
“Es imprescindible, pues, que el agente obre violentamente emocionado. En su acepción
jurídica la emoción es el estado de conmoción del ánimo en que los sentimientos se exa­
cerban, alcanzando límites de gran intensidad. Es exagerado requerir que la emoción pro­
duzca una transformación transitoria de la personalidad del agente, porque se puede estar
emocionado sin que cambien los rasgos fundamentales de la personalidad del sujeto; por
el contrario, la emoción puede llegar a remarcar esos rasgos (el normalmente irascible al
emocionarse puede intensificar su ira), aunque lo otro puede también ocurrir en algunos
casos (el manso que se transforma en irascible a raíz de su estado emocional)”.

I) «409 Excusabilidad objetiva de la emoción: CREUS, C. (1999). D erecho Penal.


P arte especial. Tomo I. 2a reimpresión de la 6a edición. Buenos Aires: Astrea, p. 39. “El
estado de la emoción debe ser excusable porque las circunstancias que lo produjeron nor­
malmente pueden tener repercusiones en las particulares situaciones que vivió el agente,
con referencia a cualquier persona. Eso es lo que quiere explicar la ley con la expresión
‘excusable’. En definitiva, lo que las circunstancias tienen que excusar es el hecho de
haberse emocionado violentamente. Y ello exige, en primer lugar, que haya existido una
causa provocadora de la emoción que sea un estímulo recibido por el autor desde afuera
(aunque no coincida estrictamente con la realidad, como diremos al referimos a la impli­
cancia por error). La atenuante se aplica aun cuando la víctima sea extraña al hecho que
suscitó la emoción [...]”.

I) 0410 Excusabilidad subjetiva de la emoción: CREUS, C. (1999). D erecho Penal.


P arte especial. Tomo 1.2a reimpresión de la 6a edición. Buenos Aires: Astrea, p. 40. “Junto
a la excusabilidad objetiva de la emoción violenta, habla la doctrina de una excusabilidad

649
A rt. 1 0 9 L ibro segundo /Parte especial - delitos

subjetiva, con la cual quiere decir que el autor no debe haber provocado intencionalmente
el estímulo para emocionarse, caso relativamente académico, pero posible (no es el caso
de quien provocó la circunstancia externa para fingirse emocionado, que es un supuesto
de ausencia de emoción violenta, ni opera, por consiguiente, la figura atenuada. Pero no
es la situación del que provocó culposamente el estímulo sin preordenarlo a la produc­
ción de la emoción: el mero ocasionamiento material de la causa no coloca al autor fuera
del tipo atenuado”.

I)H4 II Tipo objetivo: BRAMONT ARIAS, L. A. (1988). Temas de Derecho Penal.


Lima: Sp Editores, p. 53. “La figura del homicidio emocional presenta tres elementos: a)
un elemento objetivo: ‘matar a otro’, común a todos los homicidios; b) Un elemento sub­
jetivo: ‘bajo el imperio de una emoción violenta’; y c) Un elemento normativo: ‘que las
circunstancias hicieren excusable’, alrededor de estos dos últimos elementos gira la razón
de la atenuante del homicidio. [...] Dos cuestiones representan este tópico a) la consisten­
cia del estado psíquico emocional; y b) el grado de ese estado, para que atenúe la pena de
homicidio. [...] a). En lo que respecta a la consistencia del estado psíquico debe tratarse
de un estado de conmoción del ánimo, que se traduzca en un estado de furor, pasión, per­
turbación psíquica, irritación, ira, dolor, miedo”.

_____
I) 0412_ Tipo objetivo: VILLAVICENCIO TERREROS, F. (2017). Derecho Penal.
Parte especial. Vol. 1. Lima: Grijley, p. 246 (original 2014). ‘Esta fórmula se desarro­
lla sobre la base de los elementos estructurales de la imputación al homicidio. Si bien se
considera que este delito “se comete mediante acción en sentido estricto’, creemos que
esta figura puede ser realizada tanto por comisión como por omisión impropia [...]. En
cuanto a los medios utilizados por el agente, es suficiente cualquier idóneo, pues este tipo
legal puede coexistir con circunstancias que de otra manera podrían calificar lo injusto
del sujeto”.

m [ |] || Tipo subjetivo: HURTADO POZO, J. (1993) Manual de Derecho Penal. Parte


especial. Tomo I. Lima: Juris, p. 64. “El delincuente debe actuar con conciencia y volun­
tad. Es decir, con el mismo animus necandi con que actúa el autor de un homicidio sim­
ple (art. 106). Nada sorprendente, si se admite la especialidad del homicidio por emoción
violenta en relación con el homicidio simple. [...] b. Emoción [...] La emoción en que
actúa el homicida no es cualquier emoción. Salvo los casos excepcionales, en la ejecu­
ción de cualquier delito y, sobre todo, de un homicidio, el delincuente obra psicológica­
mente tenso o convulsionado. Debe tratarse de una emoción de intensidad tal que pueda
ser calificada de ‘violenta’ y, como ya lo hemos explicado, las circunstancias en que se da
deben hacerla ‘excusable’.
Actualmente, la mayor parte de los autores admiten que ‘la emoción es una crisis, cir­
cunscrita y visible, del sentimiento, motivada por sensaciones que la percepción intro­
duce en el campo de la conciencia, o por representaciones, es decir, imágenes, recuer­
dos e ideas, que surgen en ella’. [...] La emoción se distingue, fundamentalmente, por la
brusquedad de la reacción que provoca en el estado humoral de la persona. De su inten­
sidad depende el grado de perturbación de su conciencia y el proceso de motivación y
orientación de su voluntad. En la actividad, cotidiana, las personas obran, de manera

650
H omicidio A r t . 109

preponderante, impulsadas por afectos emocionales. [...] Para ser considerada como ate­
nuante debe tratarse de ‘un verdadero impulso desordenadamente afectivo, porque este es
destructivo de la capacidad reflexiva de frenación’”.

1)11414 Tipo subjetivo: FONTAN BALESTRA, C. (1968). Tratado d e D erecho Penal.


P a rte especial. Tomo IV. Buenos Aires: Abeledo-Perrot, p. 130. “El estado de emoción
violenta debe responder a un estímulo externo; de otro modo, la ley estaría dando trata­
miento preferente a conductas que responden únicamente a condiciones del autor, a su
temperamento o a su falta de dominio de los impulsos. [...] Lo que importa es que exista
el estado emocional nacido por obra de un estímulo anterior y que las circunstancias lo
hagan excusable”.

_O_ (1415
_ _ _ Imputabilidad: HURTADO POZO, J. (1993). M anual d e D erecho Penal.
P a rte especial. Tomo I. Lima: Juris, p. 68. “Para admitir la culpabilidad del agente se
debe comprobar que el agente es imputable. La emoción violenta influencia el estado per­
sonal del delincuente. Constituye un factor perturbador de su capacidad penal. [...] Esta
relación entre emoción e imputabilidad, la destaca BRAMONT ARIAS (p. 56) cuando
señala que la ley no exige que la conmoción del ánimo prive al agente de su capacidad de
comprender y de orientar su comportamiento”.

I) 0416 Imputabilidad: FONTÁN BALESTRA, C. (1968). Tratado de D erecho penal.


P a rte especial. Tomo IV. Buenos Aires: Abeledo-Perrot, p. 126. “Ciertamente, este estado
no llega, no debe llega a producir una profunda alteración de la conciencia, que condu­
ciría a la inimputabilidad, puesto que el homicidio emocional no deja de ser un homici­
dio doloso [...] Un estado emocional puede provocar, aunque no es frecuente, una alte­
ración de la conciencia lo bastante profunda como para colocar al sujeto en estado de
inimputabilidad, pero entonces no resulta aplicable la disposición que nos ocupa”.

JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Elementos de imputación presentes en la emoción violenta / Con­


figuración de homicidio simple y atipicidad de homicidio por emoción violenta debido
a la falta de imputación objetiva / Subsunción típica en el tipo penal de homicidio
por emoción violenta / El acusado sabía antes del hecho delictivo de la infidelidad
de la agraviada como presupuesto concurrente en el delito de homicidio por emoción
violenta / Elementos que debe probar quien alega el delito de homicidio por emoción
violenta.

CO RTE SUPREM A

J 0798 E lem en tos d e im putación p resen tes en la em oción violenta: “Para que se con­
figure la emoción violenta es necesario que la alteración o trastorno repentino o abrupto
del ánimo del sujeto activo del delito guarde una relación de inmediatez con la que ori­
gina su súbita y vehemente alteración. Es necesario que el hecho o la causa que ori­
gina la supuesta emoción violenta preceda al fatal desenlace” (Ejecutoria Suprema del
03/05/1994, Exp. N ° 1055-94).

651
A r t . 109 L ibro segundo / Parte especial - delitos

J 0799 C o n fig u ra c ió n d e h o m icid io s im p le y a tip icid a d d e h o m icid io p o r e m o c ió n vio­


“Atendiendo a lo expuesto se concluye
len ta d eb id o a la fa lta d e im p u ta ció n o b jetiv a :
que la conducta del procesado no se adecuaría al tipo penal de emoción violenta, como
lo sostiene el referido reo en su recurso impugnatorio, habida cuenta que en estos casos
debe darse una emoción, es decir, un estado psíquico en el que el sujeto actúa con dis­
minución del poder de sus frenos inhibitorios, que el hecho delictivo debe cometerse en
un lapso de tiempo en el cual el sujeto se encuentra bajo el imperio de esta emoción, no
se debe partir del estado emocional del agente, sino llegar a él comenzando por el análi­
sis de la situación objetiva, es decir, valorar el elemento normativo ‘que las circunstan­
cias hagan excusables’ el actuar del sujeto, que debe ser justificable hasta cierto punto;
en el presente caso, no se ha acreditado fehacientemente que el procesado haya actuado
como resultado de haber sufrido una emoción violenta antes de cometer los hechos, por el
contrario, conforme lo señalado en el atestado, refiere que después de haber sido encon­
trado por su conviviente con su expareja manteniendo relaciones sexuales, se dirigió con
ella a su dormitorio y se pusieron a discutir fuertemente, llegando a la vía de los hechos
con las consecuencias ya conocidas por lo que, estando a la forma y circunstancias del
evento no concurre el presupuesto indiciario de ‘intervalo de tiempo’ entre las circunstan­
cias excusantes, el estado emocional y la comisión del homicidio, lo que sí está probado,
es que el procesado agredía constantemente a la occisa en vida” (Ejecutoria Suprema del
15/07/2004, R. N. N° 1197-2004-Cusco. En: CASTILLO ALVA, J. L. (2006). Jurispruden­
cia penal. Sentencias de la Corte Suprema de Justicia de la República. Tomo I. Grijley,
Lima, p. 78).

J 0800 S u b s u n c ió n típica e n e l tipo p e n a l d e h o m ic id io p o r e m o c ió n v io len ta : “No


se descarta de plano la presencia asociada a este trastorno de la personalidad de una emo­
ción violenta o un estado de excitación intema generador de un efecto atenuante, a lo que
se agrega que el imputado es un fronterizo desde la perspectiva del desarrollo de la inteli­
gencia; por consiguiente, deviene aplicable el último párrafo del artículo 109 del Código
Penal, en tanto que la emoción del agente desde las circunstancias exteriores -de hecho-
que la generaron o provocaron y las relaciones psicológicas que implicaron, resulta excu­
sable o comprensible; que en efecto, si se toma en cuenta el relato fáctico [...] en el curso
de una fuerte discusión con la agraviada, en virtud al emplazamiento que le hizo pues sos­
pechaba que mantenía relaciones sentimentales con un amigo suyo [...] esta finalmente le
dijo que no lo quería (y) aceptó que la engañaba -lo que generó la reacción del imputado,
que en esa circunstancia resulta comprensible, en tanto se trató de un suceso excepcional,
realizado por una persona bajo la intensa presión de una situación conflictiva a partir de la
actitud de la víctima con él; que, ahora bien, es de aclarar por lo demás, que lo excusable
o comprensible no es el delito sino la emoción bajo cuyo imperio la infracción se ejecuta”
(Cfr. Ejecutoria Suprema del 15/11/2004, R. N. N° 2778-2004-La Libertad. En: SANMAR­
TIN CASTRO, C. (2006). Jurisprudencia y precedente penal vinculante. Selección de eje­
cutorias de la Corte Suprema de la República. Palestra, Lima, p. 365).

J 0801 E l a c u s a d o sa b ía a n te s d e l h e c h o d elictiv o d e la in fid e lid a d d e la a g ra v ia d a


“F. J.
c o m o p r e s u p u e s t o c o n c u r r e n t e e n e l delito d e h o m ic id io p o r e m o c ió n v io le n ta :
10. En definitiva, se aprecia que el argumento que alega el recurrente durante el recurso

652 -
H omicidio A rt. 109

del procesado y en su recurso impugnatorio (esto es, haber actuado bajo los efectos de
la emoción violenta) no tiene asidero; máxime si no fue corroborado con prueba alguna,
puesto que para que se configure el delito de homicidio por emoción violenta que alega
el recurrente (previsto en el artículo 109 del CP), se requiere de dos presupuestos: estos
son: i) el intervalo de tiempo sucedido entre la provocación y el hecho; es decir, que
el delito tiene que cometerse en un lapso durante el cual el sujeto se encuentra bajo el
imperio de la emoción violenta, por lo que no puede transcurrir un largo espacio tempo­
ral entre el hecho provocante y su reacción, ii) el conocimiento previo por parte del autor
del homicidio emocional; es decir, que la emoción violenta debe desencadenarse por
la aparición súbita de una situación importante para el sujeto. Así, pues, el agente debe
actuar en un estado de conmoción anímica repentina; esto es, bajo un impulso afectivo
desordenado y violento, en el que no se acepta la premeditación. F. J . 11. En efecto, se
aprecia que en el caso sub examine no se configura el delito de homicidio por emoción
violenta como alega el recurrente (es decir, no actuó baja una impresión súbita), puesto
que tal como afirmó el acusado J. M., pensó que el señor H. C. mantenía una relación
clandestina con su pareja (la víctima) desde un año antes de los hechos y que en ante­
riores oportunidades ya lo había encarado con su señora, por lo que se evidencia, tal
como lo esgrimió el colegiado en la recurrida, de que su reacción no fue súbita porque
ya tenía conocimiento del hecho y, por ende, no fue considerada una situación impor­
tante para el encausado, ya que pese a saber de dicha relación continuó con la conviven­
cia marital. Por tanto, quedó demostrado no existió una emoción violenta que lo impul­
sara a matar a la agraviada. F. J. 12. Asimismo, en cuanto a que la muerte ocasionada a
la agraviada no fue premeditada o con alevosía, sino de manera circunstancial, tampoco
tiene sustento, pues conforme se acreditó con los medios probatorios actuados durante
el curso del proceso, los mismos que fueron valorados por el tribunal de juzgamiento,
el acusado J. M. actuó alevosamente -entendido como el actuar a través de medios de
ejecución de especial intensidad para consumar el hecho (utilización de medios ase-
gurativos), que por su naturaleza o el contexto en que se presentan, no permita que la
víctima se defienda o pueda repeler el ataque (aprovechamiento del estado de indefen­
sión de la víctima)-, lo que implica que el autor haya realizado el homicidio sin riesgo
propio, pues la muerte de la agraviada se produjo durante la noche y en el interior del
inmueble donde ambos tenían vida familiar al lado de sus menores hijos, por lo que la
ejecución que perpetró a la víctima la realizó sin mayor riesgo” (R. N. N ° 1882-2014-
Lima, del 21/07/ 2015, ff.jj. 10, 11 y 12, Sala Penal Transitoria).

J 0802 E le m e n t o s q u e d e b e p r o b a r q u ie n a le g a e l delito d e h o m icid io p o r em o ció n


violenta-. “F. J. 3. Que, la determinación del homicidio por emoción violenta envuelve
probar según el desarrollo de la doctrina por los menos dos aspectos concretos: (i) el inter­
valo de tiempo que transcurrió entre la provocación y el hecho, pues la reacción homicida
del agente tiene que haber ocurrido durante el tiempo en que se encontraba bajo el impe­
rio de una emoción violenta; (ii) el medio empleado en la comisión del delito, pues es
evidente que no se puede invocar esta figura penal cuando el agente haga uso de medios
complicados o haya planeado anticipadamente la ejecución del hecho con una reflexión
previa. F. J. 4. Que, en ese contexto, para determinar la presencia de un homicidio por
emoción violenta es necesario la práctica y actuación de pruebas en un debate probatorio,

653
A rt. 110 L ibro segundo /Parte especial - delitos

con discusión en sede de alegatos por todas las partes con plenitud de garantías procesa­
les para los sujetos: derecho de defensa y contradicción e igualdad material de condicio­
nes para controvertir esa pretensión de parte como forma de un proceso adversarial; que
es de acotar, que en el caso concreto la presencia de esa circunstancia no puede ser exa­
minada a partir de la ausencia del contradictorio; que por otro lado, el propio allanamiento
de la parte acusada no autoriza a valorar los actos de investigación y demás actuaciones
realizadas en el etapa de instrucción; que estas pautas procesales fueron asumidas en los
fundamentos jurídicos número nueve y diez del Acuerdo Plenario N° 5-2008/CJ-116 [...],
del dieciocho de julio de dos mil ocho; que una decisión en contrario vulneraría flagrante­
mente las reglas para la aplicación de la institución de la ‘conformidad’ o conclusión anti­
cipada del juicio oral; que, por tanto, su argumentos en este extremo deben ser desesti­
mados” (R. N. N ° 312-2012-Ancash, del 01/06/2012, ff. jj. 3 y 4, Sala Penal Transitoria).

ARTÍCULO 110 Infanticidio


La madre que mata a su hijo durante el parto o bajo la influencia del estado puerperal, será
reprimida con pena privativa de libertad no menor de uno ni mayor de cuatro años, o con
prestación de servicio comunitario de cincuentidós a ciento cuatro jornadas.

N ormas concordantes
C: arts. 1, 2 inc. 1); C P: arts. 12, 22, 28, 29, 31 inc. 1); 34, 57, 92; C P P 1 9 9 1 : art. 241; C PP
2 0 0 4 : arts. 197, 298, 314; C d e P P : arts. 51, 193, 315, 361; C C: arts. 242 inc. 6); 515 inc.
8); D U D H : art. 3; C A D II: art. 4; L e y 2 6 8 4 2 : arts. 108, 109, 110, 112, 114, 116

DOCTRINA

Sumario: Sujeto activo y sujeto pasivo / Sujeto activo / Conducta típica / Definición de estado
puerperal / Tipo subjetivo.

Sujeto activo y sujeto pasivo: BRAMONT-ARIAS TORRES, L. A. y


GARCÍA CANTIZANO, M. (1998). Derecho Penal. Parte especial. 4a edición. Lima:
San Marcos, p. 63. “Sujeto activo es la madre, siendo totalmente indiferente si es soltera,
casada, separada o viuda. El sujeto pasivo es el hijo. Si no se diera esta relación estaría­
mos ante el tipo base de parricidio, si bien algunos autores sostienen que existiría un ase­
sinato al interpretarse la muerte de un niño como alevosa. Una cuestión importante en
tomo a la determinación del sujeto pasivo es que este solo puede ser el hijo recién nacido,
de tal manera que si la madre matara bajo la influencia del estado puerperal a otro hijo,
distinto del recién nacido, estaríamos ante un caso de parricidio —posiblemente atenuado
por disminución de la culpabilidad de la mujer-, pero no de infanticidio”.

IHI4IN Sujeto activo: VILLAVICENCIO TERREROS, F. (2017). Derecho Penal.


Parte especial. Vol. 1. Lima: Grijley, pp. 196-197 (original 2014). “El delito de infantici­
dio es un delito de infracción de deber (delito especial impropio) de naturaleza sui gene-
ris, porque determina la atenuación de la punibilidad a pesar de dicha infracción de deber.

654
H omicidio A rt. 111

Es evidente que esta excepción se fundamenta en la situación penal de la madre que es el


sujeto activo de la infracción, mientras dure el parto o el estado puerperal. El sujeto pasivo
es únicamente el hijo y no otro. Por lo tanto, se escoge para la configuración de este delito
la relación entre la madre y el hijo; siempre y cuando, la madre debe hallarse en un estado
emocional en relación a su hijo que está naciendo o ya nació, y no a un hijo distinto”.

I) 0419 Conducta típica: BRAMONT ARIAS, L. A. (1988). Temas de Derecho Penal.


Tomo I. Lima: San Marcos, p. 62. “La acción consiste en que la madre ‘mata a su hijo
durante el parto estando todavía la influencia del estado puerperal’. Este resultado se
puede producir tanto por acción (golpes, estrangulación, oclusión de las vías respiratorias
[...], como por la llamada comisión por omisión, por ejemplo, no dar de mamar al infante,
no ligarle el cordón umbilical [...]”.

I) 0420 Definición de estado puerperal: SALINAS SICCHA, R. (2000). Curso de


Derecho Penal peruano. Parte especial. Lima: Palestra, pp. 81-82. “El estado puerperal
debe entenderse como aquel periodo que transcurre desde el nacimiento del niño hasta
que los órganos genitales y el estado psicológico de la madre vuelvan a su normalidad
anterior a la gestación. Resulta como efecto natural del parto, la alteración psicológica
de la madre, ocasionando una disminución en su capacidad de entendimiento y sus fre­
nos inhibitorios, ello como consecuencia lógica del sufrimiento físico vivido durante el
parto y la debilidad al haber perdido abundante líquido sanguíneo y cuando no, el latente
sentimiento de no querer al recién nacido ya sea por circunstancias éticas o económicas”.

1) 042! Tipo subjetivo: VILLAVICENCIO TERREROS, F. (2017). Derecho Penal.


Parte especial. Vol. 1. Lima: Grijley, p. 200 (original 2014). “Se admite el dolo directo
y se discute la existencia del dolo eventual. En nuestra legislación penal, no está pre­
vista la figura del infanticidio imprudente. En estos casos, la madre responderá por
homicidio imprudente. Con relación al error son aplicables los mismos criterios indi­
cados para el parricidio”.

ARTÍCULO 111 Homicidio culposo(72)


El que, por culpa, ocasiona la muerte de una persona, será reprimido con pena pri­
vativa de libertad no mayor de dos años o con prestación de servicios comunitarios
de cincuenta y dos a ciento cuatro jornadas.
La pena privativa de la libertad será no menor de un año ni mayor de cuatro años
si el delito resulta de la inobservancia de reglas de profesión, de ocupación o indus­
tria y no menor de un año ni mayor de seis años cuando sean varias las víctimas del
mismo hecho.

(72) Artículo vigente conform e a la m odificación realizada por el artículo 1 de la Ley N° 2943 9 del 19/11/2009.

655
A rt. 111 L ibro segundo /Parte especial - delitos

La pena privativa de la libertad será no menor de cuatro años ni mayor de ocho años
e inhabilitación, según corresponda, conforme al artículo 36 -incisos 4), 6) y 7)-, si la
muerte se comete utilizando vehículo motorizado o arma de fuego, estando el agente
bajo el efecto de drogas tóxicas, estupefacientes, sustancias psicotrópicas o sintéti­
cas, o con presencia de alcohol en la sangre en proporción mayor de 0.5 gramos-litro,
en el caso de transporte particular, o mayor de 0.25 gramos-litro en el caso de trans­
porte público de pasajeros, mercancías o carga en general, o cuando el delito resulte
de la inobservancia de reglas técnicas de tránsito.
TEXTO ORIGINAL:
A rtíc u lo 1 1 1 .- El
que, por culpa, ocasiona la muerte de una persona, será reprimido
con pena privativa de libertad no mayor de dos años o con prestación de servicio
comunitario de cincuentidós a ciento cuatro jornadas.
Cuando son varias ¡as víctimas del mismo hecho o el delito resulte de la inobser­
vancia de reglas técnicas de profesión, de ocupación o industria, la pena privativa
de libertad será no menor de dos ni mayor de seis años e inhabilitación conforme al
artículo 36, incisos 4, 6 y 7.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Primera modificación: artículo 1 de la Ley N° 27753 del 09/06/2002.
A rtíc u lo 1 1 1 .- El
que, por culpa, ocasiona la muerte de una persona, será reprimido
con pena privativa de libertad no mayor de dos años o con prestación de servicios
comunitarios de cincuenta y dos a ciento cuatro jornadas.
La pena privativa de la libertad será no menor de cuatro años ni mayor de ocho
años e inhabilitación, según corresponda, conforme al artículo 36 incisos 4), 6) y 7),
cuando el agente haya estado conduciendo un vehículo motorizado bajo el efecto de
estupefacientes o en estado de ebriedad, con presencia de alcohol en la sangre en
proporción mayor de 0.5 gramos-litro, o cuando sean varias las víctimas del mismo
hecho o el delito resulte de la inobservancia de reglas técnicas de tránsito.
La pena será no mayor de cuatro años si el delito resulta de la inobservancia de
reglas de profesión, de ocupación o industria y cuando sean varias las víctimas del
mismo hecho, la pena será no mayor de seis años.
Segunda modificación: artículo 1 de la Ley N° 29439 del 19/11/2009.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C: arts. 1, 2 inc. I); C P: arts. 12, 28, 29, 31, 33, 34, 36, 46, 52, 53, 55, 57; CC: arts. 5,
242 inc. 6); 515 inc. 8); 1969; C P P 1991: art. 2 inc. 3; C P P 2 0 0 4 : arts. 2 ines. 1, 6; 312-A,
ines. 2, 6; D V D H : art. 3; C A D H : art. 4; L e y 26842: arts. 108, 109, 110, 112, 114, 116; L e y
26715: art. 1; D S 03 3 -2 0 0 1 -M T C : art. 1 y ss.

656
H omicidio A rt. 111

DOCTRINA

Sumario: Introducción / Elementos normativos del homicidio culposo / Participación en el delito


culposo / Imprudencia como supuesto error de tipo.

_I)_0422
_ _ _ Introducción: CREUS, C. (1999). Derecho Penal. Parte especial. Tomo I. 2a
reimpresión de la 6a edición. Buenos Aires: Astrea, p. 46. “Como un complemento de los
demás homicidios, deja el Código Penal (argentino) para este lugar el homicidio culposo,
castigando con una pena de seis meses a tres años e inhabilitación especial, en su caso,
por cinco a diez años, al que por ‘imprudencia, negligencia, impericia en su arte o pro­
fesión o inobservancia de los reglamentos o de los deberes de su cargo, causare a otro la
muerte. [...]’. Los autores tratan este delito en la Parte especial, limitándose a repetir los
principios generales del obrar culposo. La realidad es que, con relación a cada uno de esos
principios, el delito resulta un claro exponente”.

1) 0423 Elementos normativos del homicidio culposo: SERRANO GÓMEZ, A.


(2004). Derecho Penal. Parte especial. 9a edición. Madrid: Dykinson, pp. 30-31: “Para la
existencia de un delito de homicidio por imprudencia, es necesario que se haya producido
un resultado lesivo, atribuible a la actuación descuidada del agente. De esta manera, no
se castiga la tentativa de un delito imprudente -excepto que tal conducta, por sí misma,
constituya un delito—. Nos encontramos, entonces, en el homicidio culposo ante un delito
material o de resultado. Así se comprende fácilmente que la necesaria relación de cau­
salidad entre acción y resultado se hace ahora esencial: el resultado lesivo debe respon­
der a la conducta del agente, a ella debe poder ser atribuido, a la conducta del imputado”.

1)0424 Elementos normativos del homicidio culposo: FEIJÓO SÁNCHEZ, J. B.


(1999). Homicidio y lesiones imprudentes: Requisitos y limites materiales. Zaragoza:
Edijus, pp. 248-249. “La doctrina jurídico-penal está de acuerdo en que no es suficiente
como requisito para entender consumado un delito imprudente que infracción del deber
de cuidado y resultado vayan juntos, ni que el resultado se produzca con ocasión de la
infracción del deber de cuidado. Es preciso que exista una especifica relación normativa
o valorativa entre la muerte o las lesiones y la conducta infractora de la norma de cui­
dado: el resultado tiene que suponer una concreción o realización de la infracción de la
norma, debiendo entenderse precisamente como consecuencia de esta. Esta exigencia se
ha canalizado en tiempos recientes a través del criterio del ‘fin o ámbito de protección de
la norma de cuidado’”.

I) «425 Participación en el delito culposo: FEIJÓO SÁNCHEZ, J. B. (1999). Homi­


cidio y lesiones imprudentes: Requisitos y límites materiales. Zaragoza: Edijus, p. 77.
“[...] en el delito imprudente, al igual que en el doloso, se le puede imputar un riesgo
a un colectivo, que cabe la distinción entre autores y partícipes (diversos grados, nive­
les o tipos de responsabilidad por un hecho) y que tanto el delito doloso como el impru­
dente tienen una problemática común en el ámbito de la participación con respecto al
ámbito de protección de la norma: cuáles son las personas que entran a formar parte del

657
A rt. 111 L ibro segundo /Parte especial - delitos

colectivo al que se le imputa un riesgo como partícipes y cuál es la relevancia normativa


de su participación”.

I) 0426 Imprudencia como supuesto error de tipo: POLAINO-ORTS, M. (2010).


“Homicidio y asesinato”. En: POLAINO NAVARRETE, M. (Coordinador). Lecciones
de Derecho Penal. Parte especial. Tomo II. Madrid: Tecnos, p. 48. “La imprudencia es,
básicamente, un supuesto error de tipo (antiguamente VON LISZT ahora y JAKOBS).
Según esta doctrina moderna, lo que caracteriza el autor de un delito imprudente no es
que implica un deber de cuidado (¡también en el delito doloso se infringe un deber!) sino
que el autor yerra sobre el elemento del tipo (el resultado típico) siendo así que ese resul­
tado debió haberse evitado. Para ello, el riesgo ha de ser previsible, pues lo que no es pre­
visible no es imputable. Por ello, la imprudencia consiste en un error sobre el riesgo de
producción del resultado típico siendo este cognoscible y evitable”.

IIJU R IS P R U D E N C IA

Sumario: CORTE SUPREMA: Configuración de la imputación objetiva en los delitos culposos


/ Violación del deber de cuidado en los delitos culposos / Incumplimiento del deber de
cuidado por parte del profesional de la salud / Homicidio culposo causado por accidente
automovilístico en estado de ebriedad.

CO RTE SUPREM A

J 0803 C o n fig u ra c ió n d e la im p u ta ció n objetiva e n los delitos c u lp o s o s : “El artículo


séptimo del Título Preliminar del Código Penal proscribe la responsabilidad objetiva,
entendida esta como la responsabilidad fundada en el puro resultado sin tomar en cuenta
la concurrencia de dolo o culpa en la conducta del autor. El tipo objetivo de los delitos
culposos o imprudentes exige la presencia de dos elementos: a) la violación de un deber
objetivo de cuidado; plasmado en normas jurídicas, normas de la experiencia, normas
de arte, ciencia o profesión, destinadas a orientar diligentemente el comportamiento del
individuo; y b) la producción de un resultado típico imputable objetivamente al autor
por haber creado o incrementado un riesgo jurídicamente relevante que se ha materiali­
zado en el resultado lesivo del bien jurídico” (R. N. N ° 4288-97-Ancash, del 13/04/1998,
Sala Penal).

J 0804 V io la ción d e l d e b e r d e cu id a d o e n los delitos c u lp o s o s : “Que, la primera de


las conductas imputadas al citado acusado fue tipificado como delito de homicidio cul­
poso previsto en el segundo párrafo del artículo ciento once del Código Penal; que el pri­
mer tipo penal señala; ‘el que por culpa, ocasiona la muerte de una persona [...] cuando
el agente haya estado conduciendo un vehículo motorizado y sean varias las víctimas del
mismo hecho o el delito resulte de la inobservancia de reglas técnicas de tránsito [...]’,
mientras el segundo prescribe que ‘el que por culpa causa a otro un daño en el cuerpo
o en la salud [...] cuando el agente haya estado conduciendo un vehículo motorizado y
sean varias las víctimas de mismo hecho o el delito resulte de la inobservancia de reglas
de tránsito [...]’ ; que, una lectura rápida de los tipos penales nos indica lo siguiente: (i)

658
H omicidio A rt. 111

que uno de los aspectos nucleares y centrales de los delitos culposos es la violación del
deber de cuidado -sin querer hacerlo- y en el caso concreto de los accidentes de tránsito,
se trata de deberes de cuidado normativizados en el Reglamento Nacional de Tránsito;
(ii) que el citado tipo penal emplea la figura culposa de inobservancia de los reglamen­
tos -básicamente constituye negligencia- que supone la violación de un deber de cuidado
que impone la normativa sobre tránsito; que, desde esa óptica jurídica, se debe analizar
la conducta imputada al acusado [...]” (R. N. N ° 165-2010-Apurímac, d el 05/04/2011,/. j.
3, Sala P enal Transitoria).

J 0805 In cu m plim ien to del deber de cuidado p o r p a rte del p ro fesio n a l de la sa lu d :


“Que, en este orden de ideas, se puede concluir de manera válida que la conducta desple­
gada por el encausado G. B., durante el tiempo que estuvo a su cargo la atención médica
del menor agraviado, incumplió una serie de deberes de cuidado, que aumentaron de
manera decidida el riesgo permitido, lo que a la postre contribuyó a la muerte de la víc­
tima; que, ello es así, tal como ha quedado acreditado, puesto que a pesar de no contar
con la experiencia necesaria para el grave problema de salud que presentaba el agraviado,
no lo derivó al médico especialista tal como las circunstancias lo ameritaban; que dicha
falta de experiencia lo llevó a realizar un diagnóstico presuntivo errado, a pesar de contar
con las pruebas auxiliares pertinentes, y a realizar un tipo de biopsia no adecuado, toda
vez que la practicada no era la recomendada por el manual del INEN ni fue técnicamente
la apropiada, pues no se limitó solo a obtener una muestra para diagnóstico, sino que el
procedimiento realizado -cirugía abierta- expuso el tumor para una probable extensión
local; que, en suma, todo ello imposibilitó que se inicie un tratamiento rápido, oportuno
y adecuado para el grave cuadro de la enfermedad que presentaba el agraviado, teniendo
en cuenta que el osteosarcoma -enfermedad que presentaba el menor- es una neoplasia
maligna muy agresiva y de mal pronóstico, una vez diagnosticada; así pues, el pronós­
tico dependerá de un diagnóstico precoz y tratamiento oportuno, conforme se advierte
del certificado médico legal [...], lo cual sin lugar a dudas incrementó el riesgo permitido,
debido a la impericia del encausado G. B. en el tratamiento de tales casos por su escasa
experiencia, por lo que las circunstancias y las reglas de su profesión lo obhgaban a deri­
var al paciente a un especialista en la materia, así como de ser asistido en la biopsia rea­
lizada por un médico oncólogo ortopedista, deberes que incumplió y debió observar, en
consecuencia su actuar negligente se encuentra debida y suficientemente acreditado, des­
cribiéndose su conducta en el artículo ciento once del Código Penal al tipificar el delito de
homicidio culposo, dispositivo que sanciona al agente que por culpa ocasiona la muerte
de una persona. El fundamento de la punibilidad de este tipo de delitos tiene dos aspectos:
el primero referido al desvalor de la acción (imputación de la conducta), específicamente
al crear o incrementar el peligro o riesgo cuando se infringe una norma de cuidado (objeto
de referencia); el segundo está dado por el desvalor del resultado (imputación de resul­
tado), es decir, la puesta en peligro o la lesión que se genera en contra del bien jurídico
protegido. Así, los tipos imprudentes no criminalizan acciones como tales, sino que estas
acciones se prohíben en razón que el resultado se produce por una particular forma de
realización de la acción. La imprudencia siempre es un error vinculado a una falta de cui­
dado de parte del sujeto, es decir, es un error de tipo vencible (art. catorce, primer párrafo,
CP). La imputación de los delitos imprudentes utiliza los mismos criterios referidos para

659
A rt. 112 L ibro segundo /Parte especial - delitos

los delitos dolosos; en tal sentido, además, de la relación de causalidad, se requiere de


la imputación objetiva, es decir, que la conducta del sujeto (infracción del deber de cui­
dado) debe haber traspasado los límites del riesgo permitido (imputación de la conducta),
y dicho riesgo jurídicamente desaprobado debe concretizarse en el resultado típico, den­
tro de los alcances que la norma de cuidado quería evitar (imputación del resultado). Para
ello, debe entenderse como deber de cuidado (llamado también diligencia debida) a la
obligación de prestar el cuidado debido para evitar la lesión o puesta en peligro de bienes
jurídicos, mientras que el riesgo permitido se constituye como un criterio importante para
la determinación del deber de cuidado. El riesgo permitido no está relacionado directa­
mente con la imputación del resultado sino de manera mediata para evaluar si existe una
infracción del deber de cuidado” (R. N. N ° 596-2010-Lima, del 28/05/ 2010, f. j. 9, Sala
Penal Permanente).

J 0806 H om icidio culposo causado p o r acciden te autom ovilístico en estado d e ebrie­


dad: “Durante la investigación policial y toda la secuela del juicio, el procesado ha reco­
nocido que el día de los hechos se encontraba en estado de ebriedad, lo que se corrobora
con el dosaje etílico y pese a que señala no recordar el hecho por su estado de embria­
guez, las declaraciones testimoniales que obran en autos corroboran la ocurrencia de los
hechos; sin embargo, no ha quedado probado que el acusado haya actuado con la concien­
cia y voluntad de ocasionar un resultado lesivo, es decir, ocasionar la muerte de las agra­
viadas, no existiendo dolo, sino culpa, al haber estado conduciendo el vehículo en estado
de ebriedad e incumpliendo con el deber de cuidado que correspondía” (Ejecutoria Su­
prema del 03/06/2004, R. N. N ° 517-2004-Arequipa. En: CASTILLO ALVA, J. L. (2006).
Jurisprudencia penal. Sentencias de la Corte Suprema de Justicia de la República. Tomo
II. Grijley, Lima, p. 148).

ARTÍCULO 112 Hom icidio piadoso


El que, por piedad, mata a un enfermo incurable que le solicita de manera expresa y
consciente para poner fin a sus intolerables dolores, será reprimido con pena priva­
tiva de libertad no mayor de tres años.
N ormas concordantes
C: arts. 1, 2 inc. 1); CP: arts. 12, 28, 29, 45, 57, 58, 62; CPP: arts. 143, 239, 240, 241; CC:
arts. 1, 5, 6; D U D H : art. 3; C A D H : art. 4; L e y 26842: arts. 108, 109, 110, 112, 114, 116

DOCTRINA

Sumario: Concepto de eutanasia / Problemática de la disponibilidad de la vida y bien jurídico /


Tipo objetivo / Sujeto activo / Sujeto pasivo / Conducta típica / Elementos típicos / Tipo
subjetivo.

660
H omicidio A rt. 112

I) 0427 Concepto de eutanasia: SERRANO GÓMEZ, A. (2004). D erecho Penal.


P a rte especial. 9a edición. Madrid: Dykinson, p. 64. “Por eutanasia hay que entender
muerte sin dolor o con los menores padecimientos posibles. Dentro de las distintas for­
mas de eutanasia hay que distinguir la activa que consiste en ayudar a morir a personas
que así lo desean, como consecuencia de una enfermedad grave incurable o que pro­
duzca graves padecimientos permanentes y difíciles de soportar, y eutanasia pasiva
(ortotanasia) que consiste en no prolongar la vida, dejando al enfermo a expensas de
sus recursos físicos”.

_I)_ II42X
_ _ _ Problemática de la disponibilidad de la vida y bien jurídico: GONZALES
RUS, J. J. (1999). En: Com entarios al Código Penal. Tomo V: Homicidio. Lesiones.
Aborto y manipulación genética. Artículos 138 a 162. COBO DEL ROSAL, M. (Direc­
tor). Madrid: Edersa, pp. 30-41. “El bien jurídico protegido en los delitos de homicidio
es la vida humana independiente. Como no podía ser de otra forma, así lo reconoce uná­
nimemente la doctrina; aunque en algún caso se añade también, con carácter secundario,
pero importante, la autodeterminación del sujeto, como consecuencia de la impunidad del
suicidio. En esta misma línea, DEL ROSAL BLASCO y SEGURA GARCÍA entienden
que el bien jurídico protegido es básicamente la autodeterminación del sujeto, por con­
siderar que, como consecuencia del libre desarrollo de la personalidad reconocida a los
ciudadanos, en los delitos contra la vida no es esta, como realidad biológica, el objeto de
tutela, sino que lo protegido es el conjunto de facultades de decisión y disposición que el
sujeto tiene sobre la misma. Además, se ampararía el interés general en el mantenimiento
del sustrato material, que forma parte también del bien jurídico. Todo ello como coro­
lario de su entendimiento de que en los bienes jurídicos individuales el Derecho Penal
no protege sustratos materiales sino facultades de disposición. [...] Frente a este criterio,
otro sector doctrinal, cada vez más numeroso, considera que la vida es un bien disponi­
ble. Las fimdamentaciones de este criterio, siempre de naturaleza constitucional, son muy
variadas. CARBONELL MATEU, apela a un ‘principio general de libertad’ que se deri­
varía de la proclamación de la libertad como un valor superior del ordenamiento jurídico
(art. 1.1 C.E.) y del reconocimiento de la dignidad y el libre desarrollo de la personalidad
como fundamentos del orden político y la paz social. [...] En términos parecidos, QUE-
RALT JIMENEZ entiende, igualmente sobre la base del reconocimiento de la libertad
como valor superior del ordenamiento jurídico, que ello obliga a dar la debida protección
jurídica a quien decide quitarse la vida y a quien le auxilie, siempre que se cumplan unas
concretas condiciones [...]
Negar la capacidad del sujeto para disponer de su vida significa reconocer que hay inte­
reses de naturaleza social (cumplimiento de deberes con el Estado, cargas económicas
que asumir o que evitar, etc.) o moral (mantenimiento del tabú de la vida, interpretación
‘paternalista’ desde el Estado del bienestar individual y de lo que es mejor para el indi­
viduo, etc.) que resultan preferentes, hasta el punto de que deben sobreponerse y anular
la capacidad personal para decidir lo que se quiere hacer con la propia existencia. Cual­
quiera de estas fimdamentaciones no cohonesta, empero, con un Estado como el constitu­
cionalmente configurado, en el que la libertad aparece como un valor superior del orden
social y jurídico”.

661
Art. 112 L ibro segundo / Parte especial - delitos

I) II42‘» Sujeto activo: HURTADO POZO, J. (1993). Manual de Derecho Penal. Parte
especial. Tomo I. Lima: Juris, p. 92. “Toda persona puede cometer el homicidio piadoso.
En la práctica, como la experiencia enseña, se tratará generalmente de alguien que man­
tenga una relación familiar, sentimental, de amistad [...] con la persona enferma. Pero un
elemento de tal naturaleza no ha sido previsto como elemento constitutivo del tipo legal”.

1)0430 Sujeto pasivo: HURTADO POZO, J. (1993). Manual de Derecho Penal. Parte
especial. Tomo I. Lima: Juris, p. 92. “Víctima solo puede serlo una persona que padece
una enfermedad incurable”.

_1)0431
_ _ _ _ Conducta típica: GONZÁLEZ RUS, J. J. (2000). “Formas de homicidio.
Asesinato. Inducción y cooperación al suicidio y homicidio a petición. Eutanasia”. En:
COBO DEL ROSAL, M. (Director). Compendio de Derecho Penal. Parte especial.
Madrid: Marcial Pons, p. 63. “La conducta típica consiste en matar a otro que ha soli­
citado expresamente que se le cause la muerte. No cabe la comisión por omisión, por la
expuesta voluntad legal de castigar solo los comportamientos activos. Solamente cabe el
dolo directo, sin que ofrezca dificultad alguna el castigo a la tentativa, en la medida que se
trata de un delito de resultado. Cabe la participación de los terceros cuando colaboran con
el autor en la ejecución de la muerte. [...] es un tipo privilegiado respecto del homicidio”.

I) 11432 Conducta típica: GONZALES RUS, J. J. (1999). En: Comentarios al Código


Penal. Tomo V: Homicidio. Lesiones. Aborto y manipulación genética. Artículos 138 a
162. COBO DEL ROSAL, M. (Director). Madrid: Edersa, p. 224. “De este modo, solo
están dentro de su ámbito de aplicación los supuestos de eutanasia voluntaria, en los que
además no basta con el simple acuerdo o conformidad ni, incluso con cualquier clase
de consentimiento en sentido estricto, sino que ha de tratarse de una solicitud personal
y reflexiva expresada de forma que no quedan dudas razonables sobre el sentido de la
voluntad del sujeto pasivo [...]”.

_I)_1_14_33
_ Conducta típica: HURTADO POZO, J. (1993). Manual de Derecho Penal.
Parte especial. Tomo I. Lima: Juris, pp. 92-93. “En razón a la finalidad ‘poner fin a sus
intolerables dolores’- perseguida por quien solicita se le cause la muerte, cabe pensar
que el legislador ha considerado, sobre todo, el caso de enfermedades graves que pro­
vocan sufrimientos agudos; por ejemplo, un enfermo de cáncer, enfermedades general­
mente fatal y causante de dolores insoportables. [...] El fundamento esencial de la atenua­
ción reside en la solicitud ‘expresa y consciente’ del ‘enfermo’ para que se le mate. [...] El
pedido del enfermo es el elemento decisivo para la intervención del agente”.

1) (1434 Elementos típicos: CARBONELL MATEU, J. C. (1996). “Homicidio y sus


formas. Suicidio y eutanasia”. En: VIVES ANTÓN, T. S.; BOIX REIG. J.; CARBONELL
MATEU, J. C. y GONZÁLEZ CUSSAC, J. L. (Coautores). Derecho Penal. Parte espe­
cial. Valencia: Tirant lo Blanch, p. 89. “Cualquier regulación sobre la eutanasia habrá de
considerar, pues, los siguientes puntos: primero, habrá de atenderse a la libertad del sujeto
pasivo; segundo, habrá de asegurarse la libertad con que esta es emitida; tercero, no cabrá
la suplantación de la voluntad del paciente por terceros: en tal sentido, debe llamarse
la atención sobre la problemática de los menores incapaces sobre quienes la aplicación

662
H omicidio A rt. 113

de medidas eutanásicas supondría la suplantación de la voluntad sumamente discutible;


cuarto, la constancia de la voluntad, en las condiciones señaladas ha de trascender a todos
los ciudadanos, para los que surge un deber de respeto a la decisión, cuya obstaculización
o impedimento injustificado podrá, en su caso, dar lugar a las consecuencias jurídicas pre­
vistas en el Código Penal en orden a la tutela de la libertad y la seguridad”.

1) 11435 Tipo subjetivo: HURTADO POZO, J. (1993). Manual de Derecho Penal. Parte
especial. Tomo I. Lima: Juris, pp. 93-94. “El agente debe actuar dolosamente como todo
aquel que comete un homicidio simple. El homicida debe estar consciente, en particular,
de la situación personal de la víctima. El móvil de la piedad constituye un elemento sub­
jetivo que condiciona el animus del agente [...] El móvil ha previsto un solo móvil: la pie­
dad. Este elemento caracteriza de manera especial al aspecto subjetivo del tipo legal”.

ARTÍCULO 113 Instigación o ayuda al suicidio


El que instiga a otro al suicidio o lo ayuda a cometerlo, será reprimido, si el suici­
dio se ha consumado o intentado, con pena privativa de libertad no menor de uno ni
mayor de cuatro años.
La pena será no menor de dos ni mayor de cinco años, si el agente actuó por un móvil
egoísta.
N ormas concordantes
C: arts. 1, 2 inc. 1); CP: arts. 12, 16, 24, 29, 45, 46, 57, 69, 80, 86, 92; C C: art. 607 inc. 2);
D U D H : art. 3; C A D H : art. 4; L e y 2 6842: arts. 108, 109, 110, 112, 114, 116

DOCTRINA

Sumario: Concepto normativo de suicidio / Instigación / Ayuda al suicidio / Formas de instigación


al suicidio / Indisponibilidad de la vida / Tipo subjetivo.

1) (1436 Concepto normativo de suicidio: POLAINO-ORTS, M. (2010). “Induc­


______
ción y cooperación a suicidio ajeno, homicidio a petición y eutanasia”. En: POLAINO
NAVARRETE, M. (Coordinador). Lecciones de Derecho Penal. Parte especial. Tomo II.
Madrid: Tecnos, pp. 65-66. “El concepto del suicidio que interesa al Derecho Penal no
puede ser una noción moral ni naturalística ni ética sino un concepto normativo o jurídico.
Desde esta perspectiva el ‘suicidio es la muerte querida por una persona imputable’ (Torio
López) o [...] la muerte querida por una persona con capacidad jurídica para decidir sobre
su propio suicidio [...] En resumen, el concepto normativo de suicidio se relaciona ínti­
mamente con los criterios normativos de imputación objetiva y, de ese modo, suicidio es
la autopuesta en peligro por parte de quien dispone de capacidad para gestionar privada­
mente un riesgo dentro de su ámbito de organización. [...] El suicidio es, per se, un acto

— 663
A rt. 113 L ibro segundo / Parte especial - delitos

lícito, siempre que lo tome cada uno en ejercicio responsable de su libertad. Se trata de
una decisión personalísima e intransferible: nadie más, aparte del suicida, puede tomarla.
Por ello la inducción a un hecho lícito únicamente puede devenir en delictiva si consiste
en la arrogación parcial, por parte del inductor, de esa decisión privativa e indelegable.
En consecuencia, el verbo típico inducir ha de ser interpretado restrictivamente: solo se
puede entender en el sentido de hacer que alguien adopte la resolución de darse muerte,
de modo que sin la conducta de inducción, la persona del suicida no habría resuelto darse
muerte. La inducción aparece, pues, como una propuesta efectiva que crea en el suicida la
idea de suicidarse u aunque es finalmente el suicida quien lo ejecuta la decisión es, atri-
buible compartidamente de algún modo al introductor, como fuente de la que emana la
propuesta persuasiva”.

I) 1143“ Instigación: BRAMONT ARIAS, L. A. (1988). Temas de Derecho Penal.


Tomo II. Lima: San Marcos: pp. 10-11. “La instigación hace referencia a una conducta
positiva de índole moral, consiste en influir en la voluntad ajena, sin superponerse a ella y,
sobre todo, sin desplazarla por requerirse en el tipo una verdadera conjunción de volunta­
des, induciéndole, incitándole o persuadiéndole eficientemente para que se suicide. Com­
prende todo acto enderezado a mover al suicidio: engendrando a idea, disuadiendo de
abandonarla, robusteciendo la idea suicida, ya que no es incompatible la instigación con
la preexistencia del designio en el instigado. [...] Tres notas características se deducen de
la noción anteriormente expuesta a) la instigación entraña un actuar positivo, pues resulta
imposible la causación de una resolución suicida a través de una mera omisión o inacti­
vidad; b) de índole moral, y no material, es decir, la instigación ha de ser limitarse a acti­
vidades ideales, no a las materiales de amenazas o acorralamientos que obliguen al sujeto
pasivo a quitarse la vida [...] c) implica una persuasión de determinada eficacia, que se
cifra en el hecho de que la resolución instalada en el ánimo del instigador sea tan firme
que en efecto le haya determinado a obrar”.

I) 0438 Instigación: POLAINO-ORTS, M. (2010). “Inducción y cooperación a suici­


dio ajeno, homicidio a petición y eutanasia”. En: POLAINO NAVARRETE, M. (Coor­
dinador). Lecciones de Derecho Penal. Parte especial. Tomo II. Madrid: Tecnos, p. 72.
“El verbo típico cooperar exige la semántica social de la cooperación punible, o sea una
coorganización delictiva. [...] la cooperación necesaria punible [...] ha de ser siempre una
cooperación no ejecutiva. Autor es quien participa en la conducta suicida ajena con actos
anteriores o simultáneos a la ejecución que resultan necesarios para esta, aunque la eje­
cución corra a cargo del propio suicida que resulta ser víctima. No es punible, en cambio,
la prestación al propio suicida de actos de cooperación no necesaria (esto es: es impune
la complicidad directa en el suicidio). Pero si cabe la participación ajena en el delito de
cooperación necesaria a suicidio ajeno, por lo que son de aplicación las reglas generales
de autoría y participación. De este modo, caben los diferentes títulos de participación en
la cooperación necesaria al suicidio (autoría, coautoría, autoría mediata, inducción, coo­
peración necesaria, complicidad)”.

1) 1143') Instigación: VILLAVICENCIO TERREROS, F. (2017). Derecho Penal. Parte


especial. Vol. 1. Lima: Grijley, pp. 299-301 (original 2014). “La conducta consiste en
prestar ayuda a otra persona para que se suicide. Esta forma es amplia y admite cualquier

664
H omicidio A rt. 113

forma de cooperación (complicidad) [...] Es de señalar que la sanción de una forma de


complicidad en un delito que no reprime al suicida [...] La instigación implica la con­
ducta activa que dolosamente hace surgir en el sujeto pasivo la decisión, hasta entonces
inexistente, la resolución de suicidarse, de manera que se excluye el supuesto del sujeto
que ya había tomado la decisión previamente. [...] La autoría mediata dual en el delito de
instigación al suicidio importa dos situaciones distintas 1) Cuando el autor ocasione la
muerte del sujeto pasivo mediante la provocación o aprovechamiento del déficit de auto-
rresponsabilidad del sujeto pasivo; y 2) por medio del engaño para determinar la muerte
de una persona. [...] La actuación del instigador debe ser eficaz y ello supone que debe
ser convincente, categórica. Ha de proyectarse sobre una persona individualizada, pues la
inducción colectiva no es punible [...] Inducir supone una actividad encaminada a crear
la voluntad suicida a efecto de que este se materialice; difiere de provocar el suicidio, lo
cual puede suceder sin que haya una conducta de inducción”.

_I)_ 0440
_ _ _ Ayuda al suicidio: BRAMONT ARIAS, L. A. (1988). Temas de Derecho
Penal. Tomo II. Lima: San Marcos, p. 13. “La acción de ayudar comprende todos aque­
llos comportamientos no ejecutivos que de algún modo favorecieran la producción de la
muerte del suicida. [...] La ayuda se halla comprendida entre un límite mínimo y un límite
máximo. El límite mínimo está representado por la mínima eficacia en la facilitación de
la realización del suicidio (homicidio - suicidio); y el límite máximo está representado por
los actos necesarios de ayuda que presuponen la ejecución de la muerte (homicidio - sui­
cidio). Todas las conductas, positivas u omisivas, que se encuentran entre esos dos polos,
constituyen prestación de ayuda al suicidio”.

I) 0441 Ayuda al suicidio: VILLAVICENCIO TERREROS, F. (2017). Derecho Penal.


Parte especial. Vol. 1. Lima: Grijley, pp. 302-303 (original 2014). “La conducta consiste
en prestar ayuda a otra persona para que este se suicide. Esta fórmula es amplia y admite
cualquier forma de cooperación (complicidad). Es de señalar que la sanción de una forma
de complicidad en un delito que no reprime al suicida afecta el planteamiento de la acce-
soriedad de la participación. A pesar de esta contradicción nuestro legislador insiste en la
punibilidad de la complicidad. Señalamos que esta misma situación se presenta en la ins­
tigación al suicidio. [...] La prestación a la ayuda debe ser eficaz para su realización, el
que implica, que la idea suicida ya exista en la cabeza del que se piensa quitar la vida, lo
que hace el cómplice es materializar la idea del suicida [...] La ayuda puede ser un aporte
necesario o uno que no sea indispensable para la realización del suicidio. Creemos que
ambos son admitibles. Esta ayuda supone un aporte material e incluso psicológico. Para
este objeto es importante determinar el momento en que el sujeto presta el aporte: si el
sujeto pasivo aún no estaba decidido, el aporte psicológico será a título de instigación; por
el contrario, si el sujeto ya estaba decidido al suicidio, el aporte psicológico posterior será
a título de ayuda al suicidio. [...] El auxilio o cooperación deben ser necesario; es decir, si
bien no requiere ser condición sin la cual no se hubiera producido el suicidio, pero debe
ser eficaz o efectiva, o sea, seria, cierta y práctica para el hecho principal”.

I) 0442 Formas de instigación al suicidio: CREUS, C. (1999). Derecho Penal. Parte


especial. Tomo I. 2a reimpresión de la 6a edición. Buenos Aires: Astrea, p. 50. “La instiga­
ción se concibe aquí como la acción por medio de la cual el agente trata de persuadir a un

665
A rt. 113 L ibro segundo /Parte especial - delitos

sujeto de que se dé la muerte por sí mismo. [...]. La acción destinada a convencer a la víc­
tima puede adoptar cualquier forma que no implique eliminar la voluntariedad de aquella
en la decisión de darse muerte (consejos, promesas), o que no suplante esa voluntad por
la del agente (mandato, orden) y expresarse por cualquier medio: escrito, verbal, simbó­
lico (el militar que muestra a otro militar un signo que indica conveniencia de que se dé
muerte); hasta puede adquirir la forma de actos realizados directa o indirectamente sobre
la víctima, intencionalmente dirigidos a que tome la determinación de darse muerte. Pero
la actividad instigadora debe estar enderezada a una persona determinada, la dirigida a
personas indeterminadas no llena el tipo (por ejemplo, incitar al suicidio colectivo por un
medio masivo de comunicación)”.

I) 0443 Formas de instigación al suicidio: SERRANO GÓMEZ, A. (2004). D erecho


Penal. P arte especial. 9a edición. Madrid: Dykinson, pp. 53-54: “Induce a otro al suici­
dio quien consigue por cualquier medio de persuasión que el inducido se quite la vida a sí
mismo. La inducción puede ser directa o a través de otra persona. La conducta dolosa del
inductor es la misma que la del autor de otro delito, pues persigue el mismo fin, la pro­
ducción de un resultado [...]. Es preciso que el inductor anule la voluntad del que final­
mente termina suicidándose, siendo su intervención la que decide el resultado, un final.
No habrá inducción si el suicida con anterioridad había decidido quitarse la vida”.

I) 0444 Indisponibilidad de la vida: CALDERÓN CEREZO, A. y CHOCLÁN


MONTALVO, J. A. (2001). D erecho Penal. Tomo II. Barcelona: Bosch, p. 30. “La vida
no es un bien disponible por su titular, de ahí que el consentimiento de este no determine
la atipicidad ni la justificación del hecho ajeno; pero, por otra parte, el suicidio no es ilí­
cito ni está sancionado con pena alguna. No tanto por la imposibilidad de su cumpli­
miento que siempre sería factible en los casos de tentativa, sino por estrictas razones de
política criminal. La impunidad de la actuación del suicida que, en todo caso, es quien
tiene el dominio del hecho, llevaría a la impunidad asimismo de los terceros partícipes
según la regla de la accesoriedad, de no existir un precepto como el artículo 143 con arre­
glo al cual el legislador confiere solo unos limitados efectos atenuatorios al actuar de los
terceros a partir del consentimiento de la víctima. Aunque existiera el derecho a disponer
de la propia vida ello no hace nacer el derecho de los terceros a colaborar con el suicidio”.

I) 0445 Tipo subjetivo: MUÑOZ CONDE, F. (2017). D erecho Penal. P arte especial.
21a edición. Valencia: Tirant lo Blanch, p. 66. “Solo es posible la comisión dolosa. El que
coopera con actos necesarios al suicidio de otro ha de conocer la voluntad de privarse de
la vida de otra persona y querer auxiliar a este fin, aunque respecto a la necesidad de la
cooperación basta con que tenga conciencia de la importancia de la cooperación.
En la práctica, la punibilidad de la cooperación al suicidio por omisión depende de la
prueba del dolo del cooperador. Muchas veces las conductas pasivas que favorecen el
suicidio de otra persona no son más que imprudencias de quienes, por razones profesio­
nales o familiares, tienen la obligación de controlar y vigilar a depresivos con tenden­
cias suicidas y negligentemente dejan a su alcance productos tóxicos o armas de fuego.
Pero la calificación será en estos casos la de homicidio por imprudencia, siempre que
se den los requisitos de esta forma de imputación”.

666
H omicidio A rt. 113

I) Il44(i Tipo subjetivo: VILLAVICENCIO TERREROS, F. (2017). D erecho Penal.


P arte especial. Vol. 1. Lima: Grijley, pp. 305 (original 2014). “Para ambos supuestos es
necesario actuar dolosamente. La imputación subjetiva parecería ser compatible solo con
el dolo directo al suicidio (a cometerlo); sin embargo, el dolo eventual no merece mere­
cedor de impunidad, aunque pueda ser menos sancionable. Además, en este advertimos el
uso de la expresión móvil egoísta (segundo párrafo) que se constituye como una circuns­
tancia agravante de la responsabilidad del agente. Consideramos que esta expresión es una
especial motivación que corresponde al campo de la imputación personal”.

I) «447 Tipo subjetivo: POLAINO-ORTS, M. (2010). “Inducción y cooperación a sui­


cidio ajeno, homicidio a petición y eutanasia”. En: POLAINO NAVARRETE, M. (Coor­
dinador). L ecciones de D erecho Penal. P arte especial. Tomo II. Madrid: Tecnos, p. 73.
“Solo cabe comisión dolosa. Pero cabe discutir si, existiendo inequívocamente suicidio
ajeno puede responderse como cooperador necesario al realizar conductas (no impruden­
tes, pero al menos doloso-eventuales) que resultan necesarias para ejecutar un suicidio”.

[jlb JURISPRUDENCIA

Sumario: JURISPRUDENCIA EXTRANJERA: Elementos objetivos y subjetivos que estructu­


ran la tipicidad del delito de instigación al suicidio.

JU RISPRU D EN CIA E X T R A N JER A

J 0807 E lem entos objetivos y subjetivos que estructuran la tipicidad d el delito de ins­
tigación a l su icidio: “Requieren que la conducta del sujeto activo sea de colaboración
prestada a la muerte, en relación de causalidad con su producción y con pleno conoci­
miento y voluntad de cooperar a la misma, de tal modo que sea el propio suicida el que
tenga, en todo momento, el dominio del hecho” (STS del 23/11/1994. En: CONDE-PUM -
P ID O FERREIRO, C. (2001). Código Penal: D octrina y jurisprudencia. Tomo II. Tri-
vium, M adrid, p. 1823).

667
C A P ÍT U L O II
ABORTO

ARTÍCULO 114 A utoaborto


La mujer que causa su aborto, o consiente que otro le practique, será reprimida con
pena privativa de libertad no mayor de dos años o con prestación de servicio comu­
nitario de cincuentidós a ciento cuatro jornadas.

N ormas concordantes
C : arts. 1, 2 inc. 1 ) ; C P : arts. 1 2 , 2 3 , 2 9 , 3 1 , 4 5 , 4 6 , 5 7 , 6 2 , 6 8 , 9 2 ; C d e P P : art. 1 7 9 ; C P P
1 9 9 1 : art. 2 4 4 ; C P P 2 0 0 4 : art. 2 0 0 . ; C C : a rts. 1, 5 1 5 inc. 8 ) ; 5 9 8 , 6 1 7 ; L e y 2 6 8 4 2 : art. 3 0

' DOCTRINA

Sumario: Bien jurídico / Sujeto activo-pasivo / Conducta típica / Tipo subjetivo / Autoría y parti­
cipación / Relevancia penal del consentimiento de la madre / Relación de causalidad en
el aborto / Consumación / Tentativa.

I) II44N Bien jurídico: BLANCO LOZANO, C. (2010). “Aborto”. En: POLAINO


_______
NAVARRETE, M. (Coordinador). L e c c i o n e s d e D e r e c h o P e n a l . P a r t e e s p e c i a l . Tomo II.
Madrid: Tecnos, pp. 88-90. “[...] el Derecho Penal otorga tutela a la vida humana depen­
diente del seno materno o, como señala OTTO, a la vida humana del no nacido, tal sería,
pues, el bien jurídico primeramente protegido en este delito, la vida humana dependiente,
y ello sobre la base puesta de manifiesto entre otros por SCHMIDHÁUSER, de que el
embrión o feto no es una parte del cuerpo de la mujer embarazada [...] sino que es un
nuevo sujeto, un nuevo ser humano distinto de la madre y susceptible, por tanto, de pro­
tección autónoma. [...] En segundo lugar, entendemos que se tutela también, en sede legal
del aborto, la propia dignidad del ser humano, y ello por cuanto la eliminación del feto (o
‘interrupción voluntaria del embarazo’, como se denomina) supone una cosificación de la
especie humana, por cuanto la continuidad de la vida de una persona se hace depender de
la voluntad y capricho de otra. [...] Objeto material del delito de aborto, al mismo tiempo
que sujeto pasivo, es tanto el denominado embrión como el feto. Ambos conceptos desig­
nan etapas consecutivas en el proceso de desarrollo del n a s c i t u r u s , de manera que desde
la fecundación hasta pasadas unas doce semanas nos hallamos ante el embrión, y desde
tal momento del devenir de la gestación hasta el nacimiento, ante el feto”.

I) (1449 Bien jurídico: HURTADO POZO, J. (1994). M a n u a l d e D e r e c h o P e n a l. P a r te


esp ecia l.Tomo II. Lima: Juris, p. 57. “El objeto del delito es el fruto de la concepción
desde el momento en que el óvulo fecundado se instala (anida) en la matriz de la mujer
hasta el inicio del nacimiento con los primeros dolores de parto”.

668
A borto A rt. 114

1) 045(1 Sujeto activo-pasivo: BRAMONT ARIAS, L. A. (1988). Temas de D erecho


Penal. Tomo II. Lima: Sp Editores, p. 23. “Sujeto activo es solamente la mujer embara­
zada que se procura el aborto. Se trata, por tanto, de un delito propio, exclusivo o espe­
cial. Sujeto pasivo, en esta figura como en las otras, es el feto”.

1) 0451 Conducta típica: HURTADO POZO, J. (1994). M anual de Derecho Penal.


P a rte especial. Tomo II. Lima: Juris, pp. 61-62. “Según el art. 114, se presentan dos
casos. En primer lugar, la madre, por ejemplo, se practica ella misma las maniobras
abortivas o toma productos abortivos. Por eso, se le llama aborto activo cometido por la
madre. En segundo lugar, se equipará a esta figura la acción de la mujer consistente en
aceptar o consentir que un tercero le cause el aborto. La mujer no ejecuta, ella misma, las
maniobras abortivas. Se somete o las soporta voluntariamente. Se trata del denominado
aborto pasivo cometido por la propia madre. [...] En principio, es suficiente que la mujer
se abstenga de oponerse a las prácticas abortivas. Así, comete una acción por comisión
por omisión: teniendo el deber de garante en relación con el feto, no hace lo necesario
para evitar su destrucción”.

DH452 Tipo subjetivo: BRAMONT ARIAS, L. A. (1988). Temas de Derecho Penal.


Tomo II. Lima: Sp Editores, p. 29. “De la definición que se ha dado al delito de aborto,
resulta que el elemento subjetivo consistirá en la intención de provocar la muerte del
feto”.

I) 0453 Autoría y participación: MUÑOZ CONDE, F. (1999). D erecho Penal. P arte


especial. 12a edición. Valencia: Tirant lo Blanch, p. 98. “En este precepto se castiga
también a la mujer que consintiere que otra persona le cause el aborto [...]. La pena es
la misma que cuando consiente que otro lo realice. No se excluye la intervención de ter­
ceros, pero a título de partícipes, de aquí la diferencia esencial con el otro supuesto en
el que tanto la mujer como el tercero que realiza el aborto son coautores. En el supuesto
que tratamos aquí el tercero también puede intervenir, pero a título de partícipe en sen­
tido estricto, induciendo o auxiliando a la embarazada, que es la que tiene el dominio del
hecho, al realizar su propio aborto. Es posible la autoría mediata. La embarazada puede
servirse de un tercero como instrumento, aunque es difícil que este no sepa que está pro­
vocando un aborto”.

1)0454 Relevancia penal del consentimiento déla madre: CREUS, C. (1999). D ere­
cho Penal. P arte especial. Tomo I. 2a reimpresión de la 6a edición. Buenos Aires: Astrea,
p. 68. “El otorgamiento del consentimiento de la mujer para que se realicen maniobras
abortivas sobre el feto del que está embarazada, no es punible en sí mismo, sino que lo
es cuando el tercero quien obra como agente ha consumado o tentado el delito. La simple
prestación del consentimiento son que el tercero haya realizado actos ejecutivos queda
fuera de punibilidad”.

I) 11455 Relación de causalidad en el aborto: SERRANO GÓMEZ, A. (2004). D ere­


cho Penal. P a rte especial. 9a edición. Madrid: Dykinson, p. 78. “Como en todos los

669
A rt . 114 L ibro segundo /Parte especial - delitos

delitos contra persona humana independiente, también en el aborto es necesario que se dé


una relación de causalidad entre la acción encaminada a producir el aborto y el resultado”.

_I)_ 0456
_ _ _ Consumación: HURTADO POZO, J. (1994). M anual d e D erecho Penal. Parte
especial. Tomo II. Lima: Juris, p. 64. “El aborto se consuma con la muerte del feto (BRA-
MONT, p. 28; PEÑA, p. 190; ROY, p. 258). Se trata de un delito de daño y no de peli­
gro. Cuando las maniobras abortivas producen la expulsión del feto, sin causarle -en
razón de su desarrollo—la muerte, solo hay tentativa. La muerte del feto, momento en
que se consuma el delito, puede no coincidir plenamente con la ejecución de las prácticas
abortivas. La muerte puede sobrevenir después de la expulsión del vientre materno; pero
debe ser la consecuencia de dichas maniobras. Si el ser sobrevive a las maniobras, la
muerte que luego se le produzca constituirá homicidio, atenuado o agravado según las
circunstancias”.

_I)_ 11457
_ _ _ Tentativa: HURTADO POZO, J. (1994). M anual de D erecho Penal. P arte
especial. Tomo II. Lima: Juris, pp. 64-65. “En las tres formas de delito de aborto es fac­
tible la tentativa en sus diversos grados. [...] De ahí que consideremos que la mujer que
es sorprendida en el acto de preparar la poción abortiva, por más que se compruebe su
voluntad de abortar, no podrá ser sancionada; pues, acción es un mero acto preparatorio.
Tampoco, puede ser sancionada por el simple hecho de haber proporcionado su consenti­
miento o de haber concurrido al local donde se va a practicar el aborto, Sin embargo, tam­
poco es indispensable que se haya comenzado a matar al feto; basta que se realicen actos
físicos y temporalmente relacionados de manera estrecha con esta acción (R.J.P. 1969,
p. 112). [...] Si la mujer se somete a prácticas abortivas, por creerse embarazada sin estarlo
realmente, no será punible por falta de idoneidad del objeto sobre el que recae la acción
delictuosa (art. 17). Lo mismo sucede, en caso de que la mujer embarazada utilice medios
inidóneos con el objeto de interrumpir el embarazo [...] En el Código de 1924, estas con­
ductas eran reprimidas a título de delito imposible (un caso de tentativa, art. 99)”.

dm JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Atipicidad de la conducta imputada por falta de creación de ries­
gos prohibidos (tentativa de aborto). CORTES SUPERIORES: Atipicidad de la con­
ducta imputada por falta de creación de riegos prohibidos.

CO RTE SUPREM A

J 0808 A tip icid a d de la conducta im pu tada p o r fa lta de creación de riesgos proh ibidos
(tentativa de aborto): “En la instrucción no existe prueba que produzca plena convicción
respecto a que el procesado habría incurrido en la comisión de tentativa de aborto, pues de
las pericias médicas de reconocimiento no aparece que la agraviada hubiese presentado
amenaza de aborto o algunos otros indicios compatibles con dicho ilícito” (caso en dis­
cordia) (Ejecutoria Suprema del 09/03/2001, R. N. N ° 3 602-2000-Lim a. En: URQUIZO
OLAECHEA, J. (Asesor); CASTILLO ALVA, J. L. (D irector) y SALAZAR SÁNCHEZ, N.
(Coordinador) (2005). Jurisprudencia penal. Jurista, Lima, p . 337).

670
Aborto A rt. 115

CO RTES SUPERIO RES

J 0809 A tip icid a d de la con du cta im putada p o r fa lta de creación d e riegos p ro h ib i­


dos: “Al ser contradictorias las declaraciones dadas por la inculpada, no constituyendo su
confesión prueba plena de la comisión del delito de aborto por parte de los coprocesados,
estableciéndose de autos que hubo un aborto, pero no siendo determinante en sus con­
clusiones el protocolo de autopsia practicado al feto, señalándose en el mismo que no es
posible precisar si ha sido el producto de un aborto espontáneo o provocado, y ante la res­
puesta de los médicos peritos en el sentido que no existe fármaco que introducido intra-
muscularmente produzca la expulsión de un feto de 18 semanas, existe una duda razo­
nable sobre la participación de los procesados en el delito de autoaborto” (Ejecutoria
Superior del 10/07/1998, Exp, N° 8519-97-Lima).

ARTÍCULO 115 A borto consentido


El que causa el aborto con el consentimiento de la gestante, será reprimido con pena
privativa de libertad no menor de uno ni mayor de cuatro años.
Si sobreviene la muerte de la mujer y el agente pudo prever este resultado, la pena
será no menor de dos ni mayor de cinco años.

N ormas concordantes
C: arts. 1, 2 inc. 1); C P: arts. 12, 20, 22, 29, 31, 45, 46, 57, 92; C P P 1991: art. 244; C PP
2004: art. 200; CC: arts. 1, 515 inc. 8); L e y 26842: art. 3 0

DOCTRINA

Sumario: Bien jurídico / Conducta típica / Sujeto activo-pasivo / Tipo subjetivo / Contenido nor­
mativo del consentimiento de la madre / Tipo subjetivo.

I) (1458 Bien jurídico: HURTADO POZO, J. (1994). Manual de Derecho Penal. Parte
especial. Tomo II. Lima: Juris, p. 63. “[...] Bien que se daña: vida en germen, aún no
lograda, ni independiente como la del que está naciendo o ha nacido”.

_I)_ 0459
_ _ _ Conducta típica: HURTADO POZO, J. (1994). Manual de Derecho Penal.
Parte especial. Tomo II. Lima: Juris, pp. 63-64. “Este consiste en que el agente realiza,
con el consentimiento de la madre, actos que causan la interrupción del embarazo. El
aborto sigue siendo ilícito porque la vida, aunque embrionaria, no es un bien jurídico del
que la madre puede disponer libremente. [...] El consentimiento debe ser serio y expreso.
Al momento de consentir la mujer debe ser una persona capaz. Se trata de la capaci­
dad natural: una mujer menor de edad puede consentir si es suficientemente madura. No
puede oponérsele la voluntad contraria de su representante legal. No es válido, por el

671
A rt . 115 L ibro segundo / Parte especial - delitos

contrario, el consentimiento si la mujer es enferma mental o si su capacidad está grave­


mente afectada. [...] El hecho único del aborto consentido es visto, primero, en relación
con la mujer que consiente, y, segundo, con referencia al tercero que practica el aborto
consentido por la mujer. Mientras la mujer es sancionada en forma atenuada en virtud
del art. 114, el tercero es castigado más severamente. [...] Si el agente preste asistencia a
la mujer será reprimido como cómplice del delito previsto en el art. 114, conforma a las
reglas generales de la participación. De esta manera, deja de ser el comportamiento del
tercero que presta solo asistencia al a mujer una figura delictiva autónoma”.

I) 0460 Conducta típica: BRAMONT ARIAS, L. A. (1988). Temas de D erecho Penal.


Tomo II. Lima: San Marcos, pp. 13, 26-21. “En el aborto consentido, sujeto activo es la
mujer embarazada, puesto que consiente en el aborto, pero no cualquier mujer, sino la que
esté embarazada, por lo que se trata de un delito propio o exclusivo; y también el que pro­
cura el aborto, que puede ser cualquiera, por lo que se trata de un delito de sujeto común o
indiferente, en cuanto al tercero. [...] El consentimiento es un elemento que señala la dis­
tinción entre las diversas figuras del aborto. Ello significa que la ley otorga relevancia al
consentimiento de la mujer embarazada sobre la cual ejercen las actividades abortivas y
que el sujeto que sin consentimiento de la mujer grávida provoca el aborto, además atenta
contra la libertad y maternidad de la mujer.
En el llamado aborto consentido (La mujer que consiente no es la titular del interés pro­
tegido por la incriminación, sino el feto), se verifica, de parte de la mujer, no un simple
consentimiento, sino una intervención directa en la ejecución. Además de ser la mujer la
que generalmente desea el aborto, la que se procura el aborto y la que paga al abortador
su intervención, cede su cuerpo para que el aborto pueda ser ejecutado. De manera que
su actitud trente a la práctica del aborto, no es de pura pasividad, de puro consentimiento
sino de actuación en la ejecución del delito, en el aborto consentido, además, intervienen
siempre dos personas: la grávida y el abortador. El delito exige siempre la concurrencia de
las actividades de dos personas, por lo menos, presupone la llamada “participación nece­
saria” y debe, por eso, ser catalogada como delito plurisubjetivo”.

1)0461 Sujeto activo-pasivo: BRAMONT ARIAS, L. A. (1988). Temas de Derecho


Penal. Tomo II. Lima: San Marcos, p. 23. “Sujeto activo es la mujer embarazada, puesto
que consiente en el aborto, pero no cualquier mujer, sino la que esté embarazada, por lo
que se trata de un delito propio o exclusivo; y también el que procura el aborto, que puede
ser cualquiera, por lo que se trata de un delito de sujeto común o indiferente, en cuanto
al tercero”.

I) 0462 Contenido normativo del consentimiento de la madre: SERRANO


GÓMEZ, A. (2004). D erecho Penal. P a rte especial. 9a edición. Madrid: Dykinson, p. 82.
“El consentimiento se rige por las normas generales que se requieren para la cooperación
al suicidio y la eutanasia. Ha de ser libre, expreso, con conocimiento que se quiere abor­
tar, y sin ningún tipo de vicio que lo invalide. No es suficiente el consentimiento presunto.
Para que el consentimiento no esté viciado quien lo solicita y obtiene de la mujer emba­
razada debe explicar a esta los riesgos que conlleva la práctica del aborto. No es válido el
consentimiento prestado por mujer menor de dieciocho años o incapaz”.

672
A borto A rt. 115

I) D463 Tipo subjetivo: CARBONELL MATEU, J. C. y GONZALEZ CUSSAC,


______
J. L. (1996). “Aborto”. En: VIVES ANTÓN, T. S.; BOIX REIG. J.; CARBONELL
MATEU, J. C. y GONZÁLEZ CUSSAC, J. L. (Coautores). D erecho Penal. P arte espe­
cial. Valencia: Tirant lo Blanch, pp. 102-103. “Las formas doloso eventuales son difíciles
de subsumirse en este tipo penal, una vez que se requiere el consentimiento de la emba­
razada, no parece clara la posibilidad material de que se lleven a cabo conductas doloso-
eventuales. Piénsese, sin embargo, en una intervención en la que existe un elevado riesgo
de que se produzca el aborto, resultado que es asumido tanto por quien practica el aborto,
cuanto por quien presta su consentimiento. Con todo, es ciertamente difícil la modalidad,
puesto que en la mayor parte de las ocasiones estaríamos ante supuestos de despenaliza-
ción parcial, salvo que la intervención quirúrgica fuera absolutamente superflua. Obvia­
mente el dolo eventual es mucho más factible en el aborto realizado sin el consentimiento
de la embarazada”.

I) 0464 Tipo subjetivo: HURTADO POZO, J. (1994). M anual de Derecho Penal.


P a rte especial. Tomo II. Lima: Juris, p. 61. “El delito de aborto es siempre doloso. La
mujer que se practica maniobras abortivas debe ser consciente de su estado de embarazo,
de la naturaleza de los medios abortivos que utiliza, de los actos que realiza y del fin que
persigue (muerte del feto). Debe querer este resultado; al menos, en forma de dolo even­
tual. En caso de solo consentir el aborto, la mujer ha de ser igualmente consciente de la
intervención a la que se somete”.

¡4¡[jj JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Aborto consentido con sobreviniente muerte de


la víctima. CORTE SUPREMA: Descripción fáctica de una conducta típica de aborto
consentido. CORTES SUPERIORES: Bien jurídico protegido en el delito de aborto
consentido.

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
J 0810 A b o rto con sen tido con sobreviniente m uerte de la víctim a: “F. J. 6. En el pre­
sente caso [...] las resoluciones de fecha 25 de agosto y 15 de octubre de 2001, emitidas
por los jueces emplazados, que dictan y confirman el mandato de detención a la actora
por la supuesta comisión del delito contra la vida, el cuerpo y salud -homicidio cul­
poso, aborto consentido con sobreviniente muerte de la víctima y encubrimiento real-; al
respecto, el cuarto considerando del auto que dicta la detención preliminar expresa que
existe suficientes elementos de la comisión del delito que se le imputa como autora, y
hace referencia a una declaración de una testigo que describe como acompañó a la víc­
tima al domicilio de la beneficiada, sumándose a ello, las inspecciones técnico-policiales
y el protocolo de necropsia [también son] hechos que la incriminan. F. J. 7. Respecto al
requisito de que la sanción a imponerse sea superior a los cuatro años de pena privativa de
libertad, en el quinto considerando de la resolución cuestionada se expresa que el delito
de aborto con sobreviniente muerte de la víctima está dentro de los márgenes de legalidad

673
A rt. 116 L ibro segundo / Parte especial - delitos

donde se le sanciona al agente hasta con una pena no mayor a los cinco años de pena pri­
vativa de libertad (art. 115 del CP) y respecto al requisito de la existencia de suficientes
elementos probatorios para concluir que la imputada intenta eludir' la acción de la justicia
o perturbar la acción probatoria; asimismo, el sexto considerando del auto de detención
preliminar señala que se aprecia que a los investigados (refiriéndose entre ellos a la bene­
ficiada) se les atribuye la comisión de diversos ilícitos cuyas penalidades resultantes son
graves lo que estaría sumado a la forma como se habrían desplegado los hechos referidos
al ocultamiento del cadáver que hace apreciar una conducta indicativa de no querer some­
terse a la persecución penal por lo que se establece de que trataron de eludir la acción de
justicia” (ST C Exp. N ° 445-2011-P H C /T C -Ica, caso: D o ra E delia H uasasqu iche de Cas­
tillo, d el 02/08/2011, ff. jj. 6 y 7).

CORTE SUPREMA
J 0811 D escripción fá c tic a de una con du cta típica de aborto con sen tido: “En autos
se ha establecido que el procesado realizaba prácticas abortivas contando con la compli­
cidad de la coencausada, quien en algunas ocasiones le recomendaba los clientes, esta a
través de sus declaraciones a lo largo del proceso admite solo parte de los hechos, seña­
lando que su participación concluyó cuando llevó a la menor agraviada y a sus familiares
al tópico del encausado; sin embargo, dicha versión es contradicha con lo declarado por
el coprocesado quien de manera clara ha explicado que efectivamente la menor agraviada
íue conducida por la encausada para que le practique el aborto, quedando acreditada su
participación y responsabilidad en el ilícito en calidad de cómplice, ya que gracias a su
colaboración se realizó el acto abortivo con las consecuencias descritas” (E n : CASTILLO
ALVA, J . L. (2006). Jurisprud en cia penal. Sentencias de la Corte Suprem a d e Justicia de
la República. Tomo II. Grijley, Lima, p. 82).

CORTES SUPERIORES
J 0812 B ien ju ríd ic o p rotegido en el delito d e aborto consentido: “En esta clase de de­
litos se protege la vida humana dependiente, esto es, la vida del embrión o feto; teniendo
en cuenta que nuestra Constitución Política consagra en su artículo segundo, inciso pri­
mero la vida humana como derecho fundamental de la persona y se establece además que
el concebido es sujeto de derecho en todo cuanto le favorezca” (Ejecutoria S uperior del
2 6 /0 1 /1 9 9 8 , Exp. N ° 5 8 2 1 -9 7 -Lima).

ARTÍCULO 116 A borto sin consentim iento


El que hace abortar a una mujer sin su consentimiento, será reprimido con pena pri­
vativa de libertad no menor de tres ni mayor de cinco años.
Si sobreviene la muerte de la mujer y el agente pudo prever este resultado, la pena
será no menor de cinco ni mayor de diez años.

674
Aborto A rt. 116

N ormas concordantes
C : arts. 1, 2 irte. 1 ) ; C P : arts. 1 2 , 2 2 , 2 9 , 4 5 , 4 6 , 5 7 , 6 2 , 9 2 ; C d e P P : art. 1 7 9 ; C P P 1 9 9 1 :
art. 2 4 4 ; C P P 2 0 0 4 : art. 2 0 0 ; C C : arts. 1, 5 1 5 irte. 8 ) ; L e y 2 6 8 4 2 : art. 3 0

DOCTRINA

Sumario: Problemática / Sujeto activo-pasivo / Dolo / Falta de consentimiento de la madre / Ten­


tativa / Consumación.

_______
I) 0465 Problemática: CARBONELL MATEU, J. C. y GONZALEZ CUSSAC, J. L.
(1996). “Aborto”. En: VIVES ANTÓN, T. S.; BOIX REIG. J.; CARBONELL MATEU,
J. C. y GONZÁLEZ CUSSAC, J. L. (Coautores). Derecho Penal. Parte especial. Valen­
cia: Tirant lo Blanch, p. 101. “La conducta consiste en causar un aborto sin el consenti­
miento de la mujer. No importan los medios empleados. No hay obstáculos para la comi­
sión por omisión. Basta con la existencia de una posición de garantía y la probabilidad
rayana en la certeza de evitar el resultado de mediar la conducta activa: piénsese en el
compañero de la embarazada, ginecólogo, que no hace nada, por evitar un aborto que se
produce naturalmente contra la voluntad de esta y pudiendo evitarlo. Naturalmente, que
sea correcta la afirmación anterior, es necesario el dolo en cualquiera de sus modalidades
directa o eventual”.

n m IM m Sujeto activo-pasivo: BRAMONT ARIAS, L. A. (1988). Temas de Derecho


Penal. Tomo II. Lima: Sp Editores, pp. 23-24, 27. “El sujeto activo, puede ser cualquier
persona. Por ello VANNINI dice que se trata de un delito común o indiferente. A dife­
rencia del aborto consentido (delito plurisubjetivo), en este delito se requiere un sujeto
activo, el que realiza el aborto sin o contra el consentimiento de la mujer grávida, pol­
lo que se trata de un delito individual o monosubjetivo. [...] El abortador actuará sin el
consentimiento de la mujer si ella no ha manifestado, de cualquier manera, su consenti­
miento, esta hará [...] Puesto que la actuación del agente si no fue consentido, también
lesionaría el derecho a la libertad y a la maternidad de la mujer”.

W B B Dolo: CREUS, C. (1999). Derecho Penal. Parte especial. Tomo I. 2a reimpre­


sión de la 6a edición. Buenos Aires: Astrea, p. 57. “Es necesario el conocimiento por el
autor de que obra sin el consentimiento de la mujer [...] A ese conocimiento se equipara
la simple conjetura del agente sobre la existencia del consentimiento”.

I) II4Í.S Falta de consentimiento de la madre: SERRANO GÓMEZ, A. (2004). Dere­


cho Penal. Parte especial. 9a edición. Madrid: Dykinson, p. 81. “Estamos ante supues­
tos en los que hay que entender que la mujer desconoce que están realizando sobre ella
prácticas abortivas, puede pensar que se está llevando a cabo cualquier tipo de actividad
-normalmente con fines curativos-, que nada tiene que ver con la finalidad abortista, o
aún sospechándolo no se atreve a oponerse. Puede ocurrir que esté privada de capacidad
de decidir por efectos de drogas, anestesia, etc”.
A rt. 116 L ibro segundo / Parte especial - delitos

nii4()(> Falta de consentimiento de la madre: HURTADO POZO, J. (1994). Manual


de Derecho Penal. Parte especial. Tomo II. Lima: Juris, p. 61. “Se establece con esta
regla que el agente haga abortar a la mujer ‘sin su consentimiento’. Esta fórmula com­
prende tanto la forma más aguda de falta de consentimiento: el agente vence la resistencia
de la mujer mediante la violencia (vis absoluta ) o la amenaza (vis compulsiva), como la
forma sutil consistente en recurrir a medios astuciosos (abusar de la confianza de la madre
para hacerle ingerir productos abortivos o engañarla sobre la naturaleza de a la interven­
ción quirúrgica a la que será sometida). [...] La mujer tiene, bajo estas circunstancias, la
mente en blanco respecto de la intención del agente, por lo que no se opone ni puede con­
sentir a lo que desconoce”.

I)il4"li Consumación: HURTADO POZO, J. (1994). Manual de Derecho Penal. Parte


especial. Tomo II. Lima: Juris, p. 64. “El aborto se consuma con la muerte del feto” (BRA-
MONT, p. 28; PEÑA, 190; ROY, p. 258). “Se trata de un delito de daño y no de peligro.
Cuando las maniobras abortivas producen la expulsión del feto, sin causarle -en razón de
su desarrollo—la muerte, solo hay tentativa. La muerte del feto, momento en que se con­
suma el delito, puede no coincidir plenamente con la ejecución de las prácticas abortivas.
La muerte puede sobrevenir después de la expulsión del vientre materno; pero debe ser
la consecuencia de dichas maniobras. Si el ser sobrevive a las maniobras, la muerte que
luego se le produzca constituirá homicidio, atenuado o agravado según las circunstancias”.

JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Sindicación de la víctima en el delito de aborto no consentido /


La intención del agente debe estar dolosamente dirigida a interrumpir la gestación de la
víctima.

CORTE SUPREM A

J 0813 Sin dicación de la víctim a en e l d elito de aborto no consentido: “Que la culpa­


bilidad del citado imputado por delito de aborto no consentido se encuentra acreditada
con la sindicación de la víctima, quien señaló en sede preliminar [...] -en presencia del
representante del Ministerio Público- que el acusado lo llevó a la ciudad de Sullana y no
le confesó que le iban a practicar un aborto, pues solo le indicó que le normalizarían su
periodo menstrual; que en su declaración ampliatoria [...] -en presencia del fiscal pro­
vincial- añadió que en esa ciudad le colocaron una inyección, se durmió y cuando des­
pertó se encontraba mareada, con náuseas y observó que sangraba de sus partes íntimas;
que en sede sumarial y en el juicio oral [...] reiteró la versión incriminatoria y la mantuvo
firme en la diligencia de confrontación que sostuvo con el encausado en el plenario” (R.
N. N° 268-2009-Piura, del 29/04/2010, f. j. 5., Sala Penal Permanente).

J 0814 L a intención d el agente debe estar dolosam en te dirigida a in terru m pir la g e s­


tación de la v íctim a : “Se advierte que la procesada E.F.A.Q., ni a los procesados a quie­
nes se les reservó el juzgamiento O.F.A., B.S.M., B.L. y E.Q.A., tenían conocimiento que

676
A borto A rt. 117

la agraviada I.C.M., se encontraba con ocho semanas de gestación, no siendo su inten­


ción causarle aborto, ya que las lesiones que originaron en su persona, fueron producto de
un conflicto de tierras, hechos estos corroborados por la misma agraviada en su declara­
ción preventiva [...]; que, estando los hechos así escritos, la conducta de los encausados
se encuadraría en un delito de lesiones; por lo que se han desvirtuado los cargos impu­
tados a los encausados, por el delito de aborto no consentido” (R. N. N ° 3562-2002-Pitno,
d el 08/01/2004, Sala Penal).

ARTÍCULO 117 Agravación de la pena por la calidad del sujeto


El médico, obstetra, farmacéutico, o cualquier profesional sanitario, que abusa de su
ciencia o arte para causar el aborto, será reprimido con la pena de los artículos 115
y 116 e inhabilitación conforme al artículo 36, incisos 4 y 8.
N ormas concordantes
C : arts. 1, 2 inc. 1 ) ; C P : arts. 1 2 , 2 2 , 2 9 , 4 5 , 4 6 , 5 7 , 9 2 , 1 1 5 , 1 1 6 ; C d e P P : art. 1 7 9 ;
C P P 1 9 9 1 : art. 2 4 4 ; C P P 2 0 0 4 : art. 2 0 0 ; C C : arts. 1, 5 1 5 inc. 8 )

DOCTRINA

Sumario: Problemática del riesgo no permitido.

I) (1471 Problemática del riesgo no permitido: CREUS, C. (1999). D erecho Penal.


P arte especial. Tomo I. 2a reimpresión de la 6a edición. Buenos Aires: Astrea, p. 59.
“Abusa de su ciencia o de su arte el profesional que utiliza sus conocimientos para prac­
ticar él mismo el aborto o de cualquier otro modo (material o moral, por ejemplo, dando
indicaciones sobre procedimiento) colabora en su realización, fuera de los casos en que la
misma ley, con los recaudos de la lex artis, lo autoriza a realizarlo. Es, por lo tanto, indis­
pensable que el agente practique o colabore en un aborto de carácter típico. No hay abuso
en los casos en que el profesional produce culposamente el aborto, quedando entonces
al margen de la punibilidad, ya que el aborto culposo no está previsto por la ley penal”.

I) 1)472 Problemática del riesgo no permitido: BRAMONT-ARIAS TORRES, L.


A. y GARCÍA CANTIZANO, M. (1998). D erech o Penal. Parte especial. 4a edición.
Lima: San Marcos, p. 95. “No se castiga toda intervención de profesionales sanitarios,
sino solo aquella en la cual se da un abuso de su ciencia o arte para causar el aborto. Esto
se entiende si se tiene en cuenta que estos profesionales están dedicados a conservar la
vida y a velar por la salud de las personas, por lo que dentro de sus facultades está el cui­
dar los bienes jurídicos más importantes, la vida y la salud, si se aprovechan de sus cono­
cimientos en contra de estos bienes jurídicos, deben ser penados de manera más grave”.

677
A rt. 118 L ibro segundo / Parte especial - delitos

M í \JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA. Inhabilitación accesoria en el delito de aborto realizado por


profesionales.

CORTE SUPREMA
J 0815 In h abilitación accesoria en e l delito de aborto realizado p o r profesion ales:
“Cabe aplicar la pena de inhabilitación accesoria, consistente en la prohibición de ejercer
profesión médica, si el acusado abusó de su condición especial para practicar un aborto”
(Ejecutoria Suprem a del 2 3 /10/1997, Exp. N ° 4674-96-H uám tco).

ARTICULO 118 A borto preterintencional


El que, con violencia, ocasiona un aborto, sin haber tenido el propósito de causarlo,
siendo notorio o constándole el embarazo, será reprimido con pena privativa de
libertad no mayor de dos años, o con prestación de servicio comunitario de cincuen-
tidós a ciento cuatro jornadas.
N ormas concordantes
C: arts. 1, 2 i n c . l ) ; C P: arts. 1 2 , 2 2 , 2 9 , 3 1 , 4 5 , 5 7 , 6 2 , 9 2 ; C P P 1991: art. 2 4 4 ; C P P 2 0 0 4 :
art. 2 0 0 ; CC: arts. 1, 5, 5 1 5 inc. 8 )

DOCTRINA
Sumario: Conducta típica / Tipo subjetivo /Aborto con dolo eventual.

Conducta típica: HURTADO POZO, J. (1994). M anual de D erech o Penal.


Parte especial. Tomo II. Lima: Juris, p. 67. “La ejecución de la acción delictiva está
determinada por la expresión utilizada por el codificador: ‘el que con violencia ocasiona
el aborto [...]’ (art. 118). El término violencia ha de ser interpretado en sentido amplio.
Comprende tanto las simples vías de hecho, los malos tratos físicos (faltas), las lesiones
leves y las graves (delitos), como las coacciones (amenazas). Es decir, el legislador se
refiere a la vis absoluta (fuerza física) y a la vis compulsiva (fuerza moral). SOLER [...]
dice correctamente que i a expresión ‘violencia’, como genérica que es, se refiere a cual­
quier clase de traumatismos, malos tratos o coacciones, que por su naturaleza sean apre­
ciables como dirigidos contra la mujer, no contra el feto. [...] Este tipo de aborto implica,
es evidente el estado de embarazo de la mujer. No interesa el momento del embarazo en
que se encuentra la mujer.

_I)_04"4
_ _ _ Tipo subjetivo: HURTADO POZO, J. (1994). M anual de D erech o Penal.
Parte especial. Tomo II. Lima: Juris, pp. 68-69. “La referencia legal a la falta de propó­
sito de causar el aborto, excluye del todo la forma dolosa. Solo actúa con propósito de

678 .........
Aborto A rt . 119

obtener un resultado quien consciente y voluntariamente dirige su accionar hacia el logro


de un objetivo: la muerte del feto, por ejemplo. En el caso previsto en el art. 118, no se da
esa circunstancia. [...] Resulta indispensable, conforme a la ley, que el agente actúa cono­
ciendo o constándole el embarazo de la mujer; pero, sin el propósito de ejercer violen­
cia para causar el aborto. [...] Si el agente se presenta como posible el resultado muerte
del feto y, sin embargo, continúa agrediendo al a mujer hasta hacerla abortar, es de admi­
tir -al menos—el dolo eventual. En este caso, el art. 118 no es aplicable, sino el art. 116.
El aborto producido y no querido por el agresor ha de serle imputado a título de culpa”.

[PXÍflSJ Aborto con dolo eventual: CREUS, C. (1999). D erecho Penal. Parte es p e­
cial. Tomo I. 2a reimpresión de la 6a edición. Buenos Aires: Astrea, p. 65. “El tipo exige
que haya ejercido violencia, es decir, empleado una energía física dirigida sobre la mujer
[...]. Está comprendido cualquier despliegue de energía física, sea intencionalmente orien­
tada a dañar a la persona (golpes, malos tratos) o que constituya medio para obtener otros
resultados (coacciones, violencias carnales); puede operar sobre el cuerpo de la paciente
o sobre su psiquismo [...]. Pero la violencia desplegada por la figura es la que el autor
quiso desplegar sobre la mujer o que admitió que recayese sobre ella; con ello, quedan al
margen las acciones que culposamente han hecho incidir la energía. En consecuencia, los
resultados de las violencias culposas deberán ser punidos por los correspondientes tipos
culposos de homicidio o lesiones con respecto a la persona de la embarazada”.

IÜ3 JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTES SUPERIORES: Descripción fáctica del aborto preterintencional.

CORTES SUPERIORES
J 0816 D escripción fá c tic a del aborto p reterin ten cion al: “Constituye aborto preterin­
tencional el hecho que los procesados hayan agredido físicamente a la agraviada, siendo
evidente el embarazo de esta; profiriéndole golpes de puño y patada en la zona del estó­
mago y vientre ocasionando la pérdida del producto de la concepción” (Ejecutoria S up e­
rio r del 19/04/1998, Exp. N ° 7816-97 -Lima).

ARTÍCULO 119 A borto terapeútico


No es punible el aborto practicado por un médico con el consentimiento de la mujer
embarazada o de su representante legal, si lo tuviere, cuando es el único medio para
salvar la vida de la gestante o para evitar en su salud un mal grave y permanente.
N ormas concordantes
C: a rts. 1, 2 inc. 1 ) : CP: arts. 11, 2 0 ines. 8 ), 1 0 ) ; C P P 1 9 9 1 : art. 244; C P P 2 0 0 4 : art. 2 0 0 ;
C C : arts. 1, 5, 6

679
A rt. 119 L ibro segundo / Parte especial - delitos

DOCTRINA

Sumario: Tipo objetivo/Conductatípica/Fin del aborto terapéutico/Fundamento/Consentimiento.

_I)_Ii4"(>
_ _ _ Tipo objetivo: HURTADO POZO, J. (1994,). Manual de Derecho Penal.
Parte especial. Tomo II. Lima: Juris, p. 95. “El único que puede practicar el aborto tera­
péutico es un médico diplomado. [...] Están excluidos los prácticos o cualquier otra per­
sona dedicada a profesionales sanitarias (farmacéuticos, odontólogos, oculistas...), aun
cuando contaren con los conocimientos y la práctica suficientes. [...] Esto supone, evi­
dentemente, que primero se resuelve el conflicto de interés en favor de la vida o salud de
la madre. El requisito consistente en contar con la opinión favorable de dos médicos que
hubieran tratado el caso [...] Estos debían pronunciarse sobre la necesidad y oportunidad
de la inteiTupción del embarazo”.

I) 0477 Conducta típica: HURTADO POZO, J. (1994). Manual de Derecho Penal.


Parte especial. Tomo II. Lima: Juris, p. 96. “La interrupción del embarazo ha de ser el
único medio para salvar la vida de la madre o evitar en su salud (física o psíquica) un mal
grave y permanente (ROY, p. 283; BRAMONT, p. 33, PEÑA, p. 221; PRADO, p. 91).
Es decir que no haya posibilidad de eliminar esta situación de peligro mediante un trata­
miento médico apropiado para conservar el nuevo ser y alejar la situación de peligro sur­
gida en relación con la vida y la salud de la mujer”.

DH4"S Fin del aborto terapéutico: CREUS, C. (1999). Derecho Penal. Parte espe­
cial. Tomo I. 2a reimpresión de la 6a edición, Buenos Aires: Astrea, p. 62. “El aborto debe
haber sido decidido a fin de evitar un grave peligro para la vida o la salud de la madre,
pero esa finalidad solo influirá en la impunidad cuando el peligro no pueda ser evitado
por otros medios distintos del aborto. Los bienes que tienen que ponerse en peligro por
la continuación misma del embarazo o por la eventualidad del alumbramiento, son los de
la vida o la salud de la embarazada; otros perjuicios que no se refieran a ellas (por ejem­
plo, deformaciones que no influyan en el funcionamiento orgánico de la mujer) no que­
dan comprendidos”.

|)l)4-‘> Fundamento: SERRANO GÓMEZ, A. (2004). Derecho Penal. Parte espe­


cial. 9a edición. Madrid: Dykinson, pp. 90-91. “Se da este supuesto cuando sea necesario
para evitar un grave peligro para la salud física o psíquica de la embarazada y así conste
en un dictamen emitido con anterioridad a la intervención por un médico de la especia­
lidad correspondiente, distinto de aquel por quien o bajo cuya dirección se practique el
aborto”.

DII4SII Fundamento: LAURENZO COPELLO, P. (1990 y 1992). Compendio del


Derecho Penal español. Parte especial. Madrid: Marcial Pons, p. 85. “La indicación tera­
péutica concurre cuando la realización del aborto es necesaria para evitar un grave peligro
para la vida o salud física o psíquica de la embarazada y así consta en un dictamen emi­
tido con anterioridad a la intervención por un médico de la especialidad correspondiente,
distinto de aquel por quien o bajo cuya dirección se practique el aborto. La justificación

680
A borto A rt . 119

necesita el consentimiento expreso de la gestante, de manera que el médico deberá abste­


nerse de intervenir si consta de manera inequívoca la voluntad de la mujer de dar prefe­
rencia a la vida del feto”.

IHI-1N! Consentimiento: HURTADO POZO, J. (1994/ M anual d e D erecho Penal.


P arte especial. Tomo II. Lima: Juris, p. 98. “El requisito del consentimiento de la mujer
constituye un elemento común a todos los casos admitidos en el sistema de las sindicacio­
nes. La no penalidad de quien practica el aborto (por razones médicas, eugenésicas, cri­
minológicas o sociales) requiere la aceptación voluntaria de la madre. [...] La condición
básica es que el consentimiento sea válido. [...] El consentimiento de la mujer no consti­
tuye el fundamento de la impunidad del aborto terapéutico. No se trata de una causa de
justificación; pues nuestra ley no reconoce al consentimiento la eficacia de eliminar el
carácter antijurídico de una acción que daña el bien jurídico vida. Desde esta perspectiva,
la madre podría negarse a dar su consentimiento; sacrificándose a sí misma en beneficio
del nuevo ser. Si bien no tiene la facultad de disponer de la vida embrionaria, si es titular
del derecho a la maternidad como interés personalísimo”.

a JURISPRUDENCIA

Sumario: JURISPRUDENCIA EXTRANJERA: Aborto terapéutico y concebidos anencefálicos.

JU R ISPRU D EN CIA E X T R A N JER A

J 0817 A bo rto terapéutico y concebidos anencefálicos: “2.1 La autora quedó embara­


zada en marzo de 2001, cuando tenía 17 años de edad. El 27 de junio de 2001 se le rea­
lizó una ecografía en el Hospital Nacional Arzobispo Loayza de Lima, dependiente del
Ministerio de Salud. Del examen se estableció que se trataba de un feto anencefálico.
2.2. El 3 de julio de 2001, el doctor Ygor Pérez Solf, médico gineco-obstetra del Hospi­
tal Nacional Arzobispo Loayza de Lima, informó a la autora sobre la anomalía que sufría
el feto y los riesgos contra su vida en caso de continuar con el embarazo. El doctor Pérez
le señaló que tenía dos opciones: continuar o interrumpir la gestación; recomendándole la
interrupción mediante un legrado uterino. La autora decidió interrumpir el embarazo, por
lo cual se le practicaron los estudios clínicos necesarios, los cuales confirmaron el pade­
cimiento del feto. 2.3. El 19 de julio de 2001, cuando la autora se presentó en el hospi­
tal en compañía de su madre para ser internada para la intervención, el doctor Pérez le
informó que debía solicitarse la autorización por escrito al director del hospital. Siendo
la autora menor de edad, su madre, la señora Elena Huamán Lara, presentó dicha soli­
citud. El 24 de julio de 2001, el doctor Maximiliano Cárdenas Díaz, director del hospi­
tal, respondió por escrito, que no era posible realizar la interrupción de la gestación, por
cuanto hacerlo sería contravenir a las normas legales, ya que de conformidad con lo esta­
blecido en el artículo 120 del Código Penal, el aborto era reprimido con ‘pena privativa
de libertad no mayor de tres meses cuando es probable que el ser en formación conlleve
al nacimiento graves taras físicas o psíquicas’ y que, conforme al artículo 119 del mismo
Código, ‘solo el aborto terapéutico está permitido cuando ‘la suspensión del embarazo es

681
Art. 120 L ibro segundo /Parte especial - delitos

el único medio para salvar la vida de la gestante o para evitar en su salud un mal grave
permanente’ 2.4. El 16 de agosto de 2001, la señora Amanda Gayoso, asistente social ads­
crita al Colegio de Asistentes Sociales del Perú, realizó una evaluación del caso y con­
cluyó que se recomendaba la intervención médica para interrumpir el embarazo ‘ya que
de continuar solo se prolongaría la angustia e inestabilidad emocional de Karen y su fami­
lia’ Sin embargo, la intervención no se realizó debido a la negativa de los funcionarios
médicos adscritos al Ministerio de Salud. 2.5. El 20 de agosto de 2001, la doctora Marta
B. Rendón, médico psiquiatra adscrita al Colegio Médico Peruano rindió un infoime
médico psiquiátrico de la autora, concluyendo que: ‘el presunto principio de la beneficen­
cia para el feto ha dado lugar a maleficencia grave para la madre, pues se le ha sometido
innecesariamente a llevar a término un embarazo cuyo desenlace fatal se conocía de ante­
mano y se ha contribuido significativamente a desencadenar un cuadro de depresión con
las severas repercusiones que esta enfermedad tiene para el desarrollo de una adolescente
y para la futura salud mental de la paciente’ 2.6. El 13 de enero de 2002, con una demora
de tres semanas respecto a la fecha normalmente prevista para el parto, la autora dio a luz
una niña anencefálica, que vivió cuatro días; periodo durante el cual debió amamantarla.
Después de la muerte de su hija, la autora se sumió en un estado de profunda depresión.
Así lo diagnosticó la psiquiatra Marta B. Rondón. Asimismo, la autora afirma que pade­
ció de una inflamación vulvar que requirió tratamiento médico. 2.7. La autora presenta al
Comité la declaración médica de los doctores Annibal Faúdes y Luis Távara, especialis­
tas de la asociación Centerfor Reproductive Rights, quienes el 17 de enero de 2003 estu­
diaron el expediente clínico de la autora y señalaron que la anencefalia es una enfermedad
fatal para el feto en todos los casos. La mayoría mueren inmediatamente después del naci­
miento. Además pone en peligro la vida de la madre. En su opinión, al haber rechazado
interrumpir el embarazo, el personal médico tomó una decisión perjudicial para la autora
[...] 7. El Comité de Derechos Humanos, actuando de conformidad con el párrafo 4 del
artículo 5 del Protocolo Facultativo del Pacto, considera que los hechos que tiene ante sí
ponen de manifiesto una violación de los artículos 2, 7 ,1 7 y 24 del Pacto. 8. De conformi­
dad con el apartado a) del párrafo 3 del artículo 2 del Pacto, el Estado parte tiene la obli­
gación de proporcionar a la autora un recurso efectivo que incluya una indemnización.
El Estado parte tiene la obligación de adoptar medidas para evitar que se cometan vio­
laciones semejantes en el futuro” (Comunicación N° 1153/2003, caso: K.Cvs. Perú, del
24/10/2005, Párrafos: 2.1, 2.2, 2.3, 2.4, 2.5, 2.6, 2.7, 7 y 8, Comité de Derechos Huma­
nos de la ONU).

ARTICULO 120 Aborto sentim ental y eugenésico


El aborto será reprimido con pena privativa de libertad no mayor de tres meses:
1. Cuando el embarazo sea consecuencia de violación sexual fuera de matrimonio
o inseminación artificial no consentida y ocurrida fuera de matrimonio, siempre
que los hechos hubieren sido denunciados o investigados, cuando menos poli­
cialmente; o

- 682
A borto A rt. 120

2. Cuando es probable que el ser en formación conlleve al nacimiento graves taras


físicas o psíquicas, siempre que exista diagnóstico médico.
N o r m a s c o n c o r d a n t e s

C: arts. 1, 2 m e. 1); CP: arts. 12, 29, 45, 52, 62, 68; C P P 1991: art. 244; C P P 2004: art. 200;
CC: arts. 1, 5, 6; C A D H : art. 4 inc. 1); D U D H : arts. 3, 6

DOCTRINA

Sumario: Fundamento / Importancia del dictamen médico / Tipo objetivo del aborto sentimental /
Tipo subjetivo / Antijuricidad / Consentimiento.

o 04s: Fundamento: SERRANO GÓMEZ, A. (2004). Derecho Penal. Parte espe­


cial. 9a edición. Madrid: Dykinson, pp. 95-96. “Estamos ante un aborto eugenésico
cuando se presume que el feto habrá de nacer con graves taras físicas o psíquicas. No es
precisa la certeza, sino que es suficiente con la presunción que no ha de entenderse como
simple posibilidad, sino como alta probabilidad de que el feto nacerá con graves taras físi­
cas y psíquicas”.

I) 11483 Importancia del dictamen médico: MUÑOZ CONDE, F. (1999). Derecho


Penal. Parte especial. 12a edición. Valencia: Tirant lo Blanch, p. 95. “En el aborto euge­
nésico, el dictamen médico es fundamental, hasta el punto de exigirse que sea emitido por
dos especialistas de centro acreditado al efecto. [...]. El dictamen, obviamente, se basará
en criterios de probabilidad que deben valorarse de acuerdo con criterios médicos. Debe,
de todos modos, concederse un margen de error, siempre que no sea un error burdo o no
demuestre impericia. El error de los especialistas sobre los presupuestos fácticos de esta
indicación debe estimarse comprendido como error de prohibición [...]”.

I) H4S4 Tipo objetivo del aborto sentimental: HURTADO POZO, J. (1994). Manual
de Derecho Penal. Parte especial. Tomo II. Lima: Juris, pp. 90-91. “[...] El embarazo
debe ser consecuencia de ‘violación sexual fuera de matrimonio’ o de ‘inseminación arti­
ficial no consentida y ocurrida fuera de matrimonio’. Por violación sexual es de enten­
der tanto la violación presunta como la violación simple o agravada, en la que la víctima,
capaz de consentir válidamente, es sometida por la violencia [...] en cuanto a la exigencia
que la violación o la inseminación artificial tengan lugar fuera de matrimonio, resulta difí­
cil comprenderla. En caso de la violación es, por lo menos incoherente de reprimir la vio­
lación aún dentro de matrimonio y, al mismo tiempo, considerar que el aborto sentimen­
tal solo procede cuando la violación se produce fuera de matrimonio”.

1) 0485 Tipo objetivo del aborto eugenésico: HURTADO POZO, J. (1994). Manual
de Derecho Penal. Parte especial . Tomo II. Lima: Juris, p. 89. “Tara significa estigma
de decadencia o enfermedad. [...] No debe tratarse de cualquier anormalidad. La ley la
califica de grave. En caso de taras físicas, se puede tratar, por ejemplo, de la falta de las
dos piernas, pero no solo la falta de una mano. Como taras síquicas, es de mencionar la
imbecilidad, la esquizofrenia. No debe tratarse, por consiguiente, de taras que puedan ser

683
A rt. 120 L ibro segundo / Parte especial - delitos

eliminadas mediante una intervención médica (labio leporino) o que no impidan al nuevo
ser llevar una vida autónoma; no basta la posibilidad que perturbe su bienestar. [...] Esta
circunstancia deberá ser determinada por un médico previamente a la interrupción del
embarazo. [...] La predicción debe estar basada en elementos evidentes. No basta una
simple presunción”.

_I)_ ll4N
_ _ n_ Tipo subjetivo: HURTADO POZO, J. (1994). Manual de Derecho Penal.
Parte especial. Tomo II. Lima: Juris, p. 86. “El autor debe obrar dolosamente; en par­
ticular con conciencia plena de la situación particular en que actúa: estado del feto apre­
ciado conforme el pronóstico médico previo o el hecho que el embarazo sea el resul­
tado de una violación sexual y que esta haya ido, al menos, denunciada ante la autoridad
correspondiente. El dolo eventual es suficiente”.

l a i M Antijuricidad: HURTADO POZO, J. (1994). Manual de Derecho Penal.


Parte especial. Tomo II. Lima: Juris, p. 86. “El hecho de que nuestro legislador se haya
limitado a considerar las indicaciones sentimental y eugenésica como circunstancias ate­
nuantes en lugar de causas de impunidad, hace necesario preguntarse qué circunstancias
de justificación pueden ser consideradas aplicables. El problema existe en la medida en
que el conflicto de intereses se da entre la vida embrionaria y la libertad de la madre. Con­
flicto que ha sido resuelto -aunque incorrectamente- en favor de la primera; de modo que
no podría admitirse la no exigibilidad de otro comportamiento como causa justificante
porque, de lo contrario, el art. 120 resultaría siempre inaplicable”.

_I)_(1488
_ _ _ Consentimiento: HURTADO POZO, J. (1994). Manual de Derecho Penal.
Parte especial. Tomo II. Lima: Juris, p. 88. “Obrar contra su voluntad constituye una cir­
cunstancia que acentúa el carácter ilícito del comportamiento. Si se considera superfluo
el consentimiento de la madre, en caso de aborto eugenésico, se debería concluir que el
único fundamento de la atenuación de la pena es la integridad corporal o el estado de
salud (física o mental) del feto. Lo que supondría que los intereses en conflicto son, de
un lado, la vida embrionaria y, de otro lado, evitar el nacimiento de seres minusválidos
o la carga social que representa su crianza y mantenimiento. Por el contrario, si se tiene
en cuenta que el factor decisivo para la atenuación de la represión (para la impunidad, en
el sistema de las indicaciones consagrado en leyes extranjeras) es la libertad de la madre
para asumir todas las privaciones y sacrificios personales que implica la crianza de un hijo
gravemente deficiente, resulta indispensable que ella exprese libremente su voluntad. Su
dignidad de persona y su derecho a una maternidad responsable impiden que pueda impo­
nérseles la interrupción del embarazo”.

tWj JURISPRUDENCIA

Sumario: JURIDSPRUDENCIA EXTRANJERA: Conceptualización del aborto sentimental y


sus repercusiones en la madre.

684
Aborto A rt. 120

JURISPRUDENCIA EXTRANJERA
J 0818 C onceptualización d e l aborto sen tim en tal y su s repercusiones en la m adre:
“Basta considerar que la gestación ha tenido su origen en la comisión de un acto no solo
contrario a la voluntad de la mujer, sino realizado venciendo su resistencia por la violen­
cia, lesionando en grado máximo su dignidad personal y el libre desarrollo de su perso­
nalidad, y vulnerando gravemente el derecho de la mujer a su integridad física y moral, al
honor, a la propia imagen y a la intimidad personal. Obligarla a soportar las consecuen­
cias de un acto de tal naturaleza es manifiestamente inexigible; la dignidad de la mujer
excluye que pueda considerársele como mero instrumento y el consentimiento necesa­
rio para asumir cualquier compromiso u obligación cobra especial relieve en este caso
ante un hecho de tanta trascendencia como el de dar vida a un nuevo ser; vida que afec­
tará profundamente a la suya en todos los sentidos” (1985/53 TC; Pleno. 11 de abril de
1985. España).

685
CAPÍTULO III
LESIONES

ARTÍCULO 121 Lesiones graves(73)


El que causa a otro daño grave en el cuerpo o en la salud física o mental, será repri­
mido con pena privativa de libertad no menor de cuatro ni mayor de ocho años.
Se consideran lesiones graves:
1. Las que ponen en peligro inminente la vida de la víctima.
2. Las que mutilan un miembro u órgano principal del cuerpo o lo hacen impropio
para su función, causan a una persona incapacidad para el trabajo, invalidez o
anomalía psíquica permanente o la desfiguran de manera grave y permanente.
3. Las que infieren cualquier otro daño a la integridad corporal, o a la salud física
o mental de una persona que requiera veinte o más días de asistencia o descanso
según prescripción facultativa, o se determina un nivel grave o muy grave de
daño psíquico.
4. La afectación psicológica generada como consecuencia de que el agente obligue
a otro a presenciar cualquier modalidad de homicidio doloso, lesión dolosa o
violación sexual, o pudiendo evitar esta situación no lo hubiera hecho.
Cuando la víctima muere a consecuencia de la lesión y el agente pudo prever este
resultado, la pena será no menor de seis ni mayor de doce años.
En los supuestos 1, 2 y 3 del primer párrafo, la pena privativa de libertad será no
menor de seis años ni mayor de doce años cuando concurra cualquiera de las siguien­
tes circunstancias agravantes:
1. La víctima es miembro de la Policía Nacional del Perú o de las Fuerzas Arma­
das, magistrado del Poder Judicial o del Ministerio Público, magistrado del Tri­
bunal Constitucional, autoridad elegida por mandato popular, o servidor civil,
y es lesionada en ejercicio de sus funciones o como consecuencia de ellas.
2. La víctima es menor de edad, adulta mayor o tiene discapacidad y el agente se
aprovecha de dicha condición.
3. Para cometer el delito se hubiera utilizado cualquier tipo de arma, objeto con­
tundente o instrumento que ponga en riesgo la vida de la víctima.
4. El delito se hubiera realizado con ensañamiento o alevosía.
En este caso, si la muerte se produce como consecuencia de cualquiera de las agra­
vantes del segundo párrafo se aplica pena privativa de libertad no menor de quince
ni mayor de veinte años.

(73) A rtículo vigente conform e a la m odificación realizada por el artículo 1 de la Ley N° 30819 del 13/07/2018.
L esiones A rt. 121

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 1 2 1 .- El que causa a otro daño grave en el cuerpo o en la salud, será repri­
mido con pena privativa de libertad no menor de tres ni mayor de ocho años. Se con­
sideran lesiones graves:
1. Las que ponen en peligro inminente la vida de la víctima.
2. Las que mutilan un miembro u órgano principal del cuerpo o lo hacen impropio
para su función, causan a una persona incapacidad para el trabajo, invalidez o
anomalía psíquica permanente o la desfiguran de manera grave y permanente.
3. Las que infieren cualquier otro daño a la integridad corporal, o a la saludfísica
o mental de una persona que requiera treinta o más días de asistencia o des­
canso, según prescripción facultativa.
Cuando la víctima muere a consecuencia de la lesión y si el agente pudo prever este
resultado, la pena será no menor de cinco ni mayor de diez años.
MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:
Primera modificación: artículo 1 de la Ley N° 28878 del 17/08/2006.
A rtícu lo 1 2 1 .- El que causa a otro daño grave en el cuerpo o en la salud, será repri­
mido con pena privativa de libertad no menor de cuatro ni mayor de ocho años. Se
consideran lesiones graves:
1. Las que ponen en peligro inminente la vida de la víctima.
2. Las que mutilan un miembro u órgano principal del cuerpo o lo hacen impropio
para su función, causan a una persona incapacidad para el trabajo, invalidez o
anomalía psíquica permanente o la desfiguran de manera grave y permanente.
3. Las que infieren cualquier otro daño a la integridad corporal, o a la saludfísica
o mental de una persona que requiera treinta o más días de asistencia o des­
canso, según prescripción facultativa.
Cuando la víctima muere a consecuencia de la lesión y si el agente pudo prever este
resultado, la pena será no menor de cinco ni mayor de diez años.
Cuando la víctima es miembro de la Policía Nacional del Perú o de las Fuerzas
Armadas, Magistrado del Poder Judicial o del Ministerio Público, en el cumpli­
miento de sus funciones, se aplicará pena privativa de libertad no menor de cinco
años ni mayor de doce años.
Segunda modificación: artículo 2 de la Ley N° 30054 del 30/06/2013.
A rtícu lo 121.- El que causa a otro daño grave en el cuerpo o en la salud, será repri­
mido con pena privativa de libertad no menor de cuatro ni mayor de ocho años. Se
consideran lesiones graves:
1. Las que ponen en peligro inminente la vida de la víctima.
2. Las que mutilan un miembro u órgano principal del cuerpo o lo hacen impropio
para su función, causan a una persona incapacidad para el trabajo, invalidez o
anomalía psíquica permanente o la desfiguran de manera grave y permanente.

687
A rt . 121 L ibro segundo /Parte especial - delitos

3. Las que infieren cualquier otro daño a la integridad corporal, o a la saludfísica


o mental de una persona que requiera treinta o más días de asistencia o des­
canso, según prescripción facultativa.
En estos supuestos, cuando la víctima es miembro de la Policía Nacional del Perú
o de las Fuerzas Armadas, magistrado del Poder Judicial o del Ministerio Público,
miembro del Tribunal Constitucional o autoridad elegida por mandato popular, en
ejercicio de sus funciones o como consecuencia de ellas, se aplica pena privativa de
libertad no menor de seis años ni mayor de doce años.
Cuando la víctima muere a consecuencia de la lesión y si el agente pudo prever este
resultado, la pena será no menor de ocho ni mayor de doce años. En este caso, si la
víctima es miembro de la Policía Nacional o de las Fuerzas Armadas, magistrado
del Poder Judicial o del Ministerio Público, miembro del Tribunal Constitucional o
autoridad elegida por mandato popular, en ejercicio de sus funciones o como con­
secuencia de ellas, se aplica pena privativa de libertad no menor de doce ni mayor
de quince años.
Tercera modificación: artículo único del Decreto Legislativo N° 1237 del 26/09/2015.
A rtícu lo 1 2 1 .- El que causa a otro daño grave en el cuerpo o en la salud, será repri­
mido con pena privativa de libertad no menor de cuatro ni mayor de ocho años. Se
consideran lesiones graves:
1. Las que ponen en peligro inminente la vida de la víctima.
2. Las que mutilan un miembro u órgano principal del cuerpo o lo hacen impropio
para su función, causan a una persona incapacidad para el trabajo, invalidez o
anomalía psíquica permanente o la desfiguran de manera grave y permanente.
3. Las que infieren cualquier otro daño a la integridad corporal, o a la saludfísica
o mental de una persona que requiera treinta o más días de asistencia o des­
canso, según prescripción facultativa.
En estos supuestos, cuando la víctima es miembro de la Policía Nacional del Perú
o de las Fuerzas Armadas, magistrado del Poder Judicial o del Ministerio Público,
miembro del Tribunal Constitucional o autoridad elegida por mandato popular, en
ejercicio de sus funciones o como consecuencia de ellas, se aplica pena privativa de
libertad no menor de seis años ni mayor de doce años.
Cuando la víctima muere a consecuencia de la lesión y si el agente pudo prever este
resultado, la pena será no menor de ocho ni mayor de doce años. En este caso, si la
víctima es miembro de la Policía Nacional o de las Fuerzas Armadas, magistrado del
Poder Judicial o del Ministerio Público, miembro del Tribunal Constitucional o autori­
dad elegida por mandato popular, en ejercicio de sus funciones o como consecuencia de
ellas, se aplica pena privativa de libertad no menor de quince ni mayor de veinte años.
Cuarta modificación: artículo 1 del Decreto Legislativo N° 1323 del 06/01/2017.
Artículo 121- E l que causa a otro daño grave en el cuerpo o en la salud, será repri­
mido con pena privativa de libertad no menor de cuatro ni mayor de ocho años. Se
consideran lesiones graves:

688
L esiones A rt. 121

1. Las que ponen en peligro inminente la vida de la víctima.


2. Las que mutilan un miembro u órgano principal del cuerpo o lo hacen impropio
para su función, causan a una persona incapacidad para el trabajo, invalidez o
anomalía psíquica permanente o la desfiguran de manera grave y permanente.
3. Las que infieren cualquier otro daño a la integridad corporal, o ala saludfísica
o mental de una persona que requiera treinta o más días de asistencia o des­
canso según prescripción facultativa, o se determina un nivel grave o muy grave
de daño psíquico.
4. La afectación psicológica generada como consecuencia de que el agente obli­
gue a otro a presenciar cualquier modalidad de homicidio doloso, lesión dolosa
o violación sexual, o pudiendo evitar esta situación no lo hubiera hecho.
En los supuestos 1, 2 y 3 del primer párrafo, la pena privativa de libertad será
no menor de seis años ni mayor de doce años, cuando concurra cualquiera de las
siguientes circunstancias agravantes:
1. La víctima es miembro de la Policía Nacional del Perú o de las Fuerzas Armadas,
magistrado del Poder Judicial o del Ministerio Público, magistrado del Tribunal
Constitucional, autoridad elegida por mandato popular, o servidor civil, y es lesio­
nada en ejercicio de sus funciones o como consecuencia de ellas.
2. La víctima es menor de edad, adulta mayor o tiene discapacidad y el agente se
aprovecha de dicha condición.
3. Para cometer el delito se hubiera utilizado cualquier tipo de arma, objeto contun­
dente o instrumento que ponga en riesgo la vida de la víctima.
4. El delito se hubiera realizado con ensañamiento o alevosía.
Cuando la víctima muere a consecuencia de la lesión y el agente pudo prever este
resultado, la pena será no menor de ocho ni mayor de doce años. En este caso, si la
muerte se produce como consecuencia de cualquiera de las agravantes del segundo
párrafo se aplica pena privativa de libertad no menor de quince ni mayor de veinte
años.
Quinta modiñcación: artículo 1 de la Ley N° 30819 del 13/07/2018.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C: arts. 1, 2 inc. 1); C P: arts. 12, 29, 45, 5 7 inc. 1); C P P 1 9 9 1 : art. 243; C P P 2 0 0 4 : art. 314
inc. 1; CC: arts. 5, 6, 7, 333 inc. 2); 515 inc. 8); 746, 783; C P M P : arts. 7, 33 inc. 16); L e y
30037: art. 23; L e y 303 6 4 : art. 1 y ss.

DOCTRINA

Sumario: Bien jurídico / Daño en el cuerpo/ Darío en la salud / Imputación objetiva / Tipo subje­
tivo / Tentativa /Agravante del inciso 2.

689
A rt . 121 L ibro segundo /Parte especial - delitos

I) IMS') Bien jurídico: DIEZ REPOLLES, J. L. (1997). En: Comentarios al Código


Penal. Parte especial. Tomo I. DIEZ RIPOLLÉS, J. L. y GRACIA MARTÍN, L. (Coor­
dinadores). Valencia: Tirant lo Blanch, pp. 326-328. “La integridad corporal o física ha
constituido el objeto de protección [...] Por ella se puede entenderse el estado del cueipo
en su concreta plenitud anatómico-funcional interna y externa. Resultaría vulnerada a tra­
vés de toda pérdida, inutilización, menoscabo o desfiguración de cualesquiera órganos,
miembros o partes del cuerpo. [...] Integridad corporal y la salud como bien jurídico pro­
tegido en los delitos de lesiones ha merecido una amplia acogida tanto doctrínalo como
jurisprudencial. [...] La adición de la salud se muestra desde un principio como la vía a
través de la cual se pueden incorporar explícitamente al ámbito de protección las altera­
ciones morbosas que no supongan una afección a la integridad anatómico-funcional, sin
valorar entre ellas a las de naturaleza psíquica. Por lo general la doctrina establece una
estrecha vinculación de la vulneración de la salud a la presencia de una enfermedad Por
esta, en mi opinión, cabe entender jurídicamente toda alteración temporal o permanente
del normal funcionamiento del organismo humano que precise de asistencia sanitaria, y/o
de un periodo apreciable de recuperación espontánea”.

I) II4‘)H Daño en el cuerpo: BRAMONT ARIAS, L. A. (1988). Temas de Derecho


Penal. Tomo II. Lima: San Marcos, p. 37. “El daño en el cuerpo implica una modifica­
ción, porque no es necesario que el resultado reduzca la integridad física del individuo.
Se trata de un concepto anatómico. Así, por ejemplo, el caso de una persona a la que le
quedara la nariz torcida o el ojo entreabierto por efecto de una puñada. Esta modificación
puede ser interna o extema: importa poco que sea o no percibida exteriormente. La modi­
ficación ha de ser más o menos duradera, es decir, ha de quedar por algún tiempo, unas
presiones violentan una torcedura, una modificación temporalmente la contextura física
del individuo, en tanto actúa sobre ella una fuerza exterior; pero una vez que ella cesa una
acción el organismo vuelve a su armonía habitual. No habría daño en el cuerpo”.

¡aüW H Daño en el cuerpo: DONNA, E. (2003). Derecho Penal. Parte especial.


'lomo 1. Buenos Aires: Rubinzal Culzoni, p. 239. “Por daño en el cuerpo cabe entender
a toda alteración en la estructura física del organismo. Se afecta la anatomía del cuerpo
humano, pudiendo tratarse de lesiones intemas (ruptura en órganos o tejidos intemos) o
externas (cortaduras visibles, mutilaciones, contusiones, quemaduras, manchas, pigmen­
taciones en la piel, etc.). El delito consiste en alterar la integridad física de la propia víc­
tima, siendo irrelevante que, en el caso concreto, se ‘mejore’ el organismo. Quien por la
fuerza somete a un individuo a una cirugía plástica, con el fin de corregir sus defectos físi­
cos, sin lugar a dudas comete el delito de lesiones”.

________
I ) H4‘)2 Daño en la salud: BRAMONT ARIAS, L. A. (1988). Temas de Derecho Penal.
Tomo II. Lima: San Marcos, p. 38. “Por daño en la salud se entiende toda modificación
en el funcionamiento del organismo de una persona. Se trata de un concepto fisiológico:
lesiones de los órganos intemos que no se manifiestan exteriormente. El trastorno funcio­
nal ha de tener alguna duración. Las sensaciones momentáneas [...] no constituyen lesio­
nes. La situación es distinta si esas sensaciones perduran por un término más o menos
largo, de suerte que pueden reputarse como trastornos en el estado de salud del individuo.

690
L esiones A rt. 121

Constituyen daño en la salud, las lesiones causadas por el contacto o contagio, como las
infecciones blenorrágicas o sifilíticas, la tuberculosis, etc.

I) 041).’ Imputación objetiva: CREUS, C. (1999). Derecho Penal. Parte especial.


Tomo I. 2a reimpresión de la 6a edición. Buenos Aires: Astrea, p. 80. “Se atiende aquí a
que, en el caso concreto, a causa de la lesión, la víctima haya corrido efectivamente peli­
gro de muerte, es decir, se encontrase expuesta a morir, porque ese peligro lo constituyó
la lesión misma (por los órganos que dañó, la hemorragia que produjo, etc.), o porque
aquella se insertó en la condición física de la víctima que tomó peligrosa para su vida una
herida que no hubiese acarreado ese peligro en otro sujeto pasivo en condiciones diferen­
tes. Lo que típicamente importa, pues, es el peligro efectivamente corrido por la víctima”.

Tipo subjetivo: HERRERA MORENO, M. (2010). “Lecciones, violencia y


trafico de órganos”. En: POLAINO NAVARRETE, M. (Director). Lecciones de Dere­
cho Penal. Parte especial. Tomo II. Madrid: Tecnos, p. 102. “En cuanto a los aspectos
de tipicidad subjetiva, el dolo se configura por el conocimiento y voluntad de causar el
resultado de lesión que reclama el tipo, siendo compatible la conducta con el dolo even­
tual. Las lesiones reclaman la concurrencia del aniimis laedendi o ánimo de lesionar, con
exclusión de animas necandi o ánimo específico de producir muerte. Ahora bien, desde
un punto de vista fáctico objetivo, el delito de lesiones consumadas y el homicidio en
grado de tentativa acabada son difícilmente discernibles. Tal diferenciación discusión
tradicional en la doctrina y la jurisprudencia, se entienda como clave trascendente para
la calificación de un delito de lesiones frente a un homicidio en grado de tentativa. [...]
Emprendida una acción con ánimo homicida, el régimen del desistimiento en la tentativa
[...] excluye de punición como homicida desistente, pero este habrá de responder por las
lesiones cometidas hasta el momento del abandono ejecutivo”.

I) (I4‘>5 Tentativa: ROY FREYRE, L. E. (1986). Derecho Penal. Parte especial. 2a edi­
ción. Lima: Eddili, pp. 307-308. “Siendo las lesiones un delito de naturaleza material, la
tentativa es configurable [...] solo queda a salvo de esta posibilidad el caso de las lesiones
seguidas de muerte (también denominado, aunque con impropiedad en nuestra dogmá­
tica, “homicidio preterintencional”). Algunos penalistas han sostenido que no existe posi­
bilidad de tentativa en el delito de lesiones, en razón a que, al frustrarse el proceso ejecu­
tivo de esta infracción penal, no se podría conocer si el propósito del agente fue causar
una lesión grave o una lesión menos grave. No obstante, nosotros pensamos que, si las
circunstancias ponen de manifiesto un animas vulnerandi que merece mayor reprochabi-
lidad, no materializado por motivos ajenos a la voluntad del agente, entonces no hay difi­
cultad para la configuración de tentativa. Los medios empleados por el actor pueden aquí
servir de valiosos elementos de juicio. Así, por ejemplo, en el caso de quien arroja ácido
sulfúrico con dirección al rostro de su enemigo, el mismo que, al desviarse o desubicarse
oportunamente, consigue escavar ileso. En cambio, cuando las circunstancias, en lugar de
ser claras, ofrecieran alguna duda con respecto a si la intervención del sujeto activo fue
causar una lesión grave o una menos grave, la solución está dada por el principio indubio
pro reo, de universal aplicación”.

691
A rt. 121 L ibro segundo / Parte especial - delitos

I) 114% Agravante del inciso 2: SERRANO GÓMEZ, A. (2004). Derecho Penal.


Parte especial. 9a edición. Madrid: Dykinson, p. 111. “Aunque se suele equiparar pér­
dida a inutilización o quedar impedido, por pérdida, no obstante, habría que entender la
separación del órgano o miembro del cuerpo de la víctima, equivale a desaparición [...].
La acción puede llevarse a cabo por mutilación o cualquier otro procedimiento, piénsese
en la extirpación de un brazo. Inutilizar equivale a dejar privado de su función al órgano
o miembro, pues aunque sigue unido al cuerpo humano le es inservible al mismo, por lo
que es suficiente con que la inutilidad sea tal que prácticamente su función sea nula o casi
nula”.

JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Afectación a la integridad física de la persona /


Integridad física / Integridad psíquica. ACUERDO PLENARIO: Sobre la anomalía psí­
quica permanente derivada de la lesión. CORTE SUPREMA: Justificación de las lesio­
nes graves por ejercicio de legítima defensa / Lesiones graves y determinación judicial
de la pena.

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

J 0819 A fecta ció n a la in tegridad fís ic a d e la perso n a : “F. J. 6. El derecho a la vida


es el primero de los derechos fundamentales, ya que sin este no es posible la existen­
cia de los demás derechos, no solo es un derecho fundamental reconocido, sino con un
valor superior dentro del ordenamiento jurídico, y el derecho a la integridad personal se
encuentra vinculado con la dignidad de la persona, con el derecho a la vida, a la salud y a
la seguridad personal. Tiene implicación con el derecho a la salud en la medida que esta
última tiene como objeto el normal desenvolvimiento de las funciones biológicas y psico­
lógicas del ser humano; deviniendo así, en una condición indispensable para el desarro­
llo existencial y en un medio fundamental para alcanzar el bienestar individual y colec­
tivo. F. J . 7. De acuerdo al inciso 1, del artículo 2 de la Constitución la integridad personal
se divide en tres planos: físico, psíquico y moral. Con respecto al plano físico ha preci­
sado este tribunal (Exp. N° 2333-2004-HC) que la integridad física presupone el derecho
a conservar la estructura orgánica del ser humano; y, por ende, a preservar la forma, dis­
posición y funcionamiento de los órganos del cuerpo humano y en general, la salud del
cuerpo. La afectación de la integridad física se produce cuando se generan incapacida­
des, deformaciones, mutilaciones, perturbaciones o alteraciones funcionales, enfermeda­
des corpóreas, etc.” (STC Exp. N ° 6057-2007-PHC/TC-Lima, caso: Teofanes Ronquillo
Cornelio, del 19/12/2007, ff.jj.6 y 7).

J 0820 In teg rid a d físic a : “La integridad física presupone el derecho a conservar la
estructura orgánica del ser humano; y, por ende, a preservar la forma, disposición y fun­
cionamiento de los órganos del cuerpo humano y, en general, la salud del cuerpo. La afec­
tación de la integridad física se produce cuando se generan incapacidades, deformacio­
nes, mutilaciones, perturbaciones o alteraciones funcionales, enfermedades corpóreas,

692
L esiones Art . 121

etc. En ese orden de ideas, el apartado h) del inciso 24) del artículo 2 de la Constitución
prohíbe toda forma de violencia física.
La indemnidad corporal está sujeta, como regla general, al principio de irrenunciabilidad;
vale decir, que la Constitución no avala ni permite las limitaciones físicas voluntarias,
salvo casos excepcionales. En ese sentido, la persona tiene la responsabilidad de mante­
ner incólume su integridad y, por consiguiente, de no atentar contra su propia estructura
corpórea. Los actos de disposición del cuerpo solo son admisibles cuando surge una exi­
gencia ante un estado de necesidad, una razón médica o motivos de humanitarismo (pér­
dida de un miembro u órgano para salvar el resto de la estructura corpórea, una gangrena
o la donación de un órgano para preservar una vida ajena).
Al respecto, el artículo 6 del Código Civil -precepto que complementa el mandato constitu­
cional- prohíbe los actos de disposición del propio cuerpo cuando ocasionan una disminu­
ción permanente del mismo o, en todo caso, cuando sean contrarios al orden público o a la
buenas costumbres. En virtud de ello, la persona solo puede disponer de aquellas partes de
su cuerpo que, al ser despojadas o separadas, no ocasionen una disminución permanente de
su integridad física. Por ende, cabe la posibilidad de que la persona pueda ceder todas aque­
llas partes, sustancias o tejidos que se regeneren, siempre que ello no atente gravemente
contra su salud o ponga en peligro su vida; tales los casos del corte del cabello, la donación
de sangre, etc. Dicha postura tiene como base y fundamento el histórico caso de Paolo Sal-
vatori (Ñapóles, 1930), en el cual este fue objeto de una intervención quirúrgica de ceden-
cia de testículo a favor de Vittorio La Pegna. Allí el Tribunal de Nápoles fijó el criterio de
que, con dicha disposición del cuerpo, no se había ocasionado ninguna disminución grave.
Asimismo, el artículo 7 del Código Civil autoriza expresamente la facultad de donar par­
tes del cueipo o de órganos o de tejidos; empero, precisa que dicha cesión no deberá per­
judicar gravemente la salud o reducir sensiblemente el tiempo de vida del donante. El
consentimiento del donante debe ser expreso y por escrito, además de ser libre, sin coac­
ción ni fraude. Añádase que la autorización debe sustentarse en la previa y adecuada
información acerca de la naturaleza del acto quirúrgico a practicarse sobre él, sus con­
secuencias y riesgos” (STC Exp. N° 2333-2004-HC/TC-Callao, caso: Natalia Foronda
Crespo y otras, del 12/08/2004,/. j. 2.1).

J 0821 L a in tegridad p síq u ica : “El derecho a la integridad psíquica se expresa en la


preservación de las habilidades motrices, emocionales e intelectuales. Por consiguiente,
asegura el respeto de los componentes psicológicos y discursivos de una persona, tales
como su forma de ser, su personalidad, su carácter, así como su temperamento y lucidez
para conocer y enjuiciar el mundo interior y exterior del ser humano. En ese sentido, se
considera como un atentado contra este derecho la utilización de procedimientos médi­
cos como el llamado ‘suero de la verdad’, que supone la aplicación de soluciones líqui­
das para explorar, sin expresión de voluntad, el campo del subconsciente. Asimismo, se
encuentran proscritos los denominados ‘lavados de cerebro’ o las hipnosis realizadas por
vía compulsiva o no avaladas por el libre albeldrío.
En la jurisprudencia son recurrentes los actos de afectación psíquica en el ámbito educa­
tivo como consecuencia de ciertas medidas correctivas a los educandos (ofensa verbal,
prohibiciones de ingreso y salida del recinto escolar, etc.); así como aquellos que aparecen

693
A rt. 121 L ibro segundo /Parte especial - delitos

en el ámbito familiar (manipulaciones para el goce del régimen de visitas, retardo no jus­
tificado de las prestaciones alimentarias, etc.). En ese orden de ideas, el apartado h) del
inciso 24) del artículo 2 de la Constitución prohíbe toda forma de violencia psíquica con­
tra una persona” (STC N° 2333-2004-HC/TC-Callao, caso: Natalia Foronda Crespo y
otras, del 12/08/2004, f j. 2.3).

ACUERDO PLENARIO
J 0822 S obre la a n o m a lía p síq u ic a p e r m a n e n te d e riva d a d e la lesió n : “F. J. 12. El
inciso 2 del artículo 121 del CP se refiere a la ‘anomalía psíquica permanente’ cau­
sada con la lesión inferida a la víctima. La anomalía psíquica permanente está con­
templada en la ley penal (art. 20.1) y en la doctrina peruana como: eximente de res­
ponsabilidad penal; y dentro de ellas, las oligofrenias (retrasos mentales), las
demencias, las esquizofrenias y otros trastornos psicóticos. F. J. 13. Las circunstan­
cias eximentes de responsabilidad penal, han sido tratadas por la doctrina penal; com­
parativamente en una referencia no exhaustiva a partir de las sentencias del Tribunal
Supremo de España, se hallan por ejemplo el trastorno psicótico de tipo paranoide o
esquizofrenia paranoide (manifestado en una interpretación delirante de la realidad
que da lugar a reacciones violentas); las oligofrenias profundas -id iocia- (en cocien­
tes intelectuales inferiores al 25 o 30 por 100 que corresponde a una edad mental por
debajo de los 4 años de edad). Para Alonso Peña-Cabrera Freyre, el tipo penal requiere
que la anomalía psíquica sea permanente, quedando descartadas aquellas perturbacio­
nes psicológicas temporales, que vayan a cesar después de un tiempo. F. J. 14. Es de
común conocimiento que las oligofrenias leves, moderadas o profundas no son efec­
tos o consecuencias surgidas de una agresión súbita y que en las psicosis hay un tras­
fondo bioquímico larvado que puede ser ‘gatillado’ o ‘disparado’ por una experiencia
traumática, de modo que corresponde a los expertos señalar con solvencia si hay o no
supuestos en que se pueda establecer que la referencia a anomalía psíquica perma­
nente tiene sentido en el inciso dos del artículo 121 de modo independiente del inciso
3 del propio artículo 121. F. J. 19. Estando el inciso 3, del primer párrafo del artículo
121 del Código Penal, se considera lesión grave a la que ocasiona ‘daño a la salud
mental que requiera 30 o más días de asistencia o descanso’, según prescripción
facultativa; tal forma de fijación de la alteración a la salud mental, considerada en
días de asistencia o descanso es refractaria a la nueva determinación de los niveles de
daño psíquico que establece el artículo 124-B, por lo cual, resulta razonable entender
que aquel parámetro, solo puede ser de aplicación a las lesiones físicas. La referencia
al daño a la salud mental en función a días de asistencia médica o descanso ha deve­
nido en una reminiscencia, una residualidad impropia e inoperativa de cara al cambio
legislativo introducido por el Decreto Legislativo N° 1323, que no fue corregido por
omisión del legislador. F. J . 26. A consideración de la licenciada en psicología y
perito argentina doña Silvia Castelao, el concepto más claro de daño psíquico es el
propuesto por el médico psiquiatra don Ricardo Ernesto Risso: quien lo considera
como un ‘Síndrome psiquiátrico coherente (enfermedad psíquica), novedoso en la
biografía, relacionado causal o concausalmente con el evento de autos (accidente,
enfermedad, delito), que ha ocasionado una disminución en las aptitudes psíquicas

694
L esiones A rt. 121

previas (incapacidad), que tiene carácter irreversible (cronicidad) o al menos jurídi­


camente consolidado (dos años)’ Al referirse a síndrome psiquiátrico coherente, Risso
precisa que ‘no es otra cosa que una enfermedad mental’ y estas no pueden ser diag­
nosticadas en base a un solo síntoma o a algún síntoma aislado, sino que deben ser
coherentemente agrupados en algún cuadro clínico; en consideración a los criterios
señalados refiere que no deben considerarse daño psíquico: los síntomas aislados que
no constituyen una enfermedad, las enfermedades que no aparecieron ni se agravaron
a causa del evento, las que no tengan relación con el acontecimiento, lo no incapaci­
tante y lo que no está cronificado o jurídicamente consolidado. Además, esta enfer­
medad debe dañar de manera perdurable una o varias de las siguientes funciones. 1)
capacidad para desempeñar sus tareas habituales. 2) capacidad para acceder al tra­
bajo. 3) capacidad para ganar dinero. 4) capacidad para relacionarse. Para ECHE­
BURUA y otros, el daño psicológico se refiere a dos aspectos ‘por un lado a las lesio­
nes psíquicas agudas producidas por un delito violento, que, en algunos casos, pueden
remitir con el paso del tiempo, el apoyo social o un tratamiento psicológico adecuado;
y, por otro, a las secuelas emocionales que persisten en la persona de forma crónica,
como consecuencia del suceso sufrido y que interfieren negativamente en su vida
cotidiana. En uno y otro caso, el daño psíquico es la consecuencia de un suceso nega­
tivo que desborda la capacidad de afrontamiento y de adaptación de la víctima a la
nueva situación’. El propio ECHEBURUA clasifica, dos tipos básicos de daño psico­
lógico: a) Daño agudo o lesiones psíquicas, que se caracterizarían por la posibilidad
de que puedan remitir con el paso del tiempo, el apoyo social o un tratamiento tera­
péutico adecuado. Las lesiones psíquicas más frecuentes son los trastornos adaptati-
vos (caracterizados por un estado de ánimo depresivo o ansioso), el trastorno por
estrés agudo o el trastorno por estrés postraumático, b) Daño crónico o secuelas psí­
quicas, que se caracterizarían por la estabilidad del daño, persistiendo en la persona
de forma crónica, a modo de cicatrices psicológicas, no remitiendo con el paso del
tiempo ni con un tratamiento adecuado. Las secuelas psíquicas más frecuentes son las
modificaciones permanentes de la personalidad (ECHEBURUA, 2004, citado en
MORILLAS, PATRÓ y AGUILAR, 2011, p. 394). F. J. 27. La Guía para Determinar
el Daño Psíquico, contiene las pautas que debe seguir el perito psicólogo o psiquiatra
para establecer los niveles de daño psíquico y que puede orientar al perito de parte,
según esta, para apreciar el daño deben estar presentes los criterios siguientes; ‘un
cuadro psicopatológico conformado como síndrome; ser nuevo en el historial del exa­
minado; causar limitación real del psiquismo; tener suficiente jerarquía y enverga­
dura como para causar lesión; presentarse definido y acreditar un nexo causal con un
agente traumático determinado por el hecho punible; ser crónico o jurídicam ente
consolidado’ (sic). La guía no se aplica para evaluar a niños, niñas, adolescentes ni a
mujeres e integrantes del grupo familiar en casos de violencia familiar. F. J. 28. El
menoscabo considerado como daño debe ser jurídicamente consolidado,
estableciéndose tal estado (presencia de ‘huella psíquica’ al termino de 6 meses de
ocurrido el evento que le dio origen, tal límite temporal se señala como idóneo para
los trastornos adaptativos descritos en el Manual de Diagnóstico Estadístico de los
Trastornos Mentales (DSM-IV), de la Asociación Americana de Psiquiatría,

695
A rt. 121 L ibro segundo /Parte especial - delitos

instrumento de validez científica universalmente reconocido, versión que se encon­


traba vigente cuando se emitió la primera versión de la Guía para Determinar el Daño
Psíquico. Sobre la firmeza científica del CIE 10 y el DSM5 (Disease Stadistical Men­
tal 5), el psicólogo Geoffrey M. Redd, Director de la clasificación de trastornos men­
tales y del comportamiento de la clasificación internacional de enfermedades de la
OMS, en entrevista realizada en España dijo sin desmerecer la importancia del DSM
(hecho por la Asociación Psiquiátrica Norteamericana), la universalidad del CIE 10
está respaldada en el método de estandarización de los diagnósticos y en la fuerza del
empleo (70% de los psiquiatras en el mundo) y agregó que los reportes de salud
pública a la OMS deben hacerse bajo las reglas del CIE. Ahora, el DSM-5 ha catalo­
gado el Trastorno de estrés post traumático (TEPT) en el apartado 309-81 (en relación
al apartado F43-1 del clasificador internacional de enfermedades -CIE-10), diferen­
ciando los criterios a considerar cuando se trate de adultos, adolescentes y niños
mayores de 6 años, y los que deben estar presentes cuando se diagnostique a niños
menores a 6 años; en ambos casos la expresión retardada de este trastorno se presenta
después de 6 meses del acontecimiento, aunque algunos síntomas pudieran ser inme­
diatos. Cabe resaltar que uno de los criterios que contempla el Manual de Diagnós­
tico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V), para el trastorno de estrés
post traumático es la exposición a la muerte, lesión grave o violencia sexual sea real
o en forma de amenaza como experiencia directa o presencia directa en el suceso. Los
siguientes cuadros ayudan a apreciar la evolución del daño psíquico y algunas expre­
siones clínicas asociadas a experiencias traumáticas relacionados con un hecho
violento.

FASES EN LA EVOLUCIÓN DEL DAÑO PSÍQUICO

Fase Duración Características


Shock activo: agitación, gritos, enturbiamiento de
la conciencia, hiperactividad, deambulación
Shock o De minutos a horas
desorganización (reacción inmediata) Shock pasivo: catatonía, paralización o hipoacti-
vidad motriz, deambulación, enturbiamiento de la
conciencia

Tipo I: sintomatología traumática aguda.


De semanas a meses
Reorganización Tipo II: negación (reacción postraumática
(reacción a corto plazo)
retardada)

Variable
Recuperación o croniñcación de la sintomatología
Readaptación (6 meses a 2 años) (reac­ traumática
ción a largo plazo)

696
L esiones A rt. 121

CUADROS CLÍNICOS ASOCIADOS A EXPERIENCIAS TRAUMÁTICAS

Trastornos de ansiedad Trastornos disociativos Otros cuadros clínicos


Trastornos por estrés agudo Am nesia disociativa (F44.0) Trastorno psicótico breve con desen­
(F43.0) Fuga disociativa (F44.1) cadenantes graves (F23.81)
Trastorno de estrés postraum á­ Trastorno de identidad disocia­ Trastorno de conversión (F44.X)
tico (F43.1) tivo (F44.B1) Trastorno de som atización (F45.0)
Trastorno po r despersonaliza­ Trastorno lím ite de personalidad
ción (F48.1) (F60.31)

En la última parte del inciso 3 del artículo 121 del CP se ha considerado que se configura
una lesión grave cuando ‘se determina un nivel grave o muy grave de daño psíquico’ Se
requiere precisión legislativa con el apoyo de la ciencia, en cuanto a la connotación de
ambos términos que aluden menoscabo sobrevenido de la salud mental, por cuanto de
ser similares, habrá de prevalecer el 121.3; en tanto que de no serlo, se habrán generado
supuestos de anomalía psíquica permanente que no requerirán un semestre de observa­
ción y tratamiento (es deber constitucional del Estado a través de los servicios de salud
pública el atender y curar a los enfermos) para el diagnóstico de la ausencia o presencia de
‘huella psíquica’ y su nivel o escala. Los expertos debidamente calificados, deberán seña­
lar solventemente en cual patología específica diferente a las señaladas se amerita estimar
consolidado el daño psíquico antes de tal lapso (que no sea solo manifestación de estrés
agudo)” (Acuerdo Plenario N° 2-2016/CJ-l 16 sobre “Lesiones y faltas por daño psíquico
y afectación psicológica", del 12/06/2017, ff. jj. 12,13, 14,19, 26, 27y 28, X Pleno Juris­
diccional de las Salas Penales Permanente y Transitorias).

CO RTE SUPREM A

J 0823 Ju stificación de las lesiones gra ves p o r ejercicio de legítim a defensa: “En rela­
ción al delito de lesiones graves que se imputa al acusado hay que considerar que en horas
de la noche se percató que cuatro personas escalando las paredes del colegio donde se
desempeñaba como guardián, pretendían robar e incluso el agraviado-encausado había
ingresado y amenazado al referido guardián, quien frente a esta agresión ilegítima y la
superioridad numérica de los asaltantes y el peligro inminente en que se encontraba, hizo
uso del anua que se le entregó para el cumplimiento de sus funciones de guardianía, y
siendo así le alcanza la eximente prevista en el artículo veinte inciso tercero del Código
Penal respecto del delito de lesiones por el que ha sido procesado” (Ejecutoria Suprema
del 04/12/2000, Exp. N° 3842-2000-La Libertad, Sala Penal “C ”).

J 0824 L esion es g ra ves y determ inación ju d ic ia l de la pen a: “Apreciándose del Proto­


colo de Necropsia que las lesiones inferidas al agraviado fueron múltiples y en diversas
partes del cuerpo, ello debe tomarse como agravante de la conducta delictiva del acusado.
Para la imposición de la pena debe tomarse en cuenta las condiciones personales del acu­
sado, las formas y circunstancias en que perpetró el ilícito, así como el hecho de no haber
considerado que el agraviado se encontraba en avanzado estado de ebriedad” (Ejecutoria
Suprema del 02/08/1993, Exp. N° 1934-93-Callao).

■ 697
A rt. 121-A L ibro segundo /Parte especial - delitos

ARTICULO 121-A F orm as agravadas. Lesiones graves cuando la víc­


tima es menor de edad, de la tercera edad o persona
con discapacidad (DEROGADO)(74)(75)
En los casos previstos en la primera parte del artículo 121, cuando la víctima sea
menor de edad, mayor de sesenta y cinco años o sufre discapacidad física o mental
y el agente se aprovecha de dicha condición se aplica pena privativa de libertad no
menor de seis ni mayor de doce años.
Cuando la víctima muere a consecuencia de la lesión y el agente pudo prever ese
resultado, la pena será no menor de doce ni mayor de quince años.

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 121-A(76K- En los casos previstos en la primera parte del artículo anterior,
cuando la víctima sea menor de catorce años y el agente sea el padre, madre, tutor,
guardador o responsable de aquel, la pena será privativa de libertad no menor de
cinco ni mayor de diez años, suspensión de la patria potestad según el literal b) del
artículo 83 del Código de los Niños y Adolescentes e inhabilitación a que se refiere
el artículo 36 inciso 5.
Igual pena se aplicará cuando el agente sea el cónyuge, conviviente, ascendiente,
descendiente natural o adoptivo, o pariente colateral de la víctima.
Cuando la víctima muera a consecuencia de la lesión y el agente pudo prever este
resultado, la pena será no menor de seis ni mayor de quince años.
MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:
Primera modiñcación: artículo 9 de la Ley N° 29282 del 27/11/2008.
A rtícu lo 121-A .- En los casos previstos en la primera parte del artículo 121, cuando
la víctima sea menor de catorce años y el agente sea el tutor, guardador o responsa­
ble de aquel, la pena será privativa de libertad no menor de cinco ni mayor de ocho
años, remoción del cargo según el numeral 2 del artículo 554 del Código Civil e
inhabilitación a que se refiere el artículo 36 inciso 5.
Cuando la víctima muere a consecuencia de la lesión y el agente pudo prever este
resultado, la pena será no menor de seis ni mayor de doce años.
Segunda modiñcación: artículo único de la Ley N° 29699 del 04/06/2011.
A rtícu lo 1 2 1 -A .- En los casos previstos en la primera parte del artículo 121, cuando
la víctima sea menor de catorce años, la pena es privativa de libertad no menor de
cinco ni mayor de diez años.7456

(74) A rtículo derogado conform e a la única disposición com plem entaria derogatoria del D ecreto L egisla­
tivo N° 1323 del 06/01/2017.
(75) A rtículo conform e a la m odificación realizada po r la prim era disposición com plem entaria modificatoria
de la Ley N° 30364 del 23/11/2015.
(76) Artículo conform e a la incorporación realizada po r el artículo 1 de la Ley N° 26788 del 16/05/1997.

698
L esiones A rt. 121-A

Cuando el agente sea el tutor o responsable del menor, procede además su remoción
del cargo según el numeral 2 del artículo 554 del Código Civil e inhabilitación con­
forme a lo dispuesto en el inciso 5 del artículo 36 del presente Código.
Cuando la víctima muere a consecuencia de la lesión y el agente pudo prever ese
resultado, la pena será no menor de seis ni mayor de doce años.
Tercera modificación: primera disposición complementaria modificatoria de la
Ley N° 30364 del 23/11/2015.
Artículo 121-A.-En los casos previstos en la primera parte del artículo 121, cuando
la víctima sea menor de edad, mayor de sesenta y cinco años o sufre discapacidad
física o mental y el agente se aprovecha de dicha condición se aplica pena privativa
de libertad no menor de seis ni mayor de doce años.
Cuando la víctima muere a consecuencia de la lesión y el agente pudo prever ese
resultado, la pena será no menor de doce ni mayor de quince años.
Cuarta modificación: única disposición complementaria derogatoria del Decreto
Legislativo N° 1323 del 06/01/2017.
(Ver texto actualmente derogado)
N ormas concordantes
C: art. 4; CP: arts. 35 inc. 6, 121; C P P 1 9 9 1 : art. 243; C P P 2 0 0 4 : art. 314 irte. 1; CC: arts.
244, 333 inc. 2; 515 mtms. 2, 8; 554, 746, 783; C N A : art. 75 lit. e)

DOCTRINA

Sumario: Justificación del injusto/ El dolo.

gjyy|[]£Q| Justificación del injusto: TAMARIT SUMALLA, J. M. (2005). En: Comen­


tarios a la parte especial del Derecho Penal. QUINTERO OLIVARES, G. (Director)
y MORALES PRATS, F. (Coordinador). 5a edición. Navarra: Thomson-Aranzadi, pp.
116-117. “Con todo no puede negarse la justificación de la mayor desvaloración recibida
por las agresiones contra menores e incapaces, no solo por su mayor indefensión, sino
también por las consecuencias psíquicas sobre los mismos”.

I) (I4')N El dolo: TAMARIT SUMALLA, J. M. (2005). En: Comentarios a la parte


especial del Derecho Penal. QUINTERO OLIVARES, G. (Director) y MORALES
PRATS, F. (Coordinador). 5a edición. Navarra: Thomson-Aranzadi, p. 117. “El dolo debe
abarcar también el conocimiento de la edad de la víctima. En consecuencia, el error, tanto
el invencible como el vencible, sobre este elemento típico resulta en todo caso relevante
e impide la aplicación del tipo”.

699
A rt. 121-A L ibro segundo / Parte especial - delitos

JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Atipicidad de la conducta respecto del delito de lesiones graves
seguidas de muerte por falta de dolo / Descripción fáctica de las lesiones seguidas de
muerte / Diferenciación entre homicidio y lesiones graves en función de la imputación
subjetiva / Diferenciación entre homicidio y lesiones graves seguidas de muerte en fun­
ción de la creación de riesgos típicos para el bien jurídico tutelado.

CO RTE SUPREM A

J 0825 A tipicidad de la conducta respecto del delito de lesiones graves segu idas de
m u erte p o r fa lta de dolo: “Si bien, el procesado no ha impugnado la venida en grado, es
pertinente señalar que, según lo actuado, la intención de los procesados fue solo apode­
rarse del dinero producto de la venta de los terrenos que habían efectuado los agravia­
dos, no habiendo mediado dolo deliberado o premeditado con anticipación, respecto a
las lesiones graves que ocasionaron la posterior muerte de la víctima; actos que se pre­
sentaron como necesarios para la realización del premeditado plan de apoderamiento del
dinero, por lo que debe absolverse por el delito contra la vida y la salud -lesiones segui­
das de muerte—” (Ejecutoria Suprema del 21/01/2004, R. N. N° 2519-2003-Ancash. En:
CASTILLO ALVA, J. L. (2006). Jurisprudencia penal. Sentencias de la Corte Suprema de
Justicia de la República. Tomo II. Grijley, Lima, p. 288).

J 0826 D escripción fá c tic a de las lesiones seguidas d e m uerte: “Se atribuye al encau­
sado haber intentado matar a su cónyuge, ocasionándole diversos cortes, básicamente
en el rostro, utilizando para tal efecto un cuchillo, tipificándose la conducta del acu­
sado en el artículo 170 del Código Penal; sin embargo, el estudio de lo actuado nos
permite llegar a la plena convicción de que no se da este supuesto, sino que reconfi­
gura el delito de lesiones graves, siendo obligación del Supremo Tribunal ade­
cuar correctamente la conducta incriminada dentro del tipo penal que corresponde”
(Ejecutoria Suprema del 03/07/2000, R. N. N° 1517-2000-Ucayali. En: URQUIZO
OLAECHEA, J. (Asesor); CASTILLO ALVA, J. L. (Director) y SALAZAR SÁNCHEZ, N.
(Coordinador) (2005). Jurisprudencia penal. Jurista, Lima, p. 370).

J 0827 D iferen ciación entre h om icidio y lesion es g ra v e s en fu n c ió n de la im putación


su bjetiva: “Deduciéndose de la valoración de circunstancias que rodearon los hechos;
corroborada por la naturaleza de las lesiones, que la intención del encausado no fue la de
matar, debe calificarse el hecho como lesiones seguida de muerte” (Ejecutoria Suprema
del 11/11/1987, Exp. N° 1082-87-Lima).

J 0828 D iferen ciación entre h om icidio y lesion es g ra ves seguidas de m uerte en f u n ­


ción de la creación de riesgos típicos p a ra e l bien ju ríd ic o tutelado: “Por la forma como
sucedieron los hechos, el caso se subsume dentro del tipo penal de lesiones graves segui­
das de muerte y no así en el delito de homicidio como, incorrectamente, ha sido valorado
por el Colegiado, toda vez que el delito de homicidio requiere para su configuración que
la lesión del bien jurídico vida se haga mediante una consumación instantánea en la que

700
L esiones A rt. 121-B

acción y resultado deben estar íntimamente ligados, tanto en espacio y tiempo” (Ejecuto­
ria Suprema del 22/01/1998, Exp. N ° 6386-98-Puno).

ARTÍCULO 121-B Lesiones graves por violencia contra las mujeres e


integrantes del grupo fam iliar(77)
En los supuestos previstos en el primer párrafo del artículo 121 se aplica pena pri­
vativa de libertad no menor de seis ni mayor de doce años e inhabilitación conforme
a los numerales 5 y 11 del artículo 36 del presente Código y los artículos 75 y 77 del
Código de los Niños y Adolescentes, según corresponda, cuando:
1. La víctima es mujer y es lesionada por su condición de tal en cualquiera de los
contextos previstos en el primer párrafo del artículo 108-B.
2. La víctima se encuentra en estado de gestación.
3. La víctima es cónyuge; excónyuge; conviviente; exconviviente; padrastro;
m adrastra; ascendiente o descendiente por consanguinidad, adopción o afini­
dad; pariente colateral del cónyuge y conviviente hasta el cuarto grado de con­
sanguinidad y segundo de afinidad; habita en el mismo hogar, siempre que no
medien relaciones contractuales o laborales; o es con quien se ha procreado
hijos en común, independientemente de que se conviva o no al momento de pro­
ducirse los actos de violencia, o la violencia se da en cualquiera de los contextos
de los numerales 1, 2 y 3 del primer párrafo del artículo 108-B.
4. La víctima mantiene cualquier tipo de relación de dependencia o subordina­
ción sea de autoridad, económica, cuidado, laboral o contractual y el agente se
hubiera aprovechado de esta situación.
5. Para cometer el delito se hubiera utilizado cualquier tipo de arma, objeto con­
tundente o instrumento que ponga en riesgo la vida de la víctima.
6. El delito se hubiera realizado en cualquiera de las circunstancias del artículo 108.
7. La afectación psicológica a la que se hace referencia en el numeral 4 del primer
párrafo del artículo 121, se causa a cualquier niña, niño o adolescente en contex­
tos de violencia familiar o de violación sexual.
8. Si el agente actúa en estado de ebriedad, con presencia de alcohol en la sangre
en proporción mayor de 0.25 gramos-litro, o bajo efecto de drogas tóxicas, estu­
pefacientes, sustancias psicotrópicas o sintéticas.
La pena será no menor de doce ni mayor de quince años cuando concurran dos o
más circunstancias agravantes.

(77) Artículo vigente conform e a la modificación realizada por el artículo 1 de la Ley N° 30819del 13/07/2018.

701
A rt. 121-B L ibro segundo / Parte especial - delitos

Cuando la víctima muere a consecuencia de cualquiera de las agravantes y el agente


pudo prever ese resultado, la pena será no menor de quince ni mayor de veinte años.

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 121-B m .- El que causa a otro daño grave en el cuerpo o en la salud por
violencia familiar será reprimido con pena privativa de libertad no menor de cinco
ni mayor de diez años y suspensión de la patria potestad según el literal e) del
artículo 75 del Código de los Niños y Adolescentes.
Cuando la víctima muere a consecuencia de la lesión y el agente pudo prever este
resultado, la pena será no menor de seis ni mayor de quince años.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:

Primera modificación: primera disposición complementaria modificatoria de la


Ley N° 30364 del 23/11/2015.
A rtícu lo 121-B .- En los casos previstos en la primera parte del artículo 121 se aplica
pena privativa de libertad no menor de seis ni mayor de doce años cuando la víctima:
1. Es mujer y es lesionada por su condición de tal en cualquiera de los contextos
previstos en el primer párrafo del artículo 108-B.
2. Es ascendiente, descendiente, natural o adoptivo, cónyuge o conviviente del
agente.
3. Depende o está subordinado.
Cuando la víctima muere a consecuencia de la lesión y el agente pudo prever ese
resultado, la pena será no menor de doce ni mayor de quince años.
Segunda modificación: artículo 1 del Decreto Legislativo N° 1323 del 06/01/2017.
A rtícu lo 121-B .- En los supuestos previstos en el primer párrafo del artículo 121 se
aplica pena privativa de libertad no menor de seis ni mayor de doce años e inhabili­
tación conforme al artículo 36, cuando:
1. La víctima es mujer y es lesionada por su condición de tal en cualquiera de los
contextos previstos en el primer párrafo del artículo 108-B.
2. La víctima se encuentra en estado de gestación;
3. La víctima es el padrastro; madrastra; ascendiente o descendiente por consan­
guinidad, adopción o por afinidad; pariente colateral hasta el cuarto grado de
consanguinidad o adopción, o segundo grado de afinidad; habita en el mismo
hogar, siempre que no medien relaciones contractuales o laborales, o la vio­
lencia se da en cualquiera de los contextos de los numeral 1, 2 y 3 del primer
párrafo del artículo 108-B.78

(78) Artículo conform e a la incorporación realizada po r el artículo 10 de la L ey N° 29282 del 27/11/2008.

702
L esiones Art. 121-B

4. La víctima mantiene cualquier tipo de relación de dependencia o subordinación


sea de autoridad, económica, laboral o contractual y el agente se hubiera apro­
vechado de esta situación.
5. Para cometer el delito se hubiera utilizado cualquier tipo de arma, objeto con­
tundente o instrumento que ponga en riesgo la vida de la víctima.
6. El delito se hubiera realizado con ensañamiento o alevosía.
7. Cuando la afectación psicológica a la que se hace referencia en el numeral 4 del
primer párrafo del artículo 121, se causa a los hijos, hijas, niñas, niños o ado­
lescentes bajo el cuidado de la víctima de feminicidio, de lesiones en contextos
de violencia familiar o de violación sexual.
Cuando la víctima muere a consecuencia de la lesión y el agente pudo prever ese
resultado, la pena será no menor de quince ni mayor de veinte años.
Tercera modificación: artículo 1 de la Ley N° 30819 del 13/07/2018.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
CP: art. 35 inc. 6; C P P 1 9 9 1 : art. 243; C P P 2 0 0 4 : arts. 298, 314 inc. 1; CC: arts. 244, 333
inc. 2; 515 inc. 8; 746, 783 C N A : art. 75 lit. e); L e y 30364: art. 1 y ss.

DOCTRINA

Sumario: Fundamento del injusto.

I) 0499 Fundamento del injusto: TAMARIT SUMALLA, J. M. (2005). Comentarios


a la parte especial del Derecho Penal. OLIVARES QUINTERO, G. (Director); PRATS
MORALES, F. (Coordinador). Navarra: Thomson-Arazandi, p. 119. “La creación de
tipos cualificados en Derecho Penal tiene su razón de ser a menudo en la existencia de
situaciones de vulnerabilidad. Una buena política legislativa debe estar atenta a los colec­
tivos vulnerables que reclaman especial atención y adoptar la técnica adecuada para dar
respuesta a las correspondientes necesidades de protección. La violencia de género ‘no
solo es el símbolo más brutal de la desigualdad existente en la sociedad. Es una violencia
que se dirige sobre las mujeres por el hecho de serlo, por ser consideradas, por sus agre­
sores, carentes de derechos mínimos de libertad, respeto y capacidad de decisión’. La vio­
lencia de género entrañaría pues una doble victimización: la de la mujer como persona y
la del ‘género femenino’ como colectivo subyugado y oprimido”.

j f t JURISPRUDENCIA

Sumario: ACUERDO PLENARIO: De la afectación psicológica por coacción a la observación


coactiva de grave agresión.

703
A r t . 121 -B L ibro segundo /Parte especial - delitos

ACUERDO PLEN ARIO

J 0829 D e la afectación p sico ló g ica p o r coacción a la observación coactiva de grave


agresión: “F. J. 33. Mediante el Decreto Legislativo N° 1323, de 6 de enero de 2017
se consideró que la presencia de hijos o hijas de la víctima o niños, niñas o adolescen­
tes que se encuentren bajo su cuidado incrementa el injusto en el delito de feminicidio.
Es de anotar que al igual que en el artículo 121-B, la referencia a hijos o hijas de la víc­
tima no tiene límite etáreo, en tanto que la referencia niños y niñas o adolescentes bajo
el cuidado de la víctima se extienden más allá de la relación filial [...]. F. J. 35. Es claro,
en consecuencia, que en el feminicidio tentado, la víctima es sujeto pasivo de la tentativa
femicida y también de la afectación psicológica derivada; todo ello independientemente
de los efectos producidos a los parientes que presencian el hecho, que vienen a consti­
tuir otras víctimas pero de la afectación psicológica recientemente incorporada (inc. 7 del
art. 121-B) aunque en este último caso lo serán independientemente de la consumación
del feminicidio. Siendo el feminicidio una forma de crimen de odio, la clase de cruel­
dad psicológica descrita presenta respecto de la víctima, un elemento subjetivo tenden-
cial adicional. F. J. 36. Mediante el Decreto Legislativo N° 1323 se incorporó el inciso
4 al primer párrafo del artículo 121 del CP., estableciéndose un supuesto adicional de
lesión grave ocasionada a quien es obligado a observar cualquier modalidad de homicidio
doloso, lesión dolosa o violación sexual, u observe aun cuando el agresor pudo evitarlo,
deteriorándose objetivamente la salud psíquica con tal vivencia. En tanto que, el inciso 7,
del artículo 121-B establece como agravante específica cuando la afectación se produjera
a los hijos, hijas, niñas, niños o adolescentes bajo el cuidado de la víctima de feminicidio,
de lesiones en contextos de violencia familiar o de violación sexual. Se entiende que la
referencia a hijos e hijas de modo diferenciado de niños y niñas y adolescentes consti­
tuye un factor sin límite de edad. Subyacen dos niveles de punición para la afectación psi­
cológica; uno respecto a las víctimas no vinculadas con el sujeto pasivo del abuso, [que
son] coaccionadas a mirar el acto abusivo y el otro, referido a las víctimas emparentas
o cuidadas por la víctima del abuso que fueran coaccionadas a observar el acto abusivo.
En este caso se afecta la salud psíquica de terceros por observación impuesta de la comi­
sión de determinados delitos de tal intensidad que puede dar como resultado, un trastorno
mental. Atendiendo a la ubicación sistemática del resultado de afectación psicológica en
el artículo 121 del Código Penal, se debe establecer un parámetro normativo de intensi­
dad en su presencia, puesto que no existe en el acervo nacional uno declarado como tal”
(Acuerdo Plenario N° 2-2016/CJ-116 sobre “Lesiones y faltas por daño psíquico y afec­
tación psicológica”, del 12/06/2017, ff. jj. 33, 35 y 36, X P len o Jurisdiccional de las
Salas Penales Permanentes y Transitorias).

704 ■
L esiones A rt. 122

ARTÍCULO 122 Lesiones leves(79)


1. El que causa a otro lesiones en el cuerpo o en la salud física o mental que requiera
más de diez y menos de veinte días de asistencia o descanso, según prescripción
facultativa, o nivel moderado de daño psíquico, será reprimido con pena priva­
tiva de libertad no menor de dos ni mayor de cinco años.
2. La pena privativa de libertad será no menor de seis ni mayor de doce años si la
víctima muere como consecuencia de la lesión prevista en el párrafo precedente
y el agente pudo prever ese resultado.
3. La pena privativa de libertad será no menor de tres ni mayor de seis años e inha­
bilitación conforme a los numerales 5 y 11 del artículo 36 del presente Código y
los artículos 75 y 77 del Código de los Niños y Adolescentes, según corresponda,
cuando:
a. La víctima es miembro de la Policía Nacional del Perú o de las Fuerzas
Armadas, magistrado del Poder Judicial, del Ministerio Público o del Tri­
bunal Constitucional o autoridad elegida por mandato popular o servidor
civil y es lesionada en el ejercicio de sus funciones oficiales o como conse­
cuencia de ellas.
b. La víctima es menor de edad, adulta mayor o tiene discapacidad y el agente
se aprovecha de dicha condición.
c. La víctima es mujer y es lesionada por su condición de tal, en cualquiera de
los contextos previstos en el primer párrafo del artículo 108-B.
d. La víctima se encontraba en estado de gestación.
e. La víctima es el cónyuge; excónyuge; conviviente; exconviviente; padras­
tro; madrastra; ascendiente o descendiente por consanguinidad, adopción o
afinidad; pariente colateral del cónyuge y conviviente hasta el cuarto grado
de consanguinidad y segundo de afinidad; habita en el mismo hogar, siem­
pre que no medien relaciones contractuales o laborales; o es con quien se
ha procreado hijos en común, independientemente de que se conviva o no al
momento de producirse los actos de violencia, o la violencia se da en cual­
quiera de los contextos de los numerales 1, 2 y 3 del primer párrafo del
artículo 108-B.
f. La víctima mantiene cualquier tipo de relación de dependencia o subor­
dinación sea de autoridad, económica, cuidado, laboral o contractual y el
agente se hubiera aprovechado de esta situación.
g. Para cometer el delito se hubiera utilizado cualquier tipo de arma, objeto
contundente o instrumento que ponga en riesgo la vida de la víctima.
h. El delito se hubiera realizado con ensañamiento o alevosía.

(79) Artículo vigente conform e a la modificación realizada por el artículo 1 de la Ley N° 30819 del
13/07/2018..

705
A rt. 122 L ibro segundo / Parte especial - delitos

i. Si el agente actúa en estado de ebriedad, con presencia de alcohol en la san­


gre en proporción mayor de 0.25 gramos-litro, o bajo efecto de drogas tóxi­
cas, estupefacientes, sustancias psicotrópicas o sintéticas.
4. La pena privativa de libertad será no menor de ocho ni mayor de catorce años
si la víctima muere como consecuencia de la lesión a que se refiere el párrafo 3 y
el agente pudo prever ese resultado.
TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 122.- El que causa a otro un daño en el cuerpo o en la salud que requiera
más de diez y menos de treinta días de asistencia o descanso, según prescripción
facultativa, será reprimido con pena privativa de libertad no mayor de dos años y
con sesenta a ciento cincuenta días-multa.
Cuando la víctima muere a consecuencia de la lesión y el agente pudo prever este
resultado, la pena será no menor de tres ni mayor de seis años.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:

Primera modificación: primera disposición complementaria modificatoria de la


Ley N° 30364 del 23/11/2015.
A rtícu lo 122.-
1. El que causa a otro lesiones en el cuerpo o en la salud que requiera más de diez
y menos de treinta días de asistencia o descanso, o nivel moderado de daño
psíquico, según prescripción facultativa, será reprimido con pena privativa de
libertad no menor de dos ni mayor de cinco años.
2. La pena será privativa de libertad no menor de seis ni mayor de doce años si
la víctima muere como consecuencia de la lesión prevista en el párrafo 1 y el
agente pudo prever ese resultado.
3. La pena será privativa de libertad no menor de tres ni mayor de seis años si la
víctima:
a. Es miembro de la Policía Nacional del Perú o de las Fuerzas Armadas,
magistrado del Poder Judicial, del Ministerio Público o del Tribunal Cons­
titucional o autoridad elegida p o r mandato popular o funcionario o servi­
dor público y es lesionada en el ejercicio de sus funciones oficiales o como
consecuencia de ellas.
b. Es menor de edad, mayor de sesenta y cinco años o sufre de discapacidad
física o mental y el agente se aprovecha de dicha condición.
c. Es mujer y es lesionada por su condición de tal, en cualquiera de los con­
textos previstos en el primer párrafo del artículo 108-B.
d. Es ascendiente, descendiente, natural o adoptivo, cónyuge o conviviente del
agente.
e. Depende o está subordinada de cualquier form a al agente.

706
L esiones A rt. 122

4. La pena privativa de libertad será no menor de ocho ni mayor de catorce años


si la víctima muere como consecuencia de la lesión a que se refiere el párrafo 3
y el agente pudo prever ese resultado.
5. El juez impone la inhabilitación correspondiente a los supuestos previstos en el
párrafo 3.
Segunda modificación: artículo 1 del Decreto Legislativo N° 1323 del 06/01/2017.
A rtícu lo 122.-
1. El que causa a otro lesiones en el cuerpo o en la salud que requiera más de diez
y menos de treinta días de asistencia o descanso, según prescripción facultativa,
o nivel moderado de daño psíquico, será reprimido con pena privativa de liber­
tad no menor de dos ni mayor de cinco años.
2. La pena será privativa de libertad no menor de seis ni mayor de doce años si la
víctima muere como consecuencia de la lesión prevista en el párrafo precedente
y el agente pudo prever ese resultado.
3. La pena será privativa de libertad no menor de tres ni mayor de seis años e inha­
bilitación de acuerdo al artículo 36, cuando:
a. La víctima es miembro de la Policía Nacional del Perú o de las Fuerzas
Armadas, magistrado del Poder Judicial, del Ministerio Público o del Tri­
bunal Constitucional o autoridad elegida por mandato popular o servidor
civil y es lesionada en el ejercicio de sus funciones oficiales o como conse­
cuencia de ellas.
b. La víctima es menor de edad, adulta mayor o tiene discapacidad y el agente
se aprovecha de dicha condición.
c. La víctima es mujer y es lesionada por su condición de tal, en cualquiera de
los contextos previstos en el primer párrafo del artículo 108-B.
d. La víctima se encongaba en estado de gestación;
e. La víctima es el padrastro; madrastra; ascendiente o descendiente por con­
sanguinidad, adopción o por afinidad; pariente colateral hasta el cuarto
gi-ado de consanguinidad o adopción, o segundo grado de afinidad; habita
en el mismo hogar, siempre que no medien relaciones contractuales o labo­
rales, y la violencia se da en cualquiera de los contextos de los numerales
1, 2 y 3 del primer párrafo del artícido 108-B.
f. La víctima mantiene cualquier tipo de relación de dependencia o subordi­
nación sea de autoridad, económica, laboral o contractual y el agente se
hubiera aprovechado de esta situación.
g. Para cometer el delito se hubiera utilizado cualquier tipo de arma, objeto
contundente o instrumento que ponga en riesgo la vida de la víctima.
h. El delito se hubiera realizado con ensañamiento o alevosía.
4. La pena privativa de libertad será no menor de ocho ni mayor de catorce años
si la víctima muere como consecuencia de la lesión a que se refiere el párrafo 3
y el agente pudo prever ese resultado.

707
A rt. 122 L ibro segundo / Parte especial - delitos

Tercera modificación: artículo 1 de la Ley N° 30819 del 13/07/2018.


(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C : arts. 1, 2 inc. 1 ) ; C P : arts. 1 2 , 2 9 , 4 1 , 4 5 , 5 2 , 6 2 , 68, 9 2 , 1 2 1 , 2 4 3 , 4 4 1 ; C d e P P : art. 1 2 ;
C P P 1 9 9 1 : arts. 2 inc. 3, 2 4 3 ; C P P 2 0 0 4 : arts. 1 9 9 , 2 9 8 ; C C : arts. 3 3 3 inc. 2 ), 5 1 5 inc. 8),
7 4 6 , 7 8 3 ; D U D H : art. 3 ; C A D H : art. 4 ; L e y 3 0 0 3 7 : art, 2 3 ; L e y 3 0 3 6 4 : art. 1 y ss.

DOCTRINA

Sumario: Carácter subsidiario del tipo de lesiones leves / Diferencia con la falta contra el cuerpo
/ Naturaleza de la lesión.

1)05 0 0 Carácter subsidiario del tipo de lesiones leves: DONNA, E. (2003). Derecho
Penal. Parte especial. Buenos Aires: Rubinzal Culzoni, p. 259. “El tipo de lesiones es un
tipo penal subsidiario, ya que, las lesiones leves quedan absorbidas cuando el hecho con­
figura la tentativa de homicidio, o lesiones graves. También cuando se trata de delitos que
se cometen utilizando la fuerza sobre la víctima, como el robo, la violación de la libertad
sexual o la resistencia y atentado contra la autoridad. En este sentido, se ha dicho que las
lesiones leves ocasionadas con motivo de la violencia ejercida para el robo, son asumi­
das por este mediante las reglas del concurso aparente de tipos penales. Pero, en cuanto
al carácter subsidiario de las lesiones leves, hay que aclarar que si un daño está previsto
expresa o tácitamente como integrante de otro delito, queda desplazada la eventual consi­
deración del hecho como lesiones leves si media alguna causa excluyente de la pena del
otro delito”.

Diferencia con falta contra el cuerpo: BPAMONT ARIAS, L. A. (1988).


Temas de Derecho Penal. Tomo II. Lima: Sp editores, pp. 53-54. “Mientras la diferen­
cia entre las faltas contra el cuerpo y la salud, el delito de lesiones simples se halla en el
tiempo que se requiere para curarse, la distinción entre lesiones simples y lesiones gra­
ves se hace de acuerdo a la permanencia de estas, permanencia que significa un pronós­
tico probable, en el cual no debe preocupar la lejana eventualidad de que desaparezca. [...]
Lesiones simples, porque tardan en sana más de 10 días y no constituyen lesiones graves,
las dislocaciones, las quemaduras, las distensiones, las fracturas y determinadas enferme­
dades, como, por ejemplo, alguna parasitosis, la sífilis, etc.”.

1)1151)2 Naturaleza de la lesión: CREUS. C. (1999). Derecho Penal. Parte especial.


Tomo I. 6a edición. Buenos Aires: Astrea, pp. 71-72. “Lesiona, pues, el que causa un daño
en el cuerpo o en la salud de otro, es decir, que altera la estructura física o menoscaba el
funcionamiento del organismo del sujeto pasivo. [...]. El daño en la salud es el cambio que
se opera en el equilibrio funcional actual del organismo de la víctima, por precario que
él sea. Pero aquí sí es necesario que el menoscabo del equilibrio existente constituya una
alteración en menos, es decir, que tenga como efecto disminuir la salud con relación a la

708
L esiones A rt . 122

que gozaba el sujeto pasivo antes de la acción del agente. En consecuencia, no constituye
lesión, la alteración que resulte un beneficio para el equilibrio funcional (salvo que, a la
vez, la alteración implique un daño en el cuerpo)”.

gM| JURISPRUDENCIA

Sumario: ACUERDO PLENARIO: Diferencia en la intensidad del daño se establece en base


a indicadores relacionados con la incapacidad generada por la lesión. CORTE SU­
PREMA. Tratamiento de las faltas como delito cuando hay circunstancias o medios que
le den gravedad.

ACUERDO PLEN A RIO

J 0830 D iferen cia en la in ten sid a d del daño se establece en base a in dicadores rela­
cionados con la in ca p a cid a d gen erada p o r la lesión: “En relación a las lesiones aludi­
das en el inciso 1 del segundo párrafo del artículo 189 cabe definir si ellas se correspon­
den con las referidas en los artículos 441 o 122 (lesiones leves) del CP. Es de mencionar
que, en estas dos disposiciones, la diferencia en la intensidad del daño a la salud del
sujeto pasivo se establece en base a indicadores cuantitativos relacionados con la inca­
pacidad generada por la lesión o con el tiempo de asistencia facultativa que demanda.
Así, (i) si estas requieren hasta diez días de asistencia o descanso, según prescripción
facultativa, siempre que no concurran medios que den gravedad al hecho, se estará ante
una falta de lesiones; (ii) si las lesiones requieren más de diez y menos de treinta días de
asistencia o descanso, según prescripción facultativa, se estará ante un delito de lesio­
nes leves. Esta distinción sistemática debe servir para establecer cuando, con motivo de
la comisión del acto de desapoderamiento, el ejercicio de violencia física con la produc­
ción subsecuente de lesiones, configure el agravante que se examina. En tal sentido, es
pertinente destacar que como el delito de robo, según se tiene expuesto, requiere para
su tipificación el ejercicio de violencia física sobre la persona, los daños personales que
esta pueda ocasionar forman parte necesariamente de esa figura delictiva. Entender, por
tanto, que el supuesto agravado del inciso 1) de la segunda parte del artículo 189 del CP
comprende toda clase de lesiones, con excepción de las graves, por estar referida taxati­
vamente al último párrafo del citado artículo 189 del CP, no resulta coherente con el tipo
básico, ya que lo vaciaría de contenido. En consecuencia, si las lesiones causadas no son
superiores a diez días de asistencia o descanso, el hecho ha de ser calificado como robo
simple o básico, siempre que no concurran medios que den gravedad a las lesiones oca­
sionadas. Si, en cambio, las lesiones causadas son superiores a diez días y menores de
treinta días, su producción en el robo configura el agravante del inciso 1) de la segunda
parte del artículo 189 del CP” (Acuerdo Plenario N ° 3-2009/CJ-116 sobre “Robo con
muerte subsecuente y delito de asesinato. Las lesiones como agravantes en el delito de
robo ”, del 13/11/2009, f. j. 12, VPleno Jurisdiccional de las Salas Penales Permanen­
tes y Transitorias).

709
A rt . 122-A L ibro segundo / Parte especial - delitos

CORTE SUPREMA
J 0831 Tratam iento de las fa lta s com o delito cuando hay circunstancias o m edios
que le den gravedad: “Que del análisis de la resolución en cuestión se advierte que esta
se sustenta en el siguiente razonamiento: ‘[...] Esta solución —aplicar al supuesto de fal­
tas la consecuencia jurídica prevista en el primer párrafo del artículo ciento veintidós del
Código Penal- aumenta la punición de la falta sin que exista una laguna legal que habi­
líte la aplicación analógica in malam parten ? de la citada norma legal. Por lo que a crite­
rio de este tribunal, la pena de dicha falta convertida en delito solo puede ser la fijada para
las faltas y el hecho que se le considere como delito tiene como consecuencia que no se le
apliquen las disposiciones sobre faltas (art. cuatrocientos cuarenta del CP) sino las con­
tenidas en la parte general [...]’, que al respecto debe anotarse que el citado artículo cua­
trocientos cuarenta y uno del Código Penal establece que tratándose de lesiones levísimas
en las que concurran circunstancias o medios que den gravedad al hecho, estas consti­
tuyan delito, viabilizando de esa manera las consecuencias derivadas de tal situación;
que, siendo así, la motivación utilizada en la decisión jurisdiccional que se cuestiona no
reúne las condiciones para su validez jurídica, lo cual a su vez, hace viable la estimación
de la queja propuesta” (Queja N° 26-2010-Arequipa, del 15/10/ 2010, f. j. 3, Sala Penal
Permanente).

ARTÍCULO 122-A Formas agravadas. Lesiones leves cuando la víctim a


es un menor (DEROGADO){80)(81)
En el caso previsto en la primera parte del artículo 122, cuando la víctima sea
menor de catorce años, la pena es privativa de libertad no menor de tres ni mayor
de seis años.
Cuando el agente sea el tutor o responsable del menor, procede además su remoción
del cargo según el numeral 2 del artículo 554 del Código Civil e inhabilitación con­
forme a lo dispuesto en el inciso 5 del artículo 36 del presente Código.
Cuando la víctima muere a consecuencia de la lesión y el agente pudo prever ese
resultado, la pena será no menor de cinco ni mayor de nueve años.
TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 122-A<S2).-En el casoprevisto en la primeraparte del artículo anterior, cuando
la víctima sea menor de catorce años y el agente sea elpadre, madre, tutor, guardadora 8012

(80) A rtículo derogado por la prim era disposición com plem entaria derogatoria de la Ley N° 30364 del
23/11/2015.
(81) Artículo conform e a la m odificación realizada po r el artículo único de la Ley N° 29699 del 04/06/2011.
(82) A rtículo conform e a la incorporación realizada p o r el artículo 1 de la Ley N° 26788 del 16/05/1997.

710
L esiones A rt. 122-A

responsable de aquel, la pena será privativa de libertad no menor de tres ni mayor de


seis años, suspensión de la patria potestad según el literal b) del artículo 83 del Código
de los Niños y Adolescentes e inhabilitación a que se refiere el artículo 36 inciso 5.
Igual pena se aplicará cuando el agente sea el cónyuge, conviviente, ascendiente,
descendiente natural o adoptivo, o pariente colateral de la víctima.
Cuando la víctima muera a consecuencia de la lesión y el agente pudo prever este
resultado, la pena será no menor de cuatro ni mayor de ocho años.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:

Primera modificación: artículo 11 de la Ley N° 29282 del 27/11/2008.


A rtícu lo 122-A .- En el caso previsto en la primera parte del artículo 122, cuando la
víctima sea menor de catorce años y el agente sea el tutor, guardador o responsable
de aquel, la pena será privativa de libertad no menor de tres ni mayor de seis años,
remoción del cargo según el numeral 2 del artículo 554 del Código Civil e inhabili­
tación a que se refiere el artículo 36 inciso 5.
Cuando la víctima muere a consecuencia de la lesión y el agente pudo prever este
resultado, la pena será no menor de cinco ni mayor de nueve años.
Segunda modificación: artículo único de la Ley N° 29699 del 04/06/2011.
(Ver texto actualmente derogado)
N ormas concordantes
C P : arts. 3 5 inc. 6 ; 1 2 2 ; C C : arts. 2 4 4 , 3 3 3 inc. 2 ; 5 1 5 inc. 8 ; 5 5 4 num . 2 ; 746, 7 8 3 ;
C N A : art. 7 5 lit. e ) ; L e y 3 0 3 6 4 : art. 1 y ss.

JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Atipicidad de la conducta por falta de imputación objetiva / Des-
proporcionalidad de la pena impuesta al condenado respecto al delito cometido.

CORTE SUPREM A
J 0832 A tipicidad d e la conducta p o r fa lta de im putación objetiva: “El perito médico
en el desarrollo de la audiencia ha examinado al agraviado, y ha comprobado que no pre­
senta desfiguración del rostro que sea grave y permanente, como así lo exige el inciso
segundo del artículo ciento veintiuno del Código Penal, por lo que estando al principio de
inmutabilidad de los hechos y principio de determinación alternativa, los hechos deben
adecuarse” (R, N. N° 3310-97-Puno, del 04/03/1998, Sala Penal).

J 0833 D esproporcion alidad de la p e n a im puesta a l condenado respecto a l delito


com etido: “Se imputa al procesado ser el autor de los maltratos físicos de su conviviente
durante una fuerte discusión con la misma, a quien le tiró una patada en la pierna dere­
cha y le propinó diversos golpes en el cuerpo; que en el presente caso, si bien es cierto
el citado procesado es confeso de su delito, en el sentido exigido por el artículo 136

711
Art. 122-B L ibro segundo / Parte especial - delitos

del Código de Procedimientos Penales, también lo es que la pena no refleja la grave­


dad del delito, por lo que es del caso elevarla prudencialmente; declararon haber nuli­
dad en la sentencia en cuanto impone al procesado 6 meses de pena privativa de liber­
tad suspendida condicionalmente, reformándola en este extremo le impusieron tres años”
(En: URQUIZO OLAECHEA, J. (Asesor); CASTILLO ALVA, J. L. (Director) y SALA-
ZAR SANCHEZ, N. (Coordinador) (2005). Jurisprudencia penal. Jurista, Lima, p. 375).

Agresiones en contra de las mujeres o integrantes del


grupo familiar(83)84
El que de cualquier modo cause lesiones corporales que requieran menos de diez
días de asistencia o descanso según prescripción facultativa, o algún tipo de afecta­
ción psicológica, cognitiva o conductual que no califique como daño psíquico a una
mujer por su condición de tal o a integrantes del grupo familiar en cualquiera de los
contextos previstos en el primer párrafo del artículo 108-B, será reprimido con pena
privativa de libertad no menor de uno ni mayor de tres años e inhabilitación con­
forme a los numerales 5 y 11 del artículo 36 del presente Código y los artículos 75 y
77 del Código de los Niños y Adolescentes, según corresponda.
La pena será no menor de dos ni mayor de tres años, cuando en los supuestos del pri­
mer párrafo se presenten las siguientes agravantes:
1. Se utiliza cualquier tipo de arma, objeto contundente o instrumento que ponga
en riesgo la vida de la víctima.
2. El hecho se comete con ensañamiento o alevosía.
3. La víctima se encuentra en estado de gestación.
4. La víctima es menor de edad, adulta mayor o tiene discapacidad o si padeciera
de enfermedad en estado terminal y el agente se aprovecha de dicha condición.
5. Si en la agresión participan dos o más personas.
6. Si se contraviene una medida de protección emitida por la autoridad competente.
7. Si los actos se realizan en presencia de cualquier niña, niño o adolescente.
TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 122-B (S4).- El que causa a otro daño en el cuerpo o en la salud por violen­
cia familiar que requiera más de diez y menos de treinta días de asistencia o des­
canso, según prescripción facultativa, será reprimido con pena privativa de libertad
no menor de tres ni mayor de seis años y suspensión de la patria potestad según el
literal e) del artículo 75 del Código de los Niños y Adolescentes.

(83) A rtículo vigente conform e a la m odificación realizada por el artículo 1 de la L ey N° 30819 del 13/07/2018.
(84) Artículo conform e a la incorporación realizada p o r el artículo 12 de la Ley N° 29282 del 27/11/2008.

712
L esiones A rt. 122-B

Cuando la víctima muere a consecuencia de la lesión y el agente pudo prever este


resultado, la pena será no menor de seis ni mayor de doce años.
MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:
Primera modificación: artículo derogado por la primera disposición comple­
mentaria derogatoria de la Ley N° 30364 del 23/11/2015.
Segunda modificación: artículo incorporado por el artículo 2 del Decreto Legis­
lativo N° 1323 del 06/01/2017.
A rtícu lo 122-B .- El que de cualquier modo cause lesiones corporales a una mujer
por su condición de tal o a integrantes del grupo familiar que requieran menos de
diez días de asistencia o descanso, o algún tipo de afectación psicológica, cogni-
tiva o conductual en cualquiera de los contextos previstos en el primer párrafo del
artículo 108-B, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de uno ni
mayor de tres años e inhabilitación conforme al artículo 36.
La pena será no menor de dos ni mayor de tres años, cuando en los supuestos del p ri­
mer párrafo se presenten las siguientes agravantes:
1. Se utiliza cualquier tipo de arma, objeto contundente o instrumento que ponga
en riesgo la vida de la víctima.
2. El hecho se comete con ensañamiento o alevosía.
3. La víctima se encuentra en estado de gestación.
4. La víctima es menor de edad, adulta mayor o tiene discapacidad y el agente se
aprovecha de dicha condición.
Tercera modificación: artículo 1 de la Ley N° 30819 del 13/07/2018.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C: art. 1, 2 inc. 1 ; CP. a rts. 1 2 , 3 6 , 1 0 8 -B , 1 2 4 - B ; CPP1991: arts. 2 inc. 3, 2 4 3 ; CPP2004:
arts. 1 9 9 , 2 9 8 ; CADH: art. 5 inc. 1)

DOCTRINA

Sumario: Peligrosidad del arma / Circunstancias agravantes.

1) 0503 Peligrosidad del arma: TAMARIT SUMALLA, J. M. (2005). Comentarios


a la parte especial del Derecho Penal. OLIVARES QUINTERO, G. (Director); PRATS
MORALES, R (Coordinador). Navarra: Thomson-Arazandi, pp. 114-115. “Para cometer
el delito se hubiera utilizado cualquier tipo de arma, objeto contundente o instrumento
que ponga en riesgo la vida de la víctima: se opta claramente por la primera hipótesis, al
precisar que las armas, instrumentos, objetos, medios, métodos o formas deben ser con­
cretamente peligrosas. El concepto de agresión y la referencia a la utilización de medios
impiden la admisión de la comisión por omisión de este tipo agravado”.
A rt. 122-B L ibro segundo / Parte especial - delitos

_I)_IRI4
_ _ _ Circunstancias agravantes: TAMARIT SUMALLA, J. M. (2005). Comen­
tarios a ¡a parte especial del Derecho Penal. OLIVARES QUINTERO, G. (Director);
PRATS MORALES, F. (Coordinador). Navarra: Thomson-Arazandi, p. 116. “Los elemen­
tos que conforman el ensañamiento: a) la causación de sufrimientos adicionales (idea de
‘lujo de males’) o aumento del dolor de la víctima con daños “innecesarios” para la ejecu­
ción de la lesión; b) el carácter deliberado e inhumano de la acción, que la jurisprudencia
subjetiva (en consonancia con la idea de ‘saña’) hasta la exigencia de un ‘especial deleite de
los autores en el dolor’ como móvil prevalente ante otros posibles, como el de venganza”.

JURISPRUDENCIA

Sumario: ACUERDO PLENARIO: Afectación psicológica en el entorno familiar.

ACUERDO PLENARIO
J 0834 A fectación p sico ló g ica en el entorno fam iliar: “En el artículo 122-B del CP se
considera delito el ocasionar algún tipo de afectación psicológica, cognitiva o conduc-
tual a las mujeres o integrantes del grupo familiar en los contextos del primer párrafo del
artículo 108-B del CP, agravándose este resultado en los supuestos comprendidos en el
segundo párrafo del artículo 122-B. El legislador consideró [como] síntomas conductua-
les y cognitivos el referirse a la afectación psicológica sin tomar en cuenta las emocio­
nales, que forman parte de los factores propios de la personalidad humana, pero ha de
entenderse esa ausencia de referencia a la esfera afectiva no como una exclusión, sino
como una omisión superable. En referencia al maltrato doméstico Echeburúa precisa que,
a diferencia de otras conductas violentas [esta] presenta las siguientes características:
a) es una conducta que no suele denunciarse, y si se denuncia, la víctima muy frecuen­
temente perdona al agresor antes de que el sistema penal sea capaz de actuar; b) es una
conducta continuada en el tiempo: el momento de la denuncia suele coincidir con algún
momento crítico para el sistema familiar y c) como conducta agresiva, se corre el riesgo
de ser aprendida; en cuanto a las víctimas de violencia familiar refiere que pueden presen­
tar el trastorno de estrés post traumático y otras alteraciones (depresión, ansiedad pato­
lógica, etc.); y el mantenerse en una relación de maltrato crónico implica un coste psico­
lógico (depresión, baja autoestima, trastorno de estrés postraumático, inadaptación a la
vida cotidiana). Es de anotar que, los actos reiterativos de violencia pueden generar tras­
tornos mentales (como el estrés post traumático), y como tal, de ser delito, tendría que
considerarse la sanción propia para el daño psíquico grave (4 a 8 años de PPL) o mode­
rado (2 a 5 años de PPL). No obstante en el artículo 122-B del CP no se ha previsto dife­
rencia entre un acto único de violencia o actos continuos de agresión y según previsión
normativa todos los casos de esta naturaleza devendrían únicamente en afectación psi­
cológica con privación de la libertad no menor de uno ni mayor de tres años, por lo que
se requiere que el parlamento proteja adecuadamente la salud mental de las mujeres e
integrantes del entorno familiar” (Acuerdo Plenario N ° 2-2016/CJ-116 sobre "Lesiones

714
L esiones A rt. 1 2 3

y faltas p o r daño psíquico y afectación p sico ló g ic a ”, d el 12/06/2017, f j . 38, X Pleno


Jurisdiccional de las Salas P enales Perm anente y Transitorias).

ARTÍCULO 123 Lesiones con resultado fortuito


C uando el agente produzca un resultado grave que no quiso causar, ni pudo prever,
la pena será dism inuida prudencialm ente hasta la que corresponda a la lesión que
quiso inferir.

N o r m a s c o n c o r d a n t e s

C: arts. 1, 2 inc. 1); CP: arts. 12, 46, 62, 68; C PP: art. 243; CC: art. 667 inc. 2)

DOCTRINA

Sumario: Concepto de lesiones preterintencionales / Tipo objetivo / Conducta típica / Tipo subje­
tivo / Consumación / Culpabilidad.

C oncepto de lesiones preterintencionales : BRAMONT ARIAS, L. A. (1988).


Temas de D erech o Penal. Tomo II. Lima: Sp Editores, p. 42. “Lesiones preterintencio­
nales, ultraintencionales o con exceso en el fin, son aquellas que causan un daño en el
cueipo o en la salud de mayor entidad que la querida”.

I) ll5(ld Tipo objetivo: ROY FREYRE, L. (1986). En: D erecho P enal p eru a n o : Delitos
contra la vida, el cuerpo y la salud, delitos contra el honor. 2a edición. Lima: Eddili, pp.
335-336. “a).- propósito de causare una lesión menos grave que la resultante, la acción
tiene que ser inicialmente de carácter doloso. La forma culposa aquí está excluida porque
nuestra ley habla de ‘la lesión que no quiso inferir’. El daño que el sujeto activo quiso
causar no debe revestir gravedad en manera alguna, pues un agravio de tal magnitud lo
exige la ley como resultado imprevisto, pero no como una consecuencia intencionalmente
procurada. En este sentido, es indudable que nuestra dogmática exige que la conciencia y
la voluntad del. actor estén orientadas solo a producir una de las lesiones a que se refiere.
[...] c).- que el resultado más grave no haya sido querido, no haya sido previsto por el
agente. La manifestación de voluntad solo viene a ser aquí la causa mediata de un resul­
tado productivo y explicable por la concurrencia de una concausa, preexistente o super-
viniente, ignorando o no calculada por el agente. No es que el nexo de causalidad desa­
parezca en esta hipótesis delictiva, lo que sucede es que no toda cadena causal ha sido
deseada o previsible por el sujeto activo. [...] d).- que el resultado más grave no sea huma­
namente previsible en circunstancias normales, He aquí un elemento esencial del caso
que permite diferenciarlo claramente de la preterintencionalidad. En la jurisprudencia

715
A rt . 123 L ibro segundo /Parte especial - delitos

aparecen inexplicablemente confundidos esos conceptos. La diferencia nos parece bas­


tante clara; mientras q ene la preterintención el sujeto hizo mal en no prever lo previsi­
ble, en el caso fortuito, por el contrario, procedió en forma irreprochable al no prever lo
normalmente imprevisible. [...] El caso fortuito, constituye, indudablemente, circunstan­
cia de exclusión de la culpabilidad desde que es imposible exigirle al agente un com­
portamiento distinto al adoptado. La imprevisibilidad es su principal característica. [...]
En la hipótesis legal que examinamos debemos tener muy presente que el caso no cubre
el resultado de la acción agresiva en su abstracta integridad, sino, solamente en su con­
creta manifestación más grave. El sujeto activo debe responder por el resultado previsible
menos grave que conforma la lesión que en verdad quiso inferir”.

i) 11511" Conducta típica: BRAMONT ARIAS, L. A. (1988). Temas de D erech o Penal.


Tomo II. Lima: Sp Editores, p. 59. “La acción constitutiva del delito consiste en ‘causar
un resultado grave que no se quiso causar ni se pudo prever, con actos dirigidos a cometer
el delito de lesiones simples o de lesiones graves’. El autor ha querido cometer el delito de
lesiones simples o de lesiones graves. Las lesiones simples o graves pueden quedar con­
sumadas o tentadas. Entre la lesión y el ‘resultado grave’ (que puede ser de lesiones gra­
ves o muerte) debe haber un nexo causal”.

I) 05118 Tipo subjetivo: BRAMONT ARIAS, L. A. (1988). Temas de D erech o Penal.


Tomo II. Lima: Sp Editores, p. 59. “La piedra de toque es el resultado no querido ni
podido prever. Así habrá muerte o lesiones fortuitas cuando la muerte o la lesión grave
no queridas y no podidas prever, fueron el resultado exclusivo de lo imprevisible e incal­
culable, sobrevenido de sorpresa, que no pudo evitarse sin aun tomando las más severas
precauciones ordinarias”.

I) 0509 Tipo subjetivo: ROY FREYRE, L. (1986). En: D erecho P en a l p eru a n o : D e ­


litos contra la vida, el cuerpo y la salud, delitos contra el honor. 2a edición. Lima: Eddili,
p. 339. “La figura delictiva comentada requiere conciencia y voluntad de producir una de
las lesiones que hemos denominado ‘menos graves’. La muerte o la lesión grave subse­
cuentes a la agresión, por ser imprevisibles, están exentas de reproche. En este extremo
es que opera el caso fortuito”.

_1)051(1
_ _ _ _ Consumación: BRAMONT ARIAS, L. A. (1988). Temas de D erech o Penal.
Tomo II. Lima: Sp Editores, p. 59. “Se consuma el delito en el momento en que se verifi­
can las lesiones, independientemente de la producción ‘resultado grave’”.

1)0511 Culpabilidad: BRAMONT ARIAS, L. A. (1988). Temas d e D erech o Penal.


Tomo II. Lima: Sp Editores, p. 59. “La culpabilidad es a título de dolo, o sea, consiste en
la consciencia y voluntad y producir una lesión simple o grave, de la que deriva un ‘resul­
tado grave’ con relación al cual no hay si dolo ni culpa, es decir ha sido imprevisible, un
caso. En otros términos, se reprime al autor por lo que quiso y, accesoriamente, si el resul­
tado sobrepasa a la intención, por el resultado que él pudo prever. Por consiguiente, no
podría responder por un resultado grave que causó, pero que no lo quiso ni lo pudo pre­
ver. En este caso, solo responderá por la lesión que quiso inferir la víctima. Se demuestra

716 -
L esiones Art . 123

así, una vez más, que, en materia de lesiones, la relación de causalidad no es suficiente
para la represión. La represión es el resultado de la culpabilidad”.

JURISPRUDENCIA

Sumario: ACUERDO PLENARIO: Diferencias entre el homicidio preterintencional y las lesio­


nes fortuitas. CORTE SUPREMA: Autopuesta en peligro e imputación de la víctima.
CORTES SUPERIORES: Imputación a los padres de la víctima al ser menor de edad /
Creación de riesgo jurídico-penal y exclusión del caso fortuito.

ACUERDO PLENARIO

J 0835 D iferen cia s entre e l hom icidio preterin ten cio n a l y las lesiones fo rtu ita s: “[...]
el agente buscaba el desapoderamiento patrimonial de la víctima, pero como consecuen­
cia del ejercicio de violencia contra ella -de los actos propios de violencia o vis in cor-
p o r e - le causa la muerte, resultado que no quiso causar dolosamente pero que pudo pre­
ver y evitar. Se trata, pues, de un típico supuesto de homicidio preterintencional donde el
resultado solo se le puede atribuir al agente a título de culpa -la responsabilidad objetiva
por el simple resultado es inadmisible, está prohibida por el artículo VII del Título Preli­
minar del Código Penal-, El citado dispositivo regula, entonces, un caso de tipificación
simultánea, dolosa y culposa, pero de una misma conducta expresamente descrita. Como
se advierte en la doctrina especializada, la preterintención es una figura compuesta en la
que el resultado sobrepasa el dolo del sujeto. Así, el agente roba valiéndose del ejercicio
de violencia física contra la víctima, esto es, infiere lesiones a una persona, quien fallece
a consecuencia de la agresión, siempre que el agente hubiere podido prever este resultado
(la muerte, en este caso, no fue fortuita) -es una situación de preterintencionalidad hetero­
génea- [Felipe Villavicencio Terreros: Derecho Penal parte general, Grijley, Lima, 2006,
páginas 409/410], Como se puede inferir del ejemplo planteado, la conducta típica se arti­
cula sobre la base de dos elementos: el apoderamiento del bien mueble y la utilización
de violencia en la persona, la cual en el presente caso, produce la muerte de esta última”
(Acuerdo P lenario N ° 3 -2 0 0 8 /C J-ll 6 so b re "Robo con muerte subsecuente y delito de
arrebato. L a lesión caso agi'avantes en el delito de ro b o ”, del 13/11/2009, f . j. 7, V P len o
Jurisdiccional de las Salas Penales Perm anentes y Transitorias).

CORTE SUPREMA

J 0836 A u to p u esta en p elig ro e im putación de la víctim a: “Existiendo una autopuesta


en peligro de parte del propio agraviado, al no tomar las medidas preventivas del caso
para cruzar la pista; que siendo ello así, debe asumir las consecuencias de la asunción de
su propio riesgo, por lo que conforme a la moderna teoría de la imputación objetiva el
obrar a propio riesgo del agraviado tiene una eficacia excluyente del tipo penal, esto es,
que sus acciones no constituyen delito de lesiones culposas y, por ende, no genera respon­
sabilidad penal” (R. N. N ° 1125-2000-C allao, del 16/01/2001, Sala P en a l Perm anente).

717 —
A rt. 124 L ibro segundo / Parte especial - delitos

CORTES SUPERIORES
J 0837 Im pu tación a los p a d re s de la víctim a a l ser m en or de edad: “Al haberse acre­
ditado que el factor determinante del accidente de tránsito fue el ingreso intempestivo de
la menor agraviada a la vía de circulación sin prever el peligro, lo que si bien no podía
exigírsele dada su minoría de edad, empero sí a los familiares que se encontraban en
ambos extremos de la vía; y advirtiendo que el exceso de velocidad imputable al proce­
sado no ha sido determinado en el curso del proceso, es pertinente absolver al encausado”
(Ejecutoria Superior del 09/11/1998, Exp. N° 4347-98-Lima).

J 0838 C reación de riesgo ju ríd ic o -p e n a l y exclu sión d e l caso fo rtu ito : “El inculpado
ha infringido el deber de cuidado, al desplazar su vehículo a una velocidad no razonable
para las condiciones del momento y lugar; máxime si como conductor de un vehículo des­
tinado al transporte de colegiales no ha tenido presente la velocidad máxima para circular
en zonas escolares” (Exp. N° 798-98-Lima del 16/06/1998. En: BACA CABRERA, D.;
ROJAS VARGAS, F. y NEIRA HUAMAN, M. (1999). Jurisprudencia penal: Procesos
sumarios. Tomo III. Gaceta Jurídica. Lima, p. 144).

ARTÍCULO 124 Lesiones culposas(85)


El que por culpa causa a otro un daño en el cuerpo o en la salud, será reprimido, por
acción privada, con pena privativa de libertad no mayor de un año y con sesenta a
ciento veinte días-multa.
La pena será privativa de libertad no menor de uno ni mayor de dos años y de
sesenta a ciento veinte días-multa, si la lesión es grave, de conformidad a los presu­
puestos establecidos en el artículo 121.
La pena privativa de libertad será no menor de uno ni mayor de tres años si el delito
resulta de la inobservancia de reglas de profesión, ocupación o industria y no menor
de un año ni mayor de cuatro años cuando sean varias las víctimas del mismo hecho.
La pena privativa de la libertad será no menor de cuatro años ni mayor de seis años
einhabilitación, según corresponda, conforme al artículo 36 -incisos 4), 6) y 7 )-, si la
lesión se comete utilizando vehículo motorizado o arma de fuego, estando el agente
bajo el efecto de drogas tóxicas, estupefacientes, sustancias psicotrópicas o sintéti­
cas, o con presencia de alcohol en la sangre en proporción mayor de0.5 gramos-litro,
en el caso de transporte particular, o mayor de 0.25 gramos-litro en el caso de trans­
porte público de pasajeros, mercancías o carga en general, o cuando el delito resulte
de la inobservancia de reglas técnicas de tránsito.

(85) A rtículo vigente conform e a la modificación realizada por el artículo 1 de la Ley N° 29439 del 19/11/2009.
L esiones A rt. 1 2 4

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 1 2 4 .- El que, por culpa causa a otro un daño en el cuerpo o en la salud, será
reprimido, por acción privada, con pena privativa de libertad no mayor de un año, o
con sesenta a ciento veinte días-multa.
La acción penal se promoverá de oficio y la pena será privativa de libertad no menor
de uno ni mayor de dos años y de sesenta a ciento veinte días-multa, si la lesión es
grave.
El Juez podrá acumular la multa con la pena privativa de libertad.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:

Primera modificación: artículo único de la Ley N° 27054 del 23/01/1999.


A rtícu lo 124.- El que por culpa causa a otro un daño en el cuerpo o en la salud, será
reprimido, por acción privada, con pena privativa de libertad no mayor de un año y
con sesenta a ciento veinte días-multa.
La acción penal se promoverá de oficio y la pena será privativa de libertad no menor
de uno ni mayor de dos años y de sesenta a ciento veinte días-multa, si la lesión es
grave.
Cuando son varias las víctimas del mismo hecho o el delito resulte de la inobser­
vancia de reglas técnicas, de profesión, de ocupación o de industria, la pena priva­
tiva de libertad será no menor de dos ni mayor de cuatro años e inhabilitación con­
form e al artículo 36 incisos 4), 6) y 7).
Segunda modificación: artículo 1 de la Ley N° 27753 del 09/06/2002.
A rtícu lo 1 2 4 .- El que por culpa causa a otro un daño en el cuerpo o en la salud, será
reprimido, por acción privada, con pena privativa de libertad no mayor de un año y
con sesenta a ciento veinte días-multa.
La acción penal se promoverá de oficio y la pena será privativa de libertad no menor
de uno ni mayor de dos años y de sesenta a ciento veinte días-multa, si la lesión es
grave.
La pena privativa de la libertad será no menor de tres años ni mayor de cinco años
e inhabilitación, según corresponda, conforme al artículo 36 incisos 4), 6) y 7),
cuando el agente haya estado conduciendo un vehículo motorizado bajo el efecto de
estupefacientes o en estado de ebriedad, con presencia de alcohol en la sangre en
proporción mayor de 0.5 gramos-litro, o cuando sean varias las víctimas del mismo
hecho o el delito resulte de la inobservancia de reglas técnicas de tránsito.
La pena será no mayor de tres años si el delito resulta de la inobservancia de reglas
de profesión, de ocupación o industria y cuando sean varias las víctimas del mismo
hecho, la pena será no mayor de cuatro años.
Tercera modificación: artículo 1 de la Ley N° 29439 del 19/11/2009.
(Ver textos vigentes)
A rt . 124 L ibro segundo / Parte especial - delitos

N ormas concordantes
C: arts. 1, 2 inc. 1); C P: arts. 12, 22, 29, 41, 45, 52, 56, 57, 62, 68, 92, 111; C d e P P : arts. 2,
74; C P P 1 9 9 1 : arts. 2 inc. 3; C P P 2 0 0 4 : arts. 2 inc. 1 lit. a, 312-A inc. 2

DOCTRINA

Sumario: Sujeto activo-pasivo / Conducta típica / Tipo subjetivo / Tentativa.

M b I I Sujeto activo-pasivo: ROY FREYRE, L. E. (1986). En: Derecho Penal


peruano : Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud, delitos contra el honor. 2a edición.
Lima: Eddili, p. 340. “Sujeto activo puede ser cualquier persona desde que la ley no exige
calidades especiales. Eventualmente, como en el caso de homicidio por negligencia, el
actor puede ser, por ejemplo, un profesional [...]. Sujeto pasivo puede serlo también cual­
quier persona”.

DH5I3 Conducta típica: BRAMONT ARIAS, L. A. (1988). Temas de Derecho Penal.


Tomo II. Lima: San Marcos, pp. 61-62. “El elemento material de delito consiste en un
daño en el cuerpo o en la salud. En este delito, lo mismo que en el homicidio por negligen­
cia, el agente no pretende el resultado (lesión), sino únicamente la acción u omisión, acto
originario o inicial de carácter lícito. El resultado (lesión) es producto de la negligencia.
Entre la negligencia y las lesiones debe haber un nexo causal. Así, falta dicho nexo causal
entre la conducta del que maneja y la lesión de su acompañante que se arroja sin mayor
razón del vehículo. La culpa concurrente de la persona lesionada no excluye la respon­
sabilidad del agente, pero puede ser tomada en cuenta para establecer la pena. La culpa
de la persona lesionada solo podrá excluir la responsabilidad penal del agente, si la con­
ducta de este no puede calificarse en manera alguna de negligente. [...] El elemento sub­
jetivo del delito es la negligencia. El acto que causa la lesión es voluntario; pero el resul­
tado no ha sido querido, y no obstante ello se imprime, en vista a que ha sido previsible y
no se ha previsto, o a que ha sido previsto como posible, pero se ha actuado en la seguri­
dad o confianza de que no se ocasionaría lesión alguna”.

IHI5I4 Tipo subjetivo: ROY FREYRE, L. E. (1986). En: Derecho Penal peruano:
Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud, delitos contra el honor. 2a edición. Lima:
Eddili, p. 341. “La reprochabilidad se sustenta en un juicio formulado a título de negli­
gencia. Se trata de sancionar una imprevisión culpable”.

1)0515 Tentativa: BRAMONT ARIAS, L. A. (1988). Temas de Derecho Penal. Tomo II.
Lima: San Marcos, p. 61. “No es posible la tentativa por tratarse de un delito culposo.
Cabe el concurso de delitos. El delito de lesiones culposa puede concurrir con cualquier
otro, aunque fuere doloso; por ejemplo, el ladrón de automóviles que, por negligencia,
atropella a un viajante”.

720 -
L esiones A rt. 1 2 4

¿¡jl JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Concepto objetivo y normativo del “deber objetivo de cuidado” /
No se puede imputar un resultado por culpa cuando un comportamiento cuidadoso no
habría podido evitar el resultado / El exceso de velocidad como riesgo creado impru­
dentemente. CORTES SUPERIORES: Configuración de la imputación objetiva en las
lesiones culposas / Atipicidad por falta de riesgos jurídico-penales prohibidos / Defini­
ción de lesiones culposas.

CO RTE SUPREMA

J 0839 C oncepto objetivo y norm ativo del “deber objetivo de cu id a d o ”: “[...] Es claro
que 1) lo esencial del tipo injusto del delito imprudente no es la simple causación del
resultado, sino la forma en que se realiza la acción. El punto de referencia lo da ‘el deber
objetivo de cuidado’, que es un concepto objetivo y normativo. Desde la perspectiva
objetiva interesa cuál es el cuidado requerido en la vida de relación social respecto a la
realización de una conducta determinada; y, desde el juicio normativo, es de resaltar las
consecuencias de previsible producción y que la acción quede por debajo de la medida
adecuada socialmente. 2) por otro lado, el tipo subjetivo del delito imprudente atiende a
la capacidad individual, al nivel de conocimiento, previsibilidad y experiencia del sujeto
[...]” (R. N. N ° 2408-2012-Lima, del 07/01/2013, f j. 3, Sala Penal Transitoria).

J 0840 N o se p u e d e im putar un resultado p o r culpa cuando un com portam iento cui­


dadoso no habría p o d id o evitar el resultado: “F. J . 3. Que la conducta descrita fue tipi­
ficada como delito de lesiones culposas, previsto en el tercer párrafo del artículo ciento
veinticuatro del Código Penal; que, desde una perspectiva típica, uno de los elementos
que integra la imputación objetiva de los delitos de lesiones culposas que exige la pro­
ducción de un resultado material es la imputación de una persona del resultado lesivo —
fuera del nexo o relación de causalidad-, en tanto en cuanto se debe evitar que cualquiera
pueda ser causalmente autor por el mero hecho de conducir un automóvil; que en el caso
concreto, se tenía que analizar lo siguiente: i) Constatar la infracción del deber de cuidado
del inculpado E.V.H.R: no haber encendido las luces intermitentes; ii) luego era necesa­
rio que el juzgador examinará la concurrencia de imprudencias -en relación con la impu­
tación del resultado-: del primero y segundo conductor, pues aunque ambos conductores
se comportaron de manera defectuosa, no obstante, se tenía que comprobar si ambas con­
ductas -el exceso de velocidad, colisión con la cuneta y pérdida de control de vehículo
del primer conductor o las luces intermitentes apagadas del automóvil del segundo- fue­
ron relevantes para explicar el resultado o una de ellas no jugó ningún papel con rela­
ción al resultado. F. J . 4. Que desde esa perspectiva, es lógico que no se pueda imputar
a uno de ellos el resultado por imprudencia si en la misma situación un comportamiento
cuidadoso tampoco habría podido evitar el resultado -probabilidad rayana con la cer­
teza-, pues faltaría la evitabilidad o posibilidad de evitar el resultado; que, en ese sen­
tido, se debe estudiar la conducta del inculpado E.V.H.R, pero sin tomar en considera­
ción los datos que fundamentaron la infracción del deber de cuidado -como conducta

721
A rt. 124 L ibro segundo /Parte especial - delitos

alternativa-, para determinar si efectivamente el riesgo que se ha generado íue relevante


para explicar el resultado o solo ha existido una relación casual; que es de puntualizar
que no se puede imputar un resultado a la infracción de la norma de cuidado si en el caso
concreto, respecto a dicha norma, no [se] hubiera reportado ninguna utilidad” (Queja
N° 374-2012-Huancavelica, del 10/01/2013, ff. jj. 3 y 4, Sala Penal Transitoria).

J 0841 E l exceso de velocidad com o riesgo creado im pru den tem en te : “[Q]ue de ser
así, se encuentra acreditado en autos que el día de los hechos imputados, el encausado
E.V.H.R. estacionó su vehículo de placa de rodaje N° BF-3314, a un costado de la carre­
tera que era de doble sentido, debido a desperfectos mecánicos y para que sus dos pasaje­
ros aborden otro vehículo, pero solo tenía encendidas las luces de freno posteriores, más
no las luces intermitentes; dicha inobservancia a la regla de tránsito, si bien constituye
un riesgo creado imprudentemente, no provocó el resultado de la lesión del agravio, dado
que conforme con la versión de este último, fue el automóvil donde estaba como pasa­
jero, de placa de rodaje N° BP-6341 conducido por el encausado A.C.T, el que se des­
plazó a gran velocidad por la carretera lo que ocasionó que chocara con la cuneta y, pos­
teriormente, con un vehículo estacionado de placa de rodaje N° B F-3314, por tanto no se
le puede imputar al encausado E.V.H.R. el resultado -lesión- por imprudencia, si en la
misma situación un comportamiento cuidadoso -en este caso el encendido de las luces
intermitentes al estacionar su vehículo-, tampoco habría podido evitar el resultado [...]”
(R. N. N° 2145-2013-Huancavelica, del 16/08/2013, f. j. 8., Sala Penal Transitoria).

CORTES SUPERIORES
J 0842 C onfiguración de la im putación objetiva en las lesion es culposas: “Si la acción
se realiza con la diligencia debida, aunque sea previsible un resultado, se mantiene en el
ámbito de lo permitido jurídicamente y no se plantea problema alguno, pues la acción
objetivamente imprudente; es decir, realizada sin la diligencia debida que incrementa
de forma ilegítima el peligro de que un resultado se produzca es, junto con la relación
de causalidad, la base y fundamento de la imputación objetiva. ‘Si el certificado médico
legal precisa que el agraviado requiere dos días de atención facultativa por 6 de incapa­
cidad para el trabajo, producto de las lesiones y fractura que le causara el procesado, la
tipificación adecuada al presente caso sería la de faltas contra la persona y no a nivel de
delito’” (Ejecutoria Superior del 19/03/1998, Exp. N° 8122-97-Lima, Sala Penal de Ape­
laciones de la Corte Superior de Justicia de Lima).

J 0843 A tip icid a d p o r fa lta de riesgos ju ríd ic o p e n a le s p ro h ib id o s: “Si el factor pre­


dominante del accidente de tránsito que produjo lesiones en el agraviado es la propia
acción imprudente de este, quien sin eliminar el riesgo incursionó en el carril de trán­
sito vehicular, en circunstancias que no pudo prever el encausado; puesto que delante
del vehículo conducido por su persona se encontraba estacionada otra unidad; es pro­
cedente confirmar la sentencia absolutoria” (Ejecutoria Superior del 19/01/1998, Exp.
N° 5 729-97-Lima, Sala Penal de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia de Lima).

J 0844 D efinición de lesiones culposas: “Las lesiones culposas pueden ser definidas
como aquella lesión producida por el agente al no haber previsto el posible resultado

722
L esiones A rt . 124-A

antijurídico, siendo ello previsible, o cuando habiéndolo previsto, confía en que no se


producirá el resultado que se representa” (Ejecutoria Superior del 12/08/1998. Exp.
N° 1011-98-Lima, Sala Penal de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia de Lima).

ARTÍCULO 124-A Lesiones dolosas al concebido(86)


El que causa daño en el cuerpo o en la salud del concebido, será reprimido con pena
privativa de la libertad no menor de un año ni mayor de tres.
N orma concordante
C: arts. 1. 2 inc. 1); CP: arts. 12, 22, 29, 45, 52, 57, 62, 92; C PP: art. 243; CC: arts. 1, 2;
C N A : art. 1

DOCTRINA

Sumario: Bien jurídico protegido y sujeto activo /Bien jurídico /Tipo subjetivo / Consumación y
tentativa / Naturaleza del objeto material del delito.

I) 0516 Bien jurídico protegido y sujeto activo: GONZÁLEZ RUS, J. J. (2000).


“Aborto. Lesiones al feto”. En: COBO DEL ROSAL, M. (Director). Compendio de Dere­
cho Penal. Parte especial. Madrid: Marcial Pons, p. 89. “El bien jurídico protegido en
estos delitos es la salud del feto, en el sentido propio de las lesiones, de ausencia de enfer­
medad o de alteración física o mental. Sujeto activo puede ser cualquiera, incluso la
madre gestante. El consentimiento de la mujer no tiene relevancia alguna; lo que es lógico
porque el titular del bien jurídico es el feto

1)051" Bien jurídico: ALONSO DE ESCAMILLA, A. (2013). En: Delitos y faltas. La


parte especial del Derecho Penal. LAMARCA PEREZ, C. (Coordinadora). 2a edición.
Madrid: Colex, pp. 101-102. “Este delito protege la integridad física y el estado de salud
del feto. [...] El bien jurídico que protegen estos tipos penales es, como se ha dicho la inte­
gridad física y el estado de salud del feto, siendo este el sujeto pasivo del delito y el obje­
tivo material del mismo”.

¡ j g P j j Tipo subjetivo: ALONSO DE ESCAMILLA, A. (2013). En: Delitos y faltas.


La parte especial del Derecho Penal. LAMARCA PEREZ, C. (Coordinadora). 2a edición.
Madrid: Colex, p. 103. “Las lesiones al feto se pueden cometer de forma dolosa y también

(86) Artículo vigente conforme a la incorporación realizada por el artículo 1 de la Ley N° 27716 del
08/05/2002.
A rt. 124-A L ibro segundo / Parte especial - delitos

imprudentemente. [...] El dolo requiere el conocimiento de que el medio utilizado es idó­


neo para el resultado, consumándose el tipo cuando se produce el resultado lesivo”.

I)H51«> Consumación y tentativa: SERRANO GÓMEZ, A. (2004). Derecho Penal.


Parte especial. 9a edición. Madrid: Dylcinson, p. 121. “La consumación se produce en el
momento en que se causa al feto la lesión o enfermedad a que se refiere el Código. Es
posible la tentativa. En materia de concursos se plantean una serie de cuestiones relacio­
nadas al aborto. Si las lesiones se producen para provocar el aborto, nos encontraremos
ante este delito y no ante el de lesiones al feto, pudiendo quedar consumado o en grado
de tentativa. Por el contrario, si se persigue solo lesionar y, como consecuencia de ello, se
produce el aborto, se tratará de un concurso de delitos”.

I) 05211 Naturaleza del objeto material del delito: CARBONELL MATEU, J. C.


y GONZÁLEZ CUSSAC, J. L. (1996). “Lesiones”. En: VIVES ANTÓN, T. S.; BOIX
REIG. J.; CARBONELL MATEU, J. C. y GONZÁLEZ CUSSAC, J. L. (Coautores).
Derecho Penal. Parte especial. Valencia: Tirant lo Blanch, p. 136. “Se requiere, como
objeto material, la existencia de un feto sano. Ello descarta la tipicidad de la transmi­
sión genética de enfermedades o malformaciones. En estos casos no existe feto sano, sino
que se engendra uno que ya tiene la identidad genética irregular. Y ese supuesto no debe
entenderse incluido en el presente precepto. Cuestión diferente puede ser la de la trans­
misión de enfermedades a través de la sangre que no comporte una composición genética
diferente en el individuo. Me refiero a aquellos supuestos en los que el feto se forma sano,
pero es durante el embarazo donde adquiere la enfermedad”.

|j| JURISPRUDENCIA

Sumario: JURISPRUDENCIA EXTRANJERA: Valoración jurídica de las lesiones al concebido

JURISPRUDENCIA EXTRANJERA
J 0845 Valoración ju ríd ic a de las lesiones a l concebido: “Las lesiones causadas durante
el curso de la gestación deben tener relevancia penal porque la acción -en sentido láta­
se intenta y se realiza sobre una persona, la madre, al feto por ser parte integrante de la
misma, aunque las taras somáticas o psíquicas no adquieran notoriedad o evidencia hasta
después del nacimiento” (STS del 25/04/1995. CONDE-PUMPIDO, C. (1997). Código
Penal. Doctrina y Jurisprudencia. Tomo 11. Trivium, Madrid, p. 1940).

724 •
L esiones A rt. 124-B

ARTÍCULO 124-B D el daño psíquico y la afectación psicológica, cogni-


tiva o conductual(87)8
El nivel del daño psíquico es determinado a través de un examen pericial o cualquier
otro medio idóneo, con la siguiente equivalencia:
a. Falta de lesiones leves: nivel leve de daño psíquico.
b. Lesiones leves: nivel moderado de daño psíquico.
c. Lesiones graves: nivel grave o muy grave de daño psíquico.
La afectación psicológica, cognitiva o conductual, puede ser determinada a través
de un examen pericial o cualquier otro elemento probatorio objetivo similar al que
sea emitido por entidades públicas o privadas especializadas en la materia, sin some­
terse a la equivalencia del daño psíquico.

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 124-BPX)- El nivel de ¡a lesión psicológica es determinado mediante valo­
ración realizada de conformidad con el instrumento técnico oficial especializado que
orienta la labor pericial, con la siguiente equivalencia:
a. Falta de lesiones leves: nivel leve de daño psíquico.
b. Lesiones leves: nivel moderado de daño psíquico.
c. Lesiones graves: nivel grave o muy grave de daño psíquico.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Primera modificación: artículo 1 del Decreto Legislativo N° 1323 del 06/01/2017.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C: art. 1, 2 inc. 1; CP: arts. 1 2 1 ,1 2 2 in c .l); L e y 30364: art. 8 inc b); D .S . 009-2016 -M IM P :
art. 75 inc. 2

DOCTRINA

Sumario: Tipo objetivo.

I) 0521 Tipo objetivo: HERRERA MORENO, M. (2010). En: Lecciones de Derecho


Penal. Parte especial. Tomo II. POLAINO NAVARRETE, M. (Director). Madrid: Tec-
nos, p. 101. “El mismo nos remite al concepto de lesión psíquica. Dicha afectación a la
salud psíquica constituye un elemento normativo que cabe valorar de acuerdo con los ins­
trumentos científicos de mayor predicamento [...] En la práctica, cuando el daño mental

(87) A rtículo vigente conform e a la m odificación realizada por el artículo 1 del Decreto Legislativo N° 1323
del 06/01/2017.
(88) A rtículo conforme a la incorporación realizada por la segunda disposición com plem entaria modificatoria
de la Ley N° 30364 del 23/11/2015.

725
A rt. 124-B L ibro segundo / Parte especial - delitos

es trauma o secuela eventualmente subsiguiente a una agresión física (así, stres-postrau-


mático), este se entiende, por lo general, inherente a aquella, de modo que el sufrimiento
mental se valorará en cuanto consecuencia civil merecedora de reparación. En tales casos,
la desvaloración penal de la agresión física absorbe el desvalor del menoscabo mental que
produce la actuación. Sin embargo, habrá ocasiones en que la entidad del padecimiento
mental posibilite su consideración autónoma, en una relación de concurso ideal con un
delito de acometimiento físico originario. [...] Suele apreciarse lesión psíquica, cuando el
resultado perseguido es precisamente dicho daño mental, con o sin concurrencia de agre­
sión física previa, lo cual se substanciará mediante una acción que normalmente no se
agota en un solo acto sino en una conducta metódica, constante, fría y calculada que colo­
que a la víctima en una situación de ansiedad que afecte a su estabilidad y salud mental
(STS de 27 de diciembre de 2005, ponente: Martín Pallín)”.

1S 1 JURISPRUDENCIA

Sumario: ACUERDO PLENARIO: Tratamiento normativo del daño psíquico y faltas por daño
psíquico.

ACUERD O PLENARIO

J 0846 Tratamiento normativo del daño psíquico y faltas por daño psíquico: “F. J.
15. Mediante la segunda disposición complementaria modificatoria de la Ley N° 30364
para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres y los Integrantes del
Grupo Familiar, publicada el 23 de noviembre de 2015, se incoiporó el artículo 124-B
al Código Penal, según el cual se establecen tres niveles o escalas de daño psíquico que
deben ser considerados, de acuerdo al grado de intensidad, como lesiones graves, lesiones
leves y faltas según determinación pericial dando con ello inicial contenido a la expec­
tativa de protección contra las agresiones que en el Derecho Penal se estableció desde
mucho antes para la salud mental. F. J. 16. El daño psíquico, se consideró según la gra­
vedad de la aflicción causada, esta división se ve recogida en la Guía para Determinar el
Daño Psíquico, en la que se definió al daño como ‘la afectación y/o alteración de algu­
nas de las funciones mentales o capacidades de la persona, producida por un hecho o
conjunto de situaciones de violencia, que determinan un menoscabo temporal o perma­
nente, reversible o irreversible del funcionamiento integral previo’ [Instituto de Medicina
Legal y Ciencias Forenses. Guía de Valoración del Daño Psíquico en Personas Adultas
Víctimas de Violencia Intencional. 2016. p. 40] definición que también se encuentra en
el inciso b, del artículo 8 de la Ley N 0 30364. F. J. 21. En el primer supuesto del primer
párrafo del artículo 441 del CP, no se alude al daño psíquico leve que el acápite ‘a’ del
primer párrafo del artículo 124-B ha introducido, por tanto la construcción léxica del tipo
derivada de las dos normas, quedaría así: ‘El que, de cualquier manera, causa a otro una
lesión dolosa que requiera hasta diez días de asistencia o descanso, según prescripción
facultativa, será reprimido con prestación de servicio comunitario [...] ‘Falta de lesiones
leves: nivel leve de daño psíquico’. Un ejercicio interpretativo /ordenador de la construc­
ción del texto, puede llevar a descartar el vacío normativo por ausencia de tipificación ex­
presa. F. J. 23. El tercer supuesto dirigido a víctimas menores de catorce años o agentes

726 -
L esiones A rt. 124-B

que sean tutores, guardadores o responsables de aquellos, la lesión se produzca como


consecuencia de un hecho de violencia familiar, o el agente sea el tutor, guardador o res­
ponsable de esos menores, resultará parcialmente implicante con el contenido de los dos
párrafos del artículo 122-B, respecto de menores del entorno familiar y respecto de agen­
tes que fueran tutores, guardadores o responsables de mujeres menores de edad, adultas
mayores o discapacitadas (por el sentido del aparado 4 del segundo párrafo del art. 122-
B: ‘la víctima es menor de edad, adulta mayor o tiene discapacidad y el agente se apro­
vecha de dicha condición’). Se entiende que además abarcará también al tutor-pariente,
guardador-pariente o responsable-pariente de mujeres en la condición indicada de la que
se aprovecha el agente. Tales supuestos delictivos, están sancionados en la modalidad
simple con no menos de uno ni más de des años de privación de libertad e inhabilitación
conforme al artículo 36 del CP, y en las modalidades agravadas, con no menos de dos ni
más de tres años de privación de libertad. Por tanto, producido un evento diagnosticado
como daño psíquico leve, excluyendo los supuestos de hecho antes indicados, constituirá
falta de daño psíquico simple con la sanción de 40 a 60 jomadas de servicio comunita­
rio o hasta 80 jomadas de servicio comunitario en la modalidad agravada. F. J. 24. En
cuanto al lapso prescriptorio de las faltas de daño psíquico leve, resulta propio el compu­
tar el término extintivo ordinario desde que se determina eficazmente que se configura­
ron. Antes del lapso de seis meses que la ciencia ha determinado como apropiado para el
diagnóstico, la configuración del delito es incierta (por menoscabo mental grave o muy
grave o moderado; o una falta por menoscabo mental leve); en algún caso no habrá huella
psíquica, dado que el proceso evolutivo en la psique de la víctima (por su capacidad resi­
liente) y la reacción al tratamiento que reciba determinarán si finalmente se produce o no
un resultado consolidado catalogable jurídicamente dentro de los parámetros del artículo
124-B” (Acuerdo Plenario N ° 2-2016/CJ-116 sobre “Lesiones y faltas por daños psíqui­
cos y afección psicológica ”, del 12/06/2017, ff. jj. 15, 16, 21, 23 y 24, XPleno Jurisdic­
cional de las Salas Penales Permanentes y Transitorias).

72 7
C A P ÍT U L O IV
E X P O S IC IÓ N A P E L IG R O O A B A N D O N O
D E P E R S O N A S E N PE L IG R O

ARTÍCULO 125 Exposición o abandono de personas en peligro(89)


El que expone a peligro de muerte o de grave e inminente daño a la salud o aban­
dona en iguales circunstancias a un menor de edad o a una persona incapaz de
valerse por sí misma que estén legalmente bajo su protección o que se hallen de
hecho bajo su cuidado, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de
uno ni mayor de cuatro años.

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 125.- El que expone a peligro de muerte o de grave e inminente daño a la
salud o abandona en iguales circunstancias a un menor de edad o a una persona
incapaz de valerse por sí misma que estén legalmente bajo su protección o que se
hallen de hecho bajo su cuidado, será reprimido con pena privativa de libertad no
menor de uno ni mayor de cuatro años.
Si resulta lesión grave o muerte y estas pudieron ser previstas, la pena será no menor
de tres ni mayor de cinco años en caso de lesión grave, y no menor de cuatro ni
mayor de ocho años en caso de muerte.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:

Primera modificación: artículo 2 de la Ley N° 26926 del 21/02/1998.


(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C: arts. 1, 2 inc. 1); CP: arts. 12, 121-A, 29, 45, 47, 92, 106, 121; CPP2004: art. 298; CC:
arts. 463, 472 a 475, 502, 563, 564, 565

|Sj|l DOCTRINA

Sumario: Descripción típica / Bien jurídico protegido / Formas de creación de riesgos / Sujeto
activo - pasivo / Conducta típica / Tipo subjetivo / Consumación / Tentativa.

n o ? ::- Descripción típica: DONNA, E. (2003). Derecho Penal. Parte especial. Tomo
I. 2a edición. Buenos Aires: Rubinzal Culzoni, p. 371. “Se trata en este artículo de tipos
penales alternativos que tienen que ver con la relación del autor frente a la víctima, los
cuales se pueden concretar, tanto en conductas de acción como de omisión. La cuestión

(89) Articulo vigente conform e a la m odificación realizada por el artículo 2 de la L ey N° 26926 del 21/02/1998.

728
E xposición a peligro o abandono de personas en peligro A rt. 125

es sencilla en estos términos, porque de acuerdo a los verbos que emplea la ley -exposi­
ción o abandono- lo típico está en un caso, en que el sujeto traslada a la víctima, mien­
tras, en el otro quien se desplaza es él, dejándola en lugar en que estaba, pero en el estado
de abandono”.

I) 0523 Bien jurídico protegido: DONNA, E. (2003). Derecho Penal. Parte espe­
cial. Tomo I. 2a edición. Buenos Aires: Rubinzal Culzoni, p. 370. “Tanto la ubicación que
el legislador ha asignado a este tipo penal, como la mención que el mismo artículo res­
pecto de la vida y la salud, evidencian que se trata de un delito que protege la incolumi­
dad de las personas. GÓSSEL ha mantenido este criterio, afirmando que el bien jurídico
es la vida y la integridad corporal de otra persona, que lo que se pone en riesgo es, como
se señaló, la vida y la integridad corporal de la persona ofendida. Se podría afirmar que se
trata de tipos penales que tienen en vista dentro del ámbito de los delitos contra la vida, el
deber de ayuda, socorro o asistencia a otras personas, vista la posición que se encuentra
el autor del hecho. Son delitos de peligro, ya que la víctima entra en el ámbito del estado
de peligro”.

_I)_ 1)524
_ _ _ Bien jurídico protegido: BRAMONT ARIAS, L. A. (1988). Temas de Dere­
cho Penal. Tomo II. Lima: Sp Editores, p. 98. “El objeto de tutela penal es la seguridad
de la persona física, protegida aún contra los riesgos que puedan provenir del abandono o
la omisión de asistencia, por parte de quienes tienen deberes especiales de cuidado y pro­
tección o deberes generales de solidaridad social.
En efecto, todas las figuras de este Título son de peligro presunto o concreto para los bie­
nes jurídicos de la vida o de la integridad humana. [...] El objeto específico de la tutela
penal es el interés del Estado”.

I) «525 Formas de creación de riesgos: DONNA, E. (2003). Derecho Penal. Parte


especial. Tomo I. 2a edición. Buenos Aires: Rubinzal Culzoni, p. 372. “Exponer a una per­
sona significa que esta no se encontraba desamparada, ni corría riesgos, trasladándose a
una situación en la que sí implica peligro para su vida o salud. Es situar a la víctima fuera
del ambiente de protección en el cual se encontraba, privándola de la asistencia necesaria
o interrumpiéndole esta, con la consiguiente creación de riesgos para su salud o su vida.
Se trata de colocar a la otra persona en un ámbito en donde no pueda tener ayuda [...]”.

1) «526 Sujeto activo - pasivo: BRAMONT ARIAS, L. A. (1988). Temas de Derecho


Penal. Tomo II. Lima: Sp Editores, p. 99. “Solo pueden ser sujetos activos las persona
que deben proteger o cuidar a la víctima. La exigencia de este deber rige tanto para el
caso del niño como para el del incapaz de valerse por sí mismo, pues en ambos supuestos
el delito implica una omisión de los deberes de protección o de cuidad. [...] Estos debe­
res han de ser entendido en sentido estrictamente jurídico, La preexistencia de un simple
deber moral no es suficiente, aun cuando en ciertos casos la consecuencia de esta restric­
ción parezca inconveniente. [...] Sujeto pasivo de este delito puede ser un niño u otra per­
sona incapaz de valerse por sí misma”.

729
A rt. 125 L ibro segundo /Parte especial - delitos

\W ^& S ] Conducta típica: MAGGIORE, G. (1986). Derecho Penal. Parte especial.


Volumen IV: Delitos en particular. 3a edición. Bogotá: Temis, pp. 379-380. “‘abandonar’
quiere decir dejar, definitiva o temporalmente, con tal que sea por un tiempo apreciable,
de modo que se ponga en peligro la incolumidad personal. Se puede abandonar con actos
positivos (acciones) como con actos negativos (omisiones), faltando a las obligaciones de
custodia, cuidado, etc. Debe tratarse de abandono material, no moral exclusivamente [...].
Como en el abandono va implícito el peligro, no existe este delito cuando el agente, al
abandonar a un incapaz, toma las precauciones oportunas para evitarle todo peligro contra
la incolumidad personal. Y tampoco hay delito cuando la persona sometida no es abando­
nada, sino que se sustrae voluntariamente a la custodia, por medio de la luga”.

ÜKlgj:)] Conducta típica: FONTÁN BALESTRA, C. (1968). Tratado de Derecho


Penal. Parte especial. Tomo IV. Buenos Aires: Abeledo-Perrot, p. 353. “La acción de
abandonar constituye en núcleo de este tipo. Se trata aquí de abandonar a su suerte a una
persona incapaz de valerse. [...] Tradicionalmente la acción de abandono supone que la
víctima quede desamparada, privada de la asistencia y vigilancia necesarias, pues de otro
modo el autor no ha creado peligro para la víctima. De suerte que no basta privar al inca­
paz de determinados cuidados, sino de protección en un sentido amplio, que no com­
prende únicamente la propia, sino también la de terceros. Vistas las cosas de este modo,
es necesario el abandono personal del menor o incapaz, pero no basta; es preciso que que­
den en situación de desamparo también en lo que se refiere a los demás”.

_I)_II52‘)
_ _ _ Conducta típica: BRAMONT ARIAS, L. A. (1988). Temas de Derecho Penal.
Tomo II. Lima: Sp Editores, pp. 101-103. “La acción se concreta en ‘exponer a peligro’ o
en ‘abandonar o desamparar’ a un niño o a una persona incapaz de valerse por sí misma,
Será que la exposición a peligro defiere del abandono o desamparo. Los verbos ‘expo­
ner’ y ‘abandonar’ son empleados, desde el punto de vista jurídico penal, en idéntico sen­
tido. Actualmente está desacreditada la antigua distinción que se hacía entre exposición y
abandono. [...] La exposición a peligro no es otra cosa que abandono. Nada importa saber
si el agente se separa de la víctima con la intención condicionada o incondicionada de vol­
ver a tomar la guarda: lo que decide es el hecho de dejar a la víctima indefensa, en situa­
ción de peligro, Ocurrida la situación de peligro, por breve que sea, no le valdrá al agente,
sino para el efecto de la atenuación de pena, retomar o reasumir la guarda del niño o del
incapaz el delito está consumado, llámese a este exposición o abandono. [...] El aban­
dono no solo consiste en la falta de protección o de cuidados, sino también en el aleja­
miento del autor de la persona de la víctima. El delito consiste, en rigor, en el alejamiento
de aturo con desamparo de la víctima, no en la sola omisión de protección y cuidados. [...]
El abandono puede consumarse en dos formas: sacando a la víctima fuera del ambiente
de protección en que se encuentra y dejándola en otro lugar desamparada; o apartándose
el autor de aquel ambiente y dejando allí a la víctima en esta condición La duración del
abandono es indiferente. Da lo mismo que el abandono sea definitivo o temporal, siem­
pre que la interrupción de la protección y cuidados del menor del incapaz coloque a estos
en una situación de peligro”.

730
E xposición a peligro o abandono de personas en peligro A rt . 125

m m \ Tipo subjetivo: BRAMONT ARIAS, L. A. (1988). Temas de D erecho Penal,


Tomo ü. Lima: Sp Editores, p. 104. “Se trata de un delito doloso. El dolo consiste en la
conciencia y voluntad de apartarse de la víctima que queda desamparada y la concien­
cia de violar el deber de protección o cuidado que le corresponde al autor. Basta la forma
eventual del dolo. Como se requiere el dolo, no se imputa la culpa. [...] Es necesario que
el autor conozca las condiciones de edad o incapacidad de la víctima, el desamparo en que
esta queda o la obligación de protección o cuidado que le incumbe. El error sobre esos
elementos excluye el dolo y exime de pena”.

ffiMillii Consumación: BRAMONT ARIAS, L. A. (1988). Temas de D erecho Penal.


Tomo 11. Lima: Sp Editores, p. 103. “El delito se consuma de que, dejada la víctima entre­
gada a su propia suerte, queda expuesta a un peligro contra su vida o su salud. Se trata de
un delito instantáneo. ATOLISE Y MANZINI entienden que se trata de un delito even­
tualmente permanente, puesto que puede prorrogarse por un cierto tiempo. NELSON
HUNGRÍA advierte que es preciso no contundir la permanencia como efecto del delito
con la persistencia de actividades ejecutivas en el momento ejecutivo. En el delito de
abandono, la consumación se efectúa con el acto material de abandono, que crea la situa­
ción de peligro, y la eventual persistencia de este no exige del agente un ulterior y conti­
nua actividad de ataque a la integridad de la víctima dejar de retomar al niño o incapaz no
es continuar la actividad de ejecución, pues esta cesa desde que el agente se separe de la
víctima, de modo que no pueda ser asistida”.

1) 0532 Tentativa: BRAMONT ARIAS, L. A. (1988). Temas de D erecho Penal. Tomo


II. Lima: Sp Editores, p. 103. “La tentativa es inadmisible, La conducta precedente a la
acción esperada y exigida, en todo caso, solo dará lugar a meros actos preparatorios, Ellos
es consecuencia de la naturaleza de la figura como delito de peligro. En los delitos de peli­
gro no cabe la tentativa o por lo menos es difícil afirmarlo”.

gl§g JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: No se configura el delito exposición o abandono de un menor o


incapaz cuando madre mantiene en el hogar a menor violada por padrastro. CORTES
SUPERIORES: Conductas típicas del delito de exposición o abandono de un menor o
incapaz.

CO RTE SUPREM A

J 0847 N o se configura e l delito exposición o abandono de un m enor o incapaz cuando


m adre m antiene en e l h ogar a m en or violada p o r padrastro: “F. J. 2. Que de autos se
advierte que U.F.L., en su calidad de madre de la menor de iniciales Y.Y.C.F., pese a tener
conocimiento de que su conviviente -coprocesado M.H.M.- había violado sexualmente
a su menor hija, mantuvo un silencio cómplice con aquel; actitud con la que expuso a
mayor peligro a la menor; sin embargo, al tomar conocimiento del estado de gestación de
esta, optó por entregarla en custodia a su padre biológico, para lo cual viajó a la ciudad
de Lima, posteriormente, retomó a su pueblo y continuó su estado de convivencia con el

731
A rt. 125 L ibro segundo /Parte especial - delitos

procesado, pese a la gravedad de su accionar delictivo y el grave daño causado a la inte­


gridad física y psicológica de su hija. F. J . 3. [...] El tipo penal señalado en el artículo 125
del Código Penal; norma que distingue dos comportamientos: por un lado, la exposición
a peligro de muerte o grave e inminente daño a la salud de un menor o incapaz, de valerse
por sí misma, que se materializa en el traslado de menor o incapaz fuera del ambiente de
protección a un lugar desprovisto de seguridad, con lo que se generó así un peligro para
la vida o la salud; y, del otro, el abandono de un menor o incapaz, con lo que se le expone
a peligro de muerte o de grave o inminente daño a su salud, que se materializa cuando el
agente se aleja del ámbito de protección en que se encuentra el menor o incapaz, y se le
deja indefenso en el lugar donde se encontraba [...]. F. J. 6. Tal circunstancia no se da en
el caso su b Índice. En efecto, el tribunal de instancia fundamentó su decisión —y avaló la
tesis del Ministerio Público- respecto a que la conducta asumida por la procesada -quién
a pesar de tener conocimiento de la violación, guardó un silencio cómplice y expuso a
peligro a la menor, y al enterarse que ella estaba embarazada, la llevó al domicilio de su
padre biológico, dejándola allí- descrita por el fiscal provincial, no se adecúa al tipo penal
señalado en el artículo 125 del Código Penal, máxime si el bien jurídico es la vida y la
salud” (R. N. N ° 1 6 2 9 -2 0 1 3 -L im a , d e l 2 5 /0 7 /2 0 1 3 , ff . j j . 2 y 6, S a la P e n a l T ran sitoria).

CORTES SUPERIORES
J 0848 C onductas típicas d el delito de exposición o abandono d e un m en o r o inca­
p a z : “La imputación criminal, dirigida a los médicos de guardia de la especialidad de
neurocirugía, radica en el hecho de no haber tomado dichos acusados, como profesio­
nales médicos de la especialidad, las medidas oportunas para elaborar un diagnóstico
cierto, creando un riesgo mayor para la persona del agraviado, dada la inadecuada aten­
ción médica brindada, permitiendo que sobrevenga el cuadro de ruptura de aneurisma y
hemorragia con las secuelas posteriores en su salud física y mental e incluso haciendo
peligrar la vida, pese a que otros profesionales de su misma especialidad afirmaron la
necesidad de los exámenes complementarios que debieron realizar y que ninguno de los
procesados ordenó; dándose de alta al agraviado sin lograr franca mejoría en su estado
de salud, lo que motivara precisamente su traslado a otro centro hospitalario por parte de
los familiares del agraviado, para ser posteriormente sometido a intervención quirúrgica;
que, sin embargo la conducta atribuida a los acusados desde el inicio de la investigación
lo ha sido a título de culpa por negligencia en el actuar profesional, pese a que el ilícito
bajo juzgamiento solo puede ser imputado a título de dolo, es decir, actuación consciente
y voluntaria del agente que expone o abandona a peligro a la persona, es decir, omite
adrede el cuidado necesario, transgrede intencionalmente el deber especial de protección
que corresponde al agente, lo que no se puede demostrar en el presente caso pues la aten­
ción deficiente o la falta de cuidado necesario que se detecta no configura el ilícito su b
ex a m in e, dado el verbo rector en la conducta atribuida, al no existir elemento objetivo que
demuestre intencionalidad de causar este peligro o daño en la integridad del agraviado;
que, no adecuándose la conducta de los encausados al tipo penal descrito en el artículo
125 del Código Penal, el hecho denunciado no constituye el delito previsto y sancionado
como de exposición o abandono de persona a peligro, resultando de aplicación el artículo
5 del Código de Procedimientos Penales” (E xp. N ° 5 7 7 -9 6 -L im a, d e l 2 9 /1 2 /1 9 9 9 . T ercera

732 -
E xposición a peligro o abandono de personas en peligro A rt. 126

S a la P e n a l C o r p o r a tiv a p a r a P r o c e s o s O rd in arios c o n r e o s lib re s d e la C o rte S u p er io r d e


Ju s tic ia d e L im a . E n : R O JA S VARGAS, E Ju r is p r u d e n c ia p e n a l y p r o c e s a l p e n a l. Id em sa ,
L im a, 2002, p . 435).

ARTÍCULO 126 Om isión de auxilio


El que omite prestar socorro a una persona que ha herido o incapacitado, poniendo
en peligro su vida o su salud, será reprimido con pena privativa de libertad no mayor
de tres años.
N ormas concordantes
C: arts. 1, 2 inc. 1); CP: arts. 13, 408; CPP: arts. 135, 143; L e y 27181: art. 1 y ss.

DOCTRINA

Sumario: Bien Jurídico / Descripción típica / Elementos típicos / Concepto de abandono / Con­
cepto de socorro / Tipo subjetivo.

I) 0533 Bien jurídico: LAMARCA PÉREZ, C. (2013). D e lito s y fa lta s . L a p a r t e e s p e ­


c i a l d e l D e r e c h o P e n a l. LAMARCA PÉREZ, C. (Coordinadora). 2a edición. Madrid:
Colex, p. 209. “Para la mayoría de la doctrina el bien jurídico protegido en estos delitos
es entonces la solidaridad humana; es decir, el deber que tenemos todas las personas de
prestar ayuda o socorrer a quien se hallare en una situación de peligro (RODRIGUEZ
MOURULLO, 1997, p. 553 y MUÑOZ CONDE, 2010, p. 339). Ahora bien, teniendo
en cuenta que no existe un genérico deber de socorro, cuyo incumplimiento esté siem­
pre previsto por el Derecho penal, sino que únicamente se sanciona la no prestación de
auxilio cuando estén en peligro determinados bienes, lo que nido a que la solidaridad no
puede entenderse como una obligación jurídica, pues entonces, como señalan CARBO-
NELL MATEU y GONZÁLES CUSSAC (1999, p. 272), no se actúa por solidaridad sino
por deber, cabe concluir, con los señalados autores, que el bien jurídico protegido es, en
realidad, el peligro para la vida e integridad de las personas”.

1) 0534 Descripción típica: ROSAL BLASCO, B. (2000). “De la Omisión del Deber
de Socorro”. En: COBO DEL ROSAL, M. (Director). C o m p en d io d e D e r e c h o P en a l.
P a r te e s p e c ia l. Madrid: Marcial Pons, p. 260. “La conducta consiste en no socorrer, es
decir, no actuar, allí donde -valorando la situación ex a n t e - hubiese sido posible hacerlo
con un mínimo de eficacia, anulando, neutralizando o modificando positivamente la situa­
ción de riesgo. Ello implica que la acción de socorro tiene que tener un mínimo de efica­
cia para el fin que persigue (al margen de que el error sobre eficacia de la ayuda que se
está prestando es valorable penalmente para eximir de la responsabilidad)”.

733
A rt. 126 L ibro segundo /Parte especial - delitos

I) 0535 Elementos típicos: DONNA, E. (2003). Derecho Penal. Parte especial. Tomo
I. 2a edición. Buenos Aires: Rubinzal Culzoni, p. 399. “Estamos ante el ejemplo clásico
del tipo omisivo: la norma que subyace a este tipo penal no es una prohibición, sino un
mandato, tendiente a proteger el bien jurídico ‘solidaridad humana en supuestos de peli­
gro para los bienes vida e integridad personal’. Es un delito que no requiere de resultado
alguno, pues la omisión por sí misma es lesiva del bien jurídico. No se exige, en conse­
cuencia, la lesión de los valores vida o integridad, sino solo la ausencia injustificada de
ayuda. Los elementos que lo configuran son: La existencia de un niño perdido o desam­
parado, o de una persona herida o inválida, la presencia de un peligro manifiesto y grave;
la capacidad personal de acción del que tiene la obligación de prestar socorro o solicitar
ayuda ajena, y finalmente, la omisión de ayuda de forma injustificada”.

I) Il53d Concepto de abandono: CREUS, C. (1999). Derecho Penal. Parte especial.


Tomo I. 6a edición. Buenos Aires: Astrea, p. 114. “Se abandona a la víctima cuando se
la deja privada de los auxilios o cuidados que le son imprescindibles para mantener su
vida o la integridad actual de su salud, cuando ella misma no puede suministrárselos y
en situación en que normalmente no es posible que se los presten terceros (abandonar a
su suerte)”.

I) 1153" Concepto de socorro: ALONSO DE ESCAMILLA, A. (2013). En: Delitos


y faltas. La parte especial del Derecho penal. LAMARCA PEREZ, C. (Coordinadora).
2a edición. Madrid: Colex, p. 211. “En este caso, el deber de socorro se fundamenta no
solo en la solidaridad humana, como en los supuestos anteriores, sino también en la lla­
mada injerencia, es decir, en la idea de que el sujeto activo que ha sido el causante de la
situación de peligro debe, por tanto, conjurarlo o paliarlo con su auxilio (en este sentido,
RODRIGUEZ MOURULLO, 1993, p. 557)”.

BgfRffj Tipo subjetivo: FONTÁN BALESTRA, C. (1968). Tratado de Derecho Penal.


Parte especial. Tomo IV. Buenos Aires: Abeledo-Perrot, p. 357. “El delito de abandono
es doloso; son, por tanto, atípicas las formas culposas. El dolo se integra con la volun­
tad o, al menos, conocimiento que no detiene en la acción, de la situación de desamparo
del sujeto pasivo, con peligro para su vida o de su salud. El error que recae sobre la real
situación de la víctima, y la coacción, tienen los efectos comunes excluyentes del dolo”.

gÜ JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Riesgos permitidos en la corrección de menores. CORTES


SUPERIORES: Elementos normativos de la imputación objetiva en el delito de omi­
sión de auxilio a persona que se ha herido.

CORTE SUPREMA
J 0849 R iesgos p erm itid o s en la corrección de m enores: “Los maltratos físicos y abu­
sos en los medios de corrección de los menores, que no ameriten un tratamiento médico
o incapacidad para el trabajo mayor a los 10 días, no configuran los supuestos previstos

734 —
E xposición a peligro o abandono de personas en peligro A rt. 1 2 7

en los tipos penales de lesiones y exposición a peligro de la vida o salud de menor, más
bien, suponen atipicidad de faltas contra la persona o, en su caso, un supuesto de violen­
cia familiar” (Ejecutoria Suprema del 28/11/1997, Exp. N° 1289-97-Arequipa).

CORTES SUPERIORES
J 0850 E lem en tos norm ativos de la im putación objetiva en el delito d e om isión de
auxilio o p erso n a que se ha herido: “El momento objetivo del tipo, en los delitos de
abandono de personas en peligro, exige el análisis de tres aspectos: a) creación de la con­
dición para que sea posible realizar el verbo rector (haber herido o incapacitado a los
agraviados); b) realización del verbo rector (omitir prestar ayuda); y c) resultado (puesta
en peligro la vida o la salud -se entiende en grado mayor- de los agraviados). Consin­
tiendo el socorro en la modificación de una situación de peligro, debe entenderse que se
concluye el mismo, en el instante en que el inculpado decide omitir una conducta incom­
patible con aquella modificación; por otro lado, la imposibilidad material de modificar la
situación de riesgo, sin que se haya abandonado el propósito de socorrer (materializán­
dose este a posteriori), no configura el ilícito descrito en nuestro texto punitivo” (Exp.
N° 499-98-Arequipa, del 07/12/1998, Sala Mixta de Camaná de la Corte Superior de Jus­
ticia de Arequipa).

ARTÍCULO 127 Om isión de auxilio o aviso a la autoridad


El que encuentra a un herido o a cualquier otra persona en estado de grave e inmi­
nente peligro y omite prestarle auxilio inmediato pudiendo hacerlo sin riesgo propio
o de tercero o se abstiene de dar aviso a la autoridad, será reprimido con pena priva­
tiva de libertad no mayor de un año o con treinta a ciento veinte días-multa.
N orma concordante
C: arts. 1, 2 irte. 1); CP: arts. 13, 29, 41, 45, 52, 57, 62, 68, 92; CC: art. 515 irte. 8); CPP:
arts. 135, 143

DOCTRINA

Sumario: Bien jurídico / Naturaleza normativa de la conducta / Concepto de aviso a la autoridad /


Tipo subjetivo.

I) 11539 Bien jurídico: MAGGIORE, G. (1986/ Derecho Penal. Parte especial'. De­
litos en particular. Volumen IV. 3a edición. Bogotá: Temis, p. 382. “El objeto de esta acri­
minación es inculcar la obligación de socorrer a las personas que, por edad, enfermedad o
por otro motivo, son incapaces de salir de una dificultad grave o de un peligro. [...] Dicha
acriminación supone que el hecho no viola ningún deber especial de asistencia, impuesto
por norma jurídica, sancionada penalmente”.

735
A rt. 127 L ibro segundo /Parte especial - delitos

I) H540 Conducta típica: BRAMONT ARIAS, L. A. (1988). Temas de Derecho Penal.


Tomo II. Lima: Sp Editores, pp. 107-109. “[...] También existe una hipótesis de con­
ducta omisiva: omitir prestar auxilio inmediato u omitir dar aviso a la autoridad. En el
supuesto de ‘omitir prestar auxilio inmediato’ se desprenden tres elementos: la volun­
tad consistente en querer la omisión, o sea, no querer prestar el auxilio necesario, cuando
[...] se pudiera hacerlo sin riesgo personal; no prestar el auxilio, o sea, una inactividad;
y el deber jurídico de obrar, o sea, en realizar la acción esperada y exigida por la norma
penal. Por auxilio inmediato, debe entenderse la ayuda prestada al herido o al amenazado
de un peligro para evitarles un daño en sus bienes personalísimos, o sea, inherentes a su
persona. Ese auxilio debe ser prestado en forma proporcionada en consideración a las
personas, lugar, capacidad, aptitud, edad, sexo, profesión medios que dispongan y demás
circunstancias que se presenten. El auxilio inmediato de acuerdo con la ley, debe pres­
tarse cuando no lo exponga a daño o peligro personal, es decir, la obligación de prestar el
necesario auxilio está condicionada a que el agente, pudiera hacerlo sin riesgo personal.
[...] El otro supuesto [...] es omitir dar aviso a la autoridad. [...] Se desprenden tres ele­
mentos: querer no dar aviso, o sea, la voluntad de querer la omisión; una inactividad, o
sea, no dar aviso; y el deber jurídico de obrar ya que la ley impone al individuo un deber;
dar inmediato aviso a la autoridad, es decir, debe realizar una acción esperada y exigida,
por una norma penal dado que se trata de un delito de simple omisión. La autoridad a la
que debe darse aviso, debe ser la competente para proveer el socorro, para dictar las medi­
das correspondientes: policial, sanitaria o de otra índole. El aviso debe ser inmediato, es
decir, debe darse sin tardanza dada la posibilidad concreta. Es indiferente el medio que
se use para dar dicho ‘aviso’ directamente, por conducto de otra persona, verbalmente,
por escrito, por medio mecánico o de otra naturaleza. [...] Aun cuando [...] habla prime­
ramente de ‘prestar auxilio inmediato’ y luego de ‘dar aviso a la autoridad’, de esto no se
desprende que la asistencia deba prestarse en ese mismo orden, la asistencia tanto la que
consiste en auxiliar como la que estriba en dar aviso a la autoridad, es igual a sí misma y
reviste la misma jerarquía, se auxilia si no se puede dar aviso, se da aviso si no se puede
auxiliar, y se auxilia y se da aviso si las dos cosas son necesarias y el sujeto se halla en
condiciones de atender ambas”.

liYÜEgni Naturaleza normativa de la conducta: CARBONELL MATEU, J. C. y


GONZALEZ CUSSAC, J. L. (1996). “Omisión del deber de socorro”. En: VIVES
ANTÓN, T. S.; BOIX REIG. L; CARBONELL MATEU, J. C. y GONZÁLEZ CUSSAC,
J. L. (Coautores). Derecho Penal. Parte especial. Valencia: Tirant lo Blanch, p. 246. “Este
es un tipo subsidiario, en el que incurre todo aquel que, no solicitare con urgencia auxi­
lio ajeno. Como ha señalado MAQUEDA ABREU, la demanda de auxilio debe ser efi­
caz no en cuanto a sus resultados, pero sí en cuanto a su ejercicio, debiendo dirigirse a
las personas capaces de prestarlo. Debe, asimismo, ser urgente y desde luego, ha de tener
capacidad personal de cumplir este deber de actuación, resultando inexigibles la asunción
de riesgos desproporcionados”.

flIllllJI Concepto de aviso a la autoridad: DONNA, E. (2003). Derecho Penal. Parte


especial. Tomo I. 2a edición. Buenos Aires: Rubinzal Culzoni, p. 400. “Dar aviso es hacer
conocer la situación en que se encuentra la víctima a cualquier persona (autoridad) que,

736
E xposición a peligro o abandono de personas en peligro A rt. 128

por su función, esté obligada a suministrar el auxilio. Este aviso debe ser inmediato, sin
solución de continuidad entre la formulación y el hecho de haber encontrado a la víctima.
Y debe ser también adecuado, de modo que no cualquier comunicación será suficiente
para ver cumplido el deber, sino solo aquella que pueda llevar ayuda a la persona en peli­
gro. En síntesis, no basta con dar mero aviso, sino que es necesario que se pida auxilio a
una persona capaz de prestarlo (autoridad)”.

_I)_0541
_ _ _ Tipo subjetivo: BRAMONT AMAS, L. A. (1988). Temas de D erecho Penal.
Tomo II. Lima: Sp editores, p. 112. “[...] Es dolosa. Su ejecución, por consiguiente, exige
que la falta de asistencia sea voluntaria y que se realice con la conciencia del peligro
que corre la víctima, El dolo puede ser directo o eventual El error esencial e invencible
excluye al dolo. Por ejemplo, si las circunstancias son de tal naturaleza que impiden el
conocimiento de la situación de peligro (haciendo suponer al agente que se trata no de una
persona desesperada o abatida por la herida, sino que reposa o duerme tranquilamente),
no tiene responsabilidad el que la encuentra y no le presta asistencia. Es irrelevante el
motivo determinante del delito salvo para la medida de la pena. No interesa que sea indi­
ferencia, el egoísmo, la pusilanimidad”.

ARTICULO 128 Exposición a peligro de persona dependiente(90)


El que expone a peligro la vida o la salud de una persona colocada bajo su autori­
dad, dependencia, tutela, cúratela o vigilancia, sea privándola de alimentos o cuida­
dos indispensables, sea abusando de los medios de corrección o disciplina, o cual­
quier acto análogo, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de uno
ni mayor de cuatro años.
En los casos en que el agente tenga vínculo de parentesco consanguíneo o la víctima
fuere menor de catorce años de edad, la pena será privativa de libertad no menor de
dos ni mayor de cuatro años.
Si se produce lesión grave o muerte de la víctima, la pena será no menor de cuatro
ni mayor de ocho años.
TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 1 2 8 .- E l que expone a p elig ro la vida o la salud de una person a colocada
bajo su autoridad, dependencia, tutela, cúratela o vigilancia, se a priván dola de ali­
mentos o cuidados indispensables, sea som etiéndola a trabajos excesivos o inade­
cuados o abusando de los m edios de corrección o disciplina, será reprim ido con
p e n a p riv a tiv a de libertad no menor de uno ni m ayor de cuatro años.

(90) Artículo v igente conform e a la m odificación realizada por el artículo 2 del D ecreto Legislativo N° 1351
del 07/01/2017.
A rt. 128 L ibro segundo /Parte especial - delitos

Si resulta lesión g ra ve o m uerte y estas pu dieran se r previstas, la p en a será no menor


de tres ni m ayor de seis años en caso de lesión g ra ve y no m enor de cuatro ni mayor
de ocho años en caso de muerte.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:

Primera modificación: artículo 2 de la Ley N° 26926 del 21/02/1998.


Artículo 128.- E l que expone a peligro la vida o la sa lu d de una person a colocada
bajo su autoridad, dependencia, tutela, cúratela o vigilancia, sea p rivá n d o la de ali­
m entos o cuidados indispensables, sea som etiéndola a trabajos excesivos o inade­
cuados o abusando de los medios de corrección o disciplina, será reprim ido con
p e n a p riva tiva de libertad no menor de uno ni m ayor d e cuatro años.

Segunda modificación: segunda disposición final de la Ley N° 28190 del 18/03/2004.


Artículo 128.- E l que expone a peligro la vida o la sa lu d de una p erso n a colocada
bajo su autoridad, dependencia, tutela, cúratela o vigilancia, sea priván dola de ali­
mentos o cuidados indispensables, sea som etiéndola a trabajos excesivos, inade­
cuados, sea abusando de los m edios de corrección o disciplina, sea obligándola o
induciéndola a m endigar en lugares públicos, será reprim ido con p en a p riva tiva de
libertad no m enor de uno ni m ayor de cuatro años.
En los casos en que el agente tenga vínculo de paren tesco consanguíneo o la víctim a
fu ere menor de doce años de edad, la p e n a será p riva tiva de libertad no m enor de
dos ni m ayor d e cuatro años.
En los casos en que el agente obligue o induzca a m endigar a dos o más person as
colocadas bajo su autoridad, dependencia, tutela, cúratela o vigilancia, la p e n a p r i­
vativa de lib erta d será no menor de dos ni m ayor de cinco años.

Tercera modificación: artículo 2 del Decreto Legislativo N° 1351 del 07/01/2017.


(Ver texto vigente)

N ormas concordantes
C : arts. 1, 2 inc. 1 ) ; C P : arts. 1 2 , 1 3 , 2 9 , 4 5 , 5 7 , 9 2 , 1 2 1 , 1 5 2 inc. 5 ) ; 1 6 8 inc. 2 ) : C P P : arts.
1 3 5 , 1 4 3 , 2 4 3 ; C C : arts. 4 2 3 inc. 3 ) ; 4 6 3 , 5 0 2 , 5 1 5 inc. 8 ) ; 5 6 4

DOCTRINA

Sumario: Modalidades de conducta típica.

1)0544 Modalidades de conducta típica: BRAMONT-ARIAS TORRES, L. A. y


GARCÍA CANTIZANO, M. (1998). D erecho Penal. P a rte especial. 4a edición. Lima:
San Marcos, p. 131. “El comportamiento en este delito presenta tres modalidades: Pri­
vación de alimentos o cuidados indispensables: En esta modalidad, el sujeto activo, de
manera dolosa, realiza una concreta omisión consistente en privar de alimentos y cuida­
dos indispensables al sujeto pasivo. Sometimiento a trabajos excesivos o inadecuados:
Aquí, existe un aprovechamiento por parte del sujeto activo que, en la mayoría de los

738
E xposición a peligro o abandono de personas en peligro A rt. 129

casos, le reportará un beneficio. Abuso de los medios de corrección o disciplina: Se está


aludiendo a los maltratos, es decir, se ejerce una violencia sobre la persona subordinada,
que generalmente será física, aunque tampoco se excluye la psíquica”.

JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTES SUPERIORES: Conducta de agresión física y psicológica reiterante de padre


a hijos configura el tipo penal de exposición a peligro de persona dependiente.

CORTES SUPERIORES
J 0851 C onducta de agresión fís ic a y p sicológica reiterante de p a d re a h ijos confi­
g u ra el tipo p e n a l de exposición a p elig ro de p erso n a dependiente: “La conducta del
procesado que agrede física y psicológicamente, de manera constante y reiterada, a sus
hijos configura el tipo penal a que se refiere el artículo 128 del Código Penal debiendo
aplicársele, de manera accesoria, la pena de inhabilitación conforme a lo señalado por el
artículo 36, inciso 5 y artículo 36 del Código Sustantivo Penal” (Ejecutoria S uperior del
17/09/1997, Exp. N °3063-97-Lim a).

ARTÍCULO 129 Abandono o exposición a peligro seguido de m uerte o


lesión grave(91)92
En los casos de los artículos 125 y 128, si resulta lesión grave o muerte y estas pudie­
ron ser previstas, la pena será privativa de libertad no menor de tres ni mayor de
seis años en caso de lesión grave y no menor de cuatro ni mayor de ocho en caso de
muerte.

TEXTO ORIGINAL:
CAPÍTULO V
GENOCIDIO(92>

(91) Artículo vigente conform e a la m odificación realizada por el artículo 3 de la Ley N° 26926 del 21/02/1998.
(92) Capítulo derogado por el artículo 6 de la Ley N° 26926 del 21/02/1998. Cabe precisar que la m encio­
nada derogación solo se refiere al Capítulo V y su correspondiente denom inación (Genocidio), m as no al
artículo 129, el cual sin embargo fue m odificado por el artículo 3 de la ley antes citada con el texto que
figura en esta edición, como vigente. P or su parte, el delito de genocidio ha sido regulado en el Capítulo I
del Título XTV-A (Delitos contra la hum anidad), artículo 319.

739
A rt. 129 L ibro segundo / Parte especial - delitos

A rtícu lo 129.- Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de veinte
años el que, con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional,
étnico, social o religioso, realiza cualquiera de los actos siguientes:
1. Matanza de miembros del grupo.
2. Lesión grave a la integridadfísica o mental de los miembros del grupo.
3. Sometimiento del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su
destrucción física de manera total o parcial.
4. Medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo.
5. Transferencia forzada de niños a otro grupo.
N ormas concordantes
C : arts. 1, 2 inc. 1); C P : arts. 12, 23, 29, 45, 9 2 ,1 0 6 ,1 1 6 , 121, 1 2 5 ,1 2 8 ; C P P 1 9 9 1 : art. 240;
C P P 2 0 0 4 : arts. 196; C E P : art. 46; D U D H : arts. 2, 3

DOCTRINA

Sumario: Visión crítica / Problemática de la tipicidad subjetiva / Formas agravadas.

I) 11545 Visión crítica: DONNA, E. (2003). Derecho Penal. Parte especial. Tomo I.
_______
2“ edición. Buenos Aires: Rubinzal Culzoni, pp. 393-394. “A nuestro juicio, el resultado
muerte, necesariamente, debe tener alguna relación subjetiva con el abandono. En este
punto se advierten serias dificultades para determinar si se trata de un resultado culposo
o doloso. El principal problema se presenta cuando se intenta establecer una diferencia
entre este delito y el homicidio simple cometido con dolo eventual, cuando el sujeto que
abandona se representa la posible muerte del sujeto pasivo y no hace nada para evitarlo.
Una futura reforma legislativa debería aclarar expresamente este punto, a fin de evitar for­
zadas interpretaciones a la hora de aplicar el tipo penal al caso concreto”.

I) 0546 Problemática de la tipicidad subjetiva: DONNA, E. (2003). Derecho Penal.


Parte especial. Tomo I. 2a edición. Buenos Aires: Rubinzal Culzoni, p. 394. “Como lo
sostuvimos al analizar el delito preterintencional y el problema de si el evento no querido
directamente debe imputarse a título de dolo o de culpa, no admite una regla general, sino
que depende de la actitud del autor frente al resultado, por una parte, y a cómo se ha legis­
lado en la ley el tema, concretamente teniendo en cuenta la pena impuesta para este tipo
de delitos. Como se ha podido ver debe hacerse una remisión al concepto de dolo, sus cla­
ses, alcances y al concepto de culpa que se adopte en el punto en comentario. Lo que no es
admisible, tal como suele hacerlo cierta parte de la doctrina y la jurisprudencia, es impu­
tar el resultado de manera mágica por el solo hecho de haber sucedido”.

m m Formas agravadas: PORTOCARRERO HIDALGO, J. (1999). Aborto y


exposición o abandono en peligro. Lima: Portocarrero, pp. 106-107. “El contenido del
artículo que motiva nuestro comentario es igual a las formas agravadas que original­
mente tenían los artículos 125 y 128. Estas son dos, la muerte y las lesiones graves que

740
E xposición a peligro o abandono de personas en peligro A rt. 129

constituyen resultados culposos, los mismos que unidos al contenido doloso del peli­
gro, configuran el delito preterintencional. Naturalmente que el resultado mayor, muerte
o lesiones, no es querido, pero el agente asume la responsabilidad, porque siendo previ­
sible no ha tomado las precauciones para evitarlo. La legislación vigente solo considera
la forma agravada preterintencional, cuando, como está dicho, el agente, pretendiendo el
peligro por falta de previsión, genera un resultado dañoso, no considera la forma agravada
por el parentesco, por ejemplo, cuando el agente es ascendiente, descendiente o hermano
del agraviado; agravante que sí consideraba el Código abrogado. De presentarse hoy esta
figura, solo cabe elevarse la pena dentro del límite legal en el tipo básico”.

-----------------§ ------------------

741
TITULO II
DELITOS CONTRA EL HONOR
C A P ÍT U L O Ú N IC O
IN JU R IA , C A L U M N IA Y D IF A M A C IÓ N

ARTÍCULO 130 Injuria


El que ofende o ultraja a una persona con palabras, gestos o vías de hecho, será
reprimido con prestación de servicio comunitario de diez a cuarenta jornadas o con
sesenta a noventa días-multa.
N ormas concordantes
C: art. 2 irte. 7 ); C P : arts. 1 2 , 3 1 , 4 5 , 5 5 , 62, 68, 9 2 ; C d e P P : arts. 3 0 2 , 3 1 4 ; C C : arts. 3 3 3
irte. 4 ) ; 3 3 7 , 3 5 5 , 6 6 7 irte. 3 ) ; 7 4 7 , 7 8 3 , 1 9 8 2 ; C d e P P : a rts. 3 0 2 , 3 1 4 , 4 6 7 ; D U D H : art. 1 2 ;
P ID C P : art. 1 7 ; C A D I I : art. 11

DOCTRINA

Sumario: Acción típica / Resultado típico / Tipo subjetivo / Antijuridicidad / Bien jurídico
protegido.

1HI54S Acción típica: BACIGALUPO, E. (2002). D e lito s c o n tr a e l h o n o r. Buenos


Aires: Hammurabi, p. 30. “La acción consiste en una manifestación de menosprecio que
sea idónea para menospreciar el honor. El menosprecio se puede manifestar tanto verbal­
mente como mediante acciones o -inclusive- omisiones. La expresión empleada debe
ser objetivamente idónea para afectar el honor en las circunstancias concretas en la que
es utilizada. En este sentido, el significado objetivo de las expresiones no es solo un pro­
blema idiomático, sino también un problema contextual”.

I) «549 Acción típica: CREUS, C. (1999). D e r e c h o P e n a l. P a r t e e s p e c ia l. Tomo I. 2a


reimpresión de la 6a edición, Buenos Aires: Astrea, p. 127. “Subjetivamente los delitos
contra el honor reclaman el conocimiento, por parte del agente, del carácter ofensivo de
las expresiones, actos u omisiones, sea porque objetivamente lo tienen o porque pueden
asumirlo en las particulares circunstancias en que se los emplea o realiza y la voluntad de
ofender así al sujeto pasivo, deshonrándolo o desacreditándolo, aunque no haya sido esta
la principal finalidad de la conducta”.

I) «550 Acción típica: COPELLO LAURENZO, P. (2002). L o s d elito s co n tra e l h on o r.


Valencia: Tirant lo Blanch, p. 129. “El comportamiento típico consiste en emitir una expre­
sión o realizar una acción que lesione la dignidad de otra persona. [,..], sin embargo, para
acotar el alcance de la conducta prohibida, pues es obvio que no cualquier acción lesiva
de la dignidad de otro realiza el tipo de la injuria, sino solo aquellas que afectan de modo
específico el derecho al respeto comunitario en el que se concreta el bien jurídico honor”.

743
A rt. 130 L ibro segundo /Parte especial - delitos

I) 0551 Resultado típico: COPELLO LAURENZO, P. (2002). Los delitos contra el


132-133. “[...], el resultado típico no puede iden­
honor. Valencia: Tirant lo Blanch, pp.
tificarse con el efectivo menoscabo de la fama o propia estimación del sujeto pasivo sin
con ello dar ‘un salto lógico’ que vendría a situar el bien jurídico en el terreno estricta­
mente fáctico. En el contexto de una posición normativa [...], el resultado del delito de
injuria ha de concretarse, por el contrario, en la efectiva obstaculización del derecho al
respeto comunitario que da contenido al bien jurídico honor, obstaculización que se pro­
ducirá cuando el juicio o imputación objetivamente injuriosos lleguen al conocimiento de
alguna persona en condiciones de comprenderlos, aunque no sea el sujeto pasivo”.

I) 0552 Tipo subjetivo: COPELLO LAURENZO, P. (2002). Los delitos contra el


honor. Valencia: Tirant lo Blanch, pp. 133-134. “[...], es necesaria la concurrencia de
dolo, entendiendo por tal la conciencia del contenido atentatorio contra el honor de la
acción realizada o expresión proferida por el sujeto activo. La ausencia de un tipo impru­
dente específico elimina la posibilidad de punición de tales conductas cuando concurra
un error de tipo vencible. [...], no es precisa la concurrencia de ningún elemento subjetivo
adicional, posición que permite superar la antigua tesis del animus ininriandi como ele­
mento subjetivo específico de estas figuras”.

I) (1553 Antijuridicidad: COPELLO LAURENZO, P. (2002). Los delitos contra el


honor. Valencia: Tirant lo Blanch, p. 137. “Particular interés ha despertado tradicional­
mente la cuestión de si cabe justificar una injuria a través de la causa de justificación de
legítima defensa. En especial, el tema se plantea en relación a los supuestos de retorsión,
esto es, cuando alguien responde a un atentado al honor (injuria o calumnia) con otras
expresiones o acciones igualmente deshonrosas. La opinión unánime se inclina por no
aceptar la justificación en este supuesto por ausencia de uno de los elementos básicos de
legítima defensa: la actualidad de la agresión. Dado que la retorsión es una respuesta a
una calumnia o injuria ya realizadas estaríamos sencillamente ante un caso de venganza
no susceptible de amparo por el Derecho Penal”.

Iflnü& l Bien jurídico protegido: URQUIZO OLAECHEA, J. (1993). “Los delitos


contra el honor en el nuevo Código Penal”. En: Revista P eru an a d e Ciencias Penales.
N° 1. Lima: Cultural Cusco, p. 215. “El artículo 130 del Código Penal señala como el ele­
mento constitutivo del injusto la ofensa o ultraje, elementos que denotan un fuerte com­
ponente valorativo que va a repercutir al momento de determinar la afección del bien jurí­
dico. Bajo este tipo penal subyace una prescripción punitiva rigurosa que indica que la ley
no permite burlarse ni siquiera del más humilde de los hombres; es el derecho a ser res­
petado por los demás, a no ser encarnecido ni humillado ante uno mismo o ante otros. Es
un derecho sin el que no se puede concebir la dignidad, inherente a la condición humana”.

, .l n ■JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: La tutela constitucional de derecho de honor de la


comunidad nativa. CORTE SUPREMA: Elementos típicos del delito de injuria.
CORTES SUPERIORES: Atipicidad por falta de riesgos jurídico-penales.

744
I njuria , calumnia y difamación A rt. 130

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
J 0852 La tutela con stitu cion al de derecho de h on or de la com u n idad nativa: “F. J.
36. Ahora debe este tribunal definir si se ba producido la violación alegada, y para ello
se debe pronunciar sobre el contenido del derecho al honor. Este colegiado ha dejado de
adscribirse a la postura fáctica recogida en la constitución y en la jurisprudencia antigua.
La consideración de honor subjetivo o interno (honor propiamente dicho u honra) y de
honor objetivo o extremo (buena reputación o buen nombre -tal vez por dicho motivo,
su concepto fue incluido en la demanda-) ha sido superada en vista de las dificultades de
coherencia con relación al principio-derecho de igualdad. F. J. 37. El honor es un derecho
único que engloba también la buena reputación, reconocida constitucionalmente. Así lo
ha postulado también el Código Procesal Constitucional, que deja de mencionar la buena
reputación. Y si bien tiene una base en la dignidad humana y, por lo tanto, se cuestionaría
su reconocimiento a favor de la persona jurídica, el honor se ha entendido como ‘[...] la
capacidad de aparecer ante los demás en condiciones semejantes, lo que permite la parti­
cipación en los sistemas sociales y corresponde ser establecido por la persona en su libre
determinación [...]’ Protege a su titular contra el escarnecimiento o la humillación, ante sí
o ante los demás, incluso frente al ejercicio arbitrario de las libertades comunicativas, al
significar un ataque injustificado a su contenido. Forma parte de la imagen humana (qui­
zás por ello el equívoco de incluir en la demanda el cuestionamiento a la imagen). F. J.
38. A partir de los conceptos vertidos, este colegiado retoma el tema relativo a la inclu­
sión de la protección del honor a favor de las personas jurídicas. Es cierto que en juris­
prudencia tal reconocimiento existe, pero lo hace relacionándolo con la buena reputación;
incluso es imposible desligar la dignidad humana de la protección de honor. Entonces,
¿cómo así una persona jurídica como la demandante puede tener derecho al honor? El
honor como concepto único, también es aplicable a la persona jurídica si su capacidad
para interactuar en la sociedad se ve mellada, debe originarse la defensa del honor. La
tutela de la dignidad de los integrantes de la comunidad nativa origina la salvaguardia del
derecho al honor de Sawawo Hito 40” (ST C Exp. N ° 4611-2007-PA/TC-Ucayali, caso:
Com unidad Nativa Sawawo Hito 40, representada p o r Juan García Campos, del 0 9 /0 4 /
2 0 1 0 ,ff .j j. 36, 3 7 y 38).

CORTE SUPREMA
J 0853 E lem en tos típicos d e l delito de injuria: “El delito de injuria se configura cuando
el sujeto activo ofende o ultraja a una persona con palabras, gestos o vías de hecho, lo
que significa que el medio empleado es la palabra dicha, lo que implica que se requiere la
realización de un acto en sí ultrajante. La ofensa llamada en doctrina ‘injuria real’, puede
manifestarse mediante gestos o a través de cualquier otro signo representativo de un con­
cepto o idea ultrajante. Las vías de hecho son las conductas que se exteriorizan por movi­
mientos corporales” (Ejecutoria Suprema del 05/11/1998, Exp. N ° 4465-98-Lim a, Sala
P enal).

CORTES SUPERIORES
J 0854 A tip icid a d p o r f a lta de riesgos ju rídico-pen ales: “Si del análisis de la carta
notarial no se acredita ofensa o ultraje a la querellante, toda vez que el contenido de la

— 745
A rt. 131 L ibro segundo / Parte especial - delitos

misma se basa en el reclamo que el querellado hace sobre el pago de beneficios socia­
les, es decir, problemas de índole laboral que deben ser ventilados en la instancia corres­
pondiente, los hechos imputados no son configurativos del delito de injuria” (Ejecutoria
S uperior d el 15/01/1 9 9 8 , Exp. N ° 7926-97-Lim a, Sala Penal d e la Corte S up erior de Ju s ­
ticia de Lima).

ARTÍCULO 131 Calumnia


El que atribuye falsamente a otro un delito, será reprimido con noventa a ciento
veinte días-multa.
N o r m a s c o n c o r d a n t e s

C: art. 2 inc. 7); CP: arts. 12, 29, 41, 56, 68, 92; C d e P P : arts. 302, 314, 467; C C: arts. 667
inc. 3); 747, 783, 1982; D U D H : art. 12; P ID C P : art. 17; C A D H : art. 11

DOCTRINA

Sumario: Bien jurídico protegido / Sujetos / Acción típica / Objeto de la imputación / Diferencia
entre injuria y calumnia / Resultado típico / Tipo subjetivo / Antijuridicidad / Ite r crim i-
n is / Autoría y participación / Concurso de delitos.

I) «555 Bien jurídico protegido: LÓPEZ PEREGRIN, C. (2000). L a protección


p en a l d el honor de las p ersonas ju rídicas y los colectivos. Valencia: Tirant lo Blandí,
p. 254. “En mi opinión, el delito de calumnia está relacionado con la persona y con la
administración de justicia. No obstante, se protege principalmente el derecho al honor. A
esta conclusión llego no solo por razones sistemáticas, sino también porque es evidente la
aptitud de las falsas imputaciones referidas a la comisión de delitos para lesionar las posi­
bilidades de desarrollo del sujeto pasivo en sociedad”.

I) «556 Sujetos: LAURENZO COPELLO, P. (2002). Los delitos contra el honor.


Valencia: Tirant lo Blanch, pp. 99-101. “Sujeto activo.- Sujeto activo del delito de calum­
nia puede ser cualquier persona. Sujeto pasivo.- Mayores dificultades presenta, en cam­
bio, la determinación del sujeto pasivo. Se ha discutido si cabe atribuir esa condición a
las personas jurídicas u otros colectivos. La doctrina ampliamente mayoritaria, así como
la jurisprudencia (española), se manifiestan en contra de esta posibilidad fundándose en
el principio según el cual las personas jurídicas no pueden delinquir, de donde se sigue
la imposibilidad de imputarles la comisión de los hechos constitutivos del objeto de la
calumnia. [...], la estrecha relación del honor con la dignidad personal permite atribuir
la titularidad de este bien jurídico -y , por tanto, la capacidad para ser sujeto pasivo de la

746
Injuria , calumnia y difamación Art. 131

calumnia- a todas las personas, aun cuando carezcan de aptitud para percibir de forma
directa el contenido deshonroso de la imputación”.

I) 11557 Acción típica: LAURENZO COPELLO, P. (2002). Los delitos contra el


honor. Valencia: Tirant lo Blanch, p. 103. “La acción consiste en imputar a otro un delito,
es decir, en atribuir a otra persona la comisión de un hecho delictivo, sea como autor o
como partícipe, en grado de tentativa o consumación. La imputación puede realizarse de
manera verbal, por escrito o por cualquier otro medio idóneo para trasmitir esta idea de
forma inequívoca, por ejemplo, a través de caricaturas o representaciones”.

¡ 1 jm ¡| Acción típica: BACIGALUPO, E. (2002). Delitos contra el honor. Buenos


Aires: Hammurabi, p. 22. “La imputación debe ser falsa, bien porque se haya llevado a
cabo a sabiendas de su inexactitud, bien porque se haya procedido con manifiesto despre­
cio hacia la verdad, puesto que la tipificación de las imputaciones objetivamente falsas,
en cuanto pudiera implicar una lluvia de acciones penales sobre sus usuarios, produciría
el efecto indeseable de desalentar el ejercicio de los derechos de información y crítica”.

I) 0559 Objeto de la imputación: LAURENZO COPELLO, P. (2002). L os delitos


contra el honor. Valencia: Tirant lo Blanch, p. 103. “El objeto de la imputación ha de ser
un delito, entendiendo por tal una conducta típica y antijurídica, con independencia de las
posibles circunstancias excluyentes de la culpabilidad del sujeto pasivo o, en su caso, de
la presencia de excusas absolutorias. Ello significa que la conducta será subsumible en el
tipo de la calumnia aun cuando el autor de la imputación deje constancia, por ejemplo,
de la concurrencia de una causa de inimputabilidad o cuando resulte ostensible la falta de
capacidad de culpabilidad del sujeto pasivo”.

I)»5(i(i Diferencia entre injuria y calumnia: VIVES ANTÓN, T. (2016). “Delitos


contra el honor”. En: D erecho Penal. Parte especial. GONZÁLEZ CUSSAC, J. L. (Coor­
dinador). 5a edición revisada y actualizada a la Ley Orgánica 1/2015. Valencia: Tirant lo
Blanch, p. 306. “Pese a todo lo dicho, hay múltiples ocasiones en que el deslinde resulta
sumamente dificultoso. Especial relevancia tiene ese deslinde a la hora de la diferencia­
ción entre calumnia e injuria. Si alguien llama a otro, v.gr., ladrón o asesino, es preciso
consultar el contexto para saber si le está imputando hechos delictivos, que pudieran ser
constitutivos de calumnia, o si, por el contrario, está emitiendo una valoración sobre su
persona que sería constitutiva de injuria”.

I) Il5(il Resultado típico: LAURENZO COPELLO, P. (2002). Los delitos contra el


107. “Teniendo en cuenta la estrecha relación [...]
honor. Valencia: Tirant lo Blanch, p.
entre el honor y el libre desarrollo de la personalidad, el resultado típico de la calumnia
puede concretarse en el constreñimiento de la autonomía personal resultante de la impu­
tación de un hecho -un delito- susceptible de afectar la fama del sujeto pasivo, situación
que requiere la recepción de la imputación calumniosa al menos por alguna persona en
condiciones de comprenderla. No es necesario, sin embargo, que esa persona sea preci­
samente el afectado, pues aun desconociendo este la acusación dirigida contra él, puede
desencadenarse el efecto de descrédito social sobre el que se asienta la perturbación del
bien jurídico tutelado”.

747
A rt. 131 L ibro segundo / Parte especial - delitos

_i>
_ii_?_í.:_ Tipo subjetivo: LAURENZO COPELLO, P. (2002). Los delitos contra el
honor. Valencia: Tirant lo Blandí, p. 108. “El tipo subjetivo de la calumnia se concreta
en la concurrencia del dolo, sin que sea preciso ningún otro elemento subjetivo adicio­
nal. [...]. Por lo que se refiere a la exigencia legal del conocimiento de falsedad o el teme­
rario desprecio hacia la verdad, la doctrina mayoritaria considera que se trata de referen­
cias al dolo, con expreso reconocimiento del dolo eventual. En mi opinión, sin embargo,
estos elementos subjetivos encuentran mejor explicación en el contexto de la antijuridi­
cidad, [...]”.

I) U50.1 Antijuridicidad: LAURENZO COPELLO, P. (2002). Los delitos contra el


honor. Valencia: Tirant lo Blanch, p. 109. “En el ámbito de la antijuridicidad, los fre­
cuentes roces entre el derecho al honor y la libertad de información conceden especial
relevancia a la causa de justificación de ejercicio legítimo de un derecho, [...]. Dado el
evidente interés público en el conocimiento de cualquier hecho delictivo, parece claro que
en el caso de la calumnia la verificación de esta causa de justificación habrá de centrarse
en la efectiva concurrencia de una constatación diligente de la verdad del hecho conforme
a criterios de racionalidad aceptables conforme a un juicio ex ante, es decir, del requisito
de la veracidad”.

_I)_ 0564
_ _ _ I te r crim inis: LAURENZO COPELLO, P. (2002). Los delitos contra el
honor. Valencia: Tirant lo Blanch, p. 110. “En general, se admite la posibilidad de tenta­
tiva en el delito de calumnia. Tal situación se producirá si a la acción calumniosa, exter­
namente manifestada, no le sigue el mínimo de publicidad necesario para la realización
del resultado típico, como puede ser el caso de una carta no recibida por su destinatario o
un artículo periodístico que no llega a publicarse”.

I) 0565 Autoría y participación: LAURENZO COPELLO, P. (2002). Los delitos


contra el honor. Valencia: Tirant lo Blanch, p. 111. “Ningún inconveniente existe en
admitir la coautoría, que fácilmente puede darse si dos o más personas de forma conjunta
imputan a otro un delito, por ejemplo, firmando un artículo periodístico en este sentido.
Se ha planteado, en la doctrina, el caso especial de quien proporciona a otro información
falsa que luego este difunde en la creencia errónea de ser cierta, tras su adecuada compro­
bación por otras fuentes que apuntan en el mismo sentido. Dado que, en tal caso, quien
difunde la noticia quedaría amparado por la causa de justificación del ejercicio legítimo
de un derecho, cabría calificar la conducta del falso informador como autoría mediata del
tipo agravado de calumnias realizadas con publicidad”.

I) «566 Concurso de delitos: LAURENZO COPELLO, P. (2002). Los delitos contra


111-112. “En materia de concursos, ante todo,
el honor. Valencia: Tirant lo Blanch, pp.
ha de señalarse la posibilidad de concurrencia de la imputación de un hecho delictivo con
juicios de valor despectivos susceptibles de dar lugar a una injuria. La jurisprudencia (es­
pañola) ha señalado, con razón, que corresponderá aplicar un concurso de leyes por con­
sunción, castigando únicamente por calumnia, si los juicios deshonrosos se producen ‘en
un único contexto, junto con la imputación calumniosa, en íntima relación con los hechos
atribuidos’. Por el contrario, podrá acudirse al concurso de delitos si la injuria adquiere

748 ■
I njuria , calumnia y difamación A rt. 131

una dimensión claramente independiente respecto de la imputación delictiva. En cuanto a


los supuestos de acumulación de acusaciones de un mismo delito contra idéntica persona,
cabe admitir la aplicación de las reglas del delito continuado siempre que, el conjunto de
imputaciones, se presenten dentro de un plan único de difamación o en el contexto de oca­
siones similares, como sería el caso, por ejemplo, de quien repite una misma acusación
delictiva en diversos medios de prensa. En cambio, habrá concurso real de delitos si falta
esa unidad de ocasión o de plan delictivo y corresponderá aplicar las reglas del concurso
ideal si de una misma acusación se derivan lesiones al honor de más de una persona”.

^ JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Elementos constitutivos de los delitos de calumnia y difama­


ción / La calumnia se subsume como agravante del ilícito de difamación / Atipicidad
por falta de anim us calunm iandi /Atipicidad por falta de riesgos prohibidos. CORTES
SUPERIORES: Tipicidad objetiva y subjetiva del delito de calumnia / Atipicidad por
falta de creación de riesgos jurídico-penales prohibidos (legítimo derecho).

CORTE SUPREMA
J 0855 E lem en tos constitutivos de los delitos de calu m n ia y difam ación '. “Que los ele­
mentos constitutivos para la configuración de los delitos de calumnia y difamación son:
a) incriminar hechos o situaciones capaces de perjudicar el honor y/o reputación; b) divul­
garlos de modo que se diíundan y lleguen a conocimiento de muchos; y c) que exista
dolo; del estudio de autos se aprecia que no existen los elementos configurativos de los
delitos antes mencionados por parte del querellado, ya que este en su condición de regidor
y por ende fiscalizador de la comunidad de Usquil, dio a conocer los malos manejos por
parte del alcalde -querellante-, los cuales han sido plasmados en una denuncia penal en
su contra [...]; por lo que la noticia cuestionada contiene un hecho cierto, descartándose
el animus difamandi, no existiendo dolo en el accionar del querellado [...]” (Exp. N° 384-
2003-La Libertad, del 29/03/2004, Sala Penal Permanente).

J 0856 L a calum nia se subsum e com o agravan te d el ilícito de difam ación: “Que,
a manera de introducción para que se configure el delito de difamación agravada -por
medio de prensa- previsto en el último párrafo del artículo 132 del Código Penal, tie­
nen que concurrir los siguientes elementos: i) la imputación de un hecho, cualidad o con­
ducta que pudiera perjudicar el honor o la reputación de una persona, ii) la diíusión o
propalación de dicha imputación a través de un medio de prensa, capaz de llegar a una
cantidad de personas, y iii) que existía intención de vulnerar y maltratar el honor del
querellante mediante las aseveraciones descritas precedentemente sin que haya realizado
alguna labor de investigación sobre los hechos a los que se refirió, elemento que la doc­
trina ha denominado el animus difamandi, constituyendo otra circunstancia agravante,
conforme lo estipula el segundo párrafo de este mismo artículo, cuando la difamación se
refiere a hechos previstos en el artículo ciento treinta y uno de la aludida norma sustan­
tiva; esto es, cuando el agente, con la única finalidad de lesionar el honor, definido como

749
A rt. 131 L ibro segundo /Parte especial - delitos

el derecho a ser respetado por los demás por el simple hecho de constituir un ser racional
dotado de dignidad personal, le atribuye, inculpa, achaca o imputa a su víctima, la comi­
sión de un hecho delictuoso que es falso; en este sentido, el delito de calumnia se encuen­
tra subsumido como una circunstancia agravante del tipo penal de difamación, por lo que
el colegiado superior deberá determinar si existe un aparente concurso de delitos, previo
traslado a las partes para que informen al respecto” (R. N. N° 3680-2010-Lima, del 25/04/
2011, f. j. 3, Sala Penal Permanente).

J 0857 Atipicidad por falta de animus calum niandi: “Fluye de autos que se le atribuye
al encausado haber vertido declaraciones a través de la prensa escrita y televisiva impu­
tando al querellante participación en la falsificación de su firma. Del análisis efectuado se
advierte que el comportamiento del procesado no refleja el animas calumniandi ni ani­
mus difamandi, en las declaraciones vertidas ante un programa televisivo, pues solo se
limitó a responder preguntas sobre un hecho que ya era materia de investigación por auto­
ridad competente, no configurándose en ningún momento la intención de haber querido
lesionar el honor y la reputación del querellante” (Ejecutoria Suprema del 12/07/2000,
R. N. N° 348-2000-Lima. En: URQUIZO OLAECHEA, J. (Asesor); CASTILLO ALVA, J.
L. (Director) y SALAZAR SÁNCHEZ, N. (Coordinador) (2005). Jurisprudencia penal.
Jurista, Lima, p. 394).

J 0858 Atipicidad por falta de riesgos prohibidos: “No configura el delito de calumnia
quien formula la denuncia ante el Ministerio Público en resguardo de sus derechos, aun­
que se haya declarado no ha lugar para formalizar la denuncia y ordenado el archivo de lo
actuado” (Ejecutoria Suprema del 02/09/1992, Exp. N° 316-92-Lima).

C O R T E S S U P E R IO R E S

J 0859 Tipicidad objetiva y subjetiva del delito de calumnia: “Constituye acto típico
del delito de calumnia el hecho de haber denunciado el querellado al querellante ante la
Dirección Superior de la Policía Nacional por una serie de hechos delictivos, de cuya in­
vestigación se concluyó por su no responsabilidad, apreciándose el ánimo delictivo del
querellado de sus propias incongruencias y de la tergiversación que hizo de la magnitud
de los hechos” (Ejecutoria Superior del 05/06/1998, Exp. N° 1287-98-Lima).

J 0860 Atipicidad por falta de creación de riesgos jurídico-penales prohibidos (legítimo


derecho): “De lo actuado en autos, no se ha llegado a establecer que en la conducta del que­
rellado haya existido el ánimo de deshonrar, toda vez que actuó en el ejercicio legítimo de
un derecho, al solicitar a la Fiscal encargada de investigar a las autoridades universitarias
que examine al querellante en la creencia que este tenía una apócrifa representación, por
cuyas razones confirmaron la sentencia absolutoria” (Ejecutoria Superior del 03/07/1998,
Exp. N° 287-97-Lima).

§
I njuria , calumnia y difamación A rt. 132

ARTÍCULO 132 Difamación


El que, ante varias personas, reunidas o separadas, pero de manera que pueda difun­
dirse la noticia, atribuye a una persona, un hecho, una cualidad o una conducta que
pueda perjudicar su honor o reputación, será reprimido con pena privativa de liber­
tad no mayor de dos años y con treinta a ciento veinte días-multa.
Si la difamación se refiere al hecho previsto en el artículo 131, la pena será priva­
tiva de libertad no menor de uno ni mayor de dos años y con noventa a ciento veinte
días-multa.
Si el delito se comete por medio del libro, la prensa u otro medio de comunicación
social, la pena será privativa de libertad no menor de uno ni mayor de tres años y de
ciento veinte a trescientos sesenticinco días-multa.
N ormas concordantes
C: arts. 2 incs. 4), 7); 200 me. 3); CP: arts. 12, 29, 41, 56, 68, 92; C d e P P : arts. 302, 314,
467; C PP: art. 143; CC: arts. 5, 667 inc. 6); C JM : arts. 147 inc. 6), 148; L O M P : art. 61;
D U D H : arts. 12, 19; C A D H : art. 13; L e y 26775: art. 1 y ss.

DOCTRINA

Sumario: Diferencias entre difamación, injuria y calumnia / Difamación por medio de prensa /
Tipicidad genérica de la difamación.

|J¡¡¿ 2 g | Diferencias entre difamación, injuria y calumnia: URQUIZO OLAE-


CHEA, J. (1993). “Los delitos contra el honor en el nuevo Código Penal”. En: R evista
Peruana de C iencias Penales. N° 1. Lima: Cultural Cusco, p. 217. “Los límites del con­
tenido de la imputación en la difamación son nítidos: que no se trate de un delito, puede
ser así, nos encontraríamos ante una calumnia, y que no se trate de ofensa o ultraje en los
términos en que está concebida la injuria. Debemos precisar, que en los elementos consti­
tutivos de la injuria y la difamación predomina lo valorativo social-cultural, por lo que su
distinción más clara parecería radicar en que en la difamación el acento está puesto en la
difusión de una determinada atribución de una cualidad o hecho”.

I) U5(iS Difamación por medio de prensa: RODRÍGUEZ, J. (2000). “Delitos con­


tra el honor y la libertad de información”. En: R evista de estudios priva d o s. N° 5, p. 233.
“En el caso de delito de difamación mediante el empleo de la prensa, existe la necesi­
dad de realizar una ponderación de bienes jurídicos en conflicto, a fin de determinar si
existe una conducta ilícita o una conducta jurídicamente tolerada. En este caso, se esta­
blece que los bienes colectivos deben prevalecer sobre los bienes jurídicos individua­
les en los supuestos en que exista un respeto por el principio de veracidad. Dicho prin­
cipio es el límite formal, ex ante, para poder determinar si la información divulgada se
hace respetando la veracidad, en otras palabras, esto permite verificar que la información
propalada se ajusta a la verdad. Los bienes jurídicos en conflicto suelen ser el derecho a
la intimidad, el honor, el derecho a la opinión, y la libertad de información. Todos ellos

751
A rt. 132 L ibro segundo /Parte especial - delitos

tienen reconocimiento constitucional, el problema es determinar cuál de ellos debe pre­


valecer sobre el otro. En este orden de ideas, [...] el derecho a la información debe estar
sometido al principio de veracidad, lo cual no debe confundirse con la exactitud ex p o st,
sino que debe hacerse una valoración tan solo ex ante. Si ex ante la información divul­
gada es veraz, no puede haber un delito contra el honor, aun cuando la información ver­
tida lesione el honor”.

_I)_ _ _ _ Tipicidad genérica de la difamación: CREUS, C. (1999). D erecho Penal.


P arte especial. Tomo I. 2a reimpresión de la 6a edición. Buenos Aires: Astrea, pp. 139 y
141. “Esta forma es la llamada difamación, que requiere no solo la trascendencia a ter­
ceros de la ofensa, sino también que la conducta se integre con la voluntad de lograr
esa trascendencia, dándose esas condiciones, es indiferente la ausencia (por ejemplo, el
comentario maldiciente) o la presencia del ofendido, sin perjuicio de que en este último
supuesto puedan concurrir ambas formas (por ejemplo, decir, dirigiéndose a los terceros
que están con él, ‘este es un inmoral’) [...]. ‘Es un delito formal que se consuma con la
conducta deshonrrante o desacreditante [...], pero lo que requiere la consumación es que
la ofensa sea percibida por terceros: el ofendido y otros’”.

Jifa JURISPRUDENCIA

Sumario: ACUERDO PLENARIO: Ponderación constitucional entre los derechos de


información y la vulneración al honor / Precisiones conceptuales sobre el con­
tenido y límites de los derechos fundamentales a la libertad de información,
expresión y opinión. CORTE SUPREMA: La difamación como delito instan­
táneo de efecto permanente / Elementos objetivos y subjetivos que configuran
la tipicidad del delito de difamación / Tipicidad subjetiva en el delito de difa­
mación / El ius retorquendi y su imposibilidad para configurarse como legítima
defensa / Medio para comisión del delito difamación agravada / Coautoría de
difamación agravada cometida por la prensa / Diferencias conceptuales entre
las conductas exentas de responsabilidad penal por estar amparadas en el
riesgo permitido de los derechos a la libertad de información y expresión / Ati-
picidad de la conducta por estar cubierta por el riesgo permitido que trae con­
sigo el ejercicio racional del derecho fundamental a la libertad de expresión e
información / Atipicidad de la conducta por estar cubierta por el riesgo permi­
tido (falta de imputación objetiva y subjetiva) / Inocuidad de la conducta de los
periodistas.

ACUERDO PLENARIO
J 0861 Ponderación constitucional entre los derechos de información y la vulnera­
ción al honor: “F. J. 8. La solución del conflicto pasa por la formulación de un juicio
ponderativo que tenga en cuenta las circunstancias de cada caso en particular y permita
determinar que la conducta atentatoria contra el honor está justificada por ampararse en el

752 -
I njuria , calumnia y difamación A rt. 132

ejercicio de las libertades de expresión o de información. La base de esta posición estriba


en que, en principio, los dos derechos en conflicto: honor y libertades de expresión -
manifestación de opiniones o juicios de valor-y de información-imputación o narración
de hechos concretos-, gozan de igual rango constitucional, por lo que ninguno tiene
carácter absoluto respecto del otro (ambos tienen naturaleza de derecho-principio). A este
efecto, uno de los métodos posibles, que es del caso utilizar para el juicio ponderativo,
exige fijar el ámbito propio de cada derecho, luego verificar la concurrencia de los presu­
puestos formales de la limitación, a continuación valorar bajo el principio de proporcio­
nalidad el carácter justificado o injustificado de la injerencia y, finalmente, comprobar que
el límite que se trate respeta el contenido esencial del derecho limitado. F. J. 9. Una vez
determinados legalmente la concurrencia de los presupuestos típicos del delito en cuestión
-paso preliminar e indispensable-, corresponde analizar si se está ante una causa de jus­
tificación -si la conducta sujeta a la valoración penal constituye o no un ejercicio de las
libertades de expresión e información-. Es insuficiente para la resolución del conflicto
entre el delito contra el honor y las libertades de información y de expresión el análisis del
elemento subjetivo del indicado delito, en atención a la dimensión pública e institucional
que caracteriza a estas últimas y que excede el ámbito personal que distingue al primero.
En nuestro Código Penal, la causa de justificación que en estos casos es de invocar es la
prevista en el inciso 8) del artículo 20, que reconoce como causa de exención de respon­
sabilidad penal ‘El que obra [...] en el ejercicio legítimo de un derecho [...]’, es decir, de
los derechos de información y de expresión. Estos derechos, o libertades, pueden justifi­
car injerencias en el honor ajeno, a cuyo efecto es de analizar el ámbito sobre el que
recaen las fiases consideradas ofensivas, los requisitos del ejercicio de ambos derechos y
la calidad -falsedad o no- de las aludidas expresiones. F. J. 10. Un primer criterio, como
se ha expuesto, está referido al ámbito sobre el que recaen las expresiones calificadas de
ofensivas al honor de las personas. La naturaleza pública de las libertades de información
y de expresión, vinculadas a la formación de la opinión ciudadana, exige que las expre­
siones incidan en la esfera pública -no en la intimidad de las personas y de quienes guar­
den con ella una personal y estrecha vinculación familiar, que es materia de otro análisis,
centrado en el interés público del asunto sobre el que se informa o en el interés legítimo
del público para su conocimiento-. Obviamente, la protección del afectado se relativizará
-en función al máximo nivel de su eficacia justificadora- cuando las expresiones cuestio­
nadas incidan en personajes públicos o de relevancia pública, quienes, en aras del interés
general enjuego, deben soportar cierto riesgo a que sus derechos subjetivos resulten afec­
tados por expresiones o informaciones de ese calibre -más aún si las expresiones impor­
tan una crítica política, en tanto estas se perciben como instrumento de los derechos de
participación política-: así lo ha reconocido la Corte Interamericana de Derechos Huma­
nos en la sentencia Herrera Ulloa, del 2 de julio de 2004, que tratándose de funcionarios
públicos ha expresado que su honor debe ser protegido de manera acorde con los princi­
pios del pluralismo democrático. En todos estos casos, en unos más que otros, los límites
al ejercicio de esas libertades son más amplios. F. J. 11. El otro criterio está circunscrito
a los requisitos del ejercicio de las libertades de información y de expresión. Se ha de res­
petar el contenido esencial de la dignidad de la persona. En primer lugar, no están ampa­
radas las frases objetiva o formalmente injuriosas, los insultos o las insinuaciones

753
A rt. 132 L ibro segundo /Parte especial - delitos

insidiosas y vejaciones -con independencia de la verdad de lo que se vierta o de la correc­


ción de los juicios de valor que contienen-, pues resultan impertinentes -desconectadas
de su finalidad crítica o informativa- e innecesarias al pensamiento o idea que se exprese
y materializan un desprecio por la personalidad ajena. Es claro que está permitido en el
ejercicio de las libertades de información y de expresión que se realice una evaluación
personal, por desfavorable que sea, de una conducta, pero no lo está emplear calificati­
vos que, apreciados en su significado usual y en su contexto, evidencian menosprecio o
animosidad. F. J . 12. En segundo lugar, el ejercicio legítimo de la libertad de informa­
ción requiere la concurrencia de la veracidad de los hechos y de la información que se
profiera. Debe ejercerse de modo subjetivamente veraz (el Tribunal Constitucional, en
la sentencia número 0905-2001-AI/TC, del 14/08/2002, ha precisado al respecto que el
objeto protegido de ambas libertades es la comunicación libre, tanto la de los hechos
como la de las opiniones -incluye apreciaciones y juicios de valor-; y, tratándose de
hechos difundidos, para merecer protección constitucional, requieren ser veraces, lo
que supone la asunción de ciertos deberes y responsabilidades delicadísimos por quie­
nes tienen la condición de sujetos informantes). Ello significa que la protección consti­
tucional no alcanza cuando el autor es consciente de que no dice o escribe verdad
cuando atribuye a otro una determinada conducta —dolo directo- o cuando, siendo falsa
la información en cuestión, no mostró interés o diligencia mínima en la comprobación
de la verdad -dolo eventual-. En este último caso, el autor actúa sin observar los debe­
res subjetivos de comprobación razonable de la fiabilidad o viabilidad de la informa­
ción o de la fuente de la misma, delimitación que debe hacerse desde parámetros sub­
jetivos: se requiere que la información haya sido diligentemente contrastada con datos
objetivos e imparciales (El Tribunal Constitucional, en la sentencia número 6712-2005-
HC/TC, del 17/10/2005, precisó que la información veraz como contenido esencial del
derecho no se refiere explícitamente a una verdad inobjetable e incontrastable, sino más
bien a una actitud adecuada de quien informa en la búsqueda de la verdad, respetando
lo que se conoce como el deber de diligencia, y a contextualizarla de manera conve­
niente, es decir, se busca amparar la verosimilitud de la información). No se protege,
por tanto, a quienes, defraudando el derecho de todos a recibir información veraz,
actúen con menosprecio de la verdad o falsedad de lo comunicado, comportándose
irresponsablemente al transmitir como hechos verdaderos simples rumores carentes de
toda constatación o meras invenciones o insinuaciones insidiosas; las noticias, para
gozar de protección constitucional, deben ser diligencias comprobadas y sustentadas en
hechos objetivos, debiendo acreditarse en todo caso la malicia del informador. Es de
destacar, en este punto, la doctrina jurisprudencial del Tribunal Constitucional español
-entre otras muchas, la sentencia número 76/2002, del 08/04/2002 (§ 3 )- que ha pun­
tualizado que el específico deber de diligencia es exigible con diferente grado de inten­
sidad en función de que la noticia se presente como una comunicación neutra, en cuanto
procedente de la originaria información de otro medio de comunicación o fuente infor­
mativa, de la que simplemente se da traslado, o bien de que se trate de una información
asumida por un medio periodístico y su autor como propia, en cuyo caso el deber de
diligencia para contrastar la veracidad de los hechos comunicados no admite atenua­
ción o flexibilidad alguno, sino que su cumplimiento debe ser requerido en todo su
I njuria , calumnia y difamación A rt. 132

rigor. Para los supuestos de reportaje neutral el deber de diligencia se satisface con la
constatación de la verdad del hecho de la declaración, pero no se extiende en principio
a la necesidad de acreditar la verdad de lo declarado, aun cuando se exige la indicación
de la persona -debidamente identificada- que lo proporciona (a este se le exige la vera­
cidad de lo expresado), siempre que no se trate de una fuente genérica o no se deter­
minó quién hizo las declaraciones, sin incluir opiniones personales de ninguna clase.
Por lo demás, no se excluye la protección constitucional cuando media un error infor­
mativo recaído sobre cuestiones de relevancia secundaria en el contexto de un reportaje
periodístico. F. J . 13. Otra ponderación se ha de realizar cuando se está ante el ejerci­
cio de la libertad de expresión u opinión. Como es evidente, las opiniones y los juicios
de valor -que comprende la crítica a la conducta de otro- son imposibles de probar (el
Tribunal Constitucional ha dejado expuesto que, por su propia naturaleza, los juicios de
valor, las opiniones, los pensamientos o las ideas de cada persona pueda tener son de
naturaleza estrictamente subjetivas y, por tanto, no pueden ser sometidos a un test de
veracidad, Sentencia del Tribunal Constitucional número 0905-2001-AA/TC del
14/08/2002) Por tanto, el elemento ponderativo que corresponde está vinculado al prin­
cipio de proporcionalidad, en cuya virtud el análisis está centrado en determinar el inte­
rés público de las fiases cuestionadas -deben desbordar la esfera privada de las personas,
única posibilidad que permite advertir la necesidad y relevancia para lo que constituye
el interés público de la opinión- y la presencia o no de expresiones indudablemente
ultrajantes u ofensivas, que denotan que están desprovistas de fundamento y o
formuladas de mala fe -sin relación con las ideas u opiniones que se expongan- y, por
tanto, innecesarias a ese propósito, a la que por cierto son ajenas expresiones duras o
desabridas y que puedan molestar, inquietar o disgustar a quien se dirige” (Acuerdo
Plenario N° 3-2006/CJ-116 sobre “Delitos contra el honor personal y derecho consti­
tucional a la libertad de expresión y de información ”, del 13/10/2006, ff. jj. 8, 9, 10, 11,
12 y 13, Pleno Jurisdiccional de las Salas Penales Permanente y Transitoria).

J 0862 P recisiones conceptuales sobre el contenido y lím ites de los derechos fu n d a ­


m entales a la libertad de inform ación, expresión y opinión: “La Constitución, en su
artículo 2, numeral 4), también reconoce y considera un derecho fundamental común a
todas las personas las libertades de información, opinión, expresión y difusión del pen­
samiento mediante la palabra oral o escrita o la imagen, por cualquier medio de comu­
nicación social. Son sujetos de este derecho la colectividad y cada uno de sus miem­
bros, no son solo los titulares del órgano o medio de comunicación social o los
profesionales del periodismo. Desde luego, el ejercicio de este derecho fundamental
-dado el carácter o fundamento esencial que ostenta en una sociedad democrática (v. gr.,
STEDH, Asunto Worm vs. Austria, del 29/08/1997, § 4 7 )- modifica el tratamiento de los
delitos contra el honor en aquellos supuestos en los que las conductas objeto de imputación
en sede penal han sido realizadas en el ejercicio de dichas libertades. Como es evidente,
por lo general se presenta un problema entre la protección constitucional de dichas liberta­
des y el derecho al honor, dada su relación conflictiva que se concreta en que el derecho al
honor no solo es un derecho fundamental, sino que está configurado como un límite espe­
cial a las libertades antes mencionadas -tiene una naturaleza de libertad negativa, que en

755
A rt. 132 L ibro segundo / Parte especial - delitos

el Derecho Penal nacional se aborda mediante la creación de los tres delitos inicialmente
mencionados- (“Los delitos cometidos por medio del libro, la prensa y demás de comu­
nicación social se tipifican en el Código Penal y se juzgan en el fuero común”: segundo
párrafo del numeral 4) del artículo 2 Constitucional). La Corte Interamericana de Dere­
chos Humanos en la sentencia Herrera Ulloa vs. Costa Rica, del 2 de julio de 2004, pre­
cisó que el derecho a la libertad de expresión y de pensamiento no es absoluto, cuyas res­
tricciones deben cumplir tres requisitos, a saber: 1) deben estar expresamente fijadas por la
ley; 2) deben estar destinadas a proteger ya sea los derechos o la reputación de los demás,
o la protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o moral pública; y 3)
deben ser necesarias en una sociedad democrática” (Acuerdo Plenario N° 3-2006/CJ-116
sobre “Delitos contra el honor personal y derecho constitucional a la libertad de expre­
sión y de información ”, del 13/10/2006, f. j. 7, Pleno Jurisdiccional de las Salas Penales
Permanente y Transitoria).

CO RTE SUPREM A

J 0863 L a difam ación com o delito in stan tán eo de efecto p e rm a n e n te : “F. J. 5.2. Doc­
trinariamente, se considera a la consumación de un fenómeno delictual, como la plena
realización del tipo en todos sus elementos y generalmente, en los delitos de resultado,
la consumación se produce en el momento de la materialización del resultado lesivo, en
tanto que se denomina delito de acción permanente a aquel en el cual el estado de antiju­
ridicidad no cesa y persiste por actos posteriores del agente; en contrapartida, los delitos
instantáneos, son aquellos que se definen atendiendo a la relación de continuidad entre la
consumación y el efecto, es decir, los que en el momento que se consuman producen las
consecuencias antijurídicas. F. J. 5.3. Que atendiendo a la conceptualización que precede,
es evidente que en el presente caso, la conducta delictiva se produce cuando se ha reali­
zado el verbo principal del tipo penal que sanciona el delito de difamación con todos sus
elementos agravantes, es decir, ha consumado el delito en el instante en que el agente rea­
lizó la conducta descrita en el artículo ciento treinta y dos del catálogo punitivo, siendo
dicho estadio del iter criminis independiente de la permanencia en el tiempo que puedan
mostrar sus efectos; esta circunstancia ha permitido que reiterada jurisprudencia peruana,
se haya referido a esta figura delictiva como delito instantáneo de efectos permanentes
y de esa forma ha sido reputado igualmente en mayoría por el pleno jurisdiccional penal
desarrollado en la ciudad de lea [...]” (R. N. N° 2555-2012-Callao, del 22/10/ 2012, f f jj.
5.2 y 5.3, Sala Penal Transitoria).

J 0864 E lem en tos objetivos y su bjetivos qu e configuran la tip icid a d d el delito de difa­
m ación: “Los elementos constitutivos para la configuración de los delitos de calumnia
y difamación son: a) incriminar hechos o situaciones capaces de perjudicar el honor y /o
reputación; b) divulgarlos de modo que se difundan y lleguen a conocimiento de muchos;
y c) que exista dolo. Del estudio de autos se aprecia que no existen los elementos consti­
tutivos de los delitos antes mencionados por parte del querellado. Este en su condición
de regidor, y por ende fiscalizador, dio a conocer los malos manejos por parte del alcalde
-querellante-, los cuales han sido plasmados en una denuncia penal en su contra, lo cual
se corrobora con documentos, por lo que la noticia cuestionada contiene un hecho cierto

756 — —
I njuria , calumnia y difamación A rt. 1 3 2

descartándose el animus difamandi, no existiendo dolo en el accionar del querellado”


(Ejecutoria Suprema del 29/03/2004, R. N. N° 0384-2003-La Libertad. En: CASTILLO
ALVA, J. L. (2006). Jurisprudencia penal. Sentencias de la Corte Suprema de Justicia de
la República. Tomo II. Grijley, Lima, p. 93).

J 0865 T ipicidad subjetiva en el delito de difam ación: “En la tipicidad subjetiva del
delito de difamación agravada, el dolo importa la conciencia del contenido ofensivo de las
expresiones que se profieren. En el presente caso, no se advierte que los querellados hayan
actuado con animus injurandi en su condición de directivos del programa periodístico, en
tanto que fue un tercero -cuya imagen aparece en los reportaj es-, quien sindicó al querellante
como uno de los autores del atentado realizado en su contra, y quien sería parte de una red de
terror, por lo que estamos frente a un supuesto de reportaje neutral. En el Acuerdo Plenario
N° 3-2006/CJ-l 16 se estableció que en los supuestos de reportaje neutral no es necesario
acreditar la veracidad de lo divulgado, aun cuando se exige la indicación de la persona
-debidamente identificada- que proporciona la información - a quien sí se le exige la
veracidad de lo expresado-, siempre que no se trate de una fuente genérica o no se deter­
mine quién hizo las declaraciones, sin incluir opiniones personales de ninguna clase”
(R. N. N° 1281-2010-Lima. En: Gaceta Penal & Procesal Penal. Tomo 37. Gaceta Jurí­
dica, Lima, 2012, p. 88).

J 0866 E l ius retorquendi y su im posibilidad p a ra configurarse com o legítim a


defensa: “Que no está en discusión la realidad de las frases que profirió el imputado con­
tra el agraviado -cuyo contenido ofensivo es incuestionable-, sino si en puridad pueden
calificarse como expresión de una legítima defensa. Es cierto que antecedió a esas expre­
siones sendos reportajes en el programa de televisión que dirige el agraviado (programa
‘Día D’, de los días catorce y veintiuno de octubre de dos mil siete, bajo el título: ‘La otra
cara de Mauricio Diez Canseco’), en el que se cuestionaba la conducta del encausado; sin
embargo, no se presentan los presupuestos de la defensa necesaria, en especial, la actua­
lidad o inminencia de la agresión y, sobre todo, la proporcionalidad de los medios utiliza­
dos para su defensa. Además, no puede responderse a la crítica negativa o la descalifica­
ción personal con un atentado al honor de quien aparece como responsable del reportaje
televisivo. El denominado ius retorquendi -que se da cuando una persona difamada res­
ponde a quien previamente la ofendió mediante otro atentado a su honor- no constituye
una modalidad especifica de legitima defensa, pues, en realidad, cuando se ejercita la
retorsión esta ya no es actual ni inminente en relación a la agresión ilegítima, que debe
haber cesado con anterioridad. Por lo demás, el animus retorquendi no relega el animus
injuriandi ya que, en todo caso, el segundo nuevo atentado al honor se habría perpetrado
con idéntico ánimo de difamar que el primero. En consecuencia, si bien el querellante se
refirió negativamente al imputado desvalorándolo ante la opinión pública, la respuesta del
primero en modo alguno puede significar la tolerancia, disculpa y exculpación a las ofen­
sas que desproporcionadamente profirió contra el agraviado. La antijuridicidad y culpa­
bilidad de su conducta, incursa en el tipo legal de difamación agravada, es evidente. [...]”
(R. N. N° 3912-2009-Lima, del 21/10/2010, f. j. 3, Sala Penal Permanente).

757
A rt. 132 L ibro segundo /Parte especial - delitos

J 0867 M edio p a ra com isión d el delito de difam ación agravada: “Que, el delito mate­
ria de controversia es el previsto en el tercer párrafo del artículo ciento treinta y dos del
Código Penal, denominado difamación agravada, en tanto el medio empleado para come­
ter el delito de difamación tiene una aptitud difusora cualificada del agravio con relación
a su figura básica establecida en el primer párrafo del artículo antes citado, como puede
ser el uso de ‘impresiones o publicaciones, o prensa, o con escritos, vendidos o exhibidos
o por carteles expuestos al público, o el cinema, la radio, la televisión y otro medio aná­
logo de publicación’, o como anota sintéticamente el tercer párrafo de la aludida norma
jurídica: ‘por medio del libro, la prensa u otro medio de comunicación social’; que, en tal
sentido, se debe tratar de medios que proporcionen una mayor difusión o propagación a
la ofensa -sea en foima oral, visual o escrita-, de modo que produzcan un efecto lesivo
superior al honor del afectado, a consecuencia del conocimiento de la expresión inju­
riosa por un número amplio e indeterminado de personas” (R. N. N° 2555-2012-Callo, del
22/10/ 2012, Sala Penal Transitoria).

J 0868 Coautoría de difam ación agravada com etida p o r la p ren sa : “Se incrimina al
condenado, que en su condición de Director del diario publicó en la primera página y en
la central, con la fotografía del agraviado ‘Pandilleros secuestran y violan hija de tombo’,
‘malditos subieron a escolar en auto con lunas polarizadas y se llevaron a casa de cons­
trucción’, según es de verse de los recortes periodísticos; del estudio de autos se tiene
que dicha infoimación fue proporcionada por un periodista de dicho diario, siendo este
el responsable de su contenido, no obstante, con los documentos de prueba acopiados en
el procedimiento se tiene que el procesado en su condición de director, conjuntamente
con el editor, fueron los encargados de ponerle el titular a la nota periodística, por ende,
los adjetivos agraviantes al honor del querellante, resultan reveladores de su responsabi­
lidad penal, siendo el fallo emitido por el Colegiado acorde con esta valoración” (Ejecu­
toria Suprema del 10/01/2001, R. N. N° 1487-2000-Lima. En: URQU1ZO OLAECHEA,
J. (Asesor); CASTILLO ALVA, J. L. (Director) y SALAZAR SÁNCHEZ, N. (Coordinador)
(2005). Jurisprudencia penal. Jurista, Lima, p. 402).

J 0869 D iferen cias con ceptu ales entre la s conductas exentas de responsabilidad
p e n a l p o r estar am paradas en e l riesgo p e rm itid o de los derechos a la libertad de infor­
m ación y expresión: “Para la solución del conflicto existente entre el derecho al honor y
el derecho a la libertad de infoimación, ambos de relevancia constitucional, es de tener
en consideración a efectos de estimar la primacía del segundo, el ámbito y sus requisitos
de legitimidad, siempre que se ejerza respetando el contenido esencial de la dignidad de
la persona. En lo atinente al ámbito del derecho a la libertad de infoimación, es claro que
la crónica se refirió a temas de interés público, lo que justifica abordarlos libre, pero res­
ponsablemente. Sin embargo, en lo referente al ejercicio legítimo de la libertad de infor­
mación, para considerarlo como tal se requiere lo que se denomina ‘veracidad subjetiva’
del informador, que comporta un específico deber de diligencia, esto es, que lo que se
transmita por el informador como ‘hechos’ hayan sido objeto de previo contraste razo­
nable de datos objetivos, pues de lo contrario denotaría una actuación con menosprecio
de la verdad o falsedad del comunicado. Desde la perspectiva, intema del informador, la

758
I n juria , calumnia y difamación A rt. 132

falta de diligencia de su labor, a consecuencia de lo cual transmite una información falsa


que perjudica a terceros, constituye una conducta ostensiblemente dolosa, en la medida
que publica conscientemente como cierto un hecho que no lo es, denotando manifiesto
desprecio hacia la verdad. De la propia declaración del querellado aparece que no rea­
lizó la mínima labor de verificación de lo obtenido por fuentes muy relativas y en sí mis­
mas poco confiables, tanto más si era sumamente fácil contrastarlo verificando los regis­
tros públicos, indagando en los órganos judiciales y en la información periodística sobre
la materia, denotando con ello un manifiesto desprecio hacia la verdad, por lo que es
de concluir que incurrió en el delito de difamación agravada” (Ejecutoria Suprema del
15/04/2003, R. N. N° 482-2003-Lima. En: CASTILLO ALFA, J L. (2006). Jurispruden­
cia penal. Sentencias de la Corte Suprema de Justicia de la República. Tomo II. Grijley,
Lima, p. 100).

J 0870 A tipie id a d de la conducta p o r estar cubierta p o r el riesgo p erm itid o qu e trae


consigo el ejercicio racion al d e l derecho fu n d a m en ta l a la libertad de expresión e infor­
m ación: “En la medida que es de rigor respetar el contenido esencial del derecho cons­
titucional a la libertad de expresión en el juicio de ponderación que se debe realizar en
casos de conflicto con el derecho al honor, a los efectos de examinar la presencia de la
causa de justificación de ejercicio legítimo de un derecho (art. 20, inciso 8 del CP) ante
la imputación de los delitos de calumnia y difamación, debe atenderse al hecho que las
expresiones del imputado no eran de por sí injuriosas -no contenían insultos directos ni
afrentas personales de inequívoco contenido difamatorio—, que el agraviado es una perso­
nalidad pública que ejercía un cargo público y que lo que cuestionaba fije, de uno u otro
modo, un ámbito de su actuación pública y un dato públicamente relevante de un desem­
peño social (noticia publicada acerca de una presunta intervención policial en una embar­
cación suya y la denuncia que se formuló contra el periódico), esto es, un asunto de inte­
rés público; que, además, lo expuesto, desde la perspectiva del derecho de opinión, no
importó un ejercicio desproporcionado de la valoración de la conducta atribuida al agra­
viado y, desde el ángulo del derecho a la información, no se ha probado que el querellado
haya omitido una verificación de la veracidad de sus afirmaciones que, ex ante hubie­
ran demostrado que ellas eran no veraces -como se sabe, lo que se estima ilegítimo es la
falta de veracidad subjetiva, no la objetiva-; que en tal virtud, es de concluir que no se
ha acreditado la comisión del delito de difamación en tanto las fiases proferidas por el
querellado están protegidas por el derecho constitucional de expresión, reconocido en el
artículo dos numeral cuatro de la Constitución” (Ejecutoria Suprema del 11/10/2005, R.
N. N° 33 74-2004-Santa. En: SAN MARTÍN CASTRO, C. (2006). Jurisprudencia y prece­
dente penal vinculante. Selección de ejecutorias de la Corte Suprema de la República.
Palestra, Lima, p. 397).

J 0871 A tipicidad de la conducta p o r estar cubierta p o r el riesgo p erm itid o (falta de


im putación objetiva y subjetiva): “Del estudio de autos, especialmente de las transcrip­
ciones, se concluye que si bien el encausado refirió las palabras ‘cojo’ y ‘terrorista’, indis­
tintamente y dentro de un diálogo privado, estas no tenían contenido difamatorio o ani-
mus difamandi, ya que fueron expresadas, primero sin vínculo oracional, segundo, se

759
A rt. 133 L ibro segundo / Parte especial - delitos

expusieron durante un diálogo mantenido por personas que al parecer planificaban estra­
tegias políticas en forma reservada, y tercero, no podían presumir que el diálogo mante­
nido estuviese siendo filmado y menos que aún posteriormente sería difundido al público.
Por otro lado, respecto a las demás declaraciones dadas por el querellado en los diversos
medios de comunicación indicados por el querellante, se tiene que estas fueron prestadas
a consecuencia y con referencia a la propagación periodística del aludido vídeo encon­
trado en las instalaciones del Servicio de Inteligencia Nacional. Que, en tal sentido, de la
resolución impugnada se advierte que el colegiado no ha efectuado una debida aprecia­
ción de la prueba y de los hechos, ni una adecuada determinación de la conducta impu­
tada, al no tener en cuenta que en la actividad política los adjetivos calificativos son de
uso normal, sin que por ello signifique un atentado contra el honor; por tales considera­
ciones, y al amparo de la facultad conferida por el artículo 301 del Código de Procedi­
mientos Penales declararon haber nulidad en la sentencia, que confirmando la sentencia
apelada declara infundada la excepción de naturaleza de acción deducida por el quere­
llado y lo condena como autor del delito de difamación agravada” (Ejecutoria Suprema
del 06/05/2004, R. N. N ° 1822-2002-Lima. En: PÉREZ ARROYO, M. (2006). La evolu­
ción de la jurisprudencia en el Perú (2001-2005). Tomo II. Iuris Consulti - San Marcos,
Lima, p. 894).

J 0872 In o c u id a d de la con du cta de los p e rio d ista s : “Que, de lo anteriormente


anotado, se advierte que la difusión de la información periodística realizada por los
querellados, se encuentra en los umbrales de una conducta neutral, en la doctrina penal
conocida modernamente como: conductas que se realizan de manera adecuada a un rol,
estándar o estereotipo, es decir, son conductas que, per se, son lícitas o inocuas; pues no
se aprecia que efectivamente haya existido un ánimo doloso, de deshonrar o mancillar el
honor del querellante, más allá de informar algo de contenido relevante, sobre la base de
hechos acaecidos en virtud de publicaciones, recogidos de documentos, denominados:
‘informe confidencial’, que conforme se esgrimió, es el documento sustentatorio de los
querellados, quienes en virtud del ejercicio a la reserva del secreto profesional no esta­
ban obligados a revelar sus fuentes, por tratarse de hechos de dominio e interés público,
que lindan con información privada o personas de protección constitucional, máxime si
se trató de una sola publicación que por lo demás se sostenía sobre una información exis­
tente, y que ante el reclamo del agraviado, el referido diario [...] publicó la carta acla­
ratoria que envió el agraviado” (R. N. N ° 1705-2013-Lima, del 11/12/ 2014, f j . 7, Sala
Penal Permanente).

ARTÍCULO 133 Casos especiales de atipicidad


No se comete injuria ni difamación cuando se trata de:
1. Ofensas proferidas con ánimo de defensa por los litigantes, apoderados o aboga­
dos en sus intervenciones orales o escritas ante el juez.

760
I njuria , calumnia y difamación A rt. 1 3 3

2. Críticas literarias, artísticas o científicas.


3. Apreciaciones o informaciones que contengan conceptos desfavorables cuando
sean realizadas por un funcionario público en cumplimiento de sus obligaciones.
N ormas concordantes
C: art. 2 irte. 7); C P: arts. 2 0 ines. 3). 8), 9); 130, 132, 425; C d e P P : arts. 302, 314

DOCTRINA

Sumario: Atipicidad de la calumnia por falta de imprecaciones específicas / Atipicidad de las


ofensas de los litigantes / Causa de justificación.

I) «570 Atipicidad de la calumnia por falta de imprecaciones específicas: LAU-


RENZO COPELLO, P. (2002). Los delitos contra el honor. Valencia: Tiran! lo Blanch,
pp. 104-105. “En la calumnia, la imputación debe contener elementos suficientes para que
resulte identificable un delito concreto, si bien no se requiere precisión técnico-jurídica.
Esta exigencia excluye del tipo de la calumnia las imprecaciones genéricas no acompaña­
das de la explicitación de los hechos concretos, de donde se sigue que, por ejemplo, lla­
mar ladrón o estafador a otro, sin más precisiones, encontraría mejor encaje en el delito
de injuria que en el delito de calumnia”.

1) 0571 Atipicidad de las ofensas de los litigantes: CREUS, C. (1999). Derecho Penal.
Parte especial. Tomo 1.2areimpresión de la 6a edición. Buenos Aires: Astrea, pp. 159-160.
“Trátese, pues, de una excusa absolutoria concedida por la ley para preservar, hasta sus
extremos más lejanos e indirectos, el ejercicio de la defensa. Por eso, si bien el legisla­
dor considera penalmente impunes las ofensas, deja subsistente la posibilidad de que se
impongan al ofensor las correcciones disciplinarias correspondientes para mantener el
buen orden en el proceso, previstas por las leyes procesales o por otros cuerpos legales de
carácter administrativo (leyes orgánicas) [...]. ‘Sujeto pasivo puede ser cualquier persona,
ya se trate de una contraparte (otro litigante, apoderado o defensor), de un tercero que
interviene en el juicio (testigo, perito), o hasta que sea totalmente extraño a él, con tal de
que la ofensa que se le infiera sea concerniente al objeto del juicio (sin embargo, alguna
doctrina excluye a estos últimos)’”.

I) ll."2 Causa de justificación: LAURENZO COPELLO, P. (2002). Los delitos con­


tra el honor. Valencia: Tirant lo Blanch, p. 237. “En esta sede la doctrina suele centrar su
atención en la cuestión de si cabe o no el consentimiento como causa de justificación y
en el campo de la eximente de cumplimiento de deber o ejercicio legítimo de un derecho,
especialmente en lo que afecta a las libertades de expresión e información”.

761
A rt. 133 L ibro segundo /Parte especial - delitos

JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Las críticas vertidas en los medios de comunicación refe­
ridas a la gestión funcional son impunes / Atipicidad de la conducta por estar
cubierta por el riesgo permitido (críticas literarias, artísticas o científicas) / Ati­
picidad de la conducta por estar cubierta por el riesgo permitido (abogado en
cumplimiento de sus funciones).

CO RTE SU PREM A

J 0873 L a s críticas vertidas en los m edios d e com unicación referidas a la g estió n fu n ­


c io n a l son im punes: “[N]o se comete injuria ni difamación [...] cuando se trate de apre­
ciaciones o informaciones que contengan conceptos desfavorables cuando sean realiza­
das por un funcionario público en cumplimiento de sus obligaciones; que, conforme se
desprende de lo actuado, el querellado C.A.V en su condición de congresista de la repú­
blica, miembro de la comisión investigadora sobre la gestión del ex presidente Alberto
Fujimori Fujimori, no es responsable ante autoridad ni órgano jurisdiccional alguno por
sus opiniones; consecuentemente, la conducta imputada deviene en atípica, máxime si
el querellante es alcalde de la Municipalidad Provincial de Maynas y que en reiterada
jurisprudencia se establece que no [se] configura[n] [como] delito de difamación, las crí­
ticas vertidas en los medios de comunicación referidas a la gestión funcional que ejercen
los agraviados como alcaldes” (R. N. N° 1863-2002-Loreto, del 08/01/ 2004, Sala Penal
Transitoria).

J 0874 A tip ic id a d de la conducta p o r e sta r cubierta p o r e l riesgo p e rm itid o (críticas


literarias, artísticas o científicas): “Según el inciso primero del artículo 133 del Código
Penal las ofensas proferidas con ánimo de defensa por los litigantes no pueden llegar a
tipificarse como delito de injuria o difamación, menos aún puede condenarse si no se ha
identificado plenamente a los autores del documento donde figura los términos supuesta­
mente agraviantes” (Exp. N° 3136-97-Lima, 18/06/1997).

J 0875 A tip icid a d de la conducta p o r e sta r cubierta p o r e l riesgo p e rm itid o (abogado


en cum plim ien to de su s fu n cio n es): “Del texto de las declaraciones vertidas por el que­
rellado se advierte que no existen fiases que ameriten tipicidad de conducta difamato­
ria, como se atribuye al procesado, en perjuicio de los denunciantes, toda vez que estas
constituyen apreciaciones críticas contenidas en una entrevista y publicaciones de prensa,
que no agravian el honor o la reputación de los querellantes” (Ejecutoria Suprema del
22/01/1998, Exp. N ° 3748-97-Arequipa).

762
I njuria , calumnia y difamación A rt. 134

ARTÍCULO 134 Excepción de verdad


El autor del delito previsto en el artículo 132 puede probar la veracidad de sus impu­
taciones solo en los casos siguientes:
1. Cuando la persona ofendida es un funcionario público y los hechos, cualidades o
conductas que se le hubieran atribuido se refieren al ejercicio de sus funciones.
2. Cuando por los hechos imputados está aún abierto un proceso penal contra la
persona ofendida.
3. Cuando es evidente que el autor del delito ha actuado en interés de causa pública
o en defensa propia.
4. Cuando el querellante pide formalmente que el proceso se siga hasta estable­
cer la verdad o falsedad de los hechos o de la cualidad o conducta que se le haya
atribuido.
Si la verdad de los hechos, cualidad o conducta resulta probada, el autor de la impu­
tación estará exento de pena.
N ormas concordantes
C: art. 2 inc. 7); CP: ctrts. 2 0 irte. 3), 132, 425; C de P P : arts. 302, 314

DOCTRINA

Sumario: Límites de la comprobación de la veracidad / Sujetos que pueden solicitar la compro­


bación de la veracidad / Inadmisibilidad de la comprobación de la veracidad solicitada
por el agraviado / Exceptio veritatis en el delito de calumnia.

_1)_ (1573
_ _ _ Límites de la comprobación de la veracidad: CREUS, C. (1999). Derecho
Penal. Parte especial. Tomo I. 2a reimpresión de la 6a edición. Buenos Aires: Astrea,
p. 149. “El querellante no puede pedir una prueba que recaiga sobre un objeto distinto
-por más conexo que sea con la imputación-, ni el querellado extender la prueba a cir­
cunstancias que no se refieran a dicho objeto”.

I) n5"4 Sujetos que pueden solicitar la comprobación de la veracidad: CREUS,


C. (1999). Derecho Penal. Parte especial. Tomo I. 2a reimpresión de la 6a edición. Bue­
nos Aires: Astrea, p. 149. “La prueba de verdad tiene que ser pedida por el querellante,
o sea, por la víctima del delito o quien puede demandar [...] lo cual no significa que esa
parte procesal disponga de la prueba pudiendo oponerse a su realización o renunciando a
ella una vez que su pedido ha sido admitido por el juez (desde ese momento el querellado
tiene, también, derecho a producirla)”.

1) 0575 Inadmisibilidad de la comprobación de la veracidad solicitada por el agra­


viado: CREUS, C. (1999). Derecho Penal. Parte especial. Tomo I. 2a reimpresión de la
6a edición. Buenos Aires: Astrea, p. 149. “No es admisible cuando la finalidad no existió
en el ánimo del agente, aunque la ofensa inferida haya tenido como resultado la defensa

763
A rt. 1 3 4 L ibro segundo / Parte especial - delitos

o garantía del interés público, según se deduce de la disposición que acabamos de citar;
tampoco lo es cuando la ofensa no se vincula con el interés público, aunque se la haya
formulado en oportunidad de su defensa (por ejemplo, el atribuir al funcionario el carác­
ter de arbitrario se lo moteje de bastardo)”.

______
I) H5"(i Exceptio veritatis en el delito de calumnia: VIVES ANTÓN, T. (2016). “De­
litos contra el honor”. En: Derecho Penal. Parte especial. GONZÁLEZ CUSSAC, J.L.
(Coordinador). 5a edición revisada y actualizada a la Ley Orgánica 1/2015. Valencia:
Tirant lo Blandí, p. 305. “Dado que la definición de calumnia no comporta ya la falsedad
objetiva del hecho delictivo imputado, sino la simple inveracidad, puede darse el caso de
que un hecho imputado inverazmente, resulte ser verdadero. A estos supuestos queda res­
tringida expresamente en la actualidad la operatividad de la exceptio veritatis regulada en
el presente artículo. Se trata, pues, de una causa de exclusión de la penalidad de natura­
leza objetiva (comunicable, por tanto, a los partícipes), que puede tener lugar en el trans­
curso del proceso por calumnia, y que encuentra su fundamento en el interés del Estado
en la persecución y castigo de los delitos.
Aunque el precepto parece desplazar sobre el autor la carga de la prueba de la verdad, ha
de tenerse presente que esta puede producirse como consecuencia de la actuación oficial
o por otros medios ajenos al acusado de calumnia sin que ello impida aplicar la excep­
tio, pues parece clara la voluntad de la ley de excluir la pena allí donde el hecho delictivo
imputado resulte ser cierto”.

jIHj JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Aplicación de exceptio veritatis (querellado actuó en


interés de una causa pública) / Improcedencia de la exceptio veritatis (el que­
rellado afectó el honor del querellante como persona y no como funcionario
público) / La exceptio veritatis está condicionada a que el querellado pruebe el
hecho atribuido aun funcionario público.

CORTE SUPREMA
J 0876 A plicació n de exceptio veritatis (querellado actuó en interés d e una causa
p ú b lic a ): “Que, en base a las consideraciones precedentes, se tiene que ante la inexisten­
cia de la acción dolosa del querellado -pues este no tuvo la voluntad específica de lesionar
el honor de la querellante, sino que actuó en interés de una causa pública-, al tener la que­
rellante calidad de funcionaría pública, cuyos actos deben ser controlados, y habiéndose
demostrado la veracidad de las imputaciones es procedente la exceptio veritatis” (R. N.
N ° 3561-2011-Ucayali, del 31/01/ 2013, f. j. 5, Sala Penal Permanente).

J 0877 Im proceden cia de la exceptio veritatis (el querellado afectó el h o n o r d e l que­


rellan te com o p erso n a y no com o fu n c io n a rio p ú b lico ): “Que según consta de los actua­
dos, obra como prueba de cargo la transcripción del cassette del programa radial, en el

764
I njuria , calumnia y difamación A rt. 135

cual se difundieron las frases difamantes por el querellado, las mismas que afectan el
honor de la querellante, como persona y no como funcionario público, por lo que en este
caso, no es procedente la exceptio veritatís argumentada por el querellado, ya que no ha
actuado en interés de una causa pública; en conclusión, [se presentan] los elementos con­
figurativos del tipo penal imputado señalado en el artículo 132 del Código Penal” (R. N.
N° 2520-2004-Junín, del 31/01/2004, f. j. 5, Sala Penal Transitoria).

J 0878 L a exceptio veritatís está condicionada a qu e e l querellado p ru e b e e l hecho


atribuido a un fu n cio n a rio p ú blico: “[L]a aplicación de la exceptio veritatís (134 del
CP), a efectos de conducir a la exención de la pena, está condicionada -entre otros
supuestos- a que el querellado pruebe el hecho, cualidad o conducta (denunciados como
difamatorios) que le atribuye a un funcionario público (querellante) referidos al ejercicio
de sus funciones; que el objeto de acreditación en la exceptio veritatís, para que, no obs­
tante la lesión del honor del funcionario público, despliegue sus efectos eximentes, debe
ser la concreta imputación atribuida al querellado; que en el presente caso si bien el que­
rellado [...] presentó prueba instrumental sobre investigaciones realizadas al querellante
por irregularidades e ilícitos funcionales, aquella no tiene aptitud para acreditar la veraci­
dad de la específica imputación objeto de proceso (esto es, que el querellante estafó a tres
mil trescientos agricultores cuando era asesor del Proyecto Especial Binacional Puyando
Tumbes) ni, por ende, conducir a la exención de la pena” (R. N. N° 4446-2006-Tumbes,
del 18/02/2008, f. j. 4, Sala Penal Permanente).

----------------§ -----------------

ARTÍCULO 135 Inadmisibilidad de la prueba


No se admite en ningún caso la prueba:
1. Sobre imputación de cualquier hecho punible que hubiese sido materia de abso­
lución definitiva en el Perú o en el extranjero.
2. Sobre cualquier imputación que se refiera a la intimidad personal y familiar, o
a un delito de violación de la libertad sexual o proxenetismo comprendido en los
Capítulos IX y X , del Título IV, Libro Segundo<93).

TEXTO ORIGINAL:
A rticulo 1 3 5 .- No se admite en ningún caso la prueba:
1. Sobre imputación de cualquier hecho punible que hubiese sido materia de abso­
lución definitiva en el Perú o en el extranjero.
2. Sobre cualquier imputación que se refiera a la intimidad personal y familiar, o a
un delito de violación de la libertad sexual que requiere acción privada.93

(93) Inciso vigente conform e a la modificación realizada por el artículo 1 de la Ley N° 27480 del 13/06/2001.

765
A rt. 135 L ibro segundo / Parte especial - delitos

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:

Prim era modificación: inciso 2 modificado por el artículo 1 de la Ley N° 27480


del 13/06/2001.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C: arts. 2 inc. 7); 139 inc. 13); CP: arts. 4 inc. 3); 154 a 158, 170 a 177

¡ DOCTRINA

Sumario: Contenido o significado normativo del primer inciso / Contenido o significado norma­
tivo del segundo inciso.

1' L Contenido o significado normativo del primer inciso: PORTOCARRERO


HIDALGO, J. (1999). Delitos contra el honor. Lima: Portocarrero, pp. 79 y 81. “Este
tema desarrolla el artículo en dos incisos, el primero, cuando se trata de imputación de
hechos que fueron materia de absolución definitiva en el Perú o en el extranjero, y el
segundo, cuando la imputación afecta a la intimidad. En el primer inciso, se asume la
garantía consagrada por el principio non bis in ídem -Cosa Juzgada—que nuestro Código
lo establece en el artículo 90. Bajo esta premisa inteipretamos, que la imputación debe
configurar un delito de calumnia, puesto que se refiere no a cualquier afirmación, sino
a la atribución de un hecho punible, y la conducta atribuida debe haber sido motivo de
juzgamiento y concluido con sentencia absolutoria definitiva. La absolución debe ser
definitiva, esto es, que no se encuentre cuestionada, o sea, con apelación por resolver,
pues de ser este el caso no funcionará el dispositivo. Por otro lado, para el caso no pode­
mos olvidar que procede la absolución cuando se ha esclarecido la inocencia, como por
falta de pruebas; no interesa, en este último caso, que el aporte sea de pruebas que acredi­
ten la responsabilidad no consideradas en el proceso al momento de dictarse el fallo, pues
la absolución está consentida y ella no puede alterarse”.

I) 11578 Contenido o significado normativo del segundo inciso: PORTOCARRERO


HIDALGO, J. (1999). Delitos contra el honor. Lima: Portocarrero, p. 80. “En el segundo
inciso considera inadmisible la prueba en dos casos: a) Cuando la imputación se refiere
a la intimidad personal y familiar, dicho de otro modo, en conductas consideradas en el
Capítulo II del Título IV del Libro II del Código Penal, b) En los delitos contra la libertad
sexual, que se procesa mediante acción privada, artículos 170 (primer párrafo), 171, 174
y 175 del Código Penal. No está demás precisar, en este último caso, que si la parte agra­
viada no ha formulado denuncia es porque le conviene guardar en reserva lo ocurrido, y
la ley no puede permitir que un tercero haga público este agravio”.

766
Injuria , calumnia y difamación A rt. 136

JURISPRUDENCIA

Sumario: JURISPRUDENCIA EXTRANJERA: Ámbitos en los que no se puede aplicar


la exceptio veritatis.

JU RISPRU D EN CIA EX T R A N JE R A

J 0879 Á m b ito s en los qu e no se p u e d e aplicar la exceptio veritatis: “La falsedad de


la imputación en la injuria solo tiene relevancia, a través del elemento procesal exceptio
veritatis, cuando aquella se dirija contra funcionarios públicos por hechos concernien­
tes a la función pública desempeñada, o cuando se tenga derecho a perseguir el delito
imputado, en clara alusión a un delito privado. Ninguno de estos es el caso de las inju­
rias sub júdice dirigidas a un periodista por sus actuaciones como tal en el campo depor­
tivo en que desenvuelve su actividad, como tampoco lo es la atribución de una ‘presunta
estafa’ al padre de dicho periodista con trascendencia a él y a su familia, delito que, en
todo caso, sería público” (STS del 17/02/1989. En: CONDE-PUMPIDO FERRE1RO, C.
(1997). Código Penal: Doctrina y jurisprudencia. Tomo II. Trivium, Madrid, p. 2444).

---------------- § ---------- :-------

ARTÍCULO 136 D ifam ación o injuria encubierta o equívoca


El acusado de difamación o injuria encubierta o equívoca que rehúsa dar en juicio
explicaciones satisfactorias, será considerado como agente de difamación o injuria
manifiesta.
N ormas concordantes
C: art. 2 inc. 7); CP: arts. 12, 41, 56, 68, 9 2 ,1 3 0 , 131, 1 3 2 ,1 3 3 ; C d e P P : arts. 302, 314, 503

DOCTRINA

Sumario: Formas de injurias encubiertas / Formas de injurias equívocas / Momento de lesividad


de las injurias encubiertas.

I) Formas de injurias encubiertas: SALINAS SICCHA, R. (2000). Curso de


Derecho Penal peruano. Parte especial I. Lima: Palestra, p. 286. “De acuerdo a la doc­
trina y a nuestra legislación, existen evidentes diferencias entre injuria y difamación mani­
fiesta o directa y la encubierta, dudosa, equívoca o no manifiesta. Las primeras, como se
ha dejado establecido, se configuran cuando el ataque al honor del sujeto pasivo se pro­
duce de manera clara y directa, no hay mayor problema para identificar la finalidad ofen­
siva del agente; en tanto que en las dudosas, el sujeto activo actúa ocultando sus inten­
ciones en expresiones vagas o de doble sentido, en las cuales no aparece claro el animus

767
A rt . 137 L ibro segundo / Parte especial - delitos

injuriandi o difamandi, no obstante, este se evidencia de las circunstancias en que fueron


emitidas las expresiones o frases aparentemente injuriantes”.

IMI5S0 Formas de injurias equívocas: CREUS, C. (1999). Derecho Penal. Parte espe­
cial. Tomo I. 6a edición. Buenos Aires: Astrea, p. 152. “La equivocidad puede obedecer a
dos circunstancias. Equivocidad por el contenido: trátese de los casos en que el contenido
de la pretendida ofensa puede asumir una doble significación: una inocente, ofensiva la otra
(por ejemplo, empleo de fiases o palabras de sentido ambiguo o de doble sentido) [...] Equi­
vocidad por la dirección: Son los casos, en los que la dirección de la ofensa puede revertir
sobre la persona del querellante o sobre otra distinta, pero no comprender ambas a la vez”.

I) 0581 Momento de lesividad de las injurias encubiertas: CREUS, C. (1999). Dere­


cho Penal. Parte especial. Tomo I. 6a edición. Buenos Aires: Astrea, p. 153. “Injuria o
calumnia no manifiesta por ser encubierta. Se da cuando la materialidad de las expresio­
nes o actitudes no revela ofensividad, pero adquieren dicha calidad por las circunstan­
cias particulares a que refieren o en que se producen como la llamada injuria oblicua o
indirecta”.

ARTÍCULO 137 Injurias recíprocas


En el caso de injurias recíprocas proferidas en el calor de un altercado, el Juez podrá,
según las circunstancias, declarar exentas de pena a las partes o a una de ellas.
No es punible la injuria verbal provocada por ofensas personales.
N ormas concordantes
C: art. 2 inc. 7); C P: art. 20 inc. 3); C d e P P : arts. 302, 314; CC: art. 1971

DOCTRINA

Sumario: Requisitos de la reciprocidad / Características / Fundamento de la impunidad.

I) 0582 Requisitos de la reciprocidad: CREUS, C. (1999). Derecho Penal. Parte


especial. Tomo I. 2a reimpresión de la 6a edición. Buenos Aires: Astrea, p. 161. “La rela­
ción de reciprocidad se presenta cuando una de las injurias ha sido dirigida al sujeto
pasivo porque este, a su vez, ofendió al agente de aquella; en otras palabras, entre ambas
injurias tiene que haber una relación de causalidad subjetiva: se acciona en razón de la
anterior injuria que se ha sufrido. Pero, la reciprocidad, si bien necesita una cierta pro­
porción de la injuria inferida con la recibida, no reclama que sean similares u ofrezcan
una estricta equivalencia: no deja de estar en relación la injuria que devuelve la ofensa

768
I njuria , calumnia y difamación A rt. 138

recibida con otra en la que la intensidad ofensiva sea mayor por las circunstancias en que
se la inflige. [...]. Pero, sí reclama que la injuria que reconoce su motivación en otra ante­
rior, ofenda a la persona que ofendió con esta; si la segunda injuria recae sobre un tercero
extraño que no intervino en la ofensa precedente, la excusa es inaplicable”.

1) II5S5 Características: PORTOCARRERO HIDALGO, J. (1999). Delitos contra el


honor. Lima: Portocarrero, pp. 87-88. “Esta es una figura sui géneris en la que el Estado
renuncia a su facultad punitiva, cuando la respuesta del ofendido le satisface y considera
innecesario castigar al ofensor. Las injurias para ser recíprocas, tienen que ser proferidas,
una, por el agresor, conocida con el nombre de injuria provocación, y otra proferida por
el ofendido, conocida como injuria respuesta, en ambos casos se exige que las conductas
estén adecuadas al dispositivo que tipifica el delito de injuria (art. 130). Entre ambas inju­
rias debe existir relación de causalidad subjetiva, esto significa, que se requiere de cone­
xión entre las dos, o sea, que en la respuesta debe haber el animas retorquendi a la inju­
ria recibida. No hay injurias recíprocas si es que entre ambas ofensas no media ninguna
relación”.

I) 11584 Fundamento de la impunidad: CREUS, C. (1999). D erecho Penal. Parte


especial. Tomo I. 2a reimpresión de la 6a edición. Buenos Aires: Astrea, pp. 161-162.
“Coincide la doctrina en que se trata de una excusa absolutoria que mantiene incólume
el carácter delictivo de las distintas injurias recíprocas, aun en el aspecto de la culpabi­
lidad (no es una compensación de culpas); quedan, por lo tanto, en pie, los efectos civi­
les del delito. Pero, es una excusa absolutoria de carácter facultativo para el Juez (en ese
sentido, podría equipararse a una especie de perdón judicial), puesto que puede no decla­
rar exentos de pena a uno o varios agentes. Con todo, tampoco es una facultad discre­
cional, puesto que tiene que fundamentar su decisión en las pautas objetivas y subjetivas
que importen la valoración de las circunstancias que establecen la relación de reciproci­
dad (lugar, tiempo, publicidad, antecedentes del hecho, conducta anterior de los ofenso­
res, etc.)”.

ARTÍCULO 138 Ejercicio privado de la acción penal


En los delitos previstos en este Título solo se procederá por acción privada.
Si la injuria, difamación o calumnia ofende a la memoria de una persona fallecida,
presuntamente muerta, o declarada judicialmente ausente o desaparecida, la acción
penal podrá ser promovida o continuada por su cónyuge, ascendientes, descendien­
tes o hermanos.
N ormas concordantes
C : arts. 2 inc. 7 ) ; 4 ; C P P 2 0 0 4 : arts. 3 3 inc. 2 , 5 0 , 4 5 9 a l 4 6 7 , 4 8 3 , 4 8 4 , 4 8 7 , 4 9 8 inc. 1 lit.
a, 5 0 3 ; C d e P P : arts. 2 0 9 , 3 0 2 a l 3 1 1 ; C C : a rts. 4 7 , 4 9 , 63, 65, 6 6 ; L O M P : art. 11

169
A rt . 138 L ibro segundo /Parte especial - delitos

“¡r|l
— DOCTRINA

Sumario: Sujetos titulares de la acción penal en los delitos contra el honor / Sujeto pasivo en el
delito de ofensas a la memoria de los muertos / Casos en los que procede el ejercicio de
la acción privada.

I) U5N5 Sujetos titulares de la acción penal en los delitos contra el honor: FONTÁN
BALESTRA, C. (1998). D erech o Penal. P a rte especial. 15a edición. Buenos Aires: Abe-
ledo Perrot. p. 199. “En los delitos de injuria y de calumnia la acción es intransferi­
ble mientras viva el ofendido, puesto que solo puede ser ejercitada por él. Unicamente
después de su muerte, el derecho de la acción se traslada al cónyuge, los hijos; nietos,
o padres sobrevivientes. La enumeración legal de los titulares de la acción después de
muerto el ofendido no autoriza a su ejercicio indistintamente por cualquiera de los parien­
tes que sobreviven, el orden de la enumeración legal es excluyente”.

Sujeto pasivo en el delito de ofensas a la memoria de los muertos: CREUS,


C. (1999). D erech o Penal. P arte especial. Tomo I. 2a reimpresión de la 6a edición. Bue­
nos Aires: Astrea, p. 161. “No son ofensas al honor del muerto las que, tratándose de refe­
rencia a la persona del fallecido, constituyen ofensas contra los vivos (decir de un muerto
que era un venenoso es una injuria que ofende su memoria, pero se dice que él era un ‘ser
venenoso que únicamente pudo dar vida a una raza de víboras’, es indudable que también
se ofende el honor de sus descendientes)”.

|y j 2 i H Casos en los que procede el ejercicio de la acción privada: PORTO CA­


RRERO HIDALGO, J. (1999). Delitos contra el honor. Lima: Portocarrero, pp. 93-94.
“La acción penal, en principio, siempre es de naturaleza pública porque pertenece al
Estado y persigue castigar al delincuente para alcanzar paz en la sociedad. Cuando se
habla de pública y privada, no es la acción, sino el ejercicio. Por regla general, los delitos
responden al ejercicio público de la acción, solo excepcionalmente procede el ejercicio
privado; esto, cuando se trata de delitos que no afectan mayormente a la sociedad, sino
al honor de las personas; en este caso, el Estado deja al ofendido en la libertad de iniciar
o no la acción, pues en uso de sus intereses puede preferir el silencio o el conocimiento
público de su problema mediante un proceso”.

|g¡ JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Características de la persecución penal por delito privado.

CORTE SUPREMA
J 0880 C aracterísticas de la persecu ción p e n a l p o r delito p riva d o : “Debe tenerse
en cuenta que, según nuestro ordenamiento procesal, determinadas conductas delic­
tivas, como las contempladas en los delitos de difamación, merecen un tratamiento

770
Injuria , calumnia y difamación A rt. 1 3 8

procedimental distinto al ordinario -procedimiento de sumaria investigación, previsto en


el artículo trescientos catorce del Código de Procedimientos Penales- y exigen la partici­
pación activa de la persona perjudicada, correspondiéndole a esta no solo el acto procesal
de postulación -es decir la titularidad de la acción penal-, sino además el ofrecimiento de
los medios de prueba pertinentes que acrediten los hechos que afirma y el impulso del pro­
ceso [...]” (R. N. N ° 2436-2011-Ucayali, d el 28/10/2011, f. j. 2, Sala P en al Transitoria).

771
TÍTULO III
D E L IT O S C O N T R A L A F A M IL IA

CAPÍTULO I
MATRIMONIOS ILEGALES

ARTÍCULO 139 Bigamia


El casado que contrae matrimonio será reprimido con pena privativa de libertad no
menor de uno ni mayor de cuatro años.
Si, respecto a su estado civil, induce a error a la persona con quien contrae el nuevo
matrimonio la pena será privativa de libertad no menor de dos ni mayor de cinco
años.
N ormas concordantes
C : art. 4 ; C P : arts. 1 2 , 2 9 , 4 5 , 5 2 , 5 7 a 6 1 , 6 9 , 8 0 , 8 6 , 9 2 , 9 3 ; C P P : art. 1 4 3 ; C C : arts. 2 3 3 ,
2 3 4 , 2 4 1 , 2 7 4 inc. 3 ) ; 2 8 4 , 2 8 5 ; C A D H : art. 1 7 ; D J J D H : art. 1 6 inc. 3)

DOCTRINA

Sumario: Naturaleza jurídica / Bien jurídico / Conducta típica / Tipo subjetivo / Sujeto activo y
formas de autoría.

I) 0588 Naturaleza jurídica: GONZÁLEZ RUS, J. J. (2000). “Delitos contra las rela­
ciones familiares (I)”. En: COBO DEL ROSAL, M. (Director). Compendio de D erecho
Penal. P arte especial. Madrid: Marcial Pons, p. 351. “Sujeto activo es quien ya estaba
casado al contraer el segundo o ulterior matrimonio. El texto legal es concluyente: se cas­
tiga a quien contrae segundo o ulterior matrimonio, y eso solo puede hacerlo quien está
previamente casado. Como consecuencia, la bigamia es un delito de propia mano, en el
que el otro contrayente será cooperador necesario (pero no coautor) si conoce que su
pareja está ya casada. Si los dos contrayentes tienen cada uno un matrimonio previo legal­
mente subsistente, cada uno será, a su vez, sujeto activo de un delito de bigamia. Sujeto
pasivo es, dada la naturaleza social del bien jurídico, la comunidad [...]”.

I) 0589 Bien jurídico: BRAMONT ARIAS, L. A. (1988). Temas de D erech o Penal.


Tomo III. Lima: Sp Editores, p. 25. “Objeto de la tutela penal, respecto de los delitos de
matrimonios ilegales, es el interés social de salvaguardar la familia, como núcleo ele­
mental de la sociedad y del Estado y como instituto de orden público, contra los hechos
que desconocen la legalidad del matrimonio civil”

I) 0591) Conducta típica: BRAMONT ARIAS, L. A. (1988). Temas d e D erecho Penal.


Tomo III. Lima: Sp Editores, pp. 26-31 “El elemento material del delito consiste en el
hecho de quien ‘siendo casado contrajera nuevo matrimonio’. En consecuencia, son

773
Art. 139 L ibro segundo /Parte especial - delitos

elementos propios o específicos de este delito: a) Que el culpable esté ligado por un matri­
monio anterior válido. Matrimonio válido es el matrimonio civil, contraído de acuerdo a
las exigencias y formalidades sustanciales, de modo que no pueda ser declarado insubsis­
tente; y que no esté afectado por alguna causal de nulidad absoluta ni por alguna nulidad
relativa no subsanada [...]. Es agravante la circunstancia ‘inducido en error respecto de su
libertad de estado, a la persona con quien hubiere contraído matrimonio posterior’ [...] la
circunstancia se funda [...] en sugerir un engaño, una convicción a la víctima, acerca del
estado conyugal; y puede traducirse en una conducta activa, positiva [...] o en un signifi­
cativo silencio, pues la simple omisión equivale al engaño, cuando el culpable se encuen­
tra en circunstancias tales que el hablar es necesario u oportuno”.

_I)_II5‘)|
_ _ _ Tipo subjetivo: BRAMONT ARIAS, L. A. (1988). Temas de Derecho Penal.
Tomo III. Lima: Sp Editores, pp. 30-31. “El elemento psíquico del delito es doloso. El
dolo consiste en la conciencia y voluntad de contraer un nuevo matrimonio civil, a sabien­
das, de la exigencia y vigencia de un matrimonio anterior también civil”.

_ _ _ _ _ Sujeto activo y formas de autoría: SERRANO GÓMEZ, A. (2004). Dere­


cho Penal. Parte especial. 9a edición. Madrid: Dykinson, p. 213. “Sujeto activo y pasivo
puede ser cualquier persona -aunque en el mismo delito han de ser de distinto sexo-, que
se encuentre ligado por matrimonio anterior. Autor es el que conoce su situación de ilega­
lidad, si la conocen las dos partes contrayentes ambos son responsables, uno como autor
directo y el otro como cooperador necesario. Los dos pueden ser coautores si contraen
nuevo matrimonio subsistiendo legalmente los dos anteriores”.

| g j JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTES SUPERIORES: Consumación del delito de bigamia.

CORTES SUPERIORES
J 0881 C onsum ación d e l delito de bigam ia: “El delito de bigamia se consuma al
momento que se contrae matrimonio por segunda vez, no siendo necesaria la cohabita­
ción posterior a la celebración, ya que es suficiente para ello que el matrimonio se haya
celebrado después de prestado el consentimiento de los contrayentes y producida la res­
pectiva declaración del funcionario público; los actos subsecuentes a tal situación impli­
can los efectos del ejercicio del estado de casado, por lo que se trata de un delito de comi­
sión instantáneo” (Ejecutoria Superior del 14/11/1997, Exp. N ° 4357-97, Sala Penal de
Apelaciones para procesos Sumarios con Reos Libres de la Corte Superior de Justicia
de Lima).

774
M atrimonios I legales A rt. 141

ARTÍCULO 140 Matrimonio de soltero con persona casada


El no casado que, a sabiendas, contrae matrimonio con persona casada será repri­
mido con pena privativa de libertad no menor de uno ni mayor de tres años.
N o r m a s c o n c o r d a n t e s

C: art. 4; CP: arts. 12, 29, 45, 5 7 a 61, 69, 80 y 86, 92, 93; CPP: art. 143; CC: arts. 241
irte. 5); 2 7 4 inc. 3)

DOCTRINA

Sumario: Acción típica / Fundamentación político-criminal / Tipo subjetivo.

_I)_ 0593
_ _ _ Acción típica: FONTÁN BALESTRA, C. (1998). Derecho Penal. Parte
especial. 15a edición. Buenos Aires: Abeledo Perrot, p. 265. “La ocultación por parte del
contrayente de mala fe, no supone necesariamente subterfugios, maquinaciones o menti­
ras; el simple silencio sobre la existencia del impedimento, puede ser aquí suficiente: pero
no lo es siempre, pues el silencio puede responder a la suposición fundada de que el otro
contrayente conoce la existencia del impedimento”.

I) 0594 Fundamentación político-criminal: BRAMONT-ARIAS TORRES, L. A. y.


GARCÍA CANTIZANO, M. (1998). Derecho Penal. Parte especial. 4a edición. Lima:
San Marcos, p. 161. “El fundamento de su tipificación en el Código Penal es doble: por
un lado; de no preverse especialmente, cabría la discusión sobre si comete o no el delito
de bigamia la persona libre que contrajere matrimonio con persona casada; de otro, si
no existiera una disposición expresa, el sujeto libre que se casare con persona ligada por
matrimonio válido, tendría la calidad de coautor, y como tal incurriría en la misma pena
que quien se hubiere casado hallándose impedido por su casamiento anterior, a pesar de
que la situación de estos dos sujetos es distinta”.

1) 0595 Tipo subjetivo: BRAMONT ARIAS, L. A. (1988). Temas de Derecho Penal.


Tomo III. Lima: Sp Editores, p. 34. ‘“ a sabiendas’ [...] He aquí una exigencia subjetiva,
que constituye un elemento del tipo y que consiste en el conocimiento de que el otro con­
trayente es casado. No es, pues, suficiente que se contraiga matrimonio nulo, lo cual cons­
tituye la objetividad del delito; es necesario, además el conocimiento de la exigencia de la
causa determinante de la nulidad”.

ARTÍCULO 141 M atrim onio ilegal celebrado dolosam ente por funcio­
nario público
El funcionario público que, a sabiendas, celebra un matrimonio ilegal será repri­
mido con pena privativa de libertad no menor de dos ni mayor de cinco años e inha­
bilitación de dos a tres años conforme al artículo 36, incisos 1,2 y 3.

775
A rt. 141 L ibro segundo / Parte especial - delitos

Si el funcionario público obra por culpa, la pena será de inhabilitación no mayor de


un año, conforme al artículo 36, incisos 1, 2 y 3.
N o r m a s c o n c o r d a n t e s

C: arts. 4, 39; CP; arts. 12, 29, 36, 45, 52, 57, 92, 425; CPP: art, 143; CC: arts. 247, 248,
250, 251, 260, 261, 2 7 4 irte. 9); 2 7 7 irte. 8).

g¡! DOCTRINA

Sumario: Sujetos activo y pasivo / Conducta típica / Tipo objetivo y subjetivo / Tipo imprudente.

I) 115% Sujetos activo y pasivo: SERRANO GÓMEZ, A. (2004). Derecho Penal.


Parte especial. 9a edición. Madrid: Dykinson, pp. 214-215. “Por sujeto activo hay que
entender que solo puede ser el que tiene capacidad para autorizar un matrimonio, por lo
que hay que recurrir al Código Civil. Sujeto pasivo serán los contrayentes. [...]. La acción
consiste en autorizar un matrimonio concurriendo alguna causal de nulidad”.

1) 0597 Conducta típica: BRAMONT ARIAS, L. A. (1988). Temas de Derecho Penal.


Tomo III. Lima: Sp Editores, p. 36. “El elemento material consiste en autorizar un matri­
monio ilegal. Para celebrar un matrimonio es indefectible la autorización del oficial
público encargado del Registro Civil. El oficial público autoriza a sabiendas un matri­
monio ilegal (primer apartado) cuando conoce de un modo cierto que entre contrayentes
uno de ellos o los dos son casados, y que los dos o uno de ellos sabe de ese matrimonio
anterior. [...] El oficial público autoriza un matrimonio ilegal sin saberlo (segunda parte),
cuando su ignorancia provenga de no haber llenado los requisitos que la ley prescribe
para la celebración del matrimonio. Hay una inobservancia de los requisitos precaucio-
nales o comprobaciones que la ley le exige llenar al oficial público para cerciorarse de la
inexistencia de un impedimento absoluto para el casamiento de las partes”.

_I)_II59S
_ _ _ Tipo objetivo y subjetivo: CHIRINOS SOTO, F. (1993). Comentarios al
nuevo Código Penal del Perú. Tomo II. Lima: Rodhas, p. 120. “La norma se refiere,
por cierto, a funcionarios con competencia para la celebración del matrimonio, que son
los alcaldes provinciales y distritales y los servidores de las oficinas del Registro Civil a
quienes los alcaldes deleguen la función. En cuanto al matrimonio ilegal, debe tratarse
de aquel que contrae una o dos personas casadas [...]. Con las palabras ‘a sabiendas’ se
denota claramente que es una infracción dolosa, aunque la segunda parte del artículo
también reprime una modalidad culposa. Incurriría en ella el alcalde o funcionario que
celebra un matrimonio ilegal, pero sin saberlo y sin haber adoptado las providencias con­
siguientes para conocer la verdadera situación de los pretendientes”.

§ ¡J|2 3 !| Tipo imprudente: SALINAS SICCHA, R. (2000). Curso de Derecho Penal


peruano. Parte especial. Lima: Palestra, p. 52. “Se presenta la figura delictiva cuando el
agente no tiene el debido cuidado para obtener o tener a la vista los requisitos exigidos
por la ley para la celebración del matrimonio requerido a los contrayentes. Se sanciona

776
M atrimonios I legales A rt. 142

su actuar negligente, pues caso contrario si llega a determinarse que el funcionario, antes
de participar en la celebración del matrimonio, exigió todos los requisitos, no incurrirá en
delito así al final se determine que uno de los contrayentes le sorprendió presentando un
documento falso de soltería”.

ARTÍCULO 142 Inobservancia de form alidades legales


El funcionario público, párroco u ordinario que procede a la celebración del matri­
monio sin observar las formalidades exigidas por la ley, aunque el matrimonio no
sea anulado, será reprimido con pena privativa de libertad no mayor de tres años e
inhabilitación de uno a dos años, conforme al artículo 36, incisos 1, 2 y 3.
N o r m a s c o n c o r d a n t e s

C: arts. 4, 39; CP: arts. 12, 29, 36, 45, 52, 57 a 67, 92 a 93, 425; C PP: arts. 135, 143; CC:
arts. 248 a 268, 259, 260, 261, 263, 2 6 8

DOCTRINA

Sumario: Bien jurídico / Conducta típica / Consumación y tentativa.

I) 061)0 Bien jurídico: FONTÁN BALESTRA, C. (1998). Derecho Penal. Parte


especial. 15a edición. Buenos Aires: Abeledo Perrot, p. 272. “Se trata aquí de que el
matrimonio sea celebrado con la exactitud legalmente debida [...]. De este modo, la ley
protege directamente el acto mismo de la celebración del matrimonio, con prescindencia
de cualquier otra circunstancia. Las formalidades para la celebración del matrimonio, son
las exigidas por la ley civil”.

I) 0601 Conducta típica: BRAMONT-ARIAS TORRES, L. A. y GARCIA CAN-


TIZANO, M. (1998). Derecho Penal. Parte especial. 4a edición. Lima: San Marcos, p.
164. “El comportamiento consiste en celebrar un matrimonio sin observar las formalida­
des exigidas legalmente, por ejemplo, si no están presentes los dos testigos mayores de
edad o no se presenta el certificado médico de salud de los contrayentes [...]. La diferen­
cia entre este delito y el anterior radica en que la consecuencia del comportamiento del
sujeto activo no es la comisión de un nuevo delito de bigamia”.

I) non: Consumación y tentativa: SALINAS SICCHA, R. (2000). Curso de Dere­


cho Penal peruano. Parte especial. Lima: Palestra, pp. 60-61. “El delito se perfecciona o
consuma en el mismo instante que se firma el acta del matrimonio celebrado sin tomar en
cuenta las formalidades exigidas por la ley. Desde aquel trascendente momento comienza
el delito que se proyecta en el tiempo hasta que sea declarado nulo el matrimonio o, en el

777
A rt. 142 L ibro segundo /Parte especial - delitos

mejor de los casos, sea convalidado o declarado con eficacia jurídica. La tentativa solo es
posible en el tiempo en que se celebra el acto del matrimonio, pero antes de la firma res­
pectiva. Antes de concurrir al acto del matrimonio es imposible pensar que haya tentativa,
igual ocurre cuando ya se haya firmado el acta matrimonial, por ejemplo, habrá tentativa
cuando, estando por firmar los contrayentes el acta matrimonial, uno de ellos se arrepiente
y no firma el acta correspondiente. Aquí el funcionario habrá cometido el delito en sede
pero en grado de tentativa”.

778 -
CA PÍTU LO II
D E L IT O S C O N T R A E L E ST A D O C IV IL

ARTÍCULO 143 A lteración o supresión del estado civil


El que, con perjuicio ajeno, altera o suprime el estado civil de otra persona será
reprimido con pena privativa de libertad no mayor de dos años o con prestación de
servicio comunitario de veinte a cincuentidós jornadas.
N o r m a s c o n c o r d a n t e s

C: arts. 2 inc. 1); 177, 183; CP; arts. 12, 29, 33, 34, 36, 45, 55, 57, 62, 68, 92, 427; CC:
arts. 19, 25, 26, 28, 30, 74, 515 inc. 8); C EP : arts. 119, 120, 121; CPP; art. 143; C A D H ;
art. 18; D U D H : art. 6

DOCTRINA

Sumario: Bien jurídico tutelado / Verbo rector “suprimir” / Verbo rector “alterar” / Tipo subjetivo.

I) Ilíil1.1 Bien jurídico tutelado: BRAMONT ARIAS, L. A. (1988). Temas de Derecho


Penal. Tomo III. Lima: Sp Editores, pp. 40-41. “Objeto de tutela penal [...] es el interés
del Estado de garantizar la familia, como núcleo elemental de la sociedad y del Estado y
como instituto de orden público, en cuanto particularmente se refiere al estado civil con­
tra las supresiones y alteraciones del mismo. [...] El Estado tienen interés constante en
que los registros del estado civil concuerden con los hechos. Todos los actos que destru­
yen esta concordancia están dirigidos contra él. Pero por estos actos, los intereses de la
familia, que la ley debe proteger, están amenazados con un peligro por lo menos igual;
y lo están igualmente aquellos individuos contra los que se trata de hacer prevalecer un
estado civil ventajoso [...]. La familia es, pues, la que está principalmente interesada; y lo
está también el Estado, porque en el fondo de lo que se trata es del orden en las familias.
De aquí que resulte enteramente fundada la inclusión de estos delitos entre los que pue­
den afectar a la familia”.

_I)_ IIÓ
_ _II4_ Verbo rector “suprimir”: FONTÁN BALESTRA, C. (1998). Derecho
Penal. Parte especial. 15a edición. Buenos Aires: Abeledo Perrot, pp. 279-280. “Supri­
mir el estado civil es privar al sujeto por completo de su estado, sin atribuirle otro, lo que
importa tanto como crear en él la ignorancia de ese estado y la imposibilidad total de
poderlo probar [...]. Esto puede ocurrir por omisión o por acción. Lo primero, sucederá,
por ejemplo, cuando para ocultar el nacimiento de un recién nacido, se omite dar cuenta
al registro; lo segundo, cuando se suprime el acta donde consta un nacimiento, tratándose
de personas cuyo estado solo lo constituye ese hecho”.

I) 0605 Verbo rector “alterar”: FONTAN BALESTRA, C. (1998). Derecho Penal.


Parte especial. 15a edición. Buenos Aires: Abeledo Perrot, p. 279. “Alterar el estado civil
significa tanto como modificarlo, sustituir uno por otro, de modo de dar a una persona

779
A rt. 143 L ibro segundo /Parte especial - delitos

un estado civil distinto del verdadero. Pero, lo que se modifica o sustituye es el estado
civil en su totalidad, para lo cual no es necesario que se reemplace un dato por otro, pues
puede bastar con la supresión de ese dato. Esto sucede, v. gr., con la destrucción o alte­
ración de un acta de casamiento, supuesto en el cual solo se suprime, sin reemplazarlo,
el instrumento legal probatorio de la situación de casado; pero, esa supresión altera el
estado civil del individuo, al hacer parecer como no casado a quien es casado. En otros
casos, puede procederse por vía de sustitución, como ocurriría si se altera un acta de naci­
miento haciendo aparecer como matrimonial un hijo que figura como extramatrimonial
o viceversa”.

IHK.IK) Tipo subjetivo: BRAMONT ARIAS, L. A. (1988). Temas de Derecho Penal.


Tomo III. Lima: Sp Editores, p. 49. “Condición esencial para la existencia del delito, es el
‘peijuicio ajeno’. A contrario sensu, la ley admite que la alteración o supresión del estado
civil de una persona puede obedecer a sentimientos nobilísimos que no deben castigarse.
Hay casos en que se altera el estado civil de una persona para beneficiarla, sin perjudi­
car a nadie. Eso sucede muchas veces cuando se adoptan expósitos y no se tienen herede­
ros. El perjuicio puede recaer sobre cualquier interés del ofendido o de un tercero. Puede
ser material o moral (por ejemplo, poner a cargo de una persona una imputación delictiva
o deshonorante), privado o público (por ejemplo, desviar una persecución delictiva), de
familia, pecuniario o de cualquier otra índole”.

¡pIH^ JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Atipicidad de la conducta imputada por falta de imputación


objetiva.

CORTE SUPREMA
J 0882 A tip ic id a d de la conducta im p u ta d a p o r fa lta de im putación objetiva: “El
hecho que en la partida de nacimiento de la menor haya asentado la procesada el nombre
del agraviado como padre de la misma, ello no genera ningún efecto ni vínculo de filia­
ción extramatrimonial; y no habiéndose probado en autos perjuicio contra el agraviado,
como lo exige el artículo ciento cuarenta y tres del Código Penal, la conducta de la pro­
cesada no asume relevancia penal; debiendo de reconducirse la situación filial por la vía
correspondiente” (Ejecutoria Suprema del 10/08/1998, Exp. N° 604-98-La Libertad) .

ARTÍCULO 144 Fingim iento de em barazo o parto


La mujer que finge embarazo o parto, para dar a un supuesto hijo derechos que no
le corresponden, será reprimida con pena privativa de libertad no menor de uno ni
mayor de cinco años.

780
D elitos contra el E stado C ivil A rt. 143

La misma pena privativa de libertad y, además, inhabilitación de uno a tres años,


conforme al artículo 36 inciso 4, se aplicará al médico u obstetra que cooperen en la
ejecución del delito.
N ormas concordantes
C: art. 2 inc. 1); CP: arts. 29, 3 6 inc. 4); 57 a 61, 92, 93, 100, 217, 427, 431; CC: arts. 2,
336, 371; C P P : arts. 135, 143; D U D H : art. 2 incs. 1), 6)

DOCTRINA

Sumario: Sujeto pasivo / Acción típica / Tipo subjetivo / Tentativa y consumación.

I) iihir Sujeto pasivo: GONZÁLEZ RUS, J. J. (2000). “Delitos contra las relaciones
familiares (I)”. En: COBO DEL ROSAL, M. (Director). C o m p en d io d e D e r e c h o P en a l.
P a r te e s p e c ia l. Madrid: Marcial Pons, p. 355. “Sujeto pasivo es el niño cuya adscrip­
ción familiar y estado civil se altera al atribuirle una madre que no es la suya. Ha de tra­
tarse de un niño realmente existente y vivo, pues aunque también los muertos tienen fami­
lia y estado civil, no se lesiona sustancialmente en estos casos el bien jurídico protegido.
Debe ser un recién nacido, pues así lo exige la referencia al parto (en contra, admitiendo
también que pueden serlo quienes todavía no son capaces de percatarse de su pertenen­
cia a una familia)”.

1) (1608 Acción típica: CREUS, C. (1999). D e r e c h o P en a l. P a r t e e s p e c ia l. Tomo I. 6a


edición. Buenos Aires: Astrea, p. 264. “La agente debe fingir para dar a su supuesto hijo
derechos que no le corresponden. Pero sería exagerado exigir que aquella haya querido
actuar específicamente para perjudicar a un tercero, bastaría con que haya podido prever
ese perjuicio como resultado de la constitución de los derechos en cabeza del supuesto
hijo. Por supuesto que, como el tipo presupone un procedimiento engañoso, este no puede
darse cuando el verdadero titular de los derechos o de la expectativa ha prestado su con­
formidad libre y conscientemente, para que la mujer realice el fingimiento (por ejemplo,
cuando el esposo acuerda con la esposa fingir el parto y no existe otra persona que pueda
reclamar los derechos que van a recaer en el supuesto hijo)”.

I) 116(1» Tipo subjetivo: FONTÁN BALESTRA, C. (1998). D e r e c h o P en a l. P a r te


e s p e c ia l. 15a edición. Buenos Aires: Abeledo Perrot, p. 282. “Se trata de un delito doloso.
El elemento subjetivo se completa con el propósito de dar al supuesto hijo derechos que
no le correspondan. No es preciso que el fin perseguido se logre, lo que la ley requiere es
que la preñez o el parto se finjan para dar esos derechos, que por otra parte resultarán de
la ley. Si como dice RIVAROLA, derechos inherentes a un estado civil, que es el que se
crea o supone, de modo que no es forzoso que tales derechos sean patrimoniales”.

IHIDIII Tentativa y consumación: BRAMONT ARIAS, L. A. (1988). T em as d e D e r e ­


c h o P en al. Tomo III. Lima: Sp Editores, pp. 42-43. “El delito se consuma en el momento
y en el lugar en que le niño es presentado por la supuesta madre, con el ánimo de darle

781
A rt. 143 L ibro segundo / Parte especial - delitos

los derechos de un tercero. La tentativa es jurídicamente posible, por ejemplo, si la simu­


lación del proceso del embarazo y de la parición, (o siendo real el embarazo, se frustre el
nacimiento por lo que el niño es sustituido por otro), no denuncien la existencia de una
nueva filiación”.

| Ü JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Fingimiento de embarazo para captar madres gestantes / Fingi­
miento de embarazo para registrar a menor como su hija.

CO RTE SU PREM A

J 0883 F in gim ien to de em barazo p a ra ca p ta r m adres gestantes: “[...] se ha llegado a


establecer que dicha encausada ha participado en el evento criminal desde los actos pre­
paratorios hasta su consumación del hecho criminal, habiendo fingido el embarazo. Par­
ticipando en la extracción del bebé, trasladando a la recién nacida hasta el Hospital de la
Solidaridad con la finalidad de dar legalidad a su alumbramiento y cambiar la identidad a
la menor. Así, de las declaraciones de las dos primeras testigos se puede concluir que, ini­
cialmente fingió su estado de embarazo, luego trazó la idea de captar a diversas madres
gestantes para conducirlas supuestamente hasta el ‘Hogar de la madre’ de Miraflores, afir­
mando que allí se le daría mejor atención médica. Todo esto, con la única intención malé­
vola y delictiva de trasladarlas a diversos lugares, para luego extraerles sus bebés, tal
como sucedió con la agraviada Claudina Lorena Herrera Cárdenas [...]” (R. N. N ° 5 2 6 7 -
2 0 0 8 -L im a, d e l 2 5 /0 8 /2 0 0 9 , f . j . 4, S a la P e n a l T ran sitoria).

<) 0884 F in gim ien to de em barazo p a ra reg istra r a m enor com o su hija: “[...] Se tiene
como hecho cierto y probado que la encausada atendió a la sentenciada en el consultorio
consignado en la historia clínica, un supuesto estado de embarazo [...] la propia senten­
ciada [...] sostuvo que fingió estar embarazada y para ocultar ello, llevaba ecografías de
ofias gestantes, consignando la encausada lo que estas señalaban y lo que advertía de la
evaluada, apreciando que en este caso consignó en la historia clínica de la sentenciada [...]
el haber contrastado su estado de preñez ; y, si bien ello puede operar como un indicador
de participación en los hechos, es de resaltar que a esta apreciación médica no solo llega
la encausada, sino [...] [también] otros profesionales de la salud, [...] conclusión médica
que llega a tener correspondencia con el diagnóstico de puérpera inmediata del Hospi­
tal de la Solidaridad, por lo que, es de colegir que sí es factible asumir que la sentenciada
[...] realizó un conjunto de acciones idóneas para engañar a distintos profesionales de la
salud [...] más aún porque el iter de los acontecimientos nos llevó a establecer que la sen­
tenciada logró que los médicos de la Maternidad de Lima le otorguen un certificado de
alumbramiento con el cual pudo registrar a la menor, hija de la agraviada C.L.H como
hija suya, no apreciando indicio alguno que nos oriente a establecer que la encausada [...]
efectuó aporte causal idóneo para el fingimiento del embarazo de la sentenciada [...], en
consecuencia, su absolución se encuentra arreglada al mérito de lo actuado y a la ley” (R.
N. N ° 2 4 6 3 -2 0 1 0 -L im a , d e l 0 4 /0 5 /2 0 1 1 ,/. j . 7, S a la P e n a l P erm a n en te).

782
D elitos contra el E stado C ivil A rt. 1 4 5

ARTÍCULO 145 Alteración o supresión de la filiación del menor


El que exponga u oculte a un menor, lo sustituya por otro, le atribuya falsa filiación o
emplee cualquier otro medio para alterar o suprimir su filiación será reprimido con
pena privativa de libertad no menor de uno ni mayor de cinco años.
N ormas concordantes
C: art. 2 inc. 1); CP: arts. 12, 29, 45, 5 7 a l 61, 92, 93, 427; C P P 2 0 0 4 : arts. 95 m e. 2, 139
inc. 2; CC: arts. 361, 515 inc. 8); C N A : art. 6

DOCTRINA

Sumario: Concepto de filiación / Conducta típica / Tipo subjetivo / Consumación / Tentativa y


consumación.

I) liliII Concepto de filiación: SALINAS SICCHA, R. (2000). C u rso d e D e r e c h o


P e n a l p e r u a n o . P a r t e e s p e c ia l. Lima: Palestra, p. 80. “En doctrina y en nuestra legisla­
ción se distinguen dos clases de filiación: la matrimonial y la extramatrimonial. La pri­
mera, es el lazo existente entre el hijo natural o adoptado y sus padres ligados por el
vínculo jurídico del matrimonio (arts. 361 al 385 del CC); en tanto que la segunda, es la
relación existente entre los padres y los hijos concebidos o nacidos fuera del matrimonio”
(arts. 386 al 401 del CC)”.

Conducta típica: BRAMONT ARIAS, L. A. (1988). Temas d e D e r e c h o P e n a l.


Tomo III. Lima: SP Editores, pp. 45-46. “Se altera o suprime el estado civil de un niño
por medio de exposición, cuando sin abandonarlo, ya no se lo deja sin vigilancia, se lo
coloca en un lugar que lo desvincula del medio y de las personas que pueden determi­
nar su filiación. [...]. Se altera o suprime el estado civil de un niño por medio de oculta­
ción, cuando se sustrae la existencia del niño al conocimiento de aquellas personas que
deben estar enteradas de su nacimiento, vale decir, de los parientes y allegados. [...] Altera
o suprime el estado civil de un niño por atribución de una afiliación falsa (el empleo
del plural es impropio, porque la filiación es un estado, aunque puede resultar de diver­
sos hechos). Esta atribución de falsa filiación puede ser positiva o negativa, o sea, que el
delito se comete lo mismo cuando se imputan ascendientes falsos que cuando se desco­
nocen los verdaderos. Bajo tres formas puede realizarse este delito; se le atribuye a un
niño, una madre o un padre imaginarios; se niega por terceros maliciosamente y a sabien­
das una paternidad o una maternidad real, despojando así al niño de su verdadera filia­
ción; el padre o la madre del mismo, desconocen también a sabiendas, la maternidad o la
paternidad”.

I) 11613 Tipo subjetivo: SERRANO GÓMEZ, A. (2004). D e r e c h o P en a l. P a r te e s p e ­


cia l. 9a edición. Madrid: Dykinson, p. 317. “La conducta ha de ser dolosa, no importando
cuál fuera el motivo: se quiera tener uno de sexo distinto, por cuestiones de salud, etc. Las
consecuencias del delito son el cambio de familia, lo cual supone otra filiación, con todos
los derechos y deberes que ello supone”.
A rt. 145 L ibro segundo /Parte especial - delitos

I) 11614 Consumación: MUÑOZ CONDE, F. (1999). Derecho Penal. Parte especial.


Valencia: Tirant lo Blanch, p. 289. “Basta con la ocultación o la entrega, no es precisa la
pérdida efectiva del estado civil del hijo, aunque sí es necesario que la intención del sujeto
activo se dirija a ello”.

DU6I5 Tentativa y consumación: BRAMONT ARIAS, L. A. (1988). Temas de Dere­


cho Penal. Tomo III. Sp Editores, p. 46. “El atentado contra el estado civil, [..,] se lleva a
cabo o por medio de exposición o de ocultación o de sustitución o de atribución de falsa
afiliación. En el primer caso, el delito se consuma, en el momento y en el lugar en que
el niño queda librado a su propia suerte; en el segundo, desde el instante en que el naci­
miento se sustrae al conocimiento de las personas que regularmente deben hallarse ente­
radas de ese hecho; en el tercero, desde que se efectúa el cambio; y el cuarto, desde que
medie una falsa imputación, ordinariamente eficaz”.

A JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Atipicidad de la conducta imputada por falta de imputación obje­
tiva / Irregularidad en la inscripción registral del menor no es suficiente para que se con­
figure el delito de alteración o supresión de la filiación de menor.

CORTE SUPREMA
J 0885 A tip ic id a d de la conducta im putada p o r fa lta de im putación objetiva: “[...] c)
que no se ha evaluado adecuadamente las pruebas aportadas, con las que se acredita que
la procesada absuelta, indujo a su difunto hijo para que inscribiera como suya a la hija de
la procesada, a efectos de evaluar debidamente el recurso planteado; esta sala penal de la
Corte Suprema considera pertinente efectuar las siguientes consideraciones: a) que la ins­
cripción de la menor ante la Municipalidad (segunda inscripción) en la cual se consigna
como padre al hijo del agraviado, fue realizada a solicitud de este y no de la procesada,
como puede verse del propio contenido de la partida de nacimiento y de la exhibición
del libro de actas de nacimientos; circunstancia que fue corroborada por la testimonial de
la jefa del Registro Civil; b) que si bien es cierto que la procesada estuvo presente en la
Municipalidad en el momento de la inscripción, no se ha probado que esta hubiese tenido
una participación penalmente relevante, y mucho menos que hubiera inducido al decla­
rante para la realización de la inscripción cuestionada; c) que no existe elemento objetivo
alguno que indique que la procesada a través de acciones concretas determinó la volun­
tad del difunto para realizar la inscripción del menor; d) que tampoco se advierte de los
actuados que la conducta realizada al solicitar la inscripción de la menor hubiera tenido
naturaleza penal -dirigida a falsear la verdad o alterar la filiación de la menor-, pues no se
aprecia indicios de actuación dolosa alguna; por el contrario, se trataría de una conducta
atípica por ausencia de tipicidad subjetiva, lo cual ha sido compulsado por la Sala Supe­
rior, de conformidad con el artículo 284 del Código de Procedimientos Penales” (Ejecuto­
ria Suprema del 11/10/2004, R. N. N° 325-2004-Junín. En: PÉREZ ARROYO, M. (2006).
La evolución de la jurisprudencia en el Perú (2001-2005). Tomo II. luris Consulti - San
Marcos, Lima, p. 915).

784
D elitos contra el E stado C ivil A rt. 146

J 0886 Irre g u la rid a d en la inscripción registral d el m en or no es suficiente p a ra q u e se


configure e l delito de alteración o supresión de la filia ció n de m enor: “De lo actuado, en
especial con la prueba de ADN donde se señala que el acusado es el padre del menor, ha
quedado descartado que los acusados hayan cometido los delitos que se les imputan aun
cuando resulte irregular lo referido al lugar de la inscripción del mencionado menor; lo
que, en todo caso, no altera la paternidad que ambos alegan y no causa perjuicio alguno”
(Ejecutoria Suprema del 27/08/1998, Exp. N° 049-98-Huánuco).

ARTÍCULO 146 M óvil de honor


Si el agente de alguno de los delitos previstos en este capítulo comete el hecho por un
móvil de honor la pena será de prestación de servicio comunitario de veinte a treinta
jornadas.
N ormas concordantes
C: art. 2 inc. 1); C P: arts. 34, 45, 55, 62, 68, 92, 93, 159, 160, 161; C E P : arts. 119, 120,
121; C PP: art. 143

DOCTRINA

Sumario: Tipo subjetivo / Presupuesto material del tipo.

1)061 ó Tipo subjetivo: SALINAS SICCHA, R. (2000). Curso de Derecho Penal


peruano. Parte especial. Lima: Palestra, p. 87. “Para efectos de una correcta aplicación
de la atenuante [...], por móvil honorable no solo debe entenderse al que se relaciona con
el honor propiamente dicho del agente o de su familia, sino también el móvil altruista que
enerva la peligrosidad de la acción delictiva. En ambos casos, el agente, de ningún modo,
busca causar perjuicio ajeno. En consecuencia, estaremos ante un ejemplo de la primera
situación cuando una abuela inscribe como hijo propio a su nieto, para evitar la deshonra
de su hija soltera. En tanto, que se presentará un caso por móvil altruista cuando una
madre, para evitar el sufrimiento de su hija que espera ansiosa la llegada de su primogé­
nito, entrega a su hijo recién nacido a aquella que alumbró el mismo día una criatura que
a la hora en que falleció”.

H i i Tipo subjetivo: BRAMONT-ARIAS TORRES, L. A. y GARCÍA CANTI-


ZANO, M. (1998). Manual de Derecho Penal. Parte especial. Lima: San Marcos, p. 171.
“En este artículo se recoge una atenuante común a todos los delitos contra el estado civil.
Dicha atenuante será aplicada cuando el sujeto activo actúe por un móvil de honor: por
ejemplo, la abuela que inscribe como hijo propio a su nieto, para evitar la deshonra de su

785
A rt. 146 L ibro segundo / Parte especial - delitos

hija que no está casada. Para estos casos está prevista una pena de prestación de servicios
comunitarios de veinte a treinta jomadas”.

_IHIÍilS
_ _ _ _ Presupuesto material del tipo: CREUS, C. (1999). D erecho Penal. P arte
especial. Tomo I. 6a edición. Buenos Aires: Astrea, p. 263. “Con lo dicho se demuestra
que el delito se completa con la presentación de un niño como producto de la preñez y
nacido y del parto supuestos. En el momento de la ejecución del delito debe haber, pues,
un niño vivo, que es otro cuyo estado civil se altera; no se dan las características típicas
ni en la falta de inscripción de un niño inexistente como producto de la falta de preñez y
del falso parto, [...]”.

786
CAPÍTULO III
ATENTADOS CONTRA LA PATRIA POTESTAD

ARTÍCULO 147 Sustracción u omisión de entrega de menor(94)


El que, mediando relación parental, sustrae a un menor de edad o rehúsa entregarlo
a quien ejerce la patria potestad, será reprimido con pena privativa de libertad no
mayor de dos años.
La misma pena se aplicará al padre o la madre u otros ascendientes, aun cuando
aquellos no hayan sido excluidos judicialmente de la patria potestad.

TEXTO ORIGINAL:
Artículo 147.- El que, mediando relación parental, sustrae a un menor de edad o
rehúsa entregarlo a quien ejerce la patria potestad será reprimido con pena priva­
tiva de libertad no mayor de dos años.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:

Prim era modificación: artículo 1 inciso a) de la Ley N° 28760 del 14/06/2006.


(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C: arts. 4, 6; CP: arts. 12, 29, 45, 57, 62, 68, 92; C P P 2 0 0 4 : arts. 95 inc. 2, 139 inc. 2; CC:
arts. 43 inc. 1); 44 inc. 1); 418, 423 inc. 5); 510, 526; C A D H : art. 17 inc. 1); D U D H : art.
1 6 inc. 3); P ID C P : art. 23 inc. 1); C N A : arts. 42, 54, 55, 64, 80

DOCTRINA

Sumario: Bien jurídico / Sujeto activo / Sujeto activo-pasivo / Tipo objetivo / Conducta típica /
Tentativa y consumación.

1)0011) Bien jurídico: VIVES ANTON, T.; BOIX REIG, J.; ORTS BERENGUER, E.;
CARBONELL MATEU, J. y GONZÁLEZ CUSSAC, J. (1999). Derecho Penal. Parte
especial. 3a edición. Valencia: Tirant lo Blandí, p. 334. “Aquí se trata tan solo de no pre­
sentar a los padres y a los guardadores sin justificación para ello al menor de edad [...]. Se
protege la relación familiar y la pertenencia del menor al ámbito de custodia de los padres
[...], es decir, la patria potestad, tutela [...]. No es, desde luego, preciso que se haya produ­
cido quiebra alguna de su seguridad ni peligro para su integridad o vida”.

(94) Artículo vigente conform e a la modificación realizada por el inciso a) del artículo 1 dé la Ley N° 28760
del 14/06/2006.
A rt. 147 L ibro segundo / Parte especial - delitos

I) ll()2il Sujeto activo: CREUS, C. (1999). Derecho Penal. Parte especial. Tomo I.
6a edición. Buenos Aires: Astrea, pp. 319-320. “Ofendido por el delito es el que legítima­
mente ejerce la tenencia del menor de la que es despojado. La legitimidad de la tenencia
puede estar fundada en un derecho reconocido legalmente (patria potestad), en un acto
voluntario por quien tiene potestad para producirlo (tutela dativa), en una sentencia que
lo haya conferido (entrega de la guarda) o en un hecho no contrario a la ley (p.ej., institu­
ción que se hace cargo de un expósito)”.

l)ilo2l Sujeto activo-pasivo: SERRANO GOMEZ, A. (2004). Derecho Penal. Parte


especial. 9a edición. Madrid: Dykinson, p. 322. “Sujeto activo es la persona que temiendo
la custodia de un menor o incapaz se niega a presentarlo a sus padres o guardadores. Sujeto
pasivo es tanto al menor o incapaz como los padres o guardadores que lo reclaman”.

H l Tipo objetivo: BRAMONT ARIAS, L. A. (1988). Temas de Derecho Penal.


Tomo III. Lima: Sp Editores, p. 52. “Substraer significa trasladar al menor a un lugar dis­
tinto de aquel en que se encuentra bajo el amparo de sus padres, guardadores o encarados
de su custodia. La esfera de custodia puede emanar de una situación de hecho o de dere­
cho (padres, tutores, maestros, simples cuidadores temporarios). [...] Rehusar la entrega
a sus padres, tutores o encargados de su custodia, significa no querer, excusar o no acep­
tar la entrega del menor. El hecho de rehusar presupone que el menor ya está en poder
del agente, porque la substracción se ha producido por obra de un tercero, pues el rehusa-
miento es una acción subordinada”.

|¡J 2 ¡2 || Conducta típica: MAGGIORE, G. (1986). Derecho Penal. Parte especial.


Volumen IV. 3a edición. Bogotá: Temis, pp. 1246-1247. “La sustracción se comete al lle­
varse al menor de un lugar a otro -abductio de loco i locum- (de la casa, del colegio, de
la calle), sacándolo de la esfera de vigilancia de los que ejercen sobre el la patria potes­
tad o la autoridad de tutor. No importa la duración de la sustracción, o por lo menos no
puede establecer a priori; puede ser larga o breve y constituir violación de la patria potes­
tad, según el criterio de juez, el cual solo tiene una obligación: la de comprobar, sin tener
en cuenta esa duración, si el menor lúe efectivamente sustraído a la esfera de influencias
de su padre. [...] El concepto de “sustracción” implica siempre una acción material y no
puramente moral. Por lo tanto, no hay sustracción al inducir al menor que se tugue. El
hecho es jurídico si se comete en ejercicio de alguna potestad jurídica sobre la persona
del menor (así, aquel de los padres no separados, que es titular de la patria potestad, no
comete delito si le sustrae el hijo al otro cónyuge; y si se trata de padres separados, no
comete delito, si lo sustrae al otro cónyuge, el que por ley o por sentencia tiene derecho
de llevar consigo a los hijos)”.

jU ¡ f 2 | Tentativa y consumación: BRAMONT ARIAS, L. A. (1988). Temas de Dere­


cho Penal. Tomo III. Lima: Sp Editores, p. 53. “En la hipótesis de la substracción de
menores, el delito es instantáneo y se consuma con la substracción, esto es, con el tras­
lado del menor de su esfera de protección legal o de hecho al poder del agente. Sin este
resultado de hecho, lo que podría ocurrir sería una simple tentativa. En el caso de rehu­
sar la entrega del menor [...], el delito es de carácter permanente, y la tentativa jurídica­
mente es posible”.

788
Atentados contra la Patria P otestad A rt. 148

gróg JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTES SUPERIORES: Elementos normativos de la imputación objetiva y subjetiva


en el delito de sustracción de menor.

CORTES SUPERIORES
J 0887 Elementos normativos de la imputación objetiva y subjetiva en el delito de sus­
tracción de menor: “En el delito sub judice (sustracción de un menor) se requiere nece­
sariamente cumplir con el elemento de tipicidad objetiva contenido en el hecho que el
agente debe conocer que se le ha privado del ejercicio de la patria potestad, y a sabiendas
de ello sustrae o retiene al menor de quien sí posee ejercicio legal mencionado; además,
debe de concurrir el elemento de tipicidad subjetiva consistente en el dolo constituido en
el hecho que el agente debe actuar a sabiendas de que existe tal impedimento legal” (Eje­
cutoria Superior, del 30/06/1998 Exp. N° 1486-98-Lima).

ARTÍCULO 148 Inducción a la fuga de menor


El que induce a un menor de edad a que se fugue de la casa de sus padres o de la de
su tutor o persona encargada de su custodia será reprimido con pena privativa de
libertad no mayor de dos años o con prestación de servicio comunitario de veinte a
cincuentidós jornadas.
N ormas concordantes
C: arts. 4, 6; C P: arts. 12, 29, 33, 45, 52, 55, 57, 62, 68, 92; C P P 2 0 0 4 : arts. 95 inc. 2, 139
inc. 2; C E P : arts. 1 1 9 ,1 2 0 ,1 2 1 ; CC: arts. 340, 418, 423 inc. 5); 463, 502, 510, 526; C A D H :
art, 17 inc. 1); D U D H : art. 16 inc. 3), P ID C : art. 23 inc. 1); C N A : art. 75 inc. d)

DOCTRINA

Sumario: Bien jurídico / Conducta típica / Acción típica / Consumación.

______
I) 1)625 Bien jurídico: BRAMONT ARIAS, L. A. (1988). Temas de Derecho Penal.
Tomo III. Lima: Sp Editores, p. 54. “El objeto específico de la tutela penal es el interés del
Estado de salvaguardar la familia contra la inducción de un menor a la fuga de la casa de
sus padres, tutores o encargados de su persona, porque ello constituye una lesión al dere­
cho de la patria potestad y de la tutela”.

I) 0626 Conducta típica: GONZÁLEZ, J. (2000). Compendio de Derecho Penal


español. Parte especial. Madrid: Marcial Pons, p. 361. “La conducta típica consiste en
inducir al abandono del domicilio familiar o lugar de residencia del menor o incapaz.

789
A rt. 1 4 8 L ibro segundo / Parte especial - delitos

La inducción ha de ser directa y eficaz, en el sentido de que sea ella la que ha creado
una voluntad de fuga que no existía antes de la intervención ajena. Para la consuma­
ción se requiere, sin embargo, que el inducido haya abandonado tales lugares, debiendo
considerarse atípica la inducción que no va seguida del abandono”.

UJIJIJII Acción típica: CREUS, C. (1999). D erecho Penal. P a rte especial. Tomo I.
6a edición. Buenos Aires: Astrea, p. 322. “Inducir significa aconsejar seriamente al menor
para que se fugue, no es suficiente la simple manifestación a él formulada de la conve­
niencia de que lo haga o la alabanza de la acción de un tercero que adoptara esa conducta:
el agente tiene que desplegar toda una actividad destinada a persuadir al menor para que
se fugue, es decir, a que abandone el lugar donde se encuentra, sea la casa de sus padres,
tutores, encargados o guardadores, o un domicilio distinto, en que se encuentra a dispo­
sición de ellos o con su anuencia (colegio, institución militar o religiosa, etc.); no cons­
tituye el delito inducirlo a que salga por allí por lapsos más o menos prolongados, pero
con la voluntad de volver, pues tal conducta no constituye el abandono propio de la fuga”.

Consumación: SERRANO GÓMEZ, A. (2004). D erecho Penal. P arte espe­


cial. 9a edición. Madrid: Dykinson, p. 324. “La consumación se produce en el momento
del abandono del domicilio o lugar de residencia. No obstante, quedaría en grado de ten­
tativa si la inducción, pese a ser susceptible de tener éxito, no se llega a provocar el aban­
dono; también, sería tentativa si el sujeto es retenido cuando pretende abandonar el domi­
cilio, o incluso inmediatamente después de llevarlo a cabo si no se llega a materializarse
el abandono en sí. No cabe la comisión por omisión”.

Mm JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Imposición de la pena en atención a las condiciones personales


del encausado. JURISPRUDENCIA EXTRANJERA: Objeto o finalidad que busca pro­
teger el tipo penal del artículo 148 del CP.

CORTE SUPREMA
J 0888 Im posición de la p e n a en atención a las condiciones p erso n a les del encau­
sado: “[...] Que, del análisis de las diligencias y pruebas actuadas se ha establecido que
el encausado M.A.O.S., bajo falsas promesas y aprovechando la ingenuidad de la menor,
cuya identidad se preserva conforme a ley, indujo a la fuga de su hogar, conduciéndole en
primer término a la localidad de Huaral y posteriormente a Chepén, presentándola a sus
familiares como su ‘enamorada’ permaneciendo en dichos lugares por espacio de casi dos
meses, lapso en el cual bajo intimidación la obligó mantener relaciones sexuales, perju­
dicando la integridad sexual de la menor conforme se acredita con el certificado médico
legal de fojas veintiocho; que, aun cuando el ilícito sub materia reviste gravedad; sin
embargo, para los efectos de la imposición de la pena al citado encausado, debe tenerse
en cuenta la foima y circunstancias de la comisión del evento, así como sus condiciones
personales, dado que se trata de una persona de escasa cultura y el medio social en que se
desarrollaron los hechos, resultando pertinente aplicar el principio de proporcionalidad;

790
Atentados contra la Patria P otestad A rt. 148-A

teniendo en cuenta además, la función preventiva y resocializadora de la pena estableci­


das en los artículos octavo y noveno, respectivamente, del Título Preliminar del Código
Penal [...]” (Exp. N° 3756-2002-Lima, del 28/03/2003, Sala Penal Permanente).

JURISPRUDENCIA EXTRANJERA
J 0889 O bjeto o fin a lid a d qu e busca p ro teg er e l tipo p e n a l del artículo 148 d el CP: “Es
un precepto que tutela al menor, protegiéndole mediante la permanencia en el hogar fami­
liar, tutela y vigilancia de sus guardadores que tienen la obligación en todo momento de
velar por su bien. La extracción, aunque sea con su consentimiento de ese ambiente pro­
tector, atenta no solo a sus derechos y deberes de los que la ley o resolución judicial deben
velar por el bien del menor, sino que le quedan a este inerme y a merced de terceros que
ataca esta esfera de intimidad familiar protectora a la que tienen derecho. Es un ataque
de doble vertiente y que ordinariamente se presenta en males contra la vida, la libertad,
la integridad, la sexualidad de estos menores siendo esta la ratio essendi del precepto. La
menor, tras largo tiempo de relaciones sexuales con el recurrido, prestó su consentimiento
para huir del pueblo con el procesado, viajando a varias capitales, hasta que no regresó a
las pocas fechas y aunque no consta cuantos días estuvo fuera de su casa, el hecho es que
está claro que fueron varias fechas, que el consentimiento de la menor no tiene relevancia
en el presente caso, pues el CP valora el delito por el resultado: abandono de la casa y no
están facultados legalmente para consentir los ataques a las esferas de protección penal de
los menores. Con lo que reunieron todos los requisitos precisos para la concurrencia del
delito” (STS del 11/03/98. En: CONDE-PUMPIDO FERREIRO, C. (1997). Código Penal
español: Docttána y jurisprudencia. Tomo II. Trivium, Madrid, p. 2478).

ARTÍCULO 148-A Instigación o participación en pandillaje pernicioso(95)


El que participa en pandillas perniciosas, instiga o induce a menores de edad a parti­
cipar en ellas, para atentar contra la vida, integridad física, el patrimonio o la liber­
tad sexual de las personas, dañar bienes públicos o privados u ocasionar desma­
nes que alteren el orden público, será reprimido con pena privativa de libertad no
menor de diez ni mayor de veinte años.
La pena será no menor de veinte años cuando el agente:
1. Actúa como cabecilla, líder, dirigente o jefe.
2. Es docente en un centro de educación privado o público.
3. Es funcionario o servidor público.
4. Instigue, induzca o utilice a menores de edad a actuar bajo los efectos de bebi­
das alcohólicas o drogas.

(95) Artículo vigente conforme a la m odificación realizada por la segunda disposición com plem entaria
m odificatoria del Decreto Legislativo N° 1204 del 23/09/2015.

791
A r t . 148-A L ibro segundo /Parte especial - delitos

5. Utilice armas de fuego, armas blancas, material inflamable, explosivos u objetos


contundentes o los suministre a los menores.

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 148-A {9S). - El que instiga o induce a menores de edad a participar en pan­
dillas perniciosas, o actúa como su cabecilla, líder o jefe, para cometer las infrac­
ciones previstas en el Capítulo III-A del Título III del Libro Cuarto del Código de los
Niños y Adolescentes, será reprimido con pena de privada de libertad no menor de
diez (10) no mayor de veinte (20) años.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Prim era modificación: artículo 2 del Decreto Legislativo N° 982 del 22/07/2007.
A rtícu lo 1 4 8 -A .- El que participa en pandillas perniciosas, instiga o induce a meno­
res de edad a participar en ellas, para cometer las infracciones previstas en el
Capítulo IV-del Título II de Libro IV del Código de los Niños y Adolescentes, así
como para agredir a terceras personas, lesionar la integridad física o aten tar contra
la vida de las personas, dañar bienes públicos o privados, obstaculizar vías de comu­
nicación u ocasionar cualquier tipo de desmanes que alteren el orden interno, será
reprimido con pena privativa de libertad no menor de diez ni mayor de veinte años.
La pena será no menor de veinte años cuando el agente:
1. Actúa como cabecilla, líder, dirigente o jefe.
2. Es docente en un centro de educación privado o público.
3. Es funcionario o servidor público.
4. Induzca a los menores a actuar bajo los efectos de bebidas alcohólicas o drogas.
5. Suministre a los menores, armas de fuego, armas blancas, material inflamable,
explosivos u objetos contundentes.
Segunda modificación: segunda disposición complementaria modificatoria del
Decreto Legislativo N° 1204 del 23/09/2015.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes

C R P A : art. 1 y ss.; C P P 2 0 0 4 : arts. 95 inc. 2, 139 inc. 2, 2 9 8 inc. 1 lit. a 96

(96) A rtículo conform e a la incorporación realizada por la prim era disposición com plem entaria y final del
D ecreto Legislativo N° 899 del 28/05/1998.

792
C A P ÍT U L O IV
O M IS IÓ N DE A S IS T E N C IA F A M IL IA R

ARTÍCULO 149 O m isión de prestación de alimentos


El que omite cumplir su obligación de prestar los alimentos que establece una reso­
lución judicial será reprimido con pena privativa de libertad no mayor de tres años,
o con prestación de servicio comunitario de veinte a cincuentidós jornadas, sin per­
juicio de cumplir el mandato judicial.
Si el agente ha simulado otra obligación de alimentos en connivencia con otra per­
sona o renuncia o abandona maliciosamente su trabajo la pena será no menor de
uno ni mayor de cuatro años.
Si resulta lesión grave o muerte y estas pudieron ser previstas, la pena será no menor
de dos ni mayor de cuatro años en caso de lesión grave, y no menor de tres ni mayor
de seis años en caso de muerte.
N ormas concordantes
C: arts. 2 irte. 24) lit. c); 4, 6; CP: arts. 12, 25, 29, 33, 34, 45, 52, 57, 62, 68, 92, 178; CPP:
arts. 143, 239, 241; C C: arts. 2, 287, 291, 472; D U D H : art. 25 inc. 2; C N A : arts. 2, 8, 21,
75 inc. j) ; 96; C A D H : art. 7 inc. 7); 17 inc. 4); 19

DOCTRINA

Sumario: Bien jurídico / Acción típica / Tipo subjetivo / Tentativa y consumación.

I) 062*) Bien jurídico: SERRANO GÓMEZ, A. (2004). Derecho Penal. Parte espe­
cial. 9a edición. Madrid: Dylcinson, p. 328. “Dentro del bien jurídico tutelado destaca la
protección de la familia en cuanto a los derechos y obligaciones que le son inherentes
como miembro de la misma”.

I) 063» Acción típica: SALINAS SICCHA, R. (2000). Curso de Derecho Penal


peruano. Parte especial. Lima: Palestra, p. 116. “El delito de omisión de asistencia fami­
liar se constituye en un ejemplo representativo de los delitos de omisión propia. El agente
omite cumplir sus deberes legales de asistencia alimenticia, pese a que existe una resolu­
ción judicial que así lo ordena. El autor de este delito omite realizar lo que se le exige a
través de una orden judicial, esto es, prestar alimentos al agraviado”.

I) 0631 Tipo subjetivo: MUÑOZ CONDE, F. (1999). Derecho Penal. Parte especial.
Valencia: Tirant lo Blanch, p. 301. “En este delito solo es punible la comisión dolosa del
mismo, por tanto, es preciso que el sujeto sepa que tiene obligación de realizar los pagos
y que, sin embargo, no quiera hacerlo. Pero obviamente, [...] es necesario que esas obli­
gaciones estén ya previamente establecidas”.

793
A rt. 1 4 9 L ibro segundo / Parte especial - delitos

I) 0632 Tentativa y consumación: RODRIGUEZ NÚÑEZ, A. (2013). En: Delitos y


faltas. La parte especial del Derecho Penal. LAMARCA PÉREZ, C. (Coordinadora). 2a
edición. Madrid: Colex, p. 288. “Es un delito de mera actividad por lo que no se requiere
de un resultado perjudicial posterior distinto del que ya produce la falta de percepción de
la prestación establecida. La consumación se produce con el impago de las cantidades
en los periodos típicos establecidos, aunque sus efectos se prolongan hasta que cesa el
incumplimiento si interrupción o se produce el enjuiciamiento. [...] No es posible la ten­
tativa. Los actos preparatorios son atipicos”.

Mlk JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Legalidad de la penalización del incumplimiento


de deberes alimentarios / Tribunal Constitucional vs. Poder Judicial (se reitera que no es
necesario apercibir al condenado para revocar la condicionalidad de la pena en un caso
de omisión de prestación de alimentos). ACUERDO PLENARIO: Alcances del proceso
inmediato en los delitos de omisión a la asistencia familiar (legitimidad constitucional
del proceso inmediato reformado). CORTE SUPREMA: El pago de las pensiones adeu­
dadas como regla de conducta. CORTES SUPERIORES: El pago tardío de la deuda ali­
mentaria no incide en la configuración del ilícito penal; sin embargo, representa un ate­
nuante genérico para la imposición de la pena / Configuración del error de prohibición
en el delito de omisión a la asistencia familiar / Validez de la notificación efectuada en
el domicilio procesal que conmina al pago de las pensiones devengadas en el delito de
omisión de asistencia familiar.

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

J 0890 L eg a lid a d de la p en alización del incum plim iento d e deberes alim entarios: “El
artículo 2, inciso 24), literal c, de la Constitución Política del Estado señala, como uno
de los contenidos constitucionalmente garantizados de la libertad y seguridad personal,
que ‘no hay prisión por deudas. Este principio no limita el mandato judicial por incum­
plimiento de deberes alimentarios’. En ese sentido, el Tribunal Constitucional considera
que cuando el citado artículo prohíbe la prisión por deudas, con ello, se garantiza que las
personas no sufran restricción de su libertad locomotora por el incumplimiento de obliga­
ciones, cuyo origen se encuentra en relaciones de orden civil. La única excepción a dicha
regla se da, como la propia disposición constitucional lo señala, en el caso del incumpli­
miento de deberes alimentarios, toda vez que, en tales casos, están de por medio los dere­
chos a la vida, la salud y a la integridad del alimentista, en cuyo caso el juez competente
puede ordenar la restricción de la libertad individual del obligado. Sin embargo, tal pre­
cepto —y la garantía que ella contiene- no se extiende al caso del incumplimiento de pagos
que se establezcan en una sentencia condenatoria. En tal supuesto, no es que se privile­
gie el enriquecimiento del erario nacional o el carácter disuasorio de la pena en desme­
dro de la libertad individual del condenado, sino, fundamentalmente, la propia eficacia
del poder punitivo del Estado y los principios que detrás de ella subyacen, como son el
control y la regulación de las conductas de acuerdo con ciertos valores y bienes jurídicos

794
O misión de A sistencia Familiar A rt. 149

que se consideran dignos de ser tutelados” (STCExp. N° 2982-2003-HC/TC-Lima, caso:


Jorge Eduardo Reátegui Navarrete, del 05/07/2004,/. j. 2).

J 0891 Tribunal C onstitucional vs. P oder Ju dicial (se reitera q u e no es necesario


apercibir a l con denado p a ra revocar la condicionalidad de la p e n a en un caso de om i­
sión de p resta ció n de alim entos): “F. J. 4. El artículo 59 del Código Penal establece ante
el incumplimiento del pago de la reparación civil, la facultad del juez para determinar de
acuerdo a su criterio y las circunstancias del caso particular las siguientes acciones: ‘ 1.
Amonestar al infractor; 2. Prorrogar el periodo de suspensión hasta la mitad del plazo ini­
cialmente fijado; y, 3. Revocar la suspensión de la pena’. F. J. 5. La aplicación de medi­
das por incumplimiento de reglas de conducta, que incluye la revocación de la condicio­
nalidad de la pena, no requiere de ningún requisito de procedibilidad previo, por lo que
bastaría que se configuraran los hechos previstos en la norma (es decir, la falta del cumpli­
miento de las reglas de conducta o la condena por la comisión de otro delito) para proce­
der a la revocación. El órgano jurisdiccional no se encuentra obligado a apercibir al sujeto
inculpado que incumpla las reglas de conducta o que haya sido condenado nuevamente
para imponer las medidas previstas en el mencionado artículo 59 del Código Penal; cons­
tituye una facultad del juez determinar de acuerdo a su criterio y las circunstancias del
caso particular las acciones previstas en el artículo citado. F. J. 6. En el caso de autos, [...]
obra la Resolución N° 17, de fecha 5 de octubre de 2009, por la que el favorecido fue con­
denado como autor del delito confia la asistencia familiar, omisión de asistencia familiar,
modalidad de incumplimiento de obligación alimentaria en agravio de Y.M.S.R, R.F.P.S
y M.F.P.S; es decir, que la obligación de pagar las pensiones alimenticias devengadas no
están referidas exclusivamente a don R.F.P.S; por consiguiente, existe una obligación por
parte del favorecido para el pago de las pensiones alimenticias devengadas respecto de
las otras dos agraviadas. F. J. 7. Según se aprecia de autos, ha existido por parte del favo­
recido un reiterado incumplimiento de los requerimientos efectuados por el juzgado res­
pecto del pago de las pensiones alimenticias devengadas. En efecto, [...] obran las diver­
sas resoluciones por las que el juzgado requirió al favorecido el pago de las pensiones
alimenticias y, ante el reiterado incumplimiento, pese a los apercibimientos decretados, se
expidió la Resolución N° 34, de fecha 29 de octubre del 2010 [...], por la que se revocó la
suspensión de la ejecución de la pena, la misma que fue confirmada por Resolución N° 5,
de fecha 8 de abril del 2011, [...]. En consecuencia es de aplicación, a contrario sensu, el
artículo 2 del Código Procesal Constitucional” (STCExp. N ° 04897-2011-PHC/TC-Lam-
bayeque, caso: David Palomino Távara, del 31/01/2012, ff.jj. 4, 5, 6 y 7).

ACUERDOPLENARIO
J 0892 A lcan ces d e l pro ceso inm ediato en los delitos de om isión a la asistencia fa m i­
liar (legitim idad con stitu cion al d e l proceso inm ediato reform ado): “F. J. 13. El proceso
inmediato reformado, en tanto en cuanto se circunscriba a los delitos evidentes y a los
supuestos de investigación simple o sencilla en modo alguno afecta el debido proceso, la
tutela jurisdiccional y la defensa procesal. No es un proceso configurado legalmente para
condenar a los imputados. Precisamente, la realización de las audiencias de incoación y
de juicio permite esclarecer probatoriamente el hecho punible con pleno cumplimiento
de los principios de contradicción, igualdad, publicidad, inmediación y oralidad. No es,

795
A rt. 1 4 9 L ibro segundo /Parte especial - delitos

pues, un proceso ‘ofensivo’ tendente a condenar irremediablemente al imputado. El rigor


para dilucidar la existencia de sus presupuestos materiales y la ulterior de actuación con­
tradictoria de la prueba, afirman la vigencia de la garantía de presunción de inocencia.
Por consiguiente, si el resultado probatorio no arroja la presencia de prueba legal, fiable,
corroborada y suficiente -que son elementos insustituibles para cumplir con esta garan­
tía-derecho fundamental-, el juez está en la obligación de dictar sentencia absolutoria. F.
J. 14. [...] B. Los delitos de omisión de asistencia familiar vulneran las obligaciones civi­
les impuestas a quienes tienen familia y lesionan y/o ponen en peligro, por los actos abu­
sivos de aquellos, la propia existencia y demás condiciones de vida de los alimentistas,
limitando sensiblemente su derecho de participación social. En consecuencia, el ámbito
de protección se tunda en la ‘seguridad’ de los propios integrantes de la familia, basa­
das en deberes asistenciales y cuya infracción es la base del reproche penal. F. J. 15.
En la incoación del proceso inmediato por delitos de omisión de asistencia familiar [...],
según el apartado 4), del artículo 446 del NCPP, como anteriormente se aclaró, pareciera
que no hace falta que concurran los presupuestos y requisitos de evidencia delictiva y de
ausencia de complejidad. Tal conclusión interpretativa, no obstante, no es de recibo en sus
estrictos términos. La justificación constitucional del proceso inmediato -su fundamento
material- se basa, precisamente, en ambas nociones. Sin ellas, se vulnera la garantía de
defensa procesal y se restringe irrazonablemente la garantía de tutela jurisdiccional, pues
se propendería a la emisión de sentencias con prueba inidónea y con un nivel de celeri­
dad que conspiraría contra la regularidad y equidad del proceso jurisdiccional. El delito
de omisión de asistencia familiar, por su propia configuración típica, exige la previa deci­
sión de la justicia civil que se pronuncie acerca del derecho del alimentista y de la obli­
gación legal del imputado, de la entidad del monto mensual de la pensión de alimentos
y del objetivo incumplimiento del pago, previo apercibimiento, por el deudor alimenta­
rio. Es claro que tales elementos no son los únicos para fundar el juicio de culpabilidad
ni necesariamente determinan la imposición de una sentencia condenatoria -la posibili­
dad de actuar es esencial, pues lo que se pena no es el ‘no poder cumplir’, sino el ‘no que­
rer cumplir’ (STSE 1148/1999, de 28 de julio); es la consecuencia de la cláusula gene­
ral de salvaguarda propia de los comportamientos omisivos, según la cual solo comete un
delito de dicha estructura quien omite la conducta debida pudiendo hacerlo [Prats Canut,
José Miguel. Comentarios, obra citada, p. 4 5 9 ]-, pero son suficientes —vista la corrección
del juicio civil, y siempre que sea así- para estimar en clave de evidencia delictiva -y en
principio-, la admisión y procedencia del proceso inmediato, que no lo es necesariamente
para la condena. [...]” (Acuerdo Plenario N ° 2-2016/C IJ-ll6 sobre “Procesopenal inme­
diato reformado. Legitimación y alcances”, del 01/06/2016, ff. jj. 13, 1 4 y 15, IIPleno
Jurisdiccional Extraordinario de las Salas Penales Permanente y Transitoria).

CO RTE SUPREM A

J 0893 E l p a g o de las p en sio n es adeu dadas com o regla de conducta'. “F. J. 3. Que,
para el caso de autos el referido artículo cincuenta y ocho del Código Penal, fija como
una de las reglas de conducta: 'Reparar los daños ocasionados por el delito, salvo que
demuestre que está en imposibilidad de hacerlo’; justamente la ratio del delito de omi­
sión a la asistencia familiar es sancionar al infractor que incumple dolosamente con su

796
Omisión de A sistencia Familiar A rt. 149

obligación alimentaria judicialmente declarada, puesto que con ello ocasiona un grave
perjuicio a la salud del sujeto pasivo del delito, quien se encuentra privado de satisfacer
sus necesidades más apremiantes para poder desarrollarse de manera normal; por tanto,
dicha circunstancia se enmarcaría perfectamente dentro de la regla de conducta antes des­
crita. F. J. 4. Que, teniendo en cuenta lo expuesto en el considerando anterior se concluye
que, en el delito de omisión de asistencia familiar, la restitución de las pensiones adeu­
dadas (originadas del incumplimiento de la obligación alimentaria) por el sentenciado,
es factible de ser considerada como una de las regla de conducta para la suspensión con­
dicional de la pena que ha de cumplir este, por tanto, lo resuelto por la sala superior se
encuentra arreglada a ley [...]” (R. N. N °2113-2005-H uánuco, del 27/06/2005, ff. jj. 3 y
4, P rim era Sala Transitoria)

CO RTES SUPERIO RES


J 0894 E l p a g o tardío de la deu da alim entaria no incide en la configuración d el ilícito
p e n a l; sin em bargo, representa un atenuante gen érico p a ra la im posición de la p e n a :
“La sala considera que, el pago tardío de la obligación alimentaria no afecta la imputación
concreta por delito de omisión a la asistencia familiar, como en efecto ha sido correcta­
mente valorado por el juez, por tanto, el pago tardío del íntegro de la deuda alimentaria,
con posterioridad a la sentencia impuesta no afecta la realización del hecho delictivo; sin
embargo, este pago tardío de la deuda alimentaria sí tiene directa incidencia en la deter­
minación concreta de la pena, por mandato del artículo 46 literal ‘f ’ del Código Penal.
En ese sentido, es relevante citar el auto de vista, expedido por la Sala Penal de Apela­
ciones de la Corte Superior de Moquegua, expediente N° 00303-2014-22-2801-JR-PE-
02, caso Aguilera Silva, pues considera los efectos jurídicos del pago tardío para emitir
una decisión razonable. En efecto, es indudable que el cumplimiento del mandato judi­
cial, aun tardíamente debe tener un efecto jurídico, ciertamente no en el hecho punible
ya configurado, pero si en la pena impuesta en su sentido cuantitativo o cualitativo. Con
todo lo señalado, el pago tardío es un elemento relevante, para determinar la pena, pues
conforme lo señala el artículo 46 literal f del Código Penal, es considerado como una ate­
nuante genérica; por consiguiente, sirve para determinar la pena en el marco concreto
intermedio. Entonces, son dos las circunstancias que tiene el imputado para determinar la
pena concreta: i) la circunstancia atenuante genérica -reparación civil-, y ii) los antece­
dentes penales. No puede considerarse como circunstancia agravante la regla de conducta
de ‘no cometer otro delito’ porque ese es un mandato general para todos los ciudadanos y
tiene operatividad solo al interior del proceso en el que se le imputa. Más aún, que nuestro
Derecho Penal es de acto y no de autor, por lo que no se puede considerar para la agrava­
ción de la pena hechos de otros procesos, debiendo ser aplicados únicamente los previs­
tos legalmente en el artículo 46 del Código Penal. Bajo esta premisa, proporcionalmente
corresponde fijar la pena en el tercio intermedio del marco concreto, estableciéndose en
un año y seis meses de pena privativa de libertad con el carácter de efectiva [...]. Con­
forme se tiene, y estando a que el pago completo de la reparación civil, incide en el núcleo
del objeto del proceso, carece de completa razonabilidad que se le imponga una pena
efectiva, dado que el pago tardío del total de la deuda alimentaria es un reflejo de que ha
comprendido el mensaje normativo y es previsible que no volverá a incurrir en un ilícito

797
A rt. 149 L ibro segundo /Parte especial - delitos

similar, cumpliéndose de esta manera con el carácter de prevención especial que la Cons­
titución asigna a la pena” (Exp. N° 6094-2014-Arequipa, del 04/05/2017, f. j. 3.5, Corte
Superior de Justicia de Arequipa).

J 0895 C onfiguración de error de p ro h ib ició n en e l delito de om isión a la asistencia


fa m ilia r: “Del error de prohibición: a. Corresponde al ámbito de impugnación la razón
de que J.S.P.H. no cumplió con la resolución que le obliga al pago de la obligación ali­
mentaria porque no es su hija, este extremo no es solo parte de la defensa material sino de
la defensa técnica; en consecuencia, un pronunciamiento respecto a estos errados funda­
mentos si corresponde al ámbito de impugnación, b. Para que exista culpabilidad, tienen
que reunirse tres elementos: la imputabilidad, la exigibilidad de la conducta y el conoci­
miento de la antijuridicidad, el desconocimiento de la antijuridicidad -aquel que confi­
gura el error de prohibición-, determinando que el autor no comprenda el carácter delic-
tual de su comportamiento. El error de prohibición puede ser vencible o invencible: i) es
vencible cuando el sujeto activo con una diligencia adecuada hubiera superado el error en
el que se encuentra, este error solo disminuye la culpabilidad, i i) es invencible cuando el
sujeto activo no hubiera superado el error en el que se encontraba por mas diligencia que
hubiera puesto, este error sí elimina la culpabilidad en su totalidad, c. Está probado que
J.S.P.H., no cumplió con el pago de alimentos; empero, esta omisión corresponde a que
consideraba que la menor M.A.P.R., no es su hija y por tanto, no le correspondía el pago
de la obligación alimentaría; es claro el error en la apreciación del Derecho por parte del
procesado [desconocía que para la configuración del ilícito penal de omisión a la asis­
tencia familiar es irrelevante la filiación cierta o incierta con el alimentista], este error de
apreciación jurídica se evidencia en el procesado con la petición que este realiza de una
pericia de ADN al juzgado, dado que tenía la seguridad que al no ser padre biológico de
la menor no le correspondía esa obligación alimentaria. Este error disminuye la punibi-
lidad. d. Del proceso se aprecia que la posición de la defensa técnica es que el imputado
no tiene la obligación de asistir con una pensión de alimentos, porque la agraviada no es
su hija. Es la defensa técnica -pública- quien orienta los actos defensivos del imputado;
así, en lugar de permitir que el imputado supere el error, lo asienta más en su creencia
eiTÓnea de que no está obligado a cumplir con el mandato judicial (error de prohibición
de mandato). Precisamente esta situación de error es lo que configura el error de prohi­
bición en el imputado y este es un dato objetivo que fluye de los propios fundamentos de
la apelación. No pasa desapercibido para la sala que el imputado solo tiene grado de ins­
trucción incompleta, en ese orden, asume como cierto los consejos de su defensa jurídica;
empero, esta no ha sido lo suficientemente idónea para que supere el error de apreciación
jurídica —error de prohibición—; es esta situación que lo ha determinado a no cumplir con
la obligación alimentaría en la creencia de que se encontraba amparado por el Derecho.
Por tanto, la culpabilidad atribuida al imputado es mínima y corresponde imponerle solo
una reserva del fallo condenatorio, e. Sin embargo, es preciso indicar que, si bien es cierto
se tiene objetivamente un resultado de ADN el que arroja que la menor M.S.P.R -agra­
viada—, no es hija biológica del señor J.S.P.H. -sentenciado-; dicha información no puede
ser merituada como dato constitutivo de derechos —ex nun- la filiación cierta o incierta
O misión de A sistencia Familiar A rt. 149

del omitente con el alimentista no puede ser objeto de análisis en este proceso penal;
pues debe tenerse en cuenta que la configuración del ilícito penal de omisión de asisten­
cia familiar no se da con la filiación padre-hijo, sino con una sentencia de alimentos que
ordena un pago, con un requerimiento ante el incumplimiento de dicho pago y una posi­
bilidad de pago del sentenciado” (Exp. N° 70-2017-Arequipa, del 23/05/2017, f. j. 4.2.,
Corte Superior de Justicia de Arequipa).
J 0896 Validez d e la notificación efectuada en el dom icilio p ro cesa l q u e conm ina a l
p a g o de las p e n sio n e s devengadas en e l delito de om isión d e asistencia fa m ilia r: “F. J.
3. Que, el delito de omisión de asistencia familiar imputado al sentenciado se encuentra
descrito en la primera parte del numeral ciento cuarenta y nueve del Código Penal, que
a la letra señala: ‘El que omite cumplir su obligación de prestar los alimentos que esta­
blece una resolución judicial será reprimido con pena privativa de libertad no mayor de
tres años, o con prestación de servicio comunitario de veinte a cincuenta y dos joma­
das, sin perjuicio de cumplir el mandato judicial F. J. 4. Que, si bien es cierto, de la
revisión de autos, se aprecia que el requerimiento de pago de las pensiones devengadas,
contenido en la resolución número cuatro obrante en copia certificada [...], ha sido noti­
ficado al procesado en su domicilio procesal, también lo es, que no existe norma legal
que ordene a la judicatura notificar al demandado tanto en su domicilio real como pro­
cesal, siendo menester citar las siguientes normas aplicables en forma extensiva y suple­
toria para el caso en concreto: ‘La cédula será entregada por el órgano de auxilio judi­
cial o por el encargado de la oficina respectiva, según el caso, en el domicilio real o legal,
o el procesal señalado en autos, [...]’ y ‘[...] [s]i no pudiera entregarla, la adherirá en la
puerta de acceso correspondiente a los lugares citados o la dejará debajo de la puerta
según sea el caso’. F. J . 5. Que, estando al considerando precedente, se tiene que el hecho
de no haberse notificado al ahora procesado la resolución que lo requería para el pago de
las pensiones devengadas, en su domicilio real, además del procesal, no constituye de
manera alguna causa de invalidación de la notificación, ni mucho menos crea en el pro­
cesado un estado de indefensión, tal como este argumenta en su escrito de apelación [...],
en razón de haberse dado estricto cumplimiento a lo prescrito en las normas citadas en
el considerando anterior, tal como se corrobora con el aviso de notificación obrante en
copia certificada [...], y la cédula de notificación también en copia certificada [...], dirigi­
das al domicilio procesal que el procesado brindó ante el Primer Juzgado de Paz Letrado
de Chorrillos, en el proceso que se le siguió por alimentos, la cual no ha sido variada por
este en ningún estado de la demanda a nivel de juzgado, por lo tanto, dicho domicilio pro­
cesal subsistía al momento del requerimiento de las pensiones devengadas, siendo res­
ponsabilidad del procesado informarse sobre las notificaciones recepcionadas en el domi­
cilio que este brindó [...]” (Exp. N° 149-2008-Lima, del 03/10/2008, ff. jj. 3, 4 y 5, Corte
Superior de Justicia de Lima).

799
A rt. 150 L ibro segundo / Parte especial - delitos

ARTÍCULO 150 Abandono de m ujer gestante y en situación crítica


El que abandona a una mujer en gestación, a la que ha embarazado y que se halla
en situación crítica, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de seis
meses ni mayor de cuatro años y con sesenta a noventa días-multa.
N ormas concordantes
C: arts. 4, 7; C P: arts. 12, 29, 41, 45, 57, 92, 93; C PP: art. 143; CC: arts. 2, 472 a l 487;
D U D H : art. 25 inc. 2); C N A : arts. 2, 92

DOCTRINA

Sumario: Bien jurídico protegido / Elementos materiales de la tipicidad / Naturaleza jurídica.

_1)0633
_ _ _ _ Bien jurídico protegido: SALINAS SICCHA, R. (2000). Curso de Derecho
Penal peruano. Parte especial. Lima: Palestra, p. 136. “De la literatura penal desarro­
llada en el Perú, se observa que los penalistas coinciden en sostener que lo que se trata de
proteger es la integridad física y moral de la mujer en estado de gestación, por lo tanto,
se pretende evitar algún daño en aquel sentido. En efecto, se estima que con el tipo penal
se tutela no solo la integridad física y moral de la gestante, sino la esperanza de vida del
embrión”.

I) (1634 Elementos materiales de la tipicidad: CREUS, C. (1999). Derecho Penal.


Parte especial. Tomo I. 6a edición. Buenos Aires: Astrea, p. 114. “Se abandona a la víc­
tima cuando se la deja privada de los auxilios o cuidados que le son imprescindibles para
mantener su vida o la integridad actual de su salud, cuando ella misma no puede sumi­
nistrárselo y en situación en que normalmente no es posible que se los presten los terce­
ros (abandonar a su suerte). El abandono puede perpetrarlo el agente apartándose de la
víctima o quedándose con ella, pero sin prestarle los auxilios o cuidados necesarios. El
solo alejamiento o inacción en los casos en que terceros deben -jurídicamente- o pueden
-solidariamente- asumir el cuidado del sujeto pasivo, no sería típico, ya que resultaría
ineficaz para originar el peligro concreto”.

1) (1635 Naturaleza jurídica: VIVES ANTON, T.; BOIX REIG, J.; ORTS BEREN-
GUER, E.; CARBONELL MATEU, J. y GONZÁLEZ CUSSAC, J. (1999). Derecho
Penal. Parte especial. 3a edición. Valencia: Tirant lo Blanch, p. 339. “Estamos ante lo que
la doctrina denomina un delito de ‘omisión propia de garante’, esto es, un delito que se
consuma por la insatisfacción de los derechos, o si se prefiere por el incumplimiento de
los deberes que produce esta”.

¿Wj JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Configuración del ilícito penal de abandono de mujer gestante /
Elementos que estructuran la imputación objetiva / Atipicidad de la conducta por falta
de pruebas / Atipicidad de la conducta imputada por falta de imputación objetiva.

800
O misión de A sistencia Familiar A rt. 150

CORTE SUPREMA
J 0897 C onfiguración d e l ilícito p e n a l de abandono de m ujer gestante: “F. J. 3. Que,
en el caso de autos el primer hecho ha sido suficientemente probado, no solo con la decla­
ración del acusado y la agraviada; sino también, por el hecho objetivo de que al momento
de formularse la denuncia policial de fojas uno, la perjudicada se encontraba en estado de
gestación; que, sin embargo, no sucede lo mismo con el segundo supuesto desde qué no
se ha logrado recabar la partida de nacimiento de la agraviada por no haber sido inscrita
oportunamente; situación que genera duda razonable, por lo que, en relación a este ilí­
cito, resulta de aplicación el principio universal del in dubio p ro reo y, por consiguiente,
estimar que las relaciones sexuales tuvieron lugar cuando la agraviada contaba con más
de catorce años de edad. F. J. 4. Que, en cuanto al delito de abandono de mujer gestante,
previsto y sancionado por el artículo ciento cincuenta del Código Penal, para su confi­
guración, es necesario que se dé el abandono de la mujer en estado de gestación y que se
acredite además que al momento de producirse tal hecho se encontraba en una situación
crítica, supuesto último que no se ha logrado probar a lo largo del proceso, debiendo seña­
larse además que la agraviada en la audiencia de fecha once de diciembre de dos mil dos,
refirió que le ocultó su embarazo al procesado y cuando tomó conocimiento del hecho
comenzó a apoyarla económicamente [...]” (R. N. N ° 638-2003-H itámico, del 04/05/2004,
ff. jj. 3 y 4, Sala Penal Perm anente).

J 0898 E lem en tos que estructuran la im putación objetiva: “Para la configuración del
delito de abandono de mujer en estado de gestación, no solo se requiere que el agente
abandone a una mujer en dicho estado, sino además, que deba producirse cuando esta se
halle en situación crítica, esto es, que la agraviada se encuentre en la imposibilidad de
valerse por sí misma, si la agraviada contó con el apoyo de sus familiares no se dan los
presupuestos exigidos en el tipo penal” (R. N. N ° 6416-96-P uno, Sala Penal).

J 0899 A tip ic id a d de la conducta p o r fa lta de p ru eb a s: “De la valoración de los


hechos y de la prueba actuada en el proceso no existen elementos de juicio suficien­
tes que demuestren la responsabilidad penal del justiciable en la comisión del delito de
Omisión a la Asistencia Familiar-Abandono de mujer en estado de gestación; agregado
a esto, la agraviada es enfermera técnica y la fecha del nacimiento de su hijo coincide
con la fecha de la relación sexual que habría mantenido con el justiciable; en consecuen­
cia, procede absolverlo con arreglo al principio del in dubio p ro reo ” (Ejecutoria Su­
p rem a del 23 /0 7 /2 0 0 1 , R. N. N ° 19 1 8 -2 0 0 1 -Amazonas. E n : URQU1ZO OLAECHEA, J.
(Asesor); CASTILLO ALVA, J . L. (Director) y SALAZAR SÁNCHEZ, N. (Coordinador)
(2005). Jurisprudencia penal. Jurista, Lima, p . 404).

J 0900 A tip ic id a d de la conducta im putada p o r fa lta de im putación objetiva: “Al no


haberse acreditado la situación crítica, es decir, una situación de extrema necesidad, toda
vez que la agraviada regresó a vivir junto con sus padres, no se dan de manera obje­
tiva los presupuestos requeridos en el tipo penal instruido” (Ejecutoria Suprema, Exp.
N ° 4 7 63-98-L im a).

801
TITULO IV
D E L IT O S C O N T R A L A LIBER TA D

CA PÍTU LO I
V IO L A C IÓ N DE L A L IB E R T A D P E R S O N A L

ARTÍCULO 151 Coacción


El que, mediante amenaza o violencia, obliga a otro a hacer lo que la ley no manda
o le impide hacer lo que ella no prohíbe será reprimido con pena privativa de liber­
tad no mayor de dos años.
N ormas concordantes
C : arts. 2 inc. 2 4 ) lit. a ) ; C P : arts. 6 8 , 2 0 0 , 3 6 5 ; C P P : art. 1 4 3 ; C C : arts. 5, 2 1 4 , 2 1 5 a l 2 1 8 ,
6 6 7 inc. 4 ) ; 8 0 9 ; D U D H : art. 3

DOCTRINA

Sumario: Bien jurídico protegido / Tipo objetivo / Conducta típica / Con violencia y amenaza /
Modalidad típica / Tipicidad subjetiva / Tentativa y consumación.

I) IKi.'íi Bien jurídico protegido: CREUS, C. (1999). Derecho Penal. P arte especial.
Tomo I. 6a edición. Buenos Aires: Astrea, p. 328. “Lo que se protege es la libertad psíquica
que encuentra su expresión en la intangibilidad de las determinaciones de las personas.
Las amenazas atacan esa libertad, menoscabando la normalidad de las condiciones dentro
de las cuales el hombre puede determinarse sin condicionamientos procedentes de terce­
ros. El núcleo de la ilegitimidad que se castiga no reside tanto en que ellas sean suscepti­
bles de crear un estado de temor o inquietud en quien las sufre, sino en que ese estado le
impone al individuo limitaciones que no tendrían por qué existir. Que le impiden ejercer
aquella libertad en la medida deseable, o sea, que quiebran o perturban (mejor dicho en
que pueden crear el peligro de quebrar o perturbar) la situación de normalidad dentro de
la que el sujeto pasivo puede determinarse sin traba alguna”.

K H Tipo objetivo: SERRANO GÓMEZ, A. (2004). D erecho Penal. P arte espe­


cial. 9a edición. Madrid: Dykinson, p. 213. “Sujeto activo puede ser cualquiera, mien­
tras que sujeto pasivo solo podrá ser aquel que sea susceptible de poder sucumbir ante la
coacción, en cuanto que ha de entender lo que persigue el autor, por lo que no pueden ser
sujetos pasivos las personas de corta edad ni los que por padecer problemas mentales no
tienen capacidad de entender lo que pretende el autor de los hechos. Consiste la acción,
como se desprende del concepto, en impedir a otro con violencia a hacer lo que la Ley no
prohíbe o le compeliere a efectuar lo que no quiera, sea justo o injusto. El primer com­
portamiento es omisivo para el sujeto pasivo, pues se le impide hacer algo, mientras que

803
A rt . 151 L ibro segundo / Parte especial - delitos

el segundo es activo, obligándole a realizar un comportamiento por la fuerza. En ambos


supuestos la conducta es impune si el sujeto actúa legalmente”.

I) 0638 Conducta típica: ROY FREYRE. L. (1975). D erech o P ena l peruano. Parte
especial. Delitos contra las buenas costumbres. Delitos contra la familia. Delitos contra
la libertad. Tomo II. Lima: Unidas, pp. 259-260. “Son los que se detallan a continuación,
para ambas figuras delictivas:
a).- Empleo de violencia o amenaza para impedir a otro hacer lo que la ley no prohíbe, o
para compelerle a ejecutar o a dejar hacerlo que no quiera. La violencia, o la ‘coacción
violenta’ como nosotros preferimos denominarle, conocida también en la doctrina como
vis absoluta, vis phisica o vis corporalis, podemos definirla como a la fuerza material que
actuando sobre el cuerpo del a víctima la obliga a hacer, a omitir o a permitir algo contra
su voluntad. Observamos que la violencia opera en nuestro ordenamiento jurídico-penal
de tres maneras distintas: 1) como una causa de ausencia de acto con respecto a quien
sufre la presión de una fuerza física irresistible, concretándose la actividad, como pri­
mer elemento y soporte material del delito, en la persona de quien ejerce la coacción [...]
2) como elemento modal que permite conformar determinadas tipologías de distinta natu­
raleza ( como ocurre con varias hipótesis legales de hechos contra las buenas costum­
bres); y, 3) como elemento constitutivo de una figura típica p e r se, en donde la violencia
aparece como una infracción específica, con autonomía sustancial e independiente de que
los resultados producidos fueren o no delictivos [...]”.

I) m>3‘> Con violencia y amenaza: MAGGIORE, G. (1986).


_______ D erech o Penal. Parte
especial: Delitos en particular. Vol. IV. Bogotá: Temis, pp. 469-471. “‘Violencia’ es cual­
quier forma de energía física empleada por el agente sobre el paciente, de modo que anule
o limite la capacidad de autodeterminación de este. La violencia no debe ser necesaria­
mente grave, con tal que sea idónea. La idoneidad consiste en la capacidad del medio
para producir el resultado. [...] ‘Amenaza’ es el uso de una energía moral que consiste
en el anuncio de un daño imninente y futuro, cuya actuación depende de la voluntad del
agente. [...] No es necesario que la amenaza constituya un peligro para la vida, la integri­
dad personal o el honor; puede tener por objeto un daño patrimonial. Y puede ser inme­
diata o mediata, esto es, recaer directamente sobre el sujeto pasivo o sobre alguna per­
sona cara a este. Además, el daño amenazado no debe ser injusto, aunque aparezca como
tal, respecto al fin que quiere obtenerse. Ni se requiere, por último, la presencia de ame­
nazado. La coacción moral logra su objeto, aunque este se halle ausente, con tal que de
alguna manera le llegue la noticia de la amenaza.
La violencia y la amenaza deben tener el efecto de obligar a otro a hacer, tolerar u omi­
tir alguna cosa. [...] Además, la coacción tiene que dirigirse a obtener del sujeto pasivo
una acción u omisión (hacer, tolerar u omitir algo). En cuanto la violencia (o amenaza) se
condiciona en este caso por algún fin, la doctrina designa también este delito con el título
de amenaza condicionada”.

m i Modalidad delictiva: SEGRELLES DE ARENAZA, I. (2000). "Delitos con­


tra la libertad (II). Amenazas y co a ccio n es’’. En: COBO DEL ROSAL, M. (Director).
Compendio de D erech o Penal. P arte especial. Madrid: Marcial Pons, p. 155. “El tipo
V iolación de la libertad personal A rt. 15 1

prevé, alternativamente, dos modalidades de conducta, bastando una de ellas para su rea­
lización (tipo mixto alternativo): la primera, es impedir hacer lo que la ley no prohíbe,
que no se debe confundir con la omisión, es decir, el sujeto activo impide al pasivo hacer
algo, o sea, le obliga a un no hacer, pero no a omitir, pues la falta la posición de deber (o
el deber, según la teoría del delito que se siga) que le es propio. La segunda, es compeler
a efectuar lo que no se quiere sea justo o injusto”.

I) 0(i4l Tipicidad subjetiva: VIVES ANTON, T.; BOIX REIG, J.; ORTS BEREN-
GUER, E.; CARBONELL MATEU, J. y GONZÁLEZ CUSSAC, J. (1999). D erecho
Penal. P arte especial. 3a edición. Valencia: Tirant lo Blanch, p. 201. “Existe acuerdo
tanto doctrinal como jurisprudencial en afirmar que solo cabe la comisión dolosa, debién­
dose descartar tanto la comisión imprudente como incluso la dolosa eventual, dado el
aspecto finalístico de la conducta”.

I) IH.42 Tentativa y consumación: LAMARCA PÉREZ, C. (2013). En: D elitos y f a l­


tas. L a p a rte especial del D erecho Penal. LAMARCA PEREZ, C. (Coordinadora). 2a
edición. Madrid: Colex, p. 159. “Al tratarse de un delito de resultado es posible la tenta­
tiva cuando a pesar de la violencia empleada no se consigue que el sujeto actúe o deje de
actuar resultando indiferente, sin embargo, para la consumación del hecho delictivo que
el sujeto activo logre o no los objetivos que se había propuesto al violentar la voluntad del
sujeto [...]. Cuando lo que se obliga a realizar al sujeto pasivo es la comisión de un hecho
delictivo su conducta puede resultar atípica o inexigible, respondiendo en estos casos el
sujeto activo como autor mediato o inductor del delito”.

Billa JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Configuración del delito de coacción / Descripción de los elemen­
tos típicos y atipicidad de los hechos imputados por falta de imputación objetiva. COR­
TES SUPERIORES: Naturaleza de la violencia y la amenaza en el delito de coacciones
/ Diferencia entre amenaza y violencia / Atipicidad en el delito de coacción.

CO RTE SUPREM A

J 0901 C onfiguración del delito de coacción: “Que resolviendo el caso suh ju d ice, se
advierte: a) Que el delito de violación de la libertad personal-coacción, previsto y san­
cionado en el artículo 151 del Código Penal, exige que el autor, mediante amenaza o vio­
lencia, obligue a otro a hacer lo que la ley no manda o le impide hacer lo que ella no
prohíbe; b) Que en el caso de autos, no se encuentra acreditado que los encausados hayan
procedido de tal manera, es decir que mediante el uso de la amenaza o violencia, hayan
obligado al agraviado a dirigirse a la habitación del profesor J.L.G.H., donde supuesta­
mente habría sido interrogado y amenazado para que no denuncie las irregularidades que
supuestamente cometían; c) Que, por el contrario, se encuentra acreditado, que el agra­
viado así como otros alumnos, frecuentaban la casa de los acusados, conocida como la
casa del maestro, donde estos les daban clase de reforzamiento tal como se advierte de

805
A rt. 1 5 1 L ibro segundo /Parte especial - delitos

la propia declaración referencial del agraviado [...], en las que incluso refiere ‘que con
el profesor J.L.G.H. ha tomado una confianza de estima y cariño, tanto así que en varias
oportunidades acudía a su habitación’; d) Que dicha versión se encuentra corroborada
con las declaraciones instructivas de los procesados J.L.G.H., J.A.M.G. y C.A.H.Y. [...],
en donde manifiestan que el agraviado asistía a la casa del maestro voluntariamente y no
coaccionado” (R. N. N ° 880-2005-A requipa, d el 1 7 /0 6 /2 0 0 5 , f. j. 5, Sala Penal).

J 0902 D escripción de los elem entos típicos y a tip icid a d d e los hechos im putados
p o r fa lta de im putación objetiva: “El delito de secuestro, previsto y sancionado por el
artículo 152 del Código Penal, atenta contra la libertad ambulatoria de las personas, es
decir, presupone ir contra la voluntad del sujeto pasivo, identificándose diversos medios
comisivos, no determinados por la ley, pero que desde una perspectiva criminalística son,
por lo general, la violencia, la amenaza y el engaño, y cuyo perfil más nítido se da en los
casos de encierro o intemamiento y de detención del sujeto pasivo mediante los cuales
se priva al sujeto pasivo de la facultad de trasladarse libremente de un lugar a otro; ahora
bien, a los efectos de concretar con rigurosidad la concurrencia de los elementos objetivos
y subjetivos del tipo de injusto del citado delito de secuestro, que lleva consigo una gran
penalidad, es de estimar asumiendo el factor excluyente que informa el principio de insig­
nificancia, que están excluidas del ámbito típico de dicha figura penal privaciones de la
libertad ambulatoria de escasa relevancia, a partir precisamente de la dimensión temporal
de la detención, las cuales, en todo caso, tipifican el delito de coacción, en tanto en cuanto
-com o anota un sector de la doctrina, en especial Muñoz Conde- no se trate de una priva­
ción de libertad como finalidad en sí misma o como medio para exigir un rescate o lograr
una finalidad ilegal, casos en los cuales tal hecho siempre constituirá secuestro (Dere­
cho Penal. Parte especial, 13a edición, Editorial Tirant lo Blanch, Valencia, 2000, pp. 160
y 167); que, en el presente caso, no se da este supuesto, toda vez que se detuvo al agra­
viado, ejerciendo violencia contra él, y se lo llevó inmediatamente a la Comisaría en cuya
sede se hizo mención a una supuesta conducta delictiva en que aquel habría incurrido al
distribuir volantes injuriosos contra el Alcalde; no se trató pues de una privación de liber­
tad ambulatoria como finalidad en sí misma ni como medio para lograr una finalidad ile­
gal concreta, en tanto que enseguida, sin tardanza, se condujo y se puso al agraviado a dis­
posición de la autoridad policial para que esta actúe conforme a sus atribuciones, lo que
-com o ya se anotó- en todo caso tipificaría el delito de coacciones” (Ejecutoria Suprem a
d el 2 8 /01/2005, Exp. N ° 2 9 6 6 -2 0 0 4 , Arequipa. E n : P É R E Z ARROYO, M. (2006). L a evo­
lución de la jurisp ru d en cia en el P erú (2 0 0 1 -2 0 0 5 ). Tomo II. Iuris Consulti - San M ar­
cos, Lima, p . 943).

CORTES SUPERIORES
J 0903 N atu raleza de la violencia y la am en aza en e l delito de coacciones: “La vio­
lencia debe ser entendida como la fuerza física ejercida sobre otra persona suficiente para
vencer su resistencia, pudiendo recaer sobre bienes muebles o inmuebles, siempre que
estos tengan alguna conexión con el sujeto pasivo del delito. La amenaza, viene a ser el
enuncio del propósito de causar un mal a otra persona mediante palabras, gestos, actos,
con la misma finalidad” (Ejecutoria S uperior del 0 8 /0 6 /1 9 9 8 , Exp. N ° 1379-98-Lim a).

806
V iolación de la libertad personal A rt. 151 -A

J 0904 D iferencia entre am enaza y violencia: “La amenaza es aquella acción que debe
producir en el sujeto pasivo un temor o compulsión, por lo que se ve obligado a obedecer
al agente, realizando una conducta que este le indica, debiendo ser tal temor consecuencia
de una amenaza suficientemente idónea acerca de un mal inminente. La violencia física,
en cambio, debe ser suficientemente marcada para generar la anulación de la voluntad de
la víctima, quien se ve obligada a realizar una conducta no querida” (Ejecutoria Superior
d el 19/06/1998, Exp. N ° 1 3 1 0-98-Lima).

J 0905 A tip icid a d en e l delito de coacción: “La resistencia ofrecida por los pobladores
y otros funcionarios ediles que impidiera que el Alcalde tomara posesión de su despacho,
por la forma y circunstancias como ocurrieron los hechos, no configura los elementos del
tipo penal de coacción, tanto más si el denunciante el día de los hechos se apersonó con
efectivos policiales” (Ejecutoria S up erior d el 03/06/1998, Exp. N ° 8 1 8 9 -9 7 -Lima).

Acoso(97)
El que, de forma reiterada, continua o habitual, y por cualquier medio, vigila, per­
sigue, hostiga, asedia o busca establecer contacto o cercanía con una persona sin su
consentimiento, de modo que pueda alterar el normal desarrollo de su vida coti­
diana, será reprimido con pena privativa de la libertad no menor de uno ni mayor
de cuatro años, inhabilitación, según corresponda, conforme a los incisos 10 y 11 del
artículo 36, y con sesenta a ciento ochenta días-multa.
La misma pena se aplica al que, por cualquier medio, vigila, persigue, hostiga, ase­
dia o busca establecer contacto o cercanía con una persona sin su consentimiento, de
modo que altere el normal desarrollo de su vida cotidiana, aun cuando la conducta
no hubiera sido reiterada, continua o habitual.
Igual pena se aplica a quien realiza las mismas conductas valiéndose del uso de cual­
quier tecnología de la información o de la comunicación.
La pena privativa de la libertad será no menor de cuatro ni mayor de siete años,
inhabilitación, según corresponda, conforme a los incisos 10 y 11 del artículo 36, y
de doscientos ochenta a trescientos sesenta y cinco días-multa, si concurre alguna de
las circunstancias agravantes:
1. La víctima es menor de edad, es persona adulta mayor, se encuentra en estado
de gestación o es persona con discapacidad.
2. La víctima y el agente tienen o han tenido una relación de pareja, son o han sido
convivientes o cónyuges, tienen vínculo parental consanguíneo o por afinidad.

(97) Artículo vigente conforme a la incorporación realizada por el artículo 2 del Decreto Legislativo N° 1410
del 12/09/2018.
A rt. 152 L ibro segundo /Parte especial - delitos

3. La víctima habita en el mismo domicilio que el agente o comparten espacios


comunes de una misma propiedad.
4. La víctima se encuentre en condición de dependencia o subordinación con res­
pecto al agente.
5. La conducta se lleva a cabo en el marco de una relación laboral, educativa o for-
mativa de la víctima.
NORMAS CONCORDANTES
L e y 2 7 9 4 2 :art. 1 y s s . ; L e y 3 0 3 1 4 :art. l y s s . ; R . A d m . 1 4 7 -2 0 0 9 -C E -P J: D irectiva 003-2009-
C E -P J

Secuestro(98)9
Será reprimido con pena privativa de la libertad no menor de veinte ni mayor de
treinta años el que, sin derecho, motivo ni facultad justificada, priva a otro de su
libertad personal, cualquiera sea el móvil, el propósito, la modalidad o circunstancia
o tiempo que el agraviado sufra la privación o restricción de su libertad.
La pena será no menor de treinta años cuando:
1. Seabusa,corrompe,trataconcrueldadoponeenpeligro la vidaosaluddelagraviado.
2. Se pretexta enfermedad mental inexistente en el agraviado.
3. El agraviado o el agente es funcionario o servidor público.
4. El agraviado es representante diplomático de otro país.
5. El agraviado es secuestrado por sus actividades en el sector privado.
6. El agraviado es pariente, dentro del tercer grado de consanguinidad o segundo
de afinidad con las personas referidas en los incisos 3, 4 y 5 precedentes.
7. Tiene por finalidad obligar a un funcionario o servidor público a poner en liber­
tad a un detenido o a conceder exigencias ilegales.
8. Se cometepara obligar al agraviado aincorporarseauna organización criminal<99).
9. Se comete para obtener tejidos somáticos del agraviado.
10. Se causa lesiones leves al agraviado.
11. Es cometido por dos o más personas o se utiliza para la comisión del delito a
menores de edad u otra persona inimputable.
12. El agraviado adolece de enfermedad grave.
13. La víctima se encuentra en estado de gestación.

(98) A rtículo vigente conform e a la m odificación realizada por el artículo 2 del Decreto Legislativo N° 982
del 22/07/2007.
(99) Inciso vigente conform e a la m odificación realizada por la prim era disposición com plem entaria
m odificatoria de la Ley N° 30077 del 20/08/2013.

808
V iolación de la libertad personal A rt. 1 5 2

La misma pena se aplicará al que con la finalidad de contribuir a la comisión del


delito de secuestro, suministra información que haya conocido por razón o con oca­
sión de sus funciones, cargo u oficio, o proporciona deliberadamente los medios para
la perpetración del delito.
La pena será de cadena perpetua cuando:
1. El agraviado es menor de edad o mayor de setenta años.
2. El agraviado sufre discapacidad y el agente se aprovecha de esta circunstancia.
3. Si se causa lesiones graves o muerte al agraviado durante el secuestro o como
consecuencia de dicho acto.

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 1 5 2 .- E l qu e, sin d er ec h o , p r iv a a otro d e su lib e r ta d p e r s o n a l, s e r á re p r i­
m id o c o n p e n a p r iv a tiv a d e lib e r ta d n o m en o r d e d o s ni m a y o r d e cu a tro años.
L a p e n a s e r á no m e n o r d e d ie z ni m a y o r d e vein te a ñ o s cu a n d o :
1. E l a g e n te ab u sa , co rro m p e, tra ta co n c r u e ld a d o p o n e en p e l ig r o la v id a o s a lu d
d e l a g ra v ia d o .
2. E l a g e n te p r e te x ta e n fe r m e d a d m en ta l in ex isten te en e l a g r a v ia d o .
3. E l a g r a v ia d o e s fu n c io n a r io , s e r v id o r p ú b lic o o rep resen ta n te d ip lom ático.
4. E l a g r a v ia d o e s p a r ie n te , d en tro d e l te r c e r g r a d o d e c o n sa n g u in id a d o seg u n d o
d e afin idad, c o n la s p e r s o n a s r e fe r id a s en e l in c iso p r e c e d e n te .
5. E l a g r a v ia d o e s m e n o r d e ed a d .
6. S e re a liz a c o n fi n e s p u b lic ita rio s.
7. T ien e p o r o b je t o o b lig a r a un fu n c io n a r io o s e r v id o r p ú b lic o a p o n e r en lib e r ta d
a un d eten id o.
8. S e c o m e te p a r a o b lig a r a l a g r a v ia d o a in c o r p o r a r s e a u n a o rg a n iz a ció n crim i­
nal, o p a r a o b lig a r a l a g r a v ia d o o a un te rc er o a q u e p r e s t e a la o rg a n iz a ció n
a y u d a e c o n ó m ic a o su c o n cu r so en c u a lq u ier o tr a fo r m a .
9. T ien e p o r fi n a li d a d o b lig a r a la a u to r id a d p ú b lic a a c o n c e d e r ex ig en cia s
ileg a les.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Primera modificación: último párrafo incorporado por el artículo 1 de la Ley
N° 26222 del 21/08/1993.
A rtícu lo 152.- E l qu e, sin d er ec h o , p r iv a a o tro d e su lib e r ta d p e r s o n a l, s e r á re p r i­
m id o c o n p e n a p r iv a tiv a d e lib e r ta d n o m en o r d e d o s ni m a y o r d e cu atro años.
(...)
L a p e n a será de cadena p erp etu a cuando el agraviado resulte con graves daños
en e l cuerpo o en la sa lu d físic a o m ental, o m uere durante e l secuestro o a conse­
cuencia de dicho acto.

809
A rt. 152 L ibro segundo / Parte especial - delitos

Segunda modificación: artículo 1 de la Ley N° 26630 del 21/06/1996.


A rtícu lo 152.- E l qu e, sin d er ec h o , p r i v a a otro d e su lib e r t a d p e r s o n a l, s e r á rep ri­
m id o c o n p e n a p r iv a tiv a d e lib e r t a d n o m e n o r d e diez, ni m a y o r d e q u in c e años.
L a p e n a s e r á n o m e n o r d e v ein te n i m a y o r d e v ein ticin co a ñ o s c u a n d o :
1. E l a g e n te a b u sa , co rr o m p e, tr a ta c o n c r u e ld a d o p o n e en p e lig r o la v id a o sa lu d
d e l a g ra v ia d o .
2. E l a g e n te p r e te x ta e n fe r m e d a d m e n ta l in ex isten te en e l a g ra v ia d o .
3. E l a g r a v ia d o e s fu n c io n a rio , s e r v id o r p ú b lic o o rep rese n ta n te d ip lo m á tico .
4. E l a g r a v ia d o e s p a r ie n te , d en tro d e l te r c e r g r a d o d e c o n s a n g u in id a d o seg u n d o
d e afin id ad , co n la s p e r s o n a s r e fe r id a s en e l in ciso p r e c e d e n te .
5. E l a g r a v ia d o e s m e n o r d e ed a d .
6. S e r e a liz a co n fin e s p u b lic ita r io s .
7. T ien e p o r o b je to o b lig a r a un fu n c io n a r io o s e r v id o r p ú b lic o a p o n e r en lib e r ta d
a un d eten id o .
8. S e c o m e te p a r a o b lig a r a l a g r a v ia d o a in c o r p o r a r s e a u n a o rg a n iz a ció n crim i­
nal, o p a r a o b lig a r a l a g r a v ia d o o a un te rcero a q u e p r e s t e a la o rg a n iz a ció n
a y u d a e c o n ó m ic a o su c o n c u r so en c u a lq u ie r o tr a fo r m a .
9. T ien e p o r fi n a li d a d o b lig a r a la a u to r id a d p ú b lic a a c o n c e d e r ex ig en cia s
ileg a les.
10. E l a g e n te h a y a s id o s e n te n c ia d o p o r terrorism o.
L a p e n a s e r á d e c a d e n a p e r p e tu a c u a n d o e l a g r a v ia d o resu lte co n g r a v e s d a ñ o s en
e l c u e r p o o en la s a l u d fí s ic a o m en tal, o m u ere d u ra n te e l se cu estr o , o a co n secu en ­
c i a d e d ic h o a cto .

Tercera modificación: artículo 1 del Decreto Legislativo N° 896 del 24/05/1998.


A rtícu lo 152.- S e r á rep rim id o co n p e n a p r iv a tiv a d e lib e r ta d n o m en o r d e diez ni
m a y o r d e trein ta a ñ o s e l qu e, sin d e r e c h o , m otiv o n i fa c u lta d ju s tific a d a , p r iv a a otro
d e su lib e r t a d p e r s o n a l, c u a lq u ie r a s e a e l m óvil, e l p r o p ó s ito , la m o d a lid a d o cir­
cu n sta n cia o tiem p o q u e e l a g r a v ia d o s u fr a la p r iv a c ió n o re stric c ió n d e su libertad.
L a p e n a s e r á n o m e n o r d e trein ta a ñ o s c u a n d o :
1. S e ab u sa , co rr o m p e, tra ta co n c r u e ld a d o p o n e en p e lig r o la v id a o s a lu d d e l
a g ra v ia d o .
2. S e p r e te x ta e n fe r m e d a d m en ta l in ex isten te en e l a g ra v ia d o .
3. E l a g r a v ia d o e s fu n c io n a r io , s e r v id o r p ú b lic o o rep resen ta n te d ip lo m á tico .
4. E l a g r a v ia d o e s s e c u e s tr a d o p o r su s a c tiv id a d e s en e l s e c t o r p r iv a d o .
5. E l a g r a v ia d o e s p a r ie n te , d en tro d e l te r c e r g r a d o d e c o n s a n g u in id a d o seg u n d o
d e a fin id a d c o n la s p e r s o n a s r e fe r id a s en lo s in c iso s 3 y 4 p r e c e d e n te s .
6. E l a g r a v ia d o e s m e n o r d e e d a d o a n c ia n o .
7. T iene p o r o b je to o b lig a r a un fu n c io n a r io o s e r v id o r p ú b lic o a p o n e r en lib erta d
a un d eten id o o a u n a a u to r id a d a c o n c e d e r ex ig en c ia s ileg a les.

810 ■............ .......... ■


V iolación de la libertad personal Art. 1 5 2

8. S e c o m e te p a r a o b lig a r a l a g r a v ia d o a in c o r p o r a r s e a u n a a g ru p a ció n c rim in a l


o a una te r c e r a p e r s o n a p a r a q u e p r e s te a l a g e n te d e l d e lito a y u d a e c o n ó m ic a o
su c o n cu r so b a j o c u a lq u ie r m od alid ad .
9. E l q u e con la fi n a li d a d d e con trib u ir a la co m isió n d e l d e lito d e secu estro , su m i­
n istra in fo rm a ció n q u e h a y a c o n o c id o p o r ra z ó n o c o n o c a s ió n d e su s fu n c io n es ,
c a r g o u oficio, o su m in istre d e lib e r a d a m e n te lo s m e d io s p a r a la p e r p e fr a c ió n
d e l delito.
L a p e n a s e r á d e c a d e n a p e r p e tu a cu an d o e l a g r a v ia d o resu lte con g ra v e s d a ñ o s en
e l c u e r p o o en la s a lu d f í s i c a o m ental, o m u ere d u ra n te e l secu estro , o a co n s e c u e n ­
c ia d e d ic h o acto.

Cuarta modificación: artículo 1 de la Ley N° 27472 del 05/06/2001.


A rtícu lo 152.- S e r á re p rim id o co n p e n a p r iv a tiv a d e lib e r ta d n o m en o r d e d ie z ni
m a y o r d e q u in ce a ñ o s e l qu e, sin d erech o , m otiv o ni fa c u lta d ju s tific a d a , p r iv a a o tro
d e su lib e r ta d p e r s o n a l, c u a lq u ie r a s e a e l m óvil, e l p r o p ó s ito , la m o d a lid a d o c ir ­
cu n sta n cia o tiem p o q u e e l a g r a v ia d o su fra la p r iv a c ió n o restricció n d e su lib erta d .
L a p e n a s e r á no m e n o r d e v ein te ni m a y o r d e v ein ticin co a ñ o s cu a n d o :
1. S e ab u sa , co rr o m p e, tra ta co n c r u e ld a d o p o n e en p e lig r o la v id a o s a lu d d e l
a g ra v ia d o .
2. S e p r e te x ta e n fe r m e d a d m en ta l in existen te en e l a g ra v ia d o .
3. E l a g r a v ia d o e s fu n c io n a r io , s e rv id o r p ú b lic o o rep resen ta n te d ip lo m á tico .
4. E l a g r a v ia d o e s s e c u e s tr a d o p o r sus a c tiv id a d e s en e l s e c t o r p riv a d o .
5. E l a g r a v ia d o e s p a r ie n te , d en tro d e l te r c e r g r a d o d e c o n sa n g u in id a d o se g u n d o
d e a fin id a d c o n la s p e r s o n a s re fer id a s en lo s in c iso s 3 y 4 p re ced en te s.
6. E l a g r a v ia d o e s m e n o r d e e d a d o a n cian o.
7. T ien e p o r o b je to o b lig a r a un fu n c io n a r io o s e r v id o r p ú b lic o a p o n e r en lib e r ta d
a un d eten id o o a u n a a u to r id a d a c o n c e d e r ex ig e n c ia s ileg a les.
8. S e c o m e te p a r a o b lig a r a l a g r a v ia d o a in c o r p o r a r s e a u n a a g ru p a ció n c rim in a l
o a u n a te r c e r a p e r s o n a p a r a q u e p r e s te a l a g e n t e d e l d elito a y u d a e c o n ó m ic a o
su c o n c u r so b a jo c u a lq u ie r m o d a lid a d .
9. E l q u e co n la fi n a li d a d d e con trib u ir a la co m isió n d e l d elito d e secu estro , su m i­
n istra in fo rm a ció n q u e h a y a c o n o c id o p o r ra z ó n o c o n o c a s ió n d e su s fu n c io n es ,
c a r g o u oficio, o su m in istre d e lib e r a d a m e n te lo s m e d io s p a r a la p e r p e tr a c ió n
d e l delito.
L a p e n a s e r á d e c a d e n a p e r p e t u a cu a n d o e l a g r a v ia d o resu lte con g ra v e s d a ñ o s en
e l c u e r p o o en la s a l u d fí s ic a o m ental, o m u ere d u ra n te e l secu estro , o a c o n s e c u e n ­
c ia d e d ic h o acto.

Quinta modificación: inciso 10 incorporado por la tercera disposición transito­


ria y final de la Ley N° 28189 del 18/03/2004.
A rtícu lo 152.- S e r á re p rim id o con p e n a p r iv a tiv a d e lib e r t a d n o m en o r d e d ie z ni
m a y o r d e q u in ce a ñ o s e l qu e, sin d erech o , m o tiv o ni fa c u lt a d ju s tific a d a , p r iv a a
o tro d e su lib e r ta d p e r s o n a l, cu a lq u ier a s e a e l m óvil, e l p r o p ó s ito , la m o d a lid a d

811
A rt . 152 L ibro segundo / Parte especial - delitos

o circu n sta n cia o tiem p o q u e e l a g r a v ia d o su fra la p r iv a c ió n o re stric c ió n d e su


lib erta d .
( ...)

10. S e com ete p a ra obtener tejidos som áticos de la víctim a, sin g ra ve dañ o físic o o
m ental.
(...)

Sexta modificación: artículo 1 inciso a) de la Ley N° 28760 del 14/06/2006.


A rtícu lo 152.- S e r á r e p rim id o c o n p e n a p r iv a tiv a d e lib e r t a d n o m e n o r d e vein te ni
m a y o r d e trein ta a ñ o s e l q u e, sin d e r e c h o , m otiv o ni fa c u lt a d ju s tific a d a , p r i v a a otro
d e su lib e r t a d p e r s o n a l, c u a lq u ie r a s e a e l m óvil, e l p r o p ó s ito , la m o d a lid a d o cir­
cu n sta n c ia o tiem p o q u e e l a g r a v ia d o s u fr a la p r iv a c ió n o re stric c ió n d e su libertad .
L a p e n a s e r á n o m e n o r d e trein ta a ñ o s c u a n d o :
1. S e a b u sa , co rro m p e, tra ta c o n c r u e ld a d o p o n e en p e l ig r o la v id a o s a lu d d e l
a g r a v ia d o .
2. S e p r e te x ta e n fe r m e d a d m e n ta l in ex isten te en e l a g r a v ia d o .
3. E l a g r a v ia d o o e l a g e n te e s fu n c io n a r io , s e r v id o r p ú b lic o o rep resen ta n te
d ip lo m á tico .
4. E l a g r a v ia d o e s s e c u e s tr a d o p o r su s a c tiv id a d e s en e l s e c t o r p r iv a d o .
5. E l a g r a v ia d o e s p a r ie n te , d en tro d e l t e r c e r g r a d o d e c o n s a n g u in id a d o seg u n d o
d e a fin id a d co n la s p e r s o n a s r e fe r id a s en lo s in ciso s 3 y 4 p r e c e d e n te s .
6. T ien e p o r o b je to o b lig a r a un fu n c io n a r io o s e r v id o r p ú b lic o a p o n e r en lib e r ta d
a un d eten id o o a u n a a u to r id a d a c o n c e d e r e x ig en c ia s ileg a les.
7. S e c o m e t e p a r a o b lig a r a l a g r a v ia d o a in c o r p o r a r s e a u n a a g r u p a c ió n crim in a l
o a u n a te r c e r a p e r s o n a p a r a q u e p r e s t e a l a g en te d e l d e lito a y u d a e c o n ó m ic a o
su c o n c u r s o b a jo c u a lq u ie r m o d a lid a d .
8. S e c o m e te p a r a o b te n e r te jid o s s o m á tic o s d e la víctim a, sin g r a v e d a ñ o fí s i c o o
m en tal.
L a m ism a p e n a s e a p lic a r á a l q u e c o n l a fi n a li d a d d e c o n tr ib u ir a la c o m isió n d el
d e lito d e secu estro , su m in istra in fo r m a c ió n q u e h a y a c o n o c id o p o r ra z ó n o co n o c a ­
sió n d e su s fu n c io n es , c a r g o u o ficio , o p r o p o r c io n a d e lib e r a d a m e n te lo s m ed io s
p a r a la p e r p e t r a c ió n d e l d elito.
L a p e n a s e r á d e c a d e n a p e r p e t u a c u a n d o e l a g r a v ia d o e s m e n o r d e ed a d , m a y o r d e
s e s e n ta y c in c o a ñ o s o d is c a p a c it a d o ; a s í c o m o cu a n d o la v íctim a resu lte c o n d a ñ o s
en e l c u e r p o o en su s a l u d fí s ic a o m en tal, o m u era d u ra n te e l se cu estr o , o a c o n s e ­
c u e n c ia d e d ic h o acto.

Sétima modificación: artículo 2 del Decreto Legislativo N° 982 del 22/07/2007.


A rtícu lo 1 52.- S e r á re p rim id o c o n p e n a p r iv a tiv a d e la lib e r t a d n o m e n o r d e v ein te ni
m a y o r d e trein ta a ñ o s e l qu e, sin d e r e c h o , m o tiv o ni fa c u lta d ju s tific a d a , p r iv a a otro
d e su lib e r t a d p e r s o n a l, c u a lq u ie r a s e a e l m óvil, e l p r o p ó s ito , la m o d a lid a d o cir­
cu n sta n c ia o tiem p o q u e e l a g r a v ia d o s u fr a la p r iv a c ió n o re s tr ic c ió n d e su libertad .

812 •
V iolación de la libertad personal A rt . 152

L a p e n a s e r á n o m e n o r d e trein ta a ñ o s c u a n d o :
1. S e a b u sa , c o rr o m p e, tra ta co n c r u e ld a d o p o n e en p e lig r o la v id a o s a lu d d e l
a g ra v ia d o .
2. S e p r e te x ta e n fe r m e d a d m en ta l in ex isten te en e l a g ra v ia d o .
3. E l a g r a v ia d o o e l a g en te e s fu n c io n a r io o s e rv id o r p ú b lic o .
4. E l a g r a v ia d o e s rep resen ta n te d ip lo m á tic o d e otro p a ís .
5. E l a g r a v ia d o e s s e c u e s tr a d o p o r su s a c tiv id a d e s en e l s e c to r p r iv a d o .
6. E l a g r a v ia d o e s p a r ie n te , d en tro d e l te r c e r g r a d o d e c o n sa n g u in id a d o seg u n d o
d e a fin id a d co n la s p e r s o n a s re fer id a s en lo s in cisos 3, 4 y 5 p re c e d e n te s .
7. T iene p o r fi n a li d a d o b lig a r a un fu n c io n a r io o s e r v id o r p ú b lic o a p o n e r en lib e r ­
ta d a un d e te n id o o a c o n c e d e r ex ig en c ia s ileg a les.
8. S e c o m e te p a r a o b lig a r a l a g r a v ia d o a in c o r p o r a r s e a un a a g ru p a c ió n crim in al.
9. S e c o m e te p a r a o b te n e r tejid o s so m á tic o s d e l a g ra v ia d o .
10. S e c a u s a le s io n e s le v e s a l a g ra v ia d o .
11. E s c o m e tid o p o r d o s o m á s p e r s o n a s o s e utiliza p a r a la co m isió n d e l d e lito a
m en o res d e e d a d u o tr a p e r s o n a in im pu table.
12. E l a g r a v ia d o a d o l e c e d e e n fe r m e d a d g ra v e.
13. L a v íctim a s e en c u e n tra en e s ta d o d e g es ta c ió n .
L a m ism a p e n a s e a p lic a r á a l q u e con la fi n a lid a d d e co n trib u ir a la co m isió n d e l
d elito d e se c u estr o , su m in istra in fo rm a ció n q u e h a y a c o n o c id o p o r ra z ó n o co n o c a ­
sión d e su s fu n c io n e s , c a r g o u oficio, o p r o p o r c io n a d e lib e r a d a m e n te lo s m e d io s
p a r a la p e r p e t r a c ió n d e l d elito.
L a p e n a s e r á d e c a d e n a p e r p e tu a cu a n d o :
1. E l a g r a v ia d o e s m e n o r d e e d a d o m a y o r d e seten ta añ os.
2. E l a g r a v ia d o su fre d is c a p a c id a d y e l a g e n te s e a p r o v e c h a d e e s ta circu n stan cia.
3. Si s e c a u s a le s io n e s g r a v e s o m u erte a l a g r a v ia d o d u ran te e l s e c u estr o o c o m o
c o n s e c u e n c ia d e d ic h o a cto.

Octava modificación: inciso 8) modificado por la primera disposición comple­


mentaria modificatoria de la Ley N° 30077 del 20/08/2013.
(Ver texto v ig en te)

N o r m a s c o n c o r d a n t e s

C: arts. 2 inc. 24) lit. b); 39; CP: arts. 1 0 8 ,1 1 1 ,1 5 1 ,1 7 0 ,1 7 3 ,1 8 3 ,2 0 0 ,3 1 7 , 3 4 9 ,3 5 3 ,4 1 2 ,4 2 5 ;


C P P 2 0 0 4 : arts. 24, 231 inc. 5; C d e P P : arts. 16, 136; CC: arts. 5, 43 inc. 1); C N A : arts.
IV, 8, 74 inc. e); D U D H : art. 3; D L 2 5592: art. 2 y ss.; L e y 26478: art. 1; L e y 27472: art. 2

DOCTRINA

Sumario: Bien jurídico / Sujeto activo-pasivo / Descripción típica / Conducta típica / Modalida­
des Típicas / Tipo objetivo / Circunstancias agravantes / Consumación.

813
A rt. 1 5 2 L ibro segundo /Parte especial - delitos

_I)_ll()43
_ _ _ Bien jurídico: BRAMONT ARIAS, L. A. (1990). Temas de Derecho Penal.
Tomo Y. Lima: Sp Editores, p. 27. “Objeto especifico de la tutela penal: la libertad ambu­
latoria, esto es, la capacidad de la actuación en lo referente a la movilidad del sujeto, la
capacidad del sujeto para trasladarse de un lugar a otro en el ámbito espacial que la ley le
asegura, el derecho de ir y venir o escoger el lugar donde se quiera quedar”.

I) llí.44 Sujeto activo-pasivo: FONTAN BALESTRA, C. (1998). Derecho Penal.


Parte especial. 15a edición. Buenos Aires: Abeledo Perrot, p. 295. “Sujeto activo de este
delito puede ser cualquiera. Sujeto pasivo puede ser cualquier persona de existencia real
con capacidad para desenvolver las actividades físicas que caracterizan a la libertad,
inclusive los niños”.

I I M I Descripción típica: FONTÁN BALESTRA, C. (1998). Derecho Penal. Parte


especial. 15a edición. Buenos Aires: Abeledo Perrot, pp. 292-293. “La materialidad de
este delito consiste en privar a otro de su libertad personal. El hecho recae aquí sobre la
libertad física y en particular, la facultad de trasladarse de un lugar a otro, ‘de no poder
alejarse de determinado lugar en que no se quiere permanecer’, dice MAURACH. No es
preciso que la víctima sea encerrada, el encierro solo es un medio para cometer el delito,
no previsto específicamente por la ley. De modo que también hay privación de libertad
cuando el sujeto tiene posibilidad de movimiento dentro de ciertos límites. Tampoco es
preciso que el sujeto sea trasladado de un lado a otro y hasta puede ser detenido en su pro­
pia casa”.

Conducta típica: QUINTANAR DIEZ, M. (1999) En: Comentarios al Código


Penal. Delitos contra la libertad. De las torturas y otros delitos contra la integridad
moral. Delitos contra la libertad e indemnidad sexuales. Tomo VI: Artículos 163 a 194.
COBO DEL ROSAL, M. (Director). Madrid: Edersa, pp. 40-41. “La conducta típica con­
siste en encerrar o detener a otro, probándole de su libertad. Se trata de un delito de resul­
tado, en la medida en que requiere de la producción del resultado material de la retención,
es decir, la mencionada, privación de la libertad de movimiento, a los efectos de determi­
nar su relevancia típica. Así, ‘la producción del resultado material comporta, tanto el des­
valor de acción, expresado en el comportamiento de quien autoritariamente se permite
imponer su voluntad sobre un derecho fundamental primario, como el desvalor de resul­
tado, constituido por la efectiva privación de ejercicio de la libertad traslaticia de un ser
humano’. [...] Es pacífica doctrinalmente la posibilidad de modalidad de realización de la
conducta típica en comisión por omisión”.

Modalidades típicas: BRAMONT ARIAS, L. A. (1990). Temas de Derecho


Penal. Tomo V. Lima: Sp Editores, p. 27. “El elemento material del delito consiste en
“sin derecho privar a otro de cualquier manera de su libertad personal”, es decir, pri­
var al sujeto pasivo de la posibilidad de determinar por sí mismo su situación en el espa­
cio físico, con diferencia de las proporciones de este último. [...] Las modalidades típicas
de este delito pueden ser el encierro (situar a una persona en un lugar no abierto, mue­
ble o inmueble: automóvil, habitación, etc.), la detención ilegal (aprehensión de una per­
sona a la que se le priva de la facultad de alejarse en un espacio abierto: amarrándolo,

814 —
V iolación de la libertad personal A rt. 152

golpeándolo, etc.) u otros actos que privan a la persona de su libre acción física (espo­
sándola o poniéndole en corsé que impide el libre movimiento de su tronco o cuello). [...]
Se priva de libertad a una persona no solo realizando actos que impiden que la persona
se traslade de un lugar a otro o mueva su cuerpo o miembros, sino también impidiéndole
determinado desplazamiento o determinados movimientos (por ejemplo, el traslado for­
zado en un vehículo u obligándole a mover sus miembros de cierta manera o caminar solo
de cierta forma).
No es necesario que exista la abducción de la víctima, o sea, que se opere con el traslado
de la persona a un lugar distinto de aquel en que se hallaba. Puede, por tanto, ser detenida
en su propia casa y hasta que se le prive de salir. [...] La privación de libertad puede tener
lugar a pesar del desplazamiento en el espacio. [...] Es indiferente se realice la acción u
omisión. La conducta negativa sucede cuando el autor omite su deber de liberar a la víc­
tima, derivado de la ley que imponga obligación de cuidado, protección o vigilancia, o
que de otra forma se haya asumido la responsabilidad de impedir el resultado, o que con
su comportamiento anterior creo el riesgo de que ocurriera el resultado, que lo convierte
en garante de la libertad de ella. [...] La ley no delimita los medios de comisión del delito.
Puede ser practicado mediante violencia, amenaza, empleo de narcóticos o cualquier otro
medio fraudulento o insidioso”.

Tipo objetivo: ROY FREYRE. L. (1975). En: Derecho Penal peruano. Parte
especial. Delitos contra las buenas costumbres. Delitos contra la familia. Delitos con­
tra la libertad. Tomo II. Lima: Unidas, pp. 264-266. “a).- Privar a una persona, sin dere­
cho y, de cualquier manera, de su libertad personal. Por interpretación a contrario sensu
del texto comentado arribamos a la conclusión de que no habrá delito cuando el par­
ticular, investido circunstancialmente de un derecho, procede a la detención de un sujeto.
Ya vimos que el artículo 56 de la Constitución permitiría que cualquier ciudadano común
y corriente substituya a la autoridad en caso de flagrante delito, es decir, cuando el dete­
nido lo fuese en el acto de la comisión del hecho delictuoso, o en la hipótesis de que
huyera siendo imnediatamente perseguido por el ofendido, por la policía o por una o más
personas del pueblo.[...] Se entiende que si la ley faculta a los particulares para perseguir
por sus propios medios a un individuo situado en la circunstancia indicada, lógicamente
también los está autorizando para que procedan a detener. [...] La materialidad del delito
de secuestro consiste en privar a una persona de la facultad de movilizarse de un lugar a
otro, aun cuando se le deje cierto ámbito de desplazamiento que la víctima no puede físi­
camente traspasar, configurando el delito precisamente la existencia de los límites impe­
ditivos. [...] Tampoco es indispensable la abductio de loco in locum, es decir, que el sujeto
sea trasladado de un sitio a otro: el sujeto puede ser secuestrado inclusive en su propio
lugar de residencia”.

Circunstancias agravantes: ROY FREYRE. L. (1975). En: Derecho Penal


peruano. Parte especial. Delitos contra las buenas costumbres. Delitos contra la fam i­
lia. Delitos contra la libertad. Tomo II. Lima: Unidas, pp. 267-269. “Nuestro texto penal
prevé las siguientes calificativas: 1) Si el delincuente ha secuestrado a una persona para
abusar de ella o corromperla. Se trata de uno de los casos conocidos en la doctrina con la
A r t . 152 L ibro segundo / Parte especial - delitos

denominación de delito imperfecto en dos actos en donde el secuestro es querido por el


agente como un medio subjetivo para una actuación ulterior. [...] 2) Si el delincuente ha
secuestrad o hecho secuestrar a una persona bajo pretende una enfermedad mental que
no existía. [...] FONTAN BALESTRA apunta con razón que las situaciones extremas de
insania o sanidad mental no ofrecen dificultades para ser determinadas, en cambio los
casos de duda sobre la condición psíquica de un sujeto son los que suelen conducir en la
práctica a situaciones no siempre fáciles de resolver. [...] 3) Si la persona secuestrada ha
sido tratada con crueldad [...]. La crueldad consiste en acrecentar deliberada e inhumana­
mente el sufrimiento de una persona que es ofendida en su libertad, causándole un dolo
que es innecesario a los fines del secuestro mismo. Tales serían las hipótesis en las que se
priva a la víctima de alimentación, de bebida, de abrigo, o los casos en los que se le man­
tiene encapuchada con dificultades respiratorias y al mismo tiempo con las manos ata­
das a la espalda, o cuando se le encierra con animales repugnantes de los que no puede
defenderse, etc.”.

:__a Consumación: FONTÁN BALESTRA, C. (19981. D erecho Penal. P a rte espe­


cial. 15a edición. Buenos Aires: Abeledo Perrot, p. 293. “El delito se consuma ya en el
momento de privar a otro de su libertad personal, aunque esa situación típicamente anti­
jurídica pueda mantenerse en el tiempo y sea lo común que esto ocurra. La privación ile­
gítima de la libertad es un delito material, que se consuma en el momento en que el sujeto
pasivo es privado de la facultad de desplazarse a su voluntad; se trata, pues, de un delito
permanente”.

¡¡¡| JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Medios comisivos, modalidades y configuración en el delito de


secuestro / Extorsión vs. secuestro extorsivo / Atipicidad del delito de secuestro / Cir­
cunstancias de atipicidad en el delito de secuestro (pueblos indígenas) / Descripción de
los hechos que constituyen delitos de secuestro agravado seguido de muerte de la víc­
tima / Concurso aparente de leyes entre los delitos de secuestro y coacción (principio de
especialidad) / Concurso real de delitos penales de secuestro y robo agravado / Interpre­
tación incorrecta de los elementos nonnativos de los tipos penales de robo y secuestro
/ Atipicidad de la conducta imputada (secuestro agravado por muerte de la víctima) por
falta de imputación objetiva y subjetiva.

CO RTE SU PREM A

J 0906 M ed io s com isivos, m odalidades y configuración en el delito d e secuestro:


“Que el delito de secuestro, previsto y sancionado por el artículo ciento cincuenta y dos
del Código Penal, atenta contra la libertad ambulatoria -o la libertad de movimiento- de
las personas, es decir, presupone ir contra la voluntad del sujeto pasivo, identificándose
diversos medios comisivos, no deteiminados por la ley, pero que desde una perspectiva
criminalística son por lo general la violencia, la amenaza y el engaño, y cuyo perfil más
nítido se da en los casos de encierro o intemamiento y de detención del sujeto pasivo -son

816
V iolación de la libertad personal A rt. 1 5 2

las dos modalidades que reviste la conducta típica- mediante las cuales se priva al sujeto
pasivo de la facultad de trasladarse libremente de un lugar a otro; que, ahora bien, a los
efectos de concretar con rigurosidad la concurrencia de los elementos objetivos y subje­
tivos del tipo de injusto del citado delito de secuestro, que lleva consigo una grave pena­
lidad, es de estimar, asumiendo el factor excluyente que informa el principio de insig­
nificancia, que están excluidas del ámbito típico de dicha figura penal privaciones de la
libertad deambulatoria de escasa relevancia, a partir precisamente, de la dimensión tem­
poral de la detención, las cuales, en todo caso, tipifican el delito de coacción, en tanto
en cuanto -como anota un sector de la doctrina penalista, en especial Francisco Muñoz
Conde—no se trate de una privación de libertad como finalidad en sí misma o como medio
para exigir un rescate o lograr una finalidad ilegal, casos en los cuales tal hecho siem­
pre constituirá secuestro (Derecho Penal, parte especial, décima tercera edición, Tirant lo
Blanch, Valencia, dos mil, páginas ciento sesenta y seis ciento sesenta y siete); que, en el
presente caso, no se da este supuesto, toda vez que se detuvo al agraviado ejerciendo vio­
lencia contra él, y se le llevó inmediatamente a la comisaría, en cuya sede se hizo men­
ción a una supuesta conducta delictiva en que aquel habría incurrido al distribuir volantes
injuriosos contra el alcalde; no se trató pues, de una privación de libertad deambulato­
ria como finalidad en sí misma ni como medio para lograr una finalidad ilegal concreta,
en tanto que enseguida, sin tardanza, se condujo y se puso al agraviado a disposición de
la autoridad policial para que esta actúe conforme a sus atribuciones, lo que —como ya
se anotó- en todo caso tipificaría el delito de coacciones, ilícito penal que por el tiempo
transcurrido ya prescribió” (R. N. N° 2966-2004-Areqinpa, del 28/01/2005, f. j. 3, Sala
Penal Permanente).

J 0907 E xtorsión vs. secu estro extorsivo: “Que, de igual modo, el delito perpetrado es
el de extorsión, en su modalidad de secuestro extorsivo, y no el de secuestro, toda vez
que se mantuvo como rehén al menor hijo de la agraviada a fin de obligarla a otorgar un
rescate; esto es, una ventaja económica indebida para liberar al retenido, de suerte que el
sujeto pasivo del delito es el titular del patrimonio atacado y el secuestrado es el sujeto
pasivo de la acción, que precisamente es la finalidad perseguida por el sujeto activo lo que
distingue el delito de secuestro de la extorsión en la modalidad de secuestro extorsivo,
pues en este segundo supuesto, la privación de libertad es un medio para la exigencia de
una ventaja económica indebida, de un rescate, que es un caso especial de un propósito
lucrativo genérico, [característica] que está ausente en el secuestro, consecuentemente,
[corresponde] absolver por el delito de secuestro y ratificar que se trata de un delito de
secuestro extorsivo, como modalidad de extorsión, agravado por haberse afectado a un
menor edad y por la pluralidad de intervinientes en su comisión, tal como lo establecen
los incisos uno y seis del artículo doscientos del Código Penal; que este delito quedó en
grado de tentativa, dado que la víctima no se desprendió de su patrimonio al no haber
siquiera culminado las exigencias dinerarias, siendo de aclarar que este delito no requiere,
como en alguna ocasión se ha sostenido, que la víctima cumpla con entregar el dinero
solicitado” (R. N. N ° 488-2004-Lima, del 07/05/2004,/. j. 4, Sala Penal Permanente).

J 0908 A tip icid a d d el delito de secu estro : “Que, conforme a lo expuesto, se encuentra
acreditada la participación de los encausados, encontrándose, en principio, la conducta

817
Art. 1 5 2 L ibro segundo /Parte especial - delitos

desarrollada por los agentes prevista y penada en el artículo ciento cincuenta y dos del
Código Penal, que señala ’será reprimido con pena privativa de la libertad el que sin dere­
cho, motivo, ni facultad justificada, priva a otro de su libertad personal, cualquiera que
sea el móvil, el propósito, la modalidad, circunstancia o tiempo que el agraviado sufra
la privación de su libertad’, advirtiéndose del tipo penal, la protección de la libertad de
movimiento entendida esta como la privación de la facultad de poder dirigirse al lugar
que quiera o competido a encaminarse a donde no desea ir o, en su defecto, como el
confinamiento en un lugar cerrado, empero el tipo penal señala que la conducta desa­
rrollada por el agente no se encuentre justificada por un derecho que respalde la pri­
vación de la libertad [ante lo cual] podrá concluirse que no existe delito por cuanto se
exige como requisito sirte qita non la ausencia de un derecho que lo justifique, afec­
tándose directamente la tipicidad objetiva. Cuando se advierta la presencia de un dere­
cho que justifique la privación de la libertad, devendrá en aplicable el inciso ocho del
artículo veinte del Código Penal como causal eximente de responsabilidad penal, pero
cabe acotar que este obrar conforme a derecho debe ser realizado dentro de los paráme­
tros fijados por la ley, y dentro del plazo que señale la norma que justifique la medida,
no debiendo demorarse la entrega del detenido más allá del tiempo razonable, en sen­
tido contrario, todo el tiempo de privación de libertad que sobrepasa el tiempo nece­
sario para poner a disposición de la autoridad pertinente constituirá un ilícito penal.
Ahora, en el caso snb examine, los encausados miembros de la comunidad campesina
de ‘auto defensa’ actuaron respaldados por un derecho, pues se encuentra reconocida
como una de las funciones de los ‘Comités de Autodefensa’ la posibilidad de detener
personas, conforme se advierte del acápite ‘q’ del artículo diecinueve del Reglamento
de Organización y Funciones de los Comités de Autodefensa, apreciándose que los
agraviados fueron puestos a disposición de la autoridad policial, pues estos habían efec­
tuado disparos y construido una choza en Tungasuca, distrito de Túpac Amaru, lo que
motivó a su detención, pues los comuneros creyeron que iban a tomar posesión de sus
tierras, por tanto la conducta resulta ser típica, pero no antijurídica por concurrir una
causa de exclusión de la antijuridicidad que convierte el hecho típico en un acto total­
mente lícito y aprobado por el ordenamiento jurídico [...]” (R. N. N ° 847-2004-C nsco,
d el 29/10/2004, f. j . 4, Sala P en a l Transitoria).

J 0909 C ircunstancias de atipicidad en e l delito de secuestro (pueblos indígenas): “F.


J. 2.11. Con lo anotado, queda claro que la intervención de los encausados se debió a
su condición de líderes portavoces, elegidos democráticamente por los miembros de la
población awajún, quienes en conjunto decidieron retener a los agraviados. Los agravia­
dos foráneos (trabajadores de la mina) e indígenas (de origen selvático como ellos) fueron
tratados de forma distinta a los nativos. A los primeros, les brindaron garantías adecua­
das para preservar su integridad: tal es así que, luego de la retención, el resultado de exa­
men médico no evidenció maltrato, e incluso a la persona que padecía un mal cardiaco (V.
M.) lo internaron en el centro médico; y a los segundos, les aplicaron medidas de escar­
miento, al estimar que el reproche por exponer a su territorio a la empresa minera Afro­
dita debía exteriorizarse públicamente; puesto que como se señaló históricamente defien­
den su territorio, a ello se suman los antecedentes de desconfianza descritos por la perito
antropóloga; por lo que entendieron que la amenaza era latente. F. J. 2.12. Por tratarse de

818
V iolación de la libertad personal A rt. 152

una población guerrera, los resultados de la retención, pudieron ser sumamente adversos
para los afectados, de no haber mediado el actuar prudente de sus líderes; lo que, en todo
caso, demuestra la materialización del fenómeno de interculturalidad. F. J. 2.13. La pri­
vación de libertad de los agraviados fue resultado de la ejecución de la cosmovisión del
pueblo nativo awajún, motivado por la defensa ante la amenaza potencial a su territorio
que anteriormente fue mutilado; acción generada por el derecho consuetudinario -ejerci­
cio de función jurisdiccional-, conferido por la Constitución; con lo cual no cabe imputar
el delito de secuestro. Por lo tanto, la conducta atribuida a los encausados resulta entendi-
ble y justificada” (R. N. N°1333-2013-Amazonas, del 11/03/2014, ff. jj. 2.11, 2.12 y 2.13,
Sala Penal Transitoria).

J 0910 D escripción de los hechos que constituyen delitos d e secuestro agra­


vado seguido de m u erte de la víctim a: “El día de los hechos, los integrantes de una
ronda campesina, presidida por el encausado, ante una denuncia contra el hoy occiso
por una presunta infidelidad, es intervenido y golpeado con palos en diferentes par­
tes del cuerpo, resultando con lesiones de consideración, para después ser condu­
cido a la casa comunal atado con una soga, sin ropa y casi moribundo, hasta que en
la noche deciden llevarlo a una localidad para someterlo a una revisión médica, falle­
ciendo en el camino a consecuencia de las lesiones propinadas por los ronderos”
(Ejecutoria Suprema del 12/06/2001, R. N. N° 455-2000-Cajamarca. En: URQUIZO
OLAECHEA, J. (Asesor); CASTILLO ALFA, J. L. (Director) y SALAZAR SÁNCHEZ, N.
(Coordinador) (2005). Jurisprudencia penal. Jurista, Lima, p. 418).

J 0911 C on cu rso aparen te de leyes en tre los delitos de secu estro y coacción (prin ­
cipio d e especialidad): “Que de los delitos materia de imputación contra los encausa­
dos E.T.H. y H.P.A. tenemos que: i) el artículo 152 del Código Penal prevé el delito
de secuestro, y señala: ‘será reprimido con pena privativa de libertad no menor de
diez, ni mayor de veinte años, el que sin duda, motivo, ni facultad justificada, priva a
otro de su libertad personal, cualquiera sea el móvil, el propósito, la modalidad, cir­
cunstancia o tiempo que el agraviado sufra la privación restricción de su libertad’. El
delito de secuestro es aquel acto por el cual el agente, priva a otra persona de la liber­
tad ambulatoria, el atributo que tiene toda persona de desplazarse de un lugar a otro
en mérito de su espectro volitivo. De otro lado, la Ley N° 27908-Ley de Rondas Cam­
pesinas, en su artículo primero reconoce personalidad jurídica a las rondas campesi­
nas, estableciéndose en su artículo tercero los derechos y deberes de los miembros de
las rondas campesinas; quienes en uso de sus normas consuetudinarias tienen la facul­
tad justificada de privar de su libertad a una persona que ha delinquido o a una persona
sospechosa de un acto delictuoso. A fin de investigar el hecho y sancionar para preser­
var el orden público en su jurisdicción, dichas noimas están sujetas a la inviolabilidad
de derechos fundamentales de los ciudadanos conforme lo establece el artículo ciento
cuarenta y nueve de la Constitución Política del Estado, ii) el delito contra la libertad
personal-coacción: el artículo 151 del Código Penal que establece: ‘el que mediante
amenaza o violencia, obliga a otro a hacer lo que la ley no manda o le impide hacer
lo que ella no prohíbe, será reprimido [...]’. Que en el presente caso, se trata de con­
curso aparente de leyes, que constituye un problema de interpretación, el cual surge

819
Art . 152 L ibro segundo /Parte especial - delitos

cuando el sujeto activo realiza una acción que podría, aparentemente, ser calificada
en más de un tipo penal, pero en realidad solo se puede aplicar uno. Al respecto, Mir
Puig señala: *[...] cuando uno o varios hechos son incluidos en varios preceptos penales
solo uno puede aplicarse, puesto que su estimación conjunta supondría un bis in ídem.
Ello sucede siempre que uno de los preceptos basta por sí solo para aprehender todo el
desvalor del hecho o hechos concurrentes’ (Mir Puig, Santiago, ‘Derecho Penal. Parte
general’, sexta edición. Reppertor, Barcelona, 2002, p. 638). Siendo esto así, en el pre­
sente caso, es de aplicación el principio de especialidad (entre dos tipos penales, uno
excluye al otro porque contempla de manera más específica al hecho, es decir, el tipo
legal más específico prima sobre el tipo más general); en consecuencia, no resulta apli­
cable al caso el delito de coacción; pues la conducta incriminada al encausado se sub­
sume dentro de los presupuestos objetivos y subjetivos del tipo penal de secuestro, pues
los encausados habrían privado al presunto agraviado de su libertad ambulatoria” (R. N.
N° 2680-2012-Lambayeque, del 13/02/2014, f. j. 3, Sala Penal Permanente).

J 0912 C oncurso re a l de delitos entre los tipos p e n a le s d e secuestro y robo agravado:


“La conducta perpetrada por los encausados ha merecido una calificación de dos delitos
en concurso real: secuestro y robo agravado; sin embargo, el delito de secuestro no se ha
cometido, toda vez que los agraviados no solo fueron sorprendidos en la vía pública y
obligados a entrar en un vehículo para conducirlos a otro lugar, sino que tampoco -y esto
es fundamental en orden al injusto del delito de secuestro—fueron retenidos independien­
temente al robo por un lapso de tiempo adicional o de cierta duración; en efecto, es de
precisar que antes de llegar a su domicilio los agraviados fueron atacados por los delin­
cuentes, los cuales mediando amenazas y violencia física los despojaron de sus pertenen­
cias, reteniéndolos el tiempo necesario para garantizar la sustracción y ulterior huida, lo
que solo tipifica el delito de robo agravado en la medida en que la retención solo se llevó
a cabo a propósito del robo perpetrado; esto es, solo se empleó para lograr el fin propuesto
al punto que la privación de libertad no aparece como innecesaria o sobreabundante”
(Ejecutoria Suprema del 07/04/2004, R. N. N°3546-2003-Cusco. En: AVALOSRODRÍ­
GUEZ, C. y ROBLES BR1CEÑO, M. (2005). “Modernas tendencias dogmáticas en la
jurisprudencia penal de la Corte Suprema”. En: Diálogo con la Jurisprudencia. Gaceta
Jurídica, Lima, p. 238).

J 0913 In terp reta ció n in correcta de los elem en to s n o rm a tivo s de los tipos p e n a le s
de robo y secu estro : “Que asimismo, conforme se advierte del proceso, en el auto de
apertura de instrucción, se abre instrucción contra los procesados por los delitos de robo
agravado en banda en agravio de personas no identificadas, y contra los antes citados
por delito contra la seguridad pública -peligro común—en la modalidad de tenencia ile­
gal de anua de fuego en agravio del Estado; que, el delito de robo agravado con utili­
zación de arma de fuego, como instrumento para ejecutarlo, no puede ser considerado
como delito independiente, conforme lo ha establecido esta Suprema Sala en nume­
rosas ejecutorias, pues dada la naturaleza del acto ilícito, se subsume en el inciso ter­
cero del artículo 189 del Código Penal, por lo que es procedente absolver a los citados
encausados de la acusación fiscal en dicho extremo, de conformidad con lo dispuesto
V iolación de la libertad personal A rt. 152

por el artículo 284 del Código de Procedimientos Penales; que, en cuanto al delito de
secuestro imputado a los procesados recurrentes, teniendo en cuenta la forma y circuns­
tancias que tuvo lugar el hecho criminoso, la intención de los procesados no ha sido la
de secuestrar a los agraviados, ya que no hubo intención -dolo- en su accionar, sino
más bien su conducta fue la de facilitar el delito de robo agravado, por lo que es del caso
absolverlos de la acusación en dicho extremo” (Ejecutoria Suprema del 20/05/2004,
R. N. N° 116-2004-Junín. En: ÁVALOS RODRÍGUEZ, C. y ROBLES BRICEÑO, M.
(2005). Modernas tendencias dogmáticas en la jurisprudencia penal de la Corte Su­
prema. Gaceta Jurídica, Lima, p. 241).

J 0914 A tip icid a d de la conducta im putada (secuestro agravado p o r m uerte de la víc­


tim a) p o r fa lta de im putación objetiva y subjetiva: “Que en el caso de autos se atribuye
al procesado, la comisión del delito contra la libertad personal -secuestro-, previsto en
la primera parte del artículo 152 del Código Penal, puesto que siendo la una de la tarde
del día 17 de marzo de 2000, el acusado encontró al agraviado en estado de ebriedad por
las inmediaciones de su domicilio, motivo por el cual lo condujo al local denominado ‘el
puerto’, el mismo que da acceso al río Huallaga, dejándolo en la escalinata y cerrando
la puerta de metal con candado, devolviendo la llave a la citada persona, para luego reti­
rarse a su domicilio, más tarde le avisan que el citado agraviado había sido arrastrado por
las aguas del río, apareciendo su cadáver días después en la localidad de Tocache; por su
parte, el procesado ha sostenido su inocencia a lo largo del proceso, alegando que condujo
al citado agraviado hasta las escaleras del citado lugar, con la intención de que descanse
y se recupere de la borrachera, dejándolo bajo llave a fin de evitar que sea víctima de
alguna agresión o robo, versión corroborada con las declaraciones testimoniales obrantes
en autos; que lo manifestado por la madre del agraviado en el sentido que su hijo fue gol­
peado, maltratado, posteriormente encerrado y arrojado al río por el procesado, así como
la declaración acerca de que el día de los hechos pudo observar cómo se formó un tumulto
de personas por el hecho que el agraviado con el procesado se liaron a golpes, no tiene
asidero legal alguno, puesto que no obra en autos prueba que corrobore dicha versión; que
en autos no existe prueba idónea ni evidencia alguna que acrediten un comportamiento
doloso o intencional de tomar a la víctima y afectar su libertad personal, privándola de la
misma, por el contrario, el móvil fue poner a buen recaudo al agraviado con la finalidad
de que se reponga de su estado de embriaguez; por lo que no existiendo una plena convic­
ción sobre la responsabilidad del encausado, es del caso absolverlo de la acusación fiscal;
declararon haber nulidad en la sentencia recurrida que por mayoría falla condenando al
acusado a 8 años de pena privativa de la libertad, reformándolo lo absolvieron de la acu­
sación fiscal” (Ejecutoria Suprema del 09/07/2001, R. N. N° 1419-2001-Huánuco. En:
PÉREZ ARROYO, M. (2006). La evolución de la jurisprudencia en el Perú (2001-2005).
Tomo II. Iuris Consulti - San Marcos, Lima, pp. 927-928).

821
A rt. 1 5 3 L ibro segundo /Parte especial - delitos

Trata de personas(100)
1. El que mediante violencia, amenaza u otras formas de coacción, privación de
la libertad, fraude, engaño, abuso de poder o de una situación de vulnerabili­
dad, concesión o recepción de pagos o de cualquier beneficio, capta, transporta,
traslada, acoge, recibe o retiene a otro, en el territorio de la República o para su
salida o entrada del país con fines de explotación, es reprimido con pena priva­
tiva de libertad no menor de ocho ni mayor de quince años.
2. Para efectos del inciso 1, los fines de explotación de la trata de personas com­
prende, entre otros, la venta de niños, niñas o adolescentes, la prostitución y
cualquier forma de explotación sexual, la esclavitud o prácticas análogas a la
esclavitud, cualquier forma de explotación laboral, la mendicidad, los trabajos
o servicios forzados, la servidumbre, la extracción o tráfico de órganos o tejidos
somáticos o sus componentes humanos, así como cualquier otra forma análoga
de explotación.
3. La captación, transporte, traslado, acogida, recepción o retención de niño, niña
o adolescente con fines de explotación se considera trata de personas incluso
cuando no se recurra a ninguno de los medios previstos en el inciso 1.
4. El consentimiento dado por la víctima mayor de edad a cualquier forma de
explotación carece de efectos jurídicos cuando el agente haya recurrido a cual­
quiera de los medios enunciados en el inciso 1.
5. El agente que promueve, favorece, financia o facilita la comisión del delito de
trata de personas, es reprimido con la misma pena prevista para el autor.

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 153.- El que promueve, favorece o ejecuta el tráfico de menores, será repri­
mido con pena privativa de libertad no menor de dos ni mayor de seis años.
La pena será privativa de libertad no menor de cuatro ni mayor de ocho años e inha­
bilitación, conforme al artículo 36, incisos 1, 2 y 4:
1. Si el agente comete el hecho en agrupación o en calidad de afiliado a una agru­
pación destinada al tráfico de menores.
2. Si el agente es funcionario o servidor público, que tiene vinculación especial o
genérica con menores.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:

Primera modificación: artículo 1 de la Ley N° 26309 del 20/05/1994.


A rtícu lo 153.- El que retiene o traslada de un lugar a otro a un menor de edad
o a una persona incapaz de valerse por sí misma, empleando violencia, amenaza,
engaño u otro acto fraudulento, con la finalidad de obtener ventaja económica o
explotar social o económicamente a la víctima, será reprimido con pena privativa

(100) Artículo vigente conform e a la m odificación realizada por el artículo 1 de la Ley N° 30251 del 21/10/2014,

822
V iolación de la libertad personal A rt. 1 5 3

de libertad no menor de cuatro ni mayor de 10 años, e inhabilitación conforme al


artículo 36, incisos 1, 2, 4 y 5.
Si el agente comete el hecho en agrupación o en calidad de afiliado a una banda, la
pena será privativa de libertad no menor de cinco ni mayor de doce años, e inhabi­
litación conforme al artículo 36, incisos 1, 2, 4 y 5.
Segunda modificación: artículo 1 de la Ley N° 28950 del 16/01/2007.
A rtícu lo 153.- E l que promueve, favorece, financia o facilita la captación, trans­
porte, traslado, acogida, recepción o retención de otro, en el territorio de la Repú­
blica o para su salida o entrada del país, recurriendo a: la violencia, la amenaza
u otras formas de coacción, la privación de libertad, el fraude, el engaño, el abuso
del poder o de una situación de vulnerabilidad, o la concesión o recepción de pagos
o beneficios, con fines de explotación, venta de niños, para que ejerza la prostitu­
ción, someterlo a esclavitud sexual u otras formas de explotación sexual, obligarlo
a mendigar, a realizar trabajos o servicios forzados, a la servidumbre, la esclavitud
o prácticas análogas a la esclavitud u otras formas de explotación laboral, o extrac­
ción o tráfico de órganos o tejidos humanos, será reprimido con pena privativa de
libertad no menor de ocho ni mayor de quince años.
La captación, transporte, traslado, acogida, recepción o retención de niño, niña
o adolescente con fines de explotación se considerará trata de personas incluso
cuando no se recurra a ninguno de los medios señalados en el párrafo anterior.
Tercera modificación: artículo único de la Ley N° 30251 del 21/10/2014.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C: arts. 4, 39; CP; arts. 12, 23, 29, 45, 92, 125, 170, 317, 425; CPP 2004: arts. 161, 242,
298, 341, 341-A, 372, 471, 474 inc. 2; CC: art. 502; CNA: arts. 73, 128

DOCTRINA

Sumario: Bienjurídico / Sujeto pasivo / Conducta típica / Tipo subjetivo / Tentativa / Consumación.

I) 0651 Bien jurídico: CORCOY BIDASOLO, M. y MIR PUIG, S. (2011). En: Co­
mentarios al Código Penal. Reforma LO 5/2010. CORCOY BIDASOLO, M. (Director)
y MIR PUIG, S. (Coordinador). Valencia: Tirant lo Blanch, p. 422. “A los efectos de este
artículo se entiende por trata de personas el tráfico de personas, con independencia de su
nacionalidad, realizado sin el consentimiento de los traficados, bien por el uso de la vio­
lencia o intimidación, o bien porque se trata de menores de edad. O con consentimiento
viciado por mediar engaño o existir una situación de necesidad y vulnerabilidad en la víc­
tima, con fines de explotación (laboral, sexual o de órganos humanos)”.

I) 0652 Sujeto pasivo: MUÑOZ CONDE, F. (2010). Derecho Penal. Parte espe­
cial. 15a edición. Valencia: Tirant lo Blanch, p. 208. “Sujeto pasivo puede ser cualquier

— ~ 823
A rt. 153 L ibro segundo / Parte especial - delitos

persona, nacional o extranjera. Aunque en el tipo se hable de una persona singular, a la


que se llama víctima, sigue existiendo un solo delito, aunque la trata recaiga sobre varias
personas, en la medida en que la conducta se refiera globalmente a varias personas al
mismo tiempo y se realice con la misma unidad de propósito y como forma de una misma
operación”.

iF lü E a Conducta típica: CORCOY BIDASOLO, M. y MIR PUIG, S. (2011) En: Co­


mentarios al Código Penal. Reforma LO 5/2010. CORCOY BIDASOLO, M. (Director)
MIR PUIG, S. (Coordinador). Valencia: Tirant lo Blanch, p. 423. “Las conductas típicas
son amplias, pretendiendo abarcar los comportamientos habituales en la trata de seres
humanos en cada una de sus fases, incurriéndose en redundancias. Por captar se entiende
cualquier conducta realizada por medios materiales o intelectuales que oriente a la víc­
tima hacia los fines típicos perseguidos por el sujeto activo. Tanto transportar como tras­
ladar suponen llevar o conducir de un sitio a otro. Acoger se define en este contexto como
servir de refugio o albergue a alguien siendo equivalente a alojar, si bien este puede deno­
tar mayor perdurabilidad en el tiempo. Por recibir, tratándose de personas, habrá que
entender, por exclusión de los anteriores: salir al encuentro de una persona.
Es un delito de medios determinados, ya que las acciones típicas han de realizarse:
a) empleando violencia, lo que supone la existencia de un acometimiento material sobre
el sujeto pasivo; b) empleando intimidación: amenazas de males futuros y ciertos sobre
el sujeto pasivo o sobre personas vinculadas efectivamente a que; c) empleando engaño,
esto es, induciendo a error sobre, por lo general, la auténtica finalidad perseguida por el
sujeto activo; d) abusando de una situación de superioridad: se incluirá la superioridad
física o del varios contra uno, mujeres embarazadas, personas con discapacidad, siendo
inherente necesidad económica, sino también efectiva o asistencial, lo que será frecuente
en relación con los menores; f) abuso de una situación de vulnerabilidad de la víctima:
por tal habría que entender aquella en la que la persona no tenga una alternativa real y
aceptable, excepto la de someterse al abuso, prácticamente, todos los medios anteriores”.

I) ll(<54 Conducta Típica: MUÑOZ CONDE, F. (2010). Derecho Penal. Parte espe­
cial. 15a edición. Valencia: Tirant lo Blanch, p. 208. “La conducta típica consiste en cap­
tar, transportar, trasladar, acoger, recibir o alojar a una persona, empleando para ellos for­
mas de atentado a su liberad que van a desde la violencia hasta el abuso de una relación de
superioridad, necesidad o vulnerabilidad de la víctima. No se requiere llegar q la explo­
tación efectiva, al transporte o al traslado a otro lugar, bastando con que el sujeto pasivo
haya sido ya captado para ello o se encuentre ya en disposición de ser objeto de alguna de
las finalidades que se menciona en el precepto”.

I) Tipo subjetivo: CORCOY BIDASOLO, M. y MIR PUIG, S. (2011). En: Co­


mentarios al Código Penal. Reforma LO 5/2010. CORCOY BIDASOLO, M. (Direc­
tor). MIR PUIG, S. (Coordinador). Valencia: Tirant lo Blanch, p. 296. “En la parte subje­
tiva del tipo habrá de concurrir no solo el dolo, sino también cualquiera de las finalidades
siguientes: a) finalidad de explotación laboral, consistente en la imposición de trabajo o
servicios forzados, la esclavitud o prácticas similares a la esclavitud o a la servidumbre.

824
V iolación de la libertad personal A rt. 153

Esta finalidad consiste en la sumisión de condiciones laborales degradantes que cosifican


al ser humano, bien porque se le posee como a un semoviente, bien porque se le niegan
todos o los más elementales derechos en la prestación de un trabajo por una persona libre.
En cuanto a la mendicidad, aquí se incluirían los supuestos en los que se explota la men­
dicidad ajena, quedándose, por ejemplo, con todo o parte de lo recaudado”.

_I)_ _ _ _ Tentativa: CUERDA ARNAU, M. L. (2016). “Torturas y otros delitos con­


tra la integridad moral. Trata de seres humanos”. En: Derecho Penal. Parte especial.
GONZÁLEZ CUSSAC, J. (Coordinador). 5a edición revisada y actualizada a la Ley
Orgánica 1/2015. Valencia: Tirant lo Blanch, p. 196. “La tentativa es posible cuando,
habiéndose utilizado uno de los medios tipificados, y comenzando a realizar alguna de
las distintas conductas no se consigue colocar a la víctima en situación de poder alcan­
zar alguno de los fines. Cabe también plantearse el castigo como forma imperfecta en los
casos en que, por ejemplo, el engaño no surte efecto o a la persona a quien se ofrece la
recepción de un pago para lograr su consentimiento finalmente no lo otorga y de ese modo
evita colocar a la víctima a merced del sujeto activo”.

Consumación: SALINAS SICCHA, R. (2000). Curso de Derecho Penal


peruano. Parte especial. Tomo II. Lima: Palestra, p. 178. “El delito se perfecciona en el
mismo momento en que el sujeto pasivo queda a disposición o bajo las órdenes del sujeto
activo. Ello significa que para perfeccionar el injusto penal, no se requiere que el agente
consiga sus propósitos o fines propuestos con el secuestro de la víctima. Si por el contra­
rio ello llega a suceder, estaremos ante un delito agotado. Siendo un delito de resultado
no hay inconveniente en que el desarrollo de la conducta delictiva se quede en el grado de
tentativa. Ello ocurrirá, por ejemplo, cuando el agente que viene trasladando a un menor
de edad de Huancayo a la ciudad de Lima, en la garita de control policial de Corcona es
detenido por no saber explicar las razones por las que conduce al menor”.

_I)_IHÓS
_ _ _ Consumación: ROY FREYRE. L. (1975). En: Derecho Penal peruano. Parte
especial. Delitos contra las buenas costumbres. Delitos contra la familia. Delitos con­
tra la libertad. Tomo II. Lima: Unidas, p. 269. “El delito que nos ocupa alcanza la etapa
de la consumación en el momento en que el agente queda privado de su libertad de movi­
lizarse en el espacio. Pensamos que se trata de un delito permanente en el que la activi­
dad delictiva continúa proyectándose en el tiempo mientras dura el estado de secuestro.
La tentativa es configurable, en razón de que la resistencia opuesta por el ofendido puede
muy bien frustrar el perfeccionamiento del delito”.

JURISPRUDENCIA

Sumario: ACUERDO PLENARIO: Relaciones sistemáticas, teleológicas y punitivas entre los


delitos contra la libertad sexual y trata de personas. CORTE SUPREMA: Se exige que
la captación sea con fines de explotación para que se consume el delito de trata de
personas.

825
A rt. 153 L ibro segundo /Parte especial - delitos

ACUERDO PLENARIO
J 0915 R elacion es sistem áticas, teleológicas y p u n itiva s entre los delitos contra la
lib erta d sex u a l y trata de person as. “F. J. 12. La trata de personas, en los términos como
aparece regulada en el Código Penal vigente, constituye un delito que atenta contra la
libertad personal [Salinas Siccha, Ramiro. Derecho Penal. Parte especial, volumen I.
Grijley, Lima, 2010, p. 498], entendida como la capacidad de autodeterminación con la
que cuenta la persona para desenvolver su proyecto de vida, bajo el amparo del Estado
y en un ámbito territorial determinado. En cambio, la violación sexual vulnera la liber­
tad sexual, que comprende también la capacidad de autodeterminación de la persona pero
referida al ámbito específico de las relaciones sexuales. En tanto que, en los delitos de
favorecimiento a la prostitución o proxenetismo, se vulnera la moral sexual de la socie­
dad y la dignidad sexual de aquella persona que es prostituida o explotada sexualmente,
y a la que se predetermina y somete a sostener prácticas sexuales con terceros a cam­
bio de dinero. F. J. 13. Es evidente que hay una estecha relación ente los bienes jurí­
dicos involucrados en los delitos sexuales y de trata de personas con fines sexuales. Sin
embargo, ello no impide entender las semejanzas y diferencias entre sus elementos típi­
cos, así como las implicancias que acarrean para la aplicación de las consecuencias jurí­
dicas del delito. Así, la violación sexual, en cualquiera de sus modalidades, constituye un
delito común al igual que los delitos de trata de personas con fines sexuales y de favore­
cimiento o explotación de una persona prostituida. Sin embargo, en la violación sexual
se está ante un delito de propia mano, en el que se sanciona al que tiene de modo directo
y personal el acceso camal o acto análogo con la víctima. En tanto que, en la trata de
personas, se reprime a quien coloca a la víctima, a través de actos traslativos (posee un
tipo penal alternativo y complejo en base a las conductas que promueven, favorecen,
financian o facilitan la captación, transporte, traslado, acogida, recepción o retención de
la víctima), en una situación de vulnerabilidad para ser explotada sexualmente por otro
(se trata de un delito proceso, que implica diversas etapas desde la captación de la víctima
hasta su recepción o alojamiento en el lugar de destino y en las cuales se involucran fre­
cuentemente diversas personas). Por su parte, en el [delito de] favorecimiento a la pros­
titución o proxenetismo se sanciona al que favorece la prostitución de otro, o al que de
manera fraudulenta o violenta entrega físicamente a la víctima a otro para el acceso car­
nal. Problemas concúrsales. F. J . 14. Los verbos típicos utilizados para describir los de­
litos analizados, así como los medios comisivos previstos para su perpetración, tienden
a conectarse o confundirse por su similitud. Por tanto, se requiere esclarecer cuando se
configura uno u otro tipo penal, y así deslindar la presencia o no de un concurso de de­
litos (ideal o real) o de un concurso aparente de leyes entre ellos. En los delitos de vio­
lación sexual se está ante tipos legales claramente diferenciables en los que la conducta
típica viene definida por el acceso camal (vaginal, anal o bucal) o análogo (introducción
de objetos o partes del cuerpo vía vaginal o anal) que practica el propio sujeto activo
con la víctima. Sin embargo, los delitos de trata de personas y de favorecimiento a la
prostitución, como de proxenetismo, generan conflictos de interpretación por su conver­
gencia normativa. Por consiguiente, a continuación se harán las precisiones teóricas y
prácticas que posibiliten reconocer y facilitar la operatividad de la calificación judicial
de unos y otros. F. J. 15. En primer lugar, es de señalar que no se trata de un supuesto de

826
V iolación de la libertad personal A rt. 153

identidad típica. No se ha tipificado en los artículos 153, 179y 181 del Código Penal el
mismo delito. Se está ante conductas delictivas diferentes. En efecto, el delito de trata de
personas agota su realización en actos de promoción, favorecimiento, financiación o faci­
litación del acopio, custodia, traslado, entrega o recepción de personas dentro del país o
para su ingreso o salida de él, con la finalidad de que ejerzan la prostitución o sean some­
tidas a esclavitud o explotación sexuales. Es un delito de tendencia interna trascendente,
donde el uso sexual del sujeto pasivo es una finalidad cuya realización está más allá de
la conducta típica que debe desplegar el agente pero que debe acompañar el dolo con
que este actúa. Es más, el delito estaría perfeccionado incluso en el caso de que la víc­
tima captada, desplazada o entregada no llegue nunca a ejercer la prostitución o se frus­
tre, por cualquier razón o circunstancia, su esclavitud o explotación sexual por terceros. F.
J. 16. En cambio, en los actos de favorecimiento de la prostitución el sujeto activo actúa
indirectamente, promoviendo (inicia, impulsa o influencia positivamente) o favoreciendo
(creando las condiciones necesarias para sus actividades sexuales o proveyéndole clien­
tes) la prostitución de la víctima (relaciones sexuales con terceros a cambio de dinero). Es
un típico delito de corrupción sexual cuyo móvil suele ser lucrativo. F. J. 17. Finalmente,
en el delito de proxenetismo el agente directamente interviene en el comercio sexual de
la víctima a la cual, previamente, convence o compromete para que se entregue sexual-
mente por una contraprestación económica a terceros. El agente en este delito oferta y
administra la prostitución de la víctima. Desarrolla pues, un negocio ilegal en tomo a la
venta sexual de aquella. F. J . 18. Se podría graficar las diferencias entre fratante, promo­
tor y proxeneta señalando que el primero actúa como proveedor; el segundo como impul­
sor o facilitador; y el tercero como expendedor y gestor de la prostitución de las víctimas.
Por consiguiente, el concurso real entre estos tres delitos resulta ser la posibilidad más
técnica de conectarlos hipotéticamente. Así, quien practica la bata puede, también, dedi­
carse de modo sucesivo o paralelo a la promoción o explotación directa de la persona a
quien captó, trasladó o retuvo inicialmente con la finalidad de entregarla a terceros pro­
motores de la prostitución o proxenetas potenciales o en ejercicio” (Acuerdo Plenario
N° 3-2011/CJ-116 sobre “Delitos contra la libertad sexual y trata de personas y pena­
lidad”, del 06/12/2011, jf. jj. 12, 13, 14, 15, 16, 17 y 18, Vil Pleno Jurisdiccional de las
Salas Penales Permanente y Transitoria).

CORTE SUPREMA
J 0916 S e exige que la captación sea con fin es de explotación p a r a qu e se consum e
e l delito de trata de perso n a s: “F. J. 2. En el presente caso, se observa que el tipo penal
de trata de personas previsto en el artículo 153 del Código Penal, al ser aplicado a meno­
res de edad -adolescentes como agraviadas- no exige que el agente se valga de alguno
de los medios comisivos propios de este delito. Pero ciertamente, sí exige que la capta­
ción sea con fines de explotación. En tanto no se especifica qué tipo de explotación, se
entiende que engloba a la explotación sexual y laboral. F. J . 3. Fue la ausencia de ese ele­
mento de tipo penal la razón esencial de la solución absolutoria. Ese criterio que respeta
el principio de legalidad en su manifestación del mandato de determinación -lex certa-
no permite que hechos en los cuales no se advierte explotación, sean considerados como
delito de trata. F. J. 4. La recurrente pretende asimilar a explotación laboral, las condicio­
nes en las que trabaja la menor, con específica mención al horario de la jomada laboral

827
A rt. 153-A LfflRO SEGUNDO / PARTE ESPECIAL - DELITOS

que desempeñaba. Efectivamente, la cantidad de horas que la propia procesada señala


que trabajaba la agraviada, son excesivas, más de doce horas diarias [...]. F. J. 5. Sin
embargo, este exceso en la cantidad de horas no implica por sí mismo explotación labo­
ral, por cuanto este concepto se materializa cuando la labor realizada agota la fuerza del
trabajador. Esto significa que no solo se debe tener en cuenta la cantidad de horas, sino el
tipo de trabajo que se realiza para poder determinar si existe o no explotación laboral de
cara al tipo penal de trata de personas. F. J . 6. De este modo, el hacer de dama de compa­
ñía, y entendida esta como una persona que simplemente bebe con los clientes sin tener
que realizar ninguna otra actividad, no se presenta como una labor que vaya a agotar la
fuerza de la trabajadora” (R. N. N ° 2349-2014-Madre de Dios, del 28/01/2016, ff. jj. 2, 3,
4, 5 y 6, Sala Penal Permanente).

Form as agravadas de la trata de personas(101)102


La pena será no menor de doce ni mayor de veinte años de pena privativa de libertad
e inhabilitación conforme al artículo 36 incisos 1 ,2 ,3 ,4 y 5 del Código Penal, cuando:
1. El agente comete el hecho abusando del ejercicio de la función pública;
2. El agente es promotor, integrante o representante de una organización social,
tutelar o empresarial, que aprovecha de esta condición y actividades para per­
petrar este delito;
3. Exista pluralidad de víctimas;
4. La víctima tiene entre catorce y menos de dieciocho años de edad o es incapaz;
5. El agente es cónyuge, conviviente, adoptante, tutor, curador, pariente hasta el
cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad, o tiene a la víctima a su
cuidado por cualquier motivo o habitan en el mismo hogar.
6. El hecho es cometido por dos o más personas.
La pena será privativa de libertad no menor de 25 años, cuando:
1. Se produzca la muerte, lesión grave o se ponga en inminente peligro la vida y la
seguridad de la víctima.
2. La víctima es menor de catorce años de edad o padece, temporal o permanente­
mente, de alguna discapacidad física o mental.
3. El agente es parte de una organización criminal.

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 153-A{102\- El funcionario o servidor público y los directivos de las enti­
dades privadas, vinculados especial o genéricamente con menores o personas

(101) A rtículo vigente conform e a la m odificación realizada por el artículo 1 de la L ey N° 28950 del 16/01/2007.
(102) A rtículo conform e a la incorporación realizada po r el artículo 2 de la L ey N ° 26309 del 20/05/1994.
V iolación de la libertad personal A rt. 153-A

incapaces que, abusando de su cargo, los retiene o traslada arbitrariamente de un


lugar a otro, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de cinco ni
mayor de doce años e inhabilitación conforme al Artículo 36, incisos 1, 2, 4 y 5.
Si comete el hecho con la finalidad de obtener ven taja económica o explotar social
o económicamente a la víctima, será reprimido con pena privativa de libertad no
menor de diez ni mayor de veinte años, e inhabilitación conforme al Artículo 36,
incisos 1, 2, 4 y 5.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:

Primera modiñcación: artículo 1 de la Ley N° 28950 del 16/01/2007.


(Ver texto vigente)
Primera modiñcación: artículo 1 de la Ley N° 28950 del 16/01/2007.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C: arts. 4, 39; CP: arts. 12, 23, 29, 45, 92, 125, 170, 317, 425; C P P 2 0 0 4 : arts. 161, 242, 298,
341, 341-A, 372, 471, 474 inc. 2; CC: art. 502; C N A : arts. 9 7 ,1 2 3 ,1 2 4 ; D L 25592: art. 2 y s s .

DOCTRINA

Sumario: Sujeto activo / Momento de consumación / Modalidades típicas.

I) 01.59 Sujeto activo: VILLA STEIN, J. (1998). Derecho Penal. Parte especial.
Lima: San Marcos, pp. 124-125. “Sujeto activo solo puede serlo el funcionario público,
lo mismo que el directivo de una entidad privada, vinculado especial o genéricamente con
menores o incapaces de valerse por sí mismos. El comportamiento debe implicar abuso
del cargo de funcionario o directivo al que nos hemos referido y el acto debe ser uno de
retención o traslado de la víctima, sin que sea exigencia del tipo simple perseguir finali­
dad. El comportamiento agravado en cambio, implica que el agente actúe con la finalidad
de obtener una ventaja económica o de explotación económica o social de la víctima”.

______ Momento de consumación: VILLA STEIN, J. (1998). Derecho Penal. Parte


especial. Lima: San Marcos, p. 125. “El delito se consuma con la detención o traslado
de la víctima, sin que sea necesario, en la forma agravada que consiga su propósito. Se
admite la tentativa”.

1)11661 Modalidades típicas: SALINAS SICCHA, R. (2000). Curso de Derecho


Penal peruano. Parte especial. Tomo II. Lima: Palestra, p. 180. “Se configura de dos
modalidades: primero, cuando el autor (que puede ser funcionario público o directivo de
entidades privadas vinculadas con menores o personas incapaces), abusando de su cargo,
retiene, mantiene o secuestra en determinado lugar al agraviado; y segundo, cuando aquel
traslada, conduce o transporta arbitrariamente al agraviado de un lugar a otro diferente”.

829
A rt. 153-A L ibro segundo /Parte especial - delitos

g§| JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Es necesario que el imputado obligue a mantener un trato sexual
con clientes para la consumación del delito de trata de personas.

CO RTE SU PREM A

J 0917 E s necesario qu e el im putado o b lig u e a m antener un trato sex u a l con clientes


p a r a la consum ación d el delito de trata d e perso n a s: “F. J. 4. Que, revisada la senten­
cia de vista cuestionada, [...] se advierte incongruencias y/o imprecisiones en su segundo
considerando -que sustenta concretamente la decisión judicial de confirmar la sentencia
de primera instancia-, como lo es el hecho de aseverar que el encausado C.F, en su decla­
ración instructiva [...] se consideró confeso del delito que se le imputa, por cuanto, revi­
sada la mencionada declaración, se advierte que este refirió que no se siente responsable
del delito atribuido, debido a que las menores identificadas con las iniciales M.J.A.H. y
L.G.L., le indicaron que en el lugar donde venían trabajando denominado ‘El escondite’
no les daban alimentación y buen trato, y tampoco les pagaban bien, motivo por el cual
les propuso que vinieran a trabajar como ‘damas de compañía’ en la venta de cerveza en
su bar ‘Los Angeles’, sito en la localidad de Iberia, en el horario de seis de la tarde a doce
de la noche, pagándoles un porcentaje por cada botella de gaseosa o cerveza que vendían,
además de otorgarles alojamiento (un cuarto) y alimentación, negando el hecho de haber­
las obligado a tener trato sexual con los clientes, y que en su establecimiento comercial
se ejerza la prostitución clandestina; agregando que en un primer momento no tuvo cono­
cimiento que las supuestas agraviadas eran menores de edad, y que solo trabajaron en su
local quince días aproximadamente, y luego se fueron a laborar al bar ‘Las Morenitas’;
de otro lado, en dicho considerando de la sentencia de vista, se precisó que las referi­
das menores agraviadas fueron encontradas por personal policial en el bar del encausado
A.C.E, conforme al acta de intervención [...]; sin embargo, revisada dicha diligencia pre­
liminar, se observa que la intervención fue realizada en el bar ‘Las Morenitas’ de propie­
dad del encausado contumaz L.A.M.Z.; de igual forma, se pretende sustentar la aludida
decisión judicial de confirmar la sentencia apelada en base a que en el acta de constata­
ción e incautación [...], se dejó constancia que en el bar ‘Los Angeles’ se encontró preser­
vativos utilizados y pedazos de papel higiénico; sin embargo, ello no puede ser utilizado
como medio probatorio de cargo para acreditar la responsabilidad penal del encausado
C.E en el delito que se le imputa, por cuanto dicha diligencia fue realizada el cuatro de
febrero de dos mil ocho, esto es, cuando las menores agraviadas ya no se encontraban
laborando en dicho lugar, conforme lo han manifestado estas en sus respectivas decla­
raciones a nivel preliminar [...] y judicial [...], las que incluso corroboran que durante el
tiempo que trabajaron en el local del encausado C.F., este no las obligó a mantener trato
sexual con los clientes. F. J . 5. Que, sin perjuicio de las incongruencias de la sentencia de
vista reseñadas precedentemente, debe tenerse en cuenta que dicha resolución superior
no da respuesta a los argumentos esgrimidos por el encausado CE. en su recurso de ape­
lación contra la sentencia de primera instancia [...], en especial a lo relativo de no haberse
establecido de manera objetiva en qué verbo rector del tipo penal atribuido (delito de trata
V iolación de la libertad personal A rt. 153-A

de personas) se subsume su conducta desplegada en el caso sub examine; siendo ello así,
la resolución superior cuestionada de fecha once de mayo de dos mil nueve, [...] adolece
de una debida motivación [...]” (R. N. N° 75-2010-Madre de Dios, del 31/09/2010, ff.jj.4
y 5, Sala Penal Transitoria).

Explotación sexual(103)
El que, mediante violencia, amenaza u otro medio, obliga a una persona a ejercer
actos de connotación sexual con la finalidad de obtener un aprovechamiento econó­
mico o de otra índole, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de
diez ni mayor de quince años.
Si el agente comete el delito mediante engaño, manipulación u otro condiciona­
miento, se aplicará la misma pena del primer párrafo.
La pena privativa de libertad será no menor de quince ni mayor de veinte años,
cuando:
1. El agente tiene a la víctima bajo su cuidado o vigilancia por cualquier motivo, o
mantiene con ella un vínculo de superioridad, autoridad, poder o cualquier otra
circunstancia que la impulse a depositar su confianza en él.
2. El agente comete el delito en el ámbito del turismo, en el marco de la actividad
de una persona jurídica o en el contexto de cualquier actividad económica.
La pena privativa de libertad será no menor de veinte ni mayor de veinticinco años,
cuando:
1. El agente es ascendiente o descendiente por consanguinidad, adopción o por afi­
nidad; pariente colateral hasta el cuarto grado de consanguinidad o adopción,
o segundo grado de afinidad; cónyuge, excónyuge, conviviente, exconviviente o
tenga hijos en común con la víctima; o habite en el mismo domicilio de la víc­
tima, siempre que no medien relaciones contractuales o laborales.
2. La explotación sexual es un medio de subsistencia del agente.
3. Existe pluralidad de víctimas.
4. La víctima tiene discapacidad, es adulta mayor, padece de una enfermedad
grave, pertenece a un pueblo indígena u originario, o presenta cualquier situa­
ción de vulnerabilidad.
5. Se produzca una lesión grave o se ponga en peligro inminente la vida o la salud
de la víctima.
6. Se derive de una situación de trata de personas.

(103) A rtículo vigente conform e a la modificación realizada por el artículo 1 de la L ey N 030963 del 18/06/2019.

831
A rt. 153-A L ibro segundo / Parte especial - delitos

7. El agente actúe como integrante de una banda o una organización criminal.


8. La víctima está en situación de abandono o de extrema necesidad económica.
Si se produce la muerte de la víctima, la pena privativa de libertad será no menor de
veinticinco ni mayor de treinta años.
En todos los casos se impondrá, además, la pena de inhabilitación conforme al
artículo 36 incisos 1,2, 3, 4, 5, 6, 8, 9,10 y 11.

TEXTO ORIGINAL:
Artículo 153-B(I04>.- El que obliga a una persona a ejercer actos de connotación
sexual con la finalidad de obtener un aprovechamiento económico o de otra índole,
es reprimido con pena privativa de libertad no menor de diez ni mayor de quince
años.
Si el agente comete el delito mediante engaño, manipulación u otro condiciona­
miento se aplicará la misma pena del primer párrafo.
E l consentimiento brindado por el niño, niña o adolescente carece de efectos
jurídicos.
La pena privativa de libertad es no menor de quince ni mayor de veinte años, cuando:
1. E l agente tiene a la víctima bajo su cuidado o vigilancia por cualquier motivo,
o mantiene con ella un vínculo de superioridad, autoridad, poder u otro que la
impulse a depositar su confianza en él.
2. La víctima tiene entre catorce y menos de dieciocho años de edad.
3. E l agente comete el delito en el ámbito del turismo, en el marco de la actividad
de una persona jurídica o en el contexto de cualquier actividad económica.
La pena privativa de libertad es no menor de veinte ni mayor de veinticinco años,
cuando:
1. El agente es ascendiente o descendiente por consanguinidad, adopción o por
afinidad; pariente colateral hasta el cuarto grado de consanguinidad o adop­
ción, o segundo grado de afinidad.
2. La explotación es un medio de subsistencia del agente.
3. Existe pluralidad de víctimas.
4. La víctima tiene discapacidad, es menor de catorce años de edad, adulta mayor,
padece de una enfermedad grave, pertenece a un pueblo indígena o presenta
cualquier situación de vulnerabilidad.
5. Se produzca una lesión grave o se ponga en peligro inminente la vida o la salud
de la víctima.
6. Se derive de una situación de trata de personas.
Si se produce la muerte de la víctima, la pena privativa de libertad es no menor de
veinticinco ni mayor de treinta años.104

(104) A rtículo incorporado por el artículo 2 del D ecreto Legislativo N° 1323 del 06/01/2017.

832
V iolación de la libertad personal A rt. 153-C

E n todos los casos se impondrá además la p en a d e inhabilitación conform e al


artículo 3 6 incisos 1, 2, 3, 4, 5, 6, 8, 1 0 y 11.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Primera modificación: artículo 1 de la Ley N° 30963 del 18/06/2019.
(Ver texto vigente)

N ormas concordantes
C: arts. 2 inc. 15), 4; CP: arts. 12, 23, 29, 36, 45; C P P 2004: arts. 161, 298, 372, 471;
C A D H : art. 6 inc. 2)

Esclavitud y otras form as de explotación(105)


El que obliga a una persona a trabajar en condiciones de esclavitud o servidumbre, o
la reduce o mantiene en dichas condiciones, con excepción de los supuestos del delito
de explotación sexual, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de
diez ni mayor de quince años.
Si el agente comete el delito mediante engaño, manipulación u otro condiciona­
miento, se aplicará la misma pena del primer párrafo.
El consentimiento brindado por el niño, niña o adolescente carece de efectos
jurídicos.
La pena privativa de libertad es no menor de quince años ni mayor de veinte años,
cuando:
1. La víctima tiene entre catorce y menos de dieciocho años de edad.
2. El agente comete el delito en el marco de las actividades de una persona jurídica
o en el contexto de cualquier actividad económica.
3. Si el agente tiene a la víctima bajo su cuidado o vigilancia por cualquier motivo,
o mantiene con ella un vínculo de superioridad, autoridad, poder u otro que la
impulse a depositar su confianza en él.
La pena privativa de libertad es no menor de veinte ni mayor de veinticinco años,
cuando:
1. El agente es familiar de la víctima hasta el cuarto grado de consanguinidad o
segundo de afinidad.
2. La explotación es un medio de subsistencia del agente.
3. Existe pluralidad de víctimas.

(105) Artículo vigente conform e a la incorporación realizada por el artículo 2 del Decreto Legislativo N° 1323
del 06/01/2017.
A rt . 153-C L ibro segundo / Parte especial - delitos

4. La víctima tiene discapacidad, es menor de catorce años de edad, adulta mayor,


padece de enfermedad grave, pertenece a un pueblo indígena, es trabajador
migrante o presenta cualquier situación de vulnerabilidad.
5. Se produzca lesión grave o se ponga en peligro inminente la vida o la salud de la
víctima.
6. Se derive de una situación de trata de personas.
Si se produce la muerte de la víctima, la pena privativa de libertad es no menor de
veinticinco ni mayor de treinta años.
En todos los casos se impondrá además la pena de inhabilitación conforme al artículo
36 incisos 1, 2, 3, 4, 5, 6, 8,10 y 11.
N ormas concordantes
C: arts. 2 inc. 15), 4; CP: arts. 12, 23, 29, 36, 45; C P P 2004: arts. 161, 298, 372, 471;
C A D H : art. 6 inc. 1)

DOCTRINA

Sumario: Bien jurídico / Conductas típicas / Tipo subjetivo.

I ) H ( ) ( i 2 Bien jurídico: ROY FREYRE. L. (1975). D erech o P ena l p eruano. Parte espe­
cial. Delitos contra las buenas costumbres. Delitos contra la familia. Delitos contra la
libertad. Tomo II. Lima: Unidas, pp. 277-278. “Es la libertad individual vulnerada aquí en
toda su extensión y con toda crudeza, solo superable por la esclavitud. El delito estudiado
compromete la propia dignidad del hombre. Es elemento que el derecho punitivo tutele la
condición básica de la persona humana, evitando su explotación como la cosa, su consi­
deración como un medio de exclusiva y gratuita utilidad particular”.

Conductas típicas: MAGGIORE, G. (1986). En: D erecho Penal. P arte espe­


cial: Delitos en particular. Volumen IV. Bogotá: Temis, pp. 452-454. “La acción consti­
tutiva de este delito consiste en reducir a esclavitud a alguna persona. ‘Esclavitud’ es ‘el
estado y condición de un individuo puede efectuarse sin el consentimiento o con el con­
sentimiento del sujeto pasivo, ya que la libertad es un bien indisponible’. [...]. ‘Trata’ es
el tráfico y transporte de esclavos con fines de lucro. Apoderarse, adquirirla o mantenerla.
La diferencia entre esta figura y la precedente consiste en que en este caso no se castiga
el comercio, sino un acto particular de actividad comercial”.

I) fl(.(.4 Tipo subjetivo: MAGGIORE, G. (1986). En: D erecho Penal. P arte especial:
Delitos en particular. Volumen IV. Bogotá: Temis, pp. 452-453. “Este delito es doloso,
y su dolo es genérico, pues no se requiere ningún fin especial, como, por ejemplo, el fin
de lucro”.

834
V iolación de la libertad personal A rt. 153-D

ARTÍCULO 153-D Promoción o favorecimiento de la explotación sexual(106)


El que promueve, favorece o facilita la explotación sexual de otra persona, será
reprimido con pena privativa de libertad no menor de diez ni mayor de quince años.
La pena privativa de libertad será no menor de quince ni mayor de veinte años,
cuando:
1. El agente se aproveche de su calidad de curador o tenga a la víctima bajo su cui­
dado o vigilancia por cualquier motivo, o tenga con ella un vínculo de superiori­
dad, autoridad, poder o cualquier otra circunstancia que la impulse a depositar
su confianza en él.
2. El agente cometa el delito en el ámbito del turismo, en el marco de la actividad
de una persona jurídica o en el contexto de cualquier actividad económica.
La pena privativa de libertad será no menor de veinte ni mayor de veinticinco años,
cuando:
1. El agente sea ascendiente o descendiente por consanguinidad, adopción o por
afinidad; pariente colateral hasta el cuarto grado de consanguinidad o adop­
ción, o segundo grado de afinidad; cónyuge, excónyuge, conviviente, exconvi­
viente o tenga hijos en común con la víctima; o habite en el mismo domicilio de
la víctima, siempre que no medien relaciones contractuales o laborales.
2. Es un medio de subsistencia del agente.
3. Exista pluralidad de víctimas.
4. La víctima tenga discapacidad, sea adulta mayor, padezca de una enfermedad
grave, pertenezca a un pueblo indígena u originario, o presente cualquier situa­
ción de vulnerabilidad.
5. Cuando el agente, a sabiendas, favorezca o promueva actos de explotación
sexual violentos que produzcan lesiones o ponga en peligro grave la integridad
o la vida de quien realice la prostitución.
6. Se produzca una lesión grave o se ponga en peligro inminente la vida o la salud
de la víctima.
7. Se derive de una situación de trata de personas.
8. El agente actúe como integrante de una banda o una organización criminal.
9. La víctima esté en situación de abandono o de extrema necesidad económica.
Si se produce la muerte de la víctima, la pena privativa de libertad será no menor de
veinticinco ni mayor de treinta años.
En todos los casos se impone, además, la pena de inhabilitación conforme al artículo
36, incisos 1, 2 ,3 ,4 , 5, 6, 8, 9,10 y 11.
N ormas concordantes
C P P 200 4 : arts. 161, 298, 172, 471.

(106) Artículo vigente conform e a la incorporación realizada por el artículo 2 de la Ley N° 30963 del 18/06/2019.

835
A rt. 153-E L ibro segundo /Parte especial - delitos

ARTÍCULO 153-E Cliente de la explotación sexual(107)


El que, mediante una prestación económica o ventaja de cualquier naturaleza, tiene
acceso carnal por vía vaginal, anal o bucal o realiza otros actos análogos introdu­
ciendo objetos o partes del cuerpo por alguna de esas vías con una víctima de explo­
tación sexual será reprimido con pena privativa de libertad no menor de nueve ni
mayor de doce años.
N ormas concordantes
C P P 2 0 0 4 : arts. 161, 298, 372, 471.

ARTICULO 153-F Beneficio por explotación sexual(108)


El que, sin participar de los actos de explotación sexual de una persona, recibe un
beneficio económico o de otra índole derivado de dichos actos, será reprimido con
pena privativa de libertad no menor de seis ni mayor de ocho años.
La pena privativa de libertad será no menor de ocho ni mayor de catorce años cuando:
1. El agente sea ascendiente o descendiente por consanguinidad, adopción o por
afinidad, pariente colateral hasta el cuarto grado de consanguinidad o adop­
ción, o segundo grado de afinidad; cónyuge, excónyuge, conviviente, exconvi­
viente o tenga hijos en común con la víctima; o habite en el mismo domicilio de
la víctima, siempre que no medien relaciones contractuales o laborales.
2. El agente se aproveche de su calidad de curador; o tenga a la víctima bajo su
cuidado o vigilancia por cualquier motivo; o mantenga con la víctima un vínculo
de superioridad, autoridad, poder u otro que le genere confianza en él.
3. Es un medio de subsistencia del agente.
4. Exista pluralidad de víctimas
5. La víctima tenga discapacidad, sea adulta mayor, padezca de una enfermedad
grave, o presente cualquier situación de vulnerabilidad.
6. La víctima pertenezca a un pueblo indígena u originario.
7. El agente actúe como integrante de una banda u organización criminal.
8. La víctima está en situación de abandono o de extrema necesidad económica.
En todos los casos se impone, además, la pena de inhabilitación conforme al artículo
36, incisos 1, 2,3, 4, 5, 6, 8, 9,10 y 11.
N ormas concordantes
C P P 2 0 0 4 : arts. 161, 298, 372, 471.

(107) Artículo vigente conforme a la incorporación realizada por el artículo 2 de la Ley N° 30963 del 18/06/2019.
(108) ídem .

836
V iolación de la libertad personal A rt. 153-G

m x m m m G estión de la explotación sexual(109)


El que dirige o gestiona la explotación sexual de otra persona con el objeto de tener
acceso carnal será reprimido con pena privativa de libertad no menor de diez ni
mayor de quince años.
La pena privativa de libertad será no menor de quince ni mayor de veinte años,
cuando:
1. El agente tenga a la víctima bajo su cuidado o vigilancia por cualquier motivo, o
tenga con ella un vínculo de superioridad, autoridad, poder o cualquier otra cir­
cunstancia que la impulse a depositar su confianza en él.
2. El agente cometa el delito en el ámbito del turismo, en el marco de la actividad
de una persona jurídica o en el contexto de cualquier actividad económica.
La pena privativa de libertad será no menor de veinte ni mayor de veinticinco años,
cuando:
1. El agente sea ascendiente o descendiente por consanguinidad, adopción o por
afinidad; pariente colateral hasta el cuarto grado de consanguinidad o adop­
ción, o segundo grado de afinidad; cónyuge, excónyuge, conviviente, exconvi­
viente o tenga hijos en común con la víctima; o habite en el mismo domicilio de
la víctima, siempre que no medien relaciones contractuales o laborales.
2. Es un medio de subsistencia del agente.
3. Exista pluralidad de víctimas.
4. La víctima tenga discapacidad, sea adulta mayor, padezca de una enfermedad
grave, pertenezca a un pueblo indígena u originario, o presente cualquier situa­
ción de vulnerabilidad.
5. Se produzca una lesión grave o se ponga en peligro inminente la vida o la salud
de la víctima.
6. Se derive de una situación de trata de personas.
7. El agente actúe como integrante de una banda o una organización criminal.
8. La víctima esté en situación de abandono o de extrema necesidad económica.
Si se produce la muerte de la víctima, la pena privativa de libertad será no menor de
veinticinco ni mayor de treinta años.
En todos los casos se impone, además, la pena de inhabilitación conforme al artículo
36, incisos 1,2, 3,4, 5, 6, 8, 9,10 y 11.
N ormas concordantes
C P P 2 0 0 4 : arts. 161, 298, 372, 471.

(109) Artículo vigente conforme a la incorporación realizada por el artículo 2 de la Ley N° 30963 del 18/06/2019.

837
Art. 153-H L ibro segundo /Parte especial - delitos

ARTICULO 153-H E xplotación sexual de niñas, niños y adolescentes(I10)


El que hace ejercer a niña, niño o adolescente actos de connotación sexual con la
finalidad de obtener un aprovechamiento económico o de otra índole será reprimido
con pena privativa de libertad no menor de quince ni mayor de veinte años.
El consentimiento brindado por el adolescente carece de efectos jurídicos.
La pena privativa de libertad será no menor de veinte ni mayor de treinta años si el
agente:
1. Es promotor, integrante o representante de una organización social, tutelar o
empresarial que aprovecha esta condición y realiza actividades para perpetrar
este delito.
2. Tiene a la víctima bajo su cuidado o vigilancia, por cualquier motivo, o man­
tiene con ella un vínculo de superioridad, autoridad, poder o cualquier otra cir­
cunstancia que impulse a depositar la confianza en él.
La pena privativa de libertad será no menor de treinta ni mayor de treinta y cinco
años cuando:
1. El agente sea ascendiente por consanguinidad, adopción o por afinidad, pariente
colateral hasta el cuarto grado de consanguinidad o adopción, o segundo grado
de afinidad, tutor, cónyuge, excónyuge, conviviente, exconviviente o tenga hijos
en común con la víctima; o habite en el mismo domicilio de la víctima, siempre
que no medien relaciones contractuales o laborales.
2. Es un medio de subsistencia del agente.
3. Exista pluralidad de víctimas.
4. La víctima tenga discapacidad, padezca de una enfermedad grave, o presente
cualquier situación de vulnerabilidad.
5. La víctima pertenezca a un pueblo indígena u originario.
6. El agente ponga en inminente y grave peligro la vida o la salud física o mental
de la víctima.
7. Se derive de una situación de trata de personas.
8. El agente actúe como integrante de una banda o una organización criminal.
9. La víctima esté en situación de abandono o de extrema necesidad económica.
10. La víctima sea menor de catorce años.
La pena será de cadena perpetua:
1. Si se causa la muerte de la víctima.
2. Si se lesiona gravemente su salud física o mental.
3. Si, a consecuencia de la explotación sexual, la víctima menor de 14 años tiene
acceso carnal por vía vaginal, anal o bucal o realiza cualquier otro acto análogo

(110) Artículo vigente conform e a la incorporación realizada por el artículo 2 de la L ey N° 30963 del 18/06/2019.

838
V iolación de la libertad personal A rt. 153-1

con la introducción de un objeto o parte del cuerpo por alguna de las dos prime­
ras vías.
En todos los casos se impone, además, la pena de inhabilitación conforme al artículo
36, incisos 1, 2, 3,4, 5, 6, 8, 9,10 y 11.
N ormas concordantes
C P P 2 0 0 4 : arts. 161, 298, 372, 471

ARTICULO 153-1 Beneficio de la explotación sexual de niñas, niños y


adolescentes (m)
El que, sin participar de los actos de explotación sexual de niña, niño o adolescente,
recibe un beneficio económico o de otra índole derivado de dichos actos será repri­
mido con pena privativa de libertad no menor de diez ni mayor de quince años.
El consentimiento brindado por el adolescente carece de efectos jurídicos.
La pena privativa de libertad será no menor de quince ni mayor de veinte años si el
agente:
1. Es promotor, integrante o representante de una organización social tutelar o
empresarial que aprovecha esta condición y realiza actividades para perpetrar
este delito.
2. Tiene a la víctima bajo su cuidado o vigilancia, por cualquier motivo, o man­
tiene con ella un vínculo de superioridad, autoridad, poder o cualquier otra cir­
cunstancia que impulse a depositar la confianza en él.
La pena privativa de libertad será no menor de veinte ni mayor de treinta años
cuando:
1. El agente sea ascendiente por consanguinidad, adopción o por afinidad, pariente
colateral hasta el cuarto grado de consanguinidad o adopción, o segundo grado
de afinidad, tutor, cónyuge, excónyuge, conviviente, exconviviente o tenga hijos
en común con la víctima; o habite en el mismo domicilio de la víctima, siempre
que no medien relaciones contractuales o laborales.
2. Es un medio de subsistencia del agente.
3. Exista pluralidad de víctimas.
4. La víctima tenga discapacidad, padezca de una enfermedad grave o presenta
cualquier situación de vulnerabilidad.
5. La víctima pertenezca a un pueblo indígena u originario.1

(111) Artículo vigente conforme a la incorporación realizada por el artículo 2 de la Ley N° 30963 del 18/06/2019.

839
A rt. 153-J L ibro segundo /Parte especial - delitos

6. Se derive de una situación de trata de personas.


7. El agente actúe como integrante de una banda o una organización criminal.
8. La víctima esté en situación de abandono o de extrema necesidad económica.
9. La víctima sea menor de catorce años.
La pena privativa de libertad será no menor de treinta y cinco años si se causa la
muerte de la víctima o se lesiona gravemente su salud física o mental.
En todos los casos se impone, además, la pena de inhabilitación conforme al artículo
36, incisos 1,2, 3, 4, 5, 6, 8, 9,10 y 11.
N ormas concordantes
C P P 2 0 0 4 : arts. 161, 298, 372, 471.

ARTICULO 153-J G estión de la explotación sexual de niñas, niños y


adolescentes(112)
El que dirige o gestiona la explotación sexual de niña, niño o adolescente con el objeto
de tener acceso carnal será reprimido con pena privativa de libertad no menor de
quince ni mayor de veinte años.
El consentimiento brindado por el adolescente carece de efectos jurídicos.
La pena privativa de libertad será no menor de veinte ni mayor de treinta años si el
agente:
1. Es promotor, integrante o representante de una organización social, tutelar o
empresarial que aprovecha esta condición y realiza actividades para perpetrar
este delito.
2. Tiene a la víctima bajo su cuidado o vigilancia, por cualquier motivo, o man­
tiene con ella un vínculo de superioridad, autoridad, poder o cualquier otra cir­
cunstancia que impulse a depositar la confianza en él.
La pena privativa de libertad será no menor de treinta ni mayor de treinta y cinco
años cuando:
1. El agente sea ascendiente por consanguinidad, adopción o por afinidad, pariente
colateral hasta el cuarto grado de consanguinidad o adopción, o segundo grado
de afinidad, tutor, cónyuge, excónyuge, conviviente, exconviviente o tenga hijos
en común con la víctima; o habite en el mismo domicilio de la víctima, siempre
que no medien relaciones contractuales o laborales.
2. Es un medio de subsistencia del agente.

(112) Artículo vigente conform e a la incorporación realizada por el artículo 2 de la Ley N° 30963 del 18/06/2019.

840
V iolación de la libertad personal A rt. 153-J

3. Exista pluralidad de víctimas.


4. La víctima tenga discapacidad, padezca de una enfermedad grave, o presente
cualquier situación de vulnerabilidad.
5. La víctima pertenezca a un pueblo indígena u originario.
6. El agente ponga en inminente y grave peligro la vida o la salud física o mental
de la víctima.
7. Se derive de una situación de trata de personas.
8. El agente actúe como integrante de una banda o una organización criminal.
9. La víctima esté en situación de abandono o de extrema necesidad económica.
10. La víctima sea menor de catorce años.
La pena será de cadena perpetua:
1. Si se causa la muerte de la víctima.
2. Si se lesiona gravemente su salud física o mental.
3. Si, a consecuencia de la explotación sexual, la víctima menor de 14 años tiene
acceso carnal por vía vaginal, anal o bucal o realiza cualquier otro acto análogo
con la introducción de un objeto o parte del cuerpo por alguna de las dos prime­
ras vías.
En todos los casos se impone, además, la pena de inhabilitación conforme al artículo
36, incisos 1, 2, 3, 4, 5, 6, 8, 9,10 y 11.
N ormas concordantes
C P P 2004: arts. 161, 298, 372, 471.

. 841
CAPÍTULO II
VIOLACIÓN DE LA INTIMIDAD
ARTÍCULO 154 Violación a la intimidad personal o familiar
E l que viola la in tim id ad de la vida p erson al o fam iliar ya sea observando, escu­
chando o registrando un hecho, palabra, escrito o im agen, valién d ose de instrum en­
tos, p rocesos técnicos u otros m edios, será reprim ido con p en a privativa de libertad
no m ayor de dos años.
L a p en a será no m enor de uno n i m ayor de tres años y de treinta a ciento veinte días-
m ulta, cuando el agente revela la in tim id ad conocida de la m anera antes prevista.
Si utiliza algún m edio de com unicación social, la pena privativa de libertad será no
m enor de dos n i m ayor de cuatro años y d e sesenta a ciento ochenta días-m ulta.

N o r m a s c o n c o r d a n t e s

C: arts. 1, 2 ines. 4), 6), 7), 10); CP: arts. 12, 23, 29, 45, 92; C P P 2004: arts. 459 al 467,
483, 484, 487; C d e P P : arts. 2, 74, 75, 302 a l 310.; CC: arts. 5, 14, 15, 16; CPC: art. 686;
C N A : art. 4; C A D H : art. 11 inc. 2)

[|jl DOCTRINA
Sumario: Bien jurídico protegido / Elementos típicos de naturaleza objetiva / Contenido de la
esfera íntima o de reserva.

B ien ju ríd ico protegido: SEGRELLES DE ARENAZA, I. (2000). “Delitos


contra la intimidad, el derecho a la propia imagen y la inviolabilidad del domicilio (I).
Descubrimiento y revelación de secreto”. En: COBO DEL ROSAL, M. (Director). Com­
pen dio de D erecho Penal. P a rte especial. Madrid: Marcial Pons, p. 272. “La intimidad es
un bien jurídico de naturaleza subjetiva, tanto en el sentido que pertenece al sujeto, como
en el que de su contenido, en una importante medida, viene determinado por la voluntad
del mismo. Esto último, significa que si bien la intimidad, en teoría, se refiere a una inti­
midad de datos sobre el sujeto, en la práctica, será el propio individuo quien delimite su
extensión. Por ejemplo, un determinado sujeto podrá considerar su enfermedad o su ideo­
logía como íntimas y secretas, durante un momento determinado, pero no en otro, o frente
a algunas personas y no frente a otras [...]”.

E lem entos típicos de natu raleza objetiva: MUÑOZ CONDE, F. (1999).


D erecho Penal. P a rte especial. Valencia: Tirant lo Blanch, pp. 248-249. “La caracterís­
tica principal de este precepto es que el objeto sobre el que recaen las distintas acciones
en él tipificadas, datos reservados de carácter personal o familiar de otro, se encuentran
registrados en ficheros o soportes informáticos, electrónicos o telemáticos, o en cualquier
otro tipo de archivo de registro público o privado. La particularidad que el mismo encie­
rra es que los datos referidos a la intimidad estén registrados de forma ordenada, nor­
malmente, a través de un mecanismo informático. De ahí que las conductas tipificadas
no solo se limiten a las consistentes en apoderamiento, utilización o modificación de los
datos, sino que incluyen también el acceso a los mismos”.

842
V iolación de la I ntimidad A rt. 1 5 4

i) nwr Contenido de la esfera íntima o de reserva: CREUS, C. (1999). Derecho


Penal. Parte especial. Tomo I. 6a edición. Buenos Aires: Astrea, p. 350. “La esfera de
reserva de la persona, dentro de la cual tiene que poder vivir su intimidad sin la intro­
misión ilícita de terceros, se completa respecto de todo lo que desea mantener fuera del
conocimiento de extraños o reducirlo al conocimiento de un número limitado, ya se trate
de sus pensamientos, sus acciones o acontecimientos o circunstancias que lo conciernan.
[...] la ley trata de proteger esa manifestación de la libertad individual, prohibiendo la
intromisión de terceros en la intimidad del sujeto pasivo o la comunicación de sus secre­
tos a otros por parte de quienes, teniendo derecho a conocerlos o habiéndolos conocido
sin intromisiones ilícitas, carecen del derecho de comunicarlos”.

g¡| JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Configuración del delito de violación de la intimi­


dad. CORTE SUPREMA: Grabación de una reunión por uno de los protagonistas debe
analizarse y valorarse de acuerdo con los intereses en conflicto en el caso concreto /
Fundamentos, ponderación y límites del derecho de información.

T R IB U N A L C O N S T IT U C IO N A L

J 0918 C onfiguración del delito de violación de la intim idad: “F. J . 25 [...] El delito
por el que fueron sentenciados los recurrentes en la querella por delito contra la intimi­
dad, está prescrito claramente en el artículo 154 del Código Penal: ‘El que viola la inti­
midad de la vida personal o familiar ya sea observando, escuchando o registrando un
hecho, palabra, escrito o imagen, valiéndose de instrumentos, procesos técnicos u otros
medios, será reprimido con pena privativa de libertad no mayor de dos años. La pena será
no menor de uno ni mayor de tres años y de treinta a ciento veinte días-multa, cuando el
agente revela la intimidad conocida de la manera antes prevista. Si utiliza algún medio de
comunicación social, la pena privativa de libertad será no menor de dos ni mayor de cua­
tro años y de sesenta a ciento ochenta días-multa’. En tal configuración, el delito no solo
se restringe a la responsabilidad por captar imágenes, sino que avanza hasta la difusión
de las mismas. Fue en cuanto a la difusión que los recurrentes solicitaron los informes
respectivos, pero también fluye de autos que respecto a captar imágenes no hubo informe
alguno que supuestamente lo autorice. Es decir, así se hubiese comprobado la existencia
de un informe, ello no hubiera podido exculpar o disminuir la responsabilidad de los que­
rellados respecto al momento en que se preparó y se filmó el acto sexual de la querellante”
(STCExp. N° 6712-2005-HC/TC-Lima, caso: Magaly Jesús Medina VelayNey Guerrero
Orellana, del 17/10/2005, fi j. 25).

C O RTE SU PR EM A

J 0919 G rabación d e una reunión p o r uno de los protagon ista s d eb e analizarse y valo­
rarse de acuerdo con los intereses en conflicto en el caso concreto: “Por otro lado, alega
la acusada que se vulneró su derecho a la intimidad - y la inviolabilidad de secreto de las
comunicaciones-, porque los audios se grabaron sin su consentimiento. Al respecto, cabe

843
A rt. 1 5 4 L ibro segundo /Parte especial - delitos

acotar que la grabación realizada por el particular [...], que supuso una injerencia en la
intimidad de la acusada [...], tiene que analizarse y valorarse de acuerdo con los intereses
en conflicto en el caso concreto: la intimidad y el interés en la persecución y castigo del
delito. Esta grabación de una conversación privada realizada por uno de los protagonis­
tas, contenía la presunta comisión de un delito de la que era víctima, pues el supuesto de
hecho era la entrega de una suma de dinero que se había realizado a una funcionaría por
un particular, para que interceda de un asunto de competencia de otros funcionarios públi­
cos; es decir, un delito de tráfico de influencias. Asimismo, con la misma, pretendió faci­
litar su averiguación -identificando a la autora-, persecución y posterior castigo -existió
una justificación y la grabación no se hizo para divulgar secretos o datos de la intimidad
del grabado, para chantajearlo u obtener alguna prueba de hechos no delictivos-. Si a la
presunta víctima le asiste el derecho de denunciar el delito, tiene que considerarse legí­
timo que provea de algún medio para acreditar el objeto de su denuncia [salvo el caso del
delito provocado], siempre que este medio sea constitucionalmente permitido y no inte­
gre, a su vez, una infracción criminal. Por tanto, la grabación de esta conversación apor­
tada al proceso como prueba, no se encontraba en el ámbito intangible por antonoma­
sia de la vida personal; así como también en su lícita valoración, prima el interés en la
averiguación de la verdad, frente a la protección de la vida privada, porque el delito de
influencias es grave y sancionado con pena de hasta ocho años. Dentro de este contexto,
en aplicación del principio de la ponderación de intereses, prima el interés público a la
averiguación de la verdad, sobre el interés del particular a la intimidad. No puede olvi­
darse, que se comprobó la autenticidad de esta prueba y se incorporó al juicio oral, para
ser sometido a contradicción y a la valoración del juzgador” (R. N. N ° 3824-2012-Del
Santa, del 09/05/2013,/. j. 10, Sala Penal Transitoria).

J 0920 F undam entos, pon d era ció n y lím ites d e l derecho de inform ación: “F. J. 5.
Fundamentos del derecho a la intimidad. Queda claro entonces, que la difusión tele­
visiva de las escenas sexuales íntimas de la agraviada, no estaban de ningún modo justi­
ficado por una exigencia informativa, en cuanto se estima que el derecho de información
tiene relevancia jurídica solamente en los límites de la utilidad social y de la esenciali-
dad y modales civilizados de la noticia. Con tales parámetros, no se trata de ‘bloquear’
la expresión de la libertad fundamental de la información, sino por el contrario, apoya­
dos en el Código deontológico de los periodistas, hacer que ella se desenvuelva según
las características que le son propias, actuando así el balance de los intereses contrapues­
tos. F. J . 6. Conflictos de derechos fundamentales. La doctrina informa además que,
el derecho de información no es absoluto, pues ningún derecho lo es, y ha de coexistir -
pacíficamente- con otros derechos fundamentales. En efecto, a partir de la Constitución
Política se establece que, cuando del ejercicio de tales libertades resulten afectados, la
intimidad y honor de las personas, nos encontramos ante un conflicto de derechos, ambos
de rango fundamental, que para resolverlo deberá recurrirse a los haremos siguientes:
a) la no existencia de derechos fundamentales absolutos, ni de límites absolutos a estos,
b) la delimitación de los derechos enfrentados, distinguiendo entre la libertad de infor­
mación y de expresión, por un lado y el derecho a la intimidad personal, por otro, c) la
importancia de los criterios de ponderación y, d) la especial consideración de penetrar,
dolosa y abusivamente, en la intimidad personal. En tal virtud, en lo que se refiere a este

844
V iolación de la I ntimidad A rt. 154

derecho, y su relación con el derecho a la información, ciertamente los preceptos del


Código Penal conceden una amplia protección a la primera mediante la tipificación con­
tenida en el artículo ciento cincuenta y cuatro, protección que se sustenta y responde a los
valores consagrados en la Constitución Política. F. J . 7. Los criterios de ponderación.
Es reiterada jurisprudencia de los Tribunales constitucionales internacionales y del Tribu­
nal Europeo de Derechos Humanos, afrontar las colisiones entre derechos fundamentales
tratando de salvaguardarlos en sus colisiones, para buscar que ambos se puedan desarro­
llar sin que uno de ellos desaparezca. Por ello, los operadores del derecho ponderarán (de
pondus, peso), pesarán o sopesarán los derechos en cuestión, para que prevalezcan uno y
otro al máximo, dentro de lo posible, valiéndose en lo posible del criterio de proporcio­
nalidad; por consiguiente, a la hora de ponderar el derecho a la información periodística
frente al de intimidad -como en el caso de autos-, se ha de considerar tres criterios con­
vergentes: el tipo de libertad ejercitada, el interés público existente, y la condición de per­
sonaje público o privado del ofendido: añadiéndose además, el especial ‘peso específico
de los principios ideológicos de una verdadera sociedad democrática’. F. J. 8. Si la infor­
mación no es de interés público -no estamos pues ante un hecho noticiable-, se invierte
lógicamente la prevalencia del derecho a la información sobre el derecho a la intimidad,
con independencia de que la persona afectada sea pública o privada. Se protegen, pues,
las relaciones privadas cuyo interés para la formación de la opinión pública de una socie­
dad democrática, es nulo. El criterio de prevalencia de la formación de la opinión pública
actúa cuando se ejerce por cauces normales, caso contrario, declina el valor preferente del
derecho a la información. Desaparece, por tanto, el fundamento de la prevalencia y, por
ende, la prevalencia misma. F. J. 9. Que, en el caso materia de incriminación se eviden­
cia una injerencia ilegítima a la intimidad: pues, el reportaje televisado ‘Las prostivedet-
tes’ exhibe a Ménica Adaro Rueda manteniendo relaciones sexuales con una persona de
sexo masculino. Que filmaciones de tal naturaleza constituyen formas de cómo se puede
penetrar y quebrantar las fronteras del entorno de la intimidad propia de cada persona, ya
que evidentemente no era una información de interés público. Más reprobable y desva­
lorada resulta la conducta sub examen, al haber reconocido los propios sentenciados que
provocaron el encuentro sexual instruyendo al llamado ‘contacto’ para que oficie de insti­
gador. F. J. 10. Libertad de información y hechos verdaderos alegados por los senten­
ciados (prostitución clandestina). Se plantea en tal dimensión, la cuestión relativa a si
también se puede lesionar la intimidad de una persona imputándole hechos que le perjudi­
quen, aunque sean verdaderos. La jurisprudencia constitucional española tiene por ejem­
plo establecido que la imputación de un hecho verdadero, ausente de todo interés público,
supone la intromisión en la intimidad de una persona privada, por no estar amparada por
el derecho a la libertad de información veraz sobre hechos noticiables con relevancia
pública. Por tales fundamentos, se declara improcedente la denuncia por supuesta viola­
ción a la libertad de información y al principio de legalidad que denuncian los impugnan­
tes. Pues la vedette Mónica Adaro no era personaje público, ni la prostitución clandestina
era un delito que merecía tal propalación televisiva, habida cuenta que dichas prácticas
son toleradas socialmente” (R. N. N ° 3301-2004-Lima, del 28/04/2005, ff. jj. 5, 6, 7, 8 y
10, Primera Sala Penal Transitoria).

845
Art. 154-B L ibro segundo /Parte especial - delitos

Tráfico ilegal de datos personales(113)


El q ue ilegítim am en te com ercializa o v en d e inform ación no pública relativa a cual­
quier ám bito de la esfera personal, fam iliar, patrim onial, laboral, financiera u otro
de naturaleza análoga sobre una persona natu ral, será reprim ido con p en a privativa
de lib ertad no m enor de dos n i m ayor de cinco años.
S i el agente com ete el delito com o in tegran te de una organización crim inal, la pena
se in crem enta hasta en un tercio por en cim a del m áxim o leg a l previsto en el párrafo
anterior.

N o r m a s c o n c o r d a n t e s

L e y 2 9 7 3 3 :1 y ss.; L e y 3 0 0 9 6 :1 y ss.; D S 003 -2 0 1 3 -JU S : art. 1 y ss.

Difusión de imágenes, materiales audiovisuales o


audios con contenido sexual(114)
E l que, sin autorización, difunde, revela, pu b lica, cede o com ercializa im ágenes,
m ateriales audiovisuales o audios con contenido sexual de cualquier p erson a, que
obtuvo con su anuencia, será reprim ido con pena privativa de lib ertad no m enor de
dos n i m ayor de cinco años y con treinta a ciento veinte días-m ulta.
L a p en a privativa de libertad será no m en or de tres n i m ayor de seis años y de ciento
ochenta a trescientos sesenta y cinco d ías-m u lta, cuando concurra cualquiera de las
sigu ien tes circunstancias:
1. C uando la víctim a m antenga o haya m antenido una relación de pareja con el
agente, son o han sido convivientes o cónyuges.
2. C uando para m aterializar el hecho u tilice redes sociales o cualquier otro medio
que genere una difusión m asiva.

N o r m a s c o n c o r d a n t e s

L e y 27942: art. 6

(113) A rtículo vigente conforme a la incorporación realizada por el artículo 5 de la L ey N° 30171 del
10/03/2014.
(114) A rtículo vigente conform e a la incorporación realizada por el artículo 2 del D ecreto Legislativo N° 1410
del 12/09/2018.
V iolación de la I ntimidad A rt. 155

ARTÍCULO 155 Agravante por la calidad de funcionario público(115)


Si el agente es funcionario o servidor público y, en ejercicio del cargo, comete el
hecho previsto en los artículos 154 y 154-A, la pena será no menor de tres ni mayor
de seis años e inhabilitación conforme al artículo 36 incisos 1, 2 y 4.
Si el agente es funcionario o servidor público y, en ejercicio del cargo, comete el
hecho previsto en los artículos 154 y 154-A y la información tenga su origen a par­
tir de la aplicación de la medida de la localización o geolocalización, la pena será no
menor de seis ni mayor de ocho años e inhabilitación conforme al artículo 36 inci­
sos 1,2 y 4.

TEXTO ORIGINAL:
A rtículo 155.- Si el agente esfuncionario o set'vidor público y, en ejercicio del cargo,
comete el hecho previsto en el artículo 154, la pena será no menor de tres ni mayor
de seis años e inhabilitación conforme al artículo 36 incisos 1, 2 y 4.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:

Primera modificación: artículo único del Decreto Legislativo N° 1237 del


26/09/2015.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C: arts. 2 incs. 4), 7); 39; CP: arts. 154, 425; C PC : art. 686; C P P 2011: art. 2 ines. 2, 3; C PP
2004: art. 2 inc. 1 lits. b, c; C A D H : art. 11 incs. 2), 3); D U D H : art. 2 incs. 1), 7), 18), 19)

j¡jl DOCTRINA

Sumario: Fundamento de la agravante / Visión crítica / Requisitos para aplicar la agravante.

I) UOíiN Fundamento de la agravante: MUÑOZ CONDE, F. (1999). Derecho Penal.


Parte especial. Valencia: Tirant lo Blandí, p. 250: “Su aplicación requiere que la autori­
dad o funcionario público actúe prevaleciéndose de su cualidad como tal, pero fuera de
los casos permitidos por la ley sin mediar causa legal por delito”.

Visión crítica: SERRANO GÓMEZ, A. (2004). Derecho Penal. Parte espe­


cial. 9a edición. Madrid: Dykinson, p. 274. “Se insiste una vez más en el carácter excesi­
vamente represivo del Código Penal, pues cabe imaginar la posibilidad de perseguir a la
autoridad o funcionario que descubra la ideología o religión de un ciudadano”.

(115) Artículo vigente conform e a la modificación realizada por el artículo único del Decreto Legislativo
N° 1237 del 26/09/2015.

847
A rt. 156 L ibro segundo / Parte especial - delitos

D mrii Requisitos para aplicar la agravante: SALINAS SICCHA, R. (2000). Curso


de Derecho Penal peruano. Parte especial. Tomo II. Lima: Palestra, p. 203. “Para subsu­
mir un hecho a la figura agravada prevista en el tipo penal 155 será necesario verificar dos
circunstancias importantes: primero, que el agente sea funcionario o servidor público, y
segundo, que el agente realice el ilícito penal en el ejercicio de su cargo. Las dos circuns­
tancias deben ser concurrentes; a falta de una de ellas la agravante no aparece”.

ARTÍCULO 156 Revelación de la intimidad personal o familiar


El que revela aspectos de la intimidad personal o familiar que conociera con motivo
del trabajo que prestó al agraviado o a la persona a quien este se lo confió, será
reprimido con pena privativa de libertad no mayor de un año.
N ormas concordantes
C: art. 2 ines. 4), 7); C P: arts. 52. 68, 92; C P P 2 0 0 4 : arts. 459 a l 467, 483, 484, 487; C de
P P : arts. 2, 74, 75, 302 a l 310; C C : arts. 5, 14, 15, 16; CPC: art. 686; C A D H : art. 11 ines.
2), 3); D U D H : art. 2 ines. 1), 7), 18), 19)

DOCTRINA

Sumario: Descripción típica / Precisión conceptual.

Descripción típica: BRAMONT-ARIAS TORRES, L. A. y GARCIA CAN-


TIZANO, M. (1998). Derecho Penal. Parte especial. 4a edición. Lima: San Marcos, p.
199. “El comportamiento consiste en revelar, es decir, descubrir o divulgar aspectos de la
intimidad personal o familiar que se conocieron por motivo del trabajo prestado al agra­
viado o a la persona a quien este se lo confió. El comportamiento se realizará por la reve­
lación de aspectos de la intimidad, a los que ha tenido acceso el sujeto activo sin la nece­
sidad de realizar ningún acto para obtenerlos, dado que tuvo lugar por el trabajo o porque
le fueran confiados directamente a él por el propio sujeto pasivo”.

j I J i |2 J Precisión conceptual: V ILLA STEIN, J. (1998). Derecho Penal. Parte espe­


cial. Lima: San Marcos, p. 134. “La conducta típica del autor es la de dar a conocer o
divulgar a terceras personas aspectos de la vida íntima de la víctima o su familia, cono­
cidos por el agente con motivo del trabajo que prestó al agraviado o a la persona a quien
este confió. Se trata pues, de un abuso de confianza. Es una forma de revelación de secreto
profesional o de oficio que infringe el obligado a callarlos por lealtad y confidencialidad
elementales”.

_i )_ m_ r_. t_ Precisión conceptual: SALINAS SICCHA, R. (2000). Curso de Derecho


Penal peruano. Parte especial. Tomo II. Lima: Palestra, p. 205. “No es suficiente que se
verifique que el agente o sujeto activo trabaja o trabajó a favor del agraviado para poderle

848
V iolación de la I ntimidad A rt. 157

imputar o atribuir el delito en análisis. Será necesario verificar si las cuestiones íntimas
que ha revelado las conoció por efectos mismos del desempeño de su trabajo. En conse­
cuencia, de concluirse que el actor tuvo acceso a los aspectos de la intimidad personal o
familiar que ha revelado, por circunstancias ajenas a las de su trabajo, su conducta no se
subsumirá al supuesto de hecho del tipo penal en sede, sino en otro”.

ARTÍCULO 157 Uso y organización indebidos de archivos


El que, indebidamente, organiza, proporciona o emplea cualquier archivo que tenga
datos referentes a las convicciones políticas o religiosas y otros aspectos de la vida
íntima de una o más personas, será reprimido con pena privativa de libertad no
menor de uno ni mayor de cuatro años.
Si el agente es funcionario o servidor público y comete el delito en ejercicio del cargo,
la pena será no menor de tres ni mayor de seis años e inhabilitación conforme al
artículo 36, incisos 1, 2 y 4.
N ormas concordantes
C: arts. 2 ines. 3), 4), 6), 7); 39; CP: arts. 425, 426; C P P 2 0 0 4 : arts. 459 a l 467, 483, 484,
487; C d e P P : arts. 2, 74, 75, 302 al 310; CC: arts. 5, 14; C PC : art. 686; C A D H : art. 11
ines. 2), 3); D U D H : art. 2 ines. 1), 7), 18), 19); P ID C P : art. 17

DOCTRINA

Sumario: Modalidades típicas / Elementos típicos.

I ) 1 1 0 -4 Modalidades típicas: SALINAS SICCHA, R. (2000). Curso de Derecho


Penal peruano. Parte especial. Tomo II. Lima: Palestra, pp. 211-212. “Respecto de los
supuestos que se configuran con los verbos ‘proporcionar o emplear’, se entiende que
previamente existe un archivo ya organizado. La diferencia evidente radica en el sentido
de que cuando se realiza la acción de proporcionar, interviene una tercera persona quien
puede utilizar o no el archivo; cuando se realiza la acción de emplear, es el propio sujeto
que utiliza el archivo sacando algún beneficio. No obstante, no es necesario que el agente
saque algún provecho con el empleo o uso del archivo. Basta que se verifique el empleo
o uso del archivo para configurarse el ilícito penal en comentario. En suma, es irrelevante
determinar si con el empleo de un archivo con datos especificados en el tipo penal, el
sujeto activo ha obtenido algún beneficio personal o patrimonial”.

I) «675 Modalidades típicas: VILLA STEIN, J. (1998). Derecho Penal. Parte espe­
cial. Lima: San Marcos, p. 136. “El comportamiento del agente puede ser cualquiera de
los siguientes: a) Organizativo de archivos conteniendo datos referentes a las conviccio­
nes políticas o religiosas y otros aspectos de la vida íntima de una o más personas. Se trata

849
A rt. 1 5 8 L ibro segundo /Parte especial - delitos

de una tarea que puede emplear cualquier sistema de archivos desde el simple manual por
tarjetas, hasta el más sofisticado sistema de cómputo con banco de datos amplios; b) Pro­
porcionar o emplear datos ya organizados en archivo, sobre las convicciones políticas o
religiosas de la vida íntima de las personas”.

_I)_ _ _ _ Elementos típicos: SALINAS SICCHA, R. (2000). Curso de Derecho Penal


peruano. Parte especial. Tomo II. Lima: Palestra, p. 212. “Por lo demás, respecto de la
tipicidad objetiva del ilícito penal en sede, debe precisarse que las acciones de organizar,
proporcionar o emplear cualquier archivo con datos referentes a las convicciones políti­
cas o religiosas y otros aspectos de la vida íntima de una o más personas, deben ser reali­
zadas por el agente en forma ilegal, indebida, ilegítima o ilícita, esto es, aquel debe actuar
sin ningún amparo legal ni justificación valedera. Caso contrario, de establecerse que el
agente actuó de modo legítimo, legal o en todo caso, con el consentimiento del afectado,
la conducta sería atípica y, por tanto, irrelevante penalmente”.

ARTÍCULO 158 Ejercicio de la acción penal(116)


Los delitos previstos en este capítulo son perseguibles por acción privada, salvo en el
caso del delito previsto en los artículos 154-A y 155.

TEXTO ORIGINAL:
Artículo 158.- Los delitos previstos en este capítulo son perseguibles por acción
privada.
MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:

Prim era modificación: artículo 4 de la Ley N° 30171 del 10/03/2014.


A rtícu lo 1 5 8 .- Los delitos previstos en este capítulo son perseguibles por acción pri­
vada, salvo en el caso del delito previsto en el artículo 154-A.
Segunda modificación: artículo único del Decreto Legislativo N° 1237 del
26/09/2015.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C: art. 2 ines. 3),17); C P: arts. 78 inc. 3); 85 inc. 4), 154 a l 157; C P P 2 0 0 4 : arts. 459 a l 467,
483, 484, 487; C d e P P : arts. 2, 74, 75, 302 a l 310

(116) A rtículo vigente conform e a la m odificación realizada por el artículo único del D ecreto Legislativo
N° 1237 del 26/09/2015.

850
V iolación de la I ntimidad A rt. 158

DOCTRINA

Sumario: Concepto de acción penal privada / Propuesta de /ege ferenda / Fundamento del ejerci­
cio de la acción penal privada.

I) lió" Concepto de acción penal privada: SALINAS SICCHA, R. (2000). Curso


de Derecho Penal peruano. Parte especial. Tomo II. Lima: Palestra, p. 217. “La acción
penal de carácter privado significa que solo al agraviado, ya sea de forma directa o por
medio de representante legal que le sustituye, le está reservado acudir o recurrir ante la
autoridad jurisdiccional y denunciar el hecho e iniciar un proceso que en nuestro sistema
imperante recibe el nombre de querella”.

I) IH.-N Propuesta de lege ferenda : VILLA STEIN, J. (1998). Derecho Penal. Parte
especial. Lima: San Marcos, p. 138. “Se dispone por este tipo que la acción penal solo es
perseguible a instancias de parte -querella de parte- y solo puede denunciar el agraviado.
Creemos que este tipo debió obviarse en el Código Penal y situarlo en el procesal penal”.

I)«(.-« Fundamento del ejercicio de la acción penal privada: SALINAS SICCHA,


R. (2000). Curso de Derecho Penal peruano. Parte especial. Tomo II. Lima: Palestra,
p. 218. “La explicación para que el legislador nacional haya dispuesto que los hechos
punibles que lesionan el bien jurídico intimidad personal o familiar de las personas, sean
perseguibles por acción privada, radica en el hecho de que de acuerdo a nuestro sistema
jurídico, la persona goza de plena libertad para reservar su intimidad, o en todo caso,
también de hacerlo conocer a terceros con el único límite de que no afecte el derecho de
otro o no afecte el interés público. En tal sentido, se concluye que si un tercero conoce o
hace público aspectos de la intimidad de determinada persona, contando con su consenti­
miento, no comete ningún injusto penal”.

851
C A P ÍT U L O III
V IO L A C IÓ N D E D O M IC IL IO

ARTÍCULO 159 Violación de dom icilio


El que, sin derecho, penetra en morada o casa de negocio ajena, en su dependencia
o en el recinto habitado por otro o el que permanece allí rehusando la intimación
que le haga quien tenga derecho a formularla, será reprimido con pena privativa de
libertad no mayor de dos años y con treinta a noventa días-multa.
N ormas concordantes
C: art. 2 irte. 9); CP: arts. 29, 41, 62, 68, 92, 446; C PP: art. 143; CC: art, 14; C A D H : art.
11 inc. 2); D U D H a r t. 12; P ID C P : art. 17 irte. 1)

¡fp DOCTRINA

Sumario: Bienjurídico/ Sujeto activo / Sujeto activo-pasivo / Acción típica / Concepto de morada /
Tipo subjetivo / Consumación.

I) llfiNIl Bien jurídico protegido: ROY FREYRE. L. (1975). Derecho Penal peruano.
Parte especial. Delitos contra las buenas costumbres. Delitos contra la familia. Delitos
contra la libertad. Tomo II. Lima: Unidas, p. 302. “Es la llamada ‘libertad domiciliaria’
entendida como la facultad de disponer del local elegido como morada o como casa de
negocio, con sus respectivas dependencias, según nuestro texto penal, especialmente en
lo que se refiere a la admisión o repulsa de otras personas del perímetro que conforma el
domicilio. La intromisión de un extraño en la morada propia importa una violación más
reducida de la libertad personal”.

Bien jurídico protegido: MUÑOZ CONDE, F. (2010). Derecho Penal. Parte


especial. 15a edición. Valencia: Tirant lo Blanch, p. 286. “Bien jurídico protegido en este
delito es, dentro del amplio campo que cubre la intimidad, el derecho a la morada que
[...] encuentra reconocimiento, como emanación específica del derecho a la Intimidad [...]
en el que debe incluirse el derecho a la intimidad de morada, que es un elemento común
tanto al tipo básico, como al cualificado que seguidamente vamos a analizar”.

I) IK.S2 Sujeto activo: SERRANO GÓMEZ, A. (2004). Derecho Penal. Parte espe­
cial. 9a edición. Madrid: Dykinson, p. 213. “Sujeto activo puede ser cualquier persona
-que no habite en la misma-. Sujeto pasivo es quien ostenta el derecho a ocupar la
morada, que puede ser el dueño de la misma o un tercero que la tiene arrendada, cedida
a título gratuito, etc.”.

I) 116X3 Sujeto activo-pasivo: ROY FREYRE. L. (1975). Derecho Penal peruano.


Parte especial. Delitos contra las buenas costumbres. Delitos contra la familia. Delitos
contra la libertad. Tomo II. Lima: Unidas, p. 302. “Sujeto activo puede ser cualquier per­
sona, excepción hecha del funcionario público o agente de la autoridad, quienes al inter­
venir con la calidad de tales perpetran el delito de allanamiento ilegal de domicilio. El

852
V iolación de domicilio A rt. 1 5 9

sujeto pasivo o es la persona perjudicada en su derecho de admitir o excluir a los terceros


de su recinto domiciliario”.

I) lid!<4 Acción típica: MAGGIORE, G. (1986). Derecho Penal. Parte especial: De­
litos en particular. Vol. IV. Bogotá: Temis, pp. 487-488. “Supone introducirse o perma­
necer en la habitación ajena o en otro lugar de permanencia privada, o en dependen­
cias. “Introducirse” significa entrar, pasar el umbral de la casa o penetrar a ella por otro
camino. [...] “Permanecer” quiere decir quedarse en la casa después de haber entrado
a ella arbitrariamente, pero también significa negarse a abandonarla después de haber
entrado legítimamente (como el sirviente despacho que se niega a irse). [...] “Habitación”
es cualquier lugar que haya elegido el hombre como su sede doméstica, definitiva o tem­
poralmente; lugar que puede ser abierto o cerrado, estable o móvil (como las carretas de
los gitanos), con tal que este aislado del ambiente exterior de modo que el titular pueda
arrojar a los usurpadores. No es necesario que el habitante sea también propietario; puede
ser un inquilino o huésped; ni es necesario tampoco que la habitación sea de una sola per­
sona, pues pueden convivir en ella muchas personas. [...] El concepto de “habitación”
está implícita la actualidad del uso, lo cual significa que la casa, en el momento del delito,
debe estar empleada para habitación, aunque sus habitantes no se hallen presentes. [...]
“Lugar de permanencia privada” es cualquier sitio, en que alguno suele estar por motivos
de estudio, distracción, juego, etc. (estudio profesional o comercial, circulo, biblioteca
privada, cafés, hosterías, casas de tolerancia, etc.). No se consideran como tales los tem­
plos, los teatros, las oficinas públicas o las salas de espera en las estaciones. [...] El con­
cepto de habitación o morada privada supone libre elección de parte del titular.
En resumen, la violación de domicilio no puede efectuarse sino invito domino [contra
voluntad del titular]. Lo cual puede acontecer, o porque la introducción (o permanencia)
en el domicilio ajeno se verifica “contra la voluntad expresa o tácita del titular”, o “clan­
destinamente o con engaño”. [...] El disentimiento expreso debe resultar de una manifes­
tación cierta y precisa. El consentimiento o la ratificación excluyen el delito, en cuanto le
quieran antijuridicidad. El disentimiento (o consentimiento) debe ser expresado por quien
tiene derecho de impedir la entrada o la permanencia. [...] Actualmente habita o mora en
la casa, aunque sea contra el propietario, el poseedor, etc.; o también el que presenta al
habitador, aun de manera temporal. [...] Del que se introduce en habitación ajena o en otro
o voluntad expresa o tácita del que tiene derecho de impedirlo”.
I) (1685 Acción típica: ROYFREYRE. L. (1975). Derecho Penal peruano. Parte espe­
cial. Delitos contra las buenas costumbres. Delitos contra la familia. Delitos contra la
libertad. Tomo II. Lima: Unidas, pp. 303-305. “a). - Penetrar o permanecer sin derecho
en morada o casa de negocias ajenas, en sus dependencias o en recinto habitado por otro.
La violación del domicilio importa una injustificada agresión a la libertad personal, enten­
dida esta como el derecho de todo individuo a desenvolverse libremente dentro del espa­
cio físico le está reservado para la realización de su vida privada, lugar donde no deberá
ser perturbado por la presencia no autorizada de terceros. [...] ‘Penetrar’ significa introdu­
cir el cuerpo por completo en el domicilio ajeno. No basta introducir una parte del cuerpo
como sería la cabeza, los pies o las manos. Tampoco perturbar la paz de los ocupantes
desde fuera, salvo cuando la intención de entrar al domicilio ajeno se hace inequívoca con
un comienzo de ejecución, como sucedería en el caso de que el actor pretenda dermmbar

— 853
A rt. 159 L ibro segundo /Parte especial - delitos

la puerta sin conseguirlo. [...] Por otro lado, la frase ‘quedarse allí sin hacer caso de la inti­
midación’ es una fórmula con la que la ley peruana se refiere a la persistencia del actor en
permanecer ilícitamente en el domicilio ajeno (después de haber sido autorizado a ingre­
sar), negándose a abandonarlo, no obstante haber sido expresa e inequívocamente reque­
rido para tal efecto por quien tenía derecho a hacerlo. [...]. El texto peruano hace expresa
referencia a tres lugares: morada y sus dependencias, casa de negocios y sus anexos, con­
cluyendo con la indicación del recinto habitado por otro. Entendemos por morada el lugar
que por su destino sirve para ser habitado por las personas, sea en foima permanente o
aislada, sea para pernoctar o no. [...]. ‘Casa de negocio’ es el local destinado a las activi­
dades comerciales, profesionales, artísticas o tecnológicas. Para que se configure la viola­
ción activa sería necesario que el agraviado habite dicho local. En cambio, para la confor­
mación de la violación pasiva es suficiente que el representante o dueño del negocio que
se supone abierto al público ara admitir una concurrencia o más o menos indeterminada
de personas, ejerza la facultad de excluir a cualquiera de los circunstantes”.

I) llíiXíi Concepto de morada: MUÑOZ CONDE, F. (2010). Derecho Penal. Parte


especial. 15a edición. Valencia: Tirant lo Blanch, pp. 286-287. “Elemento fundamental
de este delito es el concepto de morada. Por tal se entiende el espacio cerrado en parte
abierto, separado del mundo exterior, que evidencia la voluntad del morador de excluir a
terceras personas y que está destinado a actividades propias de la vida privada, propia o
familiar. [...] En el concepto de morada se incluyen las dependencias (cuadras, corrales,
garajes, jardines, etc.), siempre que estén directamente conectados con la morada [...] con
lo que habrá que entender que la entrada indebida en ellas constituye un delito de allana­
miento de morada (respecto al domicilio de personas, jurídicas, despacho profesional u
oficina, o establecimiento mercantil). Es indiferente el título en base al cual el morador
es titular de la morada (relación jurídico-formal: propiedad, usufructo, etc. O mera situa­
ción fáctica: precario, etc.)”.

I) IK.X" Tipo subjetivo: MUÑOZ CONDE, F. (2010). Derecho Penal. Parte especial.
15a edición. Valencia: Tirant lo Blanch, p. 288. “El dolo existe siempre que la acción se
realice con conocimiento de que se entra o permanece en la morada ajena sin consenti­
miento del morador”.

I) <I(.XX Consumación: MUÑOZ CONDE, F. (2010). Derecho Penal. Parte especial.


15a edición. Valencia: Tirant lo Blanch, p. 306. “El delito se consuma apenas el sujeto se
ha introducido en la morada o deja transcurrir el tiempo suficiente para abandonarla, des­
obedeciendo la orden de salida. Puede darse, sin embargo, la particularidad en este delito
de que la violación de la libertad domiciliaria se prolongue durante un espacio de tiempo
más o menos largo, dando lugar a una prolongación del estado antijurídico que reviste la
forma de delito permanente”.

JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Para tutelar la inviolabilidad de domicilio se


requiere identificación de los alcances del término “domicilio” / Definición de domicilio
V iolación de domicilio A rt. 1 5 9

y excepciones a la inviolabilidad de domicilio. CORTE SUPREMA: Atipicidad de la


conducta por actuación dentro de los alcances del Derecho consuetudinario / Atipicidad
de la conducta imputada por falta de dolo.

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

J 0921 Para tutelar la inviolabilidad de domicilio se requiere identificación de los


alcances del término “domicilio”: “F. J. 8. Que para la tutela del derecho a la inviolabi­
lidad de domicilio se requiere identificación de los alcances del término domicilio. Aun­
que no debe entenderse como el objeto de este derecho, es cierto que el derecho a la inti­
midad personal y familiar son situaciones jurídicas vinculadas con la tutela del domicilio
en el plano constitucional, de ahí la importancia de adoptar un concepto dinámico, amplio
y flexible del concepto al respecto, el Tribunal Constitucional ha señalado que ‘la institu­
ción del domicilio en términos constitucionales debe ser entendida de manera amplía; por
ejemplo, la habitación de un hotel constituye domicilio, lo oficina particular donde una
persona ejerce su profesión debe ser entendida como domicilio’ (STC 4085-2008-PHC,
fundamento 3) F. J. 9. Que en esta línea, debe considerarse que en el ámbito protegido
por el derecho a la inviolabilidad de domicilio es flexible y amplio, lo cual es compatible
con la tendencia de justicia constitucional. Este colegiado ha señalado que: ‘el domicilio
tiene un carácter subjetivo, en tanto la persona desarrolla su vida en una esfera de intimi­
dad personal y familiar; y un carácter objetivo toda vez que asegura diversos espacios de
vida más allá del privado, es decir, más allá del lugar en el que el ser humano desarrolla
su vida personal y familiar [...] (Exp. N° 0003-2005-AI, fundamento 344). Así también en
el plano latinoamericano, el Supremo Tribunal brasilero ha resaltado que el carácter glo­
bal del concepto jurídico constitucional del domicilio exige la protección de espacios pri­
vados, que excluyen a terceros, aun en la actividad laboral. (Mandato de Seguranca MS
23595 Mc/DF apartado 3) F. J. 10. Que en tanto al Estado como a los particulares se les
impone el mandato de no penetrar en el espacio destinado a servir como domicilio, ya sea
temporal o permanente. Este colegiado se ha referido a los elementos que permiten iden­
tificar qué espacios pueden ser considerados como domicilio, y, por lo tanto, estar prote­
gidos por este derecho fundamental. Al respecto, ha señalado que: ‘[...] coadyuvan a la
configuración del citado domicilio constitucional algunos elementos, a saber: i) el ele­
mento físico.- el domicilio es el espacio en el cual la persona vive sin estar sujeta a condi­
ciones de comportamiento y en el cual ejerce su libertad más intima; ii) el elemento psi­
cológico: supone la intención personal de habitar un lugar como morada, sea de manera
permanente o de manera transitoria, aun cuando dicho lugar no reúna las condiciones
mínimas para ello. Según la concepción del domicilio constitucional, se exige habitación
pero no necesariamente esta debe estar caracterizada por la continuidad, iii) el elemento
autoprotector: está referido a la exclusión de terceros del lugar destinado a la morada
(Exp. N° 4085-2008-HC, fundamento 4)” (STCExp. N °2792-2010-PH C/TC-M oquegua,
caso: R adio lío y otros, del 3 1 /0 3 / 2011, ff. jj. 8, 9 y 10).

J 0922 Definición de domicilio y excepciones a la inviolabilidad de domicilio: “F. J.


3. La definición constitucional de domicilio no puede ser entendida en los mismos tér­
minos que el Código Civil ha regulado esta institución. Como dice BIDART CAMPOS,
en el Derecho Constitucional el domicilio es entendido como la ‘morada destinada a la

— 855
A rt. 1 5 9 L ibro segundo / Parte especial - delitos

habitación y al desenvolvimiento de la libertad personal en lo concerniente a la vida pri­


vada, ya sea cerrada o abierta parcialmente, móvil o inmóvil, de uso permanente o transi­
torio’. Es decir, la institución del domicilio en términos constitucionales debe ser enten­
dida de manera amplia; por ejemplo, la habitación de un hotel constituye domicilio, la
oficina particular donde una persona ejerce su profesión deber ser entendida como domi­
cilio. [...]. F. J. 5. Ahora bien, nuestra Constitución ha tutelado el derecho individual que
tiene toda persona a la ‘libertad de domicilio’ a través de garantías de ‘inviolabilidad’ y, en
ese sentido, ha establecido que los terceros, sean particulares o agentes públicos, en prin­
cipio, están prohibidos de penetrar el ámbito domiciliario donde habita una persona, salvo
que medie el consentimiento de esta, exista una autorización judicial, se haya configurado
una situación de flagrancia delictiva o el peligro inminente de la perpetración de un hecho
ilícito sea una realidad. Asimismo, la norma constitucional ha regulado dos supuestos de
entrega legítima, como son las razones de sanidad o de grave riesgo. El ingreso al domi­
cilio con el consentimiento del titular del derecho: este hecho constituye un supuesto de
entrega legítima en términos constitucionales. La autorización judicial que habilita al
agente público para ingresar al domicilio: la Constitución es clara cuando establece como
requisito sine qua non para el ingreso a un domicilio - a efectos de realizar actividades
investigatorias- la existencia de un mandato judicial, el mismo que se entiende tiene que
estar debidamente motivado y su procedencia debe obedecer a un acto jurisdiccional regu­
lar; frente a la existencia del delito flagrante: el agente público queda plenamente legi­
timado para ingresar al domicilio si es que su intervención se convierte necesaria para
impedir la consumación del ilícito penal, la fuga del delincuente o la desaparición de los
instrumentos que facilitaron la concreción de acto delictivo; el peligro inminente de la
perpetración de un delito, si es que se tiene el conocimiento fundado, la certeza clara y
manifiesta de la comisión inminente de un delito, se configura otra excepción a la invio­
labilidad de domicilio y en consecuencia al agente público puede operar libremente; las
razones de sanidad o grave riesgo: la Constitución ha dejado en manos del legislador la
regulación de estas dos excepciones que legitiman la entrada a cualquier domicilio. Estos
dos supuestos se fundan en el estado de necesidad o fuerza mayor” (STC Exp. N° 4085-
2008-HC/TC-Cañete, caso: Marco Antonio Mendieta Chavea, del 10/12/2008, ff. jj. 3y5).

CO RTE SUPREM A

J 0923 Atipicidad de la conducta por actuación dentro de los alcances del Derecho
consuetudinario : “[...] eran integrantes de la misma comunidad, y como tales, actuaron
en atención a la existencia de una norma tradicional, en este caso del adulterio de uno de
sus integrantes, actos que corresponde a conflictos puramente internos, y que en tal caso
no cabe sino afirmar la legitimidad constitucional de la conducta asumida por los cita­
dos procesados, más aún si los actos cometidos no vulneraron los derechos fundamenta­
les del agraviado, en tanto que los encausados ingresaron a su domicilio y lo privaron de
su libertad por escasas horas como consecuencia del ejercicio de la función jurisdiccional
especial comunal-ronderil, es decir, actuaron dentro de los alcances del Derecho consue­
tudinario, amparado en el artículo ciento cuarenta y nueve de la Constitución y en obser­
vancia de la doctrina legal contenida en el Acuerdo Plenario N° 1-2009/CJ-116 [...]” (R.
N. N° 4203-2009-El Santa, del 31/03/2011, f. j. 3, Sala Penal Transitoria).

856
V iolación de domicilio A rt. 160

J 0924 A tip ic id a d de la conducta im pu tada p o r fa lta de dolo: “De lo actuado durante


la secuela del proceso se advierte que los procesados tenían la condición de directivo y
empleado respectivamente de la Asociación Autogestionaria de Agua del Río Santa y
otros servicios, la cual suministra el agua potable a los moradores del lugar, y como tal,
y ante una aparente irregular conexión instalada en el interior de la vivienda de la agra­
viada, ingresaron a la misma; que, si bien es cierto, los procesados no estaban legalmente
facultados para ingresar al domicilio de la agraviada, como aparentemente habría suce­
dido en los delitos que nos ocupa, su comisión implica necesariamente la intención que
persigue el sujeto activo por conseguir el resultado de su conducta, es decir, es imperativo
la existencia del dolo, situación que no se advierte en la conducta de los mismos; siendo
ello así, es procedente declarar la absolución de los acusados” (Ejecutoria Suprema del
20/07/2000, R. N. N°94-2000-Chimbote. En: URQUIZO OLAECHEA, J. (Asesor); CAS­
TILLO ALFA, J. L. (Director) y SALAZAR SÁNCHEZ, N. (Coordinador), (2005) Juris­
prudencia penal. Jurista, Lima, p. 422).

ARTÍCULO 160 Allanam iento ilegal de domicilio


El funcionario o servidor público que allana un domicilio, sin las formalidades pres­
critas por la ley o fuera de los casos que ella determina, será reprimido con pena pri­
vativa de libertad no menor de uno ni mayor de tres años e inhabilitación de uno a
dos años conforme al artículo 36, incisos 1, 2 y 3.
N ormas concordantes
C: arts. 2 inc. 9); 39; CP: arts. 230, 376, 425; CPP: art. 143; CC: arts. 14, 33; D U D H : art.
12; C A D H : art. 11 inc. 2)

DOCTRINA

Sumario: Sujeto Activo / Ejercicio de la función / Acción Típica / Tipo subjetivo / Consumación.

I) lll.S» Sujeto activo: ROY FREYRE. L. (1975). Derecho Penal peruano. Parte espe­
cial. Delitos contra las buenas costumbres. Delitos contra la familia. Delitos contra la
libertad. Tomo II. Lima: Unidas, p. 307. “Sujeto activo solo puede serlo en funcionario
público o el agente de la autoridad, en tanto intervenga investido de la calidad de tal. No
interesa la jerarquía, pues lo que importa es que se encuentre al servicio del Estado. [...]
no se trata de cualquier funcionario o agente de autoridad, sino, solo de quien hubiere
tenido el derecho de entrar en el domicilio de haber cumplido con las formalidades lega­
les, o en los casos que la ley misma determine”.

_I)_ IK.UII
_ _ _ Ejercicio de la función: CHIRINOS SOTO, F. (1993). Comentarios al nuevo
Código Penal del Perú. Tomo II. Lima: Rodhas, p. 164. “El sujeto activo del delito ha de

857
A rt. 160 L ibro segundo / Parte especial - delitos

ser necesariamente un funcionario público o servidor público, que lo haga en el ejerci­


cio de sus funciones propias. Este último requisito es indispensable. Puede haber un fun­
cionario público —imaginemos un alcalde- que sin contar con el auxilio de la fuerza y sin
hallarse en ninguna previsión legal, ingresa arbitrariamente a una residencia. No habrá
cometido allanamiento ilegal sino violación de domicilio. El allanamiento ilegal es el que
comete el funcionario que está desarrollando la actividad propia de su cargo: el policía
que no recaba previamente autorización del juez para ingresar a una casa incurre en alla­
namiento ilegal”.

I) ll(i()| Acción típica: MUÑOZ CONDE, F. (1999). Derecho Penal. Parte especial.
Valencia: Tirant lo Blanch, p. 263. “Debe tratarse de una actuación similar a la de un par­
ticular, pero prevaliéndose de la función pública, es decir, debe ser un allanamiento de
morada o entrada indebida en un domicilio fuera de los casos permitidos por la ley y sin
mediar causa legal por delito”.

f|]|¡¡|||| Acción típica: ROY FREYRE. L. (1975). Derecho Penal peruano. Parte espe­
cial. Delitos contra las buenas costumbres. Delitos contra la familia. Delitos contra la
libertad. Tomo II. Lima: Unidas, p. 308. “Allanamiento de domicilio sin las formalida­
des prescritas por la ley o fuera de los casos determinados por la norma. En sentido téc­
nico-jurídico el verbo ‘allanar’ significa penetración autorizada de los funcionarios de la
justicia en domicilio ajeno, con la finalidad de efectuar detenciones, registros, desalojos y
demás diligencias. El allanamiento del que habla aquí la ley es el abusivo, el que no tiene
amparo legal. Ciertamente, solo puede abusar (mal uso) quien hubiere tenido la posibili­
dad de usar”.

Tipo subjetivo: ROY FREYRE. L. (1975). Derecho Penal peruano. Parte


especial. Delitos contra las buenas costumbres. Delitos contra la familia. Delitos contra
la libertad. Tomo II. Lima: Unidas, pp. 308-309. “La culpabilidad radica en la conciencia
y voluntad de que se penetra en un domicilio ajeno sin estar premunido de orden formal,
o constándole que no hay motivo legal que justifique el allanamiento”.

_I)_il<
_>_‘)4_ Consumación: SALINAS SICCHA, R. (2000). Curso de Derecho Penal
peruano. Parte especial. Lima: Palestra, pp. 240-241. “La conducta punible se perfec­
ciona o consuma en el mismo momento que el funcionario o servidor público penetra o
ingresa al domicilio ajeno sin contar con las formalidades establecidas por ley o fuera de
los casos previstos por aquella. Por ejemplo, se perfecciona el delito cuando un funciona­
rio, sin contar con orden judicial escrita de allanamiento ingresa en determinada vivienda
sin contar con la autorización del titular del derecho domiciliario”.

JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: No es inconstitucional el allanamiento de domici­


lio cuando se buscaba impedir la comisión de otro delito. CORTE SUPREMA: El alla­
namiento ilegítimo genera prueba ilícita. CORTES SUPERIORES: Principio de espe­
cialidad y delito de allanamiento de morada agravado.
V iolación de domicilio A rt. 160

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
J 0925 N o es inconstitucional e l allanam iento de dom icilio cuando se buscaba im pe­
d ir la com isión de otro delito: “F. J . 9. Al respecto, si bien es cierto que la garantía
de la inviolabilidad del domicilio se encuentra reconocida en nuestra Constitución; sin
embargo, no está exenta de restricciones, como lo es la existencia de un flagrante delito
o muy grave peligro de su perpetración, conforme se señala en el artículo 2, inciso 9 de
la Constitución Política del Perú. F. J . 10. Este colegiado considera que el allanamiento
de los inmuebles no ha sido inconstitucional, puesto que se buscaba impedir la comisión
del delito de tráfico ilícito de drogas; es decir, el supuesto constitucional de excepción
como muy grave peligro de su perpetración (del delito). Por ello, el cuestionado allana­
miento es compatible con las circunstancias particulares que se dieron en este caso, como
serían los reportes de inteligencia que determinaron la intervención de la policía -garan­
tizada con la presencia del representante del Ministerio Público—evitando así que se tras­
ladara la pasta básica de cocaína encontrada en el primer inmueble y por la misma razón
(evitar traslado de la droga), se ingrese al otro inmueble donde fueron detenidos los recu­
rrentes y en el que se encontró pasta básica de cocaína y marihuana” (STC Exp. N° 3386-
2011-PHC/TC-Lambayeque, caso: Carlos Mendoza Martino y otro, del 10/04/2012, ff.
jj- 9 y 10).
CORTE SUPREMA
J 0926 E l allanam iento ilegítim o gen era p ru eb a ilícita: “[...] La Constitución tutela
preferentemente por su carácter de derecho fundamental, la libertad domiciliaria, por lo
que el domicilio solo puede ser intervenido por la autoridad mediando flagrancia delic­
tiva, peligro inminente de la perpetración de un delito o por el libre y voluntario consenti­
miento de su titular (art. 2, numeral 9, de la Constitución). De no ser así se trataría de una
obtención de pruebas ilícitas, de valoración prohibida, que determinaría por extensión, la
exclusión de toda fuente de prueba obtenida como consecuencia de ese acto antijurídico.
Tanto la prueba originaria como las derivadas son inutilizables para el proceso penal en
tanto la obtención de primera es inconstitucional” (R. N. N °2874-2013-Del Santa, del
13/03/2014, f. j. 4, Sala Penal Transitoria).

CORTES SUPERIORES
J 0927 P rin cipio de especialidad y delito de allanam iento de m orada agravado. “Al
haber ingresado el efectivo de la Policía Nacional al domicilio de los agraviados, abu­
sando de su condición de policía, procediendo a registrarlo con la finalidad de buscar bie­
nes sustraídos el día anterior de los hechos, se trata de un ilícito penal que, por la aplica­
ción del principio de especialidad, se adecúa al injusto penal de allanamiento ilegal de
morada cometido por funcionario público” (Ejecutoria Superior de la Sala Penal de Ape­
laciones para Procesos Sumarios con Reos Libres de la Corte Superior de Justicia de
Lima del 01/10/1998, Exp. N°3272-98-Lima).

859
C A P ÍT U L O IV
V IO L A C IÓ N D E L SE C R E T O
D E L A S C O M U N IC A C IO N E S

ARTÍCULO 161 Violación de correspondencia


El que abre, indebidamente, una carta, un pliego, telegrama, radiograma, despa­
cho telefónico u otro documento de naturaleza análoga, que no le esté dirigido, o
se apodera indebidamente de alguno de estos documentos, aunque no esté cerrado,
será reprimido con pena privativa de libertad no mayor de dos años y con sesenta a
noventa días-multa.
N ormas concordantes
C: art. 2 inc. 10); C C: arts. 16, 71; C P: arts. 29, 41, 44, 5 7 a l 61, 62 a l 67, 62, 92, 93; C P P
2004: arts. 2 2 6 a l 229; D U D H : art. 12; C A D H : art. 11 inc. 2); L O M P : art. 71

DOCTRINA

Sumario: Bien jurídico / Acción típica / Tipo subjetivo / Autoría.

1) (1615 Bien jurídico: PALAZZI, P. A. (2016). Los delitos informáticos en el Código


Penal. Análisis de la ley 26.388. Buenos Aires: Abeledo Perrot, p. 68. “Se ha dicho que
“el bien jurídico penalmente protegido es el determinado previamente como tal por una
comunidad ubicada en el tiempo y en el espacio, que, por decirlo de alguna manera, elige
qué entidad merece ser considerada como bien por satisfacer sus necesidades individua­
les y sociales”. Pues bien, no cabe duda de que las nuevas tecnologías han aumentado los
riesgos y peligros para el derecho a la privacidad. [...] El derecho a la privacidad es un
fenómeno complejo y, por ende, su definición y conceptualización es difícil. Este bien
jurídico puede ser susceptible de diversos ataques que merecen tutela penal. El más anti­
guo es el ingreso no consentido a la morada, recinto tradicional de la vida privada. [...]
El daño que se puede producir al revelar los datos personales que se obtienen a través de
estos delitos puede ser enorme y arruinar viudas y familias enteras. Además, estos de­
litos se cometen mediante dispositivos tecnológicos desde la clandestinidad, por lo que
resulta muy difícil descubrir quiénes son los responsables que afectan la intimidad de las
personas”.

1) 0616 Acción típica: FONTAN BALESTRA, C. (1998). Derecho Penal. Parte


especial. 15a edición. Buenos Aires: Abeledo Perrot, pp. 354-355. “La acción consiste
en abrir la carta por lo que es presupuesto de esta modalidad de delito que estén cerra­
dos, debiendo entenderse que lo está todo papel que haya sido dispuesto de modo que sea
necesario algo más que el simple desdoblamiento para que su texto se ofrezca a la vista;
poco importa que la apertura no requiera romper el sobre o el pliego del mismo, o que lo
haga necesario; queda así fijada la amplitud de la protección legal, que comprende todo

860
V iolación d el secreto de las comunicaciones A rt. 161

pliego en el que se contempla una escritura que su autor no haya destinado a la lectura
indistinta de cualquiera, propósito que puede exteriorizare a través de un lacre, la utiliza­
ción de goma [...]. Es suficiente que se abra para consumar el delito, no resulta necesario
que el autor se imponga de su contenido”.

I) lUdl" Acción típica: PALAZZI, P. A. (2016). L os delitos informáticos en el Código


Penal. Análisis de la ley 26.388. Buenos Aires: Abeledo Perrot, p. 77. “Apertura o apode-
ramiento de una correspondencia para conocer su contenido. El verbo “abrir” tiene, entre
otras acepciones, la de descubrir o hacer patente una cosa por dentro. [...] La acción de
abrir la carta o correo se materializa en la remoción de los obstáculos que impiden la lec­
tura del contenido de la carta o pliego. [...] La apertura o acceso debe ser realizada inde­
bidamente. Ello implica que la acción ha sido realizada sin derecho. [...] Núñez señala
que la apertura legítima de la correspondencia no dirigida al autor, no solo excluye la
ilicitud sino su atipicidad”.

I) ()6‘)S Tipo subjetivo: SERRANO GÓMEZ, A. (2004). D erecho Penal. P arte espe­
cial. 9a edición. Madrid: Dylcinson, p. 266. “Solo es posible la comisión dolosa, puesto
que el sujeto se apodera de los papeles, cartas, etc., con la intención de descubrir sus
secretos de otro o vulnerar su intimidad. En ese momento se produce la consumación del
delito. Es posible la tentativa”.

_I)_ lid')»
_ _ _ Autoría: CREUS, C. (1999). D erecho Penal. P a rte especial. Tomo I. 6a
edición. Buenos Aires: Astrea, p. 353. “Autor puede serlo toda persona que no sea
el destinatario de la comunicación, lo cual surge claramente de la ley, que emplea la
expresión ‘que no le esté dirigido’. El destinatario no comete este delito aunque por
orden legítimamente expedida se le haya prohibido abrir la correspondencia (por ejem­
plo, por orden judicial), sin perjuicio de que pueda consumar otros delitos (como el de
desobediencia)”.

-Ws JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Ámbitos que abarca el concepto de secreto e


inviolabilidad de las comunicaciones / Violación de la correspondencia (concepto de
“secreto” de las comunicaciones) / Amparo constitucional de la inviolabilidad de la
correspondencia.

TRIBU N A L CONSTITUCIONAL

J 0928 Á m bitos qu e abarca e l concepto de secreto e inviolabilidad de las com unica­


ciones: “[...] F. J . 3. El concepto de ‘secreto’ e ‘inviolabilidad’ de las comunicaciones
y documentos privados, desde esa perspectiva, comprende a la comunicación misma,
sea cual fuere su contenido y pertenezca o no el objeto de la comunicación al ámbito
de lo personal, lo íntimo o lo reservado. De manera que se conculca el derecho tanto
cuando se produce una interceptación de las comunicaciones, es decir, cuando se apre­
hende la comunicación dirigida a terceros, como cuando se accede al conocimiento de lo

- 861
A rt. 161 L ibro segundo / Parte especial - delitos

comunicado, sin encontrarse autorizado para ello. F. J. 4. Al Tribunal Constitucional no


le cabe ninguna duda que dentro de la garantía del secreto e inviolabilidad de las comu­
nicaciones, se encuentran comprendidos también los recibos por los servicios públicos.
De manera que es inconstitucional, prima facie, que estos se intercepten y, sin contarse
con la autorización de su destinatario, se acceda a su contenido, como lo ha admitido la
emplazada” (STCExp. N° 2863-2002-AA/TC-Lima, caso: Rodolfo Berrospi Alvarez, del
29/29/2003, ff.jj. 3 y 4).

J 0929 V iolación de la corresp o n d en cia (concepto de “secreto ” d e las com u n icacio­


nes): “F. J . 2. El Tribunal Constitucional, en reiterada jurisprudencia (STCS N° 02863-
2002- AA/TC y N° 00003-2005-AIITC), ha establecido un criterio frente a la violación
al secreto de las comunicaciones, sosteniendo que ‘tal derecho se encuentra recono­
cido en el inciso 10) del artículo 2 de la Constitución, e impide que las comunicaciones
y documentos privados sean interceptados o acceda a su conocimiento quien no esté
autorizado para ello. Asimismo, el derecho a la inviolabilidad de las comunicaciones y
documentos privados tiene eficacia erga omnes, es decir, garantiza su no penetración y
conocimiento por terceros, sean estos órganos públicos o particulares, ajenos al proceso
de comunicación’. F. J . 3. El concepto de ‘secreto’ e ‘inviolabilidad’ de las comunica­
ciones y documentos privados, desde esa perspectiva, comprende a la comunicación
misma, sea cual fuere su contenido y pertenezca o no el objeto de la comunicación al
ámbito de lo personal, lo íntimo o lo reservado. De manera que se conculca el derecho
tanto cuando se produce una interceptación de las comunicaciones, es decir, cuando se
aprehende la comunicación dirigida a terceros, como cuando se accede al conocimiento
de lo comunicado, sin encontrarse autorizado para ello” (STCExp. N°3599-2010-AA/
TC-Lima, caso: María Espinoza Chumo, del 10/01/2012, ff. jj. 2 y 3, voto del magis­
trado Calle Hay en)

J 0930 A m paro con stitu cion al d e la in violabilid a d de la correspondencia: “Con rela­


ción al secreto alegado, es importante señalar que la protección a las comunicaciones
interpersonales se encuentra plenamente reconocida en el artículo 2, inciso 10, de la
Constitución. A través de esta norma se busca salvaguardar que todo tipo de comunica­
ción entre las personas sea objeto exclusivamente de los intervinientes en el mismo. El
amplio derecho fundamental a la vida privada permite garantizar que la comunicación
entre particulares, sea mediante llamada telefónica, correo -clásico o electrónico- o nota
entre particulares, no pueda ser objeto de conocimiento de terceros o de la interrupción
de su curso” (STCExp. N° 0774-2005-HC/TC-Lima, caso: Víctor Alfredo Polay Campos,
del 8/03/2005, f j . 24).

§
V iolación del secreto de las comunicaciones Art. 162

ARTICULO 162 Interferencia telefónica(II7)


El que, indebidamente, interviene o interfiere o escucha una conversación telefónica
o similar, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de cinco ni mayor
de diez años.
La pena privativa de libertad será no menor de diez ni mayor de quince años:
1. Cuando el agente tenga la condición de funcionario o servidor público, y se
impondrá además la inhabilitación conforme al artículo 36, incisos 1, 2 y 4.
2. Cuando el delito recaiga sobre información clasificada como secreta, reservada
o confidencial de conformidad con la Ley 27806, Ley de Transparencia y Acceso
a la Información Pública.
3. Cuando el delito comprometa la defensa, seguridad o soberanía nacionales.
Si el agente comete el delito como integrante de una organización criminal, la pena se incre­
menta hasta en un tercio por encima del máximo legal previsto en los supuestos anteriores.
TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 162.- El que, indebidamente, interfiere o escucha una conversación tele­
fónica o similar será reprimido con pena privativa de libertad no menor de uno ni
mayor de tres años.
Si el agente es funcionario público, la pena privativa de libertad será no menor de
tres ni mayor de cinco años e inhabilitación conforme al artículo 36, incisos 1, 2 y 4.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Primera modificación: cuarta disposición complementaria modificatoria de la
Ley N° 30096 del 22/10/2013.
A rtícu lo 162.- El que, indebidamente, interfiere o escucha una conversación tele­
fónica o similar será reprimido con pena privativa de libertad no menor de tres ni
mayor de seis años.
Si el agente es funcionario público, la pena privativa de libertad será no menor de cua­
tro ni mayor de ocho años e inhabilitación conforme al artículo 36, incisos 1, 2 y 4.
La pena privativa de libertad será no menor de cinco ni mayor de ocho años cuando
el delito recaiga sobre información clasificada como secreta, reservada o confiden­
cial de conformidad con las normas de la materia.
La pena privativa de libertad será no menor de ocho ni mayor de diez años cuando
el delito comprometa la defensa, la seguridad o la soberanía nacionales
Segunda modificación: artículo 4 de la Ley N° 30171 del 10/03/2014.
A rtícu lo 1 6 2.- E l que, indebidamente, interfiere o escucha una conversación tele­
fónica o similar, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de tres ni
mayor de seis años.

(117) Artículo vigente conform e a la modificación realizada por la prim era disposición com plem entaria
m odificatoria del Decreto Legislativo N° 1182 del 27/07/2015.

863
A rt. 162 L ibro segundo /Parte especial - delitos

Si el agente es funcionario público, la pena privativa de libertad será no menor de


cuatro ni mayor de ocho años e inhabilitación conforme al articulo 36, incisos 1 ,2 y 4.
La pena privativa de libertad será no menor de cinco ni mayor de ocho años cuando
el delito recaiga sobre información clasificada como secreta, reservada o confiden­
cial de conformidad con la Ley 27806, Ley de Transparencia y Acceso a la Informa­
ción Pública.
La pena privativa de libertad será no menor de ocho ni mayor de diez años, cuando
el delito comprometa la defensa, seguridad o soberanía nacionales.
Si el agente comete el delito como integrante de una organización criminal, la pena
se incrementa hasta en un tercio por encima del máximo legal previsto en los supues­
tos anteriores.
Tercera modificación: primera disposición complementaria modificatoria del
Decreto Legislativo N° 1182 del 27/07/2015.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C: arts. 2 inc. 10); 39; CC: art. 16; C P: arts. 29, 62, 425; C P P 2 0 0 4 : arts. 230, 2 3 1 ;D U D H :
art. 12; C A D H : art. 11 inc. 2); L O M P : art. 71

DOCTRINA

Sumario: Bien jurídico / Consumación y tentativa.

Diron Bien jurídico: VILLA STEIN, J. (1998). Derecho Penal. Parte especial.
Lima: San Marcos, p. 154. “Es exigencia del tipo que la conducta del agente sea anti­
jurídica, esto es, a quien no lo ampare una norma permisiva como cuando hay autoriza­
ción judicial. De ahí que el consentimiento sea causa de atipicidad, sin embargo, de haber
varios interlocutores, sigue incólume el agravio para quienes no consintieron, sin perjui­
cio de la eventual coautoría o participación en que pudiera estar incurso quien consiente
a expensas de su interlocutor”.

_Dinn
_ _ _ _ Bien jurídico: SALINAS SICCHA, R. (2000). Curso de Derecho Penal
peruano. Parte especial. Lima: Palestra, pp. 257-258. “El interés prevalente que se pre­
tende tutelar o resguardar con la tipificación de las conductas ilícitas examinadas, lo cons­
tituye el derecho constitucional de la inviolabilidad de las comunicaciones debidamente
previsto en el inciso 10 del artículo 2 de nuestra Constitución Política. En ese sentido, se
entiende que se protege el ejercicio fundamental de comunicarse libremente, sin interfe­
rencias ni coacciones de ningún tipo y en secreto a través del cable o hilo telefónico o
similar”.

IHHI2 Consumación y tentativa: SALINAS SICCHA, R. (2000). Curso de Dere­


cho Penal peruano. Parte especial. Lima: Palestra, p. 259. “Los supuestos delictivos
en evidencia se perfeccionan o consuman en el mismo momento en que se verifica la
V iolación del secreto de las comunicaciones Art . 162

interferencia telefónica o en su caso, la escucha de la conversación. No es relevante penal­


mente, constatar si el agente logró receptar el mensaje dirigido al destinatario en caso de
interferencia; o, en caso de escucha, es irrelevante si el agente logró o no comunicar a
terceros el mensaje escuchado. Estamos ante un delito instantáneo. Al tratarse de injus­
tos penales de comisión es admisible que la conducta se quede en el grado de tentativa.
Ocurrirá por ejemplo, cuando el agente es sorprendido colocando un aparato tecnológico
para interceptar o grabar la conversación telefónica que tendrá lugar próximamente”.

gMg JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Interceptación telefónica y derecho a la vida pri­


vada / Derechos fundamentales violados por la interceptación telefónica. CORTE SU­
PREMA: Descripción de la modalidad típica del delito de interferencia telefónica /
Tipicidad del delito de interceptación telefónica.

TRIBUN AL CONSTITUCIONAL
J 0931 In terceptación telefónica y derecho a la vida priva d a : “F. J. 18. La Corte
Interamericana de Derechos Humanos en la sentencia del caso Escher y otros vs. Bra­
sil, del 6 de julio de 2009, ha precisado que el derecho a la vida privada previsto en el
artículo 11 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos protege Tas conver­
saciones realizadas a través de la líneas telefónicas instaladas en las residencias particu­
lares o en las oficinas, sea su contenido relacionado con asuntos privados del interlocu­
tor, sea con el negocio o actividad profesional que desarrolla’. De ese modo, el derecho a
la vida privada tutela ‘a las conversaciones telefónicas independientes de su contenido e
incluso puede comprender tanto las operaciones técnicas dirigidas a registrar ese conte­
nido, mediante su grabación y escucha, como cualquier otro elemento del proceso comu­
nicativo mismo, por ejemplo, el destino de las llamadas que salen o el origen de las que
ingresan, la identidad de los interlocutores, la frecuencia, hora, duración de las llamadas,
aspectos que pueden ser constatados sin necesidad de registrar el contenido de la llamada
mediante la grabación de las conversaciones’. En definitiva, la Corte Interamericana de
Derechos Humanos ha enfatizado que ‘la protección a la vida privada se concreta en el
derecho a que sujetos distintos de los interlocutores no conozcan ilícitamente el contenido
de las conversaciones telefónicas o de otros aspectos, como los ya mencionados, propios
del proceso de comunicación’ [...]. F. J. 20. Pues bien, en el presente caso se advierte que
las conversaciones telefónicas del beneficiario que sirven de fundamento al auto de aper­
tura que se cuestiona, no fueron interceptadas por agentes del Estado, por lo que la inje­
rencia arbitraria en su vida privada no le es imputable al juez demandado, ni el fiscal que
interpuso la denuncia, en este sentido debe destacarse que las conversaciones telefónicas
del beneficiario no constituían información pública, por lo que su divulgación a través de
los medios de prensa sin autorización del beneficiario se tomó inconstitucional. Por esta
razón, este tribunal considera que el Estado debe investigar, juzgar y, en su caso, sancio­
nar a los responsables de la violación del derecho a la vida privada del beneficiario, con­
sistente en la interceptación y divulgación de sus conversaciones telefónicas, así como la
entrega de las conversaciones telefónicas a los medios de comunicación. Asimismo, debe

865
A rt. 162 L ibro segundo / Parte especial - delitos

precisarse que la divulgación de las grabaciones telefónicas requiere de la autorización de


sus interlocutores para que sea legítima” (S T C Exp. N ° 6 5 5 -2 0 1 01-PH C/TC-Lim a, caso:
Alberto Q uim per H errera , clel 2 7 /1 0 /2 0 1 0 , ff. jj. 1 8 y 20).

J 0932 Derechos fundamentales violados p o r la interceptación telefónica: “Que, con­


forme se desprende del petitorio de la demanda, el objeto de esta es que reponiéndose al
estado anterior a la violación de los derechos constitucionales invocados, se disponga el
cese inmediato de las interceptaciones telefónicas de las que vendrían siendo objeto los
demandantes, tras vulnerarse con ellas, en primer lugar, sus derechos constitucionales al
secreto e inviolabilidad de las comunicaciones, a la intimidad personal y familiar, integri­
dad y seguridad personal, y en segundo lugar, amenazarse de violar sus derechos consti­
tucionales a la vida, la libertad de trabajo y de expresarse libremente” (ST C Exp. N ° 1257-
97-AA/TC. Lima, caso: A na Tow nsendD iez C onseco y otros, del 1 7 /04/1998, f. j . 1).

CO RTE SUPREMA

J 0933 Descripción de la modalidad típica del delito de interferencia telefónica: “Este


delito se encuentra tipificado en el artículo 162 del Código Penal. En dicha disposición
se sanciona penalmente a quien fuera de los casos que la ley y las autoridades competen­
tes autorizan, interfiere una comunicación telefónica que no le está destinada; así como
a quien, en iguales circunstancias, escucha la conversación telefónica en la que intervie­
nen terceros. Se trata, pues, de conductas ilícitas que afectan el secreto de las comuni­
caciones privadas y el derecho a la intimidad de las personas, pues el agente actúa sin
consentimiento de aquellas. El tipo legal analizado tutela la intimidad personal comu­
nicativa, el secreto a que tiene derecho el ciudadano en sus comunicaciones telefóni­
cas. Según BRAMONT-AR1AS TORRES y GARCÍA CANTIZANO: ‘Por interferir se
entiende toda acción que se realiza para cruzar una onda con otra —lo que se denomina
cruce de líneas- que permite, bien oír una conversación no destinada al sujeto activo, o
bien anularla. Escuchar es sinónimo de oír una conversación no destinada al sujeto activo.
La ejecución de este hecho punible requiere, generalmente, la aplicación de procedimien­
tos encubiertos, clandestinos o subrepticios de mayor o menor sofisticación y tecnología.
Ahora bien, lo trascendente para la tipicidad es la idoneidad del medio o procedimiento
aplicado por el agente y que debe posibilitarle el acceso al contenido de la conversación
de terceros. Como señala Peña Cabrera: ‘Para que haya ataque a la intimidad, la comu­
nicación debe ser como mínimo, escuchada por terceros ajenos a la misma: el modo en
que se produzca la escucha telefónica (el pinchazo telefónico no es el único sistema) y
si tal escucha se registra o documenta es, en principio, irrelevante: lo esencial es que el
contenido de la conversación ya no quede en el poder de los interlocutores’. Es un delito
doloso que se consuma con la mera realización de la interferencia o escucha, sin que sea
requisito para ello la divulgación o la transmisión a terceros del contenido de la conver­
sación telefónica intervenida; es un delito instantáneo. Sin embargo, es posible una reali­
zación continua del delito bajo la orientación de una misma resolución criminal que invo­
lucra la interceptación y escucha simultanea o sucesiva de varios interlocutores. Ahora
bien, constituye circunstancia agravante del delito según el párrafo segundo del artículo
162 del Código Penal, que el autor del ilícito sea un funcionario público conforme a las
categorías que define el artículo 425 del código sustantivo, como bien anota la doctrina

866
V iolación del secreto de las comunicaciones A rt. 1 6 2

al analizar esta calificante: ‘constituye una típica infracción del deber que incumbe a las
autoridades o funcionarios de no inmiscuirse en la intimidad de las personas, salvo en los
expresamente autorizados’ de allí, pues, que la ley desvalore con mayor intensidad la rea­
lización del delito por quienes tienen la obligación constitucional de tutelar y respetar la
intimidad de los ciudadanos y de sus comunicaciones telefónicas y afines” (Exp. N°A V-
33-2003-Lim a, d el 3 0 /0 9 /2 0 0 9 , f . j. 73, Sala Penal Especial).

J 0934 T ipicidad d e l delito de interceptación telefónica: “[...] en el caso sub exam ine ,
el delito de ‘interceptación telefónica’, conforme la redacción normativa definida bajo los
contornos legales del artículo 162 del Código Penal, [...] que a la letra señala lo siguiente:
‘el que, indebidamente, interfiere o escucha una conversación telefónica o similar será
reprimido con pena privativa de libertad no menor de uno ni mayor de tres años’. De
entrada, debe acotarse que el tipo legal in comento, lo que tutela es el secreto de las
comunicaciones privadas, esto es, aquella esfera íntima del sujeto pasivo que debe estar
al margen de cualquier intromisión ajena; constituye un derecho fundamental, ubicado
en el pórtico de los bienes jurídicos plenamente disponibles por su titular; [...] la protec­
ción constitucional se proyecta sobre el proceso de comunicación mismo, cualquiera sea
la técnica de transmisión utilizada y con independencia de que el contenido del mensaje
transmitido o intentado transmitir -conversaciones, informaciones, datos, imágenes, foto,
etcétera-, pertenezca o no al ámbito de lo personal, lo íntimo o lo reservado. Para un sec­
tor de la doctrina, el bien jurídico predominante es la ‘privacidad individual’ y la ‘intimi­
dad personal’, en relación con el ‘derecho de reserva’ que corresponde a las comunica­
ciones interpersonales; [...] el bien jurídico protegido es, alternativamente, el secreto o la
intimidad, pero muchas veces, ambos derechos pueden coincidir, consecuentemente ser
violados en un solo acto por el agente [...]. De la normativa en cuestión, se colige que la
realización típica de este injusto penal, toma lugar a partir de dos modalidades típicas a
saber: primero, mediando la interferencia de una conversación telefónica y, segundo, a
través de la escucha de una conversación telefónica; quiere decir esto, que autor de este
delito, será todo aquel individuo -ajeno a los interlocutores-, quien de forma indebida
intercepta una comunicación privada, como se apunta en la doctrina, la palaba ‘escucha’,
es que la actividad siempre es captada por un tercero ajeno a la conversación. Llevado
dichos argumentos al caso que nos ocupa, se advierte que cada uno de los mencionados
procesados, desde el rol y/o tarea que desempeñan desde la estructura del aparato crimi­
nal, prestaban una aportación esencial, para que los autores ejecutivos del plan criminal
puedan alcanzar el éxito en la operación delictiva (interceptación telefónica), es decir, se
procede a una contemplación global del hecho como un ‘todo’, no desde una perspectiva
formal, sino más bien de naturaleza ‘material’, por tales motivos, no resulta necesario un
acuerdo expreso formal entre ellos ni [que] se conozcan de forma personal, pues lo impor­
tante a todo esto, es que ellos sabían que su aporte y/o contribución sumada a la de los
demás, daba como resultado la materialidad típica de los delitos que se perpetran desde
la estructura criminal de la persona jurídica que regentaban, de forma específica el delito
de interceptación telefónica, artículo 162 del Código Penal, esto es haciendo posible que
los procesados [...] quienes ejecutaron formalmente los actos de interceptación telefónica,
conforme se detalla en el punto siguiente del dictamen” (R. N. N ° 1 3 1 7 -2 0 1 2-Lima, del
14/09/2012, f j. 17, Sala Pena l Perm anente).

, 867 -----
Art. 162-A L ibro segundo / Parte especial - delitos

Posesión o comercialización de equipos destinados a


la interceptación telefónica o sim ilar(118)
El que fabrica, adquiere, introduce al territorio nacional, posee o comercializa equi­
pos o softwares destinados a interceptar ilegalmente las comunicaciones o simila­
res, será reprimido con pena privativa de la libertad no menor de diez ni mayor de
quince años.
N ormas concordantes
C P : arts. 2 0 , 2 9 , 3 6 ines. 1, 2 y 4, 5 7 a l 6 1 , 6 2 a l 6 7 , 9 2 , 9 3 , 4 2 5 ; C P P : art. 2 8 6 ; C C : a r t 1 6

Interferencia de com unicaciones electrónicas, de


m ensajería instantánea y sim ilares(119)
El que, indebidamente, interviene o interfiere comunicaciones electrónicas o de
mensajería instantánea o similares, será reprimido con pena privativa de libertad
no menor de cinco ni mayor de diez años.
La pena privativa de libertad será no menor de diez ni mayor de quince años,
cuando:
1. El agente tenga la condición de funcionario o servidor público, y se impondrá
además la inhabilitación conforme al artículo 36, incisos 1,2 y 4.
2. El delito recaiga sobre información clasificada como secreta, reservada o confi­
dencial de conformidad con la Ley N° 27806, Ley de Transparencia y Acceso a
la Información Pública.
3. El delito comprometa la defensa, seguridad o soberanía nacionales.
Si el agente comete el delito como integrante de una organización criminal, la pena
se incrementa hasta en un tercio por encima del máximo legal previsto en los supues­
tos anteriores.
N ormas concordantes
C P : arts. 2 0 , 2 9 , 3 6 ines. 1 , 2 y 4, 5 7 a l 6 1 , 6 2 a l 6 7 , 9 2 , 9 3 , 4 2 5 ; C P P : a r t 2 8 6 ; C C : a r t 16.

[ DOCTRINA

Sumario: Conducta típica.

(118) Artículo vigente conform e a la incorporación realizada por la segunda disposición com plem entaria
m odificatoria del D ecreto Legislativo N° 1182 del 27/07/2015.
(119) Artículo conform e a la incorporación realizada p o r el artículo único del Decreto Legislativo N" 1234 del
26/09/2015.

868
V iolación del secreto de las comunicaciones A rt. 162-B

( m m Conducta típica: PALAZZI, P. A. (2016). L os delitos informáticos en e l C ódigo


Penal. A nálisis de la ley 26.388. Buenos Aires: Abeledo Perrot, pp. 74-76. “¿Qué debe
entenderse por comunicación electrónica? [...] “telecomunicación” como “toda transmi­
sión, emisión o recepción de signos, señales, escritos, imágenes, sonidos o informacio­
nes de cualquier naturaleza, por hilo, radioelectricidad, medios ópticos u otros sistemas
electromagnéticos”. [...] ¿Cómo encuadran estos conceptos con el correo electrónico y
en las modernas técnicas de comunicación? Una comunicación electrónica es un men­
saje enviado por un individuo a otra persona por medio de un sistema electrónico. Este
concepto es tan amplio que se incluyen el clásico mensaje de correo electrónico, un chat,
un fax, una llamada a través de VOIP o un mensaje de texto enviado de celular a celu­
lar. El mensaje no tiene que contener necesariamente la voz o caracteres alfanuméri-
cos, puede incluir cualquier signo y gráfico que autorizan algunos sistemas informáticos.
Puede también contener audio o video. De hecho, hoy en día la correspondencia o co­
municación es tal, tanto mientras está en tránsito como cuando queda almacenada en un
casillero de mensajes, bandeja de entrada, contestador automático -tanto analógico como
digital- o voicemail. Sin embargo, este criterio de comunicación electrónica debe inter­
pretarse de acuerdo al desarrollo actual de las comunicaciones. [...] Hoy en día, las comu­
nicaciones no ocurren solo entre dos personas sino también entre varias (al mismo tiempo
o en forma secuencial) e incluso con máquinas. Por ejemplo, el banco puede enviar un
resumen de cuenta a la casilla de correo electrónico del cliente, el diario online envía un
resumen de noticias, un servidor comunica al usuario si el mensaje anterior que envió
llegó o no a destino, el servidor de la universidad avisa de eventos a sus alumnos, o el pro­
veedor de internet que el casillero se está por llenar y que el usuario debe vaciarlo. Todas
estas son comunicaciones electrónicas, puesto que se comunica algo a un tercero. ¿Tiene
que intervenir una persona? Si entendemos que por lo menos debe haber un emisor o des­
tinatario humano, muchas situaciones quedarán fuera de la protección penal. Pero hoy en
día la relación con numerosas empresas y sistemas está automatizada a través de ordena­
dores, y con ellos también hay comunicación pues existe una expectativa de privacidad
tanto en el emisor como en el receptor del mensaje”.

glHj JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: La validez de la comunicación.

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
J 0935 La validez de la comunicación: “F. J. 16. Este colegiado estima que es necesa­
rio recordar que si bien la fuente o el soporte de determinadas comunicaciones y docu­
mentos le pertenecen a la empresa o entidad en la que un trabajador labora, ello no sig­
nifica que esta pueda arrogarse en forma exclusiva y excluyente la titularidad de tales
comunicaciones y documentos, pues con ello, evidentemente, se estaría distorsionando
el esquema de los atributos de la persona, como si estos pudiesen de alguna forma verse
enervados por mantenerse una relación de trabajo. En tal sentido, si bien el empleador
goza de las facultades de organizar, fiscalizar y sancionar, de ser el caso, si el trabajador
A rt. 163 L ibro segundo / Parte especial - delitos

incumple sus obligaciones; esto no quiere decir que se vean limitados los derechos consti­
tucionales de los trabajadores, como lo establece el artículo 23, tercer párrafo, de la Cons­
titución; y tampoco significa que tales atributos puedan anteponerse a las obligaciones de
trabajo, de manera tal que estas últimas terminen por desvirtuarse (STC Exp. N° 1058-
2004-PA/TC). En tal sentido, en el presente caso, si se trataba de determinar que el tra­
bajador utilizó el correo electrónico en forma desproporcionada en horas de trabajo para
fines distintos a los que le imponían sus obligaciones laborales, la única forma de acre­
ditarlo era iniciar una investigación de tipo judicial, habida cuenta de que tal configu­
ración procedimental la imponía, para estos casos, la propia Constitución, otorgándole
garantías del caso. F. J . 17. Así, de la carta de despido se desprende que la emplazada usó
los correos electrónicos de cuentas privadas [para] imputar falta grave, los mismos que,
según la Constitución, carecerían de validez si se obtuvieron vulnerando el procedimiento
respectivo, por ser medios de prueba que habrían sido obtenidos ilícitamente” (S T C Exp.
N ° 04224-2009-P A/TC-Tacna, caso: A ngelina H uam ani Vargas, del 19/07/2011, ff. jj. 1 6
y 17).

ARTÍCULO 163 Supresión o extravío indebido de correspondencia


El que, indebidamente, suprime o extravía de su destino una correspondencia epis­
tolar o telegráfica, aunque no la haya violado, será reprimido con prestación de ser­
vicio comunitario de veinte a cincuentidós jornadas.
N ormas concordantes
C : art. 2 inc. 1 0 ) ; C C : art. 1 6 ; C P ; arts. 3 4 , 6 2 inc. 2 ) ; 9 2 , 9 3 ; C P P 2 0 0 4 : arts. 2 2 6 a l 2 2 9 ;
C E P ; arts. 1 1 9 , 1 2 0 . 1 2 1 ; L O M P : art. 7 1 ; D U D H : art. 1 2

gii DOCTRINA

Sumario: Bien jurídico protegido / Acción típica.

_i)_ i_n _i - _i Bien jurídico protegido: SALINAS SICCHA, R. (2000). Curso de D e re ­


cho Penal peruano. Parte especial. Lima: Palestra, pp. 262-263. “El bien jurídico que
se pretende proteger o amparar lo constituye el derecho a la inviolabilidad de las comu­
nicaciones previsto en el inciso 10 del artículo 2 de nuestra Ley de Leyes. La inviolabi­
lidad entendida en el sentido de que nadie puede obstaculizar o poner óbice (ya sea des­
truyendo o extraviando) el curso normal de una comunicación que lo esté dirigida. Aquí
antes que el secreto de las comunicaciones, se pretende resguardar que las comunicacio­
nes lleguen a su destinatario”.

i) in i? Acción típica: CREUS, C. (1999). D erech o Penal. Parte especial. Tomo I.


6a edición. Buenos Aires: Astrea, pp. 355-356. “El impedimento puede producirse

870 — -
V iolación del secreto de las comunicaciones A rt. 164

suprimiendo o desviando la correspondencia. La suprime el que la desvía del curso que


lleva; no es indispensable que la supresión se perpetre mediante la destracción de la
pieza; el solo hecho de apartarla del curso hacia el destinatario ya implica supresión, aun­
que no se la menoscabe materialmente (por ejemplo, reteniéndola, colocándola en un
lugar donde es imposible que el curso se reanude, como sería introducirla en una bolsa
de residuos)”.

_I)_mu.
_ _ _ Acción típica: FONTÁN BALESTRA, C. (1998). D e r e c h o P en a l. P a r te
e s p e c ia l. 15a edición. Buenos Aires: Abeledo Perrot, pp. 292-293. “No ha de entenderse
que suprimir significa destruir, pues no es la pieza de correspondencia lo que se suprime,
sino su entrega al destinatario. La destrucción constituirá supresión, pero esta no supone
aquella. Dentro de la hipótesis de supresión de correspondencia puede también subsu­
mirse, en ciertos casos, el apoderamiento antes visto”.

ARTÍCULO 164 Publicación indebida de correspondencia reservada


El que publica, indebidamente, una correspondencia epistolar o telegráfica, no des­
tinada a la publicidad, aunque le haya sido dirigida, será reprimido, si el hecho
causa algún perjuicio a otro, con limitación de días libres de veinte a cincuentidós
jornadas.
N o r m a s c o n c o r d a n t e s

C: art. 2 inc. 10); CP: arts. 35, 62, 68, 92, 93; C de P P : arts. 184, 185, 314; C P P 2004:
arts. 2 2 6 a l 229; C C: art. 16; C P M P : art. 150, 284; C A D H : art. 11 inc. 2); D V D H : art. 12;
P ID C P : art. 1 7 inc. 1)

DOCTRINA

Sumario: Bien jurídico protegido / Sujeto activo.

I) i r i r Bien jurídico protegido: SALINAS SICCHA, R. (2000). C u rso d e D e r e c h o


P e n a l p e r u a n o . P a r te e s p e c ia l. Lima: Palestra, p. 267. “El bien jurídico que se pretende
resguardar con la tipificación de la conducta en sede lo constituye el derecho al secreto
e inviolabilidad de las comunicaciones previsto de manera imperativa en el artículo 2
inciso 10 de nuestra Constitución Política. No obstante, aquí el derecho al secreto de las
comunicaciones debe entenderse como aquel derecho que tiene toda persona a mantener
en secreto su correspondencia, pues solo de ese modo se puede resguardar la intimidad
personal o familiar que se vería seriamente lesionada con la materialización de una con­
ducta como la publicación indebida de la correspondencia como correlato del derecho de
la intimidad personal o familiar de las personas”.

871
A rt. 164 L ibro segundo / Parte especial - delitos

DiniN Sujeto activo: CREUS, C. (1999). D erecho Penal. P arte especial. Tomo I. 6a
edición. Buenos Aires: Astrea, p. 363. “Sujeto activo puede ser cualquier persona dis­
tinta al remitente, incluso el destinatario (‘aunque haya sido dirigida a él’ dice la ley), que
se halle en posición legítima de la correspondencia. [...]. El dolo requiere en el autor el
conocimiento del carácter de la correspondencia y la voluntad de hacerla pública, aun­
que en este segundo aspecto es suficiente el dolo eventual (por ejemplo, quien pone en
manos de un comentarista radial la correspondencia, aceptando que pueda utilizarla en
sus emisiones)”.

872
CAPÍTULO V
VIOLACIÓN DEL SECRETO PROFESIONAL

ARTÍCULO 165 Violación del secreto profesional


El que, teniendo información por razón de su estado, oficio, empleo, profesión o
ministerio, de secretos cuya publicación pueda causar daño, los revela sin consen­
timiento del interesado, será reprimido con pena privativa de libertad no mayor de
dos años y con sesenta a ciento veinte días-multa.
N o r m a s c o n c o r d a n t e s

C: art. 2 ines. 7), 10); C E P : arts. 62, 68; CC: arts. 5, 14, 15, 16; C P C ; art. 686; C P P 2 0 0 4 :
art. 84, 165 inc. 2, 175, 224 ines. 1, 2; 3 2 7 inc. 2; C d e P P : art. 141; L O P J : art. 2 8 8 inc. 4);
C A D H : art. 11 inc. 2); D U D H : art. 12

DOCTRINA
Sumario: Sujeto activo / Acción típica / Modalidades típicas / Consentimiento.

I) «709 Sujeto activo: MUÑOZ CONDE, F. (1999). D e r e c h o P en a l. P a r te e s p e c ia l.


Valencia: Tirant lo Blanch, p. 252. “Al carácter de profesional que debe tener el sujeto
activo [...], hay que añadir que la propia relación entre el profesional y el sujeto titular del
secreto obligue a este a revelar sus secretos a aquel, es decir, que convierta al profesio­
nal en ‘confidente necesario’, que es lo que le da fundamento jurídico, y no simplemente
moral, a la obligación de sigilo y reserva que constituye la base del delito previsto [...].
De aquí se deduce que hay que acudir a la reglamentación de la respectiva profesión para
saber cuáles son estos deberes específicos de sigilo y reserva”.

1)0710 Sujeto activo: CORCOY BIDASOLO, M. y MIR PUIG, S. (2011). C o m en ta ­


r io s a l C ó d ig o P e n a l. R e fo r m a L O 5/2010. CORCOY BIDASOLO, M. (Director). MIR
PUIG, S. (Coordinador). Valencia: Tirant lo Blanch, p. 472. “El delito de revelación de
secretos profesionales y laborales se configura, según doctrina y jurisprudencia mayorita-
ria como un delito especial propio pues solo pueden ser autores los que ejercen una pro­
fesión, oficio o mantengan una relación laboral. Por oficio o relaciones laborales hay que
entender todo tipo de relaciones mercantiles o laborales que impliquen una prestación
de servicios. Por profesional se comprende a toda persona que ejerce públicamente un
empleo, facultad u oficio, cuyos servicios se requieren por necesidad y que, por su interés
público, están jurídicamente reglamentados, Según doc. Y jur. May. Al carácter profesio­
nal del sujeto activo hay que añadir que la propia relación entre el profesional y el sujeto
titular debe obligara este a confiar al profesional sus secretos personales para poder ejer­
cer su actividad”.

1)0711 Acción típica: SEGRELLES DE ARENAZA, I. (2000). “Delitos contra la


intimidad, el derecho a la propia imagen y la inviolabilidad del domicilio (I). Descubri­
miento y revelación de secreto”. En: COBO DEL ROSAL, M. (Director). C o m p en d io d e

— 873
A rt. 165 L ibro segundo / Parte especial - delitos

D e r e c h o P en a l. P a r te e s p e c ia l. Madrid: Marcial Pons, p. 301. “La acción típica consiste


en ‘divulgar’, que tiene aquí un significado similar a revelar, puesto que no es preciso que
sea un elevado número de personas quienes reciban la información, ni que sea a través de
un medio concreto. La consumación coincide con la lesión del bien jurídico, y se produce
en el momento de la receptación, por lo que caben las formas imperfectas de ejecución”.

1)0712 Modalidades típicas: CORCOY BIDASOLO, M. y MIR PUIG, S. (2011).


_______ C o­
m e n ta rio s a l C ó d ig o P e n a l. R e fo r m a L O 5 /2 0 1 0 . CORCOY BIDASOLO, M. (Direc­
tor). MIR PUIG, S. (Coordinador). Valencia: Tirant lo Blanch, pp. 472-473. “El precepto
prevé dos modalidades típicas: a) revelación de secretos ajenos de los que el sujeto tenga
conocimiento por razón de su oficio o sus relaciones laborales; b) divulgación de secretos
ajenos incumpliendo las obligaciones profesionales de sigilo o reseiva (‘secreto profesio­
nal’). Las dos modalidades típicas que recoge el precepto presuponen que se ha conocido
el secreto de forma lícita, castigándose solo su revelación. [...] el que divulga el secreto
es un profesional que incumple su deber de sigilo o reserva, propio de cada profesión (no
basta un deber ético o moral)”.

D in 3 Consentimiento: LÓPEZ BARJA QUIROGA, J. y PÉREZ DEL VALLE, C.


(1997). C ó d ig o P e n a l. D o c tr in a y ju r is p r u d e n c ia . Tomo III. Madrid: Trivium, p. 2331.
“El consentimiento emitido expresamente por el afectado excluye la tipicidad del com­
portamiento, puesto que si no existe interés en aquel en mantener en secreto el hecho,
ya no interfiere en el ámbito de privacidad de la persona afectada por el contenido del
secreto. En los casos que el consentimiento expreso no ha podido ser recabado, actúa
como causa de justificación el consentimiento presunto en interés preponderante del afec­
tado o en caso de que sea manifiesto que carece de interés en conservar la reserva sobre
el dato del secreto, por ejemplo, el médico que informa a los parientes en relación con el
estado del enfermo mental”.

ÉS JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Violación del secreto profesional (excepciones a


fin de tutelar bienes jurídicos protegidos con mayor reproche penal) / Noción, conte­
nido y ámbito de actuación de la garantía-derecho al secreto profesional. CORTE SU­
PREMA: El secreto profesional vs. favorecimiento material a la comisión de un ilícito
penal (colaboración terrorista).

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
J 0936 Violación d el secreto p ro fesio n a l (excepciones a fin de tu telar bienes ju r íd i­
cos p ro te g id o s con m ayor reproche pen al): “Para resolver este proceso se debe tener en
cuenta el Código de Conducta de 1979 para funcionarios encargados de hacer cumplir
la ley, aprobado por la Asamblea de las Naciones Unidas, cuyos artículos pertinentes al
caso se transcriben: ‘Artículo 4.- Las cuestiones de carácter confidencial de que tengan
conocimiento los funcionarios de hacer cumplir la ley se mantendrán en secreto, a menos
que el cumplimiento del deber o las necesidades de la justicia exijan estrictamente
V iolación del secreto profesional A rt. 165

lo contrario’. Por consiguiente, todo funcionario encargado de hacer cumplir la ley ten­
drá sumo cuidado en la protección y el uso de tal información, que solo debe revelarse
en cumplimiento del deber o para atender las necesidades de la justicia, como lo ameri­
taba el caso bajo examen. ‘Artículo 8.- Los funcionarios encargados de hacer cumplir la
ley respetarán la ley y el presente Código. También harán cuanto esté a su alcance para
impedir toda violación de ellos y por oponerse rigurosamente a tal violación. Los funcio­
narios encargados de hacer cumplir la ley que tengan motivos para creer que se ha pro­
ducido o va a producirse una violación del presente Código informarán de la cuestión
a sus superiores y, si fuere necesario a cualquier otra autoridad u organismo apropiado
que tenga atribuciones de control o correctivas’. Este artículo tiene por objeto mantener
el equilibrio entre la necesidad de que haya disciplina intema en el organismo del que
dependa principalmente la seguridad pública, la Policía Nacional del Perú, por una parte,
y la de hacer frente a las violaciones de los derechos humanos básicos, por otra. En el
caso de autos, se interpone demanda por violación del derecho a la vida, el cual prevalece
sobre el derecho al secreto profesional, a lo que se agrega que el recurrente era un miem­
bro de la institución, que tiene como fines, entre otros, garantizar el cumplimiento de
las leyes, la seguridad de las personas y combatir la delincuencia; así lo manda la Cons­
titución Política del Perú” (STC. N ° 8 0 4 -2 0 0 1 -A A /T C -L a L ib erta d , c a s o : M a rió n E lo y
H u am án G arcía, d e l 12/0 8 /2 0 0 2 , f . j . 2).

J 0937 N oción, contenido y ám bito de actuación de la garantía-derecho a l secreto p ro ­


fesio n a l: “F. J . 6. Esta garantía resulta fundamental cuando la profesión u oficio guarda
estrecha relación con el ejercicio de otras libertades públicas, como es el caso de los
periodistas respecto de la libertad de infoimación y expresión, o de los abogados con rela­
ción al ejercicio del derecho de defensa. En estos supuestos, se trata de preservar y garan­
tizar el ejercicio libre de las profesiones, de los periodistas, médicos o abogados con rela­
ción a sus fuentes de información, sus pacientes y patrocinados respectivamente, de modo
que estos profesionales no puedan ser objeto de ningún tipo de presión de parte de sus
empleadores o de las autoridades y funcionarios con relación a hechos u observaciones
vinculadas al ejercicio de una determinada profesión u oficio. F. J. 7. En ese sentido, dos
son los ámbitos de actuación de la garantía-derecho al secreto profesional que reconoce la
Constitución. En cuanto derecho, reconoce al titular de tales secretos la exigencia de que
estos sean celosamente guardados por los profesionales a quienes se les confía de modo
directo, o que tuvieran acceso a información confidencial en razón de su ejercicio profe­
sional; del mismo modo, el secreto profesional también protege a los propios profesiona­
les, quienes podrán hacerlo valer en cualquier situación o circunstancia en que los pode­
res públicos o cualquier persona o autoridad pretendan desconocerlo de cualquier forma,
sea obligando a confesar dichos secretos o poniendo en riesgo su preservación en el ejer­
cicio de su profesión. En cuanto garantía, el secreto profesional impone un deber espe­
cial de parte del Estado a efectos de preservar su eficaz cumplimiento. Dichas acciones
de paite del Estado deben concretarse en una adecuada legislación, así como en la pro­
moción de una cultura de respeto al ejercicio de las profesiones en general y, en especial,
de aquellas que tienen directa implicancia con la promoción de los derechos y liberta­
des públicas, como es el caso de la profesión del periodismo y la promoción del derecho
a la libre expresión e información; la abogacía y el ejercicio del derecho de defensa; la

875
A rt. 165 L ibro segundo /Parte especial - delitos

profesión médica y la promoción de la salud, así como las profesiones que inciden en la
promoción de las libertades económicas en el marco del Estado social y democrático de
Derecho. F. J . 8. En cuanto al contenido de lo que debe considerarse secreto para los fines
de su protección, el Tribunal opina que aunque resulta difícil determinarlo en abstracto,
de modo general, puede establecerse que, se trata de toda noticia, información, situación
fáctica o incluso proyecciones o deducciones que puedan hacerse en base a la pericia o
conocimientos del profesional y que hayan sido obtenidas o conocidas a consecuencia del
ejercicio de una determinada profesión, arte, ciencia o técnica en general. Están incluidas
en la cláusula de protección y, por tanto, también les alcanza la obligación de mantener el
secreto, no solo los profesionales a quienes se ha confiado directamente, sino también sus
colaboradores, ayudantes, asistentes e, incluso, el personal al servicio del profesional que
tuviera acceso directo a tales secretos” (STC. N ° 7 8 11-2005-P A /T C -C añ ete, c a s o : V íctor
J e s ú s C h á v a rri C arhu atay, d e l 2 2 /1 1 /2 0 0 5 , f f . jj. 6, 7 y 8).

CORTE SUPREMA
J 0938 E l secreto p ro fesio n a l vs. fa vo recim ien to m a teria l a la com isión de un ilícito
p e n a l (colaboración terrorista): “Que esta suprema sala, rectificando lo expuesto en el
sexto fundamento jurídico del fallo recurrido, toma en cuenta y -por imperativo consti­
tucional y del Derecho Internacional de los Derechos Humanos—asume la doctrina que
instituye la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del dieciocho de
noviembre del año en curso, recaída en el asunto De la Cruz Flores versus Perú; que dicha
sentencia en el párrafo ciento dos estipula que el acto médico no se puede penalizar, pues
no solo es un acto esencialmente lícito, sino que es un deber del médico el prestarlo; asi­
mismo, tampoco se puede criminalizar la omisión de denuncia de un médico de las con­
ductas delictivas de sus pacientes conocidas por él en base a la información que obtengan
en el ejercicio de su profesión; que, por tanto, el acto médico constituye -como afirma un
sector de la doctrina penalista nacional- una causal genérica de atipicidad: la sola inter­
vención profesional de un médico, que incluye guardar secreto de lo que conozca por ese
acto, no puede ser considerada típica, en la medida en que en esos casos existe una obli­
gación específica de actuar o de callar, de suerte que no se trata de un permiso -justifica­
ción- sino de un deber, no genérico, sino puntual bajo sanción al médico que lo incum­
ple; que, ahora bien, los cargos contra el encausado P.R. [...] no se centran en el hecho de
haber atendido circunstancial y aisladamente a pacientes que por sus características deno­
taban que estaban incursos en delitos de terrorismo, menos —en esa línea- por no haber­
los denunciado -hechos que por lo demás él niega categóricamente-, sino porque estaba
ligado o vinculado como colaborador clandestino a las lógicas de acción coherente con
sus fines, de la organización terrorista Sendero Luminoso; que, en su condición de tal,
el citado imputado recabó y prestó su intervención en las tareas ciertamente reiteradas,
organizadas y voluntarias de apoyo a los heridos y enfermos de Sendero Luminoso, ocu­
pándose tanto de prestar asistencia médica -cuyo análisis no puede realizarse aislada­
mente sino en atención al conjunto de actos concretamente desarrollados y probados- y
también de proveer de medicamentos u otro tipo de prestación a los heridos y enfermos
de la organización -cuyo acercamiento al herido o enfermo y la información de su estado
y ubicación le era proporcionado por la propia organización, no que estos últimos hayan
acudido a él por razones de urgencia o emergencia y a los solos efectos de una atención

876
V iolación del secreto profesional A rt. 165

médica-, cuanto de mantener la propia organización de apoyo estructurada al efecto -con


esta finalidad, como ya se destacó, trató de convencer a una de sus integrantes para que
no se aparte de la agrupación-; que, desde luego y en tales circunstancias, los actos rea­
lizados por el acusado estaban relacionados con la finalidad de la organización terrorista
-de mantener operativos a sus militantes para que lleven a cabo conductas terroristas-,
a partir de una adecuación funcional a las exigencias de aquella, y de ese modo favore­
cer materialmente la actividad de Sendero Luminoso” (R. N. N ° 1062-2004-Lima, d el 22
/1 2/2004, f. j. 7, Sala P en al Permanente).

877
CAPÍTULO VI
VIOLACIÓN DE LA LIBERTAD DE REUNIÓN

ARTÍCULO 166 Impedimento o perturbación de reunión pública


El que, con violencia o amenaza, impide o perturba una reunión pública lícita será
reprimido con pena privativa de libertad no mayor de un año y con sesenta a noventa
días-multa.
N ormas concordantes
C: arts. 2 ines. 12). 39); 137; CP; arts. 12. 29. 41, 45, 52, 68, 92, 452 inc. 1); C PP: art. 143;
C A D H ; art. 15; D U D H : art. 2 0 inc. 1); P ID C P : art. 21

DOCTRINA

Sumario: Bien jurídico protegido / Sujeto activo / Tipicidad.

D i r u Bien jurídico: CREUS, C. (1999). Derecho Penal. Parte especial. Tomo I. 6a


edición. Buenos Aires: Astrea, p. 380. “El derecho de reunión aquí tutelado es el de agru­
parse para comunicar o manifestar algo si se lo hace de modo y con fines lícitos. Los de­
litos contra la libertad de asociación protegen la libertad de congregarse de modo más o
menos permanente en por de objetivos. En consecuencia, los delitos contra la libertad de
reunión atenían contra la libertad de reunirse, cualquiera que sea el motivo (religioso, cul­
tural, político) siempre que resulte lícito”.

D in? Sujeto activo: ROY FREYRE. L. (1975). Derecho Penal peruano. Parte espe­
cial. Delitos contra las buenas costumbres. Delitos contra la familia. Delitos contra la
libertad. Tomo II. Lima: Unidas, p. 328. “Sujeto activo puede ser cualquier persona,
excepción hecha del funcionario público. [...] Sujeto pasivo puede ser cualquier persona
afectada en su derecho de reunirse, pues se trata de una garantía individual. También
puede tener la condición la persona jurídica que organizó la reunión”.

in ri i. Tipicidad: VILLA STEIN, J. (1998). Derecho Penal. Parte especial. Lima:


San Marcos, p. 165. “El medio empleado por el agente será el de la violencia materiali­
zada en actos de agresión física (tirando piedras, quemando llantas, usando medios quí­
micos u objetos diversos para dispersar la reunión), imponiendo ruidos competitivos con
los que son propios y naturales de la reunión impedida o perturbada, agrediendo física o
agraviando por otro medio a cualquiera de los oradores. Cabe señalar que se dará la ame­
naza cuando el sujeto activo anuncia la causación de cualquier mal para el supuesto que la
reunión se lleve a efecto. El mal se anuncia por el medio verbal que sea (gráfico, sonoro,
etc.) y puede estar dirigido tanto a los oradores, organizadores o un sector de manifestan­
tes. Por último, es requisito adicional del tipo, la licitud de la reunión, entendiendo con
ello el hecho que se lleve a efecto con las autorizaciones prefectuales y municipales que
sean de ley puesto que se trata de ocupar lugares y plazas públicas [...]”.

878
V iolación de la libertad de reunión Art. 166

á JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Perturbación de reunión pública (la limitación de


este derecho solo se justifica en causas válidas, objetivas y razonables).

TRIBUN AL CONSTITUCIONAL

J 0939 P erturbación de reunión pú blica (la lim itación de este derecho solo se ju stifica
en causas válidas, objetivas y razonables): “F. J . 8. La libertad de reunión es un derecho
fundamental protegido por la norma fundamental en el artículo 2, inciso 12, cuando ex­
presa que toda persona tiene derecho: ‘A reunirse pacíficamente sin armas. Las reuniones
en locales privados o abiertos al público no requieren aviso previo. Las que se convo­
can en plazas y vías públicas exigen anuncio anticipado a la autoridad, la que puede pro­
hibirlas solamente por motivos probados de seguridad o de sanidad públicas’. Con rela­
ción a la vulneración de este derecho, la reclamante expresa que, dado que las personas
no pueden ingresar al local de Magdalena de la institución, se está impidiendo también
que se reúnan en él. Es decir, la recurrente tan solo ha hecho referencias indirectas a una
supuesta vulneración de este derecho, pues asevera que se viola la inviolabilidad de domi­
cilio y, entonces, [...] como consecuencia nos impiden reunimos libremente como lo dis­
pone la Constitución. Este colegiado decidió ingresar a analizar la existencia de tal vul­
neración, luego que la sentencia de segunda instancia fijó tal transgresión como punto
controvertido. F. J . 9. Al respecto, cabe señalar que este derecho constitucionalmente pro­
tegido por la Constitución, como todo derecho fundamental, no es uno absoluto o ilimi­
tado. Así lo ha expuesto este tribunal en la sentencia recaída en el Expediente N° 4677-
2004-AA, tomando en cuenta lo expuesto por la Constitución en el artículo 2, inciso 12.
Asimismo, estos límites están previstos en la Convención Americana de Derechos Huma­
nos, instmmento que permite interpretar la norma constitucional a la luz de Cuarta Dispo­
sición Final y Transitoria de la norma fundamental. Así, debe tenerse en cuenta, de modo
particular, el artículo 15 de la Convención, que establece que: ‘Se reconoce el derecho de
reunión pacífica y sin amias. El ejercicio de tal derecho solo puede estar sujeto a las res­
tricciones previstas por la ley, que sean necesarias en una sociedad democrática, en inte­
rés de la seguridad nacional, de la seguridad o del orden público, o para proteger la salud
o la moral públicas o los derechos o libertades de los demás’. En todo caso, los motivos
que se aleguen para prohibir o restringir el derecho de reunión, deben ser ‘probados’. No
debe tratarse, en consecuencia, de simples sospechas, peligros inciertos, ni menos aún de
argumentos insuficientes, antojadizos o arbitrarios, sino deben ser razones objetivas, sufi­
cientes y debidamente fundadas. En tal sentido, la prohibición debe ser la última ratio a la
que puede apelar la autoridad administrativa o judicial para limitar el derecho, debiendo
optar, de ser posible, por medidas simplemente restrictivas, tales como proponer la modi­
ficación del lugar, fecha, hora duración o itinerario previsto. Se trata, en suma, de que
la prohibición o establecimiento de restricciones al ejercicio del derecho de reunión se
encuentre debidamente motivado por autoridad competente, caso por caso, de manera
tal que el derecho se restrinja solo por causas válidas, objetivas y razonables, y en modo
alguno más allá de lo que resulte estrictamente necesario” (STC. N° 6165-2005-HC/TC-
Lima, caso: Blanca Lucy Borja Espinoza, del 06/12/2005, ff. jj. 8 y 9).

879
A rt. 167 L ibro segundo / Parte especial - delitos

ARTÍCULO 167 Violación de la libertad de reunión cometida por fun­


cionario público
El funcionario público que abusando de su cargo no autoriza, no garantiza, prohíbe
o impide una reunión pública, lícitamente convocada, será reprimido con pena pri­
vativa de libertad no menor de dos ni mayor de cuatro años e inhabilitación de uno
a dos años conforme el artículo 36, incisos 1, 2 y 3.
N ormas concordantes
C: art. 2 inc. 12); CP: arts. 36, 57, 61, 92, 93, 376, 377, 425; C P P : art. 143

DOCTRINA

Sumario: Consumación / Sujeto activo y sujeto pasivo / Modalidades típicas.

_I)_«717
_ _ _ Consumación: SALINAS SICCHA, R. (2000). Curso de Derecho Penal
peruano. Parte especial. Lima: Palestra, p. 286. “La figura delictiva se perfecciona obje­
tivamente cuando el agente que tiene la condición especial de funcionario público en ejer­
cicio no autoriza, no garantiza, prohíbe o impide la realización de una reunión pública
convocada lícitamente. De la lectura del tipo penal se evidencia que el supuesto de hecho
recoge hasta cuatro modalidades en que puede consumarse el delito en sede”.

in r is Sujeto activo y sujeto pasivo: VILLA STEIN, J. (1998). Derecho Penal.


Parte especial. Lima: San Marcos, p. 167. “Sujeto activo solo puede serlo el funcionario
público, competente para autorizar las reuniones públicas y brindar las garantías corres­
pondientes. No se trata de cualquier funcionario público, sino de aquel a cuyo cargo está
la facultad autoritativa que incumple. Sujeto pasivo lo es el ciudadano o agrupación de
personas impedidas de reunirse”.

_ _ _ _ Modalidades típicas: SALINAS SICCHA, R. (2000). Curso de Derecho


Penal peruano. Parte especial. Lima: Palestra, pp. 288-289. “De la lectura del tipo
penal se desprende, con claridad, que estamos ante conductas de omisión dolosa. Queda
excluido cualquier comportamiento imprudente. En efecto, el funcionario público actúa
con consciencia y voluntad de realizar todos los elementos objetivos del tipo penal. Es
posible que concurra el error de tipo como el error de prohibición, siendo de aplicación
lo dispuesto en el artículo 14 de nuestro Código Penal. El error de prohibición puede pre­
sentarse, por ejemplo, cuando el funcionario público no autorice una reunión pública por
una errónea interpretación de la ley respectiva que establece en qué casos no se autoriza
una reunión pública [...]”.

880 •
C A P ÍT U L O V II
V IO L A C IÓ N DE L A L IB E R T A D DE T R A B A JO

ARTÍCULO 168 A tentado contra la libertad de trabajo y asociación(120)


El que, mediante violencia o amenaza, obliga o impide a otro a integrar un sindicato,
es reprimido con pena privativa de libertad no menor de dos ni mayor de cinco años.
La misma pena se aplicará al que incumple las resoluciones consentidas o ejecuto­
riadas dictadas por la autoridad competente; y al que disminuye o distorsiona la
producción, simula causales para el cierre del centro de trabajo o abandona este
para extinguir las relaciones laborales.

TEXTO ORIGINAL:
A rtículo 168.- Será reprimido con pena privativa de libertad no mayor de dos años
el que obliga a otro, mediante violencia o amenaza, a realizar cualquiera de las con­
ductas siguientes:
1. Integrar o no un sindicato.
2. Prestar trabajo personal sin la debida retribución.
3. Trabajar sin las condiciones de seguridad e higiene industriales determinadas
por la autoridad.
4. Celebrar con trato de trabajo o adquirir materias primas o productos industria­
les o agrícolas.
La misma pena se aplicará al que retiene las remuneraciones o indemnizaciones
de los trabajadores o no entrega al destinatario las efectuadas por mandato legal o
judicial: al que incumple las resoluciones consentidas o ejecutoriadas dictadas por
la autoridad competente; y al que disminuye o distorsiona la producción, simula
causales para el cierre del centro de trabajo o abandona este para extinguir las rela­
ciones laborales.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:

Primera modiñcación: tercera disposición derogatoria y final del Decreto Legis­


lativo N° 857 del 04/10/1996.
A rtículo 168.- Será reprimido con pena privativa de libertad no mayor de dos años
el que obliga a otro, mediante violencia o amenaza, a realizar cualquiera de los
actos siguientes:
1. Integrar o no un sindicato.
2. Prestar trabajo personal sin la correspondiente retribución.

(120) Artículo vigente conform e a la modificación realizada por el artículo 1 del D ecreto Legislativo N° 1323
del 06/01/2017.

881
A rt. 1 6 8 L ibro segundo /Parte especial - delitos

3. Trabajar sin las condiciones de seguridad e higiene industriales determinadas


por la autoridad.
La misma pena se aplicará al que incumple las resoluciones consentidas o ejecuto­
riadas dictadas por la autoridad competente; y al que disminuye o distorsiona la pro­
ducción, simula causales para el cierre del centro de trabajo o abandona este para
extinguir las relaciones laborales.
Segunda modificación: inciso 3 derogado por la sexta disposición complementa­
ria modificatoria de la Ley N° 29783 del 20/08/2011.
A rtícu lo 168.- Será reprimido con pena privativa de libertad no mayor de dos años
el que obliga a otro, mediante violencia o amenaza, a realizar cualquiera de los
actos siguientes:
1. Integrar o no un sindicato.
2. Prestar trabajo personal sin la correspondiente retribución.
La misma pena se aplicará al que incumple las resoluciones consentidas o ejecu­
toriadas dictadas por la autoridad competente; y al que disminuye o distorsiona la
producción, simula causales para el cierre del centro de trabajo o abandona este
para extinguir las relaciones laborales.
Tercera modificación: artículo 1 del Decreto Legislativo N° 1323 del 06/01/2017.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C: arts. 2 inc. 15); 23 a l 29, 42; CP: arts. 29, 5 7 a l 61, 62, a l 67, 92, 93, 190, 285, 365, 369;
C PP : art. 143; D S 003 -9 7 -T R : art. 6

DOCTRINA

Sumario: Bien jurídico protegido / Sujeto activo y sujeto pasivo / Tipo objetivo / Conducta Típica /
Consumación y tentativa.

1) 0720 Bien jurídico protegido: CREUS, C. (1999). Derecho Penal. Parte espe­
cial. Tomo I. 6a edición. Buenos Aires: Astrea, p. 373. “La libertad personal que aquí se
ampara es la relacionada con las actividades laborales: la libertad de cualquier sujeto a
trabajar cuando quiere, a integrar asociaciones laborales (por ejemplo, impedir la asocia­
ción de una persona a un club social puede ser una coacción, pero si lo que se impide es la
integración de un obrero a un sindicato, tendremos entonces las figuras de este capítulo)”.

i> ir : i Bien jurídico protegido: CÓRDOBA RODA, J. y GARCIA ARAN, M. (2004).


Comentarios al Código Penal. Parte especial. Tomo I. Madrid-Barcelona: Marcial Pons,
pp. 1259-1260. “La doctrina coincide en términos generales en que o aquí protegido son
los derechos del trabajador en cuanto tal, es decir, como sujeto de una relación de trabajo
en sentido amplio, porque, como veremos, se incluyen también supuestos en que la rela­
ción laboral no se ha formalizado todavía. Pero lo importante aquí es que la atribución

882
V iolación de la libertad de trabajo A rt. 1 6 8

de derechos al trabajador como miembro de un colectivo permite admitir la presencia de


un bien jurídico supraindividual, aunque vinculado a derechos individuales. [...] En todo
caso, la configuración de estos delitos como contrarios a un bien jurídico supraindividual
o colectivo posee importantes consecuencias dogmáticas como las siguientes: en supues­
tos de afectación a varios individuos deberá apreciarse un solo delito contra el bien jurí­
dico en indisponible, por lo que el consentimiento de los afectados es irrelevante, y, por
último, es posible el concurso entre estos delitos y los afectantes a bienes jurídicos indi­
viduales (estafa, lesiones, etc.)”.

1) 0 -2 2Sujeto activo-pasivo: SERRANO GOMEZ, A. (2004). Derecho Penal. Parte


especial. 9a edición. Madrid: Dykinson, p. 345. “El bien jurídico protegido son los dere­
chos de los trabajadores reconocidos por la ley, derivados de una relación laboral. Sujeto
activo puede ser cualquier empresario, ya sea persona física o jurídica que contrata a ter­
ceros. Sujeto pasivo, todo el que está capacitado para llevar un contrato laboral. La acción
consiste en imponer a los trabajadores, mediante engaño o abuso de una situación de
necesidad, condiciones laborales o de seguridad social que les peijudiquen”.

I) 0723 Sujeto activo-pasivo: CÓRDOBA RODA, J. y GARCÍA ARÁN, M. (2004)


Comentarios al Código Penal. Parte especial. Tomo I. Madrid-Barcelona: Marcial Pons,
pp. 1265-1301. “La doctrina dominante entiende que estamos ante un delito especial que
solo puede ser cometido por el empresario [...]. Ello no obsta a la responsabilidad de dero­
gados del empresario que impongan las condiciones lesivas de derechos. [...] Los sujetos
pasivos son los titulares de los derechos afectados”.

I) H‘ 24 Tipo objetivo: CORDOBA RODA, J. y GARCIA ARAN, M. (2004) Comen­


tarios al Código Penal. Parte especial. Tomo I. Madrid-Barcelona: Marcial Pons, pp.
1262-1263. “Por empresario puede entenderse que ‘serán empresarios todas las personas,
físicas o jurídicas, o comunidades de bienes que reciban la prestación de servicios de las
personas referidas en el apartado interior (los trabajadores), así como de las personas
contratadas para ser cedidas a empresas usuarias por empresas de trabajo temporal legal­
mente constituidas’. [...]. En el caso de las empresas de trabajo temporal, como destaca
NAVARRO, habrá que atender al reparto de responsabilidades entre la empresa de tra­
bajo temporal (que es la que contrata con el trabajador) y la empresa usuaria, puesto que
a la primera corresponden las obligaciones salariales y de seguridad social, mientras a la
segunda competen las condiciones de trabajo y seguridad e higiene”.

______
I) 0725 Conducta típica: CORDOBA RODA, J. y GARCIA ARÁN, M. (2004). Co­
mentarios al Código Penal. Parte especial. Tomo I. Madrid-Barcelona: Marcial Pons, pp.
1301-1303. “Los medios comisivos típicos ([...] fuerza, violencia o intimidación) cons­
tituyen una importante restricción de los ilícitos penales, pero ello no obvia la necesidad
de delimitar previamente cuál es el contenido de los derechos, en orden a establecer qué
actos pueden impedir o limitar su ejercicio. [...] Libertad sindical. [...] El contenido de la
libertad sindical se encuentra desarrollado [...] a) derecho a la fundación de sindicatos; b)
derecho a la filiación y la separación de un sindicato; c) derecho de los afiliados a elegir
sus representantes; y d) derecho a la actividad sindical. [...] Impedir el ejercicio del dere­
cho equivale a dejarlo sin contenido o hacerlo imposible”.

■883
A rt. 168 L ibro segundo / Parte especial - delitos

_I)_ _0726
_ _ _ Consumación y tentativa: FONTÁN BALESTRA, C. (1998). D erecho
Penal. P a rte especial. 15a edición. Buenos Aires: Abeledo Perrot, p. 384. “Sujeto activo
de este delito [...] puede ser un patrón, un empresario o un empleado. En cuanto al sujeto
pasivo, solo podrá serlo un patrón o un obrero, puesto que únicamente ellos pueden for­
mar parte de una sociedad obrera o patronal [...]. El delito se consuma con el empleo de la
coacción, sin necesidad de que se logre el propósito perseguido. No es admisible la tenta­
tiva y es perfectamente posible la participación”.

¡ i l JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: El incumplimiento de pago de los beneficios socia­


les del agraviado dentro de un proceso penal hace que el juez pueda exigir la privación
efectiva de la libertad. CORTE SUPREMA: Violación de la libertad del trabajo (la con­
dena penal dictada a consecuencia de un proceso laboral no vulnera el non bis in iclem).

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
J 0940 E l incum plim iento de p a g o de los beneficios sociales del agraviado dentro de
un p ro c e so p e n a l hace que e l ju e z p u e d a ex ig ir la p riva ció n efectiva de la libertad: “F.
J. 6. En ese sentido, este colegiado considera que el pago de los beneficios sociales cons­
tituye a la vez, un derecho del trabajador [y] una obligación del empleador, que no tiene
naturaleza de sanción penal cuando es ordenada por un juez en materia de trabajo o con
competencias en materia laboral. En tal caso, la obligación de pago que pesa sobre el
empleador asume el carácter de una obligación de naturaleza civil y, por tanto, su incum­
plimiento no puede concluir con la privación de la libertad locomotora del sentenciado. F.
J. 7. Sin embargo, cuando los términos de la controversia se trasladan del proceso labo­
ral al ámbito penal y, en esa sede, se condena a pagar los beneficios laborales y, no obs­
tante ello, no se cumple, entonces ya no se puede sostener, por un lado, que dicho pago
de los beneficios sociales sea de naturaleza civil, pues tiene la condición de una sanción
penal; y, por otro, que su incumplimiento impida que el juez penal pueda ordenar que se
haga efectiva la pena de privación de la libertad del sentenciado, establecida condicional­
mente, como sucede en el presente caso” (STC. N ° 2786-2003-H C /TC -La Libertad, caso:
Segundo F elipe Villajulca Horna, del 9/02/2004, jf. jj. 6 y 7).

CORTE SUPREMA
J 0941 Violación de la libertad del trabajo (la condena p e n a l dictada a consecuen­
cia d e un p ro c e so laboral no vulnera e l n on bis in ídem ): “F. J. 5. Que, respecto a lo
alegado por el procesado, al señalar que se ha vulnerado el debido proceso, ya que se le
juzgó dos veces, tanto en vía laboral como en lo penal, y que se ha quebrantado el princi­
pio de non bis in idem, se debe señalar que en sede laboral, el procesado fue demandado
por no cumplir con el pago de los beneficios laborales, declarando el juzgado fundada
la demanda interpuesta, aplicando el artículo cuarenta de la ley veintiséis mil seiscien­
tos treinta y seis y el artículo cuatro del D.S. N° 003-97-TR, y a pesar que fue notificado
constantemente para que cumpliera con dicha obligación, conforme se acredita [...], este

884
V iolación de la libertad de trabajo A rt. 168-A

no lo ha hecho; F. J . 6. Que, habiéndose incumplido un mandato judicial, se le aperturó


denuncia contra la violación de la libertad de trabajo, establecido en el artículo ciento
sesenta y ocho, inciso tercero (sic) del Código Penal vigente, que sanciona con una pena
no mayor de dos años, y señala que: ‘[...] La misma pena se aplicará al que incumple las
resoluciones consentidas o ejecutoriadas dictadas por la autoridad competente Por
lo tanto, es preciso señalar que no se ha quebrantado el principio constitucional alegado
por el procesado, ya que su responsabilidad penal es consecuencia de no haber cumplido
con el mandato judicial que le ordenó el pago de los beneficios sociales que le corres­
pondía al agraviado” (R, N. N ° 5105-2008-La Libertad, del 06/04/2010, ff. jj. 5 y 6, Sala
Penal Transitoria).

ARTÍCULO 168-A Atentado contra las condiciones de seguridad y salud


en el trabajo(m)
El que, deliberadamente, infringiendo las normas de seguridad y salud en el trabajo
y estando legalmente obligado, y habiendo sido notificado previamente por la auto­
ridad competente por no adoptar las medidas previstas en estas y como consecuen­
cia directa de dicha inobservancia, ponga en peligro inminente la vida, salud o inte­
gridad física de sus trabajadores, será reprimido con pena privativa de libertad no
menor de uno ni mayor de cuatro años.
Si, como consecuencia de la inobservancia deliberada de las normas de seguridad y
salud en el trabajo, se causa la muerte del trabajador o terceros o le producen lesión
grave, y el agente pudo prever este resultado, la pena privativa de libertad será no
menor de cuatro ni mayor de ocho años en caso de muerte y, no menor de tres ni
mayor de seis años en caso de lesión grave.
Se excluye la responsabilidad penal cuando la muerte o lesiones graves son producto
de la inobservancia de las normas de seguridad y salud en el trabajo por parte del
trabajador.

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 168-A (U2\ - El que, infringiendo las normas de seguridad y salud en el tra­
bajo y estando legalmente obligado, no adopte las medidas preventivas necesarias
para que los trabajadores desempeñen su actividad, poniendo en riesgo su vida,
salud o integridad física, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de
dos años ni mayor de cinco años.12

(121) Artículo vigente conform e a la modificación realizada por el artículo 2 de la L ey N° 30222 del 11/07/2014.
(122) Artículo conform e a la incorporación realizada por la cuarta disposición com plem entaria modificatoria
de la Ley N° 29783 del 20/08/2011.

885
A rt. 168-A L ibro segundo / Parte especial - delitos

Si, como consecuencia de una inobservancia de las normas de seguridad y salud en


el trabajo, ocurre un accidente de trabajo con consecuencias de muerte o lesiones
graves, para los trabajadores o terceros, la pena privativa de libertad será no menor
de cinco años ni mayor de diez años.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:

Primera modificación: artículo 2 de la Ley N° 30222 del 11/07/2014.


(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
Ley 29783:1 y ss.

DOCTRINA

Sumario: Bien jurídico protegido / Sujeto activo-pasivo / Condiciones laborales y de seguridad


social / Tipo objetivo / Tipo subjetivo.

fiflM Bien jurídico protegido: CÓRDOBA RODA, J. y GARCÍA ARÁN, M. (2004).


Comentarios al Código Penal. Parte especial. Tomo I. Madrid-Barcelona: Marcial Pons,
p. 1308. “El presente artículo sanciona la puesta en peligro de la vida, salud o integri­
dad física de los trabajadores producida por la omisión de las medidas de seguridad [...]
la dimensión colectiva del bien jurídico se deriva de la dimensión igualmente colectiva
del peligro que dimana de las condiciones inseguras de trabajo, lo que origina un plus de
protección al trabajador, precisamente frente al interés contrapuesto del empresario. Tal
dimensión colectiva del bien jurídico es asumida de forma absolutamente mayoritaria por
la doctrina, aunque puede encontrarse matizaciones en el sentido de que la ‘seguridad e
higiene en el trabajo’ como bien colectivo, se apoya en la referencia a los bienes jurídicos
individuales radicados en la vida, la salud y la integridad física de los trabajadores.[...] De
la amplitud de dicha normativa cabe inferir que la seguridad e higiene que se protege es
el conjunto de condiciones establecidas para asegurar que la prestación laboral se preste
sin los riesgos para la vida, salud e integridad física que pueden derivarse de la misma”.

i> ir:s Sujeto activo-pasivo: CORDOBA RODA, J. y GARCIA ARAN, M. (2004).


Comentarios al Código Penal, Parte especial. Tomo I. Madrid-Barcelona: Marcial Pons,
p. 1309. “En primer lugar, a limitación de los sujetos activos a los ‘legalmente obliga­
dos’ a facilitar los medios de seguridad e higiene y, en segundo lugar, la exigencia de que
infrinjan las normas de prevención de riesgos laborales que configura a este tipo como
una norma penal en blanco, en sentido estricto, puesto que uno de los elementos típicos
viene constituido por la infracción extrapenal”.

_I)_i_i -_’ l_ Condiciones laborales y de seguridad social: CÓRDOBA RODA, J. y


GARCÍA ARÁN, M. (2004). Comentarios al Código Penal. Parte especial. Tomo I. Mar­
cial Pons, p. 1266. “A”) Condiciones laborales: Por tal deben entenderse todas las que
constituyen el contenido déla relación de trabajo y que afectan a la celebración, ejecución

886
V iolación de la libertad de trabajo A rt. 168-A

y cumplimiento de los contratos. [...] B) Condiciones de Seguridad Social: El sistema de


seguridad social incluye condiciones relativas a la prevención de riesgos personales y
prestaciones económicas, [...] por lo que se incluye en este supuesto típico las infraccio­
nes relativas afiliación, altas y bajas y alteración de datos que peijudiquen derechos. [...]
C) Perjuicio para derechos reconocidos por disposiciones legales, convenios colectivos
y contrato individual: [...] Lo que se perjudica es el ejercicio de los derechos y la posi­
bilidad de su reivindicación. [...] Los derechos deben estar reconocidos por disposicio­
nes legales, convenios colectivos o contrato individual. Por disposiciones legales, deben
entenderse todas las de carácter general, sean de rango legal o reglamentario, que den
lugar a derechos irrenunciables. En cuanto a los convenios colectivos, los derechos reco­
nocidos a que alude este tipo penal son los relativos al denominado contenido normativo
del convenio”.

_1)_«730
_ _ _ Tipo objetivo: CORDOBA RODA, J. y GARCIA ARÁN, M. (2004). C o­
m entarios al C ódigo Penal. P arte especial. Tomo I. Madrid-Barcelona: Marcial Pons,
pp. 1309-1314. “A partir de aquí, son apreciables tres elementos básicos en la parte obje­
tiva de este tipo: a) infracción de las normas sobre prevención de riesgos laborales; b)
omisión del deber de facilitar los medios necesarios para que los trabajadores desem­
peñen su actividad con las medidas de seguridad e higiene adecuadas; y c) puesta en peli­
gro grave de la vida, salud o integridad física de los trabajadores. [...] La conexión entre
omisión y peligro concreto permite configurar este delito como un caso específico de
comisión por omisión del resultado de peligro, puesto que, además, los sujetos están cir­
cunscritos a los legamente obligados a actuar, lo que les confiere posición de garante.
[...] Sujetos: los ‘legalmente obligados’ Con dicha expresión se limita el círculo de posi­
bles sujetos activos, por lo que nos encontramos, indudablemente, ante un delito especial
propio. Lo que ocurre es que tal deber legal consistente en facilitar los medios necesarios
de seguridad e higiene no concurre solo en el empresario, sino que se extiende a todos
aquellos que, en el ámbito de la empresa, tengan atribuidas funciones de prevención de
riesgos.[...] Teniendo en cuenta al amplitud de los sujetos obligados, no serán frecuentes
los casos en que haya que acudir a las reglas establecidas para quien actúa en nombre del
sujeto especialmente obligado, pues quienes actúa en nombre del empresario en materia
de seguridad están igualmente incluidos en la fórmula ‘legalmente obligados’.
Con infracción de las normas de prevención de riesgos laborales [...] No se sanciona cual­
quier omisión sino solo aquellas que infringen deberes de actuar establecidos en normas
sobre prevención de riesgos laborales. Por tanto, las normas a la que se hace referencia
son todas aquellas que establezcan deberes de actuar de determinada forma en materia
de seguridad e higiene. [...] En segundo lugar, basta con el incumplimiento del deber, sin
que sea necesaria una especial gravedad. [...] Peligro grave para la vida, salud e integri­
dad física de los trabajadores [...] Tras la exigencia de la omisión, el texto legal establece
la producción de peligro grave mediante la expresión ‘... de forma que pongan así en peli­
gro grave su vida, salud o integridad física’, refiriéndose, obviamente, a los derechos de
los trabajadores. De ello se desprende, como ya se apuntó, que la omisión debe ser deter­
minante de la puesta en peligro o, si se prefiere, que la puesta en peligro debe ser impu­
table objetivamente a la omisión de los deberes sobre prevención de riesgos laborales.

887
A rt. 168-B L ibro segundo /Parte especial - delitos

El elemento típico que ahora nos ocupa requiere el análisis de las siguientes cuestiones:
a) los derechos de los trabajadores afectados; b) el alcance del término ‘trabajadores’, y
c) los requisitos del peligro. [...] En cuanto a lo primero, la mención separada de la salud
y la integridad física permite incluir tanto riesgos de pérdida de partes del cuerpo o inte­
gridad física) como riesgo de enfermedad o pérdida de la salud en general que incluye
tanto la física como la psíquica. [...] En segundo lugar, el texto del art. Se refiere a los tra­
bajadores en plural, y con ello se apunta al carácter colectivo del bien jurídico aquí prote­
gido, pero no significa que deba ponerse en peligro a más de un trabajador, sino que basta
con que el peligro se produzca para uno solo. [...] Por último, la cuestión que mayores
problemas plantea, lógicamente, es la relativa al a las características del ‘peligro grave’.
En primer lugar, existe gran coincidencia en estimar que se trata de un peligro concreto,
como se desprende de la expresión ‘ponga así en peligro’. Por tanto, no basta con la rea­
lización de un comportamiento abstractamente peligroso, sino que es necesario que la
vida, salud o integridad física de los trabajadores hayan estado efectivamente en peligro”.

I) «731 Tipo subjetivo: CORDOBA RODA, J. y GARCIA ARAN, M. (2004). Comen­


tarios al Código Penal. P arte especial. Tomo I. Madrid-Barcelona: Marcial Pons, p. 1316.
“Estamos ante un tipo doloso. [...] El dolo debe abarcar el conocimiento tanto de la infrac­
ción del debe, como la puesta en peligro concreto de la vida, salud o integridad física de
los trabajadores. [...] El desconocimiento de las normas que imponen deberes en materia de
seguridad laboral es difícilmente planteable en sujetos que, por estar ‘legalmente obligados’
a ello, normalmente las conocerán. Sin embargo, de producirse algún caso de desconoci­
miento, resultan aplicables las reglas del error que, en este caso, sería error de tipo. Consi­
deramos que esta calificación del error es preferible a la del error de prohibición, pese a tra­
tarse de un elemento normativo, puesto que el deber de actuar de determinada forma es el
presupuesto del hecho típico y si el error es vencible constituye uno de los supuestos que
deben llevarse a la aplicación del tipo imprudente. [...] Junto al conocimiento de la infrac­
ción, debe darse el dolo respecto del resultado de peligro concreto para los trabajadores, Los
casos de dolo directo respecto a tal generación de peligro serán, en la práctica, residuales y
por tal razón existe un espacio natural para este tipo situado en los casos de dolo eventual,
esto es, supuestos en lo que existe previsión sobre el grave peligro”.

ARTICULO 168-B Trabajo forzoso(123)


El que somete u obliga a otra persona, a través de cualquier medio o contra su volun­
tad, a realizar un trabajo o prestar un servicio, sea retribuido o no, será reprimido
con pena privativa de libertad no menor de seis ni mayor de doce años y multa de
cien a doscientos días-multa.

(123) Artículo vigente conform e a la m odificación realizada por el artículo único de la ley N° 30924, publicada
el 29/03/2019.

888
V iolación de la libertad de trabajo A rt . 168-B

La pena será privativa de libertad no menor de doce años ni mayor de quince años
y multa de doscientos a trescientos días-multa si concurre alguna de las siguientes
circunstancias:
1. El agente tiene a la víctima bajo su cuidado o vigilancia por cualquier motivo,
o mantiene con ella un vínculo de superioridad, autoridad, poder u otro que la
impulse a depositar su confianza en él.
2. La víctima tiene entre catorce y menos de dieciocho años de edad, y la actividad
que desarrolla está prohibida por la ley en razón a su edad.
3. El agente comete el delito en el marco de la actividad de una persona jurídica o
en el contexto de cualquier actividad económica.
La pena será privativa de libertad no menor de quince ni mayor de veinte años y
multa de trescientos a trescientos sesenta y cinco días-multa, en los siguientes casos:
1. El agente es familiar de la víctima hasta el cuarto grado de consanguinidad o
segundo de afinidad.
2. Existe pluralidad de víctimas.
3. La víctima tiene menos de catorce años de edad, es adulta mayor, tiene discapa­
cidad, padece de enfermedad grave, pertenece a un pueblo indígena, es trabaja­
dor migrante o presenta cualquier situación de vulnerabilidad.
4. Se produzca lesión grave o se ponga en peligro inminente la vida o la salud de la
víctima.
5. Se derive de una situación de trata de personas.
Si se produce la muerte de la víctima, la pena privativa de libertad es no menor de
veinte ni mayor de veinticinco años. Se aplica la misma multa si se dan los agravan­
tes precedentes.
En todos los casos se impondrá además la pena de inhabilitación conforme al artículo
36 incisos 1,2,3, 4, 5, 6, 8,10 y 11.

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 168-B (124K- E l que som ete u obliga a otra persona, a través de cualquier
m edio o contra su voluntad, a realizar un trabajo o p resta r un s e m c io , sea retri-
buido o no, será reprim ido con p e n a p riva tiva de libertad no menor de seis ni m ayor
d e doce años.
L a p e n a será p riva tiva de libertad no menor de doce años ni mayor de quince años,
si concurre alguna de las siguientes circunstancias:
1. E l agente tiene a la víctim a bajo su cuidado o vigilancia p o r cualquier motivo,
o mantiene con ella un vínculo de superioridad, autoridad, p o d e r u otro que la
impulse a depositar su confianza en él.
2. L a víctim a tiene entre catorce y menos de dieciocho años de edad, y la a ctivid a d
que desarrolla está proh ibida p o r la ley en razón a su edad.124

(124) A rtículo conform e a la incorporación realizada por el artículo 2 del Decreto Legislativo N° 1323, publi­
cado el 06/01/2017,

889
A rt. 168-B L ibro segundo / Parte especial - delitos

3. E l agente com ete el delito en el m arco de la a ctivid a d de una p erso n a ju ríd ica o
en el contexto de cualquier a ctividad económica.
L a p e n a será p riva tiva de libertad no m enor de quince ni m ayor de veinte años, en
los siguientes casos:
1. E l agente es fa m ilia r de la víctim a hasta el cuarto gra d o de consanguinidad o
segundo de afinidad.
2. E xiste p lu ra lid a d de víctimas.
3. L a víctim a tiene menos de catorce años de edad, es adulta mayor, tiene discapa­
cidad, p a d e c e de enferm edad grave, p erten ece a un p u eb lo indígena, es trabaja­
dor m igrante o presen ta cualquier situación de vulnerabilidad.
4. Se produ zca lesión grave o se p o n g a en p elig ro inminente la vida o la sa lu d de
la víctima.
5. Se derive de una situación de trata de personas.
Si se produ ce la muerte de la víctima, la p en a p riv a tiv a de lib erta d es no m enor de
veinte ni m ayor d e veinticinco años.
En todos los casos se impondrá adem ás la p e n a de inhabilitación conforme al
artícido 36 incisos 1, 2, 3, 4, 5, 6, 8, 1 0 y 11.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Primera modificación: Artículo modificado por el artículo único de la Ley
N° 30924 del 29/03/2019.
(Ver texto vigente)

N ormas concordantes
C: arts. 2 inc. 15), 4; CP: arts.12, 23, 29, 3 6 inc. 1), 2) y 4), 45; C A D H : art. 6 inc. 2)

jll DOCTRINA

Sumario: Conducta típica.

I) 0732 Conducta típica: CORDOBA RODA, J. y GARCIA ARAN, M. (2004).


C o m en tarios a l C ó d ig o P en al. P a rte esp ecia l. Tomo I. Madrid-Barcelona: Marcial
Pons, p. 1266. “La conducta típica consiste en imponer las condiciones en que enseguida
se hará referencia. Dicha locución significa que le sujeto activo obliga a aceptar condi­
ciones que el sujeto pasivo no está obligado a aceptar porque contradicen los mínimos
irrenunciables de la contratación laboral. [...] La imposición se produce cuando se deter­
mina al trabajador a aceptar, al menos externamente, unas condiciones de trabajo lesivas
de sus derechos”.

890
C A P ÍT U L O V III
V IO L A C IÓ N D E L A L IBER TA D
D E E X P R E S IÓ N

ARTÍCULO 169 Violación de la libertad de expresión


El funcionario público que, abusando de su cargo, suspende o clausura algún medio
de comunicación social o impide su circulación o difusión, será reprimido con pena
privativa de libertad no menor de tres ni mayor de seis años e inhabilitación con­
forme al artículo 36, incisos 1 y 2.
N ormas concordantes
C: art. 2 inc. 4); C P: arts. 29, 3 6 ines. 1), 2); 5 7 a l 61, 92, 93, 376, 425; C PP : arts. 135, 143;
C A D H : art. 13 inc. 2); D U D H : art. 19

DOCTRINA

Sumario: Bien jurídico protegido / Tipo objetivo / Tipo subjetivo / Concurso.

I) 11733 Bien jurídico protegido: CORDOBA RODA, J. y GARCIA ARAN, M. (2004).


Comentarios al Código Penal. Parte especial. Tomo I. Madrid-Barcelona: Marcial Pons,
p. 508. “Tiene por objeto pensamientos, ideas y opiniones, concepto amplio dentro del
que deben incluirse también las creencias y juicios de valor. Sin embargo, añade seguida­
mente que, en ocasiones, no solo es complicado diferenciar la expresión de pensamien­
tos ideas u opiniones de la estricta comunicación informativa, sino que, en algún caso,
llegan a aparecer entremezclados, lo cual hace aconsejable atender al elemento que apa­
rece preponderante, es decir, al informativo o al relativo a la expresión de pensamientos,
ideas u opiniones”.

I) 0-34 Tipo objetivo: SALINAS SICCHA, R. (2000). Curso de Derecho Penal


peruano. Parte especial. Tomo II. Lima: Palestra, p. 286. “El hecho punible se configura
cuando el agente, quien siempre será un funcionario público, abusando de su cargo, sus­
pende o clausura algún medio de comunicación masivo, o en su caso, impide su circula­
ción o difusión”.

I) 0-35 Tipo objetivo: FONTAN BALESTRA, C. (1998). Derecho Penal. 15a edición.
______
Buenos Aires: Abeledo Perrot, p. 389. “Se impide la circulación cuando se la imposibilita.
El hecho puede recaer sobre la totalidad de los ejemplares o solo sobre alguno de ellos;
no se trata aquí de impedir que circule la edición, de un libro o periódico, sino también de
uno solo o de varios ejemplares”.

I) 0-36 Tipo subjetivo: FONTÁN BALESTRA, C. (1998). Derecho Penal. 15a edi­
______
ción. Buenos Aires: Abeledo Perrot, p. 390. “Es un delito doloso. No requiere propósito

891
A rt. 169 L ibro segundo /Parte especial - delitos

específico alguno: es suficiente el conocimiento que acompaña al obrar de que se impide


o estorba la libre circulación de un libro o periódico”.

H j j E S Concurso: VILLA STEIN, J. (1998). Derecho Penal. Parte especial. Lima:


San Marcos, p. 176. “Puede concursar con el tipo de abuso de autoridad del artículo 376
del Código Penal o con delitos mayores de daño a la propiedad, como en el caso de los
atentados a medios televisivos”.

JURISPRUDENCIA

Sumario: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Noción y diferencia entre los derechos a la libertad


de información y expresión / Improcedencia del recurso de amparo para limitar el dere­
cho de opinión.

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
J 0942 N oción y diferencia entre los derech os a la lib erta d d e inform ación y expre­
sión-. “F. J . 9. El inciso 4) del artículo 2 de la Constitución reconoce las libertades de
expresión e información. Aun cuando históricamente la libertad de información haya sur­
gido en el seno de la libertad de expresión, y a veces sea difícil diferenciar la una de la
otra, el referido inciso 4) del artículo 2 de la Constitución las ha reconocido de manera
independiente, esto es, como dos derechos distintos y, por tanto, cada uno con un objeto
de protección distinto. Mientras que la libertad de expresión garantiza que las personas
(individual o colectivamente consideradas) puedan trasmitir y difundir libremente sus
ideas, pensamientos, juicios de valor u opiniones, la libertad de información, en cambio,
garantiza un complejo haz de libertades, que, conforme enuncia el artículo 13 de la Con­
vención Americana de Derechos Humanos, comprende las libertades de buscar, recibir y
difundir informaciones de toda índole verazmente. Así, mientras que con la libertad de
expresión se garantiza la difusión del pensamiento, la opinión o los juicios de valor que
cualquier persona pueda emitir, la libertad de información garantiza el acceso, la bús­
queda y la difusión de hechos noticiosos o, en otros términos, la información veraz. Por
su propia naturaleza, los juicios de valor, las opiniones, los pensamientos o las ideas que
cada persona pueda tener son de naturaleza estrictamente subjetivas y, por tanto, no pue­
den ser sometidos a un test de veracidad; a diferencia de lo que sucede con los hechos
noticiosos, que, por su misma naturaleza de datos objetivos y contestables, sí lo pueden
ser” (STC. N° 905-2001-AA/TC-San Martín, caso: Caja Rural de Ahorro y Crédito de San
Martín, del 14/08/2002, f. j. 9).

892
C A P ÍT U L O IX
V IO L A C IÓ N D E L A L IB E R T A D S E X U A L

ARTÍCULO 170 Violación sexual(125)


El que con violencia, física o psicológica, grave amenaza o aprovechándose de un
entorno de coacción o de cualquier otro entorno que impida a la persona dar su
libre consentimiento, obliga a esta a tener acceso carnal por vía vaginal, anal o bucal
o realiza cualquier otro acto análogo con la introducción de un objeto o parte del
cuerpo por alguna de las dos primeras vías, será reprimido con pena privativa de
libertad no menor de catorce ni mayor de veinte años.
La pena privativa de libertad será no menor de veinte ni mayor de veintiséis años,
en cualquiera de los casos siguientes:
1. Si la violación se realiza con el empleo de arma o por dos o más sujetos.
2. Si el agente abusa de su profesión, ciencia u oficio o se aprovecha de cualquier posi­
ción, cargo o responsabilidad legal que le confiera el deber de vigilancia, custodia o
particular autoridad sobre la víctima o la impulsa a depositar su confianza en él.
3. Si el agente aprovecha su calidad de ascendiente o descendiente, por consanguini­
dad, adopción o afinidad; o de cónyuge, excónyuge, conviviente o exconviviente o
con la víctima esté sosteniendo o haya sostenido una relación análoga; o tiene hijos
en común con la víctima; o habita en el mismo hogar de la víctima siempre que no
medien relaciones contractuales o laborales; o es pariente colateral hasta el cuarto
grado, por consanguinidad o adopción o segundo grado de afinidad.
4. Si es cometido por pastor, sacerdote o líder de una organización religiosa o espi­
ritual que tenga particular ascendencia sobre la víctima.
5. Si el agente tiene cargo directivo, es docente, auxiliar o personal administrativo
en el centro educativo donde estudia la víctima.
6. Si mantiene una relación proveniente de un contrato de locación de servicios, o
de una relación laboral con la víctima, o si esta le presta servicios como trabaja­
dor del hogar.
7. Si fuera cometido por personal perteneciente a las Fuerzas Armadas, Policía
Nacional del Perú, Serenazgo, Policía Municipal o vigilancia privada, o cual­
quier funcionario o servidor público, valiéndose del ejercicio de sus funciones o
como consecuencia de ellas.
8. Si el agente tiene conocimiento de ser portador de una enfermedad de transmi­
sión sexual grave.
9. Si el agente, a sabiendas, comete la violación sexual en presencia de cualquier
niña, niño o adolescente.
10. Si la víctima se encuentra en estado de gestación.

(125) A rtículo vigente conform e a la m odificación realizada por el artículo 1 de la L ey N° 30838 del 04/08/2018.

893
A rt. 1 7 0 L ibro segundo /Parte especial - delitos

11. Si la víctima tiene entre catorce y menos de dieciocho años de edad, es adulto
mayor o sufre de discapacidad, física o sensorial, y el agente se aprovecha de
dicha condición.
12. Si la víctima es mujer y es agraviada por su condición de tal en cualquiera de los
contextos previstos en el primer párrafo del artículo 108-B.
13. Si el agente actúa en estado de ebriedad, con presencia de alcohol en la sangre en
proporción mayor de 0.5 gramos-litro, o bajo el efecto de drogas tóxicas, estupe­
facientes, sustancias psicotrópicas o sintéticas que pudiera alterar su conciencia.

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 170.- El que, con violencia o grave amenaza, obliga a una persona a prac­
ticar el acto sexual u otro análogo, será reprimido con pena privativa de libertad no
menor de tres ni mayor de seis años.
Si la violación se realiza a mano armada y por dos o más sujetos, la pena será no
menor de cuatro ni mayor de doce años.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Prim era modificación: artículo 1 de la Ley N° 26293 del 14/02/1994.
A rtícu lo 170.- El que con violencia o grave amenaza, obliga a una persona a prac­
ticar el acto sexual u otro análogo, será reprimido con pena privativa de libertad no
menor de cuatro ni mayor de ocho años.
Si la violación se realiza a mano armada y por dos o más sujetos, la pena será no
menor de ocho ni mayor de quince años.
Segunda modificación: artículo 1 de la Ley N° 28251 del 08/06/2004.
A rtícu lo 170.- El que con violencia o grave amenaza, obliga a una persona a tener
acceso carnal por vía vaginal, anal o bucal o realiza ott'os actos análogos introdu­
ciendo objetos o partes del cuerpo por alguna de las dos primeras vías, será repri­
mido con pena privativa de libertad no menor de cuatro ni mayor de ocho años.
La pena será no menor de ocho ni mayor de quince años e inhabilitación conforme
corresponda:
1. Si la violación se realiza a mano armada y por dos o más sujetos.
2. Si para la ejecución del delito se haya prevalido de cualquier posición o cargo
que le dé particular autoridad sobre la víctima, o de una relación de parentesco
por ser ascendiente, descendiente o hermano, por naturaleza o adopción o afi­
nes de la víctima.
3. Si fuere cometido por personal perteneciente a las Fuerzas Aunadas, Policía
Nacional del Perú, Serenazgo, Policía Municipal o vigilancia privada, en ejer­
cicio de su función pública.
4. Si la víctima tiene entre catorce y menos de dieciocho años.
5. Si el autor tuviere conocimiento de ser portador de una enfermedad de transmi­
sión sexual grave.

894
V iolación de la libertad sexual A rt. 170

Tercera modificación: artículo 1 de la Ley N° 28704 del 05/04/2006.


A rtícu lo 170.- El que con violencia o gi'ave amenaza, obliga a una persona a tener
acceso carnal por vía vaginal, anal o bucal o realiza otros actos análogos introdu­
ciendo objetos o partes del cuerpo por alguna de las dos primeras vías, será repri­
mido con pena privativa de libertad no menor de seis ni mayor de ocho años.
La pena será no menor de doce ni mayor de dieciocho años e inhabilitación con­
forme corresponda:
1. Si la violación se realiza a mano armada o por dos o más sujetos.
2. Si para la ejecución del delito se haya prevalido de cualquier posición o cargo
que le dé particular autoridad sobre la víctima, o de una relación de parentesco
por ser ascendiente, cónyuge de este, descendiente o hermano, por naturaleza o
adopción o afines de la víctima.
3. Si fuere cometido por personal perteneciente a las Fuerzas Armadas, Policía
Nacional del Perú, Serenazgo, Policía Municipal o vigilancia privada, en ejer­
cicio de su función pública.
4. Si la víctima tiene entre catorce y menos de dieciocho años.
5. Si el autor tuviere conocimiento de ser portador de una enfermedad de transmi­
sión sexual grave.
Cuarta modificación: inciso 2 modificado por el artículo único de la Ley N° 28963
del 24/01/2007.
A rtículo 170.- El que con violencia o grave amenaza, obliga a una persona a tener
acceso carnal por vía vaginal, anal o bucal o realiza otros actos análogos introdu­
ciendo objetos o partes del cuerpo por alguna de las dos primeras vías, será repri­
mido con pena privativa de libertad no menor de seis ni mayor de ocho años.
(...)
2. S i p a ra la ejecución d e l delito se haya p reva lid o de cualquier p o sició n o cargo
que le d é p a rtic u la r au toridad sobre la víctim a, o de una relación de p a re n ­
tesco p o r ser ascendente, cónyuge, conviviente de este, descendiente o her­
mano, p o r natu raleza o adopción o afines de la víctim a, de una relación p r o ­
veniente de un contrato de locación de servicios, de una relación laboral o si
la víctim a le p re sta servicios com o trabajador d e l hogar.
( ...)

Quinta modificación: artículo 1 de la Ley N° 30076 del 19/08/2013.


A rtícu lo 170.- E l que con violencia o grave amenaza, obliga a una persona a tener
acceso carnal por vía vaginal, anal o bucal o realiza otros actos análogos introdu­
ciendo objetos o partes del cuerpo por alguna de las dos primeras vías, será repri­
mido con pena privativa de libertad no menor de seis ni mayor de ocho años.
La pena será no menor de doce ni mayor de dieciocho años e inhabilitación con­
forme corresponda:

895
A rt. 170 LlBR O SEGUNDO / PARTE ESPECIAL - DELITOS

1. Si ¡a violación se realiza a mano armada o por dos o más sujetos(126>.


2. Si para la ejecución del delito se haya prevalido de cualquier posición o cargo
que le dé particular autoridad sobre la víctima, o de una relación de parentesco
por ser ascendente, cónyuge, conviviente de este, descendiente o hermano, por
naturaleza o adopción o afines de la víctima, de una relación proveniente de
un contrato de locación de servicios, de una relación laboral o si la víctima le
presta servicios como trabajador del hogar.
3. Si fuere cometido por personal perteneciente a las Fuerzas Armadas, Policía
Nacional del Perú, Serenazgo, Policía Municipal o vigilancia privada, en ejer­
cicio de su función pública.
4. Si el autor tuviere conocimiento de ser portador de una enfermedad de transmi­
sión sexual grave.
5. Si el autor es docente o auxiliar de educación del centro educativo donde estu­
dia la víctima.
6. Si la víctima tiene entre catorce y menos de dieciocho años de edad.
Sexta modificación: artículo 1 de la ley N° 30838, publicada el 04/08/2018.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C: art. 2 inc. 1); CP: arts. 12, 22, 23, 29, 45, 5 7 irte. 1); 92, 93, 177, 178; C P P 2004: arts.
95 inc. 1 lit. c, 194 inc. 3, 199 inc. 2, 2 4 2 inc. 1, 298, 314; C d e P P : arts. 143, 146; CC: art.
402 inc. 4); L O P J : art. 10; L e y 27911: art. 1 y ss.; L e y 30364: arts. 5, 8

DOCTRINA

Sumario: Bien jurídico protegido / Sujeto activo / Sujeto pasivo / Modalidades típicas / La falta
de consentimiento / Tipo subjetivo / Antijuridicidad / Consumación / Concurso de de­
litos / Autoría y participación / Análisis de las agravantes.

_I)_0"38
_ _ Bien jurídico protegido: ORTS BERENGUER, E. (2016). “Delitos contra la
libertad e indemnidad sexuales (I): agresiones sexuales”. En: GONZALEZ CUSSAC, J.
(Coordinador). Derecho Penal Parte especial. 5a edición revisada y actualizada a la ley
orgánica 1/2015. Valencia: Tirant lo Blanch, p. 199. “a). La libertad sexual puede defi­
nirse en abstracto como la facultad del ser humano de determinarse autónomamente en el
ámbito de la sexualidad; esto es, en el ámbito de la actividad vinculada al impulso vené­
reo, su excitación y su satisfacción. En consecuencia, el contenido de la reiterada liber­
tad sexual estará integrado por la posibilidad de elegir y practicar la opción sexual pre­
ferida en cada momento y por la de utilizar y servirse del propio cuerpo en este orden de
cosas; de donde derivan las de escoger compañero, con el consentimiento de este por des­
contado, y rechazar proposiciones no deseadas y, con más motivo, la de repeler eventua­
les ataques”.126

(126) Texto del inciso según Fe de Erratas del 20/08/2013.

896
V iolación d e l a libertad sexual A rt. 170

_I )_i_r v_ )_ Bien jurídico protegido: REYNAALFARO, L. (2005). “El nuevo tratamiento


legislativo de los delitos sexuales en el Código Penal peruano”. En: CANCIO MELIA,
M.; GARCÍA PAZ, O.; HÓRNLE, T., PARMA, C. y REYNAALFARO, L. (Directores).
Los delitos contra la libertad e indemnidad sexual. Lima: Jurista, pp. 129 y 130. “En rea­
lidad no se expresa mucho al señalar que la libertad sexual es el bien jurídico protegido
en los delitos sexuales; por ello, es necesario llenar de contenido esa noción de interés
jurídico. La libertad sexual, como parece evidente, es una concreta manifestación de la
libertad personal, que constituye además una expresión del principio de dignidad de la
persona humana y que pretende asegurar que la libertad sexual de los ciudadanos se desa­
rrollará dentro de determinados contornos de libertad [...]. La libertad sexual en su sen­
tido positivo o dinámico reconoce la capacidad de elegir libremente a la pareja y el modo
de relacionarse sexualmente, con la única limitación de la libertad de la otra persona. Se
le podría definir, entonces, como ‘la libre disposición por la persona de sus propias poten­
cialidades sexuales. La libertad sexual, en su sentido negativo o pasivo, destaca el aspecto
defensivo de la sexualidad y supone la capacidad de rechazar las intromisiones indebidas
o no deseadas en el ámbito de la propia sexualidad’”.

I) o"4n Bien jurídico protegido: PEÑA-CABRERA FR EYRE, A. R. (2007). Delitos


contra la libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, pp. 116-117. “[...] el bien jurí­
dico es la libertad sexual, en su doble vertiente positivo-dinámica, esto es, la capacidad de
la persona de libre disposición de su cuerpo a efectos sexuales, o la facultad de compor­
tarse en el plano sexual según sus propios deseos; y desde un aspecto negativo, el dere­
cho de impedir intromisiones a dicha esfera, cuando no media su consentimiento. Ahora
bien, la modificación efectuada a esta capitulación por la Ley N° 28261, importa también
la realización de actos sexuales activos hacia la esfera sexual del sujeto activo, en cuanto
el ejercicio de una violencia física o psicológica para que ingrese el miembro viril, en las
cavidades vaginal, anal o bucal; o, ingrese partes del cuerpo y/o objetos únicamente a las
dos primeras vías antes anotadas; inclusive para que las realice sobre tercera persona”.

1)0741, Bien jurídico protegido: MUÑOZ CONDE, F. (2010). Derecho Penal. Parte
especial. 15a edición. Valencia: Tirant lo Blanch, p. 220. “Tanto la libertad como la
indemnidad sexual, [...] deben ser entendidas como bienes jurídicos autónomos en los de­
litos sexuales, pero para su exacta delimitación deben situarse en un contexto valorativo
de reglas que disciplinan el comportamiento sexual de las personas en sus relaciones con
otras personas”.

]>H"42 Sujeto activo: PEÑA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). Delitos contra la


libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 118. “El hombre o la mujer; habiéndose
desvinculado el aspecto sexual y la procreación y con esto el embarazo, resulta ahora via­
ble la equiparación del hombre y la mujer en el delito de violación. Si la mujer es quien
impone el débito carnal, simplemente está ejecutando la acción típica. Debe superarse el
cliché de que siempre es la mujer la víctima y que la iniciativa sexual corresponde inde­
fectiblemente al varón. La coherencia de la igualdad de sexos es insoslayable; así también
las posiciones sexuales, el tipo penal de acceso carnal sexual, puede darse entre actua­
ciones heterosexuales e inclusive homosexuales (hombre a hombre y de mujer a mujer)”.

— . 897
A r t . 170 L ibro segundo / Parte especial - delitos

I) 0743 Sujeto activo: MUÑOZ CONDE, F. (2010). Derecho Penal. Parte especial.
15a edición. Valencia: Tirant lo Blandí, p. 226. “No hay ninguna duda de que tanto el
hombre como la mujer pueden ser sujetos activos de la modalidad cualificadora con­
sistente en introducción de objetos, pero la introducción como tal debe referirse a obje­
tos (palo, dedo, etc.) y a cavidades (vaginal o anal) que tengan una evidente connotación
sexual (meter una cucharilla de café o un dedo en la boca o el oído difícilmente puede
constituir esta modalidad agravada o incluso una verdadera agresión sexual)”.

Sujeto pasivo: PEÑA-CABRERA FR EYRE, A. R. (2007). Delitos contra


la libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 118: “El cambio de paradigmas en
tomo a estos delitos no podía limitar como sujeto pasivo ala mujer, sino también, al hom­
bre en base al principio de igualdad que caracteriza a un Estado Democrático de Derecho.
La ley hace referencia a la persona, lo que significa que tanto el hombre como la mujer
pueden ser víctimas de este delito. Debe tratarse de persona viva, lo contrario delinquiría
el delito de ultraje de cadáver (necrofilia) tipificado en el artículo 318, inciso 1 del Código
Penal y se constituiría un delito de imposible realización”.

I) 074: ^ Tipo objetivo: MUÑOZ CONDE, F. (2010). Derecho Penal. Parte especial. 15a
edición. Valencia: Tirant lo Blanch, pp. 227-232. “La ambigüedad de la expresión ‘acceso
carnal’ admitiría, pues, prácticamente todas las posibles combinaciones: hombre-mujer,
mujer-hombre, hombre-hombre, mujer-mujer. [...] La actuación conjunta de dos o más
personas (antes se decía actuación en grupo de tres o más personas) no requiere que las dos
o más personas lleguen a realizar el acceso camal o la introducción de objetos, sino que
basta que una de ellas ejerza la violencia o intimide a la víctima, mientras que la otra rea­
liza directamente, por ejemplo, el acceso camal. [...] En otros supuestos, la cualificación se
debe a la peligrosidad del medio empleado para ejercer la violencia o intimidación. [...] No
se trata, por tanto, del quebrantamiento de un especial deber para el autor de abstenerse de
este tipo de acciones, lo que podría entenderse en la relación parental descendiente (padres
respecto a hijos) que evoca el viejo ‘tabú’ de incesto, pero menos en otras más lejanas, sobre
todo cuando se trata de un parentesco colateral por adopción o afinidad; sino, como ya lo
proponíamos, de que la relación parental dé lugar a una relación de prevalimiento que, de
todos modos, normalmente irá implícita en la propia intimidación”.

I) lf"4(, Tipo objetivo: CORDOBA RODA, J. y GARCIA ARAN, M. (2004). Co­


mentarios al Código Penal. Parte especial. Tomo I. Madrid-Barcelona: Marcial Pons,
pp. 336-338. “A) El concepto de acceso camal [...] Como consecuencia de la ampliación
de las vías de acceso camal, el delito puede tener lugar tanto entre un hombre y una mujer
como entre dos hombres, pues ya no se exige que la penetración tenga lugar por vía vagi­
nal. [...] A pesar de la tradicional negativa a apreciar el delito de agresiones sexuales con
acceso carnal cuando el autor y víctima son mueres, si se admite la posibilidad de aten­
tar contra la libertad de otro por medio de la utilización de un tercero —como cada vez
más se reconoce en la doctrina-, podría admitirse la agresión sexual con acceso camal de
una mujer contra otra. Piénsese el caso de que una mujer somete amenaza a un hombre
para que también bajo amenaza mantenga una relación sexual con acceso camal con otra
mujer. En tales casos, o se admite la autoría mediata o no podría apreciarse la violación.

898
V iolación de la libertad sexual A rt . 1 7 0

[...] La introducción de objetos [...] En la modalidad de agresión con introducción de


objetos no puede valorarse del mismo modo que la víctima sea penetrada por estos como
que se le haga penetrar al autor o tercero con los mismos. [...] Para que la conducta de
introducción de objetos pueda considerarse constitutiva de delito sexual, no se requiere
que estos estén dotados de específicas connotaciones eróticas. Tales características con­
curren sin lugar a dudas en objetos diseñados específicamente para ser utilizados en actos
sexuales, como, por ejemplo, los consoladores. Sin embargo, no tienen por qué descar­
tarse otros objetos a los que, teniendo otras utilidades, se les pueda atribuir una significa­
ción sexual lo que, por otro lado, no depende tanto del tipo de objeto como de la cavidad
por la que se le hace entrar. [...]
La introducción de miembros corporales [...] En todo caso, con la introducción de esta
nueva modalidad típica, el presente tipo agravado podrá aplicarse a muchos supuestos de
agresiones a menores en lo que antes la desproporción de órganos sexuales la penetración
solo podría conseguirse mediante la introducción de otros miembros corporales. Al igual
que sucede con la modalidad consistente en la introducción de objetos, la introducción de
miembros corporales solo es típica cuando se realiza vía vaginal o anal”.

W f ! ¡ l Modalidades típicas: PEÑA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). Delitos con­


tra la libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idernsa, pp. 120 y 121. “En nuestra dogmá­
tica no existe dificultad para precisar los alcances que la ley señala al hablar de acto sexual.
El acto sexual debe ser entendido en su acepción normal, vale decir, como la penetración
total o parcial del miembro viril: pene en la vagina u otro análogo, siendo irrelevante la eya-
culación. [...]. Lo cierto y concreto, es que el acto sexual propiamente dicho, ya no puede
ser entendido desde un aspecto puramente orgánico y naturalista, pues desde una perspec­
tiva normativa, ya no solo la conjunción del miembro viril en las cavidades vaginal y anal
resulta un acto sexual, sino también la introducción del pene en la boca de las víctimas; más
en el caso de introducción de objetos, lo que configura en realidad es una agresión sexual.
La introducción de partes del cuerpo en las cavidades antes anotadas, a nuestra considera­
ción de legeferenda, más parece que de lege lata la perspectiva es distinta”.

i) ir-is Modalidades típicas: CÓRDOBA RODA, J. y GARCÍA ARÁN, M. (2004)


Comentarios al Código Penal. Parte especial. Tomo I. Madrid-Barcelona: Marcial Pons,
pp. 343-348. “2. Cuando los hechos se cometan por la actuación conjunta de dos o más
personas. [...] Las agresiones sexuales colectivas comportan además de un especial peligro
para el bien jurídico protegido, una especial degradación de la víctima, que se ve expuesta
su intimidad -aun cuando de agresiones se trata- al público. [...] Cuando, para la ejecución
del delito, el responsable se haya prevalido de una relación de superioridad o parentesco,
por ser ascendiente, descendiente o hermano, por naturaleza o adopción, o afines, con la víc­
tima. [...] Relación de superioridad [...] La circunstancia de prevalimiento de una relación
de superioridad [...], además de incurrir en los mismos problemas de aplicación que la cir­
cunstancia de la especial vulnerabilidad de la víctima -supra-, puede solaparse con esta. [...]
Relación de parentesco [...] Conforme a la dicción legal, no basta con mantener un paren­
tesco, sino que es preciso prevalerse del mismo. [...] El círculo de sujetos pasivos respecto
de los que se considera la relación de parentesco se circunscribe al ‘ascendiente, descen­
diente o hermano, por naturaleza o adopción, o afines, con la víctima’. [...] Cualquier uso

899
A rt. 170 L ibro segundo / Parte especial - delitos

que se dé al arma no permite aplicar automáticamente este tipo. Debe apreciarse un plus de
gravedad que vaya más allá de la consecución de la intimidación

_ _ _ _ _ La falta de consentimiento: MUÑOZ CONDE, E (2017). Derecho Penal.


Parte especial. 21a edición. Valencia: Tirant lo Blanch, pp. 204-205. “La falta de consen­
timiento es requisito fundamental, bastando simplemente que el sujeto activo aproveche
el descuido del sujeto pasivo. El consentimiento, incluso tácito, excluye la tipicidad; lo
que no quiere decir que cualquier acto que implique un contacto corporal (un apretón de
manos, un abrazo) signifique automáticamente un abuso sexual si el sujeto no consiente
en el mismo. Los casos más dudosos se resuelven la mayoría de las veces con el conflicto
verbal o simplemente con la negativa expresa del sujeto que rechaza expresamente el con­
tacto corporal. No obstante, en muchos casos se plantean problemas probatorios cuando
se imputa unos abusos a alguien que los niegan o que aduce que el contacto corporal no
tenía finalidad sexual, sino, por ejemplo, la de realizar una exploración médica. En estos
casos, la jurisprudencia ha establecido diversos criterios para darle valor probatorio a la
versión de la presunta víctima, entre los que destacan la credibilidad y verosimilitud de
su testimonio; que no actúe por resentimiento o enemistad con el acusado; o que existan
persistencia en la denuncia y ausencia de versiones contradictorias a través de las distin­
tas fases del proceso [...].
Los casos de error sobre el consentimiento deben ser tratados como casos de error sobre
un elemento integrante de la infracción penal y determinan, por tanto, la atipicidad, al no
estar prevista la comisión imprudente”.

falillBl] Tipo subjetivo: PEÑA-CABRERA FR EYRE, A. R. (2007). Delitos contra la


libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, pp. 129 y 131. “En principio se requiere
dolo directo, esto es, conciencia y voluntad de realizar los elementos que dan lugar a la
realización típica, de dirigir su conducta de forma final a vulnerar la libre autodetermi­
nación sexual de la víctima. El dolo, en su dimensión cognitiva, debe recoger todos los
factores y circunstancias que se encuentran abarcados en la tipicidad objetiva, en tal sen­
tido, debe saber que está quebrantando la esfera sexual de una persona mayor de 18 años,
mediando violencia física y/o amenaza grave. Basta, a nuestro entender, el dolo eventual,
el conocimiento de una conducta que genera un riesgo jurídicamente desaprobado que se
concretiza en la efectiva causación de un daño en la esfera de intangibilidad de un bien
jurídico [...] no es necesario la concurrencia de un ánimus libidinoso, basta que el agente
actúe con conocimiento y voluntad de realizar el acceso camal sexual, de aquellos que se
encuentran contemplados en el marco de la descripción normativa de artículo 170, vio­
lentamente sin el consentimiento de la víctima, es decir, es suficiente con el dolo directo”.

MU Tipo subjetivo: MAGGIORE, G. (1986). Derecho Penal. Parte especial: De­


litos en particular. Volumen IV. 3a edición. Bogotá: Temis, pp. 72-73. “La imputabilidad
supone el dolo, es decir, conciencia y voluntad de unirse camalmente mediante violencia
(o amenaza) [...] El dolo no queda excluido ni por pasión amorosa, ni por superexcitación
sexual, ni por fines matrimoniales, ni por superstición (como, por ejemplo, el prejuicio de
que el ayuntamiento con una virgen cura las enfermedades venéreas)”.

900
V iolación de la libertad sexual A rt. 1 7 0

r a m a l Antijuridicidad: PEÑA-CABRERA FR EYR E, A. R. (2007). Delitos contra


la libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 134. “No se admite la concurrencia
de ninguna causa de justificación (precepto permisivo), en cuanto a la legítima defensa
solo supone la realización de actos agresivos destinados a conjurar y/o reducir la vio­
lencia desplegada por el agresor, los cuales inciden en el cuerpo, la vida y la salud. No
pueden resultar tampoco intereses jurídicos superiores que legitimen una acción necesa­
ria que vulnere la autodeterminación sexual (estado de necesidad justificante); así, tam­
poco podrá admitirse como valedero, la actuación típica en el marco de una relación de
subordinación laboral-funcional, en cuanto a la obediencia debida, pues no procede ante
órdenes manifiestamente antijurídicas. [...]. Ninguna relación entre los individuos, sea
entre marido y mujer, puede realizarse en un marco de constricción, en el cual se anule
por completo el elemento consensual que debe estar presente en las relaciones sexuales.
Por tales motivos, no podrá argumentarse el ejercicio legítimo de un derecho, pues nin­
gún precepto legal le confiere dicho derecho al marido o a la mujer; toda vez que el sujeto
activo puede serlo tanto el hombre como la mujer. [...]. Cuando se patentiza el consenti­
miento, el contraste entre la voluntad del sujeto activo y la expresada por el sujeto pasivo
desaparece, siempre que este último tenga capacidad de decidir, con un consentimiento
válido, para la ley, el hecho es atípico”.

I) 0-5.1 Consumación: CREUS, C. (1999). Derecho Penal. Parte especial. Tomo I.


6a edición. Buenos Aires: Astrea, p. 175. “El hecho se consuma con el acceso, esto es con
la penetración del miembro viril en el orificio vaginal o anal, [...]. El despliegue de actos
ejecutivos de la cópula sin que se alcance la penetración, constituye tentativa. Para que
esta se dé no basta la mera finalidad de lograr cualquier acercamiento sexual; es necesaria
la de lograr el acceso. Constituyen actos ejecutivos los inicios de las acciones de violen­
cia o intimidación que alcancen a recaer sobre la mujer misma, directa o indirectamente”.

I) 11754 Consumación: PEÑA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). Delitos contra la


libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, pp. 136-137. “[...] la penetración (acceso)
parcial del miembro viril o del objeto, importan ya una realización típica perfeccionada
(consumación). No se requiere una penetración total; basta una mínima penetración,
como en el llamado coito vestibular o vulvar, pero no son suficientes los actos de acer­
camiento o tocamientos superficiales, con los genitales masculinos, que no importen una
verdadera penetración en el orificio de otro sujeto. Habrá tentativa de violación, cuando
la acción del autor tenga, desde un punto de vista objetivo, un déficit, que en el caso con­
siste en la falta de penetración, por razones ajenas al autor, acción que debe encuadrar en
el comienzo de ejecución del acto”.

______
I) 1)755 Concurso de delitos: PENA-CABRERA FR EYRE, A. R. (2007). Delitos
contra la libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 138. “El delito de violación
puede concurrir con los delitos de secuestro, robo, extorsión y también con el de asesi­
nato, si es que el agente pretendiese ocultar la violación matando a la víctima, dándose la
figura contemplada en el inciso 2) del artículo 108 del CP; sin embargo, si la muerte de
la ofendida, se produce como consecuencia del ejercicio de la violencia propia del acto
sexual, para vencer la resistencia de la víctima, la tipificación se traslada al tipo penal del

901
A rt. 170 L ibro segundo /Parte especial - delitos

artículo 177 del CP (formas agravadas). Cuando el agente perpetra varios accesos cama­
les sobre la misma víctima sin mediar lapso sustantivo entre uno y otro (separables en el
tiempo y espacio), y dentro de las mismas circunstancias, estaríamos ante un delito conti­
nuado, reprimible confoxme a lo establecido en el artículo 49 del CP, pues, de lo contrario,
se configuraría un concurso real homogéneo de delitos (art. 50 del CP), cuando la reno­
vación de los actos que dan lugar al quebrantamiento sexual parten de una continuidad
temporal. Los actos privados de la libertad personal dirigidos a la realización del delito
de violación quedan absorbidos por este (coacción), de conformidad con el principio de
subsunción. Sin embargo, no es posible dicha absorción si es que la privación de libertad
es un estado permanente, dentro del cual la violación es solo un efecto de aquella, proce­
diendo la represión del delito más grave (art. 152 del CP)”.

m m Autoría y participación: PEÑA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). De-


¡tíos contra la libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 139. “En este delito
serán reprimidos como autores todos aquellos que realicen materialmente el acto ejecu­
tivo, desde una vía de interpretación noimativa, esto es, autores serán todos aquellos que
realicen de forma fáctica los actos constitutivos del tipo penal, sea ejerciendo la violen­
cia física y/o desplegando una amenaza seria e inminente, así como materializando el
acceso camal sobre las cavidades (vaginal, anal o bucal), de la víctima [...]. En cuanto a
la posibilidad de una autoría mediata, el dominio del hombre de atrás aprovechando una
serie de deficiencias psico-cognitivas del hombre de adelante, es perfectamente admisi­
ble, pues no se trata en realidad de un delito de propia mano; de mera conjunción camal,
pues lo que se tutela es la libre autodeterminación sexual de la víctima, la cual puede que­
brantarse cuando el autor mediato utiliza a un tercero que da rienda suelta a la actividad
típica. Puede también darse una instigación, pues si bien el hombre de adelante detenta el
dominio funcional del hecho, su determinación delictiva ha sido provocada por el hombre
de atrás a partir de un influjo psíquico importante. Y, aquellos que contribuyan, o coad­
yuven al acceso camal ajeno aportando un despliegue físico para doblegar la voluntad
opuesta de la víctima, serán considerados como partícipes (cómplices), siempre y cuando
no hayan contribuido con una aportación de relevancia en la etapa ejecutiva del delito;
por lo general, su contribución debe darse en la etapa preparatoria del delito. Si la apor­
tación delictiva puede reputarse como ‘imprescindible’ para la realización típica, será un
cómplice primario y, si el aporte solo puede catalogarse como ‘accesorio’, será, entonces,
un cómplice secundario”.

E H H Análisis de las agravantes: PEÑA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). De­


litos contra la libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, pp. 141,143,145,147-148
y 151. “Inciso 1 (primera parte).-Amano armada: ‘Concretamente el delincuente que uti­
liza un arma, cualquiera, para realizar la violación sexual, revela una singular peligrosi­
dad, causando, lógicamente, una alarma social justificada, en cuanto se pone en peligro de
lesión los bienes jurídicos más importantes de la víctima, esto es, la vida, el cueipo y la
salud’. Inciso 1 (segunda parte).- Concurso de dos o más sujetos: ‘No interesa que la par­
ticipación de los sujetos sea a nivel de autoría u otras formas de accesoriedad en la partici­
pación; es suficiente, para ello, que actúen en forma de complicidad secundaria o de coo­
peración necesaria y que uno de ellos realice materialmente el acto ejecutivo, pudiendo

902 ■
V iolación de la libertad sexual A rt . 170

el reparto de roles implicar la participación de una mujer [...]. La agravante se justifica,


dado que este hecho constituye un mayor riesgo lesivo para la víctima al colocarla en un
estado de indefensión y, por ende, la consumación del acto delictivo deviene de fácil per­
petración’. Inciso 2.- Si para la ejecución del delito se haya prevalido de cualquier posi­
ción o cargo que le dé particular autoridad sobre la víctima, o de una relación de paren­
tesco por ser ascendiente, cónyuge, conviviente de este, descendiente o hermano, por
naturaleza o adopción o afines a la víctima, de una relación proveniente de un contrato de
locación de servicios, de una relación laboral o si la víctima le presta servicios como tra­
bajador del hogar: ‘Este es el típico caso de prevalimiento en razón de una posición de
dominio, esto es, el agente se aprovecha de una especial relación factual o jurídica que
detenta sobre la víctima, para facilitarse la realización del evento delictivo. En tal sentido
la mayor desvaloración del injusto se constituye en el mayor reproche que recae sobre
el autor. Son entonces, posiciones o roles sociales, basados en relaciones laborales (de
jerarquía), de mando y autoridad; así, como es una especial relación de parentesco, que
puede ser de carácter sanguíneo o legal’. Inciso 3.- Si fuera cometido por personal per­
teneciente a las Fuerzas Aimadas, Policía Nacional del Perú, Serenazgo, Policía Munici­
pal o vigilancia privada, en ejercicio de su función pública: ‘Este supuesto agravante, se
construye a partir de una función especial que ostenta el agente delictivo, los custodios
del orden público interno y extemo, adquieren una mayor responsabilidad en el ámbito
del respeto por los derechos fundamentales y las libertades individuales. Son los agentes
militares y policiales quienes asumen una posición de garantía frente a los bienes jurídi­
cos individuales y macro-sociales de acuerdo a lo contemplado en la Ley Fundamental,
situación que hace más reprochable, que estos agentes vulneren bienes jurídicos tan tras­
cendentes, como la libertad e intangibilidad sexual. Empero, el mayor reproche surge en
base al prevalimiento y abuso que supone el ejercicio de dicha función pública, posición
de dominio hacia los particulares, que es aprovechado para cometer un delito tan execra­
ble, como es el delito sexual. [...] el legislador, extiende el círculo de autores, a personas
que también ejercen una función de seguridad ciudadana, en concreto, los miembros del
Serenazgo, Policía Municipal o de vigilancia privada (empresas privadas); lo cual consi­
deramos correcto [...]; aunque la autoridad ante la ciudadanía civil solo la tienen los cus­
todios del orden público, mas no los pertenecientes a las empresas privadas’. Inciso 4 - Si
el autor tuviera conocimiento de ser portador de una enfermedad de transmisión sexual:
‘La hipótesis agravante hace alusión al VIH (síndrome de inmunodeficiencia adquirida);
quienes son portadores de esta letal enfermedad, pueden en un contacto sexual cotidiano
transmitir esta nefasta enfermedad y provocar la muerte de su eventual y/o pareja per­
manente. [...] la delimitación de los ámbitos de responsabilidad penal, viene informada
por una serie de criterios, que se desprenden de la moderna teoría de la imputación obje­
tiva; es que la efectiva causación de un resultado lesivo no puede ser explicado única­
mente por la conducta del agente infractor, quien con su conducta genera un riesgo jurí­
dicamente desaprobado. Es que la víctima, a veces, aporta una contribución de relevancia
a efectos de que el delito puede adquirir realización plena, en el sentido de una actua­
ción a veces neutral, otra inducida o coaccionada por el real agresor. Empero, a veces la
distribución de roles, importa una realización conjunta del delito, cuando la víctima de
forma libre y consciente pone en peligro sus bienes jurídicos más preciados. Surge lo que

903
A rt. 1 7 0 L ibro segundo /Parte especial - delitos

se denomina la auto-puesta en peligro, principio de autorresponsabilidad de la víctima,


en cuanto ámbitos de conducción defectuosa a propio riesgo. En el marco de las relacio­
nes sexuales altamente peligrosas, la víctima puede consentir someterse a dicho estado
de riesgo, cuando conoce o puede presumir que su pareja puede estar infectado con una
enfermedad grave -altamente contagiosa-; y aún así mantiene relaciones sexuales de una
forma eventual o duradera. Inciso 5.- Si el autor es docente o auxiliar de educación del
centro educativo donde estudia la víctima: ‘[...], en la relación profesor-alumno está pre­
sente una relación de confianza y de autoridad que es latente, es una relación de carácter
institucional que le confiere al maestro una especial posición frente a su alumnado, que en
este caso es aprovechado por el docente para la perpetración de un delito contra la liber­
tad e intangibilidad sexual’”.

M h JURISPRUDENCIA

Sumario: ACUERDO PLENARIO: Reconducción del delito de abuso sexual no consentido por
adolescente mayor de 14 y menor de 18 años de edad al artículo 170 del Código Penal /
Consumación del acceso camal / Bien jurídico protegido en el delito de violación sexual
/ Irrelevancia de la resistencia de la víctima de agresión sexual / La libre autodetermi­
nación sexual y el bien jurídico “libertad sexual” / Valoración de la prueba pericial en
delitos de violación sexual (criterios para la valoración de la prueba pericial). EJECU­
TORIA SUPREMA VINCULANTE: Ley penal más favorable al reo, ¿afectación a la
libertad o indemnidad sexual del adolescente? CORTE SUPREMA: Momento de con­
sumación del delito de violación de la libertad sexual / Reconducción de la tipificación
de la conducta imputada al procesado por el delito de violación sexual / La libertad
sexual como bien jurídico protegido (el dolo, el error de tipo y el error de prohibición) /
Contornos fácticos del tipo básico del delito de violación sexual / Error de prohibición
no exime al agente de su deber de informarse sobre la licitud o ilicitud de su conducta
(error de comprensión culturalmente condicionado) / Sentido dual de la libertad sexual
/ Descripción de las modalidades típicas de la violación sexual / Violación agravada de
la libertad sexual en virtud del parentesco con la víctima / Requisitos para la valoración
del testimonio de la víctima de un delito de violación sexual.

A C U E R D O P L E N A R IO

J 0943 Reconducción del delito de abuso sexual no consentido por adolescente mayor
de 14 y menor de 18 años de edad al artículo 170 del Código Penal: “F. J. 9. C arácter
de los tipos penales: El tipo penal es la descripción concreta de la conducta prohibida
hecha por el legislador (del contenido o de la materia de la norma). El tipo, es un instru­
mento legal que pertenece al texto de la ley. Es necesaria al poder penal, porque sin el tipo
no se puede delimitar el campo de lo prohibido en el que interviene el Derecho Penal.
Para la moderna teoría de la imputación, el tipo debe de acoger, en principio todos los ele­
mentos que fundamentan el contenido material del injusto de un determinado delito. Se
debe describir de manera exhaustiva la materia de prohibición [Felipe Villavicencio
Terreros: Derecho Penal -parte general. Grijley, Lima, 2009, páginas 94/ss.]. Así, la ley
penal tiene que ser certera y estricta no pudiendo ser interpretada aplicándola a situacio­
nes o casos parecidos. Se garantiza al ciudadano su seguridad jurídica que deberá
V iolación de la libertad sexual A rt. 1 7 0

fundamentarse en la interpretación literal de la norma penal. El legislador debe redactar


tipos cerrados o determinados, pues los indeterminados o abiertos procuran incertidum­
bre que no pueden ser atendidas con alcances analógicos [Javier Villa Stein: Derecho
Penal Parte General, Tercera Edición, Editorial Grijley, Lima, página 92], La tipificación
de conductas punibles se debe establecer mediante la ley expresa, libre de ambigüedad,
materializando el principio de legalidad cuyo fundamento constitucional se ubica en el
artículo 2 numeral 24 inciso ‘d’ de la Constitución Política del Perú, que expresa que
nadie podrá ser procesado ni condenado por acto u omisión que al tiempo de cometerse
no esté previamente calificado en la ley, de manera expresa e inequívoca, como infracción
punible, ni sancionado con pena no prevista en la ley; principio también reconocido en el
artículo 11.2 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, artículo 15.1 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, artículo 9 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos. Así también, el artículo II del Título Preliminar del Código
Penal. En virtud de dicho principio-norma, la doctrina ha declarado que la ley penal es la
única fuente formal directa para establecer conductas que merecen ser sancionadas. Por
ende, el principio de legalidad tiene una de sus más importantes aplicaciones en la teoría
de la tipicidad [Eugenio Zaffaroni: Manual de Derecho Penal Parte General, Ediciones
Jurídicas, Buenos Aires, página 374]. La racionalidad de las leyes penales, supone some­
ter el proceso de criminalización primaria a una serie de etapas o estadios pre-legislativos;
importa la adecuación de la decisión normativa a los principios legitimadores del Dere­
cho Penal bajo la concepción política-ideológica del Estado social y democrático de
Derecho. Las normas penales no pueden ser concebidas como una mera manifestación
normativa de una actividad legislativa del Estado, pues estas importan la mayor injeren­
cia estatal sobre los bienes jurídicos más preciados de los individuos; de tal manera que
la normativa penal debe adentrarse al campo de los valores y de los fines propuestos, esto
es, desde una racionalidad axiológica y teleológica a la vez. El Derecho Penal, no es la
mera puesta en escena de una postura del Estado frente al delito, sino la forma racional de
resolver los conflictos sociales más graves de nuestra sociedad. De ahí que la Política Cri­
minal deba someterse a los principios de subsidiariedad, fragmentariedad y de última
ratio, como fundamentos ordenadores de la violencia punitiva en una sociedad libre y
democrática [Gaceta Jurídica: Diálogo con la Jurisprudencia N° 108, Análisis de la sen­
tencia de control constitucional difuso -caso Tome Guillen- emitida por la Segunda Sala
Penal Superior de Arequipa, Lima, 2007) F. J. 10. Connotación de los bienes jurídicos
penalmente protegidos: El bien jurídico queda establecido dentro de la norma jurídica,
de manera que a cada norma le corresponde un bien jurídico. Este es creado por el Dere­
cho que elige los objetos que en opinión del legislador merecen protección; así, bien jurí­
dico será todo lo que, aun no constituyendo derecho, es valorado por el legislador como
condición para que la vida comunitaria se desarrolle normalmente. Por lo que es interés
de la comunidad conservarlo íntegro protegiéndolo mediante normas jurídicas. El obje­
tivo del legislador no es la defensa de intereses jurídicos individuales sino el manteni­
miento de las condiciones complejas para que la paz social no sea perturbada y los indi­
viduos puedan desarrollarse normalmente y ejercer sus derechos en libertad [José Hurtado
y Víctor Prado: Derecho Penal Parte general, 4ta Edición, Editorial IDEMSA, 2011,
página 14]. Todo bien jurídico debe partir de los principios fundamentales basados en la
Constitución a través de los cuales se les marcan sus límites de potestad punitiva al

905
A rt. 170 L ibro segundo / Parte especial - delitos

Estado, calificando a los bienes jurídicos como aquellas circunstancias dadas o finalida­
des que son útiles para el individuo y su libre desarrollo en el marco de un sistema social
global estructurado sobre la base de esa concepción de los fines o para el funcionamiento
del propio sistema [Claus Roxin: Derecho Penal - Parte general, la estructura de la teoría
del delito, Tomo I, Traducción de la 2a edición alemana por Diego Luzón Peña, Miguel
Díaz y García Conlledo y Javier de Vicente Remesal; Editorial Civitas, Reimpresión,
2000, página 56]. El Derecho Penal no puede intervenir en todos los conflictos sociales,
sino que se limita a la protección de los valores fundamentales del orden social, estos
valores son los denominados bienes jurídicos -interés jurídicamente tutelado-. Un Dere­
cho Penal democrático solo debe proteger aquellos bienes jurídicos que se valoran como
absolutamente indispensables para la permanencia y el desarrollo de la coexistencia pací­
fica [Luis Bramont Arias Tomes: Manual de Derecho Penal - Parte general, tercera edi­
ción, Editorial EDDILI, Lima, 2005, página 92], Por ende, no existen bienes jurídicos que
fluctúan libremente sin estar asignados a un titular, sino solo aquellos de cuya titularidad
goza un individuo o un colectivo [Olmedo Cardenete: Introducción al Derecho Penal,
Ara, 2007, página 53]. De ahí que el artículo IV del Título Preliminar del CP ha estable­
cido que la imposición de pena necesariamente requiere la lesión o puesta en peligro de
bienes jurídicos tutelados por la ley; entiéndase bienes jurídicos relativos al tipo penal
correspondiente (expresión del carácter estricto del tipo penal), para no extender los
alcances del Derecho Penal fuera de los límites de lo racional. Si bien la fuente principal
del Derecho Penal es la ley, su aplicación es insuficiente a partir de una mera interpreta­
ción literal de la misma, ya que en la actualidad la interpretación teleológica es el más
importante criterio de interpretación, lo cual evidentemente se efectúa con el apoyo de la
jurisprudencia, la costumbre, principios generales del derecho, la doctrina, entre otras
fuentes. Lo anterior va de la mano con la concepción de bien jurídico, pues esta consti­
tuye la base de la estructura e interpretación de los tipos, siendo el núcleo central y direc­
triz en la formación del tipo, constituyendo así mismo el motivo y el límite del Derecho
Penal [Bemd Schünemann. El Derecho Penal es la última ratio para la protección de bie­
nes jurídicos, sobre los límites inviolables del Derecho Penal en un Estado liberal de
Derecho, Traducción de Angela de la Torre Benítez, Serie: Cuadernos de conferencias y
artículos N.° 38, Bogotá, página 21). El bien jurídico tutelado en los tipos penales consti­
tuye su esencia; no es de libre generación o determinación, menos aún judicial, y desde
que no existe en el Estado democrático de Derecho un solo tipo penal que no afecte o
ponga en riesgo algún bien jurídico de relevancia tal que merezca protección bajo ame­
naza de sanción como delito, se ha de concluir que forma parte del carácter estricto rela­
tivo a la tipología penal. La judicatura penal suprema ha establecido recientemente en el
Acuerdo Plenario N° 1-2011/CJ-116 de seis de diciembre del dos mil once en el funda­
mento 16 que, en los atentados contra personas que no pueden consentir jurídicamente,
cuando el sujeto pasivo es incapaz porque sufre anomalía psíquica, grave alteración de la
conciencia o retardo mental, o por su minoría de edad, lo protegido no es una inexistente
libertad de disposición o abstención sexual sino la llamada ‘intangibilidad’ o ‘indemnidad
sexual’. Se sanciona la actividad sexual en sí misma, aunque existe tolerancia de la víc­
tima, lo protegido son las condiciones físicas o psíquicas para el ejercicio sexual en liber­
tad. Asimismo, en el fundamento 15 se ha fijado que el bien jurídico en el Derecho Penal
sexual no es una difusa moral sexual, la honestidad, las buenas costumbres o el honor

906
V iolación de la libertad sexual A rt. 1 7 0

sexual. Desde una perspectiva de la protección de bienes jurídicos relevantes, se consi­


dera que el bien tutelado en los atentados a personas con capacidad de consentir jurídica­
mente es la libertad sexual. En el fundamento 18 se estableció que atendiendo al bien jurí­
dico protegido en el delito de violación sexual, esto es, la libre autodeterminación en el
ámbito sexual, una buena parte de la doctrina nacional sostiene que, en estricto, lo que
reprime este delito es un abuso sexual indeseado, no voluntario, no consentido, el criterio
de la doctrina que sobre el particular sostiene [Ramiro Salinas Sicha: Los delitos de carác­
ter sexual en el Código Penal peruano, 2 edición, Jurista, Lima, 2008, páginas 41 y ss.].
F. J. 11. Connotación de la libertad sexual: La libertad sexual tiene como objeto de
tutela penal, a las facultades o capacidades de la persona de determinarse espontánea­
mente en el ámbito de la sexualidad, esta se configura como una concreción de la ‘liber­
tad personal’, automatizada a partir de la esfera social en la que se desenvuelven los pro­
pios comportamiento sexuales [Tomás Galvez Villegas y Walter Delgado Tovar. Derecho
penal. Parte especial, Tomo II, Primera Edición, Jurista, Lima, 2011, páginas 383/385/451].
Es una concreción y manifestación individual de la libertad personal que expresa la facul­
tad y el poder de autodeterminarse de manera espontánea y sin coacción extema, abuso o
engaño dentro del ámbito de las conductas sexuales, por lo tanto, en el uso de dicha liber­
tad, toda persona tiene el derecho de decidir si desea o no tener acceso camal con alguien
de forma libre y voluntaria [Iván Noguera Ramos. Delitos contra la libertad e indemnidad
sexual, Griley, Lima, 2011, páginas 39/42], Es claro que el consentimiento expresado por
el titular del bien jurídico opera como causa de justificación en materia de sexualidad y
exime de responsabilidad penal para quién sostiene relaciones sexuales con ellos, en pro
de un sistema coherente, y opera desde los 14 años F. J . 12. Connotación de la indem­
nidad sexual: La protección de la indemnidad sexual, está relacionada con la necesidad
de proteger y garantizar el desarrollo normal en el ámbito sexual de quienes aún no han
alcanzado el grado de madurez suficiente. Para ello, como sucede en el caso de menores,
así como con la protección de quienes debido a anomalías psíquicas, carecen a p r io r i de
plena capacidad para llegar a tomar conciencia del alcance del significado de una relación
sexual [Ramiro Salinas Siccha: Derecho Penal. Parte especial. Volumen II. Cuarta edi­
ción, Grijley, Lima, 2010, páginas 645/650]. Los menores, no tienen la capacidad física
ni psíquica para ejercer su derecho a orientar y decidir sobre su vida y libertad sexual, y
por ello no están en condiciones de ejercer una autodeterminación capaz de comprometer
válidamente su comportamiento sexual, en tal sentido, las normas y la doctrina nacional
y comparada, consideran que la ‘indemnidad sexual’ es el objeto fundamental de tutela
penal respecto a los referidos menores de edad. En cuanto a los accesos carnales no con­
sentidos en agravio de menores entre 14 y 18 años, sostiene que es urgente y necesario
que se regule una modalidad agravada del artículo 170 del C.P. como la prevista con la
dación de la Ley N° 28251 -que modificó el artículo 1 70- que contiene este supuesto,
atendiendo además a la mayor entidad del injusto, pues el grado de afectación es mayor
[Tomas Gálvez y Walter Delgado. Derecho penal-parte especial, Tomo II, Primera edi­
ción, Jurista, Lima, 2011, páginas 383/385/451], F. J. 13. Carácter del fenómeno de
subsunción: Producidos los hechos de connotación criminal, el conjunto fáctico debe ser
concuasado (casado) en los marcos del ‘molde normativo’ preestablecido por la ley, por
el legislador competente autorizado constitucionalmente para fijar los lincamientos de la
Política Criminal. Es claro que los jueces no dictan leyes, pero sí han de interpretar y

907
A rt. 170 L ibro segundo / Parte especial - delitos

aplicar las que dicta el parlamento, en cuanto sean acordes con la Constitución y los prin­
cipios fundamentales de los Derechos Humanos, de los que deriva toda la arquitectura
jurídico penal de los sistemas democráticos. De ahí que la operación lógica de subsumir
los hechos en las normas penales ha de respetar la taxatividad para no extender los tipos
penales por interpretación, ni destipificar conductas penales que la representación del
pueblo en el parlamento ha considerado deben ser objeto de tutela penal, con una expec­
tativa preventiva y de sanción, cuando corresponda. Ciertamente, la identificación de los
hechos ha de ser precisa (cuando menos suficiente para iniciar el proceso, pero cabal al
momento de definirlo), pero indudablemente ello implica que el marco normativo ha de
ser exacto, esto es debe estar libre de antinomias y sinsentidos y ser claro (inteligible)
tanto para el jurista como para el ciudadano ajeno al conocimiento jurídico. De ahí que,
la labor legislativa consiste en más que dictar leyes aprobándolas tras los dictámenes y
debates, con la mayoría correspondiente; las leyes deben ser coherentes con el sistema,
cabales, libres de ambigüedades, para motivar a la colectividad y para permitir una apli­
cación diáfana. La labor judicial consiste en aplicar racionalmente las leyes, discernir en
caso de conflicto de leyes e inaplicar las que colisionan con la Constitución. F. J. 14. Pre­
cisiones dogmáticas: El artículo IV del Título Preliminar del CP ha recogido la prudente
orientación de la doctrina, que ha guiado al legislador hacia la construcción de los tipos
delictivos a partir de la protección última ratio de cuando menos un bien jurídico trascen­
dente que resulta materialmente dañado o puesto en peligro, con la acción u omisión
dolosa o culposa que el sujeto activo despliega. Dado que el orden sustantivo penal se ha
edificado a partir de los bienes jurídicos, no hay, ni puede haber ningún tipo penal al mar­
gen de por lo menos uno (o más de uno, en los delitos pluriofensivos). No cabe por tanto
considerar hipotéticas conductas criminales que no tengan como sustento (como alma
esencial) un bien jurídico concreto (el contenido del tipo informa a la sociedad sobre la
protección que el Estado otorga a la colectividad; sobre la prohibición que se ha seleccio­
nado bajo sanción). Expresado ello, con la tipificación de los delitos contra la libertad
sexual, se protege la indemnidad sexual y la libertad sexual, esta última expresada en dos
ámbitos: Positivo.- Capacidad de la persona de [tener] libre disposición de su cuerpo para
efectos sociales o la facultad de comportarse en el plano sexual según sus propios deseos.
Negativo.- Derecho de impedir intromisiones a dicha esfera, cuando no media su consen­
timiento. La construcción de las conductas criminales previstas en los artículos 170 y 173
del CP, han sido objeto de modificaciones; en el concreto caso del artículo 173, se ha pro­
ducido un conjunto de transformaciones (avances y retrocesos legislativos) que han deri­
vado en la versión final en la que se extrajo la descripción fáctica contenida en el inciso 4
del segundo párrafo del artículo 170 (según Ley 28251/2004) y que fue trasladada auto­
máticamente al inciso 3 del artículo 173, modificando los cuantificadores etáreos de la
escala precedente, sin tomar en cuenta que se trata de dos tipos penales autónomos. Mien­
tras el artículo 170 del CP describe una conducta de acometimiento sexual abusivo
(mediando vis absoluta o vis com pulsiva) siendo el bien jurídico tutelado esencialmente
la libertad sexual, ajena por tanto a toda posibilidad de advenimiento o consentimiento de
la víctima; el artículo 173, describe un elenco de conductas de relación sexual con meno­
res de edad, sin considerar -por innecesario- ningún tipo de violencia (ciertamente algu­
nos menores de edad no tienen capacidad de ejercicio, y por tanto, no podrían consentir
válidamente las relaciones sexuales de las cuales son objeto; así, todos los menores de 14

908
V iolación de la libertad sexual A r t. 170

años). Por lo que la agresión sexual tiene el rasgo esencial de llevarse a cabo con violen­
cia o intimidación, para doblegar la voluntad de la víctima [Alfonso Serrano Gómez y
Alfonso Serrano Maillo: Derecho Penal parte especial, Décima edición, Dykinson,
Madrid, 2005, página 215], La transportación mecánica del supuesto del inciso 4 del
segundo párrafo del artículo 170 al inciso 3 del artículo 173 del CP, ha disfuncionado el
afán político-criminal de proteger de modo más intenso a los integrantes de este grupo
etáreo. En consecuencia, si el artículo 173.3 del CP no se aplica para las relaciones sexua­
les consentidas de los mayores de 14 y menores de 18 años, ¿Queda algún contenido en
dicha disposición? -Quienes responden afirmativamente- sostienen que este sub tipo
penal abarcaba tanto las relaciones sexuales consentidas como las abusivas, por lo que
eliminadas las posibilidades de relaciones consentidas, queda vigente la norma para las
relaciones abusivas [así entre otros García Cantizano, María del Carmen, Ponencia al I
Pleno Extraordinario Penal 2012]. -Quienes responden en sentido negativo, sostienen
que al no haber posibilidad de relaciones sexuales consentidas en el artículo 173, para
ninguna de sus tres escalas, porque los menores de 0 a 10 años no pueden expresar con­
sentimiento, y lo propio tratándose de menores de 10 a 14, de modo que esa misma regla
tiene que regir para la escala de 14 a 18 años, de modo que por ilogicidad del contenido
del inciso 3 con el resto del ordenamiento jurídico nacional, no cabe considerar que
hubiera delito en las relaciones sexuales consentidas. Al no haberse previsto en dicho sub
tipo la presencia de violencia para las relaciones sexuales, no cabe extender los alcances
de la norma por interpretación contra reo, por lo que el inciso 3 del artículo 173 del CP ha
quedado efectivamente vacío de contenido. En ese sentido, la lesión de la libertad sexual
requiere necesariamente la presencia de conductas mediales que anulen su manifestación:
fraude (engaño), violencia, amenaza, generar estado de inconsciencia o imposibilidad de
resistir; mientras que, para la lesión de la indemnidad sexual es irrelevante la presencia de
alguna de estas conductas mediales. La protección pretendida por el legislador con la tipi­
ficación y modificación del artículo 173.3 del CP persigue proteger a los menores de ata­
ques sexuales, habiendo el legislador anulado la manifestación de la libertad sexual
[Rafael Cancho Alarcón. Ponencia al I Pleno Jurisdiccional Extraordinario Penal, Marzo
2012]. La aplicación del artículo 173.3 del CP para condenar los abusos sexuales genera
paradojas diversas. F. J. 15. Colisión aparente de normas: El conflicto de noimas del
mismo rango surge cuando las dos son válidas y dicha antinomia se resuelve bajo las
reglas de temporalidad y especialidad. El concepto de validez implica no solo que las nor­
mas estén escritas en la ley especial o en un cuerpo codificado, sino que sean material­
mente aplicables sin objeciones dogmáticas trascendentes. La aparente colisión norma­
tiva coloca de un lado el inciso tercero del artículo 173 del CP y 170 del CP; y del otro,
directamente los artículos 1 7 5 ,179-Ay 170 del CP e indirectamente el inciso 3 de artículo
176-A del CP. Es de resaltar que, en el acervo legislativo nacional, hay normas que no se
han derogado pero que no son válidas; así entre otros casos, el artículo 245 C de PP (silen­
cio del acusado en el juicio oral, objeto de desuetudo); el artículo 2 de la Ley N° 26640
(delito de contumacia, objeto de desuetudo); el artículo 95 y 100 del C de PP (señalamiento
de bienes libres para el embargo, norma declarada inaplicable por inconstitucional, deci­
sión confirmada por la Sala Constitucional y Social de la Corte Suprema, en la causa
1999-2168 de la Segunda Sala Penal de la Corte Superior de Justicia de Arequipa); el
artículo 10 del D. L. N° 813 (caución tasada en delito tributario, declarada inaplicable por

909
A rt. 170 L ibro segundo / Parte especial - delitos

inconstitucional, decisión confirmada por la Sala Constitucional y Social de la Corte Su­


prema, en la causa N° 2004-2741). Como se ha indicado, todo el artículo 173 del CP tiene
como sustento esencial la indemnidad sexual de los menores, como ánima esencial de
todos los componentes del tipo (bien jurídico penal específicamente protegido, diferente
al de la libertad sexual). La inclusión de la escala etérea del tramo 14-18 años tuvo como
finalidad la de eliminar la posibilidad del consentimiento en cuestiones de índole sexual
en las personas de aquellas edades; por tanto, en ninguno de los supuestos del artículo 173
del CP se halla previsto el comportamiento violento de ninguna clase. De ello se deriva
que, como consecuencia del Acuerdo Plenario N° 04-2008/CJ-116, la construcción nor­
mativa del inciso 3 del artículo 173 del CP resulta describiendo una conducta extraña al
bien jurídico particularmente tutelado por el referido dispositivo, impertinente a su núcleo
esencial o fundamental. No obstante, es indudable que la conducta de acometimiento
sexual abusivo o violento en agravio de personas mayores de 14 y menores de 18 años de
edad, es delictiva; no ha quedado des-tipificada, sino que se ubica dentro del marco de las
previsiones del primer o segundo párrafo del artículo 170 del CP según el caso, o del
artículo 171 o 172 del CP según la presencia de circunstancias que le den gravedad, o en
su caso del artículo 176 o del 179-Adel CP. Tema aparte es el de la intensidad proporcio­
nal de la pena, esa materia no se aborda en este momento. El legislador disfuncionó la
protección que intentaba generar, desarreglando además, la coherencia interna en el sis­
tema de persecución de los delitos sexuales relativos a los menores de edad. Cabe resal­
tar que la disfunción generada es de tal naturaleza que afecta el capítulo IX y se proyecta
al capítulo X del propio título, en cuanto al artículo 179-A (usuario cliente), e incide gra­
vemente en la tarea judicial de imposición concreta, racional y proporcional de las penas.
Así, para la nueva conducta de relación sexual que según el inciso 3 del artículo 173 del
CP no requiere motivo alguno, y corresponde en abstracto sanción de 25 a 30 años de
pena privativa de libertad, si el agente emplea engaño (art. 175 del CP según la Ejecuto­
ria Suprema Recurso de Nulidad N° 1028-2004-ICA de 24 de enero de 2005 bajo la
ponencia del juez supremo Prado Saldarriaga y con la intervención, entre otros, de J. Villa
Stein) la escala de sanción será de 3 a 5 años en tanto que, si la víctima -en uso de su
negada libertad sexual- se dedica a la prostitución (art. 179-A), la condena será de 4 a 6
años. Se consagra con ello un tratamiento notoriamente desigual, frente a supuestos simi­
lares, todo lo cual permite cuestionar desde el plano de la coherencia intrasistemática la
validez de la construcción normativa del inciso 3 del artículo 173 del CP. No existe por
tanto, un auténtico conflicto de leyes, dado que para tal situación tendría que haber dos o
más todas válidas, todas del mismo rango y total o parcialmente contrapuestas entre sí. Lo
que existe es una norma que ha quedado vacía de contenido sustancial (inciso 3 del
artículo 173 del CP), y una norma base en cuyo tipo y bien jurídico encaja con comodi­
dad el supuesto de hecho indicado en el artículo 170 del CP, disposición que el legislador
podría, en ejercicio racional de sus potestades constitucionales, perfeccionar; existiendo
además, otras noimas que operan armónicamente (esto es, los artículos 171 y 172 del CP),
en tanto que también existen otras varias normas penales que siendo válidas y no estando
derogadas, han sido puestas total o parcialmente en entredicho por el contenido de la pri­
meramente indicada (nos referimos a los artículos 175, 176-A.3 y 179-Adel CP). [...] .F.
J. 16. Soluciones legislativas al problema: Desde la perspectiva normativa, para dar
connotación conglobante y asignarle validez al texto actual del inciso 3 del artículo 173

910
V iolación de la libertad sexual Art. 170

del CP, el legislador tendría que incluir en la descripción típica, la presencia de violencia
(física o psicológica -amenaza-), como circunstancia de agravación en los incisos 2 y 3,
o cuando menos en el 3 del artículo 173. Pero mucho más eficaz y conveniente resulta que
el legislador (atendiendo, entre otros pedidos de la sociedad civil, los planteamientos de
DEMUS sobre el particular) reponga el sentido del inciso 4 del segundo párrafo (anterior
versión) del artículo 170 del CP, castigando como violación agravada de la libertad sexual,
la conducta violenta contra personas mayores de 14 y menores de 18 años de edad, agre­
gando (en realidad restableciendo) dicho supuesto de hecho en el texto actual del indicado
artículo, como el inciso 6 del segundo párrafo o creando un tercer párrafo con el conte­
nido precitado, incluyendo nueva y razonable escala punitiva, coherente con las sancio­
nes que se han establecido para los otros delitos sexuales del mismo capítulo del Código
Penal. F. J. 17. Solución judicial a la controversia: No se ha de forzar el alcance del bien
jurídico correspondiente a la conducta de abuso sexual en agravio de personas cuya dis­
ponibilidad de su libertad sexual se ha reconocido, por lo que, en tanto no rectifique el
Parlamento Nacional, lo que se halla desarreglado, de todo lo precedentemente analizado
se concluye que la ley válida a ser judicialmente aplicada en casos de abuso sexual de
mayores de 14 y menores de 18 años, es el artículo 170 del Código Penal (entendido
como tipo penal y el bien jurídico que le es propio), y según los hechos concretos, corres­
ponderá en su caso, la aplicación de los artículos 172, 173-A, 175 y 179-Adel CP o 176-
A.3 del CP, como fuera atinente. Con la indicada solución, el capítulo IX (Violación de la
libertad sexual) y el capítulo X (Proxenetismo) del Título IV (Delitos contra la libertad)
del Libro Segundo (Parte especial) del Código Penal, recuperan la coherencia que el
legislador había distorsionado y los justiciables sometidos a los alcances de los artículos
170,171, 172, 173, 1 7 4 ,1 7 5 ,176y 179-Adel CP, readquieren la vigencia plena del prin­
cipio de igualdad ante la ley” (Acuerdo Plenario N ° 1-2012 sobre “Reconducción del
delito de abuso sexual no consentido por adolescente mayor de 14 y menor de 18 años de
edad al artículo 170 del Código Penal”, del 26/03/2012, ff. jj. 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16
Y 17. I Pleno Jurisdiccional Extraordinario de las Salas Penales Permanentes y
Transitoria).

J 0944 Consum ación d e l acceso carnal: “La conducta básica sanciona a aquel que ‘con
violencia o grave amenaza obliga a una persona a tener acceso camal vía vaginal, anal o
bucal o realiza otros actos análogos introduciendo objetos o partes del cuerpo por alguna
de las dos primeras vías [...]’. ‘[...] para que exista acceso camal es indispensable, ante
todo, que se haya introducido el miembro viril de una persona en la cavidad orgánica de
otra, no interesando si esta introducción es completa o solo a medias, bastan con que ella
haya existido real y efectivamente’ [...]. La consumación se produce con la penetración,
total o parcial, del miembro viril en la cavidad vaginal, bucal o anal sin que sea necesa­
rio ulteriores resultados, como eyaculaciones, ruptura del himen, lesiones o embarazo”
(Acuerdo Plenario N ° 1-2011/CJ-116 sobre “Apreciación de la prueba en los delitos con­
tra la libertad sexual, del 06/12/2011, f.j. 13, Vil Pleno Jurisdiccional délas Salas Pena­
les Permanente y Transitoria).

J 0945 B ien ju ríd ic o p rotegido en e l delito de violación sexual: “El bien jurídico en el
Derecho Penal sexual no es una difusa moral sexual, la honestidad, las buenas costumbres

911
A rt. 170 L ibro segundo /Parte especial - delitos

o el honor sexual. Desde una perspectiva de la protección de bienes jurídicos relevantes,


se considera que el bien tutelado en los atentados contra personas con capacidad de con­
sentir jurídicamente es la libertad sexual, ‘[...] entendida en sentido positivo-dinámico y
en sentido negativo-pasivo; el primero se concreta en la capacidad de la persona de dis­
poner libremente de su cuerpo para efectos sexuales, el cariz negativo-pasivo en la capa­
cidad de negarse a ejecutar o tolerar actos sexuales en los que no desea intervenir
Por lo demás, como se sostiene en la sentencia Fernández Ortega y otros de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, del 30 de agosto de 2010, siguiendo la sentencia
Jean Paul Akeyasu del Tribunal Penal Internacional para Ruanda del 2 de setiembre de
1998, la violación sexual persigue, entre otros, los fines de intimidar, degradar, humillar,
castigar o controlar a la persona que la sufre” (Acuerdo Plenario N° 1-2011/CJ-ll 6 sobre
“Apreciación de la prueba en los delitos contra la libertad sexual, del 06/12/2011,/. j. 15,
Vil Pleno Jurisdiccional de las Salas Penales Permanente y Transitoria).

J 0946 I t relevan cia de la resistencia de la víctim a de agresión sexual: “F. J. 18. Aten­
diendo al bien jurídico protegido en el delito de violación sexual, esto es, la libre autode­
terminación en el ámbito sexual, una buena parte de la doctrina nacional sostiene que, en
estricto, lo que reprime este delito es un abuso sexual indeseado, no voluntario, no con­
sentido. De ahí que según lo puntualizan autores como SALINAS SICCHA ‘[...] para
efectos de configuración del hecho punible, solo bastará verificar la voluntad contraria
de la víctima a practicar el acceso camal sexual [...]. La ausencia de consentimiento, la
oposición del sujeto pasivo a la relación sexual buscada por el agente, se constituye en
elemento trascendente del tipo penal [...]. En consecuencia, así no se verifiquen actos
de resistencia de parte del sujeto pasivo, se configura el ilícito penal siempre y cuando
se acredite la falta de consentimiento de la víctima o desacuerdo de aquella con el acto
sexual practicado abusivamente por el agente’ [SALINAS SICCHA, Ramiro. Los de­
litos de carácter sexual en el Código Penal peruano. Segunda edición, Jurista, 2008, p.
41 y ss.). Esta falta de exigencia de resistencia de la víctima como un presupuesto mate­
rial indispensable para la configuración del delito de violación sexual, encuentra explica­
ción racional doble: de un lado, porque el tipo penal comprende la amenaza como medio
comisivo del delito; y, de otro, por la presencia de las circunstancias contextúales concre­
tas que pueden hacer inútil una resistencia de la víctima. F. J. 19. Respecto a la primera
-la amenaza- ‘[...] puede darse el caso que la víctima para evitar males mayores desista
de efectuar actos de resistencia al contexto sexual no querido [...]’. Esto es, ‘[...] coexiste
la amenaza que a mayor resistencia de parte de la víctima, mayor será la descarga de vio­
lencia que sufrirá’ [SALINAS SICCHA, Ramiro. Ibídem, p. 42]. Así también, Caro Coria
ha significado que ‘[...] para la tipicidad del art. 170 del Código Penal es suficiente una
amenaza o vis compulsiva que someta la voluntad de la víctima, en cuyo caso ni siquiera
es de exigirse algún grado de resistencia’ [CARO CORIA, Dino Carlos. Ibídem, p. 101],
En cuanto a la segunda-circunstancia contextual-, ‘[...] el momento de la fuerza no tiene
por qué coincidir con la consumación del hecho, bastando que se haya aplicado de tal
modo que doblegue la voluntad del sujeto pasivo, quien puede acceder a la cópula al con­
siderar inútil cualquier resistencia” (Acuerdo Plenario N° 1-2011/CJ-116 sobre "Aprecia­
ción de la prueba en los delitos contra la libertad sexual, del 06/12/2011, ff. jj. 18 y 19,
VII Pleno Jurisdiccional de las Salas Penales Permanente y Transitoria).

912
V iolación de la libertad sexual A rt. 1 7 0

J 0947 L a lib re a u to d e term in a ció n s e x u a l y e l b ien ju r íd ic o “lib erta d s e x u a l”: “ F. J.


18. Atendiendo al bien jurídico protegido en el delito de violación sexual, esto es, la libre
autodeterminación en el ámbito sexual, una buena parte de la doctrina nacional sostiene
que, en estricto, lo que reprime este delito es un abuso sexual indeseado, no voluntario,
no consentido. De ahí que ‘[...] para efectos de configuración del hecho punible, solo bas­
tará verificar la voluntad contaría de la víctima a practicar el acceso carnal sexual
La ausencia de consentimiento, la oposición del sujeto pasivo a la relación sexual bus­
cada por el agente, se constituye en elemento trascendente del tipo penal [...]. En conse­
cuencia, así no se verifique actos de resistencia de parte del sujeto pasivo, se configura el
ilícito penal siempre y cuando se acredite la falta de consentimiento de la víctima o de­
sacuerdo de aquella con el acto sexual practicado abusivamente por el agente [...]. Esta
falta de exigencia de resistencia de la víctima como un presupuesto material indispen­
sable para la configuración del delito de violación sexual, encuentra explicación racio­
nal doble: de un lado, porque el tipo penal comprende la amenaza como medio comi-
sivo del delito; y, de otro, por la presencia de las circunstancias contextúales concretas
que pueden hacer inútil una resistencia de la víctima. F. J. 19. Respecto a la primera
—la amenaza- *[...] puede darse el caso que la víctima para evitar males mayores desista
de efectuar actos de resistencia al contexto sexual no querido [...]’. Esto es, ‘[...] coexiste
la amenaza que a mayor resistencia de parte de la víctima, mayor será la descarga de vio­
lencia que sufrirá. En cuanto a la segunda-circunstancia contextual-, ‘[...] el momento de
la tuerza no tiene por qué coincidir con la consumación del hecho, bastando que se haya
aplicado de tal modo que doblegue la voluntad del sujeto pasivo, quien puede acceder a la
cópula al considerar inútil cualquier resistencia’. F. J. 20. Lo señalado encuentra corres­
pondencia con lo previsto en el ordenamiento jurídico sobre los factores invalidantes de
una expresión de voluntad. Así, el artículo 215 del Código Civil precisa que ‘hay intimi­
dación cuando se inspira al (sujeto afectado) el fundado temor de sufrir un mal inminente
y grave en su persona, su cónyuge, o sus parientes dentro del cuarto grado de consangui­
nidad o segundo de afinidad o en los bienes de unos y otros’. El artículo 216 del citado
Código agrega que ‘para calificar la violencia o la intimidación debe atenderse a la edad,
al sexo, la condición de la persona y a las demás circunstancias que puedan influir sobre
su gravedad’” (A cu erdo P le n a r io N ° 1 -2 0 1 1 /C J-1 1 6 s o b r e “A p recia ció n d e la p r u e b a en
lo s d e lito s co n tra la lib e r ta d sex u a l, d e l 06/12/2011, ff. j j , 18, 1 9 y 2 0 , V il P le n o Ju r is d ic ­
c io n a l d e la s S a la s P e n a le s P er m a n e n te y T ran sitoria).

J 0948 V aloración d e la p r u e b a p e r ic ia l e n delitos d e v iolación s e x u a l (criterio s p a r a


“F. J. 15. La valoración de la prueba cuenta con dos
la v a lo ra ció n d e la p r u e b a p e r i c i a l ) :
fases en las que el juez debe tener en cuenta criterios distintos: (i) La primera fase de la
valoración es meramente un control de legalidad sobre la existencia o no de actividad
probatoria lícita (juicio de valorabilidad), y en caso de su existencia, si esta tiene un sen­
tido incriminatorio. (ii) La segunda fase es ya de la valoración en sentido estricto, cuyo
objeto es determinar tanto si existen elementos de prueba de cargo o incriminatorio y,
luego, si tal prueba existente es suficiente o no para condenar. F. J . 16. El sistema de valo­
ración de prueba que ha acogido nuestra legislación procesal es el de la sana crítica. Un
sistema de sana crítica o valoración racional de la prueba no limita la posibilidad de esta­
blecer criterios determinados para la valoración, por el contrario, estos servirían de

913
A rt. 1 7 0 L ibro segundo /Parte especial - delitos

pautas para el juez que, apoyado en un conocimiento sobre la ciencia o la técnica, resol­
verá sobre la base de un sistema de valoración regido por verdaderos criterios de conoci­
miento que garanticen a la vez un adecuado juzgamiento. F. J. 17. Las opiniones pericia­
les no obligan al juez y pueden ser valoradas de acuerdo a la sana crítica; sin embargo, el
juez no puede ‘descalificar’ el dictamen pericial desde el punto de vista científico, téc­
nico, artístico ni modificar las conclusiones del mismo fundándose en sus conocimientos
personales. En consecuencia, el juez deberá fundamentar coherentemente tanto la acepta­
ción como el rechazo del dictamen, observando para ello las reglas que gobiernan el pen­
samiento humano; lo que generará, asimismo, la posibilidad de un control adecuado de
sus decisiones. El juez, en suma, no está vinculado a lo que declaren los peritos; él puede
formar su convicción libremente. Ahora bien, es indudable la fuerza de convicción que
tienen los informes periciales, especialmente los de carácter estrictamente científico téc­
nico. Más discutible pueden resultar los de otra naturaleza (pericias médicas, o psicológi­
cas, o contables), pero, en cualquier caso, siempre suelen ser la prueba de cargo, es decir,
la fundamental para enervar la presunción de inocencia [BANACLOCHE PALAO, Julio.
Aspectos fundamentales del Derecho Procesal Penal, La Ley, Madrid, 2010, p. 268], Las
pericias no son en sí mismas la manifestación de una verdad incontrovertible [STSE
997/1997, de 8 de julio]. No se puede conferir a p rio ri valor superior a un medio de
prueba sobre otro, por lo que si respecto a un tema concreto se hubieren llevado a cabo
distintas pruebas, además de la pericial, con resultado diferente, claro es que entonces se
reconoce al órgano jurisdiccional la facultad de realizar la conjunta valoración de la
prueba, que permite estimar eventualmente que la verdad del hecho no es la que aparece
expuesta por la prueba pericial sino la que ofrecen otros medios probatorios. Igual pauta
metodológica tendrá lugar cuando el juez razonablemente discrepe de todo o de parte del
contenido pericial [STSE 1/1997, de 28 de octubre]. Sin embargo, es igualmente plausi­
ble que si el juez se aparta de la pericia sin razones que lo expliquen y justifiquen, se
estará ante un razonamiento contrario a las reglas de la racionalidad. F. J. 18. Los crite­
rios que se exponen están orientados a la fijación de evaluación de la validez y fiabilidad
de la prueba pericial. De ellos se deriva la diferenciación entre lo que puede considerarse
ciencia de la que no es. Al respecto, la doctrina [MIRANDA ESTRAMPES, Manuel:
‘Pruebas científicas y estándares de calidad’, en La prueba en el proceso penal acusatorio.
Reflexiones adaptadas al Código Procesal Penal peruano de 2004, Jurista, Lima, 2011,
pp. 142 y 143] -sobre la base de la experiencia judicial norteamericana- ha propuesto los
criterios siguientes: A) La controlabilidad y falsabilidad de la teoría científica, o de la téc­
nica en que se fundamenta la prueba, lo que implica que la teoría haya sido probada de
forma empírica, no solo dentro de un laboratorio. B) El porcentaje de error conocido o
potencial, así como el cumplimiento de los estándares correspondientes a la prueba
empleada. C) La publicación en revistas sometidas al control de otros expertos de la teo­
ría o la técnica en cuestión, lo que permite su control y revisión por otros expertos. D) La
existencia de un consenso general de la comunidad científica interesada. Este criterio de
la aceptación general ‘general a ccep ta n ce’ deja de ser el único elemento de decisión
(como se había establecido en el caso Fiye). La decisión sobre la admisión de esta prueba
ya no corresponde únicamente a la comunidad científica sino al juez, quien deberá con­
trolar la confiabilidad de la prueba científica, con arreglo a dichos criterios, y exponer los
motivos de su inadmisión. El enfoque de un tribunal no debe ser sobre las conclusiones

914
V iolación de la libertad sexual A rt. 170

alcanzadas por el perito, sino sobre la metodología empleada para llegar a estas conclu­
siones. Y en caso que la conclusión no se desprenda de los datos que señala en su dicta­
men, el tribunal tiene la libertad de determinar que existe un análisis inaceptable entre
premisas y conclusión [SANDERS, Joseph: ‘La paradoja de la relación metodológica y
conclusión y la estructura de la decisión judicial en los Estados Unidos’, en Derecho pro­
batorio contemporáneo: Pruebas científicas y técnicas forenses, Universidad de Medellín,
Medellín, 2012. p. 110]. F. J. 19. A efectos de la valoración de las pericias, estas son cla­
sificadas en formales y fácticas. Forman parte de las primeras, saberes como la Química,
Biología e Ingeniería, cuya calificación es indiscutible. Así, por ejemplo, la prueba de
ADN se basa en conocimientos científicos biológicos, o las pericias toxicológicas, físicas,
médicas (que se guían por el Manual de Protocolos de Procedimientos Médicos Legales
Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de 1998, Protocolos de Procedimiento
Médicos Legales 1997, Guía Médico Legal Evaluación Física de la Integridad sexual y
Manual de Procedimientos Administrativos de la División Central de Exámenes Médicos
Legales del Perú de 1995), y químicas. F. J . 20. Por otro lado, integran las ciencias fácti­
cas, las ciencias sociales: Psicología, Historia, etc. Sus principales pericias son: la pericia
psicológica, psiquiátrica (que cuando son oficiales se orientan por la Guía Psicológica
Forense para la Evaluación de casos en Violencia Familiar 2013, Guía Médico Legal Eva­
luación Física de la Integridad sexual, Guía de Procedimientos para Entrevista Unica de
Niños, Niñas y Adolescentes Víctimas de Abuso Sexual, Explotación Sexual y Trata con
fines de Explotación Sexual en Cámara Gesell de 2011, Guía de Procedimientos para la
Evaluación Psicológica de Presuntas víctimas de Abuso y Violencia Sexual atendidas en
Consultorio del año 2013 y Guía de Valoración del Daño Psíquico en Víctimas Adultas de
Violencia Familiar, Sexual Tortura y otras formas de Violencia Intencional del año 2011),
económica, antropológica. F. J . 21. No toda pericia que se utilizará en el proceso tendrá
como base conocimientos científicos, pues como enfatiza el artículo 172 del CPP, también
procederá siempre que, para la explicación y mejor comprensión de algún hecho, se
requiera conocimiento especializado de naturaleza científica, técnica, artística o de expe­
riencia calificada. Muestra de ello es la pericia valorativa, balística, contable, grafotécnica,
dactiloscópica, informes especiales de controlaría (que se guía por el lineamiento de
Contraloría General de la República N° 03-2012-CG/GCAL). F. J . 22. Sobre la base de
estas consideraciones, se establecen los siguientes criterios de valoración de la piueba
pericial: A) La pericia como piueba compleja debe evaluarse en el acto oral a través, pri­
mero, de la acreditación del profesional que suscribió el informe documentado: grado
académico, especialización, objetividad y profesionalidad. No se debe poner el acento en
que el perito es oficial o de parte. B) El informe debe haberse elaborado de acuerdo a las
reglas de la lógica y conocimientos científicos o técnicos. Especialmente, si se analiza el
objeto del dictamen, la correlación entre los extremos propuestos por las partes y los
expuestos del dictamen pericial, y la correspondencia entre los hechos probados y los
extremos del dictamen, la existencia de contradicciones entre el informe y lo vertido por
el perito en el acto oral. Asimismo, que se explique el método observado, que se aporten
con el dictamen pericial, los documentos, instrumentos o materiales utilizados para ela­
borarlos y la explicación [de] cómo se utilizó. C) Evaluarse las condiciones en que se ela­
boró la pericia, la proximidad en el tiempo y el carácter detallado en el informe, si son
varios peritos la unanimidad de conclusiones. Para una mejor estimación será preferible

915
A rt. 170 L ibro segundo / Parte especial - delitos

que se grabe la realización de la pericia, se documente y se detalle cómo se llevó a cabo.


D) Si la prueba es científica, desde un primer nivel de análisis, debe evaluarse si esta
prueba pericial se hizo de conformidad con los estándares fijados por la comunidad cien­
tífica. El juez al momento de evaluar al perito debe examinar sobre la relevancia y acep­
tación de la comunidad científica de la teoría utilizada, y cómo es que su uso apoya la con­
clusión a la que arribó. De ser notoria la relevancia y aceptación de la teoría, esta no será
necesaria. Asimismo, el juez debe apreciar el posible grado de error de las conclusiones a
las que ha llegado el perito. F. J. 23. Estos criterios son necesarios, pues no es suficiente
confiar solo en la libre valoración del órgano judicial para garantizar que el conocimiento
específico se utilice válidamente y se interprete correctamente como base para decidir
sobre los hechos objeto del proceso. Lo que se requiere para que las pruebas periciales
válidas ofrezcan fundamentos racionales a la decisión sobre los hechos, es un análisis
judicial profundo y claro de las mismas acorde con estándares fiables de evaluación
[Taruffo, Michele. La prueba, Marcial Pons, Madrid, 2008, p. 100], Empero, es de anotar,
para no llevar a equívocos, que el juez, respecto de la prueba pericial, debe realizar un
examen complejo, que comprende tres aspectos: 1) Subjetivo, referidos a la persona del
perito (personalidad, relaciones con las partes, escuela científica a la que pertenece, nivel
de percepción, capacidad de raciocinio y verdadero nivel de conocimientos, entre otros).
2) Fáctico o perceptual -de existir circunscrito al examen del objeto peritado, a su modo
de acercamiento a él, a las técnicas utilizadas, etc.—3) Objetivo, concretado al método
científico empleado, al grado que alcanzó la ciencia, arte o técnica utilizada, a la existen­
cia de ligazón lógica entre los diversos elementos integrantes del informe pericial, a la
entidad de las conclusiones: indecisas o categóricas, a la calidad de las fundamentaciones
o motivaciones expuestas en el dictamen [CLIMENT DURAN, Carlos. La prueba penal,
Editorial Tirant lo Blanch, Valencia, 2a edición, 2005, p. 847]. El examen médico legal
en delitos sexuales. F. J . 24. La medicina legal es la especialidad médica que brinda los
conocimientos de salud al sistema de administración de justicia nacional. Es considerada
una ciencia ya que utiliza un método para generar un conocimiento de tal naturaleza y
comprobable, el cual es frecuentemente solicitado por las autoridades competentes
[PACHECO DE LA CRUZ, José Luis; PACORA PORTELLA, Percy; DE LA CRUZ
CHAMILCO, Nancy y DÍAZ CUBAS, Noelia: Violencia y abuso sexual contra la mujer:
Evaluación médico legal y clínico terapéutica de la mujer agredida física y/o sexual-
mente]. F. J . 25. En una víctima de violación sexual, se debe establecer si ha sido objeto
o pasible de desfloración vaginal, acto contranatura y de otras lesiones físicas al cuerpo.
El profesional examinador, además de apreciar estas zonas físicas, deberá obtener todo
vestigio material que se relacione con este delito, tal como vellos púbicos, manchas de
semen y muestras de contenido vaginal y/o anal, entre otros. Siendo el pene, los dedos u
otros objetos duros de superficie roma, agentes clasificados como contundentes, se obser­
varán lesiones denominadas contusas. Así, pues, las lesiones del himen relacionadas a un
abuso sexual serán identificadas y evidenciadas como desgarros o laceraciones, equimo­
sis y tumefacciones del borde himeneal. F. J . 26. Respecto al examen proctológico, la
exploración médica implica la inspección del área perianal. Se inicia en el esfínter anal,
observando sus características, que pueden ser alteradas por la violación anal en el
siguiente sentido: borramiento de pliegues del esfínter por edema traumático, desgarros,
fisuras, despulimiento de las mucosas [GRANDINI GONZALES, Javier. Medicina

916
V iolación de la libertad sexual A rt. 170

forense, Me. Graw Hill, México D.F., 2010, p. 101], F. J . 27. La Guía Médico Legal-Eva-
luación Física de la Integridad Sexual del Ministerio Público señala los requisitos míni­
mos para realizar la evaluación física integral en casos de violencia sexual, a saber: a) El
examen debe ser realizado por dos peritos como mínimo, en ausencia de otro y/o en caso
de urgencia podrá ser realizado solo por un perito, b) Para su realización deberá ser asis­
tido por un personal auxiliar capacitado, y de preferencia femenino, c) Se podrá contar
además con la presencia de cualquiera de las siguientes personas según voluntad expresa
del evaluado: i) familiar, ii) personal femenino de la PNP, iii) personal femenino acompa­
ñante (custodio, tutores, asistentes sociales), d) si se realiza por un solo perito debe reali­
zar la perennización del examen, previo consentimiento del evaluado, o, en su caso, de su
familiar si es menor de edad, y según la logística disponible (cámara fotográfica o video
cámara), e) debe contarse con un ambiente o consultorio adecuado, con buena ilumina­
ción, mobiliario e instrumental. La pericia psicológica forense y la credibilidad del tes­
timonio. F. J . 28. Una de las pruebas que se puede utilizar al acontecer delitos contra la
libertad sexual es la pericia psicológica sobre la credibilidad del testimonio. Esta se
encuentra orientada a establecer el grado en que cierto relato específico respecto de los
hechos investigados cumple, en mayor o menor grado, con criterios prestablecidos que
serían característicos de relatos que dan cuenta de forma fidedigna respecto de cómo
sucedieron los hechos [Unidad Especializada en Delitos Sexuales y Violentos, Fiscalía
Nacional del Ministerio Público: Evaluación pericial psicológica de credibilidad de testi­
monios, Santiago de Chile, 2008, p. 37], F. J. 29. En ese sentido, la valoración de este
medio de prueba pericial, debe ser realizada de forma rigurosa, de ahí que el juez, al eva­
luar al perito debe preguntar y verificar lo siguiente [DE GREGORIO BUSTAMENTE,
Alvaro: Abuso sexual infantil. Denuncias falsas y erróneas. Ornar Favale ediciones jurí­
dicas, Buenos Aires, 2004, p. 208.]. A) El evaluado tiene capacidad para testimoniar. B)
Puede aportar un testimonio exacto, preciso y detallado sobre los hechos cuya comisión
se estudia. C) Puede ser sugestionado, inducido y llevado a brindar relatos y testimonios
inexactos o por hechos falsos. D) Puede mentir sobre los hechos de violación sexual. E)
Tiene capacidad y discernimiento para comprender lo que se le pregunta. F. J. 30. Para
realizar un análisis de credibilidad, resulta necesario efectuar evaluaciones a los sujetos
que vierten el relato, atendiendo a dos niveles: A) Cognitivos de la persona, que redundan
en su habilidad para relatar los hechos con precisión y exactitud. Considera de manera
particular los factores generales que influyen en la adquisición, retención, recuperación y
comunicación verbal de la información (exactitud). B) Al componente motivacional que
se refiere a la voluntad para explicar los hechos de modo apegado o no a la realidad. F. J.
31. Sin embargo, es pertinente precisar: Primero, que la valoración de esa modalidad de
pericia psicológica presupone una declaración prestada en forma legal, y con todas las
garantías procesales y constitucionales. Segundo, que el análisis crítico del testimonio es
una tarea consustancial a la responsabilidad de valorar y resolver de los jueces, cuyo cri­
terio no puede ser sustituido por especialistas que solo pueden diagnosticar sobre la per­
sonalidad en abstracto pero no sobre su comportamiento en el caso concreto, por lo que
el informe psicológico solo puede servir de apoyo periférico o mera corroboración -no
tiene un carácter definitivo—, pero no sustituir la convicción sobre la credibilidad del tes­
tigo. Tercero, que el juicio del psicólogo solo puede ayudar al juez a conformar su crite­
rio sobre la credibilidad del testigo; y, su informe, al contrastar las declaraciones de la

917
A rt. 170 L ibro segundo /Parte especial - delitos

víctima —menor de edad, sustancialmente—con los datos empíricos elaborados por la psi­
cología, si existen o no elementos que permitan dudar de su fiabilidad. Cuarto, que el
informe pericial no puede decir, ni se les pide que lo hagan, si las declaraciones se ajustan
o no a la realidad, la cual es tarea del órgano jurisdiccional que entre otros elementos con­
tará con su percepción directa de las manifestaciones y con el juicio del psicólogo sobre la
inexistencia de datos que permitan suponer fabulación, inducción, invención o manipula­
ción [conforme: STS de 29 de octubre de 1996, de 16 de mayo de 2003, y de 488/2009, de
23 de junio]. L a pericia psicológica forense en los delitos sexuales. F. J. 32. El delito de
violación sexual genera un daño psicológico en la víctima que implica a su vez, lesiones
psíquicas agudas producidas por un delito violento -que en algunos casos puede requerir
con el paso del tiempo de un apoyo social o un tratamiento psicológico adecuado- y por
otro, a las secuelas emocionales que persisten en forma crónica como consecuencia del
suceso sufrido y que interfieren negativamente en su vida cotidiana [Echeburua, Enrique/
Amor, Pedro/ De Corral, Paz, ‘Evaluación del daño psicológico de las víctimas de delitos
violentos’, en Psicothema. Vol. 14 (2002), pp. 139 y 140], F. J. 33. La lesión psíquica inca­
pacita significativamente para hacer frente a los requerimientos de la vida ordinaria a nivel
personal, laboral, familiar o social, por tanto su presencia es medible. Las lesiones más fre­
cuentes son los trastornos adaptativos, el trastorno de estrés postraumático o la descom­
pensación de una personalidad anómala. El trastorno de estrés postraumático, común en
los delitos de violencia sexual según la Organización Mundial de la Salud, es una altera­
ción psíquica que aparece cuando la persona ha sufrido una agresión física o una amenaza
para la vida propia o de otra persona. Asimismo, cuando la reacción emocional experimen­
tada implica una respuesta intensa de miedo, horror o indefensión [Asensi Pérez, Laura
Fátima: ‘La prueba pericial psicológica en asuntos de violencia de género’, en Revista
Intemauta de Práctica Jurídica. N° 21, enero-junio de 2008, p. 19]. F. J. 34. De otro lado,
las secuelas emocionales que se presentan se refieren a la estabilización del daño psíquico,
es decir, a una discapacidad permanente que no remite con el paso del tiempo ni con un tra­
tamiento adecuado; es una alteración irreversible en el funcionamiento psicológico habi­
tual [Echeburua, Enrique/ Amor, Pedro/ De Corral, Paz, ‘Evaluación del daño psicológico
de las víctimas de delitos violentos’, en Psicothema. Vol. 14 (2002), p. 140], Por esta razón,
la pericia psicológica forense es la idónea para determinar el daño causado. Ella es un
procedimiento metodológico, realizado por un perito psicológico, con la finalidad de escla­
recer la conducta y determinar el estado de salud mental de personas implicadas en proce­
sos de investigación policial y/o judicial [Policía Nacional del Perú: Manual de
Criminalística, Dirección de Criminalística, Lima, 2006, p. 356], F. J. 35. La referida peri­
cia se basa en un procedimiento establecido: i) observación de la conducta, se debe regis­
trar indicadores como fies, movimientos o temblores del cueipo, etcétera, ii) historia clí­
nica psicológica, que es un documento biográfico del pariente basado en sus vivencias y
experiencias, así como de la familia; esencialmente deben anotar datos de la filiación y el
problema actual, iii) examen mental que es una herramienta que permite detectar alguna
patología mental la que será corroborada con los otros instrumentos, iv) reactivos psicomé-
tricos (pruebas psicológicas)” (A cu erdo P le n a r io N ° 4 -2 0 1 5 / C I J - l l 6 s o b r e “ V aloración d e
la p r u e b a p e r i c i a l en d e lito s d e v io la ció n s e x u a l”, d e l 02/10/2015, ff. jj. 15, 16, 17, 18, 19,
20, 21, 22, 23 24, 25, 26, 27, 28, 29, 30, 31, 32, 33, 3 4 y 35, I X P le n o Ju r is d ic c io n a l d e la s
S a la s P e n a le s P erm a n en te y T ransitoria).

9 1 8 ...
V iolación de la libertad sexual A rt. 170

E JE C U T O R IA SUPREM A VINCULANTE

J 0949 L ey p e n a l m ás fa v o ra b le a l reo ¿afectación a la libertad o in d em n id a d sex u a l


de adolescente?: “F. J . 3.1. Está fuera de discusión, la culpabilidad y responsabilidad
penal del encausado en el hecho punible por haber violado sexualmente a la menor ya
referida, mediando violencia, por medio de la fuerza conforme se colige del certificado
médico legal [...] que concluyó: ‘lesiones traumáticas externas recientes de origen con­
tuso, himen con signo de desfloración reciente, lesiones recientes en genitales externos y
ano conservado’, hecho que se consumó cuando la víctima tenía más de quince años de
edad, habiéndose encuadrado dicha conducta, tanto en la acusación fiscal y en las sen­
tencias condenatorias, en el primer párrafo del inciso 3 del artículo 173 del Código Penal
-modificado por la ley N° 28704-. F. J . 3.2. En el auto de calificación [...], se subraya
como interés casacional, la necesidad de establecer si la conducta ilícita de violación
sexual de mayor de catorce y menor de dieciocho años de edad -realizados mediante vio­
lencia física o amenaza—, previstos en el inciso 3 del artículo 173 del Código Penal, debe
ser reconducida al artículo al artículo 170 del Código Penal (Ley penal más favorable al
reo); en atención a la doctrina jurisprudencial establecida y unitariamente aceptada que a
partir de los catorce años de edad opera el consentimiento en materia sexual, jurispruden­
cia cuyo denominador común excluye de responsabilidad penal cuando mediara consen­
timiento de la víctima F. J . 3.3. Este criterio se sustenta en la idea básica y determinante
de que en los delitos de agresión sexual, al hablar de indemnidad o intangibilidad sexual,
nos referimos específicamente a la preservación de la sexualidad de una persona cuando
no está en condiciones de decidir sobre su libertad en tal ámbito, considerando en tal con­
dición nuestro ordenamiento jurídico -bajo el criterio de interpretación sistemático- a las
personas menores de catorce años. En ese caso, el ejercicio de la sexualidad con dichas
personas se prohíbe en la medida que pueda afectar al desarrollo de su personalidad y
producir alteraciones importantes que incidan en su vida o equilibrio psíquico de cara al
futuro, por lo tanto, cualquier consentimiento, del incapaz carece de validez, configurán­
dose una presunción iuris et de iure de la ausencia de avenimiento válido; mientras que
cuando la edad supera los catorce años, el asunto se concreta a la protección de la liber­
tad sexual, esto es, la capacidad legalmente reconocida que tiene una persona para auto
determinar lo que estime en tal ámbito, toda vez que, es la expresión cardinal de la ‘liber­
tad personal vinculada de manera directa con el principio ético jurídico del respeto de la
dignidad de la persona humana; todo ello conforme se explicó y desarrollo en el Acuerdo
Plenario N° 04-2008/CJ-116. F. J. 3.4. El supremo tribunal consideró que dicho dispo­
sitivo legal era contradictorio con algunas disposiciones del Código Civil y también con
otras normas que configuran el propio Código Penal integrante del denominado Derecho
Penal sexual. Partiendo de los fundamentos jurídicos del Acuerdo Plenario N° 4-2008/
CJ-116 [...], en que se estableció que el Estado tiene el deber de criminalizar conduc­
tas asociadas a la vulneración de la indemnidad sexual, que en el caso peruano acontece
cuando el sujeto pasivo del delito cuenta con menos de 14 años de edad, y que los mayo­
res a dicha edad cuentan con la capacidad jurídica para disponer del bien jurídico -liber­
tad sexual-, estando a lo dispuesto en el inciso once del artículo 139 de la Constitución
Política del Perú, resulta aplicable a la conducta imputada al encausado recurrente, que
no afectó la indemnidad sexual, sino la libertad sexual de una adolescente, en el primer

• 919
A rt. 170 LlB R O SEGUNDO / PARTE ESPECIAL - DELITOS

párrafo del inciso primero del artículo 170 del Código Penal (vigente por ser el corres­
pondiente) debiendo por tanto considerarse los márgenes punitivos de este tipo penal-,
por tanto, resulta necesario en el presente caso, reconducir la tipificación hecha en el tipo
penal del inciso 3 del artículo 173 -primer párrafo- del Código Penal, al regulado en la
primera parte del primer párrafo del artículo 170 del Código; debiendo puntualizarse, a
la luz de la sentencia del 6 de febrero de 2009, Exp. N° 00286-20008-PHC/TC-Ayacu-
cho, no se afecta principios constitucionales. F. J . 3.5., en los casos que correspondan,
procederá la consideración de circunstancias de agravación del artículo 171 o 172 del
Código Penal, en tanto el parlamento nacional modifique el marco específico de punción
o si en caso lo determinara en ejercicio de sus funciones constitucionales. F. J. 3.6. Como
segundo nivel de análisis, compete referirnos al qu an tu m de la pena impuesta, a tenor
de lo expuesto precedentemente cabe señalar que la pena anteriormente impuesta supo­
nía una sanción no menor de 25 años ni mayor de 30 años, pero al haberse recalificado la
conducta, es pertinente aplicar la sanción legalmente correspondiente al del que afecta la
libertad sexual y siendo el artículo 170 del Código Penal, regulado en la primera parte
del primer párrafo del artículo 170 en un límite que va de seis a ocho años de pena pri­
vativa de la libertad, teniendo en cuenta la forma que sucedieron los hechos y al no exis­
tir circunstancias de atenuación (teniendo en consideración sus condiciones personales
al ser un agente con veintitrés años de edad, natural del caserío Coypín-Huamachuco,
conviviente, con sexto grado de instrucción primaria, agricultor y sin antecedentes pena­
les) debe imponerse la sanción más alta correspondiente al nivel de afectación del bien
jurídico señalado, esto es, la de ochos años de privación de libertad. F. J. 3.7. Asimismo,
es pertinente señalar que no se vulneró el derecho de defensa del encausado ni sus dere­
chos fundamentales, puesto que se mantiene la homogeneidad del bien jurídico protegido,
la inmutabilidad de los hechos y las pruebas, coherencia entre los elementos fácticos y
normativos para realizar la correcta adecuación del tipo y esencialmente no se produjo
agravio del encausado” (C a s a c ió n N a 4 9 -2 0 1 1 - L a L ib erta d , d e l 1 0/06/2012, ff . j j . 3.1, 3.2,
3.3, 3.4, 3.5, 3 .6 y 3.7, S a la P e n a l P erm a n en te).

CORTE SU PREM A

J 0950 M om en to de consum ación del delito de violación d e la libertad sexual: “A los


efectos de estimar la consumación en el delito de violación sexual por vía vaginal solo
se requiere la penetración del pene en la cavidad genital femenina, sin que haga falta que
esta sea completa, sin que se precise siquiera la originación de la eyaculación sexual o
la rotura más o menos completa del himen con desfloración de la mujer virgen; conse­
cuentemente, existe penetración una vez que el pene ya ha superado el umbral del labiu m
m inus y ha llegado hasta el himen; que en el caso de autos, según el certificado médico
legal [...] la membrana himenal presenta desgarro incompleto en horas seis, cuyos bor­
des se encuentran eritematosos con ligera tumefación, asimismo, enrojecimiento en cara
interna del labio menor derecho, que ello significa que hubo efectiva penetración -si bien
incompleta- al afectar el labio menor, al superar su umbral y ocasionar con ello un desga­
rro incompleto del himen, consecuentemente a los efectos jurídico-penales se está ante un
delito consumado” (E je c u to r ia S u p rem a d e l 2 0 /0 7 /2 0 0 4 , E xp. N ° 9 9 4 -2 0 0 4 -T acn a. E n :
P É R E Z ARROYO , M. (2006). L a ev o lu ció n d e la ju r is p r u d e n c ia en e l P e r ú (2 0 0 1 -2 0 0 5 ).
Tom o II. Iu r is C on su lti - S an M arcos, L im a, p . 1000).

920
V iolación de la libertad sexual A rt. 170

J 0951 R e c o n d u c c ió n d e la tipificació n d e la c o n d u cta im putada a l p r o c e s a d o p o r e l


“F. J. 4.6. En ese sentido, en los delitos de agresión sexual,
delito d e v io la ció n s e x u a l:
el bien jurídico tutelado es la indemnidad sexual, cuando el sujeto pasivo no está en con­
diciones de decidir sobre su actividad sexual, siendo así nuestro ordenamiento -bajo el
criterio de interpretación sistemática- protege a las personas menores de catorce años e
incapaces; en ese caso, el ejercicio de la sexualidad con dichas personas se prohíbe en
la medida en que pueda afectar el desarrollo de su personalidad y producir alteraciones
importantes que incidan en su vida o equilibrio psíquico de cara al futuro, por lo tanto,
cualquier consentimiento del incapaz carece de validez, configurándose una presunción
inris e t d e iu re de la ausencia de consentimiento válido. Mientras que, cuando la edad
supera los catorce años, el asunto se concreta en la protección de la libertad sexual, esto
es, la capacidad legalmente reconocida que tiene una persona para auto determinarse en el
ámbito de su sexualidad, toda vez que, es la expresión de su derecho al libre desarrollo de
la personalidad, vinculada de manera directa con el respeto de la dignidad de la persona
humana; conforme se desarrolló en los Acuerdos Plenarios N° 4-2008/CJ-116 y 1-2012/
CJ-116. En esta línea argumentativa, se tiene que en el presente caso, se trata de ultraje
sexual contra adolescente que a la fecha de la comisión del evento criminoso, ya había
cumplido catorce años de edad [...]; por consiguiente, la Sala Penal Superior de Apelacio­
nes se apartó de la doctrina jurisprudencial establecida en el Acuerdo Plenario N° 1-2012/
CJ-116, respecto al tema de reconducción del delito de abuso sexual no consentido de
mayor de catorce y menor de dieciocho años de edad, previsto en el artículo 173, inciso 3
del Código Penal, a lo establecido en el artículo 170 del citado texto penal. F. J. 4.7. Que,
bajo los argumentos esgrimidos, la protección penal de la libertad sexual se da a partir de
momentos en que la persona cuenta con una edad superior a los catorce años, por tanto,
en el presente caso, el bien jurídico tutelado de la menor agraviada será el de la libertad
sexual presentándose de esa manera una colisión aparente de normas y un apartamiento
de la doctrina jurisprudencial invocada por el encausado; sin embargo, estando a lo dis­
puesto en el inciso 11 del artículo 139 de la Constitución Política del Perú, resulta nece­
sario reconducir la tipificación de la conducta imputada al encausado -que no afectó la
indemnidad sexual sino la libertad sexual de una adolescente-, prevista en el inciso 3, del
artículo 173 del Código Penal [modificado por el artículo 1, de la Ley N° 28704, publi­
cada el 5 de abril de 2006], al regulado en el segundo párrafo, inciso 2, parte in fin e , del
artículo 170, del Código Penal [modificado por el artículo único de la Ley N° 28973,
publicada el 24 de enero de 2007 -vigente al momento de los hechos-], al configurarse la
agravante: ‘si para la ejecución del delito se haya prevalido de [...] una relación laboral o
si la víctima le presta servicios como trabajador del hogar’; lo cual no afecta el derecho de
defensa del encausado ni sus derechos fundamentales, puesto que se mantiene la homo­
geneidad del bien jurídico protegido, la inmutabilidad de los hechos y las pruebas, cohe­
rencia entre los elementos fácticos y normativos para realizar la correcta adecuación del
tipo y esencialmente no se produce agravio al encausado [...]” (C a sa c ió n N ° 5 7 9 -2 0 1 3 -
Ic a , d e l 1 7/06/2015, ff . jj . 4 .6 y 4.7, S a la P e n a l P erm an en te).

J 0952 L a lib erta d s e x u a l co m o b ie n ju r íd ic o p ro te g id o (e l dolo, e l e r r o r d e tipo y e l


“Que, aun cuando en los delitos contra la libertad sexual, el bien
e r r o r d e p r o h ib ic ió n ):
jurídico protegido es la propia ‘libertad sexual’, entendida como la manifestación de la

■921
A rt. 170 L ibro segundo /Parte especial - delitos

libertad personal, que se orienta a propugnar que la actividad sexual de las personas se
pueda desarrollar dentro de un ambiente de libertad, sin violencia en ninguna de sus for­
mas, empero, reservado para los seres humanos que han alcanzado una madurez psíquico-
biológica, mas no para quienes no han alcanzado una edad cronológica determinada, cabe
precisarse también que para la consumación del delito en cuestión se requiere el dolo,
esto es, el conocimiento y voluntad en la realización de todos los elementos del tipo obje­
tivo. Que, a este respecto, el artículo catorce del Código Penal regula el error o ignorancia
sobre uno o todos los elementos que integran el tipo objetivo, esto es, el error de tipo y el
error de prohibición, asimismo, en el primer párrafo del artículo antes mencionado, dife­
rencia dos clases de error de tipo, el primero de ellos, ‘el error invencible’, se da cuando
el error no se hubiese logrado evitar ni aun aplicando la diligencia debida; mientras que
el segundo, denominado ‘error vencible’, se presenta cuando el agente pudo haber evi­
tado el resultado observando el debido cuidado que las circunstancias le exigían” (R. N.
N °2 5 4 0 -2 0 0 9 -A p u rím a c, d e l 2 7 /0 1 /2 0 1 0 , f . j . 2, S a la P e n a l T ran sitoria).

J 0953 C o n to rn o s f á c t ic o s d e l tipo b á sico d e l delito d e v io la ció n sexual'. “Si bien el


delito materia de la acusación es el tipo penal cualificado de violación sexual (por mino­
ría de edad de la víctima), en este punto, de cara al presente examen es menester delimitar
cabalmente los contornos fácticos del tipo básico. Así, conforme al artículo ciento setenta
del Código Penal la descripción típica es la siguiente: ‘el que con violencia o grave ame­
naza, obliga a una persona a tener acceso camal [...]’. Luego, según lo tiene establecido
un sector importante de la doctrina nacional, a partir de la evolución del bien jurídico pro­
tegido en los delitos de acceso sexual, no es posible, en modo alguno, la identificación del
acceso camal con la capacidad copulativa y reproductora del ser humano, m áx im e cuando
en la actualidad además del miembro viril (pene) se consideran otros instrumentos para
la comisión (parte del cuerpo u objetos) con los cuales puede accederse sexualmente a
la víctima. En tal sentido, siendo el bien jurídico protegido la libertad sexual cualquier
persona que imponga la unión camal será autor del delito de violación sexual, de donde
que al vulnerarse, limitarse o lesionarse la libertad sexual de la víctima resulta intrascen­
dente verificar quien accede a quien [el (la) agente agraviado (a) o viceversa]; y es que, en
ese orden de ideas, ‘los términos introducción o penetración deben entenderse desde dos
aspectos: primero, cuando el miembro viril del varón agresor se introduce en la cavidad
vaginal, anal u bucal de la víctima, o en su caso, cuando alguna parte del cuerpo u objeto
es introducido en la cavidad vaginal o anal de aquella; y segundo, cuando alguna de aque­
llas cavidades viene a acoplarse en el pene del varón agredido sexualmente, así como en
el objeto o parte del cuerpo que se utiliza para lograr alguna satisfacción sexual” (R. N.
N ° 2 2 8 9 -2 0 1 1 -L im a, d e l 2 0 /0 1 /2 0 1 2 , f. j . 4, S a la P e n a l T ran sitoria).

J 0954 E r r o r d e p r o h ib ic ió n n o e x im e a l a g e n t e d e s u d e b e r d e in fo r m a r s e s o b r e la
lic itu d o ilicitu d d e s u c o n d u c ta ( e r r o r d e c o m p r e n s ió n c u ltu ra lm e n te c o n d icio n a d o ) :
“F. J . 3. Que, para determinar la responsabilidad de un imputado por delito de violación
sexual de menor, en las circunstancias a las que alude el recurrente, esto es, con consen­
timiento de la agraviada y bajo una relación convivencial, que para la ley resulta irrele­
vante, cabe plantearse la posibilidad de saber si en el momento de actuar el agente era
consciente de que estaba cometiendo un acto contrario al ordenamiento jurídico o no,

922
V iolación de la libertad sexual A rt. 1 7 0

en tanto solo a quien tiene la posibilidad de conocer el mandato jurídico, se le puede


efectuar el juicio de reproche penal, más si en el caso de autos tal conducta es sancio­
nada con penas de extrema gravedad, que exigen en el juzgador un análisis profundo
sobre el grado de culpabilidad del autor. F. J . 4. Que el recurrente señala que no se ha
valorado que los hechos se desarrollaron en un contexto relacionado a un error de com­
prensión culturalmente condicionado, tampoco su situación de campesino, sus costum­
bres y la relación convivencial que mantenía con la agraviada; sin embargo, conforme
consta de la sentencia, la Sala Penal Superior sí valoró sus alegatos de defensa en este
extremo; así se tiene de la lectura del considerando cuarto, acápite ‘c ’ de la recurrida y
del considerando sétimo sobre ‘cuantificación de la pena’, donde se hace referencia a
su condición de agricultor, su nivel cultural y sus ingresos económicos, empero, el cole­
giado superior entiende que estos no resultaban amparables; y si bien en la mencionada
sentencia no se hace mención alguna sobre la concurrencia del error de tipo en la con­
ducta desplegada por el agente, también lo es que este no resultaría procedente si se tiene
en cuenta que el procesado al rendir su instructiva ante la Sala Penal Superior (debido a
su condición jurídica de reo ausente durante el proceso) aceptó que la menor tenía ‘más
o menos quince años’ [...]. F. J . 5. Que, no obstante debe merituarse que la eficacia del
Derecho Penal como medio de control social depende de cómo se garanticen las condi­
ciones que permitan a las personas saber que un determinado hecho está prohibido, en
tal sentido, el segundo párrafo del artículo catorce del Código Penal regula el error de
prohibición, esto es, determinar si el agente tuvo en el momento de actuar la posibilidad
de conocer el carácter ilícito de su comportamiento, asimismo, diferencia el error de
prohibición invencible cuando el agente no puede evitarlo, del error de prohibición ven­
cible cuando este sí es evitable, y por ello mantiene la punibilidad atenuada como delito
doloso; debiendo precisarse que la vencibilidad a la que se hace referencia significa
‘que el sujeto no ha hecho todo lo necesario para salir de su error sobre el carácter auto­
rizado de su hecho [...]’ (Villavicencio Terreros, Felipe. D erecho Penal. P a rte general.
Grijley, primera reimpresión, julio de dos mil seis, página seiscientos diecinueve). F.
J . 6. Que, el procesado ha sostenido tajantemente que las relaciones sexuales que tuvo
con la menor agraviada se llevaron a cabo dentro de una relación convivencial con esta
última y con el expreso consentimiento de sus padres, habiendo incluso pedido su mano
en matrimonio, versión que se encuentra corroborada Con la declaración referencial que
brindó la agraviada durante la etapa de juzgamiento, en donde menciona que la primera
vez que tuvo relaciones sexuales con su consentimiento con el encausado fue ‘el diez de
abril de dos mil cuatro’ y que su padre autorizó para que conviva con él en ‘abril del dos
mil cuatro’ [...] es más, la agraviada agrega que la denuncia fue interpuesta por presión
de uno de los enfermeros que la auscultó durante su primer mes de embarazo [...]; de
otro lado, indica que la convivencia que ella mantenía era de conocimiento de sus veci­
nos y de las autoridades del lugar, y que en el pueblo donde vivía también habían otras
chicas de su edad que estaban comprometidas [...]. Que la madre de la menor, igual­
mente al concurrir al acto oral y rendir su testimonial, ratifica la relación convivencial
entre su hija y el encausado, expresamente autorizada desde abril del dos mil cuatro,
aclarando, respecto a la denuncia de su esposo y padre de la menor, que se interpuso
porque ‘la profesora le exigió que vaya a denunciarlo’, ya que su hija era una menor de
edad [...], agrega que no le parecía extraño que su hija conviva con el procesado debido

923
A rt . 1 7 0 L ibro segundo /Parte especial - delitos

a que ella tuvo su primer hijo a los ‘doce o trece años’ y también porque en su zona
es normal que ‘de trece a catorce años ya convivan’. F. J . 7. Que, no obstante que el
error al que se hace referencia surge cuando el sujeto tiene una falsa representación de
la realidad o no entiende de manera correcta su significado social o jurídico, tal posi­
bilidad no exime a un ciudadano con instrucción mínima y edad suficiente de su deber
de informarse en el momento de actuar o cuando tenga duda que su acto está permitido
o no, en este contexto, aun cuando el procesado argumenta que desconocía que tener
relaciones sexuales con una menor de catorce años era delito, tanto más si en el lugar
donde residía habían personas que convivían con menores, dicha situación no lo excu­
saba de cerciorarse sobre la licitud de su conducta, pues por sus condiciones persona­
les, con segundo año de educación secundaria, según consta de sus generales de ley de
[...] brindó al rendir su declaración instructiva, hacen colegir que el encausado debía
haberse informado sobre la licitud de su conducta; a este respecto, debe hacerse men­
ción de los criterios para determinar la vencibilidad del error, entre ellos, los sugeridos
por Felipe Villavicencio Terreros, sobre la posibilidad de poder ‘acudir a algún medio
idóneo de información’, ‘el tiempo que disponga para la decisión, reflexión’ y ‘la capa­
cidad intelectual’ (.D e r e c h o P e n a l. P a r t e g e n e r a l. Grijley, primera reimpresión, julio de
dos mil seis, página seiscientos veintiuno y seiscientos veintiséis), presupuestos que en
el caso del encausado también se advierten, consecuentemente, a pesar de haberse acre­
ditado la comisión del delito comprendido en el artículo ciento setenta y tres, inciso tres
del Código Penal, podemos inferir que el imputado ha incurrido en un error de prohi­
bición vencible, no obstante ello, el legislador ha establecido en el segundo párrafo del
artículo catorce del mencionado código sustantivo, la obligatoriedad de la atenuación
de la pena, justificándose en que el agente, debido a la buena fe con la que ha actuado,
es menos culpable que quien obra conscientemente contra el derecho” (R. N. N ° 4 4 2 6 -
2 0 0 7 -Jitn in , d e l 2 5 /0 3 /2 0 0 8 , f f . j j . 3, 4, 5, 6 y 7, S a la P e n a l T ran sito ria ).

J 0955 S entido d u a l de la libertad sexual: “Desde una perspectiva global, la tipifica­


ción de los delitos contra la libertad sexual previstos en el Título IV, Capítulo IX, del
Código Penal protegen el libre desarrollo de la sexualidad o la capacidad de una persona
de auto determinarse sexualmente. El bien jurídico ‘libertad sexual’ debe ser entendido
en un sentido dual: como un derecho a la libre autodeterminación sexual en los mayo­
res de edad y un derecho a la indemnidad e intangibilidad en los menores e incapaces. El
delito de violación sexual está previsto en el artículo 170 del Código sustantivo, que san­
ciona a quien ‘con violencia o grave amenaza, obliga a una persona a tener acceso carnal
por vía vaginal, anal o bucal o realiza otros actos análogos introduciendo objetos o par­
tes del cuerpo por alguna de las dos primeras vías, [...]’. De manera similar el artículo 173
del citado cuerpo normativo, reprime a quien ‘tiene acceso camal por vía vaginal, anal o
bucal o realiza otros actos análogos introduciendo objetos o partes del cuerpo por alguna
de las dos primeras vías, con un menor de edad, [...]’. De la lectura de ambas normas se
advierte que el ‘acceso camal por vía bucal’ está contemplado expresamente en nuestra
legislación como una conducta castigada, en el primer caso, si se efectúa con violencia o
grave amenaza y, en el segundo caso, si se trata de menor de edad, en el que la concurren­
cia de tales elementos —violencia o grave amenaza- resulta intrascendente. En consecuen­
cia, el legislador ha equiparado la gravedad de obligar a una relación sexual vía vaginal o

924
V iolación de la libertad sexual A rt. 1 7 0

anal con la conducta de imponer a una persona -o a un menor de edad—a practicar el sexo
oral, puesto que en ambos casos importa una vulneración intensa de su libertad sexual y
su facultad de autodeterminarse -o de su indemnidad sexual-, lo que a su vez implica -tal
como reconoce la doctrina de manera mayoritaria- que no es necesario el daño físico o la
comisión de un delito de lesiones para que exista una conducta subsumible en el artículo
170 o 173 del Código Penal. Como bien señala Caro Coria, ‘el ejercicio violento de la
libertad sexual no solo ataca aspectos físicos’ (Caro Coria, Dino Carlos: Delitos contra la
libertad e indemnidad sexual; p. 82) sino que compromete también aspectos valorativos
que se vinculan con el ejercicio de derechos constitucionales, los cuales no pueden permi­
tir y tolerar una protección penal sesgada y unilateral” (Casación N ° 14-2009-La L iber­
tad, d el 05/02/2010, f. j. 14, Sala P en al Permanente).

J 0956 D escripción de las m odalidades típicas de la violación sexual: “F. J. 3.1. La


carga de la prueba es un deber peculiar y exclusivo de cada una de las partes, que indica
que se ha de probar y suministrar la prueba de un hecho, vale decir que la prueba de un
hecho es un asunto de la parte que lo afirma. Es necesario percatarse a quien le corres­
ponde la prueba de la acusación y a quien la prueba de la defensa. En la forma acusatoria
del proceso, la carga de la acusación le corresponde al acusador y la carga de la defensa
al acusado. F. J . 3.2. El órgano jurisdiccional debe ser imparcial, siendo que la misma
esencia de la jurisdicción supone que el titular de la potestad jurisdiccional no puede ser
al mismo tiempo parte en el conflicto que se somete a su decisión. En toda actuación del
derecho por la jurisdicción han de existir dos partes enfrentadas entre sí, que acuden a
un tercero imparcial que es titular de las potestades; es decir, el juez o magistrado. F. J.
3.3. La violencia (vis absoluta). El empleo de violencia a que se refiere el artículo 170
del Código Penal, ha de estar orientado a conseguir la ejecución de actos de contenido
sexual y equivale a acometimiento o imposición material, el empleo de cualquier medio
físico para doblegar la voluntad de la víctima y debe ser apreciado cuando sea idónea y
adecuada para impedir a la víctima desenvolverse en su libre determinación, atendiendo
a las circunstancias personales y fácticas concurrentes en el caso concreto. En general, la
fuerza que se exige ha de ser eficaz y suficiente entidad objetiva, este dato debe matizarse
en relación a las condiciones concretas de la víctima, por lo que la fuerza típica debe inte­
grarse por la conjunción de los dos elementos objetivos y subjetivos, bastando la acredi­
tación del doblegamiento de la víctima por la superior voluntad del actor. De esta forma,
la violencia (vis absoluta) ejercida por el agente sobre la víctima debe ser física, efectiva
y estar causalmente conectada con el ilícito actual sexual que pretende perpetrar. Debe
tratarse del despliegue de una determinada dosis de violencia física susceptible de que­
brantar los mecanismos de defensa de la víctima, de allanar los obstáculos para la reali­
zación de la conjunción camal. De tratarse de violencia física, continuada y suficiente,
empleada sobre el sujeto pasivo y capaz de vencer la resistencia (seria, persistente, real
y efectiva) de la víctima, de modo que se presente como causa inmediata y directa del
abuso con acceso camal. F. J . 3.4. Amenaza grave: por amenaza grave entendemos la
violencia moral seria, empleada por el sujeto activo, mediante el anuncio de un mal grave
a intereses de la víctima o a intereses vinculados a esta. La promesa de daño debe pro­
ducirse en el ánimo de la víctima un miedo que venza su resistencia, de causar un mal
grave e inminente. La intimación, como medio comisivo alternativo, ha sido definida

...... . 925
A rt. 170 L ibro segundo / Parte especial - delitos

por la jurisprudencia española como constreñimiento psicológico, amenaza de palabras u


obra de causar un daño injusto que infunda miedo en el sujeto pasivo. Habrá de tener la
entidad suficiente como para merecer su asimilación a la violencia. Seriedad, verosimili­
tud, inmediatez y gravedad se configuran como requisitos que ha de reunir la causa, que
genere dicha intimidación” (R. N. N° 3166-2012-Ayacucho, del 24/01/2013, ff. jj. 3.1, 3.2,
3.3 y 3.4, Sala Penal Permanente).

J 0957 Violación agravada de la libertad sex u a l en virtu d d el p a ren tesco con la víc­
tim a: “El recurrente pretende con su recurso de nulidad desvirtuar la relación que man­
tenía con la agraviada en su condición de conviviente de la progenitora de esta, al soste­
ner que su relación amorosa sexual con la víctima fue posterior a la fecha en que decide
separarse de su madre, sin advertir que durante el proceso tanto el encausado, la agraviada
como la denunciante han sostenido que esa relación se inició cuando eran convivientes, de
lo que se colige que el procesado ejercía particular autoridad sobre la víctima” (Ejecutoria
Suprema del 17/06/2004, R. N. N° 568-2004-Lima. En: CASTILLO ALVA, J. L. (2006).
Jurisprudencia penal. Sentencias de la Corte Suprema de Justicia de la República. Tomo I.
Grijley, Lima, p. 218).

J 0958 R equ isitos p a ra la valoración d e l testim onio d e la víctim a de un delito de vio­


lación se x u a l : “Que, antes de evaluar la prueba actuada, es pertinente tener en consi­
deración que como en los delitos de violación sexual de menores, se tutela la libertad,
honor sexual y principalmente la inocencia de un menor cuyo desarrollo psico-emocional
se afecta por el comportamiento delictivo del agresor -e l cual, además, resquebraja las
costumbres de la familia y de la sociedad—ello determina que la pena privativa de liber­
tad con que se sanciona y reprime estos eventos sexuales sea muy drástica -grave y ele­
vada no solo por el quantum sino porque en dichos delitos no existe ningún tipo beneficio
penitenciario - ; que, al respecto, la uniforme jurisprudencia [...] no ha establecido que en
los delitos sexuales -los cuales desde una perspectiva criminalística, la mayoría de veces
es de comisión clandestina, secreta o encubierta- para que la declaración de la víctima
sirva de fundamento sustancial a fin de acreditar la existencia de evento delictivo y sobre
todo, la responsabilidad penal del justiciable -se exige que la víctima mantenga coheren­
cia en sus afirmaciones, tanto respecto al hecho en sus aspectos esenciales antes, durante
y después de su comisión, como identificar e individualizar de modo pleno a su autor -
debe reunir los requisitos de: i) persistencia, pues ha de observar coherencia y solidez en
el relato de la agraviada, el cual debe ser constante en el curso del proceso; ii) verosimi­
litud, en tanto la incriminación debe estar rodeada de ciertas corroboraciones periféricas
de carácter objetivo que lo doten de aptitud probatoria; y, Mi) ausencia de incredibilidad
subjetiva, es decir, que las relaciones entre agraviada y encausado no pueden estar basa­
das en sentimiento de odio, resentimiento, venganza, revancha, enemistad u otro móvil
espurio que puedan incidir en la parcialidad de la declaración, por ende, le nieguen apti­
tud para generar certeza, ello conforme al Acuerdo Plenario [...] N° 2-2005/CJ-116 [...];
presupuestos jurídicos que por el modo, forma y circunstancias que rodean a la perpetra­
ción del acto punible establecen que la relevancia e importancia de la declaración de la
víctima se determine siempre y cuando aporte uniforme y suficiente información respecto
no solo a como ocurrió el hecho delictivo; sino también, respecto al autor del mismo” (R.
N. N° 1677-2013-Lima Sur, del 19/11/2013, f. j. 3, Sala Penal Permanente).

926 -
V iolación de la libertad sexual A rt. 1 7 1

ARTÍCULO 171 Violación de persona en estado de inconsciencia o en


la imposibilidad de resistir(127)
El que tiene acceso carnal con una persona por vía vaginal, anal o bucal, o realiza
cualquier otro acto análogo con la introducción de un objeto o parte del cuerpo por
alguna de las dos primeras vías, después de haberla puesto en estado de inconscien­
cia o en la imposibilidad de resistir, será reprimido con pena privativa de libertad no
menor de veinte ni mayor de veintiséis años.

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 171.- El que practica el acto sexual u otro análogo con una persona, des­
pués de haberla puesto con este objeto en estado de inconsciencia o en la imposibi­
lidad de resistir, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de cuatro
ni mayor de ocho años.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Primera modificación: artículo 1 de la Ley N° 26293 del 14/02/1994.
A rtícu lo 171.- El que practica el acto sexual u otro análogo con una persona, des­
pués de haberla puesto con ese objeto en estado de inconsciencia o en la imposibili­
dad de resistir, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de 5 ni mayor
de 10 años.
Segunda modificación: artículo 1 de la Ley N° 28251 del 08/06/2004.
A rtícu lo 171.- El que tiene acceso carnal con una persona por vía vaginal, anal o
bucal, o realiza otros actos análogos introduciendo objetos o partes del cuerpo por
alguna de las dos primeras vías, después de haberla puesto en estado de inconscien­
cia o en la imposibilidad de resistir, será reprimido con pena privativa de libertad no
menor de cinco ni mayor de diez años.
Cuando el autor comete este delito abusando de su profesión, ciencia u oficio, la
pena será privativa de la libertad no menor de ocho ni mayor a doce años.
Tercera modificación: artículo 1 de la Ley N° 28704 del 05/04/2006.
A rtícu lo 171.- El que tiene acceso carnal con una persona por vía vaginal, anal o
bucal, o realiza otros actos análogos introduciendo objetos o partes del cuerpo por
alguna de las dos primeras vías, después de haberla puesto en estado de inconscien­
cia o en la imposibilidad de resistir, será reprimido con pena privativa de libertad no
menor de diez ni mayor de quince años.
Cuando el autor comete este delito abusando de su profesión, ciencia u oficio, la
pena será privativa de la libertad no menor de doce ni mayor a dieciocho años.
Cuarta modificación: artículo 1 de la Ley N° 30838 del 04/08/2018.
(Ver texto vigente)

( 127) A rtículo vigente conform e a la m odificación realizada por el artículo 1 de la Ley N° 3083 8 del 04/08/2018.

- 927
A rt. 171 L ibro segundo / Parte especial - delitos

N ormas concordantes
C: art. 2 inc. 1); CP: arts. 12, 22, 23, 29, 45, 57, 92, 177, 178; C P P 2 0 0 4 : arts. 95 inc. 1 lit.
c, 194 inc. 3, 199 inc. 2, 242 inc. 1, 298, 314; C de P P : arts. 143, 146; C C: arts. 402 inc. 4);
515 inc. 8); 667 inc. 2); L e y 27911: art. 1 y ss.; L e y 30364: arts. 5, 8

gp DOCTRINA

Sumario: Sujeto activo / Conducta típica / Tipicidad / Nexo de causalidad / Provocar estado de
inconsciencia / Colocar a la víctima en imposibilidad de resistir / Tipo subjetivo / Priva­
ción de sentido / Consumación.

I) ll"X Sujeto activo: PEÑA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). Delitos contra la


libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 158. “No podría serlo una mujer, por­
que al estar el hombre en estado de inconsciencia e incapacidad de resistir, no estaría en
capacidad física plena de realizar el acto sexual u otro análogo [...], pero de todas mane­
ras es posible, que a pesar del estado de inconsciencia del hombre (sueño), la injerencia
de una determinada sustancia puede provocar la erección del miembro viril, por lo que,
sin lugar a dudas, puede realizarse el acceso camal sexual, tanto con respecto a una mujer
como a un hombre, como sujetos activos del delito. Más aún puede ser que la mujer sea
sujeto activo, cuando introduce en las cavidades anal y vaginal de una mujer, partes del
cuerpo u objetos sustitutos; de tal forma, que puede darse la violación convencional así
como la violación inversa”.

1)0759 Conducta típica: CASTILLO ALVA, J. L. (2002). Tratado de los delitos con­
tra la libertad e indemnidad sexuales. Lima: Gaceta Jurídica, p. 202. “La violación sexual
insidiosa se diferencia del abuso sexual de persona con incapacidad psíquica o física, por­
que la primera exige la provocación de la imposibilidad de resistir y estado de inconscien­
cia -que es un estado de ausencia de acción- por parte del autor del delito; y la segunda
no requiere este requisito, sino que basta con aprovecharse de la situación de la víctima,
independientemente de si ha sido causado por causas extemas o intemas al sujeto pasivo
o por un tercero ajeno al autor. Como puede verse la principal diferencia reside en el ori­
gen de la situación de inimputabilidad o de la imposibilidad de resistir”.

i) <n>o Tipicidad: REYNAALFARO, L. (2005). “El nuevo tratamiento legislativo de


los delitos sexuales en el Código Penal peruano”. En: CANCIO MELIÁ, M.; GARCÍA
PAZ, O.; HÓRNLE, T.; PARMA, C. y REYNAALFARO, L. (Directores). Los delitos
contra la libertad e indemnidad sexual. Lima: Jurista, p. 146. “Con la actual redacción se
plantea menos obstáculos para la punición de este tipo de agresiones sexuales pues se ha
eliminado la exigencia de que la puesta en estado de inconsciencia o la imposibilidad de
resistir de la víctima sea lograda por el autor con el propósito de practicar el acto sexual.
De este modo, a través de la actual redacción, el mero aprovechamiento del estado de
inconsciencia o la imposibilidad de resistir de la víctima provocado por el autor, permite
la punición a través del artículo 171 del Código Penal. La única imitación típica viene
planteada por la exigencia de resistir de que el estado de inconsciencia o la imposibilidad
de resistir de la víctima sea consecuencia del comportamiento del autor”.
V iolación de la libertad sexual A rt. 1 7 1

I) Nexo de causalidad: SALINAS SICCHA, R. (2000). Curso de Derecho


Penal peruano. Parte especial. Lima: Palestra, p. 286. “Hay acuerdo unánime en nuestra
doctrina nacional y en nuestra jurisprudencia en el hecho de que la circunstancia o ele­
mento que caracteriza a la violación sexual presunta o alevosa, lo constituye la actuación
precedente del sujeto activo; esto es, el agente en momentos previos a practicar el acto
sexual u otro análogo, coloca o pone al sujeto pasivo en estado de inconsciencia o en inca­
pacidad de resistir al ataque sexual”.

_ _ _ _ _ Provocar estado de inconsciencia: PEÑA-CABRERA FREYRE, A. R.


(2007). Delitos contra la libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, pp. 158-159.
“Que impide a la víctima valorar la naturaleza del acto que le practica el agente: ‘Cons­
tituyen casos de inconsciencia todos aquellos estados individuales, permanentes o tran­
sitorios que sin constituir enfeimedad total o parcial de la mente, suprimen en todo o en
parte muy notable a la persona, la capacidad de comprender o querer. Sin embargo, no es
cualquier perturbación de la conciencia la que debe sufrir la víctima, sino aquella que es
idónea y susceptible de equipararse a la violencia física. No hay en este caso, posibilidad
alguna por parte de la víctima de poner resistencia al acto sexual, porque su capacidad de
elección sobre la conducta que debe seguir se encuentra anulada’”.

_I)_li_“ _(0_ Colocar a la víctima en imposibilidad de resistir: PEÑA-CABRERA


FREYRE, A. R. (2007). Delitos contra la libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa,
p. 160. “A diferencia del anterior supuesto, aquí se requiere la colocación de la víctima en
una situación de desventaja física para oponer resistencia al acto sexual. La víctima puede
comprender y desvalorar el acto que el agente pretende ejecutar sobre su cuerpo, empero
se encuentra impedida, de hecho, de expresar su disentimiento con actos materiales”.

i) tn.4 Privación de sentido: CÓRDOBA RODA, J. y GARCÍA ARÁN, M. (2004).


Comentarios al Código Penal. Parte especial. Tomo I. Madrid-Barcelona: Marcial Pons,
p. 355. “Es comúnmente admitido que la privación de sentido puede ser permanente o
temporal. Ello puede ser lugar, por ejemplo, en supuestos de coma permanente o embria­
guez letárgica [...]. El requisito común es que la privación de sentido sea suficientemente
intensa para anular la capacidad de decisión”.

I) 0765 Tipo subjetivo: PEÑA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). Delitos contra la


libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 161. “Este delito es doloso. Se requiere
el conocimiento y la voluntad preordenada del agente de utilizar cualquier tipo de medios
para provocar en la víctima, un estado de inconsciencia o de desventaja física que le
impide resistir el acto sexual, sin necesidad de que la intención de acceder sexualmente
esté presente desde un inicio, es decir, desde la primera etapa del iter criminis. El error en
que pueda incurrir el agente en torno al medio empleado o a su idoneidad, para provocar­
los estados aludidos, carecen de relevancia jurídica, salvo respecto a sus consecuencias
en el proceso ejecutivo del delito”.

______ Consumación: PENA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). Delitos contra


la libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 162. “La realización típica de esta
figura delictiva, requiere de lo siguiente: que el autor haya colocado en un estado de

929
A rt. 171 L ibro segundo / Parte especial - delitos

inconsciencia y/o imposibilidad de resistir a la víctima; habiendo logrado dicho estado,


logra acceder camalmente -aunque sea parcialmente-, sea con el miembro viril, en las
cavidades vaginal, anal o bucal, le ingresa otras partes del cuerpo (parcial), en las dos
primeras vías u otros objetos en las vías antes mencionadas. No es necesario que se pro­
duzca la eyaculación, menos la anidación. En todo caso, nos remitimos a lo señalado en
el artículo 170 del CP, con respecto a este apartado. Luego, las formas de imperfecta eje­
cución son perfectamente admisibles, en el sentido, de que el autor haya hecho injerir
cierta dosis de alcohol, fármacos u otro tipo de sustancia, a fin de colocarla en un estado
de inconsciencia, sin embargo, la dosis no fue suficiente para lograr tal cometido, o ante la
presencia de custodios del orden, desiste de su designio criminal, pero importante a todo
esto, es que se acredite que el factor final del autor era de acceder sexualmente a su víc­
tima y no despojarla de sus pertenencias, como lo tienen acostumbrado hacer las denomi­
nadas ‘peperas’ (robo)”.

¡ ¡ t i , JU R ISPR U D EN C IA

Sumario: ACUERDO PLENARIO: Bien jurídico protegido (indemnidad sexual). CORTE SU­
PREMA: Violación de menor de edad en estado de inconciencia / Perpetración del
delito de violación de persona en estado de inconciencia e importancia de la pericia
toxicológica / Complicidad primaria en el delito de violación sexual de persona en
estado de inconsciencia.

A C U E R D O PL E N A R IO

J 0959 B i e n jurídico p ro te g id o (in d e m n id a d sexual): “En los atentados contra personas


que no pueden consentir jurídicamente, cuando el sujeto pasivo es incapaz porque sufre
anomalía psíquica, grave alteración de la conciencia o retardo mental, o por su minoría
de edad, lo protegido no es una inexistente libertad de disposición o abstención sexual
sino la llamada ‘intangibilidad’ o ‘indemnidad sexual’. Se sanciona la actividad sexual
en sí misma, aunque exista tolerancia de la víctima, lo protegido son las condiciones físi­
cas o psíquicas para el ejercicio sexual en libertad” (Acuerdo Plenario N° 1-2011/CJ-ll6,
asunto: Apreciación de la prueba en los delitos contra la libertad sexual del 06/12/2011,
f. j. 16, VII Pleno Jurisdiccional de las Salas Penales Permanente y Transitoria

CO RTE SU P R E M A

J 0960 V io la ció n d e m e n o r d e e d a d e n esta d o d e in c o n c ie n c ia : “En el presente caso, el


colegiado ha efectuado una correcta valoración de los medios probatorios incorporados
al proceso para dictar una sentencia condenatoria, apreciándose de lo actuado, que se ha
acreditado la materialidad del delito que se juzga así como la responsabilidad del encau­
sado, quien durante la secuela del proceso no ha reconocido los hechos imputados en su
contra, manifestado que el día de los hechos se encontró con la menor agraviada solicitán­
dole su chalina y que la jaló por cuanto no se la quiso entregar [...]; dicho que guarda rela­
ción con lo manifestado por la menor agraviada, quien además lo ha sindicado de modo
coherente respecto de la agresión sexual sufrida en su contra, precisando que por ello fue

930
V iolación de la libertad sexual A rt. 171

sedada por su agresor, demostrándole, asimismo, el daño emocional sufrido, tras haberse
mostrado llorosa [al realizarle] las preguntas durante el proceso, aunado a ello, el exa­
men del resultado toxicológico realizado a la menor que arrojó positivo para benzodiace-
pina, con lo que [se] corrobora lo manifestado por la agraviada, apreciándose además de
lo actuado, que se configura el delito con el certificado médico legal y el examen bioló­
gico realizado horas después de la concurrencia de los hechos, que certificó la existencia
de restos seminales con escasas formas incompletas de espermatozoides; acreditándose,
asimismo, que la antes aludida contaba con 12 años de edad al momento de los hechos,
según su partida de nacimiento [los cuales] constituye[n] elementos probatorios válidos
que generan convicción y certeza sobre la existencia del delito investigado y responsabi­
lidad penal del encausado” (R. N. N° 765-2004-Jimín, Sala Penal Permanente),

J 0961 P e rp e tra c ió n d e l delito d e violación d e p e r s o n a e n estado d e in c o n c ie n c ia e


J. 5. Que, en principio corresponde preci­
im p o rta n cia d e la p e r ic ia to x ico ló g ica : “F.
sar que la materialidad del delito de violación sexual está acreditada con: a) el certificado
médico legal [...] practicado a la menor agraviada de iniciales S.H.M.F.G. [...], presentado
en posición genupectural: desgarro parcial reciente a horas VI y desfloración reciente; b)
el examen pericial de biología forense [...] constató la presencia de manchas de sangre en
la ropa interior de la menor de iniciales S.H.M.F.G.; c) el examen toxicológico y dosaje
etílico [...] ratificado en sede judicial [...] practicado a la menor agraviada de iniciales
S.H.M.F.G., dio resultado positivo para benzodiacepina -principios activos de ciertos
medicamentos con efecto farmacológico tranquilizante y/o relajante, la misma que pue­
den inducir al sueño profundo de acuerdo a su dosificación-, y d) la partida de nacimiento
[...], acredita que la menor de iniciales S.H.M.F.G. en el momento de acaecido el hecho
delictivo en su agravio contaba con quince años de edad. [...]. F. J. 8. Que, el encausado
[...] esgrime que las declaraciones de la menor de iniciales S.H.M.F.G. son contradicto­
rias; sin embargo estas denotan uniformidad, coherencia y persistencia en la incrimina­
ción, toda vez que, sindican al encausado [...] como el autor del vejamen sexual sufrido;
además, esta corroborado con elementos probatorios que dotan de solidez a su incrimi­
nación, por tanto, cumple con los requisitos exigidos en el Acuerdo Plenario N° 2-2005/
CJ-11; por otro lado, este alega que el examen toxicológico practicado a las menores agra­
viadas en prueba ilícita, al haberse realizado después de dos días de acaecido el hecho, al
respecto, es menester señalar que para que aquella sea considerada prueba ilícita, se tiene
que haber infringido la legalidad ordinaria y/o se haya practicado sin formalidades legal­
mente establecidas para la obtención y práctica de la prueba, esto es, aquella cuyo desa­
rrollo no se ajusta a las previsiones o al procedimiento previsto en la ley, o cuando sea
recabada vulnerando derechos fundamentales; situaciones que no se aprecian en el caso
de autos, tanto más que no fue cuestionada formalmente con la interposición de una tacha,
consecuentemente, dicho documento mantiene su valor probatorio” (R. N. N °2764-2012-
Lima Norte, del 30/01/2013, ff. jj. 5 y 8, Sala Penal Permanente).

- 931
A rt. 172 L ibro segundo /Parte especial - delitos

ARTÍCULO 172 Violación de persona en incapacidad de dar su libre


consentim iento(128)
El que tiene acceso carnal con una persona por vía vaginal, anal o bucal o realiza
cualquier otro acto análogo con la introducción de un objeto o parte del cuerpo
por alguna de las dos primeras vías, conociendo que está impedida de dar su libre
consentimiento por sufrir de anomalía psíquica, grave alteración de la conciencia,
retardo mental o que se encuentra en incapacidad de resistir, será reprimido con
pena privativa de libertad no menor de veinte ni mayor de veintiséis años.
TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 172.- El que, conociendo el estado de su víctima, practica el acto sexual u
otro análogo con una persona que sufre anomalía psíquica, grave alteración de la
conciencia, retardo mental o que se encuentra en incapacidad de resistir, será repri­
mido con pena privativa de libertad no menor de cuatro ni mayor de ocho años.
MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:
Primera modificación: artículo 1 de la Ley N° 26293 del 14/02/1994.
A rtícu lo 172.- El que, conociendo el estado de su víctima, practica el acto sexual u
otro análogo con una persona que sufi’e anomalía psíquica, grave alteración de la
conciencia, retardo mental o que se encuentra en incapacidad de resistir, será repri­
mido con pena privativa de libertad no menor de 5 ni mayor de 10 años.
Segunda modificación: artículo 1 de la Ley N° 28251 del 08/06/2004.
A rtícu lo 172.- El que tiene acceso carnal con una persona por vía vaginal, anal o
bucal o realiza otros actos análogos introduciendo objetos o partes del cuerpo por
alguna de las dos primeras vías, conociendo que sufi’e anomalía psíquica, grave
alteración de la conciencia, retardo mental o que se encuentra en incapacidad de
resistir, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de veinte ni mayor
de veinticinco años.
Cuando el autor comete el delito abusando de su profesión, ciencia u oficio, la pena
será privativa de la libertad no menor de ocho ni mayor a doce años.
Tercera modificación: artículo 1 de la Ley N° 28704 del 05/04/2006.
A rtícu lo 172.- El que tiene acceso camal con una persona por vía vaginal, anal o bucal
o realiza otros actos análogos introduciendo objetos o partes del cueipo por algma de
las dos primeras vías, conociendo que sufre anomalía psíquica, grave alteración de la
conciencia, retardo mental o que se encuentra en incapacidad de resistir, será reprimido
con pena privativa de libertad no menor de veinte ni mayor de veinticinco años. Cuando
el autor comete el delito abusando de su profesión, ciencia u oficio, la pena será priva­
tiva de libertad no menor de veinticinco ni mayor de ti’einta años.
Cuarta modificación: artículo 1 de la Ley N° 30838 del 04/08/2018.
(Ver texto vigente)

(128) Artículo vigente conform e a la m odificación realizada por el artículo 1 de la Ley N° 30838 del 04/08/2018.

932
V iolación de la libertad sexual A rt. 172

N o r m a s c o n c o r d a n t e s

C : art. 2 inc. 1 ) ; C P : arts. 1 2 , 2 2 , 2 3 , 2 9 , 4 5 , 5 7 , 9 2 , 1 7 7 , 1 7 8 ; C P P 2 0 0 4 : arts. 9 5 irte. 1 lit.


c, 1 9 4 inc. 3, 1 9 9 inc. 2, 2 4 2 inc. 1, 2 9 8 , 3 1 4 ; C d e P P : arts. 1 4 3 , 1 4 6 ; C C : arts. 4 0 2 inc.
4 ) ; 5 1 5 inc. 8 ) ; 6 6 7 inc. 2 ) ; L O P J : art. 2 1 4 ; L e y 2 7 9 1 1 : art. 1 y s s .; L e y 3 0 3 6 4 : arts. 5, 8

gp DOCTRINA

Sumario: Bien jurídico / Inexistencia de causa de justificación / Sujeto activo / Sujeto pasivo /
Tipicidad / Contenido normativo de los términos anomalía psíquica, grave alteración de
la conciencia, retardo mental, incapacidad de resistir / Tipo subjetivo / Consumación /
Agravante.

I) 0767 Bien jurídico: PEÑA-CABRERA FR EY R E, A. R. (2007). Delitos contra la


libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 166. “El bien jurídico tutelado, en este
delito, es la indemnidad o intangibilidad de los discapacitados mentalmente o de todos
aquellos que se encuentran en estado de incapacidad de defensión, que por su especial
condición psico-física se encuentran en un estado de vulnerabilidad”.

Inexistencia de causa de justificación: SPROVIERO, J. (1996). Delito de


violación. Buenos Aires: Astrea, p. 139. “No puede librarse su autor trayendo como jus­
tificativo la correspondencia de la víctima al hecho del autor, ya que al estar invalidada
por carencia de voluntad, no podrán ser articulados eximentes justificativos de conducta”.

1) 0769 Sujeto activo: PENA-CABRERA FR EY R E, A. R. (2007). Delitos contra la


libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 168. “En principio puede ser cualquier
persona viva, hombre y/o mujer sin interesar su opción sexual, es decir, puede tratarse
tanto de un acto sexual heterosexual como homosexual. Si el sujeto activo es menor de
18 años, es un sujeto infractor de la ley penal, por lo que será procesado en la Justicia de
Familia y la sanción será una medida de seguridad y no la pena”.

i) 0770 Sujeto pasivo: PEÑA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). Delitos contra la


libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 168. “Puede serlo tanto el hombre
como la mujer, pero condición especial es que se debe tratar de una persona que sufra de
anomalía psíquica, grave alteración de la conciencia, retardo mental y/o que se encuentre
en incapacidad de resistir; puede serlo una prostituta enajenada”.

1)0771 Tipicidad: CÓRDOBARODA. J. y GARCÍAARÁN. M. (2004). Comentarios


al Código Penal. Parte especial. Tomo I. Madrid-Barcelona: Marcial Pons, pp. 356-357.
“También se protege la indemnidad sexual de las personas con trastorno mental, frente
a quienes abusen de esa situación. La conducta es atípica si no concurre el abuso de tal
situación. Lo contrario supondría privar a los sujetos afectados por algún tipo de limita­
ción mental de su derecho al ejercicio de la sexualidad. Por lo que se refiere al concepto
de trastorno mental, [...] en estos delitos ello debe afectar a la capacidad de autodetermi­
nación sexual. [...] Se trata de supuestos en que ‘su patología, transitoria o no, excluya
la aptitud de saber y conocer la trascendencia y repercusión del a relación sexual’. No

933
A rt. 172 L ibro segundo / Parte especial - delitos

es preciso que el trastorno llegue a la incapacidad total, pero tampoco se recogen aquí
los trastornos leves [...] 1. La situación de superioridad manifiesta [...] a) La situación de
superioridad derivada de la vulnerabilidad de la víctima por razón de su debilidad o enfer­
medad mental [...]La presente modalidad abarca los abusos sexuales con prevalimiento
de la vulnerabilidad del a víctima derivada de una enfermedad mental”.

fnEHffi! Contenido normativo de los términos anomalía psíquica, grave alteración


de la conciencia, retardo mental, incapacidad de resistir: PEÑA-CABRERA FREYRE,
A. R. (2007). Delitos contra la libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, pp. 169,
171, 172 y 173. Los casos que prevé la ley son los siguientes: a) anomalía psíquica: “La
anomalía psíquica son ‘manifestaciones anormales del psiquismo’. Parafraseando a Peña
Cabrera ‘no interesa al Derecho cualquier anomalía psíquica, sino la perturbación que debe
ser de tal índole y grado que impida la comprensión normal del carácter delictuoso del
hecho, es decir, la incapacidad del autor para comprender la anormalidad del acto u orien­
tar las acciones’” (p. 169); b) grave alteración de conciencia: “A diferencia de la anoma­
lía psíquica -que es producto de elementos endógenos estructurados en la esfera orgá­
nica del individuo— este cuadro se presenta producto de substancias exógenas, como: el
alcohol, drogas, fármacos, substancias psicotrópicas, etc. [...]. Este trastorno mental, debe
adquirir tal profundidad, que afecte gravemente las facultades cognitivas y volitivas del
sujeto; deben incidir en la misma magnitud que las causas de anomalía psíquica. Se pro­
duce en estos casos una disociación entre el mundo interno y la realidad, existe una rup­
tura del estado real de las cosas, por lo que el sujeto no es consciente de los actos que rea­
liza, la realidad se encuentra totalmente desdibujada” (p. 171); c) Retardo mental: “Es un
estado deficitario de la inteligencia, una deficiencia significativa de las facultades psico-
motrices del individuo. Interesa que el sujeto no posea en el momento de actuar, la facul­
tad de apreciar el carácter ilícito de su acto o de determinarse según esta apreciación. El
razonamiento de la víctima, es decir, su desarrollo intelectivo es deficiente, su decisión
carece de validez jurídica, pues no logra acceder a un nivel de aprehensión real de las
cosas, su relación con la realidad se encuentra plenamente desdibujada, distorsionada”
(p. 172); d) Incapacidad de resistir: “bajo este supuesto la víctima no padece de enfermedad
mental alguna, sino que es neutralizada en sus mecanismos de defensa, a efectos de que se
pueda ejecutar el acceso camal sexual. Se trata de una situación en la cual la víctima com­
prende el significado del acto del que es objeto, pero no puede actuar su voluntad contraria
y oponerse materialmente a la acción del autor. [...]; v. gr., una hemiplejía, el hallarse mania­
tado, delirio febril, etc.; no se trata entonces de una voluntad anulada por completo, a causa
de un estado de inconsciencia o de una imposibilidad de comprensión perceptiva” (p. 173).

i) i r - 3 Tipo subjetivo: PEÑA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). Delitos contra la


libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 174. “Es un delito eminentemente doloso,
conciencia y voluntad de realización típica, quiere decir en este caso, que el autor debe diri­
gir su conducta sabiendo los elementos que la convierten en típica; no solo debe conocer el
significado de su acción, en cuanto acceso camal sexual, sino también y la verdad lo más
importante, que se trata de una víctima que padece de una anomalía psíquica, grave altera­
ción de conciencia, retardo mental o que se encuentre en incapacidad de resistir; en estos
elementos normativos del tipo penal que pueden provocar un error de tipo [...]. No se trata
en realidad de un elemento especial del tipo subjetivo del injusto, sino que el dolo del autor

934
V iolación de la libertad sexual A rt . 172

debe abarcar también dicho elemento normativo, lo importante a todo esto, es que ante el
menor error (real y virtual), sobre dicho estado determinaría un error de tipo”.

[ 1 Consumación: PEÑA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). Delitos contra ¡a


libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, pp. 175-176. “En cuanto a la plena reali­
zación típica, de acuerdo a la estructuración semántica del tipo penal en cuestión, esta se
dará cuando el agente (autor), accede parcialmente en las cavidades anal, vaginal y bucal
de la víctima (hombre o mujer), o le introduce objetos o partes del cuerpo en las dos pri­
meras vías; no es necesario que se produzca la eyaculación ni tampoco anidación. La ten­
tativa sería difícil de delimitar, en cuanto la modalidad típica no viene precedida ni por
violencia ni por amenaza, serían acaso los actos de seducción, caricias, etc.; claro, al esta­
blecer que es un delito de resultado debe admitirse la tentativa, pero debe considerarse en
serio si dichos actos son de relevancia jurídico-penal, si ya suponen un ingreso al ámbito
de protección de la norma”.

I) 0775 Agravante: PEÑA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). Delitos contra la


libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 176. “Cuando el autor comete el delito
abusando de su profesión, ciencia u oficio: ‘Cuando el autor comete el delito, abusando
de su profesión, ciencia u oficio, en prevalimiento (aprovechamiento) de un cargo que la
confiere una posición de dominio con respecto a la víctima. Como se sostuvo en el arti­
culado antes analizado, no basta que el autor ostente el cargo, oficio u profesión, sino que
este haya servido para acceder camalmente a la víctima. Vale todo lo dicho, entonces con
respecto a la agravante del artículo 171”’.

I-Ltkii JURISPRUDENCIA

Sumario: ACUERDO PLENARIO: Valoración de la pericia psicológica forense y la credibili­


dad del testimonio en víctimas de violación sexual incapaces de resistir. CORTE SU­
PREMA: Error de tipo invencible en violación de persona con incapacidad de resis­
tencia / Violación sexual de menor de 14 afios debe ser juzgada en atención al artículo
173 y no al artículo 172 (criterio de especialidad) / Configuración típica de la violación
sexual con incapacidad de resistencia / Descripción de los hechos facticos y subsunción
típica del delito de violación sexual de personas incapaces de resistir.

ACUERDO PLENARIO
J 0962 V a lo ra ció n d e la p e r ic ia p s ic o ló g ic a f o r e n s e y la c re d ib ilid a d d e l testim onio e n
“F. J. 28. Una de las pruebas que se
víctim as d e v io la ció n s e x u a l in c a p a c e s d e resistir:
puede utilizar al acontecer delitos contra la libertad sexual es la pericia psicológica sobre
la credibilidad del testimonio. Esta se encuentra orientada a establecer el grado en que
cierto relato específico respecto de los hechos investigados cumple, en mayor o menor
grado, con criterios preestablecidos que serían característicos de relatos que dan cuenta de
forma fidedigna respecto de cómo sucedieron los hechos [unidad especializada en delitos
sexuales y violentos, Fiscalía Nacional del Ministerio Público. Evaluación pericial psico­
lógica de credibilidad de testimonios, Santiago de Chile, 2008, p. 37], F. J. 29. En ese sen­
tido, la valoración de este medio de prueba pericial, debe ser realizada de forma rigurosa,

935
A rt. 1 7 2 L ibro segundo /Parte especial - delitos

de ahí que el juez al evaluar al perito debe preguntar y verificar lo siguiente [De Grego­
rio Bustamente, Alvaro: Abuso sexual infantil. Denuncias falsas y erróneas. Ornar Favale
ediciones jurídicas, Buenos Aires, 2004, p. 208.]: A) El evaluado tiene capacidad para
testimoniar. B) Puede aportar un testimonio exacto, preciso y detallado sobre los hechos
cuya comisión se estudia. C) Puede ser sugestionado, inducido y llevado a brindar relatos
y testimonios inexactos o por hechos falsos. D) Puede mentir sobre los hechos de viola­
ción sexual. E) Tiene capacidad y discernimiento para comprender lo que se le pregunta.
F. J. 30. Para realizar un análisis de credibilidad, resulta necesario efectuar evaluaciones
a los sujetos que vierten el relato, atendiendo a dos niveles: A) Cognítivos de la persona,
que redundan en su habilidad para relatar los hechos con precisión y exactitud. Consi­
dera de manera particular los factores generales que influyen en la adquisición, retención,
recuperación y comunicación verbal de la información (exactitud). B) Al componente
motivacional que se refiere a la voluntad para explicar los hechos de modo apegado o no
a la realidad. F. J . 31. Sin embargo, es pertinente precisar: Primero, que la valoración de
esa modalidad de pericia psicológica presupone una declaración prestada en forma legal,
y con todas las garantías procesales y constitucionales. Segundo, que el análisis crítico del
testimonio es una tarea consustancial a la responsabilidad de valorar y resolver de los jue­
ces, cuyo criterio no puede ser sustituido por especialistas que solo pueden diagnosticar
sobre la personalidad en abstracto pero no sobre su comportamiento en el caso concreto,
por lo que el informe psicológico solo puede servir de apoyo periférico o mera corrobo­
ración -no tiene un carácter definitivo-, pero no sustituir la convicción sobre la credibili­
dad del testigo. Tercero, que el juicio del psicólogo solo puede ayudar al juez a conformar
su criterio sobre la credibilidad del testigo; y, su infonne, al contrastar las declaraciones
de la víctima -menor de edad, sustancialmente—con los datos empíricos elaborados por la
psicología, si existen o no elementos que permitan dudar de su fiabilidad. Cuarto, que el
informe pericial no puede decir, ni se les pide que lo hagan, si las declaraciones se ajustan
o no a la realidad, la cual es tarea del órgano jurisdiccional que entre otros elementos con­
tará con su percepción directa de las manifestaciones y con el juicio del psicólogo sobre
la inexistencia de datos que permitan suponer fabulación, inducción, invención o manipu­
lación [conforme: STS de 29 de octubre de 1996, de 16 de mayo de 2003, y de 488/2009,
de 23 de junio]” (A cu erd o P le n a r io N° 4 -2 0 1 5 /C IJ-1 1 6 s o b r e " V aloración d e ¡a p r u e b a
p e r i c i a l en d e lito s d e v io la c ió n s e x u a l”, d e l 2 1 /0 6 /2 0 1 6 , f f . jj . 28, 29, 3 0 y 31, I X P le n o
Ju r is d ic c io n a l d e S a la s P e n a le s P erm a n en te y T ran sitoria).

CORTE SUPREMA
J 0963 E rror de tipo invencible en violación de p erso n a con incapacidad d e resisten­
cia: “Que si bien el encausado negó haber forzado a la agraviada a tener trato sexual -la
primera vez incluso la agraviada se quedó a dormir con él-, sostuvo que desconocía de su
enfermedad mental [...] los padres de la víctima tampoco lo sabían, la enfermedad recién se
conoció a los tres meses de embarazo de la agraviada. Esta última ha dado varias versiones
[...], incluso mencionó un anterior enamorado y que aceptó ser enamorada del encausado.
No hay prueba de violencia o amenazas, ni que la agraviada, en esos momentos, presen­
tase un entendimiento ostensiblemente disminuido -la falta de una denuncia oportuna resta
muchas posibilidades de sostener el acto de fuerza que inicialmente denunció-. Tampoco
existe prueba que el imputado, a sabiendas de la esquizofrenia de la acusada, le hizo sufrir

936
V iolación de la libertad sexual A rt. 172

el acto sexual. El error de tipo invencible es evidente. No se ha probado, más allá de toda
duda razonable, que el imputado violó a la agraviada pese a conocer su estado psíquico” (R.
N. N° 7 7 7 -2 0 1 3-Lim a, d e l 1 0 /1 2 /2 0 1 3 ,/. j . 3, S a la P e n a l P erm an en te).

J 0964 Violación sex u a l de m enor de 14 años debe ser ju zg a d a en atención a l artículo


173 y no a l artículo 172 (criterio de especialidad): “Que, por último, debe puntualizarse
que en los abusos sexuales de menores de catorce años que sufren de anomalía psíquica,
grave alteración de la conciencia, retardo mental o que se encuentra en incapacidad de
resistir -de conformidad con la legislación vigente en la época de sucesión del evento
delictivo se estimaba que a partir de los catorce años tenían el ejercicio libre de la libertad
sexual- el tratamiento jurídico no puede considerarse comprendido en el artículo ciento
172 del Código Penal, pues existe un tipo penal -artículo 173 del mismo cueipo legal-
que enfáticamente distingue la conducta por la edad de la víctima: criterio de especiali­
dad, lo que constituye un mayor reproche penológico -coherente con la política criminal
adoptada del Estado en los temas de violación sexual-; que, por tanto, en el caso concreto,
el comportamiento delictivo del acusado [...] en perjuicio de la menor agraviada identi­
ficada con las iniciales L.C.C. debe reconducirse al precepto correspondiente al artículo
173 del Código Penal” (R. N. N° 2 5 0 1 -2 0 1 1 -S an M artín, d e l 1 0 / 0 1 / 2 0 1 2 ,/ j . 14. S a la
P e n a l T ran sitoria).

J 0965 C onfiguración típica de la violación sex u a l con incapacidad de resistencia:


“Que, para la configuración de la hipótesis jurídica que describe la norma jurídica antes
mencionada es necesario señalar que el agente no necesita desplegar esfuerzo o activi­
dad alguna previa al acto sexual o el análogo, pues la víctima es encontrada en una situa­
ción tal que esta incapacitada de ejecutar actos opositores a la acción del agente, de lo
que se vale este para realizar el acto sexual o el análogo, por ello, este injusto sanciona a:
‘el que tiene acceso camal con una persona por vía vaginal, anal o bucal o realiza otros
actos análogos introduciendo objetos o partes del cuerpo por alguna de las dos prime­
ras vías, conociendo que sufre anomalía psíquica, grave alteración de la conciencia,
retardo mental o que se encuentra en incapacidad de resistir [...]’; que el hecho materia
de denuncia y posterior acusación fiscal está referido a que el encausado aprovechán­
dose de retardo mental -adolece de un déficit intelectual serio que le impide entender
a cabalidad lo que ocurre en su medio ambiente- que padece la agraviada la sometió
a trato sexual, lo que evidentemente tipificaría la conducta que detalla el artículo 172
del Código Penal, es decir, no se requiere que el retardo mental sea de una intensidad
regularmente grave que no le permita conocer o valorar lo que representan las prácticas
sexuales para que se perfeccione el delito antes citado; que admitir ello sería estable­
cer que para la configuración del tipo penal además del retrato mental que menciona
este debe ser regularmente intenso, lo cual sería añadir otro elemento objetivo que no
prevé la norma penal; que, por consiguiente, desde esta óptica también la sentencia
materia del recurso de casación resulta nula; que, del mismo modo, afectó el princi­
pio de legalidad procesal, en tanto no tuvo en cuenta lo establecido en el inciso 2 del
artículo 425 del Código Procesal Penal, que señala; ‘la sala penal superior solo valo­
rará independientemente la prueba actuada en la audiencia de apelación, y las prue­
bas pericial, documental, preconstituida y anticipada. La sala penal superior no puede

937
A rt. 172 L ibro segundo /Parte especial - delitos

otorgar diferente valor probatorio a la prueba personal que fue objeto de inmediación
por el juez de primera instancia. Salvo que su valor probatorio sea cuestionado por una
prueba actuada en segunda instancia’; que, de esta manera al haber valorado en forma
independiente las pericias psicológicas con omisión de las demás pruebas aportadas a
los autos y asimismo, al habérseles otorgado un valor diferente a la prueba personal, en
este caso, ni siquiera mencionarlas, se estima que también desde este punto se infringió
el debido proceso al interpretar erróneamente la ley penal” (R. N. N ° 7 1 -2 0 1 2 -C a ñ ete,
d e l 2 0 /0 8 /2 0 1 3 , f . j . 12, S a la P e n a l P erm a n en te ).

J 0966 D escripción de los hechos fa c tic o s y su bsu n ción típica d el delito de violación
sex u a l de p erso n a s incapaces de resistir: “La forma y circunstancias en que fue sorpren­
dido el encausado con la agraviada, no constituye la tentativa del delito de violación de
la libertad sexual, sino el propio delito, pues se trata del inicio de la ejecución material de
ese ilícito y su parcial consumación al existir cópula interrumpida. Estamos ante la moda­
lidad que prevé el artículo ciento setenta y dos del Código Penál ya que reúne todos los
requisitos de la práctica del acto sexual, cometido con una menor que al momento de los
hechos contaba con catorce años de edad, que también presenta retardo mental como se
desprende de las pericias psicológicas, situaciones que el propio juzgado ha tomado en
consideración” (E je c u to ria S u prem a, E xp. N ° 3 0 2 9 -9 3 -B d e l 10/08/1994).

J 0967 E lem en tos objetivos y subjetivos d e l delito d e violación sex u a l de p e rso n a con
discapacidad intelectual: “F. J. 10. [...] Conforme a la nueva redacción, ya no es sufi­
ciente que el dolo del sujeto activo abarque el conocimiento de que la víctima padece de
las discapacidades mencionadas, y que además conoce del impedimento para consen­
tir -que le ocasiona la discapacidad- y se aprovecha de esta circunstancia. F. J. 12. [...]
[L]a discapacidad intelectual, es un elemento normativo y descriptivo del artículo 172 del
CP, que debe ser interpretado bajo nuevos enfoques, pues la Convención sobre los Dere­
chos de las Personas con Discapacidad se acerca más a un enfoque social, que médico,
de la discapacidad [...]. F. J . 21. [...] En cuanto al libre consentimiento, constituye una
manifestación de la autodeterminación de la persona, quien es libre de tomar sus propias
decisiones. En ese sentido, si la víctima no puede autodetermínarse por su discapacidad
intelectual, entonces no es posible que brinde su consentimiento. F. J. 22. [...] Una inter­
pretación del artículo 172 del CP en concordancia con la Convención sobre los Dere­
chos de las Personas con Discapacidad, implica tener en cuenta que: a) el sujeto activo
conozca que el sujeto pasivo padece de discapacidad intelectual que le impide prestar un
libre consentimiento; b) el sujeto activo se prevalga de este conocimiento, y se aprove­
che de la discapacidad de la víctima en el momento de los hechos; y c) el sujeto pasivo
padezca de discapacidad intelectual -conocida bajo el modelo médico como retardo men­
tal- la que le impide comprender y consentir el acceso camal o el acto sexual cometido,
esto es, que su nivel de discapacidad no le permita, en el momento del hecho, consentir
válidamente el acto sexual. Esta determinación se efectuará según las circunstancias de
cada caso en particular, y con el apoyo de las pericias psiquiátricas y psicológicas, cuya
actuación es de rigor, las que deben tener en cuenta los déficits intelectuales de las per­
sona con discapacidad. Además con los medios de prueba que aporten las partes” (C a s a ­
c ió n N ° 5 9 1 -2 0 1 6 -H u a u ra , d e l 09/0 5 /2 0 1 9 , f f . jj. 10, 12, 2 1 y 22, S a la P e n a l T ran sitoria).

938
V iolación de la libertad sexual A rt. 173

ARTÍCULO 173 Abuso sexual de menores de catorce aftos(129)


El que tiene acceso carnal por vía vaginal, anal o bucal o realiza cualquier otro acto
análogo con la introducción de un objeto o parte del cuerpo por alguna de las dos pri­
meras vías, con un menor de catorce años, será reprimido con pena de cadena perpetua.
TEXTO ORIGINAL:
A rtículo 1 7 3 .- E l q u e p r a c t ic a e l a c to s e x u a l u o tr o a n á lo g o con un m e n o r d e c a to r c e
años, s e r á re p rim id o c o n la s sig u ien tes p e n a s p r iv a tiv a s d e lib er ta d :
1. Si la v íc tim a tien e m en o s d e s ie te a ñ o s, la p e n a s e r á no m en o r d e q u in c e añ os.
2. Si la v íc tim a tien e d e s ie t e a ñ o s a m e n o s d e diez, la p e n a s e r á n o m e n o r d e o c h o añ os.
3. S ila v íc tim a tien e d e d ie z a ñ o s a m e n o s d e c a t o r c e , la p e n a s e r á n o m e n o r c in c o añ os.
S i e l m e n o r e s un d iscíp u lo , a p ren d iz o d o m é s tic o d e l a g en te o su d escen d ien te, h ijo
ad op tiv o, h ijo d e su có n y u g e o d e su co n cu b in a , o un m en o r c o n fia d o a su cu id a d o ,
la p e n a p r iv a tiv a d e lib e r t a d será, resp ectiv a m en te, n o m en o r d e veinte, d o c e y o c h o
años, p a r a c a d a uno d e lo s c a s o s p re v is to s en lo s tres in cisos an terio res.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Primera modiñcación: artículo 1 de la Ley N° 26293 del 14/02/1994.
A rtículo 1 7 3 .- E l q u e p r a c t ic a e l a c to s e x u a l u o tr o a n á lo g o co n un m e n o r d e c a to r c e
añ os, s e r á r e p rim id o c o n la s sig u ien tes p e n a s p r iv a tiv a s d e lib er ta d :
1. S i la v íc tim a tien e m en o s d e s ie t e a ñ o s, la p e n a s e r á n o m e n o r d e 2 0 a ñ o s ni
m a y o r d e 2 5 añ os.
2. S i la v íc tim a tien e d e s ie te a ñ o s a m e n o s d e diez, la p e n a s e r á n o m e n o r d e 1 5 ni
m a y o r d e 2 0 añ os.
3. S i la v íctim a tien e d e d iez a ñ o s a m e n o s d e ca to iT e, la p e n a s e r á n o m e n o r d e 1 0
ni m a y o r d e 15 añ os.
S i e l a g e n te tu v iere c u a lq u ie r p o s ic ió n , c a r g o o v ín cu lo fa m ilia r q u e le d é p a r t ic u la r
a u to r id a d s o b r e la v íctim a o le im p u lse a d e p o s ita r en é l su con fian za, la p e n a s e r á
re sp ectiv a m e n te n o m e n o r d e 2 5 ni m a y o r d e 3 0 a ñ o s, no m en o r d e 2 0 ni m a y o r d e
25 a ñ o s y n o m e n o r d e 1 5 ni m a y o r d e 2 0 a ñ o s p a r a c a d a uno d e lo s su p u esto s p r e ­
vistos en lo s in c iso s 1, 2 y 3 d e l p á r r a fo an terior.

Segunda modificación: artículo 1 del Decreto Legislativo N° 896 del 24/05/1998.


A rtículo 173.- E l q u e p r a c t ic a e l a c to s e x u a l u o tr o a n á lo g o con un m e n o r d e c a to r c e
a ñ o s d e ed a d , s e r á rep rim id o con la s sig u ien tes p e n a s p riv a tiv a s d e lib er ta d :
1. Si la v íctim a tien e m en o s d e s ie te a ñ o s, la p e n a s e r á d e c a d e n a p er p etu a .
2. Si la v íctim a tien e d e s ie te a ñ o s a m en o s d e diez, la p e n a s e r á n o m en o r d e v ein ­
ticin co n i m a y o r d e trein ta añ os.

(129) Artículo vigente conform e a la modificación realizada por el artículo 1 de la Ley N° 30838 del 04/08/2018.
A rt. 173 L ibro segundo / Parte especial - delitos

3. S i la v íctim a tien e d e d iez a ñ o s a m e n o s d e c a to r c e , la p e n a s e r á n o m en o r d e


v ein te ni m a y o r d e v ein ticin co a ñ o s.
S i e l a g e n t e tu v iere c u a lq u ier p o s ic ió n , c a r g o o v ín cu lo fa m il ia r q u e le d é p a r t ic u la r
a u to r id a d s o b r e la v íctim a o le im p u lse a d e p o s ita r en é l su con fian za, la p e n a s e r á
n o m e n o r d e trein ta a ñ o s p a r a lo s s u p u e sto s p r e v is to s en lo s in c iso s 2 y 3.
Tercera modificación: artículo 1 de la Ley N° 27472 del 05/06/2001.
A rtícu lo 1 73.- E l q u e p r a c t ic a e l a c t o s e x u a l u o tro a n á lo g o co n un m e n o r d e c a to r c e
a ñ o s d e ed a d , s e r á rep rim id o c o n la s sig u ien tes p e n a s p r iv a tiv a s d e lib e r ta d :
1. S i la v íctim a tien e m en o s d e s ie t e a ñ o s, la p e n a s e r á n o m e n o r d e v ein te ni m a y o r
d e v ein tic in co añ os.
2. S i l a v íctim a tien e d e s ie te a ñ o s a m en o s d e d iez, la p e n a s e r á n o m en o r d e
q id n c e n i m a y o r d e v ein te añ os.
3. S i la v íc tim a tien e d e d iez a ñ o s a m e n o s d e c a to r c e , la p e n a s e r á n o m e n o r d e
d ie z n i m a y o r d e q u in ce añ os.
Si e l a g e n t e tu v iere c u a lq u ier p o s ic ió n , c a r g o o v ín cu lo fa m il ia r q u e le d é p a r t ic u la r
a u to r id a d s o b r e ¡a v íctim a o le im p u lse a d e p o s ita r en é l su con fian za, la p e n a s e r á
n o m e n o r d e v ein ticin co a ñ o s p a r a lo s su p u e sto s p r e v is t o s en lo s in c iso s 2 y 3.
Cuarta modificación (restitución): artículo 1 de la Ley N° 27507 del 13/07/2001.
A rtícu lo 173.- E l q u e p r a c t ic a e l a c t o s e x u a l u o tro a n á lo g o co n un m e n o r d e c a to r c e
a ñ o s d e e d a d , s e r á rep rim id o c o n la s sig u ien tes p e n a s p r iv a tiv a s d e lib e r ta d :
1. S i la v íctim a tien e m en o s d e s ie t e a ñ o s, la p e n a s e r á d e c a d e n a p er p etu a .
2. S i la v íctim a tien e d e s ie te a ñ o s a m e n o s d e diez, la p e n a s e r á n o m e n o r d e v ein ­
tic in c o ni m a y o r d e trein ta a ñ o s.
3. S i la v íctim a tien e d e d ie z a ñ o s a m e n o s d e c a to r c e , la p e n a s e r á n o m en o r d e
v ein te n i m a y o r d e v ein ticin co a ñ o s.
S i e l a g e n t e tu v iere c u a lq u ier p o s ic ió n , c a r g o o v ín cu lo fa m il ia r q u e le d é p a r t ic u la r
a u to r id a d s o b r e la v íctim a o le im p u lse a d e p o s ita r en é l su con fian za, la p e n a s e r á
n o m e n o r d e trein ta a ñ o s p a r a lo s s u p u e sto s p r e v is to s en lo s in c iso s 2 y 3.
Quinta modificación: artículo 1 de la Ley N° 28251 del 08/06/2004.
A rtícu lo 173.- E l q u e tien e a c c e s o c a r n a l p o r v ía v ag in al, a n a l o b u c a l o re a liz a
o tro s a c t o s a n á lo g o s in trod u cien d o o b je t o s o p a r t e s d e l c u e r p o p o r a lg u n a d e la s d o s
p r im e r a s vías, co n un m en o r d e e d a d s e r á r e p rim id o c o n la s sig u ien tes p e n a s p r iv a ­
tivas d e la lib e r ta d :
1. S i la v íctim a tien e m en o s d e s ie t e a ñ o s, la p e n a s e r á c a d e n a p er p etu a .
2. S i la v íctim a tien e d e s ie te a ñ o s a m e n o s d e diez, la p e n a s e r á n o m e n o r d e v ein ­
tic in c o n i m a y o r d e trein ta añ os.
3. Si la v íctim a tien e d e d iez a ñ o s a m e n o s d e ca to r c e, la p e n a s e r á n o m en o r d e
v ein te n i m a y o r d e v ein ticin co añ os.
S i e l a g e n t e tu v iere c u a lq u ier p o s ic ió n , c a r g o o v ín cu lo fa m il ia r q u e le d é p a r tic u la r
a u t o r id a d s o b r e la v íctim a o le im p u lse a d e p o s ita r en é l su con fian za, la p e n a s e r á
n o m e n o r d e trein ta a ñ o s p a r a lo s su p u e sto s p r e v is to s en lo s in ciso s 2 y 3.

940
V iolación d e la libertad sexual A rt. 1 7 3

Sexta modificación: artículo 1 de la Ley N° 28704 del 05/04/2006.


A rtícu lo 1 7 3 .- E l q u e tien e a c c e s o c a r n a l p o r v ía vaginal, a n a l o b u c a l o r e a liz a
o tro s a c to s a n á lo g o s in trod u cien d o o b je to s o p a r t e s d e l c u e r p o p o r a lg u n a d e la s
d o s p r im e r a s vías, con un m en o r d e e d a d , s e r á rep rim id o con la s sig u ien tes p e n a s
p riv a tiv a s d e lib er ta d :
1. Si la v íctim a tien e m en o s d e d ie z a ñ o s d e e d a d , la p e n a s e r á d e c a d e n a p e r p e tu a .
2. Si la v íctim a tien e en tre d iez a ñ o s d e ed a d , y m en o s d e ca to r c e, la p e n a s e r á n o
m e n o r d e trein ta añ os, ni m a y o r d e trein ta y cin co.
3. S i la v íctim a tien e en tre c a to r c e a ñ o s d e e d a d y m en o s d e d ie c io c h o , la p e n a s e r á
n o m e n o r d e v ein ticin co ni m a y o r d e trein ta a ñ o s <,30>.
S i e l a g en te tu v iere c u a lq u ier p o s ic ió n , c a r g o o v ín cu lo fa m ilia r q u e le d é p a r t ic u la r
a u to r id a d s o b r e la víctim a o le im p u lse a d e p o s ita r en é l su con fian za, la p e n a p a r a
lo s s u c e s o s p r e v is to s en lo s in c iso s 2 y 3, s e r á d e c a d e n a p er p etu a .

Séptima modificación: artículo 1 de la Ley N° 30076 del 19/08/2013.


A rtícu lo 173.- E l q u e tien e a c c e s o c a r n a l p o r v ía vaginal, a n a l o b u c a l o r e a liz a
o tro s a c to s a n á lo g o s in tro d u cien d o o b je to s o p a r t e s d e l c u e r p o p o r a lg u n a d e la s
d o s p r im e r a s vías, con un m en o r d e e d a d , s e r á rep rim id o co n la s sig u ien tes p e n a s
p r iv a tiv a s d e lib er ta d :
1. S i l a v íctim a tien e m en o s d e d ie z a ñ o s d e e d a d la p e n a s e r á d e c a d e n a p e r p e tu a .
2. Si la v íctim a tien e en tre d ie z a ñ o s d e ed a d , y m en o s d e ca to r c e, la p e n a s e r á n o
m e n o r d e treinta, ni m a y o r d e trein ta y c in c o a ñ o s <I31>.
E n e l c a s o d e l n u m eral 2, la p e n a s e r á d e c a d e n a p e r p e tu a s i e l a g en te tien e cu a l-
q u ie r p o s ic ió n , c a r g o o v ín cu lo fa m il ia r q u e le d é p a r t ic u la r a u to r id a d s o b r e la v íc ­
tim a o le im p u lse a d e p o s ita r en é l su con fian za.

Octava modificación: artículo 1 de la Ley N° 30838 del 04/08/2018.


( Ver texto vigen te)
N ormas concordantes
C: art. 10; C P: arts. 12, 22, 23, 29, 45, 57, 92, 93, 152 ines. 1), 5); 177; C P P 2004: arts.
9 5 inc. 1 lit. c, 194 inc. 3, 199 inc. 2, 2 4 2 inc. 1, 298, 314; C d e P P : arts. 143, 146;
C E P : art. 46; L O M P : arts. 1 ,1 1 ,1 2 ;L O P J : art. 2 1 4 ;L e y 27472: art. 2 ; L e y 27911: art. l y s s . ;
L e y 30364: arts. 5, 8

DOCTRINA

Sumario: Bien jurídico / Consentimiento inválido del menor de edad / Sujetos / Sujeto activo-
pasivo / Acción típica / Tipo subjetivo / Consumación y tentativa / Concurso de delitos.130

(130) Mediante Sentencia del Tribunal Constitucional, del 24/01/2013, recaída en el Expediente N° 0008-2012-
PI-TC, se declaró inconstitucional este inciso.
(131) Texto del inciso según Fe de Erratas del 20/08/2013.

...— 941
A rt. 1 7 3 L ibro segundo /Parte especial - delitos

1) 0776 Bien jurídico: PEÑA-CABRERA FR EYR E, A. R. (2007). D e lito s co n tr a ¡a


lib e r ta d e in ta n g ib ilid a d sex u a l. Lima: Idemsa, p. 182. “En esta figura delictiva, se tutela
la indemnidad o intangibilidad sexual de los menores de edad, ahora la moralidad de los
menores de dieciocho años hasta los catorce años de edad. En principio, se trata del nor­
mal desarrollo de la sexualidad, en cuanto esfera que se puede ver gravemente compro­
metida, como consecuencia de relaciones sexuales prematuras; mientras la edad de la víc­
tima vaya en descenso, los efectos perjudiciales serán mayores, de ahí que las penalidades
también sean mayores”.

_______
l)U— Bien jurídico: SALINAS SICCHA, R. (2000). C u rso d e D e r e c h o P e n a l
p e r u a n o . P a r t e e s p e c ia l. Lima: Palestra, p. 385. “Con el delito de violación de menor se
pretende proteger la indemnidad o intangibilidad sexual de los menores de catorce años
de edad. La indemnidad o intangibilidad sexual se entiende como protección del desamo-
lío normal de la sexualidad de los menores quienes todavía no han alcanzado el grado de
madurez suficiente para determinar sexualmente en foima libre y espontánea”.

Consentimiento inválido del menor de edad: SPROVIERO, J. H. (1996).


D e lito d e v io la ció n . Buenos Aires: Astrea, p. 47. “El menor carece de capacidad jurídica
para que pueda alegarse consentimiento por parte del agente. Aun cuando la evidencia de
la violencia fuera acogida restrictivamente, haciendo jugar la posibilidad de un consenti­
miento posterior que purgaría los vicios de aquella violencia, la falta de capacidad toma­
ría sin significación el alegado consentimiento, aun cuando este fuera exteriorizado por el
menor. No se puede modificar el sustrato de la violación aun con un consentimiento pos­
terior por parte del menor de desincriminación para el autor”.

I) 0779 Sujetos: PENA-CABRERA FR EY R E, A. R. (2007). D elito s c o n tr a la lib e r ­


t a d e in ta n g ib ilid a d sex u a l. Lima: Idemsa, p. 183. “Sujeto activo: ‘Comúnmente lo es un
hombre, pero también la mujer puede serlo. Para Logoz, una mujer que dispensa sus favo­
res a un muchacho menor de catorce años es punible con el mismo título que el hombre
que abusa de una menor de la misma edad. Sujeto pasivo: Puede serlo tanto el hombre
como la mujer, menores de catorce años de edad, ahora menores de dieciocho años, luego
de la sanción de la Ley N° 28704. Puede ser también una persona sometida a la prostitu­
ción, siempre y cuando sea menor de catorce años, pues si es mayor de catorce y menor
de dieciocho años, la conducta será reprimida según los alcances del artículo 179-A; si el
sujeto activo es el proxeneta, se produce un concurso real de delitos’”.

[íFÍÍÍK] Sujeto activo-pasivo: CASTILLO ALVA, J. L. (2002) T ratad o d e lo s d elito s


c o n tr a la lib e r ta d e in d e m n id a d sex u a les. Lima: Gaceta Jurídica, p. 281. “El autor del
abuso sexual a un menor puede ser tanto un hombre como una mujer. [...] El sujeto pasivo
solo puede ser el menor de catorce años, independientemente del nivel de desarrollo de su
capacidad de discernimiento, del grado de evolución psico-físico que haya alcanzado o de
si ha tenido antes o no experiencias sexuales o sentimentales o de cualquier otra índole.
El Derecho penal en la protección de la sexualidad de los menores no realiza una consi­
deración adicional respecto a la vida anterior del menor revisando sus antecedentes mora­
les, sociales, económicos y jurídicos”.

942
V iolación de la libertad sexual A rt. 173

00 7 8 1 Acción típica: PEÑA-CABRERA FR EYR E, A. R. (2007). D e lito s c o n tr a la


lib e r ta d e in ta n g ib ilid a d sex u al. Lima: Idemsa, p. 185. “Son indiferentes los medios uti­
lizados, por el autor, para la realización del delito: violencia física, amenaza, engaño, etc.
La Ley solo pone como exigencia típica, que el sujeto activo dirija su conducta hacia la
perpetración del ‘acceso camal sexual’, esto es, el acceso del miembro viril a las cavida­
des vaginal, anal o bucal, y/o introduciendo partes del cuerpo u objetos sustitutos del pene
en las dos primeras vías, prescindiendo de todo elemento típico complementario. Tam­
poco interesa el hecho de que el menor sea corrompido, e inclusive, ejerza la prostitu­
ción, o que sea virgen. Empero, si se produjo violencia y/o grave amenaza, el desvalor en
la acción podrá significar una mayor dureza en la reacción punitiva, en cuanto un mayor
grado de afectación también, en la antijuridicidad material”.

1) 0782 Tipo subjetivo: CASTILLO ALVA, J. L. (2002) T ratad o d e lo s d e lito s co n tra


la lib e r t a d e in d e m n id a d sex u a les. Lima: Gaceta Jurídica, p. 301. “La única modalidad
comisiva que acepta el delito de abuso sexual de menores es el dolo. Por expreso man­
dato del principio de legalidad y del principio de responsabilidad subjetiva [art. 12] queda
excluida la posibilidad de alegar cualquier especie o modalidad de la culpa, ya sea cons­
ciente o inconsciente o culpa grave o leve. Las clases de dolo que puede aceptar el abuso
sexual de menores, al no existir alguna referencia especial a elementos subjetivos o ten­
dencias intemas, son bastante amplias, entre las que s e cuenta el dolo directo, de primer
y segundo grado, y el dolo eventual. No se excluye ninguna especie o forma de dolo”.

i) i r s j Consumación y tentativa: PEÑA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). D e ­


lito s c o n tr a la lib e r t a d e in ta n g ib ilid a d sex u al. Lima: Idemsa, pp. 188 y 189. “El delito de
violación de menores se consuma con el acceso camal, en cualquiera de las vías descritas
en el tipo base, basta para la perfección delictiva que el miembro viril ingrese de forma
parcial, así como otra parte del cuerpo y/o objetos sustitutos del pene. No se requiere el
yacimiento completo, ni siquiera un comienzo de aquel; así como tampoco la fecunda­
ción; menos la desfloración, este será a lo más un dato objetivo para acreditar la relación
delictiva, entre la conducta generadora del riesgo y la causación del resultado lesivo [...].
La tentativa es admisible, el agente por causas extrañas a su querer no logra penetrar a
su víctima o en su caso, voluntariamente decide no penetrarla o introducirle objetos de
apariencia sexual o partes del cuerpo; mas al no mediar ni violencia ni amenaza grave, la
calificación de las formas de imperfecta ejecución es una tarea no muy fácil de concretar.
Serían todos aquellos actos tendientes a obtener el consentimiento viciado del menor, la
seducción, el engaño, el ofrecimiento de ciertos favores, etc.; mas en el caso que se ejer­
cite violencia (vis absoluta), sobre la víctima, dichos actos constituirían el comienzo de
los actos ejecutivos, a pesar de no estar descritos en la tipificación penal”.

I) «784 Concurso de delitos: PEÑA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). D elito s


190. “Este delito concurre,
c o n tr a la lib e r ta d e in ta n g ib ilid a d sex u al. Lima: Idemsa, p.
generalmente, con los delitos de homicidio, secuestro, robo y lesiones, cuando se afecta
en simultáneo la intangibilidad sexual y la esfera corporal, será constitutivo de un delito
de lesiones en concurso ideal, así también si se produce la muerte de la víctima. La solu­
ción anotada dependerá de si dichos resultados fueron buscados por el autor o, al menos

— .- 943
Art. 1 7 3 L ibro segundo /Parte especial - delitos

abarcados por su esfera cognitiva, con dolo eventual; pues si se produjeron de forma
imprudente, esto es, con culpa, la conducta deberá ser reconducida al tipo del artículo
173-A. Los efectos mismos de coerción son constitutivos solo de violación de menor, no
entran en concurso con el delito de coacciones; sin embargo, si el autor ha privado de su
libertad al menor a fin de hacerse de un patrimonio, y en el ínterin abusa sexualmente de
él, sí se producirá un concurso ideal de delitos con el tipo previsto en el artículo 151, mas
no real, en la medida que el secuestro es un delito de naturaleza permanente”.

PJ | JURISPRUDENCIA

Sumario: ACUERDO PLENARIO: Lineamientos para la adecuada aplicación judicial del


artículo 15 del Código Penal en procesos penales interculturales por agresión sexual
contra ñiflas y adolescentes / Alcances de la determinación de la pena en los delitos
sexuales. CORTE SUPREMA: Consumación del delito de violación sexual en agravio
de menor de edad / Noción de indemnidad sexual / Violación sexual de menor de edad
por acceso camal por vía bucal / Violación de la indemnidad sexual contemplada en el
inciso 2 del artículo 173 / Violación de la indemnidad sexual prevista en el inciso 1 del
artículo 173 / Descripción de hechos y acreditación de responsabilidad penal / Descrip­
ción de hechos de acceso carnal contra natura y atribución de la responsabilidad penal
/ Descripción de hechos tácticos y calificación de los mismos como tentativa de viola­
ción sexual / Ausencia de error de tipo en el delito de violación sexual de menor / Irre-
levancia penal del consentimiento del menor de catorce años / Irrelevancia del con­
sentimiento del sujeto pasivo menor de edad en la configuración del injusto penal /
Autoría, complicidad e irrelevancia del consentimiento del menor de edad / Irrelevan-
cia del consentimiento del menor de edad / Forma de determinar la consumación de la
violencia sexual de menor de edad / Tentativa del delito de violación sexual en menor
de edad / Descripción de hechos materia de imputación / Descripción de los hechos y la
subsunción típica en el delito de violación sexual de menor de edad / Violación sexual de
menor de edad se configura también con el uso de objetos idóneos que invadan la liber­
tad sexual/ Acreditación de la responsabilidad penal del imputado / Exclusión de res­
ponsabilidad penal por inexistencia de desfloración o acceso camal / Actos preparato­
rios y ejecutivos en el delito de abuso sexual de menores / La declaración de la víctima
como prueba en los delitos contra la libertad sexual / La prueba prohibida y declaración
de la víctima como sustento de una sentencia condenatoria / Absolución por insuficiencia
probatoria en el delito de violación sexual de menor / Elementos probatorios que acre­
ditan la responsabilidad penal en el delito de violación sexual de menor de edad / Apli­
cación del principio in dubio p ro reo para determinar la fecha de nacimiento del menor
víctima de violación sexual / Aplicación del principio de proporcionalidad y principio
de humanidad / Exclusión de responsabilidad penal por aplicación del principio in dubio
p ro reo / Pericias practicadas para determinar la edad del menor víctima de violación
sexual / Determinación de la responsabilidad penal con base en elementos científicos /
Descripción de hechos relativos a la comprobación de la penetración / Exclusión de res­
ponsabilidad penal por falta de pruebas suficientes / Exclusión de responsabilidad penal
por insuficiencia de pruebas / Valoración de las declaraciones de la víctima que retractan
la sindicación inicial realizada al imputado / Valoración de diversos hechos que acredi­
tan la responsabilidad penal del procesado / Importancia de la coherencia de las declara­
ciones de las víctimas para acreditar la responsabilidad penal del procesado / Suficien­
cia de ciertos elementos probatorios para determinar la responsabilidad penal del sujeto
activo / Precisiones sobre cuestiones periciales y procesales / Aplicación del principio in
V iolación de la libertad sexual Art . 173

dubio p r o reopara desvirtuar la imputación realizada por el Ministerio Público / Valo­


ración de las declaraciones contradictorias de la víctima y del principio in dubio p ro reo
en la exclusión de responsabilidad penal del proceso / Descripción de hechos fácticos y
calificación de los mismos como tentativa de violación sexual.

ACUERDO PLENARIO
J 0968 L in cam ien tos p a ra la adecuada aplicación ju d ic ia l d el artícu lo 15 d el Código
P e n a l en p ro c e so s pen a les interculturales p o r agresión sex u a l contra niñas y adoles­
cen tes: “[...] Ahora bien, los riesgos o impactos negativos, derivados de una aplicación
judicial indebida o distorsionada de tales efectos de exoneración o disminución punitiva,
al recaer sobre potenciales autores de delitos tan sensibles para la comunidad nacional,
como son las agresiones sexuales contra niñas y adolescentes menores de catorce años,
proyectan un equivocado mensaje psicosocial de tolerancia o validación judicial de un
acto delictivo. Esto es, transmiten o promueven una sensación colectiva de impunidad
frente a la cual solo se esgrime como justificación el origen cultural del infractor, lo cual,
por su insuficiencia o argumentación aparente, resiente toda concesión razonable de tutela
jurisdiccional efectiva para los derechos fundamentales de las víctimas. Es más, como
advierte un sector de la docfrina, tales prácticas erradas de la judicatura, sobre la interpre­
tación y los límites constitucionales de la diversidad cultural, solo expresarían “una con­
tradicción paradójica en el sistema: garantizar los derechos fundamentales de la persona
y, al mismo tiempo, considerar eximentes de pena a pautas culturales o costumbres con­
trarias a estos mismos derechos’ [Hurtado Pozo, José. Prado Saldarriaga, Víctor. Manual
de Derecho Penal. Parte general, ob. cit., p. 614]. Por tanto, pues, deben fijarse lincamien­
tos ideológicos y prácticos que posibiliten una atinada gestión de los procesos penales por
tales delitos, a la vez que vinculen a los jueces penales con una delicada y escrupulosa
aplicación del artículo 15 del Código Penal a los imputados. En coherencia con tales fina­
lidades, es menester que los órganos jurisdiccionales penales de todas las instancias adop­
ten y utilicen los siguientes criterios: i. Desarrollar una aplicación selectiva y restringida
del artículo 15 del Código Penal, a fin de que este no proyecte indebidamente sus efectos
sobre autores de delitos de abuso y violencia sexual en agravio de niñas y adolescentes
menores de 14 años. Por tanto, deben excluirse de los alcances de dicha disposición y
reprimirse penalmente, toda forma violenta de abuso o prevalimento que hayan utilizado
los imputados para someter a la víctima menor de catorce años de edad a un acceso car­
nal. No siendo, en ningún caso, excusa suficiente el aval posterior de tales actos por parte
de familiares o la aceptación por estos de cualquier forma de compensación, toda vez que
la vulneración de derechos fundamentales, especialmente en casos de violencia sexual de
menores de catorce años de edad, no admite compensación ni conciliación alguna. Al res­
pecto, se valorará la fenomenología casuística relevante como las notorias diferencias de
edad entre el autor y la víctima, la oportunidad y las circunstancias del hecho, la condi­
ción de vulnerabilidad de la menor agraviada, el estado civil del agresor al momento del
hecho, la existencia de formas de negociación o arreglo para la entrega con fines de
prácticas sexuales de la menor al margen de su voluntad y consentimiento, la aceptación
de formas posteriores de composición o indemnización, la constitución y duración for­
zada de un estado de convivencia posterior a los hechos, el grado de aculturación

945
Art. 1 7 3 L ibro segundo /Parte especial - delitos

adquirido por el imputado, entre otros análogos, los cuales deberán ser apreciados y moti­
vados en cada caso por el juez para decidir su relevancia intercultural o su significado de
género, ii. La construcción técnica e idónea de las pericias antropológicas en procesos
penales sobre la materia. La pericia antropológica es obligatoria e imprescindible, en
todos los casos, para decidir la aplicación del artículo 15 del Código Penal. El órgano
jurisdiccional debe, además, supervisar que la pericia sea practicada por un profesional
idóneo y con expeiiencia acreditada en la materia. En cuanto a su contenido y alcances,
la pericia antropológica debe de centrarse en el origen de la costumbre invocada y en su
validez actual, procurando auscultar la presencia de vetas de ilustración en el entorno cul­
tural de los sujetos involucrados, las cuales evidencien procesos de cuestionamiento o
rechazo del sometimiento de menores de catorce años a prácticas sexuales tempranas.
Asimismo, sobre la existencia de normas, procedimientos o formas de sanción que se
apliquen a las agresiones sexuales en agravio de niñas y adolescentes o que no brinden a
estas una tutela jurisdiccional efectiva o que discriminen su acceso a la justicia. El juez
competente debe también advertir al perito sobre lo impertinente de todo contenido o con­
clusión pericial que pronuncie por aspectos de carácter jurídico o de naturaleza procesal
o punitiva, o que descalifique a la víctima. Es pertinente, pues, recomendar que las peri­
cias antropológicas se estructuren siguiendo un orden metodológico y expositivo homo­
géneo. Para ello, por ejemplo, es recomendable la estructura referida por la ‘Guía Meto­
dológica para la Elaboración de Peritajes Antropológicos en causas Indígenas’ elaborada
por Guevara Gil y cuyos aportes principales se transcriben a continuación y se incorporan
con sentido orientador en este Acuerdo Plenario [Conforme Guevara Gil, Armando -
Verona, Aarón-Vergara, Roxana (Editores): El peritaje antropológico. Entre la reflexión
y la práctica, Pontificia Universidad Católica del Perú, Departamento Académico de
Derecho, Lim a2015,p. 221 yss.]. Según dicho documento ilustrativo toda pericia antro­
pológica debe contener, mínimamente, tres partes y que son las siguientes: 1. ‘La primera
parte debe incluir la descripción de la preparación del peritaje, la actuación de los méto­
dos y técnicas de investigación, y el ordenamiento de los datos en función de la consulta
hecha y del problema señalado por el juez o fiscal. 2. La segunda parte debería conside­
rar los puntos sobre los que versará el peritaje, ordenados de acuerdo a la lógica de los
hechos y fundados en los principios de la investigación antropológica. 3. La última parte
deberá incluir la conclusión del peritaje; es decir, la opinión o dictamen del perito sobre
la consulta formulada por el magistrado. En este punto también podrá apoyarse en las
fuentes secundarias consultadas y en todo el material (escrito o visual) recopilado que le
sirve de fundamento para sustentar su dictamen’. En cuanto a su sistemática formal e
intema, las pericias antropológicas, siguiendo la propuesta del citado documento orienta­
dor, debe configurarse observando el siguiente esquema: a) La procedencia b) Los ante­
cedentes c) El nombre del procesado d) El motivo del análisis e) El método de análisis y
las técnicas usadas f) Los resultados g) Las observaciones h) Las recomendaciones i) Las
conclusiones, iii. La necesaria incorporación y valoración de otros medios de prueba idó­
neos para contrastar, complementar o posibilitar una mejor valoración judicial de las con­
clusiones de relevancia intercultural aportadas por las pericias antropológicas. Por ejem­
plo, la autoridad judicial a cargo del caso puede solicitar o aceptar infoimes (amicus
curiae ) o testimonios complementarios o supletorios provenientes de las autoridades
comunales o róndenles, que coadyuven a la validación, contraste crítico o reemplazo de

946 -
V iolación de la libertad sexual A rt. 173

las pericias antropológicas requeridas. La pertinencia y conducencia de estos medios


debe ser flexible y solo ser sopesados por su utilidad y necesidad para la evaluación o
decisión adecuada sobre la legitimidad de invocar o aplicar los efectos regulados por el
artículo 15 del Código Penal. Sin embargo, y en todo caso, el órgano jurisdiccional debe
abstenerse de resolver sobre la aplicación de dicha norma penal si no cuenta con ningún
medio de prueba de naturaleza intercultural idóneo para ello. iv. La inserción en el razo­
namiento y argumentación de las decisiones judiciales, de la doctrina internacional y
nacional sobre enfoque de género, interés superior del niño y compensación de la vulne­
rabilidad de las mujeres, niñas y adolescentes en contextos pluriculturales, Los jueces
deben insertar en su razonamiento y toma de decisiones jurisdiccionales, sobre todo en
aquellos casos sobre la efectividad del artículo 15 del Código Penal, las normas, reglas y
principios vinculantes regulados por la legislación internacional y nacional alusiva a la
proscripción de toda forma de discriminación y violencia física o sexual contra la mujer
y los menores de edad. Asimismo, los jueces ordinarios deben considerar también los
efectos jurídicos, culturales y sociales de la prevalencia del interés superior del niño en
condiciones de vulnerabilidad” (Acuerdo Plenario N° 1-2015/CIJ-116, sobre “Aplicación
judicial del artículo 15 del Código Penal y los procesos interculturales por delitos de vio­
lación de niñas y adolescentes’’, del 21/06/2016, f. j. 16, IXPleno Jurisdiccional de las
Salas Penales Permanente y Transitoria).

J 0969 Alcances de la determinación de la pena en los delitos sexuales: “F. J. 26. [...]
[L]a inclusión de estos factores [los precisados en la Casación N° 335-2015-E1 Santa]
y la mención a un ‘control de proporcionalidad de la atenuación’ no son de recibo. Pri­
mero, porque la ley -el artículo 46 del Código Penal- estipuló las circunstancias a las
que irremediablemente el juez debe acudir para determinar la pena concreta aplicable al
condenado dentro del sistema de tercios estatuido por el artículo 45-B del citado Código.
Segundo, porque, igualmente, la ley -en un sentido amplio- es la que fija las causales de
disminución de punibilidad y las reglas de reducción de pena por bonificación procesal.
No es posible, por consiguiente, crear pretorianamente circunstancias, causales de dismi­
nución de punibilidad o reglas por bonificación procesal al margen de la legalidad (cons­
titucional, convencional y ordinaria) -sin fundamento jurídico expreso-, tanto más si el
principio de legalidad penal impide resultados interpretativos contrarios o no acordes con
el ordenamiento. Ahora bien, determinado el tercio de la pena aplicable (inferior, inter­
medio o superior), la individualización concreta dentro del tercio que corresponde debe
(i) asumir los lineamientos fijados por el artículo 45 del Código Penal, (ii) mensurar la
entidad de cada circunstancia aplicable, así como (iii) incorporar criterios admisibles jurí-
dico-constitucionalmente en orden a la gravedad del hecho y a la condición personal del
agente delictivo -responsabilidad por el hecho-, esto es, criterios de prevención general
o especial y también de índole retributiva basada en la culpabilidad por el hecho. La gra­
vedad del hecho se refiere -no a la gravedad del delito, ya contemplada por el legislador
para fijar la conminación punitiva- a aquellas situaciones fácticas, de todo orden, que el
juez ha de valorar para determinar la pena y que sean concomitantes del supuesto con­
creto que está juzgando. La condición personal del delincuente está integrada por aque­
llos rasgos de su personalidad delictiva que configuran igualmente esos elementos dife­
renciales para efectuar la individualización penológica (conforme: Rodríguez Ramos,

947
A rt. 173 L ibro segundo /Parte especial - delitos

Luis - Coordinador: Código Penal comentado y con jurisprudencia, 2da edición, Edi­
torial La Ley, Madrid, 2007, pp. 205-206). La pena, a ñnal de cuentas, debe ser la justa
compensación al grado de culpabilidad del sujeto y a la gravedad intrínseca al delito
(conforme: STSE 1948/2002, de dieciocho de septiembre). O, desde una perspectiva más
amplia, la gravedad y consecuencias del hecho, la personalidad del autor y su reinser­
ción bajo la consideración de los fines de la pena, resultan decisivos para la clase y mag­
nitud de la sanción (así: BGH 20, 2214 [216]). Es aquí donde la individualización de la
pena atiende al concepto de lo proporcionado, en cuya virtud debe atenderse no solo a
los márgenes legalmente establecidos, sino también a todos los factores concurrentes en
el hecho, sin descuidar que la proporcionalidad hoy en día también se utiliza como cri­
terio de interpretación teleológica de los preceptos penales. A lo que obliga el princi­
pio de proporcionalidad es, en el ámbito de las penas, a un análisis que tenga en cuenta
todas las finalidades, todos los criterios, no solo como postulado meramente descriptivo;
que tome en cuenta, sí, aquella o aquel que pueda parecer más destacado en el caso en
concreto, pero analizando también en qué medida pueden entrar en juego otras u otros
[De la Mata Barranco, Norberto: La individualización de la pena en los Tribunales de
Justicia, Editorial Civitas, Pamplona, 2008, pp. 307, 316 y 317]. F. J. 32. Establecer
como doctrina legal, al amparo de los criterios expuestos en los fundamentos precedentes
-que se asumirán como pautas de interpretación en los asuntos judiciales respectivos-,
los siguientes lineamientos jurídicos: A. El artículo 173 del Código Penal no contempla
una pena inconstitucional. No existen razones definitivas o concluyentes, desde el prin­
cipio de proporcionalidad, para estimar que la pena legalmente prevista para el delito de
violación sexual de menores de edad no puede ser impuesta por los jueces penales. B.
Corresponde al juez penal ser muy riguroso en la determinación e individualización de la
pena. En tal virtud, debe seguir las directivas establecidas en los artículos VIII y IX del
Título Preliminar del Código Penal, las disposiciones fijadas en los artículos 45, 45-Ay
46 del citado Código; y, los demás preceptos del Código Penal con influencia en la apli­
cación, determinación e individualización de la pena (párrafos 21-14). Estas expresan las
reglas, de rango ordinario, que afirman los principios de legalidad, culpabilidad y propor­
cionalidad propios del Derecho Penal en su relación con el Derecho Constitucional. El
párrafo 26 de esta sentencia plenaria debe tomarse en especial consideración. C. No son
aplicables los denominados ‘factores para la determinación del control de proporcionali­
dad de la atenuación’. Estos no se corresponden con las exigencias jurídicas que guían la
aplicación, determinación y aplicación de las penas. La ley penal y el conjunto del Dere­
cho objetivo tienen previstas las reglas respectivas, ya indicadas en el párrafo anterior.
D. La pena de cadena perpetua debe ser aplicada en sus justos términos. Siempre es posi­
ble una opción individualizadora y de menor rigor en situaciones excepcionales. Al res­
pecto, es de tener presente el párrafo 29 de esta Sentencia Plenaria” (Sentencia Plena­
ria Casatoria N° 1-2018/CIJ-433 sobre “Alcances de la determinación de la pena en los
delitos sexuales”, del 18/12/2018, ff, jj. 2 6 y 3 2 ,1Pleno Jurisdiccional Casatorio de las
Salas Penales Permanente, Transitoria y Especial).

CORTE SUPREMA
J 0970 C onsum ación d el delito de violación sex u a l en agravio de m en or de edad :
“Que el delito de violación sexual se consuma con la introducción del pene aunque sea

948
V iolación de la libertad sexual A rt. 173

parcialmente; la consumación del delito solo requiere la penetración en los órganos sexua­
les de la mujer, sin que sea exigióle la perfección fisiológica del coito, la cúpula completa
en su alcance y consecuencia, sin importar si se produce o no la rotura parcial o completa
del himen con desfloración de una mujer. En el caso de autos, el propósito del encau­
sado [...] íue ultrajar sexualmente a la menor agraviada, pues el día anterior a los hechos
le bajó el pantalón sin consumar el delito por causas ajenas a su voluntad, pues fue inte­
rrumpido por la amiga de la agraviada, por lo cual se vio forzado a retirarse del lugar, no
sin antes amenazarla. Finalmente [...] consumó el acto sexual contra la agraviada; por lo
que los actos contra el pudor que alega haber cometido, quedan subsumidos en el delito
de violación sexual de menor de edad” (R. N. N° 3843-2012-Lima, del 30/04/ 2013, f. j.
3, Sala Penal Transitoria).

J 0971 N oción de in dem n idad sexual: “[...] luego de haberse determinado la respon­
sabilidad [...], anotamos que la imposición de la pena de cadena perpetua guarda corres­
pondencia con su grado de responsabilidad y el injusto de su conducta, pues existe equi­
valencia razonable con la extensión y relevancia del daño ocasionado a los menores, así
como con la transcendencia del bien jurídico lesionado, esto es, la indemnidad sexual
entendida como la preservación de la sexualidad de una persona cuando no está en condi­
ciones de decidir sobre su actividad sexual aplicada a los menores e incapaces; debiendo
agregarse que el encausado tuvo una posición familiar que le adjudicó autoridad y potes­
tad de dominio sobre la voluntad de las víctimas por ser su padre, aprovechándose de
esa circunstancia para agredirlos sexualmente en reiteradas oportunidades; todo lo cual
constituye el fundamento necesario para imponer el máximo de la sanción prevista en la
norma sustantiva para este ilícito” (R. N. N° 3825-2011-Ancash, del 24/04/2012, f. j. 15,
Sala Penal Transitoria).

J 0972 Violación se x u a l de m enor de edad p o r acceso carn al p o r vía bucal: “[...] el


‘acceso carnal por vía bucal’ está contemplado expresamente en nuestra legislación como
una conducta castigada, en el primer caso, si se efectúa con violencia o grave amenaza y,
en el segundo caso, si se trata de menor de edad, en el que la concurrencia de tales ele­
mentos -violencia o grave amenaza- resulta intrascendente. En consecuencia, el legis­
lador ha equiparado la gravedad de obligar a una relación sexual vía vaginal o anal con
la conducta de imponer a una persona -o a un menor de edad- a practicar el sexo oral,
puesto que en ambos casos importa una vulneración intensa de su libertad sexual y su
facultad de autodeterminarse -o de su indemnidad sexual-, lo que a su vez implica -tal
como reconoce la doctrina de manera mayoritaria- que no es necesario el daño físico o la
comisión de un delito de lesiones para que exista una conducta subsumible en el artículo
ciento setenta o ciento setenta y tres del Código Penal” (Casación N° 14-2009-La Liber­
tad, del 05/02/2010, f. j. 14, Sala Penal Permanente).

J 0973 Violación de la indem n idad sex u a l contem plada en e l inciso 2 d el artículo


173: “Con las declaraciones uniformes de las agraviadas, en concordancia con el mérito
que arrojan los Certificados Médicos legales y sus partidas de nacimiento, así como
teniendo en cuenta -como circunstancias periféricas objetivas—la unidad de circunstan­
cias en que ocurrieron los hechos; y además, como requisito subjetivo determinante de
la fiabilidad de las referidas indicaciones, la ausencia de móviles espúreos, se acredita

949
Art. 1 7 3 L ibro segundo /Parte especial - delitos

fehacientemente que el imputado, aprovechando su condición de director del centro edu­


cativo nacional del que eran alumnas las menores agraviadas, todas ellas entre 10 y 13
años de edad, las agredió sexualmente, e incluso a la mayoría de ellas las violó en varias
oportunidades” (Ejecutoria Suprema del 27/05/04, R. N. N°430-2004-Cusco. En: CAS­
TILLO ALVA, J. L. (2006). Jurisprudencia penal. Sentencias de la Corte Suprema de Jus­
ticia de la República. Tomo I. Grijley, Lima, p. 283).

J 0974 Violación de la in dem n idad se x u a l p revista en e l inciso 1 d e l artículo 173:


“Con mérito del certificado médico se acredita que la menor de nueve años de edad, fue
penetrada sexualmente por el imputado, pues el examen vaginal arrojó desgarro reciente
de himen a horas once y congestión del introito vaginal; asimismo, la pericia corrobora
la desfloración que presentó la menor agraviada al ser examinada, aunque agrega que el
desgarro himeneal también se encuentra a horas trece, circunstancia última que, en sí
misma, resulta intrascendente a los efectos de estimar acreditado el perjuicio sexual; por
consiguiente, no se trató de una tentativa de penetración como alega en su descargo el
encausado al declarar instructivamente y en el acto oral, sino de una efectiva penetración,
a tenor de la prueba científica antes citada y de lo declarado por la menor agraviada en
sede policial, versión ratificada en la diligencia de confrontación” (Ejecutoria Suprema
del 01/07/2004, R. N. N° 592-2004-Apurímac. En: CASTILLO ALVA, J. L. (2006). Juris­
prudencia penal. Sentencias de la Corte Suprema de Justicia de la República. Tomo 1.
Grijley, Lima, p. 297).

J 0975 D escripción de hechos y acreditación de respon sabilidad p e n a l: “Se ha acredi­


tado fehacientemente la responsabilidad penal del procesado, a quien se le imputa haber
intentado violar a la menor de doce años de edad, hija de su conviviente, en circunstan­
cias que el antes mencionado se encontraba en estado de ebriedad, ingresando a su domi­
cilio en ausencia de sus demás familiares, llevando a la menor hasta una cama donde
intentó realizar el acto sexual, lo cual fue evitado por el hermano menor de la agraviada,
quien arrojó piedras al agresor y por los golpes que un tercero realizó contra la puerta del
domicilio, lo que permitió que la menor lograra soltarse de su agresor y esconderse hasta
la llegada de su abuela y madre a quienes relató lo acontecido” (Ejecutoria Suprema del
12/05/2004, R. N. N° 003-2004-Cañete. En: CASTILLO ALVA, J. L. (2006). Jurispruden­
cia penal. Sentencias de la Corte Suprema de Justicia de la República. Tomo I. Grijley,
Lima, p. 299).

J 0976 D escripción de hechos de acceso carn al contra natura y atribución de respon­


sabilidad p en a l: “Que si bien el procesado, con la finalidad de enervar su responsabilidad
refiere que no recuerda lo sucedido debido al estado de embriaguez en que se encontraba,
también lo es que sí era consciente de su conducta pues ejerció los actos preparatorios nece­
sarios para consumar el delito, esto es, llevó a la infante a su dormitorio donde no había
nadie, aseguró la puerta y le bajó la ropa interior, procediendo a practicarle el acto con­
fia natura, y al verse soiprendido trató de huir de la escena de los hechos; inevitablemente
toda esta secuencia no es la de una persona que está atravesando por una grave alteración
de la consciencia debido a la ingesta de alcohol” (Ejecutoria Suprema del 21/07/2004, Exp.
N° 696-2003-Lima. En: CASTILLO ALVA, J. L. (2006). Jurisprudencia penal. Sentencias
de la Corte Suprema de Justicia de la República. Tomo I. Grijley, Lima, p. 292).

950
V iolación de la libertad sexual A rt. 1 7 3

J 0977 D escripción de h ech os fá c tic o s y calificación de los m ism os com o tentativa


d e violación sexual: “La responsabilidad penal del encausado se encuentra acreditada,
toda vez que ha reconocido haber conducido a la menor a un lugar desolado, refiriendo
la menor agraviada que el imputado trató de violarla sexualmente, pero esta acción no
logró concretarse porque comenzó a sentir dolor cuando el precitado estuvo en su encima;
el certificado médico legal diagnostica que la menor no presenta desfloración himenal
alguna ni acto contra natura, siendo el dictamen pericial psicológico concluyente en seña­
lar que ha sido afectada emocionalmente; en cuanto a la sanción impuesta, esta debe
ser rebajada prudencial y razonablemente, por cuanto el iter criminis no logró concre­
tar todas sus fases, quedando en el grado de tentativa, conforme lo establece el artículo
16 del Código Penal; declararon haber nulidad en la sentencia en cuanto sanciona con 15
años de pena privativa de libertad y reformándola le impusieron 7 años” (Ejecutoria Su­
prema del 14/11/2004, Exp. N ° 2541-2003-Callao. En: CASTILLO ALVA, J. Jurispruden­
cia penal. Sentencias de la Corte Suprema de Justicia de la República . Tomo II. Grijley,
Lima, p. 222).

J 0978 A u sen cia de error de tipo en el delito de violación se x u a l de m enor: “Que la


alegación de error de tipo -respecto de la edad de la menor agraviada- sostenida por el
recurrente, Policía en situación de retiro, no es de recibo, pues conocía a la víctima con
una anterioridad de dos años antes de los hechos, cuando tenía once años de edad, dado
que vivía en un cuarto alquilado en el inmueble en el que ella era trabajadora del hogar,
con la que tuvo trato sexual reiteradamente, situación que hace imposible aceptar tal ver­
sión vistas las características físicas de una niña de esa edad y porque no se trató de un
encuentro ocasional o de una vinculación distante, aun cuando aquella en la diligencia de
confrontación anotó que le expresó al imputado que contaba con 16 años de edad, ver­
sión que incluso difiere de la que indicó en su preventiva-donde enfatizó que el impu­
tado sabía que tenía trece años de edad- y que no ha sido explicada razonablemente; que
por consiguiente, el delito perpetrado por el imputado se encuentra previsto y sancionado
por el artículo 173 del Código Penal” (Ejecutoria Suprema del 19/04/04, R. N. N ° 3726-
2003-Lima. En: PÉREZ ARROYO, M. (2006). La evolución de la jurisprudencia en el
Perú (2001-2005). Tomo I. Inris Consulti - San Marcos, Lima, p. 362).

J 0979 Irrelevan cia p e n a l d e l consentim iento d el m enor de catorce años: “El proce­
sado ha aceptado haber practicado el acto sexual con la agraviada, sin embargo, señala
que fue con su voluntad, y en la creencia de que esta contaba con más de 14 años de edad
habida cuenta que su aspecto físico así lo hacía notar, sin embargo, conforme se aprecia
del acta de ratificación del médico legista, se desvirtúa esta tesis exculpatoria, toda vez
que el perito refiere que la menor, al momento del examen médico físicamente aparentaba
una edad que fluctúa entre los 10 a 12 años, lo que le otorga certeza a lo plasmado en la
partida de nacimiento; en este sentido, se ha llegado a establecer fehacientemente que las
relaciones sexuales habidas entre el procesado y la menor agraviada acontecieron cuando
tenía menos de 14 años” (Ejecutoria Suprema del 17/12/2003, R. .N. N ° 2401-2003-San
Martín. En: CASTILLO ALVA, J. L. (2006). Jurisprudencia penal. Sentencias de la Corte
Suprema de Justicia de la República. Tomo II. Grijley, Lima, p. 175).

951
A rt. 1 7 3 L ibro segundo / Parte especial - delitos

J 0980 Irrelevan cia d e l consentim iento d e l su jeto p a sivo m enor de ed a d en la confi­


gu ración d e l injusto p e n a l: “Aun cuando en la diligencia de confrontación, la agraviada
varía su versión inicial argumentando que el acusado la cargó a la fuerza y la condujo al
segundo piso de su inmueble para yacer sexualmente con ella y sostener luego que subió
al segundo piso por su propia voluntad; sin embargo, la presencia de dos equimosis ovoi­
des en la glándula mamaria derecha (sigilaciones) en el cuerpo de la víctima, determina
la realización de un juego erótico con la agraciada compatible con la segunda conclusión
del examen médico ‘presencia de lesiones extragenitales de tipo erótico sexuales’, tales
circunstancias no enervan el carácter antijurídico del hecho, sino más bien permiten con­
cluir la existencia de un consentimiento de la agraviada en la consumación del evento,
que resulta irrelevante para la realización del tipo penal, por lo que devienen en incon­
sistentes los agravios alegados por el acusado en su escrito de recurso de nulidad” (Eje­
cutoria Suprema del 01/05/2004, R. N. N ° 3730-2003-Loreto. En: CASTILLO ALVA, J.
L. (2006). Jurisprudencia penal. Sentencias de la Corte Suprema de Justicia de la Repú­
blica. Tomo II. Grijley, Lima, p. 201).

J 0981 A u toría, com plicidad e irrelevancia d e l consentim iento d el m en o r de edad:


“Que está plenamente acreditado el delito que se le imputa al procesado, en su condición
de autor y en lo que respecta a los otros dos procesados, por su actuación en grado de
tentativa y de complicidad, respectivamente; que la sindicación de manera uniforme por
parte de la menor agraviada, también se ve corroborada con las conclusiones a las que se
contrae el certificado médico, debidamente ratificado, y con el protocolo de la pericia psi­
cológica practicada a la referida menor, se concluye que presenta trastorno de las emo­
ciones y del comportamiento, como consecuencia de la agresión sexual de la que ha sido
víctima; que, por otro lado, si bien se precisa que la menor fue quien aceptó y permaneció
en compañía de los inculpados con su consentimiento, debe tomarse en cuenta que en esta
clase de delitos la ley tiende no solo a tutelar la libertad, sino principalmente su indemni­
dad sexual, pues es la inocencia de la menor, cuyo desarrollo psico-emocional se ve afec­
tado por estos comportamientos delictivos” (Ejecutoria Suprema del 31/01/2003, R. N.
N ° 3580-2002-Lima. En: PÉREZ ARROYO, M. (2006). La evolución de la jurisprudencia
en el Perú (2001-2005). Tomo I. Inris Consulti - San Marcos, Lima, p. 280).

J 0982 Irrelevan cia d el consentim iento d e l m en o r de edad: “Del estudio y revisión de


los autos se advierte que el injusto penal que se atribuyó al procesado, se encuentra plena­
mente acreditado con su confesión sincera desde la etapa de la indagación policial hasta
la etapa de su juzgamiento, y la declaración de la madre de la menor agraviada quien des­
cubrió al sujeto en la habitación de su hija. Se suman a estos medios probatorios los docu­
mentos consistentes en la partida de nacimiento que certifica que al momento de la comi­
sión de los hechos contaba con trece años de edad, y que si bien el certificado médico legal
concluye que ‘el himen es elástico dilatable, no coito contra natura’, el mismo que por sí
solo no demuestra la lesión al bien jurídico protegido; sin embargo, constituyen indicios
probatorios las declaraciones coincidentes tanto del procesado como de la menor agra­
viada donde ambos admiten haber tenido relaciones sexuales por mutuo acuerdo, hasta en
dos oportunidades en su condición de enamorados; teniendo en cuenta que la norma penal
protege la indemnidad sexual de los menores de edad, en consecuencia, resulta irrelevante

952
V iolación de la libertad sexual A rt. 173

el consentimiento de la menor frente a las relaciones sexuales que mantuvo con el pro­
cesado” (Ejecutoria Suprema del 17/05/2004, R. N. N° 687-2003-Loreto. En: CASTILLO
ALVA, J. L. (2006). Jurisprudencia penal. Sentencias de la Corte Suprema de Justicia de
la República. Tomo II. Grijley, Lima, p. 150).

J 0983 F orm a de determ in ar la consum ación de la violación sexu al de m en or de


edad: “Se encuentra acreditada la responsabilidad penal del encausado por el delito de
violación sexual, aunque por la comisión de delito consumado y no en grado de tentativa;
que la menor agraviada presenta desfloración himenal con lesiones parciales antiguas,
esto es, que hubo penetración parcial del pene del agresor en la vagina de la víctima y no
penetración completa que evidenciaría un desgarro total del himen y lesiones tipo desga­
rro en la pared vaginal, pero igual existió penetración y en consecuencia consumación del
delito de violación sexual de menor de edad” (Ejecutoria Suprema del 20/06/2001, R. N.
N° 1218-2001-Huaura. En: URQUIZO OLAECHEA, J. (Asesor); CASTILLO ALVA, J.
L. (Director) y SALAZAR SÁNCHEZ, N. (Coordinador) (2005). Jurisprudencia penal.
Jurista, Lima,p. 432).

J 0984 Tentativa d e l delito de violación sexu al en m en or de edad: “En autos exis­


ten suficientes indicios razonables que orientan a presumir que el referido acusado pre­
tendió violar sexualmente a su hijastra, quien en todo momento ha señalado que el pre­
citado intentó violarla sexualmente; acción que no logró consumarse por su reacción en
acceder a esa pretensión, aspecto que se puede referir de lo diagnosticado en el certifi­
cado médico legal, ratificado en el juzgado y en el juicio oral, en el que se precisa que la
menor presenta lesiones extragenitales, significándose que dicho examen ginecológico
fue practicado el mismo día en que fue aprehendido el imputado” (Ejecutoria Suprema
del 20/01/2004, R. N. N°2507-2003-Cono Norte de Lima. En: CASTILLO ALVA, J. L.
(2006). Jurisprudencia penal. Sentencias de la Corte Suprema de Justicia de la Repú­
blica. Tomo II. Grijley, Lima, p. 182).

J 0985 D escripción de h ech os m ateria de la im putación: “La madre de la agraviada


denunció los hechos ante las autoridades correspondientes, practicándose el mismo día el
reconocimiento médico legal que concluyó que la menor presentaba desgano antiguo en
horas dos, refiriendo la agraviada en sede policial, con intervención del representante del
Ministerio Público, que el autor fue su tío, el procesado, versión que es ratificada en el
acta de reconocimiento; que, conforme se advierte del recurso impugnatorio interpuesto
por el encausado, este pretende amparar su irresponsabilidad en la versión expuesta en
sede judicial por la agraviada; sin embargo la menor enfáticamente lo sindica como el
autor de tales hechos. Aunado a ello, debe tenerse en cuenta que el encausado al rendir su
manifestación policial no brindó explicación alguna de cuál podría ser el móvil para que
le atribuyan tan grave imputación, para posteriormente en sede judicial cambiar de ver­
sión alegando que la imputación en su contra se debía a un acto de represalia por parte de
la madre de la menor agraviada, porque este conocía a la amante de su esposo, versión
esta última que la hace con la única finalidad de enervar su responsabilidad penal” (Eje­
cutoria Suprema del 05/08/2004, R. N. N° 1170-2004-Chincha. En: CASTILLO ALVA, J.
L. (2006). Jurisprudencia penal. Sentencias de la Corte Suprema de Justicia de la Repú­
blica. Tomo I. Grijley, Lima, p. 228).

953
A rt. 1 7 3 L ibro segundo /Parte especial - delitos

J 0986 D escripción de los hechos y la su bsu n ción típica en e l delito de violación


sex u a l d e m en o r de edad: “Contrariamente a lo que ha expuesto el impugnante, el Cole­
giado sí ha compulsado y merituado congruentemente las pruebas de cargo actuadas en
el proceso, calificando el delito de juzgamiento como tentativa de violación de la liber­
tad sexual, así se colige del reconocimiento médico legal, diligencia de ratificación, eva­
luación psiquiátrica, manifestación policial del agraviado con la intervención del repre­
sentante del Ministerio Público, partida de nacimiento y, sobre todo, al admitir el acusado
que al colocar su miembro viril en el ano del menor este reaccionó y lo botó, conforme
está consignado en la parte pertinente del protocolo de pericia psicológica; por consi­
guiente el tratar de admitir parcialmente su conducta señalando que él solo introdujo su
dedo índice de la mano derecha en el ano del menor, resulta irrelevante para calificar los
hechos en otro tipo penal al de violación de la libertad sexual” (Ejecutoria Suprema del
12/01/2004, Exp. N° 2338-2003-Cono Norte de Lima. En: CASTILLO ALVA, J. L. (2006).
Jurisprudencia penal. Sentencias de la Corte Suprema de Justicia de la República. Tomo
II. Grijley, Lima, p. 140).

J 0987 Violación sex u a l de m enor de e d a d se configura tam bién con e l uso de objetos
idóneos qu e invadan la libertad sexual'. “Que si bien el encausado niega su autoría, los
cuatro exámenes ginecológicos practicados a la menor han coincidido en señalar que se
produjo un desgarro himeneal en horas doce, por ende, que existe una desfloración anti­
gua, máxime si la médico [...] realizó la observación inmediatamente después de ocu­
rridos los hechos y concluyó ‘desgarro de himen reciente’; que los médicos igualmente
coinciden en diagnosticar que el referido desgarro no ha sido producido por un pene, no
obstante el acceso sexual a tenor del artículo 170 del Código Penal no está limitado úni­
camente al miembro viril, sino también a otros objetos o partes del cuerpo, en tanto que
estos son igualmente idóneos para producir la afectación mediante invasión de la libertad
sexual, por lo que el daño que produce el sujeto activo, sea cual íúere el objeto u órgano
genital, es el mismo y se reprime con la misma intensidad como si fuera el miembro viril”
(R. N. N° 2314-2006-Huancavelica, del 03/08/2006, f. j. 4, Sala Penal Permanente).

J 0988 A creditación de respon sabilidad p e n a l d el im putado: “El procesado reconoció


haber violado a la menor en compañía de otro sujeto, tal como se advierte de su decla­
ración instructiva, la misma que coincide con la manifestación de la menor agraviada a
lo largo de todo el proceso en cuanto a la forma y circunstancias como se habrían rea­
lizado los hechos; por lo que su posterior negativa y la circunstancia alegada de haber
sido engañado por su coacusado no resulta creíble; por el contrario, dentro de un razo­
namiento lógico esta afirmación determinaría la actitud con la cual pretende encubrir su
conducta” (Ejecutoria Suprema del 05/12/2003, R. N. N° 2532-2003-Huánuco. En: CAS­
TILLO ALVA, J. L. (2006). Jurisprudencia penal. Sentencias de la Corte Suprema de Jus­
ticia de la República. Tomo II. Grijley, Lima, p. 187).

J 0989 E xclu sión de responsabilidad p e n a l p o r inexistencia de desfloración o acceso


carnal: “Se incrimina al procesado la supuesta comisión del delito de violación del menor
de 14 años, ya que en su condición de progenitor de la menor, la ultrajó sexualmente
contra natura desde que contaba con siete años de edad, de cuyo hecho dio cuenta a su
V iolación de la libertad sexual A rt. 173

madrastra, quien no puso en conocimiento a las autoridades, basándose esta versión con­
forme a lo declarado por la menor agraviada; determinándose como consecuencia de
dichos actos que la menor sufre de esquizofrenia paranoide, trastorno por estrés pos­
traumático, insomnio, ansiedad, desorganización conductual, alucinaciones auditivas y
otras complicaciones psíquicas, que han provocado su intemamiento en el Instituto de
Salud Mental ‘Honorio Delgado’. Que, sin embargo, conforme se advierte del Certificado
Médico Legal, ratificado en el acto oral, la menor no presenta desfloración alguna, no
existen signos contra natura así como tampoco lesiones traumáticas en el cuerpo, por la
que la sindicación de la menor respecto a que su padre sea el autor de la violación sexual
en su contra, es consecuencia de su estado mental alucinatorio ajeno a la realidad debido
a la esquizofrenia paranoide que sufre de acuerdo a la pericia psiquiátrica, y a su histo­
ria clínica; por lo que, lo resuelto por el Colegiado superior se encuentra arreglado a ley,
en consecuencia, no hay nulidad de la sentencia absolutoria. El numeral vigésimo cuarto
párrafo ‘e’ del artículo segundo de la Constitución Política del Perú, señala que toda per­
sona es considerada inocente mientras no se haya declarado judicialmente su responsabi­
lidad” (Ejecutoria Suprema del 06/12/2004, Exp. N° 598-2004-Cono Norte de Lima. En:
CASTILLO ALVA, J. L. (2006). Jurisprudencia penal. Sentencias de la Corte Suprema de
Justicia de la República. Tomo I. Grijley, Lima, p. 164).

J 0990 A ctos p re p a ra to rio s y ejecutivos en e l delito de abuso sexu al de m en ores : “F.


J. 5. Que, en este sentido, del análisis de lo actuado de la declaración de la menor agra­
viada [...], se aprecia que bien sindica al procesado [...] le cogió del hombro a la vez que le
puso un cuchillo en el pecho y le propuso ir a la Cruz, instante en que reaccionó y empezó
a correr solicitando ayuda, pensando que este sujeto era la persona que venía realizando
violaciones sexuales por ese lugar; sin embargo este hecho descrito por la agraviada solo
forma parte de los actos preparatorios del iter criminis del delito de violación sexual, mas
no así la de tentativa, pues no se dio comienzo a la ejecución del delito conforme lo exige
el artículo dieciséis del Código Penal, debido a que no se produjeron actos demostrativos
del agente para poner en obra su finalidad delictiva, como desnudarse o haber desvestido
a la menor agraviada o la derribe a esta y la ponga en posición adecuada, sino solo hubo
un diálogo que en modo alguno puede ser punible, y por consiguiente ponga en peligro el
bien jurídico tutelado en el artículo ciento setenta y tres del Código Penal. F. J. 6. Que, en
consecuencia la conducta desplegada por el procesado [...] no resulta antijurídica ni típica
en nuestro ordenamiento penal, por lo que acorde con el principio de favorabilidad conte­
nido en el inciso segundo del artículo trescientos del Código de Procedimientos Penales,
debe ser absuelto de los cargos en su contra, máxime si en el proceso no se ha desvirtuado
la presunción de inocencia del encausado” ( R. N. N° 2166-2008-Lima, del 24/06/2008, ff.
jj. 5 y 6, Sala Penal Transitoria).

J 0991 L a declaración de la víctim a com o p ru eb a en los delitos contra la lib erta d


sexual: “[...] los delitos contra la libertad sexual se constituyen generalmente como de­
litos clandestinos, secretos o de comisión encubierta, pues se perpetran en ámbitos pri­
vados, sin la presencia de testigos, por lo que el solo testimonio de la víctima se eleva a
la categoría de prueba con contenido acusatorio suficiente para enervar la presunción de
inocencia del imputado, pero siempre que reúna los requisitos de coherencia, persistencia,

955
A rt. 173 L ibro segundo / Parte especial - delitos

solidez y ausencia de incredibilidad subjetiva, y que no se vulnere el derecho a un proceso


con las debidas garantías procesales” (R. N. N ° 4687-2009-La Libertad, del 07/07/2010,
f. j. 3, Sala Penal Permanente).

J 0992 L a p ru e b a p ro h ib id a y declaración de la víctim a com o su sten to de una sen­


tencia con den atoria : “F. J. 7. [...] si bien el encausado [...] en sede preliminar [...] aceptó
haber ultrajado sexualmente al menor agraviado, se evidencia que esa declaración se
efectuó sin las garantías legales exigióles para otorgarle la calidad de prueba pues no
estuvo presente el representante del Ministerio Público ni su abogado defensor; que, ade­
más al rendir sus declaraciones en sede sumarial y plenarial [...] rechazó los cargos que
se le imputan y precisó que para admitir su culpabilidad fue objeto de maltratos físicos
por parte de los efectivos policiales; que esta afirmación se encuentra corroborada con el
[...] certificado médico legal [...] realizado al día siguiente de su detención, de cuyo con­
tenido se colige que el encausado [...] presentó ‘Tumefacción en el cuero cabelludo, equi­
mosis y erosión mucosa en el canillo izquierdo; tumefacción y equimosis en región maxi­
lar inferior y cara antero lateral del cuello ocasionado por agente contundente duro’; que
meridianamente estamos ante lo que la doctrina ha denominado ‘prueba prohibida o ilí­
cita’ que incluye a la prueba practicada con violación de derechos fundamentales absolu­
tos en tanto se vulneró el derecho a la integridad física; que en ese sentido [...] esta decla­
ración obtenida por violencia carece de valor probatorio’. F. J. 8. [...] la tesis defensiva
del encausado rendida en sede sumarial plenarial respecto a que en el momento en que
acontecieron los hechos [...] se encontraba en un lugar distinto al que señala el agraviado
está probada con las declaraciones de los testigos [...] pues la primera señala que recibió
en su local comercial al procesado y a otros sujetos, mientras que los segundos expresan
que concurrieron a ese recinto a la hora de los hechos acompañados del encausado’. [...].
F. J . 10. [...] la declaración de la víctima solo puede servir de fundamento a una decisión
judicial de condena cuando reúne los requisitos de precisión de los hechos, coherencia
narrativa, persistencia en la sindicación y verosimilitud de su contenido; que en el pre­
sente caso, el menor agraviado no ha sostenido una sindicación uniforme y coherente,
puesto que en la [...] diligencia de reconocimiento físico, el agraviado hasta en dos opor­
tunidades no sindicó al encausado sino a su hermano, y recién en una tercera oportunidad
lo reconoce, lo que resta mérito probatorio a esta grave denuncia; que asimismo, no con­
curren datos objetivos que consoliden la inculpación pues solo se advierten declaraciones
de testigos referenciales -progenitores del menor agraviado- quienes sindican al encau­
sado como responsable en función de la imputación efectuada por su menor hijo’Y/ó N.
N ° 1376-2010-Lima, del 03/08/2006, ff. jj. 7, 8 y 10, Sala Penal Permanente).

J 0993 A bsolu ción p o r insuficiencia p ro b a to ria en e l delito de violación sex u a l de


m enor: “[...] el solo mérito del certificado médico legal [...] referido a la menor agra­
viada, que concluyó que: ‘presenta himen desfloración antigua, no actos contra natura’,
no constituye prueba suficiente para imponer una condena al imputado, máxime si cuando
se le examinó negó que sostuvo relaciones sexuales para posteriormente aseverar que sos­
tuvo relaciones sexuales con su enamorado hace un mes” (R. N. N ° 1040-2010-Piura, del
23/11/2010, f. j. 6, Sala Penal Permanente).

956
V iolación de la libertad sexual A rt. 173

J 0994 E lem en tos p ro b a to rio s que acreditan la respon sabilidad p e n a l en el delito


de violación sex u a l de m en or de edad: “A nivel de la doctrina y jurisprudencia, se ha
esbozado presupuestos para determinar la responsabilidad penal por violación sexual;
esto es: a) que exista un presupuesto temporal, es decir, que no debe existir un inter­
valo de tiempo considerable y pronunciado entre el último acto comisivo del delito y la
fecha de la denuncia; b) que haya un presupuesto lógico, que se debe dar entre la decla­
ración de la agraviada, respecto al hecho punible, con las circunstancias de tiempo y
lugar, así como respecto a la relación de autoría que deben ser regulares y uniformes; c)
Se exige también, que la víctima mantenga coherentemente sus afirmaciones tanto res­
pecto al hecho como al autor; requisito jurídico relacionado a la relevancia de la decla­
ración de la parte agraviada, pues se supone que la declaración de la víctima ha de apor­
tar suficiente infoimación respecto a cómo ocurrieron los hechos y que las características
del autor sean lo suficientemente idóneas para acreditar su plena identidad; d) que haya
comunidad de pruebas, a fin de que la versión de la parte agraviada sea corroborada con
el certificado médico legal y el reconocimiento psicológico. Que, aplicando estos presu­
puestos al término del proceso, la imputación debe ser contundente respecto a que la víc­
tima fue violada en su indemnidad sexual, toda vez que tratándose de menores de edad,
no siempre pueden expresarse libremente” (Ejecutoria Suprema del 16/06/2004, R. N.
N° 547-2004-Ayacucho. En: CASTILLO ALVA, J. L, (2006). Jurisprudencia penal. Sen­
tencias de la Corte Suprema de Justicia de la República. Tomo I. Grijley, Lima, p. 212).

J 0995 A p licación d e l p rin cip io in dubio p ro reo p a r a determ inar la fe c h a de n aci­


m iento d el m en or víctim a de violación sexual: “Conforme a la doctrina se ha unifor­
mizado el criterio de que, a fin de determinar la edad del menor, cuando existan dudas
respecto de la fecha de su nacimiento, debe darse un margen de error de dos años más
o menos, por ser más favorable al reo, en aplicación del inciso 11 del artículo 129 de la
Constitución Política del Estado (Ejecutoria Suprema del 28/05/1999, Exp. N° 5072-98,
Junín), por lo que la conducta del procesado debe encuadrarse en el inciso tercero del
numeral 173 del Código Penal, teniéndose como edad del agraviado 9 años; que en esas
condiciones es de desvincularse del delito acusado y condenado, en tanto no se afecta
los principios acusatorio y de contradicción” (Ejecutoria Suprema del 05/10/2004, R. N.
N° 2390-2004-Callao. En: SAN MARTÍN CASTRO, C. (2006). Jurisprudencia y prece­
dente penal vinculante. Selección de ejecutorias de la Corte Suprema de la República.
Palestra, Lima, p. 451).

J 0996 A plicación d e l p rin cip io de p roporcion alidad y prin cip io de hum anidad: “El
encausado en sede policial y en acto oral ha reconocido los hechos objeto de imputa­
ción, por lo que lo beneficia lo dispuesto por el artículo 136 del Código de Procedi­
mientos Penales, así como ha señalado que mantiene una relación de pareja estable con
la agraviada, con quien se casó civilmente, lo que ha sido corroborado por aquella y su
madre; que, en estas condiciones, dado que el acto sexual estuvo enmarcado en una rela­
ción afectiva, que el imputado carece de antecedentes penales, y que ha reconocido a la
menor hija que procreó con la agraviada, desde la perspectiva del principio de propor­
cionalidad de las penas -reconocido por el artículo VIII del Título Preliminar del Código
Penal- no resulta adecuado imponer una pena grave privativa de libertad, pues el rigor

957
A rt. 1 7 3 L ibro segundo /Parte especial - delitos

de la misma, según las circunstancias objetivas y subjetivas del caso concreto, importa­
ría una carga excesiva que lesionaría la estabilidad individual y familiar del imputado y
de la propia víctima, así como toda meta rehabilitadora, socialmente necesaria” (Ejecu­
toria Suprema del 04/05/2004, Exp. N° 704-2003-Ica. En: PÉREZ ARROYO, M. (2006).
La evolución de la jurisprudencia en el Perú (2001-2005). Tomo II. Iuris Consulti - San
Marcos, Lima, p. 974).

J 0997 E xclu sión de respon sabilidad p e n a l p o r aplicación d el p rin cip io in dubio pro
reo; “Si bien con el certificado médico legal se verifica que la menor agraviada presen­
taba ‘desfloración antigua’, conclusión que es compatible con el mérito del dictamen peri­
cial de psicología, también es verdad que sus declaraciones no han sido uniformes en el
proceso, resultando de por sí contradictorias; asimismo, teniendo en cuenta que la última
agresión sexual se habría producido en agosto de 2000 y con la data de la denuncia exis­
tió un intervalo temporal de un año en que no se puso en conocimiento la agresión sexual,
sin que existiera motivo justificado alguno al respecto; de ofio lado, el acusado ha venido
negando los cargos de manera uniforme y coherente desde su inteivención policial y en
el decurso del proceso, sosteniendo que si bien la agraviada había sido traída por él desde
el Cusco con autorización de su familia, no abusó sexuahnente de ella, refiriendo que la
sindicación de la víctima se debía a que su conviviente advirtió la presencia de un nuevo
compromiso convivencial; en consecuencia, no obstante, acreditarse la desfloración de la
víctima, no existe elemento probatorio adicional que corrobore la incriminación; por lo
que se presenta un estado de duda razonable sobre la participación del encausado” (Ejecu­
toria Suprema del 18/05/2004, R. N. N° 606-2003-Cono Norte de Lima. En: CASTILLO
ALVA, J. L. (2006). Jurisprudencia penal. Sentencias de la Corte Suprema de Justicia de
la República. Tomo II. Grijley, Lima, p. 161).

J 0998 P ericias pra ctica d a s p a ra determ in ar la ed a d d el m enor víctim a d e violación


sexual: “De la revisión de autos aparece que la edad de la menor agraviada no ha sido
acreditada con partida de nacimiento o reconocimiento supletorio, por cuanto la pericia
médica no es categórica y además ha sido emitida por un solo perito contraviniendo lo
previsto en el artículo 161 del Código de Procedimientos Penales, que, asimismo es nece­
sario se practique un nuevo reconocimiento médico legal a la agraviada a fin de establecer
su integridad sexual y edad” (Ejecutoria Suprema del 14/03/2001, Exp. N° 3751-2000-
Piura. En: PEREZ ARROYO, M. (2006). La evolución de la jurisprudencia en el Perú
(2001-2005). Tomo II. Iuris Consulti - San Marcos, Lima, p. 961).

J 0999 D eterm in ación de la respon sabilidad p e n a l con base en elem entos científicos:
“Si bien el acusado niega los cargos formulados, su negativa queda desvirtuada con la sin­
dicación uniforme y coherente de la menor agraviada, sostenida en su manifestación poli­
cial, reiterada en sede judicial y en el acto oral; con el mérito del certificado médico legal;
sindicación que se reafirma, de modo contundente y categórico, con la pericia biológica
de ADN, ratificada en el juicio oral por sus autores, donde se ha especificado que al acu­
sado no se le puede excluir de ser padre biológico del hijo de la menor agraviada en un
99.9999851450049%; además, debe valorarse que al conocimiento de los resultados de
esta prueba científica, el procesado señaló de modo inconsistente que habría realizado la
actividad delictiva de repente bajo los efectos del alcohol, porque se había emborrachado
V iolación de la libertad sexual A rt. 1 7 3

en una fiesta” (Ejecutoria Suprema del 15/04/2004, Exp. N° 3686-2003-Lima. En: PÉREZ
ARROYO, M. (2006). La evolución de lajurisprudencia en el Perú (2001-2005). Tomo II.
Inris Consulti - San Marcos, Lima, p. 984).

J 1000 D escripción de hechos relativos a la com probación de la p en etración : “Que


según la diligencia de ratificación pericial y el examen del perito realizado en el acto oral,
las evidencias que, al examen presentaba la agraviada son compatibles con una penetra­
ción parcial ^si hubiera habido roces las lesiones se localizarían en la región perianal, lo
que no ocurrió^ e, incluso, hubo presión en la parte interna del muslo izquierdo a fin de
abrir los muslos e introducir el pene; que las indicadas explicaciones del perito médico,
unidas a la versión de la agraviada y de la testigo que colaboró con la niña y acompañó a
la denunciante, acreditan inconcusamente que la víctima sufrió acto sexual contra natura
y no actos deshonestos por parte del imputado” (Ejecutoria Suprema del 08/09/2005, R.
N. N° 2630-2005-Huaura. En: SAN MARTÍN CASTRO, C. (2006). Jurisprudencia y pre­
cedente penal vinculante. Selección de ejecutorias de la Corte Suprema de la República.
Palestra, Lima, p. 428).

J 1001 E xclu sión de responsabilidad p e n a l p o r fa lta de pru eb a s suficientes: “La acti­


vidad probatoria realizada en autos no ha permitido acreditar la responsabilidad penal del
acusado, quien fuera sindicado por el padre de la menor agraviada, al haber tomado cono­
cimiento por información de terceras personas que este habría sido uno de los autores
del delito de violación; la misma que no ha sido corroborada con ningún otro medio de
prueba que acredite tal imputación máxime, si desde la etapa inicial del proceso, se deter­
minó por declaración de la menor y de su progenitor que solo fueron dos los sujetos que
perpetraron tal ilícito, aunado a ello la negativa uniforme y coherente que ha mantenido
este acusado durante todas las etapas del proceso” (Ejecutoria Suprema del 06/05/2004,
R. N. N° 614-2003-Tacna. En: CASTILLO ALVA, J. L. (2006). Jurisprudencia penal. Sen­
tencias de la Corte Suprema de Justicia de la República. Tomo II. Grijley, Lima, p. 157).

J 1002 E xclu sión de responsabilidad p e n a l p o r insuficiencia de p ru eb a s: “En el pre­


sente caso, no concurren en forma pormenorizada los presupuestos señalados, dado que
la denuncia se hizo luego de varios meses de que ocurrieron los hechos, al margen de
que existen imprecisiones en cuanto a los lugares y fecha de comisión del hecho puni­
ble, habiendo la prueba perdido espontaneidad y eficacia para verificar si la menor real­
mente sufrió menoscabo, por parte del incriminado. Así, si bien en el aludido certificado
médico se advierte que la menor arroja desfloración antigua; sin embargo, debe tenerse
en cuenta que estas circunstancias se deben al hecho que la menor no denunció oportu­
namente el ilícito penal en su agravio, aunado a ello a que la sindicación contra el proce­
sado, se hace en forma dubitativa sin dar precisiones sobre los lugares en los cuales fue
víctima de dichos delitos, máxime si como ella misma manifiesta que a este procesado
se le hizo costumbre ultrajarla; a esto se suma que la perjudicada, en su declaración poli­
cial, también señaló haber sido víctima de violación por parte de su padre político. En
todo caso, ante la deficiencia en el ofrecimiento de los medios probatorios del Ministe­
rio Público y la parte agraviada, resultan insuficientes para declarar la responsabilidad
penal del sindicado” (Ejecutoria Suprema del 16/06/2004, R. N. N° 547-2004-Cusco. En:

959
A rt. 1 7 3 L ibro segundo /Parte especial - delitos

CASTILLO ALVA, J. L. (2006). Jurisprudencia penal. Sentencias de la Corte Suprema de


Justicia de la República. Tomo I. Grijley, Lima, p. 212).

J 1003 E xclu sión de la respon sabilidad p e n a l p o r insuficiencia de p ru eb a s: “A dife­


rencia del delito, cuya comisión se encuentra debidamente acreditada, la responsabilidad
penal del procesado, padrastro de la menor no ha podido probarse durante la secuela del
proceso, pues si bien en la etapa preliminar la referida menor lo sindicó como el autor de
la violación sexual en su perjuicio, dicha versión no fue ratificada en el juicio oral. A lo
anterior debe agregarse que en sede policial el testigo declaró que fue con él con quien
la menor mantuvo relaciones sexuales y que en ningún momento le mencionó que su
padrastro había abusado de ella, versión que corrobora lo manifestado por el acusado en
el sentido que la denuncia policial obedeció a la animadversión que le tenía la tía de la
agraviada y por esa razón obligó a su sobrina a que le imputara dicho delito” (Ejecutoria
suprema del 29/04/2004, R. N. N° 396-2003-Ica. En: CASTILLO ALVA, J. L. (2006). Juris­
prudencia penal. Sentencias de la Corte Suprema de Justicia de la República. Tomo II.
Grijley, Lima, p. 197).

J 1004 Valoración de las declaraciones de la víctim a qu e retractan la sindicación ini­


cia l realizada a l im putado: “Las pericias médicas acreditan que la agraviada sufrió des­
floración himenal reciente y actos contra natura recientes, así como lesiones genitales y
extragenitales agudas inmoderadas. El tenor de las pericias está corroborado por la decla­
ración de la víctima prestada en sede policial con asistencia del representante del Ministe­
rio Público y la denuncia formulada por su madre, que diera lugar a la pronta intervención
policial, conforme se detalla en la ocurrencia por violencia familiar. En esas condicio­
nes, carece por entero de verosimilitud la ulterior retractación del imputado, así como la
declaración preventiva de la víctima, quien se limitó a señalar que el autor de la violación
en su agravio no fue su padrastro, sino un panadero que no identifica, versión que evi­
dentemente no tiene entidad, por su falta de coherencia y precisión, para eneivar su ini­
cial sindicación” (Ejecutoria Suprema del 06/07/2004, R. N. N° 852-2004-Huánuco. En:
CASTILLO ALVA, J. L. (2006). Jurisprudencia penal. Sentencias de la Corte Suprema de
Justicia de la República. Tomo I. Grijley, Lima, p. 188).

.1 1005 Valoración de las declaraciones de la víctim a que retractan la sindicación ini­


c ia l realizada a l im putado: “Aun cuando la víctima varía su versión incriminatoria en su
ampliación referencial y en el juicio oral, sosteniendo que su padre no fue quien la violó,
sino otro y que fue instruida para sindicarlo, tal retractación se encuentra guiada para
favorecerlo, porque no sabe explicar sólidamente las razones que motivaron la comuni­
cación de la agresión sexual a su hermana mayor y a su profesora, pese a la propia enti­
dad de la incriminación puesta en evidencia. Asimismo, la citada hermana tanto a nivel
policial y en su testimonio -en modo inmediato a formularse la denuncia—coincide en
señalar que se enteró de los hechos como consecuencia de que la víctima le comunicó el
evento y, al pedir un consejo a la profesora, acudieron con esta al centro médico a denun­
ciar los hechos; versión que es contrastada con las declaraciones de la profesora, indi­
cando que, como docente y responsable del área de la defensoría del niño y adolescente
se limitó a cumplir sus funciones, canalizando la denuncia por la agresión sexual; devi­
niendo así en inatendibles los agravios del recurrente, aún más si la pericia psicológica

960
V iolación de la libertad sexual A rt. 173

señala que la víctima presentaba indicadores de tendencia a mentir con probable manipu­
lación del entorno, conclusión que es coherente con la retractación antes glosada” (Eje­
cutoria Suprema del 21/06/2004, R. N. N° 542-2004-Huaura. En: CASTILLO ALVA, J.
L. (2006). Jurisprudencia penal. Sentencias de la Corte Suprema de Justicia de la Repú­
blica. Tomo I. Grijley, Lima, p. 204).

J 1006 Valoración de diversos h ech os que acreditan la responsabilidad p e n a l d e l p r o ­


cesado: “La menor agraviada, de 13 años de edad cuando ocurrieron los hechos, es hija
del imputado, a quien sindica directa y coherentemente desde la investigación preliminar
policial y reitera en el acto oral, especialmente en el careo; oportunidad en la que el acu­
sado, ante la firmeza y contundencia de la sindicación de su hija, se limitó a guardar silen­
cio y bajar la cabeza. Los hechos fueron descubiertos en una ocasión en que el encausado
intentó, por última vez, agredir sexualmente a su hija, pero aquella gritó y su madre inter­
vino inmediatamente encontrando al imputado casi desnudo al igual que la víctima, quien
ante la evidencia de la situación le pidió perdón, escena que fuera observada por sus hijos,
tres de los cuales han declarado en esos términos en la audiencia al igual que la denun­
ciante, madre de la víctima y esposa del imputado. La pericia médica legal acreditó des­
garro himenal y cicatrices en el conducto anal, escoriativas muy tenues compatibles con
actividad sexual (pericia de fecha posterior señala que la menor presenta himen compla­
ciente y borramiento de pliegues anales y cicatriz antigua y fisuras a hora dos y tres) lo
que acredita la versión de la agraviada en el sentido que fue víctima de ataques sexuales
reiterados por vía anal y vaginal; además, la agraviada resultó embarazada y dio a luz un
niño. Por otro lado, la versión exculpatoria del acusado no tiene el menor amparo proba­
torio y, en cambio, ha sido desvirtuada por las pruebas glosadas; incluso el imputado tuvo
trato sexual con la prima de su esposa con quien tuvo un hijo, no teniendo fundamento el
alegato de que su hija ha sido aleccionada por su esposa y, menos que el autor de la vio­
lación es un joven de la localidad, lo que niegan firmemente tanto la denunciante como la
agraviada” (Ejecutoria Suprema del 11/06/2004, R. N. N° 12-2004-Huánuco. En: CASTI­
LLO ALVA, J. L. (2006). Jurisprudencia penal. Sentencias de la Corte Suprema de Justi­
cia de la República. Tomo I. Grijley, Lima, p. 195).

J 1007 Im portan cia de la coh eren cia de las declaraciones d e las víctim as p a ra acre­
d itar la respon sabilidad p e n a l d e l pro cesa d o : “Se encuentra acreditado en autos, que el
sentenciado ha hecho sufrir el acto sexual a las menores agraviadas, quienes son sus hijas
biológicas; ambas agraviadas manifiestan que los actos ultrajantes comenzaron cuando
estas contaban con 6 y 11 años de edad, respectivamente, siendo que una de las menores
procreó de esta agresión sexual una niña, siendo filmada por el padre agresor” (Ejecuto­
ria Suprema del 21/11/2001, R. N. N° 3402-2001-Lima. En: URQUIZO OLAECHEA, J.
(Asesor); CASTILLO ALVA, J. L. (Director) y SALAZAR SÁNCHEZ, N. (Coordinador)
(2005). Jurisprudencia penal. Jurista, Lima, p. 438).

J 1008 Suficiencia de ciertos elem entos p robatorios p a ra determ inar la responsabi­


lid a d p e n a l d e l sujeto activo: “La responsabilidad penal del citado procesado se encuen­
tra acreditada con la declaración uniforme y coherente de la menor agraviada efectuada a
lo largo de todo el proceso y con el acta de reconocimiento, en la que lo sindica como su
agresor, lo cual se corrobora con el certificado médico legal, cuestionado por haber sido

961
A rt . 1 7 3 L ibro segundo /Parte especial - delitos

elaborado por un solo médico legista, sin embargo, un segundo examen médico legal no
se pudo realizar por la inasistencia de la menor agraviada y estando al tiempo transcu­
rrido no aportaría mayores elementos para el esclarecimiento de los hechos denunciados
pues las huellas del delito habrían desaparecido, por lo que mantiene su valor probatorio”
(Ejecutoria Suprema del 16/09/2003, R, N. N° 2353-2003-Tacna. En: CASTILLO ALVA,
J. L. (2006). Jurisprudencia penal. Sentencias de la Corte Suprema de Justicia de la Re­
pública. Tomo II. Grijley, Lima, p. 126).

J 1009 Precisiones sobre cuestiones periciales y procesales: “Los datos periféricos


glosados más allá de otras referencias que proporciona la testigo adolescente son funda­
mentales para estimar la coherencia y credibilidad de la versión incriminatoria de la víc­
tima, la misma que está corroborada con el resultado del examen médico cuya legalidad
no puede cuestionarse, toda vez que por imperio del artículo tercero de la Ley número
veintisiete mil cinco los establecimientos de salud del Estado, como ocurrió en este caso,
pueden examinar a las menores víctimas de violencia sexual y sus certificados tienen
valor probatorio. Si bien el imputado alega que el día de los hechos se encontraba ebrio,
pues bebe mucho y no se acuerda de lo ocurrido; empero, la pericia psicológica, ratifi­
cada en audiencia, señala que no tiene problemas de memoria y que la aptitud al res­
pecto es evasiva; por otro lado, los padres de la agraviada señalan que cuando el impu­
tado se encontraba en presencia del teniente gobernador pidió disculpas e intentó evitar
las consecuencias mediante un arreglo económico, lo que generó una reacción agresiva
de la madre de la víctima, todo lo cual contribuyó a reforzar la conclusión incriminato­
ria. El fiscal superior, luego de expedida la sentencia, interpuso Recurso de Nulidad; al
no haberlo formalizado o fundamentado la impugnación deviene inadmisible de pleno
derecho, de suerte que el ámbito de conocimiento de este Superior Colegiado se cir­
cunscribe al Recurso de Nulidad formalizado solo por el acusado” (Ejecutoria Suprema
del 10/05/2004, R. N. N° 06-2004-Huaura. En: CASTILLO ALVA, J. L. (2006). Juris­
prudencia penal. Sentencias de la Corte Suprema de Justicia de la República. Tomo I.
Grijley, Lima, pp. 166-167).

J 1010 A plicación d el prin cipio in dubio pro reo p a ra desvirtuar la im putación reali­
zada p o r el M inisterio Público: “A pesar que la pericia psicológica concluía que la menor
es una adolescente maltratada (intrafamiliar, incesto), el acusado ha venido negando los
cargos de manera uniforme y coherente desde su manifestación policial y en el decurso del
proceso, sosteniendo que jamás abusó sexualmente de su hija. En consecuencia, no obs­
tante acreditarse la desfloración de la víctima, no existe elemento probatorio adicional que
corrobore las imputaciones efectuadas por la menor, por lo que se presenta un estado de
duda razonable sobre la participación del encausado en los hechos, que debe resolverse a su
favor, en aplicación del principio del in dubio pro reo” (Ejecutoria Suprema del 06/05/2004,
R. N. N° 614-2003-Tacna. En: CASTILLO ALVA, J. L. (2006). Jurisprudencia penal. Sen­
tencias de la Corte Suprema de Justicia de la República. Tomo II. Grijley, Lima, p. 157).

J 1011 Valoración de las declaraciones con tradictorias d e la víctim a y d el p rin cip io


in dubio pro reo en la exclusión de respon sabilida d p e n a l d el p ro ceso : “En el caso de
autos la responsabilidad penal del procesado no se encuentra debidamente acreditada
pues frente a su versión exculpatoria, se tiene tan solo la mera sindicación de la agraviada,
V iolación de la libertad sexual A rt. 173

la misma que resulta insuficiente para acreditar los cargos formulados contra el acusado,
si se tiene en consideración que la perjudicada incurre en serias contradicciones que le
restan credibilidad a su versión incriminatoria. En efecto en sede policial, cuando con­
taba con 15 años de edad, manifestó que el acusado, abusó de ella en diez oportunida­
des cuando la declarante tenía entre 11 y 13 años de edad, sin embargo, en la investiga­
ción llevada a cabo con motivo de la denuncia policial formulada confia la excónyuge del
encausado, por faltas contra la persona en agravio de la misma menor, declaró no haber
mantenido relaciones sexuales con nadie, pese a que en ese momento no existía ningún
tipo de coacción que le impidiera sindicar al autor del perjuicio sexual producido en su
contra; para finalmente durante el interrogatorio a que fue sometida por el Colegiado, vol­
ver a imputar al procesado la autoría del delito materia de investigación, aunque contradi­
ciéndose nuevamente en tanto señala que fue ultrajada en cuatro oportunidades, siendo la
primera vez cuando tenía siete años de edad y la última dos años después. Ante la inexis­
tencia de pruebas de cargos contundentes que logren generar certeza con relación a la res­
ponsabilidad penal del recurrente, surge duda razonable, consecuentemente resulta de
aplicación el principio universal in dubio pro reo, y proceder con arreglo a lo dispuesto
por el artículo 301 del Código Procesal; para los efectos de imponer una sentencia conde­
natoria los hechos delictivos denunciados deben quedar fehacientemente acreditados por
los distintos medios de prueba, tal como lo tiene establecido el artículo 285 del Código
de Procedimientos Penales” (Ejecutoria Suprema del 01/06/2004, R. N. N° 576-2004-
Cusco. En: CASTILLO ALVA, J. L. (2006). Jurisprudencia penal. Sentencias de la Corte
Suprema de Justicia de la República. Tomo I. Grijley, Lima, p. 162).

J 1012 Descripción de hechos y calificación de los mismos como tentativa de viola­


ción sexual: “Del acta de constatación y verificación fiscal del hospedaje Roma, a fojas
veintidós, se advierte que el acusado fue intervenido cuando realizaba los actos previos al
acceso camal con la menor agraviada, pues estaba semidesnudo con la menor sentada al
borde de la cama, encontrándose los medicamentos como ‘Levitral diez miligramos, Var-
denafil diez miligramos, una caja de preservativos marca Piel, un sobre con la inscripción
Cimax gel, tal como se desprende del acta de registro personal, y de la declaración de la
agraviada [...] Respecto al agravio de la enfermedad que sufría de artritis remau-
toide juvenil, lo cual le impedía la erección, no resultan atendibles los alegatos, pues el
tipo de violación sexual puede realizarse por cualquier medio que produzca el acceso
camal con la víctima. En ese sentido, de las pruebas compulsadas se encuentra acredi­
tada la responsabilidad del acusado en grado de tentativa” (R. N. N° 800-2017-Junín, del
13/10/2017, ff. jj. 8 y 9, Sala Penal Permanente).

- 963
A rt. 173-A LlBR O SEGUNDO / PARTE ESPECIAL - DELITOS

ARTÍCULO 173-A A buso sexual de m enor de catorce años seguida de


m uerte o lesión grave(,32)(133)(D ERO G A DO )
Si los actos previstos en los incisos 2 y 3 del artículo anterior causan la muerte de la
víctima o le producen lesión grave, y el agente pudo prever este resultado o si proce­
dió con crueldad, la pena será de cadena perpetua.
TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 173-A<134).~ Si los actos previstos en los incisos 1, 2 y 3 del artículo anterior
causan la muerte de la víctima o le producen lesión grave, y el agente pudo prever
este resultado o si procedió con crueldad, la pena será respectivamente de cadena
perpetua y no menor de 25 ni mayor de 30 años.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:

Primera modificación: artículo 1 del Decreto Legislativo N° 896 del 24/05/1998.


Artículo 1 73-A .- Si los actos previstos en los incisos 2 y 3 del artículo anterior cau­
san la muerte de la víctima o le producen lesión grave, y el agente pudo prever este
resultado o si procedió con crueldad, la pena será de cadena perpetua.
Segunda modificación: artículo 1 de la Ley N° 27472 del 05/06/2001.
A rtícu lo 173-A .- Si los actos previstos en los incisos 1, 2 y 3 del artículo anterior
causan la muerte de la víctima o le producen lesión grave, y el agente pudo pre­
ver este resultado o si procedió con crueldad, la pena será de cadena perpetua;
y, si le producen lesión grave la pena será no menor de veinticinco ni mayor de
treinta años.
Tercera modificación (restitución): artículo 1 de la Ley N° 27507 del 13/07/2001.
A rtícu lo 1 73-A .- Si los actos previstos en los incisos 2 y 3 del artículo anterior cau­
san la muerte de la víctima o le producen lesión grave, y el agente pudo prever este
resultado o si procedió con crueldad, la pena será de cadena perpetua.
Cuarta modificación: artículo 1 de la Ley N° 28704 del 05/04/2006.
(Ver texto actualmente derogado)
N ormas concordantes
C: art. 1 0 ; CP: arts. 1 2 , 2 2 , 2 3 , 2 9 , 4 5 , 5 7 , 9 2 ; C d e P P : a rts. 2 , 9, 4 9 , 3 1 2 ; C EP : art. 4 6 ;
L O M P : arts. 1, 11, 1 2 ; L O P J : art. 2 1 4 ; L e y 27472: art. 2 ; L e y 27911: art. 1 y s s .; L e y
30364: arts. 5, 8 1324

(132) Artículo derogado por la Ú nica D isposición Com plem entaria D erogatoria de la Ley N ° 30838 del
04/08/2018.
(133) A rtículo conform e a la m odificación realizada po r el artículo 1 de la L ey N° 28704 del 05/04/2006.
(134) A rtículo conforme a la incorporación realizada por el artículo 2 de la L ey N° 26293 del 14/02/1994.

964
V iolación de la libertad sexual Art. 173-A

gi DOCTRINA

Sumario: Bien jurídico / Imputación objetiva / Supuestos típicos: a) violación seguida de lesión
grave o muerte del menor; b) violación producida con gran crueldad / Tipo subjetivo /
Consumación / Descripción típica.

i) irx? Bien jurídico: ROY FREYRE, L. (1975). En: Derecho Penal Peruano. Parte
especial. Delitos contra las buenas costumbres. Delitos contra la familia. Delitos con­
tra la libertad. Tomo II. Lima: Unidas, pp. 112. “Es la libertad sexual entendida como la
facultad de no ser constreñido a la práctica de relaciones sexuales”.

i) irxí. Imputación objetiva: SPROVIERO, J. H. (1996). Delito de violación. Bue­


nos Aires: Astrea, p. 170. “La muerte de la víctima para encuadrar dentro de la disposi­
ción debe sobrevenir por consecuencia de la violación; el antecedente hay que buscarlo en
este ilícito para que así pueda participar de las consideraciones que consigna dicha regla.
La víctima es objeto de violación y su muerte acaece en razón de ella, no pueden admi­
tirse causales extrañas aun concomitantes que se alejen de la estricta aplicación de lo con­
ceptuado para la violación; si en conexión se produce algún hecho distinto, pero que se
relaciona causalmente con la violación, ello adquirirá preponderancia para el reproche,
circunstancia esta que se subsume en el homicidio, por la entidad representativa mayor
de este último ilícito”.

1) (1787 Supuestos típicos: a) violación seguida de lesión grave o muerte del menor:
PEÑA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). Delitos contra la libertad e intangibilidad
sexual. Lima: Idemsa, p. 199. “Se da esta figura, cuando a consecuencia de la violación,
sin intención de matar o causar lesión grave, se produce una lesión grave o la muerte de
la víctima, y esta es imputable a título de imprudencia; esto es, la preordenación delictiva
del agente, importaba únicamente el acceso carnal sexual de la víctima, mas los actos que
importaron dicha concreción delictiva fueron de tal intensidad lesiva que desencadenaron
un resultado más grave; un desvalor de la acción dirigido con un dolo de violación y un
desvalor del resultado que engloba la producción de dos resultados antijurídicos, si bien
corresponderían a un concurso ideal de delitos, para el legislador a efectos de ejercer una
mayor represión le resultó más útil la sanción del delito preterintencional”.

I) 0788 Supuestos típicos: b) Violación producida con crueldad: PEÑA-CABRERA


FREYRE, A. R. (2007). Delitos contra la libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa,
pp. 202-203. “En este supuesto, para el autor, no es necesario el haber satisfecho su ape­
tito sexual con la menor, se exige algo más, el producirle sufrimientos innecesarios, con
el fin de agregar estos padecimientos en el mal por sí gravísimo que significa la violación.
En síntesis, es necesario que concurran dos elementos: 1.- El fin de realizar el acceso car­
nal sexual, introduciendo el miembro viril en las cavidades anal, vaginal o bucal, o intro­
duciendo objetos o partes del cuerpo en las dos primeras vías; y 2.- El hacer sufrir a la
víctima de forma innecesaria, esto es, dicho padecimiento no era necesario ejecutar para
alcanzar la realización típica; no son los actos propios de la violencia sexual, que se ejer­
cen para doblegar los mecanismos de defensa de la víctima, pues estos son constitutivos

965
A rt. 173-A L ibro segundo /Parte especial - delitos

del tipo base, que en el marco de artículo 173, pueden servir de pauta al juzgador a fin de
agravar la pena de acuerdo al marco penal imposible”.

I) 0789 Tipo subjetivo: PEÑA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). Delitos contra la


libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 203. “El tipo subjetivo está compuesto
sobre una base volitiva dolosa, consistente en la finalidad del agente, de dirigir la causa­
lidad hacia la práctica del acto sexual u otro análogo, en tanto que el acceso se verifica en
el resultado de lesión grave, la muerte de la víctima o el proceder con crueldad en la comi­
sión del hecho delictuoso, el cual es relevado típicamente a título de culpa. La imputa­
ción culposa del resultado más grave se funda en que el agente, en el marco de su acción,
no previo, siendo previsible, la posibilidad de producirlo. La previsibilidad es la misma
que forma parte de las infracciones culposas simples, vale decir, como posibilidad de ser
previsto el resultado en las condiciones en que el autor se encontraba, desde una valora­
ción ex ante”.

W M ñ Consumación: PEÑA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). Delitos contra


la libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, pp. 203-204. “La violación de menor,
seguida de lesión grave o de muerte, se consuma en el momento y lugar que sobreviene
la lesión grave o la muerte y no necesariamente en el momento que se produce la práctica
sexual, pues no siempre se dará un nexo de inmediatez. Podría consumarse, aun, den­
tro del mismo proceso penal de violación, obviamente, antes de la sentencia. No es fac­
tible reconocer la admisión de una forma imperfecta de ejecución, en la medida en que
el resultado más grave es imputable a título de culpa y, como sabemos, la punibilidad
de los injustos imprudentes está condicionada a la perfección delictiva (consumación);
simplemente, si el resultado no es la muerte, pero sí lesiones graves, se dará este último
supuesto, y si no se produce lesión grave, el hecho solo es punible según los alcances nor­
mativos del tipo penal del artículo 173; la misma inferencia vale para el caso siguiente.
En el caso, del proceder con crueldad, se consume en el momento y lugar que se produ­
jeron los actos conducentes a proporcionar un mayor sufrimiento a la víctima, los cuales
eran innecesarios para lograr el acceso carnal sexual de la víctima”.

Descripción típica: VILLA STEIN, J. (1998). Derecho Penal. Parte especial.


l > i r « n

Lima: San Marcos, p. 192. “El Código adiciona un tipo resultativo -el del artículo 173-A-
en cuya virtud si los actos previstos en los incisos 2 y 3 del párrafo principal del artículo
173 producen previsiblemente, la muerte de la víctima o su lesión grave o si con ella se
procedió con crueldad”.

JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Concurso real entre violación sexual de menor y homicidio /
Descripción y valoración de hechos relacionados con la muerte del menor víctima de
violación.

966 -
V iolación de la libertad sexual A rt. 174

CORTE SUPREM A

J 1013 C o n c u rso r e a l e n tr e v io la c ió n s e x u a l de m en or y h om icidio: “En el caso de


autos se presenta un concurso real de delitos, ya que se observa que existen dos momentos
delictivos independientes uno del otro, siendo la violación sexual perpetrada en un primer
momento y en otro posterior el delito de homicidio, vinculado este último directamente al
primero, por el móvil de ocultar la violación sexual precedente con la intención de impu­
nidad” (E je cu to ria S u p rem a d e l 3 1/03/1998, Exp. N ° 6 4 0 7 -9 7 -C u sco ).

J 1014 D escripción y v a lo r a c ió n de h e c h o s relacionados con la m u e r te del m e n o r víc­


tim a de violación: “De las conclusiones del dictamen pericial de biología forense se esta­
blece que los caracteres de vellos pubianos del encausado son de similitud homologa con
el vello encontrado en la región anal de una de las víctimas, es así que conforme a las cir­
cunstancias en que se produjeron los hechos y lo establecido en los protocolos de autop­
sia, en el sentido que no hay seguridad plena respecto a la causa de muerte de las niñas, es
razonable deducir que dichas muertes hayan sido producto de la violación sexual que han
sido objeto” (E je c u to ria S u p rem a d e l 21/11/1997, E x p . N ° 4711 -9 7 -lea ).

ARTÍCULO 174 Violación de persona bajo autoridad o vigilancia(13S)


E l que, ap rovech an d o la situ ación de d ependencia, a u torid ad o v igilan cia tien e
acceso carn al por v ía v a g in a l, an al o bucal o in trod u ce objetos o partes del cu erp o
p o r alguna de las dos p rim eras vías a una p erson a colocad a en un h osp ital, asilo
u otro estab lecim ien to sim ilar o que se halle d eten id a o recluida o interna, será
reprim ido con p en a p riv a tiv a de libertad no m en or de vein te n i m ayor de v e in ti­
séis años.

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 1 7 4 .- E l qu e, a p r o v e c h a n d o la situ a ció n d e d ep e n d en c ia , a u to r id a d o v ig i­
la n c ia p r a c t ic a e l a c t o s e x u a l u otro a n á lo g o co n u n a p e r s o n a c o l o c a d a en un h o s ­
p ita l, a s ilo u o tro e s ta b le c im ie n to sim ila r o q u e s e h a lla d eten id a , o interna, s e r á
rep rim id o co n p e n a p r iv a tiv a d e lib e r ta d n o m e n o r d e cu a tro ni m a y o r d e s e is a ñ o s e
in h a b ilita ció n d e d o s a cu a tro añ os, c o n fo rm e a l a rtíc u lo 36, in c iso s 1, 2 y 3.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Prim era m odificación: artículo 1 de la L ey N° 26293 del 14/02/1994.
A rtícu lo 174.- E l qu e, a p r o v e c h a n d o la situ a c ió n d e d e p e n d e n c ia , a u t o r id a d o
v ig ila n c ia p r a c t i c a e l a c t o s e x u a l u otro a n á lo g o c o n u n a p e r s o n a c o l o c a d a en un

(135) Artículo vigente conform e a la m odificación realizada por el artículo 1 de la Ley N° 3083 8 del 04/08/2018.

■967
A rt. 174 L ibro segundo / Parte especial - delitos

h o s p ita l, a s i lo u o tro e s ta b le c im ie n t o s im ila r o q u e s e h a ll a d eten id a , r e c lu id a o


in tern a, s e r á r e p rim id o c o n p e n a p r iv a t iv a d e lib e r t a d n o m e n o r d e 5 n i m a y o r d e
8 a ñ o s e in h a b ilita c ió n d e d o s a c u a tr o a ñ o s, c o n fo r m e a l a r tíc u lo 36, in c is o s 1,
2 y 3.

S egu n d a m odificación: artículo 1 de la L ey N° 28251 del 08/06/2004.


A rtíc u lo 1 7 4.- E l q u e, a p r o v e c h a n d o la situ a c ió n d e d e p e n d e n c ia , a u t o r id a d o
v ig ila n c ia tie n e a c c e s o c a r n a l p o r v ía v a g in a l, a n a l o b u c a l o in tro d u ce o b je t o s o
p a r t e s d e l c u e r p o p o r a lg u n a d e la s d o s p r im e r a s v ía s a u n a p e r s o n a c o l o c a d a en
un h o s p ita l, a s ilo u o tro e s ta b le c im ie n t o s im ila r o q u e s e h a ll e d e te n id a o r e c lu id a
o in tern a, s e r á re p rim id o c o n p e n a p r iv a t iv a d e lib e r t a d n o m e n o r d e c in c o ni
m a y o r d e o c h o a ñ o s e in h a b ilita c ió n d e d o s a cu a tr o a ñ o s, c o n fo r m e a l a rtíc u lo
36, in c is o s 1, 2 y 3.

Tercera m odificación: artículo 1 de la L ey N° 28704 del 05/04/2006.


A rtícu lo 174.- E l qu e, a p r o v e c h a n d o la s itu a ció n d e d ep e n d e n c ia , a u to r id a d o v ig i­
la n c ia tien e a c c e s o c a r n a l p o r v ía v a g in a l, a n a l o b u c a l o in tro d u ce o b je to s o p a r t e s
d e l c u e r p o p o r alg u n a d e la s d o s p r im e r a s v ía s a u n a p e r s o n a c o l o c a d a en un h o s p i­
tal, a s ilo u o tr o es ta b le c im ien to s im ila r o q u e s e h a lle d e te n id a o re c lu id a o interna,
s e r á r e p rim id o co n p e n a p r iv a tiv a d e lib e r ta d no m en o r d e s ie t e ni m a y o r d e d iez
a ñ o s e in h a b ilita ció n d e d o s a cu a tro a ñ o s, c o n fo r m e a l a r tíc u lo 36, in c iso s 1, 2 y 3.

C u arta m odificación: artículo 1 de la L ey N° 30838 del 04/08/2018.


(Ver texto vigen te)

N o r m a s c o n c o r d a n t e s

C: art. 2 inc. 1); CP: arts. 12, 22, 23, 29, 36, 45, 57, 92, 177, 178; C P P 2 0 0 4 : arts. 95 inc. 1
lit. c, 194 inc. 3, 199 inc. 2, 242 inc. 1, 298, 314; C de P P : arts. 143, 146; L O P J : art. 214;
L e y 30364: arts. 5, 8

g DOCTRINA

Sumario: Bien jurídico / Elementos típicos: naturaleza normativa de la situación de dependencia


del sujeto pasivo / Sujeto activo / Sujeto pasivo / Tipo subjetivo / Autoría y participa­
ción / Consumación.

1 B ien jurídico: PEÑA-CABRERA FR EYRE, A. R. (2007). D e lito s c o n tr a la


“[...] el delito de violación sexual
lib e r t a d e in ta n g ib ilid a d sex u al. Lima: Idemsa, p. 211.
(acceso camal sexual) no es un delito de propia mano, por cuanto, lo que se tutela es
la libertad sexual, entendida como la disponibilidad de la esfera sexual de una persona
en un ámbito de plena libertad, y no la represión penal ante el aplacamiento de apetitos
libidinosos”.

___E lem en tos típicos: naturaleza norm ativa de la situación de d ependencia del
sujeto pasivo: CASTILLO ALVA, J. L . (2002). T ratad o d e lo s d e lito s c o n tr a la lib er­
ta d e in d e m n id a d sex u a les. Lima: Gaceta Jurídica, p. 323. “La situación de dependencia,

968
V iolación de la libertad sexual A rt. 174

autoridad o vigilancia descrita por la ley debe entenderse como referida a la ostentación
o ejercicio por parte del autor a una posición, formal o material, de superioridad o cargo
respecto a la víctima que posibilita ya sea de modo expreso o implícito -normalmente a
través de los llamados actos concluyentes- un influjo psíquico sobre el sujeto pasivo para
realizar el acto sexual u otro análogo. Dicha situación de dependencia o autoridad refle­
jada por la norma no es otra cosa que la detentación de una posición de superioridad obje­
tiva por el cargo o la condición que el autor que desempeña dentro de una organización
del hospital o el asilo y que es utilizada para lograr el acceso camal ilícito”.

I) in>4 Sujeto activo: CASTILLO ALVA, J. L. (2002). T ra ta d o d e lo s d e lito s c o n ­


tr a la lib e r t a d e in d e m n id a d s e x u a le s . Lima: Gaceta Jurídica, pp. 335-336. “General­
mente, el autor del delito de abuso sexual de persona dependiente será tanto un fun­
cionario o servidor nombrado del asilo, hospital, o establecimiento semejante donde el
sujeto pasivo se encuentra colocado, como el que presta sus servicios de manera itine­
rante en la comisaría o cárcel o cualquier centro donde la persona se encuentra dete­
nida. No obstante, también puede serlo cualquier persona que por diversa razón o causa
ejerza labores de vigilancia, autoridad o superioridad en dichos centros, sin importar si
pertenece o no al personal asignado o que trabaja normalmente allí. Para la calificación
como autor del delito de abuso sexual de persona dependiente no importa la ubicación
o pertenencia del sujeto dentro de alguna escala funcionarial o si este ocupa un puesto
de dirección o cumple un rol en la estructura jerárquica del hospital, asilo o lugar donde
la persona se encuentra detenida”.

i) ir»? Sujeto pasivo: SALINAS SICCHA, R. (2000). C u rso d e D e r e c h o P e n a l


p e r u a n o . P a r te e s p e c ia l. Lima: Palestra, pp. 395-396. “Sujeto pasivo o víctima del delito
de violación sexual de persona dependiente puede ser tanto varón como mujer mayores de
catorce años de edad que se encuentre dentro de un hospital, asilo u otro establecimiento
similar o que se hallen detenidos, recluidos o intemos en un centro penitenciario. En con­
secuencia, pueden ser sujetos pasivos, los ancianos, los enfermos, alumnos, detenidos,
sentenciados, etc.”.

i) ir% Sujeto pasivo: PEÑA-CABRERA FR EYR E, A. R. (2007). D e lito s c o n tra la


lib e r ta d e in ta n g ib ilid a d sex u al. Lima: Idemsa, p. 212. “La protección alcanza a ambos
sexos, basta el estado de dependencia de la víctima; mejor dicho, de inferioridad en que
se encuentra con respecto al autor (condición de vulnerabilidad). La edad puede ser cual­
quiera, con la excepción del límite inferior de los catorce años prevista en el artículo 173
del CP; mas luego de la sanción de la Ley N° 28704, solo pueden serlo los que tengan 18
años y más, la edad por debajo de la señalada, supone simplemente que la calificación
sería, en este caso, por el delito previsto en el artículo 173, a menos que exista un precio
o la mediación de una ventaja de cualquier naturaleza, que daría lugar a la tipificación del
artículo 179-A”.

_1)_0797
_ _ _ Tipo subjetivo: CASTILLO ALVA, J. L. (2002). T ratad o d e lo s d elito s c o n ­
tra la lib e r ta d e in d e m n id a d sex u a les. Lima: Gaceta Jurídica, p. 351 “La única modali­
dad comisiva del art. 174 es la conducta dolosa. El delito puede cometerse tanto por dolo
directo de primer grado y de segundo grado como por dolo eventual, ya que no existe

969
A rt. 174 L ibro segundo /Parte especial - delitos

algún elemento subjetivo o especial del injusto que nos lleve a pensar lo contrario. No
creemos que la expresión aprovechándose puede ser entendida como una exclusión de
dolo eventual, pues para aprovecharse de la situación de dependencia, autoridad o vigi­
lancia no se requiere una intención y plena certeza, sino que basta una seria conciencia
del peligro o riesgo que con el emprendimiento de tal o cual conducta se está provechando
una determinada posición. El delito de abuso sexual de persona dependiente no implica
solo un conocimiento por parte del autor de la situación de dependencia, autoridad o vigi­
lancia de la víctima y de que ella se encuentre colocada en un hospital o asilo, sino que
requiere el querer aprovecharse en dicha situación. La sola conciencia por parte del autor
de la posición de autoridad que detenta y de la especial situación de la víctima no basta
para tipifica dicha conducta como delictiva”.

_______
I) l)"')S Autoría y participación: CASTILLO ALVA, J. L. (2002). T ra ta d o d e lo s d e ­
litos c o n tr a la lib e r t a d e in d em n id a d se x u a le s . Lima: Gaceta Jurídica, pp. 353-354. “El
art. 174 es un delito especial que solo puede ser cometido por aquellos que poseen una
situación de dependencia, autoridad o vigilancia sobre la víctima. Dicha calidad no deriva
de la condición de funcionario público o privado, sino de la detentación material de un
determinado rol social que la ley ha descrito como la situación de dependencia, vigilan­
cia o autoridad. Por tanto, solo puede ser autor quien ostente dicha condición o posición.
La coautoría solo es posible si las personas que intervienen en el hecho, distribuyéndose
las funciones, también poseen las condiciones aludidas por la ley. Si solo una persona es
la que tiene ios mencionados roles sociales específicos y los demás que intervienen esen­
cialmente en el hecho carecen de esta característica, solo el primero podrá ser auto mien­
tras que los últimos responderán por participación [complicidad primaria], [...] La com­
plicidad aparece cuando existe una ayuda o auxilio para que el autor pueda cometer el
delito. Para ello es indispensable que el cómplice conozca y sepa que su obrar o ayuda
facilitará la comisión del hecho. Cuando el cómplice desconoce que le autor realizará
una acción criminal, v. gr. Abuso sexual de persona dependiente, pero le ayuda objetiva­
mente sin saberlo, por ejemplo, prestándole las llaves del pabellón, estancia o nivel donde
se encuentra el sujeto pasivo, o presta las llaves de su departamento, no se podrá apre­
ciar forma alguna de responsabilidad criminal. Asimismo, no hay complicidad cuando un
familiar o quien ejerce la tutela del sujeto pasivo lo coloca en un asilo, hospital o cual­
quier otro establecimiento similar con el fin de que se rehabilite y recupere de su dolencia
y un tercero termina cometiendo un delito [art. 174] contra dicha persona”.

i) m i ' i Consumación: PEÑA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). D e lito s co n tra


la lib e r t a d e in ta n g ib ilid a d sex u a l. Lima: Idemsa, p. 217. “El delito se consuma en el
momento en que se efectiviza el acceso carnal; basta que se produzca la introducción, por
lo menos parcial, del miembro viril en el conducto vaginal (co n iu tio m en broru m ) o anal
{c o n tr a n a tu ra ), vía oral o que se ingresen otras partes del cuerpo u objetos sustitutos del
pene, en las dos primeras vías. No es necesario, entonces, el ingreso total del miembro
viril, ni que se produzca la eyaculación, así como la fecundación. Es admisible la tenta­
tiva, al ser aparentemente un delito de resultado”.

970
V iolación de la libertad sexual A rt. 175

gfilg JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Sujeto activo del delito de violación de persona bajo autoridad o
vigilancia.

CORTE SU PR EM A

J 1015 Sujeto activo d el delito de violación de p e rso n a bajo autoridad o vigilancia:


“El recurrente pretende con su recurso de nulidad desvirtuar la relación que mantenía con
la agraviada en su condición de conviviente de la progenitora de esta, al sostener que su
relación amorosa sexual con la víctima fue posterior a la fecha en que decide separarse
de su madre; sin advertir que durante el proceso tanto el encausado, la agraviada como la
denunciante han sostenido que esa relación se inició cuando eran convivientes, de lo que
se colige del procesado ejercía particular autoridad sobre la menor” (R. N. N ° 5 6 8 -2 0 0 4 -
L im a, d e l 1 4/07/2004, S a la P en a l).

ARTÍCULO 175 Violación sexual mediante engaflo(136)


E l que, m ediante engaño tiene acceso carnal por vía vaginal, anal o bucal o realiza
cualquier otro acto análogo con la introducción de un objeto o parte del cuerpo por
alguna de las dos prim eras vías, a una persona de catorce años y m enos de diecio­
cho años será reprim ido con pena privativa de libertad no m enor de seis ni m ayor
de nueve años.

TEXTO ORIGINAL:
A rtículo 1 7 5 .- E l qu e, m e d ia n te en g añ o, p r a c t ic a e l a c t o se x u a l con u n a p e r s o n a d e
c a to r c e a ñ o s y m e n o r d e d ie c io c h o , s e r á re p rim id o co n p e n a p riv a tiv a d e lib e r ta d
n o m a y o r d e d o s a ñ o s o c o n p r e s ta c ió n d e s e r v ic io co m u n ita rio d e v ein te a cin cu en -
tidós jo r n a d a s .

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Prim era m odificación: artículo 1 de la L ey N° 26357 del 28/09/1994.
A rtículo 175.- E l qu e, m e d ia n te en g añ o, p r a c t ic a e l a c t o se x u a l u otro a n á lo g o , co n
una p e r s o n a d e c a t o r c e a ñ o s y m en o r d e d ie c io c h o , s e r á rep rim id o co n p e n a p r iv a ­
tiva d e lib e r t a d n o m a y o r d e tres a ñ o s o co n p r e s ta c ió n d e se rv ic io co m u n ita rio d e
treinta a s e te n tio c h o jo r n a d a s .

(136) Artículo vigente conform e a la m odificación realizada por el artículo 1 de la Ley N° 30838 del 04/08/2018.
A rt. 175 L ibro segundo / Parte especial - delitos

Segunda modificación: artículo 1 de la Ley N° 28251 del 08/06/2004.


A rtícu lo 1 75.- El que, mediante engaño tiene acceso carnal por vía vaginal, anal o
bucal o introduce objetos o partes del cuerpo por alguna de las dos primeras vías,
a una persona de catorce años y menos de dieciocho años será reprimido con pena
privativa de libertad no menor de tres ni mayor de cinco años.
Tercera modificación: artículo 1 de la Ley N° 30838 del 04/08/2018.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C: art. 2 inc. 1); CP: arts. 12, 22, 23, 29, 34, 45, 52, 55, 57, 68, 92; C P P 2 0 0 4 : arts. 95 inc.
1 lit. c, 194 inc. 3, 199 inc. 2, 242 inc. 1, 298, 314; C d e P P : arts. 143, 146; C C: arts. 402
inc. 5); 515 inc. 8); 6 6 7 inc. 2); L O P J : art. 214; L e y 30364: arts. 5, 8

| ji DOCTRINA

Sumario: Bien jurídico / Sujeto activo-pasivo / Conducta típica / Imputación objetiva / Tipo sub­
jetivo / Consumación.

I) IISOO Bien jurídico: PENA-CABRERA FR EY R E, A. R. (2007). Delitos contra la


libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 224. “Con todo, lo que se protege en
este tipo legal, es el desarrollo normal y el libre desenvolvimiento del proceso de forma­
ción sexual del adolescente. Consecuentemente, la ley penal le otorga protección al ado­
lescente frente a los engaños de los que puede ser víctima que, de cierto modo, implican
la penetración de conceptos morales y éticos”.

1)118111 Sujeto activo-pasivo: MUÑOZ CONDE, F. (2010). Derecho Penal. Parte


especial. 15a edición, revisada y puesta al día. Valencia: Tirant lo Blanch, p. 238. “Suje­
tos, activo y pasivo, pueden serlo tanto el hombre como la mujer. [...] el sujeto activo
debe tener un ascendiente, normalmente basado en una diferencia de edad relevante con
el sujeto pasivo, que permita poder hablar de ‘engaño’ relevante”.

I) (181)2 Conducta típica: CORDOBA RODA, J. y GARCIA ARAN, M. (2004). Co­


______
mentarios al Código Penal. Parte especial. Tomo I. Madrid-Barcelona: Marcial Pons,
pp. 366-368. “Por un lado, los supuestos para los que estaba pensado -engaño en relación
con la promesa de matrimonio- no permiten la aplicación del presente tipo, puesto que el
vicio del consentimiento no afecta el hecho mismo de la relación sexual, sino a algo ajeno
a ella y en consecuencia ajeno a la libertad o indemnidad sexual. [...] Desde este punto de
vista, no existe engaño con respecto a la relación sexual cuando ambos sujetos son cons­
cientes del acto que realizan, pero uno de ellos engaña al otro respecto de su trascendencia
futura. [...] Por el contrario, puede apreciarse el engaño cuando, por ejemplo, el médico
convence a la paciente de que debe explorar sus genitales cuando ello era totalmente inne­
cesario, satisfaciendo de este modo sus deseos sexuales”.

IHINII3 Conducta típica: CASTILLO ALVA, J. L. (2002). Tratado de los delitos


contra la libertad e indemnidad sexuales. Lima: Gaceta Jurídica, p. 384. “El que una

972
V iolación de la libertad sexual A rt. 1 7 5

acción de engaño o fraudulenta sea considerada idónea, bastante o suficiente depende


muchas veces de la elevada probabilidad de que pueda inducir a error a un adolescente
prudente o que posee un regular cuidado o una diligencia media en el ejercicio de su
sexualidad. El engaño debe ser medido en un primer momento desde un ángulo obje­
tivo, analizando si las palabras o actos tienen la suficiente seriedad, revisten la inten­
sidad adecuada para inducir a error. Si el engaño es irrelevante, pueril o nimio y aun
así causa el consentimiento para la práctica del acto sexual no habrá responsabilidad
penal. Ello se deriva del hecho de que la acción no resulta peligrosa desde la perspec­
tiva ex ante ni genera un riesgo atendible para la lesión del bien jurídico protegido por
el precepto”.

_I)_(IX
_ _II4_ Imputación objetiva: CASTILLO ALVA, J. L. (2002). Tratado de los delitos
contra la libertad e indemnidad sexuales. Lima: Gaceta Jurídica, p. 388. “La promesa ex­
presa de matrimonio debe ser previa a la realización del acto sexual y debe mantenerse,
por lo general, hasta la consumación del hecho. Ello se deriva de las exigencias mismas
de la imputación objetiva y de la relación de causalidad que ha de mediar entre el engaño
y la práctica del acto sexual u otro análogo, las cuales requieren de la maniobra deffau-
datoria que posea una cronología anterior respecto al acceso camal, o por lo menos, una
relación de temporalidad o concomitancia al mismo. Si el engaño, en este caso la pro­
mesa matrimonial, no ha causado ni provocado el consentimiento de las relaciones sexua­
les, sino que este se ha dado por la participación de otros factores y condiciones, senci­
llamente no habrá delito y no podrá fundarse responsabilidad penal alguna. Una promesa
o engaño posterior no está en condiciones de cumplir con la tipicidad objetiva y con la
relación de riesgo, que exige como elemento del tipo el artículo 175, v. gr., el llanto en
que irrumpe la víctima luego del acto sexual hace que el sujeto recién le ofrezca casarse
con ella”.

|> (IXII5 Imputación objetiva: PEÑA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). Delitos


contra la libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 225. “La acción punible con­
siste en el acto sexual con una persona no menor de catorce ni mayor de dieciocho,
valiéndose del engaño o ardid, con aptitud idónea de lograr el consentimiento de la víc­
tima; esto es, debe realizarse una supresión mental hipotética, en el sentido, de que si no
se hubiera conjurado el ‘engaño’, no se habría producido el acceso carnal sexual, pues de
no ser así la conducta sería atípica”.

I) IISIIÍ) Tipo subjetivo: PEÑA-CABRERA FR EY R E, A. R. (2007). Delitos contra la


libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 229. “Es eminentemente doloso, con­
ciencia y voluntad de realización típica, la esfera cognitiva del agente debe estar cubierta
por los elementos constitutivos del tipo penal, de saber que está perpetrando un acceso
camal sexual con una persona menor de 18 y mayor de 14 años de edad. El engaño es el
elemento nuclear, subjetivo del injusto y precisamente impide la comisión por negligen­
cia, a tales efectos es preciso que el autor conozca que son los medios fraudulentos, que
utiliza, los que logran el consentimiento de la víctima, pues si el autor es de la idea que
el consentimiento de la víctima es producto de un sentimiento, habrá un error de tipo, el
cual podrá ser vencible o invencible”.

973
A rt. 175 L ibro segundo /Parte especial - delitos

Consumación: CASTILLO ALVA, J. L. (2002). Tratado de los delitos con­


tra la libertad e indem nidad sexuales. Lima: Gaceta Jurídica, p. 414. “La consumación
del delito se produce cuando luego de la maniobra fraudulenta o del engaño se realiza el
acto sexual u otro análogo. Constituye un error gravísimo el estimar que el delito queda
perfeccionado o se consuma con la sola ejecución del engaño, sin que importe si el acto
sexual se realiza o no. El engaño en todo caso solo cumple las veces de un mero acto eje­
cutivo, pero no puede ser catalogado como el instante de la consumación, toda vez que
para la ley solamente representa un medio instrumental -como lo es en el artículo 170 la
violencia o grave amenaza- para lograr el acceso carnal”.

JURISPRUDENCIA

Sumario: EJECUTORIA SUPREMA VINCULANTE: Naturaleza y características del engaño.


CORTE SUPREMA: Sobre la configuración del engaño / Configuración del delito
de seducción / Utilización del engaño / Elementos típicos del delito de seducción /
tipicidad de la conducta por falta de imputación objetiva y subjetiva / Atipicidad de la
conducta imputada por falta de engaño.

EJECUTORIA SUPREMA VINCULANTE


J 1016 Naturaleza y características del engaño: “F. J. 3. Que el delito de seducción,
tipificado en el artículo ciento setenticinco del Código Penal, se configura cuando el
agente mediante ‘engaño’ tiene acceso camal por vía vaginal, anal o bucal con una per­
sona de catorce años y menos de dieciocho años de edad. Por consiguiente, para verifi­
carse este delito es necesario el empleo de un medio fraudulento como el engaño sobre la
práctica sexual a realizarse, ya que como consecuencia de ello el agente induce en error
a la víctima y logra el acceso camal; el ‘engaño’, pues, no debe tener la finalidad de con­
seguir el consentimiento de la víctima sino facilitar la realización del acceso sexual. El
agente engaña al sujeto pasivo sobre su identidad aprovechando su parecido físico con
la pareja sentimental de la víctima. Si esta es afectada por el error y se relaciona sexual-
mente con el agente, a quien cree ser su pareja sentimental, el tipo penal del artículo
ciento setenticinco del Código Penal se habrá configurado. Por el contrario, si el agente
hace promesas al sujeto pasivo para que Este acepte el acceso camal, y luego dichas pro­
mesas no se cumplen, no se dará el delito. F. J. 4. Que la tipicidad de los hechos impu­
tados es una exigencia procesal vinculada al principio de legalidad. Ella consiste en la
adecuación que debe hacer el juez de la conducta que se atribuye al imputado a la des­
cripción legal de un delito formulada en abstracto por la ley penal. F. J. 5. Que resol­
viendo el caso sub judice, se debe considerar lo siguiente: a) Que en autos no se confi­
guran los supuestos exigidos por el artículo ciento setenticinco del Código Penal, ya que
tanto la menor agraviada como el procesado [...], coinciden en manifestar que las rela­
ciones sexuales que sostuvieron fueron de mutuo acuerdo; b) Que la menor de inicia­
les C.J.P.M. sostiene en su declaración referencial [...] y en los debates orales [...] que el
encausado [...] no intentó violarla sino que mantuvieron relaciones sexuales por volun­
tad propia en el cuarto de la casa de su madre; c) Que la agraviada también ha referido

974
V iolación de la libertad sexual A rt . 175

que cuando ocurrieron los hechos, esto es, en el mes de abril del año dos mil uno, contaba
con catorce años de edad; d) Que la versión de la agraviada es corroborada con las decla­
raciones del procesado. Es así que en su manifestación policial [...] y en presencia de la
representante del Ministerio Público; así como en su instructiva [...] y en los debates ora­
les [...], de manera reiterada y uniforme, el procesado ha sostenido que mantuvo relacio­
nes sexuales con la menor en una sola oportunidad cuando esta contaba con catorce años
de edad, contando para ello con su pleno consentimiento; e) Que, de otro lado, en autos
también ha quedado acreditado que a la fecha de la comisión del delito, abril del año dos
mil uno, la menor agraviada contaba con catorce años de edad tal como se infiere de la
partida de nacimiento [...]; f) Que, por consiguiente, en el caso sub judice no se configu­
ran los presupuestos típicos exigidos por el artículo ciento setenticinco del Código Penal
al no haberse empleado engaño para el acceso camal; siendo ello así la conducta del pro­
cesado [...] es atípica y penalmente irrelevante. F. J . 6. Que, en consecuencia, habién­
dose precisado los alcances de concepto de ‘engaño’ en el delito contra la libertad sexual
-seducción, del artículo ciento setenticinco del Código Penal, corresponde otorgar a dicha
interpretación jurisprudencial el carácter de precedente vinculante en aplicación de lo
auto” (R. iV. N ° 1628-2004-Ica, del 21/01/2005, ff. jj. 3, 4, 5 y 6, Sala Penal Transitoria).

CO RTE SUPREMA

J 1017 Sobre la configuración del engaño: “F. J. 5. Que de autos, se tiene que a la fecha
en que se produjeron los hechos, la menor de iniciales J.H.X.X terna más de catorce años
teniendo en cuenta que nació el once de julio de mil novecientos ochentisiete, conforme se
desprende de la copia certificada de su acta de nacimiento [...], no dándose el presupuesto
establecido en el dispositivo legal mencionado en el considerando precedente. F. J. 6. Que
la recurrida, aplicando el principio de determinación alternativa de la pena y en atención
a la edad de la agraviada, condena por el delito de seducción contemplado en el artículo
ciento setenticinco de la norma sustantiva, el cual se configura cuando mediante engaño se
practica el acto sexual u otro análogo con persona mayor de catorce años y menor de die­
ciocho; es decir, que el engaño es el medio de que se vale el agente, entendido este como el
proceso de perturbación de la voluntad o vicio del consentimiento del sujeto pasivo con el
fin de practicar el acto sexual, debiendo ser apreciado conjuntamente con las circunstancias
concurrentes. F. J. 7. Que del análisis de los actuados, se tiene que el procesado V.H.T en
todo momento ha aceptado haber tenido relaciones sexuales con la agraviada J.H.X.X una
sola vez en octubre del año dos mil uno, habiendo accedido voluntariamente la agraviada
por cuanto él le ofreció comprarle ropa, lo cual cumplió; por su parte, el procesado M.H.T
también admite haber tenido relaciones sexuales con la agraviada en una sola oportunidad
en el mes de noviembre del mismo año y con el consentimiento de ella, que le solicitó una
propina, habiéndole entregado luego la suma de cinco nuevos soles. F. J. 8. Que siendo así,
no se ha configurado el delito de seducción, pues no ha existido engaño ni violencia de por
medio; aunado a ello, se tiene que la propia agraviada a nivel judicial ha variado su ver­
sión dada a nivel policial, negando en todo momento haber sido violada sexualmente por
sus tíos procesados [...] F. J. 9 Que en cuanto a la otra menor N.H.X.X, no se ha actuado
prueba alguna que desvirtúe la presunción de inocencia de ambos procesados, y conside­
raciones por las que resulta procedente su absolución [...]” (R. N. N ° 288-2014-Junín, del
02/11/2004, ff. jj. 5, 6, 7, 8 y 9, Sala Penal Transitoria).

975
A rt. 1 7 5 L ibro segundo / Parte especial - delitos

J 1018 C onfiguración d el delito de sedu cción : “F. J. 4. Que, el delito tipificado en el


artículo ciento setenticinco del Código Penal se configura cuando el agente mediante
engaño tiene acceso camal u otro análogo con una persona de catorce y menos de diecio­
cho años de edad, requiriéndose para que se configure este delito que el agente emplee
el engaño y con el vicio, a través del error, el consentimiento de la víctima para realizar
el acto sexual; el engaño, por tanto, no debe tener la finalidad de conseguir el consenti­
miento de la víctima, sino facilitar a través del error la realización de la práctica sexual.
F. J. 5. Que en el caso sub judice no se configuran los presupuestos típicos exigidos por
el artículo precitado, ya que la promesa incumplida por parte del procesado de entregar
diversos objetos y bienes a favor de la agraviada no representa el engaño que exige la ley
penal, por lo que la conducta del acusado [...] es atípica [...]” (R. N. N ° 284-2004-Junín,
del 10/01/2005, ff. jj. 4 y 5, Sala Penal Transitorio).

J 1019 U tilización d e l engaño: “F. J. 2. Que, el delito tipificado en el artículo ciento


setenticinco del Código Penal se configura cuando el agente mediante engaño tiene
acceso camal u otro análogo con una persona de catorce y menos de dieciocho años de
edad, requiriéndose para que se configure este delito que el agente emplee el engaño y
con el vicio, a través del error, el consentimiento de la víctima para realizar el acto sexual;
el engaño, por tanto, no debe tener la finalidad de conseguir el consentimiento de la víc­
tima, sino facilitar a través del error la realización de la práctica sexual. F. J. 3. Que, res­
pecto al engaño se tiene que este debe ser tendiente a viciar el consentimiento del sujeto
pasivo; esto es, la víctima presta un consentimiento viciado por el fraude para practicar
el acto sexual. En otros términos, para verificarse el delito de seducción es necesario el
engaño y como consecuencia de este, el consentimiento viciado de la víctima para reali­
zar el acto sexual análogo. (Curso de Derecho Penal peruano. Ramiro Salinas Siccha, pri­
mera edición, julio. Dos mil, página cuatrocientos uno” (R. N. N ° 1572-2004-Lima, del
09/02/2005, ff. jj. 2 y 3, Sala Penal Transitoria).

J 1020 E lem en tos típicos d el delito de sedu cción : “El delito tipificado en el artículo
175 del Código Penal se configura cuando el agente mediante engaño tiene acceso car­
nal u otro análogo con una persona mayor de 14 y menor de 18 años de edad, requirién­
dose para que se configure este delito que el agente emplee el engaño y con él vicie, a
través del error, el consentimiento de la víctima para realizar el acto sexual; el engaño,
por tanto, no debe tener la finalidad de conseguir el consentimiento de la víctima, sino
facilitar a través del error la realización de la práctica sexual; en el caso sub jiidice, no
se configuran los presupuestos típicos exigidos por el artículo precitado, ya que la pro­
mesa incumplida por parte del procesado de entregar diversos objetos y bienes a favor
de la agraviada no representa el engaño que exige la ley penal, por lo que su conducta es
atípica” (Ejecutoria Suprema del 10/01/2005, R. N. N ° 284-2004-Junín. En: CASTILLO
ALVA, J. L. (2006). Jurisprudencia penal. Sentencias de la Corte Suprema de Justicia de
la República. Tomo I. Grijley, Lima, p. 178).

J 1021 A tip ic id a d de la conducta p o r fa lta de im putación objetiva y subjetiva: “Las


versiones de la agraviada respecto a cómo sucedieron los hechos en su contra, resul­
tan ser inverosímiles, toda vez que existen circunstancias que contradicen sus dichos

976
V iolación de la libertad sexual Art . 176

incúlpatenos contra el procesado, como el hecho de haber aceptado ir con el procesado


en su auto a conversar a un paraje desolado donde fue víctima de agresión sexual, sin
embargo, pese a lo ocurrido retomó a su domicilio en el mismo vehículo del procesado, y
no comentó lo sucedido a ninguno de sus familiares, incluso ni a su conviviente a quien,
ese mismo día, vio parado fuera de la Comisaría, y solo lo hizo cuando se percató que
estaba embarazada; que, además, conforme se aprecia del informe expedido por la asis­
tenta social del juzgado de familia se hace referencia que en cierto momento, la agra­
viada le refirió que sus dos hijas eran producto de una relación extramatrimonial (adulte­
rio) habidas con el procesado. Todos estos elementos nos llevan a concluir que no se han
dado los elementos objetivos y subjetivos del tipo penal de violación sexual en agravio
de menor, ya que no se ha acreditado la violencia o amenaza en contra de ella para con­
sumar el delito instruido; del mismo modo, no se ha configurado el tipo penal de seduc­
ción ya que no se ha acreditado el engaño o promesa, los mismos que son elementos sine
qua non para esta clase de delitos, puesto que ni la agraviada ni el procesado han referido
que de por medio hubo promesa o recompensa para que se lleve adelante el acto sexual”
(Ejecutoria Suprema del 10/06/2003, Exp. N ° 603-2003-Tacna. En: PÉREZ ARROYO, M,
(2006). La evolución de lajurisprudencia en el Perú (2001-2005). Tomo II. Inris Consulti
- San Marcos, Lima, p. 954).

J 1022 A tip icid a d de la conducta im putada p o r fa lta de engaño: “El procesado en


todo momento ha aceptado haber tenido relaciones sexuales con la agraviada una sola
vez, habiendo accedido voluntariamente la agraviada, por cuanto él le ofreció comprarle
ropa, lo cual cumplió; por su parte, el coprocesado también admite haber tenido relacio­
nes sexuales con la agraviada en una sola oportunidad y con el consentimiento de ella,
quien le solicitó una propina, habiéndole entregado la suma de cinco nuevos soles. Siendo
así, no se ha configurado el delito de seducción, pues no ha existido engaño ni violencia
de por medio; aunado a ello, se tiene que la propia agraviada a nivel judicial ha variado
su versión dada a nivel policial, negando en todo momento haber sido violada sexual-
mente por sus tíos procesados” (Ejecutoria Suprema del 02/11/2004, R. N. N ° 288-2004-
Junín. En: CASTILLO ALFA, J. L. (2006). Jurisprudencia penal. Sentencias de la Corte
Suprema de Justicia de la República. Tomo I. Grijley, Lima, p. 182).

ARTÍCULO 176 Tocamientos, actos de connotación sexual o actos libi­


dinosos sin consentimiento<137)
El que sin propósito de tener acceso carnal regulado por el artículo 170, realiza sobre
una persona, sin su libre consentimiento, tocamientos, actos de connotación sexual o
actos libidinosos, en sus partes íntimas o en cualquier parte de su cuerpo será repri­
mido con pena privativa de libertad no menor de tres ni mayor de seis años.137

(137) Artículo vigente conform e a la m odificación realizada por el artículo 1 de la L ey N° 30838 del 04/08/2018.

977
A rt. 176 L ibro segundo / Parte especial - delitos

Si el agente realiza la conducta descrita en el prim er párrafo, mediante amenaza,


violencia, o aprovechándose de un entorno de coacción o de cualquier otro que
impida a la víctima dar su libre consentimiento, o valiéndose de cualquiera de
estos medios obliga a la víctima a realizarlos sobre el agente, sobre sí misma o
sobre tercero, la pena privativa de libertad será no menor de seis ni mayor de
nueve años.
En cualquiera de los casos previstos en el primer y segundo párrafos, la pena priva­
tiva de libertad se incrementa en cinco años en los extremos mínimo y máximo, si la
víctima es mayor de catorce y menor de dieciocho años.
TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 176.- El que, sin propósito de practicar el acto sexual u otro análogo,
comete un acto contrario al pudor en una persona menor de catorce años será repri­
mido con pena privativa de libertad no mayor de tres años.
Si la víctima está en una de las condiciones previstas por el último párrafo del
artículo 173, la pena será no menor de tres ni mayor de seis años.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Primera modificación: artículo 1 de la Ley N° 26293 del 14/02/1994.
A rtícu lo 176.- El que sin propósito de practicar el acto sexual u otro análogo, con
violencia o grave amenaza comete un acto contrario al pudor en una persona, será
reprimido con pena privativa de libertad no mayor de tres años.
Si el agente se encuentra en las circunstancias previstas en el artículo 174 la pena
será no mayor de cinco años.
Si la víctima se hallare en los supuestos de los artículos 171 y 172 la pena será no
mayor de seis años.
Segunda modificación: artículo 1 de la Ley N° 28251 del 08/06/2004.
A rtícu lo 176.- El que sin propósito de tener acceso carnal regulado por el artículo
170, con violencia o grave amenaza, realiza sobre una persona u obliga a esta a
efectuar sobre sí misma o sobre tercero tocamientos indebidos en sus partes íntimas
o actos libidinosos contrarios al pudor será reprimido con pena privativa de liber­
tad no menor de tres ni mayor de cinco años.
La pena será no menor de cuatro ni mayor de seis años:
1. Si el agente se encuentra en las agravantes previstas en el artículo 170 incisos
2, 3 y 4.
2. Si la víctima se hallare en los supuestos de los artículos 171 y 172.
Tercera modificación: artículo 1 de la Ley N° 28704 del 05/04/2006.
A rtícu lo 176.- El que sin propósito de tener acceso carnal regulado por el artículo
170, con violencia o grave amenaza, realiza sobre una persona u obliga a esta a
efectuar sobre sí misma o sobre tercero, tocamientos indebidos en sus partes ínti­
mas o actos libidinosos contrarios al pudor, será reprimido con pena privativa de

978
V iolación de la libertad sexual A rt. 1 7 6

libertad no menor de tres ni mayor de cinco años. La pena será no menor de cinco
ni mayor de siete:
1. Si el agente se encuentra en las agravantes previstas en el artículo 170 incisos
2, 3 y 4.
2. Si la víctima se hallare en los supuestos de los artículos 171 y 172.
3. Si el agente tuviere la condición de docente, auxiliar u otra vinculación acadé­
mica c¡ue le confiera autoridad sobre la víctima.
Cuarta modificación: artículo 1 de la Ley N° 30838 del 04/08/2018.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C: art. 2 inc. 1); CP: arts. 12, 29, 45, 52, 55, 57, 68, 92, 143; CPP2004: arts. 95 inc. 1 lit. c,
194 inc. 3, 199 inc. 2, 242 inc. 1, 298, 314; C de PP: arts. 143, 146; L O P J : art. 214

DOCTRINA

Sumario: Bien jurídico / Sujetos / Conducta típica / Tipo subjetivo / La violencia como circuns­
tancia agravante / Circunstancia agravante (segundo párrafo) / Circunstancias agravan­
tes (segundo y tercer párrafo) / Consumación.

lJlllfÍ|fj Bien jurídico: CASTILLO ALVA, J. L. (2002). Tratado de los delitos contra
la libertad e indemnidad sexuales. Lima: Gaceta Jurídica, pp. 431-432. “Junto a la posi­
ción que considera al pudor o a la honestidad como objeto de protección en el art. 176
se erige y levanta otro punto de vista que sostiene como bien jurídico es estos delitos a
la libertad sexual, tanto en su vertiente positiva que abarca la elección de la persona con
la que el sujeto se quiere involucrar sexualmente y el tipo de la relación sexual en la que
está dispuesto a participar; como en su vertiente negativa que se entiende como el dere­
cho a repeler o rechazar cualquier proposición o acto que pretenda una injerencia intolera­
ble en la esfera privada o la autonomía del sujeto. Para esta postura en los actos contrarios
al pudor pese a la expresa referencia legal al pudor de las personas y de los actos que lo
resquebrajan o vulneran no sería la honestidad y el pudor el bien jurídico protegido, sino
la libertad sexual. No habría razón alguna para dejar de la admitir a la facultad de dispo­
nibilidad del propio cueipo y en especial de la sexualidad -expresión principal de la dig­
nidad de la persona humana- como bien jurídico protegido en esta figura penal, toda vez
que ella se encuentra comprometida y en peligro de ser resquebrajada cuando se emplea
violencia o grave amenaza con el fin de lograr cualquier tipo de contacto sexual distinto
a la realización del acceso camal u otro análogo [...]”.

I) IISII‘1Bien jurídico: PEÑA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). Delitos contra la


libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 237. “En esta figura delictiva lo que
se tutela, al ser el sujeto pasivo mayor de catorce años, es la ‘libertad sexual’, entendida
esta como el libre derecho a la autodeterminación sexual y el de impedir la intromisión
de terceros en esta esfera privada; en el sentido esta, del libre desenvolvimiento de la

979
A rt. 176 L ibro segundo / Parte especial - delitos

esfera sexual, impidiendo la realización de actos libidinosos, que sin suponer acceso car­
nal sexual, pueden afectar notablemente la reserva sexual de la víctima, así como su dig­
nidad inherente”.

B S Ü j Sujetos: PEÑA-CABRERA FR E Y R E , A. R. (2007). Delitos contra la liber­


tad e intangibilidadsexual. Lima: Idemsa, pp. 238-239. “Sujeto activo: Puede serlo cual­
quiera, tanto el hombre como la mujer, al margen de la opción sexual, esto es, puede
tratarse de prácticas heterosexuales y homosexuales. Sujeto pasivo: Debe de serlo necesa­
riamente un hombre o una mujer mayor de catorce años. Si es menor de dicha edad crono­
lógica la conducta se subsumiría en el tipo penal del artículo 176-A. Ahora bien, al tute­
larse la libertad sexual y no el honor sexual, sujeto pasivo de esta figura delictiva, puede
serlo también la persona dedicada al meretricio, quien no es objeto, sino sujeto de dere­
cho, por lo que tiene el derecho de rechazar tocamientos corporales no deseados; de igual
forma la esposa y/o marido (concubinos), si resulta punible el acceso camal mediante vio­
lencia física y/o amenaza grave, también son reprimibles los actos de tocamiento, forza­
miento y otros que son ofensivos al pudor, que se ejecutan contra la voluntad del consorte,
mediando los medios comisivos que describe el tenor literal del tipo legal”.

Sujetos: VILLA STEIN, J. (1998). Derecho Penal. Parte especial. Lima: San
Marcos, pp. 199-200. “Sujeto activo, cualquier persona. Sujeto pasivo, cualquier persona
mayor de catorce años de edad, pues si es menor de esa edad, la conducta del sujeto activo
se subsume en el tipo del artículo 176 del CP. Se trata de un tipo abierto por el que la con­
ducta del actor debe implicar un acto contrario al pudor de la víctima, sin ánimo de prac­
ticar el acto sexual u otro análogo con ella, pues de ser así, estaríamos en la tentativa para
la violación sexual”.

Conducta típica: CASTILLO ALVA, J. L. (2002). Tratado de los delitos con­


tra la libertad e indemnidad sexuales. Lima: Gaceta Jurídica, p. 436. “Los actos con­
trarios al pudor tal como se encuentran configurados en nuestra legislación están com­
puestos, desde el punto de vista objetivo, por dos elementos: uno positivo, referido a la
efectiva realización de una conducta sexual- lo que la ley llama actos contrarios al pudor-
y otro negativo que exige la realización de un acto distinto al acto sexual u otro análogo.
A ello se agrega un requisito subjetivo fundamental, el cual se relaciona con la condición
negativa, y que consiste en el autor obre sin propósito de causar el acto sexual”.

Tipo subjetivo: PEÑA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). Delitos contra


la libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, pp. 245-246. “[...] basta con la acre­
ditación del dolo en la esfera subjetiva del autor (directo o eventual), cuya esfera cogni-
tiva debe de abarcar los elementos constitutivos del tipo penal, de realizar actos de toca­
miento, rozamiento u otros con significado sexual u obligar al ofendido a realizarlas en su
propio cuerpo, en la de él mismo o de un tercero, quebrantando la voluntad de la víctima,
pues los medios que se vale el agente para neutralizar los mecanismos de defensa de la
víctima, son la violencia y/o la amenaza grave. [...]. En ese sentido, las conductas que no
tengan dicha connotación, por realizarse en una determinada actividad -legalmente per­
mitida-, v.gr., científica, médica, por no constituir una afectación real del bien jurídico
tutelado, carecen de relevancia jurídico-penal”.
V iolación de la libertad sexual A rt. 176

m U f l La violencia como circunstancia agravante: MUÑOZ CONDE, F. (2017).


Derecho Penal parte especial. 21a edición. Valencia: Tirant lo Blanch, p. 196. “Hay vio­
lencia cuando se aplica vis absoluta, o cuando se emplea violencia física con la amenaza
de que a mayor resistencia que oponga la víctima, mayor será la energía que aplicará el
delincuente. No es necesario, por tanto, una resistencia continuada del sujeto pasivo que
puede, apenas comiencen los actos de violencia, tolerar (que no consentir) la agresión
sexual para evitar males mayores. Desde luego, ha de haber una relación de adecuación
entre la violencia empleada y la agresión sexual”.

I) »S 15 Circunstancia agravante (segundo párrafo): PEÑA-CABRERA FREYRE,


A. R. (2007). Delitos contra la libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, pp. 242-243.
“a) Violencia: ‘La violencia (vis absoluta) ejercida sobre la víctima debe ser física, efec­
tiva y estar casualmente conectada con el ilícito acto impúdico que pretende configurar;
de suficiente intensidad y envergadura para poder doblegar los mecanismos de defensa de
la víctima, se requiere, entonces, de una violencia lo suficiente para allanar los obstáculos
que pueda ejercer el ofendido. [...] La valoración de la fuerza empleada no debe exigir,
necesariamente, que esta sea de carácter irresistible, bastando que haya sido lo suficiente­
mente intensa para doblegar la resistencia y obtener así el camino para realizar los actos
contra el pudor. Es suficiente aquella fuerza que el sujeto activo realiza sobre su víctima
de forma seria y continuada’, b) Amenaza grave: ‘Por amenaza grave entendemos la vio­
lencia psíquica que es empleada por el agente, mediante el anuncio de la producción de
un mal grave, tanto a intereses o bienes propios como de terceros que se encuentren ínti­
mamente vinculados con su persona; lo que supone el quebrantamiento de la voluntad de
la víctima, a fin de asentir los tocamientos indebidos y/o libidinosos. [...] El mal que se
anuncia debe ser inminente, no distante en el tiempo; porque de ser así, la supuesta víc­
tima estaría en la posibilidad de tomar las medidas indispensables para salvaguardar su
libertad sexual. [...] la amenaza que se anuncia debe de tener un contenido específico; no
sería posible configurar la amenaza que demanda el tipo objetivo, lanzando la configura­
ción de un mal en forma genérica’”.

1) 0816 Circunstancias agravantes (segundo y tercer párrafo): PEÑA-CABRERA


FR EYR E, A. R. (2007). Delitos contra la libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa,
pp. 239-240. “La acción consiste en un acto contra el pudor de una persona mayor de
catorce años, mediante violencia o amenaza, pero que excluya la cópula o el acto análogo;
mejor dicho, luego de la modificación efectuada por la Ley N° 28251, se excluyen todos
los actos que den lugar al acceso camal, de conformidad con lo descrito en el artículo 170
(in fine) [...]. El requisito objetivo en este delito está determinado por la realización del
acto contra el pudor, que debe recaer sobre la persona del sujeto pasivo; empero, aque­
llo no implica que los ‘tocamientos indebidos’ o ‘actos libidinosos’ contrarios al pudor,
deban concretizarse necesariamente en el cuerpo de la víctima, pues estos pueden ser
efectivizados tanto en la esfera somática del propio autor o de un tercero”.

I) 0817 Consumación: PEÑA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). Delitos contra la


libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 246. “El proceso ejecutivo del delito
de actos contra el pudor, se consuma en el momento y lugar que se realizan los actos

981
A rt. 176 L ibro segundo / Parte especial - delitos

impúdicos. No se requiere para los efectos de la consumación, la satisfacción del apetito


sexual e inclusive puede faltar esta finalidad. [...]”.

¡¡¡I JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Configuración típica de los actos contra el pudor / Diferencia
entre violación sexual y actos contra el pudor.

CO RTE SUPREM A

J 1023 Configuración típica de los actos contra elpu d o r: “[...] constituye delito de abuso
deshonestos o actos contra el pudor; que debe entenderse como acto contrario al pudor todo
tocamiento lúbrico somático que ha de recaer sobre el cueipo del sujeto pasivo, tales como
palpación, tocamiento, manoseos de las partes genitales [así, parcialmente, Bramont Arias
Torres, Luis Alberto; García Cantizano, María del Carmen: Manual de Derecho Penal, ter­
cera edición, editorial San Marcos, Lima, mil novecientos noventa y siete, página doscien­
tos cincuenta y siete]; se exige, en consecuencia, en tanto elemento objetivo de un con­
tacto coiporal o tocamiento impúdico, siempre con significado sexual, que, por lo demás,
no solo se tiene la versión referencial de la madre de la menor de iniciales M.E.R.E. [...]
sino también la pericia psicológica de la víctima [...], que acredita que presenta trastorno
de las emociones compatible con estresor sexual, y el informe social [...], que da cuenta del
atentado sexual que sufrió la agraviada; que, por último, si bien la pericia psiquiátrica [...],
no establece que el acusado presenta paidofilia empero por su edad y las circunstancias
de su entorno existe una relación con conductas respecto a menores que suele consistir en
tocamientos a partes sexuales secundarias, senos, glúteos, etcétera” (R. N. N° 5050-2006-La
Libertad, del 23/04/2007, f. j. 3, Sala Penal Permanente).

J 1024 D iferen cia entre violación sex u a l y actos contra e l p u d o r: “Los actos libi­
dinosos, consistente en frotamientos vaginales con su miembro viril, sin que el agente
tuviera la decisión de hacerle sufrir el acto sexual constituye el acto contra el pudor, mas
no una violación de la libertad sexual en grado de tentativa” (Ejecutoria Suprema, del
21/08/1997, Exp. N ° 3529-97-Cusco).

J 1025 D iferen cia entre violación sex u a l y actos contra e l p u d o r: “F. J. 3.3. El men­
cionado tipo penal también se ejecuta mediante un ánimo lúbrico; sin embargo, hace dife­
rente a una conducta tentada de violación sexual la pauta interpretativa referida a la aje-
nidad del propósito de tener acceso camal; circunstancia que no se aprecia en el presente
caso, pues conforme a la declaración de la menor agraviada brindada en diversas etapas
procesales [...] se puede colegir la intencionalidad del agente en querer someterla sexual -
mente por vía anal y vaginal; así como la declaración del hermano del ahora sentenciado
[...] quien evitó la consumación del delito de violación sexual. [...]. F. J. 3.5. La violen­
cia, como medio para ejecutar el tipo penal, es propia tanto de los actos contra el pudor
como de la violación sexual; sin embargo, diferenciará el uno del otro la zona en la que
se produjo. Así, la lesión extragenital por fricción permite concluir que no se trata de un

982 ■ -
V iolación de la libertad sexual A rt. 176-A

acto ejecutado sin el propósito de tener acceso camal, tanto más si el escenario, una habi­
tación en la que yacían solos tanto el sentenciado como la menor agraviada, permite ase­
verar que el afán no se restringía únicamente al de actos contra el pudor, sino a un intento
de violación que no se produjo por intervención del hermano del agresor” (R. N. N° 1667-
2017-Lima Norte, del 01/10/2018, jf. jj. 3.3y 3.5, Sala Penal Permanente).

Tocam ientos, actos de connotación sexual o actos libi­


dinosos en agravio de m enores(138)139
El que sin propósito de tener acceso carnal regulado en el artículo 170, realiza sobre
un menor de catorce años u obliga a este a efectuar sobre sí mismo, sobre el agente o
tercero, tocamientos indebidos en sus partes íntimas, actos de connotación sexual en
cualquier parte de su cuerpo o actos libidinosos, será reprimido con pena privativa
de libertad no menor de nueve ni mayor de quince años.

TEXTO ORIGINAL:
A rtículo 1 76-A(,39).- El que sin propósito de practicar el acto sexual u otro análogo,
comete un acto contrario al pudor en una persona menor de catorce años, será repri­
mido con pena privativa de libertad no menor de cuatro ni mayor de seis años.
Si la víctima está en algunas de las condiciones previstas en el último párrafo del
artículo 173, la pena será no menor de cinco ni mayor de ocho años.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Primera modificación: artículo 1 de la Ley N° 27459 del 26/05/2001.
A rtícu lo 176-A .- E l que sin propósito de practicar el acto sexual u otro análogo,
comete un acto contrario al pudor en una persona menor de catorce años, será repri­
mido con las siguientes penas privativas de libertad:
1. Si la víctima tiene menos de siete años, con pena no menor de siete ni mayor de
diez años.
2. Si la víctima tiene de siete a menos de diez años, con pena no menor de cinco ni
mayor de ocho años.
3. Si la víctima tiene de diez a menos de catorce años, con pena no menor de cua-
tro ni mayor de seis años.

(138) Artículo vigente conform e a la modificación realizada por el artículo 1 de la Ley N° 30838 del 04/08/2018.
(139) Artículo conform e a la incorporación realizada por el artículo 2 de la Ley N° 26293 del 14/02/1994.
A rt. 176-A L ibro segundo /Parte especial - delitos

Si la víctima se encuentra en alguna de las condiciones previstas en el último párrafo


del artículo 173 o el acto tiene un carácter particularmente degradante o produce
un grave daño en la salud, física o mental de la víctima que el agente pudo prever,
la pena será no menor de ocho ni mayor de doce años de pena privativa de libertad.
Segunda modificación: artículo 1 de la Ley N° 28251 del 08/06/2004.
A rtícu lo 176-A .- El que sin propósito de tener acceso carnal regulado en el artículo
170 realiza sobre un menor de catorce años u obliga a este a efectuar sobre si mismo
o tercero, tocamientos indebidos en sus partes íntimas o actos libidinosos contrarios
al pudor, será reprimido con las siguientes penas privativas de la libertad:
1. Si la víctima tiene menos de siete años, con pena no menor de siete ni mayor de
diez años.
2. Si la víctima tiene de siete a menos de diez años, con pena no menor de cinco ni
mayor de ocho años.
3. Si la víctima tiene de diez a menos de catorce años, con pena no menor de cua­
tro ni mayor de seis años.
Si la víctima se encuentra en alguna de las condiciones previstas en el último párrafo
del artículo 173 o el acto tiene un carácter particularmente degradante o produce
grave daño en la salud, física o mental de la víctima que el agente pudo prever, la
pena será no menor de diez ni mayor de doce años de pena privativa de libertad.
Tercera modificación: artículo 1 de la Ley N° 28704 del 05/04/2006.
A rtícu lo 1 76-A.- El que sin propósito de tener acceso carnal regulado en el artículo
170, realiza sobre un menor de catorce años u obliga a este a efectuar sobre sí mismo
o tercero, tocamientos indebidos en sus partes íntimas o actos libidinosos contrarios
al pudor, será reprimido con las siguientes penas privativas de la libertad:
1. Si la víctima tiene menos de siete años, con pena no menor de siete ni mayor de
diez años.
2. Si la víctima tiene de siete a menos de diez años, con pena no menor de seis ni
mayor de nueve años.
3. Si la víctima tiene de diez a menos de catorce años, con pena no menor de cinco
ni mayor de ocho años.
Si la víctima se encuentra en alguna de las condiciones previstas en el último párrafo
del artículo 173 o el acto tiene un carácter degradante o produce grave daño en la
salud física o men tal de la víctima que el agente pudo prever, la pena será no menor
de diez ni mayor de doce años de pena privativa de libertad.
Cuarta modificación: artículo 1 de la Ley N° 30838 del 04/08/2018.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C: art. 2 inc. 1); CP: arts. 12, 29, 45, 52, 55, 57, 68, 92, 143; CPP2004: arts. 95 inc. 1 lit. c,
194 inc. 3, 199 inc. 2, 242 inc. 1, 298, 314; C dePP: arts. 143, 146; CNA: arts. I, II, 4

984
V iolación de la libertad sexual A rt. 176-A

DOCTRINA

Sumario: Bien jurídico / Sujetos / Imputación objetiva / Conducta típica / Tipo subjetivo / Error
de tipo / Consumación / Concurso de delitos.

DOSIS Bien jurídico: SALINAS SICCHA, R. (2000). Curso de Derecho Penal


peruano. Parte especial. Lima: Palestra, p. 415. “Aquí al igual como ocurre con el tipo
penal [del] artículo 173 del CP, el interés o bien jurídico protegido lo constituye la intan­
gibilidad o indemnidad sexual de los menores de catorce años de edad. En la doctrina
nacional existe unanimidad al respecto”.

DOS 19 Bien jurídico: CASTILLO ALVA, J. L. (2002). Tratado de los delitos con­
tra la libertad e indemnidad sexuales. Lima: Gaceta Jurídica, p. 433. “[...] debe señalarse
que no es la libertad sexual el bien jurídico protegido en el artículo 176-A del CP, sino
la indemnidad sexual, dado que aquí solo se castigan los actos contrarios al pudor que
recaen sobre los menores de catorce años. La diferencia estructural enrte el artículo 176
y el artículo 176-A, no es tanto la modalidad típica del comportamiento configurado!- del
injusto -que en líneas generales sigue siendo el mismo- sino que mientras una disposi­
ción se asienta sobre la base de la imposición de un castigo para aquellas conductas rea­
lizadas por un mayor de catorce años, la otra disposición alude a los actos contrarios al
pudor que recaen sobre personas menores de catorce años”.

I) 0K20 Bien jurídico: PENA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). Delitos conti-a la


libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, pp. 253-254. “[...] en este supuesto delic­
tivo se protege la indemnidad o intangibilidad sexual del menor, expresada esta en la impo­
sibilidad de autodeterminarse sexualmente; quiere decir esto, que el menor, al no haber
desarrollado su esfera de autorrealización personal de forma plena, se entiende que aún no
está en capacidad de comprender la naturaleza y consecuencia de un acto sexual, en este
caso de tocamientos impúdicos y/o actos libidinosos sobre las partes íntimas del cuerpo”.

Sujetos: PEÑA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). Delitos confra la liber­


tad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 256. “Sujeto activo: Puede ser tanto el hom­
bre como la mujer, sin interesar la opción sexual de aquella, la libertad sexual es com­
prendida en un marco conceptual amplio de la sexualidad de una persona. Si el agente es
menor de 18 años, constituye un infractor de la ley penal, cuya prosecución se remite a la
jurisdicción de familia y, si este es además un proxeneta, entra en concurso con la figura
prevista en el artículo 179. Sujeto pasivo: Solo pueden ser, el hombre y la mujer meno­
res de catorce años, sin interesar su oficio, puede tratarse entonces de una persona dedi­
cada al meretricio”.

I) 0822 Imputación objetiva: PEÑA-CABRERA FR EYRE, A. R. (2007). Delitos


contra la libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, pp. 256-257. “El requisito obje­
tivo en este delito está determinado por la realización de un acto impúdico en la persona
del menor. Será considerado acto impúdico todo acto expresado en un contacto corporal
con el cuerpo físico de la víctima con fines lúbricos o libidinosos. El consentimiento que

985
A rt. 176-A L ibro segundo /Parte especial - delitos

la víctima puede otorgar carece de validez jurídica y, por ende, son nulos. [...]. Los actos
impúdicos pueden presentarse en varias formas, pero es imprescindible el contacto corpó­
reo entre las partes. Estos actos pueden realizarse tanto en el cuerpo de la víctima, como
también, el caso de que el agente obligue a la víctima a realizar tocamientos lujuriosos
sobre sus órganos genitales, vaginales, etc.”.

I) US2.1 Conducta típica: CORDOBA RODA, J. y GARCIA ARAN, M. (2004) Co­


mentarios al Código Penal. Parte especial. Tomo I. Madrid-Barcelona: Marcial Pons. pp.
351-352. “Ha aplicado el presente tipo a la conducta de besos y tocamientos furtivos o
con aprovechamiento del descuido o la confianza de la víctima. También procede la apli­
cación del presente tipo cuando el tocamiento sorpresivo es seguido de una conducta vio­
lenta posterior, por ejemplo, para acallar a la víctima, impedir que denuncie los hechos,
por simple crueldad, o cualquier otro motivo. [...] También se ha apreciado el delito en un
supuesto en que el autor, haciendo uso de la confianza en él depositada por la alumna de
un curso de relajación, aprovecha tal circunstancia para efectuar tocamientos en las zonas
erógenas de la misma”.

I M M I Tipo subjetivo: PEÑA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). Delitos contra


la libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 258. “La presencia de un ánimo
lúbrico en la psique del agente, es irrelevante a efectos penales. Es suficiente que el dolo
del autor abarque el aspecto cognitivo y volitivo de realizar un acto contra el pudor, en la
persona de un menor de catorce años, sin propósito ulterior de practicar el acceso carnal
sexual que se desprende del artículo 173 ( in fine), pues si la intención era de realizar la
conjunción camal, será constitutivo del tipo penal del artículo 170. El dolo del autor debe
de abarcar el conocimiento de estar realizando un acto lesivo al pudor con un menor de
catorce años, a contrario sensu, se configuraría un error de tipo vencible, que sería penado
conforme al artículo 176 del CP o, invencible, si es que el autor no contaba con medios
suficientes, a su alcance, para poder vencer la defectuosa esfera cognitiva”.

I) HS25 E rro r de tipo: CASTILLO ALVA, J. L. (2002). Tratado de los delitos contra
¡a libertad e indemnidad sexuales. Lima: Gaceta Jurídica, p. 472. “El error, tanto de tipo
como de prohibición es admisible en los actos contrarios al pudor. Un ejemplo de error de
tipo lo da el creer que la conducta sexual que se ejecuta recae sobre una persona mayor de
catorce años cuando en realidad ella tiene, por ejemplo, doce años [...]”.

I) 0820 Consumación: PEÑA-CABRERA FR EYRE, A. R. (2007). Delitos contra la


libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, pp. 258-259. “El delito se consuma con la
realización del acto impúdico sobre el cuerpo del menor. No se necesita para los efectos
de la consumación, el desahogo sexual e, inclusive puede faltar esta finalidad. Si la fina­
lidad era en realidad el acceso camal sexual, y por motivos ajenos a la voluntad del autor,
no puede concretizarlo será una tentativa del artículo 173; [...], no es jurídicamente admi­
sible que acontezca un concurso ideal entre ambas figuras típicas, pues la realización de
los tocamientos indebidos, sobre las partes íntimas de la víctima, constituyen ya el inicio
de los actos ejecutivos del injusto penal de violación de menores, pues dicha conducta se
consume en la otra, al importar el adelantamiento de la conducta típica, una lesión ante­
rior o anticipada al bien jurídico tutelado. En general, la tentativa no es admitida para

986
V iolación de la libertad sexual A rt. 176-A

este delito, pues el comienzo del iter criminis es ya un atentado contra el pudor, pues
se admite como un tipo penal de mera actividad, a diferencia del artículo 176 que es un
delito instantáneo”.

1) 0827 Concurso de delitos: PEÑA-CABRERA FR EYR E, A. R. (2007). D elitos


contra la libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 259. “Los diversos actos
lúbricos con la misma víctima, pero en diferentes momentos constituyen varios delitos
independientes entre sí, se configura un concurso real homogéneo. Si son realizados sobre
distintas personas habrá tantos delitos como sujetos pasivos. Si el agente inmediatamente
después de cumplido el acto impúdico accede camalmente a la misma persona por la
forma prevista en el tipo base, responderá por el delito tipificado en el artículo 173 del
CP, siempre y cuando respondan a una misma acción, pues si ambos actos son ejecuta­
dos en tiempos diversos, sí podrá apreciarse un concurso real de delitos. Esta figura delic­
tiva concurre generalmente con las figuras delictivas que atenían el patrimonio, como un
robo agravado, extorsión, etc.; mas si se produce una afectación real a la integridad cor­
poral se admite un concurso ideal con la tipificación penal de lesiones, siempre y cuando,
dicho resultado sea imputable al menos a título de dolo eventual, pues si fue causado de
forma imprudente, el comportamiento será calificado como una circunstancia agravante”.

JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Configuración típica de los actos contra el pudor / Configuración
de la fase ejecutiva de actos contra el pudor en menores / En los actos contra el pudor es
necesario satisfacer un placer erótico, tocamiento lúbrico-somático prohibido / Deter­
minación del quantum de la pena en los actos contra el pudor en menores de edad/Atri­
bución de responsabilidad penal / Descripción de hechos y acreditación de responsa­
bilidad penal / Descripción de hechos y subsunción típica. CORTES SUPERIORES:
Nociones generales de los actos contra el pudor en agravio de un menor de edad.

CORTE SUPREM A

J 1026 C onfiguración típica de los actos contra e l pu dor: “[...] constituye delito de
abuso deshonestos o actos contra el pudor; que debe entenderse como acto contrario
al pudor todo tocamiento lúbrico somático que ha de recaer sobre el cuerpo del sujeto
pasivo, tales como palpación, tocamiento, manoseos de las partes genitales [así, par­
cialmente, Bramont Arias Torres, Luis Alberto; García Cantizano, María del Carmen:
Manual de Derecho Penal, tercera edición, editorial San Marcos, Lima, mil novecien­
tos noventa y siete, página doscientos cincuenta y siete]; se exige, en consecuencia, en
tanto elemento objetivo de un contacto corporal o tocamiento impúdico, siempre con sig­
nificado sexual, que, por lo demás, no solo se tiene la versión referenciál de la madre de
la menor de iniciales M.E.R.E [...] sino también la pericia psicológica de la víctima [...],
que acredita que presenta trastorno de las emociones compatible con estresor sexual, y
el informe social [...], que da cuenta del atentado sexual que sufrió la agraviada; que,
por último, si bien la pericia psiquiátrica [...], no establece que el acusado presenta pai-
dofilia empero por su edad y las circunstancias de su entorno existe una relación con

987
A rt. 176-A L ibro segundo /Parte especial - delitos

conductas respecto a menores que suele consistir en tocamientos a partes sexuales secun­
darias, senos, glúteos, etcétera” (R. N. N° 5050-2006-La Libertad, del 23/04/2007, f. j. 3,
Sala Penal Permanente).

J 1027 Configuración de la fa s e ejecutiva de actos contra el p u d o r en menores'. “Que,


se abona a lo anterior, la declaración preliminar del propio encausado [...], donde reconoce
que efectivamente, este tocó las partes de la menor para masturbarse y eyacular en el piso,
todo lo cual permite advertir que efectivamente nos encontramos ante un supuesto de actos
contra el pudor y no del delito de violación sexual, en el grado de tentativa; conforme lo
señalara el colegiado superior, pues el encausado no recorrió los elementos del tipo objetivo
y subjetivo del delito de violación sexual en agravio de la menor de edad, mientras que en
el acontecer de los actos contra el pudor, si ingresó a la fase ejecutiva, con los tocamientos
a la menor que condujeron a la masturbación, por lo que se descarta por completo la tenta­
tiva del delito de violación pues, no se evidencia que se haya desplegado en ninguno de sus
elementos ejecutivos; por lo que la sentencia recurrida se encuentra arreglada a ley. (R. N.
N °2083-2013-Ucayali, del 22/05/2014, f j. 6, Sala Penal Permanente).

J 1028 E n los actos contra el p u d o r es necesario satisfacer un p la c e r erótico, toca­


m iento lúbrico-som ático prohibido: “F. J. 2. [...] el procesado [...] en su condición de pro­
fesor [...] en plena clase con sus alumnos y poniendo como ejemplo de la clase de educa­
ción física a su alumna de iniciales M.B.A.A., hizo tocamientos en la nalga y le manifestó
palabras indecorosas. F. J. 6. Que, partiendo de esta premisa se establece que del elenco
de pruebas actuadas en el proceso se advierte que si bien el procesado [...] ha manifes­
tado haber referido las expresiones que se le atribuyen, y haberle dado una palmada en el
muslo de la menor agraviada, señalando además que tal comportamiento lo realizó como
parte de la dinámica de clase conforme se aprecia a fojas diecinueve, treinta y ocho y cua­
trocientos treinta y tres, manifestación que se corrobora con la declaración referencial de
la menor agraviada a fojas doscientos veintinueve; sin embargo del contenido de estas
pruebas no se vislumbra el elemento objetivo (sic) configurativo -dolo, voluntad o inten­
ción-, para satisfacer un placer erótico o apetito sexual -tocamiento lúbrico-somático-
prohibido y sancionado por el artículo ciento setenta y seis -A del Código Penal—delito
contra la libertad sexual -actos contra el pudor en menores-; aun cuando esa conducta
sea indecorosa o inapropiada y que en todo caso ingresa al campo de la corrección admi­
nistrativa, sobre todo si ha sido efectuada en público y en presencia de los acompañan­
tes de la referida menor como se ha establecido [...]” (R. N. N° 42-2008-Apurímac, del
25/04/2008, ff. jj. 2 y 6, Sala Penal Transitoria).

J 1029 D eterm in ación del quantum de la p e n a en los actos contra e l p u d o r en m enores


de edad: “En mérito a lo anterior, corresponde modificar el quantun de la pena y establecer
el computo a partir del marco punitivo abstracto, previsto para el tipo penal de actos con­
trarios al pudor de menor, esto es, pena privativa de libertad no menor de siete ni mayor de
diez años. Que por la naturaleza de la acción las circunstancias en que perpetró el delito,
las condiciones personales del agente y la afectación del bien jurídico protegido correspon­
den imponerle la pena de siete años de pena privativa de libertad por cada acción desple­
gada. Asimismo, debe considerarse la conducta del agente, quien actuó en concurso real,

988
V iolación de la libertad sexual A rt. 176-A

lo que amerita la sumatoria de penas [conforme con lo dispuesto en el artículo cincuenta


del código sustantivo], por las acciones delictivas desplegadas en perjuicio de las menores
de iniciales V.M.C.M y D.P.G.G, de cinco y nueve años de edad, respectivamente” (R. N.
N° 599-2013-Callao, del 07/01/2014, f j. 5, Sala Penal Transitoria).

J 1030 A tribu ción de responsabilidad p en a l: “Se encuentran acreditado el delito de


actos contra el pudor en agravio del menor que se le imputa al procesado, que si bien
niega la forma y circunstancias cómo se han producido los hechos, sin embargo, admite
haberle tocado las nalgas y besado, conducta que además se encuentra corroborada con la
declaración testimonial” (Ejecutoria Suprema del 15/06/2004, R. N. N° 675-2004-Lima.
En: CASTILLO ALVA, J. L. (2006). Jurisprudencia penal. Sentencias de la Corte Su­
prema de Justicia de la República. Tomo 1. Grijley, Lima, p. 171).

J 1031 D escripción de hechos y acreditación de respon sabilidad p en a l: “La pericia


médico legal prueba que la agraviada presenta en el ano fisura reciente a horas doce y
pequeña excoriación en piel superior lado derecho ocasionado por fricción, lo que revela,
conforme explican los peritos, que la niña fue sometida a frotamientos y no a penetración
sexual; una calificación es la de coito confia natura, que supone penetración, y otra es de
acto contra natura, que descarta la introducción del pene; si bien el imputado ha negado
terminantemente los cargos que se le atribuyen, su culpabilidad se establece con varias
pruebas concurrentes, como son la directa y firme imputación de la víctima, la denun­
cia que ese mismo día formuló su madre, la pericia médico legal y la pericia biológica
forense, que establece que la ropa interior de la niña presenta abundantes formas com­
pletas e incompletas de espermatozoides humanos; que se trata, por consiguiente, de una
imputación persistente, sin que se haya establecido que esta responda a móviles espurios,
y corroborada por los datos o circunstancias periféricas ya indicadas” (Ejecutoria Su­
prema del 24/01/2005, R. N. N° 3816-2004-Cono Norte de Lima. En: PÉREZ ARROYO,
M. (2006). La evolución de la jurisprudencia en el Perú (2001-2005). Tomo II. Inris Con-
sulti - San Marcos, Lima, p. 1034).

J 1032 D escripción de hechos y subsunción típica: “Que, según la denuncia, la menor


agraviada imputa en forma precisa actos contra el pudor, consistente en tocamientos que
le practicó el agente a sus partes íntimas, lo que se corrobora con la declaración de la tes­
tigo en el acto oral, que concuerda con el dicho de la agraviada [...] a la fecha del evento
delictivo la agraviada contaba con menos de catorce años, los hechos materia de pro­
ceso configuran el delito contra la libertad sexual atentado contra el pudor de menor pre­
visto en el segundo párrafo del artículo 176-A, vigente al momento de los hechos” (Exp.
N° 4828-2000-Cañete del 28/02/2000, Sala Penal).

CORTES SU PERIO RES

J 1033 N o cion es gen erales de los actos contra el p u d o r en agravio de un m en or de


edad: “a. El Código Penal peruano sanciona el delito de actos contra el pudor en agravio
de menores de edad, estableciendo: ‘El que sin propósito de tener acceso camal [...] rea­
liza sobre un menor de catorce años u obliga a este a efectuar sobre sí mismo o tercero,
tocamientos indebidos en sus partes íntimas o actos libidinosos contrarios al pudor será

989
A rt. 176-B L ibro segundo /Parte especial - delitos

reprimido con las siguientes penas privativas de la libertad’ estableciendo una pena no
menor de siete ni mayor de diez años si la víctima tiene menos de siete años. b. La inter­
pretación del juzgador debe establecer cuál es el contenido de las frases ‘tocamientos
indebidos en sus partes íntimas’ así como ‘actos libidinosos contrarios al pudor’, para
dicha labor tendrá en cuenta los principios rectores del Título Preliminar del Código
Penal, en especial, los de legalidad, proporcionalidad, culpabilidad y lesividad. c. En este
tipo de delito, el carácter de ‘libidinoso’ de los tocamientos que contrarían el pudor de
los agraviados -en este caso una menor de seis años-, deben ser determinados en rela­
ción con el deseo lúbrico, de carácter sexual del agente, de la manipulación que efectúe
este sobre el cuerpo de la agraviada este debe demostrar inequívocamente -conforme a
la modificación del tipo penal- su carácter o índole sexual, d. Que, en sede nacional se
ha definido que los ‘actos contrarios al pudor son aquellos tocamientos y manipulacio­
nes que realiza el agente sobre el cuerpo de la víctima así como aquellos tocamientos o
actos libidinosos efectuados por el autor con el fin de satisfacer su propia lujuria, dichos
tocamientos deben ser lascivos, lúbricos, eróticos, lujuriosos e impúdicos’, para la con­
figuración del delito, se requiere la concurrencia en el caso concreto de los elementos
objetivos, subjetivos y valorativos requeridos por el tipo, es decir, que el agente someta
a la víctima a tocamientos en sus zonas sexuales y tratándose de actos libidinosos, que
se hayan con la finalidad de obtener una satisfacción erótica, e. El bien jurídico que se
tutela, es la indemnidad sexual del menor, entendida como el libre desarrollo sexual y
psicológico, protegiendo el libre desarrollo de la personalidad de la menor, sin producir
alteraciones en su equilibrio psíquico futuro, a diferencia de la libertad sexual, que es la
facultad que tiene una persona para elegir realizar o no actividades sexuales, en el caso
concreto se protege específicamente el pudor de la menor agraviada” (Exp. N° 1609-2011-
Piura, del 25/01/2013, f. j. 3, Primera Sala Penal de Apelaciones de Piltra).

---------------- § -----------------

ARTÍCULO 176-B A coso sexual(140)


El que, de cualquier forma, vigila, persigue, hostiga, asedia o busca establecer con­
tacto o cercanía con una persona, sin el consentimiento de esta, para llevar a cabo
actos de connotación sexual, será reprimido con pena privativa de la libertad no
menor de tres ni mayor de cinco años e inhabilitación, según corresponda, conforme
a los incisos 5, 9,10 y 11 del artículo 36.
Igual pena se aplica a quien realiza la misma conducta valiéndose del uso de cual­
quier tecnología de la información o de la comunicación.
La pena privativa de la libertad será no menor de cuatro ni mayor de ocho años e
inhabilitación, según corresponda, conforme a los incisos 5,9,10 y 11 del artículo 36,
si concurre alguna de las circunstancias agravantes:

( 140) A rtículo vigente conform e a la incorporación realizada por el articulo 2 de la D ecreto Legislativo N° 1410
del 12/09/2018.

990
V iolación de la libertad sexual A rt. 176-B

1. La víctima es persona adulta mayor, se encuentra en estado de gestación o es


persona con discapacidad.
2. La víctima y el agente tienen o han tenido una relación de pareja, son o han sido
convivientes o cónyuges, tienen vínculo parental hasta el cuarto grado de con­
sanguinidad o segundo de afinidad.
3. La víctima habita en el mismo domicilio que el agente o comparten espacios
comunes de una misma propiedad.
4. La víctima se encuentra en condición de dependencia o subordinación con res­
pecto al agente.
5. La conducta se lleva a cabo en el marco de una relación laboral, educativa o for-
mativa de la víctima.
6. La víctima tiene entre catorce y menos de dieciocho años.
N ormas concordantes
C P P 2 0 0 4 : arts. 95 irte. 1 lit. c, 194 irte. 3, 199 me. 2, 2 4 2 irte. 1, 314; C de P P : arts. 143, 146;
L e y 2 7942: art. 1 y ss.; L e y 30314: art. 1 y ss.; R . A d m . 1 4 7-2009-C E -P J: D irectiva 003-2009-
C E -P J

C hantaje sexual(I41)
El que amenaza o intimida a una persona, por cualquier medio, incluyendo el uso
de tecnologías de la información o comunicación, para obtener de ella una conducta
o acto de connotación sexual, será reprimido con pena privativa de la libertad no
menor de dos ni mayor de cuatro años e inhabilitación, según corresponda, con­
forme a los incisos 5, 9,10 y 11 del artículo 36.
La pena privativa de libertad será no menor de tres ni mayor de cinco años e inha­
bilitación, según corresponda, conforme a los incisos 5, 9,10 y 11 del artículo 36, si
para la ejecución del delito el agente amenaza a la víctima con la difusión de imá­
genes, materiales audiovisuales o audios con contenido sexual en los que esta apa­
rece o participa.
N ormas concordantes
C P P 2 0 0 4 : arts. 95 irte. 1 lit. c, 194 irte. 3 ,1 9 9 irte. 2, 242 irte. 1, 314; C d e P P : arts. 1 4 3 ,1 4 6 ;
L e y 27942: art. l y s s . ; L ey 30314: art. 1 y ss.; R. A d m . 147-2009-C E -P J: D irectiva 003-2009-
C E -P J

(141) Artículo vigente conform e a la incorporación realizada por el artículo 2 de la Decreto Legislativo N° 1410
del 12/09/2018.

991
A rt. 177 L ibro segundo / Parte especial - delitos

ARTÍCULO 177 Formas agravadas de actos contra el pudor(142)


En cualquiera de los casos de los artículos 170,171,172,174,175,176 y 176-A:
1. Si el agente procedió con crueldad, alevosía o para degradar a la víctima, la
pena privativa de libertad se incrementa en cinco años en los extremos mínimo
y máximo en el respectivo delito.
2. Si los actos producen lesión grave en la víctima y el agente pudo prever ese
resultado, la pena privativa de libertad será no menor de treinta ni mayor de
treinta y cinco años.
3. Si los actos causan la muerte de la víctima y el agente pudo prever ese resultado,
la pena será de cadena perpetua.
En los casos de los delitos previstos en los artículos 171,172,174, 176 y 176-A la pena
se incrementa en cinco años en sus extremos mínimo y máximo si concurre cual­
quiera de las circunstancias establecidas en el artículo 170, segundo párrafo.
Si el agente registra cualquiera de las conductas previstas en los artículos 170,171,
172,174, 175, 176 y 176-A mediante cualquier medio visual, auditivo o audiovisual
o la transmite mediante cualquier tecnología de la información o comunicación, la
pena se incrementa en cinco años en los extremos mínimo y máximo aplicable al
delito registrado o transmitido.

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 177.- En ¡os casos de los artículos 170 al 176, ¡a pena será privativa de
libertad no menor de cinco años cuando los actos cometidos causan la muerte de la
víctima y el agente pudo prever este resultado.
La pena será no menor de cuafro ni mayor de diez años si los actos cometidos pro­
ducen lesión grave a la víctima y si el agente pudo prever este resultado o si proce­
dió con crueldad.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:

Primera modificación: artículo 1 de la Ley N° 26293 del 14/02/1994.


A rtícu lo 177.- En los casos de los artículos 170, 171, 172, 174, 175 y 176, si los
actos cometidos causan la muerte de la víctima o le producen lesión grave, y el
agente pudo prever este resultado o si procedió con crueldad, la pena privativa de
libertad será respectivamente no menor de veinte ni mayor de 25 años, ni menor 10
ni mayor de veinte años.
Segunda modificación: artículo 1 de la Ley N° 28704 del 05/04/2006.
A rtícu lo 177.- En los casos de los artículos 170, 171, 174, 175, 176 y 176-A, si los
actos cometidos causan la muerte de la víctima o le producen lesión grave, y el
agente pudo prever este resultado o si procedió con crueldad, la pena privativa de

(142) A rtículo vigente conform e a la m odificación realizada por el artículo 1 de la Ley N° 30838 del 04/08/2018
V iolación de la libertad sexual A rt. 177

libertad será respectivamente no menor de veinte ni mayor de veinticinco años, ni


menor de diez ni mayor de veinte años. De presentarse las mencionadas circuns­
tancias agravantes en el caso del artículo 172, la pena privativa de la libertad será
respectivamente no menor de treinta años, ni menor de veinticinco ni mayor de
treinta años para el supuesto contemplado en su primer párrafo; y de cadena perpe­
tua y no menor de treinta años, para el supuesto contemplado en su segundo párrafo.
Tercera m odificación: segundo p árrafo incorporado por el artículo 1 de la L ey
N° 29194 del 25/01/2008.
A rtícu lo 177.- (...).
E n los casos de los delitos p revisto s en los artículos 1 7 3 ,1 73-A y 176-A , cuando el
agente sea e l p a d re o la m adre, tu tor o curador, en la sentencia se im pondrá, ade­
m ás de la p e n a p riva tiva de libertad qu e corresponda, la p e n a accesoria de inhabi­
litación a qu e se refiere e l n u m eral 5) d e l artículo 36.

C uarta m odificación: artículo 1 de la L ey N° 30838 del 04/08/2018.


(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C: art. 2 inc. 1 ) ; CP: arts. 12, 2 9 , 4 5 , 5 2 , 5 5 , 5 7 , 6 8 , 9 2 , 1 0 6 , 1 2 1 , 1 4 0 a l 1 4 6 , 1 7 0 a l 1 7 6 ;
CPP 2004: arts. 9 5 inc. 1 lit. c, 1 9 4 inc. 3, 1 9 9 inc. 2, 2 4 2 inc. 1, 2 9 8 , 3 1 4 ; C de PP: arts.
143, 1 4 6

DOCTRINA

Sumario: Imputación objetiva / Supuesto de atipicidad por falta de alcance del tipo / Tipo subje­
tivo / Consumación / Agravantes.

I) IIS2N Im p u tación objetiva: CASTILLO ALVA, J. L. (2002). Tratado de los delitos


contra la libertad e indemnidad sexuales. Lima: Gaceta Jurídica, p. 524. “La crueldad se
vincula con la idea de inhumanidad y a laproducción de males superfluos o innecesarios
en la realización de la violación o abuso sexual. El autor, si bien solo puede violar o abu­
sar, opta por aplicar sobre el sujeto pasivo una serie de aflicciones o padecimientos que
toman más despiadado y doloroso el hecho. El violador puede hacer algo (violar o abu­
sar), pero realiza el suceso haciendo algo más (provoca un sufrimiento mayor). La cruel­
dad aparece así como un plus ouna adición ala acción deviolar o abusar sexualmente, ya
seapor lautilización de ciertos medios o por la ejecución del hecho de un modo determi­
nado. Este plus adicional puede consistir bien la causación de un dolor físico o en lapro­
ducción de un sufrimiento de naturaleza psíquica”.
1) 11829 Im p u tación objetiva: CASTILLO ALVA, J. L. (2002). Tratado de los delitos
contra la libertad e indemnidad sexuales. Lima: Gaceta Jurídica, p. 497. “En la tipicidad
objetiva de la violación agravada en razón al resultado no es suficiente que se llegue a
constatar y verificar el solo acaecimiento de la muerte o lesión grave, pues de limitarse
a ello sepodría dar cabida auna responsabilidad por el puro resultado, llamada también

993
Art. 177 LIBRO SEGUNDO / PARTE ESPECIAL - DELITOS

responsabilidad objetiva o versari in re ilícita, o que se desencadena por la simple con­


catenación aciaga y lamentable de un cúmulo de factores que giran alrededor del azar y
del caso fortuito. El acontecimiento producido será consecuencia de las circunstancias
que concurren sin mayor conexión o nexo científico. La muerte o la lesión grave apare­
cerían como obra de la simple causalidad. En estas condiciones, el resultado se encuentra
más allá del ámbito deprotección y del alcance del tipo, el cual no buscaprohibir aconte­
cimientos que se producen por la simple intervención de fuerzas de la naturaleza o cuya
generación se debe a una serie inexplicable de factores, sino resultados que pueden ser
imputados y tienen su riesgo concreto en una conducta, ya sea activa u omisiva. [...]. Por
tanto, la tipicidad de la violación o abuso sexual agravado no se amplía adfinitum como
si se amenazara con una sanciónjurídico penal toda producción de un determinado resul­
tado (muerte o lesión grave) -independientemente de la causa o el origen del mismo-,
sino que el marco de la aplicación de la disposición penal sereduce y limita alos supues­
tos en los que subsiste la creación del riesgo y este serealiza y concreta en el resultado”.
111)11111 Supuesto de atipicidad por falta de alcance del tipo: CASTILLO ALVA, J.
L. (2002). Tratado de los delitos contra la libertad e indemnidad sexuales. Lima: Gaceta
Jurídica, p. 515. “Una de las interrogantes más comunes en la aplicación judicial del
delito calificado por el resultado contenido en el artículo 177 del CP es saber cuál debe
ser el tratamientojurídico prodigado ala hipótesis en la que el autor con el fin de impedir
que se descubra la violación o el abuso sexual que ha cometido decide atar a la víctima.
La pregunta que subyace en todo caso en el mencionado supuesto es si seencuentra reco­
gido por lanorma en comentario o debe acudirse aotro precepto del CP. Aquí, el autor de
la violación no obra con imprudencia o con alguna modalidad de culpa grave, sino que
enbase ala intención de ocultar su delito decide matar dolosamente al sujeto pasivo de la
violación o abuso sexual (varón omujer). Solucionando el problema y tal como habíamos
expuesto anteriormente no puede aplicarse la disposición contenida en el artículo 177, por
cuanto ella solamente abarca los casos en los que el resultado (muerte o lesión grave) se
realiza atítulo de imprudencia (grave) y no concurre ninguna modalidad dolosa de com­
portamiento. En efecto, si la disposición penal alude a que pudo prever el resultado, es
lógico que no se coloca, en momento alguno, a valorar si el sujeto en la actuación con­
creta sepresentó o previo efectivamente el resultado, pues justamente esta característica
se echa de menos, de allí que aluda a la culpa inconsciente. Es más, la exclusión del dolo
resulta más que obvia, evidente y nadie lo pone en duda”.
IHIN.'I Tipo subjetivo: PEÑA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). Delitos contra la
libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, pp. 268-269. “La figura preterintencional
posee unamixtura de dolo con culpa. Es decir, un delito inicial doloso y un resultado más
grave imputable a título de culpa (negligencia, impericia, etc.), previsto por el agente,
pero no querido por él, no abarcado, entonces, por las dimensiones cognitivas y volitivas
del dolo. Debe de haber un nexo de causalidad entre el resultado más grave acaecido y la
conducta realizada por el agente. El resultado debe ser consecuencia de dicha conducta,
mas no a efectos de la incidencia de factores externos, no previsibles y cognoscibles por
el autor; en otras palabras, de cursos causales hipotéticos que no resultan imputables al
autor por consideraciones normativas que se desprenden de los elementos aglutinadores
de la moderna teoría de la imputación objetiva”.

994 ■
V iolación de la libertad sexual A rt. 1 7 7

mÜHJI Consumación: PEÑA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). Delitos contra la


libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 270. “En cuanto al momento de reali­
zación típica, al constituir la figura in examine: un delito preterintencional, no es admisi­
ble una forma de imperfecta ejecución, en la medida que el resultado más grave produ­
cido es imputable a título de culpa; por tanto, la doctrina penal es unánime al considerar
que la punibilídad del injusto imprudente está condicionado aun resultado determinado.
Si no seprodujo lamuerte o seinfringieron lesiones graves en la víctima, simplemente la
conducta espenalizada según los alcances normativos de los supuestos penales que glosa
el artículo 177”.
Agravantes: PEÑA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). Delitos contra la
I) llS.t.t
libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 267. “Muerte o lesión grave: Se trata
de circunstancias objetivas cualificadas por el resultado. La muerte y la lesión grave no
deben estar contenidas en la esfera volitiva del autor, es decir, no deben ser queridos ni
asentidos por el agente, aunque deben ser previsibles. De no ser así se configuraría otra
figura delictiva. Actos de crueldad: Es una manifestación sádica que causa una algolag-
nia activa de graves consecuencias para la salud de la ofendida; la ley penal reprime estos
actos, mezcla de placer y crueldad, porque son capaces de provocar perturbaciones físi­
cas y psicológicas a la víctima de efectos realmente considerables”.

gfiijj JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Precisión de los elementos típicos (violación sexual seguida de
muerte) / Violación sexual seguida de muerte (suficiencia probatoria).

CO RTE SUPREM A
J 1034 P recisión de los elem entos típicos (violación sexu al seguida de m uerte): “Uno
de los elementos para la configuración del delito de violación es que solo es posible la
violación sobre persona viva, dado que en caso contrario se configuraría un delito impo­
sible. Llegando a la conclusión de que en el artículo 177 del Código Penal se acoge
un supuesto de violación cualificada por el resultado muerte, que solo tendrá aplicación
cuando la muerte de la víctima se produce durante el acto sexual o a consecuencia del
mismo” (Ejecutoria Suprema del 04/12/1980, Exp. N ° 1115-90-Lima).

J 1035 Violación sexu al seguida de m uerte (suficiencia prob a to ria ): “En el dictamen
pericial de psicología forense número cero treinta y siete/dos mil once [...], los otorgan­
tes concluyeron que el encausado presenta personalidad agresiva, con antecedentes de
haber participado en hurtos (en pandilla), despectivo y hasta abusivo con los demás. De
conciencia social deficiente, sin respeto por las normas, por lo que actúa sin importarle
el derecho ajeno, irresponsable, mantiene conducta adictiva (alcoholismo), con dificultad
para controlar sus impulsos y en algunas circunstancias acompañado de sustancias psi-
coactivas, puede emplear en forma sistemática medios tortuosos para llegar a sus metas.
Refleja marcada energía libidinosa difícil de canalizar, pudiendo llegar al desenfreno de
sus actividades sexuales. [...] [L]a magnitud de las lesiones causadas y la crueldad con

...- 995
A rt. 178 L ibro segundo /Parte especial - delitos

la que golpeó ala víctima quedó plasmada en el anexo fotográfico” (R. N. N ° 2 6 1 -2 0 1 7 -


L im a, d e l 23/0 1 /2 0 1 8 , f f j j . 3 . 6 y 3.7, P r im e r a S a la P e n a l T ran sitoria).

----------------- § ------------------

ARTÍCULO 178 R esponsabilidad civil derivada de la violación o abuso


sexual(143)14
En los casos comprendidos en este capítulo, el juez penal debe resolver, de oficio o a
petición de parte, sobre la obligación alimentaria a la prole que resulte, aplicando
las normas respectivas.
La obligación alimentaria a que se hace referencia en el primer párrafo comprende
lo necesario para el sustento, habitación, vestido, educación, instrucción y capacita­
ción para el trabajo, asistencia médica y psicológica, y recreación del niño o del ado­
lescente y, del mismo modo, los gastos del embarazo de la madre desde la concepción
hasta la etapa de postparto.
La decisión del juez respecto de la obligación alimentaria comprende la asignación
anticipada de alimentos durante la investigación fiscal, así como la fijación de la
obligación de prestar alimentos inclusive antes de la sentencia atendiendo al mate­
rial probatorio disponible.
TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 1 78.- En lo s c a s o s d e lo s d e lito s c o m p ren d id o s en e s te cap ítu lo, e l a g en te
s e r á sen ten cia d o , a d em á s, a m a n ten er a la p r o l e q u e resu lte, a p lic á n d o s e la s n orm a s
r e sp ec tiv a s d e l C ó d ig o Civil.
E l e je r c ic io d e la a c c ió n e s p r iv a d a en lo s c a s o s d e lo s a rtíc u lo s 1 7 0 p r im e r p á r r a fo ,
171, 1 7 4 y 1 75<I44>.
E l a g en te q u e d a r á ex en to d e p e n a s i c o n tr a e m a trim o n io co n la o fen d id a , p r e s ta n d o
e lla su lib re con sen tim ien to, d es p u és d e restitu id a a l p o d e r d e su s p a d r e s o tutor, o
a un lu g a r seg u ro. L a ex e n c ió n d e p e n a a q u e s e a lu d e s e ex tien d e a lo s co a u to res.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:

Primera modificación: artículo 2 de la Ley N° 26770 del 15/04/1997.


A rtícu lo 178.- E n lo s d e lito s c o m p ren d id o s en e s te cap ítu lo , e l a g en te s e r á sen ten ­
cia d o , a d em á s, a p r e s t a r a lim e n to s a la p r o l e q u e resu lte, c o n fo r m e a la s n orm as d e l
C ó d ig o Civil. E l e j e r c ic io d e la a c c ió n e s p r iv a d a en lo s c a s o s d e lo s a rtícu lo s 1 7 0
p r im e r p á r r a fo , 171, 1 7 4 y 175. E n e l c a s o d e l a rtícu lo 175 e l a g e n te q u e d a r á ex en to
d e la p e n a s i c o n tr a e m a trim o n io co n la v íctim a siem p r e q u e e s ta p r e s t e su lib re c o n ­
sen tim ien to, co n a r r e g lo a ley.

(143) Artículo vigente conform e a la m odificación realizada po r el artículo 1 de la L e y N 0 30838 del 04/08/2018.
(144) Texto conform e a la rectificación de fe de erratas del 09/05/1991.

996
V iolación de la libertad sexual A rt. 178

Segunda m odificación: artículo 1 de la L ey N° 27115 del 17/05/1999.


Artículo 178.- En los casos comprendidos en este capítulo el agente será senten­
ciado, además, a prestar alimentos a la prole que resulte, aplicándose las normas
respectivas del Código Civil.
Tercera m odificación: artículo 1 de la L ey N° 30838 del 04/08/2018.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C : art. 2 inc. 1 ) ; C P : arts. 1 2 , 2 3 , 2 9 , 4 5 , 5 2 , 5 5 , 5 7 , 6 8 , 78, 9 2 , 1 4 0 a l 1 4 6 ; C P P 2 0 0 4 : art.
3 1 4 ; C C : arts. 2 4 8 , 4 1 4 , 4 1 5 y 4 7 2 ; L e y 3 0 3 6 4 : arts. 5, 8

(p DOCTRINA

Sumario: Requisitos de la imposición de la reparación civil / Análisis crítico.

I) 0834 R eq u isitos de la im posición de la reparación civil: CASTILLO ALVA, J.


L. (2002). Tratado de los delitos contra la libertad e indemnidad sexuales. Lima: Gaceta
Jurídica, p. 534. “La doctrina civil y penal están de acuerdo cuando afirman que para
establecer una prestación de alimentos es necesario reparar en dos requisitos: 1. Que se
haya tenido una relación sexual con la víctima, y que 2. Esta se haya producido durante
la época de la concepción. Dicha postura -correcta en líneas generales- debe matizarse
señalando que se requiere también qué clase o tipo de relación sexual se practica con
la víctima. No basta que se haya acreditado la realización de un acto sexual u otro aná­
logo, dado que ello espor sí insuficiente. Resulta indispensable, antetodo, demostrar que
el acto sexual que se ha llevado a cabo es la penetración pene-vagina y que el sujeto se
encuentra en condiciones de procrear”.
_I)_ (1835
_ _ _ R equisitos de la im posición de la reparación civil: CASTILLO ALVA, J.
L. (2002). Tratado de los delitos contra la libertad e indemnidad sexuales . Lima: Gaceta
Jurídica, p. 535. “[...] No todo delito contra la libertad sexual y la ejecución de un acto
sexual u otro análogo va a dar lugar a la inmediata aplicación del artículo 178 del CP,
dado que serequiere la existencia deprole y que sehaya cumplido con los requisitos bio­
lógicos elementales que puedan dar origen al embarazo, como, por ejemplo, la realiza­
ción de un acto sexual y la aptitudpara procrear. Se debe combatir la idea ligera y super­
ficial de pensar que para la aplicación del artículo 178 solo basta acreditar la existencia
de prole o de un embarazo y que estos se deban a un delito contra la libertad o indemni­
dad sexual. En estos casos, falta demostrar la clase de relación sexual, que se ha llevado
a cabo, si ha existido o no eyaculación, como los condicionamientos biológicos de cada
uno de los involucrados en la relación sexual, todo lo cual va a determinar si sepuede o
no tener prole”.

I) 0836 A n álisis crítico: CASTILLO ALVA, J. L. (2002). Tratado de los delitos con­
tra la libertad e indemnidad sexuales. Lima: Gaceta Jurídica, p. 539. “[...] cuál debe ser el

997
A rt. 1 7 8 L ibro segundo / Parte especial - delitos

tratamientojurídico respecto al artículo 178 de los casos en los que seproduce un emba­
razo como consecuencia de una violación sexual múltiple en la que más de una persona
logra mantener relaciones sexuales v. gr., penetración pene-vagina con la víctima. [...].
Aun cuando el problema no sea de fácil y sencilla solución, creemos que laprestación de
alimentos debe recaer luego de haberse dilucidado mediante los mecanismos probatorios
idóneos larelación defiliación, pues si varios han sido los que han violado, desde el punto
de vista objetivo, todos se encuentran con las mismas posibilidades de ser tenidos como
padres y de ser quien solvente la respectiva prestación de manutención”.

¡É¡l JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Impropiedad de obligación alimentaria / Fijación de la pensión


alimenticia en favor de la prole devenida del acto sexual violatorio / Criterios que se
toman en cuenta para determinar la pensión alimenticia por violación sexual.

CO RTE SUPREM A

J 1036 Impropiedad de obligación alimentaria'. “[...] en autos no ha quedado debida­


mente acreditada la paternidad del menor J.C.R.T, el que naciera como consecuencia de
la violación de la que fue víctima la agraviada E.G.L, por parte del acusado J.C.R.T, con­
juntamente con los acusados M.A.M.A y J.C.R.T; que, siendo esto así, no puede obligár­
sele al acusado J.C.R.T el pago de una suma de dinero por concepto de asistencia eco­
nómica para alimentos [...]” (R. N. N°4707-97-Amazonas, del 29/04/1998, SalaPenal).
J 1037 Fijación de la pensión alimenticia en favor de la prole devenida del acto
sexual violatorio: “El artículo 178 del Código Penal, taxativamente expresa que el autor
del delito de violación sexual será sancionado además aprestar alimentos a la prole que
resulte de dicho acto; bajo este criterio, en la sentencia materia de grado no se ha emi­
tido pronunciamiento al respecto, por lo que sehace necesario expresar en vía de integra­
ción una pensión alimenticia” (Ejecutoria Suprema del 26/05/2004, R. N. N° 271-2004-
Lima. En: CASTILLO ALVA, J. L. (2006). Jurisprudencia penal. Sentencias de la Corte
Suprema de Justicia de la República. Tomo I. Grijley, Lima, p. 290).

J 1038 Criterios que se toman en cuenta para determinar la pensión alimenticia por
violación sexual: “Que en lo atinente a la pensión alimenticia, la pretensión del repre­
sentante del Ministerio Público fue indeterminada y expresamente se dejó a criterio del
Tribunal, por lo que cabe revisar el monto que se ha impuesto; que la pensión alimenti­
cia debe señalarse en atención a las condiciones económicas del obligado, a sus circuns­
tancias personales y alas necesidades del alimentista, por lo que esta en el presente caso,
debe aumentarse prudencial y proporcionalmente; declararon haber nulidad en lapropia
sentencia, en el extremo que fija en 200 nuevos soles mensuales el monto de la pensión
alimenticia a favor del menor hijo de la agraviada, reformándola, fijaron en 500 nuevos
soles” (Ejecutoria Suprema del 19/04/2005, R. N. N° 626-2005-Arequipa. En: PÉREZ
ARROYO, M. (2006). La evolución de la jurisprudencia en el Perú (2001-2005). Tomo II.
Iuris Considti - San Marcos, Lima, p. 959).

998
V iolación de la libertad sexual A rt. 178-A

ARTICULO 178-A Medida de tratamiento terapéutico obligatorio(145)1


46
El condenado a pena privativa de libertad efectiva por los delitos comprendidos en
este capítulo, previo examen médico o psicológico que determine su aplicación será
sometido a un tratamiento terapéutico a fin de facilitar su readaptación social.

TEXTO ORIGINAL:
Artículo 178-A(I46K- El condenado a pena privativa de libertad efectiva por los de­
litos comprendidos en este capítulo, previo examen médico o psicológico que deter­
mine su aplicación será sometido a un tratamiento terapéutico a fin de facilitar su
readaptación social.
En los casos de suspensión de la ejecución de la pena y resei'va del fallo condena­
torio, el juez dispondrá la realización de un examen médico y psicológico al conde­
nado, para los efectos a que se refiere el párrafo anterior. El sometimiento al trata­
miento terapéutico será considerado como regla de conducta.
Los beneficios penitenciarios de semilibertad liberación condicional y redención de
la pena por el trabajo y la educación, y el derecho de gracia del indulto y de la conmu­
tación de la pena, no pueden ser concedidos sin el correspondiente informe médico y
psicológico que se pronuncie sobre la evolución del tratamiento terapéutico.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Primera modificación: artículo 1 de la Ley N° 30838 del 04/08/2018.
(Ver texto vigente)
N o r m a s c o n c o r d a n t e s

C: art. 2 inc. 1); CP: arts. 52, 55, 57, 68, 78, 92, 170 a l 176; CC: arts. 248, 414, 4 1 5 y 472;
L e y 30364: arts. 5, 8

DOCTRINA

Sumario: Objeto de la ley / Descripción legal.

I) 083" Objeto de la ley: SALINAS SICCHA, R. (2000). Curso de Derecho Penal


peruano. Parte especial. Tomo II. Lima: Palestra, p. 421. “Aun cuando las críticas a este
artículo del Código Penal no dejan de esgrimirse, se coincide en que el imponer un trata­
miento terapéutico obligatorio al sujeto activo de un delito sexual, tiene por finalidad rea­
daptar a aquel a la sociedad conforme a la función preventiva, protectora y resocializa-
dora de la pena que prevé el artículo IX del Título Preliminar del Código Penal”.

I) 11838 Objeto de la ley: CASTILLO ALVA, J. L. (2002). Tratado de los delitos con­
tra la libertad e indemnidad sexuales. Lima: Gaceta Jurídica, pp. 561 -562. “La naturaleza

(145) Artículo vigente conforme a la m odificación realizada por el artículo 1 de la Ley N° 30838 del 04/08/2018.
(146) Artículo conform e a la incorporación realizada por el artículo 2 de la Ley N° 26293 del 14/02/1994.

999
A rt. 178-A L ibro segundo / Parte especial - delitos

del artículo 178-A, primer párrafo, es indudablemente la de una medida de seguridad que
se impone al reo condenado a una pena privativa de libertad efectiva por haber cometido
un delito contra la libertad sexual. [...] Como toda medida de seguridad el art. 178-A, pri­
mer párrafo, se funda en criterios de prevención especial y en la necesidad de prevenir de­
litos frente al sujeto peligroso. Ellas se aplican a sujetos peligrosos en los que cabe apre­
ciar la probabilidad de que delincan en el futuro”.

Descripción legal: CASTILLO ALVA, J. L. (2002). Tratado de ¡os delitos


contra la libertad e indemnidad sexuales. Lima: Gaceta Jurídica, p. 564. “Un segundo cri­
terio hermenéutico, que asumimos en su integridad, considera que el tratamiento terapéu­
tico solo es obligatorio si del hecho delictivo y de la personalidad del agente es posible
inferir la elevada probabilidad de que en el futuro pueda cometer nuevos delitos. Se exige
aquí de manera necesaria la existencia de peligrosidad criminal, la cual se deduce tanto
del hecho cometido como de la personalidad del autor; de tal modo que si no media peli­
grosidad criminal, es decir, si no existe la posibilidad de que se cometa un nuevo hecho
delictivo en el futuro no habrá necesidad de imponer un tratamiento terapéutico”.

Jila JURISPRUDENCIA

Sumario: ACUERDO PLENARIO: El tratamiento terapéutico es una medida de seguridad y no


una pena. CORTE SUPREMA: Medida que tiende a facilitar la readaptación social del
encausado / Efectos de la no disposición judicial que el condenado sea sometido a un
tratamiento terapéutico / Finalidad del tratamiento terapéutico.

ACUERDO PLENARIO
J 1039 E l tratam iento terapéutico es una m edida de seg u rid a d y n o una p en a : “No
vulnera el principio de interdicción de la reforma peyorativa cuando el tribunal de revisión
integra el fallo de instancia e impone la medida de tratamiento terapéutico en los delitos con­
tra la libertad sexual [artículo 178-A del Código Penal, incorporado por la ley número vein­
tiséis mil doscientos noventitrés]. El tratamiento terapéutico es una medida de seguridad, no
es una pena. Su objetivo es la facilitación de la readaptación social del condenado, y como
no altera el sentido de la sanción ni la modifica lesivamente en lo que respecta a su exten­
sión o intensidad represiva, no puede afectarle la interdicción de la reforma peyorativa. En
consecuencia, como no importa una agravación del entorno jurídico del imputado, la inte­
gración del fallo y su incorporación al mismo, no solo es posible sino necesario” (Acuerdo
Plenario N° 5-2007/CJ-116 sobre “La non reformado inpeiusy modificación de otras cir­
cunstancias siempre que no se modifique la peno (art. 300 del CPP) ", del 16/11/2007, f. j.
12, IIIPleno Jurisdiccional de las Salas Penales Permanente y Transitoria).

CORTE SUPREMA
J 1040 M edida que tiende a fa c ilita r la readaptación so cia l d el en ca u sa d o : “Que de
la revisión de la sentencia se advierte que el colegiado superior ha omitido ordenar que
el encausado sea sometido a tratamiento terapéutico de conformidad con lo dispuesto
en el primer párrafo del numeral ciento setenta y ocho ‘A’ del Código Penal, siendo

QQ0 —
V iolación de la libertad sexual A rt. 178-A

del caso integrar dicho extremo en aplicación del penúltimo parágrafo del artículo dos­
cientos noventa y ocho del Código de Procedimientos Penales, en tanto que por tra­
tarse de una medida que tiende a facilitar la readaptación social del encausado no puede
estimarse que vulnera el principio de la interdicción de la reforma peyorativa” (R. N.
N ° 2102-2005-Cañete, del 26/08/2005,/. j. 6, Sala Penal).

J 1041 E fectos de la no disposición ju d ic ia l que e l condenado sea som etido a un tra­


tam iento terapéutico: “De otro lado, se advierte que el Colegiado al expedir la sen­
tencia materia de grado no ha dispuesto que el citado encausado sea sometido a trata­
miento terapéutico a que se refiere el artículo 178-A del Código Penal, a fin de facilitar
su readaptación social; que, dicha omisión no puede ser causal de nulidad, toda vez
que puede ser integrada al no modificar el sentido del extremo de la sentencia con­
denatoria, siendo de aplicación lo dispuesto en el penúltimo parágrafo del artículo
298 del Código de Procedimientos Penales” (Ejecutoria Suprema del 18/10/2002,
R. N. N ° 2344-2002-Cusco. En: PÉREZ ARROYO, M. (2006). La evolución de la juris­
prudencia en el Perú (2001-2005). Tomo II. Iuris Consulti - San Marcos, Lima, p. 1039).

J 1042 F in alidad d e l tratam iento terapéutico: “Que se ha omitido aplicar el artículo


178-A del Código Penal; dicha norma establece un previo examen médico o psicológico
del condenado en aras de ser sometido, según dicha evaluación, a un tratamiento tera­
péutico a fin de facilitar su readaptación social, que aun cuando el recurso solo proviene
del imputado, la aplicación de esa norma no vulnera el principio de la prohibición de la
reforma peyorativa, toda vez que el tratamiento terapéutico, de ser procedente, no limita
un derecho del imputado no contemplado en la pena privativa de libertad, ni objetiva­
mente agrava su situación jurídica, antes bien, apunta a consolidar, en esos casos, el prin­
cipio preventivo especial previsto por la Constitución como meta de la reacción penal”
(Ejecutoria Suprema del 07/07/2004, R. N. N ° 924-2004-Santa. En: CASTILLO ALVA, J.
Jurisprudencia penal. Sentencias de la Corte Suprema de Justicia de la República. Tomo
I. Grijley, Lima, p. 255).

1001
CAPÍTULO X
PROXENETISMO

ARTÍCULO 179 Favorecimiento a la prostitución(147)


El que promueve o favorece la prostitución de otra persona, será reprimido con
pena privativa de libertad no menor de cuatro ni mayor de seis años.
La pena será no menor de seis ni mayor de doce años cuando:
1. El agente cometa el delito en el ámbito del turismo, en el marco de la actividad
de una persona jurídica o en el contexto de cualquier actividad económica.
2. El agente es ascendiente o descendiente por consanguinidad, adopción o por afi­
nidad, pariente colateral hasta el cuarto grado de consanguinidad o adopción
o segundo grado de afinidad; cónyuge, excónyuge, conviviente, exconviviente o
tenga hijos en común con la víctima; o habite en el mismo domicilio de la víc­
tima, siempre que no medien relaciones contractuales o laborales.
3. Es un medio de subsistencia del agente.
4. La víctima esté en situación de abandono o extrema necesidad económica.
5. Se realice respecto a una pluralidad de personas.
6. La persona en prostitución tenga discapacidad, sea adulta mayor, padezca de
una enfermedad grave, pertenezca a un pueblo indígena u originario o presente
cualquier situación de vulnerabilidad.
7. Cuando el agente, a sabiendas, favorezca o promueva actos de prostitución vio­
lentos que produzcan lesiones o ponga en peligro grave la integridad o la vida de
quien realice la prostitución.
8. El agente actúe como integrante de una banda u organización criminal.
TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 179.- El que promueve o favorece la prostitución de otra persona, será
reprimido con pena privativa de libertad no menor de dos ni mayor de cinco años.
La pena será no menor de cuatro ni mayor de doce años cuando:
1. La víctima es menor de catorce años.
2. El autor emplea violencia, engaño, abuso de autoridad, o cualquier medio de
intimidación.
3. La víctima se encuentra privada de discernimiento por cualquier causa.
4. E l autor es pariente dentro del cuarto grado de consanguinidad o segundo de
afinidad, o es cónyuge, concubino, adoptante, tutor o curador o tiene al agra­
viado a su cuidado por cualquier motivo.
5. La víctima está en situación de abandono o de extrema necesidad económica.
6. El autor haya hecho del proxenetismo su oficio o modo de vida.

(147) A rtículo vigente conform e a la m odificación realizada por el artículo 1 de la Ley N° 30963 del 18/06/2019.
P roxenetismo A rt. 179

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Primera modificación: artículo 1 de la Ley N° 28251 del 08/06/2004,
A rtículo 179.- E l que promueve o favorece ¡a prostitución de otra persona, será
reprimido con pena privativa de libertad no menor de cuatro ni mayor de seis años.
La pena será no menor de cinco ni mayor de doce años cuando:
1. La víctima es menor de dieciocho años.
2. El autor emplea violencia, engaño, abuso de autoridad, o cualquier medio de
intimidación.
3. La víctima se encuentra privada de discernimiento por cualquier causa.
4. El autor es pariente dentro del cuarto grado de consanguinidad o segundo de
afinidad, o es cónyuge, concubino, adoptante, tutor o curador o tiene al agra­
viado a su andado por cualquier motivo.
5. La víctima ha sido desarraigada de su domicilio habitual con la finalidad de
prostituirla o está en situación de abandono o de extrema necesidad económica.
6. E l autor haya hecho del proxenetismo su oficio o modo de vida.
7. Si el agente actúa como integrante de una organización delictiva o banda.
Segunda modificación: primera disposición complementaria modificatoria de la
Ley N° 30077 del 20/08/2013.
El que promueve o favorece la prostitución de otra persona, será reprimido con pena
privativa de libertad no menor de cuatro ni mayor de seis años.
La pena será no menor de cinco ni mayor de doce años cuando:
1. La víctima es menor de dieciocho años.
2. El autor emplea violencia, engaño, abuso de autoridad, o cualquier medio de
intimidación.
3. La víctima se encuentra privada de discernimiento por cualquier causa.
4. El autor es pariente dentro del cuarto grado de consanguinidad o segundo de
afinidad, o es cónyuge, concubino, adoptante, tutor o curador o tiene al agra­
viado a su cuidado por cualquier motivo.
5. La víctima ha sido desarraigada de su domicilio habitual con la finalidad de
prostituirla o está en situación de abandono o de extrema necesidad económica.
6. El autor haya hecho del proxenetismo su oficio o modo de vida.
7. El agente actúa como integrante de una organización criminal<148).
Tercera modificación: artículo 1 de la Ley N° 30963 del 18/06/2019.
(Ver texto vigente)148

(148) Inciso vigente conform e a la modificación realizada por la prim era disposición com plem entaria
modificatoria de la L ey N° 30077 del 20/08/2013.

1003
A rt. 179 L ibro segundo /Parte especial - delitos

N ormas concordantes
C: art. 2 inc. 1); C P: arts. 12, 29, 57, 92, 93; C P P 2 0 0 4 : art. 298; C C : arts. 515 inc. 8); 667
inc. 2); C N A : arts. 1 ,11

DOCTRINA

Sumario: Bien jurídico / Sujetos / Tipicidad objetiva / Conducta típica / Medios / Concepto de
organización / Tipicidad subjetiva / Consumación / Tentativa y consumación / Autoría
y participación / Concurso de delitos / Agravantes / Perspectiva crítica.

H H f l Bien jurídico: PEÑA-CABRERA FR EYR E, A. R. (2007). Delitos contra la


libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, pp. 313-315. “Cuando la supuesta víctima
es una mayor de edad, se tutela la moral sexual acuñada por ciertos sectores de la socie­
dad contrario a un Derecho Penal mínimo y ajeno a matices moralistas; pues en definitiva,
si el sujeto pasivo ha ingresado a la actividad del meretricio de forma libre y responsable,
no mediando ningún tipo de medio que vicie su voluntad, no puede haberse quebrantado
su libertad sexual. En el supuesto que la víctima sea un menor de edad o incapacitado, se
protege la indemnidad o intangibilidad sexual, expresada esta como el libre desarrollo de
su sexualidad, equilibrio psicosocial”.

_DHS4I
_ _ _ _ Bien jurídico: SALINAS SICCHA, R. (2000). Curso de Derecho Penal
peruano. Parte especial. Tomo II. Lima: Palestra, p. 429. “El tipo básico al referirse a
conductas realizadas por mayores de edad, el bien jurídico protegido lo constituye deter­
minada moral sexual. En tanto que de concurrir alguna de las circunstancias agravantes
a excepción de la sexta causal, sin duda el bien jurídico protegido es la libertad sexual”.

I) (1842 Sujetos: PEÑ A -C A B R ER A F R E Y R E , A. R. (2007). Delitos contra la


libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, pp. 315-316. “Sujeto activo: Puede
ser cualquier persona, hombre o mujer, sin interesar su opción sexual. Es reconocido
como proxeneta y/o promotor de la prostitución. No se requiere determinada cali­
dad del agente. [...] No enerva la calidad del sujeto activo, el hecho de que aparte de
promover el ejercicio de prostitución de terceros, se dedique también a prostituirse”
(p. 315). Sujeto pasivo: “Puede ser tanto el hombre como la mujer, sea a partir de
prestaciones sexuales heterosexuales u homosexuales. Si el sujeto pasivo es menor de
dieciocho años de edad se configuraría la agravante prevista en el inciso 1)”.

I) (1843 Tipicidad objetiva: P EN A -C A B R ER A FR E Y R E , A. R. (2007). Delitos


contra la libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 316. “La materialización
de la infracción penal es de promover o favorecer la prostitución de otra persona. Pro­
mover es equivalente a hacer que alguien se inicie en determinada acción; encierra la
idea de incitación, de ejercer una influencia psíquica intensa hacia una persona, inci­
diendo en el proceso decisorio, determinándolo a fijar una conducta. Favorecer es
sinónimo de coadyuvar o seguir a alguien a realizar determinada acción, de allanar el
camino para que se pueda materializar una determinada acción”.

1004
P roxenetismo A rt. 179

IfflKMl Conducta típica: CORDOBA RODA, J. y GARCIA ARAN, M. (2004). Co­


mentarios al Código Penal. Parte especial. Tomo I. Madrid-Barcelona: Marcial Pons. p.
391. “Quedan abarcadas por el concepto de promoción, tanto la conducta consistente en
‘iniciar a otro en la prostitución, como la que consiste en mantenerlo en tal actividad’. [...]
también en estos casos se afecta la indemnidad sexual a cuya luz es indiferente la conside­
ración de si el menor o incapaz era o no ‘honesto’ al momento de los hechos”.

I) ON45 Medios: CREUS, C. (1999). Derecho Penal. Parte especial. Tomo I. 6a


edición. Buenos Aires: Astrea, p. 208. “El tipo es incompatible con la utilización de
medios que no descarten el consentimiento libremente prestado por la víctima con
conocimiento del carácter de los actos propuestos por el sujeto activo [...]. Unica­
mente, puede darse si el agente obró con engaño, violencias, amenazas, abuso de
autoridad u otros medios”.

j¡J ¡|2 |} | Concepto de organización: CÓRDOBA RODA, J. y GARCÍA ARAN, M.


(2004). Comentarios al Código Penal. Parte especial. Tomo I. Madrid-Barcelona: Mar­
cial Pons. pp. 393-395. “A pesar de que no se diga expresamente, el presente tipo agra­
vado no puede concurrir por el solo hecho de la pertenencia del autor a una organiza­
ción o asociación que se dedicare a la realización de las actividades en cuestión. Para
tal situación reúna las notas de ofensividad propias del tipo agravado, es preciso que el
autor del delito haya cometido el mismo en el marco o con la ayuda del a organización.
[...] A pesar de las diferencias respecto del a codelincuencia, el concepto organización
comparte con la misma la exigencia de actuación común de varias personas y coordina­
ción entre ellas, normalmente en el seno de una estructura jerárquica y con distribución
de funciones. [...] no basta que haya una codelincuencia, es decir, varias personas res­
ponsables de este delito por su acción conjunta, para que tenga que aplicarse esta agra­
vación. Es necesario que esta pluralidad de personas previamente puestas de acuerdo [...]
se encuentren coordinadas entre sí normalmente con una estructura jerárquica que deter­
mina la existencia de unos jefes, administradores o encargados [...] con distintas tareas
encomendadas a cada uno de los partícipes que no tienen por qué ser siempre las mismas
para cada persona, todo ello con una cierta duración o permanencia en el tiempo, pues no
basta una o muy pocas actuaciones esporádicas [...]. De todos modos, no se exige que el
autor del delito conozca todas las funciones atribuidas y asumidas por cada una de ellas.
Así mismo, no se requiere que la organización se mueva en un amplio espacio geográ­
fico, que tenga un organigrama complejo ni que se revista de determinada forma jurí­
dica. [...] Por último, para la existencia de una organización no basa con la concurrencia
u organización de dos o más personas [...] se precisa la asociación, como mínimo, de tres
personas. Así mismo, si bien no es imprescindible que la organización sea de carácter per­
manente [...], es preciso que tenga por fin ‘realizar, de forma permanente o reiterada, con­
ductas que tenga como fin cometer alguno o alguno de los delitos’ entre los que se inclu­
yen los de prostitución”.

I) l)N4" Tipicidad subjetiva: PENA-CABRERA FR EYRE, A. R. (2007). Delitos


contra la libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 319. “Se necesita del dolo
directo y/o eventual, conciencia y voluntad de realización típica, consistente en el estado
A rt. 179 L ibro segundo /Parte especial - delitos

cognitivo, de saber que la realización de dichos actos comprometen el ejercicio de la pros­


titución de una persona, de que su comportamiento está encaminado a la determinación
de dicho estado de cosas, a fin de que el sujeto pasivo consienta, bajo precio, la realiza­
ción de prestaciones sexuales, con personas indeterminadas. Cuando de las agravantes se
trata, el dolo del agente debe cubrir todos los elementos que se describen en los incisos
[...], el error en que pueda incurrir sobre alguno de ellos, hace de su conducta una también
típica, pero reprimida según los alcances normativos del tipo base. [...] Podría admitirse
un error de tipo, cuando el autor yerra, sobre los elementos constitutivos del tipo penal,
el cual podrá ser vencible o invencible; v. gr., cuando el agente desconoce la aptitud favo­
recedora de sus actos, es decir, no estaba creído que los medios empleados puedan llevar
a una persona a ejercer actos de prostitución. En el caso del error de prohibición, podría
darse el caso del extranjero, que promueve esta clase de conductas, con personas adul­
tas, sin mediar violencia o cualquier tipo de intimidación, desconociendo la eminente an­
tijuridicidad de su conducta, pues en su país natal dicha conducta no es constitutiva de
un ilícito penal”.

I) 0X4S Tipicidad subjetiva: SALINAS SICCHA, R. (2000). Curso de Derecho


Penal peruano. Parte especial. Lima: Palestra, p. 430. “De la estructura penal se eviden­
cia que se trata de una conducta netamente dolosa. El agente o autor actúa con conoci­
miento y voluntad. Aun cuando en el tipo no aparece, se exige la presencia de un elemento
subjetivo especial como es el ánimo de lucro —la intención de obtener con esta actividad
cualquier beneficio material, consistente o no en sumas de dinero- o el propósito de satis­
facer deseos propios a ajenos -deseos de carácter sexual, normales o anormales-, inhe­
rente al proxenetismo”.

I) IIN4>> Consumación: PEÑA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). Delitos contra la


libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, pp. 319-320. “El delito se consuma con el
mero hecho de promover o favorecer la prostitución de una persona, sin que sea necesa­
rio que los efectos se cumplan, esto quiere decir, que no es necesario que se concreticen
las prestaciones sexuales con personas indeterminadas y en un tiempo prolongado, sino
que basta que se haya empleado medios idóneos para favorecer y/o promover la prosti­
tución de una persona. [...] Siendo así, no queda más que declarar que el delito in exa­
mine, es uno de mera actividad, en el cual la realización del tipo coincide con el último
acto y, por lo tanto, no se produce un resultado separable de ella, en tal virtud, no es fac­
tible admitir formas de aparición imperfecta del delito, el hecho de que la persona a pros­
tituirse haya sido detectada a tiempo por las autoridades, no enerva en nada la punibili-
dad de la conducta”.

I) IIX5U Tentativa y consumación: CORDOBA RODA, J. y GARCIA ARAN, M.


(2004). Comentarios al Código Penal. Parte especial. Tomo I. Madrid-Barcelona: Mar­
cial Pons. p. 395. “La conducta típica puede consistir, simplemente, en inducir o facilitar
la prostitución del sujeto pasivo. Luego, para la consumación del delito, no se requiere
que el interesado consiga el acto sexual, sino que basta con que se influya en el ánimo de
la víctima, o se ofrezcan las condiciones para que esta tenga lugar, lo que -como sucede
en el delito de tráfico de drogas- hace prácticamente imposible la tentativa”.

1006
P roxenetismo A rt. 179

I) IIS51 Autoría y participación: PEÑA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). Delitos


contra la libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, pp. 320-321. “Es punible la
acción del instigador, siempre y cuando haya mediado un influjo psíquico suficiente para
provocar en el autor directo, la deliberación (factor final), de los actos descritos en la
norma en cuestión. La coautoría es perfectamente admisible, cuando la realización típica
ha sido en distribución de tareas, división del trabajo que se plasma en la contribución
de una aportación de relevancia en la etapa ejecutiva del delito, concurriendo en todos
los coautores los elementos subjetivos del injusto, exigible en el tipo legal. En el caso del
cómplice, este debe haber prestado intencionalmente asistencia al autor directo del delito,
será reprimido sin importar la ausencia de móviles lucrativos, si su aportación fue impres­
cindible para la realización típica, será pasible de complicidad primaria, mas si su contri­
bución fue un aporte de menor trascendencia, se admitirá una complicidad secundaria”.

I) IIN52 Concurso de delitos: PEÑA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). Delitos con­


tra la libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 321. “Puede concurrir con cual­
quiera de los tipos comprendidos en este capítulo. Cuando el sujeto activo al momento
de realizar el acceso camal sexual, bajo cualquiera de las figuras comprendidas en los
artículos 170 y ss., lo haga con la finalidad ulterior de promover o favorecer la prostitu­
ción de la misma, se configuraría un concurso ideal de delitos; así, también con las tipifi­
caciones penales de secuestro y lesiones, cuando el agente priva a la persona prostituida
ilegalmente de su libertad y, en tales circunstancias la induce a incursionar en dicha acti­
vidad y, cuando el autor, propina golpes que sirven como medio para la deteiminación al
sujeto pasivo a prostituirse, que afectan la integridad corporal de la víctima. En el caso de
las coacciones, concurre en realidad un conflicto aparente de normas, pues como se des­
glosa de alguna de las agravantes, este es un medio que el autor utiliza para perfeccionar
la actividad delictiva”.

I) IIN53 Agravantes: PEÑA-CABRERA FR EY R E, A. R. (2007). Delitos contra la


libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 321 y ss. “La víctima es menor de die­
ciocho años de edad: ‘Se pretende, además de proteger la libertad sexual, defender a la
adolescencia de las prácticas sexuales anormales, pues cualquier experiencia torpe y pre­
matura puede torcer la conducta sexual del joven con grave perjuicio para su equilibrio
psico-social; en cuanto a menor edad de la víctima, mayor es el estado de vulnerabilidad,
y mayor, por tanto, el contenido del injusto típico’ (p. 321). El autor emplea violencia,
engaño, abuso de autoridad, o cualquier medio de intimidación: ‘Violencia es todo medio
de ejercicio físico que se ejecuta sobre el cuerpo de la víctima o de un tercero vincu­
lado a esta, a fin de doblegar su mecanismo de resistencia y así, poder realizar la activi­
dad típica; mientras que amenaza grave, es el anuncio de ejecutar un mal inminente y real
sobre la víctima, si es que no accede a sus deseos delictivos, con aptitud para vencer la
oponibilidad de la víctima. En el caso del engaño, trata de un medio fraudulento, ardid,
maquinación u otros, capaz de incidir en el proceso formativo de la voluntad, diseñando
circunstancias (aparentes) que no se condicen con la realidad subyacente; es un vicio de
la voluntad finalmente; [...]. El abuso de autoridad importa el aprovechamiento de una
especial posición de dominio sobre la víctima, la cual precisamente le sirve al autor para
facilitar su actividad típica; puede ser el maestro sobre el alumno, el empleador sobre

1007 —
A rt. 179 L ibro segundo / Parte especial - delitos

el dependiente, el carcelero sobre el penado, el médico sobre su tratante, etc.’. (Vide


pp. 322-323). La víctima se encuentra privada de discernimiento por cualquier causa:
‘Dicho estado no debe haber sido desencadenado por acción propia del autor; esto es, su
voluntad está quebrantada por causas diversas, por ejemplo: anomalía psíquica o altera­
ción de la conciencia (transitoria o permanente). Situación defectuosa de su esfera psi-
comotriz que convierten al sujeto en una persona especialmente vulnerable; vulnerabili­
dad que es aprovechada por el autor para la comisión del injusto, teniendo en cuenta que
aquellos no están en capacidad de comprender la naturaleza del acto, en el cual se están
viendo involucrados’ (Cff. p. 323). El autor es pariente dentro del cuarto grado de con­
sanguinidad o segundo de afinidad, o es cónyuge, concubino, adoptante, tutor o curador
o tiene al agraviado a su cuidado por cualquier motivo: ‘Esta agravante se constituye en
base a deberes especiales de responsabilidad institucional; se trata en realidad de ámbitos
organizativos específicos que confieren al autor una posición de dominio (ventaja), sobre
la víctima, [...], la cual es aprovechada, prevalida por el autor para promover y/o favore­
cer actos de prostitución de un tercero’ (Vide p. 323). La víctima ha sido desarraigada de
su domicilio habitual con la finalidad de prostituirla o está en situación de abandono o de
extrema necesidad económica: ‘Importa en su primera concepción que el sujeto pasivo ha
sido desarraigado de su domicilio habitual, para introducirlo en la actividad de la prostitu­
ción, que de seguro debe haberse cometido mediante engaños, aprovechando tal vez una
situación conflictiva con los padres, estado de drogadicción —no al nivel que se requiere
en el inciso 3 ) - carencia de elementos básicos, etc. Está en situación de abandono, quien
ha sido abandonado por los padres o por el marido y, no tiene la posibilidad de autososte-
nerse, sea para sí misma, sea para la manutención de sus menores hijos, o habiendo sido
desalojado de su hogar, por orden judicial. Extrema necesidad económica, implica en rea­
lidad una situación apremiante, cuando la víctima no está en capacidad de solventar sus
necesidades más elementales: vivienda, vestido, comida, etc.; atraviesa por un estado de
necesidad que es utilizado por el autor, para favorecer su ingreso al mercado sexual’ (Cff,
p. 324). El autor haya hecho del proxenetismo su oficio o modo de vida: ‘El autor ha
hecho de esta actividad un modus vivendi en base al beneficio económico que percibe, al
promover y/o favorecer la prostitución de terceras personas. Se supone que debe repor­
tarle un dividendo económico, dicha conducta, para que se dedique de modo permanente
a ella’ (p. 324). Si el agente actúa como integrante de una organización delictiva o banda:
‘El hecho de que el sujeto cometa la actividad típica, desde el seno de una organización
criminal, revela una mayor peligrosidad, [...] la organización delictiva [...] será toda aque­
lla estructura criminal, que desde un plano criminológico cuenta con la asociación de
varias personas, que se unen en base a un cometido y/o propósito delictivo, de forma per­
manente, para cometer una serie de delitos, contando para ello con cuadros jerárquica­
mente organizados, bandos medios, inferiores y una voluntad suprema que guía todo el
conducir de la organización criminal. Se debe ser muy meticuloso, a la hora de identificar
esta agravante, pues se advierten zonas de confusión normativa no muy fáciles de delimi­
tar con la figura delictiva de Asociación Ilícita para delinquir, prevista en el artículo 317.
Ahora bien, cuando estamos ante una banda; será la composición de dos o más personas,
que de forma eventual y/o permanente, se unen para cometer determinados delitos, que se
perpetran a través de la división de roles’ (pp. 324-325)”.

1008
Proxenetismo A rt. 179

_I)_II.X
_ _54_ Perspectiva crítica: REYNA ALFARO, L. (2005). “El nuevo tratamiento
legislativo de los delitos sexuales en el Código Penal peruano”. En: CANCIO MELIA,
M.; GARCÍA PAZ, O.; HÓRNLE, T.; PARMA, C. y REYNA ALFARO, L. (Directo­
res). Los delitos contra la libertad e indemnidad sexual. Lima: Jurista, pp. 160 y 161. “El
supuesto típico que se comenta, al involucrar como elementos nucleares del injusto la
existencia de un acceso carnal realizado sobre un menor de edad entre catorce y diecio­
cho años de edad, parece mostrarnos una figura delictiva que se encuentra a caballo entre
la violación sexual (de menor de edad) y la seducción. La distinción esencial entonces
entre la violación sexual, la seducción y la conducta que ahora analizamos tiene que ver
con el medio a través del cual el autor accede camalmente con la víctima. Mientras que
en la violación sexual este —el acceso carnal- se produce mediante violencia o amenaza
y en la seducción ocurre mediante engaño, en el caso del artículo 179 del Código Penal,
el acceso camal debe haberse realizado mediante una prestación económica o ventaja de
cualquier naturaleza”.

gM| JURISPRUDENCIA

Sumario: ACUERDO PLENARIO: Tipicidad y bien jurídico protegido en el delito de favoreci-


miento a la prostitución, CORTE SUPREMA: Descripción de los hechos típicos en el
delito de proxenetismo / No se sanciona la prostitución, sino las actividades conexas.

ACUERDO PLENARIO
J 1043 T ipicidad y bien ju ríd ic o p ro teg id o en el delito de favorecim ien to a la p r o s ti­
tución: “F. J. 9. El comportamiento típico consiste en promover o favorecer la prostitu­
ción de otra persona. Conforme lo sostiene la doctrina nacional, promover implica ini­
ciar, incitar o ejercer sobre otro una influencia para que realice una determinada acción,
en el caso sub examine, la prostitución. En tanto que favorecer, es sinónimo de coope­
rar, coadyuvar o colaborar a fin de que el desarrollo de tal actividad ya establecida se siga
ejerciendo [PEÑA CABRERA, Raúl A. Estudios de Derecho Penal. Parte especial. D e­
litos contra la libertad e intangibilidad sexual. Aspectos penales, procesales y crimino­
lógicos. Ediciones Guerrero’s, Lima, 2002, p. 164]. F. J. 11. [...] Empero, la sanción es
ostensiblemente menor a los casos anteriores cuando se trata de actos de favorecimiento
a la prostitución o la explotación sexual de una persona menor de edad, ya que las penas
fluctúan para el primer delito entre 5 y 12 años de pena privativa de libertad, mientras que
para el segundo supuesto típico se prevé una pena privativa de libertad no menor de 6 ni
mayor de 12 años. F. J. 12. [...] En tanto que, en los delitos de favorecimiento a la pros­
titución o proxenetismo, se vulnera la moral sexual de la sociedad y la dignidad sexual
de aquella persona que es prostituida o explotada sexualmente, y a la que se predeter­
mina y somete a sostener prácticas sexuales con terceros a cambio de dinero. F. J. 16. En
cambio, en los actos de favorecimiento de la prostitución el sujeto activo actúa indirecta­
mente, promoviendo (inicia, impulsa o influencia positivamente) o favoreciendo (creando
las condiciones necesarias para sus actividades sexuales o proveyéndole clientes) la pros­
titución de la víctima (relaciones sexuales con terceros a cambio de dinero). Es un típico

1009
A rt. 179 L ibro segundo /Parte especial - delitos

delito de corrupción sexual cuyo móvil suele ser lucrativo” (Acuerdo Plenario N° 3-2011/
CJ-116 sobre “Delitos contra la libertad sexual y trata de personas: Diferencias típicas
y penalidad”, del 06/12/2011, ff. jj. 9, 11, 12 y 16, VII Pleno Jurisdiccional de las Salas
Penales Permanente y Transitoria).

CO RTE SU PREM A

J 1044 D escripción de los hechos típicos en e l delito de proxen etism o: “De las investi­
gaciones realizadas a nivel judicial y en el juicio oral se ha acreditado la responsabilidad
penal del procesado como autor del delito contra la libertad sexual en su modalidad de
seducción y proxenetismo, quien admite haber mantenido relaciones sexuales con la agra­
viada; de todo ello se establece que se aprovechó del momento de desolación emocional y
material que sufría la agraviada, quien había huido de su casa, la convenció para mante­
ner relaciones sexuales y la obligó, empleando en algunas ocasiones la violencia, a pros­
tituirse en el local de propiedad de su coencausado, quien disponía de una habitación en
dicho lugar para que la agraviada se prostituya” (Ejecutoria Suprema del 07/08/2000, R. N.
N° 1633-2000-Ica. En: URQUIZO OLAECHEA, J. (Asesor); CASTILLO ALVA, J. L.
(Director) y SALAZAR SANCHEZ, N. (Coordinador) (2005). Jurisprudencia penal.
Jurista, Lima, p. 449).

J 1045 N o se san cion a la prostitu ción , sin o las actividades conexas: “Que el delito de
proxenetismo previsto en el artículo ciento setenta y nueve del Código Penal, sanciona no
a la prostitución, sino a las actividades conexas a ellas efectuadas por otras personas que
sirven de mediadores o encubridores de ello; aspecto que se presenta en el caso de autos,
toda vez que de lo actuado se acredita que el procesado ha colaborado en el ejercicio nor­
mal de aquella actividad, ya que la agraviada -trece años de edad conforme a la partida
de nacimiento de fojas ciento doce- ya se dedicaba a ejercer la prostitución con anterio­
ridad, eso se deduce de su declaración de fojas doce en donde refiere textualmente: ‘tres
meses atrás empecé a mantener relaciones sexuales a cambio de dinero habiéndose
establecido de autos que el citado procesado se dedicaba a encubrir la actividad que ejer­
cía la menor agraviada utilizando para ello como fachada su bar llamado ‘Nuevo Amane­
cer’, donde fue intervenido por la policía con presencia del representante del Ministerio
Público enfraganti delito, conforme aparece descrito en el acta de constatación y recojo
de evidencias [...], acreditándose de igual modo en el accionar del procesado, el ánimo de
lucro, el cual se ha materializado en autos con la declaración del procesado [...] ofrecida
a nivel policial [...], ratificada en su declaración instructiva [...] así como con las decla­
raciones de la menor agraviada, por tanto, queda establecida la responsabilidad penal del
encausado [...] en el delito imputado” (R. N. NT 229-2005-Cusco, del 08/04/2005, f. j. 3,
Sala Penal Transitoria).

1010
P roxenetismo A rt. 179

ARTÍCULO 179-A Cliente del adolescente (149)1


50
El que, mediante una prestación económica o ventaja de cualquier naturaleza tiene
acceso carnal por vía vaginal, anal o bucal o realiza otros actos análogos introdu­
ciendo objetos o partes del cuerpo por alguna de las dos primeras vías con una per­
sona de catorce y menor de dieciocho años, será reprimido con pena privativa de
libertad no menor de quince ni mayor de veinte años.
El consentimiento brindado por el adolescente carece de efectos jurídicos.

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 1 79-A(150>.- El que, mediante una prestación económica o ventaja de cual­
quier naturaleza tiene acceso carnal por vía vaginal, anal o bucal o realiza otros
actos análogos introduciendo objetos o partes del cuerpo por alguna de las dos pri­
meras vías con una persona de catorce y menor de dieciocho años, será reprimido
con pena privativa de la libertad no menor de cuatro ni mayor de seis años.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:

Primera modificación: artículo 1 de la Ley N° 30963 del 18/06/2019.


(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C: arts. 1, 2. inc 1; CP: arts. 179, 180; C P P 2 0 0 4 : art. 298; C N A : arts. I, I I

DOCTRINA

Sumario: Bien jurídico / Tipicidad objetiva / Tipicidad subjetiva / Consumación.

I) 0855 Bien jurídico: PEÑA-CABRERA FR EYR E, A. R. (2007). Delitos contra la


libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, pp. 333-334. “Sujeto activo: Puede ser
cualquier persona, mayor de 18 años, pues, si este es menor, estaría cometiendo una
infracción antisocial, que recae sobre la competencia de los tribunales de familia. Sujeto
pasivo: Debe serlo tanto una mujer o un hombre, menor de dieciocho años y mayor de
catorce años, cuando este es menor de catorce años, se configura el delito de violación
previsto en el artículo 173”.

I) IIS5I. Tipicidad objetiva: PEÑA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). Delitos con­


tra la libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 334. “a) Prestación económica:
[...] habrá que identificar el precio, que vendría a constituirse en una suma determinada de
dinero que ambos contrayentes acuerdan como parte del contrato, por lo general, el pacto
negociatorio puede darse antes de la relación sexual como a posteriori, siempre y cuando,

(149) Artículo vigente conform e a la modificación realizada por el artículo 1 de la Ley N° 30963 del 18/06/2019.
(150) Artículo incorporado por el artículo 2 de la Ley N° 28251 del 08/06/2004.

1011
A rt. 179 L ibro segundo /Parte especial - delitos

haya quedado claro e indubitable, que la relación se encuentra condicionado al pago de un


precio, b) Ventaja de cualquier naturaleza: Esta sería de cualquier índole: la obtención de un
trabajo, de instituirlo como heredero, de una buena calificación en un examen, para obviar
un trámite administrativo, etc.; es decir, cualquier tipo de ventaja que deberá ser valorado
según las circunstancias del caso concreto y en razón de las particularidades del sujeto
pasivo. Una invitación a comer, o un obsequio no la podemos reputar como una ventaja,
sino, como actos socialmente adecuados en el ámbito de las relaciones filiales; por lo tanto,
son conductas que se encuentran fuera del ámbito de protección de la norma”.

i) IIN5" Tipicidad subjetiva: PENA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). Delitos


contra la libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 335. “[...] el dolo como ele­
mento subjetivo del injusto debe de abarcar todos los elementos constitutivos del tipo
penal, y cuando esta esfera cognitiva no identifica plenamente todos estos elementos se
produce el error de tipo (art. 14 del CP). En tal caso, sucederá algo muy normal, común­
mente las mujeres a partir de los 14 años empiezan a desarrollarse biológicamente de
forma muy avanzada, esto es, son jóvenes adolescentes ya convertidas biológicamente en
una ‘mujer’ . Entonces, cuando aquellas se visten de forma muy atrevida y se maquillan
como mujeres adultas, se transforman en damas que fácilmente van a poder ser confundi­
das como ‘adultas’. En efecto, el agente ante una primera visualización no va a identificar,
la minoría de edad del sujeto pasivo, lo cual va a producir un error de tipo”.

I) IIN5N Consumación: PEÑA-CABRERA FR EYRE, A. R. (2007). Delitos contra la


libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 335. “Para la realización típica de este
delito no basta la entrega del precio o la ventaja o el acuerdo comercial, se necesita del
ingreso camal del sujeto activo a cualesquiera de las vías previstas en el tipo penal. Los
actos anteriores que no impliquen acceso camal, serán reputados como tentativa, siem­
pre y cuando, ya denoten per se la realización de un riesgo jurídicamente desaprobado, en
tales casos el acuerdo comercial sexual sería ya constitutivo de tentativa, tomando como
base la intención de tutela del bien jurídico, que es la ‘moralidad sexual’”.

M> JURISPRUDENCIA

Sumario: PLENO JURISDICCIONAL REGIONAL: Interpretación de la tentativa en los casos


del artículo 179-A (usuario-cliente).

PLEN O JU R ISD ICCIO N A L REG IO N AL

J 1G46 In terpretación de la tentativa en los casos d el artículo 1 79-A (usuario-cliente):


“En relación al artículo 179-A (usuario-cliente) del Código Penal acordaron que si se con­
figure la tentativa cuando el agente (usuario-cliente) realiza la prestación económica para
tener acceso camal con una persona menor de catorce o dieciocho años de edad, siendo
perfectamente posible que tal acceso carnal no se realice, en cuyo caso se configura la ten­
tativa” (Pleno Jurisdiccional Regional en Materia Penal “Explotación Sexual y Comer­
cial de Niños, Niñas y Adolescentes ”, Sesión Plenaria de los magistrados de la especia­
lidad penal, familia y mixtos de las Cortes Superiores de Loreto, Madre de Dios, Cusco,

1012
P roxenetismo A rt. 180

Lima Norte, Callao, Cañete, Hitaura, del 10/08/2007 y 11/08/2007, Grupo de Trabajo
N° 02, Tema 1).

ARTÍCULO 180 Rufianism o(151)


El que gestiona el beneficio económico o de otra índole de la prostitución de otra persona
será reprimido con pena privativa de libertad no menor de cuatro ni mayor de ocho años.
La pena privativa de libertad será no menor de seis ni mayor de doce años cuando:
1. El agente cometa el delito en el ámbito del turismo, en el marco de la actividad
de una persona jurídica o en el contexto de cualquier actividad económica.
2. El agente es ascendiente o descendiente por consanguinidad, adopción o por afi­
nidad, pariente colateral hasta el cuarto grado de consanguinidad, o adopción
o segundo grado de afinidad; cónyuge, excónyuge, conviviente, exconviviente o
tenga hijos en común con la víctima; o habite en el mismo domicilio de la víc­
tima, siempre que no medien relaciones contractuales o laborales.
3. Es un medio de subsistencia del agente.
4. La víctima esté en situación de abandono o extrema necesidad económica.
5. Exista pluralidad de personas en prostitución.
6. La persona en prostitución tenga discapacidad, sea adulta mayor, padezca de
una enfermedad grave, pertenezca a un pueblo indígena u originario o presente
cualquier situación de vulnerabilidad.
7. El agente actúe como integrante de una banda u organización criminal.

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 1 8 0 .- El que explota la ganancia deshonesta obtenida por una persona que
ejerce la prostitución será reprimido con pena privativa de libertad no menor de tres
ni mayor de ocho años.
Si la víctima es menor de catorce años, o cónyuge, conviviente, descendiente, hijo
adoptivo, hijo de su cónyuge o de su conviviente o si está a su cuidado, la pena será
no menor de cuatro ni mayor de doce años.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:

Primera modificación: artículo 1 de la Ley N° 28251 del 08/06/2004.


A rtícu lo 180.- El que explota la ganancia obtenida por una persona que ejerce la
prostitución será reprimido con pena privativa de libertad no menor de tres ni mayor
de ocho años.

(151) Artículo vigente conforme a la m odificación realizada por el artículo 1 de la Ley N° 3 0963 del 18/06/2019.
A rt. 1 8 0 L ibro segundo /Parte especial - delitos

Si la víctima tiene entre catorce y menos de dieciocho años, la pena será no menor
de seis ni mayor de diez años.
Si la víctima tiene menos de catorce años, o es cónyuge, conviviente, descendiente,
hijo adoptivo, hijo de su cónyuge o de su conviviente o si está a su cuidado, la pena
será no menor de ocho ni mayor de doce años.
Segunda modificación: artículo 1 de la Ley N° 30963 del 18/06/2019.
(Ver texto vigente)
N o r m a s c o n c o r d a n t e s

C: art. 2 inc. 1); CP: arts. 12, 29, 57, 92; C P P 2 0 0 4 : art. 298; CC: arts. 333 inc. 6); 515 inc.
8); 667 inc. 2); C N A : arts. I, II, 45 inc. h)

§1 DOCTRINA

Sumario: Bien jurídico / Sujeto activo / Sujeto pasivo / Tipicidad objetiva / Acción / Tipicidad
subjetiva / Consumación / Concurso de delitos / Agravantes.

I) 11X59 Bien jurídico: V ILLA STEIN, J. (1998). Derecho Penal. Parte especial.
Lima: San Marcos, p. 217. “Se supone tutelada la sexualidad humana, sin embargo, pare­
ciera tutelarse el patrimonio derivado de la prostitución. El autor considera que no hay
precisión respecto del bien jurídico protegido. Figura anacrónica además”.

I) HNMI Sujeto activo: SALINAS SICCHA, R. (2000). Curso de Derecho Penal


peruano. Parte especial. Lima: Palestra, p. 433. “Aquí, el sujeto activo no promueve ni
favorece la prostitución, solo se dedica a vivir de los ingresos obtenidos por la práctica
de la prostitución. Sin embargo, es posible que la persona que se dedica a explotar la
ganancia deshonesta también sea a la vez el proxeneta de la persona prostituida, esto es,
también puede dedicarse a buscar los clientes para aquella, si ello sucede, estaremos ante
un concurso real de delitos que, en la praxis judicial, se resolverá aplicando el artículo 50
del Código Penal, es decir, el juez impondrá al autor la pena del delito más grave”.

Sujeto activo: PEÑA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). Delitos confra la


libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 344. “Puede ser cualquiera, hombre o
mujer, aunque esta última es en realidad poco frecuente. No se exige determinada condi­
ción especial en el agente. La calidad de ascendiente, descendiente, esposo o hermano de
la víctima, actúa como circunstancia agravante”.

Sujeto pasivo: PEÑA-CABRERA FR EYRE, A. R. (2007). Delitos contra la


libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 344. “Es exclusivamente la persona
mayor o menor de edad, dedicada al ejercicio de la prostitución, al meretricio; aquella que
de forma habitual y/o permanente realiza prestaciones sexuales con personas indetermi­
nadas, a cambio de un precio o cualquier tipo de ventaja. También resulta indiferente el
sexo del sujeto pasivo, estado civil o edad”.

1014
P roxenetismo A rt. 180

I ) IIS ló Tipicidad objetiva: PEÑA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). Delitos con­


tra la libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 344. “Acción: ‘La acción con­
siste en explotar la ganancia de una persona dedicada al meretricio o hacerse sostener por
ella en todo o en parte; no es necesario pues, que se realice una manutención al 100 % por
parte de la víctima. [...] Explotar la ganancia de una persona, dedicada al oficio de la pros­
titución significa, en todo caso, aprovecharse de forma permanente y habitual, de los divi­
dendos que la reportan a la persona ejercer actos concretos de prostitución, esto es, bene­
ficiarse de las recaudaciones diarias por dicho concepto’”.

1)0864 Acción: MAGGIORE, G. (1986) Derecho Penal. Parte especial: Delitos en par­
ticular. Vol. IV. 3a edición. Bogotá: Temis, p. 128. “La acción consiste en hacerse mante­
ner, aunque sea en parte [...], explotando las ganancias que [...] obtiene de su prostitución.
‘Hacerse mantener, aunque sea en parte’, significa no solo vivir totalmente a cargo de la
prostituta, sino sacar cualquier otra utilidad de su toipe oficio, explotando las ganancias.
Por lo tanto, no es preciso que el explotador sea un pobre; también el que tiene por sí mismo
medios de subsistencia, alguna profesión o empleo, o trabaje de alguna otra manera, puede
consumar este delito si vive atenido, sea como sea, a las ganancias de la meretriz [...] Este
delito tiene carácter permanente y habitual, ya que el ‘hacerse mantener’ implica necesaria­
mente la prolongación y reiteración habitual de la acción del explotador”.

1) (IKló Tipicidad subjetiva: PEÑA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). Delitos


contra la libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 347. “El tipo subjetivo está
integrado por la conciencia y voluntad de explotar, en todo o en parte, con las ganancias
de una persona que ejerce la prostitución, a sabiendas que esta desempeña dicho oficio
y que el dinero procede de esa actividad [...]. No se exige ningún elemento subjetivo del
injusto aparte del dolo, como el ánimo de lucro, pues dicha intención puede estar ya sub­
sumida en el contenido de aquel. Incurriría en error de tipo aquel sujeto que vive de las
ganancias de la prostitución de su mujer, creyendo que dicho dinero proviene de otra acti­
vidad lícita; así también, en cuanto a la edad de la víctima en el caso de las circunstan­
cias agravantes, pues si yerra sobre este dato objetivo del tipo, su conducta solo podrá ser
penalizada por el tipo base. Es suficiente la concurrencia del dolo eventual, el cual debe
abarcar todos los elementos constitutivos de la tipificación penal”.

I) iisix Consumación: PEÑA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). Delitos contra la


libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, pp. 347-348. “El delito de rufianismo se
consuma en el momento que ha empezado el agente a hacerse sostener, explotando las
ganancias deshonestas de la persona prostituida [...]. Dado su carácter de delito perma­
nente, el estado de consumación se prolonga hasta que no cese el estado antijurídico, es
decir, la explotación económica”.

I) IISI.' Concurso de delitos: PEÑA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). Delitos


contra la libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 348. “Si el sujeto se hace sos­
tener por varias personas dedicadas al oficio de la prostitución, habrá tantos delitos como
personas explotadas; un concurso real heterogéneo. Puede concurrir con los delitos de
estafa o robo, si el autor se vale del engaño o violencia. En el caso de que el autor, obligue
bajo violencia y/o amenaza grave a la víctima a mantenerse en el negocio del meretricio,

1015
A rt. 180 L ibro segundo / Parte especial - delitos

no se dará la figura en cuestión, sino la prevista en el artículo 181 (in finé). Si aparte de la
explotación económica, también la maltrata física o psicológicamente, habrá un concurso
ideal con el delito de lesiones”.

I) lisos A gravantes: PEÑA-CABRERA FR EYRE, A. R. (2007). D elitos contra la


lib erta d e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, pp. 348-349. “Si la víctima tiene entre
catorce y menos de dieciocho años: ‘Se toma en cuenta la edad de la víctima a fin de gra­
duar la penalidad, en el sentido de que una persona menor, al no haber desarrollado su
personalidad de forma plena, se encuentra en un estado de vulnerabilidad que precisa­
mente es aprovechado por el autor, para facilitar su realización típica. Si la víctima tiene
menos de catorce años, o es cónyuge, conviviente, descendiente, hijo adoptivo, hijo de
su cónyuge o de su conviviente o si está a su cuidado: En este sentido, el legislador fun­
damenta, esta agravante, en base a un deber de garantía de carácter institucional que se
expresa en una relación de parentesco o de custodia entre el agente y el sujeto pasivo;
importa en realidad ámbitos de organización específicos que le confieren al autor una
posición de dominio sobre el sujeto pasivo, que precisamente es aprovechado para la per­
petración de la figura in exam ine’”.

Sm JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Desvinculación del delito de trata de personas y recon­


ducción a la tipicidad del rufianismo.

C O R T E SUPREM A

J 1047 D esvinculación d el delito de trata de p erson a s y reconducción a la tipicidad del


rufianism o: “F. J . 7. Que, en este orden de ideas, y reconocida la capacidad de los menores
de edad de catorce a dieciséis años en cuanto al ejercicio de su sexualidad-que implica asu­
mir que pueden darse cuenta, en un caso concreto, de los alcances de la acción que la afec­
tará y que ostentan la capacidad de apreciarla debidamente de acuerdo a sus propias con­
veniencias-, es de concluir que el consentimiento libre que dio la menor agraviada para las
relaciones sexuales que tuvo con el acusado [...] constituye un supuesto válido de exención
de responsabilidad penal, conforme lo establece el inciso diez del artículo veinte del Código
Penal, porque en este supuesto de delito sexual excluye la propia tipicidad de la conducta -
acuerdo-, quedando fuera del ámbito de protección de la norma. F. J. 8. Que, por otro lado,
no se advierte que la menor identificada con las iniciales A.M.M.R. y la agraviada identi­
ficada con las iniciales G.V.T.V. (conviviente del acusado) hayan sido retenidas o traslada­
das por el acusado [...] de un lugar a otro empleando violencia, amenaza, engaño u otro acto
fraudulento con la finalidad de obtener una ventaja económica -de las declaraciones de las
referidas agraviadas en sede preliminar y judicial a fojas trece, veintiuno y ciento veintiséis,
respectivamente, se evidencia que se trasladaron de la ciudad de Trujillo a Chiclayo e lea de
forma voluntaria y ejercieron la prostitución consciente y libremente-; que, sin embargo, se
demostró en el proceso que el acusado [...] las despojaba de una parte de sus ganancias. F.
J. 9. Que dentro de ese contexto el propio abogado defensor del acusado [...], en la sesión

1016
P roxenetismo A rt. 181

de audiencia [...], solicitó al tribunal superior que se desvincule de la acusación fiscal por
el delito de trata de personas, previsto en el artículo 153 y 153-A del Código Penal -en su
modalidad básica y agravada- y reconduzca la tipicidad del delito de rufianismo previsto en
el artículo 180 del citado cuerpo legal; que la Sala Penal Superior Penal Superior informó al
Ministerio Público -permitiendo la discusión del punto de vista jurídico planteado- y pos­
teriormente el encausado; que, desde la perspectiva de la vigencia del principio de contra­
dicción, se respetó el derecho de defensa de los sujetos procesales al discutirse y plantearse
la estrategia en función de lo peticionado; que, asimismo, los hechos por los que se acu­
saba permanecieron intactos y la modificación en la calificación jurídica fue consecuencia
de la prueba practicada en el juicio oral, en tanto en cuanto se trató de una diferente aprecia­
ción jurídica de los mismos hechos. F. J. 10. Que, en consecuencia, si el tribunal superior
al dictar la sentencia se pronuncia por la condena por el delito de rufianismo, no es posible
que por esos mismos hechos, bajo otra perspectiva jurídica, absuelva por el delito de trata
de personas -como ocurrió en el caso concreto-, en tanto supondría una palmaria violación
del porque existe identidad fáctica -y de sujetos-; por tanto, la aplicación del principio de
desvinculación en la solución del conflicto, implica la calificación de la conducta propuesta
solo como delito de rufianismo” (R. N. N° 3031-2009-Ica, del 25/01/2010, ff. jj. 7, 8, 9 y 10,
Sala P enal Permanente).

Proxenetism o(152)
E l que dirige o gestiona la prostitución de otra persona será reprim ido con pena p ri­
vativa de libertad no m enor de cuatro n i m ayor de seis años.
L a pena será no m enor de seis n i m ayor de doce años, cuando:
1. E l agente com eta el delito en el ám bito del turism o, en el m arco de la actividad
de una persona ju ríd ica o en el contexto de cualquier actividad económ ica.
2. E l agente sea ascendiente o descendiente por consanguinidad, adopción o por
afinidad, pariente colateral hasta el cuarto grado de consanguinidad o adopción
o segundo grado de afinidad; cónyuge, excónyuge, conviviente, exconviviente o
tenga hijos en com ún con la víctim a o habite en el m ism o dom icilio de la víctim a,
siem pre que no m edien relaciones contractuales o laborales.
3. E l proxenetism o sea un m edio de subsistencia del agente.
4. La víctim a esté en situación de abandono o extrem a necesidad económ ica.
., E xista pluralidad de personas en prostitución.
;. La persona en prostitución tenga discapacidad, sea adulta m ayor, padezca de
una enferm edad grave, pertenezca a un pueblo indígena u originario o presente
cualquier situación de vulnerabilidad.

(152) Artículo vigente conform e a la m odificación realizada por el artículo 1 d elaL ey N °3 0 9 6 3 del 18/06/2019.

1017
A rt. 181 L ibro segundo / Parte especial - delitos

7. Se produzca una lesión grave o se p on ga en peligro in m in en te la vid a o la salud


de la p erson a en prostitución.
8. E l agente actúe com o integrante de una banda u organización crim inal.

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 181.- E l que compromete, seduce, o sustrae a una person a p a ra entregarla
a otro con el objeto de p racticar relaciones sexuales, o el que la entrega con este jin,
será reprimido con pen a p rivativa de libertad no menor de dos ni m ayor de cinco años.
L a p en a será no m enor de cinco ni m ayor de doce años, cuando:
1. L a víctim a tiene menos de dieciocho años de edad.
2. E l agente em plea violencia, am enaza, abuso de a u toridad u otro medio de
coerción.
3. L a víctim a es cónyuge, concubina, descendiente, hijo adoptivo, hijo de su cón­
yu g e o de su concubina, o si está a su cuidado.
4. L a víctim a es entregada a un proxeneta.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL


P rim era m odificación: artículo 1 de la L e y N° 28251 del 08/06/2004.
A rtícu lo 1 8 1 .- E l que compromete, seduce, o sustrae a una p erso n a p a r a entregarla
a otro con el objeto de tener acceso carnal, será reprim ido con p e n a p riva tiva de
libertad no m enor de tres ni m ayor de seis años.
L a p en a será no menor de seis ni m ayor d e doce años, cuando:
1. L a víctim a tiene menos de dieciocho años.
2. E l agente em plea violencia, am enaza, abuso de au to rid a d u otro medio de
coerción.
3. L a víctim a es cónyuge, concubina, descendiente, hijo adoptivo, hijo de su cón­
yu g e o de su concubina, o si está a su cuidado.
4. Si e l agente actúa como integrante de una organización delictiva o banda.
5. L a víctim a es entregada a un proxeneta.
Segunda m odificación: Inciso 4 m odificado p or la prim era disposición com ple­
m entaria m odificatoria de la L ey N° 30077 del 20/08/2013.
A rtícu lo 181.- E l que compromete, seduce, o sustrae a una p erso n a p a ra entregarla
a otro con el objeto de tener acceso carnal, será reprim ido con p en a p riva tiva de
libertad no m enor de tres ni m ayor de seis años.
L a p e n a será no m enor de seis ni m ayor de doce años, cuando:
(...)

4. E l agente actúa como integrante de una organización crim inal(I53>.153

(153) Inciso vigente conform e a la m odificación realizada por la prim era disposición complementaria
m odificatoria de la Ley N° 30077 del 20/08/2013.

1018
P roxenetismo A rt. 181

(...)

Tercera m odificación: artículo 1 de la L ey N° 30963 del 18/06/2019.


(Ver texto vigen te)

N ormas concordantes
C: art. 4; C P: arts. 12, 29, 92; C P P 2 0 0 4 : art. 298; CC: arts. 515 inc. 8); 667 inc. 2); C N A :
arts. 1, II, 4, 5, 12

DOCTRINA

Sumario: Comentario a su redacción / Bien jurídico protegido / Sujetos / Tipicidad objetiva /


Acción / Tipicidad subjetiva / Consumación / Agravantes.

I) 11809 C om entario a su redacción: REYNA ALFARO, L. (2005). “El nuevo tra­


tamiento legislativo de los delitos sexuales en el Código Penal peruano”. En: CANCIO
MELIÁ, M.; GARCÍA PAZ, O.; HÓRNLE, T.; PARMA, C. y REYNA ALFARO, L.
(Directores). L o s d elito s c o n tr a ¡a lib e r ta d e in d em n id a d sex u a l. Lima: Jurista, p. 153. “El
tipo básico del proxenetismo ha visto mejorada su técnica legislativa. El texto anterior del
artículo 181 del Código Penal comprendía cuatro posibles supuestos altemos: comprome­
ter (a una persona para entregarla a otro con objeto de practicar relaciones sexuales); seducir
(a una persona para entregarla a otro con el objeto de practicar relaciones sexuales); sus­
traer (a una persona para entregarla a otro con el objeto de practicar relaciones sexua­
les); y entregar (a una persona para entregarla a otro con el objeto de practicar relaciones
sexuales). Si el legislador castiga ya actos previos a la entrega resultaba absolutamente
innecesario comprender la punición de la entrega misma, más aún si la respuesta punitiva
era en todo caso idéntica. La descripción actual del delito de proxenetismo elimina esta
referencia a la entrega en sí mismo”.

I) IIS'II B ien jurídico protegido: SALINAS SICCHA, R. (2000). C u rso d e D e r e c h o


_______
P e n a l p er u a n o . P a r te e s p e c ia l. Tomo II. Lima: Palestra, p. 440. “De la lectura del tipo
penal se desprende que el bien jurídico protegido lo constituye la libertad sexual de las
personas. En efecto, en esta figura delictiva el agente lesiona o pone en peligro la libertad
sexual de sus víctimas debido a que por diversos medios los compromete, seduce, subs­
trae o entrega a un tercero con fines sexuales. El agente, en los tres primeros comporta­
mientos indicados, vicia la voluntad de su víctima para conseguir sus propósitos y, de ese
modo, lesionar su libertad sexual. En tanto que en el último supuesto delictivo, el agente
al tener dominada la voluntad del sujeto pasivo, la libertad sexual de este es seriamente
afectada por más que la víctima demuestre su conformidad con la entrega al tercero con
el objeto de realizar relaciones sexuales. Finalmente, si resulta que la víctima del compor­
tamiento delictivo es una persona menor de catorce años, aparece la indemnidad sexual
como el bien jurídico protegido”.

DIIN'I Sujetos: PEÑA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). D e lito s c o n tr a la lib e r ­


t a d e in ta n g ib ilid a d sex u al. Lima: Idemsa, p. 354. “Sujeto activo: puede serlo cualquiera,

1019
A rt . 181 L ibro segundo /Parte especial - delitos

tanto el hombre como la mujer, sin interesar la opción sexual, eso sí no puede serlo aquel
que está comprendido con los actos de favorecimiento y/o promoción de la prostitución
de una persona, pues de ser así estaría incurso en el artículo 179. Si el autor es quien
tiene acceso camal con la víctima, su conducta será atípica, siempre y cuando esta última
sea mayor de catorce años, pues si es menor de dicha edad, incurrirá en el tipo penal del
artículo 173. Sujeto pasivo: Cualquier persona, tanto el hombre como la mujer. De ser
menor de dieciocho años se configuraría la agravante prevista en el inciso 1”.

m is- : Tipicidad objetiva: VILLA STEIN, J. (1998). Derecho Penal. Parte especial.
Lima: San Marcos, p. 220. “El verbo comprometer alude a la creación de una obligación
para un contratante del servicio lúbrico a costa de la víctima. El agente obliga a que la
víctima cumpla contra precio. La víctima, sin embargo, presta su consentimiento de lo
contrario es violación. Por seducir debemos entender a los actos cautivadores del agente
a fin de inducir a la supuesta víctima el alquiler de su servicio sexual. Sustraer en cam­
bio, es separar a la víctima de su ámbito o morada usual, para dedicarla a la prostitución”.

I) 11873 Tipicidad objetiva: PEÑA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). Delitos con­


tra la libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, pp. 354-355. “a) Comprometer:
Se refiere a la obligación contraída del agente delictivo con otra persona, para que esta
realice el acceso camal sexual con la víctima; debe tratarse de un pacto anterior, el cual
vincule al agente a dicho acto de disposición, b) Seducir: Son todos los actos tendientes a
engañar sutilmente a la víctima, mediante el cortejo, el halago o cualquier medio condu­
cente a lograr el asentimiento de la víctima, con el objetivo de que se forme una idea equi­
vocada y de esta manera acceda a contraer relaciones sexuales con terceros en el marco
del meretricio. c) Sustraer: Significa extraer a la víctima de su ámbito de configuración,
sacarle, extraerla del núcleo familiar en el cual ella se siente segura, con la finalidad de
que se introduzca en el negocio del meretricio”.

I) (IS"4 Acción: RODRÍGUEZ DEVESA, J. M. y SERRANO GÓMEZ, A. (1993).


Derecho Penal español. Parte especial. 16a edición. Madrid: Dykinson, p. 212. “Estamos
ante un delito de resultado cortado [...] por ello no es necesario para la consumación que
el tercero llegue a ver satisfechos sus propósitos sexuales. Es indiferente que estos propó­
sitos sean meramente impúdicos o consistan en tener comercio camal”.

_I)_11875
_ _ _ Acción: ROY FREYRE, L. (1975). En: Derecho Penal peruano. Parte espe­
cial. Delitos contra las buenas costumbres. Delitos contra la familia. Delitos contra la
libertad. Tomo II. Lima: Unidas, pp. 154-155. “‘Comprometer’ quiere decir aquí, en
nuestro concepto, llegar a un acuerdo más o menos forzado, aún con apariencia de lícito,
del cual deriva la posibilidad de exigirle a una persona el cumplimiento de alguna obliga­
ción contraída, ‘seducir’ significa valerse de artificios fraudulentos, como astucia, hala­
gos, promesas lisonjeras, con el fin de hacer equivocar engañosamente a otro en una deci­
sión a tomar, ‘substraer’, por último, importa aquí tanto como separar a una persona, con
violencia o amenaza, del ambiente familiar de seguridad que integraba con garantía para
sus intereses. Los tres verbos empleados por la ley, a los cuales nos hemos referido, indi­
can la realización de acciones que, por expresa exigencia del texto penal, deben ser ten­
dientes a promover la prostitución [...] es decir, estar dirigidas finalmente a la iniciación

1020
Proxenetismo A rt. 181

en el meretricio de quien no conoce el oficio. [...] Es suficiente con el hecho de que [...]
haya sido comprometida, seducida, o sustraída por el actor para ser puesta posteriormente
a disposición de otra persona cualquiera con un objetivo erótico-sexual, aun cuando la
entrega no llegue a materializarse. La ley peruana incrimina aquí acciones que son en
sí mismas objetivamente peligrosas (‘comprometer’, ‘seducir’, ‘substraer’), porque van
acompañadas de la intención del agente de producir un evento concreto de daño (entregar
[...] para satisfacer la libidinosidad ajena)”.

EEH Tipicidad subjetiva: PEÑA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). Delitos


contra la libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 355. “Según la construc­
ción normativa del tipo subjetivo del injusto solo es posible su comisión mediante dolo,
conciencia y voluntad de realización típica, donde el elemento cognitivo debe abarcar
los elementos constitutivos del tipo penal, en el sentido de comprometer, seducir y sus­
traer a una persona; en este caso, al tratarse de un tipo mutilado en dos actos, el objetivo
del autor estaría comprendido en un elemento subjetivo del injusto de naturaleza trascen­
dente, cuya real concreción no condiciona la punibilidad de la conducta, se trataría de la
consumación material del delito y/o agotamiento. [...] Cabe el error de tipo, en cuanto el
autor yene sobre un elemento constitutivo de la conducta, de ser vencible será punible a
título de culpa, en realidad atípica por ausencia de previsión legal y si es invencible, se
elimina tanto el dolo como la culpa, por tanto, el comportamiento queda impune. En el
caso de la agravante, si el autor yerra sobre la edad de la víctima, su conducta será puni­
ble bajo los alcances normativos del tipo base”.

n o s " Consumación: PEÑA-CABRERA FR EYR E, A. R. (2007). Delitos contra la


libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 356. “No es necesario para afirmar su
consumación la práctica efectiva del acceso camal sexual, por lo que sí será posible admi­
tir las formas de imperfecta ejecución (tentativa), cuando el autor no pudo propiciar de
forma suficiente, el marco fáctico para poder entregar a ofio a la víctima, cuando luego
de persuadida, se produce una operación policial, la cual impide la entrega al tercero”.

I) l»S“S Agravantes: PEÑA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). Delitos contra la


libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, pp. 356-357. “a) La víctima tiene menos
de dieciocho años: [...], la agravante en cuestión se funda en una mayor vulnerabilidad
de la víctima, en cuanto no haber alcanzado una madurez suficiente como para tomar
actos de trascendencia en su vida. Estado de vulnerabilidad que precisamente es aprove­
chado por el autor para la perpetración del injusto, b) El agente emplea violencia, ame­
naza, abuso de autoridad u otro medio de coerción: [...], la concreción de una vis absoluta
o vis compulsiva, lo suficientemente intensa como para reducir los medios de defensa de
la víctima, allanar el camino para la obtención de un consentimiento ya de por sí viciado.
El abuso de autoridad [...] debe ser eficaz, ejerciendo en la víctima tal presión sobre su
voluntad, que va a anular o menoscabar su libertad. [...]. Para que se configure esta agra­
vante, es necesario que el agente se prevalezca de tal circunstancia y no de otra conco­
mitante y/o alternante, pues debe configurarse siempre a partir del mencionado ‘apro­
vechamiento’. c) La víctima es cónyuge, concubina, descendiente, hijo adoptivo, hijo
de su cónyuge o de su concubina, o si está a su cuidado: Se revelan ciertas relaciones
de parentesco, que otorgan al autor cierta autoridad sobre el sujeto pasivo, una posición

..... 4021
A rt. 181 L ibro segundo / Parte especial - delitos

de confianza que es prevalida por aquel, para sustraerla, seducirla o comprometerla para
tener acceso camal con tercero, para que ingrese al mercado del meretricio. d) Si el agente
actúa como integrante de una organización delictiva o banda: [...], en este caso la mayor
peligrosidad social se manifiesta en cuanto el autor es miembro de una asociación delic­
tiva, pues se sirve de las ventajas, que le proporciona dicha estructura criminológica, para
la perpetración del injusto, e) La víctima es entregada a un proxeneta: En esta hipótesis,
el tercero [...], no es cualquier persona, sino un individuo que se dedica a la promoción
y/o favorecimiento de la prostitución de terceras personas; pero, para comprender bien la
ratio del legislador, este tercero (proxeneta), no debe ser quien tenga acceso camal sexual
con la víctima, pues no se daría el tipo penal en cuestión, sino que este debe fungir como
intermediario entre la persona prostituida y el usuario”.

Ü | JURISPRUDENCIA

Sumario: PLENO JURISDICCIONAL REGIONAL PENAL: Tentativa del delito de proxene­


tismo. CORTES SUPERIORES: Configuración típica del delito de proxenetismo.

PLENO JURISDICCIONAL REGIONAL PENAL


J 1048 Tentativa d el delito de proxen etism o: “Por'unanimidad. En referencia al artículo
181 (proxenetismo) del Código Penal acordaron que si es posible la tentativa en el
supuesto que se comprometa o sustraiga a una persona para entregarla a otra con el objeto
de tener acceso camal” (Pleno Jurisdiccional Regional en Materia Penal “Explotación
Sexual y Comercial de Niños, Niñas y Adolescentes”, Sesión Plenaria de los magistrados
de la especialidad penal, familia y mixtos de las Cortes Superiores de Loreto, Madre de
Dios, Cusco, Lima Norte Callao, Cañete, Huaura, del 10/08/2007 y 11/08/2007, Grupo
de Trabajo N° 2).

CORTES SUPERIORES
J 1049 C onfiguración típica del delito de proxen etism o : “[L]a conducta delictiva para
confirmar este delito consiste en comprometer, seducir o sustraer a una persona para
entregarla a otra con el objeto de mantener acceso camal por cualquier vía anal, vaginal o
bucal a cambio de una compensación económica por comprometer es crear con el sujeto
pasivo una obligación con otro de tal modo que resulte exigible su cumplimiento, sedu­
cir significa engañar o encausar a alguien a la toma de algo equivocado a cambio de ofre­
cer un bien y sustraer es apartar, separar o extraer a una persona del ámbito de seguridad
en la que se encuentra, el tipo penal no hace referencia a los medios que pueda emplear el
agente para realizar estos comportamientos, se emplea coerción, violencia o intimidad, lo
que está en el fundamento 10 del acuerdo” (Exp. N° 1815-2010-71, del 23/01/2013, jf.jj.
6.3, Juzgado Penal Colegiado A de la Corte Superior de Justicia de Piura).

1022
P roxenetismo Art. 181-A

ARTICULO 181-A Promoción y favorecim iento de la explotación sexual


de niñas, niños y adolescentes(154)
El que promueve, favorece o facilita la explotación sexual de niña, niño o adoles­
cente será reprimido con pena privativa de libertad no menor de quince ni mayor
de veinte años.
El consentimiento brindado por el adolescente carece de efectos jurídicos.
Si quien favorece, directamente o a través de un tercero, utiliza como medio una
retribución o promesa de retribución, económica o de otra índole, al menor de edad,
será reprimido con pena privativa de libertad no menor de veinte ni mayor de vein­
ticinco años.
La pena privativa de libertad será no menor de veinte ni mayor de treinta años si el
agente:
1. Es promotor, integrante o representante de una organización social, tutelar o
empresarial que aprovecha esta condición y realiza actividades para perpetrar
este delito.
2. Tiene a la víctima bajo su cuidado o vigilancia, por cualquier motivo, o man­
tiene con ella un vínculo de superioridad, autoridad, poder o cualquier otra cir­
cunstancia que impulse a depositar la confianza en él.
La pena privativa de libertad será no menor de treinta ni mayor de treinta y cinco
años cuando:
1. El agente sea ascendiente por consanguinidad, adopción o por afinidad, pariente
colateral hasta el cuarto grado de consanguinidad o adopción, o segundo grado
de afinidad, tutor, cónyuge, excónyuge, conviviente, exconviviente o tenga hijos
en común con la víctima; o habite en el mismo domicilio de la víctima, siempre
que no medien relaciones contractuales o laborales.
2. Es un medio de subsistencia del agente.
3. Exista pluralidad de víctimas.
4. La víctima tenga discapacidad, padezca de una enfermedad grave, o presente
cualquier situación de vulnerabilidad.
5. La víctima pertenezca a pueblo indígena u originario.
6. Cuando el agente, a sabiendas, favorezca o promueva actos de explotación
sexual violentos que produzcan lesiones o ponga en peligro grave la integridad
o la vida de quien realice la explotación sexual.
7. Se derive de una situación de trata de personas.
8. El agente actúe como integrante de una banda o una organización criminal.
9. La víctima esté en situación de abandono o de extrema necesidad económica.
10. La víctima tiene menos de catorce años.
La pena será de cadena perpetua:

(154) Artículo vigente conform e a la m odificación realizada por el artículo 1 d elaL ey N °3 0 9 6 3 del 18/06/2019.
Art. 181-A L ibro segundo / Parte especial - delitos

1. Si se causa la muerte de la víctima.


2. Si se lesiona gravemente su salud física o mental.
3. Si, a consecuencia de la explotación sexual, la víctima menor de 14 años tiene
acceso carnal por vía vaginal, anal o bucal o realiza cualquier otro acto análogo
con la introducción de un objeto o parte del cuerpo por alguna de las dos prime­
ras vías.
En todos los casos se impone, además, la pena de inhabilitación conforme al artículo
36, incisos 1, 2,3, 4, 5, 6, 8, 9,10 y 11.

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 181-A (l5Sí.- El que promueve, publicita, favorece o facilita el turismo sexual,
a través de cualquier medio escrito, folleto, impreso, visual, audible, electrónico,
magnético o a través de internet, con el objeto de ofrecer relaciones sexuales de
carácter comercial de personas de catorce y menos de dieciocho años de edad será
reprimido con pena privativa de libertad no menor de dos ni mayor de seis años.
Si la víctima es menor de catorce años, el agente, será reprimido con pena privativa
de la libertad no menor de seis ni mayor de ocho años.
El agente también será sancionado con inhabilitación conforme al artículo 36 inci­
sos 1, 2, 4 y 5.
Será no menor de ocho ni mayor de diez años de pena privativa de la libertad cuando
ha sido cometido por autoridad pública, sus ascendientes, maestro o persona que ha
tenido a su cuidado por cualquier título a la víctima.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:

Prim era modificación: segunda disposición final de la Ley N° 29408 del


18/09/2009.
A rtícu lo 1 8 1 -A .- El que promueve, publicita, favorece ofacilita la explotación sexual
comercial en el ámbito del turismo, a través de cualquier medio escrito, folleto,
impreso, visual, audible, electrónico, magnético o a través de Internet, con el objeto
de ofrecer relaciones sexuales de carácter comercial de personas de catorce (14) y
menos de dieciocho (18) años de edad será reprimido con pena privativa de libertad
no menor de cuatro (4) ni mayor de ocho (8) años.
Si la víctima es menor de catorce años, el agente, será reprimido con pena privativa
de la libertad no menor de seis (6) ni mayor de ocho (8) años.
El agente también será sancionado con inhabilitación conforme al artículo 36 inci­
sos 1, 2, 4 y 5.
Será no menor de ocho (8) ni mayor de diez (10) años de pena privativa de la liber­
tad cuando ha sido cometido por autoridad pública, sus ascendientes, maestro o per­
sona que ha tenido a su cuidado por cualquier título a la víctima.15

(155) Artículo incorporado por el artículo 2 de la L ey N ° 28251 del 08/06/2004.

1024
Proxenetismo A rt. 181-A

S egunda m odificación: artículo 1 de la L ey N° 30963 del 18/06/2019


(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C: a rts 1, 2 inc. 1); CP: arts. 3 6 ines. 1), 2), 4), 5), 180, 181, 181-B; C P P 2 0 0 4 : art. 298

DOCTRINA

Sumario: Bien jurídico / Concepto de turismo sexual / Agravantes / Tipicidad subjetiva / Elemen­
tos subjetivos del injusto / Consumación / Concurso de delitos.

I) «IS™*» B ien jurídico: PEÑA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). Delitos contra la


libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 372. “Cuando se comete este injusto
penal, son varios los bienes jurídicos afectados o dígase vulnerados, no solo la liber­
tad entendida como la base existencial de todo ser humano, como portador de relaciones
sociales y de su propia realización personal, en el sentido de configurar su vida en socie­
dad a su libre arbitrio; acaso también se protege la libertad e indemnidad sexual, claro que
sí, estas conductas criminales vulneran la capacidad misma del sujeto, de decidir su con­
figuración sexual en relación a sus congéneres, más la intangibilidad sexual, cuando la
víctima es un menor de 14 años, quien aún no está en la edad suficiente para poder auto-
determinarse sexualmente, a lo cual debemos añadir la intimidad, como aquella esfera
de la personalidad, donde se desarrolla la singularidad misma de ser humano, por lo que
tiene el derecho de rechazar la intromisión de terceros. A estos bienes se debe agregar el
honor, como la estimación valorativa -personal y social—que el individuo posee por el
solo hecho de ser portador de una vida”.

_ _ _ C oncepto de turism o sexual: REYNA ALFARO, L. (2005). “El nuevo tra­


_I )_ HSNíl
tamiento legislativo de los delitos sexuales en el Código Penal peruano”. En: CANCIO
MELIÁ, M.; GARCÍA PAZ, O., HÓRNLE, T., PARMA, C. y REYNA ALFARO, L.
(Directores). Los delitos contra la libertad e indemnidad sexual. Lima: Jurista, pp. 162-
163. “Las conductas materiales que son sancionadas mediante el tipo en comento son las
de promover, publicitar, favorecer o facilitar el turismo sexual. El problema técnico no se
ubica en el ámbito de las conductas típicas, sino en el objeto de las mismas: ‘el turismo
sexual’. El concepto ‘turismo sexual infantil’ aparece como un elemento normativo de
muy sutiles contornos que el legislador nacional no ha intentado siquiera delimitar. Tra­
taremos de establecer el contenido de la expresión ‘turismo sexual’ a partir de determinar
el sentido posible del término. El término turismo es entendido en su sentido gramatical
como la actividad o hecho de viajar por placer. Por otra parte, cuando se habla de sexual
se alude a lo perteneciente o relativo al sexo. Podríamos decir que el elemento norma­
tivo turismo sexual puede ser interpretado -según su sentido literal posible- como ‘acti­
vidad o hecho de viajar por placer de orden sexual’. [...] los alcances del tipo penal del
artículo 181-A del Código Penal se limitarán a los actos de promoción, publicidad, favo-
recimiento o facilitación de viajes cuyo único objeto sea satisfacer el placer sexual del
turista”.

1025
A rt. 181-A L ibro segundo /Parte especial - delitos

n iiN N i A gravantes: R EY N A A l.F A R O . L. (2005). “El nuevo tratamiento legislativo


de los delitos sexuales en el Código Penal peruano”. En: CANCIO MELLA, M.; GARCÍA
PAZ, O.; HÓRNLE, T.; PARMA, C. y REYNA ALFARO, L. (Directores). Los delitos
contra la libertad e indemnidad sexual. Lima: Jurista, p. 164. “La primera agravante
opera cuando la víctima es menor de catorce años. La razón de tal agravación tiene que
ver con el mayor desvalor de acción que subyace en la conducta. La segunda circunstan­
cia de calificación del comportamiento se vincula a la situación de prevalimiento, en la
medida que el delito ha sido cometido por autoridad pública, sus ascendientes, maestro o
persona que ha tenido a su cuidado por cualquier título a la víctima”.

WM W & T ipicidad subjetiva: PEÑA-CABRERA FR EYR E, A. R. (2007). Delitos


contra la libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 378. “Esta figura delictiva es
eminentemente dolosa; es decir, el sujeto activo promueve y favorece la entrada o salida
de personas dentro del territorio o el traslado del mismo, con la finalidad ulterior de que
aquellas practiquen la prostitución, sean sometidas a esclavitud sexual, pornografía u
otras formas de explotación sexual, a cambio de un beneficio propio o de un tercero; en
tal virtud, a parte del dolo (conciencia y voluntad de realización típica), se identifica un
elemento subjetivo del injusto de naturaleza trascendente, determinado por los fines ulte­
riores que motivan al agente, para que facilite y/o promueva la salida o entrada del país.
Ese propósito es lo que da el carácter antijurídico a la acción; no tendría sentido que se
castigara el hecho de promover o facilitar la entrada o salida del país de personas, si con
ello no se persiguiera hacerles ejercer el comercio camal; sin ello las palabras promover o
facilitar pierden el significado que tiene en la norma y adquieren otro totalmente distinto”.

E lem en tos subjetivos del injusto: REYNA ALFARO, L. (2005). “El nuevo
tratamiento legislativo de los delitos sexuales en el Código Penal peruano”. En: CAN-
CIO MELIÁ, M.; GARCÍA PAZ, O.; HÓRNLE, T.; PARMA, C. y REYNA ALFARO, L.
(Directores). Los delitos contra la libertad e indemnidad sexual. Lima: Jurista, pp. 163-
164. “Ciertos tipos penales contienen elementos subjetivos adicionales que acompañan
al dolo. Estos elementos subjetivos adicionales suelen ser clasificados en elementos sub­
jetivos de intención, elementos subjetivos de tendencia y en elementos de expresión. De
estos elementos nos interesan los de intención, conocidos como elementos de tendencia
intema trascendente. Estos elementos incorporan al dolo el ánimo de realizar una acti­
vidad o producir resultado diferente al de realización del tipo penal. Pues bien, observa­
mos que el artículo 181-A del Código Penal contiene un elemento subjetivo adicional al
dolo conformado por el ‘ánimo de ofrecer relaciones sexuales de carácter comercial de
personas de catorce y menos de dieciocho años de edad’. Es decir, deberá acreditarse, en
el ámbito del tipo subjetivo y de modo adicional al dolo, que los actos de promoción del
turismo sexual tenían por propósito ofrecer relaciones sexuales de carácter comercial de
personas de catorce y menos de dieciocho años de edad”.

I) HNS4 C onsum ación: PEÑA-CABRERA FR EYR E, A. R. (2007). Delitos contra la


libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 379. “El delito es instantáneo y se con­
suma con la salida o entrada al país del sujeto pasivo o su traslado dentro del territorio,
sin importar lo que suceda a posteriori, es decir, no es necesario a efectos de la perfec­
ción delictiva que la persona ejerza actos concretos de prostitución o que sea sometida a

1026.... -
P roxenetismo A rt. 181-B

algún tipo de explotación o esclavitud sexual [...]. Es indudable que estará consumado el
delito, si se logra la salida o entrada aunque la mujer no se le permita el ingreso al país de
destino y fuera repatriada, por cuanto se le detecten documentos apócrifos. Es posible la
tentativa en el caso en que, pese a la actividad promotora o facilitadora, no se produce la
salida o entrada en el país, o en todo caso el traslado dentro de nuestro territorio del sujeto
pasivo, por causas ajenas a la voluntad del sujeto activo”.

I) 0885 C oncurso de delitos: PEÑA-CABRERA FREYRE, A. (2007). Delitos contra


la libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 378. “Este delito concurre general­
mente con el de fe pública, a través de documentación falsa, y con la nueva figura delic­
tiva: tráfico ilícito de personas (art. 303-A) incorporado por la Ley N° 27202; en el caso
de mediar violencia y/o amenaza grave, podría incurrir en concurso con los tipos penales
de lesiones o coacciones; más si la privación de libertad es manifiesta y antijurídica, con
el delito de secuestro”.

S JURISPRUDENCIA

Sumario: PLENO JURISDICCIONAL REGIONAL PENAL: Tentativa en los casos de turismo


sexual infantil.

P L E N O J U R IS D IC C IO N A L R E G IO N A L P E N A L

J 1050 Tentativa en los casos de turism o sex u a l in fan til : “En referencia al artículo
181-A (turismo sexual infantil) del Código Penal acordaron que sí es posible que se con
figure la tentativa siempre que el sujeto activo contrate a otra persona para distribución
o elaboración de publicidad sobre ofrecimiento de servicios sexuales de menores; sin
embargo esta tercera persona no distribuye no distribuye ni elabora dicha publicidad”
(Pleno Jurisdiccional Regional en Materia Penal “Explotación Sexual y Comercial de
Niños, Niñas y Adolescentes ”, Sesión Plenaria de los magistrados de la especialidad
Penal, Familia y mixtos de las Cortes Superiores de Loreto, Madre de Dios, Cusco, Lima
Norte Callao, Cañete, Huaura, del 10/08/2007/y 11 08/2007, Grupo de Trabajo N °2).

ARTICULO 181-B Formas agravadas(156)


E n los casos de los delitos previstos en los artículos 179, 181 y 181-A , cuando el
agente sea el padre o la m adre, el tutor o curador, en la sentencia se im pondrá, ade­
m ás de la pena privativa de libertad que corresponda, la pena accesoria de inh ab ili­
tación a q ue se refiere el num eral 5) del artículo 36.

N ormas concordantes
C: arts. 1, 2 inc. 1); CP: arts. 3 6 inc. 5); 179, 180, 181, 181-A

(156) Artículo vigente conform e a la incorporación realizada por el artículo 1 de la Ley N° 29194 del
25/01/2008.

1027
A rt. 182 L ibro segundo /Parte especial - delitos

ARTICULO 182 Trata de personas para el ejercicio de la prostitución


(DEROGADO)(157)(158)
E l que prom ueve o facilita la captación para la salida o entrada del país o el tras­
lado dentro del territorio de la R epública de una persona para que ejerza la pros­
titu ción , som eterla a esclavitud sexual, pornografía u otras form as de explotación
sexual, será reprim ido con pena privativa de libertad no m enor de cinco ni m ayor
de diez años.
L a p en a será no m en or de diez ni m ayor de doce años, si m edia alguna de las circuns­
tancias agravantes enum eradas en el artículo anterior.

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 182.- El que promueve o facilita la entrada o salida del país o el traslado
dentro del territorio de la República de una persona para que ejerza la prostitución,
será reprimido con pena privativa de libertad no menor de cinco ni mayor de diez
años.
La pena será no menor de ocho ni mayor de doce años, si media alguna de las cir­
cunstancias agravantes enumeradas en el artículo anterior.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:

P rim era m odiñcación: artículo 1 de la L ey N° 28251 d el 08/06/2004.


A rtícu lo 182.- El que promueve o facilita la captación para la salida o entrada del
país o el traslado dentro del territorio de la República de una persona para que
ejerza la prostitución, someterla a esclavitud sexual, pornografía u otras formas de
explotación sexual, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de cinco
ni mayor de diez años.
La pena será no menor de diez ni mayor de doce años, si media alguna de las cir­
cunstancias agravantes enumeradas en el artículo anterior.
Segunda m odificación: quinta disposición com plem entaria, transitoria y final
de la L ey N° 28950 del 16/01/2007.
(Ver texto actualmente derogado)
N ormas concordantes
C: arts. 2.11, 2.24.b; CP: arts. 92, 181, 184; L e y 2 6 6 8 9 : art. 2 1578

(157) Artículo derogado por la quinta disposición com plem entaria, transitoria y final de La Ley N° 28950 del
16/01/2007.
(158) Artículo conform e a la m odificación realizada po r el artículo 1 de la Ley N° 28251 del 08/06/2004.

1028
P roxenetismo A rt. 182

DOCTRINA

Sumario: Criterios de imputación / Tipicidad objetiva / Tipicidad subjetiva / Responsabilidad


civil.

I) 0886 C riterios de im putación: PEÑA-CABRERA FREYRE, A. (2007). Delitos


contra la libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, pp. 382-383. “Mediante esta
fórmula normativa se pretende penalizar a quien teniendo el dominio de la situación tác­
tica, no hace nada para evitar que se produzca una inminente lesión a un bien jurídico
tutelado, a la esfera sexual y dignidad del menor. Bajo esta situación, se reputa al gerente
u otro responsable de la publicación, como un ‘garante’, esto quiere decir, quien debe
velar por la estricta legalidad de las noticias que se publican o divulgan en un determinado
medio de comunicación, sea escrita, televisiva u otros. Vendría a configurarse una espe­
cie de ‘comisión por omisión’, pues, estos son autores, que a pesar de no ser los autores
(intelectuales) directos de la noticia o publicación, vienen a ser considerados como suje­
tos, que por su especial posición en la línea informativa, estaban en posibilidad, de actua­
ción, de impedir que se propale esa información, y como sabían de ello y no hicieron nada
para evitarlo, son también autores del delito, puesto que consintieron el hecho (dolo), a
pesar de ser garantes, al no haber adoptado las medidas de precaución dirigidas a contro­
lar un foco de riesgo. En tanto, que la responsabilidad penal del autor de la nota o noticia,
se reconducirá a los tipos penales de ‘pornografía infantil’ o de ‘turismo sexual infantil’”.

I) 0887 T ipicidad objetiva: SOLER, S. (1978). Derecho Penal argentino. Tomo III.
Buenos Aires: Tipográfica Editora Argentina, p. 322. “El hecho consiste en promover o
facilitar la entrada o salida del país de personas, con el fin de que ejerzan la prostitución.
Se trata, pues, de una incriminación que alarga los alcances del proxenetismo, ya que con
aquella se abarcan acciones que pueden encontrarse bastante alejadas todavía del logro
de un efectivo estado de prostitución y que, en verdad son del todo carentes en sí mismas
de todo carácter sexual”.

I) (1888 T ip icid ad objetiva: REYNA ALFARO, L. (2005). “El nuevo tratamiento


legislativo de los delitos sexuales en el Código Penal peruano”. En: CANCIO MELIA,
M.; GARCÍA PAZ, O.; HÓRNLE, T.; PARMA, C. y REYNA ALFARO, L. (Directores).
Los delitos contra la libertad e indemnidad sexual. Lima: Jurista, p. 155. “La conducta
típica gira alrededor de los dos verbos rectores alternativos: Promover o facilitar, dirigi­
dos a la captación de una persona para la salida o entrada del país o su traslado dentro del
territorio de la República. De este modo, se anticipa la represión penal -y a no a la salida
o entrada del país o su traslado intemo, como hacía el texto anterior-, sino a la capacita­
ción para esos fines. Pues bien, los actos de promoción o facilitación deben tener por pro­
pósito ulterior que la persona que pretende captar ejerza la prostitución, sea sometida a
esclavitud sexual, pornografía u otras formas de explotación sexual”.

I) 0889 T ip icid ad subjetiva: CREUS, C. (1999). Derecho Penal. Parte especial.


Tomo I. 6a edición. Buenos Aires: Astrea, pp. 216-217. “El tipo contiene un elemento

1029
A rt. 1 8 2 L ibro segundo / Parte especial - delitos

subjetivo que, como dijimos, decanta la ilicitud y la punibilidad: la promoción o el faci-


litamiento tienen que referirse a un desplazamiento realizado para que el sujeto pasivo
ejerza la prostitución en el país si entra, o fuera de él si sale. No interesan las motivacio­
nes que ha tenido el agente al promover o facilitar, pues, aunque habitualmente se actúa
por lucro, la ley no requiere ese objetivo en la estructura típica (quien facilita la entrada
al país de la mujer que ejerce la prostitución para que la ejerza él, sin recibir nada a cam­
bio, condolido por la miseria que sufre al ejercerla en un país extranjero, también comete
delito”.

I) (IN')II Responsabilidad civil: PEÑ A -CA BRERA FREYRE, A. (2007). Delitos con­
tra ¡a libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 384. “En este caso, la persona
jurídica que representa el medio de comunicación, será considerada en el transcurso del
proceso penal, como tercera civil responsable, a efectos de garantizar la cobertura del
pago por concepto de reparación civil; en este caso, media pues una vinculación societa­
ria y legal, entre el autor del injusto y la empresa que le sirve de sostén para publicar y/o
propalar dicha clase de publicidad”.

ARTÍCULO 182-A Publicación en los m edios de com unicación sobre de­


litos de libertad sexual contra niñas, niños y adoles­
centes (159)160
E l gerente o responsable u otro con poder d e d ecisión sobre las publicaciones o edi­
ciones que autorice o disponga que se difunda p orn ografía infantil o se publiciten
actos que conlleven a la trata o la explotación sexu al de niñas, niños y adolescentes
será reprim ido con pena privativa de lib ertad no m enor de cuatro n i m ayor de seis
años, así com o la pena de inhabilitación conform e al artículo 36, incisos 1, 2, 3, 4, 6,
8, 9 ,1 0 y 11.

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 182-A <160K- Los gerentes o responsables de las publicaciones o ediciones a
transmitirse a través de los medios de comunicación masivos que publiciten la pros­
titución infantil, el turismo sexual infantil o la trata de menores de dieciocho años de
edad serán reprimidos con pena privativa de la libertad no menor de dos ni mayor
de seis años.
E l agente también será sancionado con inhabilitación conforme al inciso 4 del
artículo 36y con trescientos sesenta días multa.

(159) A rtículo vigente conform e a la m odificación realizada por el artículo 1 d e la L e y N °3 0 9 6 3 d e ll8 /0 6 /2 0 1 9 .


(160) A rtículo incorporado p o r el artículo 2 de la L ey N° 28251 del 08/06/2004.

1030-
P roxenetismo A rt. 182

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:

Primera modificación: artículo 1 de la Ley N° 30963 del 18/06/2019.


(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C: arts. 1, 2 inc. 1); C P: arts. 3 6 inc. 4); 179, 1 79-A, 180, 181-A, 181-B; C P P 2 0 0 4 : art. 298

DOCTRINA

Sumario: Sujeto activo/Conductatípica/Imputaciónobjetiva.

I) 0891 Sujeto activo: REYN A ALFARO, L. (2005). “El nuevo tratamiento legis­
lativo de los delitos sexuales en el Código Penal peruano”. En: CANCIO MELIÁ, M.,
GARCÍA PAZ, O., HORNLE, T., PARMA, C. y REYNA ALFARO, L. (Directores).
Los delitos contra la libertad e indemnidad sexual. Lima: Jurista, pp. 165-166. “Se trata
de un delito especial propio que exige como condición especial de autoría: La posi­
ción de gerente o responsable de las publicaciones o ediciones a transmitirse a través
de medios de comunicación masivos. En relación a la expresión gerente podemos decir
que se trata de un elemento de carácter normativo, lo que supone una remisión interpre­
tativa a las disposiciones de carácter mercantil. ‘Gerente’, en ese sentido, es aquel que
posee las funciones de administración de la persona jurídica. Es quien ejecuta las dispo­
siciones de la Junta General de Accionistas. Pues bien, la expresión ‘responsable’ alude
-en contraposición al término ‘gerente’- a los supuestos de administración de tacto. No
queda claro si el término ‘responsable’ es el más técnico, pero ese es el sentido dado por
el legislador a la expresión”.

I) 0892 Conducta típica: REYNA ALFARO, L. (2005). “El nuevo tratamiento legis­
lativo de los delitos sexuales en el Código Penal peruano”. En: CANCIO MELIÁ, M.,
GARCÍA PAZ, O., HORNLE, T., PARMA, C. y REYNA ALFARO, L. (Directores). Los
delitos contra la libertad e indemnidad sexual. Lima: Jurista, p. 166. “La conducta mate­
rial que castiga el artículo 182-A del Código Penal es publicitar la prostitución infantil, el
turismo sexual infantil o la trata de menores. La acción típica es pues publicitar. Es cierto
que en relación a la expresión publicidad no puede propugnarse una accesoriedad admi­
nistrativa del Derecho Penal, de modo tal que podemos utilizar la normativa administra­
tiva sobre publicidad. Esto, porque la publicidad, en sentido del Derecho Administrativo,
se rige por el principio de legalidad. La publicidad que anuncia productos ilícitos como la
prostitución infantil, el turismo sexual infantil y el tráfico de menores ciertamente viola
el mencionado principio”.

1) 0893 Imputación objetiva: REYN A ALFARO, L. (2005). “El nuevo tratamiento


legislativo de los delitos sexuales en el Código Penal peruano”. En: CANCIO MELIÁ,
M.; GARCÍA PAZ, O.; HORNLE, T.; PARMA, C. y REYNAALFARO, L. (Directores).
Los delitos contra la libertad e indemnidad sexual. Lima: Jurista, p. 167. “Finalmente, es

1031
A rt. 182 L ibro segundo /Parte especial - delitos

necesario entender que la responsabilidad del sujeto cualificado se produce cuando él -en
efecto- es quien publicita el comercio sexual con menores. No estamos trente a una cláu­
sula de responsabilidad objetiva, pues no basta con la condición de gerente o represen­
tante, es indispensable que el sujeto cualificado realice la acción típica”.

pjljl JURISPRUDENCIA

Sumario: PLENO JURISDICCIONAL REGIONAL PENAL: Tentativa en el caso del delito de


publicación en los medios de comunicación sobre delitos de libertad sexual a menores.

P L E N O J U R IS D IC C IO N A L R E G IO N A L P E N A L

J 1051 T entativa en e l caso d e l delito de p u b lic a c ió n en los m edios de com unica­


ción so b re d elitos de lib e rta d se x u a l a menores'. “Por unanimidad, en referencia al
artículo 182-A del Código Penal (publicación en medios de comunicación sobre delitos
contra la libertad sexual), acordaron que es posible la tentativa siempre que la publi­
cidad impresa aun no haya sido distribuida, constituye tentativa incluso en el hecho
de los actos de diagramación, programación, etc., del medio de comunicación” (Pleno
Jurisdiccional Regional en Materia Penal. “Abuso y explotación sexual y comercial
y comercial de niños, niñas y adolescentes, Sesión Plenaria de los magistrados de
la especialidad penal, fam ilia y mixtos de las Cortes Superiores de Loreto, Madre de
Dios, Cusco, Lima, Lima Norte, Callao, Cañete, Huaura, del 11/08/2007, Grupo de
Trabajo N° 2).

1032““
CAPÍTULO XI
OFENSAS AL PUDOR PÚBLICO

ARTÍCULO 183 Exhibiciones y publicaciones obscenas(161)


Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de dos ni mayor de cuatro
años el que, en lugar público, realiza exhibiciones, gestos, tocamientos u otra con­
ducta de índole obscena.
Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de cuatro ni mayor de seis años:
1. El que muestra, vende o entrega a un menor de dieciocho años, por cualquier
medio, objetos, libros, escritos, imágenes, visuales o auditivas, que por su carác­
ter pueden afectar su desarrollo sexual.
2. El que incita a un menor de dieciocho años a la práctica de un acto de índole
sexual o le facilita la entrada a lugares con dicho propósito.
3. El administrador, vigilante o persona autorizada para controlar un cine u otro
espectáculo donde se exhiban representaciones de índole sexual que permita
ingresar a un menor de dieciocho años.
En todos los casos se impone, además, la pena de inhabilitación conforme al artículo
36, incisos 1, 2,3, 4, 6, 8,9,10 y 11.
TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 183.- Será reprimido con pena privativa de libertad no mayor de dos años:
1. El que expone, vende o entrega a un menor de catorce años objetos, libros,
escritos, imágenes visuales o auditivas que, por su carácter obsceno, pueden
afectar gravemente el pudor del agraviado o excitar prematuramente o perver­
tir su instinto sexual.
2. El que, en lugar público, realiza exhibiciones, gestos, tocamientos u observa
cualquier otra conducta de índole obscena.
3. El que incita a un menor de catorce años a la ebriedad o a la práctica de un acto
obsceno o le facilita la entrada a los prostíbulos u otros lugares de corrupción.
4. El administrador, vigilante o persona autorizada para el control de un cine u otro
espectáculo de índole obsceno, que permite ingresar a menores de catorce años.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:


Primera modificación: artículo 1 de la Ley N° 27459 del 26/05/2001.
A rtícu lo 183.- Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de dos años
el que, en lugar público, realiza exhibiciones, gestos, tocamientos u otra conducta
de índole obscena.

(161) Artículo vigente conform e a la m odificación realizada por el artículo 1 de la Ley N° 30963 del 18/06/2019.

1033
A rt. 1 8 3 L ibro segundo / Parte especial - delitos

Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de tres ni mayor de seis años:
1. El que muestra, vende o entrega a un menor de catorce años, objetos, libros,
escritos, imágenes sonoras o auditivas que, por su carácter obsceno, pueden
afectar gravemente el pudor, excitar prematuramente o pervertir su instinto
sexual.
2. E l que incita a un menor de catorce años a la ebriedad o a la práctica de un acto
obsceno o le facilita la entrada a los prostíbulos u otros lugares de corrupción,
3. El administrador, vigilante o persona autorizada para controlar un cine u otro
espectáculo donde se exhiban representaciones obscenas, que permita ingresar
a un menor de catorce años.
Segunda modificación: artículo 1 de la Ley N° 28251 del 08/06/2004.
A rtícu lo 183.- Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de dos
ni mayor de cuatro años el que, en lugar público, realiza exhibiciones, gestos,
tocamientos u otra conducta de índole obscena.
Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de tres ni mayor de seis
años:
1. El que muestra, vende o entrega a un menor de dieciocho años, por cualquier
medio, objetos, libros, escritos, imágenes, visuales o auditivas, que por su carác­
ter obsceno, pueden afectar gravemente el pudor, excitar prematuramente o per­
vertir su instinto sexual.
2. E l que incita a un menor de dieciocho años a la práctica de un acto obsceno o
le facilita la entrada a los prostíbulos u otros lugares de corrupción.
3. El administrador, vigilante o persona autorizada para controlar un cine u otro
espectáculo donde se exhiban representaciones obscenas, que permita ingresar
a un menor de dieciocho años.
Tercera modificación: artículo 1 de la Ley N° 30963 del 18/06/2019.
(Ver texto vigen te)
N o r m a s c o n c o r d a n t e s

C: art. 2 inc. 4); CP: arts. 12, 29, 45, 52, 57, 62, 68, 92, 176, 176-A, 183-A ; C P P 2 0 0 4 : art.
298; C C: arts. 515 inc. 8); 6 6 7 inc. 2); C N A : arts. I, II, 4, 13, 15, 24

DOCTRINA

Sumario: Bien jurídico / Significado de exhibición obscena / Acción / Supuestos típicos / Moda­
lidades típicas / Tipicidad subjetiva / Consumación.

I) 11894 Bien jurídico: PEÑA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). Delitos contra la


libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 391. “En el campo de los delitos sexua­
les, la esfera de tutela debe referirse al libre desarrollo de la sexualidad de una persona,
su disposición de su sexualidad, el derecho que tiene de elegir con quién y de qué forma

1034
O fensas al pudor público A rt. 183

concretiza una relación sexual y, decidir también qué escenas de contenido sexual desea
contemplar y/o observar; por eso, somos de la opinión, que el legislador en vez de ape­
lar a la ‘índole obscena’ hubiera empleado el término ‘índole sexual’, cuyo contenido es
más factible de determinación valorativa. Si nos remitimos a un Derecho Penal enraizado
de acepciones llenas de contenido moralista, diríamos que el objeto de tutela es la moral
sexual social del colectivo o la ‘normal sensibilidad ética’, de los asociados, de acuerdo a
una equilibrada concepción de la vida humana y social”.

I) <IN‘)5 Bien jurídico: CORDOBA RODA, J. y GARCIA ARAN, M. (2004) Comenta­


rios al Código Penal. Parte especial. Tomo I. Madrid-Barcelona: Marcial Pons. p. 379.
“[...] las nuevas conductas típicas se definen en términos más objetivos y determinados
(exhibición obscena o de órganos genitales, o de material pornográfico), y apuntan prin­
cipalmente -y a partir del Código vigente ya de modo exclusivo— a la protección del
libre desarrollo de la personalidad de los menores o incapaces en el terreno sexual (Diez
Ripolles)”.

I) HN% Significado de exhibición obscena: CARMONA SALGADO, C. (2000).


“Delitos contra la libertad e idemnidad sexuales (II). Acoso sexual. Exhibicionismo y
provocación sexual. Delitos relativos a la prostitución. Disposiciones comunes al Título
VIH”. En: COBO DEL ROSAL, M. (Director). Compendio de Derecho Penal. Parte
especial. Madrid: Marcial Pons, p. 234. “Así las cosas, la conducta se materializa en la
realización por el propio sujeto activo o por un tercero de actos de exhibición o mos­
tración obscena; expresión esta última equivalente a ‘erótica’, esto es, según el criterio
medio de un observador objetivo, susceptible de excitar o despertar el deseo sexual en el
sujeto pasivo (mero espectador/ espectadores)

ü i i a Significado de exhibición obscena: CREUS, C. (1999). Derecho Penal. Parte


especial. Tomo I. 6a edición. Buenos Aires: Astrea, p. 219. “Se ha dicho que lo obsceno es
lo sexualmente lujurioso, lo que constituye un exceso respecto de lo sexual -de acuerdo
con criterios de normalidad—por su predominante tendencia a excitar los apetitos sexua­
les o hacer la apología lasciva, lo cual puede no ser del todo exacto, pues si bien lo obs­
ceno tiene notas de exceso (se expone ante terceros algo más de lo que se puede admitir
que se manifieste sobre el sexo), no necesariamente importa tales tendencias”.

I) HS‘)S Acción: CÓRDOBA RODA, I. y GARCÍA ARAN, M. (2004) Comentarios al


Código Penal. Parte especial. Tomo I. Madrid-Barcelona: MarcialPons. pp. 380-381. “A
diferencia de los abusos y agresiones sexuales, la conducta de exhibicionismo se caracte­
riza por la ausencia de contacto físico entre el autor y la víctima del delito a la que se hace
contemplar la escena sexual. [...] Para que la ‘exhibición’ pueda afectar al bien jurídico,
se requiere que la víctima pueda tener percepción visual de lo que el autor quiere mos­
trarle. En ese sentido, por ejemplo, [...] se absuelve del delito de exhibicionismo en aten­
ción a que la menor no podía llegar a percibir el acto de masturbación que se cometía al
otro lado de un cristal translúcido. [...] Además, para que la conducta presente la gravedad
necesaria para ser constituya de delito, se requiere la nota de obscenidad”.
A rt. 183 L ibro segundo /Parte especial - delitos

_IH
_ IN
_ _'XI_ Acción: MAGGIORE, G. (1986). Derecho Penal. Parte especial: Delitos en
particular. Vol. IV. 3a edición. Bogotá: Temis, pp. 98-101. “El acto debe ser obsceno. La
ley define el acto obsceno como el que, ‘según el sentido común, ofende el pudor’. ‘Obs­
ceno’ [...] es propiamente lo que ofende el pudor de un modo torpe, suscitando asco y
repugnancia. Obsceno es más que impúdico (lo que ofende el pudor), más que lascivo,
lúbrico o deshonesto. La obscenidad -dice TOMMASEO- es más descarada y repug­
nante que la deshonestidad misma. [,..] Hay un clímax entre indecente, impúdico y obs­
ceno, que no admite saltos; la indecencia ofende las leyes de la conveniencia y del decoro;
la impudicia ultraja le sentimiento del pudor y la vergüenza; y lo obsceno, con su fealdad,
mueve a disgusto. ‘Obsceno’ es lo que ofende gravemente el pudor. Típicamente, pues, es
el acto que tiene un contenido sexual, como la unión camal, normal o anormal, legítima
o ilegítima (hasta la cópula entre esposos cometida en público, es acto obsceno) y el acto
libidinoso (como el tocar las partes vergonzosas de otro, la masturbación, la autoexhi-
bición, etc.) [...] Parece excesivo [...] el considerar en todo caso como acto obsceno la
exhibición pública en todo caso como acto obsceno la exhibición pública de inverecun­
das desnudeces. Es acto obsceno desnudarse en público cuando se trata de suscitar pru­
ritos de lujuria y tentaciones lascivas. [...] ‘Lugar público’ es el normalmente accesible a
todos, por derecho o, de hecho, por naturaleza (calle y plazas) o por destino (villas y jar­
dines públicos) [...] Tugar público’ siempre lo es, exista o no la posibilidad de que otros
vean (las plazas y las calles son lugares públicos, aunque estén desiertas o en completa
oscuridad)”.

I) Supuestos típicos: PEÑA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). Delitos con­


tra la libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, pp. 397-398, 403-404. “a) Publica­
ciones obscenas: Los verbos típicos son mostrar, vender y entregar. Muestra, aquel que
exhibe un folleto, libro, revista, imagen, escrito a una persona menor de edad; vende,
aquel que comercializa esta clase de publicaciones, puede serlo un comerciante ambula­
torio hasta una gran corporación comercial; y entregar, supone dar, trasladar de la esfera
de la custodia del sujeto activo a la esfera de custodia del sujeto pasivo. Para los efec­
tos de relevancia jurídico-penal, no basta la materialización objetiva de la conducta, sino
que la intencionalidad o factor final, debe ir revestido, dirigido a una afectación grave
del pudor, a excitar prematuramente o pervertir el instinto sexual de la víctima (p. 397);
b) Exhibiciones obscenas: Los actos de exhibicionismo comprenden tanto la exposición
del cuerpo humano al desnudo, en sus partes más íntimas, como la pública realización de
actos íntimos de contenido sexual, ya sean autotocamientos o relaciones camales entre
personas, cualquiera que sean sus sexos. La diferenciación de esta figura con el delito de
actos contra el pudor (arts. 176 y 176-A), radica en que los actos impúdicos, en este caso,
no recaen sobre la víctima per se, sino sobre el mismo cuerpo del sujeto activo o sobre un
tercero, lo que puede llevar a un concurso ideal, con los injustos penales antes menciona­
dos (p. 398); c) Instigar a un menor a la práctica de un acto obsceno: [...] no puede refe­
rirse a la instigación a la bebida (alcohol), luego de la modificación, sino únicamente a la
materialización de actos de contenido sexual, a masturbarse, a dibujar figuras de conte­
nido sexual, a tocar las partes púberas de una persona, podría también a realizar el acceso
camal sexual, esto es, conceptos como obscenidad por su indeterminación puede dar
lugar a una serie de interpretaciones, (p. 403); d) Facilitar la entrada, a un menor, a los

1036=
O fensas al pudor público A rt. 183

prostíbulos u otros lugares de corrupción: [...], el primero de ellos será aquel lugar donde
personas de distinto sexo ofrecen prestaciones sexuales a cambio de un precio o cualquier
tipo de ventaja; solo se podrá facilitar el acceso, a centros que cuentan con una entrada,
es decir, lugares privados (sean centros de prostitución legales o clandestinos), pues en el
caso de la prostitución callejera, simplemente esto no es materialmente posible, a menos
que reconduzcamos esta conducta al inciso anterior (inc. 1), lo cual es en sí dudoso. Final­
mente, en lo que refiere a otros lugares de corrupción, la tarea interpretativa no es empresa
fácil, pues el mismo término ‘corrupción’ deviene en un elemento de contenido indefi­
nido por su relativismo y vaguedad conceptual. ¿Cuáles podrían ser entonces lugares de
corrupción de menores de 18 años de edad, bares, discotecas de adultos, salas de juego de
azar, night clubs, etc. (pp. 403-404)”.

IHl'XII Modalidades típicas: CORDOBA RODA, J. y GARCIA ARAN, M. (2004).


Comentarios al Código Penal. Parte especial. Tomo I. Madrid-Barcelona: Marcial Pons.
pp. 384-385. “Al igual que el delito de exhibicionismo, la provocación sexual consiste
en involucrar a otra persona en un acto de contenido sexual sin contacto físico, de modo
idóneo para afectar el libre desarrollo de la sexualidad de los sujetos protegidos. [...] Las
diversas modalidades típicas se distinguen en cuanto, mientras con la conducta de exhi­
bición el autor proporciona a la víctima un contacto visual directo del material pornográ­
fico; con la venta o difusión se facilita la llegada del material al menor o incapaz, sin exi­
gir para su consumación que este lo llegue a contemplar. Lo único que se exige es que el
medio de ‘distribución’ del material se dirija de modo ‘directo’ a estos sujetos. Así, por
ejemplo, cuando se vende por correspondencia a quien se sabe que es menor. [...] II. EL
MATERIAL PORNOGRÁFICO [...] El material pornográfico puede ser todo aquel idó­
neo para la representación de imágenes de contenido sexual. Puesto que no se especi­
fica el tipo de material, las imágenes pornográficas pueden aparecer en cualquier tipo de
soporte, sean fotografías, video, cine, internet, etc. [...] Puesto que en la actualidad ya
no se protege la honestidad o moral sexual —a diferencia del anterior delito de escándalo
público-, el concepto de pornográfico debe interpretarse restrictivamente como aque­
llo que pueda influir negativamente en el desarrollo sexual del menor. [...] Por el contra­
rio, no se considera pornográfico el material consistente en meras fotografías de muje­
res desnudas”.

i) iwu: Tipicidad subjetiva: PENA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). Delitos


contra la libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 405. “El dolo del agente
debe abarcar el contenido del acto realizado y los destinatarios del mismo, que deben ser
menores de dieciocho años y cualquier persona en el caso de la modalidad prevista en el
primer párrafo (tipo base), esto quiere decir, conciencia y voluntad de realización típica,
de dirigir su conducta a la materialización de un acto obsceno, que sea contemplada por
personas de forma involuntaria, y en el caso, de alguna de las agravantes, saber que el
contenido de dichas imágenes puede perturbar gravemente el pudor o excitar prematura­
mente el instinto sexual de una menor de dieciocho años. Puede recaer en el agente delic­
tivo un error de tipo vencible o invencible, sobre la edad del sujeto pasivo, al no ser puni­
ble la modalidad por imprudencia no sería punible, de acuerdo al artículo 11 del CP”.

— 1037
Art. 1 8 3 L ibro segundo /Parte especial - delitos

I) ll'MI.Í Tipicidad subjetiva: CÓRDOBA RODA, J. y GARCÍA ARÁN, M. (2004).


Comentarios al Código Penal. Parte especial. Tomo I. Madrid-Barcelona: Marcial Pons.
p. 382. “El delito de exhibicionismo es eminentemente doloso. No basta con que los órga­
nos genitales queden a la vista [...] sino que requiere que el desnudo tenga por específico
fin su visión [...] involucrándoles en un contexto sexual perjudicial para ellos”.

_|)0>I04
_ _ _ _ Consumación: SALINAS SICCHA, R. (2000). Curso de Derecho Penal
peruano. Parte especial. Lima: Palestra, p. 456. “Las conductas previstas en el inciso
1 del artículo 183 del CP se perfeccionan (consuman) en el mismo momento en que el
agente o sujeto activo expone, vende o entrega al agraviado material de carácter obs­
ceno. Es posible la tentativa, por ejemplo, cuando el agente, en instantes que se dispone
a vender o entregar material pornográfico a un menor, es intervenido por efectivos de
la Policía Nacional. Los comportamientos tipificados en el inciso 2 del artículo 183 del
Código Penal, se perfeccionan en el momento que el agente, en lugar posible de ser visto,
comienza a efectuar las exhibiciones, gestos o tocamientos de carácter sexual. Es posi­
ble la tentativa”.

I) 0**H5 Consumación: PEÑA-CABRERA FR EYR E, A. R. (2007). Delitos contra la


libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 406. “El momento consumativo tiene
lugar con la ejecución de los actos que integran la materialidad de este delito, en cuanto
a la realización delictiva, no es necesario la transformación del mundo exterior; basta
que la ejecución de los actos típicos tengan la suficiente incidencia y/o aptitud, como
para perturbar la decencia pública o perturbar el normal desarrollo sexual del menor de
catorce años, en el caso del mayor de catorce años de mantenerlo alejado de ciertos ele­
mentos, que puedan perturbar su ‘moralidad sexual’; [...]. No se requiere el daño efec­
tivo al pudor público; de ahí que la tentativa no sea admisible. Es considerado como un
delito de peligro, pues se parte de una valoración, de una estimación de probable lesión
al bien jurídico”.

JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Descripción de hechos y subsunción típica en el delito de exhibi­


ción y publicaciones obscenas / Situación atípica de exhibiciones y publicaciones obs­
cenas. CORTES SUPERIORES: Criterios para determinar el bien jurídico protegido.

CORTE SUPREMA
J 1052 D escripción de hechos y subsunción típica en e l delito de exhibición y p u b lic a ­
ciones obscenas: “Es obvio que el imputado perpetró los delitos mediando prevalimento,
pues impuso su condición de tío y aprovechó que las niñas ocasionalmente se hallaban
alojadas en su domicilio y estaban sometidas, de algún modo, bajo su autoridad; que, por
lo demás, se trata de la comisión de un concurso real de delitos, en agravio de tres meno­
res de edad, a dos de las cuales incluso les impuso la observación de películas pornográfi­
cas; que el hecho más grave está tipificado en el artículo 173 infine del Código Penal, que

- 1038 -
Ofensas al pudor público A rt. 183

fija como pena mínima 30 años de pena privativa de libertad, siendo de tomar en cuenta el
artículo 50 del Código Sustantivo. Que también se ha condenado al imputado por el delito
de pornografía infantil, previsto y sancionado en el artículo 183-A del Código Penal, en
su texto estatuido por la Ley N° 27459, del 26 de mayo de 2001, vigente cuando se per­
petraron los hechos; que, sin embargo, ese tipo penal castiga la utilización de menores de
edad en los espectáculos pornográficos, que no es del caso de autos, siendo aplicable el
artículo 183 del Código Penal, modificado por la indicada ley que sanciona -entre otros
supuestos- al que muestra imágenes sonoras o auditivas de carácter obsceno con entidad
para afectar el pudor, excitar prematuramente o pervertir el instinto sexual de menores de
edad; que esta última figura penal se encuentra en el mismo rubro delictivo y solamente
importa una readecuación típica de la conducta imputada al encausado, sin variación de
los hechos ni de las circunstancias de perpetración típica, consecuentemente no existe
vulneración al principio acusatorio, y además se encuentra dentro de la perspectiva de la
defensa del imputado quien negó la exhibición de las cintas pornográficas materia de acu­
sación, a la vez que se trata de una figura penal menos grave; que siendo así es del caso
entender que el tipo penal perpetrado es el previsto en el artículo 183 del Código Penal y
no en el 183-A del código acotado” (Ejecutoria Suprema del 17/01/2005, R. N. N ° 3504-
2004-lca. En: PEREZ ARROYO, M. (2006). La evolución de la jurisprudencia en el Perú
(2001-2005). Tomo II. Inris Consulti - San Marcos, Lima, p. 1003).

J 1053 Situación atípica de exhibiciones y pu blicacion es obscenas: “F. J. 3. que, si


bien es cierto el presente recurso de nulidad se debió a que este supremo tribunal declaró
fundado el recurso de queja excepcional, al considerar que se había afectado el principio
de legalidad penal y el debido proceso [...] no es menos cierto, que el bien jurídico prote­
gido por el artículo 183, inciso uno, del Código Penal, constituye un adelanto de las barre­
ras de punibilidad, pues más allá de proteger los actos contrarios al pudor público, busca
tutelar incluso el desarrollo y formación sexual de los menores. Al respecto, cuando el
capítulo XI, del Título VI, del mencionado texto sustantivo, versa sobre los delitos contra
la libertad, dicho capitulo XI lo hace específicamente respecto a ‘ofensas contra el pudor
público’, entendido este en nuestra jurisprudencia nacional como un bien social que con­
siste en el concepto medio de decencia y buenas costumbres, en cuanto se refiere a cues­
tiones sexuales y debe estar de acuerdo con los hábitos sociales, que varían según la socie­
dad y aun de pueblo en pueblo, dentro de una misma sociedad; no obstante ello, cuando el
legislador estableció circunstancias agravantes trató de prevenir el despertar sexual anti­
cipado de los menores, por lo menos fue así hasta antes de su modificación, mediante Ley
N° 28251 [...], pues a través de esta estableció que también pueden ser sujetos pasivos de
esta agravante, los menores entre catorce y dieciocho años de edad. F. J . 4. que por lo aco­
tado precedentemente, no se puede soslayar la existencia de un claro corte moralista, que
resulta incoherente, pues si la propia legislación constitucional y civil reconoce a dicho
menores la capacidad de autodeterminarse en materia sexual y con ello resulta permitido
que puedan sostener relaciones sexuales, no se entiende por qué el acceso a material obs­
ceno o a lugares en los que se practica este tipo de actos, resulta reprimible penalmente;
más aún si en nuestra sociedad actual los menores reciben a diario contenidos sexuales a
través de las pantallas de televisión, incluso en horarios de protección al menor. Lo aco­
tado es una posición asumida de manera coincidente con la doctrina nacional, al señalar

1039
A rt. 183 L ibro segundo / Parte especial - delitos

que la conducta descrita en el inciso uno, del artículo 183 del Código Penal protege el
desarrollo y formación sexual de menores de catorce años, teniendo en cuenta, ade­
más, la versión original de este numeral, antes de su mencionada modificación. Así
lo sostienen Luis Alberto Bramont-Arias Torres, Raúl Peña Cabrera y Tomas Aladino
Gálvez Villegas. Asimismo, esta situación también fue ratificada por la jurisprudencia
a través del Acuerdo Plenario N° 7-2007/CJ-116 y 4-2008/CJ-116 [...]; 1-2012/CJ-116,
todos ellos constitutivos de la doctrina legal vinculante, expedida por la Corte Suprema
de Justicia de la República, que guarda estrecha relación con la sentencia del Tribu­
nal Constitucional expedida en la demanda de inconstitucionalidad correspondiente al
expediente N° 0008-2012-PI/TC, contra el inciso 3 del artículo 173 del Código Penal,
respecto al delito de violación sexual contra víctimas entre catorce y dieciocho años de
edad, determinó que el objeto de protección en agraviados con esta edad, es la liber­
tad sexual y no así la indemnidad sexual. Consecuentemente, al realizar un análisis de
interpretación sistemática de nuestro Derecho Penal nacional, nos revela que el bien
jurídico protegido es la tutela del desarrollo y formación sexual del menor, pero solo de
quienes tienen menos de catorce años. A quienes tienen una edad superior se les pro­
tege su libertad de aceptar o rechazar este tipo de documentos de índole sexual, por lo
cual dicha figura típica, en todo caso, sería adecuada al delito de injuria, comprendida
en el artículo 130 del Código Penal, pues no se puede soslayar que el legislador no la ha
regulado todavía con precisión y exactitud, mediante otra circunstancia agravante, en
atención al principio de legalidad. F. J . 5. Que lo cierto es que del examen de los actua­
dos se tiene, que la propia agraviada o solo reconoció su edad en la fecha de los hechos,
por cierto, superior a los catorce años, sino también que está suficientemente probado
que las partes mantuvieron comunicación vía internet y que para ello subsistió el con­
sentimiento de la agraviada; así se desprende de su manifestación policial [...], rendida
en presencia del representante del Ministerio Público, en donde acepta haberse comu­
nicado con el acusado unas quince veces, aproximadamente, desde el mes de enero
hasta que fue descubierta por su padre. De ahí que surgen dos detalles relevantes que
demuestran el tácito consentimiento de la agraviada; primero, que la agraviada ha sos­
tenido que nunca fue amenazada por el procesado, pero sobre todo, que ella no denun­
ció el hecho, contrariamente fue su padre quien lo hizo luego de descubrir, por casuali­
dad, dichas comunicaciones. Por lo tanto, el hecho materia de proceso no es justiciable
penalmente, debido a su no justiciabilidad penal del hecho, esto es, por incurrir en
aquellos supuestos vinculados con el elemento sistemático ‘punibilidad’ o ‘penalidad’,
que se caracteriza por limitar la intervención penal sobre la base de perseguir determi­
nados objetivos de política criminal, vinculados a la necesidad de la pena, las condicio­
nes objetivas de punibilidad y las excusas absolutorias con causas de restricción de la
pena, que entran en funcionamiento cuando ya se han constatado todos los elementos
del delito y la culpabilidad del autor, de ahí que resulta plenamente satisfactorio incluir­
los, procesalmente, dentro de supuestos de supuestos de no justiciabilidad penal, resul­
tando de aplicación los alcances del artículo cinco del Código de Procedimientos Pena­
les; y relevando a este supremo tribunal de realizar mayor comentarios respecto a los
demás agraviados planteados” (R. N. N ° 1915-2013-L im a, d e l 09/12/2014, ff. j j. 3, 4 y
5, Sala P en al Transitoria).

1040
Ofensas al pudor público A rt. 183-A

CORTES SUPERIORES
J 1054 C riterios p a r a determ inar e l bien ju ríd ic o p rotegid o : “El pudor público es pro­
tegido como un bien social, y consiste en el concepto medio de decencia y buenas cos­
tumbres, relacionado a cuestiones sexuales, debiendo ser analizado de acuerdo a los hábi­
tos sociales, lo que por lo general varían según la sociedad que se trate, e incluso de
pueblo en pueblo” (Ejecutoria Superior del 11/08/1998, Exp. N° 3105-98-Lima).

ARTÍCULO 183-A Pornografía infantil(162)


El que posee, promueve, fabrica, distribuye, exhibe, ofrece, comercializa, publicita,
publica, importa o exporta por cualquier medio objetos, libros, escritos, imágenes,
videos o audios, o realiza espectáculos en vivo de carácter sexual, en los cuales par­
ticipen menores de dieciocho años de edad, será sancionado con pena privativa de
libertad no menor de seis ni mayor de diez años y con ciento veinte a trescientos
sesenta y cinco días multa.
La pena privativa de libertad será no menor de diez ni mayor de quince años y de
cincuenta a trescientos sesenta y cinco días multa cuando:
1. La víctima tenga menos de catorce años de edad.
2. El material se difunda a través de cualquier tecnología de la información o de la
comunicación o cualquier otro medio que genere difusión masiva.
3. El agente actúe como miembro o integrante de una banda u organización
criminal.
En todos los casos se impone, además, la pena de inhabilitación conforme al artículo
36, incisos 1, 2, 3, 4, 5, 6, 8,9,10 y 11.

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 2#5-/4(163).- El que posee, promueve, fabrica, distribuye, exhibe, ofrece,
comercializa o publica, importa o exporta objetos, libros, escritos, imágenes visua­
les o auditivas, o realiza espectáculos en vivo de carácter pornográfico, en los cuales
se utilice a menores de catorce a dieciocho años de edad, será sancionado con pena
privativa de libertad no menor de cuatro ni mayor de seis años y con ciento veinte a
trescientos sesenta y cinco días multa.
Cuando el menor tenga menos de catorce años de edad la pena será no menor de
cuatro ni mayor de ocho años y con ciento cincuenta a trescientos sesenta y cinco
días multa.

(162) Artículo vigente conform e a la m odificación realizada por el artículo 1 d elaL ey N °3 0 9 6 3 del 18/06/2019.
(163) Artículo incorporado por el artículo 2 de la L ey N° 27459 del 26/05/2001.

•1041
A rt. 183-A L ibro segundo /Parte especial - delitos

Si la víctima se encuentra en alguna de las condiciones previstas en el último párrafo


del artículo 173, la pena privativa de libertad será no menor de ocho ni mayor de
doce años.
De ser el caso, el agente será inhabilitado conforme al artículo 36, incisos 1), 2),
4) y 5).

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:

Primera modiñcación: artículo 1 de la Ley N° 28251 del 08/06/2004.


A rtículo 183-A .- El que posee, promueve, fabrica, dishibuye, exhibe, ofi'ece, comer­
cializa o publica, importa o exporta por cualquier medio incluido la Internet, objetos,
libros, escritos, imágenes visuales o auditivas, o realiza espectáculos en vivo de carác­
ter pornográfico, en los cuales se utilice a personas de catorce y menos de dieciocho
años de edad, será sancionado con pena privativa de libertad no menor de cuafro ni
mayor de seis años y con ciento veinte a trescientos sesenta y cinco días multa.
Cuando el menor tenga menos de catorce años de edad la pena será no menor de seis
ni mayor de ocho años y con ciento cincuenta a trescientos sesenta y cinco días multa.
Si la víctima se encuentra en alguna de las condiciones previstas en el último párrafo
del artículo 173, o si el agente actúa en calidad de integrante de una organización
dedicada a la pornografía infantil la pena privativa de libertad será no menor de
ocho ni mayor de doce años.
De ser el caso, el agente será inhabilitado conforme al artículo 36, incisos 1, 2, 4 y 5.
Segunda modiñcación: cuarta disposición complementaria modificatoria de la
Ley N° 30096 del 22/10/2013.
A rtícu lo 1 8 3 -A .- El que posee, promueve, fabrica, distribuye, exhibe, ofrece, comer­
cializa o publica, importa o exporta por cualquier medio objetos, libros, escritos,
imágenes, videos o audios, o realiza espectáculos en vivo de carácter pornográfico,
en los cuales se utilice a personas de catorce y menos de dieciocho años de edad,
será sancionado con pena privativa de libertad no menor de seis ni mayor de diez
años y con ciento veinte a trescientos sesenta y cinco días multa.
La pena privativa de libertad será no menor de diez ni mayor de doce años y de cin­
cuenta a trescientos sesenta y cinco días multa cuando:
1. El menor tenga menos de catorce años de edad.
2. El material pornográfico se difunda a través de las tecnologías de la informa­
ción o de la comunicación.
Si la víctima se encuentra en alguna de las condiciones previstas en el último párrafo
del artículo 173 o si el agente actúa en calidad de integrante de una organización
dedicada a la pornografía infantil, la pena privativa de libertad será no menor de
doce ni mayor de quince años. De ser el caso, el agente será inhabilitado conforme
a los numerales 1, 2 y 4 del artículo 36.
Tercera modificación: artículo 1 de la Ley N° 30963 del 18/06/2019.
(Ver texto vigente)

1042..
O fensas al pudor público A rt . 183-A

N ormas concordantes
C: art. 2 inc. 4); C P: arts. 12, 29, 45, 52, 62, 68, 92; C P P 2 0 0 4 : art. 298; CC: arts. 515 inc.
8); 6 6 7 inc. 2); C N A : arts. I, II, 4, 13, 15 inc. g ); 24 inc. i)

DOCTRINA

Sumario: Sujeto activo / Acción típica / Tipicidad subjetiva / Antijuridicidad / Consumación /


Agravantes / Comentario.

Sujeto activo: SERRANO GÓMEZ, A. (2004). Derecho Penal. Parte espe­


cial. 9a edición. Madrid: Dykinson, p. 241. “Sujeto activo es tanto el que utiliza a los
menores para los fines indicados, como quien lo financia. El bien jurídico protegido es la
libertad sexual”.

£|j[¡£4¡|g Acción típica: REYNA ALFARO, L. (2005). “El nuevo tratamiento legisla­
tivo de los delitos sexuales en el Código Penal peruano”. En: CANCIO MELIA, M.,
GARCÍA PAZ, O., HÓRNLE, T., PARMA, C. y REYNA ALFARO, L. (Directores). L o s
delitos confra la libertad e indemnidad sexual. Lima: Jurista, pp. 156-157. “El tipo básico
de pornografía infantil castiga, de modo alternativo, diez diversas acciones: Poseer, pro­
mover, fabricar, distribuir, exhibir, ofrecer, comercializar, publicar, importar y expor­
tar. Esta gama de comportamientos -indica el tipo penal, en su versión anterior y en la
actual- pueden recaer, de modo alternativo también, sobre objetos, libros, escritos, imá­
genes visuales o auditivas, de carácter pornográfico en los que se utilice a personas de
catorce y menos de dieciocho años de edad. Asimismo, se incluye como supuesto típico
la realización de espectáculos en vivo de dicha connotación”.

DIl'IIIN Tipicidad subjetiva: PEÑA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). Delitos


contra la libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 420. “El dolo internado en el
agente delictivo debe abarcar el conocimiento y voluntad, de que se está instrumentali-
zando a un menor de edad en un material de contenido pornográfico; conciencia y volun­
tad de realización típica, encaminada a involucrar al menor en actos de contenido sexual.
[...]. Un sector de la doctrina hace referencia a la necesidad de la concurrencia de un ele­
mento especial en el tipo subjetivo del injusto -ánimo lascivo-; para nosotros es sufi­
ciente con el dolo”.

I) Antijuridicidad: PEÑA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). Delitos contra


la libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, pp. 420-421. “Podrá concurrir dos cau­
sas de justificación: la libertad de expresión y el derecho a la educación. La primera de
ellas se encuentra amparada constitucionalmente (art. 2, inc. 4) y la segunda opera como
eximente en el ejercicio legítimo de un derecho. En la primera hipótesis habrá que recurrir
a la ponderación de los bienes jurídicos en conflicto. [...]. En cuanto a la segunda justifi­
cante, [...], nos referimos a la educación sexual, es decir, a la utilización de textos en los
cuales se utiliza a menores de edad para una ilustración meramente pedagógica”.

1043
A rt. 183-A L ibro segundo /Parte especial - delitos

I) 1)011) Consumación: PEÑA-CABRERA FR EYRE, A. R. (2007). Delitos contra la


libertad e in tangibilidad sexual. Lima: Idemsa, p. 421. “Será suficiente con que la partici­
pación del menor, en el material de índole pornográfico, se haya concretizado; sin necesi­
dad de que tales objetos lleguen a difundirse al público, que finalmente son sus destinata­
rios finales; se trata, por tanto, de un tipo de mera actividad, en todo caso, la posesión por
ejemplo debe manifestar una inequívoca intencionalidad de poner en cnculación el mate­
rial pornográfico. Es admisible la tentativa, cuando se realizan actos externos que no lle­
gan a la realización plena del tipo penal; v. gr„ cuando el agente es frustrado de su desig­
nio criminal por participación de terceros”.

Di mi Agravantes: PEÑA-CABRERA FREYRE, A. R. (2007). Delitos contra la


libertad e intangibilidad sexual. Lima: Idemsa, pp. 421-422. “a) Cuando el menor tenga
menos de catorce años de edad: [...] cuando la edad de la víctima sea cada vez menor,
las incidencias perjudiciales serán mayores, determinando una escala de pena más severa
(p. 421); b) Si la víctima se encuentra en alguna de las condiciones previstas en el último
párrafo del artículo 173: Se funda en base a una relación de carácter institucional, en un
deber de garante, por lo cual el Estado le exige una mayor responsabilidad en el cui­
dado (tutela) del menor. Esta especial posición de dominio (confianza) es aprovechada
por el autor y, finalmente, le facilita el camino para cometer su designio criminal (p. 422);
c) Si el agente actúa en calidad de integrante de una organización dedicada a la pornografía
infantil: Tratándose de individuos, que se sirven de los tentáculos de las redes criminosas
de una organización delictiva, en vista de su mayor peligrosidad criminológica, se deter­
mina una mayor reprobación jurídico penal, que incide en una pena más grave (p. 422)”.

l)()‘)12 Comentario: REYNA ALFARO, L. (2005). “El nuevo tratamiento legislativo


de los delitos sexuales en el Código Penal peruano”. En: CANCIO MELIÁ, M., GARCÍA
PAZ, O., HÓRNLE, T., PARMA, C. y REYNAALFARO, L. (Directores). Los delitos con­
tra la libertad e indemnidad sexual. Lima: Jurista, p. 157. “La nueva redacción del artículo
183-A del Código Penal hace una aclaración absolutamente innecesaria y, además, pertur­
badora. El legislador de la Ley N° 27459 precisa que los comportamientos típicos antes
mencionados se pueden ejecutar ‘por cualquier medio incluido la Internet’. Pues bien, el
sentir de la (escasa) doctrina nacional respecto al delito de pornografía infantil en su ante­
rior versión era su carácter de delito de medios indeterminados, de modo tal que -siendo
cualquiera el medio comisivo- no se planteaban mayores dudas respecto a la inclusión de
Internet como medio comisivo del delito de pornografía infantil. Vemos, entonces, que la
inclusión de la expresión ‘por cualquier medio incluido la Internet’ no introduce en reali­
dad ninguna alteración sustancial en la estructura típica del delito de pornografía infantil”.

Jifa JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Idoneidad del medio de prueba empleado para acreditar la comi­
sión del ilícito. PLENO JURISDICCIONAL REGIONAL PENAL: Imposibilidad de
tentativa en el delito de pornografía infantil / Medios probatorios en el delito de porno­
grafía infantil.

1044
O fensas al pudor público A rt. 183-A

CO RTE SUPREMA

J 1055 Id o n eid a d d e l m edio de p ru e b a em pleado p a ra acreditar la com isión del ilí­


cito: “F. J. 4. En ese sentido, si bien la materialidad del delito de pornografía infantil se
encuentra acreditada con el acta de visualización [...] que describe las fotografías corres­
pondientes a la menor, quien aparece en una habitación de mayólicas, posando con sus
prendas íntimas y desnuda, de las cuales se advierten que dichas fotografías fueron crea­
das el día martes veinticuatro de octubre de 2006, además, con las fotografía [...] en las
cuales se aprecia a la menor posando en prendas inferiores y desnudas; por último con la
partida de nacimiento de la menor, [...] la cual acredita que la referida menor nació el día
un febrero de 1990, por lo que, al momento de la comisión del delito contaba con dieci­
séis años de edad. F. J . 5. Sin embargo, respecto de la responsabilidad penal del encau­
sado [...] cabe precisar que la declaración de la menor no ha sido uniforme, pues a nivel
policial, señaló no conocer a la persona que la fotografió [...] sin embargo, en su amplia­
ción refiere que ha sido el encausado quien la fotografió [...] advirtiéndose que agrega
un dato incriminatorio adicional en cada declaración; así, en la etapa de instrucción [...]
señaló que el encausado no solo la fotografió, sino que además la obligo a mantener rela­
ciones sexuales -representante del Ministerio Público señaló no haber mérito para acusar
ante dicho dato incriminatorio-, además, en su declaración a nivel de juicio oral [...] sos­
tiene que el encausado la amenazaba para dejarse fotografiar; sin embargo, ello no guarda
relación con las referidas fotografías, pues por las máximas de la experiencia, una per­
sona que es amenazada para realizar algo, no sale sonriente como lo hace la menor [...]
de lo que se advierte que quien fotografió a la menor debió ser alguien conocida por esta
y con quien mantiene un vínculo estrecho de amistad -para dejarse fotografiar semides-
nuda y desnuda-; en ese sentido, no se aprecia en autos elementos suficientes que acre­
diten la responsabilidad penal del encausado, como por ejemplo: una pericia informá­
tica que acredite que las fotografías subidas a la web fueron realizadas desde la casa del
encausado o algún lugar frecuentado por este; examen pericial a los correos electrónicos
de agraviada y encausado, a efectos de determinar si en realidad era este quien la invitó a
posar desnuda; datos necesarios que habrían ayudado a determinar que el encausado fue
quien fotografió a la menor y subió las fotos a la web, elementos que debieron ser exigi­
dos por el señor fiscal, como titular de la acción penal, en su momento. En virtud a ello, se
refiere que el representante del Ministerio Público, como titular de la carga de la prueba-
conforme lo preceptúa el artículo catorce de la Ley Orgánica del Ministerio Público- no
logró probar los extremos de su acusación insertada en el dictamen [...]” (R. N. N °2815-
2011-San Martín, del 20/04/2012, ff. jj. 4 y 5, Sala Penal Permanente).

PLEN O JU RISD ICCIO N A L REG IO NAL PENAL

J 1056 Im po sib ilid a d d e tentativa en e l delito de porn ogra fía infantil: “En referencia
al artículo 183 y artículo 183-A del Código Penal acordaron, que no existe posibilidad de
que se configure la tentativa en estos delitos”. (Pleno Jurisdiccional Regional en Materia
Penal “Explotación Sexual y Comercial de Niños, Niñas y Adolescentes, Sesión Plena-
ria de los magistrados de la especialidad penal, familia y mixtos de las Cortes Superiores
deLoreto, Madre de Dios, Cusco, Lima Norte, Callao, Cañete, Huaura, del 10/08/2007y
11/08/2007, Grupo de Trabajo N°2).

1045
A rt. 183-B L ibro segundo /Parte especial - delitos

J 1057 M edios pro b a to rio s en el delito de p o rn o g ra fía infantil: “Los medios probato­
rios necesarios para determinar fehacientemente a los culpables de pornografía infantil
son los registros personales, registros domiciliarios e incautación de objetos, la constata­
ción policial, la imprenta y la máquina matriz de almacenamiento de pornografía, decla­
ración testimonial, videos, toma fotográfica, la incautación de material informático, actas
de constatación”. (Pleno Jurisdiccional Regional en Materia Penal “Explotación Sexual
y Comercial de Niños, Niñas y Adolescentes ”, Sesión Plenaria de los magistrados de la
especialidad penal, familia y mixtos de las Cortes Superiores de Loreto, Madre de Dios,
Cusco, Lima Norte, Callao, Cañete, Huaura, del 10/08/2007y 11/08/2007, Grupo de Tra­
bajo N° 07).

ARTICULO 183-B Proposiciones a niños, niñas y adolescentes con fines


sexuales(164)165
El que contacta con un menor de catorce años para solicitar u obtener de él material
pornográfico, o para proponerle llevar a cabo cualquier acto de connotación sexual
con él o con tercero, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de seis
ni mayor de nueve años.
Cuando la víctima tiene entre catorce y menos de dieciocho años, y medie engaño, la
pena será no menor de tres ni mayor de seis años.
En todos los casos se impone, además, la pena de inhabilitación conforme al artículo
36, incisos 1, 2, 3, 4, 5, 6, 8, 9,10 y 11.

TEXTO ORIGINAL:
A rtícu lo 183-B (I6S>.~ El que contacta con un menor de catorce años para solicitar u
obtener de él material pornográfico, o para llevar a cabo actividades sexuales con
él, será reprimido con una pena privativa de libertad no menor de cuatro ni mayor de
ocho años e inhabilitación conforme a los numerales 1, 2 y 4 del artículo 36.
Cuando la víctima tiene entre catorce y menos de dieciocho años de edad y medie
engaño, la pena será no menor de tres ni mayor de seis años e inhabilitación con­
form e a los numerales 1, 2 y 4 del artículo 36.

MODIFICACIONES AL TEXTO ORIGINAL:

Prim era modificación: artículo 1 de la Ley N° 30838 del 04/08/2018.


A rtícu lo 183-B .- El que contacta con un menor de catorce años para solicitar u
obtener de él material pornográfico, o para proponerle llevar a cabo cualquier acto
de connotación sexual con él o con tercero, será reprimido con pena privativa de

(164) Artículo vigente conform e a la modificación realizada por el artículo 1 de la L ey N° 30963 del 18/06/2019.
(165) Artículo incorporado por el artículo 5 de la L ey N° 30171 del 10/03/2014.

1 0 4 6 - ”“”
O fensas al pudor público A rt. 183-B

libertad no menor de seis ni mayor de nueve años e inhabilitación conforme a los


numerales 1, 2, 4 y 9 del artículo 36.
Cuando la víctima tiene entre catorce y menos de dieciocho años, y medie engaño,
la pena será no menor de tres ni mayor de seis años e inhabilitación conforme a los
numerales 1, 2, 4 y 9 del artículo 36.
Segunda modificación: artículo 1 de la Ley N° 30963 del 18/06/2019.
(Ver texto vigente)
N ormas concordantes
C P: art. 183-A ; C P P 2 0 0 4 : art. 298; C N A : art. 4

JURISPRUDENCIA

Sumario: CORTE SUPREMA: Delitos mutilados de dos actos

CORTE SUPREMA
J 1058 D e lito s m u tila d o s de d o s actos: “De otro lado, con respecto al delito pre­
visto en el artículo 183-B del Código Penal, dicho tipo penal establece: ‘El que con­
tacta con un menor de catorce años para solicitar u obtener de él material pornográfico,
o para llevar a cabo actividades sexuales con él, será reprimido con una pena priva­
tiva de libertad no menor de cuatro ni mayor de ocho años e inhabilitación conforme
a los numerales 1, 2 y 4 del artículo 36’. Atendiendo a la estructura de la citada dispo­
sición normativa, esta se enmarca en la categoría de los delitos de tendencia interna
trascendente. Como bien lo señala la doctrina autorizada, los tipos penales de tenden­
cia interna trascendente pueden, a su vez, dividirse en dos grupos. Por un lado, están
los llamados delitos mutilados de dos actos, en los que el resultado ulterior se va a
obtener con una acción posterior a la que apunta la primera acción; y, por otro lado, se
encuentran los llamados delitos cortados de resultado, en los que el resultado ulterior
lo debe producir la misma acción típica sin una acción ulterior. El delito de Proposi­
ciones sexuales a niños, niñas y adolescentes, previsto en el artículo 183-B del Código
Penal, se encuadra, precisamente, dentro de la sub categoría de los delitos mutilados
de dos actos. Para su configuración basta con que el agente ‘se contacte’ con un menor
de catorce años, para -com o acto posterior- solicitar u obtener de él material porno­
gráfico, o para llevar a cabo actividades sexuales con él” (R. N. N ° 3303-2015-Lima,
del 24/02/2017, f. j. 12, Segunda Sala Penal Transitoria).

1047
C A P ÍT U L O X II
D IS P O S IC IÓ N C O M Ú N

ARTÍCULO 184 Penalidad de la cooperación en los delitos sexuales


Los ascendientes, descendientes, afines en línea recta, hermanos y cualquier persona
que, con abuso de autoridad, encargo o confianza, cooperen a la perpetración de los
delitos comprendidos en los Capítulos IX, X y XI de este Título, actuando en la forma
señalada por el artículo 25 prim erpárrafo, serán reprimidos con la pena de los autores.
N ormas concordantes
C: arts. 1, 2 ines. 1), 4); 6; CC: arts. 233, 289, 290, 326, 361, 386; CP: arts. 23, 2 5 , 170 a 183;
C P P 1 9 9 1 : art. 135; C P P 2 0 0 4 : arts. 31 inc. 2, 65 inc. 1, 68 inc. 1 lits. e, h, l; C d e P P : arts.
7, 21, 72, 77 inc. 6; C N A : art. 4

DOCTRINA

Sumario: Alcance del tipo / Orientación de la regulación típica / Regulación de la complicidad


primaria en el artículo 184.

I) 11:113 Alcance del tipo: CHIRINOS SOTO, F. (1993). Comentarios al nuevo Código
Penal del Perú. Tomo II. Lima: Rodhas, p. 229. “Todos los delitos con contenido sexual,
comprendidos en los capítulos noveno, décimo y décimo primero, vale decir, violación de
la libertad sexual, proxenetismo y ofensas contra el pudor público, son objeto de esta dis­
posición común y especial, mediante la cual se convierte a los coautores en autores direc­
tos, siempre que se trate de ascendientes, descendientes, afines en línea recta, hermanos y
cualquier otra persona que con abuso de autoridad, encargo o confianza, presten su coo­
peración para la perpetración de esas infracciones”.

I) H‘U4 Orientación de la regulación típica: VILLA STEIN, J. (1998). Derecho


Penal. Parte especial. Lima: San Marcos, p. 228. “Este tipo regula la responsabilidad de
los cooperadores vinculados por parentesco con la víctima (ascendiente, descendiente y
afines en línea recta, hermanos), o por los hechos (autoridad, encargo o confianza) en la
realización de los tipos de los capítulos IX, X y X I del Título IV del Código Penal. No era
necesario este tipo legal habida cuenta que la parte general regula lo pertinente”.

Dll') 15 Orientación de la regulación típica: SALINAS SICCHA, R. (2000). Curso


de Derecho Penal peruano. Parte especial. Lima: Palestra, p. 460. “La única explicación
razonable que puede encontrarse para este precepto penal constituye el interés que puede
haber tenido el legislador para prever en forma contundente y clara que ante un hecho real
y concreto de atentado contra la libertad sexual, en que haya participado algún familiar
de la víctima o alguna persona con abuso de autoridad, encargo o confianza, el juzgador
deberá imponer la misma pena que a los autores. Según el contenido de la norma penal,
ante un hecho concreto, el juzgador no podrá hacer diferencia alguna entre el quantum

1048
D isposición común A rt. 184-A

de la pena impuesta al autor y la impuesta al cómplice primario. Todos tendrán la misma


pena”.

líll'Hó Regulación de la complicidad primaria en el artículo 184 del CP: PEÑA-


CABRERA FR EYR E, A. R. (2007). D elitos contra la liberta d e intangibilidad sexual.
Lima: Idemsa, p. 426. “[...] la disposición en comento solo hace alusión a la calidad de
cómplice primario, en cuanto a ser reprimido con la misma pena del autor, sin embargo,
según lo previsto en el primer párrafo del artículo 25 del CP, al cómplice primario se le
reprime con la pena prevista para el autor. Entonces, no resultaba necesario incluir dicha
disposición, si ya la Parte General hacía alusión al respecto, al menos que se considere
que la equiparación penológica que contempla el artículo 25, es facultativa para el juz­
gador, pero de su tenor literal no se desprende dicha deducción, al margen de que de
lege ferenda se deba considerar que el cómplice primario debía recibir una pena menor,
según los principios de culpabilidad y de proporcionalidad. Por consiguiente, lo ade­
cuado hubiese sido referirse al ‘cómplice secundario’, pues como se lee del tenor lite­
ral del segundo párrafo del artículo tantas veces mencionado, a este se le podrá disminuir
prudencialmente la pena”.

ARTÍCULO 184-A Inhabilitación(166)


El juez impone como pena principal la inhabilitación prevista en el artículo 36 del
presente Código, según corresponda.
En los delitos comprendidos en los capítulos IX, X y XI del presente título, el juz­
gado penal aplica, de oficio o a pedido de parte, la suspensión y extinción de la patria
potestad conforme con los artículos 75 y 77 del Código de los Niños y Adolescentes,
según corresponda al momento procesal.
N ormas concordantes
CP: arts. 36, 37, 38, 170 a l 183-B; C P P 2004: arts. 175 inc. 1, 212 inc. 3, 299, 548, 549;
C N A : arts. 75 y 77.

(166) Artículo vigente conform e a la incorporación realizada p o r el artículo 2 de la Ley N° 30838 del
04/08/2018.
INDICE GENERAL
INDICE GENERAL

• Presentación................................................................................................................ 5
# Exposición de motivos................................................................................................ 15

TÍTULO PRELIMINAR
PARTE GENERAL

Artículo I Objeto de la ley penal.............................................................. 39

Artículo 11 Principio de legalidad.............................................................. 41

Artículo III Prohibición de la analogía (in m alam partem ) .................. 46

Artículo IV Principio de ofensividad......................................................... 49

Artículo V Principio de jurisdiccionalidad de las penas y las medi­


das de seguridad...................................................................... 55

Artículo VI Principio de garantía de ejecución...................................... 58

Artículo VII Principio de responsabilidad penal...................................... 60

Artículo VIII Prohibición de exceso (principio de proporcionalidad). 65

Artículo IX Fines de la pena y medidas de seguridad........................... 73

Artículo X Sujeción de las leyes penales especiales a los principios


y reglas del Código Penal..................................................... 81

1053
Í ndice general

LIBRO PRIMERO
PARTE GENERAL

TÍTULO I
De la ley penal

Capítulo I
Aplicación espacial

Artículo 1 Principio de territorialidad.......................................... 85

Artículo 2 Principio de extraterritorialidad, principio real o de


defensa y principio de personalidad activa y pasiva...... 88

Artículo 3 Principio de representación......................................... 91

Artículo 4 Excepciones al principio de extraterritorialidad.... 94

Artículo 5 Principio de ubicuidad.................................................. 96

Capítulo II
Aplicación temporal

Artículo 6 Tempus re g it actum. Retroactividad favorable....... 98

Artículo 7 Retroactividad benigna. Efectos de la destipificación.... 107

Artículo 8 Leyes temporales........................................................... 110

Artículo 9 Momento de comisión del delito................. 112

Capítulo III
Aplicación personal

Artículo lí) Principio de igualdad ante la ley penal.............................. 115

1054— -=— =— .— .......— ..


Í ndice general

TÍTULO II
Del hecho punible

Capítulo I
Bases de la punibilidad

Artículo 11 Definición de delitos y faltas................................................. 121

Artículo 12 Delito doloso y delito culposo............................................... 127

Artículo 13 Omisión impropia..................................................................... 135

Artículo 14 Error de tipo y error de prohibición.................................... 141

Artículo 15 Error de comprensión culturalmente condicionado......... 158

Capítulo II
Tentativa

Artículo 16 Tentativa..................................................................................... 172

Artículo 17 Tentativa impune...................................................................... 181

Artículo 18 Desistimiento voluntario - Arrepentimiento activo.......... 184

Artículo 19 Participación de varios agentes en la tentativa.................. 188

Capítulo III
Causas que eximen o atenúan
la responsabilidad penal

Artículo 20 Exención de responsabilidad penal..................................... 190

Artículo 21 Responsabilidad atenuada - Imputabilidad disminuida.. 213

Artículo 22 Responsabilidad restringida por la edad............................. 217

Capítulo IV
Autoría y participación

Artículo 23 Autoría, autoría mediata y coautoría................................... 225

Artículo 24 Instigación.................................................................................. 243

-= ~ - . . ............. — .................. 1055


Ín d i c e general

Artículo 25 Complicidad primaria y complicidad secundaria............ 249

Artículo 26 Incomunicabilidad en las circunstancias de partici­


pación......................................................................................... 261

Artículo 27 Actuación en nombre de otro .............................. 267

TÍTULO III
De las penas

Capítulo I
Clases de pena

Artículo 28 Clases de pena.......................................................... 271

Sección I
Pena privativa de libertad

Artículo 29 Duración de la pena privativa de libertad......... 273

Artículo 29-A Cumplimiento de la pena de vigilancia electrónica


personal..................................................................................... 279

Sección II
Penas restrictivas de libertad

Artículo 30 Clases de penas restrictivas de la libertad........ 281

Sección III
Penas limitativas de derechos

Artículo 31 Clases de penas limitativas de derechos............ 284

Artículo 32 Aplicación de penas limitativas de derechos como penas


autónomas o sustituías............................................................ 286

Artículo 33 Duración de las penas limitativas de derechos como


penas sustituías......................................................................... 288

Artículo 34 Prestación de servicios a la comunidad............. 288

1056
Índice general

Artículo 35 Limitación de días libres........................................................ 291

Artículo 36 Inhabilitación............................................................................. 293

Artículo 37 Inhabilitación principal o accesoria...................................... 305

Artículo 38 Duración de la inhabilitación principal............................... 308

Artículo 39 Carácter accesorio de la pena de inhabilitación................ 311

Artículo 40 inhabilitación accesoria en los delitos culposos de tránsito... 316

Sección IV
Pena de multa

Artículo 41 Concepto de la pena de multa............................................. 318

Artículo 42 Límite mínimo y máximo de la extensión de la pena de


multa........................................................................................... 321

Artículo 43 Límite mínimo y máximo del importe del día-multa...... 323

Artículo 44 Plazo del pago de m ulta......................................................... 324

Capítulo II
Aplicación de la pena

Artículo 45 Presupuestos para fundamentar y determinar la pena.... 326

Art ¡culo 45-A i Individualización de la pena.................................................. 330

Artículo 46 Circunstancias de atenuación y agravación........................ 334

Artículo 46-A Circunstancia agravante por condición del sujeto activo 353

Artículo 46-IJ Reincidencia.............................................................................. 362

Artículo 46-C Habitualidad.............................................................................. 372

Artículo 46-1) Uso de menores en la comisión de delitos......................... 379

Artículo 46-E Circunstancia agravante cualificada por abuso de paren­


tesco............................................................................................ 379

Artículo 47 Descuento de la detención sufrida antes de dictarse la


condena..................................................................................... 380

1057
Í ndice general

Artículo 48 Concurso ideal de delitos....................................................... 383

Artículo 49 Delito continuado..................................................................... 389

Artículo SO Concurso real de delitos.......................................................... 396

Artículo 50-A Concurso real de faltas ........................................................... 403

Artículo 51 Concurso real retrospectivo.................................................... 406

Capítulo III
De las conversiones

Sección I
Conversiones de la pena privativa
de libertad

Artículo 52 Conversión de la pena privativa de libertad....................... 414

Artículo 52-A Conversión de la pena privativa de libertad en eje­


cución ......................................................................................... 420

Artículo 53 Revocación de la conversión................................................. 421

Artículo 54 Revocación de la conversión por comisión de delito


doloso......................................................................................... 423

Sección II
Conversión de la pena de prestación
de servicios a la comunidad
y limitativa de días libres

Artículo 55 Conversión de las penas limitativas de derechos a priva­


tiva de libertad.......................................................................... 425

Sección III
Conversión de la pena de multa

Artículo 56 Conversión de la pena de multa........................................... 426

1058
Í ndice general

Capítulo IV
Suspensión de la ejecución de la pena

Artículo 57 Requisitos........................................ 429

Artículo 5X Reglas de conducta................................................................... 434

Artículo 59 Efectos del incumplimiento.................................................... 439

Artículo 60 Revocación de la suspensión de la pena............................. 444

Artículo 61 Condena no pronunciada........................................................ 446

Capítulo V
Reserva del fallo condenatorio

Artículo 62 Reserva del fallo condenatorio: circunstancias y requi­


sitos ............................................................................................ 449

Artículo 63 Efectos de la reserva de fallo condenatorio........................ 454

Artículo 64 Reglas de conducta................................................................... 456

Articulo 65 Efectos del incumplimiento.................................................... 459

Artículo 66 Revocación del régimen de prueba...................................... 460

Artículo 67 Extinción del régimen de prueba.......................................... 462

Capítulo VI
Exención de la pena

Artículo 68 Exención de pena..................................................................... 464

Capítulo VII
Rehabilitación

Artículo 69 Rehabilitación automática...................................................... 467

Artículo 70 Prohibición de comunicación de antecedentes.................. 473

1059 -
Í ndice general

T ÍT U L O IV
De las medidas de seguridad

Medidas de seguridad. C lases............................................. 475

Requisitos para la aplicación................................................ 478

Principio de proporcionalidad.............................................. 481

Internación................................................................................. 483

Duración de la internación.................................................... 486

Tratamiento ambulatorio....................................................... 488

Aplicación de internación antes de la pena. Cómputo... 490

TÍTULO y
Extinción de la acción penal y de la pena

Causales de extinción..................................................... 493

Extinción de la acción penal por sentencia civil..... 502

Plazos de prescripción de la acción penal................ 503

Reducción de los plazos de prescripción................... 521

Inicio de los plazos de prescripción........................... 524

Interrupción de la prescripción de la acción penal.. 527

Suspensión de la prescripción..................................... 532

Extinción de la ejecución de la pena.......................... 536

Plazo de prescripción de la pena................................. 539

Interrupción del plazo de prescripción de la pena... 540

Individualización de la prescripción.......................... 542

Imprescriptibilidad de la pena y de la acción penal 544

Amnistía e indulto.......................................................... 544

Cosajuzgada.................................................................... 549

Renuncia a la prescripción de la acción penal......... 552


Índice general

TÍTULO VI
De la reparación civil y consecuencias accesorias

Capítulo I
Reparación civil

Artículo 92 La reparación civil: oportunidad de su determinación........... 555

Artículo 93 Contenido de la reparación civil........................................... 561

Artículo 94 Restitución del bien.................................................................. 568

Artículo 95 Responsabilidad solidaria....................................................... 570

Artículo 96 Transmisión de la reparación civil a herederos................. 574

Artículo 97 Protección de la reparación civil.......................................... 576

Artículo 98 Condenado insolvente............................................................. 577

Artículo 99 Reparación civil de terceros responsables.......................... 578

Artículo 100 Inextinguibilidad de la acción civil...................................... 579

Artículo 1:01 Aplicación suplementaria del Código Civil...................... 581

Capítulo II
Consecuencias accesorias

Artículo 102 Decomiso de bienes provenientes del delito.................... 584

Artículo 103 Proporcionalidad.................................................................... 589

Artículo 104 Privación a personas jurídicas de beneficios obtenidos


por infracción penal................................................................ 591

Artículo 105 Medidas aplicables a las personas jurídicas..................... 592

Artículo 105-A Criterios para la determinación de las consecuencias apli­


cables a las personas jurídicas............................................. 599
Í ndice general

LIBRO SEGUNDO
PARTE ESPECIAL - DELITOS

TÍTULO I
Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud

Capítulo I
Homicidio
Artículo 106 Homicidio simple...................................................................... 603

Artículo 107 Parricidio..................................................................................... 610

Articuló lo s Homicidio calificado................................................................ 616

Artículo 108-A Homicidio calificado por la condición oficial del agente.... 630

Artículo 108-B Feminicidio................................................................................ 631

Artículo 108-C Sicariato................................................................... 644

Artículo 108-D La conspiración y el ofrecimiento para el delito de sica­


riato ............................................................................................ 647

Artículo 109 Homicidio por emoción violenta........................................... 649

Artículo 110 Infanticidio.................................................................................. 654

Artículo 111 Homicidio culposo.................................................................... 655

Artículo 112 Homicidio piadoso.................................................................... 660

Artículo 113 Instigación o ayuda al suicidio.............................................. 663

Capítulo II
Aborto
Artículo 114 Autoaborto................................................................................... 668

Artículo 115 Aborto consentido..................................................................... 671

Artículo 116 Aborto sin consentimiento...................................................... 674

Artículo 117 Agravación de la pena por la calidad del sujeto............... 677

1062— — ■ ■ ■ ■ ■— — — — — — - —
Í ndice general

Artículo 118 Aborto preterintencional........................................................ 678

Artículo 119 Aborto terapeútico................................................................... 679

Artículo 120 Aborto sentimental y eugenésico........................................ 682

Capítulo III
Lesiones

Artículo 121 Lesiones graves........................................................................ 686

Artículo 121-A Formas agravadas. Lesiones graves cuando la víctima es


menor de edad, de la tercera edad o persona con disca­
pacidad (DEROGADO)........................................................ 698

Artículo 121-B Lesiones graves por violencia contra las mujeres e inte­
grantes del grupo familiar.................................................... 701

Artículo 122 Lesiones leves........................................................................... 705

Artículo 122-A Formas agravadas. Lesiones leves cuando la víctima es


un menor (DEROGADO).................................................... 710

Artículo 122-B Agresiones en contra de las mujeres o integrantes del


grupo familiar.......................................................................... 712

Artículo 123 Lesiones con resultado fortuito............................................ 715

Artículo 124 Lesiones culposas..................................................................... 718

Artículo 124-A Lesiones dolosas al concebido.............................................. 723

Artículo 124-B Del daño psíquico y la afectación psicológica, cognitiva


o conductual............................................................................. 725

Capítulo IV
Exposición a peligro o abandono
de personas en peligro

Artículo 125 Exposición o abandono de personas en peligro............... 728

Artículo 126 Omisión de auxilio.................................................................. 733

Artículo 127 Omisión de auxilio o aviso a la autoridad.......................... 735

— ......................... ............................................ ................... - ..


Í ndice general

Artículo 128 Exposición a peligro de persona dependiente.................. 737

Artículo 129 Abandono o exposición a peligro seguido de muerte o


lesión grave............................................................................... 739

T ÍT U L O II
Delitos contra el honor

C apítulo único
Injuria, calumnia y difamación

Artículo 130 Injuria.......................................................................................... 743

Artículo 131 Calumnia ................................................................................... 746

Artículo 132 Difamación................................................................................ 751

Artículo 133 Casos especiales de atipicidad.............................................. 760

Artículo 134 Excepción de verdad............................................................... 763

Artículo 135 Inadmisibilidad de la prueba................................................. 765

Artículo 136 Difamación o injuria encubierta o equívoca..................... 767

Artículo 137 Injurias recíprocas.................................................................... 768

Artículo 138 Ejercicio privado de la acción penal................................... 769

T ÍT U L O III
Delitos contra la familia

Capítulo I
Matrimonios ilegales

Artículo 139 Bigam ia...................................................................................... 773

Artículo 140 Matrimonio de soltero con persona casada....................... 775

Artículo 141 Matrimonio ilegal celebrado dolosamente por funcio­


nario público............................................................................. 775

Artículo 142 Inobservancia de formalidades legales............................... 777

1064“^^---==^^— — -— — —
Índice general

Capítulo II
Delitos contra el estado civil

Artículo 143 Alteración o supresión del estado civ il.............................. 779

Artículo 144 Fingimiento de embarazo o parto........................................ 780

Artículo 145 Alteración o supresión de la filiación del menor.............. 783

Artículo 146 Móvil de honor......................................................................... 785

Capítulo III
Atentados contra la patria potestad

Artículo 147 Sustracción u omisión de entrega de menor...................... 787

Artículo 148 Inducción a la fuga de menor............................................... 789

Artículo 148-A Instigación o participación en pandillaje pernicioso....... 791

Capítulo IV
Omisión de asistencia familiar

Artículo 149 Omisión de prestación de alimentos................................... 793

Artículo 150 Abandono de mujer gestante y en situación crítica......... 800

T ÍT U L O IV
Delitos contra la libertad

Capítulo I
Violación de la libertad personal

Artículo 151 Coacción.................................................................................... 803

Artículo 151-A A coso.......................................................................................... 807

Artículo 152 Secuestro................................................................................... 808

Artículo 153 Trata de personas..................................................................... 822

Artículo 153-B Explotación sexual.................................................................. 831

— 1065 ----
Í ndice general

Artículo 1S3-D Promoción o favorecimiento de la explotación sexual..... 835

>Artículo 153-E Cliente de la explotación sexual......................................... 836

Artículo 153-E Beneficio por explotación sexual...................................... 836

Artículo 1.53-G Gestión de la explotación sexual........................................ 837

Artículo 153-H Explotación sexual de niñas, niños y adolescentes.... 838

Artículo 153-1 Beneficio de la explotación sexual de niñas, niños y ado­


lescentes 839

Artículo 153-J Gestión de la explotación sexual de niñas, niños y ado­


lescentes 840

Capítulo II
Violación de la intimidad

Artículo 154 Violación a la intimidad personal o familiar...... 842

Artículo 154-A Tráfico ilegal de datos personales......................... 846

Artículo 154-B Difusión de imágenes, materiales audiovisuales o audios


con contenido sexual................................................. 846

Artículo 155 Agravante por la calidad de funcionario público....... 847

Artículo 156 Revelación de la intimidad personal o familiar. 848

Artículo 157 Uso y organización indebidos de archivos......... 849

Artículo 158 Ejercicio de la acción penal.................................... 850

Capítulo III
Violación de domicilio

Artículo 159 Violación de domicilio............................................. 852

Artículo 160 Allanamiento ilegal de domicilio.......................... 857

Capítulo IV
Violación del secreto de las comunicaciones

Artículo 161 Violación de correspondencia............................... 860

1066---“ -™—............................ .......................................


Í ndice general

Artículo 162 Interferencia telefónica.......................................................... 863

Artículo 162-A Posesión o comercialización de equipos destinados a la


interceptación telefónica o similar..................................... 868

Artículo 162-B Interferencia de comunicaciones electrónicas, de men­


sajería instantánea y similares.............................................. 868

Artículo 163 Supresión o extravío indebido de correspondencia......... 870

Artículo 164 Publicación indebida de correspondencia reservada....... 871

Capítulo V
Violación del secreto profesional

Artículo 165 Violación del secreto profesional......................................... 873

Capítulo VI
Violación de la libertad de reunión

Artículo 166 Impedimento o perturbación de reunión pública.............. 878

Artículo 167 Violación de la libertad de reunión cometida por funcio­


nario público............................................................................. 880

Capítulo VII
Violación de la libertad de trabajo

Artículo 168 Atentado contra la libertad de trabajo y asociación........ 881

Artículo 168-A Atentado contra las condiciones de seguridad y salud en


el trabajo.................................................................................... 885

Articulo 168-B Trabajo forzoso.......................................................................... 888

Capítulo VIII
Violación de la libertad de expresión

Artículo 169 Violación de la libertad de expresión.................................. 891

1067
Í ndice general

Capítulo IX
Violación de la libertad sexual

Artículo 170 Violación sexual....................................................................... 893

Artículo 171 Violación de persona en estado de inconsciencia o en la


imposibilidad de resistir........................................................ 927

Artículo 172 Violación de persona en incapacidad de dar su libre con­


sentimiento ................................................................................ 932

Artículo 173 Abuso sexual de menores de catorce años........................ 939

Artículo 174 Violación de persona bajo autoridad o vigilancia........... 967

Artículo 175 Violación sexual mediante engaño...................................... 971

Artículo 176 Tocamientos, actos de connotación sexual o actos libidi­


nosos sin consentimiento....................................................... 977

Artículo 176-B Acoso sexual............................................................................. 990

Artículo 176-C Chantaje sexual......................................................................... 991

Artículo 177 Formas agravadas de actos contra el pudor....................... 992

Artículo 178 Responsabilidad civil derivada de la violación o abuso


sexual.......................................................................................... 996

Capítulo X
Proxenetismo

Artículo 179 Favorecimiento a la prostitución.......................................... 1002

Artículo 179-A Cliente del adolescente.......................................................... 1011

Artículo 180 Rufianismo................................................................................ 1013

Artículo 181 Proxenetismo............................................................................. 1017

Artículo 181-A Promoción y favorecimiento de la explotación sexual de


niñas, niños y adolescentes.................................................. 1023

Artículo 182 Trata de personas para el ejercicio de la prostitución


(DEROGADO)......................................................................... 1028

1068
Índice general

Artículo 182-A Publicación en los medios de comunicación sobre de­


litos de libertad sexual contra niñas, niños y adoles­
centes ....................................................................................... 1030

Capítulo XI
Ofensas al pudor público

Artículo 183 Exhibiciones y publicaciones obscenas.............................. 1033

Artículo 183-A Pornografía infantil............................................................... 1041

Artículo 183-B Proposiciones a niños, niñas y adolescentes con fines


sexuales..................................................................................... 1046

Capítulo XII
Disposición común

Artículo 184 Penalidad de la cooperación en los delitos sexuales....... 1048

Arliciiln 184-A Inhabilitación.......................................................................... 1049

índice general ..................................................................................................... 1053

1069
Este libro se terminó de imprimir en julio de 2019
en los talleres gráficos de
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San Alberto N° 201, Surquillo
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Lima, Perú

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