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3.1 ¿Qué es un proyecto de autoevaluación institucional?

Un proyecto de autoevaluación institucional es un documento de trabajo que


sistematiza el accionar, estableciendo previsiones, organizando acciones y definiendo
métodos para mejorar una situación que requiere atención.

El proceso de desarrollo de la autoevaluación institucional implicaría una secuencia


de cinco etapas explicitadas en la siguiente figura.

Figura 5
Secuencia del proceso de autoevaluación institucional

PLANIFICACIÓN

RELEVAMIENTO DE LA
INFORMACIÓN

VALORACIÓN

PRESENTACIÓN A LOS
ACTORES

ESTRATEGIAS DE
MEJORA

Fuente: Elaboración propia en base a la propuesta de Cano Flores (2004)

1ª Etapa: Planificación

¾ Planteamiento de la pertinencia de la autoevaluación a los integrantes del


centro educativo por el equipo directivo.
¾ Identificación de los intereses y motivaciones personales.
¾ Integración de la comisión responsable de llevar a cabo el proyecto.
¾ Elaboración del proyecto: Definición del objetivo, alcance del estudio,
determinación de la estructura necesaria y delimitación de funciones.
Cronograma. Determinación de las técnicas e instrumentos a utilizar.
¾ Presentación del Plan al colectivo docente para su discusión.
¾ Difusión a la comunidad educativa.

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2ª Etapa: Relevamiento de la información

¾ Elaboración de instrumentos: pautas de entrevistas, cuestionarios, análisis de


documentos, entre otros.
¾ Aplicación de técnicas e instrumentos en la forma y tiempo establecidos.
Recogida de la documentación necesaria.
¾ Revisión y complementación de la documentación recogida.

3ª Etapa: Valoración

¾ Análisis y evaluación de la información obtenida, utilizando todas las técnicas


posibles y adecuadas al diseño.
¾ Jerarquización de las observaciones, definiendo criterios que permitan el
ordenamiento.
¾ Categorización de opiniones.
¾ Planteamiento de las recomendaciones.
¾ Discusión de las observaciones, la que se realizará con los actores
directamente involucrados a fin de conocer sus apreciaciones.

4ª Etapa: Presentación a los actores

¾ Redacción del informe final, que incluirá todos los juicios de valor emitidos
sobre la Institución.
¾ Presentación del informe final a la Institución para el debido conocimiento y
discusión por sus actores.
¾ Difusión y análisis crítico del informe final por los actores involucrados, como
paso previo al informe definitivo.

5ª Etapa: Estrategias de mejora

¾ Integración de los grupos de trabajo para el desarrollo y presentación de


estrategias de mejora.
¾ Desarrollo de propuestas alternativas, identificando las fortalezas y debilidades
de cada opción.
¾ Elaboración de estrategias de mejora.
¾ Presentación de los planes estratégicos para su discusión y aprobación,
solicitando para su desarrollo la participación activa de todos los miembros de
la institución educativa.
¾ Difusión a la comunidad del centro educativo.
¾ Evaluación formativa del proceso para adecuar o modificar acciones y/o
estrategias.

En el siguiente esquema tomado de López Mojarro (1999), se visualiza el proceso de


autoevaluación institucional. En primer lugar es necesario definir con claridad qué se
pretende evaluar. Una vez definido el objeto de evaluación, se planifican las acciones
que apunten a la recolección de los datos, se establecen las dimensiones a analizar,
se seleccionan los instrumentos, se sistematiza y analiza la evidencia empírica
obtenida para luego establecer conclusiones. La última etapa sería proyectar las
conclusiones en un plan de mejora del objetivo analizado.

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Figura 6. El proceso de autoevaluación en acción

Define el Establece los Concreta los Describe el Emite opinión Planifica la


conocimiento aspectos a modos de objeto justificada mejora
buscado observar observar analizado pertinente

OBJETIVO Indicadores Instrumentos


ANÁLISIS CONCLU- PLAN DE
RECOLECCIÓN DE DATOS DE DATOS SIONES MEJORA

Por qué

Qué evaluar Cómo Para qué


evaluar evaluar

Para qué

Fuente: Elaboración propia en base a la propuesta de López Mojarro(1999)

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3.2. La implementación del trabajo

¿Por dónde empezamos?

Fuente: Cuadernos de Pedagogía Nº 283 Setiembre 1999

La autoevaluación de centros es un proceso contextualizado que atenderá para su


puesta en práctica a las características particulares del centro en el que se llevará a
cabo el mismo. Son los propios actores de la institución educativa los que
vislumbrarán los problemas que requieren solución y para ello configurarán el o los
equipos encargados de implementar el proceso de autoevaluación.

Una etapa crucial en este proceso es la convocatoria a los actores institucionales.


En muchos casos, quizás por las propias características de su trabajo, esto es
realizado por los equipos directivos. Si bien estos actores son fundamentales para
promover el trabajo y difundirlo, debería evitarse que se transformen en los “dueños”
del proyecto de autoevaluación institucional porque, como ya lo hemos señalado
anteriormente, todo proyecto autoevaluativo toma su fundamento en la participación
voluntaria y no en la imposición.

Entendemos por actores institucionales a aquellas personas vinculadas de diferente


manera con el centro educativo. Todos los funcionarios que trabajan en el centro así
como el alumnado son actores principales. Pero, además, no debe olvidarse a las

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familias de los alumnos y a los diversos miembros de la comunidad local y educativa
en general. Claro está que no necesariamente todos estarán dispuestos a
involucrarse en el proceso de implementación del trabajo y en el caso de que sí lo
estén, quizás no tengan todos el mismo grado de involucramiento.

Desde nuestra óptica, si bien todos los actores deberían convocarse, en la medida
que la autoevaluación exige altos niveles de compromiso, sería conveniente abordar
el trabajo con aquellos que voluntariamente manifiesten reales deseos e intereses.
También es cierto que los funcionarios de la institución están más obligados a
involucrarse que el alumnado y sus familias. Por ello, en primer término es
aconsejable convocar a estos actores y abordar en segundo término la convocatoria
a los restantes, con la colaboración de los funcionarios que se van integrando al
trabajo en forma voluntaria.

En las cinco etapas posibles para transitar mencionadas anteriormente


(planificación, relevamiento de la información, valoración, presentación a los actores
y plan de mejora) no debe de perderse de vista el proceso de construcción colectiva
de las distintas estrategias a seguir que permitan la participación activa y creciente
de los integrantes de la institución, así como también diseñar y llevar a cabo
acciones que minimicen la inercia y la resistencia al propio proceso.

La elección del camino depende siempre de la situación del colectivo institucional.


Cuando los equipos están en los inicios del proceso es conveniente establecer
metas concretas y cortas que atiendan a problemas y desafíos realmente sentidos.
Por esta razón, en la práctica, un buen camino inicial podría ser la instalación de
grupos de trabajo que voluntariamente se disponen en diferentes temas de interés.

En el caso de que los actores institucionales estén ya más comprometidos con el


proceso de autoevaluación, otro posible camino para la implementación podría ser
conformar dos clases de equipos: uno que focalice su atención en los temas de nivel
meso, aquellos que atañen directamente al funcionamiento del centro educativo, es
decir de los procesos y procedimientos de gestión de la institución y un segundo lo
conformarían distintos grupos de docentes agrupados, por ejemplo, por disciplinas.
Ambos grupos, trabajarían por separado de acuerdo a sus temáticas e intereses,
pero se reunirían cada cierto lapso a los efectos de consensuar acuerdos mínimos
del accionar institucional. En ambos grupos se puede requerir eventualmente la
presencia de un actor externo que estaría brindando, a su vez, otra posible
perspectiva de análisis desde otro lugar. En otras palabras, la institución estaría
siendo vista desde un nivel más general y otro más particular que se
interrelacionarían para solucionar las situaciones problemáticas y darle un sentido
común a las acciones particulares (ver figura 7).

Por último y no menos importante, para efectivizar las tareas hay que tener en
cuenta los tiempos y los espacios institucionales que se disponen para concretar el
trabajo de los equipos. Quizás lograrlo sea más difícil en el caso de los profesores
que muchas veces no disponen de un espacio de coordinación.

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Figura 7
Posible camino para la implementación del proceso de autoevaluación

Grupo para analizar los procesos


y procedimientos para la
autoevaluación institucional
-Nivel meso-

Acuerdos mínimos consensuados del


colectivo docente

Grupos de trabajo por


disciplinas
-Nivel micro-

¿Cómo estamos enseñando?


¿Qué podemos mejorar?
¿Qué esperamos que nuestros alumnos
aprendan y sean capaces de hacer al final de
Fuente: Elaboración propia cada año?

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