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La Ley y el Reglamento

En México, al igual que en los demás países en el mundo, existe un ordenamiento


jurídico. Para este trabajo, debemos de partir de la premisa que el Derecho, dentro
de un país, no es sólo un conjunto de normas establecidas, sino que estas cumplen
la importante labor de establecer una organización y un orden social.

Dentro de la nación, podemos observar distintos tipos de normas, como las morales
o las naturales, sin embargo, las normas jurídicas siempre tendrán características
que las harán distintas a las demás. En términos muy generales, se puede
comprender que una norma jurídica es aquella que, como dice Joseph Raz,
pertenece a un sistema de normas con carácter de derecho.

Para comprender lo anterior, debemos de revisar los tres niveles en los que Kelsen
estudió el ordenamiento jurídico: el epistemológico, el ontológico y el axiológico.

El nivel epistemológico comprende que para que la ciencia jurídica pueda adquirir
un nivel de objetividad y neutralidad en comparación de las demás ciencias, deberá
de contar con un método propio que le permita establecer dicha diferencia, además
de establecer que para que se pueda conocer el fenómeno jurídico, son necesarias
las categorías lógico-conceptuales que permitan al Derecho ser un todo ordenado
y sistemático.

En el nivel ontológico, se establece que el ordenamiento jurídico será el conjunto


unitario y sistemático de normas jurídicas, por lo que el se entiende que el Derecho
no consiste en una norma única, sino en un conjunto de normas que constituirán
una unidad por contar con el mismo fundamento de validez. En este mismo sentido,
estas mismas normas en unidad no son simplemente coordinadas o colocadas la
una a la ora, sino que se encuentran establecidas en diferentes grados o niveles,
los cuales se subordinan los unos a los otros.

A partir de lo anterior, Kelsen dicta que la norma jurídica forma parte de un


ordenamiento dinámico, el cual se construye no de la norma básica, sino por
delegaciones de autoridad de las normas que se encuentran más cercanas a la
cúspide de la jerarquía que autorizan a aquellas subordinadas a estas a producir
otras normas.

En el nivel axiológico, se sostiene que con el conocimiento científico, los valores no


pueden conocerse no probase, o determinarse cuál de estos es superior al otro,
pues lo que proclamamos en lo colectivo, llega a ser diferente en aquello que
manifestamos en lo personal.

Por otro lado, pero dentro de este mismo sentido, Hart establece que no se puede
pensar en la existencia de un ordenamiento jurídico si se compone exclusivamente
de normas que impongan derechos y obligaciones y no también de normas que
contengan la oportunidad al cambio de reglas, de la extinción de derechos en caso
de violación a estas y aquellas que dicten cómo cumplir con las primarias. Pues, a
falta de estas últimas mencionadas, habría lugar para la falta de certeza sobre la
validez, vigencia y obligatoriedad de la norma, pues no existirían bases para
determinarlo, además de que la norma sería de carácter estático y no existirían
procedimientos u órganos competentes que promulguen, ejecuten o deroguen las
normas, y por último, existirían problemas para que el pueblo respetase la norma, a
falta de reglas que promulguen su adjudicación. (Universidad Autónoma de México,
s.f.)

Kelsen creo un método jurídico que pretende eliminar la influencia psicológica,


sociológica y teológica en la construcción jurídica y mantener firma la misión de la
ciencia del derecho, la cual radica en el estudio exclusivo de las formas normativas
y las conexiones esenciales entre estas.

El método anteriormente mencionado es la pirámide Kelseniana, la cual, representa


gráficamente la idea del sistema jurídico con jerarquías y subordinaciones.
Categoriza las diferentes clases de normas mediante la ubicación de estas en una
pirámide en la que se observa de manera sencilla cuál norma predomina ante las
otras.

Como se mencionaba anteriormente, para Kelsen, el ordenamiento jurídico debe de


ser un conjunto de normas jurídicas relacionadas entre sí dentro de un sistema en
base al principio de jerarquía, el cual refiere a la subordinación que debe la una a la
otra. (López, s.f.)

En la cúspide de la pirámide se encuentra la Constitución, también denominada la


Carta Magna, la cual, organiza política y socialmente al pueblo, posteriormente se
encuentran las leyes, y en el nivel inferior a estas, se encuentran los reglamentos,
y sucesivamente de esta manera hasta llegar a la base que se compone por las
sentencias. A esta pirámide también se integran los tratados internacionales, como
se puede observar en el artículo 133 Constitucional.

Una vez introducidos al tema, podemos concentrarnos en el objetivo de este trabajo,


el cual es definir lo que es una ley y un reglamento, encontrando las principales
diferencias entre estos.

El Sistema de Información Legislativa Mexicano (por sus siglas SIL) define a la ley
como “un cuerpo de reglas decretadas, acostumbradas y reconocidas por una
comunidad como obligatorias.” Siguiendo el mismo criterio, es una norma jurídica
mediante la cual el Estado se dirige a sus gobernados para establecer lineamientos
a aquellos que está permitido. (Sistema de Información Legislativa , s.f.)

La ley nace de un proceso Legislativo en el que participan el Congreso de la Unión,


es decir, la Cámara de Diputados y la Cámara de Senadores, y el presidente de la
República. Podemos percibir a la Ley como la manifestación de la voluntad del
pueblo, ya que este, al haberse autodeterminado dentro de una República
Democrática, y al haber hecho valer su derecho al sufragio, emitieron un voto por el
cual eligieron a los representantes que conforman los sujetos que intervienen en el
proceso legislativo, siendo la ley pues, una manifestación indirecta de la voluntad
del pueblo.

En resumidos términos, el proceso legislativo consiste en los siguientes pasos:

1. Iniciativa: En esta primera etapa, se invoca el artículo 71 Constitucional, el


cual otorga el derecho de iniciar leyes al Presiente de la República, al
Congreso de la Unión, a las Legislaturas Estatales y a los ciudadanos en un
número equivalente de por lo menos el 0.13% de la lista de los electores.
2. Discusión: En la que los Diputados y los Senadores realizarán un debate
sobre las distintas iniciativas, haciendo uso de la tribuna para exponer sus
argumentos a favor o en contra, siendo la Cámara de Origen aquella en la
que se discuta la iniciativa en primer lugar, y la Cámara Revisora aquella en
la que se conozca la iniciativa en segundo término.
3. Aprobación: Según el artículo 72 Constitucional, si se aprueba u proyecto
en la Cámara de Origen, pasará para su discusión para la otra. Si la Cámara
Revisora aprobase la iniciativa, la remitirá al Ejecutivo, quien su no tuviese
observaciones por hacer, lo publicará inmediatamente.
4. Sanción: Es la etapa en la que el presidente de la República acepta o
desecha el proyecto de ley. El proyecto será sancionado cuando este no sea
devuelto con observaciones a la Cámara de Origen dentro de los siguientes
diez días útiles. La sanción puede ser total o parcial. El poder Ejecutivo solo
puede rechazar un proyecto de ley en una ocasión.
5. Publicación: Dentro de esta etapa estará la promulgación, un acto por el
cual el Ejecutivo aprueba con su firma y autoridad que se han cumplido las
formalidades anteriores y ordena su publicación. La publicación será el medio
idóneo para que quienes deban de cumplir con la ley, la conozcan, es decir,
el Diario Oficial de la Federación.
6. Iniciación de vigencia: Es decir, el momento en el que la ley comenzará a
surtir sus efectos.

El concepto de Ley tiene diferentes características. La ley es general en cuanto está


destinada para todas las personas que reúnan las condiciones previstas por esta.
En el mismo sentido, la ley es impersonal, ya que se crea para un número
indeterminado de personas y no para una en específico. La ley es además
abstracta, ya que está elaborada para aplicarse dentro de un número indeterminado
de situaciones, los cuales deben de estar previstos por esta. Por último, es
obligatoria, ya que su incumplimiento, al afectar el orden público, genera una
sanción. (Martínez, s.f.)

Al elaborarse una ley, se debe siempre de buscar que sea justa, bilateral, general,
obligatoria y coercitiva, pues esta tiene la finalidad de promover y asegurar el ben
común de los gobernados y el Estado.

De la ley queda subordinado el reglamento, el cual es una norma jurídica de carácter


general que dicta el Poder Ejecutivo.

La facultad reglamentaria concedida al Presidente de la República, queda


legalmente fundamentada en el artículo 89 fracción I de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos, en el cual se establecen las facultades y
obligaciones del Presidente. En este se puede leer que:

Artículo 89. Las facultades y obligaciones del Presidente, son las siguientes:

I. Promulgar y ejecutar las leyes que expida el Congreso de la Unión,


proveyendo en la esfera administrativa a su exacta observancia.

La facultad reglamentaria que se concede en el precepto jurídico anterior se


establece con el fin de que, para que se puedan observar las leyes efectivamente
el Poder Ejecutivo Federal pueda expedir las previsiones reglamentarias que sean
necesarias para que se puedan ejecutar dichas leyes.

Se cree erróneamente que esta facultad es una creación del derecho administrativo,
pues en realidad es un concepto que nace desde el Derecho Romano. Su
importancia radica en la organización y correcta ejecución del Estado, pues en
relación con lo dictado por Kelsen y Hart, el sistema jurídico, al estar organizado
jerárquicamente, permite la creación de nuevas normas que permitirán a las otras
su efectivo cumplimiento.

Un reglamento es pues, una norma que permite a un sujeto la atribución de llevar a


cabo actos válidos que producen efectos jurídicos, previamente regulados. “Es una
colección ordenada de reglas que emite una autoridad competente para la ejecución
de una ley, o para el régimen de una corporación, dependencia o un servicio.”
El reglamento debe de siempre estar subordinado a la Ley promulgada por el Poder
Legislativo Federal, y al ser expedido, y en concordancia con el artículo 92
Constitucional, debe de ir firmados, además, por el Secretario de Estado al que el
asunto corresponda. De no ser así, su observancia y obligatoriedad serán
inexistentes.

La facultad reglamentaria del Poder Ejecutivo es un acto materialmente legislativo


y formalmente administrativo, pues si bien, se le faculta al Presiente de la República
el poder reglamentar, sólo lo podrá hacer bajo el principio de subordinación.

Comúnmente se pueden ver este acto y al administrativo como similares, pues los
reglamentos comparten las características de generales, abstractas e impersonales
de las leyes. Sin embargo, existen diversas características entre una ley y un
reglamento.

Como primera diferencia podemos establecer una de las más evidentes. Dichas
normas jurídicas provienen de un órgano distinto. La ley proviene del Poder
Legislativo y el reglamento proviene del Poder Ejecutivo.

Su objetivo es además diferente, pues por un lado tenemos a la ley, la cual se


promulga para establecer lineamientos a la consulta de los gobernados y del Estado
para establecer el bien común y el orden social, y por otro lado se encuentran los
reglamentos, los cuales reglamentan actos administrativos generales cuyos
alcances generales se encuentran acotados por la misma ley.

También, los principios por los que se elabora un reglamento se perciben diferente
a los de la ley. En primera instancia, se sujetan fundamentalmente al principio de
legalidad, el cual establece que todo acto administrativo, o cualquier acto de
molestia se desarrolle estrictamente bajo los preceptos legales establecidos.

De este principio, nacen otros dos automáticamente. El principio de reserva de ley,


el cual evita que el reglamento abarque materias que han sido reservadas de
manera exclusiva a las leyes que emanan del Congreso de la Unión, y el principio
de subordinación jerárquica, por medio del cual se exige que para que sea posible
la elaboración de un reglamento, exista una ley que lo anteceda, y el la cual se
encuentren sus disposiciones y en la que se encuentre su justificación y medida. Lo
anterior así establecido por la Suprema Corte de Justicia de la Nación al
pronunciarse en pleno en el año 2008, y emitiendo la Jurisprudencia 10001296 bajo
el rubro “FACULTAD REGLAMENTARIA DEL PODER EJECUTIVO FEDERAL.
SUS PRINCIPIOS Y LIMITACIONES.” (Suprema Corte de Justicia de la Nación,
2008)

De todo lo mencionado, podemos concluir que el Poder Ejecutivo tiene facultades


abstractas otorgadas por la Carta Magna Mexicana, las cuales tienen la final de
conservar el ordenamiento jurídico por medio de la creación de nuevas normas que
permitan el eficaz cumplimiento de aquellas a las que quedan subordinadas.
En términos menos jurídicos, podemos establecer que el reglamento se crea con la
finalidad de que todo acto administrativo tenga una mejor base para su cumplimiento
y desarrollo, con el fin de que se pueda cumplir con el principio de legalidad, también
llamado de seguridad jurídica, por medio del cual el gobernado quedará protegido
ante la ejecución de las leyes.

De esta manera, se garantiza más profundamente que existirá un balance entre los
tres poderes, pues aunque la facultad reglamentaria sea un acto materialmente
legislativo, sigue quedando previsto por diversos principios que permitirán el
equilibrio del Supremo Poder de la Federación, lo cual, dentro un Estado de
Derecho, es lo que el pueblo busca al depositar su poder dentro de esta ficción
jurídica.
Bibliografía:
Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. (s.f.). Cámara de Diputados. Obtenido de
http://www.diputados.gob.mx/sedia/biblio/virtual/dip/dicc_tparla/f.pdf
López, I. (s.f.). Gobierno de Jalisco. Obtenido de
https://sc.jalisco.gob.mx/sites/sc.jalisco.gob.mx/files/el_imperio_del_derecho_ponencia_0.
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Suprema Corte de Justicia de la Nación. (2008). SCJN. Obtenido de
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