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UNIVERSIDAD AUTONOMA DE CHIAPAS

FACULTAD DE DERECHO CAMPUS III


TEORIA DE LA CONSTITUCIÓN.

Unidad 2.

Concepto y ubicación del Derecho Constitucional.

2.1. Conceptos de derecho objetivo y subjetivo.

Señala el Diccionario Jurídico Mexicano, para la inmensa mayoría de los juristas,


“el derecho constituye un conjunto, orden, sistema, de normas o disposiciones de
cierto tipo, al cual denominan derecho objetivo para distinguirlo de otros usos o
sentidos de la palabra derecho”. El predicado objetivo se utiliza para diferenciar u
oponer el orden jurídico al derecho subjetivo (en el sentido de permisiones o
reclamos jurídicamente justificados)”.

El término derecho objetivo se utiliza como sinónimo de orden jurídico e igualmente


se asocia con la idea de derecho positivo, es decir, como norma. Rafael de Pina lo
define “como un conjunto de las normas que se forman en el sistema jurídico
positivo de una nación”.

Derecho subjetivo, consecuentemente, es el derecho considerado como facultad de


uno o varios individuos. Facultad resultante de la norma.

El derecho objetivo es la norma que autoriza, que inviste, que faculta; mientras el
derecho subjetivo es la facultad o permisión jurídicamente fundamentada.

Siguiendo este orden de ideas, se ha dicho que el Derecho Constitucional es un


derecho objetivo, toda vez que se desprenden todas las demás ramas de la Ciencia
Jurídica.

Si bien es cierto que existen ramas jurídicas mucho más antiguas que el propio
Derecho Constitucional, dentro del Estado contemporáneo, resultado de la adopción
del Constitucionalismo como filosofía jurídico- política comúnmente aceptado por
casi la totalidad de los países, jerárquicamente la Constitución es la Ley Suprema,
y por lo tanto, ninguna norma puede contradecir ni ir más allá de lo que dispone la
misma norma constitucional.

La Constitución es la norma que precede, es decir, es derecho objetivo; y por lo


tanto, las demás ramas del Derecho son facultadas para desarrollarse, su
tratamiento, en la norma constitucional constituye una función normativa derivada,
es decir, son derecho subjetivo, lo que constituye primacía o supremacía del
Derecho Constitucional respecto de las demás ramas de la Ciencia Jurídica.

2.1.1. Clasificación de los derechos subjetivos.

Existen formas distintas para clasificar al derecho subjetivo, atendiendo a criterios


diferentes.

Según la conducta debida, el derecho subjetivo será:

A la conducta propia. Cuando permite hacer u omitir acciones.

Ala conducta ajena. Cuando permite exigir una conducta positiva (hacer algo) o
pasiva (dejar de hacer algo).

Según su efecto, el derecho subjetivo será:

Relativo. Cuando se hace valer un derecho frente a otra persona o personas


identificadas concretamente.

Absoluto. Cuando se hace valer un derecho ante el conjunto de la sociedad.

Según su régimen jurídico, el derecho subjetivo será:

Público. Cuando se trata de facultades que se hacen valer frente al Estado y


representan los límites que éste se impone a sí mismo.

Privado. Cuando se trata de facultades que se hacen valer frente a particulares, se


ejerce relaciones con terceros, o frente al Estado actuando no como ente soberano,
sino como un actor jurídico más.
Encontramos otros derechos subjetivos como lo son.

Derechos originarios. Son los que tiene el ser humano con independencia de su
actividad, como lo es el derecho de libertad, etc.

Derechos derivados. Son aquellos que por medio de la voluntad el individuo crea,
como un contrato de compraventa, por ejemplo.

2.2. Características del Derecho Constitucional.

El nacimiento del Derecho Constitucional, como disciplina autónoma, data de entre


fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX. Según el profesor argentino Pablo A.
Ramella, “las primeras cátedras se impartieron en ferrara, Italia, enseñadas por
Giuseppe Campagnoni di Luzo. Después, hicieron lo mismo en Pavia, Boloña y en
Paris y es precisamente en territorio francés donde la materia cambia de nombre de
Derecho Público, por el de Derecho Constitucional.

El surgimiento de las primeras constituciones y su prohijamiento por diversos


países, estuvo acompañado de una corriente filosófica-política, que se conoce como
“Constitucionalismo”, que dio origen a los llamados Estados de Derecho, cuya
característica sobresaliente es la sumisión del gobierno a las normas jurídicas, es
decir, la institucionalización de la figura de la Constitución, como “la expresión del
limite hasta donde ha llegado la conquista revolucionaria, porque en ella has
quedado consagrados los triunfos de las fuerzas de la libertad sobre las del
despotismo”. Significa someter al poder del Estado dentro del ámbito del Derecho.

Rodrigo Borja autor ecuatoriano afirma, que las ideas generadoras del
Constitucionalismo, esquemáticamente, se pueden resumir en cinco.

1.- La transformación del Estado, fundado en la pura arbitrariedad, en un Estado de


Derecho; desapareciendo la antinomia entre soberano y súbdito.

2.- Consagración del principio de la soberanía popular, o sea, conversión en favor


del pueblo, del concepto de la soberanía que durante muchos años fue patrimonio
exclusivo del rey.
3.- Sometimiento del pueblo, pero no a un poder de pura dominación, sino a normas
de Derecho, convertidas por el mismo pueblo en imperativos éticos que permitan la
sana convivencia social.

4.- Imposición de un sistema de libertades al poder del Estado, que garantice la libre
acción de los individuos y salvaguarden una suma de derechos personales, frente
al Estado.

5.- Promoción de un régimen de seguridad jurídica, este destacado concepto


implica, que los individuos adquieran certidumbre y confianza en la aplicación recta
y efectiva del derecho en todos los casos.

Para el profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, Antonio Colmer Viadel, “el


Constitucionalismo no es una teoría política que describe el poder ni el
comportamiento político. Es una doctrina que señala como debe ser el derecho
positivo y como debe aplicarse e interpretarse para alcanzar el Estado de Derecho”.

Según este autor hispano el Derecho Constitucional tiene una triple dimensión: la
primera, una perspectiva jurídica basada en la evolución histórica-constitucional de
las instituciones jurídicas y el desarrollo ideológico y axiológico de los sentimientos
y emociones que llegan a decantarse en la idea de la Constitución. La segunda, una
dogmática jurídica que mediante la técnica interpreta, describe y analiza el derecho
establecido mediante la Constitución; y la última, una perspectiva que indague sobre
los caminos de superación de crisis jurídicas y acarree elementos para la evolución
jurídica mejorativa, mediante la cual pueda llegar a ser cierta la añeja afirmación de
los clásicos de que el hombre es la medida de las cosas.

2.3. Fuentes del Derecho Constitucional.

2.3.1. La Constitución.

Este tema será abordado en el capítulo 3 del contenido temático de nuestras


unidades.
2.3.2. La costumbre.

La costumbre nos refiere el jurista García Máynes es “un uso implantado en una
colectividad y considerada por ésta como jurídicamente obligatorio, es el Derecho
nacido consuetudinariamente, el jus moribus constitum.”.

Agrega que de acuerdo con la llamada teoría “romano-canónica”, la costumbre tiene


dos elementos, subjetivo uno, objetivo el otro. El primero consiste en la idea de que
el uso en cuestión es jurídicamente obligatorio y debe, por tanto, aplicarse; el
segundo, en la práctica suficientemente prolongada, de un determinado proceder.
La convicción de obligatoriedad de la costumbre implica la de que el poder público
pueda aplicarla, inclusive de manera coactiva, como ocurre en los preceptos
formulados por el legislador. Los dos elementos del derecho consuetudinario
quedan expresados en la formula : Inveterata consuetudo et opinis juris se
necessitatis.

Precisa además que la costumbre desempeña en nuestro derecho un papel muy


secundario. Sólo es jurídicamente obligatorio cuando la ley le otorga tal carácter. No
es por tanto fuente inmediata, sino mediata o supletoria del orden positivo.

2.3.3. La jurisprudencia.

De acuerdo con García Máynez la palabra jurisprudencia posee dos acepciones


distintas. En una de ellas equivale a ciencia del derecho o teoría del orden jurídico
positivo. En la otra, sirve para designar el conjunto de principios y doctrinas
contenidas en las decisiones de los tribunales, con el fin de llenar o colmar lagunas
de ley.
2.3.4. Leyes reglamentarias.

Para mayor comprensión estableceremos la diferencia de estas tres leyes


constitucionales a continuación.

a) Leyes Orgánicas: Estas son las que determinan la estructura, atribuciones y


funcionamiento concreto de los órganos estatales.
b) Leyes Reglamentarias: Son aquellas que se desenvuelven y concretan las
normas constitucionales a fin de precisar los derechos y deberes de los
hombres y facilitar la aplicación de los principios abstractos y generales.
c) Leyes Sociales: Son las que se desarrollan los principios de la declaración
de derechos sociales que esta compuesta de preceptos que son a la vez
principios pragmáticos y normas de acción; además contemplan un mínimo
de derechos y beneficios de una clase social.

2.3.5. Derecho Comparado.

Su misión es destacar singularidades y contrastes del estudio teórico entre las


normas jurídico constitucionales de varios Estados.

2.3.6. Tratados internacionales.

El nombre de Derecho Internacional, aunque un tanto imperfecto, se usa desde


Jeremías Bentham quien lo empleó desde el año de 1789, por no encontrarse un
vocablo mejor para designarlo.

El Derecho Internacional Público puede definirse como el conjunto de normas


jurídicas que regulan las relaciones de los Estados entres sí, o más concretamente,
el derecho de gentes rige las relaciones entre los sujetos o personas de la
comunidad internacional.

La función del Derecho Internacional es triple. En primer lugar, tiene la de establecer


los derechos y los deberes de los Estados en la comunidad internacional.
Enseguida, debe determinar las competencias de cada Estado, y en tercero, ha de
reglamentar las organizaciones e instituciones de carácter internacional.

Los tratados son por excelencia la manifestación mas objetiva de la vida de relación
de los miembros de la comunidad internacional. Pueden definirse, en sentido
amplio, como los acuerdos entre dos o más Estados soberanos para crear, para
modificar o para extinguir una relación jurídica entre ellos.

Los tratados han recibido nombres muy diversos, y ello ha contribuido a crear algo
de confusión en torno a estos instrumentos internacionales, pero una explicación de
cada uno de estos nombres revela que substratum es un acuerdo internacional de
voluntades. Han sido designados convenciones, acuerdos, convenios, pactos,
arreglos, compromisos, declaraciones, concordatos, modí vivendi, etc; pero ello no
tiene significación jurídica.

La convención y el tratado son sinónimos. Ni siquiera puede alegarse la pretendida


diferencia de que las convenciones son tratados multilaterales, porque la práctica
no ha sido definida en ese sentido.

2.4. Concepto de Derecho Constitucional.

2.4.1. Carl Smchimtt.

Para el maestro alemán Sshmitt, el Derecho Constitucional se entiende como una


consecuencia de la existencia de la Constitución misma. Según su particular punto
de vista, el surgimiento de la Constitución germana de Weimar en 1919, dentro de
la corriente de influencia del Estado liberal-burgues, creo la necesidad de erigir una
Teoría o Ciencia de la Constitución, como resultado de una tendencia inevitable del
mundo occidental. Es decir, podemos inferir que para este notable tratadista, el
Derecho Constitucional, es aquel que se encarga, consecuentemente, del estudio
de la Constitución.
En 1927, en su Teoría de la Constitución, este autor dice que cualquier hombre,
entidad u objeto, se encuentra de alguna manera en una “constitución”, pero para
la materia de nuestro estudio, esa palabra se debe limitar a la “Constitución” de un
Estado, es decir, a la unidad política de un pueblo.

2.4.2. Karl Loewenstein.

Este autor, también de origen alemán, publicó a fines de los años cincuenta, otra
obra intitulada en español “Teoría de la Constitución”, que aportó un enfoque
novedoso al análisis de la materia constitucional. Aunque su método de estudio se
aleja del ámbito riguroso de lo jurídico-normativo y se acerca más al de la Ciencia
Política, la posición de este investigador del constitucionalismo, resulta
imprescindible para poder conceptualizar y comprender en su justa medida, la
importancia que la sociedad contemporánea ha dado a la Constitución.

Como premisa fundamental de su teoría, destaca que el fenómeno del poder la


clave para comprender a la sociedad actual. El poder político debe ser conocido,
observado y explicado y valorado en cuanto a sus manifestaciones y resultados,
con lo cual establece una Cratología o Ciencia del Poder.

El Estado Constitucional y por ende el Constitucionalismo, se resumen en el hecho


de un acuerdo de la comunidad sobre una serie de reglas fijas, que obligan tanto a
los detentadores de poder como a los destinatarios del poder, como el mejor medio
para dominar y evitar el abuso del poder político por parte de los gobernantes. Ese
mecanismo organiza a las reglas en un documento formal: la Constitución. Es decir,
Loewenstein define al Derecho Constitucional como el mejor instrumento para
controlar el uso del poder político.

Generalizando dentro de la Teoría Constitucional, Loewenstein considera como


elementos fundamentales e irreductibles de toda autentica Constitución:

a) La diferenciación de las tareas estatales y su distribución entre diversos


órganos del estado o detentadores del poder, para evitar la concentración del
poder y generar la autocracia.
b) El establecimiento de mecanismos de coordinación entre los diversos
detentadores del poder. Frenos y contrapesos, como dispositivos para la
limitación del poder político.
c) La conformación de procedimientos para la resolución de conflictos y
bloqueos entre los diferentes detentadores del poder autónomos, para que
no lo hagan por sus propios medios y sometan el proceso del poder a una
dirección autocrática.
d) El método racional de reforma constitucional, para la adaptación pacifica del
orden normativo a las cambiantes condiciones sociales y políticas para evitar
la ilegalidad, el uso de la fuerza o en caso extremo, la revolución.
e) Por último, la Ley Fundamental debe de contener un reconocimiento expreso
de ciertas esferas de autodeterminación individual, o sea, derechos
individuales y libertades fundamentales, así como los recursos legales que
garanticen su protección frente a los detentadores de poder.

2.4.3. Felipe Tena Ramírez.

En sus estudios, el maestro mexicano hace un detallado recorrido histórico para


describir el origen y evolución del Derecho Constitucional, en el ámbito
internacional destaca que fue en Italia, antes que en ningún otro país, donde se
fundaron las primeras cátedras de la materia. En México Tena Ramírez concede
a Ignacio L.Vallarta y a Emilio Rabasa, la más alta investidura en cuanto a sus
aportaciones al constitucionalismo nacional.

Resulta muy interesante su posición metodológica para tratar de distinguir al


Derecho Constitucional de la Teoría del Estado, refiriendo que esa última se
ocupa del análisis doctrinal de la materia estatal en lo general, pero que excluye
en su método lo referente al estudio individual del Estado.

“Pues bien, dice Tena, la doctrina individual y especifica de determinado régimen


de Estado, es el Derecho Constitucional”.
Tena sostiene que el Derecho Constitucional no puede ser nunca formalismo
puro, si no el común aliento jurídico de cada pueblo, la expresión más alta de su
dignidad cívica, el complejo más intimo de su historia. No puede concebirse sino
en cuanto aspiración concreta de cada pueblo a ejercitar su soberanía, conforme
a los principios que tienen un mínimo de generalidad, como son la democracia,
la representación, la división de poderes, los derechos fundamentales de la
persona. El Derecho Constitucional es la técnica de la libertad. “Es el derecho
de Estado, cuando el Estado es de Derecho.”.

Coincidiendo con otras tendencias europeas, nos dice que no es posible


recluirse en el formulismo de los textos, sin emplear el análisis sociológico e
histórico, para describir el significado real de la Constitución por debajo de su
estructura formal.

2.4.4. Ignacio Burgoa.

El maestro Ignacio Burguoa dice que el Derecho Constitucional es una


importante rama de la Ciencia Jurídica, o sea, de la disciplina cultural, que
estudia al Derecho como conjunto de normas de conducta, cuyos atributos
esenciales concurrentes son: la bilateralidad, la imperatividad y la coercitividad.

El maestro Burgoa opina, que aunque parezca tautológico, debe decirse que el
Derecho Constitucional es aquel que se encarga del estudio de la Constitución.
Pero no de la Constitución en abstracto, como un ente ideal, carente de
juricidad; ni como un conjunto de principios deontológico, sin consagración
positivo-normativa; sino del análisis de una Constitución específica, particular de
un Estado determinado.

En su objeto de investigación, radica la diferencia entre el Derecho


Constitucional y la Teoría de la Constitucional, pues en tanto que ésta última
trata de formular y explicar determinados principios, que pueden tener o no
acogida en alguna Constitución en concreto, aquél, según dijimos, analiza la
existencia de un cierto orden jurídico constitucional.
El estudio de una Constitución, debe comprender a todas las disposiciones,
agrupándolas sistematizadamente en diversas instituciones o materias que en
la Constitución se encuentran normadas o previstas, de modo fundamental o
básico, ponderándolas únicamente como contenido de las disposiciones
constitucionales respectivas.

Según Burgoa, la metodología que debe emplearse en el estudio del Derecho


Constitucional, o sea, en el análisis de una Constitución determinada, consiste
en el examen de los conceptos y principios generales y abstractos que ésta utiliz,
como tópicos de la Teoría del Estado y de la Teoría Constitucional, para después
ponderarlos desde el punto de vista de su consagración normativa.

2.4.5. Daniel Moreno Díaz.

El maestro Moreno Díaz, sustenta que en primer término, hay un acuerdo


general en ubicar al Derecho Constitucional como rama del Derecho Público, y
que su finalidad es la constitución política y social del Estado. Respecto a la
institución estatal afirma que se trata de “una organización que pretende
asegurar la convivencia de un conglomerado humano y su supervivencia como
una comunidad.

Señala que si coincidimos en ubicar al Derecho Constitucional dentro del sistema


de la normatividad, se trata de un conjunto de normas que tienen por objeto la
organización del Estado y el funcionamiento de sus poderes y agrega: “Derecho
Constitucional es una disciplina que estudia la estructura del Estado y
fundamentalmente, su Constitución, aunque ésta, que es la Ley Fundamental,
no contenga de un modo forzoso todos los preceptos básicos, sino que hay un
vasto complejo de normas, que aunque tienen como base la Constitución, no
forman parte de ella.

Al igual que el español García Pelayo, subdivide nuestra materia para su estudio
en: Derecho Constitucional Particular, Comparado y General; solo que en cuanto
a lo que se refiere al Derecho en Particular, difiere un tanto, pues Manuel García
Pelayo, estable que, para su apreciación, el objeto de ésta disciplina es
interpretar, sistematizar y criticar a las normas constitucionales vigentes de un
Estado determinado, para integrar una especie de jurisprudencia de un orden
jurídico positivo dado. El mexicano, en cambio, limita el objeto de su estudio,
únicamente en el análisis y sistematización de las fórmulas jurídico-políticas de
un Estado en particular, es decir, al análisis y estudio de los sistemas
constitucionales de cada país por separado.

Destaca igualmente, como metodología de estudio del Derecho Constitucional,


coincidiendo en ello con las posiciones teóricas europeas, a los métodos
histórico, jurídico, así como también, al sociológico.

2.4.6. Mario de la Cueva.

El insigne jurista mexicano hace respecto a los orígenes del término Derecho
Constitucional, una serie de precisiones invaluable, para efecto de ubicar
debidamente a nuestra materia dentro del ámbito de la Ciencia Jurídica.

En primer término, establece que la acepción Derecho Constitucional procede


de la corriente interpretativa francesa que quiere decir “Derecho de la
Constitución o Derecho Contenido en la Constitución”. Los autores españoles
hablan de “Derecho Político” como un concepto sinónimo y a su vez, los
constitucionalistas alemanes, emplean la expresión. “Derecho del Estado”. De la
Cueva considera que ambos términos son demasiado amplias, pues significan
el derecho en cualquier organización político- estatal, o si se quiere, se refieren
al derecho de una forma cualquiera de Estado. Una definición tan laxa
beneficiaría igualmente a los estados absolutistas o totalitario.

En cambio, el concepto de Derecho Constitucional, como ciencia que estudia la


Constitución, ubica de mejor manera nuestro campo de estudio y análisis. La
Constitución, según este autor, tiene dos acepciones; es sinónimo de realidad,
y quiere decir, la concreta manera de ser una unidad estatal; pero además, se
define como norma jurídica fundamental y comprende los principios básicos de
la estructura del Estado y las relaciones de éste con los particulares, o sea, estas
interpretaciones constituyen la base de lo que se conoce con el nombre de
Estado de Derecho.

De la cueva establece que únicamente el derecho sirve como fundamento del


Estado de Derecho contemporáneo, cuya esencia radica en la subordinación del
poder al orden jurídico y por lo tanto, en el Derecho Constitucional descansan
una serie de ideas y principios constitutivos, en lo que se podría denominarse
como Constitucionalismo. En consecuencia, el término Derecho Constitucional
pretende significar el ordenamiento normativo del Estado que realiza la idea de
Estado de Derecho.

Al analizar la relación entre el Derecho Público y Derecho Constitucional, De la


Cueva sostiene que si bien el Derecho Constitucional contiene los principios
fundamentales del Derecho Público, por otra parte, goza de una autentica
autonomía, toda vez que la normas que crean, estructuran y facultan al Estado
y sus órganos así como las que fijan los derechos fundamentales del hombre,
por citar algunos ejemplos, son exclusivas del ámbito constitucional y nunca
pueden confundirse con las esferas administrativas, penales o procesales, ni
con ninguna otra especialidad.

2.4.7. André Hauriou.

Este francés, hijo también de un prominente jurista y politólogo Maurice Hauriou,


sostiene que el objeto del Derecho Constitucional se puede definir como “el
encuadramiento de los fenómenos políticos”. Su misión es la de “organizar, en
el marco de Estado-Nación, una coexistencia pacífica del poder y de la libertad.

Los fenómenos políticos, advierte, son relaciones interhumanas en el marco de


la sociedad organizada y puede abordarse a partir de tres planos diferentes: el
reconocimiento total del hombre por el hombre mismo, en primer término: la
determinación de lo que es bueno para la sociedad; y por último, el de las
relaciones entre dirigentes o gobernantes y gobernados.
Siguiendo la tendencia actual europea, se acerca más al análisis hacia la Ciencia
Política, pero profundiza en tratar de desentrañar la relación de las normas de
derecho con los factores políticos y sus consecuencias. Nos dice que los
fenómenos políticos son los que se refieren a la conducción de los hombres que
viven en sociedad, pero aclara que, para las investigaciones del Derecho
Constitucional, el tipo que prioritariamente nos interesa, es el Estado.

Para incitar a los integrantes de una sociedad a actuar de alguna manera


determinada, existen fundamentalmente dos medios de acción política: la
persuasión, que es la influencia sobre la voluntad humana, mediante la palabra
o por escrito, para transmitir ideas o necesidades y generar una conducta
deseada. El otro medio, es el de la coerción, que es una potestad del Estado,
quien tiene el monopolio del uso legal de la fuerza, para constreñir a la conducta
humana el cumplimiento de un mandato.

El encuadramiento jurídico de los fenómenos políticos no es de ninguna manera


una tarea fácil, puesto que este autor galo considera que existen tres razones
fundamentales: la violencia, que es inherente en las relaciones políticas;
segundo, porque aparte de ello, la vida política se caracteriza por una
espontaneidad y un poder de evolución considerables; y finalmente, porque “los
preceptos de Derecho Constitucional se dirigen a actores políticos
particularmente poderos, que no siempre obedecen las reglas establecidas”. Sin
embargo, dado que la variedad de opiniones no debe detener la acción, el
Estado debe aspirar a buscar consensos mayoritarios y no la unanimidad.

André Hauriou, diferencia en beneficio de nuestro objeto de estudio, al Derecho


Constitucional de la Ciencia Política. Nos dice: “la Ciencia Política tiene, pues,
por objeto el estudio de los hechos, de los fenómenos políticos en sí mismos, y
por sí mismos, mientras que, al Derecho Constitucional le corresponde, como
hemos visto, el encuadramiento jurídico de estos fenómenos. En resumen, la
Ciencia Política es una ciencia descriptiva, mientras que el Derecho
Constitucional es una ciencia normativa.
2.4.8. Maurice Duverger.

El maestro, politólogo y jurista francés, dice que la superficie de la tierra ésta


dividida en naciones y cada una de ellas cuenta con instituciones
gubernamentales que constituyen un Estado. Las instituciones políticas así
definidas, se estudian con un enfoque particular que se analizaba anteriormente
en las facultades de leyes europeas, bajo el título de “Derecho Constitucional”,
pero según su parecer, actualmente esta asignatura recibe el nombre de
“Derecho Constitucional e Instituciones Políticas”. Ello significa, que ya no se
debe limitar el análisis a las instituciones establecidas en la Constitución y los
textos que las completan, sino que debe ser también estudiar el funcionamiento
concreto e incluir en ese estudio las instituciones de hecho no previstas en los
textos, ya que en muchas ocasiones lo rebasan e incluso dominan ampliamente.

Duverger, dice que el Derecho Constitucional, “es la parte del Derecho que
regula las Instituciones políticas del Estado”. Incursionando de plano en la
Ciencia Política y un enfoque sociológico, menciona que la noción de derecho
es inseparable de la noción de cultura y se debe entender que precisamente la
cultura es para ellos un conjunto de modelos de comportamiento o roles, de un
grupo social. Esto es, son las actitudes y acciones que desempeñan los
miembros de un grupo social en cada situación dada.

Las normas jurídicas, y con mayor razón las constitucionales, se distinguen por
varios conceptos de las demás. En primer término, por la “obligación” que reposa
no sólo en coacciones sociales externas o sanciones, sino en la adhesión interna
a la norma, porque los individuos la consideran valiosa. Dentro de un sistema de
valores, jurídicamente esa consideración se debe fundamentar en la equidad y
la justicia. En segundo lugar, el derecho se debe definir por naturaleza especial
de las sanciones que se aplicarán en caso de violación a la misma, debiendo el
Estado además de disponer de los medios para hacer respetar su decisión
(tribunales, jueces, policía, etc.) Por último, el Derecho se define por una tercera
característica: el modo de elaboración de las normas y por el hecho de que
siempre son dictadas por la autoridad pública.

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